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Universidad Autónoma del Estado de Morelos

Facultad de Estudios Superiores de Cuautla

Licenciatura en Psicología.

Prácticas formativas del área Clínica.

Periodo de Prácticas: agosto-diciembre 2016

Proyecto: Intervención clínica con alumnos de la Escuela Secundaria Técnica No


40

Responsable del seminario de prácticas: Mtra. Lizeth Alanís Vargas.

Responsable del escenario: Mtro. Israel Hernández Tápia

Presentado por:
Galindo Mendoza Diana Gabriela.

González Vázquez Miriam.

Ortiz Enríquez María del Carmen.

Romero Castillo Mayra Cecilia.

Mendoza García Juan Maciel.

Diciembre, 2016.
Proyecto

Intervención clínica con alumnos de la Escuela Secundaria Técnica No 40

REPERCUSIÓN PSICOLÓGICA EN LA ADOLESCENCIA DE LOS DUELOS


OCURRIDOS EN LA INFANCIA.
Responsable del escenario: Mtro. Israel Hernández Tápia
Contenido
Introducción...............................................................................................................................................4

Planteamiento del problema...................................................................................................................5

Justificación...............................................................................................................................................5

Objetivo general........................................................................................................................................6

Objetivos específicos...............................................................................................................................6

Marco teórico.............................................................................................................................................7

Metodología.............................................................................................................................................14

Conclusión general.................................................................................................................................15

Conclusión individual.............................................................................................................................16

Anexos.....................................................................................................................................................18

Referencias.............................................................................................................................................19
Introducción.

La elaboración de los duelos en los niños implica un reto más complejo que en el
adulto, puesto que el niño no ha logrado aún la madurez cognitiva ni emocional,
requiere del apoyo de sus cuidadores, que a través de una comunicación asertiva
puedan transmitir la información adecuada sobre la pérdida.
De acuerdo con Guillen, (2013) los duelos ante pérdidas de cualquier índole, son
hechos que forman la individualidad de las personas desde una edad muy temprana.
Aun a la hora del nacimiento ocurre una separación del ambiente materno que inicia
una serie de pérdidas que constituirán a cada individuo. Los recursos para enfrentarse
a los duelos varían conforme a las etapas del ciclo vital.
Puesto que las necesidades a cubrir en cada duelo son diferentes, y los recursos
con los que se cuenta para afrontarlos varían dependiendo la edad, es importante tener
bien identificado estos recursos en cada persona, ya que esto facilitara el apoyo en la
elaboración del duelo y una adecuada resolución.
Además, en la etapa infantil, el niño posee un YO débil, porque aún no logra
integrar ni desarrollar sus defensas, lo cual puede crear vulnerabilidades posteriores,
sin embargó, esto le permite tener mayor resiliencia y capacidad de adaptación
(Guillen, 2013). Es por esto la prescindible tarea que tienen los adultos a su alrededor,
de procurar la elaboración adecuada de los duelos durante la infancia, “la elaboración y
simbolización de las experiencias vividas pueden quedar trabadas si los adultos no le
brindan al niño representaciones que le permitan trabajar mentalmente con la perdida”
(Ihlenfeld, 1998) se debe de evitar que el duelo se convierta en un impedimento del
crecimiento del niño.
Según Guillen (2013) menciona que cuando los duelos no son elaborados,
desde el punto de vista psicopatológico, se crea en un principio desesperanza, que al
no obtener el objeto amado puede evolucionar a desapego, posteriormente depresión o
en “vulnerabilidades de otra índole como, la evitativa, fóbica, esquizoide o incluso
psicopatía, perversiones, fetichismo, drogadicción… si la base psicobiológica o
psicosocial es vulnerable, a cuadros de psicosis infantil o cuadros limite”.
Se estima que el 40% de los niños que han sufrido un duelo, padecen trastornos
un año después de la perdida. El 37% de personas entre 10 y 12 años, manifiestan un
año después de la pérdida de un progenitor, criterios de un trastorno de depresión
mayor (Guillen,2013). Estas consecuencias de las perdidas, puede afectar la vida de
los niños y adolescentes en todas sus áreas: académica, social, emocional y familiar
(Guillen,2013).
Se identificó que varios alumnos de la Escuela Secundaria Técnica #40 que
fueron detectados en un principio por las autoridades de la institución educativa con
problemas de aprendizaje, conductuales y emocionales, manifestaban esto como
síntomas de duelos acontecidos en la infancia. Entonces, siendo las perdidas y los
duelos, de gran importancia para la salud física y psicológica de los niños y
adolescentes, y al no haber investigaciones a nivel municipal y estatal al respecto, esta
investigación pretende abordar y aportar datos sobre este tema ignorado, pero que
existe y que tiene grandes repercusiones en la calidad de vida de los niños y
adolescentes.

Planteamiento del problema.

Durante la infancia se sufren diversas pérdidas que en muchas ocasiones no se


puede realizar un duelo por falta de recursos que en esta etapa se carece.
¿Existe en la etapa adolescente una repercusión psicológica debido a duelos sufridos
en la infancia?

Justificación.

De acuerdo a la investigación elaborada en estudiantes de la Escuela


Secundaria Técnica #40 se identificó que existen dificultades emocionales,
conductuales y de aprendizaje en aquellos alumnos que han vivenciado pérdidas
físicas y/o simbólicas, por lo cual se eligió abordar procesos de duelos no elaborados
en terapia individual,
Debido a que durante la infancia no se cuenta con los recursos psicológicos
necesarios en la capacidad de afrontamiento ante pérdidas, resulta complicado la
resolución adecuada del duelo, causando un impacto en el psiquismo del individuo, que
limita su crecimiento y desarrollo adecuado en etapas posteriores.
Durante la adolescencia se estructura la personalidad del individuo, es una etapa
de cambios físicos, psicológicos y cognitivos que marcan la transición entre la infancia
y la adultez. Por sí sola, la adolescencia conlleva pérdidas, las cuales dificultan aún
más el proceso madurativo del adolescente, aunado a la dificultad que implica
atravesar esta etapa, en algunos casos se agregan los síntomas de los duelos no
resueltos de la infancia.
A causa de la ausencia de investigaciones en torno a este tema, se pretende
hacer un aporte cualitativo en el Estado de Morelos, que permita el acceso a la
información sobre este tema, a los adolescentes que se encuentren vivenciando algún
duelo, y a partir de ello, puedan afrontarlo, permitiendo de esta forma, llevar a cabo sus
actividades cotidianas satisfactoriamente. Es por ello imprescindible abordar esta
problemática.
Objetivo general.

Brindar orientación y asesoría psicológica a los estudiantes con problemas


emocionales y de conducta, que se encuentran en la Escuela Secundaria Técnica #40.

Objetivos específicos.

 Identificar los duelos significativos ocurridos durante la infancia que repercuten


psicológicamente a los estudiantes adolescentes que se encuentran cursando el
1er, 2do y 3er año de la Escuela Secundaria Técnica #40.
 Determinar la repercusión psicológica en el estudiante adolescente sobre los
duelos significativos ocurridos durante la infancia.
 Proporcionar acompañamiento emocional individual a los estudiantes
adolescentes que se encuentran cursando el 1er, 2do y 3er año de la Escuela
Secundaria Técnica #40.
 Aplicar talleres grupales a los estudiantes de la Escuela Secundaria Técnica
#40.
Grupos operativos, promoción e intervención de salud mental en adolescentes de la
Esc. Sec. Tec. #40.

BUSCAR ANTECEDENTES
REPERCUSIÓN PSICOLÓGICA EN LA ADOLESCENCIA DE LOS DUELOS
OCURRIDOS EN LA INFANCIA.

Marco teórico.
El Duelo

La palabra duelo proviene del latín dolium, que significa dolor o aflicción, es una
reacción natural ante la pérdida de una persona, objeto o evento significativo, incluye
componentes psicológicos, físicos y sociales, su intensidad y duración depende de la
dimensión y significado de la perdida (Meza, 2008).

Algunos duelos pueden extenderse durante un tiempo prolongado, mientras que


otros duelos a pesar del dolor que implican pueden ser resueltos con mayor rapidez,
esto varía dependiendo de la importancia que tenía el objeto amado y de los recursos
con los que cuenta el doliente.

Para Freud (citado por Iglesias, s.f.) “el duelo es por regla general, las
reacciones frente a la perdida de una persona amada o de una abstracción que haga
sus veces, como la patria, la libertad, un ideal, etc.”. Todo duelo se relaciona con la
pérdida de un objeto amado de gran importancia para la persona, que, ante la evidente
realidad, este objeto ya no existe más.

Por sí solo, el duelo es un fenómeno complejo, que de algún modo altera el


funcionamiento psíquico del doliente, sin embargo, es un elemento central en la vida de
toda persona, la forma de transitar por él, se relaciona a las posibilidades de
elaboración, cambio y la cadena de duelos anteriores que ha marcado al individuo
(Ihlenfeld, 1998).

Los duelos resueltos permiten al doliente crecer en recursos, se estimula la


resiliencia de las personas y la habilidad de adaptarse a los cambios, sin embargo,
cuando el duelo no es superado adecuadamente marca el psiquismo del doliente, y
dificulta la resolución de duelos posteriores.

Frecuentemente se cree que el duelo solo involucra la perdida de seres queridos


por muerte, sin embargo, la perdida de una persona amada o alguna abstracción que
ha ocupado su lugar, una relación, la perdida de la patria, libertad un ideal, mudarse de
casa o cambiarse de región, entre otros, también pueden involucrar un duelo y la
aflicción que ello conlleva (Meza, 2008).

El grado del dolor y sufrimiento ante la pérdida del objeto amado depende de la
importancia que el doliente le asigna a este, de forma subjetiva lo que puede causar un
fuerte dolor a alguien, puede ser indiferente para otros. Las personas pueden pasar por
un proceso de duelo ante la pérdida física de algún familiar, ya sea por muerte o por
alejamiento, o por la pérdida simbólica de una creencia o idea.
Entre los diferentes procesos de duelo, se tiene que enfrentar los más dolorosos,
la muerte propia y de seres queridos. Este duelo aumenta de complejidad cuando el
duelo lo llevan niños ante la pérdida de sus padres. No es muy frecuente que los niños
se vean enfrentados a la muerte de alguno de sus progenitores, pero cuando esto llega
a suceder, la conmoción es particularmente intensa, pues su psiquismo se encuentra
en formación y ellos “son necesarios como soporte narcisista, como sostén identificarlo
y como figuras receptivas a sus movimientos pulsionales”… “la angustia ante la pérdida
de un ser amado sostenedor se hace intolerable para el yo inmaduro, no autónomo,
llevándolo entonces a la utilización de severos y persistentes recursos defensivos
(Ihlenfeld, 1998).

La duración del duelo depende del tiempo que la persona se tarde en concluir
todas las etapas, cuando la persona es capaz de pensar en la perdida sin dolor y
puede volver a invertir sus emociones, es ahí un síntoma de que el duelo ha sido
resuelto (Meza, 2008).

Meza (2008) identifica tres etapas del duelo: 1) el inicio o primera fase. - la primera
reacción es el rechazo, la incredulidad que puede llegar a la negación. La persona se
encuentra temporalmente bloqueada de sus facultades de información que utiliza
inconscientemente como defensa. 2) etapa central. - es la etapa de mayor duración y
se caracteriza por un estado depresivo donde se recuerda constantemente la perdida.
Este sentimiento se puede alternar con la soledad. 3) la etapa final. - comienza cuando
el individuo mira hacia el futuro, se interesa por nuevos objetos y es capaz de sentir
nuevos deseos y expresarlos. El final del duelo se manifiesta por la capacidad de amar
de nuevo.

Existen diferentes tipos de duelos (Meza, 2008):


Duelo patológico: también se hace referencia a él como no resuelto, complicado,
crónico, retrasado o exagerado, el DSM lo llama duelo complicado. Es la intensificación
del duelo al nivel en que la persona está desbordada, recurre a conductas
desadaptativas o permanece en este estado sin avanzar en el proceso del duelo hacia
su resolución durante un periodo muy prolongado.

Duelo anticipado: el duelo no comienza en el momento de la separación, sino


mucho tiempo antes. Ofrece a las personas involucradas la oportunidad de compartir
sus sentimientos y prepararse para la separación.

Duelo inhibido o negado: Se niega la expresión del duelo porque la persona no


afronta la realidad de la pérdida. Puede prevalecer una falsa euforia, que sugiere la
tendencia patológica de la aflicción.

Duelo crónico: Es el que tiene una duración excesiva y nunca llega a una
conclusión satisfactoria. Un duelo crónico puede llegar a ocupar toda una vida.
Los duelos en la infancia

La infancia es la etapa más importante de los seres humanos, en ella, se


adquieren la mayoría de las capacidades cognitivas y motrices que ayudarán a un
desarrollo adecuado en la persona, la potencialización de habilidades físicas y
cognitivas son la base fundamental para un buen desarrollo de las etapas posteriores.

Según (Palacios, Sf) en los primeros años de vida se establecen las bases
madurativas y neurológicas del desarrollo humano, las experiencias de los niños en sus
primeros años son fundamentales para su progresión posterior. Bruner (1988) citado
por García (2010) concibe al niño como un ser que construye hipótesis sobre el mundo,
reflexiona sobre sus experiencias, interacciona y tiende a elaborar estructuras de
pensamiento cada vez más complejas, siendo un ser social que crece en medios
físicos y sociales determinados. Como podremos darnos cuenta, el desarrollo
madurativo de los infantes parte principalmente de la interacción con el contexto en el
que se desenvuelve, donde el papel más importante lo juegan los padres al ser ellos
los guiadores y estimulantes en el desarrollo de los niños.

El desarrollo en los menores irá variando de acuerdo a los estímulos y redes de


apoyo con las que cuente, de acuerdo a esta relatividad se puede tomar en cuenta la
capacidad de insight y de asertividad que el niño pueda llegar a desarrollar, tomando en
cuenta que la toma de decisiones puede ir variando de acuerdo al tipo de desarrollo
físico y mental que exista.
Bruner y Haste (1990) citados por García (2010) establecen que “Con el apoyo
de figuras de apego, el niño adquiere capacidades de negociación de significados y va
conociendo y entendiendo a las personas al tener acceso a una amplia gama de
indicios gestuales, de movimiento y palabras”.

La presencia de estas figuras de apego es de suma importancia, ya que este


acompañamiento físico y emocional es el que brindará a los menores una
potencialización de sus capacidades, habilidades y sobre todo en la formación de su
personalidad.

Bowlby (1986) citado por García (2010) menciona que desde un inicio, el niño
responde a vínculos formales desarrollando una noción de presencia-ausencia, y
paulatinamente va aprendiendo a distinguir una pérdida temporal de otra permanente.
Estos vínculos formales son llevados a cabo con las figuras de apego, quien en su
mayoría son padre y madre, al haber ausencia de uno de estos dos miembros, el
apego es trasladado al cuidador primario.

La madre y el padre son primordiales en la formación de un apego,


debido al contacto que el niño tenía desde el vientre materno con sus padres; en caso
de no existir uno o ambos padres, es importante formarle al pequeño esas figuras a las
que pueda brindarles ese primer amor que lo estimula para un inicio adecuado de sus
capacidades cognitivas y motrices.
Emswiler y Emswiler (2000) citados por García (2010) establecieron que
antes de los 3 años los infantes inician progresivamente una elaboración mental de sus
padres y a percibir la ausencia de ellos y de quienes construyen su mundo inmediato y
logran identificar cuando algún conocido esté ausente, sin embrago, aun no pueden
diferenciar una pérdida temporal de la muerte; debido a que posiblemente aún no
cuentan con la capacidad madurativa y/o cognitiva para procesar la experiencia
traumática de un duelo, el proceso de adaptación frente a la experiencia de perdida
puede ser superada con dificultad posteriormente.

Lo anterior depende de los recursos y habilidades que los menores


posean, aunado a la red de apoyo familiar con la que cuentan y así facilitar
comprensión y aceptación de la experiencia de perdida.

Kroocher (1973) citado por García (2010) menciona que entre los 5 y 7 años, los
niños atribuyen funciones de la vida a la definición de muerte, y confunden lo
inanimado con lo muerto, tienden a personificar la muerte con fantasmas, espíritus y/o
esqueletos, tiene un pensamiento egocentrista y mágico; Por su parte, Speece y Brent,
(1984) establece que a partir de los 7 años, los niños ya son capaces de reconocer que
la muerte es inevitable y universal, piensan que eso solo le sucede a los ancianos y
puede ser personificada. La idea de conocimiento de la muerte como final, universal e
inevitable inicia entre los 8 y 9 años.

Según (Guillen, 2013) la atención debe enfocarse a evitar que la perdida


obstaculice el desarrollo emocional, social y psicosexual del niño. Los adultos
cuidadores del niño son los responsables de proveer una atmosfera de armonía que, a
partir de una interacción sensible con el niño, provean una experiencia cálida, segura,
afectiva, individualizada y continua de cuidados. Esto permitirá al niño adquirir medios
de contención emocional y capacidades de resiliencia, individuales y sociales que le
permitirán elaborar completamente duelos complejos y pérdidas importantes.

Cuando un niño atraviesa o atravesó por un proceso de duelo es importante


identificar la edad en la que sucedió, para saber la etapa de presencia- ausencia en la
que se encuentra o encontraba y si ha logrado comprender la experiencia de pérdida
permanente. Así mismo, como se menciona en el párrafo anterior, el niño necesita
sentirse apoyado por las personas más cercanas y queridas, en un contexto apto para
la continuación adecuada de su desarrollo psicosocial.
Los duelos en la adolescencia

El término adolescencia, se remonta al latín “adolecere”, que significa" crecer


hacia", o "crecer" (ad, que significa crecer "hacia", adolescere, "crecer" o ser
alimentado). La adolescencia es la etapa de la vida en la que la persona sufre cambios
tanto físicos como emocionales, que en algunas circunstancias, afecta la relación social
del adolescente, su autoestima y en algunas ocasiones crea una distancia y hasta
preocupación entre los integrantes de su familia.

La OMS (s/f) define la adolescencia como “el periodo de crecimiento y


desarrollo humano que se produce después de la niñez y antes de la edad adulta, entre
los 10 y los 19 años. Se trata de una de las etapas de transición más importantes en la
vida del ser humano, que se caracteriza por un ritmo acelerado de crecimiento y de
cambios, superado únicamente por el que experimentan los lactantes”.

Durante la etapa adolescente, el joven experimenta cambios en su físico, así


como cambios biológicos tales como menstruación, eyaculación, crecimiento de vello
púbico, engrosamiento de voz, entre otros. A la vez, estos cambios repercuten en los
adolescentes de manera emocional, ya que pueden sentirse, frustrados, enojados,
tristes, por mencionar algunas de las emociones por las que se atraviesa en este
periodo.

Para Krauskopf (1995). Puede concluirse, por lo tanto que "el desarrollo
adolescente es un proceso de cambios y transformaciones, que permite un
enriquecimiento personal y progresivo en una delicada interacción con los entes
sociales del entorno; su valoración tiene como referente no sólo la biografía del
individuo, sino también la historia y el presente de su sociedad".

Sobre todo es la etapa en la que se tiende a llevar el duelo de la pérdida de la


infancia (transición de la infancia a la adolescencia), Es justo en este ciclo en el que el
adolescente, crecerá personalmente pero también se relacionará con el Otro, con Otros
semejantes a él, pero así mismo con diferencias respecto a él, de igual forma esto lo
complementará con el ambiente actual del joven.

A. Aberastury (1971) (citada por Saimovici, s/f) describe la adolescencia como


uno de los tres momentos fundamentales del proceso de desprendimiento (nacimiento
y organización genital temprana son los otros dos) y señala el duelo por el cuerpo del
niño, cuando los caracteres secundarios imponen un nuevo status, como por la fantasía
de bisexualidad exigida de ser abandonada por la definición que implican la
menstruación o el semen, según el sexo. Respecto a esto, Arminda Aberastury plantea
tres duelos que el adolescente debe realizar:
1- El duelo por el cuerpo infantil perdido: La pérdida del cuerpo infantil implica la
necesidad de dejar atrás las modalidades de ajuste de la niñez, abandonar
identificaciones infantiles y encontrar nuevas orientaciones de conducta. Existen
duelos por la pérdida del cuerpo y el status infantil así como de la imagen de los
padres seguros y protectores de la niñez
2- El duelo por el rol e identidad infantiles: que lo obliga a una renuncia de la
dependencia y a una aceptación de responsabilidad que muchas veces
desconoce, y el duelo por los padres de la infancia, a los que persistentemente
trata de retener en su personalidad buscando el refugio y la protección que ellos
significan.
3- El duelo por los padres de la infancia del adolescente: permite desprenderse de
ello como objeto de amor, como ideal y como autoridad y buscar nuevos objetos
fuera del círculo familiar. (Aberastury, 1971)

El primer tipo de duelo es en donde los adolescentes añoran su cuerpo de la


infancia, añoran ser niños, hacer cosas de niños, jugar y en dadas
circunstancias no tener más responsabilidades que las que se tienen ya estando
en la etapa adolescente.
Durante la labor de duelo surgen defensas cuyo fin es negar la pérdida de la
infancia.
Para (N. Root, 1957)."El trabajo de duelo es una tarea psicológica importante en el
período de la adolescencia. La elaboración del proceso de duelo es esencial para el
logro gradual de la liberación del objeto perdido; requiere tiempo y repetición”.

Nos menciona F. Doltó (s/f), «El nacimiento es muerte; la muerte es


nacimiento», es «La causa de los adolescentes» Para esta autora, la adolescencia es
un estado donde se prolonga según las proyecciones que los jóvenes reciben de los
adultos y según lo que la sociedad les impone como límites de exploración.

Repercusión psicológica

De acuerdo al DSM-V, la reacciones ante la pérdida de un ser querido, como


parte de ésta, se presentan síntomas característicos de un episodio de depresión
mayor, como por ejemplo sentimientos de tristeza con otros síntomas asociados, como
insomnio, falta de apetito y pérdida de peso. El individuo en duelo suele considerar su
ánimo deprimido como “normal”, si bien el individuo puede buscar ayuda profesional
para aliviar otros síntomas que leva asociados, tales como insomnio o anorexia. La
duración y la expresión de un duelo “normal” varían considerablemente entre los
distintos grupos culturales.

Para Castells (s/f), comenta que la reacción del adolescente ante la separación
de los padres es de entrada un sentimiento de enfado hacia éstos. A muchos
adolescentes les pesa el enfado propio, por el reconocimiento de la infelicidad de los
padres (al menos, de uno de ellos) y ver que necesitan ayuda y no saber cómo
prestársela. Las manifestaciones depresivas son frecuentes, a menudo enmascaradas
o camufladas bajo apariencia de trastornos somáticos: cefalalgias, abdominalgias,
lumbalgias, etc. Otras veces acompañadas de crisis de ansiedad o de cuadros de
episodio depresivo mayor.

Con respecto a la depresión, se advierte que hay que tener especial cuidado con
los adolescentes que ya presentan tendencia depresiva en sus antecedentes y ahora
se les añade la separación de los padres: es una peligrosa combinación que puede
terminar en suicidio. Probablemente, la característica más destacable de cómo afecta
la separación al adolescente es la aparición de un profundo sentimiento de separación,
que se manifiesta en el joven por una desagradable sensación de vacío, dificultad para
concentrarse, fatiga crónica, pensamientos recurrentes o pesadillas intensas, abocando
todo ello en un cuadro de depresión severa.

Melanie Klein (citada por Iglesias, s/f) considera que hay una fuerte relación
entre la posición depresiva infantil y el duelo normal vivenciado en la etapa adulta. Klein
considera que el sujeto que atraviesa por un duelo y vivencia la pérdida de una persona
amada, tiene un sentimiento de pérdida aumentado por “las fantasías inconscientes de
haber perdido también los objetos ‘buenos’ internos”. Estos objetos internos se pondrán
a prueba con la pérdida experimentada por un objeto externo. Es así que se considera
que todo duelo reactiva en el sujeto la necesidad de reinstalar los objetos buenos que
ya se habían internalizado en fases tempranas del desarrollo.

En esta época de la vida adolescente en que inciden tan intensas pérdidas (por
la infancia que se ha dejado atrás, por el despegue protector de los padres, etc.) hay
que añadir el acontecimiento vital de la separación de los padres. Éste otro doloroso
sentimiento de pérdida (por la fractura familiar), tiene el inconveniente de que en este
caso la pérdida tiene una carga menos simbólico porque el hecho es más real y
tangible: se ha perdido la unión entre los padres y quizá, además, para el hijo se ha
perdido un padre que está ahora en paradero desconocido. Otra reacción es la
conocida como retirada estratégica o aplazamiento de la entrada a la adolescencia.
Con ella lo que consigue el hijo es no involucrarse en el proceso de maduración
personal, emocional y moral, que le conduce inexorablemente a su desarrollo
adolescente y apropiarse del mismo lo más rápido posible. A veces, incluso, hacen una
auténtica regresión a etapas anteriores, adoptando comportamientos más infantiles.

De acuerdo al caso, ya sea la ausencia del padre o de la madre en el hogar,


repercutirá respectivamente en el hijo o en la hija adolescente. La falta de este
progenitor con quien identificarse -para rivalizar con él o ella, para emularle o para
imitarle- angustia al hijo y le obliga a pedir urgentemente el progenitor custodio del otro
sexo... que vuelva a casarse. Los adultos buscarán modelos de identificación
supletorios en la familia, ya sean los abuelos, tíos, etc., las cuales servirán al
adolescente de modelos de identificación necesarios para su armónico desarrollo.

La red social ayuda al niño en el proceso de separación. Permite al adolescente


tener contacto con pluralidad de hombres y mujeres, con lazos de sangre o de
parentesco por afinidad, amistades sinceras en general, constatando así que su madre
o su padre no son seres socialmente solitarios.

Durante este proceso, los adolescentes también presentan trastornos de


conducta, estadísticamente manifiestos a los ocho años de la separación de sus
padres, una serie de conductas impulsivas e hiperactivas junto con comportamientos
antisociales de violencia y delincuencia, muy por encima de las conductas anómalas
que presentan los chicos y las chicas de familias con bajo nivel de conflictos
matrimoniales y de familias intactas.

Como bien señala Aberstury (citada por Iglesias, s/f) todo proceso de duelo lleva
un tiempo para que sea elaborado y no es la excepción con los duelos que se
presentan durante el proceso adolescente. Ya que, si no se elabora realmente
entonces, esto dará paso a la actuación de tipo maniaco o psicopático y “cuando los
procesos de duelo por los aspectos infantiles perdidos se realizan en forma patológica,
la necesidad del logro de una identidad suele hacerse sumamente imperiosa para
poder abandonar la del niño, que se sigue manteniendo. Esto no permitiría la tarea
esencial de la adolescencia, es decir, lograr la propia identidad”.

Metodología.

Se trata de una investigación de tipo cualitativa de alcance descriptivo ya que no


se buscan las causas que expliquen las acciones sino los motivos que posibiliten su
comprensión.
Hernández et al. (2010), describe a este tipo de investigación como aquella que
procura conocer la realidad de los fenómenos en estudio, su relación, estructura y
cambios; centra su estudio es aspectos que no se pueden cuantificar. Además, expone
que los estudios de alcance descriptivo narran las características de las circunstancias,
fenómenos, situaciones, personas, grupos o comunidades que son interés del
investigador.
Es por ello que se decidió optar por este tipo de investigación ya que permite al
investigador adentrarse más al fenómeno estudiado, es más dinámico y permite
entender el porqué de los fenómenos.
La investigación se desarrolló en la Escuela Secundaria Técnica No. 40 ubicada
en la colonia Morelos de Cuautla, Morelos.
Los participantes fueron 7 adolescentes de entre 13 y 15 años los cuales
presentaban procesos de duelos no resueltos y que limitaban su desarrollo académico.
Con los cuales se trabajó en 11 sesiones individuales y 3 de forma grupal
La obtención de información se obtuvo por medio de entrevistas individuales,
escalas, pruebas psicométricas y proyectivas con una duración de 30 a 50 minutos y de
esta manera se comenzó el análisis de la información
Las pruebas psicológicas que se utilizaron fueron proyectivas: el test de la
familia, bajo la lluvia y pruebas psicométricas: el test de Raven y test de Bender. Dentro
de las escalas aplicadas están la escala de Hamilton para depresión, escala de
Hamilton para ansiedad y la escala auto aplicable para adolescentes CEPO.
Conclusión general.
Las experiencias vividas durante las prácticas clínicas en este escenario fueron
favorables para nuestro desarrollo profesional, ya que pudimos incrementar habilidades
enriquecedoras en nuestra formación académica. Todo esto fue posible gracias a la
apertura y disposición por parte de las autoridades del plantel, quienes nos brindaron
su total apoyo permitiendo dar inicio a la intervención desarrollada durante el periodo
de prácticas Agosto-Diciembre 2016, realizando inicialmente un acercamiento con los
estudiantes de nuevo ingreso mediante talleres grupales en los cuáles se llevaron a
cabo diversas actividades para generar rapport con los alumnos, así mismo reforzando
el trabajo en equipo y fomentando la comunicación en cada grupo de primer grado. Al
final de las actividades, se les preguntó si conocían la labor del psicólogo y cuando era
importante acudir a terapia, de igual forma se puntualizó en que no sólo se atienden a
personas “graves” si no que se atiende a cualquier persona que desee recibir un
proceso ante alguna situación estresante o que le cause preocupación. Se hizo la
invitación abierta para los alumnos de primer grado que quisieran iniciar un proceso
psicoterapéutico obteniendo buena respuesta por parte del alumnado.
Posteriormente se dio inicio a las intervenciones terapéuticas individuales donde
cada uno de los integrantes de equipo tuvo la oportunidad de trabajar con cuatro
alumnos de la secundaria desde distintos enfoques psicológicos, se atendió a cada
paciente según su necesidad, pero al hacer un análisis grupal de cada caso, nos
pudimos dar cuenta que el motivo de consulta de 7 pacientes alumnos de la secundaria
era procesos de duelo no resueltos en la infancia, es por ello que decidimos elegir este
tema para elaborar nuestro proyecto.
Existen múltiples factores de bajo desempeño académico en los alumnos
adolescentes, los duelos no resueltos durante la infancia repercuten psicológicamente
en el adolescente afectando su vida académica, sim embargo, es muy poca la atención
que se presta a ellos dentro de las instituciones educativas.
A partir de la intervención realizada se concluyó que un duelo no resuelto
durante la infancia tiene una significativa repercusión en la etapa adolescente, dado
que en todos los casos los pacientes presentan un rendimiento académico deficiente
que afecta esta área de su vida. Durante las sesiones terapéuticas se trabajó en un
inicio sobre la identificación de la pérdida que fuera más significativa para el paciente,
posteriormente se identificó el temperamento del paciente y luego se realizó la
identificación de la etapa del duelo en la que se encontraba y en base a ello se
buscaron técnicas y estrategias para eliminación de los síntomas presentados, así
mismo se registró la red de apoyo del paciente.
Es por esto que es fundamental un adecuado acompañamiento psicológico a los
infantes que hayan presentado alguna pérdida significativa. Instituciones educativas y
padres de familia deben fortalecer las alianzas para evitar complicaciones académicas
en alumnos que tienen duelos no resueltos.
Esta fue una nueva experiencia académica que nos deja aprendizajes dentro del
área clínica ayudándonos en nuestro crecimiento profesional; nos aportó conocimientos
para llevar a cabo intervenciones terapéuticas de calidad en nuestra vida laboral
posterior, y nos ayudó a practicar la manera en cómo podemos abordar conflictos
existentes desde distintos enfoques.
Conclusión individual.
González Vázquez Miriam.
Estas prácticas fueron de gran aprendizaje para mí. Fue muy difícil definir un
tema para abordar en el proyecto de investigación, sin embargo, a partir de la
experiencia que ya se tenía en el escenario, se decidió abordar el tema Repercusión
psicológica en la adolescencia de los duelos ocurridos en la infancia, como ya se tenía
un proceso terapéutico con algunos alumnos, cuando nos tomamos el tiempo para
definir bien el tema, pudimos identificar una relación entre los duelos no resueltos
durante la infancia y el comportamiento académico de los alumnos, identificar esa
relación por si sola representó un aprendizaje muy significativo puesto que no fue un
aprendizaje de lo que se pudo leer, sino que a partir de nuestra experiencia pudimos
concluir en la correlación de las variables, el aprendizaje fue mayor al abordar las
aportaciones científicas del tema y al termino de los procesos terapéuticos.
Sin ningún obstáculo, el escenario nos dio la oportunidad de realizar las ideas
que teníamos planeadas y tuvimos la oportunidad de guiar a algunas personas en un
proceso terapéutico, al trabajar con mis cuatro pacientes tuve la oportunidad de aplicar
las herramientas terapéuticas aprendidas en clase, pero pude notar la insuficiencia de
estas y la gran necesidad de saber más para brindar una mejor intervención.
Aprendí a valorar el trabajo de los psicólogos clínicos y la responsabilidad que
implica que una persona deposité “su fe o esperanza” de un cambio en el trabajo de
uno. Sentí todas esas emociones que surgen a partir de trabajar con otros seres
humanos, sentí miedo de poder hacer algo mal y afectar en vez de ayudar, me sentía
mediocre y poco capacitada cuando no sabía que decir ante los comentarios de los
pacientes. Entendí la importancia de esta área de la psicología, le adquirí cariño y fui
consciente de la responsabilidad de trabajar con la salud mental de las personas. Esa
responsabilidad la he percibido como una gran carga.
A partir de esta experiencia me surgieron muchas dudas con respecto a lo que
los psicoanalistas llaman transferencia y contratransferencia y sobre los límites en las
sesiones. Identifique algunos aspectos de mi personalidad que tendría que modificar si
decidiese dedicarme a ejercer en esta área.
Anqué en muchas ocasiones ya he tenido la oportunidad de realizar talleres, en
esta ocasión pude notar la diferencia entre los aplicados ahora y los anteriores, estos
talleres fueron más vivenciales, mas psicológicos, se aplicaron herramientas que
hemos aprendido recientemente en clase y por lo tanto resulto una experiencia muy
satisfactoria.
En general, para mi resultó agradable esta experiencia, tuve la oportunidad de
estrechar lazos con mis amigas y de asumir retos de liderazgo y tolerancia ante
compañeros que trabajan en forma muy diferente a la mía.
Conclusión individual.
Ortiz Enríquez María del Carmen.
Llevar a cabo las prácticas clínicas en una secundaria ha sido la mejor
experiencia que he tenido en la universidad, aunque en un principio me hubiera
gustado realizarlas en alguna clínica, hospital o DIF, sin embargo, pensándolo bien la
psicología clínica no necesariamente debe ser en un consultorio de un hospital o algo
similar, eso lo pude comprobar al realizar mis prácticas en este escenario, un escenario
que sin duda me ha dejado satisfecha, cumplió con todos mis expectativas y a decir
verdad, las superó, además que cada
Tuve la oportunidad de atender a 4 pacientes adolescentes de primer y segundo
grado de secundaria, aunque al final sólo 3 hayan terminado las sesiones que tenía
planeadas, un paciente abandonó terapia, eso me entristeció y en un momento hizo me
sintiera mal por no haber logrado mi objetivo, pero el motivo por el cual abandonó la
terapia no estaba a mi alcance y no era algo que pudiera impedir, di lo mejor de mí y
todo lo que pude, pero sin más, no resultó como lo esperaba, pero tampoco me voy
decepcionada.
Me voy muy alegre de que pude acompañar a 3 pacientes a fortalecer y
potencializar sus propios recursos para afrontar las dificultades que presentaban el
primer día del inicio al proceso psicoterapéutico, me retiro muy entusiasmada porque
pude darme cuenta que puedo llevar a cabo y manejar situaciones que se presentan en
terapia y que gracias a las técnicas proporcionadas con anterioridad por la profesora
Alanís pude realizar un mejor trabajo en este escenario.
Sin duda alguna este escenario me dejo mucho aprendizaje, al mismo tiempo de
que tuve que investigar más que otras veces, leer, descargar libros, manuales y sobre
todo ser más organizada, planear mis sesiones con cada uno de los pacientes que
atendía por semana, tener un orden en cuanto a expedientes, listas de asistencias y
cartas descriptivas, aprendí a dar más de lo que se me exige, experimenté realmente el
término: “trabajo bajo presión”, aunque soy consciente que esto no es nada a lo que
profesionalmente me espera en un futuro muy próximo y para lo cual con esta
experiencia tengo por seguro estar preparada para ese momento.
Aprendí que para ser buena psicóloga debo investigar más, no conformarme con
lo que revisamos en clase porque eso apenas es un porcentaje de lo mucho por
aprender y estudiar.
Pude trabajar en equipo adecuadamente, acoplándome a las distintas
personalidades de mis compañeros, pude comunicarme satisfactoriamente con uno de
ellos sin ningún inconveniente y en general considero que todos a nuestra manera
realizamos un gran trabajo en estas prácticas clínicas

Conclusión individual.
Galindo Mendoza Diana Gabriela.
En cuanto a mi experiencia dentro de las prácticas clínicas en la Esc. Sec. Téc.
#40 puedo decir que estoy satisfecha con mi trabajo y con los resultados que hubo con
mis pacientes. Tuve la oportunidad de trabajar con cuatro estudiantes de dicha escuela
con los que trabajé de distinta manera:
Ezequiel: Se trabajó un proceso Tanatológico debido a la pérdida que tuvo de su
madre a la edad de 7 años, lo cual repercutió desde el momento hasta la etapa actual
en la que se encuentra, puesto que hubo cambios conductuales, emocionales y
académicos no favorables para él que se comenzaron a trabajar desde la primera
sesión y en lo cual hay una evolución favorable hasta el momento.
Emiliano: Se inició un proceso cognitivo-conductual para trabajar sobre los
síntomas de un probable padecimiento de Trastorno por Déficit de Atención con
Hiperactividad debido al comportamiento que presentó en la primera sesión y al alto
porcentaje que tuvo al aplicarle CEPO. Sin embargo, hubo suspensión de terapia
debido a las faltas consecutivas que tuvo el alumno.
Andrés: Se trabajó terapia Gestalt para un mejoramiento en su conducta y
desempeño académico abordando temas como autoestima y asertividad.
Lezly: Se llevó a cabo un proceso Gestáltico y acompañamiento donde se
trabajaron temas como auto dependencia, autoestima, asertividad y control de
emociones.
Puedo concluir que estas prácticas me brindaron conocimientos amplios dentro
del área clínica que podría utilizar posteriormente, de igual manera pude tomar un poco
de experiencia para el momento de ingresar a la vida laboral.

Conclusión individual.
Romero Castillo Mayra Cecilia
Durante este semestre, las prácticas clínicas fueron todo un reto para mí, puesto
que en semestres anteriores, mi inclinación no era hacia esta área de la psicología. Sin
embargo, en este tiempo de estancia en el escenario en la Esc. Sec. Téc. #40, me di
cuenta de la razón principal por la cual decidí estudiar la carrera de Psicología, fue un
recordatorio de que mi elección fue la correcta, lo que probablemente puede parecer
tedioso y repetitivo, pero es ayudar a los demás de alguna forma, esta vez me tocó
brindar técnicas y sugerencias que, consideré significativas en la vida de cada
paciente, de acuerdo a la necesidad presente en cada uno de ellos.
En el escenario se mostraron accesibles y flexibles en cuanto al trabajo a
realizar con los estudiantes, además de apoyar brindando una lista de los adolescentes
que de alguna forma ya tenían “identificados” con alguna necesidad específica, así
como también permitir que hiciéramos una invitación a los estudiantes de nuevo
ingreso, pues a ellos les interesaba conocer cómo se encontraban tanto emocional y
psicológicamente los adolescentes, en esta transición escolar de la escuela primaria a
la escuela secundaria.
De la misma forma, pude comprobar empíricamente que la teoría difiere de la
práctica, puesto que hay situaciones que no aprendes en la escuela y es ahí donde
explotas la capacidad creativa con la que cuentas. Utilice muchas técnicas aprendidas
en las clases de Psicoterapia, pero también investigué otras que pudieran favorecer el
conflicto presente en el paciente de acuerdo a su personalidad. Por ejemplo, la técnica
de color-terapia en lo personal me gustó mucho, la auto aplique y me funciono bastante
bien, así que la aplique a mis pacientes y les ayudo bastante a relajarse y a expresar
verbalmente mientras coloreaban.
Estuve a cargo del proceso terapéutico de cuatro adolescentes, dos de primero,
del mismo grupo, y dos de segundo ambos del mismo grupo también. Al principio me
era complicado atender a dos pacientes, uno de ellos porque lo conocía y hace algún
tiempo tuve un conflicto con su familia, pero entendí que el paciente no tenía nada que
ver en eso y decidí atenderlo. Con el otro paciente, me parecía muy complicada su
personalidad, incluso pensé que no lograría muchos cambios en él, pero en realidad
eran mis resistencias y mis miedos. Es decir, no me consideraba con la experiencia
necesaria para brindar apoyo emocional y psicológico a alguien más. Por esta razón
me decidí a iniciar un proceso terapéutico, que en realidad fue muy breve, pero me di
cuenta de la gran responsabilidad que tiene un psicólogo de la vida de sus pacientes.
Finalmente, puedo decir que no tengo la experiencia necesaria aún para brindar
la ayuda suficiente, pero a pesar de eso, me sentí cómoda en cada sesión, considero
que los avances logrados con cada uno de mis pacientes, será significativo tanto para
ellos, como para mí. Me encuentro feliz de concluir estas prácticas, sabiendo que tengo
una nueva perspectiva respecto al área clínica.
Anexos.
Referencias

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