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El Sistema Inmune
El Sistema Inmune
El sistema inmune
FUNCIÓN: Discriminar lo propio de lo extraño.
CARACTERÍSTICAS DE LA RESPUESTA INMUNE: Es inducible, específica, reproducible, diversa y reconoce a un
número ilimitado de antígenos.
La inmunidad innata
Identifica moléculas asociadas con patógenos a través de patrones moleculares de reconocimiento (PAMP) usando
diversos receptores (TLR). Representa asimismo una respuesta temprana de células sin especificidad para antígeno que
son inducidas para sintetizar moléculas efectoras en el sitio de la infección.
Los macrófagos estimulados por bacterias producen citocinas inflamatorias, prostaglandinas, leucotrienos y radicales
libres. Durante la respuesta inmediata, también se generan proteínas reactantes de fase aguda como las pentraxinas
(Proteína C reactiva y MBL) que junto con algunas fracciones del complemento promueven la fagocitosis y la eliminación
de antígenos. Asimismo, las infecciones virales inducen la protección de IFN que inhiben la replicación viral, aumentan la
expresión de moléculas clase I, TAP y componentes de proteasoma y facilitan la presentación de antígeno a células T
citotóxicas. Por último, el IFN activa a las células NK que constituyen una línea defensiva contra virus y células tumorales.
La inmunidad adaptativa
Aparece con la exposición a un antígeno y produce memoria inmunológica. Los linfocitos T requieren de la presentación
de un péptido antigénico por CPA a través de su TCR. Si son coestimulados, proliferan y sufren diferenciación clonal. Los
linfocitos T que responden a patógenos intracelulares son células CD8 o citotóxicas y aquellas que lo hacen a antígenos
exógenos son células CD4. Éstas promueven la inmunidad celular a través de citocinas TH1 o la inmunidad humoral a
través de TH2. Las citocinas inducen diferenciación, y así, memoria inmunológica. Existen dos vías de activación, por
infección natural o por vacunación.
Complemento
Forma parte de la inmunidad innata y de la adaptativa. Es un sistema que consta de 35 proteínas que participan en la
activación y regulación o como moléculas efectoras en la defensa del huésped. Se activa enzimáticamente la cascada por
tres vías: la vía clásica (por complejos inmunes), la vía alterna o de la properdina (por unión a la superficie de un
patógeno activador) y por la vía de las lectinas (por el reconocimiento de algunos azúcares).
Vía clásica:
Inicia con la unión de un complejo inmune IgM o IgG a C1 con su consecuente anclaje y activación que ocasiona que se
fragmenten C4 y C2. La combinación de los fragmentos forma la C3 convertasa que escinde a C3 y produce C5
convertasa, que a su vez rompe a C5, cuyo fragmento C5b forma parte del ataque de membrana. Los monómeros C3b se
acoplan a la membrana de la célula blanco e inducen adherencia a través de receptores expresados por linfocitos,
polimorfonucleares, mononucleares y macrófagos. En esta vía se liberan anafilotoxinas, mediadoras de inflamación
aguda que se inactivan por la carboxipeptidasa C. También, forma el complejo de ataque MAC que induce lisis celular.
Vía alterna
Es activada por la superficie de bacterias o por polisacáridos. En esta vía C3b resulta de la fragmentación a baja escala de
C3a, formando el factor B degradado por el factor D que activa C3b para formar la C3 convertasa estabilizada por la
properdina (P). Esta enzima más C3 causando más depósito de C3b en la membrana y C5 convertasa adicional. El resto
de la vía es común a la clásica y termina en el complejo MAC.
Selectinas
Son CAM que semejan lectinas por su capacidad de unir carbohidratos y están localizadas en la membrana de leucocitos.
Hay tres tipos (L, E, P). Las células endoteliales las expresan y permiten la adhesión de neutrófilos a la pared vascular, su
salida del vaso sanguíneo y la migración tisular.
Reconocimiento inmunológico
Los antígenos son moléculas extrañas que inducen la producción de células desensibilizadas y anticuerpos. Los linfocitos
los unen mediante TCR (receptor de célula T) donde las CPA presentan a los péptidos vía MHC. También existen
receptores de células B (BCR) que son anticuerpos en superficie de membrana con dos sitios de unión. Cada parte del
antígeno reconocida por el anticuerpo es un epítopo. Puede suceder que se reconozcan epítopos compartidos por
antígenos relacionados, a lo que se le conoce como reactividad cruzada.
Coestimulación
Además de la interacción del TCR con el péptido antigénico ligado a moléculas MHC, se requiere de señales
coestimulatorias para la activación y proliferación de células T. La coestimulación mediante CD28 amplifica hasta 100
veces la señalización. Asimismo, existe un proceso de apagado celular mediado por CTLA-4.
Citocinas
Son moléculas mensajeras para la comunicación entre células del sistema inmune, se producen en respuesta a un
estímulo y generalmente actúan a nivel local durante un período corto. Se unen a receptores específicos y regulan la
respuesta inmunitaria, la inflamación y la hematopoyesis. Reciben diferentes nombres: linfocinas (sintetizadas por
linfocitos), quimiocinas (citocinas quimiotácticas), interleucinas (sintetizadas por leucocitos). Pueden tener efecto
autocrino, paracrino o endocrino y tienen la característica de ser pleiotrópicas. Pueden actuar de manera sinérgica o
antagónica. Son sintetizadas principalmente por células TH y macrófagos.
Entre las funciones más importantes están: IL-1 activa a la célula T, IL-2 estimula la proliferación de células T y B
activadas por antígeno; IL-4, IL-5 e IL-6 estimulan la proliferación y diferenciación de células B y el IFN activa a los
macrófagos. Del mismo modo, IL-13 y GM-CSF estimulan la hematopoyesis. Por otro lado, IL-10 e IL-13 inhiben la
producción de citocinas inflamatorias producidas por macrófagos.
Las células TH activadas producen IL-2, IL-4 e IFN y se diferencian a TH1 (que produce a su vez IL-2, IL-3, GM-CSF, IFN y
TNF- que activa a las células CD8 y macrófagos) o TH2 (que producen IL-4, IL-5, IL-6, IL-10 e IL-13). La actividad de ambas
es antagónica.
Quimiocinas
Familia de citocinas proinflamatorias inducibles que tienen actividad quimiotáctica y bajo peso molecular. Se clasifican
en 4 grupos: 1) Quimiocinas C-C (RANTES, MCP-1, MIP-1 y ), 2) Quimiocinas C-X-C (IL-8), 3) Quimiocinas C
(linfotactina) y 4)Quimiocinas CXXXC (fractalina). Son mediadoras de la circulación de linfocitos, aumentan la
inflamación, inducen quimiotaxis y la activación celular. El efecto C-X-C atrae neutrófilos mientras que el C-C-C induce la
migración de macrófagos. Sus receptores pertenecen a la superfamilia de proteínas G y pueden unir varias quimiocinas.
Respuesta T Dependiente
Inicia en las áreas T de los órganos linfoides secundarios, donde células T vírgenes se encuentran con las células
dendríticas cargadas de antígenos. Los antígenos son tomados y presentados por las DC de los ganglios linfáticos que
coestimulan los CD28 de las células T vírgenes.
Células T reguladoras
Tienen un fenotipo CD4+CD25+Foxp3+. El estímulo antigénico activa al favor de transcripción NAFT, cuya asociación con
otros factores induce activación (formando complejos cooperadores con AP-1) o inactivación (al asociarse con Foxp3).
Estas células tienen un papel clave en la tolerancia periférica y la protección contra el desarrollo de autoinmunidad.
Respuesta T-independiente
Algunos antígenos activan directamente a las células B para producir anticuerpos IgM a través de señales antigénicas y
coestimulatorias. La respuesta a activadores B policlonales no requiere de células T y es más rápida que la respuesta T-
dependiente. El subtipo B1 está involucrado en la respuesta Timo-independiente produciendo grandes cantidades de
IgM. Su función es mantener la homeostasis en las mucosas (inmunidad innata). También existe un grupo de células B de
la zona marginal esplénica que mantiene las defensas a este nivel siguiendo el mismo mecanismo. Por otro lado, las
células B-2 son las convencionales y son T-dependientes. Estas células se activan, proliferan y se diferencian en células
plasmáticas o en células de memoria con larga vida.
Tolerancia
Es un estado fisiológico de falta de respuesta inmune hacia lo propio, que depende de MHC. La maduración intratímica
verifica la reactividad de las células T hacia lo propio. Más de 95% de las células T autorreactivas son destruidas y no
entran a la circulación. Pero, las que logran pasar a la circulación deben recibir diversas señales en la periferia para
sobrevivir. Cuando los sistemas de control central o periférico fracasan se puede producir autoinmunidad.
La tolerancia central se desarrolla durante el desarrollo fetal. Al exponerse a moléculas propias, aquellos linfocitos que
tienen interacciones fuertes con señales de alta afinidad son eliminados por apoptosis mediante un proceso de selección
negativa. Mientras tanto, la tolerancia periférica aparece después del nacimiento y consta de los siguientes mecanismos:
ignorancia inmunológica (incapacidad de reconocimiento por secuestro de autoantígenos contenidos por una barrera
física), anergia clonal (señal antigénica sin señales coestimulatorias), control homeostásico (en linfocitos T activados que
expresan CTLA-4 en lugar de CD28) y por regulación (interferencia de señalización).
Los factores que intervienen en la pérdida de la tolerancia son regulación deficiente de la apoptosis, factores
ambientales o infecciosos, mimetismo molecular, hormonas y susceptibilidad genética.
Mecanismos de hipersensibilidad
En la hipersensibilidad inmediata tipo I (alergia o anafilaxia), la respuesta a citocinas TH2 está estrechamente asociada.
Su mecanismo efector depende de IgE en células cebadas y basófilos. Se activa por el contacto con alérgenos y lo
síntomas son producidos por liberación de gránulos de histamina y diversos medidores de la inflamación.
La hipersensibilidad tipo II (citotóxica) depende de anticuerpos y resulta de la unión de IgG o IgM a la superficie de un
antígeno por medio de la activación del complemento.
La hipersensibilidad tipo III (dependiente de complejos inmunes) causa daño por la interacción antígeno-anticuerpo y la
activación del complemento por su vía clásica.
El mecanismo de la hipersensibilidad tipo IV (retardada) es mediada por células y ocurre a las 72 horas posteriores al
contacto de un antígeno con su célula TH1 específica y con macrófagos activados.
BIBLIOGRAFÍA: Herreyra-Esparza R, Ávalos-Díaz E. Capítulo 4. El Sistema inmune. Martínez-Elizondo P, Abud-Mendoza
C, Martínez-Osuna, P [Editores]. En: Introducción a la reumatología. 4 Ed. Colegio Mexicano de Reumatología, A.C.