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Respiración.
- El tórax del lesionado será desnudado para visualizar los movimientos
respiratorios, que deben ser simétricos en ambos hemitórax.
- Para valorar el trabajo respiratorio, comprobaremos la integridad de la
pared torácica, así como la frecuencia y profundidad de la respiración.
- La permeabilidad de la vía aérea no garantiza una correcta
respiración. Las tres causas que más frecuentemente producen
insuficiencia respiratoria a los traumatizados y que de existir, deben
ser controladas inmediatamente serán motivo de estudios posteriores.
Circulación.
Al realizar la valoración de la circulación debemos recordar que la
morbilidad y la mortalidad de la persona a consecuencia de la disminución
o ausencia del oxígeno en las células están en dependencia de la
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duración del mismo en sangre. Debemos controlar inmediatamente la
hemorragia externa. Para ello, identificaremos los puntos sangrantes y
aplicaremos compresión directa de ser posible con apósitos estériles.
De esta forma habitualmente cesa la hemorragia.
Se le medirá:
El pulso: Valoraremos frecuencia, amplitud y regularidad valorando la
frecuencia del mismo.
En la temperatura observará la palidez de la piel y la frialdad.
Si se encuentra el traumatizado con cianosis (coloración azul de la piel)
indica la disminución de oxígeno en la sangre.
La presión arterial se medirá cuando el traumatizado es trasladado en la
ambulancia del SIUM o cuando llegue a la institución de salud.
Desvestir al lesionado.
El traumatizado debe ser desvestido por completo sin moverlo; se corta la
ropa con tijeras y se desliza. No debe movilizarse la columna vertebral en
esta operación.
Reconocimiento Secundario.
Una vez salvada la urgencia vital, procederemos a un examen exhaustivo, de
la cabeza a los pies basada en la inspección, palpación y auscultación. La
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exploración de ojos, nariz, oídos y recto no debe olvidarse. Debe haber
exploración en todos los orificios.
- En la cabeza y cara:
Inspección: buscando lesiones externas, como heridas en cuero cabelludo,
objetos punzantes, lesiones oculares. Las epistaxis, nasorragia, otorragia,
hematomas periorbitarios (ojos de oso panda), hematomas retroarticulares,
son signos que indican fractura de base de cráneo.
El traumatismo máxilo facial que no comprometa la vía aérea será tratado
posteriormente cuando el lesionado esté estable.
- Cuello
El cuello es una parte importante en la evaluación del lesionado. Su
exploración debe ser cuidadosa y exhaustiva, particularmente en los casos
que presenten traumatismos por encima de la clavícula.
Valorar la presencia de laceración y/o hematomas.
Siempre se debe tener presente que solo el estudio radiográfico nos permite
descartar una lesión de columna cervical.
-Tórax
Se valorará la presencia de contusiones o heridas y el trabajo respiratorio.
La palpación de clavículas, costillas y esternón nos dirá si existen fracturas,
ya que se hará dolorosa o sentiremos la crepitación.
-Abdomen y pelvis.
Todo trauma abdominal es potencialmente peligroso y debe ser tratado
inmediatamente. El diagnóstico de la lesión específica no es tan importante
como identificar que existe una lesión intrabdominal, y por tanto va a requerir
cirugía. En estos traumatismos es fundamental la vigilancia y la
reexploración. Debemos sospechar lesión abdominal cuando hay fractura de
la pelvis o de las últimas costillas.
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-Inspección del abdomen, observando si hay o no distensión, erosiones o
hematomas, heridas o lesiones, que nos pongan sobre la pista de posibles
lesiones internas.
-Palpación del abdomen en busca de dolor y defensa muscular.
-Observación de la existencia de sangre en la región perineal (para las
roturas de uretra) y la zona perianal (por la presencia de sangre en el recto).
-Extremidades
-La inspección consiste en buscar heridas, deformidades anatómicas,
contusiones y fracturas.
Palpación de las regiones para identificar zonas dolorosas, crepitación,
tumefacción, movimientos anormales.
Se valorará la presencia de heridas.
-Espalda.
-Para la exploración de la espalda, se colocará al lesionado en decúbito
lateral, moviéndolo en bloque (una persona controla la cervical tirando desde
la cabeza, para que el cuello esté alineado con el resto del cuerpo, que se
mueve en bloque). Se inspecciona la espalda y se palpa la columna en toda
su extensión buscando zonas de crepitación y/o dolor.
-Movilización.
Si la víctima requiere ser movilizada, es imprescindible tomar las medidas
necesarias para inmovilizar la columna y evitar medidas sobre lesiones.
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BIBLIOGRAFÍA:
1. Rovira Gil, Elías . El paciente politraumatizado. En: Enfermería siglo 21:
Urgencias en Enfermería. 3. ed. Madrid, España :Cooperación
Internacional FUDEM. Difusión Avances de Enfermería. 2002. Capítulo
No 16. P. 289.
2. Castro Torres, Amparo Magaly. Manual de Procedimientos de Enfermería
: Signos Vitales. Ciudad Habana, Cuba : Editorial Ciencias Médicas, 2002.
3. Principios Básicos de Enfermería (Suplemento). Ciudad Habana. Cuba :
Editorial Ciencias Médicas, 2003.