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CLIO.

History and History teaching

LOS VIKINGOS: CONTENIDOS EN LA EDUCACIÓN SECUNDARIA Y


APROXIMACIÓN DIDÁCTICA

THE VIKINGS: CONTENTS IN SECONDARY EDUCATION AND


TEACHING APPROACH
Felipe Pizarro Alcalde
Profesor de Geografía e Historia
IES Gaspar Melchor de Jovellanos (Fuenlabrada, Madrid)
felipe.pizarro@educa.madrid.org

RESUMEN
El interés por los vikingos no es nuevo, como lo demuestran los numerosos museos,
exposiciones, libros infantiles, monografías, artículos, novelas históricas, cómics, documentales,
películas y series dedicados a ellos. Todo este afán de conocimiento contrasta con los escasos
contenidos que recibe nuestro alumnado. Teniendo en cuenta las últimas leyes y currículos, este
tema se abordaría en la asignatura de Ciencias Sociales, de 2º curso de la ESO, mientras que en
Bachillerato no se contempla su estudio.
Por ello, los objetivos de este trabajo consisten en ofrecer una síntesis que ayude en la
explicación, desmontar algunos tópicos y creencias y proporcionar una amplia bibliografía y
filmografía que facilite profundizar en algunas cuestiones concretas. También queremos reivindicar
la importancia histórica de este pueblo y la incorporación de su estudio de forma más amplia al
currículo de la Educación Secundaria.

PALABRAS CLAVE: drakkar, Erik el Rojo, escandinavos, Leif Eriksson, normandos,


nórdicos, vikingos y Vinland.

ABSTRACT
Interest in the Viking culture is not anything new, as evidenced by the numerous
museums, exhibitions, children's books, monographs, articles, historical novels, comics,
documentaries, films and series dedicated to them. All this thirst for knowledge contrasts with the
limited content our students get given the latest laws and curricula. This issue would be addressed
in the subject of Social Sciences, 2nd year of ESO, while its study in Secondary Education is not
approached.
Therefore, the goals of this work are to provide a synthesis that helps to explain, debunk
some clichés and beliefs, and provide an extensive bibliography and filmography in order to get
some closure for some specific topics. We also would like to claim the historical significance of this
people and incorporating broader study curriculum in Secondary Education form.

KEY WORDS: drakkar, Erik the Red, Scandinavian, Leif Eriksson, Normans, Nordic,
Vikings y Vinland.

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CLIO. History and History teaching (2016), 42. ISSN: 1139-6237. http://clio.rediris.es
Recibido: 25 de mayo 2015. Aceptado: 18 de octubre 2015
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1. LOS VIKINGOS EN LOS LIBROS DE TEXTO1


Los contenidos relativos a los vikingos, según los currículos oficiales de los últimos años,
han estado en exclusiva adscritos a la asignatura de Ciencias Sociales, Geografía e Historia, de 2º
curso de la ESO, mientras que en Bachillerato no se contempla su estudio. Por tanto, en ese nivel
nuestros alumnos deberían conocer los aspectos más significativos de la historia de este pueblo.
Después de analizar varios libros de texto de diferentes leyes, años y editoriales, se ha
constatado que los contenidos son realmente escasos; aparecen cuando se abordan las unidades
didácticas de la Europa Feudal, El Feudalismo o La Sociedad Feudal; y suelen vincularse a las
segundas invasiones de los siglos IX y X.
La explicación proporcionada es pobre o casi inexistente en el texto principal y suele
circunscribirse a un breve apartado o recuadro titulado: “Te interesa saber”, “Ampliación”, “Para
Ampliar” o, simplemente, “Los vikingos” o “Los normandos”. La información suele ir acompañada
de un dibujo de un típico barco vikingo, el drakkar, o de algún guerrero con sus armas
características: casco, escudo, hacha y espada.
La descripción que se ofrece les presenta como uno de los pueblos protagonistas de la
segunda oleada de invasiones en Europa, junto con los magiares, los eslavos o los sarracenos.
Además, se hace alusión al significado del término vikingo; a su localización geográfica en
Escandinavia (Noruega y Suecia); a su organización social y económica; al importante papel de la
familia; a sus creencias religiosas; a sus incursiones de saqueo, conquista y colonización; a sus
armas y técnicas de combate; o a sus barcos. Todo concentrado en unas pocas líneas de texto2.

2. DENOMINACIÓN, LOCALIZACIÓN E HITOS DE SU HISTORIA


No existe una opinión unánime sobre el significado del término vikingo. Una de las más
aceptadas es la de “hombre de la bahía o ensenada” o la designación de una expedición marítima de
saqueo en tierras lejanas, de ahí la expresión “ir de vikingo”. Esta denominación, en sentido
estricto, solo se aplicaría a los habitantes de las tierras nórdicas que participaban en alguna de estas
incursiones (Cohat, 1989, 11; Graham-Campbell, 1994, 226; y Wingate & Millard, 2005, 5).
Pero, ¿quiénes fueron realmente los vikingos? Por un lado, están los que defienden que era
un pueblo único -o que al menos lo fue durante un tiempo-, que compartía una misma lengua (el
nórdico), religión y costumbres. Otros apuntan a que no formaban una nación, sino que
conformaban un grupo de pueblos unidos por los rasgos señalados. No todos los vikingos fueron
piratas o colonos, sino que muchos permanecieron en sus casas trabajando y viviendo en paz
(Cohat, 1989, 16).
Hay que distinguir tres grandes espacios geográficos: la península de Escandinavia (actuales
Noruega y Suecia) y Dinamarca. En el primer lugar, antiguas tribus germánicas se habían asentado
durante el Neolítico y permanecieron en su hábitat durante las grandes migraciones, llevando una
vida pacífica dedicada fundamentalmente a la agricultura. Los romanos y los bárbaros nunca
invadieron esta zona ni conquistaron ninguna de sus regiones, y la cultura escandinava prosperó. El
1
En junio de 2014 nos encargaron elaborar un artículo sobre el descubrimiento de Vinland (América del Norte) por
parte del vikingo Leif Eriksson hacia el año 1000. La investigación hizo que recopilásemos abundante información y
que reflexionáramos acerca del conocimiento que tenemos de este pueblo. Pizarro, F. & Cruz, P. (2014). América en el
horizonte: Vinland. Muy Historia, 56, 86-91.
2
Para la realización de este apartado se han consultado los siguientes libros de texto de 2º de ESO (también se indica la
página donde se alude concretamente a los vikingos): Burgos, M. & Muñoz-Delgado, M. C. (2012). Ciencias Sociales,
Geografía e Historia, 2 Educación Secundaria, Vol. 1. Madrid: Anaya, p. 60; Burgos, M. & Muñoz-Delgado, M. C.
(2008). Ciencias Sociales, Geografía e Historia, 2 Educación Secundaria. Madrid: Anaya, p. 166; Caballero, J. M. et
al. (2011). Geografía e Historia, 2 ESO. Madrid: Santillana, p. 28; Carrasco, C. et al. (2005). Ciencias Sociales,
Geografía e Historia, 2º de Secundaria. Estella: Oxford, p. 140; Espino, O. et al. (2003). Geografía e Historia, 2º ESO.
Madrid: Santillana, pp. 176, 177 y 189; Fernández, V. (2011). Ciencias Sociales, Geografía e Historia, 2 ESO, Vol. 1,
Madrid: SM, p. 32; García, M. et al. (2003). Ciencias Sociales, Geografía e Historia, Limes 2. Valencia: Vicens Vives,
p. 19, que incluye un recuadro titulado “Las invasiones vikingas de la Península Ibérica”; y Grence, T. et al. (2012).
Geografía e Historia, 2º ESO, Vol. 1. Madrid: Santillana, p. 38.
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idioma que se hablaba se conoce como nórdico antiguo y los pueblos que vivían en Noruega, Suecia
y Dinamarca hablaban versiones muy similares y podían entenderse sin dificultad. Sin embargo, en
un momento determinado, concretamente entre los siglos VII y VIII, se produjo un excedente
demográfico, que afectó sobre todo a Noruega, ocasionando un desequilibrio económico y social. El
perfeccionamiento de las técnicas marítimas favoreció las migraciones y el desarrollo de una
intensa actividad pirática y comercial por Europa occidental y oriental entre fines del siglo VIII y
mediados del XI (Velasco, 2005, 13-14).
Los vikingos aparecieron por primera vez en nuestra historia el 8 de junio del 793. El
acontecimiento que marca oficialmente el inicio de la era vikinga es el saqueo del monasterio de
Lindisfarne (isla al noroeste de Inglaterra en la región de Northumbria), primera incursión
documentada, concretamente en la Crónica Anglosajona, y fecha escrita en la historia inglesa a
sangre y fuego. Los monjes describieron el horror vivido: “793: En este año aparecieron unos
presagios terribles en Northumbria, que asustaron mucho a la gente. Consistían en inmensos
torbellinos y relámpagos, y se vieron dragones llameantes volando por el aire. Aquellas señales
fueron inmediatamente seguidas por una gran hambruna, y poco después, el 8 de junio, los estragos
de los hombres paganos destrozaron la iglesia de Dios en Lindisfarne, saqueando y matando”
(Graham-Campbell, 1994, 122). Y añadieron: “destrozaron y saquearon todo, hollaron los lugares
sagrados con sus pies inmundos, derribaron los altares y se apoderaron de los adornos de la santa
Iglesia; mataron a algunos monjes y se llevaron encadenados a otros, expulsaron desnudos a
muchos, abrumándoles a insultos, y ahogaron a otros en el mar” (Hall, 2008, 7; y Velasco, 2005,
18).
El hecho de que los invasores no respetasen y profanasen el recinto religioso (tierra sagrada)
y se llevasen los objetos de valor (el oro de Dios) era algo insólito e inaceptable para los cristianos
de la época. La frase “a furare normannorum libera nos, Domine” (“De la furia de los hombres del
norte, libranos, Señor”), repetida como plegaria en las capillas de las iglesias de Inglaterra, comenzó
a recorrer toda la Cristiandad. Pero este ataque solo fue el primero de los que vendrían después. El
impacto sobre las comunidades del oeste de Europa provocó un gran número de daños y una gran
conmoción durante el periodo comprendido entre los siglos IX y XI. Su poder, influencia y
contactos alcanzaron su punto más álgido en torno al año 1000. Poco a poco estos pueblos
adquirieron una identidad nacional y se convirtieron en noruegos, suecos y daneses (Cebrián, 2005,
11; Cohat, 1989, 11-12 y 29; y Hall, 2008, 7-8).
Si para el comienzo de la era vikinga contamos con una fecha y un acontecimiento
concretos, aunque no implique que no existiesen antes, no resulta tan fácil precisar el final, aunque
los historiadores se inclinan por los hechos ocurridos a mediados del siglo XI.
El territorio inglés sufrió dos grandes invasiones en 1066. La primera fue protagonizada por
vikingos noruegos y la segunda por normandos, descendientes de vikingos noruegos asentados en
tierras francesas desde principios del siglo X. Eduardo el Confesor, rey anglosajón de Inglaterra,
murió sin descendencia en enero de 1066. El autóctono Harold Godwinson, conde de Wessex;
Harald III Hardrada, el Despiadado, rey de Noruega; y Guillermo, duque de Normandía,
reclamaron sus derechos al trono3. Al día siguiente de morir el monarca, Harold se proclamó rey y
envió sus tropas a defender las costas del sur de Inglaterra, pensando en un inminente ataque
normando. Guillermo no respondió y el ejército sajón regresó a Londres. Harald organizó una
inmensa flota y decidió aprovechar la situación para atacar el norte de Inglaterra. El ejército inglés
de Wessex se enfrentó a los vikingos noruegos en la batalla de Stamford Bridge (25 de septiembre),
en Yorkshire. Harald murió por una flecha que le atravesó la garganta y los vikingos fueron
derrotados, marcando el final de las grandes invasiones de este pueblo. El desgaste de las tropas
anglosajonas fue aprovechado por Guillermo para desembarcar en el sur e invadir Inglaterra. Tras la

3
Guillermo descendía directamente de Rollón, jefe vikingo noruego que decidió asentarse en territorio francés. Su
reclamación al trono pasaba por una promesa realizada por Eduardo, quien había vivido en Normandía durante su exilio
de Inglaterra, en la que le prometió ser su sucesor.
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batalla de Hastings (14 de octubre), el ejército inglés fue derrotado, el rey Harold murió y
Guillermo, apodado el Conquistador, fue coronado en la abadía de Westminster en Londres el día
de Navidad, poniendo fin al dominio anglosajón e iniciando el normando4. Guillermo, un vikingo
de quinta generación, había logrado lo que sus antepasados del norte no habían podido hacer
(Graham-Campbell, 1994, 213).
Estos acontecimientos marcarían el final de la era vikinga, que había durado casi tres siglos.
Comenzó con las primeras incursiones en Europa y terminó cuando los reyes europeos empezaron a
fortificar ciudades, construir castillos y contar con ejércitos mejor equipados que les proporcionaron
victorias. Las incursiones vikingas no finalizaron del todo, pero fueron mucho más escasas. La
última en territorio inglés data de 1151 y sabemos que los escoceses repelieron un ataque noruego
en 1263. Es curioso que en Inglaterra se iniciase y acabase: Lindisfarne (793) y Stamford Bridge
(1066). En esta isla es donde más prosperó la cultura vikinga, incluso había una extensa zona
llamada Danelag en nórdico o Danelaw en inglés, donde se hablaba la lengua nórdica. La vitalidad
y la energía características de los vikingos desaparecieron poco a poco y quedaron sólo en las sagas
y en las leyendas.

3. SOCIEDAD
La sociedad vikinga se dividía en tres grandes grupos o clases. La superior (jarls, yarls o
earls) incluía a los reyes, nobles -como los condes-, gobernadores de amplios territorios y ricos
terratenientes. Contaban con un pequeño contingente de guerreros, dispuestos a acudir en su ayuda
en caso de necesidad, y numerosos sirvientes.
La clase intermedia era la más abundante y estaba formada por hombres y mujeres libres
(karls o bondis). Ellos constituían la base económica y política de la sociedad, tenían derecho a
llevar armas y a recurrir a la justicia. Los agricultores labraban sus propias tierras o se las
arrendaban a ricos propietarios. En principio todos eran iguales, pero de hecho el alcance de sus
derechos dependía de la antigüedad de su familia y de la importancia de sus dominios. Los
campesinos alcanzaron una posición social destacada si la comparamos con la de la mayoría de los
europeos de esta época. Los soldados profesionales, mercaderes y artesanos también formaban parte
de este grupo. A medida que la sociedad se desarrolló y se diversificó, aparecieron los artesanos,
que se encontraban entre los mejores de Europa. Dentro de esta mano de obra especializada
destacaban el carpintero y el herrero, adquiriendo este último una gran consideración social, pues
sabía trabajar el hierro y fabricar armas.
La clase más baja la formaban los esclavos (thraells, thralls o thrallas), carentes de cualquier
derecho y comprados y vendidos en el mercado como cualquier otra mercancía. Esta condición
podía adquirirse por diferentes causas: siervos de nacimiento (hijos de padres que tuvieran tal
condición), prisioneros de guerra -capturados durante alguna incursión o batalla-, u hombres libres
despojados de sus derechos por la justicia al no haber pagado sus deudas o por cometer algún delito.
Para diferenciarlos de los demás miembros de la sociedad, llevaban el pelo corto y se vestían con
ropas de lana sin teñir. Los esclavos no eran maltratados, ya que debían mantenerse en buenas
condiciones para realizar el trabajo más duro de la granja y para el servicio doméstico. En
ocasiones, podían comprar su libertad, y la de su familia, o ser liberados por sus dueños (Cohat,
1989, 92; y Hall, 2008, 32-33).
Los vikingos eran originalmente granjeros y pescadores que pasaban gran parte del año en
sus hogares. Sin embargo, no todos los hombres libres tenían la misma consideración social. Las
incursiones, los saqueos, las empresas de colonización y las expediciones comerciales constituyeron
un modo de prosperar, al proporcionar recursos para comprar tierras, y una forma para adquirir un
reconocimiento social y ganarse el respeto de los demás. Durante el verano, con unas condiciones

4
El tapiz de Bayeux o de la reina Matilde es un gran lienzo bordado del siglo XI, de casi 70 metros de largo, que relata,
mediante una sucesión de imágenes con inscripciones en latín, los hechos previos a la conquista normanda de Inglaterra,
entre 1064 y 1066, que culminó con la batalla de Hastings.
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climatológicas menos adversas, estos granjeros se unían a la expedición organizada por un


carismático líder local, se transformaban en guerreros, navegantes y exploradores -de ahí su carácter
polifacético-, y se aventuraban a través de los mares para asaltar, comerciar o buscar nuevas tierras
que colonizar (Hall, 2008, 8).
Los hombres del norte se convirtieron en eficaces guerreros y su reputación de salvajes
luchadores les situó entre los más temidos de su tiempo. Aunque no eran invencibles, consiguieron
tener mucho éxito en sus viajes de saqueo de plata y otras riquezas. Aun siendo menos numerosos,
su valor, sus ataques por sorpresa, sus técnicas y superioridad táctica -combatían generalmente a pie
en formación cerrada- y sus armas, de gran calidad, realizadas con el abundante hierro escandinavo,
les proporcionaban ventaja sobre sus enemigos. Su habilidad empezó a ser tan conocida que
muchos gobernantes pagaron por sus servicios y lealtad, por lo que algunos pasaron a ser
mercenarios.
Entre las armas ofensivas que portaban se encontraban las lanzas; las pesadas y terribles
hachas de combate, que de un solo golpe podían partir un escudo en dos, cortar al enemigo en
pedazos o matar a un caballo; y las espadas. Esta última era el arma más apreciada por su poder en
el combate y por ser un objeto que marcaba posición social: cuanto más alto era el rango del
combatiente, más magnífica era su espada. La épica nórdica le otorgaba un enorme valor: guerrero
y espada no debían separarse nunca, de ahí que muchos se enterrasen con ella. Este arma también
podía pasar de generación en generación, generalmente de padres a hijos (herencia ancestral), y la
que había matado a muchos enemigos se hacía famosa y aparecía en poesías y canciones. Los
vikingos daban nombres a sus espadas, una costumbre que se extendió a otros pueblos germánicos
(Quesada, 2007, 96-98). Eran rectas, de uno o doble filo, y la empuñadura se decoraba con dibujos
en oro y plata. También se usaban pequeños cuchillos de combate y arcos de talla mediana
reforzados de cuero y cuya cuerda, si damos crédito a los relatos, estaba hecha con cabellos de
mujer trenzados, además de flechas (Cohat, 1989, 58-59).
En cuanto al armamento defensivo destacaba el casco que cubría sus cabezas, de cuero o
metal, cónico o con punta ligeramente redondeada, adornados, y con un protector para la nariz y los
ojos. A pesar de que en numerosas ocasiones se han representado, los cascos vikingos no tenían alas
ni cuernos. Otros elementos eran la chaqueta de cuero acolchada o la cota de malla, vestimentas
protectoras que dependían de la riqueza y el estatus social del guerrero. Los escudos grandes y
redondos, hechos de madera cubierta de cuero y adornados en el borde y en el panel central con
metal y dibujos, a veces pintados de colores, protegían el cuerpo desde el hombro hasta el muslo.
Las mujeres libres no gozaban de los mismos derechos que los hombres libres, sin embargo,
disfrutaban de más respeto e independencia que muchas de sus contemporáneas europeas, aunque
estas prerrogativas se fueron perdiendo con la implantación del sistema feudal cristiano. Por
ejemplo, se consideraba que una agresión con herida por parte del cónyuge era causa automática de
divorcio. También eran bastante independientes y asumían las responsabilidades domésticas, sobre
todo, durante las frecuentes ausencias de los maridos. Podían poseer propiedades y tierras y, a
veces, las hijas heredaban de sus padres. El estatus variaba según la posición social: la esposa de un
hombre rico tenía más libertad y autoridad que la de un campesino. Las mujeres también podían
acompañar a los hombres a la batalla, pero no luchaban, sino que se encargaban de cuidar a los
heridos y de cocinar.

4. ECONOMÍA
Los primeros escandinavos fueron pueblos nómadas que vivían de la caza, pesca y
recolección de plantas silvestres. Cuando decidieron asentarse y sedentarizarse, se transformaron en
campesinos. En Suecia y en Dinamarca vivían en pueblos, mientras que en Noruega e Islandia
habitaban granjas aisladas. Unas cuantas ciudades como York (Inglaterra) o Dublín (Irlanda)
llegaron a ser enclaves comerciales. Aunque muchos vikingos realizaron incursiones en Europa

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occidental o navegaron como comerciantes, la mayoría regresaron a su granja, junto con su familia,
con los botines y las ganancias obtenidas.
Los asentamientos conformaban pequeñas comunidades agrícolas que surgieron en zonas de
tierra fértil. La mayor preocupación era la producción de comida. La agricultura, la ganadería, la
pesca, la caza con trampas y la recolección constituían las actividades económicas principales del
ciclo anual. Los granjeros cultivaban diversas especies y criaban animales para la obtención de
productos, por ejemplo, las ovejas y el ganado bovino proporcionaban carne y leche (Hall, 2008,
29-33).
Los campesinos solían ser propietarios de sus granjas, que dirigían con ayuda de sus
familias, o podían arrendarlas. Los terratenientes ricos poseían esclavos que realizaban las tareas
más pesadas, como extender el estiércol o cortar madera.
Los vikingos comían mucho pescado. Los mares y ríos proporcionaban abundantes especies,
como el salmón, el arenque y el bacalao, además de focas y leones marinos en las zonas costeras.
Por otra parte, la caza también constituía una excelente fuente de alimento, así como de pieles y
tendones: renos, osos, jabalíes, etc. (Wingate & Millard, 2005, 5-14).
Antes de que los vikingos comenzaran a fabricar su propia moneda, los comerciantes
intercambiaban mercancías o pagaban usando trozos de plata, que pesaban en pequeñas básculas
portátiles. Ellos conocían y poseían monedas, procedentes de los países extranjeros con los que
mantenían intercambios comerciales o a los que asaltaban. Hacia el 825, los artesanos de la ciudad
vikinga de Hedeby (norte de Alemania), al igual que otras ciudades que la siguieron, comenzaron a
copiarlas y a ponerlas en circulación (Macdonald, 2007, 97).

5. VIDA COTIDIANA
La familia constituía el núcleo más sólido de la sociedad vikinga. Verse excluido de la
misma era algo tan terrible como ser desterrado de su país. La poligamia existía y un hombre libre,
con riqueza suficiente, podía tener varias mujeres viviendo bajo el mismo techo: una legítima,
responsable de la propiedad y encargada del manojo de llaves de la casa que iba atado a su cintura,
y varias concubinas, generalmente esclavas. Los padres elegían a las esposas y a los esposos de sus
hijos e hijas, y en la mayoría de los matrimonios prevalecían las razones económicas por encima del
amor. El hijo mayor heredaba la tierra, por lo que el resto podían convertirse en cazadores,
pescadores, artesanos, saqueadores, comerciantes o soldados (Cohat, 1989, 97).
Las mujeres vikingas no gozaban de los mismos derechos que los hombres, pero sí
disfrutaban de más respeto e independencia que muchas de sus contemporáneas europeas. La
crianza de los hijos y las responsabilidades domésticas estaban a su cargo, y llevaban la granja,
sobre todo, durante las frecuentes ausencias de sus esposos.
Los vikingos no tenían escuelas. Al no asistir al colegio, muy pocos sabían leer y escribir,
dependiendo de la comunicación oral y de la memoria para recordar datos de las cosechas, historias
y acontecimientos importantes. Los niños tenían pocos juguetes y estos solían ser objetos pequeños
y simples, como caballos de madera y barcos. Los chicos montaban pronto a caballo y jugaban con
lanzas, espadas y escudos de madera, pequeños y livianos, en realidad un entrenamiento con el
objetivo de que estuvieran preparados para luchar a los quince o dieciséis años y poder unirse a sus
padres en las incursiones y batallas; también trabajaban en la granja, en el taller o ayudaban en la
casa. Las chicas aprendían a cocinar, confeccionar ropa y realizar las tareas del hogar.
La casa constituía el centro de la vida vikinga. La del campo era más grande, ya que
necesitaba más espacio para almacenar las cosechas y para los animales, mientras que la de la
ciudad era más pequeña, pero muy cerca una de otra. Las cabañas se hacían de madera y los tejados
de paja, y la mayoría eran largas y rectangulares, con pocos muebles y una sola habitación llamada
sala, en la que todos vivían, comían y dormían. Cuando la familia aumentaba, la granja inicial se
ampliaba y se construían varias casas y cobertizos, servicios, baños de vapor y hasta la propia
cocina (Cohat, 1989, 100).

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El interior no era muy saludable. Conservaba una gran humedad y humo, procedente del
fuego que ardía dentro, ya que no había ventanas –la única luz la proporcionaba la lumbre- para
evitar la pérdida del calor, aunque sí un orificio en el techo para la salida de humos. Las ventanas no
aparecerían hasta el final de la era vikinga, recubiertas de pieles translúcidas y tensadas de vejiga.
Los animales vivían bajo el mismo techo que las personas, proporcionaban una especie de
calefacción y se evitaba su robo por parte de los ladrones, aunque el problema del olor estaba muy
presente (Graham-Campbell, 1994, 63).
El invierno duraba varios meses y la familia permanecía resguardada en el hogar. La casa
proporcionaba calor, refugio y alimento, y allí se realizaban las tareas cotidianas, pero también era
un espacio donde celebrar banquetes rituales, concebir proyectos, preparar expediciones y relajarse
con juegos de mesa, tocando música o escuchando historias sobre dioses y héroes durante largas
veladas.
Las comunidades tenían que ser autosuficientes y prácticamente todo lo hacían los
miembros de la familia: construcción de cabañas, producción de alimentos y fabricación del
mobiliario, utensilios de cocina, ropa, herramientas y juguetes. No sólo realizaban los objetos, sino
que pasaban largas horas reparándolos. Únicamente los objetos de hierro y artículos como peines,
broches y collares eran comprados a artesanos ambulantes o adquiridos en ciudades a cambio de
productos agrícolas.
Las mujeres amasaban el pan, hacían queso y mantequilla, preparaban los platos y colocaban
las cucharas de madera en la mesa. Cada persona llevaba encima su propio cuchillo y los tenedores
todavía no se habían inventado. Los ricos bebían en copas de cristal o plata, mientras que el pueblo
lo hacía en tazas de madera o barro. En las fiestas se usaban los cuernos, curvos y huecos,
procedentes del ganado, muy ligeros, pero muy resistentes; de ahí que los saqueadores y
comerciantes los llevasen con ellos en sus viajes.
Los vikingos hacían dos comidas al día: por la mañana, desayunaban pan de centeno o
gachas de avena, mantequilla y queso; mientras que a primera hora de la tarde tenía lugar la comida
principal, que incluía pescado o carne. Lo que más bebían era leche, cerveza de cebada y lúpulo,
hidromiel -preparada con agua, levadura y miel-, y vino de uvas procedentes de Francia e Italia. La
conservación de los alimentos se conseguía de forma muy rudimentaria: los productos perecederos,
como los huevos, se enterraban; el pescado se secaba y la leche se introducía en cubas llenas de
hielo natural.
Las mujeres confeccionaban la ropa, aunque en invierno los hombres también podían
colaborar en esta tarea. Las ovejas se esquilaban entre mediados de mayo y mediados de junio, una
vez destetados los corderos y antes de que el rebaño se dispersase por la colina. A los vikingos les
encantaba vestir con colores vivos, siendo sus favoritos el rojo y el verde.
Al contrario de lo que se pueda pensar, los vikingos no eran sucios y les preocupaba mucho
su aspecto, algo que se deduce por los objetos encontrados: bastoncillos, perfumadores, etc. Los
ingleses se quejaban de que eran demasiado limpios, ya que se bañaban una vez a la semana. En las
viviendas había un baño de vapor, precursor de la sauna actual, todavía muy popular en
Escandinavia. El agua caliente se vertía sobre piedras calentadas al fuego para crear nubes de vapor
y sudar; a continuación, se azotaba la piel con ramas de abedul para ablandar la suciedad y después
se zambullían en agua fría para aclararse. Por otra parte, los hombres y mujeres cuidaban su pelo
largo y se lo cepillaban con frecuencia, se maquillaban y llevaban numerosas joyas y adornos
(Cohat, 1989, 100).
Los vikingos se divertían en su tiempo de ocio. La lucha era un deporte muy popular y los
guerreros pasaban horas perfeccionando sus técnicas, reparando y decorando sus armas. La gente
adoraba la música, el baile y los payasos. En los banquetes, los reyes y señores contrataban a
músicos, bailarines, payasos, acróbatas y juglares con los que deleitar a sus invitados. A los
nórdicos les encantaba gastar bromas y escuchar relatos sobre héroes y dioses. También eran muy

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aficionados a los juegos de mesa, como los dados o un primitivo ajedrez, llamado Hnefatafl, pero
no eran buenos perdedores, por lo que frecuentemente terminaban peleando.

6. ORGANIZACIÓN POLÍTICA
A principios de la era vikinga el poder político no estaba centralizado, sino que era
compartido entre numerosos jefes locales o señores de la guerra, elegidos entre los más nobles y
ricos terratenientes, poseedores de ejércitos de hombres libres. Con el tiempo, estos gobernantes se
convirtieron en monarcas. Hacia 1050 cada país vikingo era controlado por un único noble, que
recibió el título de rey (Macdonald, 2007, 3).
El territorio escandinavo se dividía en varios reinos, pero la autoridad real no estaba todavía
muy consolidada, al igual que ocurría en las monarquías feudales europeas. Si el rey moría, no le
sucedía automáticamente su hijo mayor, sino que el sucesor era elegido entre los miembros de la
familia reinante. A medida que la institución monárquica se fortaleció, los jefes tradicionales se
enfrentaron a los representantes reales.
Entre las funciones del rey se encontraban mantener la seguridad, la prosperidad y el honor
de su pueblo, además de ser el líder religioso. Hasta la instauración de las monarquías centralizadas
establecidas por el cristianismo, los reyes no poseían ningún poder legislativo, siendo una
prerrogativa que recaía en exclusiva en el Thing (Cohat, 1989, 93-96).
Durante la época vikinga, Noruega, Suecia y Dinamarca surgieron como países
independientes. Entre los reyes noruegos más destacados se encuentran Olaf I Tryggveson (995-
1000), quien se propuso establecer el cristianismo; Olaf II Haraldsson, el Grande (1015-1028),
canonizado como Olaf el Santo o San Olaf, quien completó la conversión; y Harald III Hardrada, el
Despiadado (1047-1066), monarca que intentó invadir Inglaterra y murió en la batalla de Stamford
Bridge, por lo que algunos le consideran el “ultimo vikingo”, ya que su vida como guerrero y
aventurero reflejaba las características del héroe vikingo. Por su parte, Canuto o Knut II, más
conocido como Canuto el Grande, fue uno de los reyes más poderosos de la era vikinga: heredó el
reino danés de su padre en 1018 y se extendió por Noruega, Inglaterra y Polonia, muriendo en 1035.
Las asambleas locales o regionales y a nivel nacional, denominadas Things, se convirtieron
en el único órgano legislativo y jurídico de la sociedad vikinga. Los hombres libres, desde los jefes
nobles hasta los agricultores, podían expresar su opinión y votar. Unos expertos, ancianos y juristas,
que solían ser consejeros de reyes y de grandes señores, dirigían los debates. Las leyes vikingas no
estaban escritas, pero eran memorizadas por una especie de pregonero que las recitaba cada año.
Cada provincia dictaba sus propias leyes y se pronunciaba sobre las propuestas por el rey,
elaborándose finalmente un marco legislativo general. La Asamblea actuaba como tribunal de
justicia y se celebraba juicios. Todo acusado debía someterse a uno, se zanjaban disputas y se
dictaban sentencias, en las que se condenaban a criminales y delincuentes. A los vikingos les
entusiasmaban los debates judiciales, a los que se podía asistir, y se complacían en prolongarlos.
El territorio donde se reunían se consideraba sagrado y, por ello, se prohibía a los asistentes
portar armas. Los comerciantes aprovechaban la oportunidad para levantar sus puestos en una
explanada cercana y poder vender sus mercancías. Estas reuniones se convirtieron en actos sociales
donde personas de comunidades muy lejanas tenían la oportunidad de conocerse e intercambiar
noticias.
En el 930 en la llanura de Thinvellir, al suroeste de Islandia, se instituyó la Asamblea o
Thing, llamado Althing, considerado el primer parlamento de la isla. En Islandia no había rey y el
Althing era el único elemento de gobierno, por lo que funcionaba como una república moderna,
aunque la Asamblea estaba dominada por un reducido número de familias poderosas. Cada año,
durante dos semanas, y en la época del solsticio de verano, cuando la gente podía recorrer con
mayor facilidad grandes distancias, los jefes y representantes de los territorios se congregaban al
aire libre para elaborar las leyes y administrar justicia. Por debajo estaban los things regionales, que
se reunían regularmente para resolver asuntos locales. Concretamente, el thing de Thorsnes,

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condenó a Erik el Rojo por asesinato y fue proscrito de Islandia hacia el 980 (Cohat, 1989, 93-95; y
Graham-Campbell, 1994, 173).
Los vikingos mantenían un estricto código: se enorgullecían de su honor y su buen nombre
constituía una de sus posesiones más preciadas. El hecho de ser insultado, de que te llamaran
estafador o cobarde, y huir de una pelea era una desgracia que, en numerosas ocasiones, se
solucionaba luchando con el acusador. Los fuertes lazos familiares y la lealtad eran otras de sus
señas de identidad. Las reyertas entre familias ocasionaban profundas enemistades y muertes, ya
que los hombres estaban dispuestos a luchar por defender el honor de sus parientes. Si se injuriaba,
insultaba o se asesinaba a un familiar, los demás tenían la obligación de vengarle. Si un vikingo era
víctima de una fechoría, la familia del ofendido se vengaba con toda la familia del ofensor o, por lo
menos, le pedía un desagravio. Las riñas podían durar años, los duelos a muerte, en lugar de
presentar los litigios ante el Thing, eran frecuentes, y ciertas familias quedaron diezmadas por
venganzas sucesivas que repercutieron en varias generaciones5.
Los escandinavos debían trabajar duro para sobrevivir y, por ello, en la comunidad no había
sitio para débiles, vagos, ni rebeldes. Con frecuencia, los ladrones eran condenados a la horca, y los
delincuentes que se negaban a pagar las multas o compensaciones impuestas se les declaraba
proscritos, el peor castigo que existía, sin un hogar ni una familia era difícil sobrevivir.

7. CREENCIAS Y RELIGIÓN
A principios de la Edad Media, cuando el cristianismo ya se había extendido por Europa
occidental, el paganismo todavía reinaba en Escandinavia. La religión vikinga era politeísta, es
decir, contaba con numerosos dioses que influían en la vida cotidiana. La mitología nórdica
contemplaba la existencia de distintos mundos habitados por otro tipo seres, algunos tan populares
como los gigantes o trolls, los elfos o duendes y los enanos (Cohat, 1989, 110)6.
El universo nórdico estaba dividido en tres niveles. En el superior se localizaba Asgard, algo
parecido al Olimpo griego, un lugar celestial donde residían los dioses y las diosas en magníficas
salas con sus siervos y seguidores. Allí se encontraba el Walhalla o Valhalla, un palacio con cientos
de puertas donde residía el dios Odín, y el tranquilo hogar de Freyja o Freya, la bella diosa del
amor. En el centro de la fortaleza crecía un tronco de un árbol, un fresno de gran tamaño, siempre
verde, llamado Yggdrasil, cuyas ramas sujetaban los mundos paralelos del cosmos y cuyas raíces
llegaban hasta el infierno, considerándose la columna universal que sostenía el mundo.
En el nivel medio se encontraba el reino de los seres humanos o la tierra media, Midgard,
unido con Asgard por un puente de Arco Iris, el Bifrost. Un océano, habitado por una serpiente
gigante llamada Jormungand, rodeaba a Midgard.
En el nivel inferior estaba el reino o la tierra de los muertos, conocido como Niflheim, un
lugar oscuro y envuelto en fría niebla, gobernado por la diosa Hel, una hermosa mujer, pero de
cintura para abajo un esqueleto terrorífico. Su palacio se llamaba Eljundir y su entrada estaba
protegida por un perro feroz que impedía salir a aquellos que entraban. En este último nivel,
también se situaba Muspelheim, la tierra de fuego. Otros lugares eran Vanaheim o el mundo de los
dioses Vaenir, Alfheim o la tierra de los elfos de luz, Svartalheim o la tierra de los elfos oscuros,
Nidavellir o la tierra de los enanos y Jotunheim o la tierra de gigantes de roca (Wilkinson, 2008, 19-
20).
Los vikingos creían en la existencia del Más Allá y en una vida feliz después de la muerte,
lo que ayudaba a aceptar su llegada. El mayor honor era morir en luchando. Según la leyenda, los
más valerosos guerreros caídos en combate eran recogidos por resplandecientes doncellas, las
valquirias, que volaban sobre los campos de batalla para atrapar las almas y llevarlas sobre un

5
Antes de presentar sus disputas ante el Thing, algunos preferían acabar con sus disputas en un duelo a muerte en una
isla desierta. Este combate estuvo considerado como una forma legal o casi mágica de arbitraje hasta el siglo X. Más
tarde se prohibió (Cohat, 1989, 96-97).
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Puede que la figura nórdica de Santa Claus represente a uno de los elfos o duendes (Velasco, 2005, 121).
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caballo alado hasta Asgard. Las valquirias -literalmente “las que escogen a los que han matado o las
que eligen a los muertos del combate”- formaban un cuerpo de élite femenino. Estas amazonas eran
vírgenes guerreras e hijas de Odín, el cual las enviaba a la tierra para juzgar el valor de los
combatientes. Contaban que sus armaduras producían unos resplandores llamados Luces del Norte
o Aurora Boreal y si un guerrero las veía, entonces reconocía que su fin estaba próximo, aunque no
era sino el comienzo de una vida mejor (Velasco, 2005, 107).
Una vez atravesado el puente del Arco Iris, el alma del muerto y la valquiria se dirigirían a
un salón especial del Valhalla (el de los hombres valientes), la corte de Odín, un lugar mítico, la
felicidad eterna para los vikingos, y allí en la puerta llamada de Valgrid le esperaría Freyja, la diosa
del amor y de la muerte. Odín aguardaba la llegada de las almas de los guerreros en su palacio,
cuyas vigas eran lanzas y las paredes escudos. Junto con sus nuevos compañeros, héroes muertos en
batalla, viviría en un paraíso, llevando una vida alegre, combatiendo todo el día sin llegar a morir,
disfrutando de grandes fiestas por la noche, hartándose de comer la carne del jabalí Saehrimmir, que
después de haber sido devorado cada noche, resucitaba a la mañana siguiente y, en definitiva,
disfrutando de todos los placeres y de la compañía de las hermosas valquirias. En este lugar se
preparaban para ayudar a los dioses nórdicos en una futura lucha contra las fuerzas del mal en el
Ragnarok. La mayoría de escandinavos, que morían de enfermedad o vejez, o que habían llevado
una vida deshonesta, sólo podían aspirar al Niflheim (Velasco, 2005, 104-105).
La mitología nórdica distinguía dos tipos de deidades: los vanir y los aesir. Los campesinos
adoraban a los vanir, divinidades de la fertilidad que hacían crecer las cosechas, como Njord, dios
del mar y el viento, o Frey, dios de la fertilidad y de la agricultura, bueno y generoso. Los guerreros
honraban a los aesir, divinidades de la guerra, del amor y de la justicia, como Odín, Thor, Tyr o
Loki.
Odín, cuyo nombre significa furia, era el padre o el rey de los dioses, gobernante de todas
las cosas, y dios de la sabiduría, victoria, guerra, poesía y magia. Con solo arrojar su lanza mágica
sobre la Tierra podía provocar un enfrentamiento armado, pero también inspiraba a los narradores y
poetas, llamados skalds. Su principal templo estuvo en la actual Odense -la ciudad de Odín- en
Dinamarca. Frigg, diosa madre, conocida por su belleza y bondad, era su esposa. Este dios
conservaba un solo ojo, ya que el otro lo había sacrificado en el “pozo de la sabiduría”, como
intercambio por los conocimientos que allí adquirió. Montaba un magnífico caballo de ocho patas,
llamado Sleipnir, y sobre sus hombros posaban dos cuervos, Pensamiento y Memoria, que volaban
a su lado. Cada día estos pájaros sobrevolaban el mundo y regresaban para contarle lo que sucedía.
Odín conocía el destino de los hombres y podía abandonar su cuerpo, transformarse en un animal,
trasladarse a tierras lejanas y traspasar las barreras de distintos mundos. Para Velasco, Merlín, el
mago de la corte del rey Arturo, o Gandalf, en El Señor de los Anillos, se inspiraron en él (Velasco,
2005, 112).
Thor, cuyo nombre significa trueno, era hijo de Odín y de la Tierra, controlaba las
condiciones atmosféricas, sobre todo rayos y truenos, y era dios del trueno, de la ley y el orden. La
gente pensaba que cruzaba el cielo sobre un carro tirado por dos machos cabríos o cabras gigantes y
que el sonido de los truenos de las tormentas lo producían las ruedas. Entre sus atributos se
encontraban su martillo mágico, una especie de maza con mango corto de doble filo, conocido
como Mjolnir, que tras ser lanzado siempre daba en el blanco y regresaba a las manos de su dueño;
y su cinturón, Megingjord, que multiplicaba su fuerza. Thor era conocido por su pasión por las
grandes fiestas, la bebida y la lucha. Su apariencia física se correspondía con la de un joven y fuerte
hombre pelirrojo (barba y pelo); sus ojos eran verdes cuando estaba calmado, pero se volvían rojos
en estado de ira. Tenía un temperamento parecido al humano, violento y benévolo a la vez. Como
dios aventurero y viajero, era el preferido por quienes emprendían un viaje, le dedicaban oraciones,
especialmente al inicio, y le rogaban para tener buen tiempo. Poco a poco, fue ganando a su padre
en popularidad, sobre todo, entre los campesinos y los más humildes (Velasco, 2005, 115).

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Otra divinidad importante fue Loki o Lopt, un intrigante, embaucador, mentiroso, egoísta y
traidor, que siempre actuaba con maldad, representando los peores rasgos de un ser divino y
humano desde el punto de vista vikingo. A pesar de ser hijo de gigantes, había conseguido hacerse
“hermano de sangre” de Odín, y vivir en Asgard.
En la religión vikinga no existían sacerdotes profesionales, con dedicación exclusiva a las
tareas religiosas, sino que el jefe asumía esta responsabilidad. No se conoce demasiado dónde y
cómo adoraban a sus dioses. Las ceremonias religiosas se celebraban al aire libre, en claros
bosques, laderas de las colinas o junto a los arroyos, todos ellos lugares considerados sagrados.
Parece que construyeron templos, que fueron destruidos tras la llegada del cristianismo a
Escandinavia. La ofrenda del sacrificio era el principal acto del culto, ya que la vida se consideraba
el don más preciado, y después se podría obtener el favor de los dioses. Los vikingos no sólo
inmolaban animales, sino también a personas, que eran ejecutadas con un hacha o una espada y
cuya sangre se recogía en un vaso sagrado. Estas muertes rituales se acompañaban de grandes
banquetes.
Los vikingos creían en el destino. Según las leyendas, tres hermanas, las Nornas, decidían el
futuro. Estas mujeres se sentaban a los pies del Yggdrasil, el árbol que sujetaba el universo, tejiendo
“el hilo del destino” y, una vez decidido, nada podía cambiarlo. Las personas confiaban en las
profecías y pensaban que la diosa Freyja tenía poderes proféticos; algunas de sus seguidoras
afirmaban poder predecir el futuro e interpretar los sueños. La buena suerte personal, la hamingja,
era esencial para un jefe, gobernante de un territorio o líder de una expedición, y hacía que le
siguiesen si vacilación, pero si la perdía, los suyos no confiarían en él. Los amuletos, algunos
colgados al cuello como el martillo de Thor, protegían a los guerreros y agricultores.
Los nórdicos creían que las almas de los difuntos sobrevivían e iban al Más Allá. Algunas
tumbas se han conservado, como la del barco de Oseberg, y se han convertido en una excelente
fuente de información para los arqueólogos. El tipo de monumento construido, el tamaño y la
calidad de los objetos funerarios encontrados, reflejaba la riqueza y el estatus social del ocupante.
Los dos tipos de enterramientos empleados fueron la cremación y la inhumación. Al
principio, los muertos eran quemados en grandes hogueras y sus cenizas recogidas y enterradas en
urnas de barro. Uno de los rituales, reservado para los ricos, consistía en depositar al difunto en una
especie de tela en un barco auténtico y prenderle fuego para que el alma navegase al otro mundo.
Entre los años 800 y 900, algunos pueblos empezaron a enterrar los cuerpos sin incinerar, y también
se mantuvo la opción de ser colocado dentro de su propia nave. El cadáver se cubría con ropa de
diario y se acompañaba de diferentes posesiones, objetos útiles, como el plato y la cuchara, e
incluso comida y bebida, necesarios en su nueva vida. A los guerreros ricos se les rodeaba de ropa,
armas -como las espadas, la posesión más preciada-, espuelas, caballos, perros y, a veces, le
acompañaban su esposa y sus esclavos, para que les sirviesen allá donde iba. Las mujeres ricas se
rodeaban de ropas lujosas y de joyas. Los enterramientos más espectaculares ocurrían cuando un
rey o un jefe poderoso moría. El cuerpo y los objetos funerarios se llevaban a un barco que se
enterraba o se quemaba, y que viajaría hasta Asgard.
Las personas que no podían permitirse el enterramiento en un barco, rodeaban con piedras la
tumba imitando la misma forma. En el caso de los pobres, el cuerpo se colocaba en un tronco de un
árbol vaciado o en una simple caja de madera y se enterraba en fosas cavadas en el suelo,
apilándose un montículo de tierra.
Los vikingos temían que el mundo se acabase. Numerosos relatos predecían que la caída de
los dioses y el fin del mundo serían causados por una gran batalla llamada Ragnarok, una especie de
apocalipsis nórdico, que terminaría con un ciclo cósmico para iniciar, más tarde, otro nuevo. En el
día final, las fuerzas del bien se enfrentarían a las del mal, es decir, los dioses lucharían contra los
gigantes, monstruos y criaturas del inframundo, muriendo finalmente los primeros. El Sol y la Luna
serían pasto de dos terribles lobos y la luz de las estrellas se apagaría, dejando al mundo en la
oscuridad y en el caos completo. Pero también creían que nacería un mundo nuevo a partir de las

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ruinas del antiguo. Después del Ragnarok, Midgard, la tierra de los humanos, se congelaría. Todos
morirían, excepto una pareja que se había ocultado en las ramas del Yggdrasil y que descendería del
árbol para comenzar a repoblar la Tierra. Balder, hijo de Odín y Frigg, resucitaría entre los muertos,
llevando a sus hermanos Hoder y a Vali con él, y formarían una nueva raza de dioses. En este nuevo
mundo, todos vivirían en paz y armonía (Velasco, 2005, 104-105 y 129).
Una de las mayores transformaciones se produjo con la conversión de los países nórdicos al
cristianismo hacia finales del siglo X. La aceptación de la nueva religión cambió el modo de vida
vikingo drásticamente y los sacrificios humanos, el enterramiento con objetos funerarios o el culto a
los dioses paganos quedaron prohibidos. Los misioneros ingleses, franceses y alemanes visitaron
varias veces Escandinavia desde el 725, pero los vikingos continuaron adorando a sus dioses.
Durante algún tiempo, las dos religiones convivieron, pero hacia el año 1000, algunos reyes, como
los daneses Harald Dienteazul y su nieto Canuto el Grande, y los noruegos Olaf Tryggvason (San
Olaf) y Olaf Haraldsson decidieron seguir la fe cristiana, construyeron iglesias y animaron a su
pueblo a convertirse. En Suecia, último país escandinavo en adoptar el cristianismo, el rey Olaf
Skötonung se bautizó y el cristianismo se convirtió en la religión oficial del país.

8. EXPANSIÓN VIKINGA: ASALTOS, CONQUISTAS Y COLONIZACIÓN. LOS


BARCOS
Los territorios escandinavos, tras un periodo de prosperidad económica y paz, sufrieron una
fuerte crisis a finales del siglo VIII, motivada sobre todo por un aumento demográfico. La limitada
tierra de cultivo se mostró incapaz de proporcionar el alimento suficiente a una población creciente
y los jefes tribales se enzarzaron en numerosos conflictos. Por ello, los vikingos partieron en busca
de nuevas fuentes de sustento y lugares de asentamiento.
Los vikingos están considerados los reyes de los mares de su época. El mar formaba parte de
su hábitat natural y pasaban su vida cerca de él. Esta gran pasión les permitió salir del aislamiento y
cruzar mares y océano para conseguir botín, prestigio y nuevas tierras, actuando como piratas,
comerciantes, exploradores y colonos. A menudo, estas actividades se llevaban a cabo de forma
conjunta y lo que había comenzado como temporales “visitas”, se transformaron en expediciones
organizadas. Primero atacaron territorios vecinos y saquearon monasterios, regresando a sus
hogares con barcos repletos de objetos de plata y esclavos. Sin embargo, las expediciones a través
del Atlántico Norte optaron más por la colonización (Graham-Campbell, 1994, 164).
Los noruegos y daneses se dedicaron más a conquistar territorios, mientras que los suecos
preferían las mercancías, que se compraban, intercambiaban y vendían, siendo las más codiciadas el
estaño, los tejidos de algodón, el trigo y la miel en Inglaterra; el vino y la cerámica en Francia; el
vidrio en Alemania; el pescado y la grasa en Islandia; los marfiles de morsa, el cuero, las pieles y
los tejidos de lana de Groenlandia; las pieles en Vinland; las sedas, las frutas, las especias, el vino y
las joyas en Bizancio; y las pieles, la cera, y las joyas en Rusia (Cohat, 1989, 31).
Desde el siglo VIII hasta el siglo XI, los nórdicos se dedicaron a las incursiones, pillajes o
saqueos, empresas comerciales, conquista y expediciones de colonización; navegaron por aguas
desconocidas y peligrosas; descubrieron nuevas rutas comerciales y se extendieron por el oeste
(Inglaterra, Irlanda y Escocia), el Atlántico (Islandia, Groenlandia y Norteamérica) y la Europa
continental (Francia y península Ibérica); y se infiltraron por los sistemas fluviales de Europa
Central hasta llegar a Rusia, Bizancio y por el mar Mediterráneo al norte de África, estableciendo
lazos comerciales con Asia (Bagdad y otros territorios islámicos, India o China). Los hombres del
norte llegaron a lugares tan lejanos como Smolensk y Novgorod en Rusia, ciudades y enclaves
comerciales importantes, o Normandía en Francia, y crearon nuevos reinos o estados, que
evolucionaron de forma independiente y, con el transcurso de los años, fueron perdieron el contacto
con sus orígenes y se adaptaron a las nuevas costumbres y leyes de los lugares donde se asentaron.
Los vikingos noruegos, daneses y suecos actuaron en diferentes espacios geográficos. Las
rutas de expansión de los noruegos fueron más variadas y su campo de influencia afectó a dos

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grandes zonas. La primera, hacia el oeste o sur de Europa, surgió con los ataques a las costas de
Inglaterra, Irlanda, Escocia (monasterios de Lindisfarne, Jarrow o Saint Patrick en el 793, 794 y 795
respectivamente), las islas Shetland, la isla de Iona, la isla de Man, las Orcadas y las Hébridas. Los
“demonios del norte” llegaron como manadas de lobos desde los puntos más remotos del norte
continental. Los anglosajones eran un pueblo cristiano compuesto por campesinos, eruditos y
artesanos, víctimas perfectas para los saqueos. Las incursiones intermitentes iniciales dieron paso a
ataques más frecuentes y organizados, e incluso al asentamiento de familias enteras en lugares
deshabitados para dedicarse a la agricultura. A partir del siglo IX, los noruegos crearon una nueva
ruta hacia el noroeste, más al Occidente o Atlántico Norte, y llegaron a las islas Feroe, Islandia
(860-870), Groenlandia (981-985) y Norteamérica (hacia el año 1000), con el objetivo de colonizar
nuevas tierras (Cohat, 1989, 28; y Hall, 2008, 25).
Los primeros habitantes de Islandia (Iceland, Tierra de hielo) fueron eremitas irlandeses que
habían llegado en el siglo VIII, pero la llegada de los colonos vikingos provocó su huida. Después
del primer asentamiento, se desencadenó una masiva migración entre el 870 y el 930. Flotas enteras
de knorrs o barcos mercantes zarparon, más de 10.000 colonos llegaron a la isla y los señores
trajeron a sus familias y sirvientes. Como el interior se encontraba en gran parte cubierto por hielo,
glaciares, montañas volcánicas y lava, además de tierras estériles, los nórdicos se concentraron en la
franja costera y los anchos valles del suroeste. Cada palmo de tierra fértil fue explotado por los
granjeros, que incluso llegaron a traer su propio ganado, y los que vinieron después tuvieron que
conformarse con las tierras más pobres. Uno de esos inmigrantes que llegó fue el jefe vikingo Erik
Thorvaldsson, conocido como Erik el Rojo, cuyo temperamento hacía juego con el color de su pelo
y barba, que había sido proscrito de Noruega por asesinato (Cohat, 1989, 34; y Graham-Campbell,
1994, 173).
A partir del 930 Islandia estaba completamente poblada, organizada como república
independiente y dividida en cuatro territorios unidos bajo el gobierno de una asamblea general, el
Althing, y asambleas o Things regionales, que no pudieron impedir violentas peleas que
degeneraron en guerras de clanes. Hacia el 980, el Thing de Thornes, acusó a Erik el Rojo de haber
cometido un crimen a sangre fría (parece que mató a dos hombres que antes habían asesinado a sus
sirvientes) y le castigó con el destierro durante tres años, lo que tuvo importantes consecuencias. La
isla no tenía los recursos suficientes para alimentar a la creciente población y se hizo necesario
buscar nuevas tierras, cada vez más alejadas hacia Occidente (Graham-Campbell, 1994, 165 y 173;
y Velasco, 2005, 86).
El nombre de Erik el Rojo pasó a formar parte de los héroes nórdicos, a pesar de que no se le
conoce ninguna participación en asaltos ni en guerras. Como consecuencia del exilio al que había
sido condenado y de no poder regresar a Noruega, comenzó a recabar información sobre la posible
existencia de una isla sin nombre hacia el oeste. Esta tierra había sido divisada años antes, pero no
visitada, por un hombre llamado Gunnbjorn o Gunnbjeorn, quien había sido desviado por violentas
tormentas cuando viajaba de Noruega a Islandia.
En el 983 el jefe vikingo comandó una expedición y tuvo éxito en su búsqueda. Pronto
distinguieron unas costas inhóspitas cuyo acceso era peligroso, debido a los hielos flotantes, por lo
que decidieron rodear el cabo Farewell y subir hacia el norte, descubriendo una fiordos acogedores,
rodeados de valles fértiles. Tres años después Erik volvió a Islandia para pregonar las maravillas de
esta nueva tierra que bautizó con el nombre de Groenlandia (Greenland, Tierra o País Verde). Este
nombre pretendía atraer a nuevos colonos y el mensaje caló entre la población. A principios del
verano del 986, veinticinco barcos con quinientos hombres, mujeres y niños zarparon con una
pesada carga, madera para la construcción, ganado y toda su fortuna, aunque solo llegaron quince
naves a su destino, desapareciendo el resto entre hielos y tempestades. Los vikingos se asentaron en
las costas groenlandesas, ya que las tierras interiores estaban cubiertas de hielo, aunque al parecer,
hacía mucho menos frío que ahora. Las materias primas resultaban insuficientes, muy poco hierro y
madera, y sólo las exportaciones de pieles, cueros, colmillos de morsa y de narval -a los que se

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atribuían poderes mágicos- permitían la subsistencia (Cohat, 1989, 34-35; y Graham-Campbell,


1994, 174).
Erik construyó su granja en Brattahlid, en una pendiente escarpada en la punta del
Eiriksfjord, y se convirtió el centro político de la colonia oriental. Los arqueólogos descubrieron
unos restos, que fueron identificados como la Granja de Erik el Rojo (Graham-Campbell, 1994,
174-175). Su mujer, Thjodhild, edificó una iglesia después de convertirse al cristianismo. Erik
quería descubrir nuevas tierras, pero fue su hijo, Leif o Leifr Eriksson, el que emprendió el viaje a
Norteamérica. Esta pequeña sociedad en tierras groenlandesas subsistió durante cinco siglos, antes
de extinguirse definitivamente entre los años 1480 y 1500, cuando el clima se hizo aún más frío.
Los intrépidos vikingos alcanzaron un territorio que llamaron Vinland hacia el año 1000,
identificado hoy como el sur de la isla de Terranova en Norteamérica. Por tanto, ellos fueron los
primeros europeos en alcanzar el continente americano, quinientos años antes de la llegada de
Cristóbal Colón (Pizarro & Cruz, 2014, 86-91). A oídos de Erik el Rojo llegaron noticias, sobre
todo de Bjarni Herjolfsson, de la existencia de nuevas tierras al oeste de Groenlandia. Pronto
decidieron emprender su búsqueda y, aunque la expedición iba a ser dirigida por Erik, finalmente
fue su hijo Leif Eriksson, conocido como el Afortunado, un marino excepcional, el que asumió el
liderazgo y al timón de su drakkar se llevó la gloria. Primero, llegaron a un territorio que
denominaron Helluland (Tierra de Piedras Llanas o Planas) y atracaron en las costas del Labrador,
llenas de abetos, por lo que llamaron a esta zona Markland (Tierra de los bosques). Regresaron a la
nave y navegaron con rumbo oeste, encontrando una tierra fértil, con variados árboles y buen clima.
Leif y sus compañeros pasaron allí el invierno y sus cabañas y su casa grande de Leifsbudir (Casas
de Leif) constituyeron el primer asentamiento de población europea en el continente americano. El
tercer territorio que descubrieron recibió el nombre de Vinland o Vinlandia (Tierra del Vino o de
Vides), por los excelentes frutos que la naturaleza ofrecía (Cohat, 1989, 39).
Poco después del año 1000, Thorfinn Karlsefni, un comerciante vikingo islandés, encabezó
una expedición con cien hombres y mujeres con el objetivo de poblar Vinland. Allí permanecieron
tres inviernos, pero pronto comprendieron las dificultades de vivir en esa región del mundo, entre
otras razones por los ataques de los nativos americanos, llamados skraeling (“chillones” en
nórdico). Aquellos colonos regresaron a Groenlandia cargados de madera, trigo silvestre y pieles, y
se olvidaron del Nuevo Mundo (Cohat, 1989, 39).
Los daneses, al igual que los noruegos, navegaron hacia el oeste a finales del siglo VIII, y se
dedicaron al saqueo y la colonización de tierras vírgenes o poco habitadas. Desde el punto de vista
geográfico, se encontraban rodeados por todas partes: al este, por los suecos; al oeste, por imperio
Carolingio; y al sur, por poderosas naciones eslavas. En lugar de las expediciones de piratería, los
daneses prefirieron lanzarse a la conquista de Occidente, de Inglaterra, de la Europa continental, el
imperio carolingio y Frisia (actual zona de los Países Bajos), con verdaderos ejércitos compuestos
de hombres bien entrenados y conducidos por jefes guerreros. Los vikingos se aventuraron a
navegar bordeando la costa atlántica hasta el Mediterráneo, e incluso llegaron al norte de África.
Hay testimonios, tanto históricos como arqueológicos, de incursiones en las actuales Holanda,
Alemania, Bélgica, Francia, Portugal, España e Italia (Hall, 2008, 25).
A partir del 840, tras la muerte del emperador Carlomagno y del rey Luis el Piadoso, los
daneses se lanzaron a la conquista de este territorio. Los asaltos comenzaron a Ruán, Chartres y
Tours en el 845, por lo que Carlos II el Calvo, rey de Francia desde hacía dos años antes, mandó
construir plazas fuertes, negoció con los invasores el pago de fuertes tributos -danegeld (“oro
danés”)-, e incluso pagó los servicios de jefes vikingos para que le defendiesen. A partir del 878,
estas maniobras diplomáticas y militares ya no eran suficientes, y los daneses remontaron el río
Sena hasta llegar a París, sitiándola durante más de un año (885). Un contingente, conocido como
normandos (hombres del norte), se asentó en tierras francas. Carlos III el Simple, rey desde el 893,
firmó con Hrolf Ganger, el jefe de los invasores de origen noruego, el tratado de Saint-Clair-sur-
Epte, por el que los vikingos recibían Nostria (actual Normandía), a Hrolf se le nombraba duque y

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se convertía en vasallo del rey franco, respetando su autoridad y con el deber de defender sus
tierras. Carlos colocaba un territorio “tapón” entre su todavía frágil reino y la previsible llegada de
más escandinavos (Cohat, 1989, 45-46 y 52). Los normandos terminaron casándose con mujeres
francesas, se bautizaron, adoptaron nombres cristianos -el nombre noruego de Hrolf pasó a ser
Rollón- y se integraron en la vida de la sociedad feudal. Tiempo después, concretamente en la
batalla de Hastings (1066), los descendientes lejanos de los invasores daneses, con Guillermo el
Conquistador, duque de Normandía, a la cabeza, invadieron Inglaterra, el sur de Italia y Sicilia 7,
aunque ya no se les podía considerar propiamente vikingos (Velasco, 2005, 95-96).
El conjunto del territorio comprendido entre el norte de Yorkshire y el Támesis se hallaba
bajo la influencia danesa. El Danelag era un extenso dominio regido por las leyes de los vikingos y
defendido por cinco ciudades fortificadas: Derby, Leicester, Lincoln, Stamford y Notthingham. La
lengua oficial era el antiguo noruego (Cohat, 1989, 56).
En el 844 los vikingos llegaron a la península Ibérica y devastaron Cádiz y Sevilla. En el
siglo X, varios ataques los condujeron a Santiago de Compostela y Lisboa, aunque la resistencia de
los árabes en España hizo que descartasen otras expediciones. También se adentraron más allá del
estrecho de Gibraltar y llegaron hasta el norte de África (Graham-Campbell, 1994, 127; Mínguez, J.
M., Wilson, D. M., Sheppard, J. & Martín, J. L., 1985, 3-31; y Morales, 2004).
Los suecos recorrieron largas distancias, fijando sus objetivos en la extensa ruta hacia el este
u Oriente. Sus viajes les llevaron a través de Finlandia hasta los territorios rusos y cruzaron el mar
Báltico hasta llegar a Europa oriental. Más al sur, se internaron por el Mediterráneo hasta llegar a
Constantinopla (actual Estambul, en Turquía), capital del imperio Bizantino; Jerusalén (actual
Israel); y contactar con las antiguas rutas comerciales que se extendían hasta la India y China.
Algunos decidieron asentarse en tierras eslavas, fueron conocidos como “rus” -Rusia significa “la
tierra de los rus”- y contribuyeron a la formación de un nuevo reino, aunque la cuestión de hasta
qué punto influyeron en la formación del estado ruso primitivo sigue siendo polémica.
Figura 1. La expansión vikinga entre los siglos IX y XI.

7
Si Ruán se convirtió en la capital religiosa y política del nuevo ducado de Normandía, Bayeux siguió siendo fiel
durante mucho tiempo a la antigua lengua noruega. Allí es donde se hizo el tapiz que describía la conquista de
Inglaterra por los normandos.
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Fuente: http://jcdonceld.blogspot.com.es/2010/04/expansion-vikinga.html
Los viajes eran muy peligrosos, por ejemplo había que salvar los obstáculos naturales del
Atlántico Norte, como los icebergs. Aunque los vikingos no disponían de instrumentos de
navegación modernos, como brújulas o cartas de navegación, tenían una gran habilidad en el arte de
la navegación; de ahí que fueran considerados los mejores marinos de su época. Mediante sus dotes
de observación, aplicadas a sus conocimientos geográficos y astronómicos, y lo que sabían de los
vientos, las olas, las corrientes oceánicas, los movimientos de los peces y del vuelo de las aves
marinas y cuervos, eran capaces de navegar en alta mar y mantener un rumbo invariable incluso en
largas distancias. Por el día se orientaban por la posición del Sol y por la noche se guiaban por la de
la Luna, la Estrella Polar y otras estrellas, con la ayuda de un rudimentario astrolabio.
Los vikingos construyeron los mejores barcos de su tiempo y éstos se convirtieron en el eje,
icono o símbolo por excelencia de este pueblo. No todos eran iguales. El mercante, knarr o knorr,
era lento, ancho, profundo y pesado, con un amplio casco para las mercancías y pasajeros; y se
empleó para el comercio y la colonización.
El navío más conocido era el diseñado para la guerra, el drakkar o “barco dragón”,
llamativo, esbelto, largo, estrecho, ligero, fuerte y rápido; la encarnación del poder vikingo. Las
cabezas de los dragones talladas en madera, a las que se atribuía un poder protector contra los malos
espíritus y monstruos marinos, adornaban la proa e incluso en la popa, y hacían que provocasen el

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terror en sus enemigos. Los escudos, colgados en los laterales de la nave, protegían a los remeros. A
partir del siglo VII, introdujeron la quilla para lograr una estabilidad y un avance dirigido,
levantaron un mástil e izaron una vela cuadrada o rectangular. Las velas se tejían de lana o de lino,
ambos de doble espesor, se reforzaban con tiras de tela, y se solían teñir de color rojo, para señalar
su presencia.
El drakkar podía navegar en alta mar, ya que estaba construido para soportar las duras
condiciones de los mares (Norte y Báltico) y océano Atlántico; remontar ríos poco profundos y
retroceder sin volcar; y era lo bastante ligero para poder moverlo a remo, desembarcar velozmente
en la costa e incluso transportarlo por tierra en caso necesario. Estos barcos tenían poco calado, lo
que significaba que no necesitaban puerto, y los guerreros podían remar hasta que el fondo tocaba la
playa (Atkinson, 1990; Cohat, 1989, 58 y 72; y Wingate & Millard, 2005, 5-14)
Figura 2. Dibujo de un drakkar o barco dragón.

Fuente:http://www.foro3d.com/attachments/203958d1428836108-barco-vikingo-02-4-
2i3.jpg?s=85b00ed04f732b944dab1bb2dac30cda
Los vikingos solían viajar en grupos de trescientos o cuatrocientos hombres, liderados por
un jefe. Los bancos donde se sentaban para remar también se utilizaban como cofres donde guardar
el botín. El ataque se hacía siempre por sorpresa y con gran rapidez para evitar la reacción de la
población local. Su objetivo eran las ciudades y, sobre todo, los monasterios, iglesias, casas
religiosas y palacios episcopales, porque albergaban objetos valiosos, metales preciosos y bodegas
de vino. El solo anuncio de su llegada provocaba el pánico y la huida de los habitantes hacia los
castillos y las ciudades amuralladas (Cohat, 1989, 72; Graham-Campbell, 1994, 127 y Mínguez et
al., 1985, 12).

9. CURIOSIDADES VIKINGAS: ¿SABÍAS QUÉ...?


En este apartado se exponen algunas curiosidades sobre los vikingos que pueden ayudar a
captar la atención y el interés de nuestro alumnado. Algunas ya se han comentado, como los
numerosos tópicos que se han ido transmitiendo (cascos con cuernos, sucios, etc.) y que se han
demostrado inciertos; los llamativos sobrenombres de reyes y héroes; el completo equipamiento de
los guerreros (espadas, hachas o escudos); sus conocimientos del mar; las características del drakkar
o barco dragón; su destacada actividad como saqueadores, mercaderes, exploradores y colonos; los
enterramientos dentro de barcos junto con sus armas, otros objetos e incluso personas; el hecho de
ser los primeros europeos en llegar al continente americano, quinientos años antes que Cristóbal
Colón, o que unos descendientes suyos, llamados normandos, invadiesen Inglaterra y esta conquista

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se plasmase en el tapiz de Bayeux; y la originalidad de las creencias nórdicas: el Más Allá -Asgard,
el Valhalla o las valquirias-, los numerosos dioses y diosas (Odín, Thor o Loki), la existencia de
seres extraordinarios (elfos, gigantes, enanos...) o el día del fin del mundo o Ragnarok.
Concretamente, el dios del trueno es uno de los superhéroes que integran el Universo Marvel,
protagonista de cómics, series y de varias películas estrenadas en los últimos años.
Figura 3. Thor, superhéroe de Marvel.

Fuente: http://www.mundomarvel.com/personajes/thor.html
Muchos gobernantes vikingos adoptaron sobrenombres extraños y violentos que aludían a
acontecimientos sucedidos durante sus vidas. El rey noruego Erik Hacha Sangrienta (930-934)
mató a sus hermanos para poder gobernar el solitario; el monarca danés Harald Dienteazul (935-
985) se llamó así por el color de alguno de sus dientes, fue uno de los primeros reyes en convertirse
al cristianismo e inspiró al inventor de la tecnología Bluetooth8; el rey inglés, danés y noruego
Canuto II el Grande creó un poderoso imperio europeo; y el monarca noruego Harald III Hardrada,
el Despiadado, un aventurero belicoso que murió en la batalla de Stamford Bridge (1066), tras su
intento de invadir Inglaterra, considerado el último héroe vikingo. El jefe nórdico Ragnar Lodbrok -
el protagonista de la serie Vikingos9-, el de los bombachos o calzones peludos, vivió en el siglo IX y
su apodo hacía referencia a los pantalones confeccionados por su esposa, de piel muy gruesa,
hervida en brea y cubierta de arena para hacerla más resistente al aliento abrasador de los dragones.
Este guerrero atacó Inglaterra, pero tras ser hecho prisionero por el rey de Northumbria fue arrojado
a un pozo lleno de serpientes, donde murió (Velasco, 2005, 62-65; y Wingate & Millard, 2005, 50-
51). Uno de los héroes más apreciados era Sigurd el Matador del Dragón, más conocido como
Sigfrido en El Anillo de los Nibelungos. Otras figuras destacadas fueron Erik el Rojo, conocido así
por el color de su pelo y barba, descubridor de Groenlandia; y su hijo, Leif Eriksson, el Afortunado,
el primer europeo en llegar a Norteamérica.
Figura 4. Carátula de la serie Vikingos.

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http://blogthinkbig.com/harald-bluetooth/
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Vikingos (2013), serie de TV producida por History Channel.
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Fuente: http://seriesenmega.com/vikings-temporada-4-720p-subtitulada-espanol-descargar-en-mega/
Cada 9 de octubre los descendientes de los vikingos celebran el aniversario del
descubrimiento de América. En 1964, el Congreso de los Estados Unidos autorizó que en esa fecha
se celebrase el Día de Leif Eriksson, en recuerdo de la primera inmigración organizada procedente
de Noruega (el buque, procedente de Stavanger, llegó al puerto de Nueva York en 1825), por lo que
no tiene que ver con ningún hecho importante de la vida del explorador. Leif Eriksson y su
tripulación alcanzaron Norteamérica, a la que llamaron Vinland (Tierra del Vino o de Vides), hacia
el año 1000. Para conmemorar este acontecimiento, Estados Unidos donó una estatua dedicada a
Leif que preside una plaza en Reykjavik, la capital de Islandia, y emitió un sello conmemorativo de
la hazaña.
Figura 5. Sello emitido el Día de Leif Eriksson (Estados Unidos, 1968).

Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Leif_Erikson#/media/File:LeifErikson1968stamp.jpg
La bandera de Dinamarca o Dannebrog (“paño danés”), de fondo rojo, con una cruz nórdica
blanca que se extiende hasta los bordes, es considerada la bandera nacional más antigua del mundo.
Según la leyenda, fue enviada desde el cielo para ayudar al ejército danés a conseguir la victoria en
la batalla de Lyndanisse (15 de junio 1219). En ella se inspiraron las de Suecia, Noruega, Islandia y
Finlandia, lugares habitados por los vikingos10.
Figura 6. Banderas de Dinamarca, Suecia, Noruega, Islandia y Finlandia.

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http://www.banderas-mundo.es/dinamarca
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Fuente: http://www.banderas-mundo.es
A pesar de que los vikingos no tenían libros, crearon su propio sistema de escritura,
compuesto de marcas llamadas runas. El alfabeto era sencillo y estaba formado por dieciséis letras
de líneas rectas y diagonales, lo que facilitaba grabarlas en piedra, madera y hueso, ya que
desconocían el papel, y a cuya labor se dedicaron los escribas. Este sistema se adaptaba a los usos
conmemorativos, jurídicos y prácticos, como registrar cuentas, etiquetar objetos valiosos con el
nombre del propietario, mantener calendarios o enviar mensajes.
Como dato anecdótico, el apelativo de vikingos se utiliza para designar a los aficionados del
Real Madrid C. F. Este apodo nació en la década de los 70 del pasado siglo, primero como una
ofensa por parte de sus rivales, aunque luego se acabó aceptando. Hay tres razones que explican su
origen: los numerosos jugadores procedentes de Alemania y Dinamarca que llegaron en aquellos
años; el titular del periódico de The Times, “El Real Madrid se pasea por Europa como antaño se
paseaban los vikingos, arrasándolo todo a su paso”, tras vencer en la final de la Copa de Europa de
1959-60 al Eintracht de Frankfurt por 7 a 3; y el hecho de que este club se localice en el norte de la
capital.
Los guerreros vikingos más temidos eran los berserkers (literalmente “guerreros furiosos”).
Se preparaban para la batalla vistiendo pieles de animales (oso y lobo), entraban en trance, aullaban
como bestias salvajes, mordían sus escudos y podían salir a luchar semidesnudos con una furia
ciega, ya que el ritual les volvía insensibles contra el dolor, y nunca se rendían. En este sentido, hay
numerosas peñas madridistas cuyos nombres aluden a los guerreros del norte y, concretamente, una
en la sección de baloncesto que ha tomado por nombre el de berserkers.
Figura 7. Peña madridista de baloncesto Berserkers.

Fuente: http://www.berserkers-rmcf.es/ontour.html
Para algunos historiadores el nombre de Rusia proviene de la palabra “Rus”, término usado
por los habitantes del este del mar Báltico para referirse a los comerciantes vikingos que se
asentaron en este territorio; si aceptamos esta teoría polémica, los primeros rusos habrían sido
vikingos. Estos aventureros llegaron a las costas bálticas y establecieron bases comerciales en
ciudades como Smolensk (Rusia), Novgorod (Rusia) y Kiev (Ucrania).
Algunas palabras de origen vikingo todavía se siguen utilizando en la lengua inglesa. Los
nórdicos adoraban a diferentes dioses según el día de la semana, por ejemplo Wednesday
(miércoles), significaba “día de Woden”; Thursday (jueves), “día de Thor”; y Friday (viernes), “día
de Freyja o Freya”. En las actuales lenguas escandinavas, el sábado se llama el “día del baño”,
porque era el día en que los vikingos se bañaban. También han sobrevivido otras palabras: sister

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(hermana), knife (cuchillo), egg (huevo) o thing, con el actual significado de cosa (Macdonald,
2007, 96).
Un relato vikingo se convirtió en fuente de inspiración para el escritor inglés William
Shakespeare (1654-1616) en su famosa obra de teatro Hamlet. En este texto, el príncipe de
Dinamarca, incapaz de decidir qué hacer tras el asesinato de su padre, meditaba profundamente
sobre el significado de la vida y de la muerte.
Los festivales, mercados, museos y exposiciones dedicadas a los vikingos se han ido
incrementando en los últimos años. En las islas Shetland, donde se asentaron numerosos colonos,
tiene lugar el “Up-Helly-Aa”, un festival celebrado durante el último martes de enero, donde los
participantes se visten de vikingos, desfilan por las calles y queman una maqueta de un drakkar de
tamaño natural (Macdonald, 2007, 99). Desde mediados del siglo IX, los nórdicos asaltaron las
costas gallegas, hecho que se conmemora cada primer domingo de agosto en la Romería Vikinga de
Catoira, localidad pontevedresa hermanada con la danesa Fredrikssund, desde donde pudieron partir
algunos de los asaltantes. Uno de los actos se centra en el desembarco de un barco de guerra
cargado de guerreros que atacan los restos de la muralla del Oeste, lugar donde también se
desarrolla una representación teatral (Velasco, 2005, 169 y 191).
Santa Claus -o Papá Noel- podía haber sido originalmente el dios vikingo Yule y con su
llegada se iniciaba una de las festividades más esperadas, a mediados del invierno, en la que se
intercambiaban regalos. Los vikingos creían que sus dioses cruzaban el cielo trayendo sorpresas, al
igual que la imagen moderna de Santa Claus, que lo atraviesa en un trineo de estilo vikingo tirado
por renos ((Macdonald, 2007, 100).
Figura 8. Santa Claus o Papá Noel.

Fuente: http://fotosde.net/navidad/imagenes-del-trineo-de-santa-claus.html

10. CONCLUSIONES: RECUPERANDO LA HISTORIA VIKINGA


El interés por los vikingos ha crecido en todo el mundo durante los últimos años, como lo
atestiguan los numerosos museos, exposiciones, mercados, festivales, libros, artículos, novelas
históricas, documentales, series y películas dedicados a ellos. Se puede afirmar que, siglos después,
sus creencias y costumbres siguen presentes entre nosotros. Sin embargo, todo ello contrasta con la
escasa atención que se ha prestado -y se presta- a este pueblo en la Educación Secundaria española,
actualmente reservada exclusivamente al 2º curso de ESO en la asignatura de Ciencias Sociales,
Geografía e Historia, con unos contenidos escasos y marginales, siendo nulo su estudio en el
Bachillerato.
A lo largo de este trabajo se ha querido reivindicar su importancia y originalidad, desmontar
algunos tópicos y estereotipos, y proporcionar un material, tanto en contenidos como en recursos
(imágenes, fuentes, bibliografía, filmografía, documentales y páginas web), para aquellos docentes
que estén interesados en ello. También abogamos por rescatar e incorporar su estudio de manera

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más amplia en los niveles que correspondan de la ESO y evitar que aparezcan de forma tan
secundaria, otorgándoles todo el valor que merecen. Si este pueblo fue protagonista de la historia
europea durante parte de la Edad Media, concretamente desde finales del siglo VIII hasta principios
del siglo XI, ¿por qué los contenidos que se estudian en la Secundaria son tan escasos?
Los cronistas cristianos nos transmitieron una imagen negativa de los hombres o
“demonios” del norte, por ser las víctimas de sus ataques. Posteriormente, se realizó un análisis más
riguroso de este pueblo y se tuvieron en cuenta otras fuentes escritas, como las sagas, y
arqueológicas, principalmente restos arquitectónicos y tumbas, llevándose a cabo un juicio más
equilibrado y justo. Parece que la violencia y crueldad que los vikingos emplearon fueron similares
a las de otros pueblos –francos o anglosajones- que vivían en un continuo estado de guerra.
Los logros del pueblo vikingo fueron numerosos. Estuvieron entre los mejores agricultores,
ganaderos, artesanos, exploradores, marinos, piratas, mercaderes y guerreros de su tiempo; se
asentaron en territorios de las islas Británicas, el norte de Francia (Normandía) y sur de Sicilia;
abrieron y mantuvieron una de las rutas comerciales más extensa, desde Groenlandia hasta
Constantinopla, e incluso llegaron a Norteamérica, con el descubrimiento de Vinland por parte de
Leif Eriksson; establecieron contacto con otras civilizaciones y fundaron ciudades; llevaron a cabo
grandes avances en el arte de la navegación y desarrollaron varios tipos de barcos, aunque uno de
ellos, el drakkar o barco dragón, se llevó la gloria, considerándose el icono por excelencia de este
pueblo; sus creencias en el Más Allá, el fin del mundo y la existencia de varios dioses, constituyen
rasgos originales de su cultura; por último, transmitieron oralmente sus historias y leyendas
protagonizadas por héroes y dioses, luego recopiladas de forma escrita en las sagas y los versos -
dejando así su aportación en la literatura medieval-, y desarrollaron un tipo de escritura primitivo
denominado runas.

11. FUENTES
Los vikingos pasaron a la historia por las noticias recogidas en los anales o en las crónicas
cristianas escritas por los aterrorizados monjes que sobrevivieron a los asaltos llevados a cabo en
Inglaterra -en la Crónica Anglosajona aparecieron por primera vez con el saqueo al monasterio de
Lindisfarne el 8 de junio del 793-, Irlanda y Francia. Las descripciones de los pueblos que entraron
en contacto con ellos, incluidos árabes y bizantinos, víctimas de sus incursiones, no pueden ser más
negativas: piratas, saqueadores y asesinos sanguinarios, brutales y crueles, dispuestos a conseguir
riquezas a cualquier precio. Desde la Edad Media, quienes fueron sometidos por ellos contaron su
historia y crearon su leyenda negra. Los pueblos meridionales serían los “civilizados” en
comparación con los “bárbaros” del norte de Europa. Tan sombrío cuadro reflejaba un punto de
vista interesado, que debía ser complementado con un análisis más exhaustivo de otros documentos
y de las fuentes arqueológicas, ofreciendo un juicio más matizado (Mínguez et al., 1985, 13).
Otras facetas han situado a los vikingos recientemente en la historia, como grandes
artesanos, mercaderes, marinos, exploradores y guerreros. Muy pocos vikingos sabían leer y
escribir, por lo que dependían de la comunicación oral y de la memoria para recordar datos e
historias. En las tierras nórdicas no había cronistas locales, como en Europa, que transcribiesen los
acontecimientos más importantes.
Las sagas nacieron en el siglo X durante las largas veladas en torno al fuego de la hoguera
que los prolongados inviernos de Islandia propiciaban y fueron transmitidas oralmente de
generación en generación a lo largo del tiempo, recordándose en banquetes, sermones y asambleas
Si exceptuamos las inscripciones rúnicas grabadas en piedra, madera y hueso, los vikingos no
escribieron nada hasta el siglo XI. Toda su literatura, formada por sagas o relatos y poemas o eddas,
fue recogida por escrito por unos monjes islandeses en papel de vitela a finales del siglo XII y
principios del XIII, salvándola del olvido, y ofreciendo una gran aportación a la literatura medieval
y una excelente fuente de información para conocer su modo de vida, cultura, creencias, carácter e
ideales. Las sagas describen largas y emocionantes batallas, aventuras y hazañas de sus héroes,

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poseedores de siempre de las mismas cualidades: nacimiento ilustre, valor, audacia, carácter
receloso y amantes de la aventura, el peligro y la guerra. Estos relatos fueron recopilados tiempo
después del suceso y probablemente fueron embellecidos -y modificados- durante la transmisión
oral, de ahí que se dudase de su veracidad en algunas cuestiones (Cohat, 1989, 114).
El Libro de los Islandeses, escrito por Ari Thorgilsson a principios del siglo XII, describe la
llegada de los nórdicos a Islandia11. El Libro de la Colonización (Landnámabók), recopilado por Ari
y otros autores en la primera mitad del siglo XII, es la principal fuente de la fase de colonización.
Por otra parte, las Sagas Islandesas o de Vinlandia nos cuentan como sus protagonistas, islandeses
de origen noruego, descubren y colonizan Groenlandia y como tratan de asentarse en tierras
norteamericanas, siendo las primeras fuentes escritas que harían referencia a la llegada de Leif
Eriksson en torno al año 1000. Dos relatos destacan, la Saga de los Groenlandeses hacia el 1200 y
la Saga de Erik el Rojo en torno al 1260, de autor anónimo, en los que se mezcla realidad y ficción
sobre hechos sucedidos en el pasado (Casariego, & Casariego, 1988). Este proceso llegaría a su
cénit con Snorri Sturlusson, autor de la Edda, una manual de poética islandés con numerosas
historias mitológicas, escrita cerca del 1220; la Heimskringla o Crónica de los reyes nórdicos, una
amplia historia de los monarcas noruegos desde sus orígenes míticos, redactada alrededor del 1225;
y la Saga de Egil Skallagrimsson, escrita hacia el 1230 (Sturluson, 2009).
La información proporcionada por las fuentes escritas debe ser complementada con la de los
restos arqueológicos12. Concretamente, en lo que se refiere a la colonización americana, la base
histórica de las sagas debe ser corroborada con los yacimientos. En la década de 1960 se produjo el
hallazgo de un asentamiento vikingo en Terranova, llamado L´Anse aux Meadows, pero mientras
unos opinaron que sería Leifbundir, la casa de Leif Eriksson en Vinland, otros consideraron que el
territorio descrito en las sagas era más cálido, por lo que se localizaría más al sur (Wahlgren, 1986).
Los vikingos creían que existía el Más Allá, por lo que era costumbre enterrar a sus muertos
con todas sus pertenencias, armas, mobiliario, joyas, ropa, comida, e incluso esclavos. Numerosas
tumbas se han descubierto, han aparecido colecciones funerarias en excelente estado de
conservación y se ha arrojado luz a algunas dudas que se tenían sobre su cultura. Por ejemplo,
ninguno de los cascos encontrados tenía cuernos, la existencia de bastoncillos y perfumadores
reflejaría su interés por la limpieza o que el hallazgo de objetos procedentes de otros territorios nos
indicaría sus rutas marítimas, qué ciudades asaltaban o dónde comerciaban. Algunos enterramientos
-los que contenían el cuerpo de los más ricos de la sociedad- se hacían en barcos y también se han
conservado, como el de Oseberg, que contenía los restos de una reina vikinga (Museo de Barcos
Vikingos de Oslo)13. Todos estos descubrimientos han aportado valiosa información, pero todavía
quedan incógnitas que solo quedarán resueltas con nuevas evidencias arqueológicas.

12. REFERENCIAS
12.1. Fuentes
Casariego, A. & Casariego, P. (Trad.). (1988). La saga de los Groenlandeses. La Saga de Erik el

Rojo. Madrid: Siruela.

Sturluson, S. (2009). Saga de Egil Skallagrimsson. Madrid: Miraguano.

12.2. Monografías
Atkinson, I. (1990) Los barcos vikingos. Madrid: Akal.

11
Ari Thorgilsson es considerado el padre de la historia islandesa.
12
Varias monografías empleadas en este trabajo están hechas por arqueólogos (Graham-Campbell, 1994; o Hall, 2008).
13
http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/el-barco-de-oseberg-la-tumba-secreta-de-una-
reina-vikinga_7464. Artículo de la revista National Geographic sobre el descubrimiento del barco de Oseberg.

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Cohat, I. (1989). Los vikingos, reyes de los mares. Madrid: Aguilar.

Graham-Campbell, J. (1994). Los vikingos: orígenes de la cultura escandinava. Barcelona: Folio.

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12.3. Libros de texto


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12.4. Artículos
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12.5. Literatura infantil y juvenil


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12.6. Series
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12.7. Páginas web


http://blogthinkbig.com/harald-bluetooth/ ¿Por qué la tecnología bluetooth tiene el nombre de un

rey vikingo?

http://jcdonceld.blogspot.com.es/2010/04/expansion-vikinga.html Mapa de la expansión vikinga.

http://seriesenmega.com/vikings-temporada-4-720p-subtitulada-espanol-descargar-en-mega/ Serie

Vikingos.

http://www.banderas-mundo.es Página web sobre banderas del mundo.

http://www.berserkers-rmcf.es/ontour.html Peña madridista Berserkers.

http://www.foro3d.com/attachments/203958d1428836108-barco-vikingo-02-4-

2i3.jpg?s=85b00ed04f732b944dab1bb2dac30cda Imagen del drakkar o barco dragón.

http://www.mundomarvel.com/personajes/thor.html Imagen e información sobre Thor.

http://www.nationalgeographic.com.es/historia/grandes-reportajes/el-barco-de-oseberg-la-tumba-

secreta-de-una-reina-vikinga_7464 Artículo de la revista National Geographic sobre el

descubrimiento del barco de Oseberg.

https://es.wikipedia.org/wiki/Leif_Erikson#/media/File:LeifErikson1968stamp.jpg Sello del día de

Leif Eriksson emitido por Estados Unidos.

13. ANEXOS
13.1. Monografías
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13.2. Artículos
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13.3. Literatura infantil y juvenil


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13.5. Documentales
Vikingos, un viaje hacia nuevos mundos (2004).

Vikingos: bárbaros (2003). Barcelona: Track Media.

13.6. Películas
13.6.1. Infantiles y juveniles
Astérix y los vikingos (2006).

Cómo entrenar a tu dragón (2010).

Cómo entrenar a tu dragón 2 (2014).

Vicky el vikingo y el martillo de Thor (Vicky el Vikingo 2), 2011.

Vivky el vikingo (2009).

13.6.2. Adultos
El guerrero nº 13 (1999).

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El guía del desfiladero (2007).

Erik el vikingo, 1989.

La leyenda de Ragnarok (2013).

Outlander (2008).

13.7. Páginas web


http://eldrakkar.blogspot.com.es/ Página de web de Manuel Velasco sobre los vikingos.

http://es.wikipedia.org/wiki/Asentamientos_vikingos_en_Am%C3%A9rica El asentamiento

vikingo en América en Wikipedia.

http://es.wikipedia.org/wiki/Leif_Eriksson Biografía de Leif Eriksson en Wikipedia.

http://pueblosoriginarios.com/biografias/leif.html Biografía de Leif Eriksson con imágenes y

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http://wol.jw.org/es/wol/d/r4/lp-s/102001686 Sobre si fue Leif Eriksson quién descubrió América.

http://www.mcnbiografias.com/app-bio/do/show?key=erikson-leif Biografía sobre Leif Eriksson

con bibliografía al final.

http://www.viajeros.com/articulos/267-vikingos-navegantes-incansables Sobre los vikingos y Leif

Eriksson.

http://www.youtube.com/watch?v=FBrQ6qNdpKg Alusión a Leif Eriksson en Bob Esponja.

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