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ELLOS NOS DAN TODO

POR:

VALENTINA SANTANA MONCADA

OJITOS LECTORES

PROFESOR:

DAVID GÓMEZ VÁSQUEZ


(dogor154@hotmail.com)

GRUPO: 6°2
EDAD: 12 AÑOS

INSTITUCIÓN EDUCATIVA ANTONIO JOSÉ DE SUCRE


(CALLE 37 # 42 – 10, BARRIO LA INDEPENDENCIA ITAGÜÍ – ANTIOQUIA).
TELÉFONO: 3777771

ITAGÜÍ

2019
ELLOS NOS DAN TODO

El vínculo afectivo que nos une a los animales no se puede definir solo con
palabras, generalmente se desarrollan sentimientos de empatía y apego porque los
hacemos parte de nuestras vidas. Pero la realidad es que el abandono de las
mascotas ocurre todos los días, existen personas injustas que son capaces de
maltratar y abandonar a estos animalitos, que no tienen conciencia de que éstos
también sienten igual que los humanos y que sin importar si su dolor es físico o
emocional siempre ellos serán capaces de expresarlo. En la mayoría de los hogares
actuales se ha optado por tener una mascota, no obstante, sus habitantes no saben
ser responsables al cuidarlas y alimentarlas; la rutina, el trabajo, la manutención o
el simple desinterés hacen que estos animalitos empiecen a sufrir el sin sabor del
desamparo.

Este es el caso de un perrito que por varias circunstancias se vió indefenso en


medio de las calles de nuestra ciudad, pasando hambre, frío y desolación. Su
nombre es “Soly”, claro que hace algunos meses ni se tenía la menor idea de como
se llamaba realmente, sólo les puedo decir que así decidí nombrarlo porque de una
manera misteriosa tocó mi corazón con sus ojitos llenos de soledad. En el instante
que lo conocí sentí que iba a ser mi compañía, estaba dispuesta a brindarle amor y
protección. No sé los motivos que tuvieron sus dueños para abandonarlo, pero así
es el destino, él irónicamente se cruzó en mi camino para cambiarme la vida.

Era un martes del mes de junio del 2018, cuando me disponía a iniciar mis
labores. Me levanté muy temprano e hice todo como de costumbre, sin imaginarme
que Dios me daría la oportunidad de brindarle ayuda a este perrito. Fue a media
mañana cuando me encontré con un mensaje bastante particular en mi celular, el
cual decía:” Si alguien conoce a este perrito o desea adoptarlo, por favor
comunicarse al siguiente número…; lleva varios días caminando y durmiendo en la
calle, se ve muy desmejorado y hambriento”. Cuando leí aquel texto sentí que mi
corazón se partía en dos, fue un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo, era como
si este animalito estuviera destinado a estar conmigo, a mi mente regresaron viejos
recuerdos de una mascotica que tuve cuando era niña y que me acompañó por
muchísimos años. Cuando por fin recuperé el aliento, busqué apresurada los datos
de aquella persona que publicó el mensaje, inmediatamente la llamé y me indicó
con detalle donde podría encontrarlo, se alegró muchísimo de que alguien estuviera
interesado en adoptarlo y sobre todo de cuidarlo.

Cuando llegué al lugar me di cuenta de que no estaba por ningún lado, caminé
varias cuadras y pregunté a algunas personas que encontré en el camino si lo
habían visto, todos respondían vagamente con diferentes direcciones que solo me
confundían más y más. Aun así, no me rendí, seguí caminando hasta que a lo lejos
pude verlo. Era aproximadamente una cuadra de distancia, pero a la vez era como
si lo tuviera a pocos centímetros. Me dirigí con un paso acelerado y pronto llegué a
él, cuando lo miré fue como si nos hubiéramos conocido de toda la vida, su colita
se meneaba de un lado a otro y se me acercó para que lo acariciara, inspiraba
mucha ternura, era como si quisiera que lo abrazara y nunca lo dejara solo. Por ese
instante todo fue perfecto, los minutos pasaban lentamente y yo no me cansaba de
admirar aquel guerrero peludito, lo tomé fuerte en mis brazos y lo llevé a mi hogar.
Allí le organicé una camita, le improvisé un plato de comida y le puse agua limpia
para beber, incluso unos juguetes viejos que tenía guardados, los puse a su
alrededor para que pudiera divertirse con ellos.

Ha pasado un año desde aquel encuentro y ha sido maravilloso compartir mis


días y mis noches con Soly, mi corazón se ha llenado de huellitas que cada día son
más profundas porque los mejores momentos de mi vida los he pasado al lado de
mi mascota. Espero seguir disfrutando de su compañía porque no solo vino a
alegrar mi vida sino también la de mi familia, que se ha encariñado muchísimo con
él. Quiero decirles que este perrito merece seguir disfrutando de muchas
experiencias, juegos y cuidados. Le doy gracias a Dios porque me permitió
rescatarlo, aunque ahora me pregunto quién rescató a quien.

Muchas veces juzgamos a las personas que defienden a los animales, decimos
que no vale la pena su sacrificio y mucho menos su fundamento, pero yo creo que
todas las acciones se basan en el respeto y la tolerancia por un ser vivo que hace
parte de la creación. Los animales no pueden expresarse de una manera entendible
para el común de los humanos, sin embargo, siempre querrán que interpretemos
sus sentimientos, aunque no tengan voz. Ellos “Nos dan todo” sin pedir nada, no
saben de odios ni traiciones, solo desean tener un poco de comida y un techo donde
resguardarse del frío. Su mirada es pura porque es el reflejo de su alma, no sienten
envidia ni rencor, aunque los castigues ellos siempre vuelven a ti meneando su
colita. Su lealtad y fidelidad es la mayor recompensa que puede tener el ser
humano. Por eso y mil cosas más... Quiero compartir con todos los lectores esta
experiencia, con el fin de hacer un llamado a la sensibilidad y el compromiso que
tenemos con nuestras mascotas porque ahora ellas no solo nos hacen compañía,
sino que también nos ayudan a mejorar nuestra calidad de vida, disminuir el estrés
y aumentar la autoestima.

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