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Juegos Reducidos en El Entrenamiento PDF
Juegos Reducidos en El Entrenamiento PDF
el proceso de intervención en el
entrenamiento en fútbol.
David Casamichana Gómez, Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte.
Julen Castellano Paulis, Profesor en la Universidad del País Vasco.
Índice
1. Introducción
8. Reflexiones finales
9. Referencias
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Resumen
El propósito de este trabajo ha sido reflexionar en torno a un tipo de tareas de entrenamiento en fútbol
como son los juegos reducidos. Se ha pretendido llevar a cabo una reflexión entorno a distintos aspectos
cuando se aplican en la intervención del entrenamiento los juegos reducidos. Hemos comenzado pregun-
tándonos acerca de la idoneidad de los juegos reducidos con relación a los partidos de competición; las
posibles formas de cuantificarlos (valorando la respuesta física, fisiológica, la percepción del esfuerzo y la
el papel protagonista que este tipo de tareas tienen en los actuales modelos de planificación en fútbol; pro-
puestas para llevar a cabo el diseño de tareas a partir de la modificación de los parámetros que definen la
lógica interna de este deporte; y los efectos esperados por la intervención, dedicándole especial atención a
un parámetro muy recurrente en la literatura científica como son los efectos físicos o fisiológicos esperados
y otro al que consideramos prioritario tratándose de una actividad donde la toma de decisiones prevalece a
los demás elementos, es decir, la competencia motriz. Por último, hemos aportado información respecto a
algunas variables de incidencia que deberíamos considerar cuando planteamos intervenir a partir de este
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flexibles y siempre adaptables a la competencia mo-
triz de los jugadores, con lo que se b) potencia la
1. Introducción al término juego reducido
creatividad del jugador, contribuyendo a la toma de
decisiones del individuo ad hoc, en el mismo contex-
Los juegos reducidos (JR) son situaciones mo-
to de juego en el que luego se le pide que actúe: el
trices (Parlebas, 2001) lúdico-deportivas en las que
duelo colectivo de intermotricidad simultánea y espa-
se incluyen todos los factores que intervienen en el
cio común (Parlebás, 2001).
juego ‘real’ (Wein, 1995) de una manera simplificada.
Durante estos juegos los jugadores experimentan si-
tuaciones que se van a encontrar durante la compe-
tición (Owen, Twist, & Ford, 2004) o muy próximas
a ellas, por lo que contienen elementos transferibles
idénticos o muy parecidos a los de competición, ya
que partimos de la base de que la semejanza de ras-
gos de la lógica interna debería favorecer las trans-
ferencias del aprendizaje (Parlebás, 2001; Parlebas
et Dugas, 1998). Además, son tareas que pueden
adaptarse al grado de dificultad apropiado a las posi-
bilidades del jugador, al cual se le pide la solución de
los problemas inherentes en el juego (Wein, 1995).
Habitualmente los espacios donde se proponen son
reducidos y/o el número de jugadores es inferior res-
pecto a los marcados por reglamento para el fútbol-
11. Para referirse a este término habitualmente en la
literatura científica internacional se utiliza el concepto
de small-sided games.
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3. Cómo cuantificar los JR
La carga de entrenamiento alude al estrés o estímulo al que se somete al deportista durante un proceso
de entrenamiento. Verjoshansky (1990) la define como “el trabajo muscular que implica en sí mismo el po-
tencial de entrenamiento derivado del estado del deportista, que produce un efecto de entrenamiento que
lleva a un proceso de adaptación”. Matveiev (1972) distingue entre criterios internos y externos para evaluar
y describir la carga.
Los criterios externos son enunciados relativos a la naturaleza del ejercicio (estímulo que realiza el de-
portista), mientras que los internos conciernen a la respuesta fisiológica del organismo (lo que el estímulo le
supone al deportista). A estos criterios deberíamos añadir la carga perceptiva, que atiende a la percepción
subjetiva de este estímulo por parte del deportista (la percepción que cada deportista hace del esfuerzo rea-
lizado en el entrenamiento).
La monitorización de este tipo de actividades (JR) dónde se incorporan las diferentes estructuras del ser
humano, ha sido la mayor limitación de esta aproximación holística al entrenamiento y se ha realizado de
manera subjetiva en el pasado (Flanagan, & Merrick, 2002); aunque hace ya más de una década que se co-
menzó a proponer la forma de cuantificar la carga interna y externa de las formas jugadas en fútbol (Godik,
& Popov, 1993). Años después la relativización de la frecuencia cardiaca para la valoración de las formas
jugadas permitió realizar comparaciones (Flanagan, & Merrick, 2002; Valencia y Rodríguez, 2003).
Más recientemente y sobre todo por el avance y la disponibilidad de diferentes recursos tecnológicos, la
valoración, el control y el seguimiento de los JR resulta más accesible, fiable y preciso (Castagna, Belardi-
nelli, Impellizzeri, Abt, Coutts, & D’Ottavi, 2007; Gabbet, & Mulvey, 2008; Majgaard, Bredsgaard, Krustrup, &
Bangsbo, 2009; Reilly, 2005; Reilly, & White, 2004; Sassi, et al., 2004). La carga de entrenamiento en este
tipo de tareas ha sido monitorizada tanto en sus criterios externos, como internos, perceptivos y motrices. A
continuación pasamos a detallar la forma concreta de monitorizar cada aspecto.
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3.1. Monitorización de carga externa en los JR
Los criterios externos de la carga de entrenamiento atienden al estímulo que realiza el deportista, y para
su control, diversas técnicas e instrumentos han sido utilizados en este tipo de tareas con diversos coefi-
cientes de fiabilidad. Los estudios que pretenden medir la carga externa se pueden clasificar en función de
la precisión de los sistemas utilizados (García-López y Rubio, 2005) pudiendo hablar de a) Sistemas de baja
precisión, cuando estimamos la distancia utilizando planillas de observación, grabaciones magnetofónicas,
etc… o b) Sistemas de alta precisión, que miden la distancia recorrida por los deportistas utilizando fotogra-
metría o dispositivos GPS o GPS diferencial. Sin la intención de ser exhaustivos podemos resumir las técni-
cas e instrumentos y sus categorías elegidas en la siguiente tabla:
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Debido al gran desarrollo experimentado en los últimos años merecen especial atención los dispositivos
GPS (Pino, Padilla, Pérez, Moreno y De la Cruz, 2008). Subrayamos su gran aplicabilidad debido a sus ca-
racterísticas como ligeros, pequeños, no muy caros, disminución de tiempo de registro de datos por realizar
análisis automático y facilidad de análisis (Edgecomb, & Norton, 2006; MacLeod, Morris, Nevill, & Sunder-
land, 2009). Las medidas de velocidad lineal y distancia han sido comparadas con células fotoeléctricas ob-
teniendo valores de velocidad y distancia a bajas velocidades y unos errores moderados a velocidades altas
(Portas, Rush, Barnes, & Batterham, 2007), presentándose como un instrumento válido y fiable para deter-
minar la velocidad máxima de carrera sobre 15 y 30 m (Barbero-Álvarez, Coutts, Granda, Barbero-Álvarez,
& Castagna, 2009) y una alternativa práctica para evaluar la capacidad de realizar sprints repetidos (RSA)
(Barbero-Álvarez, et al. 2009). Existen varios trabajos que evalúan estos dispositivos en tareas de deportes
colectivos con una aceptable precisión y fiabilidad (MacLeod, et al. 2009) para la mayoría de medidas re-
levantes en los deportes de equipo con demandas cortas y sprints intermitentes no lineales, aunque según
Coutts, & Duffield (2008) puede representar un pobre nivel de fiabilidad para las actividades de alta inten-
sidad (CV = 11.2 % para carreras de alta intensidad, de más de 14.4 km•h-1, y del 15.4 % para carreras de
muy alta intensidad ), explicado por su baja frecuencia de muestreo, de únicamente 1 Hz (Coutts, & Duffield,
2008). Comparando estos dispositivos con los sistemas de análisis con tableta digitalizadora, Edgecomb y
Norton (2006) encontraron que las distancias obtenidas en ambos sistemas eran ligeramente sobreestima-
das, con altos coeficientes de fiabilidad para ambos sistemas y altas correlaciones para la distancia obtenida
entre ambos sistemas.
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Otras limitaciones reportadas con respecto a los sistemas de análisis de distancias basados en vídeo, son
las de no registrar actividades como entradas, ni la direccionalidad de los movimientos, como carrera hacia
atrás o carrera lateral (Macleod, et al.2009) y la necesidad de implementar al jugador con el dispositivo (Ed-
gecomb, & Norton, 2009). Para realizar la comparación entre diferentes trabajos debemos de tener presente
los hallazgos reportados por Coutts y Duffield (2008), ya que encuentran diferencias significativas entre cada
modelo de dispositivo, debido a los algoritmos asociados a cada modelo (Macleod, et al., 2009).
Figura II. Gráfica de registro de velocidades de 3 juegos reducidos jugados en diferente Espacio Indivi-
dual de Interacción.
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3.2. Monitorización de carga interna en los JR
La carga interna atiende a los efectos que la aplicación de un estímulo tiene en el organismo. Este tipo
de carga ha sido cuantificada en estos estudios mediante la utilización del registro fisiológico a través de la
medición de la frecuencia cardiaca en la mayoría de los trabajos (Enileser, 2005; Martínez Garcia, 2004; Im-
pellizzeri et al., 2006), ya que se trata de una medida fácil de monitorizar, relativamente barata y que puede
ser utilizada en la mayoría de situaciones (Achten, & Jeukendrup, 2003) y algunos trabajos complementan
dicha medición con la medida de concentración de lactato en sangre (Enileser, 2005; Rampinini, et al., 2007;
Tessitore et al., 2006).
La frecuencia cardiaca es una herramienta fiable y válida para describir la intensidad del ejercicio basán-
dose en la relación lineal existente entre la Fc y el Vo2max a carga constante (Astrand y Rodhal, 1992) y vali-
dada dicha relación con futbolistas, mostrándose favorables los autores a la utilización de esta medida como
indicador de la intensidad del esfuerzo durante la práctica del fútbol (Bangsbo, 1994; Hoff et al., 2002).
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A pesar de utilizar la misma técnica de recogida de datos en la mayoría de los casos, los datos anali-
zados en muchos trabajos son diferentes, lo que dificulta su comparación, ya que varios indicadores han
sido utilizados como la FC, el porcentaje de la frecuencia cardiaca máxima ( %Fcmáx), o el porcentaje de la
frecuencia cardiaca de reserva tal y como sugiere Karvonen (Rodríguez-Marroyo, Ribas, Pernía, Vaquera, &
Villa, 2007). Con respecto a las categorías establecidas de % de Fcmáx podemos establecer:
La concentración de lactato en sangre también es utilizada para cuantificar la carga interna de los JR.
Aunque la concentración de lactato en sangre es un pobre indicador del lactato muscular durante partidos de
competición, ha sido sugerido como valor que representa globalmente la acumulación de lactato producido
durante ejercicios específicos de fútbol (Krunstrup, Mohr, Steensberg, Bencke, Kjaer, & Bangsbo, 2006).
A pesar de esta última afirmación, esta técnica de monitorización del entrenamiento presenta grandes
limitaciones como veremos en el apartado de variabilidad y reproducibilidad de las situaciones de JR, por
lo que su aplicación en este tipo de tareas siempre debe de ser desde el punto de vista complementario, ya
que se presenta como un pobre indicador de la carga interna de este tipo de tareas (Hill-Haas, Coutts et al.,
2008; Impellizzeri, et al., 2007).
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Figura IV. Prueba de medición de lactato sanguíneo
(tomado de www.barcelona.cat)
3.3. Monitorización de la percepción del esfuerzo & Williams, 2007; Impellizzeri et al., 2007), por lo
en los JR que se propone como uno de los elementos prima-
rios de monitorización.
La carga perceptiva es definida como la percep-
ción del esfuerzo que tiene el individuo del estímulo
de entrenamiento que está realizando. Se trata de
otra variable de control muy utilizada para monito-
rizar la carga en este tipo de trabajos, utilizando la
escala subjetiva de percepción del esfuerzo, tanto la
de 10 unidades, modificada por Foster (1998), como
la de 20 unidades de Borg.
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3.4. Evaluación de las conductas motrices de los
jugadores
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Por otro lado, para realizar este registro de conduc-
tas nos podemos ayudar de diversos programas in-
formáticos para la codificación, registro y, en algunos
casos incluso, el análisis estadístico. Debido a la gran
cantidad de softwares disponibles, nos hemos centrado
en aquellos diseñados específicamente para registrar
conductas deportivas (Castellano y Perea, 2008), como:
Nac Sport, Match Análisis, Interplay Sport, Sports vides
Editor, o el Match Vision Studio Premium (Castellano,
Perea, Alday y Hernández Mendo, 2008), Este último
se trata de un software totalmente configurable, en el
que podemos observar, codificar, registrar y analizar
cualquier situación que se da en un contexto natural.
Podemos resumir las características principales de
este software en las siguientes: a) muy fácil manejo; b)
posibilidad de configurar herramientas de observación
propias, ad hoc; c) introducción automática del tiempo
en el que ocurre la acción; d) el formato vídeo y los
registros codificados tienen una relación directa; f) aho-
rro de tiempo al realizar la observación, debido al uso
exclusivo del ratón; g) favorece la calidad del dato; h)
posibilidad de realizar ciertos análisis de los datos co-
dificados al instante; y, i) los archivos de datos (con un
mínimo tratamiento) pueden ser exportados a los pro-
gramas más habituales de análisis estadísticos.
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Figura VI. Imagen del interface del software Match Vision Studio Premium (Castellano, Perea, & Alday,
2008). En el lado derecho aparece la herramienta de observación elaborada ad hoc, y en el lado izquierdo
el vídeo a analizar.
Nos vamos a centrar en dos modelos de planificación utilizados en deportes colectivos en general y en
fútbol en particular, que entendemos se acercan al entrenamiento de nuestra modalidad, obviando los mode-
los de planificación tradicionales sustentados en teorías conductistas, con el objetivo únicamente de describir
el lugar que ocupan los JR en estos dos modelos de planificación: a) el modelo cognitivista-estructuralista de
Seirul-lo (2003) y b) la periodización táctica de Frade.
El modelo cognitivista-estructuralista de Seirul-lo (2003) entiende al ser humano como una estructura
abierta, compuesta por un conjunto de subestructuras con sus propiedades y atributos, que se relacionan
con el medio exterior para formar un todo único (Solé, 2006). Por tanto, el ser humano es una estructura
hipercompleja, formada por diferentes subestructuras como son la condicional, cognitiva, socio-afectiva,
emotivo-volitiva, creativo-expresiva y mental (Seirul-lo, 2003). En el entrenamiento este tipo de modalidades
deben predominar las tareas donde estas estructuras se presenten de manera integrada (Solé, 2006), y es
aquí donde se encuentran los JR, como situaciones de entrenamiento de máxima especificidad (tareas de
carácter competitivo) que integran todas las estructuras mencionadas anteriormente.
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La periodización táctica se basa en una concepción del juego como entereza inquebrantable, compren-
diendo la globalidad de los factores y momentos que forman el fútbol, y no separándolos a la hora de ser
trabajados. Hace hincapié en el aspecto organizacional del equipo, en trabajar el modelo de juego que el
entrenador pretende alcanzar. Por tanto el modelo de juego es la guía de todo el proceso de entrenamiento,
proceso que respetará la naturaleza inquebrantable del juego, consiguiendo un reducir sin empobrecer, que
nos permitirá desarrollar el modelo. La forma de operativizar este modelo de juego es a través de JR, ejer-
cicios con menor número de jugadores y en espacios más reducidos, simplificando la complejidad del juego
sin ser separado del todo (Tamarit, 2007). Por tanto el modelo de juego se basa en principios y subprincipios
de juego, los cuales son trabajados a través de JR específicos, es decir, que integran principios y/o subprin-
cipios específicos del jugar del equipo (en un primer momento) para reducir la complejidad.
Como hemos podido observar ambos modelos de entrenamiento se integran dentro de un mismo para-
digma, que entiende el entrenamiento desde la sistémica, atendiendo tanto a las partes como a su interac-
ción, dónde los JR tienen un papel preferente en ambos modelos de planificación, y por lo tanto, es necesario
un mayor conocimiento sobre este tipo de tareas.
Son muchas las variables que pueden ser modificadas de la acción de juego del fútbol (Bayer, 1986; Cár-
denas y López, 2000; Castellano, 2005; Cimarro y Pino, 1997; Grèhaigne, 1992; Hernández Moreno, 1994;
Méndez, 1999; Rodríguez, 2007; Vázquez, 1982) respetando las características principales que definen la ló-
gica interna del mismo (Parlebás, 2001). Dentro de la literatura científica los estudios modifican habitualmente
diferentes variables con la intención de cuantificar los efectos en la demanda energética (fundamentalmente)
de los jugadores, sin poder atribuírsele o ponderar la influencia en la respuesta de cada una de ellas (Aroso,
Rebelo, & Gomes-Pereira, 2004; Jones, & Drust, 2007; Rampinini, et al.2007; Williams, & Owen, 2007). En
las siguientes líneas trataremos algunas de las que en mayor número de ocasiones han sido estudiadas, y
los principales efectos que surgen tras su modificación. Por mantener una estructura lógica las distribuiremos
en cuatro grandes bloques, que harán referencia a las modificaciones de aspectos que tienen que ver con los
parámetros o variables como el espacio, la interacción, el tiempo y la relación con el balón.
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5.1. Modificaciones en el espacio
Figura VII .Tomado de Casamichana y Castellano, 2009. Respuesta física de los juegos reducidos con
los valores de la media ±DS y el intervalo de confianza (IC-95 %) Nota: test pos-hoc de Bonferroni, aJRG >
JRM; bJRG > JRP; cJRM > JRP, en todos los casos para p<0.05.
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La orientación del espacio es un aspecto clave también para el diseño de las formas jugadas. A pesar de
que el espacio polarizado es uno de los principales rasgos definitorios de la lógica interna del fútbol (Parlebás,
2001), parece que no siempre es tenido en cuenta por los entrenadores cuando planifican los entrenamien-
tos, y como veremos a continuación, puede provocar importantes efectos en los jugadores. Mayo y Navarro
(2008) compararon dos situaciones de entrenamiento, una con el espacio orientado y otra con espacio no
orientado (Castellano, 2005), encontrando que cuando se introducen porteros (espacio polarizado) la carga
fisiológica es menor (menor Fc media y menor tiempo a zonas de alta intensidad) y la carga física también
fue menor (menor distancia recorrida y menor porcentaje de tiempo en las zonas de alta velocidad).
Otros trabajos (Sassi, Reilly, & Impellizzeri, 2004) también en tareas de 3:3 y 4:4 estiman un decremento
de la exigencia física y fisiológica de los jugadores cuando el espacio está orientado. Los autores lo justifican
en la organización defensiva realizada para proteger la portería, una zona concreta. Al contrario, otros estu-
dios detallan que la presencia de porteros (con la que orientamos el juego) en las formas jugadas, inducen a
un incremento de la exigencia fisiológica en las situaciones de 8:8 que estudian; justifican este hecho porque
consideran que la motivación de los jugadores se ve también incrementada (Dellal et al., 2008). En cualquier
caso parece que al no considerarse el tiempo de juego efectivo (Mayo, & Navarro, 2008), al estudio de esta
variable (la inclusión o no de los porteros) habrá que seguir dedicándole más tiempo.
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de Santos, Los Arcos, Blanco Villaseñor y Sánchez,
2006; Sampaio, García, Macas, Ibáñez, Abrantes,
5.2. Modificación de la relación entre los partici- & Caixinha, 2007) han encontrado que la defensa
pantes hombre a hombre influye en la intensidad la tarea,
la aumenta, tanto en el apartado fisiológico para el
La influencia del número de jugadores (simetrías primero de los trabajos como en el de la percepción
cuantitativas) ha sido estudiada en numerosos tra- del esfuerzo para el segundo, en comparación con
bajos (Allen, Butterly, Welsch, & Wood, 1998; Aro- las tareas que se desarrollan sin consignas en el tipo
so, Rebelo, & Gomes-Pereira, 2008; Jones, & Drust, de marcaje.
2007; Reilly, & Gilbourne, 2003), aunque únicamente
los estudios presentados por Hill-Haas y sus colabo- 5.3. Modificaciones del tiempo (duración de la ta-
radores (2008a, 2008b y 2009) y Urquiza (2008) han rea)
aislado la variable número de jugadores mantenien-
do constante el espacio individual de interacción (EII) La duración propuesta por los entrenadores para
definida por Parlebás (2001) como el valor teórico de que los jugadores desarrollen una práctica en los JR
la superficie del terreno que ‘corresponde’ a cada ju- parece que puede jugar un papel importante. Se ha
gador (área del terreno de juego dividido por el n.º estudiado el efecto de realizar las tareas de JR de
de jugadores que participan). Hill–Haas et al. (2008a, manera continua y fraccionada (Hill-Haas, Rowsell,
2008b y 2009) estudiaron la respuesta física, fisioló- et al., 2009), encontrándose una mayor respuesta fi-
gica y la respuesta perceptiva del esfuerzo de los ju- siológica en el formato continuo (mayor %Fcmáx y
gadores, concluyendo que al disminuir el número de mayor RPE) y una mayor respuesta física en el for-
jugadores participantes manteniendo constante el EII mato intermitente (mayores distancias recorridas a
la carga se ve aumentada. Urquiza (2008) encuentra altas velocidades y mayor número de sprints). Por
un aumento de la intensidad en los delanteros redu- su parte Tessitore et al (2006) estimaron que cuan-
ciendo el número de jugadores, sin presentarse dicho do más dura el JR la carga relativa disminuye. Cree-
aumento en los jugadores defensores. Estos datos mos que son aspectos muy interesantes a considerar
de aumento de intensidad al disminuir el número de dentro del entrenamiento en función de los objetivos
jugadores son ratificados también en otros trabajos perseguidos.
(Little, & Williams, 2007; Williams, & Owen, 2007)
5.4. Modificación de la relación con el balón
Por otro lado, las disimetrías cualitativas, es de-
cir, la presencia de comodines exteriores, también ha Hemos encontrado dos trabajos que proponen el
sido estudiada, encontrando Mayo, & Navarro (2008) estudio de los efectos en la carga interna cuando se
que la presencia de comodines exteriores (en una ta- limitan los contactos con el balón por jugador (Mar-
rea con espacio no orientado de 3:3) no altera ni la tínez de Santos et al., 2006; Sampaio et al., 2007)
con resultados dispares. Para los primeros, cuando
intensidad fisiológica ni la intensidad física de la ta-
rea. En otros casos (Rodríguez y Valencia 2003), por limitan la relación con el balón a un máximo de tres
ejemplo, cuando mantienen la posesión dos equipos toques, la intensidad de la tarea se ve incrementada,
mientras que para los segundos este cambio, a pesar
contra uno, parece disminuir la exigencia física de los
jugadores en el conjunto de la tarea y para la media de que no tiene influencia en la intensidad fisiológica,
de los jugadores. si la tiene en la percepción del esfuerzo que tienen
los jugadores, es decir, los jugadores perciben que
En relación a las relaciones entre participantes, la intensidad de la tarea se incrementa cuando se
la modificación de aspectos táctico-estratégicos de limitan los toques.
los jugadores es la variable, quizás, menos estudiada
(y según la Periodización Táctica, la más importante,
ya que nos permite trabajar la forma de jugar espe-
cífica de nuestro equipo). Algunos trabajos (Martínez
110
6. Los JR y los efectos esperados En jugadores de rugby Gamble (2004) obtuvo me-
joras en indicadores de resistencia cardiorrespirato-
6.1. Los JR y los efectos en la demanda: la resis- ria después de 9 semanas de entrenamiento basa-
tencia do en tareas de juegos reducidos, concluyendo que
este tipo de tareas ofrecen un estímulo apropiado
La mayoría de trabajos describen la carga fisio- para mejorar esta capacidad, pero esta mejora no se
lógica de los JR y concluyen en base a la intensidad vio comparada con otro tipo de trabajo por existir un
obtenida que son adecuados para mejorar la resis- único grupo experimental. Para complementar este
tencia de los jugadores de diferentes deportes co- trabajo, Gabbet (2006) estudió el efecto de aplicar
lectivos o de estructura de duelo colectivo (Parlebas, entrenamiento basado en JR en un grupo, y de apli-
2001), como por ejemplo en balonmano (Bucheit, Le- car entrenamiento de carrera en otro grupo, con la
petre, Behargel, Mollet, Cuvulier, & Ahmaidi, 2009 ) misma carga de entrenamiento, con una frecuencia
o fútbol (Jones, & Drust, 2007; Hill-Haas, Dawson, semanal de 2 sesiones semanales y una duración de
et al., 2009; Hoff, Wisloff, Engen, Kemi, & Helgerud, 9 semanas de intervención. Se realizaron evaluacio-
2002; Kelly, & Drust, 2008; Little, & Williams, 2006, nes de velocidad, potencia muscular, agilidad y po-
2007; Rampinini, et al., 2007). tencia aeróbica máxima, antes y después del periodo
de intervención, obteniendo mejoras similares en la
Algunos trabajos comparan la respuesta fisioló- agilidad y en la potencia aeróbica máxima, e incre-
gica entre JR y carrera sin balón, concluyendo que mentos de mayor magnitud en la velocidad y en la
son adecuados substitutos (Dellal et al., 2008; Sassi, potencia muscular, concluyendo que el entrenamien-
et al., 2004), también encontrado en otros deportes to basado en JR ofrece un efectivo estímulo para me-
como en el balonmano (Bucheit et al., 2009). Sin em- jorar la condición física de los jugadores.
bargo, son más escasos los trabajos que han evalua- Este mismo autor en otro trabajo, realizó otro
do la mejora aeróbica de los deportistas de cualquier diseño en jugadores de voleibol (Gabbet, 2008). Di-
modalidad colectiva mediante el entrenamiento ba- vidió el grupo en dos, asignando a uno de ellos el
sado en situaciones de JR (estudios longitudinales), entrenamiento basado en JR y a otro grupo el en-
y aún más escasos los trabajos realizados con futbo- trenamiento técnico, y evaluó diferentes capacidades
listas. físicas y técnicas, encontrando mejoras en todas las
capacidades evaluadas tras un periodo de 12 sema-
nas, con 3 sesiones de entrenamiento semanales, en
el grupo de entrenamiento de JR, mientras el grupo
que realizó entrenamiento técnico mejoró únicamen-
te el salto y la velocidad. Con respeto a las habilida-
des técnicas, las mayores mejoras se producen en
el grupo que realizó el entrenamiento técnico, por lo
que se sugiere la combinación de ambos métodos en
el entrenamiento para maximizar los beneficios.
111
pos, concluyendo los autores que ambos métodos son igualmente efectivos para mejorar la condición física,
pero que el entrenamiento basado en JR debería ser considerado como preferente por ser un método más
específico.
Refiriéndonos a estudios realizados con futbolistas, y a pesar de su frecuente práctica en la realidad del
entrenamiento diario, son escasos los trabajos encontrados sobre la efectividad de este tipo de tareas a lo
largo de un periodo de intervención
Reilly y White (2004) evaluaron el efecto en dos grupos, de aplicar un entrenamiento interválico de carrera
y otro de JR en otro grupo, en medidas de fuerza explosiva, agilidad, habilidad con balón, capacidad aeróbi-
ca y anaeróbica. El entrenamiento tuvo una frecuencia de 2 sesiones durante 6 semanas y no encontraron
ninguna diferencia significativa en ninguno de los tests realizados, concluyendo que los JR son aceptables
sustitutos del entrenamiento interválico de carrera para mantener la condición física durante la temporada
competitiva.
Impellizzeri et al. (2006) estudiaron la mejora de la condición aeróbica también en dos grupos: un grupo
con entrenamiento basado en JR y otro grupo con entrenamiento basado en carrera, durante 12 semanas.
Ambos grupos no presentaron diferencias significativas en ninguna de las variables estudiadas, ni cuando
se aplicó el entrenamiento en pretemporada, ni cuando se aplicó durante la temporada, concluyendo que
ambos tipos de entrenamiento son igualmente efectivos para mejorar la condición aeróbica en futbolistas
jóvenes.
112
6.2. Los JR y los efectos en la competencia sociomotriz
La evaluación de la competencia motriz (Parlebas, 2001), sociomotriz para el caso de un deporte socio-
motor como es el fútbol, no es fácil. Valorar en su conjunto el componente físiológico, técnico-motriz, cog-
nitivo, afectivo y social requiere de una aproximación ‘cautelosa’. Esta dimensión multifactorial queda lejos
cuando únicamente se valoran las dimensiones técnico – tácticas de los efectos esperados por las diferentes
tareas de entrenamiento propuestas con formato de JR. Es inversamente proporcional su importancia a los
esfuerzos que por el momento se llevan realizados (Gabbett, & Mulvey, 2008; Jones, & Drust, 2007; Mayo y
Navarro, 2008; Kelly, & Drust, 2008; Owen, Twist, & Ford, 2004; Reilly, 2005). Además debemos añadir que
en la mayoría de ocasiones, únicamente se ha realizado el análisis desde la vertiente técnico – táctica, aten-
diendo a aspectos individuales del juego, sin estudiar las interacciones que se producen entre los jugadores
y equipos. Aunque la información extraída de estos trabajos es escasa, es sumamente interesante.
Tal y como afirma Castellano (2005) es necesario conocer si las tareas diseñadas por los entrenadores
cumplen con los objetivos motrices marcados, y son necesarios rigurosos trabajos al respeto, aunque no es
una labor nada sencilla. Algunos de los trabajos no incluyen de manera explícita ni los estadísticos ni los
resultados obtenidos en las pruebas de fiabilidad de la herramienta de registro que se ha utilizado, eludiendo
así uno de los requisitos imprescindibles del método científico. Las principales conclusiones de estos traba-
jos se pueden resumir en:
- Descenso del número de acciones técnicas por jugador al aumentar el número de jugadores partici-
pantes en la tarea, tanto de jugadores como de comodines (Jones, & Drust, 2007; Mayo, & Navarro, 2008;
Owen et al., 2004; Platt et al. tomado de Reilly, 2005).
- Los pases son las acciones técnicas más frecuentes (Owen et al.2004; Platt et al. 2001, tomado de
Reilly, 2005)
- Mayor número de cambios de dirección y de regates en las situaciones con menor número de jugado-
res como el 1:1 y 2:2 (Owen et al., 2004; Platt et al. 2001 tomado de Reilly, 2005).
- Aumento del número de entradas y de disparos a portería asociado a la reducción del tamaño del
campo (Kelly, & Drust, 2008; Platt et al., 2001 tomado de Reilly, 2005).
- Sin influencia de la frecuencia en las acciones técnicas, no limita esta variable, se puede atribuir a
otros factores como por ejemplo a diferente n.º de jugadores (Owen et al., 2004), ni en las acciones de juego
como jugadores que intervienen en cada posesión, pases dentro de cada posesión y número de posesiones
(Tessitore et al, 2006)
- La presencia de comodines externos reduce el número de errores en los pases (Mayo, & Navarro,
2008).
- En las tareas de mantenimiento sin comodines, los jugadores participan más veces que cuando este
mantenimiento tiene comodines (Mayo, & Navarro, 2008).
- Los JR simulan las acciones técnicas (implicaciones con el balón, regates, pases, entradas, trapping
y otros) realizadas durante partidos de diferente nivel de competición (Gabbet, & Mulvey, 2008).
- Mayor número de acciones técnicas y de pases por jugador en situación de mantenimiento sin finali-
zación que cuando existe finalización (Mayo, & Navarro, 2008).
Podríamos concluir que existe muy poca información con respecto a los efectos técnico – táctico – estra-
tégicos cuando se diseñan tareas de entrenamiento en busca de los objetivos deseados
113
7. Los JR para programar la intervención
También presenta un interés especial conocer la fiabilidad de dicha respuesta comparando diferentes
sesiones de entrenamiento y diferentes tareas dentro de la misma sesión de entrenamiento. Todas ellas
cuestiones claves en las que nos centraremos en los siguientes epígrafes.
La variabilidad interindividual hace referencia al grado de dispersión en los efectos provocados en los
jugadores que participan en el JR. Tenemos que admitir que la presencia del adversario, y por tanto, la incer-
tidumbre que genera, inevitablemente implica que el nivel de control de la demanda energética pueda verse
implicada (Martínez de Santos, et al., 2006). Muestra de esto son las aportaciones de Hill-Haas, Coutts, &
cols. (2008) que estimaron la variabilidad mostrada por diferentes parámetros (Fc, RPE, lactato y distancias
recorridas por los jugadores a diferentes velocidades) y en qué medida éstos se veían influenciados por el
número de jugadores de la tarea y por el régimen temporal impuesta a la misma.
Las medidas de Fc estudiadas (%Fc máxima y Fc pico) presentaron una variabilidad menor del 5 % en
todos los formatos y regimenes, por lo que presentan una medida fiable de la respuesta de los jugadores
dentro de la tarea. Similares valores se encontraron en la respuesta perceptiva, mostrando pequeños valores
de variabilidad, expresada como el error típico, también encontrado en anteriores trabajos (Little, & Williams,
2006; Little, & Williams, 2007; Impellizzeri et al., 2007). En el trabajo de Martínez de Santos, Blanco-Villase-
ñor, Sánchez, & Los Arcos (2009) la variabilidad explicada por los jugadores no es superor al 7 %.
Utilizando dispositivos portátiles de GPS también encontraron con respecto a las distancias recorridas a
diferentes velocidades (Hill-Haas, Coutts et al., 2008), variaciones de <5 % en la distancia total y en la dis-
tancia recorrida a bajas velocidades, aumentando el error a medida que aumentaba la velocidad de carrera
(explicado posiblemente por la baja frecuencia de muestreo del dispositivo, de únicamente 1Hz).
115
7.2. Reproducibilidad de las situaciones de JR.
Hill-Haas, Roswell et al. (2008) estudiaron la reproducibilidad de dos situaciones de entrenamiento den-
tro de la sesión, y compararon diferentes sesiones modificando el número de jugadores y el régimen de
trabajo, encontrando altos valores de reproducibilidad en la distancia total, distancia a bajas velocidades, %
Fc máx, y RPE (con un error típico entre el 2 % - 12 %) tanto para tareas dentro de la misma sesión, como
para tareas de diferente sesión. Valores similares a estos fueron encontrados en otros estudios (Martínez de
Santos et al., 2006; Rampinini, et al. 2004) mostrándose una alta-moderada reproducibilidad de las medidas
de Fc cuando se realizan situaciones específicas de entrenamiento con balón, y por Little y Williams (2006),
realizando diferentes formatos de JR. Sin embargo la reproducibilidad para las distancias a alta velocidad y
para las concentraciones de lactato fueron bajas (valores de entre el 2 % - 35 % para los valores de lactato
y entre el 26 % - 51 % para la distancia recorrida a más de 18 km/h-1). Moderada-baja reproducibilidad de
medidas de concentración de lactato también fueron reportadas por Impellizzeri et al. (2006) y por Rampinini
et al (2007), explicado debido a la metodología utilizada, ya que la medida de concentración de lactato úni-
camente se tomó al final de cada repetición, reflejando únicamente la contribución anaeróbica de los últimos
minutos de ejercicio. Se encontraron mejores reproducibilidades cuando el número de jugadores era más
pequeño (menor error típico en 2:2 que en 4:4).
8. Reflexiones finales
Los JR son tareas muy utilizadas en los entrenamientos de todos los deportes colectivos aunque el cono-
cimiento científico sobre los efectos obtenidos es limitado, complicado y por supuesto, está inacabado.
Son tareas específicas desde el punto de vista fisiológico, físico y perceptivo, aunque presentan algunas
diferencias con respecto a los partidos de competición, las cuales tienen que ser tenidas en cuenta en el
entrenamiento, como la reducida cantidad de esfuerzo de alta intensidad y la reducida aparición de situacio-
nes de sprints repetidos. En base a la información disponible en la literatura científica podemos pensar que
la utilización de JR presenta una intensidad adecuada para la mejora de la resistencia de los jugadores y,
por tanto, parece que es efectiva para mejorar la condición aeróbica de los mismos (aunque existen pocos
trabajos longitudinales al respecto), además de otro tipo de aspectos como la fuerza, velocidad, cambios de
dirección, salidas, detenciones y un largo etcétera que caracteriza la demanda energética en el fútbol profe-
sional.
Reiteramos nuevamente la escasa documentación científica encontrada cuyo objetivo principal sea la de
profundizar sobre los efectos en la competencia motriz de los jugadores cuando se les sitúa reiteradamente
en las diferentes tareas de entrenamiento. Esta es una ‘asignatura pendiente’ en el mundo del fútbol cuyo
abordaje entendemos debe ser holístico y sistémico.
Con la inclusión y desarrollo de las nuevas tecnologías y softwares específicos para su planificación,
seguimiento y control, es posible una mayor rigurosidad en el conocimiento sobre este tipo de situaciones,
desde el punto de vista de la carga externa e interna, perceptivo y motriz, inteligencia en el juego…, lo que
nos permitirá controlar con mayor precisión el efecto de las tareas propuestas y poder optimizar el proceso
de enseñanza-aprendizaje y el de entrenamiento. Diferentes variables del diseño de las tareas deben ser
controladas porque tienen influencia en la intensidad de la tarea, y su modificación nos va a permitir modular
la intensidad de la tarea en función del objetivo perseguido. Con respecto a las variables de juego, son pocos
los trabajos que nos aportan información al respecto, aunque esta información debe de tenerse en cuenta a
la hora de proponer tareas de entrenamiento.
116
Respecto a la variabilidad y reproducibilidad creemos necesario un mayor estudio ya que son todavía
escasos los trabajos con futbolistas que estudien la efectividad de este tipo de tareas, y todavía quedan
muchas incógnitas por responder. Entendemos además que todavía hay muchas variables ‘ocultas’, no con-
trolables otras, para investigadores y entrenadores que dificultan avanzar en esta línea.
Este tipo de tareas supone un estímulo condicional adecuado para el desarrollo de la resistencia y sobre
todo son la ‘única’ forma (o una de las principales) de entrenar los PRINCIPIOS, MOMENTOS y MODELOS
DE JUEGO específicos del fútbol (los dos primeros) y del equipo, que entendemos deberían ser la base del
entrenamiento de fútbol moderno y, por supuesto, dentro de los modelos actuales de planificación en fútbol
que parece que se van imponiendo (periodización táctica).
117
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