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MAX WEBER

(Erfurt, Prusia, 1864 - Múnich, Baviera, 1920)

Nació el 21 de Abril de 1864 en Erfurt y murió el 14 de junio de 1920, la actual


Turingia, en aquella época parte del Reino de Prusia. Hijo de un funcionario
adinerado y liberal y de una madre calvinista y religiosa, fue un estudiante
precoz. Su vida transcurrió entre el mundo académico y la política en una época
en la que Alemania, Europa, y el mundo se encontraban en plena ebullición: fue
testigo del nacimiento del Imperio Alemán en 1871 y su desaparición en 1918
tras la Primera Guerra Mundial, del mismo modo, presenció el cénit de la
expansión territorial europea en África y Asia, y de la segunda revolución
industrial.

Su prestigio le sirvió para ser consejero de la delegación alemana que negoció


la rendición del país en Versalles en 1918

Trabajó como profesor universitario en la Universidad de Friburgo en 1894, y


más tarde en la Universidad de Heidelberg. Intelectual y polemicista incansable,
Weber entró en 1888 en la Unión por la Política Social alemana, y durante toda
su vida mantuvo lazos con partidos liberales e izquierdistas. Su prestigio como
sociólogo e historiador le brindó la oportunidad de trabajar como consejero para
la delegación alemana que negoció la rendición del país en el Tratado de
Versalles, y como uno de los redactores y supervisores de la Constitución de la
República de Weimar.

Como gran observador de las innovaciones de su tiempo, centró su trabajo en


dos cambios cruciales: el nacimiento de las modernas naciones-estado basadas
en una burocracia profesional, y la expansión del capitalismo occidental por todo
el globo terrestre.

Max Weber, el padre de la sociología moderna


Considerado por muchos como un padre fundador de la sociología moderna
junto con Karl Marx y Emile Durkheim, el sociólogo e historiador alemán Max
Weber, del que se cumplen 150 años de su nacimiento ha sido el objeto de
críticas por parte de la historiografía post-modernista que surgió a raíz de la
descolonización.

Su influencia académica sigue siendo tal que poco después de hacerse público
que Joseph Pérez había ganado el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación
y Humanidades, el historiador francés de origen español sentenció en una
entrevista en el suplemento Mas24: "Ningún científico digno de este nombre,
ningún historiador, puede sostener hoy que la religión protestante es la religión
del progreso" una afirmación en forma de amargo tributo al alemán que no es
sino una prueba del potente legado que los trabajos de Max Weber siguen
ejerciendo hoy día en un mundo y una historia en completa fluctuación.

Sociólogo alemán que opuso al determinismo económico marxista una visión


más compleja de la historia y la evolución social. Para Weber, las estructuras
económicas y la lucha de clases tienen menos importancia que otros factores de
naturaleza cultural, como la mentalidad religiosa o filosófica o incluso la ética
imperante; así, en La ética protestante y el espíritu del capitalismo (1905), obra
clásica de la por entonces naciente sociología, vio en la espiritualidad protestante
el caldo de cultivo que favorecería el desarrollo del capitalismo en el norte de
Europa.

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