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Inv. REPERCUSIÓN PSICOLÓGICA EN LA ADOLESCENCIA DE LOS DUELOS OCURRIDOS EN LA INFANCIA.
Inv. REPERCUSIÓN PSICOLÓGICA EN LA ADOLESCENCIA DE LOS DUELOS OCURRIDOS EN LA INFANCIA.
Licenciatura en Psicología.
Presentado por:
Galindo Mendoza Diana Gabriela.
Diciembre, 2016.
Proyecto
Justificación...............................................................................................................................................5
Objetivo general........................................................................................................................................6
Objetivos específicos...............................................................................................................................6
Marco teórico.............................................................................................................................................7
Metodología.............................................................................................................................................14
Conclusión general.................................................................................................................................15
Conclusión individual.............................................................................................................................16
Anexos.....................................................................................................................................................18
Referencias.............................................................................................................................................19
Introducción.
La elaboración de los duelos en los niños implica un reto más complejo que en el
adulto, puesto que el niño no ha logrado aún la madurez cognitiva ni emocional,
requiere del apoyo de sus cuidadores, que a través de una comunicación asertiva
puedan transmitir la información adecuada sobre la pérdida.
De acuerdo con Guillen, (2013) los duelos ante pérdidas de cualquier índole, son
hechos que forman la individualidad de las personas desde una edad muy temprana.
Aun a la hora del nacimiento ocurre una separación del ambiente materno que inicia
una serie de pérdidas que constituirán a cada individuo. Los recursos para enfrentarse
a los duelos varían conforme a las etapas del ciclo vital.
Puesto que las necesidades a cubrir en cada duelo son diferentes, y los recursos
con los que se cuenta para afrontarlos varían dependiendo la edad, es importante tener
bien identificado estos recursos en cada persona, ya que esto facilitara el apoyo en la
elaboración del duelo y una adecuada resolución.
Además, en la etapa infantil, el niño posee un YO débil, porque aún no logra
integrar ni desarrollar sus defensas, lo cual puede crear vulnerabilidades posteriores,
sin embargó, esto le permite tener mayor resiliencia y capacidad de adaptación
(Guillen, 2013). Es por esto la prescindible tarea que tienen los adultos a su alrededor,
de procurar la elaboración adecuada de los duelos durante la infancia, “la elaboración y
simbolización de las experiencias vividas pueden quedar trabadas si los adultos no le
brindan al niño representaciones que le permitan trabajar mentalmente con la perdida”
(Ihlenfeld, 1998) se debe de evitar que el duelo se convierta en un impedimento del
crecimiento del niño.
Según Guillen (2013) menciona que cuando los duelos no son elaborados,
desde el punto de vista psicopatológico, se crea en un principio desesperanza, que al
no obtener el objeto amado puede evolucionar a desapego, posteriormente depresión o
en “vulnerabilidades de otra índole como, la evitativa, fóbica, esquizoide o incluso
psicopatía, perversiones, fetichismo, drogadicción… si la base psicobiológica o
psicosocial es vulnerable, a cuadros de psicosis infantil o cuadros limite”.
Se estima que el 40% de los niños que han sufrido un duelo, padecen trastornos
un año después de la perdida. El 37% de personas entre 10 y 12 años, manifiestan un
año después de la pérdida de un progenitor, criterios de un trastorno de depresión
mayor (Guillen,2013). Estas consecuencias de las perdidas, puede afectar la vida de
los niños y adolescentes en todas sus áreas: académica, social, emocional y familiar
(Guillen,2013).
Se identificó que varios alumnos de la Escuela Secundaria Técnica #40 que
fueron detectados en un principio por las autoridades de la institución educativa con
problemas de aprendizaje, conductuales y emocionales, manifestaban esto como
síntomas de duelos acontecidos en la infancia. Entonces, siendo las perdidas y los
duelos, de gran importancia para la salud física y psicológica de los niños y
adolescentes, y al no haber investigaciones a nivel municipal y estatal al respecto, esta
investigación pretende abordar y aportar datos sobre este tema ignorado, pero que
existe y que tiene grandes repercusiones en la calidad de vida de los niños y
adolescentes.
Justificación.
Objetivos específicos.
BUSCAR ANTECEDENTES
REPERCUSIÓN PSICOLÓGICA EN LA ADOLESCENCIA DE LOS DUELOS
OCURRIDOS EN LA INFANCIA.
Marco teórico.
El Duelo
La palabra duelo proviene del latín dolium, que significa dolor o aflicción, es una
reacción natural ante la pérdida de una persona, objeto o evento significativo, incluye
componentes psicológicos, físicos y sociales, su intensidad y duración depende de la
dimensión y significado de la perdida (Meza, 2008).
Para Freud (citado por Iglesias, s.f.) “el duelo es por regla general, las
reacciones frente a la perdida de una persona amada o de una abstracción que haga
sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc.”. Todo duelo se relaciona con la
pérdida de un objeto amado de gran importancia para la persona, que, ante la evidente
realidad, este objeto ya no existe más.
El grado del dolor y sufrimiento ante la pérdida del objeto amado depende de la
importancia que el doliente le asigna a este, de forma subjetiva lo que puede causar un
fuerte dolor a alguien, puede ser indiferente para otros. Las personas pueden pasar por
un proceso de duelo ante la pérdida física de algún familiar, ya sea por muerte o por
alejamiento, o por la pérdida simbólica de una creencia o idea.
Entre los diferentes procesos de duelo, se tiene que enfrentar los más dolorosos,
la muerte propia y de seres queridos. Este duelo aumenta de complejidad cuando el
duelo lo llevan niños ante la pérdida de sus padres. No es muy frecuente que los niños
se vean enfrentados a la muerte de alguno de sus progenitores, pero cuando esto llega
a suceder, la conmoción es particularmente intensa, pues su psiquismo se encuentra
en formación y ellos “son necesarios como soporte narcisista, como sostén identificarlo
y como figuras receptivas a sus movimientos pulsionales”… “la angustia ante la pérdida
de un ser amado sostenedor se hace intolerable para el yo inmaduro, no autónomo,
llevándolo entonces a la utilización de severos y persistentes recursos defensivos
(Ihlenfeld, 1998).
La duración del duelo depende del tiempo que la persona se tarde en concluir
todas las etapas, cuando la persona es capaz de pensar en la perdida sin dolor y
puede volver a invertir sus emociones, es ahí un síntoma de que el duelo ha sido
resuelto (Meza, 2008).
Meza (2008) identifica tres etapas del duelo: 1) el inicio o primera fase. - la primera
reacción es el rechazo, la incredulidad que puede llegar a la negación. La persona se
encuentra temporalmente bloqueada de sus facultades de información que utiliza
inconscientemente como defensa. 2) etapa central. - es la etapa de mayor duración y
se caracteriza por un estado depresivo donde se recuerda constantemente la perdida.
Este sentimiento se puede alternar con la soledad. 3) la etapa final. - comienza cuando
el individuo mira hacia el futuro, se interesa por nuevos objetos y es capaz de sentir
nuevos deseos y expresarlos. El final del duelo se manifiesta por la capacidad de amar
de nuevo.
Duelo crónico: Es el que tiene una duración excesiva y nunca llega a una
conclusión satisfactoria. Un duelo crónico puede llegar a ocupar toda una vida.
Los duelos en la infancia
Según (Palacios, Sf) en los primeros años de vida se establecen las bases
madurativas y neurológicas del desarrollo humano, las experiencias de los niños en sus
primeros años son fundamentales para su progresión posterior. Bruner (1988) citado
por García (2010) concibe al niño como un ser que construye hipótesis sobre el mundo,
reflexiona sobre sus experiencias, interacciona y tiende a elaborar estructuras de
pensamiento cada vez más complejas, siendo un ser social que crece en medios
físicos y sociales determinados. Como podremos darnos cuenta, el desarrollo
madurativo de los infantes parte principalmente de la interacción con el contexto en el
que se desenvuelve, donde el papel más importante lo juegan los padres al ser ellos
los guiadores y estimulantes en el desarrollo de los niños.
Bowlby (1986) citado por García (2010) menciona que desde un inicio, el niño
responde a vínculos formales desarrollando una noción de presencia-ausencia, y
paulatinamente va aprendiendo a distinguir una pérdida temporal de otra permanente.
Estos vínculos formales son llevados a cabo con las figuras de apego, quien en su
mayoría son padre y madre, al haber ausencia de uno de estos dos miembros, el
apego es trasladado al cuidador primario.
Kroocher (1973) citado por García (2010) menciona que entre los 5 y 7 años, los
niños atribuyen funciones de la vida a la definición de muerte, y confunden lo
inanimado con lo muerto, tienden a personificar la muerte con fantasmas, espíritus y/o
esqueletos, tiene un pensamiento egocentrista y mágico; Por su parte, Speece y Brent,
(1984) establece que a partir de los 7 años, los niños ya son capaces de reconocer que
la muerte es inevitable y universal, piensan que eso solo le sucede a los ancianos y
puede ser personificada. La idea de conocimiento de la muerte como final, universal e
inevitable inicia entre los 8 y 9 años.
Para Krauskopf (1995). Puede concluirse, por lo tanto que "el desarrollo
adolescente es un proceso de cambios y transformaciones, que permite un
enriquecimiento personal y progresivo en una delicada interacción con los entes
sociales del entorno; su valoración tiene como referente no sólo la biografía del
individuo, sino también la historia y el presente de su sociedad".
Repercusión psicológica
Para Castells (s/f), comenta que la reacción del adolescente ante la separación
de los padres es de entrada un sentimiento de enfado hacia éstos. A muchos
adolescentes les pesa el enfado propio, por el reconocimiento de la infelicidad de los
padres (al menos, de uno de ellos) y ver que necesitan ayuda y no saber cómo
prestársela. Las manifestaciones depresivas son frecuentes, a menudo enmascaradas
o camufladas bajo apariencia de trastornos somáticos: cefalalgias, abdominalgias,
lumbalgias, etc. Otras veces acompañadas de crisis de ansiedad o de cuadros de
episodio depresivo mayor.
Con respecto a la depresión, se advierte que hay que tener especial cuidado con
los adolescentes que ya presentan tendencia depresiva en sus antecedentes y ahora
se les añade la separación de los padres: es una peligrosa combinación que puede
terminar en suicidio. Probablemente, la característica más destacable de cómo afecta
la separación al adolescente es la aparición de un profundo sentimiento de separación,
que se manifiesta en el joven por una desagradable sensación de vacío, dificultad para
concentrarse, fatiga crónica, pensamientos recurrentes o pesadillas intensas, abocando
todo ello en un cuadro de depresión severa.
Melanie Klein (citada por Iglesias, s/f) considera que hay una fuerte relación
entre la posición depresiva infantil y el duelo normal vivenciado en la etapa adulta. Klein
considera que el sujeto que atraviesa por un duelo y vivencia la pérdida de una persona
amada, tiene un sentimiento de pérdida aumentado por “las fantasías inconscientes de
haber perdido también los objetos ‘buenos’ internos”. Estos objetos internos se pondrán
a prueba con la pérdida experimentada por un objeto externo. Es así que se considera
que todo duelo reactiva en el sujeto la necesidad de reinstalar los objetos buenos que
ya se habían internalizado en fases tempranas del desarrollo.
En esta época de la vida adolescente en que inciden tan intensas pérdidas (por
la infancia que se ha dejado atrás, por el despegue protector de los padres, etc.) hay
que añadir el acontecimiento vital de la separación de los padres. Éste otro doloroso
sentimiento de pérdida (por la fractura familiar), tiene el inconveniente de que en este
caso la pérdida tiene una carga menos simbólico porque el hecho es más real y
tangible: se ha perdido la unión entre los padres y quizá, además, para el hijo se ha
perdido un padre que está ahora en paradero desconocido. Otra reacción es la
conocida como retirada estratégica o aplazamiento de la entrada a la adolescencia.
Con ella lo que consigue el hijo es no involucrarse en el proceso de maduración
personal, emocional y moral, que le conduce inexorablemente a su desarrollo
adolescente y apropiarse del mismo lo más rápido posible. A veces, incluso, hacen una
auténtica regresión a etapas anteriores, adoptando comportamientos más infantiles.
Como bien señala Aberstury (citada por Iglesias, s/f) todo proceso de duelo lleva
un tiempo para que sea elaborado y no es la excepción con los duelos que se
presentan durante el proceso adolescente. Ya que, si no se elabora realmente
entonces, esto dará paso a la actuación de tipo maniaco o psicopático y “cuando los
procesos de duelo por los aspectos infantiles perdidos se realizan en forma patológica,
la necesidad del logro de una identidad suele hacerse sumamente imperiosa para
poder abandonar la del niño, que se sigue manteniendo. Esto no permitiría la tarea
esencial de la adolescencia, es decir, lograr la propia identidad”.
Metodología.
Conclusión individual.
Galindo Mendoza Diana Gabriela.
En cuanto a mi experiencia dentro de las prácticas clínicas en la Esc. Sec. Téc.
#40 puedo decir que estoy satisfecha con mi trabajo y con los resultados que hubo con
mis pacientes. Tuve la oportunidad de trabajar con cuatro estudiantes de dicha escuela
con los que trabajé de distinta manera:
Ezequiel: Se trabajó un proceso Tanatológico debido a la pérdida que tuvo de su
madre a la edad de 7 años, lo cual repercutió desde el momento hasta la etapa actual
en la que se encuentra, puesto que hubo cambios conductuales, emocionales y
académicos no favorables para él que se comenzaron a trabajar desde la primera
sesión y en lo cual hay una evolución favorable hasta el momento.
Emiliano: Se inició un proceso cognitivo-conductual para trabajar sobre los
síntomas de un probable padecimiento de Trastorno por Déficit de Atención con
Hiperactividad debido al comportamiento que presentó en la primera sesión y al alto
porcentaje que tuvo al aplicarle CEPO. Sin embargo, hubo suspensión de terapia
debido a las faltas consecutivas que tuvo el alumno.
Andrés: Se trabajó terapia Gestalt para un mejoramiento en su conducta y
desempeño académico abordando temas como autoestima y asertividad.
Lezly: Se llevó a cabo un proceso Gestáltico y acompañamiento donde se
trabajaron temas como auto dependencia, autoestima, asertividad y control de
emociones.
Puedo concluir que estas prácticas me brindaron conocimientos amplios dentro
del área clínica que podría utilizar posteriormente, de igual manera pude tomar un poco
de experiencia para el momento de ingresar a la vida laboral.
Conclusión individual.
Romero Castillo Mayra Cecilia
Durante este semestre, las prácticas clínicas fueron todo un reto para mí, puesto
que en semestres anteriores, mi inclinación no era hacia esta área de la psicología. Sin
embargo, en este tiempo de estancia en el escenario en la Esc. Sec. Téc. #40, me di
cuenta de la razón principal por la cual decidí estudiar la carrera de Psicología, fue un
recordatorio de que mi elección fue la correcta, lo que probablemente puede parecer
tedioso y repetitivo, pero es ayudar a los demás de alguna forma, esta vez me tocó
brindar técnicas y sugerencias que, consideré significativas en la vida de cada
paciente, de acuerdo a la necesidad presente en cada uno de ellos.
En el escenario se mostraron accesibles y flexibles en cuanto al trabajo a
realizar con los estudiantes, además de apoyar brindando una lista de los adolescentes
que de alguna forma ya tenían “identificados” con alguna necesidad específica, así
como también permitir que hiciéramos una invitación a los estudiantes de nuevo
ingreso, pues a ellos les interesaba conocer cómo se encontraban tanto emocional y
psicológicamente los adolescentes, en esta transición escolar de la escuela primaria a
la escuela secundaria.
De la misma forma, pude comprobar empíricamente que la teoría difiere de la
práctica, puesto que hay situaciones que no aprendes en la escuela y es ahí donde
explotas la capacidad creativa con la que cuentas. Utilice muchas técnicas aprendidas
en las clases de Psicoterapia, pero también investigué otras que pudieran favorecer el
conflicto presente en el paciente de acuerdo a su personalidad. Por ejemplo, la técnica
de color-terapia en lo personal me gustó mucho, la auto aplique y me funciono bastante
bien, así que la aplique a mis pacientes y les ayudo bastante a relajarse y a expresar
verbalmente mientras coloreaban.
Estuve a cargo del proceso terapéutico de cuatro adolescentes, dos de primero,
del mismo grupo, y dos de segundo ambos del mismo grupo también. Al principio me
era complicado atender a dos pacientes, uno de ellos porque lo conocía y hace algún
tiempo tuve un conflicto con su familia, pero entendí que el paciente no tenía nada que
ver en eso y decidí atenderlo. Con el otro paciente, me parecía muy complicada su
personalidad, incluso pensé que no lograría muchos cambios en él, pero en realidad
eran mis resistencias y mis miedos. Es decir, no me consideraba con la experiencia
necesaria para brindar apoyo emocional y psicológico a alguien más. Por esta razón
me decidí a iniciar un proceso terapéutico, que en realidad fue muy breve, pero me di
cuenta de la gran responsabilidad que tiene un psicólogo de la vida de sus pacientes.
Finalmente, puedo decir que no tengo la experiencia necesaria aún para brindar
la ayuda suficiente, pero a pesar de eso, me sentí cómoda en cada sesión, considero
que los avances logrados con cada uno de mis pacientes, será significativo tanto para
ellos, como para mí. Me encuentro feliz de concluir estas prácticas, sabiendo que tengo
una nueva perspectiva respecto al área clínica.
Anexos.
Referencias