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Raul Hilberg La Destruccion de Los Judios Europeospdf PDF
Raul Hilberg La Destruccion de Los Judios Europeospdf PDF
C u e s t i o n e s de a n t a g o n i s m o
D i r e c t o r
C a r l o s P r i e t o d e l C a m p o
Diseño de cubierta
Sergio Ramírez
Título original
The Destruction of the European Jews
Traducción de
Cristina Piña Aldao
© Raúl Hilberg, 2002 (edición revisada publicada por Yale University Press)
© Ediciones Akal, S. A., 2005
para lengua española
Sector Foresta, I
28760 Tres Cantos
Madrid - España
Tel.: 918 061 996
Fax: 918 044 028
www.akal.com
ISBN-10: 84-460-1809-8
ISBN-13: 978-84-460-1809-4
Depósito legal: M-16.073-2005
Impreso en Lavel, S. A.
Humanes (Madrid)
La destrucción
de los judíos europeos
Raúl Hilberg
-akal-
/
Indice general
I. Precedentes........................................................................................... 23
II. Antecedentes......................................................................................... 47
III. La estructura de la destrucción ............................................................ 67
IV La definición por decreto....................................................................... 77
V. La expropiación ..................................................................................... 93
5
El mantenimiento del gueto................................................................ 253
Las confiscaciones............................................................................... 259
La explotación de los trabajadores...................................................... 269
El control de los alimentos.................................................................. 282
Enfermedad y muerte en los guetos .................................................. 289
Preparativos.......................................................................................... 294
El primer barrido................................................................................... 3 13
Estrategia.......................................................................................... 315
La cooperación con las unidades móviles de exterminio...................... 323
Las operaciones de exterminio y sus repercusiones............................ 346
Polonia.................................................................................................. 527
Preparativos....................................................................................... 529
La realización de las deportaciones.................................................... 535
Consecuencias económicas ................................................................ 578
El norte.............................................................................................. 612
Noruega.......................................................................................... 6 13
Dinamarca....................................................................................... 618
6
El oeste.................................................................................................. 628
La ocultación.......................................................................................... 1060
La «cinta transportadora»...................................................................... 1067
La supresión.......................................................................................... 1076
La liquidación de los centros de exterminio y el fin del proceso de
destrucción .............................................................................................. 1079
X . Reflexiones............................................................................................. 1094
7
Problemas administrativos.................................................................. IIII
Problemas psicológicos...................................................................... 1115
X I. Consecuencias...................................................................................... 1163
8
Prefacio a la edición
en castellano
Pocos años después de la Segunda Guerra Mundial, empecé a preguntarme por qué
la muerte de millones de judíos europeos en lugares de ametrallamiento y cámaras de
gas llamaba tan poco la atención en Estados Unidos. N i siquiera la comunidad judía
estadounidense, que debido a la catástrofe se había convertido automáticamente en la
mayor del mundo, manifestó mucho ultraje o desesperación. A cualquiera con el más
mínimo conocimiento de lo que había pasado debe de habérsele ocurrido que la escala
y la intensidad de la operación, aplicada por una burocracia alemana metódica y eficaz,
carecían de precedentes. Los judíos residentes fuera del continente europeo debían
tener claro que su pérdida sería permanente, nunca tendría remedio, nunca se borra
ría. La reacción fue, sin embargo, contenida.
Es cierto que en Washington la Guerra Fría que se impuso rápidamente ensombreció
los descubrimientos de los campos de concentración hechos durante la liberación en 1945
y después de la misma. Las urgencias del nuevo conflicto entre el Este y el Oeste enmu
decieron buena parte de lo que podría haberse dicho sobre el régimen nazi. Habían sur
gido nuevas necesidades, se habían trazado nuevos mapas, y forjado nuevas alianzas. Esta
ba claro, además, que la nueva Alemania debía desempeñar una función importante en
esta transformación. Los judíos, a su vez, se enfrentaron a una crisis inmediata propia
cuando el naciente Estado de Israel se vio amenazado. En esa atmósfera, la respuesta de
la comunidad judía estadounidense en particular fue de dos tipos: alárma por Israel y abo-
targamiento respecto a la sombra de los judíos muertos en Europa.
Éste era el escenario cuando, a los veintidós años, decidí investigar y registrar la des
trucción de los judíos europeos. Retrospectivamente, me doy cuenta de que probable
mente no hubiera tomado esta decisión si hubiera sido algo más joven o algo más viejo.
Había vivido durante un año bajo el régimen de Hitler en Viena, a los doce años, cuando
9
apenas era suficientemente maduro como para observar el impacto de la presencia nazi
sobre nuestra familia y nuestros amigos. Seis años después, estuve como soldado esta
dounidense en suelo alemán, destinado en una unidad que capturó Múnich, y conser
vaba en la memoria buena parte de lo que había visto allí. Aun así, no sabía qué iba a
hacer. Sólo después de volver a la vida civil, estudiando ciencias políticas, me di cuen
ta de las masas de documentos alemanes que habían sido transportados a Estados Uni
dos y, después, de que estos materiales me permitirían recoger información detallada y
elementos que me ayudaran a comprender. Específicamente, aprendería algo sobre la
estructura administrativa y las funciones de los organismos alemanes implicados en las
medidas contra los judíos. Si hubiera sido más viejo y más experimentado, quizá hubie
se rehuido un proyecto que de hecho había subestimado enormemente. Pero en ese
momento me sumergí en el trabajo creyendo que necesitaría cinco años para comple
tar la tarea. Cuando alcancé ese límite inicial, estaba muy lejos de mi objetivo, pero
había recopilado una enorme cantidad de materiales y me sentí impulsado a seguir.
Desde el comienzo, mis principales fuentes fueron los documentos alemanes. En
Nuremberg, los ayudantes de los fiscales habían seleccionado la correspondencia que
incriminaba a los altos funcionarios acusados de crímenes de guerra. Esta pila, que con
tenía copias de muchos miles de órdenes, cartas e informes, fue mi primer material de
lectura. Después, en Washington, también busqué documentación y periódicos en la
Biblioteca del Congreso, y en N ueva York encontré otra fuente de documentación
indispensable, el YIVO Institute. Pero el espectáculo más impresionante lo hallé en el
Federal Records Center de Alexandria, Virginia, donde las carpetas alemanas captura
das se almacenaban en cajas que ocupaban decenas de miles de metros de estantería.
De pie en este cavernoso edificio, me di cuenta de que no podría leer todos estos papeles
en toda mi vida. En Alexandria desarrollé el hábito de hurgar al azar en una colección.
Descubrí que no todo se halla donde uno lo busca, pero que donde uno no ha buscado
todavía se puede encontrar casi de todo. Esa es una de las razones que, una y otra vez,
me movieron a extender mis exploraciones por todas partes.
Me di cuenta de que tenía que consultar también fuentes judías. La documentación
interna de los consejos judíos resultó ser escasa. La mayoría se había perdido durante la
guerra. Así, por ejemplo, los archivos de la comunidad judía de Colonia quedaron com
pletamente destruidos en un bombardeo aéreo, y los del consejo judío de Varsovia fue
ron consumidos por las llamas durante la revuelta del gueto. Abundaban, por el con
trario, los relatos de los supervivientes. Contenían información valiosa sobre las
reacciones de las víctimas, pero no iluminaban la evolución de los acontecimientos. Me
parecía evidente que los judíos no veían claramente más allá de las vallas de los guetos.
Sólo los perpetradores tenían una visión general. Me di cuenta de que, sólo por esta
razón, una historia global debía basarse, en primer lugar, en los registros contem porá
neos de aquellos que habían iniciado o puesto en práctica las medidas antijudías. A un
10
que estos hombres no habían empezado con un plan básico, tenían una dirección, y sus
actos encajaban en una secuencia reconocible. Esa lógica dictaba qué pasos tenían que
dar antes de poder seguir con cualquier otro. Tan pronto como comprendí esta cadena
de toma de decisiones, en una fase inicial de mi investigación, redacté un esbozo deta
llado de 20 páginas que me permitió organizar mis notas en el orden en el que las iba a
usar. Inevitablemente, de esa forma adoptaría una perspectiva alemana y vería el avance
de los sucesos a través de los ojos alemanes.
Con los años, continué mi tarea en archivos más distantes, más recientemente en
los abiertos detrás del antiguo Telón de Acero, y aproveché los crecientes fondos de
microfilmes del United States H olocaust Memorial Museum de Washington. A medi
da que iba recogiendo este material diverso, también estaba en mejor situación para
enmendar los errores que había cometido, llenar vacíos en el relato que había escrito,
y profundizar en las conclusiones establecidas. Pero he mantenido mi armazón original,
capítulo a capítulo, hasta hoy.
La primera edición de La destrucción de los judíos europeos la publicó tras varios retrasos
una pequeña editorial en 1961, casi trece años después de haber empezado mi trabajo.
Aunque el libro fue reseñado en la prensa, el contenido no era fácil de digerir. Yo no
había hecho concesiones en mi descripción, de la que no había eliminado la complejidad
del proceso a medida que era aplicado por los perpetradores, ni la desprevención de las
víctimas enfrentadas a la matanza. A nte todo, los lectores estadounidenses no estaban
aún preparados para el tema; debían transcurrir muchos más años antes de que se con
virtiera en un tema de enseñanza y comentario generalizados.
La primera traducción completa del libro, ampliada con nuevas investigaciones, la
publicó una pequeña editorial alemana en 1983. N o debería sorprender que los alem a
nes, que habían roto con su propio pasado, no hubieran contemplado antes este capí
tulo de la Segunda Guerra Mundial; pero tampoco es accidental que desde mediados
de la década de 1980 los alemanes no se mostraran sólo dispuestos a leer este material,
sino que también desarrollaran un sustancial cuerpo propio de historiadores del H olo
causto. La sociedad alemana tiene algo en común con la judía. En ambas el tema es una
historia familiar. A l tiempo que los judíos estadounidenses se interesaban gradualmen
te por el destino de sus parientes perdidos en Europa, también los hijos y los nietos de
los perpetradores tenían que enfrentarse al ineludible hecho de que durante el régimen
nazi sus padres y abuelos habían contribuido al proceso de destrucción. La hazaña no
había sido sólo producto de las acciones de las SS o de la policía. Estuvo m odelada tam
bién por un enjambre de oscuros participantes del ejército, el funcionariado civil, la
industria y los ferrocarriles, que habían contribuido con su experiencia indispensable al
resultado final. Yo había estudiado precisamente esta implicación.
Siguieron otras traducciones, entre ellas al francés y al italiano. Inicialmente, tam
bién Francia tenía un pasado poco agradable que superar, y allí la dificultad radicaba en
II
la circunstancia de que, durante años, los ex miembros de la Resistencia vivían al lado
de los antiguos colaboracionistas. Con historias tan distintas, los dos grupos tenían que
fundirse en un futuro común. Italia era el país que había pasado de ser el principal alia
do europeo de Alem ania a convertirse en un territorio ocupado bajo dominio alemán,
un doloroso antecedente que exigía curación. En Italia había comparativamente pocos
judíos, pero residían allí desde la Antigüedad, y en los días de la independencia italiana
que se prolongó hasta 1943, el régimen fascista nunca igualó la eficacia alemana en su
persecución. Los italianos rechazaron las solicitudes alemanas de deportación, no sólo
desde la propia Italia, sino también desde las regiones ocupadas por Italia en Francia,
Yugoslavia y Grecia. Durante la fase más peligrosa, bajo la ocupación alemana, miles de
judíos italianos fueron deportados, pero muchos más consiguieron ocultarse. Estos
ejemplos se recuerdan ahora plenamente.
España se mantuvo oficialmente neutral durante la Segunda Guerra Mundial. Su
costosa guerra civil había acabado sólo cinco meses antes de que los alemanes com en'
zaran la invasión de Polonia; pero dado que el régimen franquista había obtenido su vic
toria con considerable ayuda alemana e italiana, aportó tropas para que lucharan con
tra el Ejército Rojo en el frente oriental. Después de 1945, el país tardó treinta años en
convertirse en parte plenamente integral de la vida europea. Tanto las potencias occi
dentales como el bloque soviético consideraban a España como un resto ideológico de
las fuerzas derechistas que en A lem ania y sus aliados habían desatado agresión tras
agresión. En cierto sentido, el tiempo se había paralizado.
En 1939, sólo había en España unos cuantos miles de habitantes judíos. Estos,
expulsados en 1942, nunca habían vuelto. Pero durante la guerra, el gobierno español
no pasó por alto a la comunidad judía ni fue inconsciente de su desaparición. Cientos
de miles de judíos seguían hablando castellano. La mayoría había adquirido el idioma
siendo emigrantes en América Latina durante los siglos XIX y XX, pero en los Balcanes
y en Turquía quedaba otro grupo de judíos, los sefardíes, que habían salido de España
en el siglo XV Y habían conservado s u castellano, con algunos cambios de consonantes
y vocales, con virtiéndolo en ladino. Estas personas constituían la mayor comunidad de
habla castellana en Europa fuera de la propia España. En 1924, un decreto del gobier
no español permitió a los sefardíes de Salónica y Alejandría solicitar la nacionalidad
española. N o hubo muchos que aprovecharan esa oportunidad, y en ningún momento
previo el gobierno español que pudieran emigrar a España más que un puñado de ellos,
pero cuando las deportaciones y los gaseamientos alcanzaron su punto culminante,
entre 1942 y 1944, los diplomáticos españoles manifestaron sus preocupaciones mora
les en un tono llamativamente similar al empleado por los-funcionarios italianos que
intentaban salvar a los judíos.
La muerte de Franco señaló el fin del aislamiento al que aún se veía sometida Espa
ña. A medida que se instituían las reformas democráticas y surgía una apertura de la
12
investigación, era lógico que toda la historia de la guerra fuera objeto de un estudio más
preciso. En medio de esa probabilidad era inevitable encontrarse con la catástrofe de
los judíos.
La actual edición aparece en lengua castellana al final de los esfuerzos de toda mi
vida. Es el último texto que puedo presentar con el producto de la investigación que
realicé hasta finales de 2003. En la medida en que en España y en Am érica Latina no
hay tantos estudios sobre el tema como en otros países, la mayoría de los contenidos de
esta traducción quizá resulten nuevos para los lectores. Sin embargo, a pesar de la aper
tura de los archivos de Europa occidental y oriental y la consiguiente multiplicación de
fuentes disponibles, ninguna obra sobre el Holocausto, la mía incluida, es en absoluto
completa, y ninguna puede garantizar que esté líbre de errores. Sólo puedo decir que,
desde el comienzo, he intentado escribir el estudio más amplio y fiable que pueda com
poner un autor solo. Ése ha sido mi principal objetivo.
Raúl Hilberg
Burlington, Vermont
A gosto de 2004
13
Prefacio a la tercera
edición
Hoy, la bibliografía dedicada a este tem a alcanzaría para llenar una biblioteca. El
Holocausto lo estudian con avidez en Am érica y en otros continentes hombres y
mujeres altam ente com petentes, que plantean nuevas preguntas y consultan las nue
vas fuentes disponibles. ¿Por qué, entonces, tendría yo que seguir con mi propia obra,
comenzada hace m ás de cincuenta años, después de que la primera edición aparecie
ra en 1961 y la segunda en 1985? Después de todo, uno debe parar en un punto, aun
que sólo sea por agotamiento. Era consciente, sin embargo, de que no había llegado al
final, y sabía que ningún tema era para mí más importante que éste. M e sentía impul
sado a examinar cualquier documento, todo aquello que pudiera proporcionarme una
clave sobre algo sobre lo que me había interrogado o quería conocer, así que cuando se
abrieron los archivos de Europa Oriental, poco después de 1985, mi impulso de seguir
se intensificó.
A menudo, un documento de una carpeta no aporta más que un pequeño detalle, y
esto ha ocurrido también en mi búsqueda continuada. El valor de dicho descubrimien
to podría ser considerable, no obstante, porque podría cambiar una perspectiva, alterar
de maneras sutiles el significado que yo había atribuido a un acontecimiento, o podría
demostrar la relación entre dos hechos aparentemente independientes entre sí. Otros
materiales revelan importantes episodios, como también he experimentado. En esa
situación, podía ampliar el alcance de mis conocimientos y escribir una historia más
completa. A medida que avanzaba, he ido añadiendo buena parte de lo descubierto en
ambas categorías a las traducciones del libro a otros idiomas, y finalmente la edición
estadounidense de 1985 se convirtió en la más antigua impresa.
En un campo de investigación empírico, ninguna obra de cualquier autor y ninguna
edición de dicha obra puede ser definitiva, aunque alguna editorial pueda desear afir
15
marlo. Un libro de historia es una empresa que se ha detenido en algún momento, y lo
que contiene está siempre incompleto. Mi más viejo amigo, Eric Marder, consideraba,
sin embargo, que la edición de 1985 no debía seguir siendo mi última palabra en inglés,
e hizo posible esta edición por parte de Yale University Press. N ada de lo que yo diga
puede expresar mi gratitud por lo que ha hecho.
Éste es el momento en el que pienso también en mi familia. Mi esposa Gwendolyn,
siempre a mi lado, me ayuda desinteresadamente corrigiendo las pruebas de imprenta
del texto recientemente impreso. Mis hijos David y Deborah se han mudado hace unos
años, pero siguen siendo una inspiración para mí, sin importar lo lejos que estén o lo
escasamente que los vea.
Burlington, Vermont
Junio de 2002
16
Prefacio a la edición
revisada
La obra que culmina en los contenidos de estos volúmenes comenzó en 1948. Desde
entonces han transcurrido treinta y seis años, pero el proyecto ha seguido conmigo, desde
la primera juventud a la mediana edad, a veces interrumpido, pero nunca abandonado,
debido a una pregunta que me planteé. Desde el comienzo he querido saber cómo destru-
yeron a los judíos de Europa. Q uería explorar el mecanismo de destrucción en su tota
lidad, y a medida que ahondaba en el problema, veía que estaba estudiando un proce
so administrativo llevado a cabo por burócratas en una red de organismos esparcidos
por todo un continente. Conocer los componentes de este aparato, con todas las face
tas de sus actividades, se convirtió en la principal tarea de mi vida.
El «cómo» de los acontecimientos es una forma de aprender a conocer a los perpe
tradores, a las víctimas, a los espectadores. En esta obra se describirá la participación
de todos ellos. Se mostrará a los cargos públicos alemanes pasando memorandos de
mesa en mesa, debatiendo sobre definiciones y clasificaciones, y redactando leyes públi
cas o instrucciones secretas en su incansable impulso contra los judíos. La comunidad
judía, atrapada entre la maleza de estas medidas, se contemplará en función de lo que
hizo y lo que no hizo como respuesta al asalto alemán. El mundo exterior forma parte
de esta historia, en virtud de su postura de espectador.
Aun así, el acto de destrucción fue alemán, y este retrato enfoca principalmente a
los que concibieron, los que iniciaron y los que pusieron en práctica la empresa. Ellos
construyeron el marco en el que los colaboradores del Eje y los países ocupados contri
buyeron a la operación, y ellos crearon las condiciones con las que se encontraron los
judíos en un gueto cerrado, en la ruleta de una redada, o a la entrada de una cámara
de gas. Para investigar la estructura del fenómeno es necesario plantear primero la cues
tión sobre los alemanes.
17
He buscado respuestas en gran número de documentos. Estos materiales no son me
ramente un registro de los acontecimientos, sino creaciones de la propia maquinaria
administrativa. Lo que nosotros denominamos fuente documental fue en otro tiempo
una orden, una carta o un informe. Su fecha, firma y envío la invistieron de consecuencias
inmediatas. La hoja de papel en manos de los participantes fue una forma de acción. Hoy,
la mayoría de las colecciones supervivientes son alemanas, pero hay también algunos restos
de los consejos judíos y de otros organismos no alemanes. He buscado en todos ellos, no
sólo por los hechos que contienen, sino para recaptar el espíritu en el que se escribieron.
El mío no es un estudio breve. El libro es largo y complejo porque describe una empre
sa enorme e intrincada. Es detallado porque trata de casi todos los aspectos importantes en
el campo de la destrucción, dentro y fuera de Alemania, desde 1933 a 1945. N o está resu
mido, para que pueda registrar, plenamente, unas medidas que se aplicaron plenamente.
La primera edición de esta obra apareció en Chicago hace veintitrés años. O cupa
ba 800 páginas a doble columna, y se reimprimió varias veces. Yo sabía, incluso mien
tras la versión original se encontraba aún en prensa, que inevitablemente me daría
cuenta de que había cometido errores, de que había vacíos en el relato, y de que las
afirmaciones analíticas o las conclusiones me parecerían algún día incompletas o impre
cisas. También sabía que para alcanzar mayor precisión, equilibrio y claridad, tendría
que usar más documentos.
Mi primer sondeo se había concentrado principalmente en las pruebas reunidas para
los procesos de Nuremberg y en los depósitos de documentos alemanes capturados y trasla
dados en ese momento a Estados Unidos. Ahora, mi investigación se ampliaría para cubrir
diversos materiales que salían a la luz en los archivos de varios países. Por prolongada
que fuera esta labor, proporcionaría información sobre organizaciones y acontecimientos que
hasta entonces habían permanecido velados o completamente ocultos. Entre los documen
tos que encontré había telegramas de los ferrocarriles alemanes estableciendo horarios para
los trenes de la muerte, protocolos de los funcionarios de la comunidad judía en Berlín duran
te la guerra sobre sus reuniones periódicas con oficiales de la Gestapo, y archivos reciente
mente desclasificados de la Oficina Estadounidense de Servicios Estratégicos sobre el campo
de exterminio de Auschwitz. Cada serie de comunicaciones estaba escrita en un lenguaje
interno, cada una encerraba un mundo separado, y cada una suponía un eslabón perdido.
La atmósfera de trabajo ha cambiado considerablemente. En las décadas de los cua
renta y cincuenta yo copiaba los documentos a mano, y mecanografiaba el manuscrito
sobre una mesa portátil, en una máquina manual. En aquellos tiempos, el mundo aca
démico no se acordaba del tema, y las editoriales no lo recibían bien. De hecho, recibí
más a menudo consejos de que abandonara el tema que de que lo continuara. M ucho
después, en los mal iluminados archivos judiciales de Düsseldorf o Viena, seguía co
piando testimonios en un cuaderno, pero el aislamiento había desaparecido. El tema,
que había dejado de ser inmencionable, ha atraído al público.
18
Por fortuna, cuando empecé con pocos recursos, recibí ayudas decisivas. Recuerdo
a Hans Rosenberg, cuyas clases sobre la burocracia soldaron mis ideas cuando era estu
diante universitario; Franz Neumann, ya fallecido, cuya guía me fue esencial en las pri
meras fases de mi investigación, siendo alumno de doctorado en la Universidad de
Columbia; William T. R. Fox, de la misma universidad, que intervino con actos de
extraordinaria amabilidad cuando me sentía perdido; Filip Friedman, ya fallecido, que,
creyendo en mi obra, me animó; y mi difunto padre, M ichael Hilberg, cuyo sentido del
estilo y la estructura literaria pasó a ser el mío. Mi viejo amigo Eric M arder escuchó mis
lecturas de buena parte de los borradores manuscritos. C on su mente extraordinaria
mente penetrante, me ayudó a superar una dificultad tras otra. El difunto Frank Pet-
schek se interesó por el proyecto cuando aún no estaba terminado. Lo leyó línea a línea
y, con un gesto singular, hizo posible su primera publicación.
Un investigador depende completamente de archiveros y bibliotecarios. Algunos de
los que me ayudaron no saben cómo me llamo, otros posiblemente no me recuerden.
No es muy posible mencionar a todos aquellos cuyos conocimientos especializados me
resultaron vitales y, por consiguiente, mencionaré sólo a Dina Abramowicz, del YIVO
Institute, a Bronia Klibanski, de Yad Vashem, a Robert Wolfe, de National Archives, y
a Sybil Milton, del Leo Baeck Institute. Serge Klarsfeld, de la Beate Klarsfeld Founda
tion y Liliana Picciotto Fargion del Centro di Documentazione Hebraica Contem porá
nea me enviaron sus valiosas publicaciones y me comentaron sus datos. O tros muchos
historiadores y especialistas de otras disciplinas me facilitaron la búsqueda de fuentes
en la Biblioteca de la Facultad de Derecho de la Universidad de Columbia, en la Biblio
teca del Congreso estadounidense, en los archivos judiciales alemanes, en los archivos
ferroviarios conservados en Fráncfort y Nuremberg, en el Instituí für Zeitgeschichte de
Múnich, en los Archivos Federales Alem anes de Coblenza, la Zentrale Stelle der Lan-
desjustizverwaltungen de Ludwigsburg, en el Centro Docum ental Estadounidense de
Berlín, en el Centre de Documentation Juive Contemporaine de París, en los archivos
del Com ité Judío Estadounidense, y en la Oficina de Investigaciones Especiales, ads
crita al Departam ento de Justicia estadounidense.
Vivo en Vermont desde 1956, y durante estas décadas he trabajado en la Universi
dad de Vermont, que me ha dado el tipo de respaldo que sólo una institución que pro
porciona un empleo fijo, permisos sabáticos, y ocasionalmente pequeñas cantidades de
dinero para la investigación, puede aportar a lo largo del tiempo. En la universidad tam
bién he tenido compañeros que me han apoyado. El primero fue el ya fallecido L. Jay
Gould, que siempre tuvo paciencia conmigo; y más recientemente, Stanislaw Staron,
con quien he trabajado en el diario escrito por A dam Czerniaków, presidente del gueto
de Varsovia; y Samuel Bogorad, con quien dicté un curso sobre el Holocausto.
A H. R. Trevor-Roper, que escribió varios artículos sobre el libro cuando se publicó
por primera vez, le debo la mayor parte del reconocimiento recibido por éste. Hermán
19
Wouk, novelista, y Claude Lanzmann, cineasta, que han retratado el destino judío en
empresas artísticas de gran alcance, me reforzaron en mi propia búsqueda en muchas
ocasiones.
Mi agente literario, Theron Raines, hombre de letras que sabe del tema, ha hecho
incesantes esfuerzos en mi nombre. M ax Holmes, director de Holmes & Meier, asumió
la tarea de publicar la segunda edición con un profundo conocimiento de lo que yo
intentaba hacer.
Para mi familia tengo una mención especial. Mis hijos David y Deborah me han
dado el propósito y la paz. Mi esposa Gwendolyn me ha ayudado con su amorosa pre
sencia y su fe en mí.
Burlington, Vermont
Septiembre de 1984
20
Prefacio a la primera
edición
Primeramente, habría que hablar del alcance de este libro. Para que nadie se con-
funda con la palabra «judíos» incluida en el título, permítaseme señalar que éste no es
un libro sobre los judíos. Es un libro sobre aquellos que destruyeron a los judíos. N o se
leerá mucho acerca de las víctimas. El objetivo enfoca a los perpetradores.
Los siguientes capítulos describirán la enorme organización de la máquina destruc
tiva alemana y los hombres que desempeñaron importantes funciones en dicha m áqui
na. Revelarán la correspondencia, los memorandos, las actas de conferencias que pasa
ron de mesa en mesa a medida que la burocracia alemana tomaba sus pesadas y
drásticas decisiones de destruir, completa y totalmente, a los judíos de Europa. Trata
rán de los obstáculos administrativos y psicológicos que bloquearon periódicamente la
acción, y mostrarán cómo se superaron estos impedimentos.
Por otra parte, no se hará hincapié sobre las consecuencias que las medidas alemanas
tuvieron sobre la comunidad judía de Europa y de otras partes. N o nos detendremos en los
sufrimientos de los judíos, ni exploraremos las características sociales de la vida en el gueto
o la existencia en los campos. En la medida en que examinemos las instituciones judías, lo
haremos principalmente a través de los ojos de los alemanes: como herramientas utilizadas
en el proceso de destrucción. En resumen, este estudio no abarca la evolución interna de
la organización y de la estructura social judías. Eso es historia judía. Hace referencia a la
tempestad que provocó el naufragio. Eso forma parte de la historia occidental. La historia
de Occidente que a veces ha estado modelada por los judíos. H a sido cambiada también
en la misma medida - o incluso m ás- por aquellos que han actuado contra los judíos, por
que cuando yo le hago algo a otro, también me hago algo a mí mismo.
N o se ha explorado aún la total importancia de las medidas alemanas; la destrucción
de los judíos europeos no ha sido asimilada todavía como acontecimiento histórico.
21
Esto no significa que en general se niegue la desaparición de millones de personas, y
tampoco implica que se dude seriamente de que enormes masas de estas personas fue
ron ametralladas en zanjas y gaseadas en campos. Pero reconocer un hecho no signifi
ca aceptarlo en el sentido académico. Los actos inauditos de tal magnitud sólo son
aceptados académicamente cuando se estudian como pruebas que examinan las con
cepciones existentes sobre la fuerza, las relaciones entre culturas y la sociedad en su
conjunto. H ace sólo una generación, los incidentes descritos en este libro habrían sido
considerados improbables, no factibles, o incluso inconcebibles. Ahora han ocurrido.
La destrucción de los judíos fue un proceso de extremos. Por eso es tan importante
como fenómeno de grupo. Por eso puede servir de examen para las teorías sociales y
políticas. Pero para practicar tales exámenes, no basta con saber que los judíos han sido
destruidos; es necesario también comprender cómo se realizó esta empresa. Esa es la
historia que se cuenta en este libro.
Burlington, Vermont
Octubre de 1960
22
Precedentes
1 La Roma precristiana no tenía una política antijudía. Roma había aplastado al Estado inde
pendiente de Judea, pero los judíos de Roma disfrutaban de igualdad ante la ley. Podían firmar escri
turas, celebrar matrimonios válidos con romanos, ejercer los derechos de tutclaje, y ocupar cargos
públicos. Otto STOBBE, Die juden in Deutschland wáhrend des Mittelalters, Leipzig, 1902, p. 2.
23
conversión indicaba la profundidad de la fe. La religión cristiana no era una de las múlti
ples religiones, sino la verdadera, la única. Quienes no pertenecían a su rebaño eran igno
rantes o estaban equivocados. Los judíos no podían aceptar el cristianismo.
En las primeras fases de la fe cristiana, muchos judíos consideraban a los cristianos como
miembros de una secta judía. Después de todo, los primeros cristianos todavía observaban
la ley hebrea. Simplemente habían añadido unas cuantas prácticas no esenciales, tales como
el bautismo, a su vida religiosa. Pero su punto de vista cambió abruptamente cuando Cris
to fue elevado a la categoría de deidad. Los judíos sólo tienen un Dios. El no es Cristo, y
Cristo no es El. Desde entonces, el cristianismo y el judaismo son irreconciliables. La acep
tación del cristianismo ha significado desde entonces el abandono del judaismo.
En la Antigüedad y en la Edad Media, los judíos no abandonaron fácilmente su religión.
Con paciencia y persistencia, la Iglesia intentó convertir a los obstinados hebreos, y duran
te mil doscientos años se libró sin interrupción el debate teológico. Los judíos no se dejaron
convencer. Gradualmente, la Iglesia empezó a respaldar sus palabras con la fuerza. El papado
no permitió que se ejerciese presión sobre los judíos individuales; Roma prohibió las con
versiones forzosas2. Sin embargo, en general, el clero sí hizo uso de la presión. Poco a poco,
pero con un efecto cada vez más amplio, la Iglesia adoptó medidas «defensivas» contra sus
pasivas víctimas. Se «protegía» a los cristianos de las consecuencias «perniciosas» que podía
tener la relación con los judíos mediante rígidas leyes contra los matrimonios mixtos,
prohibiciones de debatir sobre temas religiosos, leyes contra la domiciliación en moradas
comunes. La Iglesia «protegía» a sus cristianos de las «perniciosas» enseñanzas judías
quemando el Talmud y prohibiendo a los judíos ejercer cargos públicos3.
Estas medidas se constituyeron en precedentes de actividades destructivas. El poco
éxito que la Iglesia tenía en el logro de su objetivo lo revela el trato dado a los escasos
judíos que sucumbían a la religión cristiana. El clero no estaba seguro de su éxito, de
ahí la práctica extendida, en la Edad Media, de identificar a los prosélitos como anti
guos judíos4; de ahí la inquisición de los nuevos cristianos sospechosos de herejía5; de
ahí la emisión en España de certificados de limpieza de sangre para demostrar que los
antepasados eran puramente cristianos, y la especificación de «cristianos a medias»,
«un cuarto de cristianos nuevos» y «un octavo de cristianos nuevos», etcétera6.
2 Esta prohibición tenía un punto débil: una vez convertido, aunque fuese a la fuerza, a un judío
se le prohibía volver a su fe. Guido K is c h , The Jews in Medieval Germany, Chicago, 1949, pp. 201-202.
3 De hecho, los no judíos que querían convertirse al judaismo tropezaban con formidables obs
táculos. Véase Louis FlNKEISTElN, «The Jewish Religión: Its Beliefs and Practices», en Louis Finkels-
tein (ed.), The Jews: Their History, Culture, and Religión, vol. 2, Nueva York, 1949, p. 1376.
4 Guido Kisch, The Jews in Medieval Germany, cit., p. 315.
5 Ibid.
6 Cecil ROTH, «Marranos and Racial Anti-Semitism - A Study in Parallels», Jewish Social Studies 2
(1940), pp. 239-248. Se acusaba a los médicos cristianos nuevos de matar a los pacientes, un tribunal
24
La no conversión tuvo consecuencias a largo alcance. La Iglesia, habiendo fracasa
do en su objetivo de conversión, comenzó a contemplar a los judíos como un grupo de
personas especiales, diferentes a los cristianos, sordos al cristianismo y peligrosos para
la fe cristiana. En 1542, Martín Lutero, fundador del protestantismo, escribió las
siguientes líneas:
de Toledo dictó en 1449 una sentencia al efecto de que los cristianos nuevos no eran elegibles para
cargos públicos, y en 1604 se les prohibió el acceso a la Universidad de Coimbra (ibid..). Los descen
dientes de judíos o moros tampoco podían servir en la «Milicia de Cristo», el ejército de Torquema-
da, encargado de torturar y quemar a los «herejes». Franz H e l b in g , Die Torcur - Geschichte der Folter
im Kriminalverfahren aller Vólker und Zeiten, Berlín, 1902, p. 118.
' Martín LUTERO, Von denjueden undjren Luegen, Wittenberg, 1543, p. Aiii. Los números de las
páginas de la edición original del libro de Lutero se sitúan en la parte inferior de cada dos o cuatro pá
ginas como sigue: A, Aii, Aiii, B, Bii, Biii, hasta Z, Zii, Ziii, comenzando de nuevo con a, aii, aiii.
8 Ibid., p. diii. La referencia al frenesí es una inversión. El frenesí es uno de los castigos por aban
donar al único Dios.
25
Los antisemitas del siglo XIX, que se apartaron de los objetivos religiosos, abrazaron
la emigración de los judíos. Los antisemitas odiaban a los judíos con un sentimiento de
rectitud y razón, como si hubiesen adquirido el antagonismo de la Iglesia igual que es
peculadores que compran los derechos de una empresa en quiebra. C on este odio, los
enemigos posteclesiásticos de los hebreos también asumieron la idea de que era impo
sible cambiar a los judíos, que no se les podía convertir, que no era posible asimilarlos,
que eran un producto acabado, de características inflexibles, de nociones establecidas
y creencias fijas.
La política de expulsión y exclusión fue adoptada por los nazis y se mantuvo como
objetivo de toda la actividad antijudía hasta 1941. Ese año marca un punto de inflexión
en la historia antijudía. En 1941, los nazis se hallaban inmersos en una guerra total. Varios
millones de judíos fueron encarcelados en guetos. La emigración se hizo imposible. Un
proyecto de última hora de embarcar a los judíos hacia la isla africana de M adagascar
había fracasado. Era necesario «resolver el problema judío» de alguna otra forma. En este
momento crucial, en las mentes nazis emergió la idea de establecer una «solución terri
torial». La «solución territorial» o «la solución final de la cuestión judía en Europa», como
se conoció, preveía la muerte de los judíos europeos. Había que matarlos. Esta fue la ter
cera política antijudía de la historia.
En resumen. Desde el siglo IV d.C. ha habido tres políticas antijudías: la conversión,
la expulsión y la aniquilación. La segunda apareció como alternativa a la primera, y la
tercera surgió como alternativa a la segunda.
La destrucción de los judíos europeos entre 1933 y 1945 nos parece ahora un caso
sin precedentes en la historia. De hecho, en sus dimensiones y configuración total, nada
por el estilo había sucedido antes. Com o resultado de una empresa organizada, cinco
millones de personas fueron asesinadas en el breve espacio de unos años. La operación
estaba terminada antes de que nadie pudiese calibrar su enormidad, y mucho menos sus
consecuencias futuras.
Pero, si analizamos esta explosión singularmente masiva, descubrimos que la mayor
parte de los sucedido en esos doce años ya había ocurrido antes. El proceso de destrucción
nazi no surgió de la nada; fue la culminación de una tendencia cíclica9. Es posible obser
var la tendencia en los tres objetivos sucesivos de los administradores antijudíos. Los misio
neros cristianos habían dicho en realidad: no tenéis derecho a vivir entre nosotros siendo
judíos. Los gobernantes laicos que los siguieron habían proclamado: no tenéis derecho a
vivir entre nosotros. Los nazis alemanes decretaron finalmente: no tenéis derecho a vivir.
9 Una tendencia regular no se rompe (por ejemplo, un aumento de la población); una tendencia
cíclica se observa en algunos de los fenómenos recurrentes. Podemos hablar, por ejemplo, de un con
junto de guerras que se hacen progresivamente más destructivas, depresiones que disminuyen de gra
vedad, etcétera.
26.
Estos objetivos progresivamente más drásticos trajeron consigo un lento y constan-
te crecimiento de las medidas y las ideas antijudías. El proceso comenzó con el intento
de atraer a los judíos al cristianismo. La evolución siguió para obligar a las víctimas a
exiliarse. Terminó cuando se llevó a los judíos a la muerte. Los nazis alemanes, por con
siguiente, no descartaron el pasado; se basaron en él. N o comenzaron una evolución;
la completaron. En los profundos intersticios de la historia antijudía encontraremos
muchas de las herramientas administrativas y psicológicas con las que los nazis pusieron
en práctica el proceso de destrucción. En los huecos del pasado descubriremos también
las raíces de la respuesta característica judía a un ataque externo.
La significación de los precedentes históricos se comprenderá más fácilmente en la
esfera administrativa. La destrucción de los judíos fue un proceso administrativo, y su ani
quilación requería la aplicación de medidas administrativas sistemáticas en pasos sucesi
vos. N o hay muchas formas en las que la sociedad moderna pueda, fácilmente, matar a
una gran cantidad de personas que viven en su propio seno. Este es un problema de efi
ciencia de gran dimensión, y que plantea incontables dificultades e innumerables obs
táculos. Pero, al revisar la documentación sobre la destrucción de los judíos, recibimos casi
inmediatamente la impresión de que la administración alemana sabía lo que hacía. Con
un inquebrantable sentido de la orientación y una extraña capacidad para encontrar el
camino, la burocracia alemana encontró la senda más corta para llegar al objetivo final.
En teoría, la propia naturaleza de la tarea determina la forma en que ésta se lleva a
cabo. Cuando hay voluntad, hay también un modo, y con que haya la mínima volun
tad necesaria, ese camino se encontrará. Pero ¿y si no hay tiempo para experimentar?
¿Y si la tarea debe resolverse de manera rápida y eficaz? U na rata en un laberinto que
tiene un único camino hacia la meta aprende a escoger ese camino después de muchos
intentos. También los burócratas se ven, a veces, atrapados en un laberinto, pero no pue
den permitirse ensayar. Quizá no haya tiempo para dudas y paradas. Ésta es la razón por
la que los resultados anteriores son tan importantes; ésta es la razón por la que la expe
riencia pasada es tan esencial. Se dice que la necesidad aguza el ingenio, pero si se han
creado ya precedentes, si ya se ha establecido una guía, el ingenio deja de ser necesa
rio. La burocracia alemana podía recurrir a tales precedentes y seguir dicha guía, porque
los burócratas alemanes podían echar mano de unas enormes reservas de experiencia
administrativa, unas reservas que la Iglesia y el Estado habían acumulado en 15 siglos
de actividad destructiva.
En el transcurso de su intento de convertirlos, la Iglesia católica había tomado muchas
medidas contra los judíos. Estas medidas estaban diseñadas para «proteger» a la comunidad
cristiana de las enseñanzas hebreas y, no incidentalmente, para debilitar la «obstinación»
judía. Es indicativo que tan pronto como el cristianismo se convirtió en religión estatal de
Roma, en el siglo IV d.C., se pusiera fin a la igualdad de ciudadanía de los judíos. «La Iglesia
y el Estado cristiano, decisiones conciliares y leyes imperiales, trabajaron mano a mano a par
27
tir de entonces para perseguir a los judíos»10. Aunque la mayoría de estas leyes no se aplica
ron en la totalidad de la Europa católica desde el momento de su concepción, si se convir
tieron en precedentes para la era nazi. El cuadro 1.1 compara las medidas antijudías básicas
de la Iglesia católica y los modernos homólogos puestos en práctica por el régimen nazi11.
Ningún resumen del derecho canónico puede ser tan revelador como una descrip
ción del gueto de Roma, mantenido por el Estado papal hasta la ocupación de la ciu
dad por el ejército realista italiano en 1870. U n periodista alemán que visitó el gueto
en los días en que se procedía a su cierre publicó dicha descripción en Neue Freie Presse11.
El gueto constaba de unas cuantas calles húmedas, oscuras y sucias en las que se había
hacinado (eingepfercht) a 4.700 seres humanos.
28
Cuadro 1.1. Medidas canónicas y nazis contra los judíos (cont.)
29
Cuadro 1.1. Medidas canónicas y nazis contra los judíos (cont.)
Para arrendar una casa o un establecimiento comercial fuera de los límites del gueto,
los judíos necesitaban el permiso del cardenal vicario. La adquisición de bienes inmuebles
fuera del gueto estaba prohibida. El comercio de productos industriales o libros estaba
prohibido. La educación superior estaba prohibida. Las profesiones de abogado, boticario,
notario, pintor y arquitecto estaban prohibidas. Un judío podía ser médico, siempre que li
mitase su práctica a los pacientes judíos. Ningún judío podía ocupar un cargo oficial. Se
exigía a los judíos que pagasen los mismos impuestos que el resto y, además, los siguientes:
(1) un estipendio anual para el mantenimiento de los funcionarios católicos que super
visaban la Administración Financiera del gueto y la organización de la comunidad judía;
(2) una cantidad anual de 5.250 liras a la Casa Pía para su trabajo misionero entre los ju
díos; (3) una cantidad anual de 5.250 liras al claustro de los conversos, con el mismo
propósito. A cambio, el Estado papal gastaba una cantidad anual de 1.500 liras en obras
sociales. Pero no se dedicaba dinero estatal a la educación ni al cuidado de los enfermos.
El régimen papal del gueto de Roma nos da una idea del efecto acumulativo del
derecho canónico. Este fue su resultado total. Además, la política de la Iglesia no sólo
dio lugar a normativas eclesiásticas; durante más de mil años, la voluntad de la Iglesia
también fue impuesta por el Estado. Las decisiones de los sínodos y los consejos se con
virtieron en guías básicas para la acción estatal. Todo Estado medieval copiaba el de
recho canónico y lo elaboraba. A sí surgió un «derecho medieval internacional sobre los
hebreos», que siguió evolucionando hasta el siglo XVIII. Los refinamientos y las elabo
raciones gubernamentales del régimen clerical se pueden comprobar brevemente en el
cuadro 1.2, que muestra también las versiones nazis.
Éstos son algunos de los precedentes transmitidos a la maquinaria burocrática nazi.
Indudablemente, no todas estas lecciones del pasado se recordaban en 1933; habían
sido oscurecidas en buena parte por el transcurso del tiempo. Esto es especialmente
cierto respecto a los principios negativos, tales como el evitar las revueltas y los pogro
mos. En 1406 estalló un incendio en el barrio judío de Viena. La multitud, que no
venía al rescate, pretendía por el contrario asaltar a los judíos y saquear sus casas. A l
final los cristianos se empobrecieron, porque las casas de empeños, que se convirtie
ron en humo durante la conflagración, contenían sus posesiones13. Esta experiencia
13 Otto STOWASSER, «Zur Geschichte der Wiener Geserah», Vierteljahrschrift für Sozial- und Wirt-
schaftsgeschichte 16 (1922), p. 117.
30
estaba completamente olvidada cuando, en noviembre de 1938, las multitudes nazis
penetraron de nuevo en las tiendas judías. Las que más perdieron fueron las empresas
aseguradoras alemanas, que tuvieron que pagar a los propietarios alemanes de los edi
ficios dañados por la rotura de escaparates. Fue necesario aprender de nuevo una lec
ción histórica.
Si bien hubo que hacer de nuevo antiguos descubrimientos, debe resaltarse que
otros muchos ni siquiera se habían sondeado antiguamente. Los precedentes adminis
trativos de la Iglesia y el Estado eran en sí incompletos. La senda destructiva marcada
en siglos pasados era una senda interrumpida. Las políticas de conversión y expulsión de
los judíos podían llevar a cabo las operaciones destructivas sólo hasta cierto punto. Estas
políticas no sólo eran objetivos; eran también límites ante los cuales la burocracia tenía
que detenerse y que no podía traspasar. Sólo la eliminación de estas restricciones podía
producir el desarrollo de las operaciones destructivas en su pleno potencial. Esta es la
razón por la que los administradores nazis se convirtieron en improvisadores e innovado
res, y, por eso, la burocracia alemana bajo Hitler hizo infinitamente más daño en doce
años de lo que la Iglesia católica fue capaz en 12 siglos.
31
Cuadro 1.2. Medidas prenazis y nazis contra los judíos (cont.)
EVOLUCIÓN PRENAZI ESTATAL ______________ MEDIDA NAZI______________
Marcado de los documentos y papeles personales Decreto que establece el uso de tarjetas de identi
para establecer que el poseedor o portador era judío ficación, 23 de julio de 1938 (RGB11, 922)
(Zosa S z a jk o w s k i , «Jewish Participation in the Sale
of National Property during the French Revolu-
tion», Jewish Social Studies [1952], p. 291 n.)
Hacia 1800, el poeta judío Ludwig Borne tuvo que Decreto que establece el sellado de los pasaportes,
permitir que en su pasaporte figurase «Jud von Fránc- 5 de octubre de 1938 (RGB11, 1342)
fort» (Heinrich GRAETZ, Volkstümliche Geschichce
der Juderi, Berlín-Viena, 1923, vol. 3, pp. 373-374)
Marcado de las casas, horas de compras especiales Marcado de las viviendas judías (Jüdisches Nach-
y restricción de movimientos, siglo XVII, Fráncfort richtenblatt, Berlín, 17 de abril de 1942)
(ibid., pp. 387-388) Decreto que establece las restricciones de movi
mientos, 1 de septiembre de 1941 (RGB1 I, 547)
Nombres judíos obligatorios en la práctica buro Decreto de 5 de enero de 1937 (RGB11, 9)
crática del siglo xix (Leo M. F ried m an , «American Decreto de 17 de agosto de 1938 (RGB11, 1044)
Jewish Ñames», Historia Judaica [octubre de 1944],
p. 154)
Los precedentes administrativos, sin embargo, no son los únicos determinantes históri
cos que nos conciernen. En una sociedad occidental, la actividad destructiva no es sólo un
fenómeno tecnocrático. Los problemas derivados del proceso de destrucción no son sola
mente administrativos, sino también psicológicos. A un cristiano se le ordena que escoja a
Dios y rechace al diablo. Cuanto más destructiva sea su tarea, por lo tanto, más potentes
son los obstáculos morales que encuentra. Es necesario eliminar estos obstáculos morales;
hace falta resolver de alguna forma el conflicto interno. Uno de los principales medios con
los que el perpetrador intenta limpiar su conciencia es cubriendo a su víctima con un
manto de maldad, retratándola como un objeto que debe ser destruido.
En los anales de la historia encontramos muchos retratos de este tipo. De un modo
invariable, flotan efusivamente como nubes a lo largo de los siglos, y de un continente
a otro. Sea cual sea su origen o su destino, la función de estos estereotipos es siempre
la misma. Se utilizan como justificaciones para el pensamiento destructivo; se emplean
como excusas para la acción destructiva.
Los nazis necesitaban ese estereotipo. Precisaban dicha imagen del judío. Por lo
tanto, no carece de importancia el hecho de que cuando Hitler llegó al poder la im a
gen estuviese todavía ahí. El modelo ya estaba fijado. C uando Hitler hablaba de los
judíos, podía hablar a los alemanes en un lenguaje familiar. Cuando injuriaba a su víc
tima, resucitaba una concepción medieval. Cuando gritaba sus feroces ataques contra
los judíos, despertaba a sus alemanes como de una especie de sopor ante una ofensiva
durante mucho tiempo olvidada. /C uál es, exactamente, la antigüedad de estas acusa
ciones? ¿Por qué tienen un tono de tanta autoridad?
32
La imagen del judío que se encuentra en la propaganda y en la correspondencia nazi se
forjó varios siglos antes. Martín Lutero ya había trazado los primeros esbozos de dicho retra-
to, y los nazis, en su época, poco tenían que añadir al mismo. He aquí unos cuantos extrac
tos del libro Sobre los judíos y sus mentiras, de Lutero. Permítaseme resaltar, sin embargo, que
las ideas de Lutero las compartían otros en su siglo, y que su modo de expresión correspon
día al estilo de la época. Su obra sólo se cita aquí porque fue una figura sobresaliente en la
evolución del pensamiento alemán, y lo escrito por ese hombre no se puede olvidar en el
descubrimiento de una conceptualización tan crucial como ésta. El tratado de Lutero sobre
los judíos estaba dirigido directamente a sus lectores, y, en ese relato torrencial, las frases
descendían sobre ellos como una verdadera avalancha. He aquí un pasaje:
C on esto podréis ver fácilmente cómo interpretan y obedecen el quinto m andam ien
to de la ley de Dios, a saber, que son sabuesos sedientos y asesinos de toda la cristiandad,
con plena intención, desde hace ya más de 14 siglos, y de hecho a m enudo fueron quem a
dos hasta la muerte bajo acusación de haber envenenado el agua y los pozos, robado y
descuartizado niños, para enfriar en secreto su furia con sangre cristiana14.
Y otro:
A hora vemos qué mentira tan obvia, burda y enorme supone su queja de que noso
tros los mantenem os cautivos. H ace más de 1.400 años que Jerusalén fue destruida, y en
este m om ento hace casi 300 años desde que los cristianos son perseguidos por los judíos
de todo el m undo (como ya se ha señalado antes), de forma que bien podríam os quejar
nos nosotros de que ellos nos habían capturado y m atado, lo cual es la verdad desnuda.
Adem ás, hasta ahora desconocem os qué mal los ha traído a nuestro país; nosotros no fui
mos a buscarlos a Jerusalén15.
Incluso entonces nadie los retenía allí, continuaba Lutero. Podían ir donde quisie
ran. Porque eran una pesada carga, «como una plaga, pestilencia, pura desgracia en
nuestro país». Habían sido expulsados de Francia, «un nido especialmente adecuado»,
y el «am ado emperador Carlos» los expulso de España, «el mejor nido de todos». Y este
año han sido expulsados de toda la corona bohemia, incluida Praga, «también un nido
adecuado». Igualmente de Ratisbona, M agdeburgo y otras ciudades16.
¿Se llama a esto cautividad, a que uno no sea bien recibido en ningún territorio o
casa? Sí, nos m antienen a nosotros los cristianos cautivos en nuestro país. N os dejan tra
14 Martín Lutero, Von den Jueden und Jren Luegen, cit., p. diii.
15 Ibid.
16 Ibid., pp. diii, e.
33
bajar con el sudor de nuestra frente, ganar dinero y propiedad para ellos, mientras que
ellos se sientan delante del horno, perezosos, chismorrean, asan peras, comen, beben,
viven tranquilamente y bien a costa de nuestra riqueza. N os han capturado a nosotros y
a nuestros bienes con su maldita usura, se burlan de nosotros y nos escupen, porque tra
bajam os y les permitimos ser perezosos hidalgos que nos poseen a nosotros y a nuestro
reino; son, por lo tanto, nuestros señores, nosotros somos sus siervos con nuestra propia
riqueza, nuestro sudor y nuestro trabajo. Después ellos m aldicen a nuestro Señor, para
recom pensarnos y dam os las gracias. ¿No debería el diablo reír y danzar, si puede dispo
ner de tal paraíso entre nosotros los cristianos, que puede devorar a través de los judíos,
sus santones, aquello que es nuestro, tapándonos la boca y la nariz com o recompensa,
burlándose y maldiciendo a Dios y al hombre por añadidura.
N o podían haber tenido en Jerusalén, en los tiempos de David y Salom ón, con sus pro-
piedades unos días tan buenos com o los que disfrutan ahora con las nuestras, que roban
y hurtan diariamente. Pero aun así se quejan de que los m antenem os cautivos. Sí, los teñe-
mos y m antenem os en cautividad, de la misma forma que yo he capturado mi cálculo, la
pesadez de mi sangre, y todas las demás enferm edades17.
¿Qué han hecho los cristianos, pregunta Lutero, para merecer tal destino? «N os
otros no llamamos prostitutas a sus mujeres, y tampoco las maldecimos, no robamos y
desmembramos a sus hijos, no envenenamos su agua. N o tenemos sed de su sangre.»
Era tal y como Moisés lo había dicho. Dios los había golpeado con la locura, la cegue
ra y un corazón enfurecido18.
Esta es la imagen que Lutero traza de los judíos. En primer lugar, quieren gobernar
el m undo19. En segundo lugar, son archicriminales, asesinos de Cristo y de toda la cris
tiandad20. Finalmente, se refiere a ellos como una «plaga, pestilencia y pura desgra-
17 Ibid., p. e.
18 Ibid., p. eii.
19 El emperador Federico II, al excluir a los judíos de los cargos públicos, declaró en 1237: «Fie
les a los deberes de un príncipe católico, excluimos a los judíos de los cargos públicos para que no
abusen del poder oficial para oprimir a los cristianos», Guido Kisch, The Jews in Medieval Germany,
cit., p. 149.
20 El que sigue es un pasaje de un libro de derecho alemán del siglo XV, el código municipal de
Salzwedel, par. 83.2: «En caso de que un judío asaltase a un cristiano o lo matase, el judío no puede
hacer réplica alguna, debe sufrir en silencio lo que la ley designe, porque no tiene nada que recla
marle a la cristiandad y es el perseguidor de Dios y asesino de la cristiandad», Guido Kisch, The Jews
in Medieval Germany, cit-, p. 268. Kisch señala que anteriores libros de leyes alemanes no contenían
discriminaciones de ese tipo.
La leyenda de los pozos envenenados (siglo XIV) y la de los asesinatos rituales (siglo X lll) fueron con
denadas por los papas. Johann E. Scherer, Die rechtsverhaltnisse der Juden, cit., pp. 36-38. Por otra parte,
34
cía»21. Este retrato que Lutero hace del gobierno judío mundial, la delincuencia judía y
la plaga judía ha sido a menudo repudiado. Pero, a pesar de la negación y la denuncia,
las acusaciones han sobrevivido. En cuatrocientos años, la imagen no ha cambiado.
En 1895, el Reichstag estaba discutiendo una medida, propuesta por la facción anti
semita, para excluir a los judíos extranjeros. El orador Ahlwardt pertenecía a esa fac
ción. He aquí algunos extractos de su discurso22:
Está claro que hay entre nosotros m uchos judíos de quienes no se puede decir nada
malo. Si uno califica de malos a todos los hebreos, lo hace con el conocim iento de que
las cualidades raciales de esta gente son tales que a largo plazo no pueden armonizar con las
cualidades raciales de las gentes alemanas, y que todo judío que en este momento no haya
hecho nada malo puede, no obstante, bajo las condiciones adecuadas, hacerlo, porque
sus cualidades raciales lo conducen a ello.
Señores, en India había cierta secta, los thug, que elevaba el asesinato a un acto de polí
tica. En esta secta había, sin duda, unos cuantos que no habían cometido nunca personal
mente un crimen, pero en mi opinión los ingleses hicieron lo correcto cuando extermina
ron [ausrotteten] a toda la secta, sin plantearse la cuestión de si un miembro en particular
de la misma había cometido ya un asesinato o no, porque en el momento adecuado cada
miembro de la secta lo haría.
Ahlwardt señaló que los antisemitas no luchaban contra los judíos por su religión,
sino por su raza. Y continuó:
Los judíos han conseguido lo que ningún otro enemigo ha alcanzado: expulsar a los
pobladores de Fráncfort hacia las afueras. Y así es siempre que se congregan judíos en
grandes cantidades. Señores, los judíos son, de hecho, bestias de presa [...].
el código castellano del siglo XIII Las Siete Partidas, partida séptima, título XXIV («De los judíos»), ley II,
hace referencia al delito capital de crucificar a niños cristianos o figuras de cera en Viernes Santo. Anto
nio G. S o la lin d e (ed.), Antoiogíd de Alfonso X el Sabio, Buenos Aires, 1946, p. 181. En cuanto a la con
sideración jurídica de la usura, véase Guido Kisch, The Jews in Medieval Germany, cit., pp. 191-197.
21 El Cuarto Concilio de Letrán hizo un llamamiento expreso a los poderes seculares para que
«exterminasen (exterminare) a todos los herejes. Guido Kisch, The Jews in Medieval Germany, cit.,
p. 203. Esta disposición fue la base para una oleada de quemas en la hoguera durante las inquisiciones.
La historia de la décima plaga, la muerte del primogénito, ha dado lugar a la leyenda del asesi
nato ritual, según la cual los judíos mataban niños cristianos durante la Pascua judía para utilizar su
sangre en el pan ácimo (matzo). Véase también la disposición de la partida séptima, en la que la déci
ma plaga se combina con los Evangelios para producir la crucifixión de niños.
22 Reichstag, Stenographische Berichte, 53, sesión de 6 de marzo de 1895, pp. 1296 ss. El mérito de
descubrir este discurso e incluirlo en su libro corresponde a Paul M a s s in g , Rehearsal for Destrucción,
Nueva York, 1949.
35
El señor Rickert [otro diputado que se había opuesto a la exclusión de los judíos]
empezó diciendo que ya teníamos dem asiadas leyes, y que esa era la razón por la que no
deberíamos ocuparnos de un nuevo código antijudío. Ese es realmente el argumento más
interesante que se haya presentado jam ás contra el antisemitismo. ¿Deberíamos dejar a los
judíos a su albedrío sólo porque tenemos demasiadas leyes? Bien, pienso que si elimináse
mos a los judíos [die juden abschaffen], podríamos eliminar la mitad de las leyes incluidas
ahora en nuestros códigos.
Después, el diputado Rickert dijo que es realmente una vergüenza -n o sé si dijo exac
tamente eso, porque no pude tom ar notas, pero el significado era que es una vergüenza-
que una nación de 50 millones de personas tema a unos cuantos judíos. [Rickert había
citado estadísticas para probar que el número de judíos del país no era excesivo.] Sí,
caballeros, el diputado Rickert tendría razón si se tratase de luchar con armas honradas
contra un enemigo honrado; entonces obviamente los alem anes no temerían a un puña
do de gente. Pero los judíos, que operan com o parásitos, son un problema diferente. El
señor Rickert, que no es tan alto com o yo, teme a un solo germen de cólera; y, señores,
los judíos son gérmenes de cólera.
(R isas)
Si ahora se señala -y ése es indudablemente el argumento de los dos oradores que nos
han precedido- que el judío también es humano, debo rechazarlo totalm ente. El judío no
es alemán. S i dicen ustedes que el judío ha nacido en A lem ania, ha sido criado por enfer
meras alemanas, ha obedecido las leyes alemanas, ha tenido que convertirse en soldado
- y qué tipo de soldado, mejor no hablemos de eso -
ha cumplido sus deberes, ha tenido que pagar impuestos, también, pues bien, nada de eso
es decisivo para la nacionalidad, sino sólo la raza de la que ha nacido [aus der er heraus-
geboren istj. Permítanme utilizar una analogía banal, que ya he presentado en discursos
anteriores: un caballo que nace en un establo no es una vaca. (Carcajadas atronadoras.)
U n judío que nace en A lem ania sigue sin ser alemán; sigue siendo judío.
Ahlwardt puntualizó a continuación que no era cosa de risa, sino un asunto mor-
talmente serio.
36
Es necesario ver la cuestión desde este ángulo. N i siquiera pensam os en llegar tan
lejos, por ejemplo, como los antisem itas austríacos del Reichsrath, y pedir que se esta
blezca un fondo para recompensar a todo aquel que dispare a un judío [dass wir ein
Schussgeld für die Juden beantragen wollten], o que debiésemos decidir que quien m ate a
un judío herede su propiedad. (Risas, inquietud.) N o pretendemos esas cosas aquí; no que
remos llegar tan lejos. Pero lo que sí queremos es una tranquila y sensata separación entre
los judíos y los alemanes. Y para conseguirla, es ante todo necesario que cerremos esa
escotilla, de forma que no pueda entrar ninguno más.
Es notable que dos hombres separados entre sí por trescientos cincuenta años puedan
seguir hablando el mismo lenguaje. La imagen que Ahlwardt presenta de los judíos es en
sus rasgos básicos una réplica del retrato luterano. El judío sigue siendo (1) un enemigo
que ha conseguido lo que ningún enemigo externo ha alcanzado: expulsar a los pobla
dores de Fráncfort hacia las afueras; (2) un criminal, un bruto, una bestia de presa, que
comete tantos delitos que su eliminación permitiría al Reichstag reducir el código penal
a la mitad, y (3) una plaga o, más precisamente, un germen de cólera. Bajo el régimen
nazi, estas concepciones del judío se expusieron y repitieron en un flujo casi intermina
ble de discursos, carteles, cartas y memorandos. El propio Hitler prefería considerar al
judío un enemigo, una amenaza, un contrario taimado y peligroso. He aquí lo que dijo
en un discurso pronunciado en 1940, cuando analizaba su «lucha por el poder».
Fue una batalla contra un poder satánico, que había tom ado posesión de todo nues
tro pueblo, que había acum ulado en sus m anos todos los puestos claves de la vida cien
tífica, intelectual y económ ica, y que desde la ubicación privilegiada que le proporcio
naban éstos vigilaba a toda la nación. Fue una batalla contra un poder que, al mismo
tiempo, tenía la influencia de com batir con la ley a cualquier hombre que intentase
entablar batalla contra ella, y contra cualquier hombre que estuviese dispuesto a ofre
cer resistencia a la expansión de este poder. E n ese momento, los todopoderosos judíos nos
declararon la guerra23.
El Gauleiter Julius Streicher resaltaba la afirmación de que los judíos eran delin
cuentes. El que sigue es un extracto de un discurso típico de Streicher a las Juventudes
Hitlerianas. Se escribió en 1935.
37
blo del que Cristo dijo que su padre es el demonio. Ese pueblo había arruinado a la
nación alemana en cuerpo y alma.
Pero entonces apareció Hitler y el mundo se animó con la idea de que ahora
la raza hum ana podría librarse de nuevo de este pueblo que vaga por el mundo desde hace
siglos y milenios, m arcado por el signo de Caín.
Niños y niñas, aun cuando digan que los judíos fueron en otro tiempo el pueblo ele
gido, no lo creáis, creednos por el contrario a nosotros cuando decim os que los judíos no
son el pueblo elegido. Porque no puede ser que un pueblo elegido actúe entre los pueblos
como lo hacen los judíos hoy en día.
U n pueblo elegido no va por el m undo haciendo a otros trabajar para ellos, chupán
doles la sangre. N o anda entre las gentes para echar a los cam pesinos de sus tierras. N o
anda entre las gentes para empobrecer a vuestros padres y conducirlos a la desesperación.
U n pueblo elegido no m ata y tortura a los animales hasta la muerte. U n pueblo elegido
no vive del sudor de otros. U n pueblo elegido se une a las filas de aquellos que viven por
que trabajan. N un ca olvidéis eso.
Niños y niñas, por vosotros hemos ido a prisión. Por vosotros hemos sufrido siempre.
Por vosotros hemos tenido que aceptar la burla y el insulto, y nos hemos convertido en
soldados contra los judíos, contra esa institución organizada de delincuentes mundiales,
contra los que ya había luchado Cristo, el mayor antisem ita de todos los tiempos24.
Una serie de nazis, incluidos el jefe de las SS y la Policía alemanas, Himmler, el juris
ta y Generalgouverneur de Polonia, Hans Frank, y el ministro de Justicia, Thierack, se
inclinaban a creer que los judíos eran una especie inferior, como un gusano, que por con
tacto infectaban al pueblo alemán con enfermedades mortales. Himmler advirtió en una
ocasión a sus generales de las SS que no tolerasen el robo de propiedades que hubiesen
pertenecido a judíos muertos. «Por el simple hecho de haber exterminado una bacteria
-afirm ó-, no queremos, al final, ser infectados por esa bacteria y morir de ella.»25 Frank
se refería frecuentemente a los judíos como «piojos». Cuando mataron a los judíos de su
dominio polaco, anunció que ahora una Europa enferma volvería a sanar26. El ministro
de Justicia Thierack escribió una vez la siguiente carta a un preocupado Hitler:
U na mujer plenamente judía, tras el nacim iento de su hijo, vendió su leche a una
doctora, y ocultó el hecho de que era judía. C on esta leche se alimentó a niños de san
38
gre alem ana en una clínica infantil. Está acusada de fraude. Los compradores de la leche
han sufrido daños, porque la leche de una judía no puede considerarse alimento para los
niños alemanes. La impúdica conducta de la acusada es también un insulto. Sin em bar
go, no ha habido una acusación formal para evitar a los padres -q u e no conocen los
hechos- preocupaciones innecesarias. Estudiaré los aspectos de higiene racial que pre
senta el caso con el jefe de sanidad del Reich27.
Los nazis del siglo XX, como los antisemitas del XIX y los clérigos del XVI, considera
ban a los judíos hostiles, delincuentes y parásitos. Finalmente, la palabra judío (Jude) se
impregnó de todos estos significados28. Pero hay también una diferencia entre los escri
tos recientes y los más antiguos que requiere explicación. En los discursos nazis y anti
semitas descubrimos referencias a la raza. Esta formulación no aparece en los libros del
siglo XVI. Por el contrario, en la obra de Lutero se menciona repetidamente el despre
cio de Dios, los truenos y los rayos peores que los de Sodom a y Gomorra, el frenesí, la
ceguera y el corazón enfurecido. Tal lenguaje desapareció en el siglo XIX.
Hay, sin embargo, una estrecha relación entre las referencias de Lutero a los golpes
divinos y la referencia de Ahlwardt a las características de la raza, porque tanto uno
como otro intentaban demostrar que era imposible cambiarlos, que un judío seguiría
siendo un judío. «Lo que Dios no mejora con golpes tan terribles, no lo cambiaremos
nosotros con palabras y hechos.»29 Había algo maligno en el judío que ni siquiera los
fuegos divinos, que arden alto y fuerte, podían extinguir. En tiempos de Ahlwardt, estas
cualidades malignas, fijas e inmutables, se atribuyen a una causa determinada. El judío
«no puede ayudarse a sí mismo» porque sus cualidades raciales lo llevan a cometer actos
antisociales. Se puede ver, por lo tanto, que incluso la idea de la raza encaja en una ten
dencia de pensamiento.
El racismo antijudío comenzó en la segunda mitad del siglo XVII, cuando l a «carica
tura del judío» apareció por primera vez en las viñetas’0. Estas caricaturas fueron el pri
mer intento de descubrir características raciales en los judíos. Sin embargo, el racismo
sólo adquirió base «teórica» durante el siglo XIX. Los racistas del siglo XIX afirmaron
explícitamente que las características culturales, buenas o malas, eran producto de las
27 Thierack a Hitler, abril de 1943, NG-1656. El experto a cargo del caso era el Ministerialrat
Dr. Malzan.
28 Véase la entrada de Jude en D e u t s c h e A k a d em ie , Trübners Deutsches Wdrterbuch, vol. 4,
Alfred Gótze (ed.), Berlín, 1943, pp. 55-57. A menudo los estereotipos carecen de originalidad y son
fácilmente atribuibles a diversas naciones. Obsérvese, por ejemplo, el rumor extendido durante la Pri
mera Guerra Mundial de que los alemanes habían crucificado a un soldado canadiense. Paul FUSSELL,
The Great War and Modem Memory, Nueva York, 1975, p. 117.
29 Martín Lutero, Von den Juden in Jren Luegen, cit., p. Aiii.
30 Eduard FUCHS, Die Juden in der Karíkatur, Múnich, 1921, pp. 160-161.
39
físicas. Los atributos físicos no cambiaban; en consecuencia, los patrones de conducta
social tenían también que ser inmutables. Para los antisemitas, los judíos se convirtie-
ron, por consiguiente, en una «raza»31.
La destrucción de los judíos europeos fue perpetrada fundamentalmente por ale-
manes y, por lo tanto, es a ellos a quienes debemos dedicar principalmente nuestra
atención. Lo que les sucedió a los judíos no se puede comprender sin conocer las deci
siones tomadas por los oficiales alemanes en Berlín y en el campo de operaciones. Pero
los esfuerzos y los gastos diarios de los alemanes se veían afectados por la conducta de las
víctimas. En la medida en que un organismo sólo podía dedicar unos recursos limitados
a un fin determinado, el avance de la operación y su éxito final dependía de cómo res
pondiesen los judíos.
La postura de los judíos ante la destrucción no estuvo basada en el estímulo del
momento. Los judíos de Europa se habían enfrentado al uso de la fuerza muchas veces
en su historia, y durante esos encuentros habían desarrollado un conjunto de reaccio
nes que se mantendrían notablemente constantes a lo largo de siglos. Este patrón se
puede retratar en el siguiente diagrama:
31 Respecto a los análisis nazis de la raza, incluidas formulaciones como «sustancia racial» (Ras-
sekem), «raza superior» (Hochrasse) y «decadencia racial» (Rasseverfall), véase Konrad Dürre, «Wer-
den und Bedeutung der Rassen», Die Neue PropyIden'WeItgeschichte (1940), Berlín, pp. 89-118.
32 La rebelión, en 115-117 d.C., bajo el imperio de Trajano (después de la destrucción del Tem
plo por los romanos en el 70 d.C., y antes del levantamiento de Bar Kochba, en 132-135 d.C.), había
estallado en la Cirenaica, Egipto y Chipre, y su fermento se fue extendiendo a Mesopotamia y a la
propia Judea. La dirección y convergencia de las fuerzas judías indica que el objetivo era Jerusalén.
Véase Shimon A p p leb a u m , Jews and Greeks in Ancient Cyrene, Leiden, 1979, pp. 201-334 y, particu
larmente, pp. 336-337.
33 Véase David SEGAL, «Observations on Three War Poems of Samuel Ha-Nagid», AJSreview 4
(1979), pp. 165-203. Ha-Nagid fue el único poeta bélico hebreo de la Edad Media.
40
La dependencia psicológica de los judíos europeos la ilustra el siguiente incidente.
En 1096, cuando a las comunidades judías de Alemania se les advirtió mediante cartas y
emisarios enviados desde Francia que los cruzados iban a venir a matarlos, los dirigen-
tes judíos de M aguncia replicaron: «N os preocupa enormemente vuestro bienestar. En
cuanto a nosotros, no hay muchas razones para temer. N o hemos oído ni una palabra de
tales asuntos, y no se ha insinuado que nuestras vidas estén amenazadas por la espada».
Pronto, los cruzados llegaron, «batallón tras batallón» y cayeron sobre los judíos de Spira,
Worms, Maguncia y otras ciudades alemanas34. Más de ochocientos años después, un pre-
sidente del consejo judío de Holanda diría: «El hecho de que los alemanes hayan perpe
trado atrocidades contra los judíos polacos no era razón para pensar que se comportasen
[sic] de la misma forma con los judíos holandeses, en primer lugar porque los alemanes
siempre habían tenido en descrédito a los judíos polacos, y en segundo lugar porque en los
Países Bajos, al contrario que en Polonia, tenían que tener en cuenta la opinión pública»33.
En los Países Bajos, como en Polonia al este, los judíos fueron sometidos a la aniquilación.
Entre los judíos de la diáspora, los actos de oposición armada se habían convertido en
algo aislado y episódico. La fuerza no sería una estrategia judía hasta que la vida judía se
reconstituyese en un Estado judío. Durante la catástrofe de 1933-1945, los casos de opo
sición fueron débiles y escasos. Ante todo, fueron, cuando y donde ocurrieron, acciones
de último (nunca primer) recurso36. Los perseguidos rechazaban incluso los movimientos
de oposición de los judíos de otros países contra los opresores, por miedo a que la situa
ción empeorase en el interior. Ésa fue la reacción de los judíos de Ancona en 1556, cuan
do mercaderes judíos del imperio otomano intentaron organizar un boicot conjunto con
tra los puertos de A ncona y los de los Estados papales37. De manera similar, en marzo
41
de 1933, la organización de veteranos judíos de Alemania expresó su oposición pública a
las declaraciones antialemanas hechas por los judíos emigrados al extranjero38.
Por el contrario, los intentos de alivio eran respuestas típicas e instantáneas de la
comunidad judía. Bajo el titular de alivio se incluyen las peticiones, los pagos por pro
tección, los acuerdos de rescate, el cumplimiento preventivo, la mitigación, el salva
mento, la reconstrucción; en resumen, todas aquellas actividades diseñadas para evitar
el peligro o, en caso de que ya se hubiese utilizado la fuerza, disminuir sus efectos. A con
tinuación se incluyen algunos ejemplos.
La ciudad antigua de Alejandría, Egipto, estaba dividida en cinco distritos: a , |3, y, 8
y e. Los judíos estaban fuertemente concentrados en el distrito delta (en la línea de la
costa), pero también tenían residencias en otras partes de la ciudad. En el año 38 d.C.,
el emperador Calígula deseó ser adorado como semidiós. Los judíos se negaron a presen
tarle el respeto deseado. Inmediatamente, estallaron revueltas en Alejandría. Los judíos
fueron empujados hacia el distrito delta y la multitud tomó las viviendas abandonadas. Se
abolió temporalmente la igualdad de derechos, se cortó el suministro de alimentos al dis
trito delta, y se sellaron todas las salidas. Periódicamente, un centurión de la caballería
romana entraba en las casas judías con el pretexto de buscar armas. Bajo estas condicio
nes, que tienen un regusto peculiarmente moderno, los judíos enviaron una delegación a
Roma para pedir alivio al emperador Calígula. La delegación incluía al famoso filósofo
Filón, que discutió sobre la materia en Roma con Apión, una figura pública antijudía39.
Este es uno de los primeros ejemplos de diplomacia de petición judía. Más de mil nove
cientos años después, en 1942, una delegación de judíos búlgaros presentó una petición
con un propósito similar: evitar el desalojo de sus casas40.
A veces, los judíos intentaban comprar la protección con dinero. En 1384, cuando en
Franconia se estaba vertiendo mucha sangre judía, los judíos ofrecieron un rescate. Los
acuerdos del pago se negociaron con rapidez. La ciudad de Nuremberg recogió la enorme
suma de 80.000 florines. De esa cantidad, el rey Wenzel se quedó con su parte de 15.000
florines. Los representantes del rey, que participaron en las negociaciones con otras ciu
dades, recibieron 4.000 florines. Beneficio neto de la ciudad: más de 60.000 florines, o
190.000 táleros41. Los judíos de la Europa ocupada por los nazis, desde los Países Bajos
42
hasta el Cáucaso, hicieron idénticos intentos de evitar la muerte comprando su seguri
dad con dinero y objetos valiosos.
Una de las más sagaces reacciones de alivio del arsenal judío era el cumplimiento pre
ventivo. La víctima, percibiendo el peligro, lo combatía iniciando una respuesta concilia
dora antes de enfrentarse a amenazas abiertas. De esa forma se rendía a una exigencia en
sus propios términos. Un ejemplo de dicha maniobra fue el esfuerzo de las comunidades
judías europeas antes de 1933 por provocar un significativo cambio en su estructura ocu-
pacional, pasando del comercio y el derecho a los trabajos técnicos, de mano de obra cua
lificada y agrícolas. Este movimiento, que en Alemania se conoció como Berufsumschicht-
ung (redistribución ocupacional), fue provocado por la esperanza de que en su nuevo papel
económico los judíos serían menos notorios, menos vulnerables, y estarían menos someti
dos a la crítica de improductividad42. Otro ejemplo de anticipación es que las empresas
judías procurasen, en la Alemania anterior a 1933, restringir la contratación de personal
judío. Las empresas judías se habían convertido ya en empleadoras de la mayoría de los asa
lariados hebreos, pero después algunas instituyeron cuotas para evitar una manifestación
todavía mayor de su cualidad de judías43. Varios años después, en la Europa dominada por
los nazis, los consejos judíos pasaban muchas horas intentando anticipar las exigencias y
las órdenes nazis. A los alemanes, razonaban, no les interesaría el impacto de una deter
minada medida económica sobre aquellos judíos menos capaces de soportar otra carga
más, mientras que los consejos podrían al menos proteger a los judíos más débiles y nece
sitados de los efectos perjudiciales. En este sentido, el Consejo Judío de Varsovia se plan
teó confiscar las pertenencias judías deseadas por los alemanes44, y por la misma razón el
consejo diseñó un sistema para organizar el trabajo, con disposiciones que eximían a los
judíos acaudalados a cambio de una cantidad, que podría utilizarse para pagar a las fami
lias de los judíos más pobres que trabajaban sin salario para los organismos alemanes45.
Los alivios que siguieron al desastre se desarrollaron en la comunidad judía hasta un
alto grado. La mitigación, el rescate y el salvamento eran antiguas instituciones judías.
42 En dos cartas dirigidas a Adolf Hitler el 4 de abril y el 6 de mayo de 1933, una organización
conservadora de veteranos de guerra judíos (Reichsbund jüdischer Frontsoldaten) señaló que desde
hacía tiempo había adoptado una Berufsumschichtung de los trabajos «intelectuales» a la agricultura
y las actividades artesanas. Textos en Klaus HERRMANN, Das Dritte Reich und die deutsch-jüdischen
Organisationen, 1933'1934, Colonia, 1969, pp. 66-67 y 94-98.
43 Esra BENNATHAN, «Die demographische und wirtschaftliche Struktur der Juden», en Werner
Mosse (ed.), Entscheidungsjahr 1932, Tubinga, 1966, pp. 88-131, en pp. 110, 114.
44 Raúl HlLBERG, S tan islaw STARON y Josef K erm isz (eds.), The Warsaw Diary of Adam Czemia-
koiv, Nueva York, 1979, p. 99.
45 Véase el diario de Czerniaków, entradas del 13 al 24 de octubre de 1939; 2 y 13 de noviembre
de 1939; 9 de diciembre de 1939; y 21 y 23 de enero de 1940, ibid., pp. 81-110, passim; Czerniaków
al plenipotenciario del jefe de distrito para la ciudad de Varsovia, 21 de mayo de 1940, ibid., pp. 386-387.
43
Los comités y subcomités de mitigación formados por los judíos «prominentes» (los Pro
minente) , tan típicos de la maquinaria de la United Jewish Appeal después de la Segun
da Guerra Mundial fueron comunes en el siglo XIX. Ya durante la década de 1860, gru
pos de judíos rusos fueron trasladados a Alem ania en una escala bastante amplia46. La
reconstrucción -e s decir, la reconstrucción de la vida judía, bien en nuevos lugares o
bien, una vez disminuida la persecución, en su antiguo hogar- ha sido cuestión de ajus
te automático durante cientos de años. La reconstrucción equivale a la continuidad de
la vida judía. La mayor parte de cualquier libro de historia general judía está dedicada
a la historia de los constantes cambios, los reajustes recurrentes, la interminable recons
trucción de la comunidad judía. Los años posteriores a 1945 estuvieron marcados por
uno de los mayores de estos esfuerzos reconstructores.
La siguiente en la escala de reacciones es la evasión, la huida. En el diagrama, la
acción evasiva no está tan marcada como los intentos de alivio. C on esto no queremos
decir que en el patrón de respuesta judío no se produzca la huida, la ocultación y el
escondite. Queremos decir, por el contrario, que los judíos han puesto menos esperan
zas, menos expectativas y menos confianza en estos mecanismos. Es cierto que siempre
han vagado de un país a otro, pero raramente lo han hecho porque las restricciones de
un régimen se hubiesen vuelto excesivam enteonerosas. Los judíos han migrado princi
palmente por dos razones: la expulsión y la depresión económica. Raramente han huido
de un pogromo. Lo soportaban. N o han tenido tendencia a escapar sino a sobrevivir den
tro de los regímenes antijudíos. Es un hecho, ahora confirmado por muchos docum en
tos, que los judíos intentaron vivir con Hitler. En muchos casos no escaparon cuando
todavía había tiempo; y aún con más frecuencia, no se quitaron de delante cuando los
asesinos estaban ya sobre ellos.
Hay momentos de desastre inminente en los que casi cualquier acción concebible
no servirá más que para empeorar el sufrimiento o acercar más las agonías finales. En
tales situaciones, las víctimas pueden caer en la parálisis. La reacción es meramente
manifiesta, pero en 1941 un observador alemán señaló la sintomática inquietud de la
comunidad judía de Galicia mientras esperaba la muerte, entre las sacudidas de las ope
raciones de exterminio, en «nerviosa desesperación» (verzweifelte Nervositat)41. Entre
los judíos situados fuera de la zona de destrucción, se manifestaba también una actitud
46 Véase, por ejemplo, la lista de contribuciones en Allgemeine Zeitung des Judenthums, Leipzig, 2
de noviembre de 1869, pp. 897 ss. A finales del siglo xix, esta actividad se amplió para ayudar a los
judíos de Galitzia y Rumania. Véase la correspondencia, 1899-1900, de organizaciones judías de Alema
nia y Francia, en los Archivos del U. S. Holocaust Memorial Archives, adquisición núm. 1995 A 1268
(Comunidad Judía de Berlín), Rollo 3.
4' Oberfeldkommandantur 365 a Militarbefehlshaber im Generalgouvernement, 18 de diciembre
de 1941, T501, Rollo 214.
44
pasiva. En 1941 y 1942, justamente cuando comenzaron las ejecuciones en masa, los
judíos de todo el mundo contemplaron impotentes cómo se desvanecían las poblacio
nes judías de ciudades y países enteros.
La última reacción de la escala es el cumplimiento. Para los judíos, el cumplimien
to de las leyes y órdenes antijudías ha sido siempre equivalente de supervivencia. Se
enviaban peticiones contra las restricciones, o se procuraba evadirlas, pero cuando
estos intentos fracasaban, el cumplimiento automático era el curso de acción normal.
El cumplimiento se llevaba hasta grandes extremos y hasta las situaciones más drásti
cas. En Fráncfort, el 1 de septiembre de 1614, una multitud dirigida por un tal Vincenz
Fettmilch atacó el barrio judío para matar y saquear. Muchos judíos huyeron al cem en
terio. Allí se apiñaron y oraron, vestidos con los sudarios rituales de los muertos y espe
rando a los asesinos48. Este ejemplo es particularmente pertinente, porque la reunión
voluntaria en las tumbas se repitió muchas veces durante las operaciones de extermi
nio nazis de 1941.
Las reacciones judías a la fuerza siempre han sido el alivio y el cumplimiento. La rea
parición de este patrón se puede observar una y otra vez. Debería resaltarse de nuevo
que la expresión «reacciones judías» hace referencia exclusivamente a los judíos de los
guetos. Este patrón de reacción nació en el gueto y morirá allí. Forma parte de la vida
del gueto. Se aplica a todos los judíos de gueto, asimilacionistas y sionistas, capitalistas
y socialistas, no practicantes y religiosos.
Es necesario entender otro punto. La respuesta alivio-cumplimiento data, como
hemos visto, de tiempos precristianos. Tiene su comienzo con los filósofos e historia
dores hebreos Filón y José, que negociaron con los romanos en nombre de los judíos, y
advirtieron a éstos que no atacasen, de palabra ni de hecho, a otra gente. El patrón de
reacción judío aseguró su supervivencia durante el masivo impulso conversor de la Igle
sia. La política judía aseguró asimismo a la asediada comunidad un punto de apoyo y
una oportunidad de sobrevivir durante los periodos de expulsión y exclusión.
En consecuencia, si bien los judíos siempre le han hecho el juego al atacante, ha sido
con deliberación y cálculo, a sabiendas de que su política provocaría el menor daño
económico o físico. Los judíos sabían que las medidas de destrucción se financiaban a
sí mismas o eran incluso rentables hasta cierto punto, pero que más allá de ese límite
48 Heinrich Graetz, Volkstümliche Geschichte der Juden, cit., vol. 3, pp. 388-389. El populacho les
permitió huir. Los judíos volvieron a sus casas dos meses más tarde, bajo protección imperial. Fettmilch
fue descuartizado por cuatro caballos siguiendo la orden de las autoridades: al emperador no le gusta
ban los pogromos. En Erfurt, durante el siglo XIV, el ayuntamiento permitió a una muchedumbre matar
a 100 judíos. Cuando las multitudes comenzaron a amenazar a los 3.000 judíos restantes, las víctimas
huyeron a sus viviendas, bloquearon las entradas y les prendieron fuego, ardiendo hasta la muerte en
el holocausto. Ludwig Count Utterodt, Günther G raf von Schwarzburg - Erwáhlter Deutscher Kónig,
Leipzig, 1862, p. 33 n.
45
quizá resultasen costosas. Como ha dicho un historiador: «uno no mata a la vaca que
quiere ordeñar»49. En la Edad Media, los judíos desempeñaron funciones económicas
vitales. Precisamente la usura de la que tanto se quejaban Lutero y sus contemporáneos
supuso un importante catalizador para el desarrollo de un sistema económico más com
plejo. También en tiempos modernos los judíos han sido precursores en el comercio, las
profesiones liberales y las artes. Entre algunos de ellos creció la convicción de que las co
munidades judías eran «indispensables».
A comienzos de la década de los veinte, Hugo Bettauer escribió una novela fantástica
titulada Die Stadt ohne Juden (La ciudad sin judíos)50. Esta novela altamente significativa,
publicada sólo 11 años antes de que Hitler llegase al poder, describe la expulsión de los
judíos de Viena. El autor muestra que la ciudad no puede mantenerse sin judíos. Final
mente, se les pide que regresen. Ésa era la mentalidad de los judíos y de sus dirigentes en
vísperas del proceso de destrucción. Cuando los nazis asumieron el poder, en 1933, se
estableció de nuevo el antiguo patrón de reacción judío, pero esta vez los resultados
fueron catastróficos. Las súplicas judías no frenaron a la burocracia alemana; la indis
pensabilidad judía no la paró. Sin prestar atención al coste, la maquinaria burocrática,
operando con una velocidad cada vez mayor y un efecto destructivo cada vez más
amplio, procedió a aniquilar a los judíos europeos. La comunidad judía, incapaz de optar
por la resistencia, aumentó su cooperación al mismo ritmo que las medidas alemanas,
adelantando así su propia destrucción.
En resumen, tanto perpetradores como víctimas se guiaron por una experiencia de
siglos a la hora de relacionarse entre sí. Los alemanes lo hicieron con éxito. Los judíos
avanzaron hacia el desastre.
46
II Antecedentes
47
en el cual incluyeron cuatro artículos que trataban, directa o indirectamente, de los
judíos. Estos artículos, que fueron toda la orientación suministrada por el partido a la
burocracia, fueron los siguientes:
4- Sólo un miembro de la comunidad [Volksgenosse] puede ser ciudadano. Sólo una per-
sona con sangre alemana, independientemente de su confesión religiosa, puede ser miem
bro de la comunidad. Ningún judío puede, por consiguiente, ser miembro de la comunidad.
5. Q uien no sea ciudadano debería vivir en A lem ania sólo com o huésped, bajo la ley
aplicable a los extranjeros.
6. El derecho a determinar la jefatura y las leyes del Estado sólo lo pueden ejercer los
ciudadanos. Exigimos, por lo tanto, que todo organismo público, independientem ente de
su naturaleza, del Reich, provincial o local, esté regido sólo por ciudadanos.
8. Es necesario evitar la inmigración de no alemanes. Exigimos que todos los no ale
m anes que hayan m igrado a A lem ania después del 2 de agosto de 1914, sean obligados a
abandonar el Reich inm ediatam ente1.
1 Texto incluido en Ludwig MÜNZ, Führer durch die Behorden und Organisationen, Berlín, 1939, pp. 3-4.
En febrero, el partido era todavía el Deutsche Arbeiter Partei. Su denominación cambió a la de NSD A P
en marzo. Su primer presidente f 1. Vorsitzender) fue Antón Drexler, pero Hitler leyó el programa el
24 de febrero en un mitin al aire libre. Reginald P h e l p s , «Hitler ais Parteiredner im Jahre 1920», Vier-
teljahrshefte für Zeitgeschíchte 11 (1963), pp. 274 ss.
2 Ludwig Münz, Führer durch die Behorden und Organisationen, cit., p. 4.
3 Testimonio de Goring, Trial of the Major War Crimináis, vol. 9, p. 273.
4 El Regierungsrat Nicolai había sido despedido de su puesto como funcionario por sus activida
des políticas. Uwe ADAM,Judenpolitik im Dritten Reich, Düsseldorf, 1972, p. 28. El Regierungsrat Hey-
debrand obtuvo la jubilación anticipada de su puesto por problemas cardiacos. Eike von REPKOW
(Robert M. W. Kempner), Justiz-Dammerung, Berlín, 1932, p. 111 (reed. por el autor en 1963). La Di
visión de Política Interior fue incorporada a la División Jurídica (dir. Hans Frank) en diciembre de 1932.
Uwe Adam, Judenpolitik im Dritten Reich, cit., p. 28 n.
48
con temas tales como la ciudadanía, las exclusiones y el registro civil. Los textos de los
borradores se han perdido, pero Heydebrand resumió sus ideas preliminares en una
revista publicada en 1931. Significativamente, advertía contra el peligro de que se aso
ciasen a las regulaciones iniciales algunas consecuencias que podrían ser demasiado
«horripilantes» (allzu grausige Folgen)5.
El 6 de marzo de 1933, siete semanas después de que Hitler se convirtiese en canci
ller, el Staatssekretar Bang, del Ministerio de Economía (un hombre del partido), escribió
extraoficialmente a Lammers, jefe de la Cancillería del Reich, para sugerirle algunas
medidas antijudías (prohibición de la inmigración de judíos orientales y la revocación del
cambio de nombres)6. Durante ese mes, una comisión privada (Arbeitsgemeinschaft), posi
blemente reunida por el Ministerio del Interior, trabajó en un elaborado proyecto de legis
lación antijudía. El grupo, que contenía sólo uno o dos conocidos antisemitas, consiguió
anticipar varias medidas que se adoptarían en años posteriores, incluidos los despidos, la
prohibición de los matrimonios mixtos, la revocación del cambio de nombres y la institu
ción de la maquinaria de la comunidad judía. Revisando su trabajo, a la comisión se le
ocurrió que sus propuestas provocarían a las víctimas «un pesado y parcialmente inme
recido sufrimiento que, por lo tanto, debería mitigarse en la medida de lo posible [ein
schweres, zum Teil unverdientes und daher nach Móglichkeit zu mildemdes Schicksal]»1.
Hay pocos indicios, sin embargo, de que la burocracia ministerial se viese muy afec
tada por estas iniciativas, o incluso de que fuese incesantemente consciente de ellas. Por
el contrario, estas incursiones pueden tomarse como indicativos de convergencia de
pensamiento, dentro y fuera del partido, sobre las direcciones que deberían tomarse y los
obstáculos que habría que afrontar en los asuntos judíos. Los funcionarios estatales no
necesitaban realmente que les mostrasen el camino. Así, el 3 de octubre de 1932, casi
cuatro meses antes de la subida de Hitler al poder, el ministro del Interior del Reich, von
Gayl, estaba considerando exigir veinte años de residencia para adquirir la ciudadanía
alemana en el caso de los extranjeros «pertenecientes a una cultura inferior» (Angehóri-
gen niederer Kultur)8. Se refería, principalmente, a los judíos polacos. El 23 de diciembre
de 1932, incluso mientras hombres del partido interesados por exponer y aislar a los ju
díos exigían que éstos sólo utilizasen nombres judíos, un funcionario del Ministerio del
Interior prusiano, Hans Globke, redactó una directiva, sólo para uso interno, en la que
49
se prohibía la aprobación de cambios de nombres solicitados por judíos que podrían
haber deseado «disfrazar su ascendencia judía [ihre Ábkunft [.. .] zu verskhleiem]»9. En
marzo y abril de 1933, el trabajo ministerial para prohibir a los judíos desempeñar cargos
públicos estaba conduciendo ya a las primeras leyes antijudías.
Aun así, el partido consideraba que debería emplear sus sedes y formaciones para crear
un clima conducente a que el Estado, las empresas y los ciudadanos en general participa
sen en actividades antijudías. Con este fin, el partido se embarcó en exhortaciones, mani
festaciones y boicots. En estas cuestiones, al menos, los hombres del partido podían rei
vindicar una experiencia exclusiva. Sin embargo, no disfrutaron de libertad de crítica.
En especial, la elite intelectual alemana siempre había expresado su disgusto por la
«propaganda» y por los «alborotos». La crudeza del lenguaje o la discusión iba asocia
da con la gente ordinaria, carente de educación y vulgar. A veces, la propia palabra anti
semita tenía una connotación negativa10. Aun cuando la llegada del nazismo produjo
ciertos intentos de hablar en tonos antijudíos (en Oslo, un enviado alemán de origen
aristocrático, movido por el nuevo espíritu, convirtió una antigua novela antisemita en
materia de lectura de su familia)11, el hábito era difícil de adquirir y fácil de desechar.
Esa es, la razón por la que la mayoría de los altos funcionarios afirmaban sistem ática
mente después de la guerra que en principio ellos nunca habían odiado a los judíos.
Las actividades callejeras eran aún menos aceptables para la clase alta alemana. Para
el año nuevo judío, el 12 de septiembre de 1931, la formación de las camisas pardas (SA)
de Berlín había planeado molestar a los judíos cuando saliesen de las sinagogas. Calcu
lando mal la hora de finalización de los servicios, las S A programaron su operación una
hora tarde y acosaron a varios no judíos. Los organizadores del disturbio fueron juzga
dos. Aunque los jueces fueron muy suaves con la condena impuesta a la formación nazi,
el episodio no aumentó el prestigio del partido12.
50
En cualquier caso, los hombres del partido aprovecharon la oportunidad de lanzar
una campaña de violencia contra judíos individuales y proclamar un boicot antijudío.
Esta vez se produjeron graves repercusiones en otros países. Se inició un movimiento
de boicot contra las exportaciones alemanas, apoyado en igual medida por judíos y no
judíos. El 27 de marzo de 1933, el vicecanciller Papen se vio obligado a escribir una
carta a la Cám ara de Comercio germano-estadounidense, en la que señalaba que el
número de «excesos» contra estadounidenses era «menos de una docena», que a cientos
de miles de judíos no se les había molestado, que las grandes editoriales judías seguían
funcionando, que no había habido una N oche de San Bartolomé, etcétera13.
En junio de 1933, el ministro de A suntos Exteriores alemán, von Neurath, visitó
Londres. En su informe al presidente del Reich, von Hindenburg, el ministro señaló que
apenas reconocía Londres. La cuestión judía había salido una y otra vez, y los argu
mentos en contra no servían de nada. Los ingleses habían declarado que al juzgar este
asunto se dejaban guiar sólo por el sentimiento (gefühlsmassig) . Este argumento se lo
planteó a von N eurath el propio rey inglés en una «conversación muy seria». Von N eu
rath había observado en las conferencias internacionales que muchos gobiernos esta
ban representados por conocidos judíos, como una especie de protesta14.
Otra dificultad la produjo el comportamiento indisciplinado de los miembros del par
tido. Muchos judíos sufrieron malos tratos y algunos fueron asesinados. En Baviera la
policía detuvo a varios miembros de una formación uniformada del partido, las Schutzs-
taffeln (Escuadras de Protección) (SS), por maltratar a judíos. La delegación de las SS en
la ciudad de Aschaffenburg reivindicó acto seguido que ningún miembro de las SS podía
ser detenido por un policía. Esta afirmación era tan novedosa que el ministro de justicia
bávaro, Dr. Hans Frank, él mismo un alto cargo nazi, la cuestionó y pidió al ministro pre
sidente bávaro (Siebert) que analizase el asunto con el jefe de las SS, Himmler, y con el
superior de éste, el jefe de las SA , Rohm 15.
Poco después de este incidente, se produjeron varios asesinatos en el campo de con
centración bávaro de Dachau. Las víctimas fueron dos alemanes y un judío (Dr. Delwin
Katz). Himmler y Rohm pidieron que el juicio contra los responsables de las SS se anula
«Die Parteien der Mitte», ibid., pp. 303-304. Sobre el juicio, véase Robert M. W. Kempner, Justiz-
Dámmerung, cit., pp. 32-33, 54-57.
13 Von Papen a la Cámara de Comercio Germano-Estadounidense, 27 de marzo de 1933, D-635.
The New York Times (29 de marzo de 1933). Sobre los ataques a estadounidenses, véase el informe
del cónsul general estadounidense, Mcssersmith, al secretario de Estado, 14 de marzo de 1933, L-198.
Similar a la carta de von Papen es el telegrama de la filial en Colonia de la Cámara de Comercio Esta
dounidense en Alemania a la Cámara de Comercio Estadounidense, 25 de marzo de 1933, RC-49.
14 Von Neurath a von Hindenburg, 19 de junio de 1933, Neurath-11.
15 Frank al Staatsminister del Interior bávaro, Adolf Wagner, 6 de septiembre de 1933, D-923.
Las SS formaban entonces parte de una formación del partido más amplia, las SA.
51
se por razones «de política de Estado». El Staastsminister del Interior bávaro, Wagner (otro
hombre del partido), se mostró de acuerdo, pero expresó la esperanza de que en el futuro
no se le volviesen a plantear a él dichas solicitudes. En una carta a Frank, Wagner pidió al
ministro de Justicia que anulase los juicios del campo de concentración, «que alberga,
como se sabe, casi exclusivamente a delincuentes [das bekanntlich fast ausschliesslich Ver-
brechematuren beherbergt]»16.
Es muy interesante que dentro de las propias SS se expresase escepticismo respecto
a las impetuosas acciones contra los judíos. En mayo de 1934, un memorando dirigido
al jefe del Servicio de Seguridad, Heydrich, por uno de sus subordinados planteaba lo
siguiente17:
Los judíos deben ser privados de su potencial de vida; no sólo en la esfera económ i
ca. A lem ania debe ser un territorio sin futuro para ellos. Sólo se debería permitir a la
generación de más edad morir aquí en paz, pero no a los jóvenes, para que se m antenga
el incentivo para emigrar. En cuanto a los medios, debe rechazarse el antisemitismo
tumultuoso. N o se com bate a las ratas con el revólver, sino con veneno y gas. Las reper
cusiones exteriores de los m étodos callejeros superan con m ucho cualquier éxito local.
52
podía olvidarse, continuó Schacht, que estos representantes judíos eran «especialmente
hábiles». Cuando el agente judío de Allianz Insurance en Egipto fue sometido a las argu
cias del partido, simplemente dejó su puesto llevándose con él a los clientes. Los ingleses
se habían apoderado del mercado. Otro ejemplo: en muchas ciudades, incluida Leipzig, a
los judíos no se les permitía acudir a baños públicos. ¿Cómo funcionaría esto durante la
exposición de Leipzig? Además, esta «actividad ilegal» (gesetzlose Traben) había provoca-
do reacciones en el exterior. Un importador francés había anulado un gran pedido hecho
a la empresa de calzado Salamander. La firma Bosch había perdido todo su mercado sur-
americano. A menudo se decía que era posible salir adelante sin las empresas judías, pero
quien mantuviese esa opinión, dijo Schacht, simplemente no conocía el mundo. Los ju
díos eran necesarios incluso para las importaciones, porque el comercio de productos
escasos, necesario para las fuerzas armadas, estaba en manos de judíos.
Esto no significaba, declaró Schacht, que todas las «acciones individuales» (Eizelak-
turnen) contra los judíos debieran condenarse. Por ejemplo, no veía objeciones a la pre
sencia de carteles indicando que «no se admiten judíos». Tales carteles también se encon
traban a menudo en Estados Unidos. El interés de prohibir a los judíos la entrada al
balneario de Bad Tolz era más dudoso. El que el partido expulsase a los judíos de Lan-
genschwalbach era un caso «extremadamente dudoso». Pero completamente injustifica
ble era el caso que había ocurrido en Amswalde. Allí el director de la oficina local del
Reichsbank, uno de los propios hombres de Schacht, había comprado algo a un judío que
había servido de sargento en la guerra y recibido la Cruz de Hierro. Acto seguido, Strei-
cher había publicado la foto del Reichsbankrat en tres tablones de anuncios públicos19, y
bajo la foto aparecían las palabras: «quien compra a un judío es un traidor al pueblo»
(Volksverrdter) . Schacht había protestado inmediatamente al oficial local del partido, exi
giendo que en los mismos tablones de anuncios se expusiese una disculpa. Después, había
enviado una copia de su protesta a la más alta autoridad regional del partido, el Gaulei
ter Kube. Sus deseos no se vieron satisfechos. En consecuencia, había ordenado que se
cerrase la sucursal local del Reichsbank. Pero lo que le molestaba especialmente era que
el Gauleiter Kube no hubiese considerado necesario responderle.
El ministro del Interior, Frick, fue el siguiente orador. También él compartía la opi
nión de que «las acciones individuales salvajes» (wilde Einzelaktionen) contra los judíos
debían concluir. Su ministerio trabajaba ya en varios decretos. La cuestión judía se iba
a resolver de manera completamente legal.
A continuación habló el Staatsminister Wagner, representante del partido. También
él estaba en contra de estas acciones «salvajes». Pero la gente abandonaría espontánea
mente tales comportamientos, dijo, en cuanto se diese cuenta de que el gobierno del
Reich estaba tomando medidas contra los judíos.
19 StürmerMsten, utilizados por Streicher para publicar los materiales más difamatorios de su periódico.
53
Un representante del Ministerio de Propaganda agregó entonces que, desde su
punto de vista, no había nada malo en la condena de Streicher al Reichsbankrat que
había comprado algo a un judío. Schacht replicó con indignación que simplemente
nunca había oído una idea como ésa. N o siendo miembro del partido, tenía derecho a
comprar donde quisiera. N o conocía leyes en contra. El representante del Ministerio de
Propaganda evidentemente no sabía que incluso había organismos públicos que esta
ban haciendo pedidos a judíos. El incidente de Arnswalde era «un caso de la mayor per
fidia y mezquindad [ein Fall hóchster Perfidie und Gemeinheit]».
Com o conclusión, los conferenciantes tomaron las siguientes decisiones: era nece
sario promulgar una ley que impidiese el establecimiento de nuevas empresas judías; la
Administración pública tenía que esforzarse en hacer sus pedidos a empresas alemanas;
Wagner tenía que someter varias sugerencias del partido para que se promulgasen más
leyes. N o hace falta decir que estas resoluciones no fueron muy importantes. La deci
sión respecto a las nuevas empresas judías era inútil, la realización de pedidos empre
sariales a empresas alemanas se decretó con posterioridad, y las sugerencias adicionales
del partido no se materializaron.
Es de interés resaltar en este momento contra qué protestaba Schacht y qué inten
taba hacer. N o se oponía a las medidas antijudías, sino a las acciones «salvajes» del par
tido. Prefería la vía «legal», es decir, la certidumbre, no la incertidumbre. Era la incer-
tidumbre lo que dañaba a la actividad empresarial. Schacht nunca se opuso a los
decretos antijudíos20; por el contrario, les daba la bienvenida y se mostraba impaciente
cuando no se emitían con suficiente rapidez21, porque, básicamente, él deseaba «clari
dad» para poder mantener el mecanismo de la actividad empresarial.
El 4 de octubre de 1935, incluso Streicher declaró que la cuestión judía se estaba
resolviendo, «pieza a pieza», de una manera legal. Quien reconociese, afirmó Streicher,
la tremenda importancia de estos decretos no se dejaría arrastrar a ridiculas argucias.
«N o rompemos cristales, ni aplastamos a judíos. N o tenemos que hacerlo. Q uien reali
ce acciones individuales [Einzelaktionen] de ese tipo es enemigo del Estado, un provo
cador, o incluso un judío [odergar einjude].»22 Pero en noviembre de 1938, sucedió algo
que desbarató completamente los planes.
Ciertas secciones del partido se impacientaron, y de improviso desencadenaron una
revuelta que tuvo consecuencias mucho más graves que las acciones «salvajes» de 1933.
20 Interrogatorio a Hjalmar Schacht, 17 de octubre 1945, PS-3729. En este testimonio, Schacht se
ñaló que los decretos antijudíos no eran «tan importantes como para arriesgarse a una ruptura» con Hitler.
21 Schacht a Frick, 30 de octubre de 1935, protestando contra los retrasos en la aprobación de
ciertos reglamentos de aplicación de las leyes antijudías, NG-4067.
22 Discurso de Streicher en un mitin masivo del Frente Alemán del Trabajo, 4 de octubre de 1935,
M-35. El Frente Alemán del Trabajo era una organización del partido.
54
Debe recordarse que este estallido se produjo en el sexto año del régimen nazi. Ya no
había necesidad de recordar a la burocracia cuáles eran los «deseos del pueblo». El pro
ceso de destrucción estaba ya en camino. Múltiples decretos contra los judíos se habían
publicado ya o estaban en preparación. Hoy sabemos cuál fue la verdadera razón de esas
revueltas. El partido, aparte de la formación de las SS, ya no tenía funciones importan
tes en los asuntos judíos. Esto era especialmente cierto respecto a los camisas pardas (las
SA) y al aparato de propaganda. Las revueltas de 1938 supusieron un intento de hacerse
con el poder. Los hombres del partido querían participar en la aplicación del proceso de
destrucción de los judíos, pero fracasaron miserablemente.
El 7 de noviembre de 1938, un emigrante judío de diecisiete años, Herschel Grynszpan,
entró en la em bajada alemana en París y disparó dos veces contra un funcionario de
baja graduación de ésta, Ernst vom Rath. En la tarde del día 9, vom Rath murió de sus
heridas. El asesinato no había sido el primero de este tipo. Aproximadamente tres años
antes, un estudiante rabínico judío había m atado al líder de la rama suiza del partido
nazi23. El asesinato de Suiza no tuvo repercusiones, pero el partido aprovechó el inci
dente de París para lanzarse a la acción. En la noche del 9 de noviembre de 1938, el
ministro de Propaganda, Dr. Josef Goebbels, dijo a un grupo de líderes del partido en
Múnich que habían empezado revueltas contra los judíos en los distritos de Hesse-Kas-
sel y Magdeburgo-Anhalt. A sugerencia suya, afirmó Goebbels, el Führer (Hitler) había
decidido que en caso de que las revueltas se propagasen espontáneamente por el Reich,
no serían reprimidas. Los líderes del partido escucharon atentamente. Para ellos, la
declaración de Goebbels sólo tenía un significado: el partido no iba a aparecer exter
namente como arquitecto de las manifestaciones, pero las organizaría y ejecutaría24.
Los disturbios se extendieron a la velocidad del rayo. La formación de las S A envió
sus brigadas a quemar sistemáticamente todas las sinagogas del país25. A las SS unifor
madas de negro, y a la policía regular no se les había notificado nada. Pero a última hora,
el Gruppenführer Wolff, jefe del Estado Mayor personal de Himmler, estaba todavía en
su despacho, atendiendo una conferencia. A las once y cuarto de la noche recibió una
llamada indicándole que Goebbels había ordenado un pogromo. Wolff contactó inmediata
mente con Himmler. El jefe de las SS y de la Policía llegó a la una de la madrugada del 10
de noviembre y ordenó a sus hombres que entrasen en acción para impedir el saqueo a
23 David Frankfurter, «I Kill a Nazi Gauleiter», Ccrmmentary, febrero de 1950, pp. 133-141. El nazi
asesinado, Wilhelm Gustloff, no era realmente Gauleiter sino Landesgruppenleiter. U n Gauleiter era
un jefe regional del partido dentro del Reich; un Landesgruppenleiter era el dirigente de los ciuda
danos alemanes residentes en otro país.
24 Informe del jefe del Tribunal del Partido, Walter Buch, a Hermann Góring, 13 de febrero de 1939,
PS-3063.
25 Véanse seis informes de las SA-Brigaden, fechados el 10 y el 11 de noviembre de 1938, sobre
la destrucción de sinagogas, PS-1721.
55
gran escala y, de paso, llenar sus campos de concentración con 20.000 judíos26. Después
de atender las necesidades del momento, Himmler dictó un memorando de archivo en
el que expresaba sus reacciones personales al pogromo de Goebbels. El memorando decía
aproximadamente lo siguiente: «La orden la dio la Dirección de Propaganda, y yo sos
pecho que Goebbels, por su ansia de poder, de la que yo hace tiempo que me he dado
cuenta, y también por su cabeza hueca [Hohlkópfigkeit], comenzó esta acción justamente
en un momento en el que la situación política exterior es muy grave [...]. Cuando le pre
gunté al Führer al respecto, me dio la impresión de que no sabía nada de estos aconte
cimientos»27.
La reacción de Himmler parece haber sido relativamente suave. Después de todo,
también él tenía algo que ganar con la acción, aunque generalmente prefería tomar sus
propias decisiones. Pero la reacción de los demás altos cargos nazis no fue tan indife
rente. Cuando el ministro de Economía, Funk (sucesor de Schacht), se enteró de las re
vueltas, llamó por teléfono al ministro de Propaganda y se dirigió a él en los siguientes
términos:
¿Estás loco, Goebbels? ¡Complicar tanto las cosas [Schweinreien]! Uno tiene que aver
gonzarse de ser alemán. Estamos perdiendo todo nuestro prestigio en el extranjero.
Intento, día y noche, conservar la riqueza nacional, y ahora tú la tiras sin más por la ven
tana. Si esto no para inmediatamente, no quiero saber nada de toda esta porquería [werfe
ich den ganzen Dreclc hin]28.
56
Goring desconocía completamente lo que pasaba porque, en el momento de la ins
tigación de la revuelta, iba a bordo de un tren. La noticia se la comunicaron a su llega
da a la estación de Berlín. El se quejó inmediatamente a Hitler de la enorme irrespon
sabilidad de Goebbels y de que los efectos sobre la economía, especialmente sobre el
«espíritu de conservación», serían desastrosos y demás. Hitler «disculpó en cierta medi
da a Goebbels» pero aceptó que dichos acontecimientos no debían repetirse. Ese mismo
día (10 de noviembre), Goring y Hitler se entrevistaron de nuevo. Esta vez también
estaba presente Goebbels. El jefe de propaganda empezó con su «cháchara habitual».
Ese no era el primer asesinato cometido por un judío; no se podían tolerar tales cosas,
etc. Entonces Goebbels sugirió algo que dejó atónito a Goring. Los judíos debían pagar
una multa. «De hecho, deseaba que cada Gau [distrito del partido] recaudase dicha
multa, y mencionó una cantidad casi increíblemente elevada». Goring replicó que ese
procedimiento era completamente imposible. D ado que Herr Goebbels era también el
Gauleiter [jefe regional del partido] de Berlín, y dado que tenía gran número de judíos
en su Gau, era obviamente «la parte más interesada». Si se tomasen dichas medidas,
debería ser el Estado el que recaudase el dinero. Hitler se mostró de acuerdo, y tras de
batir sobre «esto y aquello», se acordó la cantidad de 1.000 millones de m arcos29.
Goebbels fue derrotado. Sus esperanzas se truncaron, y sus ansias de poder quedaron
insatisfechas. Le habían quitado el bocado de las manos. A partir de ese momento, ten
dremos poco que decir de él. Aunque hizo algunos intentos de retornar, su papel en la
destrucción de los judíos nunca volvió a ser de importancia primordial. Com o G aulei
ter de Berlín, tendría algo que decir sobre la deportación de los judíos de la capital;
como ministro de Propaganda y jefe de la Oficina de Propaganda del partido, siguió
siendo el principal suministrador de palabras, pero hasta esta función tenía que com
partirla con otros. Mientras tanto, el ministro de Propaganda se había convertido en
una personalidad impopular entre los burócratas alemanes, porque los había cargado
con multitud de problemas indeseables.
La primera en la lista de repercusiones desfavorables fue la reacción extranjera. Los
comentarios de la prensa extranjera fueron críticos, las negociaciones internacionales
se vieron perjudicadas, y se intensificó el creciente boicot a los productos alemanes.
29 Testimonio de Goring, Trial of the Major War Crimináis, vol. IX, pp. 276-278. Según el tipo de
cambio oficial, 1.000 millones de Reichsmark equivalían a 400 millones de dólares.
En la vecina Italia, el ministro de Asuntos Exteriores, Ciano, anotó en su diario un interesante
comentario hecho en privado por Benito Mussolini a la «multa»: «El Duce critica la decisión alema
na de imponer una multa de mil millones de marcos. Está de acuerdo con que se tomen represalias
de tipo personal, pero considera que valorar la vida de vom Rath en siete mil millones de liras es exce
sivo. O incluso absurdo», Galeazzo Ciano, Ciano’s Hidden Diary, ¡937-1938, Nueva York, 1953, en
trada del 13 de noviembre de 1938, p. 194. Nos ocuparemos con más detalle de la «multa» en el capí
tulo dedicado a la expropiación.
57
El embajador en Washington, Dieckhofif, escribió al Ministerio de Asuntos Exteriores
que esperaba que «la tormenta que en la actualidad barre Estados Unidos vuelva a amai
nar en un futuro predecible, y que podamos volver a trabajar». H asta el 10 de noviembre,
una gran proporción de estadounidenses se mantenían alejados de la campaña antialema-
na. Ahora ya no era así. La indignación no sólo procedía de los judíos, sino de todos los
sectores y clases, incluidos los estadounidenses de origen alemán. «Lo que me asombra
-continuaba el embajador alem án- es el hecho de que, con pocas excepciones, los respe
tables círculos patrióticos, profundamente anticomunistas y, en su mayor parte, de actitud
antisemita, también empiezan a apartarse de nosotros. El hecho de que los periódicos
judíos escriban todavía más excitados que antes y que la campaña de los obispos católicos
contra Alemania sea más implacable que antes no es sorprendente; pero que hombres
como Dewey, Hoover, Hearts y muchos otros que hasta ahora han mantenido una reserva
comparativa e incluso, en cierta medida, han expresado simpatía hacia Alemania, adopten
ahora públicamente una actitud tan violenta y dura contra Alemania es un asunto grave
[...]. En la atmósfera general de odio, la idea de boicotear los productos alemanes ha reci
bido nuevo combustible, y por el momento no se puede pensar en iniciar negociaciones
comerciales»30. Informes de ese tipo le llovieron al Ministerio de Asuntos Exteriores desde
todo el mundo31.
Pero, si los diplomáticos sufrieron algunos sobresaltos, las mayores decepciones estu
vieron reservadas para los exportadores, los expertos en armamento, y todos aquellos inte
resados en el suministro de divisas. El comercio alemán llevaba ya un tiempo sufriendo los
boicots organizados en determinados países. Pero el movimiento de boicot se había limita
do en gran medida a los consumidores; no estaba dirigido contra las empresas judías, y no
tenía muchos seguidores no judíos. Los disturbios de noviembre de 1938 cambiaron esta
situación. Por primera vez, el movimiento de boicot consiguió muchos participantes
entre los establecimientos de venta al por menor, los distribuidores y los importadores.
Esto supuso, en la práctica, cancelaciones de contratos a gran escala, especialmen
te en Francia, Inglaterra, Estados Unidos, C anadá y Yugoslavia. La Oficina de Econo
mía Arm am entística de las Fuerzas Arm adas informó de que muchas empresas habían
perdido entre el 20 y el 30 por 100 de su negocio de exportación. Entre los más perju
dicados se encontraron los fabricantes de productos de piel y de juguetes. U na empre
sa de juguetes perdió todo su negocio con Inglaterra; otra perdió sus puntos de venta
en Estados Unidos. Debido a la eliminación de las empresas judías en Alemania, buena
58
parte de las divisas que esas empresas habían obtenido también se sacrificaron. Así, una
empresa, cuyo propietario judío había sido detenido, no pudo firmar bajo la nueva direc
ción «aria» un contrato por la cantidad de 600.000 Reichsmark que ya había sido nego
ciado antes de la persecución. Lo más doloroso, sin embargo, fue el cese de las antiguas
conexiones entre empresas «arias» de Alemania y empresas «arias» de países extranjeros.
Los alemanes no podían sencillamente entender por qué las empresas no judías se sentí
an obligadas a unirse al boicot. Pero esto es lo que sucedió. En Holanda, una de las mayo
res empresas comerciales, Stockies en Zoonen, de Amsterdam, que había representado a
empresas alemanas como Krupp, Ford (filial alem ana), DKW y BMW rescindió todos sus
contratos alemanes y asumió la representación de firmas inglesas32.
Claramente, la primera consecuencia del pogromo fue la pérdida de muchos parti
darios en el extranjero. El segundo resultado fueron los daños causados a propiedades
inmuebles en el interior33.
El 12 de noviembre de 1938, dos días después de los disturbios, Goring convocó una
conferencia para examinar los daños y discutir medidas para paliarlos. A la reunión asis
tieron el ministro de Economía, Funk, el ministro de Propaganda, Goebbels, el ministro de
Finanzas, von Krosigk, el representante de las compañías de seguros alemanas, Hilgard, el
jefe de la Policía de Seguridad, Heydrich, el jefe de la Policía del Orden, Daluege, el repre
sentante del Ministerio de Asuntos Exteriores, Wórmann, y muchas otras partes interesa
das34. En sus puntualizaciones introductorias, Góring resaltó que ya había tenido «sufi
cientes manifestaciones de este tipo. N o perjudican a los judíos -afirm ó- sino a mí, porque
yo soy en último extremo la autoridad responsable de coordinar la economía alemana. Si
hoy se destruye una tienda judía, si se arrojan las mercancías a la calle, la empresa de segu
ros pagará los daños, que el judío no llegará a soportar [...]. Es una locura vaciar y quemar
una tienda judía y después hacer que una compañía de seguros alemana compense la pér
dida. Y se están quemando mercancías que necesito desesperadamente, balas completas de
tejidos y qué sé yo, que creo que hacen falta por todas partes. También puedo quemar las
materias primas antes de que lleguen».
Tras estas puntualizaciones introductorias, se cedió la palabra a Hilgard, el experto
en seguros. Su relación recuerda vagamente a la Klostemeuburger Chronik medieval, que
59
admitía a regañadientes que los daños causados por una multitud en el barrio judío de
Viena habían perjudicado más a los cristianos que a los judíos, porque el daño se había cau
sado a los bienes cristianos almacenados en las casas de empeño judías. Ahora, en 1938,
Hilgard desplegó una historia similar. Se habían destrozado lunas de escaparates asegu
radas en unos 6.000.000 de Reichsmark. A l menos la mitad de esta cantidad debería
aportarse en divisas extranjeras, porque los caros vidrios estaban fabricados en Bélgica.
Es más, las lunas de las tiendas judías no pertenecían a los tenderos judíos, sino a los
propietarios alemanes de las casas. El problema era similar en el caso de los bienes de
consumo almacenados. Sólo los daños de la joyería M argraf ascendían, según el infor
me, a 1.700.000 marcos.
Goring interrumpió en este momento: «¡D aluege y Heydrich, tendréis que hacer
redadas, a gran escala, para traerme estas joyas!». Heydrich replicó que la recuperación
quizá no resultara fácil. H abían tirado las cosas a la calle. «Com o es natural, la multi
tud se apresuraba a coger visones, zorros, etc. Será muy difícil recuperar eso. H asta los
niños se han llenado los bolsillos, simplemente por diversión». Entonces Heydrich
añadió sarcásticam ente, a costa de Goebbels: «Se sugiere que no se emplee a las Ju
ventudes Hitlerianas y que éstas no participen en tales acciones sin consentimiento
del partido».
H ilgard, siguiendo con su informe, afirmó que los daños físicos totales en bienes
inmuebles serían de unos 25 millones de Reichsm ark. Heydrich sugirió que, si se añ a
dían las pérdidas en bienes de consumo, en impuestos y otras pérdidas indirectas, los
daños se medirían en cientos de millones. A ñadió que 7.500 tiendas habían sido
saqueadas. D aluege amplió que en muchos casos las m ercancías de las tiendas no
pertenecían a los dueños de éstas, sino que pertenecían todavía a los mayoristas ale
manes.
A l final, los reunidos decidieron la siguiente regulación de las reclam aciones por
daños, es decir, distribuyeron los daños y perjuicios de la siguiente manera: (1) las
pérdidas no aseguradas de bienes inmuebles judíos serían pérdidas para los judíos. Las
joyas, pieles o cualquier otra m ercancía saqueada no se devolverían a los propietarios
judíos. En la m edida en que se recuperase algo, los artículos serían confiscados por el
E stado35; (2) las propiedades de los alem anes aseguradas (principalmente lunas de es
caparates y partidas de bienes de consumo) tendrían que cubrirlas las com pañías de
35 Véase la directiva de la Policía del Estado de Darmstadt (Gestapo), 7 de diciembre de 1938, D-183.
60
seguros; (3) las pérdidas aseguradas de propiedades judías se tratarían com o sigue: las
indemnizaciones de los seguros judíos serían confiscadas por el Reich; se ordenaba a
las empresas que realizaran los pagos al Estado; a su vez se ordenaba a los propieta-
rios de bienes inmuebles judíos que reparasen los daños «para restaurar el aspecto de la
calle»36. Sin embargo, un decreto posterior permitía a los judíos deducir el coste de las
reparaciones del pago de la multa de 1.000 millones de marcos37. El efecto neto de estas
normativas, por lo tanto, fue el de cargar los daños y perjuicios asegurados sobre las
compañías aseguradoras.
Hilgard admitió que las compañías tendrían que realizar los pagos para impedir que
se destruyese la confianza en los seguros alemanes. Pero había esperado que el gobier
no reembolsase en secreto esa cantidad. Góring, sin embargo, no «soñaría» con eso;
eso sería un «regalo». A un así, en el transcurso de la reunión, Hilgard recibió la pro
mesa de que se haría algo por las «pequeñas» aseguradoras; por supuesto, sólo en casos
en los que fuese «absolutamente necesario». En este punto hay un vacío en las actas
de la conferencia, pero en la parte V de las mismas, Góring señaló que «después de
todo lo que se ha dicho y hecho, quedará algo de beneficio para las com pañías asegu
radoras, dado que no tendrán que pagar todos los daños. Sr. Hilgard, puede usted estar
contento».
HILGARD: N o tengo razones para estarlo. ¡A l hecho de que no tengamos que pagar
todos los daños y perjuicios lo llaman beneficios!
GÓRING: ¡U n momento! Están obligados por ley a pagar cinco millones, y de repen
te aparece ante ustedes un ángel un tanto corpulento encarnado en mi persona y les
dice que pueden guardarse un millón, ¿por qué no se le puede llamar beneficio a eso?
Yo debería realmente repartirlo con ustedes, o como ustedes lo llamen; lo veo sólo con
mirarlo a usted, está usted exultante. H an obtenido ustedes un gran beneficio.
(Observación: Vamos a establecer un impuesto para daños y perjuicios provocados
por los disturbios públicos, que deberán pagar las compañías de seguros.)
Hilgard replicó que, en su opinión, «el honorable comerciante alemán» seguiría
siendo quien pagase. Las compañías de seguros seguían siendo las perdedoras. «Eso es
así, y seguirá siéndolo, y nadie me puede decir lo contrario».
GÓRING: ¿Entonces, por qué no procura usted que rompan unos cuantos escapara
tes menos? ¡Usted también pertenece al pueblo!
El tercer problema producido por el pogromo de Goebbels fue la destrucción de las
sinagogas. En comparación con las repercusiones en el extranjero y las indemnizacio
nes de los seguros, éste era un problema relativamente menor. D ado que Góring no
pensaba utilizar las sinagogas, no las consideraba propiedad alemana. Pero las ruinas
61
estorbaban. Después de muchas discusiones sobre este problema, el Ministerio para
Asuntos Eclesiásticos dio con la solución invocando el código de edificación para car-
gar a las comunidades judías con la eliminación de los escombros38.
El cuarto asunto que se debía tratar era la posibilidad de que los judíos entablasen
acciones judiciales. El Ministerio de Justicia se ocupó del problema emitiendo un
decreto por el cual los judíos de nacionalidad alemana no tendrían en ningún caso
derecho legal de reclamación por los «sucesos» acaecidos entre el 8 y el 10 de noviem
bre39. Los judíos extranjeros que habían sufrido lesiones o daños y perjuicios podían
naturalmente recurrir a la intervención diplomática y reclamar daños y perjuicios al
Estado. A Góring le irritaba «el minuto en el que el Itzig [apodo despectivo dado a los
judíos polacos] había abandonado Polonia, ya que ello le obligaba ¡a tratarlo como si
fuese polaco!», aunque no conseguía encontrar una forma de eludir este dilema. C uan
do el representante del Ministerio de Asuntos Exteriores señaló que había que tratar
con países como Estados Unidos, con capacidad para tomar represalias, Góring replicó
que Estados Unidos era un «país mañoso» y que las inversiones alemanas allí deberían
haberse liquidado hacía mucho tiempo. «Pero tiene usted razón, señor W ormann, hay
que considerar la cuestión»40.
El quinto problema era, en algunos aspectos, el más difícil de todos. En el trans
curso de los disturbios se habían com etidcractos que constituían delitos incluidos en
el código penal. Se habían robado pertenencias personales (sin posterior entrega al
Estado), se había asaltado a mujeres, matado a hombres. Del 23 al 26 de enero de 1939,
el ministro de Justicia, Gürtner, convocó una conferencia con los fiscales de los más
altos tribunales para estudiar el problema. El Staatsekretar Freisler (segundo de abor
do en el M inisterio de Justicia) explicó que el problema tenía dos vertientes: las
acciones judiciales contra miembros del partido, y las acciones contra quienes no fue
sen miembros del mismo. En cuanto a los no miembros, la m aquinaria judicial podía
actuar inm ediatam ente, sin «andar por ahí hablando a gritos de su trabajo». Gürtner
señaló que sólo se podrían juzgar los «asuntos graves». Por ejemplo, habría que tratar
lo de las violaciones. Los asuntos menores, com o la apropiación de unas cuantas latas
de com ida, tendrían, por otra parte, que dejarse pasar. El O berstaatsanw alt Joél (un
fiscal) se mostró de acuerdo con que no era necesario juzgar a nadie por llevarse un
par de cajones de existencias. Adem ás, habría que tener en cuenta que la tentación
era grande, la necesidad estaba presente, y la instigación estaba clara. C on respecto
62
a los miembros del partido, sólo se podría iniciar una acción después de que fuesen
expulsados del mismo, ya que existía la presunción de que habían actuado siguiendo
órdenes41.
En febrero de 1939, el Tribunal Supremo del Partido se reunió para decidir sobre el
caso de 30 hombres que habían cometido «excesos». En el informe que envió a Goring,
el juez jefe del partido, Buch, señaló la circunstancia atenuante de que el pogromo no
había sido espontáneo sino organizado. 26 de los acusados habían m atado a judíos.
Ninguno de ellos fue expulsado del partido. En nombre de los 26, se instó al ministro
de Justicia a que diese m archa atrás a los procedimientos iniciados en los tribunales
penales. En todos estos casos, el tribunal no había encontrado motivos «innobles».
Incluso si los hombres hubiesen actuado sin recibir órdenes, comprendían que el pro-
pósito de la persecución era la venganza. O bien se les había ordenado m atar o bien
se habían dejado llevar por sentimientos de odio. En consecuencia, la expulsión y el
juicio eran injustificados. Cuatro hombres que habían violado a mujeres fueron expul
sados del partido y entregados a los tribunales. El pogromo no podía justificar los delitos
morales. En estos casos, los hombres habían usado la revuelta como simple pretexto
para sus acciones42.
Toda la burocracia alemana, así como la mayoría de los dirigentes del partido, reac
cionaron al pogromo de Goebbels con un sentimiento de irritación y vejación. Las con
secuencias de estos sucesos en el extranjero, la destrucción de propiedades, la presencia
de las ruinas de las sinagogas en todas las grandes ciudades alemanas, las demandas por
daños y perjuicios interpuestas por los judíos extranjeros, y, finalmente, el problema de
los «excesos» fueron más allá de lo que cualquiera hubiese esperado. Para concluir la
conferencia celebrada el 12 de noviembre, Goring delaró: «quiero eliminar los actos
individuales [Einzelaktionen] de una vez por todas». Poco después, en una conferencia de
Gauleiter, Goring reiteró su oposición a los pogromos. Los disturbios, en su opinión,
daban salida a los «instintos más bajos» y además tenían repercusiones indeseables en el
extranjero43.
El pogromo de noviembre fue la última ocasión para ejercer la violencia contra los
judíos en las calles alemanas. En septiembre de 1941, cuando, a instancias del M iniste
rio de Propaganda, se emitió un decreto para marcar a los judíos con una estrella am a
rilla, el jefe de la Cancillería del Partido, Bormann, dio instrucciones para asegurarse de
41 Resumen de la conferencia judicial celebrada del 23 al 26 de enero de 1939 (firmada por Leimer),
NG-1566. Véase también un resumen de la conferencia de jueces, 1 de febrero de 1939, NG-629.
42 Buch a Goring, 13 de febrero de 1939, PS-3063. En los siguientes capítulos se encontrará de
nuevo esta distinción entre motivos «idealistas» y «egoístas».
43 Declaración jurada del Dr. Siegfried Uiberreither (Gauleiter, Estiria), 27 de febrero de 1946,
Górmg-38.
63
que no se repetirían las «manifestaciones» de noviembre. Estaría por debajo de la dig-
nidad del «movimiento», afirmó Bormann, que sus miembros molestasen individual
mente a los judíos (wenn ihre Angehórigen sich an einzelnen Juden vergreifen würden).
Tales acciones, concluyó, «están y seguirán estando estrictamente prohibidas»44.
La única razón de la repulsa e incluso del horror que todos los dirigentes, excepto
Geobbels, sentían por los pogromos y la violencia callejera era la conciencia de que
estas «acciones» no se podían controlar. Cuando se dejaba suelta a la multitud, las
cosas se escapaban inevitablemente de las manos. Los pogromos eran demasiado caros
y, en último término, no conseguían nada. Las actividades del partido durante la déca
da de los treinta sólo tuvieron efecto, en consecuencia, sobre la burocracia alemana.
C ada burócrata, perteneciese o no al partido, se convenció a partir de entonces de que
había que tomar medidas sistemáticas contra los judíos, y que debía evitarse bajo cual
quier circunstancia la gestión diletante de la situación por parte de Goebbels y otros
agitadores. A partir de ese momento, la cuestión de los judíos se trataría de modo «ju
rídico», es decir, de forma ordenada que permitiese una planificación adecuada y pro
funda de cada medida m ediante memorandos, correspondencia y conferencias. En
adelante, se sopesarían cuidadosam ente los pros y los contras de cada medida y que
daría prohibida la acción precipitada. La burocracia había asumido el poder. Fue el
proceso burocrático de destrucción el que paso a paso condujo finalmente a la ani
quilación de cinco millones de víctimas45.
¿Cómo reaccionaron los judíos a toda esta violencia? Curiosamente, la reacción
judía a los excesos del partido fue similar, en aspectos cruciales, a las respuestas de la bu
rocracia alemana. En los años anteriores a la subida de Hitler al poder, los judíos se ha
bían abstenido de usar invectivas46 y habían evitado manifestarse por las calles, ya fuese
64
con formaciones comunistas o socialdemócratas47. En 1933, las organizaciones judías,
como el vicecanciller von Papen, se apresuraron a protestar contra las manifestaciones
y la «propaganda de la atrocidad» que tenían lugar en otros países. La Organización de
Veteranos de Guerra Judíos acusó a los emigrantes de «desertores» de los demás judíos,
y de tirar «flechas desde escondites seguros» en detrimento de Alem ania y de los judíos
alemanes48.
El CentralA/erein deutscher Staatsbürger jüdischen Glaubens, principal organismo de
los judíos asimilacionistas, declaró con indignación: «nadie nos puede robar nuestra
madre patria alemana [...]. A l librar en ella esta batalla, libramos una batalla alemana,
no egoístamente judía»49. Los judíos estaban convencidos de que iban a pasar tiempos
difíciles, pero que su situación no acabaría siendo insostenible. «Pueden condenarnos a
pasar hambre, pero no a morirnos de hambre [Man kann uns zum Hungem verurteilen,
aber nicht zum Verhungem]»50. Com o Schacht, los judíos esperaban que se promulgasen
decretos que pusiesen fin a la incertidumbre y definiesen su status. «Uno puede vivir
bajo cualquier ley [Man kann unter jedem Gesetz leben].»51
A comienzos de abril de 1933 -coincidiendo con la primera oleada de propaganda,
boicot y violencia del partido, y con la publicación del primer decreto antijudío—se pro
dujo una controversia entre las dos tendencias de la comunidad judía. Esta polémica es
característica de todo lo que se va a exponer en este libro. El Central-Verein Zeitung,
órgano de los asimilacionistas, había publicado un editorial, fruto de la desesperación,
que contenía el famoso verso de amor frustrado de Goethe: «Si te amo, ¿a ti qué te
importa?». El periódico sionista Jüdische Rundschau publicó a continuación una res
puesta que declaraba desafiante: «Si te amo, es asunto tuyo. El pueblo alemán debería
saberlo: una alianza histórica, que data de hace cientos de años, no puede romperse tan
Werner Mosse (ed.), Entscheidungsjahr 1932. Zur Judenfrage in der Endphase der Weimarer Republik,
cit., pp. 405-499.
47 Sobre los comunistas, véase Hans-Helmuth Knütter, «Die Linksparteien», en ibid., pp. 323-345,
especialmente pp. 335-336; sobre los socialdemócratas, véase Werner Mosse, «Der Niedergang der
Republik», ibid., pp. 36-37; sobre ambos, véase Arnold Paucker, «Abwehrkampf», ibid., p. 459 n.
48 Comunicado de prensa del Reichsbund jüdischer Frontsoldaten en el que se contenía un tele
grama enviado a la embajada de Estados Unidos, en Kólnische Volkszeitung, 27 de marzo de 1933, RC-49.
49 Central-Verein Zeitung (23 de marzo de 1933), en Hans LA M M , «Über die Innere und Aussere
Entwicklung des Deutschen Judentums im Dritten Reich», Erlangen, 1951, mimeografiado, p. 143,
176 n. Véase también, declaración sionista en Jüdische Rundschau, 17 de marzo de 1933, ibid., p. 143,
176 n.
50 Ismar Elbogen, Central-Verein Zeitung (16 de abril de 1933), citado por Hans Lamm, «Uber die
Innere und Aussere Entwicklung des Deutschen Judentums im Dritten Reich», cit., pp. 147-148.
51 De una declaración realizada por Georg Kareski, «judío nacionalista extremista», ibid.,
pp. 147-148.
65
sencillamente»52. Pero se rompió. La burocracia cortó, nudo a nudo, los lazos entre las
comunidades alemana y judía. Ya en junio, el periódico sionista, perdida toda la aspe-
ranza, realizó una súplica final:
En 1939, hasta los ruegos de reproche habían desaparecido. Los líderes de la com u
nidad judía, en su publicación oficialmente aprobada, sólo tenían una palabra de con
sejo para sus lectores: que cumpliesen con la mayor exactitud todas las órdenes y direc
tivas oficiales54. Los judíos tenían sus leyes.
52 Jüdische Rundschau, con cita del editorial publicado en el Central-Verein Zeitung del 13 de abril
de 1933, ibid., pp. 152-153, 177 n.
53 Jüdische Rundschau, 27 de junio de 1933, ibid., pp. 157 y 177 n.
54 Jüdisches Nachrichtenblatt, Berlín, 5 de septiembre de 1939.
66
III La estructura de la
destrucción
1 La existencia del patrón la sugirió por primera vez en una declaración jurada el Dr. Rudolf Kast
ner, el 13 de septiembre de 1945, PS-2605.
67
Definición
I
Expropiación
Concentración
Definición
............. Emigración
Expropiación
.....■....... Emigración
Concentración
Aniquilación
La senda hacia la aniquilación avanza directamente por estos antiguos peldaños.
Nos enfrentamos a un proceso administrativo que iba a hacerse cada vez más drás
tico. En el transcurso del mismo, muchos burócratas percibieron la existencia de una
barrera entre los antiguos principios procedimentales y las necesidades del momento.
Lo que ellos querían era una acción sin restricciones. Por lo tanto, crearon una atm ós
fera en la que gradualmente pudiera abandonarse la palabra formal escrita como modus
operandi. Esta transformación del fundamento, que pasó de la creación de leyes públi
cas a las operaciones ocultas, se puede retratar en el siguiente continuo2:
Leyes
Decretos de aplicación
Ordenanzas o reglamentos ministeriales o territoriales
Anuncios a la población en cumplimiento de leyes y decretos
Anuncios de los funcionarios locales indicando que actuaban sólo de acuerdo con supuestas necesidades
Directivas escritas y no publicadas
Autorizaciones generales a subordinados no publicadas
Directivas y autorizaciones orales
Interpretaciones básicas de los funcionarios según las cuales las decisiones
no necesitan órdenes ni explicaciones
En última instancia, la destrucción de los judíos no fue tanto producto de las leyes
y las órdenes como cuestión de espíritu, de comprensión compartida, de consonancia y
sincronización.
¿Quién participó en esta empresa? ¿Qué tipo de maquinaria se utilizó para realizar estas
tareas? La máquina de destrucción fue una suma; no había ningún organismo a cargo de
la operación completa. Aun cuando un organismo particular pueda haber ejercido una
función supervisora («federführende») en la aplicación de una medida particular, no hubo
un único organismo que dirigiese o coordinase todo el proceso. La máquina de la destruc
ción fue un aparato intrincado, diverso y, sobre todo, descentralizado.
Consideremos por un momento el tamaño que precisaba tener ese aparato. En 1933,
los judíos estaban casi completamente emancipados y casi completamente integrados
en la comunidad alemana. Separarlos de los alemanes fue, en consecuencia, una ope
ración muy compleja. A penas hubo organismo, oficina u organización que no se inte
resase en un momento u otro por la adopción de medidas antijúdías. Si tuviésemos que
enumerar los organismos públicos y privados que se pueden denominar el «gobierno
2 Se puede encontrar una exploración definitiva de esta evolución en Uwe A dam s, Judenpolitk
im Dritten Reich, Düsseldorf, 1972.
69
alemán» y aquellos organismos que se pueden denominar la «maquinaria de destruc
ción», descubriríamos que estamos tratando de organismos idénticos.
Sin embargo, las designaciones Administración alemana y maquinaria de destrucción sí
hacen referencia a funciones distintas, ya que Administración es el término más incluyen
te. Implica la totalidad de las funciones administrativas de una sociedad. La destrucción
es sólo una actividad administrativa muy especializada. Lo que puede ser un poderoso
organismo de la Administración quizá no constituya una parte vital de la maquinaria de
destrucción, y, al contrario, lo que puede ser un organismo clave en el aparato de des
trucción quizá no constituya un eslabón importante en la estructura administrativa. En
resumen, cuando hablamos de la maquinaria de destrucción, hacemos referencia al siste
ma de la Administración alemana en una de sus funciones especiales.
El aparato administrativo alemán constaba de un Führer (Adolf Hitler) y cuatro gru
pos jerárquicos específicos3: la burocracia ministerial, las fuerzas armadas, la industria y
el partido. Su organización detallada se muestra en los cuadros 3.1, 3.2, 3.3, 3.4 y 3.5.
Durante siglos, los funcionarios y los militares se consideraron los dos pilares del
Estado alemán. La función pública y el ejército modernos de A lem ania se originan a
mediados del siglo XVII. El crecimiento de estas dos burocracias, no meramente como
máquinas administrativas, sino también como jerarquías con tradiciones, políticas y va
lores propios, es en cierto sentido sinónimo e idéntico al ascenso del Estado alemán
moderno. El sector empresarial no se convirtió en factor político, a la par con las orga
nizaciones más antiguas, hasta el siglo XIX. El partido era la jerarquía más joven del
gobierno nazi; en 1933 tenía escasam ente diez años. Pero ya disponía de una enorme
burocracia, que competía con las demás jerarquías y, en algunas áreas, amenazaba sus
prerrogativas. A pesar de los distintos orígenes históricos de estas cuatro burocracias y
a pesar de sus diferentes intereses, las cuatro estaban de acuerdo en la destrucción de
los judíos. La cooperación de las mismas fue tan completa que podemos verdadera
mente decir que se fundieron en una maquinaria de destrucción.
La contribución específica de cada jerarquía se puede evaluar aproximadamente
siguiendo las líneas jurisdiccionales. La burocracia ministerial, compuesta por funcio
narios civiles, fue la principal encargada de aplicar los decretos antijudíos durante las
primeras fases del proceso de destrucción. Fueron funcionarios ministeriales los que
3 Franz Neumann, BeRemoth, 2- ed., Nueva York, 1944, pp. 364-399, 468-470 [ed. cast.: Behe-
moth, México DF, FCE, 1946J. Los organigramas de la burocracia ministerial, del sector empresarial y
de la maquinaria regional se basan en parte en el organigrama certificado por Frick, PS-2905. La orga
nización de las fuerzas armadas anterior a 1938 la describe Hans Bemd Gisevius en Trial of the Major
War Crimináis, XII, p. 197. Las fuerzas armadas, después de su reorganización, las describe Walter von
Brauchitsch en su declaración jurada de 7 de noviembre de 1945, PS-3703. El organigrama del parti
do se basa en una declaración jurada de Franz Xaver Schwarz (tesorero del partido), 16 de noviembre
de 1945, PS-2903.
70
redactaron los decretos y reglamentos que definían el concepto de «judío», los que esta
blecieron la expropiación de las propiedades judías, y los que inauguraron la concen
tración en guetos de la comunidad judía alemana. Así, los funcionarios civiles esta
blecieron el curso y la dirección de todo el proceso. Esta fue su función más importante
en la destrucción de los judíos. Sin embargo, también desempeñaron un papel sorpren
dentemente amplio en las posteriores operaciones antijudías que tuvo un carácter mucho
más drástico. El Ministerio de Asuntos Exteriores negoció con los países del Eje la depor
tación de los judíos a centros de exterminio; los ferrocarriles alemanes se encargaron del
transporte; la policía, completamente fusionada con las SS del Partido Nazi, se involucró
extensamente en las ejecuciones.
El ejército fue atraído al proceso de destrucción después del estallido de la guerra
por su control de vastos territorios en Europa oriental y occidental. Unidades y orga
nismos militares tuvieron que participar en todas las medidas, incluido el exterminio
de judíos por unidades móviles especiales y el transporte de judíos a los campos de
exterminio.
La industria y el sistem a financiero tuvieron un im portante papel en las expro
piaciones, en el sistem a de trabajos forzados, e incluso en la gasificación de las víc
timas.
El partido se ocupó de todas las cuestiones que suponían problemas delicados en las
relaciones germano-judías (medio judíos, judíos en matrimonios mixtos, etc.) y, en
general, propugnó acciones drásticas. N o fue un accidente que el brazo militar del par
tido, las SS (que estaban amalgamadas con la policía del Ministerio del Interior), lle
vase a cabo las operaciones más drásticas de todas: las de exterminio.
Cada jerarquía aportó al proceso de destrucción no sólo medidas administrativas,
sino también características administrativas. Los funcionarios públicos infundieron en
otras jerarquías su firme planificación y su meticulosidad burocrática. D el ejército, la
maquinaria de destrucción adquirió su precisión militar, su disciplina y su insensibilidad.
La influencia de la industria se dejó sentir en el gran hincapié hecho sobre la contabili
dad, el ahorro y el rescate, así como en la eficacia fabril de los centros de exterminio.
Finalmente, el partido aportó a todo el aparato un «idealismo», la idea de «misión», y la
noción de estar «haciendo historia». De esa forma, las cuatro burocracias se fundieron no
sólo en la acción sino también en su forma de pensar.
La destrucción de los judíos fue, en suma, obra de una burocracia administrativa
extensa. Este aparato avanzó paso a paso. Tanto la iniciación como la aplicación de las
decisiones estuvieron en gran medida en sus manos. N o se creó ningún organismo espe
cial y no se estableció ningún presupuesto especial para destruir a los judíos europeos.
Cada organización desempeñaría una función específica en el proceso, y cada una debía
encontrar los medios para llevar a cabo su tarea.
71
Nota: los predecesores de los últimos titulares se encuentran entre paréntesis. Ministros y Staatssekretare («subsecretarios») separados por un espa
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directivas. Todos los organismos del partido eran responsables ante Hitler. No están todos enumerados.
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76
La definición por
IV decreto
Pero ¿cómo definir la raza en una ley? Los antisemitas nunca habían conseguido po
nerse de acuerdo sobre esa cuestión. Por eso «todos siguieron maldiciendo a los judíos,
77
Cuadro 4.1. Ministerio del Interior
Nota: se pueden encontrar gráficos y descripciones más detallados del Ministerio en Hans PFUNDTNER (ed.),
Dr. Wilhelm Frick und sein Ministerium, Munich, 1937; declaración jurada de Hans Globke, 14 de noviem
bre de 1947, NG-3540; organigrama del Ministerio del Interior, 1938, NG-3462; organigrama del Minis
terio del Interior, 1943, en Taschenbuch für Verwaltungsbeamte, 1943, PS-3475.
a Frick fue sucedido por Himmler en 1943.
b Pfundtner dimitió en 1943; su puesto quedó vacante.
c Stuckart fue nombrado en 1935; su predecesor fue el Staatssekretar Grauert.
d Conti también fue nombrado en 1935; su predecesor fue el Ministerialdirektor Dr. Gütt.
pero nadie introdujo una ley contra ellos»1. La gente «sencilla» que redactó el programa
del partido nazi en 1920 tampoco suministró una definición. Simplemente señalaron que
sólo podía ser miembro de la comunidad una persona de «sangre alemana, con inde
pendencia de su confesión».
Cuando el Ministerio del Interior redactó su primer decreto antijudío, para cesar a
los funcionarios judíos, se encontró con el mismo problema que había preocupado a los
antisemitas y a los nazis de los primeros tiempos. Pero los burócratas del Ministerio del
Interior atacaron el problema sistemáticamente, y pronto encontraron la respuesta.
El decreto del 7 de abril de 19332 establecía que los funcionarios de «descendencia
no aria» debían retirarse. El término descendencia no aria se definió en el reglamento de 11
de abril de 19333, como designación de cualquier persona que tuviese un progenitor o un
abuelo o abuela judíos. Se suponía que los progenitores o los abuelos eran judíos cuando
perteneciesen a la religión judía.
1 Hellmut von Gerlach, Von Rechts nach Unks, Zurich, 1937, pp. 111-113. El autor, diputado anti
semita, abandonó la facción asqueado.
2 RGB11, 175.
3 RGB11, 195.
78
I
Cuadro 4.2. La maquinaría judicial
MINISTERIO DE JUSTICIA
1933-1941 1941-1942 1942-1945
Ministro: Giirtner Schlegelberger (suplente) Thierack
Staatssekretar: Schlegelberger Rothenberger Klemm
I Personal y Organización Letz
II Formación Segelken
Penal III Código Penal Schafer
IV Derecho Penal (Procedimiento) Engert
V Prisiones Marx
VI Derecho Civil Altstótter
Adjunto Hesse
Civil Expertos en raza Rexroth, Meinhof
VII Comercio y Derecho Internacional Quassowski
VIII Pensiones Schneller
TRIBUNALES
Tribunales Ordinarios Tribunales Extraordinarios
(Cada tribunal dividido en dos secciones (Procesamiento de delitos políticos)
penales y civiles)
Reichsgericht Volksgerichtshof
(Tribunal Popular)
Oberlandesgerichte
Landgerichte
Amstgerichte Sondergerichte
(Tribunales Especiales)
Nota: organigrama del gobierno del Reich (certificado por Frick), PS-2905; organigrama de la División VI,
febrero de 1944, NG-917; declaración jurada de Rothenberger, 12 de febrero de 1947, NG-776. Respecto a
los títulos de jueces y fiscales, véase el documento NG-2252.
La fraseología de esta definición es tal que no se podría decir que fuese contra las
estipulaciones del programa del partido. El Ministerio había dividido a la población en
dos categorías: «arios», que eran aquellos que no tenían antepasados judíos (es decir, de
pura «sangre alem ana»), y «no arios», que eran todos aquellos, judíos o cristianos, que
tenían al menos un progenitor o un abuelo judíos. Debe señalarse que esta definición
no está en ningún sentido basada en criterios raciales, tales como el grupo sanguíneo,
la curvatura de la nariz u otras características físicas. Los comentaristas nazis, por razo-
79
Cuadro 4.3. La Cancillería del Reich
Noca: organigrama de la Cancillería del Reich, NG-3811; declaración jurada del Dr. Otto Meissner (jefe,
Prasidialkanzlei) sobre la función y las competencias de Lammers, 15 de mayo de 1947, NG-1541; declaración
jurada de Hans Heinrich Lammers sobre su carrera profesional, 26 de abril de 1947, NG-1364; declara
ción jurada de Friedrich Wilhelm Kritzinger sobre su carrera profesional, 25 de abril de 1947, NG-1363.
4 Por ejemplo, el comentario de Wilhelm Stuckart y Rolí Schiedermair, Rassen- und Erbpflege in
der Gezetzgebung des Reiches, 5- ed., Leipzig, 1944-
5 Véase Cecil ROTH, «Marranos and Racial Antisemitism: A Study in Parallels», Jewish Social
Studies 2 (1940), pp. 239-248.
6 En realidad, el término ario, como el término semita, no es una designación de raza. Como
mucho, denomina a un grupo étnico-lingüístico.
80
racial comprendía cualidades físicas y espirituales, y la política alemana sólo intentaba
promover condiciones que permitiesen a cada raza desarrollarse a su manera. Sin em
bargo, esta explicación no satisfizo demasiado a los países del Lejano Oriente, que
seguían considerando que el término genérico de no ario los situaba en la misma cate
goría que a los judíos7.
Había otra dificultad que afectaba al fondo de la medida. El término no ario se había
definido de tal forma que incluía no sólo a los plenamente judíos —es decir, a las per
sonas con los cuatro abuelos ju díos- sino también a los que eran tres cuartas partes
judíos, a los medio judíos, y a los que eran judíos en una cuarta parte. Tal definición se
consideraba necesaria para eliminar de los cargos oficiales a todos aquellos que pudie
sen ser portadores de la «influencia judía» hasta el grado más mínimo. N o obstante, se
reconocía que el término no ario, además de a los plenamente judíos, afectaba a una
serie de personas cuya inclusión en posteriores medidas más drásticas provocaría difi
cultades. Para limitar la aplicación de decretos posteriores y excluir de los mismos a
tales personas, se hizo necesaria una definición de lo que realmente significaba el tér
mino judío.
A comienzos de 1935, el problema recibió cierta atención en los círculos del parti
do. A una de las reuniones acudió el Dr. Wagner, entonces Reichsarzteführer (principal
cargo médico del partido), el Dr. Gross (jefe de la Oficina de Política Racial), y el Dr. Blome
(en aquel momento secretario de la asociación de médicos, posteriormente Reichsárzte-
führer en funciones). El Dr. Blome se manifestó en contra de conceder un status especial a
quienes sólo fuesen parcialmente judíos. N o quería una «tercera raza». En consecuencia,
propuso que todos aquellos que fuesen judíos en una cuarta parte se considerasen alema
nes y todos los medio judíos se considerasen judíos. Razón: «Entre los medio judíos, los
genes judíos son notoriamente dominantes»8. Dicho punto de vista se convirtió posterior
mente en política del partido, pero éste nunca consiguió imponerla en el Ministerio del
Interior, donde se redactaron los decretos decisivos.
Con ocasión de la concentración del partido que tuvo lugar en Nuremberg, Hitler
ordenó, el 13 de septiembre de 1935, que se redactase en dos días un decreto titulado
«Ley para la protección de la sangre y el honor alem anes». D os expertos del Ministerio
del Interior, el Ministerialrat Medicus y el Ministerialrat Losener, viajaron inmediata
mente a Nuremberg en avión. A l llegar encontraron en la comisaría central de la poli
cía a los Staatssekretare Pfundtner y Stuckart, al Ministerialrat Seel (experto en fun
ción pública del Ministerio del Interior), al Ministerialrat Sommer (representante de
81
Hess, adjunto del Führer) y a otros expertos redactando la mencionada ley. El ministro
del Interior, Frick, y el Reichsárzteführer Wagner se trasladaban de los aposentos de
Hitler a la comisaría con borradores. En medio de la conmoción, con el acompaña-
miento de música militar, los desfiles militares, y rodeados de banderas, se negoció el
nuevo decreto. La ley ya no trataba de los «no arios» sino de los «judíos». Prohibía los
matrimonios y la relaciones extramatrimoniales entre judíos y ciudadanos de «sangre
alem ana o relacionada», el empleo en viviendas judías de mujeres de «sangre alemana
o relacionada» menores de cuarenta y cinco años, y que los judíos izasen la bandera del
Reich9. En el decreto no se definía ninguno de los términos empleados.
La tarde del 14 de septiembre, Frick volvió a su villa tras visitar a Hitler y dijo a los ex-
haustos expertos que se apresurasen a redactar la ley de ciudadanía del Reich. Los Staats-
sekretare y los Ministerialráte se dispusieron a redactar en la sala de música de la villa
de Frick la ley de ciudadanía. Pronto se quedaron sin papel y requisaron antiguas tarjetas de
menú. A las dos y media de la madrugada, la ley de ciudadanía estaba terminada. Esta-
blecía que sólo quienes tuviesen «sangre alemana o relacionada» podían ser ciudadanos.
Dado que en la Alemani nazi la «ciudadanía» no implicaba nada, la redacción de este
decreto carece de interés, excepto por una disposición según la cual los «plenamente
judíos» no podían ser ciudadanos. Esto implicaba una nueva categorización que dife-
renciaba entre los alemanes y los parcialmente judíos, por una parte, y las personas que,
independientemente de su religión, tuviesen cuatro abuelos judíos, por la otra. Hitler
comprendió enseguida esta implicación e inmediatamente suprimió la disposición10.
Las actitudes del partido y de los funcionarios públicos hacia los parcialmente judíos no
se habían manifestado con claridad. El partido «combatía» a los parcialmente judíos por
ser portadores de la «influencia judía», mientras que los funcionarios querían protegerlos
por «esa parte que es alem ana»11. La definición final se redactó en el Ministerio del Inte-
rior, y por esa razón no es sorprendente que no prevaleciese el punto de vista del partido.
Los autores de la definición fueron el Staatssekretar Dr. Stuckart y su experto en
asuntos judíos, el Dr. Lósener. Stuckart tenía entonces treinta y tres años. Era nazi,
creía en Hitler y en el destino de Alemania. También era considerado un hombre del
partido. Hay una diferencia entre estos dos conceptos. Se presumía y se aceptaba que
todo el mundo era nazi, a no ser que por su propia conducta un determinado individuo
insistiese en lo contrario. Pero no todos eran identificados con el partido. Sólo eran
hombres del partido aquellos que tenían cargos en el mismo, que debían su cargo al par
82
tido, o que representaban los intereses del partido en las disensiones entre éste y otras
jerarquías. Stuckart estaba en el partido (incluso se había unido a las SS en calidad de
miembro honorario), había subido al poder más rápidamente que otros, y sabía lo que
el partido deseaba. Pero se negó a seguir las líneas de éste en el asunto de la definición.
El experto en asuntos judíos de Stuckart, el Dr. Bem hard Losener, había sido trans
ferido al Ministerio del Interior tras un largo servicio en la administración de aduanas.
Las definiciones y los asuntos judíos eran una experiencia completamente nueva para
él. Pero se convirtió en un eficaz «experto» en su nuevo puesto. En última instancia
redactó, o ayudó a redactar, 27 decretos antijudíos12. Es el prototipo de otros «expertos»
en asuntos judíos que encontraremos en los Ministerios de Finanzas, de Trabajo, de A sun
tos Exteriores, y en otros muchos organismos públicos.
Los dos hombres tenían una tarea urgente que llevar a cabo. Los términos judío y alemán
se habían utilizado ya en un decreto que contenía sanciones penales. N o había tiempo que
perder. El texto definitivo de la definición corresponde en lo esencial a un memorando escri
to por Losener y fechado el 1 de noviembre de 193513. En dicho memorando, Losener ana
lizaba el problema crítico de los medio judíos. Rechazaba la propuesta del partido de hacer
equivaler los medio judíos a los plenamente judíos. En primer lugar, sostenía Losener, tal
categorización fortalecería al bando judío. «En teoría, los medio judíos deberían considerar
se un enemigo más serio que los plenamente judíos porque, además de las características
judías, poseen muchas germánicas de las que carecen éstos». En segundo lugar, la ecuación
supondría una injusticia. Los medio judíos no podrían emigrar y no podrían competir con
los plenamente judíos a la hora de conseguir un puesto de trabajo con empresarios judíos.
En tercer lugar, había que considerar las necesidades de las fuerzas armadas, que se verían
privadas de aproximadamente 45.000 hombres. En cuarto lugar, un boicot contra los medio
judíos era poco práctico (los alemanes no lo secundarían). En quinto, los medio judíos ha
bían proporcionado servicios meritorios (recita una serie de nombres). Finalmente, había
muchos matrimonios entre alemanes y medio judíos. Supongamos, por ejemplo, que el
señor Schmidt descubre, tras diez años de matrimonio, que su esposa es medio judía, un
hecho que, presumiblemente, todas las esposas medio judías habrían mantenido en secreto.
En vista de todas estas dificultades, Losener propuso que los medio judíos se divi
diesen en dos grupos14. N o había forma práctica de separar individualmente a los medio
judíos de acuerdo con sus convicciones políticas. Pero había una forma autom ática de
12 Véase la lista recopilada por Losener en su declaración jurada del 28 de febrero de 1948,
NG 1944-A.
13 Stuckart al ministro de Asuntos Exteriores, von Neurath, 1 de noviembre de 1935, adjuntan
do el memorando de Losener, NG-3941.
14 La naturaleza de estos argumentos es tal que se podrían utilizar igualmente contra todas las
medidas antijudías.
83
solucionar el problema. Lósener proponía que sólo contasen como judíos aquellos
medio judíos que perteneciesen a la religión judía o estuviesen casados con un judío.
La propuesta de Lósener se incorporó a la Primera Ordenanza de la Ley de Ciuda
danía del Reich, fechada el 14 de noviembre de 193515. En su forma definitiva, el método
automático de división separaba a los «no arios» en las siguientes categorías: se definía
como judío a todo aquel que (1) fuese descendiente al menos de tres abuelos judíos (judío
pleno o tres cuartas partes judío) o (2) fuese descendiente de dos abuelos judíos (medio
judío) y (a) perteneciese a la comunidad religiosa judía el 15 de septiembre de 1935, o
se uniese a la comunidad en fecha posterior, o (b) estuviese casado con una persona ju
día el 15 de septiembre de 1935, o se casase en una fecha posterior con una persona
judía, o (c) fuese hijo o hija de un matrimonio contraído con una persona judía en sus tres
cuartas partes o judía plena después de que entrase en vigor la Ley para la Protección
de la Sangre y el Honor Alemanes (15 de septiembre de 1935), o (d) fuese hijo o hija de
una relación extramatrimonial con una persona que fuese tres cuartas partes judía o ple
namente judía, y hubiere nacido fuera del matrimonio después del 31 de julio de 1936.
Para determinar la categoría de los abuelos, se mantenía la suposición de que el abuelo
o abuela eran judíos si pertenecían a la comunidad religiosa judía16.
• No se definía como judío sino como individuo con «mezcla de sangre judía» a (1) cual
quier persona que descendiese de dos abuelos judíos (medio judíos), pero que (a) no per
teneciese (o no practicase ya) a la religión judía el 15 de septiembre de 1935, o no se unie
se a ella en ningún momento posterior, y (b) no estuviera casado (o no estuviese ya
casado) con una persona judía el 15 de septiembre de 1935, y que no se casase con alguien
de esas características en fecha posterior (a estos medio judíos se les denominaba Misch
linge de primer grado), y (2) cualquier persona descendiente de un abuelo o abuela judío
(Mischling de segundo grado). Las designaciones «Mischling de primer grado» y «Misch
ling de segundo grado» no estaban contenidas en el decreto del 14 de noviembre de 1935,
sino que se añadieron posteriormente en una orden del Ministerio del Interior17.
En la práctica, por lo tanto, Lósener había dividido a los no arios en dos grupos:
Mischlinge y judíos. Los Mischlinge no estuvieron desde ese momento sometidos al
15 RBG1 I, 1333.
16 El párrafo en el que se incluyen estas categorizaciones en las que se definen a los medio judíos
como judíos comienza con las palabras «A Isjude gilt auch [...]» (literalmente, «Como judío se consi
dera también [...]»). La expresión dio lugar al uso del término Geltungsjuden para estos medio judíos.
Ocasionalmente, las víctimas o sus familiares presentaron el infructuoso argumento semántico de que
ser «considerado» judío no era lo mismo que «ser» judío. N o obstante, los Geltgungsjuden que viviesen
con su progenitor no judío estaban protegidos de la deportación. Este tema se analiza en Hans G. Adler,
Der verwaltete Mensch, Tubinga, 1974, pp. 187, 199, 223, 280, 294, 339, 699.
17 Wilhelm Stuckart y Rolf Schiedermair, Rassen- und Erbpflege in der Gezetzgebung des Reiches,
cit., p. 17.
84
proceso de destrucción. A tenor de los decretos anteriores, seguían siendo no arios, y
seguían estando afectados por ellos, pero las medidas posteriores se tomaron, en su tota-
lidad, sólo contra los «judíos». A partir de entonces se dejó fuera a los Mischilinge.
Administrativamente, el decreto de Lósener y el Arierparagraph que lo precedió supu
sieron un procedimiento complicado, interesante porque permite comprender en buena
medida la mentalidad nazi. En primer lugar, ambos decretos se basaban en la ascenden
cia: la filiación religiosa de los abuelos. Por esa razón, era necesario probar la ascendencia.
A este respecto, los decretos no sólo afectaban a los «no arios»; a cualquiera que solicita
se un puesto en la Administración pública o en el partido se le podía pedir que buscase
los registros de sus antepasados. Para dicha prueba de ascendencia se exigían siete docu
mentos: el certificado de nacimiento o de bautismo, los certificados de los padres, y los
certificados de los abuelos18.
Antes de 1875-1876, los nacimientos sólo los registraban las iglesias19. Así, las igle
sias fueron atraídas al desempeño de una función administrativa en la aplicación de la
primera medida del proceso de destrucción, una tarea que desempeñaron como si de
algo rutinario se tratara. N o fue tan sencillo el intento de obtener la cooperación de los
funcionarios en activo. Aunque los funcionarios sólo tenían que rellenar un impreso si
se podía presumir que la información revelada en el mismo provocaría su despido; la
intranquilidad, por no hablar del papeleo, seguía siendo considerable. En algún
momento, el Ministerio del Interior propuso que todos los funcionarios y sus esposas
presentasen la prueba de ascendencia20, y el Ministerio de Justicia exigió esta prueba a
los notarios21. A l menos algunas universidades (contando sus estudiantes no arios) se
contentaron con el sistema del honor22, pero el partido insistió en los procedimientos,
aunque no siempre con completo éxito. Todavía en 1940 el jefe de la organización del
partido en el exterior tuvo que recordar a su personal que presentase los documentos.
La mayoría de los empleados en el cargo simplemente habían pasado por alto una direc
18 Se pueden encontrar especificaciones detalladas, por ejemplo, en el «Merkblatt für den Abs-
tammungsnachweis» del Reichsfilmkammer, octubre de 1936, G-55.
19 Pfarramter. Después de 1875-1876, los registros los realizaba un organismo público, el Stan-
desamter. Reichsfilmkammer «Merkblatt», octubre de 1936, G-55. Las iglesias también registraban el
bautismo de los conversos. En 1936, la Iglesia evangélica luterana de Berlín preparó un índice alfa
bético desde el 1 de enero de 1800 al 30 de septiembre de 1874, con cambios de nombres incluidos.
Véase Gotz Aly y Karl Heinz Roth, Die restlose Erfassung, Berlín, 1984, pp. 70-71.
20 Uwe A d a m , Judenpolitik im Dritten Reich, Dusseldorf, 1971, p. 147. Sobre la lucha respecto a la
universalización de la exigencia, véase Hans Mommsen, Beamtentum im Dritten Reich, Stuttgart,
1966, pp. 52-53..
21 Uwe Adam, Judempolitik im Dritten Reich, cit., p. 147.
22 Albrecht Gótz von OlENHUSEN, «Die “nichtarischen’’ Studenten in den deutschen Hochs-
chulen», Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte 14 (1966), p. 181.
85
tiva anterior para que enviasen sus certificados, sin siquiera dar una excusa o explica
ción por no haber cumplido la orden23.
Ya a comienzos de la década de 1930 había surgido toda una nueva profesión de «inves
tigadores familiares» (Sippenforscher o Familienforscher), facultados para ayudar a quienes
ocupaban cargos públicos y a los aspirantes a los mismos a buscar documentos. Los Sippen-
forscher recopilaban los Ahnentafeln (árboles genealógicos), que enumeraban a los padres y
a los abuelos. A veces era también necesario investigar a los bisabuelos. Tales procedimien
tos, sin embargo, se limitaban a dos tipos de casos: (1) solicitudes para prestar servicios en
formaciones del partido como las SS, que, en el caso de los oficiales, exigían demostrar que
no se tenían ascendientes judíos desde 1750, y (2) intentos de demostrar que un abuelo
judío era en realidad hijo de padres cristianos. Este último procedimiento era posible por
que sólo se suponía que un abuelo era judío si pertenecía a la religión judía. De la misma
forma, la investigación sobre el status de los bisabuelos se podía utilizar en detrimento de un
solicitante. Porque si se demostraba que un abuelo cristiano había sido en realidad hijo de
judíos, el abuelo sería considerado judío, y eso provocaría una clasificación «descendente»24.
La decisión definitiva sobre la corrección de los hechos la realizaba el organismo que
tenía que aprobar al solicitante, pero en los casos dudosos una oficina del partido sobre
investigación familiar (la Sippenamt) proporcionaba opiniones de expertos para aconse
jar a los directores de organismo. Había una categoría interesante de tales casos: los
hijos de relaciones extramatrimoniales. Su status planteaba un problema peculiar. ¿Cómo
se podía clasificar a alguien cuyos ascendientes no podían determinarse? Este problema se
dividía en dos partes: hijos de madres judías e hijos de madres alemanas.
En los casos de hijos de madres solteras judías, la Reichssippenamt (Oficina de Investi
gación Familiar) suponía que cualquier niño nacido antes de 1918 tenía padre judío y cual
quier niño nacido después de 1918 tenía padre cristiano. La razón para esta suposición era
la hipótesis nazi conocida como «teoría de la emancipación», según la cual los judíos no se
mezclaban con alemanes antes de 1918. Sin embargo, después de 1918 los judíos tuvieron
la oportunidad de acometer una desintegración sistemática (Zersetzung) del pueblo alemán
(Volkskórper). Esta actividad incluía la potenciación de las relaciones extramatrimoniales.
A l comentar esta teoría, el Amtsgerichtsrat (juez) Klemm, de la Oficina Jurídica del
partido, señaló que era completamente cierto que los judíos eran culpables de esta prác
tica pero que, después de todo, sólo pretendían violar a mujeres alemanas. Difícilmente
23 Orden del Gauleiter Bohle, 31 de mayo de 1940, NG-1672. La falta de pronto cumplimiento
se debía en parte a la dificultad de conseguir los papeles necesarios. Véase el expediente del Dr. Gerd
Wunder, bajo RKO la 5. La carpeta se encontraba en el Federal Records Center de Alexandria, Virgi
nia, antes de su disolución.
24 Wilhelm Stuckart y Rolf Schiedermair, Rassen- und Erbpflege in der Gezetzgebung des Reiches,
cit., p. 16.
86
se podía suponer que una mujer judía asumiese un embarazo para perjudicar al hombre
alemán. Según los criterios utilizados por el Reichssippenamt, se quejaba Klemm, una
madre judía simplemente se negaría a decir a la oficina quién era el padre, y su hijo se
convertiría inmediatamente en Mischling de primer grado25. Los comentarios de
Klemm eran probablemente muy correctos. Esta fue quizá la única teoría nazi que supu-
so una completa ventaja para algunos judíos plenos.
La «teoría de la emancipación» no parece haberse aplicado a los nacidos de madres
alemanas solteras. La razón era sencilla: el Reichssippenamt raramente, o nunca, recibía
esos casos. Si los hubiese recibido, prácticamente la mitad de los niños alemanes ilegíti
mos nacidos después de 1918 habrían sido clasificados como Mischlinge de primer grado.
Pero dado que esos casos no llegaban al partido, los hijos ilegítimos de madres alemanas
siguieron siendo alemanes, con todos los derechos y obligaciones de un alemán en la A le
mania nazi. Sin embargo, hubo unos cuantos casos en los que un judío o Mischling había
reconocido la paternidad del hijo de una mujer alemana. En algunos de los casos, perso
nas que habían sido clasificadas como Mischlinge acudieron a los tribunales, señalando
que el padre legal no era el padre real y que, por lo tanto, había fundamentos para la recia-
sificación. En tales casos, el Ministerio de Justicia estableció la norma de que los tribuna
les no debían preguntar los motivos de la persona que había reconocido la paternidad y
que debían rechazar cualquier testimonio de la madre, «a quien sólo le interesa proteger
a su hijo de las desventajas que le plantea su ascendencia judía»26.
Incluso los hijos dentro del matrimonio podían tener problemas si el status de uno de los
padres no se demostraba o era desconocido. En el caso de Leonore Streimer, residente en
Viena, cuyo Sippenforscher era Karl Franzl, la búsqueda de confirmación fue infructuosa.
Streimer, nacida de madre judía en Cracovia, Austria-Hungría, en 1901, y considerada judía
de niña, buscó pruebas de que su padre, que había muerto en 1912, era ario. El 12 de ene
ro de 1942, un tiempo peligroso para los judíos, Frázl escribió a la oficina del alcalde de Tar-
nopol, por aquel entonces en manos de los alemanes, preguntando si se podría encontrar el
nombre y la religión de su padre en un censo austro-húngaro de 1900, pero le respondieron
que los archivos de esa ciudad habían sido destruidos en la Primera Guerra Mundial27.
La engorrosa tarea de probar la ascendencia no era el único problema que compli
caba la administración de los decretos. Aunque la definición parecía hermética, en el
25 Amtsgerichtsrat K lem m , «Spricht eine Vermutung für die Deutschblütigkeit des nicht fests-
tellbaren Erzeugers eines von einer Jüdin ausserehelich geborenen Kindes?», Deutsches Recht, 1942,
p. 850 y Die Judenfrage (Vertrauliche Beilage), 1 de julio de 1942, pp. 50-51.
26 Directiva del Ministerio de Justicia, 24 de mayo de 1941. Deutsche Justiz, 1941, p. 629.
27 Correspondencia depositada en los Archivos del U. S. Hoíocaust Memorial Museum, Número
de Acceso 1997 A 0194 (Archivos de Ternopil [Tarnopol] Oblast), Rollo 1, Fondo 181, Opis 1, C ar
peta 72.
87
sentido de que, dados los hechos, debería haber sido posible determinar inmediata
mente si un individuo era alemán, Mischling o judío, había de hecho varios problemas
de interpretación. En consecuencia, podemos encontrar toda una serie de resoluciones
administrativas y judiciales diseñadas para hacer más precisa la definición.
El principal problema de interpretación giraba en tom o a la disposición incluida en
el decreto de Losener, según la cual los medio judíos eran clasificados como Mischlin
ge de primer grado si no pertenecían a la religión judía y no estaban casados con una
persona judía el 15 de septiembre de 1935 o con posterioridad a esa fecha. N o había
dificultad jurídica para determinar si una persona estaba casada, ya que el matrimonio
era un concepto jurídico claramente definido. Pero determinar los criterios de perte
nencia a la religión judía no era tan sencillo. El que un medio judío debiera clasificar
se como judío o como Mischling de primer grado dependía en última instancia de la res
puesta a la pregunta: ¿se sentía el individuo judío?
En 1941, el Reichsvenvaltungsgericht (Tribunal Administrativo del Reich) recibió una
petición de un medio judío que no se había educado como judío y nunca había perteneci
do a ninguna sinagoga. N o obstante, el tribunal calificó al peticionario de judío porque
había pruebas de que en varias ocasiones desde 1914 se había calificado a sí mismo de judío
al rellenar impresos y documentos oficiales, y no había corregido la impresión de las auto
ridades de que era judío. La tolerancia de una suposición era conducta suficiente al efecto
de calificar a una persona de judía28.
En una sentencia posterior, el Reichsgericht (el Tribunal Supremo de Alemania) esta
bleció que la conducta no era suficiente; la actitud revelada por la conducta era deci
siva. La causa particular hacía referencia a una joven, medio judía, que se había casa
do con un medio judío (Mischling de primer grado). El matrimonio, en consecuencia,
no la situaba en la categoría de judía. Estaba, sin embargo, el tema de su religión29. Las
pruebas demostraban que en 1923 y 1924 había recibido instrucción religiosa judía por
insistencia de su padre que era judío. En años posteriores acompañó a su padre a la sina
goga, una vez al año, en los principales días sagrados de los judíos. Después de la muer
te de su padre, en 1934, suspendió las visitas a la sinagoga, pero, al pedir un trabajo en
una organización comunitaria judía, declaró que era de religión judía. H asta 1938, ade
más, estuvo incluida como miembro de una sinagoga. El tribunal sentenció que no era
judía. Las pruebas demostraban que se había resistido a los intentos paternos de que
fuese formalmente aceptada con la oración y la bendición en la religión judía. N o había
visitado la sinagoga por razones religiosas, sino sólo para satisfacer a su padre. A l pedir
88
un puesto en una organización comunitaria judía, no estuvo motivada por un senti
miento religioso, sino sólo por consideraciones económicas. Tan pronto como descubrió
que la habían incluido en la lista comunitaria judía, pidió que retirasen su nombre de
la misma30.
La actitud e intención del individuo fue decisiva en otro caso en el que se trazó una
delgada línea. U n medio judío casado con una alemana en 1928 había dejado a partir de
ese momento de ser miembro de su sinagoga. En 1941, la organización comunitaria ju
día de Berlín, que en aquel momento desempeñaba importantes funciones en el proce
so de destrucción, pidió repentinamente información sobre la situación económica perso
nal del hombre, y cuando esta información le fue denegada, la comunidad judía acudió
al tribunal, afirmando que el demandado había dejado la sinagoga pero no su religión. El
tribunal rechazó el argumento de la organización judía, señalando que la comunidad reli
giosa judía no tenía personalidad jurídica ni status jurídico público. En consecuencia,
cualquier persona que hubiese abandonado su sinagoga había dejado su religión al mismo
tiempo, a no ser que hubiese pruebas de que todavía se consideraba judía. En este caso
no había pruebas de ello. Por el contrario, el demandado había proporcionado pruebas de
su pertenencia a organizaciones del partido, y en todos los demás aspectos el tribunal
quedó convencido de que la intención de este hombre había sido la de cortar sus cone
xiones con los judíos desde el momento en que abandonó la sinagoga.
Esta sentencia fue una de las pocas atacadas por la Oficina de Política Racial del parti
do. Un abogado de dicha oficina, el Dr. Schmidt-Klevenow, en referencia a que la propia
comunidad judía hubiese afirmado que el demandado era uno de sus miembros, preguntó
si el tribunal tenía que ser «más papista que el Papa (pcipstlicher ais der Papst) » 51.
De todas estas sentencias se deduce que la preocupación del sistema judicial por los
medio judíos es bastante evidente. Esta preocupación fue producto de un deseo de
equilibrar la protección a la comunidad alem ana con la destrucción de los judíos. C uan
do una persona era a un tiempo alemana y judía por ascendencia de sus padres, los ju e
ces tenían que determinar qué elemento era dominante. Para hacerlo, sólo tenían que
ser un poco más precisos de lo que Losener había sido al plantear la pregunta de cómo se
había clasificado un individuo a sí mismo.
89
Las interpretaciones judiciales del decreto de Lósener ilustran una vez más que no
hay nada «racial» en el diseño básico de la definición. De hecho, hay unos cuantos
casos muy curiosos en los que una persona con cuatro abuelos alemanes fue clasificada
como judía porque pertenecía a dicha religión. En su sentencia, un tribunal señaló que
a las personas que cumpliesen los requisitos «raciales» debía concedérseles el trata-
miento ario, «pero que, en aquellos casos en los que el individuo en cuestión se sienta
ligado a los judíos a pesar de su sangre aria, y muestre este hecho externamente, su acti-
tud es decisiva»32. En otra sentencia, dictada por el Tribunal Financiero del Reich, se
establecía que un ario que abrazaba la religión judía debería recibir trato de judío mien
tras durase su adhesión a dicha fe. Según el citado tribunal, un individuo «que racial
mente no es judío pero proclama abiertamente su pertenencia a la comunidad judía,
pertenece a la comunidad y, por lo tanto, se ha situado en las filas de los judíos»33.
Aunque el poder judicial cubrió las lagunas jurídicas de la definición de Lósener,
haciéndola más precisa, en un número creciente de casos se hizo necesario establecer
excepciones en nombre de individuos cuya clasificación en un grupo particular se con
sideraba injusta. A l crear a los Mischlinge, Lósener había elaborado una especie de ter
cera raza, es decir, un grupo de personas que a efectos administrativos no eran ni judíos
ni alemanes. Los Mischilinge de primer grado, en particular, iban a sufrir una serie de dis
criminaciones cada vez más onerosas, incluidos los despidos de las administraciones
públicas, la exigencia de consentimiento especial para casarse con alemanes, la exclusión
del servicio activo en las fuerzas armadas, la no admisión en institutos de secundaria y
universidades, y (en otoño de 1944) el trabajo forzoso para construir fortificaciones.
Debido a estas discriminaciones, los compañeros, superiores, amigos y familiares ejer
cían presión para que se concediesen tratamientos especiales. En consecuencia, en 1935
se instituyó un procedimiento para la reclasíficaclón de individuos considerados Mischling
en una categoría más elevada, es decir, de Mischling de primer grado a Mischling de
segundo grado, o de Mischling de segundo grado a alemán, o de Mischling de primer
grado a alemán. Este procedimiento se conocía como Befreiung («liberación»). Había
90
dos tipos: «pseudoliberaciones» y «liberaciones genuinas» (unechte Befreiungen y echte Be-
freiungen). La pseudoliberación era una reclasificación basada en la aclaración de los hechos
o de la ley. Se conseguía demostrando, por ejemplo, que un abuelo supuestamente judío no
lo era realmente, o que una supuesta adhesión a la fe judía no había existido. La «libe
ración real», sin embargo, se concedía al demostrar el «mérito» del solicitante34. Las solici
tudes de liberaciones reales se tramitaban a través del Ministerio del Interior y la Cancille
ría del Reich hasta llegar a Hitler si el solicitante era civil, y a través del Alto Mando del
Ejército y la Cancillería del Führer si el solicitante era militar35.
Los beneficiarios de este trato de favor eran a veces altos cargos públicos. El Ministe-
rialrat Killy, de la Cancillería del Reich, un hombre que desempeñó funciones significati
vas en la destrucción de los judíos, era Mischling de segundo grado. Su esposa era Misch
ling de primer grado. Se había afiliado al partido y había entrado en la Cancillería del
Reich sin contarle a nadie su origen. Cuando se emitió el decreto del 7 de abril de 1933
(Arierparagraph), Killy informó a Lammers de la situación y se ofreció a dimitir. Lammers
consideró la situación muy grave debido a la situación en que se encontraba la esposa de
Killy, pero le aconsejó que no dimitiese. Inmediatamente, Lammers habló con Hitler, que
aceptó que Killy continuase en su cargo. Después, en la Nochebuena de 1936, mientras
la familia de Killy estaba sentada alrededor del árbol abriendo los regalos, un mensajero
trajo presente especial: una Befreiung para Killy y sus hijos36.
Félix Krüger, sucesor de Wilhelm Wundt como jefe del Instituto Psicológico de la Uni
versidad de Leipzig, lo pasó peor mientras buscaba una liberación genuina. Krüger, cuya
especialidad era el alma, estaba clasificado como Mischling de segundo grado. Cuando se
jubiló debido a un infarto de miocardio, en 1937, no recibió el acostumbrado agradeci
miento del Führer por sus servicios. Mortificado, escribió el 4 de enero de 1938, para seña
lar que sus padres le habían ocultado el nombre del judío Friedrich Engel, muerto en 1859,
pero que Engel no podía haber sido su abuelo, porque su madre era hija ilegítima de otro
hombre. A l no tener éxito este argumento, fue borrado de la lista de eméritos en 1940.
Entonces escribió amargamente que lo habían etiquetado. Finalmente se impuso antes
de morir, en 1944, pero su Gauleiter nunca llegó a convencerse37.
34 Wilhelm Stuckart y Rolf Schiedermair, Rassen- und Erbpflege in der Gezetzgebung des Reiches,
cit., pp. 18-19.
35 Declaración jurada de Blome, 17 de enero de 1946, NO-1719.
36 Respecto a las aventuras de Killy, véase su testimonio en la Causa Núm. 11, transcripción pp.
23, 223-235, 267.
37 Vcase el expediente de Félix Krüger en el Sachsisches Hauptarchiv, Dresde, legajos del Sách-
sisches Ministerium für Volksbildung 1281/199 y 200. Helmut Schmidt, que se convirtió en canciller
de la República Federal de Alemania en la posguerra, tenía un abuelo judío, Ludwig Gumpel. El padre de
Schmidt, sin embargo, era hijo ilegítimo de Gumpel, adoptado de bebé con ayuda económica de éste
por una pareja, los Schmidt, y bautizado con este apellido. La adopción no fue revelada a ningún
91
Las «liberaciones» aumentaron de volumen hasta tal extremo que, el 20 de julio de
1942, Lammers informó a las más altas autoridades del Reich de que Hitler deseaba dis
minuir su número. Las solicitudes se habían manejado con demasiada «flexibilidad»
(weichherzig) ■ Hitler no pensaba que la conducta intachable de un Mischling fuese
argumento suficiente para su «liberación». El Mischling tenía que demostrar un «méri
to positivo», que podría probarse si, por ejemplo, sin ser consciente de su ascendencia,
hubiese luchado por el partido ininterrumpidamente desde mucho antes de 193338.
Para no dejar la impresión de que la tendencia a igualar a los Mischlinge con los ale
manes carecía de oposición, deberíamos señalar que había otra tendencia a eliminar la
«tercera raza» reclasificando a los Mischlinge de segundo grado como alemanes y trans
formando a todos los Mischlinge de primer grado en judíos. Esta presión, que procedió
de círculos del partido y de la policía, alcanzó su cénit en 1942. Sin embargo, nunca
tuvo éxito.
Así, pues, encontramos que la definición de Lósener siguió siendo la base de esta
categorización durante todo el proceso de destrucción. A un cuando posteriormente se
adoptaran definiciones diferentes en algunos de los países ocupados y en determinados
Estados del Eje, el concepto básico de estos primeros decretos se mantuvo inalterado.
En resumen, he aquí una recapitulación de los términos y sus significados:
organismo durante el periodo nazi. Véase Gerrit A llST e Irmgard STEIN, Gumpel, Wenzel, Schmidt,
Hamburgo, 1994-
38 Lammers a las más altas autoridades del Reich, 20 de julio de 1942, NG-4819. La carta de
Lammers se basaba en las opiniones manifestadas por Hitler en una cena. Véase Henry PlCKER (ed.),
Hitíer’s Tischgespráche im Führerhauptquartier 1940-1942, Berlín, 1951, entradas correspondientes al
10 de mayo y al 1 de julio de 1942, pp. 303, 313.
92
La expropiación
V
Nota: organigrama del gobierno del Reich, 1945, certificado por Frick, PS-2905, e información recogida de
documentos que se citarán en el texto.
93
Cuadro 5.2. Ministerio de Finanzas
Nota: Ludwig MÜNZ, Führer durch Behórden und Organisaticmen, Berlín, 1939, p. 112; organigrama del Mi
nisterio de Finanzas, 10 de julio de 1943, NG-4397; organigrama del gobierno del Reich, 1945, certificado
por Frick, PS-2905.
Nota: basado en el organigrama del gobierno del Reich, 1945, certificado por Frick, PS- 2905. Últimos ocu
pantes del cargo en la columna derecha; predecesores entre corchetes.
94
Cuadro 5.4. Ministerio de Trabajo
Ministro Seldte
Staatssekretar Syrup
Staatssekretar Engel
I. General Bórger
II. Seguros Laborales Zschimmer
III. Salarios vacante
IV. Policía d e Urbanismo y Construcción Durst
V. Prestaciones por Desempleo Beisiegel
VI. Oficina Europea de Asignación de Trabajadores Timm
LOS DESPIDOS
95
La población no aria (judíos y Mischlinge) era en 1933 de unas 600.000 personas,
el 1 por 100 de la población total de Alem ania2. El número de no arios en las adminis
traciones públicas rondaba los 5.000, aproximadamente el 0,5 por 100 del personal
total3. Estos no arios fueron privados de sus puestos a consecuencia de la Ley para el
Restablecimiento de la Función Pública Profesional. La ley llevaba fecha del 7 de abril
de 19334, y la firmaban Hitler, Frick (ministro del Interior) y von Krosigk (ministro de
Finanzas). La secuencia de firmas nos indica que el decreto lo redactaron los expertos
correspondientes del Ministerio del Interior, y que antes de su publicación se consultó
a los expertos correspondientes del Ministerio de Finanzas.
La historia completa de la ley revela la implicación de un número algo mayor de acto
res, incluidos ministros de gobiernos regionales (Lander). Así, a comienzos de marzo se
produjo una gran agitación del partido contra los jueces judíos, especialmente los que
veían causas penales. A mediados de mes, varios Ministerios de Justicia regionales esta
ban trasladando a dichos juristas a causas civiles o los «persuadían» de que solicitasen
permisos indefinidos5. El 20 de marzo, el Ministerio de Estado prusiano (Staats-
ministerium) informó al Ministerio de Justicia prusiano de la intención de restringir el
número de cargos del poder judicial ocupados por «personas no adscritas a una con
fesión cristiana» (Nichtangehórige christilicher Bekenntnisse) . Ese mismo día, el Ministe
rio de Justicia prusiano envió un proyecto de ley al Ministerio de Estado para cesar a
los jueces y fiscales no cristianos que no ocupasen su cargo antes del 9 de noviembre
de 1918 o que no fuesen veteranos de guerra. La semana siguiente, el ministro de Fi
nanzas prusiano, Popitz, y el Oberregierungsrat Scel, del Ministerio del Interior del
2 Durante el censo del 16 de junio de 1933, el cómputo de judíos expresos fue de 499.682. No se
incluyeron los 4.038 judíos contados el 19 de julio de 1927 en el Sarre. Tampoco se incluyeron los no
arios que no pertenecían a la religión judía. Véase Pfundtner al mayor Hossbach (asistente de Hitler),
3 de abril de 1935, Archivos Federales Alemanes, R 43 11/595. Aproximadamente 20.000 judíos habían
emigrado entre el 30 de enero y el 16 de junio de 1933. INSTITUTE OF Je w ish A feaires, Hitler’s Ten-Year
War on the Jews, Nueva York, 1943, p. 8.
3 Se pueden encontrar estadísticas detalladas en Statisches Reichsamt, Statistik des Deutschen
Reich, CDLI, Pt. 5, «Die Glaubensjuden im Deutschen Reich», pp. 29, 61, 66. Véase también Erich
R o s e n t h á l , «Trends of the Jewish Population in Germany, 1910-1939», Jewish Social Studies 6 (1944),
pp. 255-257; e Institute of Jewish Affairs, Hitler’s Ten-Year War on the Jews, cit-, p. 7. El número de
funcionarios de religión judía era aproximadamente de 4.000. En la educación pública (en los tres
niveles) había 1.832; en el poder judicial, 286; en las administraciones ferroviaria y postal, 282; en
todos los demás organismos, incluidas las fuerzas armadas, 1.545.
4 RGB11, 175.
5 Las medidas se adoptaron en Prusia, Baviera, Badén, Hessen, Württemberg y Sajonia. Véase
Uwe Adam, Judenpolitk im Dritten Reich, Düsseldorf, 1971, pp. 46-51, Véase también la crónica deta
llada de Frederick T. B i r c h a l l , «Germán Business Protests Boycott», The New York Times (31 de
marzo de 1933), pp. 1, 8, y anteriores noticias en el mismo periódico.
96
Reich, trabajaron en una disposición mucho más amplia, en la que se preveía el cese de
todos los funcionarios públicos para «simplificar» la estructura administrativa, tanto del
Reich como de los Lánder6. Mientras se discutían todos estos proyectos, el propio Hitler
intervino para exigir el cese de los funcionarios judíos en todo el país7.
El 4 de abril de 1933, el anciano presidente, mariscal de campo von Hindenburg,
envió una carta a Hitler. Escribió que en los días anteriores había oído hablar de una
serie de casos en los que jueces, abogados y funcionarios judiciales mutilados de guerra,
con ejemplares expedientes administrativos, habían sido obligados a solicitar la exce-
dencia, con miras a un posterior despido, sólo por ser de ascendencia judía. Para él, per
sonalmente, dar ese trato a funcionarios mutilados de guerra era completamente into
lerable. En su opinión, funcionarios, jueces, profesores y abogados que fuesen mutilados
o veteranos de primera línea, o que fuesen hijos o padres de hombres muertos en
acción, debían mantenerse en activo. Si habían sido suficientemente buenos como para
luchar y dar su sangre por Alemania, eran dignos de servirla ahora.
La respuesta de Hitler está fechada el 5 de abril. La carta es la más larga que Hitler,
en su función de canciller y Führer, escribió sobre las cuestiones judías. Su tono es estri
dente. Sin preliminares, dio dos razones para esta actitud: en primer lugar, el que desde
hacía tiempo se excluía a los alemanes (incluidos los veteranos de guerra) de los cargos
públicos debido a la participación de los judíos en las profesiones jurídicas y sanitarias, y
segundo, el debilitamiento de todo el Estado alemán por un cuerpo extranjero cuya com
petencia se concentraba en la actividad empresarial. El cuerpo de oficiales, recordó
Hitler a Hindenburg, siempre había rechazado a los judíos. A un así, honrando la hum a
nidad del mariscal de campo, ya había estudiado con el ministro del Interior del Reich,
Frick, una ley para suprimir del proceso de destitución las iniciativas individuales arbi
trarias, la cual establecería además concesiones para los judíos que hubieran servido en
la guerra o hubieran sido dañados por la misma, o que tuvieran otros méritos, o que
nunca hubieran suscitado quejas en el transcurso de un largo desempeño del cargo8.
Cuando fue publicada, unos días más tarde, la ley establecía el retiro obligatorio de
los funcionarios no arios del Reich, de los Lánder, de los gobiernos locales (Gemeinden)
y de las empresas públicas, con las excepciones anticipadas en el proyecto prusiano y
exigidas por Hindenburg en su carta. La cláusula de persona no aria no se aplicaba a los
97
funcionarios que habían servido en las administraciones públicas desde el 1 de agosto
de 1914, o que habían luchado en el frente a favor de Alem ania o de alguno de sus alia
dos en la Primera Guerra Mundial, o cuyo padre o hijos hubiesen fallecido luchando del
lado alem án durante dicha contienda. La naturaleza de estas excepciones parece refle
jar el sentimiento de que la lealtad debería premiarse con lealtad. Además, los obliga
dos a jubilarse tenían derecho a pensión si habían completado diez años de servicio9.
Después de dar el golpe, se produjo la sensación de que se habían alcanzado ya los
límites de la latitud política. El 25 de abril de 1933, en una conferencia presidida por
Frick y a la que asistieron los ministros presidentes y los ministros de Interior de los Lan-
der, Góring emitió una nota particularmente cautelosa en su calidad de ministro presi
dente de Prusia. Hitler le había dicho específicamente que en la aplicación de la ley
había que cuidar de tener en cuenta los deseos del presidente von Hindenburg o la
reacción de los países extranjeros. A lem ania no podía decir: haremos lo que queramos.
Ya estaba aislada, y los judíos estaban procurando que la situación se agravase aún más.
Había que golpear fuertemente a los judíos, pero a los extranjeros que pudieran malin-
terpretar lo que se estaba haciendo no había que darles la oportunidad de calificar a los
alemanes de bárbaros. U n judío que hubiese aportado algo realmente significativo a la
humanidad no debía ser cesado del cargo, el mundo no lo entendería. Además, Hin
denburg estaría obsesionado con la posibilidad de equiparar a «esos científicos tan emi
nentes (derartige wissenschaftliche Kapazitáten) » con veteranos del frente10.
Éste era el estado de ánimo cuando se estaba promulgando la primera ley diseñada
para infligir verdadero daño a los judíos. Fue una medida relativamente benigna, pero
el proceso destructivo constituyó una evolución que empezó precavidamente y termi
nó de manera desenfrenada. Las víctimas nunca se mantuvieron en una posición
durante mucho tiempo. Siempre se produjeron cambios, y los cambios siempre fueron
para peor. Tal fue también la historia posterior de las leyes sobre la función pública.
N o habría más exenciones, y los funcionarios en activo inicialmente protegidos
pronto perdieron sus puestos. La palanca con la que se llevaron a cabo nuevas expul
siones fue un artículo del decreto que establecía que cualquiera podía ser retirado de la
función pública si dicha separación suponía la «simplificación de la Administración».
Según el Ministerialdirigent Hubrich, del Ministerio del Interior, este artículo se utilizó
extensamente para eliminar a los no arios que eran antiguos funcionarios, veteranos o
parientes de veteranos fallecidos. N o había restricciones sobre el pago de pensiones a los
9 Declaración jurada del Dr. Georg Hubrich (Ministerialdirigent, Ministerio del Interior), 21 de
noviembre de 1947, NG-3567.
10 Resumen del Ministerio de Interior del Reich y memorando detallado del Staatsrat Dr. Schultz
(Hamburgo), ambos fechados el 27 de abril de 1933, sobre la reunión del 25 de abril. Textos en Hans
Mommsen, Beamtentum im Dritten Reich, cit., pp. 159-163.
98
funcionarios retirados de este modo11. Finalmente, el decreto de 14 de noviembre de 1935,
que definía el concepto de «judío», estipulaba que todos los funcionarios judíos restan
tes (excepto los profesores de escuelas judías) serían retirados del servicio el 31 de di
ciembre de 1935. A los funcionarios retirados bajo este decreto sólo se les concedían
pensiones si habían luchado en primera línea durante la Primera Guerra M undial12.
Los judíos habían quedado ahora desplazados de la función pública, pero la regula
ción del sistema de pensiones distaba mucho de ser perfecta (véase cuadro 5.6). Para
los burócratas esto significaba que habría que recortar algunas pensiones. Durante
mucho tiempo no se hizo nada al respecto. Después, en noviembre de 1939, el S taats
sekretar Pfundtner propuso al jefe de la Cancillería del Reich, Lammers, un compleja
regulación para reducir los pagos de pensiones a los judíos13. El Reichspostminister
(ministro de A suntos Postales) Ohnesorge comentó que el proyecto era demasiado
complicado. «Considero indeseable -escrib ió- que el aparato administrativo se vea car
gado con dificultades adicionales por culpa de los judíos, nada menos». Además, era
«bastante probable» (durchaus denkbar) que los judíos que estaban aún en el país, la
mayor parte de los cuales no estaba «haciendo nada» en cualquier caso (untatig herum-
lungem), fuesen encarcelados en custodia protectora, detención de seguridad, «o algo
similar» durante la guerra. En consecuencia, en el campo de las pensiones, esta even
tualidad podría abordarse inmediatamente, retirando todas las pensiones a los judíos y
concediendo únicamente ayudas revocables o por razones de necesidad14.
99
cuestión tan nimia como las pensiones. Los encarcelamientos «y cosas por el estilo»
pronto se hicieron realidad. Las pensiones, sin embargo, no se tocaron. El problema no
volvió a surgir hasta que se empezó a matar a los judíos.
Las disposiciones de la ley de la función pública se aplicarían también a los profesio
nales que no eran funcionarios. Así, los médicos judíos admitidos en la lista de turnos
del programa de seguridad social estatal (Krankenkassen) fueron privados de su afilia
ción por un decreto para «aplicar» la ley de la función pública. Se eximió a los médicos
que habían servido en el frente o en salas de infecciosos, o que estaban en activo antes
del 1 de agosto de 191415. 2.000 médicos no arios fueron inmediatamente afectados por
la ordenanza, que pronto se complementó con otra promulgación dirigida a dentistas y
protésicos dentales16. Claramente, la ley de la función pública estaba siendo ampliada,
no «aplicada», al negar los honorarios a los médicos y dentistas incluidos en la Kranken-
kassen. Inmediatamente se emitieron reglamentos adicionales, prohibiendo a los médicos
no arios suplir a colegas arios, vetando a los no arios la expresión de opiniones médicas a
médicos arios, y aboliendo los grupos de prácticas mixtos17. Los estudiantes universitarios
no arios tampoco eran funcionarios públicos, pero la ley de la función pública sirvió de
inspiración para que se emitiesen órdenes que privaban de becas a estos estudiantes18.
En virtud de una ley redactada apresuradamente y firmada el 7 de abril de 1933 por
Hitler y por el ministro de Justicia, Gürtner, los abogados no arios de práctica privada po
dían ser sometidos a inhabilitación antes de finales de septiembre de 1933. En cuanto a
los abogados empleados en una empresa, se especificaba que la inhabilitación suponía un
argumento «importante» para la resolución del contrato de trabajo. Los abogados inde
15 Decreto del Ministerio de Trabajo del Reich, 22 de abril de 1933, RGB1 1, 222.
16 Decreto del 2 de junio de 1933, RGBl I, 350. Para una completa descripción de la historia y el
impacto de estas ordenanzas, véase Florian Tennstedt, «Sozialpolitk und Berufsverbote im Jahre 1933»,
Zeitschrift für Sozialreform, núm. 25, 1979, pp. 129-153, 211-238. La mayoría de las aseguradoras pri
vadas siguieron pronto el ejemplo, prohibiendo los pagos a médicos que hubiesen sido retirados de las
listas del Krankenkassen. La retirada adicional de estos pacientes privados equivalía normalmente a
la pérdida de los medios de vida del médico. Ibid., pp. 222-223. Había unos 9.000 médicos judíos en
total, y en 1938 aproximadamente 5.000 habían emigrado. Ibid., p. 224.
17 Deutsches Arzteblatt (19 de agosto de 1933), vol. 63, pp. 217-218, en Zentralarchiv Potsdam,
15.101 RMdl 26401. Véanse también otros elementos de este legajo.
18 Anuncio del rector de la Universidad de Friburgo (Martin Heidegger), en Freiburger Studen-
tenzeitung, 3 de noviembre de 1933, reimpreso en Guido SCHNEEBERGER (ed.), Nachlese zu Heidegger,
Berna, 1962, p. 137. El rector hizo referencia específica a la definición de «no ario» incluida en la ley
de la función pública. Se contemplaron, sin embargo, excepciones únicamente respecto a aquellos
alumnos que eran veteranos del frente o cuyo padre había muerto luchando por el bando alemán. Un
edicto paralelo había sido emitido por el Ministerio de Educación prusiano para las universidades de
su jurisdicción. Véase Albrecht Gotz von Olenhusen, «Die “nichtarischen” Studenten in den Deut
schen Hochschulen», Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte 14 (1966), pp. 183-184.
100
pendientes inhabilitados podían perder su arrendamiento. Exentos de la medida estaban
aquellos profesionales que estuviesen en activo el 1 de agosto de 1914, o que hubiesen
servido en el frente, o que fuesen padres o hijos de hombres muertos en acción19.
Las destituciones de las fuerzas armadas fueron una cuestión relativamente senci
lla. En primer lugar, el ejército en 1933 era una organización comparativamente pe
queña, con un tam año limitado mediante tratado a 100.000 hombres. En segundo
lugar, como Hitler había com unicado en su carta a Hindenburg, los militares siempre
habían discriminado a los judíos. Todavía en 1910 ningún judío podía convertirse en
oficial de carrera en el ejército prusiano, a no ser que cambiase de religión o fuese
médico20. Pero la cuestión no se limitaba a retirar a un puñado de judíos de las fuerzas
armadas, ni a privar a cualquier aspirante judío de la oportunidad de labrarse una
carrera militar. La principal preocupación era el posible efecto que un rechazo de todo
el personal no ario tendría en el cómputo final de soldados si el proyecto se hacía rea
lidad. En respuesta a una consulta, a comienzos de abril de 1935, sobre el número de
conversos y parcialm ente judíos, el Ministerio del Interior dio a las fuerzas armadas
unas cifras muy elevadas21. Los cálculos resultaron estar más allá de los límites de la
realidad, pero - a l no disponer de datos sobre ambos grupos en el censo de 1933- tenían
que dar lugar a cierta cautela. Para guardar las apariencias, las Ley de las Fuerzas A r
madas, fechada el 21 de mayo de 1935, y firmada por Hitler, por el ministro de la G ue
rra, von Blomberg, y por el ministro del Interior, Frick, sí especificaba que, con al
gunas excepciones, ser de ascendencia «aria» era un requisito indispensable para el
servicio activo; sin embargo, un decreto publicado el 29 de mayo de 1935 estableció
que, a efectos militares, el término «no ario» sólo comprendía a los que eran total
mente o tres cuartas partes judíos22. En consecuencia, los Mischlinge estaban som eti
dos al proyecto. Eso, sin embargo, no puso fin al asunto. A un cuando los medio judíos
o judíos en una cuarta parte eran muchos menos de lo que se había previsto, su empleo
en el frente de batalla iba a provocar una nueva dificultad. El M ischling medio judío
podía, como soldado y subsiguiente veterano, reclamar privilegios y beneficios que no
eran tolerables para Hitler y los incondicionales del partido. En consecuencia, el 8 de
abril de 1940, el mariscal de cam po Keitel, jefe del A lto M ando de las Fuerzas A rm a
19 RGB11, 188. Se puede encontrar la historia de la ley en U. Adam, Judenpolitik im Dritten Reich,
cit., pp. 65-66. La ley fue seguida de un decreto en el que se cesaba a los agentes de patentes, 22 de
abril de 1933, firmado por Hindenburg, Hitler y Frick, RGB11, 217; los asesores fiscales fueron eli
minados por el decreto de 6 de mayo de 1933, firmado por Hitler y Gürtner, RGB1 1, 257.
20 «Die Juden im deutschen Heere», Allgemeine Zeitung des Judentums (25 de noviembre de 1910),
Berlín, pp. 556-559.
21 Se calculó que había 300.000 conversos al cristianismo y 750.000 parcialmente judíos. Pfundt-
ner a Hossbach, 3 de abril de 1935, Archivos Federales Alemanes, R 43 11/595.
22 RGB11, 609. U. Adam, Judenpolitk im Dritten Reich, cit., p. 116.
101
das, emitió una reglamentación en la que se excluía a los Mischlinge de primer grado
del servicio activo23.
El partido no empleaba judíos, pero su influencia tuvo ramificaciones para los judíos
dedicados a las artes. Tras la creación del Ministerio de Propaganda, dirigido por Joseph
Goebbels, el 22 de septiembre de 1933 se creó la Cámara de Cultura del Reich (Reichkul-
turkammcr) , como organismo dependiente del nuevo Ministerio. Dentro de la Reichskul-
turkammer, dirigida por Hans Hinkel, se establecieron cámaras separadas para la lite-
ratura, la prensa, la radio, el teatro, la música, las artes visuales y (preexistente desde el
13 de julio de 1933) el cine. Ningún artista podía presentarse en público sin ser mienti-
bro de la cámara de su profesión, y la falta de fiabilidad o idoneidad era razón suficien
te para la exclusión24. Los judíos, al no ser idóneos, fueron gradualmente expulsados.
Formaron su propia Kurlturbund, que ofrecía obras de teatro, conciertos y conferencias
al público judío25. O tro decreto, datado el 4 de octubre de 1933, ordenaba a los perió
dicos que despidiesen a sus redactores no arios26.
En las iglesias protestantes, unas cuantas docenas de pastores y organistas de extrac
ción no aria constituyeron durante varios años tema de deliberación para los eclesiás
ticos. Se suscitaron cuestiones sobre la ordenación, la promoción y la retención. El pas
tor M artin Niemoller sugirió que ningún no ario debería ocupar cargos destacados, y
posteriormente el obispo O tto Dibelius, basándose en la Ley de Ciudadanía del Reich,
propuso que sólo se ordenase a los ciudadanos. Cuando las iglesias pidieron a todos los
pastores que remitiesen prueba de su ascendencia aria, la mayoría de ellos obedeció27.
El proceso de despido más interesante, y también más complicado, tuvo lugar en el
sector empresarial. La actividad empresarial no constituía una jerarquía única, sino un
conglomerado de organizaciones. D ado que no había un organismo que pudiese ordenar
a todas las empresas que despidiesen a sus empleados judíos, cada empresa tenía que
tomar su propia decisión al respecto. En el sector empresarial los judíos se sentían, por
consiguiente, seguros. N o pensaban que organizaciones puramente privadas se uniesen
al proceso destructivo sin que las obligasen. H e aquí un ejemplo de I. G. Farben.
102
En julio de 1933, una delegación de DuPont visitó I. G. Farben de Alemania. Los
representantes de DuPont mantuvieron muchas reuniones con directivos de I. G. Farben,
y en el transcurso de estas conversaciones uno de los hombres de DuPont habló con el
Dr. Karl von Weinberg, uno de los fundadores de I. G. Farben y presidente en funciones
de su Veruialtungsrat, una asamblea de «estadistas de más edad» que no tenía verdadero
poder en la empresa pero cuyo asesoramiento se consideraba de peso28. He aquí la im
presión que uno de los estadounidenses obtuvo de Weinberg29:
D espués del almuerzo, visitam os al Dr. Karl von Weinberg, que tiene ahora setenta
y tres años y viene a la oficina todos los días para consultar con los miembros activos de
I. G. El Dr. von Weinberg habló tam bién de la situación en A lem ania y, aunque es judío,
ha aprobado plenamente la operación. N os ha dicho adem ás que todo su dinero está
invertido en A lem ania y no tiene un pfennig fuera del país. H ablam os de la propuesta de
aum entar la colaboración con I.G., con la que se mostró plenam ente de acuerdo. R es
pecto a los intereses de I.G. en Estados Unidos, el Dr. von Weinberg indicó que I. G. esta
ba muy satisfecha con la inversión, y m ediante sugerencias nos dio a entender que no
tenían intenciones de retirarse de ese mercado.
103
dico. Dado que no se emitió un decreto que obligase a las empresas a despedir a su perso
nal judío o que las liberase de la obligación de empleo asumida en los contratos, muchos
casos acabaron llegando a los tribunales. Allí, las empresas alemanas intentaron habitual-
mente justificar los despidos argumentando la presión ejercida por el partido, o que había
una cláusula en el contrato de trabajo, por remota que fuese, aplicable al caso32.
H asta dónde llegaron estos intentos es algo que ilustra una causa sentenciada por el
tribunal más elevado del país, el Reichsgericht. U na empresa cinematográfica (alema
na) dem andada afirmaba que tenía derecho a despedir a un director de escena judío
con quien había resuelto un contrato indefinido basándose en una cláusula de éste, en
la que se establecía el cese en el trabajo en caso de «enfermedad, muerte o causas simi
lares que impidiesen trabajar al director de escena». El Reichsgericht sentenció que la
cláusula era «incondicionalmente aplicable» (unbedenklich amvendbar) basándose en que
las «características raciales» del demandante equivalían a enfermedad y muerte33. En
opinión de los jueces supremos de Alemania, los judíos ya habían dejado de ser orga
nismos vivos. Eran materia muerta que ya no podían contribuir al crecimiento de una
empresa alemana.
El segundo obstáculo a la separación de los judíos de las empresas alemanas era la
cuestión de la eficacia. Existía la firme convicción de que en ciertos puestos (tales como
puestos de ventas en el comercio exterior) los judíos eran ideales34, o incluso irrempla-
zables. Esta noción condujo a I. G. Farben y otras empresas con filiales en el exterior a
trasladar a su personal judío a otros países. De esa forma, los judíos estaban fuera de
Alemania, y todo el problema parecía resuelto. Sin embargo, incluso esta solución fue
temporal, porque invariablemente las grandes empresas decidieron «reducir gradual
mente» su número de representantes judíos en el extranjero35.
A l adquirir impulso los despidos, las condiciones bajo las cuales se despedía a los
judíos fueron empeorando. Cuanto más tarde tuvo lugar el despido de un judío, menor
fue su salario de despido, su indemnización o su pensión36. El proceso ya estaba muy
adelantado cuando la burocracia ministerial se inmiscuyó en él. A comienzos de 1938,
el Ministerio del Interior preparó un decreto que definía el término empresa judía. El
decreto, fechado el 14 de junio de 1938j7, iba a constituir la base para la transferencia
32 Véase Emst FRAENKEL, The Dual State, Nueva York, 1941, pp. 92 y 95; respecto a los argumen
tos en la disolución de sociedades, véanse las pp. 90-91.
33 Sentencia del Reichsgericht, 17 de junio de 1936, citada por Fraenkel, ibid,., pp. 95-96.
34 Véase el resumen de la conferencia de Schacht, 22 de agosto de 1935, NG-4067.
35 Véase el resumen de la junta de la Comisión Comercial de I. G. Farben, presidida por von
Schnitzler, 17 de octubre de 1937, Nl-4862.
36 Declaración de Hugo Zinsser, miembro del consejo de administración del Dresdner Bank, 17
de noviembre de 1945, NI-11864.
37 RGB11,627.
104
obligatoria de las empresas judías a hianos alemanas. La definición, sin embargo, era muy
amplia. Una empresa no sólo se consideraba judía si era propiedad de judíos, sino tam
bién si un representante legal o miembro del consejo de administración era judío. C ual
quier filial de una empresa alemana se consideraba judía si uno de los directivos de dicha
filial era judío. Tal definición constituyó un amplio incentivo para cesar a los consejeros,
a los Prokuristen (directivos con capacidad para representar a la empresa) o a los directi
vos judíos de las filiales, si todavía permanecían en su cargo. En noviembre de 1938, los
Ministerios volvieron a inmiscuirse. El decreto del 12 de noviembre de 193838, firmado
por Góring, ordenaba a las empresas alemanas que despidiesen a todos sus directivos ju
díos antes de fin de año. El despido se podía efectuar con un aviso previo de seis sem a
nas. A l expirar dicho aviso, el directivo judío ya no tenía derecho a reclamación eco
nómica alguna contra su empleador.
De esa forma, las expropiaciones empezaron con la lenta pero concienzuda purga de
los judíos de la maquinaria destructiva. Este, a los ojos de los nazis, era el comienzo lógi
co. Antes de poder dominar a los judíos, era obviamente necesario eliminar su «dom i
nación». Sin embargo, los despidos constituyeron sólo un ataque superficial contra la
comunidad judía. En el transcurso de este ataque, sólo cayeron unos cuantos miles de
víctimas. Los principales centros del «poder» judío, las ciudadelas de la «dominación»
judía, los símbolos de .ja «explotación» judía eran las empresas judías independientes,
desde los miles de pequeñas tiendas hasta unas cuantas empresas importantes que
podrían optar al título de «grandes empresas».
LAS ARIANIZACIONES
38 RGB11, 1580.
39 Véase el análisis detallado de la distribución de los judíos en la economía ofrecido por Esra
Bennathan, «Die demographische und wirtschaftliche Struktur der Juden», en Werner M o s s e (ed.),
Entscheidungsjahr 1932, Tubinga, 1966, pp. 87-131, especialmente pp. 106-108, 115 y 119.
105
tigador nazi concluyó que la influencia económica Judía había alcanzado su punto cul
minante en 191340. Este patrón explica la considerable vulnerabilidad de las empresas
judías al asalto que se acercaba.
El destino de una empresa judía podía ser la liquidación o la «arianización». La empresa
liquidada dejaba de existir; la arianizada era comprada por una empresa alemana. Las aria
nizaciones se dividieron en dos fases: (1) las denominadas arianizaciones voluntarias
(enero de 1933 a noviembre de 1938), que eran transmisiones realizadas de conformidad
con acuerdos «voluntarios» entre vendedores judíos y compradores alemanes, y (2) las
«arianizaciones compulsivas» (después de noviembre de 1938), que eran transmisiones
realizadas en cumplimiento de órdenes estatales en las que se obligaba a los judíos a
vender su propiedad.
La palabra «voluntarias» se mantiene entrecomillada porque ninguna venta de propie
dades judías realizada bajo el régimen nazi fue voluntaria en el sentido de contrato libre
mente firmado en una sociedad libre. Se presionaba a los judíos para que vendieran. Cuan
to más decidieron esperar, mayor se hizo la presión y menor la compensación. Esto no
significa que los judíos fuesen totalmente impotentes. La arianización fue quizá la única
fase del proceso destructivo en la que dispusieron de cierto margen de maniobra, ciertas
posibilidades de enfrentar a los alemanes entre sí, y en algunas ocasiones de utilizar tácti
cas dilatorias. Pero era un juego peligroso. El tiempo avanzaba en contra de los judíos.
Para las empresas ya gravemente debilitadas por la depresión económica y profun
damente dependientes de los préstamos concedidos por los bancos alemanes para sos
tener las operaciones diarias, la llegada del régimen nazi supuso un fin precoz. La cade
na de grandes almacenes Hermann Tietz, de Alemania oriental, se encontraba en esta
situación. Sus propietarios judíos se retiraron en 1934, y en 1935 la empresa arianizada
se denominaba Hertie4’ .
La tendencia a resistir o a ceder no dependía del tamaño. Las grandes empresas judías
presentaban formidables obstáculos a los compradores alemanes, pero también eran
«bocados tentadores». Cuantas más armas tuviese una empresa judía a su disposición,
mayores eran las fuerzas desplegadas contra ella. Por consiguiente, la velocidad con la que
40 Wolfgang Hofler, Untersuchunger über die Machtstellung der Juden in der Weltwirtschaft, vol. 1,
England und das vomationalsozialistische Deutschland, Viena, 1944, pp. 216-217, 235-237. Sobre el
ascenso y las dificultades especiales de los grandes almacenes, y la oposición a los mismos, véase
Heinrich Uhlig, Die Warenhauser im Dritten Reich, Colonia, 1956.
41 Günther Plum, «Wirtschaft und Erwerbsleben», en Wolfgang Benz (ed.), Die Juden in Deutschland
1933-1945, Múnich, 1988, pp. 268-313, especialmente pp. 305-306. Durante el periodo 1933-1934,
otras dos cadenas de grandes almacenes cayeron en manos alemanas: Leonhard Tietz A.G., Colonia,
y Rudolph Karstadt A. G., Berlín. Johannes L u d w ig , Boykott Enteignung Mord, Hamburgo, 1989,
pp. 104-127. La absorción de Leonhard Tietz fue obra del Commerzbank, el Dresdner Bank y el
Deutsche Bank. El nombre arianizado del negocio fue el de Westdeutsche Kaufhof.
106
se vendía un negocio judío no era meramente cuestión de los recursos del propietario, sino
de sus expectativas o temores. A veces un propietario vendía parte de sus propiedades, y
se aferraba desesperadamente a las restantes. A veces lo vendía todo de una vez. Hubo
casos de ventas rápidas en territorios ocupados por los alemanes en 1938 y 1939. Los ale
manes marcharon sobre Austria en marzo de 1938, sobre los Sudetes checoslovacos en
octubre de 1938, sobre Bohemia-Moravia (el Protektorat) en marzo de 1939. Hay casos
en los que las ventas en estas áreas precedieron a la entrada de las tropas alemanas. El
temor judío, en resumen, funcionó antes de que se pudiese aplicar presión.
En Austria, las negociaciones más importantes antes del Anschluss [«anexión»] se lie-
varón a cabo entre Osterreichische Kreditanstalt, controlada por los Rothschild, y la
empresa alemana I. G. Farben. El objeto de las negociaciones fue una filial de Kredi-
tanstalt, la Pulverfabrik Skodawerke-Wetzler A.G. Las conversaciones se iniciaron ori
ginalmente con idea de construir una fábrica conjunta en Austria. Sin embargo, en el
transcurso de las negociaciones, el representante plenipotenciario de I. G. Farben, Ilg-
ner, exigió que Kreditanstalt vendiese el 51 por 100 de su participación en Pulverfabrik
a la I. G.42. Kreditanstalt no podía acceder a esta exigencia porque Austria, un país
pequeño, ofrecía pocas posibilidades de inversión. En otras palabras, Kreditanstalt no
podía utilizar los chelines que I. G. Farben le ofrecía en pago por la adquisición de una
propiedad tan buena com o la próspera Pulverfabrik43.
No obstante, las negociaciones continuaron. En febrero de 1938, un mes antes del
Anschluss, Kreditanstalt aceptó la fusión de Pulverfabrik con otra empresa química austría
ca (Carbidwerk Deutsch-Matrei A. G.). La fusión debía llevarse a cabo bajo el «patronazgo»
de I. G. Farben, de forma que laaaueva empresa pudiese ser controlada por la firma alema
na44. Este acuerdo es psicológicamente significativo, porque significa que Kreditanstalt había
aceptado, si bien a regañadientes, permitir a I. G. Farben controlar su base industrial.
Aunque la fusión propuesta no establecía que se eliminase por completo la participación
de los Rothschild, tal era claramente el objetivo previsto por los negociadores alemanes.
De acuerdo con las declaraciones de los ejecutivos de I. G. Farben que informaron del
asunto en abril de 1938, las discusiones continuaron de hecho después de haber alcanza
do el acuerdo inicial, y sólo se rompieron cuando el ejército alemán penetró en Austria45.
42 Declaración jurada del Dr. Franz Rothenberg, 13 de septiembre de 1947, NI-10997. Rothen-
berg, judío, era miembro del consejo de administración del Kreditanstalt. El consejo de administración
corresponde aproximadamente a la junta directiva (presidente y vicepresidentes) de una empresa es
tadounidense.
43 Declaración jurada del Dr. Josef Joham, 13 de septiembre de 1947, NI-10998. El declarante era
también miembro del consejo de administración del Kreditanstalt.
44 1. G. Farbenindustrie A. G. (firmado por Hafliger y Krüger) al Staatssekretar Keppler, 9 de abril
de 1938, NI-4024.
45 Ibid.
107
¿Qué sucedió después del Anschluss? Unos camisas pardas (SA ) uniformados
secuestraron a un miembro del consejo de administración [consejo de administración]
de Kreditanstalt, Rothemberg, y lo arrojaron de un coche en marcha46. El ingeniero Isi-
dor Pollack, que había convertido la Pulverfabrik en una gran empresa y era su Gene-
raldirektor, encontró un fin violento. U n día de abril de 1938, las S A le hicieron una
visita en su casa para «registrarla». Durante el «registro» lo golpearon hasta matarlo47.
Mientras tanto, los empresarios alemanes siguieron con sus negocios. Kreditanstalt fue
absorbido por el gigante Deutsche Bank, y su filial, la Pulverfabrik, cayó en manos de
I. G. Farben48.
Com o en el caso de Austria, las empresas judías de Praga se estaban vendiendo antes
de que el Estado checoslovaco fuese aplastado. En febrero de 1939, un mes antes de la
marcha alemana sobre Praga, el Bóhmische Escompte Bank, controlado por judíos,
pasó a manos del Dresdner Bank alemán. Com o los directivos del Kreditanstalt, los
principales consejeros judíos del Bóhmische Escompte Bank no se beneficiaron mucho
de la venta. Dos de ellos, el Dr. Feilchenfeld y el Dr. Lob, murieron en un campo de
concentración; al consejero Dr. Kantor lo ahorcaron49.
Tanto el de Kreditanstalt como el del Bóhmische Escompte Bank son casos en los
que la amenaza se percibió al otro lado de la frontera, y la reacción se produjo antes de
que los alemanes estuviesen en situación de utilizar la fuerza. Los judíos anticiparon la
fuerza y se acomodaron a ella de antemano.
Las empresas judías que decidieron esperar futuros acontecimientos fueron someti
das a una fuerte presión, diseñada para aumentar su disposición a vender al menor pre
cio posible. Esta presión no se aplicaba contra una empresa judía determinada, sino
contra las empresas judías en general. Principalmente, se intentó aislarlas de sus clien
tes y de sus proveedores. El alejamiento del cliente se consiguió mediante el boicot anti
judío; el corte de los suministros se consiguió mediante una serie de medidas de asig
nación. Debe resaltarse que estos esfuerzos no constituían procedimientos compulsivos
de arianización. Estaban diseñados para facilitar las transmisiones voluntarias.
El boicot estuvo inicialmente organizado por el partido, que el 29 de marzo de 1933
estableció un comité directivo compuesto por los siguientes representantes50:
108
Julius Streicher, presidente
Robert Ley, Frente Alem án del Trabajo
A dolf Hühnlein, S A
Heinrich Himmler, SS
Reinhold Muchow, Células de Fábrica del Partido Nazi
Hans Oberlindober, Organización del Partido Nazi para la Atención a las Víctimas
de la Guerra
Jacob Sprenger, Liga Nazi de Funcionarios Públicos
Walter Darré, Jefe del Partido para Asuntos Agrícolas
Dr. Theodor Adrián von Renteln, Líder del Partido para la Clase Media
Dr. Hans Frank, Jefe Jurídico del Partido
Dr. Gerhard Wagner, Jefe Sanitario del Partido
Willy Korber, Juventudes Hitlerianas
Dr. Achim Gercke, Departam ento de Información del Partido
109
seguir recibiendo subvenciones para servicios prestados por médicos, abogados, dentistas,
hospitales, farmacias, y -por sugerencia del Ministerio de Justicia- maternidades y fune
rarias pertenecientes a judíos54. El boicot obligatorio atañía también a los miembros del
partido. En un caso particular, un miembro del partido, el Dr. Kurt Prelle, tuvo que com
parecer ante un tribunal interno porque su esposa había comprado, sin saberlo, postales
por valor de 10 pfennig en la tienda de un judío llamado Cohn. Prelle fue expulsado por
el tribunal del partido y, a petición del adjunto del Führer (Hess), también se le prohibió
practicar su profesión de notario, porque había dudas de que estuviese dispuesto a apoyar
y defender al Estado nacionalsocialista en toda ocasión55.
Que se tomasen medidas para hacer cumplir el boicot entre los miembros del partido,
los funcionarios públicos y los organismos del Reich no es sorprendente, porque se supo
nía que el «movimiento» y el Reich eran la vanguardia de la acción política. Tenían que
dar ejemplo, y el pueblo los seguiría. Por su propia naturaleza, sin embargo, un boicot total
era suficientemente rígido como para generar efectos indeseados. En especial, el rápido
hundimiento de una empresa judía sin la correspondiente expansión de una alemana
podía provocar desempleo entre los trabajadores no judíos, erosión de la actividad eco
nómica, además de pérdida de ingresos fiscales. En las ciudades con un volumen signifi
cativo de empresas judías, dichas perspectivas podían dar que pensar56.
Aun así, la presión se intensificó. Desde mediados de la década de los treinta, se in
tentó aislar a los productores judíos no sólo de los clientes sino también de los proveedo
res. Las entregas de materias primas se podían reducir de tres maneras: (1) negativa
voluntaria de los proveedores alemanes a vender a los judíos; (2) acción mediante carte
les, en los que se podían recortar o eliminar las cuotas de materias primas para los miem
bros judíos; (3) el ajuste a la baja de las asignaciones de moneda extranjera por parte del
Estado, con vistas a privar a los productores judíos de materiales importados. Estos con
troles resultaban engorrosos y ni mucho menos eran plenamente eficaces, pero se invo
caron como parte del método general para disminuir el precio de las empresas judías57.
54 Pfundtner a las más altas instancias del Reich, 19 de mayo de 1936, NG-2612. Stuckart a las
más altas instancias del Reich, 9 de septiembre de 1936, NG-2612.
55 Orden para investigar a Prelle, firmada por el Staatssekretar Dr. Schlegelberger, del Ministerio
de Justicia, 6 de diciembre de 1938, NG-901. Véase también la orden de investigación firmada por
Schlegelberger en referencia a otro notario, Dr. Wolfgang Rotmann, que compró tabaco en una tien
da judía, 3 de junio de 1939, NG-901.
56 Memorando de archivo de la Oficina Económica (Wirtschaftsamt) de la ciudad de Fráncfort,
17 de febrero de 1934, Kommission zur Erforschung der Geschichte der Frankfurter Juden, Docu
mente zur Geschichte der Frankfurter Juden 1933-1945, Fráncfort del Meno, 1963, pp. 178-185.
57 Véase la carta de Rohde a Steinbrinck (correspondencia interna de la acería Flick), 22 de
noviembre de 1937, NI-1880. Rohde informaba de que la acería judía Rawack y Grünfeld ya no esta
ba autorizada a comprar mineral, «lo cual debería ciertamente influir en el valor de mercado de las
110
Com o resultado del control de las asignaciones, el boicot y el temor judío a que la
situación em peorase aún más, muchos empresarios judíos estaban dispuestos a ven
der sus posesiones. A hora había un «m ercado». Miles de empresas alem anas revisa
ban el país en busca de empresas judías adecuadas. En la jerga de negocios alemana,
las empresas judías se habían convertido en Objekte («objetos»). D ado que no siempre
era fácil encontrar un O bjekt, el proceso de búsqueda se convirtió en sí en una acti
vidad especializada. Las instituciones que se especializaron en el negocio fueron los ban
cos. Era una actividad lucrativa. Los bancos cosechaban beneficios triples de las tran
sacciones de arianización: (1) comisiones (aproximadamente el 2 por 100 del precio de
venta) por el trabajo de poner en contacto a compradores y vendedores, (2) intere
ses sobre los préstam os concedidos a los compradores, y (3) beneficios de posteriores
transacciones entre el banco y la empresa arianizada. (Tales operaciones derivaban
habitualmente de una cláusula establecida en el contrato entre el posible comprador
y el banco, según la cual el com prador estaba obligado a designar al banco com o la
«principal conexión bancaria» de la em presa recientem ente adquirida.)58 Adem ás, los
bancos no sólo actuaban de agentes; eran tam bién compradores, y no perdían o ca
sión de adquirir un banco judío o valores industriales escogidos. Todo tipo de em
presa alem ana participaba en la rapiña, pero los bancos estaban en el mismísimo cen
tro de ella.
Las bajas judías en el auge de la arianización fueron importantes, pero a comienzos
de 1938 había signos de debilitamiento general en el sector empresarial alemán. Las
negativas judías sobrevivieron a sus propios temores y a la presión alemana. En mayo
de 1938, un directivo del Dresdner Bank se quejó de que había más empresas judías que
compradores alemanes. Era especialmente difícil encontrar compradores para las gran
des empresas judías que estaban mostrando resistencia. A l analizar esta inversión de la
tendencia, el experto del Dresdner Bank sólo llegó a una gran conclusión: tenía que
bajar el precio59.
acciones [de Rawack y Grünfeld]». Véase también la circular enviada por la Wirtschaftsgruppe Eisen-
schafifende Industrie [Agrupación Económica de la Industria Productora de Hierro) a Fach- y Fachun-
tergruppen y empresas asociadas, 13 de enero de 1938, NI-8058. Véase también Wirtschaftsgruppe
Gross- Ein- und Ausfuhrhandel/Fachgruppe Eisen- und Stahlhandel (Agrupación Económica de
Grandes Importadores y Exportadores/Grupo Filial de Comerciantes del Hierro y el Acero) a las
empresas asociadas y el Wirtschaftsgruppe Eisenschaffende Industrie, 28 de marzo de 1938, NI-8059.
Alemania era importador de mineral de hierro.
58 Véase el informe sobre las arianizaciones realizado por el Bohmische Escompte Bank (filial del
Dresdner Bank), firmado por Kanzler y Stitz, 6 de agosto de 1941, N I-13463. Respecto a la cláusula
de «principal conexión bancaria», véase el contrato celebrado entre Bohmische y Oswald Pohl, 5 de oc
tubre de 1940, NI-12319. El propio Bohmische, originalmente bajo control judío, había sido arianizado.
59 Memorando del Dr. E Binder, 7 de mayo de 1938, NI-6906.
III
Para disminuir el precio de los «objetos» judíos era necesario ejercer una presión
directa. Para que tal presión tuviese éxito, debía cesar la competencia entre los com
pradores. En palabras de una revista económica: «La tentación de tragar a un competidor
[judío] anteriormente fuerte, o incluso de arrancar un delicioso bocado de las mismísimas
fauces de otro competidor [alemán], ha conducido con toda seguridad a una sobrevalora-
ción en muchos casos»60. Con la eliminación de las rivalidades entre los compradores, el
propietario judío se enfrentaría bien a un negociador alemán o bien a un frente unido.
Los medios para conseguir tal acción concertada fueron los acuerdos entre compra
dores, de los que había dos tipos: uno cubría la compra de una empresa judía por varios
compradores que actuaban juntos; el otro establecía la asignación de varias empresas
judías a compradores específicos. El primer tipo de acuerdo lo ejemplifica un contrato
firmado el 30 de noviembre de 1937 por Mitteldeutsche Stahlwerke (Flick) y L. Possehl
and Company para la compra de acciones de la empresa judía Rawack & Grünfeld al 50
por 100. El acuerdo establecía que después de la compra, y antes del 1 de enero de 1943,
ninguna de las partes podría vender sus acciones sin consentimiento de la otra. Después
del 1 enero de 1943, ninguna de las partes podría enajenar sus acciones a no ser que ofre
ciese la mitad de su participación a la otra61. Una única empresa judía podía ser también
absorbida por un consorcio de empresas con diferente capacidad financiera, siempre que
las empresas solventes del grupo estuvieran dispuestas a avalar a los participantes más
débiles en la necesaria solicitud de préstamos a los bancos62.
Cuando diversas partes se mostraban interesadas por varios Objekte, era costumbre
asignar un Objekt a cada comprador. Por ejemplo, el 23 de marzo de 1939, el Dresdner
Bank, el Deutsche Bank y el Kreditanstalt der Deutschen acordaron dividirse tres ban
cos controlados por judíos. El Dresdner Bank adquiriría el Bohmische Escompte Bank,
el Deutsche Bank adquiriría el Bohmische Union Bank, y el Kreditanstalt der Deuts
chen se encargaría de la absorción del Lánderbank63. Ambos tipos de acuerdos estaban
112
pensados para privar a los propietarios judíos de la oportunidad de negociar. Por norma
general, los judíos afectados por dichos acuerdos podían vender al precio ofrecido por
el comprador o no vender.
El 26 de abril de 1938, la burocracia ministerial dio otro paso decisivo para bajar los pre-
cios. A partir de ese momento, el contrato para transferir una empresa judía a un alemán
necesitaría la aprobación oficial64. Un mes después de la emisión de este decreto, el Regie-
rungsrat Dr. Gotthardt, del Ministerio de Economía, explicó a un ejecutivo del Dresdner
Bank el propósito y el efecto de la medida. Según Gotthardt, en el pasado los comprado
res no sólo habían pagado el valor de los activos materiales, sino también intangibles como
el «fondo de comercio» (marcas registradas, reputación, contratos de venta, y otros facto
res que aumentaban el valor). A partir de ese momento, los compradores ya no tendrían
que pagar el «fondo de comercio», porque las empresas no arias de entonces no tenían fondo
de comercio. Además, el comprador alemán debería deducir del precio de compra aquellas
cantidades que podría tener que pagar después de la transmisión por el incumplimiento uni
lateral de contratos, incluidos contratos de trabajo, contratos con mayoristas judíos, etc.
En general, por lo tanto, el Ministerio de Economía sólo daría su aprobación a los contra
tos que estableciesen el pago del 66 al 75 por 100 del valor original65.
Las opciones factibles para los potenciales vendedores judíos se habían reducido
ahora considerablemente. Aun en el caso de que hubieran existido durante muchos
años relaciones amistosas con una gran firma alemana, proceder a la venta no era un
asunto fácil. En agosto de 1938, la empresa judía Grünbaum & Kaufmann, que tenía
más de 300 empleados [Angestellte und Arbeiter] y fabricaba tejido de estambre de lana
en Cottbus, se aproximó a su suministrador de hilaza alemán, la empresa de hilado
Stóhr & Co. de Leipzig, con la oferta de que se hiciera cargo de la empresa de tejedu
ría. Grünbaum & Kaufmann ya había visto reducida su asignación de lana y Stóhr &
Co. estaba preocupada porque sucesivos recortes pudieran dañar su propia actividad
empresarial. «C on gran pesar y únicamente por lealtad a este cliente» [Schweren Her-
zens zwar und nur aus treue zu diesem Kunden] la dirección de la empresa de Leipzig, que
no estaba en general interesada en procesos de adquisición vertical, mostró su acuerdo
a la propuesta. Estableció una empresa subsidiaria, cuyo nuevo propietario fue total
mente consciente en ese momento, y no lo olvidó después, de que estaba explotando la
oportunidad que se le ofrecía. Finalmente, en septiembre se firmó el contrato por una
suma de 913.301 Reichsmark, de los que se dedujeron 49.440 que se destinaron al m an
tenimiento de los pagos voluntarios que se efectuaban a los jubilados. Uno de los pro
celebró en Praga apenas una semana después de que las tropas alemanas marchasen sobre la ciudad.
El Dresdner Bank ya se había tragado su bocado.
64 Decreto de 26 de abril de 1938, RGB11, 415.
65 Memorando del Dr. E Binder (Dresdner Bank), 23 de mayo de 1938, NI-6906.
113
pietarios judíos obtuvo un préstamo de 240.000 Reichsmark del comprador para con-
cluir la transacción66.
En la zona carbonífera de Alemania central, que se extiende hasta el interior de Che'
coslovaquia, tres familias judías, que controlaban inmensas propiedades, estaban dispues-
tas a resistir, viniese lo que viniese. Estas tres familias, que estaban decididas a no ceder
sus posesiones a cualquier precio determinado en moneda alemana, eran los Rothschild,
los Weinmann y los Petschek. La batalla que presentaron no era judía. Fueron, por el con-
trario, tres batallas separadas libradas por tres intereses separados en el vano intento de
sobrevivir al nazismo, si no de convivir con él. La determinación de resistir a la presión
de los compradores nació del convencimiento de que las pérdidas resultantes del enfreiv
tamiento serían menores que el sacrificio inherente a la venta de las acciones, porque estos
judíos no medían sus recursos en el valor real de mercado de las acciones sino en estadís-
ticas de producción, capacidad fabril, y reservas de hierro y carbón. Los Rothschild, los
Weinmann y los Petschek estaban dispuestos a luchar con armas no disponibles para
los judíos pobres, tales como empresas m atrices extranjeras y el argumento de la «in
dispensabilidad». El bando alemán, por su parte, era consciente de las dificultades. Los
alemanes sabían que la arianización de estas empresas requeriría una presión concen
trada y tácticas implacables sin precedentes en la historia empresarial alemana. Esta
presión y esta implacabilidad fueron proporcionadas, en parte, por una única institu
ción industrial: Industrias H erm ann Góring.
Industrias Góring fue instituida en los primeros días del régimen nazi por Hermann
Góring, y algunos de sus grandes mediadores, como empresa propiedad del Reich.
Góring adquirió minas y terrenos con un método muy sencillo. Presentó prácticamen
te a todos los grandes productores de acero un ultimátum para que le transfiriesen sus
propiedades67. Tenía un argumento sencillo para justificar su método: Industrias Góring
no se gestionaba con ánimo de lucro sino en «interés político del Estado» a beneficio
del Reich. Esos argumentos tan persuasivos, ofrecidos por el segundo hombre más
poderoso de Alem ania, demostraron ser irresistibles. Naturalm ente, cuando Alemania
comenzó a expandirse, en 1938, Industrias Góring también deseó expandirse. Sus gran
des oportunidades estaban en la adquisición de las grandes empresas no alemanas ubi
cadas en los nuevos territorios. Por lo tanto, no es sorprendente que Góring llevara
tiempo con la vista puesta en las propiedades de los Rotshchild, los Weinmann y los
Petschek. Se erigió en máximo responsable del proceso arianizador de las grandes
empresas judías: «La arianización de los establecimientos más grandes tiene que corres-
I 14
ponderme, como es natural, a mí»68. De esa forma, Goring se convirtió en la fuerza
motriz que había tras la coalición de empresarios y dirigentes ministeriales enviados,
como soldados de infantería, a las salas de reunión a batallar con los judíos.
Una de esas batallas había que librarla contra los Rothschild. La familia estaba
extendida por diversos países. Había un barón Rothschild en Viena (Louis), otro en
Praga (Eugene) y un tercero en París (Dr. Alphons). Las inversiones de los Rotshchild
estaban igualmente dispersas, porque la familia había cuidado de no apostar todo su
capital al mismo número. Además, sus posesiones estaban entremezcladas. Así, los
Rothschild de Viena tenían intereses en Checoslovaquia, los de Praga tenían propieda
des en Francia, y así sucesivamente. Esta organización daba a la familia Rothschild cier
ta resistencia. N o se podía echar abajo todo el imperio de un golpe, y no se podía ata
car a ninguna de las partes sin incurrir en el peligro de que otros baluartes de la
estructura adoptaran contramedidas.
En Checoslovaquia, cerca de Ostrava, los Rothschild poseían una gran acería que les
interesaba a los alemanes: la Witkowitz Bergbau- und Eisenhütten Gewerkschaft. En
febrero de 1937, más de dos años antes de la caída de Checoslovaquia, los Rothschild
transfirieron la propiedad de las acciones de Witkowitz a la Alliance Assurance Com-
pany de Londres. Alliance Assurance emitió a su vez certificados al portador, expresados
en unidades, que representaban la participación real en el capital de Witkowitz69. Dichas
unidades eran propiedad de los Rothschild y de un grupo amigo, los Gutmann. Este fue
el primer movimiento para hacerles la vida difícil a los nazis, porque Alliance Assurance
era una empresa británica, y los Rothschild consideraban ahora a Witkowitz una propie
dad británica. En marzo de 1938, los alemanes entraron en Austria. Dos días después del
Anschluss, el Rothschild de Viena (barón Louis) fue arrestado70. Este fue el primer movi
miento para hacerles la vida difícil a los Rothschild. El barón Louis no fue liberado, y
pronto quedó claro que lo mantenían como rehén. Su arresto fue probablemente el pri
mer empleo del visado de salida como método para la arianización.
El 29 de diciembre de 1938, el Landerbank Wien A. G. envió a Reichswerke A. G. für
Erzbergbau und Eisenhütten «Hermán Goring» un informe sobre la valoración pericial
de Witkowitz. La valoración se había hecho el 31 de diciembre de 1935, y el Landerbank
señalaba que dada la posterior devaluación de la moneda checa así como la mejora de
las instalaciones, el valor actual era más elevado71. En febrero de 1939, un mes antes
115
de la invasión de Checoslovaquia, el Rothschild de Praga (Eugene), quien, mientras tanto,
había adquirido la nacionalidad francesa, viajó a Londres «para recabar el respaldo del
gobierno británico en la venta de Witkowitz al gobierno checoslovaco»72. Un negociador
checo, el Dr. Preiss, presidente de la mayor institución financiera checa, el Zivnostenska
Banka (Zivno Bank) estaba también presente. Los negociadores discutieron un precio ten-
tativo de diez millones de libras en moneda británica73. (Podríamos señalar de pasada
que esta cantidad era idéntica a la prometida por los británicos al gobierno checoslo
vaco en compensación por el acuerdo de M únich). En marzo, los alemanes ocuparon
el resto de Checoslovaquia, incluida Vitkovice [Witkowitz], y las negociaciones queda-
ron en nada.
El siguiente paso lo dieron los alemanes. Se hicieron preparativos para comprar
Witkowitz. El 23 de marzo de 1939, una semana después de la ocupación de Checoslo
vaquia, el jefe de la sección industrial del Ministerio de Economía, Kehrl, autorizó al Dr.
Karl Rasche, miembro del consejo de administración del Dresdner Bank, y al Dr. Jaroslav
Preiss, presidente del Zivno Bank y el mismo hombre que un mes antes había negociado
en nombre del gobierno checo, a que iniciasen negociaciones con los Rothschild para la
compra de la propiedad en nombre del Reich. En su autorización, Kehrl mencionó que se
podía disponer de moneda extranjera74.
El 27 de marzo de 1939, una delegación alemana llegó a París y se reunió con el
grupo Rothschild. La lista de negociadores que participaron incluía los siguientes repre
sentantes75:
116
Al comienzo de la reunión, el grupo alemán presentó una oferta. Por la transmisión
de los intereses de Witkowitz, incluida la filial Bergwerks Aktiebolaget Freja de Esto-
colmo (minas de hierro, con un capital de 2,6 millones de coronas suecas)76, los ale-
manes ofrecieron 1.341 millones de coronas checas. Esta cantidad se pagaría en m one
da checa, excepto una pequeña parte que se pagaría en moneda extranjera77.
Antes de la caída de Checoslovaquia, 1.341 millones de coronas checas tenían un
valor aproximado de diez millones de libras. Pero ahora, la moneda checa, como la pro
pia Checoslovaquia, estaba aprisionada. Las coronas checas eran inútiles para los
Rothschild. Esa cantidad tan grande de dinero no podría reinvertirse, y tam poco podría
vendérsele a nadie de Inglaterra, Estados Unidos, Suiza, etcétera, sin una gran pérdida.
El grupo Rothschild, en consecuencia, rechazó la oferta, exigiendo a cambio del pago
de diez millones de libras esterlinas. Los representantes de Rothschild-Gutmann seña
laron que el vendedor de las acciones era una empresa británica, a saber, la Alliance
Assurance Company. La empresa británica, explicaron los Rothschild, no discriminaba
entre las nacionalidades de los diversos propietarios. Pagaba dividendos a todos los pro
pietarios (poseedores de certificados al portador) en una moneda: libras esterlinas78.
La reunión se aplazó, y al día siguiente los negociadores se encontraron nuevam en
te. El segundo encuentro fue un poco más explosivo. Los alemanes descubrieron por
primera vez que el extenso aparato Rothschild había entrado en acción. Se habían blo
queado varias cuentas de Witkowitz depositadas en bancos suizos, holandeses y esta
dounidenses; es decir, se habían obtenido mandatos judiciales para impedir el pago de
dinero de esas cuentas mientras no se aclarasen los derechos legales. U n crédito de
200.000 libras a Freja había sido bloqueado.
Los alemanes se indignaron. A tenor de las leyes monetarias del Reich, todos los
Inlander (nacionales residentes) tenían que ofrecer al Reich sus posesiones en el extran
jero a cambio de marcos. El paso dado por los Rothschild suponía una transgresión de
la ley, y provocaría la imposición de sanciones. El barón Eugene Rothschild (de Praga)
pidió a continuación una contraoferta. Los alemanes ofrecieron 2.750.000 libras ester
linas. Esta era una oferta que los Rothschild estaban dispuestos a estudiar, y tras un cier
to regateo, el precio se aumentó a 3.600.000 libras. En otras palabras, los alemanes con
117
seguirían Witkowitz y su filial sueca, Freja, mientras que los Rothschild conseguirían
algo más de la tercera parte de las libras esterlinas que habían pedido, y al barón Louis.
Para rescatar al barón Louis, parte de las transmisiones tendrían que realizarse antes de
su liberación. En consecuencia, la maquinaria de los Rothschild se puso en movimiento,
con una inundación de cartas y telegramas dirigidos a Kuhn, Loeb and Company, al Bank
of Manhattan, al Coha-Bank, a Nederlandschen Handels Mij, a Amstelbank, a Blankart
et Cié y a otras instituciones financieras, para levantar las inmovilizaciones y poner a dis
posición de los alemanes cantidades en dinero y en acciones a condición de que «Louis
Rothschild haya abandonado Alemania por la frontera suiza o francesa como máximo el
4 de m ayo»79. Del lado alemán, Kehrl (ministro de Economía) envió cartas a Rasche,
autorizándole a negociar con el barón Louis, y a la oficina de la Gestapo en Viena, pidien
do permiso para que se realizase una entrevista entre Rasche y Rothschild80.
Tras la liberación de Louis Rothschild, los alemanes se dispusieron preparar la trans
misión completa. El 15 de junio de 1939, se reunió un grupo de expertos en armamento para
analizar la inclusión de Witkowitz en el programa de carros de combate. Algunos de los par
ticipantes expresaron sus dudas respecto a confiar secretos armamentísticos a Witkowitz.
La arianización tendría que ser completa, y habría que realizar los cambios necesarios de
todo el personal antes de poder considerarla alemana81. Una semana más tarde, se descu
brió que Witkowitz esperaba cubrir pedidos de la armada británica hasta finales de año®.
Mientras tanto, sin embargo, Rasche, Direktor del Dresdner Bank, viajaba entre
París y Berlín para concluir el acuerdo83, a pesar de que un consejero del banco rival, el
Deutsche Bank, se quejaba ante el Staatssekretar Pleiger, de Industrias Hermann
Góring, de que su banco había sido excluido de esos «acuerdos tan enormes» (Grossen
Engagements)84. En Praga, las autoridades financieras checas (el ministro de Finanzas
n Véase Dr. Karl von Lewinski (abogado alemán conservado por los Rothschild) al Regierungs-
rat Dr. Britsch («compromisario» encargado de los asuntos relacionados con los Rothschild en el
Ministerio de Economía), 25 de abril de 1939, NI-15550. También, Keesing (en París) al Bankhaus
S. M. von Rothschild de Viena (bajo control alemán), 28 de abril de 1939, NI-15550.
80 Kehrl a Rasche, 14 de abril de 1939, NI-13792. Kehrl a la Staatspolizeileitstelle de Viena, 14
de abril de 1939, NI-13790.
81 Memorando del Regierungsbaurat Teuber sobre la reunión de oficiales encargados del arma
mento militar, bajo la presidencia del Oberstleutnant Nagel, 15 de junio de 1939, NI-9043.
82 Memorando de Teuber, 22 de junio de 1939, NI-9043.
83 Resumen de la junta del consejo de administración del Dresdner Bank, presidida por Gotz, 29
de junio de 1939, NI-1395. También, junta del consejo de administración celebrada el 7 de julio de
1939, NI-15368.
84 Memorando de Kimmich, 28 de junio de 1939, en Dietrich ElCHHOLTZ y Wolfgang SCHUMANN
(eds.), Anotarme des Krieges, pp. 219-220. Sobre el papel del Deutsche Bank en la arianización, véase Ha-
rold Jam es, The Deutsche Bank and the Nazi Eccmomk War against the Jews, Cambridge (Inglaterra), 2001.
118
del gobierno «autónom o» checo, Kalfus) se quejaban de que los alemanes planeaban
cubrir el precio de la compra con moneda exterior perteneciente al «Protektorat»85. Es
decir, el ministro Kalfus había descubierto que los checos iban a pagar la empresa.
En julio se redactó el acuerdo definitivo. Las partes acordaron la transmisión de 80
de los 100 certificados al portador por una cantidad de 3.200.000 libras. El vendedor
tenía derecho a ofrecer, y el comprador estaba obligado a aceptar, las restantes 20 accio
nes a un precio de 400.000 libras. Los beneficios del año económico de 1938 los reco
gería el comprador86. Estos eran los términos que, en esencia, se habían pactado en
marzo. El contrato entraría en vigor a finales de septiembre87. También esto se había
pactado en marzo88. Los alemanes estaban satisfechos. El 13 de julio se firmó el con
trato en Basilea89. El 2 de agosto, Rasche le envió una carta al Gruppenführer Wolf y al
jefe de la guardia personal de las S S y de la Policía, Himmler, en la que el Dresdner
Bank expresaba su agradecimiento por la ayuda de la policía (arresto del barón Louis)
a la hora de rebajar el precio90. Entonces, de repente, surgió un inconveniente.
El 1 de septiembre de 1939 estalló la guerra, y el acuerdo no pudo entrar en vigor.
Según la explicación que dio después de la guerra el Direktor Keesing, experto finan
ciero de los Rothschild, éstos habían redactado el contrato de tal manera que la trans
misión de la titularidad no tuviese lugar mientras no se realizasen ciertos pagos y se
cumpliesen ciertas condiciones. El objeto de estas disposiciones, según Keesing, era
frustrar la transmisión en caso de que estallase la guerra91.
No sabemos qué había en la mente de los Rothschild. N o sabemos si su imperio eco
nómico estaba dotado de intuiciones proféticas que le permitiesen predecir con seguri
dad cuándo iba a comenzar la guerra. Sabem os que la transacción era dolorosa para
ellos, y es por lo tanto probable que, a la hora de elegir entre la renuncia a la titularidad
por el 36 por 100 de la compensación justa y la retención de dicha titularidad con la es
peranza de recuperar la posesión una vez destruido el régimen de Hitler, los Rothschild
oscilaran de una alternativa a otra hasta que la guerra tomó la decisión por ellos. En con
secuencia, en septiembre de 1939 los propietarios de Industrias Witkowitz se dispusieron
contemplar quién duraría más, el régimen nazi o los Rothschild. Pero la espera no cons
tituyó una propuesta muy tranquila y pacífica.
119
En noviembre de 1939, los alemanes intentaron asegurarse las acciones de Indus
trias Freja medíante demanda presentada ante un tribunal sueco. Fracasaron92. En enero
de 1940, Industrias Witkowitz, que ya no producía para la armada británica, fue puesta
bajo la «supervisión» de un consejo que constaba de los siguientes miembros93:
Goring se puso ahora al mando. Sin embargo, los alemanes aún querían encontrar
una solución. Industrias Witkowitz era inglesa, y los alemanes, a pesar de estar en gue
rra, todavía esperaban llegar a un acuerdo con Inglaterra. En resumen, la posesión física
no les resolvía el problema. Por consiguiente, en marzo de 1940, el Dr. Rasche le escri
bió al presidente de la filial sueca, Freja, el señor Sune Wetter, sugiriendo que se enta
blasen nuevas negociaciones94. En abril, Rasche viajó a Estocolmo y amenazó con tomar
medidas drásticas. Si los Rothschild no estaban dispuestos a negociar en terreno neutral,
Industrias Witkowitz sería «cedida» a una empresa alemana (Industrias Hermann
Goring), para que ésta la dirigiese por su cuenta. De esa forma, los propietarios se verían
privados de todos los beneficios obtenidos durante la guerra y, además, se presentaría una
demanda contra Freja, esta vez «en una dirección distinta»95. Pero los Rothschild no es
taban dispuestos a negociar. Entonces, en junio de 1940, cayó Francia.
El día del armisticio, el Dresdner Bank pidió al A lto M ando del Ejército un pase es
pecial que permitiese a Rasche viajar a Francia. Razón: corría el rumor de que las accio
nes de Freja estaban situadas en algún sitio de París y podían incautarse96. Las acciones
se guardaban, de hecho, en el banco Rothschild de París97. Los Rothschild comenzaban
a debilitarse. Inglaterra luchaba sola contra Alem ania e Italia. El régimen nazi parecía
120
más seguro de lo que había estado nunca, porque hasta ese momento había pasado la
prueba de la guerra y emergido victorioso en todas partes.
En diciembre de 1940, la división exterior del Reichsbank llamó al presidente del
consejo de administración del Dresdner Bank, Gótz, para informarle de que un banco
estadounidense había preguntado en nombre de los Rothschild si a los alemanes les
interesaba retomar las negociaciones sobre Witkowitz98. A Rasche le sorprendió un
poco que los Rothschild diesen ese paso. Ya no estaba ansioso por negociar, pero sugirió
que las negociaciones se realizasen en E sp añ a". Evidentemente estas discusiones tam
poco tuvieron lugar, pero, por el momento, ningún bando hizo un movimiento agresivo.
Todavía en junio de 1941, Industrias Freja enviaban cargamentos regulares de mineral
de hierro a Witkowitz, como si no hubiese expropiaciones ni guerra100.
A comienzos de 1941 se produjo un grotesco incidente. Recordemos que había 100
certificados al portador que demostraban la propiedad de la empresa británica, que a su
vez era propietaria de las acciones de Witkowitz, que ascendían a un total de 223.312101.
14.000 habían sido cedidas a los alemanes como parte del rescate de Louis Rothschild;
43.300 (una participación considerable) la había dejado atrás en París el barón Eugene al
huir de los alemanes. Estas acciones se encontraba en un depósito de Nevers, guardadas
por un funcionario francés Oannicot, director de la Administración de la Propiedad y Ofi
cina General de Tributos del Departamento del Sena) y un representante de los Roths-
child. El 8 de enero de 1941, un grupo de alemanes (el Devisenschutzkommando, o «Escua
drón Monetario») llegó al depósito, echó a un lado a los franceses, y se hizo con las
acciones. El gobierno de Vichy, considerablemente molesto, contrarrestó este movimien
to secuestrando (bloqueando con miras a la confiscación) todas las propiedades de los
Rothschild en Francia102. Los alemanes se retiraron, ofreciendo pagar las acciones por una
cantidad aceptable103. (Esto formaba parte de un plan para adquirir la mayoría o la tota
lidad de las 223.000 acciones. Sin embargo, el plan no era muy práctico, porque sólo las
43.300 acciones descubiertas en París estaban realmente «al alcance» [greifbar])104.
121
Com o resultado, Industrias Góring siguió disfrutando de la posesión de la empresa
sin ser propietaria de la misma. En un memorando fechado el 31 de marzo de 1944,
Industrias Witkowitz se enumera como parte del complejo de Góring, con la anotación:
«sin participación de capital; sólo conexión operativa»105. A pesar de que la conexión
era sólo «operativa», Industrias Góring se embolsaba los beneficios, que ascendieron a
2.400.000 Reichsmark durante el periodo contable de 1941106. Y ésa es la historia de la
«arianización» de Witkowitz.
La evolución de las técnicas marca las fases de arianizaciones «voluntarias» antes y
después de los Rothschild. El arsenal anterior a los Rothschild contenía las siguientes
armas principales: (1) boicot, (2) control de la asignación, (3) acuerdos de compra, y
(4) eliminación del «fondo de comercio» por decreto. La arianización de Witkowitz re
vela, además, los siguientes métodos: (5) negociación mediante representante plenipo
tenciario (Dresdner Bank), (6) restricción del visado de salida, (7) intento del robo de
acciones, (8) explotación de la empresa y recogida de los beneficios.
El caso de los Rothschild no es, sin embargo, el mejor ejemplo de la eficacia de las
técnicas operativas alemanas. A efectos prácticos, Góring había conseguido su objetivo,
pero no consiguió completar la transacción. N o se realizó una transmisión definitiva, y
Witkowitz no se incluyó en los libros de contabilidad como fábrica alemana. Indudable
mente, esta resistencia se puede achacar sólo a que los Rothschild habían conseguido
convertir Witkowitz en una empresa inglesa. La bandera británica impedía a los alema
nes instalarse como los nuevos propietarios de la sociedad.
En los casos de Weinmann y Petschek, la transmisión se completó. Hizo falta ejercer
una extraordinaria presión contra ambas familias. El propio Reich se inmiscuyó final
mente, confiscó las empresas y se las vendió con beneficios a los compradores interesa
dos. Pero debe resaltarse que estas «confiscaciones» no formaron parte de un proceso con-
fiscatorio general. Fueron medidas completamente individuales que sólo se adoptaron
después de que los negociadores alemanes, utilizando todas sus herramientas y estratage
mas, no consiguieran llegar a ninguna parte. En resumen, las «confiscaciones» se impu
sieron como una especie de multa por la obstinación y la actitud poco cooperadora de los
propietarios judíos. Las «provocaciones» fueron distintas en cada caso: los Weinmann
suplicaron, los Petschek desafiaron. Pero su destino final fue el mismo. La supervivencia
en la Alemania nazi no se podía garantizar insistiendo en los derechos propios.
La parte a la que más interesaban las propiedades de los Weinmann y de los Petschek
era la misma que había adquirido Witkowitz: Industrias Hermann Góring. Industrias Gó-
ring era original y principalmente una empresa dedicada al carbón y al acero. (Estas dos
122
ramas se encontraban a menudo en la misma empresa alemana. Las empresas metalúrgi-
cas siempre andaban en busca de una «base carbonífera»; es decir, les interesaba la adqui
sición de suficientes minas de carbón para asegurarse un suministro fiable para fabricar
el acero.) D ado que Industrias Goring se explotaba en «interés político del Estado», a
Goring no le resultó difícil obtener del ministro de Economía, Funk, el acuerdo de que
todas las minas de carbón bituminoso de la zona de los Sudetes (Bohemia septentrional,
anexada de Checoslovaquia en octubre de 1938) debían pertenecer a su empresa107.
Para integrar las minas de carbón de los Sudetes en la empresa de Goring, se creó
una nueva empresa, la Sudetenlándische Bergbau A . G., M ost [Brüx] (Subag), el 10 de
junio de 1939. Significativamente, la primera reunión de esta filial de Goring no se cele
bró en Most, en la zona de los Sudetes, sino en Berlín, en la sede social del Dresdner
Bank108. La razón de esta localización era obvia. Las propiedades de la Subag todavía
no se habían adquirido. El Dresdner Bank aún tenía que llevar a cabo la arianización.
Las minas en cuestión eran todavía propiedad de las familias Weinmann y Petschek.
El menor pero más antiguo de los dos grupos eran las empresas Weinmann, con sede
social en U stí nad Labem en los Sudetes. El valor de estas empresas fue objeto de disen
siones desde el comienzo. El cuadro 5.7 muestra la discrepancia de los cálculos. Se ob
servará que los alemanes ofrecieron sólo aproximadamente la mitad de lo que pedían
los Weinman. La razón para una valoración tan baja debe encontrarse en el hecho de
que la principal empresa Weinmann, la Brucher Kohlenwerke, llevaba diez años ope
rando con pérdidas109. Hay varias maneras de calcular el valor de una empresa. Uno de
los métodos es calcular el valor de los activos materiales y del «fondo de comercio»
(comerciabilidad del producto). Eso es evidentemente lo que hicieron los Weinmann.
Otro método es proyectar los beneficios (o pérdidas) pasados en el futuro, midiendo el
valor según el rendimiento pretérito. Esto es lo que hicieron los alemanes.
Había otra dificultad aún más importante: el problema del tipo de cambio. Si al menos
los alemanes hubiesen hecho su oferta en libras o en dólares, los Weinmann podrían haber
se sentido satisfechos. Pero la oferta se realizó en moneda cautiva: coronas checas. Los
Weinmann no habían dado el mismo paso que la familia Rothschild. N o habían estableci
do una sociedad anónima británica, suiza o estadounidense que se convirtiese en poseedo
ra de sus bienes. De hecho, durante el verano de 1938, antes de la invasión alemana de Che
123
coslovaquia, el experto financiero de los Weinmann, Geiringer, había asegurado a empresa
rios alemanes de los Sudetes que las empresas no serían vendidas a los checos a cambio de
moneda extranjera ni de otra manera110. Los Weinmann sólo habían tomado una medida
preventiva. En 1936, habían realizado un préstamo al gobierno checo que debía devolverse
en moneda extranjera111. Sin embargo, en marzo de 1939, el gobierno checo ya no existía y,
en lo que a los alemanes concernía, ya no había Estado checo. El préstamo sólo sirvió para
suscitar el interés alemán sobre la cuestión de dónde procedería la moneda extranjera pro
metida por el gobierno checo. Por esa razón (y también porque no se había alcanzado un
acuerdo respecto a la arianización de las empresas Weinmann) no se concedió a uno de los
Weinmann (Hans), a quien la invasión sorprendió en Praga, permiso para salir. A l contra
rio que Louis Rothschild, él permaneció en libertad, pero para «garantizar la disposición a
negociar [Kautionfür Verhandlungsbereitschaft]» no se le concedió pasaporte112.
Para sacar a Hans Weinmann de Praga, Fritz Weinmann (en París) pagó 20.000 fran
cos suizos por «un verdadero pasaporte». Entonces, de repente, Hans Weinmann salió
furtivamente, sin pasaporte. Cuando Rasche y Ansmann, los dos expertos en arianización
del Dresdner Bank, llegaron a París el 25 de mayo de 1939, para discutir con Fritz Wein
mann y su experto financiero (Dr. Geiringer) la compra de las empresas, Fritz empezó la
discusión exigiendo la devolución de sus 20.000 francos113. Aparentem ente animado
por la huida de Hans, Fritz Weinmann exigió a continuación el pago de sus minas en mo
neda extranjera. Para respaldar su reivindicación, recitó las siguientes razones: primero,
tenía derecho a exigir moneda extranjera porque había rendido importantes servicios al
pueblo alemán (das Deutschtum). Con lo que a los alemanes les pareció un «descaro inau
dito, comenzó entonces a analizar el nacionalsocialismo, cuyos principios él había adop
tado incluso antes que Hitler fin ung&wóhnlich frecher Weise zog er dann über den Natío-
nabozialismus her, dessen ( hundsatze er schon vor Hitler vertreten habe]». La zona minera de
«Ustí nad Labem sería inconcebible sin él, entonces o ahora [Aussig sei weder früher noch
jetzt ohne ihn denkbar]». Finalmente, Weinmann recordó a los alemanes que en 1938 no
les había vendido su propiedad a los checos porque los empresarios alemanes locales de
los Sudetes no habían querido que lo hiciese. Esto lo podían demostrar personalidades
de los Sudetes tan importantes como Richter, Schicketanz, Henlein y, por último, aun
que no obviamente menos importante, el propio Goring.
110 Reinhold Freiherrr von Lüdinghausen (industrial del área de los Sudetes) a Rasche, inclu
yendo resumen de la reunión a la que asistieron banqueros e industriales sudetes, 28 de julio de 1938,
N I-13399.
111 Declaración jurada de Geiringer, 15 de octubre de 1948, NI-15679.
112 Memorando de Ansmann, 18 de abril de 1939, NI-15607.
113 Resumen de la reunión con los Weinmann, elaborado por los negociadores alemanes, 26 de
mayo de 1939, N I-15629.
124
Cuadro 5.7. Las empresas Weinmann (valores en miles)
Westbóhmischer
Bergbau Aktienverein 50.000 1.750 60.000 2.100 42.500 1.477,50
(40 por 100 de los a 70.000 a 2.450
Weinmann)
Ñola: Dresdner Bank al Ministerialdirigent Nasse (Ministerio de Finanzas), ordenados según el valor de las
acciones, 10 de febrero de 1939, NI-13719. Memorando del Ministerio de Finanzas, enumerando intereses
porcentuales, 17 de febrero de 1939, NI-15635. Memorando de Ansmann (experto en arianización, Dresdner
Bank), analizando los diferentes cálculos, 18 de abril de 1939, NI-15607.
Según el experto financiero del grupo Weinmann, Geiringer, el valor de las propiedades de los Wei-
namnn en 1938 estaba entre los 200 y los 250 millones de coronas, o entre 7 y 8,75 millones de dólares al
tipo de cambio de marzo de 1938. Declaración jurada de Ernest Geiringer, 15 de octubre de 1948, NI-
15679. Geiringer era consejero del Osterreicliische Kredintanstalt, Viena.
El discurso de Fritz Weinmann no tuvo el efecto esperado sobre los alemanes. Los
ejecutivos del Dresdner Bank se indignaron. Rasche y A nsm ann señalaron que ellos
habían interpretado los servicios de Weinmann de manera muy diferente, y reiteraron
que su solución al problema del pago (moneda extranjera) estaba «completamente
fuera de cuestión». Los negociadores alemanes declararon entonces que la emigración
ilegal de Hans había creado una nueva situación. Todas las propiedades de los Weinmann
podrían ahora ser confiscadas.
Acto seguido, Fritz Weinmann jugó su última carta. Había ciertas exportaciones de
una empresa en la que él tenía intereses económicos. Prometió que las divisas extraiv
jeras recibidas por la venta de estas exportaciones nunca llegarían de nuevo a Alema-
nia. Era una defensa endeble, y la reunión se disolvió. Weinmann había perdido.
125
En septiembre de 1939, el Ministerio de Economía ordenó la venta de las empresas
Weinmann a beneficio del Reich114. En octubre, el Dresdner Bank se ocupó de recoger
las acciones depositadas en varios b a n c o s"5. Gradualmente, Industrias Hermann
Góring - a través de su filial, la Subag- se hizo con todo. El Ministerio de Finanzas no
estaba completamente satisfecho con la venta de las posesiones de los Weinmann a
Industrias Góring, porque la Subag sólo pagó aproximadamente el 60 por 100 del valor
determinado por los expertos del Ministerio de Econom ía116. Es cierto que Industrias
Góring era «propiedad del Reich». N o obstante, era económicamente autónoma. Lo
que Góring conservaba para sus empresas, el Reich no lo podía usar en su presupuesto.
En otras palabras, Góring le había estafado al Reich el 40 por 100.
¿Qué es lo que había producido este rápido proceso en el que los Weinmann no sólo
perdieron la posesión física de sus empresas sino también su derecho a la propiedad de
las mismas? Los Weinmann pensaban que podían presentar argumentos irrefutables.
Fritz Weinmann sostenía que era indispensable. N o dudó en afirmar que siempre había
albergado ideas nazis. Por supuesto, ni era esencial para sus rivales ni era genuinamen-
te uno de ellos. Simplemente estaba representando un antiguo patrón de reacción
judío, y lo estaba haciendo más fervientemente que los demás judíos.
En 1941, la familia Weinmann emigró a Estados Unidos. Fritz Weinmann se convir
tió en Frederick Wyman. Hans siguió siendo Hans, pero su hijo Charles «se convirtió
pronto en parte del tejido industrial estadounidense». En una noticia impresa por The
New York Times el 4 de enero de 1953, no se menciona el hecho de que los Weinmann
fuesen judíos cuya propiedad había sido arianizada. Por el contrario, la impresión que
se daba era que habían perdido sus minas por el apoyo económico prestado al gobierno
checo. De hecho, el artículo no menciona la palabra judío. Sí menciona que Charles
Wyman, hijo de Hans, era ya miembro de varias empresas y que era «también líder de
la Iglesia unitaria». El artículo continúa: «Podremos comprender mejor en qué medida
se han adaptado los Wyman a la vida estadounidense si nos fijamos en el nombre que
Charles y su esposa, Olga, les han puesto a sus tres hijos: John Howard, Thomas Michael
y Virginia A n n »117. Esto es verdadera adaptabilidad.
El Dresdner Bank y el Ministerio de Economía respondieron al método empleado
por los Weinmann con rapidez y decisión. Las peticiones de Fritz Weinmann simple
114 Memorando fechado el 21 de septiembre de 1939, en los archivos del Westbóhmische Berg-
bau Aktien-Verein, NI-15623.
115 Dresdner Bank al Ministerio de Economía/División II, a la atención del Assessor Scheide-
mann, 16 de octubre de 1939, N I-15624.
116 Memorando del Ministerio de Finanzas, marzo de 1941, NI-15638.
117 Robert H. Fetridge, «Along the Highways and Byways of Finance», The New York Times, 4 de
enero de 1953, p. F3.
126
mente suavizaron el camino para una completa confiscación, porque en opinión de los
alemanes la solicitud de los Weinmann no constituía servilismo (lo cual era) sino una
burla (algo que no se pretendía). La idea de que un judío fuese indispensable o de que
pudiese siquiera albergar ideas nacionalsocialistas sólo se podía considerar un insulto
porque, de otra manera, toda la lógica del proceso de destrucción se vendría abajo.
La última de las historias de arianización que analizaremos es la de las empresas
Petschek. Las propiedades Petschek pertenecían a dos familias: los hijos de Julius Pet-
schek y los de Ignaz Petschek. Am bas familias explotaban minas de carbón en A lem a
nia y Checoslovaquia. (El cuadro 5.8 ofrece una lista de estas posesiones.)
La arianización del «complejo» Petschek se confió a dos negociadores: Mitteldeuts-
che Stahlwerke (M ittelstahl), de Friedrich Flick, y el Dresdner Bank. La división del
trabajo fue territorial. Friedrich Flick recibió competencias para negociar la transferen
cia de las propiedades de Julius e Ignaz Petschek en Alem ania; el Dresdner Bank fue
plenipotenciario para las minas de Checoslovaquia118. Esta división refleja cierta prefe
rencia por las «soluciones territoriales». Las minas de Alem ania central tenían que aria-
nizarse primero.
Los dos grupos Petschek, por su parte, no estaban unidos. Com petían «e incluso se
oponían» entre sí119. Cuando la amenaza de la arianización puso a ambas familias cara
a cara, éstas reaccionaron siguiendo modelos opuestos.
Los descendientes de Julius Petschek se encontraban en una excelente posición
negociadora. Flabían creado una sociedad fantasma británica que, a su vez, era contro
lada por una sociedad fantasma estadounidense. Todo el montaje era «oscuro» para los
alemanes. A los negociadores de Flick les parecía que esta rama de la familia había ven
dido realmente las minas a empresas extranjeras pero reteniendo una opción de recom-
pra. En cualquier caso, no podía probarse n ada120. De repente, sin dar a los alemanes
tiempo para organizarse, el grupo Julius Petschek ofreció vender. Los Petschek explica
ron que querían deshacerse de sus intereses en Alem ania; por consiguiente, sólo acep
tarían moneda extranjera. Para respaldar su afirmación, señalaron que eran inmunes a
la arianización debido a sus arreglos extranjeros121.
Flick supuso que los Petschek temían la guerra o una catástrofe similar122, pero
actuó con rapidez. «Por orden del Generalfeldmarschall Goring», un consorcio com
118 Goring a Flick, 1 de febrero de 1938, NI-899. Dresdner Bank al Ministerialdirigent Nasse, 10
de febrero de 1939, NI-13719. Gerichtsassessor Dr. Hahn (Oficina del Plan Cuatrienal) al Oberfi-
nanzprasident de Berlín, a la atención del Oberregierungsrat Dr. Müller y del Ministerialrat Gebhardt
(Ministerio de Finanzas), 10 de febrero de 1939, NI-10086.
119 Memorando del Ministerio de Finanzas, 26 de septiembre de 1938, NG-4034-
120 Memorando de Steinbrinck (representante de Flick), 10 de enero de 1938, NI-3254-
121 Memorando de Steinbrinck, 10 de enero de 1938, Nl-3254.
122 Memorando de Flick, 19 de enero de 1938, NI-784-
127
puesto por Winterschall A. G., I. G. Faben y la propia Mitteldeutsche Stahlwerke de Flick
tomaron el control de las minas alemanas propiedad de los descendientes de Julius Pet-
schek. El consorcio estaba representado por Flick. Petschek estaba representado por la
United Continental Corporation, de Nueva York. Según las condiciones del contrato, los
compradores adquirían por 11.718.250 Reichsmark acciones valoradas en 24 millones de
Reichsmark. Sin embargo, el pago se hacía en moneda extranjera, proporcionada por el
Ministerio de Economía, «por expreso deseo del Generalfeldmarschall Goring». El precio
en dólares fue de 4,75 millones. El contrato se firmó el 21 de mayo de 1938123.
\
Alemania:
Anhaltische
Kohlenwerke A. G., Halle > 24.012.000 de Reichsmark
Werschen-Weissenfelser 9.600.000 de dólares
Braunkohlen A. G-, Halle
y
Julius Petschek
(sede social en Checoslovaquia (Sudetes):
Praga) Nordbohmische 200-243 millones de coronas
Kohlenwerke A. G., Brüx > 7-8,5 millones de dólares
Rrüxer Kohlen-Bergbau
Gesellschaft
Alemania
Ohriger Bergbau A. G.
Preussengrube A. G.
Niederlausitzer Kohlenwerke A. G. 200.000.000 de Reichsmark
Hubertus Braunkohle A. G. > 80.000.000 de dólares
«Use» Bergbau A. G.
«Eintracht» A. G.
Otras posesiones
y
Ignaz Petschek Checoslovaquia (Sudetes): \
(sede social en Britannia A. G., Falkenau
Ustí nad Labem) Vereinigte Britannia A. G.,
Seestadt
>
(Mayoría de)
Duxer Kohlengesellschaft 36.700.000 de coronas
A. G., Teplice 1.286.500 de dólares
123 Memorando del Ministerio de Finanzas, 26 de septiembre de 1938, NG-4034. Informe del
Oberregierungsrat Dr. Müller y del inspector fiscal Krause al Oberfinanzprásident de Berlín, 26 de
octubre de 1938, NG-4033.
128
Después de este rápido trabajo, el Dresdner Bank no tuvo problema con las empresas
de los herederos de Julius Petschek en los Sudetes. Menos de un año después, el Dresd-
ner Bank, actuando en nombre del Reich, había adquirido las minas, que valían 200-243
millones de coronas, por 70 millones de coronas (en moneda checa) más suministros de
carbón. De manera inmediata sólo habría que entregar el dinero; los suministros se es
paciarían en un periodo de cinco años. Kehrl, Prásident del Ministerio de Economía, se
entusiasmó con la transacción («extraordinariamente satisfactoria y ventajosa»). Pensaba
que el Reich siempre podría librarse de la propiedad por el doble del precio de compra124.
Pero cuando el Dresdsner Bank presentó la factura por sus oficios, el rostro de los fun
cionarios del Reich perdió la sonrisa. La comisión era del 4 por 100 en lugar del habi
tual 2 por 100. D ado que el Dresdner Bank había avanzado sus propios fondos para
realizar la compra, el Reich tenía que pagar también un interés del 6,5 por 100. Tras
una discusión con el Ministerio de Finanzas, se acordó que en futuros acuerdos la
comisión sería del 2 por 100 y el interés del 5,5 por lOO123. Adem ás, no se produjo un
beneficio del 100 por 100 en la venta de las minas, porque el comprador de las pro
piedades de Julius Petschek en los Sudetes fue, por supuesto, la Subag, filial de H er
mann G oring126.
Aunque los herederos de Julius Petschek sólo habían conseguido librarse de las minas
a costa de grandes pérdidas, habían realizado un movimiento rápido y hábil. Para respal
dar sus exigencias habían empleado el grado justo de presión. Ésa es la razón por la que
tuvieron un notable éxito en comparación con otros empresarios judíos. Los alemanes se
dieron cuenta de esto y lo lamentaron tan pronto como las arianizaciones de las empre
sas de Ignaz Petschek habían seguido su curso.
Al contrario que sus primos, los hijos de Ignaz Petschek decidieron conservar sus
propiedades. Para los alemanes, esta cuestión era un asunto muy serio, porque las minas
de los Petschek suponían una parte importante de la industria del carbón de A lem ania
central. A comienzos de enero de 1938, Goring formó una comisión encargada de
«solucionar el problema Petschek». La comisión estaba compuesta por los siguientes
miembros127:
129
Staatssekretár Posse, Ministerio de Economía
Staatssekretár Keppler, Oficina del Plan Cuatrienal
Staatssekretár Pleiger, Industrias Hermán Góring
Flick, en calidad de experto industrial
Sauckel, como Gauleiter local
Flick sería el negociador principal. Esta elección es interesante por dos razones. En
primer lugar, Flick no era un experto desinteresado. Era el mayor industrial de la zona,
y tenía un interés especial por el resultado de las discusiones. (Como hemos visto, iba
a beneficiarse de la arianización de la porción de Julius Petschek.) Sobresale también
porque no era desconocido para los Petschek, y éstos no eran desconocidos para él.
Com o Flick, el viejo Ignaz Petschek era un hombre que se había hecho a sí mismo.
Partiendo del cargo de Prokurist (ayudante de un consejero con competencias para
representar a la sociedad) en las empresas Weinmann, Ignaz se había independizado y
adquirido una mina tras otra. Friedrich Flick había servido en un Aufsichtsrat [junta
directiva] de una empresa de Petschek. Posteriormente dirigiría su propio imperio
industrial, la Mitteldeutsche Stahlwerke. Flick y Petschek se mantuvieron en contacto,
e inmediatamente antes de la muerte de Ignaz, en 1934, Flick le envió felicitaciones
con ocasión de su 75 cumpleaños. «M e mantuve en los términos más amistosos con el
viejo Ignaz Petschek en todo momento», dijo Flick después de la guerra128.
¿Cómo podía un hombre representar adecuadam ente al Reich si estaba interesado
por la propiedad de los Petschek y tenía tales relaciones con la familia? En lo que al
deseo de adquisición personal de Flick se refiere, Góring confiaba en que podía lidiar
con cualquier competidor invocando el interés del Reich. A l final, el cálculo demostró
ser correcto. Las relaciones personales entre Flick y la familia Petschek no resultaron
ser un obstáculo para la arianización. Incluso en sus primeros días, el proceso de des-
trucción era un poderoso transformador de las relaciones y de las actitudes.
El 10 de enero de 1938, el adjunto de Flick, Steinbrinck, redactó un memorando en
el que señalaba que el grupo de Ignaz Petschek no estaba dispuesto a vender su propie
dad ni a intercambiar las minas por otras posesiones. En vista de esa situación, «habría
que considerar el posible empleo de la fuerza o la intervención del Reich [muss man gege-
benenfalls Gewaltmassnahmen oder staatliche Eingriffe ins Auge fassen]»129. Este comentario
es significativo. Es difícil encontrar una expresión tan desnuda de la filosofía nazi, ni si
quiera en documentos secretos. En este caso, el comentario es doblemente significativo,
porque en el mismo memorando hay una clara insinuación de que, incluso si los Petschek
estuvieran dispuestos a vender en Reichsmark, no habría dinero suficiente para pagar la
130
propiedad. Las cuatro partes interesadas - a saber, I. G. Farben, la Vereinigte Stahlwerke,
Industrias Hermann Goring, y el Dresdner Bank- estaban dispuestas a invertir menos de la
mitad de los fondos necesarios para pagar el valor nominal de las acciones de Petschek130.
Mientras tanto, los descendientes de Ignaz Petschek estaban empezando a crear
sociedades fantasm a en Suiza y H olanda131. N o había tiempo que perder, porque con el
paso de los meses la familia esparciría sus posesiones entre sociedades extranjeras, un
proceso que los alemanes denominaban Einneblung, o «empañamiento». El 19 de enero
de 1938, el cabeza del grupo de Ignaz Petschek, Karl, fue convocado al Ministerio de
Economía, donde declaró ante el Staatssekretar Posse y ante los funcionarios alemanes
allí reunidos: «Si quieren guerra, señores, estoy dispuesto a darla»132.
Los alemanes buscaron una vía para iniciar el ataque. En junio, un abogado de Flick
envió un memorando en el que se contenían las posibles acciones judiciales contra los Pet-
schek. N o había posibilidad de entablar tal acción, se quejaba el abogado, porque no había
ninguna ley que obligase a un judío a vender su propiedad. Incluía un proyecto para una ley
de este tipo como única solución133. Entonces, en julio, las cosas empezaron a moverse.
El 22 de julio, se convocó una reunión interministerial para estudiar el problema
Petschek, la única reunión dedicada a una sola familia judía de la que tenemos noticia134.
Participaron los siguientes cargos públicos:
Wohlthat inició la discusión señalando que Góring había ordenado la arianización de las
propiedades de Ignaz Petschek en Alemania. El valor de estas propiedades ascendía a 200 mi
130 Ibid.
131 Ibid.
132 Nota de archivo de Steinbrinck, 19 de enero de 1938, NI-3249.
133 Dr. Hugo Dietrich al Direktor Steinbrinck, 20 de junio de 1938, NI-898.
134 Resumen de la reunión sobre los Petschek (firmado por Wohlthat), 2 de agosto de 1938, NG-
2398. La oficina del Oberfinanzprasident de Berlín era un despacho regional del Ministerio de Finanzas;
la del Reichskommissar para el Carbón era un organismo dependiente de la Oficina del Plan Cuatrienal.
131
llones de Reichsmark. El representante del Ministerio de Justicia explicó que no había base
para entablar una acción judicial basándose en los decretos antijudíos. Entonces, a me-
dida que avanzaba la reunión, los representantes de todos los Ministerios coincidieron en que
simplemente no había fondos suficientes para la compra de la propiedad. El representante
del comisario del carbón resaltó la importancia del carbón de los Petschek para la economía.
Quería una arianización inmediata. Todos se mostraron de acuerdo, sin embargo, en que no
se podían tomar medidas que estrangulasen la producción en las minas de carbón de la fami
lia. El Ministerio de Finanzas ofreció una solución parcial: siempre se podían reclamar
impuestos. De hecho, la investigación había revelado ya que los Petschek debían 30 millones
de marcos al Reich. Los reunidos consideraron entonces soluciones alternativas: sustitu
ción de los directores judíos en las filiales del grupo industrial de los Petschek basándose en
que los judíos eran un peligro para la comunidad; disolución del Consorcio del Lignito del Este
del Elba controlado por los Petschek (organizaciones de comerciantes mayoristas), etcétera.
Las reclamaciones de impuestos resultaron ser la palanca que estranguló al imperio de los
Petschek. En octubre de 1938, los alemanes, que marcharon sobre los Sudetes checoslova
cos, tomaron posesión de la sede social del grupo de empresas de Ignaz Petschek en Ustí nad
Labem, con idea de descubrir nuevos delitos fiscales. Las cosas iban tan bien que en una reu
nión de funcionarios de los Ministerios de Finanzas, de Economía y directivos de Mittelstahl,
Steinbrinck aconsejó suspender las negociaciones basándose en que «los Petschek no están
aún suficientemente ablandados [Die Petscheks seien noch nicht weich genug]»135. Desde el
gobierno del poco duradero y amputado Estado checo (octubre de 1938 a marzo de 1939)
llegó la ayuda en respuesta a una solicitud alemana. El ministro de Asuntos Exteriores checo,
Chvalkowsky, declaró su disposición a cooperar con la investigación en todos los aspec
tos, «ya que los Petschek también habían cometido fraude contra el Estado checo»136.
En junio de 1939, el Ministerio de Finanzas había aumentado su reclamación de 30 a
300 millones de Reichsmark. Toda la propiedad de los Petschek en Alemania sería ahora
insuficiente para pagar los impuestos reclamados por el Reich137. El Ministerio de Finanzas
estaba exultante. El 26 de junio, el Ministerialrat Gebhardt, del Ministerio de Finanzas,
declaró que la posición de su Ministerio era ahora «más firme que nunca». En otras
palabras, después de todos los problemas con los plenipotenciarios y los comités, el
Ministerio de Finanzas había hecho la tarea por sí solo. La felicidad de Gebhardt sólo
se veía em pañada por una idea. Era una desgracia, dijo, que el Reich hubiera llegado
132
tan rápidamente a acuerdo con los descendientes de Julius Petschek. Indudablemente,
ese grupo también había incurrido en «actividades empresariales irregulares»138.
A continuación, el Reich vendió las empresas de Ignaz Petschek al precio que el mer
cado estaba dispuesto a pagar. Las minas de Alemania central fueron absorbidas por Góring
y Flick, pero sólo después de un desagradable trueque de minas entre Industrias Góring y
la Mittelsthal, bajo los términos del cual el Reichsmarschall recibió decididamente la
mejor oferta en «interés político del E stado»139.
Las minas checas, capturadas mientras tanto por el Dredsner Bank sin ninguna difi
cultad, fueron transferidas a una AuffanggeseUschaft (una sociedad creada con el propósito
explícito de absorber propiedades arianizadas). La empresa en cuestión, Egerlander Berg-
bau A. G., era propiedad del Reich porque éste también había confiscado las minas che
cas en satisfacción parcial de la reclamación fiscal. Sin embargo, la Egerlander Bergbau se
vendió a intereses privados controlados por una familia de industriales, los Seebohm140.
El destino de los descendientes de Ignaz Petschek fue el mismo que el de los Weinmann,
a pesar de que éstos habían argumentado y pedido, mientras que Karl Petschek había
«declarado la guerra». La respuesta al acertijo es que tanto los Weinmann como los Pets
chek estaban siguiendo estrategias que conducían inevitablemente a un enfrentamiento. En
el encuentro definitivo, ninguna de las dos familias pudo defenderse. Los Weinmann esta
ban desarrollando un juego muy antiguo, y lo hicieron con habilidad. Pero maniobraban sin
base. El grupo de Ignaz Petschek se mantuvo firme porque era literalmente demasiado
grande para negociar. La batalla, sin embargo, la tenía inevitablemente perdida, porque
luchaba en solitario contra todo el poder del Estado alemán.
Las confiscaciones «por sanción» de las propiedades de los Weinmann y de los descen
dientes de Ignaz Petschek marcan el fin de las arianizaciones «voluntarias». Por supuesto,
«voluntarias» a este respecto significa que los Weinmann y los Petschek aún tuvieron opor
tunidad de negociar con los alemanes. Mientras existiese dicha oportunidad -independien
temente de lo adversas que fueran las condiciones y lo fuertes que fueran las presiones- el
proceso se consideraba voluntario. La arianización involuntaria o forzosa (Zivangsarisierung
o Zwangsentjudungsverfahren) se caracterizó por la completa ausencia de negociador judío.
En los procedimientos de este tipo, el propietario judío estaba representado por un «com
promisario»; es decir, ambas partes de las negociaciones eran alemanas.
133
Hubo dos razones para la introducción del plan de arianizaciones involuntarias. Una
era la impaciencia de los Ministerios. Con los procedimientos obligatorios se podía acele
rar el proceso, establecer fechas de expiración, y planear la ejecución completa de las trans
misiones dentro de esos límites temporales. La otra razón era más importante: la burocracia
ministerial quería tener voz en la distribución de las empresas judías.
Uno de los principales efectos de las arianizaciones fue la creciente concentración
empresarial. Hemos visto que no había tendencia a descomponer las empresas judías
entre pequeños compradores. N o se produjo una «descartelización». De manera simi
lar, sólo muy raramente se dio el caso de que una gran empresa judía fuese absorbida
por varias empresas alemanas actuando en calidad de consorcio comprador o Auffang-
gesellschaft. Más a menudo, el comprador alemán era más grande que el vendedor judío.
En resumen, las arianizaciones habían alterado la estructura empresarial alemana de tal
forma que se acentuó el poder de empresas ya de por sí poderosas. Esto significa que el
sector empresarial en su conjunto, representado como estaba por poderosos industria
les, había adquirido todavía más poder en sus tratos con otras jerarquías.
En su actitud hacia el problema de la distribución, sin embargo, el partido y los Mi
nisterios no consiguieron mantener un frente unido. De hecho, los desacuerdos tras
cendieron a las dos jerarquías. La mayor parte de los cargos del partido y del Ministerio
del Interior se convirtieron en defensores de los pequeños empresarios, mientras que el
Ministerio de Economía, el Ministerio de Finanzas y, en última instancia, una voz del
partido muy decisiva (Goring) se alineaban con la gran empresa, adoptando el denomi
nado punto de vista «liberal». La cuestión provocó un gran debate que sólo se vio eclip
sado en la década de los cuarenta por otra controversia, la referente al status de los
Mischlinge. El debate se precipitó en el transcurso de la publicación por parte del Minis
terio del Interior de tres medidas administrativas que obviamente constituían pasos pre
vios en el establecimiento de un proceso de arianización involuntaria.
El 26 de abril de 1938, el Ministerio del Interior ordenó a todos los judíos que registrasen
sus propiedades141. De modo significativo, el trabajo de registro se confió a oficinas regiona
les que no rendían cuentas a los Ministerios competidores: los Regierungsprásidenten de
Prusia y Baviera; el Pólice President de Berlín; los Reichsstatthalter de Turingia, Hessen,
Schaumburg-Lippe, Hamburgo, y Lippe; los Kreishauptmanner de Sajorna; los Ministerios
de Presidencia de Mecklemburgo y Anhalt; el Reichskommissare del Sarre y de Austria.
Otro decreto de la misma fecha establecía que los contratos que supusiesen la transmi
sión de un negocio judío a un alemán exigía la aprobación de las «oficinas administrativas
superiores» (Hóhere Verwaltungsbehorden) 142. Generalmente, el término Hóhere VerwaltungS'
behorden sólo comprendía las oficinas regionales de la Administración general, como a las
141 R GB11,414.
142 RGB11,415.
134
que se les confiaban los registros. En este caso, sin embargo, entraron en el cuadro el Minis
terio de Economía, los asesores económicos regionales del partido (Gauwirtschaftsberater y
Kreiswirtschaftsberater) , las cámaras de comercio locales, y las asociaciones industriales per-
tinentes143. Todos querían el poder de vetar la transacción definitiva.
El 14 de junio de 1938, el Ministerio del Interior tomó la tercera medida preparato
ria: la definición de empresa judía144. Este decreto establecía que un negocio era judío
si el propietario era judío, si uno de los socios era judío, o si el 1 de enero de 1938 uno
de los miembros del consejo de administración o de la junta directiva era judío. Tam
bién consideraba judía la empresa en la que los judíos tuviesen más de la cuarta parte
de las acciones o más de la mitad de los votos, o que estuviese de hecho predominan
temente bajo influencia judía. La filial de una empresa judía se consideraba judía, o la
filial de una empresa no judía se consideraba judía, si el director de la filial era judío.
El mismo día de la emisión del decreto de definición empresarial, el ministro del Interior,
Frick, abrió el debate, al proponer la introducción de la arianización obligatoria145. Frick sugi
rió que las empresas judías se transfiriesen al Reich a cambio de bonos, y que éste las ven
diese, a crédito, a compradores adecuados de clase media. Los derechos de los acreedores no
judíos se reducirían mucho. En lo que a Frick concernía, los acreedores arios que hasta ese
día hubiesen mantenido relaciones comerciales con los judíos no merecían consideración.
En una respuesta fechada el 23 de agosto de 1938, el ministro de Finanzas, von K ro
sigk, señalando la preferencia del Ministerio del Interior por la clase media, declaró que
por principio las empresas importantes deberían ser absorbidas por sociedades econó
micamente fuertes, y las empresas de sectores con exceso de oferta deberían ser liqui
dadas. El ministro de Finanzas expresó su oposición a que se extendiese el crédito del
Reich a los compradores («el crédito del Reich no debe verse afectado») y a que se can
celasen las deudas de los acreedores no judíos. En su respuesta concluyó que si se desea
ba establecer transmisiones compulsivas de propiedades judías, sería mejor establecer
límites temporales en los cuales se exigiese a los judíos que vendiesen sus negocios146.
135
La última palabra en este debate la pronunció Goring en la conferencia celebrada el
12 de noviembre de 1938:
Es fácil comprender que se harán firmes intentos de conseguir que todas estas tiendas
[judías] pasen a manos de miembros del partido [...]. He presenciado cosas terribles en el
pasado; pequeños chóferes de Gauleiters se han beneficiado tanto de estas transacciones
que ahora tienen aproximadamente medio millón. Ustedes, caballeros, lo saben. ¿Es eso
correcto? (asentimiento). Por supuesto, cosas como ésa son imposibles [...]. Insistiremos en
que el ario que compre un establecimiento tenga experiencia en el negocio y conozca su
trabajo. H ablando en general, tendrá que pagar la tienda con su propio dinero147.
(Dresdner Bank) sobre la discusión con el Regierungsrat Dr. Gotthardt, 23 de mayo de 1938, NI-6906.
Véase también la comunicación de Binder a Gotz, 30 de mayo de 1938, NI-6906. Gotz era presidente del
Vorstand (consejo de administración) y presidente del Aufsichtsrat (junta directiva) del Dresdner Bank.
147 Actas de la reunión, 12 de noviembre de 1938, P S-1816.
148 En Austria, antes del Anschluss, había 25.898 empresas judías (sin incluir consultas médicas
y despachos de abogados). A finales de 1939 se habían liquidado 21.143. Los porcentajes de liquida
ción en los diferentes sectoies fueron los siguientes:
Negocios artesanos 87 por 100
Ventas 83 por 100
Viajes y transporte 82 por 100
Bancos 81 por 100
Industrial 26 por 100
Agrícola 2 por 100
Krakauer Zeitung (2 de diciembre de 1939), página titulada Wirtschafts-Kurier. Respecto a una es
tadística similar en Berlín, véase Esra Bennathan, «Die demographische und wirtschaftliche Struk-
tur der Juden», cit., p. 131.
136
El primer decreto, fechado el 6 de julio de 1938149, hacía referencia a los servicios
comerciales. Establecía que antes del 31 de diciembre de 1938 debían cesar todas las ac-
tividades empresariales judías en servicios de seguridad, oficinas de información de crédi
to, agencias inmobiliarias, agencias de corretaje, guías turísticas, agencias matrimoniales
que prestasen servicios a no judíos, y venta ambulante. N o se establecía compensación
alguna para las pérdidas económicas que el cese de la actividad pudiese provocar.
El segundo decreto tenía como objetivo a los médicos judíos. Esta ley se había estu
diado al más alto nivel. Ya el 14 de junio de 1937, el principal médico nazi, el Reichsárz-
tefiihrer Dr. Wagner, presentó la medida a Hitler. En esa reunión, Hitler declaró que para
él la eliminación de los médicos judíos era todavía más importante que el despido de los
funcionarios públicos, porque la gente veía a los médicos como modelos. Hitler estaba
incluso dispuesto a proporcionar un salario estatal mínimo a los médicos judíos despedi
dos. A l final, no llegó a eso, ya que a los abogados judíos, a los que se les había prohibido
ejercer en 1933, no se les había pagado. Por otra parte, la posible necesidad de médicos
hizo que el Staatsekretár Pfundtner, del Ministerio del Interior, plantease algunas pre
guntas. El 18 de diciembre de 1937, preguntó si se podía prescindir de los 4.000 médicos
judíos en la paz y en la guerra. El 11 de junio de 1938, amplió la cuestión para preguntar
si se podía prescindir de los 4-000 médicos judíos, de un total de 55.000 en el Antiguo
Reich, y 3.300 médicos judíos de un total de 7.000, en la recientemente anexada Austria.
A pesar de las cifras, el decreto, fechado el 27 de julio de 1938, fue firmado por Hitler,
Frick (ministro del Interior), Hess (adjunto del Führer), Gürtner (ministro de Justicia) y
Reinhardt (Staatssekretár, Ministerio de Finanzas). En virtud de dicho decreto, el M i
nisterio del Interior tenía competencias para conceder permisos a los médicos judíos, res
tringiendo su práctica a los pacientes judíos. El alquiler de los pisos arrendados a médicos
judíos para su consulta era rescindible a opción del arrendador o del arrendatario150.
A continuación cayeron los restantes abogados judíos. En abril de 1938, el Staats-
sekretár Schlegelberger, del Ministerio de Justicia, informó a Kritzinger, de la Cancillería
del Reich, de que los abogados alemanes querían que se eliminase a sus colegas judíos.
137
Hitler aceptó. Hubo nueva correspondencia respecto al establecimiento de una fecha
límite en la que los judíos debían abandonar su práctica. Esta consideración la provocó
la incorporación de Austria; se calculabá que 1.600 de los 2.100 abogados de Viena
eran judíos. El 27 de septiembre de 1938, el decreto fue firmado por Hitler, Frick, Hess,
Gürtner y Reinhardt. La fecha límite para cesar la práctica era el 31 de diciembre de 1938,
con la salvedad de que algunos abogados podían permanecer en activo después de dicho
plazo para representar a los clientes judíos151.
Las tres medidas que afectaban a los servicios, a los médicos y a los abogados eran
directamente decretos de liquidación. Bajo los términos de estas leyes, no había trans-
misión de empresas de los judíos a los alemanes. Sólo se transferían pacientes y clien
tes a patrocinio alemán.
C on ocasión de las revueltas de noviembre, Hitler y Góring mantuvieron una dis-
cusión sobre multas y cuestiones similares. Uno de los productos de esa discusión fue la
decisión tomada por Hitler de asumir la «solución económica» del problema judío; en
otras palabras, quería que se arianizasen todas las empresas judías restantes. Propio de
Hitler, su motivación no era en absoluto económica. Q uería una rápida arianización,
especialmente de los grandes almacenes, porque no creía que los clientes arios, princi
palmente los cargos y los empleados públicos que sólo podían comprar entre las seis y
las siete de la tarde, obtuviesen un servicio adecuado152. Independientemente de la ló
gica de este razonamiento, la solución se aplicó inmediatamente.
El 12 de noviembre de 1938 se ordenó a los establecimientos de venta al por menor
que cesasen toda actividad comercial a partir del 31 de diciembre153. Para ampliar este
decreto, la ordenanza de 23 de noviembre de 1938154, firmada por el Staatssekretar Brink-
mann (Ministerio de Economía) y por el Reichsminister Gürtner (Ministerio de Justicia),
establecía que todo el comercio minorista judío, incluidas tiendas, casas de pedidos por
correo, grandes almacenes, etc., fuese disuelto y liquidado por una cuestión de princi
pios. A los propietarios judíos se les prohibía que vendiesen sus existencias a los clientes.
Todas las mercancías se ofrecerían al grupo o asociación competente del sector (Facfi-
gruppe o Zweckvereínigung). Los precios deberían ser fijados por expertos designados por el
presidente de la Cám ara de Comercio competente. En otras palabras, el consumidor ale
151 RBGl I, 1404. Los abogados cuya práctica se restringió a los judíos se denominaron Konsu-
lenten [«consultores»]. Respecto a la historia de esta medida, véase la nota de Kritzinger, 12 de abril
de 1938, R 43 11/1535; Lammers a Gürtner, 23 de abril de 1938, R 43 11/1535; Gürtner a Hess, Lammers
y los Ministerios de Interior y Finanzas, 27 de agosto de 1938, R 43 11/593; y Gürtner a Kritzinger, 16
de septiembre de 1938, R 43 11/593.
152 Testimonio de Góring, Triol of the Major War Crimináis, IX, p. 278.
153 RGB1 I, 1580. Los establecimientos mayoristas quedaban fuera del proceso de arianización
obligatoria.
154 RGBl I, 1642.
138
mán no sacaría nada de este acuerdo; el competidor alemán sería el que se quedase con
la ganga. Para apresurar las cosas, se autorizó al Ministerio de Economía para que nom
brase liquidadores, y pudiera conceder en casos especiales el derecho a vender a un com
prador alemán (la arianización). Los propietarios judíos de talleres de artesanías, sin
embargo, serían retirados del registro y se les confiscarían sus licencias.
El 3 de diciembre de 1938, se promulgó la última y más importante de las medi
das155. Este decreto, firmado por Funk y Frick, trataba de las empresas industriales, la
propiedad inmobiliaria y los activos financieros. C on respecto a las empresas industria
les judías, la medida establecía que se podía ordenar a los propietarios que vendiesen o
liquidasen en un periodo de tiempo determinado. Se podía designar un «compromisa
rio» que efectuase la venta o liquidación. Los compromisarios debían ser designados por
el Ministerio de Economía, pero serían «supervisados» por las principales autoridades
regionales del Reich. Para realizar una venta, los compromisarios necesitaban también
el permiso de todos aquellos organismos que ejercían el poder de veto en estas cuestio
nes (los asesores económicos de los Gau, las cámaras de comercio, y las asociaciones
industriales). En cuanto negociador, la autoridad de un compromisario sustituía a cual
quier poder de representación exigido por la ley.
El decreto establecía también que se podría ordenar a un judío que vendiese sus
terrenos de labor o forestales, o sus bienes inmuebles. Sin embargo, las arianizaciones
de bienes inmuebles se retrasaron varios años porque, en muchos casos, los judíos había
hipotecado sus casas hasta «la antena del tejado»156. Finalmente, el decreto ordenaba
a los judíos que depositasen todas sus acciones, bonos y otros activos en las oficinas
regionales del Ministerio de Finanzas. Los depósitos y títulos deberían marcarse para
saber que eran judíos. A partir de entonces, la venta de los activos financieros necesi
taba la autorización del Ministerio de Economía.
Esa fue la «solución económica». Puede señalarse que estos decretos no resolvieron todos
los problemas. Para empezar, no tenían vigor en el denominado Protektorat de Bohemia y
Moravia, donde el Dresdner Bank y sus adláteres estaban muy ocupados con las arianizacio-
nes «voluntarias»157. En segundo lugar, las leyes no eran aplicables a las empresas judías
extranjeras afincadas en el Reich. Se intentó que fuesen aplicables a los extranjeros, pero sin
éxito. Mediante decreto de 26 de abril, se había ordenado a los judíos extranjeros que regis
139
trasen sus propiedades en Alemania. El decreto contenía también una frase en parte admi
nistrativa y en parte propagandística, la cual indicaba que las propiedades registradas se
utilizarían de acuerdo con las necesidades de la economía alemana. Como consecuencia
de estas disposiciones, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Bélgica, Suiza, Polonia, Le-
tonia, Lituania y Checoslovaquia protestaron. Todos estos países, excepto Bélgica y Polo-
nia, tenían tratados con Alemania que prohibían específicamente a las partes apoderarse
de las propiedades de los ciudadanos de la otra sin una compensación adecuada.
Como resultado de estas protestas, el Staatssekretar Weizsacker, del Ministerio de Asuiv
tos Exteriores, señaló que una aplicación indiscriminada del principio de «utilización» ten*
dría graves consecuencias políticas, desproporcionadas respecto a cualquier ventaja obte-
nida158. Esta opinión la confirmó Lammers, el jefe de la Cancillería del Reich, después
de una conversación con Ribbentrop, Frick y Hitler. Los cuatro habían considerado la
cuestión, plagada de consecuencias para la futura política, de si los judíos de diferente
nacionalidad debían ser tratados como extranjeros o como judíos. Se decidió que, en prin
cipio, deberían ser tratados como judíos, pero que quizá fuesen necesarias excepciones en
casos individuales por razones de política exterior159. El resultado de estas conversaciones
fue que Góring decidiese a regañadientes eximir a los judíos extranjeros de las arianiza-
ciones forzosas. Como dijo durante la conferencia celebrada el 12 de noviembre de 1938:
«intentaremos persuadirlos de que se dejen echar voluntariamente presionándolos ligera
mente, con una presión cada vez mayor, y con maniobras inteligentes»160.
El partido no estaba demasiado satisfecho con la «solución» dada al problema de la
arianización, porque «la clase media» o los «pequeños choferes de Gauleiter» -como
uno quisiera ver el asunto—quedaban fuera. En el Gau de Franconia, distrito de Strei-
cher, el partido decidió tomar su propia solución económica. La víspera de la promul
gación de los decretos de noviembre, sospechando que no había tiempo que perder, las
oficinas del Gauleiter Streicher se pusieron a trabajar. Llamaron a un judío tras otro y
les hicieron firmar un papel por el que transferían sus inmuebles a la ciudad de Fürth,
al Gau, o a algún otro comprador digno. De la organización comunitaria judía, la ciu
dad de Fürth adquirió por 100 marcos propiedades valoradas en 100.000. De un parti
cular, la ciudad obtuvo por 180 marcos un inmueble valorado en 20.000, etc. Uno tras
otro los judíos fueron convocados, y los documentos firmados.
Sin embargo, se produjo una dificultad, porque algunos funcionarios judiciales se
negaron a inscribir las transacciones en el registro de la propiedad (Grundbuch), un paso
exigido para dar legalidad al trato. Uno de los jueces, el Amtsgerichtsrat Leiss, estaba dis
puesto a seguir adelante. Razonó que «la cuestión del libre albedrío era quizá dudosa, pero
140
que todas las acciones de la vida estaban gobernadas por una influencia u otra». Pero Leiss
quería poner las circunstancias de la transacción por escrito. Además, algunos de los fun
cionarios judiciales insistían en que el Gauleiter Streicher se inscribiese como comprador
de aquellas propiedades que habían sido transferidas al Gau, porque el Gau como tal no
tenía «personalidad jurídica». Los hombres del partido decidieron que el nombre del G au
leiter tenía que «quedar fuera de esto» e inscribieron el nombre del Gauleiter Adjunto,
Holz, como «compromisario». El Staatssekretar Schlegelberger, del Ministerio de Justicia,
no tenía objeción alguna a este procedimiento, y los cargos del partido explicaron en su
defensa que «el Gau de Franconia había hecho especiales contribuciones en la cuestión
judía y, por lo tanto, era titular de derechos especiales»161.
Si el partido tenía sus motivos de queja, el Reich tenía más. Porque cuando todo
estuvo dicho y hecho, el mayor beneficio no fue a parar ni al partido ni al Reich, sino
a intereses empresariales privados: los compradores de las empresas judías y los com pe
tidores de las sociedades liquidadas. Esta fue la verdad tanto de la arianización invo
luntaria como de la voluntaria. La idea de que una clase especial fuese a obtener todos
los beneficios de una medida adoptada en «bien del pueblo» le resultaba desagradable
hasta a Góring. En consecuencia, se decidió que los nuevos propietarios tendrían que
desprenderse de parte de sus ganancias.
En primer lugar, se planteaba el problema de salvar el abismo entre el precio de compra y
el valor real. Góring consideraba que no se suponía que los compromisarios debieran servir a
los judíos. Estaban nombrados para servir al Estado. En su opinión, los compromisarios de
bían fijar la cantidad que se pagaría al propietario judío por sus bienes. «Naturalmente -d ijo -
debe establecerse una cantidad tan baja como sea posible.» Pero, al traspasar la propiedad a
un comprador alemán, el compromisario debía obtener el precio más elevado posible: el valor
real. La diferencia se la embolsaría el Reich162. Ésa es la razón por la que Góring no quería
«pequeños choferes» entre los compradores. Sin embargo, el plan no funcionó, porque los
compradores alemanes no estaban dispuestos a pagar más por las arianizaciones forzosas de
lo que habían pagado por las arianizaciones voluntarias. En consecuencia, las empresas se
vendieron en realidad por «lo menos posible», y el Reich tuvo que recaudar la diferencia
de los compradores en lugar de recogerla de los compromisarios, lo cual no era tan fácil.
161 La historia de las arianizaciones de Franconia está tomada del memorando redactado por el
Oberstaatsanwalt Joel, 15 de febrero de 1939, NG-616. Goring nombró una comisión especial para
analizar estas transacciones. Respecto al informe de dicha comisión, véase el documento PS-1757.
Un decreto no publicado, firmado por Goring y datado el 10 de diciembre de 1939, invalidaba todas
las arianizaciones irregulares concluidas después del 1 de noviembre de 1938, NG-1520.
162 Actas de la reunión celebrada el 12 de noviembre de 1938, PS-1816. Véase también el docu
mento preparatorio para una conferencia de directores de moneda extranjera convocada para el 22
de noviembre de 1938, en la que se menciona la «arianización injusta». En el documento se asigna
ba un beneficio del 20 por 100. Staatsarchiv Leipzig, expediente Devisenstelle Leipzig 826.
141
En virtud de un decreto de 3 de diciembre de 1938163, se hacía a los beneficiarios de
propiedades judías responsables del pago de un impuesto de «igualación», equivalente
a la supuesta diferencia entre el precio de compra y el valor real. El impuesto sólo afec
taba a aquellos compradores cuyas transacciones habían estado sometidas a aprobación
oficial en virtud de los decretos del 26 de abril y el 3 de diciembre, en resumen, nin
guna arianización pactada con anterioridad al 26 de abril de 1938. El 6 de febrero de 1941,
una circular del ministro de Economía sometía retroactivamente a la misma exacción
las transacciones realizadas antes de 1938. Sin embargo, el Ministerio decidió no ser
«mezquino» en la aplicación del impuesto164. Que la aplicación no fue «mezquina» es
algo que demuestran las siguientes cifras, que indican los magros ingresos obtenidos
mediante la «igualación» en tres ejercicios económ icos165:
A dem ás de este impuesto, los adquirentes de las empresas judías tenían que superar
otra tribulación: la eliminación de las marcas registradas y de los nombres comerciales
de las empresas judías. Esta medida la exigió por primera vez Góring durante la confe
rencia celebrada el 12 de noviembre de 1938. Señalando que muchos arios habían sido
tan «inteligentes» como para mantener las designaciones judías, Goring resaltó que
muchas de estas empresas arianizadas habían sido saqueadas durante las revueltas de
noviembre por error. A partir de entonces, la «razón social de las antiguas empresas
judías tendrá que desaparecer por completo, y los alemanes tendrán que poner su pro
pia denominación [...]. Todo ello es obvio»166.
142
Pero el asunto no era tan obvio para el empresario alemán. U na marca registrada o
un nombre comercial que vendía mercancías constituían un activo, y un activo valía
dinero. Cierto que los compradores arios no habían pagado este tipo particular de acti
vo, porque formaba parte del «fondo de comercio», y se suponía que los judíos no tenían
«fondo de comercio» de ningún tipo; pero en cualquier caso, a nadie le gusta perder algo
valioso por el simple hecho de no haberlo pagado. En consecuencia, a los comerciantes
y a los industriales no les satisfizo que, de acuerdo con lo establecido en el decreto de
3 de diciembre de 1941, los compromisarios tuvieran competencia para eliminar los
nombres comerciales judíos, y les gustó aún menos el decreto de 27 de marzo de 1941167,
que exigía a cualquier comprador de una empresa judía que todavía conservase el nombre
del propietario judío, que cambiara dicho nombre en el plazo de cuatro meses. Para ha
cerse entender perfectamente, el ministro de Justicia (responsable de esta medida) se
ñaló en una instrucción explicativa que habría que eliminar el nombre de todos los pro
pietarios judíos, sonase a judío o no, ya fuese completo o abreviado168. Esta regulación
dio lugar a recursos, correspondencia y reuniones.
El 18 de abril de 1941, la Rosenthal-Porzellan A. G. envió una carta a Goebbels solici
tando que el honorable Reichsminister persuadiese al Ministerio de Justicia para que hicie
ra una excepción con la denominación «Rosenthál», ya que en este caso «no era cuestión
de razón social, sino del símbolo de un producto [Sachbegriff]». El fundador de la empresa,
Generaldirektor Geheimrat Philipp Rosenthál (judío) se había jubilado en 1933, y la fami
lia Rosenthál nunca había controlado más del 20 por 100 de las acciones. La denominación
en sí era desde hacía 50 años una marca reconocida en todo el mundo, especialmente en
países extranjeros, donde «Rosenthál» se había convertido en símbolo de la «personifica
ción de la calidad» en porcelana. Además, la razón social ya se había cambiado en 1938,
de «Porzellanfabrik Philipp Rosenthál A . G .» a «Rosenthal-Porzellan A. G .»169.
El Ministerio de la Propaganda trasladó el recurso, con un comentario favorable, al
Ministerio de Justicia170. Anim ada, la empresa de porcelanas inundó al Ministerio de
Justicia de memorandos adicionales en los que indicaba, entre otras cosas, que el con
sejo de administración de la empresa había sido completamente arianizado durante el
mismo año; y que la familia Rosenthál había transferido sus acciones a intereses arios
en 1936171. El Ministerio de Justicia cedió. Decidió que la orden no era aplicable a la
143
empresa porque ¡según lo establecido en el decreto de 14 de junio de 1938, en el que
se definía a la empresa judía, Rosenthal no lo era!172
El caso de Rosenthal es particularmente interesante, porque los arios que habían adqui-
rido la empresa y su marca pertenecían al tipo de gente que insertaba propaganda antiju-
día en la prensa. El caso es significativo también por las consecuencias que tuvo después
de la guerra. La nueva dirección tenía razón al afirmar que la denominación «Rosenthal»
era conocida en el extranjero. Después de la guerra, la empresa envió su porcelana a unos
grandes almacenes judíos de Nueva York que, a su vez, vendieron su mercancía a muchos
clientes hebreos convencidos de que estaban comprando un producto judío.
El método utilizado por Rosenthal -obtener una exención individual- no satisfizo al sec-
tor empresarial. Los empresarios querían eliminar por completo la ordenanza. El 29 de mayo
de 1941, representantes de los Ministerios y de las empresas se reunieron para analizar el pro
blema. En su introducción, el presidente, Ministerialrat Kühnemann, del Ministerio de Jus
ticia, explicó que el propósito del decreto era extinguir las razones sociales judías, para que el
comerciante alemán pudiese vender en el futuro sus mercancías sin estos «recuerdos de la
supremacía del sentido empresarial judío en la economía alemana» El representante de
la Reichsgruppe Industrie (Asociación Industrial del Reich), Dr. Gerdes, propuso sin preám
bulos que el decreto se pospusiera hasta después de la guerra. El Oberregierungsrat von
Coelln, del Ministerio de Economía, lo respaldó, al igual que el Kammergerichtsrat Dr. Hei-
nemann, del Ministerio de Agricultura, y el Dr. Grosse, de la Cámara de Comercio del Reich.
Sólo la Cancillería del Partido (Staatsanw alt von Kaldenberg) respaldó al presidente173.
En la correspondencia posterior, además, el grueso de la opinión estaba en contra
del Ministerio de Justicia. La Reichsgruppe Industrie quería excepciones completas
para todas las marcas famosas. U n representante de los empresarios, Hunde, en carta
dirigida al Ministerio de Propaganda, señaló que el decreto tenía un defecto fatal. La
orden sólo afectaba a aquellas sociedades que habían absorbido empresas judías. ¿Qué
impediría que una pequeña fábrica de porcelanas de Turingia registrase una denomina
ción de fama mundial como «Rosenthal» tan pronto como se desposeyese de su uso a
los propietarios de la marca? Las empresas más «rápidas» serían recompensadas, mien
tras que el objetivo principal de la ordenanza -la «extinción» de las denominaciones de
los anteriores propietarios judíos- seguiría sin cumplirse174. El decreto en su conjunto
144
era sencillamente imposible. Nadie lo deseaba. Sólo la Cancillería del Partido siguió
apoyando al acosado Ministerio de Justicia, ya que quería que el decreto se ampliase
para abarcar todos los nombres judíos, los masónicos, las marcas no germánicas (art-
fremde), etc.175. El resultado de la controversia fue que el Ministerio de Justicia salió
completamente derrotado. En septiembre se decidió no seguir adelante con la elimina-
ción de las denominaciones judías durante la guerra176.
Al examinar las arianizaciones, descubrimos que el sector empresarial había engu-
llido muchas empresas judías y se había beneficiado de gran número de liquidaciones
forzosas. N o tenemos cifras totales que muestren la amplitud de estos beneficios. Sólo
sabemos que el comprador de una empresa judía rara vez pagó más del 75 por 100 de
su valor, y que a menudo pagaron menos del 50 por 100. Sabemos también que los
beneficiarios alemanes de estas liquidaciones invirtieron poco o nada. El beneficio para
el sector empresarial debe calcularse en miles de millones de Reichsmark.
¿Y respecto al Reich? ¿Qué hay de los pronunciamientos de Goring de que el Reich,
y sólo el Reich, tenía derecho a beneficiarse de las arianizaciones? El Ministerio de
Finanzas recibió realmente pocos ingresos. Aparte de unas cuantas confiscaciones san-
cionadoras (que no rendían tanto cuando el comprador era Góring) y aparte del im
puesto de igualación por arianización (que tampoco produjo m ucho), el Ministerio no
registró ningún ingreso. Pero, indirectamente, el Reich obtuvo una enorme porción de
los restos de los valores patrimoniales judíos. Recogió las enormes cantidades de dinero
en metálico y otros activos líquidos que los judíos habían adquirido en el transcurso de
las arianizaciones como pago por sus empresas. Este dinero fue confiscado por el Minis
terio de Finanzas en forma de dos impuestos sobre el patrimonio: el denominado Impues
to por la salida del Reich y el denominado Pago de Desagravio.
145
Durante los primeros meses del régimen nazi, un determinado número de judíos
solicitó deducciones de ese impuesto basándose en que el pago inmediato les provoca
ría dificultades económicas. El Staatssekretar Reinhardt, del Ministerio de Finanzas,
comprendió claramente la implicación de estas solicitudes. La emigración de los judíos,
señaló, era deseable, pero obtener esta «última contribución» era igualmente necesa
rio178. El 18 de mayo de 1934, la aplicabilidad del decreto se amplió de hecho, al dis
minuir el umbral a todos los nacionales emigrantes del Reich que el 31 de enero de
1931, o en cualquier momento posterior, poseyesen un patrimonio de valor superior a
50.000 marcos, o que hubiesen ganado más de 20.000 marcos en 1931 o en cualquier
año posterior179.
En el término «patrimonio» se incluían todos los valores gravables a tenor de las
leyes ordinarias sobre el patrimonio, más activos (normalmente no gravables) tales
como participaciones en sociedades personales y ciertos empréstitos del Reich. El
impuesto consistía en el 25 por 100 del valor actual del patrimonio (es decir, el valor
en el momento de la emigración). N o había exenciones, ni se permitían deducciones.
El emigrante afectado tenía que pagar la cuarta parte completa de sus bienes gravables
actuales. ¿Qué significaba esto? U n judío cuyo patrimonio gravable el 1 de enero de
1931 tuviese un valor de 60.000 marcos y que en el momento de su emigración, pon
gamos 1938, todavía poseyese 16.000 marcos, pagaba un impuesto de 4.000 marcos. Un
judío cuyo patrimonio gravable nunca superase el valor de 50.000 marcos pero cuya
renta únicamente durante el año 1932 fuese de 25.000, pagaba la cuarta parte del patri
monio gravable que tuviese en el momento de la emigración. Si ese patrimonio era de
5.000 marcos, pagaba 1.250180.
Obviamente, la modificación parcial introducida en 1934, y las normas administra
tivas dictadas para la aplicación de este decreto, reflejaban no sólo un cambio de efec
to sino también de propósito. La regulación original estaba concebida para disuadir la
emigración, particularmente la partida de gente adinerada que deseaba sacar su rique
za del país, mediante traslados de mercancías o transferencias de dinero. La regulación
modificada estaba diseñada para aprovecharse de la emigración: esta vez, la emigración
de los judíos que abandonaban el país para empezar una nueva vida en el extranjero181.
178 Instrucciones dadas por Reinhardt, 26 de julio de 1933, Zentralarchiv Potsdam, 21.01 RFM
B 10136.
179 RGB11, 392.
180 Respecto a los detalles sobre la aplicación de esta ley, véase Heinz COH N , Auswanderungs-
vorschriften für Juden in Deutschland, Berlín 1938, pp. 61-68.
181 La Delegación de Economía (Wirtschaftsamt) de Francfort del Meno informó el 27 de febrero
de 1934 que de 42 personas evaluadas para considerar la imposición del gravamen en el área urbana,
41 eran no arias. Dokumente zur Geschichte der Frankfurter Juden ¡933-1945, Francfort del Meno, 1963,
pp. 178-179.
146
El efecto se muestra en las siguientes cifras de recaudación, por ejercicio fiscal, desde
1931 a 1944182:
182 Stefan Mehl, Das Reichsfinanzminísterium und die Verfolgung der deutschen Juden 1933-1943,
Berlín 1990, p. 44. Los ejercicios presupuestarios comenzaban el 1 de abril. Para las transacciones
ordinarias, el valor del Reichsmark se movía en una estrecha franja inmediatamente inferior a 2,5
marcos por dólar.
183 Ibid., p. 47. Mehl cita la carta de Hedding (Ministerio de Finanzas) al Oberfinanzprasidenten
(no incluía Praga), 14 de abril de 1942.
147
siempre como un porcentaje fijo sobre la renta, sobre el patrimonio o sobre los rendi
mientos brutos del patrimonio. Si la renta, el valor del mismo, o los rendimientos bru
tos del patrimonio cambian de un ejercicio fiscal al siguiente, también cambia el ren
dimiento del impuesto. Para predecir la recaudación de ingresos, hace falta, por lo
tanto, realizar cálculos complicados. El Ministerio de Finanzas tenía una tarea incluso
más difícil que ésa. En lugar de empezar con un impuesto y calcular los ingresos, tenía
que empezar con una cantidad precisa y determinar el impuesto. N o había preceden
te por el que guiarse. En ningún ejercicio fiscal anterior se habían impuesto graváme
nes específicamente a los judíos. Incluso el Impuesto por la salida del Reich lo paga
ban todos los emigrantes.
El Ministerio de Finanzas sabía que un impuesto sobre la renta no valdría, ya que la
renta de los judíos estaba descendiendo muy rápidamente. La única forma de que dicha
cantidad pudiera recaudarse era mediante un impuesto sobre el patrimonio. Pero esto
exigía conocer los bienes que los judíos poseían aún. Esa cifra no era desconocida. Sólo
unos meses antes de que se decretase la multa de noviembre, el Ministerio del Interior,
convencido de que antes o después todo el patrimonio judío sería alemán, había orde
nado a los hebreos que registrasen sus propiedades.
El decreto emitido el 26 de abril de 1938184, una medida preparatoria para la aria
nización, exigía a todos los judíos (excepto a los extranjeros) que evaluasen e informa
sen de sus posesiones en el interior y en el extranjero. Los judíos extranjeros sólo tenían
que comunicar las propiedades que poseían en el interior. Los objetos transportables por
el individuo y los enseres domésticos no tenían que incluirse a no ser que constituye
sen bienes de lujo. Las propiedades debían valorarse a precios actuales y corrientes.
Había que declararlas si su valor superaba los 5.000 Reichsmark. En cumplimiento de
este decreto (que entró en vigor en el Antiguo Reich y en A ustria), se registraron los
siguientes valores patrimoniales: 135.750 judíos de nacionalidad alemana declararon
7.050.000.000 Reichsmark; 9.567 judíos extranjeros declararon 415.000.000 Reich
smark; 2.269 judíos apátridas declararon 73.500.000 Reichsmark. El total declarado
fue, por consiguiente, de 7.538.500.000 Reichsmark185. Si los descomponemos, por tipo
de patrimonio, sólo en lo que respecta a los judíos del Reich y a los apátridas, resulta lo
siguiente186:
148
Agrícola y silvícola 112.000.000 Reichsmark
Bienes inmuebles 2.343.000.000 Reichsmark
Empresas (deudas excluidas) 1.195.000.000 Reichsmark
Activos líquidos 4.881.000.000 Reichsmark
Con tales cifras a su disposición, el Ministerio de Finanzas podía obtener sin dema-
siada dificultad un tipo impositivo.
El 12 de noviembre de 1938, Goring proclamó la «m ulta»187. Nueve días después, el
Ministerio de Finanzas tenía preparado su decreto de aplicación188, que se consideraba
aplicable a todos los judíos que habían declarado su patrimonio en cumplimiento del
decreto del 26 de abril de 1938 (excepto a los extranjeros). Había que ajustar las valora-
ciones a 12 de noviembre. Se calculó que entre el 26 de abril y el 12 de noviembre apro
ximadamente dos mil millones de marcos de los bienes registrados habían pasado a pose
sión alemana189. Los funcionarios de la Administración financiera tuvieron que suponer
que un gran número de vendedores -si no todos- ya habían abandonado el país. Tras de
ducir estos 2.000 millones y realizar otro ajuste que tomó en consideración las propieda
des de los judíos extranjeros (400 millones), el patrimonio alcanzaba un valor de al menos
5.000 millones de Reichsmark sobre el que se podía aplicar el impuesto. La «multa» que
debería pagar cada judío responsable se fijó consecuentemente en el 20 por 100 de su patri
monio registrado, y el pago debía hacerse en cuatro plazos: 15 de diciembre de 1938, 15 de
febrero de 1939, 15 de mayo de 1939 y 15 de agosto de 1939. Se autorizó a la Adminis
tración fianciera para que exigiera el pago de una fianza a los judíos que deseasen emigrar.
A los posibles emigrantes, sin embargo, se les hizo una concesión cuando el ministro de
Finanzas decidió, el 7 de febrero de 1939, evaluar el Impuesto de salida del Reich sobre
el patrimonio restante después del pago de la «m ulta»190.
El Ministerio de Finanzas también tuvo que establecer disposiciones para los judíos que
no disponían del efectivo necesario en Reichsmark. En las instrucciones no publicadas dadas
el 10 de diciembre de 1938, se pide a la Administración financiera que tome nota de las
sucursales establecidas por el Ministerio de Economía para la compra de objetos valiosos y de
149
arte en propiedad de los judíos. Los judíos podían también realizar los pagos desde cuentas
bancarias situadas en países extranjeros. Menos favorecido resultó el poseedor de activos
financieros. Sólo se aceptarían si estaban incluidos en las listas de cotización oficial, al tipo de
cambio establecido en las mismas. Se daría preferencia a las acciones, seguidas de los bonos
empresariales, y en último término, a los bonos emitidos por el Reich y por sus organismos.
Dado que dicha aceptación se consideraba un privilegio concedido al judío, éste debía pagar
el impuesto sobre transmisiones patrimoniales191. En la normativa no se menciona que el
Ministerio de Finanzas no podía permitir que los judíos «lanzasen» sus activos financieros al
mercado, para evitar así que se arruinaran las condiciones de endudamiento del Reich192.
A medida que empezaban a afluir el dinero en efectivo, los objetos de arte, la mone
da exterior y los activos financieros, al Ministerio de Finanzas empezó a preocuparle
que el tipo del 20 por 100 fijado hubiese sido demasiado bajo. En consecuencia, se aña
dió otro plazo del 5 por 100 que debería pagarse el 15 de noviembre de 1939193. Con
este plazo, el Ministerio batió una marca, como revelan los siguientes totales194:
150
Aunque los 2.000 millones de marcos constituyeron el mayor beneficio registrado
por el Reich en todo el proceso de destrucción de los judíos europeos, la cantidad fue
inferior a un tercio de los bienes declarados por los judíos en 1938. De los 7.500 millo
nes de Reichsmark registrados ese año, el Reich sólo recibió las sobras. Este hecho
quedó patente cuando el Ministerio de Finanzas descubrió que en algunos casos el
«ridículo contravalor» recibido por los judíos por sus bienes arianizados era insuficien
te para pagar los impuestos sobre el patrimonio197.
Cuadro 5.9. Impuesto de huida del Reich y Pago de Desagravio de los judíos
Supongamos que un judío vendiese sus propiedades y pagase sus impuestos y, des
pués de estos ruinosos procedimientos, todavía le quedase dinero. ¿Podría llevarlo al
banco, cambiarlo por dólares, y viajar a Estados Unidos? La respuesta es no.
En primer lugar, se tenía la idea de que todo el capital judío que hubiese en Alemania
pertenecía realmente al pueblo alemán, porque los judíos no podían haberlo adquirido
honradamente198. En otras palabras, no se podía permitir a los judíos que transfiriesen
dinero al extranjero, porque si aún tenían dinero, el Reich quería confiscarlo en último
extremo. La segunda y más poderosa razón era que si a los judíos emigrados se les permi
tía salvar parte de sus recursos, el Reich se vería obligado a gastar moneda extranjera por
simples Reichsmark, y eso estaba fuera de cuestión. Desde 1931, unos estrictos controles
197 Declaración jurada del Ministerialrat Walter Donandt, 20 de mayo de 1948, Krosigk-24.
Donandt fue asesor personal del Ministro de Finanzas von Krosigk.
198 Notas del Ministerio de Asuntos Exteriores (firmado por el Staatssekretar Weizsacker) a los
embajadores alemanes en Londres, París, Roma, Washington y Varsovia, y a las legaciones alemanas
en Belgrado, Bucarest, Budapest, Praga y Sofía, 8 de julio de 1938, NG-3702.
151
de cambio habían regulado todas las transacciones en moneda extranjera. Según la ley,
todo alemán estaba obligado a ofrecer al Reichsbank cualquier moneda extranjera de la
que dispusiese, incluidos los créditos expresados en moneda extranjera. En consecuencia,
si un exportador vendía mercancías en el extranjero, le pagaban en Reichsmark, y el Reich
recogía los dólares, las libras, los francos o cualquier otra moneda.
El propósito de esta movilización de la moneda extranjera era garantizar que todos los
fondos extranjeros estuviesen disponibles para gastar sólo en importaciones esenciales.
Cualquier desviación de tales reservas para permitir a los emigrantes judíos establecer una
nueva vida en el extranjero era lo último en lo que se podía pensar. Pero era necesario
hacer algo semejante para promover la emigración de los judíos. Los países extranjeros no
estaban muy dispuestos a aceptarlos, y mucho menos si eran pobres199. Los controles del
cambio monetario fueron, por lo tanto, uno de los principales obstáculos a la rápida emi
gración. El problema sólo podía resolverse de dos maneras: mediante la ayuda económi
ca de parientes y amigos judíos residentes en el extranjero, y mediante transferencias de
moneda excepcionales, indirectas y prohibidas. En la medida en que no se pudiese dispo
ner de la asistencia judía en el exterior, salvar el dinero se convertía en un requisito pre
vio y absoluto para cualquier programa de emigración.
A continuación se incluye una lista dé 12 métodos empleados por los judíos para
transferir dinero al extranjero. El que hubiese al menos 12 de estos caminos es en sí un
elocuente indicativo del dilema alemán.
1. La denominada Freigrenze (zona monetaria libre). A cada emigrante, incluso si era
judío, se le permitía sacar del país la suma de diez Reichsmark en moneda extranjera (al
tipo de cambio oficial), y dos veces esa cantidad si el punto de destino era un país con
el que Alemania no tenía frontera. Esto significaba que una familia de tres personas que
viajase a Estados Unidos podía llevar consigo 24 dólares200.
2. La Warenfreigrenze (zona libre de mercancías). A un emigrante se le permitía tam
bién sacar mercancías por valor de 1.000 Reichsmark. Para calcular el precio, era decisivo
el valor de las ventas en el punto de destino, no el valor de mercado en el Reich201.
3. C ada emigrante podía sacar también del país sus pertenencias personales, incluidos
muebles. Sin embargo, a los emigrantes se les exigía que entregasen a las autoridades
una lista de todos los artículos que pensaban trasladar202. El propósito de las listas era
! 52
controlar los envíos, con vistas a impedir la exportación de joyas y objetos de valor.
Había, por supuesto, una tendencia a sacar tales productos de contrabando, pero la
burocracia hacía todo lo posible por frustrar este tipo de transferencias. El 21 de febre
ro de 1939, se ordenó a los judíos entregar el oro, el platino, la plata, las piedras pre
ciosas y los objetos de arte a las oficinas de compra del Ministerio de Economía, a cam
bio de «una compensación fijada por el M inisterio»203.
4. O tra forma de gastar el dinero antes de la emigración era la compra con Reich-
smark de pasajes de ferrocarril y de barco. Este método era completamente admisible,
pero las líneas navieras extranjeras no siempre estaban dispuestas a aceptar moneda
alemana. Por ejemplo, la línea italiana Lloyd Triestino exigía el pago de la mitad del
pasaje en m oneda extranjera204.
5. El A ltreu o A llgem eine Treuhandstelle für die jüdische Auswanderung (O fici
na Fiduciaria G eneral para la Emigración Judía) era una oficina de cambio estable
cida para convertir Reichsm ark en m oneda extranjera (que no fuera palestina) con
un 50 por 100 de pérdida para los judíos. La adm inistración de este procedimiento
estuvo som etida a com plicados trámites. H asta octubre de 1937, el límite superior
fue de 8.000 Reichsm ark. Posteriormente, el máxim o se aum entó en algunos casos
hasta los 50.000 Reichsmark. A partir de 1938, sin embargo, dejaron de admitirse nue
vas solicitudes205.
6. A los judíos que emigraban a Palestina se les daba la oportunidad especial de
retirar su capital mediante el denominado acuerdo H aavara. Este acuerdo lo firmaron
en agosto de 1933 el Reich alem án y la A gencia Judía para Palestina. Formalmente,
era un acuerdo modificado de com pensación de pagos entre países. Bajo las condicio
nes en él establecidas, a un judío «capitalista» que deseara emigrar a Palestina se le
permitía firmar un contrato con un exportador alem án para la transferencia de mer
cancías de Alem ania a Palestina. A l exportador alemán se le pagaba con fondos obte
nidos de la cuenta bloqueada del emigrante judío. El emigrante recibía su moneda
palestina de la A gencia Judía a su llegada a Palestina. En resumen, los canales eran los
siguientes206:
153
Cuenta bloqueada
del emigrante judío Emigrante
pago en
A
Reichsmark pago en libras
exportación a
Exportador alemán --------------------- A gencia Judía
La Agencia Judía y los exportadores estaban tan satisfechos con este arreglo como los
propios emigrantes. Las mercancías alemanas empezaron a afluir hacia Palestina y, trans
currido un tiempo, el acuerdo de compensación se suplemento con un acuerdo de permu
ta en el que se establecía el intercambio de naranjas palestinas por madera, papel de envol
ver, automóviles, bombas y maquinaria agrícola, etc., de origen alemán207. Parecía que
las relaciones económicas entre la Alemania nazi y la comunidad judía de Palestina fuesen
excelentes. Naturalmente, había cierta insatisfacción en el partido nazi, en el Referat del
Ministerio de Asuntos Exteriores alemán (que se ocupaba de las cuestiones judías) y entre
los alemanes de Palestina, que se quejaban de que se habían descuidado sus intereses a
favor de los judíos208. N o obstante, este acuerdo sobrevivió hasta el estallido de la guerra.
7. Pagos de las arianizaciones en moneda extranjera. Este método estaba abierto prin
cipalmente a los judíos de nacionalidad extranjera y a aquellos que podían vender su
participación en una empresa extranjera. También se podía utilizar si el comprador de
la empresa era residente extranjero209. Finalmente, era una posibilidad para los judíos
emigrados quienes, como antiguos propietarios de una empresa arianizada, podían ejer
cer acciones contra los nuevos propietarios mediante la adscripción de fondos en filia
les extranjeras de dicha empresa210.
8. La venta de Reichsmark bloqueados. U n emigrante que no sacase automáticamen
te su dinero con él, lo perdía en una cuenta bloqueada (Sperrguthaben) sobre la que no
podía ejercer control alguno. Las cuentas bloqueadas se encontraban bajo la supervi
sión de los Devisenstellen, que formaban administrativamente parte de las oficinas de los
Oberfinanzprásidenten (oficinas regionales del Ministerio de Finanzas) pero que recibían
207 Resumen de la conferencia interministerial que tuvo lugar en las oficinas del Ministerio de
Economía el 22 de septiembre de 1937, NU-4075.
208 Correspondencia y reuniones, entre 1937 y 1938, en los documentos NG-1889, NG-4075, y
NG-3580.
209 Véase el contrato de arianización entre la empresa de Fráncfort, J. &. C. A. Schneider y Bruno
Sletzki, un residente suizo, 27 de diciembre de 1938, T 83, Rollo 57-
210 Véase la carta de la empresa arianizada M. M. Warburg & Co. K. G. (firmada por Nelmeyer)
al Oberfinanzprasident de Hamburgo/Oficina Monetaria, a la atención del Reichsbankoberisnpektor
Kurth, 18 de septiembre de 1939, y cartas posteriores, Archivos Federales Alemanes, R 7/4464.
154
órdenes del Ministerio de Economía211. Los Devisenstellen tenían competencias para
permitir la explotación de las cuentas bloqueadas sólo para satisfacer tres objetivos
principales: (1) para conceder crédito a un alemán, (2) para realizar pagos de seguros, y
(3) para adquirir propiedades inmuebles. Estas disposiciones no estaban pensadas para
beneficiar a los judíos emigrantes, sino a los extranjeros no judíos a quienes les interesa-
ra realizar tales inversiones. Sin embargo, el hecho de que las cuentas bloqueadas, o
Sperrmark, fuesen liberadas para algún propósito les daba al menos cierto valor. De hecho,
algunos judíos pudieron vender sus fondos bloqueados a un tipo de cambio de 20 céntimos
por Sperrmark, o incluso un poco mejor; es decir, una pérdida no superior al 50 por 100212.
Aquellos judíos que no vendieron sus cuentas en Sperrmark las perdieron cuando, en el
transcurso de la confiscación posterior, las engulló el Ministerio de Finanzas.
9. Algunos judíos pobres que querían cambiar su dinero rápidam ente y sin inter
mediarios practicaban el contrabando de moneda, en contravención de la ley. D ado
que el dinero en m etálico sacado de contrabando tenía que volver a meterse de con
trabando para que le resultase útil a cualquiera que no fuese un cazador de recuer
dos, el tipo de cambio de dichas transacciones era sólo de 10 a 13 céntimos por
marco213. La corona checa, que valía 3,43 céntim os antes de que los alem anes m ar
chasen sobre Praga, se vendía una sem ana después en los bancos de N ueva York a
menos de un céntim o214.
10. O tra transacción ilegal pero común era un acuerdo privado, para el que hacían
falta tres partes judías: un judío emigrante con moneda alemana, una familia pobre judía
que se quedase atrás, y un pariente extranjero de la familia pobre dispuesto a prestar
ayuda. Con dicho acuerdo, el emigrante daba sus Reichsmark a la familia pobre y pos
teriormente recogía los deseados dólares (o libras o marcos) donados por los parientes
extranjeros que prestaban la ayuda.
11. D ado que según la ley monetaria las posesiones de los ciudadanos alemanes en
el extranjero debían declararse al Reich, la retención de posesiones extranjeras era equi
211 Ley Monetaria, 12 de diciembre de 1938, RGB11, 1734. Decreto de aplicación del Ministerio
de Economía, 22 de diciembre de 1938, RGB11, 1851. La Ley Monetaria y el reglamento de aplica
ción son codificaciones de normativas anteriores. La recopilación completa de las normas monetarias
de 1939 -con comentario de experto- puede consultarse en Regierungsrat Hans GURSKI y Regie-
rungsrat Friedrich SCHULZ (eds.), Devisengesetz, Berlín, 1941-
212 Edward J. CONDLON, «Shoppers for Foreing Exchange Benedit A s Stocks Here Increase», The
New York Times (19 de marzo de 1939), pp. 1, 5. La emisión de Sperrmark para permitir la emigración
de judíos indigentes también fue aparentemente aprobada. Las cuentas se las compraban a sus pro
pietarios organizaciones extranjeras de ayuda a los judíos. S. A d l e r -R u d e l , Jüdische Selbsthilfe unter
dem Naziregime, 1933-1939, Tubinga, 1974, pp. 179-181.
213 The New York Times (19 de marzo de 1939), pp. 1 y 5.
214 Ibid.
155
valente a una transferencia de moneda. Había sólo dos formas de conservar las inver
siones en el extranjero: no declarándolas u obteniendo permiso para conservarlas.
Ambos métodos se utilizaron poco.
12. D ado que muchos judíos eran tan pobres que no podían permitirse pagar su
pasaje, el jefe de la Policía de Seguridad, Heydrich, buscó formas poco convenciona
les de ayuda mediante un típico método Heydrich. Durante la conferencia llevada a
cabo el 12 de noviembre de 1938, Heydrich lo explicó de la siguiente manera: «A tra
vés de la Kultusgemeinde judía [la organización de la comunidad judía en Viena]
extrajimos cierta cantidad de dinero a los judíos ricos que querían emigrar. A l pagar
esta cantidad, y una suma adicional en moneda extranjera [sacada de las cuentas judías
en países extranjeros], hicieron posible que se marchasen varios judíos pobres. El pro
blema no era hacer que se fuesen los judíos ricos, sino librarnos de la chusma judía».
A Góring no le entusiasmó este procedimiento: «Pero, hijos míos, los habéis puesto a
pensar bien esto? N o nos ayuda a sacar cientos de miles [para] la chusm a judía. ¿Os
habéis parado a pensar que este procedimiento nos puede costar tanto dinero en mo
neda extranjera que al final no vamos a poder aguantar?». Heydrich, en su defensa,
contestó, «sólo lo que el judío ha tenido en moneda extranjera»215. En una nota pre
parada para la reunión que tuvo lugar el 22 de noviembre de 1938 entre los funcio
narios encargados de la moneda extranjera, se calcula que 170.000 judíos habían emi
grado con recursos tales como moneda extranjera, mercancías, liberación de activos
extranjeros o transferencias a Palestina, dando una cantidad total de 340.000.000 de
Reichsmark, o 2.000 Reichsmark per cápita216. Eso era el pasado. El futuro iba a ser
mucho más sombrío para los posibles emigrantes, especialmente si no tenían nada que
llevar con ellos.
El problema de los judíos pobres era tan enorme que recibió atención desde muchos
puntos. H acia finales de 1938, el Prásident del Reichsbank, Schacht, que ya no ocupa
ba el cargo de Ministro de Economía pero seguía siendo una figura poderosa, viajó a
Londres con un plan para la emigración de unos 150.000 judíos. Éstos debían dejar sus
posesiones atrás, y su reasentamiento debía ser financiado por un consorcio de institu
ciones financieras extranjeras. Este grupo extranjero entregaría por adelantado 1.500
millones de marcos, que el Reich devolvería (con intereses) en forma de «exportaciones
213 Actas de la conferencia organizada por Goring, 12 de noviembre de 1938, PS-1816. Véase
también el resumen de los comentarios hechos por Heydrich en una reunión del comité del Reichs-
zentrale für die jüdische Auswanderung [Central del Reich para la emigración judía], mantenida
el 11 de febrero de 1939, en Alelen zur Deutschen Auswartingen Politik 1918-1945, serie D, vol. V,
doc. 665.
216 Nota no fechada, Staatsarchiv de Leipzig, legajo Devisenstelle Leipzig 926.
156
adicionales» en un largo periodo de tiempo217. La motivación de Schacht, y la de sus
partidarios, parece haber sido la siguiente: en primer lugar, el plan era una forma de
combatir la propaganda extranjera que acusaba a Alem ania de robar a los judíos todas
sus propiedades, convirtiéndolos en indigentes. (En ese mismo momento, los alemanes
estaban haciendo idénticas acusaciones respecto al trato que recibían los alemanes de
los Sudetes en Checoslovaquia.)218
Una razón más importante era que Schacht estaba convencido de que en último
término A lem ania se beneficiaría más de las «exportaciones adicionales» que de la in
cautación sin com pensación del patrimonio judío. Las exportaciones adicionales, des
pués de todo, iban a crear muchos nuevos consumidores de mercancías alemanas. U na
vez creado un cliente, se tenía un cliente para siempre; una vez creado un mercado,
se tenía un mercado para siempre. A largo plazo, las exportaciones compensarían por
sí solas. Schacht estaba convencido de ello. Por otra parte, si la guerra interrumpía las
exportaciones, todos los problemas se resolverían de inmediato. Los judíos estarían
fuera, los bienes judíos se quedarían dentro. De cualquier forma, Alem ania no iba a
perder.
El plan de Schacht no se materializó, en parte al menos por la oposición del M inis
terio de A suntos Exteriores alemán. Ribbentrop no veía ninguna razón para permitir
les a los judíos transferir, de una forma u otra, lo que él consideraba patrimonio roba
do a los alem anes219. Tras este razonamiento se escondía un agravio que nada tenía
que ver con los judíos. Las negociaciones las estaba llevando a cabo en Londres el pro
pio Schacht, y al Ministerio de A suntos Exteriores no se le dio entrada. Su jurisdic
ción se pasó por alto. Humillado por este proceder, el ministro de A suntos Exteriores
157
expresó su desaprobación de toda la idea220. Las propiedades y los judíos se quedaron
atrás221.
220 Weizsacker a Ribbentrop, a Wormann (jefe, División Política), al jefe adjunto de la División Polí
tica, al jefe de la División de Política Comercial, al jefe de Referat Deutschland, 20 de diciembre de 1938,
NG-1521. Weizsacker a Ribbentrop, etc., 4 de enero de 1939, NG-1518. Pocos días más tarde, Ribben
trop aceptó la organización «discreta» de la emigración, siempre que el Ministerio de Asuntos Exteriores
pudiese participar. Memorando de Weizsacker, 13 de enero de 1939, NG-1532. Nada se supo del asunto.
221 Aproximadamente la mitad de los 800.000 judíos residentes en el área del Reich-Protektorat
emigraron. Informe de Korherr, estadístico de las SS, 23 de marzo de 1943, NO-5194.
222 El impacto sobre estos grupos se describe con cierto detalle estadístico en S. Adler-Rudel,
Jüdische Selbsthilfe unter dem Naziregime 1933-1939, cit., pp. 121-149.
223 Véase, por ejemplo, la carta escrita por los compromisarios de I. G. Farben en las minas de I. Pets
chek en Falkenau (firmada Kersten y Prentzel) al Regierungsrat Dr. Hoffmann del Ministerio de Eco
nomía sobre la Sáuberungsakdon («acción de limpieza»), que dio como resultado el despido de 209
trabajadores, 18 de enero de 1939, NI-11264. Obsérvese también el contrato para la arianización de
la empresa de Fráncfort J. & C. A. Schneider, 17 de diciembre de 1938, firmado por Lothar y Fritz
Adler, los propietarios judíos, y Bruno Seletzky, comprador, en el que se establecen detalladas estipu
laciones para el despido de los trabajadores judíos, incluida la estipulación de que las indemnizacio
nes correrían a cargo de los Adler. T. 83, Rollo 97.
224 De las cifras incluidas enjüdisches Nachrichtenblatt, Berlín, 10 de noviembre de 1939.
225 De las cifras incluidas en «Die Juden und jüdischen Mischlinge im Dritten Reich», Wirtschaft
und Statistik, vol. 20, p. 84.
158
Mediante decreto de 29 de marzo de 1938, las instituciones de ayuda judías fueron pri-
vadas de sus exenciones fiscales226. El 19 de noviembre de 1938, un decreto firmado por
Frick, von Krosigk y el ministro de Trabajo, Seldte, estipulaba que los judíos debían ser
excluidos de las ayudas públicas227. Durante el mes siguiente, se tomó la primera medida
para obligar a los judíos desposeídos a realizar los trabajos más duros y menos valorados.
En una directiva fechada el 20 de diciembre de 1938, el presidente de la Oficina de
Empleo del Reich, Syrup, estipuló con «aprobación expresa» de Góring que se hiciese un
esfuerzo para asignar en adelante a todos los judíos ociosos y con posibilidades de trabajar
a la construcción pública y privada así como a proyectos de recuperación, segregados de
los trabajadores no judíos228. A comienzos de 1941, aproximadamente 30.000 judíos tra
bajaban por grupos en proyectos de trabajos pesados229. Los restantes judíos en condicio
nes de trabajar estaban en fábricas y en la creciente red de organizaciones comunitarias
judías. Unos cuantos profesionales se ganaban a duras penas la vida como Krankenbehand-
ler y Konsulenten, atendiendo las necesidades sanitarias y jurídicas de la comunidad.
Las reservas en metálico estaban desapareciendo de las manos privadas, y el 29 de
abril de 1941, un tribunal especial de Leipzig condenó a una pareja judía a prisión por
acaparar dinero230. D ado que los judíos ya habían perdido posiciones y posesiones, se
aferraban a la esperanza de que a partir de ese momento los dejarían tranquilos sim
plemente si trabajaban duramente y se ocupaban de sus propios asuntos. Después de
todo, las «ciudadelas de poder» de los judíos ya habían sido aplastadas, y el saqueo
había terminado. N o obstante, la burocracia no podía quedarse a medias. El proceso de
destrucción tenía que continuar. Mientras que las medidas antijudías anteriores a 1939
estaban destinadas a las inversiones, los decretos emitidos durante la guerra hacían
referencia a la renta. A partir de entonces, la burocracia les quitó a los judíos sus sala
rios. Las expropiaciones de renta produjeron mucho menos que las confiscaciones de
bienes, pero para los judíos las nuevas medidas eras más graves. Los pobres gastan una
proporción mucho mayor de la renta en productos necesarios que los ricos, y los muy
159
pobres gastan toda su renta en necesidades. De acuerdo con el modelo progresivo del
proceso de destrucción burocrático, los judíos se vieron privados de una porción cada
vez mayor de sus necesidades básicas. La supervivencia se hizo cada vez más difícil.
Es característico que, al igual que en el caso de las propiedades judías, también en la
cuestión de la renta judía el sector empresarial se llevase la mejor parte. En primer lugar,
se redujeron los salarios de los judíos. Y lo que quedaba fue gravado impositivamente.
La formulación de una política salarial aplicable a los judíos comenzó en el Ministerio de
Trabajo a finales de 1939, siguiendo el principio de que deberían modificarse las leyes labo
rales alemanas para excluir a los judíos de ciertas remuneraciones231. Mientras los burócra
tas ministeriales discutían los detalles de la medida propuesta, la industria empezó a tomar
medidas propias. Varias empresas se negaron a remunerar las vacaciones legales, y los tra
bajadores judíos contraatacaron acudiendo a los tribunales. El Tribunal de Trabajo de Kas-
sel se manifestó, como es natural, a favor de las empresas, con el razonamiento de que los
judíos no tenían un «vínculo interno» con el desempeño de un trabajo, que para ellos un
trabajo era sólo una mercancía, y que no tenían lealtad hacia su empleador. En consecuen
cia, un judío no tenía derecho a recibir una remuneración por los días de vacaciones232.
A comienzos de 1940, el Ministerio de Trabajo redactó el proyecto de ley que regu
laba las remuneraciones salariales de los judíos. El proyecto establecía que a estos se les
privaría de la remuneración por los días de vacaciones, los complementos de familia e
hijos, las subvenciones por maternidad o matrimonio, las prestaciones por fallecimiento,
las primas, los regalos de aniversario, las indemnizaciones por accidente, y -en el caso de
aquellos que trabajasen lejos de su lugar de residencia—todos los complementos excep
to un complemento de viaje anual para visitar a los miembros de su familia233. El decre
to propuesto se encontró con diversas objeciones, principalmente porque contenía um
enumeración de excepciones en lugar de un principio positivo (como por ejemplo, la
norma de que a los judíos se les pagase solamente por el trabajo efectivamente realiza
do)234. Estas objeciones hirieron el orgullo jurisdiccional del ministro de Trabajo que, en
consecuencia, decidió aplicar sus ideas mediante la emisión de las instrucciones ade
cuadas a las delegaciones regionales sin esperar la concurrencia de otros Ministerios235.
231 Ministro de Trabajo, Seldte, al jefe de la Cancillería del Reich, Lammers, 16 de abril de 1940,
NG-1143.
232 Dietrich Wilde, «Der Jude ais Arbcitnehmer», Die Judenfrage, 15 de Julio de 1940, p. 95.
A idéntica conclusión llegó el Staatssekretar Stuckart, del Ministerio del Interior, en la propuesta que
presentó a Lammers, 30 de abril de 1940, NG-1143.
233 Seldte a Lammers, 16 de abril de 1940, NG-1143.
234 Stuckart a Lammers, 30 de abril de 1940, NG-1143.
235 Staatssekretar Syrup al Ministerio del Interior, 3 de enero de 1941, NG-1143. Respecto a las
normativas regionales detalladas, véase Oberregierungsrat Hans Küppers, «Die vorlauflge arbeits-
rechtliche Behandlung der Juden», Reichsarheitsblatt, Parte V, pp. 106-110.
160
A finales de año, el Ministerio de Trabajo fue invitado por el de Interior a asistir a
una conferencia sobre el status laboral de los judíos. A ceptando la invitación, el Sta-
atssekretar Syrup, en nombre del Ministerio de Trabajo, añadió las siguientes palabras:
«Considero evidente que estoy encargado de formular todas las cuestiones referentes a
las leyes laborales, también con respecto a los judíos, en la medida en que siguen sien
do empleados por la empresa privada»236.
La reunión se celebró bajo la presidencia del experto en asuntos judíos del Ministe
rio del Interior, el Ministerialrat Lósener. Uno de los presentes (el representante de
Góring) declaró que sólo quería una norma que estableciese que los judíos tenían un
status laboral aparte. El decreto propuesto no le interesaba en absoluto. Los reunidos se
comprometieron a emitir dos decretos, uno que estableciese el principio, y el otro que
contuviese los detalles237.
El principio de status laboral separado se promulgó finalmente en el decreto de 3 de
octubre de 1941, firmado por el Staatssekretár Kómer, de la Oficina del Plan Cuatrienal238.
El decreto de aplicación del Ministerio de Trabajo, fechado el 31 de octubre de 1941, y
firmado por el Staatssekretár Engel239, establecía que los judíos sólo tenían derecho a
recibir remuneración por el trabajo efectivamente realizado. A continuación enumera
ba las remuneraciones a las que los judíos no tenían derecho, y que de cualquier m ane
ra ya hacía bastante tiempo que no recibían. Pero el decreto contenía también varias
disposiciones nuevas que eran importantes. Los judíos tenían que aceptar cualquier
puesto de trabajo que las oficinas de empleo les asignasen. Tenían que emplearse en
grupos. Los jóvenes entre catorce y dieciocho años podían ser empleados en cualquier
horario. Los inválidos judíos (excepto los mutilados de guerra) tenían que aceptar todos
los trabajos asignados. En resumen, a la industria se le había concedido el derecho a una
explotación casi ilimitada: pagar salarios mínimos por el máximo trabajo.
El Ministerio de Finanzas tenía ahora la tarea de gravar los salarios judíos (o lo que
quedaba de ellos). La idea de establecer un impuesto sobre la renta especial para los
judíos surgió realmente a finales de 1936, cuando se redactaron los primeros proyectos
de ley en el Ministerio del Interior. El propio Hitler deseaba este gravamen por razones
punitivas, porque 1936 fue el año del primer asesinato de un dirigente nazi a manos de
161
un judío (el Landesgruppenleiter Wilhelm G ustloff en Suiza). El impuesto sobre la
renta se deseaba como una especie de castigo240. U n proyecto posterior, preparado por
la División III del Ministerio de Finanzas, establecía de hecho un incremento fluctuan-
te del impuesto asociado a la conducta de los judíos en cuanto enemigos públicos241,
pero la idea punitiva se abandonó cuando el Ministerio de Justicia objetó que la medi-
da era jurídicamente defectuosa y políticamente peligrosa, en especial por la posibilidad
de represalia contra las minorías alemanas en el extranjero (un temor típicamente
nazi)242. Tampoco a Góring le gustaba el decreto, aunque había utilizado la idea de cas
tigo para su supuesta multa después del asesinato del segundo nazi, vom Rath243.
A pesar de todas las objeciones, la correspondencia inicial sobre el impuesto sí produ
jo algunos resultados. Uno de ellos fue la abolición, en 1938, de las exenciones fiscales
que afectaban a los niños judíos244. En palabras del decreto sobre impuestos de 1939, que
volvió a poner en vigor la disposición, los «niños» eran personas que no eran judías245.
La razón para especificar el status del niño más que el status del asalariado era garantizar
que el padre cristiano de un niño judío no obtuviera una deducción y que el padre judío
de un niño Mischling retuviera la exención. En resumen, esta medida tenía como obje
tivo a los padres cuyos hijos estuviesen clasificados como judíos246.
La correspondencia inicial contenía también una justificación diferente de la punitiva
para el gravamen propuesto. Esta razón, mencionada por primera vez por Stuckart, persis
tía en la mente de los burócratas mucho después de que la medida en sí se hubiese archi
162
vado. Stuckart había argumentado que los judíos no realizaban aportaciones a las organi
zaciones benéficas y de socorro mutuo nazis. En lugar de esas contribuciones, sostenía, los
judíos debían pagar un impuesto especial sobre la renta247. Esta práctica idea no se podía
desaprovechar. El 5 de agosto de 1940, la propuesta se tradujo en acción, no contra los
judíos sino contra los polacos, que entonces se estaban importando al Reich en cantidades
crecientes. El impuesto se denominó Sozialausgleichsabgabe («Impuesto de Igualación So
cial»). Era un impuesto especial del 15 por 100 sobre la renta, con una desgravación de 39
Reichsmark al mes. La contribución se añadía al impuesto regular sobre la renta248. Una
vez decretada la medida contra los polacos, se extendió a aquellos para quienes original
mente había sido planeada: los judíos. Esto se llevó a cabo mediante decreto de 24 de
diciembre de 1940, firmado por el Staatssekretar Reinhardt, del Ministerio de Finanzas249.
247 Carta de Reinhardt, 9 de febrero de 1937, en la que se adjunta la propuesta de Stuckart, NG-3939.
248 RGB11, 1077.
249 RGB1 I, 1666. Respecto a los detalles de la aplicación, véase Ministerialrat Josef Oermann
(Ministerio de Finanzas), Die Sozialausgleichsabgabe, 2.a ed., Berlín, 1944.
163
tarias para trabajadores que realizaban tareas pesadas o turnos de noche, niños, muje
res embarazadas y madres en periodo de lactancia, y personas enfermas e inválidas,
(4) asignaciones especiales de alimentos racionados cuando había reservas suficientes,
o de alimentos no racionados pero generalmente no disponibles, cuando los había.
(Estas variaban en diferentes épocas y de un lugar a otro.) El Ministerio de Agricultu
ra procedió en sus restricciones a los compradores de alimentos judíos siguiendo el
característico modelo gradualista. Empezando por las asignaciones especiales, el Minis
terio siguió por las raciones suplementarias, y finalmente recortó las raciones básicas y
los alimentos no racionados.
El 1 de diciembre de 1939, el ministro de A lim entación en funciones, Backe, dio
instrucciones a las oficinas de alimentación regionales para que privasen a los judíos
de las asignaciones especiales de alimentos para el periodo de racionamiento com
prendido entre el 18 de diciembre de 1939 y el 14 de enero de 1940. Com o resultado,
los judíos recibirían menos carne, menos mantequilla, nada de cacao y nada de arroz. Los
cupones debían invalidarse antes de la emisión de las cartillas de racionamiento. En
caso de duda respecto a si el propietario de una cartilla era judío, podía consultarse a
la policía o a las oficinas del partido. Las instrucciones no debían publicarse en la pren
sa250. Las instrucciones del siguiente periodo de racionamiento (15 de enero a 4 de
febrero de 1940) establecieron de nuevo el recorte de las raciones especiales, esta vez
en carne y legumbres251.
Las oficinas de alimentación regionales no aplicaban estas instrucciones uniformemen
te. Bien por confusión o bien en un exceso de celo, recortaban las raciones suplementarias
de los niños, los trabajadores que desempeñaban trabajos pesados, los incapacitados, e
incluso las raciones básicas de los consumidores normales. El 11 de marzo de 1940, se les
recordó a estas oficinas que las raciones básicas y los suplementos para niños, y demás,
no debían tocarse. Las raciones especialmente asignadas, sin embargo, debían recortar
se. De manera similar, los alimentos no racionados, que normalmente no estaban dis
ponibles y que se distribuían sólo periódicamente mediante listas de clientes, debían
prohibirse a los judíos. En el periodo en cuestión, los artículos no racionados incluían
la carne de ave, el pescado procedente de pesca deportiva, y los productos ahumados.
La orden de aclaración enumeraba entonces, para orientar a las delegaciones de ali
m entación regionales, las siguientes normas y recomendaciones de procedimiento.
Todas las cartillas de racionamiento correspondientes a judíos deberían marcarse con
una ]. Esa J podía invalidar los cupones de racionamiento especiales. Las cartillas de
racionamiento familiares sólo debían intercambiarse por cupones de viaje y restauran
164
te en casos de absoluta necesidad; los judíos podían realizar sus cortos desplazamientos
sin comida. Finalmente, las oficinas de alimentación tenían competencia para señalar
unas horas de compra especiales para los judíos, asegurándose así de que no se «moles
taba» a los compradores arios. En realidad, esta disposición garantizaba que los judíos
nunca tuviesen acceso a los artículos vendidos por orden de llegada de los comprado
res252. Las horas de compra para los judíos se establecieron en Viena entre las 11 y la
una del mediodía y entre las cuatro y las cinco de la tarde, en Berlín sólo entre las cua
tro y las cinco de la tarde, y en Praga entre las tres y las cinco de la tarde253.
A pesar de la orden de aclaración emitida el 11 de marzo de 1940, a escala regional
se siguieron cometiendo errores. Uno de ellos provocó un incidente bastante absurdo.
Berlín recibió un cargamento de verdadero café (es decir, Bohnenkaffee en lugar de
Ersatzkaffee) . La población tenía que registrarse para obtenerlo y, en ausencia de prohi
biciones, 500 judíos se incluyeron en la lista de solicitantes. Cuando la oficina de ali
mentación descubrió las solicitudes, eliminó a los judíos de las listas y les impuso mul
tas por alterar el orden público. Un judío presentó una demanda ante un juzgado local
(Amtsgericht). La oficina de alimentación sostuvo que los judíos deberían haber sabi
do que no tenían derecho a café, pero el juzgado anuló la disposición de la oficina argu
mentando que una multa no podía basarse en una «interpretación artificial de la ley
[gekünstelten Auslegung des Gesetzes]». Cuando un nuevo ministro de Justicia, Thierack,
asumió el cargo en 1942, analizó el caso en la primera de sus famosas «instrucciones a
los jueces [Richterbriefe]». He aquí lo que les dijo:
Los judíos que «ganaron» el juicio, por cierto, fueron inmediatamente deportados a
un campo de concentración255. Se acabó el café para ellos.
En 1941, decidido a cubrir todos los vacíos legales, el Ministerio de Agricultura
tomó medidas contra el envío de paquetes desde países extranjeros. Estos paquetes
165
complementaban la dieta de aquellos judíos suficientemente afortunados como para
tener amigos y familiares en países neutrales. Pero el Ministerio no podía soportar la
idea de que los judíos recibiesen comida dos veces, de sus parientes y de ciudadanos ale-
manes. En consecuencia, el Ministerio de Alimentación solicitó al servicio aduanero
del Ministerio de Finanzas que enviase a las oficinas de alimentación informes sema-
nales sobre paquetes de los que se supiese o se sospechase que iban destinados a judíos.
A continuación, los contenidos se sustraían de las raciones de comida256.
Gradualmente, las instrucciones del Ministerio dirigidas a las oficinas de alimenta
ción se fueron volviendo más estrictas. Artículo tras artículo, se fueron reduciendo o
suprimiendo por completo. El 26 de junio de 1942, el Ministerio de Alimentación y
Agricultura invitó a los representantes de la Cancillería del Partido, de la Cancillería
del Reich, de la Oficina del Plan Cuatrienal y del Ministerio de Propaganda a reunirse
para revisar definitivamente la cuestión del suministro de alimentos a los judíos257.
A juzgar por el resumen oficial258, la conferencia fue notablemente tranquila. Todas
las propuestas se adoptaron por unanimidad. A los asistentes se les informó de que, de
acuerdo con las instrucciones del Ministerio de Alimentación, los judíos ya no recibirían
pasteles. Además, una serie de oficinas de alimentación habían prohibido ya la distri
bución de pan blanco y panecillos. Todos los presentes se mostraron de acuerdo en que
sería «apropiado» enviar instrucciones a todas las oficinas de alimentación para que reti
rasen el pan blanco y los panecillos a los judíos. A continuación, los reunidos supieron
que el Ministerio ya había dado instrucciones a las oficinas de alimentación para que no
distribuyesen cartillas de huevos a los judíos. Los representantes que acudieron a la reu
nión pensaron que sería «justificable» (vertretbar) excluir a los judíos de la compra de
cualquier tipo de carne.
En tercer lugar, los burócratas decidieron unánimemente que sería «correcto» (richtig)
levantar la igualdad de trato de la que todavía disfrutaban los niños judíos. (Hasta ese
momento, habían recibido las mismas cantidades suplementarias de pan, carne y mante
quilla asignadas a los niños alemanes.) En consecuencia, se decidió recortar estas racio
nes suplementarias. Eso habría dado a los niños judíos las raciones de los consumidores
alemanes adultos. Sin embargo, dado que esto seguía siendo demasiado, los burócratas
acordaron dar a los niños judíos el nivel de raciones concedido a los adultos judíos. En
consecuencia, si los adultos judíos perdían sus cartillas de carne, también los niños. Dado
256 Ministerio de Finanzas (firmado Seidel) a los Oberfinanzprasidenten, 20 abril de 1941, NG-1292.
257 Ministerio de Alimentación y Agricultura (firmado Moritz) al Ministerialdirektor Klopfer
(Cancillería del Partido), al Reichskabinettsrat Willuhn (Cancillería del Reich), al Ministerialdirektor
Gramsch (Oficina del Plan Cuatrienal) y al Ministerialdirektor Bemdt (Ministerio de Propaganda), 26
de junio de 1942, NG-1890.
258 Resumen de la conferencia, fechado el 1 de julio de 1942, NG-1890.
166
que los niños habían disfrutado de igualdad también en la distribución de leche, se con
sideró adecuado cambiar también la ración de leche. A partir de ese momento, los
niños judíos no recibirían leche entera, sino desnatada. Los niños arios menores de tres
años tenían derecho a aproximadamente tres cuartos de litro de leche al día, aquéllos
de entre tres y seis años a aproximadamente medio litro y los situados entre los seis y
los catorce años a aproximadamente un cuarto de litro de leche entera. Los niños ju
díos sólo recibirían leche hasta el día en que cumpliesen los seis años, y la cantidad
máxima concedida incluso al niño más pequeño no debía ser superior a poco más de
medio litro de leche desnatada.
A continuación, los burócratas estudiaron las raciones de las mujeres embarazadas,
las madres lactantes, y las personas enfermas. El representante del Ministerio de A gri
cultura señaló que de las madres judías ya se habían ocupado en una directiva emitida
en abril de 1942, y que el Staatssekretár de Salud del Ministerio del Interior (Dr. Conti)
había dado instrucciones a los médicos de que a los pacientes e inválidos judíos no les
recetasen raciones complementarias de ningún tipo. Se acordó que la orden de Conti
se reforzase mediante una directiva a las oficinas de alimentación.
Finalmente, los reunidos consideraron que sería «correcto» suprimir las raciones com
plementarias para los trabajadores con jom adas laborales muy largas, los trabajadores
nocturnos y los trabajadores encargados de tareas muy pesadas. H asta ese momento, a los
judíos se les habían garantizado esas raciones complementarias por razones de eficacia,
pero, sólo en los últimos tiempos, la experiencia había demostrado de nuevo que el tra
bajo realizado por los judíos no era en ningún sentido tan valioso como el realizado por
los alemanes. La distribución de raciones complementarias a los trabajadores judíos había
provocado mal humor entre grandes secciones de los trabajadores alemanes. N o obstan
te, quizá fuese necesario dar a los judíos expuestos a sustancias tóxicas medio litro de
leche desnatada al día. Esta excepción afectaría especialmente a los trabajadores judíos
de centrales eléctricas (sólo en Berlín, aproximadamente 6.000). En relación con esto, a
los reunidos se les recordó que ya hacía cierto tiempo que Berlín había eliminado las
raciones complementarias para los trabajadores judíos.
A l finalizar la conferencia, se señaló que el Staatssekretár de Sanidad, Dr. Conti, no
estaba representado y que, como resultado, ninguno de los presentes podía juzgar «exper
tamente» si los recortes de raciones propuestos iban o no «demasiado lejos» en el debili
tamiento físico de los judíos, fomentando así epidemias y amenazando también a la pobla
ción aria. En consecuencia, se decidió pedir la opinión del Staatssekretár Conti antes de
poner en vigor los recortes de raciones. En segundo lugar, se señaló que el plenipotencia
rio de trabajo, Sauckel, tampoco estaba representado y, por lo tanto, se decidió solicitar
también su opinión, esta vez desde el punto de vista de la eficacia en el trabajo.
Parece que ni el Staatssekretár Dr. Conti ni el plenipotenciario de trabajo Sauckel
plantearon objeciones especiales, porque las instrucciones dadas a las oficinas de ali
167
mentación regionales, fechadas el 18 de septiembre de 1942259, no moderaban las drás
ticas decisiones tomadas en la reunión del 29 de junio. En un aspecto, las regulaciones
del 18 de septiembre fueron incluso más lejos. Se incluyó una nueva restricción en la
cuestión de los paquetes de alimentos, algo que había preocupado mucho al Ministerio.
H asta ese momento, los paquetes de alimentos dirigidos a los judíos se habían abierto
para cargar los contenidos a las raciones del destinatario. Ahora, había tantos artículos
prohibidos que el servicio aduanero debía trasladar cualquier paquete que contuviera
productos de contrabando, como café o quizá un salchichón, a las delegaciones de ali
m entación para que éstas los distribuyesen entre los hospitales u otros grandes consu
midores alemanes260.
D ado que 1942 fue el año de las deportaciones en m asa, cada vez menos judíos habi
taban dentro de las fronteras del Reich. En 1943, el problema del racionamiento esta
ba tan simplificado que en Viena el Consejo judío daba una única comida al día en su
sede de Klein Pfarrgase 8. La comida estaba disponible hasta la una de la tarde. Los
judíos que desempeñaban trabajos forzosos podían acudir a comer hasta las 7 de la
tarde261. Y de esa manera, de unos cuantos plumazos, la burocracia había reducido a
una comunidad en otro tiempo próspera, con una experiencia acumulada e inversiones
extensas, a una banda de famélicos trabajadores forzados que suplicaban su magra
comida al final del día.
168
La concentración
VI
1 Georg Flatow, «Zur Lage der luden in den Kleinstadten», Jüdische Wohlfahrtsbflege und Sozial-
politik, 1934, pp. 237-245.
2 «Die Juden und jüdischen Mischlinge», Wirtschaft und Statistik, vol. 20, p. 86.
3 Ibid.
169
Viena 91.480
Berlín 82.788
Fráncfort 14.461
Wrocíaw 11.172
Hamburgo 10.131
Colonia 8.539
Munich 5.050
Leipzig 4.477
Manheim 3.024
Nuremberg 2.688
233.810
170
el despido de los judíos de los cargos públicos y de la industria, y con la arianización o
liquidación de los establecimientos empresariales judíos. Estas medidas, sin embargo,
fueron principalmente económicas. Sus consecuencias sociales fueron incidentales.
Se tomaron también medidas calculadas contra las relaciones entre alemanes y judíos.
Estos decretos se dividieron en dos categorías, una basada en el supuesto de que los ale
manes eran demasiado amistosos con los judíos y que, por lo tanto, tales expresiones de
amistad debían prohibirse en interés de la pureza alemana y los ideales nacionalsocialistas;
y la otra basada en la premisa opuesta, que los alemanes se mostraban tan hostiles a los
judíos que la segregación era necesaria para mantener el orden público. La clara contra
dicción de este razonamiento tiene una explicación sencilla. En el primer caso, se incluían
medidas que, para su eficacia administrativa, debían aplicarse contra los alemanes,
mientras que en el segundo tipo de ordenanzas el objetivo de la separación podía con
seguirse aplicando las restricciones solamente a los judíos.
El primer decreto contra la mezcla fue la Ley para la Protección de la Sangre y el
Honor de los Alem anes5. En una de sus disposiciones, se prohibía emplear en las casas
judías a mujeres alemanas menores de cuarenta y cinco años. En 1935, no se había aca
bado la era del servicio doméstico de mujeres internas, y la partida obligatoria de miles
de mujeres alemanas de los hogares judíos de clase media produjo una inundación de
solicitudes para reemplazarlas entre las filas de las judías pobres6. La estipulación sobre
las tareas domésticas se instituyó por analogía en hoteles y casas de huéspedes de cen
tros de reposo. Siempre que hubiese mujeres alemanas empleadas allí, debía prohibirse
la entrada a huéspedes judíos7.
Efectos más complicados tendría la prohibición de los matrimonios y las relaciones
extramaritales entre judíos y ciudadanos de sangre alemana o afín, establecida en la Ley
de Protección de la Sangre y el Honor. Estas ramificaciones se hicieron manifiestas en
las interpretaciones y en la aplicación de la ley. Si se contraía un matrimonio mixto des
pués de la entrada en vigor de la ley, se consideraba nulo de pleno derecho, y las partes
5 Firmada por Hitler, Frick, Gürtner y Hess, con fecha de 15 de septiembre de 1935, RGB1 I,
1146.
6 Durante 1936, sólo en Berlín, 3.861 judías fueron enviadas a hogares judíos. S. A dler -R u d el ,
Jüdische Selbsthilfe unter dem Naziregime, 1993-1939, Tubinga, 1974, p. 131. Buena parte de este tra
bajo era probablemente a tiempo parcial.
7 Pfundtner (Ministerio del Interior) a las delegaciones territoriales del Ministerio, 24 de julio de
1937, T 175, Rollo 409. En 1938, la Cancillería del Partido propuso una enmienda de la ley con miras
a ampliar la prohibición a recepcionistas, modelos, etc. El Ministerio del Interior replicó que ya esta
ba abrumado con la legislación antijudía y que la propuesta no era suficientemente importante como
para merecer la redacción necesaria. Pfundtner a Hess, 25 de mayo de 1938, NG-347. En noviembre
de ese año, la propuesta del partido se había quedado obsoleta. Hering al Ministerio de Justicia, 12
de diciembre de 1938, NG-347.
171
de dicho matrimonio eran asimismo inmediatamente culpables de mantener relaciones
extramaritales. De acuerdo con las disposiciones penales, tanto el hombre como la mu-
jer podían ser condenados a sentencias de cárcel por formar parte de un matrimonio
mixto, pero sólo el hombre (ya fuese judío o alemán) podía ser enviado a la cárcel por
mantener relaciones extramaritales. Fue deseo de Hitler que la mujer (judía o alemana)
fuese inmune al enjuiciamiento.
La razón de la insistencia de Hitler en esta exención se desconoce. Puede haberse
debido a un sentimiento de caballería o, más probablemente, a la creencia de que las mu
jeres (incluso las alemanas) eran individuos muy débiles, sin voluntad propia. En cual
quier caso, ni el sistema judicial ni la Policía de Seguridad estaban satisfechos con la exen
ción. En consecuencia, en una reunión judicial, se decidió considerar el deseo de Hitler
sólo en el sentido literal. Ninguna mujer alemana sería castigada por mantener relaciones
con un judío (o por Rassenschande [«corrupción racial»] según se denominó finalmente el
delito), pero si la cazaban contando una mentira durante la vista contra el hombre, podría
ser enviada a la cárcel por perjurio8. El Gruppenführer Heydrich, de la Policía de Seguri
dad, decidió por su parte que una mujer judía no podía quedar libre si su compañero ale
mán era encarcelado. Tal disposición iba contra sus principios, con o sin orden de Hitler.
En consecuencia, emitió instrucciones secretas a sus secciones de Policía Estatal y Policía
Penal para que al encarcelamiento legítimo de un hombre alemán por Rassenschande le
siguiera la inmediata detención de su compañera judía, a quien se debía hacer desapare
cer en un campo de concentración9.
En relación con los Mischlinge, se propusieron otras modificaciones de tendencia
más severa. ¿Cuál era exactam ente el status de los Mischlinge bajo la Ley para la Pro
tección de la Sangre y el Honor de los Alemanes? La ley, obviamente, sólo menciona
ba a judíos y alemanes. Para los creadores de esta «tercera raza» era evidente que los
Mischlinge, en cuanto personas que no eran judías ni ciudadanos de «sangre alemana
o afín», constituían de hecho un puente entre las comunidades judía y alemana. Sin legis
lación adicional concurrente, un Mischling habría estado en posición de casarse o man
tener relaciones extramatrimoniales con cualquiera. La perspectiva de que se produjese
dicha situación era suficientemente incómoda como para requerir cierta acción. Por con
siguiente, en lo que a los matrimonios se refiere, se pusieron en vigor inmediatamente
varias prohibiciones. (Las normas se enumeran en el cuadro 6.1. Para comprender la
regulación de los matrimionios de Mischlinge, quizá sea útil recordar que un Mischling
de primer grado era una persona con dos abuelos judíos, que no pertenecía a la religión
judía, y que no estaba casada con un judío en la fecha límite del 15 de septiembre de 1935.
U n Mischling de segundo grado tenía sólo un abuelo judío).
172
Estos impedimentos legislativos tendían a aislar al Mischling de primer grado. Excepto
con permiso oficial, a tal individuo no se le permitía casarse con nadie que no fuese otro
Mishling de primer grado o judío. La elección de un compañero judío daba lugar a la extin
ción del status de Mischling y a una reclasificación automática como miembro de la comu
nidad judía. Además, en octubre de 1941, se había establecido la política de no conceder
les permiso para casarse con un alemán10. Mientras tanto, sin embargo, a los Mischlinge
de primer grado no se les ponían trabas en sus relaciones extramatrimoniales. N o podían
cometer Rassenschande, independientemente de que eligiesen un compañero judío o
alemán11. N o hace falta decir que hubo intentos de eliminar este vacío. En 1941, el pro
pio Hitler solicitó una enmienda de la Ley de la Sangre y el Honor que habría prohibi
do las relaciones extramatrimoniales de un Mischling de primer grado con un alemán12.
Pero, tras una conferencia y mucha discusión, el asunto se dejó a un lado con el con
sentimiento de Hitler13. Aparentemente, la burocracia no confiaba en poder aplicar tal
prohibición. Lo que quedaba era un procedimiento extralegal. En palabras de una circu
lar confidencial de las SS : en el caso de que Mischlinge de primer grado mantuviesen
relaciones íntimas con alemanes, serían «sometidos a medidas de Policía Estatal»14.
Se puede plantear ahora una cuestión acerca de la eficacia general de la Ley de la
Sangre y el Honor para interrumpir o disuadir los contactos íntimos extramatrimonia
les entre judíos plenos y alemanes. U na indicación de lo que tal vez haya sucedido en
estas situaciones es que todavía en 1942 al menos 62 judíos fueron condenados por
Rassenschande en el Antiguo Reich. Esta cifra se puede comparar con las 57 condenas
por fraude en el pasaporte y las 56 por transgresiones m onetarias15. ¿Por qué, entonces,
173
esta necesidad continuada de asociaciones entre judíos y alemanes? La Ley de la Sangre
y el Honor sorprendió a muchas parejas mixtas, que tenían intención de casarse, antes
de que tuviesen oportunidad de cumplir sus planes. Esas parejas tenían tres opciones.
Separarse, lo cual era el objetivo del decreto. Alternativamente, emigrar. Y, en tercer
lugar, «vivir en pecado».
MATRIMONIOS PERMITIDOS
Alemán — Alemán
Mischling de segundo grado — Alemán
Mischling de primer grado — Mischling de primer grado
Mischling de primer grado — Judío
Judío — Judío
Nota: Primera Ordenanza para la Aplicación de la Ley de la Sangre y el Honor (firmada por Hitler, Frick,
Hess y Gürtner), 14 de noviembre de 1935, RGB11, 1334- Wilhelm Stuckart y Rolf Schiedermair, Rassen-
und Erbpflege in der Gesetzgebung des Reiches, 5.a edic., Leipzig, 1944, pp. 46-48. Die Judenfrage (Vertrauliche
Beilage), 25 de abril de 1941, pp. 22-24.
16 Sentencia del Reichsgericht, 5 de diciembre de 1940, Deutsche Justiz, 1941, p. 225. También,
Die Judenfrage (Vertrauliche Beilage), 10 de marzo de 1941, pp. 15-16.
174
U na causa, por lo tanto, del número relativamente elevado de condenas era que las
parejas mixtas no estaban dispuestas a separarse por una prohibición absoluta de matri
monio. Había, sin embargo, otra razón por la que las estadísticas eran un tanto eleva
das. Los tribunales siempre trataban los casos de Rassenschande con severidad. N o
había circunstancias atenuantes, y no había necesidad de presentar pruebas elaboradas.
La carga de la prueba recaía siempre en la defensa. U n acusado no podía afirmar, por
ejemplo, que desconocía la situación de su compañera; de hecho, el Reichsgericht sos
tenía que cualquier alemán que desease mantener relaciones extramaritales con cual-
quier mujer tenía el deber legal de inspeccionar los papeles (Ariemach'weis) de ésta para
asegurarse de que no era legalmente judía. Tenía que ser especialmente cuidadoso con
las mujeres medio judías, que podrían bien ser judías (relación prohibida) o Mischlinge
de primer grado (relación permitida), dependiendo de las complejas cuestiones jurídi
cas relacionadas con la filiación religiosa17. El acusado estaba también indefenso con
tra la afirmación de alegaciones no probadas. N i que decir tiene que la relación extra-
marital no es fácil de probar, pero en los tribunales alemanes los más mínimos indicios
de que existiese una relación de amistad podían bastar para establecer una firme pre
sunción. El ejemplo más flagrante de tal caso, «que levantó una enorme polvareda en
el sistema judicial»18, fue la acusación contra Lehmann Katzenberger, jefe de la com u
nidad judía de Nuremberg.
Los hechos de esta causa fueron los siguientes: en 1932, Katzenberger era propieta
rio de un establecimiento de venta de calzado al por mayor en Nuremberg. Era enton
ces un hombre próspero, de cincuenta y nueve años, con hijos ya adultos. Ese año, una
joven alem ana soltera, de veintidós años, llegó a Nuremberg para regentar una tienda
de fotografía en el edificio de Katzenberger. El padre de la muchacha le pidió a éste que
la cuidase. En el transcurso de los años, Katzenberger ayudó a la joven cuando tenía
problemas, prestándole ocasionalmente dinero y haciéndole pequeños regalos. Esta
amistad continuó una vez casada la m uchacha, y después de que estallase la guerra. Un
día, la mujer, la señora Irene Seiler, fue citada por la Oficina de Distrito del Partido
(Kreisleitung) donde le advirtieron que debía interrumpir la relación. Ella prometió
hacerlo, pero poco después Katzenberger fue detenido, para ser juzgado por Rassens
chande en la sala de lo penal de un tribunal ordinario. Katzenberger se acercaba a los
setenta años; la señora Seiler tenía más de treinta.
El fiscal encargado de la causa, Hermann Markl, lo consideró un asunto puramen
te dé trámite. Esperaba una sentencia «moderada». (A tenor de la Ley de la Sangre y el
Honor, un hombre convicto de Rassenschande podía ser sentenciado a cualquier perio
17 Sentencia del Reichsgericht, 26 de noviembre de 1942, Deutsches Recht, 1943, p. 404. El tema
se trata también en Die Judenfrage (Vertrauliche Beilage), 15 de abril de 1943, p. 31.
18 Declaración jurada del Dr. Georg Engert (fiscal, Nuremberg), 18 de enero de 1947, NG-649.
175
do de prisión.) Sin embargo, el juez que presidía el tribunal especial local (Sondergericht,
con jurisdicción en los casos políticos) oyó hablar de la vista e inmediatamente se inte
resó por la misma. Según el fiscal Markl, este juez, el Landgerichtsdirektor Dr. Rothaug,
tenía una disposición «colérica». Era un fanático obstinado y estricto que inspiraba
temor incluso a sus fiscales. Cuando la causa de Katzenberger llamó su atención, orde
nó que el procedimiento se trasladase a su tribunal. En palabras de otro fiscal, el Dr.
Georg Engert, el juez Rothaug «reclamó» la causa para su tribunal porque estaba deter
minado a no perder la oportunidad de condenar al judío a muerte.
El procedimiento del tribunal especial de Rothaug resultó ser un juicio espectáculo.
Acosó a los testigos. Cuando el abogado defensor demostraba que los testimonios eran
falsos, su alegación era desestimada con el fallo de que el testigo simplemente había
cometido un error. Rothaug interrumpía frecuentemente con comentarios insultantes
sobre los judíos. Cuando Katzenberger quería hablar, el juez lo cortaba. En su alegación
final, Katzenberger intentó reiterar su inocencia y reprochó a Rothaug el hecho de in
sistir sobre el tema de los judíos y olvidar que él, Katzenberger, era un ser humano. A con
tinuación, nombró a Federico el Grande. Rothaug lo interrumpió inmediatamente para
oponerse a que el nombre del gran rey prusiano fuera «m ancillado», especialmente por
un judío.
El 13 de marzo de 1942, el Landgerichtsdirektor Dr. Rothaug, al que se unieron los
Langerichsráte Dr. Ferber y el Dr. Hoffmann, emitió sentencia. Resumió las «pruebas»
como sigue:
Se dice, por lo tanto, que ambos se habían aproximado sexualm ente (geschlechtliche
Annáherungen) de diversas m aneras, incluida la relación sexual plena. Se alega que se
han besado, a veces en la vivienda de la señora Seiler, y otras en el negocio de Katzen-
berger. Se alega que Seiler se ha sentado en el regazo de Katzenberger y se dice que éste,
con intención de recibir satisfacción sexual, le ha acariciado el muslo por encim a [no por
debajo] de la ropa. En tales ocasiones, se alega que Katzenberger ha acercado a Seiler
hacia sí y ha reposado la cabeza sobre el pecho de ésta.
Seiler admitió haber besado a Katzenberger, pero en broma. Rothaug rechazó ese
motivo señalando que ella había aceptado dinero de Katzenberger. Era, por lo tanto,
«accesible» (zuganglich) . A l pronunciar la sentencia, Rothaug condenó a muerte a Kat
zenberger y a la señora Seiler a prisión por perjurio19.
19 Esta narración se basa en los siguientes materiales: declaración jurada del Oberstaatsanwalt
(fiscal) Dr. Georg Engert, 18 de enero de 1947, NG-649. Declaración jurada del Staatsanwalt Her
mann Markl, 23 de enero de 1947, NG-681. Declaración jurada de Irene Seiler, 14 de marzo de 1947,
NG-1012. Paul Ladiges (cuñado de la señora Seiler) al «JustizministeriumNürnberg» (Tribunal Mili
176
Tras la publicación de la sentencia, se produjo otro incidente sobre el caso. Aunque
era marzo de 1942 y en Rusia se estaba preparando la gran ofensiva de primavera, el
comandante de las fuerzas armadas alemanas y Führer del Reich alemán, A dolf Hitler,
había oído hablar de la sentencia y protestó por el hecho de que no se hubiese tenido
en cuenta su orden en contra de la condena de la mujer. Ninguna mujer, afirmó Hitler,
podía ser sentenciada por Rassenschande. Enseguida se le informó de que la señora Seiler
no había sido encarcelada por Rassenschande, sino por mentir bajo juramento. Esta ex-
plicación ablandó a Hitler20.
En junio, Katzenberger fue ejecutado, pero poco después, la Sra. Seiler, que había
cumplido seis meses de cárcel, fue liberada21.
El caso Katzenberger fue sintomático del intento de romper las relaciones de amis-
tad entre judíos y alemanes. Debemos tener en cuenta que Lehmann Katzenberger era
presidente de la comunidad judía de Nuremberg (la décima más grande del Reich), que
antes de que Rothaug tuviese la oportunidad de juzgar la causa, Katzenberger había
sido acusado ante un tribunal ordinario, y antes de que fuese acusado, la señora Seiler
había recibido advertencias del partido para que pusiera fin a su amistad con el líder
judío. El caso Katzenberger no carece, por lo tanto, de importancia administrativa;
formó parte de un intento de aislar a la comunidad judía. La confirmación de este
hecho la encontramos en una orden emitida por los cuarteles generales de la Policía de
Seguridad (Reichsicherheitshauptamt) el 24 de octubre de 1941, a todas las oficinas de la
Gestapo:
En los últimos tiempos se ha sabido repetidam ente que, ahora com o antes, hay arios
que m antienen relaciones de am istad con judíos y se m uestran conspicuam ente en públi
co con ellos. En vista de que estos arios todavía no parecen comprender los principios
básicos elementales del nacionalsocialism o, y dado que su com portam iento debe consi
derarse com o una falta de respeto a las m edidas del Estado, en tales casos la parte aria
deberá ser puesta tem poralmente en custodia preventiva a efectos educativos, y en los
casos graves deberán ser trasladados a un cam po de concentración, nivel I, por un perio
do m áxim o de tres meses. La parte judía debe en cualquier caso ser puesta en custodia
preventiva hasta nuevo aviso, y enviada a un cam po de concentración22.
tar estadounidense en Nuremberg), 23 de noviembre de 1946, NG-520. Sentencia del tribunal espe
cial de Nürnberg-Fürth en la causa contra Lehmann Katzenberger e Irene Seiler, firmado por Rot
haug, Ferber y Hoffmann, el 13 de marzo de 1942, NG-154.
20 Lammers al SS-Gruppenführer Schaub (ayudante del Führer), 28 de marzo de 1942, NG-5170.
21 Carta de Ladiges, 23 de noviembre de 1946, NG-520.
22 Circular de la Oficina de la Policía Estatal de Nürnberg-Fürth (firmada por el Dr. Grafenberger),
en la que se adjunta la orden de Berlín, 3 de noviembre de 1941, L-152.
177
N i que decir tiene que las actuaciones de la Policía de Seguridad eran completa
m ente extrajudiciales. N o implicaban la confrontación ante un tribunal, ya fuese
ordinario o extraordinario. La orden estaba diseñada para suprimir relaciones que no
siempre podían calificarse de Rassenschande (a saber, relaciones am istosas entre ju
díos y alemanes, particularm ente la amistad manifiesta y abierta m ostrada por la con
versación en la calle o las visitas dom ésticas). Había, quizá, cierto temor a que la tole
rancia de dicha am istad pudiese animar a algunos alemanes a ofrecer a los judíos
refugio contra las redadas de deportación. Pero ese temor era infundado porque, lle
gada la hora de la decisión, pocos alemanes se movieron para proteger a sus amigos
judíos.
La Ley de la Sangre y el Honor y la orden del jefe de la Policía de Seguridad, Hey
drich, estaban pensadas para eliminar las relaciones personales íntimas, ya fuesen
sexuales o platónicas, entre judíos o alemanes. Debido a que estas medidas no sólo tenían
que dirigirse contra la parte judía, sino también contra la alemana, recordaban a las res
tricciones medievales contra la herejía, a las que se parecían en contenido y forma. El
hombre alemán que dejase el país para casarse con su novia judía era culpable de herejía.
N o podía afirmar que él era judío. De manera similar, el alemán que se parase en la calle
a hablar con una antigua amistad judía también era culpable de desconocimiento y falta
de respeto hacia los «principios» nazis23.
Por supuesto, la guetización fue mucho más allá. Se procuró apartar a los alemanes
y a los judíos durante todo el tiempo posible, y tanto como fuese posible. Estas medidas
sólo se podían adoptar prohibiendo a los judíos permanecer en determinados lugares a
ciertas horas. La razón dada para estos decretos era que a los alemanes no les gustaban
los judíos, que a los arios les «molestaba» la presencia de judíos, y que, por lo tanto, era
necesario mantenerlos fuera o alejados.
La más importante de estas ordenanzas contra la convivencia fue la Ley contra la
Masificación de los Colegios Alemanes, promulgada el 25 de abril de 1933, que redujo
la admisión de los no arios en cada colegio o universidad a la proporción de todos los
no arios en el total de la población alem ana24. La cuota de aceptación se fijó, en con
secuencia, en el 1,5 por 100, mientras que el límite superior de matriculación se dise
ñó con la idea de reducir progresivamente el conjunto de estudiantes judíos. En 1936,
23 En ciertas épocas de la Edad Media, las parejas mixtas que habían mantenido relaciones sexua
les eran acusadas de prostitución (überhure) y quemadas (o enterradas) vivas. Se consideraba que el
cristiano culpable había renegado de su fe (ungelouben) , en otras palabras, cometido herejía. Guido
Kisch, The Jews in Medieval Gemiany, Chicago, 1949, pp. 205-207, 465-468.
24 Decreto de 25 de abril de 1933, firmado por Hitler y Frick, RGB11, 255. La ley exceptuaba de
la cuota a todos los no arios que tenían al menos un abuelo alemán o cuyo padre hubiese luchado en
el frente a favor de Alemania durante la Primera Guerra Mundial.
178
más de la mitad de los niños judíos incluidos en el grupo de edad de seis a catorce años
acudían a escuelas regentadas por la comunidad judía25. N o había, sin embargo, escue
las técnicas ni universidades judías, y la posición de los judíos matriculados en las ins
tituciones alemanas de enseñanza superior se hacía cada vez más endeble26. A partir de
noviembre de 1938, los alumnos judíos que quedaban en el sistema educativo alemán
fueron expulsados. A partir de esa fecha, a los judíos sólo se les permitía asistir a cole
gios judíos27.
Aunque las medidas de segregación escolar crearon un problema muy grave para la
comunidad judía, provocaron menos discusión y menos controversia en los niveles superio
res de la burocracia alemana que las órdenes referentes a los viajes por tren de los judíos.
El ministro de Propaganda, Goebbels, llegó a la conferencia del 12 de noviembre de 1938
bien preparado con propuestas para las regulaciones de viajeros. He aquí un extracto
de la discusión:
GOEBBELS: Hoy en día, sigue siendo posible que un judío viaje en el mismo com parti
m ento de coche cam a que un alemán. N ecesitam os, por lo tanto, un decreto del M inis
terio de Transportes del Reich en el que se establezca que los judíos deben disponer de
com partim entos separados; en los casos en que se llenen los com partim entos, los judíos
no pueden exigir asiento. Sólo se les adjudicará un com partim ento separado una vez que
todos los alem anes se hayan asegurado sus asientos. N o se m ezclarán con los alemanes,
y si no hay espacio, deberán viajar de pie en el pasillo.
GORING: En e se c a s o , c re o q u e s e ría m á s s e n s a to d a rle s c o m p a r tim e n to s s e p a r a d o s.
GOEBBELS: ¡N o si el tren está lleno!
GORING: U n m o m e n to . Sólo habrá u n vagón judío.
GOEBBELS: Supongam os, sin embargo, que no viajen muchos judíos en el expreso a
M únich, supongam os que haya dos judíos en el tren y que los demás compartimentos
estén llenos. Estos dos judíos tendrían un com partim ento para ellos solos. Por lo tanto,
en mi opinión, los judíos sólo deben poder reclamar un asiento después de que todos los
alem anes hayan conseguido plaza.
25 S. Adler-Rudel, Jüdische Selbsthilfe unter dem Naziregime, 1993-1939, cit., pp. 19-33.
16 Albrecht Gótz von O l e n h u s e n , «Die “nichtarischen” Studenten an den deutschen Hochschu-
len», Vierteljahrschefte für Zeitgeschichte 14 (1966), pp. 175-206. El límite máximo de matriculación en
las universidades era del 5 por 100. Ibid., p. 179. El porcentaje de judíos incluidos en el estamento
estudiantil de las universidades alemanas había ido disminuyendo desde finales del siglo XIX. Michael
Stephen S t e in b e r g , Sabres and Brown Shirts, Chicago, 1977, pp. 28 y 187 n. 48.
27 Prensa alemana del 16 de noviembre de 1938. Los Mischlinge de primer grado fueron expul
sados de los colegios en 1942; a los Mischlinge de segundo grado se les permitió continuar su escola-
rización siempre que su presencia no contribuyese al congestionamiento. Die Judenfrage (Vertrauliche
Beilage), 1 de marzo de 1943, pp. 17-19.
179
GORING: Yo les daría a los judíos un vagón o un compartimento. Y si surgiese un caso
com o el que usted com enta y el tren fuese lleno, créame, no necesitam os ley. ¡Lo echa
mos a patadas y le tocará ir sentado solo en el retrete todo el cam ino!
GOEBBELS: N o estoy de acuerdo; no creo que sea así. Debería haber una ley [...]28.
180
Pero mi querido Heydrich, no podrá usted evitar la creación de guetos a gran escala,
en todas las ciudades. H abrá que crearlos33.
181
de G ansem dorf37. Este proyecto no se llevó a cabo. Goring, haciendo caso del consejo de
Heydrich, emitió el 28 de diciembre de 1939 una directiva en la que se establecía que
sólo debía concentrarse a los judíos en casas38.
Ahora que iba a empezar el traslado, había que resolver otro problema: el de los
matrimonios mixtos. En la Ley de la Sangre y el Honor, la burocracia había prohibido
la formación de nuevos matrimonios, pero dicha ley no afectaba a los existentes. Según
el derecho matrimonial, los matrimonios mixtos estaban sometidos a las mismas nor
mativas que otros: no se podía conceder el divorcio a no ser que una de las partes
hubiese hecho algo incorrecto o los cónyuges llevasen separados al menos tres años.
En la ley de 1938 sólo se había incluido una disposición que afectase a los matrimo
nios mixtos. Según dicha disposición, la parte aria de un matrimonio mixto podía obte
ner el divorcio si conseguía convencer al tribunal de que después de la introducción de
las leyes de Nuremberg había llegado a comprender tan bien la cuestión judía que ahora
se había convencido de que de haberla comprendido antes de celebrarse el matrimonio
nunca se habría casado. Esta convicción, por supuesto, debía probarse de manera satis
factoria para el tribunal. Adem ás, la parte aria sólo tenía hasta finales de 1939 para
entablar una demanda de divorcio basada en ese motivo39. Aparentem ente, sólo unos
cuantos alemanes se acogieron a este procedimiento complicado y potencialmente
embarazoso. En 1939 había unos 30.000 matrimonios mixtos en el área del Reich-Pro-
tektorat, es decir, casi uno de cada diez judíos estaba casado con un cónyuge no judío40.
El problema al que se enfrentaba ahora la burocracia era el de qué hacer con estas
30.000 parejas. ¿Habría que trasladarlas a casas especiales para los judíos?
La directiva emitida por Goring el 28 de diciembre de 1938 resolvió este problema
dividiendo a las parejas mixtas en dos categorías: «privilegiadas» y «no privilegiadas».
Los criterios de clasificación se indican en el cuadro 6.2.
Debe observarse que el factor decisivo para clasificar a todos los matrimonios mixtos con
hijos era la educación religiosa de éstos. U n hijo no educado en la religión judía era Misch-
ling de primer grado. Los hombres de esta categoría podían ser reclutados para las fuerzas
armadas o para el Servicio Laboral. Goring no quería que estos Mischlinge estuviesen
«expuestos a la agitación judía» en casas ocupadas por judíos; por lo tanto, exceptuó a todas
las parejas con hijos así educados. En el caso de las parejas sin hijos, la esposa judía de un
182
Cuadro 6.2. Clasificación de los matrimonios mixtos
183
si no tenían adonde ir. Sólo era practicable en el caso de que la familia judía desposeída
pudiera ser alojada en otra casa judía, o si había una vacante en una casa diseñada para
la ocupación judía. La primera normativa sobre el desalojo dirigida contra los judíos se
encuentra en la ley del 7 de abril de 1933, que permitía la resolución de los contratos de
alquiler de los que fuesen titulares los abogados judíos a los que se había prohibido ejer
cer su profesión44, y en el decreto del 25 de julio de 1938, que afectaba de manera similar
a los médicos45. El año 1938 fue un periodo en el que los tribunales interpretaron muy
libremente los reglamentos y los contratos de arrendamiento. Durante ese año, muchos
judíos emigraron, y en consecuencia se produjeron vacantes. En una sentencia del 16 de
septiembre de 1938, un tribunal de Berlín llegó a establecer que las leyes de arrenda
miento no eran en absoluto aplicables a los judíos. En la medida en que los judíos no eran
miembros de la comunidad popular (Volksgemeinschaft), no podían ser miembros de la
comunidad habitacional (Hausgemeinschaft) 46. Esta sentencia anticipó un poco las cosas,
pero en efecto todo ello se recogió en la ley de 30 de abril de 1939, que fue firmada por
Hitler, Gürtner, Krohn (adjunto del ministro de Trabajo), Hess y Frick47. El decreto esta
blecía que los judíos podían ser desalojados por un arredandor alemán que presentase un
certificado demostrando que el inquilino podía vivir en otro lugar. Al mismo tiempo, el
decreto establecía que las familias judías carentes de hogar tenían que ser aceptadas como
inquilinas por otros judíos que todavía estuviesen en posesión de sus viviendas.
Ahora podía empezar el hacinamiento de los judíos en Judenháuser. Seleccionar las
viviendas y conducir a los judíos a ellas era tarea de las autoridades de la vivienda locales
(Wohnungsamter). En las ciudades más importantes, los Wohnungsámter tenían secciones
especiales para el traslado de los judíos (Judenumsiedlungasbteilungen). En 1941, es evi
dente que el traslado había avanzando lo suficiente como para confiar las asignaciones
restantes de viviendas a la organización de la comunidad judía, que vigilaba de cerca las
vacantes o el espacio de las Judenháuser. Los burócratas judíos trabajaban bajo la supervi
sión de la Policía Estatal (Gestapo)48. Finalmente, los pisos de las Judenháuser se llenaron
por completo. Se acumulaban maletas, equipajes y cartones; y los muebles se colocaban
en medio de las habitaciones. En un piso, un inquilino tenía que saltar sobre la cama de
los demás para llegar a la suya. En otro, las habitaciones se separaban con mantas colga
44 RGB11, 188.
45 RGB11, 969.
46 Sentencia del Amstsgericht Berlin-Schoneberg, 16 de septiembre de 1938, Juristische
Wochenschrift, 1938, p. 3405. Citada por Ernst Fraenkel, The Dual State, Nueva York, 1941, p. 93.
47 RGB11, 864- La ley se redactó en los Ministerios de Justicia y Trabajo. Véase Gürtner a Lammers,
6 de marzo de 1939, Archivos de Alemania Federal, R 43 II/l 171a.
48 Nota circular de la Fachgruppe (Asociación) de Pintores, Administradores y Agentes Inmobiliarios
al Bezirksgruppe (Grupo Local) de Viena-Baja Austria, 14 de junio de 1941, Occ E 6a-15. Reichsbaurat
Walter Uttermohle en Die Judenfrage (Vertrauliche Beilage), 1 de septiembre de 1941, pp. 63-64.
184
das. Una «instalación doméstica» albergaba a 320 personas en dos plantas, los hombres
en una y las mujeres en la otra49.
N o se esperaba que las restricciones de vivienda constituyesen las únicas limitacio
nes impuestas a los judíos. C asi contemporáneamente con los reglamentos sobre la
vivienda, la burocracia restringió los movimientos y las comunicaciones de los judíos.
Muchas de estas disposiciones fueron publicadas por órganos de la policía. El 5 de
diciembre de 1938, los periódicos publicaron una ordenanza provisional del Reichsfüh
rer-SS Himmler por la que se privaba a los judíos de permiso de conducir50. Aunque
extremadamente pocas personas se vieron afectadas por este anuncio, tiene considera
ble importancia por la forma en la que se publicó. Himmler no había enviado previa
mente su orden mediante canales normales al boletín oficial, y no podía citar ley ni
decreto alguno que autorizase su medida. Pero el propio Reichsgericht lo confirmaría.
Por el simple hecho de que la ordenanza se publicase y por el posterior silencio de las
autoridades supremas del Reich, el tribunal asumió su aceptación. En consecuencia, era
válida y eficaz desde el día en que apareció51.
En septiembre de 1939, poco después del estallido de la guerra, se ordenó a las comi
sarías locales que obligasen a los judíos a mantenerse fuera de las calles a partir de las
ocho de la tarde. El jefe de prensa del Reich dio instrucciones a los periódicos para que
justificasen esta restricción con la explicación de que «a menudo los judíos habían apro
vechado el apagado de las luces para molestar a las mujeres arias»52. El 28 de noviem
bre de 1939, el jefe de la Policía de Seguridad, Heydrich, firmó un decreto en el que
autorizaba a los Regierungsprásidenten de Prusia, Baviera y los Sudetes, al alcalde de
Viena, al Reichskommissar del Sarre, y a las autoridades competentes de otras áreas a
imponer restricciones de movimientos a los judíos, por las cuales se podía prohibir a los
residentes judíos no sólo que apareciesen en público a ciertas horas, sino también que
entrasen en áreas específicas a cualquier hora53. El director de policía de Berlín decla
ró, en consecuencia, que algunas áreas eran zonas prohibidas54. El director de la policía
de Praga (Charvat) prohibió a los judíos cambiar de domicilio o abandonar los límites
de la ciudad, excepto a efectos de emigración55. El 17 de julio de 1941, Charvat prohi
49 Konrad Kwiet, «Nach dem Pogrom», en Wolfgang Benz (ed.), Die Juden in Deutschland 1933-1945,
Munich, 1993, pp. 545-659, en pp. 641-651.
50 Vólkischer Beobachter, 5 de diciembre de 1938, PS-2682.
51 Uwe A d am , Judenpolitk im Dritten Reich, Düsseldorf, 1972, pp. 213, 244-
51 Instrucciones del jefe de prensa del Reich (Material de Brammer), 15 de septiembre de 1939,
NG-4697.
53 RGB1 1, 1676.
54 Decreto de 3 de diciembre de 1938; texto incluido en Institute of Jewish Affairs, Hitler’s Ten-
Year War against the Jews, Nueva York, 1943, pp. 22-23.
5:1 Jüdisches Nachrichtenblatt, Praga, 8 de noviembre de 1940.
185
bió también a los judíos entrar en los bosques de Praga56. M ediante el decreto de 1 de
septiembre de 1941 (una medida fundamental que se analizará plenamente más ade
lante), se prohibió a los judíos abandonar los límites de sus distritos residenciales sin lle
var un permiso escrito de la autoridad policial local. (Los judíos de matrimonios mixtos
estaban exentos de esta restricción.)57 El gueto empezaba a tomar forma.
El movimiento dentro de las ciudades se reguló aún más mediante órdenes referentes
al uso del transporte urbano por parte de los judíos. En Praga, el director de la policía les
prohibió el uso de trolebuses y autobuses en su decreto de 12 de diciembre de 194158. En
el área del Reich, incluida Austria, el Ministerio de Transportes estableció el 18 de sep
tiembre de 1941 que los judíos no podían usar el transporte urbano durante las horas
punta, y que a otras horas sólo podían sentarse cuando no hubiese alemanes de pie59.
El 24 de marzo de 1942, el jefe de la Policía de Seguridad, Heydrich, de acuerdo con
el Ministerio de Transportes y el Ministerio de Asuntos Postales, publicó una orden que
restringía drásticamente el derecho de los judíos a utilizar el transporte público, inclui
dos metros, tranvías y autobuses. A partir de entonces, los judíos necesitaban permisos
policiales (emitidos por la Policía del Orden local) para utilizar cualquier transporte
público. Los permisos se concedían a los trabajadores que pudiesen demostrar que la
distancia desde su casa al lugar de trabajo era de siete kilómetros o de una hora. Los
enfermos y los trabajadores discapacitados podían obtener permisos para distancias
relativamente más cortas. A los niños se les concedía para ir al colegio siempre que la
distancia fuese al menos de cinco kilómetros o de una hora al día. Abogados y médicos
(Konsulenten y Krankenbehandler) podían obtener permiso para cualquier distancia60.
Las comunicaciones se recortaron aún más con la retirada del derecho a utilizar los
teléfonos. El 28 de julio de 1940 el Ministerio Postal emitió una directiva [Erlass] para
que se procediera a retirar los teléfonos privados de las viviendas judías el 30 de sep
tiembre de ese año. Se hallaban exentos de tal medida los médicos, los dentistas, los abo
gados y las organizaciones judías [Kranken- und Zahnbehandler, Konsulenten und jüdische
Organisationen]61. A finales de 1941 se colocaron carteles en las cabinas de teléfonos
públicos en los que podía leerse «Prohibido el uso a judíos»62.
186
Estas elaboradas restricciones se reforzaron mediante un elaborado sistema de iden
tificaciones. El primer elemento de este sistema hacía referencia a los documentos per
sonales. Los papeles de identificación son un ingrediente importante en cualquier sis
tema de Estado policial. En el caso de los judíos, los requisitos de documentación eran
especialmente estrictos. Los archivos de la Universidad de Friburgo revelan que, ya en
1933, los estudiantes no arios tuvieron que cambiar las usuales tarjetas de identificación
marrones por otras de color amarillo63. Cinco años después, el 23 de julio de 1938, un
decreto preparado por los ministerios del Interior y de Justicia exigía a todos los judíos de
nacionalidad alemana que solicitasen (declarando que eran judíos) tarjetas de identifica
ción64. La fecha límite de solicitud era el 31 de diciembre de 1938. Los mayores de quin
ce años tenían que llevar la tarjeta en todo momento. A l tratar con oficinas del partido
o delegaciones ministeriales, tenían que indicar que eran judíos y mostrar sus tarjetas
sin que se lo pidiesen.
Los judíos que estaban a punto de emigrar también tenían que obtener pasaporte.
Al principio, no había nada en los pasaportes que indicase que el portador era judío.
Aparentemente, nadie pensó en hacer cambios hasta que los funcionarios de un país
extranjero iniciaron una acción. Ese país fue Suiza. Después del Anschluss austríaco,
muchos judíos habían aprovechado el acuerdo austrosuizo de abolición del visado para
entrar en Suiza. El 24 de junio de 1938, el jefe de la Policía Federal suiza, Heinrich
Rothmund, protestó ante la legación alemana en Berna por lo que él denominaba
«inundación» (Überflutung) de Suiza por los judíos vieneses, quienes, dijo, no tenían
más utilidad para Suiza de la que tenían para Alem ania65.
El 10 de agosto, el embajador suizo en Berlín visitó al jefe de la División Política de
la Oficina de A suntos Exteriores alemana para decirle que la afluencia de judíos a Suiza
había alcanzado «proporciones extraordinarias». En solo un día habían llegado 47 y
siete judíos a Basilea. El gobierno suizo estaba decididamente contra la «judaización»
(Verjudung) del país, algo que los alemanes podían comprender. En esas circunstancias,
Suiza estaba ahora considerando reimplantar los controles de visado66. El 31 de agosto,
Berna revocó el acuerdo de abolición del visado. Tres días después, sin embargo, el jefe
les de 1941, G-44, aviso mieografiado del Vorstand de la Jüdische Kultusgemeinde, Berlín, 14 de
noviembre de 1941, ü-229. Jüdisches Nachrichtenblatt, Praga, 13 de febrero de 1942; Die Judenfrage
(Vertrauliche Beilage), 1 de marzo de 1943, pp. 17-29.
63 A. G. von Olenhusen, «Die “nichtarischen” Studenten an den deutschen Hochschulen», Vier-
teliahrschefte für Zeitgeschichte, núm. 14, cit. p. 185.
64 RGB11, 922.
65 Akten zur Deutschen Auswártigen Politik 1918-1945, Serie D, vol. V, Documento 642 (nota a
pie de página).
66 Memorando de Wormann (jefe, División Política del Ministerio de Asuntos Exteriores), 10 de
agosto de 1938, Akten, Serie D, Vol. V, Doc. 642.
187
de policía suizo (Rothmund) informó al embajador alemán en Berna de que estaba dis
puesto a pactar. El gobierno suizo estaría dispuesto a limitar la exigencia de visado a los
judíos alemanes si los pasaportes indicasen claramente que sus portadores eran judíos. Esta
condición se aceptó después de cierto regateo sobre la «reciprocidad» (es decir, la exi
gencia de visado para los judíos suizos, algo que Suiza era reacia a aceptar)67. El 26 de sep
tiembre, Rothmund viajó a Berlín. El 29 de septiembre se firmó un tratado por el cual
el Reich se comprometía a marcar todos los pasaportes de sus judíos (viajasen o no a
Suiza) con una señal que identificase la condición de sus portadores68. Unos días des
pués de negociar el tratado, se redactó un decreto sobre pasaportes.
El decreto, fechado el 5 de octubre de 193869, y firmado por el jefe de la oficina ad
ministrativa de la Policía de Seguridad, el Ministerialdirigent Best70, establecía que todos
los pasaportes de los judíos alemanes debían llevar un sello con una J de gran tamaño
en color rojo. En una carta escrita al Vortragender Legationsrat Ródiger, de la División
Jurídica del Ministerio de Asuntos Exteriores, fechada el 5 de octubre de 193871, Best
solicitaba que se sellasen los pasaportes de judíos residentes en el extranjero siempre
que los documentos se presentasen ante los consulados o las embajadas para su reno
vación o con algún otro propósito, y que se confeccionasen listas de los judíos residen
tes en el extranjero que no respondiesen a las invitaciones para que pasaran a sellar su
pasaporte.
El 11 de octubre, Ródiger escribió a los representantes diplomáticos y consulares en
el extranjero72, repitiendo y ampliando estas exigencias. Específicamente, debían emi
tirse invitaciones a quienes poseyesen pasaportes válidos para más de seis meses, a otros
188
judíos debían sellárseles los pasaportes cuando los presentasen, no se debía cobrar por
la entrada, etc. Estas instrucciones tienen importancia porque ampliaron el sistema de
identificación a decenas de miles de judíos emigrados a países posteriormente ocupados
por los alemanes.
El sellado de los documentos no terminó en los pasaportes. Hemos visto que, el 11
de marzo de 1940, el Ministerio de Alimentación y Agricultura ordenó que las cartillas
de racionamiento de los judíos se marcasen con una J para su identificación73. El 18 de
septiembre de 1942, el Staatssekretár Riecke, del Ministerio de Alimentación y A gri
cultura, ordenó que las tarjetas de racionamiento entregadas a los judíos se marcaran
con la palabra Jude en diagonal y ocupando todo el espacio74.
La segunda parte del sistema de identificación consistió en la asignación de nombres
judíos. Este proceso había comenzado ya en 1932, cuando se implantaron restricciones
al cambio de nombre. Ciertamente, esa directiva interna tenía un alcance limitado, y en
los siguientes años llegaron al Ministerio del Interior diversas propuestas de miembros
del partido interesados por el tema de los nombres. En marzo de 1933, el Staatssekretár
Bang, del Ministerio de Economía, sugirió a Lammers que se revocasen los cambios de
nombre concedidos desde noviembre de 19 1875. En junio de 1936, Himmler informó a
Pfundtner de que el Führer no quería que los judíos llevasen nombres como Siegfried y
Thusnelda76. El 5 de enero de 1938, entró en vigor una medida. El decreto de esa
fecha77 establecía que los cambios de nombre concedidos antes del 30 de enero de 1933
podían revocarse.
La orden de revocación fue seguida por el decreto de 17 de agosto de 193878, redac
tado por el Ministerialrat Globke, experto en nombres del Ministerio del Interior, y fir
mado por el Staatssekretár Stuckart y el ministro de Justicia, Gürtner. Este decreto esti
pulaba que los varones judíos tenían que añadir a su nombre propio el de Israel, y las
mujeres el de Sara, a no ser que en su nombre apareciese ya uno de los incluidos en la
lista aprobada por el Ministerio del Interior. La lista, que tenía que usarse para poner
nombre a los recién nacidos, la confeccionó también el experto Globke79.
189
A l recopilar su lista, Globke tuvo necesariamente que omitir nombres hebreos que
en la mente popular (Volksbeivusstein) ya no se consideraban ajenos, porque estaban
completamente germanizados (eingedeutscht). En consecuencia, omitió nombres como
Adam, Daniel, David, Michael y Raphael para los hombres, y A nna, Debora, Esther,
Eva y Ruth para las mujeres. Por el contrario, incluyó (para los niños) Faleg, Feibisch,
Feisel, Feitel, Feiwel y Feleg, y (para las niñas) Scharne, Scheindel, Scheine, Schewa,
Schlamche, Semche, Simche, Slowe y Sprinzi, además de otras muchas distorsiones y
productos de la imaginación. Los cambios de nombre y los nuevos nombres tenían que
ser registrados en los certificados de nacimiento y matrimonio por la Policía del Orden
local. A partir de entonces, las nuevas denominaciones no sólo aparecían en los docu
mentos personales de los judíos sino también en los archivos judiciales y en toda la
correspondencia oficial en la que se nombrase a individuos judíos. Tal clasificación de
nombres, sin embargo, no eliminaba las dudas sobre la propiedad de utilizar Esther,
Ruth, Josef y Abraham para los alemanes, o de sustituir Jo sef por Sepp, y Judith por
Jutta80. U n miembro del partido se preocupó porque descubrió durante un permiso que
su esposa había llamado al hijo recién nacido Jochem en lugar de Joachim. A este hom
bre, Jochem le sonaba a hebreo81.
El tercer componente del sistema de identificación fue la marca externa en personas
y viviendas. La marca externa se diseñó para distinguir visualmente a los judíos del resto
de la población. A mediados de la década de los treinta había comenzado ya un proce
so indirecto de marcado. En Alemania se hizo costumbre, especialmente en las grandes
ciudades, colgar la bandera roja-blanca-negra de las ventanas en los días de fiesta (los
nazis más ardientes colocaban fotos en color de Hitler en la ventana), llevar en el brazo
bandas con la insignia nazi y la esvástica, y presentar el «saludo alemán»: el deutscher
Gruss (el brazo extendido y el «Heil H itler»). Todas estas manifestaciones de perte
nencia a la comunidad alemana les fueron sucesivamente negadas a los judíos. La Ley
de la Sangre y el Honor82 prohibía a los judíos desplegar los colores del Reich, y les per
mitía expresamente desplegar la bandera sionista, azul-blanca-azul. El decreto del 14 de
del Interior y la oficina del adjunto del Führer debatieron si era aconsejable permitir el cambio de nom
bre a los Mischlinge, con un resultado negativo para éstos. Archivos Federales Alemanes, R 435/1543.
El ministro de Asuntos Eclesiásticos, Kerrl, quería que se obligase a utilizar el nombre de «Judá» en
lugar de «Israel», basándose en que los judíos consideraban un honor llevar este último. Diario del
ministro de Justicia, Gürtner, 24 de febrero de 1938, Archivos Nacionales, Grupo de Registro 238,
T 978, Rollo 3.
80 Bibliographisches Instituí A G de la Verlag Meyers Lexikon und Duden al Ministerio del Inte
rior, 31 de julio de 1942, Zentralarchiv Potsdam, 15.01 RMdl 27409.
81 Adjunto del Führer/Oficina de Política sobre la Raza al Ministerio del Interior, 18 de marzo de
1941, ibid.
82 15 de septiembre de 1935, RGB11, 1146.
190
noviembre de 193583 regulaba el uso de insignias, medallas, títulos, etc. Finalmente,
una orden del Ministerio de Justicia, fechada el 4 de noviembre de 193784, privaba a los
judíos proclives a ofrecer el «saludo alemán» de la oportunidad de ocultar su identidad.
El marcado directo lo propuso por primera vez Heydrich en la reunión celebrada el 12
de noviembre de 1938. Mientras Heydrich esbozaba su propuesta, el presidente Goring,
que no sólo era el primer industrial de Alemania, sino también el primer diseñador de uni
formes, sugirió esperanzado: «¿Un uniforme?». Sin dejarse amenazar, Heydrich respondió:
«Una insignia»85. Sin embargo, en ese momento Hitler se opuso a señalar a los judíos, y
Goring reveló la decisión en la reunión de Gauleiter celebrada el 6 de diciembre de 193886.
El marcado de los judíos se aplicó primero en Polonia, donde se consideraba que la
prohibición de Hitler no estaba en vigor. Se dieron también casos en los que se obliga
ba a los judíos a llevar bandas en el brazo en los lugares de trabajo del interior del
Reich87. El 30 de julio de 1941, el Staatssekretar y Gruppenführer de las SS Karl H er
mann Frank, del gobierno del Protektorat en Praga, solicitó urgentemente en una carta
a Lammers que le permitiese marcar a los judíos de Bohemia-Moravia88. Lammers trasla
dó la solicitud al Ministerio del Interior89. Stuckart respondió el 14 de agosto de 1941,
suscitando la cuestión de si el decreto podría aplicarse en toda el área del Reich-Pro-
tektorat. Sin embargo, deseaba conocer primero la opinión del Ministerio de Asuntos
Exteriores y del Ministerio de Trabajo90.
El 20 de agosto de 1941, el Ministerio de Propaganda tomó la iniciativa y pidió a
Hitler que cambiase de idea. Este aceptó91. Habiendo alcanzado este éxito, el M iniste
83 RGB11, 1341.
84 Deutsche Justiz, 1937, p. 1760.
85 Actas de la conferencia celebrada el 12 de noviembre de 1938, PS-1816.
86 Stuckart a Lammers, 14 de agosto de 1941, NG-1111. La razón para que Hitler se opusiera es
un misterio. Probablemente se negó por cuestiones de estética.
87 Stadtrat y Amtsarzt Dr. Trendtel a través del director del psiquiátrico de Dosen, Dr. Nitsche, al
director de la sección judía del psiquiátrico, 18 de enero de 1940. Staatsarchiv Leipzig, pp-v 64 Heil-
und Pflegeanstalt Dósen. Dr. Eichler al Departamento de Sanidad de Leipzig, 26 de enero de 1940,
ibid. Ehrich y Graetz A. G. al Frente de Trabajo Alemán en Berlín-Neukólln, 10 de julio de 1941, en
Dietrich Eichholz y Wolfgang Schumann (eds.), A natomie des Krieges, Berlín Este, 1969, p. 344. Tanto
en Leipzig como en Berlín la iniciativa surgió de las sedes del partido. Otros ejemplos de marcado simi
lar, incluidas las bandas de trabajadores al aire libre, se señalan en Wolf Gruner, Der geschlossene Arbeit-
seinsatz deutscher Juden, Berlín, 1997, pp. 188-190.
88 Lammers a Frank, 10 de agosto de 1941, NG-1111.
89 Ibid.
90 Stuckart a Lammers, 14 de agosto de 1941, NG-1111.
91 Unterstaatssekretar Luther (Ministerio de Asuntos Exteriores/División de Alemania) al
Staatssekretar Weizsácker del Ministerio de Asuntos Exteriores, 19 de septiembre de 1941, D ocu
mento Weizsacker-488.
rio de Propaganda hizo circular la noticia e invitó a los Ministerios interesados a una
conferencia92, que se celebró bajo la presidencia del Staatssekretar Gutterer, del Minis
terio de Propaganda. El experto en asuntos judíos del Ministerio del Interior (Ministe-
rialrat Lósener), que asistió a esta reunión, dijo después de la guerra: «Yo había supues
to que, como era habitual, sería una pequeña reunión de los expertos participantes».
Por el contrario, hubo discursos. «Después se aplaudió, no como en una reunión, sino
como si fuese una campaña electoral»93. Sin embargo, al final, la redacción del decreto
le fue confiada a Lósener94.
En su forma definitiva, el decreto, fechado el 1 de septiembre de 194195, establecía
que los judíos de seis años o más sólo debían aparecer en público llevando una estrella
de David. La estrella tenía que ser tan grande como la palma de la mano. Debía ser de
color negro y con fondo amarillo, y en el centro el decreto establecía que llevase la ins
cripción Jude. Las víctimas debían coser firmemente la estrella en la parte delantera
izquierda de sus prendas. Los judíos que formasen parte de matrimonios privilegiados
estaban exentos.
Las estrellas fueron fabricadas por la Berliner Fahnenfabrik Geitel & C o.96, y distri
buidas inmediatamente. N o hubo mayores repercusiones. Algunos judíos intentaban
ocultar el emblema con una carpeta o un libro, una práctica que la G estapo de Berlín
consideraba inadmisible97. La directiva de la fábrica de Siemens Kabelwerk Gartenfeld
no quería que sus trabajadores judíos llevasen la estrella en las instalaciones, afirman
do que allí ya estaban segregados. La Dirección General de Seguridad del Reich tuvo que
considerar, en consecuencia, la cuestión de si la fábrica era un lugar público incluido en
el significado del decreto98. El partido, preocupado por la posibilidad de que la exposi
ción de la estrella en las calles provocase nuevos disturbios, emitió circulares advir-
tiendo a sus afiliados de que no m olestasen a los judíos99. Debía advertirse especial
mente a los niños. Pero no hay datos sobre violencia. De hecho, se conoce la anécdota
92 Ibid.
93 Testimonio de Lósener, Causa núm. 11, tr. pp. 7636-7638.
94 Declaración jurada de Lósener, 24 de febrero de 1948, NG-1944-A.
93 RGB1 1, 547.
96 Memorandos del 17 y del 20 de septiembre de 1941, confeccionados por Paul Eppstein del
Reichsvereinigung judío sobre las reuniones mantenidas con el Hauptsturmfiihrer Gutwasser de la Di
rección General de Seguridad del Reich/IV-B-4 el 16 y el 20 de septiembre, Leo Baeck Institute, rollo
en microfilm 66, de documentos originales en el Deutsches Zentralarchiv, Potsdam.
97 Memorando de Eppstein, 20 de septiembre de 1941, sobre la reunión mantenida con el repre
sentante de la Gestapo en Berlín (Prüfer). Ibid.
98 Memorando de Eppstein, 26 de septiembre de 1941, sobre la reunión mantenida con Gutwasser.
Ibid.
99 Véase la directiva anteriormente mencionada de Bormann, en NG-1672.
192
de una niña que se salió de su camino para saludar amablemente a un trabajador com u
nitario judío. Le dijo, «Heil Hitler, señor judío»100.
En las iglesias se produjo una situación difícil cuando los judíos bautizados acudían
a los servicios. En Wroclaw, el anciano cardenal Bertram, jefe de la Iglesia católica en
Alemania oriental, dio instrucciones de que la «celebración de servicios especiales» [die
Abhaltung von Sondergottesdiensten] para los portadores de estrellas debía «sopesarse»
sólo en el caso de que se produjesen «grandes dificultades», como que los funcionarios
civiles o los miembros del partido se mantuviesen apartados o saliesen ostentosamente
de las celebraciones101. Los representantes de la Iglesia evangélica luterana de siete pro
vincias invocaron las enseñanzas de Martín Lutero para declarar que los cristianos
racialmente judíos no tenían cabida ni derechos en una Iglesia evangélica alem ana102.
Mientras tanto, la Policía de Seguridad amplió la marca a las viviendas. En 1942, se
ordenó a los judíos que pegasen la estrella en su puerta, con pintura negra sobre papel
blanco103.
Todo el sistema de identificación, con sus documentos personales, nombres especial
mente asignados, y un conspicuo etiquetado público, constituyó una potente arma en
manos de la policía. En primer lugar, el sistema era un dispositivo auxiliar que facilitaba
la aplicación de las restricciones de residencia y movimiento. En segundo lugar, constituía
una medida de control independiente, porque permitía a la policía distinguir a un judío,
en cualquier lugar y momento. En tercer lugar, y quizá más importante, la identificación
tenía un efecto paralizante sobre sus víctimas. El sistema indujo a los judíos a ser aún más
dóciles, más receptivos a las órdenes que antes. El portador de la estrella estaba expuesto;
pensaba que todos los ojos estaban fijos en él. Era como si toda la población se hubiese
convertido en una fuerza policial, observándolo y vigilando sus acciones. Ningún judío,
bajo tales condiciones, podía resistir, escapar, o esconderse sin librarse primero de la cons
picua etiqueta, el revelador segundo nombre, la acusadora tarjeta de racionamiento, el
pasaporte y los papeles de identificación. Pero librarse de estas cargas era peligroso, por
que la víctima podía ser reconocida y denunciada. Pocos judíos se arriesgaron. La enorme
mayoría llevaba la estrella; y llevándola, estaban perdidos.
Hemos visto ahora cómo, m ediante pasos consecutivos, la comunidad judía fue ais
lada socialmente y hacinada en casas especiales, cómo se le restringieron los movi
100 Relato del Dr. Hugo Nothmann (superviviente judío) incluido en Hans Lamm, «Uber die
Entwicklung des deutschen Judentums», mimeografiado, 1951, p. 313.
101 Mitteilungen zur Weltanschaulichen Lage, 15 de abril de 1942, pp. 13-17, EAP 250-C-10/5.
102 Anuncio del 17 de diciembre de 1941, firmado por Klotzsche por Sajonia, obispo Schultz por
Mecklenburgo, Kipper por Nassau-Hessen, Dr. Kinder por Schleswig-Holstein, Wilkendorf por Anhalt,
Dr. Volz por Turingia, y Siewers por Lübeck, reimpreso en Helmut Eschwege, Kennzeichen J, Berlín,
1966, pp. 161-162.
103 Jüdisches Nachrichtenblatt, Berlín, 17 de abril de 1942.
193
mientos, y cómo se vio expuesta mediante un sistema de identificación. Este proceso,
que hemos denominado guetización, se completó con la institución de un aparato
administrativo judío mediante el cual los alemanes ejercían el dominio sobre la pobla
ción judía. Para comprender cómo fueron finalm ente destruidos los judíos, es esencial
que conozcamos los orígenes de la máquina burocrática judía, que ellos mismos habían
creado.
A ntes de 1933, la organización comunitaria judía estaba aún descentralizada. Cada
ciudad con población judía tenía un Gemeinde, con un Vorstand responsable de la direc
ción de los colegios, las sinagogas, los hospitales, los orfanatos y las actividades benéfi
cas. Por ley, los Gemeinden podían exigir un impuesto a todos aquellos nacidos en la
ley judía y que viviesen en la localidad, siempre que no renunciasen formalmente a su
pertenencia104. Había también organizaciones regionales (Landesverbande), que en los
Estados alemanes del sur (Badén, Württemberg y Baviera) tenían competencias legales
para controlar presupuestos y nombramientos en el Gemeinden, pero que en Sajonia y
Prusia eran simples confederaciones de delegados de comunidades locales. El Landes-
verband prusiano daba cuenta del 72 por 100 de los judíos alemanes, incluyendo las
importantes ciudades de Berlín, Fráncfort del Meno, Wrocíaw y Colonia. Su presiden
te, el rabino Leo Baeck, estaba trabajando en un «concordato» con Prusia en 1932, en
vísperas del ascenso de Hitler al poder105.
En aquella época, las comunidades judías, reflejando la tendencia política de toda Ale
mania después de 1918, estaban a punto de centralizarse. En los días de la República de
Weimar se habían preparado varios borradores para una establecer organización judía
central106. En 1928, a falta del establecimiento de una Reichsorganisation, los delegados
de los Landesverbande, reunidos en conferencia, se constituyeron en grupo de trabajo
(Arbeitsgemeinschaft), asignaron provisionalmente al Landesverband prusiano el man
tenimiento de los libros del grupo, y crearon un comité encargado de representar los
intereses judíos ante los organismos oficiales del Reich alem án107.
En la primavera de 1933, se formó una rudimentaria organización judía central. A lo
largo de los años siguientes, ésta evolucionaría paulatinamente, hasta convertirse en un
104 Nathan S t e in , «Oberrat der Israeliten Badens, 1922-1937», Leo Baeck Institute Year Book 1
(1956), pp. 177-190, especialmente p. 183. Sobre la economía, véase también S. Adler-Rudel, Jüdische
Selbsthilfe unter dem Naziregime, 1993-1939, cit., pp. 161, 178.
105 Leo B a e c k , «In Memory of Two of Our Dead», Leo Baeck lnstitue Year Book 1, 1956, pp. 51-56,
en 52-53.
106 Borradores de 1926, 1931 y 1932, en Leo Baeck Institute, Nueva York, colección Kreutzberger,
AR7183, Caja 18, Carpeta 3.
107 Hans-Erich FABIAN, «Zur Entstehung der “Reichsvereinigung der Juden in Deutschland”», en
Herbert A. Strauss y Kurt R. Grossman (eds.), Gegenwart im Rückblick, Heidelberg, 1970, pp. 165-179,
en 167.
194
aparato judío con funciones cada vez más significativas. Las fases de esta evolución, dos
de ellas coronadas durante 1933, se indican en los siguientes cambios de título108.
Cuando los dirigentes judíos se enfrentaron a la toma del poder por los nazis, en 1933,
procuraron establecer en primer lugar un «debate abierto» (offene Aussprache), una «con
troversia digna» (Auseinandersetzung [ . . . ] rrút Waffen der Vomehmheit) con los nazis sobre
el tema del antisemitismo y el futuro de los judíos de Alem ania109. En marzo de 1933, el
propio Baeck y el Vorstand de la comunidad de Berlín en ese momento, Kleemann,
108 S. Adler-Rudel, Jüdische Selbsthilfe unter dem Naziregime, 1993-1939, cit., pp. 9-18; K. Y. B a l l -
«The National Representation of Jews in Germany», Yad Vashem Studies 2 (1958), pp. 159-178,
K a d u r i,
contiene textos de memorias de Emst Herzfeld (presidente del Central-Verein) y Franz Meier (sionista);
Max Gruenewald, «The Beginning of the “Reichsvertretung”», Leo Baeck Institute Year Book 1 (1956),
pp. 57-67; H. E. Fabian, «Zur Entstehung der “Reichsvereinigung der Juden in Deutschland”», cit.;
Hugo H a h n , «Die Gründung der Reichsvertretung», en Hans Tramer (ed.), In Zwei Welten, Tel
Aviv, 1962, pp. 97-105; Abraham MARGALIOT, «The Dispute over the Leadership of Germán Jewry
(1933-1938)», Yad Vashem Studies 10 (1974), pp. 129-148; Leonard B a k e r , Days ofSorrow and Pain
- Leo Baeck and the Berlín Jews, Nueva York, 1978. Adler-Rudel, Ball-Kaduri, Gruenewald, Fabian y
Hann eran veteranos del Reichsvertretung.
109 H. Lamm, «Über die Entwicklung des deutschen Jedentums», cit., pp. 98-99.
195
enviaron una carta a Hitler en la que incluían una declaración pública (Aufruf) expre
sando su consternación por el boicot nazi, llamando la atención sobre los 12.000 judíos
muertos en la Primera Guerra Mundial, y rechazando la responsabilidad por las «fecho
rías de unos cuantos» (Verfehlung einiger Weniger)110. U na y otra vez, los jefes de diver
sos grupos de interés judíos, entre ellos el Central-Verein, los veteranos de guerra y los
sionistas, solicitaron entrevistas con Hitler y otros altos cargos nazis. U na delegación
fue recibida por Goring el 25 de marzo de 1933111, pero fue la última reunión de este
tipo. En años posteriores, los dirigentes judíos, no sólo del Reich, sino también de los
territorios ocupados, se vieron obligados a tratar con oficiales alemanes de rango cada
vez más bajo, hasta que finalmente debieron presentar sus solicitudes ante los capita
nes de las SS. En 1933, no preveían este futuro, y se esforzaron por crear una repre
sentación general (Gesamtvertretung) como cuestión de la más alta prioridad. El Reichs-
vertretung der jüdischen Landesverbánde fue la manifestación inicial de este objetivo, pero
resultó poco más que una ampliación de la comunidad de Berlín y del Landesverband
prusiano. El rabino Baeck reconoció las limitaciones de su impotente organismo, y di
mitió de él transcurridos unos m eses112.
A finales del verano de 1933, un grupo de dirigentes judíos de Essen lideraron una
campaña para reformar el Reichsvertretung. Querían una representación mucho más
fuerte de las comunidades de fuera de Berlín, y la inclusión de organizaciones naciona
les. Su estrategia era «aislar» (isolieren) a Berlín y ofrecer la dirección del nuevo Reichs-
vertretung al hombre que, en su opinión, estaba por encima de las facciones políticas:
Leo Baeck113. El 28 de agosto de 1933, se celebró una reunión en la sinagoga de Essen
para negociar un plan. Los participantes formaron una comisión de trabajo dirigida por
el Dr. Georg Hirschland (Essen) y lo autorizaron a acoger en su seno a los sionistas,
hasta aquel entonces una pequeña minoría, pero ahora de creciente influencia. Al
Ministerialrat de Stuttgart, Dr. O tto Hirsch, le pidieron que estableciese las directri
ces114. Hirsch redactó una proclama dirigida «a los judíos alemanes», informándoles en
la redacción original de que «con el consentimiento de las principales organizaciones y
de todos los Landesverbánde judíos, hemos asumido el liderazgo del Reichsvertretung
de los judíos alemanes [An die deutschen Juden! Wir haben mit Zustimmung aller jüdischen
110 Baeck y Kleeman a Hitler, 29 de marzo de 1933, en S. Adler-Rudel, Jüdische Selbsthilfe linter
dem Naziregime, 1993-1939, cit., pp. 183-184, y en Klaus Herrmann, Das Dritte Reich und die Deutsch-
Jüdischen Organisationen, Colonia, 1969, pp. 60-61.
111 L. Baker, Days of Sorrow and Pain - Leo Baeck and the Vashem Studies, cit., pp. 153-154.
112 L. Baeck, «In Memory of Two of our Dead», cit., p. 54.
113 H. Hahn, «Die Gründung der Reichsvertretung», cit., p. 101. El rabino Hahn pertenecía al
grupo de Essen.
114 Se puede encontrar un resumen de la reunión en la colección Reichsvertretung del Leo Baeck
Institute, A R 221.
196
Landesverbánde Deutschlands und allergrossen Organisationen der deutschen Juden die Füh-
rung der Reichsvertretung der deutschen Juden übemommen]»115.
El tres de septiembre de 1933, la comisión de trabajo de Hirschland se reunió en
Berlín. Los reunidos hablaron de un liderazgo de personalidades (Persónlichkeiten), que
debía suplantar a los dirigentes existentes. La lista de la que se debían sacar los futuros
líderes incluía a Martin Buber, el filósofo, y Richar Willstater, el premio Nobel de química.
La comisión eligió finalmente a Baeck como presidente y a Hirsch presidente ejecutivo
(geschaftsführenden Vorsitz) 116-
Dos semanas después de la reunión mantenida el 3 de septiembre, comenzó a fun-
cionar el nuevo Reichsvertretung. N o incluía a algunos judíos ortodoxos (Agudah), que
miraban con recelo al liberal rabino Leo Baeck y sus estudios eruditos sobre las doctri
nas cristianas, ni estaba apoyado por los judíos asimilacionistas, que abrazaban el nacio
nalismo alemán (Verband nationaldeutscher Juden), y creían que sus sacrificios especiales
por Alem ania los hacían acreedores de mayores derechos que otros judíos, y tampoco
-en el extremo opuesto del espectro- a los revisionistas sionistas, que creían en la nece
sidad de la emigración total117. A un así, el grupo tenía una base suficientemente amplia
como para requerir cuidado en la asignación de los puestos de la presidencia. Había que
reservar espacios para los sionistas recientemente reclutados, las otras principales orga
nizaciones judías, y las comunidades más grandes, como Berlín, que incluían un tercio
de los judíos de Alem ania. A l fin, no hubo espacio para Buber ni para W illstatter118.
Todos los hombres situados al mando del Reichsvertretung tenían experiencia en el
terreno de la política, y casi inmediatamente se vieron obligados a usar dicha experien
cia, no meramente para tratar entre sí, sino con el Estado alemán y los crecientes pro
blemas de la comunidad judía.
La política inicial del Reichsvertretung se basó en el concepto de que los judíos tenían
que resistir (auszuharren), con la esperanza de que la Alem ania nazi moderase su com
115 Texto en Leo Baeck Institute, colección Reichsvertretung, A R 221. En posteriores redaccio
nes esta frase se alargó. El «liderazgo» (Führung) se convirtió en «dirección» (Leitung) y el activo
«hemos asumido» (wir haben [ ...] übemommen) se convirtió en el pasivo «nos ha sido transferido» (ist
uns übertragen worden). El texto definitivo se puede encontrar en S. Adler-Rudel, Jüdische Selbsthilfe
unter dem Naziregime, 1993-1939, cit., pp. 185-186.
116 Resumen de la reunión en Leo Baeck Institute, colección Reichsvertretung, A R 221. Véase
también la carta escrita por el Dr. Heinrich Stem (Berlín), a Hirschland, en la que se queja de la con
ducta de éste en la reunión, y del modo en que Hirsch fue elegido. A R 221. El grupo de Berlín siguió
sin quedar satisfecho: véase la carta de Stahl (presidente del Gemeinde de Berlín), Kareski y Rosenthal
al Reichsvertretung, 1 de junio de 1937, y la respuesta de Baeck y Hirsch, 3 de junio de 1937, A R 221.
117 Abraham M a r g a l io t , «Leadership», Yad Vashem Studies 10 (1974), pp. 133-136.
118 Véanse los borradores del Leo Baeck Institute, A R 221. También H. Hahn, «Die Gründung
der Reichsvertretung», cit., p. 103.
197
portamiento antijudío y concediese a la comunidad hebrea suficiente «Lebensraum»
para continuar su existencia. Por entonces, la emigración no se consideraba la única
salida, sino una m ás119. A finales de 1935, este principio ya no era sostenible. Simbóli
camente, al Reichsvertretung se le pidió que cambiase su nombre de representación de
los judíos alemanes a la de los judíos de Alemania. Sustancialmente, sus actividades se cen
traron en problemas tales como la formación vocacional y la emigración, además de con
tinuar sus actividades benéficas. El Reichsvertretung tuvo que aumentar su presupues
to proporcionalmente120. Aunque seguía dependiendo de los fondos procedentes de las
comunidades y de los Landesverbande, recibía cantidades crecientes de organizaciones
benéficas judías extranjeras, lo cual sirvió para fortalecer su carácter centralizado121.
En 1938, cuando muchos judíos estaban perdiendo su punto de apoyo económico, se
produjeron nuevos cambios. En algunas comunidades más pequeñas, reducidas por la
emigración, surgieron diferencias acerca de la administración de las propiedades comu
nales o de las rentas derivadas de su venta. El Reichsvertretung prácticamente abando
nó su función «representativa» y se convirtió en un Reichsverband (federación) con fines
administrativos. El 27 de julio de 1938, los dirigentes judíos decidieron que todos los
habitantes del Antiguo Reich que fuesen judíos de religión debían pertenecer al Reichs
verband. En febrero de 1939, esta nueva organización general (Gesamtorganisation)
enviaba su correspondencia con otro nombre: el Reichsvereinigung122. En un anuncio
hecho ese mes, el Reichsvereinigung declaró que todos los Gemeinden del Antiguo
Reich se convertirían en delegaciones del Reichsvereinigung, de forma que los dirigen
tes de Berlín pudieran dedicar el superávit que se produjese en cualquiera de ellos a
cubrir las necesidades de otros. Además, continuaba la declaración, cualquiera que
hubiese abandonado la religión judía y el Gemeinde local, pero fuese judío según la defi
nición de 1935, podía y debía ser directamente miembro del Reichsvereinigung123. Unos
119 M. Gruenewald, «Die Gründug der Reichsvertretung», Leo Baeck Institute Year Book 1 (1956),
pp. 61, 67.
120 Véase el presupuesto del Reichsvertretung desde el 1 de abril de 1934 al 31 de diciembre de
1935, Leo Baeck Institute, A R 221.
121 K. Y. Ball-Kaduri, «The National Representation of Jews in Germany», cit., p. 177.
122 H. E, Fabian, «Reichsvereinigung», en A. Strauss y K. R. Grossman (eds.), Gegenwart im Rück-
blick, cit., pp 169-170. Uno de los primeros actos del Reichsvereinigung fue la imposición a los judíos
emigrados, con respaldo alemán, de una contribución especial (ausserordentlichen Beitrag) en forma de
impuesto sobre el patrimonio, que variaba en una escala del 0,5 al 10 por 100. Véase el informe del
Reichsvereinigung para 1939, Leo Baeck Institute, A R 221.
123 Texto del anuncio, de la primera página del Jüdisches Nachrichtenblatt, 17 de febrero de 1939,
en Otto Dov Kulka (ed.), con Anne Birkenhauer y Esriel Hildesheimer, Deutsches Judentum unter dem
Natiomlsozialismus, vol. 1, Dokumente zur Geschichte der Reichvenretung der deutschen Juden 1933-1939,
Tubinga, 1997, pp. 441-448.
198
meses más tarde se produjo otro cambio, el más crítico. El 4 de julio de 1939, el Reichs-
vereinigung fue tomado, completamente, por la Policía de Seguridad.
El decreto de 4 de julio de 1939124 fue redactado por el Miniserialrat Lósener y por
otro experto, Rolf Schiedermair125. Lo firmaron el ministro del Interior, Frick, el adjun
to del Führer, Hess, el ministro de Educación, Rust, y el ministro de Asuntos Eclesiás
ticos, Kerrl. Parte del decreto confirmaba la situación existente. Se estableció que la
jurisdicción territorial del Reichsvereinigung era la del Antiguo Reich, incluidos los
Sudetes, pero excluidos Austria y el Protektorat. Todos los Gemeinden locales se situa
ron bajo el Reichsvereinigung en una categórica relación jerárquica (véanse los cuadros
6.3 y 6.4). A l Reichsvereinigung se le encargó el mantenimiento de las escuelas hebreas
y el respaldo económico a los judíos indigentes.
El decreto especificaba que los sujetos del Reichsvereinigung eran los «judíos»; no
sólo los que pertenecían a la religión judía, sino todas las personas clasificadas como
judías por el decreto de definición. Además, los artífices del decreto insertaron una dis
posición que tendría profunda importancia pocos años después. El Ministerio del Inte
rior (con lo cual se quería decir la Policía de Seguridad) recibió competencias para asig
nar tareas adicionales al Reichsvereinigung. Estas asignaciones acabarían convirtiendo
el aparato administrativo judío en una herramienta de destrucción de la comunidad
Nota: las Kultusgemeinden y las Reichsvereinigung Bezirksstellen pertenecientes al área del Reich se situaban
bajo la supervisión de la Gestapo. La información de este gráfico se basa en documentos del YIVO Insti-
tute, Nueva York.
124 R G B 11,1097.
125 Declaración jurada de Lósener, 24 de febrero de 1948, NG-1944-A.
199
Cuadro 6.4. La Reichsvereinigung, 1939
Nota: Jüdisches Nachrichtenblatt (Berlín), 21 de julio de 1939. En la lista publicada en eljüdisc/ies Nach
richtenblatt, todos los funcionarios judíos llevaban como segundo nombre Israel o Sara. El Jüdisches Nachrich
tenblatt era la publicación oficial del Reichsvereinigung. Había también un Jüdisches Nachrichtenblatt en Viena,
publicado por la comunidad judía, y otro Jüdisches Nachrichtenblatt en Praga.
200
Comenzaron el patrón de cumplimiento informando de las muertes, nacimientos y otros
datos demográficos a la Dirección General de Seguridad del Reich, y transmitiendo a la po-
blación judía las normativas alemanas en la publicación Jüdisches Nachrichtenblatt. A conti
nuación establecieron cuentas bancarias especiales, accesibles a la Gestapo, y concentraron
a los judíos en las viviendas asignadas. En los momentos finales, confeccionaron gráficos,
mapas y listas, y proporcionaron espacio, medios y personal para preparar la deportación. El
Reichsvereinigung y sus homólogos de Viena y Praga fueron el prototipo de una institución
-el Consejo judío- que aparecería en Polonia y en otros territorios ocupados, y que se emplea-
ría en actividades conducentes al desastre. Fue un sistema que permitió a los alemanes aho
rrar personal y fondos, y al mismo tiempo aumentar su dominio sobre las víctimas. Una vez
dominados los dirigentes judíos, estaban en posición de controlar a toda la comunidad.
La concentración de los judíos marca el cierre de la fase preliminar del proceso de
destrucción en el área del Reich-Protektorat. Las consecuencias fatales de esta fase pre
liminar se manifestaron en dos fenómenos. Uno fue la relación entre perpetradores y víc
timas. Cuando la burocracia se encontraba a punto de pasar a una acción más drástica,
la comunidad judía estaba reducida al completo cumplimiento de órdenes y directivas.
La otra manifestación del régimen de estrangulación nazi fue la diferencia cada vez
mayor entre nacimientos y fallecimientos en la comunidad judía. La tasa de natalidad se
precipitaba hacia cero; la tasa de mortalidad aumentaba continuamente hasta límites
inauditos (véase el cuadro 6.5). La comunidad judía era un organismo moribundo.
Nota: Korherr, estadístico de las SS, a Himmler, 27 de marzo de 1943, NO-5194. Las deportaciones en
masa comenzaron en octubre de 1941-
POLONIA
201
ocupado territorio polaco constituyó, de hecho, un área de experimentación. En poco tiem
po, la maquinaria de destrucción de Polonia alcanzó y superó a la burocracia de Berlín.
Esta evolución se debe a tres razones. U na radica en la composición personal de la
administración alemana en Polonia. Ese aparato tenía un gran número de hombres del
partido en sus filas, y fue menos precavido y menos «burocrático» que la Administra'
ción del Reich.
El segundo factor era la percepción que los alemanes tenían de los judíos polacos.
Estos llevaban ya tiempo en la escala inferior. Habían sido señalados e identificados repe
tidamente antes de la guerra. En la memoria reciente estaban los miles transportados por
Alemania a la frontera polaca en 1938. Quince años antes, los individuos con nacionali
dad polaca habían sido deportados por el gobierno bávaro por indeseables126. Aun antes,
el 23 de abril de 1918, el Ministerio del Interior prusiano prohibió la entrada en las pro
vincias orientales alemanas a los judíos polacos que trabajaban como jornaleros no cuali
ficados, basándose en que no les interesaba el trabajo sino la inmigración, y que eran
moralmente poco fiables y físicamente sucios, introduciendo el tifus en Alemania127.
Armado con dichas concepciones, el régimen nazi fue menos considerado y más drás
tico en Polonia que en la propia Alemania. En general, no se hicieron concesiones a los ju
díos polacos que habían sido veteranos de los ejércitos alemán o austrohúngaro en la Pri
mera Guerra Mundial. N o se dudó mucho en establecer para los judíos polacos densidades
de habitación que superaban con mucho las permitidas para los judíos de Alemania. Ade
más, en Polonia, al contrario que en Alemania, no había necesidad de tener precaución
para que las medidas antijudías no tuviesen repercusiones dolorosas sobre la población
no judía. N o había el imperativo de tener en cuenta el bienestar de los polacos.
La tercera y más importante razón para el tratamiento más duro dado a los judíos
polacos fue su proporción numérica. El 10 por 100 de la población polaca era judía; de
33.000.000 millones de habitantes, 3.300.000 eran judíos. Cuando Alem ania y la URSS
se repartieron Polonia en septiembre de 1939, dos millones de estos judíos se vieron re
pentinamente situados bajo dominación alemana. Sólo en Varsovia, residían unos 400.000,
202
es decir, casi tantos como vivían en Alem ania en 1933 y más de los que quedaban en
toda el área del Reich-Protektorat a finales de 1939. El desarraigo y la segregación de
tantos judíos presentaban en conjunto problemas diferentes, y dieron lugar a solucio-
nes completamente distintas. Así, en Polonia, la concentración no se limitó a un siste-
ma de restricciones integradas como las analizadas en la primera parte de este capítu
lo. Por el contrario, en Polonia, la burocracia resucitó el gueto medieval, separado
completamente del resto del mundo.
Quizá se recuerde que la introducción del proceso de destrucción en Alem ania fue
precedida de Einzelaktionen: breves y violentos ataques contra los judíos. También en
Austria, durante un breve periodo posterior al Anschluss, se produjeron Einzelaktio-
nen. Cuando el ejército alemán avanzó hacia el Este, también en Polonia tuvieron lugar
estas Einzelaktionen. Com o en el caso del Reich y de Austria, la violencia tenía la fun
ción de convencer a las autoridades y a las víctimas de la necesidad de establecer la ley
y el orden. A l igual que en Alemania, las Einzelaktionen fueron iniciadas por miembros
del partido y refrenadas por la autoridad responsable del gobierno de la zona. En Polo
nia, los elementos del partido fueron las SS armadas (Waffen-SS), formaciones milita
res del partido que luchaban como unidades integradas en las fuerzas armadas. La auto
ridad gobernante inicial era el ejército.
Los primeros informes de violencia llegaron pocos días después del estallido de la
guerra. En una localidad, un miembro de la Policía Secreta sobre el Terreno y un hom
bre de las S S condujeron a 50 judíos, que habían estado ocupados todo el día en la repa
ración de un puente, a una sinagoga y los mataron sin razón alguna (in einer Synagoge
zusammengetrieben und grundlos zusammengeschossen). Tras un largo intercambio de co
rrespondencia, en el que se señaló que el hombre de las SS había sido provocado por las
atrocidades polacas y había actuado por «iniciativa juvenil» (jugendlichen Draufgángertum) ,
el castigo de ambos culpables se fijó en tres años128.
Pocos días después de este incidente, el comandante del Decimocuarto Ejército,
Wilhelm List, tuvo que emitir una orden prohibiendo que se saqueasen propiedades
judías, se quemasen sinagogas, se violase a las mujeres judías y se disparase contra la po
blación judía129. Pero incluso después del cese de hostilidades, las Einzelaktionen con
tinuaron. El 10 de octubre de 1939, el jefe del Estado Mayor, Halder, hizo una críptica
observación en su diario: «M asacres de judíos; ¡disciplina!»130. Durante el mes siguien
128 Diario del jefe del Estado Mayor, Halder, 10 de septiembre de 1939, NOKW-3HO. Memo
rando del ejército, 13 de septiembre de 1939, D-421. Oberkriegsgerichtsrat del Tercer Ejército (fir
mado Lipski) al Oberstkriegsgerichtsrat de la Oficina del Generalquartiermeister, 14 de septiemre de
1939, D-421.
129 Orden de List, 18 de septiembre de 1939, NOKW-1621.
130 Diario de Halder, 10 de octubre de 1939, NOKW-3140.
203
te, el ejército comenzó a reunir sistemáticamente pruebas de las atrocidades cometidas
por las SS. Quizá deba señalarse que al ejército no le importaban tanto los judíos como
el intento de entablar una causa contra las SS en general. De ahí que los memorandos
militares referentes a las Einzelaktionen contra los judíos estén archivados junto con
otras quejas contra las SS, todos mezclados.
El 23 de noviembre de 1939, el General der Artillerie Petzel, comandante del nuevo
Distrito Militar XXI de Poznañ, informó de un incidente que había tenido lugar en la
población de Turek el 30 de septiembre. Varios camiones de las S S llenos de hombres
de las S S y al mando de un alto oficial de esa organización habían atravesado el pue
blo. Los hombres de las SS iban armados con fustas y las habían utilizado libremente,
golpeando indiscriminadamente a los transeúntes en la cabeza. Aparentemente, varios
habitantes de etnia alemana también habían recibido golpes. La partida se había dirigi
do a continuación a una sinagoga, había hacinado a los judíos en el edificio, y obligado
a las víctimas a arrastrarse, cantando, por debajo de los bancos. Después, les habían
obligado a bajarse los pantalones para azotarlos. En el transcurso de estas palizas, uno
de los judíos se hizo de vientre con el miedo. A nte esto, los hombres de las S S habían
obligado a la víctima a embadurnar con la basura la cara de otros judíos. El informe
continuaba con una queja contra el representante de Goebbels, que aparentemente
había realizado un discurso de victoria en el que había conseguido elogiar a las SS sin
mencionar siquiera al ejército131.
En febrero de 1940, el comandante del ejército en Polonia (Blaskowitz) confeccio
nó una lista de quejas para presentar ante el comandante en jefe del Ejército (von Brau-
chitsch). El informe contenía en total 33 artículos, cada uno de los cuales constituía
una queja separada. El artículo 7, por ejemplo, se refería a un registro llevado a cabo el
31 de diciembre de 1939, con un frío atroz, por la noche, en la calle. A los judíos, espe
cialmente a las mujeres, se les había obligado a desnudarse mientras la policía fingía
buscar oro. O tra queja (artículo 8) mencionaba que un teniente de las SS, el Unters-
turmführer Werner, vivía bajo nombre supuesto con una actriz judía (Johanna Epstein)
en un apartamento de Varsovia, un caso claro de Rassenschande cometido por un ofi
cial de las SS. El artículo 31 era la descripción de una orgía de violencia en Nasielsk,
que había durado toda la noche, afectando a 1.600 judíos que habían sido azotados. El
artículo 33, reservado para el final, analizaba el caso de dos policías que habían sacado
a rastras a dos adolescentes judías de la cama. Una de las mujeres había sido violada en
un cementerio polaco. A la otra, que había enfermado, los policías le dijeron que vol
verían por ella en otro momento y le pagarían 5 zloty. De todos estos sucesos, el Gene-
131 Alto Mando del Ejército/Jefe del Ejército de Reemplazo (Fromm) al Alto Mando de las Fuer
zas Armadas, 30 de noviembre de 1939, en el que se incluye un informe del General der Artillerie
Petzel, fechado el 23 de noviembre de 1939, D-419.
204
raloberst Blaskowitz sacaba la siguiente conclusión: «Es un error -escribió- m asacrar a
unos 10.000 judíos y polacos, como se está haciendo en la actualidad; porque -e n lo
que al conjunto de la población se refiere—no erradicará la idea de Estado polaco y tam
poco exterminará a los judíos»132.
La queja de Blakowitz recuerda las palabras pronunciadas por Schacht cinco años
antes. Com o Schacht, al general no le indignaba la idea de tomar medidas drásticas,
sino sólo la manera aficionada en que las SS intentaban enfrentarse a un enorme con-
junto de dos millones de judíos. En realidad, los «profesionales» de las SS ya se habían
hecho cargo de la situación.
El 9 de septiembre de 1939, el jefe de la Policía de Seguridad, Heydrich, se reunió
con el Generalquartiermeister Wagner, del Alto M ando del Ejército, para analizar algu
nos de los problemas polacos. Los dos oficiales se mostraron de acuerdo en realizar «de
una vez por todas una limpieza» de «judíos, intelectuales, sacerdotes, nobleza»133. A l
día siguiente, el comandante en jefe del Ejército escribía que «existe en líneas generales
la idea del gueto; los detalles no están todavía claros»134. Estos se elaboraron 24 horas
después en una reunión de jefes de la Dirección General de Seguridad del Reich y de
comandantes procedentes de las unidades de la Policía de Seguridad (Einsatzgruppen) ya en
Polonia. La decisión era limpiar de judíos las áreas de habla germana, trasladar la pobla
ción judía del campo, y concentrar a los judíos en guetos dentro de las grandes ciuda
des135. Estas conclusiones, que se incorporaron el mismo día a una orden dirigida a los
Einsatzgruppen136, constituían un ambicioso plan de concentración.
La introducción de la orden hace una breve referencia a un objetivo último -la emi
gración de los judíos que se llevaría a cabo más adelante-, pero que por el momento no
se explicaba en detalle. La primera parte establecía que los judíos debían ser expulsa
dos de los territorios de Danzig, Prusia occidental, Poznañ y de la A lta Silesia Oriental.
Estas áreas fueron posteriormente territorio incorporado, es decir, un territorio integra
do en la Administración del Reich. Los judíos de estas áreas debían ser desplazados al
interior de Polonia, un territorio posteriormente conocido como el «Gobierno General»
(Generalgouvernement). Los judíos del Gobierno General debían concentrarse en las
132 Notas para un informe oral preparadas por Blaskowitz, 6 de febrero de 1940, NO-3011.
133 Diario de Halder, 10 de septiembre de 1939, NOKW-3140.
134 Diario de Halder, 20 de septiembre de 1939, NOKW-3140.
135 Actas de la conferencia celebrada el 21 de septiembre de 1939, en Staatsanwaltschaft beim
Landgericht Berlín, 3 P (K) Js 198/61, «Schlussvermerk in der Strafsache gegen Beutel u. a. wegen
Mordes», 29 de enero de 1971, pp. 17-19. Zentrale Stelle der Landesjustizverwaltungen, Ludwigsburg.
136 Heydrich a los Einsatzgruppen, con copias al Alto Mando del Ejército (OKH), al Staatsse-
kretár Neumann de la Oficina del Plan Cuatrienal, al Staatssekretár Stuckart, del Ministerio del
Interior, al Staatssekretár Landfried, del Ministerio de Economía, y al jefe de la Administración Civil
en los Territorios Ocupados, 21 de septiembre de 1939, PS-3363.
205
ciudades. Sólo se elegirían como puntos de concentración las ciudades situadas en
nudos de ferrocarril o, al menos, a lo largo de la línea férrea. Todas las comunidades ju
días de menos de 500 habitantes debían ser disueltas y trasladadas al centro de con
centración más cercano.
En la segunda parte, Heydrich ordenaba que en cada comunidad judía se estable
ciese un consejo de ancianos judíos (Altestenrat, también Judenrat) compuesto por per
sonas influyentes y rabinos. Los consejos serían plenamente responsables (en el sentido
literal de la palabra) de la ejecución exacta de todas las instrucciones. Debían hacer un
censo improvisado de los judíos de su área, y tenían que responsabilizarse personal
mente de la evacuación de los judíos de zonas rurales a los puntos de concentración, de
su manutención durante el transporte, y de albergarlos a su llegada. N o había objeción
en contra de que los judíos llevasen con ellos sus enseres domésticos. La razón dada
para la concentración era que los judíos habían participado activamente en ataques de
francotiradores y en saqueos.
El ejército no quiso tomar parte en la ejecución de este plan. Durante la discusión
mantenida entre Heydrich y Wagner, el 19 de septiembre de 1939, el general inten
dente del ejército había insistido en que se notificase a las autoridades militares de
todas las actividades de las SS y de la Policía, pero que la «limpieza» se llevase a cabo
tras la retirada del ejército y el traspaso de poderes a la Administración civil, es decir,
no antes de comienzos de diciembre137. En vista de la precoz abdicación del poder por
parte del ejército en Polonia, esta exigencia se pudo cumplir fácilmente. Esta vez, el
ejército no tuvo que ensuciarse las manos con el asunto. En 1941, como veremos, ya
no pudo escapar del papel que le habían asignado en la destrucción de los judíos euro
peos, pero en Polonia el proceso de destrucción se puso directamente en manos de una
Administración civil recientemente creada.
Los Einsatzgruppen, por su parte, no podían hacer mucho. La guetización era un
procedimiento demasiado complejo para un puñado de unidades miltarizadas que se
iban a disolver y transformar en una Administración de Policía de Seguridad una vez
cesado el régimen militar. Establecieron varios consejos judíos, simplemente llamando
a un líder judío identificado para que formase un «Judenrat»138. En Varsovia, el 4 de
octubre de 1939, un pequeño destacam ento de la Policía de Seguridad hizo una reda
da en la sede central de la comunidad judía, mostrando interés por la caja fuerte y pre
guntando quién era el presidente. El conserje les dijo que era Adam Czerniaków139. El
mismo día, Czerniaków fue conducido al edificio ocupado por altos mandos del Ein-
206
satzgruppe, donde le comunicaron que debía elegir a 24 hombres para trabajar en el con-
sejo y asumir su jefatura140. En los días siguientes, Czerniaków hizo listas y esbozó orga
nigramas141. El Einsatzgruppe informó de que había «establecido la comunidad judía con
presidente y secretario, al igual que el museo. (Die Jüdische Kultusgemeinde mitsamt Pra-
sident und Schriftführer wurde ebenso wie das jüdische Museum sichergesteüt)»142.
La era de la administración civil comenzó a finales de octubre. Había dos tipos de
estructuras administrativas: una en los territorios incorporados al Reich, y la otra en el
denominado Generalgouvernement. En las áreas incorporadas, las delegaciones admi
nistrativas seguían el mismo modelo que las del propio Reich. Del territorio conquista
do e incorporado se habían separado dos nuevos Reichsgaue: Danzig-Prusia O cciden
tal y Wartheland [Posnania]. U n Reichsgau era una unidad territorial que combinaba las
características de una provincia prusiana (o Land no prusiano) y un distrito del partido
(Gau). El jefe de la unidad territorial era un cargo regional del Reich (Reichsstatthalter),
que era al mismo tiempo cargo regional del partido (Gauleiter).
El Reichsstatthalter y Gauleiter de Danzig-Prusia Occidental era un hombre llamado
Forster. Dado que Forster ya había sido Gauleiter de la «ciudad libre» de Danzig, el nom
bramiento resultó ser una ampliación de sus funciones. El Reichsstatthalter y Gauleiter
del Wartheland, Greiser, había sido anteriormente presidente del senado de Danzig. En
ese cargo se había distinguido por introducir toda la gama de legislación antijudía mucho
antes de la llegada de las tropas alemanas. La «ciudad libre» había promulgado una Ley
de la Sangre y el Honor, decretos para la suspensión de los médicos y los abogados judíos,
y un programa de arianización sistemática. Excepto 10.000, todos los judíos de Danzig
habían emigrado antes de la guerra143. Tras la toma de Danzig, el Senatsprásident Greiser,
207
Mapa 1. Polonia bajo la ocupación alemana
208
que se había quedado sin trabajo, fue trasladado al sur, para convertirse en jefe ejecutivo
del Wartheland. A l contrario que su homólogo Forster, que sólo tenia unas decenas de
miles de judíos, Greiser tenía varios cientos de miles. Su papel en la concentración, las
deportaciones, e incluso las operaciones de exterminio fue, por consiguiente, crucial.
Adem ás de los dos Reichsgaue, el territorio incorporado contenía también dos uni
dades menores que se dividieron entre las provincias vecinas del Reich. La provincia de
Prusia oriental se anexionó territorio en este proceso, y Silesia se convirtió en la Gran
Silesia. Sin embargo, la Gran Silesia era una unidad administrativa difícil de manejar.
En consecuencia, en enero de 1941, el Grossgau fue dividido en dos Gaue: Baja Silesia
(con capital en Wroclaw), que contenía sólo antiguo territorio alemán y estaba gober
nada por el Oberprásident y Gauleiter Karl Hanke, y la A lta Silesia (con capital en
Katowice), que consistía principalmente en territorio incorporado y se situó bajo el
Oberprásident y Gauleiter Fritz Bracht144.
En sentido contrario a las agujas del reloj, las nuevas unidades administrativas, con
sus jefes ejecutivos y el número de judíos polacos bajo su jurisdicción, fueron, por lo
tanto, las siguientes:
Al este y al sur de los territorios incorporados, los alemanes crearon un nuevo tipo de
administración territorial, primero conocida como el «Gobierno General de Polonia» y
después simplemente como el «Gobierno General» (Generalgouvernement). En diciembre
de 1940, tras el paso de judíos a la zona soviética y las llegadas provenientes fundamen
talmente del Wartheland, esta región tenía una población de 1.425.000 judíos145. La prin-
209
í
i
cipal diferencia entre las áreas incorporadas y el Generalgouvernement era el grado de cen-
tralización vigente en la maquinaria burocrática. El Reichsstatthalter era principalmente
un coordinador. Así, las delegaciones regionales de los diversos ministerios recibían
todas sus instrucciones funcionales (fachliche A nweisungen) de Berlín y estaban someti
das sólo a las órdenes territoriales del Reichsstatthalter o el Oberprasident de acuerdo
con la siguiente fórmula:
Hitler -* Reichsstatthalter
1 1
Ministerio -» Delegación regional
Hitler —» Frank
i 1
Ministerio Hauptabteilung
146 Dr. M ax F reih err DU P re l (ed.), Das Generalgouvernement, Wurzburgo, 1942, pp. 375-380.
Véase también Krakauer Zeitung (passim), y el Diario de Frank, PS-2233.
210
Educación: Hofrat Watzke
Propaganda: Oberregierungsrat Ohlenbusch
Ferrocarriles (O stbahn): Prasident Gerteis
Servicio Postal: Prasident Lauxm ann
Construcción: Prasident Bauder
Forestal: Oberlandforstmeister Dr. Eissfeldt
Emissionbank: Reichsbankdirektor (ret.) Dr. Paersch
Economía: Ministerialdirigent Dr. Emmerich
Alim entación y Agricultura: SS. Brigadeführer Kórner (Naumann)
Trabajo: Reichshauptamtsleiter Dr. Frauendorfer (Struve)
Finanzas: Finanzprásident Spindler (Senkowsky)
Salud: Obermedizinalrat Dr. Walbaum (Teitge)
147 Resumen de la discusión entre Frank y el Dr. Wachter (Gouverneur, Varsovia), 10 de noviembre
de 1939, Diario de Frank, PS-2233.
148 Sobre la composición del personal, véase Dieter Pohl, Von der «Judenpolitik» zum Judenmord-
Der Distrikt Lublin des Generalgouvemements 1939-1944, Frankfurt am Main, 1993, pp. 37-38.
149 Berger (jefe de la Oficina Central de las SS) a Himmler, 2 de julio de 1941, NO-29. El Gene-
ralgouvemement recibía a veces la denominación (jocosa) de Frankreich.
211
Cuadro 6.6. Maquinaria regional del Reich y del Generalgouvernement
Reichsstatthalter
u Oberprásident Generalgouverneur
I I
Regierungsprasident Gouverneur
________ I__________ _______ I_______
I-------
Oberbürgermeister Landrat Stadthauptmann Kreishauptmann
o Bürgermeister (rural) (ciudades) (rural)
(ciudades)
Stadtkommissar
(ejecutivo municipal)
Cracovia
Gouverneur: SS-Brigadeführer Dr. Wachter (SS-Brigadeführer Dr. Wendlei; von Burgsdorfi)
Amtschef: Ministerialrat Wolsegger (Dr. Eisenlohr, Dr. Stumm)
Lublin
Gouverneur: Schmidt (Oberstarbeitsführer Zórner, Wendler)
Amtschef: Landrat Dr. Schmige (Losacker, Oberrregierungsrat Engler, Schlüter)
Radom
Gouverneur: Reichsamtsleiter Dr. Karl Lasch (Unerstaatssekretár Kundt)
Amtschef: Oberregierungsrat Dr. Egen
212
Varsovia
Gouvemeur: Hauptamtsleiter SA-Brigadcführer Dr. Fischer
Amtschef: Reichsamtsleiter Landgerichtsdirektor Barth (Reichshauptstellenleiter
Staatsanwalt Dr. Hummel)
Galitzia
Gouvemeur: Dr. Lasch (SS -Brigadeführer Dr. Wáchter)
Amtschef: Regierungsrat Dr. Losacker (Bauer, Dr. Brandl)
Nota: recopilado de Dr. Max Freiherr du Prel, Das Deutsche Generalgouvernement in Polen, Cracovia, 1940,
pp. 87, 100-101, 147, 200; M. F. du Prel, Das Generalgouvernement, Wurzburgo, 1942, pp. 375-380; Krakauer
Zeitung, passim.
La primera excepción era el ejército. Frank no tenía autoridad sobre las tropas. La
autoridad correspondía exclusivamente a un general denominado, sucesivamente,
Oberbefehlshaber Ost (Generaloberst Blaskowitz), Militarbefehlshaber im Generalgouver
nement (General der Kavallerie Kurt Freiherr von G ienanth), y, finalmente, Wehrkreis-
befehlshaber im Generalgouvernement (Gienanth y General der Infanterie H aenicke). El
ejército no sólo controlaba las tropas, sino también la producción de guerra, que esta
ba en manos de la Rüstungsinspektion, o Inspección de Armamento (Generalleutnant
Schindler). La relación entre G ienanht y Schindler se ilustra en el siguiente diagrama:
1,1 Reichsbahnrat Dr. Peicher, «Die Ostbahn», en M. Freiherr du Prel, Das Generalgouvernement,
cit., pp. 80-86.
152 Ibid.
153 Oberlandgerichstrat Dr. Weh, «Das Recht des Generalgouvemements», Deutsches Recht, 1940,
pp. 1393-1400. En abril de 1940, el personal alemán al servicio de los ferrocarriles incluía 9.298 traba
213
el O stbahn estaba aún dirigido por 9.000 alemanes, pero para entonces empleaba a
145.000 polacos más unos cuantos miles de ucranianos154. Estas estadísticas no carecen
de importancia, porque la administración del ferrocarril acabaría desempeñando un papel
crucial en las concentraciones, y un papel decisivo en las deportaciones.
La tercera y más importante excepción a la autoridad absoluta de Frank eran las SS
y la Policía, el aparato de Heinrich Himmler. ¿Cuál era el aparato de Himmler y cómo
afirmó su autoridad en el Generalgouvernement?
Himmler, hijo de un profesor y director de Gymnosium, apenas combatió en la Pri
mera Guerra Mundial y se dedicó brevemente a la agronomía después de ésta. Su diario,
que mantuvo durante la adolescencia y la juventud, revela que vivió una niñez burgue
sa normal, que se preocupó desde muy pronto por lo que era considerado adecuado, y
que tenía hábitos de meticulosidad con un asomo de pedantería155. Conservador, con
vencional y patriota, leía bastante y mantenía una lista de los libros leídos. En propor
ción, poca de su bibliografía era antisemita, y por su diario parecería que Himmler des
arrolló muy lentamente sus nociones antijudías. Hambriento de poder, se unió al
movimiento nazi con poco más de veinte años y se encargó de formar guardaespaldas:
la Schutzstaffel o SS. Las características de su juventud se podían contemplar aún en el
liderazgo que ejerció durante la guerra en las S S y la policía. A ndaba siempre a la caza
de la corrupción, especialmente en las filas de sus rivales. A medida que expandía su
poder en varias direcciones, se involucró en todo tipo de asuntos156. Sus intereses abar
caban las relaciones internacionales, la administración interna, la producción de arma
mento, y el reasentamiento de poblaciones, la dirección de la guerra, y, por supuesto, la
destrucción de los judíos. Podía hablar de estos temas largo y tendido, y a menudo retenía
a sus interlocutores tres horas seguidas. (Debería añadirse que estos interlocutores eran sus
propios generales de las SS.) Ante todo, el poder de Himmler descansaba en su indepen
dencia. Este hecho es de la mayor importancia. Himmler no formaba parte de ninguna
jerarquía, pero tenía puntos de apoyo en todas partes. En la maquinaria de la destrucción
está, por fuerza, situado entre dos jerarquías: la burocracia ministerial y el partido.
Himmler recibía la mayor parte de sus fondos del Ministerio de Finanzas y reclutaba a
jadores en el Generalgouvernement y 47.272 en los territorios incorporados, mientras que los emplea
dos polacos ascendían a 36.640 en el Generalgouvernement y 33.967 en los territorios incorporados.
Ministerio de Transportes al OKH/Transporte, 11 de abril de 1940, H 12/101.2, p. 219. El Ostbahn esta
ba limitado al Generalgouvernement. No administraba los ferrocarriles de las áreas incorporadas.
154 Discurso pronunciado por Frank ante oficiales del ejército del aire, 14 de diciembre de 1943,
Diario de Frank, PS-2233.
155 Véase Bradley F. S m it h , Heinrich Himmler: A Nazi in the Making, 1900-1926, Stanford, 1971.
Smith descifró el diario y lo utilizó como una de sus fuentes principales.
156 Véase el libro sobre la política de las SS escrito por Heinz HóHNE, The Order of the Death's
Head, Nueva York, 1970.
214
la mayoría de sus hombres de las filas del partido. Tanto presupuestariamente como desde
el punto de vista de su estructura de personal, la organización de las SS y de la Policía fue
en consecuencia una amalgama entre el funcionariado civil y el partido157.
Las SS y la Policía operaban centralmente a través de las oficinas principales, cuyos
jefes eran directamente responsables ante Himmler, y regionalmente a través de los lí
deres superiores de las SS y de la Policía (Hóhere SS- und Polizeiführer) , que también res
pondían directamente ante él.
La organización central constaba de doce Direcciones Generales (véase el cuadro 6.8).
Los componentes policiales de esta maquinaria deben buscarse en la R SH A y en la
Hauptamt Ordnungspolizei, la primera constituía una organización relativamente peque
ña en la que la Gestapo era el elemento predominante, y la segunda una antigua insti
tución en el escenario alemán.
157 Originalmente, las SS estaban incluidas en una formación del partido, las SA. Véase la orden
de Rohm (comandante de las SA) de 6 de noviembre de 1933, SA-13. La policía era un aparato des
centralizado, situado bajo la dirección de Himmler en 1936. Himmler fue a partir de entonces el
Reichsführer-SS und Chef der deutschen Poüzei, Decreto del 17 de junio de 1936, RGB1 1, 487. Las SS
(sector del partido) constaba el 31 de diciembre de 1943 de 700.000 hombres. El 30 de junio de 1944
ascendía a 800.000. La mayoría de estos hombres estaban organizados en unidades para el combate
sobre el terreno. Korherr, estadístico de las SS a Himmler, 19 de septiembre de 1944, NO-4812. Sólo
39.415 hombres de las SS se encontraban en el aparato administrativo de sus oficinas centrales y de
su maquinaria regional. Memorando, Oficina de Estadística de las SS, 30 de junio de 1944, D-878.
Las SS Armadas (Waffen-SS), cuya mayor parte luchaban como unidades de combate, y las fuer
zas de policía eran pagadas por el Reich. Sólo en el ejercicio presupuestario de 1943, la factura de las
Waffen-SS ascendió a 657 millones de RM. Resumen de la conferencia mantenida entre el Ministe
rio de Finanzas y oficiales de las SS, NG-5516. Himmler también obtuvo fondos del partido (Tesore
ro del partido Schwarz) para financiar algunos de sus proyectos «especiales». Berger a Himmler, 2 de
julio de 1941, NO-29. Por otro lado, recibió contribuciones de la industria. Von Schróder a Himm-
ler, adjuntando 1,1 millones de RM, 21 de septiembre de 1943, EC-453.
215
Hauptamt SS-Gericht (Tribunal de las SS) Breithaupt
SS-Führungshauptamt
(Dirección General de Operaciones) Jüttner
Dienststelle Heissmeyer
(Servicios a las Familias de Miembros de las SS) Heissmeyer
Stabshauptamt des Reichskommissars für die Festigung des
deutschen Volkstums
(Dirección General de Personal del Reichskommissar para
Fortalecer la Germanidad) Greifelt
Hauptamt Volksdeutsche Mittelstelle (VOMI)
(Dirección General de Seguridad Social para Lorenz
los Habitantes de Etnia Alemana)
Rasse- und Siedlungshauptamt (RuSHA) Hofmann (Hildebrandt)
(Dirección General de la Raza y de Reasentamiento)
Nota: del Organisationsbuch des NSDAP, 1943, pp. 417-429, PS-2640. Los nombres de los funcionarios se
han obtenido de diversos documentos.
R SH A 158
,•159
Ordnungspolizei1
216
cinco con jurisdicción en Polonia eran: Generalgouvernement, Krüger (Koppe); Dan-
zig-Prusia occidental, Hildebrandt; Wartheland, Koppe; Prusia Oriental, Rediess (Spo-
rrenberg); Silesia, Schamauser. La maquinaria regional de las Direcciones generales
estaba coordinada por los máximos responsables de las SS y de la Policía, de acuerdo
con el patrón funcional y territorial común:
i 1
Dirección General —» Delegación Regional
de la Dirección General
De gran importancia para las operaciones antijudías era la red regional de dos Direc
ciones Generales: la Dirección General de la Policía del Orden y la Dirección General
de Seguridad del Reich (R S H A ). Estas dos Direcciones Generales tenían tres tipos de
maquinaria regional: una en el Reich, otra en los territorios ocupados, y la tercera en
áreas en las que se estaba llevando a cabo la invasión (véase el cuadro 6.9).
Debe señalarse que las unidades móviles de la Policía del Orden eran formaciones per
manentes que podían trasladarse de un país a otro. El Generalgouvernement poseía de
hecho guarniciones de tales unidades, cuyos efectivos superaban los 10.000 miembros,
al mando de un BdO 160. En cuanto a jurisdicción funcional, la Policía del Orden ejercía el
control sobre la policía indígena regular conservada o reorganizada en los territorios ocu
pados. En el Generalgouvernement, la policía polaca (y después del ataque a la U RSS,
también la policía ucraniana en el área de Galitzia) ascendía a más de 16.000 efectivos161.
La Policía de Seguridad fue perdiendo solidez en la Europa ocupada. Sus unidades móvi
les (Einsatzgruppen), formadas de nuevo para cada despliegue en un área invadida, eran
básicamente improvisadas y temporales, mientras que su personal estacionario siempre se
mantuvo disperso. En el Generalgouvernement había 3.000 hombres162. Los cuerpos
160 Conferencia sobre la policía del Generalgouvernement celebrada el 25 de enero de 1943, Dia
rio de Frank, PS-2233. En la carta de Daluege a Wolff de 28 de febrero de 1943, NO-2861, se cita
una cifra más elevada.
161 Daluege a Wolff, 28 de febrero de 1943, NO-2861.
162 Resumen numérico del personal civil en las áreas exteriores al Reich, en el que se enumeran
3.042 Policías de Seguridad en el Generalgouvernement, primavera de 1943, Zentralarchiv Potsdam,
legajo 07.01 Reichskanzlei 3511. En 1940, antes de la adición de Galitzia, la cifra era de apenas 2.000.
Conferencia del Generalgouvernement del 22 de abril de 1940, Diario de Frank, en Werner Prág y
217
especiales de policía nativos situados bajo el control de la Policía de Seguridad, tales como
las oficinas de Policía Penal nativas, eran de tamaño comparativamente pequeño.
Wolfgang Jacobmeyer (eds.), Das Diensttagebuch des deutschen Generalgouvemeurs in Polen 1939-1945,
Stuttgart, 1975, p. 182.
218
Himmler - » Jefe de la Policía del Orden
(Jefe, RSH A )
i i
Krüger -* BdO
(BdS)
Responsable de las S S -» K dO
y de la Policía (KdS)
219
vez más las características de una operación policial. El control de los movimientos, las
redadas, los campos de concentración: todas ellas son funciones policiales.
En el área del Reich-Protektorat, el ascenso de las SS y de la Policía fue impercep
tible. La creciente importancia del aparato de Himmler en el área interior se debió a la
evolución natural del proceso de destrucción. En Polonia, sin embargo, el proceso de
destrucción se introdujo en su fase de concentración. La entrada inmediata de las SS y
de la Policía en un nivel muy elevado de formación política fue, por consiguiente, cons
picuo y problemático. De hecho, hemos señalado que el jefe de la Policía de Seguridad,
Heydrich, emitió su orden de guetización el 21 de septiembre de 1939, antes de que la
administración civil tuviese oportunidad de organizarse. Esto significa que en asuntos
judíos Himmler no sólo era independiente, sino también superior a Frank. El proceso
de destrucción en Polonia lo llevaron a cabo, por lo tanto, estos dos hombres. Es carac
terístico que, en cuanto enemigos y rivales, Himmler y Frank compitiesen sólo en cruel
dad. La competencia no benefició a los judíos; ayudó a destruirlos.
Las expulsiones
164 A pesar de las afirmaciones de las SS, en septiembre tuvieron lugar pocos movimientos. Véase
la correspondencia del ejército, 12-24 de septiembre de 1939, NOKW-129.
165 Resumen de la conferencia sobre la policía del Generalgouvernement presidida por Frank, 31
de octubre de 1939, Diario de Frank, PS-2233.
166 Resumen de la conferencia celebrada bajo la presidencia de Frank, 8 de noviembre de 1939.
Diario de Frank, PS-2233.
220
territorio incorporado se llenarían con el «retom o», pactado mediante acuerdos espe
ciales con Letonia, Estonia y la Unión Soviética, de población de etnia alemana desde
estos países bálticos y desde las nuevas áreas soviéticas de Volinia y Galitzia167.
El 1 de diciembre, con un ligero retraso sobre lo previsto, los trenes empezaron a lle
gar al Generalgouvernement168. Apenas habían comenzado estos movimientos cuando
el programa de evacuación se amplió aún más. Serían enviados al Generalgouvernement
no sólo los judíos y los polacos de los territorios incorporados, sino también los judíos y
los gitanos del Reich. Se limpiaría el Reich, con todos sus territorios incorporados, de
judíos, polacos y gitanos por igual. Los enviaron cada vez más hacia el este, y el distri
to de Lublin acabaría convertido en una reserva judía, o Judenreservat.
Al principio Frank se tomó todos estos movimientos con calma. Un memorando no fir
mado, fechado en enero de 1940 y probablemente escrito por él, habla de la idea en su con
junto en términos muy despreocupados. En total, Frank estaba dispuesto a recibir a
1.000.000 de judíos (600.000 de las áreas incorporadas y 400.000 del Reich). En cualquier
caso, la estancia de los judíos en su «reino» sería temporal. «Tras la victoria», una evacua
ción de varios millones de judíos, «posiblemente a Madagascar», crearía suficiente espacio.
A Frank ni siquiera le preocupaban los polacos que estaban enviando en números crecien
tes a su Generalgouvemment. «Tras la victoria», los «polacos superfluos» serían enviados al
este, quizá a Siberia, como parte de una «reorganización» de toda el área oriental europea169.
Los grandiosos planes de reasentamiento trazados por Himmler no se mantuvieron
en vigor durante mucho tiempo. Frank echó un vistazo más serio a la situación y se asus
tó. El flujo ininterrumpido de judíos, polacos y gitanos a su limitada área se convirtió en
una Lebensfrage [«cuestión vital»], el asunto central de su Administración, especial
mente de la Administración del distrito de Lublin, incapaz ya de soportar la carga170.
En los dos primeros meses del programa, aproximadamente 200.000 polacos y judíos
habían sido obligados a trasladarse al Generalgouvernement. Su número incluía 6.000 ju
díos de Viena, Praga, O strava (Protektorat) y Szczecin171. El transporte desde Szczecin fue
tan brutal que, para vergüenza de todos, la prensa extranjera lo comentó ampliamente172.
167 Gotz A ly, «Endlósung», Fráncfort del Meno, 1995, pp. 59-103.
168 Resumen de la conferencia de Amtsleiter del Generalgouvernement, 8 de diciembre de 1939.
Diario de Frank, PS-2233.
169 Materiales para someter a la consideración de la Comisión sobre la Ley de Nacionalidad de la
Academia Jurídica Alemana (sin firma), enero de 1940, PS-661. Frank era presidente de la misma.
170 Discurso de Frank ante los Kreishauptmanner y los Stadthauptmanner del distrito de Lublin,
4 de marzo de 1940, Diario de Frank, PS-2233.
171 Memorando de Heydrich, sin fecha, N 0-5150.
172 Véase la carta de Lammers a Hitler, 28 de marzo de 1940, en la que se incluye un informe
recibido por la Cancillería del Reich, NG-2490. Véanse también las instrucción del Reichspressechef
a la prensa alemana (material Brammer), 15 de febrero de 1940, NG-4698.
221
El 12 de febrero de 1940, Frank viajó a Berlín para protestar por la forma en la que le
estaban haciendo tragarse los transportes173.
En presencia del Reichsführer-SS Himmler, los Reichsstatthalter Froster y Greiser,y
los Oberprásidenten Koch y Wagner, el presidente de la conferencia (Góring) declaró
que a partir de entonces no podían enviarse transportes al Generalgouvernement sin
notificación previa al Generalgouverneur. Koch (Prusia oriental) señaló que de sus dis
tritos no habían enviado judíos al Generalgouvernement. Forster (Danzig-Prusia occi
dental) anunció que prácticamente no les quedaban judíos; sólo 1.800. Greiser (Wart-
heland) informó de que tras la evacuación de 87.000 judíos y polacos, todavía tenía
400.000 judíos y 3.700.000 polacos. Wagner (Silesia) solicitó que se deportasen entre
100.000 y 120.000 judíos, más 100.000 polacos «poco fiables» de su área. Acto segui
do, Himmler señaló que en los territorios incorporados habría que hacer espacio para
40.000 alemanes del Reich, 70.000 alemanes bálticos, 130.000 alemanes de Volinia, y
30.000 alemanes de Lublin. Este último grupo tenía que salir de Lublin porque ese dis
trito se iba a convertir en reserva judía174.
Aunque Góring había establecido que al Generalgouvernement sólo habría que noti
ficarle la llegada de los transportes, Frank se fue a casa con la firme convicción de que
le habían dado una capacidad de veto absoluta sobre todos los transportes entrantes175.
Esta interpretación resultó ser correcta, porque el 23 de marzo de 1940 Góring ordenó
que se paralizasen todas las evacuaciones. A partir de entonces los transportes sólo
podían llevarse a cabo con permiso de Frank176. El Reichsstatthalter del Wartheland,
Greiser, con 400.000 judíos en su Gau, protestó vehementemente. Entendía que Góring
tal vez hubiera emitido esa orden debido al «caso» de Stettin, pero el Feldmarschall
(Góring) no podía hacer referencia al Wartheland, porque el 12 de febrero de 1940
Frank ya había prometido a Greiser que los 200.000 judíos de la ciudad de Lódz serían
aceptados en el Generalgouvernement. Le consternó oír hablar de este cambio177, pero
Frank había conseguido su victoria. El 11 de marzo, Himmler agradeció al Staatsse-
173 Resumen de la conferencia de Goring sobre los problemas en el este, 12 de febrero de 1940,
EC-305.
174 Resumen de la conferencia a la que asistieron Goring, Frank, Koch, Forster, Greiser, Wagner y
Himmler, el 12 de febrero de 1940, EC-305. Facsímil de la recopilación estadística de reasentamientos
de población de etnia alemana a partir del 1 de diciembre de 1940, preparada para Himmler el 12 de
diciembre de 1940, incluido en Susanne H aim y Gotz A ly, Bevólkerungsstruktur und Masenmord, Ber
lín, 1991, p. 28.
175 Discurso de Frank ante funcionarios de Lublin, 4 de marzo de 1940, Diario de Frank, PS-2233.
176 Resumen de la conferencia interministerial celebrada en Berlín el 1 de abril de 1940, en Cen-
tralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce, Dokumenty i materialy do dziejów okupacji niemeckiej vi
Polsce, vol. 3, Varsovia, Lódz y Cracovia, 1946, 3 vols., pp. 167-168.
177 Ibid.
222
kretár del Ministerio de Transportes, Kleinlmann, su cooperación, y con este agradeci
miento se puso fin al programa de evacuación178.
La fiebre de la expulsión no se limitó a los movimientos desde los territorios incor
porados hacia el Generalgouvernement. Los judíos también fueron reasentados dentro
de estas regiones. Forzados a abandonar sus viviendas y su mobiliario, los obligaron a
trasladarse distancias cortas hacia pequeñas ciudades y pueblos superpoblados. Los po
tentados de la A lta Silesia, que sólo habían conseguido expulsar a unos 2.500 judíos
desde Katowice al área de Lublin en octubre de 1939179, trasladaron un número un
tanto más elevado, principalmente desde la región que era alemana antes de 1918,
hacia el este, en zonas situadas bajo su control, cerca de la frontera con el General-
gouvem em ent180. En 1941 se produjeron más expulsiones internas dentro del espacio
relativamente pequeño de la A lta Silesia, desde la ciudad de Auschwitz181.
A su vez, el Generalgouverneur Frank centró su atención en su capital, Cracovia.
En una alocución pronunciada ante los jefes de los principales departamentos, el 12 de
abril de 1940, el Generalgouverneur calificó las condiciones de la ciudad de escanda
losas. Los generales alemanes «al mando de las divisiones» se veían obligados, debido a
la escasez de viviendas, a vivir en casas que también contenían inquilinos judíos. Lo
mismo podía decirse de los oficiales de alta graduación, y tales condiciones eran «into
lerables». El 1 de noviembre de 1940, la ciudad de Cracovia, con sus 60.000 judíos,
debía quedar judenfrei («libre de judíos»). Sólo se podría permitir quedarse a unos 5.000
o, como máximo, 10.000 trabajadores cualificados. Si el Reich podía trasladar cientos
de miles de judíos al Generalgouvernement, razonaba Frank, a buen seguro habría espa
cio para los 50.000 más de Cracovia. A los judíos se les permitiría trasladar todos sus
enseres, «excepto, por supuesto, los artículos robados». Entonces se limpiaría el barrio
judío, para que los alemanes pudiesen vivir allí y respirar «aire alem án»182.
Las expulsiones de Cracovia se dividieron en dos fases: voluntarias e involuntarias.
Hasta el 15 de agosto de 1940, a los judíos de la ciudad se les dio la oportunidad de tras
ladar todas sus posesiones a cualquier ciudad que eligieran del Generalgouvernement.
223
Los Gourverneure recibieron instrucciones para que aceptasen a estos judíos. Todos
aquellos que aún permanecieran en Cracovia a partir de la medianoche del 15 de agos
to serían sometidos a una expulsión «organizada», con limitación de equipaje, a ciuda
des elegidas por la Administración183.
En el curso de las expulsiones, el Stadthauptm ann Schmid se sintió frustrado en
repetidas ocasiones. El 22 de mayo de 1940, el presidente del Consejo Judío, Biebers-
tein, le envió un informe en el que se indicaba que a finales de abril las partidas volun
tarias de judíos eran aproximadamente iguales a las llegadas de judíos expulsados del
W arthegau184. El progreso ulterior fue, pues, escaso y el 19 de junio Schmid se quejaba
a uno de sus asistentes de las bajas cifras de «nuevos colonos comprometidos» [Aus-
siedlungslustige]185. Ese mes el Consejo Judío también le informó de que «una parte muy
sustancial de los judíos de Cracovia estaba preparada para emigrar a otros países», pero
que el Reich había prohibido tales salidas. Cuando Schmid preguntó a la administra
ción del Generalgouvernement si esta prohibición se había producido realmente, Sie-
bert, de la División de Interior, le confirmó que «por el momento» era una realidad186.
M ediante una «intensiva cam paña de persuasión contra el Consejo judío [intensives
Einwirken auf den Judenrat]», fue posible efectuar el traslado «voluntario» de 23.000
judíos187. El último día de la fase voluntaria, Frank pronunció un discurso en el que
repitió que era simplemente intolerable permitir que los representantes del Gran Reich
Alem án de A dolf Hitler estuviesen establecidos en una ciudad tan «atestada» de judíos
que una «persona decente» no podía salir a la calle. Las expulsiones de Cracovia, conti
nuó Frank, estaban pensadas como una señal: los judíos tenían que «desaparecer» (versch-
winden) de toda Europa. Obviamente, Frank pensaba en M adagascar188.
La fase involuntaria se puso en marcha inmediatamente. Mediante notificaciones
enviadas a las familias afectadas a través del Consejo judío, otros 9.000 judíos fueron
expulsados antes de mediados de septiembre. El número total de expulsados ascendía
ahora a 32.000189. A pesar de estas drásticas medidas, la situación de la vivienda en la
ciudad no mejoró tanto como se esperaba, por la simple razón de que se descubrió que
los judíos habían sido albergados «apretadamente» (es decir, las viviendas de los judíos
estaban atestadas). Además, las casas judías estaban tan destartaladas como para hacer
224
inaceptable la habitación alem ana190. N o obstante, o quizá debido a estos resultados, las
expulsiones continuaron. El 25 de noviembre de 1940, el Gouvem eur del distrito de
Cracovia ordenó la partida de otros 11.000 judíos. Estas evacuaciones se llevaban a cabo
alfabéticamente. Todos aquellos cuyo apellido comenzase de la A a la D debían presen
tarse el 2 de diciembre de 1940, el grupo de la E a la J, el 4 de diciembre, etc.191. Esta
medida elevó el número total de evacuados a 43.000, total cercano al objetivo previsto
por Frank. Los restantes judíos de Cracovia fueron hacinados en un gueto cerrado, el
Judenwohnbezirk, en la sección Podgorce de la ciudad192.
Es posible que Frank se sintiera satisfecho con las expulsiones de Cracovia, pero los
Kreishauptmánnner locales estaban tan molestos con la afluencia de estos expulsados como
el Generalgouvemeur lo había estado con la llegada de los judíos de los territorios ocupa-
dos193. A las afueras de Cracovia, los habitantes polacos se quejaban que los judíos de la ciu
dad estaban alterando la estabilidad de la renta de las viviendas, al ofrecer cantidades des
mesuradamente elevadas y pagar un año por adelantado. Era un error, afirmaba el
Kreishauptmann del Land de Cracovia, permitir a los judíos elegir libremente su resi
dencia. Naturalmente, la mayoría de ellos se estaban congregando en su área194.
En otros lugares también se llevaron a cabo expulsiones urbanas, con repercusiones
similares. En diciembre de 1940, 1.500 judíos de la ciudad de Radom, «completam en
te empobrecidos y decrépitos [vóllig verarmte und verkammene Subjekte]» de acuerdo con
las descripciones, fuerón arrojados a la pequeña población de Busko. N o servirá de
nada, declaró el Kreishauptmann, que las ciudades se libren de esta forma de sus car
gas sociales, a expensas de las zonas rurales195. En febrero, sin embargo, recibió otros mil
judíos, con el resultado de que la densidad de habitación en el barrio judío había
aumentado a 20 personas por habitación, y se estaba declarando el tifus196.
190 Ibid.,
191 Jacob A penszlak (ed.), The Black Book of Polish Jewry, Nueva York, 1943, pp. 80-81.
192 Anuncio del Stadthauptmann de Cracovia (Schmid) en la Krakauer Zeitung (23 de marzo de
1941), p. 18.
193 Informe emitido por el Kreishauptmann de Jasfo (Dr. Ludwig Losacker), 29 de agosto de 1940,
Yad Vashem, microfilm JM 814. Informe del Kreishauptmann de Nowy Sgcz, firmado por su adjun
to, el Regierungsoberinspektor Muegge, 31 de diciembre de 1940, JM 814- Informe del Kreishaupt
mann de Chelmo, 7 de diciembre de 1940, JM 814.
194 Kreishauptmann del Land de Cracovia (firmado Holler), informe mensual de agosto de 1940,
JM 814. El Dr. Egon Holler asumió el gobierno de la ciudad de Lvov en febrero de 1942.
195 Informe del Kreishauptmann de Busko (firmado Schafer), 11 de enero de 1941, JM 814-
196 Informe de Schafer, 28 de febrero de 1941, JM 814. En Kielce, la población polaca se negó
(weigerte sich) a recibir a un transporte de evacuados de manera ordenada. Había que resaltar, indi
có el Kreishauptmann, que los que llegaban eran judíos. Informe del Kreishauptmann de Kielce, 6 de
marzo de 1941, JM 814- Sobre la recepción de 2.000 judíos vieneses en Pulawy, véase el informe del
Kreishauptmann (firmado Brandt), 27 de febrero de 1941, JM 814-
225
Todavía en marzo y abril de 1941, el G ouvem eur de Lublin, Zórner, intentó expul
sar a 15.000 judíos de su capital, porque se consideraba que el gueto, que en ese
momento se estaba formando, tenía capacidad sólo para 20.000 personas. Dentro de la
ciudad, las viviendas que los judíos dejaban vacías eran fumigadas para que las ocupa
sen familias polacas. La limpieza se consideraba necesaria, ya que los polacos eran, en
opinión de Zórner, menos inmunes al tifus que los judíos. Las viviendas que dejaban
libres los polacos, a su vez, se entregaban al ejército alemán, que estaba acumulando
tropas en el distrito en preparación para invadir la U R S S 197.
El programa de evacuación creaba problemas allí donde sus consecuencias se deja
ban sentir. N o obstante, había algunos (especialmente Himmler) que no encontraban
objeciones válidas al hacinamiento de los barrios judíos. El 25 de junio de 1940, Frank
escribió una carta a Lammers en la que le decía que le llegaban constantemente rumo
res desde Danzig y desde Poznañ al efecto de que había nuevos planes de enviar muchos
miles de judíos y polacos al Generalgouvernement. Tal traslado, informaba Frank a Lam-
mers, estaba completamente fuera de cuestión, especialmente porque el ejército estaba
expropiando grandes porciones de terreno con el propósito de realizar maniobras198.
A comienzos de julio, Frank estaba de nuevo eufórico. El 12 de julio de 1940, infor
mó a los jefes de los departamentos generales de su zona que el propio Führer había deci
dido que no se podían enviar más transportes de judíos al Generalgouvernement. Por el
contrario, la comunidad judía del Reich, del Protektorat y del Generalgouvernement
debería ser transportada, «a la mayor brevedad imaginable», una vez firmado un tratado
de paz, a una colonia africana o americana. La idea más extendida, dijo, se centraba en
Madagascar, que Francia debería ceder a Alem ania con ese propósito expreso. Con una
superficie de 500.000 kilómetros cuadrados, explicaba Frank, la isla (por cierto, en su
mayor parte selva) podía albergar fácilmente varios millones de judíos. «He intervenido
en nombre de los judíos del Generalgouvernement -continuaba—para que también esos
judíos puedan beneficiarse de las ventajas de iniciar una nueva vida en una nueva tie
rra.» Esa propuesta, concluía Frank, había sido aceptada en Berlín, de forma que toda la
Administración del Generalgouvernement podía esperar un «colosal Slivio»199.
Radiante de placer, Frank repitió este discurso en el distrito de Lublin, el más ame
nazado por los desbordados transportes de judíos evacuados. Tan pronto como se res
226
taurase el transporte marítimo, afirmó, los judíos serían trasladados, «pieza a pieza,
hombre a hombre, señora a señora, señorita a señorita [Stück um Stück, Mann um
Mann, Frau um Frau, Fráulein um FrauleinJ». Habiendo producido Heiterkeit (el térmi
no utilizado por los expertos en protocolo alemán para la diversión registrada por un
público oficial) en su audiencia, Frank predecía que también Lublin se convertiría en
una ciudad «decente» y «hum ana» para los hombres y las mujeres alemanes200.
Pero el júbilo de Frank fue prematuro. N o se firmó ningún tratado de paz con Francia,
y no se apartó ninguna isla africana para los judíos. Frank estaba atascado con sus judíos,
y una vez más la presión de las expulsiones iba a causar problemas a su Administración.
El 2 de octubre de 1940, Frank se reunió con otros altos cargos en la residencia de Hitler.
El Reichsstatthalter de Viena, von Schirach, mencionó que tenía 50.000 judíos que Frank
debía quitarle de las manos. El Generalgouvemeur replicó que esto era completamente impo
sible. A continuación el Oberprásident de Prusia oriental, Erich Koch, indicó que hasta
entonces no había deportado judíos ni polacos, pero que había llegado el momento de que el
Generalgouvernement aceptase a esta gente. De nuevo, Frank contestó que era completa
mente imposible recibir tales masas de polacos y judíos; simplemente no había espacio para
ellos. En este punto, Hitler recalcó que a él le resultaba bastante indiferente la densidad de
población del Generalgouvernement, que desde su punto de vista, el Generalgouveme-
ment era sólo un «enorme campo de trabajo polaco [ein grosses polnisches Arbeitslager]»201.
U na vez más, Frank conjuró la corriente con que lo habían amenazado, pero no
pudo evitar que unos cuantos polacos y un puñado de judíos de Viena cruzasen sus
fronteras. Finalmente, el 25 de marzo de 1941, Krüger anunció que no se enviarían más
transportes al Generalgouvernement202. A partir de ese momento, ya no se ejerció pre
sión sobre Frank. Por el contrario, tal presión afectó a la Administración de los territo
rios incorporados.
En octubre de 1941, comenzaron en el Reich las deportaciones en masa, y no ter
minaron hasta que el proceso de destrucción estuvo acabado. El objeto de estos movi
mientos no era la emigración, sino la aniquilación de los judíos. Por el momento, sin
embargo, no había centros de exterminio en los que las víctimas pudieran morir gasea
das y, por lo tanto, se decidió que, mientras no se construyesen los campos de extermi
nio, los judíos debían ser trasladados a los guetos de los territorios incorporados y a los
territorios soviéticos ocupados más al este. El objetivo en los territorios incorporados
era el gueto de L ó d z.
200 Discurso de Frank a oficiales de Lublin, 25 de julio de 1940, Diario de Frank, PS-2233.
201 Memorando de Bormann sobre la conferencia celebrada en la residencia de Hitler el 2 de octu
bre de 1940, URSS-172. Véase también Lammers a von Schirach, 3 de diciembre de 1940, P S -1950.
202 Resumen de la conferencia del Generalgouvernement, 25 de marzo de 1941, Diario de Frank,
PS-2233.
227
El 18 de septiembre de 1941, Himmler envió al Reichsstatthalter Greiser una carta
en la que trataba de las evacuaciones propuestas. Escribió que el Führer deseaba que el
Antiguo Reich y el Protektorat quedasen «libres de judíos» lo antes posible. Himmler
estaba, por consiguiente, planeando «como primer paso» transportar a los judíos al
territorio incorporado, con vistas a trasladarlos más hacia el este en la primavera
siguiente. Tenía intención de alojar a 60.000 judíos en el gueto de Lódz, que, según
había «oído» tenía espacio suficiente. Esperando la cooperación de Greiser, Himmler se
despedía con el comentario de que confiaba al Gruppenführer Heydrich la tarea de lle
var a cabo estas migraciones judías203.
Aunque hay un vacío en la correspondencia, puede deducirse de las cartas poste
riores que Greiser había conseguido reducir la cifra de 60.000 inmigrantes a 20.000
judíos y 5.000 gitanos. Pero incluso este total reducido escandalizó a las autoridades
locales. Un representante del Oberbürgermeister (alcalde) de Lódz (la ciudad fue rebau
tizada «Litzm annstadt») protestó inmediatamente al Regierunsprásident del área, el
SS-Brigadeführer honorario Uebelhoer204.
En su protesta, el Oberbürgermeister Ventzki anunció que rechazaba cualquier res
ponsabilidad por las consecuencias de la medida. Después recitó algunas de las razones
de su actitud. El gueto había albergado originalmente a 160.400 personas en un área de
4,13 kilómetros cuadrados. La población había descendido ahora a 144.000 debido a las
defunciones y a los traslados a campos de trabajos forzados, pero si se deducían el terre
no vacío y una fila de casas derruidas por razones de seguridad, el área habitable era en
realidad de 3,41 kilómetros cuadrados. La densidad era ahora de 59.917 personas por
kilómetro cuadrado. Los 144-000 habitantes vivían ahora en 2.000 casas con 25.000
habitaciones, es decir, 5,8 personas por habitación.
Dentro del gueto, afirmó Ventzki, grandes fábricas estaban produciendo materiales
vitales para el Reich (se dan cifras), pero en él sólo entraban raciones de comida de ham
bre. La falta de carbón había llevado a los reclusos a arrancar puertas, ventanas y suelos
para alimentar el fuego de las estufas. La llegada de 20.000 judíos y 5.000 gitanos adi
cionales aumentaría la densidad de población a siete personas por estancia. Habría que
albergar a los recién llegados en fábricas, con el resultado de que se interrumpiría la pro
ducción. El hambre aumentaría, y las epidemias se extenderían sin control. La excava
ción de letrinas adicionales para eliminar las heces conduciría a un aumento del núme
ro de moscas, que acabarían por invadir el barrio alemán. Los gitanos, agitadores y
203 Himmler a Greiser, con copias a Heydrich y al máximo responsable de las SS y de la Policía
en Wartheland, Gruppenführer Koppe, 18 de septiembre de 1941, Archivos de Himmler, Carpeta 94.
204 Oberbürgermeister de Lódz (firmado Ventzki) a Uebelhoer, 24 de septiembre de 1941, Archi
vos de Himmler, Carpeta 94. Los miembros honorarios llevaban el uniforme pero no ejercían las fun
ciones propias de las SS.
228
pirómanos innatos, empezarían una conflagración, y así sucesivamente. Uebelhoer envió
este informe a Himmler, subrayando algunas de las conclusiones en una carta propia20’’ .
El método utilizado por Heydrich para abordar estas protestas fue cablegrafiar a
Uebelhoer indicándole que los transportes comenzarían a llegar según lo previsto, de
acuerdo con las disposiciones establecidas con el Ministerio de Transportes206. Himm-
ler escribió una carta más conciliadora al insatisfecho Regierungsprasident. «N atural
mente -com enzaba- no es agradable recibir nuevos judíos. Pero me gustaría pedirle con
toda cordialidad que mostrase por estas cuestiones la misma comprensión natural mani
festada por su Gauleiter.» Obviamente, las objeciones habían sido establecidas de
manera experta por un subordinado, pero Himmler no podía admitirlas. La producción
de guerra era en ese momento la razón favorita para oponerse a cualquier cosa. Nadie
había pedido que se albergase a los judíos en fábricas. Dado que la población del gueto
había descendido, podía volver a aumentar. En cuanto a los pirómanos gitanos, Himm-
ler aconsejó a Uebelhoer que anunciase que por cada incendio que se produjese en el
gueto serían fusilados diez gitanos. «Verá -indicaba Him m ler- como los gitanos se con
vierten en los mejores bomberos que haya usted tenido.»207
Uebelhoer estaba ahora verdaderamente exasperado. Escribió otra carta a Himmler
en la que explicaba que un representante de la Dirección General de Seguridad del Reich,
el Sturmbannführer Eichmann, había estado en el gueto y, de manera parecida a un tra
tante de caballos gitano, había falseado completamente al Reichsführer-SS la verdadera
situación. Uebelhoer hizo entonces una sugerencia constructiva. Pidió a Himmler que
enviase los judíos a Varsovia en lugar de enviarlos a Lódz. Había leído en un periódico
de Berlín que el gueto de Varsovia, situado en el Generalgouvernement, tenía todavía
salas de baile y bares. Había visto fotos en la Berliner lllustrierte. Conclusión: Varsovia era
el lugar adecuado para los 20.000 judíos y los 5.000 gitanos208.
Esta vez, Himmler replicó en tono áspero: «Señor Regierungsprasident, relea su carta.
Ha adoptado usted el tono equivocado. Obviamente, ha olvidado que se dirigía a un su
perior». A partir de entonces no se aceptaría ninguna comunicación del despacho de
Uebelhoer209. Heydrich escribió su propia carta a Greiser, protestando específicamente
contra los comentarios referentes al camarada Eichmann, de las SS, a quien Uebelhoer
había acusado de utilizar métodos similares a los de un tratante de caballos gitano210.
229
El 16 de octubre empezaron a llegar los primeros transportes. El 4 de noviembre,
20 transportes habían empujado al gueto a 20.000 judíos: 5.000 de Viena, 5.000 de
Praga, 4.200 de Berlín, 2.000 de Colonia, 1.100 de Fráncfort, 1.000 de Hamburgo,
1.000 de Düsseldorf y 500 del principado de Luxemburgo, que ya había sido ocupado.
También llegaron los gitanos211. Tan lleno estaba el gueto, que muchos de los recién lle
gados tuvieron que ser alojados en las fábricas212.
El 28 de octubre, Greiser escribió una carta amistosa a Himmler. El Gauleiter había
hablado con el Regierungsprásident. Uebelhoer había sucumbido a su «famoso tempe
ramento», pero el Regierungsprásident era un antiguo nazi que siempre había realizado
bien su trabajo. Había hecho todo lo posible por llevar esta acción a buen fin213.
Himmler respondió que había recibido la carta de Greiser. «Com o todos saben, no
guardo rencor a nadie [Ich bin bekanntlich nicht nachtragend]». El bueno de Uebelhoer
debería tomarse unas vacaciones y descansar sus nervios; después todo quedaría per
donado214. De hecho, el incidente se olvidó pronto, porque el 28 de julio de 1941,
Uebelhoer tuvo ocasión de agradecerle a Himmler su regalo de cumpleaños: una figu
ra de porcelana con la inscripción «Abanderado de las S S » 215.
Las expulsiones habían terminado y la situación estaba estabilizada.
230
mo porque en la zona residían ya 1.500.000 judíos y no había posibilidad de em pujar
los más hacia el este.
Si las expulsiones se consideraron medidas temporales orientados hacia los objetivos
intermedios, la segunda parte del programa de Heydrich, que establecía la concentra
ción de los judíos en guetos cerrados, estaba pensada únicamente como mecanismo pro
visional mientras se preparaba la definitiva emigración en masa de las víctimas. En los
territorios incorporados, la Administración sólo esperaba la expulsión de sus judíos al
Generalgouvernement, y el Generalgouverneur sólo esperaba una «victoria» que hicie
se posible el reasentamiento de todos sus judíos en la colonia africana de Madagascar.
Este fue el espíritu con el que se abordó la guetización. Los preliminares administrativos
se concluyeron con bastante rapidez, pero la formación real de los guetos fue tardía y
lenta. Así, los muros que rodeaban al gigantesco gueto de Varsovia no se cerraron hasta
el otoño de 1940. El gueto de Lublin no estuvo establecido hasta abril de 1941.
Los pasos preliminares del proceso de guetización consistieron en el marcado, las res
tricciones a los movimientos, y la creación de órganos de control judíos. Puesto que
dichas medidas iban dirigidas a los «judíos», era necesario definir el término. Caracterís
ticamente, en el Generalgouvernement no se prestó en un principio demasiada atención
a los sentimientos ni a los intereses de la comunidad polaca en materia de categoriza-
ción. A finales de octubre de 1939, un Einsatzkomando de la Policía de Seguridad que
todavía estaba en la ciudad de Cracovia ordenó al Consejo Judío que registrase a «todas
las personas que pertenecisen a la raza judía» [alie Personen jüdischer Rassezugehdrigkeit]
con independencia de su religión216. Cuando el Generalgouvernement publicó el decre
to que obligaba a llevar la estella, que no definía a los «judíos», el G ovem eur Wachter,
del distrito de Cracovia, y el Stadtkommisar Drechsel, de Petrikau (Piotrkow Trybunals-
ki), utilizando cada uno su propia redacción, especificaron en efecto que eran judías las
personas que tenían al menos un abuelo o abuela judíos217. A lo largo de la primavera
siguiente, el recientemente nombrado especialista en asuntos judíos del Departamento
del Interior del Generalgouvernement, Gottong, propuso una definición que habría
incluido no sólo a todos los medio judíos, sino también a los cónyuges no judíos de matri
monios mixtos no disueltos218. El 6 de mayo de 1940, Frank invalidó la decisión del
216 Informe de la directora [LeiterinJ de la División del Registro de Población del Consejo Judío
de Cracovia [Volksevidenz-Abteilung], Olga Bannet, correspondiente al periodo comprendido entre el
13 de septiembre de 1939 y el 30 de septiembre de 1940, Archivos del U. S. Holocaust Memorial
Museum, Grupo de Registro, 15.072 (Consejo Judío de Cracovia), Rollo 1.
217 Directiva [Anordnung] de Wachter, 18 de noviembre de 1939, Archivos del U. S. Holocaust
Memorial Museum, Grupo de Registro, 15.041 (Adminstración del Distrito de Cracovia), Rollo 1.
Orden de Drechsel, 1 de diciembre de 1939, en Jüdisches Historisches Institut Warschau, Faschismus-
Getto-Massenmord, cit., pp. 74-75.
218 Carta circular de Gottong, 6 de abril de 1940, ibid., pp. 55-56.
231
Departamento del Interior, insistiendo en la formulación adoptada por el Reich219. Final-
mente, en julio de 1940, en el Generalgouvernement se introdujo por decreto el princi
pio de Nuremberg220. Para entonces, el proceso de concentración ya había comenzado.
Ya a comienzos de noviembre de 1939, Frank emitió instrucciones para que se obligase
a todos los «judíos y judías» (Juden und Jüdinnen) que hubiesen alcanzado los doce años a
llevar una banda blanca en el brazo con una estrella judía en azul221. Su orden se aplicó
mediante decreto de 23 de noviembre de 1939222. En los territorios incorporados, algunos
Regierungsprásidenten impusieron marcas propias. Por razones de uniformidad, el Reichss-
tatthalter Greiser, de Wartheland, ordenó que todos los judíos de su Reichsgau llevasen una
estrella de diez centímetros sobre fondo amarillo cosida en la parte delantera de la ropa y
otra en la de atrás223. En B^dzin, Alta Silesia, donde el 18 de julio de 1941 se había esta
blecido el uso de una banda blanca con una estrella de David azul en el brazo, la banda
debía ser entregada y cambiada, previo pago de 10 pfening, por la estrella negra sobre fondo
amarillo establecida el 22 de septiembre de 1941224. Los judíos empezaron a usar la estrella
inmediatamente. En Varsovia, por ejemplo, la venta de bandas se convirtió en un negocio
regular. Había bandas ordinarias de tela y elaboradas bandas de plástico que eran lavables225.
En los días anteriores al establecimiento del gueto, las tiendas judías también tuvie
ron que ser marcadas. La ubicación adecuada de las placas podía, no obstante, consti
tuir un problema. En Radzyn, el Kreishauptmann objetó que con frecuencia no eran lo
suficientemente visibles e insistió en que debían fijarse a la altura de los ojos en la puer
ta de entrada y en cada uno de los escaparates del negocio226.
219 Frank habló en una conferencia en la que Siebert había sugerido que todos los medio judíos
fuesen tratados como judíos plenos. Diario de Frank, Grupo de Registro de los Archivos Nacionales
238, T 992, Rollo 2.
220 Decreto de 24 de julio, Verordnungsblatt des Generalgouvemeurs I, 1940, p. 231. Se fijaron
fechas límite de acuerdo con la fecha de entrada en vigor del decreto. La introducción del principio
de Nuremberg en los territorios incorporados se produjo en mayo de 1941.
221 Resumen de la discusión entre Frank y el Gouvemeur de Cracovia, Dr. Wachter, 10 de
noviembre de 1939, Diario de Frank, PS-2233.
222 Verordnungsblatt des Generalgouvemeurs, 1939, p. 61.
223 Orden del Regierungsprásident de Kalisz (Uebelhoer), 11 de diciembre de 1939, por la que
enmienda sus instrucciones de 14 de noviembre de 1939, Centralna Zydowska Komisja Historyczna
w Polsce, Dokumenty i materialy do dziejáw okupacji niemeckiej id Polsce, cit., vol. 3, p. 23.
224 Anuncios de la «Representación de los Intereses Judíos» (Consejo) de B^dzin, 18 de julio y 20
de septiembre de 1941, Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 15.060
(Instituto Histórico de los Judíos de Polonia, Colección Bfdzin), Rollo 1.
225 «Warschaus Juden ganz unter sich», Krakauer Zeitung (4 de diciembre de 1940), página del
Generalgouvernement.
226 Kreishauptmann de Radzyn (Dr. Schmige) a los alcaldes polacos de su Kreis, 5 de octubre de 1940,
Archivos del U. S. Holocaust Memorial, Grupo de Registro 15.076 (Archivos de Lublin), Rollo 1.
232
En conjunción con los decretos sobre las marcas distintivas, a los judíos se les prohibió
moverse libremente. Por decreto del Generalgouvernement de 11 de diciembre de 1939,
firmado por e! máximo responsable de las SS y de la Policía, Krüger, a los judíos se les prohi
bía cambiar de residencia, excepto dentro de la localidad, y se les prohibía salir a la calle
entre las 21 y las 5 horas227. A tenor del decreto de 26 de enero de 1940, a los judíos se
les prohibía también usar los trenes, excepto para viajes autorizados228.
La medida de concentración más importante antes de la formación de los guetos fue
el establecimiento de consejos judíos (Judenrate). De acuerdo con el decreto emitido
por el Generalgouvernement el 28 de noviembre de 1939, toda comunidad judía de
hasta 10.000 personas tenía que elegir un Judenrat de 12 miembros, y toda comunidad
con más de 10.000 personas debía elegir 24229. El decreto se publicó cuando ya se ha
bían establecido muchos de los consejos, pero su emisión significaba una afirmación de
la jurisdicción civil sobre los consejos y una confirmación de su carácter de institucio
nes públicas.
En Polonia, como en el Reich, los Judenrate estaban copados por los líderes judíos
de preguerra, es decir, hombres heredados de los consejos de la comunidad judía que
habían existido en la república polaca, o que habían servido en los consejos municipa
les como representantes de partidos políticos judíos, o que habían ocupado puestos en
organizaciones religiosas o filantrópicas judías230. Por norma, el presidente del consejo
de preguerra (o, en caso de que no estuviese disponible, su adjunto o algún otro miem
bro dispuesto del consejo) era convocado por un oficial de los Einsatzgruppen o por un
funcionario de la nueva Adm inistración civil, que le ordenaba formar un Judenrat231.
A menudo, la rápida selección de los miembros daba lugar a muchas reincorporacio
nes y a pocas adiciones. En Varsovia y Lublin, por ejemplo, la mayoría de los antiguos
miembros disponibles fueron nombrados de nuevo, y los nuevos nombramientos se
hicieron principalmente para reunir los 24 hombres exigidos. De producirse algún cam
bio sutil en el alineamiento tradicional de los líderes, éste se m anifestaba en la mayor
presencia de hombres que sabían hablar alemán y en las menores inclusiones de rabi
nos ortodoxos, cuyo atuendo o forma de hablar podrían haber resultado provocativos
para los alemanes, o de socialistas, cuyas actividades anteriores podrían resultar peli-
grosas 2M.
233
Radicalmente diferentes de los viejos tiempos eran las circunstancias que rodeaban
a los Judenrate recientemente instituidos. Por muy ansiosos que estuviesen algunos de
los miembros del Judenrat de obtener reconocimiento público antes de la ocupación,
ahora les preocupaba lo desconocido. U n veterano político judío elegido para servir en
el Judenrat de Varsovia recuerda el día en que A dam Czerniaków (ingeniero químico
de formación) se reunió con varios de los nuevos cargos en su despacho y les mostró
dónde guardaba la llave de un cajón de su mesa, en el que había colocado un frasco con
24 pastillas de cianuro233.
A ntes de la guerra, estos líderes judíos se encargaban de las sinagogas, las escuelas
religiosas, los cementerios, los orfanatos, y los hospitales. A partir de ese momento, a
sus actividades se les sumaría una función muy diferente: la transmisión de las directi
vas y las órdenes alemanas a la población judía, el uso de la policía judía (denominada
Ordnungsdienst) para obligar a cumplir la voluntad alemana, la entrega de las propieda
des judías, el trabajo de los judíos, y la vida de los judíos al enemigo alemán. Los con
sejos judíos, en el ejercicio de su función histórica, siguieron haciendo hasta el final
esfuerzos desesperados por aliviar el sufrimiento y frenar las muertes masivas en los gue
tos. Pero, al mismo tiempo, los consejos respondían a las exigencias alemanas con el
cumplimiento inmediato, e invocaban la autoridad alemana para obligar a la comuni
dad a obedecer. Así, el liderazgo judío salvó y destruyó al mismo tiempo a su pueblo,
salvando a unos judíos y destruyendo a otros, salvando a los judíos en un momento y
destruyéndolos en otro. Algunos líderes se negaron a mantener este poder, otros se
emborracharon de él.
C on el transcurso del tiempo, los consejos judíos se sintieron cada vez más impo
tentes en sus esfuerzos por cumplir las tareas de bienestar social propias de su cometi
do, pero se afanaron cada vez más en la aplicación de los decretos nazis. C on el aumen
to de la función destructiva de los Judenrate, muchos líderes judíos sintieron una
necesidad casi irresistible de parecerse a sus señores alemanes. En marzo de 1940, a un
observador nazi en Cracovia le impresionó el contraste entre la pobreza y la suciedad
del barrio judío y el lujo empresarial de la oficina central de la comunidad judía, llena
de hermosos gráficos, cómodas sillas de cuero, y pesadas alfombras234. En Varsovia, la
oligarquía judía se acostumbró a llevar botas235. En Lódz, el «dictador» del gueto, Rum-
233 A. Hartglas, «How did Czerniaków Become Head of the Warsaw Judenrat?», cit., p. 7. Hart-
glas, antiguo miembro del parlamento polaco, emigró a Palestina a comienzos de 1940.
234 Dr. Dietrich REDECKER, «Deutsche Ordnung kehrt im Ghetto ein», Krakauer Zeitung (13 de
marzo de 1940).
235 Emanuel RlNGELBLUM, Notitsn fun Varshever Ghetto, Varsovia, 1952, p. 291, citado en la tra
ducción inglesa que presenta Philip Friedman (ed.), Martyrs and Fighters, pp. 81-82. A Ringelblum,
historiador, lo mataron los alemanes. Sus notas se encontraron después de la guerra.
234
kowski, imprimió sellos con su imagen y hacía discursos que contenían expresiones
como «hijos míos», «mis fábricas» y «mis judíos»236. Desde el interior, por lo tanto, ya re-
sultaba realmente evidente que los líderes judíos se habían convertido en gobernantes,
que reinaban sobre la comunidad del gueto y disponían de ella con una irrevocabilidad
absoluta. Desde el exterior, sin embargo, aún no estaba claro a quién pertenecían real
mente estos gobernantes absolutos.
En virtud del decreto emitido por el Generalgouvernement el 28 de noviembre de 1939,
los Judenráte dependían de los Stadthauptmánner (en las ciudades) y de los Kreis-
hauptmánner (en los distritos rurales). De manera similar, en los territorios incorporados,
los Judenráte eran responsables ante el Bürgermeister en las ciudades y el Landrate en las
zonas rurales (véase el cuadro 6.10).
A tenor del decreto de 28 de noviembre, la autoridad de las oficinas regionales sobre
los Judenráte era ilimitada. Se consideraba a los miembros de un Judenrat personal-
mente responsables de que se ejecutasen todas las instrucciones. De hecho, los líderes
judíos se m ostraban tan temerosos y trémulos en presencia de sus amos alemanes que
los oficiales nazis meramente tenían que mostrar sus deseos. Com o señaló Frank en un
momento de satisfacción y complacencia: «Los judíos dan un paso adelante y reciben
las órdenes [die Juden treten an und empfangen Befehle]»237. Pero este arreglo no se m an
tuvo sin oposición.
El 30 de mayo de 1940, en una reunión celebrada en Cracovia, las S S y la Policía
volvieron a apostar por conseguir el poder sobre los Judenráte. Iniciando el ataque, el
comandante de las unidades de la Policía de Seguridad y del Servicio de Seguridad del
Generalgouvernement, Brigadeführer Streckenbach, informó a sus colegas civiles de
que la Policía de Seguridad estaba «muy interesada» por la cuestión judía. Esa era la
razón por la que, dijo, se habían creado los consejos judíos. Ciertamente, tenía que
admitir que las autoridad locales, mediante una estrecha supervisión de las actividades
de los consejos, habían avanzado en el conocimiento de los métodos judíos. Pero, como
resultado de este arreglo, la Policía de Seguridad había perdido parte de su protagonis
mo, mientras que todo tipo de organismos habían entrado en escena. Por ejemplo, en
la cuestión de la solicitud de mano de obra, todo el mundo se estaba acercando sin pla
nes fijos a los Judenráte.
236 Solomon B l o o m , «Dictator of the Lodz Ghetto», Commentary (febrero de 1949), pp. 113,115.
Leonard Tushnet, The Pavement ofHell, Nueva York, 1972, pp. 1-70.
237 Actas literales de la entrevista de Frank con Kleiss, corresponsal de Vólkischer Beobachter, 6
de febrero de 1940, Diario de Frank, PS-2233.
235
Cuadro 6.10. Controles alemanes sobre los consejos judíos
TERRITORIOS
GENERALGOUVERNEMENT
INCORPORADOS
Reichsstatthalter Generalgouverncur
(u Oberprasident) |
1
Regierungsprásident Gouverneur
1 1
1 1 1 1
(ciudad) (rural) (ciudad) (rural)
Bürgermeister Landrat Stadthauptmann Kreishauptmann
I i i i
1 1 1 1
Judenrat Judenráte Judenrat Judenráte
Este problema exigía una «solución» clara. En primer lugar, habría que «decidir» quién
estaba a cargo de los Judenráte: el Kreishauptmann, el Gouverneur, el Stadthauptmann,
o posiblemente incluso la Sicherheitspolizei (la Policía de Seguridad). Si Streckenbach
recomendaba su Policía de Seguridad, lo hacía por «razones funcionales». Antes o des-
pués, afirmaba, todas las cuestiones referentes a los asuntos judíos tendrían que trasla
darse a la Policía de Seguridad, especialmente si la acción contemplada exigía una «apli
cación ejecutiva» (Exekutiveingríff). La experiencia había demostrado, además, que sólo la
Policía de Seguridad tenía un conocimiento de largo alcance sobre las condiciones que
afectaban al conjunto de los judíos. Todo esto no significaba en absoluto que la Policía de
Seguridad quisiera llevarse la guinda del pastel, por así decirlo. A la Policía de Seguridad
no le interesaban las propiedades judías; recibía todo su dinero de A lem ania y no de
seaba enriquecerse. Streckenbach propondría, por lo tanto, que los consejos judíos «y,
en consecuencia, los judíos en su totalidad» se situasen bajo la supervisión de la Policía
de Seguridad, y que todas las demandas planteadas sobre los judíos fuesen atendidas por
la misma. Para poder seguir explotando a las comunidades judías tanto como ya habían
sido explotadas, el Generalgouvenement tendría algún día que mantener a millones de
judíos. Después de todo, los judíos eran muy pobres; no había judíos ricos en el General-
gouvernement, sólo un «proletariado judío». Streckenbach, por lo tanto, agradecería que
se transfiriese el poder a la Policía de Seguridad. A buen seguro, ésta no estaba ansiosa
por soportar esta carga adicional, pero la experiencia había demostrado que la situación
actual no era «funcional».
Concluido el discurso, Frank permaneció en silencio. El Gouverneur de Lublin, Zor-
ner, explicó las condiciones de su distrito. Dado que Frank no había hablado, el Gouver-
neur se aventuró a sugerir que la Policía de Seguridad no podía manejar los Judenráte
debido a su insuficiente fuerza numérica. A l finalizar Zórner, el Gouverneur de Cracovia,
Wachter, pronunció un discurso en el que aludía a los comentarios de Streckenbach,
señalando que en los asuntos judíos la administración judía podía valérselas sin la Policía
236
de Seguridad y que, por el contrario, la Policía de Seguridad no podía actuar sin el apara
to civil. Cautelosamente, W achter sugirió que tal vez ambos cuerpos pudieran cooperar.
Finalmente, habló Frank. En un nítido lenguaje jurídico, rechazó las sugerencias de Strec-
kenbach. «La policía -afirm ó- es la fuerza armada del gobierno del Reich para el mante
nimiento del orden en el interior [...]. La policía no tiene un propósito en sí misma.»238
El primer movimiento de la policía había fracasado. Pero se había presentado el reto,
y durante los años siguientes la lucha respecto a los judíos mantendría todo su vigor.
Finalmente, la policía salió victoriosa, pero su trofeo fue una pila de cadáveres.
Los tres pasos preliminares -e l marcado distintivo, la restricción de movimientos y
el establecimiento de la maquinaria de control ju día- se dieron en los primeros meses
de gobierno civil. Pero después transcurrió todo un año antes de que comenzara seria
mente la verdadera formación de los guetos -e s decir, la creación de distritos judíos
cerrados- proceso que adquirió un carácter descentralizado. La iniciativa de cada ciu
dad y pueblo la tomaron el Kreishauptmann o el Stadthauptm ann y, sólo en el caso de
los grandes guetos, el Gouverneur o el propio Frank.
La com andancia general militar (el Oberfeldkommandantur, u O FK) del distrito de
Varsovia se quejaba de que, debido a que se había permitido a cada Kreishauptmann
decidir de qué forma reunir a sus judíos (die Art der Durchführung der Judenzusammen-
legung in seinem Kreis), la migración, en lugar de presentar una imagen uniforme, pro
ducía la impresión de movimientos constantes hacia uno u otro lado239. En las ciuda
des, la planificación uniforme estaba completamente fuera de cuestión, aunque fuese
sólo debido a la compleja distribución de la población, las actividades económicas
entremezcladas, y los intrincados problemas de tráfico.
Los primeros guetos aparecieron en los territorios incorporados durante el invier
no de 1939-1940, y el primero de gran tam año se estableció en abril de 1940 en la
ciudad de L ó d z240. A lo largo de la primavera siguiente, el proceso de formación de
guetos se extendió lentam ente al G eneralgouvernem ent. El gueto de Varsovia se creó
en octubre de 1940241; los guetos más pequeños del distrito de Varsovia se formaron
a comienzos de 1941242. Para los judíos que quedaban en la ciudad de Cracovia, se
238 Resumen de la reunión con la policía con comentarios literales de Frank, 30 de mayo de 1940,
Diario de Frank, PS-2233.
239 OFK 393 al Wehrmachtbefehlshaber im Generalgouvernement, 18 de noviembre de 1941,
Polen 75022/17. Carpeta original en otro tiempo en el Federal Records Center, Alexandria, Virginia.
240 Philip Friedman, «The Jewish Ghettos in the Nazi Era», Jewish Social Studies, núm. 16, 1954,
p. 80. Sobre Lódz, véanse los documentos de planeamiento de diciembre de 1939 y febrero de 1940
en Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce, Dokumenty i materiaiy do dziejów okupacji rúe-
meckiej w Polsce, cit., vol. 3, pp. 26-49.
241 Krakauer Zeitung (16 de octubre de 1940), página del Generalgouvernement.
242 Conferencia del Generalgouvernement, 15 de enero de 1941, Diario de Frank, PS-2233.
237
estableció un gueto en marzo de 194 1243. El de Lublin se formó en abril de 1941244.
El doble gueto de Radom, en forma de dos distritos separados, se terminó ese mismo
mes245. Los guetos de Chestocova246 y K ielce247, en el distrito de Radom, también
comenzaron su existencia en ese momento. En agosto de 1941, el Generalgouverne-
m ent adquirió su quinto distrito, Galitzia, un área que el ejército alemán había extraí
do de la ocupación soviética. La capital de Galitzia, Lvov, se convirtió en emplaza
m iento del tercer gueto de mayor tam año de Polonia en diciembre de 194 1248. Al
final de ese año se había com pletado, en conjunto, el proceso de formación de gue
tos en el Generalgouvernem ent249. En 1942, sólo quedaban unos cuantos guetos por
erigir250.
Aunque la creación de los distritos cerrados no procedió de una orden ni de un plan
básicos, el procedimiento fue notablemente similar en todas las ciudades. Esto difícil
mente podría sorprender, porque los problemas para la formación de guetos eran prác
ticamente los mismos en todas partes. Observemos la primera gran operación de esta
blecimiento de un gueto, que constituyó el prototipo de las posteriores operaciones: el
establecimiento del gueto de L ód z.
Lódz era la segunda ciudad más importante de Polonia, pero sus orígenes se remonta
ban tan solo a principios del siglo XIX. Era un centro textil, y en 1931 los judíos constituían
un tercio de sus 605.000 habitantes. Para disgusto del régimen de ocupación alemán, un
considerable número de judíos y habitantes de etnia alemana vivía entremezclado y
m antenía un estrecho contacto entre sí. Aunque la gran mayoría de la población era
polaca, Lódz iba a ser profundamente germanizada. Se esperaba aproximadamente a
15.000 colonos de etnia alemana provenientes de la región báltica, y un grupo mucho
mayor debía llegar desde Volinia. Los planificadores contemplaban la construcción de
un gueto y la separación de los barrios alemanes y polacos. Entre diciembre de 1939 y
abril de 1940, Lódz fue de hecho transformada. C uando finalizó este periodo, cerca de
300.000 residentes del total de la población de la ciudad tenían una nueva dirección.
238
En ese momento, además, se esperaba que el gueto se disolviese a partir de octubre, ya
que comenzaría entonces la evacuación de sus judíos251.
Los pasos dados para la creación del gueto fueron los siguientes. El 10 de diciembre
de 1939, el Regierungsprásident de Kalisz, Uebelhoer, nombró un «grupo de trabajo» para
preparar la formación del gueto. El propio Uebelhoer asumió la presidencia. Nombró
vicepresidente a su representante en L ó d z, el Oberrregierungsrat Dr. Moser. El grupo de
trabajo incluía también a miembros del partido, del gobierno municipal de la ciudad, de
la Policía del Orden, de la Policía de Seguridad, las unidades de las Totenkópfe [«Cabezas
Muertas»] de las SS, la Cám ara de Industria y Comercio de Lódz, y la Oficina Financie
ra de la ciudad. Los preparativos se realizarían en secreto; el movimiento debía ser repen
tino y preciso (schlagartig). Este secretismo era necesario para garantizar el abandono
apresurado de buena parte de los bienes muebles judíos, que se podrían confiscar conve
nientemente. Mientras tanto, sin embargo, muchos judíos fueron expulsados de sus hoga
res, y dirigidos hacia el área que en el futuro ocuparía el gueto, para poder hacer espacio
a los habitantes de etnia alemana trasladados desde el área del Báltico252.
Uebelhoer no lo consideraba una institución permanente. «La creación del gueto
-declaraba en su orden- es, por supuesto, sólo una medida transitoria. Determinaré en
qué momento y con qué medios se limpiará el gueto -y por consiguiente la ciudad de
L ód z- de judíos. Finalmente, en todo caso, debemos eliminar esta plaga bubónica [End-
ziel muss jedenfalls sein, dass wir diese Pestbeule vestios ausbrennen] .»153
El grupo de trabajo seleccionó un barrio pobre, el área de Baluty, com o em plaza
miento del gueto. El distrito ya contenía 62.000 judíos, pero había que trasladar a su
interior a m ás de 100.000 judíos residentes en otras partes de la ciudad y en sus afue-
251 En cuanto a las estadísticas básicas, véase el informe sin fecha de la oficina estadística del
Oberbürgermeister, Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 05.008
(Stadtverwaltung Litzmannstadt), Rollo 1, Signatura 31. Los polacos y los judíos se vieron obligados
a intercambiar sus muebles además de sus viviendas. Stadtkommissar (Oberbürgermeister Schiffer)
al Regierungsprásident, 9 de marzo de 1940, ibid., Rollo 2, Signatura 70. Las preocupaciones por la
densidad existente en el gueto fueron señaladas por el director de construcción de la ciudad (Stad-
toberbaudirektor) Hallbauer al Oberbürgermeister, 29 de abril de 1940, en ibid., Rollo 1, Signatura
32. Sobre la prometida disolución del gueto, véase el informe sin fecha del la Oficina de Auditoría
del Reich (Rechnungshof des Deutschen Reiches), ibid. Puede encontrarse una cronología de los
movimientos de los habitantes de etnia alemana en G. Aly, «Endlosung», cit., pp. 60-92.
252 Ibid., p. 80.
253 Uebelhoer a Greiser, a la administración del partido de Lódz, al Representante del Regie-
rungsprasident en Lódz, a la Policía de Seguridad de Lódz, a la Cám ara de Industria y Comercio
de Lódz, a la Oficina de Finanzas de Lódz, 10 de diciembre de 1939, Centralna Zydowska Komis
ja Historyczna w Polsce, Dokumenty i materialy do dziejów okupacji niemeckiej w Polsce, cit., vol. 3,
pp. 26-31.
239
ras254. El 8 de febrero de 1940, el Polizeiprásident de Lódz, Brigadeführer Schafer, emi-
tió sus órdenes repentinas y precisas. Los polacos y los habitantes de etnia alemana te
nían hasta el 29 de febrero para abandonar el emplazamiento del gueto255. Los judíos
tenían que trasladarse al gueto por tandas. C ada pocos días, el Polizeiprásident publi
caba un calendario de traslados que afectaba a determinado barrio de la ciudad. Todos
los judíos que viviesen en ese barrio tenían que trasladarse al gueto en el tiempo esta
blecido. La primera tanda tenía que abandonar sus viviendas entre el 12 y el 17 de
febrero256, la última se trasladó el 30 de abril. Diez días después, el 10 de mayo, el Poi^
zeiprásident Schafer emitió una orden que separaba a la población del gueto del resto
del mundo. «Por principio -ordenó— los judíos no deben abandonar el gueto. Esta
prohibición se aplica también a los más ancianos de los judíos [Rumkowski] y a los jefes
de la policía judía [...]. Por principio, ni alemanes ni polacos -con tin u ab a- deben
entrar en el gueto.» Los permisos de entrada sólo los podía conceder el Polizeiprásident.
Los judíos no gozaban de libertad de movimiento ni siquiera dentro del gueto; desde las
siete de la tarde hasta las siete de la mañana no podían permanecer en las calles257.
Completados los traslados, los alemanes levantaron un muro alrededor del gueto. El
muro estaba vigilado por un destacamento de la Policía del Orden258. U na tarea más inte
resante, la de policía secreta, le fue confiada a la Policía de Seguridad. Esta organización
se dividía en dos ramas. La Policía Estatal (Gestapo) y la Policía Penal (Kripo). La Policía
Estatal, como su nombre indica, se ocupaba de los enemigos del Estado. Dado que los
judíos eran los enemigos por excelencia, la Policía Estatal estableció una delegación den
tro del gueto. La Policía Penal se ocupaba de los delitos comunes. En consecuencia, un
destacam ento de 20 hombres de la Policía Penal se adjuntó a la Policía del Orden que
vigilaba el gueto. La función del destacamento era prevenir el contrabando, pero la solu
ción irritó a la Policía Penal. Como sus colegas de la Gestapo, los hombres de la Policía
Penal querían. estar dentro del gueto. En consecuencia, el Kriminalinspektor Bracken
redactó un memorando en el que presentaba las razones por las que era urgentemente
necesario trasladar su destacamento al otro lado del muro. «En el gueto -d e c ía- viven,
por lo menos, unos 250.000 judíos, todos ellos con tendencias más o menos delictivas.»
254 Informe estadístico sobre el gueto de Lódz, aparentemente preparado por el Consejo judío
para la administración alemana y que cubre el periodo comprendido entre el 1 de mayo de 1940 y el
30 de junio de 1942, Colección del Gueto de Lódz, núm. 58.
255 Orden de Schafer, 8 de febrero de 1940, Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce,
Dokumenty i materialy do dziejów okupacji niemeckiej w Polsce, cit., vol. 3, pp. 35-37.
256 Orden policial, 8 de febrero de 1940, ibid., pp. 38-49.
257 Orden de Schafer, 10 de mayo de 1940, ibid., pp. 83-84.
258 Las unidades que vigilaban el gueto pertenecían a la Schutzpolizei. Respecto a las instrucciones
dadas a los detacamentos de la Schutzpolizei de «disparar a primera vista», véase la orden del coman
dante de la Schutzpolizei de Lódz, Oberst der Polizei Keuck, 11 de abril de 1941, ibid., pp. 86-87.
240
De ahí la necesidad de «supervisión constante» por parte de los oficiales de la Policía
Penal259.' El destacamento se trasladó al interior.
Como el Regierungsprasident Uebelhoer había predicho, el gueto fue una medida tran
sitoria, pero la transición no condujo a la emigración, sino al aniquilamiento. Los presos
del gueto de Lódz murieron allí o fueron deportados a un centro dé exterminio. La liqui
dación del gueto llevó mucho tiempo. Cuando finalmente se levantó, en agosto de 1944,
tenía cuatro años y cuatro meses. Ningún otro gueto de la Europa nazi duró tanto tiempo.
A l otro lado de la frontera de los territorios incorporados, en el Generalgouveme-
ment, se presentaron tres argumentos específicos para la formación de los guetos. Una
la aportaron los médicos alemanes, convencidos de que la población judía estaba propa
gando el tifus (Fleckfieber)160. O tra era la alegación de que los judíos, en cuanto resi
dentes y propietarios de tarjetas de racionamiento que en opinión del jefe de alimenta
ción y agricultura del distrito de Varsovia sólo les daban derecho, a efectos prácticos, a
pan, estaban pujando por los alimentos no racionados y creando un mercado negro de
artículos racionados261. La tercera era la afirmación de que no había suficiente espacio
habitacional disponible para los soldados y los oficiales de las fuerzas armadas alema
nas262. La respuesta parecía ser siempre la guetización. A buen seguro, cuando se esta
blecían los guetos, aumentaba el tifus en las congestionadas casas judías, aumentaba el
contrabando de los judíos para evitar la inanición, y los alemanes seguían necesitando
viviendas. De hecho, las tres explicaciones principales para crear los guetos se recupera
rían más tarde como razones para disolverlos y trasladar a todos sus habitantes judíos.
Desde el comienzo, la formación de guetos no fue una empresa sencilla. En el caso de
Varsovia, donde el proceso duró un año, el primer paso se dio a comienzos de noviembre
de 1939, cuando el comandante militar estableció una «cuarentena» (Seuchensperrgebiet)
en un área situada dentro de la parte antigua de la ciudad, habitada principalmente por
judíos, a la que no debían acceder los soldados alemanes263. El 7 de noviembre, el Gou-
259 Memorando del Kriminalinspektor Bracken, 19 de mayo de 1940, ibid., pp. 92-94. Véase tam
bién el memorando del jefe de la Policía Penal de Lódz, el Kirminaldirektor Zirpins, 23 de octubre de
1940, ibid., pp. 100-101.
260 Comentarios del Obermedizinalrat Dr. Walbaum en una reunión de los jefes de división del
Generalgouvernement, 12 de abril de 1940, W. Prag y W. Jacobmeyer (eds.), Das Dknsttagebuch des
deutschen Generalgouvemeurs in Polen 1939-1945, cit., p. 167.
261 Reunión sobre alimentación en el Generalgouvernement, 3 de marzo de 1940, ibid., p. 142.
262 Saurmann, Stadthauptmann de Lublin, se quejaba en un informe mensual fechado el 31 de
diciembre de 1940 de que la ciudad estaba superpoblada. Yad Vashem, microfilm JM 814- Sobre la
demanda diaria de habitaciones por parte de alemanes en Radom informó el Stadthauptmann el 8 de
marzo de 1941, JM 814.
263 Véanse las entradas de Czerniaków correspondientes al 4 y 5 de noviembre de 1939, en R.
Hilberg, S. Staron y J. Kermisz (eds.), The Warsaw Diary ofAdam Czerniaków, cit., p. 87.
241
vemeur del distrito de Varsovia, Fischer, propuso encarcelar en el gueto a los judíos de la
ciudad (cuyo número calculaba en 300.000), y Frank dio su consentimiento inmediato ai
la propuesta264. Durante el invierno, Fischer creó un Departamento de Reasentamiento
(Umsiedlung) al mando de Waldemar Schon, que acabaría desempeñando una importante
función en el planeamiento del gueto y que posteriormente fue el encargado de aplicar el
plan. La primera idea, en febrero, de situar el gueto en el margen izquierdo del río Vístula,
fue rechazada en una reunión celebrada el 8 de marzo de 1940, basándose en que el 80
por 100 de los artesanos de Varsovia eran judíos y que, dado que eran indispensables,
no resultaría muy fácil «cercarlos» (cernieren). Se expresaron también dudas sobre si de
bían suministrar alimentos a un gueto cerrado265. El 18 de marzo de 1940, Czerniaków
planteó crípticamente: «Una-petición de que la comunidad rodee el “gueto” con alambre,
sujeto en postes, etc., y posteriormente lo vigile todo»266. Las comillas de la palabra gueto
hacen referencia a la cuarentena previamente establecida. El 29 de marzo, Czerniaków
señaló que habría que «vallar» el gueto, y al día siguiente discutió con el Stadtkomman-
dant Leist sobre la «práctica imposibilidad de construir un muro (daños en las instalacio
nes de agua, en los cables eléctricos y telefónicos, etc.)»267. De hecho, en abril se suspen
dió la construcción del muro, mientras los alemanes estudiaban la idea poco duradera de
enviar a los judíos al distrito de Lublin. Schon, del Departamento de Reasentamiento,
examinó entonces la viabilidad de establecer dos guetos, uno en una sección occidental
(Kofo y Wola) y otro en el este (Grochów) para minimizar cualquier alteración de la eco
nomía de la ciudad y del tráfico automovilístico, pero este plan se abandonó cuando a
Varsovia llegó noticia del proyecto de M adagascar268. El 16 de julio, Czerniaków anotó
que, después de todo, no se iba a formar el gueto269. Pero el 7 de agosto de 1940, la esca
samente definida cuarentena se convirtió en un «verdadero» distrito cerrado (ein richtiges
Sperrgebiet) con límites definidos y públicos. Los judíos que vivieran en esta área ya no
podrína moverse a otra. Únicamente quienes se encontraran en el exterior de la misma
podrían, por el momento, permenecer donde estaban270. Ese mes, sin embargo, la Subdi-
264 Resumen de la conversación entre Fischer y Frank, 7 de noviembre de 1939, Diario de Frank,
PS-2233.
265 Informe de Schon, 20 de enero de 1941, reproducido en un gran e x t r a c t e n Jüdisches His-
torisches Institut Warschau, Faschismus-Getto-Massenmord, cit., pp. 108-113.
266 R. Hilberg, S. Staron y J. Kermisz (eds.), The Warsaw Diary of Adam Czerniaków, cit., p. 130.
267 Ibid., p. 134.
268 Informe de Schon, en Jüdisches Historisches Instituí Warschau, Faschismus-Getto-Massen-
mord, cit., pp. 108-113.
269 R. Hilberg, S. Staron y J. Kermisz (eds.), The Warsaw Diary of Adam Czerrdakow, cit., p. 174.
270 Informe del Consejo Juáfo de Varsovia correspondiente al periodo comprendido entre el 7 de
octubre de 1939 y el 31 de diciembre de 1940, Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum,
Grupo de Registro 15.073 (colección de Consejos Judíos), Rollo 1 (Varsovia).
242
rección de Sanidad, perteneciente al Departamento de Interior del Generalgouveme-
ment, señalando las crecientes concentraciones de soldados en la zona, exigió la forma
ción de guetos en el distrito. Los oficiales no médicos del Departamento del Interior, acep
tando, sólo se opusieron al sellado hermético de los guetos, porque no podrían sobrevivir
económicamente271. El 6 de septiembre de 1940, el Obermedizinalrat Dr. Walbaum, ci
tando estadísticas de tifus entre los judíos, insistió en un discurso ceterum cerneo en que
fuesen encarcelados en un gueto cerrado como medida de política sanitaria272. Seis días
.después, Frank anunciaba en una conferencia de los jefes de los Departamentos genera
les que los 500.000 judíos de la ciudad suponían una amenaza para toda la población y
que no podía seguir permitiéndoseles «deambular por ahí»273. Czerniaków, que seguía
albergando la esperanza de que se estableciese un gueto «abierto» que combinara la
residencia obligatoria con la libertad de movimiento, conoció esta decisión el 25 de sep
tiembre. Ese día escribió «gueto» sin ninguna duda sobre su carácter274.
El «distrito judío» (Wohnbezirk) de Varsovia se estableció a lo largo de un periodo de
seis semanas, entre octubre y noviembre de 1940, en un área que cubría aproxim ada
mente las dos terceras partes de la antigua cuarentena275. En el transcurso del traslado,
113.000 polacos abandonaron el emplazamiento del gueto y 138.000 judíos ocuparon
su lugar. Pero otros 72.000 judíos fueron obligados a trasladarse al gueto desde las zonas
occidentales del distrito de Varsovia para crear espacio para los polacos expulsados del
territorio incorporado276. En forma de T, el gueto era más estrecho en un punto en el
que una cuña «aria» separaba la porción del norte, más grande, de la del sur, de menor
tamaño. Las fronteras, trazadas con miras a utilizar los muros cortafuegos existentes y
disminuir al mínimo el problema de la seguridad, no eran definitivas. Durante sep
tiembre de 1941, en un espíritu de progresivo anexionismo, algunos oficiales alemanes
se plantearon la posibilidad de separar la parte sur del gueto. En ese momento, un hom
243
bre poco común de la Administración alemana tomó una medida poco común. Era el
médico jefe del aparato municipal alemán, el Dr. Wilhelm Hagen. En una carta con
tundente dirigida al Stadthauptmann, predijo un empeoramiento de la epidemia del
tifus y calificó el plan propuesto de «locura» [Wahnsinn]277. El gueto del sur se mantu
vo, pero fueron derruidos más bloques, se ordenó la construcción de más muro, y, como
única unión entre las dos secciones del gueto, ahora había un puente peatonal sobre lo
que se había convertido en corredor «ario».
El gueto de Varsovia nunca estuvo abierto al tráfico sin trabas, pero al comienzo había
28 puntos de salida y entrada, utilizados por unas 53.000 personas con pase. El jefe de
sanidad del distrito de Varsovia, Dr. Lambrecht, puso objeciones al número de permisos,
argumentando que anulaban todo el propósito del gueto. Las puertas se redujeron des
pués a 15278. El regimiento de policía de Varsovia (teniente coronel Jarke) era responsa
ble de vigilar el gueto. Esta tarea la llevaba a cabo una compañía del 304.° Batallón (a
partir de la segunda mitad de 1941, el 60), apoyado por la policía polaca y el Ordnungs-
dienst judío. En cada puerta se podía ver a un hombre de cada uno de estos servicios, pero
dentro había 2.000 hombres del Servicio del Orden279.
U na vez sellado eí gueto de Varsovia, los Stadthauptmanner y los Kreishauptman-
ner de todas las partes del Generalgouvernement aprobaron la iniciativa y, como en el
caso de Varsovia, el proceso podía ser complicado. Un ejemplo es el de Kielce, donde
el Stadthauptm ann Drechsel calculó en enero de 1941 que el barrio apartado para el
gueto tenía 2.000 habitaciones (45.000 metros cuadrados), que acomodarían a 20.000
judíos. D ado que él tenía 25.000, quería mandar los 5.000 restantes a la población cer
cana de Ch^ciny. Pidió al Kreishauptmann Jedamzik del distrito circundante de Kielce,
en el que Chgciny estaba situada, que aceptase este sobrante y le enviase no más de
2.500 polacos a cambio. El Kreishauptmann aceptó, pero posteriormente las cifras se
redujeron. El objetivo era que Chfciny, con 2.634 judíos en marzo de 1940 y 3.372 en
junio de 1941, tuviese 5.372 en el momento en que se crease su gueto, en julio. Mil
polacos debían abandonar la población, un número que posiblemente aumentase más
277 Hagen a Leist, 22 de septiembre de 1941. Zentrale Stelle der Landesjustizverwaltungen, Lud-
wigsburg, Polonia, 365c, p. 58.
278 Resumen de la conferencia de diversos organismos para tratar sobre el gueto, 2 de diciembre
de 1940, Yad Vashem, microfilm JM 1113. Informe de Schon, en Jüdisches Historisches Instituí
Warschau, Faschismus-Getto-Massenmord, cit., pp. 108-113.
279 Sobre la jurisdicción policial, véase la conferencia presidida por Auerswald y Schon, 8 de
noviembre de 1941, Yad Vashem, microfilm JM 1112. Auerswald era entonces Kommissar del gue
to, Schon estaba en el Departamento del Interior del distrito de Varsovia. La dotación de la com
pañía policial, según informó Schon el 20 de enero de 1941, era de 87 hombres al mando de un
teniente primero. La identificación de las unidades policiales se ha realizado a partir de diversos
documentos.
244
tarde. La densidad del gueto de Ch^ciny, fijada en 2-2,5 metros cuadrados por persona,
se consideraba «adecuada» (ausreichend). Los polacos restantes constituirían una mino
ría, residente en las calles principales280.
Algunas pequeñas comunidades judías se convirtieron en su totalidad en poblacio
nes gueto281. A diferencia de los guetos de mayor tamaño, que eran ciudades dentro de
ciudades, rodeadas por un muro, como Varsovia, o por una valla de madera como Lódz
o por una alambrada, como Lublin, los guetos más pequeños sólo se podían marcar con
distintivos que indicaban sus límites282.
Com o se puede observar en la estadística presentada en el cuadro 6.11, un gueto era
normalmente una barriada pobre, fuertemente poblada, sin parques, solares vacíos ni
espacios abiertos. A pesar de su pequeño tamaño, el gueto, situado en medio de una
metrópolis, creaba invariablemente problemas de tráfico. En Varsovia, hubo que cam
biar las rutas de los tranvías283; en Lódz, las autoridades de la ciudad tuvo que instalar
una nueva línea de autobús que rodeaba el gueto284, mientras que en Lublin, el Stadt-
hauptmann Saurm ann tuvo que construir una calle de circunvalación alrededor del
barrio judío285.
Aunque no todos los guetos se podían cerrar completamente, no se harían excepcio
nes para las categorías privilegiadas. En Lódz, los judíos pertenecientes a matrimonios
mixtos,* con sus cónyuges polacos, y los Mischlinge de todos los grados, fueron obligados
a residir en el gueto285. El 26 de febrero de 1941, el primer secretario de la embajada
245
soviética, Bogdanov, preguntó por qué ciertos ciudadanos soviéticos eran obligados a
vivir en ciertos lugares. El Unterstaatssekretár Wórmann, del Ministerio de Asuntos Ex
teriores, respondió que los ciudadanos a que se hacía referencia eran judíos (dass es sich
um Juden handele) y que los judíos de nacionalidad soviética estaban recibiendo el mismo
trato que los de otras nacionalidades287.
Nota: las estadísticas de Varsovia fueron tomadas de los archivos del Instituto Histórico Judío, Varsovia,
por Isaiah Trunk, y publicadas por él en un artículo titulado «Epidemics in the Warsaw Ghetto», YIVO
Annual of Jewish Social Science, vol. 8, p. 87. Las cifras sobre la densidad de habitación en el gueto de Var
sovia las confirma Stroop (líder de las SS y de la Policía de Varsovia) en un informe enviado a Krüger, 16
de mayo de 1943, PS-1061. Stroop menciona 27.000 viviendas con una media de 2,5 habitaciones cada
una. Las estadísticas de Lódz se han tomado de un informe enviado por Ventzki a Uebelhoer, 24 de sep
tiembre de 1941, Archivos de Himmler, Carpeta 94.
Aunque el sistema del gueto implicaba una separación espacial, el tráfico no con
trolado a través de sus fronteras no fue eliminado. A tenor de un decreto del Gene-
ralgouvernement del 15 de octubre de 1941 se instituyeron tribunales especiales para
sentenciar a muerte a los judíos que abandonasen el gueto sin autorización [unbe-
fugt]288, pero su funcionamiento fue lento y cuando fue necesario éstos no emitieron
las sentencias que se esperaba de ellos. En un caso, unos padres que habían sacado del
gueto a sus hijos (legalmente dem asiado jóvenes para ser procesados) fueron conside
rados no culpables de haber incumplido indirectamente esta norma [mittelbare Táters-
chaft]. U n contrariado funcionario de la División de Justicia del Generalgouvernement,
287 Unterstaatssekretar Wórmann (jefe, Departamento Político) a través del director adjunto del
Departamento Político a la Sección V del Departamento (Asuntos Soviéticos), 24 de febrero de 1941,
NG-1514- Sin embargo, la liberación de los judíos soviéticos se estaba considerando; véase el informe
del Representante del Ministerio de Asuntos Exteriores en el Generalgouvernement (Wühlisch) al
Ministerio de Asuntos Exteriores, 7 de febrero de 1941, NG-1528.
288 Verordnungsblatt des Generalgouvemeurs, 1941, p. 595.
246
Ganser, señaló que al menos su acto merecía la consideración de instigación punible
[Anstiftung]289. Tampoco fue condenado un judío, Zacharias Goldberg, que por su
cuenta había ocupado el lugar de otro judío en un destacam ento de trabajo enviado
fuera del gueto de Chestocova, y que se había separado de la fila en el trayecto de
vuelta para mendigar comida. El presidente de la División de Justicia, Wille, obser
vando que el objeto del decreto era impedir la difusión de epidemias y el contraban
do, exigió en consecuencia un nuevo juicio alegando que Goldberg (1) había abando
nado el gueto sin permiso, y (2) que lo había abandonado de nuevo al ausentarse
inadvertidamente del destacam ento, el cual había de considerarse como una exten
sión del gueto [A usweitung]290. Los juicios prolijos eran ciertamente limitados, pero
constituían sin embargo otra arma en el arsenal. En diciembre de 1941 la población
polaca del Generalgouvernement tuvo que obtener un nuevo documento de identidad
provisto de fotografía. Se trataba de otro mecanismo disuasorio,#aunque tam poco to
talmente eficaz291.
A finales de 1941, casi todos los judíos de los territorios incorporados y del Gene-
ralgouvemement vivían en guetos. Su encarcelamiento fue acompañado de cambios en
la maquinaria de control alemana y de ampliaciones en la burocracia judía. En Lódz y
Varsovia, se crearon nuevas oficinas para la supervisión del gueto292.
El consejo judío de Lódz se situó al mando de una «Oficina Económica y de A li
mentación del G ueto» (EmahrungS' und Wirtschaftsstelle Getto). Originalmente, esta
oficina regulaba sólo las cuestiones económicas que afectasen al gueto. Pronto, sin
embargo, su título se cambió al de Gettoverwaltung Litzmannstadt (Administración del
Gueto, Lódz), y con el cambio de título se produjo también un cambio de función. La
oficina que se hizo cargo de todos los asuntos del gueto contaba con 198 empleados el
31 de enero de 1943293. El lugar que ocupaba la Gettoverwaltung en la estructura de
gobierno local se ilustra en el cuadro 6.12.
289 Ganser a las Divisiones de Justicia de Cracovia, Lvov, Lublin y Varsovia, 9 de mayo de 1942,
Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 15.026 (Materiales Diversos del
Generalgouvernement), Rollo 1.
290 Wille al Tribunal Especial de Chestocova, 15 de enero de 1942, ibid.
291 Véanse las cartas de dos tiendas de fotografía, Stanislaus Pytal de Skiemewice, 10 de diciem
bre de 1941, y L. Chrapowski de Varsovia, 11 de diembre de 1941, dirigidas ambas al Kreishauptman
de Jedrzejow, Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 15.054 (Kreis-
hauptmannschaft de Jedrzejow), Rollo 1.
292 Posteriormente, Biaiystok también exigió una administración de ese tipo. I. Trunk, Judenrat,
cit., pp. 270-271.
293 Registros de la oficina estadística al Oberbürgermeister, Archivos del U. S. Holocaust Memo
rial Museum, Grupo de Registro 05.008 (Stadtverwaltung de Litzmannstadt), Rollo 3, Signatura 126.
247
Cuadro 6.12. Controles alemanes sobre el gueto de Lódz
Reichsstatthalter Greiser
Nota: respecto al nombramiento del Diplom Kaufmann Hans Biebow como jefe de la Gettoverwaltung y
otras cuestiones de personal, véase Biebow al DAF Ortsgruppe Rickmers, 30 de abril de 1940, y Biebow al
Bürgermeister Dr. Marder, 12 de noviembre de 1940, Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce,
Dokumenty i materiaty do dziejów okupacji niemeckiej w Polsce, cit., vol. 3, pp. 253-257. Diplom Kaufmann
era el título de un titulado en administración empresarial.
294 Véanse las entradas de Czerniaków del 6 de febrero, el 21 de marzo y el 26 de abril de 1940,
en R. Hilberg, S. Staron y J. Kermisz (eds.), The Warsaw Diary of Adam Czemiakout, cit., pp. 115,131,
143. Los dos primeros en ocupar el cargo fueron O tto y Dengel. En abril, se hizo cargo de la ciudad
Ludwig Leist.
295 Texto del contrato, efectivo el 15 de marzo de 1941, Yad Vashem, microfilm JM 1112.
248
Cuadro 6.13. Controles alemanes sobre el gueto de Varsovia
Gouverneur Fischer
249
El más anciano de los judíos
C onsejo de A ncianos compuesto por los judíos de mayor edad
Departam ento Central (Zentrale)
Oficina Central de Negociaciones (Zentral-Verhandlungsstelle)
División de Correspondencia (Prásidialabteilung)
Departam ento de Personal
Tesoro Principal y Teneduría de Libros
Oficina de Información
División de Cementerios
Oficina Rabínica
Departam ento de los Judíos más Ancianos para la Colonia Infantil
Registro y Documentación
Oficina de Registro
Oficina de Documentación
División Estadística
Dirección General de Policía (Ordnungsdienst Kommando)
División Jurídica
4 Precintos
2 Reservas (móviles)
Policía Auxiliar (Hilfsordnungsdienst o «Hido»)
Control Sanitario
Control de Precios
Com ando Especial (Sonderkommando)
División contra Incendios
Dirección General de Correos y Estafeta de Correos
Comisión de Control para las Propiedades Alem anas y Polacas en el Gueto
División de Vivienda
División Financiera
Oficina de Arrendamiento
Oficina Tributaria
Oficina Ejecutiva (Vollstreckungsstelle)
Banco (Edificio Principal y Sucursal)
Oficina de Compras de Bienes valiosos y Prendas de Vestir
División Económica
Administración de los Bienes Inmuebles
División de Actividades Subalternas
Deshollinadores
Renovación Técnica
Eliminación de Residuos Sólidos y Líquidos (Müll- und Fakalienabfuhr)
250
Tiendas
Oficina de Ventas de Artículos Domésticos
División Agrícola (Dirección General y Delegación)
División Escolar
Departam ento Central de Trabajo
4 Divisiones de Sastres
2 Divisiones de Carpinteros
1 División de Zapateros
1 División de Trabajadores Textiles
División de Obras Públicas
Oficina de Asignación de Obras
Oficina de Construcción
División de Suministros
Estación de Recepción
Departam ento Central
Oficina de Auditoría
Depósito Principal
Depósito de Vegetales
Depósito de Carbón
Depósito de Productos Lácteos
Depósito de Carne
Depósito de Alm acenam iento de Carne en Frío
Depósito de Cigarrillos y Tabaco
Panadería de la Comunidad
36 Puntos de Distribución de Alimentos
17 Tiendas para la Venta de Leche, M antequilla, y Alimentos Comprables por
Prescripción M édica
14 Carnicerías
División de Bienestar Social
División de Prestaciones (Dinero y Productos)
Guardería
2 Orfanatos
Residencia de A ncianos
Hogar para Inválidos
Punto de Reunión para Personas Sin Techo
Cocinas Públicas
Colonia Infantil
Sanatorio Infantil
251
División Sanitaria
Departam ento Central
4 Hospitales
4 Dispensarios
Clínica Dental
Farmacia Central y 6 Sucursales de Farmacia
2 Unidades de Ambulancia
Laboratorio
Laboratorio de Exam en Bacteriológico
División de Desinfección
299 Informe de Biebow correspondiente a septiembre de 1940, 1 de octubre de 1940, Archivos del
U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 05.008 (Stadtverwaltung de Litzmannstadt),
Rollo 1, Signatura 32.
300 A finales de 1940 existían las siguientes comisiones: Hospitales, Sanidad, Trabajo, Bienestar
Social, Personal, Auditoría, Finanzas, Economía, Quejas. Además, la importante Comisión de Comer
cio e Industria se ocupaba de la política de asignación de materias primas y distribución de alimentos
en el gueto. Veánse los informes semanales de Czerniaków relativos a los periodos comprendidos entre
el 13 y el 19 de diciembre, y el 20 y el 26 de diciembre de 1940, Yad Vashem, microfilm JM 1113.
252
ción, Bienes Inmuebles, Estadística Vital, Auditoría, Contribuciones, Servicio Postal, e
incluso Archivos. Cuatro divisiones importantes se transformaron de hecho en organis
mos independientes. La División de Aprovisionamiento, que dispensaba alimentos y car
bón, se convirtió en la Autoridad de Aprovisionamiento, la División de -Producción se
incorporó como la Jüdische Produktion GmbH, la División de Comercio se reorganizó para
establecer una empresa de entregas fuera del gueto (Lieferungsgesellschaft), y la Divi
sión Bancaria cambió su nombre a Genossenschaftsbank für den jüdischen Wohnbezirk.
La policía planteaba un problema especial. El Servicio del Orden del gueto de Var
sovia era la mayor fuerza policial judía de la Polonia ocupada. (En su momento culmi
nante ascendía a unos 2.000 efectivos.) Czerniaków, insistiendo en el profesionalismo
especialmente en este componente de la administración del gueto, nombró para algu
nos de los cargos principales a personas con experiencia policial. Tales individuos, espe
cialmente el jefe, Szeryñski, antiguo teniente coronel de la policía polaca, eran conver
sos al cristianismo. D ada la función especial de estas personas en el funcionamiento del
gueto, Czerniaków no prestó atención al descontento y a las protestas por su nombra
miento301. Complicando la vida de Czerniaków, existía otra policía judía, similar a la del
gueto de Lódz, de la que los habitantes judíos sospechaban que funcionaba bajo los aus
picios de la Policía de Seguridad alemana. Su nombre oficial era «Oficina de Control
para Combatir el M ercado N egro y la Especulación en el Distrito Judío» (Uberwa-
chungsstelle zur Bekámpfung des Schleichhandels und der Preisivucherei im jüdischen Wohn-
bezirlc), pero la designación popular, basada en la dirección de su sede central, en el 13
de la calle Leszno, era la de «La Trece». Adem ás de «La Trece», que disponía de unos
500 hombres, había un «Servicio de Ambulancias» de menor tamaño pero igualmente sos
pechoso. En agosto de 1941, Czerniaków consiguió, con ayuda del Kommissar Auerswald,
disolver la problemática Oficina de Control, que había interferido por igual con el prin
cipio de jurisdicción indivisa en las oficinas de Czerniaków y de Auerswald302. A este
respecto, al menos la lucha del líder de un gueto y la de su supervisor alemán podían
moverse en un plano paralelo.
301 Veáse la entrada de Czerniaków del 27 de julio de 1941, en R. Hilberg, S. Staron y J. Kermisz
(eds.), The Warsaw Diary of Adam Czerniaków, cit., pp. 262-263.
302 Orden de Auerswald de disolver la Oficina del Consejo, 4 de agosto de 1941, y protocolo de
disolución de 5 de agosto de 1941, firmado por Gancwajch, Stemfeld y Lewin (Oficina de Control),
Zabludowski y Glücksberg (Consejo judío), y Szeryñski (Servicio del Orden), ibid., pp. 264-267.
253
guetos, la comunidad judía de Polonia ya no constituía un todo integrado. C ada gueto
estaba solo, obligado a un repentino aislamiento, con una multiplicidad de problemas
internos y una dependencia del mundo exterior para obtener el sustento básico.
Fundamental para la idea en sí de gueto era la completa segregación de sus residen
tes. Los contactos personales a uno y otro lado del límite fueron drásticamente recor
tados o eliminados por com¿je¿--., dejando en conjunto sólo canales de comunicación
mecánicos: algunas líneas ^ 'te lé fo n o , conexiones bancarias y oficinas postales para el
envío y recibo de cartas y paquetes. Físicamente, el habitante del gueto estaba a partir
de ese momento encarcelado Incluso en un gueto grande, no se encontraba a más de
unos minutos de un muro o valla. Y aun así tenía que llevar la estrella y, por la noche,
durante el toque de queda, estaba obligado a permanecer en su vivienda.
U na vez creado el gueto, los alemanes aprovecharon inmediatamente su maquina
ria y sus instituciones para librarse de una carga administrativa (Entlastung) que exigía.
personal y que ahora podía transferirse (abgewálzt) a la comunidad judía303. N o podían
evadir, sin embargo, la cuestión de cómo iba a mantenerse el gueto, de cómo iban a
arréglaselas dentro de sus muros en el futuro las personas que habían sido privadas de
las empresas y los trabajos que las habían sostenido en el pasado.
Cuando Greiser, Gauleiter de Wartheland, visitó a Frank en julio de 1940, afirmó
que el reciente establecimiento del gueto de Lódz era exclusivamente una medida pro
visional. (Die Aktion sei an sich abgeschlossen, habe aber lediglich provisiorischen C harak-
ter.) N i siquiera se planteaba retener más allá del invierno a los judíos que había haci
nado en el gueto (diese im Ghetto zusammengepferchten Juden noch über den Winter hinaus
zu behalten)m .
De hecho, la Oficina Fiduciaria Principal del Este, que incautó las propiedades pola
cas y judías, había prometido 25 millones de Reichsmark en subvenciones, pero a con
dición de que pudiera obtener el cuádruple de sus operaciones confiscatorias, y que la
evacuación del gueto estuviese finalizada en octubre de 1940305. El gueto no se disol
vió, por supuesto, y cuando el Ministerialdirektor Hedding, responsable del impuesto
sobre la renta del Ministerio de Finanzas, examinó la situación en agosto, señaló que
tan pronto como los judíos utilizasen las posesiones disponibles que les quedaban, ten
drían que fabricar mercancías o trabajar a cambio de sus importaciones. Toda esa pro
ducción equivaldría aproximadamente al 20 por 100 del valor de las mercancías que
254
recibirían. Mientras tanto, la ciudad de Lódz estaba obteniendo el 15 por 100 del pre
cio de sus entregas por el gasto de seguro, desinfección y transporte, y dado que Lódz
formaba parte del territorio incorporado al Reich, el Oberfinanzprásident, en su fun
ción de representante del Ministerio de Finanzas, quería recaudar un 3 por 100 adicio
nal en concepto de impuestos, una exigencia que se encontró con objeciones del muni
cipio306. Los especialistas del Generalgouvernement estudiaron esta experiencia de Lódz
durante meses (monatelang) antes de seguir adelante con la propia guetización de la ciu
dad de Varsovia307, pero dado que el gueto se había establecido en noviembre de 1940,
debatieron en dos reuniones celebradas en abril de 1941, por un lado, cómo podría éste
pagar los alimentos, el carbón, el agua, la electricidad; el gas, el arrendamiento, la eli
minación de residuos humanos, y los impuestos y, por otro, cómo iba a liquidar las deu
das adquiridas con los organismos públicos o con los acreedores polacos.
El G ouvem eur del distrito de Varsovia, Fischer, consideraba que, mientras que en
Lódz se había cometido un error al retirar las máquinas y las materias* primas del em pla
zamiento del gueto, los acontecimientos en Varsovia eran mejores de lo esperado (über
Erwartung gut gestaltet). Los judíos del gueto tenían provisiones, trabajaban para empre
sas polacas, pagaban su arrendamiento, y tenían suficiente comida308. El Bankdirigent
Paersch disintió. El gueto de Lódz, dijo, necesitaba un subsidio de un millón de marcos
al mes, y el gueto de Varsovia también tendría que recibir ayuda309. A l Finanzprásident
Spindler un desembolso anual de 70 o 100 millones de zloty para el gueto de Varsovia
le parecía sencillamente «insoportable» (untragbar)310. El jefe económico del General-
gouvemement, Dr. Emmerich, consideró que el elemento básico estaba en balanza de
pagos del gueto. El problema no se resolvería, dijo, señalando las reservas de existen
cias que en ese momento tenía el gueto, porque éste no se había creado sólo para un
año. Habría que considerar un marco temporal más amplio y la relación que a lo largo
de ese periodo m antendría el gueto con la economía polaca respecto a cuestiones tales
como el pago de deudas a los polacos por parte de los judíos y la competencia entre el
gueto y las empresas polacas por las materias primas.
El Ministerialdirigent Walter Emmerich presentó entonces a un economista, el Dr.
Gater (Reichskuratorium für Wirtschaftlichkeit, Dienststelle Generalgouvernement), que
había estudiado el gueto de Varsovia como especialista en la racionalización y en el pla
neamiento de la producción. El Dr. G ater ofreció el siguiente escenario: si se pudiese
306 Memorando de Hedding, 29 de agosto de 1940, Zentralarchiv de Potsdam, 21.01 RFM B 3060.
307 Conferencia del Diensttagebuch, celebrada el 19 de abril de 1941, ibid., p. 360.
308 Comentarios de Fischer en las conferencias del Generalgouvernement de 3 y 19 de abril de
1941, ibid., pp. 343, 360.
309 Conferencia del 19 de abril de 1941, ibid., pp. 360-361.
310 Ibid., p. 361.
255
emplear a 60.000 de los 65.000 judíos del gueto, suponiendo una productividad media
diaria de 5 zloty por trabajador (en función de una fórmula implícita por la que «pro-
ductividad» + materias primas + otros costes + beneficios = valor del producto aca
bado a precios controlados), y si los contingentes de judíos que en ese momento traba
jaban en proyectos en el exterior del gueto durante siete u ocho meses al año
continuasen trabajando de esta manera con los salarios imperantes, se podría ganar
suficiente dinero para obtener provisiones por un valor aproximado de medio millón de
zloty o lo que es lo mismo, 93 groszy por persona. Esta cifra, resaltaba, no era un cálcu
lo de las necesidades mínimas para sobrevivir (Existenzminimumberechnung) , sino una
cantidad basada en la proyectada balanza de pagos. Además, incluso para alcanzar este
objetivo haría falta la inversión por parte de grandes empresas alemanas, que a su vez
necesitarían créditos por un importe de unos 30-40 millones de zloty anuales. Para el
Reichsamtsleiter Schón, estas ideas eran «demasiado teóricas»311, y cuando a finales de
ese mes Fischetf contrató a Bischof para el puesto de director del Transferstelle, la pre
gunta planteada por este último fue si se podía esperar en caso alguno la independen
cia absoluta que se esperaba del barrio judío, ahora que estaba cerrado312.
Los pesimistas poseían amplios argumentos para mantener sus dudas. La población
del gueto no tenía trabajo. La creación de los guetos fue el último e insuperable acto de
desarticulación que le sobrevino a una comunidad ya debilitada en la década de los
treinta por la depresión y en 1939 por la guerra. Las empresas judías que aún funcio
naban después de 1939 habían sido rápidamente liquidadas. Los mercados de las res
tantes fábricas y tiendas de artesanos del gueto habían quedado desechos por el muro.
Los intermediarios, tales como los traperos de Varsovia, se vieron separados de prove
edores y clientes por igual. Los trabajos que aún se conservaban fuera de los límites del
gueto se perdieron. Era necesario construir la economía del gueto desde cero.
La hipotética producción analizada por los economistas del Generalgouvernement en
las conferencias no se podía obtener de la noche a la mañana, y difícilmente un gueto
tenía la perspectiva inmediata de mantenerse, ni siquiera teóricamente, simplemente
con las exportaciones. A sí iba a ser, independientemente de que todos los envíos tuvie
ran que realizarse a través de los canales oficiales o que algunos se dirigiesen, a precios
superiores, al mercado negro. A l comienzo, los habitantes del gueto se vieron obligados,
por lo tanto, a utilizar sus bienes privados (principalmente, los restos de ingresos pasa
dos, consistentes en dinero en efectivo, objetos valiosos, muebles o prendas de vestir)
311 Comentarios realizados por Emmerich, Gater y Schón en la conferencia del 3 de abril de
1941, ibid.., pp. 343-345. El 5 de mayo de 1941, Gater habló con Czerniaków en el gueto. R. Hilberg,
S. Staron y J. Kermisz (eds.), The Warsaw Diary of Adam Czerniaków, cit., p. 230.
312 Memorando de Bischof, 30 de abril de 1941, Yad Vashem, microfilm JM 1112. Fischer, ani
mándolo, le prometió subvenciones si le hacían falta.
256
para las compras esenciales. Estos recursos eran finitos; una vez gastados o vendidos, des
aparecían. Por consiguiente, la supervivencia del gueto se basaba en primer lugar en la
capacidad de los organizadores de la producción para reemplazar con el tiempo las men
guantes reservas personales, una propuesta precaria para sostener un equilibrio entre im
portaciones y exportaciones.
El gueto se enfrentaba no sólo a la necesidad de hacer pagos externos; también tenía
problemas internos. Había personas con algunas posesiones y otras sin recursos, algu
nas con trabajo y muchas más desempleadas. Si no se reparaba, este desequilibrio ten
dría desgraciadas consecuencias para gran parte de la población del gueto, pero cual
quier método de redistribución o igualación iba a ser difícil. El esfuerzo benéfico estaba
inherentemente limitado, y la recaudación de impuestos se perdía, principalmente en
Varsovia, por las múltiples transacciones ilegales que, por su propia naturaleza, no se
registraban. En general, sólo se podían recaudar impuestos allí donde el dinero aflora
ba en los pagos no ilícitos. Las rentas públicas, en consecuencia, se componían de una
mezcla que normalmente incluía la mayoría de las siguientes partidas313:
257
La deficiencia crónica de fondos en las arcas del gueto daba lugar a operaciones de
«endeudam iento» tales como el impago de las nóminas de los empleados316. Dado el
enorme número de empleados del gueto que no tenían mucho que hacer y cuya prin-
cipal razón para aferrarse a sus puestos era la idoneidad para recibir raciones mayores
de alimentos y otros privilegios, buena parte de este trabajo gratuito no era realmente
trabajo y no era realmente gratis. Aun así, a Czerniaków le preocupaba que no se paga
se a su Servicio del Orden317, porque quería que fuese una fuerza profesional.
Los alemanes, por su parte, entendían la limitada capacidad de la economía del
gueto, y eran conscientes del papel estabilizador que los consejos desempeñaban en una
situación de pobreza masiva y abyecta. En la medida en que los organismos alemanes
tenían que mantener un gueto, debían reforzar el poder del consejo de éste para abor
dar las necesidades elementales, si no querían que acabase siendo incapaz por comple
to de cumplir las exigencias y las directivas alemanas. Periódicamente, por lo tanto, los
oficiales alemanes hacían «concesiones» a los consejos, permitiéndoles tomar prestadas
cantidades de los fondos judíos secuestrados318, o considerando una desgravación a una
organización benéfica judía de los impuestos de seguridad social pagados por los judíos
a los municipios polacos que ya no ayudaban a los judíos pobres319, o apoyando las soli
citudes planteadas por los consejos de recaudar nuevos impuestos a la población judía.
Cuando Czerniaków pidió permiso para introducir diversos impuestos y tasas, el jefe en
funciones de la División de Reasentamiento, Mohns, respaldando esta propuesta,
declaró que: «Radica en interés de la difícil administración del distrito judío que la auto
ridad del Consejo judío sea defendida y fortalecida bajo cualquier circunstancia»320.
Esta línea de razonamiento la enunció incluso más explícitamente el Kommissar del
gueto de Varsovia, Auerswald, pocos meses después. «Cuando se producen deficiencias
316 Boletín estadístico núm. 3, del Consejo judío, 2 de junio de 1940, en el que se contiene el infor
me económico para enero-abril de 1940, en Szymon D a t n e r , «Dzialalnosc warszawskiej “Gminy Wyz-
naniowej Zydowskiej” w dokumentach podziemnego archiwum getta Warszawskiego (“Ringelblum II”)»,
Biuletyn Zydowskiego Institutu Historycznego 74 (abril-junio de 1970), pp. 103-105.
317 Entrada de Czerniaków correspondiente al 2 de octubre de 1941, en R. Hilberg, S. Staron y
J. Kermisz (eds.), The Warsaw Diary of Adam Czerniaków, cit., p. 291. Los hombres del Servicio del
Orden que realizaban tareas especiales recibían a veces pagas especiales.
318 Una medida de emergencia anterior a la guetización de Varsovia. Véanse las entradas de
Czerniaków del 16 y del 20 de febrero de 1940, ibid., pp. 117, 119-120.
319 Informe del Kreishauptmann de Petrikau (distrito de Radom), 7 de marzo de 1941, Yad Vashem,
microfilm JM 814. Véase también la entrada de Czerniaków correspondiente al 8 de mayo de 1941,
en R. Hilberg, S. Staron y J. Kermisz (eds.), The Warsaw Diary of Adam Czerniaków, cit., p. 231.
320 Czerniaków al Transferstelle, 8 de enero de 1941, y Mohns a Leist, 11 de enero de 1941, Yad
Vashem, microfilm JM 1113. En su carta, Czerniaków mencionaba una renta diaria de 20.000 zloty,
y gastos diarios de 40.000 a 50.000 zloty. La deuda total era de dos millones de zloty.
258
-escribió-, los judíos dirigen sus resentimientos contra la administración judía, y no
contra la supervisión alem ana.»321
Aun cuando estos supervisores alemanes tenían un interés vital en garantizar una vida
básica y ordenada dentro de los muros, no evitaban poner en práctica contra la población
judía medidas que amenazaban gravemente la viabilidad del gueto. Los tres medios prin
cipales por los que los organismos alemanes aumentaban las privaciones eran (1) los actos
confiscatorios que erosionaban la capacidad del gueto para exportar productos mediante
canales legales o ilegales, (2) la explotación de los trabajadores, mediante la cual los em
presarios externos podían aumentar sus beneficios a expensas de los salarios de los judíos,
y (3) los embargos de alimentos, que hacían imposible que los guetos convirtiesen los
beneficios obtenidos de las exportaciones en poder de compra efectivo para la adquisición
de pan, lo cual obligaba a muchos judíos a comprar alimentos en el mercado negro a pre
cios mucho más elevados.
Los consejos judíos, por su parte, intentaban superar cualquier adversidad, pero ju
gaban una partida marcada, ya que los organismos alemanes, que originalmente habían
creado el problema, eran los que en última instancia controlaban las soluciones. Los
consejos se veían así envueltos en un dilema del que no podían librarse: no podían ser
vir al pueblo judío sin aplicar automáticamente la voluntad alemana. Los judíos, sin
armas, se aferraban únicamente a la esperanza. «Los judíos -afirm aba Auersw ald- espe
ran el fin de la guerra, y mientras tanto se comportan sin hacer ruido. Por el momento
no han dado señales de albergar espíritu de resistencia alguno.»322
Las confiscaciones
321 Auerswald al adjunto del plenipotenciario del Generalgouvemeur, Dr. von Medeazza, en Ber
lín, 24 de noviembre de 1941, Yad Vashem, microfilm JM 1112.
322 Ibid.
259
los beneficios obtenidos de las m edidas tom adas respecto al trabajo y los alimentos,
porque la com unidad judía alemana tenía mucho capital pero relativam ente pocas
personas. En Polonia, la situación era la contraria. La com unidad judía polaca tenía
poca riqueza, pero su adquisición no sería descuidada. D e hecho, el proceso confis-
catorio causó disputas jurisdiccionales entre organismos interesados no sólo por las
propiedades sino también por la conservación o el engrandecimiento de sus compe
tencias.
El primer problema surgió cuando Goring decidió encargarse de toda la confiscación
en Polonia. Con este fin estableció la Oficina Fiduciaria Principal del Este (Haupt-
treuhandstelle Ost), con sede central en Berlín, adscrita a la Oficina del Plan Cuatrie
nal323. La Oficina Fiduciaria Principal del Este estableció inmediatamente sucursales en
Danzig (Reichsgau Danzig-Prusia O ccidental), Poznañ (W artheland), Ciechanów
(Prusia O riental), Katowice (Silesia), y Cracovia (Generalgouvernement). Estaba pre
sidida por el Bürgermeister M ax Winkler324.
La creación de una oficina con sede central en Berlín y competencia en el General-
gouvem em ent transgredía la norma sagrada de unidad administrativa defendida por
Frank. Era un acto de luminregieren («injerencia» en su esfera territorial), y, por lo tanto,
intolerable. En consecuencia, Frank contrarrestó el movimiento de Goring estable
ciendo su propia oficina fiduciaria, a las órdenes del Ministerialrat Dr. Plodeck325. Goring
decidió no dar importancia al asunto326. A partir de entonces hubo dos oficinas fidu
ciarias en Polonia: una dirigida por Winkler, con jurisdicción en los territorios incor
porados, la otra por Plodeck, con funciones en el Generalgouvernement. N i que decir
tiene que ninguna de estas oficinas compró nada. Las oficinas fiduciarias confiscaban la
propiedad y la vendían a los compradores interesados de acuerdo con ciertos criterios
de prioridad. Los ingresos derivados de tales ventas en los territorios incorporados los
recibía el Reich, mientras que los obtenidos en el Generalgouvernement los retenía la
Administración de Cracovia.
Para preparar el terreno para llevar a cabo confiscaciones sin problemas y eficaces,
ambas oficinas adoptaron ciertas medidas preliminares. En los territorios incorporados
sólo se aplicó una de esas medidas: el decreto del 17 de septiembre de 1940, firmado por
323 Anuncio (firmado Goring), 1 de noviembre de 1939, Deutscher Reichsanzeiger und Preussischer
Staatsanzeiger, núm. 260.
324 Ibid. Winkler había sido anteriormente fideicomisario jefe del Reich. Declaración jurada de
Winkler, 9 de septiembre de 1947, NI-10727.
325 La oficina se instituyó el 15 de noviembre, dos semanas después de que se estableciese la Ofi
cina Fiduciaria Principal del Este. Véase O. F. P l o d e c k , «Die Treuhandverwaltung im Generalgou-
vernement», en M. F. du Prel (ed.), Das Generalgouvernement, Wurzburgo, 1942, pp. 110-114.
326 Testimonio de Bühler (Staatssekretar, Generalgouvernement), en Trial of the Major War Cri
mináis, XII, 67.
260
Goring, para el secuestro de las propiedades judías. El objetivo de dicho decreto era prohi
bir a los propietarios de bienes secuestrados que los enajenasen de cualquier forma327.
La Administración del Generalgouvernement fue un poco más elaborada en su trabajo
preparatorio. En noviembre de 1939, el jefe de la División de Moneda y Comercio Exterior
del Generalgouvernement había ordenado que se bloqueasen todos los depósitos y cuentas
bancarios pertenecientes a judíos. A l depositario judío sólo se le permitía retirar 250 zloty
(125 Reichsmark o 50 dólares) semanales, o una cantidad mayor si la necesitaba para man
tener su negocio. A l mismo tiempo, los judíos tenían que depositar todas las reservas en
metálico superiores a 2.000 zloty (1.000 Reichsmark, o 400 dólares), mientras que los deudo
res de los judíos tenían que realizar todos los pagos superiores a 500 zloty (250 Reichsmark,
o 100 dólares) en la cuenta bloqueada328. N i que decir tiene que esta medida desanimó la
venta de las propiedades judías. La disuasión se convirtió en prohibición con el decreto de
secuestro emitido el 24 de enero de 1940, firmado por el Generalgouvemeur Frank329. El
mismo día, la Administración del Generalgouvernement promulgó un decreto de regis
tro. Esta medida, al contrario que el decreto promulgado en el Reich el 26 de abril de
1938, exigía el registro de todo tipo de propiedades, incluidas ropas, utensilios de coci
na, muebles, y joyas. Además, no se hacían exenciones para las cantidades pequeñas330.
El proceso confiscatorio en sí se dividió en dos fases. En un primer momento, las
confiscaciones se limitaron a retirar los mejores bocados. Durante esta fase, las oficinas
fiduciarias y algunos de sus competidores no autorizados saquearon los grandes alm a
cenes y las viviendas elegantes331. La segunda fase, que resultó fundamental y crucial,
fue unida a la guetización.
A medida que los judíos se trasladaban hacia el gueto, dejaban la mayor parte de sus bie
nes atrás. Estas propiedades «abandonadas» eran confiscadas. Se puede comprender fácil
mente ahora que elegir dónde se ubicaba el gueto era de la mayor importancia para el éxito
de la operación. Por norma, el gueto preferido era un barrio pobre, porque de esa forma los
261
mejores apartamentos, casas y muebles se dejaban atrás. Pero esta solución también tenía sus
dificultades, porque los barrios pobres a menudo estaban llenos de almacenes y fábricas. De
esa forma se descubrió durante la formación del gueto de Lódz que los mayores almacenes
textiles se encontraban dentro de los límites propuestos para el gueto. Naturalmente, los
comerciantes locales se disgustaron. «Difícilmente se podía haber pretendido -escribió uno
de ellos- dejar estos enormes valores en el distrito del gueto. En la medida de lo posible, estas
cosas tendrán que ser confiscadas y almacenadas fuera del mismo.»332 Casi de igual impor
tancia fueron los repentinos y precisos calendarios de traslado, que estaban pensados para for
zar a los judíos a dejar atrás la mayor parte de sus bienes muebles. A los judíos no se les daba
tiempo para preparar el transporte de todas sus posesiones, y no tenían tiempo para encon
trar un espacio de almacenamiento adecuado en los superpoblados distritos de los guetos333.
Durante la tercera fase de las confiscaciones, las oficinas fiduciarias se introdujeron
en los guetos para administrar las propiedades o confiscar los objetos valiosos. Esta fase
no fue muy productiva, porque las agencias consideraban que los guetos eran institu
ciones transitorias. Obviamente, era más fácil incautarlo todo cuando se liquidasen que
buscar en ellos los bienes escondidos. Por esa razón tendremos que volver a hablar de
las confiscaciones en el capítulo de la deportación334.
Indudablemente, la parte más interesante del proceso confiscatorio fue la distribu
ción de las propiedades entre los compradores. Es característico de todo el proceso de
destrucción que era más fácil quitarles las propiedades a los judíos que determinar
quién debería quedarse con ellas. Siempre hay muchos aspirantes a todo aquello que se
obtiene regalado, y Polonia no fue una excepción.
Los territorios incorporados en particular se enfrentaron a un gran problema de dis
tribución, y fueron escenario de enormes convulsiones. Se estaba enviando a los judíos
a los guetos, se estaba expulsando a los polacos, los alemanes del Reich -y a fuesen ofi
ciales o cazadores de fortuna- estaban llegando por miles, y también estaban llegando
reasentados de etnia alemana procedentes de los países del Báltico y de Volinia. Ade
más, no debemos olvidar a los nativos de etnia alemana, que se consideraban con dere
cho a todo. La distribución de las propiedades confiscadas en los territorios incorpora
dos fue, por lo tanto, un asunto muy complejo.
262
Las empresas polacas y judías fueron sometidas a un proceso de liquidación exhaus
tivo. Se calculó que en 1930 había en los territorios incorporados 75.000 pequeños
negocios, 9.000 empresas medianas y 294 grandes335. N o pasó mucho tiempo antes de
que la Oficina Fiduciaria Principal, en estrecha cooperación con las asociaciones de in
dustriales (Reichsgruppen) separase el grano de la paja. Sólo en el área de Lódz, las 43.000
empresas no manufactureras se redujeron a 3.000336. Las empresas liquidadas poseían
grandes existencias de materias primas y productos semiterminados, que rápidamente
se canalizaron a través de la maquinaria confiscatoria. Las materias primas y los pro
ductos semiterminados fueron incautados por el ejército (Oberbefehlshaber Ost/Pleni-
potenciario para la Incautación de Materias Primas, Generalmajor Bührmann) para
entregárselos a las industrias de guerra337. De esa manera, el ejército m ató dos pájaros
de un tiro: alivió las escaseces de materias primas y se benefició de la venta de m ate
riales a la industria. Para vender los productos acabados, la Oficina Fiduciaria Principal
del Este estableció una «Empresa de Administración y Enajenación» (Verwaítungs- und
Verwertungsgesellschaft), que, como su título indica, primero confiscaba y después ven
día los bienes de los judíos338.
Las empresas supervivientes fueron objeto del mayor interés por parte de la Stabs-
hauptamt für die Festigung deutschen Volkstums (Dirección General del Estado Mayor para
el Fortalecimiento de la Germ anidad). La Stabshauptam t era una de las 12 oficinas
principales de las S S y de la Policía. Su tarea fundamental era la de germanizar los te
rritorios de reciente ocupación m ediante el fortalecimiento de los elem entos alem a
nes locales y fomentando el asentamiento de alemanes recién llegados. Por lo tanto, la
Stabshauptam t estaba ansiosa por garantizar la distribución de las empresas a los resi
dentes y a los colonos alemanes, frente a los absentistas inversores alemanes del Reich.
Tan pronto como comenzó la andadura de la Oficina Fiduciaria Principal, el jefe de la
Stabshauptam t, el Brigadeführer Greifelt, le envió a Winkler un hombre de contacto
(el Obversturmbannführer Galke). A continuación, Greifeld insistió (con éxito) en
tener el derecho a vetar el nombramiento de cualquier fideicomisario o la conclusión
de cualquier venta339. (Los fideicomisarios eran a menudo compradores interesados.)
Finalmente, Himmler y Winkler acordaron que los habitantes de etnia alemana debían
335 «Die Haupttreuhandstelle O st», Frankfurter Zeitung (22 de febrero de 1941), NI-3742.
336 «Textilzentrum Litzmannstadt», Donauzeitung (14 de enero de 1942), Belgrado, p. 6. Véase
también Frankfurter Zeitung (22 de febrero de 1941), NI-3742.
337 Oficina del Regierungsprasident de Kalisz (firmado Weihe) al Oberbürgermeister de Lódz, al
Polizeiprasident de Lódz, al Oberbürgermeister de Kalisz, a los Landráte y al Regierunsprasident Aus-
senstelle de Lódz (Moser), 4 de marzo de 1940, Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce,
Dokumenty i materialy do dziejów okupacji niemeckiej w Polsce, cit., vol. 3, pp. 67-68.
338 Polizeiprasident Schafer (Lódz) a los periódicos de Lódz, 17 de enero de 1940. Ibid., pp. 63-64.
339 Declaración jurada de Winkler, 15 de agosto de 1947, NO-5261.
263
obtener las empresas por un precio que incluyera tan sólo maquinaria y las existencias.
N o pagarían por ningún otro valor y no asumirían las deudas340.
La Oficina Fiduciaria Principal del Este estaba ahora atada de pies y manos. Winkler
deseaba especialmente librarse de la necesidad acuciante de someter todos los nombra
mientos de fideicomisario y los contratos de ventas a la aprobación de Greifelt, pero para
ello tuvo que pagar un precio. El 29 de julio de 1940, adoptó un nuevo acuerdo con
Greifelt que establecía la venta de las empresas de acuerdo con un rígido plan de priori-
dad y preferencia. Winkler y Greifelt establecieron cuatro grupos de prioridad de los
posibles compradores:
Grupo I (máxima prioridad): formado por los alemanes del Reich (Reichsdeutsche,
ciudadanos de Alemania) y los habitantes de etnia alemana que el 31 de diciem
bre de 1938 residiesen en los territorios incorporados.
Grupo II: incluía a todos los colonos recién llegados de etnia alemana.
Grupo III: comprendía a los alemanes del Reich y a los habitantes de etnia alemana
que después del 1 de octubre de 1918 (cuando los territorios pasaron a ser polacos)
hubiesen abandonado su residencia en los territorios incorporados, a todos los ale
manes de Danzig, y a los alemanes de Alem ania occidental evacuados a los terri
torios incorporados debido a las condiciones bélicas.
Grupo IV: (prioridad más baja) correspondía a todos los demás alemanes interesa
dos por comprar.
264
mación de las denominadas Auffanggesellschaften (literalmente, «empresas de incauta
ción») que se apoderaban de empresas judías y polacas con el propósito de dirigirlas y
expandirlas con vistas al retorno de los soldados del frente. La Oficina Fiduciaria Prin
cipal del Este enterró millones de Reichsmark en estas empresas, para permitirles rea
lizar sus funciones «fiduciarias»342.
Los habitantes de etnia alemana que compraban empresas también necesitaban
dinero. En consecuencia, el Stabshauptam t creó dos instituciones de crédito que ope
raban en la esfera agrícola: la Deutsche Ansiedlungsgesellschaft (DAG) y la Deutsche
Umsiedlungstreuhandgesellschaft (D U T )343. Otros compradores necesitados de fondos te
nían también a su disposición créditos de los bancos alemanes. El ubicuo Dresdner Bank
creó una filial, el Ostbank A . G., con oficina central en Poznari. El O stbank se especia
lizó sustancialmente en la misma actividad que su empresa matriz: la «reprivatización»
de las empresas polacas y judías sometidas a fideicomiso344.
La situación de las viviendas y de los muebles merece también un comentario, por
que en los territorios incorporados no sólo había dem anda de empresas, sino también
de vivienda. Nom inalmente, la O ficina Fiduciaria Principal del Este tenía comple
tamente a su cargo las viviendas vacías y su contenido; en realidad, el autoservicio
desempeñó un papel importante en el proceso de distribución. Obviam ente, los ale
manes y los polacos expulsados de los em plazam ientos propuestos para los guetos
tenían que trasladarse a las viviendas dejadas vacías por los judíos. También los rea-
sentados querían que los instalasen rápidamente. Los cargos públicos saquearon las
mejores casas judías para amueblar nuevas oficinas. Por cuestiones de orden, a los fun
cionarios locales se les indicó posteriormente que informasen de sus posesiones de mue
bles judíos a la Oficina Fiduciaria Principal del Este345. El mobiliario restante, que fue
confiscado por la Oficina Fiduciaria Principal, debía distribuirse de acuerdo con los mis
mos criterios aplicados a las empresas. Los muebles simplemente se incluyeron en el
acuerdo Winkler-Greifelt346.
La m aquinaria confiscatoria del Generalgouvernem ent fue tan rápida com o la de
los territorios incorporados. En menos de dos años, 112.000 empresas comerciales
265
judías fueron reducidas a 3.000 consideradas dignas de retención347. En las absorcio-
nes, las empresas alem anas del Reich, dispuestas a devorar cualquier O bjekt de Polo-
nia que valiese la pena, parecen haber llevado la iniciativa. Ya en julio de 1939, más
de un mes antes del estallido de la guerra, I.G. Farben había preparado un informe
titulado «Las empresas químicas más importantes de Polonia»348. La naturaleza de las
posteriores arianizaciones se revela en una estadística relativa al distrito de Varsovia
que indica que durante el verano de 1942 un total de 913 empresas no agrícolas esta
ban siendo adm inistradas por 208 «fideicom isarios», de los cuales 70 eran alemanes
del Reich, 51 de etnia alemana, 85 polacos, uno ruso, y uno ucraniano349. El destino
de la enorme mayoría de las empresas com erciales judías fue la liquidación. La mayo
ría había desaparecido después de los primeros seis meses de gobierno alemán, y en el
transcurso de la form ación del gueto se cerrarían las tiendas todavía existentes en la
parte aria350.
En la administración de los bienes inmuebles judíos se introdujo una nueva sitúa'
ción, ya que fueron confiscados por el Estado pero no vendidos a intereses privados.
En la ciudad de Varsovia, se habían expropiado 4.000 casas de judíos a ambos lados
del límite del gueto. Fuera de éste, los inmuebles se situaron bajo el control de 241
«plenipotenciarios» alemanes, que a su vez dirigían a 1.200 «administradores» polacos.
Dentro del gueto, la administración fiduciaria constaba de 25 «plenipotenciarios prin
cipales» alemanes, 57 «plenipotenciarios» judíos, y 450 «administradores de casas» ju
díos351. Los inquilinos de las viviendas situadas bajo la administración fiduciaria paga
ban sus rentas a la Oficina Fiduciaria, que desembolsaba diversas cantidades para
salarios, impuestos, instalaciones, seguro, reparaciones menores, intereses hipoteca
’47 Informationsdienst der Gruppe Handel in der Hauptgruppe Gewerbliche Wirtschaft und Ver-
kehr in der Zentraíkammer für die Gesamtwirtschaft im GG, 7 de abril de 1944, Polen 75027/4- Car
peta conservada en el Federal Records Center de Alexandria, Virginia, después de la guerra.
348 Informe de I. G. Farben, 28 de julio de 1939, NI-9155. Sólo una de estas empresas, la del Dr.
M. Szpilfogel, era propiedad de un judío. Respecto a su rápida adquisición por parte de la I. G., véan
se los documentos NI-8457, NI-2749, NI-1093, NI-8380, NI-1149, NI-8373, NI-8397, NI-8378, NI-
707, NI-8388, NI-7371, NI-6738, y NI-7367.
349 Gouvemeur del distrito de Varsovia (Fischer) al Staatssekretar, Generalgouvernement, infor
me de junio y julio de 1942, fechado el 15 de agosto de 1942, en pp. 12-13, Occ. E 2-3.
350 Respecto a las primeras liquidaciones, en Varsovia, véase el Boletín Estadístico núm. 1 del
Consejo judío, 3 de mayo de 1940, en S. Datner, «Dzialaínosc warszawskiej “Gminy Wyznaniowej
Zydowskiej” w dokumentach podziemnego archiwum getta Warszawskiego (“Ringelblum II”)», Biu-
ktyn Zydowskiego Institutu Historycznego 73 (enero-marzo de 1970), p. 107. Sobre los cierres provo
cados por la formación del gueto, véase el anuncio hecho por el Stadthauptmann de Chestocova, Dr.
Wendler, sin fecha, Yad Vashem, microfilme JM 1489.
351 Die Judenfrage, 10 de marzo de 1941, p. 35.
266
rios, y como «anticipos» a los copropietarios arios352. En abril de 1941, sin embargo, la
oficina sólo pudo recaudar el 60 por 100 de los alquileres devengados353.
Las empresas comerciales sometidas a liquidación completa sólo planteaban el pro
blema de enajenar sus existencias. La administración del Generalgouvernement resol
vió el problema instalando en cada ciudad o distrito rural una empresa mayorista o de
importación alemana «fiable» que gozaba de completa autoridad para vender los ar
tículos y que garantizaba que nada pasara al mercado negro354.
Los beneficios obtenidos de la venta de las propiedades judías en Polonia no fueron
ciertamente abrumadores355, y los organismos alemanes, insatisfechos con el botín, sos
pecharon que los judíos habían escondido el grueso de sus objetos de valor en el interior
del gueto. Por consiguiente, no se puso fin a las confiscaciones ni siquiera después de que
los guetos comenzasen a existir. Los consejos recibían llamadas continuas para que reali
zasen pagos por los costes de la supervisión alemana. Así, en Lódz, el gueto tuvo que
financiar la Gettoverwaltung356, y en Varsovia le presentaron a Czerniaków grandes fac
turas en concepto del muro construido por el contratista alemán Schmidt & Münster-
mann, Tiefbaugesellschaft mbH357. Las «requisas» de los guetos para diversas necesidades
alemanas fueron otro procedimiento común. La División Económica del Judenrat del
gueto de Varsovia, por ejemplo, entregaba regularmente artículos tales como toallas y
267
sábanas358. Cuando los ejércitos alemanes estaban a punto de enfrentarse a su primer
invierno en el frente ruso, en diciembre de 1941, las SS y la policía ordenaron la entrega
de todas las pieles que estuviesen en posesión de los judíos, en puntos de recogida espe-
ciales establecidos en los guetos359. Enseguida se formaron largas colas en el gueto de Var-
sovia mientras todo el personal burocrático del consejo se ocupaba de contar abrigos,
forros, zamarras y estolas360. Del lado alemán, el procesamiento llevó mucho tiempo y,
como consecuencia, todavía el 23 de marzo de 1941 - a comienzos de la primavera- había
grandes cantidades de pieles acumuladas en un almacén central de Cracovia361.
Adem ás de esas confiscaciones organizadas, se hicieron intentos periódicos de reti
rar de los guetos casi todo lo que no ocupase mucho y que pudiera tener algo de valor.
Y en 1940, varios organismos se ocuparon en la tarea de «descubrir» tesoros ocultos en
los guetos. Tales actividades conducían a acusaciones de «sabotaje» y «corrupción». En
Lódz, un destacam ento de la Policía Penal se había establecido en el gueto. Desde esta
ubicación privilegiada, el destacamento confiscó tantos bienes, oro, y objetos de valor,
que la Gettoverwaltung se quejó de «sabotaje»362. El 23 de octubre de 1940, la Policía
Penal y la Gettoverwaltung llegaron a un acuerdo por el cual todos los bienes confisca
dos por el destacam ento del gueto serían entregados a la Gettoverwaltung. Por su parte,
éste declaraba que no pondría objeción si el personal de la Policía Penal «reflexionaba»
sobre ciertos artículos y deseaba comprarlos a precios tasados363.
358 Véase el certificado de entrega núm. 200 de Izrael First (División Económica) al Kommissar,
20 de junio de 1942, Yad Vashem, microfilm JM 1112.
359 Auerswald al responsable de las SS y de la Policía en Varsovia, 27 de diciembre de 1941, en Zen-
trale Stelle Ludwigsburg, Polen 365d, pp. 288-289. Auerswald informó de que Czerniaków, intentando
obtener excepciones, le había dicho que en Radom los miembros del consejo, los médicos y los miembros
del Ordnungsdienst judío no habían tenido que entregar sus pieles, y que en lódz se les había prometido
compensación en forma de suministro de víveres. Por otra parte, Czerniaków, según Auerswald, había
señalado cooperativamente que los judíos intentarían guardar las pieles en casas de polacos, y había acon
sejado a éste que extendiese rumores de que los polacos también tendrían que entregar sus pieles.
360 Véanse las entradas de Czerniaków correspondientes al 25 de diciembre de 1941, hasta el 5
de enero de 1942, en R. Hilberg, S. Staron y J. Kermisz (eds.), The Warsaw Diary ofAdam Czemia-
ków, cit., pp. 390-412, y entradas posteriores, passim. El jefe de la policía judía, Szerynski, fue arres
tado bajo sospecha de dar pieles a oficiales de policía polacos para que las escondiesen. Véase la
entrada de Czerniaków correspondiente al 2 de mayo de 1942, ibid., p. 349.
361 Véase la correspondencia en Akten Auerswald, Zentrale Stelle Ludwigsburg, Polen 365d,
pp. 286-297.
362 Memorando del Kriminaloberassistent Richter, sin fecha (probablemente en el otoño de 1940),
Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce, Dokumenty i materialy do dziejów okupacji niemeckiej
w Polsce, cit., vol. 3, pp. 96-98.
363 Memorando del Kriminaldirektor Zirpins (jefe de la Policía Penal de Lódz) sobre su discusión
con Biebow, 23 de octubre de 1940, ibid., pp. 100-101.
268
Las SS y la policía no eran tan consideradas cuando el zapato estaba en otro pie.
Himmler odiaba los vicios, y el vicio que más odiaba era la corrupción. El 25 de marzo
de 1942, él, Bormann y Lammers se reunieron con Frank para discutir informalmente
(kameradschaftlich) ciertos asuntos problemáticos (Fragenkomplexe). El propósito de la
discusión era solucionar estos problemas «sin molestar al Führer con estas cosas». Vio
lentamente a la defensiva, Frank habló de «manera teatral» sobre su trabajo y sobre la
corrupción. Supuestam ente, él era el principal corruptor (Oberkorruptionist). N o estaba
dispuesto a tolerar esas acusaciones. Himmler habló entonces de manera desdeñosa
sobre toda la Administración del Generalgouvernement y resaltó que se había creado
una situación «imposible» debido a las compras que los particulares llevaba a cabo en
los guetos. Continuó señalando que Fráulein Frank, hermana del Generalgouverneur,
había llevado a cabo personalmente negociaciones con los judíos, que el «castillo» (el
cuartel general de Frank) estaba plagado de artículos procedentes del gueto, que esos
artículos se habían obtenido a precios «arbitrarios», etc. A continuación, Himmler ex
puso la «inmensa corrupción» (Riesenkorruption) del Gouvemeur de Radom, el Dr. Lasch,
y Frank contrarrestó exigiendo que se retirase al líder de las SS y de la Policía de Lublin,
Globocnik364. Mientras tanto, las oficinas fiduciarias esperaban el segundo y mayor
saqueo cuando se liquidase el sistema de guetos. Se iban a desilusionar.
El proceso expropiatorio en Polonia tuvo tres componentes. D ado que los judíos
polacos eran pobres, las confiscaciones fueron presupuestariamente y en otros aspec
tos la parte menos importante de las expropiaciones. Para los alemanes, la im portan
cia económ ica de los judíos polacos se expresaba en su número: 2.500.000 personas
constituyen un factor productivo importante. Esto era especialmente cierto en Polo
nia, donde los judíos constituían un porcentaje elevado de la mano de obra cualifica
da disponible.
El impacto inicial que la guerra tuvo sobre Polonia fue un enorme aumento del
desempleo. Toda la economía se vino abajo. Así, al comienzo de la ocupación, se que
daron sin trabajo 2.150.000 personas, mientras que 6.420.000 (comprendiendo los
desempleados y las personas que dependían de ellos) se vieron directamente afectadas
por la convulsión365. Durante este periodo no había necesidad de establecer un sistema
de trabajos forzados, pero, para los alemanes, los miles de jóvenes judíos «merodeado
res» (herumlungemde Juden) suponían un peligro que debían atajar inmediatamente.
269
Incluso durante las primeras semanas de la ocupación, las oficinas militares y civiles
capturaban a los judíos en las calles y los obligaban a limpiar escombros, rellenar trin
cheras antitanque, palear nieve, y desempeñar otras tareas de emergencia366.
El 26 de octubre de 1939, la Administración del Generalgouvernement estableció
los trabajos forzados como principio general. U n decreto de esa fecha establecía que los
judíos deberían desempeñar trabajos obligatorios en «tropas de trabajos forzados»
(Zwangsarbeitertroups) 367. Las tropas de trabajos forzados, o columnas de judíos (Juden-
Icolonnen), fueron la primera forma de utilización de los trabajadores en Polonia. Siem
pre que un organismo determinado necesitaba judíos, los cogía en la calle, los organi
zaba en columnas, y los ponía a trabajar. A l final de la jornada los liberaba, y al día
siguiente comenzaba de nuevo el mismo procedimiento368.
En Varsovia, el Judenrat se ocupó de los apresamientos callejeros como uno de los
primeros temas de su agenda. Estableció un batallón de trabajo que se podía poner a
disposición de los alem anes cuando fuese necesario369. Krüger validó esta medida fir
m ando el decreto de 2 de diciembre de 1939, en el que atribuía a los Judenráte la
com petencia de organizar colum nas de trabajos forzados370. El tam año medio del ba
tallón de trabajo de Varsovia ascendía diariamente a unos 8.000-9.000 trabajadores371
U no de los que m ás utilizó el batallón fue la O rganisation Todt, un organismo del
Reich creado un año antes -cu an do se autorizó a Fritz Todt, inspector general de ca
rreteras, a construir una línea de defensa en el o e ste- y que se trasladó a la Polonia
ocupada en 1939 para restaurar el tráfico por carretera y asumir temporalmente el
m ando de todo el sistem a de transportes de Varsovia372. D urante el invierno, el bata
llón se convirtió, a efectos prácticos, en el departam ento de retirada de nieve y lim
pieza de calles de la ciudad373.
366 Krakauer Zeitung (4-5 de febrero de 1940), página del GG; 19-20 de mayo de 1940, página del GG.
367 Verordnungsblatt des Generalgouvemeurs, 1939, p. 6.
368 En aquel momento no se consideraba factible ningún otro procedimiento.Véase elinforme
de Krüger en la conferencia del GG de 8 de diciembre de 1939, Diario de Frank, PS-2233.
369 Entradas de Czerniaków correspondientes al 19-20 de octubre y 2 de noviembre de 1939, en
R. Hilberg, S. Staron y J. Kermisz (eds.), The Warsaw Diary ofAdam Czerniaków, cit., pp. 84, 86-87.
370 Verordnungsblatt des Generalgouvemeurs, 1939, pp. 246-248.
371 Czerniaków al plenipotenciario del jefe de distrito para la ciudad de Varsovia(Leist), 21 de
mayo de 1940, Yad Vashem, microfilm JM 1113.
372 Franz W. S e id l e r , Die Organisation Todt, Bonn, 1998, pp. 15, 27. Todt posteriormente dirigió
el nuevo Ministerio de Producción de Guerra, al tiempo que conservaba la organización que recibió
su nombre. La Oficina de Planificación de la Organisation Todt la dirigía Xaver Dorsch. Todt murió
en un accidente aéreo en 1942, y fue sucedido en todas sus funciones por Albert Speer.
373 Entrada de Czerniaków del 3 de marzo de 1940, en R. Hilberg, S. Staron y J. Kermisz (eds.),
The Warsaw Diary of Adam Czerniaków, cit., p. 123.
270
A los alemanes pareció gustarles el sistema. A partir de entonces, cada oficina que
necesitaba mano de obra podía hacer conocer sus deseos directamente al Judenrat, o
indirectamente, a través de la policía, al Kreishauptmann correspondiente o el Stadt-
hauptmann local. Sobre la mesa de los funcionarios del Judenrat, gráficos con líneas
rectas que avanzaban en diagonal ascendente indicaban la utilización creciente de las
columnas de trabajos forzados374. U n testigo presencial alemán informó: «Hoy, en el
Generalgouvernement, pueden verse tropas judías, con las palas al hombro, marchan
do sin escolta alem ana por el campo. A l mando de la columna marcha igualmente un
judío»375. El Generalgouverneur Frank elogió condescendientemente a los judíos por su
diligencia, como si él los hubiese reformado: «Trabajan muy bien [sehr brav], sí, incluso
con entusiasmo [/a sie drangen sich dazu], y se sienten recompensados cuando se les per
mite trabajar en el “castillo” . Aquí no conocemos al típico judío oriental; nuestros ju
díos trabajan»376.
N o obstante, siguió habiendo ciertos problemas. Algunos organismos hacían caso
omiso del nuevo sistema y seguían capturando judíos en las calles377. En la ciudad de
Tarnów, un fideicomisario de dos empresas expresó su indignación al Stadtkommissar
después de que el Consejo judío lo hubiese privado de trabajadores especializados judíos
para enviarlos a realizar trabajos forzados. N o tenía sentido, dijo, que le quitasen sus
trabajadores mientras miles de judíos desempleados seguían «m erodeando»378. El res
ponsable máximo de las SS y de la Policía del Generalgouvernement, Krüger, ya había
propuesto en 1939 que se crease un instrumento de control en forma de Zentralkartei,
un registro central que enumerase a todos los judíos con su ocupación, edad, sexo y
otras estadísticas vitales379. Tras este plan, sin embargo, acechaba el deseo de Krüger de
asumir el control de todo el sistema de trabajos forzados. Frank no concedió una juris
374 Véase el informe del Dr. Dietrich Redecker sobre el Judenrat de Cracovia en Krakauer Zeitung
(13 de marzo de 1940).
375 «Die Juden im Generalgouvernement», Die Judenfrage, 1 de agosto de 1940, pp. 107-108.
376 Actas literales de la entrevista realizada a Frank por el corresponsal Kleiss, del Vólkischer Beo-
hachter, 6 de febrero de 1940, Diario de Frank, PS-2233.
377 Véase la carta del Stadthauptmann de Cracovia, Schmid, al Judenrat de Cracovia, 8 de mayo
de 1940, en Gaceta Zydowska, Cracovia, 23 de julio de 1940. Schmid solicitaba al Judenrat que le
informase de los apresamientos indiscriminados de trabajadores.
378 Fideicomisario de las empresas Gans & Hochberger y Josef Ketz (firmado Walter Tidow) al
Stadtkommissar Eckert (en ocasiones escrito Ekert en los archivos), 31 de mayo de mayo de 1940, A r
chivos del U. S. Holocaust Museum, Grupo de Registro 15.020 (Archivos del Estado polaco de Tar
nów), Rollo 8. Stadtkommissar a Tidow, 4 de junio de 1940, señalando que, si el responsable de las
SS y de la Policía había convocado a los judíos para que realizasen trabajos forzados, Tidow tendría
que solicitar al Kreishauptmann de Tarnów que interviniese para que los liberasen. Ibid.
379 Krüger en el resumen de la conferencia del 8 de diciembre de 1939, Diario de Frank, PS-2233.
271
dicción especial a las SS y a la policía. Sólo acepto que en cuestiones de procura de tra
bajadores los Stadt- y los Kreishauptmanner trabajasen «en estrecho contacto» con la
Policía de Seguridad380.
A partir de entonces, se encargarían las oficinas de empleo locales. Serían ellas, y no
los consejos judíos, las que seleccionasen a todos los trabajadores. Se debía dar priori
dad al empleo regular de los judíos, y los trabajos forzados debían reservarse para los
proyectos importantes381. Los judíos no debían utilizarse para tareas de limpieza o auxi
liares, ya que eran físicamente inadecuados para realizar trabajos al aire libre y de
cavar382. H acia finales de 1940, el Departamento General de Trabajo del Generalgou
vernement empezó a recopilar un Zentralkartei383, pero este proyecto se quedó en ejer
cicio teórico.
Las columnas constituían una fuente barata de mano de obra. Los pagos por parte
de los empresarios alemanes, si es que se producían, eran irregulares. En Cracovia, la
Administración municipal realizaba un pequeño reembolso al Consejo judío por la uti
lización de los trabajadores384, y en Varsovia, durante la primavera de 1941, Schu, Ritt-
meister del ejército alemán y propietario de una empresa encargada de recoger chata
rra, declaró que no quería esclavos (Skhventum) y finalmente pagó a Czerniaków un
jornal diario de dos zloty por trabajador385. La principal responsabilidad de pagar el jor
nal de las columnas de trabajo recaía, en consecuencia, sobre los consejos, que inten
taron resolver el problema imponiendo sobretasas y tarifas de registro en el servicio de
empleo, que eran generales, e instituyendo pagos de exención de trabajo, que se cobra
ban a los varones capaces registrados que deseaban comprar su libertad, y que (en el
272
caso de Varsovia) equivalían a 60-100 zloty al mes, con reducciones a la mitad para las
personas «socialmente activas» y para los casos de privación386.
Durante el verano de 1940, el jefe de la División Principal de Trabajo del General-
gouvemement, Frauendorfer, estableció que a los trabajadores judíos se les pagase el 80
por 100 de los salarios que se abonaba a los polacos. En una reunión de representantes
del Generalgouvernement y de funcionarios de empleo del distrito, celebrada bajo su
presidencia, se criticó la política por conceder a los judíos una compensación excesiva.
Frauendorfer defendió el principio basándose en que era esencial para mantener la fuer
za física (Arbeitskraft) de los judíos387, pero esta acción fue objeto de oposición también
en el ámbito local. En el distrito de Putawy (Lublin) el ejército sustituyó a los judíos por
polacos388, y en Chestocova, el Stadthauptm ann afirmó que nadie conseguía entender
por qué los consejos judíos o «la totalidad de los judíos» (die Juden in ihrer Gesamtheit)
ya no tenían medios para pagar a los trabajadores forzados. En su opinión, éste no era
el caso de Chestocova. Por consiguiente, dio por sentado que la directiva se podía
«dejar perder» en el ámbito local, y actuó en consecuencia389.
En la A lta Silesia, Himmler instaló a un plenipotenciario, Schmelt, para que se ocu
pase del trabajo de los no alemanes, quien intentó llenar las fábricas ociosas con traba
jadores judíos desempleados. Cuando los consejos judíos no consiguieron cumplir con
el reclutamiento de trabajadores, Schmelt escribió al Regierungsprásident Springorum
diciéndole que había ofrecido su respaldo a los consejos, y que cualquier judío que no
siguiese las instrucciones de los consejos sería enviado al campo de concentración de
Auschwitz o se encargarían de él de alguna otra forma390. Aproximadamente siete
meses más tarde, se enviaban diariamente a los talleres industriales columnas de traba
jo de más de 10.000 judíos. Allí trabajaban, segregados de los empleados no judíos, por
386 Czerniaków en Leist, 21 de mayo de 1940, Yad Vashem, microfilm JM 1113. Sobre los pagos
de exención de trabajo en Cracovia, Lódz y Lublin, véase I. Trunk, Judenrat, cit., pp. 250 y 252-253.
387 Resumen, fechado el 9 de agosto de 1940, de la conferencia sobre el trabajo de los judíos cele
brada en el Generalgouvernement el 6 de agosto, Yad Vashem, documento 06/11.
388 Informe del Kreishauptmann Brandt referente a agosto de 1940, publicado el 10 de septiem
bre de 1940, Yad Vashem, microfilm JM 814-
389 Informe referente a agosto de 1940, confeccionado por el Stadthauptmann de Chestocova
(Wendler), 14 de septiembre de 1940, JM 814. En Skalat, Galitzia, fue el presidente regional (Bezirks-
vorsteher) Zukowski el que no realizó los pagos al consejo judío a las tarifas establecidas por hora. El
experto en asuntos económicos judíos del Kreishauptmann, Palfinger (en Stanislawów), le recordó que
lo hiciese el 30 de septiembre y el 23 de octubre de 1941. Archivos del U. S. Holocaust Memorial
Museum, número de Acceso 1997 A 0194 (Archivos de Temopil Oblast), Rollo 2, Fondo 205, Opis 1,
Carpeta 12.
390 Schmelt a Springorum, 1 de noviembre de 1940, Archivos del U. S. Holocaust Memorial
Museum, Grupo de Registro 15.033 (Glowna Komisja Badania, Colección de Sosnowiec), Rollo 1.
273
el 70 por 100 de los salarios normales, bajo la supervisión de capataces judíos algo mejor
pagados. Tal y como Schmelt explicó el sistema a una delegación eslovaca visitante,
cualquier capataz que no cumpliese las cuotas de producción sería rebajado a la cate-
goría de trabajador común. De esa forma, dijo, estos capataces dirigían a los trabajado
res judíos con «métodos brutales»391.
Las columnas fueron la primera forma de utilización de los trabajadores. Eran ade
cuadas sólo para el trabajo urgente de cada día, y para proyectos de construcción. Con
el transcurso del tiempo, emergió de las columnas de trabajo un tipo nuevo y más per
manente de trabajo forzado, los campos de trabajo392. Los campos se establecieron con
el propósito de emplear a los judíos a una escala más amplia, en proyectos de mayor
envergadura. La primera propuesta para un proyecto de gran escala procedió, significa
tivamente, de Heinrich Himmler. En febrero de 1940, éste sugirió a von Brauchitsch,
comandante en jefe del ejército, la construcción de una enorme zanja antitanque a lo
largo de las recientemente creadas fronteras del este, para contener al Ejército Rojo.
Para la construcción de esta línea, Himmler soñaba con utilizar a los judíos polacos393.
En el transcurso de la planificación ulterior, la línea de Himmler se recortó un poco.
La zanja se limitó a la brecha de Bug-San, una franja de territorio sin ríos que frenasen
el avande del Ejérctio Rojo. El proyecto no exigió el empleo de millones de judíos, como
en principio se había previsto, sino sólo de varios miles. Los campos de trabajo se esta
blecieron en Belzec, Ptaszów y un puñado de localidades más. En octubre de 1940, el
proyecto estaba casi acabado394.
Sin embargo, la línea de Himmler fue sólo el comienzo. La Administración del dis
trito de Lublin lanzó un gran proyecto de regulación y canalización del río, para el cual
391 Informe del Hauptsturmführer Wisliceny, 12 de julio de 1941, T 175, Rollo 584- Seis meses
después, Schmelt reclutó también mujeres judías para trabajar. Schmelt a Merin (presidente del Con
sejo judío de Sosnowiec), 15 de enero de 1942, Jüdisches Historisches Instituí Warschau, Faschismus-
Getto-Massenmord, cit., p. 232.
392 Las columnas de trabajadores siguieron existiendo incluso después de que se clausurasen los
guetos. En varios guetos se emitieron pases para permitir a las columnas salir y volver a diario. Véase
el artículo de la Krakauer Zeitung titulado «Jüdisches Wohnviertel auch in Kielce», 8 de abril de 1941,
p. 6. Además de las columnas de trabajadores, había un puñado de individuos empleados en instala
ciones situadas fuera de los guetos. Esto se conocía como Kleineinsatz (utilización de mano de obra a
pequeña escala). Véase el memorando del Militárbefehlshaber im Generalgouvernement/Chef des
Generalstabes, 15 de octubre de 1942, NOKW-132.
393 Diario de Halder, 5 de febrero de 1940, y 24 de febrero de 1940, NOKW-3140.
394 Gouverneur de Lublin/Departamento del Interior/Población y Bienestar al Departamento
general del Interior/Población y Bienestar de Generalgouvernement (a la atención del Dr. Fóhl), 21
de octubre de 1940. Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce, Dokumenty i materialy do
dziejów okupacji niemeckiej w Polsce, cit., vol. 1, pp. 220-221.
274
utilizó 10.000 judíos recluidos en 45 campos (director global, Regierungsbaurat Haller)395.
En el distrito de Varsovia se inició en 1941 un programa similar de restauración del terri
torio. Para ese proyecto, se reclamaron aproximadamente 25.000 judíos396. A mediados
de 1941, Smelt, plenipotenciario de la A lta Silesia, empleó a 5.000 judíos en trabajos
pesados por 50 pfennig al día a lo largo de la carretera entre Gliwice y Opole397. Final
mente, los campos de trabajo salpicaron el paisaje de la A lta Silesia. El mayor campo de
Silesia, con 3.000 reclusos judíos, se situó en M arkstádt398. También el Warthegau tenía
grandes planes para el «empleo externo» (Ausseneinsatz) de los judíos, y en 1940 se esta
blecieron campos en Pabianice y Lowenstadt (Breziny)399.
A l principio, los reclusos de los campos se utilizaban sólo para proyectos al aire libre
tales como cavar zanjas antitanque, canalizar y regular ríos, construir carreteras y vías fé
rreas, etc. M ás tarde, se trasladaron empresas industriales al interior de algunos de los
campos, y se construyeron campos cerca de las principales fábricas. El campo de trabajo
se convirtió, así, en una institución permanente, y dejó de depender de los proyectos.
Com o las columnas de trabajo, los trabajadores de los campos judíos eran recluta
dos por los Judenráte400. Los grupos de los campos iban acompañados de «supervisores»
(Aufseher) y «líderes de grupo» Qudengruppenführer) judíos. Además, se garantizaba el
comportamiento adecuado del trabajador forzoso manteniendo un registro de los
miembros de la familia que dejaba atrás. De conformidad con esta política de rehenes,
la Administración alemana de Lódz decidió que el «trabajo externo» se reservase prin
cipalmente a los cabezas de familia401. De esa forma, no hacía falta desviar grandes fuer
395 Krakauer Zeitung (17 de diciembre de 1940), página del Generalgouvernement. Estos judíos
trabajaban entre ocho y diez horas diarias, de pie, sin botas, con el agua infestada de sanguijuelas
hasta las rodillas. Informe del Judenrat de Varsovia/Referat Arbeitslager, finales de 1940, en Jüdisches
Historisches Institut Warschau, Faschismus-Getto-Massenmord, cit., pp. 218-220. De Varsovia se
enviaron judíos a Lublin.
396 Krakauer Zeitung (18 de abril de 1941), p. 5.
397 Informe de Wisliceny, 12 de julio de 1941, T 175, Rollo 584.
398 Declaración jurada de Rudolf Schonberg (superviviente judío), 21 de julio de 1946, PS-4071.
399 Oñcina del Regierungsprásident de Lódz (firmado por el Regierungsrat von Herder) a la Gct-
toverwaltung de Lódz, 28 de octubre de 1940, adjuntando resumen de la conferencia mantenida bajo
la presidencia de Moser el 18 de octubre de 1940, Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce,
Dokumenty i materiaíy do dziejów okupacji niemeckiej w Polsce, cit., vol. 3, pp. 102-104-
400 Entradas de Czerniaków, correspondientes al 6 y al 28 de septiembre de 1940, en R. Hilberg,
S. Staron y J. Kermisz (eds.), The Warsaw Diary ofAdam Czerniaków, cit-, pp. 194, 202.
401 Von Herder a la Gettoverwaltung, 28 de octubre de 1940, adjuntando resumen de la conferen
cia de 18 de octubre de 1940. Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce, Dokumenty i materialy
do dziejów okupacji niemeckiej w Polsce, cit., vol. 3, pp. 102-104- A la conferencia asistieron el Regie-
rungsvizeprasident Dr. Moser, el Regierungsrat Baur, el Polizeiprasident Albert, el Bürgermeister Dr. Mar-
der, el Dr. Moldenhauer, el jefe de la Gettoverwaltung, Biebow, y el Regierungsrat von Herder.
275
zas policiales para vigilar los campos y las partidas de trabajo judías. Las reducidas tro
pas regulares de las SS y de la Policía se complementaron con auxiliares de policía de
etnia alemana402, vigilantes contratados de la Wach' und Schliessgesellschaft (Asociación
de Vigilantes)403, hombres de las SA , soldados del ejército, miembros de la Organisation
Todt (el organismo del Reich encargado de la construcción)404, y capataces de trabajo
polacos405.
El coste de los campos de trabajo era muy bajo. Sus instalaciones sanitarias era
«naturalmente bastante primitivas» (natürlich ziemlich fmmitiv)406. Los hombres dormían
en cuartos abarrotados, con suelo de tierra pisada. N o se les entregaba ropa. Los ali
mentos de algunos campos los suministraba el Judenrat más cercano y en otros campos
la Administración civil; pero los principales ingredientes de la dieta de los trabajadores
eran únicamente pan, sopa aguada, patatas, margarina, y restos de carne407. Trabajan-
do desde el alba al ocaso durante siete días a la semana, los judíos eran conducidos al
colapso. U n superviviente informa de que incluso en los campos pequeños, con sólo
400 a 500 reclusos, se producían aproximadamente 12 muertes diarias408.
Los aspectos financieros de los campos no eran muy complicados. N o se exigía a los
organismos del Reich que pagasen salarios, y los empleadores públicos eran, por lo
tanto, libres de explotar sin limites a sus trabajadores judíos. Las empresas privadas no
tenían «derecho» a trabajadores judíos. En el Generalgouvernement, las empresas pri
vadas no entraron en los campos de trabajo antes de 1942. En los territorios incorpo
rados, los fideicomisarios de trabajo del Reich (uno en cada Reichsgau) daban a las
empresas instrucciones de pagar salarios, considerablemente inferiores a los pagados
habítualmente a los trabajadores alemanes. Sin embargo, a los reclusos de los campos
402 Krakauer Zeitung (17 de diciembre de 1940), página del Generalgouvernement. Los auxiliares
de etnia alemana del Generalgouvernement se organizaron en la Selbstschutz (fuerza de autodefensa),
bajo el mando de la BdO (Policía del Orden), y en el Sonderdienst (Servicio Especial), originalmente
controlado por los Kreishauptmanner pero posteriormente asumido por el comandante de la Policía
del Orden. Ibid., 21 de mayo de 1940, 16 de agosto de 1940, 9 de abril de 1941, página del General-
gouvernement; Diario de Frank, PS-2233. El proyecto de línea de Himmler estaba vigilado en parte
por el Sonderkommando Dirlewanger, una unidad especial de las SS compuesta por efectivos no fia
bles. Globocnik a Berger, 5 de agosto de 1941, NO-2921.
403 Memorando del Ministerio de Trabajo, 9 de mayo de 1941, NG-1368.
404 Declaración jurada de Schonberg (superviviente), 21 de julio de 1946, PS-4071.
405 Krakauer Zeitung (17 de diciembre de 1940), página del Generalgouvernement.
406 Informe referente a agosto de 1940 realizado por el Kreishauptmann Weihcnmaier de Zamosc
(distrito de Lublin), 10 de septiembre de 1940, Yad Vashem, microfilm JM 814.
407 Informe del viaje de inspección realizado a Belzec por el mayor Braune-Krikau (Oberfeldko-
mandantur 379), 23 de septiembre de 1940, T 501, Rollo 213. El proveedor de alimentos de este
campo era el Judenrat de Lublin.
408 Declaración jurada de Schonberg, 21 de julio de 1946, PS-4071.
276
no se les pagaban siquiera en su totalidad los salarios reducidos; el grueso del dinero se
retenía en las oficinas regionales del Reich para «mantener» los campos. Como norma,
el Reichsstatthalter y el Oberprásident podían beneficiarse de la transacción409.
Com o el trabajo de estos campos era tan barato, a la burocracia no siempre se le
ocurría devolver a los trabajadores judíos a sus guetos una vez concluido un proyecto.
Muchos trabajadores nunca volvieron a ver a su comunidad. Cuando ya no eran nece
sarios en un campo, simplemente los trasladaban a otro. Un informe de un funcionario
local de Lublin revela la actitud de la burocracia hacia los campos de trabajo judíos. En
octubre de 1940, se levantó el campo de trabajo de Belzec. Miles de judíos fueron
enviados a otras partes. U n tren partió con 920 de ellos hacia la población de Hrubies-
zów, pero el funcionario que informó del asunto ni siquiera sabía si los guardias eran
hombres de las SS o miembros de las fuerzas auxiliares de etnia alemana, la Selbst-
schutz. Cuando el tren llegó a Hrubieszów, sólo había 500 judíos a bordo; faltaban los
otros 400. «D ado que no pueden haberlos m atado en un número tan elevado -escribió
este funcionario- he oído rumores de que quizá estos judíos hayan sido liberados a cam
bio del pago de algún tipo de dinero». El segundo tren, que transportaba otros 900 ju
díos, continuaba, había llegado a Radom intacto. M uchos de los judíos del segundo tren
eran residentes de Lublin. Sería muy difícil, concluía, hacer que volvieran410.
El régimen de explotación de trabajadores en Polonia constó de tres partes: (1) las
columnas de trabajo forzado, que sólo eran un mecanismo provisional pero que persistió
debido a su bajo coste, (2) los campos de trabajo, que eran un vástago de las columnas de
trabajo pero que pronto las superaron en importancia, y (3) el sistema de trabajo del gueto.
Esencialmente, había dos tipos de utilización de los trabajadores del gueto: el siste
ma de talleres municipales y el empleo en empresas privadas. Los talleres municipales,
principal forma de empleo en el gueto, estaban realmente dirigidos por los Jüdenrate
bajo la estrecha supervisión de los órganos de control. El mayor taller de un gueto,
situado en Lódz, mantenía su propia estación de ferrocarril en Radegast, desde la que
a diario se despachaban entre 70 y 90 vagones cargados411. Allí se obtenía la fabrica
ción barata de todo tipo de productos (billige Fertigung jeder Art) a cambio de una dieta
de prisión y del estilo de vida más sencillo posible (denkbar einfachsten Lebensführung).
Sobre esta base, el gueto se ganaba su sustento y proporcionaba a la ciudad un beneficio
409 Respecto a las regulaciones detalladas de los fideicomisarios de trabajo, véase el memorando
del Ministerio de Trabajo de 9 de mayo de 1941, NG-1368.
410 Gouvemeur de Lublin/Departamento del Interior/Población y Bienestar al Generalgouvernement,
Departamento del Interior/Población y Bienestar, a la atención del Dr. Fóhl, 21 de octubre de 1940,
Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce, Dokumenty i materialy do dziejów okupacji niemeckiej
w Polsce, cit., vol. 1, pp. 220-221.
411 Memorando del Technischer Kriegsverwaltungsintendant Merkel, en conversación con Bie-
bow, 18 de marzo de 1941, Wi/ID 1.40.
277
que «no debería subestimarse» (einen nich zu unterschátzenden wirtschaftlichen Gewinn)
a finales de 1941412.
Las empresas privadas que deseaban aprovechar la fuerza de trabajo del gueto po-
dían también esperar que los costes de producción se redujesen en gran medida. De
hecho, como señaló Bischof, director del Transferstelle de Varsovia, en uno de sus infor-
mes mensuales, los salarios eran de «importancia menor» (geringer Bedeutung)413. Las
empresas alemanas, sin embargo, no se apresuraron a entrar en los guetos. La historia
de la industrialización del gueto de Varsovia revela una evolución lenta, que comenzó
desde cero y sólo se aceleró en la primavera y el verano de 1942. El esfuerzo por aumen
tar la fabricación en el gueto se vio dificultado por varios problemas recurrentes, como
las interrupciones en el flujo eléctrico, las reubicaciones debidas a los cambios de lími
tes, o las requisas realizadas por el Alto M ando de Arm am ento de Varsovia; por no
hablar del hambre de los trabajadores, que Bischof intentó aliviar (en el caso de las
empresas de armamento y de las empresas de exportación importantes) entregando
raciones adicionales en las fábricas414. Bischof reclutó ávidamente empresas alemanas y
pertenecientes a alemananes étnicos, entre ellas Walter Tobbens, Schultz & Co., Wal-
demar Schmidt y A stra Werke, y evidentemente consciente del límite de su éxito, tam-
bién favoreció el capitalismo judío. Se perdonaron las infracciones fiscales judías415 y se
liberaron fondos para la inversión de las cuentas bloqueadas416, con el resultado de que
el volumen de producción de las empresas judías acabó siendo mucho mayor que el de
las alem anas417. Para disgusto de Bischof, sin embargo, las empresas judías comerciaban
con empresas polacas en el mercado negro. Intentó eliminar los incentivos para este
tráfico pidiendo a la oficina de control de precios que estableciese unos precios «sensa
tos» (vemünftige), es decir, más elevados418, pero el supervisor de precios de Varsovia,
278
Dr. Meisen, decidió, después de analizar la cuestión, no hacer concesiones. Los precios
propuestos en los contratos eran realmente «indefendibles» (umertretbar), informó
Meisen, y por lo tanto había que declararlos nulos. Aunque reconocía el interés de los
organismos alemanes por conseguir «el mantenimiento más llevadero y económica
mente menos gravoso del distrito judío hasta que sea posible su liquidación», tenía que
considerar la importancia política de mantener la estructura de precios419. Bischof no
frenó el mercado negro y, por lo tanto, no pudo aprovechar la producción total del
gueto, como había hecho la Gettoverwaltung de Lódz, para maximizar los beneficios
alemanes, pero como sus colegas de Lódz, siempre podía descuidar el envío suficiente
de comida y combustible al gueto, limitando así sus gastos. A la población judía que
sufría esta privación oficialmente impuesta, el mercado negro le ofrecía poca salvación.
Los estraperlistas rara vez son filántropos.
La econom ía sem icontrolada del gueto de Varsovia se había solidificado. Los polí
ticos alem anes no harían nada por alterar su curso. El Dr. Emmerich, de la División
Principal de Economía, afirmó el 15 de octubre de 1941 que si se hubiese querido
m antener la viabilidad (Lebensfahigkeit) de la población del gueto, habría sido esencial
establecer subvenciones. Pero declaró explícitamente que no se manifestaba contra el
gueto en sí; era simplemente un cam po de concentración temporal (ein vorübergehen-
des Konzentrationslager)420. Hummel, A m tschef del distrito de Varsovia, señaló el 18 de
junio de 1942 que el gueto se había «activado» hasta tal punto que se habían hecho
innecesarias las subvenciones (nicht notwendig) . Las exportaciones del gueto, tanto ofi
ciales como ilegales, estaban proporcionando sustento a los reclusos, dijo, para bien o
para mal (recht und schlecht)421.
D ada la mezcla de transacciones legales e ilegales que tenían lugar en el gueto, sólo
había una medida general de su actividad económica: el número de trabajadores. C u an
do Bischof llegó a Varsovia, oyó a Auerswald admitir ante el Gouverneur Fischer que
sólo 170 judíos trabajaban con contratos externos (óffentliche Auftrage)422. En septiem
bre de 1941, apenas había 34.000 personas «económicamente activas» (9.000 de ellas
como empleados de la comunidad o de sus organizaciones asociadas)423, pero el 11 de
419 Meisen (Amt für Preisverwahung del distrito de Varsovia) al Oberregierungsrat Dr. Schulte-
Wissermann (Amt für Preisbildung) en el Staatssekretariat, Generalgouvernement, 4 de abril de
1942, adjuntando el informe de marzo, JM 1112.
420 Resumen de la conferencia mantenida en el Generalgouvernement el 15 de octubre de 1941,
Diario de Frank, National Archives, Grupo de Registro 238, T 992, Rollo 5.
421 Resumen de la conferencia celebrada en el Generalgouvernement el 18 de junio de 1942,
ibid.., Rollo 7.
422 Memorando de Bischof sobre la reunión con Fischer, 8 de mayo de 1941, JM 1112.
423 Cuadro incluido en Emanuel RINGELBLUM, Polish-Jewish Relations During the Second World War,
Josef Kermisz y Shmuel Krakowski (eds.), Nueva York, 1976, nota de pp. 71-72.
279
julio de 1942, la fuerza de trabajo había aumentado a 95.000424 y la tasa de ocupación
se acercaba al 50 por 100. Ciertamente, esta cifra, que representaba el nivel de subsis-
tencia teórico previsto por los economistas del Generalgouvernement, sólo se alcanzó
durante el mes en el que la población del gueto comenzó a ser deportada.
La utilización de la mano de obra en los guetos-fábrica era más estricta que en el
ambiente de libre empresa de Varsovia. En Lódz, el «más anciano de los judíos», Rum-
kowski, fue autorizado a «reclutar a todos los judíos para que trabajen sin salario»425. A me
diados de 1942, los judíos del gueto de Lódz trabajaban por turnos. El hijo ya no veía
al padre, y el marido ya no veía a la esposa426. En Opole, la regimentación se llevó hasta
el extremo de que toda la población judía se dividió en grupos de viviendas organiza
dos según la dedicación profesional. A todos los carpinteros se les asignó vivienda en
una sección, a todos los sastres en otra427.
Si los guetos-fábrica obligaban a sus reclusos a adoptar patrones de vida rígidos, los
guetos organizados según el modelo de la empresa privada arrojaban a sus víctimas a
una selva económica. El de Varsovia, por ejemplo, tenía una formidable clase alta, com
puesta de burócratas, comerciantes y especuladores. Estos grupos privilegiados eran
suficientemente grandes como para llamar la atención. Frecuentaban los clubes noc
turnos, comían en restaurantes caros, y se trasladaban en coches tirados por seres
humanos428. Los alemanes los fotografiaron y propagaron las noticias sobre la prosperi
dad del gueto429. Pero en el gueto de Varsovia había poca prosperidad. U n periodista
alemán que lo visitó describió así la situación:
En este gueto judío todo aquel que tiene un cargo oficial -y sobre todo una gran parte
de la policía- produce una impresión de prosperidad; quien puede trabajar tiene algo
para comer, y quien puede com erciar se las apaña bastante bien, pero nada se hace por
aquellos que no pueden integrarse en este proceso430.
280
Los dos sistemas de gueto no se distinguían en el tipo de productos elaborados. N o se
permitía la fabricación de ningún producto secreto431, al tiempo que se favorecían los pro
yectos que exijían una utilización intensiva de mano de obra. La producción típica del
gueto, en consecuencia, era la siguiente: uniformes, cajas para municiones, zapatos de
cuero, esparto y madera, artilugios de metal y trabajos de acabado del metal, cepillos,
escobas, cestos, colchones, recipientes, juguetes y reparación de ropas y muebles vie
jos432. Los principales clientes de estos artículos eran las fuerzas armadas, los organismos
de las SS y la Policía que ayudaban a los habitantes de etnia alemana (Stabshauptamt
y Volksdeutsche M ittelstelle), las organizaciones del servicio de empleo como el Bau-
dienst de los habitantes de etnia alemana en el Generalgouvernement, y muchas
empresas privadas. Gradualmente, sin embargo, el ejército se convirtió en el compra
dor más importante de los productos del gueto, desplazando a otros compradores. Los
guetos se convirtieron así en parte integrante de la economía de guerra, y esta evolución
causaría considerables dificultades durante las deportaciones. Los alemanes acabaron
dependiendo de la producción de los trabajadores judíos. El propio Generalgouverneur
Frank reconocía esta dependencia, porque el 12 de septiembre de 1940, inmediatamente
después de ordenar la creación del gueto de Varsovia, añadió los siguientes comentarios
al discurso que pronunció en una conferencia secreta:
Por lo demás, los judíos del Generalgouvernement no siempre son criaturas decrépitas
[verlotterte Gestalten], sino un componente de m ano de obra cualificada necesario para la
estructura total de la vida polaca. [...] N o podemos enseñar a los polacos ni la energía ni
la habilidad para ocupar el lugar de los judíos [Wir konnen den Polen weder die Tatkraft noch
die Fáhigkeit beibringen, an Stelle der Juden zu treten]. Esa es la razón por la que nos vemos
obligados a permitir que estos trabajadores cualificados sigan en su trabajo433.
De hecho, los judíos tenían una poderosa motivación para trabajar diligentemente.
En su indispensabilidad veían la oportunidad de sobrevivir.
281
El control de los alimentos
454 Directrices, firmado por Kórner, 29 de agosto de 1940, Archivos del U. S. Holocaust Memo
rial Museum, Grupo de Registro 15.020 (Archivos del Estado Polaco, Tarnów), Rollo 8.
282
a los judíos, la mayoría de los cuales arrastraban una vida inútil a costa del pueblo ale'
mán; que a este respecto no se les podía considerar consumidores normales en el marco
de la economía alimentaria era algo que no requería comentario. Las cantidades, dijo,
tendría que determinarlas la Gettoverwaltung tras consultar con expertos en alimenta
ción. En cuanto a la calidad de la comida, M oser propuso que «preferiblemente la mer
cancía de inferior calidad» debía apartarse de los canales de comercio normales y
enviarse al gueto. Los precios cobrados por los productores de alimentos debían con
trolarse muy de cerca, porque parecía natural que el nivel de precios debería estar en
armonía con la calidad de la «m ercancía más o menos dudosa»435.
Traducida a estadísticas, la política de M oser significaba que a efectos de asignación
de alimentos, el gueto de Lódz se consideraba una prisión. Las entregas debían garan
tizar una dieta de prisión. En realidad, en 1941 el suministro de alimentos cayó por
debajo del nivel carcelario436. El cuadro 6.14 muestra los suministros para un periodo de
siete meses.
Las estadísticas son psicológicamente engañosas. Para entenderla adecuadamente,
cada cifra debe dividirse aproximadamente entre 150.000, lo cual nos da la ración m en
sual por persona. 99 toneladas de carne se reducen así a unos 660 gramos por persona,
192.520 huevos equivalen a poco más de un huevo por individuo, y 794 toneladas de
patatas equivale a unos cinco kilos por persona. N o es demasiada comida para todo un
mes. Además, las estadísticas no indican la calidad de la comida. N o revelan la políti
ca alemana de enviar al gueto patatas húmedas, podridas o congeladas y mercancía
«dudosa» de la denominada de calidad B y C.
Adem ás, el hecho de recibir una cartilla de racionamiento en el gueto de Lódz no
significaba que el propietario fuese a comer tanto como otros reclusos del gueto. Había
que comprar la comida, y quienes no disponían de un empleo a tiempo completo no
siempre obtenían la totalidad de las magras raciones. En el diario de un adolescente,
cuyos padres eran pobres, se menciona repetidamente la tentación de comerse la hoga
za de pan semanal antes de que la semana terminase. En esa familia de cuatro personas
el padre murió; después la madre fue eliminada porque el médico había diagnosticado
que era «débil»; después murió el propio muchado, y sólo su hermana pequeña consi
guió sobrevivir hasta 1944, cuando desapareció en Auschwitz437.
435 Resumen de la conferencia sobre el gueto de Lódz (firmado por Palfínger, del Emcihrungs- und
Wirtschaftsstelle Getto), 25 de octubre de 1940, Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce,
Dokumenty i materialy do dziejów okupacji niemeckiej w Polsce, cit., vol. 3, pp. 241-242. El Emahrungs-
und Wirtschaftsstelle Geno se transformó posteriormente en la Gettoverwaltung.
436 Beibow a la Gestapo de Lódz (a la atención del Kommissar Fuchs), 4 de marzo de 1942, ibid.,
pp. 232-235.
437 A la n A d e l s o n (ed .), The Diary of David Sierakowiak, N u e v a York, 1996.
283
También en el Generalgouvernement eran reacios a suministrar alimentos a los
judíos. Parece que durante un breve periodo inmediatam ente posterior al establecí'
miento del gueto de Varsovia se pararon por completo los suministros de alimentos, y
las reservas estaban tan bajas que Frank se planteó seriamente disolver por completo
el gueto como medio para aliviar la situación alimentaria438. En mayo de 1941, el ejér
cito calificó la situación en el gueto de «catastrófica». Los judíos se caían en las calles
de debilidad. Sólo disponían de una ración de 670 gramos de pan a la semana. No les
habían entregado las patatas, por las que el Judenrat había adelantado varios millo
nes. Las enfermedades se multiplicaban y la mortalidad se había triplicado en dos
m eses439. Fischer, reconociendo la insuficiencia de los envíos oficiales, declaró a Bis-
chof ese mes que dadas las circunstancias era necesario «tolerar discretamente» el
contrabando440, pero cuando Czerniaków pidió a Bischof unas sem anas más tarde que
le permitiese utilizar fondos del Judenrat para comprar patatas y otros artículos en el
mercado libre (polaco), éste, dudando, le pidió una opinión a su predecesor Palfinger,
quien consideró que tal permiso constituiría un «insulto a la autoridad»441. En octu
bre, Fischer estaba suficientemente preocupado por la inanición en el gueto como
para pedir que se aum entasen las asignaciones de alimentos. El jefe de la División
Principal de A lim entos y Agricultura, N aum ann, rechazó la propuesta. Le era impo
sible enviar 10.000 toneladas más de harina al gueto de Varsovia, y tampoco podía
aum entarse la ración de carne. Sin embargo, consideró que tal vez fuese posible enviar
algunos huevos y ciertas cantidades de azúcar, grasa y mermelada. Tras eso, Frank
m anifestó su opinión de que no se podían conceder aumentos a los judíos. Tal conce
sión le resultaba inconcebible442.
284
Para empeorar las cosas para la población judía, había dos controles de alimentos.
El primero, en manos de los alemanes, determinaba el suministro total de alimentos dis
ponible para los habitantes del gueto. El segundo sistema, instituido dentro del gueto
por los Judenrate, deteminaba qué cantidad de las existencias disponibles se entregaba
a cada judío. Desde el principio, los controles interiores estuvieron destinados a pro
mover el bienestar de algunos a expensas de otros. Cuando las reservas de comida son
muy limitadas, la distribución desigual significa el desastre para las infortunadas vícti
mas. La desigualdad se ponía en evidencia en todas partes.
Incluso en una economía tan rígidamente compartimentada y totalitaria como la del
gueto de Lódz, el favoritismo, el robo y la corrupción eran endémicos. A l principio, el gueto
tenía cocinas económicas controladas por los partidos. Había cocinas del Bund para los so
cialistas, cocinas sionistas para los sionistas, etc. Esta situación imposible se remedió median
te la «nacionalización» de las cocinas económicas. Pero quienes trabajaban en las cocinas
no sólo comían hasta llenarse, sino que se apropiaban de comida para venderla.
Cuadro 6.14. Suministro de alimentos para el gueto de Lódz (1941, en toneladas métricas)
285
Adem ás de las cocinas económicas, el gueto tenía también tiendas que eran «coo
perativas». En estas «cooperativas» parte de cada envío de alimentos se distribuía a pre
cios fijos, pero el resto se vendía bajo cuerda. En tales condiciones, sólo los ricos podían
comer. También las «cooperativas» fueron posteriormente nacionalizadas, pero quienes
manejaban la comida siguieron disfrutando de buenas condiciones de vida. Finalmente,
el gueto de Lódz tenía su propia corrupción «legalizada». El gueto distribuía raciones
suplementarias (denominados talones) a los trabajadores que realizaban trabajos pesa
dos, a los médicos, a los farmacéuticos y a los instructores. Pero claramente las raciones
suplementarias más grandes estaban a disposición de los dirigentes y sus familias. Los su
plementos semanales se ponían en los escaparates, donde los habitantes hambrientos
podían ver aquello de lo que estaban privados443.
A comienzos de 1942, la Gestapo de Lódz envió una carta al jefe de la Gettoverwal
tung, Biebow, sugiriéndole que el gueto estaba recibiendo demasiada comida y que tales
asignaciones no podían justificarse. En una airada respuesta, Biebow señaló la epidemia
y que los agotados trabajadores estaban produciendo material bélico para el ejército ale
mán, y concluyó pidiendo a la Gestapo que se dejase de «perder el tiempo» con dicha
correspondencia444. El 19 de abril de 1943, Biebow escribió al Oberbürgermeister Ventz-
ki que el suministro de alimentos al gueto ya no podía garantizar la continuación de la
producción. Los judíos llevaban meses sin recibir mantequilla, margarina ni leche. En las
comidas económicas, se cocían verduras de calidad B o C en agua con un poco de acei
te. N o se había añadido grasa ni patatas a la sopa. El gasto total en alimentos había caído
a 30 pfennig (12 centavos) por persona y día. H asta el momento, ningún campo de tra
bajo judío y ninguna prisión se las habían tenido que arreglar con tan poco445.
A comienzos de 1944, el gueto de Lódz obtenía aún menos. Los alimentos básicos
llegaban muy irregularmente. Junto con cárgamenos de harina, algo de aceite para coci
nar, margarina, sal, zanahorias, nabos, o «ensalada de verduras», el gueto podía recibir
algo de betún para los zapatos y sucedáneo de café, pero no patatas. En un lenguaje des
443 Esta descripción de los controles de alimentos de Lód¿ está tomada del artículo de Bendec
H e r s h k o v it c h , «The Ghetto in Litzmannstadt (Lodz)», YIVO Annual of Jewish Social Science 5 (1950),
pp. 86-87, 104-105. Los paquetes de alimentos entrantes los consumía la policía del gueto. No esta
ba autorizado el contrabando ni recibir paquetes de comida por correo, porque el más anciano de los
Judíos, Rumkowski, quería que sus judíos dependiesen completamente de sus raciones. Ibid., p. 96.
444 Biebow a la Oficina de la Gestapo de Lódz (a la atención del Kommissar Fuchs), 4 de marzo
de 1942, Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce, Dokumenty i materialy do dziejów oku
pacji niemeckiej w Polsce, cit., vol. 3, pp. 243-245.
445 Biebow a Ventzki, 19 de abril de 1943, ibid., pp. 245-248. Cuando a finales de 1942 se envía-
ron 1.000 huevos, anónimos cronistas del consejo judío se refirieron a ellos como un alimento que se
había vuelto «desconocido». Entrada del 17 de diciembre de 1942, en Danuta DABROWSKA y Lucjan
DOBROSZYCKI (eds.), Kronika Getta Lódzkiego, Lódz, 1966, vol. 2, pp. 588-589.
286
camado, el cronista oficial judío del consejo anotó el 12 de enero de 1944: «El gueto
tiene hambre». En las dos semanas siguientes, la situación empeoró. N o se recibió la
ensalada de verduras, en las cocinas del consejo se cortó el gas, y el toque de queda se
cambió de la noche a las horas del día, obligando a la gente a comprar por la noche,
después del trabajo446.
En la economía libre del gueto de Varsovia, la cantidad de comida que las personas
consumían dependía del dinero que éstas pudieran gastar. Czerniaków calculaba en di
ciembre de 1941 que el gueto tenía unos 10.000 habitantes con capital, 250.000 que se
podían mantener, y 150.000 indigentes447. Sólo los «capitalistas» podían permitirse
mantener una dieta equilibrada de alimentos de contrabando a los siguientes precios
del mercado negro (las cifras indicadas son el precio por libra -4 5 0 gram os- en junio de
1941)448:
Patatas 3 zloty
Pan de centeno 8 zloty
Carne de caballo 9 zloty
Acemite 11 zloty
Pan de maíz 13 zloty
Alubias 14 zloty
Azúcar 16 zloty
M anteca de cerdo 35 zloty
Los grupos empleados y aquellos que disponían de ahorros podían comprar los pro
ductos racionados: pan, azúcar, y verduras típicas del gueto como patatas, zanahorias y
nabos. A comienzos de 1942, la asignación básica individual de pan era de unos dos
kilos al mes. Para los que trabajaban en armamento y en importantes empresas de
exportación, y para los empleados del consejo y otras personas con ocupaciones útiles,
en total 31.000, la ración de pan se duplicaba, y para los dos mil hombres del Servicio
del Orden se quintuplicaba449. Para que una familia tolerablemente bien situada sub
446 Entradas del 12, 14, 15 y 16 de enero, y del 26 de febrero de 1944. Manuscrito mecanogra
fiado, cortesía del Dr. Dobroszycki.
447 Enerada de Czerniaków para el 6 de diciembre de 1941, en R. Hilberg, S. Staron y J. Kermisz
(eds.), The Warsaw Diary of A dam Czerniaków, cit., p. 305.
448 De Isaiah T r u n k , «Epidemics in the Warsaw Ghetto», YIVO A nnual of Jewish Social Science 8
(1953), p. 94- Las estadísticas presentadas por Trunk están tomadas de los Ringelblum Archives, núm.
1193; se pueden encontrar otros precios del mercado negro en M. Berg, Warsaw Ghetto, cit., pp. 59-
60, 86, 116, 130-131.
449 Informe de Czerniaków para marzo de 1942, Zentrale Stelle Ludwigsburg, Akten Auerswald,
Polen 365e, pp. 588-603.
287
sistiese con alimentos racionados y (a precios más elevados) otros obtenidos en el mer
cado negro, el presupuesto mensual hacia finales de 1941 era el siguiente450:
Ese mes, esta familia particular equilibró su presupuesto vendiendo un armario rope
ro, su último mueble no imprescindible, por 400 zloty.
Las 150.000 personas más pobres, aunque estaban exentas de pagar el impuesto
sobre el pan451, apenas podían permitirse pagar las magras asignaciones. Para los indi
gentes, los refugiados y los niños golpeados por la pobreza, había cocinas económicas
que en enero de 1942 ofrecieron menos de 70.000 comidas de mediodía diarias452.
La pirámide alimenticia del gueto de Varsovia era de hecho una disposición de la pobla
ción por orden de vulnerabilidad al debilitamiento y a la muerte. El propio Auerswald reco
noció las implicaciones de esta desigualdad cuando observó en un informe oficial que las
raciones asignadas eran extremadamente insuficientes (bei weitem nicht ausreichend) y que
la comida de contrabando sólo estaba llegando a los judíos con medios económicos453. Esta
situación se confirmó en un estudio de consumo de alimentos realizado por médicos judios
del gueto a finales de 1941. En esa época, los empleados del consejo consumían una
media de 1.665 calorías diarias; los artesanos, 1.407; los trabajadores de las tiendas, 1.225,
450 Del diario de Stanislav Rózycki, en Jüdisches Historisches Institut Warschau, Faschismus-
GettO'Massenmord, cit., pp. 152-156.
451 Entrada de Czerniaków, 6 de enero de 1942, en R. Hilberg, S. Staron y J. Kermisz (eds.), The
Warsaw Diary of Adam Czerniaków, cit., p. 312.
452 Informe de Czerniaków para enero de 1942, Polen 365e, pp. 546-559.
453 Informe de Auerswald de 26 de septiembre de 1941, Yad Vashem, microfilm JM 1112.
288
y la «población en general», 1.125454. Mendigos y refugiados quizá pudieran subsistir varios
meses a base de sopa del gueto, equivalente a unas 600-800 calorías diarias455. En palabras
de Czerniaków, escritas ya el 8 de mayo de 1941: «Los niños se mueren de hambre»456.
El encarcelamiento de los judíos fue un acto de expoliación total. A los debilitados judíos
del gueto, sin capital y sin objetos valiosos, los habían dejado sin recursos. Los organismos ale
manes siguieron cogiendo lo que podían -pieles, sábanas, instrumentos musicales- y fomen
taron la creación de una fuerza de trabajo judía que pudiera producir nuevos objetos de valor
para el enriquecimiento alemán. También ellos tenían que hacer algunos envíos, sin embar
go, aunque sólo fuera para conservar el sistema del gueto y mantener con vida a sus traba
jadores. En general, consideraban sus envíos de alimentos, carbón o jabón como un sacrifi
cio, y pensaban en estas existencias con suficiente frecuencia como para formar una imagen
de sí mismos según la cual no se consideraban expoliadores voluntarios de la comunidad
judía, sino contribuyentes involuntarios a su bienestar. N o dudaron en reducir la contribu
ción a niveles situados claramente por debajo de los completamente esenciales, y tomaron
estas decisiones sin indagar las consecuencias. Pronto los efectos fueron claramente visibles.
La enfermedad era una manifestación de las constricciones. El 18 de octubre de 1941,
el director de la Subdivisión Sanitaria del distrito de Radom, Dr. Waisenegger, se fijó en
que el tifus (Fleckfieber) se limitaba prácticamente a los judíos. Las razones, dijo, eran la in
suficiencia de carbón y de jabón, la excesiva densidad de habitación, que ayudaba a los pio
jos a multiplicarse, y la falta de alimentos, que disminuía la resistencia a la enfermedad in
tato457. En el Warthegau, la epidemia del verano de 1941 alcanzó tales proporciones que
el Bürgermeister y los Landrate solicitaron la disolución de los guetos y el traslado de los
100.000 reclusos al superpoblado gueto de Lódz. El jefe de la Gettoverwaltung de Lódz,
Biebow, se opuso vigorosamente a esta sugerencia y advirtió que un traslado «frívolo» de
tal masa de personas a su gueto sería desvastador458. El 24 de julio de 1941, el Regie-
rungsprásident Uebelhoer prohibió el traslado de judíos enfermos de los guetos peque
454 I. Trunk, Judenrat, cit., pp. 356, 382; Ysrael GUTMAN, The Jews of Warsaw, Bloomington, India
na, 1982, p. 436.
453 Leonard T u s h n e t , The Uses of Adversity, Nueva York, 1966, pp. 62 ss. El autor era un médi
co estadounidense, y en este libro estudió los aspectos médicos del gueto de Varsovia.
456 R. Hilberg, S. Staron y ]. Kermisz (eds.), The Warsaw Diary of Adam Czerniaków, cit., p. 232.
45' Comentarios de Waisenegger en la conferencia celebrada en el Generalgouvernement el 18
de octubre de 1941, en W. Prag y W Jacobmeyer (eds.), Das Diensttagebuch des deutschen General-
gouvemeurs in Polen 1939-1945, cit., pp. 432-434.
458 Memorando de Biebow, 3 de junio de 1941, Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce,
Dokumenty i materialy do dziejów okupacji niemeckiej w Polsce, cit., vol. 3, p. 184.
289
ños de Warthegau a Lódz459. El 16 de agosto de 1941, Uebelhoer ordenó medidas drás
ticas en los guetos afectados de Warthegau: las víctimas de la epidemia debían aislarse
completamente; había que evacuar casas enteras y llenarlas de judíos enfermos460.
La situación del gueto de Varsovia también se deterioró. La epidemia de Varsovia em
pezó en las sinagogas y en otros edificios institucionales, que albergaban a miles de perso
nas sin hogar461. Durante el invierno de 1941-1942, las alcantarillas se congelaron. Ya no
se podían utilizar los sanitarios, y los excrementos humanos se acumulaban en las calles
junto con los desperdicios462. Para combatir la epidemia de tifus, el Judenrat de Varsovia
organizó brigadas de desinfección, sometió a los habitantes a una «acción de vapor»
(parówka), estableció estaciones de cuarentena, hospitalizó los casos graves, y como
último recurso instituyó «bloqueos de casas», aprisionando en sus viviendas a sanos y
enfermos por igual463. Prácticamente no se disponía del único artículo útil, el suero. Un
único tubo de medicamento antitifoideo costaba varios miles de zloty464.
Aunque el tifus era la enfermedad del gueto por excelencia, no era la única. Un cro
nista del gueto de Lódz, escribiendo a comienzos de 1944, veía la enfermedad como algo
interminable: tifus intestinal en verano, tuberculosis en otoño, gripe en invierno. Su
«estadística superficial»; aproximadamente un 40 por 100 del gueto estaba enfermo465.
La segunda curva que ascendió en los guetos fue la de la mortalidad. A medida que el
hambre rugía descontrolada, se desató una primitiva lucha por la supervivencia. El 21 de
marzo de 1942, la División de Propaganda del distrito de Varsovia informó lacónicamente:
La cifra de m uertes en el gueto se m antiene todavía en tom o a las 5.000 por mes.
H ace unos días se registró el primer caso de canibalism o por hambre. En una familia ju
día, el padre y sus tres hijos murieron en el plazo de unos días. La madre comió un trozo
de carne del hijo que murió el último, un m uchacho de doce años. Está claro que esto
tam poco la pudo salvar, y ella misma murió dos días más tarde466.
459 Dr. Marder (Oficina del Oberbürgermeister) a la Gettoverwaltung, 26 de julio de 1941, ibid.., p. 186.
460 Uebelhoer a los Landrate, al Oberbürgermeister a Kalisz, y al Polizeiprasident de Lódz, 16 de
agosto de 1941, ibid., p. 187.
461 B. Goldstein, The Stars Bear Witness, cit., p. 73.
462 M. Berg, Warsaw Ghetto, cit., p. 117.
463 I. Trunk, «Epidemics in the Warsaw Ghetto», cit., pp. 107-112. En junio de 1941, el número
de casas bloqueadas en el gueto era de 179. Trunk, citando los Archivos Ringelblum, núm 223, p. 107.
464 M. Berg, Warsaw Ghetto, cit., p. 85.
465 Entrada correspondiente al 13 de enero de 1944. Manuscrito incluido en la colección del Dr.
Dobroszycki.
466 Generalgouvemement/División Principal de Propaganda, informes semanales consolidados
por las divisiones de propaganda de los distritos para marzo de 1942 (marcado con «Alto secreto; des
truir inmediatamente), informe de la División de Varsovia, 21 de marzo de 1942, Occ E 2-2. Véan
se también los informes de un superviviente y de la clandestinidad polaca en Philip F ried m a n (ed.),
Martyrs and Fighters, Nueva York, 1954, pp. 59, 62-63.
290
Los judíos del gueto luchaban por sobrevivir con la última fuerza que les quedaba. M en
digos hambrientos arrancaban la comida de las manos de los tenderos467. Pero, tras una des
nutrición persistente, la víctima ya no podía digerir el pan con normalidad. El corazón, el
hígado y el bazo disminuían de tamaño, bajaba de peso, y la piel se le marchitaba. «Perso
nas activas, ocupadas y enérgicas -escribió un médico del gueto- se convierten en seres apá
ticos y somnolientos, siempre en la cama, apenas capaces de levantarse para comer o para
ir al baño. El tránsito de la vida a la muerte es lento y gradual, como la muerte debida a la
ancianidad fisiológica. N o hay nada violento, ni disnea, ni dolor, ni cambios obvios en la res
piración o en la circulación. Las funciones vitales decaen simultáneamente. El ritmo car
diaco y la velocidad respiratoria se ralentizan y al paciente le resulta cada vez más difícil
alcanzar un estado de conciencia, hasta que se va la vida. Las personas mueren en la cama
o en la calle, y aparecen muertas por la m añana. Mueren mientras realizan un esfuerzo
físico, tal como buscar comida, y a veces incluso con un trozo de pan en las m anos.»468
De hecho, era común en el gueto ver cadáveres tirados en la acera, cubiertos de pape
les, pendientes de que llegasen los carros del cementerio469. Los cadáveres, dijo el G ou
vem eur Fischer a Czerniaków, estaban produciendo mala impresión470.
La comunidad judía de Polonia se estaba muriendo. En el último año anterior a la
guerra, 1938, la tasa media mensual de fallecimientos en Lódz era del 0,09 por 100. En
1941, la tasa aumentó al 0,63 por 100, y durante los seis primeros meses de 1942 fue
del 1,49 por 100471. El mismo patrón, comprimido en un solo año, quizá sea aplicable al
gueto de Varsovia, donde la tasa de mortalidad mensual durante la primera mitad de 1941
fue del 0,63 por 100, y en la segunda mitad del 1,47 por 100472. En el ascenso a esta
meseta, las dos ciudades fueron prácticamente similares, aun cuando Lódz era un gueto
completamente cerrado, con su propia moneda, en el que el mercado negro era esen
cialmente producto del intercambio interno, mientras que Varsovia estaba inmersa en
un contrabando extensivo, «silenciosamente tolerado» por los alemanes473. Las tasas de
291
natalidad en ambas ciudades eran extremadamente bajas: Lódz tenía un nacimiento
por cada 20 decesos474, mientras que en Varsovia, a comienzos de 1942, la proporción
era de 1:45475. La repercusión de estas cifras está bastante clara. U na población con una
pérdida neta del 1 por 100 mensual disminuye a menos del 5 por 100 de su tamaño ori
ginal en sólo 24 años.
En cifras absolutas, en el duradero gueto de Lódz, con una población acumulativa
(incluidas nuevas llegadas y nacimientos) de unos 200.000 habitantes, se produjeron más
de 45.000 fallecimientos476. El gueto de Varsovia, con unos 470.000 habitantes en el
periodo comprendido entre finales de 1940 y el final de las deportaciones masivas en sep
tiembre de 1942, enterró a 83.000 personas477. Los dos guetos contenían a menos de la
cuarta parte de los judíos polacos, y aunque había comunidades con tasas de mortali
dad inferiores a las de Lódz y Varsovia, el impacto de la guetización en cualquier loca
lidad eran simple cuestión de tiempo478. A los alemanes encargados de tomar las de
cisiones, el ritmo no les parecía suficientemente rápido. N o podían esperar dos o tres
décadas, ni confiar la tarea de «resolver el problema judío» a un generación futura.
Tenían que «resolver» este problema, de una forma u otra, allí y en ese momento.
en 1941, y aproximadamente de 17:13 durante los primeros seis meses de 1942. La tasa de mortali
dad de los varones como grupo en Lódz prácticamente duplicó la de mujeres en 1941 y durante enero-
junio de 1942. Colección del Gueto de Lódz, núm. 58, p. 21, Czerniaków a Auerswald, 2 de febrero de
1942, Polen 365e, p. 563, e informes mensuales de Czerniaków en Polen 363e, pp. 546-559, 573-641.
474 Colección del Gueto de Lódz, núm. 58, pp. 23, 26.
475 Informe de la División de Propaganda de Varsovia, 21 de marzo de 1942, Occ E 2-2.
476 Los datos sobre población se han obtenido del resumen mecanografiado de los archivos de la
Administración municipal de Lódz, copia en Yad Vashem, carpeta 06/79.
477 Las estadísticas mensuales de septiembre de 1939 a noviembre de 1942, confeccionadas por el
Consejo judío, están incluidas en el artículo de J. Fliederbaum, «Clinical Aspects of Hunger Disease in
Adults», en M. Winick (ed.), Hunger Disease, cit., p. 35. Las mismas cifras mensuales, para 1941 tan solo,
y con interrupciones para las diferentes categorías, se encuentran en el informe presentado por Czemia-
ków el 12 de febreo de 1942. Los informes mensuales del consejo en 1942 tienen también totales con dife
rentes detalles. Véanse también los datos parciales para el gueto de Lublin, donde, de un total de 30.000
habitantes, se produjeron 225 falleciemientos en noviembre 1941 y 429 en enero de 1942. Las muertes
están registradas por nombre, edad y dirección en listas de la oficina del registro municipal, Archivos del
U. S. Holocaust Memorial Museum, Acceso número 1998 A. 235 (Archivos de Lublin), Rollo 1.
478 Korherr, estadísticp de las SS, calculó un déficit de la población judía, no atribuible a las de
portaciones, de 334.673 habitantes para los territorios incorporados (incluido Bialystok) y 427.920
para el Generalgouvernement (incluida Galitzia) desde el momento en que se habían capturado estas
áreas hasta el 31 de diciembre de 1942. Korherr a Himmler, 19 de abril de 1943, NO-5193. En efec
to, estas cifras pueden traducirse a 750.000 víctimas, incluidos 500.000 muertos antes y durante el
periodo de guetización, y la mayoría de los restantes muertos en las operaciones de supresión de los
guetos, especialmente en Galitzia, Lublin y Bialystok.
292
Las operaciones móviles
VII de exterminio
293
Soviética, las unidades móviles podían desplegarse con la máxima libertad hasta los pun
tos más lejanos alcanzados por las armas alemanas. Las deportaciones, por el contraio,
fueron obra de un aparato mucho mayor que tenía que enfrentarse a gran cantidad de
restricciones y exigencias. Este esfuerzo se consideraba necesario para alcanzar la solu
ción final a escala europea.
PREPARATIVOS
La invasión de la Unión Soviética y las matanzas perpetradas por las unidades móvi
les llevadas a cabo como consecuencia de la misma marcan una ruptura con la histo
ria. Esta no era una guerra ordinaria en busca de beneficios ordinarios. Los planes de
batalla se discutieron en el A lto M ando del Ejército (Oberkommando des Heeres) ya el
22 de julio de 1940, 11 meses antes de que las tropas cruzasen la frontera soviética1. No
se lanzaría ningún ultimátum que alertase al gobierno soviético del peligro. N o se preveía
tratado de paz alguno que pusiera fin a la guerra. Los objetivos de la campaña no eran
limitados, y los medios con los que se luchó no eran restringidos. En un número sin pre
cedentes, se reunió un ejército de tierra que debía iniciar la que pronto se denominaría
«guerra total».
Los grupos del ejército invasor iban acompañados por pequeñas unidades de exter
minio mecanizadas de las SS y la Policía que estaban tácticamente subordinadas a los
comandantes de campo, pero que por lo demás eran libres de moverse de un lado a otro
para cumplir su cometido especial. Las unidades móviles de exterminio operaban en las
áreas del frente bajo un acuerdo especial y en alianza específica con el ejército alemán.
Para comprender qué hizo que esta alianza funcionase, es necesario observar más de
cerca a los dos participantes: la Wehrmacht alemana y la Dirección General de Seguri
dad de las SS y de la Policía del Reich.
La Wehrmacht era una de las cuatro jerarquías independientes en la maquinaria de
destrucción. A l contrario que el partido, los organismos de la Administración pública y
las empresas comerciales, las fuerzas armadas no desempeñaron una función importan
te en la fase preliminar del proceso de destrucción. Pero en el inexorable avance de ese
proceso, cada segmento de la sociedad organizada alemana sería atraído hacia la obra
destructiva. Incluso en 1933 la Wehrmacht se interesó por la definición de los «judíos».
M ás tarde, el ejército se vio afectado por la expropiación de las empresas judías que pro
ducían materiales bélicos. En Polonia, los generales consiguieron por muy poco no verse
involucrados en el proceso de concentración. Ahora, con la puesta en marcha de las
1 Franz H ald er, Kriegstagebuch, Hans A dolf Jacobsen (ed.), 3 vols., Stuttgart, 1962-1964, vol. 2,
pp. 32-33.
294
operaciones móviles de exterminio, las fuerzas armadas se encontraron de repente en el
mismísimo centro del Holocausto.
La implicación de la Wehrmacht comenzó en el nivel máximo de la estructura del
Alto M ando y desde allí se extendió al campo de batalla. En el cuadro 7.1 se muestran
las características básicas de la maquinaria militar. Obsérvese que el Oberster Befehlsha-
ber der Wehrmacht estaba a cargo de los comandantes en jefe (Oberbefehlshaber) de los
tres cuerpos. Sin embargo, no había una cadena correspondiente de mando que avan
zase desde el O KW al O KH , el O KM y el O K L. El OKW, así como los otros tres altos
mandos, eran esencialmente organizaciones de dirección y ejecución, que llevaban a
cabo funciones de planificación dentro de su ámbito de competencias. En consecuen
cia, la integración de las unidades móviles de exterminio dentro de los grupos del ejér
cito invasor sólo se consiguió tras extensas negociaciones con el O KW y el O KH .
En el cuadro 7.2 se muestra la organización territorial del ejército. El cuadro distin
gue entre tres tipos de mando territorial: el propio Reich, los territorios ocupados, y las
áreas recientemente invadidas. En términos generales, la autoridad militar sobre los
civiles aumentaba con la distancia entre el territorio y el Reich. En Alem ania propia
mente dicha, esa autoridad era prácticamente inexistente; en las áreas de invasión
reciente, era prácticamente absoluta. La región de vanguardia, desde las áreas de reta
guardia de cada grupo del ejército hasta la línea del frente, se consideraba zona de ope
raciones. Allí, un cuerpo administrativo independiente de las fuerzas armadas sólo
podía operar bajo un acuerdo especial con la Wehrmacht.
El único organismo admitido en las áreas de vanguardia durante la campaña rusa fue
la Dirección General de Seguridad del Reich (la R S H A ). Este fue el organismo que, por
primera vez en la historia contemporánea, iba a dirigir una operación de exterminio
masivo. ¿Qué tipo de organización era la RSH A ?
La R SH A fue creada por Reinhard Heydrich. Ya hemos visto que Heydrich es una
figura sobresaliente en las Einzelaktionen de 1938 y en el proceso de concentración den
tro de las esferas alemana y polaca. Sin embargo, la organización de Heydrich no asumió
un lugar preeminente en la maquinaria de destrucción hasta 1941. Este fue un año cru
cial para la evolución de todo el proceso de destrucción, porque fue durante ese perio
do cuando Reinhard Heydrich estableció los cimientos administrativos para las opera
ciones móviles de exterminio y para las deportaciones a los centros de exterminio.
En la composición de su personal, el aparato de Heydrich reflejaba una característi
ca del gobierno alemán en su conjunto. La R SH A y su maquinaria regional eran una
organización de hombres del partido y funcionarios civiles. La fusión de estos dos ele
mentos en la R SH A era tan completa que prácticamente todos los hombres podían ser
enviados al frente a ejecutar con meticulosidad burocrática y disciplina prusiana los
más drásticos planes nazis. Esta amalgama de personal en la R SH A se alcanzó en un
periodo de dos años, en el que Heydrich montó su organización pieza a pieza.
295
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Señales (Nachrichtenwesen - WNW), Fellgiebel
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Cuadro 7.2. Organización territorial del ejército
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Nota: el Wehrkreisbefehlshaber era el comandante de un distrito militar (designado mediante números romanos). El WB, OR o MB era el comandante de un territo
rio específico (como Ucrania, el Sureste, el Generalgouvernement). A veces, un mando territorial o un mando de unidad (como el OB del Sureste y el Comandante
del Grupo E del Ejército) iban unidos en la misma persona.
El proceso de construcción empezó en los primeros días del régimen nazi, cuando
Himmler y su leal seguidor Heydrich asaltaron el Ministerio del Interior prusiano y se
hicieron cargo de su recién organizada Policía Secreta Estatal (Geheime Staatspolizei, o
Gestapo). Góring era entonces ministro del Interior y Daluege el jefe de policía2.
La creación de la Policía de Seguridad como organismo del Estado fue acom pañada
por la formación paralela de un sistema de inteligencia del partido, el denominado Ser
vicio de Seguridad (Sicherheitsdienst, o S D ). Heydrich tenía ahora dos direcciones gene
rales: la H auptam t Sicherheitspolizei, que era una organización estatal, y la Sicher-
2 Testimonio de Hans Bernd Gisevius, Trial of the Majar War Crimináis, XII, pp. 168-173, 181.
Gisevius estuvo en la Gestapo en 1933.
3 R. Heydrich, «Aufgaben und Aufbau der Sicherheitspolizei im Dritten Reich», en Hans
Pfundtner (ed.), Dr. Wilhelm Frick und sein Ministerium, Munich, 1937, p. 152.
4 Dr. Ludwig MÜNZ, Führer durch die Behórden und Organisationen, Berlín, 1939, p. 95. A efectos
presupuestarios, el nuevo Hauptamt se situó dentro del Ministerio del Interior.
299
heitshauptamt, que era una organización del partido. El 27 de septiembre de 1939,
Himmler emitió una orden en virtud de la cual ambas oficinas se amalgamaron en la
Dirección General de Seguridad del Reich Reichssicherheitshauptamt, o R SH A 5, en el
cuadro 7.3 se presenta el diagrama).
La organización de la R SH A se presenta de forma abreviada en el cuadro 7-4. En este
cuadro podemos observar que la R SH A revelaba en su estructura la historia de su orga
nización. De tal forma, la Policía de Seguridad comprendía las sudirecciones generales IV
y V (Gestapo y Kripo), mientras que el Servicio de Seguridad funcionaba en las sudirec-
ciones generales III (Interior) y VI (Exterior)6. A partir de entonces, el propio Heydrich
llevó el título de Chef der Sicherheitspolizei und des SD, abreviado Chef SP und SD.
La R SH A disponía de una enorme red regional, que incluía tres tipos de organiza
ción: una en el Reich y en las áreas incorporadas, otra en los territorios ocupados, y la
tercera en los países en los que se estaba realizando la invasión. Esta red se retrata en
el cuadro 7.5. Obsérvese que fuera del Reich la Policía de Seguridad y el SD estaban
completamente centralizados, hasta el ámbito local (o de unidad). Por el momento, sin
embargo, nos ocuparemos sólo de la maquinaria en las áreas recientemente invadidas:
los denominados Einsatzgruppen. Estos grupos constituyeron las primeras unidades
móviles de exterminio7.
ESTADO PARTIDO
Gestapo Kripo
Reichssicherheitshauptamt - RSHA
(Dirección General de Seguridad del Reich)
300
El contexto sobre el que se desplegaron los Einsatzgruppen fue la operación «Barba-
rossa», concebida para acometer la invasión de la U R SS. Una anotación escrita de la
misión apareció en el diario de guerra del Wehrmachtführungsstab (WFSt) del OKW el
3 de marzo de 1941, en un momento en que los planes de invasión estaban ya muy avan
zados. El contenido de la entrada era un proyecto de directiva destinado a los comandan
tes de tropa, que había preparado el Landesverteidigung de la oficina de Warlimont en el
W FSt, y que había sido remitido por el Jefe del W FSt, Jodl, a Hitler para su aprobación.
El diario de guerra contiene el anexo de Jodl con los comentarios de Hitler, incluido un
argumento filosófico que define la próxima batalla como un enfrentamiento entre dos
concepciones del mundo, y varias afirmaciones específicas, en una de las cuales Hitler
declaraba que habría que «eliminar [besitigt]» a «la inteligencia [Inteligenz] judeobolche-
vique». En opinión de Hitler, estas tareas eran tan difíciles que no se podían confiar al
ejército. El diario de guerra presentaba a continuación las instrucciones dadas por Jodl a
Warlimont para que revisara el proyecto de conformidad con las «directrices» estableci
das por Hitler. U na cuestión que el Reichsführer-SS debe explorar, afirmaba Jodl, era la
introducción de órganos de las SS y de la Policía en el área de operaciones del ejército.
Jodl consideraba que dicho movimiento era necesario para asegurar el «control» inme
diato de los jefes y comisarios bolcheviques. En conclusión, se le dijo a Warlimont que
podía contactar con el O K H para acordar las revisiones, y que debía remitir un nuevo
proyecto para que Keitel lo firmase el 13 de marzo de 19418.
En la fecha especificada, Keitel firmó la directiva revisada. El párrafo decisivo era
una declaración en la que se informaba a los comandantes de tropa de que el Führer
había encargado al Reichsführer-SS el desempeño de tareas especiales en el área de
operaciones del ejército. En el marco de estas tareas, que eran producto de una batalla
hasta el fin entre dos sistemas políticos opuestos, el Reichsführer-SS actuaría indepen
dientemente y bajo su propia responsabilidad. Iba a asegurarse de que el cumplimiento
de su tarea no interrumpiese las operaciones militares. Los detalles los establecerían
directamente entre el O K H y el Reichsführer-SS. A l comienzo de las operaciones, la
frontera de la U R SS se cerraría a todo el tráfico no militar, excepto los órganos policia
les despachados por el Reichführer-SS en cumplimiento de la directiva del Führer. Las
dependencias y los suministros para estos órganos serían reguladas por el O K H /G enQ u
(Alto M ando del Ejército/Cuartel General: W agner)9.
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Nota: organigrama de la RSHA en 1941, L-185. Organigrama de la RSHA a 1 de octubre de 1943, L-219. Antes de que acabase la guerra, Panzin-
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Nota: basado en las declaraciones juradas de Hótd y Ohlendorf, 28 de octubre de 1945, PS'2364.
Cuadro 7.5. La maquinaria regional de la RSHA
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Halder, Jefe del O KH , ya había sido informado de la «tarea especial [Sonderauftrag]»
de Himmler el 5 de marzo, y cuando ocho días después se emitió la directiva del OKW,
hizo una anotación críptica sobre una «Conversación Wagner-Heydrich: cuestiones
policiales, aduanas fronterizas»10.
La cadena de comunicaciones Hitler-Jodl-Warlimont-Halder-Wagner-Heydrich no
era ciertamente la única. Más corta y directa era la ruta de Hitler a Himmler y de
Himmler a Heydrich, pero no existe un registro de las instrucciones o «directrices»
transmitidas por este canal durante las dos primeras semanas de marzo.
La correspondencia del ejército continúa. Incluye el proyecto de un acuerdo a partir
de las negociaciones Wagner-Heydrich. Fechado el 26 de marzo de 1941, el acuerdo entre
el Ejército y la R SH A esbozaba los términos bajo los cuales los Einsatzgruppen podían
operar en la U R SS ocupada. La frase crucial del proyecto establecía que «dentro del
marco de sus instrucciones y bajo su propia responsabilidad, los Sonderkommandos tie
nen derecho a tomar medidas ejecutivas contra la población civil [Die Sonderkommandos
sirtd berechtigt, im Rahmen ihres Auftrages in eigener Verantwortung gegenüber der Zivilbevol-
kerung lixekutmnassrlühmen zu treffen]». Los dos organismos acordaron también que las
unidades móviles podían moverse en las áreas de retaguardia de cada grupo del ejército y
en las del ejército. Se dejó claro que los Einsatzgruppen estarían administrativamente
subordinados al mando militar, pero que la R SH A retendría el control funcional sobre
ellos. Los ejércitos controlarían los movimientos de las unidades móviles. Los militares
proporcionarían a los Einsatzgruppen alojamientos, gasolina, raciones de alimentos, y, en
la medida de lo necesario, comunicaciones por radio. Por otra parte, las unidades de
exterminio recibirían «directivas funcionales» (fachliche Weisungen) del jefe de la Policía
de Seguridad y del SD (Heydrich) de esta forma:
territorial
funcional
R SH A ---------------------------------- > Einsatzgruppen
vol. 3, pp. 842-847, Zentrale Stelle der Landesjustizverwaltungen, Ludwigsburg. El uso de las unida
des móviles en sí no carecía de precedentes. Véase HStuf. Schellenberg al Obf. Jost, 13 de septiem
bre de 1938, URSS-509, sobre la asignación de dos Einsatzstábe a Checoslovaquia. Los Einsatzgrup
pen aparecieron en Polonia en 1939, y en 1940 se enviaron pequeños destacamentos de la Policía de
Seguridad hacia el oeste. De acuerdo con Streckenbach, los Einsatzgruppen se planearon para Ingla
terra, y en la campaña de los Balcanes se desplegaron dos Kommandos. Interrogatorio a Bruno Strec
kenbach, 13 de noviembre de 1962, Causa Wolff, Z-Prot. II/vol. 3, pp. 977-987.
10 E Halder, Kriegstagebuch, cit., vol. 2, pp. 303, 311.
305
Las relaciones de los Einsatzgruppen con la Policía Secreta sobre el Terreno (Gehei-
me Feldpolizei, o GFP) del ejército debían basarse en una separación estricta de juris
dicciones. Cualquier cuestión relacionada con la seguridad de las tropas la manejaría
exclusivamente la Policía Secreta sobre el Terreno, pero los dos servicios debían coo
perar mediante un puntual intercambio de información: los Einsatzgruppen debían
informar a la GFP de todos los asuntos que le concerniesen y, viceversa, la GFP debía
enviar a los Einsatzgruppen toda la información perteneciente a su esfera de compe
tencia (Aufgabenbereich) n .
Las conversaciones definitivas entre el ejército y la R SH A se llevaron a cabo en mayo
de 1941- A l principio, los negociadores fueron el Generalquartiermeister Wagner y el
jefe de la Gestapo, Müller. Entre ambos no consiguieron llegar a un acuerdo. A petición
de Wagner, Müller fue en consecuencia reemplazado por un subordinado, el SS-Sturm-
bannführer Regierungsrat Schellenberg, entonces jefe del IV-E. Schellenberg, elegido
por su experiencia en materia de protocolo, redactó las condiciones definitivas. Diferían
el borrador inicial sólo en un aspecto importante. A los Einsatzgruppen se les permitiría
no sólo operar en las áreas de retaguardia de los grupos del ejército y en las del ejército,
sino también en las áreas de cuerpos del ejército situadas justamente en la línea de fren
te. Esta concesión fue de gran importancia para los Einsatzgruppen, porque había que
capturar a las víctimas tan pronto como fuera posible. N o se les debía dar ninguna adver
tencia y ninguna oportunidad de huir. La versión definitiva del acuerdo fue firmada a
finales de mayo por Heydrich en nombre de la R SH A y por Wagner en nombre del
O K H 12. Se había establecido la alianza.
El siguiente paso, en lo que a la R SH A se refiere, fue la formación de los Einsatz
gruppen. Esta no disponía de unidades móviles a mano; había que crearlas de cero para
cada nueva invasión. En consecuencia, se enviaron órdenes a hombres de la sede cen
tral y de las delegaciones regionales de la Policía de Seguridad y del SD para que se diri
giesen al centro de adiestramiento de la Policía de Seguridad de Pretzsch, y de allí al
punto de reunión, ubicado en D üben13.
11 Texto del borrador, fechado el 26 de marzo de 1941, adjunto en la carta enviada por Wagner
a Heydrich, 4 de abril de 1941, con copias al OKW/Abwehr (Canaris) y al OKW /L (Warlimont),
NOKW-256.
12 Declaración jurada de Schellenberg, 26 de noviembre de 1945, PS-3710. Declaración de
Ohlendorf, 24 de abril de 1947, NO-2890. N o se ha encontrado el texto del acuerdo definitivo.
13 Principalmente se reclutó personal de las oficinas en las que se podía prescindir más fácilmen
te de éste. Interrogatorio de Streckenbach, Causa Wolff, Z-Prot II/vol. 3, pp. 977-987. En H. Kraus-
nick y H. H. Wilhelm, Die Truppe des Weltanschauungskrieges, cit., pp. 141-150, se puede encontrar
una explicación detallada del procedimiento de nombramientos. Eichmann recuerda haber asistido
a una gran reunión en un cine donde se dio el nombre de los jefes de Einsatzkommando. Véase el
testimonio de Eichmann en su juicio, sesión 102, 19 de julio de 1961, pp. H l, II.
306
En total, se establecieron cuatro Einsatzgruppen, cada uno del tamaño de un b ata
llón. Las unidades operativas de los Einsatzgruppen eran los Einsatzkommandos y los
Sonderkommandos, del tamaño de una compañía. Tanto los Einsatzgruppen como los
Kommandos tenían unos Estados Mayores de gran tamaño, con secciones que repre
sentaban al Servicio de Seguridad, a la Gestapo y a la Policía Penal14. El número de ofi
ciales era mucho mayor que en una unidad de combate militar de tamaño comparable,
y sus rangos eran superiores. El cuadro 7.6 enumera los oficiales que estaban al mando
de los Einsatzgruppen y de los Kommandos.
¿Quiénes eran estos hombres? ¿De dónde procedían? Dos de los comandantes de los
Einsatzgruppen iniciales fueron tomados directamente de la R SH A : el jefe de la Policía
Penal, Nebe, y el jefe del SD-Interior, O tto Ohlendorf. La historia del nombramiento
de Ohlendorf arroja mucha luz sobre la actitud de los verdugos y, en un sentido más
amplio, sobre todo el proceso de destrucción.
En 1941, O hlendorf era un joven de treinta y cuatro años. H abía estudiado en tres
universidades (Leipzig, G otinga y Pavia) y obtenido el grado de doctor en leyes. Com o
hombre de carrera, había alcanzado un puesto de director de investigación en el Ins
tituto para la Economía M undial y el Transporte Marítimo de Kiel. En 1938 era tam
bién Hauptgeschaftsführer del Reichsgruppe H andel, la organización de comercio ale
mana. Aunque O hlendorf se había afiliado al partido en 1925, a las S S en 1926 y al
SD en 1936, consideraba sus actividades de partido, e incluso su cargo de jefe del SD -
Interior, com o un elem ento marginal de su carrera profesional. D e hecho, dedicó sólo
cuatro años (1939-1943) a la actividad a tiempo completo en la R SH A , porque, en 1943,
se convirtió en Ministerialdirektor y adjunto del Staatssekretar en el Ministerio de
Econom ía15.
Heydrich era un hombre al que no le gustaban los subordinados con lealtades divi
didas. Ohlendorf era demasiado independiente. Heydrich no quería a nadie que fun
cionase ehrenamtlich (es decir, a título honorario). Las «medidas ejecutivas» que había
que tomar en Rusia requerían una atención com pleta e íntegra. A sí fue como el inte
lectual O tto O hlendorf se encontró al mando del Einsatzgruppe D 16.
Algo similar se puede contar de Ernst Biberstein, que asumió el mando del Einsatz-
kommando 6, perteneciente al Einstazgruppe C, en el verano de 1942. Biberstein era
un hombre algo más mayor, nacido en 1899. Había sido soldado raso en la Primera G ue
rra Mundial. En 1924 se convirtió en pastor protestante y en 1933 ascendió a Kirchen-
307
Cuadro 7.6. Oficiales de los Einsatzgruppen y de los Kommandos
Nota: RSHA IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 129,4 de noviembre de 1941, NO-3159.
Declaración jurada de Eugen Steimle, 14 de diciembre de 1945, NO-3842. Declaración jurada de Adolf
Ott, 29 de abril de 1947, NO-2992. Declaración jurada de Erwin Schulz, 26 de mayo de 1947, NO-3473.
Declaración jurada de Karl Hennicke (Oficial del SD-Interior, Einsatzgruppe C), 4 de septiembre de 1947,
NO-4999. Declaración jurada de Heinz-Hermann Schubert (asistente de Ohlendorf), 7 de diciembre de 1945,
NO-511. H. Krausnick y H. H. Wilhelm, Die Truppe des Weltanschauungskrieges, cit., pp. 644-646. Los co
mandantes de los Einsatzgruppen tenían el rango de Brigadefiihrer o Gruppenführer; es decir, eran oficiales
generales. Los dirigentes de los Kommandos eran Sturmbannfíihrer, Obersturmbannfiihrer o Standartenfuhrer
(mayores, tenientes coroneles o coroneles).
probst. Después de once años como ministro, Biberstein entró en el Ministerio de Asuntos
Eclesiásticos. En 1940 fue transferido a la R SH A . Este traslado no debería resultar muy
sorprendente, porque el Ministerio de Asuntos Eclesiásticos era un organismo del Estado.
Además, Biberstein se había afiliado al partido en 1926 y a las S S en 1936.
Pero Biberstein seguía siendo hombre de iglesia. C uando le enseñaron las oficinas
de la R SH A , mostró ciertos recelos respecto a su nuevo entorno. Inmediatamente,
Heydrich lo envió a O ppeln a que se encargase de la delegación local de la Gestapo.
En este puesto, Biberstein ya había sido introducido en el proceso de destrucción,
308
porque tenía que ocuparse de la deportación de los judíos de la ciudad de O ppeln a
los centros de exterminio del este. En la primavera de 1942, Heydrich fue asesinado
y Biberstein, que dejó de estar protegido por su entendim iento personal con el jefe de
la R SH A , fue repentinam ente transferido al terreno de operaciones, a dirigir las m a
tanzas17.
Com o O hlendorf y Biberstein, la gran mayoría de los oficiales de los Einsatzgruppen
eran profesionales liberales. Incluían un médico (W einmann)18, un cantante de ópera
profesional (Klingelhófer)19, y gran número de abogados20. Estos hombres no eran en
ningún sentido matones, delincuentes, criminales comunes, ni maniacos sexuales. La
mayoría eran intelectuales. En general, estaban en la treintena, e indudablemente que
rían cierto grado de poder, fama y éxito. Sin embargo, no hay indicios de que ninguno
de ellos pidiera que lo asignaran a un Kommando. Todo lo que sabemos es que llevaron
a sus nuevas tareas todas las habilidades y la instrucción que eran capaces de aportar.
Estos hombres, en resumen, se convirtieron en verdugos eficaces.
La fuerza total de los Einsatzgruppen era de unos 3.000 hombres. N o todo el perso
nal se reclutó de la Policía de Seguridad y del SD. De hecho, hubo que pedir prestado
la mayor parte del personal alistado. D esde Berlín se despachó todo un batallón de la
Policía del Orden porque la Policía de Seguridad no podía destacar tanta gente sobre el
terreno21. Además, los Einsatzgruppen recibieron hombres de las W affen-SS22. En el
teatro de operaciones, el Einsatzgruppe A aumentó su fuerza aún más añadiendo a su
nómina ayudantes indígenas como policía auxiliar. La composición resultante del per
sonal de este Einsatzgruppe se indica en el siguiente cuadro, que muestra la distribu
ción de sus miembros23:
309
Waffen-SS 340
Conductores de motocicleta 172
Administración 18
Servicio de Seguridad (SD) 35
Policía Penal (Kripo) 41
Policía del Estado (Stapo) 89
Policía Auxiliar 87
Policía del Orden 133
Mujeres empleadas 13
Intérpretes 51
Operadores de teletipo 3
Operadores de radio 8
Total 990
24 Respecto al Einsatzgruppe C, véase la tabulación de las fuerzas al mando del máximo respon
sable de las SS y de la Policía del Sur el 19 de agosto de 1941, T 501, Rollo 5. Ohlendorf dio cifras
para el Einsatzgruppe D que varían de 400 a 800 hombres en sus declaraciones juradas de 5 de
noviembre de 1945, PS-2620, y 27 de agosto de 1947, N 0-2890.
25 Declaración jurada de Schellenberg, 20 de noviembre de 1945, PS-3710.
26 Declaración jurada de Ohlendrof, 5 de noviembre de 1945, PS-2620. La veracidad de Ohlen
dorf, y la de otros que testificaron haber recibido órdenes de matar a los judíos antes de la partida, ha
sido puesta en duda por Alfred S treim , Die Behandlung sowjetischer Kriegsgefangener im «Fall Barba-
rossa», Heildelberg, 1981, pp. 74-93.
310
El Standartenführer Jager, del Einsatzkommado 3, recuerda una reunión de unos 50 di-
rigentes de las SS en Berlín, en la que Heydrich declaró que en caso de guerra con Rusia
habría que m atar a los judíos del Este. Uno de los hombres de la Gestapo preguntó:
«¿Tenemos que fusilar a los judíos? [Wir sollen die Juden erschkssen?]». Heydrich contestó
entonces: «Por supuesto [selbstverstandlich]»27. En el centro de instrucción de Pretzsch, el
jefe de personal de la R SH A , Streckenbach, se dirigió a los miembros de los Einsatz-
gruppen en términos más generales. Les dijo a dónde iban y les dio instrucciones de pro
ceder sin piedad (dass dort rücksichtslos durchgegriffen werden müsste)28.
H asta el lanzamiento de la campaña militar, no se emitieron directivas específicas escri
tas ni orales. En conjunto, estas órdenes no revelan un plan preconcebido. Indican en rea
lidad una política evolutiva con un efecto cada vez más amplio. La locución «todos los
judíos» apareció por primera vez el 28 de junio de 1941, en un borrador de la Dirección
General de Seguridad del Reich. Esta disposición se limitaba al fusilamiento de los prisio
neros de guerra soviéticos29. Una carta enviada por Heydrich el 2 de julio a los cuatro
máximos responsables de las SS y de la Policía destinados a los territorios recientemente
invadidos recapitula las que él declara que han sido sus instrucciones a los Einsatzgruppen.
En este resumen hay un apartado titulado «ejecuciones», con una línea que hace referen
cia a los «judíos que ocupen puestos en los organismos del partido y del Estado»30. El 11
de julio, el Comandante del Regimiento de policía del Centro transmitía a sus batallones
una orden del máximo responsable de las SS y de la Policía del Centro para que fusilasen
inmediatamente a todos los varones judíos de edades comprendidas entre los diecisiete y
los cuarenta y cinco años que hubiesen sido detenidos por «saqueadores»31. Tres semanas
27 Resumen del interrogatorio al que fue sometido Karl Jager, 15 de junio de 1959; en Landes-
kriminalamt Baden-Württemberg, Sonderkommission/Zentrale Steile, 1/3-2/59. Jager se suicidó el 22
de junio de 1959.
28 Declaración jurada de Wilhelm Forster (conductor del Einsatzgruppe D), 23 de octubre de 1947,
N 0 -5520. La especificidad de las instrucciones parece haber estado relacionada con el rango de
aquellos a los que iban dirigidas. Véase la declaración jurada de Walter Blume, 29 de junio de 1947,
NO-4145, en la que se indica que la destrucción de los judíos fue mencionada a los comandantes
de los Kommandos por Heydrich y Streckenbach, y declaración jurada de Robert Barth, 12 de sep
tiembre de 1947, NO-4992, en la que recuerda un discurso más general de Heydrich a los hombres
reunidos. Véase también H. Krausnick y H. H. Wilhelm, Die Truppe des Weltanschauungskrieges, cit.,
pp. 150-172.
29 Borrador de 28 de junio de 1941, PS-78.
30 Heydrich a Jeckeln, von dem Bach, Prützmann, y Korsemann, 2 de Julio de 1941, Archivos
Federales Alemanes R 70/SU 32.
31 Orden del teniente coronel Max Montua, transmitiendo la orden del máximo responsable de
las SS y de la Policía, von dem Bach, 11 de julio de 1941, Instituto Histórico Militar, Praga, C olec
ción Polizei Regiment Mitte A-3-2-7/1, Karton 1. Obsérvese, sin embargo, que en diversas localida
des, los Einsatzkommandos se sintieron autorizados a matar a todos los varones judíos. Así, en Dau-
311
más tarde, Himmler envió una «orden explícita» (ausdrücklicher Befehl) a dos batallones
montados de las SS indicando que se debía fusilar a «todos los judíos» (samtliche Juden),
con la nota explicativa de que las mujeres debían ser conducidas a los pantanos32.
Por el momento, ninguno de estos textos contenía una referencia al aniquilamiento de
familias enteras. La simple palabra «judíos» todavía significaba, principalmente, varones
judíos jóvenes o de mediana edad. A buen seguro, a los judíos restantes no se les iba a
permitir vivir mucho tiempo. Edwin Schulz, comandante del Einsatzkommando 5, decla
ró después de la guerra que en agosto de 1941 el Dr. Rasch, del Einsatzgruppe C, reunió
a los líderes de Kommando en Zhitomir para trasmitirles una orden dada por Himmler al
líder superior de las SS y de la Policía del Sur, Jeckeln, de acuerdo con la cual había que
matar a todos los judíos (de nuevo, samtliche Juden) , a menos que fuesen necesarios como
mano de obra, y que si era necesario (gegebenenfalls) se disparase también contra mujeres
y niños judíos, para que no hubiera vengadores en el futuro33. Es en este punto donde la
operación se amplió para abarcar -com o se dijo en uno de los informes- a judíos de ambos
sexos y de todas las edades34. Numerosas ciudades se quedaron primero sin hombres ju
díos y después sin las mujeres judías más jóvenes35. Desde la Ucrania occidental, un ofi
cial del gobierno militar informó de que en algunas localidades, el cuidado de los niños y
bebés huérfanos judíos había causado dificultades temporales, pero que la Policía de Segu
ridad ya había resuelto al cuestión36. De esta manera cristalizó el objetivo de la operación.
gavpils, el Einsatzkommando Ib mató a todos los varones judíos identificados por los colaboradores
letones (alie mánnliche Juden kurzerhand erschossen). R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en
la URSS, núm. 24 (33 copias), 16 de julio de 1941, NO-2938.
32 Anotación en el archivo del Batallón Montado del Primer Regimiento de Caballería de las SS,
1 de agosto de 1941, Archivos Federales Alemanes, RS 3-8/36, y anotación en el archivo del Batallón
Montado del Segundo Regimiento de Caballería de las SS, 1 de agosto de 1941, T 354, Rollo 168.
33 Declaración jurada de Erwin Schulz, 26 de mayo de 1947, NO-3644- Más de dos años después,
el 6 de octubre de 1943, Himmler declaró en un discurso pronunciado ante oficiales de alta gradua
ción del partido: «Se nos planteó esta cuestión: ¿qué hacemos con las mujeres y los niños? También
aquí decidí buscar una solución clara. Pensé que no tenía derecho a exterminar a los hombres -es
decir, matarlos o hacer que los m atasen- y permitir que sus hijos, al convertirse en adultos, se ven
gasen en las personas de nuestros hijos y nietos», T 175, Rollo 85.
34 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 133 (60 copias), 14 de
noviembre de 1941, NO-2885. La referencia es a Mogilev.
35 Véanse los informes del Feldkommandantur 528 (V) a la Sicherungsdivision (División de
Seguridad) 221, 1 y 13 de septiembre de 1941, sobre la ciudad de Rogachev, T 315, Rollo 1672. Véase
también la correspondencia militar sobre Belaya Tserkov en Helmut KRAUSNICK y Harold DEUTSCH
(eds.), Helmut Groscwth: Tagebuch eines Abwehroffiziers, Stuttgart, 1970, pp. 88-91 y 534-542.
36 Informe del Oberkriegsverwaltungsrat von Winterfeld de la 454.a División de Seguridad/VII
referente al periodo comprendido entre el 16 de agosto y 15 de septiembre de 1941, fechado el 23 de
septiembre de 1941, Archivos Federales Alemanes R 94/26.
312
EL PRIMER BARRIDO
Territorios colchón38
Territorios antiguos39
Aproxim adam ente 1.500.000 de judíos residentes en los territorios afectados huye
ron antes de que llegasen los alemanes.
313
Los judíos no sólo estaban concentrados en un área situada al alcance del ejército
alemán, sino que vivían en las ciudades. La urbanización judía en la antigua U R SS era
del 87 por 10040; en los territorios colchón era superior al 90 por 10041. El siguiente des-
glose incluye (aparte de M oscú y Leningrado) sólo localidades invadidas por los alema
nes42. En general, las cifras, si no los porcentajes, habían aumentado en 1939.
Población judía
Ciudad y año del censo (porcentaje respecto
a la población total)
314
Równe [Rovno] (1931) 22.700 (56,0)
Poltava (1920) 21.800 (28,4)
Bobruisk (1923) 21.600 (39,7)
Brzesc [Brest-Litovsk] (1931) 21.400 (44,2)
Grodno (1931) 21.200 (43,0)
Pinsk (1931) 20.300 (63,6)
Vinnitsa (1923) 20.200 (39,2)
Tighina (1910) 20.000 (34,6)
Luck [Lutsk] (1931) 17.400 (48,9)
Przemysl (1931) 17.300 (34.0)
Estrategia
Durante las primeras semanas de la campaña, los Kommandos avanzaron tan rápi
damente como les fue posible hacia las proximidades de las líneas del frente. Unidades
del Einsatzgruppe A entraron en las ciudades de Kaunas, Liepáia, Jelgava, Riga, Tartu,
Tallin y en las mayores poblaciones circundantes de Leningrado, con las unidades de
avance del ejército43. El Sonderkommando 7b del Einsatzgruppe C (en aquel momen
to todavía denominado B) estaba en Brest-Litovsk mientras la lucha continuaba en
búnkers aislados de la ciudadela44. Tres coches del Einsatzgruppe C siguieron a los pri
meros tanques hasta Zhitomir45. El Kommando 4a del mismo Einsatzgruppe se encon
traba en Kiev el 19 de septiembre, el día en que cayó la ciudad46. Miembros del Ein
satzgruppe D se trasladaron a Hotin cuando los rusos todavía la estaban defendiendo47.
Tales movimientos en la línea del frente planteaban dificultades. Ocasionalmente,
los Einsatzgruppen se encontraban en medio de una fuerte batalla. El Einsatzkomman
do 12, que avanzaba por la línea de costa al este de O dessa para realizar ametralla-
mientos masivos de judíos, fue sorprendido por un equipo de reconocimiento soviético
43 Informe resumen del Einsatzgruppe A, a 15 de octubre de 1941, L-180. El informe, con anexos
de diversas fechas, supera con creces las 100 páginas. Aunque se prepararon 40 copias, obviamente
se escribió para la RSHA. En general se conoce como el primer informe Stahlecker, para distinguirlo
de un resumen posterior.
44 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 8 (25 copias), 30 de junio de
1941, NO-4543.
45 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 128 (55 copias), 3 de
noviembre de 1941, NO-3145.
46 R H SA IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 97 (48 copias), 28 de sep
tiembre de 1941, NO-3145.
47 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 19 (32 copias), 11 de julio de
1941, N O '2934.
315
de 2.500 hombres y huyó apresuradamente bajo el fuego48. A veces, un comandante del
ejército aprovechaba la presencia de las unidades móviles de exterminio para ordenar-
les limpiar un área infestada de partisanos o de francotiradores49. Sólo en casos raros,
sin embargo, una orden del ejército establecía la suspensión de una operación de
exterminio debido a la situación en el frente50. En conjunto, las operaciones de los Ein-
satzgruppen sólo estaban limitadas por su propio tamaño en relación con el espacio que
debían cubrir.
Los Einsatzgruppen no se movían en unidades compactas. Los Kommandos se sepa
raban generalmente de los Estados Mayores de grupo, y operaban de manera indepen
diente. A menudo los propios Kommandos se dividían en destacamentos de avance
(Vorkommandos), que seguían el ritmo de las tropas; y partidas de trabajo del tamaño de
una sección (Teilkommandos) , que penetraban en distritos alejados de las carreteras
principales.
A ntes de que se aclarase el objetivo último de las operaciones, los Einsatzgruppen
no se esforzaron por destruir comunidades enteras. El territorio colchón, que la Unión
Soviética había adquirido en 1939 y 1940, se cubrió esporádicamente, dejando atrás
masas de judíos. Pronto, sin embargo, las matanzas se hicieron más sustanciales.
En el norte, el Einsatzgruppe A avanzó hacia la región del Báltico, y se dispuso a
penetrar en Leningrado. Cuando el ejército alemán se vio primero frenado y después
estancado a las puertas de la ciudad, los Kommandos de los Einsatzgruppen desviaron su
atención hacia un área ocupada, con un denso asentamiento judío, que se extendía
desde el mar Báltico a las porciones occidentales de Bielorrusia. El Einsatzkommando 2
comenzó sus operaciones de mayor envergadura a lo largo de la costa letona (Liepáia y
Riga), el centro de Letonia (Jelgava), y la región lituana que rodea Siauliai51. Un infor
me resumen del Einsatzkommando 3 en Lituania detalla toda una serie de movimientos
repetitivos. El Kommando cubrió una gran parte del área de Lituania, con salientes en
Dvinsk (Daugavpils), Letonia y cerca de Minsk en la Rusia Blanca. Su informe, fechado
el 1 de diciembre de 1941, contiene 112 entradas de fusilamientos. U na u otra entrada
hace referencia a diversas localidades adyacentes o varios días consecutivos. Se nombran
316
61 lugares, y en 14 de estas comunidades el Kommando atacó más de una vez. Así, las
poblaciones de Babtai, Kedainiai, Jonava y Rokiskis fueron asaltadas dos veces; Vand-
ziogala, Utena, Alitus y Dvinsk, al menos tres veces; Raseiniai y Ukmerge, cuatro;
Marijampole, cinco; Panevézys, seis; Kovno (Kaunas), 13; y Vilna (Vilnius), 15 veces.
El intervalo entre redadas en estas ciudades variaba desde una fracción de día hasta 42
días, y la pausa media era de una semana. A lgunas de las principales masacres se pro
dujeron después de la tercera, la cuarta o la quinta redada52.
A medida que el Einsatzgruppe B avanzaba rápidamente a través de la parte occi
dental de Bielorrusia, atacó puntualmente los centros de población judíos, pero los dejó
esencialmente intactos. En el otoño, más hacia el este, exterminó una serie de com u
nidades judías, incluidas las de Bobruisk, Vitebsk y Gómel53. En el interior de Rusia, los
judíos eran menos numerosos y estaban más dispersos. En la carretera de Smoliensk a
Moscú, el Einsatzgruppe informó de que en m uchas poblaciones los soviéticos habían
evacuado a todos los habitantes judíos54.
Empezando desde el sur de Polonia, el Einsatzgruppe C atravesó Galitzia. Cuando
llegó al corazón de Ucrania, informó el 11 de septiembre de que «A l otro lado del frente
parecen haber circulado rumores entre los judíos sobre el destino que pueden esperar de
nosotros [Bei den Juden scheint sich auchjenseits der Front herumgesprochen zu haben, wel-
ches Schicksal sie bei uns erwartet]». De hecho, se había encontrado comunidades judías
reducidas entre el 70 y el 90 por 100, y algunas en un 100 por 10055. Tales informes se
multiplicarían en el otoño. Dniepropetrovsk tenía antes de la guerra unos 100.000 habi
52 Informe del Staf. jager, 1 de diciembre de 1941, Zentrale Stelle der Landesjustizverwaltun-
gen, Ludwigsburg, U dSSR 108, película 3, pp. 27-38. Para cubrir Lituania de esta forma, Jager había
organizado una partida de asalto (Rollkommando) de ocho a diez hombres, bajo el mando del OStuf.
Hamman. La partida de asalto salía casi a diario de Kaunas hacia puntos distantes, donde los litua
nos locales ayudaban en las redadas y en las matanzas. En la vecina Letonia, el Einsatzkommando
2 se encontraba también tras las líneas. H asta finales de 1941, sus principales matanzas tuvieron
lugar en la costa (Liepáia y Riga), el centro (Jelgava) y la región lituana que rodea Siauliai (Shavli o
Schaulen). Informe de Stahlecker, 15 de octubre de 1941, L-180. Al Einsatzkommando 2 se sumó
un Sonderkommando letón de más de 100 hombres (finalmente dos compañías de tres pelotones
cada una) al mando de un letón con formación jurídica y experiencia policial, Viktor Arajs. A cusa
ción presentada contra Arajs por el fiscal del Landgericht de Hamburgo, 141 Js 534/60, 10 de mayo
de 1976, pp. 55-66, y sentencia del tribunal de Hamburgo en la causa de Arajs, (37)5/76, 21 de di
ciembre de 1979.
53 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 148 (65 copias), 19 de
diciembre de 1941, NO-2824-
54 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 123 (50 copias), 19 de
noviembre de 1941, NO-2832.
55 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U R SS, núm. 81 (48 copias), 24 de octu
bre de 1941, NO-3154-
317
tantes judíos. Se calculaba que se habían quedado 30.00056, un cálculo que resultó ser
demasiado elevado. En Chemigov, con 10.000 judíos antes de la guerra, el Sonderkom-
mando 4a encontró sólo 30957. A pesar de tales reducciones, el Einsatzgruppe todavía
pudo acceder a grandes concentraciones de víctimas. En una de las primeras de estas
acciones, el Einsatzkommando 4a entró en el gueto de Zhitomir a las cuatro de la madru
gada del 19 de septiembre y destruyó toda la comunidad, matando a 3.145 personas58.
El Kommando se trasladó a continuación a Kiev, donde mató a 33.771 judíos entre el 29
y el 30 de septiembre59. Cuando llegaron a Kharkov, mataron a unos cuantos rehenes
judíos. El 6 de diciembre, un registro de la población restante de Kharkov reveló la pre
sencia de 10.271 judíos. Unos días después los reunieron y los trasladaron a una fábrica
de tractores, desde donde los fueron sacando en pequeños grupos para matarlos60.
En el sur, el Einsatzgruppe D esperó la ofensiva rumana. Después cruzó Besarabia y
se estableció en Nikolaiev y Jersón. Allí «resolvió la cuestión judía» m atando a unas
5.000 personas en cada ciudad hacia mediados de septiembre61. Trasladándose a Meli-
topol, donde una población original judía de 11.000 habitantes se había reducido a
2.000, m ató a ese resto62. En Mariupol, que tenía aproximadamente 18.000 habitantes
judíos antes de la guerra, el Einsatzgruppe capturó y m ató a 8.00063. Girando hacia el
sur, siguió al ejército alemán hasta la península de Crimea, la mayor parte de la cual,
incluida la ciudad de Simferopol, fue ocupada. Sinferopol tenía antes de la guerra
20.000 habitantes judíos, de los cuales se habían quedado 11.000. El Einsatzgruppe los
ejecutó a todos64.
56 RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 135 (50 copias), 19 de
noviembre de 1941, NO-2832.
57 Ibid. Se informó también de que la mayoría de los judíos de Kremenchug y Poltava había huido.
RSHA IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 111 (50 copias), 12 de octubre de 1941,
NO-3155.
58 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 106 (48 copias), 7 de octu
bre de 1941, N O -3140.
59 RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 101 (48 copias), 2 de octu
bre de 1941, N O -3137.
60 Archivos del Oblast de Kharkov, colección de carteles y Fondo 2982, Opis 1, Carpeta 232, y
Opis 3, Carpeta 16. Véase también el informe de los Stadtkommandantur militar de Kharkov, 20 de
agosto de 1942, indicando que no había judíos en la ciudad, T 501, Rollo 34.
61 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 95 (48 copias), 26 de sep
tiembre de 1941, NO-3147. R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 101
(48 copias), 2 de octubre de 1941, NO-3137.
62 Informe de la Ortskommandantur 1/853 en Melitopol, 13 de octubre de 1941, T 501, Rollo 56.
63 Ortskommandantur 1/853 en Mariupol al comandante del Area de Retaguardia del Ejército
(Korück) 533, 29 de octubre de 1941, T 501, Rollo 56.
64 Ortskommandantur 1/853 en Simferopol a Korück 533,14 de diciembre de 1941, T 501, Rollo 56.
318
Periódicamente, los Einsatzgruppen informaban del número total de personas que
habían m atado hasta ese momento. Para el Einsatzgruppe A, la cuenta a 15 de octubre
de 1941 era de 125.000 judíos ejecutados65. El Einsatzgruppe B anotó el 14 de noviem
bre de 1941 un total incompleto de 45.000 víctimas66. En el Einsatzgruppe C, la cifra
del Einsatzkommando 4a el 30 de noviembre de 1941 eran de 59.000, y la del Einsatz
kommando 5, el 7 de diciembre, era de 36.00067. El Einsatzgruppe D recapituló el 2 de
enero de 1942 la matanza de 76.000 personas68.
Hubo una segunda oleada de unidades móviles de exterminio, que avanzaron rápi
damente detrás de los Einsatzgruppen. Operaban bajo una variedad de mandos y ata
caban las diversas comunidades que los Einsatzgruppen habían dejado atrás apresura
damente.
D esde Tilsit, en Prusia Oriental, la G estapo local envió un Kommando a Lituania.
Estos hombres de la Gestapo mataron a miles de judíos al otro lado del río Memel69. En
Cracovia, el Befehlshaber der Sicherheitspolizei und des SD (BdS) del Generalgouveme-
ment, SS-Oberführer Schóngarth, organizó tres pequeños Kommandos. A mediados de
julio, estos Kommandos se trasladaron a las áreas del este de Polonia y, con cuarteles
generales en Lvov, Brest-Litovsk y Biaíystok, respectivamente, mataron a decenas de
miles de judíos70.
319
Los máximos responsables de las S S y la policía hicieron entrar en acción fuerzas
adicionales. Himmler había nombrado tres de estos oficiales regionales y había situado
las siguientes unidades de las SS y de la Policía bajo su mando táctico71:
71 Los tres regimientos policiales se establecieron antes de la invasión para el uso de los máximos res
ponsables de las SS y la Policía del Norte, Centro y Sur de Rusia. Véase el informe del mayor Schmidt von
Altenstadt, 19 de mayo de 1941, NOKW-486. En 1941, no había en la URSS ocupada otras unidades poli
ciales con tamaño de regimiento, pero entre julio y diciembre se enviaron hacia el este batallones de po
licía adicionales, algunos de ellos asignados a divisiones de seguridad del ejército. Véase una lista en Peter
LONGERICH, Politik der Vemichtung, Munich, 1998, pp. 308-310. El SS-Kommandostab, formado a mediados
de junio de 1941, estaba compuesto inicialmente por brigadas de las SS y algunas unidades menores. El
28 de junio de 1941, el Stab estaba subordinado personalmente a Himmler. Véase el facsímil del Diario de
Guerra del Kommandostab para 1941, en Fritz BAADE et al. (eds.), Unsere Ehre heisst Trene, Viena, 1965,
pp. 1-91, o en los Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo' de Registro 48.004 (Instituto
Histórico Militar, Praga), Rollo 1. Este rollo y el Rollo 2 contienen también informes de las brigadas y mate
riales del 322 Batallón del Regimiento de Policía del Centro. Respecto a los destinos y los movimientos de
las brigadas, véase el diario de guerra del Kommandostab. Vcase también la asignación de la Brigada de
Caballería de las SS a von dem Bach el 28 de julio de 1941, en Archivos Federales Alemanes, NS 19/3489.
320
El Regimiento de Policía del Centro participó en operaciones que costaron la vida a
2.378 judíos en Minsk72 y a 3.726 en M ogilev73. La Brigada de Caballería de las SS se
trasladó a los terrenos pantanosos del Pripiat. Cuando Himmler ordenó a los dos bata
llones montados de la brigada que ametrallasen a los varones judíos y que trasladasen
a las mujeres a los pantanos, el comandante del batallón del Primer Regimiento, Lom-
bard, aún no había encontrado muchos judíos en su sector, pero les explicó a sus sol
dados que no deberían considerar la orden de Himmler como un «reproche» (Rüge),
aunque al mismo tiempo les pidió a los jefes de los destacamentos de reconocimiento
que mantuviesen los ojos abiertos: «que no quede ni un varón judío vivo, ni una sola
familia en las ciudades»74. 10 días más tarde pudo informar de que, además de fusilar a
hombres y «activistas» del Ejército Rojo, había m atado a 6.504 judíos75. Su colega Ma-
gilí, del Segundo Regimiento, informó de que los pantanos no eran suficientemente
profundos como para ahogarse, pero que se había ejecutado a 14.178 «saqueadores, y
dem ás»76. Una vez completada su misión, el número de víctimas de la brigada era de
14.178 «saqueadores», 1.001 partisanos y 699 prisioneros de guerra soviéticos77.
En el sur, la primera gran matanza tuvo lugar cuando la Primera Brigada de Infan
tería de las SS fue cedida al Feldmarschall Reichenau, com andante del Sexto Ejército,
a finales de julio. Cuando Reichenau ordenó a la brigada que destruyese los restos de
la 124 División del Ejército Rojo, a los partisanos y a los «partidarios del sistema bol
chevique de su retaguardia», la brigada m ató a 73 soldados del Ejército Rojo, a 165
comunistas, y a 1.658 judíos78. Unas semanas después, ejecutó a 300 varones y 139 m u
321
jeres judíos en Starakonstantinov «como represalia por la actitud poco cooperativa de
los judíos que trabajaban para la Wehrmacht»79. A continuación, Jackeln se dirigió a
Kámenets-Podolski, donde se había reunido a los judíos expulsados de Hungría. En esta
operación, uno de sus batallones de policía cercó la zona, y su propia compañía de Esta
do Mayor (Stabskompanie) se encargó del ametrallamiento. El número de muertos fue
de 23.60080. A continuación se llevó a cabo otra acción en Berdichev, donde esa misma
compañía m ató a 1.303 judíos, de los cuales, 875 eran mujeres mayores de doce años81.
Dos destacam entos de la Policía del Orden ayudaron al Einsatzkommando 4a en la
masacre de Kiev82. En Dniepropetrovsk, donde un comando empleado por Jeckeln
m ató a unos 15.000 judíos, el comandante local del ejército informó de que lamentaba
mucho no haber recibido una notificación previa de la acción, como resultado de lo
cual sus preparativos para crear un gueto en la ciudad y su regulación (ya emitida) para
exigir una «contribución» a los judíos a beneficio de la municipalidad habían resultado
inútiles83. Los batallones de policía de Jeckeln mataron a más de 5.000 judíos en accio
nes menores durante el verano, y la Primera Brigada de las SS mató a otros 10.000
desde principios de agosto hasta que fue transferida al máximo responsable de las SS y
de la Policía en el Centro de Rusia, durante la segunda mitad de octubre84.
79 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 59 (48 copias), 21 de agosto
de 1941, NO-2847.
80 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, 80 (48 copias), 11 de septiembre
de 1941, NO-3154- Véanse también los mensajes de radio enviados por Fegelein al Kommandostab,
27-29 de agosto de 1941, en los Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Regis
tro 48.004 (Instituto Histórico Militar de Praga), Rollo 1.
81 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 88 (48 copias), 19 de sep
tiembre de 1941, NO-3148, e informe de Jeckeln, 1 de septiembre de 1941, Archivos del U. S. Holo-
caust Memorial Museum, Grupo de Registro 48.004 (Instituto Histórico Militar de Praga), Rollo 1.
82 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 101 (48 copias), 3 de octu
bre de 1941, NO-3137, e informes de Jeckeln, 28 y 30 de septiembre, y 1 de octubre de 1941, Archi
vos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 48.004 (Instituto Histórico Militar de
Praga), Rollo 1. El papel de la Policía del Orden en la masacre de Kiev fue tan conspicuo que el Ein
satzkommando 4a se sintió obligado a informar de que aparte de la acción de Kiev ésta había «liqui
dado» a 14.000 judíos «sin ayuda externa» (o/me jede fremde Hilfe erledigc). R SH A IV-A-1, Informe
sobre las Operaciones en la URSS, núm. 111 (50 copias), 12 de octubre de 1941, NO-3155.
83 Informe de la Feldkommandantur 240/VII referente al periodo comprendido entre el 15 de septiem
bre y el 15 de octubre de 1941, Yad Vashem, documento 0-53/6. El Sonderkommando 4a informó de que
Jeckeln había matado a 10.000 judíos en la ciudad el 13 de octubre de 1941. Véase RSH A IV-A-1, Infor
me sobre las Operaciones en la URSS, núm. 135 (60 copias), 19 de noviembre de 1941, NO-2832.
84 Informes en los Archivos del U. S. Holocaust Research Memorial Museum, GR 48.004 (Insti
tuto Histórico Militar de Praga), Rollo 1. Sobre la brigada, véase también F. Baal et al. (eds.), Unsere
ehre heisst Treue, cit., p. 93-206. Según los informes, el total de los ametrallados por Jeckeln en agos
322
El propio Jeckeln cambió su puesto con el máximo responsable de las SS y de la Poli
cía en el Norte de Rusia, Prützmann, en Riga, a comienzos de noviembre. A ntes de su
partida, todavía tuvo tiempo para planear una gran matanza de judíos ucranianos en
Rovno. Esta operación, ejecutada el 6-7 de noviembre, estuvo a cargo de la Policía del
Orden, con la «significativa participación» (massgeblich beteilight) en el fusilamiento de
un destacam ento del Einsatzkommando 585.
A l llegar a Riga, Jeckel llevó a cabo su última gran acción del primer barrido. Entre
el 29 de noviembre y el 1 de diciembre, y entre el 8 y el 9 de diciembre, fueron asesi
nados un total de 27.800 judíos de Riga86. Posteriormente, el endurecimiento del suelo
hizo más difícil cavar las fosas de norte a sur, y se suspendieron las operaciones a gran
escala87.
Los Einsatzgruppen, la G estapo de Tilsit, los Einstazkommandos enviados por el BdS
del Generalgouvernement, y las formaciones m andadas por los líderes de las SS y de la
Policía m ataron a medio millón de personas durante los primeros meses de las opera
ciones móviles de exterminio. En los m apas 2 y 3 se muestran las localizaciones de estas
unidades en julio y en noviembre88.
to fue de 44.125 personas, «en su mayoría judíos». R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en
la URSS, núm. 94 (48 copias), 25 de septiembre de 1941, NO-3146.
85 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 143 (65 copias), 8 de diciem
bre de 1941, NO-2827.
86 Informe en borrador (invierno de 1941-1942) del Einsatzgruppe A, PS-2273.
87 Véase la referencia del Stubaf. Hoffmann a que las operaciones se suspendían porque el terre
no estaba congelado, en una reunión presidida por el Gauleiter Kube en Minsk, 29 de enero de 1942,
Archivos del U. S. Hoíocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 53.002 (Archivos Estatales C en
trales de Bielorrusia), Rollo 11, Fondo 370, Opis 1, Carpeta 53.
88 Las localizaciones se citan casi en todos los informes de operaciones de la R SH A IV-A-1.
323
Mapa 2. Posiciones de las Unidades Móviles de Exterminio en julio de 1941
324
Mapa 3. Posiciones de las Unidades Móviles de Exterminio en noviembre de 1941
M ar Báltico
Baranóvichi a
>. Slutsk
Varsovia x ._Brest-Utovsk
iVorónezh
O
Lublin
I o Bálí¡
325
dentemente, las fuerzas armadas reciben bien la hostilidad contra los judíos [Wehrmacht
erfreulich gute Einstellung gegen die Juden]»89. El 8 de septiembre, el Einsatzgruppe D
informó de que las relaciones con las autoridades militares eran «excelentes» (ausge-
zeichnet)90. El comandante del Einsatzgruppe A (Rrigadeführer Dr. Stahlecker) escribió
que sus experiencias con el Grupo del Ejército del Norte eran muy buenas y que sus
relaciones con el Cuarto Ejército de Blindados, dirigido por el Generaloberst Hoepner,
eran «muy estrechas, sí, casi cordiales [sehr eng, ja fa st herzlich]»91.
Se dieron tales testimonios sobre el ejército porque éste hizo todo lo posible por entre
gar los judíos a los Einsatzgruppen, por solicitar acciones contra los judíos, por participar
en las operaciones de exterminio, y por matar a los rehenes judíos como «represalia» por
los ataques contra las fuerzas de ocupación. Los generales se habían acomodado en esta
postura de cooperación con el pretexto de que la población judía era un grupo de bol
cheviques intransigentes que instigaban, animaban y respaldaban la guerra de partisanos
tras las líneas alemanas92. De esa forma, el ejército tenía que protegerse de la amenaza
partisana atacando a su presunta fuente: los judíos93.
La primera consecuencia de la política de «seguridad» del ejército fue la práctica de
entregar los judíos a los Einsatzgruppen para que éstos los ejecutasen. En Minsk, el co
m andante del ejército estableció un campo de concentración para civiles en el que
encerró a casi todos los varones de la ciudad. Unidades de la Policía Secreta sobre el
Terreno y personal del Einsatzgruppe B «peinaron» juntos el campo. En la redada cogie
ron a miles de «judíos, delincuentes, funcionarios y asiáticos»94. En Zhitomir, el gene
89 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 14 (30 copias), 6 de julio de
1941, N 0 '2 9 4 0 .
90 Ohlendorf a través del Stubaf. Gmeiner a la Ic/AO del Undécimo Ejército (recibido y marca
do con sus iniciales por Wóhler, jefe del Estado Mayor), 8 de septiembre de 1941, NOKW-3234.
91 Informe de Stahlecker, 15 de octubre de 1941, L-180.
92 En línea con esta idea, véase la carta del general Eugen Müller (jefe de moral del OKH) a los
comandantes de las Áreas de Retaguardia de los Grupos del Ejército del Norte, del Centro y del Sur,
25 de julio de 1941, NOKW-182. Müller advertía en la carta que los «portadores del sistema judeo-
bolchevique» estaban ahora empezando una guerra total de partisanos en la retaguardia alemana.
93 La credulidad del ejército se puede ilustrar con la facilidad con la que se dejó persuadir, sin
prueba alguna, de que el gran incendio de Kiev había sido iniciado por los judíos. R SH A IV-A-1,
Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 97 (48 copias), 28 de septiembre de 1941, NO-
3145. Un posterior informe de los Einsatzgruppen reveló que el incendio había sido provocado por
un denominado batallón de aniquilamiento, un tipo de unidad partisana empleada por los rusos
durante los primeros días de la guerra en actividades de sabotaje. R SH A IV-A-1, Informe sobre las
Actividades en la URSS, núm. 127 (55 copias), 31 de octubre de 1941, NO-4136.
94 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 21 (32 copias), 13 de julio de
1941, N O '2937, R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 73 (48 copias), 4
de septiembre de 1941, NO-2844-
326
ral Reinhardt ayudó al Einsatzgruppe C a «peinar» (Durchkammung) la ciudad95. Fuera
de las ciudades, varias unidades militares entregaron a judíos extraviados que huían por
carreteras y bosques96.
La segunda consecuencia de la teoría de que los judíos eran los instigadores de la gue
rra de guerrillas fue la toma de medidas contra ellos por parte del ejército. En Kremen-
chug, el Decimoséptimo Ejército solicitó al Kommando 4b que eliminase a los judíos de
la ciudad porque se habían producido en ella tres casos de sabotaje de los cables tele
gráficos97. En otras ciudades, los mandos militares ni siquiera esperaron a que se pro
dujeran casos de sabotaje, sino que solicitaron acciones antijudías como medida de
«precaución». Así, en la población de Kodima, llevaron ante el Hauptm ann (capitán)
Kramer del Grupo 647 de la Policía Secreta sobre el Terreno, que acompañaba al X XX
Cuerpo del Ejército, a una ucraniana analfabeta que afirmaba entender el yiddish. La
mujer reveló que había oído hablar de una conjura judía para atacar al ejército asentado
en la ciudad. Esa misma tarde, se pidió al Einsatzkommando 10a, asentado en Olshanka,
que enviase un destacamento a Kodima. El destacamento llevó a cabo las ejecuciones
asistido por efectivos de la Policía Secreta sobre el Terreno98. En Armyansk, península de
Crimea, el mando militar local envió el siguiente informe a su superior:
Para protegernos contra las alteraciones provocadas por los partisanos y por seguri
dad de las tropas situadas en esta área, se ha hecho absolutamente necesario neutralizar
a los judíos de ambos sexos. Llevado a cabo del 26 de noviembre de 1941".
95 RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 38 (48 copias), 30 de julio de
1941, NO-2951.
96 Por ejemplo, la 99.a División de Infantería del 6.° Ejército. Véanse los informes de la Ic de la
99.a División, 27 y 29 de septiembre de 1941, NOKW-1294- Véase también Tercera Compañía del
683.° Batallón Motorizado de la Feldgendarmerie al Feldkommandantur 810, 2 de noviembre de 1941,
NOKW-1630. La Feldgendarmerie (que no debe confundirse con la Policía Secreta sobre el Terreno)
era la policía militar del ejército. Buena parte de su personal procedía de la Policía del Orden.
97 Diario de guerra, Ic/AO del Decimoséptimo Ejército, 22 de septiembre de 1941, NOKW-
2272. El comandante del Decimoséptimo Ejército era el General der Infanterie Heinrich von
Stülpnagel.
98 Ic del XXX Cuerpo de Ejército a la Ic del Undécimo Ejército, 2 de agosto de 1941, NOWK-650.
Sonderkommando 10a (OStubaf. Seetzen) al Einsatzgruppe D, 3 de agosto de 1941, NOKW-586.
99 Ortskommandantur Armyansk a Koriick 553/Qu en Simferopol, 30 de noviembre de 1941,
NOKW-1532.
327
achacar a la población ucraniana, debía fusilarse a judíos y comunistas (especialmente a los
judíos afiliados al Komsomol) en represalia100. El comandante del Area de Retaguardia del
Grupo del Ejército del Sur explicó una orden similar en los siguientes términos:
Es necesario resolver más radicalm ente la cuestión judía. Propongo que se recluya a
todos los judíos rurales en centros de confinamiento vigilados y en cam pos de concen
tración. Los elementos sospechosos deberán ser eliminados. [Die Judenfrage muss radika-
ler gelost werden. Ich schlage Erfassung aller au f dem Lande lebenden Juden in bewachte
Samuel- und Arbeitslager vor. Verdachtige Elemente müssen beseitgt werden.]
100 Ic/AO del Decimoséptimo Ejército (firmado por Stülpnagel) a los mandos de cuerpo del ejér
cito, con copia al comandante del Area de Retaguardia del Grupo del Ejército del Sur, 30 de julio de
1941, NOKW-1693. El Komsomol era una organización juvenil del partido comunista.
101 Orden del Área de Retaguardia del Grupo de Ejército del Sur/Sección VII (firmado por el
Gen. von Roques), 16 de agosto de 1941, NOKW-1691. Respecto a los informes de fusilamientos de
judíos «como represalia», véase la proclama del comandante de la ciudad de Kherson, 28 de agosto
de 1941, NOKW-3436. Comandante, Ic del Area de Retaguardia del Grupo del Ejército del Sur al
Ia/Ib del Grupo del Ejército del Sur, 13 de noviembre de 1941, NOKW-1611. la de la 202.a Brigada
de Reemplazo al comandante del Area de Retaguardia del Grupo del Ejército del Sur, 13 de noviem
bre de 1941, NOKW-1611. Hay muchos otros informes de este tipo.
102 350.° Regimiento de Infantería/Ia (firmado por el comandante del regimiento, Generalmajor
Koch) a la 221.a División de Seguridad, 19 de agosto de 1941, T 315, Rollo 1672. Subrayado en el
texto. El regimiento operaba en el área de retaguardia del Grupo del Ejército del Centro. Koch cita
ba a un oficial subordinado.
103 Citado en el diario de guerra de la Marinestation Ost (en Kiel), Archivos de Alemania Fede
ral RM 31/3205, en Heinz-Ludger Borgert, «Die Kriegsmarine und das Unternehmen “Barbarossa”»,
328
por el Ia/OQu del Sexto Ejército en Kharkov, establecía que se internase a los judíos y a
otros rehenes en grandes edificios. Se sospechaba que algunos de estos edificios estaban
minados. Ahora que los supuestos perpetradores estaban en los edificios, el ejército espe
raba que pronto se comunicase la localización de las minas a los ingenieros del ejército104.
A l menos una unidad llevó sus sospechas sobre los judíos hasta el punto de ordenar, de
una sola vez, que se fusilase a todos los hombres del Ejército Rojo, uniformados o de civil,
cogidos «holgazaneando», a los judíos, a los comisarios o a las personas que llevasen un
arma, y a aquellos de quienes se sospechara que llevaban a cabo actividades partisanas105.
En Bielorrusia, el comandante de la 707.a División de Infantería, Generalmajor von
Bechtolsheim, se encargó personalmente del asunto. La división, compuesta sólo por
dos regimientos, estaba desplegada desde Baranóvichi a Minsk. Dentro del antiguo
territorio soviético empleó efectivos del Undécimo Batallón de Reserva de la Policía,
reforzados con compañías de la policía lituana, durante el mes de octubre y comienzos
de noviembre de 1941, con el propósito de matar a los judíos de las poblaciones de
Smolevichi, Rudensk, Smilovichi, Kliniki, Koydanov, Slutsk y K letsk106. Dentro del an
tiguo territorio polaco, su 727.° Regimiento dirigió las ejecuciones107. La cifra total de
estas operaciones bielorrusas fue de 19.000 «partisanos y delincuentes, es decir, en su
mayoría judíos»108.
Mitteilungen aus dem Bundesarchiv 7 (1999), pp. 52-66. Borgert identifica al Fregattenkapitán Hans
Kawelmacher como el Seekommandant mencionado.
104 Orden del Ia/OQu del Sexto Ejército, 17 de octubre de 1941, NOKW-184. El ingeniero jefe
en Kharkov era el Oberts (coronel) Herbert Selle, comandante del 677-° Regimiento de Ingenieros.
105 Orden de la Ic de la 52.a División de Infantería, 11 de septiembre de 1941, NOKW-1858.
Véase también la orden firmada por el comandante del Área de Retaguardia del Grupo del Ejército
del Centro (firmado por el General der Infanterie von Schenkendorff), 28 de octubre de 1941, T 315,
Rollo 1668.
106 Véanse los informes de Bechtolsheim, 2 de octubre a 24 de noviembre de 1941, en los Archi
vos del U. S. Hoíocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 53.002 (Archivos Estatales Centrales
de Bielorrusia), Rollo 2, Fondo 378, Opis 2, Carpeta 698. Según estos informes, en Minsk mataron a
2.000 comunistas y en cinco poblaciones situadas entre Smolevichi y Koydanov mataron a 4.000
judíos y comunistas. Respecto a las acciones de Slutsk-Kletsk, en las que ejecutaron a 5.900 judíos,
véase el informe mensual del oficial de operaciones de Bechtolsheim (von der Osten), apéndice 4, 11
de noviembre de 1941, Archivos Federales Alemanes RH 26-707/2.
107 Hannes Heer, «Killing Fields», en Mittelweg 36 (junio-julio de 1994), pp. 7-31, especialmente
pp. 12-15. Los tres batallones del 727.° Regimiento estaban estacionados en los sectores de Iwacewicze,
Baranóvichi, y Lida. Grupo del Área de Retaguardia del Grupo de Ejército del Centro, jefe del Estado
Mayor, teniente coronel Rübesamen a la 221.a División de Seguridad, 24 de octubre de 1941, adjuntan
do informe diario de la 707.a División correspondiente al 10 de octubre de 1941, T 315, Rollo 1668.
El comandante del 727.° Regimiento era el coronel de Lasalle von Louisenthal.
108 Informe borrador del Einsatzgruppe A (enero-febrero de 1942), PS-2273.
329
En todos los ejemplos citados hasta ahora, la actividad partisana era la justificación
explícita o implícita para las acciones del ejército. Es interesante, sin embargo, que
hubiera casos tras el comienzo de las operaciones en los que los militares hicieron todo
lo posible para ayudar a las unidades móviles de exterminio sin otra razón aparente que
el deseo de acabar de una vez. El crecimiento de esta insensibilidad ante la muerte
masiva la ilustran dos anécdotas.
En Dzhankoi, península de Crimea, el alcalde local había establecido un campo de
concentración para judíos sin comunicárselo a nadie. Transcurrido un tiempo, el hambre
asoló el campo y surgió la amenaza de que comenzaran a estallar epidemias. El coman
dante militar (Ortskommandant) se puso en contacto con el Einsatzgruppe D solicitándo
le que matase a los judíos, pero la Policía de Seguridad rechazó la solicitud porque no
tenía suficiente personal. Tras cierto tira y afloja, el ejército aceptó proporcionar a su
Feldgendarmerie para rodear el área, de manera que un Kommando del Einsatzgruppe
pudiera llevar a cabo las ejecuciones109.
En Simferopol, la capital crimea, el Undécimo Ejército decidió que quería que las
ejecuciones terminasen antes de Navidad. En consecuencia, el Einsatzgruppe D, con la
ayuda de personal militar y con camiones y gasolina del ejército, las completó a tiempo
para permitir al ejército celebrar las Navidades en una ciudad sin judíos110.
A partir de una renuencia inicial a participar en el proceso de destrucción, los gene
rales habían llegado a tal impaciencia por la acción que prácticamente empujaban a los
Einsatzgruppen a las operaciones de exterminio. El ejército alemán apenas podía espe
rar a ver muertos a los judíos de Rusia; no es extraño que los comandantes de los Ein
satzgruppen se sintiesen gratamente sorprendidos.
Si bien la mayoría de las unidades móviles de exterminio operaban en el ámbito
territorial del ejército alemán, Einsatzkommandos de los grupos C y D se trasladaron
también a sectores pertenecientes al ejército húngaro y al rumano. En estos sectores, la
Policía de Seguridad se enfrentaba a una situación nueva. La R SH A no había estable
cido acuerdos con los mandos satélite. El gobierno alemán ni siquiera había informado
a sus aliados de la misión especial encomendada a los Reichsführer-SS. A los hombres
de Himmler les esperaban, por consiguiente, nuevas experiencias a medida que pene
traban en áreas dominadas por una autoridad extranjera.
Las referencias a las relaciones con los húngaros son escasas, y cuando las en
contram os no m uestran que éstos m anifiesten una actitud cooperativa. En Zhito-
mir, por ejem plo, el ejército húngaro paró una acción de la policía n ativa contra los
109 Informe del mayor Teichmann (Korück 553/Ic), 1 de enero de 1942, NOKW-1866.
110 Declaración jurada de Werner Braune (comandante, Sonderkommando 1Ib), 8 de julio de 1947,
NO-4234- Otro ejemplo de cooperaciones del ejército es Zhitomir. Véase RSH A IV-A-l, Informe sobre
las Operaciones en la URSS, núm. 106 (48 copias), 7 de octubre de 1941, NO-3140.
330
judíos111. Igualmente, más al sur, el Einsatzgruppe D informó a finales de agosto de que
había «limpiado de judíos» el territorio fronterizo sobre el Dniester, desde Jotín a Yam-
pol, excepto una pequeña parte ocupada por las fuerzas húngaras112. La actitud rumana,
por el contrario, fue bastante distinta. Repetidamente, en su avance, las tropas ruma
nas invadieron los barrios judíos m atando a sus habitantes, y sus acciones tomaron la
forma de atrocidades más que de operaciones de exterminio bien planeadas o adecua
damente razonadas. Los testigos alemanes de la furia rumana se sintieron ligeramente
trastornados por lo que veían, y a veces intentaban introducir disciplina en las filas de
su aliado.
A comienzos de julio, el Sonderkommando 10a, del Einsatzgruppe D, se trasladó a
la ciudad de Bálji. El Sonderkommando envió partidas de registro al barrio judío de la
ciudad ocupada por los rumanos. «En una habitación -informó el Obersturmbannführer
Seetzen- una patrulla descubrió anoche 15 judíos, de diferentes edades y de ambos sexos,
que habían sido ametrallados por soldados rumanos. Algunos estaban aún vivos; la pa
trulla los remató por com pasión.»113 La tarde del 10 de julio se produjo otro incidente
en la misma ciudad. Autoridades del ejército rumano trasladaron en vehículos a 400
judíos de todas las edades y de ambos sexos para matarlos en represalia por los ataques
contra soldados rumanos. El comandante de la 170.a División alemana en la zona se
sorprendió por el espectáculo. Pidió que la ejecución se limitase a 15 hombres114. El 29
de julio, otro informe enviado desde B álji indicaba que los rumanos estaban llevando a
cabo ejecuciones masivas. «La policía rumana de B álji y el área circundante está proce
diendo duramente contra la población judía. El número de ejecuciones no se puede
determinar con precisión.» El Kommando 10a echó una mano, m atando a los líderes de
la comunidad judía de la ciudad115.
El Einsatzgruppe también tuvo problemas con los rumanos de C em áu ji. En esa ciu
dad, los rumanos estaban muy ocupados m atando a los intelectuales ucranianos «para
solucionar de una vez por todas el problema del norte de Bucovina». Entre las víctimas,
la Policía de Seguridad encontró a muchos nacionalistas ucranianos que habrían sido
potenciales colaboradores al servicio de los alemanes. En consecuencia, el Kommando
10b tenía una razón doble para interferir. Solicitó la liberación de los nacionalistas pro
111 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 23,15 de julio de 1941,NO-
4526. El control de la ciudad pasó posteriormente a manos de un comandante alemán.
112 R SH A IV-A-1 Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 67 (48 copias), 29 de agosto
de 1941, NO-2837.
113 Sonderkommando 10a (firmado Seetzen) al Einsatzgruppe D, 10 de julio de 1941, N 0-2073.
114 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 25 (34 copias), 17 de julio
de 1941, NO-2939.
115 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 37 (45 copias), 29 de julio
de 1941, NO-2952.
331
alemanes (hombres de la O U N ) a cambio de comunistas y judíos116. El acuerdo tuvo
éxito. Dos semanas más tarde, el Einsatzgruppe D y la policía rumana ejecutaban con
juntamente a miles de judíos117.
Los sucesos de Bál^i y de Cernáu^i estaban destinados a quedar minimizados por
un baño de sangre que tuvo lugar en otoño. La ciudad con mayor población judía de
la U R SS, O dessa, fue capturada por el C uarto Ejército rumano, tras un largo sitio,
el 16 de octubre de 1941118. D urante los primeros días de la ocupación, se declara
ron incendios noche tras noche, pero -e n opinión de un observador alem án - los
rumanos estaban procediendo contra los «elem entos» judíos con «relativa lealtad
[verhaltnismassiger Loyalitat]». N o se produjeron «excesos especiales [besondere
Ausschreitungen]»119. A las 17:35 horas del 22 de octubre, sin embargo, el cuartel
general rumano, ubicado en la calle Engels, fue volado m ediante una detonación
accionada por control remoto, m atando al com andante de la D écim a División, que
era también el comandante responsable de O desa, general Glogojanu, y a un número
considerable de miembros de su Estado Mayor. El cómputo inicial fue de 41 muertos y
39 heridos. Es posible que otros quedasen enterrados entre los escombros120. Esa noche,
a las 20:20 horas, el gobierno militar del dictador rumano, M ariscal Ion Antonescu,
envió un telegrama al Cuarto Ejército ordenándole que tomase drásticas medidas de
116 RSHA IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 22 (30 copias), 14 de julio
de 1941, NO-4135. La O U N era una organización proalemana de nacionalistas ucranianos.
117 RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 40 (45 copias), 1 de agosto
de 1941, NO-2950. RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 67 (48 copias),
29 de agosto de 1941, NO-2827.
118 Comunicados del OKW, 16 y 17 de octubre de 1941, publicados en la prensa. Tras la eva
cuación soviética por mar, se informó de que habían quedado atrás unos 300.000 habitantes. INSTI-
TUTE OF J ew ish A ffa ires , Hitler’s Ten-year War on the Jews, Nueva York, 1943, p. 185, citando Novoye
Sbvo, Berlín, 22 de julio de 1942. La cifra real debe haber rondado los 330.000. Se calcula que el
componente judío de la población restante es «en números redondos» (rund) de 100.000. Informe del
Oberkriegsverwaltungsrat Dr. Ihnen (legación alemana en Bucarest), 15 de diciembre de 1941, últi
ma carpeta no numerada de una serie rumana, en otro tiempo en el Federal Records Center, Ale-
xandria, Virginia. La cifra real debe haber sido 90.000.
119 Director (Leiter) de Abwehrstelle Rumánien (firmado Rodler) al Undécimo Ejército/Ic, Ic de
la Misión del Ejército de Tierra alemán, Ic de la Misión de las Fuerzas Aéreas alemanas, e Ic de la
Misión Naval alemana, 4 de noviembre de 1941, T 501, Rollo 278.
120 Ibid. El cómputo inicial se recoge en la carta del general Iacobici (comandante del Cuarto
Ejército) al general Mazarini (jefe de Estado Mayor, Ejército rumano), 23 de octubre de 1941,
Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 25.003 (Ministerio de Defensa
Nacional rumano), Rollo 12, Fondo del Cuarto Ejército, Dosar 870. Debo agradecer a Radu Ioanid,
Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum por llamar mi atencióin sobre el Rollo 12 y expli
carme sus contenidos.
332
represalia121. 20 minutos más tarde, el nuevo comandante de Odessa, general Trestio-
reanu, informó al cuartel general del Cuarto Ejército de que estaba tomando medidas
para colgar a judíos y comunistas en las plazas públicas122. A lo largo de esa noche y de
la mañana siguiente, mataron a tiros en la calle o ahorcaron a 5.000 personas123. A las
7:45 horas del día siguiente, el Cuarto Ejército informó de que Trestioreanu había con
vocado a sus comandantes de regimiento para planear la «eliminación» de aproxima
damente 18.000 judíos residentes en áreas de «gueto» y el ahorcamiento de al menos
100 judíos en cada sector del regimiento124. La gendarmería militar de la Décima D ivi
sión comenzó inmediatamente una gran redada y, según un oficial del Abwehr que ser
vía de enlace con el servicio de inteligencia rumano y se encontraba en O dessa en ese
momento, esa m añana ametrallaron a 19.000 judíos en una plaza rodeada por una valla
de madera en la zona del puerto. A continuación cubrieron los cadáveres con gasolina
y los quem aron125.
Estas matanzas apenas habían cesado cuando el mariscal Antonescu emitió instruc
ciones de que se matase a 200 comunistas por cada oficial -alem án o rum ano- muerto
en la explosión, y alOO comunistas por cada soldado raso muerto. Se tomaría como
rehenes a todos los comunistas de O dessa así como a un miembro de cada familia
judía126. Com o esta orden se reconoció a las 16:30 horas127, las prisiones de O dessa se
llenaron rápidamente con más víctimas. El 24 de octubre, se trasladó a los judíos a
varios kilómetros hacia el oeste de la ciudad, a la granja colectiva de Dalnik, donde una
compañía de ametralladoras de la Décima División se encargaría de matarlos en zanjas
anticarros. Los ametrallamientos, que se realizaban en grupos de 40 ó 50 situados a lo
largo de una línea de tres kilómetros, se consideraron demasiado lentos, y por con
siguiente se encerró a más de 5.000 de los judíos restantes en tres almacenes para pul
121 Coronel Davidescu (jefe del Estado Mayor/Gabinete militar, Consejo de Ministros) al Cuarto
Ejército, 22 de octubre de 1942, 20:20 horas/Gabinete, Rollo 12, Dosar 870.
122 N ota telefónica del general Trestioreanu, 22 de octubre de 1941, 20:40 horas, ibid.
123 Proceso de los generales Macici y Trestioreanu et a l, Bucarest, 3 de mayo de 1945, por A. Bu-
NACIU, en Jean Ancel (ed.), Documents Conceming the Fate of Remanían Jewry during the Holocaust, Nueva
York, 1986, vol. 6, p. 60. La mayoría de estas víctimas eran judías. Comentario de Matatías Carp (ed.),
Cartea Neagra, Bucarest, 1947, vol. 3, p. 208.
124 Coronel Stanculescu (jefe en funciones del Estado Mayor del Cuarto Ejército) al general
Tataranu (jefe del Estado Mayor, Cuarto Ejército), 23 de octubre de 1941, 7:45, Archivos del U. S.
Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 25.003 (Ministerio Nacional de Defensa rumano),
Rollo 12, Dosar 870.
125 Informe de Rodler, T 501, Rollo 278.
126 Texto de la orden en M. Carp (ed.), Cartea Neagra, cit., vol. 3, pp. 208-209.
127 Iacobici al Gabinete Militar, 23 de octubre de 1941, U. S. Holocaust Memorial Museum,
Grupo de Registro 25.000 (Ministerio de Defensa Rumano), Rollo 12, Dosar 870.
333
verizarlos con balas disparadas a través de agujeros abiertos en las paredes. Después se
prendió fuego a un almacén tras otro128. El director rumano de «control» telefónico
(Überwachung) le dijo al oficial del Abwehr en O dessa que 40.000 judíos de esa ciudad
habían sido «transferidos a Dalnik» (nach Dalnik geschafft), pero éste es un número
elevado que quizá haya circulado en las conversaciones en un momento de gran exci
tación129.
También hubo una secuela. En la noche del 24, el Cuarto Ejército recibió la tercera
orden de represalias emitida por el mariscal Antonescu. Esta vez quería que los rehe
nes a los que todavía no se había ametrallado y cualesquiera otros que se pudieran aña
dir sufrieran una muerte similar a la de los rumanos muertos en la explosión. Se intro
dujo a los arrestados dentro de un edificio minado, que debería hacerse volar con las
víctimas el mismo día en que se enterrase a los rumanos. La orden debía destruirse en
cuanto fuese leída130. En el juicio al que fue sometido después de la guerra en Ruma
nia, el general Macici, comandante del II Cuerpo de Ejército al que estaba subordina
da la Décim a División, señaló que a las 15:35 horas del 25 de octubre se hizo volar por
los aires un almacén lleno de hombres que habían sido am etrallados131.
Aproximadamente 9.000 judíos fueron trasladados de Dalnik a Golta, más al norte, en
donde conservaron la vida durante algún tiempo132. Cuando concluyó la operación de
Odessa el 1 de noviembre de 1941 quedaban en los nueve rayons de la ciudad 33.885 judíos,
128 Extracto de la declaración del subteniente Alexe Neacsu, 23.° Regimiento, Décima División,
en M. Carp (ed.), Cartea Neagrá, cit., vol. 3, pp. 210-211. El ejército rumano tenía batallones de ame
tralladoras, que eran tropas de asalto del ejército asignadas a los regimientos de infantería. El Décimo
Batallón de Ametralladoras, del II Cuerpo, estaba en el 23.° Regimiento. George E Nafziger, Rumanian
Order ofBattle - World War II, Pisgah, Ohio, 1995, p. 82. La Décima División, originalmente en el II
Cuerpo, fue temporalmente asignada al Undécimo Cuerpo para el último asalto a Odessa y después
devuelta al II Cuerpo. Trestioreanu fue sustituido por el general Ghineraru a las 11:00 horas del 23 de
octubre. Como comandantes de la división, todos ellos respondían ante Macici, que ese tiempo estu
vo a cargo del Segundo Cuerpo de Ejército. El cuerpo de ejército de Macici a su vez fue incluido en el
Cuarto Ejército, después de que la ciudad cayese en manos rumanas. Véase Mark Axworthy, Third
Axis - Fourth Ally Londres, 1995, pp. 46, 48, y la correspondencia incluida en el Rollo 12, Dosar 870.
129 Informe de Rodler, T 501, Rollo 278.
130 Un borrador manuscrito, firmado por Davidescu, fechado el 24 de octubre de 1941, y provis
to del número 263, sobrevivió en los archivos del Gabinete Militar, Rollo 12, Dosar 870. La orden iba
dirigida a los generales Tátáranu y Iacobici. Los dos nombres estaban tachados en el borrador y se
sustituyó el nombre de Macici. Véase también la posterior correspondencia sobre la transmisión del
número 263 en ibid.
131 Procesamiento de Macici, en J. Ancel (ed.), Documents C onceming the Fate of Romanian Jewry
during the Holocaust, cit., vol. 6, pp. 60-61.
132 El prefecto de Golta, Isopescu, al gobernador de Transnistria (zona rumana), Alexianu, 13 de
noviembre de 1941, texto en Jean Ancel, Transnistria, 1941-1942, Tel Aviv, 2003, vol. 1, pp. 107-108.
334
de los cuales 23.885 eran mujeres y exactamente 10.000 hombres y niños. En el grupo de edad
situado entre los quince y los cincuenta años, las mujeres excedían a los hombres, quedando
respectivamente 12.418 y 2.376133. Todos los judíos que todavía se hallaban en la ciudad vi-
vían suspendidos entre la matanza que acaba de terminar y la que se iba a iniciar en 1942134.
Las matanzas móviles se habían convertido, por consiguiente, en una operación de
las SS, de la policía y de las unidades militares, tanto rumanas como alemanas. En bue
na parte, sin embargo, dependían de la actitud de la población civil. ¿Cómo iban a reac
cionar los eslavos ante la repentina aniquilación de todo un pueblo que vivía entre
ellos? ¿Dispararían contra los verdugos o les ayudarían en las matanzas? Estas eran
cuestiones vitales para los comandantes de los Einsatzgruppen y sus subordinados.
De hecho, el comportamiento de la población durante las operaciones de exterminio
se caracterizó por una tendencia a la pasividad. Esta inactividad fue producto de emo
ciones contradictorias y de restricciones opuestas. A los eslavos no les gustaban especial
mente sus vecinos judíos, y no sentían una abrumadora necesidad de ayudarles en su
momento de necesidad. En la medida en que existían dichas inclinaciones, fueron eficaz
mente dominadas por el temor a las represalias que pudieran tomar los alemanes. A l
mismo tiempo, sin embargo, la población eslava se mantuvo alejada e incluso horroriza
da ante ese despliegue del espectáculo dado por la «solución final». En conjunto, no había
un deseo impelente de cooperar en tan completa brutalidad. El hecho de que el régimen
soviético, que luchaba contra los alemanes unos cuantos cientos de kilómetros hacia el
este, amenazase todavía con volver actuaba indudablemente de poderoso freno para cual
quier posible colaborador. El efecto final de esta constelación psicológica fue el de refu
giarse en la neutralidad. La población no quiso tomar partido en el proceso de destruc
ción. Si pocos había del lado de los alemanes, menos aún del lado de los judíos.
En la totalidad de los informes redactados por los Einsatzgruppen, descubrimos sólo
una referencia a un acto projudío en los territorios ocupados. El Sonderkommando 4b
informó de que había matado al alcalde de Kremenchug, Senitsa Vershovsky, porque
había «intentado proteger a los judíos»135. Este incidente parece haber sido el único
133 Cuadro certificado por el coronel Vasile Michail del mando militar de Odessa, correspon
diente al periodo comprendido entre el 1 de noviembre de 1941 y el 1 de marzo de 1942, Archivos
del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 31.004 (Oblast de Odessa), Rollo 7,
Fondo 2242, Opis 2, Carpeta 44. La población total, incluidos los judíos, se estimó en 272.378. La
estimación de personas no contabilizadas ascendía a otras 2.500, lo cual hacía un total de población
judía de algo más de 34-000 personas.
134 Sobre el hecho de que los judíos, inseguros después de las matanzas, entrasen en tropel en la
cárcel central sin un «codazo» de los rumanos (ohne Zutun der Rumdnen), véase el informe del agente
confidencial, número de código U RSS 96, registrado en Bucarest, a comienzos de 1941, Wi/IC 4-2-a.
135 RSH A, IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 156, 16 de enero de 1942,
NO-3405.
335
caso de este tipo. La presión en contra era, evidentemente, demasiado grande. Quien
intentase ayudar a los judíos actuaba solo y se exponía a que un Kommando alemán lo
condenase a muerte a él y a su familia. N o había incentivo para un hombre con la con-
ciencia despierta. En Lituania, el obispo Brizgys dio ejemplo al resto de la población al
prohibir al clero ayudar a los judíos o interceder de forma alguna a su favor (sich in
irgend einer Form für Juden zu verwenden) 136.
A lo largo de todo el territorio ocupado, los judíos pidieron ayuda a la población cris
tiana, pero fue en vano. El Einsatzgruppe C informó de que muchos judíos que habían
huido de sus casas estaban volviendo del campo. «La población no les da alojamiento ni
comida. Viven en agujeros en el suelo o apiñados [zusammengepfercht] en viejas chozas.»137
A veces, el no ayudar a los judíos parece haber pesado sobre la conciencia de la po
blación. Así, en el sector norte, al sur de Leningrado, el Einsatzgruppe A informó de un
sutil intento por parte de los residentes locales de justificar su inactividad. En ese sec
tor circulaba la siguiente anécdota: los alemanes habían pedido a un grupo de prisio
neros de guerra soviéticos que enterrasen vivos a varios compañeros judíos. Los rusos
se negaron. Los soldados alemanes pidieron a continuación a los judíos que enterrasen
a los rusos. Según la anécdota, los judíos cogieron inmediatamente las palas138.
La negativa a ayudar a los judíos era sólo un poco más tenaz que la renuencia a ayu
dar a los alemanes. El 19 de junio, el Einsatzgruppe B había notado ya que la población
de la Rusia Blanca era notablemente «apática» respecto a las operaciones de exterminio,
y que habría que pedirle que cooperase en la captura de los funcionarios comunistas y
de los intelectuales judíos139. Desde Ucrania, el Einsatzkommando 6 del Einsatzgruppe
C informó de lo siguiente:
136 RSHA, IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 54 (48 copias), 16 de agos
to de 1941, NO-2849.
13' R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 94 (48 copias), 25 de sep
tiembre de 1941, NO-3146.
138 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 123 (50 copias), 24 de octu
bre de 1941, NO-3239.
139 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 27 (36 copias) 19 de julio
de 1941, NO-2942.
336
político [Tráger politscher Macht], el Einsatzkommando 6 ha hecho desfilar a los judíos por
la ciudad antes de su ejecución. También se ha puesto cuidado en que haya milicianos ucra-
nianos presenciando las ejecuciones de los judíos140.
Esta «deflación» de los judíos a la vista del público no tuvo los efectos deseados.
Transcurridas unas semanas, el Einsatzgruppe C se quejó una vez más de que los habi
tantes no delataban los movimientos de los judíos ocultos. Los ucranianos se m ante
nían pasivos, embotados por el «terror bolchevique». Sólo los habitantes de etnia ale
mana se afanaban en trabajar para el Einsatzgruppe141.
La neutralidad es una cantidad cero que en una lucha desigual ayuda a la parte más
fuerte. Los judíos necesitaban la ayuda nativa más que los alemanes. Los Einsatzgrup-
pen, sin embargo, no sólo tenían la ventaja de una población generalmente neutral;
también consiguieron obtener, al menos de algunos segmentos de la ciudadanía local,
dos formas de cooperación importantes en las operaciones de exterminio: los pogromos
y la ayuda de la policía auxiliar en la captura y en las ejecuciones.
¿Qué son los pogromos? Son brotes cortos y violentos de ira por parte de una
comunidad contra su población judía. ¿Por qué se esforzaron los Einsatzgruppen en
desatar pogromos en las áreas ocupadas? Las razones que llevaron a las unidades de
exterminio a activar brotes de ira antijudía eran en parte administrativas y en parte
psicológicas. El principio administrativo era muy simple: cada judío m atado en un po
gromo era una carga menos para los Einsatzgruppen. U n pogromo los acercaba, como
decían ellos, un poco más al «objetivo de limpieza» (Sauberungsziel) 142. La considera
ción psicológica pesaba más. Los Einsatzgruppen querían que la población tomase
parte, y parte importante a ser posible, en la responsabilidad de las operaciones de
140 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 81 (48 copias), 12 de sep
tiembre de 1941, NO-3154.
141 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 127 (55 copias), 31 de octu
bre de 1941, NO-4136. También se informó de que los polacos de la región de Bialystok habían rea
lizado «denuncias espontáneas» (Erstattung von Anzeigen). R SH A IV-A-1, Informe sobre las Opera
ciones en la URSS, núm. 21 (32 copias), 13 de julio de 1941, NO-2937. Desde Crimea, el
Einsatzgruppe D informó: «La población de Crimea es antijudía y en algunos casos lleva judíos a los
Kommandos para que los liquiden. Los starosts [ancianos de la aldea] piden permiso para liquidarlos
ellos mismos». RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 145 (65 copias), 12
de diciembre de 1941, NO-2828. Sobre Crimea, véase también el informe del OStubaf. Seibert (Ein
satzgruppe D) a la Ic del Undécimo Ejército, 16 de abril de 1942, NOKW-628. Durante la reocupa
ción soviética de la ciudad crimea de Feodosia, en el invierno de 1941-1942, se dijo que habían m ata
do a los colaboradores con picos mientras les preguntaban: «¿Por qué toleraste que los alemanes
mataran a todos los judíos?», A O K 11/TV Wi a WiStOst/Fü, 1 de febrero de 1942, Wi/ID 2.512.
142 Informe de Stahlecker referente al 15 de octubre de 1941, L-180.
337
exterminio. «N o era menos importante, para propósitos futuros -escribió el Brigade-
führer Dr. Stahlecker-, establecer como hecho incuestionable que la población libe
rada había recurrido a las medidas más severas contra el enemigo bolchevique y judío,
siguiendo su propia iniciativa y sin instrucciones de las autoridades alem anas.»143 En
resumen, los pogromos debían convertirse en un arma defensiva con la que enfren
tarse a un acusador, o en elemento de chantaje que pudiera utilizarse contra la pobla
ción local.
Podría señalarse de pasada que en el asunto de los pogromos los intereses de los Ein-
satzgruppen y del ejército divergían. Los expertos del gobierno militar, como los burócra
tas civiles en Alemania, temían cualquier tipo de violencia incontrolable. Una división
(de seguridad) de retaguardia, emitiendo una larga directiva con medidas antijudías,
incluyó también este drástico párrafo en su orden: «Deben impedirse por todos los medios
la justicia de linchamiento contra los judíos y otras medidas de terror. Las fuerzas arma
das no toleran que un terror [el soviético] sea sustituido por otro»144. En consecuencia,
la mayoría de los pogromos tuvo lugar en aquellas áreas en las que todavía no habían
impuesto su control firme los expertos del gobierno militar.
Los Einsatzgruppen tuvieron un gran éxito con los brotes de violencia «espontáneos»
en el área del Báltico, principalmente en Lituania. La atmósfera en ese país puede ejem
plificarse con un informe del oficial de inteligencia de la 251.a División de Infantería.
Entre la población lituana del distrito de Sakiai oyó que «todos los judíos» eran miembros
del Partido Comunista, y en «círculos bien informados de médicos lituanos» le dijeron que
todos los judíos habían sido armados por los soviéticos145. Pero incluso allí el Dr. Stahlec
ker observó: «para nuestra sorpresa, no fue fácil al principio poner en movimiento un
pogromo extenso contra los judíos»146. Los pogromos lituanos derivaron de una situación
de violencia en la capital, Kaunas. N ada más estallar la guerra, grupos armados antico
munistas habían pasado a la acción contra la retaguardia soviética. Cuando un destaca
mento avanzado del Einsatzkommando Ib (Einsatzgruppe A) se trasladó a Kaunas, los
partisanos lituanos estaba intercambiando disparos con hombres del Ejército Rojo en reti
rada. La Policía de Seguridad recientemente llegada se aproximó al jefe de los insurgen
tes lituanos, Klimaitis (que los alemanes transcribían incorrectamente como Klimatis),
y lo convencieron en secreto de que volviera a sus hombres contra los judíos. Tras
varios días de intensos progromos, Klimaitis era responsable de 5.000 muertes: 3.800 en
143 Ibid.
144 Directiva de la 454-a División de Seguridad/la a los Ortskommandanturen de su área, 8 de
septiembre de 1941, NOKW-2628.
145 Informe de la 251.a División de Infantería/Ic (firmado por el capitán Kaiser), 26 de junio de
1941, T 315, Rollo 1730.
146 Informe de Stahlecker, referente al 15 de octubre de 1941, L-180.
338
Kaunas, 1.200 en otras poblaciones147. Más al norte, el Einsatzgruppe A organizó un pogro
mo en Riga, Letonia. El Einsatzgruppe estableció dos unidades de pogromo y las dejó sueltas
en la ciudad; 400 judíos fueron asesinados148. Tanto en Kaunas como en Riga, el Einsatz-
gruppe tomó fotografías y rodó películas de las «acciones de autolimpieza» (Selbstreirúgung-
saktkmen) como prueba «para épocas posteriores» de la severidad del trato dado por los na
tivos a los judíos149. Con la disolución de los partisanos anticomunistas, se puso ñn a los
pogromos del norte. En los países bálticos no se produjo ningún otro brote de violencia150.
Adem ás del Einsatzgruppe de Stahlecker en el norte, el Einsatzgruppe C tuvo cier
to éxito con los pogromos en el sur. El pogromo del sur se limitó en buena medida a
Galitzia, un territorio anteriormente polaco y con una elevada población ucraniana. La
capital de Galitzia, Lvov, fue escenario de un enorme ataque por parte de los habitan
tes locales. En «represalia» por la deportación de ucranianos por los soviéticos, reunie
ron a 1.000 miembros de la intelectualidad judía y los entregaron a la Policía de Segu
ridad151. El 5 de julio de 1941, los ucranianos reunieron a unos 70 judíos en Tarnopol
después de encontrar en la prisión local los cadáveres mutilados de tres alemanes. A los
judíos los mataron con dinamita (mit geballter Ladung erledigt). Otros 20 judíos murieron
a manos de ucranianos y de las tropas alem anas152.
En Krzemieniec (Krements), los soviéticos habían matado unos 100-150 ucranianos.
Cuando se descubrió que algunos de los cadáveres exhumados no tenían piel, circularon
rumores de que los habían introducido en recipientes con agua hirviendo. La población
ucraniana se vengó capturando a 130 judíos y golpeándolos hasta la muerte con porras153.
Aunque los pogromos de Galitzia se extendieron aún más, hasta lugares como Sambor154
y Czortków155, la violencia ucraniana no estuvo en conjunto a la altura de las expectati
147 Ibid. R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 8 (25 copias), 30 de
junio de 1941, NO-4543.
148 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 15 (30 copias), 7 de julio de
1941, NO-2935. Informe de Stahlecker a 15 de octubre de 1941, L-180.
149 Informe de Stahlecker a 15 de octubre de 1941, L-180.
150 Ibid.
1,1 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 11 (25 copias), 3 de julio de
1941, NO-4537. R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 14 (30 copias), 6
de julio de 1941, NO-294Ü.
152 RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm 14 (30 copias), 6 de julio de
1941, NO-2940.
153 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 28 (36 copias), 20 de julio
de 1941, NO-2943.
154 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 24 (33 copias), 16 de julio
de 1941, NO-2938.
135 RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 47 (47 copias), 9 de agosto
de 1941, NO-2947.
339
vas. Sólo Tamopol y Czortków se calificaron de grandes éxitos156. En Bielorrusia, el Ein-
satzgruppe B señaló que la población era simplemente incapaz de actuar por sí sola contra
los judíos. Había un sentimiento de odio e ira, afirmaba el Einstazgruppe, pero no un anti
semitismo declarado157. En el área de Lomza-Biaí ystok, por su parte, persuadieron a los
polacos de la pequeña ciudad de Jedwabne de que matasen a sus vecinos judíos y, a dife
rencia de los actos perpetrados por bálticos y ucranianos, este ataque polaco supuso la
práctica erradicación de toda una comunidad judía, incluidos sus mujeres y niños158.
Pueden destacarse tres observaciones sobre los pogromos. En primer lugar, no tuvie
ron lugar pogromos verdaderamente espontáneos, libres de la influencia de los Einsatz
gruppen. Todos los estallidos de violencia fueron organizados o inspirados por los Ein
satzgruppen. En segundo lugar, todos los pogromos se produjeron en un plazo de tiempo
reducido después de la llegada de las unidades de exterminio. N o se autoperpetuaron
ni pudieron empezarse otros una vez calmada la situación. Por último, la mayoría de los
pogromos de los que se informó se produjeron en el territorio colchón, que eran las
áreas en las que la hostilidad sumergida contra los judíos era aparentemente mayor y en
las que podía descartarse más fácilmente la amenaza de retorno soviético, porque el
gobierno comunista llevaba allí en el poder menos de dos años.
C on la creación de la policía auxiliar emergió una forma mucho más importante y
duradera de cooperación local. En las áreas bálticas y ucranianas, esta policía desem
peñó un papel significativo desde el comienzo.
En Lituania, dos de los reservorios para el reclutamiento de auxiliares armados fueron
los partisanos que se levantaron contra el Ejército Rojo en retirada, y el personal del 29
Cuerpo Territorial de Fusiles del Ejército Rojo, el cual estaba compuesto por lituanos, y
se vio erosionado como resultado de las deserciones y los motines159. Inicialmente había
también dos centros de reclutamiento, uno en Kaunas y el otro en Vilna.
156 Ibid.
157 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm 43 (47 copias), 5 de agosto
de 1941, NO-2949.
158 Jan GROSS, Neighbors, Princeton, 2001. Gross, que cita el testimonio dado en un juicio después
de la reconquista soviética del pueblo, señala que la población de Jedwabne era en 1931 de 2.167 per
sonas, y que el 60 por 100 eran judíos. Ibid., p. 35. Concluye que unos cuantos judíos sobrevivieron a la
matanza, que tuvo lugar el 10 de julio de 1941. Ibid., pp. 103-104. Hace referencia también a otros dos
pogromos polacos en zonas cercanas. Ibid., p. 57. S e pueden encontrar estadísticas diferentes, más bajas,
en Dariusz STOLA, «Jedwabne: Revisiting the Evidence and Nature of the Crime», Holocaust and Geno-
cide Studies 17 (2003), pp. 139-152. Una versión oficial dada por los polacos después de la guerra que
indica que sólo se produjo una masacre de 100 personas ese día, sin especificar perpetradores ni vícti
mas, establece que posteriormente existió un gueto en Jedwabne. Gtowna Komisja Badania Zbrodni
Hitlerowskich w Poslce, Obozy hitlerowskie na ziemiach polskich 1939-1945, Varsovia, 1979, p. 208.
159 Algirdas Martin BUDRECKIS, The Uthuanian National Revolt, South Boston, Massachusetts, 1968,
pp. 79-82. El Cuerpo de Ejército (Coips), que disponía de un máximo de 12.000 efectivos, constaba de dos
340
En el área de Kaunas, la administración militar alemana desarmó y disolvió las unidades
partisanas locales el 28 de junio, y en su lugar organizó una formación más disciplinada,
denominada Batallón para la Defensa del Trabajo Nacional160. El 1 de julio, el Einsatz-
kommando Ib ya había hecho uso de estos hombres, y ese Kommando, así como el Ein-
satzkommando 3, que lo sucedió en Kaunas, confiaron en los auxiliares recientemente forma
dos, que se habían convertido en varios batallones, para la concentración, custodia y
ejecución de los judíos161. Las acciones consiguientes llevadas a cabo en la ciudad fueron,
como declaró el líder el Einsatzkommando 3, Standartenführer Jager, «como salvas de desfi
le» (Paradeschiessen) 162. Jager formó también un pequeño destacamento de su Einsatzkom-
mando para operaciones llevadas a cabo fuera de Kaunas, y esa unidad, auxiliada por litua
nos locales, peinó varios distritos para dejarlos «libres de judíos»163. Para entonces, la policía
local lituana también realizaba ametrallamientos sin la presencia de supervisores alemanes164.
En Vilna, donde el ejército alemán encontró a 3.600 lituanos desertores del Cuerpo
Territorial ya organizados para servir en el bando alemán, el Einsatzkommando 9 desig
divisiones básicas, la 184.a destinada en Varena y la 179.a en Svencionys. A finales de 1941, el Ejército Rojo
organizó una división completa, en la que los lituanos no judíos, incluidos algunos nacidos en Rusia, eran su
perados en número por los judíos y los rusos. Véase D o v L ev in , Fighting Back, Nueva York, 1985, pp. 27-51.
160 Véase la Orden núm. 9 del comandante lituano de la ciudad de Kaunas, coronel Bobelis, 28 de
junio de 1941, Archivos del Estado Lituano, Fondo 1444, Opis 2, Carpeta 2, y la proclamación de Bobe
lis en la misma fecha, ibid.. El primer comandante del batallón fue el coronel Butkunas. El batallón esta
ba compuesto en un principio por partisanos con experiencia militar y soldados de la 184.a División que
habían sido obligados por sus oficiales a caminar desde Varena a Kaunas. Respecto a las condiciones en
Varena, véase la correspondencia en los Archivos Estatales Lituanos, Fondo 1444, Opis 1, Carpeta 4.
161 Comandante del Einsatzkommando Ib, Ehrlinger, a la RSHA, 1 de julio de 1941, Archivos
Federales Alemanes, R 70/SU 15. R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm.
19 (32 copias), 11 de julio de 1941, NO-2034-
162 Informe de Jager, 1 de diciembre de 1941, Centro para Conservación de Colecciones Docu
mentales Históricas, Moscú, Fondo 500, Opis 1, Carpeta 25. La principal masacre ocurrió en Kaunas
el 19 de octubre de 1941, cuando ametrallaron a 9.200 judíos. Ibid. El 3.et Batallón Lituano, al mando
del capitán Svilpa, participó en esta acción. Véase la correspondencia en los Archivos Estatales
Lituanos, Fondo 1444, Opis 1, Carpeta 5.
163 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 88 (48 copias), 19 de sep
tiembre de 1941, NO-3149. Véase también la carta del director de la Policía lituana, Reivytis (Kaunas)
al OStuf. Hamann (comandante de destacamento), 23 de agosto de 1941, señalando que, debido a las
continuas capturas en Prienai, el número de judíos concentrados había aumentado a 493, que se esta
ban declarando epidemias, y que era imperativo que Hamann los trasladase a los puntos de reunión lo
antes posible. B. B a r a n a u s k a s y K. RuKSENAS (recop.), Documents A acuse, Vilna, 1970, p. 216. El infor
me de Jager enumera un total de 1.078 ametrallados allí el 27 de agosto.
164 Departamento Lituano de Asuntos Interiores/jefe del distrito de Sakiai (Karalius) al director
de la Policía lituana (Reivytis) acerca de las 1.540 personas matadas en la zona el 13 y el 16 de sep
tiembre. B. Baranauskas y K. Ruksenas (recop.), Documents Accuse, cit., p. 223.
341
nó a 150 de ellos para participar en la «liquidación» de la comunidad judía. C ada maña-
na y cada tarde capturaban y concentraban a unas 500 personas, que eran «sometidas
a tratamiento especial en el mismo día» (noch am gleichen Tage zur Sonderbehandlung
unterzogen) 165.
En Letonia, los Einsatzkommandos Ib y 2 usaron también auxiliares166. Como los
lituanos, los letones también fueron ayudantes útiles. En una ocasión se produjeron
problemas. Un Kommando letón fue sorprendido en Karsava por hombres del ejército
alemán mientras se llenaba los bolsillos con las pertenencias de judíos muertos. Fue
necesario disolver el destacamento letón en cuestión167. En el país más nórdico, Esto
nia, el ejército había establecido una organización auxiliar indígena (Selbstschutz), uti
lizada por el Sonderkommando la del Einsatzgruppe A para hacer todo el trabajo sucio
de disparar contra un puñado de judíos que la retirada soviética había dejado atrás168.
Adem ás de la Selbstschutz báltica utilizada por el Einsatzgruppe A , en las áreas de
los Einsatzgruppen C y D operaba una milicia (Miliz) ucraniana. Los auxiliares ucra
nianos aparecieron en escena en agosto de 1941169, y el Einsatzgruppe C se vio obliga
do a hacer uso de ellos, porque se veía repetidamente apartado de su tarea principal
para luchar contra la «molestia partisana». Los encargados de pagar a la red de milicias
ucranianas locales eran los municipios, a veces con fondos confiscados a los judíos170.
En las cercanías de Zhitomir, uno de los distritos rurales (rayón) tenía una población
aproximada de 50.000 habitantes y una milicia de 350. En un corto periodo de tiempo,
la Policía sobre el Terreno alemana y la milicia local «aniquilaron» a los judíos de este
rayón «por completo», exceptuando sólo 300 mujeres y niños menores de diez años171.
A medida que transcurría el tiempo, se utilizó a los ucranianos en diversas ciudades y
pueblos para el desagradable trabajo de limpiar de varones las familias judías. El Ein-
165 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 21 (32 copias), 13 de julio
de 1941, NO-2937.
166 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 24 (33 copias), 16 de julio
de 1941, NO-2938.
167 Diario de guerra, 281.a División de Seguridad, 1 de agosto de NOKW-2150.
168 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 111 (50 copias), 12 de octu
bre de 1941, NO-3155.
169 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 60 (48 copias), 22 de agos
to de 1941, NO-2842. Informe del Sonderkommando l i a (Einsatzgruppe D), referente al periodo
comprendido entre el 22 de agosto y el 10 de septiembre de 1941, NOKW-636.
170 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 80 (48 copias), 11 de sep
tiembre de 1941, NO-3154-
171 Informe de Kornienko, director de rayón ucraniano, 27 de agosto de 1941, Archivos del U. S.
Holocaust Memorial Museum, Entrada núm. 1996 A 269 (Archivos del Oblast de Zhitomir), Rollo
1, Fondo 1151, Opis 1, Carpeta 2. El ejército alemán había penetrado en el rayón el 22 de julio.
342
satzkommando 4a llegó a limitarse a m atar a los adultos mientras encargaba a los ayu
dantes ucranianos que m atasen a los niños172.
En el sur, las SS confiaron en una considerable población de residentes de etnia ale
mana para organizar una Selbstschutz de varios miles de hombres173. El Einsatzgruppe
D descubrió que los alemanes locales eran voluntarios entusiastas durante las ejecu
ciones. A ese respecto, un ex jefe del Einsaztkommando 6 (Biberstein) comentó tras la
guerra: «Realmente nos asustaba la sed de sangre que presentaba esta gente [Das hat
uns direckt erschreckt, ivas die für eine Blutgier hatten]»174.
Los Einsatzgruppen se beneficiaron de la ayuda de los militares, y aprovecharon todo
lo posible la ayuda local. M ás importante que la ayuda del ejército y que la actitud de
la población civil, sin embargo, fue el papel desempeñado por los judíos en su propia
destrucción. Porque cuando todo estaba dicho y hecho, los miembros de los Einsatz
gruppen eran miles. Los judíos eran millones.
Los judíos no estaban preparados para presentar batalla contra los alemanes, y en
su mayoría tam poco estaban dispuestos a huir. Las autoridades soviéticas evacuaron,
cuando tuvieron tiempo, a grupos completos de personas favorecidas o necesarias,
tales como profesionales, estudiantes, o trabajadores cualificados. Los judíos estaban
bien representados en estas categorías. Aquellos, sin embargo, que no entraban den
tro de las evacuaciones organizadas podían quedar abandonados a sus propios medios.
Si carecían de riqueza o de medios suficientes, tenían que quedarse atrás, pero inclu
so aunque estuviesen en posición de escapar, cuando estaban al alcance del ejército
alemán se quedaban si no comprendían que su vida corría peligro. Tenían que ser
conscientes del peligro y creer en lo que pudieran haber oído, y eso podría resultarles
difícil.
El primer obstáculo para comprender la situación era la convicción de que lo malo
provenía de Rusia, y lo bueno de Alemania. Los judíos estaban históricamente aparta
172 Esta acción tuvo lugar en Radomyshl. RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS,
núm. 88 (48 copias), 19 de septiembre de 1941, NO-3149. Respecto a otros informes sobre la activi
dad de la milicia ucraniana, véase RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 106
(48 copias), 7 de octubre de 1941, NO-3140; Ortskommandantur Snigerevka a Korück 553 en Jersón,
5 de octubre de 1941, NOKW-1855; Ortskommandantur Kakhovka a Korück 553, copia al Feld-
kommandantur 810, 20 de octubre de 1941, NOKW-1598.
173 En julio de 1943, el número era de 7.000. Prützmann (máximo responsable de las SS y de la
Policía del Sur) a Himmler, 28 de julio de 1943, T 175, Rollo 19. Los asentamientos alemanes se loca
lizaban principalmente en el área situada entre los ríos Dniéster y Bug, que estaba administrada por
los rumanos. La Selbstschutz de las aldeas alemanas permaneció, sin embargo, bajo la jurisdicción de
las SS. Véase Martin B r o s z a t , «Das Dritte Reich und die rumanische Judenpolitik», Guttachcen des
Instituts für Zeitgeschichte (marzo de 1958), pp. 160-161.
174 Interrogatorio de Biberstein, 29 de junio de 1947, NO-4997.
343
dos de Rusia y orientados hacia Alemania. Su lugar de refugio no había sido Rusia, sino
Alemania. Tal forma de pensar no se había extinguido por completo en octubre y no-
viembre de 1939, cuando miles de judíos se trasladaron de la Polonia ocupada por los
rusos a la ocupada por los alemanes. La corriente no cesó hasta que los alemanes cerra
ron la frontera175. De manera similar, un año después, en el momento en que se produ
jeron las deportaciones en m asa soviéticas en los territorios recientemente ocupados, la
División Agregada del O K H y la Am t Ausland-Abwehr del OKW recibieron informes
sobre el malestar reinante en estas áreas. «H asta los polacos y los judíos -afirm an los
inform es- están esperando la llegada del ejército alemán [Sogar Polen und Juden ivanen
auf das Eintreffen einer deutschen ArmeeJ»176. Cuando finalmente llegó el ejército, en el
verano de 1941, los judíos viejos en particular recordaron que en la Primera Guerra
Mundial los alemanes habían llegado prácticamente como libertadores. Estos judíos no
esperaban que ahora los alemanes llegasen como perseguidores y asesinos.
La que sigue es una nota entregada por una delegación judía del pueblo de Kamen-
ka, en Ucrania, a un dignatario alemán de visita en la localidad, Friedrich Theodor,
príncipe de zu Sayn und Wittgenstein, a finales del verano de 1941:
El príncipe no se dejó conmover. Los judíos, dijo, suponían un gran mal (grosses
Übel) para Kamenka. Aunque no tenía autoridad para imponer soluciones (ni finales ni
provisionales) sobre quienes habían acudido a saludarlo, dio instrucciones al alcalde de
la localidad para que marcase a los judíos con una estrella y los emplease sin sueldo en
trabajos forzados178.
175 Oficina del jefe de distrito (Gouvemeur), Cracovia (firmado por el capitán Jordán) al minis
tro (Gesandter) von Wühlisch, 15 de noviembre de 1939, Wi/ID 1.210, Anlage 8.
176 OKW/Ausland-Abwehr a VAA (Pr) y Wehrmachtpropaganda IV, 18 de octubre de 1940,
adjuntando informe del agente «U 419», OKW-687.
177 Informe de Georg Reichart, general referente de Geschaftsgruppe Ernahrung en la Oficina del
Plan Cuatrienal, 15 de noviembre de 1941, adjuntando informe sobre el viaje del príncipe zu Sayn
und Wittgenstein, 28 de agosto-1 de septiembre de 1941, Wi/ID.58.
178 Informe de Wittgenstein, 28 de agosto-1 de septiembre de 1941, Wi/ID.58.
344
Otro factor que embotó la capacidad de reacción de los judíos fue la bruma en la
que la prensa y la radio soviéticas habían envuelto los acontecimientos que tenían lugar
al otro lado de la frontera. Los judíos de Rusia ignoraban el destino que se cernía sobre
los judíos de la Europa nazi. Los medios de información soviéticos, siguiendo una poli-
tica de apaciguamiento, se habían comprometido a mantener silencio sobre las medi
das de destrucción nazis179. Las consecuencias de dicho silencio fueron desastrosas. Un
oficial de inteligencia alemán informó el 12 de julio de 1941 desde la Rusia Blanca:
Los judíos están notablemente mal informados [auffallend shlecht unterrichtet] respec
to a la actitud que nosotros tenemos hacia ellos. N o saben cóm o se trata a los judíos en
Alem ania, ni siquiera en Varsovia, que después de todo no está tan lejos. D e lo contra
rio, sus preguntas sobre si en A lem ania hacem os distinciones entre los judíos y otros ciu
dadanos serían superfluas. Aun cuando no piensan que bajo la adm inistración alem ana
vayan a disfrutar de los mismos derechos que los rusos, creen que los dejarem os en paz si
se ocupan de sus propios asuntos y trabajan con diligencia180.
Un gran número de judíos no se había quedado atrás meramente debido a las difi
cultades físicas de la huida sino también, y quizá principalmente, porque no captaban
el peligro que significaba quedarse en su casa. Esto significa, por supuesto, que precisa
mente aquellos judíos que no huían eran menos conscientes del desastre y menos capa
ces de enfrentarse a él que aquellos que sí lo hacían. Los judíos que cayeron en la cau
tividad alemana constituían el elemento vulnerable de la comunidad judía. Eran los
ancianos, las mujeres y los niños. Eran aquellos que en el momento decisivo no habían
escuchado las advertencias rusas y que ahora estaban dispuestos a escuchar las palabras
tranquilizadoras de los alemanes. Los judíos que se quedaron estaban, en resumen, físi
ca y psicológicamente inmovilizados.
Las unidades móviles de exterminio se dieron cuenta pronto de la debilidad judía.
Descubrieron enseguida que uno de sus mayores problemas, capturar a las víctimas,
tenía una solución fácil. Hemos señalado que en diversos lugares los Einstazgruppen
habían solicitado la ayuda del ejército para localizar a sus posibles víctimas y que, en la
medida de lo posible, los comandantes de los Einsatzgruppen habían confiado también
en la población local para descubrir las residencias y los escondites. Ahora, sin embar
go, los Kommandos habían descubierto quiénes eran sus más eficaces colaboradores: los
propios judíos. Para atraer y reunir a grandes números de judíos, los asesinos sólo tenían
que «engañar» a las víctimas mediante sencillas estratagemas.
345
El primer experimento con estratagemas se realizó en Vinnitsa, donde la búsqueda de
miembros de la intelectualidad judía había producido magros resultados. El comandan
te del Einsatzkommando 4b convocó al «rabino más sobresaliente de la ciudad» y le dijo
que en 24 horas reuniera a los judíos más inteligentes para una «labor de registro». Como
el resultado siguió sin satisfacer al Einstazkommando, el comandante envió de nuevo un
grupo a la ciudad con instrucciones de que trajese más judíos. Repitió esta maniobra una
vez más antes de decidir que tenía suficientes judíos a los que ejecutar181. En Kiev, el Ein-
satzkommando 4a siguió el sistema mucho más simple de utilizar carteles para reunir a
los judíos para el «reasentamiento»182. En todos los territorios ocupados se usaron repe
tidamente los cuentos del registro y el reasentamiento183.
Las trampas psicológicas no sólo fueron eficaces para capturar a los judíos dentro de
las ciudades; los Einsatzgruppen consiguieron atraer de vuelta a muchos judíos que
habían huido en anticipación de un desastre. U na y otra vez, los judíos que se habían
echado a las carreteras, que se habían refugiado en las aldeas, en los campos, tenían
grandes dificultades para subsistir porque el ejército alemán capturaba a los judíos
errantes y la población se negaba a darles alojamiento. Los Einsatzgruppen se aprove
charon de esta situación instituyendo la treta más sencilla de todas: no hacer nada. La
inactividad de la Policía de Seguridad era suficiente para desvanecer los rumores que
habían puesto en marcha el éxodo. A l poco tiempo, los judíos volvían en bandada a las
poblaciones. Allí eran capturados en la red y asesinados184.
181 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 47 (47 copias), 9 de agosto
de 1941, NO-2947.
182 RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 128 (55 copias), 3 de no
viembre de 1941, N O -3157. Aproximadamente 300 judíos de una institución mental que no salieron
para esta operación fueron posteriormente ejecutados por el Einstazkommando 5. RSH A, Informe
sobre las Operaciones en la URSS, núm. 132, 12 de noviembre de 1941, N 0 -2830.
183 Véase, por ejemplo, Ortskommandantur 1/287 en Feodosia a Korück 553, 16 de noviembre
de 1991, NOKW-1631. También el informe del Oberst Erwin Stolze, adjunto del Generalmajor Lahousen
(OKW/Abwehr II), 23 de octubre de 1941, NOKW-3147. El informe de Stolze fue verificado en de
claración jurada por Lahousen, 17 de marzo de 1948, NOKW-3230.
184 RSHA IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 127 (55 copias), 31 de octubre
de 1941, NO-4136. RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 128 (55 copias),
3 de noviembre de 1941, NO-3157. Véase también la declaración del máximo responsable de las SS
y de la Policía del Centro, von dem Bach, en Aufbau (Nueva York), 6 de septiembre de 1946, p. 40.
346
fue una estrategia sencilla que, combinada con una gran ayuda del ejército, la colabora
ción nativa y la credulidad judía, había transformado las ciudades soviéticas ocupadas en
una serie de trampas naturales. Pero la captura de las víctimas no era sino el comienzo.
En sus operaciones diarias, los Einsatzgruppen se ocupaban de los preparativos, la
logística, el mantenimiento y la emisión de informes. Tenían que planear sus pasos,
seleccionar los lugares donde se iban a realizar las ejecuciones, limpiar las armas y con
tar a las víctimas una a una: hombre, mujer o niño, judío, comunista o gitano185.
Dependiendo del tamaño de la comunidad judía seleccionada para diezmar o eliminar,
los efectivos de la partida de ejecución variaban desde cuatro hombres a un Einsatz-
kommando completo, complementado por unidades de la Policía del Orden o del ejér
cito. En casi todas las acciones grandes las víctimas superaban a sus captores por 10 a
1, 20 a 1, o incluso 50 a 1, pero los judíos nunca consiguieron convertir su número en
ventaja. Los asesinos estaban bien armados, sabían qué tenían hacer, y trabajaban con
rapidez. Las víctimas estaban desarmadas, desconcertadas y seguían órdenes.
Los alemanes podían actuar con eficacia y rapidez porque las operaciones de exter
minio estaban estandarizadas. En cada ciudad se seguía el mismo procedimiento con
pequeñas variaciones. El lugar de ejecución estaba normalmente fuera de la ciudad, en
una fosa. Algunas de las fosas eran zanjas anticarro o agujeros de proyectiles agranda
dos, otras se cavaban ex profeso186. Se trasladaba a los judíos por grupos (los hombres
primero) desde los puntos de reunión a la fosa187. Se suponía que el punto de ametra-
llamiento debía estar cerrado a todos los extraños, pero esto no siempre era posible y,
como veremos, de ahí surgieron muchos problemas. A ntes de morir, las víctimas entre
gaban sus objetos de valor al jefe de la partida de ejecución. En el invierno, se quitaban
los abrigos; en las épocas cálidas tenían que quitarse la ropa de arriba y, en algunos
casos, también la ropa interior188.
A partir de este momento, el procedimiento variaba un poco. Algunos Einsatzkom-
mandos alineaban a las víctimas delante de la zanja y les disparaban con subfusiles u otras
armas de menor calibre en la nuca. Los judíos mortalmente heridos caían en su tumba189.
A algunos comandantes no les gustaba este método, que probablemente les recordaba al
185 Tales desgloses aparecen en las estadísticas del informe de Jager, 1 de diciembre de 1941, Zentrale
Stelle Ludwigsburg, U dSSR 108, película 3, pp. 27-38.
186 Declaración jurada de Ohlendorf, 5 de noviembre de 1945, PS-2620. Informe del Hauptfeld-
webel Sonnecken (recibido por el Generalmajor Lahousen), 24 de octubre de 1941, PS-3047.
187 Declaración jurada de Wilhelm Fórster (conductor, Einsatzgruppe B), 23 de octubre de 1947,
NO-5520.
188 Declaración jurada de Ohlendorf, 5 de noviembre de 1945, PS-2620.
189 Interrogatorio de Ernst Biberstein (comandante, Einsatzkommando 6), 29 de junio de 1947,
NO-4997. Declaración jurada de Albert Hartl, 9 de octubre de 1947, NO-5384. Hartl (RSH A IV-B)
presenció las ejecuciones en un viaje de inspección.
347
N K V D ruso. Blobel, el comandante del Einsatzkommando 4a, declaró que él personal
mente declinaba usar Genickschussspezialisten (especialistas en disparar en la n uca)190.
También Ohlendorf despreciaba la técnica, porque quería evitar la «responsabilidad
personal»191. Se sabe que Blobel, Ohlendorf y H aensch emplearon fuego masivo desde
una considerable distancia192. Había, sin embargo, otro procedimiento que combinaba
la eficacia con el elemento impersonal. A este sistema se ha hecho referencia como el
«método de la sardina» (Ólsardinenmanier )193, y se llevaba a cabo como sigue. El primer
grupo debía tenderse en el fondo de la fosa. Los mataban con fuego cruzado desde arri
ba. La siguiente tanda debía tumbarse encima de los cadáveres, con la cabeza orienta
da hacia los pies de los muertos. Después de cinco o seis capas, se tapaba la fosa194. En
Rovno, m ataron a los judíos con subfusiles en un barranco y después hicieron explotar
la orilla para cubrir los muertos con el corrimiento de tierra. Los perros arrancaron
cadáveres de esa fosa195.
Los judíos permitían que les disparasen sin oponer resistencia. En todos los informes
de los Einsatzgruppen hay pocas referencias a «incidentes»196. Las unidades de exter
minio no perdieron un solo hombre durante una operación de ejecución. Todas las
bajas las sufrieron en la lucha contra los partisanos, en escaramuzas en el frente, o como
resultado de enfermedad o accidente. El Einsatzgruppe C resaltó:
Es extraña la calm a con la que los delincuentes permiten que les disparen, y eso hace
referencia tanto a no judíos como a judíos. Su temor a la muerte parece haber sido abo
targado por una especie de indiferencia [Absturnpfung] creada en los veinte años de go
bierno soviético197.
348
Este comentario se hizo en septiembre de 1941. En años posteriores resultó que, des-
pués de todo, a los «delincuentes» no judíos no era tan fácil dispararles, pero los judíos
siguieron paralizados después de su primer roce con la muerte y a pesar de saber por
adelantado cuál era su destino.
Aunque estaban m atando a los judíos con facilidad, a los comandantes de los Ein-
satzgruppen les preocupaban las posibles repercusiones que esto podría tener sobre la
población, el ejército y su propio personal. Las repercusiones son problemas que surgen
o continúan después de que una acción se ha completado. Como guijarros lanzados a
estanques tranquilos, estos efectos a posteriori causan ondas que se extienden mucho
más allá de la escena del acontecimiento.
Para minimizar el impacto de las ejecuciones en su origen, los comandantes de los
Einsatzgruppen, sus adjuntos y sus asistentes visitaban frecuentemente las zonas de
exterminio. O hlendorf declaró que inspeccionaba las ejecuciones para asegurarse de
que eran de carácter militar y «humanos teniendo en cuenta las circunstancias»198. El
asistente de Ohlendorf, Schubert, describe más detalladamente las razones de las ins-
pecciones. Schubert supervisó una operación de exterminio en Simferopol, la capital de
Crimea. Comprobó la carga en los camiones para asegurarse de que no se molestaba a
la población no judía. Además, echó una ojeada a los guardias para impedir que gol
peasen a las víctimas. Le preocupaba el tráfico no autorizado en la zona de ametralla
miento, y ordenó que se desviase a todas las personas ajenas. Durante la recogida de
objetos valiosos, comprobó que la Policía del Orden y las W affen-SS no se guardaban
nada. Finalmente, se convenció de que a las víctimas se las ametrallaba de manera
humana «ya que, de utilizarse otros métodos para matarlos, la carga psíquica [seelische
Belastung] habría sido excesiva para el Kommando de ejecución»199. U n ex sargento
revela que existía otra razón para las inspecciones. Cuando O hlendorf llegó una vez al
lugar de exterminio del Sonderkommando 10b, se quejó al comandante, Persterer, del
tipo de entierro. Ohlendorf ordenó que se cubriese un poco mejor a las víctimas (dass
diese Leute besser zugeschaufelt werden)200.
A pesar de las precauciones tomadas por los comandantes de los Einsatzgruppen, era
inevitable que hubiese repercusiones. A l principio, los habitantes parecían tranquilos y
despreocupados. Los comandantes informaban de que la población «comprendía» las eje
cuciones y las juzgaba «positivamente»201. Se informó de que en una ciudad, Jemelnik, los
349
habitantes habían acudido a la iglesia para dar gracias a Dios por haberlos «librado» de
los judíos202. Sin embargo, pronto empezó a desvanecerse la idílica imagen de una pobla
ción completamente tranquila e incluso agradecida por la eliminación de los judíos.
En febrero de 1942, Heydrich comunicó a los comisarios de defensa de los distritos
militares que las ejecuciones se estaban llevando ahora a cabo de tal manera que prác
ticamente pasaban desapercibidas para la población. Frecuentemente se dejaba a los
habitantes, e incluso a los judíos supervivientes, con la impresión de que las víctimas
sólo habían sido reasentadas203. La Policía de Seguridad pensó que sería mejor ocultar
las matanzas, porque ya no podían confiar en una población que se encontraba bajo la
creciente dureza del control alemán y que ya temía por su propia seguridad.
Un testigo alemán (en Borísov, Rusia Blanca) que sabía ruso habló con diversos resi
dentes locales antes de que comenzase el exterminio masivo de los judíos en la ciudad.
Su casero ruso le dijo: «¡D éjalos que mueran, nos han hecho mucho daño!». Pero, a la
mañana siguiente, el alemán oyó comentarios como éstos: «¿Q uién ha ordenado eso?
¿Cómo es posible matar a 6.500 judíos de una vez? ¡Ahora les toca a los judíos; ¿y a
nosotros, cuándo? ¿Qué han hecho esos pobres judíos? ¡Lo único que hacían era tra
bajar! ¡Seguramente los verdaderos culpables están a salvo!»204. A lo largo del siguien
te año, los alemanes observaron en Borísov una oleada de misticismo, incluidas inter
pretaciones de sueños, premoniciones y profecías. La gente ahora decía: «A los judíos
los m ataron por sus pecados, como se les profetizaba en los textos sagrados. Seguro que
en la Santa Biblia se puede encontrar qué tipo de destino nos aguarda a nosotros»205.
El siguiente informe fue enviado por un oñcial militar estacionado en Crimea a la
Oficina de Economía armamentística (OKW/W i Rü) de Berlín:
202 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 86 (48 copias), 17 de sep
tiembre de 1941, NO-3151.
203 R SH A IV-A-1 (firmado Heydrich) a los Einsatzgruppen, a los máximos responsables de las SS
y de la Policía, y a los comisarios de defensa de los Distritos Militares II, VIII, XVII, XX y XXI, 27 de
febrero de 1942, adjuntando Informe sobre las Actividades de los Einsatzgruppen, núm. 9, referente
a enero de 1942, PS-3876.
204 De un informe del Hauptfeldwebel Sónnecken, recibido por el Generalmajor Lahousen, 24 de
octubre de 1941, PS-3047.
205 Propaganda Abteilung W a OKW/WPr le, 4 de agosto de 1942, OKW-733.
350
de la población judía y la liquidación de unos 600 internos de un hospital psiquiátrico,
es factible que dichos rumores obtengan credibilidad entre los habitantes206.
351
El segundo problema, más serio que la falta de «comprensión» de las matanzas, lo
descubrieron pronto con consternación los comandantes de unidad. Entre las tropas,
las ejecuciones se habían convertido en una sensación. Muchos años después de haber
sido testigo de un acontecimiento de este tipo, un antiguo soldado recordaba: «Aunque
nos prohibían ir allí, nos atraía mágicam ente»212. Miraban, sacaban fotos, escribían car
tas, y hablaban. Las noticias se extendieron con rapidez en los territorios ocupados, y
gradualmente se filtraron en Alemania.
Para el ejército éste era un asunto embarazoso. En Kiev, un grupo de periodistas
extranjeros que habían sido invitados a contemplar la «destrucción causada por los bol
cheviques» en la ciudad se dirigieron enseguida al representante de la administración
civil en el Grupo del Ejército del Centro, Hauptm ann Koch, y le preguntaron por las
ejecuiones. Cuando Koch lo negó todo, los periodistas le dijeron que de todas formas
disponían de información muy exacta sobre estos asuntos213. Los miembros de una
misión médica del ejército suizo en las fuerzas alemanas estaban igualmente informa
dos. Uno de los oficiales suizos, el Dr. Rudolf Bucher, no sólo comunicó las experiencias
a sus superiores, sino que dio numerosas conferencias sobre lo que había oído y visto
ante oyentes militares y profesionales de Suiza214.
El ejército alemán intentó adoptar diversas contramedidas. Inicialmente, varios ofi
ciales acusaron a los Einsatzgruppen de llevar a cabo las ejecuciones en sitios donde
todo el mundo las podía ver. U na de dichas protestas fue enviada por el comandante
en funciones del Distrito Militar IX, en Kassel (Schniewindt), al Generaloberst Fromm,
jefe del Ejército de Reemplazo. En su protesta, el oficial del distrito militar habló de los
rumores de que se estaban llevando a cabo «ejecuciones masivas» en Rusia. Schnie
windt señaló que había considerado que estos rumores eran groseras exageraciones
(■weit übertrieben) hasta que recibió un informe de un subordinado, el mayor Rósler, que
había sido testigo.
Rósler estaba al m ando del 528.° Regimiento de Infantería destinado en Zhitomir.
U n día, m ientras estaba sentado en su cuartel general, ocupándose de sus propias
tareas, escuchó de repente descargas de fusil seguidas de tiros de pistola. A com paña
do por dos oficiales, decidió descubrir qué estaba pasando (dieser Erscheinung nachzu-
gehen). N o fueron ellon tres los únicos que decidieron hacer lo mismo. D esde todas
212 Declaración grabada de un empresario, en Walter KEMPOWSKI, Haben Sie davon geimsstí,
Hamburgo, 1979, pp. 72-73. Por aquella época, el testigo tenía diecinueve años.
213 Informe del Oberst Erwin Stolze (adjunto de Lahousen), 23 de octubre de 1941, NOKW-
3147. El autor del informe se identifica en la declaración jurada efectuada por Lahousen el 17 de
marzo de 1948, NOKW-3230. Sobre la postura de Koch, véase su informe del 5 de octubre de 1941,
PS-53.
214 Alfred Hasler, The Lifeboat is Full, Nueva York, 1969, pp. 76-80.
352
las direcciones, soldados y civiles corrían hacia un terraplén de ferrocarril. También
Rósler trepó al terraplén. Lo que vio era «tan brutalmente abyecto que a quienes se
aproximaban desprevenidos les producía temblores y náuseas [ein Bild dessen grausa-
me Abscheulichkeit au f den unvorbereitet Herantretenden erschütternd und abschreckend
wirkte]».
Rósler se hallaba de pie sobre una zanja a cuyo lado se elevaba un montón de tierra
y cuyo talud estaba salpicado de sangre. Alrededor, había policías de pie, con el unifor
me ensangrentado, los soldados se estaban congregando en grupos (algunos de ellos en
traje de baño), y había civiles mirando con sus esposas e hijos. Rósler se acercó y miró
dentro de la fosa. Entre los cadáveres vio el de un anciano con barba blanca y un bas
tón en la mano. Com o el hombre aún respiraba, Rósler se acercó a un policía y le pidió
que lo matase «por piedad» (endgültig zu tóten). El policía replicó del modo que lo hace
alguien que no necesita que le den consejos: «Este ya tiene unas siete veces en el - va a
morir por sí solo [Dem habe ich schon 7 mal ivas in den —gejagt, der krepiert schon von alleine]».
En conclusión, Rósler declaró que ya había visto unas cuantas cosas desagradables en su
vida, pero que esa matanza en público, como si fuese un escenario al aire libre, era algo
muy diferente. Iba contra las costumbres y la educación alemanas, y demás215. N i una
sola vez mencionó Rósler a los judíos en su informe.
Tampoco faltaban las quejas sobre el terreno. El comandante de un batallón local de
Genicke protestó (con bosquejo de m apa y todo) porque se había llevado a cabo una
operación de exterminio cerca de los límites de la ciudad, que tropas y civiles habían
sido testigos involuntarios por igual del ametrallamiento, y que también habían oído los
«gemidos» de los condenados. El oficial de las SS que estaba al mando de la operación
replicó que había hecho ese trabajo sólo con tres hombres, que la casa más cercana
estaba a unos 400-700 metros del lugar, que el personal militar había insistido en ver la
operación, y que no pudo obligarle a que se marcharse216.
Todavía el 8 de mayo de 1942, los oficiales del gobierno militar del A rea de R eta
guardia del Grupo del Ejército del Sur se reunieron en conferencia y decidieron per
suadir amablemente (im Wege guíen Einvemehmens) a las unidades de exterminio para
que «en la medida de lo posible» no llevasen a cabo sus operaciones durante el día sino
215 Comandante adjunto del Wehrkreis IX (firmado Schniewindt) al jefe del Ejército de Reem
plazo (Fromm), 17 de enero de 1942, adjuntando informe de Rosler, fechado el 3 de enero de 1942,
URSS-293(1).
216 Véase la correspondencia posterior en el documento NOKW-3453: Ic/AO del Undécimo
Ejército (Abwehr II) al Einsatzgruppe D, con copia a la Ic de la 22.a División de Infantería, 6 de octu
bre de 1941; Sonderkommando lOa/Teilkommando (firmado UStuf. Spiekermann) al Sonderkom
mando 10a, 8 de octubre de 1941; Sonderkommando 10a al Einsatzgruppe D, con copia al Stubaf.
Gmeiner (oficial de enlace dcl Einsatzgruppe con el ejército), 8 de octubre de 1941; Tercer Batallón
de la Ic del 65.° Regimiento (en la 22.a División) al regimiento, 12 de octubre de 1941.
353
de noche, excepto, por supuesto, aquellas «ejecuciones» necesarias para «amedrentar»
a la población (die aus Abschreckungsgründen notwendig sind)217.
A pesar de los intentos ocasionales de regular la ubicación o incluso la hora de las eje
cuciones, el ejército pronto se dio cuenta de que no podía trasladar los emplazamientos
de las matanzas fuera del alcance de testigos «involuntarios» (y mucho menos «volun
tarios»). La única forma que les quedaba de poner fin al entretenimiento (y al flujo de
rumores que provocaba) era emprender una campaña educativa entre los soldados. En
consecuencia, el ejército probó también este método.
Ya durante las primeras semanas de la guerra, soldados del Undécim o Ejército con
templaron las ejecuiones llevadas a cabo por los rumanos en B álji218. D ado que los ver
dugos eran rumanos, el jefe del alto mando del Undécimo Ejército, Wohler, se permi
tió utilizar un lenguaje un tanto sincero. Sin hacer referencias directas al incidente,
escribió:
217 Resumen de la conferencia del gobierno militar celebrada en Kremenchug (presidida por el
Oberkriegsverwaltungsrat Freiherr von Wrangel), 8 de mayo de 1942, NOKW-3097.
218 Testimonio del general Wohler, causa núm. 12, transcripción, pp. 5790, 5811-5812, 5838-5839.
219 Orden de Wohler, 22 de julio de 1941, NOKW-2523. Una orden del Quartiermeister del
Sexto Ejército ordenaba igualmente la confiscación de las fotografías y especificaba, además, que
debía ofrecerse una completa cooperación a las unidades de exterminio en sus esfuerzos por mante
ner alejados a los espectadores. Orden del Quartiermeister del Sexto Ejército, 10 de agosto de 1941,
NOKW-1654. Poco después, el 12 de noviembre de 1941, Heydrich prohibió a sus propios hombres
que tomasen fotografías. Se enviarían fotografías «oficiales» no reveladas a la R SH A IV-A-1 como
asunto secreto del Reich (Geheime Reichssache). Heydrich pidió también que las comandancias de la
Policía del Orden requisaran las fotografías que circulasen en sus zonas. Heydrich al Befehlshaber y
Kommandeure der ORPO, 16 de abril de 1942, URSS-297(1).
354
El sensacionalismo y la difusión de rumores no fueron los únicos problemas del ejér
cito. Las operaciones de las unidades móviles de exterminio habían creado otro pro
blema, de mayor alcance aún y con implicaciones más perturbadoras. Sucedía que a los
judíos los estaba m atando personal militar que actuaba sin órdenes ni directivas. A ve
ces, los soldados ofrecían su ayuda a las partidas de exterminio y participaban en el
ametrallamiento de las víctimas. Ocasionalmente, las tropas participaban en pogromos,
y de vez en cuando miembros del ejército alemán realizaban operaciones de exterminio
propias. Hemos señalado que el ejército había ayudado mucho a las unidades de exter
minio. ¿Por qué, entonces, les preocupaban estas acciones individuales a los mandos?
El ejército tenía varias razones administrativas para sentir ansiedad. En cuanto al
status, la idea de que los soldados hicieran el trabajo de la policía no era muy atractiva.
Los pogromos eran la pesadilla de los expertos del gobierno militar, y las matanzas
desorganizadas en las carreteras y en las ciudades ocupadas eran peligrosas, aunque sólo
fuese por la posibilidad de que se produjeran errores o accidentes. Pero, además de estas
consideraciones, había una objeción general arraigada en toda la psicología del proce
so de destrucción. M atar a los judíos se consideraba una necesidad histórica. El solda
do debía «comprender» esto. Si por alguna razón le ordenaban ayudar a las S S y a la
policía en su tarea, se esperaba que obedeciese. Sin embargo, si mataba a un judío
espontáneamente, voluntariamente o sin órdenes, meramente porque quería matar,
cometía un acto anormal, digno quizá de un «europeo oriental» (como los rumanos)
pero peligroso para la disciplina y el prestigio del ejército alemán. Aquí radicaba la dife
rencia crucial entre el hombre que «se sometía» a matar y aquel que voluntariamente
cometía atrocidades. El primero se consideraba un buen soldado y un verdadero nazi;
el segundo era una persona sin autocontrol, que podía resultar un peligro para su com u
nidad cuando retom ase a Alemania. Esta filosofía se reflejaba en todas las órdenes que
intentaban solucionar el problema de los «excesos».
El 2 de agosto de 1941, el X X X Cuerpo (perteneciente al Undécimo Ejército) dis
tribuyó una orden a las compañías en la que se establecía lo siguiente:
355
ticipar como espectador. En lo que respecta al personal militar asignado para estas accio
nes [Aktionen], tiene que estar m andado por un oficial. El oficial debe encargarse de que
las tropas no com etan excesos desagradables [ dass jede unerfreuliche Auschreitung seitens
der Truppe unerbleibt]220.
U na orden del comandante del Á rea de Retaguardia del Grupo del Ejército del Sur
señalaba:
El número de transgresiones por parte del personal militar contra la población civil
está aum entando [...]. También se ha dado el caso últimamente de que algunos soldados
e incluso oficiales hayan asum ido por su cuenta la ejecución de judíos, o que hayan par
ticipado en tales ejecuciones221.
Tras explicar que las «medidas ejecutorias» eran competencia exclusiva de las SS y
de la Policía, la orden continuaba:
El ejército en sí sólo rem ata sobre el terreno [erledigt auf der Stelle] a aquellos habi
tantes locales que han com etido - o de los que se sospecha que han com etido- actos hos
tiles, y eso sólo se hará bajo la orden de un oficial. A dem ás, sólo se podrán adoptar medi
das colectivas si las autoriza al menos un com andante de batallón. Cualquier tipo de
duda respecto a esta cuestión es inadmisible. Cualquier fusilam iento no autorizado de
habitantes locales, incluidos los judíos, por soldados individuales, así com o toda partici
pación en m edidas ejecutorias de las SS y de la Policía, constituye desobediencia y, por
consiguiente, será castigada por medios disciplinarios, o - s i fuese necesario- mediante
juicio militar.
Los militares sólo deben ejecutar a judíos y gitanos cuando se haya determ inado que
éstos son partisanos o colaboradores. En todos los demás casos deberán ser entregados a
220 Orden del XXX Cuerpo/Ic, 2 de agosto de 1941, NOKW-2963. El Generaloberst von Salmuth
estaba al mando del XXX Cuerpo. El Generaloberst von Schobert estaba al mando del Undécimo
Ejército. Respecto a directivas similares, véanse también las siguientes: orden del Sexto Ejército/Qu,
10 de agosto de 1941, NOKW-1654; Ic/AO del Grupo del Ejército del Sur (firmado por von Runds-
tedt) a los ejércitos pertenecientes al grupo del ejército, y al Mando del Área de Retaguardia del
Grupo del Ejército, 24 de septiembre de 1941, NOKW-541-
221 Orden del comandante del Área de Retaguardia del Grupo del Ejército del Sur (firmado por
el mayor Geissler), 1 de septiembre de 1941, NOKW-2594.
356
la S D [Policía de Seguridad]. Cuando la distancia entre una unidad del ejército y un Ein-
satzkommando de la SD sea excesiva, la entrega podrá realizarse en el cam po de prisio-
ñeros de guerra más cercano, o al Ortskom m andantur o Feldkommandantur, que orga
nizará el transporte a la SD . La ejecución de mujeres, a no ser que se haya determinado
que son partisanas o colaboradoras, y de niños, no constituye una tarea del ejército222.
Está claro que las operaciones de exterminio afectaban seriamente a los habitantes
locales y al ejército. Entre la población, las operaciones provocaron una ansiedad sumer
gida y profundamente asentada, y en el ejército sacaba a la luz que un número incómo
damente elevado de soldados disfrutaban con la muerte, ya fuese como espectadores o
como perpetradores.
El tercer grupo que se enfrentaría a importantes problemas psicológicos era el pro
pio personal de las operaciones móviles de exterminio. Los dirigentes de los Einsatz-
gruppen y de los Einsatzkommandos eran burócratas, hombres acostumbrados al traba
jo de oficina. En el este, su tarea era supervisar e informar sobre las operaciones. Éste
no era un mero trabajo de oficina. Ya hemos señalado que las «inspecciones» llevaban
a los dirigentes de los Einsatzgruppen y a sus Estados Mayores a los emplazamientos de
ejecución. En el Einsatzgruppe C, todos tenían que presenciar ametrallamientos. Uno
de los miembros del Estado Mayor, Karl Hennick, señaló que no tenía elección:
Yo mismo asistí a ejecuciones sólo como testigo, para no verme sujeto a acusaciones de
cobardía [...]. El Dr. Rasch [comandante del Einsatzgruppe] insistía por principio en que
todos los oficiales y suboficiales del Kommando participasen en las ejecuciones. Era impo
sible mantenerse apartado de ellas, si uno no quería que le exigieran responsabilidades223.
El oficial de Einsatzgruppe tenía que «superarse». Tenía que dedicarse por completo a su
tarea, no como informador sino como participante, no como posible futuro acusador, sino
como alguien que tendría que compartir el destino de aquellos que hacían este trabajo. Uno
de los oficiales al que un día le habían ordenado presenciar los ametrallamientos sufrió las
más horribles pesadillas (Angsttraume fürchterlichster Art) la noche siguiente224. Incluso el
máximo responsable de las SS y de la Policía en Rusia central, Obergruppenfiihrer von dem
Bach-Zelewski, fue trasladado al hospital con graves dolencias estomacales e intestinales.
Después de la operación, su recuperación fue lenta, y Himmler envió al principal médico de
357
las SS, Grawitz, a la cabecera de su general favorito. Grawitz informó de que von dem Bach
sufría especialmente al revivir las ejecuciones de judíos que él mismo había dirigido, y otras
experiencias difíciles en el este (er leidet irisbesondere an Vorstellungen im Zusammenhang mit
den von ihn selbst geleitetenjudenerschiessungen und anderen schweren Erlebnissen im Osten) 225.
Los comandantes de las unidades móviles intentaron soportar sistemáticamente los
efectos psicológicos de las operaciones de exterminio. Incluso aunque ellos dirigían la
matanza, empezaron a reprimir así como a justificar sus actividades. El mecanismo
represivo es bastante perceptible en la elección del lenguaje utilizado en los informes
de las diferentes acciones de exterminio. Los encargados de realizar el informe intenta
ban evitar el uso de expresiones directas tales como «matar» o «asesinar». Por el con
trario, los comandantes utilizaban términos que tendían a justificar las matanzas o a
oscurecerlas por completo. He aquí una lista representativa:
225 Grawitz a Himmler, 4 de marzo de 1942, NO-600. Acerca de la vida de Bach, véase Wía-
distaw B a r t o sz e w sk i , Erich van dem Bach, Varsovia, 1961.
358
Bereinigung der Judenfrage: limpieza de la cuestión judía
judenfrei gemacht: (área) libre de judíos
226 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 58, 20 de agosto de 1941,
No-2846.
227 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 37 (45 copias), 29 de julio
de 1941, NO-2952.
228 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 59, 21 de agosto de 1941,
NO-2847.
229 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 124 (48 copias), 25 de octubre
de 1941, NO-3160.
230 RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 60 (48 copias), 22 de agosto
de 1941, NO-2842.
231 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 97 (48 copias), 28 de sep
tiembre de 1941, NO-3145.
232 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 92, 23 de septiembre de 1941,
NO-3143.
233 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 94 (48 copias), 25 de sep
tiembre de 1941, NO-3146.
359
exterminio perpetrada en Ananiev se dio la siguiente razón: «Como los judíos de Ana-
niev habían amenazado a los residentes de etnia alemana con un baño de sangre tan
pronto como se retirase el ejército alemán, la Policía de Seguridad llevó a cabo una reda
da y, el 28 de agosto de 1941, mató a unos 300 judíos y judías»234. En una ocasión, el Ein-
satzgruppe B sustituyó la acusación de diseminación de rumores, propaganda y amenazas
por la acusación vaga pero incluyente de «espíritu de oposición [Oppositionsgeist]»235. Al
menos un Einsatzgruppe invocó la teoría de peligro sin citar absolutamente ninguna acti
vidad de resistencia judía. Cuando el Einsatzgruppe D había matado a todos los judíos de
Crimea, incluyó en su informe de resumen un conocido artículo sobre la influencia omni-
presente que los judíos habían ejercido en la península antes de la guerra236.
Un ejemplo extremo de postura acusatoria se puede encontrar en el informe del tes
tigo anónimo de una ejecución llevada a cabo en el área de Mostovoye, entre los ríos
Dniéster y Bug. Un destacam ento de las S S se había trasladado a una aldea y arrestado
a todos sus habitantes judíos. Los alinearon ante una zanja y les dijeron que se desnu
daran. El responsable de las SS declaró entonces en presencia de las víctimas que en la
medida en que los judíos habían desencadenado la guerra, los allí reunidos tenían que
pagar por este acto con su vida. Tras el discurso, dispararon a los adultos y golpearon a
los niños con la culata de los fusiles. Vertieron gasolina sobre los cadáveres y prendie
ron fuego. Niños que todavía respiraban fueron arrojados a las llamas237.
Las acusaciones de actitudes y actividades peligrosas de los judíos se complementa
ban a veces con referencias al riesgo que los judíos suponían por ser portadores de enfer
medades. Los barrios judíos de Nevel y Yanovichi fueron condenados por estar llenos de
epidemias238. En Vitebsk bastó la amenaza de epidemia (hochste Senchengefa.hr) 239. Para
360
las ejecuciones llevadas a cabo en Radomyshl se dio la siguiente explicación. Muchos
judíos de las áreas circundantes habían acudido en tropel a la ciudad. Esto produjo una
masificación de las viviendas judías: de media, vivían en cada estancia 15 personas. Las
condiciones higiénicas se habían vuelto intolerables. A diario había que retirar varios
cadáveres de estas casas. Suministrar alimentos a los adultos así como a los niños judíos
se había vuelto «impracticable». En consecuencia, había un peligro creciente de que se
declarasen epidemias. Para poner fin a estas condiciones, el Sonderkommando 4a mató
finalmente a 1.700 judíos240.
Debería resaltarse que las justificaciones psicológicas formaban parte esencial de las
operaciones de exterminio. Si no se podía justificar una acción propuesta, ésta no se lle
vaba a cabo. N i que decir tiene que nunca faltaron las razones para tomar medidas anti-
judías. Sin embargo, sólo una vez, las explicaciones se agotaron con respecto a la matanza
de enfermos mentales. El Einsatzgruppe A había matado a 748 de ellos en Lituania y en
el norte de Rusia porque estos «lunáticos» carecían de guardianes, enfermeras o comida.
Pero cuando el ejército pidió al Einsatzgruppe que «limpiase» otras instituciones que se
necesitaban para alojamientos, de repente el Einsatzgruppe se negó. Dicha acción no exi
gía la atención de la Policía de Seguridad. En consecuencia, le dijeron a los militares que
se encargasen ellos mismos del trabajo sucio241.
Com o los líderes, el personal de tropa de las unidades móviles de exterminio había
sido reclutado sobre una base jurisdiccional. Aunque disponían de alguna formación
ideológica, no se habían presentado voluntarios para m atar judíos. La mayoría de estos
hombres habían sido destinados a las unidades de exterminio simplemente porque no
eran aptos para cometidos de primera línea (nicht dknstverpflichtet)242. Eran hombres
mayores, no muchachos. M uchos ya habían asumido la responsabilidad de cuidar una
familia; no eran adolescentes irresponsables.
Aunque en los primeros días las mujeres y los niños no constituían en general objeti
vos, al comienzo se produjo cierta tensión en las unidades. Así, en el Kommando de la G es
tapo de Tilsit emergió una mezcla de excitación y reparos, a pesar de los esfuerzos del jefe
del Kommando, el abogado Hans Joachim Bohme, por reducir la operación a un procedi
miento legal. Cuando una sección de la Schutzpolizei destinada en la ciudad fronteriza de
Memel (Kleipeda) fue asignada al Kommando el 23 de junio de 1941, la pusieron inme
diatamente a realizar un ejercicio de ejecución. Se extendió el rumor de que en Lituania
unos civiles habían disparado contra tropas alemanas de ataque, pero uno de los hombres
240 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 88 (48 copias), 19 de sep
tiembre de 1941, N O -3 149. En esta acción, los encargados de disparar contra los niños fueron miem
bros de la milicia ucraniana.
241 Informe de Stahlecker a 15 de octubre de 1941, L-180.
242 Declaración jurada de Ohlendorf, 24 de abril de 1947, NO-2890.
361
dijo que iba a haber un ametrallamiento de judíos. Otro replicó, «¡estás loco [Du bist ja
verrückt]!». AI día siguiente, en la recientemente capturada Garsden (Gargzdai) quedó
claro quiénes eran las víctimas. La Schutzpolizei condujo a los judíos en medio de gritos
hasta la tumba. El jefe de la sección anunció a los judíos, «¡van ustedes a ser ejecutados por
orden del Führer, debido a los delitos cometidos contra la Wehrmacht [Sie werderx wegen Ver-
gehen gegen die Wehrmacht aufBefehl des Führers erschnssen]!». Entonces sacó la espada y dio
a sus hombres la orden «¡preparados, apunten, fuego [Zum Schuss ferüg -legt an - Feuerjl».
Dos hombres, con casco de acero, apuntaron a cada judío. Debido a que entre estas vícti
mas particulares se incluían refugiados que habían huido de Memel cuando ésta fue arre
batada a Lituania por los alemanes en marzo de 1939, algunos de los judíos reconocieron a
uno u otro de los reservistas de la policía de su ciudad natal. Un fabricante judío gritó:
«¡Gustav, dispara bien [Gustav, schiess gut]l». Un joven judío, herido de bala, pidió «otra
[rioch einenj». Tras la matanza, se tomó una fotografía de grupo y se sirvió un aguardiente.
N o obstante, al día siguiente los ánimos estaban decaídos. Se produjo un debate abier
to y se manifestaron críticas. U n hombre intentó justificar la acción. «M aldita sea
- d ijo - una generación tiene que pasar por esto para que a nuestros hijos les vaya mejor
[M enschenskinder, verflucht noch mal eine Generation muss dies halt durchstehen, damit es
unsere Kinder besser haben].»243
Cuando el 322.° Batallón de Policía abandonó Viena, una banda interpretó M mss i denn,
y algunos de los que quedaron atrás derramaron lágrimas. Sobre el terreno, el batallón
formaba parte del Regimiento de Policía del Centro cuando el comandante del regimiento,
Montua, emitió en 1941 la orden de disparar contra hombres judíos. En el momento, Mon-
tua añadió instrucciones a sus comandantes de batallón y de compañía para que mantu
vieran el bienestar psicológico de los miembros del pelotón, incluidas disposiciones de
establecer noches tranquilas para liberar la tensión, en las cuales se revisaran amistosa
mente los acontecimientos del día. A Himmler evidentemente le gustó la idea de que
se estableciesen estas sesiones de terapia de grupo, y la resaltó en una directiva propia.
Afirmó que los comandantes tenían el deber sagrado de ocuparse personalmente de sus
hombres. Las noches siguientes a tales acciones debían llenarse en lo posible de la ma
nera más hogareña y alemana posible, con comida y música, pero sin alcohol. Los hom
bres, decía Himmler, debían ser relevados de sus tareas pesadas a tiempo para que pudie
ran realizarse completamente con otras tareas. Ese año, la Tercera Compañía del 322.°
Batallón participó intensamente en la matanza de hombres, mujeres y niños judíos, pero
el encargado de llevar el diario de guerra de la compañía cuidó de señalar el 1 de enero
de 1942 que los hombres habían mantenido su humanidad. Habían recolectado 1.018,50
Reichsmarks para enviárselos a Goebbels para la familia más necesitada, con el mayor
243 Proceso de un tribunal de Ulm contra Bem hard Fischer-Schweder, 29 de agosto de 1958,
Ks 2/57.
362
número de hijos, cuyo cabeza de familia hubiese muerto en servicio el día de N oche
buena en el frente oriental244.
Con el tiempo los hombres se acostumbraron. Actuaban mecánicamente, sin órdenes
específicas de abrir fuego, y seguían adelante día a día. De vez en cuando un hombre se
venía abajo245, y en varias unidades el alcohol se convirtió en algo cotidiano246. A l
mismo tiempo, se continuó con el adoctrinamiento, y ocasionalmente los comandantes
pronunciaban discursos antes de las operaciones importantes247. El 15 de agosto de 1941,
el propio Himmler visitó Minsk. Pidió al comandante Nebe, del Einsatzgruppe B, que
ejecutasen a un grupo de 100 personas, para ver cómo era realmente una de estas «liqui
daciones». Nebe obedeció. Todos excepto dos de las víctimas eran hombres. Himmler
detectó en el grupo a un joven de unos veinte años, con ojos azules y cabello rubio.
Inmediatamente antes de que empezasen a disparar, Himmler se adelantó hacia el con
denado y le hizo algunas preguntas
¿Eres judío?
Sí.
¿Son tus dos padres judíos?
Sí.
¿Tienes antepasados que no fueran judíos?
No
iEntonces, no puedo ayudarte!
Cuando comenzó la matanza, Himmler se fue poniendo cada vez más nervioso. En
cada descarga, miraba al suelo. Com o las dos mujeres no morían, Himmler le gritó al
sargento de policía que no las torturara.
Terminada la matanza, Himmler y otro espectador comenzaron a conversar. El otro
testigo era el Obergruppenführer von dem Bach-Zelewski, el mismo que más tarde lle
varon al hospital. Von dem Bach se dirigió a Himmler:
244 Diario de Guerra de la Tercera Compañía del 322.° Batallón, 10 de junio de 1941 y ss., Archi
vos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 48.004 (Instituto Histórico Militar,
Praga), Rollo 2, Colección del Polizei Regiment Mitte. Orden de Montua de 11 de julio de 1941, Ins
tituto Histórico Militar Pol. Regt. Mitte A-3-2-7/1. Directiva similar de Himmler a Montua, 12 de
diciembre de 1941, Archivos Históricos Nacionales de la República de Letonia, Fondo 83, Opis 1,
Carpeta 80. Sobre el batallón, véase también Konrad Kw iET, «Auftakt zum Holocaust», en Wolfgang
Benz, Hans Buchheim y Hans Mommsen (eds.), Der Nationalsozialismus, Fráncfort del Meno, 1994,
pp. 191-208, 263-265.
245 Declaración jurada del Hauptscharführer Robert Barth (Einsatzgruppe D), 12 de septiembre
de 1947, NO-4992.
246 Informe del Generalmajor Lahousen, 1 de noviembre de 1941, NOKW-3146.
247 Declaración jurada de Barth, 12 de septiembre de 1947, NO-4992.
363
Reichsführer, ésos no eran más que un centenar.
¿Qué quiere decir con eso?
¡Mire los ojos de los hombres de este Kommando, lo profundamente agitados que
están! Estos hombres están acabados \fertig] para el resto de su vida. ¿Q ué tipo de segui
dores estam os creando aquí? ¡N euróticos o salvajes!
248 La crónica de la visita de Himmler, contada por von dem Bach, se imprimió en Aufbau, Nueva
York, 23 de agosto de 1946, pp. 1-2. Véanse también las declaraciones de otros testigos én la Causa
Wolff, 10a Js 39/60, especialmente Z-Pror II/vol. 2. La fecha está señalada en el calendario de citas
de Himmler, Centro para la Conservación de Colecciones de Documentos Históricos, Moscú, Fondo
1372, Opis 5, Carpeta 23. El amctrallamiento, programado por la mañana, debía ir seguido por la ins
pección de un campo de prisioneros provisional, un almuerzo, un paseo en coche por el gueto, la
inspección de un sanatorio mental, y una visita a una explotación agropecuaria.
364
La respuesta final a la solicitud de Himmler fue el furgón de gas. Dicho vehículo se
había utilizado ya en 1940 para gasear a pacientes mentales de Prusia oriental y Pome-
rania en Soldau, un campo situado en el antiguo corredor polaco249. El modelo de 1940,
producto de la filial técnica de la R SH A (ILD ) al mando del Obersturmbannführer
Rauff, iba equipado con monóxído de carbono embotellado. Era una cámara de gas sobre
ruedas, camuflada con el letrero «Kaisers-Kaffee». Las botellas de monóxido de carbo
no, sin embargo, eran demasiado caras e incómodas para usarlas en la U R S S ocupada.
El siguiente.paso era, por lo tanto, la construcción de un vehículo en el que se pudiera
conducir hacia el interior del furgón el monóxido de carbono del tubo de escape. Con
este propósito, había que obtener por separado la carrocería y el chasis del camión. El
Referat II-D compró todas las carrocerías a la firma Fahrzeuge Gaubschat de Berlín
(Neukólln), especializada en la fabricación de dichos productos. Los chasis eran más dift-
ciles de adquirir, y finalmente se compraron varios modelos. De las instalaciones nece
sarias se encargó el propio II-D, y las pruebas las realizó el Kriminaltechnisches Instituí
(V-D) de la R SH A , a las órdenes del Sturmbannführer Oberregierungsrat Dr. Heess. De
estos estudios surgieron dos series de vehículos de gaseado. La primera consistía en seis
camiones relativamente pequeños, de 2,5 y 3 toneladas, con cabida para 30-50 personas,
y fabricados por las firmas Diamond y Opel-Blitz. La segunda serie estaba compuesta por
un número más elevado de camiones Saurer de 5 toneladas con capacidad para 60 o
incluso 70 víctimas de pie, bien comprimidas unas contra otras250.
En la fase de desarrollo de los modelos de 1941, el Kriminaltechnisches Institut del
Dr. Heess empleó a un especialista en biología y química, el Obersturmführer Dr. Wid-
mann. El joven Obersturmführer, protegido de Heess, había estado en Minsk, donde
había dinamitado a los enfermos mentales. Le habían hecho creer que los vehículos
sólo se usarían para exterminar a dementes. C uando descubrió su aplicación en el este,
se quejó ante Heess de que, después de todo, no se podía emplear este dispositivo con
tra personas normales. El Dr. Heess se dirigió a él en un tono familiar: «Mira, de cual
quier manera se hace251. ¿Acaso quieres dimitir? [Du siehst, es geht doch, willst Du etiva
249 Wilhelm en H. Krausnick y H. Heinrich Wilhelm, Die Truppe des Weltanschauungskrieges, cit.,
pp. 543-551. Acusación presentada contra Wilhelm Koppe por el fiscal de Bonn, 8 Js 52/60 (1964),
pp. 174-189. Véase también Adalbert Rückerl, NS-Vemichtungslager, Múnich, 1977, pp. 258-259.
2;>0 La creación de los vehículos de gaseado se describe en Christopher Browning, Fateful
Months, Nueva York, 1985, pp. 58-62; Eugen Kogon, Hermann Langbein, Adalbert Rückerl, et al. (eds.),
Naticmalsozialistische Massentótunger durch Giftgas, Fráncfort, 1986, pp. 81-86; y Mathias Beer, «Die
Entwicklung der Gaswagen beim Mord an den Juden», Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte, núm. 34, 1987,
pp. 403-412.
251 H. H. Wilhelm, citando la sentencia del tribunal de Stuttgart contra el Dr. Albert Widmann,
15 de septiembre de 1967, en H. Krausnick y H. H. Wilhelm, Die Truppe des Weltanschauungskrieges,
cit., pp. 549-552.
365
abspringen?]». El Dr. W idmann permaneció en su puesto y fue ascendido a Haupt-
sturmführer252.
El invento de la R SH A se prestaba para efectuar las operaciones de exterminio ocultas
en Polonia y Serbia. A partir de diciembre de 1941, se enviaron también dos o tres vehícu
los a cada Einsatzgruppe253. Se envió a los conductores, junto con los vehículos, desde Ber
lín. En destino, se aparcaban éstos en lugares apartados, esperando a sus víctimas. Se intro
ducía a los judíos en las furgonetas desnudos o en ropa interior, a menudo hombres y mujeres
juntos. Se cerraban las puertas traseras y comenzaba el gaseado en los vehículos estaciona
dos. Los judíos que se encontraban en el interior, inhalando los gases del tubo de escape,
comenzaban a golpear las paredes recubiertas de latón. Transcurridos unos minutos, se sofo
caban, con el corazón latiendo a gran velocidad, vencidos por el mareo y la náusea, hasta que
se les paralizaba el cerebro. El furgón se trasladaba entonces a la fosa con los cadáveres254.
En buenas condiciones, un furgón podía hacer cuatro o cinco viajes diarios255, pero era
imposible eliminar las dificultades técnicas y psicológicas. Algunos de los vehículos se
estropeaban con el tiempo lluvioso; tras un uso repetido dejaban de estar herméticamen
te sellados. Los miembros de los Kommandos que descargaban los furgones sufrían dolo
res de cabeza. Si un conductor pisaba demasiado el acelerador, los cadáveres sacados del
furgón tenían el rostro distorsionado y estaban cubiertos de excrementos256.
Claramente, el alcohol, los discursos y los furgones de gas no redujeron la carga psicológi
ca de los perpetradores. Pero en conjunto no se produjo una interrupción de las operaciones.
Por el contrario, a los hombres de los Einsatzgruppen les encomendaron tareas adicionales,
una de ellas la de ejecutar a los prisioneros de guerra de los campos militares alemanes.
Durante la guerra, más de 5.700.000 soldados soviéticos se rindieron a las fuerzas ale
manas, y más del 40 por 100 de estos hombres murieron en cautividad. A finales de 1941
366
el número de prisioneros ascendía aproximadamente a 3.350.000, y durante ese invier
no se produjeron muertes en m asa por frío y hambre257. En este contexto se llevó a cabo
una reducida pero persistente empresa de matar a un segmento particular de los prisio
neros soviéticos. El 16 de julio de 1941, apenas cuatro semanas después del inicio de la
campaña del Este, Heydrich llegó a un acuerdo con el jefe de la Oficina General de las
Fuerzas Arm adas (Allgemeines Wehrmachtsamt) , el general Reinecke, en cuyo texto se
establecía que la Wehrmacht debía «librarse» de todos los prisioneros de guerra sovié
ticos portadores del bolchevismo258. En el cuadro 7.7 se enumeran los principales admi
nistradores de ese programa259.
Los dos socios llegaron al entendimiento de que la situación requería «medidas especia
les», que deberían llevarse a cabo en un espíritu libre de controles burocráticos. A l día
siguiente, Heydrich alertó a su maquinaria regional para que preparase la selección (Ausson-
denmg) de todos los «revolucionarios profesionales», los oficiales del Ejército Rojo, los comu
nistas «fanáticos» y «todos los judíos»260. Dado que se estaban trasladando ya masivamente
prisioneros de guerra soviéticos de los campos provisionales al Generalgouvernement y al
Reich, Heydrich tuvo que establecer equipos de detección en los territorios recientemente
ocupados, en Polonia y en Alemania. En consecuencia, el plan exigía una operación con tres
frentes, como se muestra en el cuadro 7-8. El conjunto del trabajo lo realizarían los Einsatz
gruppen, porque las oficinas de la Gestapo de Alemania andaban ya escasas de personal261.
Tras el acuerdo, las unidades militares empezaron a identificar y explotar sistem áti
camente a los prisioneros judíos262. El Segundo Ejército ordenó que el ejército retuvie
se a los prisioneros judíos y «asiáticos» para realizar trabajos antes de transportarlos a
Dulags [«campos de tránsito»], en el Area de Retaguardia del Grupo del Ejército263. El
257 Véase la recapitulación en el informe del OKW referente al periodo comprendido entre el 22
de junio de 1941 y el 1 de mayo de 1944, NOKW, y el gran estudio de Christian Streit, Keine Kame-
raden, Stuttgart, 1948, pp. 244-249.
258 Orden de Operaciones, núm. 8 (firmada por Heydrich) (530 copias), 17 de julio de 1941,
NO-3414.
259 Declaración jurada de Kurt Lindow (RSH A IV-A-1), 30 de septiembre de 1945, PS-2545.
Declaración jurada de Lidow, 29 de julio de 1947, NO-5481. Declaración jurada de Laharsen, 17 de
abril de 1947, NO-2894.
260 Orden de Operaciones, núm. 8, 17 de julio de 1941, NO-3414- Véase también un borrador
anterior en el que se hacía referencia a «todos los judíos» emitido por la R SH A IV-A-1, 28 de junio
de 1941, PS-78.
261 Orden de Operaciones núm. 8, 17 de julio de 1941, NO-3414.
262 Obsérvese el informe de la 295.a División de Infantería/Ic (teniente coronel Groscurth) al XXIX
Cuerpo, 30 de julio de 1941, con un desglose de prisioneros por nacionalidad, T 315, Rollo 1951.
263 OQu/Qu 2 del Segundo Ejército al comandante del Area de Retaguardia del Ejército, C o
mandancias de Cuerpo de Ejército, Ic del Ejército, Ejército IVa, y Ejército IVb (54 copias), 5 de agosto
de 1941, NOKW-2145.
367
X X IX Cuerpo (Sexto Ejército) establecido en Kiev ordenó que se emplease a los ju
díos de los Dulags de la zona en operaciones peligrosas de limpieza de m inas264. En el
Dulag 160, ubicado en Khorol, se marcó a los prisioneros judíos con una estrella. Dado
que en el campo de Khorol no había letrinas, los hombres m arcados tenían que coger
los desperdicios con las manos e introducirlos en barriles265. En el Distrito Militar XX
(Danzig), un impaciente comandante de Stalag [campo permanente] ordenó a sus pro
pios hombres que m ataran de una vez a los prisioneros comunistas y judíos. Am etra
llaron a 300266.
Los equipos de detección entraban sin dificultad en los campos de prisioneros de
guerra, ya que los comandantes de campo recibían notificaciones previas de sus supe
riores267. U na de estas notificaciones bastará para comprobar una vez más la elección
del lenguaje empleado en los documentos: «Durante el examen de los prisioneros, se
debe permitir a la S D que participe en la criba de los elementos adecuados existentes
[Bei der Sichtung der Gefangenen ist der SD z,u beteiligen, um gegebenenfalh entsprechende
Elemente auszusondem]»268.
Los equipos eran relativamente pequeños, y se componían de un oficial y de cuatro
a seis hombres269. Los hombres de las S S tenían que confiar, por lo tanto, en el trabajo
preparatorio del ejército, en la cooperación del oficial de contraespionaje (AO) en el
Dulag o Stalag, y en su propia «perspicacia»270.
En conjunto, el ejército cooperó. El comandante de Borispol, por ejemplo, invitó al
Sonderkommando 4a a enviar un equipo de detección a su campo. En dos acciones sepa
radas, el equipo ametralló a 1.109 prisioneros judíos. Entre las víctimas se encontra
ban 77 hombres heridos que habían sido entregados por el médico del campo271. Otros
264 Ia/Ic del XXIX Cuerpo a las divisiones del Cuerpo, 22 de septiembre de 1941, NOKW-1323.
El comandante del cuerpo era el General der Infanterie Obstfelder.
265 Declaración jurada de Henrik Schaechter, 21 de octubre de 1947, NO-5510. El declarante,
judío del Ejército Rojo capturado en Kharkov, no manifestó su condición durante la selección.
266 Declaración jurada del Generalleutnant von Osterreich, 28 de diciembre de 1945, USSR-151.
La ejecución había sido ordenada por uno de sus subordinados, el Oberstleutant Dulnig, comandante
del Stalag XX-C. Una unidad de las SS ni siquiera se molestó en enviar a sus prisioneros judíos a la
retaguardia. Los mataron sobre el terreno. OStubaf. Zschoppe, comandante adjunto del Octavo Re
gimiento de Infantería de las SS (mot.), al XVII Cuerpo, 20 de agosto de 1941, NOKW-1350.
267 Declaración jurada del Oberst Hadrian Ried (comandante de campo de prisioneros de gue
rra, Brest-Litovsk), 22 de octubre de 1947, NO-5523.
268 Orden del general von Roques (comandante, Area de Retaguardia del Grupo del Ejército del
Sur), 24 de agosto de 1941, NOKW-2595.
269 Orden de Operaciones, núm. 8, 17 de julio de 1941, NO-3414.
270 Orden preliminar de la R SH A IV 28 de junio de 1941, PS-69.
271 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 132, 12 de noviembre de
1941, NO-2830.
368
Cuadro 7.7. Administradores centrales para el exterminio de los prisioneros de guerra
EJÉRCITO
RSHA DIRECTAMENTE im t c d c c a r ^ c
AFECTADOS INTERESADOS
272 RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 71 (48 copias), 2 de sep
tiembre de 1941, NO-2843.
273 OQu/Qu 2 del Undécimo Ejército al Ib del Grupo del Ejército del Sur, informes correspon
dientes a enero-septiembre de 1942, NOKW-1284, NOKW-1286.
369
Cuadro 7.8. Organización regional para el exterminio de prisioneros de guerra
274 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 128 (55 copias), 3 de
noviembre de 1941, NO-3157.
275 Declaración jurada de Erwin Lahousen, 17 de abril de 1947, NO-2894.
370
las órdenes se debía sólo a una defensa natural contra la subhumanidad bolchevique en
el sentido de que debía aniquilarse a los portadores del pensamiento bolchevique y, por
ende, la voluntad de resistencia de los bolcheviques.
Entonces se pronunció el Oberst Lahousen. Protestó que la moral del ejército ale
mán estaba afectada porque las ejecuciones se llevaban a cabo a la vista de las tropas.
En segundo lugar, el reclutamiento de agentes en las filas de prisioneros se había vuel
to más difícil. En tercer lugar, todos los mensajes de rendición al Ejército Rojo serían
ahora vanos, con el resultado de que las sangrientas pérdidas alemanas aumentarían a
niveles aún más elevados.
Müller, jefe de la Gestapo, se vio incitado a defender a su policía. En el transcurso
de la «aguda discusión» que siguió, Lahousen señaló además que el «tratamiento especial»
impuesto por la Policía de Seguridad y la SD seguía puntos de vista muy peculiares y
arbitrarios (nach ganz eigenartigen und willkürlichen Gesichtspunkten). Por ejemplo, un Ein-
satzgruppe se había centrado en los estudiantes, mientras que otro sólo había utilizado
consideraciones raciales. Com o consecuencia de una selección, varios cientos de m u
sulmanes, probablemente tártaros de Crimea, habían sido «sometidos a tratamiento
especial» (der Sonderbehandlung zugeführt) bajo la suposición de que eran judíos. Müller
reconoció que se habían cometido errores, pero insistió en que la operación continuase
de acuerdo con «criterios de cosmovisión filosófica» (weltangschauliche Grundsatze).
Reinecke concluyó la discusión señalando una vez más la necesidad de dureza.
Lahouse señala que su motivación durante la conferencia era la de ayudar a los pri
sioneros, pero los argumentos presentados sólo sirvieron para aumentar la eficacia de
las operaciones. Así, el 12 de septiembre de 1941, Heydrich envió otra directiva en la
que advertía a los equipos de detección que fuesen algo más cuidadosos. U n ingeniero
no era necesariamente bolchevique. N o debía confundirse a los musulmanes con los
judíos. Los ucranianos, rusos blancos, azerbaijanos, armenios, georgianos, y caucásicos
del norte sólo debían ser «tratados de acuerdo con la directiva» en caso de que fuesen
bolcheviques fanáticos. A nte todo, los fusilamientos no debían llevarse a cabo en medio
de los campos. «N i que decir tiene —indicaba Heydrich—que las ejecuciones no deben
ser públicas. Por principio, no deben admitirse espectadores.»276
Com o resultado de todas estas discusiones y directivas, parece que los equipos de
detección mejoraron enormemente sus técnicas. Q ue sepamos, ya no masacraron
musulmanes en masa. En el Reich, las operaciones de exterminio fueron transferidas de
los campos de prisioneros de guerra a los campos de concentración, donde podían lle
276 Heydrich a los Einsatzgruppen, a los máximos responsables de las SS y de la Policía, a los Ins-
pekteure der SP und des SD, al BdS de Cracovia, al BdS de Metz, al BdS de Oslo, al KdS de Craco
via, al KdS de Radom, al KdS de Varsovia, al KdS de Lublin, a las oficinas de la Policía Estatal (Staats-
polizeileitstellen) (250 copias), 12 de septiembre de 1941, NO-3416.
371
varse a cabo en completa intimidad277. Ya no se produjeron, en resumen, más contro
versias sobre estas cuestiones entre el ejército y la R SH A . Esto no significa que todas
las diferencias de opinión hubiesen terminado. De hecho, habría nuevas disputas, aun
que esta vez los puntos de vista prácticamente se invirtieron.
En noviembre de 1941, el Sturmbannführer Vogt, de la R SH A , envió una carta a la
oficina de la G estapo de Munich para notificar que la Wehrmacht se había quejado de
que en el Wehrkreis VII se habían realizado exámenes «superficiales» entre los prisio
neros de guerra soviéticos. Durante uno de los filtrados, por ejemplo, sólo se habían
seleccionado 380 prisioneros de los 4.800278.
La Gestapo de Munich replicó lo siguiente: se habían seleccionado a 410 prisione
ros de 3.044. Los 410 hombres entraban en las siguientes categorías:
La selección representaba una media del 13 por 100. Era cierto que las oficinas de la
Gestapo de Nuremberg y Ratisbona habían presentado porcentajes del 15 y el 17 por 100,
pero estas oficinas habían aceptado a muchos rusos entregados por los oficiales de los cam
pos por pequeñas faltas contra las reglas disciplinarias del campo. La oficina de la Gestapo
de Munich sólo seguía las órdenes de la R SH A . Si la cifra seguía siendo demasiado baja,
el ejército tenía la culpa, porque el oficial de contraespionaje (AO) había preferido uti
lizar a los judíos como intérpretes e informadores279.
Otro ejemplo de cambio en la mentalidad del ejército es aún más llamativo. A lo largo
de 1942 se celebraron varias conferencias bajo la presidencia del Generalmajor von Grae-
venitz, sucesor del Oberst Breyer en el cargo de jefe de prisioneros de guerra. La RSHA
estaba normalmente representada por el Oberführer Panzinger (IV-A) o por el Sturm
bannführer Lindow y el Hauptsturmführer Konigshaus. Durante una de estas conferen-
372
cías, Graevenitz y otros oficíales de la Wehrmacht, médicos incluidos, pidieron a Lindow y
a Kónigshaus que se hicieran cargo de todos los prisioneros de guerra soviéticos que sufrie
sen enfermedades «incurables», como la tuberculosis o la sífilis, y que los matasen de la ma
nera habitual en un campo de concentración. Los hombres de la Gestapo se negaron indig
nados, señalando que, después de todo, no podía esperase que actuasen de verdugos para
la Wehrmacht (Die Staatspolizei sei nicht weiter der Hánker der Wehrmacht)280.
En toda la Rusia ocupada, en Polonia, Alemania, A lsacia Lorena e incluso en N o
ruega, allí donde se enviaban prisioneros soviéticos, entraban en funcionamiento los
equipos de detección de Heydrich281. Tras un año de operaciones, en julio de 1942,
Müller consideró que podía ordenar la retirada de los equipos de detección del Reich y
limitar las nuevas selecciones a los territorios del Este. N o hace falta decir (selbst-
verstandlich) que cualquier solicitud cursada por el ejército para que se realizasen nue
vas operaciones de filtrado en el Reich recibiría cumplimiento inmediato282.
El 21 de diciembre de 1941, en Berlín, Müller reveló algunas cifras al general Rei-
necke y a los representantes de diversos Ministerios. Informó de que hasta ese momento
habían sido seleccionados (ausgesondert) 22.000 prisioneros de guerra soviéticos (judíos
y no judíos); de ellos, habían m atado aproximadamente a 16.000283. N o disponemos de
cifras posteriores, y se desconoce el número total de víctimas judías.
LA FASE INTERMEDIA
373
Cuando el Einsatzgruppe C se aproximaba al Dniéper, oyó rumores de que las ope
raciones de exterminio habían provocado la huida en masa de los judíos. Aunque los
rumores eran en realidad advertencias que frustraban la estrategia básica de las opera
ciones móviles de exterminio, el Einsatzgruppe afirmó al respecto: «A hí se puede ver un
éxito indirecto del trabajo de la Policía de Seguridad, ya que el movimiento [Abschie-
bung] gratuito de cientos de miles de judíos -supuestam ente la mayoría de ellos se tras
ladan más allá de los U rales- representa una notable contribución a la solución de la
cuestión judía en Europa»284. La partida masiva de judíos había aligerado la carga de las
unidades móviles de exterminio, y los Einsatzgruppen agradecieron esta evolución.
Todos los comandantes de Einsatzgruppen, con la posible excepción del implacable
Dr. Stahlecker, comprendían que no se podía matar a los judíos de un solo golpe. En un
informe se presenta incluso una nota de desesperación sobre los refugiados judíos que se es
taban amontonando de nuevo en las ciudades de las que habían huido. El informe lo re
dactó el 3 de noviembre de 1941 el Einsatzgruppe C, que señaló con impertérrito orgullo
la «organización extremadamente hábil» (überaus geschkkte Organisation) del engaño que
habían llevado a cabo en Kiev mediante carteles, pero a continuación situaba sus jactan
ciosas palabras en una perspectiva más amplia con el cauteloso comentario: «aunque
hasta el momento se han liquidado de esta manera a 75.000 judíos, hoy está ya claro
que con él no será posible la solución final del problema judío (dass damit eine Losung des
Judenproblems nicht móglich sein wird)»285. Esta conclusión negativa no era el primer
signo de completa frustración. M ás de seis semanas antes, el 17 de septiembre de 1941,
el mismo Einsatzgruppe, ya abrumado por la inmensidad de su tarea, había llegado a
sugerir que, de todas formas, el exterminio de los judíos no solucionaría los principales
problemas del área ucraniana. El siguiente fragmento es único en la bibliografía nazi:
A un cuando fuera posible eliminar al 100 por 100 de los judíos, no eliminaríamos el
peligro político fundamental.
El trabajo bolchevique lo realizan judíos, rusos, georgianos, armenios, polacos, leto
nes, ucranianos; el aparato bolchevique no coincide por com pleto con la población judía.
Bajo tales condiciones, no alcanzaríamos el objetivo de la seguridad política si sustituyé
semos la tarea principal de destruir la m aquinaria com unista por la tarea relativamente
fácil de eliminar a los judíos. [...]
En la U crania occidental y central casi todos los trabajadores urbanos, mecánicos
cualificados y com erciantes son judíos. S i renunciam os com pletam ente a la potencial
284 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 81 (48 copias), 12 de sep
tiembre de 1941, NO-3154, cursiva añadida.
285 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 128 (55 copias), 3 de
noviembre de 1941, NO-3157.
374
m ano de obra judía, no podem os reconstruir la industria ucraniana y no podemos forta
lecer los centros administrativos urbanos.
Sólo hay una salida, un m étodo que durante m ucho tiempo la Adm inistración ale
m ana y el Generalgouvernem ent no acertaron a vislumbrar: la solución final de la cues
tión judía m ediante una com pleta utilización profesional de los judíos.
Esto provocaría una liquidación gradual de la com unidad judía, que posibilitaría una
evolución acorde con las potencialidades económ icas del país286.
N o era frecuente que los nazis realizasen una clara distinción entre judaismo y
comunismo. Pero las exigencias de las operaciones de exterminio, unidas a la concien
cia de que el enorme aparato comunista de las áreas ocupadas seguía funcionando sin
trabas, abrieron los ojos y la mente hasta de los elementos nazis más adoctrinados.
La insuficiencia del primer barrido necesitaba una fase intermedia durante la cual
se pondrían en funcionamiento los tres primeros pasos del proceso de destrucción:
definición, expropiación y concentración. En la mayor parte de la U R SS ocupada, sin
embargo, se invirtió el orden normal, porque tras las matanzas, los burócratas pensa
ron primero en la guetización y sólo posteriormente en adoptar medidas y definiciones
económicas.
Las concentraciones iniciales las comenzaron las propias unidades móviles. Estas
guetizaciones eran subproductos de las operaciones de exterminio en el sentido de que
la Policía de Seguridad se veía obligada a retrasar la aniquilación completa de ciertas
comunidades, ya fuese porque eran demasiado grandes para eliminarlas de un golpe o
(como explicó el Einsatzgruppe C) porque no se podía «evitar, debido a una considera
ble escasez de trabajadores cualificados, que a los judíos necesarios para el trabajo de
reconstrucción urgente, etc., se les permita vivir temporalmente [wobei es sich nicht ver-
meiden Hess, aus Gründen des erheblichen Facharbeitermangels jüdische Handverker, die zur
Vomahme dringender Instandsetzungsarbeiten usw, gebraucht werden, vorerst noch am beben
zu lassen]»281. En un corto plazo de tiempo, por lo tanto, los Einsatzgruppen, los m áxi
286 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 86 (48 copias), 17 de sep
tiembre de 1941, NO-3151.
287 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 135 (60 copias), 19 de
noviembre de 1941, NO-2832. Las consideraciones de mano de obra prevalecieron también en el sec
tor del Einsatzgruppe B. RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 94 (48
copias), 25 de septiembre de 1941, NO-3146. En Ucrania, el Einsatzgruppe C descubrió las granjas
colectivas judías (kolkhozy). El Einsatzgruppe consideró que los trabajadores judíos de los kalkhozy
carecían de inteligencia (wenig intelligent) ; por lo tanto, se «contentó» con matar a los directores ju
díos (que fueron reemplazados por ucranianos). A los restantes trabajadores judíos de las granjas se les
permitió contribuir a la cosecha. R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 81
(48 copias), 12 de septiembre de 1941, NO-3154.
375
mos responsables de las SS y de la Policía, y las unidades del BdS de Cracovia introdu
jeron el marcado y nombraron consejos judíos288. Estas medidas se complementaban a
veces con el registro, una tarea llevada a cabo por los consejos recientemente organi
zados289. Con la ayuda de las listas de registro, los Einsatzgruppen pusieron columnas
de trabajadores a disposición del ejército y de la Organisation Todt290. En casi todas las
grandes ciudades y en muchas de menor tamaño, las unidades móviles de exterminio
hacinaron a la población judía en distritos cerrados. De esa forma, el gueto al estilo
polaco hizo su aparición en la U R SS ocupada.
Uno de los primeros guetos se estableció en la capital lituana de Kaunas. Para obte
ner la máxima cooperación de la comunidad judía local, el Einsatzgruppe convocó a un
comité de judíos prominentes para informarles (probablemente lo hiciera Stahlecker en
persona) de que toda la población judía de la ciudad tendría que trasladarse al barrio
de Viliampole, un distrito relativamente pequeño de edificios de madera, sin suminis
tro de agua ni alcantarillas, rodeado por dos ríos. Cuando los representantes judíos
rogaron a las SS que desistieran de la acción, se les dijo que el establecimiento del gueto
era la única forma de evitar nuevos pogromos291.
288 Informe Resumen de la RSHA, núm. 1, sobre el periodo comprendido entre el 22 de junio y el
31 de julio de 1941, NO-2651. Informe Resumen de la RSHA, núm. 3 (80 copias), correspondiente al
15-31 de agosto de 1941, NO-2653. RSHA IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 91,
22 de septiembre de 1941, NO-3142, y otros informes sobre operaciones. En tamaño y composición,
estos consejos eran similares a los establecidos en territorio polaco en 1939. El consejo de Grodno, nom
brado por el Einsatzkommando 8/Trupp zbV Bohme el 18 de julio de 1941, constaba de 24 hombres con
una edad media de cincuenta y dos años. Incluía cuatro profesores, tres abogados, tres comerciantes y tres
médicos. Dr. David Brawer (presidente del Consejo) al Gebietskommissar de Grodno, 7 de octubre de 1941,
Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 53.004 (Archivos del Oblast de
Grodno/Archivos Estatales de Bielorrusia), Rollo 4, Fondo 1, Opis 1, Carpeta 346. Grodno, que for
maba parte del Ostland a comienzos de octubre, fue posteriormente transferido al distrito de Bialystok.
289 Informe del Sonderkommando l i a (firmado Stubaf. Zapp), referente al 18-31 de agosto de
1941, NO-2066; Ohlendorf a través de Gmeiner, a la Ic/AO del Undécimo Ejército, 8 de septiembre
de 1941, NOKW-3234.
290 RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 43 (47 copias), 5 de agosto de
1941, NO-2949. Informe Resumen de la RSHA, núm. 3 (80 copias), referente al 15-31 de agosto de 1941,
NO-2653. Informe del Sonderkommando l i a referente al 18-31 de agosto de 1941, NO-2066. Infor
me del Sonderkommando l i a referente al periodo comprendido entre el 22 de agosto y el 10 de sep
tiembre de 1941, NOKW-636. R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 63
(48 copias), 25 de agosto de 1941, NO-4538. Ohlendorf, por intermediación de Gmeinder, a la Ic/AO
del Undécimo Ejército, 8 de septiembre de 1941, NOKW-3234. R SH A IV-A-1, Informe sobre las Ope
raciones en la URSS, núm. 107 (50 copias), 8 de octubre de 1941, N O -3139. La Organisation Todt,
dirigida primero por Fritz Todt y después por Albert Speer, se dedicaba a proyectos de construcción
291 R SH A IV-A-1, Informe sobre Operaciones, núm. 19 (32 copias), 11 de julio de 1941, NO-
2934. Informe enviado por Stahlecker el 15 de octubre de 1941, L-180. Avraham T o ry (anterior-
376
Cuando la administración civil se hizo cargo de parte del territorio ocupado en julio
y agosto de 1941, las unidades móviles de exterminio ya habían completado buena parte
del proceso de guetización. El Einsatzgruppe A se jactaba, al transferir la jurisdicción, de
que ya había hecho los preparativos para encarcelar en guetos a todas las comunidades
judías (con la única excepción de Vilna)292. Sin embargo, la concentración sistemática
de judíos estaba a cargo de las autoridades militares y civiles, que ejercían todas las fun-
ciones gubernamentales en los territorios ocupados. Por consiguiente, para comprender
qué ocurrió durante la fase intermedia y el segundo barrido, que seguiría a ésta, necesi
tamos esbozar a grandes rasgos dicha administración.
Las áreas recientemente ocupadas se situaban siempre bajo un gobierno militar. Las
áreas conquistadas se ponían bajo el mando de un Befehlshaber (es decir, el Wehr-
macht-befehlshaber, el Militarbefehlshaber, o el Befelshaber de una región específica).
Avanzando hacia el frente, un viajero atravesaba el área de retaguardia del grupo del
ejército, el área de retaguardia del ejército, y el área de un cuerpo de ejército. En la
Rusia ocupada, la organización territorial del ejército era de dimensiones extensivas
(véanse el cuadro 1.9 y el M apa 4).
En el mapa, el «área militar» hace referencia al territorio de los tres grupos del ejér
cito (incluidas las áreas de retaguardia de grupo del ejército, las áreas de retaguardia del
ejército, y las áreas de cuerpo de ejército). El territorio conquistado, bajo los dos Wehr-
machtbefehlshaber, correspondía aproximadamente a las áreas denominadas «O stland»
y a «Ucrania». Estas dos áreas eran colonias gobernadas por un ministro colonial:
Reichsminister für die besetzten Ostgebiete (ministro del Reich para los Territorios O cu
pados del Este), Alfred Rosenberg, que tenía su despacho en Berlín. Sus dos goberna
dores coloniales se denominaban Reichskommissare y tenían su cuartel general en el
mente Golub), Simwing the Hoíocaust - The Kovno Ghetto Diary, Cambridge, Massachusetts, 1990,
entrada correspondiente a 7 de julio de 1941, que Tory amplió para incluir recuerdos de posguerra de
otros supervivientes, pp. 7-12. Véanse también los textos de los documentos incluidos en el libro,
especialmente la orden del comandante lituano de Kaunas, coronel Bobelis, y del alcalde lituano de
la ciudad, Palciauskas, 10 de julio de 1941, respecto al establecimiento del gueto de Kaunas el 15
de agosto, incluido el marcado, las restricciones de movimiento, y las disposiciones de liquidación de
los bienes inmuebles judíos, pp. 17-18. Además, el ruego planteado el 10 de julio por el comité judío
a la Policía de Seguridad alemana para que se pospusiera la orden de guetización, ibid., pp. 16-17. Tory
era secretario del Consejo judío. Véase también la proclamación del gueto, 31 de julio de 1941, por
el Gebietskommissar Kauen-Stadt (Cramer), confirmando el decreto emitido por el alcalde lituano el
10 de julio de 1941, Amstblatt des Generalkommissars in Kauen, 1 de noviembre de 1941, p. 2. Respecto
a la extensa participación del ayuntamiento lituano de Kaunas en la guetización, véanse los documen
tos en Yad Vashem, legajo 0-48/12-4.
29 ’ RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 94 (48 copias), 25 de sep
tiembre de 1941, NO-3146.
377
este (Riga y R ovno). El dominio del Reichskommisar era el Reichskommissariat (el Reich-
kommissariat Ostland y el Reichskommissariat Ukraine). C ada Reichskommissariat estaba
dividido en distritos generales (Generalbezirke), y cada Generalbezirk estaba dividido
en regiones (Kreisgebiete). A l mando del Generalbezirk había un Generalkommissar; al
mando de un Kreisgebiet había un Gebietskommissar293. H e aquí una lista abreviada de
las oficinas más importantes del ministerio, de los dos Reichskommissariate y de los
Generalbezirke.
Reichskommissariat Ostland295
Reichskommissariat Ucrania296
293 En la Rusia Blanca había un nivel intermedio entre el Generalbezirk y el Kreisgebiet: el Haupt-
gebiet, gobernado por un Hauptkommissar. Las principales ciudades estaban gobernadas por un
Stadtkommissar. El de Stadtkommissar no era un rango subordinado sino igual al del Gebietskommissar.
294 Memorando de Rosenberg, 29 de abril de 1941, PS-1024.
295 Lammers a Rosenberg, 18 de julio de 1941, NG-1325. Deutsche Zeitung im Ostland (passim). En
referencia a la lista de Gebietskommissare del Ostland a 1 de febrero de 1942, véase T 459, Rollo 24.
296 Deutsche Ukraine Zeitung (passim). En agosto de 1942 se añadieron los Generalbezirke de
Dniepropetrovsk y Crimea-Tauria (ambos al este del río Dnieper). El Generalbezirk de Crimea (sede
en Melitopol) nunca incluyó la península de Crimea, que siguió bajo control militar. Se puede encon
trar una lista de Gebietskommissare referente al 13 de marzo de 1942 en la recopilación del ORPO
(firmada por Winkelmann) de esa fecha, NO-2546.
378
Generalkommissar, Volinia-Podolia, SA-O Gruf. Schone
Generalkommissar, Zhitomir, Regierungsprásident Klemm
Generalkommissar, Nikolaiev, Oppermann (OGruf. del N SK K -C u erpo Motorizado
del Partido)
Generalkommissar, Kiev, Gauamtsleiter Magunia (oficial del D AF-Frente Alem án
del Trabajo)
Generalkommissar, Dniepropetrovsk, Selzner (DAF)
Generalkommissar, Crimea-Tauria, Gauleiter Frauenfeld
Com o indica un breve vistazo a la lista, la mayoría de los altos cargos del aparato de
Rosenberg eran hombres del partido297. La maquinaria total era en sí bastante peque
ña. En Ucrania, por ejemplo, el séquito del Reichskommissar Koch, compuesto por 800
alemanes en su momento culminante, se ñjó en 1942 en 2 5 2298. A l mismo tiempo, el
número de funcionarios de los que disponía un Generalkommissar era aproximada
mente de 100 alemanes, mientras que el personal de un Gebietskommissar no ascendía
a más de media docena aproximadamente de burócratas alemanes299. En otras palabras,
los territorios ocupados estaban dirigidos por un puñado de hombres del partido, no
muy eficazmente, pero sí de manera completamente despiadada.
Al oeste de los dos Reichskommissariate se establecieron otros tres dominios: Biaiystok,
Galitzia y los territorios rumanos. El área de Biaiystok se convirtió prácticamente en un
distrito incorporado al Reich. Se puso bajo la administración del Gauleiter Koch,
Reichskommissar de Ucrania, no en su capacidad de Reichskommissar sino como
anexo a su cargo de Gauleiter y Oberprásídent del vecino G au y provincia de Prusia
oriental300. El sureste de Polonia (Galitzia) se convirtió en el quinto distrito del Gene-
ralgouvemement301. El norte de Bukovina y Besarabia volvió al gobierno rumano,
mientras que el área situada entre el Dniéster y el Bug se convirtió en un nuevo terri
torio rumano, «Transnistria»302.
297 Originalmente, se pretendía que las autoridades de los Territorios Orientales Ocupados -el
Ostführerkorps, como se denominaba- siguieran la siguiente composición: hombres del partido, 35 por
100; SS, SA, y organizaciones del partido, 20 por 100; expertos agropecuarios, industriales y otros, 45
por 100. Véase el informe del Dr. Hans-Joachim Kausch (periodista), 26 de junio de 1943, Occ E 4-11-
298 Koch a Rosenberg, 16 de marzo de 1943, PS-192.
299 Informe de Kausch, 26 de junio de 1943, Occ E 4-11.
300 Decreto (firmado por Hitler, Keitel y Lammers) de 17 de julio de 1941, NG-1280.
301 Dr. Max F r eih er r v o n DU P r e l , Das Generalgouvemement, Wurzburgo, 1942, p. 363.
302 Acuerdo de Tighina [Bender], firmado por los generales Hauffe y Tátaránu, 30 de agosto
de 1941, PS-3319. El gobernador rumano era Gheorghe Alexianu. En el territorio no se introdujo la
moneda rumana y, en virtud de las cláusulas del acuerdo, su sistema ferroviario se situó bajo control
alemán.
379
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381
Anticipando un segundo barrido, la principal tarea de las administraciones militar y
civil era el establecimiento de guetos. Por su propia naturaleza, el gueto debía evitar la
dispersión de las víctimas y facilitar su futura captura para las ejecuciones. Lohse,
Reichskommissar del Ostland, explicó el propósito del gueto en un lenguaje pesado
pero explícito. Su orden de guetización básica establece:
Estas directivas provisionales están diseñadas simplemente para garantizar las medi
das básicas que deben tomar los Generalkommissare y los Gebietskomm issare de las áreas
en las que no sea todavía posible establecer nuevas medidas en el sentido de la solución
final de la cuestión judía303.
303 Wetzel al Ministerio de Asuntos Exteriores, 16 de mayo de 1942, adjuntando la directiva emi
tida por Lohse el 19 de agosto de 1941, a los Generalkommissare, NG-4815.
304 Orden del Comandante del Área de Retaguardia del Grupo del Ejército del Sur (von Roques)
(35 copias), 21 de julio, NOKW-1601. Orden de von Roques, 28 de agosto de 1941, NOKW-1586.
Orden del Comandante del Área de Retaguardia del Grupo del Ejército del Norte/Vll (firmado por
el Oberstleutnant Müller-Teusler) (aproximadamente 65 copias), 3 de septiembre de 1941, NOKW-
2204- Orden de la 454 División de Seguridad/la, 8 de septiembre de 1941, NOKW-2628. Ortskom-
mandantur de Dzankoy (firmado por el Hauptmann Weigand) al comandante del Área 553 (Undé
cimo Ejército), 10 de noviembre de 1941, NOKW-1582. 299.a División de Infantería/Ic al XXIX
Cuerpo/Ic, 29 de noviembre de 1941, NOKW-1517. Proyecto de Proclamación del XLII Cuerpo/la,
11 de diciembre de 1941, NOKW-1682. Orden de la 101 División de Infantería Ligera/Ic, 24 de mayo
de 1942, NOKW-2699. Proyecto de directiva de la Ia/Ic de la 299.a División, 1 de octubre de 1942,
NOKW-3371.
305 Orden de von Roques, 28 de agosto de 1941, NOKW-1586. Orden del Área de Retaguardia
del Grupo del Ejército del Norte, 3 de septiembre de 1941, NOKW-2204.
382
mixtos con no judíos. En las listas de registro de los habitantes locales, debía señ a
larse con una ] a los judíos añadidos después del 22 de junio de 1941. D ebían m ar
carse con una J las tarjetas de identidad de los judíos mayores de dieciséis años. Los
judíos de diez o m ás años debían ir m arcados con una pegatina amarilla de diez cen
tímetros. Ellos mismos debían comprar las bandas y los parches. Los judíos tenían
prohibido saludar. D ebían crearse consejos judíos. En caso de que un judío com etie
se cualquier infracción, los Feldkom m andanturen y los O rtskom m andanturen debían
aplicar las penas m ás severas, incluida la muerte, no sólo contra el culpable sino tam
bién contra los miembros del consejo. Los judíos debían residir en las mismas ciuda
des y poblaciones donde residiesen antes de la guerra. Se suprimía la libertad de m o
vimientos, y debían establecerse guetos o barrios judíos, a los que no podrían acceder
los no judíos. En cada gueto debía crearse un Ordnungsdienst judío, armado con porras
de goma o de m adera. Los pueblos y ciudades podían confiscar y administrar las pro
piedades judías en régimen de fideicomiso. Los judíos no debían realizar operaciones
comerciales con no judíos sin el consentim iento explícito de las oficinas alem anas. Se
establecerían trabajos forzados para los varones judíos entre quince y sesenta años y
para las mujeres de edades com prendidas entre dieciséis y cincuenta. Los alcaldes
locales y los consejos judíos serían responsables de su reclutam iento, pero la utiliza
ción de m ano de obra judía sólo se podía asumir si no había trabajadores no judíos
disponibles. N o se pagarían salarios superiores al 80 por 100 de los establecidos para
los trabajadores no cualificados, y del pago se deduciría el coste de las comidas. Debían
enterrarse inmediatamente los cadáveres de soldados soviéticos y de animales, y los
Ortskommandanturen podían emplear a judíos para este propósito. En cuanto a los gita
nos, aquellos que se encontrasen merodeando y que no llevaran al menos dos años en un
domicilio fijo debían ser entregados a la Policía de Seguridad, y el ejército debía retener
sus carretas y caballos306.
La Administración civil estaba aún más preocupada por la guetización, y, por consi
guiente, las «directivas provisionales» del Reichskommissar Lohse, y especialmente las
de sus subordinados, son un poco más detalladas que las órdenes militares. En la direc
tiva del Generalkommissar von Renteln (Lituania), por ejemplo, encontramos, además
de las instrucciones regulares, puntos como estos: debían eliminarse todos los teléfonos
y las líneas telefónicas del gueto. Debían cortarse todos los servicios postales con el
exterior del gueto. Cuando hubiera que construir puentes sobre vías públicas, éstos
deberían estar rodeados con alambre de espinos para evitar que la gente saltase. Con
vistas al futuro, von Renteln ordenó que se prohibiera a los judíos arrancar puertas,
306 Ordenanzas del gobierno militar (MiUtárverwaltungsanordnungen) emitidas por el Grupo del
Ejército del Centro, O Q u VII, documento Heeresgruppe Mitte 75858, situado durante los años de
posguerra en el Federal Records Center de Alexandria, Virginia.
383
marcos de ventanas y suelos o echar abajo casas para combustible307. Un borrador de
directiva del Generalkommissar de Letonia especificaba la ocupación propuesta de cua-
tro judíos por estancia y, entre otras cosas, prohibía fumar en el gueto308.
Aunque las directivas de la administración civil eran más elaboradas que las de los
militares, no se publicaron en proclamas ni en decretos. Lohse ordenó a sus subordina-
dos que «se las arreglaran dando instrucciones orales a los consejos judíos»309.
Apenas habían consolidado los Kommissare su control sobre los judíos cuando suce
dió algo que iba a complicar su tarea. A mediados de septiembre se recibió en el Minis
terio del Este noticia de que la Unión Soviética estaba deportando a Siberia a 400.000
alemanes del Volga. Se esperaban enormes pérdidas de vidas entre estos habitantes de
etnia alemana, y Rosenberg albergó la idea de que en represalia debía deportar a los ju
díos de Europa central a su nuevo dominio. Envió en su nombre al Generalkonsul Brau-
tigam para que obtuviese la aprobación de Hitler a esta idea impulsiva. El rango de
Bráutigam no le permitía acceder fácilmente a los cargos públicos superiores y tuvo que
realizar varios contactos. En el O KW Wehrmachtführungsstab, von Tipelskirch y War-
limont no pensaban que a la Wehrmacht le interesara. Jodl, que quería librarse personal
mente de Bráutigam, lo mandó al Ministerio de Asuntos Exteriores y le dijo que el proyec
to adolecería de dificultades de transporte. El asistente militar de Hitler, Schmundt, pensaba
que el Führer consideraría la propuesta, pero al día siguiente Keitel le dijo a Bráutigam que
Hitler quería escuchar primero al Ministerio de Asuntos Exteriores. Uno de los ayudantes
de Ribbentrop, von Rintelen, le dijo a Bráutigam que el ministro de Asuntos Exteriores no
había dicho todavía nada, pero hablaría con Hitler personalmente310.
El 11 de octubre de 1941, el Generalkommissar de Letonia, Dr. Drechsler, estaba
sentado en su apartamento privado de Riga cuando llegó un visitante: el Brigadeführer
Dr. Stahlecker, jefe del Einsatzgruppe A . Stahlecker comunicó a su sorprendido anfi
trión que, de acuerdo con un «deseo» del Führer, debía establecerse un «gran campo de
concentración» cerca de Riga para los judíos del Reich y del Protektorat. ¿Podría
Drechsler aportar los materiales necesarios?311
Drechsler estaba ahora en posición similar a la del Regierunsprasident Uebelhoer,
que se había enfrentado por el gueto de Lódz contra el todopoderoso Himmler. Como
307 Orden de von Renteln, 26 de agosto de 1941, Occ E 3-19. Véanse también los materiales
sobre la guetízación de Vilna en B. B a r a n a u s k a s y K. RUKSENAS (comps.), Dokumertts Accuse, Vilna,
1970, pp. 217-218 y 166-167.
308 Proyecto de directiva, firmado por Bónner, sin fecha, Occ E 3-20.
309 Directiva de Lohse, 18 de agosto de 1941, NG-1815.
310 Diario de Otto Brautigam, 14 y 15 de septiembre de 1941, en Gotz Aly et a.1. (eds.), Bieder-
rmnn und Schreibtischtater, Berlín, 1987, pp. 144-145.
311 Drechsler a Lohse, 20 de octubre de 1941, Occ E 3-29.
384
Uebelhoer, Drechsler iba a ser el receptor de las decenas de miles de judíos enviados del
área del Reich-Protektorat para ser destruidos de alguna forma en el este. Los últimos
meses del otoño de 1941 constituyeron un periodo de transición durante el cual se esta
ban realizando ya las deportaciones pero aún no se habían establecido los centros de
exterminio. Se revisaba el O stland en busca de posibles emplazamientos mientras se
enviaban transportes hacia el este. De hecho, el 21 de octubre de 1941, Lange, Sturm-
bannführer del Einsatzgruppe telefoneó al Dr. Drechsler para informarle de que la unidad
de exterminio estaba planeando establecer un campo para 25.000 judíos a unos 22 kiló
metros de Riga312.
El 24 de octubre, el Reichskommissar Lohse se vio obligado a entrar en escena. Con
Drechsler, Lohse se quejó ante Lange de que el Einsatzgruppe no había contactado con
este último para analizar la cuestión, sino para informarle de los planes. Lange repitió
que se trataba de órdenes superiores y que el primer transporte llegaría el 10 de noviem
bre. Lohse respondió que el 25 de octubre discutiría toda la cuestión en Berlín313.
El 8 de noviembre de 1941, Lange envió una carta a Lohse, comunicándole que había
50.000 judíos de camino. De ellos, 25.000 tenían como destino Riga, y otros 25.000 Minsk.
Se estaba construyendo un campo en Salaspils, cerca de Riga314. Dado que el Reichskom-
missar estaba en Berlín, su experto político, el Regierungsrat Trampedach, escribió a la
capital para pedir que se parasen los transportes315. El jefe de la División Política del Minis
terio, Dr. Leibbrandt, respondió que no había razones para preocuparse, dado que en cual
quier caso los judíos serían enviados «más al este» (es decir, los matarían)316.
En el momento en que se producían estas tensas discusiones, vivían aún en Riga
30.000 judíos. La comunidad judía de la ciudad, una de las más prósperas de Europa
oriental, había experimentado un roce con la muerte durante los primeros días de la
ocupación alemana, pero después permanecería intacta durante varios meses. El ejér
cito alemán estaba muy ocupado explotando a los trabajadores judíos y requisando los
muebles de la comunidad. El experto laboral del Reichkommissar, Oberkriegsverwal-
tungsrat Dorr, estaba ampliando el control del suministro de mano de obra judía, y el
jefe de finanzas del Generalkommissar, Regierungsrat Dr. Neuendorff, encargó a la ofi
cina del Gebietskommisar que evaluase las propiedades registradas por los judíos con
miras a su confiscación317. Dorr quería un gueto, y tras algunos preparativos éste fue
385
creado318. Después, en medio de las asignaciones de trabajo y de la requisa de inventa
rio, el líder superior de las SS y de la Policía, Jeckel, reunió sus fuerzas y atacó sin pre
vio aviso, matando prácticamente a todos los judíos de Riga319. A hora se había creado
espacio dentro del propio gueto para los transportes procedentes de A lem ania320.
En cuestión de días se creó dentro de los muros del gueto un doble gueto. Salvo unos
cuantos miles, todos los judíos letones habían muerto, y la mayoría de los judíos alemanes
fueron trasladados al interior. Los recién llegados encontraron los apartamentos hechos un
caos, y parte del mobiliario guardaba rastros de sangre321. Ese invierno se incendiaron edi
ficios abandonados322, se congelaron las tuberías323, y las epidemias se extendieron sin
control324. En los meses y años siguientes, los judíos alemanes de los campos de con
centración y del gueto quedaron reducidos a un puñado de supervivientes.
318 Dorr arFeldkommandantur y a otras oficinas, 15 de septiembre de 1941, T 459, Rollo 23. El
Feldkommandant era el Generalmajor Bamberg. Las órdenes del Gebietskommissar que establecían el
gueto a partir del 25 de octubre se encuentran en su carta al Generalkommissar, 30 de octubre de 1941,
T 459, Rollos 21 y 23. El Gebietskommissar de la ciudad de Riga era el Oberbürgermeister Wittrock.
319 El historiador judío Simón Dubnov estaba entre los muertos. Sobre lo repentino que resultó
este «giro de los acontecimientos» (Wendung) para la administración civil alemana, véase la corres
pondencia en T 459, Rollo 21.
320 El 27 de noviembre partió un transporte desde Berlín, el primero dirigido al área de Riga. Tres
días después descargaron a las víctimas en el bosque de Rumbula y las ejecutaron. Gertrude SCHNF.I-
DER, Joumey into Terror, Nueva York, 1979, pp. 14-15 y 155. Una nota críptica que Himmler escribió
en su agenda telefónica en el cuartel general de campo de Hitler, se refiere a una conversación man
tenida con Heydrich a las 13:30 horas del 30 de noviembre. Las cinco palabras de la entrada son
«Judentransport aus Berlin, Keine Liquidierung [“Transporte judío desde Berlín. No liquidación”]».
Facsímil en David IRVING, Hitler’s War, Nueva York, 1977, p. 505. No se menciona Riga, pero nin
gún otro transporte salió de Berlín entre el 27 y el 30 de noviembre, y el 1 de diciembre se produjo
otra conversación entre Himmler y Heydrich sobre las «ejecuciones de Riga» (Exekutionen in Riga). Véase
Martin BROSZAT, «Hitler und die Genesis des Endlosung», Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte 25 (1977),
pp. 760-761. El veto, posiblemente provocado por los argumentos procedentes del Reichskommissariat,
había llegado demasiado tarde. A las víctimas de posteriores transportes, sin embargo, no las mataron
inmediatamente.
321 Declaración jurada de Alfired Winter, 15 de octubre de 1947, NO-5448. Winter, judío super
viviente, fue uno de los deportados.
322 Gebietskommissar, ciudad de Riga, a través del Generalkommisssar al Reichskommissar, 30 de
diciembre de 1941, adjuntando informe enviado por el jefe de bomberos en la misma fecha, T 459,
Rollo 3.
323 Gebietskommissar a través del Generalkommissar al Reichskommissar, 27 de enero de 1942,
T 459, Rollo 3.
324 Oficina del Reichskommissar/Sanidad al Ministerialdirigent Fründt sobre las instalaciones, 7
de febrero de 1942, adjuntando informe del Medizinalrat Dr. Ferdinand, 3 de febrero de 1942, T 459,
Rollo 3.
386
Mientras tanto, otros transportes llegaban a Kaunas y a Minsk. 5.000 judíos del Reich
y del Protektorat fueron ametrallados el 25 y el 29 de noviembre en Kaunas por el eficaz
personal del Einsatzkommando 3325. En Minsk, las cifras eran mayores, y la correspon
dencia se hizo más larga. El Wehrmachtbefehlshaber del Ostland protestaba contra las
llegadas con argumentos puramente militares. Los judíos alemanes, señalaba, eran de
inteligencia muy superior a la de los judíos de la Rusia Blanca; por consiguiente, podría
ponerse en peligro la «pacificación» de la zona. Además, el Grupo del Ejército del C en
tro había pedido que no se malgastasen los trenes con los judíos. Todo el equipamien
to ferroviario se necesitaba para suministrar material militar326.
La protesta del Wehrmachtbefehlshaber del O stland fue seguida el 16 de diciembre
de 1941 por una carta del Generalkommissar de la Rusia Blanca, Gauleiter Kube. Dicha
carta fue la primera de una serie de cartas y protestas enviadas por este oficial que aca
barían removiendo los cimientos de la idea nazi. Iba dirigida personalmente a Lohse
(Mein lieber Hinrich)327.
Kube señalaba que habían llegado a Minsk entre 6.000 y 7.000 judíos; dónde habían
quedado los otros 17.000-18.000 era algo que él desconocía. Entre los recién llegados
había veteranos de la Primera Guerra M undial condecorados con la Cruz de Hierro
(tanto de Primera como de Segunda clase), veteranos discapacitados, medio arios, e in
cluso algunos que eran arios en sus tres cuartas partes. Kube había visitado el gueto y
se había convencido de que entre los judíos recién llegados, que eran mucho más lim
pios que los judíos rusos, había también muchos trabajadores cualificados capaces de pro
ducir cinco veces más que los judíos rusos. Los recién llegados morirían congelados y de
hambre en las siguientes semanas. N o había sueros para protegerlos contra las 22 epidemias
declaradas en la zona.
El propio Kube no deseaba emitir orden alguna para el tratamiento de estos judíos, aun
que «ciertas formaciones» del ejército y de la policía ya les estaban echando el ojo a las
posesiones personales de estas personas. El SD había quitado ya 4-000 colchones, sin pre
guntar. «Soy ciertamente fuerte y estoy dispuesto -continuaba Kube- a ayudar a resolver la
cuestión judía, pero la gente que viene de nuestro medio cultural es realmente diferente
de las animalizadas hordas nativas. ¿Debería encargarse la matanza a los lituanos y a los
letones, por los que la población de aquí también siente antipatía? Yo no podría hacerlo.
Le pido que tenga en cuenta el honor de nuestro Reich y de nuestro partido, y que dé
instrucciones claras para que se cuide de lo que es necesario de una forma humana.»
325 Informe del Staf. Jager, 1 de diciembre de 1941, Zentrale Stelle Ludwigsburg, U dSSR 108,
película 3, pp. 27-38.
326 Wehrmachtbefehlshaber Ostland/Ic al Reichskommissar del Ostland, 20 de noviembre de
1941, Occ E 3-34. El Wehrmachtbefehlshaber era el Glt. Braemer.
327 Kube a Lohse, 16 de diciembre de 1941, Occ E 3-36.
387
El 5 de enero de 1942, el Stadtkommisssar (equivalente urbano al Gebietskommis-
sar) de Minsk, Gauamtsleiter Janetzke, pasando por encima de Kube y Lohse, envió
personalmente una carta a Rosenberg. Las SS y la policía acababan de informar a
Janetzke de que debían llegar otros 50.000 judíos del Reich. En lenguaje implacable
señalaba que Minsk era un montón de escombros que albergaba todavía a 100.000
habitantes. Además, había entre 15.000 y 18.000 judíos rusos y 7.000 judíos del Reich.
Cualquier nueva llegada de transportes provocaría una catástrofe328.
El experto en asuntos judíos del Ministerio, Amtsgerichtsrat Wetzel, respondió a la
carta dirigiéndose al Reichskommissar Lohse. Originalmente, escribió Wetzel, la idea
era enviar 25.000 judíos a Minsk. Debido a las dificultades de transporte, no podía lle
varse a cabo el proyecto. En cuanto a Janetzke, Wetzel pedía que se diera instrucciones
al Stadtkommissar de que en el futuro se atuviera a los canales oficiales329.
Aunque la controversia no se había terminado, Kube insistió en una última palabra.
En un escrito dirigido a Lohse, señaló que si Janetzke hubiera utilizado los canales ofi
ciales, no sólo habría tenido razón, sino que habría cumplido con su deber330.
Mientras que a las unidades móviles de exterminio sólo les interesaba concentrar a
los judíos para facilitar el segundo barrido, las administraciones civil y militar decidieron
explotar la situación mientras durase. De ahí que las medidas económicas, en forma de
utilización de la mano de obra y confiscación de propiedades, se convirtieran en un as
pecto importante de la fase intermedia. La explotación económica no fue tarea exclusiva
de los grupos militares y del Ministerio del Reich para los Territorios O cupados en el
Este. En ella participaban otros dos organismos: las Wirtschaftsinspektionen (inspecciones
económicas) y las Rüstungsinspektionen (inspecciones de arm am ento).
En general, el control económico de las áreas militares estaba en manos de Góring.
Para llevar a cabo esta tarea, en Reichsmarschall formó una plantilla política, el Wirts-
chaftsführungsstab Ost (Estado Mayor de la Jefatura Económica del Este). El propio
Góring dirigía la organización. Su adjunto era el Staatssekretár Kórner (Oficina del
Plan Cuatrienal). Otros miembros eran los Staatssekretáre Backe y Neum ann (también
de la Oficina del Plan Cuatrienal) y el general Thomas, jefe de la OKW /W i Rü (Alto
328 Stadtkommissar Janetzke al ministro para los Territorios Ocupados del Este (Rosenberg), 5 de
enero de 1942, Occ E 3-37.
329 Wetzel al Reichskommissar, 16 de enero de 1942. Occ E 3-37.
330 Kube a Lohse, 6 de febrero de 1942, O cc E 3-37. Incluso cuando se puso fin a esta corres
pondencia, el máximo responsable de las SS y de la Policía de Ucrania pidió a los Generalkom-
missare de su área que averiguasen el espacio disponible para los judíos del Antiguo Reich en
emplazamientos situados principalmente cerca de los ferrocarriles. Véase su comunicación del 12
de enero de 1942, en los Archivos del U. S. Hoíocaust Memorial Museum, 1996 A 0269 (Archi
vos del Oblast de Zhitomir), Rollo 3, Fondo 1151, Opis 1, Carpeta 137. Estas deportaciones no se
materializaron.
388
Mando de las Fuerzas Armadas/Dirección General de Economía Arm am entística)331.
Sobre el terreno, las políticas del Wirtschafsführungsstab O st las llevaba a cabo otro
personal, el Wirtschaftsstab Ost (Estado Mayor de Economía del Este), dirigido por el
Generalleutnant Schubert332. La maquinaria regional del W irtschaftsstab O st constaba
de tres Wirtschaftsinspektionen, una en cada grupo del ejército. C ada inspección se
dividía territorialmente en Wirtschaftskommandos (comandancias económ icas).
En un principio se pretendía que Goring disfrutase de pleno control económico en todo
el territorio ocupado (áreas militares y Reichskommissariate civiles por igual)333. Esa disposi
ción, sin embargo, hirió las sensibilidades del Reichminister recién nombrado, Rosenberg. Las
funciones de las inspecciones económicas se limitaron, por consiguiente, a las áreas militares,
mientras que a la maquinaria de Rosemberg le daban mano libre para regular los asuntos eco
nómicos generales (finanzas, trabajo, agricultura) en los Kommissariate. Como todos los
demás potentados regionales, sin embargo, Rosenberg no tenía control sobre los contratos
de guerra firmados en su territorio. La continua supervisión de la producción de guerra con
tratada por el ejército de tierra, la armada y las fuerzas aéreas de Alemania le correspondía a
las Rüstungsinspektionen, que pertenecían al general Thomas, de la OKW/WI Rü334.
El cuadro 7.10 resume las jurisdicciones económicas básicas en el Este. Con este
cuadro debería quedar claro por qué las inspecciones del área militar se ocupaban de
todas las medidas económicas tomadas contra los judíos, mientras que las inspecciones
de armamento del área civil sólo se ocupaban de las cuestiones de trabajo forzoso deri
vadas de los contratos de guerra335.
Las medidas económicas contra los judíos comprendían la inanición, el trabajo for
zoso y la confiscación de propiedades. En lo que a los burócratas alemanes se refiere, la
medida que menos dificultades causaba era la prescripción de una dieta de hambre.
En el área militar, el Wirtschaftsstab O st ordenó que los judíos recibieran la mitad de
las raciones asignadas a aquellos que no realizaban ningún «trabajo digno de mención».
331 Von Lüdinghausen (Dresdner Bank) al Dr. Rasche (Dresdner Bank), 20 de julio de 1941, NI-
14475. Decreto de Goring, 30 de julio de 1941, Wi/ID .240.
332 Decreto de Goring, 30 de julio de 1941, Wi/ID .240.
333 Directiva del OKH/GenQu (firmado Wagner) (60 copias), 16 de mayo de 1941, NOKW-
3335. Von Lüdinghausen al Dr. Rasche, 20 de julio de 1941, NI-14475.
334 Respecto a las funciones precisas de las inspecciones de armamento en los territorios de
Rosenberg, véase el decreto de Thomas, 25 de julio de 1941, Wi/TD .240; decreto de Goring, 25 de
agosto de 1942, Wi/ID 2.205.
335 En su organización interna, las inspecciones económicas eran bastante distintas a las inspec
ciones de armamento. Las inspecciones y las comandancias económicas se organizaban en secciones
relacionadas con la economía, el trabajo, la agricultura, las finanzas, etc. Las inspecciones y las co-
mandancias de armamento se organizaban en una sección central y tressecciones denominadas «Ejér
cito», «Armada» y «Fuerzas Aéreas».
389
Esto significaba que los judíos no tenían derecho a carne pero podían recibir un máximo
de 950 gramos de pan, 1.000 gramos de patatas, y 35 gramos de grasa a la semana336. En
la práctica, ni siquiera esta asignación estaba siempre disponible. Cuando el Generalma-
jor Nagel, del Wirtschaftsstab Ost, visitó la Inspección de Economía del Sur, supo que los
rusos que trabajaban para las fuerzas armadas alemanas recibían raciones diarias de pan
para ellos, sus padres y su familia a razón de 300 gramos por persona, y que estas asigna
ciones se iban a aumentar y diversificar, pero que los judíos no recibían «nada en absolu
to [gamichts]»337. Las «directivas provisionales» de Lohse establecían que los judíos reci
biesen sólo lo que le sobrase al resto de la población, pero en ningún caso más de lo
suficiente para apenas alimentarse338. Seis meses después de que Lohse emitiera sus ins
trucciones, la oficina agrícola del Generalkommissar de la Rusia Blanca escribió a la ofi
cina agrícola del Gebietskommissar de Baranóvichi indicándole que los judíos empleados
por el ejército a lo largo de las carreteras Brest-Sltusk y Slonim-Baranóvichi-Slutsk-Minsk
en la construcción de barracas para las tropas que avanzaban hacia al Este se desploma
ban en el trabajo. Recomendaba que estos trabajadores recibiesen la ración diaria de la
población civil: 250 gramos de pan y 500 gramos de patatas, además de sopa339.
La situación en la vecina Volinia, que pertenecía al Reichskommissariat de Ucrania,
era similar. En repetidas solicitudes, los consejos judíos de Pinsk y Brest-Litovsk seña
laron que no habían recibido las magras asignaciones de pan, harina o patatas. Había
insuficiencia de ropa y, en invierno, falta de leña para calentarse340. Los judíos tenían
que comprar todo lo que estuviese a la venta con sus reducidos salarios, que también
estaban fiscalmente gravados. El pan se vendía en Pisnk a dos rublos el kilo. El conse
jo judío retenía un rublo para costear su presupuesto341. En Brest-Litovsk, la población
judía era de 17.726 habitantes en enero de 1942, y 17.224 en mayo de ese año, lo que
supone un descenso anual del 8,5 por 100342.
336 Instrucciones del Wirtschaftsstab Ost/Führung la, 4 de noviembre de 1941, PS-1189. La dieta
judía era la misma que se asignaba a los niños.
337 Informe de Nagel, 13 de diciembre de 1941, T 77, Rollo 1070.
338 Lohse a los Generalkommissare del Ostland, 8 de agosto de 1941, NG-4815.
339 Generalkommissar de la Rusia Blanca/Agricultura al Gebietskommissar/Agricultura de Bara
nóvichi, 9 de febrero de 1942, Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro
53.002 (Archivos Estatales Centrales de Bielorrusia), Rollo 4, Fondo 393, Opis 3, Carpeta 16. Las ca
rreteras eran las Durchgangsstrassen VII y VIII.
340 Véase la correspondencia en Yad Vashem, microfilms M41/629-707 y M41/708-889, en los
que se contienen registros de los archivos del Oblast de Brest-Litovsk en la República de Bielorrusia.
341 Consejo judío de Pinsk al Gebietskommissar, 9 de diciembre de 1941, Yad Vashem M41/708-889,
archivos del Oblast de Brest-Litovsk, Fondo 2120, Opis 1, Carpeta 422.
342 Datos del Consejo judío de Brest-Litovsk en poder de la Oficina de Alimentación del Gebietskom-
missar, Yad Vashem M41/629-707, archivos del Oblast de Brest-Litovsk, Fondo 2120, Opis 1, Carpeta 984.
390
Cuadro 7.10. Jurisdicciones económicas en el Este
Rü In Rü In Wi In Wi In Wi In
del Ostland de Ucrania del Norte del Centro del Sur
El empleo de trabajadores judíos no era al principio una de las principales ideas de los
planeadores económicos. El general Thomas y el Staatssekretar Kómer, de la Oficina del
Plan Cuatrienal de Goring, analizaron el establecimiento de columnas de trabajadores
judíos343. El Wirtschaftsstab O st esperaba prescindir completamente de los judíos en el
sector industrial. Así, el 16 de julio, el Generalleutnant Schubert, del Wirtschaftsstab Ost,
informó en estilo telegráfico:
Casi irresoluble ha sido el problema de encontrar gerentes expertos. Casi todos los antiguos
propietarios son judíos. El Estado soviético había asumido el control de todas las empresas. Los
391
comisarios bolcheviques han desaparecido. Los administradores fiduciarios ucranianos, nom
brados por recomendación del Comité ucraniano, resultaron ser incompetentes, poco fiables
y completamente pasivos. Sólo unos cuantos polacos han resultado útiles. Los verdaderos
expertos y los verdaderos jefes son los judíos, la mayoría antiguos propietarios o ingenieros.
Constantemente, se encargan de traducir el lenguaje o de traducir a la acción al lado del
hombre de paja ucraniano [Immer stehen sie ak sprachliche oder fachliche Dolmetscher neben dem
ukrainischen Strohmann], Se esfuerzan al máximo por extraer hasta el último gramo de pro
ducción; hasta ahora casi sin salario, pero naturalmente esperando hacerse indispensables.
Hubo que prescindir de la ayuda de los alemanes del Reich y de los nativos de etnia alemana
que ofrecieron sus servicios como «fideicomisarios» porque, sin excepción, han demostrado
ser especuladores o aventureros movidos sólo por objetivos egoístas. Aunque ya han adquiri
do muchas empresas en el Generalgouvernement, sólo les interesa adquirir más botín345.
Leyendo estas líneas uno no puede evitar llegar a la conclusión de que durante el
crucial periodo organizador los judíos ya se habían vuelto indispensables.
La confianza en las habilidades y en la experiencia de los judíos se reconoció inmedia
tamente como un posible obstáculo a la «solución final». El 14 de agosto de 1941, el pro
pio Góring declaró que los judíos ya no tenían negocios en los territorios dominados por
los alemanes (dass die Juden in den von Deutschland beherrschten Gebieten nichts rnehr zu
suchen hátten). Allí donde hiciera falta mano de obra judía, se les debía agrupar en forma
ciones de trabajo. En la medida en que no hubieran tenido «oportunidad» de «emigrar»,
habría que encarcelarlos en «una especie de» campos-prisión, para allí organizarlos en
batallones de trabajo. A l comienzo de la ocupación no se debía permitir ningún otro tipo
de empleo, salvo en casos excepcionales346.
Sin embargo, la aplicación de dicha directiva demostró ser una propuesta difícil. Se
puede emplear a mecánicos expertos como operarios de tareas pesadas, pero los traba
jadores no cualificados no sustituyen fácilmente a trabajadores especializados. El inten
to se hizo. En noviembre de 1941, la Inspección de Economía del Centro llegó a orde
nar que los trabajadores cualificados judíos entregasen sus herramientas y se
presentasen para trabajar en las columnas de trabajo347. A l norte, en Letonia, la admi
345 Informe del Feldkommandantur de Przemysl Siid/Gruppe IV Wi (firmado Hauptmann Dr. Bode),
29 de agosto de 1941, Wi/ID 1.113.
346 Informe de Nagel (oficial de enlace de la OKW/Wi Rü con el Reichsmarschall), 14 de agos
to de 1941, Wi/ID 2.319.
347 Inspección de Economía del Centro (firmado Kapitán zur See Kotthaus) al Wirtschaftsstab
Ost, a las Inspecciones de Economía del Norte y del Centro, a la Inspección de Armamento de Ucra
nia, al Grupo B del Ejército, a los Ejércitos Segundo, Cuarto y Noveno, a la Comandancia de Arma
mento de Minsk, y las comandancias de economía de la Inspección de Economía del Centro, 16 de
noviembre de 1941, Wi/ID 2.124.
392
nistración forestal del Generalkommissar utilizó «grandes contingentes» de judíos para
recoger leña para calefacción348. A l sur, en territorio militar, los ayuntamientos hicieron
uso de las columnas de trabajo para retirar escombros y para labores de reconstruc
ción349. Pero al final la acuciante necesidad de los trabajadores cualificados judíos se
hizo sentir por todas partes.
El ejército necesitaba a los trabajadores judíos en sus talleres de reparación y a los
oficinistas judíos en sus oficinas350. Las fábricas de armamento bajo «fideicomiso» se
guían dependiendo de los trabajadores judíos351. En el sector volinio del Generalkom-
missariat de Volinia-Podolia, durante 1941 y 1942, la plantilla de las fábricas de arma
mento se componía en un 90 por 100 de judíos352. En la misma área «judíos educados eran
en muchos casos los verdaderos regentes de las fábricas [Gebildete Juden waren vielfach
die eigentlichen Betriebsführer]»353. Los propios guetos empleaban a gran cantidad de tra
bajadores en talleres y en puestos administrativos354. El Gebietskommissar de Káme-
nets-Podolski anunció incluso la disponibilidad de sastres, peleteros, zapateros, encua
dernadores, carpinteros, cerrajeros y otros expertos en el periódico local. Cualquiera,
decía, podía tomarse la libertad de hacer pedidos a precios fijos. A ñadía que los talle
res del «nuevo gueto» estaban bajo su control355.
En la región de Riga, donde los judíos alemanes debían ser «albergados sólo duran
te una estancia transitoria [nur vorübergehend hier untergebracht]», y donde muchos de
los deportados eran «tullidos, inválidos de guerra y personas mayores de setenta años
393
[Krüppel, Kriegsinvaliden und über 70 Jahre alte Leute]»356, se puso igualmente de mani
fiesto una extensa demanda de trabajadores judíos. En una ocasión, un empleado del
Gebietskommissar se quejó de que los soldados, gritando en presencia de más de 1.000
judíos, simplemente habían capturado a los trabajadores, contraviniendo las regulacio
nes357. En 1943, los miles de trabajadores judíos de Alem ania y Lituania que quedaban
se dividieron entre un gran número de empleadores: las SS, el ejército de tierra, la
armada, las fuerzas aéreas, los ferrocarriles, y diferentes empresas358. Un laboratorio
médico necesitaba tres judíos especialmente seleccionados a los que se les sacaría san
gre dos veces al día para alimentar piojos359.
N o hay mucho que decir sobre las condiciones de trabajo y los salarios. Las columnas
de trabajo que retom aban al gueto de Riga todas las noches eran recibidas con porras de
goma y puños360. En el campo de Salaspils, para judíos del Reich, se enterró a 900 hom
bres en una única fosa común (es decir, murió aproximadamente el 60 por 100 de la mano
de obra)361. Con respecto a los salarios, la directiva de Lohse establecía que sólo se debía
pagar la cantidad necesaria para subsistir. En la Rusia Blanca, las escalas de salarios para
la población eslava oscilaban entre los 0,5 (trabajo infantil) y los 2,5 rublos (capataces)
por hora. La escala salarial de los judíos era de 0,40 a 0,80 rublos362. Esta diferencia, sin
embargo, no estaba pensada para beneficiar a las empresas privadas, ya que debía pagar
se al Kommissariat363. En Kaunas, el Stadtkommissar Cramer fue un paso más allá. Abo
lió completamente la economía monetaria del gueto. El Consejo judío debía entregar
todos sus fondos; no habría cambio de dinero en metálico de unas manos a otras; todos
los edificios públicos y los talleres serían propiedad del Stadtkommissar; y todas las nece-
356 Informe de un funcionario de trabajo de Riga (la firma parece ser la del Kriegsverwaltungsse-
kretár Standtke) tras las discusiones con el OStuf. Maywal y el OStuf. Krause (de los Estados Mayo
res del Einsatzgruppe A y del Einstazkommando 2, respectivamente), 16 de febrero de 1942, T 549,
Rollo 23. Las SS estaban construyendo campos en Salaspils y en Jungfemhof.
357 Informe del Generalkommissar/IIIe (Trabajo), firmado Lippmann, 6 de junio de 1942, T 459,
Rollo 19.
358 Véase el desglose detallado por parte de la administración de trabajo del Gebietskommissar,
18 de agosto de 1943, T 459, Rollo 23. El número de empleados judíos en ese momento era de unos
11.000.
359 Dr. Abshagen (Institut für medizinische Zoologie) al Generalkommissar, 24 de octubre de
1942, T 459, Rollo 19. Se trataba de un experimento sobre el tifus.
360 Informe de la Comisión Estatal Extraordinaria soviética (firmado por Burdentko, Nikola,
Trainin y Lysenko), sin fecha, U R S S -41.
361 Declaración jurada de Alfred Winter (superviviente), 15 de octubre de 1947, NO-5448.
362 Decreto (firmado Kube) de 1 de junio de 1942, Amstsblatt des Generalkommissars für Weiss-
ruthenien, 1942, p. 105. De acuerdo con la tasa de cambio oficial, un rublo equivalía a 0,10 Reichsmark.
363 Decreto (firmado Kube) de 18 de agosto de 1942, Amstsblatt des Generalkommissars in Minsk,
1942, p. 166.
394
sidades, incluidas comida y ropa de trabajo, serían suministradas por su oficina364. Duran
te el segundo barrido, la Administración civil en particular encontraría otra razón eco
nómica para conservar la oferta de mano de obra judía.
La tercera medida económica contra los judíos fue la confiscación de las propiedades.
Al contrario que los judíos del área del Reich-Protektorat, o incluso que los judíos de
Polonia, los de la U R SS no podían ofrecer grandes «objetos» a los industriales, los ban
queros y los expertos económicos alemanes. En la U R SS ninguna persona física era pro
pietaria de empresas considerables o de grandes edificios de viviendas. Tales elementos
eran de propiedad estatal. Las únicas presas que se podían obtener de los judíos soviéti
cos eran pisos, casas pequeñas, muebles, utensilios, pequeñas cantidades de dinero en m e
tálico, joyas personales, y grandes cantidades de ropa vieja. A pesar de lo exiguo de este
botín, se produjeron disputas jurisdiccionales por la posesión de las pertenencias judías.
En parte, tales disputas eran producto inevitable de la caótica situación que se produjo
durante el periodo de transición; en parte, fueron el preludio de la lucha posterior, por
que estaba clara la deducción de que quien poseyera las propiedades de los judíos poseía
también a los judíos. Había una larga lista de «solicitantes del patrimonio» judío365.
Uno de los primeros recaudadores de propiedades judías era invariablemente una
unidad de exterminio366. Por norma, las unidades móviles de exterminio entregaron
generosamente los muebles y la ropa a la población nativa, especialmente a los habi
tantes de etnia alemana de la zona367.
364 Órdenes de Cramer, 20 y 25 de agosto de 1942, reimpresas de manera resumida en Wolfgang B enz,
Konrad QuiET y Jürgen M a tt á U S (eds.), Eirntaz in «Reichskommissariat Ostland», Berlín, 1998, pp. 207-208.
365 El término patrimonio (Nachlass) se utilizaba profusamente en la correspondencia. Véase, por
ejemplo, la carta del Generalkommissar de la Rusia Blanca al Reichskommissar/Oficina Fiduciaria
(Representante Oficial para la Incautación de las Propiedades Judías en el Ostland) Bruns, 4 de
marzo de 1942, T 459, Rollo 3. El secreto de los documentos referentes al oro y a la plata de los ju
díos del Ostland se abandonó por completo. Anotación de Kunska (Generalkommissar de Letonia/
Oficina Fiduciaria), 27 de junio de 1942, en copia de la directiva del la Oficina Fiduciaria del Reichs
kommissar, 30 de abril'de 1942, T 459, Rollo 21.
366 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 21 (32 copias), 13 de julio
de 1941, NO-2937. R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 125 (50 copias),
26 de octubre de 1941, NO-3403. RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 156,
16 de enero de 1942, NO-3405.
367 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 103 (48 copias), 4 de octubre
de 1941, NO-4489. En Zhitomir, el Einsatzgruppe C entregó entre 22.500 y 27.000 kilos de ropa y uten
silios a un representante de la N SV (Asistencia Social del Pueblo Nacionalsocialista). R SH A IV-A-1,
Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 106 (48 copias), 7 de octubre de 1941, NO-3140. El
Einsatzgruppe D entregaba su botín a las oficinas de finanzas del Reich, para gran disgusto del Undéci
mo Ejército, que quería el material para sus propios propósitos. Ohlendorf al Undécimo Ejército, 12 de
febrero de 1942, NOKW-63Í. En octubre de 1942, el máximo responsable de las SS y de la Policía del
395
U n segundo solicitante, candiato totalmente obvio, era la población civil, que utili
zaba las viviendas abandonadas por los judíos, a menudo tomando posesión de ellas368.
Después de la masacre llevada a cabo en Riga el 30 de noviembre, miles de maletas lle
nas quedaron sin dueño donde habían sido recogidas y apiladas. Posteriormente se des
cubrió que muchas habían sido forzadas y que su contenido había desaparecido369.
Otros solicitantes eran los funcionarios administrativos del ejército y de los Kom-
missariate que necesitaban oficinas, muebles de oficina, y otra serie de cosas. En Riga,
tales solicitudes procedían de los ferrocarriles alemanes370, de las filiales locales de em
presas, com o por ejemplo el servicio de reparación de cam iones de Daimler-Benz, que
intentó establecer su candidatura a recibir propiedades del gueto afirmando que su
personal era asistente de la W ehrmacht (Gefolge der Wehrmacht) incluido en el sig
nificado del Artículo 13 de las Convención relativa a las Leyes y Costum bres de la
Guerra Terrestre de La H aya371, y de individuos, como un policía letón que había
tom ado parte en un «transporte judío» Qudentransport) 372, un intérprete oficial que
quería un piano para su dotada hija de diez años373, y un escultor que deseaba coger
piedras de granito y mármol del cementerio judío com o servicio público374. En la línea
del frente, las tropas «requisaban» cosas, aunque el saqueo estaba prohibido375. Lo
Centro, Obergruppenführer von dem Bach, envió 10.000 pares de calcetines de niño y 2.000 pares de
guantes de niño al Estado Mayor Personal de Himmler para que los distribuyese entre las familias de las
SS. OStuf. Meine (Estado Mayor Personal) al Gruf. Hofmann (jefe, RuSHA), 28 de octubre de 1942,
NO-2558. El máximo responsable de las SS y de la Policía del Norte, Jeckeln, presidía un enorme alma
cén de Riga. Pasaba horas clasificando joyas en su mesa. Declaración jurada de Richard Dannler (car
tero de las SS), 19 de septiembre de 1947, NO-5124.
368 Informe de la Ic de la 454.a División de Seguridad, 4 de diciembre de 1941, NOKW-2926.
También, informe sobre el saqueo de Kharkov: RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la
URSS, núm. 164 (65 copias), 4 de febrero de 1942, NO-3399.
369 Neuendorff al Reichskommissar/II-h (Finanzas), 4 de diciembre de 1941, T 459, Rollo 21.
370 Haupteisenbahndirektion Nord al Reichskommissar, 26 de abril de 1942, T 459, Rollo 3.
371 Daimler-Benz Corporation (Mercedes) al Reichskommissar/Oficina Fiduciaria (Dr. Kóster), 7
de enero de 1942, T 459, Rollo 2.
372 Nikolai Radzinsch (Radzins) al Reichskommissar, 26 de enero de 1942, T 459, Rollo 2.
373 Wilhelm Strauss al Generalkommissar/Finanzas, 9 de octubre de 1942, T 459, Rollo 2.
374 Rudolf Feldberg, Riga, a la Policía de Seguridad de Riga (remitido a la Oficina Fiduciaria, a la
atención de Bruns), 16 de julio de 1942, T 459, Rollo 2. Los cementerios de Jelgava (Letonia) y de Tallin
(Estonia), explicó, ya habían sido arrasados. A la Oficina de Finanzas del Reichskommissar no le pare
ció bien la venta de tumbas judías a precios inadecuadamente bajos. Alletag a los Generalkommissare
de Riga, Kaunas, Tallin y Minsk, 2 de octubre de 1942, T 459, Rollo 3. Alletag era el encargado de la
Oficina de Finanzas para las propiedades judías. El director de la oficina era Vialon.
375 Orden del comandante, Area de Retaguardia del Grupo del Ejército del Sur (firmado von
Roques), 1 de septiembre de 1941, NOKW-2594- Ortskommandantur Nikolaev al comandante del
Área de Retaguardia del 553.° Ejército (Undécimo Ejército), 25 de septiembre de 1941, NOKW-1729.
396
que quedaba era som etido a confiscación sistem ática por los inspectores de economía
en las áreas militares y por las oficinas de finanzas en los Reichskommissariate. La en
ajenación de las propiedades judías, como la requisa del trabajo judío, utilizaba la norma
de que el primero en llegar era el primero en servirse. Muy pocos cambios se podían
hacer en este esquema.
En el área militar, el W irtschaftsstab O st, armado con la autoridad del O KH , inten
tó reducir el saqueo por parte de los Einsatzgruppen y de las unidades del ejército376.
Fue una lucha difícil377, y los trofeos apenas valían la pena. En un informe, la Inspec
ción de Economía del Centro explicaba que, siguiendo los criterios de calidad alem a
nes, las prendas de vestir e interiores judías sólo se podían clasificar de «trapos» (Lum-
pen) 378. El 4 de julio de 1942, la Inspección de Economía informó de que en toda el área
del Grupo del Ejército del Centro había reunido propiedades equivalentes a 2.046.860
rublos (204-686 Reichsmarks, aproximadamente 80.000 dólares). Parte de esa propiedad
había sido «cedida» a favor de las sufrientes comunidades rusas de la zona379. En Mogi-
lev, la sección del gobierno militar del Feldkommandantur entregó una parte de los
beneficios obtenidos por las propiedades judías confiscadas a la administración autóc
tona de la ciudad. Cuando el alcalde quiso equilibrar el presupuesto con estos fondos,
el supervisor alemán aceptó reacio, pero advirtiéndole de que generalmente era mala
idea utilizar ingresos puntuales para los gastos corrientes380.
376 Orden del Wirtschaftsstab Ost/Führung la, 22 de octubre de 1941, Wi/ID 0.82. La orden del
OKH que investía al Wirtschaftsstab O st de la autoridad exclusiva para realizar confiscaciones en el
área militar estaba fechaba el 2 de octubre de 1941.
377 Inspección de Economía del Centro (firmado por el Kapitan zur See Kotthaus), al Wirts-
chaftsstab Ost, 6 de noviembre de 1941, Wi/ID 2.124- Informe de la Inspección de Economía del
Centro (firmado por el Generalleutnant Weigand), 22 de noviembre de 1941, Wi/ID 2.124. Infor
me de la Inspección de Economía del Centro (Firmado por el generalleutnant Weigand), 22 de
diciembre de 1941, Wi/ID 2.124. Informe de la Inspección de Economía del Centro (firmado Gene
ralleutnant Weigand), 4 de abril de 1942, Wi/ID 2.33. Diario de Guerra, Comandancia de Economía
en Klimovichi (firmado por el Hauptmann Weckwerth) a la Inspección de Economía del Centro, 31
de diciembre de 1941, Wi/ID 2.90. Alcalde de Bobruisk, Adam J. Stankevich al Ortskommandan-
tur, 6 de diciembre de 1941, Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro
53.006 (Archivos del Oblast de Mogilev/Archivos Estatales de Bielorrusia), Rollo 4, Fondo 858, Opis 1,
Carpeta 18.
378 Inspección de Economía del Centro/Grupo Principal de Economía al Wirtschaftsstab Ost, 1
de julio de 1942, Wi/ID 2.347.
379 Inspección de Economía del Centro (firmado por el Generalleutnant Weigand) al Wirt-
schaftsstab Ost, 4 de julio de 1942, Wi/ID 2.70.)
380 Feldkommandantur de Mogilev/Administración VII (firmado por el Oberkriegsverwaltungs-
rat Grünkom) al alcalde Felicin, 24 de julio de 1942, Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum,
Grupo de Registro 53.006 (Archivos del Oblast de Mogilev/Archivos Estatales de Bielorrusia), Rollo
397
La administración civil abordó el problema de la confiscación con insistencia en el
Ostland y con notable laxitud en Ucrania. El Reichskommissar del Ostland, Lohse,
intentó con determinación poner fin a las confiscaciones llevadas a cabo por las unida
des móviles de exterminio, recoger todos los artículos no esenciales para la subsistencia
(notdürftige persónliche Lebensführung) de los judíos, y reclamar las propiedades judías en
posesión de la población civil. Para establecer su competencia exclusiva, Lohse declaró
en directiva secreta y decreto público que él, en su función de Reichskommissar, tenía
jurisdicción exclusiva en asuntos de propiedad judía381. Pero una cosa eran las declara
ciones y otra la acción.
El 8 de septiembre de 1941, el Gebietskommissar de Siauliai, Lituania (Gewecke),
se quejó a Lohse de que simplemente no podía llevar a cabo una confiscación sistemá
tica de las propiedades judías. U n tal Hauptm ann Stasys Senulis había aparecido en su
oficina ese mismo día y había exigido en nombre del Standartenführer Jager (Einsatz
kommando 3) que los alcaldes locales entregasen el oro y la plata que habían estado en
posesión de los judíos382. El 24 de septiembre de 1941, una nota de archivo en la ofici
na del Generalkommissar de Kaunas registraba el hecho de que las S S habían retirado
de bancos lituanos depósitos y objetos valiosos judíos por valor de 3.769.180 rublos383.
El 25 de septiembre de 1941, Lohse escribió personalmente al máximo responsable de
las SS y de la Policía (Prützmann), señalando que las confiscaciones eran competencia
exclusiva del Reichskommissar. «N o permito ataques de pasada a las propiedades ju
días, y pretendo tomar todas las medidas necesarias para persuadir a sus oficiales de
policía de que cesen toda acción por cuenta propia»384. Pero poco podía hacer. El 15
de noviembre de 1941, Rosenberg y Himmler mantuvieron una discusión de cuatro horas.
Entre los temas tratados se encontraban, en palabras de Himmler, la «meticulosidad del
Reichskommissar Lohse» y las «ridiculas quejas del Generalkommissar Kube» sobre la
«requisa de artículos necesarios para las SS y la policía» («KleinÜchkeit des Reichskom-
missars Lohse» und «lacherliche Beschwerden» des Generalkommissars Kube über «Sichers-
tellung des notwendigen Bedarfs für SS und Polizei»)385.
2, Fondo 259, Opis 1, Carpeta 22. Véanse también los informes de la ciudad, abril-julio de 1942, y
los informes-borrador correspondientes a agosto-diciembre de 1942, en Rollo 2, Fondo 260, Opis 1,
Carpeta 45. Las propiedades judías correspondientes eran casas.
381 Directiva temporal (firmada por Lohse), 18 de agosto de 1941, NG-4815. Decreto (firmado
por Lohse), 13 de octubre de 1941, Verkündungsblatt des Reichskommissars für das Ostland, 1941, p. 27.
382 Gewecke a Lohse, 8 de septiembre de 1941, PS-3661.
383 Memorando del Generalkommissar de Kaunas/División Principal II-F, 24 de septiembre de
1941, Occ E 3-24.
384 Lohse al máximo responsable de las SS y de la Policía del Ostland, personalmente, 25 de sep
tiembre de 1941, Occ E 3-25.
385 Memorando de Himmler, 15 de noviembre de 1941, NO-5329.
398
La guerra civil entre la Administración de Lohse y las S S se mantuvo durante
muchos meses386. Finalmente, el 13 de octubre de 1942, el experto en cuestiones judías
de la Policía de Seguridad del Ostland, Obersturmführer Regierungsrat Jagusch, con
cedió a las autoridades civiles jurisdicción sobre la enajenación de propiedades, pero
basándose en una directiva del Führer (un texto del que nunca se había transmitido
nada al Reichskommissar) según la cual las SS poseían la capacidad primaria (Peder-
führung) para establecer legislación sobre todos los asuntos judíos387.
Incluso dentro del propio aparato de Lohse se produjeron diversos conflictos. Inicial'
mente había puesto las competencias confiscatorias en manos de sus Generalkommissa-
re, dándoles instrucciones para que recogiesen inmediatamente todo el dinero, cartillas
de ahorro, pagarés y objetos valiosos388. En diciembre de 1941, la administración de los
bienes tangibles judíos se concentró en manos de la Sección Principal III/Oficina Fidu
ciaria (Dr. Kóster) del Reichskomissar. Esta transferencia fue acompañada en Riga por el
desalojo forzoso de un cargo público local por parte del Dr. Kóster en persona389. Mien
tras tanto, el jefe de finanzas del Generalkommissariat letón, Dr. Neuendorff, luchaba aún
por recuperar los impuestos debidos por los judíos a los que acababan de matar. N o era
posible una recaudación de impuestos propiamente dichos por razones ya conocidas (aus
den bekannten G runden nicht móglich), pero pensaba que parte de los beneficios produci
dos por la venta de los activos judíos podría destinarse a cubrir sus obligaciones fiscales390.
En julio de 1942, la responsabilidad sobre las posesiones muebles de los judíos se trasladó
de la Oficina Fiduciaria del Reichskommissar a la Oficina de Finanzas de su Sección Prin
cipal II391. Esa oficina, a las órdenes del Regierungsdirektor Vialon, emitió pacientemen
te directiva tras directiva para solucionar cualquier reclamación concebible392.
399
Ahora, el único problema restante era la recuperación del botín que se encontraba
en manos de la población. Esto no era mucho más fácil que quitarle las cosas a Himm-
ler. U n decreto emitido por Lohse el 13 de octubre de 1941 establecía que quien estu
viera en posesión de bienes judíos en ese momento debía seguir «administrándolos».
Sólo las transacciones extraordinarias requerían permiso del Reichskommissar393. Un
año después, Lohse ordenó que se registrasen las propiedades394. Com o consecuencia
del decreto de registro se plantearon muchas dificultades. El 16 de noviembre de 1942,
un artículo titulado «M ejor un registro de más [Besser eine Anmeldung zu viel]» apare-
ció en el periódico publicado en Riga en lengua alemana. Con lenguaje formal, el
comunicado de prensa señalaba que muchas pertenencias judías habían sido distribui
das por diversas agencias «en el momento» (seiner Zeit) sin recibo. Por otra parte,
muchas personas ya habían declarado estas posesiones en diversos lugares. Se pedía
ahora a todos que registraran sus pertenencias, aunque ya lo hubieran hecho395.
En Ucrania, el homólogo de Lohse, Reichskommissar Koch, fue muy ambicioso en sus
esfuerzos por recolectar las pertenencias judías. El 7 de septiembre de 1942, Koch recibió
la orden, preparada en el Ministerio para los Territorios Ocupados del Este, de incautar
todas las propiedades judías y abandonadas. Para la tarea debía usar antiguos cargos públi
cos y funcionarios civiles ucranianos. Los ucranianos debían incautar el mobiliario de los
apartamentos que los judíos dejaban, recaudar las deudas que la población tuviese con los
judíos, incautar las cuentas bancarias de éstos, y pagar sus deudas. Transcurridos varios
meses, Koch replicó que la aplicación de este decreto constituía una «imposibilidad polí
tica y organizativa». Ya había confiscado los objetos valiosos de los judíos, «especialmen
te el oro». Los restantes bienes judíos consistían principalmente en muebles, de los cua
les parte se estaban utilizando en sus oficinas y el resto se había quemado. «Hacer listas
ahora -escribió- recoger cuentas bancarias, algunas de las cuales ya no existen, pagar las
deudas judías, es en mi opinión una presunción sobre mi administración que no puede
justificarse en tiempos de guerra. Considero además políticamente peligrosa la sugerencia
de que debería utilizar antiguos cargos públicos ucranianos con dicho propósito.»396
Por consiguiente, se avanzó poco en la recuperación de las posesiones judías de sus
propietarios de facto. Lohse descubrió que era una tarea administrativa dificilísima, y
Koch no estaba de humor para llevarla a cabo397.
393 Decreto del Reichskommissar del Ostland, 13 de octubre de 1941, Verkündungsblatt des
Reichskommissars für das Ostland, 1941, p. 27-
394 Decreto de aplicación (firmado Lohse), 14 de octubre de 1942, en Amtsblatt des Generalkom-
missars in Minsk, 1942, pp. 246-248.
395 Deutsche Zeitung im Ostland (Riga), 16 de noviembre de 1942, p. 5.
396 Koch personalmente a Rosenberg, 16 de marzo de 1943, PS-192.
397 En el territorio rumano ocupado de Transnistria, los alemanes eran los reclamantes de facto y
las autoridades rumanas tenían que llevar a cabo la recuperación. En la ciudad de Odessa, habitan
400
Durante la fase intermedia, se introdujeron una a una las iniciativas pendientes del
proceso de destrucción. Para las SS y la policía, las medidas de concentración eran muy
importantes, ya que facilitarían el camino hacia la aniquilación de los judíos restantes.
La explotación económica era de interés fundamental para la administración. En el
ámbito de la actividad laboral, las SS y la policía toleraron al principio las actividades
económicas, pero lucharon firmemente contra ellas durante el segundo barrido. A l ter
cer paso, la definición, se opuso Himmler por principio. N o lo veía útil para nadie.
Había, sin embargo, dos grupos pequeños difíciles de clasificar, judíos de religión, pero
que vivían en comunidades separadas y hablaban idiomas turcos. Uno de ellos, la secta
cismática de los caraítas, llevaba 12 siglos practicando el judaismo apartado de la tra
dición talmúdica rabínica. Antes de la invasión alemana, grupos de varios cientos a varios
miles residían en Vilna (Lituania), Halisz (Galitzia) y Crimea. Afirmando estar completa
mente disociados de la comunidad judía, los caraítas citaban las exenciones en las medi
das antijudías que les habían concedido en la época zarista. Los alemanes también los exi
mieron398. El segundo grupo, conocido como los krimchaks, eran una comunidad antigua
de varios miles de habitantes establecida en Crimea. Aunque aceptaban plenamente el
judaismo rabínico, sus orígenes eran suficientemente complicados como para garantizar
suposiciones de pasados matrimonios mixtos con vecinos indígenas y quizá una parcial
descendencia de centroasiáticos convertidos a la religión judía (los jázaros). N o obstante,
cuando no respondieron a la exigencia de «registro», se decidió que eran indiscutible
mente de raza judía (rassisch einwandfreie Juden)399. Los capturaron y los mataron, aunque
en las listas de fallecidos los enumeraron aparte de los judíos400.
tes de etnia alemana se habían trasladado a viviendas judías y habían tomado posesión de los mue
bles. La Agencia de las SS para el Bienestar de los Habitantes de Etnia Alemana (Volksdeutsche Mit-
telstelle -VO M I) decidió proteger a estos alemanes. Un acuerdo firmado en agosto de 1942 estable
cía que, en vista del «hecho» de que durante el régimen soviético muchos descendientes de alemanes
se habían visto obligados a ceder sus viviendas a los judíos, los actuales ocupantes alemanes debían
conservar la posesión. Por los muebles debían pagar una «modesta» cantidad a la Administración
rumana. Acuerdo firmado por el gobernador de Transnistria, Alexianu, y por el Oberführer de la
VOMI, Horst Hoffmeyer, el 30 de agosto de 1942, NO-5561.
398 Dr. STEINIGER, «Die Karaimen», Deutsche Zeitungim Ostland (Riga), 15 de noviembre de 1942,
p. 1. Véase también la correspondencia del documento Occ E 3bct-100, y Philip Friedman, «The
Karaites under Nazi Rule», en Max Beloff (ed.), On the Track ofTyranny, Londres, 1960, pp. 97-123.
399 Ortskommandantur de Feodosia al Área de Retaguardia del 553.° Ejército (Undécimo Ejército),
16 de noviembre de 1941, NOKW-1631. Véase la referencia a que los krimchaks eran descendientes de
los jázaros en un artículo de Abraham POL1AK, Encychpedia Judaica, 1971-1972, núm. 3, pp. 1103-1106.
Pero véase también Itzhak Ben-Zvi, The Exiled and the Redeemed, Filadelfia, 1957, pp. 83-92.
400 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 150 (65 copias), 2 de enero
de 1942, NO-2834, donde se registran 2.504 krimchaks ejecutados el 15 de diciembre. Véanse tam
bién los siguientes documentos: R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 190
401
Mientras que las unidades móviles de exterminio se ocuparon sólo de categorizaciones
generales de los grupos étnicos, las oficinas militares y civiles de los territorios ocupados
importaron la definición de Nuremberg (tres abuelos judíos, o dos abuelos judíos más la
profesión de la religión judía o un cónyuge judío) en las regulaciones referentes al mar-
cado, la guetización, y demás401. Las definiciones, que sólo podían encontrarse en direc
tivas secretas con distribución limitada, no suscitaron protestas de las SS y la policía.
A comienzos de 1942, sin embargo, el Ministerio para los Territorios Ocupados del
Este decidió emitir una definición que se consideraba más adecuada para el área oriental
(es decir, más estricta) que el decreto de Nuremberg. A este efecto, se convocó una con
ferencia el 29 de enero de 1942, bajo la presidencia del Generalkonsul Dr. Bráutigam (jefe
adjunto, División Política) y con una larga lista de participantes, incluidos los Amtsge-
richsrate Wetzel y Weitnauer y los Regierungsráte Lindermann y Beringer (todos del men
cionado Ministerio); el Ministerialrat Losener, experto del Ministerio del Interior en
asuntos judíos y autor de la definición original de Nuremberg; el Oberregierungsrat Reis-
chauer, de la Cancillería del Partido; el Sturmbannführer Neifeind y el Sturmbannfiihrer
Suhr (ambos oficiales de la R SH A ); el Lagetionssekretár Müller, del Ministerio de Asun
tos Exteriores (Abteilung Deutschland); el Korvettenkapitan Frey, de la Oficina General de
las Fuerzas Armadas (OKW/AWA) de Reinecke; y el representante del Ministerio de Jus
ticia, Pfeifle.
(65 copias), 8 de abril de 1942, NO-3359. Ortskommandantur Kerch al Área de Retaguardia del
553.° Ejército (Undécimo Ejército), 15 de julio de 1942, NOKW-1709. Ortskommandantur Bakhs-
chisaray al Area de Retaguardia del 553.° Ejército (Undécimo Ejército), 16 de julio de 1942, NOKW-
1698. El Einsatzgruppe D también mató a los llamados tati (judíos de las montañas del Cáucaso que
habían sido reasentados en Crimea por el Comité Americano de Distribución Conjunta). Feldkom-
mandantur Eupatoria al Area de Retaguardia del 553.° Ejército (Undécimo Ejército), 16 de marzo de
1942, NOKW-1851. Otro gupo de víctimas fueron los gitanos, no porque se pensara que eran judíos,
sino porque se les consideraba un elemento delictivo. R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones
en la URSS, núm. 150 (65 copias), 2 de enero de 1942, NO-2834. R SH A IV-A-1, Informe sobre las
Operaciones en la URSS, núm. 178 (65 copias), 9 de marzo de 1942, NO-3241- R SH A IV-A-1, Infor
me sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 184, 23 de marzo de 1942, NO-3235. R SH A IV-A-1,
Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 195 (75 copias), 24 de abril de 1942, NO-3277.
Una vez comenzada la matanza sistemática de gitanos, una orden eximió a todos los gitanos «no
migratorios» que pudieran demostrar haber residido durante dos años en el lugar donde los habían
encontrado. 281.a División de Seguridad al Oberfeldkommandantur 822, 24 de marzo de 1943,
NOKW-2022. Otra correspondencia en el documento Occ E 3-61.
401 la de la 454.a División de Seguridad a los Ortskommandaturen de su área, 8 de septiembre de
1941, NOKW-2628. Directiva de Lohse, 18 de agosto de 1941, NG-4815. La directiva de Lohse exi
mía a los medio judíos casados con un judío antes del 20 de junio de 1941, y que ya no vivían con su
cónyuge en esa fecha. La definición militar no especificaba fecha límite para la disolución del matri
monio. Ninguna de las definiciones contenía fecha límite para la adhesión a la religión judía.
402
Pasando por alto las objeciones del Ministerialrat Lósener, que prefería que su decre
to se aplicase en todos los territorios situados bajo control alemán, los asistentes a la con
ferencia aprobaron una definición más amplia. Se consideraría judía a cualquier perso
na que profesara la religión judía o tuviera un progenitor perteneciente a dicha religión.
Para determinar la pertenencia a la fe judía, el más mínimo indicio sería concluyente. La de
claración de que el padre o la madre eran judíos bastaría por completo. En caso de duda,
el Generalkommissar ordenaría el examen de un «experto» en raza y herencia402.
Cuando Himmler oyó hablar del establecimiento de la definición, escribió la
siguiente carta al jefe de la Dirección General de las SS, Obergruppenführer Berger:
Nadie podía interferir con Himmler ahora, porque había comenzado el segundo
barrido, que dejó a su paso una estela de guetos demolidos en el Este ocupado.
EL SEGUNDO BARRIDO
El primer barrido se completó hacia finales de 1941. Tuvo una extensión limitada en
los territorios recientemente ocupados de Crimea y del Cáucaso durante la primavera
y el verano de 1942. El segundo barrido comenzó el otoño de 1941 en el área del Bál
tico, y se extendió por el resto del territorio ocupado a lo largo del año siguiente. En
consecuencia, mientras en el sur se estaba efectuando todavía el primer barrido, en el
norte ya había comenzado el segundo. En el punto crucial, el centro, el giro se produ
jo hacia diciembre de 1941.
La maquinaria empleada en el segundo barrido fue más amplia y elaborada que la
del primero. A las fuerzas de Himmler se les unió personal del ejército en operaciones
móviles y locales diseñadas para el completo aniquilamiento de los judíos soviéticos que
aún se hallaban con vida.
En las acciones resultantes, los Einsatzgruppen desempeñaron una función menor
que antes. Organizativamente fueron situados bajo la dirección de los máximos respon
403
sables de las S S y de la Policía404. En el norte, el jefe del Einsatzgruppe A (durante 1944:
Stahlecker, Jost, Achamer-Pifrader, Panziger, y Fuchs) se convirtió en BdS Ostland, y en
el sur el jefe del Einsatzgruppe C (Rasch, Thomas, Bohme) se convirtió en BdS Ukraine,
con jurisdicción sobre el Reichskommissariat así como sobre las áreas militares situadas
al este405. A pesar de tales atributos de permanencia, la Policía de Seguridad no aumen
tó sustancialmente en la U R SS ocupada.
La Policía del Orden, por su parte, aumentó enormemente. Los regimientos de poli
cía pasaron de tres al comienzo de la campaña hasta nueve a finales de 1942. Si bien
cinco de estos nuevos regimientos se encontraban en el frente, los restantes, junto con
seis batallones adicionales, se encontraban a disposición de los máximos responsables
de las SS y de la Policía en la retaguardia406. Los regimientos de policía tenían unos ho
mólogos estacionarios en la Einzeldienst (servicio especial), dividida en Schutzpolizei (en
las ciudades) y Gendarmerie (en las áreas rurales). A finales de 1942 la Einzeldienst
tenía 14.953 hombres, de los cuales 5.860 pertenecían a la Schutzpolizei y 9.093 a la
Gendarmerie407.
C asi desde el comienzo, la Policía del Orden se vio reforzada por personal nativo. El
25 de julio de 1941, Himmler, observando que los Einsatzgruppen ya habían añadido
ayudantes locales a sus destacamentos, ordenaron la rápida formación de una fuerza
compuesta principalmente por nacionales bálticos, rusos blancos y ucranianos408. En los
meses siguientes, la Policía del Orden estableció una Schutzmannschaft indígena en
forma de unidades y distritos policiales409.
En la segunda mitad de 1942, este aparato había alcanzado proporciones considerables.
El 1 de julio de 1942, había 78 batallones de Schutzmannschaft (o Schuma) con 33.270
404 RSH A, Informe Resumen núm. 6, 5 de junio de 1942, NO-5187. En el Cáucaso se estableció
un cuarto responsable de las SS y de la Policía, Korsemann. En esa área operaba el Einsatzgruppe D.
405 Por debajo del nivel de BdS, la maquinaria se dividía en las oficinas de los Kommandeure der
Sicherheitspolizei und des SD (K dS). En el Ostland, los jefes de los Einsatzkommandos se convirtieron
en Kommandeure. Sin embargo, esta fusión no se produjo en Ucrania. RSH A, Informe Resumen
núm. 6, 5 de junio de 1942, NO-5187.
406 Oberst-Gruppenführer Daluege (jefe de la Policía del Orden) al OGruf. Wolff (jefe del Esta
do Mayor personal de Himmler) 28 de febrero de 1943, NO-2861. Los regimientos de policía tenían
unos 1.700 hombres, los batallones, 500.
407 Ibid. Las estadísticas no incluyen Galitzia y el distrito de Bialystok. Galitzia obtuvo un regi
miento, y Bialystok un batallón y 1.900 hombres en los Einzeldienst.
408 Himmler a Prützmann, Jeckeln, von dem Bach y Globocnik, 25 de julio de 1941, T 454, Rollo 100.
409 Orden de Daluege, 6 de noviembre de 1941, T 454, Rollo 100. Algunos de los hombres fueron
tomados para la Schutzmannschaft procedentes de las milicias que aparecieron durante los primeros
días de la ocupación, otros fueron reclutados expresamente entre la población, y otros (principalmente
ucranianos) se sacaron de los campos de prisioneros de guerra.
404
hombres, y a finales de año el cómputo era de 47.974410. Por cada batallón alemán, la
Schuma tenía al menos cinco. Ademas, estas unidades se utilizaron ampliamente. Aunque
se identificaban como lituanas, letonas, etc., algunas estaban estacionadas lejos de sus
bases originales411. El componente estacionario de las Schutzmannschaft era incluso
mayor. Constaba de tres ramas: Einzeldienst, bomberos y auxiliares (Hilfsschutzmannschaft)
que servían en proyectos de trabajo o vigilaban a prisioneros de guerra. El Einzeldienst
nativo constituyó un factor considerable en el segundo barrido. En pueblos y aldeas del
Ostland y en las regiones ucranianas, superaba a la Gendarmerie alemana en una pro-
porción casi de diez a uno (véase el cuadro 7.11).
Apoyando a las S S y a la policía se encontraba la red de oficinas del escalón militar
de retaguardia y su personal especializado, que batía las zonas rurales recogiendo infor
mación sobre partisanos y judíos ocultos: las oficinas de la Ic/AO, la Feldgendarmsrie
(policía militar), la Geheime Feldpolizei (Policía Secreta sobre el Terreno, una rama de
los servicios de inteligencia), y los denominados Partisanenjager (cazadores de partisa
nos o patrullas antipartisanas). La maquinaria de inteligencia militar se incorporó for
malmente al aparato de ejecución mediante el acuerdo alcanzado entre Heydrich y
Canaris para intercambiar informacióin sobre el terreno. El acuerdo establecía especí
ficamente que «la información y los informes [que] pudieran dar lugar a actividades eje
cutivas deben transmitirse inmediatamente a la oficina competente de la Policía de
Seguridad y del S l) » 4t2.
En las áreas militares, la policía estacionaria autóctona del ejército constituía otra
fuerza de apoyo, especialmente para la detención de judíos ocultos. Este personal ser
vía a las órdenes de los alcaldes autóctonos y de los jefes de rayón (sector) autóctonos
en las zonas rurales, bajo la supervisión del ejército. En el área del Grupo del Ejército
del Norte, la policía estacionaria se denominó primero Selbstsschutz y después Hilfspoli-
zei (HIPO), en el centro Hilfspolizei y después Ordnungsdienst (O D ), en el sur Selbscs-
chutz, más tarde Miliz y finalmente Hilfspolizei. Ocasionalmente, algunos de estos au
xiliares eran cedidos a las S S y a la policía según sus necesidades, y posteriormente
410 Efectivos de la Policía del Orden (Starkenachweisung) a 1 de julio de 1942, Archivos Federa
les Alemanes R 19/266. Datos de fin de año enviados por Daluege a Wolff, 28 de febrero de 1943,
NO-2861. Se puede encontrar una recapitulación completa en Hans-Joachim Neufeldt, Jürgen Huck
y Georg Tessin, Zur Geschichte der OrdnungspoUzei 1936-1945, Coblenza, 1957, parte II (escrita por
Tessin), pp. 51-68, 101-109.
411 Por ejemplo, el 4.°, 7.° y 8.° batallones lituanos, y el 17.°, 23.° y 28.° batallones letones vigila
ban la Durchgangsstrasse VI en Ucrania. Ibid., part. II, pp. 101-102. En el proyecto de construcción
de esta carretera se empleó a muchos trabajadores judíos.
412 Acuerdo entre la Wehrmacht y la R SH A (firmado por Canaris y Heydrich), 1 de marzo de
1942, en nota de archivo del comandante de la Ic/AO del Área de Retaguardia del Grupo del Ejér
cito del Sur, 1 de octubre de 1942, NOKW-3228.
405
algunos acabaron formando parte de las Schutzmannschaft estacionadas en los Reichs-
kommissariate y en las regiones ucranianas que permanecían bajo control militar413.
OSTLAND* UCRANIAb
SCHUTZPOLIZEIY SCHUTZPOLIZEI GENDARMERIE
GENDARMERIE
Alemanes 4.428 3.849 5.614
Personal nativo 31.804 14.163 54.794
a A 1 de octubre de 1942.
b El 25 de noviembre de 1942 comprendía el Reichskommissariat, el área militar situada al este, y Crimea.
Datos obtenidos de H. J. Neufeldt, J. Huck, y G. Tessin, Zur Geschichte der Ordnungspolizei 1936-1945, cit.,
parte II, pp. 54, 64-65.
413 Respecto a las órdenes militares básicas, véanse las del Area de Retaguardia del Grupo del
Ejército del Sur, 22 de julio de 1941, Archivos Federales Alemanes en Friburgo, RH 22/5; Area de
Retaguardia del Grupo del Ejército del Centro, 24 de julio de 1941, ibid., RH 26-102/12, y 30 de octu
bre de 1941, ibid., RH 22/225; y en el sur la orden de la Sicherungsdivision 213, 9 de abril de 1942,
ibid., RH 26-213/9, y Feldkommandantur 679, 5 de agosto de 1942, T 501, Rollo 33. El término Mife
se prohibió en 1942. Véase la orden de la Sicherungsdivision 213 de 9 de abril de 1942. La O D del
área de retaguardia del Grupo del Ejército del Centro ascendía el 14 de febrero de 1942 a 11.535 efec
tivos. Area de Retaguardia del Grupo del Ejército del Centro/VII a KH/GenQu/Administración, 14
de febrero de 1942, T 501, Rollo 6. El Grupo del Ejército del Sur tenía 20.129 efectivos adscritos a
la HIPO estacionarios el 1 de abril de 1942. Veáse el resumen, por localidades, del Area de Reta
guardia del Grupo del Ejército del Sur, 1 de abril de 1942, T 501, Rollo 18.
414 Véase el acuerdo alcanzado entre Alfred Meyer, en nombre del Ministerio para los Territorios
Ocupados del Este, firmado el 5 de junio de 1942, y el Ministerialdirektor Mahler en nombre del
Reichsforstmeister (Alpers), firmado el 23 de junio de 1942, sobre el funcionamiento de los Forst-
schutzkommandos, Archivos Federales Alemanes R 91 Mitau/16.
415 Orden de Hitler, 6 de septiembre de 1942, NO-1666.
406
por Himmler. En las áreas militares esta responsabilidad debía ejercerla el jefe del Esta
do Mayor General del ejército. Himmler nombró plenipotenciario suyo a von dem
Bach, máximo responsable de las SS y de la Policía del Centro, y le dio el título de Chef
der Bandenkampfverbánde (jefe de las Formaciones Antipartisanas)416. En su capacidad
de jefe de las formaciones antipartisanas de las áreas civiles, von dem Bach podía utili
zar personal del ejército (divisiones de seguridad, unidades compuestas por colabora
dores autóctonos, etc.), unidades de las SS, regimientos de policía y Einsatzgruppen,
durante el tiempo necesario para cualquier operación en particular. Durante el tiempo
que durara su misión, estas unidades se convertían en «formaciones antipartisanas»417.
El mecanismo es interesante porque, disfrazada de actividad antipartisana, las unidades
mataron a miles de judíos en los bosques y en los pantanos.
En el área militar del este del Ostland, el segundo barrido fue comparativamente
breve. El Einsatzgruppe B pasó el invierno en el sector de Mogilev-Smoliensk-Briansk.
Retrocediendo ante la ofensiva rusa, los Kommandos avanzados se replegaron, y en el
transcurso de la contracción el Einsatzgruppe mató sistemáticamente a los judíos sobre
vivientes en las áreas de retaguardia del Grupo del Ejército del Centro418. Los judíos ais
lados que huían solos o en pequeños grupos eran capturados por la Policía Secreta sobre
el Terreno, el Batallón Estonio de la Policía, y otras unidades419. Los judíos que se escon
dían o estaban escondidos en las ciudades eran capturados por la Ordnungsdienst rusa420.
416 Von dem Bach se ofreció para el cargo, presentándose como el líder superior de las SS y la
Policía más experimentado en estos temas. Von dem Bach a Himmler, 5 de septiembre de 1942, NO-
1661. La carta está escrita sólo unos meses después de que von dem Bach sufriera su colapso nervio
so. Grawitz a Himmler, 4 de marzo de 1942, NO-600. Tuvo que esperar por su título, Chef der Ban-
denkampfyverbande, hasta 1943. Orden de Himmler, emitida el 21 de junio de 1943, NO-1621.
417 Declaración jurada de von dem Bach, 21 de enero de 1947, N 0-1906.
418 Durante el periodo comprendido entre el 6 y el 30 de marzo de 1942, el Einsatzgruppe mató
a 3.358 judíos así como a otras 375 personas, incluidos 78 gitanos. R SH A IV-A-1, Informe sobre las
Operaciones en la URSS, núm. 194 (75 copias), 21 de abril de 1942, NO-3276.
419 Informe sobre las Operaciones del Grupo 703 de la Policía Secreta sobre el Terreno (firmado
por el Feldpolizeikommissar Gasch), 24 de junio de 1942, NOKW-95. La unidad operaba en el sector
de Viazma. 39.° Batallón Estonio de la policía a través de la la de la 281.a División de Seguridad al máxi
mo responsable de las SS y de la Policía del Norte, 28 de agosto de 1942, NOKW-2513. Grupo 722 de
la Polícía Secreta sobre el Terreno a la Ic de la 207.a División de Seguridad, etc., 25 de marzo de 1943,
NOKW-2158. Sin embargo, todavía en julio de 1943 la Organisation Todt empleaba a 1.615 judíos en
el área del Grupo del Ejército del Centro. Wi In Mitte a WiStOst, 5 de agosto de 1943, Wi/ID 2.59.
420 Véase la nota de un guardia de las SS en la prisión de la Policía de Seguridad de Mogilev, 19
de marzo de 1942, en la que se indicaba que la Ordnungsdienst había detenido ese día a dos niños
judíos (Judenkinder) , Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 56.006 (Ar
chivos del Oblast de Mogilev/Archivos Estatales de Bielorrusia), Rollo 1, Fondo 255, Opis 1, Carpeta 776.
Véase también ibid., Rollo 2, Fondo 259, Opis 1, Carpeta 45.
407
En el área militar situada al este del Reichskommissariat de Ucrania, los Einsatzgrup-
pen C y D se vieron inmersos en operaciones más duras. En marzo de 1942, varias grandes
ciudades, como Korlovka, Makéievka, Artemovsk y Stálino (Donetsk) fueron «limpiadas
de judíos» (judenfrei gemacht) 421. En Priluki había mil judíos. Dado que su situación ali
mentaria era una «carga» y que las condiciones sanitarias del barrio judío eran «muy ma
las», el Feldkommandantur 197 pidió una «solución rápida» de la «cuestión judía» en el
lugar. La Policía de Seguridad les dio el «tratamiento» consiguiente en la primavera422.
En muchas partes de este área las fuerzas militares perseguían a los judíos que huían423.
La Hilfspolizei también capturó a judíos que intentaban sobrevivir sin papeles424.
El Einsatzgruppe D, que operaba en Crimea, informó el 18 de febrero de 1942 de que
en Simferopol había matado ya a casi 10.000 judíos, 300 más de los originalmente regis
trados allí425. Este descubrimiento fue la señal para que se estableciese una operación de
barrido sistemático en toda Crimea426. La campaña se llevó a cabo con ayuda de la milicia
local, una red de agentes, y un continuo flujo de denuncias por parte de la población427. El
ejército prestó a la campaña toda su ayuda. El 15 de diciembre de 1941, el mayor Stepha-
nus, experto antipartisano del Undécimo Ejército, había ordenado al Abwehr y a la Poli
421 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 177 (65 copias), 6 de marzo
de 1942, NO-3240. RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 187, 30 de
marzo de 1942, NO-3237. RSHA, Informe Resumen núm. 11, correspondiente a marzo de 1942 (100
copias), PS-3876.
422 Informes de situación del Feldkommandantur 197 (firmado Kriegsverwaltungsrat Heine), 20
de abril y 19 de junio de 1942, T 501, Rollo 34-
423 En el área de Novomoskovsk-Pavlovgrado fue hallado un grupo de partisanos judíos com
puesto por 25 hombres. Informe del la de la 444.a División de Seguridad, 22 de enero de 1942,
NOKW-2868. Los partisanos judíos recibían la denominación de Judengruppe Dnjepropetrowsk. Res
pecto a otros informes sobre las capturas llevadas a cabo por los militares, véase Generalmajor Mier-
zinsky del Feldkommandantur 245/Ia al XLIV Cuerpo/Qu, 31 de marzo de 1942, y otros informes del
mismo Feldkommmandantur, en NOKW-767. Las capturas tuvieron lugar en el área de Slaviansk-
Kramatorskaya. También el Feldkommandantur 194 en Snovsk (firmado Oberst Ritter von Würfel)
al comandante del Area de Retaguardia del Grupo del Ejército del Sur/la, 7 de abril de 1942,
NOKW-2803.
424 Feldkommandantur (V) 198 al Sexto Ejército/VII, 2 de febrero de 1942, en referencia a dos
judíos encontrados «cobijados» en una aldea, T 501, Rollo 33. El Feldkommandantur cubría un área
situada al este de Kharkov.
425 RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 170, 18 de febrero de 1942,
NO-3339.
426 RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 178 (65 copias), 9 de marzo
de 1942, NO-3241. RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 184, 23 de
marzo de 1942, NO-3235.
427 R SH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 190 (65 copias), 8 de abril
de 1942, NO-3359.
408
cía Secreta sobre el Terreno que entregasen los judíos huidos a los Einsatzgruppe428. A la
operación se unieron también los Kommandanturen y la Gendarmerie locales429. En pri
mavera, en Crimea no quedaban ya judíos, excepto dos grupos en el territorio que se man
tenía en poder de los soviéticos. El Einsatzgruppe D los capturó en julio430.
La situación era un tanto diferente en el área occidental del territorio militar. A m e
dida que se aproximaba el invierno de 1941, grandes números de judíos permanecían
aún vivos en la Transnistria administrada por los rumanos y en los Reichskommissa-
riate del O stland y de Ucrania. Además, los judíos constituían un importante com po
nente de la mano de obra disponible en dicha región. La parte occidental del segundo
barrido no siempre fue, por consiguiente, tan rápida, y en casos específicos generó fric
ciones y costes.
En Transnistria tuvieron lugar asesinatos expeditivos. Allí, entre el Dniéster y el
Bug, el gobernador Alexianu emitió el 11 de noviembre de 1941 un decreto exigiendo
a los judíos que vivieran en las ciudades especificadas por el inspector general de la
Gendarmerie431. Al mismo tiempo, la Administración de Transnistria empezó a con
centrar a los judíos en el distrito de Golta, en la parte alta del río Bug, con la intención
de empujarlos hacia los territorios ocupados por los alemanes más hacia el este.
El prefecto de Golta era el teniente coronel Modest Isopescu. Cuando llegó a su pues
to, a comienzos de octubre de 1941, ya encontró, junto a los judíos locales, otros expul
sados de Besarabia. Planeaba trasladar a ambos grupos a la aldea de Bogdanovca, cuando
de repente llegaron otros 9.000 judíos, aparentemente a pie, de Odessa. El 13 de noviem
428 Ic/Ia del Undécimo Ejército (firmado Major Stephanus) al Einsatzgruppe D, a la Policía Secre
ta sobre el Terreno y al Abwehr, 15 de diciembre de 1941, NOKW-502. Grupo 647 de la Policía
Secreta sobre el Terreno a la Ic/AO del Undécimo Ejército, 26 de julio de 1942, NOKW-848. Decla
ración jurada de Heinz Hermann Schubert, 7 de diciembre de 1945, NO-4816.
429 Mayor Erxfeben (Feldgendarmerie) al OQu del Undécimo Ejército, 2 de febrero de 1942,
NOKW-1283. Ortskommandantur Karasubar al Area de Retaguardia del Ejército, 14 de febrero de
1942, NOKW-1688. Informe sobre Operaciones redactado por el Feldkommandantur 810/Feldgen-
darmerie (firmado Lt. Pallmann), 3 de marzo de 1942, NOKW-1689. Feldkommandantur 810 de
Eupatoria al Area del Ejército de Retaguardia, 16 de marzo de 1942, NOKW-1851. Informe del Son-
derkommando 10b, 27 de marzo de 1942, NOKW-635. Batallón 683 de la Feldgendarmerie al OQu
del Undécimo Ejército, 2 de abril de 1942, NOKW-1285. Feldkommandantur 608 al Área de Reta
guardia del Ejército, 28 de abril de 1942, NOKW-1870.
430 Ortskommandnatur de Kerch al Área de Retaguardia del Ejército/Qu, 15 de julio de 1942,
NOKW-1709. Kerch se encuentra en el extremo oriental de la península. Ortskommandantur de
Bajchisarái al Área de Retaguardia del Ejército/Qu, 16 de julio de 1942, NOKW-1698. Bajchisarái se
encuentra en la carretera a Sevastopol. No hay documentación disponible sobre las operaciones llevadas
a cabo en la propia Sevastopol. Posiblemente no quedaban allí judíos cuando llegó el ejército alemán.
431 Matatías Carp (ed.), Cartea Neagrá, Bucarest, 1947, vol. 3, p. 200. El inspector general era el
general C. Tobescu.
409
bre de 1941, Isopescu escribió al gobernador Alexianu que los 8.000 judíos que él había
encontrado en el distrito ya habían muerto, y que había 11.000 alojados en las porqueri
zas de Bogdanovca, que de ordinario podían contener apenas 7.000 cerdos. Además,
había oído que llevarían otros 40.000 judíos de Odessa, y pedía que se parase este flujo432.
Sin embargo, las deportaciones a G olta continuaron, y gran cantidad de judíos, prin
cipalmente procedentes del sur de Transnistria, fueron trasladados allí. Isopescu orga
nizó para ellos tres primitivos cercamientos: Bogdanovca, Dum anovca (Domanevka) y
Acm ecetca (Akm etchet). Estos puntos de reunión, que consistían en casas semides-
truidas, establos y porquerizas, albergaron a 70.000 judíos. La tuberculosis, el tifus y la
disentería proliferaban, y la comida escaseaba. En Bogdanovca, el campo más grande,
el exterminio comenzó el 21 de diciembre. A l principio metieron a unos 4.000-5.000
judíos enfermos y débiles en los establos, cubrieron estos de paja, los rociaron de gaso
lina y les prendieron fuego. Mientras los establos aún ardían, condujeron a unos 43.000
por los bosques en grupos de 300 a 400 para ametrallarlos arrodillados desnudos, con un
tiempo helado, al borde de un precipicio. Quienes disparaban eran 70 ucranianos que lle
vaban brazaletes blancos en sus brazos y que eran dirgidos por un ucraniano de Besarabia
que hablaba rumano, Afanasie Andrusin. Esta operación continuó hasta el 30 de diciem
bre, con una interrupción para celebrar la Navidad433. Durante enero y febrero de 1942,
mataron en Dumanovca a unos 18.000. En Acmecetca, donde Isopescu se dio el placer
de torturar y fotografiar a sus víctimas, murieron 4.000434.
En O dessa había aún una gran población judía que había sobrevivido a las masacres
de octubre de 1941 y no había sido enviada a Golta. En Bucarest, el mariscal A nto
nescu se estaba impacientando. Consideraba a los judíos restantes en O dessa un asun
to inacabado, y no quería esperar a que los alemanes se los quitaran de las manos. El 16
de diciembre de 1941 preguntó retóricamente435:
432 Isopescu a Alexianu, 13 de noviembre de 1941, en Jean Ancel, Transnistria, 1941-1942, cit.,
vol. 1, pp. 107-108. Los que se habían trasladado a pie eran probablemente los desviados de Dalnik.
Ancel cita la carta de Isopescu, que encontró en los Archivos del Oblast de Nikolaiev, Fondo 2178,
Opis 1, Carpeta 66. L a cifra de 40.000 la menciona Brosteanu, coronel de la Gendarmerie, en un
informe correspondiente al periodo comprendido entre el 15 de diciembre de 1941 y el 15 de enero
de 1942, como un cálculo aproximado de los judíos que quedaban en Odessa a comienzos de 1942.
Texto en Dora LlTANl, «The Destruction of the Jews of Odessa», Yad Vashem Studies 6 (1967),
pp. 135-154, en pp. 145-146n.
433 Extracto de un escrito de acusación presentado ante el Tribunal Popular de Bucarest, en M. Carp
(ed.), Cartea Neagra, cit., vol. 3, pp. 215-216. ]. Ancel, Tamnistna, 1941-1942, cit., vol. 1, pp. 125-139.
434 Extracto de la acusación, en M. Carp (ed.), Cartea Neagra, cit., vol. 3, pp. 225-226. J. Ancel,
Tansnistria, 1941-1942, cit., vol. 1, pp. 139-171.
435 Véase Radu I o a n id , «When Mass Murderers Become Good Men», Journal of Hoíocaust Educa-
tion 4 (1995), pp. 92-104, en p. 101, que cita los Archivos del U. S. Hoíocaust Memorial Museum,
410
¿Estamos esperando que se decida algo en Berlín? ¿Estamos esperando una decisión
que nos atañe? Tenemos que ponerlos en lugar seguro. Metedlos en catacum bas, echad-
los al Mar Negro, pero sacadlos de O dessa. N o quiero saber nada. Pueden morir cien, pue
den morir mil, pueden morir todos. [A§teptdm ce se decide la Berlín1 A§teptám o deciziune
care ne prívente pe noi 1 Trebuie sá-i punem ín siguranj.á. Bagá-i m catacombe, bagá-i ín Marea
Neagrá, dar scoate-i din Odessa. N u vreau sá §tiu nimic. Poate sá moará o sutá, poate sá moará
o mié, poate sá moará toti.j
A partir del 12 de enero de 1942, estos judíos fueron subidos a trenes y trasladados a la
ciudad de Berezovka situada a unos cien kilómetros al norte en medio de un grupo de pue
blos habitados por ucranianos y por población de etnia alemana. Cuando llegaron no se
había tomado ninguna medida ni para proveer a su alojamiento ni para proceder a su ame-
trallamiento. El 5 de febrero, el Generalkommissar Oppermmann, del distrito de Nikolaev,
envío un informe, que había recibido de su Gebietkommissar en Nikolaev, al prefecto de
Berezovka, Loghin. El Gebietkommissar había mencionado una concentración de 70.000
judíos (sic) tan sólo a 20 kilómetros de las orillas del río Bug. Los judíos, decía, muchos
de ellos con tifus, habían sido abandonados a su suerte sin alimentos y a la intemperie, y
había peligro de que cruzaran el río helado436. Loghin, en respuesta a Alexianu de 8 de
febrero, confirmó que los judíos transportados de Odessa habían sido reubicados en esta
región, y el 14 de febrero la oficina de Alexianu aseguró al Gebietkommissar que debía de
ocuparse de que no se produjeran movimientos sobre el río Bug437. Por entonces, un Selbst-
schutz de etnia alemana había comenzado a ejecutar judíos438. En mayo, un miembro del
Grupo de Registro 25.004 (Serviciul Román de Informa tii), Rollo 31, Fondo 40010, vol. 1. Antones
cu hizo su comentario en el transcurso de una reunión a la que asistieron Alexianu, Stoicescu, Dra-
go§, Voiculescu, Tomescu, Marinescu y el subsecretar de stat del Ministerio de Finanzas, Vulcanescu. Se
pueden encontrar extractos de la discusión en Lya Benjamin de la Federación de la Comunidad Judía
en Rumania (ed.), Problema evreiasca in stenogramele Consiliutui de Ministri, Bucarest, 1996, p. 365.
436 Oppermann a Loghin, 5 de febrero de 1942, Archivos de U. S. Holocaust Memorial Museum,
1995. A. 1273 (Oblast de Odessa), Rollo 1.
437 Loghin a Alexianu, 8 de febrero de 1942, y Cercavschi (Secretaría General de Alexianu) al
Gebietkommissar, 14 de febrero de 1942, ibid. Los alemanes también alegaron que los rumanos ha
bían empujado a 10.000 judíos (posteriormente la cifra se elevó a 14.500) al otro lado del río Bug,
dejando a 60.000 más en la retaguardia. Finalmente, aquellos que habían alcanzado la otra orilla se
suponía que habían sido mandados de vuelta. Correspondencia del Ministerio de Asuntos Exterio
res alemán en NG-4817, y nota del Ministerio de Asuntos Exteriores rumano, 13 de marzo de 1942,
Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 25.006 (Minsterio de Asuntos
Exteriores rumano), Rollo 6, Problema 33 (judíos). Los alemanes creían equivocadamente que los ju
díos reunidos en el Distrito de Berezovka eran deportados de Besarabia y Bukovina.
438 Véanse los informes de los siguientes organismos: Comandante, Gendarmerie del distrito de
Berezovka (mayor Popescu), Inspector de la Gendarmerie de Transnistria (coroneles Bro§teanu e
41 I
Ministerio de Asuntos Exteriores aleman valoró la situación de modo sumario: aproxi
madamente 28.000 habían sido llevados a los pueblos alemanes. «Entretanto los han
liquidado [Inzwischen wurden sie liquidiert]»439. Estas operaciones habían sido tan des
cuidadas que en febrero de 1942 el médico jefe de la Com andancia del M ar Negro del
Ejército, Dr. Rinsche, pidió al oficial de economía (Wehrwirtschaftsoffizier) de Trans
nistria que le ayudara a retirar los cuerpos de la carretera a Berezovka «etc. [usw.]». Algu
nos de los cadáveres habían sido arrojados a un lago, y el médico temía que en primavera
se declararan epidemias440.
El número total de judíos «evacuados» de Odessa fue de 32.643 y el 10 de abril de 1942
todavía quedaban en esta ciudad 703441. Los pocos pacientes del hospital del gueto y
los recluidos en la prisión también fueron deportados. Los judíos de Transnistria habían
muerto en Odessa, Dalnik, Berezovka y Golta. Ahora tan sólo quedaba un reducido
contingente disperso en pequeños pueblos. A principios de 1943, una comisión judía de
Bucarest localizó a 6.000-8.000 de éstos supervivientes en las prefecturas del norte del
país, en donde los expulsados de Bukovina y Bessarbia se hallaban retenidos. En ese
momento, los rumanos, aunque todavía atendían a las necesidades alemanas de fuerza
de trabajo judía, habían apaciguado su comportamiento. En los Reichskommissariate,
por el contrario, la desaparición de todos los judíos, al menos en última instancia,
seguía siendo un objetivo fundamental, y en el O stland ese objetivo se manifestó y rei
teró más a menudo que en cualquier otra parte de la U R SS ocupada.
412
En el Ostland surgió un conflicto entre los miembros de la Administración civil, que
intentaban conservar el orden así como a los trabajadores esenciales, y las S S y la Poli
cía, centradas exclusivamente en alcanzar la solución ñnal. El 11 de septiembre de 1941,
el Gebietskommissar de Siauliai, en el norte de Lituania, envió al Reichskommissar
Lohse una carta sobre un pequeño incidente que resultó sintomático de un gran proble
ma. En esa ciudad, el Einsatzkommando 2 había dejado atrás un pequeño destacamento
(Restkommando) a las órdenes de un sargento de las SS. U n día, el jefe del Einsatzkom
mando 3 (Jáger) envió a su Obersturmführer Ham ann (comandante del Rollkummando
organizado por Jáger), a Siauliai, donde visitó al sargento y declaró «en un tono extraor
dinariamente arrogante» que la situación judía en esa población era un asqueroso caos
(ein Saustall) y que había que «liquidar» a todos los judíos de la ciudad. Después, Hamann
visitó al Gebietskommissar y repitió «en un tono menos arrogante» a qué había ido.
Cuando el Gebietskommissar explicó que los judíos eran necesarios para realizar traba
jos cualificados, Ham ann declaró bruscamente que esas cuestiones no eran de su in
cumbencia y que la economía no le interesaba en absoluto442.
El 30 de octubre de 1941, Cari, Gebietskommissar de Slutsk, Rusia Blanca, informó
a Kube de que el 11.° Batallón de la Policía de Reserva había llegado a su ciudad de
repente para eliminar a toda la comunidad judía. El había pedido al comandante del
batallón un aplazamiento, señalando que los judíos trabajaban como obreros cualifi
cados y como especialistas, y que los mecánicos rusos blancos eran, «por así decirlo, in
existentes». Ciertamente, habría que conservar a los trabajadores cualificados. El
comandante del batallón no le contradijo, y la entrevista acabó con una nota de com
pleto entendimiento. A continuación el batallón de policía rodeó el barrio judío y sacó
a todos sus pobladores. Los rusos blancos de la zona intentaron desesperadamente esca
par. Las fábricas y talleres dejaron de funcionar. El Gebietskommissar se presentó apre
suradamente en la escena. Lo que vio lo dejó horrorizado. «Ya no se trataba de una
acción contra los judíos. Parecía más bien una revolución.» Se dispararon tiros. La poli
cía lituana golpeaba a los judíos con las culatas de los fusiles y con porras de goma. Las
tiendas estaban patas arriba. Los carros de madera (Panjewagen), que habían sido encar
gados por el ejército para trasladar municiones, estaban abandonados con sus caballos
en las calles. Fuera de la ciudad, se estaban llevando a cabo ametrallamientos apresu
rados. Algunos judíos, heridos pero no muertos, consiguieron salir de las tumbas. C uan
do el batallón de policía se fue, al Gebietskommissar Cari le quedaban un puñado de
trabajadores judíos. En cada taller había unos cuantos supervivientes, algunos de ellos
con el rostro ensangrentado y amoratado, con las esposas y los hijos muertos443.
413
Cuando Kube recibió este informe, se indignó. Se lo envió a Lohse, con copia para
el Reichsminister Rosenberg. Añadiendo un comentario propio, Kube señaló que el
entierro de personas gravemente heridas que conseguían salir de las tumbas por sí solas
era un asunto tan vergonzoso (eine so bodenlose Schweinerei) que debería informarse del
mismo a Góring y a Hitler444.
En octubre de 1941, el Reichskommissar prohibió que se m atara a los judíos de
Liepája (Letonia). La R SH A se quejó al Ministerio para los Territorios Ocupados del
Este, y el Dr. Leibbrandt, jefe de la División Política del Ministerio, pidió un informe445.
En la correspondencia que siguió, el Regierungsrat Trampedach (División Política,
Ostland) explicó que en Liepája se habían prohibido las «ejecuciones salvajes de ju
díos» por la forma en que se habían llevado a cabo. Trampedach preguntó entonces si
la carta del Dr. Leibbrandt habría que considerarla una orden de matar a todos los judíos
del Este, sin tener en cuenta la economía446. La respuesta del Ministerio fue que en la
solución del problema judío no debían tenerse en cuenta las cuestiones económicas.
Cualquier nuevo desacuerdo debería resolverse a escala local447. Esta declaración puso
fin a la incipiente lucha por conservar la mano de obra judía. Los Kommissare se resig
naron ahora a perderla.
En Letonia, en cualquier caso, sólo quedaban restos de los guetos, uno en Riga,
uno en Daugavpils y uno en Liepája. Lituania tenía un total aproximado de 40.000
judíos en Siauliai, Kaunas, Vilna y algunos guetos de menor tam año alrededor del
gueto de Vilna. De acuerdo con la descripción ofrecida en su informe de 1 de diciem
bre de 1941 por el Standartenführer Jager sobre la situación en la región lituana, «yo
quería dar tam bién descanso a los trabajadores judíos y a sus familias, pero la Admi
nistración civil y las fuerzas arm adas me declararon la guerra y lanzaron una prohibi
ción: ¡no se debe ametrallar a estos judíos y a sus fam ilias!»448. En el Generalkommis-
707.a División. El 2.° (posteriormente 12.°) Batallón de la Schutzmannschaft, a las órdenes del mayor
Impulevicius, fue asignado al batallón de Lechthaler. Orden de Impulevicius, 6 de octubre de 1941,
Archivos del Estado de Lituania, Fondo 1444, Opis 1, Carpeta 3. Muchos de los hombres presentes
en el escenario de Slutsk eran lituanos.
444 Kube a Lohse, 1 de noviembre de 1941, PS-1104.
445 Leibbrandt al Reichskommissar del Ostland, 31 de octubre de 1941, PS-3663.
446 Reichskommissariat del Ostland al Ministerio para los Territorios Ocupados del Este, 15 de
noviembre de 1941, PS-3663.
447 Dr. Bráutigam (adjunto de Leibbrandt) al Reichskommissar del Ostland, 18 de diciembre
de 1941, PS-3663. Respecto a un intento de alcanzar un acuerdo local, véase Reichskommissar del
Ostland Ha, al máximo responsable de las SS y de la Policía del Norte, diciembre de 1941, Occ E
3-33.
448 Informe de Jager, 1 de diciembre de 1941, Centro para la Conservación de Colecciones de
Documentos Históricos, Moscú, Fondo 500, Opis 1, Carpeta 25.
414
sariat de la Rusia Blanca el cálculo aproximado en enero de 1942 era de 128.000449.
Los judíos del Kommissariat estaban encarcelados en muchos guetos, desde M insk a
Baranóvichi.
La Administración civil se preparó para el segundo barrido. Los Kommissare prepa
raron listas de los trabajadores judíos irreemplazables y ordenaron que se aumentara la
formación profesional de los jóvenes no judíos450. En junio, el Regierungsrat Trampe-
dach escribió a Kube que, en opinión del BdS (Jost), el valor económico del trabajador
cualificado judío no era suficientemente elevado como para justificar que continuasen
los peligros derivados del apoyo que los judíos prestaban al movimiento partisano.
¿Estaba Kube de acuerdo?451. Este replicó que sí. A l mismo tiempo, dio instrucciones a
sus Gebietskommissare de que cooperasen con las S S y la Policía en una revisión del
status esencial de los trabajadores judíos, con el objetivo de eliminar (auszusondem) a
todos aquellos trabajadores cualificados que «bajo los criterios más estrictos» no fueran
«absolutamente» necesarios para la economía452.
Los judíos siguieron trabajando. Durante los meses tranquilos se ajustaban a su aza
rosa existencia, intentando a toda costa hacerse indispensables453. Su posesión más im
portante era el certificado de trabajo, y ninguno de los castigos con los que amenazaba
la policía del gueto por cometer infracciones contra las normas era tan grave como la
confiscación de este documento salvavidas454.
La nueva oleada, sin embargo, se lanzó sin demora, y el tono enfebrecido de la m a
tanza infectó a la burocracia. Cargos públicos que habían protestado contra la destruc
ción de la mano de obra o por los métodos de las S S y de la Policía se unían ahora a los
hombres de Himmler, en algunos casos esmerándose en convertir las suyas en áreas juden-
frei. El Gebietskommissar de Baranóvichi, Wemer, ordenó a las SS y al Gebietsführer, Eib-
449 Borrador de informe redactado por un Obersturmführer (firma ilegible) del Einsatzgruppe A,
Archivos del Estado de Letonia, Rollo 1026, Opis 1, Carpeta 3.
450 Oficina del Hauptkommissar de Baranóvichi (firmado ORR. Gentz) a Lohse, 10 de febrero de
1942, Occ E 3-38. El Hauptkommissar era Fenz.
451 Trampedach a Kube, 15 de junio de 1942, Occ E 3-40.
452 Kube al Reichskommissar del Ostland, 10 de julio de 1942, adjuntando directiva de la misma
fecha, Occ E 3-40. Sobre la destrucción de los judíos bielorrusos en el segundo barrido, véase tam
bién Jürgen Matthaus, «“Reibungslos und planmassig” - Die zweite Welle der Judenvemichtung im
Generalkommissariat Weissruthenien (1942-1944)», Jahrbuch für Anüsemitisrmtsforschung, núm. 4,
1995, pp. 254-274.
453 Hauptkommissar de Baranóvichi (ORR Gentz) a Lohse, 10 de febrero de 1942, O cc E 3-38.
454 Proclama del jefe de policía del gueto de Vilna, 7 de junio de 1942, Colección del Gueto de
Vilna, núm. 17. Véase también la orden que emitió el 10 de marzo de 1942, Colección del Gueto de Vil
na, núm. 15. Sobre los salvoconductos durante los fusilamientos periódicos en el gueto de Vilna,
véase Yitzhak A r a d , Ghetto in Flames, Nueva York, 1982, pp. 144-158, 161-163 y 357.
415
ner, que eliminasen a los judíos de las zonas rurales de su Kreisgebiet455, y el Gebietskom-
missar de Slonim, Erren, convocaba una reunión tras cada operación de limpieza de un
gueto para celebrar la ocasión y elogiar a los empleados del Kommissariat que se habían
distinguido456 en la misma. En noviembre de 1942, el Reichskommissar del Ostland se vio
obligado a prohibir la participación de miembros de la administración civil en «ejecucio
nes de cualquier tipo»457. Con dicha ayuda o sin ella, la operación continuó. En una
población tras otra, las comunidades judías desaparecieron en el frenesí.
La población judía del Ostland quedó menguada a menos de 100.000 componentes,
divididos en dos grupos: los judíos que habían huido a los bosques, y aquellos que quedaban
en guetos y campos. Los judíos huidos a bosques y pantanos eran un problema especial,
porque ya no estaban bajo control. Habían escapado y ahora se mantenían ocultos. En
consecuencia, eran más importantes de lo que su número (por miles) podría indicar. Prin
cipalmente, entre los judíos huidos a los bosques se pueden distinguir tres tipos de super
vivientes: (1) individuos que se mantenían ocultos458, (2) judíos incluidos en el movi
miento partisano soviético459, (3) judíos agrupados en unidades judías460. Los judíos que
todavía se mantenían bajo control vivían en los guetos del Ostland como sigue461:
416
Letonia 4-000
Lituania 34-000
Rusia Blanca 30.000
68.000
Estos guetos se convirtieron en un problema, porque también ellos desarrollaron
puntos focales de resistencia.
Los judíos internados en los bosques se incluían entre los objetivos de las operacio
nes antipartisanas a gran escala. C ada uno de estos ataques cubría un área específica.
Cualquier fugitivo de los guetos hallado solo o en unidades partisanas era eliminado. En
la prototípica «O peración fiebre del pantano» (Aktion Sumpffieber) , llevada a cabo por
Jeckeln en agosto-septiembre, murieron 389 «bandidos» en combate, m ataron a 1.274
sospechosos y acribillaron por principio a 8.350 judíos462.
Tras el establecimiento de la comandancia antipartisana, al mando de von dem Bach,
los Bandenkamfverbánde, dirigidos por el Brigadeführer von Gottberg, se lanzaron a la
acción en la Rusia Blanca. El 26 de noviembre de 1942, von Gottberg informó de la muer
te de 1.826 judíos, «sin contar a los bandidos, judíos, etc., quemados en casas o cuevas».
Se trataba de la «Operación Nuremberg»463. El 21 de diciembre, von Gottberg informó
de la muerte de otros 2.958 judíos en la «Operación Hamburgo»464. El 8 de marzo de 1943,
informó de la muerte de 3.300 judíos en la «Operación H ornung»465. N o obstante, va
rios miles sobrevivieron en los bosques hasta la llegada del Ejército Rojo.
de noviembre de 1942, Occ E 3-45. Estonia estaba juderirein. RSHA IV-A-1, Informe sobre las Operacio
nes en la URSS, núm. 155, 14 de enero de 1942, NO-3279. Las cifras del gueto no incluyen a los depor
tados del Reich en Letonia ni a la totalidad de los judíos internados en campos de concentración. Cuando
los judíos de los campos fueron transferidos a los guetos, en 1943, la población de los guetos de Letonia
aumentó a casi 5.000 personas. KdS de Letonia (Obf. Pifrader) a Lohse, 1 de agosto de 1943, Occ E
3ba-29. La población de los guetos de Lituania aumentó a más de 40.000. Informe del KdS de Lituania
correspondiente a abril de 1943, Occ E 3ba-95; informe del Generalkommissar de Lituania correspondiente
a abril y mayo de 1943, Occ E 3ba-7. Más avanzado 1943, miles de judíos, la mayoría del gueto de Vilna,
fueron trasladados a Estonia para efectuar proyectos de construcción y para la producción de petróleo
de esquisto bituminoso. Véase el diario del Mineralolkommando del Ostland/Gruppe Arbeit, noviembre de
1943 a enero de 1944, Wi/ID 4-38, y los informes y correspondencia de Kontinentale Ó1 A. G. en Wi/1.32.
462 Informe del máximo responsable de las SS y de la Policía del Norte, 6 de noviembre de 1942,
PS-1113.
463 Brif. Gottberg al Gruf. Herff, 26 de noviembre de 1942, NO-1732.
464 Gottberg a Herff, 21 de diciembre de 1942, NO-1732. También, RSH A, Informe Resumen,
núm. 38, 22 de enero de 1943, NO-5156.
465 Gottberg a Herff, 8 de marzo de 1943, NO-1732. RSH A, Informe Resumen, núm. 46, 19 de
marzo de 1943, NO-5164. Véase también el informe redactado por Kube sobre la «Operación Kott-
bus», 1 de junio de 1943, R-135. Este informe no especifica el número de judíos muertos, pero Lohse,
417
Junto a las operaciones antipartisanas, se estableció el escenario para la destrucción de
los restantes guetos del Ostland. El 23 de octubre de 1942, el Dr. Leibbrandt, jefe de la
División Política del Ministerio para los Territorios Ocupados del Este, envió la siguiente
carta al Generalkommissar Kube:
en un informe que envió a Rosenberg sobre el tema, habla de 9.500 «bandidos» y «sospechosos» muer
tos como sigue: «El hecho de que los judíos reciban tratamiento especial no requiere mayor discusión.
Sin embargo, parece difícil de creer que se haga de la forma descrita en el informe del Generalkommis
sar [...]. ¿Qué es Katyn frente a eso?». Lohse a Rosenberg, 18 de junio de 1943, R-135. Katyn es una
referencia a la afirmación alemana de que los soviéticos habían masacrado a cargos públicos polacos
en el bosque de Katyn.
466 Leibbrandt a través de Lohse a Kube, 23 de octubre de 1942, Occ E 3-45.
467 Generalkommissar de la Rusia Blanca al Ministerio para los Territorios Ocupados del Este, 23
de noviembre de 1942, Occ E 3-45.
468 Discurso pronunciado por von Gottberg ante oficiales de las SS y de la Policía, 10 de abril de
1943, Institut für Zeitgeschichte, Munich, Fb 85/1, en el que informaba de que habían matado a
11.000 judíos en marzo de 1943. En un conferencia mantenida bajo la presidencia del Reichsminister
Rosenberg el 13 de julio de 1943, Kube señaló que 16.000 judíos de la Rusia Blanca estaban haciendo
carros campesinos (Panjewagen) para el ejército. Solicitaba la retirada de estos judíos, pero con la con
dición de que fueran sustituidos por trabajadores no judíos. Resumen de la conferencia confecciona
do por el O RR Hermann, 20 de agosto de 1943, N O -1831.
418
sonal de la policía judía469. Posteriormente, en octubre de 1943, los policías judíos
empezaron a practicar con armas de fuego, pero los cogieron antes de que disparasen
un solo tiro470.
En el gueto de Kaunas, durante 1944, unos 140 efectivos de la policía judía prote
gieron y ayudaron a un movimiento de resistencia creciente. Fueron arrestados el 27 de
marzo y ejecutados471. El 19 de abril, el K dS de Lituania, Oberführer Dr. Fuchs, infor
mó de que las S S habían descubierto en el gueto 25 búnkers, algunos de ellos bien
camuflados. Los judíos, afirmaba, también disponían de armas y municiones. A conti
nuación describe detalladamente un intento de fuga. 12 judíos y un comunista lituano
habían conseguido que un guardia lituano les proporcionara un camión ligero para
unirse a los partisanos comunistas en el bosque de Rudniki. U n informador reveló el
plan a las SS, que pararon el camión fuera del gueto. Los judíos abrieron fuego con dos
ametralladoras y dos revólveres, matando a un hombre de las SS. A l final de la escara
muza, dos de los judíos y el comunista lituano escaparon, y los restantes quedaron
muertos, heridos o capturados472.
En el gueto de Vilna, donde la mayoría de los habitantes judíos habían sido ejecu
tados en 1941, se creó en enero de 1942 una Organización de Partisanos Unidos (Farei-
nikte Partisaner Organizatzie). Su dirección estaba compuesta por comunistas, revisio
nistas sionistas nacionalistas, y miembros de los movimientos sionistas Hashomer
Hatzair y Hanoar Hazioni. El mando de esta inusual amalgama política se confió al
comunista Yitzhak Witenberg.
La misión que los partisanos judíos de Vilna se impusieron a sí mismos fue la de
librar una batalla abierta en el momento en que el gueto se enfrentara a la disolución
total. Mientras esperaban el enfrentamiento, tuvieron que hacer frente a la tendencia
a hacerse falsas ilusiones m anifestada por la población del gueto, y resolver contradic
ciones internas entre las prioridades judías y las comunistas.
El dilema de la Organización de Partisanos Unidos se acentuó cuando los comunistas
no judíos de los bosques pidieron refuerzos del gueto, y cuando algunos de los propios par
tisanos judíos decidieron escapar. A tales partidas se oponía el jefe judío oficial del gueto,
Jacob Gens, cuya política de salvar el gueto manteniendo la mayor población activa posi
469 Juicio de un tribunal de Hamburgo contra Karl Tollkühn, 9 de mayo de 1983, (89) 1/83 Ks,
pp. 26-36, 66-85.
470 Jeanette W o l f f , We Survived, Eric H. Boehm (ed.), New Haven, 1949, pp. 262-263. Wolff
sobrevivió en Riga.
471 Samuel G r in g a u z , «The Ghetto as an Experiment in Jewish Social Organization», Jewish Social
Studies, núm. 11, 1949, p. 14. Gringauz fue uno de los supervivientes del gueto.
472 KdS/IV-B (firmado por Fuchs personalmente), al RSHA/IV-B, copia al BdS del Ostland, 19
de abril de 1944, Archivo Central del Estado de Vilna, Fondo 1399, Lista 1, Carpeta 102.
419
ble requería la presencia de jóvenes fuertes para proteger a los dependientes vulnerables,
incapaces de realizar trabajos pesados. Gens conocía la resistencia, pero la toleraba sólo
como último recurso y con la condición de que no interfiriera con su estrategia.
En julio de 1943, los alemanes capturaron a los dirigentes comunistas lituanos y
polacos de Vilna, y descubrieron que W itenberg era comunista. La policía alemana
exigió que se entregara, con amenazas implícitas de tomar represalias masivas. Como
Witenberg estaba oculto en un edificio del gueto, G ens envió a sus hombres armados
con piedras contra los partisanos reunidos. El ataque fue repelido, pero la discusión no
se había acabado. Witenberg quería que sus partisanos lucharan allí y en ese momen
to, pero éstos no creían que hubiera llegado la hora del gueto ni que los alemanes
conocieran su organización. Por lo tanto, rechazaron su decisión, y Witenberg tuvo
que salir del gueto y enfrentarse a la muerte. Según algunos informes, Gens le había
dado una pastilla de cianuro; otras crónicas indican que su cuerpo apareció mutilado al
día siguiente.
Entre agosto y septiembre de 1943, el gueto de Vilna fue disuelto. La mayoría de los
presos fueron enviados a Estonia y Letonia, donde una parte murió de agotamiento o
fue ejecutada, y desde donde los supervivientes fueron posteriormente enviados al
campo de concentración de Stutthof. Otros miles fueron transportados al campo de ex
terminio de Sobibor, y a otros los reunieron para ametrallarlos. Durante estas deporta
ciones, que se presentaban como reasignaciones de trabajo, la Organización de Partisa
nos Unidos se dio cuenta de que no tenía el apoyo de la comunidad para presentar
batalla. Abandonaron el gueto en pequeños grupos para dirigirse al bosque, cayendo
presos en emboscadas, reagrupándose y resistiendo. El propio Gens fue convocado a
una reunión con los alemanes, que ya le habían cavado una tumba. Su muerte dejó al
gueto sin dirección en los últimos días473. Un superviviente que reflexionaba sobre esta
historia después de la guerra comentó: «Hoy debemos confesar el error de la decisión
directiva que obligó a Vitenberg [sic] a entregarse en sacrificio por los 20.000 judíos [...].
Deberíamos habernos movilizado y luchar»474.
La resistencia presentada por el Generalkommissar Kube después del momento cul
minante fue uno de los episodios más extraños en la historia del régimen nazi. Su bata
lla con las SS y la policía fue única. Kube era un «antiguo» nazi que en otro tiempo
473 Se puede encontrar una crónica completa de estos acontecimientos en Y. Arad, Ghetto in Fia-
mes, cit., pp. 221-270, 373-470. También se proporcionan otras descripciones en Leonaid TuSHNET,
The Pavement of Hell, Nueva York, 1972, pp. 141-199 y Joseph T e n e n b a u m , Underground, Nueva
York, 1952, pp. 349-350, 352-354. Estos libros se basan en diarios contemporáneos y testimonios ofre
cidos después de la guerra por judíos que habían vivido en el gueto.
474 Abraham Sutzkever, «Never Say This Is the Last Road», en L. W Schwarz (ed.), The Root and
the Bough, cit, pp. 66-92; cita de la p. 90.
420
había sido purgado (había sido Gauleiter). Com o había señalado en una de sus cartas,
era ciertamente un hombre «duro» y estaba dispuesto a «ayudar a resolver la cuestión
judía»475. Pero su crueldad tenía límites.
En 1943, mantuvo una grave controversia con el comandante de la Policía de Segu
ridad y del SD (KdS) de la Rusia Blanca, SS-Obersturmbannführer Strauch. El 20 de
julio, Strauch arrestó a 70 judíos empleados por Kube y los mató. El Generalkommissar
llamó inmediatamente a Strauch y lo acusó de trapacería. Si m ataban a los judíos de su
oficina, pero dejaban tranquilos a los que trabajaban para la Wehrmacht, afirmó Kube,
se trataba de un insulto personal. U n tanto atónito, Strauch replicó que «no entendía
cómo dos alemanes podían pelear por unos cuantos judíos». Su acta de la conversación
proseguía:
Me vi enfrentado una y otra vez al hecho de que a mis hombres y a mí nos acusaran de
barbarismo y sadismo, y de que yo no hacía nada para cumplir con mi deber. Incluso el
hecho de que médicos expertos hubieran extirpado adecuadam ente los empastes de oro de
los dientes de los judíos destinados a tratamiento especial se convirtió en tema de conver
sación. Kube afirmó que esta forma de proceder nuestra era indigna de un alemán, y de la
Alem ania de Kant y Goethe. Era culpa nuestra que la reputación de Alem ania se estuvie
ra arruinando en todo el mundo. También era cierto, dijo, que mis hombres satisfacían lite
ralmente su deseo sexual durante estas ejecuciones. Yo protesté enérgicamente contra esta
afirmación y resalte que era deplorable que nosotros, adem ás de tener que realizar esta
desagradable tarea, fuéramos también objeto de insultos476.
Cinco días más tarde, Strauch envió una carta el Obergruppenfiihrer von dem Bach
en la que recom endaba el cese de Kube. En una larga lista de detalles, Strauch señaló
que Kube llevaba mucho tiempo favoreciendo a los judíos, especialmente a los del
Reich. En lo que a los judíos rusos se refería, Kube podía tranquilizar su conciencia por
que la mayoría eran «colaboradores de los partisanos», pero no podía distinguir entre
alemanes y judíos alemanes. H abía insistido en que los judíos tenían arte. H abía expre
sado su gusto por Offenbach y M endelssohn. Cuando Strauch había expresado su des
acuerdo, Kube había afirmado que los jóvenes nazis no sabían nada de tales cosas.
Había mostrado abiertamente sus sentimientos en repetidas ocasiones. Había llamado
«cerdo» a un policía por matar a un judío. U na vez, cuando un judío había entrado en un
garaje en llamas para salvar el caro coche del Generalkommissar, éste le había estrechado
421
la mano, dándole personalmente las gracias. Cuando al Judenrat de M insk se le había
ordenado preparar a 5.000 judíos para el «reasentamiento», Kube realmente los había
puesto sobre aviso. También había protestado violentamente por el hecho de que hu
bieran paseado por las calles de Minsk, cubiertos de sangre, a 15 hombres y mujeres
judíos que habían sido ametrallados. Como consecuencia, Kube había decidido colgarles
a las S S la etiqueta de sadismo477.
Aunque la recomendación hecha por Strauch (técnicamente un subordinado del
Generalkommissar) de que se destituyese a Kube no se llevó a cabo, Rosenberg decidió
enviar al Staatssekretar Meyer a Minsk para que le hiciera una «seria advertencia»478.
El 24 de septiembre de 1943, la prensa alemana informó de que Kube había sido asesina
do «por agentes bolcheviques de M oscú»479 (lo mató una mujer empleada en su servicio
doméstico). Himmler pensó que la muerte de Kube era una «bendición» para Alemania.
En su opinión, el Generalkommissar estaba destinado de todas formas a un campo de
concentración, porque su política judía «rayaba en la traición»480.
Unos meses antes de la muerte de Kube, Himmler había decidido liquidar todo el
sistema de guetos. Estos debían convertirse en campos de concentración481. Su decisión
parece provocada al menos en parte por informes de que se estaba empleando a los ju
díos en puestos confidenciales y de que, en palabras de Kaltenbrunner, las relaciones
personales entre los alemanes del Reich y mujeres judías habían «excedido esos límites
que por razones de cosmovisión [weltanschaulichen] y de política racial deberían haber
se observado más estrictam ente»482. El Ministerio para los Territorios O cupados del
Este aceptó la decisión de Himmler483.
El cambio a una administración de campo de concentración se llevó a cabo sin albo
rotos484. En Lituania, la entrega de la jurisdicción a las SS y la policía fue acompañada
de operaciones de exterminio a gran escala. En Kaunas, ametrallaron a varios miles de
47' Strauch a von dem Bach, 25 de julio de 1943, NO-2262. Después de la guerra, von dem Bach
llamó a Strauch «el hombre más nauseabundo que he conocido en mi vida [den übelsten Menschen,
dem ich meinem Leben begegnet bin]». Von dem Bach en Aufbau, Nueva York, 6 de septiembre de 1946.
4,8 Berger (jefe de la Dirección General de las SS) a Brandt (Estado Mayor personal de Himm
ler), 18 de agosto de 1943, NO-4315.
479 «Gauleiter Kube Ermordet», Deutsche Ukraine-Zeitung, 24 de septiembre de 1943, p. 1.
480 Von dem Bach en Aufbau, Nueva York, 6 de septiembre de 1946, p. 40.
481 Himmler al máximo responsable de las SS y de la Policía del Norte y al jefe de la WVHA
(Pohl), 21 de junio de 1943, NO-2403.
482 Kaltenbrunner (sucesor de Heydrich como jefe de la RSHA) a las direcciones generales de las SS,
13 de agosto de 1943, NO-1247.
483 Memorando del O RR Hermann, 20 de agosto de 1943, sobre la conferencia interministerial
celebrada el 13 de julio de 1943, N O -1831.
484 KdS de Letonia (Obf. Pifrader) a Lohse, 1 de agosto de 1943, Occ E 3bf5-29.
422
judíos, y a los supervivientes los distribuyeron en diez campos de trabajo. En Vilna,
donde las SS y la Policía habían encontrado «ciertas dificultades», el gueto, con sus
20.000 reclusos, se limpió «completam ente»485. En la Rusia Blanca habían quedado dos
concentraciones de judíos, la de Lida y la de Minsk. Los judíos de Minsk fueron envia
dos a Polonia486. De tal forma, a finales de 1943, la población judía del O stland se había
reducido a varias decenas de miles, que sólo podían esperar la evacuación o la muerte.
Ahora eran reclusos de campos de concentración, completamente bajo la jurisdicción
de las SS y de la Policía. Pero seguían siendo objeto de cierta controversia.
Todavía el 10 de mayo de 1944, el Ministerialdirektor Allwórden, del Ministerio
para los Territorios O cupados del Este, envió una carta al Obergruppenführer Pohl, de
la Oficina Económico-Administrativa Principal (W VHA) de las SS en la que afirmaba
que el Ministerio de Rosenberg reconocía la jurisdicción exclusiva de las S S en las cues
tiones judías. También aceptaba que la administración de los campos y la actividad
laboral en éstos debía permanecer en manos de las SS. Pero «insistía» en que se siguie
ran pagando compensaciones a la Oficina de Finanzas del Reichskommissar. El Minis
terio de Rosenberg simplemente no podía «resignarse» a esta pérdida487.
Esta correspondencia precedió a la desintegración de los campos bálticos solamente
en unos meses. Desde agosto de 1944 hasta enero de 1945, varios miles de judíos fueron
transportados a campos de concentración situados en el Reich. En un campo de Kloo-
ga, Estonia, donde el Einsatzgruppe Russland Nord, de la Organisation Todt, explotaba
un aserradero y una planta de producción de barracones con trabajadores judíos traídos
de Lituania, ametrallaron a los reclusos inmediatamente antes de la llegada del Ejército
Rojo. Abandonaron los cadáveres amontonados entre troncos para quemarf88.
La prolongación de las matanzas en el tiempo fue la característica distintiva del Ostland.
En el Reichskommissariat de Ucrania, el segundo barrido fue más masivo y rápido. Las gran
des ciudades ya no contenían muchos judíos. En Kiev sólo quedaban algunos individuos489,
423
y en Dniepropetrovsk sólo había registrados 702 judíos490. En la parte occidental del
Reichskommissariat, sin embargo, especialmente en Volinia-Podolia, casi 400.000 judíos
fueron concentrados en guetos y campos de trabajo. Aquí la producción era primitiva
pero necesaria, y el inspector de armamento, Generalleutnant Leykauf, tenía miedo de
perder su mano de obra.
El 2 de diciembre de 1941, el inspector envió el informe de un experto, el Ober-
kriegsverwaltungsrat Professor Seraphim, al jefe de la Oficina de Economía Armamen-
tística del OKW, Thomas. Leykauf hizo todo lo posible por señalar que el informe era
personal y no oficial. Pedía que se solicitara el permiso expreso de Thom as para cual-
quier distribución.
Seraphim escribía que obviamente «el tipo de solución del problema judío» en la
región ucraniana se basaba en premisas ideológicas, no en consideraciones económicas.
H asta entonces, habían «ejecutado» en el Reichskommissariat a 150.000-200.000 judíos.
Como resultado de esta operación se había eliminado un número considerable de «bocas
superfluas». Indudablemente estas personas constituían también un elemento hostil «que
nos odiaba». Por otra parte, los judíos se habían mostrado «ansiosos» y «complacientes»
desde el principio. Habían intentado evitar todo aquello que pudiera disgustar a la admi
nistración alemana. N o habían desempeñado un papel significativo en el sabotaje y no
constituían peligro alguno para las fuerzas armadas. A,unque motivados sólo por el miedo,
estaban produciendo mercancías en cantidades satisfactorias.
Además, el exterminio de los judíos no era el único problema. La población de la ciu
dad y los trabajadores agrícolas estaban pasando hambre. «Debe observarse -concluía
Seraphim - que en Ucrania sólo los ucranianos pueden producir valores económicos. Si
matamos a los judíos, si dejamos perecer a los prisioneros de guerra, si condenamos a una
parte considerable de la población urbana a morir de inanición, y si perdemos a parte de
la población agrícola por hambre durante el año próximo, seguirá sin contestarse la pre
gunta de quién demonios se supone que podrá producir algo de valor aquí.»491
Durante más de siete meses, las SS se mantuvieron inactivas, y todas las preocupa
ciones parecieron calmarse. Los judíos empezaron a albergar esperanzas e incluso con
fianza. En el área de Kámenets-Podolski, un trabaajdor judío se acercó a un sargento de
la gendarmería alemana y le señaló: «no va usted a matarnos porque somos especialis
tas». Pero en agosto de 1942 comenzaron las ejecuciones en m asa492.
Eduard Karl Boíl, 2 de julio de 1959, en una vista contra Erich Ehrlinger ante un tribunal de Karls-
ruhe, Js 2158/58, vol. 4, pp. 2337 y ss.
490 «Das Schicksal von Dnjepropetrovsk», Krakauer Zeitung, 10 de febrero de 1942, p. 4.
491 Inspector de Armamento de Ucrania al general Thomas, incluyendo el informe de Seraphim,
2 de diciembre de 1941, PS-3257.
492 Gendarmeriemeister Fritz Jacob al Obergruppenführer Rudolf Querner (carta personal), 21
de junio de 1942, NO-5655.
424
En esta coyuntura, la Inspección de Armamento se puso en contacto con el Reichs-
kommissar y su representante, el Regierungsprasident Dargel, con la intención de con
servar el suministro de trabajadores judíos para la construcción de cabañas de madera
contrachapada. Descubrió que la administración civil era reacia a intervenir. Apelando
a las oficinas militares, la Inspección recibió noticias de que el propio Himmler había
concedido indulto a los trabajadores hasta que se hubiesen cubierto los pedidos aún
pendientes de barracones para el ejército493. Era una pequeña concesión.
La manera de matar en 1942 fue diferente de la de 1941. El año anterior, habían
cogido a los judíos por sorpresa; ahora éstos eran conscientes del peligro. En conse
cuencia, los alemanes ya no empleaban tretas. Las operaciones de limpieza de los gue
tos en el segundo barrido requería una cuidadosa preparación y la movilización de todas
las fuerzas disponibles. En Pinsk, se reunió a varios batallones de la Policía del Orden
para rodear y capturar a los judíos, al tiempo que se estacionaba a los miembros de la
Policía de Seguridad en el punto de ametrallamiento494. En marcado contraste con la caó
tica operación de 1941, el Obersturmbannführer Strauch planeó el final de lo que que
daba del gueto de Slutsk con meticuloso detalle. Reunió a varias docenas de oficiales y
soldados de las SS, así como a la Policía de Orden y a una Com pañía Letona pertene
ciente a la Policía de Seguridad. El personal de las SS fue asignado por nombre a las
fosas I y II495.
En cualquier operación de limpieza de un gueto, el primer paso era cavar las fosas.
Normalmente, este trabajo debía llevarlo a cabo un destacam ento de trabajo judío496.
La víspera de una Aktion, un ambiente incómodo invadía el gueto. A veces, los repre
sentantes judíos se acercaban a los empresarios alemanes para pedirles que intercedie
ran497. Los policías utilizaban por la noche a las mujeres que se les ofrecían y las m ata
ban por la m añana498.
425
La operación en sí comenzaba rodeando el gueto con un cordón policial. C on mayor
frecuencia, el comienzo de la operación estaba previsto para el alba499, pero a veces se
realizaba por la noche, con reflectores dirigidos hacia el gueto y bengalas para iluminar
el campo circundante500. A continuación, penetraban en el barrio judío pequeños des
tacamentos de policía, empleados del Kommissariat, y ferroviarios armados con barras
de hierro, fusiles, granadas de mano, hachas y picos501.
El grueso de los judíos se trasladaba inmediatamente al punto de reunión. Muchos, sin
embargo, permanecían en sus casas, con la puerta cerrada, orando y consolándose entre sí.
A menudo se escondían en los sótanos o tendidos horizontalmente en el hueco entre la
tierra y el suelo de madera502. Las partidas encargadas de la redada avanzaban por las calles
gritando «¡abran la puerta, abran la puerta!»503. Irrumpiendo en las casas, los alemanes
lanzaban granadas de mano en los sótanos, y algunas «personas especialmente sádicas
[besonders sadistische Leute]» disparaban balas trazadoras a quemarropa contra las vícti
mas. Durante una operación que tuvo lugar en Slonim, prendieron fuego a muchas
casas, hasta que todo el gueto se convirtió en una masa en llamas. Algunos judíos que
sobrevivían aún en los sótanos y en pasajes subterráneos murieron asfixiados o queda
ron aplastados bajos los edificios que se derrumbaban. Después llegaban nuevos asaltantes
con latas de gasolina y quemaban a los muertos y heridos en las calles504.
Mientras tanto, los judíos que habían abandonado voluntariamente sus casas, espe
raban en el punto de reunión, A veces los obligaban a acuclillarse en el suelo para faci
litar la supervisión505. Después los llevaban en camiones hasta la zanja, donde los des
499 Informe del Hauptmann der Schutzpolizei, Helmut Saur, sobre la operación de Pinsk, sin
fecha, probablemente noviembre de 1942, URSS-119a. Saur dirigía la 2.a Compañía del 310.° Bata
llón de la Policía, perteneciente al 15.° Regimiento de Policía.
500 Declaración jurada de Graebe, 10 de noviembre de 1945, PS-2992.
501 Informe de Saur, URSS-199a; y declaraciones juradas citadas anteriormente.
502 Declaración jurada de Metzner, 18 de septiembre de 1947, NO-5558.
503 Declaración jurada de Graebe, 10 de noviembre de 1945, PS-2992.
504 Declaración jurada de Metzner, 18 de septiembre de 1947, NO-5558. Véase también Zen-
tralhandelsgesellschaft Ost für Landwirtschaftlichen Absatz mbH., Nebenstelle Slutsk al Hauptkom-
missar Paulsen de Minsk, 5 de agosto de 1942, respecto al hecho de que la policía incendiase el gueto
de Kopyl, al noroeste de Slutsk. Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro
53.002 (Archivos Estatales Centrales de Bielorrusia), Rollo 11, Fondo 370, Opis 1, Carpeta 485. En
el distrito de Gfebokie, perteneciente al Hauptkommissariat de Minsk, la Policía de Seguridad limpió
nueve guetos pequeños con ayuda de la Gendarmerie entre finales de mayo y comienzos de junio de
1942. En un gueto se produjo un importante intento de fuga, y en tres más los propios judíos les pren
dieron fuego para facilitar la huida a través del humo. Gebietskommissar de Glebokie, Petersen, al
Hauptkommissar de Minsk, Paulsen, 1 de julio de 1942, Archivos Estatales Centrales de Bielorrusia,
Fondo 370, Opis 1, Carpeta 483.
505 Declaración jurada de Graebe, 10 de noviembre de 1945, PS-2992.
426
cargaban con ayuda de fusiles y látigos. Tenían que quitarse la ropa y someterse a cacheos.
Después los ametrallaban delante de la fosa o bien dentro de ésta, mediante el método
de la «sardina».
El modo de ametrallamiento dependía en buena medida de la sobriedad de los ver
dugos. M uchos estaban borrachos la mayor parte del tiempo; sólo los «idealistas» se
abstenían de tomar alcohol. Los judíos se sometían sin resistencia y sin protestar. «Era
asombroso -relata un testigo alem án- ver entrar a los judíos en las fosas, simplemente
dándose mutuas condolencias para fortalecer su ánimo y para facilitar el trabajo de los
comandos de ejecución»506. Cuando el ametrallamiento se producía delante de la fosa,
a veces las víctimas se paralizaban de terror. Delante de ellos, los judíos ametrallados
yacían inmóviles. Algunos cadáveres todavía se sacudían, con la sangre brotando a bor
botones del cuello. Am etrallaban a los judíos a medida que éstos retrocedían hacia el
borde de la tumba, y otros judíos los arrastraban inmediatamente al interior.
En los puntos de ejecución había también «sádicos mezquinos». De acuerdo con un
antiguo participante en estas operaciones, sádico era el tipo de hombre que le lanzaba
un puñetazo al vientre a una embarazaba y la arrojaba viva a la tumba507. Debido a la
ebriedad de los verdugos, muchas de las víctimas quedaban toda la noche respirando y
sangrando. Durante una operación que tuvo lugar en Slonim, algunos de estos judíos
llegaron, desnudos, arrastras y sangrando, incluso hasta Baranóvichi. Cuando el páni
co amenazaba con estallar entre los habitantes, se enviaron inmediatamente auxiliares
nativos para que reunieran y m ataran a estos judíos
El Gebietskommissar de Slonim, Erren, solía convocar una reunión después de cada
operación de limpieza de un gueto. La reunión constituía una celebración, y en ella se
elogiaba a los empleados del Kommissariat que se habían distinguido. Erren, que quizá
era más entusiasta que la mayoría de sus compañeros, recibió el título de «Gebiets-
kommissar sangriento»508.
En el Generalkommissariat de Volinia Podolia, la industria de armamento se hun
dió. Se «retiró» a decenas de miles de trabajadores judíos de las fábricas de Ucrania
427
occidental. En un informe, oficiales encargados del armamento expresaban la opinión
de que no se salvaría nadie, ni siquiera los trabajadores cualificados; la propia natura-
leza de estas Grossaktionen descartaba los acuerdos especiales. En Janov, por ejemplo, el
gueto al completo, con todos sus habitantes, había sido reducido a cenizas (das ganze
Ghetto mit samtlichen Insassen verbrannt)509. El 27 de octubre de 1942, el propio Himm-
ler ordenó la destrucción el último gran gueto ucraniano, el de Pinsk510.
En Ucrania occidental, talleres que en otro tiempo producían Panjewagen (carros de
madera), jabón, velas, madera, cuero y sogas para el ejército alemán quedaron abandona
dos a final de año. N o había recambios. U n informe de la comandancia de armamento de
Lutsk relató los daños: «Los talleres de cuero de Dubno están cerrados [...]. En Kowel,
todos los talleres de Panjewagen están paralizados [...]. En los talleres de Kobryn tenemos
un solo metalúrgico ario [...]. En Brest-Litovsk los talleres judíos, ahora como antes, están
vacíos [nach wie vor leer]»511. Los judíos de Ucrania habían sido aniquilados512.
U n periodista que viajó por Ucrania en junio de 1943 informó de que había visto
sólo a cuatro judíos. Entrevistó a un funcionario del Reichskommissariat que había
resumido la acción con estas palabras: «Los judíos han sido exterminados como alima
ñas [Juden wurden wie die Wanzen vertilgt]»513.
Durante los últimos días del segundo barrido, las SS y la policía se vieron mortifica
das por un agobiante problema. Las SS (y también la Administración civil) estaban pre
ocupadas por el secreto de la enorme operación que ahora estaba llegando a su fin.
Aunque el control de las fotografías en las filas alemanas era ahora completo, oficiales
húngaros y eslovacos habían tomado fotos de una serie de «ejecuciones». Se suponía
que las imágenes habían llegado a Estados Unidos. Esto se consideraba especialmente
«bochornoso» (peinlish)514, pero nada se podía hacer al respecto. U n miedo aún mayor
al descubrimiento se generó como resultado del constante avance del Ejército Rojo
hacia el oeste. Los territorios ocupados estaban llenos de fosas comunes, y Himmler
estaba decidido a no dejar tumbas.
En junio de 1942, ordenó al comandante del Sonderkommando 4a, Standartenfüh-
rer Paul Blobel, «borrar todos los vestigios de las ejecuciones llevadas a cabo por los Ein-
428
satzgruppen en el Este»515. Blobel formó un Kommando especial con la designación en
código 1005. El Kommando tenía la tarea de levantar las tumbas y quemar los cadáve
res. Blobel viajó por todos los territorios ocupados en busca de tumbas y consultando
con los oficiales de la Policía de Seguridad. U na vez llevó a dar una vuelta a un visi
tante de la R SH A (Hartl) y, como un guía que mostrase lugares históricos a un turista,
le enseñó las fosas comunes cercanas a Kiev donde sus propios hombres habían matado
a 34.000 judíos516.
Desde el comienzo, sin embargo, Blobel tuvo problemas a los que enfrentarse. El BdS
de Ucrania (Thomas) se mostró apático respecto al proyecto en su totalidad. Había esca
sez de gasolina. Los miembros de los Kommandos encontraban objetos valiosos en las
tumbas y descuidaban cumplir las normas respecto al manejo de los mismos (Algunos fue
ron posteriormente juzgados en Viena por robar propiedades del Reich). Cuando los rusos
invadieron los territorios ocupados, Blobel sólo había cumplido parte de su tarea517.
Así, pues, las SS y la Policía dejaron atrás enormes fosas comunes pero pocos judíos
vivos. He aquí la cifra de muertos518:
Ostland y Areas de Retaguardia de los Grupos del Ejército del Norte y del Centro:
Un informe provisional del Einsatzgruppe A (enero de 1942) daba las siguientes
cifras de judíos masacrados en sus operaciones, por área:
Estonia 963
Letonia 35.238
Lituania 136.421
Rusia Blanca 41.828
Rusia 3.600
429
El Einsatzgruppe B dio una lista, a 15 de diciembre de 1942, de los siguientes núme
ros de personas ametralladas, por Kommando:
7a 6.788
7b 3.816
7c 4.660
8 74.740
9 41.340
Trupp Smolensk 2.954
134.298
Ucrania, Bialystok, Área de Retaguardia del Grupo del Ejército del Sur, y Área de Reta-
guardia del Undécimo Ejército:
El Ensatzgruppe C informó de que dos de sus Kommandos (4a y 5) habían matado
a 95.000 personas hasta comienzos de diciembre de 1941. El Einsatzgruppe D informó
el 8 de abril de 1942 de un total de 91.678 muertos. Himmler comunicó a Hitler el 29
de diciembre de 1942 las siguientes cifras de judíos ametrallados en Ucrania, sur de
Rusia y Bialystok:
Estas cifras parciales, que suman un total de 900.000 personas, equivalen sólo a unos
dos tercios del total de víctimas judías en las operaciones móviles. Las restantes murie
ron en ejecuciones llevadas a cabo por los Einsatzgruppen, por los máximos responsables
de las SS y de la Policía, por las Bandenkampfverbande, y por el ejército alemán, como
resultado de las operaciones rumanas efectuadas en Odessa-Dalnik y en el complejo del
campo de Golta, y como consecuencia de las situaciones de privación extrema sufridas
en los guetos, en los campos de concentración, y en los bosques y campos abiertos.
430
VIII Las deportaciones
Y en este día deseo decir otra cosa que tal vez no sólo sea memorable para nosotros
los alemanes: en mi vida a m enudo he sido profeta, y la mayor parte de las veces se han
reído de mí. Durante mi periodo de lucha por alcanzar el poder, fueron en primer lugar
los judíos los que recibieron con burlas mis profecías de que algún día yo tom aría la direc
ción del Estado y, por consiguiente, de todo el pueblo, y de que entre otras cosas resol
vería tam bién el problema judío. Creo que con posterioridad esa risa de hiena se les ha
ahogado en la garganta a los judíos de A lem ania. Hoy quiero ser una vez más profeta: si
1 Martín Lutero, Von der Jueden und Iren buegen, Wittenberg, 1543, p. Aiii.
2 Reichstag, Stenographische Berichte, 6 de marzo de 1895, p. 1297.
431
los judíos que dirigen las finanzas internacionales dentro y fuera de Europa consiguen
lanzar una vez más a las naciones a otra guerra mundial, la consecuencia no será la bol-
chevización de la tierra y, por lo tanto, la victoria judía, sino la aniquilación [Vemichtung]
de la raza judía en Europa3.
Estos comentarios de Hitler tienen mucha mayor significación que las sugerencias e
insinuaciones de anteriores escritores y oradores alemanes. Para empezar, la idea de «ani-
quilación» emergía ahora en el contexto de una expectativa definida: otra guerra mun
dial. Por entonces la imagen no era un plan, pero había una implicación de inminencia
en la frase. En segundo lugar, Hitler no era sólo un propagandista, sino también el jefe de
un Estado. Tenía a su disposición no sólo las palabras y las frases, sino también un apara
to administrativo. N o sólo tenía poder para hablar, sino también para actuar. En tercer
lugar, Hitler era un hombre con un enorme deseo -casi se podría denominar compulsión-
de cumplir sus amenazas. Él «profetizó». Con palabras se comprometió a la acción.
Sólo pasarían siete meses antes del comienzo de la guerra, que proporcionó las con
diciones físicas y psicológicas para tomar medidas drásticas contra las comunidades
judías que caían en manos alemanas. A un así, incluso a medida que se intensificaba el
régimen antijudío, se hicieron esfuerzos inusuales y extraordinarios para reducir la
población judía de Europa mediante la emigración masiva. El mayor proyecto de expul
sión, el plan de Madagascar, estaba en consideración sólo un año antes de la inaugura
ción de la fase de exterminio. N o empezaron a matar a los judíos mientras no se agotó
la política de emigración.
Los primeros planes de emigración forzosa se idearon en 1938, después de que los ale
manes absorbieran Austria. Cuando Hitler llegó al poder, Alemania tenía unos 520.000
judíos. Cinco años más tarde, la emigración y las muertes habían reducido ese número a
350.000. Sin embargo, en marzo de 1938, cuando los alemanes invadieron Austria, se
añadieron a los 350.000 otros 190.000 judíos, aumentando la cifra total a unos 540.000,
es decir 20.000 más que el número original4. Obviamente esto no suponía un avance.
Había que tomar medidas extraordinarias.
En consecuencia, especialmente hacia finales de 1938, Schacht, Wohlthat y varios
cargos públicos más conferenciaban con las democracias occidentales sobre las formas
y los medios utilizables para facilitar la emigración de los judíos. En octubre de 1938, el
Ministerio de Asuntos Exteriores echó un vistazo a las estadísticas sobre la población
judía y descubrió que aproximadamente el 10 por 100 de los judíos situados bajo juris
dicción alemana eran de nacionalidad polaca. Sin embargo, el gobierno polaco no esta
432
ba ansioso por recuperar a sus ciudadanos. El 6 de octubre, las autoridades polacas emi
tieron un decreto estableciendo que a los poseedores de pasaporte polaco residentes en
el extranjero se les negaría la entrada en Polonia a partir del 29 de octubre, a no ser que
dichos pasaportes fueran firmados por un examinador.
El Ministerio de Asuntos Exteriores alemán reaccionó inmediatamente5. A finales
de octubre, miles de judíos polacos llegaban en trenes sellados a la ciudad fronteriza
polaca de Zb^szyñ. Los polacos prohibieron la entrada. Los trenes estaban ahora para
dos «en tierra de nadie» entre cordones alemanes y polacos. Pronto, los alemanes des
cubrieron que habían calculado espantosamente mal. Desde el otro sentido, trenes
polacos llenos de judíos de nacionalidad alemana avanzaban hacia su frontera.
El 29 de octubre, el jefe de la División Política del Ministerio de A suntos Exterio
res, Wórmann, escribió un memorando en el que expresaba la opinión de que en la
frontera las condiciones eran «insostenibles». El Ministerio de Asuntos Exteriores no
había calculado las represalias. «¿Qué ocurrirá ahora?», preguntaba Wórmann. El jefe
administrativo de la Policía de Seguridad, Best, propuso retirar a los judíos polacos a
campos de concentración. W órmann pensó que esta solución podía ser muy arriesga
da. Finalmente, el problema se solucionó mediante acuerdo mutuo. Los polacos admi
tieron a unos 7.000 judíos; varios miles más permanecieron en Zb^szyrí; los alemanes se
llevaron a algunos de sus ciudadanos; y a los restantes evacuados se les permitió volver
temporalmente a sus casas6. Durante las conversaciones para solucionar el problema, el
Staatssekretar Weizsacker, del Ministerio de A suntos Exteriores, intentó convencer al
embajador polaco, Lipski, de que se llevara a los 40.000-50.000 judíos polacos residen
tes en el Reich. Lipski respondió que la cifra era «exagerada» y a continuación declaró
que Weizsacker estaba exigiendo a Polonia un «enorme sacrificio»7.
Mientras Polonia se negaba a aceptar a los judíos de su propia nacionalidad, algunos
de los países occidentales estaban admitiendo generosamente a judíos de nacionalidad
alemana. Pero incluso en Occidente, la admisión de los judíos pobres, sin dinero, se
consideraba un deber muy oneroso. En diciembre de 1938, Ribbentrop mantuvo una
discusión sobre la emigración judía con el ministro de Exteriores del país de asilo tradi
cional, Francia. He aquí la constancia que Ribbentrop dejó de su conversación con el
ministro francés de A suntos Exteriores, Georges Bonnet:
5 Gaus (División Jurídica del Ministerio de Asuntos Exteriores) a la legación alemana en Polo
nia, 26 de octubre de 1938, NG-2014.
6 Memorando de Wórmann, 29 de octubre de 1938, NG-2012. Klemt (Oficina Política de Relacio
nes Exteriores del partido) al Staatssekretar Weizsacker, del Ministerio de Asuntos Exteriores, 24 de
enero de 1939, NG-2589. Véase también Sybil MlLTON, «The Expulsión of Polish Jews from Germany -
October 1938 to July 1939», Leo Baeck Institute Year Book, núm. 29, 1984, pp- 169-199.
7 Weizsacker a Ribbentrop, a la División Jurídica, a la División Política, al ministro Aschmann,
a la Sección de Alemania, 8 de noviembre de 1938, NG-2010.
433
1. La cuestión judía: después de que yo le dijera a M. Bonnet que no podía discutir esta
cuestión oficialmente con él, me contestó que sólo quería decirme en privado el gran inte
rés que Francia estaba prestando a la resolución del problema judío. A m i pregunta de cuál
podría ser el interés de Francia, M. Bonnet dijo que en primer lugar no querían recibir más
judíos de Alem ania, y me preguntó si no podíamos tomar algún tipo de medidas para evi
tar que vengan a Francia, y en segundo lugar Francia tenía que enviar 10.000 judíos a
alguna otra parte. En realidad, estaban pensando en M adagascar para este propósito.
Yo le respondí a M. Bonnet que todo lo que nosotros queríamos era libramos de los ju
díos pero que las dificultades radicaban en el hecho de que ningún país quería recibirlos8.
434
La solución de Bürckel se adoptó pronto en el resto del Reich. El 24 de enero de 1939,
Góring ordenó la creación de la Oficina Central del Reich para la Emigración Judía
(Reichszentrale für diejüdische Auswanderung)12. El jefe de la Reichszentrale no era otro
que Reinhard Heydrich. El Geschaftsführer, o adjunto, encargado de los detalles admi
nistrativos propiamente dichos era el Standartenführer Oberregierungsrat Müller, pos
teriormente jefe de la G estapo13. Otros miembros de la Reichszentrale eran el Ministe-
rialdirektor Wohlthat (Oficina del Plan Cuatrienal) y representantes del Ministerio de
Finanzas y del Ministerio de Asuntos Exteriores14.
Después de que estallase la guerra, la política seguía siendo la emigración. De hecho,
la primera reacción a las victorias en Polonia y en Francia fue castigar a estos países por
su actitud respecto a la emigración judía, enviando allí a algunos de los judíos que pre
viamente habían sido rechazados. A finales de 1939 y comienzos de 1940, seis mil judíos
fueron enviados desde Viena, Praga, Ostrava y Szczecin al Generalgouvernement15. En
octubre de 1940, dos Gauleiter de Alemania occidental, Wagner y Bürckel, consiguieron
que la Gestapo cooperase en la deportación de 7.500 judíos a la Francia no ocupada16.
Pero con mucho, el proyecto más ambicioso de 1940 fue el plan de Madagascar.
Hasta 1940, los planes de emigración se habían limitado a considerar el reasentamiento
de miles o, como en el caso del plan de Schacht, 150.000 judíos. El proyecto de M ada
gascar planteaba ocuparse de millones de judíos. Los autores del plan querían vaciar el
área del Reich-Protektorat y toda la Polonia ocupada de población judía. Toda la idea se
fraguó en la Sección III de la Abteilung Deutschland del Ministerio de Asuntos Exteriores.
(De hecho, el Abteilung Deutschland acabaría ocupándose en gran medida de los asun
tos judíos). El plan fue transmitido a un organismo vecino amigo: la Dirección General
de Seguridad del Reich, dirigida por Heydrich. A éste le entusiasmó la idea17.
435
El diseño del plan era sencillo. Francia debía ceder a Alem ania la isla africana de
M adagascar en un tratado de paz. La armada alemana debía escoger sus bases en la isla,
y el resto de M adagascar debía ponerse bajo la jurisdicción de un gobernador policial
responsable directamente ante Heinrich Himmler. La zona del gobernador policial en
M adagascar se convertiría en reserva judía. El reasentamiento judío debería financiar
se mediante la utilización de las propiedades que los judíos dejasen atrás.
De acuerdo con la Abteilung Deutschland, este plan era preferible al establecimien
to de una comunidad judía en Palestina. En primer lugar, Palestina pertenecía a los mun
dos musulmán y cristiano. En segundo, si se mantenía a los judíos en Madagascar, sería
posible utilizarlos como rehenes para garantizar la buena conducta de sus «compañeros
de raza» estadounidenses18. Heydrich no necesitaba estos argumentos. Para él, bastaba
con que prácticamente toda la isla estuviese gobernada por las S S y la policía. Pero el
plan de M adagascar no se materializó. Dependía de la firma de un tratado de paz con
Francia, y dicho tratado dependía del fin de las hostilidades con Inglaterra. Sin el cese
de las hostilidades no había tratado de paz, y sin tratado de paz no había Madagascar.
El plan de M adagascar fue el último esfuerzo a gran escala para «resolver el pro
blema judío» m ediante la emigración. Las oficinas de la Policía de Seguridad, el Minis
terio de A suntos Exteriores y el Generalgouvernement habían puesto muchas espe
ranzas y expectativas en este plan. Incluso cuando ya se estaba desvaneciendo, el
proyecto sería m encionado una vez más, a comienzos de febrero de 1941, en el cuar
tel general de Hitler. En esa ocasión, el jefe de relaciones laborales del partido, Ley,
planteó la cuestión judía, y Hitler, contestando detenidamente, señaló que la guerra
aceleraría la solución de este problema, pero que también estaba encontrando dificul
tades adicionales. En un principio, había estado en posición de dirigirse a la mayoría
de los judíos de Alem ania, pero ahora el objetivo era la eliminación de la influencia
judía en toda la esfera de poder del Eje. En algunos países, como Polonia y Eslovaquia,
podía actuar por sí solo, con sus propios órganos. En Francia, sin embargo, el armisticio
constituía un obstáculo, y precisamente allí el problema era especialmente importante.
El problema era que no sabía dónde poner a estos varios millones de judíos; y no es que
fueran dem asiados (so viele seien es ja nicht). Iba a hablar con los franceses sobre Mada-
gasear. Cuando Bormann preguntó cómo se podría trasladar allí a los judíos en medio
de la guerra, Hitler replicó que eso habría que pensarlo. El estaba dispuesto a poner
toda la flota alem ana a disposición de este proyecto, pero no deseaba exponer sus tri
pulaciones a los torpedos de los submarinos enemigos. Ahora estaba pensando de modo
18 Memorando firmado por Rademacher, del Abteilung Deutschland, el 3 de julio de 1940, NG-
2586-B. Rademacher a Dannecker (Policía de Seguridad), 5 de agosto de 1940, NG-5764- Memo
rando de Rademacher, 12 de agosto de 1940, NG-2586-B. Rademacher fue uno de los principales
arquitectos del plan de Madagascar.
436
diferente en todos los aspectos, y no precisamente de una forma más am istosa (Er
dacht über manches jetzt anders, nicht gerade freundlicher) 19.
Mientras Hitler pensaba, la maquinaria de destrucción se impregnó de un sentimiento
de incertidumbre. En el Generalgouvernement, donde la guetización se contemplaba como
una medida provisional, los feos barrios judíos, con sus empobrecidas multitudes, estaban
poniendo a prueba la paciencia de los cargos públicos alemanes locales. Estas irritacio
nes y frustraciones se expresaban en los informes mensuales entregados a finales del verano
de 1940. En el distrito de Lublin, el Kreishauptmann de Krasnystaw, desbordado por las ta
reas administrativas, insistía en que los judíos que habían polonizado su nombre lo deletre
asen en alemán. En Madagascar, dijo, podían asumir nombres nativos20. Al mismo tiempo,
el Kreishauptmann de Jasfo (en el distrito de Cracovia), señalando la «invasión» de su Kreis
por los judíos expulsados de la ciudad de Cracovia, invocaba la opinión de los residentes
polacos, afirmando que dudaban de que los alemanes se decidiesen a asumir finalmente
una evacuación total (cine spátere ganzliche Evakuierung) de los judíos21. Varios meses más
tarde, en el distrito de Radom, el Kreishauptmann de J^drzejów, quejándose de la inco
rregible inflación, sugirió que el principal medio para superar la subida de precios era la
rápida solución del problema judío (die baldige Losung der Judenfrage)22. Evidentemente, el
Generalgouvemeur Frank compartía estos sentimientos. El 25 de marzo de 1941, reveló
a sus más cercanos colaboradores que Hitler le había prometido «que el Generalgouver
nement, en reconocimiento a sus logros, sería el primer territorio en quedar libre de judíos
[dass das Generalgouvernement in Anerkennung seiner Leistungen ais erstes Gebiet judenfrei
gemacht werde]»23.
En el vecino Wartheland, se hizo más pronunciado aún un movimiento de base
para eliminar a los judíos. Allí, el Sturmbannführer Rolf-Heinz H ópper escribió el 16
de julio de 1941 una carta a Eichmann, señalando que en el transcurso de diversas
conversaciones m antenidas en la oficina del Reichsstatthalter Greiser se habían pro
puesto soluciones que «suenan en parte fantásticas», pero que en su opinión eran com
19 Diario de Gerhard Engel (adjunto militar del cuartel general de Hitler), entrada correspon
diente al 2 de febrero de 1941, en Hildegard von K o t z e (ed.), Heeresadjutant bei Hitler, Suttgart, 1974,
pp. 94-95. El diario es un conjunto de notas, y sus fechas son aproximadas. Goebbels, escribiendo en
su diario el 18 de marzo de 1941, insinuó todavía una emigración de Europa «más adelante». Fred
T aylor (ed.), The Goebbels Diaries 1939-1941, Nueva York, 1983, p. 272.
20 Informe mensual del Kreishauptmann de Krasnystaw, 10 de septiembre de 1940, Yad Vashem,
microfilme JM 814.
21 Informe mensual del Kreishauptmann de Jasfo (Dr. Ludwig Losacker), 29 de agosto de 1940,
JM 814.
22 Informe mensual de von Balluseck, Kreishauptmann de Jgdrzejów, 3 de enero de 1941, JM 814.
21 Resumen de la conferencia mantenida en el Generalgouvernement, 25 de marzo de 1941, Dia
rio de Frank, PS-2233.
437
pletamente factibles (die Dinge klingen teilweise phantastisch, ivaren aber meiner Ansicht
nach durchaus durchzuführen). Se iba a crear un campo para 300.000 personas, con
barracones para sastrerías, fábricas de calzado, y similares. Tal campo sería más fácil de
vigilar que un gueto, pero no supondría una respuesta completa. «Este invierno -afir
m aba H óppner- existe el peligro de no poder seguir alimentando a los judíos. Se debe
ría sopesar seriamente —continuaba—si la solución más hum ana no sería terminar con
los judíos no empleables mediante un dispositivo de funcionamiento rápido. En cual
quier caso, eso sería más agradable que dejarlos morir de hambre. [Es besteht in diesem
Winter die Gefahr, dass die Juden nicht mehr samtlich emahrt werden kónnen. Es ist ernst-
haft zu erwagen, ob es nicht die humanste Lósung ist, die Juden, soweit sie nicht arbeitsei-
natzfazig sind, durch irgendein schnellwirkendes Mittel zu erledigen. Aufjeden Fall wáre dies
angenehmer, ais sie verhungem zu lassen].»24 En opinión de Hóppner, el Reichsstatthal-
ter no había tom ado una decisión respecto a estas sugerencias, pero a final de año los
judíos del Wartheland estaban siendo exterminados en Kulmhof, un campo de con
centración de la provincia (G au ).
En el Reich propiamente dicho, la burocracia ministerial estaba consolidando el
proceso antijudío con decretos y ordenanzas. Durante la primavera de 1941, se produ
jeron deliberaciones sobre una compleja medida jurídica: declarar que todos los judíos
del Reich eran apátridas o, alternativamente, «protegidos» (Schutzbefohlene). El Minis
terio del Interior deseaba la medida para eliminar el hecho «sorprendente» de que se
tomaran medidas brutales contra personas que aún se consideraban, al menos en el
extranjero, ciudadanos alemanes. D adas las complejidades jurídicas del asunto, se deci
dió remitir la cuestión a Hitler25.
El 7 de junio de 1941, el jefe de la Cancillería del Reich, Lammers, envió dos cartas
casi idénticas a los Ministerios de Interior y de Justicia, en las que indicaba que Hitler
simplemente consideraba la medida innecesaria. A continuación, envió otra carta a su
homólogo del partido, Bormann. En dicha carta, Lammers repetía el mensaje con una
explicación confidencial: «El Führer -escrib ió- no ha aceptado la reglamentación pro
puesta por el ministro del Interior del Reich, principalmente porque mantiene la opi
nión de que, en cualquier caso, después de la guerra no habrá judíos en Alem ania. [Der
Führer hat der vom Reichsminister des Innem vorgeschlagenen Regelung vor allem deshalb
nicht zugestimmt, weil er der Meinung ist, dass es nach dem Kriege in Deutschland ohnedies
24 Hóppner a Eichmann, 16 de julio de 1941, texto en Glówna Komisja badana Zbrodni Hitle-
rowskich w Polsce, Giuletyn, Varsovia, 1960, vol. 12, pp. 27F-29E
25 Staatssekretar Pfundtner (Ministerio del Interior) al Reichskabinettsrat Ficker (Cancillería del
Reich), 8 de abril de 1941, NG-299. Véase asimismo la correspondencia anterior: carta circular de
Stuckart, 18 de diciembre de 1940, NG-2610; resumen de la conferencia interministerial, 15 de
enero de 1941, NG-306.
438
Iceme Juden mehr geben werdeJ ». Por consiguiente, no era necesario emitir un decreto
que sería difícil de aplicar, que exigiría personal, y que aun así no produciría una solu
ción de principio26.
Hacia finales de la primavera de 1941, en Francia, los funcionarios recibían aún soli
citudes de judíos que intentaban emigrar. El 20 de mayo de 1941, un oficial de la G es
tapo destinado en la R SH A , Walter Schellenberg, informó al comandante militar en
Francia de que debía evitar la emigración de judíos de su área porque las instalaciones
de transporte eran limitadas y porque «la solución final de la cuestión judía» estaba
ahora a la vista27.
El 22 de julio de 1941, Hitler, hablando con el mariscal croata Kvatem ik, afirmó que
si no quedaran judíos en Europa la unidad de los Estados europeos ya no se vería obs
truida. A él le daba igual (sei gleichgültig) dónde se mandara a los judíos, ya fuese a
Madagascar o a Siberia. Pero le presentaría su propuesta a todos los países. El último en
aceptar, predijo, sería Hungría28.
A continuación, Heydrich dio el siguiente paso. Impartió instrucciones a su experto
en asuntos judíos, A dolf Eichmann, para que redactase una autorización que le permi
tiera proceder contra los judíos a escala europea. En un lenguaje burocrático cuidado
samente escogido, el borrador, de tan sólo tres frases, fue enviado a Góring, solicitando
su firma (unterschriftsfertig)29. El texto, firmado por Góring el 31 de julio de 1941, esta
blece lo siguiente:
Com plem entando la tarea, que ya le fue asignada el 24 de enero de 1939, de alcan
zar, m ediante la emigración o la evacuación, una solución tan ventajosa para la cuestión
judía com o sea posible bajo las condiciones del m omento, le encargo por la presente que
realice los preparativos organizativos, funcionales y materiales necesarios para resolver
com pletam ente la cuestión judía en la esfera de influencia alem ana en Europa.
En la m edida en que se vea afectada la jurisdicción de otros organismos centrales,
será necesario hacerlos partícipes.
Le encargo adem ás que en un futuro próximo me envíe un plan general sobre las
medidas organizativas, funcionales y m ateriales que deberán adoptarse para llevar a cabo
la deseada solución final de la cuestión judía30.
439
C on el recibo de esta carta, Heydrich tomó las riendas del proceso de destrucción.
Pronto podría hacer uso de sus competencias.
Durante años, la máquina administrativa había tomado sus iniciativas y se había
sumergido en sus correrías paso a paso. En el transcurso de dicha evolución, se había
esbozado una dirección y establecido una pauta. A mediados de 1941, se había alean-
zado la línea divisoria a partir de la cual se extendía un campo de acciones inauditas,
no constreñidas por los límites del pasado. C ada vez más participantes estaban a punto
de comprender la naturaleza de lo que podía ocurrir ahora. Sobresaliente en esta cris
talización fue el papel del propio A dolf Hitler, su actitud ante el mundo y, más especí
ficamente, los deseos o expectativas que pronunciaba ante su círculo más cercano. Ya
Frank había mencionado la promesa que Hitler le había hecho con respecto al Gene-
ralgouvernement. Lammers había citado las intenciones de Hitler respecto al Reich, y
Himmler había invocado la autoridad de Hitler para las operaciones de los Einsatz-
gruppen en los territorios soviéticos invadidos. Entonces, un día de finales del verano,
Eichmann fue convocado al despacho de Heydrich, donde el jefe de la R SH A le dijo:
«Acabo de ver al Reichsführer: el Führer ha ordenado la aniquilación física de los judíos.
[Ich komme vom Reichsführer; der Führer hat nunmehr die physische Vemichtung der Juden
angeordnet]». Eichmann no podía medir el contenido de las palabras, y creyó que ni si
quiera Heydrich había esperado esta «consecuencia» (Konsequenz). Poco después, cuando
informó a Müller, Eichmann se dio cuenta, por el asentimiento silencioso del jefe de la
Gestapo, de que éste ya lo sabía. Siempre sabe todo, pensó Eichmann, a pesar de que
nunca se mueve de su mesa31.
Las deportaciones estaban ahora en perspectiva. El 18 de septiembre de 1941,
Himmler escribió a Greiser acerca del deseo de Hitler de vaciar el área del Reich-Pro-
tektorat, y sugirió Lódz como parada temporal para unos 60.000 de los deportados32. El
24 de septiembre, Goebbels señaló en su diario que había tenido «cosas importantes»
que discutir con Heydrich. Quería que se evacuara a los judíos de Berlín lo antes posi
ble, y así se haría, dijo, en cuanto se resolviera la situación militar en el este. Habría que
transportarlos a campos creados por los bolcheviques. Estos campos habían sido erigi
31 A. Eichmann, Ich, Adolf Eichmann, cit., pp. 178-179, 229-230. En sus memorias, Eichmann
fecha la reunión hacia finales de año (zur Jahreswende 1941/42). Durante el interrogatorio al que lo
sometió la policía israelí en Jerusalén, sugirió de manera más verosímil que la orden de Hitler había
llegado dos o tres meses después del asalto alemán a la URSS, el 22 de junio. Jochen von LANG (ed.),
Eichmann Interrogated, Nueva York, 1983, pp. 74-75. Hoss, comandante de Auschwitz, recuerda
haber sido convocado por Himmler sobre la cuestión del exterminio de los judíos durante el verano.
Hoss declara también que Eichmann visitó Auschwitz poco después. Rudolf HÓSS, Kommandant in
Auschwitz, Munich, 1963, pp. 138 y 157-160. La cronología y las circunstancias apuntan a que Hitler
tomó su decisión antes que terminase el verano.
32 Himmler a Greiser, 18 de septiembre de 1941, Archivos de Himmler, Carpeta 94.
440
dos por judíos; ¿qué habría más apropiado que llenarlos de judíos?33 A comienzos de
octubre, Himmler propuso a Hitler el «almacenamiento» (Verlagerung) de los judíos en
Riga, Tallinn y Minsk34. El 10 de octubre, en una conferencia sobre la solución final
organizada en la R SH A , Heydrich habló sobre las posibles deportaciones de 50.000
judíos a Riga y a Minsk, y de otras más a campos preparados para los comunistas por
los Einsatzgruppen B y C en las áreas militares de la U R S S ocupada35. Poco después de
esa conferencia, se tomó otra decisión. Cuando una delegación de altos mandos eslo-
vacos visitó el cuartel general del Führer, el 23 y el 24 de octubre, Himmler reveló al
primer ministro y a otro alto cargo eslovacos que Hitler había seleccionado un área de
Polonia para la concentración gradual de los judíos europeos36.
Heydrich ocupaba una posición fundamental para llevar a cabo cualquier plan, pero
los obstáculos eran formidables. N o podía deportar a todos los judíos del Reich antes
de solucionar problemas tan complejos como los matrimonios mixtos, los judíos que
trabajaban en la industria de armamento, y los extranjeros. N i siquiera podía empezar
a moverse en las áreas ocupadas y en los países satélites del Eje. Sabía que tenía que
invitar a todos los demás organismos con jurisdicción en asuntos judíos a colaborar con
él. En consecuencia, el 29 de noviembre de 1941, envió invitaciones a diversos Staats-
sekretáre y jefes de las Direcciones Generales de las S S para celebrar una conferencia
sobre la «solución final». En su invitación, Heydrich decía:
33 Ele F r ó h li CH (ed.), Die Tagebücher von Joseph Goebbels, Munich, 1996, Parte II, vol. 1 (julio-
septiembre de 1941), entrada correspondiente al 24 de septiembre de 1941, pp. 480-481.
34 Diario de Engel, 2 de octubre de 1941, H. von Kotze (ed.), Heeresadjutant bei Hitler, cit., p. 112.
35 Resumen de la conferencia sobre la solución definitiva, 10 de octubre de 1941, policía de
Israel 1193.
36 Ivan KAMENEC, «The Deportation of Jewish Citizens from Slovakia in 1942», en Dezider Toth,
recopilador, The Tragedy of Slovak Jews, Banka Bystrica, 1992, pp. 81-105, en p. 85.
37 Heydrich al Generalgouvemeur Frank, a los Staatssekretáre Meyer, Stuckart, Schlcgelbergcr,
Cutterer y Neuman, al SS-OGruf. Krüger, SS-Gruf. Hofmann (Oficina para la Raza y el Reasenta
miento), SS-Gruf Greifelt, SS-Obf. Klopfer (Cancillería del Partido), y al Ministerialdirektor Kritzinger
(Cancillería del Reich), 21 de noviembre de 1941, PS-709. El Ministerio de Asuntos Exteriores recibió
una invitación separada. Véase el memorando del Abteilung Deutschland, 8 de diciembre de 1941,
NG-2586-F.
441
Con esta críptica redacción, Heydrich generó suspenso. Los destinatarios de la carta
estaban familiarizados con la expresión «solución final», pero tenían que calculai cómo
se transformaría la idea en hechos y cómo se verían ellos involucrados. Podían conje
turar que se deportaría a todos los judíos, y podían percibir la naturaleza fundamental
de lo que se haría a continuación. Y, sin embargo, hasta entonces no se habían reuni
do para verbalizar y discutir los detalles entre ellos. Era un momento histórico, y esta
ban intensamente interesados.
En el Generalgouvernement, la noticia de la conferencia sobre la «solución final» era
la idea, si no el tema, del día. Frank estaba tan impaciente que envió al Staatssekretar
Bühler a Berlín para que sondeara a Heydrich. En una conversación personal con el jefe
de la RSH A , Bühler descubrió todo lo que había que saber38. También la Cancillería del
Reich fue escenario de una agitada expectación. Incluso antes de que se recibiera la carta
de Heydrich, Lammmers, que era uno de los burócratas mejor informados de la capital,
había alertado a su cancillería con la orden de que «si la R SH A enviara invitaciones para
una reunión» uno de los funcionarios de la cancillería debería asistir en calidad de «pues
to de escucha»39. En el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Abteilung Deutschland reci
bió la noticia de la conferencia con un respaldo entusiasta. Los expertos de la división
redactaron inmediatamente un memorando titulado «Peticiones e ideas del Ministerio de
Asuntos Exteriores en lo referente a la solución final de la cuestión judía en Europa». El
memorando era una especie de calendario de prioridades para la deportación, en el que
se indicaba qué países habría que limpiar primero de judíos40.
La conferencia estaba originalmente convocada para el 9 de diciembre de 1941,
pero se pospuso, en el último minuto, hasta el 20 de enero de 1942 a mediodía, «segui
da de un almuerzo»41. Ese día, la conferencia se celebró en las oficinas de la R SH A : Am
Grossen Wanssee núm. 50/58. En ella estaban presentes los siguientes cargos públicos42:
38 Testimonio de Bühler, Trial of the Major War Crimináis, XII. En este testimonio Bühler no reve
ló en qué grado había sido informado. El testimonio de que a Bühler se le había informado de que
habría que «liquidar» a los judíos lo reveló Frank en su discurso a los jefes de división principal en la
conferencia celebrada en el Generalgouvernement el 16 de diciembre de 1941, Diario de Frank, PS-
2233. El discurso de Frank se transcribe al pie de la letra.
39 Testimonio de Lammers, Trial of the Major War Crimináis, XI, pp. 50-53. Como Reichsminister,
Lammers no podía asistir a una conferencia de Staatssekretáre o Ministerialdirektoren. Era una cues
tión de protocolo. El testimonio de Lammers, como el de Bühler, debe leerse con cautela. Lammers
fingía ignorancia y mala memoria. En realidad, tenía excelentes fuentes de información y una mente
ágil y analítica. Respecto al ataque de la fiscalía, véase su testimonio en pp. 112-116.
40 Memorando del Abteilung Deutschland remitido al Unterstaatssekretar Martin Luther (jefe
de la división), 8 de diciembre de 1941, NG-2586-F.
41 Heydrich a Hofmann, 8 de enero de 1942, PS-709.
42 Resumen de la conferencia sobre la «solución final» (30 copias) celebrada el 20 de enero de
1942, NG-2586-E.
442
SS-Obergruppenfiihrer Heydrich, presidente (RSH A )
Gauleiter Dr. Meyer (Ministerio del Este)
Reichsamtsleiter Dr. Leibbrandt (Ministerio del Este)
Staatssekretar Dr. Stuckart (Ministerio del Interior)
Staatssekretar N eum ann (Oficina del Plan Cuatrienal)
Staatssekretar Dr. Freisler (Ministerio de Justicia)
Staatssekretar Dr. Bühler (Generalgouvernement)
Unterstaatssekretár Luther (Ministerio de Asuntos Exteriores)
SS-Oberführer Klopfer (Cancillería del Partido)
Ministerialdirektor Kritzinger (Cancillería del Reich)
SS-Obergruppenführer Hofmann (RuSH A)
SS-Gruppenführer Müller (R SH A IV)
SS-Obersturmbannführer Eichmann (R SH A IV-B-4)
SS-Oberführer Dr. Schóngarth (BdS Generalgouvernement)
SS-Sturm bannführer Dr. Lange (K dS Letonia, representando al BdS del Ostland)
443
anunció Heydrich, serían enviados a un gueto para ancianos (Altersghetto) situado en
Theresienstadt, en el Protektorat. Los judíos que se habían distinguido en el bando ale-
m án durante la Primera Guerra M undial debían también ser enviados a Theresienstadt.
De esa manera, concluyó, todas las intervenciones en nombre de individuos determi
nados se evitarían automáticamente.
El Unterstaatssekretar Luther, en nombre del Ministerio de A suntos Exteriores, hizo
varios comentarios. Luther consideraba que «el tratamiento profundamente penetran
te de este problema [tiefgehende Behandlung dieses Problems]» crearía dificultades en
algunos países, notablemente Dinamarca y Noruega. Sugirió que en dichas áreas se pos
pusieran las evacuaciones. Por otra parte, no preveía dificultades en los Balcanes y en
Europa occidental.
Tras los comentarios de Luther, los conferenciantes entraron en una discusión sobre
el tratamiento que debía darse a los Mischlinge y a los judíos de matrimonios mixtos.
Aunque este problema sólo afectaba a las víctimas del Reich, los Staatssekretare pasa
ron la mitad de la conferencia discutiendo el asunto.
Finalmente, el Staatssekretar Bühler instó a que la «solución final» se organizara in
mediatamente en el Generalgouvernement. Explicó que en Polonia el problema del trans
porte era insignificante, y que allí no trabajaban muchos judíos. Afirmó que la mayoría
era incapaz de trabajar.
A punto de concluir la conferencia, los participantes, ya bastante relajados gracias al
brandy servido por los camareros, hablaron de «los diversos tipos de solución posibles»
(die verschiedenen Arten der Losungsmóglichkeiten). En el transcurso de estos comentarios,
los Staatssekretare Meyer y Bühler insistieron en que se estableciesen inmediatamente
medidas preparatorias en los territorios ocupados del Este y en el Generalgouvernement.
U na vez concluida la reunión, se enviaron 30 copias de las actas a los ministerios y
a las Direcciones Generales de las S S 43. Gradualmente, la noticia de la «solución final»
penetró en las filas de la burocracia. El conocimiento no llegó a todos los cargos públicos
al mismo tiempo. Lo que sabía un hombre dependía de su proximidad a las operacio
nes destructivas y a su conocimiento de la naturaleza del proceso de destrucción. Rara
vez, sin embargo, se plasmó el conocimiento en papel. Cuando los burócratas tenían
que tratar cuestiones de deportación, seguían haciendo referencia a la «migración»
444
judía. En la correspondencia oficial los judíos aún estaban «merodeando». Eran «evacua
dos» (evakuiert) y «reasentados» (umgesiedelt, ausgesiedelt). «Vagaban» (wanderten ab) y
«desaparecían» (verschivanden). Estos términos no eran producto de la ingenuidad, sino
convenientes herramientas de represión psicológica.
En el nivel m ás alto, la carga com pleta de conocim iento se revelaba en la palabra
escrita. Hitler, Goring, Himmler y Goebbels tenían una visión com pleta del proceso
de destrucción. C onocían los detalles de las operaciones móviles de exterminio en
Rusia, y veían todo el esquem a de las deportaciones en el resto de Europa. A estos
hombres les resultaba difícil recurrir al disimulo. C uando Goebbels descubrió que el
líder de las S S y de la Policía de Lublin, G lobocnik, estaba construyendo centros de
exterminio, escribió: «N o quedará mucho de los judíos [...]. Se está infligiendo a los
judíos un juicio bárbaro [...]. La profecía que el Führer hizo sobre ellos por haber pro
vocado una nueva guerra mundial está empezando a hacerse realidad de la manera
más terrible»44.
Goring hablaba de puentes quemados y de una posición «de la que no hay salida»45.
Himmler y también Goebbels explicaban que la «solución final» era una tarea que no
se podía haber pospuesto, porque en la historia mundial sólo había un A dolf Hitler y
porque la guerra había ofrecido a los dirigentes alemanes una oportunidad única de
«resolver el problema». Las generaciones futuras no tendrían ni la fuerza ni la oportu
nidad para acabar con los judíos46.
El propio Hitler se dirigió una vez más al pueblo alemán y al mundo. He aquí lo que
dijo el 30 de septiembre de 1942:
44 L. i? Lochner (ed.), The Goebbek Diaries, cit., entrada correspondiente al 27 de marzo de 1942,
pp. W '1 4 8 .
45 Ibid., entrada correspondiente al 2 de marzo de 1943, p. 266.
46 Discurso de Himmler, 21 de junio de 1944, N G -4977. L. E Lochner (ed.), The Goebbels Diaries,
cit., entradas correspondientes al 27 de marzo de 1942 y al 20 de marzo de 1943, pp. 147-148, 314.
47 Discurso de Hitler, 30 de septiembre de 1942, prensa alemana. La referencia al 1 de septiem
bre de 1939 es un error de Hitler, ya que estas palabras las pronunció el 30 de enero de ese año.
445
ORGANISMOS CENTRALES DE DEPORTACIÓN
446
La jerarquía de la oficina de Eichmann en la R SH A , con sus subdivisiones, era la
siguiente48:
447
salén después de la guerra, se reveló que era un bebedor que a veces utilizaba un len
guaje abusivo contra los judíos, pero que había pagado a un rabino para que le diera cla
ses de hebreo53. Con sus subordinados, mantenía relaciones cordiales. Jugaba al ajedrez
con ellos, y el IV-B-4 disponía de un pequeño grupo de música clásica. Eichmann toca
ba el segundo violín54.
En la sección IV-B-4-A, el ascético Sturmbannführer G ünther y su asistente,
Hauptsturmführer N ovak, se ocupaban del problema crucial del transporte. Eran ellos
quienes requisaban los trenes. La obtención de transporte dependía de la habilidad de
Günther para especificar un punto de partida y un lugar de llegada. Si la partida supo
nía la culminación de un proceso de desarraigo, el destino era principalmente una
cuestión de preparación administrativa. A un así, la elección de un gueto o campo
para descargar un tren particular podía com portar consideraciones de índole política,
y, especialmente al comienzo, tales cuestiones tal vez hubiera que remitirlas al propio
Himmler.
Una vez iniciada la «solución final», el encaminamiento estuvo cada vez más en fun
ción de la logística, es decir, de las distancias a los distintos campos de concentración y
de la capacidad de éstos55. U na vez obtenido del Ministerio de Transportes un calen
dario con origen y destino, la sección IV-B'4-a podía enviar la información a la comi
saría de policía adecuada para que capturasen a las víctimas y al campo de concentra
ción determinado para que dispusiera su recepción. A continuación se anotaba el
número de deportados en un gráfico colgado tras la mesa de trabajo de Günther.
Los transportes los llevaba a cabo el Reichsbahn56. Este gigante administrativo, que
en 1942 empleaba casi a un millón de funcionarios y 900.000 trabajadores57, era una de
las mayores organizaciones del Tercer Reich. Formaba parte del Ministerio de Trans
portes, que se encargaba también de carreteras y canales, y que estaba encabezado por
Dorpmüller, un hombre mayor que ocupó el cargo desde 1937 hasta el final de la gue
rra. El Staatssekretár encargado del Reichsbanh fue al principio Kleinmann y después,
a partir del 23 de mayo 1942, Ganzenmüller, un eficiente tecnócrata de treinta y siete
448
años, con credenciales nazis58. El Reichsbahn, una estructura aislada e independiente y
aparentemente tan «apolítica» como la Policía de Seguridad, era, por su parte, el corrí'
pendió explícito del nazismo. N o obstante, de los ferrocarriles dependían el Ministerio
para la Producción Bélica, dirigido por Speer, para en lo que se refería al movimiento
de mercancías, las fuerzas armadas para asegurarse el transporte de tropas, y la R SH A
para acometer la deportación de los judíos. Para todas estas operaciones el Reichsbahn
era indispensable.
El aparato central del Reichsbahn constaba de varias divisiones. La División de Trá
fico establecía prioridades y tarifas, la División de Operaciones se ocupaba de la for
mación y los horarios de los trenes, y el Grupo L (Lasdesverteidigung) trabajaba con el
OKH/Transporte (general Gercke) en el despacho de los trenes que transportaban tro
pas y municiones59.
Reichsbahn: Ganzenmüller
E 1 Tráfico y Tarifas: Treibe (desde 1942, Schelp)
(15-17: Tráfico de pasajeros)
17 Tráfico Internacional de Pasajeros: Rau
E II Operaciones: Leibbrand (desde 1942, Dilli)
21 Trenes de pasajeros: Schnell
211 Trenes especiales: Stange
L (Fuerzas A rm adas): Ebeling
449
Generalbetriebsleitung O st (Berlín): Ernst Emrich
I Operaciones: Eggert (Mangold)
L: Bebenroth
P (Horarios de pasajeros): Fróhlich
PW (Vagones de pasajeros): Jacobi
II Tráfico: Simón (Harttmann)
III Dirección General de Asignación de Vagones [vagones de carga]: Schultz
Generalbetriebsleitung West (Essen): Sarter
Generalbetriebsleitung Süd (M únich): Wilhelm Emrich
450
lugar de los expertos en trenes de carga. Para la deportación originada en el propio
Reich, la cadena de jurisdicción conducía, por consiguiente, de la R SH A IV-B-4-a
(Novak) a las secciones 21 y 211 del Ministerio de Transportes, y a través del General-
betriebsleitung (GBL) O st/P y PW (un transporte desde la ciudad de Düsseldorf, en el
Rhin, sería también procesado por el G BL West) a todas las Reichsbahndirektionen
(oficinas «33») situadas a lo largo de la ruta.
El concepto de pasajeros se utilizaba también fuera del Reich. El pago, sin embargo,
debía hacerse en m oneda extranjera, y la facturación podía resultar más complicada. El
envío de trenes en sí era competencia de una gran organización de ferrocarriles, inclui
dos los situados bajo control del Reichsbahn, los ferrocarriles autónomos de los países
satélites, y las redes supervisadas por el jefe de Transporte Militar (Gercke) situadas en
áreas bajo gobierno militar (cuadro 8.1). D onde se establecieron oficinas ferroviarias
alemanas, como en Polonia y en Francia, su estructura seguía el modelo del Reich, hasta
llegar a las oficinas «33» para la programación de los trenes de transporte de judíos. El
mantenimiento de estas prerrogativas consagradas por el tiempo iba unido a la acepta
ción de una toma de decisiones ordinarias. En la administración diaria de los programas
de transporte, la deportación de los judíos se insertó, por consiguiente, en los procedi
mientos regulares para las asignaciones de material rodante a los usuarios y la asignación
de tiempo en las vías.
En el territorio del Reich propiamente dicho (incluido Austria, las áreas incorpora
das de Polonia y Bialystok, pero no el Protektorat ni el Generalgouvernement), había
aproximadamente 850.000 vagones de carga, de los cuales se enganchaban diariamen
te 130.000 para cargarlos66. Aproximadamente el 60 por 100 del equipo era especiali
zado (vagones abiertos para el transporte de carbón o de m ena)67, y una gran propor
ción restante se utilizaba para las fuerzas armadas o para cargamentos vitales68. D adas
las demandas de la guerra, cada asignación de espacio resultaba significativa, y en algún
momento podría suceder que hubiera que dejar atrás un cargamento. Este problema
existía también fuera de la red del Reichsbahn, en toda la Europa del Eje. En el Gene-
ralgouvemement, por ejemplo, las distancias desde los guetos hasta los campos de
exterminio eran relativamente cortas, pero la capacidad del O stbahn para cubrir la
demanda era más baja que la capacidad del Reichsbanhn en el interior del Reich, y el
número de posibles deportados, en porcentaje de volumen de tráfico del O stbahn, era
66 E. Kreidler, Die Eisenbahnen im Machtbereich der Achsenmdchte wahrend des Zweiten Weltkrieges,
cit, pp. 278-279, 338.
67 Ibid., p. 338.
68 El material rodante para la Wehrmacht se apartaba cada mañana, y periódicamente intentaron
establecerse prioridades para el cargamento industrial. Declaración del Dr. Fritz Schelp en un carta
dirigida al fiscal Dr. Uchmann, 14 de julio de 1967, Causa contra Ganzenmüller, vol. 6, pp. 139-142.
451
Cuadro 8.1. Estructura ferroviaria fuera de Alemania
FERROCARRILES «AUTÓNOMOS»
Protektorat
Plenipotenciario del Reichsbahn (para enlace y directivas) en conjunción con el Reichsprotektor/Divi-
sión de Transportes sobre los restos del Ministerio de Transportes checo en Praga
Eslovaquia
Plenipotenciario del Reichsbahn para enlace y directivas con el Ministerio de Transportes eslovaco en
Bratislava
Satélites del Eje: Hungría, Rumania, Bulgaria
Generalvertreter (representantes) de enlace del Reichsbahn en cada una de las capitales
Nota: cuadro basado en E. Kreidler, Die Eisenbahnen im Machtbereich der Achsenrruíchte wáhrend des Zweiten
Weltkrieges, cit, pp. 324-325. Véase también Ministerialrat Dr. Werner H a ustein , «Das Werden der Gross-
deutschen Reichsbahn im Rahmen des Grossdeutschen Reiches», Die Reichsbahn, 1942, pp. 76-78, 114-125.
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mucho más elevado que en el Reich. De hecho, había ocasiones en las que las loco-
motoras y los vagones disponibles estaban en su totalidad reservados por los militares o
por solicitantes industriales, o en las que en las rutas congestionadas se restringía o eli
minaba todo el tráfico civil durante semanas enteras69. Tales emergencias exigían
esfuerzos especiales para garantizar el flete de los judíos nada más que fuera posible. De
hecho, en algunas ocasiones se hacía lo imposible, y se despachaban transportes de ju
díos como «trenes de las fuerzas armadas» para acelerar su movimiento70.
En general, las decisiones partían del despacho del Hauptsturmführer Novak, de la ofi
cina de Eichmann. Novak presentaba su solicitud a las secciones 21 (Schnell) y 211 (Stan-
ge). El jefe del 211, que tenía unos sesenta años, era a efectos prácticos el principal exper
to en asuntos judíos del Ministerio de Transportes. Actuaba como expendedor y como
punto de control. Encerrado en su despacho, de temperamento colérico, hablaba a voces
por teléfono. Aunque era sólo un Amtsrat, llevaba en ese puesto veinte años, y el correo
le era dirigido directamente a su nombre71. El eslabón Novak-Stange afectaba al transpor
te en todas las partes de Europa en las que se cruzaban líneas jurisdiccionales territoriales,
como entre un sistema satélite y el Reichsbahn, o entre dos o más Direktionen del propio
Reichsbahn. En el Generalgouvernement, los cargos de la Policía de Seguridad estacio
nados en la zona podían negociar directamente con el O stbahn72.
Cuando se completaban los preparativos en el Ministerio, el E II enviaba una direc
tiva al Generalbetriebsleitung correspondiente para que pasara a la acción. El G B L Ost,
con su control de la asignación de vagones, participaba en todos los casos. Los trans
portes de judíos eran trenes de pasajeros especiales (Sonderzüge) . A l contrario que los
trenes de pasajeros regulares, que siempre salían a una hora establecida, ningún Son-
derzug se movía sin órdenes específicas. Los Sonderzüge iban marcados con un código
sencillo: D A era la designación para los trenes de deportación de judíos que salían de
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fuera de Polonia, Pkr o Pj para los Sonderzüge de judíos organizados en el Generalgou-
vernement. El G BL O st tenía un Sonderzuggruppe que se ocupaba de los judíos, los tra
bajadores forzosos, los niños y otros. Las dos personalidades rectoras en este grupo eran
el Reichsbahnoberinspektor Fahnrich (en la PW al mando de Jacobi), para la asigna
ción de vagones; y el Reichsbahnoberinspektor Bruno Klemm, para el establecimiento
de horarios. Periódicamente, los Sonderzuggruppe se reunían en Fráncfort del Meno,
Bamberg o Berlín para organizar 25 ó 50 trenes, incluidos transportes D A. El General-
betriebsleitung Os/PW (Jacobi) enviaba entonces un plan circular fijando las fechas de
salida y llegada de cada transporte así como la vuelta o cambio de itinerario del tren
vacío73. En la medida de lo posible, los vagones debían ser ensamblados por la Direktion
responsable de la partida con sus propias reservas74; pero en casos de fuerte demanda,
el G B L O st podía trasladar equipamiento de una Direktion a otra75.
El siguiente refinamiento (a escala de Reichsbahndirektion, Haupteisenbahndirek-
tion, etc.) era el establecimiento de horarios y el ensamblaje del tren. Cada Direktion dis
ponía de un plan de tráfico básico, el denominado plan de horarios (Buchfahrplan), divi
dido en dos partes: horario regular (RegelfahrpJan), dedicado a los trenes de pasajeros
ordinarios con horarios fijos, y un horario según demanda (Bedarfsfahrplan) para los tre
nes despachados sólo cuando hacía falta. Esta última categoría comprendía los trenes de
carga y todos los trenes irregulares de pasajeros, incluidos los Sonderzüge de judíos76. El
tráfico transversal se garantizaba mediante un plan interconectado (durchgehenden Fahr-
plan) bajo el cual se fundían los segmentos de horarios según demanda pertenecientes a
454
I
Direktionen adyacentes77. Los Sonderzüge para transportar judíos había que incluirlos en
el Bedarfsfahrplan, pero en caso de que todos los huecos horarios estuvieran cubiertos,
una oficina «33» podía preparar un horario especial (Sonderfahrplan) para permitir que el
transporte se moviera por las vías vacías entre otros trenes78. Como señaló Eichmann, la ela
boración de horarios era una ciencia en sí misma (eme Wissenschaft für sich)79. Las decisiones
de programación se incorporaban finalmente a una orden de horarios (Fahrplananordnung)
en la que no sólo se especificaban la hora y minuto exacto de salida y movimiento, sino
también la estación que debía proporcionar las locomotoras y los vagones80. Debido a las
condiciones del tiempo de guerra, había que alterar los Fahrplananordnungen con fre
cuencia. En ese caso hacían falta llamadas telefónicas y telegramas para solucionar las
interrupciones y la congestión. A l final, los judíos se enviaban a la muerte y los vagones
retomaban al flujo circulatorio. La tarea se estaba llevando a cabo.
Las deportaciones debían comenzar en el Reich. Las decisiones tomadas para A le
mania iban a constituir en sí mismas un modelo para los territorios ocupados y un ejem
plo para los países satélite. En Alem ania llevaban más tiempo estableciendo medidas
contra los judíos que en cualquier otra parte, y la maquinaria de destrucción era más
amplia y estaba afilada con más precisión que en otras áreas de Europa. Por otra parte,
el área del Reich-Protektorat presentaba problemas especiales, y el desarraigo de los
judíos de A lem ania exigiría esfuerzos especiales.
El proceso de desarraigo
Los primeros movimientos de judíos desde el Reich a las áreas vecinas de la Francia ocu
pada y de Polonia estuvieron marcados por una sensación de impaciencia. Berlín y Viena,
Hamburgo y Munich debían quedar libres de los judíos todavía presentes en las mismas, o
al menos libres de la mayoría de ellos, tan pronto como fuera posible. Poco después, sin
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embargo, la máquina de Heydrich se inmiscuyó en el ámbito de diversas jurisdicciones.
Muchos posibles deportados se encontraban incluidos en categorías controvertidas, ya que
su inclusión en las listas de deportación crearía complicaciones o comportaría inconve
nientes. Entre estos individuos se encontraban los Mischlinge y los judíos de matrimonios
mixtos, los judíos prominentes, los ancianos, los veteranos de guerra, los extranjeros, y
los que trabajaban en la industria de armamento. Otras categorías planteaban problemas de
custodia y exigían disposiciones especiales, a saber, los internados en instituciones mentales,
en los campos de concentración y en prisiones. En resumen, la RSHA tenía que negociar al
más alto nivel con muchos organismos antes de deportar a los judíos del Reich-Protektorat.
Con vistas a acortar las negociaciones, Heydrich había invitado a todos los organismos
interesados a la conferencia sobre la «solución final» mantenida el 20 de enero de 1942.
Había esperado eliminar todos sus problemas de una vez, pero eso no fue posible. Los
conferenciantes sólo trataron de los 125.000 Mischlinge y de los 28.000 judíos de matri
monios mixtos que vivían en el área del Reich-Protektorat81.
81 La definición del término «judío» se amplió por decreto a Austria y al Protektorat. Véase el
decreto de 20 de mayo de 1938, RGB1, 594, y el decreto del Protektorat de 21 de junio de 1939,
Verordnungsblatt des Reichsprotektors, 1939, p. 45.
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formar parte de organizaciones no políticas del partido como la N SV (Liga de Seguri
dad Social) y el D A F (Frente A lem án del Trabajo)82. Además, el procedimiento de «li
beración» había permitido a muchos Mischlinge conservar su puesto de funcionarios
y ascender a oficiales.
En 1939 había 64.000 Mischlinge de primer grado y 43.000 de segundo grado en el A n
tiguo Reich, Austria y el área de los Sudetes83. Los funcionarios civiles se esforzaban por
conseguir la completa absorción de los Mischlinge de segundo grado en la comunidad ale
mana. Se permitían los matrimonios de Mischlinge de segundo grado con alemanes sin
necesidad de consentimiento especial, mientras que los matrimonios con judíos estaban
estrictamente prohibidos. Por otra parte, los Mischlinge de primer grado planteaban difi
cultades, y hacia finales de 1941 en círculos del partido se comenzó a equiparar a estos
Mischlinge con los judíos. La «solución final» estaba ahora a mano, y ninguna solución
podía ser realmente «final» sin «resolver» también el problema de los Mischlinge.
El 13 de octubre de 1941, el jefe de la Cancillería del Reich, Lammers, y el jefe de la Ofi
cina de Política Racial del partido, Gross, mantuvieron una conversación sobre los Misch
linge, la primera cortversación importante sobre el tema durante la fase de deportación.
Lammers se declaró dispuesto a respaldar la esterilización de todos los Mischlinge de primer
grado para evitar el nacimiento de futuros Mischlinge84. Además, propuso controles estric
tos para prevenir el matrimonio entre dos Mischlinge de segundo grado85. Lammers sostu
vo que, de acuerdo con las leyes de Mendel, si a los Mischlinge de segundo grado sólo se les
permitía casarse con alemanes, las características judías desaparecerían por completo. Gross
meditó la propuesta e hizo una contrapropuesta: ¿por qué no hacer lo contrario y, en lugar
de diluir los rasgos judíos entre la población alemana, permitir que los Mischlinge de
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segundo grado sólo se casaran entre sí? De tales combinaciones, dijo, emergerían de vez
en cuando personas que poseyeran una acumulación de características judías. Esas per
sonas, a su vez, «podrían sucumbir a alguna forma de exterminio»86.
En ese momento salió a relucir una deducción de esta discusión «científica». Los
Mischlinge eran un asunto inconcluso. El partido quería someterlos a la «solución
final». Los funcionarios públicos no deseaban matar a estas personas, pero los represen
tantes ministeriales estaban dispuestos a proponer fórmulas intermedias con el objetivo
de permitir que los Mischlinge se extinguieran87.
En la conferencia del 20 de febrero se suscitó el tema de los Mischlinge. Bajo el epí
grafe «Solución de las cuestiones de los matrimonios mixtos y de los Mischlinge», se
propuso que los Mischlinge de primer grado fueran equiparados a los judíos, con las
siguientes excepciones:
1. Mischlinge de primer grado casados con alemanes o alemanas, que tuvieran hijos
clasificados como Mischlinge de segundo grado.
2. Mischlinge de primer grado a los que, debido a los servicios prestados al pueblo
alemán, se les hubiera concedido permiso de liberación. Sin embargo, habría que revi
sar todas las liberaciones para establecer si se habían concedido debido a los propios
méritos del Mischling y no a los de sus padres o cónyuge.
Los Mischlinge de segundo grado serían tratados como alemanes, pero un Mischling
de segundo grado que no estuviera casado con un alemán sería tratado como judío:
86 Amtsgerichtsrat Dr. Wetzel (Ministerio del Este y Oficina de Política Racial) al Amtsgerichts-
rat Dr. Weitnauer y al Oberregierungsrat Dr. Labs, 5 de enero de 1942, adjuntando resumen de la
conversación Lammers-Gross, NG-978.
87 El propio Hitler no creía que los Mischlinge pudieran ser absorbidos. La experiencia había
demostrado, declaraba, que tras una difusión de cuatro, cinco o incluso seis generaciones «después de
todo saldrían judíos plenos». Podía enumerar varios ejemplos de ese fenómeno (por ejemplo, el presi
dente Roosevelt). Su explicación era sencillamente que los judíos eran mas resistentes (Das jüdische
Volkstumsei ebenzfiher). Henry PiCKER, Hítler’s Tischgesprache im Führerhauptquartier 1941-1942, Bonn,
1951, entradas correspondientes al 10 de mayo de 1942 y al 1 de julio de 1942, pp. 303,313. Los Tisch-
gespráche son un resumen realizado por Picker de los comentarios hechos por Hitler durante la cena.
De acuerdo con la evidencia disponible, Hitler no siguió sus comentarios con una orden de acción, de
una manera u otra. Es muy probable que no se le pidiera que tomase una decisión.
88 A tenor de la normativa vigente, el hijo de dos Mischlinge de primer grado tenía la misma
categoría que quien tuviera un progenitor judío y uno alemán. Normalmente, los hijos de un Misch-
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2. si tenía aspecto de judío (Rassisch besonders ungünstiges Erschemungsbild des Misch-
ling 2. Grades das ihn schon ausserlich zu den Juden rechnet), o
3. si informes particularmente desfavorables de la policía o de las oficinas políticas
indicaban que el Mischling de segundo grado se «comportaba» y «sentía» como un judío.
ling de primer grado y un Mischling de segundo grado se consideraban Mischling de segundo grado,
pero tal individuo sería clasificado como alemán si la madre y el padre del progenitor medio judío
eran también Mischlinge. Dos Mischlinge de segundo grado no podían tener un Mischling, a no ser
que uno de los abuelos del niño perteneciera a la religión judía.
89 Resumen de la conferencia sobre la «solución final» celebrada el 20 de enero de 1942, NG-2586-G.
Véase también el informe de Rademacher, 11 de julio de 1942, NG-2586-1. Rademacher no partici
pó en la conferencia, pero parece haber recibido información sobre los resultados de fuentes diferen
tes a las del resumen de la conferencia aquí citado. De acuerdo con Lósener, la esterilización la había
sugerido por primera vez el Reichsarzteführer Wagner en 1935 y Stuckart sólo la propuso durante la
conferencia sobre la «solución final» después de que su colega el Staatssekretar Dr. Conti le hubiera
dicho que la medida no era práctica. Testimonio de Losener, Causa núm. 11, p. tr. 7653.
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Ancker, la Cancillería del Reich por el Oberregierungsrat Dr. Boley, y la Dirección Gene
ral de la Raza y el Reasentamiento de las SS por el Hauptsturmführer Preusch y el Obers-
turmführer Dr. Grohmann.
O tro organismo que anteriormente no había estado representado en los asuntos de
la «solución final» había enviado emisarios a la conferencia. Fue el Ministerio de Pro
paganda. Goebbels había recibido una copia del protocolo de la conferencia celebrada
el 20 de enero, y el «gran número de cuestiones extremadamente delicadas» que se tra
taron en dicha conferencia suscitó inmediatamente su interés90. Naturalmente, el Mi
nisterio de Propaganda tenía jurisdicción en cuestiones «delicadas». En consecuencia,
despachó a la segunda conferencia dos expertos en propaganda, los oberregierungsrate
Carstensen y Dr. Schmid-Burgh.
Los participantes empezaron inmediatamente a discutir sobre la propuesta de esteri
lización forzosa presentada por Stuckart. Todos se mostraron de acuerdo en que una
«solución biológica» exigiría la esterilización de todos los Mischlinge. ¿Pero cómo se po
dría decretar una medida de este tipo? N o sería fácil darle publicidad. Alguien sugirió
que se estipulase una disposición que autorizara a un organismo particular «a regular las
condiciones de vida de los Mischlinge». La sugerencia se rechazó. Entonces otro parti
cipante apuntó que la esterilización de 70.000 Mischlinge de primer grado supondría un
tratamiento médico equivalente a 700.000 días hospitalarios. Además, se señaló que tras
su esterilización, los Mischlinge seguirían siendo Mischlinge; no se retirarían ninguna de
las restricciones administrativas que pesaban sobre ellos. Seguiría estando el problema
de los Mischlinge en los deportes, en la economía, en cuanto miembros de organizacio
nes, en las fuerzas armadas, como abogados, como tutores, etcétera.
En consecuencia se acordó que, por razones políticas, el Führer decidiera ordenar la
esterilización, habría que retirar de alguna manera a los Mischlinge de la comunidad ale
mana. Dado que el Staatssekretár Stuckart había puesto objeciones a que se los deportase
fuera del país, podría concentrarse a los Mischlinge en algún gueto cercano a la frontera.
Los representantes de la Cancillería del Partido reiteraron entonces su opinión de que
una criba de los Mischlinge, siguiendo los criterios sugeridos durante la conferencia del
20 de enero, era la solución más sencilla, así como la única que garantizaría la desapari
ción de esta «tercera raza». Después del cribado, siempre se podría esterilizar al pequeño
número de Mischlinge que quedara aún en el Reich, y tras la esterilización podría libe
rárseles de todas las restricciones y permitírseles vivir en paz lo que íes restara de vida.
Esta «solución» atrajo tanto a los conferenciantes que decidieron someterla a la au
toridad superior para que decidiera al respecto, pero, dado que esto habría sido una
afrenta para el Staassekretar Stuckart, decidieron presentar también la propuesta de la
90 L. E Lochner (ed.), The Goebbels Diaries, cit., entrada correspondiente al 7 de marzo de 1942,
p. 116.
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esterilización obligatoria91. En resumen, la cuestión estaba tan lejos de solucionarse
como antes. En lugar de discutirse en conferencia, ahora se perpetuó a través de inter-
cambios epistolares. El 16 de marzo de 1942, el Staatssekretar Stuckart envió una larga
misiva a los demás Staatssekretáre así como a Heydrich y Hofmann. Stuckart comenzó
su carta con la observación de que al considerar esta cuestión apenas hacía falta resal
tar «que los intereses del pueblo alemán deben ser el único criterio aplicable».
A continuación, explicó que aunque la deportación de los Mischlinge pudiera pare
cer una solución notoriamente sencilla, adolecía de defectos garrafales que difícilmen
te se podían asociar con los intereses de la nación alemana. En primer lugar, Stuckart
deseaba recordar a sus colegas que ya se había producido un cribado de los habitantes
que eran en parte judíos. En la definición de Nuremberg, aquellos medio judíos incli
nados al judaismo por razones de religión o matrimonio ya habían sido relegados a los
judíos. Los otros medio judíos, los Mischlinge de primer grado, habían sido integrados de
facto en la comunidad alemana. Estaban trabajando y luchando en el frente. M uchos
de ellos habían sido «liberados» por el Führer y se les había concedido categoría de ale
manes. Además, muchos de los clasificados como judíos en virtud de la definición de
Nuremberg habían sido elevados a la categoría de Mischling de primer grado. Sería
incompatible con la autoridad inherente a una decisión del Führer que estas personas
fueran ahora recalificadas y consideradas judías por la normativa general. Pero si no se
podía tocar a los judíos «liberados», carecería de sentido y sería ilógico deportar a los
verdaderos Mischlinge de primer grado, es decir, a los medio judíos que en un principio
habían recibido un status más favorable.
A continuación, Stuckart señaló que cada Mischling tenía gran número de familia
res alemanes. En consecuencia, las repercusiones psicológicas y políticas en el frente
interno serían incalculables. Incluso en caso de que se rechazaran todas estas objecio
nes, seguía Stuckart, había un argumento en su opinión decisivo. «Se da el caso -d e c ía -
de que deportar a los medio judíos significaría abandonar a la mitad alemana de su sangre.»
Teniendo en cuenta estas consideraciones, prefería que los medio judíos se extinguieran
dentro del Reich mediante un proceso natural. Aunque para ello hubiera que esperar
30 ó 40 años, él estaba dispuesto a resignarse a este «contratiempo». Las alternativas a la
esterilización serían «un enorme número de solicitudes de exención [...] considerables
dificultades de transporte [...] la engorrosa necesidad de apartar a los medio judíos de su
trabajo», etcétera92.
461
Tras la carta de Stuckart, el ministro de Justicia en funciones, Staatssekretar Schle-
gelberger, escribió su propia misiva en la que proponía que los Mischlinge de segundo
grado se equipararan a los alemanes sin excepciones y sin restricciones. C on respecto a
los Mischlinge de primer grado, Schlegelberger era partidario de la esterilización. Se
preocupó de señalar que a aquellos Mischlinge demasiado viejos como para tener hijos
no habría que esterilizarlos, y tampoco, dijo, habría que deportarlos. El procedimiento
carecía de propósito útil alguno. Además, Schlegelberger pensaba que había que dejar
tranquilos a los Mischlinge de primer grado casados con alemanes y que tuvieran hijos
clasificados como Mischlinge de segundo grado. D ado que a la progenie, al ser tres
cuartas partes alemana, había que aceptarla como miembros iguales de la comunidad
nacional alemana - « y ése debe ser el objetivo -d e c ía - si queremos que la solución del
problema judío sea realmente definitiva»- no se podía cargar a dichas personas con el
conocimiento de que uno de sus progenitores había sido sometido a «medidas para pro
teger a la comunidad nacional»93.
La carta de Schlegelberger fue el primer indicio de statu quo. La deportación y la es
terilización se iban haciendo cada vez menos factibles a medida que los organismos del
partido y los ministeriales abordaban conjuntamente el problema. De hecho, el asunto
se mantuvo tranquilo hasta septiembre de 1942, cuando empezaron a circular nuevos
rumores de que, después de todo, el Ministerio del Interior y la R SH A estaban prepa
rando la deportación de los Mischlinge de primer grado.
En este momento, el Ministerialrat Losener se sentó a escribir una carta para salvar a
sus Mischlinge. Estaba al borde de la desesperación. Losener había redactado (o ayudado
a redactar) 27 decretos antijudíos94. Probablemente ninguno de ellos lo había enorgulle
cido tanto como el que definía a los judíos. En la abortada conferencia del Ministerio
del Este sobre las definiciones, había pedido en vano que, «por mor de la uniformidad»
se adoptara en el Este el principio de Nuremberg95. Ahora, los Mischlinge del área del
Reich-Protektorat se veían amenazados con la deportación.
Losener escribió su carta aproximadamente el 10 de septiembre de 1942, y la dirigió
a Himmler. Repitió todos los argumentos enumerados por Stuckart. Escribió que Hitler
había concedido la categoría de Mischling de primer grado a 340 judíos, que muchos
Mishclinge ya se habían convertido en alemanes, y que a otros 260 se les había prome
tió militar activo para evitar que posteriormente estuvieran en posición de hacer referencia a un
«gasto de sangre y vida por el Führer y por el Reich». NSDAP/Cancillería del Partido al ministro del
Reich para los Territorios Ocupados en el Este, 2 de marzo de 1942, Wi/ID.358.
93 Schlegelberger a Klopfer, Stuckart, Heydrich, Neumann, Luther, Meyer y Hofmann, 8 de abril
de 1942, NG-2586'I.
94 Declaración jurada de Losener, 24 de febrero de 1948, NG-1944-A.
95 Resumen de la conferencia celebrada en el Ministerio del Este el 29 de enero de 1942,
NG-5035.
462
tido el status de alemán. Losener admitió que la esterilización no era factible durante la
guerra. Después de todo, consolaba a Himmler, «no se pueden rectificar en un día los
errores y los pecados cometidos durante los últimos doscientos años». Pero tras la gue-
rra la esterilización se podría llevar a cabo fácilmente. D ado que, de la cifra de 72.000
Mischlinge incluidos en el censo, algunos medio judíos eran judíos por definición legal,
el verdadero número de Mischlinge de primer grado era de sólo 64.000; y dado que un
gran número de verdaderos Mischlinge habían superado ya la edad reproductiva, el
número de esterilizaciones no tendría que superar las 39.000. Asimismo, Losener resal
tó que los Mischlinge de primer grado eran personas leales y que de cualquier forma
estaban ya sometidos a severas restricciones. Finalmente, instaba a que toda la cuestión
se sometiera a la decisión de Hitler96.
El 27 de octubre de 1942, se convocó la tercera conferencia sobre la «solución fi
nal». Esta vez, la lista de participantes fue la siguiente:
96 Declaración jurada de Losener, 17 de octubre de 1947, con anexo en el que se contiene la carta
que escribió a Himmler en septiembre de 1942, NG-2982.
463
Al comienzo de la conferencia se comunicó a los participantes que «debido a los nuevos
conocimientos alcanzados en el campo de la esterilización» sería posible esterilizar durante
la guerra a los Mischlinge de primer grado en edad reproductiva. Los conferenciantes acep
taron que se pusiera en práctica un programa de esterilización «sin más preámbulos». La
esterilización sería estrictamente voluntaria, es decir, un servicio prestado a la persona a
cambio de «permitirle graciosamente permanecer en el territorio del Reich». Los Mischlin-
ge esterilizados podrían vivir sus vidas en paz, sometidos sólo a las restricciones en vigor.
Los Mischlinge de segundo grado, sin excepción, serían tratados como alemanes, pero
también ellos seguirían sometidos a las restricciones que afectaban a los Mischlinge97.
El péndulo había oscilado hacia el otro lado. Sin embargo, la información de que se
habían alcanzado «nuevos conocimientos» en el campo de la esterilización era estric
tamente una falsa esperanza. Bajo el patrocinio de las SS y de la Policía, se llevaron a
cabo experimentos de esterilización en el campo de exterminio de Auschwitz, y perió
dicamente los investigadores enviaban informes indicando que estaba a punto de «per
feccionarse» una técnica de esterilización a gran escala. De hecho, los médicos nunca
tuvieron éxito. El resultado de su fracaso fue que, tras tanta discusión y controversia,
los Mischlinge no fueron deportados ni esterilizados98.
A buen seguro, se intensificaron algo las restricciones contra los Mischlinge. Por
ejemplo, en el otoño de 1942, el Ministerio de Educación emitió elaboradas normati
vas para la admisión de Mischlinge en las instituciones educativas99. Todavía en 1944
Hitler determinó que los Mischlinge de primer grado que trabajaban en la burocracia
ya no tenían derecho a medallas y honores concedidos por razones del servicio100. Ade
más, los Mischlinge se vieron sometidos a una fatal vulnerabilidad cada vez que hacían
o decían algo inadecuado. U n Mischling de primer grado tenía que ser muy cuidadoso
no fuera que algún organismo del partido excesivamente entusiasta informara de que
se comportaba «como un judío pleno». Tal acusación le costaría la vida101. Desde abril
464
de 1944, se reclutó a Mischlinge de primer grado para los campos de trabajo de la Orga-
nisation Todt. Trabajaron no sólo en el área del Reich-Protektorat, sino también en
Francia. En los centros de construcción ubicadas en localidades francesas los agrupa
ban en compañías de trabajo (OT-Arbeitsbereitschaften) de aproximadamente 100 hom
bres cada una, que trabajaban sin uniforme pero con salario102.
La controversia sobre los Mischlinge ilustra el tremendo deseo que la burocracia
tenía de hacer que la «solución final» fuera verdaderamente final. A los Mischlinge no
se les había molestado mucho, pero el mero hecho de que existieran resultaba inquie
tante. Eran una prueba viviente de que la tarea estaba sin terminar, porque eran porta
dores de la «sangre judía» y de las características judías en la comunidad alemana. Este
tipo de penetración en la nación alemana fue algo que la burocracia alemana no pudo
abordar, y los Mischlinge sobrevivieron.
Intimamente unido a la cuestión de los Mischlinge estaba el problema de los judíos
de matrimonios mixtos. El destino de estos judíos estaba ligado al de los Mischlinge de
primer grado, porque la mayoría de los judíos de matrimonios mixtos eran progenitores
de dicho tipo de Mischlinge. Recordemos que durante el proceso de concentración
Góring había emitido instrucciones en las que establecía que se considerase privilegia
dos a los siguientes judíos incluidos en matrimonios mixtos:
1. El esposo judío de una alemana, siempre que la pareja tuviera uno o más hijos
clasificados como Mischlinge de primer grado.
2. La esposa judía de un alemán, siempre que los hijos estuvieran clasificados como
Mischlinge de primer grado o que la pareja no tuviera hijos.
465
cuyos matrimonios hubiesen terminado por divorcio o fallecimiento, siempre que fue-
ran progenitores de un hijo Mischling; y ese privilegio se mantuvo incluso en aquellos
casos en los que el único hijo Mischling hubiera muerto en acción103. En el momento
de las deportaciones, se disfrutaba de status privilegiado en todos los casos por los
siguientes sujetos:
Eran no privilegiados:
1. Los progenitores judíos cuyos hijos medio judíos estuvieran clasificados como
judíos.
2. El esposo judío de un matrimonio mixto sin hijos (a no ser que su hijo único
Mischling hubiera muerto en acción).
103 Decreto de 1 de septiembre de 1941, RGB11, 547. Véanse también las instrucciones sobre ali
mentos emitidas por el Staatssekretar Riecke el 18 de septiembre de 1942, NG-452.
104 Informe de Korherr, estadístico de las SS, 19 de abril de 1943, NO-5193.
105 Durante el otoño de 1941, un ansioso miembro de la Gestapo de Dusseldorf, el Kriminalse-
kretar Pütz, que no quería hacer «excepciones», tomó medidas para situar a una judía viuda de un
466
Durante la conferencia celebrada el 20 de enero de 1942, todos habían captado el es
píritu de la «solución final». Sin considerar muy detalladamente el asunto, los conferen
ciantes decidieron que habría que deportar a todos los judíos cónyuges de matrimonios
mixtos. Después de todo, los judíos no eran Mischlinge, y, el 20 de enero, el destino de
los propios Mischlinge estaba en duda. Pero aunque los burócratas tenían prisa, eran
vagamente conscientes de ciertas dificultades relacionadas con los matrimonios mixtos.
Sin distinguir entre categoría privilegiada y no privilegiada, los conferenciantes acordaron
que habría que tomar en cada caso individual la decisión de si debía «evacuarse» o no al
cónyuge judío (der jüdische Teil) o si, ante las posibles repercusiones «de dicha medida»
sobre los parientes alemanes, debería ser «transferido» al «gueto para ancianos» de The-
resienstadt. Antes de que acabara la conferencia, sin embargo, el Staatssekretár Stuckart
planteó una interesante pregunta. Señaló que, antes de poder deportar a los judíos de
matrimonios mixtos, tendría que haber una ley que dijera, efectivamente, «se disuelven
estos matrimonios»106.
Aquí estaba, por consiguiente, el germen de la nueva controversia, sólo que esta vez
la línea de discusión no se extendía entre el partido y los Ministerios, sino que atrave
saba directamente las jerarquías. La propuesta de Stuckart era ciertamente interesante
para las SS y la Policía. N o hacía falta mucha imaginación para darse cuenta de qué le
ocurriría al secreto de toda la operación de exterminio si miles de alemanes, separados
de sus cónyuges judíos sólo por la deportación de estos últimos y con la intención de
hacerse con la propiedad del cónyuge (o incluso de contraer nuevo matrimonio), se
acumulasen en los tribunales solicitando certificados de defunción del cónyuge judío.
Claramente, dicho procedimiento resultaría bochornoso. Sólo un divorcio instituido
previamente a la deportación podría evitar estas complicaciones. Incluso aunque las víc
timas judías sólo fueran deportadas a Theresienstadt, podría esperarse que su separa
ción física del cónyuge alemán (presuntamente de por vida) condujera a dificultades
jurídicas; de ahí la necesidad de establecer un procedimiento de divorcio obligatorio.
No obstante, la propuesta de Stuckart generó oposición.
En el frente opositor se incluyeron dos extraños aliados: el Ministerio de Justicia y
el Ministerio de Propaganda. El poder judicial estaba dolido porque consideraba que el
procedimiento de divorcio pasaba por alto a los tribunales. Los expertos en propagan
da deploraban la falta de «delicadeza» contenida en el método de divorcio automático.
467
Cuando se convocó para el 6 de marzo de 1942 la segunda conferencia sobre la «solución
final», los delegados del Ministerio de Propaganda presentaron sus alegaciones contra el
método de Stuckart. En primer lugar, señalaron la probabilidad de interferencia del Vatica
no. A la Iglesia Católica no le gustaban los divorcios, y mucho menos por decreto. A con
tinuación, explicaron que la medida propuesta no había tenido en cuenta la multiplicidad
de casos individuales. Finalmente, manifestaron la opinión de que hasta el procedi
miento de divorcio más sencillo podía implicar a los tribunales, ya que los cónyuges ale
manes acudirían a ellos en cualquier caso.
Los conferenciantes establecieron un método intermedio. Se acordó permitir a los
cónyuges alemanes que pidieran el divorcio por su cuenta y que los tribunales conce
dieran tales solicitudes automáticamente. (La razón habitual de divorcio eran el com
portamiento indebido de uno de los cónyuges o una separación de tres añ os). Los con
ferenciantes se dieron cuenta, sin embargo, de que tal simplificación del procedimiento
de divorcio no bastaría. ¿Cuántos alemanes la aprovecharían? En tiempos ordinarios,
un divorcio era un divorcio; en estas circunstancias era una sentencia de muerte. Sin
mencionar en voz alta esta consideración, los expertos decidieron que si el cónyuge
alemán no aprovechaba la oportunidad en un plazo determinado, se ordenaría al fiscal
tramitar una solicitud de divorcio. En tales casos, los tribunales debían dictar una sen
tencia de divorcio; el poder judicial no dispondría de capacidad discrecional.
Para el Ministerio de Justicia ésta era una píldora amarga, pero los conferenciantes
no se detuvieron aquí. D ado que el destino de los Mischlinge aún estaba en duda, se
decidió incluir en el procedimiento de divorcio automático (con pocas excepciones) los
matrimonios entre Mischlinge de primer grado y alemanes. Había miles de matrimonios
de ese tipo, y ni siquiera se consideraban «mixtos» a tenor de la normativa en vigor. Por
si fuera poco, los conferenciantes acordaron en todos estos casos que, si el jefe de la
Policía de Seguridad y del SD clasificaba a uno de los cónyuges de judío o de Mischling
de primer grado, la determinación debía ser vinculante para los tribunales107.
Apenas le habían comunicado estas decisiones, cuando el Staatssekretar Schlegelberger,
del Ministerio de Justicia, envió una carta a Lammers. «De acuerdo con el informe de mis
asesores -escribió- parecen estar a punto de tomarse decisiones que yo me veo obligado a
considerar absolutamente imposibles, en su mayor parte.»108 El 8 de abril de 1942, Schle-
gelberger planteó sus objeciones con gran detalle. Es interesante señalar que el Staatsse-
kretár estaba dispuesto a ir muy lejos para frustrar este asalto a su jurisdicción. Insistía en
que no se concediera ningún divorcio a no ser que lo solicitase el cónyuge alemán. Recha
zaba el procedimiento automático de divorcio por parte del ministerio fiscal, basándose en
que de esa forma no se cortarían los lazos emocionales entre ambos cónyuges. Haciendo
468
caso omiso del punto de vista policial, Schlegelberger insistía en que, en cualquier caso,
los divorcios obligatorios eran superfluos, «ya que de cualquier manera las parejas se verán
separadas por la deportación del cónyuge judío». Finalmente, sugería que los cónyuges
alemanes se pudieran reunir con los cónyuges judíos deportados a Theresienstadt109.
A pesar de la fuerte oposición de Schlegelberger, que habría preferido enviar a la
esposa alemana de un marido judío al gueto para ancianos de Theresienstadt en lugar
de permitir el divorcio obligatorio, la tercera conferencia sobre la «solución final», cele
brada el 27 de octubre de 1942, reafirmó las decisiones tomadas en la segunda110.
En anticipación del decreto, la R SH A hizo preparativos para deportar a los judíos
de matrimonios mixtos. En marzo de 1943, la Gestapo, con creciente impaciencia,
escogió a un puñado de judíos que habían disfrutado de status privilegiado y los depor
tó. Aunque las deportaciones se produjeron en el propio G au de Goebbels, Berlín, el
ministro de Propaganda se negó a ponerse «sentimental» respecto al tem a111. La cues
tión del divorcio obligatorio le fue sometida al propio Hitler, pero en octubre de 1943
el Führer aún no había reaccionado a la propuesta112. En consecuencia, el 18 de diciem
bre de 1943 Himmler dio un nuevo paso, ordenando la deportación de los judíos casa
dos con alemanes a Theresienstadt, con la salvedad de que se exonerase de la medida
a dos grupos: los judíos cuyos hijos varones hubieran muerto en acción, y aquellos cuyo
traslado hubiera causado «cierto desasosiego» debido a la presencia en la casa de hijos
menores. La redada debía tener lugar el 5-10 de enero de 1944113.
Los Mischlinge y los judíos pertenecientes a matrimonios mixtos fueron los únicos
candidatos a la deportación que escaparon al destino que Heydrich había escogido para
ellos. Los Mischlinge se salvaron porque eran más alemanes que judíos. Los judíos per
tenecientes a matrimonios mixtos se consideraron exentos porque, en el último análi
sis, se pensó que su deportación podría poner en peligro todo el proceso de destrucción.
Simplemente no compensaba sacrificar el secreto de toda la operación para poder
deportar a 28.000 judíos, algunos de los cuales eran tan viejos que probablemente mori
rían de muerte natural antes de que finalizara la operación.
109 Schlegelberger a Klopfer, Stuckart, Heydrich, Neumann, Luther, Meyer y Hofmann, 8 de abril
de 1942, NG-2586'1.
110 Resumen de la conferencia celebrada el 27 de octubre de 1942, NG-2586-M.
111 L. R Lochner (ed.), The Goebbels Diaries, cit., entrada correspondiente al 11 de marzo de
1943, p. 294.
112 Resumen de la conversación entre Lammers y Bormann, 6 de octubre de 1943, NO-1068.
113 Orden de Himmler, 18 de diciembre de 1943, PS-3366. H. G. Adler indica que el 14 de mayo
de 1944 hay en el gueto 1.954 judíos pertenecientes a matrimonio mixtos, más 38 dependientes.
H. G. A d l e r , Theresienstadt 1941-1945, Tubinga, 21960, p. 699. Esta cifra probablemente incluía a
unos cuantos judíos holandeses. Los judíos de matrimonios mixtos, señala, no estuvieron protegidos
en las posteriores deportaciones a Auschwitz. Ibid, pp. 190, 193.
469
Segundo problema especial: los judíos de Theresienstadt
470
cultades. De vez en cuando, alguien preguntaba si, por ejemplo, había que deportar a
un anciano de ochenta y siete años, o si no se podía dejar tranquilo a otro octogena
rio117. Durante las deportaciones de ancianos de Berlín, Goebbels señaló en su diario:
«Desafortunadamente, ha habido varias escenas deplorables en una residencia de
ancianos judíos, donde se concentró gran cantidad de gente que incluso se puso del
lado de los judíos»118.
Como los ancianos, los veteranos de guerra presentaban otro problema psicológico.
Tenían un argumento tan poderoso que no era necesario plantearlo: habían luchado
por Alemania. Todo alemán entendía este argumento. Nadie, ni siquiera el hombre más
nazificado de las SS, deseaba importunar a un judío que fuera inválido de guerra o que
hubiera recibido condecoraciones importantes. U na de las acusaciones que el Obers-
turmbannführer Strauch presentó contra el Generalkommissar Kube se debió a un epi
sodio que tuvo lugar en Minsk, donde Kube había parado a un policía que golpeaba a
un judío y le había gritado al alemán que si por casualidad él tenía la Cruz de Hierro
como el judío al que estaba pegando. Strauch, al informar del asunto, señaló con aire
de alivio: «Afortunadamente, el policía pudo replicar que “sí”».
Los veteranos de guerra judíos no sólo tenían un argumento, sino también un me
diador: el ejército alemán. Esto no quiere decir que el ejército alemán protegiera de
hecho a ningún judío, sino que se interesaba por el destino de sus ex soldados. Pode
mos preguntarnos por qué el ejército, que tan «cordialmente» estaba cooperando con
los Einsatzgruppen en Rusia, adoptaba una política distinta en su país. La respuesta es
sencilla. U n alem án no lleva el uniforme a la ligera. Q uienes habían llevado uniforme
alemán, especialmente si habían sido heridos o condecorados con él, merecían respe
to. Si eran judíos, merecían al menos cierta consideración. De ahí que en 1933 las pri
meras normativas para expulsar a los funcionarios civiles judíos contuvieran ya exen
ciones para los veteranos de guerra. Cuando se descubrió que varios veteranos judíos
se encontraban entre los deportados de Viena a Polonia, a comienzos de 1941, el ejér
cito pidió que los «oficiales de mérito probado» y aquellos con una discapacidad del 50
por 100 quedaran exentos de la acción y se les permitiera acabar su vida en territorio
alemán. Su deportación, sostenía el ejército, no sería conforme con el respeto a la
Wehrmacht alemana.
Basándose en su «argumento» y en el interés comprensivo de la Wehrmacht, los vete
ranos judíos de Austria y Alemania se organizaron en dos grupos de presión diferentes. En
Viena se encontraba la Verband Jüdischer Kriegsopfer Wien (Organización de Inválidos de
471
Guerra Judíos de Viena), bajo la dirección de Siegfried Kolisch. Fue una de las organi
zaciones que se mantuvo fuera del marco de la Kultusgemeinde. En Berlín, la primera
Reichsbund Jüdischer Frontsoldaten (Sociedad de Soldados Judíos en Primera Línea
del Reich) se mantuvo como la sección de Kriegsopfer (inválidos de guerra) de la divi
sión de bienestar social de la Reichsvereiningung; es decir, se convirtió en parte de la
maquinaria central del Dr. Leo Baeck, pero sin renunciar a su interés especial. La sec
ción Kriegsopfer estaba bajo la dirección del Dr. Ernst Rosenthál.
Cuando en septiembre de 1941 se publicó el decreto de la «estrella», los vetera
nos de guerra buscaron en vano una norm ativa que los eximiera de llevar la gravosa
identificación. La Verband Jüdischer Kriegsopfer de Viena escribió una carta de con
sulta a la sección del Kriegsopfer en Berlín, pero la respuesta fue negativa119. Sin em
bargo, a finales de septiembre, sólo cuatro sem anas después de que se emitiera el
decreto de la estrella, el director Kolisch anunció en una reunión de directivos de la
Kriegsopfer que el oficial de la G estapo encargado de los asuntos judíos en Viena,
Obersturmführer Brunner, había ordenado hacer una recapitulación estadística de
todos los veteranos de guerra judíos de Austria. La misma orden se había dado ya en
Praga y Berlín. Uno de los oficiales de la Kriegsopfer, Fürth, com entó que se había
confeccionado ya una lista de 2.071 judíos. Fürth sugirió adem ás que se podría incluir
a las viudas de hombres especialm ente condecorados y de aquellos veteranos que
hubieran dejado la Verband120.
Dos semanas más tarde, el director de la división de «emigración» de la Kultusge-
meinde de Viena, rabino Benjamín Murmelstein, le comentó a Kolisch que había lle
gado a un «acuerdo» (Vereinbarung) con la Oficina Central Nazi para la Emigración
Judía (la Zentralstelle) con respecto a la recopilación de «listas de supresión de la acción
de reasentamiento» (Enthebungslisten für die Umsiedlungsaktion). La lista contenía seis
categorías de personas que no debían ser trasladadas:
472
4. Ciegos, inválidos absolutos y personas muy enfermas.
5. Personas reclutadas para trabajos forzosos.
6. Inválidos de guerra y veteranos muy condecorados.
473
sólo Eisler era miembro de su organización. La última línea de la anotación establece:
«informaré de esta llamada telefónica a la Oficina Central para la Emigración Judía
[G estapo]»124.
Tras el establecimiento del gueto de Theresienstadt, en la primavera de 1942, las de
portaciones de veteranos de guerra comenzaron con intensidad. Sin embargo, no todos
los veteranos de guerra eran trasladados allí. Sólo los privilegiados tenían derecho a ser
transportados al gueto para ancianos; los restantes fueron deportados a los campos,
para ser asesinados. Cuando empezaron las deportaciones de la primavera, el jefe de la
Verband de Viena, Kolisch, estaba ausente. A l jefe en funciones de la Verband, Fürth,
se le acercó un día el director de la comunidad judía de Viena, Dr. Jo sef Lówenherz,
quien le pidió cuatro listas: veteranos de guerra con una discapacidad del 50 por 100
(o más), oficiales muy condecorados, soldados muy condecorados, y todos los demás
miembros de la Verband. Cuando Fürth preguntó para qué quería Lówenherz las listas,
el dirigente judío «respondió con evasivas». Fürth cometió entonces el desastroso error
de dárselas.
El 9 de junio de 1942, los dirigentes de la Verband se reunieron en conferencia. La
reunión fue sombría. Fürth anunció que de 2.500 miembros, 1.100 habían sido «eva
cuados». Concluyó que en el plazo de dos meses la Verband ya no existiría. O tro par
ticipante en la conferencia, Schapira, citó estadísticas que indicaban que, entre los
miembros que permanecían aún en Viena, 200 estaban gravemente discapacitados y
otros 200 tenían importantes condecoraciones. Los conferenciantes estudiaron enton
ces «planes» de rescate. Uno quería presentar el ruego de que se concentrase a los
veteranos de guerra en Viena o cerca de la ciudad o, de lo contrario, que se incluye
ran en un transporte cerrado hacia un destino «favorable». O tro pensaba que el mejor
proceder sería alcanzar un «acuerdo» con la G estapo respecto a los «oficiales de alta
graduación». Fürth, que había entregado las listas m ortales a Lówenherz, recalcó:
«opino que todo el que Heve una estrella tendrá que desaparecer de aquí [von hier weg
müssen ivirá]».
Entonces empezó a hablar Kolisch. Pensaba que todas las propuestas analizadas hasta
ese momento eran una completa «locura». Sus colegas estaban a punto de «destruirlo
todo». Si querían hacerlo, él no tenía objeción, pero sí debía recalcar algo: cada excep
ción concedida a un veterano constituía un acto de «clemencia» por parte de la Ofici
na Central para la Emigración Judía (Gestapo). La organización de la comunidad judía
no era sino una institución para aplicar las órdenes de la oficina central. (Die Kultusge-
meinde ist nichts anderes ais eine Institution zur Erfüllung samtlicher Auftráge der Zentralste-
lle.) «Ciertamente hay una razón -con tinuó- para que nos pidieran las listas de inválidos
de guerra y de soldados que lucharon en el frente y fueron condecorados.»
474
Fürth, que ahora ya conocía perfectamente la razón, propuso que se pidiera a la G es
tapo un transporte uniforme para todos los veteranos de guerra. «Lo veo muy negro
-d ijo - y hablo desde la sensatez y la experiencia cuando digo que tendremos suerte si
dentro de un mes estamos aún aquí como hoy.» En ese momento, Kolisch habló abier
tamente de las listas que Fürth había entregado a Lowenherz, y cuando Fürth se defen
dió declarando en efecto que Lowenherz le había engañado, uno de los participantes,
Halpern, se mostró de acuerdo con él. «Resulta fácil ver -intervino H alpern- que la
comunidad judía no es más que un mensajero de la G estapo.» Lowenherz, dijo, mere
cía ser castigado125.
Aunque Fürth tenía razón al verlo todo «negro», el fin no se produjo en un mes. El
4 de agosto de 1942, los líderes de la Kriegsopfer tuvieron ocasión de reunirse de nuevo.
En el orden del día se encontraba «la reducción de empleados de la Kultusgemeinde».
La comunidad judía tuvo que entregar parte de sus propios empleados a la Gestapo para
la deportación, porque muchos judíos habían sido ya deportados y ya no había necesi
dad de mantener una organización judía de gran tamaño. Entre los empleados de la Kul
tusgemeinde que estaban amenazados de despido había muchos miembros de la or
ganización de veteranos. Los dirigentes de la Verband se reunían ahora para encontrar
una forma de protegerse. El H auptmann Kolisch señaló que «naturalmente» la comuni
dad judía no le mostraría a él la lista de reducción. Propuso, por lo tanto, que la Verband
entregara una lista de veteranos «valiosos» a la Oficina Central para la Emigración Judía.
En el debate sobre esta propuesta, algunos de los dirigentes de la Verband sugirieron que
tal vez sería mejor apelar a la comunidad judía. Fürth pensaba que la Verband debería
entregar a la Kultusgemeinde una lista en la que se dividiera a los veteranos en tres gru
pos de diferente grado de «valía». Halpern prefería pedir a la Kultusgemeinde que «en
caso de igual calificación de dos empleados, el inválido de guerra tuviera preferencia».
Entonces Kolisch comentó: «N o quiero librar una guerra con la comunidad ju día»126.
El 7 de agosto de 1942, los conferenciantes se reunieron de nuevo para retomar la
discusión. Schatzberger propuso que se entregase una única lista indiferenciada a la co
munidad. Fürth se mostró «de acuerdo» pero consideró que habría que señalar las «cali
ficaciones militares». A continuación, la Kultusgemeinde cesaría a los miembros «menos
cualificados». Si la comunidad no aceptaba, se entregaría entonces la misma lista al
Hauptsturmführer (Brunner, de la G estapo). Schapira comentó:
125 Actas de la conferencia de Kriegsopfer, presidida por Kolisch y celebrada el 9 de junio de 1942
con la participación de Fürth, Halpern, Hnilitschek, Kris, Sachs, Schapira, Schatzberger y Schorns-
tein, 9 de junio de 1942, Occ E 6a-18.
126 Actas de la conferencia de Kriegsopfer mantenida el 4 de agosto de 1942, bajo la presidencia
de Kolisch, con la participación de Diamant, Fürth, Halpern, Hnilitschek, Sachs, Dr. Schapira,
Schatzberger y Schomstein, 5 de agosto de 1942, Occ E 6a-10.
475
O pino fundam entalm ente que no podemos permitim os entablar una guerra contra la
Kultusgemeinde. N o tiene sentido entrar en conflicto en estas horas finales ¡Schlussdra-
ma] de los judíos vieneses. L a reducción se llevará a cabo, nos guste o no; la Zentralstel-
le ha ordenado un número fijo de reducciones, y la Kultusgemeinde enviará nuestros avi
sos de cese el 15 de este mes.
476
la última medida importante contra los judíos tomada por Reinhard Heydrich (lo asesi
naron poco después), que utilizó su cargo de Reichsprotektor, es decir, de representante
jefe del Reich en el Protektorat, para ordenar la completa disolución de la pequeña ciu
dad de Theresienstadt, su evacuación por parte de la población checa, y la creación allí
de un «asentamiento judío» (Judensiedlung) o, como se conocía en el Reich, un gueto
para viejos (Altersghecto)no.
Theresienstadt tenía su propia com andancia de las SS, dirigida (en sucesión) por
el Hauptsturm führer Dr. Siegfried Seidl, el Hauptsturmführer A ntón Burger y el
Hautpsturmführer Karl Rahm, todos ellos hombres de Eichm ann y todos ellos au s
tríacos131. Por debajo de la dirección de las SS estaba el más anciano de los judíos (en
sucesión), Jakub Edelstein (originalmente jefe de la com unidad judía de Praga), el
Dr. Paul Eppstein (Reichsvereinigung, Berlín), y el rabino Dr. M urmelstein (Vie
na)132. Edelstein fue degradado en una reunión m antenida el 27 de enero de 1943,
en la que participaron Seidl y el H auptsturm führer M oes (experto en judíos prom i
nentes de la R S H A IV-B-4). M oes transmitió primero a Edelstein el reconocim iento
(Anerhennung) de sus actividades por parte de Eichmann, y después anunció la crea
ción de un triunvirato del que Edelstein seguiría formando parte. A l frente de este
triunvirato estaría el Dr. Paul Eppstein, de Berlín. Edelstein replicó que «tras 14 meses
de trabajo constructivo, no podía recibir esta decisión con un sentim iento de satis
facción [das er diese Entscheidung nach 14 M onaten Aufbauarbeit nicht mit einem Gefühle
der Befriedigung annehmen kónne]». Seidl lo consoló diciéndole que sus propias ex
presiones de gratitud no eran «m era fraseología [blosse Phrase]»lii. N o sólo estaría
Eppstein a cargo, sino que el tercer miembro del triunvirato resultó ser el Dr. Mur-
melstein134.
Más de 140.000 personas fueron enviadas a Theresienstadt. Su destino se indica en
el siguiente cuadro general135:
caust Memorial Museum, Grupo de Registro 48.005 (Registros Seleccionados de los Archivos Esta
tales checos, Praga), Rollo 3. Las primeras ideas habían planteado la creación de dos guetos: There-
sienstadt en la Bohemia septentrional, cerca de Praga, y Gaya en la Moravia meridional, cerca de
Bmo. Gaya fue descartado. Véase H. G. Adler, Theresienstadt 1941-1945, cit., pp. 21-23 y passim.
130 Decreto (firmado Heydrich), 16 de febrero de 1942. Verordnungsblatt des Reichsprotektors in
Bóhmen und Mahren, 1942, p. 38.
131 Zdenek L ed er er , Ghetto Theresienstadt, Londres, 1953, pp. 74-75, 90. Véase también el inte
rrogatorio al que fue sometido el Dr. Siegfried Seidl en Viena, 4 de junio de 1946, Policía de Israel, 109.
132 Z. Lederer, Ghetto Theresienstadt, cit., pp. 41-43, 149-150 y 166-167.
133 Memorando de Edelstein y Zucker, 27 de enero de 1943, Policía de Israel, documento núme
ro 1239. En el documento Moes está escrito «Mohs».
134 En el mensaje enviado por Moes, debería haber aparecido Lówenherz.
135 H. G. Adler, Theresienstadt 1941-1945, cit., pp. 37-60 y 725.
477
Llegadas a Theresienstadt a 20 de abril de 1945 140.937
Protektorat 73.603
Antiguo Reich 42.821
Austria 15.266
Países Bajos 4.894
Eslovaquia 1.447
Niños de Biaíystok 1.260
Hungría 1.150
Dinamarca 476
Otros 20
Nacimientos y adiciones no verificadas ____ m
141.184
Reducciones:
Deportados -88.202
M uertos -33.456
Liberados en 1945 -1.654
Huidos -764
Arrestados y probablementemuertos por la Gestapo -2 7 6
De los 141.184, quedaban el 9 demayo de 1945 16.832
136 Declaración de Robert Prochnik en París, 24 de junio de 1954, transmitida por su abogado al
Landesgericht für Strafsachen en Viena y archivada bajo la signatura Vg. 8 Núm. 41/54. Copia en el
Dokumentationsarchiv des osterreichischen Widerstandes, Viena, E21701. Prochnik trabajó en el Isra-
elitische Kultusgemeinde de Viena, y en Theresienstadt a las órdenes de Murmelstein. El 12 de junio
de 1945, recibió un certificado firmado por Leo Baeck y otros dos líderes de Theresienstadt supervi
vientes, en agradecimiento por haber sido «un funcionario responsable, concienzudo y fiable». Doku-
mentatioinsarchiv, ibid. En septiembre de 1944, sólo las SS decidían quién podía quedarse.
478
Seguramente, en lo que respecta a los judíos del Protektorat, nunca se pensó que
Theresienstadt fuera más que una parada. Pero ni siquiera los judíos del Reich y de A us
tria se mantendrían allí. N o sólo murieron en grandes cantidades debido a la enferme
dad y el agotamiento, sino que muchos de ellos fueron deportados, junto con las vícti
mas checas, primero a las fosas de ametrallamiento del O stland y después a los campos
de exterminio del Generalgouvernement y a Auschwitz. Ese era el significado funda
mental de un «transporte favorecido».
El sucesor de Heydrich en la R SH A , Gruppenführer Kaltenbrunner, entendía
menos aún de consideraciones psicológicas y «privilegio» que su predecesor. Para K al
tenbrunner, Theresienstadt era una molestia. En 1943, con permiso de Himmler, trans
firió de Theresienstadt a Auschwitz a 5.000 judíos menores de sesenta años. Tras esta
deportación, tenía en el gueto 46.735 judíos. Fijándose más en la estadística, se dio
cuenta de que 25.375 de ellos no podían trabajar y que 21.005 tenían más de sesenta
años; una correlación bastante cercana. En consecuencia, instó a Himmler a permitir
la «relajación» (Auflockerung) de los reclusos de mayor edad. Estos judíos, explicaba,
eran portadores de epidemias. Además, ocupaban a un gran número de judíos más jóve
nes, que podían ser empleados en «trabajos más útiles» (einen zweckmássigeren Arbeit-
seinsatz). Por consiguiente, Kaltenbrunner pidió a Himmler que aprobara «por el
momento» (zunachst) el traslado de sólo 5.000 judíos mayores de sesenta años. Le ase
guró a Himmler que se tendría cuidado, como en el caso de transportes anteriores, de
escoger sólo a aquellos judíos «que no disfruten de especiales relaciones o conexiones
con nadie y que no posean altas condecoraciones de ningún tipo137.
A pesar de todos los argumentos, Himmler envió la siguiente respuesta a través de
su secretario personal, el Obersturmbannführer Rudolf Brandt: «El Reichsführer de las
SS no desea que se transporten judíos de Theresienstadt, porque dicho transporte
entorpecería la tendencia a permitir a los judíos del gueto de ancianos de Theresiens-
tad a vivir y morir allí en paz»138.
Esta tendencia era, por supuesto, vital para conservar la leyenda del «reasentamien
to», y eso explica por sí solo la ansiedad de Himmler por los ancianos judíos de There
sienstadt. Significativamente, cuando se puso fin a las deportaciones, Himmler decidió
vaciar Theresienstadt de la mayoría de los presos. Desde septiembre a octubre de 1944,
salieron de allí transportes continuos con destino al centro de exterminio de Auschwitz,
con 18.400 judíos. Prácticamente todo el Judenrat de Theresienstadt se encontraba
entre las víctimas. La víspera de su deportación (27 de septiembre de 1944), el último
más anciano de los judíos, rabino Murmelstein, asumió el cargo. Sirvió hasta la libera
13' Kaltenbrunner a Himmler, febrero de 1943, Archivos de Himmler, Carpeta 126. Las estadís
ticas correspondientes a enero y febrero proceden de la misma carta.
138 Brandt a Kaltenbrunner, 16 de febrero de 1943, Archivos de Himmler, Carpeta 126.
479
ción. Con él, sólo unos cuantos miles de judíos privilegiados mantuvieron su privilegio
hasta el final139.
Es de conocim iento com ún que existe ahora un proceso de deportación que afecta a
nuestros trabajadores judíos que han sido arduam ente preparados para convertirlos en
especialistas. H an sido formados com o electrosoldadores y expertos en galvanizado, y su
traslado supondría una reducción de la producción, quizá en un tercio. En consecuencia,
le telegrafiamos a usted respecto a este asunto.
De acuerdo con la opinión sostenida por la com andancia de arm am ento local, el pro
cedimiento es tal que el O K H , mediante el Reichsführung SS, ha emitido una orden gene
ral [Ukas] a favor de nuestra gente a la Zentralstelle für jüdische Auswanderung, Viena IV,
Prinz Eugen St. 22. Estaríamos muy agradecidos si, aparte de un m ontón de buenos con
sejos, se hiciera una contribución positiva a favor de la conservación de nuestra capaci
dad productiva, consiguiendo ustedes a través del O K H una directiva adecuada.
Entre paréntesis, nos gustaría observar que estos trabajadores judíos son los más capa
ces e industriosos de todos, porque después de todo son los únicos que arriesgan algo si
su producción no es satisfactoria, y están realmente alcanzando tales m arcas que casi se
podría comparar la productividad de un judío con la de dos especialistas arios.
139 Z. Lederer, Ghetto Theresienstadt, cit., pp. 43, 149-150, 166-167, 248. Se puede encontrar una
descripción exhaustiva de la vida en Theresienstadt en H. G Adler, Theresienstadt 1941'¡945, cit., y
también en su obra Die verheimlichte Wahrheit, Tubinga, 1958. Este es un volumen de documentos.
480
Por lo demás, sólo podemos repetir con énfasis que después de todo no necesitamos
estos cascos de hierro para nosotros, sino que es la Wehrmacht la que los precisa, de
forma que es tarea de estos organismos reprimir tales ordenanzas, que en nuestra opinión
no son lo bastante adecuadas.
Por favor, com uníquenos a la mayor brevedad posible si ha obtenido usted cierto éxito
porque, por un lado, el asunto es urgente y, por otro, la intranquilidad entre los trabaja
dores judíos es naturalmente considerable, dado que la deportación a Polonia sin medios
de subsistencia es más o menos equivalente a una condena rápida y segura y, bajo tales
auspicios, es natural que su productividad descienda de m anera perceptible [da die Vers-
chickung nach Polen ohne jegliche Subsistenzmittel mehr oder minder den raschen und sicheren
Untergang bedeutet und unter solchen Auspizen die Arbeitsleistung natürlich merklich nach-
lassen m uss]140.
140 OKH/Chef HRüst. u. BdE (Ejército de Reemplazo)/Wa Amt (Oficina de Armas) a la OKW/
Wi Rü-Rü V, 22 de octubre de 1941, adjuntando carta de Brunner Verzinkerei/Brüder Boblick (Viena)
al Dr. G. von Hirschfeld (Berlín W62), 14 de octubre de 1941, Wi/ID .415.
141 Rü In III/Z a OKW/WiRü, 14 de octubre de 1941, Wi/ID .415.
142 Memorando del OKW/Wi Rü, 23 de octubre de 1941, Wi/ID .415. OKW/Wi Rü IVc (firma
do Fikentscher-Emden) a la inspección de armamento y a las comandancias del Reich, de Praga y del
GG, 25 de octubre de 1941, Wi/ID .415.
143 Rademacher a través de Luther, Gaus, y Wórmann a Weizsácker, 11 de julio de 1942, NG-2586-1.
144 OKW/Wi Rü IVc a las inspecciones de armamento, 25 de octubre de 1941, Wi/ID .415. L. P
Lochner (ed.), The Goebbels Diaries, cit., entrada correspondiente al 11 de mayo de 1942, p. 211.
481
nales de economía (Landesarbeitsamter y Landeswirtschaftsámter) 145. Es probable que la ma
yoría de las delegaciones regionales de economía transfiriesen sus competencias a las Cá
maras de Industria y Comercio146. La maquinaria regional tenía un veto absoluto en las
deportaciones de los trabajadores judíos. De esa forma, a las Cámaras de Comercio e In
dustria del distrito de Coblenza se les comunicó específicamente que sus decisiones eran
«vinculantes» para la policía147. Sin embargo, a las oficinas sobre el terreno sólo se les había
concedido el veto respecto a los judíos empleados en grupos. Dado que el decreto de tra
bajo emitido el 31 de octubre de 1941148 había establecido que los judíos debían emplear
se sólo de esta forma, se creía que todos los judíos estaban cubiertos. Fue un error. El decre
to de 31 de octubre de 1941 no se había aplicado plenamente, y la Gestapo fue de un sitio
a otro escogiendo a los judíos que no estaban empleados en grupos sino a título individual.
Góring tuvo que inmiscuirse de nuevo y ordenar que se eximiera de las deportaciones a
todos los judíos que trabajaran en las industrias de guerra149.
El aplazamiento de los judíos trabajadores no duró mucho. Después de todo, las con
sideraciones económicas no debían tenerse en cuenta en la «solución final del proble
ma judío». En el otoño de 1942, el propio Hitler ordenó que se retirara a los judíos de
la industria de armamento150. Pero el problema de reemplazar a los judíos en las fábri
cas no se resolvió hasta que a la Dirección General de Seguridad del Reich se le ocu
rrió una idea.
En el Generalgouvernement, el distrito de Lublin, que en otro tiempo se había pen
sado convertirlo en reserva judía, se había designado ahora como colonia para el asen
tamiento de habitantes de etnia alemana. Habría que trasladar a todos los polacos del
distrito. Los «elementos criminales y asocíales» polacos habría que transportarlos a
campos de concentración, mientras que los polacos restantes, siempre que fueran aptos
145 Ministerio de Trabajo (firmado Dr. Beisicgel) a los presidentes de las delegaciones regionales
de trabajo, 19 de diciembre de 1941, L-61. Ministerio de Trabajo (firmado Dr. Timm) a los presiden
tes de las delegaciones regionales de trabajo, 27 de marzo de 1942, L-61. Delegación Regional de Eco
nomía de Coblenza (firmado Gmeinder) a las Cámaras de Comercio del distrito, 4 de marzo de 1942,
L-61.
146 Instrucciones de Gmeinder, 4 de marzo de 1942, L-61.
147 Ibid.
148 RGB11, 681.
149 Ministerio de Trabajo (firmado Dr. Timm) a los presidentes de las delegaciones regionales de
trabajo, 27 de marzo de 1942, L-61. Delegación de Economía de Wiesbaden (firmado Dr. Schneider)
a las Cámaras de Comercio del distrito, con copias a las delegaciones regionales de economía de
Coblenza y Sarrebruck, 11 de abril de 1942, L-61.
150 Testimonio de Speer, Trial of the Major War Crimináis, XVI, 519. De acuerdo con Speer,
muchos judíos fueron empleados entonces en el sector eléctrico (AEG y Siemens). Speer y el pleni
potenciario de Trabajo Sauckel asistieron a la conferencia durante la que Hitler dio la orden.
482
para el trabajo, había que trasladarlos al Reich para sustituir a la mano de obra judía.
La Dirección General de Seguridad del Reich envió este plan al cargo público que tenía
toda la responsabilidad general sobre el reclutamiento de mano de obra y de oferta de
trabajo: el plenipotenciario de Asignación de Trabajadores de la Oficina del Plan C u a
trienal, Gauleiter Sauckel. Armado con la propuesta de la R SH A , que le parecía razo
nable, Sauckel ordenó a las delegaciones regionales de trabajo que se preparasen para
establecer un sistema regular de sustituciones: salían los judíos y entraban los polacos.
Los judíos que desempeñaban trabajos menores podían ser deportados tan pronto como
llegasen los reemplazos polacos. Los trabajadores cualificados judíos podrían ser depor
tados tan pronto como los polacos se familiarizaran con el trabajo151.
Com o consecuencia de esta orden, decenas de miles de judíos fueron deportados
en 1943 a los campos de exterminio152. Sin embargo, cuando los polacos se «familiari
zaron» con el trabajo, al Gauleiter de Berlín, Goebbels, le preocupó que los «intelec
tuales semitas» pudieran aliarse con los trabajadores extranjeros para provocar una re
vuelta. Estaba decidido a prevenir cualquier «concubinato» entre los judíos de Berlín
y los trabajadores importados, y en consecuencia esperaba con ansiedad el final de las
deportaciones. «Cuando Berlín esté libre de judíos -escrib ió- habré completado uno de
mis mayores logros políticos»153.
La teoría de la sustitución de trabajadores promovida por la R SH A adolecía de un
defecto básico: el Reich padecía una escasez absoluta de mano de obra. Aunque se hu
bieran añadido todos los trabajadores extranjeros, los prisioneros de guerra y los presos
de los campos de concentración disponibles a la mano de obra judía, seguiría sin supe
rarse la escasez de trabajadores. Es cierto que la oferta de mano de obra aumentó con
las conquistas alemanas en el este y en el oeste, pero con la gran expansión industrial
de la década de 1940 la dem anda de trabajadores aumentaba más rápidamente que la
oferta. Si se sustituía a los judíos en una fábrica, el resultado era que otra planta nece
sitada de trabajadores para ampliar su producción se quedaba escasa.
En consecuencia, no es sorprendente que las empresas industriales clamasen por
asignaciones crecientes de trabajadores cualificados y trabajadores que realizaran tareas
pesadas. El clamor empezó en 1940 y se hizo más insistente en 1941 y 1942. A los in
dustriales y a los jefes de la construcción no les preocupaba mucho la nacionalidad o el
tipo de trabajador que les proporcionaban. Trabajador extranjero «voluntario», prisio-
151 Sauckel a las delegaciones regionales de trabajo, 26 de noviembre de 1942, L-61. El plan de
la R SH A se resume en la directiva de Sauckel.
152 Véase la carta enviada por Sauckel a las delegaciones de trabajo regionales, preguntándoles
cómo se las iban arreglando sin sus judíos, 26 de marzo de 1943, L-156.
153 L. E Lochner (ed.), The Goebbels Diaries, cit., entradas correspondientes al 9 de marzo de
1943, y al 19 de abril de 1943, pp. 288, 290 y 335.
483
ñero de guerra, preso de un campo de concentración, cualquiera que pudiese llevar a
cabo trabajos cualificados o pesados a salarios de hambre era bien recibido. Pero hay un
fenómeno que, más que cualquier otro, ilustra el lujo que suponía la deportación de los
trabajadores judíos. A medida que aumentaba la escasez de mano de obra, los indus
triales pedían no sólo reemplazos sino, más específicamente, reemplazos judíos. El
número de tales solicitudes es significativo.
En noviembre de 1940, el A lto M ando del Ejército pidió al Ministerio de Trabajo
que importara a 1.800 judíos para la construcción de líneas férreas en las direcciones
del Reichsbahn en Opole, Wroclaw y Lublin154.
El 14 de marzo de 1941, el Ministerio de Trabajo envió a las delegaciones regiona
les de trabajo una circular anunciando la disponibilidad de 73.123 judíos del Warthe-
gau para trabajar en el Reich, o aproximadamente 3.500 judíos por delegación regional.
El Ministerio recalcó que ya había solicitudes de mano de obra pendientes. Por ejem
plo, Industrias Siem ens-Schuckert había pedido 1.200 trabajadores para sus plantas en
Brandenburgo y Alem ania central155. El 7 de abril de 1941, se canceló la circular. Hitler
se había opuesto a la importación al Reich de judíos polacos156.
En marzo de 1941, la Reichswerke A . G. für Erzbergbau und Eisenhütten (las pro
pias industrias de Góring) diseñó un programa de producción que exigía la utilización
de 2.000 judíos presos en los campos así como de otros trabajadores157. N o sucedió
nada. Pero la Reichswerke no olvidó. El 29 de septiembre de 1942, la empresa de
Góring envió una carta al Ministerio de Speer (Oberstleutnant von Nikolai) solicitan
do la asignación de trabajadores del campo en virtud de un acuerdo que el Generaldi-
rektor Pleiger de Industrias Góring había firmado con Himmler. U na copia de esta carta
fue enviada a la Dirección General Económico-Administrativa de las SS/Subdirección
del Grupo D (W VH A-D), el organismo que administraba los campos de concentra
ción158. El 2 de octubre de 1942, el organismo encargado de los campos de concentración
respondió que Himmler había aceptado que se utilizara a los reclusos del campo pero
que «no se debe emplear a los judíos»159.
En septiembre de 1942, la maquinaria de Speer pasó a la acción. Su Ministerio, que
estaba a cargo de los armamentos, operaba mediante los denominados anillos indus
triales y comités principales. Tanto anillos como comités estaban compuestos por inge
484
nieros industriales. Los anillos se ocupaban de los productos (tales como cojinetes de
bolas) utilizados en diferentes empresas; los comités se ocupaban de un producto aca
bado, por ejemplo, granadas160. A mediados de septiembre de 1942, inmediatamente
antes de que se hicieran los preparativos para deportar a los judíos del Reich para tra
bajos forzosos, el H auptausschuss M unition (Comité Principal para las Municiones,
dirigido por el Prof. Dr. Albert Wolff) envió cuestionarios a todas las grandes industrias
de municiones para descubrir qué empresas podían «recibir judíos» (mit Juden belegt
vuerden kónnen) y qué empresas podían establecer campos de concentración para los
trabajadores judíos161. A l Com ité Principal para las Municiones se le unió pronto en
esta encuesta el Com ité Principal para las Arm as (Hauptausschuss Waffen)162, pero el
proyecto estaba destinado al fracaso. La G estapo protestó que era absolutamente inad
misible trasladar a los judíos alemanes hacia el este simplemente para importar judíos
extranjeros del oeste163.
O tro grupo cuya deportación se retrasó fue el de los judíos extranjeros. En mayo
de 1939, el número de judíos de nacionalidad no alemana que habitaban en el Reich as
cendía a 39.466. A primera vista, esta cifra, que equivalía casi al 12 por 100 de la pobla
ción judía total, parece bastante elevada. Sin embargo, 16.024 de estos judíos eran apá-
tridas. El número real de judíos extranjeros era, por consiguiente, de sólo 23.442. Pero
no todos los judíos extranjeros se consideraban como tales a efectos de deportación. Un
judío era súbdito extranjero sólo cuando estaba protegido por una potencia extranjera.
Por consiguiente, todos aquellos que poseyeran la nacionalidad de un país ocupado eran
apátridas a los ojos alemanes. U n país ocupado no podía proteger a nadie.
Los judíos que habían inmigrado de las provincias checoslovacas de Bohemia y Mo-
ravia fueron los primeros afectados; eran 1.732. Enseguida le llegó el turno al gran blo
que de judíos polacos y de Danzig, que ascendían a 15.249. Los países occidentales ocu
pados, Noruega, Francia, Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos, estaban representados
160 Respecto a la descripción del aparato del Ministerio de Speer, véase Franz L. Neumann, Befie-
moth, 2.a edición, Nueva York, 1944, pp. 590-594.
161 Comité Especial para las Municiones V (Smderausschuss M V), firmado Scheuer, al Direktor
Dr. Erich Müller, construcción de artillería, Krupp, 12 de septiembre de 1942, NI-5856. Respecto al
organigrama de Krupp, véase la declaración jurada de Erich Müller, 5 de febrero de 1947, NI-5917.
162 Comité Principal para las Armas a Krupp, 29 de septiembre de 1942, NI-5856. Krupp quería tra
bajadores judíos. Krupp al Comité Especial para las Municiones V. 18 de septiembre de 1942, NI-5859.
Krupp (firmado por el jefe de personal Ihn) al plenipotenciario de Trabajo (a la atención del Landrat
Beck), 18 de septiembre de 1942, NI-5857. Krupp al Comité Principal para las Armas (atención del
Direktor Notz), 5 de octubre de 1942, NI-5855.
163 Memorando de Kahlert, jefe de la División Principal para Cuestiones Especiales y Asignación
de Trabajadores en la Asociación Siderúrgica del Reich (Hauptabteilungsleiter Spezialwesen und Arbeit-
seinsatz, Reichsvereinigung Eisen), 23 de septiembre de 1942, NI-1626.
485
por un total de 280 judíos. El número de judíos soviéticos, estonios, letones, lituanos y
griegos ascendía a 515. Además, aproximadamente 100 judíos yugoslavos (aquellos que
no eran ciudadanos del Estado croata) se consideraron también apatridas.
En resumen, los 23.442 judíos extranjeros se redujeron, con un examen más estric
to, a unos 5.600 pertenecientes a países enemigos, neutrales o aliados de Alemania. El
Ministerio de Asuntos Exteriores no intentó deportar al puñado de judíos británicos y
estadounidenses (junto con los judíos pertenecientes a los dominios británicos y a paí
ses latinoamericanos, sólo 386) porque quería intercambiarlos por alem anes164. El «pro
blema» se redujo, por consiguiente, a los 5.200 judíos pertenecientes a países neutrales
y a aliados de Alemania, o aquellos de nacionalidad dudosa165.
Hungría 1.746
Rumania 1.100
Categoría dudosa 988
Eslovaquia \ 659
Turquía 253
Italia 118
Croacia aprox. 100
Suiza 97
Bulgaria 30
Suecia 17
España 17
Portugal 6
Finlandia 2
486
visto bueno del Ministerio de Asuntos Exteriores167. Su exigencia protegió a los judíos
extranjeros residentes en el Reich y a los judíos residentes en países extranjeros.
Por supuesto, este último grupo era mucho más importante que el anterior. Había
sólo unos cuantos miles de extranjeros protegidos en el Reich y en los territorios ocu
pados del Reich, mientras que había millones de judíos en territorios controlados por
los aliados de Alemania. Sin embargo, se daba una conexión administrativa importan
te entre ambos grupos. El Ministerio de Asuntos Exteriores pronto descubrió que si, por
ejemplo, Eslovaquia aceptaba la deportación de los pocos cientos de sus judíos que resi
dían en el Reich y en los territorios ocupados, pronto aceptaría la deportación de las
decenas de miles de judíos que vivían en la propia Eslovaquia. En consecuencia, los ju
díos extranjeros del Reich se utilizaban como cuña. En cuanto un gobierno extranjero
se desentendía de sus ciudadanos judíos residentes en el exterior, era más fácil inducir
lo a abandonar a los judíos que residían en el propio país.
Los primeros países con los que contactaron fueron Eslovaquia, Croacia y Rumania.
Los gobiernos de estos tres países se sometieron a las exigencias alemanas sin demasiado
ruido. (Rumania decidió posteriormente proteger a algunos de sus judíos)168. A conti
nuación fueron los gobiernos búlgaro e italiano. Los búlgaros no pusieron objeciones, pero
el gobierno italiano se mantuvo firme hasta su hundimiento, en septiembre de 1943169.
Con el gobierno húngaro contactaron una y otra vez, pero, como Italia, se negó a aban
donar a sus judíos. En consecuencia, hubo que tratar a los gobiernos italiano y húngaro
como países neutrales.
Por supuesto, el Ministerio de A suntos Exteriores no insistió en la deportación de los
judíos residentes en países neutrales, así que no había mucha razón para insistir en la
deportación del puñado de judíos con nacionalidades neutrales que residían en A le
mania. Sin embargo, Alem ania debía quedar judenfrei. Por consiguiente, presentaron a
los gobiernos neutrales, junto con Italia y Hungría, el ultimátum de que a no ser que
retiraran a sus judíos en un tiempo específico, éstos serían incluidos en las medidas anti
judías generales. N o se cumplieron los límites, sin embargo, y, como resultado, el exper
to en deportación de la R SH A , Eichmann, se impacientó enormemente.
El 5 de julio de 1943, Eichmann recordó a su homólogo del Ministerio de Asuntos
Exteriores, von Thadden, que las fechas máximas de repatriación ya se habían sobre
pasado. «N o consideramos importante -escrib ió- esperar más o pactar con estos gobier
nos una solución intermedia. De acuerdo con la actual situación de la solución final,
ahora en el área del Reich sólo permanecen aquellos judíos casados con un cónyuge
487
alemán y un puñado de judíos de nacionalidad extranjera.» Para llegar también a una
«solución final» en esta materia, Eichmann pidió a Thadden que estableciera un nuevo
plazo límite: 3 de agosto de 1943. A continuación, enumeró los países involucrados: Italia,
Suiza, España, Portugal, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Hungría, Rumania y Turquía. «Para
finalizar -escribió Eichmann- le pedimos a usted que deje a un lado cualesquiera escrúpulos
posibles en aras de resolver definitivamente el problema de los judíos, ya que en este tema
el Reich ha llegado a una solución intermedia con los gobiernos extranjeros de la manera
más generosa.»170
Von Thadden se mostró de acuerdo con su colega Eichmann, pero amplió el plazo
máximo hasta octubre de 1943. Sólo los judíos italianos, cuyo gobierno se había rendi
do mientras tanto a los Aliados, fueron sometidos a deportación inm ediata171. Los tur
cos solicitaron un nuevo aplazamiento, provocando así el desagrado del Ministerio de
Asuntos Exteriores alemán, que señaló sus repetidas «concesiones extraordinarias». Al
final, aceptó ampliar el plazo hasta el 31 de diciembre de 1943, mientras el impaciente
Eichmann pedía que todos los judíos extranjeros fueran sometidos al «tratamiento
general»172.
Si los nacionales de otros países podían gozar de la protección de gobiernos extranje
ros, los individuos «prominentes» y los miembros de la maquinaria administrativa judía
estaban completamente a merced de los «organismos supervisores» alemanes. Dos inci
dentes ocurridos en mayo de 1942 tuvieron especiales consecuencias para aquellos judíos
suficientemente visibles como para ser prominentes. Uno fue el incendio provocado por
un pequeño grupo de jóvenes judíos (la mayoría de ellos comunistas) en una exposición
nazi, «El paraíso soviético», y el otro fue el atentado que le costó la vida a Heydrich en
Praga. Siguiendo órdenes del Gauleiter de Berlín, Goebbels, 500 judíos eminentes (füh-
rende Juden) fueron tomados inmediatamente como rehenes para garantizar el «com
portamiento adecuado» (anstándiges Verhalten) de los miles de judíos que trabajaban en
Berlín173. Pocos días después, informaron a los dirigentes de la comunidad judía de que
170 Eichmann a von Thadden, 5 de julio de 1943, NG-2652-E. Dinamarca, a pesar de estar ocu
pada, fue respetada como país neutral hasta el otoño de 1943. Finlandia, uno de los aliados del Eje,
fue el único aliado europeo que nunca fue objeto de presiones para que deportase a sus judíos. Este
país tenía una forma de gobierno democrática y sólo unos 2.000 judíos.
171 Von Thadden a las delegaciones alemanas en el extranjero, 23 de septiembre de 1943, NG-
2652-M.
172 Memorando del Legationsrat Wagner, 29 de octubre de 1943, NG-2652-K. Eichmann a von
Thadden, 15 de noviembre de 1942, NG-2652-L.
173 Oficina de Gesandter Kriimmer (Ministerio de Asuntos Exteriores) a Weizsacker y Luther, 27
de mayo de 1942, NG-4816. Véase también Helmut E s c h w e g e , «Resistance of Germán Jews against
the Nazi Regimc», Leo Baeck Institute Year Book 13 (1970), pp. 143-180 y H. G. Adler, Der verwalte-
te Mensch, cit., pp. 172-182. El jefe del grupo de resistencia era Herbert Baum.
488
habían matado a 250, incluidos 154 de los rehenes y 96 que ya habían sido encarcelados
en el campo de concentración de Sachsenhausen174.
En octubre de 1941, la Reichsvereinigung y las Kultusgemeinden de todo el área
del Reich-Protektorat empleaban aún a casi 10.000 personas (algunas en cargos de
formación u honorarios) que, junto con sus familias, esperaban reconocimiento hacia
su especial status175. De hecho, los judíos que ejercían cargos públicos ocupaban el pri
mer lugar en la lista de exenciones «acordada» entre el Obersturmführer Brunner y el
rabino Murmelstein en Viena, pero esta prórroga sería breve para cualquiera que deja
ra de ser necesario. Com o las deportaciones se habían iniciado en marzo de 1942, el
Hauptsturmführer Gutwasse, del Referat de Eichmann, estableció que debía haber
una reducción de personal proporcional a la reducción de la población judía176, y en
junio de ese año la Kultusgemeinde de Berlín, con menos de la mitad de empleados
que en marzo de 1941, fue reducida aún más rápidamente que la comunidad a la que
servía177. A comienzos de 1943, incluso los dirigentes judíos estaban siendo deportados.
El «Führer» judío de Berlín, como uno de los hombres de Eichmann llamó al rabino Leo
Baeck, fue detenido en su casa el 27 de enero de 1943, a las 5:45 de la mañana. Baeck,
que se levantaba temprano, estaba ya despierto, pero pidió una hora para poner sus
cosas en orden. Durante esa hora escribió una carta a su hija en Londres (vía Lisboa) y
emitió órdenes de giro postal para pagar las cuentas de la luz y del gas. Viajó por su
cuenta a Theresienstadt en un departamento de tren178.
En Viena, el jefe de deportación judío, Murmelstein, fue deportado a Theresien
stadt, donde sobrevivió como último «judío más anciano» del gueto. El jefe de la com u
nidad judía de Viena, Lowenherz, que de acuerdo con Eichmann era un «buen tipo»
174 Memorando de Philipp Kozower (comunidad de Berlín), 31 de mayo de 1942, Leo Baeck
Institute, rollo de microfilme 66. Memorando de Lowenherz, 1 de junio de 1942, Policía de Israel
1156.
175 Las estadísticas preparadas para Eichmann por la Reichsvereinigung el 14 de noviembre de
1941 indican la existencia de unos 6.000 empleados en el Antiguo Reich, más de 1.400 en Austria,
y más de 2.500 en el Protektorat, a 31 de octubre. Leo Baeck Institute, rollo de microfilme 66.
176 Memorando de Eppstein (Reichsvereinigung) sobre la reunión del 21 de marzo de 1942, con
Gutwasser, firmado el 23 de marzo de 1942. Leo Baeck Institute, rollo de microfilm 66.
177 Moritz Henschel (comunidad de Berlín) a la Staatspolizeileitstelle IV-D-1, 15 de junio de
1942, señalando la reducción desde 2.900 a menos de 1.400 personas. Leo Baeck Institute, rollo de
microfilm 66. Respecto a posteriores reducciones, véase el mismo microfilm. Sobre Viena, véase el
memorando confeccionado por Lowenherz, 24 de julio de 1942, Policía de Israel, 1158.
178 Véase la narración de Baeck en Eric H. BüEHM (ed.), We Survived, New Haven, 1949,
p. 290. El hombre de Eichmann que llamaba a Baeck el «Führer» judío era el Hauptsturmführer
Wisliceny. Véase Eugene L e v ai, Black Book on the Martyrdom ofHungarianJewry, Zúrich y Viena, 1948,
p. 123.
489
(ein braver Kerl), permaneció en Viena hasta última hora como jefe de una mínima
organización comunitaria judía que se encargaba de unos cuantos judíos pertenecientes
a matrimonios m ixtos179.
H asta ahora, hemos analizado tres grupos de deportación amplios: el único grupo
verdaderamente exento, que comprendía a los Mischlinge y a los judíos pertenecientes
a matrimonios mixtos; los judíos enviados a Theresienstadt, que eran los ancianos, los
veteranos de guerra gravemente discapacitados o con altas condecoraciones, y las per
sonas eminentes; y el grupo aplazado, compuesto mayoritariamente por judíos muertos
en los campos de exterminio después de retrasos específicos (los que trabajaban en la
industria de guerra, los extranjeros y los funcionarios). U n cuarto grupo, los judíos
recluidos, comprendía a los incluidos en instituciones: sanatorios mentales, prisiones y
campos de concentración. Para deportar a estas personas, la Dirección General de
Seguridad del Reich tenía que establecer acuerdos especiales con los organismos que
tenían jurisdicción sobre ellos.
Las instituciones mentales estaban bajo el control de la División Sanitaria del Minis
terio del Interior. Durante el proceso de concentración, el Staatssekretár Dr. Conti, del
Ministerio del Interior, ordenó a las instituciones mentales que le informaran de todos
los internos judíos180. Cuando comenzó el denominado programa de eutanasia, se rea
lizó un cribado superficial de pacientes alemanes recluidos en instituciones para locali
zar a los aquejados de enfermedades incurables, los cuales fueron gaseados en diversos
centros establecidos con este propósito en el Reich. Los judíos se encontraban entre
estas víctimas. El 30 de agosto de 1940, el Ministerio del Interior ordenó que se sepa
rara a los internos judíos de los alemanes. Los judíos fueron asignados a unos cuantos
centros, en los que continuaron las selecciones para el gaseado181. A finales de 1940,
179 Informe de Lowenherz referente a 1944, fechado el 22 de enero de 1945. Yad Vashem O 30/5,
Dr. Rezso Kasztner (Rudolf Kastner). «Der Bericht des jüdischen Rettungskomitees aus Budapest
1942-1945» (mimeografiado en la posguerra, en la Biblioteca del Congreso), pp. 154-155 y 178.
180 Dr. Leonardo Conti a Heil-und Pflegeanstalten (sanatorios mentales), 24 de octubre de 1939,
NO-825.
181 H. G. Adler, Der verwaltete Mensch, cit., pp. 240-245. Ernst Klee, «Euthanasie» im NS'Staat,
Fráncfort del Meno, 1983, pp. 258-261. Henry FRIEDLANDER, «Jüdische Anstaltspatienten im NS-
Deutschland», en Gótz Aly (ed.), A ktion T-4, Berlín, 1987, pp. 33-44. Hermann Pfannmüller (Direc
tor del sanatorio mental bávaro de Eglfing-Haar) al Ministerio del Interior bávaro/División Sanitaria,
20 de septiembre de 1940. Pfannmüller al Gemeinnützige Kranken-Transport-GmbH, 2 de mayo de
1941, NO-3354. Eglfing-Haar estaba especificado en la orden del 30 de agosto de 1940 como institu
ción para pacientes mentales judíos de Baviera. El Gemeinnützige Kranken-Transport-GmbH era la
490
todos los judíos restantes debían concentrarse en una única institución dirigida por la
Reichsvereinigung de Bendorf-Sayn182. A partir de ese momento, podían matar a todos
los pacientes mentales judíos por el hecho de ser judíos. En abril de 1942, llegó el pri
mer transporte de judíos «imbéciles» (Vollidioten) al distrito de Lublin para que los gasea
ran en uno de los centros de exterminio de la zona183. Estaba previsto que otro transporte
con internos de Bendorf-Sayn saliera de Coblenza hacia el distrito de Lublin en julio
siguiente184. En noviembre de 1942 se cerró Bendorf-Sayn185. El problema de los p a
cientes mentales judíos estaba resuelto.
El traslado de los judíos encarcelados, que se encontraban bajo la custodia del
Ministerio de Justicia, fue un asunto más difícil. Aunque los judíos encarcelados eran
comparativamente pocos, la renuencia del poder judicial a entregarlos era grande. Esta
vacilación no se debía tanto un sentimiento de justicia o de compasión como a una
consideración administrativa. La transferencia de los judíos iba ligada a la transferen
cia de otros presos, y la renuncia a los judíos por parte del poder judicial estaba rela
cionada con la disminución del poder judicial en su totalidad. Las SS y la Policía utili
zaron a los judíos como cuña para debilitar al poder judicial y, en última instancia, para
absorberlo. En un Estado completamente totalitario, la organización policial es la única
encargada de dispensar justicia.
El poder judicial preveía esta evolución e intentó impedirla. Característicamente, los
intentos de paralización por parte del Ministerio de Justicia se basaron en la idea de que
también el poder judicial podía contribuir a la destrucción de los judíos. La idea que el
Ministerio de Justicia tenía de contribución no era la de meramente aplicar las medidas
discriminatorias contra los judíos. Sobra decir que un tribunal alemán no se cuestionaba
la constitucionalidad de una medida, sino que aplicaba cualquier decreto que llevara la
firma de una autoridad gubernativa. El poder judicial quería hacer más que eso. Quería
añadir discriminaciones propias contra los judíos. Quería hacerles la vida imposible a los
judíos en los tribunales, interpretando una intención antijudía en un decreto que no la
tenía, o agravando el alcance de un decreto cuando la letra de sus disposiciones no justi
organización que transfería a los pacientes mentales a las estaciones de eutanasia. Véase también la
carta de Frieda Kahn a Eglfmg-Haar sobre la muerte de su hermana, 2 de marzo de 1941, NO-3354.
182 E. Klee, «Euthanasie» im N S S taat, cit., p. 261.
183 División Principal de Propaganda del Generalgouvernement, informes de las divisiones de
propaganda del distrito consolidados semanalmente, informe emitido por la división de Lublin, 18 de
abril de 1942, Occ E 2-2.
184 E. Klee, «Euthanaise» im NS-Staat, cit., pp. 261-262. Los pacientes judíos recluidos en insti
tuciones mentales del Protektorat fueron trasladados a Theresienstadt. H. G. Adler, Der verwaltete
Mensch, cit., p. 244.
185 Decreto circular emitido por el Ministerio del Interior, 10 de noviembre de 1942. Ministerial-
blatt, 1942, p. 2150.
491
ficaban agravamiento alguno, o cambiando el procedimiento de tal forma que a un judío
le resultase más difícil ganar una causa, o aumentando la pena para hacer que el judío pa
gara una multa más elevada, cumpliera una sentencia más larga, o incluso muriera.
Debe observarse que la mayoría de las discriminaciones judiciales no estaban con
troladas centralmente. En general, cada juez hacía su propia «contribución» en la medida
de su afán por revelarse como un verdadero nazi. Algunos jueces, tales como Rothaug
en el enjuiciamento de Katzenberger por «contaminación racial», se inclinaban por
«obtener una sentencia de muerte contra cualquier judío a cualquier precio»186. Como
explicó Rothaug después de la guerra, «muchas de nuestras sentencias eran nacional
socialistas»187.
Las estadísticas de delincuencia en el Antiguo Reich en 1942 revelan que mientras que
la proporción de alemanes convictos y absueltos era de 14 a 1 (417.001 frente a 29.305), la
proporción de judíos convictos y absueltos era de 20 a 1 (1.508 frente a 74). De los 1.508
judíos condenados por los tribunales, 208 fueron sentenciados a muerte. Dado que ni un
solo judío fue condenado por asesinato, debemos desconfiar enormemente de estas
penas de muerte188. Además, está bastante claro que también en las demandas civiles los
judíos fueron sometidos a discriminación. Aunque no disponemos de estadísticas, algunos
de los casos ya analizados en este libro indican que padecían una decidida desventaja en
los procesos civiles.
Por otra parte, había magistrados que no podían avenirse a someter la ley a una «inter
pretación artificial». En el capítulo 5, hemos señalado la causa de los cupones de café.
Está también la causa Lutfglas. En octubre de 1941, un tribunal especial de Katowice
(Alta Silesia, territorio polaco incorporado) sentenció a un judío de setenta y cuatro años,
Markus Luftglas, a una prisión de dos años y medio basándose en que había acaparado
65.000 huevos. Hitler oyó hablar de la sentencia y comunicó al ministro de Justicia en
funciones, Schlegelberger, a través del Staatsminister Meissner, que quería que mataran a
Lutftglas. Inmediatamente, Schlegelberger entregó a Luftglas a las SS para que lo ejecu
taran189. Para la burocracia, las sentencias judiciales emitidas en casos como el de los
cupones de café y el de Luftglas señalaban la necesidad de establecer una dirección cen
tral, pero la primera inclinación del Ministerio de Justicia fue la de animar a los jueces a
dar un trato duro a los demandados judíos, más que ordenarles que lo hicieran.
186 Declaración jurada del Dr. Georg Engerí (fiscal en la causa contra Katzenberger), 18 de enero
de 1947, NG-649.
187 Declaración jurada de Oswald Rothaug, 2 de enero de 1947, NG-533.
188 Datos enviados por el Ministerio de Justicia (firmado Grau) al Prasident Reichsgericht, al Pra-
sident Volksgerichtshof, a los Oberlandesgerichtsprásidenten, a los Obereichsanwálte beim Reichsgericht
und Volksgerichtshof, y a los Generalstaatsanwalte, 4 de abril de 1944, NG-787.
189 Correspondencia incluida en el documento NG-287.
492
En mayo de 1941, el Staatssekretar Schlegelberger sugirió que se aprobara un decre
to interministerial para privar a los judíos del derecho de apelación, ordenando a la
maquinaria judicial que cumpliera sin dilación cualquier sentencia dictada contra un
judío. Lógicamente, Schlegelberger sugirió también que se prohibiera a los judíos acu
sar de parcialidad a un juez alemán. En tercer lugar, proponía condescendencia con los
judíos que cometieran actos contra su propia gente, como «por ejemplo, en el caso de
las judías que se someten a aborto»190. N o hace falta decir que esta última propuesta no
estaba pensada para favorecer a los judíos; simplemente significaba que éstos eran libres
de atacarse entre sí.
El mismo tipo de «generosidad» se extendió después a los judíos en cuestiones de
protección sanitaria, cuando el Ministerio del Interior, de acuerdo con la Cancillería del
Partido, estableció que a los judíos, y a los Mischlinge de primer grado que quisieran
casarse con judíos, ya no se les exigiera el acostumbrado certificado de salud antes de ca
sarse191. Las propuestas de Schlegelberger no se pusieron en práctica en 1941, porque
su intención había sido la de adjuntarlas a un decreto que no se emitió: el proyecto de
ordenanza para privar a los judíos de su nacionalidad alemana. Pero no quedaron com
pletamente olvidadas.
Cuando en el otoño de 1941 se iniciaron en Alem ania las medidas destinadas a la
«solución final», el Ministerio de Justicia se vio inmerso en cierta confusión. El poder
judicial quería subirse al carro. ¿Pero cómo? El 21 de noviembre de 1941, uno de los
expertos del Ministerio de Justicia, el Ministerialdirigent Lutterloh, escribió al S taats
sekretar Schlegelberger sobre el problema. «En vista de la actual situación de los judíos
-d ijo - se están manteniendo discusiones para determinar si se priva a éstos del derecho
a demandar y si deberían establecerse normativas especiales respecto a su representa
ción en los tribunales.» La cuestión decisiva, afirmaba Lutterloh, era si se iba a trasla
dar inmediatamente a los judíos. Señalaba que, hasta el momento, sólo habían sido
«expulsados» (abgeschoben) 7.000 de los 77.000 judíos de Berlín. Los judíos que traba
jaban en la industria bélica y los casados con alemanes habían sido «aplazados» (zurück-
gestellt). Por otra parte, todos los abogados judíos de Berlín (los denominados Konsulen-
ten) habían recibido «órdenes de viajar» (Abreisebefehle). En otras palabras, concluía
que algo habría de hacerse192.
Durante el periodo de incertidumbre no sucedió nada, sin embargo. Quizá Schle
gelberger estaba demasiado ocupado con los judíos pertenecientes a matrimonios m ix
493
tos. Cuando las cosas se tranquilizaron un poco, el Prásident del Volksgerichtshof (tri
bunal del pueblo), Dr. Freiler, presentó un proyecto de decreto redactado por el Minis
terio de Justicia que resucitaba la propuesta original hecha por Schlegelberger de que
se prohibiera a los judíos apelar en procesos penales. El proyecto contenía además una
disposición completamente innecesaria en la que se establecía que debía privarse a los
judíos del derecho a apelar a los tribunales para que éstos decidieran contra sentencias
emitidas por la policía193. El Ministerio del Interior propuso que se abolieran también
las apelaciones en causas administrativas y que se ampliase el efecto del decreto al Pro
tektorat y a los territorios del Este (polacos) incorporados194.
Schlegelberger replicó que no tenía objeciones a estos cambios, y añadió que debe
ría privarse a los judíos del derecho a prestar juramento, aunque deberían ser conside
rados responsables de sus declaraciones195. La Cancillería del Partido pidió que los judíos
perdieran el derecho a entablar demandas civiles y que se les privara del derecho a re
cusar a un juez alegando parcialidad196. (Ninguna de la sugerencias del partido era ori
ginal). El 25 de septiembre de 1942, se celebró una conferencia interministerial con el
propósito de incorporar todas las propuestas a un nuevo proyecto, que contenía también
la disposición de que a la muerte de un judío su fortuna debía pasar al Reich197. Para
entonces, el proyecto había quedado obsoleto.
A finales de agosto de 1942, el ministro de Justicia en funciones, Schlegelberger, se
retiró debido a la edad, y un nuevo ministro de Justicia, Thierack, asumió el cargo.
Thierack empezó su mandato haciendo concesiones extraordinarias a las S S y a la policía.
El 18 de septiembre de 1942, él y su nuevo Staatsekretár, Rothenberger, se reunieron
con Himmler, el S S -Gruppenführer Streckenbach (jefe de personal en la R SH A ), y el
SS-Obesturm bannführer Bender (experto jurídico de las SS) para firmar un acuerdo.
Am bas partes estaban de acuerdo en que los judíos condenados a más de tres años de
prisión debían ser entregados a las SS y a la policía, y que en el futuro el propio Heinrich
Himmler se encargaría de todas las faltas punibles de los judíos198.
En un arranque de generosidad, el Ministerio de Justicia decidió posteriormente por
su cuenta entregar a todos los judíos que estuvieran cumpliendo sentencias superiores
193 Freisler a los Ministerios del Interior, de Propaganda y de Asuntos Exteriores, a la Canci
llería del Partido, al Reichsführer de las SS, y al Reichsprotektor de Praga, 3 de agosto de 1942,
NG-151.
194 Ministerio del Interior al Ministerio de Justicia, 13 de agosto de 1942, NG-151.
195 Schlegelberger al Ministerio de Propaganda, 13 de agosto de 1942, NG-151.
196 Bormann al Ministerio de Justicia, 9 de septiembre de 1942, NG-151.
197 Frick a la Cancillería del Partido, a los Ministerios de Justicia, Propaganda, Finanzas y Asun
tos Exteriores, 29 de septiembre de 1942, NG-151.
198 Memorando confeccionado por Thierack, 18 de septiembre de 1942, PS-654. El acuerdo
cubría el área del Gran Reich.
494
a seis m eses199. La segunda parte del acuerdo alcanzado entre Himmler y Thierack, que
privaba por completo a los tribunales penales de jurisdicción sobre los judíos, no se
pudo poner en práctica hasta que el 1 de julio de 1943 se publicó un decreto en virtud
del cual los actos penales cometidos por judíos debían ser «castigados» por la policía200.
Mientras tanto, el Ministerio de Justicia entregó de manera sistemática a la G estapo a
todos los judíos recientemente condenados201.
Debería observarse que el acuerdo alcanzado entre Himmler y Thierack no sólo tra
taba de los judíos, sino también de los gitanos, los polacos, los rusos, los ucranianos, los
checos, e incluso los alemanes «asocíales». Suponía una amplia ruptura con el sistema
penal existente. Thierack explicó este paso en una carta enviada a Bormann:
C on miras a liberar al pueblo alemán de los polacos, los rusos, los judíos y los gitanos,
y con el propósito de hacer que los territorios del Este incorporados al Reich estén dis
ponibles para el asentam iento de ciudadanos alemanes, me propongo entregar la juris
dicción penal sobre los polacos, los rusos, los judíos y los gitanos al Reichsführer-SS. A l
hacerlo, me atengo al principio de que la adm inistración de justicia sólo puede hacer una
pequeña contribución al exterminio de estas gentes202.
199 Directiva del Dr. Eichler (despacho del ministro de Justicia), 1 de abril de 1943, PS-701.
200 RGB1 1, 372. Orden de Himmler, 3 de julio de 1943, Ministerialblatt, p. 1085.
201 Declaración jurada del Senatsprásident Robert Hecker, 17 de marzo de 1947, NG-1008. Hecker
estaba encargado de transferir los judíos a la policía: trabajaba en la División V del Ministerio de Justicia.
202 Thierack a Bormann, 13 de octubre de 1942, NG-558. Durante un periodo de medio año, el
Ministerio de Justicia envió al jefe del campo de concentración Pohl 12.658 presos de diversas nacio
nalidades. Supuestamente, los prisioneros iban destinados a proyectos de trabajos forzosos llevados a
cabo por las SS. Murieron, sin embargo, en masa. El 1 de abril de 1943, habían muerto 5.935. Carta
borrador de Pohl a Thierack, abril de 1943, N O -1285
203 Estadística incluida en el informe de Korherr, 27 dé marzo de 1943, NO-5194.
204 Müller (jefe, R SH A IV) a todas las Staatspolizeileitstellen, a las oficinas de los BdS y de los
KdS, y al Beauftragte des Chefs der Sicherheitspolizei, 5 de noviembre de 1942, NO-2522. Caracte
rísticamente, la orden estipulaba que se incluyera a los Mischlinge de primer grado en las transfe
rencias. Estos fueron los únicos Mischlinge muertos junto con los judíos. La transferencia de prisio-
495
bio de jurisdicción, porque los campos de concentración del Reich y los centros de exter
minio de Polonia estaban bajo la misma dirección. Sin embargo, el centro de exterminio
tenía un carácter bastante distinto al de un campo de concentración ordinario, como
pronto descubrirían las víctimas205.
Apresamiento y transporte
ñeras judías ya se había ordenado en septiembre. OStubaf. Dr. Bemdorff (RSH A IV-C-2) a los Sta-
poleitstellen, etc., 2 de octubre de 1942, NO-2524.
205 Los campos de concentración del Reich querían 1.600 reemplazos de trabajadores polacos y
ucranianos de Auschwitz. No hubo reemplazos. W VH A D-II (asignación de trabajadores a los cam
pos de concentración) al comandante de Auschwitz, 5 de octubre de 1942. Centralna Zydowska
Komisja Historyczna w Polsce, Dnkumenty i materialy do dziejów okupacii niemeckiej w Polsce, cit., vol. 1,
pp. 73-74. Comandancia de Auschwitz/III-A a W VH A D-II, 10 de octubre de 1942, ibid.
496
todos los judíos de su jurisdicción anunciando «otro transporte de 1.000 personas, espe
cíficamente a M insk [ein weiterer Transport von 1.000 Personen und zwar nach Minsk],
para el 8 de diciembre. En esta comunicación se dieron instrucciones a todos sobre
cómo prepararse para el transporte, quedando pendiente la posterior comunicación de
la comunidad a aquellos que iban a realizar el viaje206.
La segunda fase, que comenzó con la puesta en funcionamiento de los campos de exter
minio, se llevó a cabo con múltiples listas de referencia, obtenidas de distritos policiales y
archivos fiscales de las comunidades, complementadas con las direcciones que obraban en
poder de las oficinas de vivienda de las comunidades. La extensión de la operación no se les
ocultó a los dirigentes judíos. El 30 de mayo de 1942 Eichmann llegó a informar a Lowen-
herz de que esperaba la evacuación completa (ganziiche Evakuierung) de los judíos del Reich,
Austria y el Protektorat; los ancianos a Theresienstadt y los otros hacia el «E ste»207. Lo
único que no se mencionaron fueron los campos, y en los registros de viviendas el para
dero de los judíos debía inscribirse como «desconocido» (unbekannt verreist) o hacer una
anotación de que los anteriores habitantes judíos habían «emigrado» (ausgewandert)208.
Cada lugar tuvo su propia histófia de deportación, y cada historia revela condiciones
y mecanismos de deportación especiales. En el Protektorat, desde donde la mayoría de los
transportes se dirigieron a Theresienstadt, el procedimiento comenzó con el registro de
todos los pobladores judíos, los de Praga y Bm o en septiembre de 1941, y los de otras ciu
dades en los meses siguientes. Los funcionarios de la comunidad judía examinaban los do
cumentos personales para el registro, y la Zentrastelle enviaba las listas de deportación a
las comunidades, que comprobaban en ellas los judíos muertos, los enfermos, los esencia
les, etc. Antes de la partida, los deportados entregaban las llaves de las viviendas y los
cupones de racionamiento no utilizados a las organizaciones comunitarias209. En el
Reich y en Austria, aparecen variantes de una ciudad a otra. Quizá se puedan percibir
analizando las evoluciones en tres localidades importantes: Fráncfort, Viena y Berlín.
En Fráncfort, donde a comienzos de octubre de 1941 vivían 10.500 judíos, un año
después quedaban menos de l.OOO210. La G estapo de Fráncfort había establecido su
control sobre la organización comunitaria muchos meses antes del primer transporte.
206 Texto de la carta incluido en H. G. Adler, Der verwaltete Mensch, cit., pp. 398-399. Los ante
riores transportes habían ido a Lódz.
207 Memorando de Lówenherz, 1 de junio de 1942, Policía de Israel, 1156.
208 «Directrices para las evacuaciones al Generalgouvernement, Trawniki, cerca de Lublin», 22
de marzo de 1942, preparado por Günther (RSH A IV-B-4-a), Policía de Israel 1277.
209 El procedimiento se describe en el informe enviado por el más anciano del Consejo de los
Judíos de Praga a la Oficina Central para la Regulación de la Cuestión ] udía en Bohemia y Moravia,
19 de junio de 1944, Policía de Israel 1237.
210 Se pueden encontrar estadísticas detalladas en Dokumente zur Geschichte der Frankfurter
Juden, pp. 460, 465-469, 474, 476-477, 482-483, 487-490, 500-503 y 532-533.
497
Un superviviente que trabajó en el departamento de estadística de la Comunidad recuerda
que a diario un representante de la Kultusgemeinde tenía que presentarse en la Gestapo
declarando en voz alta: «Se presenta el judío Sigmund Israel Rothschild». En la prima
vera de 1941, el departamento de estadística recibió órdenes de confeccionar una lista
por triplicado de todos los miembros de la comunidad. U n día, en otoño, Rothschild
trajo de la Gestapo una lista de 1.200 personas a la que debía añadir información adicional.
La Gestapo desmintió los rumores de que el propósito de la lista fuese la deportación. Dos
días después, el 19 de octubre de 1941, comenzó la redada211. A las 5:30 de la madrugada,
se reunieron efectivos de dos Standarten de las SA a los que se les entregaron formularios
para el registro de las propiedades judías. Debían entrar en las viviendas a las siete de la
mañana. Los hombres de las SA , de diferentes extracciones sociales, no estaban prepa
rados para esta «actividad jurídica» (juristische Tátigkeit), y la Gestapo, evidentemente
escasa de personal, llegaba a menudo tarde a la escena212. Tras múltiples retrasos, se tras
ladó a una procesión de judíos por la ciudad a plena luz del día, mientras multitud de
curiosos se agolpaban a cada lado de la calle observando en silencio213.
Los posteriores transportes desde Fráncfort se manejaron de manera más experta. La
propia Com unidad confeccionaba listas de acuerdo con las categorías especificadas por
la Gestapo, después enviaba las cartas a las personas seleccionadas, indicando que los
destinatarios deberían permanecer en su domicilio a determinada hora de un día esta
blecido214. Cuando la Gestapo necesitaba ayuda de la Policía del Orden estacionada en
las afueras para la captura de judíos que residían cerca de Fráncfort, preparaba ins
trucciones detalladas en las que cubría cualquier contingencia, incluido el trato dado
a perros, gatos y pájaros. Se esperaba que el personal participante llevara a cabo la
acción con la dureza, la corrección y el cuidado necesarios (mit der notwendigen Hárte,
Korrektheit und Sorgfalt). En caso de que un judío se suicidara debido a la evacuación, se
seguirían análogamente (sinngemass) los procedimientos de rellenar los papeles, como si
fuera a ser deportado, pero con una nota indicando su muerte, etcétera215.
498
Viena tenía aproxim adam ente 51.000 habitantes judíos cuando comenzaron allí
las deportaciones en m asa, en octubre de 1941216. Para los judíos vieneses, sin em bar
go, estos transportes no suponían la primera experiencia con las «evacuaciones». M ás
de 6.000 habían sido enviados desde Viena al G eneralgouvernem ent antes de que
comenzase la «solución final», aproxim adam ente 15.000 en el otoño de 1939 y 5.000
en febrero-marzo de 1941217. En los meses previos a las deportaciones de octubre, la
concentración de los judíos dentro de la ciudad había aum entado, hasta que el 90
por 100 pasó a vivir en tres distritos -II, IX y X X - designados para su residencia218.
Una vez obligados a llevar la estrella, los judíos eran todavía más llamativos y vulne
rables. Sim bólica fue la experiencia de un portador de la estrella, un cargo sanitario
de la com unidad judía, veterano m utilado de la Primera Guerra M undial, con una
pierna artificial. Se cayó en una acera helada y durante tres horas pidió a los vian
dantes que le ayudaran. Todos lo dejaron, hasta que finalmente se levantó con difi
cultad, rom piéndose la m uñeca219. La Kultusgemeinde no pidió ayuda. Al contrario,
estaba colaborando con la G estapo, y el rabino Murmels* ein cumplía con sus funcio
nes asiduam ente220.
Las principales personalidades de la G estapo en Viena eran las siguientes:
216 Lowenherz calculaba que la población judía era de 47.578 habitantes a finales de octubre.
Memorando realizado por Lowenherz el 14 de noviembre de 1941, Leo Baeck Institute, microfilm 66.
En octubre habían salido para Lódz cuatro transportes. Colección del Gueto de Lódz, YIVO Institute,
p. 1 1 .
217 Herbert Rosenkranz, Verfolgung und Selbstbehauptung - Die Juden in Ósterreich 1938-1945,
Viena, 1978, pp. 217, 261.
218 Ibid., p. 230.
219 Recuerdos de Menashe Mautner sobre Viena (1956), de los archivos de Yad Vashem, ibid.,
pp. 281,301.
220 Véase la caracterización que Lowenherz hace de Murmelstein en la carta escrita a la Zentra
le Stelle für jüdische Auswanderung (Viena), 11 de octubre de 1939, Archivos Federales Alemanes
R 70/9. También, H. Rosenkranz, Verfolgung und Selbstbehauptung - Die Juden in Osterreich 1938-1945,
cit., p. 285.
499
las listas de deportación las confeccionaba la Gestapo. La Kultusgemeinde podía «recla
mar» a ciertos individuos por razones específicas, pero aparentemente tenía que nom
brar sustitutos para que salieran las 1.000 personas exigidas. Girzick recuerda que «en prin
cipio, los judíos se trasladaron por familias [Grundsátzlich wurden die Juden familienweise
abgeschoben]»m . El problema más crítico para los dirigentes judíos fue la exigencia de
que desplegaran guardias (Ansheber; incluyendo Ordner y Jupo) encargados de ayudar a
la Gestapo en las redadas. Ahora se esperaba que la Comunidad judía llegase al extre
mo: los judíos tenían que capturar a los judíos. Lo hizo, razonando que de esa forma
garantizaría un procedimiento más humano (humanere Vorgansiveise). Los Ausheber de
Murmelstein entraban en una casa judía, estacionándose en la puerta, mientras un hom
bre de las SS y el jefe del Kommando judío se sentaban en una mesa para interrogar sobre
los miembros de la familia y asegurarse de que las declaraciones eran correctas. El hom
bre de las SS podía entonces partir, dejando a los captores judíos con las víctimas, per
mitiendo que les ayudaran a preparar el equipaje pero advirtiéndoles que impidieran hui
das222. En los puntos de reunión, la entrega de los guardianes judíos debía realizarse de
tal forma que a los presos les resultara imposible huir. Se hizo saber a Lowenherz, que por
cada persona que faltara de las instalaciones se deportaría a dos guardias judíos223. Las
casas convertidas en puntos de reunión eran relativamente pequeñas y, para aprovechar
al máximo el espacio disponible en ellas, no había mesas, sillas ni camas. La espera en
dichas casas podía durar semanas, antes que los deportados, de pie y escuchando abu
cheos en la calle, fueran transportados en camiones abiertos hasta la estación de tren224.
A mediados de octubre de 1942, las deportaciones de Viena prácticamente habían
terminado225, y a finales de ese año, Lowenherz comunicó que quedaban menos de
8.000 judíos226. En enero de 1943, el personal de la comunidad se había reducido, y
varios de sus funcionarios (incluido Murmelstein) fueron enviados a Theresienstadt.
Aproximadamente por la misma época, Lowenherz se personó en el despacho de Ebner
con una pregunta. H e aquí el resumen que Ebner dio de la reunión:
El director de la com unidad israelita y último del C onsejo de A ncianos Judíos fue el
Dr. Jo sef Lowenherz. Yo estuve en contacto con él varias veces, se podría decir perfecta
221 Declaración de Ernst Girzick, 14 de septiembre de 1961, Strafsache gegen Novak. Landesge-
richt für Strafsachen, Viena, 1416/61, vol. 6, pp. 85-94.
222 H. Rosenkranz, Verfolgung und Selbstbehauptung - Die Juden in Osterreich 1938-1945, cit.,
pp. 285, 299.
223 Memorando de Lowenherz, 21 de diciembre de 1941, Policía de Israel, 1152.
224 H. Rosenkranz, Verfolgung und Selbstbehauptung - Die Juden in Osterreich 1938-1945, cit.,
pp. 298, 300.
225 Ibid., p. 293.
226 Informe de Lowenherz referente a 1942. Yad Vashem O 30/3.
500
mente que a menudo. Fue uno de los primeros en traerme el rumor de que los judíos
recluidos en los cam pos de concentración estaban siendo gaseados y aniquilados. Vino a
mí un día después de 1942, en otras palabras, presumiblemente en 1943, convertido en
un hombre com pletam ente destrozado, y me dijo que deseaba una entrevista con Huber.
Yo le pregunté qué quería, y me comunicó que se decía que estaban m atando a los judíos,
y quería estar seguro de si esto era así. Yo pensé que él iba a pasarlo mal con el jefe y que
podrían acusarlo de extender informes de radio emitidos por los enemigos. Lówenherz
dijo que le daba igual, y en consecuencia nos presentam os ante Huber. C uando le con-
tamos la situación a Huber, éste llamó por línea directa al jefe de la Oficina IV de la
D irección General de Seguridad del Reich (Müller), m ientras nosotros esperábamos
fuera. C uando volvimos a entrar, nos dijo que Müller había rechazado estas acusaciones
tachándolas de noticias perversas. Lówenherz se mostró visiblemente aliviado227.
Casi 73.000 judíos vivían en Berlín a comienzos de octubre de 194 1228. Esta cifra
suponía más del 40 por 100 de los judíos del Antiguo Reich. Inevitablemente, el hecho
de que la comunidad estuviera en la capital sería importante para la R SH A , así como
para la Stapoleitstelle de Berlín, y su destino iba a preocupar a la Reichsvereinigung, así
como a la Jüdische Kultusvereinigung zu Berlín. H e aquí el gráfico abreviado de los prin-
cipales directivos de la G estapo en Berlín:
Las figuras principales de la Reichsvereingung eran Leo Baeck, presidente del Vor-
stand, y Paul Eppstein, adjunto principal habitual. El presidente de la Com unidad era
Moritz Henschel, y el especialista en emigraciones era Philipp Kozower, asistido por la
501
directora para traslados de residencia de la Comunidad, Dra. M artha Mosse. Baeck y
Henschel, y Eppstein y Kozower eran homólogos organizativos. Los cuatro habían sido
miembros de la junta directiva de la Reichsvereinigung desde el comienzo229.
Los judíos de Berlín, como los de Viena, habían sido sometidos a creciente concen
tración antes de las deportaciones. En Berlín, el objetivo era trasladarlos a todos a casas
de propietarios judíos230. La G estapo podía también acceder a la población judía
mediante diversos archivos: direcciones registradas en la policía, datos fiscales de la
Comunidad, y las fichas de la Dra. Mosse, que se revisaban continuamente231. A co
mienzos de octubre de 1941, Prüfer convocó a dos de los miembros de la junta directi
va de la Comunidad (incluido Henschel) y a la Dra. M osse y les advirtió que no con
taran a nadie lo que él les iba a decir. Iba a comenzar el reasentamiento (Umsiedlung)
de los judíos de Berlín, y la Comunidad judía tendría que participar en la acción si no
querían que se encargaran de ella la S A y las SS, «y ya se sabe cómo sería eso [und man
weiss ja, wie das dann werden tvürde]». La Comunidad debía proporcionar varios miles
de nombres y entregar cuestionarios a todos los incluidos en su lista. A continuación,
la Gestapo seleccionaría a 1.000 para transportarlos a Lódz. La Comunidad tenía que
encargarse de que los deportados estuvieran bien equipados para el viaje. Toda la acción
se presentaría a la población judía como un reacomodo de residencia (Wohnungsrau-
mungsaktion). Cuando Henschel preguntó si se podía informar a la Reichsvereinigung,
éste contestó afirmativamente. Esa misma tarde, de acuerdo con la Dra. Mosse, los
miembros de la junta directiva de la Reichsvereinigung y los de la Comunidad deci
dieron acceder a los deseos de la G estapo «para poder hacer todo lo posible en interés
de las víctimas [auf dieser Weise so viel Gutes wie móglich im Interesse der Betroffenen tun
zu kónnen]»232.
Aunque el secreto era cada vez más importante para la Gestapo de Berlín, ésta com
partió invariablemente las fechas de los transportes inminentes con los dirigentes judíos.
Así, el 29 de julio de 1942, Stübbs y Prüfer informaron a Kozower de tres transportes a
Theresienstadt previstos para el 17 de agosto, el 14 de septiembre y el 5 de octubre, y dos
229 Véanse los protocolos de las reuniones del Vorstand en Leo Baeck Institute, microfilm 66. El
Dr. Otto Hirsch, detenido, desapareció de la escena a comienzos de febrero de 1941. Posteriormen
te murió en un campo de concentración.
230 Declaración de la Dra. Martha Mosse, 23-24 de julio de 1958, Leo Baeck Institute, Colección
Kreutzberger, A R 7183, Caja 7, Carpeta 6.
231 Memorandos de Bruno Mannheim (administración del archivo de fichas de la Comunidad de
Berlín), 23 de agosto de 1942, y 1 de septiembre de 1942, Leo Baeck Institute, microfilm 66. Decla
ración de Mosse, 23-24 de julio de 1958, Leo Baeck Institute A R 7182. Generalstaatsanwalt bei dem
Kammergericht al Landgericht de Berlín, adjuntando acusación contra O tto Bovensiepen, 22 de
febrero de 1 9 6 9 ,1 Js 9/65, Leo Baeck Institute, microfilm 239, pp. 155-157, 196.
232 Declaración de Mosse, 23-24 de julio de 1958, Leo Baeck Institute, A R 7183.
502
transportes «hacia el este», previstos para el 15 y el 31 de agosto233. En el memorando
presentado sobre la conversación, Kozower indicaba que había comunicado sus conte
nidos a varios de sus colaboradores. También mencionó los transportes en el Vorstand
de la Reichsvereinigung, añadiendo que todos los presentes debían guardar silencio
sobre esta información (Für diese Mitteilung besteht Schweigepflicht) 234. La razón por la
que la Gestapo confió en los líderes judíos es que seguía dependiendo de su ayuda para
los preparativos.
Parte de la ayuda era administrativa. La Kultusvereinigung de Berlín proporcionó
mecanógrafos, oficinistas, portadores de equipaje, enfermeras y Transporthelfer u Ordner
para trabajos especiales (Sonderarbeiten)235. Aunque Stübbs y Prüfer sólo utilizaron a
hombres de la Gestapo, de la Policía del O rden y de la Policía Penal para apresar a los
judíos en sus casas236, necesitaban auxiliares judíos en los puntos de reunión para aten
der y cuidar a las víctimas hasta el momento de la partida. U na vez incluso se exigió a
la Kultusvereinigung que condujese a ancianos deportados antes del alba a un tranvía
que debía partir a las cinco de la m añana para la estación de ferrocarril de Anhalter237.
Encargarse de suministrar provisiones a los transportes, tanto a los que se originaban en
Berlín como a los que pasaban por la capital, era otra responsabilidad judía238. Los fun
cionarios de la Kultusvereinigung negociaban con las delegaciones de alimentación
para obtener los suministros prescritos, especialmente cuando, al final de un periodo de
racionamiento, las víctimas seleccionadas ya no podían conseguir sus cupones. Un
intento de obtener comida para los niños fracasó, sin embargo, cuando el Direktor
Morawski, de la Oficina de Alimentación de Berlín, explicó que los niños arios tam po
co estaban recibiendo asignaciones especiales239.
Los dirigentes judíos no sólo proporcionaban personal, espacio y suministros, sino
que también participaban en la tarea m ás sensible de rellenar las cuotas de las depor
233 Memorando de Kozower, [comienzos de] agosto de 1942, Leo Baeck Institute, microfilm 66.
234 Protocolo núm. 8 de la reunión del Vorstand (fecha casi ilegible en el microfilm, probable
mente finales de julio de 1942), firmado Eppstein, Leo Baeck Institute, microfilm 66. El propio Baeck,
que normalmente presidía estas reuniones, estaba ausente, y no se encontraba entre quienes, de
acuerdo con el memorando de Kozower, habían sido informados directamente. Mosse, que no era
miembro de la junta, sí fue informada.
235 Véanse los memorandos de Kozower, 31 de mayo de 1942, y de Henschel, 21 de julio y 4 de
septiembre de 1942, Leo Baeck Institute, microfilm 66.
236 Testimonio de Franz Zilian, citado en el acta de acusación contra Bovensiepen, Leo Baeck
Institute, microfilm 239, pp. 186-188.
237 Memorando de Kozower, 31 de mayo de 1942. Leo Baeck Institute, microfilm 66.
238 Véase, por ejemplo, el memorando de Henschel sobre el transporte de Fráncfort, 12 de sep
tiembre de 1942. Leo Baeck Institute, microfilm 66.
239 Memorando de Kozower, 25 de agosto de 1942, Leo Baeck Institute, microfilme 66.
503
taciones proyectadas. A l principio, la Kultusvereinigung de Berlín preparaba largas lis
tas, con 3.000 a 4.000 nombres, antes de cada transporte, e intervenía en nombre de
los seleccionados con la esperanza de que no continuasen las deportaciones. Mientras
había un número suficiente de judíos en la ciudad, la Gestapo concedía tales peticiones
sin mucho problema240. A comienzos del verano de 1942, sin embargo, la situación
cambió. A finales de junio sólo quedaban en Berlín 54.000 judíos241, y los clasificados
como aplazados o exentos se habían convertido en un porcentaje mucho más elevado
del total. El 29 de julio de 1942, Prüfer exigió a Henschel que preparara una lista com-
pleta de los judíos de Berlín (Personalkartei samtücher juden Berlins) con información
detallada sobre cada persona242. El mismo día, el ayudante de Prüfer, Kriminalsekretar
Walter Dobberke, le comentó a Kozower que siguiendo los criterios existentes no se
podía reunir a más de 300 judíos para los dos transportes que partirían hacia el Este el
15 y el 31 de agosto, cada uno de los cuales requería 1.000 personas. En vista de la esca
sez, Dobberke se preguntó si no se podría añadir a los trabajadores y a los casados con
alemanes. Kozower sugirió entonces que el objetivo se alcanzaría si se podía incluir a los
presos de los campos de concentración y a sus familias. Stübbs pensó que esta idea era
suficientemente buena como para plantearla en una reunión de organismos alema
nes243. A comienzos de septiembre, sin embargo, Prüfer y Dobberke le plantearon de
nuevo la cuestión básica a Kozower y a Mosse, señalando que el «material» para los
transportes de ancianos y hacia el este se había vuelto ahora muy «limitado» (Es wurde
die Frage erórtert, dass das Material soivohl für die A Iterstransporte wie für die Os [transporte
jetzt sehr knapp geworden ist)244.
A finales de octubre de 1942, el régimen de Stübbs y Prüfer llegó a un abrupto final.
Ambos habían sido sospechosos de enriquecerse en el transcurso de sus deberes oficiales.
Stübbs se suicidó antes de ser arrestado, y Prüfer murió en un bombardeo mientras estaba
detenido245. En ese momento apareció Alois Brunner con varios Jupo de Viena. Brunner
cambió la atmósfera e introdujo un nuevo procedimiento. A partir de entonces, todos
los judíos que trabajaran en las instalaciones de la Com unidad tenían que levantarse
cuando entrase una persona de «sangre alemana» y mantenerse a una distancia de al
menos dos pasos del alemán. Había que ampliar la capacidad de los puntos de reunión
eliminando todos los muebles. En el centro de Grosse Hamburger Strasse, había que quitar
240 Declaración de Mosse, 23-24 de julio de 1958, Leo Baeck Institute, A R 7183.
241 Memorando redactado por Mannheim, 3 de julio de 1942, Leo Baeck Institute, microfilm 66.
242 Memorando de Henschel, 29 de julio de 1942, con copia a Eppstein, Leo Baeck Institute,
microfilm 66. Respecto a un informe sobre las fichas, véase el memorando de Mannheim, 1 de sep
tiembre de 1942. Leo Baeck Institute, microfilm 66.
243 Memorando de Kozower, comienzos de agosto de 1942, Leo Baeck Institute, microfilm 66.
244 Memorando de Kozower, 9 de septiembre de 1942, Leo Baeck Institute, microfilm 66.
245 Acta de acusación de Bovensiepen, Leo Baeck Institute, microfilm 239, pp. 204-206.
504
asimismo la cocina. Los oficinistas estarían de servicio día y noche. Tenían que preparar
planos de Berlín, incluido uno en el que los bloques de judíos estuvieran rodeados con un
círculo en el que se indicase la densidad de población judía. Finalmente, habría que crear
un Servicio del Orden judío para ayudar a la Gestapo en las próximas operaciones246.
Siguiendo estas directivas, el Dr. Eppstein explicó a los empleados de la Comunidad que la
Ordner tendría que acompañar a los asaltantes de la Gestapo a las casas de los judíos y ayu
dar a las víctimas a empacar. Quien se negara a cumplir con este deber, advirtiera a los ju
díos o les ayudara a escapar, sería fusilado, y su familia transportada al Este. La Ordner, con
bandas rojas en los brazos, se trasladaba con la Gestapo por la ciudad de una casa a otra247.
Aunque el régimen provisional de Brunner fue muy breve, dejó su huella. El Sturm-
bannfiihrer Stock, que asumió el cargo a finales de noviembre de 1942, ordenó a Henschel
que organizara una Abholkobrme regular de 90 hombres para las redadas248, pero la siguien
te acción importante, dirigida contra los trabajadores fabriles judíos, requería fuerzas mucho
mayores. En el transcurso de esta operación, los propios camiones del Leibstandarte
Adolf Hitler de las S S se trasladaron a las fábricas, donde apresaban a los judíos con sus
ropas de trabajo. O tros camiones paraban en las casas, y se llevaban a cualquiera que
hubiese en ellas. La Dra. M osse declara que la G estapo y empleados de la Comunidad,
en un esfuerzo conjunto, buscaban después a los familiares de las personas arrestadas
para «reunir a las familias» (die auseinandergerissenen M itglieder einer Familie zusammen
zu bringen). D esde los atestados puntos de reunión, camiones cubiertos y furgonetas de
muebles trasladaban por la noche a sus víctimas hasta la estación de tren para trans
portarlas a Auschwitz249.
La acción en las fábricas trajo consigo consecuencias generalizadas. Algunos indus
triales «miopes», se quejaba Goebbels en su diario, habían «advertido a los judíos a
505
tiempo» y «por consiguiente, se nos escaparon unos 4.000, que ahora vagan por Berlín
sin casa, no están registrados en la policía y naturalmente son un problema público bas
tante importante. He ordenado a la policía, a la Wehrmacht y al partido que haga todo
lo que esté en su mano para localizar a estos judíos lo antes posible»250.
Sólo unos cuantos miles de judíos consiguieron mantenerse ocultos en el área del
Reich-Protektorat hasta su liberación. Posiblemente la mitad de ellos eran cristianos de
religión, o de descendencia en parte no judía, cónyuges o viudos de alemanes251. A la
otra mitad le resultó más difícil sobrevivir. En Berlín y otras ciudades, algunos judíos
pudieron fingir que eran alemanes víctimas de los bombardeos que habían perdido su
documentación. Los judíos vieneses ocultos, conocidos como U-Boote (submarinos) en
la jerga judía, tuvieron cierto acceso a una delgada cuerda de salvamento proporciona
da por la comunidad judía húngara hasta 1944252. Todos los judíos clandestinos, espe
cialmente aquellos que carecían de ayuda externa, tenían que confiar en unos nervios
firmes, en una presencia de ánimo infrecuente y en unas extraordinarias habilidades
sociales253. Recibieron algo de ayuda de unos cuantos alemanes; a los de Viena les
ayudó un comité de ayuda judío de Budapest. La mayor parte del tiempo, sin embargo,
los judíos «clandestinos» (untergetauchten) tenían que valérselas solos. Perseguidos por
la Gestapo y por informadores judíos profesionales empleados por ésta, esquivando toda
la red de oficinas del partido y de vigilantes nazis, viviendo entre las ruinas, haciéndo
se pasar por víctimas de los bombardeos, los «U-Boote» se escurrían de un lado a otro,
esperando su liberación. Por pequeñas que fueran sus probabilidades, seguían siendo
mayores que las de los deportados que llegaron a los campos de exterminio.
Menos aún fueron los que consideraron establecer cualquier forma de oposición. Las
estadísticas penales para el año 1942 indican que sólo se condenó a un judío por «resis
tencia al Estado» (Widerstand gegen die Staatsgewalt)25'*. U n oficial de detenciones de
250 L. R Lochner (ed.), The Goebbels Diaries, cit., entrada correspondiente al 11 de marzo de 1943,
p. 294.
251 Un estudio sobre los registros realizados después de la guerra en Austria revela que 567 judíos,
según la definición de Nuremberg, y 53 Mischlinge de primer grado habían sobrevivido ocultos allí.
C. Gwyn Moser, «Jewish U-Boote en Austria, 1938-1945», Simón Wiesenthal CenterAnnual 2 (1985),
pp. 52-61. Moser proporciona desgloses indicando que había un elevado porcentaje de conversos,
parcialmente judíos y casados con arios.
252 R. Kasztner (Rudolf Kastner), «Der Bericht des jüdischen Rettungskomitees aus Budapest
1942-1945», cit., pp. 7-8.
253 Véase el relato de Werner Hellmann en H. Lamm, «Entwicklung des deutschen Judentums»,
cit., pp. 324-329. Hellmann no sólo se salvó a sí mismo, sino también a su novia, probablemente un
logro único.
254 Circular del Ministerio de Justicia, 4 de abril de 1944, NG-787. El grupo de Baum fue juzga
do en 1943.
506
Berlín recuerda que los judíos daban la impresión de ser muy serenos (einen sehr gefass-
ten Eindruck) y que sin excepción lo acompañaban sin protestar (und gingen ausnahmsbs
ohne Widerspruch rrnt)255. Bastantes de ellos, sin embargo, habían pensado en suicidarse;
en consecuencia, la «pregunta perpetua» (stehende Frage) entre los conocidos judíos de
Berlín era: «¿Se quitará usted la vida, o permitirá que lo evacúen? [Wollen Sie sich das
Lebcn nehmen oder mit evakuieren lassen?]»256.
La captura de las víctimas fue un paso crítico en el proceso, pero a los administra
dores de las deportaciones aún les quedaban cosas por hacer. Tenían que asegurarse de
que disponían de transportes, la presencia de personal policial para acompañar al tren
a su destino, y dinero para el pasaje.
El despacho de un transporte particular constituía tema de negociación entre la
RSHA y el Reichsbahn varias semanas antes de su partida. Además, había que realizar
arreglos locales para conseguir los vagones y para la carga. Así, el transporte D a 512,
Nuremberg-Theresienstadt, 10 de septiembre de 1942, aparece en una lista (Zusam-
mentsellung) de trenes especiales para reasentados, jornaleros para ayudar a recoger la
cosecha, y judíos confeccionada en una conferencia organizada en Fráncfort por el
Generalbetriebsleitung O st el 8 de agosto de 1942257. Detalles relacionados con la com
posición y partida del D a 512 aparecen especificados en una orden de la Reichsbahn-
direktion de Nuremberg/33 (Oberrreichsbahnrat Schrenk). Los vagones debían tom ar
se de un tren vacío denominado Lp 1511. Varios vagones del Lp 1511 debían enviarse
a Bamberg y Wurzburgo, desde donde debía transportarse 400 judíos a la estación de
clasificación (Rangierbahnhof) de Nuremberg. Los vagones restantes del Lp 1511 debían
estar listos en el punto de carga de los corrales de ganado de Nuremberg (Nümberg'Viehof
Fakalienverladungsstelle) a las 17:00 horas del 9 de septiembre para los deportados de
Nuremberg y sus equipajes. A las 15:00 horas del día siguiente, los vagones cargados en
los corrales de ganado debían ser trasladados a la estación de clasificación para conec
tarlos con los vagones que esperarían allí cargados con los judíos de Bamberg y Wurz^
burgo, y el tren D a 512 completamente ensamblado debía partir a las 18:14 horas258.
Esos preparativos tan minuciosos significaban que, en cuanto el Ministerio de Trans
porte aceptaba establecer un tren especial, la G estapo estaba atrapada y la hora de par
255 Declaración de Zilian, en el acta de acusación contra Bovensiepen. Leo Baeck Institute,
microfilm 239, p. 187.
256 H. G. Adler, Theresienstadt Í94J-J945, 2- edic., cit., p. 61.
257 Generalbetriebsleitung Ost/PW (firmado Jacobi) a las Reichsbahndirektionen. Generaldirek-
tion der Ostbahn en Cracovia, HBD Mitte en Minsk, y HBD Nord en Riga, con copias al GBL West
en Essen y al GBL Süd en Munich, 8 de agosto de 1942, Institute für Zeitgeschichte, Fb 85/2,
pp. 217-222, en p. 220.
258 Texto de pedido, firmado por Schrenk, 26 de agosto de 1942, en H. G. Adler, Der verwaltete
Mensch, cit., p. 448.
507
tida prevista era su plazo máximo. Como repetidamente aclararon las directrices de la
RSH A , había que utilizar al completo los trenes disponibles, y sus horarios eran inalte
rables y vinculantes259.
La Dirección General de Seguridad del Reich no tenía personal para vigilar los trenes.
La ayuda procedía de la Policía del Orden, que se encargaba de proporcionar un oficial y 12
hombres para cada transporte260. Aunque los términos de este acuerdo se limitaban al área
del Reich-Protektorat, en última instancia la R SH A confió también en la Policía del Orden
para las deportaciones llevadas a cabo en otras regiones. De hecho, la Policía del Orden llegó
a considerar la vigilancia de los trenes especiales como una de sus funciones regulares261.
Las órdenes y los informes conservados en el archivo del director de policía de Viena
revelan algo sobre las misiones (un oficial y seis hombres a Theresienstadt, y un oficial
y 15 hombres al Este, todos obtenidos del personal regular de las comisarías) y las armas
para cada tren (dos metralletas con 300 cartuchos cada una, carabinas con 60 cartuchos
cada una, y pistolas con 50 balas cada una)262.
Los trenes avanzaban lentamente. U n informe del teniente de la Schupo Josef
Fischmann, que se encargó de la vigilancia del D a 38, cargado con 1.000 judíos (hom-
bres, mujeres y niños) desde Viena al campo de exterminio de Sobibór, indica que siguió
la ruta de Brno, Nysa, Opole, Chestocova, Kielce, Radom y Lublin, de acuerdo con el
siguiente horario:
259 Véanse las directrices correspondientes al 22 de marzo de 1942, en Policía de Israel, docu
mento 1277.
260 Inspekteur der Ordnungspolizei de Viena al Polizeiprasident de Viena/Kommando der Schutz-
polizei (Policía de Protección), 27 de octubre de 1941, adjuntando orden del jefe de la Policía del
Orden (Daluege) a los Inspekteure y a los Befehlshaber (IdO y BdO) de Berlín, Hamburgo, Hanno-
ver, Münster, Kassel, Stuttgart, Munich, Viena, Wroclaw, Praga y Riga, con copias a los altos cargos
de las SS y de la Policía de Berlín, Hamburgo, Brunswick, Düsseldorf, Kassel, Munich, Stuttgart,
Viena, Wroclaw, Praga y Riga y al Polizeiprasident de Berlín y jefe de la Policía de Seguridad (Hey-
drich), 24 de octubre de 1941, PS-3921 y Yad Vashem, documento DN/27-3.
261 Reichsführer-SS (por Daluege), Vorschrift für die Führung und Verwendung der Polizeitruppe,
Lübeck, 1943, p. 4.
262 Ordenes de Salat, 4 de mayo y 9 y 25 de julio, Yad Vashem, documento DN/27-3.
508
campo, Oberleutant Stangl, de la Schupo. Los vigilantes, sin embargo, no estaban com
pletamente satisfechos. En lugar de sentarse en un vagón de segunda clase, tenían que
viajar en tercera; en lugar de raciones adecuadas para el verano, les habían dado un
embutido que empezaba a pasarse263.
Un tren de Viena a Minsk, en mayo de 1942, había tardado aún más. El transporte,
que empezó con vagones de pasajeros y transportaba a 1.000 hombres, mujeres y niños
judíos, atravesó Olomouc, Nysa, Varsovia, Siedlce y Woíkowysk264:
509
La razón evidente por la que se paró el tren durante 48 horas en Koydanov fue el
deseo de la Policía de Seguridad de liberar de trabajo a los tiradores durante los fines de
semana. El 9 de mayo de 1942 era sábado265.
Adem ás de su manifiesta necesidad de ayuda para capturar y vigilar a los judíos, la
Gestapo padecía un sutil problema financiero. Como solicitante de los transportes,
tenía que pagarlos, pero su presupuesto ordinario no podía sufragar unos gastos tan ele
vados. La solución fue utilizar fondos de la maquinaria comunitaria judía. La RSHA
controlaba las finanzas de la Reíchsvereinigung y de las comunidades judías de Viena y
Praga. Las organizaciones judías depositaban impuestos e ingresos varios (como los
derivados de la venta de los terrenos en los que habían estado las sinagogas antes de
noviembre de 1938) en diferentes cuentas bancarias. Tras los primeros transportes, lle
vados a cabo el 21 de noviembre de 1941, Paul Eppstein, de la Reichvereinigung, preo
cupado por los crecientes costes que suponía equipar a los deportados, pidió permiso al
Hauptsturmführer Gutwasser, de la R SH A , para imponer un gravamen especial a aque
llos que estaban a punto de ser deportados, y depositarlo en su cuenta especial W (Son-
derkonto W). Gutwasser, no viendo nada incorrecto en la sugerencia, pidió una pro
puesta por escrito y añadió que probablemente la Sonderkonto W se utilizaría para
pagar también los transportes ferroviarios266. El 3 de diciembre de 1941, Eppstein y Li-
lienthal, invocando instrucciones de «nuestro organismo supervisor» (Anordnung unse-
rer Aufsichtsbehorde) , ordenaron a las comunidades y a la sucursales que indujeran a
cada componente de un transporte de evacuación a aportar como mínimo el 25 por 100
de sus activos líquidos (excluidos activos financieros) como donación, cuya necesidad
se aclararía de la manera conveniente (in geeigneter Weise) . En efecto, había que decir
les a los deportados que su donativo haría falta para cubrir sus propias necesidades, y
que cualquier excedente lo utilizaría la Reíchsvereinigung para asistencia social267. El 3
265 Véase la carta del KdS de la Rusia Blanca/IIB (firmado Heuser) al «Reichsbahnoberrat» Rei-
chardt, de la Reichsbahndirektion Mitte, 23 de mayo de 1942, en referencia a una reunión mante
nida entre el Obersturmfuhrer Lütkenhus, el Oberreichsbanhrat Reichardt, el Reichsbahnrat Loge-
mann, y el Reichsbahnrat Kayser el 22 de mayo, y agradeciendo al Reichsbahn su flexibilidad al
aceptar parar en el futuro los trenes que llegaran en viernes, sábado o domingo, hasta el lunes. Un
tren tuvo que permanecer parado hasta el martes para celebrar el lunes de Pentecostés. Archivos del
U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 53.002 (Archivos Estatales Centrales de Bie-
lorrusia), Rollo 2, Fondo 378, Opis 1, Carpeta 784.
266 Memorando redactado por Eppstein (F 28) el 21 de noviembre de 1941, Leo Baeck Institute,
microfilm 66.
267 Instrucciones firmadas por Paul Eppstein y Arthur Lilienthal, 3 de diciembre de 1941, Policía
de Israel, 738. Véanse también las instrucciones enviadas por el Sturmbannführer Suhr (RSHA IV-
B-4-a) a los «organismos encargados de la evacuación», 3 de diciembre de 1941, adjuntando el texto
en el que se pedía a las oficinas de la Gestapo que entregaran listas de los transportes a las comuni-
510
de diciembre ya se habían realizado dos pagos de 24.628,40 RM y 33.158,00 RM de los
fondos de la Sonderkonto W a la Reichsbahndirektion de Colonia para los transportes
de octubre265.
El Ministerialrat M aedel, del Ministerio de Finanzas, que había descubierto esta
estratagema, informó de ella en un amplio memorando al Ministerialdirigent Kallen-
bach el 14 de diciembre de 1942. O bservando en particular la directiva emitida por la
Reichsvereinigung el 3 de diciembre de 1941, M aedel decía que, aunque la G estapo
no tenía com petencia para disponer de los fondos de los judíos, conversaciones oca-
sionales con representantes de la Policía de Seguridad indicaban que la G estapo tenía
una extensa influencia en la utilización de este dinero para pagar los costes de trans
porte, etc. (Bezahlung der Transportkosten usw.). Además, similares soluciones se habían
alcanzado en Viena, donde la Zentrale Stelle de la G estapo había recibido poderes de
representación especiales (Sondervollmacht), y en Praga, donde los autorizados para
disponer de las propiedades judías podían autorizar a la G estapo a hacerse cargo de
ellas (Vermógenstráger). M aedel consideraba que estas medidas constituían la financia
ción de un programa pasando por alto el proceso presupuestario, y planteó cuestiones
respecto a la afirmación hecha por Himmler de que las propiedades judías usadas para
«la solución final del problema judío» eran en último término activos ya comprometi
dos para objetivos del Tercer Reich. ¿Debería darse a esta autofinanciación, pregunta
ba, una silenciosa aquiescencia?269 A l final (si no de forma completamente silenciosa)
así fue270.
Fueron deportados al menos 250.000 judíos del área del Reich-Protektorat, la mitad
de ellos del Antiguo Reich, 50.000 de Austria y los restantes del Protektorat. Las esta
dísticas de la deportación a 31 de diciembre de 1942, antes de las últimas grandes reda
das de Berlín, las resumió para las S S un especialista en números, Richard Korherr, y se
muestran en el cuadro 8.2.
El 1 de noviembre de 1944, los judíos registrados en el Antiguo Reich habían quedado
reducidos a 12.930. Los de matrimonios mixtos privilegiados eran 8.312, los de matrimonios
dades judías a tiempo para que éstas pudieran recaudar la cantidad, en Henry Friedlander y Sybil Mil-
ton (eds.), Archives of the Holocaust, Nueva York, 1993, vol. 22 (documentos de la Zentrale Stelle der
Landesjustizverwaltungen, Ludwisgburg), pp. 15-16.
268 Memorandos de Eppstein (F 32 y F 34) correspondientes al 9 y al 13 de diciembre de 1941,
Leo Baeck Institute, microfilm 66.
269 Maedel a Kallenbach, 14 de diciembre de 1942. Archivo Federal Alemán, R 2/12222 y NG-
4583. Se puede encontrar una declaración contundente sobre el Sonderkonto W en los comentarios
hechos por Eichmann en la conferencia mantenida por la R SH A IV-B-4 en Düsseldorf el 5 de marzo
de 1942, Causa Novak, vol. 17, pp. 202-207.
270 Respecto a la correspondencia continuada, véase Schlüter (Ministerio de Finanzas) a Himmler,
17 de marzo de 1943, NG-4583.
51 I
mixtos no privilegiados eran 2.838. Había además 1.499 medio judíos no clasificados como
Mischlinge (Geltungsjuden). Los restantes eran 209 «judíos plenos» alemanes y 72 extran
jeros271. La cifra austríaca a 31 de diciembre de 1944 era de 5.799 judíos, de ellos 3.388
pertenecientes a matrimonios mixtos privilegiados, y 1.358 a matrimonios mixtos no pri
vilegiados272. En el Protektorat, el total a finales de 1944 era aproximadamente de 6.500273.
RESTANTES
«EVAKUIERT» EL 1 DE ENERO SUSCEPTIBLES EN MATRIMONIOS
ÁREA DEPORTADOS DE 1943 DE DEPORTACIÓN MIXTOS
Nota: informe de Korherr, 19 de abril de 1943, NO-5193. Las estadísticas del Antiguo Reich incluyen el área
de los Sudetes. Korherr informaba de que los 51.327 judíos del Antiguo Reich se habían reducido a 31.910
en los primeros meses de 1943. El 19 de junio de 1944, el Consejo de Ancianos judío (Áltestenrat derjuden)
de Praga informó de que habían deportado a 69.809 judíos a Theresienstadt y «evacuado» a 7.000, un total de
casi 77.000. Áltestenrat al Zentralrat für die Regelung der Judenfrage in Bohmen und Mahren, 19 de junio
de 1944, Policía de Israel, 1192.
Los judíos deportados al Ostland fueron ametrallados en Kaunas, Riga y Minsk. Aque
llos enviados a la Polonia ocupada murieron allí en los campos de exterminio de Kulmhof,
Auschwitz, Bel'zec, Sobibór, Treblinka y Lublin (M ajdanek). La mayoría de los judíos de
Theresienstadt que no sucumbieron en el gueto fueron finalmente gaseados en Ausch
witz. A pesar de todo el secreto con el que se llevaron a cabo las operaciones de extermi
nio, los signos y señales de que se estaba perpetrando una acción drástica impregnaron
todo el Reich. A menudo se veían redadas contra las víctimas en las calles. Si no se con
templaban las capturas, las viviendas permanecían conspicuamente vacías. Si la des
aparición de los inquilinos pasaba desapercibida, se contaban historias y noticias sobre
el misterioso «Este» que penetraron en cada pueblo y en cada estamento social, hasta
que la G estapo se vio rodeada de murmuradores.
512
Por encima de los murmullos, un hombre se dispuso a manifestar en voz alta su pro
testa. La víspera de las deportaciones, un sacerdote católico de sesenta y seis años, Bem-
hard Lichtenberg, Dompropst de la catedral de San Hedwig en Berlín, se atrevió a orar
abiertamente por los judíos, tanto los bautizados como los no bautizados. Alguien lo
denunció y fue detenido. En el registro de su vivienda, la policía encontró notas para un
sermón no pronunciado en el que el sacerdote quería pedir a la congregación que no cre
yera la versión oficial de que los judíos querían matar a todos los alemanes. Mantenido
en prisión preventiva, insistía en que deseaba unirse a los judíos en el Este, para orar allí
por ellos. U n tribunal especial lo condenó a dos años de prisión. Cuando lo liberaron, el
23 de octubre de 1943, la Gestapo lo capturó para llevarlo a Dachau. Demasiado enfer
mo para viajar, murió por el camino en un hospital de Hof274. De esa forma, una figura
solitaria había presentado su singular gesto. En el zumbido de los chismosos y de los caza
dores de sensaciones, Bernhard Lichtenberg luchó prácticamente solo.
En Munich, un pequeño grupo autodenominado la «Rosa Blanca» distribuyó anó
nimamente una serie de panfletos. Los cuatro primeros fueron escritos por dos estu
diantes de medicina, H ans Scholl y A lexander Schmorell y distribuidos entre el 27 de
junio y el 22 de julio de 1942. En la segunda de estas circulares de dos páginas de exten
sión los autores dedicaron varias líneas a los judíos. Sin desear entrar a discutir la «cues
tión judía» propiamente dicha, únicamente querían poner de manifiesto «el hecho de
que desde la conquista de Polonia 300.000 judíos [el número aparecía subrayado] habían
sido asesinados en ese país de la manera más bestial». Esto era un crimen, afirmaban,
que no encontraba parangón en toda la historia. Scholl y Schmorell fueron descubier
tos y pagaron con sus vidas sus panfletos275.
274 Legationsrat Dr. Haidlen (Ministerio de Asuntos Exteriores/División Política, Sección III-
Vaticano) a Weizsacker, a través del Ministerialdirigent Erdmannsdorff y el Unterstaatssekretár W or
mann, 11 de noviembre de 1941, NG-4447. Günter W eis e n b o r n , Der Laudóse Aufstand, Hamburgo,
1953, pp. 52-55. Dada su condición de predicador público, pasaron más de seis meses antes de que
Lichtenberg fuese arrestado. El tribunal decidió que había perturbado la paz pública. El texto de la
sentencia de 22 de mayo de 1942 se encuentra en Bem d Schimmler, Recht ohne Gerechtigkeit, Berlín,
1984, pp. 32-39. Antes de abandonar la prisión, la Gestapo le ofreció la libertad si dejaba de predi
car. El se negó. Kevin S pic er , «Last Years of a Resister in the Diocese of Berlín», Church History 70
(2001), pp. 248-270, en pp. 265-270.
El Papa, elogiando a Lichtenberg, envió sus condolencias a Preysing, obispo de Berlín. M ante
niendo la neutralidad papal, amplió sus condolencias para recordar en el mismo párrafo la muerte del
secretario sacerdotal de Preysing, muerto en un bombardeo de los Aliados. Secrétairie d’Etat de Sa
Sainteté, Actes et Documents du Saint Siége relatifs á la seconde guerre mondiale, vol. II, Vaticano, 1967,
pp. 376-381, en pp. 379-380.
275 Robert Volkmann, Gernot Eschrich y Peter Schubert (eds.), .. damit Deutschland weiter lebt!»
Christoph Probst 1919-1943, Gilching, 2000, p. 17-19, 21, 27, 116-117, 130 y 146-147. El texto del
segundo panfleto se halla recogido en la p. 27. Scholl, su hermana Sophie y Cristoph Probst fueron
513
A buen seguro, Lichtenberg y los miembros de la «Rosa Blanca» no fueron los úni
cos arrestados. De vez en cuando, una persona descuidada le hacía un comentario des
cuidado a la persona equivocada. El pintor Louis Birk, de Wiesbaden, no podía traba
jar sin hablar continuamente con las Hausfrauen cuyas casas pintaba. Los cargos
afirman que «de oscuros pozos sacaba rumores sobre el giro desfavorable de la guerra»
y los extendía entre sus empleadoras. Con respecto a la cuestión judía, afirmaba que
pronto envenenarían con gas a todos los judíos que quedaban en Alem ania. Además,
aseguraba a la amas de casa que todos los dirigentes del partido estaban incluidos en
una lista negra y que algún día se verían obligados a reconstruir las sinagogas judías.
Louis Birk fue ejecutado276.
En general, sólo se capturó a un puñado de transmisores de rumores, y en conse
cuencia la Cancillería del Partido decidió combatir la oleada emitiendo una explicación
oficial de las deportaciones. Los judíos, dijo el partido, estaban siendo enviados «al
Este» (nach dem Osten) para emplearlos allí en campos de trabajo. Algunos de ellos
estaban siendo enviados «más al Este» (weiter nach dem Osten). A los ancianos y a los
condecorados los estaban reasentando en Theresienstadt. «Está en la naturaleza de las
cosas -concluía la circular del partido- que estos problemas parcialmente muy difíciles
sólo se puedan resolver en interés de la seguridad de nuestro pueblo con despiadada
severidad (rücksichtsloser H arte).»277 Los rumores continuaron intactos.
Confiscaciones
Los burócratas dieron por sentado que los judíos no volverían, y procedieron sobre ese
supuesto para encargarse del legado que los deportados habían dejado atrás: efectos per
sonales, viviendas, activos comunitarios, cuentas bloqueadas, bienes empeñados, valores
bursátiles secuestrados, empresas y bienes patrimoniales aún bajo fideicomiso, créditos y
deudas, pensiones, seguros, y problemas de herencia. Todas estas cosas sueltas, expro
juzgados y guillotinados en el curso de un solo día, el 20 de febrero de 1943. Probst, que fue infor
mado sobre los primeros cuatro panfletos, redactó uno más sobre Stalingrado. Schmorrel fue ejecu
tado el 13 de julio de 1943.
El destino de los judíos se menciona con comentarios críticos en unos cuantos diarios privados.
Véanse, por ejemplo, los extractos del diario del capitán del ejército de tierra Wilm Hosenfeld, en
Wladyslaw Szpilman, The Pianist, Nueva York, 2003, pp. 191-208.
276 A cta de acusación contra Louis Brik, firmada por el Oberreichsanwalt beim Volksgerichtshof (fis
cal del Tribunal Popular), Lautz, 29 de abril de 1943, NG-926. Sentencia del Tribunal Popular/6.0
Senado, firmado por el juez presidente, Hartmann, 13 de julio de 1943, NG-926. Fiscal al Ministerio
de Justicia, 14 de septiembre de 1943, NG-926.
277 Cancillería del Partido, Vertrauliche Informationen (sólo para oficinas de Gau y Kries), 9 de
octubre de 1942, PL-49.
514
piaciones no liquidadas y negocios no terminados, fueron a parar entonces a manos de
los expertos del Ministerio de Finanzas278.
Para proceder adecuadamente, el Ministerio de Finanzas necesitaba una ley, es decir,
un principio decretado de que todas las propiedades dejadas atrás por los judíos deporta
dos le correspondían al Reich. H asta finales de 1941, la principal excusa para confiscar
las propiedades de los judíos fue la alegación de que éstos eran «enemigos del Estado»; en
otras palabras, la burocracia aprovechó los decretos que cubrían la confiscación de las
propiedades pertenecientes a comunistas y similares opositores del Reich. De hecho,
hubo casos en los que se obligaron a los judíos a declarar que eran comunistas y que, en
consecuencia, sus propiedades estaban sujetas a confiscación.
Este procedimiento no resultaba suficientemente satisfactorio por muchas razones,
siendo la más importante que había que declarar a cada judío Staatsfeind («enemigo») y
había que confiscar las propiedades de cada uno bajo una orden separada. El Ministerio
de Finanzas quería una orden general, una «confiscación» inmediata de dichas propie
dades para el Reich279. Apenas menos importante era la necesidad de regular los derechos
de los acreedores y los deudores alemanes. ¿En qué medida debía pagarse a los acreedores
alemanes por los bienes confiscados? ¿Cuánto habría que darles a los herederos alemanes?
¿Cuánto podría recaudar el Reich de los deudores alemanes?
De todos estos problemas trataba la Undécim a Ordenanza sobre la Ley de C iuda
danía del Reich, que entró en vigor el 25 de noviembre de 1941280. Este decreto for
mulaba el principio de que un judío «que fija su residencia en el extranjero» no podía
ser nacional del Reich y que las propiedades de dicho judío pasaban a pertenecer al
Reich. Respecto a los acreedores alemanes, se establecía que el Reich asumiría las res
ponsabilidades de los judíos exclusivamente hasta el valor producido por la venta de los
bienes confiscados, y sólo cuando dichos pagos no fueran contrarios al sentimiento
nacional. Los no judíos que habían estado sostenidos económicamente por los judíos
deportados tenían derecho a cierta compensación, pero de nuevo no por valor superior
al producido por la venta de los bienes confiscados. La compensación podía consistir en
un único pago en metálico o en la devolución de objetos confiscados.
Indudablemente, dicha estipulación se había redactado con miras a pagar a los fami
liares alemanes de los judíos deportados. En efecto, era una disposición pensada para
515
ocuparse de los herederos alemanes, aunque el término «herederos» no se utilizaba.
D ada la posterior exención de los judíos pertenecientes a matrimonios mixtos, la apli
cación de la cláusula de los dependientes fue, en cualquier caso, limitada. Si las reivin
dicaciones alemanas sobre los bienes judíos fueron objeto de consideración en la ley, las
reivindicaciones judías contra intereses privados alemanes no se podían tratar con
menos atención. La burocracia no quería sacrificar estas reclamaciones, ya que una dis
posición de este tipo habría beneficiado sólo a los deudores alemanes que hubieran des
cuidado sus pagos, y uno de los principios básicos del proceso era que sólo el Reich
debía beneficiarse de la destrucción de los judíos. En consecuencia, el decreto ordena
ba a los deudores en casos de propiedades inmuebles y a los poseedores de bienes per
tenecientes a los judíos deportados que declararan dichas deudas en un plazo de seis
meses. Esta disposición iba seguida de cláusulas de una elaborada dureza. La autoridad
central establecida para toda la cuestión de las deudas fue el Oberfinanzprasident de
Berlín-Brandenburgo. En el Protektorat, la misma función la desempeñó la oficina de la
propiedad del Reichsprotektor281.
La Undécim a Ordenanza establecía por primera vez el principio de confiscación
directa de las propiedades judías: se incautaría todo lo que poseyeran los judíos, y no se
les daría nada a cambio, dado que las víctimas ya no necesitaban nada. Había sólo dos
excepciones a esta norma. A los deportados se les permitía llevar consigo algunas pose
siones personales y dinero. Esta disposición era necesaria para dar sustancia a la leyen
da del «reasentamiento». (Los objetos personales, por cierto, se recogieron hasta la última
pinza del pelo en los centros de exterminio.) La otra excepción fueron las propiedades
de los judíos casados con arios. Esas propiedades no podían tocarse, y la burocracia se
exasperó por esta situación hasta el final.
El principio de confiscación directa se complementó, como era usual, con la norma
de que sólo el Reich debía beneficiarse de las medidas antijudías. Sabem os por la his
toria de las expropiaciones llevadas a cabo en la década de los treinta cuánto tiempo
llevó establecer ese principio, pero incluso en 1941 no estaba aún firmemente arraiga
do en la práctica burocrática. A decuadam ente interpretada y estrictamente aplicada, la
norma debería haber garantizado que los activos confiscados fueran administrados,
como los impuestos, sólo en beneficio del Reich y no en beneficio de ninguno de sus
organismos, y mucho menos de sus empleados. Sin embargo, como veremos, y como ya
hemos visto en el caso de los fondos de la comunidad judía, ese aspecto del principio
era difícil de observar.
Menos problemático fue el cese de los pagos de pensiones públicas y seguros. Ya en
1939, el ministro de Asuntos Postales había solicitado la revocación de las pensiones
281 Véase el decreto sobre la pérdida de la nacionalidad del Protektorat, 2 de noviembre de 1942,
RÜB1 1, 637.
516
con el argumento de que los judíos iban a ser encarcelados en prisión preventiva, de
tención preventiva «o algo por el estilo»282. Sin embargo, las pensiones siguieron en
vigor para aquellos que habían ocupado cargos burocráticos al menos durante diez años
o que habían luchado en el frente durante la Primera Guerra Mundial. A hora las pen
siones eran, de hecho, superfluas. En consecuencia, se suprimían tan pronto como los
pensionistas judíos se ponían en camino283. De manera similar, se suprimieron los pagos
de seguros procedentes del Reich284.
En el tema de las pensiones privadas surgieron complicaciones. Estos pagos estaban
sometidos a confiscación, ya que «la renuncia por parte del Reich a los derechos de pen
sión no beneficiaría al sistema de seguridad social general, sino a una institución priva
da». El Ministerio de Finanzas esperaba recolectar una cantidad bruta, basada en la espe
ranza normal de vida del pensionista285, pero algunas firmas evadieron esta norma. El
Deutsche Bank interrumpió todos los pagos una vez deportados sus pensionistas judíos,
independientemente de que el pago en cuestión fuera discrecional o se realizara en vir
tud de acuerdo a través de un fondo de pensiones. En este último caso, el departamen
to jurídico del Deutsche Bank encontró disposiciones que permitían interrumpir los
pagos si el pensionista era sentenciado por un delito, si se había establecido un grava
men sobre la pensión, o si la pensión era cedida o transferida a una tercera persona.
Basándose en estas estipulaciones, el Deutsche Bank concluyó que, bajo el reglamento
del fondo, el pago tenía que beneficiar al propio trabajador286. En la misma línea, el
departamento jurídico del Berliner Handels-Gesellschaft señaló que todas sus pensiones
eran revocables y que habían cesado los pagos a los antiguos trabajadores judíos «que
han emigrado o han sido trasladados» (im Falle der Auswanderung oder Abschiebung ehe-
maliger jüdischer Angestellter). Cuando, no obstante, el Oberfinanzprasident de Berlín-
Brandemburgo exigió los pagos debidos a uno de sus pensionistas, le informaron de que
se habían interrumpido «porque no disponemos de indicaciones que nos demuestren que
esta persona sigue viva [weil hier nicht bekannt sei, ob der Betreffende noch lebe]»287.
517
En el caso de los seguros de vida privados, el Ministerio de Finanzas no tenía muchas
posibilidades de actuar de beneficiario de las cantidades devengadas a la muerte de un de
portado. En la medida, sin embargo, en que el propietario de la póliza tuviera derecho a
hacerla efectiva por una cantidad específica, el Ministerio podía reclamar la cantidad288.
Sin ninguna dificultad digna de mención, la burocracia procedió a confiscar los bienes
que los judíos emigrados habían depositado en las aduanas289 y los activos financieros
depositados y bloqueados en virtud del decreto emitido el 3 de diciembre de 1938190. Las
cuentas bancarias pertenecientes a judíos emigrados se habían transformado, en virtud de
la ley monetaria, en cuentas bloqueadas291; y dado que los judíos deportados también
estaban «emigrando», sus cuentas se bloquearon igualmente en virtud de dicha ley. Ahora,
se confiscaron todas las cuentas bloqueadas292.
Cuando empezaron las deportaciones, había aún unas cuantas empresas judías y bas
tantes parcelas de inmuebles judíos sometidas a fideicomiso. Estas propiedades se confis
caron automáticamente293. Ante el gran número de bienes inmuebles que se encontraban
ahora en manos del Reich, el experto en arianizaciones del Dresdner Bank, Dr. Rasche,
sugirió que el banco podría ayudar al Ministerio de Finanzas a enajenar las propiedades.
(Quizá debería recordarse que Rasche había propuesto en otro momento recaudar los im
puestos en nombre del Ministerio de Finanzas. En consecuencia, su plan para «movilizar
los bienes inmuebles judíos confiscados» no tiene por qué sorprender.) Calculó que las
propiedades valían mil millones de Reichsmark, mientras contemplaba con fruición los
beneficios que el Dresdner Bank obtendría en concepto de comisiones294.
El 12 de marzo de 1942, el Ministerialrat M aedel, experto del Ministerio de Finan
zas en propiedades confiscadas a los judíos, se reunió con tres representantes del
Dresdner Bank, el Deutsche Bank y el Commerzbank respectivamente. Durante esta
reunión, es probable que disminuyera ese entusiasmo de los bancos. M aedel explicó que
a tenor de la Undécim a Ordenanza el Reich era responsable de las deudas judías hasta
288 Heinz Keil (ed.), «Dokumentation über die Verfolgung der jüdischen Bürger von Ulm/Donau»,
ciudad de Ulm, mimeografiado, 1961, p. 240.
289 Anotación del Ministerialdirektor Wucher (Ministerio de Finanzas/División de Aduanas), 8
de julio de 1941, NG-4906.
290 Declaración jurada del Amtsrat Parpatt, 23 de enero de 1948, NG-4625.
291 Ley de 12 de diciembre de 1938, RGB1 1, 1734.
292 Decreto circular del Ministerio de Economía, 10 de julio de 1943, en el Devisengesetz del
Reichswirtschaftsministerium, Durchführungsverordnungen und Richtlinien für die Devisenbewirtschaf
tung, 1944.
293 Decreto circular del Ministerio de Economía, 15 de diciembre de 1941, en Ministerialblatt des
Reichswirtschaftsministers, 24 de diciembre de 1941; asimismo en Die Judenfrage (Vertrauliche Beüage),
20 de enero de 1942, p. 6.
294 Busch al Dr. Leese (correspondencia interna del Dresdner Bank), 16 de marzo de 1942, NI-15651.
518
el valor de la venta de las propiedades, y los bienes inmuebles judíos estaban hipoteca
dos «hasta la antena del tejado». A dem ás, existía el peligro de que si los bancos parti
cipaban en la enajenación de las propiedades, los judíos emigrados iniciaran acciones
judiciales contra las sucursales bancarias en los países neutrales293.
En los meses siguientes, el Ministerio de Finanzas siguió adelante por sí solo. En
mayo de 1943, las ventas habían avanzado tanto que el Staatssekretar del Ministerio
ordenó que se paralizaran todas las enajenaciones. Los bienes inmuebles restantes de
bían apartarse para los veteranos de guerra296.
Un problema especial lo plantearon las propiedades de la Comunidad judía. El
Ministerio de Finanzas no podía tocar estas propiedades porque la Com unidad (un con
cepto jurídico) no emigraba. N o hace falta decir que la Reichsvereinigung y las demás
organizaciones de la Comunidad estaban bajo el completo control de la Gestapo. Para
las SS y la Policía, ésta era una invitación abierta a entrar en el juego. Encargaron a la
sociedad Lebensborn, de las SS, el cuidado de las jóvenes madres y de los niños de
«buena sangre», y Lebensborn andaba siempre en busca de edificios, especialmente
hospitales, sanatorios, casas de convalecencia, y Objekte similares. Ese era precisa
mente el tipo de bienes inmuebles de los que era propietario la Reichsvereinigung y las
demás Gemeinden. D ado que la Reichsvereinigung era una «institución de la Policía de
Seguridad» (Einrichtung der Sicherheitspolizei), los representantes de la Lebensborn no
hacían demasiadas preguntas. Sencillamente, uno de sus directivos escribía una carta
al Obersturmbannführer Eichmann para pedirle que diera «instrucciones a la Reichsve-
reinigung der Juden in Deuthschland para que transfiriese el sanatorio [o cualquier otra
cosa] a Lebensborn e. V., Múnich 2, Herzog M ax Strasse 3-7»297. El 7 de junio de 1943,
la División VI (Ministerialdirektor M aass) del Ministerio de Finanzas se hizo cargo de
la administración de los bienes inmuebles pertenecientes a la Reichvereinigung y a sus
Bezirkstellen, que era como se denominaban las comunidades regionales, y el 3 de agos
to de ese mismo año M aass ratificó las adquisiciones que ya habían sido pactadas o pro
metidas por la R SH A . Debía evitarse, sin embargo, la anotación de estas transferencias
en los registros pertinentes298.
295 Dr. Leese al Direktor André (correspondencia del Dresdner Bank), 17 de marzo de 1942, NI-6774-
296 Dr. R. Wolfcl (Secretaríat del Dr. Rasche) al Dr. Erich Rajakowitsch (experto jurídico intere
sado, con experiencia en la Gestapo), 22 de mayo de 1943, NI-4252.
297 HStuf. Dr. Tesch (Lebensborn) a través del SS-Oberabschnitt Süd a Eichmann, 30 de sep
tiembre de 1942, NG-3199. Gruf. Kaul al Obf. Dr. Ebner, 2 de octubre de 1942, NG-3201. Respecto
a la lista de propiedades adquiridas por la Lebensborn, véase la declaración jurada de Max Sollmann
(Junta Directiva de la Lebensborn Vorstand), 27 de junio de 1947, NO-4269.
m Ministerio de Finanzas VI a los Oberfinanzprásidenten (excepto Praga), 3 de agosto de 1943.
Archivos del U.S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 14.052 (Comunidad Judía de
Colonia), Rollo 13.
519
Las oficinas amigas de las SS no estaban interesadas en los cementerios. En conse-
cuencia, la R SH A se dirigió a la Reichvereinigung el 10 de diciembre de 1942 para ven
der estas propiedades a la ciudad o pueblo en las que se hallaran localizadas. En gran
parte, los cementerios se vendieron antes de que el Ministerio de Finanzas afirmara su
competencia administrativa. Finalmente, el 8 de enero de 1944 M aass decidió que los
propios Oberfinanzprasidenten deberían disponer de las parcelas mortuorias no vendidas
así como de las lápidas. Aunque las lápidas que no habían sido confiscadas por el mo
mento eran todavía propiedad judía, M aass concluyó, de acuerdo con la «experiencia»,
que las reclamaciones de propiedad eran improbables299.
La parte más importante de la operación confiscatoria fue la requisa y la venta de
las viviendas y los muebles que los deportados habían dejado atrás. Las viviendas, en
particular, eran objetos que llamaban mucho la atención. Cuando, en septiembre de
1941, se produjo un bombardeo sobre Hamburgo, el Gauleiter Karl Kaufmann pidió a
Hitler que deportase a los judíos de la ciudad para acomodar a personas que habían per
dido su casa300. Com o el Gauleiter Baldur von Schirach pensaba construir nuevas
viviendas en Viena, Bormann le escribió el 2 de noviembre de 1941 para decirle que
Hitler quería que, en su lugar, trabajara con Himmler para establecer primero el trasla
do de los judíos de la ciudad y luego de los checos301. Finalmente, cuando Heydrich
habló en la conferencia del 20 de enero de 1942, presentó la escasez de viviendas como
principal razón para dar prioridad al área del Reich-Protektorat en las deportaciones.
Con presiones de tal magnitud, la asignación de viviendas iba a ser un proceso compli
cado y largo.
Durante el establecimiento de la normativa sobre vivienda, se prestó mucha aten
ción a Berlín y Munich, la capital del Reich y la capital del «movimiento». Dentro de
los límites de la ciudad de Berlín, la jurisdicción en esta materia la ejercía el Vizeprasi-
dent Clahes, jefe de la División de Realojo, bajo la dirección del Generalinspekteur de
199 Ministerio de Finanzas Vl-a (firmado Maass) a los Oberfinanzprasidenten (excepto Praga), 8 de
enero de 1944, ibid. La Reichbahndirektion de Colonia quería asegurarse un cementerio en Gemünd
para efectuar un proyecto de construcción cuando acabara la guerra. Ofreció un Reichmark por metro
cuadrado y exigió que se enterraran de nuevo los restos humanos y se retiraran las lápidas. Reichbahn
direktion de Colonia (firmado Krischer) a la Bezirksstelle Rheinland, 25 de mayo de 1943, Aid. Julius
Kohn de la Bezirksstelle replicó que el precio sería satisfecho con la aprobación de la Aufschitbehorde,
pero que él no podía trasladar los restos humanos ni las lápidas. Kohn a la Reichbahndirektion, 1 de
junio de 1943, ibid. La transacción no se consumó porque la Oficina Finaciera local, que se hizo cargo
de la operación, no recibió los papeles y no hizo nada para obtener el permiso especial del Oberfi-
nanzprásident. Correspondencia sobre este asunto en ibid.
300 Kaufmann a Goring, 4 de septiembre de 1942, T 84, Rollo 2.
301 Bormann a von Schirach, 2 de noviembre de 1941, Archivos Federales Alemanes R 43 II/
1361a.
520
Berlín, Speer302. Ya el 20 de marzo de 1941, la oficina de Speer expresó su interés por las
20.000 viviendas todavía ocupadas por los judíos de la ciudad, para crear una reserva para
los berlineses que pudieran ver su casa bombardeada en el futuro303. Pero además de las
familias desalojadas por las bombas, o de las familias numerosas que desearan más espa
cio, también presentaron solicitudes algunos altos cargos, principalmente del Ministerio
de Asuntos Exteriores, trasladados a la ciudad304. Aparentemente, también se hicieron
propuestas de convertir algunas viviendas en oficinas. Speer se opuso a estos intentos por
considerarlos «alejamiento de la finalidad» (Ziveckentfremdung)305. En su calidad de minis
tro de Producción de Guerra ya no consideraba el asunto de las viviendas relacionado con
sus nuevas competencias, y transfirió la función al alcalde306. U n párrafo tachado en el dia-
rio oficial de Speer indica que entre el 7 de febrero de 1939 y el 15 de noviembre de 1942,
la fecha de la transferencia, se habían entregado a los beneficiarios designados unas 9.000
viviendas judías, 2.600 de ellas recientemente renovadas307. Múnich era menos crucial
que Berlín, pero el jefe de la Cancillería del Partido, Bormann, escribió al Oberbürger-
meister Fiehler sobre las necesidades de los hombres del partido y sobre los nuevos miem
bros de la Opera Estatal Bávara. Bormann indicaba que Hitler deseaba ayudar al director
Clemens Krauss a obtener viviendas judías para los músicos308.
El 12 de junio de 1942, se publicó un decreto que exigía permiso oficial para la
cesión a nuevos inquilinos de las viviendas judías liberadas en Berlín y Múnich. Si ya
habían alquilado sus viviendas sin aprobación, la siguiente vivienda disponible, fuera
judía o no, se situaría bajo control309.
El mismo día de publicación de la ordenanza, la Plenipotenciaria G eneral para la
Administración del Reich, un organism o coordinador presidido por Frick y dirigido
por Stuckart, exigió que la norma se am pliara a toda el área del Reich, con la dis
posición de que las personas que perdieran su vivienda a causa de los bom bardeos y
las familias num erosas tendrían prioridad en las asignaciones310. El ministro de
502 Mathias Schmidt, Albert Speer - Das Ende eines Mythos, Berna y Múnich, 1982, pp. 215-224.
Susanne Willems, Der entsíedelte Jude, Berlín, 2002.
303 H. G. Adler, Der verwaltete Mensch, cit., pp. 152-153.
304 Legationsrat Rademacher a la División de Personal del Ministerio de Asuntos Exteriores, 1 de
agosto de 1940, NG-2879. También, Gesandter von Erdmansdorff a la División de Personal, 21 de
marzo de 1942, NG-2895.
305 Speer a Lammers, 30 de agosto de 1941, Archivos Federales Alemanes, R 43 II/l 17 la.
306 Speer a Lammers, 14 de noviembre de 1942, y correspondencia posterior, Archivos Federales
Alemanes, R 43 11/1190.
307 Facsímil en Mathias Schmidt, Aiert Speer - Das Ende eines Mitos, cit., p. 221.
308 Facsímil en Fun lectn Churbn, Múnich, agosto de 1946.
305 Decreto del 12 de junio de 1942, RGB11, 392.
310 Memorando del Ministerio de Finanzas, 16 de enero de 1943, NG-5784.
521
Finanzas, von Krosigk, no estaba de acuerdo, ya que deseaba ocuparse de los fun
cionarios civiles. A dem ás, von Krosigk consideraba que tam poco el enorme servicio
postal, la adm inistración ferroviaria, y las fuerzas arm adas debían incluirse entre las
prioridades, pues consideraba que estos organism os ya estaban solventando sus pro
pias necesidades311. Tras otra carta del plenipotenciario, el M inisterio de Finanzas
aceptó una norm a interm edia312, que se limitó a las viviendas situadas en casas con
fiscadas por el Reich. Si una vivienda judía ubicada en una de estas casas no había
sido ya asignada a un funcionario público, el casero estaba obligado a enviar el nom
bre del posible inquilino al O berbürgerm eister y al Landrat correspondiente, y, si en
el plazo de diez días no se designaba otro inquilino, podía firmarse el contrato de
arrendam iento313.
En Praga, la Zentralstelle für die Jüdische Auswanderung procesaba las solicitudes
de los alemanes residentes en la ciudad para que les concedieran las viviendas vacías
de los judíos. M olesto porque lo trataran como mercado de viviendas, el BdS, en carta
escrita a los organismos alemanes en Praga, quería saber en qué punto los caballeros
más exigentes «e habían vuelto antisemitas («zu welchen Zeitpunkt die anspruchsvollsten
Herrschaften Antisemiten geworden sind»)314. M ás tarde, la asignación de viviendas en el
Protektorat estuvo controlada por la Policía del Orden, que facilitaba la ocupación por
parte de los alemanes que habían perdido su casa en bombardeos315. En Praga, estaban
vacías unas 9.288 viviendas que habían albergado a 45.000 judíos316.
Las com plicaciones no fueron sólo producto de la dem anda de espacio. También se
producían cuando los alemanes no ocupaban inmediatamente una vivienda vacía. En
Düsseldorf-Stockum, el propietario alem án de una casa en la que se habían concen
trado judíos se quejaba a la G estapo de que las recientes deportaciones de algunos de
sus inquilinos le habían causado un pérdida de rentas, dado que ya no podía fácil
m ente esperar que los arios se convirtieran en vecinos de los no arios que aún resi
dían allí317.
522
Si la asignación de viviendas fue lenta, la distribución de las pertenencias persona
les dejadas en las viviendas hubo que organizaría con rapidez. El primer paso fue una
orden, transmitida a través de la Reichsvereinigung y de las Kultusgemeinden por el
«organismo supervisor» (Aufsichtsbehórde, título dado a la G estapo por la burocracia
judía), que prohibía a los judíos vender o enajenar de modo alguno sus pertenencias
personales. A fectaba a todos los judíos excepto a aquellos pertenecientes a matrimonios
mixtos privilegiados, y se emitió inmediatamente después de que partiera el primer
transporte. La Reichsvereinigung añadió la siguiente introducción, deliberadamente
engañosa: «En relación con el hecho de que, últimamente, se estén produciendo con
siderables transacciones en las propiedades judías sin razón justificada alguna, el orga
nismo supervisor ha decidido evitar perturbaciones en un mercado ordenado, estable
ciendo que a los judíos de nacionalidad alemana y a aquellos judíos considerados
apátridas según lo establecido en el artículo 5 de la Primera Ordenanza a la Ley de C iu
dadanía del Reich» se les prohíba enajenar sus propiedades318.
A continuación, las Gestapoleitstellen y las Gestapostellen distribuyeron cuestiona
rios impresos en los que los judíos debían enumerar los artículos que obraban en su pro
piedad. U na vez confeccionadas, las listas fueron entregadas a las delegaciones de
finanzas319. Todas las propiedades, excepto 100 Reichsmark y aproximadamente 45 kilos
de equipaje que se les permitía llevar consigo para el «reasentam iento» en el «Este»,
serían confiscadas320. Por supuesto, la intención era que todas las pertenencias, inde
pendientemente de que quedaran atrás o fueran trasladadas, acabaran en manos del
Tesoro del Reich.
Tan pronto como una vivienda quedaba vacía, los hombres de la Gestapo le dejaban
las llaves al portero, y los funcionarios de finanzas se hacían cargo de ella. La directiva del
Ministerio de Finanzas en la que se establecía la enajenación del contenido de las vivien
das es bastante interesante. Establecía que, antes de poder liquidar ningún artículo, aque
llos objetos útiles para la administración -principalmente mesas de despacho, estanterías,
alfombras, armarios, cuadros y máquinas de escribir, pero también instrumentos musica
les o incluso lencería de la mejor calidad- debían apartarse para el consumo interno. Los
artículos de menor valor se vendían al N S V (una organización benéfica del partido) o a
chamarileros. Si se encontraban metales preciosos (joyas) y colecciones de sellos, había
que enviarlos a la C asa de Empeños M unicipal de Berlín (Pfandleihanstalt) . Los activos
523
financieros debían entregarse a la Tesorería del Reich (Hauptkasse). Los casos dudosos
debían comunicarse al experto en asuntos judíos del Ministerio de Finanzas, Ministe-
rialrat Dr. M aedel321.
Aparentemente, muchos artículos no se habían previsto en la directiva, porque unos
meses después hubo que enviar a los Oberfinanzprasidenten instrucciones de que se hi
cieran cargo de los diversos objetos encontrados en las viviendas judías. Así, «los escritos
judíos y otras creaciones culturales y artísticas fruto del esfuerzo judío» debían entregar
se al organismo de Rosenberg, el Einsatzstab Rosenberg, para realizar estudios científicos.
Los discos y fonógrafos debían enviarse al Ministerio de la Propaganda/Ministeramt
(Regierunsinspektor Staiger). Las máquinas de coser debían venderse a la administra
ción del gueto de Lódz, que las necesitaba para la producción de uniformes, mientras
que la maquinaria de imprimir debía enviarse al presidente de la Cám ara de Prensa del
Reich322.
El idílico plan que permitió al Ministerio de Finanzas encargarse en exclusiva de la
distribución de los enseres judíos - e incidentalmente de reservarse lo mejor del lote-
no duró mucho tiempo. El primer organismo en romper el monopolio del Ministerio de
Finanzas fue la Gestapo. La Dirección General de Seguridad del Reich no tenía que
esperar a que el Ministerio de Finanzas arrojara unos cuantos mendrugos a las oficinas
de la Gestapo; ésta podía «hacerse» con los bienes antes de deportar a los judíos. De esa
forma, los artículos apartados estaban fuera del alcance del Ministerio de Finanzas,
dado que se confiscaban a través de la Reichsvereinigung y de las Kultusgemeinden. Al
comienzo, la Gestapo se limitó a apropiarse de máquinas de escribir, sumadoras, bici
cletas, cámaras, proyectores cinematográficos y binoculares. La G estapo alegaba que
necesitaba estos objetos para dotar adecuadamente a sus nuevas oficinas situadas en los
territorios incorporados y ocupados323.
A medida que las confiscaciones por parte de la Gestapo aumentaban de magnitud, sus
repercusiones se sintieron en un organismo hermano, el Stabshauptamt del Reichskom-
misar para el Fortalecimiento de la Germanidad. El Stabshauptamt se dedicaba a comprar
todo tipo de artículos domésticos y prendas de vestir para los habitantes de etnia alemana;
estos artículos eran, por supuesto, de propiedad judía. El Stabhauptamt compraba los bie
nes al Grupo de Economía de Comercio al Pormenor/Comercio Específico de los Bienes de
524
Consumo de la Comunidad (Wirtschaftsgruppe EinzeUiandel/Zweckgemeinschaft Gebrauch-
warenhandel), que a su vez compraba los artículos al Ministerio de Finanzas.
Un día, el Stabshauptam t se dio cuenta de que la corriente de bienes se había redu
cido a un goteo. Cuando se quejó al grupo económico por el «cualitativa y cuantitati
vamente magro suministro de ropa interior resultante de las evacuaciones más recien
tes», el grupo de economía achacó el descenso al hecho de que «en cierto sentido» las
mercancías habían sido «escogidas» antes de venderlas. Para «aclarar» esta situación
«imposible», el representante del Stabshauptam t acudió directamente a la Stapoleits
telle de Berlín, donde habló con el experto en deportaciones (Prüfer). El hombre de la
Gestapo explicó que de hecho él se había hecho cargo de las existencias y que incluso
había cogido escudillas de aluminio de existencias belgas y francesas, porque estas cosas
hacían falta en Theresienstadt. Los judíos tenían que tener una escudilla de la que
comer (einen Essnapf). En consecuencia, el representante del Stabshauptam t se quejó
del asunto al líder superior de las S S y de la Policía de Berlín324.
Mientras la Gestapo estaba «escogiendo» las existencias antes incluso de que el
Ministerio de Finanzas tuviera oportunidad de confiscar el lote, el Ministerio del Este
y las administraciones de los G au del partido lanzaron un asalto frontal sobre las m en
guantes existencias de enseres domésticos de aquel. El Ministerio del Este necesitaba
muebles buenos para sus nuevas delegaciones en la Rusia ocupada; las administracio
nes de los G au podían aprovecharlo prácticam ente todo para los miembros desalojados
por los bombardeos u otros miembros merecedores. El resultado de estas exigencias fue
un nuevo acuerdo que permitía al Ministerio del Este trabajar con el Ministerio de
Finanzas en la enajenación de los muebles. El objetivo de la colaboración era equipar
las delegaciones orientales de Rosenberg. Todo lo que no necesitara el Ministerio del
Este se vendía a los diversos Gauleiter. Para manejar el nuevo negocio, los Gauleiter
nombraron «plenipotenciarios para la enajenación de los muebles de los judíos». Sin
embargo, la alianza entre Rosenberg y von Krosigk no duró. En marzo de 1943, el M i
nisterio del Este acusó a los Oberfinanzprasidenten de «rigidez» (Unbeweglichkeit) y
anunció que a partir de entonces su gente se encargaría por sí misma de la enajenación
de los muebles. Los funcionarios del Ministerio del Este reclamaron también los ingresos
obtenidos de la venta de muebles para su propio presupuesto. Un poco asombrado, el M i
nisterio de Finanzas pidió una explicación325. Desconocemos el resultado de la disputa.
525
En cualquier caso, no quedó mucho para ese beneficiario amorfo que todo lo abarcaba,
el Reich.
Aún quedaba otro problema por resolver: las propiedades de los judíos de matrimonios
mixtos. De alguna manera, a la burocracia le molestaba que a estos judíos no sólo se les
permitiera vivir sino también conservar sus pertenencias personales. Era difícil, sin embar
go, confiscar nada mientras marido y mujer vivieran aún, porque normalmente las parejas
comparten sus pertenencias personales. Lo único que se podía hacer era promulgar una
normativa que abarcara las propiedades de los judíos que murieran en el Reich. La Deci
motercera Ordenanza a la Ley de Ciudadanía del Reich, fechada el 1 de julio de 1943,
establecía que las propiedades de un judío serían confiscadas tras su muerte. La ordenan
za estipulaba también que, a discreción del Reich, se podía conceder a los herederos una
cantidad en pago único o parte de los artículos que contuviera la propiedad326.
La Decimotercera Ordenanza era inadecuada en dos aspectos. Primero, ponía sobre
aviso a todos los judíos de matrimonios mixtos. N ada les impedía transferir todas sus
posesiones terrenas al cónyuge alemán en vida de ambos. En ese caso, se engañaba al
Reich. O tra contingencia no cubierta por la ordenanza era la posibilidad de que el cón
yuge alemán muriera primero, dejando todas las propiedades al cónyuge judío. Para las
SS y la Policía ésta era una situación intolerable. A comienzos de 1944, el Ministerio
del Interior (entonces dirigido por Himmler) pidió en consecuencia al Ministerio de
Justicia que emitiera un nuevo reglamento en el que (1) se prohibiera, en vida del pro
pietario judío, la venta o adquisición de propiedades judías sujetas a confiscación en
caso de fallecimiento de éste y (2) se prohibiera a los judíos heredar propiedades de fa
miliares no judíos327.
El problema de la herencia se había abordado antes. El artículo 48, apartado 2, de la
ley de herencia de 1938328 había otorgado a los tribunales competencia para declarar nulo
de pleno derecho cualquier testamento que fuera en contra del «instinto de las personas
cuerdas» (gesundes Volksempfinden) . El Ministerio de Justicia, en septiembre de 1941, emi
tió una interpretación de autoridad sobre esta disposición, en virtud de la cual quedaban
invalidados todos los testamentos alemanes a favor de judíos329. De acuerdo con los prin
cipios generales del derecho, sin embargo, una persona puede heredar propiedades de dos
formas: como beneficiario nombrado si existe un testamento, o como heredero legal si no
hay testamento. En este último caso, la ley se pronuncia a favor de los familiares sobrevi
526
vientes, que se convierten en «herederos legales». Los testamentos a favor de judíos ya
estaban anulados, pero la ley no se había cambiado. Un judío podía seguir siendo here
dero legal. Gozaba, en consecuencia, de una cierta protección mínima, y ésa era la «lagu
na de la herencia».
El experto en herencia del Ministerio de Justicia, Ministerialdirigent Dr. Hesse, so
pesó el problema e intentó inducir al Ministerio del Interior a retirar sus propuestas de
enmienda a la Decimotercera Ordenanza. (Esto fue, recuérdese, en 1944). Pero el Minis
terio del Interior no estaba tranquilo. En consecuencia, el 1 de septiembre de 1944, emi
tió un decreto, sin la participación de los funcionarios de Justicia, para solucionar de una
vez por todas el problema de la herencia.
POLONIA
330 Resumen de la conversación entre Frank y Walbaum, 21 de julio de 1941, Diario de Frank,
Archivos Nacionales, Grupo de Registro 238, T 992, Rollo 4.
331 Resumen de la conversación mantenida entre Frank y Rosenberg el 13 de octubre de 1941,
preparado el 14 de octubre de 1941, ibid.
527
de menor importancia: las medidas contra los judíos que se estaban escapando de los
guetos. Se acordó que había que condenarlos a muerte. Dichos judíos eran un riesgo
para la salud, porque contagiaban el tifus a la población polaca. El Dr. Hummel afirmó
que la administración de Varsovia le estaba agradecida al comandante de la Policía del
Orden (BdO) por haber emitido una orden en la que se establecía que se disparase
inmediatamente sobre los judíos hallados en las carreteras del país. Los tribunales espe
ciales, sin embargo, estaban trabajando con demasiada lentitud. H asta ese momento
sólo habían condenado a muerte a 45 judíos, y sólo se habían cumplido ocho sentencias.
Habría que hacer algo para simplificar el procedimiento. La discusión se mantuvo en esta
línea por un rato. Entonces, de repente, Frank cambió de tema.
«Quiero decirles muy sinceramente -em pezó- que tendremos que acabar con los ju
díos, de una forma u otra. El Führer se pronunció una vez en estos términos: “si los judíos
unidos consiguieran una vez más provocar otra guerra mundial, los pueblos que hayan
sido empujados a esta guerra no serán los únicos que derramen su sangre, porque tam
bién el judío de Europa encontrará la muerte” . Sé que muchas de las medidas que se
están tomando ahora en el Reich son objeto de críticas. Conscientemente, se están
haciendo repetidos intentos de hablar de dureza y brutalidad. Los informes sobre el
estado de ánimo lo indican muy claramente. A ntes de seguir hablando, permítanme
preguntarles si coinciden ustedes conmigo en el siguiente principio: queremos tener
clemencia sólo con el pueblo alemán, y con nadie más en todo el mundo. El resto no
ha tenido clemencia con nosotros.»
Frank señaló entonces que si los judíos sobrevivían a la guerra, la victoria sería en
vano. En consecuencia, estaba enfocando el problema sólo desde un punto de vista: los
judíos tenían que desaparecer. Tenían que irse. Por esa razón él había iniciado negocia
ciones en Berlín para empujar a los judíos hacia el este. En enero, se celebraría una gran
conferencia en la Dirección General de Seguridad del Reich; a ella asistiría el Staatse-
kretár Bühler en nombre del Generalgouvernement. «Ciertamente -dijo Frank- está a
punto de comenzar una gran migración. Pero ¿qué les va a ocurrir a los judíos? ¿Creen
ustedes que realmente los van a reasentar en aldeas del Ostland? En Berlín nos han
dicho: ¿para qué tomarse esa molestia [Scherereien] 1 Tampoco los podemos usar en el
Ostland; ¡liquídenlos ustedes! Caballeros, debo pedirles que se armen ustedes contra
todo sentimiento de simpatía. Tenemos que aniquilar a los judíos allí donde los encon
tremos y siempre que sea posible.»
Esta tarea, dijo Frank, habría que llevarla a cabo con métodos bastante distintos de
los que el Dr. Hummel acababa de mencionar. N o se podía responsabilizar a jueces y tri
bunales de dicha empresa, y las concepciones ordinarias no se podían aplicar a unos
acontecimientos tan gigantescos y singulares. «A cualquier precio, tendremos que
encontrar un método que conduzca al objetivo, y yo tengo mis ideas al respecto.» Frank
continuó, como si estuviera casi a la defensiva: «Los judíos también son para nosotros
528
consumidores parásitos. Se calcula que en el Generalgouvernement tenemos unos
2.500.000 [un cálculo aproximado], además de los Mischlinge, y todo eso asciende a
3.500.000 judíos. N o podemos ametrallar a estos tres millones y medio de judíos, no
podemos envenenarlos, pero podremos tomar contra ellos acciones que conduzcan a un
éxito en la aniquilación, y me refiero a las medidas que se estudiarán en el Reich. El
Generalgouvernement tendrá que quedar tan judenfrei como el Reich. Cóm o y cuándo
va a ocurrir esto es una cuestión que atañe a los organismos que tendremos que crear
y establecer aquí, y yo les diré cómo van a funcionar cuando llegue el m om ento»332.
Cuando se aplazó la conferencia, sus participantes sabían ya que se había inaugura
do en Polonia una nueva fase del proceso de destrucción. Ahora sabían que se mataría
a los judíos. Aun así, un aire de bruma e irrealidad se había extendido por la sala de
conferencias. ¿Qué significaban exactamente expresiones como «no los podemos usar
en el Ostland», «liquídenlos ustedes», «no podemos ametrallar a tres millones y medio
de judíos», «no podemos envenenarlos» «una tarea para los organismos que tendremos
que crear y establecer aquí»). Obviamente, no eran simples insinuaciones. N adie sabía
que en ese preciso instante expertos de la Dirección General de Seguridad del Reich,
de la Cancillería del Reich y de la Inspección de los Cam pos de Concentración estaban
contemplando mapas y examinando el territorio polaco en busca de lugares para esta
blecer instalaciones de exterminio. Polonia se iba convertir en el cuartel general de los
centros de exterminio. Polonia era el «Este».
Preparativos
529
hof, que cumpliría gran parte de las necesidades de Greiser, también fue el primer campo
que entró en funcionamiento.
En el ámbito local, los organismos civiles, la policía y los ferrocarriles planearon con-
juntamente los detalles de las deportaciones. Lo que más preocupaba a los planificado-
res era la enorme magnitud de la operación. Aunque al menos medio millón de judíos
perecieron en los guetos, quedaban todavía unos 2.200.000 en el área de deportación,
de ellos 1.600.000 en el Generalgouvernement, 400.000 en los territorios incorporados,
y otros 200.000 en el distrito de Bialystok. Para los organismos civiles estas cifras signi
ficaban la alteración de toda la estructura de población urbana. C on la desaparición de
los guetos, cabía esperar importantes cambios en las acomodaciones de vivienda, en eí su
ministro de alimentos, y en la capacidad productiva. En el Generalgouvernement, eí or
ganismo más inmediatamente afectado por estos problemas era la División de Población
y Seguridad Social (Abteilung Bevolkerungswesen und Fürsorge), de la División Principal
de Interior. U n a directiva emitida por el Staatssekretár Bühler, fechada el 16 de diciem
bre de 1941, dotó consecuentemente a la División de Población y Seguridad Social de
competencias para aprobar o vetar cualquier «reasentamiento» que afectara a más de 50
personas335.
En general, a los deportados los enviaron a campos de exterminio. En el siguiente
cuadro se muestran los destinos de los transportes procedentes de las áreas incorpora
das y del Generalgouvernement:
530
Después de 1942, a los judíos de los guetos y de los campos de trabajo restantes tam
bién los enviaron a Auschwitz, mientras que en Galitzia a muchos los ametrallaron
sobre el terreno.
Las fuerzas policiales disponibles para las redadas en la Polonia ocupada estaban
constituidas por una capa com parativam ente rala de varios miles de hombres de la
Policía de Seguridad y del Servicio de Seguridad336, y por la Policía del O rden alem a
na (Einzeldienst en las áreas incorporadas, unidades en el G eneralgouvernem ent, y
ambas en el distrito de Bialystok), m ás dotada de personal337. En el Generalgouver-
nement, la O rpo estaba com plem entada por el Sonderdienst alem ana en las ciudades
pequeñas y en los pueblos, por la policía local polaca, y por la policía ucraniana en
Galitzia338. Los policías polacos participaron principalm ente en localidades peque
ñas durante operaciones posteriores, ayudando a los alem anes en las redadas y per
siguiendo a los fugitivos339. En Lvov se podía movilizar una considerable policía
municipal ucraniana, distribuida en seis com isarías. D urante la prim avera y el vera
no de 1942, antes de la com pleta guetización de la com unidad judía de la ciudad,
contingentes de esta policía capturaron diariam ente, en días típicos, 1.648 judíos el
27 de marzo; 1.328 el 30 de marzo; 903 el 1 de abril; y 1.921 el 24 de junio; 4.453
el 14 de agosto; y 3.051 el 17 de agosto340. En Polonia, com o en otras partes, el peso
531
numérico de la Policía del O rden era im portante, pero en 1942 su personal no sólo
se ocupaba de la deportación de los judíos, sino de otras dos operaciones de gran al
cance: la recolección de la cosecha polaca para cubrir las necesidades alemanas
(Ernteerfassung) y la captura de trabajadores polacos para trabajar en el Reich (Ar-
beitererfassung).
H acían falta refuerzos, y se obtuvieron. En julio de 1942, se importaron de Riga los
batallones letones 22 y 272 para la gran redada llevada a cabo en el gueto de Varso-
via341, y en 1943, en la batalla del gueto de Varsovia, se desplegó un batallón de ins
trucción ucraniano342. O casionalm ente se obligaba a prestar servicio a unidades de las
W affen-SS, por ejemplo en el área de Sosnowiec, en la A lta Silesia, donde se empleó
al personal de una escuela de caballería de las S S para efectuar una redada343. El Getto-
verwaltung de Lódz proporcionó unos 60 de sus empleados para operaciones de cap
tura en todo el W artheland344, y el ejército despachó regularm ente unidades para
enfrentarse a los fugitivos judíos agrupados en los bosques o en los cam pos del Gene
ralgouvernement345. Las propias policías judías fueron utilizadas con frecuencia para
ayudar en estas operaciones. El Servicio del O rden judío de Varsovia participó activa
mente en las deportaciones llevadas a cabo en el verano de 1942346. En Lvov, un ofi
cial de la Primera Comisaría de la policía ucraniana, informando sobre una acción lle
vada a cabo el 25 de marzo en el sector que les habían asignado, declaró que la
concentración de 512 judíos en un colegio ubicado en la calle Sobieska fue llevada a
cabo por diez policías alemanes, 20 ucranianos y 40 policías judíos347. Los hombres del
341 G. T e s s in , Zur Geschichte der Ordnungspolizei, Coblenza, 1957, II parte, pp. 102 y 107. Tras la
redada a los batallones se les asignó otro destino.
342 Stroop a Krüger, 16 de mayo de 1943, PS-1061.
343 Polizeiprasident de Sosnowiec al Regierungsprasident de Katowice, 1 de agosto de 1943, Cen-
tralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce, Dokumenty i materialy do dziejów okupacii niemeckiej w
Polsce, cit., vol. 2, p. 60. Polizeiprasident de Sosnowiec, a través del IdO de Wroclaw, a Himmler, 14
de agosto de 1943, ibid., p. 71. IdO de Wroclaw al Polizeiprasident de Sosnowiec, 25 de agosto de
1943, ibid., p. 70.
344 Gettoverwaltung (firmado Ribbe) a la oficina municipal de salud de Lódz, 21 de septiembre
de 1942, ibid., vol. 3, p. 232.
345 Véanse los facsímiles de informes de la Wehrkreisbefehlshaber Generalgouvernement/Ia, 17
de octubre de 1942 (42 judíos muertos), y 25 de diciembre de 1943 (17 judíos muertos, y también un
soldado), en Stanislaw WROÑSKl y Maria ZWOLAKOWA (eds.), Polacy Zydzi 1939-1945, Varsovia, 1971,
pp. 143 y 216.
346 Bernard Goldstein, The Stars Bear Witness, Nueva York, 1949, pp. 124-145; Mary Berg, War-
saw Ghetto: A Diary, Nueva York, 1945, p. 187.
347 Comisaría Primera (firmado por el teniente primero Nebola) a la Comandancia de la Policía
ucraniana, 25 de marzo de 1942, Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Número de Acce
so, 1995 A 1086 (Archivos del Oblast de Lvov), Rollo 3, Fondo 12, Opis 1, Carpeta 38.
532
Servicio del O rden judío sólo participaron en guetos de menor tam año como Rawa
Ruska, en Galitzia, donde se realizó una redada llevada a cabo por equipos policiales
compuestos por un alemán, un ucraniano y un judío348.
En el Generalgouvernement, los principales organizadores de las operaciones de cap-
tura fueron los responsables de las S S y de la Policía. Uno de ellos, Globocnik, de Lublin,
creó un grupo especial (Aussiedlungsstab), al mando del Sturmbannführer Hófle, que se
encargó de las redadas no sólo en el distrito de Lublin, sino también durante el verano
de 1942 en Varsovia349, y durante el verano del año siguiente en el gueto de Biaiystok350.
En ambas ciudades, la especialización y, quizá incluso más importante, la impersonalidad
de los hombres llegados de lejos dejaría su impronta.
El transporte a los campos de exterminio se realizó casi invariablemente por ferro-
carril, y esto significaba que los judíos residentes en aldeas fueran trasladados a pie a las
poblaciones más grandes de las que partían los trenes351. Las comunidades judías de las
áreas incorporadas fueron deportadas en transportes despachados por las siguientes
Direktionen:
348 Declaración de Wolf Sambol, 4 de mayo de 1945, Yad Vashem, Relato Oral, O 16/584.
349 Entrada de Adam Czerniaków, 22 de julio de 1942, en Raúl Hilberg, Stanislaw Staron y josef
Kermisz (eds.), The Warsaw Diary of Adam Czerniaków, Nueva York, 1979, p. 384.
350 Interrogatorio a Fritz Friedel (Biaiystok KdS/IV-B), 12 de junio de 1949, Policía de Israel, 1505.
351 Véase, por ejemplo, el informe del teniente Westermann, de la Policía del Orden, al KdO de
Galitzia, 14 de septiembre de 1942, Zentrale Stelle Ludwigsburg, U dSSR, vol. 410, pp. 508-510.
352 En la RVD de Minsk se menciona la partida de cuatro trenes de Oranczyce a Brest-Litovsk,
todos ellos con destino a Auschwitz. Copias a la Generaldirektion der Ostbahn (Gedob) y al KdS de
Biaiystok, 27 de enero de 1943, Institut fiir Zeitsgescichte, Fb 85/2.
533
Prásident A dolf Gerteis
Vizeprásident Rudolf Fatgen
II Tarifas Sillich
9 Trenes de Pasajeros Peicher (Koch, Verbeck)
III Locomotoras Scharrer
IV (posteriormente V) Operaciones Kóhle (Massute, Gaecks)
31 Operaciones Zahn
33 Trenes de Pasajeros Binger (Zabel, Eugen Meyer)
Trenes especiales Stier
34 Trenes de M ercancías M assute (Zabel, Zahn)
Hilfsarbeiter (adjunto) Erich Richter (Theodor Schmid)
para el 33 y el 34
353 Declaración de Richter, 11 de junio de 1969. Causa contra Ganzenmüller, vol. 19, pp. 5-12.
Las solicitudes de trenes originados en el Generalgouvernement las hacía el máximo responsable de
las SS y de la Policía. Declaración de Alfons Glas (33/Trenes Especiales, al mando de Stíer), Causa
contra Ganzenmüller, vol. 5, pp. 148-153. Véase también la declaración de Friedrich vom Baur (Ost-
bahnbezirksdirektion de Radom, que incluía Lublin), 11 de mayo de 1962, Causa contra Ganzen-
müller, vol. 5, número rojo 36. En Bialystok, los trenes los encargaba el KdS (en ese momento, el
ORR Stubaf. Dr. Zimmermann). Véase Fahrplananordnung 290 de la RBD de Kónigsberg/33 (firma
do Hering). 17 de agosto de 1943, Zentrale Stelle de Ludwigsburg, Polen 162, película 6, p. 194.
354 Ganzenmüller a Wolff, 28 de julio de 1942, NO-2207-
355 Los polacos conducían trenes de exterminio. Véanse las declaraciones del personal polaco en
el proceso sobre Belzec, 1 Js 278/60, vol. 6, pp. 1147-1152, 1181-1184. Sobre la política alemana refe
534
para establecer las cargas económicas aplicables356. En último lugar, aunque no menos im
portante, se tenía cuidado de limpiar en el propio campo toda la basura de los vagones
vacíos357, o de hacerlos retirar para la fumigación358.
Toda la operación se cubrió de un manto de rutina. Mezclados con los transportes
de tropas o de suministros, los trenes de exterminio se movían como algo normal, sin
demasiado secreto respecto a su destino. Com o mucho, en las órdenes de horario se
marcaban como «restringido» (nur für den Dienstgebrauch)m , y Stier, el jefe de trenes
especiales de la Gedob, en la sección 33, recuerda que en su oficina había papeles reve
ladores por todas partes, sin mucho disimulo (keineswegs verschlossen)360.
rente al empleo de maquinistas polacos en general, véase Ministerio de Transportes al jefe de trans
portes de la OKH, 5 de enero de 1940, H 12/101.2, y correspondencia interna, Oficina del jefe de
Transportes de la OKH, 4 de diciembre de 1940, H 12/102. Archivos documentales anteriormente
en el Federal Records Center de Alexandria, Virginia.
356 Por ejemplo, Gedob/33 H Fahrplananordnung 587, 15 de septiembre de 1942 (firmado Rich-
ter), Zentrale Stelle de Ludwigsburg, Polen 162, película 6, pp. 184-186. Véase también Reichsbahn
(Verkehrsamt de la estación de Lódz) a la Gestapo en marzo y mayo de 1942, adjuntando precios de
los transportes a Kulmhof, incluidos los billetes de ida y vuelta de los vigilantes, que debía pagarse en
la ventanilla de despacho de billetes de Lódz (Fahrkarteruiusgabe), y los anticipos y reembolsos de los
costes de transporte en el Sonderkonto del Gettoverwaltung a 31 de marzo de 1942, Zentrale Stelle
de Ludwigsburg, Polen 315, pp. 75-76, 387-390, 442-447. Casi 5 millones de Reichsmark de los bie
nes confiscados a los judíos se emplearon para pagar los transportes de exterminio que partieron del
Generalgouvernement. Informe del Stubaf. Wippern, 15 de diciembre de 1943, NO-57. Obsérvese,
además, la referencia general a los trenes especiales en la declaración económica del Ostbahn para
el ejercicio presupuestario de 1942, Archivos Federales Alemanes, R 5/877.
357 Gedob/33 Fahrplananordnung 562 (firmado Richter), 22 de agosto de 1942, y Gedob/33
Fahrplananordnung 566 (firmado Zahn), 26 de agosto de 1942. Zentrale Stelle de Ludwigsburg,
Polen 162, Película 6, pp. 19-180, 182-183. El destino era Treblinka.
358 Gedob Fahrplananordnung 567 de 26 de marzo de 1943 (firmado Schmid), Zentrale Stelle de
Ludwigsburg, Polen 162, Película 6, pp. 192-193. Los trenes mencionados aquí llevaban cada uno
2.000 deportados del Reich a Treblinka y debían ser fumigados en Varsovia.
359 Declaración de Richter, 11 de junio de 1969, Causa contra Ganzenmüller, vol. 19, pp. 5-12.
360 Declaración de Walter Stier, 16 de marzo de 1963, Causa contra Novak, vol. 16, pp. 355 ss.
Uno de los ayudantes de Stier, Stanislaw Feix, era polaco.
.535
país sólo había un puñado de judíos extranjeros; a algunos de ellos los sacaron de los
guetos en el último minuto y a otros los enviaron a centros de exterminio por error. Sólo
se produjo una dificultad importante en relación con un grupo particular de judíos, y
ese problema no se hizo agudo hasta el final de 1942: la escasez de mano de obra. Hubo
que establecer acuerdos para mantener vivos a unos cuantos trabajadores cualificados
un poco más de tiempo. Estos acuerdos, que se alcanzaron al final y no al comienzo de
las deportaciones, se analizarán más adelante.
Cuando empezaron las operaciones de limpieza de los guetos, a veces se daba a la
población polaca avisos de agrupación en anuncios puestos en postes con uno o dos días
de anticipación. A los polacos se les comunicaba la cancelación de todos los pases que
permitían la entrada en el gueto, y se les advertía que no permanecieran en las calles
ni abrieran las ventanas mientras durara la evacuación. Cualquiera que interfiriese con
la operación o que diera cobijo a algún judío sería castigado con la pena de muerte, y
cualquier presencia no autorizada en una vivienda judía se interpretaría como pillaje361.
Dentro de los guetos, los policías y sus ayudantes se enfrentaban a otro problema: la
suciedad, las aguas residuales y los parásitos. En palabras del Gettoverwaltung, el tra
bajo era «nauseabundo en extremo [im aussersten Grade ekeleregend]»362. En los guetos
de Galitzia, la policía se enfrentaba a epidemias generalizadas. En el de Rawa Ruska, la
población judía había escondido a sus enfermos en agujeros con la esperanza de salvar
los de la deportación. Antes de terminar la acción de este gueto, las SS y la Policía habían
sacado a 3.000 enfermos y moribundos de sus escondites363. N o hay cifras generales sobre
las pérdidas sufridas por los alemanes debido a las epidemias, pero sólo en Galitzia,
Katzmann, responsable de las SS y de la Policía, informó de que uno de sus hombres había
muerto de tifus y otros 120 habían contraído esa enfermedad364.
Después de vaciar un gueto de judíos, la policía y los funcionarios municipales tenían
que volver a entrar en él y limpiarlo. Aunque se usaran polacos y judíos para parte del
trabajo más sucio, la tarea seguía distando mucho de resultar agradable. U n gueto gran
de podía vaciarse en dos o tres días, pero la operación de limpieza exigía semanas o
361 Facsímil de un anuncio publicado por el Kreishauptmann de Sanok (firmado Dr. Class), 4 de
septiembre de 1942, respecto a la acción planeada para el 6 de septiembre, y facsímil de un anuncio
similar publicado por el Kreishauptmann de Tamów (firmado por su adjunto, el Dr. Pernutz), 15 de
septiembre de 1942, sobre la deportación que tendría lugar al día siguiente, en S. Wroñski y M. Zwo-
lakowa (eds.), Polacy Zydzi, cit., pp. 412, 416.
362 Ribbe (Gettoverwaltung) al Reichstatthalter, en Warthegau/Laruksemahrungsamt (delegación
regional de alimentos)/División A en Poznañ, 15 de julio de 1942, Centralna Zydowska Komisja His
toryczna w Polsce, Dokumenty i materialy do dziejów okupacii niemeckiej w Polsce, cit., vol. 3, pp. 230-231.
363 Gruf. Katzmann (responsable de las SS y de la Policía en Galitzia) al Ogruf. Krüger, 30 de
junio de 1943, L-18.
364 Ibid.
536
incluso meses. Por ejemplo, debía vaciarse y deportar a los habitantes del gueto de
Lublin entre el 17 y el 20 de abril365, pero dos meses después aún no había terminado
la operación de limpieza (Sauberungsaktion).
La operación se llevaba a cabo en fases. En primer lugar, un Kommando de demoli
ción entraba en el gueto y volaba los edificios inhabitables. A continuación entraba un
equipo de rescate (die Lumpensammelkolonne), que recogía todo tipo de trastos dejados
atrás por los deportados. Este destacam ento iba seguido por un Kommando de limpie
za (die Aufmurnungskolonne), encargado del trabajo más duro: limpiar las letrinas. En
algunas de éstas, las heces se acumulaban hasta una altura de un metro. La Aufráu-
mungskolonne tenía que usar mangueras para limpiar la porquería. El cuarto equipo
constaba de carpinteros y cristaleros que sellaban herméticamente todas las puertas y
ventanas para permitir que la columna de fumigación (Vergasungskolonne) m atara todos
los parásitos de las viviendas. Finalmente se llamaba a la columna de limpieza (Rein-
machungskolonne) para que retirase las ratas, los ratones, las moscas y las chinches, y
aseara el lugar366.
En algunos lugares ya no resultó fácil transformar un gueto en un barrio apto para
vivir. El Generalgouvemeur Frank se quejó a Hitler en junio de 1943 de que su rival, el
Reischführer-SS, había llevado repobladores de etnia alemana a la zona de Lublin. Para
hacerles espacio, habían trasladado a trabajadores polacos con sus familias a «guetos
judíos vacíos» de Alemania. En sus nuevas casas, estas familias estaban sufriendo y
muriendo debido a las mismas privaciones que habían asolado a los judíos367.
En Radom hubo que buscar espacio para muchos trabajadores polcaos empleados
por una industria alemana en expansión. Después de que el jefe de la com andancia de
armamento y el experto en vivienda locales, junto con un representante de Steyr-
Daimler-Puch A. G., supervisaran la situación del gueto vacío, en agosto de 1943, con
cluyeron unánimemente que el antiguo barrio judío había sido saqueado, dilapidado y
dañado más allá de cualquier reparación posible368.
, En algún momento se pensó que las viviendas ocupadas por los 40.000 judíos del
gueto de Bialystok pasaran a ser residencia de 40.000 campesinos bielorrusos de las
áreas amenazadas por los partisanos, pero eran tan inadecuadas que se planeó la cons
trucción de nuevas viviendas para 20.000. La construcción la vetó Speer en una carta
enviada a Himmler el 1 de febrero de 1943, y Himmler respondió que se las arreglaría
con las viviendas existentes369. Transcurridos siete meses, la administración civil del
537
distrito de Biaiystok intentó restaurar el antiguo gueto para unidades del ejército, ale
manes del Reich y trabajadores extranjeros, pero no disponía de mano de obra sufi
ciente para este trabajo. Cuando intentó conseguir trabajadores de otras partes del dis
trito, la administración municipal de Grodno replicó que la situación de esta ciudad era
similar a la de Biaiystok370.
Pero la dilapidación y las ruinas eran consecuencia directa de la forma en la que se
habían mantenido los guetos y de la prisa con la que se habían vaciado. La velocidad
había sido la consideración básica en los rangos más elevados de la jerarquía alemana.
Todo lo que realmente importaba era el avance de las deportaciones y el ritmo al que
desaparecían los judíos. A los altos cargos sólo les interesaba la rapidez. Ya el 18 de
junio de 1942, el Staatssekretár Dr. Bühler preguntó al alto cargo de las S S y de la Po
licía, Krüger, cuándo terminaría. Este respondió que en agosto podría «examinar» la
situación371.
Krüger se mostró un tanto precavido, porque exactam ente en ese momento estaba
experimentando su primer Transportsperre, una paralización completa de los trenes de
deportación. La Transportsperre se instituyó sólo durante dos semanas, y Krüger consi
guió incluso entonces que el presidente del O stbahn, Gerteis, le cediera varios trenes.
Adem ás, tras levantar las restricciones, Krüger esperaba reanudar las deportaciones con
un esfuerzo renovado372. Entonces, en julio, surgió otra complicación, ya que se estro
peó la línea férrea del centro de exterminio de Sobibór, en el Bug, y hubo que reparar
la. Las SS y la Policía habían esperado deportar a varios cientos de miles de judíos a
Sobibór.
El 16 de julio de 1942, el Obergruppenführer Wolff, jefe del estado mayor personal
de Himmler, telefoneó al Staatssekretar Dr. Ganzenmüller, del Ministerio de Transpor
tes, para pedirle ayuda. Ganzenmüller estudió la situación y consideró que el asunto ya
se había solucionado a escala local. 300.000 judíos del gueto de Varsovia habían sido
desviados de Sobibór a Treblinka. A partir del 22 de julio de 1942, un tren diario car
gado con al menos 5.000 judíos por viaje debía partir de Varsovia hacia Treblinka,
mientras que otro tren semanal, cargado con 5.000 judíos, debía salir de Przemysl a
Beízec373. Cuando Wolff recibió esta noticia, escribió la siguiente carta de agradeci
miento:
370 Chef der Zivilverwaltung, distrito de Biaiystok (firmado Glootz) a los Kreiskommissare del dis
trito, 30 de septiembre de 1943, y Ayuntamiento de Grodno (firmado Pleske) al Kreiskomissar de Grod
no, 11 de octubre de 1943, en los Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro
53.004 (Archivos Estatales de Bielorrusia, Oblast de Grodno), Rollo 6, Fondo 2, Opis 1, Carpeta 95.
371 Resumen de la conferencia de la policía, 18 de junio de 1942, Diario de Frank, PS-2233.
372 Ibid.
373 Dr. Ing. Ganzenmüller al Ogruf. Wolff, 28 de julio de 1942, NO-2207.
538
Estimado Miembro del Partido, Ganzenmüller:
H eil Hitler!
Su devoto
W.374
A finales de 1942, cuando ya se habían llevado a cabo dos terceras partes de las
deportaciones, las oficinas de las SS y de la Policía se enfrentaron a otra paralización.
Con urgencia, Krüger escribió a Himmler:
Los dirigentes de las S S y de la Policía informan hoy unánimemente de que, debido
a la Transportsperre, se ha paralizado toda posibilidad de transporte para el reasenta
miento de judíos desde el 15 de diciembre de 1942 hasta el 15 de enero de 1943. D ebi
do a esta medida, nuestro plan genérico para el reasentamiento de los judíos corre grave
peligro.
Le pido humildemente que negocie con las oficinas centrales del A lto M ando de las
Fuerzas Arm adas y del Ministerio de Transportes para que nos asignen al menos tres
pares de trenes para esta urgente tarea [dass mindestens 3 Zugpaare für die vordringliche
Aufgabe zur Verfügung stehenp75.
Evidentemente, las negociaciones no tuvieron éxito esta vez, porque el 20 de enero
de 1943 Himmler escribió a Ganzenmüller para pedirle más trenes. El Reichsführer
señaló que sabían bajo qué tensión funcionaba la red de ferrocarriles, pero que en últi
mo término la asignación de trenes redundaba en interés de Ganzenmüller. Los judíos,
afirmaba Himmler, eran responsables de todos los sabotajes contra los ferrocarriles del
Generalgouvernement, del distrito de Bialystok, y de los territorios del Este ocupados.
Por consiguiente, cuanto antes se «limpiara» la zona de judíos, mejor para los ferroca
rriles. Aunque se estaba refiriendo a los judíos del Este, Himmler aprovechó también
539
para recordarle a Ganzenmüller que, a no ser que proporcionaran trenes para el trasla
do de los judíos residentes en las áreas occidentales ocupadas, también allí estallaría el
sabotaje376.
Aunque la escasez de transporte era un problema especialmente acuciante a la hora
de planificar toda la operación, una vez resueltas las dificultades organizativas iba a sur
gir toda una serie de complicaciones. Estas ramificaciones se produjeron como ondas
sísmicas a partir de un único punto de impacto: el descubrimiento externo de la verda
dera naturaleza de los «reasentamientos».
Si en la zona checo-germana resultaba difícil ocultarlo, en Polonia la dificultad se
duplicaba. El área del Reich-Protektorat no disponía de campos de exterminio y la mayo
ría de los transportes del Reich partían hacia el este. Polonia, por otra parte, albergaba
los seis campos de exterminio y los transportes polacos se movían en tramos cortos de
no más de 300 kilómetros, en todas las direcciones. Muchos ojos estaban fijos en esos
transportes y los seguían a sus destinos. El jefe en funciones del clandestino Ejército Inte
rior polaco dirigido desde Londres, general Tadeusz Bor-Komorowski, declara que en la
primavera de 1942 tenía información completa sobre el centro de exterminio de Kulm
hof (Cheímno), ubicado en el Warthegau. Cuando los alemanes vaciaron el gueto de
Lublin, los clandestinos polacos siguieron los transportes hasta Belzec. El comando clan
destino no descubrió lo que estaba sucediendo dentro del campo, pero, calculando que
en él habían introducido a 130.000 judíos, los polacos consideraron que «no era sufi
cientemente grande como para acomodar a un número tan elevado de personas». En
julio de 1942, el Ejército Interior recogió informaciones de trabajadores ferroviarios que
afirmaban que varios cientos de miles de judíos habían desaparecido en Treblinka sin
dejar huella377.
A veces, la información que se filtraba de los campos era muy específica. En el dis
trito de Lublin, el presidente del consejo del gueto de Zamosc, Mieczyslaw Garfinkiel,
recibió noticias de ese tipo. A comienzos de la primavera de 1942, oyó que los judíos de
Lublin estaban siendo transportados en trenes atestados a Beízec, y que después de cada
viaje los vagones regresaban vacíos en busca de más víctimas. Le pidieron que obtuviera
datos adicionales y, tras contactar con las comunidades judías vecinas de Tomaszów y
Beízec, éstas le dieron a entender que entre 10.000 y 12.000 judíos llegaban diaria
mente a un complejo fuertemente vigilado, situado en un ramal ferroviario y rodeado
de alambre de espinos. Allí estaban matando a los judíos de «manera alarmante». Gar-
finkiel, abogado de profesión, no dio crédito a estos informes. Dos días después, dos o
tres judíos extranjeros que se habían escapado de Belzec le hablaron de las cámaras de
gas. Siguió sin creer lo que oía. El 11 de abril de 1942, sin embargo, se produjo una gran
540
redada en la propia Zamosc. Contando la población restante de su gueto, Garfinkiel
calculaba una disminución de 3.150 personas. A l día siguiente, el hijo de trece años de
uno de los funcionarios del consejo (Wolsztayn) volvió del campo. El niño había visto
personas desnudas y a un hombre de las SS dándoles un discurso. Escondiéndose, toda
vía vestido, en un pozo, el joven Wolsztayn se había arrastrado por debajo del alambre
de espino con el secreto de Belzec378.
Lo que el Ejército Interior había descubierto con sus investigaciones, y lo que Gar-
finkiel había descubierto casi sin darse cuenta, lo sospechaba la gente corriente sin
demasiadas pruebas. La población sacó rápidamente sus conclusiones, y las extendió en
forma de rumores por todo el territorio polaco ocupado. A finales del verano de 1942,
casi todos los habitantes de Polonia, ya vivieran dentro o fuera de un gueto, presentían
en parte lo que pasaba. A l final, hasta los niños conocían el propósito de las deporta
ciones. Cuando, durante el verano de 1944, amontonaron en camiones a los niños de
un orfanato del gueto de L ód z, éstos gritaban: «Mir viln nisht shtarbn! [“ ¡N o queremos
morir!”]»379.
¿Cuál fue la reacción general de los judíos ante una muerte segura? ¿Se prepararon en
conjunto para la resistencia armada? Las divisiones de propaganda de los distritos del
Generalgouvernement observaron minuciosamente las reacciones de la población judía.
He aquí tres muestras de los informes redactados por la división de propaganda de Lublin.
El 18 de abril de 1942, la división de Lublin informó de que algunos judíos del área de Hru-
bieszów se habían acercado a la Iglesia católica solicitando ser bautizados380. El 26 de sep
tiembre de 1942, la división informó:
Entre los judíos de Cholm corre el rumor de que a partir de ahora la exterm inación
[Ausrottung] de la raza judía se llevará a cabo m ediante esterilización. Aunque este m éto
do sería más hum ano que el actual, seguiría conduciendo a la exterm inación definitiva
de los judíos. Ellos piensan que simplemente tendrán que aceptar este hecho. [Die Juden
müssten sich mit dieser Tatsache eben abfinden.p81
378 Declaración de Mieczyslaw Garfinkiel, 5 de octubre de 1945. Proceso sobre Beízec, Landge-
richt de Munich I, 1 Js 237/60, vol. 6, pp. 1100-1103. De acuerdo con la declaración de Garfinkiel,
en mayo, agosto y noviembre de 1942 se produjeron en Zamosc más redadas. El huyó a Varsovia en
octubre de 1942. Aparentemente, no hubo muchos habitantes que intentaran escapar de este gueto.
379 Solomon F. B l o o m , «Dictator of the Lodz Getto», Commentary, 1949, p. 120.
380 Generalgouvemement/División Principal de Propaganda, informes semanales consolidados
de las divisiones de propaganda de los distritos para abril de 1942, comunicado por la división de
Lublin, 26 de septiembre de 1942, Occ E 2-2.
381 Informes consolidados referentes a septiembre de 1942, comunicado por la división de Lublin,
26 de septiembre de 1946, Occ E 2-2.
541
El 28 de noviembre de 1942, la división de Lublin anotó el siguiente incidente:
542
reunión y los trenes que esperaban su carga. Com o la sangre que brota de una herida
abierta, el éxodo de los guetos drenó rápidamente a la comunidad judía polaca de su
existencia secular.
Sin embargo, en una operación de tales dimensiones, no todos se dejaban deportar
tan dócilmente. A medida que disminuía el círculo de supervivientes judíos, la con
ciencia de la muerte aumentó, y la carga psicológica que significaba cumplir con las
órdenes de «evacuación» alemanas se hacía cada vez más pesada. H acia el final de las
operaciones, un número creciente de personas dudaba en salir, mientras que otros
huían de los guetos o saltaban de los trenes para encontrar refugio en los bosques. En
el gueto de Varsovia, unos cuantos supervivientes se unieron en una resistencia de últi
ma hora contra los alemanes.
Los alemanes reaccionaron contra los judíos recalcitrantes con la mayor brutalidad.
Los asaltantes caían aullando sobre los guetos con machetes y bayonetas. En el Wart
hegau, los policías eran enviados a tales acciones en un estupor medio ebrio. C ada
hombre de la G estapo asignado a una misión de limpieza de los guetos recibía diaria
mente una ración extra de algo más de cuarto de litro de brandy385. La Gettoverwal-
tung de Lódz también exigió una asignación de brandy para sus empleados, basándose
en que el empleo sin alcohol era «irresponsable»386. En Galitzia, los judíos eran par
ticularmente conscientes de su destino, porque ya habían sido testigos de las operacio
nes móviles de exterminio llevadas a cabo en 1941. En palabras del informe redactado
por las SS y la policía, «intentaron por todos los medios eludir la evacuación». Se ocul
taban «en cualquier rincón imaginable, en tuberías, en chimeneas, incluso en las cloa
cas». Construyeron «paredes en corredores de catacum bas, en agujeros excavados en
los sótanos, en lugares ocultos y astutamente ingeniosos de áticos y leñeras, dentro de
muebles, etcétera»387.
Las deportaciones galitzianas fueron acompañadas por innumerables Tansportsperren
durante mayo-marzo y julio-diciembre de 1942. Las operaciones de exterminio precedie
ron y siguieron a estos movimientos de trenes atestados. A menudo, no transportaban a
los ancianos y a los enfermos, sino que los mataban durante la redada388. Tantas municio-
del Oblast de Lvov), Rollo 2, Fondo 12, Opis 1, Carpeta 41. Las deportaciones de Lvov empezaron
en marzo.
385 Biebow (Gettoverwaltung) al Reichsnahrstand/Reichsbeauftragter für das Trinkbrandweinge'
werbe (Asociación Agrícola/Plenipotenciario para el Comercio de Brandy), 25 de junio de 1942,
Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce, Dokumenty i matenaly do dziejów okupacii niemec-
Iciej ui Polsce, cit., vol. 3, p. 228.
386 Ibid.
387 Katzmann a Krüger, 30 de junio de 1943, L-18.
388 Teniente Westermann (comandante, Séptima Compañía, Segundo Batallón, 2 4 ° Regimiento
de Policía) al KdO de Galitzia, 24 de septiembre de 1942, Archivos del U. S. Holocaust Memorial
543
nes de pistola se gastaban que el K dO aconsejó a la policía que usara carabinas y fusiles
siempre que fuera posible389 La forma general de proceder en Galitzia se puede ilustrar
mediante lo acontecido en tres poblaciones.
En Stanislawow, en donde el 11 de octubre de 1941 se había ordenado al consejo
judío que proporcionara mapas de la ciudad, aproximadamente 10.000 judíos fueron
reunidos al día siguiente en el cementerio y ametrallados. En marzo de 1942 se produ
jo otro ametrallamiento, seguido de un incendio en el gueto que duró tres semanas. En
abril, enviaron un transporte a Belzec, y en el verano lanzaron más operaciones de ame
trallamiento, en el transcurso de las cuales colgaron de postes de la luz a miembros del
consejo y del Servicio del Orden. En septiembre y octubre partieron grandes transpor
tes hacia Belzec, una ocasión marcada por el sangriento vaciado de un hospital y (según
las noticias escuchadas por un funcionario agrícola alemán) por una procesión de judíos
que avanzaba de rodillas hacia la estación ferroviaria390.
La ciudad galitziana de Rawa Ruska, sólo a 20 millas de Belzec, era un nudo ferro
viario por el que pasaban con frecuencia trenes de deportados. U n superviviente, Wolf
Sambol, recordando escenas de ametrallamientos que tuvieron lugar en la ciudad, cita
a un soldado de la Gendarmerie borracho que les gritaba a las víctimas: «Ya no sois
judíos, sois los elegidos. Yo soy vuestro Moisés y os conduciré a través del Mar Rojo».
A continuación abrió fuego contra las víctimas con un arma automática. El mismo
superviviente recuerda a una niña que salió de debajo de un montón de cadáveres,
cubierta de sangre, miró cuidadosamente a derecha e izquierda, y echó a correr. Los
transportes empezaron a salir de Rawa Ruska tan pronto como se levantó la Sperre, en ju
lio de 1942. Aunque ese verano la naturaleza de Belzec ya no era un secreto, el Consejo
Judío de Rawa Ruska adoptó una postura cooperativa, y grandes cantidades de judíos acu
dieron al punto de reunión para ser deportados. Su deseo, dijo Sambol, era vivir media
hora más (Ihr Wunsch ist es, eine halbe Stunde éilter zu sein)m . Varios miles, sin embargo,
procuraron ocultarse, y muchos saltaron de los trenes.
544
El 10 de septiembre de 1942 salió un transporte de la ciudad de Kolomea (K o lo
miya, Kolomija), al sur de Galitzia. En sus 50 vagones transportaba 8.205 personas,
4-769 de la propia Kolomea, y los restantes de poblaciones cercanas. Los judíos de dos
de estas com unidades habían sido trasladados hasta el tren a pie. N inguno de los
deportados recibió m ucha com ida en los días anteriores a la partida. El tren salió a
las 22:50 horas, y durante la noche paró en Lvov, donde vaciaron nueve vagones
previamente asignados para entregar trabajadores forzosos a un cam po de trabajo.
A cambio, cargaron otros mil judíos. También cam biaron la locom otora. La máquina
que sustituyó a la primera era vieja y no tenía potencia suficiente, haciendo que el
tren fuera más despacio y obligándolo a pararse a menudo. Los judíos hacían tiras con
la ropa, arrancaban el alambre espinoso de las aberturas situadas cerca del techo de
los vagones, y saltaban al exterior. El Kommando de la Policía del Orden, com pues
to por diez hombres, disparó todas sus municiones, obtuvieron 200 cartuchos más de
personal del ejército que encontraron a lo largo del camino, y finalm ente lanzaron
piedras a los fugitivos. Llegaron a Belzec el 11 de septiembre por la tarde. Pocos días
después, el com andante del destacam ento de la Policía del O rden que viajaba en el
tren redactó un informe crítico, en el que decía: «El pánico creciente provocado
entre los judíos por el intenso calor, el exceso de personas en los vagones, con hasta
220 judíos en cada uno, el hedor de los cadáveres -en contram os unos 2.000 m uer
tos dentro de los vagones durante la d escarga- convirtió el transporte en una tarea
prácticamente imposible [Die immer grósser werdende Panik unter den Juden, hervorge-
rufen durch die starke Hitze, Überfüllimg der Waggons bis zu 220 Juden, der Leichenges-
taníc -es befanden sich etwa 2.000 Tote in den Wagen- machten den Transpon fast un-
durchführbar] » 392.
Tales escenas despertaron a los habitantes de todo el distrito. En una ocasión, un
policía polaco le relató abiertamente sus experiencias a una descendiente de alemanes,
quien, a su vez, escribió anónimamente a Berlín. Su carta llegó al Reichskanzlei. El poli
cía polaco, escribió, le había preguntado si finalmente no se avergonzaba de ser de etnia
alemana. Ahora él había conocido la cultura alemana. D urante la disolución de los gue
tos, habían arrojado a niños al suelo y les habían aplastado la cabeza con las botas.
392 Informe del Zugwachtmeister Jácklein (Séptima Compañía, y comandante del destacamen
to de transporte), 14 de septiembre de 1942; informe del teniente Brenner, comandante de sección
de la Sexta Compañía, 24.° Regimiento de Policía, 10 de septiembre de 1942; teniente Westermann,
comandante de la Séptima Compañía, al comandante del Segundo Batallón, 24.° Regimiento de
Policía, 14 de septiembre de 1942; y Westermann al KdO de Galitzia, 14 de septiembre de 1942,
Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 11.001 (Centro de Colecciones
Históricas, Moscú), Rollo 82, Fondo 1323, Opis 2, Carpeta 292b. Los dos informes de Westermann
no son idénticos. El pelotón de Brenner fue puesto a las ordenes de Westermann para llevar a cabo
la redada de Kolomea.
545
M uchos judíos con huesos rotos por la culata de los fusiles eran arrojados a tumbas y
después cubiertos con cal. Cuando la cal empezaba a hervir en la sangre, aún se oía gri
tar a los heridos393.
En la segunda mitad de 1942, también se recibieron informes de judíos que se dis
persaban por los bosques durante las «evacuaciones». De nuevo, la mayor actividad
parece haberse producido en Galitzia. En octubre de 1942, la división de propaganda
de Lvov informó:
El reasentam iento de los judíos, que en parte adopta formas que ya no son dignas de
una Kultuwolk, provoca realmente que se compare a la G estapo con la GPU. Se dice que
los trenes de transporte están en tan m alas condiciones que es imposible impedir fugas
de judíos. Com o consecuencia, se producen terribles tiroteos, y persecuciones regulares
en las estaciones de tránsito. A dem ás, se informa de que los cadáveres de los judíos yacen
varios días en las calles. Aunque los alemanes y tam bién la población no alemana están
convencidos de la necesidad de liquidar a los judíos, sería adecuado llevar a cabo esta
liquidación de m anera que cause menos sensación y menos repugnancia [au f eine weni-
ger Ausfsehen und Anstoss erregenden A rt durchzuführen]394.
393 Carta anónima enviada a Hitler a través de Frank, recibida y sellada por la Cancillería del
Reich el 25 de marzo de 1943, NG-1903.
394 Generalgouvernement/División Principal de Propaganda, informes semanales consolidados
de las divisiones de propaganda de los distritos, correspondientes a octubre de 1942/informe de la
división de Galitzia, 26 de octubre de 1942, Occ E 2-2.
395 Resumen de la conferencia del Generalgouvernement, 7 de diciembre de 1942, en la que par
ticiparon Frank, Bühler, Bopple, Siebert, Fischer, Wachter, Zórner, Kundt, Wendler y el Oberlandes-
gerichsrat Dr. Weh, Diario de Frank, PS-2233.
396 Bottcher al Gouverneur de Radom, 21 de septiembre de 1942. Facsímil en S. Wroñski y
M. Zwolakowa (eds.), Polacy Zydzi ¡939-1945, cit., p. 418. Véase también el facsímil de la proclama
realizada por el Stadtkommissar Motschall, de Ostrowiec (distrito de Radom), 28 de septiembre de
1942, observando que una y otra vez se daba comida y cobijo a los judíos, y amenazando de muerte
a los polacos que llevaran a cabo tales actos de ayuda. Ibid., p. 422.
546
ban prestando ayuda a los judíos (Judenbeherbergung)391. Poco después, varios miles de
judíos se ocultaban en los bosques, uniéndose a los partisanos y, en ocasiones, organi
zándose en unidades propias y disparando contra las unidades de la Gendarmerie ale
mana. Hay informes de ese tipo de escaramuzas en los cinco distritos del Generalgou
vernement398. En el distrito de Galitzia, los fugitivos judíos consiguieron comprar fusiles
y pistolas a soldados italianos que habían luchado en Rusia y que ahora regresaban a su
país. Como resultado, las S S y la Policía de Galitzia sufrió ocho muertos y doce heridos
en los intentos de capturar a los judíos en sus búnkeres y en los bosques. Parece que los
judíos de Galitzia intentaron también contraatacar con una primitiva arma biológica,
porque la policía encontró varios viales llenos de piojos portadores de tifus399.
El mayor combate entre judíos y alemanes se produjo en el gueto de Varsovia. Para
el posterior desarrollo del proceso de destrucción, este choque armado careció de con
secuencias. En la historia judía, sin embargo, la batalla constituye literalmente una
revolución, ya que tras dos mil años siguiendo una política de sumisión, la rueda había
girado y los judíos estaban de nuevo usando la fuerza.
Como cabría esperar, el movimiento de resistencia judío no emergió del Judenrat,
porque dicha organización estaba compuesta precisamente por los elementos de la co
397 Facsímil de la proclama emitida por el líder de las SS y de la Policía de Galitzia, 14 de diciem
bre de 1943, en el que se nombra a las personas condenadas a muerte por ayudar a los judíos, ibid.,
p. 438, y proclamas similares impresas en el mismo volumen.
398 Wehrkreisbefehlshaber del GG. al O KH /Chef HRüst. u. BdE/Stab, 24 de octubre de 1942,
Polen 75022/10. Generalgouvernement/División Principal de Propaganda, informes semanales con
solidados de las divisiones de propaganda de los distritos, referentes a noviembre de 1942/Informe de
la división de Lublin, 7 de noviembre de 1942, e informe de la división de Radom, 14 de noviembre
de 1942, Occ E 2-2. Oberfeldkommandantur 372 (Lublin) al Wehrkreisbfh. del GG, 21 de diciembre de
1942, Polen 75026/12. OGruf. Krüger al Gruf Knoblauch, jefe de personal e instrucción en la SS-Füh-
rungshauptamt (oficina militar principal), 8 de enero de 1943, NO-2044- Generalgouvernement/Divi-
sión Principal de Propaganda, informes semanales consolidados de las divisiones de propaganda de
los distritos, correspondientes a enero de 1943/informe de la división de Varsovia, 9 de enero de 1943,
Occ E 2-2. Resumen de los comentarios hechos por el Gouverneur Zómer en la conferencia del
Generalgouvernement, 25 de enero de 1943, Diario de Frank, PS-2233. OFK 372 (Lublin) al Wehr-
kreiskdo. del GG, 26 de marzo de 1943, Polen 75022/12. Wehrkreiksdo. del GG al OKH/Chef HRüst.
u. BdE, 4 de mayo de 1943, Polen 75022/12. O FK 365 (Galitzia), firmado Beuttel, al Wehrkreiskdo. del
GG, 17 de junio de 1943. Polen 75022/12, Wehrkreiskdo. del GG al OKH/Chef HRüst. u. BdE/Stab
(sobre la acción del «Eingreifgruppe» de la 154.a División de Reserva, Galitzia), 25 de diciembre de 1943,
Polen 75022/14 (Alexandria, Virginia). Las bajas alemanas fueron extremadamente pocas, porque los
judíos estaban prácticamente desarmados.
399 Katzmann (responsable de las SS y de la Policía, Galitzia) a Krüger, 30 de junio de 1943, L-18.
Con las bajas debidas a accidentes y a la fiebre, las pérdidas totales de Katzmann fueron de 11 muertos
y 117 heridos o enfermos.
547
munidad que habían apostado todo a un curso de completa cooperación con la admi
nistración alemana. Para movilizar a los judíos del gueto contra los alemanes, era nece
sario crear una nueva jerarquía suficientemente fuerte como para enfrentarse con éxito
al consejo en el intento de asumir el control de la comunidad judía. El núcleo de dicha
organización ilegal estaba formado por los partidos políticos que habían estado repre
sentados en la maquinaria comunitaria judía de preguerra. Estos partidos, que habían
conseguido sobrevivir en el gueto cuidando a sus miembros, se unieron ahora en un blo
que de resistencia.
N o todos los partidos viraron a una política de resistencia con la misma rapidez. El
movimiento comenzó en dos bandos extremos que no mantenían contactos entre sí: los
comunistas dominados por Moscú (el PPR) y los nacionalistas independientes (Partido
Revisionista). Desde allí, la idea se extendió a los grupos juveniles sionistas (Hechalutz),
a los sindicalistas socialistas (Bund) y a los sionistas laboristas de izquierda (Poalei Zion).
Finalmente, el movimiento abarcó a todos los partidos principales salvo uno: el orto
doxo (Agudath). Para entonces, sin embargo, el 85 por 100 de los pobladores del gueto
ya habían perecido400.
En abril de 1942, cuando la comunidad del gueto estaba aún intacta, el movimiento
opositor se limitó a la acción verbal. Se entregaron panfletos clandestinos, y la Gestapo,
contraatacando, mató a 51 personas. Varios altos cargos del Judenrat reaccionaron ante
esta situación expresando ante el presidente, Czerniaków, la opinión de que los panfle
tos clandestinos podrían provocar un daño indecible a la población judía401. En aquel
momento, la idea de la resistencia física sólo era tema de conversación. Uno de estos
intercambios de opinión, entre Emmanuel Ringelblum (historiador oficioso del gueto) y
un funcionario de seguridad social judío, se produjo a mediados de junio. Es revelador lo
que Ringelblum resume en sus notas:
El otro día tuve una charla con un amigo de Biaía-Podlaska, jefe de la organización
de Ayuda Social. H abía estado colaborando en el «traslado» de población (sería más
400 Respecto al avance del movimiento de resistencia, véase, en general, Philip FRIEDMAN (ed.),
M artyrs and Fighters, Nueva York, 1954, pp. 193-218, y Joseph T e n e n b a u m , Underground, Nueva
York, 1952, pp. 82 ss. Los comunistas judíos no disponían de partido propio. Pertenecían al Partido
(Comunista) de los Trabajadores Polacos: el Polska Partija Robotnicza (PPR). Los nacionalistas judíos
se habían escindido de la Organización Sionista para formar el Partido Revisionista (posteriormente,
en Israel, Herut). El brazo armado de los revisionistas se denominó Irgwn Zwai Leumi (Organización
Militar Nacional). El Hechalutz estaba compuesto por los grupos juveniles de varios partidos sionis
tas. El Bund era el partido de los sindicalistas judíos. De tendencia socialista, era a un tiempo anti
comunista y antisionista. Mantenía contactos con el Partido Socialista Polaco (PPS).
401 R . H ilberg , S. STARON y J. K erm i SZ (eds.), Diary ofAdam Czerniaków, en tradas correspondien
tes al 17-22 de abril de 1942, pp. 343-346.
548
correcto llamarlo «traslado al otro m undo») a Sobibór, cerca de Chelm, donde asfixian a
los judíos con gases hasta que mueren. M i amigo me preguntó enfadado, hasta cuándo
[...] cuánto tiempo más seguiremos yendo «com o ovejas al m atadero». ¿Por qué segui
mos callados? ¿Por qué no se hace un llamam iento para huir a los bosques? ¿U n llam a
miento a la resistencia? Esta cuestión nos atorm enta a todos, pero no hay respuesta por
que todos sabemos que la resistencia, y particularm ente si se m ata a un sólo alemán,
puede conducir com o resultado a la matanza de toda una com unidad, o incluso de
muchas com unidades402.
Ringelblum, como muchos otros, aún no había llegado a la conclusión de que todos
los judíos europeos eran el objetivo del impulso alemán, y mientras no hubiera certi
dumbre en este asunto, la resistencia se consideraba como una provocación a los ale
manes que ponía en peligro a los judíos que eran demasiado viejos o demasiado jóve
nes, o que estaban demasiado enfermos para defenderse.
El propio A dam Czerniaków tenía una sensación premonitoria desde el comienzo.
En su diario anotaba las noticias que oía, que aumentaban a medida que avanzaban los
meses. Ya el 27 de octubre de 1941, hizo referencia a «rumores alarmantes sobre el des
tino de los judíos de Varsovia la próxima primavera». El 19 de enero de 1942, oyó que
Auerswald había sido convocado a Berlín. «N o consigo librarme de la terrible sospe
cha», escribió. Fue un día antes de la conferencia sobre la «solución final» celebrada en
Berlín, en la que Bühler, Staatssekretar del Generalgouvernement, fue un participante
de peso. El 16 de febrero, Czemizaków anotó que entre la población se estaban multi
plicando alarmantes rumores sobre las expulsiones y los asentamientos. En marzo,
cuando comenzaban las deportaciones masivas en varias ciudades, Czerniaków anotó
lo que estaba ocurriendo. El 18 de marzo mencionó las deportaciones de Lvov, Mielec
y Lublin; y el 1 de abril registró la noticia procedente de Lublin de que el 90 por 100 de
los judíos del gueto iban a ser trasladados en los días siguientes, y que los miembros del
consejo de Lublin, incluido el presidente Becker, estaban bajo arresto.
A finales de ese mes, el 29 de abril, el Kommissar del gueto de Varsovia, Auerswald,
pidió a Czerniaków que le proporcionara estadísticas de la población por calle y edifi
cio de viviendas, y uno de su ayudantes añadió la solicitud de diez mapas del gueto. En
su diario, Czerniaków se preguntaba: «¿Hay una decisión en perspectiva?». El 3 de
mayo, cuando la Transferstelle pidió una lista de todos los que se hallaban trabajando,
402 Entrada de Ringelblum correspondiente al 17 de junio de 1942, Yad Vashem Studies 7 (1968),
p. 178. La entrada no se había publicado antes. Véase también el diario de un colega de Ringelblum en
Varsovia, que menciona los campos de concentración de Kulmhof y Belzec. Joseph Kermisz, «Daily
Entries of Hersh Wasser», Yad Vashem Studies, núm. 15, 1983, pp. 201-282, con las entradas de Wasser
correspondientes al 26 y al 30 de mayo de 1942, en pp. 277, 282.
549
Czerniaków se preguntó si se estaba planeando la deportación de los elementos impro
ductivos. En julio, los rumores se hicieron numéricos: el día 1, que se deportaría a 70.000
habitantes, el 16, que trasladarían a 120.000, y el 18, que las deportaciones empezarían
el lunes siguiente y que los incluirían a todos. Czerniaków mantuvo su rutina diaria,
incluido el patrocinio de conciertos y fiestas infantiles. Invocando la imagen del capitán
de un barco a punto de hundirse, anotó el 8 de julio que había ordenado que la banda de
jazz tocara para levantar el ánimo de los pasajeros.
El 20 de julio, a medida que aumentaba el pánico en el gueto, Czerniaków pregun
tó a un sargento de las SS si los rumores eran ciertos. El hombre no había oído nada.
El presidente se dirigió entonces a un S S Untersturmführer de la G estapo (Brandt, de
la IV-B) con la misma pregunta. Este le dijo que no conocía ningún plan de ese tipo.
Czerniaków preguntó entonces al Obersturmführer Boehm (IV-A) qué sabía. Boehm le
respondió que este asunto no pertenecía a su departamento, pero que el Hauptsturm-
führer Hóhmann (jefe de la IV-A) quizá tuviera alguna información. Hóhmann le ase
guró a Czerniaków que, si algo fuera a ocurrir, él lo sabría. Pero otro oficial de la Ges
tapo le dijo también que todo eso carecía de sentido (Quatsch und Unsinn). Al día
siguiente, los miembros del consejo fueron arrestados, y a las 10:00 horas del día 22, el
Sturmbannführer Hófle, del Aussiedlungsstab de Globocnik, llegó a la oficina del con
sejo. El teléfono fue desconectado, y a Czerniaków, junto con varios miembros del per
sonal del consejo presentes, le dijeron que todos los judíos, independientemente de su
sexo o edad, excepto ciertas categorías, serían deportados al «Este»403.
Hófle decretó que se asignaran mil hombres del Servicio del Orden a las redadas y
que a las 16:00 horas de ese día, y todos los días consecutivos, hubiera 6.000 judíos reu
nidos. Los contingentes de judíos (Kontingente an Juden) iniciales debían obtenerse de
la población en general, y posteriormente se emitirían directivas sobre las capturas por
calle y por bloque. Sólo estarían exentos aquellos judíos empleados por empresas y orga
nismos alemanes, los aptos para trabajar, los empleados del consejo, los miembros del
Servicio del Orden, el personal hospitalario y de desinfección, todos ellos con sus espo
sas e hijos, y los judíos hospitalizados que fueran incapaces de viajar404.
El 23 de julio, Czerniaków, preocupado por los niños de los orfanatos, propuso cate
gorías de exención adicionales al adjunto de Hófle, Obersturmführer Worthoff. Este
contestó que los alumnos de las escuelas de formación profesional y los maridos de
mujeres trabajadoras podían quedarse, pero que la situación de los huérfanos tenía que
403 Véanse las entradas de Czerniaków referentes a estas fechas en R. Hilberg, S. Staron y J. Kermisz
(eds.), Diary of Adam Czerniaków, cit., pp. 293, 317, 326, 335, 339, 348, 349, 373, 375-377, 381-385.
404 Texto de la directiva de Hofle en el informe referente a julio de 1942, enviado por Lichtenbaum
al Ghetto Kommissar Auerswald, fechado el 5 de agosto de 1942, Zentrale Stelle de Ludwigsburg,
Polen 365e, pp. 650-653. Por la redacción, parece un compendio de instrucciones orales.
550
decidirla el propio Hófle. Cuando Czerniaków preguntó cuántos días a la semana se man
tendría la operación, le dijeron que todos. Czerniaków, observando el gran apuro por abrir
nuevos talleres, señaló: «una máquina de coser puede salvar una vida». Era mediodía y él
estaba pensando en las cuatro de la tarde405. Esa noche, solo en su despacho, pidió un
vaso de agua y se tomó la pastilla de cianuro que había dejado en un cajón406.
El consejo eligió apresuradamente a Marek Lichtenbaum, adjunto de Czerniaków, como
sucesor de éste407. Las «autoridades» (Behorden), escribió Lichtenbaum en su primer infor
me mensual, habían prometido al consejo raciones normales para agosto y septiembre, y
además 180.000 kilogramos de pan y 36.000 de mermelada para los reasentados. Tres veces,
la policía judía (en ausencia de Józef Szeryñski, que estaba aún arrestado por supuesta
corrupción, y dirigida por el delegado de éste, Jakub Lejkin) pegó anuncios -el último el 1
de agosto- prometiendo tres kilos de pan y uno de mermelada para todos aquellos que se
presentaran voluntariamente en la UmschlagplatzW8. Ese día, dos batallones de la Schutz-
mannschaft letona, el 22 y el 272, fueron asignados para vigilar el perímetro del gueto409.
Mientras la impotente maquinaria del Judenrat respondía mecánicamente a las órdenes
alemanas, en las organizaciones de partido judías comenzó una actividad febril. Se estable
cieron comités, se organizaron reuniones, se nombraron organismos coordinadores. En el
mediodía del 23 de julio, el mismo día del suicidio de Czerniaków, unos 16 representantes de
todos los partidos principales, excepto los revisionistas (que no fueron invitados) se reunie
ron para analizar la cuestión crucial de organizar una resistencia inmediata. A partir de las
crónicas fragmentarias que sobre esa conferencia se obtuvieron en la posguerra, no está com
pletamente claro qué postura adoptó cada participante respecto a esa cuestión. Todas las
informaciones coinciden, sin embargo, en que los partidarios de la resistencia perdieron la
votación. Existía el consenso de que los alemanes deportarían quizá a unas 60.000 perso
nas, pero no a los 380.000 judíos del gueto. Se consideraba que con la resistencia se apre
suraría la condena del gueto y que, por los actos de unos pocos, castigarían a la multitud410.
405 R. Hilberg, S. Staron y ]. Kermisz (eds.), Diary of Adam Czerniaków, cit., p. 385.
406 Respecto al suicidio de Czerniaków, véase Ph. Friedman, Martyrs and Fighters, cit., pp. 148-152.
También Leonard Tushnet, The Pavement ofHell, Nueva York, 1972, pp. 127-128.
407 Informe de Lichtenbaum referente a julio, en Zentrale Stelle de Ludwigsburg, Polen 365 e, p. 643.
408 Ibid., p. 653. Texto de 1 de agosto de 1942, afiche en Jüdisches Historisches Instituí Warschau,
FaschismuS'Getto-Massenmord, Berlín, 1961, p. 309.
409 Andrew EZERGAILIS, The Holocaust in Latvia, Riga, 1996, pp. 327-329. Los batallones, con más
de 900 oficiales y soldados, fueron enviados el 26 de julio desde Letonia. Informe de Efectivos de la
Schutzmannschaft a 1 de julio de 1942, con fechas de partida, Archivos Nacionales Alemanes, R 19/266.
Ezergailis señala que los batallones regresaron a mediados de septiembre. Para entonces, la operación
ya había terminado.
410 Los miembros restantes de la clandestinidad judía enviaron en marzo de 1944 un informe que
contenía la ¡ista de los participantes en la conferencia. Extractos de dicho informe en inglés se repro-
551
Las suposiciones de aquellos que se habían manifestado en contra de la resistencia
demostraron ser falsas a finales de julio. En ese momento, ya habían trasladado a unos
60.000 judíos411, y las redadas seguían con toda su fuerza. Pronto les tocó a los huérfa
nos a favor de los que Czemiakow había hecho su última súplica. A Janusz Korczak,
encargado de un orfanato del gueto, le dieron una última oportunidad de escapar. El 27
de julio, Korczak escribió en su diario: «Elija: o sale, o trabaja aquí sobre el terreno. Si
se queda, debe hacer lo necesario por los reasentados. El otoño se acerca. Necesitarán
ropa, calzado, ropa interior, herramientas». El 1 de agosto, he aquí su entrada: «Un casi
no, M onaco. La apuesta: tu cabeza». El 4 de agosto decidió entregar a «un niño men
talmente retrasado y maliciosamente indisciplinado» a la policía para que toda la insti
tución no se viera en peligro. Fue la última entrada de Korczak412.
ducen en Ph. Friedman, Marfyrs and Fighters, cit., p. 199. La ausencia de un representante revisio
nista se puede explicar por la versión comunista de la conferencia. De acuerdo con dicha fuente, el
líder comunista, Jozef Lewartowski-Finkelstein, inició la conferencia invitando a todos los «activis
tas» (incluyendo aparentemente incluso a un miembro del Judenrat y a un rabino ortodoxo), pero no
a los revisionistas, a quienes los comunistas han calificado a menudo de judíos fascistas, burgueses y
nacionalistas. Véase M. Edin, «The “PPR” and Ghetto Resistance», Jewish Life, abril de 1951, pp. 12-15.
(Jewish Life era una revista mensual comunista publicada en Estados Unidos).
Sobre la división de opiniones manifestada en la conferencia sólo sabemos con certeza que los
comunistas y el Hechalutz eran partidarios de la resistencia inmediata, mientras que el miembro del
Judenrat, I. Szyper, y el rabino Zishie Friedman estaban en contra. Aparentemente, Szyper recitó
ejemplos de la historia en la que los judíos habían ganado más no luchando que luchando. El rabino
Friedman advirtió a los judíos que no debemos «alzar nuestras manos» contra los alemanes, o de lo
contrario caería el desastre sobre cientos de miles de los nuestros. I. Cukierman (líder del Hechalutz)
en Ph. Friedman, Martyrs and Fighters, cit. pp. 193-195.
La postura adoptada por los socialistas (Bund) en la conferencia no está demasiado clara. De
acuerdo con declaraciones hechas en la posguerra por dos importantes dirigentes del Bund, esta
organización, a través de su representante Maurycy Orzech, animó a los participantes a resistir. B. Gold-
stein, The Stars Bear Witness, cit., pp. 108-112; Marek E d e l m a n , The Ghetto Fights, Nueva York, 1946,
p. 18. Sin embargo, el líder del Hechalutz, Cukierman, y los comunistas en Jewish Life, informan de
que Orzech animó a la resistencia con la condición de que los polacos también lucharan.
En este punto, hay ciertas dudas respecto a si la principal fuerza clandestina polaca, la Armia Kra-
jowa, dirigida desde Londres, hizo una significativa oferta de ayuda. Véase la afirmación de T. Bor-
Komorowski, The Secret Army, cit., pp. 99-100, y una refutación de Ysrael Gutman, «The Attitude of
the Poles to the Mass Deportations of Jews from the Warsaw Ghetto in the Summer of 1942», en
Ysrael Gutman y Efraim Zuroff (eds.), Rescue Attempts during the Holocaust, Jerusalén, 1977, pp. 399-
422, en pp. 414-421.
411 Oficina del Gouverneur de Varsovia al Staatssekretár del Generalgouvernement, informe
referente a junio y julio de 1942, fechado el 15 de agosto de 1942, Occ E 2-3.
412 Janusz K o r c z a k , Ghetto Diary, Nueva York, 1978, pp. 176,185 y 187. De acuerdo con Igor Ne-
wcrly, a quien le entregaron el diario ese mes, Korczak y sus huérfanos fueron deportados el 5 de agosto.
552
Józef Szeryñski, liberado del cautiverio alemán para dirigir las redadas, retomó el man-
do de la policía judía. De acuerdo con un cronista contemporáneo, a mediados de agos
to se puso en contacto con él un grupo de porteadores y conductores de carros que te
nían un «proyecto de resistencia». Szeryñski les dijo que había visto postales escritas por
deportados a Treblinka en las que afirmaban que allí todo era seguro. Los porteadores le
creyeron «con la ingenuidad infantil de los atletas [z dzieáfqi ruiiwnasci(i atletyj»^'1.
Unos cuantos dirigentes del movimiento juvenil sionista que querían incitar a la
resistencia descubrieron que hasta convocar una reunión resultaba difícil. Los invita
dos se preocupaban por sus asuntos personales o temían ser descubiertos por el cam i
no. Cuando los partidarios de la acción lanzaron una proclama con el llamamiento:
«Judíos, no vayáis, Treblinka significa la muerte», otros judíos arrancaron los carteles
de las paredes «por la fuerza, a golpes»414.
A partir del 9 de agosto, se vaciaron sistemáticamente las calles, y el 18, el grueso de
los posibles deportados había desaparecido415. Los funcionarios de la administración muni
cipal alemana expresaron ahora su preocupación por los recibos de servicios públicos no
pagados416, y los propietarios de las empresas de armamento alemanas afincadas en el
gueto, junto con los funcionarios armamentísticos y los representantes de la Transferstelle,
se movieron con rapidez para salvar a sus trabajadores judíos. Los industriales no tenían
tiempo que perder417. Tras un lapso aproximado de diez días, en el transcurso del cual los
asaltantes vaciaron los guetos pequeños del distrito de Varsovia, se reanudaron las depor
taciones. A los policías judíos les ordenaron proporcionar siete personas diarias cada uno,
de lo contrario ellos mismos se enfrentarían al «reasentamiento». Ahora, cada policía lle
vaba a todo el que pillaba: amigos, familiares, incluso miembros de su familia inmediata. El
5 de septiembre, quedaban entre 120.000 y 130.000 judíos. Ese día, todos ellos fueron con
413 Stefan Ernest, «Trzeci front: O wojnie Wielkich Niemiec z Zydami Warszawy 1939-1943»,
pp. 143-145. Manuscrito inédito perteneciente a la colección del Dr. Lucjan Dobroszycki.
414 Yitzhak Zuckerman (Cukierman), A Surplus of Memory, Berkeley, California, 1993, pp. 196-197.
413 Informe del consejo referente a agosto, fechado el 5 de septiembre de 1942, Zentrale Stelle
de Ludwigsburg, Polen 365 d, pp. 654-662.
416 Dürrfeld (Dezemat 3) a von Sammern-Frankenegg, responsable de las SS y de la Policía, 10
de agosto de 1942, y memorando de Kunze (Dezemat 4/11), 13 de agosto de 1942, Zentrale Stelle de
Ludwigsburg, Polen 365 d, pp. 275-277. La empresa eléctrica municipal tenía 47.000 clientes en el
gueto, la de gas, unos 22.600. Los funcionarios municipales solicitaron que se estableciera un fondo
con los activos judíos y que se diera prioridad a sus reclamaciones sobre las de otros acreedores.
417 Las principales empresas del gueto eran Tobbens, Schultz, Wilhelm Doring y Transavia. Un
acuerdo firmado con las SS y la Policía el 26 de agosto de 1942 establecía que se mantuvieran 21.000
trabajadores del gueto. Tobbens y Schultz consiguieron 8.000 cada una en este acuerdo. Diario de Gue
rra de la Comandancia de Armamento de Varsovia, informes correspondientes a julio, agosto y sep
tiembre de 1942 (firmado Oberst Freter), Wi/ID 1.91. Sobre las fluctuaciones en las cifras de Schultz,
véase Helge Grabitz y Wolfgang Scheffler, Letzte Spuren, Berlín, 1988, pp. 151-152, 162-171, 183 y 207.
553
vocados en la Umschlagplatz para efectuar una selección gigantesca418. Durante las sema
nas que duraron las deportaciones, los trabajadores prácticamente desfallecían de hambre
delante de sus máquinas, mientras que las familias desempleadas se apiñaban en los sóta
nos. Se ofrecían sobornos a los policías judíos. Se esgrimían certificados reales y falsificados
en la desesperación de última hora para retrasar la detención. Una mujer de mediana edad
se agarró a una farola y una línea de judíos se arrastraba por la cumbrera de los tejados,
intentando no resbalar. Muebles, vajillas y zapatos de los capturados quedaban esparcidos
por las calles419. En el informe correspondiente a agosto, el Judenrat anotó 2.305 falleci
mientos por herida de bala (Schusswunden) y en septiembre la cifra fue de 3.158420.
Cuando concluyó la Aktion, habían sido deportado 310.382 judíos. Tal vez estuvieran
todavía vivos a finales de septiembre aproximadamente 63.000, en cuyo número se inclu
yen 35.533 que estaban registrados, y todos los demás que carecían de alimentos, de
empleo o de una dirección regular y que se mantenían por su cuenta421. También se había
reducido el tamaño del gueto, y la principal sección habitada se limitaba ahora al extre
mo nororiental. Sin embargo, aún había fábricas en Leszno, Karmelicka, Twarda, Prosta
y unas cuantas calles circundantes (véase el mapa 5). El resto del gueto estaba vacío422.
418 B. Goldstein, The Stars Bear Witness, cit., pp. 124-145. Los propios policías judíos fueron atra
pados en la última acción; entre las víctimas se encontraban aproximadamente 2.000 policías. M. Berg,
Warsaw Ghetto: A Diary, cit., p. 187. El 2 y de nuevo el 6-7 de septiembre, se produjeron «cribados»
(Auskammeaktionen) en las fábricas. El objetivo de estas selecciones era la reducción de la plantilla de
trabajadores a los 21.000 acordados. Diario de Guerra, Comandancia de Armamento de Varsovia,
informes correspondientes a septiembre de 1942, Wi/ID 1.91. Los policías judíos de las fábricas fueron
sometidos a un «cribado» el 1 1 de septiembre. Ibid.
419 Véase la descripción de Vladka Meed, On Both Sides of the Wall, Kibbutz Lahomei Haghettaot,
Israel, 1977, pp. 15-105.
420 Informes mensuales de Lichtenbaum, 5 de septiembre y 5 de octubre de 1942, Zentrale Stelle
de Ludwigsburg, Polen 365 d, pp. 654-672.
421 La cifra de los deportados se halla en un informe del Brif. Stroop a Krüger, 16 de mayo de 1943,
PS-1061. Una estimación de los judíos restantes puede partir de los 397.016 habitantes del gueto
registrados a 1 de marzo de 1942 y comunicados por el Regierungsdirektor Hoffmann (Oficina de
Trabajo, Distrito de Varsovia) el 12 de junio de 1942, Zentralle Stelle Ludwigsburg, Series Rojas 365d,
pp. 726-734. La operación de substracción sería la siguiente: (a) los 310.382 judíos deportados, (b) 28.807
judíos muertos (incluidos los ametrallados) recogidos en los informes del Consejo Judío correspondientes
a los meses comprendidos entre marzo y septiembre y (c) aproximadamente 1.800 judíos objeto de trans
portes anteriores salidos de Varsovia y anotados en el diario de Czerniaków. Las adiciones serían 5.800
judíos procedentes de Alemania, Bohemia y de diversas ciudades polacas, también anotados en su diario,
más aproximadamente 1.000 niños recién nacidos. A finales de septiembre, el número de judíos supervi
vientes rondaría los 63.000. La cifra de los 35.533 habitantes del gueto registrados se halla en Glówna
Komisja Badania, Obozy hiüerowskie na zjemiach polskich 1939-1945, Varsovia, 1979, p. 551.
422 M. Berg, Warsaw Ghetto: A Diary, cit., p. 188.
554
Mapa 5. La destrucción del gueto de Varsovia
555
En el gueto se hacían muchas preguntas sobre la conclusión de la operación, como
ilustran las que se plantea el historiador Emmanuel Ringelblum, registradas a mediados
de octubre:
¿Por qué no nos resistimos cuando empezaron a reasentar a los 300.000 judíos de Var-
sovia? ¿Por qué permitimos que nos llevaran como ovejas al matadero? ¿Por qué se lo pu
simos todo tan fácil al enemigo? ¿Por qué los verdugos no han sufrido una sola baja? ¿Por
qué unos 50 hombres de las SS (algunos dicen que eran incluso menos), con ayuda de
una división com puesta por unos 200 guardias ucranianos y un número igual de letones,
llevaron a cabo la operación sin problemas?
Y también:
423 Emmanuel Ringelblum, Notes from the Warsaw Ghetto, Nueva York, 1958, entrada referente
al 15 de octubre de 1942, y entrada posterior en otoño, pp. 310, 326.
424 Y. Zuckerman (Cukierman), A Surplus of Memory, cit., p. 192.
425 Yisrael G u t m a n , The Jews of Warsaw 1939-1945, Bloomington, Indiana, 1982, pp. 270-271.
556
partidos políticos. Incluso antes de la crisis, los jóvenes se habían separado de sus mayo
res, formando sus propios grupos, forjando vínculos de amistad mutuos, y comportándo
se con un estilo y un lenguaje distintivos. Cuando la oleada de deportaciones engulló al
gueto, algunos de ellos se unieron físicamente, apartándose de sus familias y reuniéndo
se en sus propios escondites. Aunque en aquel momento podrían haber parecido fuerzas
potencialmente cohesionadas, seguían sin considerarse a sí mismos combatientes o sin
contemplar sus grupos como escuadrones militares. Esa función sólo surgió como reac
ción a los acontecimientos del verano, después de que hubieran abandonado su debates
ideológicos, centrándose en el problema inmediato de qué hacer a continuación426.
La organización armada de estos jóvenes se estableció paso a paso. H abía que esta
blecer vínculos entre los grupos y crear un paraguas que los representara en conjunto
ante la población del gueto así como ante las organizaciones clandestinas polacas exte
riores. En este proceso, los grupos sionistas se aliaron con el PPR comunista, situándo
se bajo las órdenes de un Comité N acional Judío (ZK N )427. Los sionistas y los com u
nistas fusionados se unieron posteriormente a los «bundistas» socialistas bajo el techo de
un Comité Coordinador (KK), como se muestra en el cuadro 8.3. Esta amalgama polí
tica se alcanzó el 20 de octubre de 1942428, pero el Comité sólo se reunió unas cuantas
veces, porque los líderes sionistas temían que unas prolongadas discusiones internas
provocaran dudas y vacilaciones respecto a la resistencia.
Los pequeños grupos se transformaron ahora en «grupos de batalla», es decir, gru
pos de batalla Hashom er Hatzair, grupos de batalla comunistas, grupos de batalla bun
distas, etc. El 20 de octubre, estas unidades, 21 en total, se situaron bajo el mando del
brazo militar del K K: la Organización de Lucha Judía (ZOB). El com andante en jefe
de la ZOB era uno de los dirigentes de Hashomer Hatzair, M ordechai Anielewicz. Pro
cedía de una familia pobre, había vivido en un ambiente polaco, y en general se dice
de él que era ambicioso, inteligente, práctico, valiente y decidido. Tenía veinticuatro
años429.
Sin embargo, dos grandes partidos se mantuvieron fuera del marco de la nueva orga
nización de resistencia: los judíos ortodoxos de la Agudah, que carecían de combatien
tes, y los nacionalistas del Partido Revisionista, que disponían de una Unión Militar
557
Nacional (ZZW) con tres grupos de batalla bajo el mando de Pawel Frenkel430. Los
representantes de la ZOB y los revisionistas se habían reunido para considerar la unifi
cación, pero cada bando había presentado una exigencia que no se podía conciliar con
la postura del otro. La ZOB, en la que los izquierdistas rechazaban la filosofía de los
nacionalistas, insistía en que la ZZW disolviera sus unidades para que los miembros se
unieran a título individual a los grupos de batalla de la primera. Los revisionistas seña
laban que había ex oficiales y ex suboficiales del ejército polaco entre sus organizado
res, frente a los dirigentes claramente carentes de experiencia militar de los que dispo
nía la ZOB. En consecuencia, la ZZW quería el mando de toda la operación431.
La necesidad más inmediata que tenían tanto la ZOB como los revisionistas era
dinero para comprar comida y armas en el mercado negro. Algunos panaderos les pro
porcionaron pan gratis, y algunos miembros de la jerarquía económica judía proporcio
naron a los resistentes"fondos por una cuestión de simpatía. La principal fuente de
medios económicos, sin embargo, era un sistema de «expropiaciones» que consistía en
amenazar a los judíos ricos y al propio Consejo judío432.
El movimiento de resistencia tenía también que neutralizar a los judíos que estaban
cooperando con los alemanes. El 21 de agosto de 1942, cuando las deportaciones se
encontraban en su momento culminante, Izrael Kanal, de la ZOB, disparó el primer tiro
contra el jefe de la policía judía, Jozef Szerynski, hiriéndolo en el rostro433. El sucesor
de Szerynski, Jakub Lejkin, murió de varios disparos. O tras balas abatieron a policías,
informadores y colaboradores, incluido el director de la división económica del Juden-
rat, Izrael First434. «En general -declaró Yizhak Cukierman después de la guerra- todas
nuestras sentencias de muerte estuvieron justificadas»435. Bajo el persistente fuego de
430 Informe Clandestino A del Bund, recibido en Nueva York el 22 de junio de 1943, en M. Edel-
man, The Ghetto Fights, cit., p. 46. David Wdowinski, «The History of the Revolt», The Answer (publi
cación revisionista de Estados Unidos) (junio de 1946), pp. 18, 24, y su libro And We Are Not Saved,
Nueva York, 1963, especialmente pp. 77-82. Wdowinski presidía el comité político de los revisionistas.
431 Y. Zuckerman (Cukierman), A Surplus of Memory, cit., pp. 225-227. Y. Gutman, The Jews of
Warsaw 1939-1945, cit., pp. 293-297. Uno de los mandos territoriales de la ZOB, Eliezer Geller, tam
bién de veinticuatro años, había luchado como soldado en 1939.
432 Y. Zuckerman (Cukierman), A Surplus of Memory, cit., pp. 304-305, 310-311, 317-319, 331,
333-335. D. Wdowinski, And We Are Not Saved, cit., p. 82.
433 Informe de la ZOB en Ph. Friedman (ed.), Martyrs and Fighters, cit., pp. 196-197. De acuer
do con este informe, dos disparos hirieron mortalmente al jefe de policía. De hecho, posteriormente
volvió al servicio activo, y el 24 de enero de 1943 se suicidó. Stanislaw Adler, In the Warsaw Ghetto,
Jerusalén, 1982, p. 323.
434 B. Goldstein, The Stars Bear Witness, cit., pp. 178-179; Joñas Turkow (superviviente) en
Ph. Friedman (ed.), Martyrs and Fighters, cit., p. 84.
435 Y. Zuckerman (Cukierman), A Surplus of Memory, cit., p. 319. Véanse también las páginas
320-322 y 325.
558
Cuadro 8.3. Organización de la resistencia judía en el gueto de Varsovia
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Notó: la información contenida en este cuadro se ha tomado en su totalidad de un informe enviado por los supervivientes de la ZOB de Varsovia a
Londres en marzo de 1944- Se pueden encontrar extractos en inglés de dicho informe en Ph. Friedman (ed.), Martyrs and Fighters, cit., pp. 201-203.
los clandestinos, el Judenrat, presidido ahora por el Ing. Marek Lichtenbaum, se atro
fió gradualmente y acabó perdiendo su poder436.
Aceleraron las medidas de defensa hasta completarlas. Fingiendo construir refugios
antiaéreos, los judíos construyeron varios cientos de escondites subterráneos, algunos de
los cuales estaban conectados con el sistema de alcantarillado. En general, los judíos
ricos disfrutaban de alojamientos más lujosos que los pobres. Se lanzó una campaña de
propaganda mediante carteles, panfletos y boca a boca, llamando a los judíos a no dejar
se llevar «como ovejas al matadero», e inculcándoles la idea de que a quienes se rindie
ran no les esperaba sino «una muerte horrenda en la máquina asfixiante de Treblinka».
N o debían subirse al tren, sino quedarse en sus escondites, pasara lo que pasara437.
Los alemanes llegaron antes de lo esperado. Durante una visita que realizó a Varso-
via a comienzos de enero de 1943, Himmler fue informado de que aún quedaban
40.000 judíos en el gueto. Si contablizamos también los judíos no registrados, el núme
ro real era más alto, pero incluso 40.000 eran demasiados para él, y ordenó la deporta
ción inmediata de 8.000. De los restantes, quería conservar a 16.000 para los campos
de trabajos forzosos438. A l coronel Freter, de la Com andancia de Armamento, le comen
tó que Keitel había aceptado este plan439.
Cuando, el 18 de enero, los alemanes atacaron para cumplir la orden de Himmler,
cogieron al gueto completamente por sorpresa440. 6.500 judíos fueron deportados, y
1.171 murieron de herida de bala. Los alemanes experimentaron varias bajas441.
El encuentro armado llevó a Himmler a ordenar la completa disolución del gueto.
U na vez vacío, el barrio judío debía derruirse por completo. N o se debía permitir que
436 Durante la revuelta, Lichtenbaum y sus asistentes murieron por disparos de las SS «tras una
escaramuza». Boletín núm. 7 de la KK, 29 de abril de 1943, en Ph. Friedman (ed.), Martyrs and Fighters,
cit., pp. 242-243.
437 Texto del llamamiento de la ZOB, probablemente redactado durante la primera mitad de enero,
y texto de un llamamiento revisionista lanzado al mismo tiempo, en Yitzhak A r a d , Yisrael G utman y
Abraham MARGALIOT (eds.), Documents on the Hobcaust, Jerusalén, 1981, pp. 301-304.
438 Himmler a Krüger, copias a la RSHA, a Pohl y a Wolff, enero de 1943, NO-1882.
439 Freter al Rüstungsinspekteur Schindler, 12 de enero de 1943, Wi/ID 1.46.
440 Y. Gutman, The Jews ofWarsaw 1939-1945, cit., pp. 312-316.
441 B. Goldstein, The Stars Bear Witness, cit., pp. 176-177. Stroop a Krüger, 16 de mayo de 1943,
PS-1061. Generalgouvernement/División Principal de Propaganda, informes semanales consolidados
de las delegaciones de propaganda de los distritos, informe de la división de Varsovia, 18 de enero de
1943, Occ E 2-2. El número de muertos judíos por heridas de bala se encuentra en el informe envia
do por Lichtenbaum para el mes de enero, fechado el 23 de febrero de 1943, Yad Vashem O 6/211.
De acuerdo con el informe de Stroop, un capitán de policía alemán fue gravemente herido en el ab
domen. Un policía alemán que llevaba un diario personal anotó dos muertos y dos heridos. Cita del
diario en Wolfgang SCHEFFLER y Helge G r a bit z (eds.), Der Ghetto-Aufstand Warschau 1943, Múnich,
1993, p. 140.
560
ningún polaco se asentara en él, porque Himmler no quería que Varsovia recuperara su
anterior tam año442.
Las empresas industriales Tóbbens y Schultz se apresuraron a establecer acuerdos
con el Gruppenführer Globocnik para efectuar la transferencia de su producción a Lu-
blin. Empezaron por trasladar sus equipos y por enviar pequeños transportes de judíos.
Globocnik nombró a Walter Tóbbens plenipotenciario para la reubicación de las 16
empresas alemanas del gueto. Cuando la ZOB pegó carteles en las paredes, lanzando
una duda sobre las garantías ofrecidas por los alemanes, Tóbbens contraatacó con su
propia proclama larga y detallada. También reunió a los capataces de las empresas y les
dijo claramente que los trabajadores judíos y sus familias sólo podían sobrevivir a la guerra
siguiéndole a él. Ahora, sin embargo, los judíos ya no estaban inclinados a confiar en
ningún alemán443.
Mientras los empresarios alemanes estaban tomando medidas para mantener en
funcionamiento sus empresas, los resistentes judíos intentaban obtener más armas. Los
tres proveedores posibles eran individuos aislados, traficantes del mercado negro, y el
ejército clandestino polaco. Los individuos y los traficantes exigían un precio muy ele
vado. Las organizaciones clandestinas eran la Arm ia Krajowa (A K ), dependiente de
Londres, y la comunista Gwardia Ludowa.
Para la A K , ay u d ara los judíos constituyó desde el principio una empresa arriesga-
da. Las deportaciones efectuadas en el verano convencieron a los dirigentes de la orga
nización de que los judíos no lucharían, e incluso después de las deportaciones la A K
era reacia a entregar armas de fuego a la ZOB, a la que consideraba un movimiento
juvenil sin instrucción militar. El enfrentamiento de enero, en el que la ZOB midió fuer
zas con los asaltantes alemanes, cambió la imagen que los polacos tenían de estos jóve
nes judíos, pero al mismo tiempo ese combate suscitó un problema más fundamental
para la A K : cualquier contienda en el gueto sería una batalla judía, y debía evitarse que
la conflagración se extendiera a la Varsovia aria, antes de que llegara el momento ade
cuado para el levantamiento polaco. La A K , que había entregado diez pistolas a la ZOB
antes del combate de enero, se limitó a enviar 50 más, junto con granadas de mano y
explosivos. Respecto a la ZZW, se mostró un poco más receptiva, pero la ayuda total a
las dos comandancias judías fue sólo mínima.
Los comunistas, mal armados, que respaldaban las acciones contra los ocupantes
alemanes, aunque fuera sólo para ayudar a la Unión Soviética, prometieron a la ZOB 20
fusiles el 19 de abril de 1943, pero estas armas nunca llegaron al gueto, porque deli
442 Himmler a Krüger, 1 de febrero de 1943, NO-2514. Himmler a Krüger, 13 de febrero de 1943,
NO-2494.
443 H. Grabitz y W. Scheffler, Leczte Spuren, cit., pp. 184-210. Y. Zuckerman (Cukierman), A Sur-
plus of Memory, cit., pp. 314-315.
561
beradamente la ZOB no había construido un túnel de huida, y el negociador de esta
organización en el bando ario, Cukíerman, no conocía los pasadizos por el sistema de
alcantarillado.
Com o resultado, la ZOB y la ZZW y unos cuantos temerarios sólo tenían armas de
mano, cócteles molotov y granadas, un puñado de fusiles variados, más unas cuantas
ametralladoras y metralletas. La ZOB tuvo que dejar de aceptar voluntarios por su esca
sez de armas de fuego. La ZZW, más próspera, pudo aumentar sus efectivos con recién
llegados. Las fuerzas combinadas, sin embargo, no alcanzaron los 1.000 combatientes,
de ellos aproximadamente 500 en la ZOB, unos 250 en la ZZW, y los pocos indepen
dientes que consiguieron armas por su cuenta. A sí pertrechados, los judíos esperaron el
golpe definitivo (véase el cuadro 8.4)444.
El responsable de las S S y de la Policía de Varsovia, Oberführer von Sammern-Fran-
kenegg, no esperaba especiales dificultades. Reunió los batallones de que disponía y
estableció un cordón alrededor del gueto. (Las fuerzas desplegadas contra los defenso
res se enumeran en el cuadro 8.5.)
A las tres de la madrugada del 19 de abril de 1943, el gueto fue rodeado y tres horas
más tarde las W affen-SS entraron en la calle Nalewki (véase mapa 5). A hora les toca
ba a los alemanes sorprenderse. La ZOB recibió a los alemanes con fuego concentrado,
y paró el tanque de éstos con botellas incendiarias. Los hombres de las SS se retiraron
con bajas, y a las 08:00 horas el Brigadeführer Stroop sustituyó a von Sammcm-Fran-
kenegg445. Las partidas de asalto volvieron a entrar en el gueto, y esta vez avanzaron sis-
444 Sobre los intentos judíos de obtener armas, véanse los siguientes textos: Y. Gutman, The Jews
of Warsaw 1939-1945, cit., pp. 355-361. Y. Zuckerman (Cukierman), A Surplus of Memory, cit.,
pp. 201-202, 252-253, 265, 292-297, 312-313, 344, 353, 356-357 y 375, y su testimonio, trascripción
del juicio contra Eichmañn, 3 de mayo de 1961, sesión 25, p. W l. Informe polaco de autoría descono
cida sobre el contacto con la ZZW, 18 de octubre de 1942, en Ber Mark (ed.), Uprising in the Warsaw
Ghetto, Nueva York, 1975, p. 108. En Wladislaw BARTOSZEWSKI y Zofia L ew in (eds.), Righteous among
Nations, Londres, 1969, pp. 548-555 y nota de la p. 573-574, se hacen dos referencias a la entrega de
armas a la ZZW En uno de estos recuerdos, de Wieslaw Bielinski, se mencionan tres metralletas Berg
mann. El tipo de metralleta (también llamada pistola automática) Bergmann, ampliamente utilizada en
los ejércitos alemán y soviético, podía utilizarse con munición de nueve milímetros Parabellum para
pistola. Aunque los soldados alemanes no se deshacían de sus armas, sí vendían botines. Las dos
entregas a las que se hace referencia en las dos narraciones polacas se hicieron por camión a través
de una puerta (con sobornos) y a través de las alcantarillas, respectivamente. T. Bor-Komorowski,
The Secret A rmy, cit., pp. 104-105, señala las contribuciones de la AK, sin distinguir si la receptora
era la ZOB o la ZZW. Cukierman (Zuckerman) insiste en que la ZOB no disponía de ametralladoras,
y sólo poseía un fusil automático. Véase su libro A Surplus of Memory, cit., p. 356. Gutman mencio
na una metralleta, The Jews of Warsaw 1939-1945, cit., p. 375.
445 La política de la sustitución se la describe Stroop a un periodista polaco con el que compar
tió celda en 1949-1950. Tachó a von Sammern de ser un enclenque, un intelectual del Tirol austria-
562
Cuadro 8.4. Capacidad comparada de las fuerzas contendientes en el gueto de Varsovia: judíos
Nota: informe de la ZOB en Ph. Friedman (ed.), M artyrs and Ftg/iters, cit., pp. 201-203. D. W d o w in s k i en
The Answer (junio de 1946), pp. 18-19, 24. Stroop a Krüger, 16 de mayo de 1943, PS-1061.
temáticamente, casa por casa. A media tarde, se encontraron con fuego de am etralla
dora en el área de Muranowski, que se encontraba en manos de los revisionistas. Com o
estaba claro que no podrían barrer a los resistentes, los alemanes se retiraron de nuevo
para reanudar las operaciones por la mañana.
El 20 de abril, destacamentos de la Wehrmacht cedidos por el Oberfeldkommandan-
tur entraron en acción con el lanzallamas y explosivos en la zona norte del gueto. M ás al
sur, en la sección de los trabajadores, donde sólo un pequeño número de judíos respon
dió al llamamiento a la rendición hecho por un directivo alemán, el obús y los cañones
de dos centímetros, del ejército empezaron a bombardear los edificios. A l día siguiente,
Stroop consiguió capturar a 5.200 trabajadores.
El 22 de abril, varias secciones del gueto estaban en llamas, y los judíos saltaban
desde los pisos más altos de los edificios incendiados después de arrojar colchones y
enseres tapizados a la calle. Los asaltantes intentaron ahogar a los judíos que se movían
por las alcantarillas, pero éstos consiguieron bloquear los corredores inundados. Enton
ces volaron uno a uno las alcantarillas y los refugios. Los judíos capturados informaron
a los alemanes de que los hombres y mujeres escondidos en los refugios habían «enlo-
co, al que le gustaban las mujeres y el alcohol. Kazimierz Moczarski, Gespr¿iche mit dem Henícer, Düs-
seldorf, 1978, pp. 187-196.
563
Cuadro 8.5. Capacidad comparada de las fuerzas contendientes en el gueto de Varsovia: alemanes
Comandante: Oberfiihrer von Sammem-Frankenegg, relevado a las 08:00 horas del 19 de abril de 1943 por
el Brigadefiihrer Stroop.
Efectivos:
Waffen-SS, incluidos cuadros, hombres con tres o cuatro semanas de instrucción básica, y veteranos
que se estaban recuperando de sus heridas.
Batallón de Instrucción de Granaderos Blindados y de Reemplazo Número 3 de las SS, Varsovia:
Ostubaf. Bellwidt.
Batallón de Instrucción de Caballería y de Reemplazo de las SS, Varsovia: Stubaf. Plánk.
Policía del Orden, incluidos veteranos del frente oriental.
Primer Batallón del 22.° Regimiento de Policía: mayor Sternagel.
Tercer Batallón del 22.° Regimiento de Policía: mayor Schoppe.
Policía Técnica (Technische Nothilfe).
Policía polaca para labores de perímetro.
Brigada de bomberos polaca.
Batallón ucraniano del campo de Trawniki.
Miembros de la Policía de Seguridad.
Oberfeldkommandantur de Varsovia: Generalmajor Rossum.
Destacamentos del Batallón de Reemplazo Ferroviario de Trenes Blindados, Rembertow.
Kommando del 14.° Batallón de Reserva de Ingeniería, Góra Kalwaria.
Sección de la Batería Antiaérea Ligera 3, Luftgau VIII.
Un equipo de obuses.
Despliegue medio diario en el gueto y en el perímetro: 2.090 hombres.
Equipamiento de las SS y de la Policía: un viejo tanque de instrucción Renault capturado, con un cañón
sustituido por una ametralladora, dos vehículos blindados para el transporte de soldados, y armas de
menor calibre.
Equipamiento del ejército: un obús de 10 centímetros, un cañón soviético de 7,62 centímetros (tras el uso
inicial, considerado inútil), dos tanques ligeros Skoda con un cañón incorporado de 3,7 centímetros
(igualmente inútiles), tres baterías antiaéreas de 2 centímetros, un lanzallamas, y cargas de demolición
Nota: Stroop a Krüger, 16 de mayo de 1943, PS-1061. Declaraciones de veteranos alemanes publicadas en
Wolfgang S cheffler y Helge G rabitz (eds.), Der Ghetto-Aufstand Warschau 1943, Múnich, 1993. French
MacLean, The Ghetto Men, Atglen, Pennsylvania, 2001. MacLean, coronel estadounidense, se centra en la
composición de las unidades alemanas y en su equipamiento, con listas de nombres, fotos de batalla y mapas.
quecido con el calor, el humo y las explosiones». Algunos prisioneros judíos fueron obli
gados a revelar escondites y centros de resistencia. El comandante judío, Mordechai
Anielewicz, escribiendo a su delegado en la zona aria, señaló que los revólveres eran
inútiles y que necesitaban granadas, ametralladoras y explosivos446.
Ahora, los judíos intentaban escapar del gueto por el sistema de alcantarillado. Los
ingenieros del ejército contrarrestaron este movimiento volando los pozos de registro.
446 Anielewicz a Cukierman, 23 de abril de 1943, Jüdisches Historisches Institut Warschau, Fas-
chismuS'GettO'Massenmord, cit., pp. 518-519.
564
Introdujeron velas de humo en los pasadizos subterráneos, y los judíos que las confun
dieron con gas venenoso salieron a la superficie en busca de aire. El gueto estaba en lla
mas. Gruesas columnas de humo se alzaban sobre los edificios, y desde el exterior del
muro contemplaban civiles polacos con niños en edad escolar447. Sólo unas cuantas
partidas se mantenían en la superficie, en los edificios quemados. En los refugios sub
terráneos, los judíos fueron enterrados entre escombros y asfixiados. Se vieron cadáve
res flotando en las alcantarillas. El número de judíos disminuía.
En el área de la plaza de Muranowski, el comandante local de la ZZW, Dawid Apfel-
baum, fue herido. El 27 de abril, una partida de apoyo polaca, dirigida por el mayor
Henryk Iwanski, de la A K , avanzó por uno de los túneles practicados por la ZZW para
evacuarlo junto con otros heridos. En esta acción, Iwanski perdió un hijo. Apfelbaum
se negó a abandonar el terreno, y murió al día siguiente448.
El 1 de mayo, Stroop empezó a enviar patrullas nocturnas. Los defensores quedaron
segmentados, y el 8 de mayo, fue atacado el búnker del cuartel general de la ZOB, en
Mila 18. En este encuentro, murió Anielewicz. Dos días después, una unidad restante
salió de una alcantarilla en pleno día y consiguió fugarse en un camión de los comu
nistas polacos. H acia el 15 de mayo, los tiroteos eran ya esporádicos. A las 20:15 del 16
de mayo, Stroop dinamitó la sinagoga Tlomacki, ubicada en la sección aria, como sím
bolo de que la batalla había terminado. El Tercer Batallón del 23 Regimiento de la Poli
cía fue asignado al territorio del gueto con la tarea de localizar a los judíos ocultos.
De acuerdo con Stroop, 5.000 o 6.000 judíos murieron enterrados bajo los escom
bros, siendo presumiblemente 56.065 el número total de judíos muertos en el enfren
tamiento armado y apresados vivos. Los judíos muertos bajo los escombros deben, sin
embargo, haber sido menos, y la suma real de los judíos contabilizados fue menor que
el palíndromo contenido en su declaración. Los acontecimientos de enero de 1943, las
muertes en lo que quedaba del gueto, las huidas a áreas situadas más allá del muro, y
los transportes anticipados a los campos de trabajo de Poniatowa y Trawniki habían
reducido la población a un posible total de no más de 45.000 judíos a fecha de 19 de
abril de 1943. De las cifras diarias de Stroop se desprende un total de aproximadamen
te 6.000 judíos muertos en la batalla o fusilados tras su captura (7.000 en su resumen);
anota además que 6.229 fueron enviados a Treblinka. El número de judíos trasladados
a los campos de Lublin (Maydanek), Poniatowa y Trawniki puede deducirse de otras
fuentes. Con toda probabilidad, este grupo no excedía de 32.000 o 33.000 judíos, inclu
yendo a 1.000 seleccionados en Treblinka con destino a Maydanek. En cuanto al botín
565
militar, Stroop enumera plausiblemente nueve fusiles, 59 pistolas y varios cientos de
granadas, explosivos y minas. El resto del equipamiento judío fue destruido.
Las pérdidas para los alemanes y sus colaboradores fueron de 16 muertos, incluidos
dos hombres del Batallón de Granaderos Blindados de las SS muertos fuera del gueto
en un ataque aéreo soviético que tuvo lugar el 13 de mayo, y 85 quedaron heridos. Stroop
enumeró los 101 al comienzo de su informe, como para resaltar sus pérdidas. Es posible
que algún nombre apareciera en la lista por error, o que olvidase algún otro, pero en ge
neral la suma de sus bajas es correcta449.
Una vez quebrada la resistencia armada de los judíos, había que completar dos tareas.
De acuerdo con el deseo de Himmler, tenían que arrasar todo el gueto, y rellenar todos
los refugios subterráneos, los sótanos y las alcantarillas. U na vez concluido este trabajo,
debía cubrirse toda el área de tierra, y plantar un gran parque en el anterior gueto450.
A sí pues, en el verano de 1943, Oswald Pohl, jefe de la Dirección General Económico-
449 Stroop a Krüger, 16 de mayo de 1943, PS-1061. Stroop tituló su informe «El gueto de Varsovia
ya no existe». Contiene informe de batalla, diarios, un resumen y fotografías. Cuando le mostraron el
informe al Generaloberst Joel (OKW/WFSt), después de la guerra, éste exclamó: «¡Ese asqueroso y
arrogante puerco de las SS! ¡A quién se le ocurre, escribir un informe de 75 páginas sobre una peque
ña expedición de asesinato, cuando una gran campaña librada por los soldados contra un enemigo bien
armado no ocupa más que unas cuantas páginas!». G. M. G lLBER T, Nuremberg Diary, Nueva York, 1947,
p. 69. Respecto al Tercer Batallón del 23.° Regimiento de Policía, véase la declaración efectuada después
de la guerra por el mayor Otto Bundke en W. Scheffler y H. Grabitz (eds.), Der Ghetto-Aufsturul Wars-
chau 1943, cit., pp. 362-366, y las recomendaciones para condecoración de Bundke y algunos de sus
hombres en los Archivos de la Comisión Principal para la Investigación de los Crímenes Nazis en Polo
nia, Archivo SS- und Polizeiführer Warschau, 1940-1944, IV/1, K. 19-39. Las versiones judías de
Cukierman (Zuckerman) y Edelman, los dos únicos comandantes judíos que sobrevivieron a la batalla,
proporcionan cierto detalle sobre las diversas unidades judías y el destino de cada una. Las incursiones
polacas desde el exterior del muro, incluidos los ataques de la A K y de los comunistas se describen en
W. Bartoszewski y Z. Lewin (eds.), Righteous among Natkm , cit., pp. 555-578. Stroop no atribuye nin
guna de sus pérdidas al combate contra unidades polacas. Sobre Lublin (Maydanek), véase la declara
ción jurada del OStuf. Friedrich Ruppert (Jefe de la Divisón Técnica, Administración del Campo de
Lublin), 6 de agosto de 1945, N 0-1903. Ruppert recuerda la llegada de 15.000 judíos. Sobre el trasla
do de un millar de Treblinka a Maydanek, véase H. Grabitz y W. Scheffler, Letzte Spuren, cit., p. 323.
Sobre Poniatowa, Grabitz y Scheffler afirman que 14-000-15.000 judíos llegaron procedentes de la
empresa Tobens entre enero y mayo de 1943, Letzte Spuren, cit., p. 319. De éstos, más de 1.600 llega
ron en los primeros transportes, como observa Y. Gutman, The Jews ofWarsaw 1939-1945, cit, pp. 333,
355. Sobre Trawniki, véanse los datos de la empresa Schultz, en H. Grabitz y W. Scheffler, Letzte Spu
ren, cit., pp. 208-210, quienes indican la llegada de 6.000, 1.000 de los cuales lo hicieron antes del 19
de abril. En una conversación de posguerra mantenida con un compañero de celda en una prisión pola
ca, Stroop consideró su cifra de «56.065» como «una interesante composición numérica» (interessante
Zahlenkomposition). Kazimierz Moczarski, Gesprciche mit dem Henker, cit., pp. 254-255.
450 Himmler a Pohl y Kaltenbrunner, 11 de junio de 1943, NO-2496.
566
Administrativa de las SS, estableció un campo de concentración en las ruinas451, y el Bri-
gadeführer Dr. Ing. Kammler, jefe de la división de construcción de la Dirección G ene
ral Económico-Administrativa, quedó encargado del trabajo de demolición. Se conce
dieron contratos a tres empresas constructoras. La O stbahn construyó 15 kilómetros de
vía estrecha para retirar los escombros. 2.500 presos de campos de concentración y 1.000
polacos trabajaron más de un año en la limpieza de 180 hectáreas de edificios derrui
dos y en el derribo de 2.584.000 metros cúbicos de muro. El trabajo se interrumpió en
julio de 1944, antes de que pudiera plantarse el parque. Por el trabajo incompleto,
Himmler presentó al ministro de Finanzas, von Krosigk, una factura de 150 millones de
Reichsmark452.
Menos caro pero no menos difícil que el trabajo de desescombro era la tarea de cap
turar a los 5.000-6.000 judíos que se creía que habían escapado del gueto y perm ane
cían ocultos en el distrito a finales de 1943453. Parece que los polacos sólo ayudaron a
los alemanes en esta redada «en un puñado de casos» (¿n einzelnen Fallen) 454. Sin embar
go, bandas polacas deambulaban por la ciudad buscando los escondites de los judíos y
obligando a las víctimas a pagar grandes sumas de dinero o arriesgarse a ser denuncia
dos. N o disponemos de estadísticas sobre cuántos judíos quedaban en enero de 1945,
cuando llegó el Ejército Rojo. En la ciudad propiamente dicha parece que sólo sobrevi
vieron 200455.
Concluida la batalla del gueto de Varsovia, sólo se mantenían unos cuantos guetos
de gran tamaño, especialmente Lvov, en el distrito de Galitzia, el gueto de Bialystok, y
el gueto de Lódz, en el Warthegau. En Lvov se creó un gueto el 7 de septiembre de
1942, durante una pausa tras las deportaciones de marzo-agosto456. Aun cuando esta
ba pensado como instalación temporal, el máximo responsable de las SS y de la Policía
567
ordenó en la fecha de su establecimiento la construcción de una valla de dos metros y
medio coronada de alambre de espino. Esta empresa necesitó la asignación de 13 metros
cúbicos de madera457. A pesar de tales precauciones, Katzmann, director de las SS y de
la Policía, siguió teniendo dificultades una vez retomados los ataques a la menguada
población. En el transcurso de diversas operaciones de cribado llevadas a cabo en mayo
y junio de 1943, descubrió que los 20.000 judíos restantes habían empezado a construir
búnkeres y refugios subterráneos al estilo de Varsovia. «Para evitar bajas propias -infor
mó una vez concluida la acción- hemos tenido que actuar brutalmente desde el prin
cipio.» Volando y quemando las casas, los hombres de Katzmann sacaron 3.000 cadá
veres de sus escondites458.
El distrito de Bialystok estaba prácticamente incorporado a Prusia Oriental. El régi
men del distrito era el siguiente:
ID S: Konstantin Canaris
568
grupo de saboteadores459. Com o en el caso de Varsovia, cogieron a los judíos por sor
presa. La matanza, que tuvo lugar en febrero de 1943, dejó mil cadáveres en las calles
y una baja alemana460. En agosto de 1943, llegó a la escena un destacamento de Aussied-
lungsstab de Globocnik, al mando del Hauptsturmführer Michalsen. Éste se reunió con
Zimmermann para tratar sobre el desmantelamiento definitivo del gueto de Biaíystok,
que debía empezar el 16 de agosto. Ese día, el propio Globocnik visitó la ciudad para
observar la operación. Los alemanes entraron en el gueto de frente y los judíos se defen
dieron con pistolas, granadas y dos armas automáticas. En palabras de Friedel, el espe
cialista de la IV-B destinado en la oficina del KdS, «se produjeron disparos por ambos
bandos y ambos bandos experimentaron muertos y heridos [Es wurde von beiden Seiten
geschossen und es gab au f beiden Seiten Tote und Verwundete]». Los alemanes llevaron un
tanque y rompieron la resistencia ese mismo día461.
El gueto de Lódz siguió el ciclo de Varsovia y Lvov: reducción parcial de la población,
empleo en las fábricas de guerra para los capaces de trabajar, seguido de una total disolu
ción. Las deportaciones que tuvieron lugar durante los cinco primero meses de 1942 pro
vocaron la desaparición de 55.000 judíos, aproximadamente un tercio de la población del
gueto462. El 12 de abril, cronistas oficiales judíos del gueto anotaron la visita de un oficial
de las SS que había traído informaciones de que a los deportados los estaban albergando
en un campo bien equipado, anteriormente utilizado para los repobladores alemanes,
cerca de Warthbrücken, y que los judíos estaban construyendo carreteras y cultivando la
tierra. El 25 de mayo, sin embargo, grandes cargamentos de ropa envuelta en mantas y
sábanas empezaron a llegar a cuatro almacenes del gueto. Los bultos contenían chales de
oración, cortinas, faldas, pantalones, ropa interior, chaquetas y abrigos con las costuras
459 Interrogatorio de Fritz Friedel, 12 de junio de 1949, Policía de Israel, documento 1505.
460 Testimonio de Abraham Karasick (superviviente), trascripción del juicio de Eichmann, 4 de
mayo de 1961, sesión 28, pp. Bbl. Ccl. Ddl.
461 Friedel en el Documento 1505 de la Policía de Israel. Declaración de Georg MlCHALSEN, 23 de
febrero de 1961, en Serge Klarsfeld (ed.), Documents Conceming the Destruction of the Jews of Grodno,
¡941-1944, 5 vols., París y Nueva York, 1987, vol. 2, pp. 180-187. Declaración de Lothar Heimbach
(KdS-IV), 30 de junio de 1946, ibid., vol. 2, pp. 142-149. Los armamentos judíos los describe Kara-
sick, trascripción del juicio de Eichmann, 4 de mayo de 1961, sesión 28, p. E el. Proclama del bloque
antifascista, 9 de febrero de 1943 («¡La evacuación significa muerte!»), y proclama del 16 de agosto
de ese año, en la que cita tres millones de muertos en Kulmhof, Belzec, Auschwitz, Treblinka y Sobi
bór, Jüdisches Historisches Institut Warchau, Faschismus-Getto-Massenmord, cit., pp. 498, 558. Relato
de la superviviente Liza Czapnik sobre los preparativos y la lucha, ibid., pp. 500-502, 562-563. De
acuerdo con Czapnik, varios civiles y soldados antinazis alemanes de la zona (dos o tres de ellos co
munistas) ayudaron a los defensores del gueto con armas. Sobre esta revuelta, véase también J. Tenen-
baum, Underground, cit., pp. 231-246.
462 Colección del gueto de Lódz, núm. 58, pp. 14, 18-19.
569
rotas. Durante la clasificación, cayeron de las prendas cartas y tarjetas de identificación.
Para los cronistas estaba claro que estas pertenencias no habían sido empacadas por sus
propietarios463.
En septiembre de 1942, se llevaron a cabo dos nuevas acciones para reducir la pobla
ción del gueto de Lódz. Esta vez, el gueto tenía que hacerse más rentable. El 1-2 de sep
tiembre, se trasladó a los pacientes hospitalarios; la división sanitaria quedó práctica
mente disuelta, y sus trabajadores se convirtieron en peones diurnos. La semana del 5
al 12 de septiembre se estableció un toque de queda total (Gehsperre), y se desplegó
todo el Servicio del Orden judío para sacar a los individuos que estuvieran enfermos en
sus casas, a los ancianos y a un gran número de niños. Tras las reducciones de sep
tiembre, que abarcaron casi 16.000 víctimas, se entregaron al gueto grandes máquinas
para modernizar los talleres de carpintería y metalurgia, y el ejército realizó grandes
pedidos de pieles y otras prendas de vestir464. El jefe de la Gettoverwaltung, Biebow,
hizo un llamamiento al trabajo en el siguiente cartel:
REAPERTURA
de todas las fábricas y talleres
a partir del lunes, 14 de septiembre de 1942
D ado que ayer concluyó el reasentam iento
TODAS LAS FÁBRICAS REANUDARÁN SU PLENO FUNCIONAMIENTO
el lunes 14 de septiembre de 1942
463 Entradas correspondientes al 10-14 de abril y 30-31 de mayo de 1942, en Danuta D^browska
y Lucjan Dobroszycki (eds.), Kronika getta Lódzkiego, Lódz, 1965, vol. 1, pp. 457-458, 619-620.
464 Ibid., vol. 2, entradas correspondientes a septiembre y octubre de 1942, pp. 456-478, espe
cialmente pp. 457, 459-460, 467, 473 y 477-478. Antes de septiembre de 1942, el número de niños
del gueto menores de diez años era aproximadamente de 14.000. Véase la Colección del gueto de
Lódz, núm. 58. Los mayores de diez años estaban ya trabajando en las fábricas, y los hijos menores del
personal administrativo del gueto (incluida la policía y las brigadas de bomberos) estaban exentos.
Rumkowski quería que los trabajadores judíos entregaran a sus hijos pequeños para salvar al gueto en
su conjunto, y la víspera de la acción pronunció un discurso en el que intentaba justificar el sacrifi
cio. Véase L. Tushnet, The Pavement of Hell, cit., pp 50-54. El 11 de enero de 1944, después de que
en el gueto se produjeran más muertes, la población restante era de 80.122 habitantes, de los cuales
60.200 eran trabajadores, 13.943 empleados administrativos, 614 pacientes hospitalizados y 5.365
niños menores de diez años. Informe del Dr. Horn (Dirección General Económico-Administrativa de
las SS), 22-24 de enero de 1944, T 580, Rollo 316. Horn consideraba la productividad de los judíos
«catastróficamente baja».
570
puedan imaginar [denkbar gróssten Unannehmlichkeiten]. A todo peón reconocido [regis
trado] se le pedirá ahora que cumpla su tarea con la mayor diligencia, y que haga todo lo
que esté en su m ano para recuperar la producción perdida durante el periodo de des
canso [Ruhepause].
Voy a establecer los controles más rigurosos para garantizar el cumplimiento de esta
orden.
Gettoverwaítung
BIEBOW 465
Los judíos siguieron trabajando, incluso después de las inquietantes noticias recibi
das en octubre sobre las deportaciones llevadas a cabo en el verano en Varsovia467. De
hecho, Lódz se había convertido por defecto en el gueto de mayor tamaño, y sus 80.000
habitantes se mantuvieron con una dieta de prisión y una jornada de 12 horas diarias
dos años más. Entonces, en agosto de 1944, se pegaron carteles con anuncios titulados
«Verlagerung des G ettos [“traslado del gueto”]». A los judíos les ordenaron presentar
se para el Verlagerung so pena de muerte468.
Esta vez, los pobladores sabían adonde quería enviarlos Biebow, y en los talleres I y II
se produjo una especie de huelga de brazos caídos. Estos judíos habían resistido tanto tiem
po, que ahora, con el fin de la guerra en perspectiva, no querían acudir a la muerte volun
tariamente. Los alemanes decidieron contraatacar con una guerra de propaganda. El 7 de
agosto de 1944, a las 16:45 horas, reunieron a los trabajadores para pronunciarles un dis
curso. Tras unos cuantos comentarios introductorios por parte del Prcisident del Aítestenrat,
571
Chaim Rumkowski, comenzó a hablar el Amtsleiter Biebow, de la Gettoverwaltung. Bie-
bow no era un orador muy elocuente, pero sus palabras surtieron el efecto deseado.
«Trabajadores del gueto -em pezó-, ya os he hablado varias veces, y espero que halláis
tomado en serio todo lo que he dicho hasta ahora. La situación de Litzmannstadt [Lódz]
ha cambiado nuevamente, y quiero decir desde hoy a mediodía. Se va a producir una
evacuación total de las mujeres y los niños hacia el lado alemán. Eso significa que todos
los habitantes de etnia alemana tienen que abandonar este lugar. Quien piense que el
gueto no se va a disolver por completo, comete un tremendo error. H asta el último hom
bre, todos tienen que salir de aquí, y saldrán de aquí. Algunos pensarán que es mejor ser
el último en partir. En las proximidades de Litzmannstadt ya han caído las bombas, y si
hubieran caído en el gueto, no habría quedado una sola piedra en pie.»
Sería una locura, continuó Biebow, que las áreas de talleres I y II se negaran a acep
tarlo. Durante cuatro años y medio, ellos -la Gettoverwaltung y los judíos- habían tra
bajado juntos. Biebow siempre había intentado hacer lo que estuviera en sus manos.
Todavía quería hacer lo mejor, a saber: «salvaros la vida trasladando este gueto». En ese
preciso instante, Alem ania estaba luchando hasta el último ápice de su fuerza. Miles de
trabajadores alemanes se estaban trasladando al frente. Habría que sustituirlos. Sie
mens y Schuckert necesitaban trabajadores, Union necesitaba trabajadores, las fábricas
de municiones de Chestokova necesitaban trabajadores. En Chestokova todos estaban
«muy satisfechos con los judíos, y la G estapo está muy satisfecha con vuestra produc
ción. Después de todo, vosotros queréis vivir y comer, y eso es lo que tendréis. Después
de todo, yo no me voy a quedar aquí como un tonto, haciendo discursos para que nadie
venga. Si insistís en adoptar medidas de presión, perfecto, habrá muertos y heridos». El
viaje, afirmó Biebow, duraría entre 10 y 16 horas. Ya se había cargado comida en los tre
nes. C ada uno podía llevar consigo 18 kilos de equipaje. Todos tenían que coger sus
cazuelas, sartenes y utensilios, porque en Alem ania tales artículos sólo se los daban a
quienes habían perdido su hogar en los bombardeos. A sí que debían tener sentido
común. Si no era así y se utilizaba la fuerza, Biebow ya no podría ayudar469.
Los trabajadores judíos de las áreas de talleres I y II cambiaron de idea. Se rindie
ron. A finales de agosto, el gueto estaba vacío, excepto un pequeño Kommando de lim
pieza470. A las víctimas no las trasladaron a A lem ania a trabajar en fábricas, sino al cen
tro de exterminio de Auschwitz, para gasearlos hasta la muerte471.
469 Discurso del Amtsleiter Biebow, 7 de agosto de 1944, ibid., pp. 267-268.
470 proc[ama núm. 428 de la Gestapo, 22 de agosto de 1944, ibid., pp. 271-272. Proclama núm.
429 de la Gestapo, 23 de agosto de 1944, ibid., pp. 273-274. Gettoverwaltung al Obebürgermeister
de Lódz/Tesoro, 17 de octubre de 1944, ibid., p. 274-
471 Dirección General Económico Administrativa (WVHA) D-IV (firmado por el Stubaf. Bul-
ger) a la W VHA-B (Gruf. Lórner), 15 de agosto de 1944, NO-399.
572
¿Por qué se rindieron los huelguistas de Lódz ante el llamamiento de Biebow? Para los
judíos de Polonia, la resistencia no era solamente cuestión de cavar fortificaciones y con
seguir armas; requería en primer lugar una remodelación de toda la estructura institucio
nal de la comunidad, y un giro radical en las antiguas formas de pensar. Los presos del
gueto de Lódz no fueron capaces de romper con un patrón histórico con el que habían
sobrevivido a la destrucción durante dos mil años. Por eso el refugio en la fantasía, las fal
sas esperanzas y la voz de Biebow les resultaban más convincentes que la nueva y poco
probada senda hacia la autodefensa violenta y desesperada. Sólo el gueto de Varsovia
había provocado el giro completo desde el acatamiento a la resistencia, y esta hazaña se
consiguió, tras perder más de 300.000 judíos, bajo el liderazgo de hombres jóvenes, inclui
do un comandante de veinticuatro años. Llegó demasiado tarde para cambiar el patrón de
reacción fundamental, y fue demasiado débil para interferir en los planes alemanes.
Los alemanes no sufrieron mucho debido a la resistencia judía. Sin embargo, la rup
tura del secreto provocó alborotos no sólo entre la comunidad judía sino también en la
población local y, finalmente, entre los propios alemanes. Estas repercusiones fueron en
algunos aspectos más graves que las reacciones de los judíos. A l hablar de los habitan
tes locales, debemos recordar que había esencialmente dos poblaciones: los ucranianos
de Galitzia y los polacos. Las reacciones de estos dos grupos fueron distintas.
Los ucranianos participaron como perpetradores en el destino de los judíos polacos.
Las SS y la Policía emplearon fuerzas ucranianas en las operaciones de vaciado de los
guetos, no sólo en el distrito de Galitzia, sino también en lugares tales como el gueto de
Varsovia472 y en el de Lublin473. Los ucranianos nunca habían sido considerados pro
judíos. Ucrania había sido escenario de pogromos y opresiones intermitentes desde
hacía 300 años. Por otra parte, estas personas no tenían la resistencia necesaria para
soportar el proceso alemán de destrucción sistemática y generalizada. U na cosa era un
breve estallido de violencia, seguido de destrucción y absolución, y otra muy diferente
el asesinato organizado.
En septiembre de 1943, un colaborador francés, que se presentó con el nombre de Dr.
Frederic, mantuvo una discusión con Monseñor Szepticki, metropolitano de la Iglesia
católica griega en Lvov. El metropolitano acusó a los alemanes de llevar a cabo una acción
inhumana contra los judíos. Tan solo en Lvov, habían matado a 100.000, y en Ucrania, a
millones. Había escuchado la confesión de un joven que en una noche había asesina
do personalmente a 65 personas en Lvov. El Dr. Frederic respondió que, de acuerdo con
472 Véanse los nombres de los reclutas del campo de Trawniki en el informe de Stroop, 16 de
mayo de 1943, PS-1061.
473 Generalgouvernement/División Principal de Propaganda, informes semanales consolidados
de las divisiones de propaganda de los distritos, referentes a marzo de 1942, informe de la división de
Lublin, 21 de marzo de 1942, Occ E 2-2.
573
la información de la que disponía, los ucranianos habían tomado ciertamente parte en
estas masacres, pero que, en vista de la ejecución de 18.000 personas en Lvov y a las afue
ras de la población por parte de los soviéticos, tal participación era perfectamente natural.
Además, casi todos los miembros del N K V D habían sido judíos, lo que debería explicar el
odio de la población. Además, ¿no era el judaismo un amenaza mortal para la cristiandad,
y no habían jurado los judíos destruir el cristianismo.7 El metropolitano se mostró de acuer
do, pero repitió que la aniquilación de los judíos era una acción inadmisible474.
Mientras que al metropolitano católico griego de Lvov le preocupaba el hecho de
que los alemanes estuvieran atrayendo a los ucranianos para que fueran sus aliados en
el proceso de destrucción, los polacos empezaron a temer que ellos serían las siguientes
víctimas después de los judíos. Esta consideración se expresaba en panfletos disemina
dos por el distrito de Varsovia en agosto de 1942, llamando a los polacos a ayudar a los
judíos perseguidos. El tema de estos panfletos era que sólo los ciegos y los idiotas, inca
paces de entender que después de los judíos los polacos recibirían el mismo trato, po
dían sentirse satisfechos ante el destino que habían sufrido aquellos475.
Los dirigentes polacos (por no decir nada de los ciudadanos comunes) no sabían que
los alemanes estaban realmente barajando la idea de librarse de los polacos. Nadie
sabía, por ejemplo, que el 1 de mayo de 1942, el Gauleiter Greiser había propuesto a
Himmler dar «tratamiento especial» a unos 35.000 polacos tuberculosos de su Gau
como medida sanitaria para proteger a los habitantes de etnia alemana en el territorio
incorporado476. Incluso sin saber esto, la ansiedad era real, no sólo en los círculos clan
destinos informados, sino también en cada sección de trabajadores de cada ciudad pola
ca. Su temor afloró en octubre de 1942.
Las SS y la Policía (es decir, Himmler) habían decidido convertir Lublin en una ciu
dad alemana, para convertir el distrito de Lublin en un distrito alemán477. El 1 de octu
474 Memorando del Dr. Frederic, 19 de septiembre de 1943. Documento CXLVa 60, Centre de
Documentation Juive Contemporaine, París : cortesía del Dr. John Armstrong. Ideas similares a las
que habían preocupado al metropolitano las expresó Sapieha, príncipe-arzobispo de Cracovia, en una
carta al Generalgouverneur Frank: «No me explayaré sobre un hecho tan terrible como el empleo de
jóvenes embriagados del Servicio de Trabajo [Polnischer Baudienst] para la exterminación de los ju
díos». Sapieha a Frank, 8 de noviembre de 1942, citado por L. Poliakov en «The Vatican and the
“Jewish Question”», Commentary (noviembre de 1950), p. 442.
475 Generalgouvernement/División Principal de Propaganda, informes semanales consolidados
de las divisiones de propaganda de los distritos, referentes a agosto de 1942, informe de la división de
Varsovia, 8 de agosto de 1942, Occ E 2-2. N o se ha identificado al autor del panfleto.
476 Greiser a Himmler, 1 de mayo de 1942, NO-246. La propuesta fue vetada. Véase Greiser a
Himmler, 21 de noviembre de 1942, NO-249.
477 Respecto a los efectos de esta política en el Generalgouvernement, véase Frank a Hitler, 23
de mayo de 1943, NO-22Q2; Frank a Hitler, 19 de junio de 1943, PS-437.
574
bre de 1942, la policía llevó a cabo una razzia en la sección norte de la ciudad. C onvo
caron a todos los habitantes de la sección y los reunieron en un lugar. Comprobaron
todos los certificados de trabajo, y a todos los polacos, hombres o mujeres, que no
pudieran demostrar que estaban empleados los trasladaron en carros a un campo, mien-
tras que a los niños menores de quince años los enviaron a un orfanato.
Los rumores se extendieron por la ciudad como la pólvora. Muchos polacos se paraban
en la calle y decían: «¿No teníamos razón al pensar que iba a llegar el reasentamiento en la
otra orilla del Bug? H a llegado antes de lo que suponíamos. ¡H a llegado exactamente el 1
de octubre de 1942 por la mañana!». Los polacos estaban convencidos de que esta Aktion
era igual al «reasentamiento» de los judíos. En Lublin, existía la firme creencia de que ha
bían matado a los «reasentados» judíos y que estaban utilizando la grasa de los cadáveres
para fabricar jabón. Ahora, los habitantes corrientes de Lublin decían que a los polacos les
había llegado el tumo de ser utilizados, exactamente como los judíos, para producir jabón478.
Cuando los primeros deportados polacos de Lublin llegaron al campo de trabajo de
Lubartów, los rumores se extendieron aún más, y se formó la creencia de que todos los
polacos del Generalgouvernement serían trasladados al otro lado del Bug. A cum ulan
do rumor tras rumor, los residentes polacos de Lublin también manifestaron la opinión
de que a unos cuantos polacos privilegiados Ies ofrecerían la ciudadanía del Reich en
lugar del «reasentam iento», y un número de habitantes polacos estaban ya estudiando
la aceptación de tal ciudadanía como forma de escapar a la muerte479.
Los temores polacos no eran completamente irracionales. En la administración
municipal alemana de Varsovia, el Dr. Wilhelm Hagen, el hombre que se había enfren
tado a un grupo de planificadores que querían reducir el tamaño del gueto de Varsovia
en 1941, estaba también convencido de que se contemplaba una acción contra los pola
cos. El 7 de diciembre de 1942, escribió una carta a Hitler en la que decía:
575
estaba considerando la posibilidad de m atarlos [es sei beabsichtigt oder verde erwogen (...)
so zu verfahren, wie mit den Juden, dass heisst, sie zu tóten]480.
T ú puta vieja y tú viejo hijo de puta, Richard [en la traducción alemana: Alte Hurenmetze
und du alter Hurenbock Richard], H as tenido un hijo. Ojalá tu hijo sufra toda su vida, como
nosotros los judíos hemos sufrido por tu culpa. Te lo deseo desde lo más profundo de mi alma.
576
En septiembre de 1942, un oficial del ejército alemán destinado en Lublin le comen-
tó a un juez alemán que en Estados Unidos se habían iniciado represalias contra los ale
manes debido al trato dado a los judíos en el Generalgouvernement. De acuerdo con
este oficial, en Estados Unidos habían matado ya a gran número de alemanes485.
El nerviosismo llegó a las máximas instancias del aparato administrativo alemán en Polo
nia. El 24 de agosto de 1942,48 altos cargos del Generalgouvernement se reunieron en con
ferencia para analizar algunos problemas relacionados con las medidas contra los judíos y los
polacos486. El Generalgouvemeur Frank fue especialmente sincero al hacer referencia a una
«sentencia a muerte por inanición» contra 1.200.000 judíos. Al final de la reunión, el
Staatssekretar Dr. Boepple señaló que tenía una lista de asistentes y que, en caso de que
llegara algún rumor al público, descubriría cuál había sido la fuente. De nuevo, durante
la conferencia celebrada el 25 de enero de 1943, después de hablar mucho sobre las
medidas antijudías, Frank comentó:
Querem os recordar que estam os, todos los aquí reunidos, incluidos en la lista de cri
minales de guerra del Sr. Roosevelt. Tengo el honor de ocupar el primer lugar en esa lista.
Somos, por así decirlo, cómplices en un sentido histórico m undial487.
577
Consecuencias económicas
578
intentar sustituir a los polacos que partían con los judíos que se desvanecían, y de com
pensar los judíos muertos con polacos no disponibles. (Algunos de los polacos, por cierto,
estaban sustituyendo a trabajadores judíos deportados de Alemania.)
Tres departamentos de inspección armamentística estaban implicados en el intento de
conservar la oferta de trabajadores judíos: el Departamento de Inspección Armamentís-
tica XXI, correspondiente al Wartheland, el Departam ento de Inspección Armamen-
tística VlIIb, de la A lta Silesia, y el Departamento de Inspección Armamentística del
Generalgouvernement.
En el Wartheland, los esfuerzos de los altos cargos de armamento iban dirigidos a la con
servación del gueto de Lódz. Este intento se encontró con varios altibajos y, en conjunto,
tuvo más éxito del esperado, ya que el gueto no fue destruido hasta agosto de 1944491.
En la A lta Silesia, decenas de miles de judíos habían sido trasladados desde los gue
tos a campos de la Organisation Schmelt, un organismo encargado de la obtención de
trabajadores en la región de Silesia492. Miles de ellos fueron empleados en la construc
ción de fábricas de armamento. Eran suficientemente indispensables como para hacer
que el Obergruppenführer Schmauser, máximo responsable de las SS y de la Policía de
la Alta Silesia, escribiera a Himmler en abril de 1942 para comunicarle que sería difícil
encontrar sustitutos para los 6.500 judíos que trabajaban en grandes proyectos de cons
trucción (Grossbauten)493. Varios meses más tarde, cuando Krupp planeaba construir una
planta para la producción de artillería naval en Markstadt, cerca de Wroclaw, la empre
sa descubrió que la Organisation Todt (la empresa de construcción de Speer) empleaba
a muchos judíos en proyectos cercanos. C on la «completa aprobación» del vicealmiran
te Fanger, Krupp sugirió que estos judíos se quedaran para levantar la fábrica naval494.
En 1944, la fábrica de Krupp en Silesia seguía empleando a miles de estos judíos495.
entre el 1 de octubre y el 31 de diciembre de 1942, Wi/ID 1.148. Poco después, se enviaron judíos a
otras fábricas del distrito, incluidas la siderurgia de Stalowa-Wola y las industrias de motores aeronáu
ticos de «Reichshof» (Rzeszów). Diario de guerra, Comandancia de Armamento de Cracovia, 3-9 de
agosto de 1942. 17-23 de agosto y 7-13 de septiembre de 1942, Wi/ID 1.145.
491 Véase el resumen de la conferencia celebrada por la Comisión de Armamento XXI, 30 de
noviembre de 1943, Wi/ID 1.26. Oficial de Economía de Defensa (Wehrwirtschaftsoffizier), del Dis
trito XXI del Ejército al OKW/Estado Mayor de Economía de Defensa (Wehrwirtschaftsstab), 6 de
marzo de 1944, Wi/ID 1.13.
492 Informe de Korherr, 19 de abril de 1943, NO-5193.
493 OGruf. und General der Polizei Schmauser a través del jefe de la Policía del Orden (a la aten
ción del Hauptmann der Schutzpolizei Goebel) a Himmler, 20 de abril de 1942, NO-1386.
494 Memorando del Dr. Erich Müller (jefe de construcción de artillería, Krupp) sobre la discusión con el
almirante Schmundt, el vicealmirante Fanger y el contralmirante Rhein, 9 de septiembre de 1942, NI-15505.
495 Consejo directivo de Krupp a la Asociación Siderúrgica del Reich/División de Construcción
(Reichsvereinigung Eisen/Abteilung Neubauten), 2 de febrero de 1944, NI-12342. Krupp/Oficina T éc
579
Sin embargo, con el inicio de las deportaciones masivas en la A lta Silesia en agosto
de 1943, muchos trabajadores judíos fueron retirados de sus puestos. El representante del
Reichskommissar para el Fortalecimiento de la Germanidad en Katowice (hombre de
Himmler) comunicó que una unidad de construcción judía Qudenbautruppe) de 500 tra
bajadores que había construido casas para los repobladores alemanes había sido com
pletamente retirada496. El Departamento de Inspección Armam entística VHIb de Ka-
towice comunicó al mismo tiempo la pérdida repentina de 700 judíos empleados en el
programa (de construcción) del Panzer A dolf Hitler de Industrias Siderúrgicas Trzynietz
y A . G. Ferrum/Industrias Laurahütte. Además, 130 judíos del campo perteneciente a
la empresa Ernst Erbe, de Warthenau, habían sido retirados en la noche del 24 al 25 de
agosto de 1943, sin previo aviso497.
En el Generalgouvernement, como en otras partes, el comienzo de las deportacio
nes coincidió con una rápida disminución de la oferta de mano de obra. El 24 de abril
de 1942, el director de la División de Interior de la oficina del G ouvem eur en Galit-
zia, Bauer, advirtió a Kreise que salvo siete categorías de judíos, junto con las esposas
y los hijos menores de dieciséis años, nadie se libraría. Los grupos protegidos eran los
trabajadores especializados empleados, los trabajadores cualificados autónomos que
estuvieran registrados, los trabajadores públicos certificados, los trabajadores auxilia
res integrados en la fuerza de trabajo, los consejos judíos y sus empleados, la organiza
ción de autoayuda judía y sus empleados, y el Ordnungsdienst judío. Todos los demás
eran judíos «dispensables» (entbehrliche). La indispensabilidad de cualquiera «por el
mom ento» debían decidirla el Kreishauptm ann y el representante local de la Policía
de Seguridad498.
En el distrito [Kreis] de Kolomea, Galitzia, el Kreishauptmann y la Policía de Segu
ridad hicieron saber su opinión, con particular referencia a los familiares dependientes.
El Kreishauptmann puso objeciones a la retención de familiares o «familias completas»
580
por parte de los judíos que trabajaban en pequeñas poblaciones. Eso se contradecía
completamente con el efecto que se pretendía que tuviera la «evacuación judía», dijo,
y quería que todos aquellos que no estuvieran empleados se trasladaran al gueto de la
ciudad de Kolomea (Kofomiya)499. El comandante local de la Policía de Seguridad,
Obersturmführer Leideritz, notificó al alcalde autóctono de Sniatyn, en el Kreis de
Kolomea, que por acuerdo con el Kreishauptmann y el director de la oficina de traba
jo de Kolomea, todos los judíos tendrían que abandonar Sniatyn, Horodenka y Kosow
para concentrarse en la ciudad, exceptuando exclusivamente un pequeño número de
trabajadores judíos y, por cada diez de ellos, una «mujer-persona» (Frauenperson) judía
encargada de realizar las tareas domésticas500.
No transcurrió mucho tiempo antes de que se luchara por la retención de los pro
pios trabajadores judíos. La administración civil, el O stbahn, las empresas privadas
bajo contrato con la com andancia civil o con el Departam ento de Inspección Arma-
mentística, así como las propias SS, estaban utilizando trabajadores judíos. Algunos de
sus proyectos, tales como la construcción de un edificio para el teatro alemán de Lvov,
eran restos de un antiguo sueño de victoria rápida501, pero el O stbahn era otra cues
tión. En septiembre de 1942, Gerteis señaló la necesidad de continuar la explotación
de la mano de obra judía para aumentar la capacidad de su red. H asta 8.568 judíos
estaban empleados por el O stbahn para reparación de equipamiento, tales como loco
motoras, otros 15.383 por empresas contratadas por el O stbahn en su programa de cons
trucción. Eso daba un total de 23.951, y la retirada de una cifra tan elevada era simple
mente «imposible»502. N o menos serio era el problema del comandante militar, general
Gienanth, y del inspector de Armamento, Generalleutnant Schindler. Sus intentos de
controlar la pérdida de unos trabajadores judíos que resultaban irreemplazables resulta
ron un asunto prolongado.
499 Orden del Kreishauptmann, sin fecha, Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum,
Número de Acceso 1997 A 0193 (Archivos del Oblast de Ivano-Frankovsk [Stanislawów]), Rollo 1,
Fondo 93, Opis 1, Carpeta 54. La orden especifica como fecha límite el 1 de julio de 1942. La firma
manuscrita parece ser la del Regierungsassessor Volkmann.
500 Leideritz al alcalde de Sniatyn, 10 de septiembre de 1942, ibid. En ese momento, el Kreis-
hauptmann era Gorgon.
501 Véase la factura presentada por el Oberschlesische Bauunternehmung - Dipl. Ing. Wolfgang
Dronke al Stadthauptmann/Dirección de Construcción Municipal de Lvov, para el uso de porteado
res de piedra caliza judíos, 29 de septiembre de 1942, Archivos del Oblast de Lvov, Fondo 37, Opis 4,
Carpeta 148.
502 Gerteis al máximo responsable de las SS y de la Policía, 16 de septiembre de 1942, y la carta
enviada por él al Ministerio de Transportes ese mismo día, Zentralarchiv Potsdam, colección 43.01
Reichsverkehrsministerium, Laufende Nummer Neu 3128. También, resumen de la discusión entre
Gerteis y Frank, 22 de septiembre de 1942, Diario de Frank, T 992, Rollo 7.
581
La primera m edida de los militares en el intento de conservar la m ano de obra la
tom aron en julio de 1942, cuando Schindler llegó a un apresurado acuerdo con el
m áxim o responsable de las S S y de la Policía, Krüger, por el cuál los trabajadores
judíos de empresas arm am entísticas debían m antenerse en barracones de las fábri
cas o en cam pos de trabajo de las SS por mor de la producción503. El 19 de julio de
1942, Himmler aceptó el acuerdo, pero declaró enfáticam ente que no se harían más
concesiones: «O rdeno que el reasentam iento de toda la población judía del Gene-
ralgouvernem ent se lleve a cabo y se com plete antes del 31 de diciembre de 1942.
El 31 de diciembre de 1942, ninguna persona de ascendencia judía debe permane
cer en el G eneralgouvernem ent a no ser que esté viviendo en los cam pos de Varso-
via, C racovia, C hestokova, Radom o Lublin. Todas las demás obras que empleen tra
bajadores judíos deben estar term inadas para esta fecha o, si su term inación no fuera
posible, deben ser transferidas a uno de los cam pos». Himmler establecía a continua
ción que estas medidas eran necesarias para establecer el nuevo orden de Europa, así
como para «la seguridad y la limpieza» del Reich alemán y de sus esferas de interés.
C ada incumplimiento de esta normativa pondría en peligro la paz y el orden, y crearía
en Europa «el germen de un movimiento de resistencia, y un centro moral y físico de
pestilencia»504.
Los departamentos militares pronto descubrieron que las concesiones de Himmler
eran incluso más restrictivas de lo que parecían en las estipulaciones pactadas. El ejérci
to no había protegido sus propias instalaciones. Un depósito de suministros del ejército,
que cargaba ganado y harina para el frente, perdió de la noche a la mañana a la mitad
de sus trabajadores judíos, mientras los vagones de carga vacíos esperaban en las vías de
servicio505. Pronto empezó a hacerse sentir otra omisión más grave. Los generales des
cubrieron que su acuerdo con Krüger sólo cubría una parte de la industria armamentís-
tica, la denominada Rüstungsbetriebe, o fábricas de armamento bajo contrata con el De
partamento de Inspección Armamentística. Aparentemente, el acuerdo no cubría a las
empresas de armamento que servían los pedidos efectuados directamente por organis
mos del Reich, ni a los millares de pequeños talleres de reparación y plantas de acabado
503 Véase Krüger a Himmler (copia al director de las SS y de la Policía de Cracovia, Obf. Scher-
ner), 7 de julio de 1942, Archivos de Himmler, Carpeta 94-
504 Himmler a Krüger, 19 de julio de 1942, NO-5574.
505 Militarbefehlshaber im GG/OQu via OFK Krakau a VO/MiG, 5 de agosto de 1942, Polen
75022/9a. Véase también el incidente ocurrido en Przemysl el 26 de julio de 1942, durante el cual
miembros del ejército dispararon contra los policías que se llevaban a sus trabajadores judíos. Infor
me del KdS de Cracovia/Grenzpolizeikommissariat de Przemysl (firmado Benthin), 27 de julio de 1942,
Policía de Israel, 1113; Grenzpolizeikommissariat a la OKW Kommission, 23 de agosto de 1942, Poli
cía de Israel 1114; Himmler a Bormann, 3 de octubre de 1942, Policía de Israel 1115. El episodio en
fureció a Himmler.
582
que trabajaban mediante contrato con el comandante militar (Wehrkreisbefehlshaber im
Generalgouvernement).
El 18 de septiembre de 1942, el W ehrkreisbefehlshaber von G ienanth informó al
Alto M ando de las Fuerzas A rm adas/Estado Mayor de O peraciones, de que contra
tos urgentes con la designación de prioridad «invierno» se abandonaban debido a la
acción de «reasentam iento» de la policía. Von G ienanth calculó que en ese m om en
to la situación de los trabajadores en el G eneralgouvernem ent era la que se m uestra
en el cuadro 8.6. La sustitución de los 200.000 trabajadores judíos no cualificados
podría haber sido posible si no fuera por la urgente petición de 140.000 trabajado
res polacos por parte del plenipotenciario para la A signación de M ano de O bra. En
esas circunstancias, von G ienanth pidió ayuda al O KW para negociar una reducción
más lenta (Zug um Zug) de los trabajadores judíos. «El criterio debería ser -escrib ió -
encerrar a los judíos tan rápidamente como sea posible sin poner en peligro el trabajo
bélico.»506
Cuando Himmler recibió una copia de esta carta, respondió que había diferencia
entre las «denominadas empresas armamentísticas», que consistían principalmente en
sastrerías, carpinterías, y zapaterías, y las «verdaderas» empresas armamentísticas, tales
como las fábricas de armamento. En cuanto al «denominado» trabajo bélico, Himmler
estaba dispuesto a confiscar los talleres. «La Wehrmacht debería darnos a nosotros sus
pedidos, y nosotros garantizaremos la continuidad de las entregas de los uniformes de
seados. Sin embargo, si alguien piensa que puede enfrentarse a nosotros en este punto
583
alegando los supuestos intereses armamentísticos, mientras que en realidad sólo quiere
proteger su empresa y a los judíos, será tratado sin piedad.»
En las «verdaderas» empresas de armamento, continuaba Himmler, habría que se
gregar a los judíos en pabellones de trabajo. En el proceso de eliminación, los pabellones
de trabajo podrían después consolidarse en campos fabriles, que a su vez darían lugar a
algunas grandes empresas de campos de concentración judías, preferiblemente en la
zona oriental del Generalgouvernement (tunlichst im Osten des Generalgouvemements).
«Sin embargo, también allí los judíos deberían, de acuerdo con los deseos del Führer,
desaparecer algún día [Jedoch auch dort sollen eins 1ages dem Wunsche des Führer’s ents-
prechend die juden verschwinden]»501.
Himmler proponía ahora de hecho que las propias SS se metieran en el negocio y se
encargaran de la «denominada» producción armamentística, principalmente de la con-
fección de uniformes. En las empresas de armamento pesadas o «reales», las SS propo
nían encargarse de proporcionar trabajadores. Ese control debía garantizarse mediante
el establecimiento de campos de trabajo. N o hace falta decir que los salarios no los per
cibirían los trabajadores, sino las SS. El ánimo de lucro era muy fácil de discernir en la
propuesta de Himmler.
El ejército aceptó palabra por palabra las propuestas de Himmler508. El 14 y el 15
de octubre de 1942, el O berst Forster, Oberquartiermeister de la com andancia militar
del Generalgouvernement, se reunió con el máximo responsable de las S S y de la Poli'
cía, Krüger, para aclarar algunos puntos. Esta vez, el ejército encontró a las SS mucho
más receptivas a los problemas de producción. El nuevo acuerdo abarcaba todas las
empresas que operaban bajo contrato con el ejército (es decir, con el Departamento
de Inspección A rm am entística o el W ehrkreisbefehlshaber). La nota clave del arreglo
fue la reducción organizada de la fuerza de trabajo judía, que sólo se asumiría después
de consultar mutuamente. La frase clave del acuerdo era «no interrumpir la produc
ción». Se pagaría a las S S por el campo de trabajo, a un precio diario de cinco zloty por
hombre y cuatro por mujer, de los cuales las empresas sólo podían deducir un máximo
de 1,60 zloty para mantenimiento509 (cinco zloty equivalían a un dólar; 1,60 zloty equi
valían a 20 centavos de dólar).
584
El acuerdo de octubre fue un arreglo de última hora para conservar a los trabajado-
res judíos para las necesidades militares. N o se había establecido disposición alguna res
pecto a los trabajadores de empresas civiles, a los del O stbahn o a los de la Adminis
tración civil. Por decenas de miles, retiraron a los judíos de proyectos y fábricas que se
encontraban fuera del alcance de las estipulaciones escritas. Por consiguiente, los efec
tos indirectos de las deportaciones se sintieron en todas partes, excepto en la industria
armamentística estrictamente definida, e incluso en dicha industria acabarían por des
aparecer los judíos510. El 9 de diciembre de 1942, el Generalgouvemeur Frank dijo en
una conferencia:
585
Los judíos, por su parte, percibían lo que el nuevo acuerdo les deparaba. No había
esperanza para todo aquel que no pudiera trabajar. Sólo los trabajadores mejores y más
fuertes, «los m acabeos», como los llamaba Krüger512, tenían una oportunidad de sobre-
vivir. Todos los demás debían morir. En el acuerdo establecido por las S S y el ejército,
no había siquiera espacio para los familiares dependientes. La supervivencia se había
vuelto sinónimo de trabajo. Los judíos se aferraban a sus certificados de trabajo como
a un clavo ardiendo. Lo profundamente que había penetrado esta psicología de super-
vivencia asociada al trabajo se puede ilustrar con un incidente observado por un pola
co. En 1943, cuando un oficial de las SS (Sturmbannführer Reinecke) capturó a una
niña judía de tres años para deportarla a un centro de exterminio, ella suplicó por su
vida enseñándole las manos y explicándole que sabía trabajar. Fue en vano513.
Los judíos seleccionados para trabajar estaban llenos de aprehensión y malos presa
gios. En palabras de uno de los oficiales de la Wehrmacht que los observó de cerca en
Galitzia:
Estas medidas, que separaron a los trabajadores de sus familias, tuvieron, como es
natural, un efecto desastroso en la psique y, relacionada con ella, también en la constitu
ción física de los judíos en cuestión; se decían a sí mismos correctam ente que aunque ellos
disfrutaran de una protección temporal, sus familias serían con toda probabilidad víctimas
de las Aktionen. C uánta razón tienen los judíos al suponerlo es algo que se demostrará
con ocasión de una gran acción de evacuación que se llevará a cabo en Lvov en los pró
ximos días. Comprensiblemente, bajo tales circunstancias, la productividad de los judíos
está cayendo drásticamente, los casos de colapso corporal y espiritual están aumentando,
e incluso se dan casos de suicidio. [Diese M assnahmen, die eine Trennung der Arbeiter von
ihren Familienangehorigen mit sich brachten, haben raturgemdss eine vemicfiteruie Wirícung auf
die psychische und im Zusammenhang damit auch auf die physische Verfassung der in Frage
kommenden Juden ausgeübt; sie sagen sich mit Recht, dass sie zuiar selbstjetzt einstweilen Schutz
gerúessen, dass aber die Familienangehorigen voraussichtlich ein Opfer kommender Aktionen sein
werden. Wie Recht die Juden mit dieser Vermutung haben, wird sich gelegentlich einer grosseren
Aussiedlungsaktion, die für Lemberg in den ndschsten 1"agen bevorsteht, erweisen. Dass unta
solchen Umstanden die Arbeitsleistung der Juden stark abfallt, dass kórperliche und seelische
Zusammenbrüche sich haufen und auch Selbstmorde sich ereignen, ist erklárlich.]514
512 Véanse los comentarios de Krüger en la conferencia celebrada el 31 de mayo de 1943, Diario
de Frank, PS-2233.
513 Declaración jurada de Jerzy Skotnicki, 26 de agosto de 1947, NO-5257. El incidente ocurrió
en las cercanías o en el propio Sandomierz, población perteneciente al distrito de Radom.
514 O FK 365 (firmado Beuttel) a MG GG, 17 de noviembre de 1942, Polen 75016/12. Carpeta
anteriormente en Alexandria, Virginia.
586
El programa de Himmler establecía la deportación de todos los judíos no producti
vos del Generalgouvernement antes de finales de 1942. D adas las dificultades adminis
trativas, se había producido un retraso. Aun así, el 31 de diciembre de 1942 quedaban
en el área de deportación polaca menos de 600.000 judíos vivos (aproximadamente
250.000 en la A lta Silesia, el Wartheland y el distrito de Biaíystok, y algo más de
300.000 en el propio Generalgouvernement)515. En el distrito de Galitzia estaban am e
trallando a los judíos restantes516, en el gueto de Varsovia se preparaban más redadas,
mientras que en Lódz, Biaíystok, Cracovia, Radom y otros guetos aún existentes, los
supervivientes se reducían continuamente. De los guetos que quedaban en el G eneral
gouvernement, especialmente Varsovia, Lvov, Radom y Cracovia, las S S y la Policía
sacaron a los trabajadores más fuertes y mejor preparados para construir una reserva de
trabajo industrial forzoso que duraría unos dos años más.
Los trabajadores judíos de los guetos fueron enviados a los campos de trabajo de las
SS (SS A rbeitslager) y a campos empresariales (Firmenlager). Los campos de las SS alber
gaban dos empresas propiedad de las SS, un proyecto del O stbahn en Galitzia, y algunas
empresas de armamento. Además, las SS proporcionaban trabajadores de los guetos y de
algunos campos de las S S a empresas que mantenían sus propias instalaciones (véase el
cuadro 8.7). Todos los judíos que habían salido de los guetos eran prisioneros de trabajo
de las SS. En la medida en que no fueran empleados por las propias SS, los empleadores
tenían que pagar los salarios a las S S y la Policía a la tarifa acordada de cinco zloty por
hombre y cuatro zloty por mujer, menos 1,60 zloty en concepto de alimentación. Aunque
las SS mantenían así su control sobre todos los judíos trabajadores del Generalgouver-
nement, se produjo una diferencia significativa entre el tipo de control ejercido sobre los
judíos internos en sus propios campos y el control un tanto más remoto que ejercían
sobre las instalaciones empresariales. Los campos de trabajo de las S S estaban sometidos
a un proceso constante de consolidación y cribado, al que los campos empresariales se
mantenían en gran medida inmunes.
Los campos de las SS se encontraban originalmente bajo la jurisdicción de los jefes de
las SS y de la Policía, pero a partir de octubre de 1943 y durante 1944, se produjeron una
serie de transferencias en el transcurso de las cuales se hizo cargo de ellos la Dirección
General Económico-Administrativa (W VHA) de las SS, es decir, el organismo que con
515 Véase el informe de Korherr, 19 de abril de 1943, NO-5193. Sus cifras de deportados a 31 de
diciembre de 1942 eran de 1.274.166 para el Generalgouvernement y 222.177 para las áreas incorpo
radas. Korherr da una cifra de 197.914 judíos restantes en el Generalgouvernement, pero incluye un
número redondo de sólo 50.000 en el distrito de Varsovia, donde había muchos judíos sin registrar.
516 La cifra de deportados a 10 de diciembre de 1942 era de 254-989, y el total a 27 de junio de
1943 era de 434-329. Katzmann a Krüger, 30 de junio de 1943, L-18. El segundo cómputo en Galit-
zia incluye un gran grupo ametrallado en 1943 cerca de Lvov.
587
trolaba los campos de concentración. El hasta entonces indiscutido control territorial y
funcional de los campos por parte de los jefes de las SS y de la Policía se redujo ahora a
una jurisdicción puramente territorial (disciplinaria). El nuevo señor era la W VHA. He
aquí una lista de los principales campos de trabajo bajo su nueva dirección funcional517.
517 Memorando del Obergruppenführer Pohl (Jefe de la W VHA), 7 de septiembre de 1943, N0-
599. Globocnik a Himmler, 18 de enero de 1944, NO-57. Memorando del HStuf. Opperbeck
(W VHA W-IV), 13 de enero de 1944, N O -1036. Obf. Baier (WVHA-W) a Opperbeck (WVHAW-
IV), 19 de enero de 1944, N O -1036.
518 Resumen de la Conferencia de Seguridad celebrada el 19 de octubre de 1943, Diario de
Frank, Archivos Nacionales, Grupo de Registro 238, T 992, Rollo 9. A mediodía, Frank habló con
Bierkamp y Grünwald a solas, pero esa discusión no la resumió en su diario.
588
Cuadro 8.7. Flujo de trabajadores de los guetos
Guetos
519 Jozef Marszalek, Maydanek, Hamburgo, 1982, pp. 138-141. Declaración jurada de Friedrich
Wilhelm Ruppert (administración del campo de Lublin), 6 de agosto de 1945, N O -1903. Declaración
de Johann Offermann (estado mayor de Sporrenberg), sin fechar, Jüdisches Historisches Institut/Wars-
chau, FaschismuS'GettO'Massenmord, cit., pp. 366-367 n. Los ametrallamientos que tuvieron lugar en
el campo principal de Lublin se describen en el juicio efectuado a Hermann Hackman por un tribunal
de Düsseldorf, XVII 1/75S: sentencia, vol. II, pp. 456-502; declaraciones de los guardias de las SS
Johann Ludwig, 6 de noviembre de 1964, vol. XIY pp. 2326-2329, Georg Horauf, 30 de octubre de
1964, vol. X y pp. 2483-2493, Gotthard Tscholtsch, 28 de julio de 1965, vol. XVIII, pp. 2994-2998, y
Andreas Lahner, 2 de octubre de 1968, vol. XXVII, pp. 4763-4768; la declaración de un antiguo preso
político alemán y Kapo, Erich Hornung, 12 de septiembre de 1972, vol. XLIII, pp. 8320-8330; y la
589
U n capítulo especial de esta historia es el destino de las industrias dirigidas por las
propias SS. En principio, las empresas de las S S se habían establecido en los campos de
concentración con vistas a explotar la mano de obra barata que suponían los reclusos.
Llegada la última fase de las deportaciones polacas, una de las empresas de las SS, la
DAW, salió de los campos de concentración y extendió sus tentáculos en busca de una
porción de trabajadores judíos supervivientes. Pero los empresarios de las SS se enfren
taron a un gran dificultad: no tenían capital. La DAW resolvió este problema a la
manera típica de las SS. Una de las denominadas empresas bélicas del distrito de Galit-
zia, Schwarz y Compañía, que se dedicaba exclusivamente a la confección de uniformes
y que empleaba a 2.000 trabajadores esclavos judíos, encajaba perfectamente en las
necesidades de la DAW Las SS se movieron con rapidez. En julio de 1943, detuvieron
a los directivos de Schwarz y Compañía «debido a graves irregularidades», y toda la
empresa, con trabajadores y máquinas, fue engullida por la DAW 520.
U n proyecto más ambicioso que la adquisición de Schwarz y Com pañía fue el plan
de hacerse con todas las máquinas ubicadas en los guetos. El 1 de diciembre de 1942,
Himmler escribió al jefe de la Oficina Económico-Administrativa Principal, Pohl, para
informarle de que acababa de echar una ojeada a la maquinaria y al equipamiento del
gueto de Varsovia. Estas máquinas, en opinión de Himmler, valían «cientos de millo
nes», y un valor específicamente tan elevado no debía «perderse para el Reich». Pohl
recibió instrucciones de trasladar las máquinas con tanta rapidez como fuera posible521.
El jefe de la Oficina Económico-Administrativa Principal envió inmediatamente tres
expertos a Varsovia para que hicieran inventario de las máquinas y las materias primas
que había en el gueto; a continuación informó a Himmler de que se habían hecho pre
parativos para el traslado de las m áquinas522. A l día siguiente, Himmler escribió que
estaba «incondicionalmente» (sehr einverstanden) de acuerdo con esta solución. «Crea
sólo -afirm ó- que es necesario que obtenga usted permiso por escrito del Ministerio de
Economía para transferir las máquinas a nuestras industrias.»523 Las máquinas en cues
tión eran en su mayor parte de propiedad privada.
En enero de 1943, Himmler estuvo de nuevo en Varsovia. Convocó al Oberst Freter,
jefe de la Com andancia de Armamento de Varsovia, para decirle que estaba asombrado
declaración de un superviviente judío, Félix Niedzielak, 6 de noviembre de 1972, voi. XLIII, pp. 8560-
8567. Los ametrallamientos fueron lo suficientemente conspicuos como para que informara de ellos el
periódico clandestino polaco Biuletyn Informacyjrvy. Véase Samuel Krakowski, «Holocaust in the Polish
Underground Press», Yad Vashem Stodies, núm. 16, 1984, pp. 241-270, en p. 253.
520 Comandancia de Armamento de Lvov (firmado Sternagel) al Departamento de Inspección
Armamentística/Ic, 8 de julio de 1943, Wi/ID 1.73.
521 Himmler a Pohl, 1 de diciembre de 1942, Archivos de Himmler, Carpeta 188.
522 Pohl a Himmler, 4 de diciembre de 1942, Archivos de Himmler, Carpeta 188.
523 Himmler a Pohl, 5 de diciembre de 1942, Archivos de Himmler, Carpeta 188.
590
(erstaunt) de que aún hubiera allí tantos judíos. En opinión de Himmler, era necesario
inducir a los alemanes que poseyeran empresas en el gueto, especialmente al dueño de
la mayor de ellas, Walter C. Tóbbens, a alistarse en el ejército tan pronto como fuera
posible, y enviarlos a la línea del frente (tunlichst eingezogen und an die Front gebracht
werde). Ordenó a la R SH A que examinara los libros de Tóbbens «con microscopio». «Si
no me equivoco -d ijo - un hombre que hace tres años no tenía propiedades, se ha
hecho aquí rico, si no millonario, y sólo porque nosotros, el Estado, hemos puesto en
sus brazos mano de obra barata judía.»524
Esa, en resumen, era la forma que Himmler tenía de hacerse con la maquinaria y los
trabajadores necesarios. En realidad, no fracasó debido a Tóbbens, a buen seguro, sino
a la resistencia judía y a la resultante destrucción de bienes. Com o expresó el director
de las SS y de la Policía de Lublin, Gruppenführer Globocnik, en un raro eufemismo
nazi: «Se ha producido una gran pérdida tan sólo en Varsovia, donde, debido a una mala
interpretación de la situación, el cierre se llevó a cabo incorrectam ente»525.
No obstante, las SS siguieron adelante. El 12 de marzo de 1943, crearon una empre
sa completamente nueva, la Ostindustrie GmbH (Osti), en el marco de la W V H A . La
Osti era una empresa peculiar. Se estableció con una inversión de capital inicial de tan
sólo 100.000 Reichsmark. El consejo de dirección estaba compuesto por el jefe de la
WVHA, Pohl, y el jefe del Amstsgruppe B de la W VH A , Gruppenführer Lorner. El
Consejo de Administración estaba compuesto por los siguientes miembros: Pohl, Krü
ger, Lóm er y el director de las SS y de la Policía de Varsovia, von Sammern-Frankenegg.
Krüger y von Sammern se retiraron posteriormente, y el representante de la W V H A en
el Generalgouvernement, el economista de las SS Schelllin, fue elegido en su lugar. Los
gerentes de la sociedad eran el jefe de las S S y de la Policía de Lublin, Odilo Globoc-
nik, y el contable de la W V H A , Dr. M ax Horn526.
Aunque la mayor parte de la maquinaria del gueto de Varsovia quedó destruida, la
empresa empezó a funcionar en el verano de 1943 con los restos recuperados de los
guetos de Varsovia y Biaiystok, y con herramientas enormemente primitivas. Así, en
la fábricas de cepillos, 600 trabajadores judíos que sólo tenían dos docenas de m arti
llos tenían que usar trozos de hierro y piedras. Aun así, entre mayo y octubre de 1943
se produjeron 396.000 cepillos527. Las empresas O sti crecieron hasta emplear, en su
momento culminante, al siguiente número de personas528:
524 Himmler a Krüger, copias a la RSH A, a Pohl y a Wolff, enero de 1943, N O -1882.
525 Globocnik a Himmler, 18 de enero de 1944, NO-57.
526 Informe del UStuf. Fischer, marzo de 1944, NO-1271.
527 Informe del Dr. Horn, 13 de marzo de 1944, NO-2187.
518 Informe del UStuf. Fischer, marzo de 1944, NO-1271.
591
Trabajadores de turba en Dorohucza 1.000
Fábrica de cepillos de Lublin 1.800
Industrias de equipamiento en Radom (textiles) 4.000
Fundición de hierro en Lublin 1.500
Industrias de fabricación de pieles en Trawniki 6.000
14.300
592
de las empresas más permanentes de las SS, la mencionada Deutsche Ausrüstungswer-
ke (DAW ), dirigida por la sección X-IV de la W V H A 535.
Las empresas de las SS, O sti y DAW en ningún momento emplearon a más de apro
ximadamente 20.000 trabajadores; en conjunto, por consiguiente, no tuvieron mucho
éxito. Pero Himmler tenía además otra fuente de beneficios. En virtud del acuerdo que
había establecido con el ejército, todos los judíos del Generalgouvernement eran pri
sioneros de guerra de las SS, en venta a tarifas diarias. Tampoco en este aspecto se cum
plieron plenamente las expectativas de Himmler.
El cuadro 8.8 contiene las estadísticas de los trabajadores judíos empleados por la indus
tria de armamento en el Generalgouvernement desde enero de 1943 a mayo de 1944. Estas
cifras de empleo, que representan la utilización por parte de las industrias armamentísticas
de los judíos internos en campos de trabajo de las SS y en los campos empresariales, eran
un tanto más reducidas que las que Himmler y Globocnik habían esperado alcanzar536. En
los campos de trabajo de las SS varios miles de judíos permanecían ociosos. En junio de
1943, Globocnik se quejó a Himmler de que en el gran campo de Trawniki las industrias
de las SS y las empresas privadas empleaban al 90 por 100 de la población activa disponi
ble; en el campo de Poniatowa, el índice de empleo era sólo del 60 por 100. Globocnik
acusó a la Wehrmacht de «abrumar» de contratos al gueto de Lódz, sólo para impedir que
allí se llevara a cabo un «reasentamiento», y acusó a las organizaciones empresariales de
boicotear a los trabajadores que él les ofrecía por cuestiones de «lucro»537.
Obviamente, el empleo de trabajadores judíos tenía sus ventajas. Había una escasez
crítica de mano de obra, y los trabajadores cualificados judíos estaban disponibles a
unos precios muy bajos. Por otra parte, era arriesgado depender de una mano de obra
que las SS podían retirar sin previo aviso. Por consiguiente, es probable que se intenta
ra mantener dentro de unos límites el porcentaje total de trabajadores judíos538.
535 W VHA W a W-IV, 19 de enero de 1944, N 0-1036. La DAW heredó las fábricas que la Osti
poseía en Radom y en Blizyn. En julio de 1944 había allí 8.000 trabajadores empleados. Memorando del
HStuf. Sommer (jefe en funciones, W VHA D-II), 31 de julio de 1944, NO-4181. La DAW poseía tam
bién una planta de pequeño tamaño en Lublin y la antigua factoría de Schwarz en Lvov (en total, 3.000
trabajadores). Estas dos empresas fueron liquidadas en julio de 1944, W VHA W-IV/oñcina de Craco
via (firmado Oberscharführer Domdorf) a W VHA W-IV, 25 de octubre de 1944, NO-3765.
536 El éxito fue incluso menor si se considera que algunas de las plantas de la DAW estaban cla
sificadas como industrias armamentísticas.
53' Globocnik al OStubaf. Brandt (secretario de Himmler), 21 de junio de 1943, NO-485.
338 Véanse las estadísticas en los cuadros 8.6 y 8.8. El 2 de noviembre de 1943, Schindler y Krü
ger aceptaron transferir a 10.000 trabajadores judíos desde los campos de trabajo de las SS a las
empresas de armamento. Globocnik a Himmler, 18 de enero de 1944, NO-57; diario de guerra.
Departamento de Inspección Armamentística del GC/División Central, 4 de noviembre de 1943,
Wi/ID 1.93. Al día siguiente, comenzaron los ametrallamientos masivos en el campo de Lublin. Sólo
593
Cuadro 8.8. Número de trabajadores en la industria de armamento
Los principales beneficiarios de la mano de obra judía fueron las grandes empresas
de industria pesada. He aquí una lista de las empresas más importantes que ocupaban
a trabajadores judíos539:
se pudieron enviar 4.000 judíos del campo de Cr acó vi a -Plaszow (que no formaba parte del complejo
de Lublin). Diario de guerra, Departamento de Inspección Armamentística del Generalgouvernement/
División Central, 18 de noviembre de 1943, Wi/ID 1.93; diario de guerra, Comandancia de Arma
mento de Radom/Grupo Central, 18 de noviembre de 1943, Wi/ID 1.30.
539 De los diarios de guerra del Departamento de Inspección Armamentística y de las Coman
dancias de Armamento, 1942-1944, en las siguientes carpetas de documentos: Wi/ID 1.15, Wi/ID
1.17, Wi/ID 1.21, Wi/ID 1.30, Wi/ID 1-46, Wi/ID 1.93, Wi/ID 1.121, Wi/ID 1.145, Wi/ID 1.148,
Wi/ID 1,152.
594
Hasag, Kamienna
Pulverfabrik, Pionki (con plantas también en Kielce y Chestocova)
Delta Flugzeughallen- und Barackenbau GmbH, Muszyna y Zakopane
Karpathen-Ol, Drogóvich
Walter C. Tobbens, Poniatowa
Schultz & Co., Trawniki
Todas excepto tres de las empresas enumeradas mantenían sus propios cam pos em
presariales. Las tres empresas radicadas en campos de las S S eran Heinkel en Budzyñ,
Tobbens en Poniatowa, y Schultz en Trawniki. Tobbens y Schultz se encontraban en
una posición inestable. A Himmler no le gustaban. Se vieron obligadas a trasladarse a
los campos de trabajo de las SS después de la batalla del gueto de Varsovia para con
servar su mano de obra540, y el nuevo acuerdo no duró mucho. El 5 de noviembre de
1943, el Departam ento de Inspección Arm am entística señaló en su diario que dos
empresas habían sufrido una «retirada inesperada y completa» de sus trabajadores ju
díos541. El sucesor de Globocnik, Sporrenberg, había masacrado, además de a los traba
jadores de la O sti y de DAW, a todos los de Tobbens y Schultz542.
Las empresas que m antenían sus propias instalaciones para los trabajadores judíos
disfrutaban, en conjunto, de algo más de estabilidad. N o eran tan vulnerables a las
«retiradas repentinas» de sus trabajadores judíos; las dejaron tranquilas. Hubo, sin
embargo, una excepción a este cuadro: Galitzia. Allí, las S S y la Policía desplegaron un
«entusiasmo excesivo» (Übereifer), mientras que las intervenciones de la Com andancia
de Armamento sólo eran muy cautelosas (Interventkm des Rüstungskommandos nur sehr
behutsam)543. En agosto de 1943, excepto dos -la DAW de las S S y la Karpathen-Ól- todas
las empresas de armamento habían perdido sus trabajadores544. A otra empresa, Metrawatt
595
A . G., se le permitió conservar 12 relojeros absolutamente irremplazables. Los 12 hombres
fueron transferidos al campo de trabajo de las SS en Lvov, donde siguieron trabajando para
Metrawatt hasta el 19 de noviembre de 1943, cuando el inexorable destino de los judíos
polacos se apoderó de ellos545.
Los judíos de la industria armamentística intentaron mantenerse. H abían perdido a
sus familias, desfallecían de hambre, y no sabían cada noche lo que les depararía la
mañana. Aun así, eran trabajadores eficaces y fiables. Aquellos «cuya fuerza decaía»
eran «reasentados» y «sustituidos»546; los otros seguían trabajando. A l Reichsminister
Seyss-Inquart, antiguo adjunto de Frank, esta sumisión nunca dejó de llamarle la aten
ción. «N o podía imaginar -d eclaró - que los judíos capaces estuvieran trabajando mien
tras sus familiares eran destruidos. Creía que en ese caso uno no podía esperar sino que
cada judío atacara a un alemán y lo estrangulara.»^47 Pero los judíos no reaccionan a
esos desastres estrangulando a sus contrarios. N o se produjo resistencia activa, y hubo
poco sabotaje548. Sólo el número de fugas es significativo. Las fábricas estaban mala
mente vigiladas por ucranianos de Galitzia, a los que el Departamento de Inspección
Arm am entística y las SS habían organizado en una Werkschutz, y por colaboradores
reclutados por el ejército en la U R SS ocupada. El pequeño campo de trabajo judío de
Janiszów, en el distrito de Lublin, tenía un comandante descendiente de alemanes y
ningún otro vigilante alemán. Cuando fue atacado por partisanos de la Guardia Ludowa
545 Comandancia de Armamento de Lvov a Wi Rü/Ic, 7 de octubre de 1943, Wi/ID 1.60. Coman
dancia de Armamento de Lvov a Wi Rü/Ic, 7 de enero de 1944, Wi/ID 1.62. Drohobycz OI seguía
teniendo 2.000 trabajadores judíos en marzo de 1944, cuando el comandante de la Policía de Seguridad
del Generalgouvernement, Bierkamp, se puso en contacto con el Departamento de Inspección Arma
mentística para estudiar su «evacuación» (Abtransport). Diario de guerra, Departamento de Inspección
Armamentística del Generalgouvernement, División Central, 24 de marzo de 1944, Wi/ID 1.92. Res
pecto a la retirada de los trabajadores judíos de las empresas de Cracovia, véase el diario de guerra de
la Comandancia de Armamento de Cracovia/Grupo Central, 30 de agosto-5 de septiembre de 1943,
Wi/ID 1.121, y diario de guerra, Comandancia de Armamento de Cracovia/Grupo del Ejército, 30 de
agosto-5 de septiembre de 1943, Wi/ID 1.121.
546 Informe de la Comandancia de Armamento de Cracovia sobre las condiciones imperantes en
la construcción de Heinkel en Budzyñ, 12 de abril de 1943, Wi/ID 1.17. Industrias Stalowa-Wola/Ple-
nipotenciario de Contraespionaje Schulte-Mimberg al Plenipotenciario de Industria, mayor Schmolz,
25 de febrero de 1943, NG-5694-
547 Testimonio de Seyss-Inquart, Trial of the Major War Crimináis, XVI, 3.
548 En Starachowice fueron saboteados vagones de carga del Ostbahn. Diario de guerra, Coman
dancia de Armamento de Radom/Grupo Central, 15 de octubre de 1943, Wi/ID 1.30. En Stalowa-
Wola, dos judíos fueron fusilados por «amotinamiento». Schulte-Mimberg al mayor Schmolz, 28 de
diciembre de 1942, NG-5692. Los judíos de la planta de municiones de Pionki, sin embargo, recibie
ron mención especial por su fiabilidad. Informe de la División de Propaganda de Radom, 13 de febre
ro de 1943, O cc 1:2-2.
596
comunista, 133 de sus 295 presos huyeron549. A l menos varios cientos de judíos apro
vecharon esta escasez de policías para escapar antes del desmantelamiento definitivo de
los campos530.
Varios miles de judíos encontraron su final en el verano de 1944. En julio de ese año,
el Ejército Rojo, en una ofensiva relámpago, absorbió los distritos de Galitzia y Lublin,
ocupó la región de Przemysl, perteneciente al distrito de Cracovia, y aplastó 13 millas a
lo largo del río Vístula, penetrando en el distrito de Radom. Ante este avance, las plan
tas de la DAW en Lvov y Lublin se evacuaron apresuradamente551. El 20 de julio de 1944,
Bierkamp, Oberführer del BdS, estableció en una circular que antes de la llegada del Ejér
cito Rojo habría que evacuar a los presos de las cárceles y a los judíos de las empresas de
armamento. En caso de que la posterior evolución imposibilitara el transporte, habría que
eliminar a las víctimas en el acto y deshacerse de los cadáveres «quemándolos, dinami
tando edificios, etcétera»552.
En el distrito de Radom, el jefe de las S S y de la Policía (Bóttcher) ordenó que se
trasladara a todos los judíos que permanecían al este de la línea Pionki-Radom-Kielce
tan pronto como hubiera transporte disponible553. Aunque la punta de lanza rusa se
había detenido varios kilómetros al este de esa línea, la fiebre de la evacuación penetró
mucho más adentro de la misma, y miles de judíos fueron retirados de Steyr-Daimler-
549 KdO de Galitzia a diversas comisarías y unidades de policía del distrito de Galitzia, 13 de
noviembre de 1942, adjuntando informe del KdO de Lublin, Archivos del U. S. H olocaust Memo
rial Museum, Grupo de Registro 11.001 (Centro para la Conservación de Colecciones Docum en
tales Históricas, Moscú), Rollo 82, Fondo 1323, Opis 2, Carpeta 292b. Peter Igner, descendiente
de alemanes, murió, y un policía polaco resultó herido. El interior del campo había estado vigi
lado por un servicio del orden judío. La Gwardia Ludowa se menciona en Glowna Komisja Badania
Zbrodni Hitlerowskich w Polsce, Obozy hitlerowskie na ziemiach polskich 1939-1940, Varsovia, 1979,
p. 2 0 2 .
550 Respecto a las huidas de Stalowa-Wola, véanse los informes mensuales de Schulte-Mimberg
al mayor Schmolz, julio de 1942-marzo de 1943, NG-5687 hasta NG-5695. Véase asimismo el
Informe del Departamento de Inspección Armamentística del Generalgouvernement correspon
diente a abril-junio de 1943, 24 de julio de 1943, Wi/ID 1.45. Una guardia tártara de 21 hombres
(Ostruppen) desertó de uno de los campos, Judenlager C «Hasag» Kamienna. Diario de guerra,
Comandancia de Armamento de Radom/Grupo Central, 15 de abril de 1944, y 5 de mayo de 1944,
Wi/ID 1.4.
551 W VHA W-IV (oficina de Cracovia) al jefe de la W VH A W-IV en Berlín, 25 de octubre de
1944, NO-3765.
552 KdS del distrito de Radom al comandante del SP y del SD en Tomaszów (HStuf. Thiel), 21
de julio de 1944, adjuntando orden del BdS, fechada el 20 de julio de 1944, L-53. Antes de ser des
tinado al Generalgouvernement, Bierkamp estuvo al mando del Einsatzgruppe D en Rusia.
553 Diario de guerra, Comandancia de Armamento de Radom/Grupo Central (firmado por el
mayor Oherr), 24 de julio de 1944, Wi/ID 1.64.
597
Puch, «H asag» y Pionki554. En el distrito de Cracovia, un nervioso jefe de las SS y de la
Policía, junto con el economista de las SS (representante de la W V H A ) y la Coman
dancia de Armamento, decidieron recortar la plantilla de trabajadores judíos de las
plantas de armamento en un 70 por 100555. También esta medida fue prematura, por
que los rusos no reanudaron la ofensiva hasta el 12 de enero de 1945; pero mientras
tanto, transportes con miles de judíos avanzaban hacia el centro de exterminio de
Auschwitz, mientras que el ejército perseguía a los judíos huidos para entregárselos a
las SS o fusilarlos directamente556.
El deseo de Hitler se cumplió. Incluso en las empresas de las SS y en las fábricas de
producción de armamento, los judíos tenían que «desaparecer», y de hecho pocos vivie
ron para contarlo557.
Ese fue el precio pagado por la «solución final» en Polonia. ¿Y los beneficios? No
había mucho que poner en el haber del balance de situación. Las principales ventajas
fueron el ahorro de alimentos y la confiscación de los bienes personales abandonados
por los judíos deportados.
Ya en agosto de 1942, el Prásident de la división de alimentación y agricultura del Ge-
neralgouvemement, Naumann, hizo planes para reducirles la asignación de alimentos a
los judíos. Este programa de reducción de alimentos, que debía afectar también a los pola
cos, estaba diseñado para aumentar los cargamentos enviados al Reich. A l esbozar sus
ideas en una conferencia del Generalgouvernement, Naum ann señaló que simplemente
estaba reduciendo las asignaciones de alimentos de 1.200.000 judíos que estaban a punto
598
de ser deportados y que estaba reservando comida sólo para los 300.000 judíos empleados
en la economía alemana. Frank, completamente de acuerdo con Naumann, señaló que
era preferible que se derrumbara un polaco a que sucumbiera un alemán, y que la deci
sión de condenar a «morir de hambre» (Hungertod) a los judíos que no trabajaban daría
como resultado una aceleración de las medidas contra ellos558.
Es imposible calcular cuánta comida consiguieron ahorrar los alemanes como resul
tado, o en previsión, de las deportaciones. El cuadro 8.9, que indica los envíos de ali
mentos del Generalgouvernement al Reich, muestra los ahorros de comida, pero una
porción sustancial de estas cantidades debe atribuirse a la reducción de las asignacio
nes para los polacos.
No se pudo sacar mucha utilidad a la ropa, los muebles y otros objetos que los judíos
dejaran atrás en los guetos. En Grodno, las casas dañadas estaban expuestas a la intem
perie y a quien quisiera entrar en ellas. U n guarda alemán había trasladado los muebles
a unos cuantos edificios, que se mantenían vigilados, pero le era imposible hacer un
inventario, porque sólo disponía de ayudantes nativos analfabetos559. En el gueto vacío
de Lvov, los saqueadores arrancaron hornos, puertas, ventanas, tuberías, cables y
escaleras560. En un gueto del W artheland, los policías em pleados en las deportaciones
aprovecharon los contenidos561. Relativam ente pocas viviendas judías eran adecua
das para la habitación alem ana. Estas pocas, sin embargo, estaban muy dem andadas.
Una vivienda, afirmó un funcionario de la ciudad de B?dzin, en la A lta Silesia, era el
único placer (die einzige Freude) para un em pleado sobrecargado de trabajo después
de un día extenuante562.
Las demás propiedades estuvieron sometidas a una considerable controversia entre
Himmler, que emitió un decreto confiscatorio propio, y el Generalgouverneur Frank,
599
que no reconoció el decreto563. Parece que por una vez Frank ganó la partida, ya que se
hizo cargo de los depósitos en los que se guardaban las pertenencias de los judíos564. Sin
embargo, esta victoria sólo se consiguió después de que Himmler retirase las máquinas565,
confiscara algunas propiedades inmuebles escogidas566, y recaudara deudas que los po
lacos tenían con los judíos por valor de once millones de zloty, una cantidad que ayudó
a equilibrar las cuentas de la Ostindustrie en su liquidación567.
Los judíos polacos fueron aniquilados en un proceso en el que los factores econó
micos fueron verdaderamente secundarios. Un nazi experto en el Este, Peter-Heinz
Seraphim, describió a los judíos orientales como «la mayor concentración de judíos de
cualquier parte, el centro espiritual del judaismo ortodoxo y, sobre todo, el reservorio
inagotable del que se alimentaron las migraciones judías y que, una y otra vez, había
liberado grupos grandes y pequeños que se introdujeron en otros países»568. Esa gran
concentración, ese centro espiritual e inagotable reservorio de judíos estaba ahora des
truido, dejando unos cuantos supervivientes rezagados en campos de trabajo y centros
de exterminio.
600
ELARCO SEMICIRCULAR
601
Mapa 6. La Europa del Eje a mediados de 1942
602
La autoridad alemana en el arco semicircular la ejercían administradores civiles en
los territorios rígidamente controlados, gobernadores militares en otras áreas ocupadas,
y el Ministerio de Asuntos Exteriores en las regiones satélite menos controladas. Vea-
mos cada una de ellas por separado.
La administración civil estaba establecida en los territorios incorporados (sombrea
dos en el mapa) y en los Países Bajos y N oruega (líneas horizontales). C ada área incor
porada estaba gobernada por su Gauleiter vecino, como sigue572:
Las áreas no incorporadas que estaban gobernadas por una Administración civil (No
ruega y Países Bajos) se encontraban bajo el mando de un Reichskommissar responsable
directamente ante Hitlef: Terboven en Oslo y Seyss-Inquart en La Haya. Noruega tenía un
gobierno completamente dependiente dirigido por Vidkun Quisling; mientras que Países
Bajos retuvo sólo la red administrativa holandesa, dirigida por los altos cargos de la A d
ministración (secretarios generales)573. A ninguno de los dos países ocupados se le permi
tía mantener relaciones diplomáticas de cualquier tipo con otros países574. Los dos esta
ban incomunicados, aislados bajo el control de sus Reichskommissare.
Las fuerzas armadas alemanas controlaban importantes áreas occidentales y de los Bal
canes (punteadas en el m apa). En estas regiones, el control no significaba meramente la
presencia de las fuerzas de ocupación, sino también el ejercicio de territoriale Befugnisse
und die vollziehende Gewalt [«la jurisdicción territorial y el poder funcional»]575.
572 A efectos de administración del partido, las nuevas áreas se fundieron con los antiguos Gaue.
En consecuencia, Alsacia se unió a Badén, la Baja Estiria a Estiria, la Alta Carniola a Carintia. Lore-
na y el Sarre se convirtieron en el Gau de Westmark, Luxemburgo y Coblenza-Tréveris se convirtie
ron en el Gau de Moselland. Los organismos estatales, sin embargo, no se fusionaron. En las nuevas
áreas, cada Gauleiter tenía el título de Chef der Zivilverwaltung (Jefe de la Administración Civil o
CdZ). Wilhelm STUCKART y Rolf SCHIEDERMAIR, Nenes Staatsrecht, Leipzig, 1944, II, pp. 82-87. Las áreas
belgas de Eupen-Malmédy y Moresnet fueron sencillamente incorporadas al Regierungsbezirk Aachen,
perteneciente a la Rheinprovinz de Prusia. Ibid., pp. 77-78.
573 Los ministros estaban en Londres.
574 W. Stuckart y R. Schiedermair, Neues Staatstrecht, cit., II, pp. 123-125, 126-127.
575 Las tropas alemanas en Noruega, Dinamarca y Holanda eran meras fuerzas de ocupación.
603
En Europa occidental, el ejército alemán mantenía dos comandancias territoriales que
ejercían un poder funcional. Una de ellas se denominaba «Bélgica y norte de Francia», la
otra era «Francia»576. En Bélgica, al igual que en Holanda, había una Administración cen
tral dirigida por altos cargos de la Administración. En la Francia ocupada de Vichy, el go
bierno mantenía un completo aparato burocrático que respondía ante Vichy, pero estaba
sometido a las órdenes, las directivas y las peticiones de la Administración militar alema
na. En 1942, fue ocupada la Francia libre, pero el territorio situado al este de Italia quedó
en poder de las tropas italianas, y la integración definitiva de toda Francia bajo el gobier
no alemán no se produjo hasta el hundimiento italiano, en septiembre de 1943.
En la península de los Balcanes, tres áreas se encontraban originalmente bajo con
trol militar: Serbia, «Saloniki-Aegaeis» y el sur de Grecia (esta última área consistía en
unos cuantos enclaves en la zona de Atenas-Pireo y parte de la isla de Eubea). Cuando
Italia se debilitó como aliado de Alemania, la Com andancia del Sureste se hizo cargo
de la «Fortaleza de Creta», y a la caída de Italia, en septiembre de 1943, se produjo una
nueva expansión. Las áreas de «Saloniki-Aegaeis» y sur de Grecia se fusionaron en una
única región denominada «G recia», que incluyó todas las áreas que anteriormente se
había anexionado Italia en territorio continental griego. A l norte, la Comandancia del
Sureste adquirió M ontenegro y Albania. A l oeste de la Grecia continental, el control
militar alemán se extendió a la isla de Corfú. En el Egeo oriental, las islas del Dodeca-
neso (italianas desde 1912, y ahora rebautizadas Ost'Aegaeis) pasaron a formar parte de
esta organización militar. En el marco de la Com andancia del Sureste alemana, se esta
blecieron tres gobiernos títere: uno en Belgrado, Serbia; uno en Tirana, Albania; y otro
en Atenas, Grecia.
El organismo más importante del arco semicircular era el Ministerio de Asuntos
Exteriores alemán. En la jurisdicción del Ministerio de Exteriores entraban todas las
áreas del arco que aparecen en blanco en el mapa. Su influencia era especialmente fuer
te en Eslovaquia y Croacia, satélites por excelencia. Am bos Estados eran creaciones
alemanas promovidas por el Ministerio de Asuntos Exteriores. Otros dos países a mer
ced de este Ministerio fueron la Francia de Vichy y Dinamarca. Su razón para some
terse fue el abrumador poder militar alemán. Tres países se vieron reducidos a la cate
goría de satélite porque se habían unido a Alem ania con el propósito de conseguir un
engrandecimiento territorial: Bulgaria, Rumania y Hungría. (Un vistazo al mapa indi
cará las peculiares fronteras que estos tres países disfrutaron bajo el régimen nazi.)
Finalmente, un país cayó de la categoría de aliado de pleno derecho de Alemania a
satélite impotente en tan sólo unos años: Italia. Fue el único aliado de Alemania en
Europa que se consideraba una gran potencia y que amplió considerablemente sus pose
siones en el área del M editerráneo antes y durante la Segunda Guerra Mundial. Italia
576 El mapa muestra la frontera entre las dos comandancias, no la frontera entre los dos países.
604
adquirió las islas del Dodecaneso en 1912 y Albania en 1939. En 1941 tomó la «Nueva
Albania», Montenegro, parte de la costa dálmata, la Eslovenia occidental, la mayor parte
del territorio continental griego junto con algunas de las islas griegas, y en 1942, la región
francesa adyacente a Italia con una ponderación de unos 65 kilómetros. En 1943, sin
embargo, Italia se había hundido y se convirtió a su vez en un país ocupado bajo el con
trol alemán.
La influencia del M inisterio de A suntos exteriores no se limitaba a las áreas saté
lite. El Ministerio de Ribbentrop tenía asimismo mucho que decir en los territorios
militares. Hablando en general, los organismos de exteriores siempre han visto con
recelo los esfuerzos militares por gobernar un territorio. Los diplomáticos siempre
están dispuestos a proporcionar consejo y asesoramiento en un área de gobierno mili
tar, y se m uestran ansiosos por aportar su destreza y su habilidad a la dirección del
gobierno militar. El objeto de toda esta preocupación es finalmente, en la mayoría de
los casos, una transferencia de jurisdicción. Aunque el Ministerio de A suntos E xte
riores alemán no le arrebató ningún territorio al ejército, la tendencia estaba, no obs
tante, clara. Los hombres de Ribbentrop se afanaban en el sureste, proporcionando
consejo y participando en la toma de decisiones, mientras que en oeste el curso de las
relaciones francoalem anas estaba dictado en gran medida por la em bajada alem ana en
París. Incluso en las áreas civiles, donde no se podía tolerar una com petencia abierta
del Ministerio de A suntos Exteriores, los representantes de éste (Vertreter des Auswcir-
tigen Amts, abreviado VA A) informaban detalladam ente sobre cada acontecim iento
que pasara ante sus observadores ojos. N o es de extrañar, por consiguiente, que algu
nos altos cargos del Ministerio consideraran todo el arco semicircular como una espe
cie de área del M inisterio de A suntos Exteriores. En lo que a los judíos se refiere, eso
era casi cierto.
¿Quiénes fueron los altos cargos del Ministerio de Asuntos Exteriores que se ocu
paron de la aplicación de la «solución final» en las áreas satélite? El cuadro 8.10 es un
gráfico abreviado en el que se muestra el aparato del Ministerio de A suntos Exteriores
entre 1940 y 1943. Como se desprende del gráfico, la sección más directamente encar
gada de los asuntos judíos era la Abteilung Deutschland (Alemania) y su sucesor, Inland II577.
La peculiar designación de Deutschland procedía de la época de la República de Wei-
mar, cuando la oficina era organismo de enlace con el Reichstag578. A partir de 1933,
el Reichstag dejó de existir funcionalmente, pero a los organismos administrativos les
resulta difícil morir. Aún denominada Deutschland, encontramos la oficina en 1936 con
577 A no ser que se indique lo contrario, la descripción del Abteilung Deutschland se ha tomado
de la amplia obra de Paul Seabury, The Wilhelmstrasse: A Study of Germán Diplomáis under the Nazi
Regime, Berkeley, 1954, pp. 71-74, 107-108, 131-133.
578 Testimonio del Staatssekretar Weizsácker, Causa Núm. 11, p. tr. 8571
605
la categoría de Referat y bajo el mando del jefe de protocolo. Por entonces se ocupaba
de temas menores y variados como mapas, edificios, encuestas, etcétera.
En 1938, Martin Luther se puso al mando del Referat Deutschland. A l contrario
que sus predecesores y asociados, Luther no era funcionario público. Era un hombre del
partido, más específicamente, un protegido del nuevo ministro de Asuntos Exteriores,
Ribbentrop. A l mando de Luther, el Referat Deutschland fue ascendido al rango de
división. Comenzó a ocuparse de asuntos del partido, y, en 1940, adquirió también com-
petencias sobre los asuntos judíos.
La división de Luther no estaba localizada en Wilhelmstrasse, en la sede central del
Ministerio de Asuntos Exteriores, sino a varias manzanas de distancia. El aislamiento
físico, como sabe cualquier administrador, conduce a la independencia, y hay ciertos
indicios de que Luther aprovechó este domicilio separado579. Sin embargo, siempre pe
día a la División Política que refrendara todas las instrucciones580. En consecuencia,
antes de despachar una directiva de deportación a una delegación del Ministerio de
Asuntos Exteriores en un país extranjero, el papel se enviaba a la mesa correspondien
te de la División Política (por ejemplo, Pol. IV), desde donde era enviado al subdirec
tor de la división y al jefe de división581. Luther quería que sus colegas compartieran la
responsabilidad por las espeluznantes decisiones que él tomaba.
En 1943, Luther desarrolló delirios de grandeza. Quería sustituir a su antiguo jefe,
Ribbentrop. En una carta enviada a Himmler, reveló confidencialmente que Ribben
trop estaba loco. Himmler respaldó a éste. Luther pasó el resto de su carrera en un
campo de concentración, y su división fue disuelta582. Horst Wagner, sucesor de Luther
en asuntos judíos, siguió con el trabajo de manera inexorable.
Luther era un hombre del partido y una fuerza motriz para las deportaciones, y la
mayoría de sus hombres eran también hombres del partido. ¿Significa esto que la «solu
579 Luther era reacio a informar a Weizsacker de lo que sucedía o de las medidas que estaba
tomando. Véase la correspondencia Luther-Weizsácker correspondiente a septiembre de 1941 res
pecto al decreto sobre la estrella judía en el documento Weizsacker 488. La renuencia de Luther a
compartir información también afectaba a Ribbentrop. Véase el memorando de Luther correspon
diente al 21 de agosto de 1942, NG-2586-J; también la advertencia hecha por Ribbentrop a Luther
de que no asumiera acciones independientes en una carta de von Rintelen a Luther, 25 de agosto de
1942, N G-2586'K.
580 Declaración jurada del Dr. Karl Klingenfuss. 7 de noviembre de 1947, NG-3569. Klingenfuss
era subordinado de Rademacher (D-III).
581 Declaración jurada del Dr. Kurt Heinrich Franz Heinburg, 5 de septiembre de 1947, NG-2570.
Heinburg era jefe de la división Pol. IV (Italia y los Balcanes).
582 De acuerdo con Seabury, que realizó un exhaustivo estudio de la carrera de Luther, el jefe de
división sobrevivió a su encarcelamiento pero murió poco después de la guerra. R Seabury, The Wil-
helmstrasse: A Study of Germán Dipbmats under the Nazi Regime, cit., pp. 131-133.
606
ción final» en las áreas satélite fue un asunto del partido? N o exactamente. El M iniste
rio de Asuntos Exteriores no era un club del partido. El jefe de la División Política, Dr.
Ernst Wórmann, había sido funcionario583; su segundo, O tto von Erdmannsdorff, era
también funcionario584; y el jefe de la Pol. IV (sección de los Balcanes), a quien Wór-
mann describió como uno de sus expertos en asuntos judíos, ni siquiera era miembro
nominal de partido585. En la propio Abteilung Deutschland, el jefe del Referat judío,
Rademacher, era funcionario público586. El sucesor de Luther, el jefe del Inland II, pare-
ce haber comenzado en la División de Protocolo587. Su Referent en asuntos judíos, von
Thadden, «era un hombre del Ministerio de Asuntos Exteriores que conocía su traba
jo»588. A cargo de todas las divisiones, el poderoso Staatssekretar von Weizsacker había
llegado al Ministerio de Asuntos Exteriores procedente de la Armada, donde había ser
vido como agregado589. En el Ministerio de Asuntos Exteriores, como en la R SH A ,
fanáticos del partido y expertos en eficacia burocrática habían unido sus fuerzas.
La «solución final» llevó al Ministerio de Asuntos Exteriores a establecer una estre
cha asociación con la maquinaria de Heydrich. El 30 de octubre de 1941, la R SH A
envió los cinco primeros resúmenes mensuales de informes sobre las actividades de los
Einsatzgruppen al Ministerio de Asuntos Exteriores, donde el Botschaftsrat Hilger los
examinó en detalle y donde fueron distribuidos para que los leyeran los especialistas de
varias divisiones antes de presentárselos en forma adecuadamente condensada a Rib-
bentrop590. Con el inicio de las deportaciones a escala europea, los contactos entre los
583 Declaración jurada de Wórmann, 27 de mayo de 1947, NG-1639. Wórmann se afilió al par
tido en 1937.
584 Declaración jurada de von Erdmannsdorff, 21 de noviembre de 1947, NG-3650. Von Erd
mannsdorff se afilió al partido en 1937.
585 Interrogatorio de Wórmann efectuado por Kempner, 9 de junio de 1947, NG-4158. Declara
ción jurada de Heinburg, 5 de septiembre de 1947, NG-2570.
586 R Seabury, The Wilhelmstrasse: A Study of Germán Diplomáis mider the Nazi Regime, cit., p. 108.
Sobre Rademacher y su Referat, véase Christopher Browning, The Final Solution and the Germán
Foreign Office, Nueva York, 1978, especialmente pp. 23-24.
587 Organigrama del Ministerio de Asuntos Exteriores, agosto de 1940, NG-35.
588 Testimonio del Staatssekretar von Steengracht, Trial of the Major War Crimináis, X, p. 133.
Von Thadden era asesor en Pol. V antes de la guerra. Organigrama del Ministerio de Asuntos Exte
riores, 1 de junio de 1938, Departamento de Estado, Docwments on Germán Foreign Policy, 1918-1945,
Ser. D, II, 1031-1040.
589 Declaración jurada de Ernst von Weizsacker, 21 de noviembre de 1947, NG-3708. Weizsác-
ker era Leúencíer Staatssekretar (Staatssekretar responsable), frente a Keppler y Bohle, que eran
Staatssekretáre encargados de tareas especiales. Weizsacker llegó al cargo de Staatssekretar en 1938.
Al mismo tiempo, se afilió al partido y se convirtió en Oberführer honorario de las SS.
590 R SH A al Ministerio de Asuntos Exteriores, 30 de octubre de 1941, adjuntando los primeros
cinco informes; memorando de la Büro RAM, 12 de noviembre de 1941; Picot, a través de Luther, a
607
Cuadro 8.10. Maquinaria del Ministerio de Asuntos Exteriores en 1940 y 1943
608
I (Inglaterra); Dr. Weber
II (Inglaterra, -------
Francia, II (Francia,
Bélgica, Bélgica,
Países Bajos, Países Bajos,
Suiza): Suiza):
Dr. Schlitter von Bargen
III (España,
III (España, --------
Portugal):
Portugal,
Dr. Heberlein
Vaticano):
Dr. Haidlen
XV (Vaticano): Dr. Hoffmann
IV (Italia): Dr. Mey
IV (Italia,
Bulgaria, IV b (Bulgaria,
Grecia, Grecia,
Yugoslavia, Croacia,
Albania, Serbia,
Rumania, Montenegro,
Eslovaquia, Albania,
Hungría): Rumania,
Dr. Heinburg Eslovaquia,
Hungría,
Protektorat):
Feine
V (Polonia, Rusia):
Dr. Schliep von Tippelskirch
VI (Escandinavia):
von Grundherr von Grundherr
VII (Oriente Próximo):
Dr. Melchers Dr. Melchers
VIII (Extremo Oriente):
Dr. Kroll Dr. Braun
IX (Estados Unidos,
América Latina):
Freytag Reinebeck
Economía Política: Wiehl
Adjunto: Dr. Clodius
Jurídica: Dr. Gaus Dr. Albrecht
Adjunto: Dr. Albrecht Dr. Sethe
I (Derecho Internacional):
Dr. Conrad Ródiger Dr. Conrad Ródiger
V (Trabajo):
Gustav Ródiger
Cultural: Dr. von Twardowski Dr. Six
Prensa: Dr. Paul Schmidt Dr. Paul Schmidt
Nota: organigramas del Ministerio de Asuntos Exteriores, en agosto de 1940 y septiembre de 1943, NG-35.
609
diplomáticos y los hombres de Heydrich se estrecharon aún más, especialmente sobre
el terreno. El cuadro 8.11, un gráfico de las embajadas y consulados del Ministerio de
Asuntos Exteriores, muestra también los representantes del Referat de Eichmann
(R SH A IV-B'4) que bien actuaban como agregados a las embajadas y legaciones del
Ministerio de Asuntos Exteriores (como en París, Croacia, Eslovaquia, Bulgaria y
Rumania) o bien cooperaban estrechamente con los representantes del Ministerio de
Asuntos Exteriores (como en Salónica y en otras partes)591.
Los representantes del Ministerio de A suntos Exteriores en los Balcanes (Kasche,
Ludin, Beckerle, von Killinger) eran antiguos miembros de las SA , es decir, camisas par
das592. En otro tiempo, las SA habían incluido a las SS en sus filas, pero en 1934 Himmler
se separó, mató a muchos dirigentes de las SA , encarceló a otros, y en general redujo a su
organización matriz a la impotencia. No hace falta decir que después de 1934 no se dio un
gran afecto entre las S A y las SS, pero esta animosidad no influyó mucho sobre la coope
ración entre ambas en los cuatro países balcánicos, excepto quizá en Rumania, donde la
fricción entre el ministro, von Killinger, y el representante de Eichmann, Hauptsturm-
führer Richter, degeneró en lucha abierta.
La tarea básica del Ministerio de Asuntos Exteriores en los países satélite era, ante
todo, introducir esas medidas preliminares (definición, expropiaciones y concentra
ción) sin las cuales no se podía encomendar las deportaciones a gran escala con posibi
lidades de éxito. Siempre que fuera posible, las medidas introductorias en los países saté
lite debían seguir los prototipos del Reich. Esto era especialmente cierto en el caso de las
definiciones, porque el Ministerio de Asuntos Exteriores interpretaba cualquier desvia
ción del principio de Nuremberg como un intento de salvar a miles de judíos.
Cuando finalmente la comunidad judía estaba «madura» para la deportación, los di
plomáticos del Ministerio cambiaban a la segunda marcha. Como elemento inicial, pedían
al gobierno extranjero que retirara la protección a sus ciudadanos judíos residentes en el
Reich. Obtenida esta concesión «inocua», había llegado el momento crítico. Al país saté
lite se le pedía que aceptara el «reasentamiento» de sus judíos en el «Este». Para reducir
la posibilidad de que se presentaran objeciones y resistencia, el Ministerio de Asuntos
Exteriores no reclamaba las propiedades de los deportados. Sin embargo, se alcanzaron
acuerdos para «reasentar» a los judíos con sus pertenencias personales, y este equipaje lo
recogió después el Reich en los centros de exterminio. Además, a veces el Ministerio de
D [Alemania] III, Pol IV, Pol V, Pol VI, Cultura e Información, 15 de noviembre de 1941, adjuntando
los informes; Picot a Büro del Staatssekretar, 8 de enero de 1941; todos en NO-2650. Véase también
Ch. Browning, The Final Solution and the Germán Foreign Office, cit., pp. 72-76.
591 Respecto a la historia de estos hombres en acción, véase Hans SAFR1AN, Die Eichmann-Manm,
Viena, 1993 y Yaacov LOZOWICK, Hitler’s Bureaucrats, Londres, 2002.
592 E Seabury, The Wílhelmstrasse: A Study of Germán Diplomáis under the Nazi Regime, cit., p. 127.
610
Exteriores exigía a un gobierno extranjero que realizara pagos para reembolsar a A lem a
nia el coste de las deportaciones. Esta exigencia se basaba en el razonamiento de que el
traslado de los judíos era un favor prestado por Alemania a sus aliados, que de esa forma
podían obtener beneficios duraderos, al quedar definitivamente judenfrei.
Plenipotenciario especial,
Sureste (Atenas, 1944) Neubacher Burger
Ministro, Croacia Kasche Abromeit
Wisliceny
Ministro, Eslovaquia (von Killinger) Ludin <
■s Brunner
Ministro, Bulgaria Beckerle Dannecker
Ministro, Rumania (Fabrizius) von Killinger Richter
' Eichmann
Krumey
Hunsche
Ministro, Hungría < Wisliceny
(v. Erdmannsdorff, v. jagow) Veesenmayer Dannecker
Abromeit
Novak
s Seidl
Nota: el nombre de los funcionarios del Ministerio de Asuntos Exteriores está tomado de diversos docu
mentos y periódicos. La mayoría de los hombres de la RSHA los citó Wisliceny en su declaración jurada
de 29 de noviembre de 1945. Conspirac^ and Aggression, vol. VIII, pp, 606-621.
“ Best, Rahn, Benzler y Veesenmayer también tenían el título de «plenipotenciario general» (Generalbe-
vollmdchtigter). La lista no incluye emisarios itinerantes.
611
En algún momento, los abogados internacionales del Ministerio de Asuntos Exte
riores consideraron también la posibilidad de confiscar las propiedades de los refugia
dos del Reich que residían en los países satélite. Esta idea, sin embargo, se abandonó en
una conferencia celebrada el 30 de julio de 1942. Se decidió aplicar el «principio terri
torial»: las propiedades de todos los judíos residentes en un país extranjero le corres
ponderían a dicho país, mientras que las propiedades de todos los judíos residentes en
el Reich le corresponderían al Reich593.
Barriendo toda Europa, un ejército de especialistas se había puesto ahora en movi
miento para intentar erradicar por completo los vestigios de la comunidad judía conti
nental. A buen seguro, la maquinaria de destrucción alemana no tuvo tanto éxito en
estas áreas como en el propio Reich y en los territorios del Este. Sin embargo, las espe
ciales dificultades que había que superar en el arco semicircular le importaban poco al
principal promotor de esta vasta operación, Heinrich Himmler. Com o el Reichsführer
escribió al jefe de su Policía de Seguridad (9 de abril de 1943):
Para mí, lo más importante, antes y ahora, es que haya hacia el Este, en judíos, todos
los envíos hum anam ente posibles. En los breves informes m ensuales de la Policía de
Seguridad quiero que me informen sólo de cuáles han sido los envíos durante el interva
lo mensual y qué queda aún, en judíos, a fin de m es594.
El norte
612
Los alemanes conocían su problema en esta región. Tendrían que esforzarse arduamen
te para conseguir magros resultados. Por consiguiente, es comprensible que el Unterstaats-
sekretár Luther sugiriese en la conferencia del 20 de enero de 1942 que se postergara la
acción en el dominio septentrional596. Aun así, una postergación es sólo un retraso. La buro
cracia alemana no podía ver eternamente a los judíos vivir pacíficamente a su alcance. No
importaba cuánto costara, no importaba lo poco que rindiera, tenían que dar el golpe. Gol
pearon primero en la sometida Noruega; después engulleron el Estado ocupado de D ina
marca. El proceso de destrucción nunca llegó a la remota e independiente Finlandia597.
Noruega
596 Resumen de la conferencia sobre la «solución final» celebrada el 20 de enero de 1942, NG-
2586-E.
597 La policía finlandesa detuvo el 6 de octubre de 1942 a nueve judíos extranjeros y apátridas, y
los deportó a través de Estonia a Auschwitz. Uno de ellos sobrevivió. Samuel A BRA H A M SEN , «The Holo
caust in Norway», en Randolph Braham (ed.), Contemporary Views on the Holocaust, Boston y La Haya,
1983, p. 136. En Finlandia, los rumores sobre esta deportación causaron reacciones suficientemente
fuertes como para debilitar la posición del ministro del Interior pro germano, Horelli. Blücher (minis
tro alemán en Helsinki) al Ministerio de Asuntos Exteriores, 29 de enero de 1943, Akten zur Deutschen
Answártigen Politik, Serie E: 1941-1945, Gotinga, 1969-1979, vol. 5, 1978, p. 152. Blücher escribió que
la política adoptada por los alemanes contra los judíos estaba poniendo en contra al pueblo finlandés.
398 Memorando de Rosenberg sobre la conversación que mantuvo con Quisling en Berlín, di
ciembre de 1939, C-64. La historia del gobierno de Quisling se puede consultar en Paul HAYES, Quisling,
Bloomington, Indianápolis, 1972 y en Oddvar K. HoiDAL, Quisling, Oslo y Oxford, 1989.
613
Para entender lo ocurrido en Noruega, es necesario mirar un m apa y observar la po
sición de la Suecia neutral, cuya frontera con N oruega se extiende a lo largo de mil
kilómetros. Los suecos no podían quedarse indiferentes ante el destino de los judíos
noruegos. Después de todo, eran escandinavos. Cuando en Noruega empezaron las re
dadas, Suecia abrió su frontera a las víctimas y les ofreció refugio.
Las medidas preparatorias empezaron lentamente, y la iniciativa procedió de las ofi
cinas de las SS y de la Policía, especialmente la Policía de Seguridad, mandada por los
siguientes directivos:
BdS
Oberführer Fehlis
IV
Sturmbannführer Reinhard
IV B
Hauptsturmführer Wagner
Atendiendo a una solicitud de Rediess, el ministro de la Policía noruego, Lie, dio ór
denes el 10 de enero de 1942 de sellar las tarjetas de identidad de los judíos con una J.
Esta medida necesitaba una definición del término «judío», que siguió el principio de
Nuremberg, con la estipulación añadida de que todos los miembros de la comunidad
religiosa judía debían considerarse judíos. Poco después, se dio órdenes a la población
judía para que rellenaran cuestionarios en las comisarías de policía locales. Llevada por
su interés por el «problema judío», la oficina estadística del partido de Quisling con
feccionó un registro de todos los judíos noruegos599.
En los siguientes meses no se tomaron otras medidas, excepto un plan del Reichkom-
missar Terboven para incautar todas las posesiones de los 300 judíos refugiados que resi
dían en Noruega y —sometido al acuerdo del Ministerio de Finanzas—conservar los ingresos
para su oficina600. H asta el otoño, sin embargo, la solución final no llegó a Noruega601.
599 Samuel Abrahamsen, Nonvay’s Response to the Hobcaust, Nueva York, 1991, pp. 94-97,105,120.
600 Memorando del Ministerio de Finanzas preparado por el Dr. Delbrück y con las iniciales de
los Ministerialrate Kallenbach, Dr. Maedel y Vreyhan. 2 de abril de 1942, NG-4039.
601 Un estudio de conjunto sobre las acciones contra los judíos en Noruega es el de Oskar Men-
delsohn, Jodenes historie i Norge, vol. 2, Oslo, 1986, pp. 1-335, y notas.
614
Actos de sabotaje llevados a cabo en la provincia de Trondelag (a la que pertenecía la
ciudad de Trondheim) impulsaron al KdS, Flesch, a ordenar el 7 de octubre de 1942 la
detención de todos los varones judíos mayores de catorce años residentes en su área602.
Las capturas causaron suficiente inquietud entre los judíos como para provocar intentos
de huida a Suecia. El sábado 24 de octubre, el Hauptsturmführer Wagner se dirigió a la
residencia del jefe de la Policía Estatal noruega, Marthinsen, con instrucciones de ampliar
las detenciones a los varones judíos de todo el país603. La Policía Estatal era una pequeña
organización formada en el verano de 1941 y compuesta enteramente por hombres fia
bles de la N S 604 que, trabajando todo el fin de semana, elaboraron con ayuda de la ofici
na de estadística listas de judíos. El 26 de octubre, Marthinsen empezó las redadas con su
propio personal, ayudado por miembros de la Policía Penal, la policía regular en las áreas
rurales y en los distritos policiales, y fuerzas de la División Germanske SS-Norge. Los asal
tantes, armados con hojas mimeografiadas que contenían nombres y direcciones, así
como con los cuestionarios rellenados por los judíos, acudieron por parejas a llamar a la
puerta de las viviendas de los judíos en Oslo, Lillehammer y otras ciudades. Los arresta
dos, varios cientos, fueron retenidos en un campo provisional noruego ubicado en Berg605.
También el 26 de octubre, el gobierno de Quisling se apresuró a emitir una ley con
fiscando las propiedades judías. Se cerraron las cuentas bancarias; los bienes muebles
debían venderse en subasta pública; los bienes inmobiliarios debían cederse a la admi
nistración pública; y el oro, la plata y las joyas debían ser entregados a los alemanes
como contribución al esfuerzo bélico606.
El 17 de noviembre, el gobierno de Quisling ordenó a todos aquellos que tenían al
menos un abuelo o abuela judíos que se registrasen en las direcciones de policía607. En
ese momento, la red de rumores circulaba ya a toda velocidad608. M uchos judíos se
602 S. Abrahamsen, Norway’s Response to the Holocaust, cit., pp. 97-104. Juicio del OStubaf. ORR.
Gerhard Flesch, Comisión de Naciones Unidas para los Crímenes de Guerra, Law Reports of Triáis of
War Crimináis, VI, pp. 112-113.
603 S. Abrahamsen, Norway’s Response to the Holocaust, cit., pp. 104-105.
604 O. K. Hoidal, Quisling, cit., pp. 480.
605 S. Abrahamsen, Norway's Response to the Holocaust, cit., pp. 105-112.
606 Ibid., pp. 90-93. La ley la firmaron Quisling, el ministro del Interior, Hagelin, el ministro de Justicia,
Riisnaes, y un miembro del gobierno de Quisling que representaba a la Nasjonal Samimg, Fuglesang. Los
reglamentos para aplicar la ley los firmó posteriormente el ministro de Finanzas, Prytz. El Reichskommissar
Terboven pidió autorización al Ministerio de Finanzas del Reich en Berlín para confiscar las posesiones de
los aproximadamente 300 refugiados judíos y para agregar los ingresos obtenidos a su presupuesto. El Mi
nisterio accedió en un memorando preparado por el Dr. Delbrück el 2 de abril de 1942, NG-4039.
607 E Hayes, Quisling, cit., p. 288.
608 Se dice que el ministro de Transporte Marítimo, Irgens, del gobierno de Quisling, saboteó las
detenciones avisando al Frente Interno, la resistencia noruega, de que los judíos estaban en peligro.
615
ocultaron, y los dos domingos del 15 y 22 de noviembre de 1942 se celebraron en las
iglesias luteranas de Suecia servicios especiales por los judíos detenidos609.
Entonces, el 25 de noviembre de 1942, Günther, de la R SH A , escribió al BdS de Oslo
(Fehlis) para indicarle que había surgido una repentina oportunidad (plótzlich angebotene
Moglichkeit): la armada alemana había proporcionado un transporte. El barco, el Domu,
ya estaba en puerto610. De nuevo, salieron la Policía Secreta noruega, reforzada por la
policía de Oslo, la Germanske SS-Norge, y miembros del Hird (una formación del parti
do de Quisling), y esta vez capturaron a mujeres y niños611. El 26 de noviembre, partió el
Donau, con un cargamento de 532 víctimas, tanto los hombres como sus familias, con
dirección a Stettin. Con las prisas, el oficial de transporte olvidó dejar al mecanógrafo de
la Gestapo en Oslo, y su superior, el Sturmbannführer Reinhard, mandó un cable recla
mándolo612. Los judíos siguieron a Auschwitz, donde se emitió recibo de su llegada el pri
mero de diciembre613. N o había habido tiempo de cargar a los judíos de Trondheim614.
Llegaron a Oslo unas horas después de que zarpase el navio, pero no estaban salvados.
Una vez cargadas las primeras víctimas en el barco, el nerviosismo se elevó en toda
la península noruega. El descontento de la población alcanzó a los círculos de colabora
dores, que llenaron la escena de «falta de comprensión» (Verstandnislosigkeit) , y circula
ron rumores de dimisiones en el movimiento de Quisling615. El 17 de diciembre de 1942,
O. K. Hoidal, Quisling, cit., p. 845, n. 13. Hoidal se basa en O. Mendelsohn, Jodenes historie i Norge,
cit., vol. 2, pp. 221, 329, 593. Irgens, cuñado del ministro del Interior Hagelin, había conseguido pre
viamente evitar que el transporte marítimo en aguas territoriales noruegas cayera en manos de un tri
bunal de presas marítimas de Hamburgo como botín. O. K. Hoidal, Quisling, cit., p. 489.
609 Hugo Valentin, «Rescue and Relief Activities in Behalf of Jewish victims of Nazism in Scan-
dinavia», YIVO Annual of Jewish Social Sciences, núm. 3, 1953, p. 232. Véase también Steven Koblik,
The Stones Cry Out, Nueva York, 1988, pp. 59-61, 103-105. Se puede encontrar una recapitulación
estadística detallada del destino de los judíos en Oskar Mendelsohn, «Norwegen», en Wolfgang Benz
(ed.), Dimensión des Vólkermords, Munich, 1991, pp. 187-197.
610 R SH A IV-B-4 (firmado Günther) al BdS de Oslo, copia a la Stapoleitstelle de Stettin, 25 de
noviembre de 1942, Policía de Israel, 1622.
611 Samuel A b r a h m s e n , «The Holocaust in Norway», en Randolph Braham (ed.), Contemporary
Views on the Holocaust, Boston y La Haya, 1983, pp. 128-131.
612 BdS de Oslo/IV (firmado Reinhard) la Stapoleitstelle de Stettin, 26 de noviembre de 1942,
26 de noviembre de 1942, Policía de Israel 1622.
613 Protocolo de transferencia (Übergabeprotokoll), firmado por Grossmann y por el representan
te de la Stapoleitstelle de Stettin, 30 de noviembre de 1942, Policía de Israel, 1622. KL Auschwitz/
Kommandantur/II, recibo (Überruihmebestatigung), 1 de diciembre de 1942, Policía de Israel, 1622.
614 Samuel Abrahamsen, «The Holocaust in Norway», en Randolph Braham (ed.), Contemporary
Views on the Holocaust, cit., p. 135.
615 Wehrmachtbefehlshaber Norwegen/Wehrmachtpropagandagruppe al OKW/Abt. Wehrmacht-
propaganda, OKW-637.
616
el representante sueco en Berlín, Richert, declaró que su gobierno estaba dispuesto a
aceptar a los (restantes) judíos noruegos. El Staatssekretar Weizsácker replicó que ni si
quiera iniciaría conversaciones sobre este tema616. En Oslo, el Consulado General sueco
se esforzó al máximo por devolver la nacionalidad a aquellos judíos que anteriormente
habían sido ciudadanos suecos. Para gran contrariedad de los alemanes, estos intentos se
llevaron al extremo de invitar a algunos de los judíos detenidos, cuyas relaciones con
Suecia eran relativamente tenues, a solicitar la nacionalidad sueca. Cuando los alema
nes protestaron contra dicha interferencia, un funcionario consular sueco admitió estar
en posesión de una directiva oficial para tender a los «pobres judíos que, después de
todo, sólo son seres humanos» su mano amiga617.
A pesar de todas estas protestas, los alemanes siguieron su curso. En febrero de 1943,
158 judíos de Trondheim y otras áreas del norte fueron cargados en el Gotenland618. En
1944, la cifra total de deportados era de 770619. N o obstante, el ansia alemana no había
tenido un éxito completo. M uchas posibles víctimas habían sido trasladadas clandesti
namente en pequeños grupos al otro lado de la larga frontera con la hospitalaria Suecia.
Al final de la guerra, se habían refugiado allí 930 judíos620, y algunos más consiguieron
sobrevivir ocultos.
En el área de Oslo, un grupo de 64 judíos casados con noruegos fueron «acuartela
dos» en un campo (lagermássig untergebracht) . En el otoño de 1944, el consulado sueco
en Oslo se puso en contacto con el BdS para pedirle permiso para trasladar a estos judíos
a Suecia. El asunto fue remitido al adjunto de Eichmann en la RSH A , Sturmbannführer
Günther, quien aconsejó rechazar la oferta sueca621. Von Thadden, del Inland II del M i
nisterio de Asuntos Exteriores, se mostró de acuerdo622. También Ribbentrop quería que
los 64 judíos permanecieran en Noruega623. Sin embargo, en marzo de 1945 se les per
mitió viajar a Suecia624.
617
En conjunto, el carácter diminuto de la operación no escapó a la atención de los
perpetradores. Varios cientos de judíos fueron enviados a Auschwitz, donde los gasea-
ron. ¿Cómo se podía justificar la muerte de este puñado de judíos? Sólo explorando de
alguna manera la «influencia» judía en el país. En 1943, el Ministerialrat Huhnhauser,
del Ministerio de Educación, dotado con una beca de 2.000 Reichsmark concedidos por
la organización Ahnenerbe, perteneciente a las SS, viajó a Noruega para estudiar las
migraciones judías y los matrimonios mixtos en ese país. Sus investigaciones en biblio
tecas, archivos y oficinas de registros eclesiásticos levantaron la ira de los colegas de las
S S en la Dirección General de la Raza y el Reasentamiento, que protestaron por el
hecho de que una investigación uniformemente planeada sobre la genealogía judía se
viera entorpecida por proyectos separados como éste625.
Dinamarca
El día que el ejército alemán invadió Noruega, también ocupó, sin resistencia, el
reino de Dinamarca. Por su falta de resistencia y también por sus cualidades «raciales»,
los daneses recibieron un grado de autonomía inusual para una región bajo ocupación
alemana. Se permitió la existencia de un gobierno danés, dirigido sucesivamente por los
primeros ministros Stauning, Buhl y Scavenius, con Parlamento, Ministerio de Asuntos
Exteriores y ejército. Los organismos alemanes en Dinamarca tenían funciones limita
das. El Befehlshaber der deutschen Truppen in Ddnemark, primero Kaupish, después
Lüdke, y finalmente el General der Infanterie von Hanneken, era un comandante de la
tropa, no un gobernador militar. El enviado alemán en Copenhague, Gesandter von
Renthe-Fink, era un diplomático, no un Reichskommissar. Cualquier interferencia con
los asuntos internos daneses, especialmente los judíos, se consideraba descartada.
N o obstante, los burócratas alemanes no podían quedarse quietos mientras 6.500
judíos vivían libremente en un país dominado por las armas alemanas. En consecuen
cia, periódicamente los dos altos cargos del Ministerio de A suntos Exteriores más rela
cionados con los asuntos daneses y judíos, el jefe del Referat escandinavo en la Divi
sión Política, von Grundherr, y su homólogo en la Abteilung Deutschland, el experto
en asuntos judíos Rademacher, presionaban al ministro en Copenhague, von Renthe-
Fink, para que le recordase al gobierno danés el problema judío626. Sin embargo, poco
había que von Renthe-Fink pudiera hacer. Su única sugerencia fue que las empresas
judías de Dinam arca dejaran de recibir asignaciones de carbón y fuel procedentes de
A lem ania627.
625 Stubaf. Osiander al Jefe de la RuSHA, OGruf. Hildebrandt, 3 de junio de 1943, N0-4039.
626 Luther a Weizsacker, 15 de enero de 1942, NG-3931.
627 Luther a la legación en Copenhague, octubre de 1942, NG-5121.
618
En noviembre de 1942, von Renthe-Fink fue sustituido por un sujeto joven y hábil,
el Ministerialdirigent Dr. Werner Best, cuya carrera en los tiempos nazis incluía nom
bramientos en tres jerarquías: jefe de la sección administrativa de la Dirección General
de la Policía de Seguridad, oficial en la administración militar en Francia, y ahora minis
tro y plenipotenciario del Ministerio de Exteriores en Dinamarca628. Pero hasta a Best
se le ocurrieron pocas ideas. Informó de que el primer ministro Scavenius había am e
nazado con que él y todo su gobierno dimitirían si los alemanes exigían que se introdu
jeran medidas antijudías. Bajo esas circunstancias, Best sólo podía proponer lo siguien
te: (1) separar sistemáticamente a los judíos de la vida pública mediante la entrega de
informes individuales al gobierno danés en los que se estableciese que su presencia era
intolerable para el mantenimiento de la cooperación, (2) retirar sistemáticamente a los
judíos del comercio estipulando en todos los pedidos realizados por empresas alemanas
que no se realizarían transacciones comerciales con empresas danesas propiedad, total
o parcialmente, de judíos, y (3) detener a sujetos judíos por actividades políticas o delic
tivas629. A Ribbentrop le gustaron las propuestas y garabateó sobre ellas su J a 630.
Sin embargo, Best no quedó completamente satisfecho con sus propias sugerencias.
Examinó la situación para descubrir nuevas posibilidades de acción y descubrió que real
mente los judíos daneses tenían poca influencia en el país. N o había judíos en el Parla
mento y sólo 31 trabajaban en la Administración pública, la mayoría en puestos de poca
importancia. Había 35 abogados judíos, 31 artistas, 14 redactores, aunque ninguno de ellos
redactor jefe. En total, había 345 judíos en el ámbito empresarial, pero tampoco aquí
desempeñaban una función importante. Los oficiales de armamento destinados en Dina
marca descubrieron que sólo seis de las 700 empresas con contratos armamentísticos
podrían considerarse judías, según la definición alemana de empresa judía. Dos de estas
empresas ya habían completado sus pedidos, y una se había «arianizado» mediante la dimi
sión de un miembro judío del consejo de administración.
Esa era la influencia total de los judíos en Dinamarca. ¿Valía la pena forzar al gobier
no danés a tomar medidas contra estos judíos? Best pensaba que había posibilidades de
adoptar ciertas acciones, al menos contra los judíos refugiados en el país. Su número
ascendía a 845 hombres, 458 mujeres y 48 niños; en total 1.351. Pero a estos judíos se
les había privado de la nacionalidad alemana en virtud la Undécim a Ordenanza a la
Ley de Ciudadanía del Reich. En consecuencia, eran apátridas bajo protección danesa.
Si pudiera revocarse dicha ordenanza, razonaba Best, el Reich podría apresar a estos
judíos sin inmiscuirse en la soberanía danesa631. Esa propuesta, sin embargo, le pareció
619
demasiado complicada a Berlín632 y, en consecuencia, los judíos de Dinamarca no ha
bían sido molestados aún cuando, en agosto de 1943, la situación cambió radicalmente.
Lo que ocurrió en Dinamarca al final del verano y comienzos del otoño de 1943 es
de gran interés no por la extensión física de la operación, que fue pequeña, sino debido
a un extraordinario obstáculo que se interpuso en el camino de la máquina destructiva
alemana: una administración danesa que no cooperó y una población local unánime en
la resolución de salvar a sus judíos.
En 1943, la situación en Dinamarca llevaba un tiempo deteriorándose. El desconten
to había aumentado, y el sabotaje había crecido hasta el punto de desestabilizar el esfuer
zo bélico. En agosto de 1943, Best fue convocado al Führerhauptquartier, donde el propio
Hitler exigió saber qué ocurría y le ordenó declarar el estado de emergencia militar en
Dinamarca, una decisión que significaba que Best tendría que ceder temporalmente las
riendas al comandante militar. Cuando éste regresó a Copenhague, el 27 de agosto de
1943, «pálido y agitado» por la reprimenda recibida, descubrió que el General der Infan-
terie von Hanneken y los miembros del estado mayor de la legación estaban ya analizan
do la imposición de un estado de emergencia y el intemamiento del ejército danés633. Dos
días después, con el ejército danés en proceso de disolución, el gobierno de Scavenius
dimitió y dejó la dirección de sus Ministerios en manos de funcionarios permanentes. La
emergencia había comenzado.
El 31 de agosto, el director del Ministerio de A suntos Exteriores danés, Nils Sven-
ningsen, que ahora se había convertido en principal portavoz de la administración
danesa, estaba sentado en su despacho cuando un representante de la organización de
la Comunidad judía le telefoneó para decirle que los alemanes acababan de incautar los
archivos comunitarios con el nombre y la dirección de todos los judíos. Svenningsen
fue inmediatamente a ver al Dr. Best, pero el plenipotenciario alemán respondió que no
sabía nada en absoluto de estas incautaciones634. El 17 de septiembre, la legación ale
m ana confirmó las confiscaciones de los documentos, aunque las describió como «una
acción muy pequeña» (eine recht kleine Aktion), un registro ordinario para demostrar la
actividad antialemana; no tenían nada que ver con la «cuestión judía»635.
Los judíos seguían preocupados. El 25 de septiembre, el presidente de la organiza
ción de la Comunidad judía, C. B. Henriques, acom pañado por el vicepresidente, Lach-
620
mann, visitó a Svenningsen en su despacho y le comunicó el temor de que los alema
nes suscitaran ahora la cuestión judía. Svenningsen repitió lo que éstos le habían dicho.
Los judíos querían saber cuál sería la actitud de los jefes de departamento daneses en
caso de que los alemanes se decidieran a iniciar una Aktion. Svenningsen respondió que
los altos cargos daneses no cooperarían bajo ninguna circunstancia con la administra
ción alemana, y que protestarían tan firmemente como fuera posible contra cualquier
movimiento alemán. Lachmann preguntó entonces si los judíos no podrían «expatriar
se». Svenningsen respondió que un intento de huida a Suecia podría provocar que los
alemanes entraran en acción. Recomendó que no se tomara esa medida636. A parente
mente, estas explicaciones tranquilizaron a los dirigentes judíos, pero entretanto los ale
manes estaban planeando su Aktion.
El 8 de septiembre Best envió un telegrama a Berlín sugiriendo que se aprovechara
el estado de emergencia para deportar a los judíos. C on este propósito, necesitaba poli
cías, soldados y barcos637. Este era el tipo de propuesta que Berlín deseaba oír, y al día
siguiente Best recuperó sus plenas competencias como plenipotenciario638. A hora era
dictador de Dinamarca. El 18 de septiembre, Hitler decidió que se deportara a los ju
díos daneses639, y al mismo tiempo Ribbentrop pidió a Best que enviara datos sobre sus
planes y necesidades para la futura operación640.
En Copenhague, Best estudió el proyecto con sus asesores, particularmente Paul
Kanstein y Georg Duckwitz. Am bos, como el propio Best, procedían del partido nazi,
Duckwitz había servido en la oficina de Rosenberg. También había estado un largo
periodo en Dinam arca antes de la guerra, ocupado en el transporte marítimo. Su reac
ción a las medidas antijudías fue negativa, y aparentemente aconsejó al general von
Hanneken que evitase participar en la operación641.
621
El hombre encargado de la tarea fue el recientemente nombrado BdS, Standarten-
führer Mildner, que recibió 185 miembros de la Policía de Seguridad. Adem ás, pusieron
a su disposición tres batallones de la Policía del Orden642. Cuando se pidieron nuevos
refuerzos de la Policía Secreta sobre el Terreno y de la Gendarmería sobre el Terreno,
su comandante militar, el general von Hanneken, se negó a transferir a sus hombres al
BdS643. Inmediatamente, el plenipotenciario Best pidió al general que emitiera un
decreto exigiendo a los judíos que se presentaran en las oficinas de la Wehrmacht para
«trabajar». De nuevo von Hanneken se negó. Esta negativa significaba que en lugar de
atrapar a los judíos ordenándoles presentarse en puntos de reunión, la policía tendría
que establecer un registro puerta por puerta644.
El 23 de septiembre von Hanneken escribió a Berlín para solicitar que se pospusie
ran las deportaciones a un periodo posterior a la conclusión del estado de emergencia.
N o deseaba que se utilizara la emergencia como excusa para una acción antijudía. «La
puesta en práctica de las deportaciones judías durante el estado de emergencia militar
-escribió- deteriora el prestigio de la Wehrmacht en los países extranjeros.»645 El Gene-
raloberst Jodl no se tomó muy amablemente esta sugerencia. A l leer el informe, escri
bió en él las siguientes palabras: «Estupideces. Estos son asuntos de necesidad de Esta
do [Geschwátz. Es geht um staatliche Norwendigkeiten] »646. Rechazado, von Hanneken
aceptó ofrecer una cooperación mínima. Prometió despachar un destacamento de 50
hombres para acordonar el área del puerto como precaución contra disturbios durante
la carga. Esta medida, razonaba él, no implicaba al ejército en las «detenciones» sino
sólo en el mantenimiento de la ley y el orden647.
642 Rasmus Kreth y Michael Mogensen, Flugten til Sverige, Copenhague, 1995, pp. 22-24- Declara
ción jurada del Dr. Rudolf Mildner, 16 de noviembre de 1945, PS-2375. El jefe de la Gestapo era Karl
Heinz Hoffmann. Su testimonio puede encontrarse en el Tribunal Militar Internacional, Trial of the
Major War Crimináis, XX, pp. 156 ss. En la ciudad portuaria oriental de Helsing0r se estableció, a las
órdenes de Heinz Juhl, un puesto de la Gestapo. Museo de la Resistencia, Copenhague. En cuanto a la
Policía del Orden, antes de septiembre había un pequeño batallón en Dinamarca, y otros dos fueron
enviados al país. OKW/WFSt/Qu Z(N), firmado por Jodl, al Ministerio de Asuntos Exteriores, a la aten
ción del embajador Ritter, y del general von Hanneken, con copias al Reichsfiiihrer-SS/Kommandostab
y al jefe del Ejército de Reemplazo (Fromm), 22 de septiembre de 1943, UK-56. Uno de los batallones,
Polizeiwachbattailon Danemark, formado el 18 de junio de 1943, ya había sido destinado al país. Georg
Tessin, Zur Geschichte der Ordnungspolizei 1936-1945, Coblenza, 1956, parte II, p. 82.
643 Ritter a Best, 19 de septiembre de 1943, NG-5105. Best al Ministerio de Asuntos Exteriores,
29 de septiembre de 1943, NG-5105. Ribbentrop a Best, 29 de septiembre de 1943, NG-5105.
644 Best al Ministerio de Asuntos Exteriores, 2 de octubre de 1943, NG-3921.
645 Befehlshaber Danemark Abt. Ia/Qu a OKW /W FSt (Jodl), 23 de septiembre de 1943,
NOKW-356.
646 Comentarios con las iniciales de Jodl, en el informe de von Hanneken, NOKW-356.
647 Resumen del testimonio de von Hanneken, 10 de diciembre de 1947, NG-5208.
622
Para entonces, el propio Best tenía sus dudas. Señalando las posibles repercusiones,
expresó el temor de que la situación política se deteriorara, de que se pudieran produ
cir disturbios y una huelga general, incluso de que el rey abdicara. En consecuencia,
Ribbentrop volvió a remitir el asunto a Hitler, que puso en duda que la acción tuviera
esas consecuencias. Debía efectuarse según lo ordenado648.
El 28 de septiembre de 1943 Best informó de que la operación se realizaría en una
noche, la del 1-2 de octubre649. 2000 judíos residentes en el interior del país debían ser
transportados por ferrocarril, y los 4000 mil de Copenhague serían trasladados en bar
co650 En la División de Operaciones Ferroviarias (E II) del Ministerio de Transportes,
el Ministerialrat Schnell, del Referat 21 (Trenes de Pasajeros), recibió la visita de G ün
ther y Kryschak, de la R SH A . A ctuando sin dilación, Schnell dio instrucciones a Karl
Hein, del 212, para que enviara telegramas al plenipotenciario de los ferrocarriles ale
manes en Dinam arca encargándole 30 vagones de carga, y a las direcciones ferroviarias
de Hamburgo y Stettin, encargando 6065’ .
La consolidación de la decisión llevó a Duckwitz a revelar el plan alemán a un impor
tante amigo danés, Hans Hedtoft (posteriormente primer ministro de Dinamarca), el 28
de septiembre652. Hedtoft comunicó inmediatamente la noticia a sus amigos, y él mismo se
dispuso a advertir a Henriques, presidente de la comunidad judía. Tras solicitar una entre
vista privada con el presidente, Hedtoft informó a Henriques de la inminente deportación,
con todos sus detalles. Cuando el danés terminó de hablar, el judío sólo pronunció dos
palabras: «miente usted». Pasó un buen rato antes de que Hedtoft pudiera convencer a
Henriques de la verdad. El presidente repetía desesperadamente que no conseguía enten
der cómo podía ser verdad; después de todo, acababa de visitar a Svenningsen, quien le
había asegurado que no podía ocurrir nada. A l fin, sin embargo, Henriques se convenció.
La mañana siguiente, 29 de septiembre, cuando la congregación judía se reunió en las sina
gogas con ocasión del año nuevo judío, se comunicó la noticia a toda la comunidad653.
En el preciso momento en que los dirigentes judíos advirtieron a la comunidad que
se dispersara, comunicaron a Svenningsen que estaban absolutamente seguros de la
648 Memorando redactado por Ribbentrop el 23 de septiembre de 1943, con las reacciones de
Hitler registradas en anotación al margen con las iniciales probablemente de Horst Wagner, del
Inland II. Facsímil en L. Yahil, The Rescue of Danish Jewry, cit., pp. 162-163. Véase también Erd-
mannsdorff a Best, 28 de septiembre de 1943, NG-5121.
649 Best al Ministerio de Asuntos Exteriores, 28 de septiembre de 1943, NG-5121.
650 Best al Ministerio de Asuntos Exteriores, 1 de octubre de 1943, NG-3921.
651 Declaración de Karl Hein, 18 de abril de 1969, Causa contra Ganzenmüíler, 8 Js 430/67, vol.
XVIII, pp. 98-103. Hein sustituía en el 212 a Stange, que en ese momento estaba hospitalizado.
652 Relato basado en el prólogo de Hans Hedtoft, en Aage Bertelsen, October ’43, Nueva York,
1954, pp. 17-19.
653 Hedtoft en A. Bertelsen, October ’43, cit., pp. 17-19.
623
inminencia de las deportaciones. Svenningsen reunió a los altos cargos de la Adminis
tración y, tras una conferencia de jefes de departamento, se dirigió al plenipotenciario
alemán, Dr. Werner Best. Svenningsen empezó la conversación con Best señalando que
de ordinario era adecuado no prestar atención a los rumores. Los rumores de que las
deportaciones eran inminentes, sin embargo, eran tan persistentes y tan detallados que
ya no podían pasarse por alto. Best tenía que comprender que las consecuencias de esta
acción no eran predecibles. El nerviosismo aumentaba en todo el país, porque la cuestión
era de tremenda importancia para el conjunto de la población y, en particular, para los
funcionarios civiles y los dirigentes de la administración danesa. Best replicó cautelo
samente haciendo algunas preguntas. ¿Qué se decía exactamente? ¿En qué se basaban
los rumores? ¿Dónde se habían originado? Svenningsen contó a Best lo que se decía:
deportaciones a Polonia. Sólo los plenamente judíos. Los barcos estaban en el puerto.
Entonces Svenningsen le recordó a Best que casi un mes antes los alemanes habían
asaltado las oficinas de la comunidad judía en Nybrogade y en Ny Kongensgade, donde
se habían incautado de las listas de direcciones. Best reiteró que no tenía planes. No
sabía nada de los barcos. Svenningsen preguntó entonces al plenipotenciario si estaba
dispuesto a negar que los rumores fueran verdad. Best replicó que era bastante difícil
explicar que algo no iba a ocurrir, pero que si Svenningsen insistía, preguntaría a Berlín
si podía emitir una negativa654.
En Berlín, mientras tanto (1 de octubre), el ministro sueco, Richert, ofreció en nom
bre de su gobierno aceptar a los judíos daneses que estaban a punto de ser deportados.
El Staatssekretar Steengracht replicó que no sabía nada de que se estuviera preparan
do una operación contra los judíos655. Esa misma noche empezaron las redadas.
Svenningsen, con una carta del rey y una sentencia del Tribunal Supremo danés en el
bolsillo, intentó entrevistarse de nuevo con Best. El plenipotenciario alemán, sin em
bargo, estaba indispuesto, y Svenningsen entregó los documentos a su delegado, el minis
tro Barandon. Poco después, la legación avisó al fiscal jefe danés, Hoff, de que se habían
iniciado las redadas. Le pidieron que informara de la acción a la policía danesa, «para evi
tar enfrentamientos entre la policía y los agentes alemanes que participan en los arrestos».
Svenningsen intentó entonces hablar por teléfono con Best, pero descubrió que las
líneas estaban cortadas. Poco después de media noche consiguió por fin ver al plenipo
tenciario. Best lo confirmó todo, pero explicó que los judíos capaces de trabajar serían
empleados, y que los ancianos y aquellos incapacitados para trabajar serían enviados a
Theresienstadt, en Bohemia, «donde los judíos disfrutaban de autogobierno y vivían en
condiciones decentes [u>o die Juden Selbstvcrwaltung genóssen und unter anstándigen
624
Verhaltnissen lebten]». Best comunicó entonces al funcionario danés una buena noticia.
Los soldados daneses presos serían liberados; sólo los oficiales permanecerían bajo
arresto. Durante la m añana siguiente, el Prásident de la legación, Kanstein, telefoneó
a Svenningsen y le prometió que cesarían las confiscaciones. A l mismo tiempo pidió a
la burocracia danesa que estableciera una administración fiduciaria sobre las viviendas
que los judíos dejaran vacías656.
Durante toda la noche, la policía alemana, armada con listas de direcciones, fue de
puerta en puerta deteniendo a los judíos. Como los policías tenían que evitar enfrenta
mientos con las fuerzas policiales danesas, recibieron órdenes de capturar sólo a los
judíos que abrieran voluntariamente la puerta al oír el timbre657. Por la m añana, esta
ba claro que habían apresado a menos del 10 por 100. Sólo 477 fueron enviados a T h e
resienstadt658. El intento fracasó6’ 9.
Anticipando la redada, un pequeño número de judíos huyó de Dinamarca en barcos
inmediatamente antes que ésta comenzara. Uno de los primeros refugiados fue el físico
medio judío Niels Bohr. A su llegada a Suecia, Bohr se reunió con el ministro sueco de
Asuntos Exteriores, Günther, y con el rey, y les pidió que hicieran una declaración públi
ca concediendo asilo a los judíos de Dinamarca660. La tarde del 2 de octubre, el gobier
no sueco emitió un comunicado revelando la oferta que había hecho a los alemanes de
recibir en Suecia a todos los judíos daneses661. Pero éstos seguían en peligro.
C asi toda la comunidad judía se escondió en casas de familias danesas. El domingo
3 de octubre, se leyó en los púlpitos de la mayoría de las iglesias una pastoral firmada
625
en nombre de todos los obispos daneses por H. Fuglsang Damgaard. El mensaje decla
raba que la persecución se oponía a los Evangelios, y continuaba: «Lucharemos por el
derecho de nuestros hermanos y hermanas judíos a conservar la misma libertad que
nosotros apreciamos más que la propia vida»662.
La lucha acababa de empezar, porque los judíos no podían permanecer ocultos eter
namente. El 4 de octubre, el ministro sueco en Berlín, haciendo hincapié en la opinión
pública de su país, pidió al Ministerio de Asuntos Exteriores alemán que concediera
permisos de salida a los niños. El Staatssekretar Steengracht rechazó la solicitud y, en
un memorando escrito el mismo día, criticó la actitud «bolchevique» de la prensa
sueca, que había dado tanta publicidad a la operación663. Para entonces, sin embargo,
los suecos estaban decididos a seguir ese curso de acción. En Copenhague, su enviado,
G ustav von Dardel, aseguró a los altos cargos daneses que darían refugio a todos los
judíos a los que pudieran embarcar hacia Suecia664. La que siguió fue una de las opera
ciones de rescate más sobresalientes de la historia.
Los organizadores de la expedición fueron ciudadanos privados que se ofrecieron
para la tarea inmediatamente. Eran médicos, profesores, estudiantes, empresarios,
taxistas, amas de casa. Ninguno de ellos era profesional en asuntos de este tipo. Se
enfrentaron a considerables problemas. Para llegar a Suecia, los judíos tenían que cru
zar el Sund, una franja de agua de 10 a 30 kilómetros, de ancho. Los organizadores te
nían que movilizar a la flota pesquera danesa para que trasladara a los judíos a la orilla
opuesta, tenían que encargarse de pagar a los pescadores, y tenían que asegurarse de
que los judíos llegaran a las playas sin ser detectados y embarcaran sanos y salvos.
El comandante alemán en el puerto de Copenhague, aconsejado por su amigo
Duckwitz, envió sus lanchas rápidas a revisión y las declaró inservibles665. El control de
las costas estaba ahora en manos de la Policía Costera danesa, que no iba a interferir
con el tráfico666. Los tripulantes de las barcas, que hicieron cientos de viajes a Suecia,
no podían dar por sentada, sin embargo, su seguridad667.
El problema económico se resolvió de manera especial. Por término medio, el viaje
de ida costaba 500 coronas (100 dólares) por persona y, teóricamente, los judíos debían
662 Texto incluido en Jorgen H. B a r f o r d , Escape from Nazi Terror, Copenhague, 1968, pp. 12-13.
663 Steengracht a von Sonnleithner, 4 de octubre de 1943, NG-4093.
664 A. Bertelsen, October '43, cit., p 73. El autor, profesor de primaria danés, fue uno de los orga
niza dores del rescate.
665 Gustav Meissner, Danermrk unterm Hakenkreuz, cit., p. 341.
666 R. Kreth y M. Mogensen, Flugten til Sverige, cit., pp. 44-53, 64-85. El 5 de octubre, Best comu
nicó por escrito al Ministerio de Asuntos Exteriores que no disponía de barcos para interceptar a los
pesqueros, NG-3920.
667 Véanse los detalles de las precauciones tomadas, contados por rescatadores y supervivientes,
en Leo G o ldberger (ed.), The Rescue of the Danishjews, Nueva York, 1987.
626
pagar su propio pasaje. Sin embargo, los judíos daneses no eran especialmente ricos, y
muchos no disponían del efectivo necesario. Había que cubrir el déficit de alguna m a
nera. No se podían usar fondos estatales daneses ni las reservas de la comunidad judía,
debido a la vigilancia alemana. Por consiguiente, fue necesario confiar de manera
importante en las aportaciones de los daneses.
En palabras de uno de los organizadores, Aage Bertelsen, «toda la economía de la
ayuda a los judíos sólo se podía basar en una relación de confianza personal. El dinero
se pagaba y se recibía sin dar recibo alguno, y ni hablar de cualquier tipo de contabili
dad»668. Bertelsen envió al pastor Krohn a pedir algo de dinero a un maderista, Johan-
nes Fog. «¿El Sr. Bertelsen? ¿Quién es?», preguntó el comerciante, al tiempo que entre
gaba 2.000 coronas con la promesa de entregar 10.000 más. Cuando el pastor Krohn se
volvió para irse, Fog le gritó, «dígale que serán 20.000». Diez días después, el maderis
ta había prestado casi 150.000 coronas para la empresa669.
El problema económico no era el único que debían resolver. Los organizadores necesi
taban muchas formas de asistencia adicionales, y la ayuda llegó de todas partes. La policía
danesa protegió a los operadores avisándoles del peligro, hubo personas que se encargaron
de vender las pertenencias de los judíos, taxistas que los trasladaron hasta los puertos, pro
pietarios de viviendas unifamiliares y de apartamentos que ofrecieron cobijo a las víctimas,
el pastor Krohn entregó certificados de bautismo en blanco, algunos farmacéuticos
entregaron estimulantes gratuitos para mantener a la gente despierta, etcétera670.
Los judíos fueron trasladados a puertos pesqueros situados al norte y al sur de la c a
pital. En el punto más septentrional de la isla de Zealand, la ciudad de Gilleleje, con
una población en 1940 de 1.682 personas, albergó casi a tantos judíos como habitan
tes. Una ofensiva alem ana lanzada desde la población cercana de Helsing0r (Elsinor)
consiguió capturar a varias docenas de judíos ocultos en el desván de la iglesia de Gille-
leje671. Se produjeron otros contratiempos. Algunos de los organizadores fueron arres
tados, unos cuantos fueron fusilados, y uno, el estudiante de ingeniería de veinte años
Claus Heilesen, murió por disparos alemanes cuando una partida de carga fue descu
bierta672. N o obstante, en octubre salieron barcas casi a diario, y cuando terminó la ope
ración, 5.919 judíos plenos, 1.301 parcialmente judíos, y 686 cónyuges no judíos habían
sido trasladados a Suecia673.
627
Una de las ironías de la operación danesa fue un anuncio propagandístico realizado
por Best el 2 de octubre de 1943. En su declaración, subrayaba la necesidad de las
deportaciones señalando que los judíos habían «instigado moral y materialmente» el
movimiento saboteador danés. La población danesa, a quien iba dirigido el anuncio, no
se dejó engañar por la propaganda, pero el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, sí.
Los burócratas de Exteriores pidieron detalles adicionales sobre el espionaje y el sabotaje
judíos. El 18 de octubre, Best se vio obligado a informar de que en realidad no existía un
sabotaje judío, que desde el comienzo de la ocupación los judíos se habían «refrenado
m ucho», que el anuncio se había hecho sólo para justificar las deportaciones (um des
Zweckes Willen) y que no se basaba en ninguna prueba concreta (ohne dass konkrete Untet-
lagen hierfür vorlagen) 674.
El oeste
La influencia alemana se extendió hacia el oeste y el sur, desde los Países Bajos a Ita
lia, como consecuencia de la guerra relámpago llevada a cabo en mayo y junio de 1940.
En el transcurso de esa campaña, los Países Bajos y gran parte de Francia entraron en
la esfera de poder alemana como territorios ocupados, mientras que Italia cayó en el
redil alemán como aliado. Finalmente, toda Francia fue engullida, y también Italia aca
baría siendo poco más que un área ocupada.
Avanzando contra de las agujas del reloj por las regiones europeas se puede obser
var el avance de esta consolidación. Desde el comienzo, el control alemán fue más fuer
te en los Países Bajos, cuya administración central, privada de ministros, fue completa
mente sometida a los dictados de un Reichskommissar. Bélgica, como Holanda, tenía
una administración central sin dirección política, salvo la suministrada por un gober
nador militar alemán. En Francia, el armisticio marcó el establecimiento de un régimen
satélite que disfrutaba de relaciones diplomáticas con el mundo exterior y mantenía
fuerzas armadas en las porciones no ocupadas del área metropolitana y de las posesio
nes de ultramar. La jurisdicción francesa, sin embargo, estaba sometida a las órdenes
supervisoras de un gobierno militar alemán en el territorio ocupado y a la presión diplo
m ática y militar alemana en la zona no ocupada. A finales de 1942, la zona libre tam
bién fue ocupada. A hora sólo Italia se mantenía plenamente independiente en el aspec
to político y en la acción, y tras el hundimiento italiano, en 1943, también allí los
alemanes alcanzaron un poder supremo.
En general, la medida de la vulnerabilidad judía en cada territorio occidental variaba
con el grado de control ejercido allí por los alemanes. Así, encontramos que los judíos
holandeses corrían un gran riesgo, mientras que los italianos mantuvieron durante más
628
tiempo la posición más segura. Estas diferencias geográficas de vulnerabilidad se pue
den observar en el porcentaje de supervivientes: indudablemente el más bajo es el de
Holanda, el más elevado es con toda probabilidad el de Italia. H asta cierto punto, el
patrón de vulnerabilidad se reflejó también en una huida hacia el sur de los judíos:
desde Holanda a Bélgica, de Bélgica y Luxemburgo al norte de Francia, del norte al sur
de Francia, y -dentro del área del sur de Francia—de las provincias controladas por los
alemanes a las regiones dominadas por los italianos.
Dentro de cada país del arco occidental también había diferencias de vulnerabilidad
entre los judíos residentes y los de llegada más reciente. Las áreas occidentales tenían
poblaciones judías establecidas desde hacía tiempo, completamente asimiladas e inte
gradas, que llevaban siglos residiendo en sus casas. Pero los países occidentales alber
gaban también a un número bastante elevado de inmigrantes judíos de llegada recien
te, no asimilados, y frecuentemente apátridas que habían sido admitidos de Polonia y
Alemania en el periodo de entreguerras. Estos inmigrantes (cuyo número se aproxima
ba al 40 por 100 de la población total judía) eran m ás vulnerables a la acción antijudía
que el segmento establecido. Los judíos de llegada reciente fueron en general los tras
ladados en los primeros transportes de deportación.
A esta situación contribuyeron muchos factores. Los refugiados eran pobres, clara
mente visibles y estaban, solos. A nte todo, gozaban de poquísima protección. Las auto
ridades occidentales autóctonas tendían de alguna manera a defender y proteger a las
cargas judías recientemente admitidas con menos fervor y determinación que a las
comunidades judías antiguas, bien establecidas y plenamente absorbidas. En Francia, se
sacrificó a los inmigrantes judíos en un intento de salvar a quienes llevaban mucho
tiempo asimilados
Encontramos, por consiguiente, que en el oeste las operaciones estuvieron marcadas
por variaciones en el efecto destructivo. Los alemanes sólo podían contar con el daño
máximo allí donde disponían de todo el poder. En aquellos lugares en los que necesita
ban la ayuda de fuentes indígenas, los judíos autóctonos eran inmunes. En el cuadro
total de las operaciones, la persistencia de estas variaciones impidió que el éxito fuera
completo. N o obstante, los alemanes consiguieron infligir a las comunidades judías occi
dentales heridas de aterradora profundidad y amplitud.
Países Bajos
En los Países Bajos, los judíos fueron destruidos con una minuciosidad comparable
al incansable proceso de erradicación del propio Reich. Desde el comienzo, los judíos
holandeses fueron vulnerables debido a su posición geográfica. El territorio holandés es
llano y, aparte de las ciénagas de las zonas costeras, no hay grandes bosques ni escon
dites naturales. H acia el este, el país estaba rodeado por el Reich, al sur por la Bélgica
629
ocupada, y al norte y al oeste por el mar abierto. La comunidad judía, con unos 140.000
miembros, se había asentado principalmente en las provincias costeras del norte y el sur
de Holanda, y el patrón de este asentamiento era abrumadoramente urbano. Tan sólo en
Amsterdam, vivían 80.000. Era como si los judíos holandeses vivieran ya en una trampa.
Un segundo factor catastrófico en la situación de los judíos fue la eficacia de la ad
ministración alemana en Holanda. La oficina del Reichskommissar no sólo era un orga
nismo investido de poder absoluto, sino que estaba dispuesto a ejercerlo con completa
crueldad y eficacia. Varias personalidades austríacas se situaron al timón de esa máqui
na destructiva: el Reichskommissar Seyss-Inquart; su Generalkommissar de Adminis
tración, Wimmer; su Generalkommissar para A suntos Económicos, Fischbóck; y el
máximo responsable de las S S y de la Policía, Brigadeführer (más tarde Obergruppen-
führer) Rauter. El Ministro de la Propaganda, Goebbels, ya había dicho admirado délos
austríacos que la formación recibida del imperio Habsburgo los había dotado de habili
dades especiales para tratar a los pueblos sometidos675.
A l contrario que Noruega, H olanda carecía de régimen títere, pero el gobierno
holandés había dejado tras sí a los secretarios generales de los ministerios, que siguie
ron dirigiendo la burocracia holandesa y que mantuvieron frecuentes conferencias
entre sí de 1940 a octubre de 1942. Estos intentaron mantener la estabilidad sin iden
tificarse con los objetivos alemanes, pero en ese difícil papel se mostraron más condes
cendientes que rebeldes676.
El Reichskommissar no tardó mucho en empezar el proceso de destrucción en
Holanda. Com o declaró el propio Seyss-Inquart, no actuaba siguiendo instrucciones de
Berlín, sino por iniciativa propia 677. Com o jurista, quizá no careció completamente de
escrúpulos al embarcarse en un ataque directo contra el derecho internacional, pero
razonó que el armisticio firmado con los Países Bajos no era aplicable al eterno enemi
go de Alemania, los judíos. «Para nosotros -d e c ía - los judíos no son holandeses. Son
esos enemigos con los que no podemos firmar ni un armisticio ni la paz.»678
H acia finales de agosto de 1940, el Generalkommissar Wimmer dio instrucciones al
grupo de secretarios generales holandeses para que «se encargaran» de que no hubiera
nombramientos para cargos públicos ni promociones de personas con «sangre judía».
Tras cierta discusión, el presidente de los secretarios generales, A . M. Snouck Hur-
gronje, y el secretario general del Interior, K. J. Frederiks, respondieron a Wimmer que
«por el momento» evitarían las promociones. Frederiks preguntó entonces cómo se
definía la sangre judía, y le dijeron que la disposición era aplicable a cualquiera que
630
tuviera un abuelo o una abuela judíos. El 1 de octubre, Fredericks ordenó a las autori
dades provinciales que cesaran los nombramientos de dichas personas.
Para descubrir quién era judío o parcialmente judío en el sector público, el M iniste
rio del Interior holandés envió una circular a los organismos provinciales y locales exi
giendo que todos los funcionarios y empleados rellenaran cuestionarios con informa
ción sobre su ascendencia judía. A penas se acababa de ordenar la investigación cuando
Snouck Hurgronje comunicó a sus colegas, el 5 de octubre, que los alemanes habían
exigido que se despidiera a todos los judíos de la Administración civil. Los secretarios
generales holandeses respondieron a Seyss-Inquart el 25 de noviembre que esta medi
da les repugnaba, pero que la cumplirían fielmente, dado que la consideraban una
acción provisional adoptada para mantener el orden y la seguridad. Fueron cesadas un
total de 2.092 personas identificadas como judías o parcialmente judías en los cuestio
narios. N o hubo repercusiones679.
Al igual que en Alemania, también las medidas contra los no arios en la Adm inis
tración civil holandesa fueron seguidas de una definición del término «judío» con pro
pósitos más amplios en mente. Decretada el 22 de octubre de 1940, la fórmula siguió
en todos los aspectos el principio de Nuremberg680.
El único cambio fue la fecha a partir de la cual los medio judíos debían estar apar
tados de la religión judía o del matrimonio con un judío para ser excluidos de las filas
de las víctimas. En el Reich, la fecha límite fue el 16 de septiembre de 1935 (es decir,
el día anterior a la publicación del decreto de Nuremberg), mientras que en H olanda
esa fecha fue el 9 de mayo de 1940 (el día anterior al inicio de la cam paña occidental).
Por consiguiente, el decreto de definición constituyó una medida ortodoxa.
De manera similar, el proceso de destrucción económica en los Países Bajos siguió
casi por completo el patrón alemán, desde los despidos de cargos públicos y de los pues
tos de trabajo hasta la limitación de las actividades judías en las profesiones liberales.
Sólo en el campo de las arianizaciones cambió el patrón respecto al del Reich, pero
incluso aquí los problemas no fueron diferentes de los del Protektorat. Tanto H olanda
679 G. Hirschfeld, Fremdherrschaft und Kollaboration, cit., pp. 90-91 y notas de las pp. 245-246.
Jacob PRESSER, The Destruction of the Dutch Jews, Nueva York, 1969, pp. 16-33. La Policía de Seguri
dad descubrió que el secretario general para Asuntos Económicos era medio judío. Informe especial
del BdS para 1942, p. 71, T 175, Rollo 670. Louis De Jong determina que el padre de Hirschfeld era
judío y su madre protestante. Véase Louis De Jong, Het Koninkríjk der Nederlanden in de tweede werel-
dooríog, ’s-Gravenhage, 1969-1982, vol. 4, pt. 1, 1972, pp. 150-153. Hirschfeld, nacido en Bremen y
bautizado protestante, había adquirido una considerable experiencia en banca y en comercio exterior
antes de la guerra. Había sido condecorado por los alemanes en 1939, y se dice que repudió cualquier
resistencia al dominio alemán durante la ocupación. Intacto, permaneció en el cargo. Nanda van der
Zee, «U m Schlimmeres zu verhindem Munich y Viena, 1999, pp. 203-204.
680 Verordungsblatt für die besetzten niederlandischen G ebiete, 1940, p. 33.
631
como el Protektorat eran áreas en las que a las empresas alemanas no sólo les interesa
ban las propiedades judías por sí mismas, sino como palanca contra las concentraciones
industriales autóctonas. Además, los Países Bajos y Bohemia-Moravia fueron lugares en
los que las empresas alemanas, encabezadas por los bancos, consiguieron satisfacer su
juego de adquisiciones de manera relativamente libre del control oficial y de la interfe
rencia burocrática. Finalmente, las transacciones holandesas y checas se caracterizaron,
al menos en algunos casos importantes, por los mismos rasgos de asentamiento nove
dosos, notablemente la concesión de permisos de salida.
Desde el punto de vista económico, los judíos holandeses no constituían una comuni
dad próspera. Durante los años de la depresión, se habían visto especialmente afectados
por el hundimiento del comercio internacional. En 1937, una encuesta realizada a los ju
díos de Amsterdam reveló que el 69 por 100 de los entrevistados ganaba menos de 1.000
florines (aproximadamente 530 dólares) al año, y el 50 por 100 ganaba menos de 500 flo
rines681. En La Haya, el 72 por 100 disponía de unas rentas inferiores a 1.000 florines. En
marzo de 1941, había 20.900 empresas holandesas clasificadas como judías682, pero en
general eran muy pequeñas. Sólo porciones desestimables de la inversión en capital judía
representaban tenencias en grandes complejos industriales, y los alemanes no pudieron
encontrar influencia judía alguna en las mayores empresas, tales como Unilever, Shell o
Phillips683. Las instituciones financieras eran también en gran medida no judías. De los 25
bancos más importantes de Holanda, sólo tres parecen haber estado en manos judías684.
Aproximadamente el 40 por 100 de la inversión judía estaba concentrada en los bienes
inmuebles, y el grueso se extendía en una miríada de empresas de distribución, tanto mayo
681 Estadísticas en Bob Moore, Victims and Survivors - The Nazi Persecución of the Jews in the Ne-
therlands, 1940-1945, Londres, 1997, pp. 26-28. Moore señala que en 1935, aproximadamente la
mitad de los talladores y pulidores de diamantes cualificados judíos estaban desempleados. La situa
ción era un tanto similar para los vendedores ambulantes y los propietarios de puestos de mercado.
Jos SCHEREN, «Aryanization, Market Vendors, and Peddlers in Amsterdam», Holocaust and Genocide
Studies 14 (2000), pp. 415-429, en p. 416.
682 Departamento de Inspección Armamentística Niederlande/Z/Ws a OKW/Wi Rü, 11 de
marzo de 1941, Wi/IA 5. 12. Die Judenfrage, 15 de mayo de 1942, p. 101.
683 Vonjagwitz (Ministerio de Economía) a los Ministerialdirektoren Wiehl (Ministerio de Asun
tos Exteriores), Gramsch (Plan Cuatrienal), Berger (Ministerio de Finanzas) y Dr. Merkel (Ministerio
de Alimentación y Agricultura), al RR Dr. Diesselberg (Cancillería del Partido), al Reichsbankdirektor
Wilhelm (Reichsbank), al Amtsleiter Schwarz (A O ), al MinRat von Boekh (Generalkommissariat de
Finanzas y Economía, Holanda), al Reichsbankdirektor Bühler (fideicomisario, Nied. Bank), y al KVC
Schlumprecht (MB Belg-NFr), 7 de octubre de 1941, adjuntando informe sobre la conferencia in
terministerial de 23 de septiembre de 1941, sobre la penetración de capitales en Holanda y Bélgica,
N I-10698.
684 Warburg & Co.; Lippmann, Rosenthal, & Co.; y Hugo Kaufmanns Bank. Informe emitido pot
Wohlthat (Plan Cuatrienal), 9 de diciembre de 1940, EC-465.
632
ristas como minoristas, culminadas por cuatro grandes almacenes685. Aun así, a los alema
nes les interesaban absolutamente todas las empresas judías, todas las acciones judías,
todas las opciones judías y todos los derechos acreedores judíos, porque uno nunca podía
decir cuándo la tenencia minoritaria judía en una empresa o en un mercado se podía com
binar con una cartera minoritaria alemana para así obtener el control686.
Holanda era un mercado completamente abierto, y en pocos meses fue invadido por
una falange de empresarios alemanes en busca de oportunidades para la penetración de
capital. Entre las empresas con representantes en los Países Bajos se encontraban: Sie
mens; Brown, Boverie et Cié; Schering A . G.; Rheinmetall-Borsig A. G.; Vereinigte
Papierfabriken, Nuremberg; Reiwinkel K. G., Berlín; y otras m uchas687. Para reunir a
compradores y vendedores, los bancos alemanes se trasladaron a Holanda y establecie
ron allí filiales. La institución financiera más importante del negocio de arianización
holandesa fue el Dresdner Bank; su filial en los Países Bajos fue Handelstrust West688.
Tras varios meses de «arianizaciones voluntarias» sin trabas, el Reichskommissar
entró en acción para establecer las bases de una regulación burocrática del proceso de
arianización. La función del Reichskommissar era difícil: en un sentido amplio, tenía
que proteger los intereses alemanes frente a los judíos y a los holandeses. Así, el mar
cado y el registro de las empresas tendía a frustrar el camuflaje judío, la exigencia de
aprobación oficial para las transacciones era un mecanismo para eliminar a las empre
sa holandesas interesadas, el nombramiento (siempre que resultaba necesario) de fidei
comisarios responsables de la propiedad podía acelerar el proceso en conjunto, y el
depósito obligatorio de las acciones judías garantizaba al inversor alemán la oportuni
dad de penetrar en diversas empresas holandesas.
685 Informe del gobierno holandés, 16 de octubre de 1945, PS-1726. Die Judenfrage, 15 de mayo
de 1942, p. 101. Los cuatro grandes establecimientos minoristas eran Bijenkorf; Gebr. Gerzon; N. V
Hirsch & Co.; y Maison de Bonneterie. Informe sobre la conferencia interministerial, 23 de sep
tiembre de 1941, NI-10698.
686 Las arianizaciones supusieron aproximadamente la mitad de las penetraciones de capital
(Kapitalverflechtungen) en Holanda. Declaración jurada del Dr. Robert Hobirk (experto en entrelaza
miento de capitales del Dredsner Bank), 12 de noviembre de 1947, NI-13647. Las mayores adquisi
ciones directas suponían, además, la compra de empresas judías, no holandesas. Rademacher a Lut
her, 22 de noviembre de 1941, NI-8853.
687 Rinn (director del Departamento de Activos Financieros del Dresdner Bank) a Rasche, 13
de marzo de 1942, NI-8863. Declaración jurada del Dr. Robert Hobirk, 2 de octubre de 1947, NI-
13743.
688 Rjeneckej- (Handelstrust West) al Dr. Rasche (Dresdner Bank), 9 de diciembre de 1940, NI-
13416. Plan de organización de Handelstrust West (firmado por Stockburger), 28 de marzo de 1941,
NI-8864. El propio Dresdner Bank fue también comprador de acciones judías. Véase la reunión de
la junta directiva, 11 de junio de 1942, NI-14841-
633
A l mismo tiempo, sin embargo, el Reichskommissar tenía que preservar también un
interés más estricto, porque debía proteger los derechos del Estado frente a los del sec
tor empresarial alemán. En último término, los vendedores judíos actuaban como agen-
tes estatales, porque cuanto menos recibieran por su propiedad, menos se les podría
confiscar al final. A l intentar, por consiguiente, utilizar el mecanismo regulador no sólo
para ayudar a las empresa alemanas sino también para supervisar sus actividades, el
Reichskommissar se hallaba ante una tarea casi imposible, ya que, si bien los empresa
rios alemanes estaban bastante dispuestos a aceptar la ayuda oficial, les gustaba bas
tante menos someterse al control del Estado.
El 22 de octubre de 1940 se promulgó el primer decreto689. En él se establecía el
registro de las empresas y la aprobación de las transacciones. Para obligar a cumplir
estas medidas, el Reichskommissar creó un nuevo organismo: la Wirtschaftsprüfstelk.
Este organismo, dirigido por un burócrata del Ministerio de Exteriores, Konsul Kühn690,
pronto experimentó dificultades. N o hace falta decir que al tomar sus decisiones pata
aprobar el precio y el comprador en las transacciones propuestas, la Wirtschaftsprüfs-
telle tenía que tener en cuenta el «trabajo preparatorio» realizado por los bancos. Peto
eso no fue todo. En el Generalkommissariat para Cuestiones Financieras y Económicas
se estableció un segundo organismo con funciones muy similares, dirigido por un triun
virato compuesto por el Dr. M ojert (Deutsche Bank), el Dr. Ansm ann (Dresdnet
Bank), y el Dr. Holz (Reichskreditgesellschaft)691. Las funciones de la oficina de Mojert
comprendían la aprobación de todas las transacciones de valor superior a los 100.000
florines y la enajenación de todas las acciones de los judíos692. Com o señaló un obser
vador alemán, los dos organismos estaban sometidos a cierto grado de «duplicación»
(Nebeneinanderarbeiten)693. Dicho claramente, en realidad los empresarios habían con
seguido neutralizar el poder de la Wirtschaftsprüfstelle estableciendo su propio orga
nismo dentro de la administración central del Reichskommissar.
U na empresa judía en H olanda estaba expuesta, al igual que en el Reich, a uno de
estos tres destinos posibles: la liquidación, la «arianización voluntaria» o la arianiza-
ción mediante administración fiduciaria. A modo de política general, a las pequeñas
empresas había que «desangrarlas» mediante una interrupción del suministro de mer-
634
candas694. El efecto de este sangrado podía ser la muerte de la empresa. La liquidación fue
el destino de unas 10.000 empresas judías de Holanda695. A las calificadas como judías sólo
debido a la presencia de una minoría de judíos en la junta directiva o en la gerencia, las
animaban a eliminar la «influencia judía» mediante una «autoarianización». La «auto-
arianización se produjo en 8.000 empresas696. Las restantes, un núcleo de unas 3.000
empresas judías cuya capacidad productiva era apta para la adquisición, fueron someti
das a investigación para analizar si era factible nombrar fideicomisarios.
Un fideicomisario tenía poder para actuar con completa libertad respecto a los propie
tarios. Podía vender la empresa a un comprador, sujeto sólo al permiso de los dos organis
mos competidores con jurisdicción para aprobar las transacciones: la Wirtschaftsprüfstelle
y el Generalkommissariat. ¿Y quién controlaba a los fideicomisarios? Se puede encontrar
una clave en un informe enviado por el Handelstrust West a su matriz, el Dresdner Bank.
De acuerdo con ese informe, el Handelstrust West aconsejaba a los clientes interesados por
las empresas judías que enviaran nombres de posibles fideicomisarios, junto con reco
mendaciones del partido y de la Cám ara de Comercio correspondiente, al W irtschafts
prüfstelle del Konsul Kühn697. En otras palabras, la elección inicial de fideicomisario
estaba en manos de los mismos a los que éste iba a venderles la propiedad. He aquí de
nuevo un procedimiento que se había desarrollado en el Reich y en el Protektorat698.
La última fase del proceso de arianización, el depósito de activos financieros, se
ordenó en agosto de 1941. El depositario era un banco judío liquidado (Lippmann-
Rosenthal) cuyo control había sido asumido por el Reichskommissar. Sin embargo, el
organismo que controló la enajenación de los activos fue el mencionado Generalkom-
missariat, que favorecía a los bancos. Para obtener un paquete de valores para un clien
te, el banco interesado sólo tenía que pedir a un alto cargo del Kommissariat que orde
nara a Lippmann-Rosenthal que liberara los activos para la venta699.
635
Faltan estadísticas para determinar con precisión cuánto se beneficiaron los inver
sores alemanes al embolsarse la diferencia entre el precio de compra y el valor real.
Podemos suponer que la cantidad ascendió a cientos de millones de florines700.
Los judíos holandeses tuvieron pocas oportunidades de gastarse el dinero antes de que
la maquinaria de destrucción cayera sobre ellos. En agosto de 1941, todos los activos ju
díos, incluidos depósitos bancarios, dinero en efectivo, créditos, activos financieros y obje
tos valiosos, quedaron bloqueados con miras a su posterior confiscación. U n propietario
judío sólo disponía de un máximo de 250 florines al mes para su uso particular701.
Pero hubo momentos en los que los ricos tuvieron oportunidad de salvarse y, en
algunos casos, salvar también parte de su riqueza. Por ejemplo, muy al comienzo de la
ocupación, cuando A lem ania estaba aún intentando firmar tratados de paz con los paí
ses occidentales, la emigración, incluso con algunas asignaciones de divisas extranjeras,
no fue completamente imposible702. Durante esta primera fase de las arianizaciones, el
propietario de uno de los principales establecimientos minoristas, Reveillon, consiguió
obtener una consideración favorable a su solicitud de emigrar con algo de moneda
extranjera703. Ese no fue el único caso.
Tres refugiados de Alemania, el Dr. Lippmann Bloch, el Dr. Albert Bloch, y Karl
Ginsberg, propietarios de la Nord Europeesche Erts- en Pyriet Maatschappij N. V. (NEEP),
una empresa que comerciaba con menas y minerales en Amsterdam, consiguieron salir
de Flolanda en 1940 sin renunciar a sus acciones en la empresa. Los dos Bloch pudie
tiembrc de 1947, N I-13904. El propio Dresdner Bank compró acciones judías, reunión de la junta
directiva, Dresdner Bank, 11 de agosto de 1941, NI-14798.
700 El Reichskommissariat confiscó finalmente 400 millones de florines a los judíos. Testimonio de
S e y s s -In q u a r t , Trial of the Major War Crimináis, XVI, pp. 65-66. Las pocas transacciones individuales
de las que disponemos revelan no sólo que los judíos vendieron sus propiedades por menos de lo que
realmente valían sino que a menudo las condiciones de pago aplazadas redujeron aún más la com
pensación efectiva. De tal forma, si una empresa por valor de 100.000 florines se vendía por 50.000
con la condición de que el pago se realizara en diez pagos anuales iguales, es probable que no reci
bieran finalmente más de 10.000 florines (la décima parte del valor).
701 El organismo encargado del bloqueo fue Lippmann-Rosenthal. Declaración jurada del Dr.
Walter von Karger, 24 de septiembre de 1947, NI-13904.
702 Memorando de Stiller (Dresdner Bank), 13 de febrero de 1941, NI-9915. Memorando de Kno-
bloch (Handelstrust West), 5 de mayo de 1941, N I-13771. BdS Niederlande al Generalkommissariat
de Finanzas y Economía, 14 de diciembre de 1942, NI-13768. Handelstrust West al Kammerge-
richtsrat Dr. Schróder (Reichskommissar/División de Propiedades de los Enemigos), 21 de julio de
1942, NI-13770.
70J Dellschow (Handelstrust West) al Dr. Rasche, al Dr. Entzian y a Kühnen (todos ellos del
Dresdner Bank), 21 de diciembre de 1940, NI-13748. Reiwinkel K. G. - Das Haus für Geschenke
(comprador) a von Richter (Dresdner Bank), 9 de octubre de 1941, NI-3948. N o se indica el desti
no final del propietario de Reveillon.
636
ron realizar esta hazaña porque estaban nacionalizados en Liechtenstein. Durante la
ocupación, la empresa estuvo dirigida por un consejero de dirección holandés y dos
agentes (Prokuristen), uno de los cuales era el cónsul suizo. (Suiza m anejaba los asuntos
exteriores de Liechtenstein.) Además, la empresa consiguió pagar los salarios a los
empleados judíos que permanecían ocultos. La única pérdida soportada por los propie
tarios durante la ocupación fue la renuncia, por presión del Handelstrust West, a la par
ticipación que la empresa poseía en un establecimiento minero griego. La participación
la compró Krupp por un precio simbólico704.
Asimismo, la familia Gerzon, propietaria de los Gebr. Gerzon Modemagazijnen N. V,
de Amsterdam, uno de los mayores grandes almacenes de Holanda, firmó un contrato con
Helmut Horten, propietario de la Warenhaus Helmut Horten K. G., de Duisburg, para la
venta de su empresa a cambio de 100.000 dólares y permisos de salida. (Los 100.000 dóla
res representaban aproximadamente el 10 por 100 de valor real.) Parece que los permisos
de salida no se materializaron plenamente, porque al menos uno de los consejeros dele
gados pasó el resto del periodo de ocupación en un campo de concentración705.
En 1941, cuando las perspectivas de que se firmaran acuerdos de paz comenzaban a
desvancerse, la emigración se hizo más difícil. Los judíos eran ahora afortunados si conse
guían escapar sin nada de dinero706. En el verano de 1941, se mantuvieron conversaciones
sobre un proyecto que un directivo del Dresdner Bank denominó «rescate de los judíos
holandeses a cambio de una sanción en francos suizos [Auslósung hollandischer Juden gegen
Zahlung einer Bus se in S chweiz Francs]»707. En otras palabras, en lugar de recibir parte de lo
recaudado en moneda extranjera, quienes aspiraban a emigrar tenían que aumentar ahora
el botín alemán con las cuentas o el crédito que poseyeran en países neutrales. Inicial-
mente, la cantidad de la «sanción» se fijó en 20.000 francos suizos por familia708; pos
704 Declaración de Karl Ernst Panofsky (director general de la empresa después de la guerra), 6
de noviembre de 1947, NI-12694- Declaración de Beelaerts van Blockland (director holandés duran
te la ocupación), 6 de noviembre de 1947, NI-12694. Handelstrust West N. V. (firmado Knobloch y
Dellschow) a la dirección de la NEER 29 de octubre de 1941, NI-12695. Declaración jurada de Bloc
kland, 9 de febrero de 1948, N I-14879.
705 Declaración jurada de Arthur Marx (miembro de la familia Gerzon), 24 de septiembre de
1947, N I-13751. Resumen de la conversación entre Marx, Worst, Horten, el Dr. Hobirk, y Bardroff,
10 de octubre de 1941, N I-13773. Handelstrust West al Dr. Schroder, 21 de julio de 1942, NI-13770.
706 L. Keesing, representante de los intereses Rothschild, intentó garantizar la emigración desde
Holanda a diez miembros de la familia a cambio de un contrato de venta que establecía el pago en
180 pagos mensuales (quince años). Memorando de Stiller (Dresdner Bank), 3 de febrero de 1941,
NI-9915; correspondencia de I. Keesing con Handelstrust West en NI-9916.
707 Entzian a Stiller, 8 de agosto de 1941, NI-9914-
708 Dresdner Bank al Ministerio de Economía, a la atención del RR Meck, 5 de agosto de 1941,
NI-8928. Entzian a Stiller, 8 de agosto de 1941, NI-9914.
637
teriormente la exigencia aumentó a 50.000 francos, y con la llegada de las deportacio
nes, a 100.000 francos709. El 28 de octubre de 1942, el Handelstrust West informó a un
cliente de que «ciertamente, la cantidad de cien mil francos suizos que usted ha men
cionado no será suficiente para la partida de toda la familia710. La supervivencia se
había encarecido en Holanda. Mientras se acercaban las deportaciones, sólo un puña
do de judíos pudo permitirse comprar su vida de esta manera.
El proceso de arianización h.'ibía afectado a toda la comunidad judía. Los ricos se
empobrecieron, los tenderos fueron reducidos a un nivel de subsistencia, y miles de
obreros judíos que habían perdido su empleo fueron contratados por la Werkverruimmj’,
un organismo del Ministerio de Seguridad Social holandés, para trabajar segregados en
plantas industriales o en proyectos al aire libre711.
Mientras el aparato económico establecido por los alemanes en H olanda empobre
cía gradualmente a los judíos, la maquinaria de las SS y de la Policía estaba preparan
do el traslado total de éstos a los centros de exterminio del Este. En el cuadro 8.12 se
enumeran los principales oficiales responsables de esta fase de las operaciones. Dos de
estos hombres eran experimentados veteranos de las acciones judías en Europa orien
tal. El Brigadeführer Erich Naum ann, que asumió el mando de la Policía de Seguridad
en los Países Bajos en septiembre de 1943, había sido anteriormente comandante del
Einsatzgruppe B en Rusia. Su sucesor, Schóngarth, llegó a Holanda en junio de 1944, tras
ricas experiencias como BdS en el Generalgouvernement712. En la primavera de 1943,
638
el número total de miembros de la Policía de Seguridad en los Países Bajos ascendía a
487 hombres713. La Oficina Central para la Emigración Judía funcionaba con un perso
nal de 20 alemanes y 100 empleados holandeses714. Daluege, jefe de la Policía del
Orden, informó de que tenía 3.079 hombres en los Países Bajos, y que la policía holan
desa tenía un total de 12.886715.
LA HAYA AMSTERDAM
Reichskommissar ------------------------------------- Stadtkommissar
Seyss-Inquart Bohmcker (Schroder)
|
1
Máximo responsable de las SS y de la Policía
Rauter
BdS . Kc S:
Harster (Naumann, Schóngarth) Lages
i
1
IV-B-4 - Oficina Central para la Emigración de los Judíos
Zoepf Aus der Fünten
El primer paso para atrapar a los judíos en una tupida red de identificación y con
trol de movimientos fue un decreto firmado por Seyss-Inquart el 10 de enero de 1941,
en el que se ordenaba la inscripción de las víctimas en un registro716. El decreto conte
nía una característica interesante, aunque no alcanzó una importancia decisiva: no sólo
estaban obligados a registrarse los judíos, sino también aquellas personas que tuvieran
un abuelo o abuela judío. Las cifras de registro totales demostraron que había 140.000
judíos y 20.000 Mischlinge717.
713 Resumen numérico del personal civil en áreas exteriores al Reich, primavera de 1943, Zen-
tralarchiv Potsdam, Colección 07.01 Reichskanzlei, Carpeta 3511.
714 Johannes Houwink ten Cate, «An Evaluation of Dutch Archival Findings Related to the
Shoah», en Centre de documentationjuive contemporaine, Les Archives de la Shoah, París, 1998, p. 472.
7b Daluege a Wolff, 28 de febrero de 1943, 1 de marzo de 1943, NO-2861. Respecto a la policía
holandesa, véase G. Hirschfeld, Fremdherrschafc und Kollaboration, cit., pp. 105-116.
716 Verordnungsblatt für die besetzten Niederlandische Gebiete, 1941, pt. 2, p. 19. La aplicación de la
medida estaba en manos del secretario general holandés para el Interior, Frederiks. Respecto a los
secretarios generales holandeses, véase el testimonio de Hans M ax Hirschfeld (secretario general
pata Economía y Agricultura), Trial of the Major War Crimináis, XVI, pp. 210-211.
717 J. Presser, The Destruction of the Dutch Jews, cit., pp. 33-39. Informe del gobierno holandés, 16
de octubre de 1945, PS-1726.
639
En la dirección general de policía de La Haya, una división genealógica (Geneabgische
Afdesling, o GA) conservaba un archivo de tarjetas rosadas con todos los Mischlinge regis-
trados718. El encargado del archivo, ten Cate, Untersturmfiihrer holandés de las SS, estaba
seguro de que los 20.000 Mischlinge registrados representaban sólo una fracción de todos
los holandeses con «sangre» extranjera o mestiza. Quería establecer un índice de tarje
tas de 300.000 registros de tales personas, y se quejaba de que ya dos hombres de las SS
holandesas con nombre judío habían muerto en acción y que su nombre había sido
mencionado junto al de héroes arios en celebraciones oficiales719. El Untersturmfiihrer ten
Cate, que se propuso «capturar» en sus archivos a «toda la sangre Mischling» (samtliches
Mischlingsblut) de Holanda, prosiguió esta tarea hasta septiembre de 1944, cuando aban
donó repentinamente sus tarjetas y desertó de las S S 720.
La Administración alemana dio el segundo paso casi inmediatamente después de la or
den de registro. Se estableció un consejo judío. Los judíos holandeses no habían desarro
llado una organización central general hasta finales de 1940, cuando se fundó un Comité
Coordinador al mando del recientemente suspendido presidente del tribunal supremo
holandés, Lodewijk Em st Visser. Este comité tenía sólo unos meses de existencia cuando
el Stadtkommissar de Amsterdam, Bóhmcker, convocó a dos rabinos y a un comerciante
de diamantes, Abraham Ascher (entonces presidente de los judíos askenazíes), y les dijo
que establecieran un Joodsche Raad para la ciudad. Asscher se puso en contacto con un
profesor de estudios clásicos, David Cohén, y los dos se convirtieron en copresidentes del
nuevo organismo, siendo Cohén el gerente de facto en la dirección de los asuntos diarios721.
El Joodsche Raad de Amsterdam empezó con 20 miembros, incluidos rabinos, abogados y
personalidades importantes de la comunidad. Algunos eran sionistas, como el propio
Cohén722. Asscher y Cohén conocían el arte de las negociaciones políticas y hablaban ale
mán con fluidez, pero tanto ellos como el consejo su en conjunto estaban distanciados de
los judíos pobres, que eran los antiguos constituyentes de la comunidad judía holandesa
y que en Am sterdam suponían la mitad de la población de dicha comunidad723.
Pronto se produjeron fricciones entre el consejo y el Comité Coordinador, y Visser
y Cohén iniciaron una tensa correspondencia. En un momento, Cohén escribió que en
718 OStubaf. Ispert a Rauter, copias al Stubaf. Aust y al Stubaf. Osiander del RuSHA, 25 de febre
ro de 1944, NO-4038. Informe del UStuf. Dr. Grotefend (encargado de los Áhnentafeln, o árboles
genealógicos), 23 de agosto de 1944, N10-3807.
719 Ten Cate al OStubaf. Osiander (RuSHA), 25 de diciembre de 1941, NO-3643.
720 Informe del OStuf. Neumann-Reppert, 20 de septiembre de 1944, NO-4033.
721 Véase Joseph MlCHMAN, «The Controversial Stand of the Joodse Raad in the Netherlands»,
Yad Vashem Studies 10 (1974), pp. 9-68.
722 Respecto a la lista de miembros y a su rotación, véase L. de Jong, Het Koninkrijk der Neder-
¡anden in de tweede wereldoorlog, cit., vol. 5, 1974, p. 493 n.
723 N. van der Zee, «Um Schlimmeres zu verhindam ...», cit-, pp. 130 ss.
640
cada época había dos tipos de personas que abrían el camino hacia el futuro: los revo
lucionarios decididos y aquellos que sacaban el mayor provecho de la situación. Estos
últimos, los realistas, podrían admirar a los primeros, pero la admiración nunca era recí-
proca. Visser, a su vez, escribiendo pocos meses antes de su muerte, preguntó si el pre
cio no era demasiado alto. ¿Tenía alguien que pagar por ello, sin importar lo que
fuera?724 Para entonces, ya estaba claro que Cohén, poco admirado, llevaba las riendas.
Su política llevaría a la comunidad judía al cumplimiento de todas las exigencias ale-
manas. Los alemanes, por su parte, extendieron la jurisdicción del Consejo en octubre
de 1941 para abarcar a todos los judíos de Holanda. La expansión, como el estableci
miento original del Consejo, no se efectuó por decreto, sino mediante orden. Como
Lages le señaló a Cohén, el Consejo no era más que un transmisor de las órdenes ale
manas (Befehlsübermittlungsstelte). El Comité Coordinador, superfluo en opinión de los
alemanes, debía disolverse725.
Al Joodsche Raad no sólo le otorgaron un ámbito territorial mayor, sino también
una variedad de tareas más amplia. Publicaba un periódico, el Joodsche Weekblad, en el
que se incluían las instrucciones alemanas, y emitía pases de viaje de hasta cuatro días.
Durante el verano de 1942, envió mensajeros y ordenanzas pidiendo a los judíos que se
presentaran y ayudándoles a preparar sus equipajes para efectuar un «servicio de tra
bajo» en A lem ania726. En enero de 1943, los depósitos individuales, de los que hasta
entonces se había pagado un máximo de 250 florines a los propietarios judíos, se trans
formaron en una cuenta colectiva de la que sólo se hacían pagos al Consejo. Ese mes
se entregaron al Consejo 600.000 florines, y en meses posteriores les entregaron canti
dades inferiores727. Durante las deportaciones, la acumulación de poder en el Consejo
revelaría toda su importancia.
En el momento en que se formó el Consejo, una serie de incidentes en Amsterdam
puso a prueba la habilidad de los alemanes para eliminar toda oposición al despliegue
del proceso de destrucción en Holanda. Un día de febrero de 1941, formaciones mili
tares del Partido Nazi Holandés (N SB ), «ampliando los ejercicios de instrucción», to-
724 Texto de las cartas en J. Michman, «The Controversial Stand of the Joodse Raad in the Net-
herlands», Yad Vashem Studiea, cit.
725 Ibid., pp. 22-29.
726 Cohén a Visser, 13 de noviembre de 1941, y Visser a Cohén, 30 de diciembre de 1941, ibid-,
pp. 61-63, 65-67. J. Presser, The Destruction of the Dutchjews, cit., pp. 45-65, 251-252. Informe del
gobierno holandés, 16 de octubre de 1945, PS-1726. Die Judenfrage, 10 de marzo de 1941, p. 43. Para
perfeccionar el sistema, trajeron a Jakub Edelstein, del Consejo de Praga, y a un ayudante como
expertos asesores. H. G. Adler, Theresienstadt, cit., pp.727, 737-738, 836. Louis De Jong, Het Konin-
kríjk der Nederlanden in de tweede wereldoorlog, cit., vol. 5, pp. 962-968.
727 Declaración jurada del Dr. Walter von Karger (directivo alemán, Lippmann-Rosenthal), 24
de septiembre de 1947, N I-13904.
641
marón la ciudad y penetraron en el barrio judío728. En palabras de Seyss Inquart, «tam
bién se quemaron las sinagogas. Es evidente que alguien intentó imitar conspicuamente
el 8 de noviembre de 1938»729. Los nazis holandeses, sin embargo, lo pasaron peor en
Amsterdam de lo que lo habían pasado sus colegas de partido durante las Einzelaktio-
nen organizadas en el Reich. Los asaltantes del N S B fueron atacados por trabajadores
holandeses y por «hordas de jóvenes judíos equipados con todo tipo de armas». Tiendas
de nazis holandeses fueron destrozadas, y un holandés uniformado fue «literalmente
pisoteado por una banda de 30 judíos» hasta tal punto que cuando lo trasladaron al hos
pital era inidentificable. Murió de las heridas.
Entonces los alemanes devolvieron el golpe. M ataron a seis de los defensores, e
hirieron a muchos más. Acordonaron la sección judía y evacuaron a los habitantes no
judíos del barrio730. El nuevo Consejo se apresuró a pedir a todos los judíos que entre
garan las armas731. Había nacido el gueto.
Si los alemanes creían que todo estaba ya bajo control, se equivocaron. Un destaca
mento de la Policía de Seguridad alemana que patrullaba en el barrio judío irrumpió en
una vivienda de Van Wonstreet y sorprendió allí a un grupo de personas en una «reunión
secreta». Los policías fueron atacados con balas y ácido. Inmediatamente, el responsable
máximo de las SS y de la Policía, Rauter, proclamó que, en represalia por el ataque, 400
judíos de entre veinte y treinta y cinco años habían sido enviados a un campo de con
centración alemán732. Esta deportación tuvo varias repercusiones imprevistas.
El 25 de febrero de 1941 comenzó una oleada de huelgas para paralizar el transpor
te y la industria en las provincias de H olanda septentrional y de Utrecht. En Amster
dam pararon los tranvías, los servicios públicos se paralizaron, los muelles quedaron
desiertos, y las Industrias Focker, la H ollandschen Draad- en Kabelfabrik, y la Staats-
bedrijf de Hemburg dejaron de funcionar. En Hilversum, donde los alemanes habían
tomado como rehenes a diez importantes médicos, 2.000 trabajadores se pusieron en
huelga en la fábrica de Philips. En total, tan sólo en la industria de armamento habían
dejado de trabajar 18.300 trabajadores.
A l segundo día de huelga, la Policía del O rden alemana se enfrentó a las multitudes
en las calles mientras los holandeses proferían «insultos» contra la Wehrmacht alema
642
na. Los panfletos interceptados revelaban que el antagonismo de la población respecto
alas deportaciones de los 400 judíos estaba ligado al temor de que los trabajadores por-
tuarios holandeses fueran trasladados forzosamente para trabajar en el Reich.
El comandante de las fuerzas armadas alemanas en Holanda, General der Flieger
Christiansen, entró ahora en acción. Se estableció la ley marcial, con amenazas de pena
de muerte, en las dos provincias del norte, y el general ordenó a los huelguistas que vol
vieran al trabajo y prohibió todas las reuniones. En tres días, la huelga estaba rota. Para
castigar a la población holandesa por su comportamiento, se impusieron multas a tres
ciudades: 15.000.000 de florines a Amsterdam, 2.500.000 a Hilversum; 500.000 flori
nes a Zaandam. El dinero se recaudó en forma de impuesto especial sobre la renta sobre
aquellas personas cuyos ingresos superaran los 10.000 florines anuales733.
Mientras tanto 389 judíos de Am sterdam y Roterdam llegaron a Buchenwald,
donde más de la décima parte murieron en los siguientes meses. Los supervivientes fue
ron enviados al campo de concentración de M authausen. En junio otros 291 judíos de
Amsterdam fueron enviados directamente a este cam po734. Allí, los judíos holandeses
fueron destinados a las canteras para subir pesadas piedras por una empinada cuesta. El
«trabajo» se cobró sus víctimas, y los hombres empezaron a caer exhaustos. Transcurri
do un tiempo, se cogían de la mano y saltaban desde arriba, salpicando la cantera de
huesos, sesos y sangre?35.
El comandante de Mauthausen, siguiendo el antiguo procedimiento del campo de con
centración, envió noticias del fallecimiento a los supervivientes en Holanda. Fue un error.
El Consejo Judío recogió las noticias y las transmitió al gobierno sueco que, siguiendo las
costumbres de la guerra, se encargaba de la protección de los ciudadanos holandeses en el
Reich y de los nacionales alemanes en las colonias holandesas. El ministro sueco en Ber
lín, Richert, protestando ante el experto jurídico del Ministerio de Asuntos Exteriores,
Albrecht, señaló el hecho de que las muertes ocurrían siempre en ciertos días, y que todas
las víctimas eran «hombres bastante jóvenes». En consecuencia, deseaba visitar el campo
en cumplimiento de la función de potencia protectora asumida por Suecia736.
Albrecht no podía rechazar directamente la solicitud sueca, ya que los judíos en
cuestión eran nacionales holandeses en suelo alemán, pero consiguió impedir la inde-
643
seada visita. Mientras tanto, su colega Luther escribió a Müller, jefe de la Gestapo, para
solicitar que las SS fueran más cuidadosas en el futuro737. En consecuencia, los nazis
holandeses que el 9 de febrero de 1941 habían decidido buscar emoción en el barrio
judío provocaron una larga cadena de complicaciones.
El proceso de concentración se continuó ahora con sistemática deliberación. Con la
adición de una J a las tarjetas de identidad de los judíos en julio de 1941, la maquina
ria de Rauter empezó a apretar las tuercas. En septiembre y octubre impuso restriccio
nes a los viajes, a las que siguió una limpieza parcial de las provincias, y finalmente el
establecimiento en Am sterdam de tres secciones del gueto, que albergaban aproxima
damente a la mitad de los judíos holandeses. A partir de mayo de 1942, los judíos tam
bién tuvieron que llevar la estrella738. De nuevo los alemanes percibieron signos de opo
sición, pero ahora el carácter de la resistencia había cambiado. Aunque se les habían
concedido varios días para ponerse la estrella, los judíos empezaron a llevar la marca
amarilla desde el primer día. Los habitantes holandeses mostraron abiertamente su sim
patía por las víctimas llevando flores amarillas en las solapas de los abrigos, y en Roter
dam aparecieron en las paredes pintadas recordando a los holandeses que mostraran
respeto si veían a un judío con la estrella por la calle739.
La población permaneció tranquila, sin embargo, y las restricciones antijudías se suce
dieron una tras otra con la mayor rapidez. Se instituyó el toque de queda para asegurar
que los judíos no estuvieran en las calles entre las ocho de la tarde y las seis de la maña
na; se decretó que sólo podían comprar entre las tres y las cinco de la tarde, y que no po
dían utilizar un medio de transporte público sin un permiso especial; a partir de entonces
tenían prohibido telefonear, y se les prohibió entrar en las casas de los no judíos740. La
comunidad judía estaba ahora inmovilizada, aguardando impotente su destino.
El 22 de junio de 1942, el jefe de deportaciones de la RSH A , Eichmann, comunicó al
experto en asuntos judíos del Ministerio de Asuntos Exteriores, Rademacher, que se habían
alcanzado acuerdos con el servicio ferroviario para deportar a Auschwitz a 100.000 judíos
de los Países Bajos, Bélgica y la Francia ocupada. La cuota holandesa era de 40.000741.
La carta de Eichamnn era una comunicación ordinaria en la que se pedía al Minis
terio de Exteriores que se «sirviera tomar nota» de la operación de las SS. Eichmann no
737 Luther a Müller, 5 de noviembre de 1941, NG-3700. Prácticamente todos los judíos de Maut
hausen murieron. E. Kogon, Der SS-Staat, cit., p. 210.
738 Informe del gobierno holandés, 16 de octubre de 1945, PS-1726.
739 Departamento de Inspección Armamcntística, Niederlande/Z/WS al OKW/Wi Rü, 13 de
mayo de 1942, Wi/IA 5.20. Véase también BdS, «Meldungen aus den Niederlanden», núm. 93,12
de mayo de 1942, T 175, Rollo 570.
740 Informe del gobierno holandés, 16 de octubre de 1945, PS-1726. Véase también otra multi
tud de restricciones catalogadas en el informe acumulativo del BdS a finales de 1942, T 175, Rollo 671.
741 Eichmann a Rademacher, 22 de junio de 1942, NG-183.
644
había recibido protestas desde ningún sector, y por consiguiente añadió: «supongo que
el Ministerio de Asuntos Exteriores tampoco tiene objeciones contra estas medidas».
De hecho, el Ministerio no tenía «en principio» objeciones a las deportaciones planea-
das. Por ciertas razones «psicológicas», sin embargo, los diplomáticos deseaban que los
primeros transportes estuvieran compuestos por apátridas. «Tan sólo en los Países Bajos
hay -dijo la Abteilung D eutschland- casi 25.000 de estos judíos.»742
Aparentemente, los ecos de la huelga y de la intervención del ministro sueco en
Berlín reverberaban aún en el Ministerio de Exteriores, aunque la solución propuesta
era sólo un mecanismo, y en realidad nada práctico, porque habría sido difícil realizar
capturas selectivas. En consecuencia, el 17 de julio de 1942, el representante del M inis
terio de Asuntos Exteriores en Holanda, Bene, transmitió a Berlín la propuesta de que
el Reichskommissar desposeyera a todos los judíos de su nacionalidad como medio para
prevenir cualquier intervención sueca en el futuro743. Las divisiones jurídica, política y
de Luther consideraron la propuesta. La principal dificultad era que a los ojos de los paí
ses neutrales el Reichskommissar no podía privar a nadie de la nacionalidad holande
sa; sólo un gobierno holandés podría hacerlo.
Transcurrido un tiempo, el pensamiento de los diplomáticos se redujo a una sola
idea, que se puede resumir en las palabras de Albrecht, experto jurídico del Ministerio
de Exteriores: «En caso de que fuera inevitable sacar a los judíos holandeses de H olan
da, sería oportuno que la policía no permitiera que se filtrase información alguna res
pecto a su paradero, especialmente en posibles casos de fallecimiento»744. Rademacher,
de la Abteilung Deutschland, se mostró de acuerdo. Pensó que, en cualquier caso, la
potencia protectora no tenía jurisdicción en los territorios orientales, pero añadió a
modo de refuerzo: «en principio, la policía no dará al mundo exterior información de
ningún tipo». Por consiguiente, no habría visitas a los campos, «etcétera»745.
El viernes 26 de junio el Consejo Judío fue informado de las inminentes deportacio
nes. Convocado por la Zentralstelle, Cohén (sin Asscher, que en ese momento estaba
ausente de Amsterdam) se reunió con aus der Fünten y su adjunto, el Hauptsturmfüh-
rer Karl Worlein, quienes le dijeron que hombres, mujeres y familias enteras serían pues
tos bajo supervisión policial y enviados a campos de trabajo de Alemania. El Consejo
debía informar al día siguiente por la mañana cuántos judíos podría procesar diariamen
742 Nota del Ministerio de Asuntos Exteriores (con las iniciales de Luther) al R SH A IV-B-4, a la
atención de Eichmann (sin fecha, presumiblemente julio de 1942), NG-183. Los judíos «apátridas»
eran principalmente refugiados del Reich. Había algunos con nacionalidades extranjeras en Holan
da; el grupo más amplio correspondía a 193 húngaros. Representante del Ministerio de Asuntos Exte
riores en Holanda (Bene) al Ministerio, 3 de julio de 1942, NG-23.
743 Bene al Ministerio de Asuntos Exteriores, 17 de julio de 1942, NG-2634.
744 Albrecht a Weizsácker, 31 de julio de 1942, NG-2633.
745 Memorando de Rademacher, 10 de agosto de 1942, NG-2632.
645
te. Cohén planteó la cuestión del derecho internacional. Como ese argumento fracasó,
preguntó qué consecuencias tendría el traslado de muchos judíos en la base económica
del consejo. Le dijeron que gran parte de los judíos permanecerían en los Países Bajos746.
En los días siguientes se produjo un regateo entre los dos presidentes del Joodsche Raad
y aus der Fünten respecto a las cifras. Los alemanes insistían en que se estableciera un
mínimo: 4.000 judíos tendrían que salir a mediados de julio. El 14 de julio, los alemanes
capturaron en las calles a unos 700 judíos para usarlos como rehenes y amenazaron con
deportarlos a Mauthausen si no se presentaban los 4.000 judíos para ser trasladados a los
«campos de trabajo» del Reich. A l día siguiente, comenzaron las primeras deportaciones,
y los rehenes (con excepción de unas cuantas docenas) fueron liberados. U n historiador
de la destrucción de los judíos holandeses que estaba en Holanda en ese momento
recuerda las frenéticas esperanzas y los sentimientos de naufragio experimentados por la
comunidad judía: «Corrían rumores de que los británicos harían añicos la Estación Cen-
tral. N o llegaron. Que los trabajadores ferroviarios se pondrían en huelga. Esta no se
materializó. Que la invasión empezaría en el momento justo. N o fue así. Que los comu-
nistas ahuyentarían a todos aquellos que acudieran a la estación. N o lo hicieron»747.
El representante del Ministerio de Asuntos Exteriores en los Países Bajos contempló con
satisfacción la partida de los dos primeros trenes. Comunicó que no había habido «inciden-
tes»748. Entre los judíos se estaba extendiendo la leyenda de que las deportaciones eran un
verdadero «reasentamiento». «En los círculos judíos se ha extendido la opinión -escribió
Bene- de que los judíos aptos para desempeñar un trabajo están siendo deportados para pre
parar los barrios necesarios que ellos precisarán en el Este.»749 Dos semanas más tarde, Bene
señaló un cambio en la situación. Los judíos, escribió, habían descubierto a qué tipo de
juegos los estaban sometiendo. La mayoría de aquellos a quienes se les ordenaba pre
sentarse ya no lo hacían voluntariamente, y tampoco permanecían en sus viviendas750.
746 L. de Jong, Het Koninkrijk der Nederlanden in de tweede wereldoorlog, cit., vol. 5, pp. 1052-1057.
747 Jacob Presser, The Destrucción ofthe Dutchjews, cit., pp. 135-146. Facsímil de la edición espe
cial de Joodsche Weekblad con la proclama emitida por Asscher-Cohen el 14 de julio de 1942, en la
que se amenazaba con enviar a los 700 rehenes a un campo de concentración si no se presentaban
los 4.000, en p. 145. Las observaciones de Presser se citan de la página 146.
748 Bene al Ministerio de Asuntos Exteriores, 17 de julio de 1942, NG-84.
749 Bene al Ministerio de Asuntos Exteriores, 31 de julio de 1942, NG-2631. Desde el principio,
los 14-000 refugiados del Reich eran deportables junto con los judíos de nacionalidad holandesa.
Informe resumen del BdS para 1942, T 175, Rollo 671. El 12 de agosto de 1942, el Obersturmführer
Rajakowitsch (BdS IV-B-4 en La Haya) comunicó asimismo al BdS de París y al plenipotenciario del
jefe de la Policía de Seguridad alemana en Bruselas que en su oficina no había objeción a que se eva
cuara a los judíos holandeses de Francia y Bélgica. Policía de Israel, 1243.
750 Bene al Ministerio de Asuntos Exteriores, 13 de agosto de 1942, Akten zur Deutschen Ausim
agen Politik, Serie E: 1941-1945 (Gotinga, 1969-1979), vol. 3 (1974), pp. 315-316. Etty Hillesum
646
A partir del 6 de agosto, se desplegó un batallón de policía holandés para capturar
los, y en septiembre esta unidad se utilizó ampliamente. El batallón, recientemente
organizado por el director de policía de la ciudad, Sybren Tulp, estaba compuesto por
254 hombres que convivían bajo el mismo techo, al estilo militar. Sus partidas de asal
to, de acuerdo con Tulp, eran muy eficaces. Siempre arrestaban a los judíos encontra
dos en las direcciones indicadas, y si no había judíos presentes, ampliaban su búsqueda
a las casas cercanas. «Entenderá usted, Gruppenführer -escribió Tulp a R auter- que la
visión de redadas de 450 judíos diarios por término medio durante semanas causa en
los espectadores holandeses brotes de simpatía e indignación,» La sóla presencia, sin
embargo, de dos miembros del batallón -ta l era el respeto que inspiraban estos hom
bres- era suficiente, dijo, para evitar cualquier voz discordante, a diferencia de lo suce
dido anteriormente cuando otros agentes policiales se habían visto prácticamente des
bordados por la agitación cuando se habían registrado incidentes751.
La inquietud de la población holandesa se estaba extendiendo. Su moral, observaba
un oficial de armamento, estaba tensa por «la confiscación de bicicletas, la evacuación
de los judíos a los campos de trabajo del Este, y las continuas detenciones de rehenes752.
En el mercado de valores de Amsterdam, los desalentados agentes bursátiles se estaban
congregando en pequeños grupos, comentando las medidas de la Policía de Seguridad
y manifestando su lástima por los judíos753. Las iglesias intercedieron ante los organis
mos alemanes, y la organización de la resistencia, Vrij Nederland, falsificaba papeles,
recogía objetos valiosos para ponerlos a buen recaudo, y hacía planes para ocultar a los
judíos754. Pero no se recibió una sóla palabra de protesta por parte del secretario gene
ral del Interior holandés755, y pronto los holandeses comunes tampoco dijeron nada.
«La acción judía -inform ó un oficial de inteligencia del LXXXVIII Cuerpo del Ejérci
señala en su diario los rumores sobre el gas el 11 de julio de 1942, Art Interrupted Life, Nueva York,
1983, p. 147.
751 Guus MEERSHOEK, «De Amsterdamse hoofcommissaries en de deportatie van den joden» en
Oorlogsdocumentatie ’40-45. Deerde jaarboek van het Rijsksinstituut voor Oorlogsdocumentatie, N. D. Bar-
nouw et al. (eds.), Zutphen, Países Bajos, 1992, pp. 9-43, especialmente en pp. 30-43; y su libro
Dienaren van hetgezagt, Amsterdam, 1999, especialmente pp. 176-179 y 250-257. La carta de Tulp a
Rauter, 26 de septiembre de 1942, alabando al batallón, la cita Meershoek en las pp. 253 y 256 de su
libro. Tulp enfermó y falleció en octubre. En las páginas 478-479 se ofrecen estadísticas sobre las reda
das de Amsterdam.
752 Diario de Guerra, Departamento de Inspección Armamentística, Niederlande, 31 de julio de
1942, Wi/IA 5.8. Véase también el informe referente a agosto de 1942 presentado por el LXXXVIII
Cuerpo del Ejército/Ic, 7 de septiembre de 1942, T 314, Rollo 1614.
753 BdS, «Meldungen aus den Niederlanden», núm. 103, 21 de julio de 1942, T 175, Rollo 670.
754 Informe acumulativo del BdS al final de 1942, T 175, Rollo 671.
755 Bene al Ministerio de Asuntos Exteriores, 31 de julio de 1942, NG-2631.
647
to—sigue prácticamente en todas partes sin repercusiones. Apenas hay ya reacciones;
la gente se ha acostumbrado y tiene bastante con sus propios problemas. [Die Judenak
tion geht fast überall sang- und ktangios uieiter. Man nimmt kaum noch dazu Stellung; man
hat sich duran gewóhnt und fíat mit eigenen Sorgen genug zu tunJ.» 756
Para facilitar el camino, se instituyeron aplazamientos para varios grupos especiales.
La más amplia de estas categorías comprendía a los funcionarios del consejo judío y a sus
familias, junto con el personal médico, los farmacéuticos, los barberos, los panaderos y
los tenderos que atendieran a la comunidad judía. En diciembre de 1942, su número
superaba los 17.000757. El segundo grupo consistía en los judíos de matrimonios mixtos,
cuya cifra ascendía a 8.000-9.000758, aunque los primeros cálculos dieron una cifra ex
cesiva de 20.000 a 22.000759. Los conversos, muchos de ellos casados con cristianos,
también recibieron una prórroga. Había más de 1.500760. Los esenciales trabajadores de
la industria armamentística y sus familias obtuvieron un aplazamiento como resultado
de un acuerdo entre el Departamento de Inspección Armamentística y la Oficina Cen
tral de Emigración Judía761. Este grupo de varios miles incluía trabajadores de empresas
de pieles, cueros y textiles, así como químicos, ingenieros, etc.762. Los talladores y
756 Informe del LXXXVIII Cuerpo del Ejército/Ic referente a octubre de 1942, T 314, Rollo 1614.
757 Fráulein Slottke (empleada de policía, BdS IV-B-4) al Stubaf. Zoepf, 2 de diciembre de 1942,
y anotación, probablemente de Slottke, para Zoepf, 27 de mayo de 1943, T 175, Rollo 671.
758 Informe sobre los grupos aplazados de 20 de marzo de 1943, en los archivos del BdS, T 175,
Rollo 671. Los cónyuges judíos de matrimonios mixtos sin hijos residentes en Amsterdam debían ser
enviados a barracones especiales del campo de tránsito de Westerbork. Resumen de la conferencia
mantenida el 18 de mayo de 1943 en la Zentralstelle, bajo la presidencia de Zoepf, T 175, Rollo 671.
759 Véase Bene al Ministerio de Asuntos Exteriores, 31 de agosto de 1942, NG-2631, y Rautera
Himmler, 24 de septiembre de 1942, Nederlarul en Oorlugstijd, marzo de 1949, p. 7. Los Mischlinge,
incluidos 14.895 medio judíos y 5.990 judíos en una cuarta parte, contados en octubre de 1941, se
mantuvieron intactos. Informe sobre los grupos aplazados, a 20 de marzo de 1943, T 175, Rollo 671.
760 Informe acumulativo del BdS a finales de 1942, T 175, Rollo 671. Surgió, sin embargo, una
complicación que separó a los católicos de los protestantes. Ante la noticia de que las deportaciones
eran inminentes, ambas iglesias indicaron que leerían una carta de protesta en los pulpitos. Los ale
manes contraatacaron amenazando con deportar también a los conversos. Los protestantes se echa
ron atrás, pero los católicos no. En consecuencia, los conversos al catolicismo dejaron de estar prote
gidos por el hecho de pertenecer a esta religión. Werner WARMBRUNN, The Dutch under Germán
Occupation, 1940-1945, Stanford, 1963, p. 161. Véanse también los datos de la Policía de Seguridad
sobre los conversos aplazados en varias fechas de 1942 y 1943 en T 175, Rollo 671. Un reducido
número de protestantes fue deportado.
761 Diario de guerra, Departamento de Inspección Armamentística, Niederlande, 24 de junio de
1942, Wi/IA 5.10. También, diario de guerra del Departamento de Inspección, 30 de abril y 14 de
julio de 1942, Wi/IA 5.8. El inspector de armamento era el vicealmirante Reirner.
762 Informe sobre los grupos aplazados de 20 de marzo de 1943, T 175, Rollo 671.
648
comerciantes de diamantes estaban protegidos por la Oficina del Plan Cuatrienal763.
También fueron privilegiados por razones económicas varias docenas de judíos emplea
dos por el coronel Veltjens, del Plan Cuatrienal, para realizar compras en el mercado
negro764. Finalmente, se hicieron excepciones con los judíos extranjeros, con personas
de ascendencia dudosa, con personas que afirmaban que su procedencia portuguesa les
daba derecho a la libertad, con los judíos que tenían méritos especiales por los servicios
prestados en el pasado a Alemania, con algunos a favor de los cuales había intervenido
la Administración holandesa, e incluso con una docena aproximada de afiliados antes de
la guerra al movimiento nazi holandés, el NSB, que había descuidado mantenerse pura
mente ario antes de 1940765. Buena parte de este patrón de aplazamientos imitó la estra
tegia adoptada en el Reich. A l mismo tiempo, el aparato de las S S y de la Policía en los
Países Bajos era tan inflexible como cualquiera de Berlín en sus continuos intentos de
disminuir y extinguir los grupos privilegiados. A nte todo, no perdió tiempo en comenzar
las deportaciones, y lo hizo con un barrido de los judíos desprotegidos.
El 10 de septiembre de 1942, Rauter reveló a Himmler algunos de sus planes deta
llados. El 15 de octubre se esperaba haber completado la clasificación de los matrimo
nios mixtos, de los trabajadores que fabricaban municiones, de los talladores de dia
mantes, etcétera. También para entonces Rauter esperaba disponer de dos grandes
campos de tránsito en funcionamiento. Uno, Westerbork, en Assen, lo habían estable
cido originalmente las autoridades holandesas para los refugiados judíos. El segundo
campo, Vught, se estaba construyendo en ’s-Hertogenbosch. Los dos campos tendrían
una capacidad combinada para albergar a 40.000 judíos, y debían servir de puntos de
reunión para las m asas de judíos capturadas en repentinos asaltos paralizadores. «Estoy
aprovechando todo lo que pueda ejercer funciones de policía o de policía de apoyo
-dijo R auter- y después del 15 de octubre de 1942 todo lo que parezca que pertenece,
legal o ilegalmente, al judaismo estará metido en estos cam pos.»766
El 24 de septiembre de 1942, Rauter envió a Himmler otro informe sobre sus pro
gresos. «H asta ahora -escribió- hemos puesto en movimiento —junto con los judíos
enviados a M authausen por razones penales-, a un total de 20.000 judíos con destino
a Auschwitz. En toda H olanda se está alistando para la partida a unos 120.000 judíos,
aunque esto incluye a los judíos mixtos [Mischjuden], que después de todo seguirán aquí
durante un tiempo. En H olanda hay aproximadamente 20.000 matrimonios mixtos.
Con el acuerdo del Reichskommissar, sin embargo, voy a trasladar a la parte judía de
los matrimonios mixtos, en aquellos casos en los que no hayan tenido hijos. Habrá unos
763 Ibid.
764 Ibid.
165 Ibid.
766 Rauter a Himmler, 10 de septiembre de 1942, NO-2256.
649
6.000 casos incluidos en esta categoría, así que aproximadamente 14-000 judíos de
matrimonios mixtos se quedarán aquí por el momento».
Rauter continuaba: «En los Países Bajos hay un llamado Werkverruiming, un servicio
laboral del Ministerio de Seguridad Social holandés, que envía a judíos a trabajar en
empresas y campos vallados. Por ahora no hemos tocado estos campos del Werkverrui-
ming, para permitir que los judíos se refugien allí. En los campos del Werkverruiming
hay unos 7.000. En octubre esperamos tener allí 8.000 judíos. Estos 8.000 judíos tienen
unos 22.000 dependientes en todo el país. El 1 de octubre ocuparé los campos del
Werkverruiming con un ataque por sorpresa, y el mismo día serán arrestados los fami
liares y llevados a los dos grandes campos recientemente erigidos en Westerbork, cerca
de Assen, y en Vught, cerca de ’s -Hertogenbosch».
Habiéndo contabilizado ya 55.000 judíos, Rauter esperaba erradicar a las víctimas res
tantes en una enorme cacería humana: «cada judío encontrado en cualquier parte de
Holanda será recluido en estos grandes campos». Se incautarían las propiedades de los
arios que osaran ayudar a los judíos a cruzar la frontera o esconderlos en el país, y los per
petradores serían trasladados a un campo de concentración. Ahora nada se interpondría
en su camino hacia el éxito767. Himmler leyó ese informe con aprobación; escribió en el
papel, Sehr gut. Por el momento, sin embargo, no se habían superado todos los obstácu
los. En 1942 no se completaron las deportaciones, ni siquiera en 1943768. Hicieron falta
dos años para completar la tarea, pero al final pocos judíos quedaron con vida.
El punto de concentración para los judíos capturados en Am sterdam era un edificio
con un interior que podía ocultarse a la vista del público: el Teatro Holandés, utilizado
por los artistas judíos para representaciones a las que asistían judíos y cuyo nombre
cambió en octubre de 1941 a Joodsche Schouwburg. En él cabían más de 1.000 perso
n as769. U n día, a mediados de julio de 1942, un oficial de la G estapo llegó durante el
segundo acto de una opereta de Emmerich Kalman, y movilizando sigilosamente a sus
policías, ordenó que se cerrara el teatro770. Sería el punto de concentración desde el
que, por medio de los ferrocarriles holandeses, se transportarían los judíos de Amster
dam a Westerbork771.
650
Tanto Vught en el sur de Holanda, como Westerbork en el norte, se convirtieron en
instituciones regulares de la maquinaria de deportación. Aunque Vught lo había construi
do el Reichskommissar, en enero de 1943 se hizo cargo de él la Dirección General Eco-
nómico-Administrativa de las SS (W VH A) que lo situó bajo el mando del Haupts-
turmführer Chmielewski, con experiencia previa en Gusen, perteneciente al complejo de
Mauthausen772. Westerbork, ya establecido por el gobierno holandés antes de la invasión
como campo para refugiados, estaba bajo la jurisdicción de Rauter, máximo responsable de
las SS y de la Policía. H asta septiembre de 1942, su comandante fue el Sturmbannführer
Deppner. A continuación, fue comandante durante un periodo corto de tiempo el Obers-
turmführer Dischner, y por último, desde finales de 1942 hasta 1944, el Obersturmfuhrer
Gemmecker773. La seguridad para los campos la proporcionaban, ante la escasez de poli
cías, fuerzas del Batallón de Vigilancia del Noroeste de las S S holandesas, un grupo de
voluntarios que habían aceptado efectuar periodos de servicio dentro del país774. Por cierto,
el Gruppenführer Jüttner, jefe de la Dirección General de Operaciones de las SS, no estaba
satisfecho con esta solución. «Mediante la tarea encomendada a estos hombres -escribió-
de vigilar a los judíos y a los criminales, no se promoverán en la Waffen-SS el idealismo y la
disposición para el cumplimiento ilimitado del deber.» N o obstante, por falta de hombres
alemanes, los holandeses siguieron expuestos a esta presión sobre su idealismo775.
Westerbork fue el principal campo desde el que se enviaron trenes a la ocupada
Polonia. Los deportados de Vught (con la excepción de dos transportes enviados direc
tamente a Auschwitz) fueron desviados por Westerbork en su camino hacia el Este. En
ambos campos, los alemanes establecieron una elaborada dirección judía, o Kamplei-
ding. En Westerbork, donde la Kampleiding operaba mediante al menos 12 divisiones,
tres puestos clave estaban ocupados por refugiados de Alemania: Kurt Schlesinger era
el jefe, Arthur Pisk estaba a cargo del Servicio del Orden (Ordnungsdienst; Ordedienst
en holandés) y de los encargados de los equipajes (columna volante, o Fliegende Koíon-
ne), y el Dr. F. Spanier era jefe del servicio médico776. H abía también barracones escue
la, una orquesta y un cabaret con humor en alemán777. Los funcionarios de la Kamp-
111 Pohl (jefe de la W VHA) a Himmler, 17 de diciembre de 1942, T 175, Rollo 18, y posterior
correspondencia en el mismo rollo de microfilme. Los sucesores de Chmielewski fueron el Sturm
bannführer Grünewald y el Sturmbannführer Hüttig.
773 L. de jong, Hec Koninkrijk der Nederlanden in de tweede uiereldoorlog, cit., vol. 8 (1978), pp. 691-694.
774 Rauter a Himmler, 10 de septiembre de 1942, NO-2256.
775 Jüttner a Himmler, 27 de mayo de 1943, NO-8024.
776 L. de Jong, Het Koninkrijk der Nederlanden in de tweede wereldoorlog, cit., vol. 8, pp. 706-708.
En Vught, el anciano del campo judío era Richard Süsskind, y su jefe de administración interna era
el Dr. Arthur Lehmann. Ibid., p. 678.
777 Fotos de los barracones dedicados a la escuela y a la orquesta del campo en J. Presser, Des
trucción of the Dutch Jews, cit., después de las pp. 434 y 274- Sobre el cabaret, véase la declaración de
651
leiding de Westerbork hacían semanalmente listas de 1.020 personas, y los lunes por la
noche los ancianos de los barracones nombraban por orden alfabético a los elegidos,
encerrados en los barracones. Ante la mirada del Ordnungsdienst judío, que supervi
saba el proceso de carga, los trenes entraban en el campo a las 11 de la m añana del mar
tes778. La concentración de poder en las manos de Schlesinger, Pisk y Spanier no pasó
desapercibida a los judíos holandeses que esperaban escuchar su destino. Parecía que
los refugiados estaban deportando a los nativos779.
Incansablemente, la maquinaria de Rauter trasladaba a las víctimas hasta los campos
de concentración y hacia la muerte. Las categorías exentas se disolvieron en este proce
so. A los judíos conversos, de los primeros en ser capturados, los mantuvieron agrupa
dos en Westerbork; entre ellos, estaba programado que los protestantes serían los últi
mos en ser deportados780. Los judíos de los matrimonios mixtos serían radicalmente
divididos en dos grupos. La Policía de Seguridad estaba capturando a los cónyuges judíos
de los matrimonios mixtos sin hijos para deportarlos. A l mismo tiempo, Seyss-Inquart
concedió a los judíos de matrimonios mixtos una completa exención de las medidas anti-
judías, hasta el extremo de concederles permiso para abandonar la estrella, si podían
demostrar que eran estériles781. Pero cuando un emisario del BdS en los Países Bajos
llegó a Berlín, descubrió que los expertos del Referat de Eichmann desaprobaban firme
mente esta medida. En el propio Reich, señaló el Regierungsrat Hunsche a su visitante,
la R SH A estaba aún esperando un decreto de divorcio obligatorio. H asta entonces, los
judíos de matrimonios mixtos no se debían enviar, bajo ninguna circunstancia, a traba
jar al Este. El adjunto de Eichmann, Sturmbannführer Günther, se quejó de que la
R SH A había oído hablar de las esterilizaciones en emisiones radiofónicas realizadas
desde Londres. Insistiendo en que en estas cuestiones el Reich tenía que ser «ejemplar»
Hans Margules, un superviviente de Westerbork en E. Geisel y H. Broder, Premiere und Pogrom, cit.,
pp. 161-170.
778 Testimonio del Dr. Joseph Melkman (Michman), transcripción del juicio de Eichmann, 10 de
mayo de 1961, sesión 34, pp. J 1, M I. Se entregaban copias de las listas a la comandancia del campo,
IV-B-4 en La Haya, Zentralstelle, Joodsche Raad (mientras existió), y al comandante de transportes.
L. de jong, Het Koninkrijk der Nederlanden in de tiveede wereldoorlog, cit., vol. 8, p. 718.
779 Véase, en particular, el diario de Philip Mechanicus, Year ofFear, Nueva York, 1968. Mecha-
nicus, periodista del Algemeen Handelsblad, estuvo en Westerbork en 1943 y 1944. El aplazamiento
de su traslado se debió a que había estado casado con una mujer no judía y a que tenía hijos de ese
matrimonio. Sin embargo, lo deportaron, y no sobrevivió.
780 Bene al Ministerio de Asuntos Exteriores, 16 de noviembre de 1942, NG-2631. Resumen rea
lizado el 11 de noviembre de 1943 por Zoepf sobre la conferencia sobre deportación presidida por
Naumann y que tuvo lugar el 10 de noviembre. Policía de Israel, 1352. Seyss-Inquart a Bormann, 28
de febrero de 1944, Policía de Israel, 1439.
781 Harster a las Zentralstelle de Amsterdam, Westerbork, ’sHertogenbosch, y Aussenstellen, 6
de mayo de 1943, Policía de Israel, 1356.
652
(vorbildlich), Günther no ocultó su desagrado por el hecho de que un territorio ocupado
se adelantara a los acontecimientos. La esterilización, añadió, no podía en ningún caso
conferir inmunidad, porque el objetivo era finalmente la deportación de todos los judíos,
incluidos los esterilizados782. En consecuencia, las deportaciones de judíos de matrimo
nios mixtos se paralizaron, aunque mientras tanto, como señaló Seyss-Inquart, «nuestra
Policía de Seguridad se encargó de varios cientos de esos casos [Unsere Sicherheitspolizei
hat ein paar hundert solche Falle durchgeführt]»78i. En febrero de 1944, un total de 8.610
judíos casados con no judíos permanecían en los Países Bajos, y de ellos 2.256 habían
entregado pruebas de su esterilidad784. Varios cientos de estas personas se habían some-
tido a una operación. La mayoría de los voluntarios eran hombres, ya que la interven
ción quirúrgica en el caso de las «judías» era obviamente más difícil785.
Los judíos que trabajaban en el sector armamentístico siguieron la senda recorrida por
los judíos «indispensables» en otras partes. En noviembre de 1942, la industria arma
mentística perdió a cientos de sus trabajadores peleteros y textiles786. El 3 de diciembre de
1942, Himmler ordenó que los talladores de diamantes fueran trasladados a Vught para
que trabajaran bajo la supervisión de las SS. La nueva empresa se puso en consecuencia
bajo la dirección de la W VHA-W I (Industrias de Excavaciones y Cantería). Los tallado
res de diamantes fueron deportados en masa en marzo de 1944, y mientras la industria del
diamante de Amsterdam cerraba ante los ojos de los alemanes el 18 de mayo de 1944, la
WVHA habló de conservar a 150 ó 200 especialistas judíos para un taller de diamantes
ubicado en Bergen-Belsen787. Algunos de estos especialistas consiguieron sobrevivir788.
782 Untersturmführer Werner (BdS/TV-B-5, Países Bajos) a Harster y Zoepf, sobre la discusión con
Hunsche y Günther, 9 de julio de 1943, Policía de Israel 591.
783 Seyss-Inquart a Bormann, 28 de febrero de 1944, Policía de Israel, 1429.
784 Bene al Ministerio de Asuntos Exteriores, 9 de febrero de 1944, NG-2631. La carta de Seyss-
Inquart a Bormann indica un número algo más amplio de exenciones y un número algo más reduci
do de judíos aún no trasladados.
785 Carta de Seyss-Inquart. Es posible que se realizaran una 600 operaciones a hombres y unas cuan
tas a mujeres. W Warmbrunn, The Dutch under Germán Occupation, 1940-1945, cit., p. 66. Las iglesias
protestaron contra la esterilización en mayo de 1943. Ibid., p. 162. Seyss-Inquart respondió que no se
había ejercido «ninguna presión» sobre las víctimas. Testimonio de Seyss-Inquart, Triol ufthe Majar War
Crimináis, XVI, 45. El comandante de Westerbork ofreció la esterilización a unas 300 personas que ya
se encontraban en el campo, pero unas semanas más tarde les informaron a todas de que podían volver
a Amsterdam. Ph. Mechanicus, Year of Fear, cit., entradas correspondientes al 12 y 13 de junio, y al 3 de
julio de 1943, pp. 44-46, 73. Parece que mientras se aplicó tal política, la esterilidad del cónyuge cris
tiano no era razón aceptable para conceder la inmunidad. Era el cónyuge judío quien debía ser estéril.
786 Informe del Departamento de Inspección Armamentística, Niederlande, referente a noviem
bre de 1942, Wi/IA 5.1.
787 WVHA-WI (OStubaf. Mummenthey) a WVHA-W (Obf. Baier), 8 de junio de 1944, NO-1278.
788 Informe del gobierno holandés, 16 de octubre de 1945, PS-1726.
653
Hemos visto que los trabajadores judíos polacos perdieron a menudo a sus familias
antes de que terminara su propio aplazamiento, y lo mismo parece haber sucedido en
Holanda. A finales de la primavera de 1943, los alemanes decidieron sacar del campo de
Vught dos transportes compuestos por hijos y esposas de trabajadores. De acuerdo con una
proclama lanzada por la dirección judía del campo (la Kampleiding) el 5 de junio de 1943,
los menores de dieciséis años serían acompañados por sus madres a un «campo especial
para niños»789. Ese campo era Sobibor, un centro puramente de exterminio en el que, salvo
un puñado de personas, todos fueron gaseados a su llegada. Un preso de Westerbork vio
cómo descargaban a los deportados y los volvían a subir en el transporte que les corres
pondía. El primer tren, con 1.750 víctimas, llegó a las 4:30 horas del lunes 7 de junio. Entre
los niños, algunos de los cuales viajaban solos, sin sus padres, se habían extendido la neu
monía, la escarlatina y los problemas intestinales. El segundo transporte desde Vught entró
en Westerbork un día después, en medio de la noche. Contenía 1.300 personas cansadas y
sucias que fueron transferidas, «entre gruñidos y gritos, golpes y empujones», de los sucios
vagones de carga en los que habían llegado a los sucios vagones de carga que los sacarían
de allí. «La cuota -señaló el preso- tenía que estar completa. Aquí la gente no ve ningu
no de esos trenes sin maldecir, sollozar o sentir repulsión. El tren cumple el horario, y esto
es una tortura y un tormento. Nunca llega tarde, nunca lo alcanza una bomba»790.
A finales de 1942, la policía holandesa fue presionda para que prestase sus servicios
nuevamente791, y en la primavera y el verano de 1943 comenzaron las últimas redadas
a gran escala. En el cuartel general del que disponía en la oficina del BdS, el Sturm-
bannführer Zoepf, uno de esos hombres que siempre sopesan pros y contras, estaba cal
culando sus dificultades. De la cuota de 8.000 judíos que debía cubrir en mayo, tenía
5.780 asignados, y faltaban 2.220. Acudir a los judíos que ya estaban en Vught era «téc
nicamente» fácil, pero «psicológicamente» difícil, mientras que capturar más judíos en
A m sterdam parecía políticamente apropiado pero administrativamente imposible,
debido a la ausencia de la Policía del O rden792.
789 Proclama emitida por De Kampleiding de Vught, 5 de junio de 1943, Nederland in Oorlogstijd,
25 de enero de 1947, p. 87. La orden establecía que en caso de que los padres no trabajaran, ambos
progenitores podrían viajar juntos.
790 Ph. Mechanicus, Year of Fear, entradas correspondientes al 7 y 8 de junio de 1943, pp. 37-38.
791 ]. Presser, The Destruction of the Dutch Jews, cit., pp. 350-355. El 2 de febrero de 1943, las igle
sias reformada y católica holandesas pidieron a sus fieles que no participaran en la persecución de los
judíos y de otras personas. Posteriormente la Iglesia católica distribuyó una definición de «coacción»
que incluía sólo el enfrentarse al campo de concentración o a la muerte, no a la pérdida del medio
de vida. Se entendía que la Iglesia estaba dispuesta a prestar ayuda económica a aquellos que per
dieran sus ingresos por negarse a colaborar. W Warmbrunn, The Dutch under Germán Occupation,
1940-1945, cit., pp. 160-161.
792 Zoepf al «Judenlager» Westerbork, 10 de mayo de 1943, Policía de Israel, 590.
654
Fueran cuales fuesen los obstáculos, no habría descanso. La campaña para atrapar
nuevas víctimas se inició en las pequeñas ciudades y en el campo. El representante del
Ministerio de Asuntos Exteriores, Bene, observando el avance de la operación, señaló que
1.320 judíos se habían presentado voluntariamente en Vught. «Con la ayuda del Conse
jo judío -escribió- las deportaciones de las provincias han avanzado sin dificultad.»793
La semana del 19-26 de mayo, se hicieron planes para abarcar a Amsterdam. La Poli
cía de Seguridad, reforzada por la Policía del Orden de Amsterdam y de Tilburg, la policía
holandesa de Amsterdam y de La Haya, la policía auxiliar voluntaria holandesa (VrijwlUge
Hulppolitie) , y la policía judía (la Ordedienst) de Westerbork, se reunieron en la ciudad.
A los miembros de los contingentes de la policía profesional holandesa les mostraron pe
lículas antisemitas en el cine Roxy794. U n amplio segmento de posibles víctimas se en
contraba entre el personal remunerado o no remunerado del propio Joodsche Raad. El 21
de mayo, aus der Fünter comunicó al consejo que éste tendría que seleccionar a 7.000 de
sus propios trabajadores para la deportación, una exigencia que produjo los últimos deba
tes entre los dirigentes de la comunidad795. La redada empezó el 26 con una proclama ale
mana llamando a los judíos a presentarse voluntariamente, y tan sólo media hora más tarde
algunos aparecieron ya con maletas en el punto de reunión. Después salió la policía para
peinar sistemáticamente el barrio judío. Las deportaciones afectaron, además de al perso
nal del consejo, a varios judíos trabajadores del sector armamentístico, y a algunos cónyu
ges de matrimonios mixtos796. El 20 de junio se produjo una incursión en el sur de Ams-
terdam en la que fueron capturados otros 5.500 judíos. Esta vez las fuerzas desplegadas
fueron la Policía de Seguridad, la Policía del Orden, la policía auxiliar holandesa, y el O rde
dienst judío de Westerbork797. Cuando concluyeron estas operaciones, Bene informó de
que al ver a los funcionarios del consejo entre los deportados, muchos judíos, especial
mente refugiados del Reich, «no ocultaron su sincero placer»798. Ajenos a estas reacciones,
Asscher y Cohén se movían «como estrellas» entre las multitudes de Westerbork799.
655
Mientras se establecía la maquinaria de la deportación, los judíos empezaron a ocul
tarse. La decisión de esconderse rara vez se basó en una información fidedigna. Ocasio
nalmente se producían rumores preocupantes, tales como un reportaje publicado por el
periódico clandestino De Oranjekrant en enero de 1943, según el cual los judíos trans
portados en los trenes especiales eran «gaseados a sangre fría» en el transcurso del viaje800.
A veces se recibían noticias de los sucesos de Polonia, pero la falta de justificación llevó
al judío más anciano del campo judío de Westerbork, Schlesinger, a rechazar los rumores
de que en Auschwitz se estaban llevando a cabo gaseamientos, calificándolos de fábu
las801. Con insinuaciones o sin ellas, el posible deportado sabía que no se volvía a saber
nada de los transportes que habían partido802. Dado este silencio, gran número de judíos
acudía a la muerte con una fe residual en la civilización alemana. U n grupo menor pero
no insignificante prefirió las incertidumbres de ocultarse. Los obstáculos a los que se
enfrentaba esta gente estaban claros desde el comienzo. Era más difícil buscar refugio para
una familia que esconder a un niño, más difícil encontrar refugio en Amsterdam que en
una población pequeña, más problemático acercarse a los extraños que a antiguos ami
gos, más frustrante buscar ayuda sin dinero que con algunos medios803. Los holandeses
que les proporcionaban espacio y comida también tenían problemas. Se enfrentaban a un
riesgo constante. Frecuentemente no habían acordado una estancia duradera, y sin
embargo las semanas se convertían en meses, y los meses en años. ¿Qué los incitó a sopor
tar esta carga? A menudo el motivo fue el sentimiento de deber moral, incluso en perso
nas a las que les disgustaban los judíos, y a menudo fue el dinero, parte del cual aún se
estaba pagando después de la liberación. De la clase media alta holandesa, se decía: «los
pobres te ofrecen cobijo; los ricos, la dirección de otro»804.
Finalmente, muchos de los que se habían escondido fueron capturados, como se
puede deducir de las estadísticas sobre judíos supuestamente ocultos en periodos espe
cíficos de la ocupación805:
800 L. de Jong, Het Koninkrijk der Nederlanden in de tweede wereldoorlog, cit., vol. 7 (1976), p. 335.
En Croacia se produjo un rumor similar; véase al respecto Daniel CARPI, «The Rescue of Jews in the
Italian Zone of Occupied Croatia», en Ysrael Gutman y Efraim Zuroff (eds.), Rescue Attempts during
the Holocaust, Jerusalén, 1977, p. 520.
801 L. de Jong, Het Koninkrijk der Nederlanden in de tweede wereldoorlog, cit., vol. 7, p. 334.
802 Ph. Mechanicus, Year of Fear, cit., entrada correspondiente al 18 de julio de 1943, pp. 95-96.
803 Louis de John, «Jews and Non-Jews in Nazi-Occupied Holland», en Max Beloff (ed.), On the
track ofTyranny, Londres, 1960, pp. 139-155. Véase también el relato de Gedulla Menko (1958), con
comentario favorable acerca de la ayuda recibida de la delegación del Joodsche Radd en Entschede,
Yad Vashem, Historia Oral, 228/15.
804 J. Presser, The Destruction ofthe üutchjews, cit., pp. 381-405. El propio Presser estuvo oculto.
805 Informes de Bene al Ministerio de Asuntos Exteriores, en los que se incluyen las cifras aquí
citadas, NG-2631. Tras la liberación, 16.224 supervivientes clandestinos se registraron en una Comi
656
11 de septiembre de 1942 25.000
20 de marzo de 1943 10.000 a 15.000
25 de junio de 1943 20.000
11 de febrero de 1944 11.000
sión Judía. Bob Moore, Victims and Survivors - The Nazi Persecution of the Jews in the Netherlands,
1940-1945, cit., p. 260. La cifra no incluye todos los niños, pero tampoco excluye a los miembros de
familias no judías.
806 Anotación de Zoepf, 5 de octubre de 1942, Policía de Israel 619. Nota de Fraulein Slottke
sobre una llamada telefónica de Günther a Zoepf, 25 de enero de 1943, Policía de Israel 623. Eich-
mann a Zoepf, 2 de marzo de 1943, Policía de Israel, 621.
807 Harster a Seyss-Inquart, August 19, 1943, Nederland in Oorhgstijd, 25 de enero de 1947, p. 88.
808 Ph. Mechanicus, Year of Fear, cit., entrada del 9 de septiembre de 1943, pp. 151-152.
809 Aus der Fünten al Obersturmführer Burger (Theresienstadt), 24 de enero de 1944, en H. G.
Adler, Die verheimlichte Wahrheit, Tubinga, 1958, pp. 31-32.
810 H. G. Adler, Theresienstadt, cit., pp. 40-44.
811 Bene al Ministerio de Asuntos Exteriores, 9 de febrero de 1944, NG-2631.
657
En total, 105.000 judíos fueron deportados de los Países Bajos hasta los siguientes
puntos de llegada:
812 Estadísticas de los deportados y retomados recogidas en L. de Jong, Het Koninkrijk der Neder-
landen in de tweede wereldoorbg, cit., vol. 8, p. 673.
813 Véase el informe del gobierno holandés, 16 de octubre de 1945, PS-1726. Los judíos que que
daron en Holanda fueron 8.000-9.000 judíos pertenecientes a matrimonios mixtos, un número simi
lar que se había mantenido oculto, y aproximadamente 4.000 incluidos en las categorías especiales
(judíos portugueses, personas que habían entablado demandas judiciales para determinar que no eran
de ascendencia judía, etc.). Es posible que emigraran o huyeran hasta 5.000, y el exceso de falleci
mientos respecto a los nacimientos durante la ocupación fue también de varios miles.
658
dad debía darse al Reichsführer-SS Himmler, los objetos de arte moderadamente valio
sos debían entregarse a la Aktion navideña, y el «arte degenerado» debía venderse, con
el consentimiento del Ministerio de Economía, en Suiza. Los retratos de judíos o a los
cuadros pintados por judíos planteaban un problema especial, cuya solución parece
haberse aplazado.
Las colecciones de sellos debían entregarse al Reichspost, y las monedas al Reichs-
bank814. Los depósitos en efectivo y los ingresos derivados de todas las ventas propie
dad de los judíos se transfirieron a un organismo especial del Reichskommissar, el
Vermóngens- und Rentenanstalt815. De acuerdo con el testimonio presentado después de
la guerra por Seyss-Inquart, las cantidades acumuladas en el Vermogensanstalt ascen
dieron finalmente a 400 millones de florines816.
La segunda parte de la operación confiscatoria, que comprendía la incautación de
mobiliario de las viviendas vacías, la llevaron a cabo el Ministerio del Este y el jefe ide
ológico del partido, Alfred Rosenberg. Para Rosenberg, esta actividad era una extensión
casi natural de su trabajo en el Reich, donde reclamaba los muebles judíos para equi
par sus oficinas en Rusia y vendía el sobrante a los Gauleitungen para los residentes en
Alemania que habían perdido su casa en los bombardeos. En el Oeste, Rosenberg invo
có su cargo de Reichsleiter de Ideología para meter las manos en todos los bienes cul
turales (Kulturgut) judíos «carentes de propietario», una jurisdicción que pronto amplió
para abarcar los muebles de Francia, Bélgica y Holanda.
Las incautaciones de las áreas ocupadas se confiaron a un organismo especial, el Ein-
satzstab de Rosenberg817. La mayoría de los muebles se pusieron a disposición de los habi
659
tantes del Reich que habían perdido su casa en los bombardeos, a título de «préstamo per
manente»818. Muchas de las casas vacías de los judíos fueron arrancadas y trasladadas
trozo a trozo por la sufriente población holandesa durante el invierno de 1944-1945819.
Si bien el Einsatzstab de Rosenberg retiró todo el mobiliario judío, no olvidó su misión
«cultural» original de recoger, entre otros objetos, bibliotecas privadas para la Hohe Schu-
le, la universidad ideológica del partido. El Einsatzstab incautó las bibliotecas de los semi
narios rabínicos y también elementos de gran valor como la biblioteca de la Sociedad de
Spinoza, que contenía «obras extremadamente valiosas y de gran importancia para la ex
ploración del problema de Spinoza» y la Rosenthaliana, una colección que había sido
donada al Ayuntamiento de Amsterdam y que fue examinada cuidadosamente para ver
qué luz podía arrojar sobre la actitud de Cromwell hacia los judíos y «posiblemente
incluso sobre la influencia de los judíos en el desarrollo del servicio secreto»820.
Las confiscaciones de las propiedades judías en H olanda fueron tan minuciosas
como la matanza de sus propietarios. En ningún otro territorio ocupado del gran semi
círculo trazado por los nazis para exterminar a los judíos consiguieron los alemanes, de
una forma u otra, recolectar tantas riquezas judías. El fenómeno se explica por el hecho
de que en la mayor parte de las áreas situadas bajo el dominio del Eje los alemanes
tuvieron que realizar concesiones inmobiliarias a las autoridades autóctonas para obte
ner toda la cooperación posible en las deportaciones. En Holanda, tales concesiones no
fueron necesarias. Tres de cada cuatro judíos que habitaban en los Países Bajos al co
mienzo de, la ocupación habían muerto cuando ésta finalizó.
La situación geográfica de H olanda y la naturaleza de la administración alemana allí
instalada favorecieron a la obra destructiva. Habrían sido necesarios esfuerzos extraor
dinarios por parte de los judíos y de los holandeses para cambiar esta situación, y los
judíos no fueron capaces de ejercer un contraataque concertado.
Los esfuerzos de supervivencia de los judíos en Holanda fueron esencialmente pro
ducto de la iniciativa individual para obtener un beneficio privado. La pauta se estable
ció con los acuerdos individuales para la emigración alcanzados por los judíos ricos al
comienzo de la ocupación. Siguió con las solicitudes de exención o aplazamiento basadas
en argumentos tan variados como la indispensabilidad o la esterilidad. Como último
recurso, una familia judía desesperada sólo podía esperar salvarse si se ocultaba. Aquellos
818 Rosenberg a Hitler, 3 de octubre de 1942, PS-41- Lippmann-Rosenthal, que reclamaba los
ingresos producidos por la venta de los muebles, no recibió pago alguno. Declaración jurada de von
Karger, 24 de septiembre de 1947, NI-13904.
819 Gerald R e it l in g e r , The Final Soluticm, Nueva York, 1953, pp. 341-342.
820 Informe de Hohe Schule, sin fecha, PS-171. Informe del Grupo de Trabajo en los Países Bajos
del Einsatzstab de Rosenberg, sin fecha, PS-176. Rosenberg tenía autoridad para incautar todas las
bibliotecas y archivos de Holanda. Keitel a von Brauchitsch y el Befehlshaber de los Países Bajos, 9
de julio de 1940, PS-137.
660
que no podían ayudarse a sí mismos fueron capturados por la policía de Rauter o entre
gados a los alemanes por los colaboradores. Este fue el destino de la enorme mayoría.
¿Y qué función desempeñaron los holandeses? ¿Qué tipo de factor constituyó la pobla
ción holandesa en el aspecto destructivo? Cuando los alemanes atacaron Holanda en
mayo de 1940, los holandeses reaccionaron luchando abiertamente durante unos días,
para después mantenerse durante cinco años en una mezcla de colaboración burocrática
y sabotaje clandestino. Algo muy parecido sucedió, en menor escala, en relación con los
judíos. En una ocasión, con motivo de las deportaciones a Mauthausen de febrero de 1941,
los holandeses habían manifestado sus sentimientos hacia los vecinos judíos con una con
tundente huelga general; pero cuando los huelguistas fiieron derrotados, no se produje
ron nuevas manifestaciones. Hubo, de hecho, una importante cooperación administrativa,
desde la participación de los bancos holandeses en la enajenación de valores financieros
hasta el trabajo de registro perpetrado por el servicio civil holandés, pasando por el papel
de la policía holandesa. A pesar de lo considerable que pueda haber sido esta colabora
ción, se vio compensada, al menos en parte, por el intento de sabotear el proceso de des
trucción mediante la ocultación de miles de judíos en conventos, orfanatos y hogares. En
Holanda sobrevivieron pocos judíos, pero esos pocos se salvaron como resultado de ago
tadores esfuerzos, porque Holanda fue el único territorio occidental ocupado en el que los
judíos no tenían siquiera una oportunidad de sobrevivir.
Luxemburgo
Embutido entre el Reich, Bélgica y Francia, un pequeño país fue rápidamente ocu
pado en la cam paña relámpago de 1940. Se trataba de Luxemburgo. El G ran D ucado
se convirtió en un territorio semiincorporado bajo la jurisdicción del Gauleiter Gustav
Simón, del vecino G au de Coblenza-Tréveris821. Simón recibió el título de Che/ der
Zivilverwaltung (jefe de la Administración Civil) del nuevo territorio. En consecuencia,
en Luxemburgo las leyes del Reich no se aplicaban de manera automática, pero Simón
perdía poco tiempo en ponerse a la altura de la madre patria.
El censo de judíos del Gran D ucado a 31 de diciembre de 1935 era de 3.144. U n
número sustancial de dichos residentes huyó durante el periodo inicial de la invasión y
de la ocupación. Después de que Sim ón amenazara con la expulsión masiva, en agosto
de 1940 comenzó otro éxodo -e n parte en pequeños grupos organizados- que continuó
hasta principios de 1941 y afectó a unos 1.400 judíos. En julio de 1941, quedaban
menos de 800822. Sim ón actuó con prontitud y rapidez contra todos aquellos que aún
661
tenía a su alcance. Borradores de ordenanzas con definiciones, disposiciones expropia-
torias, y medidas de concentración fueron sometidos a su aprobación en cuestión de
semanas823. La parte económica del programa se llevó a cabo con rapidez.
El 5 de septiembre de 1940, apenas un mes después de que asumiera el cargo, Simón
emitió un decreto para expropiar los bienes judíos. La administración de esa ordenan
za le fue confiada al Gauinspektor Ackermann, «que previamente había llevado a cabo
con gran éxito las arianizaciones en el G au de M oselland [Coblenza-Tréveris] y que
aportó a su tarea una gran experiencia». La población judía estaba ahora contada, y sus
propiedades catalogadas.
Los expropiadores descubrieron que en Luxemburgo había 335 empresas judías, aunque
sólo 75 de ellas se juzgaron dignas de ser arianizadas. Los fideicomisarios designados para
la gestión de estas empresas salieron exclusivamente de las filas de los «luxemburgueses
de etnia alem ana». Las empresas liquidadas pertenecían a sectores «saturados», y por
consiguiente fueron borradas de la lista con la aprobación del director de la Cámara de
Industria y Comercio local.
En Luxemburgo, los judíos poseían también 380 explotaciones agropecuarias. Estas
propiedades fueron inmediatamente cedidas a nuevos gestores. O tras 160 hectáreas de
terreno sin cultivar perteneciente a los judíos les serían entregadas en venta a los cam
pesinos «luxemburgueses de etnia alemana».
Los muebles que los fugitivos judíos habían dejado atrás se pusieron a disposición de
la administración, incluida la Zivilverwaltung, el Reichsbahn, el Reichspost, las Juven
tudes Hitlerianas, y otros organismos. U na pequeña porción de los muebles se la ven
dieron a los «alemanes locales»824.
abril de 1941, sobre una reunión que él y otros dirigentes judíos mantuvieron con Eichmann acerca
de la emigración en Luxemburgo, Archivos del U.S. Holocaust Memorial Museum, Número de Acce
so A 0080 (Archivos de Luxemburgo), Rollo 2. También Einsatzkommando Luxemburg/SD Führer
al SD Abschnitt de Coblenza, 15 de julio de 1941, EAP 173-g-12-14/7, documento en otro tiempo
en el Federal Records Center, Alexandria, Virginia. De acuerdo con el Kommando, 425 judíos eran
aptos para trabajar y 305 eran viejos o estaban enfermos. La cifra total que él da de los judíos que se
habían quedado en el país ascendía a 796. Unos meses más tarde, la Comunidad judía de Luxem
burgo calculaba que el total era de unos 750. Véase el memorando que presentó el 13 de octubre de
1941, archivos del Holocaust Museum, Número de Acceso 1997 A 0080, Rollo 2.
823 Frick a Lammers, 31 de agosto de 1940, NG-2297. Memorando redactado por la Cancillería
del Reich, 6 de septiembre de 1940, NG-2297.
824 «Verwaltung und Verwendung des Judenvermógens inLuxemburg», Die Judenfrage, 31 de mayo
de 1941, p. 97. Sin embargo, no todo se pudo enajenar. Algunos bonos y acciones permanecieron sin
vender, y a finales de junio de 1944 el Dr. van Hees, del Ministerio de Economía, los ofreció a la venta
en nombre del Chef der Zivilverwaltung. Llegado este punto, ni el Bank der Deutschen Arbeit ni el
Dresdner Bank estaban interesados. Hees a Rinn (Dresdner Bank), 26 de junio de 1944, y corres
pondencia subsiguiente en los Archivos Federales Alemanes, R 7/3169.
662
Al cabo de un año (en el verano de 1941) el Gauleiter Simón iba por delante del
Reich en la aplicación de las medidas antijudías. Había instituido una serie de prohibí'
ciones que afectaban a la libertad de movimientos, y sus judíos estaban obligados a lle
var bandas amarillas en la manga izquierda825.
En agosto de 1941 se inició una concentración parcial en el convento de Fünf-
brunnen, en Ulflingen, al norte del G ran D ucado. Los judíos encarcelados allí, la
mayoría ancianos, estaban en com pleto aislamiento. El único teléfono que los conec
taba con la Com unidad situada en la ciudad de Luxemburgo fue retirado en noviem
bre de 1941826, y el 10 de junio de 1942, Alfred Oppenheimer, el judío «m ás anciano»,
pidió al com andante del Einsatzkommando Luxemburg de la Policía de Seguridad, el
Oberregierungsrat Fritz Hartm ann, por segunda vez que les permitiera salir al aire
libre durante un breve rato diario; hacía cinco meses que no les permitían salir del
edificio827.
Para entonces, la comunidad de Luxemburgo había experimentado ya la primera
deportación. El 5 de octubre de 1941, los dirigentes judíos del G ran D ucado com uni
caron a sus judíos que estaba a punto de partir un transporte hacia el «Este». Les pidie
ron que enfrentaran su destino «con la cabeza alta». N o estarían solos, porque 20.000
hermanos y hermanas del Reich también estaban afectados828. Dos días más tarde, se
publicó la fecha de partida: sería el 17 de octubre829. El 13 de dicho mes, los dirigen
tes judíos, aferrándose a la esperanza de que los alemanes tal vez se contentaran sólo
con sacar a los judíos de sus casas, propusieron que concentraran a toda la comunidad
en Fünfbrunnen. En la medida en que el convento no podía albergar a todos los ju
díos, su memorando incluía la sugerencia de que se erigieran barracones y se cargaran
a cuenta de la com unidad830. Pero el tren salió de Luxemburgo el 16 de octubre con
334 judíos, y paró en Trier para cargar a otros 180 deportados831. Su destino era el gueto de
825 Die Judenfrage, 10 de septiembre de 1941, p. 167. Con respecto al marcado, Simón se antici
pó a cualquier jurisdicción del área de deportación, excepto Polonia.
826 Alfred Oppenheimer (presidente de la Israelitische Kultusgemeinde de Luxemburgo) y su jefe
de oficina, Martin Meyer, al Einsatzkommando/2E, 20 de noviembre de 1941, Archivos del U.S.
Holocaust Museum, Número de Acceso 1997 A 0080, Rollo 2. El número árabe 2 debía de ser II,
una sección situada a las órdenes del Kriminalkommissar Sebastian Ranner. La sección E estaba enca
bezada por su especialista en asuntos judíos, Otto Schmalz.
827 Oppenheimer y Meyer a Hartmann, 10 de junio de 1942, ibid.
828 Anuncio efectuado por la Gemeinde, 5 de octubre de 1941, ibid.
829 Anuncio de la Gemeinde, 5 de octubre de 1941, ibid.
830 Memorando de la Gemeinde, 13 de octubre de 1941, y Oppenheimer al Einsatzkomman-
do/2E, 20 de noviembre de 1941, señalando las necesidades de hierro y de madera, ibid.
831 «Luxemburg Judenfrie», Luxemburger Wort (17 de octubre de 1941). Oppenheimer a la Comu
nidad judía de Colonia, 4 de diciembre de 1941, ibid.
663
Lódz832. Del gueto no llegó carta alguna, pero la Comunidad de Luxemburgo recibió noticias
de que los deportados necesitaban dinero833. Cuando se intentó obtener permiso para enviar
pequeñas cantidades, la oficina de Ackermann rechazó la solicitud perentoriamente834.
El Einsatzkommando no descartó inmediatamente la idea de los barracones. Por
entonces no había campos de exterminio, y mientras tanto Fünfbrunnen significaría un
completo control de las SS sobre los judíos restantes. Durante un tiempo, el Komman-
do mantuvo correspondencia con el Rüstungskommando de Luxemburgo y los ferroca
rriles de Sarrebruck [Saarbrücken] para asignar y transportar la madera835, pero en
mayo de 1942, las viviendas judías fueron marcadas836, y finalmente se vetaron los
barracones porque la Wehrmacht necesitaba los materiales837.
Lentamente, los judíos de Luxemburgo desaparecieron. Varias docenas fueron
enviados del distrito de Lublin a Auschwitz. Después varios transportes que contenían
a todos los demás se dirigieron a Theresienstadt. Regresaron unos 42838.
Bélgica
832 YIVO Institute, Colección del gueto de Lódz, núm. 58, pp. 11, 19. El número de deportados
que llegaron fue de 512.
833 Oppenheimer a la Comunidad judía de Colonia, 4 de diciembre de 1941, Archivos del US.
Holocaust Memorial Museum, Número de Acceso 1997 A 0080, Rollo 2.
834 Chef der Zivilverwaltung/Verwaltung des jüdischen Vermógens IV A/III (firmado por el
Direktor Rabsch) al Generalbank Luxemburg, 4 de noviembre de 1941, ibid. La sección IV A estaba
al mando de Ackermann.
835 Einsatzkommando (firmado Cimon) a la Eisenbahndirektion Saarbrücken, 10 de abril de
1942, ibid.
836 Oppenheimer y Meyer al Einsatzkommando/II B 3, 20 de mayo de 1942, ibid.
837 Diario de guerra, Rüstungskommando Metz/Aussenstelle Luxemburg (firmado por el mayor
Knorth), 9 de septiembre de 1942, Wi/Ia 6.3
838 Paul Cerf, Longtemps j ’aurai mémoire, Luxemburgo, 1974, pp. 198-213.
839 Stuckart, Neues Staatsrecht, pp. II, 121, 84.
664
de Bélgica y Francia se consideraba, por consiguiente, temporal. El conjunto del aparato
administrativo alemán instalado en estos países tenía un objetivo provisional, y los altos
mandos encargados del mismo eran jefes de emergencia para tiempos de guerra.
En vista del propósito general de la ocupación, los generales alemanes en Bélgica y Fran-
cia tendían a considerar la suya como una misión que comprendía principalmente el fomen-
to de la seguridad militar y de la explotación económica. Para estos generales, la destrucción
de los judíos constituía ineludiblemente una tarea secundaria. Hay incluso indicios de que
durante la fase de planificación anterior al comienzo de la campaña occidental, los militares
habían esperado evitar completamente verse mezclados en los asuntos judíos. Así, una direc
tiva del Oberquartiermeister del Sexto Ejército, fechada el 22 de febrero de 1940, establecía:
Debe evitarse el abordar [ein Aufrollen] la cuestión racial porque de la misma podrían
inferirse intenciones de anexión. La sóla circunstancia de que un habitante sea judío no
debe servir como justificación para tomar medidas especiales contra él840.
Los generales destinados al oeste no estaban ansiosos por proceder contra la minoría
judía, porque ya estaban completamente ocupados con las funciones «ordinarias» de un
gobierno militar. Sin embargo, no parecen haber estado motivados por consideración
humanitaria alguna. Su recepción poco entusiasta de un cometido especial que inte
rrumpía las tareas básicas de la ocupación no debe confundirse con un deseo de evitar
la completa destrucción de la comunidad judía. El ejército alemán no era un protector
de los judíos, y era capaz, bajo presión, de resolver también sus problemas secundarios.
En la Bélgica de preguerra no existían censos religiosos. Lo más probable es que la
población judía del país en vísperas de la invasión alemana superara los 65.000 habi
tantes841. C asi todos los judíos residían en cuatro grandes ciudades, principalmente
Amberes y Bruselas, más varios miles en Lieja y Charleroi842. La gran mayoría de los
judíos de Bélgica no poseían nacionalidad belga. M uchos eran inmigrantes procedentes
de Europa oriental y refugiados del Reich843.
840 Directiva del Sexto Ejército/OQu/Qu 2 (firmada por el Oberquartiermeister Pamberg) para
la «Administración y pacificación de las áreas ocupadas de Holanda y Bélgica», 22 de febrero de 1940,
NOKW-1515.
841 Véase Serge Klarsfeld y Máxime Steinberg, Memorial de la déportation desjuifs de Belgique, Bru
selas y Nueva York, 1982, material introductorio sin numeración de página.
842 En 1936, aproximadamente el 53 por 100 de los judíos belgas vivían en Amberes y el 38 por
100 en Bruselas. Los porcentajes, calculados por R. Van Doorslar, se citan en Lieven S a e r e n s , «Ant-
werp’s Pre-War Attitude toward the Jews», en Dan Michman (ed.), Belgium and the Holocaust, Jeru-
salén, 1998, pp. 159-194, en p. 160.
843 El número de judíos registrados procedentes del área del Reich-Protektorat era de 8.216.
Véanse las cifras consolidadas a 31 de octubre de 1941, preparadas por el Reichsvereinigung para la
Gestapo, Leo Baeck Institute, microfilme 66.
665
Cuando las tropas alemanas empezaron a cruzar la frontera, miles de ellos huyeron
hacia el sur. El gobierno militar recientemente creado buscó una forma de aligerar su
carga aún más; y poco después, otros 8.000 judíos (principalmente refugiados del
Reich) fueron expulsados hacia la vecina Francia844. En posteriores censos, el número
de judíos inscritos ascendió a 55.670 más otros 516 ubicados en dos departamentos del
norte de Francia adjuntados al Militarbefehlshaber de Bruselas. También se anotaron
1.078 cónyuges arios de matrimonios mixtos845. Los administradores alemanes dispo
nían ahora de un retrato estadístico de sus víctimas.
Las principales personalidades de la escena belga eran los representantes del ejérci
to, de las SS, del Ministerio de A suntos Exteriores, y de las empresas privadas. El sec
tor oficial puede resumirse como sigue846:
844 Ministerio del Interior (firmado Jacobi) al Ministerio de Asuntos Exteriores (a la atención del
St.S. Weizsacker), 19 de noviembre de 1940, adjuntando informe redactado por el comandante mili
tar de Bélgica y del norte de Francia correspondiente a octubre de 1940, NG-2380.
845 S. Klarsfeld y M. Steinberg, Memorial de la déportation des juifs de Belgique, cit., material intro
ductorio. Después de 1944, el gobierno belga descubrió a 8.414 judíos que no estaban incluidos en
las listas de registro alemanas, ibid. Principalmente, se trataba de judíos que habían huido o habían
sido expulsados de Bélgica.
846 La oficina del Militarbefehlshaber se dividió en dos Estados Mayores: un Verwaltungsstab, diri
gido por Reeder, y un Kommandostab, que se ocupaba de cuestiones puramente militares. En el ámbi
to regional, la administración militar se dividía en Feldkommandanturen y Urtskommandanturen. Se
pueden obtener detalles al respecto en el Manual M 361-2A del Ejército Estadounidense, Civil
Affairs Handbook Belgium (preparado por la Oficina de Servicios Estratégicos), 16 de mayo de 1944,
pp. 15-19.
Ehlers había estado encargado de la Sección IV del Einsatzgruppe B antes de llegar a Bélgica.
Canaris (sobrino del almirante) fue IdS de Prusia Oriental (con jurisdicción en el distrito de
Bialystok). En 1942, la sección judía pertenecía a la sección II. Sobre el papel de la Policía de Segu
ridad y el S D en las deportaciones, véase Serge K l a r sf e ld y Máxime S te in b e r g (eds.), Die Endlósung
der Judenfrage in Belgien, Nueva York y París, 1980.
666
Transcurridos cinco meses desde el comienzo de la ocupación, el trabajo de estos
hombres se reflejó en las primeras medidas antijudías tomadas en Bélgica. En octubre
de 1940, el Militárbefehlshaber emitió dos decretos que abarcaban la gama completa de
medidas preliminares del proceso de destrucción. Se definió el concepto de «judío». Los
abogados y los funcionarios judíos fueron expulsados de sus puestos. Hubo que inscri
bir en un registro las empresas y los patrimonios judíos, y todas las transacciones fueron
sometidas a aprobación oficial. Finalmente, se ordenó a toda la población judía que se
registrase para la futura vigilancia.
Era evidente que los judíos de Bélgica no disponían de grandes riquezas. Un informe
del Militárbefehlshaber correspondiente a octubre de 1940 menciona que «la influencia
de los judíos en la vida económica belga ha sido bastante leve. Aparte de la industria de
los diamantes en la zona de Amberes, la participación judía en la economía belga apenas
es digna de mención»847. N o obstante la insignificante proporción del posible botín, el
sector empresarial alemán mostró un considerable interés por el mercado de arianizaciones
belga. En cumplimiento de una orden del Militárbefehlshaber, en Bélgica se establecieron
tres bancos comerciales: el Continentale Bank, el Hansabank y el Westbank848. Apenas se
habían organizado para la actividad económica cuando en sus listas se inscribieron varios
clientes como partes interesadas por «indicaciones útiles»: el Schultheiss Brauerei, Krupp,
Siemens, la Allgemeine Elektrizitátsgesellschaft (AEG), Brown Boverie, y Deutsche Asbest
Zement A. G.849.
La totalidad de la cam paña de penetración de capital en H olanda y Bélgica estuvo
sometida, en las cuestiones políticas fundamentales, a la aprobación de la División de
Comercio Exterior del Ministerio de Economía850. En septiembre de 1941, tras aproxi
madamente un año de arianización en Bélgica, el ejército intentó sin éxito reservar
parte de los negocios judíos para sus soldados. Con ocasión de una conferencia sobre
667
penetración de capitales que se celebró en el Ministerio de Economía, el representan
te del Militárbefehlshaber en Bélgica, Kriegsverwaltungsrat Dr. Pichier, sugirió que 300
empresas mayoristas y minoristas no arianizadas de su territorio, con unos beneficios
aproximados de 10.000 Reichsmark anuales, se reservasen para los veteranos de gue
rra. La propuesta del Dr. Pichier fue rechazada con decisión. Se señaló que la guerra
aún no había terminado, que habría que instituir una administración fiduciaria hasta
que regresaran los veteranos, y que tales pequeños negocios -e n los que el contacto per
sonal entre el propietario y el cliente tenía tanta im portancia- no eran adecuados para
la administración fiduciaria. Por consiguiente era recomendable, concluyeron los con
ferenciantes, que estas arianizaciones las llevaran a cabo los empresarios alemanes, que
estaban bien provistos de capital y podían soportar un boicot belga851. N o hay pruebas
de que el Kriegsverwaltungsrat Pichier intentara de nuevo beneficiar a los soldados en
la campaña de arianización.
A finales de 1942, se habían completado en gran medida las arianizaciones de Bél
gica. Los datos incluidos en el cuadro 8.13, preparados en la oficina del Militárbefehls
haber, indican cuántas empresas de cada sector estaban «desjuidaizadas» (entjudet, es
decir, transferidas), liquidadas, o «flotando» (in Schwebe, es decir, esperando disposi
ción) el 31 de diciembre de 1942. El valor de los bienes judíos secuestrados (überwach'
tes Judenvermogen) , en Reichsmark, se muestra en el cuadro 8.14.
Debe señalarse que los bancos informaron con lentitud sobre las cuentas judías, y
que por consiguiente la cantidad total de dinero en efectivo del que disponían, aumen
tada por los ingresos derivados de la venta de casi 600 empresas, era mucho mayor que
los 6.150.000 Reichsmark que aparecen en el cuadro 8.14. N o obstante, el volumen
final de los depósitos totales acumulados en Bélgica debe de haber quedado muy por
debajo de la cifra de 500 millones que se sobrepasó en Holanda. Para empezar, los ju
díos belgas disponían de mucho menos dinero en metálico. Las aproximadamente 600
arianizaciones probablemente no proporcionaron cantidades elevadas, y la venta de las
acciones y de bienes inmuebles planteó dificultades muy especiales a la administración
militar alemana.
Durante una conferencia celebrada en el Ministerio de Finanzas en diciembre de 1942,
el Kriegsverwaltungsrat Pichier reveló algunos de los esfuerzos de la administración para
librarse de inmuebles, diamantes y otros artículos. El público belga, decía, había mostrado
«aversión» (Abneigung) a comprar bienes inmuebles de los judíos al Militarbefehlshaber.
Por esa razón, muchos terrenos habían quedado exentos de la confiscación. Su venta se
consiguió mediante una institución estatal, la Corporación Fiduciaria de Bruselas, que apa
668
recía en tales casos como fideicomisaria del propietario judío. A continuación, se confis-
caban los ingresos. El Militarbefehlshaber no había conseguido resolver aún, sin embargo,
otra dificultad planteada por la venta de bienes inmuebles. Los precios se habían congela
do, y los precios oficiales máximos eran sólo del 40 por 100 del valor corriente. Para aliviar
ese retraso en los precios, la Corporación Fiduciaria esperaba aumentar las hipotecas sobre
las casas judías en la mayor medida posible. Había acreedores suficientes, y el dinero obte
nido en préstamo se podía confiscar inmediatamente.
O tro elemento que exigía precaución en la enajenación eran las existencias de dia
mantes procedentes de las tiendas liquidadas en el área de Amberes. U na pequeña can
tidad, informó el Dr. Pichier, había sido vendida para obtener moneda extranjera en el
sur de Francia. Por el momento, no se había avanzado mucho respecto a la venta de
muebles. La Empresa Fiduciaria se trasladaba a las viviendas judías tan pronto como
éstas quedaban vacías. N o obstante, parte de los muebles se habían vendido para pagar
la renta, y algunos los quería el oficial de finanzas de la Wehrmacht para las tropas. Los
muebles valiosos se venderían en el Reich. Los objetos de arte estaban siendo entrega
dos al Oberfeldführer de la Cruz Roja, von Behr, director del Einsatzstab Rosenberg en
París. El oro y las joyas los estaban fundiendo.
Durante la apertura de cajas fuertes, la administración militar también había encon
trado una considerable cantidad de acciones. Se intentó, informó el Dr. Pichier, reunir
grandes paquetes de acciones para garantizar «ya la posterior influencia del Reich»852.
Sin embargo, la enajenación en el mercado belga de los títulos valores innecesarios se
convertiría a largo plazo en un gran obstáculo. El presidente de la bolsa de Bruselas, van
Dessel, se negó a aceptar los documentos en ausencia de los propietarios judíos. Bajo la
dirección del Devisenschutzkommando West (el organismo encargado de las acciones y de
otros valores bursátiles en Bélgica, Francia y H olanda), la acciones se sellaron con la
inscripción «propiedad del Reich alemán», para ser vendidas en la bolsa o subastadas al
mejor postor por los tres bancos alemanes afincados en el país853. A sí es como los ale
manes intentaron hacerse con todo lo que pudieron en Bélgica.
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670
Cuadro 8.14. Valor de los activos judíos secuestrados
854 Civil Affairs Handbook Belgium, pp. 38-39. S e puede encontrar una historia concisa sobre la
Association des Juifs e n Máxime S t e in b e r g , «The Trap of Legality: The Association of the Jews of Bel-
gium», Actas del Tercer Congreso Internacional de Yad Vashem, Pattems of Jewish Leadership in Nazi
Europe, 1933-1945, Jerusalén, 1979, pp. 353-376.
855 Die Judenfrage, 14 de octubre de 1941, p. 208.
856 Sobre la distribución de las estrellas, finalmente asumida por la Association des Juifs, véase M. Stein
berg, «The Trap of Legality: The Association of the Jews of Belgium», cit., p. 361.
857 Ultimo informe del Militárbefehlshaber sobre la política de salarios y la utilización de mano de
obra, sin fecha, posterior a septiembre de 1944, pp. 78-79 y 254-255, Wi/IA .24. El Oberbauleitung
671
ban ya en la agenda, y Bélgica recibió su cuota inicial: 10.000858. A partir de enton
ces la Policía de Seguridad estableció un cam po de tránsito para los futuros deporta
dos en M alinas, casi a mitad de camino entre Amberes y Bruselas, a corta distancia
de am bas859.
El 9 de julio de 1942, un representante del Ministerio de A suntos Exteriores, voiv
Bargen, informó de que el Militárverwaltungschef Reeder mantenía conversaciones
con Himmler sobre las deportaciones propuestas. Von Bargen señaló que la adminis
tración alemana se enfrentaba a diversos obstáculos: los belgas no entendían [Verstánd-
nis] la cuestión judía, los propios judíos manifestaban «alarma» (Unruhe), y los alema
nes padecían escasez de fuerzas policiales. Por consiguiente, las capturas tendrían que
dirigirse primeramente contra los judíos polacos, checos y «otros» (sonstige)860. Unas
sem anas más tarde, el inspector de A rm am ento, G eneralm ajor Franssen, observó una
«fuerte afluencia» de trabajadores judíos a la industria local861. Los funcionarios de pro
paganda señalaron los «grotescos intentos de camuflaje» (groteske Tamungsversuche),
tales com o la celebración de veinticinco a treinta matrimonios mixtos en un periodo
de dos sem anas en Charleroi862. Para agravar aún m ás los problemas de los ocupan
tes alemanes, el 25 de julio de 1942, un pequeño grupo de partisanos judíos invadió
las oficinas de la Association des Juifs para quem ar las listas de judíos destinados al
«trabajo», y el 29 de agosto de 1942 asesinaron al jefe de trabajo de la Association,
Robert H olcinger863.
Cuando en septiembre se estableció la cuota inicial, von Bargen informó de que se
habían producido evasiones a gran escala. Los judíos se ocultaban con familias belgas.
672
Muchas de las posibles víctimas disponían de tarjetas de identificación belgas, y otros
estaban huyendo a la Francia ocupada y a la no ocupada864.
El día que este informe pesimista se envió a Berlín, el Obersturmführer A sche con-
vocó en su despacho a los miembros de la Association y les informó de que, en castigo
por su resistencia pasiva, todos los judíos de Bélgica serían evacuados. El rabino Ull-
mann y cuatro de sus asociados fueron enviados varios días al campo de concentración
de Breendonck, presumiblemente para que pudieran reflexionar sobre las posibles con
secuencias de su intransigencia865. A sche ordenó entonces a la A ssociation que nom
brara un sucesor que pudiera asumir su dirección de «manera ordenada y enérgica»866.
El 11 de noviembre de 1942, von Bargen informó de que las cifras de deportación
alcanzaban ahora a 15.000 hombres, mujeres y niños, entre ellos unos cuantos ciudadanos
belgas que se habían atrevido a quitarse la estrella judía de la ropa. Von Bargen pasó a des
cribir las crecientes dificultades que encontraba la maquinaria de destrucción para reunir
del número necesario. Al comienzo, dijo, a los posibles deportados se les había entregado
a través de la Association una «orden de presentarse a trabajar» (Arbeitseinsatzbefehl).
Transcurrido un tiempo, sin embargo, los rumores sobre que se «hacía picadillo a los ju
díos, etc. [Abschlachten der Juden, ustv.]» habían disuadido a las posibles víctimas de
obedecer la orden. Por consiguiente, los últimos transportes hubo que llenarlos mediante
razzias y Einzelaktionen867.
Poco después de que este informe se recibiera en Berlín, el Unterstaatssekretár Lut
her, del Ministerio de Asuntos Exteriores, solicitó a von Bargen que pidiera al Militar-
befehlshaber que deportara también a los judíos de nacionalidad belga: en cualquier
caso, ya no podían sorprender a los judíos y, en cualquier caso, «antes o después» todo
tenía que suceder868.
La administración militar parece haber hecho todo lo posible. En abril de 1943,
como estaban capturando a niños y ancianos, el secretario general del Ministerio de
Justicia belga envió dos cartas al Oberkriegsverwaltungsrat Thedieck, de la oficina del
Militárbefehlshaber, señalando que muchos de los niños no iban acompañados por sus
padres y que los ancianos, algunos mayores de ochenta años, difícilmente podían poner
864 Von Bargen al Ministerio de Asuntos Exteriores, 24 de septiembre de 1942, NG-5219. De las
huidas se informó también en Donauzeitung, Belgrado, 9 de agosto de 1942, p. 2.
865 Civil Affairs Handbook Belgium, p. 40.
866 pr0t0C0]0 Je la 48.a reunión de la Association, 26 de octubre de 1942, en S. Klarsfeld y M. Stein-
berg, Die Endlosung der Judenfrage in Belgien. Deutsche Dokumente 1941 -1944, cit., p. 49, y posteriores
documentos incluidos en el volumen. Ullmann, que había presentado su dimisión a las autoridades
militares el 8 de septiembre, fue sucedido el 3 de diciembre por Marcel Blum. M. Steinberg, «The Trap
of Legality: The Association of the jews of Belgium», cit., pp. 368-370.
867 Von Bargen al Ministerio de Asuntos Exteriores, 11 de noviembre de 1942, NG-5219.
868 Luther a von Bargen, 4 de diciembre de 1942, NG-5219.
673
se a trabajar869. Continuando su marcha, la maquinaria de deportación estaba hacien
do preparativos para reunir a los judíos de Bruselas y Amberes con nacionalidad belga
(Proyecto litis). La Grossaktion debía llevarla a cabo principalmente el Devisenschutz-
kommando durante una sóla noche, la del 3-4 de septiembre de 1943870. A pesar de la
elaborada planificación, en los arrestos de Amberes se produjeron «accidentes». En un
camión atestado de judíos que eran trasladados al punto de reunión, nueve de las víc
timas murieron asfixiadas. De nuevo, los funcionarios belgas protestaron871.
Las deportaciones siguieron hasta el 31 de julio de 1944, aun cuando las redadas eran
más difíciles y los transportes disminuyeron de tamaño872. El flujo decreciente se puede
achacar a la ocultación de muchos miles de judíos en instituciones y casas particulares bel
gas. El plenipotenciario de la Policía de Seguridad y del SD calculó en junio de 1944 que el
80 por 100 de los judíos disponían de tarjetas de identidad falsas. Para camuflarse, muchos
llevaban ropas de trabajo azules873. Había también una clase privilegiada que incluía a los
judíos extranjeros y de matrimonios mixtos, pero la inmunidad de estos últimos era pre
caria. U na de estas personas era un refugiado que había sido herido durante la Primera
Guerra Mundial y condecorado con la Cruz de Hierro de Segunda Clase. Escribiendo
sobre este hombre el 27 de mayo de 1944, un experto racial de las S S señaló: «La idea
de someterse a una esterilización voluntaria no le resulta repugnante a S.»874.
Todavía en agosto de 1944 los alemanes intentaron reunir al personal de la Associa-
tion des Juifs y a los internos que quedaban en los orfanatos, en los centros de salud, y
en los hospitales, pero ya no les dio tiempo875. Bélgica fue invadida por los aliados en
septiembre de 1944. H asta entonces, los organismos alemanes en ese país habían con
seguido enviar a 25.000 judíos al destino que les esperaba en Auschwitz876.
674
Francia
départements del norte de Francia supera los 25.000. Regresaron menos de 1.500. A los 24.000 muer
tos deberían añadirse varios cientos que se suicidaron o que fallecieron en el transcurso de la deten
ción, en prisiones y en Malinas, o como resultado de las privaciones. No existe una desagregación
numérica por ciudades, pero se cree que Amberes perdió un porcentaje considerablemente más ele
vado de sus judíos que cualquier otra de las comunidades. Saerens en D. Michman (ed.), Belgium and
the Holocaust, cit., p. 194.
675
(Arianizaciones): Faramond (Bralley, Boué)
Delegado para la Zona O cupada : La Laurencie (de Brinon)
Asuntos Exteriores: Laval (Flandin, Darían, Laval)
Fuerzas Armadas: Darían
Guerra: Huntziger (Bridoux)
Interior: Peyrouton (Darían, Pucheu, Laval)
Comisario para Asuntos Judíos (hasta mayo de 1942): Vallat
Policía Nacional: Bousquet
Policía Antijudía (Pólice des questions juives): Schweblin
(transferida en agosto de 1942 como la Section d’enquéte et contróle al Com-
missariat para Asuntos Judíos)
Delegado para la Zona O cupada: Leguay
Prefectura de Policía de París: Bussiére
Policía Municial: Hennequin
Extranjeros y Asuntos Judíos (Direction des étrangers et des afjaires juives),
incluidos campos de intemamiento: Frangois
índice de Tarjetas: Tulard
Justicia : Alibert (Barthélemy)
Finanzas: Bouthillier (Cathala)
Producción Industrial y Trabajo: Belin (dividida en dos états a partir de febrero de 1941)
Service du contróle des administrateurs provisoires:
Foumier (transferido al Comisario para Asuntos Judíos en junio de 1942)
Producción industrial: (a partir de febrero de 1941): Pucehu (Lehideux, Bichelonne)
Trabajo (a partir de febrero de 1941): Belin (Lagardelle, Bichelonne, Déat)
El gobierno de Vichy estaba dirigido por un icono militar en la persona del mariscal
Pétain, y contenía derechistas políticos como el comisario antijudío Xavier Vallat, pero
también tecnócratas modernizadores como Pucheu, Lehideux y Bichelonne, formados
en las Grandes Ecoles877. Fue capaz de establecer los cimientos del proceso de destruc
ción en muchas páginas de leyes y normativas antijudías, y a veces adoptó iniciativas
más drásticas de lo que la coerción alemana podría haber exigido878.
877 La obra de Jean-Pierre Azéma, From Munich to the Liberation, 1938-1944, Cambridge, Inglate
rra, 1984, ofrece un descripción concisa del gobierno de Vichy.
878 Véase en particular Michael M a r r u s y Robert PAXTON, Vichy Franee and the Jews, Nueva York,
1981 y Serge KLARSFELD, Vichy-Auschwitz, 2 vols., París, 1983 y 1985. Respecto a un análisis detallado
del impacto que las medidas alemanas y francesas tuvieron sobre las víctimas, véase Renée Poznanski,
Jews in Franee during World War II, Hanover, New Hampshire, 2001. El libro se centra en la comuni
dad judía como tal.
676
Una observación más estricta de la máquina de Vichy revela varias innovaciones
administrativas. La primera fue la institución de delegados. C ada Ministerio de Vichy
mantenía un delegado especial en París, a través del cual controlaba su maquinaria re
gional en el territorio ocupado. Así, el delegado de la policía francesa en la Francia ocu
pada era Leguay. Los delegados de todos los Ministerios en París estaban subordinados a
un delegado general (general La Laurencie, seguido por el embajador De Brinon).
Otra peculiaridad del régimen de Vichy fue el establecimiento de comisarios para la
gestión de problemas especiales, tales como los soldados cautivos o los trabajadores fran
ceses en Alemania. Uno de estos comisarios se encargaba de los asuntos judíos. El pri
mero, Vallat, dependía del Ministerio del Interior; su sucesor, Darquier de Pellepoix,
estaba bajo las órdenes directas del jefe de Gobierno, Laval. Había otros altos cargos de
la Administración que se ocupaban exclusivamente de los judíos, por ejemplo, el jefe de la
agencia para la arianización (el Service du Contróle), Foumier; el jefe del índice de tarjetas
judías en la prefectura de policía de París, Tulard; y el jefe de la policía antijudía, Schwe-
blin. De hecho, los franceses superaron a los alemanes en el desarrollo de una especializa-
ción administrativa en materia de destrucción.
Como consecuencia del armisticio, la mayor parte de Francia estaba cubierta por un
régimen de ocupación alemán compuesto por las siguientes jurisdicciones territoriales:
(1) las provincias de A lsacia y Lorena, gobernadas como áreas semiincorporadas por el
Gauleiter Robert Wagner y el Gauleiter Bürckel, respectivamente; (2) la Oberfeldkom-
mandantur de Lille, a las órdenes del Generalleutnant Niehoff, que dependía del Militár
befehlshaber de Bélgica; (3) el área de ocupación principal, a las órdenes del Militarbe-
fehhhaber in Frankreich. A continuación se ofrece una lista abreviada de la oficina del
Militárbefehlshaber879.
879 Véase la obra detallada de Hans Umbreit, Der Militárbefehlshaber in Frankreich, 1940-1944,
Boppard am Rhein, 1968.
677
El transporte general por ferrocarril, inicialmente bajo control militar, se integró
posteriormente en el Reichsbahn880.
880 Ibid., pp. 242-244. Eugen Kreidler, Die Eisenbahnen in Machtbereich der Achsenmachte wáh-
rend des Zweiten Weltkrieges, Gotinga, 1975, pp. 60 y 327-328. Nuremberg Verkehrsarchiv, Mappe vv
y Mappe ww. El ETRA West tenía también jurisdicción sobre el aprovisionamiento de transportes
militares en Holanda, Bélgica y Francia. Kohl mantuvo esta función después del 15 de junio de
1942.
678
missare. Uno de ellos se incluye en la lista anterior: el Stadtkommissar de París, Minis-
terialrat Radem acher881.
Poco tiempo después del establecimiento de la oficina del Militárbefehlshaber en Fran
cia, hicieron su aparición en el territorio ocupado otros dos organismos alemanes. Dichos
organismos acabarían en buena medida por rebasar y desplazar al Militárbefehlshaber.
En junio de 1940, el nombre de Gesandter Abetz apareció en la correspondencia ofi
cial del ejército882. Abetz fue designado por el Ministerio de Asuntos Exteriores para su
nueva oficina recientemente establecida en París, y su nombramiento se basaba en un
acuerdo oral entre Keitel y Ribbentrop. En palabras de Keitel, Abetz era «adjunto del
estado mayor del gobernador militar». Sin embargo, cuando Keitel le mencionó esta
fórmula a Weizsacker, esperando quizá que le confirmara esta interpretación del acuer
do, el Staatssekretár del Ministerio de A suntos Exteriores guardó silencio. De acuerdo
con el informe sobre la conversación que Weizsacker dio a Ribbentrop: «N o me moles
té en discutir este tema [A u f dieses Thema Hess ich mich nicht einj»883.
El 3 de agosto, Ribbentrop le envió a Keitel una larga lista con las competencias que
a partir de entonces le corresponderían a Abetz, recientemente elevado al rango de
embajador en Francia. En el último párrafo de dicha carta, Ribbentrop escribía: «El
Führer ha ordenado expresamente por la presente que sólo el embajador Abetz sea res
ponsable de tratar todas las cuestiones políticas en la Francia ocupada y no ocupada.
En la medida en que su tarea afecte a intereses militares, el embajador Abetz actuará
sólo con el acuerdo del Militárbefehlshaber de Francia»884. Dicha directiva difícilmen
te permitía creer que Abetz fuera asistente del general von Stülpnagel. Parecía, por el
contrario, que el Militárbefehlshaber ocupaba el cargo de adjunto al embajador.
Abetz, sin embargo, disponía de un personal muy escaso. Sus miembros más importan
tes eran el adjunto Schleier; Zeitschel y Achenbach, encargados de los asuntos judíos; von
Krug, en la delegación de Vichy; y Rahn en Túnez885. A l igual que el Militárbefehlshaber
dependía de la Administración francesa para la aplicación de sus decretos, también Abetz
tenía que confiar en la oficina del Militárbefehlshaber para la aplicación de su política.
Esta no era una situación que condujera a una completa armonía de propósitos. N o
obstante, la solución funcionó, como pronto descubrirían los judíos.
881 Rademacher supervisaba la administración de toda la prefectura del Sena, que comprendía
París y sus áreas metropolitanas. Pariser Zeitung (15 de enero de 1941), p. 4- Respecto a la descripción
general de la administración alemana en Francia, véase Krakauer Zeitung (3-4 de noviembre de 1940).
882 Keitel a von Bockelberg, 30 de junio de 1940, RF-1301.
883 Weizsacker a Ribbentrop, 22 de julio de 1940, NG-1719.
884 Ribbentrop a Keitel, 3 de agosto de 1940, PS-3614.
885 Abetz hablaba francés y estaba considerado como un indulgente francófilo. Schleier era el
antiguo Landesgruppenleiter en Francia. Rahn, mediador del Ministerio de Asuntos Exteriores, sir
vió brevemente en París así como en Túnez.
679
El segundo organismo que se entrometió en la jurisdicción del Militarbefehlshaber
fue el de las SS y la Policía. Los hombres de Himmler comenzaron por aproximarse a
Abetz, y acabaron por dominar, al menos en cuestiones judías, gran parte de la escena.
Los hombres de las SS llegaron a Francia en una lenta procesión: primero los expertos
y por último el responsable máximo de las SS y de la Policía. He aquí un esbozo abre
viado de la organización de las S S en Francia886:
886 El Brif. Thomas en Bruselas tiene jurisdicción en Bélgica y Francia hasta la llegada de Oberg
en marzo de 1942. H. Umbreit, Der Militarbefehlshaber in Frankreich, 1940-1944, cit., pp. 107-108.
Organigrama de la oficina del BdS a 16 de junio de 1942, Centre de Documentation Juive Contení-
poraine, documento CCCXCV-1.
680
comenzaron de repente, el 16 de julio de 1940, cuando reunieron a los judíos de Col-
mar (en A lsacia) y los obligaron a cruzar la línea divisoria887. En los meses siguientes,
prevaleció la tranquilidad. En octubre de 1940, sin embargo, la presión administrativa
local había aumentado hasta tal punto que el general von Stülpnagel, jefe de la Com i
sión del Armisticio alemana, se reunió con el general Huntziger, ministro francés de la
Guerra y jefe de la Comisión del Armisticio francesa, para firmar un acuerdo en el que
se establecía la deportación de todos los judíos de nacionalidad francesa desde A lsacia
y Lorena a la Francia no ocupada888. Tan sólo en A lsacia se vieron involucrados en estos
movimientos 22.000 judíos889. Las víctimas eran cargadas en camiones, trasladadas al
otro lado de la frontera, y descargadas por la noche en una carretera rural desierta de
la Francia de Vichy890.
Las deportaciones de A lsacia y Lorena, por cierto, tuvieron un derivado que ya
se ha com entado antes. Los jefes de la adm inistración civil, Wagner, de A lsacia, y
Bürckel, de Lorena, habían decidido, en una interpretación muy libre del acuerdo
Stülpnagel-Huntziger, deportar no sólo a los judíos franceses de las provincias ocu
padas, sino tam bién a los judíos alem anes de los G aue locales. En consecuencia,
6.300 judíos de Badén y 1.150 de Sarre, fueron tam bién trasladados a la Francia no
ocupada891.
Com o consecuencia de todos estos traslados de población, se había producido una
nueva situación en la que el centro de gravedad se había trasladado considerablemen
te hacia el sur. En la zona ocupada quedaron 165.000 judíos (sólo en París, 148.000),
mientras que la zona no ocupada tenía unos 145.000, casi la mitad del total892.
887 Juicio contra Robert Wagner, Law Reports of Triáis of War Crimináis, III, 34.
888 Informe sobre las deportaciones recibido por el Ministerio del Interior, 30 de octubre de 1940,
NG-4933.
889 Juicio contra Wagner, Law Reports of Triáis ofW ar Crimináis, III, 34. La mayoría de los judíos
de Alsacia vivían en Estrasburgo y en Mulhouse. En Lorena vivían pocos judíos. Las expulsiones que
tuvieron lugar en Alsacia en 1940 afectaron a 105.000 personas, incluidos judíos, gitanos, delin
cuentes, «asocíales», enfermos mentales, franceses y francófilos. En 1942 se añadirían otras categorías,
incluidos todos los judíos restantes. Resumen de la conferencia sobre la expulsión mantenida el 4 de
agosto de 1942, R-l 14- Memorando del OStubaf. Harders (RuSHA/Rasseamt), 28 de septiembre de 1942,
N O -1499.
890 Jacob Kaplan (gran rabino en funciones de Francia), «French Jewry under the Occupation»,
American Jewish Year Book 47 (1945-1946), p. 73.
891 Informe enviado al Ministerio del Interior, 30 de octubre de 1940, NG-4933. Memorando de
la División de Alemania, 31 de octubre de 1940, NG-4934- Hencke (Comisión del Armisticio ale
mana) al Ministerio de Asuntos Exteriores, 19 de noviembre de 1940, NG-4934. Von Sonnleithner
a Weizsacker, 22 de noviembre de 1940, NG-4934.
892 Estadísticas sobre la zona ocupada en la carta de Dannecker a Zeitschel, 20 de octubre de
1941, NG-3264. Al total deberían añadirse varios miles de prisioneros de guerra judíos.
681
En París, el embajador Abetz estaba satisfecho con esta situación. Propuso que se
prohibiera la reentrada de los judíos en la zona ocupada893. (Abetz, como Frank, pensaba
en Madagascar.)894 La línea de demarcación, sin embargo, demostró ser una barrera de
doble sentido. N o sólo era un obstáculo para los refugiados judíos, que al comienzo pro
bablemente desearan volver, sino también para las autoridades de ocupación alemanas
que posteriormente intentaron ampliar la «solución final» a la zona no ocupada.
Ningún país de Europa planteó tales complejidades en la aplicación de las medidas
antijudías como Francia. La legislación francesa de Vichy se aplicaba tanto en el terri
torio ocupado como en el no ocupado89^, mientras que el régimen alemán se limitaba
al área ocupada. Com o resultado, los judíos de la zona ocupada sufrían una doble opre
sión, francesa y alemana, mientras que los de la zona no ocupada estaban expuestos sólo
a las normativas del régimen de Vichy. En 1942, la línea demarcatoria se vino abajo, y
las medidas francesas y alemanas entraron igualmente en vigor en toda Francia.
En 1940, las autoridades de Vichy promulgaron decretos antijudíos que marcaron esque
máticamente el comienzo del proceso de destrucción. Se definió el término judío de acuer
do con el principio de Nuremberg, y entraron en vigor los despidos del servicio público. Coin
cidiendo con las expulsiones de los judíos de Badén y del Sarre, en octubre de 1940 el
gobierno de Vichy prefiguró su política de separar a los judíos recién llegados de los residen
tes antiguos, promulgando una ley que autorizaba el intemamiento de los judíos extranjeros.
Abatidos por estos exabruptos del régimen de Vichy, los dirigentes judíos enviaron
cartas de consternación al mariscal Pétain. Creían que el mariscal debía de haber come
tido un error. En una de las cartas, el gran rabino de París, Weill, explicaba al jefe del
Estado francés que «los estudios antropológicos han demostrado fuera de toda duda que
no existe una raza judía»896. ¿Por qué, entonces, todos estos decretos?
La máquina de Stiilpnagel, por su parte, estaba dispuesta para rellenar el marco de
destrucción francés con fuertes medidas económicas. El 27 de septiembre de 1940, el
general von Stiilpnagel firmó un decreto que contenía una definición y la orden de ins
cripción de los judíos. El 18 de octubre de 1940, siguió con la definición y la inscripción
de las empresas judías. El decreto establecía también la invalidación de las transaccio
nes y el nombramiento de fideicomisarios. El contenido de esas medidas no era nuevo,
pero su aplicación fue novedosa.
682
Por primera vez en la experiencia alemana, debían emplear una autoridad extranje
ra para el papeleo administrativo. La tarea inicial de la burocracia francesa fue la apli
cación de las órdenes de registro establecidas en los decretos alemanes. En toda la zona
ocupada, los prefectos de los départements y los subprefectos de los arrondissements se
movilizaron para efectuar el registro. La información recibida debía reflejarse en listas,
que se realizarían por cuadruplicado. Una de las copias sería remitida a la Subsecreta
ría de Producción Industrial y de Trabajo de Vichy; otra a la Subsecretaría de Finanzas;
y dos debían ser entregadas a la comandancia alemana897.
El 1 de noviembre de 1940, el jefe económico del estado mayor administrativo del
Mitlitárbefehlshaber, Dr. Michel, comunicó a las delegaciones regionales del gobierno militar
que la administración alemana en la Francia ocupada estaba utilizando a las autoridades fran
cesas porque no tenía personal suficiente para abordar por sí sola el problema de la arianiza-
ción. Para garantizar el control sobre el aparato francés, habían ordenado a los preíectos que
remitieran dos copias de las listas a los alemanes. Una de estas copias debía conservarse en el
Militarverwaltungsbezirk competente, la otra debía quedar en poder del Feldkommandantur
local. Los comandantes alemanes debían someter a sus colaboradores franceses a controles
directos e, independientemente de las listas, debían recoger y reunir información sobre las
empresas con una influencia judía preponderante o afectadas por tratos encubiertos.
En principio, explicó el Dr. Michel, los franceses debían nombrar sus propios fidei
comisarios. «Procuraremos -exp licó - sustituir a los judíos por franceses, para permitir
que la población francesa se beneficie también de la eliminación de los judíos y evitar
la impresión de que los alemanes no quieren más que ocupar el lugar de éstos.» Sin em
bargo, se harían excepciones en todos aquellos casos en los que hubiera «importantes
intereses alemanes en juego»898.
Unos días después de que se emitiera esta directiva, von Stülpnagel informó a los Militar-
bezirkschefs de que el comandante en jefe del ejército, Generalfeldmarschall von Brau-
chitsch, había ordenado la inmediata arianización de todas las empresas judías en el territo
rio ocupado. Ahora se ordenó a los prefectos que presentaran candidatos a fideicomisarios,
que serían nombrados por los Distriktchefs. El nombramiento y el trabajo de los fideicomisa
rios estaba sometido a ciertos principios, el más importante de los cuales era la celeridad.
Von Stülpnagel estableció que a las empresas que sólo tuvieran una pequeña parti
cipación judía debía dárseles la oportunidad de eliminar su carácter judío efectuando la
necesaria venta de acciones o despidiendo al personal clave. Tales empresas no necesi
taban fideicomisario alguno.
897 Delegado general del gobierno francés para el territorio ocupado (firmado La Laurencie) a
todos los prefectos de la zona ocupada, octubre de 1940, NOKW-1237.
898 Militárbefehlshaber/Estado Mayor Administrativo/Economía (firmado Dr. Michel) a los Mi-
litárbezirkschefs de las zonas A, B, C, París y Burdeos, y a todos los Feldkommandanturen, 1 de
noviembre de 1940, NOKW-1237.
683
De aquellas empresas que, debido a su predominante influencia judía, tuvieran que
ser situadas bajo el control de fideicomisarios podría disponerse de tres maneras. La pri
mera era la venta voluntaria de la empresa por parte de sus propietarios judíos. Este
método era el preferido, siempre que no supusiera «pérdida de tiempo». En tales casos,
los fideicomisarios sólo tenían que garantizar que los compradores estuvieran Ubres de
influencia judía. Por supuesto, el Militarbefehlshaber podía anular los acuerdos sospe
chosos. Si los propietarios se negaban a vender, el fideicomisario, previa aprobación del
Militarbefehlshaber, podía concluir la transacción. Si la venta no era posible debido a
la falta de demanda, el fideicomisario, tras conseguir la autorización del Militarbefehls-
haber, podía proceder a la liquidación. Para asegurarse de que la enajenación de las
empresas judías se gestionase con un sentido de inmediatez, los fideicomisarios recibie
ron órdenes de realizar un informe sobre el progreso de las negociaciones de venta en
un plazo de cuatro semanas a partir de su nombramiento899.
En cuestión de meses, el aparato fiduciario aumentó hasta convertirse en una má
quina formidable, si bien se había establecido de manera un tanto descentralizada. El
gobierno francés, con su larga tradición de centralización administrativa, decidió hacer
algo respecto a este asunto; en consecuencia, el régimen de Vichy estableció dentro del
Ministerio de Producción Industrial y de Trabajo un Service du Contróle especial, dirigi
do por un antiguo gobernador del Banco de Francia, el presidente Fournier. El Service
du Contróle se ocupó centralmente de la presentación de los posibles fideicomisos;
daba instrucciones previas a los fideicomisarios y se pronunciaba sobre la legalidad de
las transacciones. En el Verwaltungsstab alemán, el Dr. Michel reconoció inmediata
mente que el nuevo organismo aligeraría la carga de los alemanes sin privarlos en últi
ma instancia de su derecho a veto. Por consiguiente, dio instrucciones a su maquinaria
regional para que aprovechara este aparato, que los franceses habían creado en un espí
ritu de «colaboración», para avanzar en el proceso de arianización900.
A buen seguro, la voluntad alemana de aprovecharse de la colaboración francesa
tenía sus límites. Los prefectos franceses y sus superiores de Vichy no debían ocuparse
684
de presentar candidatos a fideicomisarios de la plantas industriales judías. De las fábri-
cas debía encargarse el Militárbefehlshaber a través de sus propios canales901. El objeti
vo de esta importante reserva era conservar la oportunidad de que los intereses empre
sariales alemanes adquiriesen las empresas industriales judías902.
Durante la administración del programa de arianización surgieron dos grandes difi
cultades. Una estuvo causada por el hecho de que los redactores de la ley no habían
hecho distinción entre los judíos franceses y los extranjeros. N o hace falta decir que
dicha omisión fue intencionada: un organismo alemán no podía admitir de buen grado
que la protección proporcionada por las normas elementales del derecho internacional
fueran aplicables también a los judíos. Sin embargo, los expertos de París decidieron dar
a las delegaciones locales instrucciones no publicadas de dejar a los judíos estadouni
denses exentos de la exigencia (incluida en el decreto del 27 de septiembre) de marcar
sus tiendas con la estrella judía903.
Evidentemente, esa exención no publicada no fue muy efectiva, porque en diciembre
Estados Unidos se quejó del vandalismo cometido contra establecimientos propiedad de
ciudadanos estadounidenses904. Cuando la protesta se llevó ante Ribbentrop, éste declaró
que en primer lugar no se deberían haber hecho excepciones con los judíos estadouni
denses y, señalando el hecho de que se habían rechazado las protestas de naciones amigas
como España y Hungría, ordenó que no se respondiera a la nota estadounidense90^. La
obstinación de Ribbentrop preocupó al Staasminister Dr. Schmid, en París, y a Freytag,
experto en asuntos estadounidenses del Ministerio de Asuntos Exteriores, en Berlín.
Ambos temían las repercusiones antialemanas en Estados Unidos906. Pero Ribbentrop se
negó a ceder, y hubo que cancelar la exención de los judíos estadounidenses907.
685
Más seria en su importancia inmediata que ias repercusiones extranjeras fue la acti
tud de los propios franceses. El 28 de enero de 1941, el experto en economía Dr. Michel,
del estado mayor administrativo del Mitlitarbefehlshaber, advirtió a las comandancias
regionales de que en los círculos empresariales franceses se había lanzado una campaña
para disuadir a los posibles compradores y desanimar a los fideicomisarios. «En particu
lar -escribió- se está intentando suscitar dudas respecto a si los contratos firmados por
los fideicomisarios serán jurídicamente válidos una vez concluida la ocupación.»
El Dr. Michel creía que esta propaganda se podía contrarrestar con los siguientes
argumentos: (1) La autoridad del Militarbefehlshaber para emitir leyes derivaba del
derecho internacional y del acuerdo de armisticio. (2) Disposiciones adecuadas del tra
tado de paz garantizarían que posteriormente no se produjera una anulación. (3) En todo
caso, los contratos eran jurídicamente tan complejos como para dificultar cualquier anu
lación posterior. (4) El gobierno francés estaba colaborando en las arianizaciones; por
consiguiente, las ventas se basaban también, por así decirlo, en la ley francesa. Por lo
demás, el Dr. Michel pensaba que era mejor que los propios judíos vendieran sus empre
sas. Tal participación, dijo, «aliviaría la mente del comprador francés»908.
Los argumentos del Dr. Michel no fueron suficientemente convincentes como para
superar la renuencia francesa a adquirir las propiedades judías. Las primeras transac
ciones fueron en su mayoría ventas a antiguos empleados, a cambio meramente de
dinero para subsistir (für ein Butterbrot)909. Tras 21 meses de arianizaciones en la zona
ocupada (y un año de tales operaciones en el territorio no ocupado), la prensa alemana
publicó estadísticas que revelaban la situación al respecto (véase el cuadro 8.15).
En resumen, en agosto de 1942, sólo el 21 por 100 de las empresas judías que se
encontraban bajo fideicomiso en la zona ocupada habían sido enajenadas, bien median
te venta o bien mediante liquidación. Aunque la operación no había terminado, su
avance seguía siendo 'lento. En octubre de 1943, se habían «concluido» en la zona ocu
pada 11.000 casos (aproximadamente un tercio del total); en el área de Vichy se habían
completado otros 4-000. Los precavidos compradores franceses estaban formando una
asociación de «propietarios de antiguas empresas judías»910. Evidentemente, a estos
franceses les preocupaba meterse en problemas. A l Dr. Michel, sin embargo, no le inte
resaban sus preocupaciones; su pensamiento se limitaba a las estadísticas de las ventas.
En el verano de 1944, cuando las fuerzas aliadas luchaban ya en suelo francés, y cuando
los especuladores presionaban para realizar adquisiciones de último minuto, expresó su
686
Cuadro 8.15. El avance de las arianizaciones en agosto de 1942
Nota; Deutsche Ukraine Zeitung, Lutsk, 4 de agosto de 1942, p. 4; 11 de agosto de 1942, p. 4. Donauzeitung,
Belgrado, 28 de agosto de 1942, p. 5. Se informó de que las empresas aseguradoras, las empresas de servi
cios y el propio Estado francés habían participado significativamente en la compra de propiedades judías.
Las 2.000 empresas que aún no estaban situadas bajo fideicomiso se describían como «insignificantes»
(allerdings bedeutungslos). Las arianizaciones se habían extendido al territorio no ocupado mediante la ley
promulgada por los franceses el 22 de julio de 1941-
911 Informe del M ilitarbefehlshaber de Francia/M V Z Grupo 3 (firmado por el jefe de la adm inis
tración militar, Dr. Michel) referente al 22-29 de julio de 1944, sobre adm inistración y economía, 30
de julio de 1944, Wi/I .288. Informe de M ichel, 6 de agosto de 1944, Wi/T .288.
912 H. Umbreit, D e r M ilitarb efeh lsh aber in F rankreich, ¡940-1944, cit., p. 236. Véase tam bién la
recopilación com pleta, realizada el 30 de junio de 1944, tom ada de los docum entos C X IX a-7 y
C X IX a-112 del C entre de D ocum entation Juive Contem poraine por Joseph Billig, L e C o m isa ria t
G e n e ra l a u x Q u estion s Ju iv e s , vol. 3, París, 1960, pp. 326-329.
9n J. Kaplan, «French Jewry under the O ccupation», A m e rican Jew ish Year B ook , cit., pp. 71-72,
75, 93, 109.
687
El 28 de mayo de 1941, el Militárbefehlshaber estableció que en la zona ocupada
ya no se permitiría a los judíos disponer de sus fondos (en cantidades superiores a las
transacciones normales) sin el consentimiento del Service du Contróle. El 1 de julio
de 1941, el asesor de las SS en la embajada, Obersturmführer Dannecker, informó de
que con la ayuda de Abetz, Schlcier y Zeitschel había convencido al Militárbefehls-
haber de que no negociara con organizaciones judías diferentes del Comité Coordina-
dor. A l mismo tiempo, se había alcanzado un acuerdo con el sistema de seguridad
social francés (el Bureau de Secours National) para privar a todos los judíos de la ayuda so
cial francesa914. El 22 de julio de 1941, se promulgó la ley de arianización francesa, con
una cláusula que establecía el bloqueo automático de las cantidades obtenidas por los
fideicomisarios en la venta de las empresas judías. Una porción del dinero bloqueado
debía retenerse para sufragar los gastos administrativos; el resto debía utilizarse para
los judíos necesitados913.
Los dirigentes judíos se enfrentaban ahora a una cuestión difícil. ¿Debería hacerse
uso de los fondos bloqueados acumulados con la venta de las empresas judías para ayu
dar a los pobres y a la comunidad hambrienta? Los capitalistas del Consistoire Central
y los rabinos que trabajaban bajo su dirección decidieron en contra de dicha utilización,
ya que «habría constituido una nueva fase en la expoliación de la riqueza judía». En
consecuencia, lanzaron una intensa campaña de recogida de donaciones bajo el título
«Fondo del gran rabino de Francia». A l mismo tiempo, los judíos franceses consiguie
ron ayuda del Jewish Joint Distribution Committee [Comité Judío de Distribución C on
junta] estadounidense, que prometió una cantidad igual a la recaudada916.
Las tribulaciones de los dirigentes judíos no eran sólo económicas. Se encontraban
en una Francia que cada vez se aliaba más con los alemanes contra la comunidad judía,
fomentando un clima antijudío, promulgando leyes antijudías, y estableciendo un régi
men antijudío. Esta evolución se ejemplificó en la creación de una oficina central de
asuntos judíos. El embajador Abetz solicitó que se estableciera dicho organismo a
comienzos de marzo de 1941917- El almirante Darían fue el encargado de convencer al
reacio Pétain para que accediera a dar este paso. Cuando Pétain aceptó918, se estable-
914 Informe no firmado de un OStuf. (se cree que lo confeccionó Dannecker), 1 de julio de 1941,
RF-1207. A pesar del «acuerdo», la oficina siguió concediendo subsidios a los judíos con problemas.
D ie Ju d en frag e, 15 de noviembre de 1942, p. 249.
915 Ley promulgada el TI de julio de 1941, firmada por Pétain, Darían, Barthelémy, Bouthillier,
Lehideux, Platón (colonias) y Puche u, Jo u r n a l O fficiel (26 de agosto de 1941). En el artículo 22 de la
ley, los recursos restantes después de practicar las deducciones se denominaban su rplu s y se asigna
ban a un fu n d s de solidarité destiné á venir en aid e au x ju ifs indigents.
9,6 J. Kaplan, «Frenchjewry under the Occupation», A m e ric a n Jew ish Year B ook , cit., pp. 78, 96.
91■' Abetz al Ministerio de Asuntos Exteriores, 6 de marzo de 1941, NG-2442.
918 Abetz al Ministerio de Asuntos Exteriores, 3 de abril de 1941, NG-2432.
688
ció una comisaría de asuntos judíos el 29 de marzo de 1941, con un viejo antisemita,
Xavier Vallat, como comisario. Las funciones del comisario eran de dos tipos: debía
supervisar el trabajo de los fideicomisarios y de las organizaciones judías, y proponer
nueva legislación antijudía. De la segunda función surgieron restricciones económicas
cada vez más drásticas, que culminaron con la ley de arianización y de control de fon
dos promulgada por el régimen de Vichy el 22 de julio.
Para los dirigentes judíos, estos acontecimientos eran inconcebibles; una pesadilla
carente de sentido. El 31 de julio de 1941, el gran rabino de Lyon, Jacob Kaplan, envió
una carta a Xavier Vallat con la que intentaba convencer al francés de una vez por
todas del error de sus métodos. Kaplan señalaba que no era ilógico ni extraño que un
pagano o un ateo difamaran al judaismo. «Pero -preguntaba K aplan- ¡no parece dicha
actitud espiritualmente ilógica así como ingrata por parte de un cristiano?» A conti
nuación, respondía a su propia pregunta. La religión judía, escribió, era la madre de la
cristiana. Los Diez M andamientos eran la carta moral y religiosa de la humanidad civi
lizada. Jesucristo y todos sus apóstoles eran judíos. Por consiguiente, concluía Kaplan,
¿no se daba Vallat cuenta de que cuando atacaba a los judíos estaba atacando al mismo
tiempo a los fundadores del cristianismo? A continuación insertó citas de Pascal, Bos-
suet, Fénelon, Montesquieu, Rousseau, Chateaubriand, Guizot, Renán, Léon Bloy,
Ignacio de Loyola, el Papa Pío XI, Lacordaire y De Sasy.
Una vez expuesto este argumento, Kaplan pasó a analizar los méritos militares judíos
en la Primera Guerra Mundial, citando estadísticas y honores. Aunque no disponía de las
cifras de la Segunda Guerra Mundial, le aseguró a Vallat que «cuando se escriba la histo
ria definitiva, revelará que los judíos han cumplido con su deber como todos los demás
ciudadanos franceses». La carta concluía con la afirmación de que, ante estas pruebas
abrumadoras, Vallat vería indudablemente la luz y se daría cuenta de que llegaría una
hora en que la razón prevalecería de nuevo y el antisemitismo desaparecería.
El 5 de agosto de 1941, Vallat respondió a través de su Chef de Cabinet, Jarnieu. La
carta decía lo siguiente:
Tengo el honor de dar por recibida su carta de 31 de julio, en la que me citaba diversos tex
tos que, por supuesto, son bien conocidos. Dichos textos no habrían sido refutados en ningu
na legislación francesa si no se hubiera producido, en los últimos años, una invasión de nues
tro territorio por una hueste de judíos que carecen de todo vínculo con nuestra civilización.
689
zas armadas y han muerto por Francia. Ése es un asunto que merece dem asiado respeto
com o para convertirlo en objeto de controversia.
N o dem asiado satisfecho con la tendencia de dicha respuesta, jarn ieu concluyó
abruptam ente:
Jarnieu919
919 Texto de la carta en J. Kaplan, «French Jewry under the Occupation», American Jewish Year
Book, cit., pp. 113-11 7. Véase también la declaración de Vallat en Hoover Institution, France during
the Germán Occupation, cit., vol. 2, pp. 626-630.
920 Extractos del informe enviado por el embajador Berard al mariscal Pétain en León Poliakov,
Harvest of Hate, Syracuse, 1941, pp. 299-301.
690
I
Casi desde el comienzo de la ocupación, el régimen de Vichy percibió que bajo la ere-
cientc presión alemana tendría que cambiar a la segunda línea de defensa. Si no se podía
frenar el proceso de destrucción en un cierto punto, habría que esforzarse por desviar toda
la fuerza del ataque de los judíos asimilados, residentes desde hacía mucho tiempo, hacia los
judíos inmigrantes y refugiados recién llegados. El 6 de abril de 1941, el nuevo comisario
antijudío, Xavier Vallat, declaró a la prensa que no existía una «solución homogénea» a la
cuestión judía en Francia. En lo que al norte de Africa se refería, el problema judío no exis
tía en absoluto. «Debemos tener en cuenta también -dijo Vallat- a las antiguas familias
judías, la mayoría de origen alsaciano, que resultan estar asimiladas.» Otro grupo excep
cional estaba compuesto por los soldados que habían luchado en el frente en 1914-1918,
y en 1940. Los judíos del Este, sin embargo, «que en los pasados años inundaron Francia
-concluyó Vallat sin captar la plena importancia de sus palabras- serán con toda probabi
lidad trasladados de nuevo»921.
Los judíos que habían luchado en el frente disfrutaron de privilegios hasta cierto punto
en todos los países europeos del Eje. Al contrario que los veteranos judíos del Reich, que
aprovecharon todos los privilegios que pudieron conseguir, los veteranos del ejército
francés se mostraron dispuestos a declarar su solidaridad con el resto de los judíos. El
11 de agosto de 1941, una delegación de 18 veteranos, encabezada por el general André
Boris, antiguo inspector general de artillería y miembro del Consistoire Central, entre
gó a Xavier Vallat una declaración que aclaraba que la legislación antijudía era «válida
sólo en la medida en que estamos legalmente obligados a cumplirla, y no significa nin
guna aceptación por nuestra parte». Una vez establecida su actitud general tan firme
mente como les fue posible, los veteranos continuaron su protesta con las siguientes
palabras: «¿Consideraría el comisario general para Asuntos Judíos subversiva una de
claración [...] en los siguientes términos: declaramos solemnemente que renunciamos
a cualquier ventaja excepcional que podamos obtener por nuestra categoría de ex mili
tares?»922.
El problema de los militares veteranos judíos no se limitaba al trato que recibían en
la propia Francia, dado que había aún un contingente de varios miles de soldados judíos
cautivos de los alemanes. N o disponemos de datos sobre ninguna intervención francesa
a favor de estos soldados. A buen seguro, las regulaciones contra los prisioneros de gue
rra judíos de los ejércitos occidentales no fueron en absoluto comparables con las drás
ticas medidas aplicadas a los prisioneros judíos del Ejército Rojo. Los únicos prisioneros
judíos occidentales fusilados fueron los inmigrantes del Reich, que eran fusilados inme
diatamente después de comprobar su identidad en los puntos de agrupación de prisio
neros del ejército (Armeegefangenensammelstcllen), es decir, antes de trasladar a los pri
691
sioneros a los Stalags permanentes923. N o había forma de ayudar a los judíos capturados
de esta manera que antes hubieran sido ciudadanos del Reich, pero el conjunto princi-
pal de prisioneros judíos disfrutó de relativa inmunidad. Los soldados de los Stalags y los
oficiales de los Oflags debían permanecer separados de los demás prisioneros franceses,
y el personal judío reclutado debía ser asignado a partidas de trabajo especiales. Sin
embargo, no se marcó a los judíos924. Indudablemente, el temor a las represalias limitó
las operaciones de los generales alemanes contra los prisioneros de guerra judíos.
Durante la entrevista concedida a la prensa el 6 de abril de 1941, Vallat también
había mencionado que no veía problema judío alguno en Africa. Esta declaración es
plenamente conforme con lo que podríamos esperar, porque la influencia de los alema-
nes así como sus intereses en Africa eran comparativamente remotos. En lo que a los
alemanes se refería, los judíos africanos habrían permanecido tranquilos. Pero no fue
así. La jerarquía militar católica de Vichy adoptó sus propias medidas contra ellos.
Una de las primeras medidas de Vichy en África fue la abolición del denominado
Decreto Crémieux, por el cual los judíos de Argelia habían disfrutado de la ciudadanía
francesa desde 1870. A continuación los judíos argelinos fueron golpeados por una serie
de disposiciones incluidas en las leyes francesas promulgadas para el área metropolita-
na pero aplicadas también a Argelia, porque el territorio era parte «integral» de Fran
cia. En virtud de tales disposiciones se efectuaron despidos de funcionarios civiles, se
pusieron limitaciones a la actividad profesional, y se introdujeron las arianizaciones en
las empresas. Finalmente, en Argelia y en los vecinos «protectorados» de Marruecos y
Túnez fueron impuestas diversas medidas por los militares residentes franceses que
gobernaron el norte de África desde comienzos de la década de los cuarenta:
923 Directiva del Grupo del Ejército B, transmitida por el Abw I de la IC/AO del Cuarto Ejército
(firmada por el jefe de estado mayor, Gen. d. Inf. Brencckc) a las divisiones, 18 de junio de 1940,
NOKW-1483. El comandante del Grupo del Ejército B era von Bock, mientras que el Cuarto Ejército
estaba a las órdenes de von Kluge. No disponemos de listas referentes al número de fusilamientos, y es
probable que no se realizara ninguno una vez concluida la campaña francesa. En 1944, una directiva
del OKW/Chef Kfg., que sólo tenía jurisdicción sobre los campos permanentes de la retaguardia, esta
blecía meramente que los cadáveres de prisioneros judíos que hubieran sido privados de la nacionalidad
alemana por la undécima ordenanza de la Ley de Ciudadanía del Reich debían enterrarse sin honores
militares. OKW /Chef Kriegsgefangenenwesen, Befehlssammlung núm. 48 (firmado Mcurer), 15 de
diciembre de 1944, OKW-1984.
924 OKW /Chef Kfg., Sammelmitteilungen núm. 1 (firmado Obstl. Breyer), 16 de junio de 1941,
OKW-1984. Befehlssammlung núm. 11 (firmado von Graevenitz), 11 de marzo de 1942, OKW-1984.
Befehlssammlung núm. 48 (firmado Meurer), 15 de diciembre de 1944, OKW-1984. Una delegación
de la Cruz Roja comunicó en marzo de 1941 que había visto unos 50 prisioneros judíos en el Stalag
X la con una gran inscripción indeleble de Jud en los uniformes franceses. Informe de la Cruz Roja
Internacional (firmado Dr. Marti y Dr. Descoeudres), 16 de marzo de 1941, NG-2386. El informe
quizá haya contribuido a la prohibición.
692
D elegado G eneral en Á frica, gen. M áxim e W eygand
G eneral residente en el «P rotectorado» m arroquí, gen. N ogués (200. 000 judíos)
G obernador G en eral en A rgelia, alm. A brial (120.000 judíos)
General residente en el «Protectorado» tunecino, alm irante Esteva (80.000 judíos)
Bajo el liderazgo del general W eygand, se establecieron pequeñas com isarías judías
en A rgelia y en M arruecos. La m ayoría de las discrim inaciones vigentes en A rgelia se
aplicaron ahora m ediante «d ecretos» del sultán de M arruecos. A dem ás, el sultán prohi
bió a los judíos actividades tales com o el préstam o de dinero, m ientras que el residen
te general de M arruecos, general N ogués, estuvo h aciendo planes para el estableci
miento de guetos obligatorios y de cam pos de con cen tración h asta el m ism o m om ento
en que las fuerzas aliadas invadieron su dom inio925.
La aplicación de los despidos y de las arianizaciones en T únez provocó dificultades
con los italianos, que insistían en proteger a los 5.000 judíos italianos residentes en el te
rritorio. Estos judíos, descendientes de una com unidad m ercantil de Livorno del siglo XVII,
eran im portantes para los italianos. La proporción de ciudadan os franceses e italianos
en T únez ya se había inclinado a favor de Francia en la décad a de los treinta, y los ita
lianos estab an especialm ente ansiosos de evitar que las em presas de los judíos italianos
cayeran en m anos fran cesas926. En con secuen cia, el em bajador A betz se encon tró en la
peculiar posición de defender a los franceses ante el general G elich, de la C om isión del
Armisticio italiana. A betz quería saber qué im presión provocaba el que Francia e stu
viera persiguiendo a los judíos e Italia protegiéndolos. A seguró que en T únez los judíos
italianos con trolaban casi la totalidad de las actividades com erciales e intentó co n ven
cer a G elich de que aceptara un plan que perm itiría a los arios italianos hacerse con las
propiedades de los judíos italian os927. Sin em bargo, no era posible reunir arios italianos
cualificados en tan corto plazo928, y el gobierno italiano se negó a aceptar cualquier
acuerdo de ese tipo929. Posteriorm ente, poco ocurrió en T únez h asta que las tropas ale
manas desem barcaron en el Protectorado, en noviem bre de 1942.
693
El comentario más importante hecho por Vallat en la conferencia de prensa que siguió
a su nom bram iento de comisario hacía referencia a los inmigrantes judíos que habían
«inundado» Francia entre las dos guerras y que ahora serían «trasladados» de nuevo. Ésta
fue la cuña que se convirtió en punto de partida para la «solución final» en Francia. En el
m om ento en que Vallat asumió el cargo, la política general sobre los judíos extranjeros y
apatridas ya estaba fijada. En virtud de la ley de 4 de octubre de 1940, los prefectos red-
bieron com petencias para asignar a estos judíos una residencia forzosa (résidcnce forcée) o
para internarlos en cam pos especiales (camps speciaux) 930. En la m edida en que casi la
mitad de los judíos, incluidos muchos inmigrantes de posguerra de Europa oriental y refti-
giados más recientes de la A lem ania nazi, no poseían nacionalidad francesa931, la política
de Vichy respecto a los no ciudadanos adquirió cada vez mayor im portancia. Durante 1941
y 1942, las categorías y subcategorías de los judíos no franceses se establecieron con mayor
o m enor refinamiento en leyes, decretos, circulares y anuncios varios. Básicam ente, los
judíos fueron catalogados, de m ás a menos favorecidos, aproxim adam ente com o sigue932:
930 Ley de 4 de octubre de 1940, firmada por Pétain, Peyrouton, Bouthillier y A liber t, Jo u r n a l O ffi -
ciel, 18 de octubre de 1940.
9,1 Véase Zosa S z a jk o w sk i, «Glimpses on the History of Jews in O ccupied France», Yad Vashem
Stud ies 2 (1958), pp. 133-157, en pp. 150-157. Szajkowski presenta cifras de 85.664 judíos franceses
y 64.070 judíos extranjeros en el départam ent del Sena a 20 de octubre de 1940, y 59.344 judíos france
ses y 50.639 extranjeros en la zona no ocupada a 15 de marzo de 1942. Es muy probable, sin embargo,
que los datos del sur estén incompletos, ya que quizá no estén incluidos m uchos judíos extranjeros
internados en cam pos. O tra com plicación es la ley de 22 de julio de 1940, en virtud de la cual las
nacionalizaciones concedidas a partir del 10 de junio de 1927, ya fuera a judíos o a no judíos, serían
sometidas a reexamen y cancelación. C om o resultado, varios miles de judíos estaban en proceso de
ser trasladados de la colum na de ciudadanos a la de no ciudadanos.
931 Véase en particular Pucheu a los prefectos regionales de la zona sur, 2 de enero de 1942, en
Centre de D ocum entation Juive, L es ju ifs sou s l’occu pation , París, 1982, pp. 129-133. En la zona no
ocupada, se puso al prefecto de uno de los departam entos a cargo de toda la policía de la región.
Com o resultado de este nombramiento, se convirtió en prefecto regional.
694
- Todos los judíos que habían entrado en Francia después del 1 de enero de 1936 y
que no poseían la categoría favorecida de veteranos.
- A los judíos útilm ente em pleados en la econom ía debía perm itírseles continuar en
su puesto de trabajo.
- A los judíos sin un em pleo de este tipo, pero con m edios, debía asignárseles una
residencia forzosa (redenom inada résidence assignée). Estos judíos eran candidatos
a la exención. Las residencias debían establecerse en localidades pequeñas, y los
judíos no podrían aban don ar dichas localidades sin autorización. E sta m edida se
aplicó principalm ente en el sur.
- Los varones judíos sin m edios de subsistencia, con edades com prendidas entre los
dieciocho y los cincuenta y cinco años, debían ser asignados a Groupements des
travailleurs étrangers (G T E ), una organización de em presas de trabajo para extran-
jeros, entre los que se incluían no sólo judíos, sino tam bién republicanos esp añ o
les, y refugiados holandeses, belgas y polacos. Los judíos acabaron segregados en
em presas «palestin as». Los cam pos de trabajo de los G T E se localizaron princi
palm ente en la zona sur. Fuera del m arco de los G T E , la O rganisation Todt utili
zaba a los judíos de la zona ocupada en proyectos de trabajo desde las A rden as
hasta las islas ocupadas del C an al de la M anch a. A lgun os de los trabajadores de
la O rgan isation Todt habían sido reclutados por el C om ité C oordinador judío en
la creencia de que a los ociosos o indigentes les esperaba un destino peor.
- O tros judíos sin m edios de subsistencia serían asignados a una residencia íorzosa
o a un cam po933.
Los 7.500 judíos del R eich que habían sido trasladados de B adén y el Sarre a la Fran
cia no ocupada fueron inm ediatam ente internados en un cam po de G urs. D e acuerdo
935 Sobre las residencias asignadas, los GTE y los campos, véase M. Marrus y R. Paxton, Vichy F ra n -
cit., pp. 165-176; John K S weets, C h o te s in Vichy F rance, Nueva York, 1986, pp. 112-117
ce an d the Je w s,
y 120-127 (específicamente sobre el Puy-de-Dóme en la zona sur, que incluía Clermont-Ferrand) y Zosa
S zajkowski, A n alytical F ran co-Jem sh G azetteer, Nueva York, 1966. Szajkowski especifica en su índice las
localidades que contienen residencias forzosas, empresas de trabajo y campos, y proporciona al menos
breves descripciones de estas instituciones en la propia gazetteer. La gazetteer está ordenada alfabética
mente por prefectura. Véase también Charles C ruickseiank, T h e G erm án O ccupation o f the C han n el
Islands, Londres, 1975, pp. 197 y 203-204, respecto a la historia de varios cientos de judíos pertenecien
tes a matrimonios mixtos sacados del campo de internamiento de Drancy, en el norte, y enviados en 1943
a realizar trabajos forzosos para la Organisation Todt en Alderney, una de las islas británicas situadas
frente a la costa de Francia y controladas militarmente por los alemanes hasta el final de la guerra.
695
con un informe confeccionado por el rabino K aplan, estos judíos «vivían hacinados en
barracones, durm iendo en el suelo, devorados por los parásitos, padeciendo hambre y
frío en una región húm eda y cenagosa. Tan sólo durante el invierno de 1940-1941 sufrie
ron 800 m uertes»934. En 1941, el gobierno de Vichy había establecido en el sur de Fran
cia una red de cam pos: Gurs, R ivesaltes, N oé, R éccbédon, La Vernet y Les M illes935.
A dem ás de los judíos de B adén y del Sarre, los cam pos contenían a recién llegados del
Reich, A ustria, el Protektorat y Polonia, así com o diversos judíos «apátridas» de todo
tipo. El núm ero total de presos era de 20.000936.
En París, la adm inistración alem ana observó estos m ovim ientos con aceptación apro
batoria. Vieron en la m edida francesa una base para adoptar m edidas similares en el terri
torio ocupado937. Bajo la dirección del Obersturm fiihrer Dannecker, experto de las S S en
asuntos judíos destacado en la em bajada, la prefectura de policía de París reunió un índi
ce de fichas en el que se enum eraba a cada judío (1) alfabéticam ente, (2) por su direc
ción, (3) por profesión y (4) de acuerdo con el crucial criterio de nacionalidad938.
La lista se utilizó por prim era vez en m ayo de 1941, con una redada de judíos pola
cos, y de nuevo en agosto, con la captu ra de judíos involucrados en «delitos com unis
tas y gaullistas, y en intentos de asesin ato contra m iem bros de la W ehrm acht»939. Las
víctim as de estas persecuciones fueron sólo hom bres, a los que enviaron a tres cam pos.
Tras considerable retraso, se descubrió que las cifras de arrestados ascen dían a 7-443,
distribuidos com o se indica a con tin uación 940:
Drancy 4-331
Pithiviers 1.560
Beaun e la R olande 1.552
Polacos 3.649
Franceses 1.602
934 J. Kaplan, «French Jewry under the O ccupation», A m e rican Je w ish Year Book, cit., p. 84-
935 Ibid.
936 Schleier (em bajada en París) al Ministerio de A suntos Exteriores, 11 de septiembre de 1942,
N G -5109.
93' Resum en de la conferencia en la que participaron Abetz, Dannecker, A chenbach y Zeitschel,
28 de febrero de 1941, N G -4895.
938 Dannecker a la R S H A IV-B, 22 de febrero de 1942, N G -2070.
939 J. Kaplan, «French Jewry under the O ccupation», A m e rican Je w ish Year B ook , cit., pp. 82-83.
Schleier al M inisterio de A suntos Exteriores, 30 de octubre de 1941, N G -3264.
94C D annecker a Zeitschel, 20 de octubre de 1941, N G -3264.
941 Ibid.
696
«Em igrantes» 368
Turcos 271
Diversas nacionalidades 564
N acion alidad indeterm inada 624
697
La circunstancia de que las víctim as arrestadas fueran cabezas de fam ilia provocó
otro problem a. U n inform ador francés de la Rüstungskontmllinspektion (el D epartam en
to de Inspección y C on trol de A rm am ento en la zona no ocupada) m anifestó su opi
nión de que detener a los hom bres sin arrestar a sus esposas e hijos había sido un error.
Estas m ujeres, afirm aba el inform ador francés, vagaban ahora por las calles de París y
suscitaban la sim patía de «franceses inconscientes». O tros judíos, decía, estab an desa
pareciendo de París y de las provincias bajo nom bres falsos946.
El 29 de noviembre de 1941, el régimen de Vichy impuso a los judíos una nueva res
tricción al decretar que todas las organizaciones judías (con la excepción de las asociacio
nes religiosas, incluido el Consistoire) debían disolverse, y sus propiedades ser adscritas a
un nuevo consejo, la Union Générale des Israelites de France (U G IF)947. La U G IF sería el
Judenrat de Francia, y la convocatoria de Vichy causó dificultades y disensiones entre los
líderes judíos tradicionales llamados a servir en sus filas. Los posibles candidatos debatie
ron la cuestión en diciembre, siendo algunos de ellos partidarios de m ostrar su rechazo
ofreciendo explicaciones, y otros m ostrándose favorables a aceptar con condiciones. La
implicación de que se concedería un status especial a los judíos franceses, m ás de cien años
después de su em ancipación, provocó que los resistentes se negaran a participar en la
nueva organización, pero el peligro de que se estableciera un control directo de los alema
nes indujo a los partidarios de aceptar a preferir la adm inistración francesa. En cierto
m om ento, los reunidos, espoleados por René Mayer y por el profesor D avid Olmer, se plan
tearon escribir una carta de dimisión colectiva. El que primero reaccionó entre los incli
nados a cooperar fue Raym ond-Raoul Lambert, un hombre de cuarenta y siete años, vete
rano de ambas guerras y funcionario del Comité d’Assistance aux Réfugiés (C A R ). El 30 de
diciembre, tras «una sem ana de diplom acia judía», como Lam bert denom inó al debate
interno, se estableció la formación de la UGIF. René Mayer, el perdedor, no participó. D es
pués de la guerra llegaría a ser primer ministro de Francia. Lambert, el ganador, podía ser
líder judío en ese m om ento. A ntes de que acabara la guerra, sería gaseado en Auschwitz.
La U G IF absorbió las organizaciones de asistencia social judías y su personal, pero
desde el comienzo fue un conjunto de organism os vacilante. C uando el presidente de la
C A R , A lbert Lévy, fue nom brado presidente de la UGIF, fue calificado de juguete en
m anos de Lam bert. A dem ás, la U G IF estaba dividida en sección norte y sección sur,
correspondientes a las zonas ocupada y no ocupada. La dirigían los siguientes hom bres948:
698
Président général (en sucesión)
A lbert Lévy (en M arsella; dim itió)
Raym ond-Raoul Lam bert (en M arsella; en funciones [provisoire] desde marzo de
1943, arrestado en agosto de 1943 y deportado en diciem bre de 1943)
G eorges Edinger (en París)
V icepresidente; A ndré Baur (en París; arrestado en julio de 1943 y deportado a
Auschwitz en diciem bre de 1943)
N O R TE
una semana o más. Las entradas sobre la formación de la U G IF son las del 28 de diciembre de 1941
y 8 de enero de 1942. Véase también Z. Szajkowski, A n aly tic al F ran co-Jew ish G azetteer, cit., pp. 39-6.3;
Jacques A d l e r , Face a la persécution, París, 1985, pp. 71-95 ; J. Kaplan, «French Jewry under the Occu-
pation», A m e rican Je w ish Year B ook , cit., pp. 78, 93-96; y la declaración de Vallat en H oover Institu-
tion, F ran ee during the G e rm á n ü c c u p a tio n , cit., vol. 2, pp. 636-642. Respecto a las políticas de la
UGIF, véase Cynthia H a f t , T h e B a rg a in an d the B rid le, Chicago, 1983, y su artículo «EU nion Géné-
rale des Israélites de France et la politique de “réduction”», en C ontem porary French C ivilization 5
(1981), pp. 261-274; Yehuda Bauer, A m e rican Je w ry an d the H o lo cau st, Detroit, 1981, pp. 164-169; y
Richard Cohén, T h e B u rd en o f C ortscience, Bloomington, 1987. Baur y Lambert se convirtieron en
víctimas de la deportación en 1943. Baur fue deportado tras la llegada de A lois Brunner. A cerca de
la detención de Lambert, véase R. Tóthke a Knochen, 15 de agosto de 1943, en Scrgei Klarsfeld, D ie
E ndlósu ng der Ju d en fra g e in Frankreich. D eutsche D ok um ente 1 9 4 1 - 1 9 4 4 , París, 1977, pp. 210-213.
Todos los docum entos incluidos en el volumen de Klarsfeld proceden del C entre de D ocum entation
Juive Contem poraine.
949 Decreto del Militarbefehlshaber, 17 de diciembre de 1941, V erordnungsblatt des M ilitárbefehls-
luibers in F rankreich , 20 de diciembre de 1941 •
699
que pudieran intervenir cuando fuera necesario9’ 0. D e hecho, el M inisterio de Finanzas
francés no se m ostró cooperativo, pero la UGIF, tem erosa de las represalias alemanas,
pidió prestada la cantidad exigida, em peñando todos los fondos obtenidos de las ariani-
zaciones de las propiedades judías en prenda por el préstam o9’ 1. A l final, la U G IF inmo
vilizó 895 millones de francos, es decir, m ás del 40 por 100 de la cantidad reunida por
las arianizaciones, para financiar el pago de la m ulta932.
La U G IF sufrió otra disminución de recursos cuando la ocupación alem ana del sur de
Francia en noviembre de 1942, privó a los judíos franceses de im portantes fuentes de finan
ciación externas, principalmente la de Estados U nidos953. A unque en ese m om ento se acu
dió a la reserva de la arianización para ayudar a los judíos indigentes, los jefes de la comu
nidad estaban decididos a limitar las retiradas al mínimo. En 1943, los dirigentes judíos
obtuvieron de las autoridades francesas un decreto en el que autorizaban a la U G IF a
imponer una capitación m ensual a cada judío adulto. El im puesto ascendía a 120 francos
en el área ocupada desde el principio, y a 360 francos en la antigua zona de Vichy9’4. Esta
cantidad se com plem entó con la retirada de 80 millones de francos de los fondos bloquea
dos95’ . A l final de 1943, las cuentas bloqueadas ascendían a 485 millones de francos9’6.
A ú n cu an do la U G IF se esforzaba para resolver el asunto del dinero, los alem anes
tenían planes m ás oscuros a la vista. Ya en octubre de 1941, la adm inistración militar
en Francia se puso en con tacto con Rosenberg, Reichm inister dcl M inisterio para los
Territorios O cu p ados del Este, respecto a la posibilidad de trasladar a los judíos hacia el
este957. En ese m om ento no se podía hacer nada, pero cu ando Stülpnagel escribió al
700
Generalquartiermeister, el 5 de diciem bre de 1941, para sugerir la «m ulta», añadió otros
dos puntos: quería que se m atara a 100 judíos, com unistas y anarquistas, y propuso que
se deportara a 1.000 judíos y 500 com unistas hacia el E ste958. H itler aprobó las tres soli-
citudes incluidas en la carta de Stülpn agel959.
El 12 de diciem bre, fueron arrestados en París a unos 750 judíos y trasladados,
junto con otros .300 del cam po de in tern am ien to de Drancy, a C o m piégn e960. D os días
más tarde, von Stülpn agel publicó su orden. El delegado general francés en el territo-
rio ocupado, el em b ajador D e Brinon, p rotestó in m ediatam en te con tra el fusilam ien-
to de los 100 rehenes «judíos, com u n istas y an arq u istas». Su n ota no com en taba la
«m ulta» de 1000 m illones de fran cos ni la propu esta deportación de los 1000 ju
díos961. S in em bargo, las fechas de las d ep ortacion es se escogieron m al. El O K H in
formó al M ilitárbefehlsh aber de que diciem bre y enero eran m eses satu rad os para la
com andancia de tran sporte m ilitar y que los ju díos ten drían que esperar a febrero o
marzo962. A l Sturm ban n fü h rer L isch ka no le gustó este retraso. La deportación , e scri
bió a la R S H A IV-B-4, era urgentem en te n ecesaria (dringend erforderlich) , no fuera
que las autoridades fran cesas in terpretaran la p ausa com o debilidad alem ana (deutsche
Schiváche)96i,
D urante el periodo de espera, el jefe del m ovim iento «social revolucionario» fran
cés, Eugene D elon cle, decidió volar unas cu an tas sinagogas parisinas. En las co n si
guientes dem oliciones fueron heridos varios m iem bros de la W ehrm acht, y com o resu l
tado, el M ilitarbefehlshaber solicitó airadam en te la retirada del B d S recientem ente
nom brado, Dr. K n ochen . La em b ajad a tuvo que intervenir para proteger a su hom bre
«políticam ente exp erim en tado», que tan n ecesario sería en las posteriores opcracio-
701
nes, y von Stülpn agel acordó aceptar una d iscu lpa964. A blan dado , el M ilitárbefehlsha-
ber em itió unos días después una ordenanza en la que im ponía el toque de queda a los
judíos.
El 9 de marzo de 1942 se resolvió el problem a del transporte. Eichm ann escribió a
su hom ólogo del M inisterio de A su n tos Exteriores, el Legation srat R adem acher, para
preguntarle si los diplom áticos tenían alguna objeción a las deportacion es96"1. N i a Lut-
her en Berlín ni a Schleier en P ís se les ocurrió n inguna966.
El representante de Eichm ann en París, m ientras tanto, pensó que las cosas iban a
avanzar con dem asiada lentitud. En una conferencia m antenida en los aposentos de
Eichm an el 4 de marzo, el H auptsturm führer D ann ecker sugirió que sería necesario
proponer al gobierno francés «algo realm ente positivo, com o la deportación de varios
miles de judíos [etwas wirklich Positives, ivie etwa den Abschub mehrerer tausend luden]».
Eichm ann pensaba que, previa aprobación de H eydrich, se podrían entablar negocia-
ciones prelim inares con los franceses para deportar al Este a unos 5.000 judíos.
Eichm ann tenía en m ente varones, no mayores de 55 años, capaces de trabajar (en
resumen, los judíos arrestados en los cam pos de in tem am ien to). Las negociaciones con los
franceses, creía, tam bién debían incluir el tema de la «tarifa de servicio» que los alemanes
cobrarían por trasladar a los judíos. Para determinar la cantidad de la tarifa, primero habría
que calcular la riqueza total de los judíos del país. Estos y otros detalles, dijo, deberían
negociarse en los meses siguientes967.
El 11 de marzo, Eichm ann decidió pedir perm iso al M inisterio de A su n tos E xterio
res para deportar a 5.000 judíos a Auschwitz, jun to con los 1.000 cuya deportación e sta
ba ya program ada968. E sta solicitud tam bién pasó de m ano en m ano y fue aprobada por
Radem acher, Luther, Schleier, W eizsácker y W órm an n969.
La fiebre deportadora aum entó entonces en las filas de la burocracia alem ana en París.
El 18 de marzo de 1942, un funcionario de la em bajada com entó que el nom bram iento
del responsable m áxim o de las S S y de la Policía en Francia (Oberg) tendría «un efecto
964 Em bajada en París al em bajador Ritter, del M inisterio de A suntos Exteriores, 2 de febrero de
1942, N G -119.
96’ Eichm ann a Rademacher, 9 de marzo de 1942, N G -4954.
966 Luther a la em bajada en París, 10 de marzo de 1942, N G -4954. Schleier al M inisterio de A su n
tos Exteriores, 13 de marzo de 1942, NG-4954-
967 H Stuf. D annecker al Stubaf. Dr. Knochen y al Stubaf. Lischka, 10 de marzo de 1942, RF-1216.
Dannecker, nacido en 1913, no era un fanático antes del periodo nazi. V éase la biografía escrita por
Claudia Steur, T h eod or D an n eck er, Stuttgart, 1997. En la década de los treinta, fue Oberscharführer
en el Referat judío de la Dirección General del SD , donde dirigió la sección de «A sim ilacionistas»
junto a la sección de «Sionistas» de Eichmann.
%8 Eichm ann a Rademacher, 11 de marzo de 1942, N G -4954.
969 Correspondencia en N G -4954.
702
especialmente favorable para la solución final» en el país970, y el 27 salió el primer tren de
Compiégne hacia Auschwitz9' 1. El 5 de mayo de 1942, el propio Heydrich llegó a París.
Hablando ante un pequeño círculo de oficiales de la adm inistración militar, dijo algo acer-
ca de las im plicaciones de la conferencia sobre la solución final celebrada el 20 de enero
de 1942, y pasó a revelar que, si bien las operaciones con cam iones de gaseado habían
obtenido m agros resultados, se estaban ideando soluciones más prom etedoras y efica
ces972. En una conversación con Bousquet, jefe de la policía francesa, le anunció que
había ya suficientes transportes para trasladar a los judíos apátridas internados en Drancy,
en la zona ocupada. C o n toda tranquilidad, el jefe de policía francés preguntó a Heydrich
si no podría trasladar tam bién a los judíos apátridas que llevaban año y m edio internados
en la zona no ocupada. Heydrich replicó que todo dependía del transporte973.
En esta situación, el G eneralleutnant Kohl, del E T R A West, se m ostró más que dis
puesto a resultar útil. El general recibió a D annecker personalm ente y, en una conversa
ción de m ás de una hora, reveló al H auptsturm führer que era absolutam ente contrario a
los judíos y un sincero partidario de la «solución final del problem a judío» con miras a la
completa aniquilación (restloser Vemichtung). Entonces, Kohl declaró «literalm ente»
(wórtlich): «M e alegro de que nos hayam os conocido y de que nos m antengam os en co n
tacto. Puede discutir sobre el futuro transporte con mi especialista adecuado. Si me dice
usted “quiero transportar 10.000 o 20.000 judíos de Francia al Este” puede contat con que
siempre le asignaré los vagones y las locom otoras necesarias». A dem ás, el general decla
ró que en asuntos judíos iba a adoptar una postura radical (einen radikalen Standpunkt)
aun cuando (auf die Gefahr hin) cierta gente lo considerase «burdo» (roh)974.
El 3 de junio, la W ehrm achtverkehrsdirektion en París envió el segundo transporte,
D A 301. D ebía partir el 5 de jun io de C om piégne a Auschw itz vía M etz, donde los
vagones franceses serían sustituidos por otros alem anes. En una im portante n ota ad i
cional, la orden establecía que los gastos correrían a cargo del M itlitarbefehlshaber97:i.
703
A nim ados por estos acontecim ientos, los burócratas em pezaron a preparar concen-
traciones y deportaciones a una mayor escala. A m ediados de mayo, la oficina del
M ilitárbefehlshaber trabajaba seriam ente en un decreto en el que se obligaba a todos los
judíos mayores de seis años a llevar una estrella con la inscripción Ju if 916. A unque el
decreto debía aplicarse tanto a los judíos franceses com o a los extranjeros, el trato dado
a algunas nacionalidades extranjeras debía m anejarse con precaución. Tras consultar
con el M inisterio de A sun tos Exteriores, se determ inó que no habría problem as en apli
car la m edida a las siguientes nacionalidades: Reich, polaca, holandesa, belga, francesa,
croata, eslovaca y rum ana977.
El decreto se em itió el 29 de m ayo y entró en vigor el 7 de junio. Las dificultades de
su aplicación se hicieron sentir inm ediatam ente. A lgun os judíos decidieron no llevar la
estrella. O tros la llevaban de m anera incorrecta. Y otros llevaban varias en lugar de
una. A lgun os llevaban la estrella con inscripciones adicionales. Finalm ente, algunos no
judíos decidieron llevar la estrella o algo parecido a ella. A irados, los alem anes arresta
ron a algunos de los judíos transgresores y a sus partidarios franceses para internarlos
en uno de los cam pos978.
En Berlín, la m áquina seguía rodando. El 11 de junio, E ichm ann reunió a sus exper
tos de La H aya, Bruselas y París para analizar nuevas m edidas. Los expertos estaban
considerando las estadísticas que se debían usar en las negociaciones con el E T R A
West. La cifra inicial era de 100.000. Los deportados serían hom bres y m ujeres de die-
ciseis-cuaren ta años, y se m encionó que la can tidad que se cobraría en con cepto de
tarifa de transporte al Estado francés sería de 700 R eichsm ark por persona. El primer
tren saldría el 13 de julio9'9.
En cuestión de días, surgió en el horizonte un im portante obstáculo: el E T R A West
no podía proporcionar el transporte. L a intensificación de la ofensiva de prim avera
había provocado un rápido traslado de 3 7 .0 0 0 vagones de carga, 800 de pasajeros y
1.000 locom otoras desde la zona ocup ad a al Reich. La n ecesidad de este equipam iento
era tan urgente que había que trasladar los trenes vacíos. El restante m aterial rodante
704
apenas alcanzaba para trasladar al Reich a los .350.000 trabajadores franceses del Gau-
leiter Sauckel. Para com plicar las cosas, se produjo una repentina transferencia de la
jurisdicción sobre transporte del E T R A W est al Reichsbahn. L a m aterialización del
cambio (en el transcurso del cual la W ehrm achtverkehrsdirektion m ilitar en París se
estaba convirtiendo en la H auptverkehrsdirektion civil) se estaba produciendo aún el 16
de junio de 1942, y para el H auptsturm führer D annecker la perspectiva de los futuros
transportes de judíos se había vuelto in cierta980.
El im pulso, sin em bargo, no estaba roto. El 17 de junio de 1942, D anecker señaló
que, a pesar de todas las dificultades, tres trenes especiales saldrían de Drancy, Pithi-
viers y Beaun e la R olande, donde 3.000 judíos estab an «listos para la m archa» (marsch-
bereit)981. A l día siguiente, la «W ehrm achtverkehrsdirektion» de París le com unicó las
fechas de partida: 22, 25 y 28 de junio. N o v ak (especialista en transportes del R S H A
IV-B'4) le informó de que el M inisterio de Transportes estaba dispuesto a asum ir tran s
portes de judíos «a gran escala» (imgrosseren Umfange) desde Francia982. Ese m ism o día
hubo aún m ás m ensajes. A h ora se estaban proyectando un total de 36 trenes983. Los tres
transportes a Auschw itz, inform ó Eichm ann a K nochen, estaban autorizados por el M i
nisterio de Transportes, y los detalles técnicos se podían ultim ar con la H auptverkehrs
direktion de París (Herr N iklas)984. El 19 de junio, se envió a la H V D de París el pedido
detallado de los tres trenes985.
El principal program a de transportes se cerró en una directiva firm ada por el jefe de
operaciones del Reichsbahn, Leibbrand, el 23 de junio de 1942. El pedido afectaba a
99.000 judíos deportados de Francia, Bélgica y H olanda. La cuota francesa era de 40.000,
de ellos 35.000 de París, 1.000 de Ruán, 1.000 de Nancy, 1.000 de Dijon, y 2.000 de Bur
deos. D esde Bélgica debían partir 1.000; desde H olanda, 40.000. La Generalbetriebslei-
tung West fue la encargada de llevar a cabo los transportes en coordinación con la Gene-
ralbetriebsleitung O st, utilizando en la m edida de lo posible los horarios existentes. Sería
980 Dannecker al R S H A IV-B-4, 16 de junio de 1942, RF- ¡218, citando de nuevo estadísticas de
m aterial rodante. Pedido de Dorpmüller a las W ehrmachtverkehrsdirektionen de París y Bruselas, 13
de junio de 1942, en E. Kreidler, D ie Eisenbah nen in M achtbereich der A chsenm ach te wührend des Zweiten
Weltkrieges, cit., pp. 356-357.
981 Dannecker a la RSH A , 17 de junio de 1942, C ausa contra N ovak, Landesgericht für Strafsachen,
Viena, 1416/61, vol. 17, p. 297 ss.
982 D annecker a la R SH A , 18 de junio de 1942, ibid.
98’ D annecker a N ovak, 18 de junio de 1942, ibid.
984 Eichmann a Knochen, 18 de junio de 1942, ibid.
98’ H V D Paris/33 (firmado Never) a las Eisenbahndirektionen de Paris-Nord, Paris-Ost, Paris-Süd
y Nancy, con copias al Generalbetriebsleitung West (Essen) y al M inisterio de Transportes/21, 19 de
junio de 1942. Centre de Docum entation Juive Contem poraine, docum ento X X V b-39, Los trenes
partieron puntuales. S. Klarsfeld, M e m o rial to the Je w s D e p o n e d from F ran ce, ¡942-1944, cit.
705
deseable, dijo Leibbrand, com enzar el 13 de julio con seis o siete trenes que transpor
taran a 1.000 personas cad a sem ana. Los vagones los sum inistrarían en la m edida de lo
posible las hauptverkehrsdirektionen occidentales, ateniéndose a la norm ativa de la
G eneralbetriebsleitung O st/PW 986. Leibbrand, el reconocido especialista ferroviario, en
la m ism a m edida que Kohl, el im placable opositor de los judíos, estaba encontrando los
m edios para llevar a cabo las deportaciones desde el oeste.
A hora, los hom bres de las S S podían seguir adelante con sus planes. El 26 de junio
de 1942, D annecker estableció una serie de norm as (Richtlinien) para la deportación de
los judíos franceses. Estableció los límites de edad en dieciseis-cuarenta y cinco y decidió
que las deportaciones podían afectar a los judíos de nacionalidad francesa así com o a
los «apátridas» que no estuvieran efectivam ente protegidos por una potencia extranjera.
A continuación preparó una lista de las cosas que las víctim as debían llevar consigo:
dos pares de calcetines, dos cam isas, dos juegos de m udas de ropa interior, una toalla,
una taza, una cuchara, etc. Para asesorar a la com an dan cia de transporte, detalló la
calidad de la com ida que debía alm acenarse en el vagón de reservas de cad a tren. Dado
que los trenes estarían com puestos por vagones de carga, estableció que cad a uno de
ellos fuera provisto de un balde. Finalm ente, se ocupó de la cuestión de los vigilantes,
que h asta la frontera del R eich debían ser proporcionados por la Feldgendarm erie del
ejército, en núm ero de un oficial y 40 hom bres por tren987.
La garantía de que dispondrían de trenes tam bién perm itió a las S S trazar una gran
estrategia para Francia. A finales de m es se creía que en breve (in Kürze) se podrían
sacar 50.000 judíos de la zona ocupada de Francia. S e esperaba que la aplicación del
plan no encon trara dificultades (reibungslos und klar). La operación debía com enzar en
las principales ciudades. El prim er tren debía partir de Burdeos el 13 de julio de 1942.
E staba plan eado que, a intervalos de dos días, salieran los siguientes transportes: Bur
deos de nuevo, A ngers, R uán, C hálons-sur-M arne, N an cy y O rleáns. La m áquina de
986 M inisterio de Transportes/21 (firmado por el jefe del E II, Leibbrand) a la Generalbetriebslei
tung West (Essen), al L y L PW de la Generalbetriebsleitung O st, a las H auptverkehrsdirektionen en
París y Bruselas, al plenipotenciario de Ferrocarriles en U trecht, y a la Reichsbahndirektion de Opole,
23 de junio de 1942; y Schnell (21) a 16, 11 de julio de 1942, adjuntado directiva con propósitos eco
nómicos, C au sa contra Ganzenmüller, Volumen Especial IV parte III, pp. 57-58. O bsérvese también
el espíritu acom odaticio m ostrado por M ohl (H V D Paris/33) en la discusión con el Stubaf. Mayer-
Falk sobre posteriores transportes, señalada en el memorando redactado por M óhl el 2 de julio de
1942, Centre de D ocum entation Juive Contem poraine, docum ento X X V b-45.
987 Directiva de Dannecker, 26 de junio de 1942, RF-1221. A l final no hicieron falta tantos hombres
de la Feldgendarmerie, ya que había gendarmes franceses disponibles. Róthke al Kommandant de Gross-
Paris/Kommandostab Ia/Stabsoffizier der Feldgendarmerie, 16 de julio de 1942, solicitando el nombra
miento de un oficial y ocho hombres para supervisar al personal francés que viajaría en el tren progra
mado para el 19 de julio. Centre de Documentation Juive Contemporaine, documento XXV b-72.
706
deportación descendería entonces a París988. La cuota parisina era de 22.000 judíos, que
debían ser capturados en cad a arrondissement en proporción a la distribución de los ju
díos residentes en la ciudad989.
A h ora que la dificultad del transporte estaba parcialm ente superada, los hom bres de
las S S en París se enfrentaban a otra escasez: la de policías. En toda la Francia o cu p a
da, la Policía del O rden alem an a sólo tenía tres batallon es con un total de 3.000 h om
bres. (Lo débiles que eran estas fuerzas en relación con su tarea se puede percibir en el
hecho de que H olan da tenía m ás de 5 .0 0 0 )990. C laram ente, no era posible pedir ayuda
a la Policía del O rden. Para la operación relativam ente m enor de vigilar los trenes, la
R SH A había conseguido la asistencia de la Feldgendarm erie, pero para la em presa de
mayor envergadura de llevar a cabo las capturas, las S S tenían que confiar en la policía
francesa. En la zona ocupada, el núm ero de policías franceses era de 4 7 .0 0 0 991. Los fran
ceses h acían falta especialm ente en París, una ciudad que en 1941 podía tener aún casi
dos m illones de habitantes, de ellos 140.000 judíos.
Para conseguir el pleno respaldo de la policía francesa, el B dS Standartenführer Kno-
chen se presentó en el despacho del jefe del gobierno francés, Pierre Laval, y le informó
de que el gobierno alem án había decidido deportar a todos los hom bres, m ujeres y niños
judíos residentes en Francia. N o se haría distinción entre los judíos de n acionalidad fran
cesa y los dem ás. Las autoridades alem anas ya habían com unicado su decisión al prefec
to de policía de París. Inm ediatam ente, Laval intercedió ante el responsable m áxim o de
las S S y de la Policía, Oberg, para salvar la situación.
O berg hizo una propuesta interm edia. Si la policía francesa cooperaba en la op era
ción, las capturas se lim itarían por el m om ento a los apátridas. «Los trenes están dis
puestos. H ay que llenarlos a cualquier precio. El problem a judío no tiene fronteras para
nosotros. La policía debe ayudarnos o harem os los arrestos sin distinguir entre los judíos
franceses y los d em ás», explicó el hom bre de las S S. A con tinuación O berg aseguró que
los judíos estaban siendo enviados a Polonia, donde se establecería para ellos un «Estado
judío».
Laval tenía ahora que tom ar una «rápida decisión». D ecidió salvar a los ciudadanos
franceses e involucrar a la policía en las redadas. Escribiendo sus m em orias después de
la liberación, en la cárcel para con den ados a m uerte, Laval defendió su decisión en los
siguientes térm inos:
938 M em orando firmado por Eichm ann y Dannccker, 1 de julio de 1942, RF-122.3; D annecker a
Knochen y Lischka, 1 de julio de 1942, RF-1222.
989 M em orando de Dannecker, 4 de julio de 1942, RF-1224.
990 Daluege a Wolff, 28 de febrero de 1942, N O -2861.
991 Ibid.
707
H ice todo lo posible, co n sid eran do el h ech o de que mi prim er deber era p ara con mis
co n ciu d ad an os de extracción judía, cuyos intereses no p odía sacrificar, Hn este caso no
se respetó del derecho de asilo. ¿C óm o podría haber sido de otro m odo en un país o c u
pad o por el ejército alem án? ¿C óm o podía haberse p rotegido m ejor a los ju díos en un país
en el que la G e stap o cam pab a por sus resp etos?992
992 Cita y relato de las reuniones con Knochen y Oberg en Fierre L a v a l , D ia r y , N ueva York, 1948,
pp. 97-99.
99i M emorando redactado por Róthke sobre la conversación telefónica con Eichmann, 15 de julio
de 1942, RF-1226. Eichmann había llam ado a las 7 de la tarde del 14 de julio. V éase también D an
necker a Róthke, 21 de julio de 1942, Policía de Israel, 65. Testimonio de Eichm ann, transcripción
del proceso contra Eichmann, 12 de julio de 1961, sesión 94, pp. N n l, O o l. Por otro lado, un trans
porte de 824 judíos de Angers incluía a 201 ciudadanos franceses. S. Klarsfeld, M e m o rial to the Jew s
D e p o n ed {rom France, 1942-1944, cit., p. 72. Sobre los detalles de la redada de A ngers, ejecutada el
15-16 de julio, véase Robert G i l d e a , M a ria n n e in C h ain s, N ueva York, 2003, pp. 259-264.
L’94 Dannecker al R SH A IV-B-4, 6 de julio de 1942, Centre de D ocum entation Juive Contempo-
raine, L a persécu üon d e s ju if s en F ran ee, cit., p. 128.
708
día, Schw eblin; el C hef de C abinet del C om isariado A ntijudío, G alien; y un oficial del
estado m ayor de la Policía de C alle, G u id ot995.
En el transcurso de las redadas, la policía francesa capturó en la capital a 12.884
judíos apátridas «etc.». M uchos de estos 3.031 hom bres, 5.802 m ujeres y 4-051 niños
(de dos-quince añ os), pensaba el O bersturm fiihrer R othke, pertenecían al «estrato más
bajo» (aus der untersten Schieht). Los judíos con dinero, supuso, habían sido advertidos
por la policía francesa, aunque no tenía pruebas de ello. 6.000 personas (hom bres y
mujeres solteros y parejas sin hijos) fueron enviadas directam ente a Drancy. Las fam i
lias con hijos fueron desviadas por el velódrom o (el Vélodrome d ’Hiver) hacia Pithiviers
y Beaune la R olande. La Policía de Seguridad de París aún no h abía recibido la apro
bación para deportar a los niños, y durante este h iato los representantes de la policía
francesa pidieron repetidam ente (wiederholt) a los alem anes que transportaran a los
niños con los adultos. (La luz verde la dio Eichm ann el 20 de ju lio.)996 En el Vélodro-
me d ’H iver prácticam ente lo que prevalecía era el caos, con escen as de personas h aci
nadas, sin com ida, niños pequeños sin identificar (m uchos enferm os de diarrea) y 50
judíos m oribundos en un rincón del estadio997. H ay ciertos indicios de que la U G IF
(que debía asum ir la responsabilidad m édica de los internos y que tenía que realizar
otras tareas, incluido el sum inistro de los 800 baldes para los trenes) con ocía la redada
aproxim adam ente un día antes de que em pezara998. C u an d o A n dré Baur, jefe de la sec
ción norte de la UGIF, apareció en el estadio a m ediodía del 16, lo abu ch earon 999.
Tras las capturas, los expertos en propaganda de la W ehrm acht en París com entaron
que parte de la población aún «no com prendía» (kein Verstándnis) los procedim ientos,
y que las oficinas y la policía francesas habían indicado con su con ducta que «no reco
nocían la n ecesidad de estas m edidas [dass sie die Notwendigkeit dieser M assnahmen nicht
anerkenen]»1000. A n tes de que transcurriese m ucho tiem po, los organism os públicos
709
encargados de los pagos de seguros y pensiones se pusieron en co n tacto con la Prefec-
tura de Policía de París para solicitar certificaciones de las n uevas direcciones de las víc
tim as dep ortad as1001. Eichm ann envió aviso de que bajo ninguna circunstan cia debía
m encionarse la evacuación ni las deportaciones. S i era absolutam ente necesario, como
en el caso de ajustar una finca, la inform ación debía lim itarse a liquidar la determ ina
ción de que «el judío se ha ido y se d escon oce su residencia actual [dass der Jude z- Zt.
verzogen u. sein gegenmirtiger Aufenthalt unbekann i.stj»1002.
En todo este periodo de febril actividad, los alem anes no olvidaron el área no ocu
pada. Ya el 27 de junio de 1942, el H auptsturm führer D an ecker m encionó en una con
versación con el Legationsrat Zeitschel que necesitaría 50.000 judíos de la zona de
Vichy «lo antes posible». Zeitschel com unicó el asunto inm ediatam ente al em bajador
A betz y al ü esan d tsch aftsrat R ah n 1003. Los diplom áticos y los hom bres de las S S unie
ron ahora fuerzas para ejercer la presión (Druckarbek) n ecesaria sobre Laval.
N o hizo falta presionar m ucho. Laval se declaró dispuesto a entregar a los judíos
extranjeros de la zona no ocup ad a y propuso que los alem anes se «llevaran» tam bién a
los niños m enores de dieciséis a ñ o s1004. Los alem anes estaban eufóricos. Tam bién sor
prendidos. D espués de una reunión, un n egociador alem án, el G esan dtsch aftsrat Rahn,
no pudo evitar com entarle a Laval que todo el asunto era un tanto desabrido. Irritado,
Laval le saltó a R ahn: «B ueno, ¿qué voy a hacer? Les ofrecí estos judíos extranjeros a
los A liados, pero no m e los quitaron de las m a n o s» '005.
A Lam bert, adm inistrador de la U G IF en la zona sur, le llegaron rum ores de las in
m inentes deportacion es. El 28 de julio, en Vichy, la policía n acion al le confirm ó las
noticias: 10.000 judíos extran jeros que habían establecido su residencia en Francia
después del 1 de enero de 1936 serían deportados. En el transcurso de esta crisis, los
dirigentes judíos en el sur de Francia no tom aron decisión co lectiva alguna. Los m iem
bros del con sejo adm inistrativo de la sección sur de la U G IF estab an dispersos en
varias ciudades, y durante todo el m es de agosto el con sejo no se reunió. Lam bert vio
a Laval por casu alid ad el 31 de julio, pero no ap rovech ó la ocasión para plan tearle pre
gunta alguna. Escribiendo en su diario varias sem anas después, afirm ó que tal inter
vención sólo era prerrogativa de Lévy, presidente de la UGIF, y de H elbronner, presi
dente del C on sistoire. El 2 de agosto, en Lyon, Lam bert le m an ifestó esta postura a
Helbronner, invitándolo a h acer algo. H elbronner -a b o g ad o , político, prim o de dos
710
Rothschild, y 20 años m ayor que L am b e rt- pronunció enton ces estas «crim inales»
palabras: «S i Laval quiere verm e, no tiene m ás que llam arm e, pero por favor dígale que
desde el 8 de agosto h asta septiem bre me voy de vacacion es y n ad a en el m undo puede
hacerm e volver [Si M. Laval veut me voir, il ría qu'á me convoquer, mais dites-lui bien qu’a
partir du 8 aoüt et jusqu’en sepíembre je pars en vacances et que rien au monde ne pourra
me fdire revenir]»1006.
U n día después de esta conversación, Leguay inform ó a D arquier de Pellepoix sobre
las fechas de las inm inentes deportaciones desde am bas zonas. El objetivo seguían sien-
do los judíos extranjeros, y los prim eros en ser trasladados serían los ya internados,
incluidos los niños que se habían quedado en los cam pos después de que sus padres
hubieran sido deportados en anteriores tran sportes1CC'. En una directiva em itida el 5 de
agosto, se establecieron especificaciones precisas. Los judíos deportables eran aquéllos
de ciudadanía extran jera residentes en cam pos, en los groupes de travailleurs étrangers,
en refugios de la U G IF y en otras instituciones sociales. Los judíos que aún residieran
en su vivienda no serían expulsados de la zona no ocupada si pertenecían a una de las
once categorías, que incluían, entre otras, a las personas m ayores de sesenta años, a los
padres o m adres de niños m enores de dos años, y a los niños no acom pañados m enores
de dieciocho años. Las instrucciones se m antuvieron estrictam ente confidenciales, y el
16 de agosto debían estar preparadas las listas1008.
A pesar del secretism o, el con tenido de las regulaciones se filtró a las organ izacio
nes judías que operaban en el m arco de la UGIF. Los trabajadores sociales de estos
organismos, adm itidos en los cam pos de in tern am iento del sur para proporcionar asis
tencia a las fam ilias detenidas, em pezaron a sacar a los niños de los cam pos para que
1006 R. Lambert, Carnet d’un lémoin, cit., entrada correspondiente al 6 de septiembre cíe 1942,
pp. 177-180. Véase también Y e r a c h m ie l (Richard Cohén), «A Jewish Leader in Vichy France, 1940-43:
The Diary of Raymond-Raoul Lambert», Jewish Social Studies 43 (1981), pp. 291-331, especialmente
pp. 292, 300 y 309. Helbronner, que se había reunido con Pétain repetidamente durante la ocupa
ción, había sacado la impresión de que podía confiar en el mariscal y en sus afirmaciones. En estas
reuniones, Pétain no reveló el papel que había representado en la redacción de las leyes y en otros
asuntos antijudíos. En un nivel inferior, la aparente receptividad de los funcionarios franceses a los
argumentos judíos era similarmente engañosa. En efecto, la táctica provocaba narcosis en los repre
sentantes judíos. Subestimando el peligro, el Consistoire atribuía las medidas antijudías a «los anti
semitas». Protestaba contra las crecientes restricciones, pero daba a la comunidad judía instruccio
nes para que las obedecieran, dado que se emitían como actos del Estado. Véase R. Poznanski, Jews
in France during World War II, cit-, pp. 76, 79, 88-94 y 271.
1007 Leguay a Darquier de Pellepoix, 3 de agosto de 1942, texto en S. Klarsfeld, Vichy-Auschwitz
1942, cit., pp. 310-311.
loes D i r e c t i v a de la Policía Nacional/Direction de la Pólice du Territoire et des Etrangers/' Comi
saría novena (firmado H. Cado) a los prefectos regionales, 5 de agosto de 1942, en ibid., pp. 318-319.
71 I
fueran aptos para la exención. Era n ecesario arrancar a los niños del lado de sus
pad res1009.
M ientras tanto, la m aquinaria de deportación seguía su curso. El 13 de agosto,
Leguay declaró en una conferencia con D annecker y Róthke que el primer transporte
de judíos de la zona no ocupada cruzaría la línea de dem arcación el 17 de agosto. Se
entendía que los trenes del sur de Francia debían dirigirse a Drancy, donde los depor
tados se «m ezclarían» con niños de Pithiviers y Beaun e la R olande. Los alem anes sugi
rieron que tam bién se podían enviar niños de la zona no ocupada. Leguay respondió
que ya se habían iniciado las redadas de judíos «ap atridas» y que él haría todo lo posi
ble por garantizar un núm ero suficiente. Los alem anes expusieron enton ces que, como
ya le habían dejado claro a Laval, se trataba de una «Aktion perm an en te», que final
m ente tendría que incluir a los judíos de nacionalidad fran cesa1010.
El 18 de agosto, Bousquet redujo a seis las once categorías de judíos exentos en la
zona sur. A partir de entonces, los niños pequeños bajo el cuidado paterno sólo se libra
rían si eran m enores de dos años, y la facultad de dejar a adolescentes de h asta diecio
cho años en la zona libre se elim inó explícitam ente («Faculté de laissez enfant de moins
de 18 ans en zone libre suprim ée»)iCA[.
El 1 de septiem bre, las autoridades de Vichy en el área no ocup ada habían entrega
do a 5.000 judíos y arrestado a otros 7 .1 0 0 1012. Los judíos que se sentían en inm inente
peligro se dispersaron hacia las fronteras con España, Suiza e Italia h asta que los hom
bres de Bousquet se can saron de escalar «m on tañ as» (zum grossen Teil vom Bergsteigen
schon ermíidet)1013.
Vichy no podía ocultar sus crecientes operaciones, y a m edida que aum entaba el
conocim iento, tam bién lo h acían las diversas reacciones en una variedad de ámbitos.
En el Consistoire, la respuesta fue lim itada. El secretario personal de Helbronner,
R obert Kiefe, abogado y experto peticionario, había hecho rondas para ver m uchas
veces a altos cargos franceses, y m ientras la crisis avanzaba, se aproxim ó a un secretario
1009 Hillel KlEVAL, «Legality and Resistancc in Vichy France: The Rescue of Jewish C h ild re n », Pru-
ceedings of the American Philosophical Society 124 (1980), pp. 339-366, especialmente pp. 357-359.
k l° Resumen de la reunión de Leguay con Dannecker y Róthke (firmado Róthke), 13 de agosto
de 1942, RF-1234. La RSH A prohibía los transportes exclusivamente de niños, pero éstos no iban
necesariamente distribuidos uniformemente por vagón. Para el tren del 21 de agosto hay varias cifras
por vagón: 90 niños/7 adultos, 55 niños/1 adulto, 74 niños/2 adultos, etc. Véase Serge Klarsfeld,
Memorial to the Jews Deported from France, 1942-1944, cit., pp. 191-192.
icu p0hcía Nacional/Oficina Novena (firmado Bousquet) a los prefectos regionales de la zona no
ocupada, 18 de agosto de 1942, pp. 360-361.
lcl2 Schleier al Ministerio de Asuntos Exteriores, 1 1 de septiembre de 1942, NG-5109.
1013 Róthke a Knochen, Lischka y Hagen, 9 de septiembre de 1942, Policía de Israel, 1260. El ob
jetivo era realizar de 14.000 a 15.000 detenciones.
712
de Laval el 14 de agosto sólo para reiterar una antigua idea, favorecida por H elbronner:
que a los judíos que fueran ciudadanos franceses se les perm itiera pasar de la zona o cu
pada a la no ocupada. Le dijeron que dicho traslado era ahora im pensable. O n ce días
después, el 25 de agosto de 1942, el C onsistoire envió a Laval una larga «protesta
solem ne» no firm ada (protestation solennelle), que hizo pública. En este docum ento, el
Consistoire, con creciente preocupación por todos los niños y por las jóvenes, así com o
por los ciudadanos franceses, solicitó que, si no se podían revocar las deportaciones, se
pusieran de n uevo en vigor las excepciones aplicadas a los prim eros cinco tran spor
tes1014. Esos trenes, que habían salido en prim avera, transportaban principalm ente sólo
hombres jóven es que no tenían la n acionalidad francesa.
En la ciudad m eridional de Toulouse, el arzobispo dio instrucciones a los sacerdotes de
su diócesis para que protestaran desde el pulpito contra la deportación de los judíos.
Cuando Laval oyó hablar de estas instrucciones, llam ó a' un representante del nuncio,
monseñor Rocco, y le pidió que llam ara la atención del Papa y del secretario de Estado
cardenal M aglione sobre la determ inación del gobierno francés de no permitir interfe
rencias de este tipo en los asuntos internos del Estado francés. Laval advirtió entonces a
Rocco que en caso de que los sacerdotes intentaran proteger a los judíos deportables en
iglesias y claustros, no dudaría en enviar a la policía francesa para que los sacara a rastras.
En conclusión, Laval expresó sorpresa ante el hecho de que la Iglesia católica adoptara
una postura tan inflexible. D espués de todo, dijo en referencia al «som brero am arillo», las
medidas antijudías no eran exactam ente nuevas para la Iglesia1015.
Laval cum plió su am enaza. En la diócesis de Lyon varios sacerdotes fueron d eten i
dos por leer declaracion es de p rotesta ante las congregaciones y por cobijar a niños ju
díos en suelo eclesiástico1016. Entre los detenidos se encontraba el jesuíta Eider Chaillet,
«m ano derecha» del arzobispo de Lyon, Gerlier. Chailler fue acusado de ocultar a 80 niños
judíos1017.
A l tiem po que luchaba con tra la Iglesia, Laval recibía tam bién presiones de E stados
U nidos y de Suiza. Las relaciones diplom áticas entre E stados U n idos y Vichy persistie
ron durante los m eses de veran o de 1942, pero la situación ya era ten sa en agosto de
1014 R. Poznanski, Jem in France during World War II, cit., pp. 290-291. El texto de la protesta se
encuentra en S. Klarsfeld, Vichy-Auschwitz 1942, cit., pp. 360-361.
1015 Abetz al Ministerio de Asuntos Exteriores, 28 de agosto de 1942, informando sobre la con
versación mantenida el 27 de agosto con Laval, NG-4578.
1016 Bergen (embajador alemán en el Vaticano) al Ministerio de Asuntos Exteriores, 14 de septiem
bre de 1942, NG-4578. Textos de las proclamas del arzobispo de Toulouse, Jules Gérard Saliége; del
arzobispo de Lyon, cardenal J. M. Gerlier; y del obispo de Montauban, Pierre Marie Théas, adjunta
dos por el BdS/ Kommando en Orléans al BdS en París/TV J, 22 de enero de 1943, Policía de Israel,
1258.
1017 Abetz al Ministerio de Asuntos Exteriores, 2 de septiembre de 1942, NG-5127.
713
dicho año, cuando los estadounidenses observaron los preparativos del régim en de
Vichy para devolver a los refugiados judíos al R eich alem án. C u an d o el delegado del
C om ité de Servicio a los A m igos [Friends Service Comittee] estadouniden se protestó
contra las inm inentes deportaciones, Laval le dijo que «estos judíos extranjeros siem-
pre habían sido un problem a en Francia, y que el gobierno francés se alegraba de que
un cam bio en la actitud alem ana le diera la oportunidad de librarse de ellos». Laval pre
guntó al delegado cuáquero por qué E stados U n idos no recibía a estos judíos y co n clu
yó con «u n a discusión general y bastan te am arga sobre el problem a ju d ío » 1018.
La presión continuó. D onald Lowrie (Com ité Internacional, A sociaciones Cristianas
de Hom bres Jóvenes [International Comité, Young Men’s Christian Association]) descubrió
«a pesar del intento por parte de la policía de m antener el secreto» que se habían hecho
planes para deportar a 10.000 judíos desde la Francia no ocupada a Polonia1019. A rm ado
con esta información, el encargado de negocios estadounidense presentó una protesta
ante Laval, y m encionó que 4-000 niños de dos a quince años habían sido separados de
sus padres en cam pos de concentración de la zona ocupada. Laval, refiriéndose al desti
no de los judíos, afirmó que éstos eran dem asiado num erosos en Francia. Cuestionando
los informes sobre los niños, exigió pruebas1020. En Estados U nidos, el secretario de E sta
do, Hull, informó al encargado de negocios el 28 de septiembre de que, siempre que el
gobierno de Vichy se m ostrara de acuerdo, Estados U nidos estaba dispuesto a emitir visa
dos para 1.000 niños, y que se podrían autorizar visados para otros 5 .0 0 0 1021. Para enton
ces, los niños concentrados ya habían sido deportados.
El gobierno de Suiza, poniendo la vista en la evolución de la vecina Francia, intuyó
m om entáneam ente que se produciría una invasión m asiva de refugiados. A medida que los
atemorizados judíos del sur de Francia y los posibles reclutados por la W ehrmacht en A b a
cia y Lorena empezaron a cruzar la frontera, las autoridades federales repatriaron a algunos
de los judíos con la disculpa de que no cumplían las condiciones para concederles el asilo
«político». Enfrentado a considerables críticas por esta acción, el jefe del D epartam ento de
Justicia y Policía Federal declaró: «N o podem os convertir nuestro país en una esponja para
Europa y acoger, por ejemplo, al 80 o al 90 por 100 de los refugiados judíos»1022.
714
M ientras la policía suiza se ocupaba ele im perm eabilizar la frontera, el m inistro suizo
en Vichy, W alter Stucki, actu an do com o delegado del C om ité Internacional de la Cruz
Roja en Francia, entró en el despach o de Pétain y, golpeando la m esa, m anifestó su pro
testa al anciano m ariscal francés. Se dice que Pétain «deploró» la situación, añadiendo
que era cuestión de «intereses internos». Según las inform aciones, Stuck replicó que no
estaba de acuerdo y que, bajo las m edidas de deportación, estaban sacan do a los niños
de instituciones dirigidas por organizaciones benéficas suizas1023.
A los alem anes, el creciente volum en de deportaciones les creó un problem a distin
to: el transporte de tan tos judíos supondría un gasto enorm e. La división financiera del
R eichsbahn hizo una concesión, em itiendo el 14 de julio de 1942 una directiva que
autorizaba -e n el caso de los trenes especiales que partieran desde H olan da, Bélgica y
Francia con destino a A uschw itz- que la tarifa de grupo fuera la m itad del billete nor
mal de tercera clase para la distancia que se cubriría en el territorio del Reich; de las fac
turas y de los pagos se ocuparía la oficina oficial de viaje (M itteleuropáisches Reisebü-
ro)1024. N o obstante, los costes seguían siendo considerables. El 17 de agosto de 1942, el
especialista en presupuestos de la Policía de Seguridad en la R S H A , Dr. Siegert, escribió
al M inisterio de Finanzas para com unicar que 18 trenes de Francia a Auschw itz habían
costado 76.000 RM h asta la frontera alem ana, y 4 3 9 .0 0 0 RM desde la frontera h asta
Auschwitz. En realidad, se estab a plan ean do establecer un cam po en A lem an ia o c ci
dental para reducir tales costes. M ien tras tanto, la C o m an d an cia M ilitar en Francia
había declarado su volu n tad de financiar los transportes h asta la frontera, y la propia
Policía de Seguridad estab a ad elan tan d o los fondos para que los trenes con tin u aran en
territorio del R eich y que de esa form a no se interrum piera la «evacu ación ». Siegert
quería saber qué parte del gasto asum iría la C o m an d an cia M ilitar1025. A l m enos parte
de la respuesta estab a clara. «E l traslado de los ju díos» (Entfernung der Juden) form a
ba parte de los gastos de ocu p ació n 1026, y el M inisterialdirigent Litter pen saba que toda
la cantidad debería correr por cuenta de la C om andancia Militar, pero esta opinión no la
com partían la mayoría de sus com pañeros1027. A l final, el M inisterio de Finanzas decidió
1023 Harrison a Hull, 26 de septiembre de 1942, ibid., p. 472. Véanse también las conversaciones
del pastor protestante francés Boegner con Bousquet, Darían y Laval, en Alexander Werth, France,
1940-1955, Nueva York, 1956, pp. 61-62.
1C24 Reichsbahn/16 a las Reichsbahndirektionen de Karlsruhe, Colonia, Münster y Sarrebruck,
copias a las Hatipteisenbahndirektionen en Bruselas y París, al plenipotenciario en Utrecht, y al Amtsrat
Stange, 14 de julio de 1942, Causa contra Ganzenmüller, Volumen Especial IV pt. III, p. 56.
1025 Siegert al Ministerio de Finanzas, 17 de agosto de 1942, Archivos Federales Alemanes, R 2/12158.
1026 Kallenbach a través de Bendery Bussmann al Ministerialdirigent Litter, 25 de agosto de 1942,
R 2/12158.
1027 Resumen de la conferencia mantenida en el Ministerio de Finanzas el 17 de septiembre de
1942, fechado el 22 de septiembre de 1942 (firmado Litter), R 2/12158.
715
que la C om an d an cia M ilitar debía aportar francos franceses en concepto de gastos de
ocupación para cubrir las distancias de su dom inio, y que los restan tes gastos correrían
a cargo de la Policía de Segu rid ad 1028.
N o obstante los gastos, los alem anes no estab an com pletam ente satisfechos con el
ritm o de las deportaciones. D urante una conferencia celebrada el 28 de agosto de 1942
en Berlín por expertos de la R S H A en asuntos judíos, se dejó caer el com entario de que
otros países aven tajaban a Francia en cuestiones de «solución final» y que el sector
francés tendría que ponerse a la altu ra1029. Pocos días después, el U ntersturm führer
A h nert envió a O bcrg un resum en de las cifras que revelaban que h asta el 2 de sep-
tiem bre habían sido deportados en total 18.000 judíos de la zona ocu p ad a y 9.000 de la
zona no ocupada. A unque estaba previsto acelerar las operaciones en septiem bre, dijo
A hnert, los alem anes se enfrentaba a la obvia dificultad que suponía la insistencia fran
cesa en distinguir entre judíos franceses y extranjeros. Por consiguiente, sería necesario
conseguir al m enos una revocación francesa de las nacionalizaciones concedidas a los
judíos después de 19 3 3 1030.
A lo largo de las sem anas siguientes, el B dS K n och en habló con el jefe de la Policía
francesa, Bousquet, y con el prim er m inistro, Laval, sobre la posible con cen tración de
los judíos de n acionalidad francesa. Las conversaciones resultaron infructuosas. Pétain
se oponía a la deportación de los judíos franceses, y la burocracia de Vichy era reacia a
actuar en contra de los deseos de Pétain. El responsable m áxim o de las S S y de la Poli-
cía, Oberg, informó entonces a H im m ler de la situación. Éste, ech án dose atrás, aceptó
que por el m om ento no se deportaran judíos de n acionalidad francesa. Todos los esfuer-
zos se concentraron ahora en la deportación de aquellos judíos extranjeros que sólo
estaban protegidos por países del Eje: los 500 italianos, los 2.000 húngaros, y los 3.000
rum anos judíos que residían en Fran cia1031.
De nuevo, los alem anes se vieron puestos a prueba. Las negociaciones con los rum a
nos y los húngaros resultaron ser un asunto resbaladizo. Los rum anos aceptaban abando
nar a sus judíos, sólo para darse la vuelta y retirar su consentim iento. C u ando los presio
naban, los negociadores rum anos aceptaban, a condición de que los húngaros cooperaran
primero, mientras que los húngaros insistían en que los rum anos dieran el primer paso. Al
m enos en parte, esta renuencia se debía a los italianos, que se n egaban a ceder en abso
716
luto. El M inisterio de A suntos Exteriores alem án hizo todo lo que estaba en sus m anos
para persuadir a los italianos de que cooperaran. De la plum a del U nterstaatssekretar Lu-
ther surgió una carta tras otra com un ican do la necesidad de hacer algo1032, pero el prirv
cipal aliado de A lem an ia en el Eje se m an tuvo absolutam ente firme.
En París, el cónsul general italiano, Dr. G u stavo O rlandini, arrancó al Obersturm -
führer Rothke el acuerdo de que los alem anes no tocarían a ningún súbdito italiano
residente en Francia sin el consentim iento previo de Italia. Para estudiar dicho co n
sentimiento, los cónsules italianos debían guiarse por las «leyes raciales» italianas y por
las directivas suprem as recibidas de R o m a1033. Y en R om a ni siquiera los círculos m ás
elevados sim patizaban con la m atanza de los judíos.
Las crecientes dificultades con las que se encontraban al intentar deportar a los ju
díos con n acionalidades francesa y del Eje se reflejaron en un descen so del núm ero de
transportes que salían de Francia h acia el Este. En lugar de «ponerse a la altura» del
resto de Europa, el sector francés parecía quedarse m ás y m ás rezagado. Entonces, un
día de com ienzos de noviem bre, un acontecim iento que tuvo lugar en el norte de A frica
restableció el equilibrio. Las tropas aliadas habían em pezado a desem barcar en M arru e
cos y A rgel. Los alem anes, en un con traataqu e relám pago, ocuparon la Francia de
Vichy y el P rotectorado de Túnez. La línea de dem arcación había desaparecido.
A h ora había una nueva área, de gran tam año, bajo control alem án, pero las opor
tunidades recientem ente adquiridas fueron acom pañ adas por m ultitud de nuevos o b s
táculos y barreras. El prim ero fue el factor geográfico. S i las S S y la Policía ya estaban
dispersas en la antigua zona ocupada, ahora h abía decenas de kilóm etros cuadrados adi
cionales para cubrir. O tro obstáculo se presentó en form a de oposición italiana, porque
si la influencia italiana se dejaba sentir en París, se sentía m ucho m ás aún al este del
R ódano y en T únez. Y la tercera y quizá m ás im portante dificultad era que Vichy se
había dado cuen ta de que A lem an ia había perdido la guerra.
En Túnez, la esfera de actividad alem ana estaba enorm em ente restringida. Por el sim
ple m otivo de que la posición geográfica del área era un im pedim ento. Los alem anes
sabían que, en caso de avance aliado, no podrían evacuar de allí al ejército com batien
te. ¿Cóm o, entonces, podían em barcar a los 80.000 judíos tunecinos? A dem ás, Túnez
estaba en A frica, y por definición propia, la «solución final» sólo era aplicable al con ti
nente europeo. Estas consideraciones, sin embargo, no im pedirían a los burócratas ale
717
m anes infligir a los judíos tunecinos cierto sufrimiento. Los burócratas estaban decididos
a comenzar tan pronto com o fuera posible, y llegaron tan lejos com o pudieron.
Túnez era un área militar, y las fuerzas alemanas estaban bajo el m ando del Oberbefehlsha-
ber Süd, Generalfeldmarschall Kesselring en Roma. El primer comandante local fue el general
Nehring. Durante el primer mes (hasta el 9 de diciembre de 1942) el plan fue, por consi-
guíente, muy sencillo. El 10 de diciembre, las fuerzas alemanas en Túnez habían sido aumen
tadas hasta el punto de permitir el establecimiento del Quinto Ejército de Blindados, a las
órdenes de von Am im . A este ejército se le unió otro que se retiró hacia Túnez desde Libia,
el Ejército de Blindados de África, m andado por Rommel. El 23 de febrero de 1943, los dos
ejércitos se situaron bajo un grupo de ejército, y esta organización se mantuvo hasta el final:
O B Süd:
Kesselring
1034 Rudolf R a h n , Ruheloses Leben, Düsseldorf, 1949, pp. 2 0 3 -2 0 4 . Testimonio de Rahn, Causa
núm. 11, pp. tr. 17578-17579.
718
que, de acuerdo con el informe oficial, la «com un idad judía internacional» era respon
sable del ataque an glo-estadouniden se contra el norte de A frica, el dinero le fue entre
gado a una com isión árabe, italiana y francesa para ayuda inm ediata a los afectados por
los bom bardeos1035. A continuación responsabilizaron a los dirigentes judíos, bajo am e
naza de m uerte, de crear un servicio de trabajo.
La orden, em itida por N ehring el 6 de diciem bre de 1942, especificaba que los diri
gentes judíos debían escoger a los trabajadores y que las com unidades judías debían pro
porcionales equipam iento y com ida. Las colum nas de trabajo debían enviárselas a los
com andantes alem anes en Bizerta, T ún ez norte y T ún ez sur para trabajar en la línea de
defensa principal (Hauptkampflinie)1036. A n te la p rotesta del cónsul general italiano,
tuvieron que exim ir a los judíos italian os1037. El núm ero de trabajadores ascendía ini-
cialm ente a 3.000, a unos 4.5 0 0 en enero y a 2.500 a m ediados de m arzo1038. A dem ás,
los italianos em plearon a unos 1.000 judíos, pero su régim en parece haber sido m ás
ben évolo1039.
En T únez, los alem anes no pudieron ir m ás allá del sistem a de trabajos forzosos. La
O ficina de Propaganda del O K W de la W ehrm acht quería que el pelotón de propa
ganda en T ún ez fom entara los progrom os y el saqueo de las tiendas judías, pero al
ministro R ah n no le parecieron bien estas instrucciones. Pensó que era im posible apli
carlas m ientras las tropas alem anas no estuvieran «al m enos» en la frontera argelin a1040.
En la isla de D jerba, frente a la costa de Túnez, los alem anes consiguieron dar a los
judíos un regalo de partida. U nos 4-500 judíos vivían allí en dos antiguos guetos. S e dice
que un m ayor a cargo de la K om m andantur de la isla se aproxim ó al rabino jefe del
gueto principal, el H ara Khebira, y le exigió que le entregara en un plazo de dos horas 50
719
kilogram os de oro o serían bom bardeados por dos aviones alem anes. El m ayor partió
con 47 kilos de oro, dejando a la com unidad em pobrecida1041.
La expedición tunecina estaba a punto de terminar. Los 80.000 judíos quedaron allí,
em botados por el ciclón alem án que había p asado rozándolos.
A unque en A frica los alem anes se veían limitados a saquear y a explotar laboralmen-
te, esperaban alcanzar algo más en las áreas recientem ente ocupadas de la Francia metro-
politana. El responsable m áxim o de las S S y de la Policía, Brigadeführcr Oberg, envió a
sus Einsatzkomm andos hacia el sur. En el Ródano, descubrió un obstáculo: una gran área
situada al este del río estaba ocupada por tropas italianas. A ctuando bajo la suposición de
que las fuerzas italianas obedecían a la com andancia alem ana, O berg pidió al Generlfeld-
m arschall von Rundstedt, el O berbefehlshaber West, que «allanara el cam ino» para sus
Einsatzkommandos entre los italianos. Rundstedt, sin embargo, no tenía jurisdicción sobre
la m ateria. Las divisiones italianas se encontraban bajo el m ando del C u arto Ejército ita-
liano, estacionado en Turín1042. En la nueva zona de ocupación italiana, los judíos disfru-
tarían de un com pleto refugio, y a m edida que los alem anes avanzaban hacia los Pirineos,
tam bién España se convirtió en lugar de refugio para algunos de ellos1043.
Los alem anes intentaron entonces llevar hacia el sur tan tos efectivos policiales
com o pudieran reunir inm ediatam ente. Los 3.0 0 0 hom bres de la Policía del O rden
esparcidos desde la frontera belga h asta el M editerráneo fueron reforzados por un regi
m iento de policía a las órdenes del coronel G riese, y en enero de 1943 h abía de cam i
no otros 2.000 hom bres con arm as p e sad as1044.
Entonces presionaron al jefe de la policía francesa, Bousquet, para conseguir su plena coo
peración. Éste pareció aceptar. «La policía francesa -inform ó H im m ler- está dispuesta a reu
nir a los judíos en las prefecturas, desde donde podremos transportarlos hacia el Este.»1045
Com o para demostrar su buena fe en el asunto, el régimen de Vichy prohibió por decisión
propia a los judíos viajar por la zona recientemente ocupada y ordenó que en las tarjetas de
racionamiento de comida y en los documentos de identidad se estampase una J. La em baja
da alem ana, sin embargo, tem ía que sin la cooperación italiana al este del río R ódano los
judíos simplemente se trasladarían de la zona de ocupación alem ana a la italian a1046.
1041 Mane K a i z (pintor parisino), «Bei den Juden von Djerba», Aufbau, Nueva York, 3 de sep
tiembre de 1954, p. 9.
104i Oberg a Himmler, 16 de noviembre de 1942, NO-3085.
IJ4i Abetz a von Krug en Vichy, 14 de noviembre de 1942, Schleier a delegación de la embajada
en Vichy, 20 de noviembre de 1942, N G -3192. Se informó de que el pequeño país de Andorra, incrus
tado en los Pirineos, estaba lleno de refugiados judíos. Die Judenfrage, 15 de abril de 1943, p. 136.
1044 Daluege a Wolff, 28 de febrero de 1943, NO-2861.
104’ Himmler a Ribbentrop, enero de 1943, NO-1893.
1046 Schleier al Ministerio de Asuntos Exteriores, 15 de enero de 1943, NG-3453. Staf. Knochen
al Gfm. von Rundstedt, a través de Stülpnagel, 3 de febrero de 1943, NG-2268.
720
Desde finales de 1942 h asta el verano de 1943, por consiguiente, los alem anes intenta-
ron garantizar la colaboración de su aliado del Eje, y fracasaron.
El 4 de diciembre de 1942, el Comando Supremo en R om a había asegurado al agre
gado militar alem án que todos los judíos residentes en la zona recientem ente ocupada
por los italianos serían in tern ad os104''. Los prefectos franceses, en posesión de sus pro
pias órdenes de reunir a los judíos, intentaron proseguir. En cuestión de sem anas las
autoridades de Vichy se enfrentaron a un sólido m uro de oposición por parte del C u ar
to Ejército italiano, la C om isión del A rm isticio italiana, y el propio M inisterio de A su n
tos Exteriores italiano. El jefe de la Policía francesa, Bousquet, dio un giro com pleto y
entregó a los alem anes una n ota escrita del gobierno italiano, fech ada el 20 de diciem
bre de 1942. En dicha nota, los italianos habían expresado su protesta con tra el in ten
to del prefecto francés de los A lpes M arítim os (M arcel Ribiere) de internar a los refu
giados judíos residentes en su á re a 1048. La prefectura, que contenía las ciudades costeras
de M entón, N iza y C an n es, tenía en total unos 22.000 h abitantes judíos. C om o co n se
cuencia de esta intervención italiana, la controversia se trasladó a la em bajada alem a
na en R om a, para discutir el problem a con el m inistro de A su n tos Exteriores italiano,
conde C iano.
El 16 de enero de 1943, el em bajador von M acken sen le explicó a C ian o el «pun to
de vista» alem án sobre la cuestión del trato dad o a los judíos en el oeste ocupado. C ian o
escuchó aten tam en te y com entó que, personalm ente, él entendía el punto de vista ale
mán, y que básicam ente lo com partía; sin em bargo, la aplicación de estas m edidas afec
taba a otros m uchos organism os que plan tearían un a serie de dudas. En vista de estas
com plicaciones, C ian o sugirió que el asunto podía ser discutido en algún otro m om en
to por subordin ados1049. El asunto se plantearía de nuevo, pero en las instan cias m ás
elevadas.
La ocasión para el nuevo m ovim iento alem án fue un informe em itido por el Intertdant
de Pólice francés en Lyon, el 20 de febrero de 1943, sobre su intento de aplicar una orden de
Vichy para arrestar a 200-300 judíos en la prefectura regional de Lyon. Los judíos debían
ser trasladados a un cam po de internamicnto, desde donde serían trasladados a Auschwitz
«para trabajar». El general italiano en G renoble protestó contra la orden, y exigió la libe
ración de los judíos. El intendente de policía se vio obligado a aceptar. C u an d o el Stan-
1041 OKW /W FSt/Qu al OGruf. Woltf y al embajador Ritter, a través de la RSHA, 4 de diciembre
de 1942, NO-1118.
104S Schleier al Ministerio de Asuntos Exteriores, 23 de enero de 1943, NG-4959. Knochen a
Rundstedt a través de Stülpnagel, 3 de febrero de 1943, NG-2268. Véase también D. Carpi, Betiveen
M ussolini a n d H id er — The Je w s an d the Italian A uthorities in F ran ce an d Turüsia, cit., pp. 87 ss. La orden
de la prefectura afectaba a los judíos que habían entrado en Francia después de 1937.
1049 Von Mackensen al Ministerio de Asuntos Exteriores, 16 de enero de 1943, NG-5459.
721
dartenführer Knoche vio este informe, escribió al jefe de la G estapo, Müller, lo siguien-
te: «Q uiero señalar de nuevo que el gobierno francés, que aborda la solución de la cues-
tión judía con suficiente desgana, ve de hecho su actitud fortalecida por la m edidas de
la A dm inistración italiana». El área italiana está ya «inundada» de judíos, y se habían
oído rum ores de que los italianos no sólo tienen intención de permitir traslados ilegales
a Suiza, sino incluso la emigración a Italia1050.
El 25 de febrero de 1943, el propio Ribbentrop entregó el informe del intendente en
una conferencia con M ussolini. El dirigente italiano com entó que era consciente de la
«radical» postura alem ana en la cuestión judía. Ribbentrop replicó que había que eva
cuar a los judíos. A h ora se daba cuenta de que en los «círculos m ilitares», tanto alem a
nes com o italianos, el problem a judío no se apreciaba en su plena m agnitud. Ésa era la
única explicación que podía ofrecer al hecho de que la C om an dan cia Suprem a hubiera
anulado la orden francesa en la zona italiana. En este punto, M ussolini lo interrumpió
para poner en duda la precisión del informe. Intentó achacarlo a las «tácticas francesas
para causar disensión entre A lem an ia e Italia». En el área italiana, pensaba Mussolini,
habían concentrado a los judíos; pero el m inistro de A su n tos Exteriores tenía razón al
decir que los militares no entendían de estas cosas. Los m ilitares tenían una educación
y una m entalidad especiales y propias. Ribbentrop volvió entonces al «peligro judío»,
afirm ando que retener a 100.000 judíos en el área equivalía a introducir en ella a
100.000 agentes del servicio secreto1051.
U n a sem an a después de esta discusión, se produjo otro incidente. Tras un aten tado
contra dos oficiales alem anes en París, se pidió a la policía francesa que entregara 2.000
judíos para un transporte «de castigo» h acia el Este. La gendarmerie francesa arrestó a
judíos de varias localidades, incluidas G renoble y A nnecy, am bas en la zona italiana.
En el área de Grenoble, el ejército italiano «bloqueó» inm ediatam ente a los 100 judíos
arrestados para im pedir su salida. En Annecy, las tropas italianas rodearon los barraco
nes de la gendarmerie francesa y la obligaron a liberar a los judíos que m an ten ía cau ti
vos allí 1052.
El 18 de m arzo de 1943, el em bajador von M ackensen se aproxim ó a M ussolini con
las n uevas pruebas de la interferencia italiana. M ussolini le dio las gracias por los docu
m entos y señaló que si los generales italianos habían provocado dificultades era debido
a que su «m odo de pensar» les im pedía com prender el alcan ce de todas estas m edidas.
1050 Knochen a Müller, 22 de febrero de 1943, en L. Poliakov (ed.), La condition des Juifs en Fran
ce sous l’occupation italienne, cit., pp. 150-152. Nota de Bergmann (Ministerio de Asuntos Exteriores),
24 de febrero de 1943, NG-4956.
10,1 Resumen de la conferencia entre Mussolini y Ribbentrop, mantenida el 25 de febrero de 1943,
en presencia de Bastianini, Alfieri y von Mackensen, 27 de febrero de 1943, D-734.
1032 Rademacher y Bergmann a Pol. II, 3 de marzo de 1943, NG-5087.
722
Esto no se debería tom ar com o expresión de m alas intenciones, sino sim plem ente com o
la «consecuencia lógica de su m odo de pensar». Para elim inar la posibilidad de que sur
gieran nuevas dificultades, el jefe del C om an d o Suprem o, coronel general A m brosio,
recibiría órdenes de no perm itir ninguna interferencia con la policía fran cesa1053
En las siguientes 24 horas, M ussolini instituyó lo que a primera vista parecían grandes
cambios en la zona ocup ada por los italianos. Trasladó la jurisdicción sobre los asuntos
judíos del ejército al M inisterio del Interior en R om a. El M inisterio estableció una C o
misaría para C u estion es Ju días en N iza y nom bró com isario a un inspector de policía
con rango de general: Lo Spinoso. Los carabinieri italianos puestos a sus órdenes se con s
tituyeron en una Polizia Razíale (policía racial). Lo Spin oso era un experto oficial de
policía que antes de la guerra h abía servido durante doce años en el con sulado italiano
en Niza. Sabía cóm o llevar a cabo su m isión1054.
La tarea que M ussolini encom endó a Lo Spinoso el 19 de marzo de 1943 fue la de tras
ladar hacia el interior, en el plazo de un m es, a los judíos residentes en el área costera. U n
día después de recibir estas instrucciones, Lo Spinoso y el coronel Crem ese, del Estado
Mayor General, se reunieron con el oficial de operaciones del C uarto Ejército en la zona
italiana, el general Trabucci. En dicha ocasión, Crem ese dijo que el propósito de la ope
ración era salvar a los ju díos1055.
O ficialm ente, los judíos fueron asignados a un a residenza forzatta («residen cia forza
da») en ciudades fácilm ente vigilables. Los elem entos «peligrosos» de entre los judíos
debían ser encarcelados en un cam po de con cen tración ubicado en Sospello. Sin
embargo, cu an d o el em bajador von M acken sen preguntó al M inisterio de A su n tos
Exteriores italiano qué les pasaría a estos judíos después de ser concen trados, «es decir,
si había intención de trasladarlos», el funcionario italiano, Bastianini, respondió que
«eso no se estaba considerando por el m o m en to »1056.
El com entario de Bastian in i era indicativo de la form a en la que los italianos se iban
a com portar en este asunto. A com ienzos de abril, L o Spinoso envió al teniente M al-
fatti, de la em bajada italiana en París, para discutir algunos problem as con el B dS Kno-
chen. El Stan darten führer K n och en se negó a tratar con M alfatti. Indignadam ente le
723
escribió a Müller, de la G estapo, que se n egaba «a entrar en discusión sobre este pro
blem a, después de todo bastan te im portante, con un teniente prim ero [dieses immerhin
wichtige Problem mit einem Oberleutnant zu erórternj»10’ 7.
En mayo, los alem anes recibieron con desconcierto un informe en el que se afirma
ba que el asistente jefe de Lo Spin oso era m edio judío. El asistente, D onati, había ser
vido durante la Primera G uerra M undial com o oficial de enlace entre los ejércitos fran
cés e italiano, y posteriorm ente fue gerente del B an co Francoitaliano en París. «Es
posible incluso -inform aba el O bersturm führer R o th k e - que D o n ati sea plenam ente
judio [müglichenveise sogar ein Volljude]» y «m antiene excelentes relaciones con oficia
les italian o s»1058.
Posteriores descubrim ientos hicieron que los alem anes se sintieran cada vez más in
cóm odos. El esquivo Lo Spinoso no deseaba reunirse con ellos. En una ocasión, en julio,
el jefe del Einsatzkom m ando en M arsella, el Stubaf. Mühler, tuvo que contentarse con
entrevistarse con Tom m asso Luceri, vize-questore de la Policía Racial, que enseguida
declaró que en cuestiones judías él carecía de com petencias para tom ar decisiones. La
Policía Racial, dijo Luceri, había inscrito a 2 2 .000 judíos en el área costera de la zona
italiana; estos judíos se dirigían ahora a una residencia forzada en M egéve, St. Gervais,
C astellane y otros lugares. A M ühler estas ciudades le son aban a «fam osos complejos
hoteleros». Los italianos, concluyó, no eran serios; revelaban «b astan te abiertam ente»
su actitud projudía. A sí, la policía francesa se había visto obligada una y otra vez a liberar
a los judíos ya arrestados, y así sucesivam en te1059.
Para la Policía de Seguridad de París el principal villano en esta situación parecía ser
D onati. En consecuencia, trazaron un plan para secuestrarlo y trasladarlo de N iza a
M arsella. La conspiración no prosperó porque los agentes alem anes, que tenían ins
trucciones de proceder con «la mayor precau ción », no consiguieron apresar a su vícti
m a antes de que volara a R om a en viaje de n eg o cio s1060.
Los alem anes estab an com pletam ente bloqueados en la zona de ocupación italiana,
y miles de judíos encontraron allí un perfecto refugio h asta el día en que el régim en ita
liano se vino abajo. En el resto de Francia, la con tinua depen dencia de los alem anes
respecto a la policía francesa garantizaba a los judíos franceses, tan to nativos como
naturalizados, una cierta inm unidad. Incluso entre los judíos apátridas y extranjeros
había categorías privilegiadas.
724
Los alem anes hacían todo lo posible por recortar estos grupos protegidos. Por ejem
plo, el 19 de marzo la O ficina IV-B del B d S transm itió a la prefectura de París una soli
citud para deportar de una lista de 720 judíos del sector peletero a aquellos cuya n acio
nalidad los h acía susceptibles de ser detenidos. En la m ism a com unicación, la Policía de
Seguridad exigía la captura de los judíos extranjeros em pleados por la U G IF 1061. A lg u
nos judíos iraníes intentaron paralizar la deportación afirm ando que sólo pertenecían a
la religión judía, y no a la raza judía. En una carta de dos páginas, Eichm ann le explicó
al M inisterio de A su n tos Exteriores que el problem a judío en Irán databa del «caso de
Ester» (der Fall Esther), que en el siglo XVII los judíos de Irán habían sido m arcados de
rojo y segregados, y que en virtud del decreto em itido el 24 de m arzo de 1942, todos
ellos debían ser considerados judíos pertenecientes a la com unidad ju d ía 1062. D urante
este periodo en el que in ten taron aprovechar h asta el fondo del barril, los burócratas
del M inisterio de A su n tos Exteriores en París y los de Vichy no dudaron en intentar
deportar a un judío de seten ta y cinco años, Edw ard Leyba, nacido en el C u rasa o
holandés y que en aquel m om ento era encargado de negocios de Paraguay. Sólo el
temor por la seguridad de «la germ anidad en Paraguay» con tuvo al M inisterio de A su n
tos Exteriores alem án de transgredir el derecho de inm unidad diplom ática «traslad an
do» a este hom bre o «n eutralizán d olo»1063
La ocupación de la Francia de Vichy no había sido un verdadero avance, dado que
el aum ento de posibilidades de ejercer presión se veía com pensado por nuevos o b stá
culos. Francia no había superado su rezagam iento. Por el contrario, la Policía de S e g u
ridad en París se había q uedado cad a vez m ás rezagada. Las estadísticas de las d ep orta
ciones revelan en toda su exten sión la situación en Francia si se com paran con las de
un país del norte m ucho m ás reducido, Países Bajos. El 31 de diciembre de 1942, habían
sido deportados de Francia 41.911 judíos, y de Países Bajos 38.511. Tres m eses después,
las cifras eran de 4 9 .906 y 52.343, resp ectivam en te1064.
1061 IV-B del BdS en Francia a la prefectura de policía de París, 19 de marzo de 1943, Occ 17.
1062 Eichmann a Klingenfuss, 8 de diciembre de 1942, Policía de Israel, 321. Finalmente, muy
pocos judíos orientales fueron deportados. Sus nombres se incluyen en S. Klarsfeld, M e m o rial to the
Jew s D e p o n e d /rom F ran ce, 1 9 4 2 - 1 9 4 4 , cit. y en Warren G r e e n , «The Fate of Oriental Jews in Vichy
France», W iener Lib rary Bulletin 32 (1979), pp. 40-50. Véanse también dos relatos personales: Levi
Eligulashvili, sobre los judíos georgianos, «How the Jews of Gruziya in Occupied France were Saved»,
y A saf AtCH ILDI (médico nacido en Samarcanda), «Rescue of Jews of Bukharan, Iranian and Afghan
Origin in Occupied France (1940-1944)», Yad V ashem Stud ies 6 (1967), pp. 251-255 y 257-281. Por
otra parte, los judíos nacidos en el norte de África, Siria y Turquía fueron regularmente deportados.
Véase la lista en S. Klarsfeld, M em orial to the Je w s D e p o n ed from F rance, 1 9 4 2 -1 9 4 4 , cit.
1063 Schleier al Ministerio de Asuntos Exteriores, 31 de enero de 1943, NG-3377.
1064 Informe de Korherr, 19 de abril de 1943, NO-5193. El informe de Korherr especifica la «Fran
cia ocupada». Sin embargo, Róthke especifica que se trata de toda Francia en un informe fechado el
725
La lentitud del avance alem án dio esperanzas al presidente en funciones de la UGIF,
Lam bert. En abril de 1943, rechazó la sugerencia de un asociado para que se advirtiera
a los judíos de M arsella de que se d ispersaran 1065. C onfian do en la ley y el honor fran
ceses, Lam bert se centró en conseguir la liberación de individuos judíos detenidos hasta
que, un día, él m ism o fue arrestado. D esde D rancy escribió entonces cartas a un asis
tente, haciendo veladas referencias a Auschw itz e instando a dispersar a los niños ju
díos alojados en refugios de la U G IF 1066
A ojos de los alem anes, el mayor escollo era la renuencia de las autoridades de Vichy
a cooperar en la deportación de los judíos de nacionalidad francesa. C u ando se progra
m aron dos transportes para 2.000 judíos, 1.500 de los cuales eran ciudadanos franceses
(si bien con «delitos»), Leguay declaró siguiendo órdenes de su superior, Bousquet, que
«en este caso» (in diesem Fall) la policía francesa pedía que la excusaran de participar en
la operación. A l Sturm bannführer H agen esta actitud le pareció «extraña» (venvunderlich),
ya que, después de todo, se trataba de judíos (da es sich doch um Juden húndele)1061.
El 18 de junio de 1943, el Standartenführer K nochen se presentó ante el m édico pri
vado y confidente del m ariscal Pétain, Dr. M énétrel, para quejarse de que el gobierno
francés estaba obstaculizando la aplicación de las evacuaciones. K nochen afirmó que
tenía la impresión de que el m ariscal «no estaba de acuerdo» con la solución del proble
m a judío. M énétrel respondió que el m ariscal deseaba una solución por la cual los judíos
6 de marzo de 1943, RF-1230. En julio, la cifra de Rothke era de 52.000, incluidas unas 12.000 per
sonas de la zona no ocupada antes de su ocupación. Memorando de Rothke, 21 de julio de 1943, Poli
cía de Israel, 664-
1065 R. Cohén, T h e B u rden o f C on scien ce, cit., p. 127
1066 Qart:as a Maurice Brener, 10 y 26 de octubre de 1943, en R. Lambert, C a rn e t d ’u n témuin,
pp. 2 4 1-242 y 244-245. Véase también R. Cohén, «Diary of Lambert», Jewish So c ial Studies 43 (1981),
pp. 304-305. La publicación izquierdista clandestina J ’ac c u se había llamado la atención sobre los gase-
amientos el 20 de octubre de 1942. En el número publicado el 25 de diciembre de 1942, calificó a
Polonia de enorme matadero para judíos [v aste ab atto ir des ju ifs ]. Textos en Stéphane Courtois y
Adam Rayski, Q u i sa v a it quoi?, París, 1987, pp. 155 y 162. Su credibilidad, sin embargo, era baja.
Susan ZüCCO TTl, T h e H o ío cau st, the French a n d the Je w s, Nueva York, 1993, p. 149.
1067 Hagen a Knochen y Oberg, 25 de marzo de 1943, en S. Klarsfeld, D ie E n d lósu n g d er Ju d en fra-
ge in Frankreich, D eutsch e D okurnente 1941-1944, cit., pp. 190-191, y Yad Vashem 0-9/23. La conver
sación se produjo el 22 de marzo. En Drancy había una administración francesa a las órdenes del
comisario de policía Guibert. Rothke a Lischka y a Hagen, 23 de marzo de 1943, Yas Vashem 0-9/23.
En este campo funcionaba también un Servicio del Orden judío desde septiembre de 1942. Después
del 30 de junio de 1943, la Administración francesa se retiró por completo del campo. El Servicio del
Orden se convirtió en la principal fuerza de vigilancia, y la UGIF era responsable del aprovisiona
miento. El nuevo régimen de Drancy coincidió con la llegada del Hauptsturmführer Brunner (Viena,
Berlín y Grecia). C. Haft, T h e B arg a in a n d the B ridle, cit., pp. 80-91, y su «LUnion Générale», Con-
te m p o ra r y French C ivilization 5 (1981), pp. 267-269.
726
más jóvenes se vieran privados de toda posibilidad de ocupar cargos im portantes en Fran-
cia. H abía que com prender que, a su edad, el m ariscal prefería com o era natural una solu
ción «h um ana» a una «rad ical». Por consiguiente, no le gustaría expulsar a todos los ju
díos de sus puestos de trabajo para dejarlos m orir de ham bre (um sie evtl. vnr Hunger
krepieren zu lassenj. M énétrel añadió «con fiden cialm ente» que por su parte «adm iraba»
la resolución alem an a de llevar a cabo «la erradicación definitiva de los ju d ío s»1068.
A n tes de que term inara junio, Laval y el m inistro de ju sticia, G abolde, firm aron un
proyecto de decreto en el que revertían las naturalizaciones con cedidas a los judíos a
partir del 10 de agosto de 1927. K nochen, cuyas fuerzas de Policía de Seguridad ascen
dían a poco m ás de 2.000 hom bres1069, pidió inm ediatam ente 250 m ás, con «cierta
com petencia lingüística» (einige Sprachkenntnisse), para realizar arrestos «repen tin a
m ente» (schlagartig) el día de la proclam ación del d ecreto1070. H abía hecho su solicitud
dem asiado pronto. C u an d o los franceses conocieron el plan alem án de capturar inm e
diatam ente a los judíos susceptibles de serlo, Laval declaró al Sturm bannfiihrer H agen
que no podía exponerse a que lo acusaran de em itir decretos para poner a los judíos en
manos de los alem anes (Er kónne sich den Vorwurf nicht aussetzen, dass er Gesetze erlas-
se, um uns Juden zuzutreiben) l07t.
El 14 de agosto, el H auptsturm führer G eissler y el O bersturm führer R óthke se reu
nieron con Laval en Vichy para analizar la cuestión una vez m ás. El prim er m inistro
francés afirmó ahora que no sabía lo que había firm ado, que ni en sueños se le había
ocurrido que los alem anes estuvieran p lan ean do arrestar en m asa a los judíos desna-
cionalizados, que un a ley de tal gravedad tendría que som eterse al consentim ien to del
C on sejo de M inistros, que el m ariscal Pétain tendría que aprobarla, que en últim o tér
mino no se podría hacer nada m ientras se m antuviera la oposición de los italianos y
que, incluso sin los italianos, la ley, una vez prom ulgada, debería m antenerse en sus-
pensó durante tres m eses para dar a los individuos la oportunidad de apelar.
C u an d o los negociadores alem anes escu ch aron estos argum entos, llegaron a la con-
clusión de que el gobierno francés «ya no deseaba seguirlos» en la cu estión judía. C o n
una claridad inconfundible, Laval les había dicho que no era ni «an tisem ita» ni «pro-
sem ita». Los alem anes tenían suficiente intuición com o para entender ese com entario.
727
«Ya no es posible -co n clu y e ro n - con tar con la ayuda a gran escala de la policía france-
sa para el arresto de judíos, a no ser que, de aqu í a pocos días o sem anas, la situación
m ilitar en A lem an ia cam bie radicalm ente a nuestro favor.»1072
La situación m ilitar no cam bió exactam en te a favor de A lem ania. A principios de
septiembre, Italia se rindió a los A liados, y los alem anes quedaron com o los indiscutibles
pero excesivam ente dispersos dueños de Francia. En cuestión de días, la Policía de S e
guridad barrió la zona aban don ada por los italianos. M iles de judíos fueron atrapados
en Niza. Varios cientos de fam ilias que se habían refugiado en M on aco abandonaron el
país por m iedo a una invasión alem ana. M uchas de estas víctim as cam inaron hacia su
perdición cuan do intentaban alcanzar las fronteras de Suiza o de E sp añ a 10'3. Varios
cientos de judíos que se habían refugiado al otro lado de los A lpes, en Italia, fueron reu
nidos en Borgo S an Dalmazzo, transportados a N iza, y desde allí a Drancy. M ezclados
con otras víctim as, fueron enviados a A uschw itz1074.
A pesar del temporal estallido de actividad en la antigua zona italiana, la maquinaria de
destrucción alem ana en Francia se vio obligada a frenar el ritmo por la aparición de formi
dables obstáculos. Debido al aum ento de la renuencia francesa a cooperar en detenciones
y capturas, la policía alem ana se vio gradualmente obligada a confiar en sus propios recur
sos. Se efectuaron batidas contra blancos arbitrarios, sin prestar m ucha atención a la natu
raleza de las víctimas. U n a de estas batidas la describe con cierto detalle el K dS de Lyon. En
las primeras horas del 6 de abril de 1944, la Policía de Seguridad del sector de Lyon había
entrado por la fuerza en el orfanato de Izieu-Ain, sacando a 51 personas, de las cuales cinco
eran mujeres y los otros 41 eran niños de tres a trece años. N o se pudieron obtener, según
el informe, dinero en metálico ni objetos valiosos10'5.
M ientras los alem anes se ponían así en evidencia, los judíos, con la ayuda de orga
nizaciones francesas, com enzaron a pasar a la clan d estin id ad1076. La creciente tenden-
10,2 RSthke a Knoche, 15 de agosto de 1943, en L. Poliakov, H arv e st o f H a te , cit., pp. 178-181,
nota. También, E Laval, D iary , cit., p. 96.
,íí3 Entre la Policía de Seguridad y el Ministerio de Asuntos Exteriores se estableció una larga corres
pondencia sobre la conveniencia de realizar capturas en Monaco: Von Thadden a Hencke, 21 de sep
tiembre de 1943, Nü-4978. Steengracht al Consulado General en Monaco, 23 de septiembre de 1943,
NG-4978. Von Thadden a Eichmann, 25 de octubre de 1943, NG-4978. Cónsul general alemán en Mon-
tecarlo (firmado Hellenthal) al Ministerio de Asuntos Exteriores, 14 de julio de 1944, NG-4964. Desde el
verano de 1942 hasta el final de la ocupación, en 1944, un máximo de 7.500 judíos escaparon a España o
a través de ella. Haim A v n t , Spain, the Jew s, an d Franco, Filadelfia, 1982, pp. 94-147. Suiza registró 21.858
refugiados de Francia, Italia y Alemania. Alfred Hasler, T h e Lifeboat Is Fu//, Nueva York, 1967, p. 332.
10,4 Alberto C a v a g líO N , N e lla notte stran iera, Cuneo, 1981.
10/5 KdS Lyon IV-B (firmado Ostuf. Barbie) al BdS París IV-B, 6 de abril de 1944, RF-1235.
10,6 Marie Syrkin, B lessed Is the M atch , Filadelfia, 1947, pp. 294-295, 301. J. Kaplan, «French Jewry
under the Occupation», A m e rican Jew ish Year B ook , cit., pp. 97-98. E in satzk o m m an do en Marsella (fir-
728
cia de los judíos a no avanzar ciegam ente hacia la m uerte la ilustra un incidente del que
informó un sargento de la Policía del O rden que vigilaba un transporte a Auschw itz. En
Lerouville, informó el policía, 19 judíos habían saltado dcl tren durante la noche. A m odo
de defensa propia, señalaba que estos judíos eran los m ismos que previam ente habían in
tentado excavar un túnel para escapar del cam po tem poral de Drancy. A esos hom bres,
continuaba el informe, deberían haberlos m etido desnudos en el tren. El informe estaba
fechado el 3 de diciem bre de 1 9 4 3 1077.
La creciente renuencia de la Adm inistración francesa y el paso organizado a la clan
destinidad de enormes cantidades de judíos hicieron que los alem anes se decidieran a em
plear todas las fuerzas disponibles de la Policía de Seguridad para un ataque general con
tra los judíos restantes. Esta fase final de las deportaciones francesas se inauguró con una
orden firmada por el BdS, Standartenführer Knochen, y por el Hauptsturm führer Brunner
el 14 de abril de 1944, algo m ás de cuatro m eses antes de que los alem anes perdieran Fran
cia. La orden establecía la captura de todos los judíos de nacionalidad francesa, excepto los
de matrimonios mixtos. Los objetivos de la persecuciones debían ser orfanatos, prisiones,
campos de trabajo y -e n las áreas residenciales- bloques de apartam entos y aldeas enteras.
Significativamente, la orden indicaba a los asaltantes policiales que no advirtieran de su
llegada a prisiones y cam pos bajo control francés, para evitar que los franceses liberaran o
trasladaran a los presos antes de que los alem anes pudieran llegar allí.
Los judíos de m atrim onios m ixtos debían cubrir el vacío que los judíos deportables
habían dejado en la O rgan isation Todt. Para llegar a los judíos ocultos, se pagarían
recom pensas a los franceses que revelaran los escondites o que llevaran a las víctim as.
La recom pensa sería m ás elevada en la ciudad que en el cam po. Los pagos debían
hacerse, tras la captura, con cargo a los efectos de los judíos arrestados. La vigilancia de
los capturados y su transporte a Drancy debía efectuarse con especial cuidado, ya que
en el pasado, la m ayoría de los transportes que llegaban al cam po de tránsito habían
perdido uno o dos judíos por el cam ino. Para evitar huidas, K n och en y Brunner reco
m endaban que ataran a los judíos entre sí con una cuerda larg a 10'”.
C u an d o se lanzó el últim o ataque contra ellos, había decenas de miles de judíos
ocultos en París, durm iendo en el m etro, bajo los puentes, en los tejados y en casas d e s
tartaladas1079. Pero otros 30.000 seguían viviendo abiertam ente en la ciudad, y m uchos
mado Stubaf. Mühler) al BdS IV-B, 18 de noviembre de 1943, Occ 20. J. F. Sweets, Choices in Vichy
France, cit., pp. 127-136. Acerca de las deportaciones desde Marsella, véase Donna R y a n , The Holo-
caust and die Jews of Marseille, Chicago, 1996, pp. 176-206.
1077 Meister der Schupo Friedrich Kohnlein (5./PI. Wachatl. V) al OStuf. Rothke, .3 de diciembre
de 1943, Occ 19.
10,8 Orden de Knochen y Brunner, 14 de abril de 1944, NO-1411-
1079 Declaración de Margarete Schachnowsky, enero de 1965, Yad Vashem, Historia Oral, 2334/209.
La deponente, socialista alemana casada con un judío, tenía una cantina en París.
729
de ellos dependían de las ayudas sociales de la U G IF 1080. A l m ism o tiem po, la U G IF tenía
aún unos 1.500 niños a su cargo, y el 21 de julio Brunner capturó a 300 de ellos1081.
En la fase final fueron deportados m ás de 6.000 judíos. Tres de los transportes salie
ron en el intervalo entre el 6 de junio, cu an do com enzó la invasión aliada de Francia,
y la caída de París en poder de los A liados, a finales de agosto. Los alem anes habían
hecho cuan to habían podido.
C on tan d o las dos zonas, y los departam entos incorporados a la zona ocupada belga,
el núm ero total de deportados superó los 75.000, casi la cuarta parte de la población
judía residente y refugiada en Francia en el verano de 1940. D os tercios de los depor
tados habían sido capturados en la zona norte; la m itad de todas las víctim as las habían
reunido en la propia París. C on sideran do la distribución de los habitan tes judíos en el
m om ento en que com enzaron las deportaciones, estas cifras básicas indican que la vul
nerabilidad de los judíos fue ligeram ente superior en el norte que en el sur.
Al m enos dos tercios de los deportados eran personas nacidas en el extranjero que
no poseían ciudadanía francesa. Eran de n acionalidad polaca, alem ana, rusa, rum ana,
griega, turca, húngara, etc. El tercio restante com prendía a niños nacidos en Francia
hij os de judíos extranjeros y apátridas; franceses naturalizados; y ciudadan os estableci
dos desde hacía m ucho tiem po en Francia.
En total, los hom bres superaban a las m ujeres en una proporción de cu atro a tres.
Los niños m enores de trece años apenas ascendieron al 9 por 100, y los adolescentes de
trece-dieciocho años correspondieron a algo m enos del 6 por 100 de los deportados.
D os tercios de los niños deportados se incluyeron en los transportes de 1942; por co n
traste, la mayoría de las personas de más de cincuenta y nueve años fueron enviadas en 1943
y 1944. A un cu an do los niños habían sido blan co específico de los perseguidores ale
m anes y franceses desde el com ienzo, tam bién se beneficiarion al final de los esfuerzos
clandestinos de protectores franceses y judíos. Es digno de m ención el hecho de que el
porcentaje de niños deportados fuera m enor en Francia que en la vecina Bélgica.
Sería difícil establecer un desglose de acuerdo con las rentas, las posesiones o la riqueza,
pero bajo cualquier definición los judíos pobres y empobrecidos fueron claram ente una
mayoría desproporcionada entre las víctimas. La naturaleza de la redada de julio de 1942 en
París; las deportaciones desde las residencias forzosas, las empresas de trabajo y los campos;
las detenciones en refugios e instalaciones de la U G IF adonde las personas acudían para
solicitar ayudas sociales; todo ello apunta a un proceso de selección que invariablemente
comenzaba y a m enudo acababa con la captura de los elementos más indefensos de la com u
nidad. En todo caso, los judíos extranjeros y apátridas tendían a ser más pobres, y aquellos
que habían sido los últimos en llegar a Francia fueron frecuentemente los primeros en salir.
730
El principal destino de los deportados fue Auschw itz, que recibió a 69.000. Lublin
(M ajdanek) recibió a 2.000, Sobibór a 2.000, K aun as casi 1.000, y Buchenw ald y B er
gen-Belsen varios cientos cad a uno. Sobrevivieron m enos de 3.000.
N o deben olvidarse los m ás de 3.000 judíos que m urieron en Francia. A proxim ada-
mente 2.500 de estas m uertes se produjeron en cam pos, principalm ente G urs, que se
cobró m ás de 1.000 vidas. O tros 1.000 judíos fueron fusilados, algunos com o rehenes.
A dem ás, se produjeron m uertes com o resultado de las privaciones y por suicidio fuera
de la red de cam pos francesa, y en el norte de A frica 1082.
El número no impresionó a Mutschmann, Reichsstatthalter de Sajorna, quien el 25 de julio
de 1944 le escribió una carta a Himmler en la que hacía referencia a una noticia de prensa
según la cual habían aparecido algunos judíos ocultos en la Normandía ocupada por los ejér
citos británico y estadounidense. M utschm ann expresó su «estupefacción» (bin tatsachlich
erschrocken darüber) por el hecho de que aún pudiera haber judíos en Francia, después de todos
estos años de ocupación alemana. Estos judíos, continuaba el Reichsstatthalter, deberían
haber sido trasladados hacía mucho tiempo. Mientras quedara un sólo judío vivo en Europa,
escribía M utschmann en esta carta a Himmler, los partisanos, los criminales y los saboteado
res tendrían siempre líderes en la retaguardia del frente alem án1083. El avergonzado Himmler
sólo pudo replicar que el traslado total de los judíos de Francia era «extremadamente difícil»
por las «relaciones extremadamente tensas» (sehr misslichen Verháltriisse) que mantenían allí
con el W ehrm achtbefehlshaber. Sin em bargo, continuaba H im m ler en el m ism o párrafo,
en H ungría las S S estaban teniendo m ucho m ás éxito y seguían con la operación1084.
En H olan da, los alem anes habían deportado a m ás de las tres cuartas partes de los
judíos; en Francia, las estadísticas eran exactam en te las contrarias. Paralizados en sus
esfuerzos por efectuar una deportación total de los judíos franceses, los alem anes se lan
zaron sobre las propiedades de la com unidad. En ese área, la adm inistración alem ana
tuvo algo m ás de éxito, ya que aunque m uchos judíos pudieron ocultarse, no pudieron
ocultar tam bién sus bienes. En resum en, la operación confiscatoria puede dividirse en
tres partes. Com enzó con una caza de tesoros artísticos, am pliada a una in cau tación del
mobiliario, para acabar con el secuestro de fondos líquidos.
La recogida de objetos de arte com enzó ya con una orden em itida en junio de 1940
por H itler1085. Fue, de hecho, una de las tareas originales del em bajador A b e tz 1086. El
ion t oc[os estos datos están tomados de Serge Klarsfeld, Memorial to the Jews Deponed from Fran
ce, 1942-1944, cit.
I0S? Mutschmann a Himmler, 25 de julio de 1944, NO-2779.
1084 Himmler a Mutschmann, 31 de julio de 1944, NO-2778.
1083 Keitel al Gen.d.Art. Bockelherg, 30 de junio de 1940, RF-1301.
1086 Weizsacker a Ribbentrop, 22 de julio de 1940, NG-1719. Ribbentrop a Keitel, 3 de agosto de
1940, PS-3614. Abetz a von Brauchitsch, 16 de agosto de 1940, NG-90.
731
personal de la em bajada, en cooperación con el Devisenschutzkommando y el Einsatz-
stab Rosenberg, estab a realizando búsquedas de los objetos de arte dejados atrás por los
judíos ricos que habían huido del p a ís1087. En el transcurso de estas operaciones, algu
nos de los objetos elegidos acabaron, para turbación del Staatssek retar Wizsácker,
decorando la em bajada de París1088. D e los tesoros que fueron a parar al Reich, algunos
de los artículos m ás selectos fueron escogidos por G óring y H itler para sus colecciones
personales1089. En el otro extrem o de la escala, los objetos no deseados fueron vendidos
por el M inisterio de Finanzas, que tenía «experien cia» en dichos a su n to s1090. El grueso
del botín se m an tuvo en depósito, para que los expertos de R osenberg lo catalogaran y
lo estu diaran 1091.
C om o en el caso de las con fiscacion es de propiedades en H o lan d a, el Einsatzstab
R osenberg p asó de coleccion ar arte al n egocio de los m uebles. El Ein satzstab Rosen-
berg se en cargaría de vaciar, «con el m enor alboroto posible» (móglichst wenig Aufse-
hen), todas las vivien das que los judíos huidos o dep ortad os habían d ejad o libres1092.
El últim o informe em itido por la oficina occiden tal del Eisatzstab revela que se habían
requ isado 71.619 vivien das ju días, 3 8 .0 0 0 de ellas en París. Para em balar todos estos
m uebles y traslad arlos a A lem an ia, la oficina co n trató a em presas de tran sporte de
París, que pusieron a su disposición diariam en te 150 fu rgonetas y entre 1.200 y 1.500
trab ajadores franceses. S in em bargo, el «sa b o ta je » por parte del person al fran cés fue
tan elevad o que al Einsatzstab se le ocurrió la idea de em plear a 700 ju díos en las o p e
732
raciones de clasificación , em p aq u etad o y carga. Para evitar el sab otaje de los trabaja-
dores ferroviarios fran ceses, belgas y h olan deses, el E insatzstab con venció a la Reichs-
bahn de que proporcionara person al alem án . S e cargaro n un to tal de 29.436 vagon es,
en 735 trenes de carga, que se distribuyeron entre los siguientes re cep to re s1093:
109i Informe final del D ienststclle West del Einsatzstab Rosenberg, sin fechar, L -188.
1094 Informes del Servicio de Seguridad del Reich, 27 de septiembre de 1943, y 6 de enero de 1944,
en Heinz B o b f .r a c h (ed.), M eldun gen au s dem Reich 1 9 3 8 -1 9 4 5 , Herrsching, 1984, pp. 5821, 6228.
109:1 Decreto del 2 de diciembre de 1942, V erodnungsblau des M ilitarbefehlshabers in Frankreich, 1942,
p. 451. D e la multa de mil millones de francos, 50.000 se pusieron a disposición en ese momento del
gobierno francés para ayudar a las familias cuyos sustentadores estuvieran trabajando en A lem ania.
Schleier al M inisterio de A suntos Exteriores, 9 de diciembre de 1942, N G -3335. N o parece que se
hubiera cobrado nada al Estado francés por transportar a los judíos.
1096 Informe de Niedermeyer, 28 de febrero de 1945, T 501, Rollo 184-
733
Italia
734
distritos urbanos apartados para los judíos se convirtieron en residencias obligatorias; y
en Venecia se creó en 1516 un barrio judío en una fundición, con vigilancia día y noche:
el «gueto» original que dio nom bre perm anente a este tipo de institución1099.
Pero los judíos italianos no fueron apartados de sus vecinos, cuyo idiom a y cultura
adoptaron, y no resultaban extraños cu an do el gueto papal de R om a fue abolido por la
Italia unida en 1870. En ningún otro lugar los judíos fueron m ás rápidam ente absorbí-
dos por el tejido de la vida cotidian a del siglo XIX, y en ningún lugar había producido
una pequeña com unidad judía tantos personajes de rango y distinción en las artes, las
ciencias, el com ercio y el gobierno. Esta em an cipación se com pletó sin retrasos ni ob s
táculos. Finalm ente, en Italia sólo había 50.000 judíos, incluidos refugiados, algunos de
los cuales habían cruzado la frontera con A lem an ia sin los docum entos adecuados, co n
fiando en la «elasticidad» de los funcionarios italian os1100.
La situación de los judíos italianos se refleja en cierta m edida en las estadísticas. En
1938, los m atrim onios m ixtos ascendían a 7.500, y fruto de estas uniones eran 2.000 ju
díos y 7.000 católicos1101. En una ciudad com o Trieste, aproxim adam ente el 50 por 100 de
todos los judíos casados tenían cónyuges cristianos1102. Tam bién era significativa la distri
bución ocupacional, que en 1910 ya ten ía este a sp e cto 1103:
Los judíos eran inusualm ente activos no sólo com o oficiales de las fuerzas arm adas,
sino tam bién com o funcionarios públicos en los puestos m ás elevados de la A dm in is
tración. El Instituto de A su n tos Judíos estadoun iden se nos proporciona una lista de los
judíos que en la breve historia de la Italia con tem poránea habían ocupado el cargo de
primer m inistro, m inistro de A su n tos Exteriores, m inistro de la Guerra, m inistro de
Finanzas, m inistro de Trabajo, m inistro de Ju sticia y m inistro de E d u cación 1104. Éstas
eran, en con secuen cia, las personas que se convirtieron en víctim as de un repentino
brote hostil en 1938. /C ó m o ocurrió eso?
735
El denom inado Diario Oculto (1937-19.38) de C ian o nos ofrece un relato interno
sobre la evolución de las leyes antijudías italianas. El 3 de diciem bre de 1937, exacta
m ente cuando los italianos com enzaron a sentir una fuerte brisa del norte, C ian o anotó
la siguiente entrada en su diario:
Los judíos m e están inu n d an d o con cartas anónim as in su ltan tes en las que m e acu
san de haberle prom etido a H itler que los perseguiría. N o es cierto. Los alem an es nunca
nos han m en cio n ado este tem a. Y n o creo que debiéram os d e satar u n a cam p añ a antise
m ita en Italia. A q u í no existe ese problem a. N o hay m u ch os ju díos y, con algunas excep
ciones, no h acen dañ o a n a d ie 1103.
U n as sem anas más tarde, C iano se negó a prestar su apoyo a un cam pañ a antijudía
lanzada por G iovan n i Preziosi, sacerdote renegado y director de la revista antisem ita La
vita italiana1106. El 6 de febrero, C ian o com en tó en una con versación con su suegro, el
D uce Benito M ussolini, que era partidario «de una solución que no provoque un pro
blem a que afortunadam ente no existe aqu í». M ussolini se m ostró de acuerdo. «Echará
agua a las llam as -escribió C ia n o - pero no suficiente com o para suprimir de una vez por
todas el a su n to .»1107 U n os días después, el D uce estaba ech an do ya tan ta agua como
para declararse (en lnformazione diplomática núm. 14) a favor de un Estado judío. Ciano
pensó que esto era ir dem asiado lejos1108.
El 3 de junio de 1938, M ussolini se enfadó a su vez con R oberto Farinacci, miembro
del G ran C on sejo Fascista y líder del m ovim iento antisem ita italiano, por tener un
secretario judío, Jóle Foa. Este era el tipo de cosas, escribía C iano, «que los extranjeros
ven com o prueba de falta de seriedad en m uchos italia n o s»1109.
En julio, el papa Pío XII pronunció un discurso «violentam ente crítico» contra el
racism o. Su com entarios fueron recibidos con no dem asiado buen hum or por los diri
gentes fascistas, para quienes el racism o no im plicaba una m era afirm ación de poder
frente a los judíos sino, m ucho m ás im portante, un sentim iento de superioridad sobre
las poblaciones del im perio africano recientem ente adquirido. A l oír la crítica papal, el
m inistro de A su n tos Exteriores, C iano, llam ó al nuncio, Borgongini-D uca, para expre
sarle su insatisfacción. C ian o señaló que el D u ce consideraba fundam ental la cuestión
racial. Era la falta de disposición racial la que había causado la insurrección de Am ha-
ra en Etiopía. La entrada de C ian o seguía: «Le hablé a Borgongini con bastan te clari
736
dad, explicándole las prem isas y los objetivos de nuestra política racial. Pareció muy
convencido, y podría añadir que se m ostró personalm ente muy antisem ita. Se reunirá
con el San to Padre m a ñ a n a »1110. El propio M ussolini se enfadó por la ofensiva católica,
y en un estado de agitación dio a su yerno C ian o la orden de que estableciera una m edi
da antijudía. Q uería que se borrara a todos los judíos de la lista de diplom áticos1111.
En septiem bre de 1938, el M inisterio del Interior, bajo la dirección del Duce, e sta
ba trabajando en un estatuto antijudío. En los m eses de septiem bre a noviem bre, el
Gran C on sejo Fascista se reunió varias veces para discutir la ley1112. En la reunión m an
tenida por el con sejo el 6 de octubre, los m ariscales Italo Balbo y Em ilio D e Bono así
como el presidente del Sen ad o, Federzoni, hablaron a favor de los judíos, pero el m inis
tro de Educación, G iuseppe Bottai, se opuso a cualquier m itigación de la m edida anti-
judía. «N os odiarán - d ijo - por haberlos echado. N o s despreciarán si los dejam os entrar
de nuevo.» Entre discursos, el D u ce se dirigió a su yerno y le com entó que por ahora se
había m antenido conciliador, pero que m ás tarde se m ostraría estricto111’ . C u ando, el
10 de noviem bre, en una reunión del C o n sejo de M inistros, el teniente general Achil-
le Starace, secretario general de Partido Fascista, sugirió que se expulsara in con dicio
nalm ente a todos los judíos del partido, M ussolini, todavía no preparado para la rigu
rosidad, rechazó la idea sin p reám bulos1114.
A m ediados de noviem bre, las disposiciones antijudías estab an listas. C o n ten ían una
curiosa m ezcla de todas las influencias que se estaban produciendo en la escena italia
na: «racialism o», xenofobia, clericalism o, y paternalism o burocrático. L a definición del
termino «judío» se redactó de tal m anera que una persona estab a afectada si (a) am bos
progenitores pertenecían a la religión judía, o si (b) uno de los progenitores pertenecía
a la religión judía y el otro era extranjero, o (c) si la m adre era de religión judía y el
padre desconocido, o (d) si uno de los progenitores era judío y el otro italiano, siempre,
sin em bargo, que el 1 de octubre de 1938 los hijos pertenecieran a la religión judía, o
fueran m iem bros de la com unidad judía, o «de alguna m anera participaran en alguna
actividad ju día».
A con tin uación los decretos exluían a los judíos de las fuerzas arm adas, la función
publica y el partido, y de la propiedad o gerencia de las em presas arm am entísticas o de
cualquier otro tipo de em presas que em plearan al m enos a 100 italianos. Tam bién se les
prohibía disponer de bienes inm uebles por valor superior a 20.000 liras y propiedades
737
agrícolas valoradas en m ás de 5.000 liras. Sin embargo, los veteranos de guerra, los antiguos
fascistas, etc., y sus hijos, nietos, padres y abuelos no estaban afectados por las restriccio
nes sobre las em presas y los bienes inm uebles.
En un decreto posterior, fechado el 29 de junio de 1939, los profesionales liberales
(m édicos, abogados, asesores, ingenieros, arquitectos, etc.) se vieron lim itados a aten
der exclusivam ente a los judíos «excepto en casos de n ecesidad y urgencia probadas».
D e nuevo, sin em bargo, se hicieron excepciones para los veteranos de guerra, los anti
guos fascistas, y otros.
En el terreno de la concentración social, la legislación italiana fue muy detallada. Se
prohibieron los m atrim onios entre judíos e italianos, salvo en los casos de m uerte inmi
nente o para legitimar a los hijos1115. Se prohibió a los judíos contratar servicio doméstico
no judío. Se les prohibió adoptar o cuidar a niños no judíos, y se estableció una disposi
ción por la cual se privaría a un padre o m adre judío de la custodia de su hijo cristiano
si se dem ostraba que el niño o niña no recibía una educación en consonancia con los
principios cristianos o con los objetivos nacionales. El derecho básico y los decretos que
siguieron establecían la expulsión de los colegios, la revocación del cam bio de nombres,
y la inscripción en registros civiles. La exigencia de inscripción tenía un significado
latente, m ás allá de las concepciones de 1938. Era un arm a potencial para las redadas.
Centralm ente adm inistrada por una oficina dem ográfica del M inisterio del Interior
(cuyo nom bre se cam bió a Direzione Generale per la Demografía e la R azza), la medida
provocó el establecim iento de expedientes en las principales ciudades, con direcciones e
inform ación sobre nacionalidad, edad, ocupación, y posibles exenciones.
Finalm ente, la ley prom ulgada el 17 de noviem bre de 1938 orden aba la anulación
de todas las naturalizaciones obtenidas por los judíos después del 1 de enero de 1919, y
estipulaba que todos los judíos tan to extranjeros com o desnaturalizados, excepto los
mayores de sesen ta y cinco años o que pertenecieran a un m atrim onio m ixto, debían
abandonar Italia y sus posesiones antes del 12 de marzo de 19391116.
1111 La sugerencia hecha por el Papa de que también se hiciera una excepción con los judíos con
versos fue rechazada, ¡b id ., entrada correspondiente al 6 de noviembre de 1938, p. 190.
1116 Para encontrar los textos completos de estos decretos de 17 de noviembre de 1938/XVII núm.
1728 (ley básica); 15 de noviembre de 1938/XVII núm. 1779 (colegios); 22 de diciembre de 1938/
XVII núm. 2111 (pensiones m ilitares); 29 de junio de 1939/XVII, núm. 1054 (profesiones liberales);
13 de julio de 1939/XVII núm. 1055 (cambio de nom bres); véase la G a z e tta [ J f fid a le , 1938 y 1939.
Las traducciones completas al alemán se encuentran en D ie Ju d en frage (\irtra u lic h e Deilage), 15 de octu
bre de 1942, pp. 78-80; 1 de diciembre de 1942, pp. 91-92; 15 de diciembre de 1942, pp. 94-96; 1 de
marzo de 1943, p. 20. Se puede encontrar un resumen y una explicación en Emilio C.ANbVARI, «Die
Juden in Italien», D ie ju d e n fra g e , 1 de octubre de 1940, pp. 143-146. Sobre la adm inistración de las
propiedades agrícolas expropiadas, véase Radem acher a Luther, 14 de noviembre de 1940, N G -3934.
Sobre las listas, véase Sergio della PERGOLA, «A ppunti sulla dem ografía», L a R asse g n a M en sile di Is
738
C u a d ro 8 .1 6 . E m igració n ju d ía desde Italia
Una vez term inada la redacción de las dos primeras leyes, Benito M ussolini m antuvo
una discusión con el hombre que tenía que firmar todos los decretos antijudíos, el rey V íc
tor M anuel. Tres veces durante la conversación, el rey com entó que sentía una «infinita
lástima por los judíos». C itó casos de persecución, entre ellos el del general Publiese, «un
anciano de ochenta años, cargado de m edallas y heridas, al que habían privado de su am a
de llaves». Enojado, el D uce señaló que había «20.000 personas sin carácter» en Italia
conmovidas por el destino de los judíos. El rey respondió que él era uno de ellos1117.
Quizá sea innecesario resaltar que el código antijudío italiano no era com pletam ente
moderado. Es probable que sus víctimas hayan sentido dicho código muy severam ente,
porque de hecho en el pasado habían encontrado en su país una aceptación completa. Las
disposiciones contra el empleo estatal y contra la posesión de explotaciones agrícolas, por
ejemplo, tuvieron una im portancia m ucho m ás seria que los decretos similares en otras par
tes, porque en Italia un núm ero com parativam ente elevado de judíos había encontrado su
medio de vida com o funcionario y com o agricultor. Las leyes italianas, sin embargo, adm i
tían muchas excepciones, y la aplicación de la legislación fue en conjunto pausada y laxa.
Probablem ente no haya m ejor ilustración sobre el efecto total de las leyes italianas que
las cifras de emigraciones de judíos presentadas en el cuadro 8.16. D e los judíos extran
jeros, la mayoría de los cuales había sido obligados a partir, en 1941 se había ido sólo apro
xim adam ente el 27 por 100, pero de los judíos nativos, que no tenían que salir del país,
también se había ido el 13 por 100. H abía asimism o signos de declive e inseguridad m enos
obvios en la com unidad judía italiana, tales com o un exceso de la m ortalidad sobre la
natalidad de varios cientos de individuos al año, y la huida de miles al catolicism o1118.
rael 18 (1981), p. 122 n. Se puede encontrar un com entario sobre el im pacto de las leyes en C am e
ra dei deputati, L a legislazione an tie b raica m Italia e in E u ro p a , Roma, 1989. La principal obra sobre el
destino de los judíos italianos es la de Renzo Df. F f.UCE, S to n a degli E brei ítaliani sotto il fascism o , Turín,
1988, publicado por primera vez en 1961.
1117 G. Ciano, H id den D iary , cit., entrada correspondiente al 28 de noviembre de 1938, p. 199.
1118 Sergio della P e r u o l a , «A ppunti sulla dem ografía», L a R asseg n a M ensile di Israel 18 (1981),
pp. 131 y 134. El número de conversiones desde 1938 hasta 1945 fue de 5.705.
739
D urante el periodo de guerra que siguió, se tom aron m edidas contra los judíos refu
giados, contra los de nacionalidad italiana, y contra los habitantes judíos de Libia. En
mayo de 1942, aproxim adam ente 1.000 judíos extranjeros habían sido internados en cam
pos de concentración de Salerno y Cosenza así com o en el cam po para m ujeres de Chie-
ti1119. A finales del verano de 1942, llam aron a los judíos italianos para realizar trabajos
en Rom a, Bolonia, M ilán y en la colonia africana de Trípoli1120. A los judíos de Roma
los obligaron a lavar el m uro de contención del río T íber; para los de M ilán erigieron
un cam po de trabajo en la ciudad. C crca de la ciudad tripolitania de G iado, encarcelaron
a 2.000-3000 judíos en un cam po desierto. C u an d o los británicos llegaron a Giado, a
principios de 1943, encontraron que allí se había d esatado una epidem ia de tifu s1121. De
acuerdo con fuentes judías, habían m uerto 318 de los judíos de G ia d o 1122.
D esde el punto de vista alem án, sin em bargo, todas estas m edidas eran extrem ada
m ente inadecuadas. Un gran segm ento de los judíos italianos no había sido afectado en
absoluto por las m edidas antijudías, y el ritmo del proceso de destrucción desde que en
1938 y 1939 se habían em itido las prim eras leyes era dem asiado lento com o para suge
rir que los italianos llegarían algún día por sus propios m edios al punto crítico en el que
las deportaciones se convirtieran en una propuesta factible. En el país no se daba toda
vía una com pleta privación de las propiedades judías y no existía una regulación fácil
de aplicar sobre la residencia y los m ovim ientos de los judíos. A un así, Italia era el prin
cipal aliado de A lem ania, y los alem anes no olvidaron ese hecho.
El 24 de septiembre de 1942, Ribbentrop llamó a Luther por teléfono para darle ins
trucciones sobre la estrategia de deportación que se debía seguir en diversos países euro
peos. C o n respecto a Italia, Luther no debía em prender nada. Esa cuestión estaba reser
vada para una conversación personal entre el Führer y el Duce, o entre el ministro de
A sun tos Exteriores y el conde C ia n o " 23.
La siguiente conversación im portante, sin embargo, tuvo lugar con ocasión de una
visita de Heinrich Himmler a Rom a. El 11 de octubre de 1942, éste se reunió con el Duce
durante casi dos horas. M ussolini, preocupado por los problem as a los que se enfrentaría
la población italiana durante el inm inente invierno, habló de com ida, pero Himm ler sacó
740
el tema de los judíos. Los estaban sacando (herausgenommen), dijo Himmler, de A lem a
nia, del Generalgouvernem ent y de todos los países ocupados, ya que en todas partes esta
ban implicados en actos de espionaje y sabotaje. En Rusia bastantes de ellos (eine nicht
unerhebliche Zahí), tanto hombres com o mujeres, habían sido fusilados por llevar m ensa
jes a los partisanos. El D uce com entó por su parte (von sich aus) que ésa era la única solu
ción posible. Himm ler explicó a continuación que los judíos im plicados en política e sta
ban siendo enviados a cam pos de concentración y que otros estaban construyendo
carreteras, si bien (allerdings) con elevadas tasas de m ortalidad, porque no habían traba
jado en su vida. Los viejos que estaban en Theresienstadt podían llevar la vida que qui
sieran (nach eigenen Geschmack). El D uce se interesó am ablem ente por la estancia de
Himmler en R om a y le envió sus mejores saludos a H itler1124.
En enero de 1943, las S S estab an dan do señales de im paciencia. E staban deportan
do a los judíos de toda Europa, pero los judíos italianos residentes en las áreas co n tro
ladas por los alem anes seguían siendo inm unes. Su inm unidad los hacía cad a vez más
conspicuos. En con secuen cia, el 13 de enero de 1943, R ibbentrop dio instrucciones al
embajador von M acken sen para que com unicara al m inistro de Exteriores C ian o que
en opinión de los alem anes los judíos de n acionalidad italian a tam bién eran judíos. A l
menos en los territorios controlados por ellos, los alem anes querían com pleta libertad
de acción a partir del 31 de marzo de 1 9 4 3 1125.
En febrero Ribbentrop preguntó, m ientras preparaba una visita a Rom a, cuáles eran
los deseos de las S S en la cuestión judía. H im m ler respondió inm ediatam ente que le
gustaría que los italianos d ejaran de sabotear las m edidas de la R S H A en áreas situadas
bajo el control alem án. En la propia Italia, quería m edidas paralelas a las vigentes en
A lem an ia1126. Los deseos de las S S no estab an destin ados a cum plirse rápidam ente. Los
italianos no eran accesibles en m ateria de destrucción.
En mayo de 1943, el Dr. Zeitschel, de la em bajada en París, escribió una carta a su
amigo el Dr. K nochen, B d S en Francia, m an ifestan do sus im presiones sobre lo que
había observado durante una visita a R om a. L a em bajada alem an a en R om a, escribió,
llevaba años en posesión de instrucciones de Berlín de que en ningún caso em prendie
ra acción alguna que pudiera enturbiar las relaciones am istosas entre Italia y A lem ania.
Por consiguiente, parecía com pletam ente im posible que dicha em bajada asiera jam ás
un hierro tan can den te com o la cuestión judía en Italia. El gobierno italiano, por su
1124 Himmler a Ribbentrop, 22 de octubre de 1942, adjuntando mem orando sobre la discusión
con Mussolini, T 175, Rollo 69.
1123 Ribbentrop a la em bajada en Roma, 13 de enero de 1943, N G -4961. Bergm ann a la em baja
da en Roma, 18 de febrero de 1943, N G -4958. Radem acher al representante del Ministerio de A su n
tos Exteriores en Bruselas, 27 de febrero de 1943, N G -4955.
1126 M inistro Bergman a la oficina de Ribbentrop, 24 de lebrero de 1943, N G -4956.
741
parce, no estaba «interesado» por la cuestión judía. C om o el representante de la RSHA
en Rom a, O bersturm bannführer Dr. D ollm ann, le había dicho a Zeitschel, las fuerzas
arm adas italianas estaban «aún entreveradas de judíos plenos y de incontables medio
judíos [noch mit Volljuden and zahllosen Halbjuden durchsetzt]». D el propio Partido Fascis-
ta sólo se podían esperar acciones en caso de que el D uce diera instrucciones directas112'.
Pero el 25 de julio de 1943, el Duce fue derrocado, y rres días después el partido fascis-
ta fue disuelto. Durante un tiempo, el nuevo gobierno del mariscal Badoglio no hizo ningún
otro movimiento. La guerra continuaba, y las leyes antijudías se m antenían vigentes1128.
Entonces, de repente, el gobierno de Badoglio se rindió a los A liados. Los alemanes
reaccionaron con velocidad vertiginosa. D esarm aron a las fuerzas italianas, e Italia se con
virtió en un país ocupado.
A m edida que avanzaban por la provincia de N ovara, al norte de Italia, las tropas
alem anas (principalm ente las unidades de las SS) m ataron a los judíos de varias locali
dades y requisaron las propiedades judías, incluidos los depósitos bancarios. En el lago
M ayor [M aggiore], la corriente arrastró a la orilla cadáveres de judíos con piedras ata
das a las piern as1129. Fue un pequeño comienzo.
D urante septiem bre de 1943 y el periodo que siguió, una horda de burócratas ale
m anes se trasladó a Italia para dirigir los asuntos del país. D e la m ultitud de organismos
alem anes presentes entonces en la península italiana, seleccionam os los tres que pare
cen haber tenido funciones decisivas en el intento de destruir a los judíos italianos:
112í Dr. Carltheo Zeitschel al BdS en Francia, 24 de mayo de 1943, en Léon POLIAKOV, L a condition
des Ju ifs en F ran ee sous l’occu pation italien ne, París, 1946, pp. 157-158.
1123 «Judengesetze in Italien noch in Kraft», D o n au zeitu n g (7 de agosto de 1943), Belgrado, p. 1.
1129 M ilitárkom m andantur 1021 A'fcrvvaltungsgruppe (Grupo Adm inistrativo) en N ovara al co
m andante militar de la A lta Italia en Riva del Garda, 21 de octubre de 1943, T 501, Rollo 342. Véase
también la lista de 50 nombres en Liliana Picciotto F a r g io n , G li ebrei in provincia di M ilan o , Milán,
1992, pp. 115-116.
742
Regional
G rupo de la A lta Italia O cciden tal: Staf. Rauff, con los Ausssenkommandos
(A K ) de G én ova, M ilán y Turín.
A ussenkom m andos situados directam ente a las órdenes del B dS de R om a,
Florencia, Venecia y otras ciudades. A K de R om a, encabezado por el
agregado de Policía Kappler
O berbefehlshaber Süd y com an dan te del G rupo del Ejército C : G fm . Kesselring
C om an dan te, D ecim ocuarto Ejército: G en. von M ackensen
C om an dan te, Rom a: G en. Stah el (Málzer)
De esa form a, Italia tenía un jefe civil: el m ediador del M inisterio de A su n tos Exte-
riores, m inistro (posteriorm ente em bajador) R ahn, cuyo anterior destino había sido
Túnez. D espués había un gobernador m ilitar que tam bién desem peñaba las funciones
de responsable m áxim o de las S S y de la Policía; éste era el jefe del estado mayor per
sonal de Himmler, Wolff. Su jefe de adm inistración militar, W áchter, ven ía de Polonia,
donde había sido gobernador de Galitzia. Finalm ente, había un com an dan te de las fuer
zas arm adas, el G eneralfeldm arschall Kesselring.
Esto no era todo. En las áreas que antes de que terminara la Primera G uerra M undial
habían sido austrohúngaras, los alem anes instalaron dos jefes especiales, que tenían el
título de Der Oberste Kommissar. U n o de dichos com isarios fue el Gauleiter de Tirol,
Hofer; a su área le añadieron el Tirol m eridional. El otro era el G auleiter de Corintia, Rai-
ner, que adquirió la zona de operaciones del A driatisches Küstenland, con la im portante
ciudad de Trieste. A las órdenes de Rainer, Himm ler había puesto a un responsable m áxi
mo de las S S y de la Policía especial, nada menos que O dilo G lobocnik, anteriorm ente en
Lublin, y ahora de nuevo en su ciudad natal.
La nueva m aquinaria se puso en funcionam iento inm ediatam ente. C om o era ca ra c
terístico en ellos, los alem anes no esperaron a que se restableciera un continuador de
Benito M ussolini. A l igual que antes los italianos habían sido dem asiado poderosos para
proponerles algo, ahora eran dem asiado débiles para consultarles. El 25 de septiem bre de
1943, la R S H A envió una circular a todas las delegaciones interiores y exteriores espe
cificando que, «de acuerdo con el M inisterio de A su n tos Exteriores», todos los judíos de
las nacionalidades detalladas podían incluirse ahora en las m edidas de deportación. Ita
lia encabezaba la lista. La circular continuaba: «L as m edidas necesarias se llevarán a
cabo con respecto a (a) los judíos de nacionalidad italiana inm ediatam ente [ — J » 1130.
El régim en de M ussolini, renacido, estab a com puesto por fascistas fiables. El M in is
terio del Interior se puso en m anos de G uido Buffarini que, com o su anterior subsecre
11!C Von T h adden a las delegaciones en el extranjero, 12 de octubre de 1943, adjuntando circu
lar de la R S H A fechada el 23 de septiembre de 1943, N G -2652-H
743
tario, era veterano en las actividades antijudías, si bien especializado tam bién en la polí
tica de conceder exenciones. El nuevo jefe de policía era Tullio Tamburini. Se recons
tituyó la Direzione Generale per la Demografía e la Razza, y el registro de judíos que se
m antenía para «vigilancia y control» se convirtió en una herram ienta preparada para
las capturas y las deportacion es1131.
Los judíos italianos disponían de su U nión de Com unidades Judías, una organización
creada en cum plim iento de la ley de 1930, a la que todos los judíos declarados tenían que
pertenecer, y que poseía com petencias fiscales1132. En 1943, el presidente de la Unione era
D ante Alm ansi, un hombre que había llegado al cargo con sus credenciales de haber sido
alto funcionario de policía antes de 1938. La Giunta de Rom a estaba en m anos de Ugo
Foa, antiguo m agistrado. La Unione dirigía una agencia para ayudar a los refugiados ju
díos en Italia, la Delegazione Assistenza Emigrante Ebrei (D elasem ), con oficinas en Roma
y G enova. Finalm ente, los judíos tenían tam bién sus rabinos, entre ellos el rabino jefe de
Rom a, Israel (posteriorm ente Eugenio) Zolli11’ 3.
Rom a, con su com unidad judía de aproxim adam ente 10.000 habitantes (la cifra del
censo de 1931 ascendía a 11.280), era el primer objetivo im portante. M uchos de los ju
díos de la capital eran vulnerables, especialmente la m itad m ás pobre de la antigua sección
del gueto y un barrio adyacente al otro lado del Tíber. La sensación de peligro no esta
ba com pletam ente ausente. Levi y Sorani, gracias a los puestos que ocupaban en la Déla-
sem, eran conscientes de lo que había ocurrido en otras partes, y el rabino jefe Zolli, de
origen extranjero, tenía suficiente m iedo com o para ocultarse inm ediatam ente. Él rela
ta que instó en vano al jefe de la Unione, A lm ansi, y al presidente de la Giunta, Foa, a
que cerrasen la sinagoga, elim inasen las listas de m iembros, e hicieran todo lo posible por
dispersar a la población judía en m onasterios y conventos. Foa niega que Zolli se hubie
ra puesto en con tacto con él, y el hijo de A lm an sa declara que no hay constan cia de ini
ciativa alguna por parte del rabin o1134. Lo único seguro es el hecho de que los dirigentes
judíos se aferraron al statu quo, decididos a no hacer n ada que provocara a los alemanes
o alarm ase a los dem ás. El tem plo se m antuvo abierto durante todo el m es de septiem
bre, y los servicios del A ñ o N uevo judío los celebró otro rabin o1135. C u an d o Zolli retor
11.1 Sobre el uso de listas, véase Liliana Picciotto Fargion, Loccu pazion e tedesca e gli ebrei di Roma,
Rom a y Milán, 1979, p. 18.
11.2 M. M ichaelis, M ussolin i an d the Je w s, cit., pp. 53-54-
u ’3 Los funcionarios judíos son descritos por el Robert K a t z , B lac k S ab b ath , N u eva York, 1969,
pp. 16-20, 31-34, 39-42, 77-78, 142-147.
!í ’4 Ibid., pp. 7-15, 31-34. Eugenio ZOLLI, B efare the D a w n , N ueva York, 1954, pp. 140-155. Res
pecto a la negación de Foa, véase ibid., p. 203. Los com entarios del Dr. Renato A lm ansi sobre su
padre están indicados en dos cartas a Günter Lewy, 6 de julio y 10 de noviembre de 1964, puestas a
nuestra disposición por cortesía del profesor Lewy.
11,1 R. Katz, B la c k S a b b ath , cit., pp. 42-43.
744
nó a sus deberes com o oficiante, durante las Festividades M ayores de 1944, en la R om a
liberada, tuvo una visión de Cristo, y poco después se convirtió al cristianism o y se b au
tizó1136. En el año de intervención, los judíos de R om a habían sufrido enorm es pérdidas.
La prim era salva la disparó K appler el 26 de septiem bre de 1943, pidiendo 50 kilos
de oro y am enazando que si no se los entregaban tom aría 200 rehenes. D ad o que los
miembros ricos de la com unidad estaban ya ocultos, se produjo el tem or de no co n se
guir reunir la totalidad. Renzo Levi de D elasem fue enviado al V aticano a negociar un
préstamo de 15 kilos, y el Papa aceptó. A l final, la ayuda del V aticano no fue n ecesa
ria. Italianos e italianas com unes se presentaron para añadir sus donativos, y en total se
reunieron 80 kilogram os. C u an d o se entregó la can tidad exigida, los alem anes insistie
ron en pesarla adecuadam ente, y los judíos exigieron un recibo en o rd e n 113'.
A pen as había obtenido K apler el oro se lanzó otro golpe. A saltan d o la sede de la
Giunta, el 29 de septiem bre, un d estacam en to de la Policía de Seguridad acom pañado
por la Policía del O rden confiscó el archivo de contribuyentes de la com unidad. Los
alemanes podían ahora com parar esta lista religiosa, que era incom pleta si se co n side
raba a la luz del principio de N urem berg, pero estab a actualizada a fecha de 1943, con
el registro racial italiano, que era suficientem ente am plio en cuanto a criterios pero no
estaba necesariam ente actu alizad o1138. La situación era ya m ás am enazadora, y los diri
gentes judíos se enfrentaron con creciente frustración a sus antiguos program as de
supervivencia. Los judíos de R om a no q uedarían intactos, pero la operación ahora en
m archa tendría un im pacto público m ucho m ayor que deportaciones sim ilares en otras
áreas de Europa.
R om a era la ciudad de la Iglesia católica, y lo que sucediera allí no podía dejar de
preocupar al propio papa. Los alem anes destinados en R om a eran conscientes de esta
situación, y no les entusiasm aba exactam en te la perspectiva de provocar un gran ch o
que con la Iglesia. El 6 de octubre, el cónsul M oellhausen envió una carta person al
m ente a R ibbentrop para decirle que el O bersturm bannführer K appler había recibido
745
de Berlín la orden de arrestar a los 8.000 judíos de R om a y de transportarlos al norte de
Italia, «donde se supone que serán liquidados [wo sie liquidiert werden sollenj».
El general Stah el había declarado su intención de perm itir la aplicación de esta
acción sólo si obtenía el visto bueno del m inistro de A sun tos Exteriores alem án. «Per-
sonalm ente, m antengo la opinión -co n clu ía M oellh au sen - de que sería m ejor negocio
[dass es besseres Geschiift ivárej movilizar a los judíos para la construcción de defensas
com o en Túnez, y le propondré esto, jun to con K appler al G eneralfeldm arshcall Kes-
selring. Por favor, envíe instrucciones.»11,9 La respuesta de Berlín decía que, basándose
en una orden de Hitler, los judíos de Rom a debían ser trasladados al cam po de con-
centración austríaco de M authausen com o rehenes. R ah n y M oellhausen no debían
interferir en este asunto bajo ninguna circunstancia (sich a u f keinen Fail in diese Angele-
genheit einzumischen) 114°.
El 16 de octubre de 1943, el obispo H udal, rector de la iglesia alem ana en Roma,
envió una solicitud de últim a hora al general S ta h e l1141:
U n alto cargo del V atican o p erten ecien te al círculo inm ediato del S a n to Padre acaba
de com un icarm e que esta m añ an a h an com en zado las d eten cion es de ju díos de nació-
n alidad italiana. En interés de las b u en as relacion es que h a sta ah ora h an existido enrre
el V atican o y el alto m an do m ilitar alem án - a lg o que en prim era in stan cia debe ach a
carse al con ocim ien to político y a la grandeza de V uestra E xcelen cia y que algún día p asa
rá a la h istoria de R o m a - os estaría en orm em en te agrad ecido si diérais la orden de parar
inm ediatam en te estas deten cion es que se están llevan do a cab o en R o m a y en sus alre
dedores; tem o que, de lo contrario, el Papa ten drá que pron un ciarse abiertam ente, lo
cu al le servirá a la p rop agan d a an tialem an a com o arm a co n tra nosotros.
746
miento E special de P aracaidistas para aliviar a los policías en su destino regular. Du-
rante la Aktion no se produjeron «in ciden tes». En total, fueron captu radas en la red a
da 1.259 personas. Tras la liberación de varios m edio judíos y judíos de m atrim onios
mixtos, el 18 de octubre de 1943 enviaron 1.007 judios al cam po de exterm inio de
Auschw itz1142.
La gran m ayoría de los habitantes judíos de la ciudad consiguió esconderse durante
la Aktion. El propio V aticano dio refugio a algunos. A sí, un asalto de los policías del
questore de R om a al colegio extraterritorial de la basílica de S. Paolo fuori delle M ura
durante la noche del 3-4 de febrero de 1944, dio com o resultado la detención de deser
tores m ilitares, evadidos del reclutam iento militar, carabinieri desleales y judíos por
igual1145. Los alem anes, sin em bargo, se sintieron aliviados de que uno de sus tem ores
no se realizara. El Papa, a pesar de los ruegos, m antuvo silencio.
U n día después de que se term inara la redada, el em bajador alem án en el Vaticano
y antiguo Staatssek retar del M inisterio de A su n tos Exteriores, Weizsacker, inform ó a
Berlín de que al colegio carden alicio le había escandalizado particularm ente que el
hecho hubiera, por así decirlo, transpirado bajo las ven tan as del Papa. (Die Kurie ist
besonders betroffen, da sich der Vorgang sozusagen unter den Fenstem des Papstes abgespielt
hat.) La reacción, dijo Weizsacker, podría haber quedado am ortiguada si los judíos se
hubieran m antenido en Italia para trabajos forzados. A h ora, los círculos antialem anes
de R om a estab an presionando al Papa para que saliera de su reserva. «S e dice —infor
maba W eizsacker- que los obispos de ciudades francesas donde habían ocurrido cosas
sem ejantes [wo áhnlkiches vorkam] habían adoptado una postura clara.» El Papa, com o
cabeza de la Iglesia y obispo de Rom a, no podía hacer m enos. Ya se habían h echo co m
paraciones entre el actu al pontífice y el «m ucho m ás tem peram ental Pío X I » 1144.
La presión, sin embargo, resultó infructuosa. «El papa -escribió W eizsacker el 28 de
octubre- a pesar de que, según inform aciones, está sitiado desde varios frentes, no se ha
permitido dejarse arrastrar a una m anifestación expresiva contra la deportación de los
judíos de Rom a. A un cu an do tiene que calcular que nuestros opositores lo recrim inarán
por esta actitud y que los círculos protestantes de los países anglosajones aprovecharán
para hacer propaganda contra el catolicism o, tam bién ha hecho en este delicado asun
to todo lo posible para no afectar negativam ente a las relaciones con el gobierno alem án
1142 Diario de guerra, comandante alemán en Roma (Gen. Stahel), 16, 17 y 18 de octubre de 1943,
N O -3 15. La cifra de 1.007 personas está sacada del informe de Kappler al OGruf. Wolff, 18 de octubre
de 1943, N O -2427. La llegada de los judíos de Rom a a Auschwitz, el 22 de octubre de 1943, la anotó allí
un médico judío, O tto Wolken. Véase Filip F r ied m a n , This W as O sw iecim , Londres, 1946, pp. 24-25.
1,45 C om andante alem án en Rom a/Adm inistración al plenipotenciario general de la W ehrmacht
en Italia/Adm inistración, 14 de febrero de 1944, T 501, Rollo 334.
1144 Weizsacker al M inisterio de A suntos Exteriores, 17 de octubre de 1943, N G -5027.
747
y con los organism os alem anes destacados en R om a.» LOsservatore Romano (periódico
vaticanista de Rom a) había imprimido un com unicado sobre la «benevolente actividad
del Papa \über die Liebestatigkeit des PapstesJ», pero esta declaración estaba tan «rica
m ente adornada y era tan poco clara [reichlich gewunden und unklarj» que muy pocos
podrían interpretar en ella una referencia especial a la cuestión judía. Por consiguiente,
todo el asunto se podía considerar «liq u id ad o »1145.
En noviem bre, m uchos judíos de la Italia ocup ad a estaban ya ocultos. En Florencia,
el sobresaliente crítico de arte estadounidense Bernard B erenson oyó que el prefecto
fascista recientem ente nom brado estab a advirtiendo a los residentes judíos que dejaran
sus casas y se ocultaran. Berenson señaló que diez o doce judíos habían encontrado
refugio en una villa cercana a Siena. Pronto oyó hablar tam bién del g a s 1146. La huida,
sin embargo, no era tan sencilla. El éxodo a las villas y a las pensiones rurales, a vivien
das de pequeñas poblaciones, o a h abitaciones alquiladas por vecinos am ables y am is
tosos era una opción principalm ente para los judíos que hablaban italiano y tenían algo
de dinero. A veces, estos fugitivos de clase m edia obtenían docum entos de identidad
falsos, y en algunos casos podían fingir ser refugiaos de zonas en guerra. Varios miles de
judíos con m enos recursos y oportunidades recibieron ayuda de sacerdotes, frailes y
m onjas. Para los muy pobres, los enferm os, los ancianos y los extranjeros en general, las
perspectivas eran m ás som brías1147. Estos individuos se convirtieron en los blancos más
vulnerables del Einsatzkom tnando errante de D an n ecker y de los colaboradores italia
nos, incluidos las recientem ente form adas legiones fascistas au tón om as1148, algunas de
las cuales estaban financiadas por el M inisterio del Interior, y los hom bres de la Milicia
Voluntaria per la Sicurezzu Nazionale recientem ente reclutada por el Partido Fascista y a
las órdenes del veterano fascista R en ato Ricci.
El 30 de noviem bre de 1943, el M inisterio del Interior italian o envió instrucciones
a los jefes provinciales para que in tern aran a todos los judíos en cam pos de co n cen
tración y requisaran sus propiedades a beneficio de los italianos que h ubieran sido víc
748
timas de los ataques aére o s1149. A partir de ese m om ento, todo el aparato policial ita
liano estaba listo para las redadas: las legiones; la m ilicia y los carabinieri com binados
en una G uardia Nazionale Republicana, a las órdenes de R icci; los m iem bros del Parti
do Fascista organizados en el veran o de 1944 en Brigadas N egras (Brigate N ere), a las
órdenes del secretario del Partido Fascista, A lessan dro Pavolini; y la policía regular
con y sin un iform enTO. A l m ism o tiem po, sin em bargo, la orden del 30 de noviem bre
se emitió por radio, convirtiéndose sim ultán eam en te en adverten cia y en am en aza1151.
En todo el país, los italianos estab an descon certados y los judíos llenos de pánico. En
Florencia, Berenson escribió desde su escondite que «in cluso un dom inico de origen
hebreo tuvo que huir de su m onasterio por tem or a ser detenido, y ha llegado h asta
aquí». Inform ó de otro incidente en el que un párroco fue captu rado por escon der a
un judío. Se dijo que el propio card en al de Florencia, Elia D alla C o sta, había in terv e
nido en este caso, declarán dose culpable y pidiendo que lo encarcelaran en lugar del
sacerdote1ls2. En V enecia, don de la policía italian a había captu rado a 150 judíos, entre
ellos los residentes de un asilo de ancian os, en la noche del 4-5 de diciem bre, el
patriarca, cardenal A d eo d ato Piazza, m anifestó una reacción distinta. Se opuso a las
detenciones efectuad as por las autoridades italian as calificándolas de in justicia, por
que capturaban a los judíos an cian os y enferm os m ientras que a los ricos les perm itían
seguir en libertad. Para él, la solución a este problem a era que sólo los organism os a le
manes aplicaran las m edidas antijudías. Lo m ás apropiado, dijo, sería la creación de un
gueto1155.
1149 p refetturtl Rom a al Q uestore di Roma, 2 de diciembre de 1943, adjuntando circular del
Ministerio del Interior. Facsímil en L. Picciotto Fargion, lloccu pazion e tedesca e gli ebrei di Roma, cit.,
página sin numerar. Sentencia contra Bosshammer, p. 19.
11,0 S. Zuccotti, T h e lu d ian s an d the H olocau st, cit., pp. 148-153, 189-200. Véase también el extrac
to de una orden emitida por el prefecto de Ferrara el 1 de febrero de 1944, en Liliana Picciotto F a r
gion ,«The Anti-Jewish Policy o f the Italian Socialist Republic (1943-1945)», Yad V ashem Studies 17
(1986), pp. 17-49, en pp. 31-32. Los carabinieri estaban considerados como partidarios del rey y gene
ralmente poco fiables. En Roma los desarmaron. Sobre las diversas policías italianas, véase un organi
grama confeccionado por el responsable máximo de las S S y de la Policía, T 501, Rollo 339.
1151 B. Berenson, R u m o u r an d Reflection, cit., p. 163, en referencia a una emisión radiofónica del
1 de diciembre. «Konzentrationslager ftir Juden - keine Ausnahm en mehr», D on auzeitun g (2 de diciem
bre de 1943), Belgrado, p. 2. La medida la ordenó el Duce después de que un manifiesto del Partido Fas
cista hubiera catalogado a los judíos de «extranjeros enem igos». Ibid., 10 de diciembre de 1943, p. 2.
1152 B. Berenson, R u m ou r a n d Reflection, cit., p. 218.
1153 M ilitarkom m andantur 1004A/erwaltungsgruppe en Padua al plenipotenciario general de la
Wehrmacht en Italia/Adm inistración, 14 de marzo de 1944, citando un informe de la Policía de Segu
ridad destinada en Venecia, fechado el 4 de febrero de 1944, T 501, Rollo 339. Sobre la redada de
Venecia, véase Liliana Picciotto Fargion, «The Anti-Jew ish Policy o f the Italian Socialist Republic
(1943-1945)», Yad V ashem Studies, cit., pp. 22-23.
749
En noviem bre y a com ienzos de diciembre partieron los dos prim eros transportes
desde el norte de Italia con un total de mil judíos hacia A uschw itz1134. E n Berlín, el jefe
del Inland II de la O ficina de Exteriores, Wagner, supervisó esta situación con una mez
cla de esperanza y ansiedad. La R S H A acababa de notificarle que la captura de los ju
díos en Italia no había conseguido éxitos dignos de m ención (zu keinem nennenswerten
Ergebnis geführt), porque los retrasos italianos habían perm itido a la m ayoría de los ju
díos encontrar escondite en pequeñas aldeas, etc. Las fuerzas de las que disponían las SS
y la Policía no eran suficientes para efectuar una búsqueda exh austiva en todas las
com unidades italianas. A h ora, sin em bargo, que el gobierno fascista había publicado
una ley en la que se im ponía el traslado de todos los judíos a cam pos de concentración,
el Inland II proponía, de acuerdo con la R S H A , «que se enviara instrucciones al em ba
jador R ah n para que transm itiese al gobierno fascista la felicidad [Freude está tachado
en el original, y sustituido por «satisfacción » (Genugtuung) ] del gobierno del R eich» por
el nuevo decreto italiano. Era aconsejable tam bién, pensaba Wagner, inform ar al
gobierno italiano de la necesidad de construir con rapidez cam pos de concentración en
el norte de Italia, y de la voluntad del R eich de proporcionar a los italianos «asesores
experim entados» (erfahrene Berater) para este propósito. W agner creía que de esa forma
el Einsatzkom m ando destinado en Italia podría «incorporarse» al gobierno italiano, lo
que permitiría movilizar todo el aparato fascista para aplicar las m edidas antijudías.
La R SH A , continuaba Wagner, tam bién había propuesto que se pidiera a los italia
nos una posterior entrega de los judíos a organism os alem anes, para trasladarlos al Este.
El Inland II, sin em bargo, opinaba que era m ejor retrasar dicha solicitud. Los expertos
del Inland II creían que la con cen tración se llevaría a cabo con m enos fricción si los
traslados a los cam pos parecían constituir una «solución final» y no un a «m edida pre
paratoria para la evacuación a los territorios orientales». L a R S H A , añ adió Wagner, no
pondría objeciones a este procedim iento tá ctico 1155
El B otsch aftsrat H ilger respondió, en nom bre del M inistro de A su n tos Exteriores,
que Ribbentrop estaba de acuerdo con estas propuestas. «S u consentim iento -escribió
1134 El primer transporte, desde Florencia y Bolonia, partió el 9 de noviembre y llegó a Auschwitz
el 14- El segundo, desde Milán y Verona, salió el 6 de diciembre y llegó a Auschwitz el 11. Se puede
encontrar una lista de los transportes desde Italia, con fechas y números, en C entro di Docum enta-
zione Ebraica C ontem poránea (C D E C ), E brei in Italia, Florencia, 1975, pp. 12-30. Los datos de este
estudio, investigados por G iuliana Donati, se basan en listas de transportes, que no están completas,
y en testimonios de testigos oculares. V éase también el gráfico preparado por D onati y publicado por
el C D E C en Milán en 1975. A dem ás, véase el escrito de acusación contra Friedrich Bossham m er en
Berlín, 23 de abril de 1971, 1 Js 1/65 (R SH A ), pp. 262-263, y la sentencia de la causa contra Boss
hammer, Landgericht Berlin, (500) 1 Ks 1/71 (R SH A ) (26/71), p. 19.
1155 Grupo del Inland II (firmado Wagner) a Ribbentrop, a través de H encke, 4 de diciembre de
1943, N G -5026.
750
Hilger- es aplicable al contenido de las instrucciones dadas al embajador Rahn que se
analizan en el párrafo dos de la propuesta, así como a la recomendación incluida en el
último párrafo de que se proponga al Grupo Inland que retrase el momento de solicitar
el traslado de los judíos a los territorios orientales .»1136
La actitud cauta del Ministerio de A suntos Exteriores derivaba de la evolución que
se había experimentado en Italia. El 10 de diciembre, el jefe de policía italiano, Tam-
burini, acordó disposiciones que, en opinión de los alemanes, estaban pensadas para
reducir el alcance de las redadas. Pospuso el apresamiento de los judíos de matrimo-
nios mixtos y exceptuó a los judíos de nacionalidad italiana si estaban gravemente
enfermos o eran mayores de setenta años1157. Los representantes de la Policía de Segu-
ridad alem ana tomaron inm ediatam ente contramedidas. En discusiones con altos car
gos policiales italianos y directivas enviadas a los mismos, insistieron en que se arres
tara a toda familia compuesta por judíos plenos, independientemente de la edad o de
la salud de sus m iembros11’ 8. Cuando el Ministerio del Interior italiano reafirmó su
posición, los alemanes reiteraron la suya, y cuando los altos funcionarios italianos añ a
dieron referencias a la definición italiana del término «judío», la Policía de Seguridad
explicó la concepción alemana y exigió que se capturara a todos los judíos, aunque
resultaran ser católicos. Por supuesto, aunque un Mischling sólo fuera considerado
judío ante la ley italiana, no pondrían objeciones a su detención. Se exhortaba a los
italianos a que comunicaran todos los viernes sus cifras de detenciones a la Policía de
Seguridad11’ 9.
Con frecuencia, la Policía de Seguridad no confiaba en los operativos de captura ita
lianos, sino que utilizaba su propio personal. En Roma, después del transporte de octu
bre, fueron capturados 800 judíos1100, y en varias ciudades los judíos de matrimonios
1136 Hilger, a través de Steengracht y Hencke, al Grupo Inland II, 9 de diciembre de 1943, NG-5026.
115/ Ministerio del Interior italiano/jefe de la Policía, a los jefes provinciales y al Questore de Roma,
13 de diciembre de 1943, confirmando por carta anteriores instrucciones telegráficas. Facsímil en L. Pie-
ciotto Fargion, LQ ccupazione tedesca e gli ebrei di R om a, cit., página sin numerar. Posteriormente, el propio
Tamburini fue un prisionero privilegiado en Dachau. Véase el facsímil de una lista, 25 de abril de 1945,
con nombres de presos importantes que debían ser transportados a Innsbruck, en Barbara D i s t e l y
Ruth JAKL'SCH (eds.), C on cen tration C a m p D a c h a u , Bruselas y Múnich, 1978, p. 111.
11,8 Hauptsturmführer Wilbertz (Aussenkommando Bologna) a los questores de su área, 20 de
diciembre de 1943, en amplio extracto en la sentencia contra Bosshammer, Landgericht de Berlín,
pp. 20-21.
1159 Extractos de la directiva del Ministerio del Interior italiano, 7 de marzo de 1944, y extractos
de la directiva del Aussenkommando en Bolonia a los questores de Bolonia, Forli, Rávena, Ferrara,
Módena, Parma, Réggio Emilia, y Piacenza, 4 de abril de 1944, ibid., pp. 26-31.
uso Cifras mensuales recopiladas en L. Picciotto Fargion, liO ccu p azio n e tedesca e gli ebrei di R om a,
cit., p. 41.
751
mixtos fueron detenidos, aun cuando la Policía de Seguridad había aceptado que con
tinuaran en libertad1161.
La detención era generalmente improvisada, y a veces se producían fugas. En Flo
rencia, un niño de doce años trepó a un muro de cinco metros y medio, y saltó. He-
rido, lo recogió un italiano que pasaba casualm ente en bicicleta1162. Pero también se
utilizaban sólidas prisiones con celdas: San Vittore en M ilán1163, Regina Coeli en
R om a1164.
Un pequeño número de judíos presos en Regina Coeli, de Roma, se convirtieron
en víctimas de una operación enormemente conspicua. El 23 de marzo de 1944, ex
plotó una bomba en medio de una com pañía de policía alem ana que desfilaba por la
calle Rosella. Murieron 33 hombres. Esa misma tarde, Hitler transmitió a Kesselring
la orden de «m atar a diez italianos por cada alem án». O tra orden, emitida durante la
noche, especificaba que Kesselring encargara los fusilamientos al SD. Am bas órdenes
le fueron transmitidas al general von M ackensen, com andante del Decimocuarto
Ejército, y al general Malzer, entonces com andante militar de Roma. El destinatario
final de las instrucciones fue Kappler. D ado que las órdenes de Hitler incluían la esti
pulación de que las ejecuciones fueran «inm ediatas», Kappler tenía que llevar a cabo
su tarea en el plazo de 24 horas. Los militares deseaban, en la medida de lo posible,
que sólo se incluyeran entre las víctim as personas sentenciadas a pena de muerte.
Kappler, sin embargo, no tenía un número suficiente de condenados a su disposición.
Por consiguiente, confeccionó una lista de las personas a las que él, por diversas ra
zones, consideraba «merecedoras de la m uerte». Los fusilamientos se llevaron a cabo
del 24 de marzo en la fosa A rdeatina. U na vez hecho el trabajo, ingenieros del ejér
cito volaron la entrada de la fosa. Kappler había fusilado a 335 personas (cinco más
de las que correspondían) porque se había producido un error al contar. M ás de 70
víctimas eran judías. Entre ellos A ldo Finzi, un converso al cristianismo que había
752
I
sido alto cargo del Ministerio del Interior durante los primeros años del régimen fas
cista 116\
Mientras tanto, se presionó sin descanso para conseguir que se permitieran las
deportaciones. El .30 de enero de 1944 partió de Milán y Verona un tren1166. Para con
centrar a los judíos para el transporte, se estableció bajo autoridad italiana un campo
provisional en Fossoli di Carpi (cerca de Módena, en el centro de la Italia ocupada por
los alemanes) en diciembre de 1943. A comienzos de 1944, el campo se puso bajo el
mando alem án1167. Desde Fossoli di Carpi partieron hacia Auschwitz más transpor
tes1168. A finales de febrero de 1944, los judíos que aún vivían en Italia estaban em pe
zando a suponer que los deportados estaban muertos1169. De hecho, los alemanes no se
esforzaron mucho por ocultar el destino. Una vez, la palabra Auschwitz estaba escrita
con tinta en un vagón de ferrocarril11'0. En mayo, la Policía de Seguridad peinó los hos-
,lM Juicio de los generales von Mackensen y Málzer, y juicio de Albert K e s s e l r in g , L a w Reports
vol. 8, pp. 1-2, 9-10, 13. Robert Katz, D e ath in R om e, Nueva York, 1967.
of Triáis o f W ar C rim in á is,
Centro di Documentazione Ebraica Contemporánea, E brei in Italia, cit., p. 32. De las víctimas, se
mató a 57 como judíos, pero el número total de judíos identificados por Donati en E brei in Italia es
de 68. No incluye a Finzi como víctima judía. Sobre Finzi, véase R. Katz, D e ath in R om e , cit., pp. 67-
68, 118, 264, y M. Michaelis, M ussolini an d the J e w s , cit., p. 51.
1166 Sentencia contra Bosshammer, p. 22. Centro di Documentazione Ebraica Contemporánea,
Ebrei in Italia, cit., pp. 15-18, y gráfico de Donati.
Il6í Pliego de acusaciones contra Bosshammer, especialmente pp. 303, 331 ss. Informes sobre de
tenciones presentados por questores italianos al campo Fossoli di Carpi, febrero-marzo de 1944, Yad
Vashem B 141 5. El comandante alemán de Fossoli di Carpi, Untersturmführer Karl Titho, había sido
chofer de Harster.
1168 Los transportes salieron el 22 de febrero, el 5 de abril, el 16 de mayo, el 26 de junio y el 1-2
de agosto. Deportados de prisiones se añadieron al transporte del 5 de abril en Mantua y Verona, al
transporte del 26 de junio en Verona, y al del 2 de agosto también en Verona. El tamaño medio de
los transportes fue de 600 a 700 personas. Además, varios cientos de judíos fueron enviados a Ber-
gen-Belsen. Centro di Documentazione Ebraica Contemporánea, E brei in Italia, cit., pp. 18-26, y grá
fico de Donati. Los trenes los obtenía Bosshammer de la transportkommandantur regional de la
Wehrmacht. Sentencia contra Bosshammer, p. 42. Las Transportkommandanturen a las órdenes de
la Wehrmachtverkehrsdirektion estaban establecidas en Roma, Milán, Bolonia y Trieste. Aunque los
transportes judíos suponían una fracción minúscula del tráfico de Italia a Alemania, los frecuentes
bombardeos de los Aliados creaban muchos problemas. A veces, la mayor parte de la carga se envia
ba hacia al norte a través de Suiza, pero, naturalmente, esta opción no era viable para deportar a los
judíos. Respecto a la situación general del tráfico, véase el informe el plenipotenciario general del
Ministerio de Armamento en Italia (Generalmajor Leyers), 27 de mayo de 1944, T 501, Rollo 338.
1169 Oficina del Questore de Génova al Ministerio del Interior italiano, 28 de febrero de 1944, en
extracto amplio incluido en la sentencia contra Bosshammer, pp. 25-26.
11,0 Declaración de Eugen Keller (vigilante), 29 de octubre de 1970, reproducida en extracto
amplio en el pliego de acusaciones contra Bosshammer, pp. 353-358.
753
pítales, las instituciones mentales y los conventos en busca de judíos11' 1. En julio, fue-
ron capturados los judíos con nacionalidad de países neutrales1172, mientras los buró-
cratas italianos se encargaban de confiscar los bienes dejados por los judíos1173. En el
transcurso de la ofensiva lanzada en el verano por los Aliados, a medida que la línea del
frente se aproximaba a Florencia, Carpi fue evacuado. El 1-2 de agosto de 1944, el últi
mo transporte abandonó el campo en dos secciones: los vagones con judíos plenos
(incluidos los de matrimonios mixtos) fueron enviados a Auschwitz, los Mischlinge a
Bergen-Belsen1174. En Bolzano, en los Alpes, aún se estableció otro campo, y durante el
otoño se reunieron allí otros dos transportes. Todavía dio tiempo a enviar uno de ellos
a Auschwitz1175.
El campo de exterminio de Auschwitz fue también el destino de los judíos de Tries
te y sus alrededores, zona donde mandaba Globocnik, responsable máximo de las SS y
de la Policía. En esta zona, judíos y 110 judíos se apiñaban en un campo provisional en
San Sabba y fueron trasladados juntos en grupos. El número de víctimas judías de Glo-
bocnik fue de varios cientos, no de los cientos de miles a los que él se había acostubra-
do en Polonia, pero, no obstante, para Trieste suponía una cifra significativa1176.
Al final, más de 7.500 judíos fueron deportados desde Italia1177. Entre los muertos en
Auschwitz se encontraba el administrador retirado Augusto Capón, de setenta años, que
754
caminaba con muletas, deportado en 1943 desde R om a1178, y el teniente general Arm an
do Bachi, comandante de un cuerpo motorizado hasta que se vio obligado a renunciar
en 1938, deportado en 1943 desde M ilán1179. Sobrevivieron unos 800 deportados1180.
Los Balcanes
G li ebrei deporuití dall'Italia (1 9 4 3 -1 9 4 5 ), cit., pp. 94-632. Fargion no pudo identificar a otros 900-1.100
deportados. Añade a 303 fusilados en Italia o muertos en prisiones o en campos de tránsito, ibid, p. 28.
1,78 R. Katz, B lac k S a b b ath , cit., p. 190.
1179 Entrada redactada por el teniente coronel Mordechai Kaplan, de las Fuerzas de Defensa de
Israel, en la E nciclopedia Ju d a ic a , vol. 4, columnas 52-53. También, L. Picciotto Fargion, II libro della
m em oria, G li ebrei d ep ortad d a ll’Italia ( ¡9 4 3 - 1 9 4 5 ) , cit., p. 123.
1180 L. Picciotto Fargion ¡l libro della m em oria. G li ebrei deportati d all'Italia ( 1 9 4 3 - 1 9 4 5 ) , cit., p. 27.
755
Rumania y en Bulgaria. En último término, estos dos países se separaron del Eje y se
unieron a los aliados como cobeligerantes contra Alemania. También Hungría intentó
hacer el cambio, pero sin éxito. En una maniobra atrevida y desesperada, los alemanes
avanzaron sobre Hungría. El infeliz aliado de Alemania se mantuvo en la lucha, y, ya
en la primavera de 1944, la mayoría de los judíos húngaros fueron destruidos.
756
Cuadro 8.17. Gobierno militar alemán en el sureste
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Nota: Bohmc a la fiscalía e stadou n id en se, N urem berg, 3 de febrero de 1947, N O K W -743. Declaración de Speidel, 10 de febrero de 1947, N O K W -742. Inform e
del OD S ü d o st/la, 1 de enero de 1943, N O K W -8 3 2 . Orden el OB Südost (firmado F ortsch ), 30 de octubre de 1943, N O K W -IO IO . Orden de Keitel, 12 de
diciembre de 1943, N O K W -1 4 7 1 .
cito por su posición expuesta. En su totalidad, el sureste parecía no haber sido nunca
conquistado permanentemente.
Serbia
En Serbia, el número de judíos era apenas de 16.0001181. Si bien el área estuvo bajo
control de los alemanes durante casi cuatro años, la destrucción de la comunidad judía
finalizó en mayo de 1942, salvo la liquidación de algunas propiedades judías. La maqui
naria que llevó a cabo la catastrófica operación se dividía en cinco organismos.
Bohme tenía bajo su mando directo dos divisiones, la 113 y la 342; las otras unida-
des estaban bajo el mando de Bader. El Staatsrat Turner, antiguo funcionario civil que
había sido jefe del distrito de París en Francia, se mantuvo como jefe del estado mayor
administrativo tras la partida de Bohme, y desempeñó una función crucial en la des
trucción de los judíos serbios.
2. Los asuntos económicos, especialmente las arianizaciones, estaban a cargo de una
oficina especial situada fuera de la jerarquía militar y que respondía ante Góring: el ple
nipotenciario general para la Economía en Serbia (Dr. Franz Neuhausen).
1181 Rademacher anotó un cálculo de 20.000 judíos y 1.500 gitanos. Véase su memorando de 25
de octubre de 1941, NG-4894. Un posterior informe del Oberbefehlshaber Südost menciona 16.000
judíos y gitanos. O B Südost/la al WB Siidost/Ic, 5 de diciembre de 1941, NOKW -1150. El OB Südost
era el General der Pioniere Kuntze. El Donauzeitung (3 de julio de 1943), Belgrado, p. 3, dio una cifra
de 15.000 judíos «de acuerdo con los informes más recientes [nach leizten Angaben]».
758
3. De los asuntos políticos se ocupaba atentamente el plenipotenciario de Asuntos
Exteriores, ministro Benzler.
4- La seguridad política era una función de las SS y de la Policía. Como muchos te
rritorios recientemente invadidos, Serbia tuvo primero un Einsatzgruppe de la RSH A , al
mando del Standartenfiihrer Dr. Fuchs. En enero de 1942, se instaló en Serbia un res
ponsable máximo de las SS y de la Policía (Meyszner). A sus órdenes, un comandante
de la Policía de Seguridad y del SD (OStubaf. Dr. Schafer) ocupó el lugar del coman
dante de Einsatzgruppe Fuchs. La Policía del Orden en Serbia constaba de alemanes
(aprox. 3.400) y de la Guardia Estatal serbia (Serbische Staatswache, aprox. 20.000)u82.
5. Finalmente, Serbia tenía también, después de agosto de 1941, un régimen títere
encabezado por el antiguo ministro de la Guerra yugoslavo, general Milán Nedic.
El proceso de destrucción cayó sobre los judíos de Serbia con fuerza inmediata. Reu
nidos el 14 de marzo de 1941, los representantes militares, del estado mayor económi
co, de las SS y de la Policía, y de la legación alcanzaron un rápido acuerdo sobre la polí
tica que se había de seguir1183. El 30 de mayo de 1941, la administración militar emitió
una definición de los judíos (principio de Lósener), ordenó la retirada de los judíos del
servicio público y de las profesiones liberales, estableció el registro de las propiedades
judías, introdujo el trabajo forzoso, prohibió a la población serbia esconder a los judíos
(Beherbergungsverbot), y ordenó a la población judía llevar la estrella1184. En otras pala
bras, los primeros tres pasos del proceso de destrucción se habían introducido en un
sólo día. Por supuesto, la confiscación de las propiedades judías fue un procedimiento
un tanto prolijo.
La arianización obligatoria se decretó el 22 de julio de 1941. El plenipotenciario
general para la Economía, Dr. Neuhausen, acometió lentamente su tarea de establecer
la transferencia de las empresas judías a intereses «arios». Los intereses «arios» en este
caso eran preponderante, si no exclusivamente, alemanes. Por ejemplo, entre los 16 fi
deicomisarios (kommissarische Leiter) nombrados en el D unauzdtung de Belgrado desde
julio de 1941 a marzo de 1942 no se incluye ningún nombre yugoslavo. Los habitantes
de etnia alemana cogieron de nuevo las riendas. Cuando se vendían casas o se inven-
759
tañaban empresas y objetos valiosos personales, se permitía a los alemanes que trabaja
ban como personal de ocupación comprar a precio de ganga118’ .
Los ingresos derivados de la venta de las empresas judías, y en último término también
de los muebles que los judíos dejaron atrás, fueron confiscados. A los serbios que tuvieran
cualquier propiedad judía en su posesión se les ordenó registrar dichos bienes. También
había que registrar créditos y deudas. Oficialmente, el beneficiario de los activos confis
cados fue el «Estado serbio» del general N edic1186. Los alemanes, sin embargo, retuvieron
el 60 por 100 de los fondos, es decir, 600 millones de dinares de los aproximadamente mil
millones recaudados, para cubrir las reclamaciones por los daños de guerra sufridos por
los alemanes del Reich en Serbia118'.
Mientras que la contabilidad apenas se consiguió terminar antes de que finalizase la
ocupación, en 1944, el asunto de los propietarios de los bienes se solucionó mucho
antes. En Serbia se produjo menos retraso en la operación de exterminio que en la
mayoría de los demás países, porque aquí la máquina de destrucción alemana trabajó
con un celo especialmente dedicado y con un empeño febril para «resolver el problema
judío».
En Rusia, el ejército alemán había estado muy nervioso por los partisanos, y ese
mismo azote golpeó a los alemanes en Serbia. A los serbios les disgusta la dominación
extranjera sea cual sea su forma, y la Serbia ocupada por los alemanes fue, en conse
cuencia, escenario de una continua guerra partisana. Com o en el caso de Rusia, tam
bién en Serbia el ejército alemán reaccionó a los brotes rebeldes matando rehenes, es
pecialmente judíos.
A l principio, los fusilamientos se llevaron a cabo a una escala relativamente peque
ña. Por ejemplo, el 5 de julio de 1941 fusilaron a diez comunistas y tres judíos, después
de haber descubierto paquetes con explosivos en una plaza pública inmediatamente
antes de que se celebrara una reunión masiva de habitantes de etnia alem ana1188; y 122
comunistas e «intelectuales judíos» (principalmente lo segundo) fueron fusilados el 28
1185 Frank Bajohr, Parvenüs und Prnfiteure —Korruption in der NS-Zeit, cit., p. 129.
1,86 Donauzeitung (30 de agosto de 1942), Belgrado, p. 3.
1187 Militarbefehlshaber Südost/Chef der Militarverwaltung/Wi al Reichsmarschall Góring, a la
atención del Ministerialdirigent Dr. Ing. Górnnert, 16 de marzo de 1944, Südost 75000/31. Mil millo
nes de diñares serbios = 50 millones de Reichsmark — 20 millones de dólares, al tipo de cambio ofi
cial de 1941. El botín consistió en 1.260 parcelas de terreno y 580 empresas. Respecto a las cifras defi
nitivas de ventas y liquidaciones, véase Karl-Heinz Schlarp, Wirtschaft und Besatzurig: Serbien
1941-1944, Wiesbaden y Stuttgart, 1986, pp. 294-302.
1188 Befehlshaber in Serbien Kommandostab la (firmado Heimann) al ’W ehrmachtbefehlshaber
Südost (Duodécimo Ejército), 5 de julio de 1941, NOKW -1057. Diario de guerra, comandante gene
ral y Befehlshaber in Serbien la, 5 de julio de 1941, NOKW-902.
760
de julio con la disculpa de que alguien había intentado incendiar un vehículo alem án1189.
A finales del verano de 1941, sin embargo, se crearon dos campos, uno en Belgrado y
otro en Sabac. Al mismo tiempo se pusieron en marcha persecuciones sistemáticas con
tra los hombres judíos en todo el territorio serbio1190. Aparentemente, los militares esta
ban empezando a pensar ya en el ametrallamientos a gran escala de judíos.
Estas medidas llamaron la atención del Ministerio de Asuntos Exteriores. A principios
de septiembre, un enviado itinerante de Berlín se unió a la Oficina de Benzler, plenipo
tenciario de Exteriores en Belgrado. El viajero era Edmund Veesenmayer, miembro del par
tido, empresario y mediador del Ministerio de Asuntos Exteriores1191. El 8 de septiembre
de 1941, Veesenmayer y Benzler enviaron un despacho conjunto al Ministerio de Asuntos
Exteriores, señalando que, una y otra vez, los judíos habían participado en actos de sabo
taje y terroristas. En consecuencia, ambos proponían deportar a 8.000 varones judíos de
Serbia, quizá en barcazas que recorrieran el Danubio hasta el delta del río, en Rumania1192.
Dos días después, ambos diplomáticos enviaron un mensaje aún más urgente a Berlín:
761
paba de los asuntos de la Gestapo en los territorios ocupados, sobre la factibilidad de la
propuesta. Batz señaló que las deportaciones estaban descartadas; ni siquiera se podía
deportar aún a los judíos del Reich. Rademacher pidió entonces consejo a Adolf Eich
mann. El experto de la R SH A en asuntos judíos tenía una solución; «Eichman propo
ne el am etrallam iento»1196. La idea le resultó muy atractiva a Rademacher, y el 1.3 de
septiembre escribió a Luther para decirle que realmente no había necesidad de depor
tar a los 1.200 de judíos internados en el campo de Sabac. El ametrallamiento de «gran
número» de rehenes también resolvería el problema1191.
El 28 de septiembre de 1941, sin embargo, se recibió otro mensaje de Serbia. Benz-
ler explicaba ahora que el general Bohme, comandante general plenipotenciario, que
ría deportar a los 8.000 hombres judíos de Serbia. Bóhme no podía meter a 8.000 per
sonas en campos; además, el general había oído que se habían llevado a cabo
deportaciones con éxito en otros países, como por ejemplo en el Protektorat1198. El tono
de la carta molestó a Luther, de la Abteilung Deutschland, el cual, dirigiéndose al Sta-
atssekretar Weizsacker, escribió el 2 de octubre de 1941:
1196 Anotación de Rademacher en el informe de Benzler, NG-3354. Se pueden encontrar los deta
lles de este episodio en Christopher Browning, The Final Solution and die Germán Foreign Office, cit.,
p. 58.
119'' Rademacher a Luther, 13 de septiembre de 1941, NG-3354.
1198 Benzler a Rademacher, 28 de septiembre de 1941, NG-3354.
1199 Luther a Weizsacker, 2 de octubre de 1941, NG-3354. También, Luther a Rademacher, 3 de
octubre de 1941, NG-5224.
120C Bohme al jefe de la Administración Militar, 342.a División de Infantería, 449.° Batallón de
Señales, 4 de octubre de 1941, NOKW-192. Wehrmachtbefehlshaber Südost Ic/AO a OKW/Wehr-
machtführungsstab/Abteilung Landesverreidigung (Warlimont), 9 de octubre de 1941, NOKW-251.
762
Los ametrallamíentos comenzaron el 9 de octubre. Para asegurarse de que las vícti
mas eran sólo judíos y gitanos, un destacamento del Einsatzgruppe en Serbia cribaba a
los presos y los preparaba para matarlos. Ésta era una inversión de funciones, porque en
los campos rusos la Wehrmacht había hecho el cribado y los Einsatzgruppen se habían
encargado de matarlos. Ahora el ejército se encargó el «trabajo su cio»1201.
El 10 de octubre, Bohme decidió llegar hasta el final. Ordenó el arresto «repentino»
(schlagartige) de todos los comunistas, los sospechosos de ser comunistas, «todos los
judíos» (samtliche Juden), y un «cierto número» de «habitantes con inclinaciones dem o
cráticas y nacionalistas». A las víctimas arrestadas habría que matarlas de acuerdo con
la siguiente clave: por cada soldado alemán o habitante de etnia alemana muerto, 100
rehenes; por cada soldado alemán o habitante de etnia alemana herido, 50 rehenes.
(Esta fue la clave que Bóhme había aplicado a la emboscada de Topola). Limitando la
función de las SS en las matanzas, Bóhme especificó que los ametrallamíentos debían
llevarlos a cabo las tropas y que de ser posible las ejecuciones debía llevarlas a cabo la
unidad que sufriera las pérdidas1202. Una estricta venganza contra ios judíos. Al princi
pio había dudas sobre si la orden respecto a los rehenes debía aplicarse también a las
judías, pero esa cuestión se aclaró negativamente. Sólo matarían a hombres1203.
El ejército estaba ahora plenamente implicado en el proceso de destrucción. H a
biendo introducido las primeras medidas en Serbia, los militares estaban a punto de lle
var a cabo también las últimas. Se movilizaron las divisiones para la schlagartige Aktion,
el apresamiento repentino y rápido de la población masculina judía. Se exigió a los feld-
Kommandanturen, a los Kreiskommandanturen, a la policía y a los alcaldes serbios que
participaran1204.
El Staatsrat Turner, jefe de la Administración civil a las órdenes de Bóhme, explicó
a los comandantes de campo la necesidad de la Aktion. «Básicamente, debemos recor
RSHA IV-A'l, Informe sobre Operaciones en la URSS, núm. 120, 21 de octubre de 1941, N 0-3402.
Los informes del Einsatzgruppe destinado en Serbia iban insertos en los informes de los Einsatzgrup
pen destinados en Rusia. Bohme aprovechó las instrucciones de Keitel para matar a comunistas apre
sados como rehenes. Ch. Browning, The Final Solution and the Germán Foreign Office, cit., pp. 60-61.
1201 RSH A IV-A'l, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 108, 9 de octubre de 1941,
NO-3156. RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 119, 20 de octubre de
1941, NO-3404.
1202 Q rcje n ¿[el comandante general plenipotenciario en Serbia/Jefe de la Administración Militar
(firmado Bóhme), 10 de octubre de 1941, NOKW-557.
1205 Glt. Max Pemsel (jefe del estado mayor de Bohme) a Gfm. List, 19 de octubre de 1941,
NOKW-197. Staatsrat Turner a todos los Feldkommandanturen y Kreiskommandanturen de Serbia
(20 copias), 26 de octubre de 1941, NOKW-802.
1204 Declaración jurada del Glt. Friedrich Stahl (comandante, 714.a División), 12 de junio de
1947, NOKW-1714.
763
dar que los judíos y los gitanos son en general un elemento de inseguridad y, por consi-
guíente, un peligro para el orden público y para la paz. Es el intelecto judío el que ha
provocado esta guerra, y el que debe ser aniquilado. El gitano -continuó Turner- no
puede, debido a su construcción [ Konstruktiun ] interna y externa, ser un miembro útil
en una sociedad internacional [Volkergemeinschaft] . » 12tb
Atendiendo a los problemas más inmediatos de la operación, Bohme emitió «ins
trucciones especiales para la ejecución de los fusilamientos [Einzelanordnungen für
Durchführung von Erschiessungenj». Estas instrucciones son tan detalladas como cual
quier orden emitida por los Einsatzgruppen. Los pelotones de fusilamiento debían estar
dirigidos por un oficial, los ametrallamientos debían llevarse a cabo con fusiles desde
una distancia de siete a nueve metros, y había una estipulación que establecía que debía
apuntarse simultáneamente a la cabeza y al pecho. «Para evitar tocar innecesariamen
te los cadáveres», Bohme ordenó que los que iban a ser fusilados se pusieran de pie al
borde de la fosa. En los fusilamientos masivos, dijo, sería adecuado hacer que los rehe
nes se arrodillaran de cara a la fosa. C ada Kommando debía ir acompañado de un médi
co militar, que ordenaría los tiros de gracia necesarios. La ropa y los zapatos se les entre
garían a cualquier mando militar local, y bajo ninguna circunstancia se entregarían
efectos personales a la población1206.
La experiencia del ejército con los ametrallamientos fue la misma que la de los Ein-
satzgruppen en Rusia. Tenemos un informe sobre una operación de ese tipo, emitido por
un comandante de compañía, el Oberleutnant Walther, cuya unidad (Compañía 9 del
433.° Regimiento) llevó a cabo matanzas masivas en el campo de Belgrado. Cuando la
Compañía 9 sacó a los rehenes del recinto del campo, las esposas de los judíos se reu
nieron en el exterior, «llorando y aullando» (die heulten und schrien, ais wir abfuhren). El
equipaje y los objetos valiosos de las víctimas se recogía y se enviaba por camión al N SV
(Volkswohlfahrt, o Agencia de Bienestar Social). En el punto donde se llevaba a cabo la
matanza estaban apostados tres ametralladoras y 12 fusileros encargados de la seguridad.
«Cavar las fosas lleva mucho tiempo -observaba W alther- mientras que el ametralla-
miento es muy rápido (100 hombres, 40 minutos).»
W'alther anotó a continuación algunas diferencias en el comportamiento de judíos y
gitanos. «El fusilamiento de judíos es más fácil que el de los gitanos. Hay que admitir
que los judíos guardan muy bien la compostura a la hora de la muerte [sehr gefasst in
den TodgehenJ; se quedan quietos, mientras que los gitanos lloran, aúllan, y se mueven
constantemente, incluso cuando ya están de pie en el campo de ejecución. Algunos de
ellos incluso saltaban en la fosa antes de la descarga, y fingían estar muertos.»
,2C’ Turner a los Feld- y Kreiskommandanturen (20 copias), 26 de octubre de 1941, NOKW-802.
1206 Bohme al cuerpo de ejército LXV, a la 704.a División, a la 764.a División, 25 de octubre de
1941, NOKW-907.
764
En cuanto a los efectos que provocaban los fusilamientos en sus propios hombres,
Walther tenía esto que decir: «A l principio los hombres no estaban impresionados [nicht
beeindrucktj. Sin embargo, al segundo día se hizo obvio que uno u otro no tenía el ner-
vio para disparar durante un largo periodo de tiempo. Mi impresión personal es que
durante el fusilamiento uno no tiene barreras psicológicas [seelische Hemmungen]. Sur
gen, sin embargo, si tras varios días uno reflexiona sobre ello por las noches, solo [Diese
stellen sichjedoch ein, wenn man nach 1agen abends in Ruhe darüber Jiachdenkt]» 1207.
Mientras los ametrallamientos seguían su curso, la administración militar no olvi
daba una contradicción básica: los insurgentes eran serbios y croatas; los rehenes eran
judíos y gitanos. Esta conciencia se revela en una carta privada escrita por el Staatsrat
Turner al responsable máximo de las SS y de la Policía de Danzig, Gruppenführcr Hil-
debrandt, el 17 de octubre de 1941. Turner agradeció a Hildebrandt un regalo de cum
pleaños, un librito, «que será una diversión bien recibida en la eterna monotonía fin
dem ewigen Einerlei] de mi actual tarea».
Terminada la introducción, Turner escribe: «Probablemente ya sabrás que por aquí
el diablo anda suelto [D ass hier der Teufel los ist, weisst D u ja wohl]». Había asesinatos,
sabotaje, etc. Cinco semanas antes, Turner había puesto en el paredón a 600 hombres,
después a 2 .000, más recientemente a 1 .000; «y entretanto [zu'ischendurch] he fusilado
durante los últimos ocho días a 2.000 judíos y gitanos, siguiendo la proporción de 1:100
respecto a los soldados alemanes bestialmente asesinados, y otros 2 . 200 , de nuevo casi
exclusivamente judíos, morirán en los próximos ocho días. Éste no es un trabajo dem a
siado agradable [Eme schóne Arbeit ist das nicht]. En cualquier caso, hay que hacerlo,
aunque sólo sea para aclararle a esta gente lo que significa atacar siquiera a un soldado
alemán, y, por lo demás, la cuestión judía se resuelve más rápidamente de esta forma».
«En realidad -continúa Tum er- es falso, si hay que ser preciso al respecto [wenn man
es genau nimmt], que por los alemanes asesinados, cuya proporción de 1:100 debería ser en
IW/ 734" Regimiento de Infantería a la 704.a División, 4 de noviembre de 1941, adjuntando informe
del Oblt. Walther (comandante, Novena Compañía, 433 Regimiento), fechado el 1 de noviembre de
1941, NOKW-905. Véase también la declaración jurada de un testigo yugoslavo, Minorad-Mica Jelesic,
25 de febrero de 1945, documento de Nuremberg J-29. Jelesic, campesino empleado para recoger objetos
valiosos en un fusilamiento, vio a judíos y a gitanos atados a estacas. También informa de que los alema
nes tomaban muchas fotos del suceso. Respecto al fondo y a los detalles de los fusilamientos, véase
W. Manoschek, «Serbien ist judenfrei», cit., pp. 55-102, 185-189. Manoschek llama la atención sobre los
muchos austríacos destinados en el ejército en Serbia. También menciona, entre las víctimas, varios cien
tos de hombres judíos del denominado transporte de Kladovo. Unos 1.000 hombres y mujeres judíos
habían abandonado Viena en 1939 con destino a Palestina en un barco lento que recorría el Danubio.
Cuando el río se heló en diciembre, el grupo se quedó en Yugoslavia y se albergó en Kladovo. Aproxima
damente 200 consiguieron llegar a Palestina, y el resto fue atrapado en la invasión alemana. La historia del
transporte se describe en Gabriele A n d er l y Walter M a n o s c h e k , Gescheiterte Flucht, Viena, 1993.
765
realidad soportada por los serbios, se maten a cambio 100 judíos; pero los judíos que te
níamos en los campos... después de todo, también son de nacionalidad serbia y, además,
tienen que desaparecer. No tengo que recriminarme en modo alguno que haya actuado de
forma no suficientemente drástica [Rücksichslosigkeit des Durchgreifens] para conservar el
prestigio alemán y garantizar la protección de los miembros de la Wehrmacht alemana .»1208
En Berlín, el Staatssekretar Weizsácker, del Ministerio de Asuntos Exteriores, estaba
preocupado por otra cuestión distinta: ¿no había llevado el ministro alemán, Benzler,
las cosas demasiado lejos? ¿Eran los ametrallamientos de la incumbencia del Ministerio
de Asuntos Exteriores? En una nota cuidadosamente redactada que envió al Abtcilung
Deutschland, Weizsácker señaló que Benzler tenía que ocuparse del transporte de los
judíos de Serbia a otros países. «Por otra parte -escribía Weizsácker- no es de la com
petencia de Benzler ni del Ministerio de Asuntos Exteriores el tomar parte activa en
decisiones sobre cómo deberían las jurisdicciones militar y de interior competentes
superar la cuestión judía dentro de las fronteras serbias.» Los organismos implicados
estaban recibiendo sus instrucciones de procedencias distintas del Ministerio de Asuntos
Exteriores. Weizsácker le había hecho este mismo comentario al ministro Benzler ese
día, y consideraba apropiado repetir la amonestación por escrito1209.
Esta vez, sin embargo, Luther protegió a Benzler. Después de todo, había sido éste
quien había insistido en la deportación, y Luther quien había descartado la «solución
territorial». En consecuencia, Luther respondió que ante la decisión tomada por Rib
bentrop de remitir la cuestión de los 8.000 judíos a una conversación con Heydrich
(ahora ya innecesaria), Benzler estaba actuando de acuerdo con los deseos de Ribben-
trop cuando intervenía «en este asunto ciertamente muy delicado»1210.
La razón del enojo de Weizsácker y de la referencia de Luther a lo «delicado» del
asunto era por supuesto el hecho de que la publicidad de los ametrallamientos había
suscitado protestas de los países neutrales. Weizsácker era el destinatario de estas pro
testas. En 1941, en cualquier caso, la mayoría de los países estaban aún bajo la impre
sión de que el fusilamiento de rehenes era contrario al derecho internacional, y el
Ministerio de Asuntos Exteriores se vio inundado de protestas formales de países tales
como México y Haití.
766
El 5 de diciembre, el representante papal estuvo a punto de presentar una protesta.
En palabras de Weizsacker: «Hoy el nuncio ha tanteado el conocido tema de los rehe-
nes, para determinar si una discusión entre él y yo sobre el fusilamiento de rehenes -d e
actualidad en Serbia- resultaría fructífera [erspriesslich], Yo le respondí que, entre todos
los gobiernos extranjeros que se han preocupado por esta cuestión, el Vaticano se había
conducido de la manera más inteligente [am Klügsten], ya que se conformó con la insi
nuación que yo le había hecho furtivamente al consejero papal Colli con ocasión de un
evento social. Si aun así el Vaticano se hubiera sentido obligado a volver sobre este
tema, me vería obligado a darle al nuncio la misma respuesta que habían recibido ya
los gobiernos de México, Haití y de otros países. El nuncio ha entendido perfectamen
te este argumento, señalando que realmente no había tocado el tema y no deseaba
tocarlo»1211.
Aunque el ejército alemán estaba a punto de completar el ametrallamiento de 4-000
a 5.000 judíos en el esplendor de su vida1212, se detuvo antes de matar a los ancianos,
las mujeres y los niños, porque «era contrario a la manera de pensar [Auffassung] del
soldado y del funcionario alemán tomar como rehenes a las mujeres», a no ser que fue
ran de hecho esposas o familiares de los insurgentes que luchaban en las m ontañas1213.
En consecuencia, a las mujeres y a los niños judíos había que «evacuarlos».
A finales de octubre, el ministro Benzler, el Staatsrat Turner, y el Standartenführer
Fuchs, a los que se unió el experto en asuntos judíos del Ministerio de Exteriores, Rade
macher, estaban considerando varios métodos de trasladar discretamente a las mujeres y a
los niños. Los burócratas planearon establecer un gueto en la ciudad de Belgrado, pero el
Staatsrat Turner, a quien no le gustaban los guetos, insistió en trasladarlos rápidamente a
un campo de tránsito ubicado en una isla del Danubio en Mitrovica, no lejos de la capital
serbia1214. Cuando la propuesta isla del Danubio resultó estar sumergida, la elección reca
yó en Semlin (Zemun), una ciudad (frente a Belgrado) originalmente bajo la jurisdicción
del Befehlshaber de Serbia pero ahora transferida a Croacia. El gobierno croata dio amis
tosamente permiso para la construcción de un campo en Semlin1215. El espacio era un anti
guo campo de exposición, que la Organisation Todt convirtió en barracones. La cuenta le
767
fue enviada a Turner y Neuhausen .se encargó de pagarla, presumiblemente con los ingre-
sos obtenidos de las propiedades judías confiscadas1216.
El 3 de noviembre de 1941, Turner envió a los Feldkommandanturen y a los Kreis-
kommandanturen instrucciones de que empezaran a contar a las mujeres y a los niños
judíos de todas las poblaciones serbias121'. Los preparativos se completaron en diciem
bre1218. Las unidades de tropa comenzaron a trasladar a las familias de los rehenes muer
tos a Semlin, donde el comandante de la Policía de Seguridad y del SD (BdS) Schafer
esperaba a sus víctimas. Acomodaban a los judíos en el campo a medida que llegaban.
La comida la enviaba el alcalde de Belgrado, Jovanovic1219. Consistía principalmente en
patatas y repollos, buena parte podridos, unos 200 gramos de pan por persona y día, y
unos 42 litros de leche diarios para 300 niños1220. Los vigilantes del perímetro exterior
pertenecían al 64-° Batallón de Reserva de la Policía. Dentro, el encargado era un Schar-
führer, Enge. A finales de enero, su lugar fue ocupado por un Untersturmführer, Andor-
fer, responsable ante el jefe de la Gestapo de Schafer, el Sturmbannführer Sattler. Andorfer,
austriaco, a veces jugaba a las cartas y tomaba café con las judías del campo. A comienzos
de marzo, llegó de Berlín un vehículo especial. Era un camión de gas1221.
«Ciertamente no me resultaba fácil -explicó Andorfer 20 años más tarde- seguir
estando con estas personas, con las que me llevaba bien y entre las cuales ya conocía a
algunas personalmente, y fingir en mis conversaciones con ellas que las enviarían a tra
bajar a otro lado, cuando ya sabía que las m atarían»1222. Todos los días, excepto los domin
gos y los días de fiesta, cargaban a grupos de mujeres y niños en el camión, los traslada
ban varios cientos de metros, a un puente dañado del río Sava en el que habían tenido
que desviar el tráfico. En la orilla de Belgrado, el tubo de escape se conectaba con el inte
rior del camión y el vehículo se movía con los judíos moribundos por toda la ciudad hasta
un campo de ametrallamiento en el que los prisioneros serbios habían cavado las fosas.
768
Un pequeño destacamento de hombres del 64° Batallón de Policía, a las órdenes del Poli-
zeimeister Wetter, supervisaba el entierro1223.
La despoblación del campo avanzaba a buen ritmo. En marzo de 1942, el número de
presos fluctuaba entre 5.000 y 6.0001224. En abril el número descendió a 2.974, y el 10 de
mayo la operación estaba finalizada1225. H asta 8.000 personas murieron en el campo o en
el camión’226. Contando los ametrallados, la cifra de muertos fue de casi 15.000. Satisfe
cho, el Dr. Scháfer comunicó que aparte de los judíos de matrimonios mixtos ya no exis
tía problema judío en Serbia (keine Judenfrage mehr) 1227. A l mismo tiempo, devolvió a Ber
lín el camión de gas, que más tarde se volvería a utilizar en la Rusia Blanca1228.
Cuando el Generaloberst Lóhr asumió el cargo de Oberfehlshaber Südost, en agosto
de 1942, el Staatsrat Turner apuntó unas cuantas notas para entregarle un informe per
sonal a su nuevo jefe. En dicho informe, Turner detallaba todos los logros de la anterior
administración. Considerablemente satisfecho, anotó un logro específico: «Serbia es el
único país en el que la cuestión judía y la cuestión gitana están resueltas [Serbien emziges
Land in dem Judenfrage und Zigeunerfrage gelóst]».n29
lzli Ch. Browning, F atefu l M o n ih s, cit., pp. 79-85. W. M anoschek, «Serb ien ist ju d en fre i», cit.,
pp. 175-184- D eclaraciones judiciales detalladas de Edgar Enge y otros se pueden encontrar en el
Dokum cntationsarchiv des osterreichischen W iderstandes, E 20951.
1224 Bader al W ehrmachtbefehlshaber Südost, copias al plenipotenciario general de Econom ía, al
plenipotenciario del M inisterio de A suntos Exteriores, al responsable m áxim o de las S S y de la Poli
cía, a la A bw eh rstelle (Oficina de C ontraespionaje) Belgrado, la, Q u, Ic, Adm., diario de guerra, 10
de marzo de 1942, N O KW -1221. Bader al W B Südost (misma distribución), 20 de marzo de 1942,
XO KW M 221. Bader al W B Südost (misma distribución), 31 de marzo de 1942, N O KW -1221.
1225 Kcm rm iulierender G eneral y Befehlsluiber Serbien/Jefe del Estado Mayor (firmado Oberst Kewisch) al
WB Südost, 20 de abril de 1942, NOKW-1444. Kommarulierender G eneral y Befehkhaber Serbien/Jefe del Esta
do Mayor (firmado Obstlt. Kogard) al W B Südost, al general Bader, del Kampfgruppe (Grupo de Combate),
a la Oficina del Plenipotenciario de Exteriores, al plenipotenciario general de Economía, al responsable máxi
mo de las SS y de la Policía, al personal alemán de enlace con el Segundo Ejército italiano, a la Oficina de
Contraespionaje de Belgrado, al oficial alemán de enlace con la la del Estado Mayor Administrativo del
Cuerpo del Ejército de O cupación búlgaro. O Q u, Ic, diario de guerra, 30 de abril de 1942, NOKW -1444.
1226 Entre los gaseados se encontraban 700 pacientes y miembros del personal capturados en el
hospital judío de Belgrado, y algunos hombres judíos de otro cam po. M enachem Shelach, «Sajm iste
- A n Exterm ination Cam p in Serbia», H o lo c a u st an d G enocide Stud ies, cit., p. 253. Su análisis num é
rico que com puta un total de 8.000 personas se encuentra en ibid., pp. 254-256. Respecto a los cóm
putos de presos incluidos en los informes del ejército alemán no utilizados por Shelach, véase
NO KW -1221, N OKW -977, y N O KW -1444.
122‘ Informe de H auptm ann Leeb (O B Siidost/Td), junio de 1942, N O K W -926.
1228 Schafer a Pradel, 9 de junio de 1942, PS-501. Rauft (jefe, R S H A II-D) al BdS O stland, 22 de
junio de 1942, PS-501.
1229 N ota de Turner para el informe personal de Lóhr, 29 de agosto de 1942, NOKW -1486. A Nedic
le expresó un sentimiento similar. M emorando de Turner, 28 de marzo de 1942, Südost 75000/2.
769
G recia
A l invadir Grecia, en 1941, las potencias del Eje la dividieron en tres secciones. Al
norte, una gran porción de la Tracia, que albergaba entre 5.000 y 6.000 judíos, fue incor
porada a Bulgaria. El destino de estos judíos se decidiría en el contexto de las relaciones
de Alemania con los búlgaros. Fuera de la Tracia, el país se dividió en zonas italiana y
alemana, y un gobierno títere en Atenas dirigía la administración griega en ambas áreas.
La región italiana era más extensa que la alemana, en reconocimiento al interés funda
mental de Italia por Grecia. El ejército italiano había sido el primero en atacar a los grie
gos, y a pesar de sus reveses en ese frente, Italia seguía siendo el aliado más importante
de Alemania.
Aunque los italianos poseían la mayor parte del territorio, los alemanes se habían que
dado con la mayoría de los judíos griegos. En la zona italiana vivían aproximadamente
13.000, pero el número de habitantes judíos en Macedonia y en la Tracia oriental (Saló-
nica-Egeo), dominadas por los alemanes, superaba los 55.000. Tan sólo la población judía
de la ciudad de Salónica ascendía antes de la guerra a 53.000 habitantes. Se trató de una
fatalidad geográfica1230.
Los judíos de Salónica no estaban en su mejor momento en 1941. A comienzos del si
glo, antes de las guerras balcánicas, eran el grupo mayoritario en una ciudad de judíos y
turcos, y constituían un enclave sefardí en una zona que aún formaba parte del imperio
otomano. Durante la Primera Guerra Mundial, bajo el gobierno griego, comenzó su deca
dencia. En 1917, un incendio destruyó la ciudad y los judíos se quedaron literalmente sin
ho gar. Durante los años siguientes, se produjeron muchas expropiaciones de terrenos pri
vados para la reconstrucción, y a los propietarios les pagaron con moneda devaluada. Un
intercambio de población con Turquía dio como resultado un éxodo de los turcos de la
ciudad y una entrada de griegos procedentes de Asia Menor. Se produjeron episodios
antisemitas, y miles de judíos, entre ellos profesionales liberales y trabajadores cualifica
dos, emigraron a Palestina y a otras partes1231. Esta comunidad reducida se convirtió en
el primer objetivo del asalto alemán.
Ya a comienzos de octubre de 1941, Himmler obtuvo autorización de Hitler para pro
ceder contra los judíos de Salónica1232, pero durante mucho tiempo no se produjo acción
770
alguna. El retraso quizá se debiera a varios factores, como la escasez de personal de las SS
y de la Policía, la logística de transportar a los judíos hasta Polonia, y el deseo de coordi-
nar medidas con los italianos. Al menos, en lo que a los italianos se refería, los esfuerzos
alemanes en Grecia fueron tan infructuosos como lo habían sido en cualquier otra parte.
El 13 de julio de 1942, el comandante alemán de Salónica-Egeo (Generalleutnant
von Krenzki) asestó el primer golpe contra la Judenmetropole («metrópoli judía») griega.
Ese día, a las 8 de la mañana, 6.000-7.000 hombres judíos, con edades comprendidas
entre los dieciocho y los cuarenta y ocho años, fueron alineados en enormes bloques en
la «plaza de la Libertad» de Salónica para inscribirlos para trabajos forzosos1233. Gran
parte de los judíos «aptos» fueron enviados a trabajar en ciénagas infestadas de malaria,
donde muchas víctimas perecieron de enfermedad e inanición1234. Otros se afanaban
en las minas de crom o1235. Unos meses después, la comunidad judía de Salónica pagó
una cantidad de dinero al Militarbefehlshaber para comprar la libertad de los trabaja
dores forzosos1236. Cuando los judíos de las minas de cromo fueron liberados, el Ober-
berghauptmann Gabel, del Ministerio de Economía, protestó contra la pérdida de esta
fuerza de trabajo urgentemente necesaria1237.
A medida que se ponía en marcha el sistema de trabajos forzosos, los judíos de Saló
nica empezaron a emigrar hacia la zona italiana1238. Los alemanes intentaron controlar
este flujo invitando a la Administración italiana a cooperar en la introducción conjun
ta de una estrella judía. Los italianos se negaron a cooperar1239.
En enero de 1943, el delegado de Eichmann, Günther, viajó a Salónica para com
probar la situación. A comienzos de febrero lo siguieron dos emisarios de la R SH A , el
Hauptsturmführer Wisliceny y el Hauptsturmführer Brunner (Viena), que iban acom
pañados por un pequeño grupo de subordinados, para llevar a cabo la operación1240. Tan
771
pronto como llegaron, los dos hombres se reunieron con el Generalkonsul Schonberg,
del Ministerio de Asuntos Exteriores; el Kriegsverwaltungsrat Merten (representante del
Befehlshaber de Salónica-Egeo, cargo ocupado en ese momento por el Generalleutnant
Haarden), y el Kriminalkommissar Paschleben, comandante local de la Policía de Segu
ridad y del SD. N o surgieron problemas especiales. Merten sólo exigió la retención tem
poral de 3.000 judíos para la construcción de una vía férrea por la Organisation Todt,
con el entendimiento de que estos judíos serían liberados para la deportación antes de
que finalizara la A ktion1241. La operación podía empezar.
El proceso de desarraigo y deportación de los judíos de Salónica se completó con
una rapidez sin precedentes en el transcurso de pocos meses. Tres hombres fueron fun
damentales para llevar la Aktion a un final tan rápido: el Kriegsverwaltungsrat Merten,
el Hauptsturmführer Wisliceny, y el rabino jefe Koretz. La relación jerárquica entre
estos tres altos cargos se muestra en el cuadro 8.18.
El Dr. Merten estaba a cargo de todos los asuntos civiles del distrito. Tenía la respon
sabilidad global sobre lo que le estaba ocurriendo a los civiles de su área, y nunca renun
ció a dicha responsabilidad. De hecho, muchas de las órdenes recibidas por la comunidad
judía procedían directamente de él. Todas las demás órdenes las emitía el Hauptsturm-
führer Wisliceny, en virtud de una autorización expresa concedida por el Kriegsverwal
tungsrat1242.
Wisliceny era, por supuesto, experto en asuntos judíos. Su única tarea consistía en
encargarse de que se deportara a estos habitantes con la mayor celeridad posible. Para
cumplirla, hizo el máximo uso de los dirigentes de la comunidad judía. El responsable
de la comunidad, rabino jefe Dr. Koretz, era un judío oriental con educación occiden
tal; los judíos de Salónica lo habían elegido como portavoz porque consideraban que un
emisario que hablara alemán sería más eficaz para negociar con los señores alemanes.
En Koretz, los judíos tenían un líder que creía en el «cumplimiento incondicional»1243.
Era una herramienta ideal para los burócratas alemanes.
La operación de Salónica la inició el Kriegsverwaltungsrat Merten con una orden
para la comunidad judía fechada el 6 de febrero de 194 31244. La directiva contenía dos
estipulaciones de operaciones: ( 1 ) debía marcarse a todos los judíos, exceptuando sólo
los que dispusieran de pasaporte extranjero; de manera similar, debían identificarse las
772
C u a d ro 8 .1 8 . M aq u in aria de dep ortació n en Saló n ica
Nota: el Befehlshaber era entonces el general Haarde. El jefe de la Aussenstelle era Paschleben. A media
dos de marzo, Wisliceny se independizó de Paschleben asumiendo la dirección de un Sonderkommando für
Judenangelegenheiten en Salónica.
tiendas judías mediante troqueles con inscripciones en alemán y en griego; (2 ) todos los
judíos, exceptuando de nuevo los extranjeros, debían ser trasladados a un gueto. Ambas
órdenes se llevarían a cabo antes del 25 de febrero de 1943.
En los días siguientes, la aplicación de las directivas cayó sobre la comunidad judía.
El 12 de febrero, Wislicenny comunicó al rabino Koretz una definición de acuerdo con
la cual una persona era judía si tenía tres o cuatro abuelos judíos, o si tenía dos abuelos
judíos y (a) pertenecía a la religión judía el 1 de abril de 1941 (es decir, inmediatamen
te antes de que los alemanes invadieran Grecia), o (b) procedía de una relación extra-
matrimonial y había nacido después de esa fecha1245. En la misma carta a Koretz, el
metódico Wisliceny describió también la estrella judía, su tamaño, material, etc. Ordenó
a la comunidad judía entregar una tarjeta de identificación con cada estrella. Las tarje
tas debían estar numeradas consecutivamente, el número de cada una debía inscribirse
en la estrella de tela amarilla que debía llevar el portador. Wisliceny ordenó que cada
judío mayor de cinco años llevara la estrella y que en el caso de matrimonios mixtos se
marcara al cónyuge judío. «Las peticiones de exención de la identificación -escribió el
todopoderoso Wisliceny- son inútiles»1246. En una directiva posterior, Wisliceny definió
el término «empresa judía», ordenó a los médicos y a los abogados judíos que pusieran
una estrella en sus consultas y despachos, y exigió a los inquilinos judíos que identifica
ran sus viviendas1247.
124,5 En la definición había una ligera omisión. Wisliceny había olvidado a los medio judíos con
vertidos al cristianismo casados con judíos.
1246 Wisliceny a Koretz, 12 de febrero de 1943, en M. Molho, In Memoriam - Hommage aux victi
mes juives des Nazi en Gréce, cit., vol. 1, p. 136-137. A pesar de la última declaración de Wisliceny,
las peticiones no fueron completamente inútiles. Véase, por ejemplo, el certificado firmado por Mer
ten y fechado el 30 de marzo de 1943, eximiendo al judío griego Morris Raphael de llevar la estrella
porque estaba casado con una francesa no judía con la que «poseía cuatro hijos». Ibid., 139.
1247 Wisliceny a Koretz, 17 de febrero de 1943, ibid., p. 140.
773
Mientras la comunidad judía entregaba 100.000 estrellas a toda velocidad1248, se
recibieron órdenes para trasladarse a un gueto. El gueto de Salónica se dividía en varias
secciones no contiguas, completamente separadas entre sí1249. A los judíos se les prohi
bía abandonar sus barrios. El uso de trolebuses, coches y taxis estaba prohibido. Los
teléfonos públicos estaban vedados para los judíos, que debieron asimismo entregar
todos los teléfonos privados a la empresa telefónica griega, acompañados del pago de
todos los recibos pendientes1250.
La división del gueto en secciones formaba parte de un plan definido. Los judíos más
pobres fueron enviados al barrio del Barón de Hirsch, cerca de la estación de ferroca
rril. Esta sección particular fue vallada, y en las tres entradas se instalaron señales en
alemán, griego y ladino prohibiendo el paso1231. Los judíos del Barón de Hirsch eran los
primeros en partir, y el barrio vacío se llenaba entonces de víctimas de las otras seccio
nes del gueto. En resumen, los judíos de Salónica serían deportados, sección a sección,
a través de las casas del Barón de Hirsch, que servían como pasadizo hacia los trans
portes de exterminio.
El 13 de febrero, Merten invistió a Koretz con la autoridad sobre todos los judíos
residentes en el área del Befehlshaber alemán, tanto dentro como fuera de la ciudad,
para facilitar una «solución uniforme» de la cuestión judía en todo el distrito1252. Poco
después, Merten convocó a Koretz a una audiencia. El oficial alemán le explicó al rabi
no que la población judía no tenía razones para preocuparse. El gueto del Barón de
Hirsch habría que vaciarlo porque el número de comunistas en esa sección estaba ame
nazando la seguridad del ejército de ocupación, pero a estos judíos no se les haría daño.
Los emigrantes iniciarían una nueva vida en la ciudad polaca de Cracovia, donde la
comunidad judía local los recibiría con los brazos abiertos1253.
Koretz regresó al gueto e informó a las víctimas de su próximo viaje a Polonia. Les
aseguró que encontrarían allí nuevos hogares, que la comunidad judía de Cracovia los
recibiría con los brazos abiertos, que cada hombre encontraría empleo en la ciudad
1248 Aparentemente, dos estrellas por persona. C. Roth, «The Last Days of Jewish Salonika», cit.,
P- 52.
1249 Ibid., p. 53.
12.0 Merten a la comunidad judía, 13 de febrero de 1943, en M. Molho, InMemoriam - Homma-
ge aux victimes juives des Nazi en Crece, cit., vol. 1, p. 138. A los médicos y a los altos cargos de la
comunidad judía se les permitió conservar sus vehículos.
12.1 C. Roth, «The Last Days of Jewish Salonika», cit., p. 53. El ladino, dialecto español mezcla
do con hebreo, lo hablaban los judíos griegos de Salónica.
12.2 Merten a Koretz, 13 de febrero de 1943, en M. Molho,In Memoriam —Hommage aux victimes
juives des Nazi en Gréce, cit., vol. 1, p. 139.
12,i Albert M e n a s c h e , Birkenau, Nueva York, 1947, p. 12. Menasche, médico judío residente en
Salónica, fue uno de los supervivientes.
774
polaca, etc. Era una explicación inquietante, pero los judíos hicieron sus preparativos.
Se distribuyó papel moneda polaco, se empacaron los artículos permitidos, y los depor
tados fueron conducidos a pie hasta los trenes1254.
A las pocas horas, los alemanes volvieron a golpear. Rodearon la sección del gueto
situada en el distrito de A gia Paraskevi, y condujeron a sus habitantes al barrio del
Barón de Hirsch. De nuevo, los alemanes convocaron al rabino a su cuartel general.
Esta vez, le dijeron que todas las secciones comunes estaban infestadas de comunistas,
pero que las clases medias que vivían en el centro de la ciudad no tenían nada que
temer. De nuevo, preparativos febriles se apoderaron del barrio del Barón de Hirsch. Se
empacaron las posesiones familiares, se hicieron planes, y algunas parejas jóvenes cele
braron bodas apresuradas para enfrentarse a una vida juntos en el este12” . Una vez de
portados los judíos de Agia Paraskevi, los alemanes capturaron a la clase media.
En el transcurso de estas capturas, la Policía de Seguridad arrestó a un médico judío,
Dr. Cuenca, que estaba exento de llevar la estrella por ser empleado de la Cruz Roja Inter
nacional. Este hombre y su esposa fueron rápidamente enviados a Auschwitz. Cuando el
representante de la Cruz Roja Internacional, Roger Burckhardt, preguntó por los Cuenca,
los alemanes aseguraron que el médico había huido1256. Después de este incidente, un men
sajero especial le entregó al rabino Koretz una nota de Mertenl2,?. El Kriegsverwaltungsrat
anunciaba que se capturaría a 25 rehenes, que serían fusilados al menor indicio de «oposi
ción» (Zuwiderhandlung) judía. A partir de entonces sólo se permitió a los judíos permane-
cer en la calle entre las 10:00 y las 16:00 horas, y la policía alemana o griega dispararían
inmediatamente contra cualquiera que permaneciera fuera a otra hora. Sólo la policía judía
(Ordner) y los judíos extranjeros, especificó, estaban exentos de esta disposición.
A mediados de marzo, ya nadie estaba seguro; ni los judíos privilegiados, ni los pro
fesionales, ni los propios dirigentes de la comunidad judía. Pero los alemanes no ceja
ron en sus intentos de mantener tranquila a la población. A finales de mayo se dio a
entender que el destino de uno de los transportes era Theresienstadt. La noticia causó
gran conmoción, mientras se cambiaban apresuradamente zloty por Reichsmark12^8. A la
organización de la comunidad judía la mantuvieron ocupada, haciéndola responsable
de la incautación de todos los bienes muebles dejados atrás por los «judíos reasentados»
(ausgesiedelte Juden) 1259, y el 29 de marzo Wisliceny envió al rabino jefe una tabla com-
1254 C. Roth, «The Last Days of Jewish Salonika», C o m m e n tary , cit., p. 53.
I2,‘i Ibid.; A. Menasche, B irk en au , cit., p. 13.
1256 H. Safrian, D ie E ich m an n -M ü n n er, cit., p. 245.
12,7 Merten a la comunidad judía, 21 de marzo de 1943, en M. Molho, In M em oriam - H om m age
au x victim es ju iv es des N a z i en G ré ce , cit., vol. 1, p. 144-
1258 A. Menasche, B irk en au , cit., pp. 15-17. El autor iba en este transporte, que llegó a Auschwitz.
1259 Merten a Koretz, 13 de marzo de 1943, en M. Molho, In M em oriam - H om m age a u x victim es
juives des N a z i en G ré ce , cit., vol. 1, p. 142. Wisliceny a Koretz, 15 de marzo de 1943, ibid., p. 143.
775
plcta de reorganización de la comunidad judía, con una noca en la que solicitaba a
Koretz que enviara antes del 1 de abril una declaración de las necesidades de personal
y un programa de trabajo para el futuro1260. N o se puede ocultar, sin embargo, la utili
dad que las nuevas oficinas tenían para las deportaciones:
Koretz
Comité Asesor
Secretaría Central
División Financiera
División de Registro (para mantener registros sobre el «movimiento de la población»)
División para el Reasentamiento y Comisión para la Asignación de Trabajos en el
Campo «Barón Hirsch»
División de Salud y Cementerios
División de Cocinas Públicas y Suministros
División de la Policía Judía (Ordner)
División de Dinero en Efectivo y Objetos Valiosos (dirigida personalmente por Koretz)
Tras otra reunión con Wisliceny y Brunner que tuvo lugar el 4 de abril, Koretz llegó
a la conclusión de que las deportaciones no cesarían. Entonces buscó la ayuda del go
bierno títere griego, y tras solicitarlo durante una semana consiguió ver al primer minis
tro Rhallis en el palacio del Metropolitano de Salónica. Allí, aparentemente, perdió la
compostura y con lágrimas en los ojos solicitó la intervención de Rhallis, para evitar que
liquidaran una comunidad judía de dos mil años de antigüedad. El primer ministro res
pondió en pocas palabras que no podía hacer nada a este respecto1261. Después de que
fracasara en su débil intento de salvar a la comunidad, Koretz fue arrestado y enviado a
Bergen-Belsen, donde sobrevivió sólo para morir poco después de su liberación1262.
El vicecónsul italiano, Merci, preocupado por los ciudadanos italianos que se encon
traban entre las víctimas, siguió las deportaciones día a día. El 5 de abril, Wisliceny le
presentó una queja por el hecho de que los soldados italianos hubieran entrado en el
gueto y besado a chicas judías en la calle. U na semana después, Merci anotó en su dia
rio que los judíos, vigilados por policías alemanes y griegos, eran «introducidos a empu
776
jones, apresuradamente y con gran confusión», en los vagones que los esperaban1263. Los
vigilantes alemanes eran policías trasladados ex profeso desde las calles de Viena1264, y
algunos de los maquinistas de tren eran griegos1265.
Desde marzo a agosto, la operación estuvo en pleno movimiento, mientras los tre-
nes, uno tras otro, rodaban de Salónica, a través de Belgrado y Viena, hacia Ausch-
witz1266. En total, deportaron a unos 46.000 judíos1267.
Las propiedades de los judíos deportados se enajenaron rápidamente. La cantidad en
metálico obtenida, 280 millones de dracmas (aprox. 3,5 millones de Reichsmark, o 1,5 mi-
llones de dólares), le fue entregada a la administración militar1268. Las viviendas vacías
1265 «Excerpts from de Salonika Diary of Lucillo Merci», recopilado por Joseph Rochlitz, con una
introducción de Menachem S helach , Yad V ashem Studies 18 (1987), pp. 293-323, en pp. 305 y 308.
1204 H. Safrian, Die E ich m an n -M ü n n er, cit., p. 242.
1265 Mark M a z o w e r , Inside Hitler’s G reece, New Haven, 1993, pp. 245-246.
1266 Testimonio de Wisliceny, Tria/ o f the M a jo r W ar C rim in áis, IV, 365. Wagner al cónsul alemán
en Sofía, 30 de abril de 1943, NG-4924. Declaración jurada de Heinburg (Ministerio de Asuntos
Exteriores/Pol. IV), 5 de septiembre de 1947, NG-2570. Informe de Korherr, 19 de abril de 1943,
NO-5193. Un investigador polaco concluyó que se habían enviado 19 trenes de Salónica a Ausch
witz. Véanse datos detallados en Danuta Czech, «Deportation und Vernichtung der griechischen
Juden im KL Auschwitz», H efte von A u sch w itz, núm. 11, 1970, pp. 5-37. 20 trenes especiales que
transportaban judíos desde los territorios ocupados de Grecia y Bulgaria se mencionan en un infor
me correspondiente a marzo y abril enviado por la Reichsbahndirektion Viena/'33H (firmado por Eigl)
al Dezernat 18, el 18 de mayo de 1943. Eigl menciona en su informe de mayo-junio de 1943, fecha
do el 12 de julio de 1943, otros tres transportes griegos, y otros dos (aunque sin indicar origen) en el
informe correspondiente a julio-agosto, fechado el 23 de septiembre de 1943. Zentrale Stelle der Lan-
desjustizverwaltungen Ludwigsburg, carpeta Verschiedenes 301 AAe 112, pp. 260-265.
1267 El desglose es el siguiente:
n i
las entregaron al gobernador general griego de M acedonia, Sim onides1269, y las tiendas
judías abandonadas le fueron magnánimamente entregadas al gobernador para que las
regentara bajo el «fideicomiso» del Banco Agrario de Salónica en nombre del Estado
griego1270, pero después ni las viviendas ni las empresas pudieron distribuirse de manera
ordenada. Muchos de los apartamentos se volvieron inhabitables cuando los saqueadores
quitaron todos los materiales de las paredes y el suelo; y en las 1.898 tiendas buena parte
de la mercancía desapareció vendida por los fideicomisarios, la mayoría de los cuales
habían sido nombrados, por insistencia de la Administración Militar y de la Policía de
Seguridad, gracias a sus credenciales políticas127'.
No se realizó pago alguno por los transportes. La tarifa debida a los Ferrocarriles
Estatales Griegos, empresa encargada de proporcionar los trenes para beneficio de
todos los sistemas participantes (griego, serbio, croata y alemán) a lo largo de la ruta,
era de 1.938.488 Reichsmark. La Policía de Seguridad, invocando el principio de auto-
financiación judía, quería que el pago lo realizara el comandante militar a partir de los
fondos confiscados a los judíos. Dado que eran fondos en moneda griega, no estaban
libremente disponibles. Las exportaciones alemanas a Grecia eran tan reducidas que las
cuentas locales en manos alemanas se administraban, siguiendo normativas del M inis
terio de Finanzas, para las compras más esenciales en el mercado griego. Siguiendo este
razonamiento, las deportaciones de judíos ya llevadas a cabo no se consideraban gastos.
El Quartermaster general del ejército, por su parte, negó que la Wehrmacht estuviera
obligada a compensar a la Reichsbahn por sus servicios1272.
Había, asimismo, otros problemas. Los causaron dos representantes extranjeros: el
cónsul general en Salónica, y el encargado de negocios español en Atenas. Con el esfuer
zo de estos hombres, se alteró al menos el destino de dos grupos especiales.
En febrero, la R SH A envió al Ministerio de Exteriores una nota en la que se queja
ba de que el cónsul general italiano estaba entregando documentos de nacionalización
italianos a los judíos griegos de Salónica. Se pedía al ministerio que intercediera ante el
gobierno italiano para que pusiera fin a esa situación inmediatamente y para que revo
cara las nacionalizaciones12'3. En abril, se recibió noticia de que el cónsul general ita
778
liano estaba protegiendo a 281 judíos cuya nacionalidad italiana era indiscutible, y a 48
más que habían perdido dicha nacionalidad y a los que ahora él quería devolvérsela.
Wagner, del Inland II, dio instrucciones inmediatas al cónsul general alemán, Schon-
berg, para que denegara la solicitud italiana. El cónsul general italiano, sin embargo, no
se rindió. C on una «mordaz alusión» a «los especiales derechos italianos en la esfera
griega», repitió su solicitud, tras lo cual Wagner decidió eximir a los 48 judíos dudosos
«por el momento». Solicitando ayuda, escribió al Unterstaatssekretar Hencke, de la D i
visión Política, y al propio Staatssekretár Steengracht rogándoles que aprobaran la de
portación de estos judíos. Hencke y Steengracht garabatearon «aceptado» (einverstan-
den) en el mem orando12'4. El cónsul general italiano, mientras tanto, estaba tomando
medidas propias. Metió a los ciudadanos italianos discutibles e indiscutibles en un tren
militar y los envió subrepticiamente a la zona italiana de G recia127’ .
La comunidad judía de Salónica tenía también unos 600 miembros de nacionalidad
española. Cuando comenzaron las deportaciones, la R SH A interceptó mensajes del en
cargado de negocios español en Atenas (Eduardo Gasset) al Ministerio de Asuntos Exte
riores español en Madrid que revelaban que el diplomático, con la ayuda y la complici
dad del jefe de la Dirección General de Política Exterior (José María Doussinague), estaba
haciendo todo lo posible por salvar a los judíos españoles. A l parecer, el 1 de abril de 1943,
el gobierno español había abierto una delegación de la Falange en Atenas. La delega
ción estaba dirigida por el abogado asesor de la legación española, Eugen Palssewsky, y
financiada por «judíos ricos»1276.
En consecuencia, el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán intentó presionar al
gobierno español para que trasladara a España a sus 600 judíos. A l hacer la propuesta,
el Ministerio de Exteriores lanzó un importante golpe, ya que los españoles no querían
aceptar a un número tan elevado de judíos. Madrid comunicó a Gasset que el gobier
no estaría dispuesto a recibir como máximo a unos 50 judíos. En Berlín, un miembro de
la embajada española informó de palabra al Inland II de que Madrid estaría dispuesto
a transferir estos 600 judíos a la jurisdicción alemana sólo si «tuviera la seguridad de
que no serían liquidados [wenn man sicher wáre dass sie nicht liquidiert würdenj». Enton
ces, el Inland II propuso como solución provisional transportarlos a algún campo del
Reich. Se pidió a Eichmann que tratara a los judíos españoles de manera que no pro
Giuseppe Castruccio. Véase Daniel C a r p í , «Notes on the History of the Jews in Greece during the
Holocaust. The attitude of the Italians (1941-1943)», Festschrift in Honor of Dr. George S. Wise, Uni
versidad de Tel Aviv, 1981, pp. 25-62.
1274 Wagner a Steengracht, a través de Hencke, 29 de abril de 1943, NG-5052.
I27b Von Thadden a la embajada en Roma, 30 de abril de 1943, NG-5053. Los judíos italianos fue
ron de hecho trasladados en grupos reducidos. Memorando de Erdmannsdorff, 10 de junio de 1943,
NG-5207.
1276 Obf. Schellenberg (RSHA-VI) al Konsul Geiger (Inland 11-13), 22 de junio de 1943, NG-5352.
779
vocara, en caso de que éstos emigraran posteriormente, «una indeseada propaganda
de atrocidad»1277.
El diplomático español que mantuvo la conversación con von Thadden fue el primer
secretario de la embajada, Federico Diez1278. Poco después de este encuentro, este hombre
envió una carta manuscrita, firmada únicamente como Federico, a Doussinague y dirigida
a éste tan sólo con el encabezamiento de «mi querido don José», en la que discutía el plan
de deportar a más de 500 judíos sefardíes por tren. A pesar de los obstáculos que presen-
taba la admisión de tal número de judíos en España, Diez continuaba diciendo que «mal
profeta seré si no llega el día en que se nos critique acerbamente el que, sabiendo lo que
iba a ocurrir, nos hayamos lavado las manos como Pilato y abandonado a su triste suerte
estos, al fin y al cabo, compatriotas, sin siquiera elevar la más mínima protesta y sin hacer
nada por salvarlos». En un poscrito a esa misma carta, añadía que «nuestros sefarditas»
serían deportados inmediatamente primero a Alemania y después... «¡a Polonia!»1279.
En los meses posteriores, alemanes y españoles siguieron regateando respecto a estos
judíos. Los alemanes dieron al gobierno español «dos o tres meses» para que aclarara
sus ideas1280. El 22 de diciembre de 194.3 Diez solicitó que todos los judíos españoles
fueran «tratados como ciudadanos españoles y que se les permitiera emigrar libremen'
te ya que, después de todo, eran neutrales y no enemigos de A lem ania». Von Thadden
replicó que «todo judío era enemigo de Alemania, aunque por casualidad tuviera pasa
porte español». La emigración libre desde Salónica estaba descartada, pero, concesión
extraordinaria, se podía organizar un transporte colectivo1281. El resultado final de estas
negociaciones fue el traslado de los judíos españoles de Salónica a un «campo residen
cia» muy favorecido en Alemania, Bergen-Belsen1282. 365 de ellos llegaron a España al
terminar la guerra128’
Mientras el Ministerio de Asuntos Exteriores tenía las manos ocupadas con los judíos
extranjeros de Salónica, no olvidó a los judíos griegos residentes en el área italiana.
780
Antes de que comenzara la deportación en la zona italiana, el embajador en Roma, von
Mackensen, y el ministro en Atenas, Altenburg, intentaron en vano persuadir al gobier-
no italiano de que deportara a los 13.000 judíos que tenía bajo su jurisdicción1284. El 13
de marzo de 1943, von Mackensen comunicó al Ministerio de Asuntos Exteriores que el
gobierno italiano había decidido internar a sus judíos bien en las islas Jónicas o bien en
Italia1285. Ribbentrop se mostraba escéptico. Quería saber si las SS estaban satisfechas
con esta medida y, en tal caso, si los italianos planeaban realmente llevarla a cabo. «Si
no fuera éste el caso -afirmó Ribbentrop- nosotros tendríamos que adoptar nuevas
medidas.»1286 El Obersturmbannführer Eichmann señaló inequívocamente que la medi
da era «insatisfactoria» y que la experiencia había demostrado la necesidad de dudar
seriamente de la «sinceridad de la aplicación» por parte de los italianos. Rademacher, ex
perto en asuntos judíos del Ministerio de Exteriores, se mostró completamente de acuer
do con el análisis1287.
El 7 de mayo de 1943, el nuevo jefe del Inland II, Horst Wagner, redactó un memo
rando en el que manifestaba su opinión de que no se podía convencer a los italianos de
que aceptaran la deportación de sus judíos al Este. Bajo tales circunstancias, Wagner con
sideraba recomendable que la R SH A se asegurara al menos de que los italianos cumplie
ran las promesas que hacían. Los italianos, dijo, estaban ahora empezando a poner excu
sas -tales como la falta de medios de transporte- para no cumplir su palabra. Si no podían
trasladar a los judíos inmediatamente, continuaba Wagner, al menos habría que conven
cer a los italianos de que los ocuparan en trabajos forzosos, como la construcción de carre
teras, obras de fortificación, y proyectos de mejora de vías férreas1288.
Tras la circulación de este memorando por el Ministerio de Asuntos Exteriores,
Wagner repitió su propuesta en forma de borrador de instrucciones para la embajada en
Roma. Debería presionarse a los italianos, reiteraba, para que llevaran a cabo «la depor
tación de los judíos a las islas Jónicas o a Italia»; mientras tanto, el uso de los judíos en
batallones de trabajadores para obras de fortificación y para el mantenimiento de las
vías férreas supondría un gran ahorro en los gastos provocados por la ocupación1289.
Antes de que estas instrucciones se enviaran a Roma, el nuevo Staatssekretár, Steen-
gracht van Moyland, realizó un importante cambio en el significado de las mismas: en
la frase «deportación de los judíos a las islas Jónicas o a Italia», tachó las palabras «a las
781
islas Jónicas o a Italia», dejando solamente «deportación de los judíos»1290. Steengracht
aún no había perdido la esperanza.
A finales de julio, Mussolini fue sucedido por el mariscal Badoglio, y el 8 de septiem-
bre de 1943 Italia dejó de pertenecer al Eje. El ejército alemán se volvió ahora contra su
antiguo aliado. En toda el área mediterránea las guarniciones italianas fueron arrolladas
y desarmadas. Toda Grecia, junto con Albania, Montenegro y las islas del Dodecaneso,
quedaron bajo dominio alemán. En estas áreas vivían unos 16.000 judíos.
El nuevo territorio de Grecia era suficientemente importante como para que el Ministerio
de Asuntos Exteriores nombrara un plenipotenciario especial, el ministro Neubacher, y
para que nombraran también a un responsable máximo de las SS y de la Policía, el Gru-
ppenführer Walter Schimana. Todo el aparato civil griego, el régimen títere albanés, y
la administración civil italiana en el Dodecaneso (Ost-Aegaeis) -responsable ante el
nuevo régimen fascista establecido en el norte de Italia- estaban ahora bajo la dirección
de la organización militar ampliada en el sureste. El nuevo señor militar de Grecia era
el Generaloberst Lohr (a las órdenes de Weichs). En octubre de 1943, traspasó los asuntos
civiles al Militárbefehlshaber de Grecia, Speidel (a las órdenes de Felber). Sin embargo,
no por ello el Grupo del Ejército E, sobre el que mandaba Ldhr, salió de la escena; el mi
litar conservó el control completo de las islas. El Admiral Aegaeis era responsable del
transporte para trasladar a los judíos de las islas al continente. En el propio continente,
los comandantes de división y de cuerpo del ejército siguieron dando por hecho que
cualquier movimiento contra los judíos debía serles comunicado1291.
El 3 de octubre de 1943, el responsable máximo de las SS y de la Policía, Schimana, orde
nó a todos los judíos que se inscribieran en un registro. En Atenas, la organización de la Co
munidad Judía fue la encargada de supervisar dicha inscripción; en el resto del país, los fun
cionarios griegos locales fueron los designados para la tarea. Parece que los registros no
alcanzaron las cifras esperadas. En Atenas, por ejemplo, el número de registrados fue de
1.200. Schimana, evidentemente mal informado, había esperado 8.000. (Había 3.500 judíos
en la ciudad.) Para «castigar» a los judíos por no registrarse, el Militarbefehlshaber en Gre
cia, General der Flieger Speidel, de acuerdo con el plenipotenciario del Ministerio de Asun
tos Exteriores, Neubacher, confiscó las propiedades judías y las transfirió al Estado griego1292.
Los judíos de la Grecia continental estaban bastante dispersos, y por esa razón fue
necesario movilizar camiones y guardias para preparar la redada1293. En marzo de 1944,
782
la R SH A estaba dispuesta para ordenar el arresto repentino (schlagartige) de todos los
judíos (exceptuando los casados con no judíos). Las capturas debían completarse en
tres días, del 23 al 25 de marzo1294. Podemos hacernos idea del trabajo de precisión que
había que realizar en esta operación a partir de un informe sobre el traslado de los ju
díos de la ciudad de Ioánnina.
La operación de Ioánnina la llevó a cabo el mayor Hafranek, de la Policía del Orden,
con sus propios hombres, policías griegos, la Feldgendarmerie (Policía Militar) del ejército,
Policía Secreta sobre el Terreno (Contraespionaje), y soldados estacionados en la zona.
A las tres de la mañana, Hafranek rodeó el gueto, y a las cinco informaron al presidente
de la comunidad judía de que en el plazo de tres horas los judíos debían reunirse en los
puntos designados para la «evacuación». A cada familia se le permitía llevar 45 kilos de
equipaje. La policía griega y los miembros del consejo judío transmitieron el anuncio a
los residentes del gueto. Fuertes destacamentos de la Policía del Orden patrullaban las
calles. N o hubo «ningún incidente» (kein Zwischenfall).
A las 10:00 horas sacaron a 1.725 habitantes para trasladarlos a Tríkkala. Retuvieron
aproximadamente a 100 para realizar tareas de limpieza. Todos los muebles y alimentos
de las viviendas vacías les fueron entregados a organismos griegos para que los distribu
yeran entre la población. Él propósito de esta generosidad era combatir la propaganda
hostil de la organización insurgente EAM (procomunista). Desde la EDES (organización
nacionalista anticomunista) sólo se escuchaba una «plena aprobación» (volle Zustim-
mung)1291.
Cuando el ejército alemán penetró por primera vez en la zona italiana de Grecia, la
población judía de la prefectura de Ioánnina se había calculado en 2.000 personas1296.
Seis meses más tarde, el 90 por 100 de estas personas estaban atrapadas en el gueto de
Ioánnina. Ciertamente, este tipo de actuación no se pudo repetir con el mismo éxito en
todos los puntos de la Grecia continental, pero las persecuciones de marzo consiguie
ron la deportación de unos 5.400 judíos1297.
NOKW-1104.
129' Nehama en M. Molho, In Memoriam - Hommage aux victimes jueves des Nazi en Gréce, cit.,
vol. 2, p. 164- En el área de Vólos-Tríkkala-Lárisa, así como en Atenas y en el Peloponeso, las cap
turas tuvieron un éxito inferior al 50 por 100. De varios miles de judíos ocultos, un número inde-
783
Las redadas se extendieron de la Grecia continental hacia las áreas circundantes. En
abril de 1944, el comandante general en Albania informó de que la División Skanderbeg
de las SS (colaboradores albaneses) había detenido a 300 judíos en Prístina («nueva»
Albania, en territorio yugoslavo, cerca de la frontera con el dominio del Befehlshaber
de Serbia) 1298. Entre el 28 de mayo y el 5 de julio de 1944, la división de las SS reunió
a otros 510 «judíos, comunistas, partisanos y personas sospechosas» de la región. De ese
grupo, 249 fueron deportados1299.
El traslado de los judíos de las islas era más complicado que las deportaciones desde
el continente. Aproximadamente 2.000 judíos de habla italiana vivían en la isla jónica
de Corfú, cerca de 300 en Zante, algo más de 300 en Creta, y hasta 2.200 en Rodas y
Kos, en el Egeo oriental. Todas estas islas estaban bajo el completo control del Grupo
del Ejército E (Generaloberst Lohr).
El 25 de abril de 1944, el oficial de inteligencia de Corfú informó de que los judíos
de la isla se habían inscrito en un registro (karteímassig erfassí) y que desde su punto de
vista no había objeción fundamental (keine grundsatzliche Bedenken) a su traslado1300.
Estas impresiones las confirmó el oficial de inteligencia del cuerpo que había visitado
Corfú el 23 y el 24 de abril. Pensaba que la deportación de los judíos aliviaría la sitúa'
ción alimentaria, y solicitaba al grupo del ejército que «dispusiera medidas de aplica
ción» contactando con la Policía de Seguridad y el S D 1301. El 12 de mayo, la Policía del
Orden de Atenas se puso en contacto con el grupo del ejército, solicitando barcos para
transportar a los judíos de Corfú a Patrás y a los judíos de Creta al Pireo. El servicio de
terminado encontró refugio con el movimiento partisano ELAS-EAM, al que algunos se unieron.
Véase S. Bowman, «The Jews in Wartime Greece», Jewish Social Studies, cit., pp. 49, 54-57. Véase
también el panfleto de la EAM titulado «El Combatiente», de 24 de abril de 1944, que afirmaba que
los «perros de Hitler» se estaban llevando las propiedades de los judíos a Alemania, y que califica
ba de mentira alemana las afirmaciones de que los judíos eran responsables del aumento de los pre
cios. T 314, Rollo 1458. Respecto a las sospechas alemanas de que los judíos apoyaban a los parti
sanos en el área de Ioánnina, véase el informe de la Primera División de Montaña fechado el 15 de
agosto de 1943, T 311, Rollo 179, y el informe preparado por la sección 377 del Abwehr, 5 de marzo
de 1944, T 314, Rollo 1458.
129B Militarbefehlshaber Südost (firmado jefe del Estado Mayor von üeitner) al Grupo del Ejérci
to E, copias al OKH/Gen Qu, al OKW/WFSt, al Segundo Ejército de Blindados, al plenipotenciario
general alemán en Albania, al plenipotenciario general alemán en Croacia, al comandante de la Luft-
waffe en Croacia, al V Cuerpo de Montaña de las SS, 16 de abril de 1944, NOKW-668.
1299 Informe del XXI Cuerpo de Montaña (firmado por el jefe del estado mayor, von Klocke), 13
de julio de 1944, NOKW-838.
1100 Oberleutnant Kónig (Ic-Aussenstelle Korfu) a la Ic del Grupo del Cuerpo del Ejército de
Ioánnina, 25 de abril de 1944, NOKW-1916.
1501 Ic del Grupo del Cuerpo del Ejército de Ioánnina a la lc/AO del Grupo del Ejército E, 28 de
abril de 1944, NOKW -1985.
784
Operaciones del Grupo del Ejército E aprobó la solicitud con la condición de que la dis
tracción del transporte no pusiera en peligro la situación táctica1302.
Dos días después, el comandante de Corfú, Oberst Jager, envió un extenso memo
rando al XXII Cuerpo de M ontaña. Jager informaba, en primer lugar, de que se había
pedido al Admiral Aegaeis que proporcionara los barcos. El día anterior (13 de mayo),
un representante de Himmler, Obersturmführer von Manowski, había llegado a la isla;
él había partido nada más llegar éste. Jager pasó entonces al punto principal. Le preo
cupaba toda la empresa. De hecho, tenía siete buenas razones por las que no se debía
sacar a los judíos de Corfú. Pensaba que primero habría que sacar de la isla a los «ita
lianos de Badoglio» (soldados italianos desmovilizados), ya que éstos eran «mucho más
peligrosos que los judíos contra quienes, por cierto, nunca se había presentado una
queja». Los judíos ya estaban advertidos, y temía que se ocultaran en las montañas.
Existía el peligro de que sobornaran a la policía griega. La Aktion no se podía llevar a
cabo con suficiente rapidez. La resistencia pasiva de los marineros griegos era una posi
bilidad específica.
A continuación Jager mencionó una consideración más importante. De conformi
dad con un acuerdo entre los Aliados y los nazis, los barcos de la Cruz Roja tenían per
miso para entrar en los puertos griegos con alimentos para combatir la creciente ham
bruna que padecía la población. Ahora había uno de esos barcos de la Cruz Roja en la
isla de Corfú, donde los visitantes podían observarlo todo y comprobar que sobre esta
cuestión se había extendido mucha «propaganda de atrocidad». Finalmente, Jager
recordó al XXII Cuerpo de Montaña que Corfú era un área expuesta (militárisches Vorfeld).
Por todas estas razones, proponía que se pospusiera indefinidamente la Aktion. A conti
nuación añadía en lenguaje taquigráfico: «Sólo si acción repentina posible [schlagartige],
de lo contrario, inconvenientes»1’03.
El cuartel general del cuerpo se tomó en serio estas objeciones y las envió al Grupo
del Ejército E 1304. Sin embargo, el 15 de mayo el Obersturmführer Burger (Theresiens-
tadt) llegó a Corfú. Las deportaciones no podían seguir retrasándose; la maquinaria de
destrucción estaba en movimiento. El 24 de mayo, entró en el puerto una flota de seis
barcos, y el 26 de mayo, esperando la llegada de personal de la Policía de Seguridad, el
comandante de la isla ordenó que se imprimieran carteles ordenando a los judíos que
se concentraran. El 28 de ese mes, sin Policía de Seguridad a la vista, el Admiral A ega
eis retiró los barcos: vacíos.
Al día siguiente, el Obersturmführer Burger consiguió finalmente una compañía
de Feldgendarmerie y de la Policía Secreta sobre el Terreno enviada desde Ioánnina,
1,02 Diario de guerra, la del Grupo del Ejército E, 12 de mayo de 1944, NOKW-885.
1303 Jager al XXII Cuerpo de Montaña, 14 de mayo de 1944, NOKW-1915.
liC4 XXII Cuerpo de Montaña/lc al Grupo del Ejército E, 18 de mayo de 1944, NOKW-1915.
785
y el com andante de la isla preparó una antigua fortaleza para acom odar a los judíos.
El 30 de mayo, llegó el Kapitán zur See M agnus. Anunció que había otra flota de
camino y prometió utilizar los barcos para la «evacuación», a pesar de que eso supo-
nía un gasto de 10.000 litros de combustible130’ . El 11 de junio, la Aktion estaba «en
movimiento» (im Rollen)liC6. El 17 de junio, la Policía de Seguridad podía informar de
que 1.975 judíos de Corfú habían sido capturados y evacuados de la isla. Sus propie-
dades se las habían entregado al gobernador griego de Corfú para que las distribuyera
entre los isleños130''.
Más de 100 millas al sur de Corfú, 270 judíos escaparon de la isla jónica de Zante y
huyeron por mar a Italia. Desde Creta, sin embargo, los alemanes deportaron a unos
260 judíos, tal y como habían planeado1308.
Al mando de las islas del Egeo oriental se encontraba el comandante de la 999.a Di
visión (Sturmdwísion Rhodos), Generalleutnant Ulrich Kleeman, que dependía directa'
mente del Generalberst Lóhr, comandante del Grupo del Ejército E. Las islas del Egeo
oriental eran un territorio expuesto. En septiembre de 1943, apenas dos semanas des-
pués del colapso italiano, fuerzas británicas habían desembarcado en Sámos, Léros y
Kos. Pero los británicos no se pudieron mantener en las islas. Kleeman contraatacó y
en dos meses reconquistó las tres fortalezas británicas, una a una. A continuación cen-
tró su atención en los judíos.
Los judíos de Rodas, hablantes de judeo-español (ladino) eran una comunidad ais
lada. Las autoridades italianas habían confiscado las radios a la población no italiana en
1941, y, de acuerdo con el relato de un líder superviviente de la comunidad judía, los
residentes judíos de la isla desconocían el destino sufrido por los judíos continenta
les1309. Eran las víctimas ideales.
En junio de 1944, dos oficiales de las SS aterrizaron en Rodas para mantener con
versaciones con Kleemann1310. El 13 de julio, Kleemann emitió una orden designando
la ciudad de Rodas y los pueblos de Trianda, Cremasto y Villanovo como puntos de reu
1305 Memorando del Oberst Jáger (comandante, 1017.° Regimiento de Infantería y comandante de la
isla de Corfú) y del Kapitan zur See Magnus (comandante naval, Grecia occidental), 1 de junio de 1944,
NOKW-1915.
1506 Jager al XXII Cuerpo de Montaña, 11 de junio de 1944, NOKW-1997.
1307 BdS en Grecia/Aussenstelle Janina IV-B al XXII Cuerpo de Montaña/Ic y al Feldkomman-
dantur 1032/Ic, 17 de junio de 1944, NOKW-1915.
1108 Nehama en M. Molho, In Memnriam - Hommage aux victimes juives des Nazi en Gréce, cit., vol.
2, pp. 68-69, 72-74, 164-
i3°9 Declaración de Maurizius Soriano, septiembre de 1961, Yad Vashem, Historia Oral, docu
mento 1745/67.
1310 Declaración jurada de Erwin Lenz (artillero, Sturmdivision Rhodos), 10 de mayo de 1947,
NOKW-1715.
786
nión de los judíos. Todos los habitantes judíos de Rodas tenían que estar en esas pobla
ciones antes del 17 de junio a mediodía1311.
La orden no sólo tuvo repercusiones entre los judíos, sino también entre las tropas.
El 16 de julio, Kleemann se vio obligado a emitir otra orden en la que declaraba que
aparentemente la cuestión judía en Rodas había suscitado «dudas» (Zweifeln). Kleeman
señalaba que un soldado no podía juzgar esta cuestión desde su reducido punto de vista.
En interés de las medidas ahora comenzadas, la cuestión judía de Rodas y su solución
ya no serían tema diario de conversación entre las tropas1312.
El 19 de julio, se ordenó a todos los varones judíos mayores de dieciseis años que se
presentaran ante la Gestapo al día siguiente por la mañana con sus tarjetas de identidad
y de trabajo para registrarse. Tras la reunión, les retiraron a todos su documentación, y
dijeron a los directores de la comunidad judía que los hombres tenían que volver con
sus familias y sus objetos valiosos. Los judíos debían prepararse para el traslado a una
isla vecina, donde deberían vivir de sus ahorros. El director de la comunidad supervi
viente declara: «nuestro pánico se hizo tan grande que perdimos la capacidad para pen
sar y reaccionar adecuadam ente». Reunieron a las familias, y les quitaron los objetos de
valor (incluidos relojes) bajo amenaza de muerte1313.
Un soldado que por entonces fue a la ciudad de Rodas a arreglarse los dientes vio
hombres, mujeres y niños de pie, cara a la pared, bajo un calor aplastante. A los civiles
griegos y turcos que querían dar comida y bebida a los deportados los mantenían a dis
tancia. (También había escasez de comida en Rodas.) El soldado visitante se dio cuen
ta de que las víctimas llevaban muy poco equipaje. Empezó a comentar con los solda
dos alemanes que hacían guardia y le dijeron que los judíos no necesitaban equipaje
porque, después de todo, no vivirían m ucho1314.
Los judíos llegaron a Auschwitz, a 1.500 kilómetros de Rodas, a mediados de agos
to1315. El botín que dejaron tras ellos fue objeto de discusión entre los alemanes y los
787
funcionarios italianos localesm6. Cuando las tropas británicas ocuparon la isla, en
mayo de 1945, sólo un puñado de judíos esperaba a sus liberadores en la ciudad de
R odas1317.
Más de 60.000 judíos habían sido deportados de la Grecia continental, la «Nueva
Albania» y las islas. Quedaron tal vez unos 12.000.
Croacia
788
Jefe del Estado y del movimiento Dr. Ante Pavelic
Ustasha
Primer Ministro Dr. Pavelic (sucedido el 4 de septiem
bre de 1943 por Nikola Mandic)
Ministro de Asuntos Exteriores Dr. Pavelic (Mladen Lorkovic)
Comandante de las Fuerzas Armadas Mariscal Slavko Kvaternik
y de la Gendarmerie
Ministro del Interior y jefe de la Ofici Dr. Artukovic (sucedido en septiem
na de Control de la Ustasha bre de 1943 por Niksic)
(Ustasko Nadzoma Sluzba)
Director de Seguridad Pública Eugen Kvaternik (hijo del mariscal,
hasta finales de 1942, después Dr.
Crvenkovic, Jurcic)
Ministro de Justicia Dr. Puk (Artukovic)
Ministro de Economía Susic
Ministro de Finanzas Kosak
Ministro de Minas Frkovic
Ministro de Transportes Beslegic
Ministro de Cultos y Educación Budak
El Estado asumió una filosofía católico-fascista. Su movimiento, la Ustasha, era una or
ganización que en el Ministerio del Interior estableció una fuerza uniformada, algo pareci
do a las SS, que desempeñaba funciones policiales y dirigía los campos de concentración.
En el momento de su creación, el nuevo Estado croata tenía unos límites muy im
precisos. A l norte, los alemanes se anexionaron una buena porción de Eslovenia, parando
sólo a pocas millas de Zagreb. Al oeste, los italianos se anexionaron Liubliana, la mayor
parte de la costa dálmata, y varias islas del Adriático. Al este, el comandante alemán en
Serbia conservó la ciudad de Semlin (Zemun), mientras que en el noroeste los húngaros
se anexionaron la cuenca situada entre el Danubio y el Tisza. El propio Estado croata
estaba bajo un régimen de ocupación. La mayor parte del país era reo del ejército ale
mán, pero en la parte suroccidental se habían asentado unidades italianas.
A pesar de estas condiciones inestables, el gobierno croata no perdió tiempo en pro
ceder contra sus 35.000 habitantes judíos. El 30 de abril de 1941, el Estado croata, de
tres semanas de edad, emitió su primera ley antijudía, una definición del término
«judío». Com o era de esperar, las autoridades croatas siguieron debidamente, e incluso
mejoraron, la definición original de Lósener (véase el cuadro 8.19).
Sólo necesitamos recordar los problemas a los que dio lugar la definición alemana
original para darnos cuenta de que la definición croata, con todas sus mejoras, fue re
789
dactada por manos expertas. Sin embargo, el decreto ley contenía una importante cláu-
sula de excepción, que permitía al jefe del Estado conceder a todos los no arios que
hubieran realizado contribuciones importantes a la causa croata antes del 10 de abril
de 1941 los mismos derechos de los arios1321. Como tan a menudo ocurre, la firmemente
cerrada puerta principal ocultaba una entrada posterior completamente abierta 1322.
En muy poco tiempo, el gobierno croata procedió también a poner en vigor todas aquellas
medidas que los burócratas alemanes habían tardado ocho años en establecer: la prohibición
de los matrimonios mixtos, del empleo de mujeres arias menores de cuarenta y cinco años
para el servicio doméstico, de izar la bandera croata; la suspensión de los cambios de nombre
adoptados después del 1 de diciembre de 1918; el marcado de las tiendas y las personas ju
días; la inscripción de las propiedades en un registro; los ceses en la burocracia y en las pro
fesiones liberales; la terminación de las actividades empresariales; y la enajenación de las em
presas1323. El proceso de empobrecimiento se extendió con gran rapidez. A finales de agosto
de 1941, tras cuatro meses de gobierno croata, la mayoría de las empresas judías con un
valor inferior a 200.000 kuna (10.000 RM, o 2.500 dólares) habían sido «arianizadas»1324.
A penas habían emitido los decretos cuando la población judía fue sacada de las ciu
dades y los pueblos, y deportada a campos de internamiento. En las tres ciudades prin
cipales, las mayores redadas fueron las siguientes1325:
Zagreb
Mayo de 1941, a Danica
Verano de 1941, detenciones masivas
Mayo de 1943, trasladados la mayoría de los judíos restantes
Sarajevo
Comienzos de septiembre de 1941, a Kruscica
Octubre de 1941, detenciones a gran escala
790
C u a d ro 8 .1 9 . D efin icion es alem an a y cro a ta de «ju d ío»
ALHMANA CROATA
1. Persona con al menos tres abuelos judíos 1. Persona con al menos tres abuelos judíos
2. Persona con dos abuelos judíos y que: 2. Persona con dos abuelos judíos y que:
(a) perteneciera a la comunidad judía el 15 (a) perteneciera a la comunidad judía el 10 de
de septiembre de 1935, o se uniera a la abril de 1941, o se uniera a la misma en una
misma en una fecha posterior, o fecha posterior, o
(b) estuviera casada con una persona judía en (b) estuviera casada con una persona judía en
sus tres cuartas partes o plenamente judía sus tres cuartas partes o plenamente judía el
el 15 de septiembre de 1935, o se casara 30 de abril de 1940, o se casara con una per
con una persona de estas características sona medio judía en una fecha posterior, o
en una fecha posterior, o (c) fuera fruto de una relación extramatrimo-
(c) fuera el fruto de una relación extramatri- nial con una persona judía, y hubiera
monial con una persona judía en sus tres nacido después del 31 de enero de 1942, o
cuartas partes o plenamente judía, y (d) fuera clasificada como judía por decisión
hubiera nacido fuera del lazo del matrimo del ministro del Interior croata previa
nio después del 31 de julio de 1936 recomendación de una comisión «política
y de la raza»,o
(e) hubiera nacido fuera de Croacia, de
padres no residentes en Croacia
3. Cualquier hijo/a de una madre soltera judía
4. Cualquier persona (incluidos los judíos en una
cuarta parte y los plenamente arios) que se
casara con un judío después del 30 de abril de
1941
1,26 Z. Lówenthal (ed.), T h e Crim en o f the F ascist O ecu p an ts an d T h eir C o llab o rato rs ag ain st Je w s in
Yugoslavia,cit., pp. 11, 14-20 y 23. Testimonio de Alexander Arnon (anteriormente, con el nombre de
Alexander Klein, secretario de la Comunidad Judía de Zagreb), transcripción del juicio contra Eich
mann, 19 de mayo de 1961, sesión 46, p. Q l. D eutsch e U k rain e-Z eitu n g (22 de febrero de 1942), Luck,
791
Primeros campos
Fábrica de Danica (en Koprivnica, cerca de la frontera húngara). Cerrado en
julio de 1941. Los presos supervivientes fueron trasladados a Jadovno.
Isla de Pag. Campos de hombres y de mujeres. Cerrado en agosto de 1941, cuan
do los italianos ocuparon la isla. Los hombres fueron enviados a Jadovno, las
mujeres a Kruscica.
Jadovno (montañas de Velebit, a unos dieciseis kilómetros de la costa). Mataron
a los presos. El campo se cerró en agosto de 1941-
Kruscica (Bosnia). Cerrado a finales de septiembre de 1941. A los presos super
vivientes los trasladaron a Jasenovac.
Campos posteriores
Dakovo (Eslovenia, entre los ríos Sava y Drava). Las mujeres y los niños super
vivientes fueron trasladados en febrero de 1942 a Stara Gradiska. Los hom
bres supervivientes fueron trasladados en junio de 1942 a Jasenovac.
Tenje (cerca de Osijek). Solamente judíos, de Osijek y alrededores. En agosto de
1942, un transporte fue enviado a Auschwitz, y otro a Jasenovac. U n tercer
transporte se dirigió a Auschwitz, vía Loborgrad.
Loborgrad (a unos cuarenta kilómetros al norte de Zagreb). Mujeres y niños.
Salió un transporte para Auschwitz. El campo se cerró en octubre de 1942.
Campos de exterminio
Jasenovac (junto al río Sava, en la vía férrea Zagreb-Belgrado). Los campos I y II
fueron inundados por el Sava en noviembre de 1941. El Cam po III existió
hasta 1945.
Stara Gradiska (penitenciaría situada a treinta y dos kilómetros de Jasenovac, río
abajo). Mujeres y niños.
Más de la mitad de los judíos croatas habían sido trasladados a estos campos. Tras
ladados de uno a otro, los judíos fueron sometidos al desgaste y a la aniquilación. En
este proceso murieron de tifus, de inanición, por ametrallamíentos, tortura, ahoga-
miento, apuñalamientos, y martillazos en la cabeza1 , 2 Una indicación de lo que estaba
p. 5. E. Paris, G en ocid e in Satellite C ro a tia , 1 9 4 1 - 1 9 4 5 , cit., pp. 127-161. París afirma que el general
de la Ustasha Vjekoslav Luburic era el director de la red de campos. Ibid., pp. 128-129, 1.32. Dos de
los comandantes de Jasenovac identificados por testigos fueron Ljubo Milos (1941-1942) y el fraile
franciscano Miroslav Filipovic-Majstorovic (desde al segunda mitad de 1942). Véanse los libros de
Lowenthal y Paris, passim . Sobre los franciscanos y la Ustasha, véase Cario F a l c o n i, T h e Silence o f Pius
X II, Boston, 1970, p. 298.
1327 Véanse, particularmente, las fotografías incluidas en Z. Lowenthal (ed.), T h e C rim es o f the
F asc ist O cc u p an ts a n d T h eir C o llab o rato rs ag ain st Je w s in Y ugoslavia, cit.; y en E. Paris, G en ocid e in S a te
llite C ro a tia , 1 9 4 1 - 1 9 4 5 , cit.
792
ocurriendo la recibió el ministro de Exteriores italiano, Ciano, el 16 de diciembre de 1941,
en el transcurso de la visita de una delegación de altos cargos croatas a Venecia. En dicha
ocasión, Pavelic mencionó que la población judía de Croacia ya había descendido a
poco más de un tercio de su anterior tamaño. En un memorando sobre la conversación
registrado en los documentos diplomáticos de Ciano, se añade la siguiente frase entre
paréntesis: «el joven Kvaternik explica este descenso con la palabra “emigración”
acompañada de una sonrisa que no permite duda alguna»1328. En julio de 1942, cuando
el representante del Vaticano en Zagreb, abad Giuseppe Marcone, intentó saber algo del
destino de judíos concretos que habían desaparecido, encontró un «silencio inexplicable»
en los organismos públicos croatas 1529. De acuerdo con un cálculo hecho después de la
guerra por un demógrafo croata, el número de judíos muertos en los campos ascendió
finalmente a 19.800, de ellos 13.000 tan sólo en Jasenovac1330.
En el verano de 1942, la menguada comunidad estaba madura para la deportación.
Un emisario de la R SH A , el Hauptsturmführer Abromeit, se unió al ministro alemán
Kasche en la capital croata1331. Miles de judíos ya habían huido a pie a la zona de Croa-
cia ocupada por Italia1332, y a la Backa yugoslava anexionada por los húngaros1333, en
busca de refugio. Pero ahora el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán avanzaba con
la precisión de un reloj.
En algún momento de finales de 1941 o comienzos de 1942, los alemanes pidieron al
gobierno croata que expresara su desinterés por el destino de unas cuantas docenas de ju
díos croatas que residían en el Reich. Esta solicitud se presentaba siempre en forma de pre
gunta cortés: ¿planeaba el gobierno croata reclamar a sus judíos, o aceptaba su deporta
ción?1334 El gobierno croata expresó «su gratitud por el gesto del gobierno alemán», pero
indicó que «agradecería la deportación de sus judíos al Este»13’5.
1i2s Malcolm M u g g e r id g e (ed.), C ia n o 's D iplornaúc Paper.s, Londres, 1948, p. 471 - Pavelic dio una
cifra de 35.000 judíos antes de la Guerra, que quedó reducida a 12.000.
1529 Marcone a Maglione, 17 de julio de 1942, Secrétaircrie d’État de sa Sainteté, Actes et d o cu
ments d u S a in t Siége relatijs tt la seconde guerre m on d iale, vol. 8, p. 601 y en John F. M o r l e y , Vatican
ü ip lo m acy an d the Je w s dnrm g the H o lo cau st, 1 9 3 9 - 1 9 4 5 , Nueva York, 1980, p. 152.
1330 Josip Kolanovic (Archivos Estatales Croatas), «Shoah - In Croatia Documentación and Rese
arch Perspectives», en Centre de Documentation Juive Contemporaine, L es A rch ives de la Sh oah ,
París, 1998, pp. 575-576. Kolanovic cita al demógrafo Vladimir Zerjavic.
1351 Declaración jurada de Wisliceny, 25 de noviembre de 1945, C an sp iracy an d A ggression , VIII,
pp. 606-621.
1,32 Ibid.
1333 D eutsch e U k rain e-Z eitu n g (28 de enero de 1942), Lutsk, p. 8.
1334 Rademacher a Weizsacker a través de Luther, 28 de octubre de 1941, NG-182. Memorando
de Luther, 21 de agosto de 1942, NG-2586-J.
1335 Memorando de Luther, 21 de agosto de 1942, NG-2586-J.
793
Esta respuesta no sólo condenó al puñado de judíos croatas residentes en Alem ania,
sino a la m ayoría de los judíos que aún q uedaban en la propia C ro acia porque, cuando
se ha dado el consentim iento para la m uerte aunque sea de una sola víctim a, se ha cru
zado el um bral y la im plicación decisiva ha em pezado. Q uien m ata a una persona no es
m enos asesino que quien m ata a miles, y viceversa, el asesino de m asas no es m ás res
ponsable que quien h a m atado una sóla vez. Los expertos de la R S H A y del Ministerio
de A suntos Exteriores alem án co n ocían ese principio m ejor que nadie; por consiguien
te, siempre em pezaban una cam pañ a exterior presionando para que se perm itiera la
deportación de aquellos judíos que se encon traban ya en el R eich.
El abandono de los judíos por parte del gobierno cro ata no exigía un a intensifica
ción adm inistrativa ni otra acción burocrática que una palabra de consentim iento. En
consecuencia, la fase de aniquilam iento se inició con facilidad, casi im perceptiblem en
te. La segunda solicitud afectaba a un grupo m ucho m ás am plio de personas, pero ya se
había convertido en costum bre. El gobierno croata aceptó y los alem anes tenían rien
da su e lta 1336.
El representante del V aticano, M arcone, estab a bien inform ado de esta evolución.
M an tuvo conversaciones sobre las deportaciones inm inentes con el rabino jefe de
Zagreb y con el jefe de seguridad de C roacia, K vaternik. Este le dijo claram en te que los
alem anes ya habían m atado a dos m illones de ju d ío s1337. El abad suplicó que se retrasa
ran las deportaciones, pero la m aquinaria ya se había puesto en m archa.
El 31 de julio de 1942, el director de seguridad croata ordenó que todos los judíos se
inscribieran en un registro1338. El 7 de agosto, el adjunto de Eichmann, Günther, escribió
a A brom eit que el Reichsbahn había confirmado las fechas de salida de siete trenes, con
secutivam ente denom inados D A 60/1, D A 60/2, y así sucesivam ente, cada uno de los cua
les tardaría dos días en llegar, vía Maribor, a Auschwitz1339. En Zagreb se produjeron deten
ciones ya al día siguiente1340, y el D A 60/1 partió el 13 de agosto con 1.200 judíos1341.
H abía, sin em bargo, una com plicación: los varios m iles de judíos de la zona italiana.
H asta entonces, ni siquiera las leyes croatas prom ulgadas en Zagreb, la capital dom ina
1356 Ibid.
lj1' M arcone a M aglione, 17 de julio de 1942, Secrétairerie d ’Etat de sa Sainteté, A c tes et do cu
m ents du Saint S iége relatifs á la seconde guerre mondiaíe, vol. 8, pp. 601-602 ; y en ]. F. Morley, V atican
D iplom acy a n d the Je w s during the H o lo c a u st , 1 9 3 9 - 1 9 4 5 , cit., p. 15 3.
1338 D o n au ze itu n g (1 de agosto de 1942), Belgrado, p. 3.
1,39 G ünther a Abromeit, 7 de agosto de 1942, en un com pendio de investigaciones del fiscal jefe
del Kammergericht en Berlín occidental contra Friedrich Bossham m er y otros imputados, 30 de abril
de 1969, 1 Js/65 (R SH A ), pt. C, pp. 719-720, Zentrale Stelle Ludwigsburg, 1310/63.
1340 D eclaración de Mitzi A beles (superviviente), 1958, Yad Vashem, H istoria O ral, 530/32.
1341 Günther a Auschwitz y A brom eit, 14 de agosto de 1942. Com pendio de investigaciones en la
causa contra Bosshammer, pt. B, p. 315.
794
da por los alem anes, se habían podido aplicar en el área italiana. El com andante italiano
en Mostar, por ejemplo, había prom etido igualdad de trato a todos los habitantes, e inclu-
so se había negado a desalojar a los inquilinos judíos para hacer espacio a la O rganisation
Todt alem ana. C u ando le pidieron una explicación, declaró que las m edidas antijudías
eran «incom patibles con el honor del ejército italian o »1342. Los expertos del M inisterio de
Asuntos Exteriores se encontraban ahora en C roacia con el mismo problem a que en el
sur de Francia y en Grecia. Tam bién en C roacia el M inisterio de A suntos Exteriores
intentó incitar a los italianos a la acción, y tam bién en C roacia fracasó.
El ministro alem án en Zagreb, Kasche, sugirió que la m aquinaria de deportación co-
menzara a detener a judíos en la zona italiana sin hacer preguntas. «D eberíam os arriesgar-
nos - d ijo - y ver si surgen complicaciones en el transcurso de la operación.»1343 El Vortran-
gende Legationsrat von Sonnleithner (oficina de Ribbentrop) y el Staatssekretár Weizsacker
pensaron que quizá deberían escuchar primero al em bajador alem án en Roma, von Mac-
kensen1344. El 20 de agosto de 1942, K asche escribió al M inisterio de A suntos Exteriores
que el hombre clave en la zona italiana era el com andante italiano, general R oatta. Este
era el hombre cuya colaboración hacía falta, y por consiguiente era necesario convencer al
gobierno de Rom a para que le enviara las órdenes adecuadas1345.
En Rom a, el príncipe O tto von Bismarck (encargado de negocios de la em bajada ale
mana) había presentado de hecho dicha solicitud al Ministerio de A suntos Exteriores ita
liano, que el 21 de agosto transmitió el asunto a Mussolini para que se pronunciara. El Duce,
posiblemente alentado por los éxitos del Eje en Africa y en la U R SS, escribió su ráhil obstat
en el memorando, y el Ministerio de A suntos Exteriores italiano transmitió las palabras de
Mussolini al ejército de su país. Los generales no interpretaron la permisividad del Duce
como una orden perentoria. D ado que la región italiana en Yugoslavia se dividía entre terri
torios anexionados y ocupados (Zonas A y B ), se interpretó que, en todo caso, la com uni
cación del Ministerio de A suntos Exteriores era aplicable sólo a la Zona B. Entre los judíos
de esa zona, había ciudadanos italianos, y otros candidatos a la nacionalidad italiana, a
los que había que proteger. La situación de los judíos debería determinarse caso a caso, y las
investigaciones necesitarían tiem po1346.
M ientras tanto, R ibbentrop había decidido no presionar m ás a R om a. D esde su
punto de vista, la deportación de los judíos de la zona italiana era «u n asunto que
795
incum bía al gobierno cro ata»; por consiguiente, pensó que dicho gobierno era la auto
ridad adecuada para negociar con los italian os1347.
A paren tem en te, el gobierno croata no negoció m ucho, porque el 24 de septiembre
de 1942, en vísperas de la reunión entre el Führer y el D uce, el m inistro K asche reci
bió órdenes de redactar un m em orando para una posible exposición de H itler a Mus-
solini. El m em orando debía tratar dos tem as: los judíos y el sum inistro de bauxita de
M ostar. El em bajador R itter sugirió: «D ebe adoptarse un lenguaje diplom ático correc
to para no ofender a Italia y al D u c e »1348.
Las negociaciones germ ano-italianas se prolongaron varios m eses. La tendencia de
estas discusiones m uestra un notable parecido con el curso de las negociaciones griegas.
Los italianos ofrecieron primero trasladar a los judíos a Italia1349. A continuación, los
negociadores consideraron el posible traslado de las víctim as a la isla de Lopud, en la
costa de D alm acia1350. Finalm ente, el gobierno italiano prom etió concentrar a los judíos
sobre el terreno. Sin embargo, denegó a los croatas el perm iso para confiscar las propie
dades judías y, m ás im portante, rechazó la solicitud alem ana de que se establecieran
«batallones de trabajo» ju d íos1351. Para entonces, el M inisterio de A sun tos Exteriores
italiano había recibido un m ensaje breve pero alarm ante del com andante de los C arabi-
nieri en Croacia, general Piéche, indicando que los deportados judíos de la zona alem a
na de C roacia eran «elim inados» con gas venenoso dentro del tren en el que habían sido
encerrados1’52. Finalm ente, el M inisterio de A sun tos Exteriores alem án vio sus esfuerzos
bloqueados. Varios miles de judíos habían sido concentrados en la isla de Rab, ocupada
por los italianos, de donde escaparon hacia áreas dom inadas por los partisanos en sep
tiembre de 19431353.
En la zona alem ana, sin em bargo, las deportaciones continuaron. En el verano de
1942 habían partido ya cuatro trenes con 4-927 ju d ío s1354. El gobierno croata aprove
chó estas partidas para publicar su propia versión de la U n décim a O rdenan za de la Ley
de C iudadanía del Reich. Todos los judíos que aban donaran el país perderían su nació-
796
nalidad croata, y de esa form a podían tam bién perder sus bienes personales. Tam bién
aquí se había perfeccionado el decreto alem án original: cualquier dependiente que los
deportados d ejaran atrás perdería tam bién la n acio n alid ad 1355. El 9 de octubre de 1942,
el ministro de Finanzas, K osak, aceptó pagar al gobierno alem án 30 R eichsm ark por
cada judío deportado en com pensación por la contribución alem an a a la «solución final
del problem a judío» en C roacia. Los detalles los elaboraron K asche y el m inistro de
Asuntos Exteriores, L o rk o v ic1356.
A principios de 1943 se hizo el intento de deportar a los judíos croatas que q u ed a
ban en la zona alem ana. Los judíos que habían sobrevivido en Jasen ov ac y en Stara
Gradisca debían ser «reasen tad os», y los que vivían en las ciudades tam bién serían tras-
ladados133'. En marzo de 1943, el representante del R eichsbahn en Zagreb aceptó pro
porcionar los vagones, que serían engan ch ados a trenes regulares, para la deportación
de unos 2.000 judíos a Auschw itz, a través de V ien a1358. C o n ocasión de estos trans
portes, se hizo otro van o intento de inducir a los italianos a cooperar en su zona1359. En
julio de 1943, el jefe del Inland II, Wagner, instó a K asche a hacer todo lo posible por
deportar aproxim adam ente 800 m ujeres y niños que aún perm an ecían en cam pos de
concentración c ro a ta s1360. En septiem bre, la zona italiana desapareció, y la R S H A des
pachó a C roacia un Sonderkom m ando de 14 hom bres al m ando del O bersturm bann-
führer Krumey, para capturar a los judíos de la zon a1361.
En abril de 1944, Kasche y el agregado de policía, Obersturmbannführer Helm,
enviaron un informe definitivo a Berlín. La cuestión judía en Croacia, afirmaba Kashce,
estaba resuelta, salvo tres excepciones generales: los judíos a los que se les había re
797
conocido la categoría de arios honorarios, los judíos de m atrim onios m ixtos y los
M ischlinge. El agregado de policía H elm añadía que debía adm itir que el problema de
los arios honorarios estab a sin resolver; algunos de ellos aún ocupaban cargos públicos.
Pensaba que un judío, A lexan d er Klein, incluso había sido enviado a H ungría e Italia
por el cuartel general de la U stash a com o encargado de aprovisionam iento. C on res-
pecto a los m atrim onios m ixtos y a los M ischlinge, H elm resaltaba que bastantes diri
gentes croatas tenían fuertes lazos fam iliares con judíos (algunos m iem bros del gobier
no estaban casados con judías). A dem ás, señ alaba H elm , esa cuestión tam poco se había
resuelto en el R eich. N o obstante, prom etió hacer todos los esfuerzos posibles para
obtener una «revisión» de todos los casos privilegiados1362. N i K asche ni H elm men
cionaron que los judíos habían encontrado refugio entre los partisanos del mariscal
T ito, que a esas alturas ya habían liberado una parte considerable del territorio yugos
lav o 1363. A l term inar la guerra, seguían vivos aproxim adam ente un 20 por 100 de los
judíos cro atas1364.
Eslovaquia
Los alem anes crearon dos satélites en Europa: C ro acia y Eslovaquia. A partir del tra
tado de M únich, alcanzado en el otoño de 1938, el E stado ch ecoslovaco fue sometido
a desm em bram iento. Los alem anes ocuparon el área de los Sudetes, al oeste del país,
los húngaros invadieron las porciones m eridionales de Eslovaquia, y los polacos adqui
rieron una pequ eñ a área en T esin'B ohum in. A finales de 1938, el desm em brado resto
798
de C h ecoslovaquia con staba, en consecuencia, de Bohem ia-M oravia, bu en a parte de
Eslovaquia y la m ayor parte de los C árp atos ucranianos. Ya en octubre de 1938 el M i
nisterio de A su n tos Exteriores alem án estaba urdiendo planes para la adquisición defi
nitiva del territorio eslovaco. Los alem anes decidieron quedarse con Bohem ia-M oravia
(así nació el «P ro tektorat»). A los húngaros les perm itieron anexar los C árpato s u cra
nianos. S ólo quedaba Eslovaquia. Los alem anes no querían incorporarla directam ente,
y tam poco deseaban transferírsela a los húngaros, que estab an dispuestos a hacerse con
todo. C om o con secuen cia, Eslovaquia acabaría convertida en un Estado «in depen
diente», un satélite1365.
Sin esperar la descom posición definitiva de C h ecoslovaquia, los alem anes fom enta
ron la creación de un gobierno eslovaco «autón om o» en B ratislava. En el invierno de
1938-1939, m ientras el Estado eslovaco estaba en fase de gestación, G óring m antuvo
una conferencia con el prim er m inistro en funciones del gobierno autónom o, Dr.
Durcansky. El representante eslovaco prom etió que en Eslovaquia tratarían a los judíos
de la m ism a form a que en A lem an ia1366. En vísperas de la destrucción de C h e co slo v a
quia (11 de marzo de 1939), el m ediador del M inisterio de A su n tos Exteriores alem án,
Veesenmayer, envió un cable desde B ratislava inform ando de que todo iba bien y de que
tenía a «todos los judíos en la m ano [alie Juden in der H a n d ]»n67. Pocos días después,
Eslovaquia era «in depen diente».
A los eslovacos se les pedía ahora que p agaran las deudas adquiridas con los alem a
nes, y una de ellas era «la solución del problem a ju d ío » nñ8. H e aquí los m iem bros del
gobierno eslovaco que debían ocuparse m ás de cerca de la «cuestión ju d ía »1369:
799
Experto en asuntos judíos: (Konka) Dr. Vasek
M inistro de la Guerra: C atlos (H assik)
M inistro de Econom ía: M edricky
M inistro de Finanzas: Prüzinsky
M inistro de Transportes y O bras Públicas: S tan o
O ficina Central de Econom ía: M orávek (presidente)
800
vaca no era una m áquina alem ana. La Iglesia católica, interesada por el status de los
conversos, constituyó otro factor limitador. La econom ía subdesarrollada era un obs-
táculo intrínseco para la arianización o cslovaquización inm ediata. Finalm ente, no todos
los miembros del gobierno querían convertir a Eslovaquia en una copia exacta de la
Alemania nazi. D e tal m anera, la m oderada Italia fascista, aunque no fuera un vecino
inmediato, podía servir de m odelo alternativo. Para las S S de Berlín, en cualquier caso,
las dudas eslovacas en tom ar una acción inm ediata contra los judíos podían constituir
razón suficiente para sospechar que se estab a dando una influencia italia n a 15'3.
La posición de la Iglesia se reflejó en el primer decreto antijudío. La m edida, adopta-
da por el Estado eslovaco, de un mes de edad, el 18 de abril de 1939, contenía una defi
nición que claram ente no se habría podido redactar en Nurem berg. U n redactor alem án
que examinó esta disposición observó, a m anera de m aestro que vigila el primer producto
de su aprendiz, que la m edida adolecía de un «defecto básico» (gmndliegenden Fehier). En
conjunto, sólo abarcaba a las personas que pertenecieran a la religión judía, a los m edio
judíos que no pertenecieran a religión alguna, y a los conversos «recientes» al cristianismo
que hubieran adquirido su nueva fe después del 30 de octubre de 19 18 1374.
El «defecto» no se corrigió hasta septiem bre de 1941, cu an do se adoptó una nueva
definición que form aba parte del C ódigo de los Judíos (Judenkodex), así denom inado
porque con tenía al m enos 300 artículos antijudíos. El cuadro 8.20 es un gráfico co m
parativo entre la redacción alem ana original y la n ueva redacción eslovaca. A h ora los
alem anes no tenían razón para quejarse, pero para el V aticano el cam bio suponía un
enorme revés13' 5.
C o n la nueva definición llegaron las expropiaciones. E slovaqu ia era un país pequ e
ño, con una población de 2 .6 5 0 .0 0 0 h abitantes, y el núm ero total de judíos, de acu er
do con el censo de 15 de diciem bre de 1940, era de 8 8 .9 5 11376. A proxim adam ente
1373 Gruf. Berger (jefe, Dirección General de las S S ) a Himmler, 9 de abril de 1942, N O -3069.
1374 D cm auzeitung (10 de diciembre de 1941), Belgrado, p. 3. La expresión «der grundliegende
Fehler» aparece también en un informe no fechado del Servicio de Seguridad correspondiente a
1939-1942 enviado desde Viena al Staf. Ehlich (R SH A 111 B), recibido en diciembre de 1942, T 175,
Rollo 583. El texto alem án del decreto se encuentra en T 175, Rollo 584. Se parece a una definición
húngara inicial, igualmente basada en un acuerdo con la Iglesia católica.
1375 V éase cardenal secretario de Estado M aglione al ministro eslovaco en el Vaticano, Sidor, 21
de noviembre de 1941, señalando que la legislación era contraria a la doctrina de la Iglesia, y expresan
do sus esperanzas de que se mitigara y acabara por ser revocada. Texto en John F. M orlky , V atican D iplo-
macy an d the Jew s during the H oíocau st , 1 939- / 9 4 5 , N ueva York, 1980, pp. 221 -223. Se puede encontrar
un estudio amplio sobre las relaciones vaticano-eslovacas en cuestiones judías en ibid., pp. 71-101.
1376 W irtsch aft und Statistik, vol. 21, 2 de junio de 1941, p. 2.44. Más de 7.000 judíos emigraron
entre el 14 de marzo de 1939 y el final de 1941. L. Lipscher, D ie Ju d e n im sh w ak isc h en S ta a t 1 939-
1 9 4 5 , cit., p. 49. Varios miles de conversos al cristianismo, definidos com o judíos en 1941, no habían
801
12.300 judíos eran propietarios de «em presas» (es decir, tenderos), otros 22.000 traba
jaban para em presas privadas, y varios miles eran em pleados del gobierno y profesiona
les liberales.
En A lem ania, las m edidas expropiatorias comenzaron con el despido de los funciona
rios públicos. Los primeros decretos eslovacos empezaron de m anera similar. Había que
cesar a los judíos de la Adm inistración pública y del ejército, y se estableció, siempre que se
pudiera alcanzar, una cuota del 4 por 100 para los profesionales, principalm ente los aboga
d os15' 1'. El cese de los em pleados públicos judíos se reiteró en septiembre de 1941, pero
incluso entonces se produjeron excepciones. A lgunos judíos perm anecieron en sus cargos
de la A dm inistración, aunque con salarios reducidos1378. Entre los profesionales liberales,
a los médicos los obligaron a cesar m ucho m ás lentam ente que a los abogados, pero el 31
de mayo de 1939, Eslovaquia sólo tenía 1.414 médicos, 621 de ellos judíos, y en 1941-1942
varios cientos de los m édicos judíos seguían ejerciendo1579.
Era necesario expulsar a los em presarios judíos. El objetivo se estableció en 1939,
y a finales de 1940 la O ficin a C en tral de E con om ía recibió com peten cias para ordenar
la liquidación o arianización de cualquier em presa ju d ía 1380. En E slovaquia, com o en
otras partes, este proceso contribuyó a una con cen tración dentro de la industria y del
com ercio. A sí, en enero de 1942, 9 .9 5 0 em presas habían sido com pletam en te liquida
das, 2.100 transferidas, y unos cu an tos casos «com p licado s» esperab an su en ajen a
ció n 1581. L a liquidación, que se produjo en tod as las ram as de actividad industrial y
co m ercial1382, fue el principal beneficio con ced id o a los pequ eños em presarios com pe
tidores eslovacos. La arianización, por el contrario, estab a pensada para favorecer a
em presas eslovacas de m ayor tam año. L as absorcion es y el con trol de sociedades anó
nim as o de paqu etes accion ariales judíos podían ser un m edio de engrandecim iento
para estos intereses eslovacos y, no casualm en te, una estrategia de defensa con tra las
sido aún contabilizados com o judíos en el censo de 1940. A los funcionarios eslovacos les gustaba
decir que en su país había 100.000 judíos.
1’ ■' V éanse los textos de las leyes en alem án en T 175, Rollo 584-
n7íi D o n au zeitu n g (11 de septiembre de 1941), Belgrado, p. 3, y 26 de septiembre de 1941, p. 3.
15,9 L. Lipscher, D ie ju d e n im slow ak isch en S ta a t 1939- í 945, cit., p. 33 n. V éase también D ie ju d e n -
frag e, 10 de diciembre de 1941, pp- 231-232.
n8C H Stuf. von N achtm ann (Viena) al SD -Leitabschnitt de Viena, 21 de noviembre de 1942,
adjuntando discurso de Vasek, T 175, Rollo 583.
1isl Sobre la historia de las arianizaciones eslovacas, véase K r a k a u e r Zeitung (4 de septiembre de
1940), página W irtschafts-K urier ; 18 de octubre de 1941, p. 7- D on auzeitun g (11 de septiembre de 1941),
Belgrado, p. 3; 26 de septiembre de 1941, P- 4; 21 de octubre de 1941, p- 3; 10 de diciembre de 1941,
p. 3; 25 de enero de 1942, p. 3. Deutsche U k rain e-Z eitu n g (27 de enero de 1942), Lutsk, p. 8.
1382 V éase el cuadro, a 31 de octubre de 1941, en L. Lipscher, D ie Ju d e n im slow akisch en S ta a t
1939-1945, cit., p. 67.
802
C u a d ro 8 .2 0 . D efin ició n alem an a y n u eva defin ición eslo v aca de «judío»
ALEM AN A ESLOVACA
1. Persona con al menos tres abuelos judíos 1. Persona con al menos tres abuelos judíos
2. Persona con dos abuelos judíos y que: 2. Persona con dos abuelos judíos y que:
(a) perteneciera a la comunidad judía el 15 de (a) perteneciera a la comunidad judía el 20 de
septiembre de 1935, o se uniera a la abril de 1939, o se uniera a la misma en
misma en una fecha posterior, o una fecha posterior, o
(b) estuviera casada con una persona en sus (b) se casara con una persona judía después
tres cuartas partes o plenamente judía el del 20 abril de 1939, o
15 de septiembre de 1935, o se casara con (c) hubiera nacido de madre soltera judía y
una persona de estas características en después del 20 de febrero de 1940, o fuera
una fecha posterior, o el fruto de una madre soltera no judía y de
(c) fuera el fruto de una relación extramatri- un padre judío probado, y hubiera nacido
monial con una persona judía en sus tres después del 20 de febrero de 1940, o
cuartas partes o plenamente judía, y (d) fuera el fruto de un matrimonio mixto
hubiera nacido fuera del lazo del matrimo celebrado después del 20 de abril de 1939
nio después del 31 de julio de 1936 3. Una persona con un abuelo o abuela judíos y
que perteneciera a la religión judía el 20 de
abril de 1939 o que se uniera a la misma en
una fecha posterior
em presas del Protektorat o con tra las p enetracion es y las intrusiones econ óm icas ale
m anas1383. A buen seguro, el capital y la experiencia escaseaban en Eslovaquia, y con fre
cuencia se establecieron p acto s entre los propietarios judíos y unos arianizadores eslo
vacos com pletam en te in activos. D e acuerdo con dichos p actos, los arianizadores
pagarían poco o n ad a a los judíos, con el entendim iento de que los propietarios y los
gerentes judíos seguirían en el n egocio com o socios nom inales o em pleados de los eslo
vacos. Los observadores alem anes señ alaron que esos in com peten tes arianizadores
eslovacos, in teresados sólo en vivir cóm odam en te sin trabajar, estab an drenando los
recursos de las em presas, provocan do de esa form a en deud am ien to con los ban cos y
retrasos en el pago de im p u estos1384.
Las regulaciones especiales pertenecían a la agricultura. En este sector políticam en
te sensible, tenía que llevarse a cabo un a «reform a». En efecto, los terrenos propiedad
de los judíos fueron som etidos a la confiscación estatal. A lgun as parcelas se subastaron,
803
las unidades de m ayor tam año se vendieron a propietarios m ás grandes, y algunas pose
siones significativas fueron arrendadas de n uevo a los antiguos dueños ju d ío s138\
A l igual que el M inisterio de A su n to s Exteriores alem án, el gobiern o eslovaco
quería com partir los beneficios obten idos. En co n secu en cia, en septiem bre de 1941
se ordenó a los ju díos que inscribieran su p ropiedad en un registro para que el gobier
no pudiera estab lecer cu án to ten ían . E n A lem an ia, todos los ju díos co n activos supe
riores a 5.000 R eichsm ark ten ían que registrarlos. En E slovaqu ia, la can tid ad se fijó
en 5.000 co ron as (es decir, 4 3 0 R eich sm ark , m enos de 200 d ólares). E n 1941, 52.000
ju díos eslov aco s ten ían propiedades por valor de 200 dólares o m ás, y la cantidad
to tal registrada, despu és de deducir las deudas, fue de 3 .1 6 4 m illones de coron as (272
m illones de R eichsm ark, algo m ás de 100 m illones de dólares a los tipos de cambio
o ficiales)1386.
M ás de la cuarta parte de los activos judíos (861 m illones de coronas) estaban inver
tidos en propiedades inm uebles. El gobierno eslovaco decidió confiscar este patrimonio
ju d ío 1387. N i que decir tiene que los bienes inm uebles no eran una adquisición en m etá
lico; había que alquilar o vender las casas y los terrenos para obtener fondos para la
hacienda pública. El gobierno eslovaco esperaba vender la m ayor parte de los edificios
con el doble propósito de conseguir dinero y reducir la inflación. E n el otoño de 1943,
sin em bargo, ese program a apenas se había in iciado1388. Evidentem ente, los bienes
inm uebles con stituían un artículo difícil de enajen ar en Eslovaquia, al igual que lo esta
ban siendo en las áreas occidentales y en el propio R eich 1389.
C om o a los alem anes, a los eslovacos les interesaban tam bién los objetos valiosos y
otros bienes inm uebles. En diciem bre de 1941, la policía de B ratislava em pezó a incau
tar las m áquinas de escribir y las sum adoras de los ju d ío s1390. A continuación, la G u ar
dia H linka inició una «acción pieles» para aliviar el sufrim iento de las tropas eslovacas
1585 L. Lipscher, D ie Ju d e n im slow akischen S ia a t 1939-1945, cit., pp. 73-75. En 1942 se creó un
fondo especial, encabezado por Franz Bosnak, para adm inistrar las propiedades agrícolas confiscadas
a los judíos. Servicio de Seguridad de Bratislava al Servicio de Seguridad de Viena, 11 de junio de
1943, T 175, Rollo 584.
1586 D o n au zeitu n g (10 de diciembre de 1941), Belgrado, p. 3. Se pueden encontrar estadísticas más
detalladas en L. Lipscher, D ie Ju d e n im slaw akisch en S ia a t 1 9 3 9 - 1 9 4 5 , cit., pp. 64-66.
138' D on au zeitu n g, Belgrado, 11 de octubre de 1941, p. 3; 10 de diciembre de 1941, p. 3; 25 de
enero de 1942, p. 3. Deutsche U k rain e-Z eitu n g (27 de enero de 1942), Lutsk, p. 8.
1’88 Informe del general alemán destacado en el M inisterio de D efensa eslovaco/Grupo de Eco
nomía Arm am entística, 20 de noviembre de 1943, Wi/IF .2.
IiS9 Esto era así a pesar de que las hipotecas eslovacas serían probablemente más bajas. La causa
principal de la dificultad era con toda probabilidad psicológica. Los bienes muebles podían esconder
se en caso de regreso de los antiguos propietarios; las casas no.
1390 D o n au ze itu n g (18 de diciembre de 1941), Belgrado, p. 4-
804
que luchaban en el invierno ru so 1391. Finalm ente, la O ficina C en tral de Econom ía «des-
cubrió» que los judíos habían com prado grandes can tidades de prendas de vestir y telas.
En consecuencia, les ordenaron entregar los «bienes a ca p ara d o s»1392.
Aunque la recogida de estos artículos presagiaba una considerable reducción en el bo
tín de pertenencias personales obtenido en los centros de exterm inio, los alem anes no in
terfirieron con la Aktion. La A bteilung Deutschland, del M inisterio de A suntos Exterio
res, sólo se alarm ó cuando el cónsul general eslovaco en Praga decidió ampliar la recogida
de pieles y ropa a los judíos eslovacos residentes en el Protektorat. N o obstante, Luther
se inclinaba por no interrumpir el impulso eslovaco, siempre que no se exigiera a los judíos
del Reich residentes en Eslovaquia que realizaran entregas, porque en tal caso las confis
caciones eslovacas en el Protektorat estarían «n aturalm en te d e sca rtad a s»1393.
El gobierno eslovaco no quedó satisfecho con la confiscación de propiedades, tanto
inmuebles com o m uebles. A l igual que otros gobiernos, los eslovacos n ecesitab an din e
ro en m etálico, y los activos que los judíos habían registrado estab an valorados en apro
xim adam ente 3.1 6 4 m illones de coronas. Estos activos fueron ahora som etidos a un
impuesto sobre el patrim onio, fijado en el tradicional 20 por 100 y pagadero en cinco
plazos. Los ingresos esperados, unos 600-700 m illones de coronas (50-60 m illones de
R eichsm ark), tenía que recaudarlos la organización com unitaria judía en nom bre del
M inisterio de F in an zas1394.
A dem ás de los 12.300 tenderos judíos, aproxim adam ente, Eslovaquia tenía 22.000
trabajadores asalariados judíos. La O ficina Central de Econom ía asum ió la tarea de revi
sar la situación de todos estos asalariados para conseguir la gradual elim inación de los tra
bajadores no esenciales. En octubre de 1941, el núm ero de judíos que aún conservaban
sus permisos de trabajo se estabilizó en torno a los 3.500, y el salario m áxim o m ensual per
mitido se fijó en 1.500 coronas (129 Reichsm ark, o 52 dólares) 1395. N o obstante su redu
cido salario, los 3.500 judíos que perm anecían en la econom ía libre eran privilegiados en
diversos aspectos: no estaban som etidos a trabajo forzoso en un cam po, y durante m ucho
tiempo estuvieron exentos de las m edidas de concentración y deportación. U n proceso de
destrucción es un procedim iento gradual en el que norm alm ente resulta imposible apli
805
car el paso cuatro antes de haber puesto en m archa el uno, el dos y el tres. Los alemanes
lo sabían, y observaban a los judíos privilegiados con m irada atenta.
Los cam pos de trabajo forzoso iniciaron su existencia en el otoño de 1941, cuando
la m ayoría de los judíos estab an ya sin trabajo. La red de cam pos estaba dirigida por un
com isario de gobierno, dependiente del M inisterio del Interior, que supervisaba a los
com andantes de cam po. La organización de la C om un idad judía se m antuvo com o un
«órgano auxiliar» H96, com o se m uestra a continuación:
^
Com isario de C am po y C om an dan te
I
de C am po de la G uardia H linka —> C on sejo Ju dío del C am po
H abía tres cam pos (Sered, N ováky y Vyhne) y ocho centros de trabajo satélite para
los trabajadores que realizaban trabajos pesados. El M inisterio de D efensa m antenía
una organización de trabajo paralela. S in em bargo, al contrario que los cam pos de tra
bajo, que contenían familias enteras, el M inisterio de D efensa em pleaba sólo a hombres
jóvenes que de otra form a habrían estado sujetos al servicio militar. (D ebe señalarse que
el sistem a de trabajo forzoso no se suprim ió con la llegada de las deportaciones. A pro
xim adam ente 3.500 judíos perm anecían en los cam pos en 1943, y el núm ero de presos
seguía creciendo cuan do el M inisterio de D efensa entregó a sus trabajadores al M inis
terio de Interior en una m aniobra de co n so lid ació n .)1,97
El gobierno eslovaco tam bién tardó en aplicar m edidas de con cen tración . U n a de
las prim eras m edidas im portantes de guetización fue el establecim iento de una organi
zación central judía, la Judenzentrale o U stredñ a Zidov (ÚZ), a la que estaban sometidos
todos los ju d íos1396. La encabezaron, sucesivam ente, H einrich Schwartz, starosta elegido;
A rpad Sebestyén (nom brado por la O ficina Central de E co n o m ía); y O skar N eum ann,
tam bién elegido por los ju d ío s1399. C om o hem os visto, la ÚZ tuvo funciones im portantes
806
en el proceso de expropiación: recaudó el im puesto sobre el patrim onio y ayudaba a
administrar los cam pos de trabajo. Para financiar su propio m antenim iento y pagar los
fondos sociales a los pobres, también impuso un im puesto sobre la renta del 20 por 1001400.
Las funciones de la UZ en las concentraciones y en las deportaciones fueron aún más im
portantes. D e hecho, un a de las prim eras tareas de esta m aquinaria judía fue la em isión
de tarjetas de identidad para los ju d ío s1401.
El segundo gran paso hacia la con cen tración fueron las m edidas de identificación.
El m arcado de los judíos com enzó localm ente en el este de E slo v aq u ia1402, pero dicha
normativa no se extendió al resto del país h asta la aparición del código judío, en sep-
tiembre de 1941. N i siquiera el código era global, ya que exim ía a los judíos que traba
jaban en la econom ía libre y a aquellos (junto con sus fam ilias) que seguían em pleados
en las adm inistraciones públicas. Sólo el 9 de marzo de 1942, cuan do el tam año de la
estrella judía se am plió de seis a diez centím etros, se vieron forzados los trabajadores
judíos y las fam ilias de los funcionarios públicos (pero no los funcionarios propiam ente
dichos) a llevar esa iden tificación 1403.
El código de septiem bre de 1941 establecía que no sólo se m arcaran las personas,
sino tam bién las cartas. Toda carta enviada por un judío debía ir m arcada con una estre
lla. La policía estaba autorizada a abrir dichas cartas y a destruirlas, una m edida que no
se les había ocurrido ni siquiera a los burócratas alem anes del R eich. A dem ás, el códi
go establecía diversas norm as ya tradicionales en A lem an ia pero nuevas en Eslovaquia.
Por prim era vez, se prohibieron los m atrim onios m ixtos, se lim itó el viaje de judíos en
ferrocarril exclusivam ente a los com partim entos de tercera clase, se les prohibió co n
ducir coches, etc. Lo m ás im portante, sin em bargo, fue la estipulación que perm itía a
la O ficina C en tral de Econom ía asignar nuevos dom icilios a los ju d ío s1404. En octubre,
ya se estab a h aciendo uso de dicha com petencia.
En octubre de 1941, los judíos serían expulsados de Bratislava. La capital eslovaca
tenía una población de aproxim adam ente 15.000 habitantes judíos, pero sólo 10.000
fueron som etidos a la expulsión. A los restantes 5.000, que com prendían a los poseedo
res de permisos de trabajo, a los em pleados públicos, a los em presarios y a profesionales
liberales (con sus fam ilias), les perm itieron quedarse. A todos los dem ás se les fijó una
fecha de partida hacia ciudades de provincia, cam pos de trabajo y centros de trabajo.
Para conseguir una aplicación fluida del reasen tam ien to (por cierto, un reasenta-
m iento real, no com o el «reasen tam ien to»), la organización de la C om un idad judía
1400 Ibid., p. P p l.
1401 D ie Ju d e n fra g e , 20 de febrero de 1941, pp. 28-29.
1402 D o n au zeitu n g (30 de agosto de 1941), Belgrado, p. 3.
1403 Ibid., 7 de marzo de 1942, p. 3.
1404 K r a k a u e r Zeitung (19 de septiembre de 1941), p. 3.
807
tuvo que crear una n ueva sección encargada de procesar los cuestionarios que se exi
gían a todos los judíos de Bratislava. Los cuestionarios se entregaban después al depar
tam ento de estadística de la UZ, y de allí a un Referat especial encargado de compro
barlos nuevam ente. La sección adm inistrativa de la U Z establecía el nuevo domicilio
de la víctim a, a la que entregaba a la policía. El últim o paso del procedim iento supo
nía el envío de la Ordner de la UZ a las viviendas de los futuros expulsados. Allí, la
Ordner dividía los enseres en dos categorías: objetos personales que se podían trasladar
y pertenencias que había que dejar atrás para que el Estado las co n fiscara140’ . El mar
tes 28 de octubre de 1941, el prim er transporte con 238 judíos salió de Bratislava, y
durante los siguientes tres m eses fueron expulsados de la capital aproxim adam ente la
m itad de los ju d ío s1406.
Berlín observaba muy de cerca todos estos acontecim ientos. C u an d o el proceso de
concentración en Eslovaquia alcanzó su punto culm inante, la R S H A em pezó a hacer
averiguaciones en el M inisterio de A su n tos Exteriores para trasladar a los judíos eslo
vacos del R eich. El experto en asuntos judíos del R eich, L egation srat Rademacher,
decidió que en vista de las duras m edidas tom adas en Eslovaquia propiam ente dicha, la
solicitud de la R S H A tal vez fuera concedida. Propuso que se le hiciera a Eslovaquia
una pregunta de co rtesía1407. Su propuesta la respaldaron el Staatssek retar Weizsácker,
el U nterstaatssekretar W orm ann, de la D ivisión Política, y el director de la División
Jurídica. Poco después, el enviado de A lem an ia en Eslovaquia, H an ns Elard Ludin,
inform ó de que el gobierno de este país había con sen tido la deportación de los judíos
eslovacos residentes en el Reich. Los eslovacos sólo se reservaban el derecho de con
fiscar las propiedades de estas person as1408. El siguiente paso era la deportación de los
judíos residentes en la propia Eslovaquia.
Ya en junio de 1940, el gobierno eslovaco había prom etido enviar 120.000 trabaja
dores a A le m an ia 1409. Por aquellos días, varios países tenían aún m ano de obra exce-
dentaria, y el Reich podía con tratar a la «crem a de los d esem pleado s*. En octubre de
1941, el núm ero de trabajadores eslovacos en A lem an ia era, de hecho, de 8 0 .0 3 7 141C.
En ese punto, sin embargo, la situación del trabajo en Eslovaquia había cam biado, y en
noviem bre de 1941 el gobierno eslovaco ofreció sustituir los eslovacos por 10.000-
808
20.000 ju d ío s1411. Los alem anes, que aún estab an bu scan do lugares para deportar a los
judíos del R eich, no reaccionaron a la oferta. En enero de 1942, los eslovacos repitie-
ron la propuesta, m encionando 20.000 judíos. Esta vez, H im m ler aprovechó la oportu
nidad, ordenando a la R S H A que presentara una solicitud a través del M inisterio de
A suntos Exteriores para la deportación de «2 0 .0 0 0 judíos jóvenes y fuertes» al Este.
Inm ediatam ente, el M inisterio de Exteriores redactó nuevas instrucciones para su lega
ción en Bratislava.
De nuevo los docum entos pasaron de una m esa a otra, esta vez para que los firm a
ran Weizsacker, Luther, W orm ann y H einburg. C u an d o el gobierno eslovaco expresó su
«satisfecha concurrencia» con la deportación de los «20.000 judíos jóven es y fuertes»,
Himmler propuso la deportación inm ediata de estas víctim as, para liberar a Eslovaquia
de los judíos. Se redactaron instrucciones por tercera vez, y Eslovaquia aceptó de
1412
nuevo^ .
El acuerdo de deportación contenía dos disposiciones especiales: una era una co n
cesión a los eslovacos, y la otra una exacción por parte de los alem anes. La concesión
estipulaba que no se perm itiría que las deportaciones produjeran dificultades internas;
es decir, que no se tom arían m edidas que provocaran el antagonism o de las iglesias
hasta el extrem o de am enazar la estabilidad interna de Eslovaquia. La exacción co n sis
tía en una factura presen tada por el R eich al gobierno eslovaco en concepto de «a c o
m odación, alim entos, vestim enta y reciclaje profesional [Unterbringung, Verpflegung,
Bekleidung und Um schulung]»1413.
La tarifa por estos gastos ficticios era de al m enos 500 R eichsm ark por cabeza, o 45
millones de R eichsm ark si se deportara a los 9 0.000 judíos eslovacos. D ad o que la can
tidad total recau d ad a por el gobierno eslovaco en su im puesto sobre los bienes patri
m oniales registrados por los judíos era de sólo 56 m illones de m arcos, los alem anes e sta
ban exigiendo h asta un 80 por 100 de la exacción fiscal im puesta por el gobierno
eslovaco a los judíos. C o m o explicó la R S H A , sin em bargo, tal can tidad era necesaria
porque la productividad de los trabajadores judíos en las prim eras fases siem pre era
extraordinariam ente b a ja 1414. Para sorpresa del M inisterio de A su n tos Exteriores, las
1411 Ivan K a m e n e c , «The D eportation of Jewish Citizens from Slovakia in 1942», en Dezider Toth,
recopilador, T h e Tragedy o f Slo v ak Jews, Banka Bystrica, 1992, pp. 81-105, en pp. 8.3-86. Y. Bauer, Jew s
for S a le 2, cit., pp. 65-67.
1412 M em orando de Luther, 21 de agosto de 1942, N G -2586-J.
1413 Luther a la legación en Bratislava, 20 de marzo de 1942, C au sa contra N ovak, Landesgericht
für Strafsachen, Viena, 1416/61, vol. 17, p. 289.
1414 Wisliceny al Ministerialrat Dr. Griininger (legación), adjuntando su proyecto de acuerdo para
comprobar cuál sería la forma adecuada, 25 de abril de 1942, Policía de Israel, 282. En Eslovaquia se
esperaba al Stubaf. R R Suhr del IV-B-4 para las negociaciones propiamente dichas. Ministerio de A su n
tos Exteriores/ Pol. IV-2 a la Legación alemana en Bratislava, 21 de abril de 1942, Policía de Israel, 1272.
809
autoridades eslovacas aceptaron «sin presión alem ana a lg u n a »1415. Sólo después descu
brirían los alem anes que la com binación entre obligación de pago y con cesión eclesiás
tica era m ala diplom acia, porque ahora a los eslovacos se les había dicho en efecto que
podían ahorrar dinero exim iendo a los judíos bautizados.
A lcanzado un acuerdo de principio, la cooperación germ ano-eslovaca pasó a la
siguiente fase: el calendario de transportes. El 20 de marzo de 1942, Luther comunicó
por escrito a Ludin que transcurridos pocos días se celebraría una reunión con los ferro
carriles en N assau para planear los prim eros 30 trenes, que saldrían en marzo y en abril.
U n representante del M inisterio de Transportes eslovaco debía participar en la confe
rencia1416. Los alem anes querían vagones eslovacos, y el m inistro de Transportes eslo
vaco, Stan o, m anifestó que no los tenía. D ebido a que la escasez eslovaca de vagones
era real, los alem anes no podían estar seguros de si les habían dado una razón o una
excu sa1417. A m ediados de mayo, sin em bargo, el Sturm bannführer G ü n th er pudo
com unicar a la oficina de Eichm ann que, para alivio de los alem anes, que se enfrenta
ban a una difícil situación de tráfico en el Reichsbahn, los eslovacos proporcionarían el
m aterial rod an te1418. En junio, las discusiones sobre nuevos transportes se trasladaron
a B ratislava. Para estas deliberaciones llegaron a la capital eslovaca los siguientes altos
represen tan tes1419:
810
de grupo, y tan to el R eichsbahn com o el O stb ah n aceptaron la solicitu d 1420. U n a p e
queña rebaja para la gran contribución eslovaca.
Varias sem anas antes de que el primer tren saliera de territorio eslovaco, los judíos
habían recibido indicaciones de lo que iba a ocurrir. Los pusieron sobre aviso las m edi
das preparatorias, los discursos oficiales y los rum ores. A com ienzos de marzo, la estre
lla que llevaban los posibles deportados se aum entó de tam año, y a los judíos se les
prohibió cam biar de dom icilio1421. El propósito de estas m edidas estaba claro, porque
idénticas norm ativas habían precedido a las deportaciones que se estaban produciendo
en el propio Reich. Tam bién por entonces, el m inistro del Interior, M ach, dirigiéndose
a una convención de G auleiter eslovacos en la ciudad de Trencín, declaró que el p u e
blo eslovaco estaba im paciente por resolver el problem a judío, pero que ahora éste se
resolvería de m anera totalm ente defin itiva1422. En Budapest, el nuncio papal, m on se
ñor A n gelo R otta, recibió una n ota judía, sin fechar, enviada desde Bratislava. En ella
se decía: «Estam os con den ados a la destrucción. Sabem os con certeza que nos van a
transportar a Polonia (L u b lin )»1423. A m ediados de marzo, en Eslovaquia había rum o
res de que las deportaciones eran in m in en tes1424.
El 25 de marzo, el Servicio de Seguridad inform ó de que el representante del Vati
cano, Burzio, había entregado una n ota de protesta al presidente Tiso, tam bién sacer
dote. A dem ás, los obispos católicos, luteranos y ortodoxos griegos habían escrito al pre
sidente. Todos los preparativos para las deportaciones estab an ya term inados, y cuando
el m inistro del Interior M ach dijo al presidente que estaba dispuesto a seguir adelante,
se dijo que T iso le había pedido algo vagam ente a M ach que no le com unicara m ás
sobre este asunto; no quería saber n ad a al re sp e cto 1425.
1420 R B D Vienna (firmado Dr. Bockhorn) al M inisterio de Transportes eslovaco, copias al RBD
Dresden, RBD O ppeln, V K 1 Vienna, y al M itteleuropaisches Reisebüro, 27 de abril de 1942, Yad
Vashem M -5/18 (1). M inisterio de Transportes eslovaco a Gedob, Krakau y al R B D Vienna, 12 de
agosto de 1942, M-5/18. R B D Vienna (firmado por el Dr. Zacke) al M inisterio de Transportes eslo
vaco, 22 de agosto de 1942, M-5/18 (carpeta no numerada). Gedob al Ministerio de Transportes eslova
co, 23 de septiembre de 1942, M -5/19 (1).
1421 D o n au ze itu n g (7 de marzo de 1942), Belgrado, p. 3.
1422 Ibid.
1423 Rotta al cardenal Maglione, 13 de marzo de 1942, adjuntando la nota judía, en Secrétairerie d ’E-
tat de sa Sainteté, Actes el docum ents du Sain t Siége rehtifs á la Seconde G u erre M ondiale, vol. 8, Vaticano,
1974, pp. 457-458. Véase también la comunicación enviada por el secretario de Estado del Vaticano a la
legación eslovaca, 14 de marzo de 1942, expresando ansiedad por la inminente expulsión de 80.000
judíos a Galitzia y a Lublin sin prestar atención a su confesión religiosa. Ibid., pp. 459-460.
1424 D o n au ze itu n g (21 de marzo de 1942), Belgrado, p. 3.
142’ U Stuf. Urbantke (Servicio de Seguridad en Eslovaquia), al HStuf. Herrmann (Servicio de
Seguridad en Viena), 25 de marzo de 1942, T 175, Rollo 584- Este informe no es idéntico al otro de
la misma fecha.
81 I
El 26 de marzo comenzaron las deportaciones1426. La redada la llevaron a cabo en
gran parte guardias a tiempo parcial de la Hlinka, a los que pagaban por día de traba-
jo, la gendarmería eslovaca contratada a tiempo completo, y voluntarios de las SS de
etnia alemana (Freiwillige Schutzstaffel, o FS). De los guardias de la Hlinka, algunos de
los «elementos más oscuros» se habían presentado voluntarios para la tarea. Golpeaban
a los judíos sin contemplaciones y les quitaban todo tipo de pertenencias personales,
con la teoría de que lo que no se llevaran los eslovacos lo cogerían después los alema
nes. Pero para muchos de los observadores, el grueso de las víctimas eran trabajadores
comunes como ellos, y durante este breve momento final los pobres tendieron a poner
se de parte de los pobres1427.
El propio Servicio de Seguridad alemán criticó fuertemente la corruptibilidad de la
Guardia Hlinka, de los abogados y de los sacerdotes. Caricaturizó a un abogado eslova
co por llorar como un niño y decir que los judíos iban a Ucrania, donde a los gordos los
cocerían para convertirlos en jabón y a los delgados los convertirían en abono artifi
cial1428. A l mismo tiempo, el Servicio de Seguridad compartía la evaluación realizada
por los observadores locales de que la masa deportada consistía en los judíos pobres, los
«de túnica harapienta», los judíos sin influencia, los que parecían mendigos cargados
con sacos (Pinkeln) que contenían todas sus pertenencias al hombro. Los «grandes
delincuentes ricos judíos» (Grossverbrecher) habían escapado1429.
¿Qué hicieron los judíos ante la catástrofe? El Consejo Judío Central fue atraído a
la operación con todos sus recursos. Desde abril de 1941 hasta finales de 1943 estuvo
dirigido por Arpad Sebestyén, antiguo director de una escuela judía ortodoxa y hombre
suficientemente débil como para haber inspirado un chiste judío según el cual si alguna
vez le hubieran ordenado cumplir la sentencia de ahorcar a todos los judíos de Eslova-
quia, él sólo preguntaría si la Ustredña Zidov tenía que suministrar las cuerdas. El chiste,
de acuerdo con su sucesor, se hizo realidad cuando Wisliceny anunció al Consejo Central
que las deportaciones eran inminentes, y Sebestyén afirmó que la Zentrale llevaría a cabo
con su mejor disposición todas las tareas y deberes que le exigieran1430.
Dentro de la ÜZ, dos secciones adquirieron importancia durante este periodo.
Una, sobre emigración, dirigida por Gisi Fleischmann, intentaba facilitar la huida de
812
judíos e informaba sobre el movimiento de trenes hacia la A lta Silesia en correspon
dencia con representantes judíos en G inebra1431. La otra, para tareas especiales, bajo
la dirección de Karel Hochberg, hacía listas de las víctimas presas en los campos pro
visionales de Zilina, Nováky y Patronka. Hochberg, de acuerdo con la descripción de
su sucesor Sebestyén (N eum ann), era un hombre joven que había suplicado a la UZ
que le diera trabajo para mantener a su madre. Trabajaba en la sección estadística y
pronto se reveló como un ser histérico, paranoico, hambriento de poder y dado a la
intriga. Se congració con Wisliceny y, afirma Neum ann, debía su posición al hombre
de las SS. En cualquier caso, la ÚZ fue incapaz de sustituir a H ochberg o de impedir
su trabajo1432.
Los frecuentes informes redactados por la sección de tareas especiales nos ayudan a
dilucidar su función. El 12 de junio, por ejemplo, Hochberg escribió que el transporte
inás reciente había sido el «mejor que hemos reunido de las aproximadamente 13.000
personas que hemos registrado hasta el momento». Atribuía este éxito al cribado pre
vio. Todos los individuos con derechos de exención medianamente fundados habían
sido apartados para un transporte posterior, y como resultado ni un solo nombre de las
1.000 personas anotadas en la lista había sido tachado. A buen seguro, la sección de
tareas especiales había superado por primera vez el límite de edad de los sesenta años,
y las categorías eran, en consecuencia, las siguientes1433:
1431 Fleischmann al Dr. Adolf Silberschein (Ginebra), 27 de julio de 1942, Yad Vashem M-7/2-2.
1432 O. Neumann, Im Schatten des Todes, cit., pp. 74-78.
1433 Informe número VI sobre las actividades de la Ustredfta Zidov/Sección para Tareas Especiales/
Grupo I Este en Nováky (firmado Hochberg), 12 de junio de 1942, Yad Vashem M-5/18(7). Véanse
también otros informes incluidos en la misma carpeta.
813
ocultos1454. La huida a Hungría se produjo en un goteo continuo hasta que, a finales de
año, aproximadamente 7-000 judíos -casi la décima parte de los judíos eslovacos- ha-
bían encontrado refugio en ese país143’ . M uchos que no se ocultaron en los bosques ni
huyeron a Hungría buscaron la protección dentro del país convirtiéndose al cristianis
mo. N o existen estadísticas para calcular el número de conversiones que se produjeron
durante la fase de deportación, pero es seguro que la cifra ascendió a m iles1436.
Aunque la Iglesia dominante en Eslovaquia era la jerarquía católica, las noticias
periodísticas indican que el mayor número de conversiones recayó en las Iglesias pro
testante y griega ortodoxa143'. La desbandada hacia estas confesiones difícilmente cons
tituyó una cuestión de preferencia religiosa. En aquel momento a los judíos no les inte
resaba la teología, y no abrazaron el protestantismo o el cristianismo ortodoxo en lugar
del catolicismo por razones que implicaran principios religiosos. Simplemente, la opción
la dictó en parte la Iglesia católica, que no concedía el bautismo a la ligera. Esperando
que el solicitante fuera sincero, insistía en dar instrucción, preparación y meditación
religiosa1438. Con las deportaciones de por medio, los judíos no podían satisfacer dichos
requisitos. N o tenían tiempo suficiente.
Se podría preguntar por qué los judíos se molestaban en hacerse cristianos de cual
quier confesión. ¿Qué protección podían esperar obtener de las iglesias? El código eslo
vaco de 1941 había definido el término «judío» en función del principio de Losener, y
la religión de la víctima no influía en dicha definición. Lo decisivo era la religión de sus
abuelos. De hecho, los conversos recientes fueron deportados a Auschwitz y a Lublin
14,4 D on auzeitun g (17 de abril de 1942), Belgrado, p. 3. D ie Ju d en frag e, 15 de mayo de 1942, p. 102.
Mj5 D on auzeitun g (1 de mayo de 1942), Belgrado, p. 3. Morávek, de la Oficina Central de Eco
nomía, informó de que a mediados de mayo habían huido ya 5.000. Ibid., 21 de mayo de 1942, p. 3.
El Dr. Vasek (experto en asuntos judíos, Ministerio del Interior eslovaco) informó en noviembre de
que 7.000 judíos habían cruzado la frontera. Ibid., 3 de noviembre de 1942, p. 3. Funcionarios sio
nistas de Budapest contaron entre 6.000 y 8.000 refugiados a finales de 1943. Rezso Kasztner (Rudolf
Kastner), «Der Bericht des jüdischen Rettungskomitees aus Budapest 1942-1945» (posguerra, mime-
ogtafiado, en la Biblioteca del Congreso estadounidense), p. 9. Kastner era presidente asociado de la
Organización Sionista de Hungría.
Ms<> Yasek cifró en 6.000 el número de judeo-cristianos convertidos después de 1939 y no depor
tados en noviembre de 1942. D on au zeitu n g (3 de noviembre de 1942), Belgrado, p. 3. Veesenmayer
calculó que el número total de judíos conversos en Eslovaquia al final de 1943 era de 10.000. Memo
rando de Veesenmayer, 22 de diciembre de 1943, NG-4651. Un cálculo algo anterior publicado en el
D o n au zeitu n g de Belgrado el 18 de mayo de 1943, p. 3, hablaba de 15.000. Ninguna de estas fuentes
revela cuántos de estos judíos se habían convertido antes de 1939 y cuántos judeo-cristianos habían
sido deportados en 1942.
1437 D o n au ze itu n g (1 de septiembre de 1942), Belgrado, p. 3; 20 de junio de 1943, p. 3.
1438 Véase la descripción de las actitudes de las diversas confesiones cristianas en el informe de
Urbantke a Herrmann, 3 de septiembre de 1942, T 175, Rollo 584.
814
con el resto de los judíos, para morir allí como cristianos; pero aun así las conversiones
no cesaron. Los judíos se aferraban a un clavo ardiendo, aunque a su alrededor los «cris-
tianos nuevos» se estuvieran ahogando.
N o obstante, las conversiones alarmaron al gobierno eslovaco. El 26 de marzo de
1942, día que comenzaron las deportaciones, el ministro del Interior, Mach, habló por la
radio. Los ciudadanos eslovacos, declaró, no se dejaban influir por el llanto de los judíos
que en estos momentos querían suscitar lástima, aunque no se enfrentaban a otro peli
gro que el trabajo. Nadie podía salvarlos de esta obligación de trabajar, ni siquiera esos
sacerdotes que ahora los estaban bautizando. La cuestión judía en Eslovaquia, concluyó
Mach, se resolvería de manera humanitaria, sin violentar los principios cristianos1439.
Desde el órgano de los habitantes de etnia alemana, el Grenzbote, la crítica fue más
ruidosa. Calificaron los bautismos de blasfemia, y a los eclesiásticos que los practicaban
los acusaron de tener razones económ icas1440. Dos pastores calvinistas, Puskas y Sedivy,
fueron posteriormente detenidos, y al segundo lo acusaron de haber celebrado al menos
717 bautism os1441.
Mientras tanto, ¿qué hicieron las iglesias para proteger a los antiguos conversos, que
ya eran cristianos antes de que se iniciaran las deportaciones? N o permanecieron ocio
sas, ya que el 15 de mayo de 1942 sucedió algo: el Parlamento eslovaco promulgó una
ley de deportación. En líneas generales no se trató de una ley extraordinaria. Era una
medida para confiscar las propiedades abandonadas por los judíos; en otras palabras,
homologa a la Undécima Ordenanza sobre la Ley de Ciudadanía del Reich. Sin embar-
go, la medida eslovaca incluía una disposición que estuvo a punto de provocar sínco'
pes a los alemanes: una nueva definición del término «judío»: esta revisión llegaba un
poco tarde, porque ya habían sido deportados 30.0001442. N o obstante, tuvo un efecto
inmediato sobre el avance de la operación, porque aún había 60.000 judíos en el país.
La ley establecía que en adelante judío era cualquier persona que perteneciera a la reli
gión judía o que se hubiera convertido después del 14 de marzo de 19391443.
Debería señalarse que la tercera definición se parecía mucho a la primera, e incluso
la superaba en indulgencia. N o eximía a todos los conversos, pero sí a todos los que se
habían convertido antes de la fundación del Estado eslovaco, y esa fórmula era más
815
aceptable para las iglesias que el decreto de septiembre de 1941. Además, la ley conté-
nía otras exenciones numéricamente incluso más importantes. Para empezar, la exen
ción concedida a los judeo-cristianos se extendió automáticamente a los miembros de
su familia, incluidos esposa (o esposo), hijos y padres. Además, la ley eximía de la
deportación a las denominadas categorías esenciales: profesionales liberales, poseedo
res de certificados de trabajo, y los empresarios restantes. A éstos se les permitía que
darse, junto con sus esposas e hijos. Finalmente, la ley eximía a todos los judíos casados
con no judíos1444.
A las autoridades eslovacas les había quedado claro que las deportaciones tenían sus
costes. Uno de ellos era la presión eclesiástica. Otro era el pago que los alemanes exi
gían por cada judío deportado. El tercero era el creciente reconocimiento de que no
sería fácil sustituir a los deportados y a los fugitivos. Así, un maderero mayorista alemán
comunicó al Servicio de Seguridad después de un viaje a Eslovaquia que los trabajado
res eslovacos especializados en cualquier profesión, como la contabilidad, estaban
pidiendo, y recibiendo, «salarios de fábula» (Phantasie Gehalter) » 144-.
Debería mencionarse que el Vaticano estaba descontento a pesar de estas mitiga
ciones. El Parlamento eslovaco había puesto su sello de aprobación a la deportaciones,
y los sacerdotes que eran miembros de la asamblea legislativa habían votado a favor de
la ley o se habían abstenido. A l cardenal secretario de Estado Maglione, esa colabora
ción clerical le resultó am arga1446.
Los propios alemanes no sabían al principio cuántos judíos quedaban exentos por la
ley de deportaciones, y la maquinaria destructiva siguió adelante hasta que, a finales de
junio, se ralentizó y estuvo a punto de paralizarse. El 26 de junio, el primer ministro
Tuka, el enviado alemán Ludin, y su experto en asuntos judíos, el Hauptsturmführer
Wisliceny, se reunieron en conferencia. Quien más habló fue Wisliceny, que resumió el
estado de las deportaciones hasta esa fecha. H abían deportado a un total de 52.000
judíos, y quedaban 35.000. Muchos de los judíos restantes poseían «cartas protectoras»
(Schutzbríefe) que certificaban que el portador era esencial para la economía. Esas car
tas, señalaba Wisliceny, habría que someterlas a revisión antes de poder seguir adelan
te. La revisión habría que llevarla a cabo invitando al empleador eslovaco a testificar
sobre la prescindibilidad de sus trabajadores judíos. Wisliceny elogió entonces la Divi
sión de Asuntos Judíos del Ministerio del Interior eslovaco (División 14), que, afirmó,
funcionaba muy bien, aparte de su director (Dr. Vasek). El Ministerio de Transportes
eslovaco también se había mostrado muy cooperativo.
1444 Ibid.
1445 Servicio de Seguridad en Hamburgo al Servicio de Seguridad en Viena, 25 de junio de 1942,
T 175, Rollo 583.
1446 J. F. Morley, Vatican Diplomacy and the Jews during die Holocaust, 1939-1945, cit., p. 86.
816
El primer ministro Tuka señaló que, en una reunión del Consejo de ministros man
tenida el día anterior, el gobierno había decidido que cada ministerio que hubiera emiti
do cartas protectoras a los judíos debía notificar al Ministerio del Interior cuáles eran las
personas afectadas, para que este Ministerio pudiera llevar a cabo una «revisión». A con
tinuación Tuka quiso saber qué problema había con el director de la División de Asuntos
Judíos, perteneciente al Ministerio del Interior (Dr. Vasek), a quien Wisliceny se había
negado a elogiar.
Wisliceny replicó que mientras que M orávek (el jefe de la Oficina Económica) era
«limpio y categórico» (sauber und kompromisslos) , el Dr. Vasek era un negociador que se
había dedicado a establecer acuerdos con todo el mundo, de forma que tenía las manos
atadas. Vasek, en opinión de Wisliceny, sería incapaz de llevar a cabo la revisión de las
cartas protectoras1447. Con esta nota amarga terminó la reunión.
El mismo día, Ludin escribió al Ministerio de Asuntos Exteriores que 35.000 judíos
habían recibido legitimación especial, que las deportaciones eran impopulares, y que en
Eslovaquia había empezado la contrapropaganda británica. N o obstante, continuaba la
carta, Tuka estaba dispuesto a seguir adelante, y de hecho le había pedido a Ludin que
intentara aplicar una mayor presión diplomática sobre el gobierno eslovaco1448.
La extraña solicitud por parte de un primer ministro de que se presionara a su propio
gobierno sólo se puede entender en función de la mentalidad de satélite. A un político
satélite no le gusta contestarle a su jefe. En consecuencia, dice: «Me gustaría hacerlo, pero
mis colegas se oponen. Presiónelos» Tan pronto como se ejerce presión sobre otro, el juego
comienza de nuevo. En cualquier caso, el Ministerio de Asuntos Exteriores alemán deci
dió cumplir lo propuesto. Redactaron una nota en la que establecían que la decisión eslo
vaca de eximir a 35.000 judíos de la deportación estaba causando «muy mala impresión»
en Alemania, particularmente después de la anterior cooperación eslovaca. Sin embargo,
el borrador se juzgó demasiado brusco, y alguien tachó las palabras «muy mala impresión».
A cambio, el Ministerio de Asuntos Exteriores dijo que la exclusión de los 35.000 judíos
había causado «sorpresa» en los alemanes1449. Y, en cierto modo, era una sorpresa.
Después de estos esfuerzos llevados a cabo por el Ministerio de Asuntos Exteriores a
finales de junio, la operación continuó a un ritmo decreciente. En julio, reunieron a algu
nas de las víctimas más vulnerables, incluidas personas hospitalizadas e internadas en ins
tituciones públicas1450. De acuerdo con un cómputo definitivo realizado por el Ministerio
817
de Transportes eslovaco, entre marzo y octubre de 1942 se habían realizado 57 transportes,
con 57.752 judíos. 19 de los trenes salieron con 18.746 deportados hacia Auschwitz, y 38,
con 39.006 hacia Nal^czów, una estación situada a unos 20 kilómetros de Lublin1451. En
el distrito de Lublin, unos 9.000 deportados, principalmente varones jóvenes, fueron
enviados al campo de Lublin (Majdanek), y 30.000, mayoritariamente ancianos o familias
con niños, fueron distribuidos en pequeñas poblaciones y aldeas de las que ya habían
sido deportados los judíos polacos14’2. A un total de 24-378 judíos de estos 30.000 los tras
ladaron a Sobibór para gasearlos1453. En este tiempo, unos 6.000 judíos huyeron a Hungría
y al final quedaban en Eslovaquia 24.00014s4.
Los diplomáticos alemanes nunca dejaron de presionar. Incluso intentaron hacer una
concesión. Volviendo al pago de 500 Reichsmark per cápita, el Ministerio de Asuntos
Exteriores alemán adoptó una actitud benévola. Quizá, razonó, si los eslovacos pudieran
conseguir algo más de dinero, los alemanes se llevarían unos cuantos judíos más.
Durante las negociaciones referentes a las propiedades de los judíos eslovacos residentes
en Alemania y a las propiedades de los judíos alemanes residentes en Eslovaquia, el Minis
terio de Asuntos Exteriores (de acuerdo con el procedimiento establecido) propuso la adop
ción del «principio territorial». Los eslovacos se mostraron desconfiados. Pensaron que
podrían perder en el canje. Entonces los alemanes sugirieron que el principio territorial tal
vez les resultara aceptable a los eslovacos si el pago per cápita que tenían que realizar por
los judíos deportados se reducía de 500 a 300 Reichsmark. Esa diferencia, se sostenía,
cubriría con creces cualquier discrepancia en el valor de las propiedades abandonadas.
En este punto, sin embargo, el Ministerio de Economía señaló que Alem ania ya le
debía a Eslovaquia 280 millones de Reichsmark y que, por consiguiente, no podía
«renunciar» a ninguna divisa extranjera (auf keine Devisen verzichten) l4” . En la corres-
1451 Vlasta Kladivova, «The Fate of Jewish Transports from Slovakia to Auschwitz», en D. Toth
(recop.), T h e Tragedy of Slo v ak Je w s, cit., pp. 143-173. Korherr, estadístico de las SS, calculó 56.691
en una tabulación que incluía hasta el 31 de diciembre de 1942, y 57.545 a 31 de marzo de 1943.
Véase el informe que presentó el 19 de abril de 1943, NG-1943. Una fuente judía habla de 57.839.
Testimonio del Dr. Bedrich Steiner (Sección Estadística de la UZ), transcripción del juicio contra
Eichmann, 24 de mayo de 1961, sesión 50, p. W l.
1452 Jozef M a r s z a l e k , M ay d an ek , Reinbek bei Hamburg, 1982, pp. 74-75. Desde Majdanek 1.400
judíos fueron deportados a Auschwitz tras una breve parada. Danuta CZECH, K ale n d ariu m der E reig
nisse im K on zen tration slager A u sch w itz-B irk en au 1 9 3 9 - 1 9 4 5 , Renbek bei Hamburg, 1989, entradas
correspondientes al 22 de mayo y al 30 de junio de 1942, pp. 215 y 238.
1453 Adaibert Rückerl, N S-V em ich tu n g slag er, Munich, 1977, p. 156.
1454 1. Kamenec, «The Deportation of Jewish Citizens from Slovakia in 1942», en D. Toth (recop.),
T h e Tragedy o f Slo v ak Je w s, cit., p. 101.
1455 Luther, a través de la División Política y Comercial, a Weizsacker, 29 de enero de 1943, NG-
5108. Mientras tanto, el Banco Nacional Eslovaco parece haber asignado sólo 100 millones de coro-
818
potidencia oficial alemana había otra pregunta no declarada: si, en cualquier caso, una
reducción de 200 Reichsmark induciría al gobierno eslovaco a entregar más judíos si los
eslovacos sospechaban la verdadera naturaleza del «reasentamiento». A este respecto,
el primer ministro eslovaco, Tuka, ya había hecho una peculiar solicitud el 18 de abril
de 1942. Quería que Ludin firmara un tratado con Eslovaquia por el cual Alemania se
comprometiera a no devolver a los judíos evacuados y que también estableciera la
renuncia alemana a reclamar los bienes de los judíos en Eslovaquia1456. Se podría inter
pretar que dicha propuesta era una medida de precaución un tanto redundante para eli
minar todos los obstáculos a la confiscación eslovaca de las propiedades judías abando
nadas. Pero iy si la maniobra estaba provocada por el deseo de establecer una fachada
de ignorancia? Con dicho acuerdo en la mano, Tuka siempre podría afirmar que él des
conocía por completo cuál era el verdadero destino de los judíos. ¿Por qué si no podría
haber exigido una garantía de que no volverían? Al ministro alemán, por su parte, le
desconcertó la exigencia de garantías por escrito. Sobre tales cuestiones, señaló Ludin,
el Reich no podía firmar tratados, aunque él estaba dispuesto a pedir permiso para ofre
cer a Tuka las deseadas garantías en forma de nota verbal14’7.
Poco tiempo después de que se iniciaran las deportaciones, el Vaticano entró en
escena. Tuka recibió dos notas. En ellas, el Vaticano explicaba que no era correcto
suponer que los judíos serían enviados al Generalgouvernement para realizar servicios
de trabajo; la verdad era que allí los estaban aniquilando1458
Enseguida, se fueron filtrando en Eslovaquia más noticias sobre las matanzas; no
sólo en los círculos del gobierno, sino también entre la gente. En julio de 1942, un
grupo de 700 «asocíales» de etnia alemana fueron «reasentados» fuera de Eslovaquia.
Cuando los «asocíales» estaban a punto de salir, empezó a circular el rumor de que los
«reasentadores» los «hervirían para hacer jabón» (zur Seife verkocht werden) I439. Ese rumor
hacía referencia a la creencia popular de que en los centros de exterminio los alemanes
convertían la grasa humana en pastillas de jabón.
Los alemanes estaban preparados para las noticias y los rumores de que los judíos
eslovacos estaban muertos. Para combatir estas revelaciones, expandieron sus propias
noticias falsas. Los relatos alemanes presentaban muy detalladamente una vida tolerable
ñas (aproximadamente un tercio de la cantidad debida) para el pago. L. Lipscher, Die Juden im sb-
wakischen Staat 1939-1945, cit., p. 119.
1456 Ludin al Ministerio de Asuntos Exteriores, 18 de abril de 1942, NG-4404.
1437 Ibid. Nota verbal de la legación al Ministerio de Asuntos Exteriores eslovaco, 1 de mayo de
1942, Policía de Israel, 835.
14,8 Declaración jurada de Hans Gmelin, 15 de junio de 1948, NG-5291. Gmelin era miembro de
la legación alemana en Bratislava.
1459 Karmasin (jefe de los habitantes de etnia alemana en Eslovaquia) a Himmler, 29 de julio de
1942, NO-1660.
819
de los judíos eslovacos en el exilio. Se decía que tenían rabinos, médicos y dirigentes.
Los conversos disponían de sacerdotes. Había agua caliente y comedor infantil. Había
carne, leche y verduras suficientes. Los guetos disponían de tiendas. Había incluso una
cafetería judía. Los judíos eslovacos se mantenían con su trabajo, y su juez supremo,
Moszek Merin, recibía un salario mensual1460.
Tales historias no conseguían aquietar la preocupación y las dudas sobre el destino
de los judíos deportados. El nuncio en Bratislava, monseñor Giuseppe Burzio, mantu-
vo una larga conversación con Tuka a comienzos de abril de 1943- Temiendo más
deportaciones, Burzio sacó a relucir las «tristes noticias» sobre los deportados judíos en
Polonia y en Ucrania (s¿c). Todos hablaban de ello (Tutto il mondo ne parid). Tuka res-
pondió que no se iba a dejar influenciar por la propaganda judía, a la que ni siquiera el
Vaticano era inmune. Asistía a misa todos los días, comulgaba y confiaba en su con
ciencia y en su confesor. Exasperado, Burzio escribió al cardenal secretario de Estado:
«¿Vale la pena explicar a Vuestra Excelencia el resto de mi conversación con este hom
bre dem ente?»1461.
Por entonces, sin embargo, también los obispos eslovacos presionaban a Tuka. Diri
giéndose a Ludin, Tuka afirmó que un obispo le había hablado de que en Ucrania se
estaban produciendo ametrallamientos masivos y que no sólo m ataban a los hombres,
sino también a mujeres y niños. A ntes de la ejecución, los judíos tenían que cavar sus
propias tumbas. A los que no enterraban los hervían para convertirlos en jabón. Tuka
quería que una comisión eslovaca, compuesta por un diputado parlamentario, un perio
dista, y quizá un sacerdote católico, inspeccionara los campos a los que habían sido
enviados los judíos. La legación trasladó la solicitud al experto en asuntos judíos del
Ministerio de Asuntos exteriores, von Thadden, e, impotente, el Legationsrat trasladó
el delicado encargo a Eichm ann1462. He aquí la respuesta que Eichmann envió el 2 de
junio de 1943:
Con referencia a la propuesta hecha por el primer ministro Tuka al ministro alemán
en Bratislava de enviar una comisión m ixta eslovaca a uno de los cam pos judíos en ¡os
territorios ocupados, deseo declarar que Fíala, editor jefe del periódico Der Grenzbote
820
[periódico de los habitantes de etnia alem ana], ya ha realizado recientemente una ins
pección de este tipo en nombre de Eslovaquia.
C on respecto a la descripción de las condiciones en los campos judíos solicitada por
el primer ministro Tuka, habría que llamar la atención sobre la amplia serie de artículos,
acom pañados de numerosas fotografías, etc., publicados por este editor en los periódicos
Der Grenzbote, Slovak, Slovenska Politika, Gardiste, M agyar Hirlap, y el Pariser Zeitung [...].
Por lo demás, para contrarrestar los rumores fantásticos que circulan en Eslovaquia
sobre el destino de los judíos evacuados, habría que llamar la atención sobre las com uni
caciones postales de estos judíos con Eslovaquia, enviadas directamente a través del ase
sor de asuntos judíos en la legación alem ana en Bratislava [Wisliceny] y que, por cierto,
en febrero-marzo de este año ascendieron a más de 1.000 cartas y tarjetas postales. En lo
referente a la información aparentem ente deseada por el primer ministro Tuka sobre las
condiciones en los cam pos judíos, esta oficina no pondría objeción a cualquier posible
revisión de la correspondencia antes de remitirla a su dirección correspondiente146®.
146i Eichmann a von Thadden, 2 de junio de 1943, documento Steengracht 64. El Ministerio de
Asuntos Exteriores, insatisfecho, comentó el efecto negativo que tendría este rechazo. Von Thadden
a la RSHA, 14 de enero de 1944, Policía de Israel, 1017. Obsérvense las copias, fechadas el 15 de
octubre de 1943, de varias postales enviadas por Else Grün del «Campo de Trabajo de Birkenau» (el
campo de exterminio de Auschwitz) al Servicio de Seguridad de Bratislava, T 175, Rollo 583.
1464 Donauzeitung (3 de julio de 1943), Belgrado, p. 3.
H6j Veesenmayer a von Sonnleithner, 3 de julio de 1943, iNG-4749. Sonnleithner a Steengracht,
a través de Wagner, 5 de julio de 1943, NG-4749. Wagner a Ludin, 21 de julio de 1943, NG-4749.
821
En diciembre, Veesenmayer volvió a Bratislava. De pie en la sala de espera de Ludin,
pidió a Wisliceny un informe estadístico. Echando una ojeada a las cifras, le dijo a éste
que el Führer le había ordenado visitar al presidente eslovaco. Esta vez, dijo Veesen-
mayer, hablaría con Tiso «sin ambajes» (Fraktur reden) 1466.
A l terminar la «conversación» entre Veesenmayer y Tiso, el presidente eslovaco
aceptó poner a los 16.000'18.000 judíos no conversos restantes en campos de concen
tración. En esta operación, que debía completarse antes del 1 de abril de 1944, no se
concederían exenciones. Los judíos bautizados no se mencionaron. (Tiso era sacerdo
te.) Sin embargo, de los judíos cristianos se trató en una posterior conversación entre
Veesenmayer y el primer ministro Tuka. En ella, se acordó que los aproximadamente
10.000 judíos bautizados serían concentrados en un campo propio1467.
Lentamente, la Administración eslovaca empezó a hacer sus preparativos. En enero
de 1944 ordenó que todos los judíos de Bratislava se inscribieran en un registro poli
cial1468, y en febrero las autoridades policiales eslovacas y húngaras observaron nuevos
movimientos de judíos hacia Hungría1469. Pero el 1 de abril de 1944 los judíos no esta
ban concentrados. Claramente, los eslovacos dudaban.
A comienzos de mayo, los partisanos se dejaron sentir en el este de Eslovaquia, y el
gobierno eslovaco decidió evacuar a los judíos y a los checos de esta región hacia las
partes central y occidental del país1470. Cuando Tiso visitó a Hitler ese mes, se dijo que
el Führer había tranquilizado al presidente eslovaco, añadiendo que habría que avan
zar más en el campo económico y que «ahora habría que hacer algo respecto a los ju
díos» (Man müssejetzt etwas mit den Juden untemehmen) 1471.
En junio, cuando ya se estaban llevando a cabo las deportaciones en Hungría, Vee-
senmayer (entonces ministro alemán en Budapest) quiso reunirse con Ludin, el minis
tro en Bratislava, para planear conjuntamente el traslado de los judíos húngaros y de
los restantes judíos eslovacos1472. La reunión no tuvo lugar, porque Ludin había puesto
como condición la presencia de su indispensable asesor en asuntos judíos, Wisliceny,
que entonces se encontraba en Budapest, donde era igualmente indispensable para
Eichm ann1473.
822
Los judíos eslovacos tenían ahora otro respiro, pero el destino de los refugiados en
Hungría estaba sellado. Los alemanes y los húngaros presionaron al gobierno eslovaco
para que renunciara a proteger a los judíos de esta nacionalidad residentes en Hungría.
Los eslovacos declararon que les interesaba la repatriación de unos cuantos judíos, pero
se «desinteresaron» por el destino de los refugiados, particularmente de los «niños
huérfanos que recientemente habían cruzado la frontera húngara de manera ilegal»14'4.
A medida que avanzaba el mes de agosto, el Ejército Rojo se iba acercando cada vez
más a la frontera oriental eslovaca. A finales de agosto estalló una revuelta en el país,
y en un plazo de 48 horas el gobierno eslovaco se convirtió de régimen títere en una
sombra. El ejército eslovaco fue disuelto, y en su lugar se estableció una fuerza de segu-
ridad compuesta por elementos diversos, incluidos guardias de la Hlinka1475. Los ale
manes habían asumido el control absoluto.
Ahora llegó un nuevo personaje: el Obergruppenführer de las SS Gottlob Berger,
jefe de la Dirección General de las SS, jefe de la Führungsstab Politik en el Ministerio
para los Territorios Ocupados del Este, jefe de los campos de la Wehrmacht para pri
sioneros de guerra, y ahora Wehrmachtbefehlshaber en Eslovaquia. Berger permaneció
en Eslovaquia sólo cuatro semanas, pero su estancia fue decisiva1476. Junto con Berger
había llegado a Bratislava otro oficial de las SS : el Obersturmbannführer Witiska,
comandante de la Policía de Seguridad y del SD en Eslovaquia, y jefe del Einsatzgrup
pe H 1477. Los Sonderkommandos de Witiska penetraron en la nueva zona de combate,
mientras en la retaguardia reunían a todos los judíos. Ayudando a Witiska estaba
alguien con experiencia en cuestiones de deportación: el Hauptsturmführer Brunner
(Viena, Salónica y Francia)1478.
Desesperados, los dirigentes judíos de Bratislava presentaron a los alemanes un plan
de rescate. Propusieron que sus hermanos residentes en el extranjero pagaran dinero en
divisas a cambio de la seguridad de la comunidad restante. Los alemanes rechazaron la
propuesta. Durante años, el Ministerio de Asuntos Exteriores y las SS habían predica
do a sus aliados y a sus satélites que la deportación de los judíos era una necesidad, que
si no se los deportaba habría inquietud, problemas y revuelta. Ahora hubo una revuel
ta. Las SS necesitaban enormemente divisas extranjeras, pero Himmler necesitaba aún
más la confirmación de su teoría no comprobada. Berger había informado a Himmler
823
de que los judíos habían participado decisivamente en la revuelta. Ésa era confirmación
suficiente para el Reichsführer-SS, que nunca dudaba de la palabra de su antiguo confi
dente1479. Debería señalarse que, en cualquier caso, los judíos que vivían «fuera», en Suiza,
que ignoraban la actitud inflexible de Himmler, no presentaron ninguna oferta de dinero.
El Einsatzgruppe H, reforzado con la policía eslovaca y los guardias de la Hlinka, golpeó
en la región de Neutra el 7 de septiembre. Esta vez, los cuarteles generales de la guardia
Hlinka parecían menos ansiosos que en 1942, prefiriendo quedarse en la retaguardia y
permitiendo que los alemanes asumieran el papel dirigente1480. La población eslovaca
reaccionó de diversas maneras. Cuando la redada se extendió a la capital eslovaca, el
29 de septiembre, «la mitad de Bratislava» estaba de pie mirando el «espectáculo», feliz
de que la partida de los judíos de las empresas obligara ahora a los recientemente enri
quecidos arianizadores a trabajar un poco1481. A l mismo tiempo, las clases altas de la
sociedad eslovaca fueron «golpeadas como el rayo» por la acción y se preguntaron por
qué los alemanes la llevaban a cabo sin consultar al gobierno eslovaco1482.
Mientras tanto, el nuevo primer ministro eslovaco, Tiso (sin relación con el presidente),
se preocupó por los movimientos alemanes. El 4 de octubre de 1944, le dijo a Ludin que
unas semanas antes había aceptado que se concentrara a los judíos dentro del territorio eslo
vaco. Ahora, sin embargo, había oído que los alemanes, sin siquiera notificar al gobierno,
estaban a punto de sacarlos del país. Indudablemente, dicha acción provocaría dificultades
diplomáticas, ya que se esperaban protestas del Vaticano y también de Suiza. (Por «Suiza»
Tiso quería decir, en realidad, los Aliados occidentales.) Ludin respondió que ahora habría
que «resolver la cuestión judía radicalmente, en cualquier caso [aufalle Falle radíkal gelóst
werden müssej». De haber protestas extranjeras, Tiso debía señalar que el Reich le exigía a
Eslovaquia que tomara una solución radical. «En tal eventualidad -afirmó Ludin- estare
mos dispuestos a aceptar la responsabilidad por las medidas antijudías adoptadas aquí.»1483
Ribbentrop y Hitler pensaron que la explicación de Ludin era muy buena1484.
1479 Declaración jurada de Kurt Becher, 1 de marzo de 1948, NO-4548. Becher era Standarten-
führer y tenía competencias en cuestiones de rescate. Véase también la declaración jurada del Dr. Ru
dolf Kastner (vicepresidente ejecutivo del Comité de Rescate Judío en Budapest), 4 de agosto de
1947, NO-4824- Lipscher calculaba que había 1.397 hombres y 169 mujeres con nombre judío en
las unidades partisanas. Se incluye una unidad judía formada en el disuelto campo de trabajo de
Nováky. Las bajas se cuentan por cientos. L. Lipscher, Die Juden im Slowakischen Staat 1939-1945,
cit., pp. 163-176.
uso informe J e] Einsatzgruppe H/IH (firmado Nagel), 10 de septiembre de 1944, T 175, Rollo 583.
1481 Informe del Servicio de Seguridad de Bratislava, 29 de septiembre de 1944, ibid.
1432 Informe del Servicio de Seguridad de Bratislava, 3 de octubre de 1944, ibid.
1483 Ludin al Ministerio de Asuntos Exteriores, 4 de octubre de 1944, NG-5 100.
1484 Reinebeck (oficina del ministro de Asuntos Exteriores) a Wagner, a través de Steengracht y
Hencke, 10 de octubre de 1944, N G -5100.
824
La legación alemana recibió unas 6.000 apelaciones presentadas por las autoridades
y personas privadas eslovacas en nombre de judíos individuales. Todas las intervencio
nes fueron vanas. Witiska no estaba dispuesto a considerarlas. Tenía órdenes, dijo, de
enviar a todo el que fuera «sospechoso» o que «simpatizara» con los rebeldes al campo
de concentración de Sered1485.
En la redada capturaron aproximadamente a 13.000-14.000 judíos. De estas vícti
mas, 7.936 fueron transportadas a Auschwitz, 4-370 a Sachsenhausen y al «gueto para
ancianos» de Theresienstadt, y otros fueron fusilados en la propia Eslovaquia1486. Varios
miles de judíos consiguieron ocultarse.
En las últimas horas de la guerra, el Ministerio de Transportes eslovaco recibió una
factura del Reichbahn por los costes de las deportaciones de 1944, en la medida en que
el traslado de los judíos se realizó en territorio alemán. Los eslovacos alegaron que los
trenes habían salido como transportes militares alemanes (auf Wehrmachtfahrschein). El
plenipotenciario alemán (Bahnbevollmachtigter) en el Ministerio de Transportes eslova
co señaló que los trenes se habían procesado con la designación de la Wehrmacht sólo
para acelerar su avance, y no como forma de reducir la responsabilidad económica eslo
vaca. El pago, escribió, debía realizarse con los fondos obtenidos de las propiedades
judías confiscadas, y el organismo con jurisdicción en este asunto era la División 14 del
Ministerio del Interior eslovaco1487.
En total, unos 70.000 judíos habían sido deportados de Eslovaquia; 65.000 no vol
vieron1488. Y ésa fue la «solución final» en este Estado títere.
Siempre se puede aprender algo sobre el proceso de destrucción en un país del Eje exa
minando su actitud hacia la guerra. De alguna manera, el destino de los judíos de un Esta
do satélite de los alemanes estuvo siempre ligado a la medida del entusiasmo de dicho
Estado por la guerra. La aplicación del programa destructivo y la prosecución de la gue
rra muestran íntimos paralelismos, principalmente porque tanto los judíos como la guerra
825
estaban en función del deseo y la capacidad del satélite de resistir las exigencias alema
nas. En ningún país fue este hecho más evidente que en Bulgaria.
Bulgaria
Los búlgaros eran en parte aliados y en parte satélites. Al contrario que Eslovaquia
o Croacia, Bulgaria no debía su existencia a Alemania. Estaba en el bando alemán sólo
por razones oportunistas. Como resultado de dos conflictos perdidos, la Segunda Gue
rra Balcánica y la Primera Guerra Mundial, Bulgaria tenía disensiones territoriales con
todos sus vecinos.
Bajo el patronazgo alemán, las esperanzas de desagravio búlgaras se vieron realiza
das en una medida mucho mayor de lo que ningún optimista de Sofía pudiera haber
esperado razonablemente. En septiembre de 1940, Bulgaria recibió de Rumania la
Dobrudja meridional. En marzo de 1941, el ejército alemán fue admitido en Bulgaria, y
durante el siguiente mes el país adquirió M acedonia de Yugoslavia y la Tracia de Gre
cia. El dominio búlgaro se extendía ahora hasta el lago Ohrid (en la frontera con Alba
nia) por el oeste y hasta el mar Egeo por el sur.
Es importante señalar lo que los búlgaros hicieron después de alcanzar estos triun
fos. Había, por supuesto, tropas de ocupación búlgaras en M acedonia y en la Tracia. Sin
embargo, se cuidaron de limitar sus contribuciones militares a los confines de la «Gran
Bulgaria». No enviaron tropas armadas a luchar en frentes extranjeros, y no enviaron
fuerzas expedicionarias a Rusia. Cuando Alemania inició su campaña oriental, Bulga
ria ni siquiera le declaró la guerra al «enemigo bolchevique». También en el oeste los
búlgaros se mostraron reacios a adquirir enemigos innecesarios. Las declaraciones de
guerra contra las potencias occidentales se retrasaron tanto como fue posible, es decir,
hasta que Estados Unidos entró en la guerra.
Por su parte, Estados Unidos no tenía prisa por responder a las declaraciones de gue
rra de los Balcanes. El 2 de junio de 1942, cuando el presidente Roosevelt recomendó
al Congreso que reconociera el estado de guerra entre Estados Unidos y los países bal
cánicos, dijo:
Ése era el tipo de consideración que Bulgaria estaba ansiosa por provocar porque,
ante todo, los búlgaros querían mantener su seguridad. N o deseaban involucrarse irre
826
vocablemente en nada. Para ellos era vital mantener abierta una puerta trasera y una
ruta de escape libre. Querían, en resumen, jugar la partida de tal manera que hubiera
posibilidades de ganar y ningún riesgo de perder. Y cuando las potencias del Eje fueron
finalmente derrotadas, los búlgaros emergieron de su aventura sin la Tracia griega y sin
la Macedonia yugoslava, pero conservaron la Dobrudja meridional, que se habían ane-
xionado en 19401490.
La negativa búlgara a convertirse en socio de hecho y de derecho del Eje en la gue
rra se reflejó en una renuencia similar a tomar medidas irrevocables contra los judíos. En
los territorios ocupados de M acedonia y de la Tracia, donde Bulgaria estaba, por así
decirlo, realmente en guerra, los judíos fueron entregados a los alemanes para que éstos
los deportaran a Polonia. En la vieja Bulgaria, por el contrario, el proceso de destrucción
pasó por la definición, la expropiación y la concentración, y se paralizó antes de la fase
de deportación. Es como si el grado de implicación estuviera determinado de antemano.
La operación se paralizó como por una señal invisible que dijera, «hasta aquí, y basta».
La Vieja Bulgaria albergaba alrededor de 50.000 judíos1491, y aproximadamente 15.000
más se añadieron a la esfera de poder búlgara en los territorios recientemente adquiridos
de Macedonia y Tracia. Durante la guerra, una organización judía estadounidense reco
piló un libro1492 en el que los escritores lamentaban el destino de las comunidades judías
europeas recitando notables contribuciones de grandes judíos alemanes, franceses, italia
nos, etc. Cuando los editores llegaron a la sección búlgara, no encontraron nada especial
que decir sobre la comunidad judía de este país, y así señalaron de manera bastante apo
logética que los judíos búlgaros carecían de logros «espectaculares»1493.
De hecho, los judíos búlgaros no eran «esenciales». N o eran «indispensables». N o es
taban especialmente dotados de talento ni eran particularmente ricos. No atraían ni una
simpatía extraordinaria ni una hostilidad excepcional. No era necesario preservarlos y no
había razón para destruirlos. Eran una prenda en manos de una potencia oportunista; una
especie de mercancía excedente, con la que se podía comerciar para obtener ventajas
políticas. El Reich no consiguió destruir completamente a los judíos búlgaros porque no
pudo ofrecer suficientes beneficios a los cautelosos gobernantes búlgaros1494.
1490 De acuerdo con lo establecido en las condiciones de paz, Bulgaria tenía que pagar 25 millones
de dólares a Yugoslavia y 45 millones a Grecia en concepto de reparaciones. Sin embargo, Bulgaria
había obtenido diversos botines en los territorios ocupados. Además, es cierto que se convirtió en saté
lite comunista, pero ése es un destino que en Europa oriental abarcó a vencedores y vencidos por igual.
1491 En el censo de 1934 aparecían 48.565 judíos.
1492 I n s t i t u t e o f J e w i s h A f f a i r e s , H itle r’s Ten-Year W ar on the Je w s, Nueva York, 1943.
1493 Ibid., p. 113.
1494 Respecto a una historia detallada sobre el destino de los judíos búlgaros, véase Frederíck B.
C hary, T h e B u lg aria n Je w s an d the F in al Solution, 1 9 4 0 - 1 9 4 4 , Pittsburg, 1972. El libro de Chary se
basa en gran parte en fuentes búlgaras.
827
En el bando alemán, los principales protagonistas que ayudaron a decidir el destino de
los judíos búlgaros fueron el ministro Beckerle, el asesor sobre asuntos judíos Danecker, y el
agregado policial Hoffmann. Beckerle, como los demás emisarios alemanes en los Balcanes,
pertenecía a las SA . Sus relaciones con las SS, sin embargo, eran bastante buenas. De he
cho, Beckerle presidía la policía de Fráncfort cuando el Ministerio de Asuntos Exteriores lo
sacó de la jerarquía de Himmler y lo nombró ministro en Bulgaria1495. Dannecker no llegó
a Bulgaria hasta enero de 1943; hasta entonces había estado en Francia. El otro hombre de
las SS, Hoffmann, representaba al Grupo Agregado de la R SH A en Bulgaria1496.
Las principales autoridades del gobierno búlgaro en lo que a los asuntos judíos se
refiere fueron las siguientes1497:
Rey: Boris
Primer ministro: Filov (Bojilov)
Ministro de Asuntos Exteriores: Popov (Filov, Kirov)
Ministro del Interior: Gabrovski (Christov)
Ministro de Justicia: Mitakov (Partov)
Ministro de Finanzas: Bojilov
Comisario de Asuntos Judíos (desde 1942): Belev (Stomonjakov)
Como país del Eje, Bulgaria tenía algunas peculiaridades. Había un parlamento en
Sofía (la Sobranje) que realmente aprobaba leyes. Al contrario que el parlamento eslo-
vaco, no era completamente un organismo ratificador, porque en él se producían discu
siones, debates, protestas e incluso enmiendas de política. En junio de 1942, la Sobran-
je invistió al Consejo de Ministros de poderes plenarios en asuntos judíos, reservándose
sólo un veto legislativo sobre las decisiones tomadas por la rama ejecutiva1498. En este
punto, sin embargo, había otro factor de cierta importancia en el plano político: el rey
Boris. H asta Hitler respetaba al rey (o zar) búlgaro por su perspicacia 1499. Boris desplegó
parte de esa perspicacia en los asuntos judíos.
828
Uno de los personajes más importantes de la lista era el comisario Belev, cuyo cargo
se estableció en agosto de 1942. Mientras que el rey Boris estaba por encima del C on
sejo de Ministros, Belev estaba por debajo de él. N o poseía una autoridad ilimitada en
esta materia. Tenía que estar autorizado por la ley. A veces, la ley establecía que no
podía tomar medida alguna en una cuestión particular sin el consentimiento del C on
sejo de Ministros, y alguna vez el consentimiento del Consejo se vio frustrado por la
acción del rey. La búlgara era, por consiguiente, una maquinaria de precisión diseñada
para establecer tácticas retardativas y dilatorias, algo que los alemanes no descubrieron
de inmediato.
La primera ley antijudía pasó su primera lectura en el Parlamento en noviembre de
1940, mientras «diputados y ministros se acusaban entre sí de haber aceptado dinero de
los judíos»1500. La ley se promulgó el 21 de enero de 1941, en un momento en el que el
régimen búlgaro se estaba acercando a los brazos de los alemanes, durante el periodo
posterior a la adquisición del sur de Dobrudja pero antes de la ocupación de Macedo-
nia y de la Tracia. El alcance de la ley era amplio. Contenía disposiciones para la defi
nición, la expropiación y la concentración de los judíos. Por su efecto, no fue exacta
mente una ley suave, porque los búlgaros no empezaron con suavidad. El freno sólo se
aplicó más tarde, cuando las perspectivas de victoria alemana empezaron a desvane
cerse. Pero, por supuesto, la ley no había sido redactada por los alemanes. La autoría
búlgara se puede percibir en la definición, que difería considerablemente de la versión
de Lósener.
En la ley búlgara, una persona con tres o más abuelos judíos no era considerada judía
si se había casado por un rito cristiano con un búlgaro o búlgara antes del 1 de septiem
bre de 1940, y si estaba bautizada en el momento de publicarse la ley (21 de enero de
1941). La ley búlgara también especificaba que una persona con dos abuelos judíos no
debía considerarse judía, aunque estuviera casada con una persona judía, si se había bau
tizado antes del 1 de septiembre de 1940. Sin embargo, la ley admitía la posibilidad de cla
sificar como judía a una persona que sólo tuviera un abuelo judío si su progenitor medio
judío no estaba bautizado antes de la boda, o si no había asumido la fe cristiana como pri
mera religión1501. En resumen, la definición búlgara era algo más suave que la alemana en
b o o Ofieina del Censo de Correo Exterior (AuslandsbriefprüfsCelle) en Viena (firmado por Obstlt.
Gross) al OKW/Wi Rü, a la atención del Oblt. Beyer y al Ministerio de Economía, a la atención del
MinRat Schultze-Schlutius, 19 de diciembre de 1940, adjuntando carta de Petraschka en Sofía a Jor
dán Tassef en Berlín, 30 de noviembre de 1940, Wi/Ic 5.19. Véase también el informe sobre los
«Cículos de Prensa búlgaros» recibido por la Reichssteile für Aussenhandel en Sofía el 18 de noviem
bre de 1940, Wi/IC 5.35.
1501 Donauzeitung (24 de junio de 1942), Belgrado, p. 3. El gran vicario y presidente del Santo Sí
nodo de la Iglesia ortodoxa búlgara, Neofit de Vidin, en carta enviada al primer ministro el 15 de
noviembre de 1940, expresó su insatisfacción ante la idea de hacer distinciones entre los conversos
829
su efecto total, pero más dura en algunas de sus disposiciones. Los alemanes, por ejemplo,
eximían a algunas personas por no pertenecer a la religión judía; los búlgaros liberaban a
algunos de los parcialmente judíos sólo si pertenecían a la religión cristiana. Esa es una
distinción importante, porque revela modos de pensar fundamentalmente distintos1502.
Se puede señalar otra divergencia respecto a la práctica alemana. Los búlgaros, como
los eslovacos y los croatas, tenían judíos privilegiados: voluntarios de guerra, todos los
veteranos con ciertas condecora ones, los mutilados de guerra, y los huérfanos de gue
rra. Este grupo ascendía aproximadamente a 1.000 habitantes sin dependientes, o, si se
incluyen las familias, a algo menos de la décima parte de la comunidad judía1503.
En las expropiaciones, la ley establecía el cese inmediato de los funcionarios judíos
y la introducción del numeras clausus entre los trabajadores autónomos, es decir, una re
ducción de la participación judía en las profesiones liberales y en las empresas a la pro
porción de judíos respecto a la población. Los judíos eran el uno por ciento de la pobla
ción; por consiguiente, el numerus clausus básico eran también del uno por ciento.
¿Cuál fue el efecto de la cuota? Dado que Bulgaria era predominantemente agrícola
mientras que la comunidad judía era casi por completo urbana, la aplicación del numerus
clausus podría haber significado casi una expropiación total. De hecho, sin embargo, fue
posteriormente modificado, de forma que se basara en la proporción de población judía
en determinadas ciudades, un cambio bastante significativo1504.
La ley especificaba también que los judíos privilegiados tendrían preferencia «en
competencia con» los no privilegiados. El Ministerio del Interior interpretó esta redac
ción como una directiva para incluir en la mayor medida posible a los judíos privilegia
dos entre los profesionales y empresarios judíos supervivientes. Sin embargo, el tribunal
supremo administrativo estableció que los judíos privilegiados no debían incluirse en
absoluto en el numerus clausus1505. Esa sentencia, que habría resultado inconcebible en
un tribunal alemán, constituyó otra modificación importante.
Las estadísticas definitivas fueron, en consecuencia, las siguientes1506:
y los cristianos de nacimiento. Además, se oponía a que se ejerciera acción alguna contra los judíos
«en cuanto minoría nacional». Véase la carta, en extracto amplio, en Tzvetan TODOROV, The Fragility
of G oodness, Princeton, 2001, pp. 54-57.
1502 Característicamente, el correo de Sofía interceptado revelaba que en la capital se había desa
tado una «epidemia de conversiones». Auslandsbriefprüfstelle en Viena a la Zentralauswertestelle, 18
de febrero de 1941, Wi/IC 5.35. En 1942, la definición se endureció, y a partir de entonces los medio
judíos fueron tratados como los que eran judíos en tres cuartas partes. La insistencia básica en la reli
gión cristiana, sin embargo, se mantuvo. Donauzeitung, Belgrado, 28-30 de agosto de 1942.
1.03 Donauzeitung (24 de junio de 1942), Belgrado, p. 3.
1x14 Ibid., 25 de julio de 1942, p. 3.
1.03 Ibid., 24 de junio de 1942, p. 3.
1,06 Ibid., también 20 de febrero de 1942, p. 3. La discrepancia de 2 en la cifra de 149 no se explica.
830
Profesiones Empresas
Antes de la ley 521 4.272
Admitidos por numerus clausus 76 498
Privilegiados 31 263
Total restante 149 [sic] 761
831
batí uniforme. A cambio, tenían que llevar la estrella, el primer ejemplo de marcado
en Bulgaria1511.
Inicialmente, la conscripción de trabajo afectó a todos los judíos de edades com
prendidas entre los veintiuno y los treinta y un añ os1512. Posteriormente se amplió a los
varones de treinta y uno a cuarenta y siete1313. Numéricamente, se expandió desde
aproximadamente 3.300 en junio de 1942 a unos 10.000 trabajadores judíos en la pri
mavera de 19431514. Como en el resto de Europa, ios judíos incluidos en trabajos forzo
sos estaban construyendo carreteras y vías férreas para el E je1313.
Las primeras medidas de concentración en Bulgaria se pueden hallar en la ley de 21
de enero de 1941, que prohibía, entre otras cosas, los matrimonios mixtos entre judíos
y búlgaros. De hecho, fue esta disposición la que dio título a la ley, «Ley para la Pro
tección de la N ación» (homologa a la Ley para la Protección de la Sangre y el Honor
Alem anes). Pero la ley de 21 de enero de 1941 contenía estipulaciones más importan
tes, a saber, la prohibición de viajar sin permiso policial y una cláusula que permitía al
Consejo de Ministros actuar, a petición del ministro del Interior, para asignar a los ju
díos nuevos domicilios en ciudades y aldeas específicas1516.
Al principio, estas dos disposiciones no fueron operativas en absoluto. La policía conce
día sistemáticamente a los judíos permiso para viajar. En la primavera de 1942 se retiraron
estos permisos151'. La asignación de nuevos domicilios, que efectivamente sólo podía hacer
se realidad después de que se aplicaran las prohibiciones de viajar, era potencialmente una
medida muy peligrosa, porque por su propia naturaleza se podía fusionar con las deporta
ciones. Ya hemos visto que las expulsiones de los judíos de Bratislava hacia ciudades de pro
vincia y a las zonas rurales condujo a nuevas deportaciones desde esos puntos hacia Polo
nia. En Bulgaria, esta posibilidad era aún mayor, ya que mientras sólo la sexta parte de los
judíos eslovacos vivían en Bratislava, más de la mitad de los judíos búlgaros vivían en Sofía.
Sin embargo, en manos de los búlgaros esta medida acabó convertida en un arma de
retraso y dilación, una justificación para frustrar por completo las deportaciones. Mien
tras tanto, los alemanes eran completamente inconscientes de la posibilidad de que los
búlgaros no siguieran a Alem ania hasta el final del camino.
El 26 de noviembre de 1941, el ministro de Asuntos Exteriores búlgaro, Popov, man
tuvo una conversación con Ribbentrop, en el transcurso de la cual el primero mencionó
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que el gobierno búlgaro estaba encontrando ciertas dificultades para aplicar la legisla-
ción antijudía. En particular, gran número de países, incluidos Hungría, Rumania y Espa
ña, estaban protestando contra la inclusión de algunos de sus ciudadanos en el radio de
aplicación de estas leyes. Popov sugirió que ésta era indudablemente una de esas cues
tiones que todos los países europeos deberían solucionar sobre una base común1’ 16.
Los expertos de la Abteilung Deutschland se entusiasmaron mucho cuando leyeron
la propuesta de Popov, ya que suponían que el ministro de Exteriores búlgaro había
pedido ayuda a Alem ania para obtener libertad de acción sobre todos los judíos extran
jeros residentes en Bulgaria1519. De hecho, los expertos se pusieron a trabajar inmedia
tamente y sacaron el «principio territorial» de disposición de las propiedades.
El propio Ribbentrop le aseguró al ministro de Asuntos Exteriores búlgaro «que al
final de la guerra todos los judíos tendrían que abandonar Europa [dass am Ende des Krie-
ges samdiche Judei i Europa würden verlassen müssenj». «Esa era una decisión inalterable
del Führer ¡ Dies sei ein unabánderlicher Eiuschluss des Führers].» Por consiguiente, no
había necesidad de escuchar las protestas extranjeras. Los alemanes, en cualquier caso,
ya no estaban haciendo caso a las protestas, ni siquiera a las de Estados Unidos1320.
La afirmación de que «al final de la guerra» todos los judíos tendrían que abando
nar Europa era una referencia a la leyenda del reasentamiento en su forma más elabo
rada. Había que deportar a los judíos a Polonia como «medida intermedia». En Polonia,
los deportados trabajarían en proyectos de trabajos pesados y esperarían hasta que, al
final de la guerra, fuera posible sacarlos de Europa. A l declarar que este plan era «una
decisión inalterable del Führer», Ribbentrop estaba en efecto diciéndoles a los búlgaros
que no preveía discusiones ni dificultades y que, cuando llegara el momento, se espe
raba naturalmente que los búlgaros entregaran a sus judíos para que el Reich los cus
todiara, al igual que estaban haciendo otros países europeos.
Sin embargo, aún no había llegado el momento. Los centros de exterminio alemanes
todavía no estaban en funcionamiento, y Bulgaria no estaba suficientemente avanzada
en sus medidas antijudías como para considerarlo un país de deportación. La medida que
instintivamente esperaban los alemanes era la concentración de los judíos, la asignación
de nuevos domicilios. En junio de 1942 se produjeron señales de que ese movimiento
estaba a punto de producirse. Un periódico búlgaro se quejó de que Sofía tenía escasez
de viviendas y sugirió que se podría aliviar la situación trasladando a los judíos1321. Ese
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mismo mes, el ministro del Interior, Gabrovski, pidió autorización para expulsar a los
judíos de la capital y de otras ciudades búlgaras1522.
En Berlín, Luther envió enseguida instrucciones (aprobadas por Ribbentrop,
Weizsacker, Wormann, los subordinados de Wormann, y la División de Política Comer
cial) pidiendo a Beckerle que investigara en Sofía cómo reaccionarían los búlgaros ante
las deportaciones. Beckerle no debía establecer pactos ni fechas, sino meramente des
cubrir cuál era la actitud búlgara respecto a este tema. El ministro alemán hizo la inves
tigación e informó de que los búlgaros estaban dispuestos a aceptar las deportacio
nes15^ . El 6-7 de julio se produjo un intercambio de notas según las cuales los judíos
búlgaros residentes en el Reich serían tratados como judíos del Reich y los judíos ale
manes residentes en Bulgaria serían tratados como judíos búlgaros1524. El golpe princi
pal estaba ahora al alcance de la mano, pero los alemanes seguían esperando.
En agosto de 1942, los búlgaros avanzaron varios pasos. La definición se hizo más
estricta. Se creó la Comisaría para Cuestiones Judías. Los fondos bloqueados en los ban
cos se transfirieron a un «fondo comunitario judío». (Este fondo se destinaría a ayudar
a los judíos pobres y a los empleados en trabajos forzosos, y -m ás im portante- a finan
ciar los reasentamientos.) Se ordenó a todos los judíos desempleados de Sofía que aban
donaran la ciudad antes del 1 de septiembre. Se anunciaron restricciones de vivienda
para los judíos restantes: para una familia de dos personas, una estancia; para una de
tres o cuatro miembros, dos estancias; para una familia de cinco o seis miembros-, tres
estancias; para una de más de seis miembros, cuatro estancias. A l mismo tiempo, la
estrella, que ya llevaban los judíos incluidos en el sistema de trabajo forzoso, se intro
dujo para toda la población judía. De hecho, en la cuestión de la estrella, los búlgaros
parecían desenfrenados. Había que marcar todo aquello que pudiera ser judío: vivien
das, tiendas, correspondencia empresarial, facturas, e incluso m ercancías1323.
Desde Alem ania se observaron muy atentamente estas medidas. Tan pronto como
salieron las normativas de marcado, Müller ordenó a las oficinas de la Gestapo que
sometieran a los judíos búlgaros residentes en el Reich a normas de marcado y a res
tricciones de m ovimientos1526. Al mismo tiempo, la R SH A se puso en contacto con el
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Ministerio de Asuntos Exteriores para pedirle que pasara a la acción. La legación ya
había sondeado a los búlgaros y comunicó que Sofía estaba dispuesta a «llegar a un
acuerdo con nosotros»112'.
El 11 de septiembre de 1942, Luther envió un cauteloso informe a Weizsacker y a
Ribbentrop. En primer lugar mencionaba un incidente que consideraba inquietante. El
Consistorio Central Judío de Bulgaria había transmitido sus felicitaciones de cumplea-
ños al príncipe heredero, y en consecuencia el zar había enviado un telegrama a Josef
Geron, presidente del Consistorio, agradeciéndoles sinceramente a él y a todos los ju-
dios búlgaros los saludos y las felicitaciones. Sin embargo, continuaba Luther, la política
antijudía en Bulgaria había progresado notablemente.
A continuación, Luther resumió las recientes medidas búlgaras, incluidas las órde-
nes de expulsión que afectaban a los judíos de Sofía. «Estos planes de reasentamiento
-escribía Luther- han llevado a la Dirección General de Seguridad del Reich a pre-
guntar si el Reich no debería, en vista de la actitud previamente anunciada por el
gobierno búlgaro, interponerse en este punto y ofrecer sus servicios en las acciones de
reasentamiento [sichjetzt einschalten und seine Dienste bei der Aussiedlungsaktion anbieten
solí].» En consecuencia, Luther pidió que Weizsacker y Ribbentrop decidieran «si el
ministro Beckerle puede plantearle al ministro de Exteriores búlgaro, de forma adecua
damente cauta, la cuestión del reasentamiento de los judíos búlgaros».
Luther pensaba que los búlgaros aceptarían ahora complacidos la oferta alemana de
hacerse cargo de los judíos (zur Übemahme der Juden) . Ribbentrop, por el contrario, no creía
que hubiera llegado el momento, y por consiguiente escribió dos palabras en el informe de
Luther: «noch warten» (esperar algo m ás)152S. Dos semanas después, Ribbentrop cambió
de idea y dio la señal de avanzar1529, pero estas dos semanas fueron cruciales.
Mientras Berlín esperaba, Sofía se tomaba su tiempo. Las expulsiones procedieron a
ritmo lento, y el marcado se encontró con dificultades. El 9 de noviembre de 1942, el jefe
de Inteligencia Exterior de la RSH A , Schellenberg, envió a Luther un detallado informe
sobre los progresos antijudíos búlgaros. En este informe, que ya revelaba indicios de retra-
so deliberado, se veía que el gobierno búlgaro estaba llegando a la conclusión de que con
las últimas ordenanzas antijudías se había excedido ya el «punto de tolerancia» (das M ass
des Ertraglichen). Para los observadores de la RSH A , la actitud búlgara se había puesto de
manifiesto de diversas formas. El 27 de septiembre, por ejemplo, unos 350 judíos se reu
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nieron en el patio del Ministerio del Interior para solicitar que se ampliaran los plazos de
expulsión. El ministro del Interior, Gabrovski, salió al patio y «para asombro de todos los
funcionarios y empleados que miraban por las ventanas, pronunció un discurso de media
hora para calmar a los judíos». Desde un improvisado estrado, dijo que «lo peor ya había
pasado» y aceptó personalmente la petición que le entregaban los judíos. Al día siguien-
te, Gabrovski ordenó a la prensa que dejara de hablar de la cuestión judía, basando su
orden en que este asunto ya estaba reglamentado y que la población estaba satisfecha con
las medidas tomadas contra los judíos. Además, Gabrovski «insinuó» repetidamente al
comisario Belev que el Consejo de Ministros y el zar deseaban un alivio de las activida
des antijudías. De acuerdo con esa política de paliación, Gabrovski se había negado a fir
mar una ordenanza que introducía ciertas restricciones de movimientos en la capital.
La dilación búlgara, de acuerdo con el informe, era particularmente perceptible en
el tema del marcado. El gobierno búlgaro había introducido originalmente una estrella
judía, «si bien de pequeño tamaño» (einen «allerdings nur kleinen» Judenstern). Por el
momento, sin embargo, muy pocos judíos la llevaban. La primera salva contra la estre
lla la había disparado el metropolitano de Sofía, Stefan, un «anglofilo» que el 27 de sep
tiembre había dado un sermón en el que indicaba que Dios ya había castigado a los ju
díos «por haber clavado a Cristo en la cruz» llevándolos de un sitio a otro y privándolos
de un país propio. De esa manera, Dios había determinado su destino, y los hombres no
tenían derecho a torturarlos ni a perseguirlos. Esto era especialmente aplicable a los
judíos que habían aceptado el cristianismo. El metropolitano había conseguido de esa
manera salvar a todos los judíos bautizados de llevar la estrella. El primer ministro Filov
había eximido por su cuenta a los judíos de matrimonios mixtos. A continuación, el 30
de septiembre, el ministro de Justicia, Partov, pidió que llevar la estrella no fuera obli
gatorio y que se paralizaran todas las expulsiones.
A comienzos de octubre, continuaba el informe, aproximadamente la quinta parte de
los judíos búlgaros llevaban el emblema, y en ese momento el gobierno búlgaro había para
lizado la producción de estrellas cortándole el suministro de electricidad a la fábrica que
producía las bandas. Esta medida se justificó por una escasez de energía. Muchos judíos que
ya llevaban la estrella se la quitaron de nuevo, mientras que otros la llevaban de manera
«arrogante», sujeta junto a un símbolo patriótico, como una foto del zar o de la reina.
Los expertos de la R SH A pensaron que esto se podía explicar parcialmente por la
acción de algunas potencias extranjeras -com o Italia, Hungría, Rumania, la Francia de
Vichy y España- que estaban ejerciendo «presión» sobre el gobierno búlgaro. Italia, en
particular, había entregado cuatro notas de protesta al Ministerio de Asuntos Exterio
res búlgaro. Popov había recogido todas estas notas y se las había entregado al comisa
rio Belev para mostrar a éste de qué lado soplaba el viento1550.
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Pocos días después de recibir este informe de la R SH A , la Abteilung Deutschland
tuvo la oportunidad de observar de primera mano que algo iba mal. El 18 de noviem
bre, el secretario de la legación búlgara se interesó por el trato dado a los judíos extran
jeros en el Reich. El Legationsrat Klingenfuss señaló que esta pregunta ya se había res
pondido en las notas intercambiadas en julio, pero el búlgaro respondió que no había
oído hablar de tal intercambio de notas1531.
Quedaba, sin embargo, un punto de debate en el cuadro búlgaro; los territorios ocu
pados de M acedonia y la Tracia. El 10 de junio de 1942, había entrado en vigor una
ordenanza búlgara que regulaba la adquisición de la ciudadanía en los nuevos territo
rios. Esa ordenanza era específicamente inaplicable a los judíos. De acuerdo con «fuen
tes informadas», la omisión significaba que los judíos no se quedarían mucho tiempo en
esas provincias',32.
En enero de 1943, un representante de Eichmann, el Hauptsturmführer Dannecker,
llegó a Bulgaria desde Francia para incorporarse a la legación alemana como agregado
policial. La misión de Dannecker era deportar a tantos judíos como fuera posible, empe
zando por los de los territorios ocupados. El ministro del Interior búlgaro se declaró en
esta ocasión dispuesto a deportar a 14.000 judíos de M acedonia y Tracia. El comisario
Belev, «convencido antisemita», propuso entonces añadir 6.000 «judíos importantes»
de la Vieja Bulgaria (die jüdische Fühnmgsschicht). Gabrovski aprobó también este plan,
y el gobierno concurrió con la decisión de éste. El 22 de febrero de 1943, el H aupts
turmführer Dannecker pudo firmar, por consiguiente, un acuerdo escrito con el comi
sario Belev en el que se establecía la deportación de 8.000 judíos de M acedonia, 6.000
de Tracia y 6.000 de la Vieja Bulgaria; en total, 20.000.
El acuerdo contenía también disposiciones detalladas sobre el equipaje, la confisca
ción de las propiedades, la exención de los judíos pertenecientes a matrimonios mixtos,
etc. La parte alemana exigió que Bulgaria pagase 250 Reichsmark por cada judío depor
tado, pero a los búlgaros este precio les pareció algo caro, y la cuestión se dejó amisto
samente a un lado. El 2 de marzo de 1943, el Consejo de Ministros búlgaro aprobó la
asignación de transportes y al mismo tiempo redactó una ley en la que se establecía la
pérdida de la nacionalidad búlgara para aquellos judíos que cruzaran la frontera. La ley
de nacionalidad fue aprobada por la Sobranjc, pero no se publicó en el boletín ofi
cial1533. Las deportaciones podían empezar.
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Concentraron a los judíos de los nuevos territorios, y confiscaron sus relativamente
magras propiedades. Los bienes confiscados (sin contar el dinero y los objetos valiosos
incautados) ascendieron a 57 millones de levas (700.000 dólares), mientras que los gas-
tos de la redada y del transporte, cubiertos con estas cantidades, ascendieron a 21
millones de levas11’4. Los judíos macedonios salieron de Skopje en tres trenes hacia Tre-
blinka. La Comisaría compró los billetes a Balkan, una agencia de viajes búlgara1533. Los
judíos de la Tracia fueron trasladados en dos trenes hasta el puerto danubiano de Lom,
cargados en cuatro barcos búlgaros, y trasladados corriente arriba por Belgrado y Budapest
hasta Viena, desde donde los trasladaron en tren a Treblinka. Los alemanes entregaron
a los búlgaros facturas con el precio del transporte proporcionado por el Reichsbahnh36.
El 5 de abril, el agregado policial Hoffmann informó de que se había deportado a un total
de 11.343 personas, de las cuales 7.122 eran de M acedonia y 4-221 de la Tracia153'. El
Legationsrat Wagner señaló que los judíos cultos, especialmente médicos, habían que
dado exentos en el último m om ento15’8.
El comisario Belev ordenó ahora el internamiento de los judíos «influyentes» de las
poblaciones de Plovdiv, Kyustendil, Ruse y Varna. Pero la oposición aumentaba rápida
mente. Una delegación de Kyustendil dirigida por el vicepresidente de la Sobranje, Pes-
hev, intervino ante el Ministerio del Interior. Peshev, respaldado por cuatro diputados,
introdujo entonces en la Sobranje una moción de censura acusando al gobierno de
cometer supuestamente atrocidades durante las deportaciones. Peshev fue derrotado y
perdió su puesto representativo, pero a su intervención le siguió otra descrita sólo como
una «insinuación de las más altas instancias» (presumiblemente del zar) de que se para
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ran todas las deportaciones planeadas desde la Vieja Bulgaria. Los judíos «sobresalien
tes» que ya habían sido internados fueron liberados de nuevo1539.
Como conclusión a su informe sobre las deportaciones, el agregado policial Hoff-
mann explicó que, considerando el hecho de que nada se había conseguido aún en «Italia,
Hungría, España, etc.», los búlgaros se habían portado bastante bien. Además, en Bul
garia no habían conocido un «problema judío» similar al alemán. La deportación de
11.343 judíos era, en consecuencia, bastante «satisfactoria» (zufriedenstellend). Basán
dose en los 20.000 acordados en total, se trataba de un éxito del 56 por 100, una
«reducción» bastante normal tratándose de un país balcánico1’40.
Ribbentrop, sin embargo, no estaba en absoluto satisfecho con dichas reducciones.
Cuando el rey Boris visitó Berlín, a comienzos de abril, el ministro de Exteriores alemán
tuvo la oportunidad de expresarle su insatisfacción. Boris explicó que había dado órdenes
de limitar a Macedonia y Tracia las evacuaciones, y que tenía intención de deportar «sólo
a un pequeño número de elementos comunistas bolcheviques» de la Vieja Bulgaria, por
que necesitaba al resto de los judíos para construir carreteras. Ribbentrop respondió que
«en nuestra opinión, la única solución correcta del problema judío es la radical [dass nach
unsercr Auffassung in der Judenfrag die radil<alste Losung die allein richtige seij»1’41.
Sometido a nuevas presiones por parte de la legación alemana en Sofía, el comisa
rio Belev, un hombre de lealtades divididas, preparó dos planes alternativos. Uno esta
blecía la deportación de todos los judíos a Polonia; el otro planteaba la evacuación de
todos los judíos de Sofía a zonas rurales. Los dos planes le fueron sometidos a Boris,
quien escogió el segundo1542. La nueva orden de expulsión se publicó el 25 de mayo1543.
Ya no había mucho más que los alemanes pudieran hacer. Pero la R SH A presionó
al Ministerio de Asuntos Exteriores para que constriñera a Beckerle para que [éste a su
15,9 Hoffmann al Grupo de Agregados, 5 de abril de 1943, NG-4144. Véase también el memo
rando de Wagner, 3 de abril de 1943, NG-4180, y F. B. Chary, T h e B u lg arian Je w s an d the F in al Solu-
tion, 1 9 4 0 - 1 9 4 4 , cit., pp. 90-100, 214-215.
1540 Hoffmann al Grupo de Agregados, 5 de abril de 1943, NG-4144.
1.41 Ribbentrop a Beckerle, 4 de abril de 1943, NG-62. Este tenor de la reunión lo confirma una
conversación que el rey mantuvo con el primer ministro Filov. Diario de Filov, 5 de abril de 1943, en
T. Todorov, The Fragility o f G o o d n e ss, cit., pp. 89-90.
1.42 Hoffmann al Grupo de Agregados, 7 de junio de 1943, NG-2357. Véase también F. B. Chary,
T h e B u lg a rian Je w s a n d the F in al Solutitm , 1 9 4 0 - 1 9 4 4 , cit., pp. 147-151, respecto a los esfuerzos de los
rabinos de Sofía y al papel desempeñado por el metropolitano Stetan en este asunto. Sobre Boris,
véase también el discurso que éste pronunció ante el sínodo en el que manifestó una rigidez antiju
día, y sus reuniones con Filov en las que se mostró favorable a mantener a los judíos en Bulgaria.
T. Todorov, T h e Fragility o f G o o d n e ss, cit., pp. 102-103 y 90-91.
1545 D o n au ze itu n g (26 de mayo de 1943), Belgrado, p. 3; 28 de mayo de 1943, p. 3; 1 de junio de
1943, p. 3.
839
vez] ejerciera presión sobre el gobierno búlgaro. El 7 de junio, Beckerle respondió: «Me
gustaría asegurarles que estamos haciendo todo lo que está en nuestro poder para llegar
de manera adecuada a una liquidación definitiva de la cuestión judía». Desafortunada
mente, continuaba Beckerle, la presión directa no funcionaba. Los búlgaros llevaban
tanto tiempo viviendo con pueblos como los armenios, los griegos y los gitanos que sen
cillamente eran incapaces de apreciar el problema judío1544.
El agregado policial Hoffmann era más optimista. Informó de que la expulsión de
todos los judíos de Sofía, exceptuando 2.000-3.000 privilegiados, estaba a punto de
completarse. Los judíos expulsados se albergaban con familias judías residentes en zonas
rurales y en colegios. Los colegios, razonaba, tendrían que volver a abrirse en el otoño.
Por consiguiente, aún existía la posibilidad de deportar a los judíos búlgaros1545.
El 24 ele junio, Beckerle comunicó que se había completado la expulsión de 20.000
judíos de Sofía. Repetía que en ese momento la presión no funcionaría, pero se unió a
la opinión de su agregado policial según la cual el estancamiento de la «operación solu
ción final» (Endlósungsaktion) era sólo temporal, que los judíos resultarían de por sí tan
molestos en el campo que antes de que transcurriera mucho tiempo proporcionarían «el
factor precipitante de una nueva evolución en nuestro sentido»1’ 46.
Sin embargo, el verano terminó sin cambios en la política búlgara, y el 31 de agosto de
1943, el jefe del Inland II, Wagner (sucesor de Luther), estableció personalmente el final
de la Akdun búlgara. En una carta a Kaltenbrunner, escribió que una y otra vez la RSHA
se había puesto en contacto con el Ministerio de Asuntos Exteriores para solicitar que se
presionara a los búlgaros. La R SH A había señalado que con cada semana que pasaba
«la solución radical se haría mas difícil». La R SH A también le había dicho al Ministe
rio de Exteriores que la dispersión de los judíos por todo el país era arriesgada (bederu
klich) desde el punto de vista del contraespionaje y que, en caso de que se produjeran
aterrizajes de los Aliados en los Balcanes, estos judíos serían positivamente peligrosos.
En consecuencia, continuaba Wagner, el Ministerio de Asuntos Exteriores había pe
dido al ministro Beckerle que explorara nuevamente el tema, pero el enviado había
sacado la clara impresión de que los búlgaros rechazarían cualquier «oferta» (Antrag)
alemana, independientemente de la firmeza con que se planteara. Wagner explicó
entonces la verdadera razón por la que los búlgaros se negaban a deportar a los judíos:
temían a las potencias enemigas. Había en Bulgaria un «temor demencial a los ataques
aéreos». Al igual que los búlgaros no publicaron el hecho de que sus cazabombarderos
habían participado en el derribo de bombarderos estadounidenses durante el ataque a
Ploiegti, y al igual que en Bulgaria se prohibió la propaganda antibolchevique (espe
840
cialmente la dirigida contra la persona de Stalin), también el gobierno búlgaro estaba
poco inclinado «a permitir una continuación en la cuestión judía».
Wagner concluía que sólo un factor podía influir en la decisión búlgara, y ése era
«una reactivación del esfuerzo de guerra alemán [eine nene A ktivierung der deutschen
Kriegsführung]». Indudablemente, los búlgaros también estaban influidos por la actitud
de Rumania y Hungría, ya que, naturalmente, Bulgaria no deseaba presentarse como
una potencia antijudía. Pero estas influencias desaparecerían en cuanto los éxitos ale
manes estuvieran «de nuevo en primer plano». Mientras tanto, Wagner no podía hacer
más que pedir a Kaltenbrunner materiales adicionales sobre el peligro y la nocividad
que suponían los judíos en Bulgaria1547.
Durante doce meses, los judíos búlgaros estuvieron sometidos a todas las discrimi
naciones y persecuciones del desorganizado proceso de destrucción1548. Finalmente, el
30 de agosto de 1944, un año después de que Wagner hubiera escrito su carta y en vís
peras de la invasión soviética de Bulgaria, los periódicos matutinos de Sofía publicaron
en grandes caracteres que el Consejo de Ministros había decidido revocar todas las
leyes antijudías1549.
R um ania
Com o los búlgaros, los rumanos se unieron al Eje por razones oportunistas. A l con
trario que Bulgaria, sin embargo, Rumania se convirtió en aliado de Alem ania sólo des
pués de perder una parte considerable de su territorio: el norte de Bucovina y Besara-
bia frente a la U R SS, el norte de Transilvania frente a Hungría, y el sur de Dobrudja
frente a Bulgaria. Estas pérdidas territoriales fueron una especie de mazazo en un perio
do de dos m eses1550. Ahora Rumania tenía enemigos al este y al oeste; Rusia y A lem a
nia eran responsables de sus pérdidas. Los rumanos se unieron al Eje y reconquistaron
las provincias orientales. Cuando la fortuna de la guerra cambió y Bucovina y Besara-
bia se perdieron irremediablemente, los rumanos, avanzando con la marea, se unieron
a los rusos y recuperaron Transilvania.
Sin embargo, había algo más que mero oportunismo en las acciones rumanas. Los
rumanos realizaron algo más que una contribución simbólica en su guerra contra la
841
U R SS. Medido en cifras totales, Rumania fue el aliado más importante de Alemania en
el Este. Los ejércitos rumanos lucharon sin cuartel en O dessa y Stalingrado y, cuando
cambiaron de bando, desplegaron la misma ferocidad en las batallas contra los alema'
nes y los húngaros.
En el aspecto judío, la actitud rumana fue también en parte oportunista y en parte algo
más. Hubo ocasiones, por ejemplo, en las que los alemanes se quejaban de que los ruma
nos eran exasperantemente lentos. Una vez, Eichmann pensó incluso en retirar su exper
to en asuntos judíos de Bucarest, afirmando que los rumanos no seguían los consejos de
éste. Pero hubo también momentos en los que los alemanes tuvieron que intervenir para
atemperar y refrenar el ritmo de las medidas rumanas. En dichos momentos, los rumanos
avanzaban con demasiada rapidez para la burocracia alemana. Los alemanes no exigían
medidas apresuradas, sino firmes.
Si los rumanos sobrepasaron los límites del oportunismo en la velocidad de su acción,
prácticamente olvidaron todos los motivos de beneficio en la extensión de sus medidas.
Lo significativo en el caso rumano no es sólo la velocidad a la que avanzaban, sino tam
bién el grado que alcanzaban.
En la Vieja Rumania (es decir, Rumania sin las provincias perdidas), los judíos prácti
camente no llegaron a concentrarse. Aunque de hecho se planearon deportaciones desde
la Vieja Rumania, el gobierno rumano cambió repentinamente de opinión y prácticamen
te detuvo el proceso de destrucción ya iniciado. A l este del río Prut, sin embargo, el cua
dro fue completamente distinto. En Bucovina y Besarabía, recuperadas de Rusia en 1941,
los rumanos adoptaron las acciones más drásticas. En estas provincias, los judíos fueron
transportados a lo que se podía denominar el «Este» rumano, el territorio de Transnistria
(en la Ucrania soviética), que se encontraba bajo ocupación rumana. En esa región, los
rumanos mataron también a más de 100.000 judíos autóctonos del área de Odessa y de
Golta. Ningún país, aparte de Alemania, practicó masacres de judíos a tal escala.
Las características de las actividades en grupo y las actividades individuales no siem
pre coinciden, pero en el caso de Rumania se daban pronunciadas similitudes. A l con
trario que los alemanes, que de ordinario no practicaban sus patrones oficiales de con
ducta en la vida privada, los rumanos eran en conjunto bastante consecuentes. El
oportunismo se practicó en Rumania no sólo en el ámbito nacional, sino también en las
relaciones personales. Era un país corrupto. Fue el único Estado del Eje en el que altos
cargos como un ministro o el alcalde de la capital tuvieron que ser cesados por efectuar
«oscuras» transacciones con las propiedades expropiadas a los judíos1551.
1,31 Los funcionarios cesados fueron el alcalde de Bucarest, Modreanu; su adjunto, Dohary; y el
ministro de Colonización, general Zwiedeneck, de etnia alemana. Legación alemana en Buca-
rest/Agregado Militar (firmado Spalcke) al OKH/División Agregada, 12 de diciembre de 1941, Wi/lC
4.66, p. 274.
842
La búsqueda de beneficios personales en Rumania era tan intensa que debe de haber
permitido a muchos judíos comprar un alivio a la persecución. La institución del sobor
no estaba, de hecho, tan bien establecida que se utilizó a beneficio del Estado. El
gobierno rumano permitió a los judíos comprar exenciones a medidas antijudías tales
como el trabajo forzoso y las restricciones de viajar. Sin embargo, lo que se puede decir
respecto al oportunismo personal en Rumania también es aplicable a la implicación per
sonal en las matanzas. Repetidamente, los rumanos se lanzaron a la realización de
Aktionen. Las declaraciones de testigos y supervivientes sobre la manera en la que los
rumanos llevaban a cabo sus operaciones de exterminio hablan de escenas sin paran
gón en la Europa del Eje. Incluso en los informes de los alemanes aparecen críticas a
estas operaciones, y en algunos casos éstos intervinieron para frenar matanzas que le
resultaban ofensivas hasta a una organización tan endurecida como el ejército alemán.
Al examinar el aparato burocrático rumano, nos quedamos, por consiguiente, con la
impresión de que se trataba de una máquina poco fiable, que no respondía adecuadamen
te a las órdenes y que actuaba de maneras impredecibles, a veces poniendo obstáculos y
otras desbocándose por su cuenta. Esa acción intermitente, no planificada e irregular, espo
rádica y errática, resultó de la combinación de oportunismo y destructividad, y dio lugar a
un letargo periódicamente interrumpido por brotes de violencia. El producto de esta mez
cla fue un expediente de acciones antijudías decididamente único1552.
En diciembre de 1930, Rumania tenía la tercera población judía mayor de Europa.
En el censo estaban inscritos 756.930 judíos. Aplicando a esta comunidad los límites
fronterizos creados en 1940, su distribución había sido la siguiente1553:
1552 Se ha publicado en rumano una obra en tres volúmenes sobre la destrucción de los judíos en
Rumania. Véase Matatías C a r p , C a r te a N e a g r á - Suferintele E vreilor din R om an ía 1 9 4 0 - 1 9 4 4 , Buca
rest, 1946-1948. Los volúmenes de Carp contienen documentos y comentarios. Véase también la
colección suplementaria de facsímiles seleccionada y editada por Jean A n c e l, D ocu m en ts C o n c e m in g
the F a te o f R om an ian Jew ry during the H o lo cau st, 12 vols., publicada por la Beate Klarsfeld Foundation
de Paris y Nueva York, sin fecha, completada en 1986.
1555 Memorando del Institutul Central de Statistica/'Oficiul de Studdi (sin fecha) con datos detalla
dos del censo de 1930 y cálculos que tienen en cuenta los cambios territoriales acaecidos en 1940, en
]. Ancel, D ocum ents C o n ce m in g the Fate o f R om an ian Jew ry during the H olo cau st, cit., vol. 10, pp. 46-64.
Durante la década de 1930, se produjo un ligero descenso general de la población judía. El aumento
843
En cada una de estas áreas, los judíos sufrieron un destino diferente. En general, los
de la Vieja Rumania sobrevivieron; los de Transilvania quedaron barridos en las depor
taciones húngaras; mientras que en las dos provincias orientales de Bucovina y Besara
bia, cedidas en 1940 pero reconquistadas en 1941, los judíos se vieron sometidos al cas
tigo del proceso de destrucción rumano.
En el momento en que se lanzaron las primeras medidas antijudías, Rumania aca
baba apenas de salir de un sistema de guetización anterior. La emancipación de los judíos
era un hecho reciente en la mayor parte de Europa, pero particularmente en Rumania.
La mayoría de los judíos adquirieron la nacionalidad rumana después de la Primera
Guerra Mundial, en virtud de un tratado de minorías firmado por Rumania con las
potencias aliadas como parte del precio que este país tenía que pagar por los territorios
recientemente adquiridos. El sentimiento contrario al pago de dicho precio fue eleva
do en Rumania, y en la década de 1930 el ascenso de la Guardia de Hierro, pronazi y
antijudía, proyectó una sombra sobre la seguridad de los judíos en el país. En diciembre
de 1937, cuando se instaló el primer régimen pronazi, presidido por el primer ministro
Octavian Goga, aproximadamente 120.000 judíos perdieron su ciudadanía1” 4.
El régimen de Goga cayó. Los «legionarios» de la Guardia de Hierro fueron arresta
dos a miles, y sus dirigentes masacrados mientras «intentaban escapar», pero los judíos
no quedaron completamente olvidados. Los sucesores de Goga excluyeron de los ferro
carriles a los técnicos judíos1555, introdujeron el sistema de cuotas en la población tra
bajadora industrial1556, y comenzaron los despidos en las administraciones públicas1557.
Estas medidas, por cierto, sólo se aplicaban a los «judíos», es decir, a las personas que
pertenecieran a la religión judía.
Después de que las fronteras rumanas se desmoronaran bajo el ultimátum ruso, el
gobierno del primer ministro Gigurtu decidió acercarse un paso más hacia los alemanes
y avanzar enormemente en la destrucción de los judíos. El 8 de agosto de 1940 se pro-
natural, inferior a 7.000 individuos, fue superado por la emigración neta, una cifra ligeramente más
elevada. Ibid. El descenso fue perceptible en el norte de Bukovinay en la Vieja Rumania. Un
realizado en la Vieja Rumania el 6 de abril de 1941 arrojó un total preliminar de sólo 302.092 judíos,
a pesar de que se utilizó como criterio la «descendencia», que supuestamente incluía los conversos al
cristianismo. Véanse los datos adjuntos por el Instituto de Estadística (firmado Golopcnjia) al
Hauptsturmführer Richter, de la legación alemana, 25 de junio de 1941, T 175, Rollo 662. En abril
de 1941 se dio una cifra aparentemente revisada de 315.509. Publikationsstellc Wien, «Die Bevol-
kerungszáhlung in Rumánien 1941», Viena, 1943, en ]. Ancel, D ocu m en ts C o n c e m in g the F ate o f
R om an ian Jew ry d u ring the H o lo cau st, cit., vol. 1, pp. 325-350.
1,54 D ie Ju d e n fra g e , 21 de mayo de 1938, p. 10; 22 de diciembre de 1938, pp. 1-2
1,51 Ibid., 14 de julio de 1938, p. 5.
1556 Ibid., 26 de febrero de 1940, p. 20.
135,1 K ra k a u e r Zeitun g (29 de junio de 1940); (3 de agosto de 1940), p. 1.
844
mulgaron dos leyes que ya contenían las simientes de la continuidad administrativa, y
que por esa razón se puede decir que inauguraron el proceso de destrucción en Ruma-
nía. Por primera vez, el gobierno rumano adoptó una definición que incluía, además de
los judíos por religión, a algunos bautizados, tales como los hijos bautizados de padres
judíos no bautizados, y a las esposas bautizadas de maridos cristianos en caso de muje
res cuyo bautismo no fuera anterior en más de un año a la fundación por parte del rey
Carol del Partido de la Unidad.
En la esfera económica, los judíos fueron despedidos del ejército y de la función pú
blica. Perdieron sus trabajos como editores y como consejeros empresariales, y se les res
tringió la posibilidad de practicar la abogacía y otras profesiones. Perdieron sus licencias
para vender alcohol, y se les prohibió adquirir bienes inmuebles, empresas industriales en
las provincias, etc. En las leyes del 8 de agosto se incluyeron además dos medidas de gue-
tización: la prohibición de matrimonios mixtos y la revocación del cambio de nombres.
N o obstante, el efecto de todas esas disposiciones sobre los judíos no fue necesaria
mente decisivo. Las leyes establecían tres categorías de judíos. Los más privilegiados
eran aquellos que poseían la ciudadanía rumana antes del 30 de diciembre de 1918, y
sus descendientes, así como los judíos que habían servido en el frente en la Primera
Guerra Mundial y sus descendientes (en total, unas 10.000 personas). Ese grupo sólo se
veía afectado por una parte de las discriminaciones. La siguiente categoría estaba com
prendida por los judíos residentes (pero no ciudadanos) en la Vieja Rumania antes del 30
de diciembre de 1918. La categoría menos favorecida, sometida a todas las restricciones,
la componían los judíos de las provincias anexionadas después de la Primera Guerra
Mundial, y los inmigrantes1358. En total, por consiguiente, las medidas del gobierno de
Gigurtu eran aún muy suaves de acuerdo con los criterios alemanes. Pero el gobierno
de Gigurtu no duró mucho.
A comienzos de septiembre de 1940, mientras las tropas húngaras marchaban sobre
Transilvania, Rumania adquirió un nuevo gobierno, que duraría cuatro años. A la cabeza
del mismo se encontraba un hombre que se autodenominó «jefe del Estado»: el general
(posteriormente mariscal) Ion Antonescu. Su gobierno se denominó el «régimen de los
legionarios» porque nunca antes habían ocupado los dirigentes de la Guardia de Hierro
tantos puestos de poder: a la organización pertenecían el viceprimer ministro, com an
dante de la Guardia de Hierro Horia Sima; el ministro de Asuntos Exteriores, conde
Mihai Sturdza; el ministro del Interior, general Petrovicescu; y el ministro de Trabajo,
el comandante de la Guardia de Hierro de Bucarest Iasinschi1” 9. A pesar de la apa
riencia de este régimen, pronto se reveló que el centro de poder estaba en otras manos.
845
Los judíos reaccionaron al nuevo gobierno con aprehensión. En el otoño, miles de
ellos abandonaron Rumania, algunos en barcos poco aptos para navegar con destino a
Palestina1560. Durante ese tiempo se promulgaron más decretos ley antijudíos. En uno
de ellos los privaron de sus propiedades agrarias1561. En otro, se nombró a determinados
rumanos para dirigir bajo fideicomiso empresas judías selectas1362. La tercera medida
establecía el despido gradual de los judíos empleados en todas las empresas privadas156].
Las expropiaciones y los despidos se incluyeron bajo la rúbrica de «rumanización». Se
escogió este término en lugar de «arianización» porque muchas empresas estaban en
manos de intereses extranjeros o de miembros de minorías étnicas locales. Los propieta
rios nacionales que carecían de antepasados rumanos o de protección política eran los
objetivos de absorción naturales, y no sólo incluían a judíos, sino también a griegos y
armenios1364.
No se hizo, sin embargo, intento alguno de promulgar una ley en la que se estable
ciera la venta obligatoria de todas las empresas comerciales e industriales judías. Exis
tía una normativa secreta del Ministerio de Finanzas que bloqueaba parcialmente los
créditos debidos a los proveedores judíos1563, y la Guardia de Hierro intentó hacer avan
zar las arianizaciones voluntarias. Sin embargo, los observadores alemanes contempla
ron estas transacciones con escepticismo, ya que aparentemente los nuevos propietarios
carecían tanto de capital como de perspicacia empresarial. «Los entendidos levantan el
dedo en señal de advertencia, y mueven dubitativamente la cabeza», comentaba un
escritor alemán. En particular, señalaba que la comunidad étnica alemana no había con
seguido una igualdad de oportunidades. Pero estas cosas, concluía con indulgencia, eran
atributos inevitables de una «revolución»1366.
1360 Ira A. H ir sc h m a n n , Lijeline to a Prom ised L a n d , Nueva York, 1946, pp. 11-13. El autor era
representante del Consejo Estadounidense de Refugiados Judíos en Turquía.
1.61 El texto del decreto ley sobre cuestiones agrícolas, de 4 de octubre de 1940, firmado por el
mariscal Antonescu y por el ministro de Economía, está recogido en J. Ancel, Documents C o n ce m in g
the F ate o f R ornanian je w ry du rin g the F lo lo cau st, cit., vol. 8, pp. 196-199.
1562 p)ecret;0 ]ey j c ios fideicomisarios, 4 de octubre de 1940, firmado por León, ibid., pp. 200-202.
1.61 Decreto ley sobre la rumanización del trabajo, promulgado el 12 de noviembre de 1940 y fir
mado por el mariscal Antonescu, el ministro de Trabajo Iasinschi, el ministro de Finanzas Cretzianu,
el ministro de Justicia Mihai Antonescu, y el recientemente nombrado ministro de Economía Can-
cicov, ibid., pp. 209-215. En el mismo volumen se incluye el texto de otras medidas tomadas duran
te este periodo.
1564 D o n au ze itu n g (3 de febrero de 1942), Belgrado, p. 3.
1565 Se pueden encontrar detalles al respecto en Auslandsbriefprüfstelle V'iena al OKW/Abw. III
(N), a la atención del Obstlt. Jacobsen, 22 de noviembre de 1940, Wi/IC 4.66.
1566 Michael Maier, «Beginnende Neuordnung in Rumánien», Volk im O ste n , Bucarest, enero de
1941, p. 37. Las quejas de los habitantes de etnia alemana con respecto a la discriminación por
parte de los rumanos en la distribución de las propiedades judías persistieron hasta 1942. Véase el
846
Mientras tanto, la «revolución» de la Guardia de Hierro era aún un asunto inaca
bado por la sencilla razón de que ésta constituía únicamente una minoría en el conse
jo de ministros y porque el jefe del Estado no era miembro de dicha organización, sino
general del ejército. El 20 de enero, la Guardia de Hierro desencadenó una rebelión
para derrocar al general Antonescu, y durante tres días se produjeron enfrentamientos
callejeros en Bucarest. La intentona fue sofocada, pero antes de que terminara se había
ampliado hasta convertirse en pogromo.
Guardias de Hierro habían irrumpido violentamente en el barrio judío, quemando
sinagogas, destruyendo tiendas y devastando viviendas. Los guardias habían dejado ves
tigios de su revolución en kilómetros alrededor de la ciudad. El 24 de enero, unas per
sonas que viajaban por la carretera de Bucarest a Ploie§ti descubrieron en Baneasa un
número considerable de cadáveres de judíos desnudos a los que habían arrancado los
dientes de oro. (Se creía que los gitanos habían sido los saqueadores.) En la carretera a
Giurgiu unos transeúntes tropezaron con otro grupo de judíos asesinados. En la propia
ciudad, el agregado militar alemán tuvo mucho trabajo recogiendo los informes de falle
cidos. «En el depósito de cadáveres de Bucarest -escribió- se ven cientos de cadáveres,
pero la mayoría son judíos [doch handelt es sich meistens um Juden].» Las fuentes judías
informan de que no se habían limitado a matar a las víctimas; las habían troceado. En
el depósito, los cadáveres estaban tan destrozados que ya no tenían forma humana, y
en el matadero municipal se veían cadáveres colgados como ganado. Un testigo vio a
una niña de cinco años colgada por los pies como un ternero, con todo el cuerpo ensan
grentado. Los muertos judíos identificados ascendieron a 1 181567.
Dos semanas después de la intentona golpista, el jefe de la Guardia de Hierro, Horia
Sima, culpó a los judíos de su derrota. Se quejó a Himmler de que Antonescu era en
realidad amigo de los británicos. Y añadió: «Carente de sentido político, el general
Antonescu no se dio cuenta de que simplemente estaba siendo utilizado como instru
mento por los judíos y los m asones»1568. Pero Himmler no interfirió, porque cada día
que pasaba Antonescu se iba acercando más al bando alemán. Su régimen era firme e
inamovible. En cuestión de meses se convertiría en un temible instrumento de guerra
y destrucción.
informe del VOMI a Brandt, asesor de Himmler, 3 de agosto de 1942, Archivos de Himmler, C ar
peta 8.
1,67 H/MA Auslandsdienst, Informe núm. 185/41, 27 de enero de 1941, Wi/IC 4.2-b. Los infor
mes sobre el matadero se encuentran en I n s t i t u t e üf- JtWlSH A f f a i r s , T h e Je w s in N a z i E u m pé, Nueva
York, 1941, p- 11. Ministro estadounidense en Rumania (Franklin Mott Gunther) a Hull, secretario
de Estado estadounidense, 30 de enero de 1941, Foreign Relations o f the U n ited States, 1 9 4 1 , vol. II
(Europa), p. 860. Las noticias de prensa hablan de 118 judíos muertos y 26 heridos, y de 118 rumanos
muertos y 228 heridos. K r a k a u e r Zeitung (6 de febrero de 1941), p. 2.
1568 Sima a Himmler, 6 de febrero de 1941, NO-488.
847
Las principales personalidades del régimen estabilizado de A n ton escu fueron h(W:
1169 Basado
en las listas de la D onauzeitung, en documentos y en M. Carp, C a r te a N e a g rá - Suferinte-
i 9 4 0 - 1 94 4 , cit., vol. 3, pp. 17-21. La cartera del Ministerio de Defensa pertenecía
le Evreilor din R om anía
formalmente al propio mariscal Antonescu. El «Gran Estado Mayor» [M arele S tat M a jo r j, posterior
mente transformado en «Gran Cuartel General» (M arele C a rtie r G en eral) era el OKW rumano. El jefe
del Estado Mayor del Ejército rumano (Statu l M a jo r a l A n m t e i ) ocupaba un cargo similar al jefe del
Estado Mayor General del ejército alemán.
848
Jefes territoriales en las provincias conquistadas durante 1941:
Gobernador de Bucovina (sucesivamente): Gen. Alexandru Rioganu, Gen. Cor-
neliu Calotescu, Gen. Cornel Dragalina
Gobernador de Besarabia*: Gen. Constantin Voiculescu
Gobernador de Transnistria (sucesivamente): Gheorghe Alexianu, Gen. Gheorg-
he Potopeanu
Puede señalarse que el nuevo gobierno tenía dos Antonescu, el mariscal y Mihai.
Una descripción esclarecedora de estos dos hombres apareció en un informe secreto de
un periodista alemán, Dr. Hans-Joachim Kausch, que viajó a Rumania en 1943. Kausch
escribió:
En muchos lugares nos han dicho que el mariscal Antonescu tiene sífilis, una enferme
dad tan notoriamente común entre los oficiales de caballería rumanos como en Alemania el
resfriado [d e r Sc h n u p fen ], pero que ataca al mariscal muy fuertemente cada pocos meses y se
manifiesta en graves problemas de vista. La figura política más importante de Rumania en
este momento es su adjunto, Mihai Antonescu, que controla, hablando desde el punto de
vista práctico, todo el aparato administrativo, y que está en muy buenos términos con el Rey
y con la Reina madre. Se ocupa, hasta el punto del detalle, de todos los asuntos políticos; y,
si bien está de acuerdo con la batalla defensiva contra el peligro soviético, sigue siendo
anglofilo con respecto al conflicto con las potencias occidentales1370.
849
comité ejecutivo, comisiones interministeriales y un director general1572. El tamaño de
esta elaborada organización, y la rotación de miembros del personal, algunos cesados
por escándalos, sirven de clave para comprender la naturaleza y duración de las opera-
ciones en las que participaba. Posteriormente, sus tareas se ampliaron aún más, y se
encargó de confiscar las propiedades de la comunidad judía, como escuelas, hospitales,
asilos de ancianos, mataderos, y determindas sinagogas y cementerios selectos1573.
La posición de las empresas judías en este momento siguió prácticamente sin cam
bios. La correspondencia privada censurada en Viena revelaba que frecuentemente las
empresas judías sólo se podían comprar por dólares, libras o francos suizos. Además, los
rumanos tenían problemas para gestionar las empresas recientemente adquiridas1574.
El ritmo deliberadamente lento de la máquina de destrucción rumana cambió repenti
namente a una acción rápida en junio de 1941. Es significativo que los acontecimientos de
la segunda mitad de 1941 y de la primera mitad de 1942 tuvieran lugar bajo un régimen
militarista que sólo unos meses antes se había librado de aquellos elementos (la Guardia de
Hierro) que -com o la Guardia Hlinka eslovaca, la Ustasha croata y las SS alemanas- eran
los principales componentes y promotores de la actividad antijudía. Aparentemente, la pre
sencia de ideólogos uniformados no es necesaria para establecer una acción muy drástica.
Las principales fuentes de dicha acción no radican en la mera agitación de las formaciones
de partido. El ímpetu procede de fuentes más profundas del carácter nacional.
El acontecimiento precipitante inmediato del nuevo holocausto fue la guerra contra
Rusia. En vísperas del estallido de la guerra, el Ministerio del Interior ordenó el traslado
de los judíos residentes en las áreas fronterizas, como medida «preventiva» contra «el
sabotaje y el espionaje». Es decir, había que transportar a los judíos hacia el oeste dentro
de la Vieja Rumania, desde los distritos fronterizos hacia el interior del país. En esa atmós
fera tan cargada, la noche del 25 de junio de 1941 (tres días después de que estallara la
guerra), circuló por Ia§i el rumor de que paracaidistas soviéticos habían aterrizado cerca
de la ciudad. El ejército ordenó una inspección inmediata de las viviendas judías.
Entonces, algunos desertores que se encontraban ocultos en lagi y creyeron que la
inspección tenía como fin el detenerlos a ellos dispararon contra las tropas. A conti
nuación se extendió la noticia de que los judíos estaban disparando contra los sóida-
15.2 i3ecreto ley del 3 de mayo de 1941, firmado por el mariscal Antonescu, Mihaí Antonescu,
850
dos, ante lo cual el ejército, reforzado por la policía, amplió su acción15' 5. En ese
momento, la Decimocuarta División rumana se estacionó en la ciudad, y su comandan
te, el general Stavrescu, ordenó que se llevara a cabo una redada contra los judíos. D ece
nas de miles de ellos fueron conducidos a centros de detención. A la mayor parte de las
mujeres y de los niños los liberaron inmediatamente, pero a muchos hombres los m ata
ron y otros quedaron detenidos. El 30 de junio, dos trenes de carga, uno con más de
2.500 judíos, el otro con 1.800-1900, fueron enviados al interior. Los vagones de gana
do estaban cerrados con candado y los trenes vagaron sin destino por el campo durante
días. Los judíos morían de sed y de asfixia dentro de los vagones, y periódicamente se
sacaban los cadáveres para enterrarlos en fosas comunes. Finalmente, el tren más lleno
paró en Calaragi y el menor en Podul Iloaiei. Cada uno de ellos había perdido a más de
la mitad de sus deportados. Transcurridos unos meses, los supervivientes fueron devuel
tos a Ia§i1576. El ministro alemán en Bucarest, von Killinger, informó de que habían
muerto en total 4-000, sin distinguir entre los fallecidos en la ciudad y en los trenes1577.
Pero estos sucesos acaecidos en la Vieja Rumania fueron un mero presagio de lo que
sucedería más tarde. Una conmoción mucho mayor aguardaba a los judíos de Besara-
bia, Bucovina y el distrito de Dorohoi.
El censo rumano de 1930 indicaba que en estas regiones había más de 300.000 habi
tantes judíos, divididos como sigue1578:
Besarabia 206.958
Ciudad de Chigináu 41.405
Bucovina (norte) 69.144
Ciudad de C em áu p 42.932
Bucovina (sur) 23.844
15,5 Eugene L e v a i , B lac k B ook on the M arty rd o m o f H u n g a ria n Je w ry , Zúrich y Viena, 1948, p. 68.
Si bien el conjunto del libro está dedicado a Hungría, las páginas 58-73 tratan de Rumania.
1576 M. Carp, C a r te a N e a g r á - Suferintele E vreilor din R om an ía 19 4 0 - 1 9 4 4 , cit., vol. 2 (dedicado en
teramente a Iagi). J. Ancel, D ocu m en ts C o n c e m in g the F ate o fR o m a n ia n Je w ry du ring the H o lo cau st, cit.,
vol. 2, pp. 433-435, 448-450. Curzio Malaparte (corresponsal y testigo italiano), K aputt, Nueva York, 1946,
pp. 122-124, 126-129, 137-143, 165-174. Jean Ancel, «The Jassy Syndrome», R o m an ian Jew ish Studies,
primavera de 1987, pp. 33-49, e invierno de 1987, pp. 35-52. Radu Ioanid, T h e H o lo cau st in R om an ia,
Chicago, 2000, pp. 62-90. ^ —
l3'7 Von Killinger al Ministerio de Asuntos Exteriores, 1 de septiembre de 1941, NG-4962. La
tabulación preliminar del censo confeccionado en abril de 1941 mostraba que en la ciudad residían
32.943 judíos (posteriormente esta cifra se revisó a 33.127) y 4.327 en sus alrededores. Golopenjia a
Richter, 25 de junio de 1941, T 175, Rollo 662. Un censo de judíos realizado en mayo de 1942 reve
ló que en total residían en el distrito de Iagi 34.006 judíos. Estadística de la Céntrala, en J. Ancel,
D ocu m ents C o n c e m in g the F ate o f R o m an ian Jew ry du rin g the H o lo cau st, cit., vol. 1, p. 305.
1378 M. Carp, C a r te a N e a g r á - Suferintele E vreilor din R om an ia ¡9 4 0 - 1 9 4 4 , cit. vol. 3, p. 42.
851
Distrito de Dorohoi 12.932
Región de Herta 1.940
b '9 Solomon M. Schwarz, The Jews in che Soviet Union, Syracuse, Nueva York, 1951, p. 224. Israel
Chalfen, Paul Celan, Kassel, 1979, p. 113. ^
15b0 I. Chalfen, Paul Celan, cit., pp. 113-114. El poeta Celan era estudiante universitario por esa época.
1581 RSI1A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 63 (48 copias), 25 de agos
to de 1941, NO-4538. El Einsatzgruppe D atribuyó el bajo número a la huida de los judíos; Solomon
Schwarz hizo más hincapié en las deportaciones efectuadas por los soviéticos en junio.
1,82 Ibid. Una comisión de investigación rumana calculó que en Chiginau residían 11.252 judíos.
Véase su informe, firmado por G. Niculescu y otros cinco, en diciembre de 1941, en M. Carp, Car
tea Neagrá - Suferintele Evreikn din Romajua 1940-1944, cit. vol. 3, pp. 61-65.
llM El Einsatzgruppe mató a 682 judíos, principalmente personalidades importantes apresadas por
lista en Cernáuji. Einsatzkommando 10b al Grupo del Ejército del Sur, 9 de julio de 1941, NOKW-
587, y RSHA IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la LJRSS, núm. 40 (45 copias), 1 de agosto
de 1941, NO-2950. También mató a 551 judíos en Originan y a 155 en Tighina. RSHA IV-A-1,
Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 45 (47 copias), 7 de agosto de 1941, NO-2948. En
la región comprendida entre Hotin y Yampol, sus operaciones fueron más intensivas. R SH A IV-A-1,
los comandantes rumanos para que efectuaran la guetización de las comunidades judías. En
consecuencia, fue responsable del establecimiento por parte de los rumanos del gueto de
Chi§ináu1584 y de la concentración de los judíos en Tighina [actual Bender] *')S\ En ese
momento, sin embargo, sucedió algo que tomó hasta a los alemanes por sorpresa.
El 8 de julio, el mariscal Ion Antonescu declaró en una reunión del consejo de mi
nistros que «ahora existe en nuestra historia un momento muy favorable» para la emigra
ción forzosa de los judíos de Besarabia y Bucovina1’86. Ese mismo día, el comandante de la
gendarmería en Besarabia, coronel Meculescu, ordenó que se detuviera a todos los judíos
de las áreas rurales de la provincia158'. Durante la última semana de julio, los rumanos,
actuando por iniciativa propia, empezaron a empujar a unos 25.000 judíos desde las áreas
del norte de Besaravia al otro lado del Dniéster, hacia lo que todavía era área militar y este
ra de interés alemana (deutsches Interessengebiet)1588. El 29 de julio, el Ortskommandantur
de Yampol, una pequeña ciudad situada en la orilla oriental del río, informó de que allí
habían llegado varios miles de judíos. Los «abandonaron a su suerte [ihrem Schicksal iiber-
lassen]», incapaces de comprar comida. Para cobijarse, ocuparon casas abandonadas1389.
El Undécimo Ejército alemán, percibiendo fuertes concentraciones de judíos en la ori
lla besarabia del Dniéster, intentó bloquear el tráfico de una orilla a otra del río. Había
que cerrar los puentes1590. El 7 í^ejagpsto, el Sonderkommando 10b informó de que ha
Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 67 (48 copias), 29 de agosto de 1941, NO-2837. El
19 de agosto se había cobrado aparentemente ya 4-425 vidas, y para entonces estaba avanzando.
RSHA IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 89 (48 copias), 20 de septiembre de
1941, NO-3 148. Es probable que la contribución rumana a las muertes fuera mayor. Véanse los infor
mes de los Einsatzgruppen, p assim , y los cálculos referentes al 2-12 de julio que suman unos 6.000 en
M. Carp, C a r te a N e a g r á - S u ferin td e E vreilor din R o m an ía 1940-1944, cit. vol. 3, pp. 29-36.
1584 Ohlendorf a la Ic/AO del Undécimo Ejército, 4 de agosto de 1941, adjuntando informe del
Stubaf. Zapp (Skdo. 1 la) a Ohlendorf, fechado el 4 de agosto de 1941, NOKW-3233. El responsable
militar rumano era el coronel Tudose.
1,85 RSHA IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 45 (47 copias), 7 de agosto
de 1941, NO-2948.
1>S6 y ¿ ase üi extracto de los comentarios de Antonescu en M. Carp, C a r te a N e a g r á - Suferin tele
Evreilor din R o m an ía 1940-1944, cit., vol. 3, p. 92.
1587 Ibid.
1588 ic/a o del Undécimo Ejército (firmado von Schobert) al OKH/GenQu, 19 de agosto de 1941,
Rumanien 30498/3. Carpeta anteriormente localizada en el Federal Records Center de Alexandria,
Virginia, RSH A IV-A-!, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 67 (48 copias), 29 de agos
to de 1941, NO-2837.
1,89 Orstkommandantur 11/915 en Yampol al área de retaguardia del ejército 553 (Oberfeldkom-
mandantur 553), 29 de julio de 1941, T 501, Rollo 50.
1:190 Ic/AO del Undécimo Ejército (firmado por el jefe del estado mayor Wóhler) al LIX Cuerpo
de Ejército, Einsatzgruppe D, al Undécimo Ejército/OQu, y al Oberbaustab 19, 29 de julio de 1941,
Rumanien 30498/3. Orden de Wóhler, 3 de agosto de 1941, NOKW-2302.
853
bía impedido el paso a una gran columna de judíos en Mogilev Podolski1591. El personal
del Einsatzgruppe D destinado en Besarabia observó que «incesantes procesiones de judíos
harapientos, custodiadas por soldados rumanos [endiose Züge zerlumpter Juden, bewacht
von non. Suldaten]», habían sido frenadas por las tropas y la Policía de Seguridad alemanas
en el Dniéster. El Einsatzgruppe pensaba que los rumanos estaban organizando un juego
deliberado, llevando a estos judíos de un lado a otro, con el resultado de que a intervalos
hombres y mujeres ancianos y frágiles caían en el barro y en la suciedad (dass in Abstánden
gebrechliche Greise und alte Frauen im Dreck líegen blieben)1592.
A la otra orilla del Dniéster, los alemanes estaban ya reduciendo la masiva columna
que los rumanos habían introducido en el área militar. El Einsatzgruppe D informó de
que había matado inmediatamente a 1.265 judíos y que había devuelto a unos 27.500.
En Mogilev, 8.000 de estos judíos fueron devueltos después de un enfrentamiento con el
comandante rumano estacionado en la orilla occidental del puente. Desde Yampol, una
unidad de la gendarmería alemana sobre el terreno fetwio dos informes afirmando que
18.000 judíos habían sido devueltos el 17 de agosto, y 2.000 más a finales de ese mes1593.
Mientras los alemanes intentaban frenar la marea de judíos Qudenstrom) hacia su
área, los rumanos hacían planes de mayor envergadura. El 5 de agosto de 1941, el jefe
de policía de Bucarest, general Pálángeanu, ordenó que todos los judíos en edad mili-
tar se presentaran para trabajar1594. Pocos días después, llegó a Berlín la noticia de que
el mariscal Antonescu había ordenado transportar a 60.000 judíos desde la Vieja Ruma-
nía a Besarabia para la «construcción de carreteras» 1595. Los alemanes estaban ahora
verdaderamente alarmados. Empezaron a ver el espectro de más de medio millón de
judíos cruzando el Dniéster para asentarse en la retaguardia del disperso Einsatzgruppe
1591 RSH A IV 'A 'l, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 45 (47 copias), 7 de agosto
de 1941, NO-2948.
1592 Einsatzgruppe D al Undécimo Ejército, 2 de septiembre de 1941, Rumanien 29222.
1595 RSH A IV 'A 'l, Informe sobre las Operaciones en la URSS, núm. 64 (48 copias) 25 de agos
to de 1941, NO-2840. RSH A IV-A-1, Informe sobre las Operaciones en la U RSS, núm. 67 (48
copias), 29 de agosto, de 1941, NO-2837. Sobre el incidente del puente de Mogilev, véase la decla
ración jurada de Félix Rühl (oficial del Estado Mayor, Sonderkommando 10b), 26 de mayo de 1947,
NO-4149. Informe enviado desde Yampol por la Primera Compañía, 683d Batallón Motorizado de la
Gendarmería sobre el Terreno (Abteilung), 17 de agosto de 1941 (firmado Oberleutnant Wasikows-
ki) y 31 de agosto de 1941, T 501, Rollo 56. Del lado rumano, los informes indican que el 17 de agos
to sólo se recibieron 12.500 o 13.000 judíos en Cosáuji (frente a Yampol). Véanse los informes de la
gendarmería rumana referentes al 17 y el 19 de agosto de 1941, en J. Ancel, D n cu m en ts C oncem in g
the F ate o f R om an ian Jeiv ry du rin g the H o lo cau st, cit-, vol. 5, pp. 44-47, 49-51.
1,94 K r a k a u e r Zeitun g (5 de agosto de 1941), p. 2. D o n au z e itu n g (6 de agosto de 1941), Belgrado,
p. 4; 7 de agosto de 1941, p. 3.
1595 Rademacher al Reichsbahnoberinspektor Hoppe y al Ministeriaídirektor Wohlthat (Plan
Cuatrienal), 12 de agosto de 1941, NG-3104.
854
D, que ya estaba sobrecargado con la abrum adora tarea de m atar a los judíos del sur de
Ucrania. Los 600 hom bres del Einsatzgruppe quedarían anegados de judíos en el fren
te y en la retaguardia.
Los alem anes se m ovieron con rapidez. M enos de una sem ana después de la orden
de m ovilización para trabajar, la legación alem an a acon sejó al primer m inistro en fun
ciones, M ihai A n ton escu, que «procediera a la elim inación del elem ento judío sólo de
manera sistem ática y len ta». El A n ton escu joven respondió que ya había recom endado
que se revocara la orden, dado que, en cualquier caso, era obvio que el m ariscal había
«sobreestim ado» el núm ero de judíos capaces de trabajar. En consecuencia, les habían
dicho a los prefectos de policía que parasen la m ed id a1596.
Poco después de esta intervención, el jefe de la m isión m ilitar alem ana en Rum ania,
Generalm ajor H auffe, tom ó m edidas para im pedir el traslado de judíos al área del Ein-
satzgruppe D. Para dar al Einsatzgruppe un respiro, fijó una línea m ás allá de la cual no
se m overían los judíos m ientras durase la guerra con tra Rusia. (Se esperaba que finali
zara en breve.) D ado que el área entre los ríos D niéster y Bug (Transnistria) sería tran s
ferida al control rum ano, y dado que el Einsatzgruppe ya estaba cruzando el Bug, Hauf-
fe abandonó el D niéster y se m antuvo en el Bug. El 30 de agosto de 1941, H auffe y el
general rum ano T atáran u firm aron un acuerdo en el ayuntam iento de la ciudad besa-
rabia de T ighina. El acuerdo establecía que «por el m om ento» no se conducirían judíos
al otro lado del Bug. Para asegurarse de que los judíos perm anecerían en Transnistria
hasta «el final de las operaciones», Hauffe especificó tam bién que habría que encerrarlos
en cam pos de co n cen tración 1597.
Las deportaciones se produjeron en un territorio mayor que el de las provincias
reconquistadas. Incluyeron el sur de B ucovin a y Dorohoi, un distrito que había sido in
corporado a B ucovin a en 1938. El cuadro 8.21 m uestra la reducción de la com unidad
judía en toda la región en el transcurso de un año.
En el m om ento en que se firmó el acuerdo de Tighina, el número de judíos contabiliza
dos (incluida la cifra del censo del anterior abril en el sur de Bukovina y en Dorohoi) era
aproximadamente de 156.000. Durante el verano y principios del otoño, los judíos fueron
reunidos en guetos y en cam pos de tránsito de Besarabia. A partir de m ediados de septiem
bre, fueron trasladados a puntos de cruce junto al río Dniéster. La mayoría de los desplaza
mientos se realizaron a pie, cam po a través, siguiendo las rutas indicadas en el cuadro 8.22.
1596 Ibid. El gobierno rumano estaba negociando en ese preciso instante con la organización com u
nitaria judía un préstam o de 2.500 millones de lei. Informe del agente de inteligencia alemán. C ódi
go Ru núm. 62, W i/IC 4.2-a, pp. 211-216.
I59í Bráutigam (jefe adjunto, División Política, M inisterio del Este) al M inisterio de A suntos E xte
riores, marzo de 1942, adjuntando acuerdo firmado por Hauffe y Tatáranu en Tighina (Besarabia) el
30 de agosto de 1941, PS-3319.
855
C u a d ro 8 .2 1 . L a con vulsión en B u c o v in a y B e sarab ia
Las m archas a pie y los cam pos de tránsito provocaron un elevado índice de desgaste
entre los deportados. En Edinel;i, con una población estim ada de 10.000 reclusos el 9
de agosto, un oficial rum ano inform ó de que las posibilidades de aprovisionam iento
eran m ínim as (posibilítate de aprovisionare minime) 1598. En Secureni, con 20.852 judíos el
11 de agosto, alim entarlos era «im posible» (Alimentarea lor este imposibila)1'’99. N o había
m edicinas disponibles en estos cam pos cu an do em pezaron las epidem ias1600. Marcule§ti,
159b Jean Poitevin (A r m a ta i - a E s 2 Serviciul P retoral ) a Serviciul M are lu i P retor (general Topor), 9
de agosto de 1941. M. Carp, C a r te a N e a g r á - Suferintele E vreilor din R o m an ía 1 9 4 0 - 1 9 4 4 , cit. vol. 3,
p. 100.
1,99 Coronel M a n e a b a (jefe de la Gendarm ería besarabia) al M arele Pretor, 11 de agosto de 1941,
Ibid., p. 102.
1600 M anecuja a Topor, 16 de septiembre de 1941, ibid., pp. 1 14-1 16.
856
C u a d ro 8 .2 2 . D ep o rtacio n es al D niéster, ru tas principales
Secureni ^ Atachi-Mogilev
Edineti J 25.000 <r---------- — 55.913
(incluidas las llegadas por tren desde Cernáuji,
Gura Humorului, Dorohoi, y otras ciudades,
octubre y noviembre)
una com unidad agrícola judía, estaba desierta cuan do llegaron miles de deportados de
Cernáuji, Storojin et y otras localidades. Evidentem ente, a los judíos locales los habían
m atado. U n superviviente recuerda que ante cad a casa había una tum ba (r-'or jedem
Haus befand sich eín G r a b )1601. Vertujeni, el m ayor de los cam pos de tránsito, contenía
13.500 judíos trasladados desde Transnistria en agosto, y otros 9.000-10.000 que aún
no habían sido deportados a la otra orilla del D n iéster1602. A quí, com o en otras aldeas
convertidas en cam pos de tránsito, la congestión era tal que las personas tenían que
vivir en áticos, sótanos, gallineros o en las alcantarillas. M uchos de los presos perm a
necieron en estos cam pos casi dos m eses antes de que com enzaran las evacuaciones, a
m ediados de septiem bre. U n superviviente de Edineti recuerda el viaje hacia el río. Un
1601 D eclaración de Moshe Brunwasser, julio de 1959, Yad Vashem, Historia O ral 916/74.
1602 Poitevin a Topor, 23 de agosto de 1941, en M. Carp, C a r te a N eagrci - Suferintele E vreilor din
R om an ía 1 9 4 0 - 1 9 4 4 , cit. vol. 3, pp. 105-106. En Secureni se encontraban también otros 1.698 judíos
que regresaron a Besa rabia. Manecu^a a Topor, 16 de septiembre de 1941- Ibid., p. 116.
857
oficial rum ano, revólver en m ano, recogía el oro y los objetos valiosos de los cam inan'
tes. A lo largo del cam ino, «incontables cadáveres» (unzdhlige Leichen) y extremidades
sueltas (einzelne Glieder) de adultos y niños de anteriores transportes yacían al lado de
la carretera1603.
El 4 de octubre, el m ariscal A n ton escu decidió que había que deportar a todos los
judíos de Bukovina a la otra orilla del D niéster en diez d ías1604, y al sexto día, obser
van do que en Besarabia (Chi§ináu) q uedaban aproxim adam ente 10.000 judíos, habló
de expulsarlos a Transnistrtia y, de perm itirlo las circunstan cias, a la cordillera de los
U rales1605. El noveno día, em pezaron a salir trenes con deportados desde varias pobla
ciones de B ucovina hacia A ta c h i1606. Muy pocas personas intentaron ocu ltarse1607.
Los judíos de C ern áu p fueron som etidos a guetización. La decisión se tom ó el 9 de
octubre. La m añana del 11, apareció en las calles de Cernáu(.i un cartel firmado por el
general Calotescu, gobernador de Bucovina, anunciando que a los dirigentes judíos de la
ciudad y de sus alrededores se les leería en el cuartel general militar, a las 7:00 horas, un
decreto de establecim iento de guetos, que sus términos serían com unicados a la pobla
ción judía entre las 8:00 y las 9:00, y que el traslado debía finalizar antes de las 18:00
h oras1608. La orden causó consternación, pero a nadie se le ocurrió, declara una supervi
viente, no trasladarse al gueto (Es fiel jedoch niemanden ein, nicht ins Ghetto zu ziehen)'609.
La sección asignada a los judíos tenía una capacidad norm al para 10.000 personas y ahora
vivían en ella 50.000. Se alojaban en pasillos, sótanos, garajes y bajo los puentes. Las con
diciones sanitarias se deterioraron rápidam ente. Las deportaciones, sin embargo, co
menzarían pocos días después, calle a calle. En el últim o m om ento, el m ariscal Anto-
nescu, en con versación telefónica con el gobernador C alotescu, aceptó exim ir a 20.000
judíos. Las listas debía prepararlas la C om unidad Judía. La m ayoría de los nom bres se
aprobaron en la oficina de C alotescu, los restantes los aprobó el alcalde Popovici1610. La
i60’ Declaración de Jo se f Schieber, mayo de 1959, Yad Vashem, Historia O ral, 825/22.
1604 M arele C a rtie r G e n e ra l II-a a la C om andancia de Cemáut.i, 4 de octubre de 1941, en M. Carp,
C a r te a N e a g r a - Suferintele Evreilor din R o m an ia 1 9 4 0 - 1 9 4 4 , cit. vol. 3, p. 143.
1605 E xtracto de los com entarios de A ntonescu en el C onsejo de M inistros, 6 de octubre de
1941, ibid.
1606 Ibid., p. 135.
160' Este aspecto se subraya en las declaraciones de A dolf H enner (deportado de Gurahumorului),
abril de 1959, Yad Vashem, Historia O ral 794/34, y del Dr. Gabriel Stier (deportado de Rostoki), junio
de 1963, Yad Vashem, Historia Oral 2081/188.
i 60b Texto en Julius Fischer, T ran sn istria, N ueva York, 1969, pp. 65-66.
1609 declaración de Regina Lewyn, julio de 1959, Yad Vashem, H istoria Oral 915/69.
1610 D eclaración del Dr. Traian Popovici (alcalde de C e m á u p en 1941), en M. C arp, C a r te a N ea-
g rá - Suferintele E vreilor din R om an ia 1 9 4 0 - 1 9 4 4 , cit., vol. 3, pp. 158-182. Extracto en J. Fischer, Trans
nistria, cit., pp. 67-69.
858
concesión de exenciones, de acuerdo con diversas fuentes, fue producto de una enor-
me corrupción 1611.
D urante octubre y noviem bre, un tren tras otro salió de Cernáu^i con destino a Mar-
cule§ti, y directam ente al punto de cruce del D niéster en A tach i. Un deportado, un
ingeniero que llevaba un diario, escribió que, a las 6 :00 horas del 29 de octubre, unos
soldados despertaron a los judíos a golpe de tam bor y les dijeron que estuvieran en la
estación de tren a las 10:00. D uran te el em barque en el tren reinó el caos. Se pagaban
sobornos para viajar en vagones m enos atestados. M ientras el tren estaba en ruta, av an
zando a sacudidas y parando, las puertas se d esatran caban desde el exterior, y caían
maletas. Se m etían dentro m anos que sacab an m ás equipaje m ientras los deportados
escuchaban gritos de m ujeres perdiéndose en la distancia. En el Dniéster, les dijeron a
los judíos que saltaran fuera com o liebres, y lanzaron el equipaje a una zanja llena de
agua. La colum na del ingeniero tuvo que trepar una escarpada pendiente. A lgunas per
sonas avanzaban a cuatro patas, arrastrando con ellas sus pertenencias, m ientras las
golpeaban. Vio dos m ujeres caídas, una de ellas con la cabeza ya enterrada en el barro,
la otra que intentaba levantar la suya débilm ente pero que no lo conseguía porque un
zapato le había introducido varios m echones de su blanco cabello en la tierra. Mil per
sonas esperaban en el barro. U n socavón en el centro de un cuadrado conducía a p a
rentem ente a un pasadizo subterráneo. Él se deslizó unos dos m etros por el agujero para
orinar, pero retrocedió cu an do vio cadáveres desnudos y m edio putrefactos apilados
unos encim a de otros. Los judíos del cam po de Edine^i ya habían estado allí1612.
El cruce a Transnistria se llevó a cab o por los puentes y en transbordadores sobre
cargados, desde los que cayeron person as1613. U n superviviente informa de que una de
las m ujeres del barco sujetaba un bebé envuelto en un alm ohadón. A l otro lado la m adre
se dio cuenta con horror de que el alm ohadón estaba vacío. El niño se había caído y lo
habían p isotead o1614.
Los alem anes observaron las deportacion es a distancia, desde Bucarest. El 17 de o c
tubre de 1941, un alto cargo de la legación (probablemente el Hauptsturm führer Richter)
escribió la siguiente nota:
D e acu erdo con la inform ación recibida hoy del G en eraldirek tor Lecca, 110.000 ju
díos están siendo ev acu ad os de B u kovina y B esarab ia hacia dos bosques situados en el área
1611 D eclaración de Popovici en M. Carp, ibid. D eclaración de Lewyn, julio de 1959, Yad Vashem,
Historia O ral 915/69. Diario de Leopold Rauch (11 de octubre-8 de noviembre de 1941), certifica
do por el Dr. Ball-Kaduri, 23 de diciembre de 1959, Yad Vashem, H istoria O ral 1024/55.
1612 Diario de Rauch, Yad Vashem, H istoria O ral 1024/55. El autor no sobrevivió.
1613 D eclaración de H erm ann Picker, junio de 1959, Yad Vashem, Historia O ral 868/88.
1614 D eclaración de Klara Horn, 24 de febrero de 1958, Yad Vashem, Historia O ral 299/12.
859
del río Bug. Por lo que él ha podido saber h asta ahora, esta acción se b asa en una orden
em itida por el m ariscal A n ton escu . El propósito de la acción es liquidar a estos judíos
[S in n d er A k tio n s d die L iq u id ieru n g d ieser ju d e n ] l61’ .
Los ccos de Transnistria se escucharon tam bién en otras partes de Bucarest. Duran-
te el desfile celebrado en la capital por la victoria de O dessa circularon panfletos judíos
con acusaciones de que «nuestras m uchachas de Besarabia son arrastradas a casas de
prostitución en el frente o rien tal»1616. El agregado m ilitar alem án en Bucarest informó
de que uno de sus agentes, que se había m ezclado entre incontables rum anos unifor
m ados que llegaban con perm iso del frente, había descubierto que cada uno de estos
oficiales rum anos iba cargado de anillos, pieles, sedas y otros objetos valiosos robados a
miles de deportados ju d ío s161'.
El 9 y el 11 de octubre, m ientras trasladaban a los judíos de Chi§ináu, el presidente
de la Federación de C om unidades Judías, Filderm an, dirigió dos breves solicitudes al
m ariscal A n ton escu. Filderm an era experto en peticiones; sólo unos años antes había
protestado en la Liga de N acion es contra las transgresiones del tratado sobre las mino
rías por parte del gobierno rum ano. A h ora dio en el blanco: «E sto es m uerte, muerte,
m uerte sin culpa, sin otra culpa que la de ser judíos [Este moartea, moartea, moartea fára
vina, fárá alta vina decat aceea de a fi evrei]»1618.
El 19 de octubre, A n ton escu respondió a Filderm an largo y tendido, reconociendo
que había recibido las dos peticiones y citando la línea en la que se m encionaba la muer
te tres veces. «H ab la usted de tragedia -d e c ía el m ariscal—y apela a favor de los judíos.
Entiendo su dolor, pero debería haber com prendido a tiem po el dolor de toda la nación
rum ana.» Los rum anos, afirm aba A ntonescu, habían pagado con su sangre el odio de los
judíos. En O dessa, éstos habían «incitado» a las tropas soviéticas a una resistencia inne
cesariam ente prolongada, «m eram ente para infligirnos bajas». En Bucovina y Besarabia,
los judíos habían recibido al Ejército Rojo con flores, y durante el «terror comunista»
habían denunciado a los rum anos, causan do así pesar en m uchas familias rum anas. Pero
cuando regresó el ejército rum ano, no lo recibieron con flores. «¿Por qué -preguntaba
860
A n ton escu- prendieron los judíos fuego a sus casas antes de abandonarlas? ¿Por qué
hemos encontrado m uchachos judíos de catorce y quince años con granadas en los bol
sillos?» Incansablem ente, el m ariscal recitó atrocidad tras atrocidad. Finalm ente co n
cluyó: «Tenga piedad, por el contrario, de las m adres que han perdido a sus hijos, y no
lástima por aquellos que han causado este m a l» 1619.
El m ariscal A n ton escu no disfrutaba de esa firmeza en la acción que caracterizaba a
Hitler. El Führer alem án no tuvo que responder peticiones, porque no le dirigieron n in
guna. Los judíos alem anes no «protestaron ». Fielderm an pidió, y recibió una respuesta.
En su respuesta, al m ariscal A n ton escu le había parecido necesario justificar sus accio
nes e incluso había concluido con una retórica solicitud de aprobación a Filderman.
Dos años después, el m ariscal se sentiría aún m ás inseguro.
Transnistria fue un desastre prolongado. En su totalidad, unos 160.000 judíos habían
sido capturados en Besarabia, Bucovina y Dorohoi para la deportación, y 135.000 llegaron
vivos a la orilla izquierda del Dniéster. La cifra neta de traslados incluye a unos 4-000 ju
díos con supuestas autorizaciones de Popovici que fueron expulsados de Cernautd en junio
de 1942, y cientos más arrestados en Bucarest y expulsados a Vapniarca (Vapnyarka), un
campo especial de Transnistria1620. A la mayoría de los judíos que llegaron a M ogilev y
otros puntos de cruce los em pujaron más allá, hacia aldeas y pueblos del norte de Trans-
nistria1621. A lgunos pagaron sobornos para llegar a una «buena localidad»1622. Finalmente
los distribuyeron entre más de 100 ciudades, aldeas y koljoses, dándose las mayores con
centraciones en las ciudades de Mogilev, Bershad y Shargorod1623. Los judíos locales, enor
memente superados en número por los deportados, pasaron a formar parte de estas com u
nidades, que se convirtieron en dom icilios fijos por decreto em itido el 11 de noviem bre
de 1941, firmado por el gobernador A lexianu de Transnistria. C ada «colonia» debía elegir
un «jefe», y en cad a una de ellas los judíos debían realizar trabajos forzados1624.
Las im provisadas colonias transnistrianas se estaban convirtiendo ahora en una ins
titución rum ana. Las condiciones fueron desalentadoras desde el comienzo. En la ciudad
1619 Facsímil en ibid., y extractos en inglés en J. Fischer, T ran sn istria, pp. 72-74- La carta de Anto-
nescu se publicó en la prensa. V éase D o n au ze itu n g (28 de octubre de 1941), Belgrado, p. 3.
Ií,2° Sobre las deportaciones de 1942, véase M. Carp, C a r te a N e a g r á - Suferintele E vreilor din
R u m ania 1 9 4 0 - 1 9 4 4 , cit., vol. 3, pp. 232-240.
1621 Ibid., pp. 260-263.
1622 D eclaración de H erm ann Picker, junio de 1959, Yad Vashem, Historia O ral 868/88.
I['2i Informe de la Comisión Judía, firmado por Fred Saraga, 31 de enero de 1943, Yad Vashem M 20.
Los distritos con más asentados fueron Mogilev, Tulchin y Balta. Los distritos estaban gobernados por co
roneles del ejército rumano que actuaban como prefectos. Se puede encontrar una lista de los prefectos
en M. Carp, C a r te a N e a g r á - Suferintele Evreilor din R um ania 1 9 4 0 -1 9 4 4 , cit., vol. 3, pp. 17-21.
1624 D ecreto de A lexianu, 11 de noviembre de 1941, en M. Carp, C a r te a N e a g rá - Suferintele
Evreilor din R u m ania 1 9 4 0 - 1 9 4 4 , cit., pp. 395-397.
861
de Mogilev, extrem adam ente superpoblada, un dirigente judío escribió una carta deses
perada el 6 de enero de 1942 a una oficina sionista en Ginebra, declarando que de 12.000
personas, 5.000 estaban siendo alim entadas en un com edor benéfico con un trozo de pan,
y que a diario m orían 60 personas1625. M iles de judíos de M ogilev padecían tifus, y la tasa
de m ortalidad entre los enfermos era del 30 por 1001626. Los rum anos decidieron expulsar
a parte de los deportados de M ogilev a las aldeas circundantes, y el prefecto de Mogilev,
coronel N ástura§, emitió una orden de guetización de los judíos de su distrito en la que
invocaba el honor de la nación rum ana l627.
U n o de los guetos fue D jurin, A n tes de la guerra, las ruinosas casas de esa ciudad
estaban ya a punto de derrum barse1628. Los judíos vivían allí a razón de cinco o seis por
habitación, y después de que llegaran los expulsados la densidad se hizo aún mayor.
D entro del recinto se apostaron policías judíos, y el gueto, que carecía de retretes en las
casas, estaba rodeado de letrinas. «A p esta -escribió un preso en su d iario - hasta el alto
cielo, en el sentido literal de la p a la b ra »1629. U n superviviente de la congestionada ciu
dad de Shargorod informa de que, en ausencia de retretes o cloacas, un estanque ser
vía com o única instalación para m iles de p erson as1630. De los 29 m édicos de la colonia
de Shargorod, 23 se contagiaron de tifus, y de ellos 12 m urieron 1631.
Com o en los guetos de Polonia, la principal fuente inicial de renta para m uchos de los
deportados era la venta de sus pertenencias personales1632. En Mogilev, un jefe de ener
gía de la colonia judía, el ingeniero Jagendorf, organizó la producción1633, pero en muchas
1623 Feiwel Laufer a la O ficina de Hechalutz en Ginebra, 6 de enero de 1942, Yad Vashem M 20.
La anotación sobre la correspondencia declara que Laufer murió el 16 de enero.
1626\ /é asc c] informe de Jaegendorf (jefe de la colonia judía), del Dr. N. Winkler (jefe del hospi
tal), del Dr. M. Wolf (coordinador m édico), y del Dr. J. Kessler (secretario) sobre el tifus en Mogilev,
10 de junio de 1942, M. Carp, C a r te a N e a g r á - Suferintele E vreilor din R om an ía ¡9 4 0 - 1 9 4 4 , cit., vol. 3,
pp. 362-363.
1627 Sobre las expulsiones, véase M. Carp, C a r te a N e a g r á - Suferin tele E vreilor din R om an ía 1940-
1 9 4 4 , cit., pp. 267-269, 272-273, 287. O rden de Nasturag, 16 de junio de 1942, ibid-, p. 359.
1628 M irjam Korber, Deportiert, Constanza, 1993, con texto de su diario de Djurin, entradas corres
pondientes al 15 de diciembre de 1941 y al 1 de marzo de 1942, pp. 63, 85.
1629 R olf R o s e n s t o c k , «Die Chronik von Dschurin», D ac h au e r H efte 5 (1994), pp. 40-86, entradas
referentes al 3 y al 14 de agosto, y al 8 de septiembre de 1942, en pp. 65-67.
,6>c D eclaración de Selig-Ascher Hofer, julio de 1959, Yad Vashem, Historia O ral 918/41.
1651 V éase la lista de médicos, lirmada por el jefe de la colonia, Dr. Meyer Teich, en M. Carp, C a r
tea N e a g r á - Suferintele E vreilor din R o m an ía 2 9 4 0 - 1 9 4 4 , cit., vol. 3, p. 350.
1632 D eclaración de Hofer, Yad Vashem, H istoria O ral 918/41.
16,3 Declaración de Moshe Koerner, 18 de julio de 1958, Yad Vahsem, Historia Oral 460/43. Informe
de Jagendorf a C é n tra la E vreilor din rom anía, 16 de septiembre de 1942, en M. Carp, C a r te a N eag rá -
Suferintele E vreilor din R u m an ia 1 9 4 0 - 1 9 4 4 , cit., vol. 3, pp. 365-366. V éanse también las memorias:
Siegfried JAGENDORF, Ja g e n d o r f’s Foundry, A aron H irt-M annheimer (ed.), N ueva York, 1991.
862
de las colonias la desorganización y la corrupción en la m aquinaria del consejo eran
comunes. U n a madre informa de que cuando la dejaron abandonada, enferm a de tifus y
no plenamente consciente, sus tres hijos murieron1634. O tro superviviente relata: «Q uien no
poseyera algo o no estuviera en condiciones de mendigar, m oría de h am b re»1635.
Los trabajos forzados en proyectos de construcción eran precisados por la O rganisa-
tion Todt. Tras la aprobación del gobernador A lexian u, los judíos fueron asignados a
este trabajo por los prefectos1636, y atrapados por la policía judía de las colonias. De
nuevo surgió una ocasión para el privilegio de aquellos que eran «prom inentes» o que
tenían dinero para com prar exen cion es163'. Los lugares de trabajo estaban situados en
el norte de Transnistria en donde se construía un tram o de una gran carretera (Durch-
gangsstrasse IV ), y en el sur, en Trichati [Trikhaty], donde se construían dos puentes
sobre el río B u g 1638. Varias em presas alem anas hicieron uso de esta m ano de obra, entre
otras D ohrm an n -Schütte, H orst Juessen, y U fer en lo que se refiere al trabajo de co n s
trucción de la carretera1639, y Betón- und M onierbau en los trabajos del puente en T a
ch ad1640. U n superviviente de la can tera de piedra de H orst Ju essen situada en el dis
trito de Tulchin de Transnistria, próxim a al lugar de los trabajos de la carretera, inform a
que los detenidos se levan taban a las 4 :3 0 horas y que la com ida del m ediodía co n sis
tía en una rebanada de pan y un plato de sopa de col y guisantes agu san ad os1641. El per
sonal de la Sch utzm annsch aft lituana, bajo la supervisión de las S S, vigilaba a los pri
16J4 D eclaración de A nna Loebel, septiembre de 1959, Yad Vashem, H istoria O ral 958/12.
16,3 Declaración de Baruch Rostoker (colonia de Kupaygorod), Yad Vashem, Historia Oral 1224/74.
1616 Véase la correspondencia entre el Einsatzgruppe Russland-Süd/Sondereinsatz Zmólnig de la Or-
ganisation Todt y la oficina de Alexianu entre el 14 de mayo y 8 de julio de 1943 sobre la mano de obra
judía destinada a la construcción de un puente dotado de carretera sobre el río Bug, Archibos del U. S.
Holocaust M emorial Museum, Grupo de Registro 31.004 (O blast de O dessa), Rollo 13, Fondo 2264,
Opis 1, C arpeta 23.
I6J' Declaración de Hermann Picker (Shargorod), junio de 1959, Yad Vashem, Historia Oral 868/73.
Declaración de Benno Schieber (Shargorod), agosto de 1959, Yad Vashem, H istoria Oral 959/91.
16,8 Jean A n c ü l , T ransn istria, 1 9 4 1 - 1 9 4 2 , Tel A viv , 2003, pp. 322-330.
1659 Zentrale Stelle Ludwigsburg, informe final en la causa contra Franz Christoffel y otros im pu
tados, 11 (4) A R-2 20/63, 29 de agosto de 1963 (firmado Schuster). Véanse también las declaracio
nes sobre una obra en Teplik efectuadas por Regina Lewyn, julio de 1959, Yad Vashem, Historia Oral
915/69, y N echam a Jurisdicki, diciembre de 1959, Yad Vashem, Historial O ral 1090/29.
1640 Betón- und M onierbau A .G./Bugbrücke Trichati a la Gendarm erie rumana de Trichati, 2 de
julio de 1943, A rchivos del U. S. H olocaust M emorial M useum , Grupo de Registro 31.004 (O blast
de O dessa), Rollo 13, Fondo 2264, O pis I, C arpeta 23. La carta, referida a un fugado judío, fue
enviada a la Reichsbahn N eubauam t de Trichati, una oficina especial dedicada a la construcción del
puente con vía férrea sobre el río Bug.
1641 Declaración de Julius Kronenfeld, julio de 1959, Yad Vashem, Historia Oral 869/73. Véase tam
bién la declaración de la señora Saly Gutmann, 18 de agosto de 1958, Yad Vashem, Historia Oral 510/42.
863
sioneros a lo largo de la carrerera, m ientras que la G endarm erie rum ana se ocupaba de
esta tarea en T rich ati1642.
A pesar de la escasez de m ano de obra, los alem anes llevaron a cabo ametralla'
m ientos. En Bar (Reichskom m issariat de U crania, cerca de la frontera transnistriana),
m ataron a miles de judíos, incluidos deportados ru m an os1645. U n superviviente que se
encontraba en el lado de la frontera controlado por los rum anos recuerda haber oído
gritos de las personas a las que estaban m asacran d o 1644.
En Transnistria había también campos de concentración dirigidos por los rumanos. Varios
miles de judíos fueron encarcelados en Picziora (Peciora), un lugar en el que el hambre se
desató h asta tal extrem o que los presos com ían corteza de árbol, hojas, hierbas y carne de
cadáver hum ano164’ . El otro campo, Vapniarca, estaba reservado para unos 1.000-1.400 pre
sos políticos judíos, muchos de ellos de la Vieja Rumania, así como para personas más jóvenes
y solteras. Vapniarca fue objeto de una política nutricional rum ana específica. A los presos
los alimentaban regularmente con 400 gramos de una especie de garbanzos (tathyms savitus),
que los agricultores soviéticos habían estado dando a los cerdos, cocinados en agua con sal
y mezclados con 200 gramos de cebada, a la que se añadía un relleno del 20 por 100 de paja.
N o se permitía ninguna otra dieta. El resultado se manifestó en calambres musculares, inse
guridad al andar, espasm os arteriales en las piernas, parálisis e incapacitación. Aproxima
dam ente un tercio de los judíos murieron y a la mayoría de los restantes los m ataron1646.
En el verano de 1942, los deportados de Transnistria se habían convertido en super
vivientes de m archas, epidem ias, ham bre y am etrallam ientos. Su destino final lo deci
diría el gobierno de A n ton escu una vez considerada la dem anda fundam ental alemana
de alcanzar una «solución final».
864
En la V ieja Rum ania, m ientras tanto, no se había llegado aún al clím ax de los acon
tecimientos. La evolución en las áreas de la zona se retrasó respecto a las rápidas opera
ciones de deportación y m atanza llevadas a cabo en las provincias orientales. En el m o
mento en que conducían a los primeros judíos de Besarabia al otro lado del Dniéster, el
proceso de destrucción en la Vieja R um ania se lim itaba aún a la confiscación de las pro
piedades inm uebles urbanas y agrícolas y a la rum anización de la m ano de obra. Tras
abandonar el plan de trasladar a los judíos de la Vieja R um ania al otro lado del D n iés
ter, los rum anos siguieron el consejo alem án de adoptar un sistem a m ás m etódico para
«solucionar la cuestión ju día». En consecuencia, el gobierno rum ano endureció las m edi
das económ icas contra la com unidad e instituyó un consejo judío.
En la esfera económ ica, los judíos fueron expulsados del sector rural. Las cifras de ex
propiaciones m ás elevadas para la Vieja R um ania incluyen 57.000 h ectáreas de terreno
labradío y 66.000 hectáreas de terreno boscoso, m ás varios m olinos1647. También tom a
ron los terrenos abandonados de Besarabia, que ascendían a 396.000 h ectáreas1648.
La expropiación de bienes inm uebles en la Vieja Rum ania abarcó 31.000 edificios, con
un total de 75.000 viviendas. Los inquilinos judíos de estas casas fueron desah uciados1649,
a no ser que tuvieran la ciudadanía rum ana desde hacía m uchos años o fueran m édicos
o dentistas esenciales, o hubieran sido con decorados en la Prim era G uerra M u n d ial1630.
Los veteranos, adem ás, ten ían que haberse presen tado voluntarios para servir en el
ejército rum ano, que luchó contra A ustro-H un gría y A lem an ia en la Prim era G uerra
Mundial, y no en el ejército austro-húngaro, que fue aliado de A lem an ia; una ironía
que no se les escapó a los observadores alem anes. Los inquilinos judíos no privilegiados
tenían que colocar un aviso en la puerta indicando que los rum anos que lo desearan
podían in speccionar el inm ueble en las horas establecidas. D os veces al año, durante
1941 y 1942, los judíos podían ser desah uciados para dejar espacio a solicitantes ru
manos1631.
Los inm uebles abandonados en Besarabia ascendían a 38.000 edificios, de los cuales
4.000 fueron destruidos. De las estructuras restantes, 9.000 eran urbanas, 9.000 rurales,
y el resto dependencias y sim ilares1652.
865
El Estado expropió tam bién 146 barcos de propietarios judíos y m edio judíos1655,
pero los fabricantes y los distribuidores, a pesar de padecer cierta presión y de que se
produjeran algunas «rum anizaciones volun tarias» financiadas por el Estado, mantuvie-
ron su actividad.
A los com petidores alem anes les m olestaba que continuara la presencia de empre-
sas judías com petidoras. U n em presario alem án en Rum ania, propietario de una niade-
rera con 3.000 trabajadores, se quejaba am argam ente de que los «judíos» eran en buena
parte responsables de una inflación que había triplicado los precios en un periodo de
dos años. Los organism os de aprovisionam iento m ilitar alem anes estaban soportando la
parte m ás dura de esa inflación, m ientras que el gobierno rum ano se beneficiaba com
placido de ella, h asta el punto de percibir un aum ento de 2.500-3.000 m illones de lei en
im puestos sobre ventas, suficiente para financiar todo el esfuerzo de guerra rum an o1*’-4.
Los alem anes intentaron expulsar a los em presarios judíos de la econom ía rumana
m ediante acuerdos com erciales, pero resultó un esfuerzo en buena m edida v a n o 1655. Por
el m om ento, los recursos locales, tanto de capital com o de experiencia, no eran sufi
cientes para sustituir com pletam ente a los judíos.
L a «rum anización» de la m ano de obra fue otro tem a. Esta operación la llevó a cabo
el M inisterio de Trabajo, que disponía de su propia oficina de rum anización. El objeti
vo de despedir a todos los trabajadores judíos se fijó inicialm ente para el 31 de diciem
bre de 1941, una fecha que resultó im posible de cumplir. Los rum anos probaron con la
«duplicación », es decir, el em pleo sim ultáneo del judío que posteriorm ente sería susti
tuido y un aprendiz ru m an o16’6. A m ediados de 1942, sin em bargo, com o se m uestra en
el cuadro 8.23, a los rum anos aún les quedaba m ucho cam ino por andar.
A m edida que descendía el em pleo judío, se hacían realidad los trabajos forzosos.
Todos los hombres judíos en edad militar, es decir, entre los dieciocho y los cincuenta años,
estaban obligados a efectuarlos; pero aquellos que aún tenían trabajo o rentas propias,
o aquellos que poseían títulos académ icos o profesionales, tam bién podían comprar
exenciones al Estado rum an o16’ '. La adm inistración del sistem a de trabajo obligatorio
866
estuvo prim ero en m anos de un alto cargo del M inisterio de Trabajo (M ociulschi). D e s
pués se transfirió al M inisterio de D e fen sa1658. A los judíos reclutados los em pleaban en
diversos proyectos, tales com o la construcción de carreteras (el M inisterio de Trans-
portes), la construcción de viviendas para trabajadores (el M inisterio de T rabajo), y la
retirada de nieve, basura, y sim ilares (los m unicipios) 1659. D espués de que el M inisterio
de D efensa se hiciera cargo del sistem a, se exigió a quienes estuvieran en posesión de
títulos que desarrollaran trabajos in telectuales en dicho M in isterio1660. En principio, el
servicio se lim itaba a tres m eses, pero en 1943 los judíos ya no eran autom áticam ente
liberados. A proxim adam en te 4 0 .0 0 0 hom bres realizaban tareas diarias cerca de su casa.
A veces, estas personas tenían órdenes de presentarse por la m añana con picos y palas.
O casion alm en te les decían que se llevaran la com ida. C o n poca ayuda de la co m u n i
dad judía, su con dición física se d eterioraba y sus fam ilias acab ab an en la indigencia.
V agaban por las calles m endigando dinero a los judíos m ás afortunados y reforzando
sus peticiones con am enazas. O tros 2 0.000 conscriptos fueron enviados a 31 cam pos
de trabajo. El consejo judío, C éntrala, de Bucarest sólo escuchó un «débil m urm ullo» de
estos h om bres1661.
Los judíos privilegiados que pagaron certificados de exención de trabajo (camete de
scutíre) ascendían a 26.000 en 1943. Este grupo com prendía 12.000 asalariados, 9.000
propietarios, m ás de 3.000 individuos asociados con la C én trala, 1.600 profesionales, y
400 em pleados de los ferrocarriles ru m an os1662.
A l establecim iento del régim en de trabajos forzosos le siguió un recorte de las racio
nes de co m id a1663. D oce categorías privilegiadas, com o los veteranos de guerra, los
judíos de m atrim onios m ixtos, etc., estab an exen tas1664.
1658 Ley de 22 de junio de 1942, firmada por el mariscal A ntonescu, Pantazi, Stoicescu y Tomes-
cu, T 175, Rollo 662.
16,9 D on au zeitu n g (11 de marzo de 1942), Belgrado; D ie ju d e n fra g e , 15 de marzo de 1942.
1660 O rden del general Pantazi, 3 de julio de 1942, T 175, Rollo 663.
1661 V éase el informe de D avid Rosenkranz, jefe de reestructuración ocupacional de la Céntrala,
6 de agosto de 1943, T 175, Rollo 660. Los picos se m encionan en la N o ta Informativa em itida por
la C éntrala el 27 de febrero de 1942, y los almuerzos en su nota de 14 de abril de 1942, menciones
ambas incluidas en T 175, Rollo 663. Se puede encontrar una lista de los destacam entos de judíos en
31 cam pos e n T 175, Rollo 663. Los ferrocarriles rumanos fueron uno de los principales em pleadores
de los judíos de los cam pos de trabajo.
1662 N ota de archivo, sin fecha, de la Céntrala, en J. A ncel, D ocu m en ts C o n c e m in g the F ate o f
R om an ian je w ry d u rin g the H o lo cau st, cit., vol. 7, p. 583.
1663 fív.karester T ageblatt, 26 de mayo y 9 de septiembre de 1942, T 175, Rollo 658. N otas infor
m ativas de la Céntrala, 26 de mayo y 22 de agosto de 1942, T 175, Rollo 658.
1664 ]sjota Inform ativa de la Céntrala. 19 de julio de 1943, y N ota Informativa no fechada de la
C éntrala (octubre de 1943), T 175, Rollo 660.
867
C u a d ro 8. 2 3 . D esem p leo ju d ío a m ediad os de 1942
N o ta : recopilado por la Organización Central Judía de Rumania, Yad Vashem, documento M 20. Respec
to a las reducciones de los trabajadores judíos en las empresas, véase Donauzeitung (4 de junio de 1942),
Belgrado, p. 3, y Cl. USATIU-UDREA, «Der Abwehrkampf des rumanischen Volkes gegen das Judentum»,
Volk im O sten , BucaresL, mayo-junio de 1943, p. 38.
El gobierno rum ano no dejó percibir las oportunidades de recaudar dinero en me
tálico y bienes personales. Las can tidades recaudadas no eran enorm es según los crite
rios alem anes, pero tam poco insignificantes si se tienen en cuenta las condiciones
rum anas.
La primera de estas m edidas fue un im puesto m ilitar exigido a los varones de diecio
cho a cincuenta años, ya fueran o no reclutados para el servicio de trabajo. C onsistía en
una cantidad fija mayor para la franja de edad m ás joven y m enor para los de m ás edad
y, para los mayores de veintiuno años, en la im posición de un porcentaje adicional sobre
los im puestos directos sobre la renta (tam bién descendente con la e d a d )1665. Los certifi
cados de exención del trabajo, cuyo precio era generalm ente proporcional a los recursos
del compracior, eran indudablem ente más lucrativos para el Estado rum ano. Produjeron
probablem ente tres mil m illones de lei o más, y de ellos, 500 m illones parecen haber sido
rembolsados a la Céntrala para ayudar a los necesitados. (1.000 millones de lei equivalían
ió<)5 j[)ccrej0 ]ey Je 20 de enero de 1941, firmado por el mariscal Antonescu, Mihai Antonescu, y
el ministro de Finanzas, Cretzianu, en J. Ancel, D ocu m en ts C o n c e m in g the F ate o f R o m an ian Jeivry
during the H o lo cau st, cit., vol. 8, pp 222-224. En el grupo de dieciocho a veintiún años, los jóvenes y
sus padres respondían solidariamente.
868
a 16.700.000 Reichsm ark al tipo de cambio oficial.)1666 En la primavera de 1942, a los ju-
dios se les impuso un préstamo forzoso para financiar la «reintegración» de Bucovina y
Besarabia. La can tidad nom inal fija era de 2.000 m illones de lei, y la lista de contribu
ciones esperadas contenía cifras im portantes, com o 400 m illones de lei de M ax A usnit y
200 m illones del barón Franz von N eu m an n 166' . Los pagos netos reales parecen haber
sido muy inferiores1668. Había, sin embargo, un im puesto que todos los rum anos pudientes
estaban obligados a pagar para acom eter la «reintegración», y a los judíos se les exigió
que pagaran el cuádruple, a no ser que hubieran suscrito dicha cantidad cuando se exigió
el préstam o1669. Finalm ente, en 1943, el E stado rum ano diseñó una exacción especial a
la com unidad judía que debía producir 4-000 millones de lei. La m edida se proyectó en
forma de im puesto sobre el patrim onio y afectaba a unos 40.000 ju díos16,0. El problem a
ahora era de liquidez, y sólo se recaudaron 1.000 m illones de lei16/1. La escasez se com
pensó parcialm ente, sin embargo, m ediante «contribuciones» y «donaciones» equ iva
lentes a 1.000 m illones de lei que tuvo que pagar la C é n trala1672.
Las tarifas por los certificados de exención de trabajo com binadas con el im puesto
especial se utilizaron para diversos gastos no presupuestados, com o proyectos de asisten
cia social, la renovación del palacio de la ópera, y cigarrillos para el ejército rum ano. Las
«contribuciones» se destinaron igualm ente a propósitos de ese tip o 167’ .
La in cau tación de las pertenencias personales com enzó en el otoño de 1941 con una
recogida de ropa que proporcionó 1.583.000 artículos, principalm ente para uso del ejér
cito ru m an o1674. Estos artículos no se lim itaban a prendas de vestir exteriores, sino que
se incautaron tam bién de pijam as y calzo n es16'5.
Las m edidas económ icas eran un asun to rum ano, y el gobierno no n ecesitab a ayuda
alem ana para inventar im puestos y exaciones. La con centración de los judíos era de
1666V éanse las cifras correspondientes a 1943 y a 1944 de la Céntrala, ibid., vol. 7, pp. 750-751.
I66' La lista se encuentra en T 175, Rollo 661.
1668V éanse las cifras de la C éntrala en ]. A ncel, D ocu m ents C o n ce rn in g the F ate o f R o m an ian Jew ry
during the H o lo ca u st, cit., vol. 7, pp. 750-751.
1(169 D ecreto ley de 8 de noviembre de 1942, firmado por el mariscal A ntonescu, N eagu y Pintes-
cu, T 175, Rollo 662.
l6íC D ie Ju d en fra g e, 15 de junio de 1943, p. 205. D on au zeitu n g, Belgrado, 27 de junio de 1943, p. 3;
29 de julio de 1943, p. 3.
16,1 Cifras de la C éntrala en J. A ncel, D ocu m en ts C on cern in g the Fate o f R om an ian Jew ry during the
H o lo cau st, cit., vol. 7, pp. 750-751.
1672 Ibid.
16,5 V éase la correspondencia en J. A ncel, D ocu m en ts C on cern in g the F ate of R om an ian Jew ry during
the H o lo cau st, cit., vol. 7.
1674 D o n au ze itu n g (24 de octubre de 1941), Belgrado, p. 4; 18 de julio de 1942, p. 3.
1673 N ota Inform ativa de la Céntrala, 5 de mayo de 1942, T 175, Rollo 661.
869
carácter diferente. A l contrario que los despidos, las confiscaciones y los im puestos, que
podían generar beneficios a corto plazo y que podían ajustarse para lim itar los costes y
m aximizar los beneficios, el proceso de con cen tración era una m edida m etódica que los
expertos alem anes consideraban esencial para intensificar la acción antijudía. En esta
em presa los alem anes ofrecieron su ayuda experim entada.
A finales de 1941, el asesor de las S S R ichter y el plenipotenciario rum ano para
asuntos judíos, Lecca, visitaron a M ihai A n ton escu y lo convencieron de que estable-
ciera un consejo ju d io l6í('. Sin aviso ni advertencia, el problem ático presidente de la red
de organizaciones de la com unidad judía, Filderm an, fue cesado de su cargo y su fede
ración disuelta. Al consejo establecido a continuación, denom inado C én trala Evreilor
din Rom anía, le dieron un presidente nom inal, Henry Streitm ann, un judío tan proa
lem án que h asta Lecca lo consideraba infantil. El verdadero líder de la C én trala era un
m édico de unos treinta años, C an dor G ingold, un hom bre con am biciones pero caren
te de ideas. R ecibía las órdenes de Lecca y las transm itía. El Dr. G ingold escribió m em o
randos justificando el sistem a de trabajo forzado y los im puestos especiales com o con
tribución judía al esfuerzo bélico. D espués de todo, los judíos no estab an luchando en
el frente. C itan d o un antiguo dicho, afirm aba que quien pierde dinero no pierde nada,
quien pierde su honor pierde algo, quien pierde la vida lo pierde todo. En la Céntrala
había otros funcionarios que, com o G ingold, seguían siendo patrióticam ente rumanos,
pero había tam bién un grupo, sacad o de organizaciones de la antigua federación, que
seguía identificándose con Filderm an 16" .
La C én trala participó en m uchas actividades. Realizó un censo de la población
judía, recordaba a los judíos sus deberes, y recaudó los pagos por los certificados de
exención del trabajo, el préstam o forzoso, y los «4-000 m illones», entregando el dinero
tal y com o le había ordenado L e c c a 1678. Para su propio presupuesto, recibió permiso
para añadir recargos a los «4 .0 0 0 m illones», y obtuvo devoluciones de la recaudación
de los certificados de exención del trabajo, pero los gastos que dedicó a los deportados de
Transnistria, a los destacam en tos de trabajo y a los indigentes judíos fueron en general
reducidos16i'j . El jefe de la D ivisión de R eestructuración O cu pacion al de la Céntrala,
870
Rosenkranz (hom bre de Filderm an), escribiendo sobre el estado de los trabajadores for-
zosos, señala con énfasis la insuficiencia de fondos y señala am argam ente hacia las
torres de marfil acolch adas en las que los dirigentes judíos no oían n a d a 1680.
N o es sorprendente que Filderm an con tin u ara activo, in ten tan do evitar am enazas
y desastres. En el m om ento de los «4-000 m illon es», Filderm an y uno de sus aliados,
Schwefelberg, se reunieron con G ingold. Tras esta reunión, am bos escribieron sendos
m em orandos, sosteniendo que era im posible obtener esa c a n tid ad 1681. Filderm an y sus
seguidores organizaron tam bién asisten cia privada para Transnistria. Los donan tes de
los lei, incluido Filderm an, fueron com pensados por organism os benéficos judíos
extranjeros con fondos en divisas fuertes depositados fuera del territorio del E je l68i
M ientras em ergía esta com plicada estructura política judía con dos líderes opuestos,
el desafiante Filderm an y el dócil G ingold, el gobierno rum ano no hizo m ucho m ás por
im poner restricciones físicas a los judíos. Puso trabas al m ovim iento, pero no lo prohi
bió. Los judíos tenían que pagar perm isos para viajar en los ferrocarriles rum an os1683, y
en algunas ciudades tenían prohibido acceder a los m ercados y a otras áreas durante
ciertas h oras1684. Les quitaron m ucho espacio para vivir. M iles de fam ilias perdieron sus
viviendas en las casas rum anizadas, y los judíos de las aldeas se vieron expulsados de sus
casas después de que R um ania entrara en la guerra, teniendo que dirigirse a las a te sta
das capitales de distrito1685. De hecho, la población rural judía prácticam en te d e sap a
reció1686. Pero en la Vieja R um ania no hubo guetos, y no se estableció una política co h e
rente para confinar a los judíos en barrios o edificios especiales. Los judíos desplazados
podían solicitar los apartam en tos vacan tes si tenían el dinero, y así lo hicieron. Por
supuesto, la m ayoría había sido golpeada por la pobreza y su única esperanza era que los
recogieran fam iliares o am igos o com partir espacio con otras fam ilias pobres.
871
En toda la Europa del Eje, la estrella judía fue un firme indicador de la fase que se
había alcanzado en el proceso de destrucción. En julio y agosto de 1941, los comandan
tes territoriales rumanos en las regiones adyacentes a Bucovina y Besarabia ordenaron a
los judíos llevar el emblema168', y a comienzos de septiembre el Ministerio del Interior iba
a extender la estrella a todo el país1688. El 8 de septiembre, Filderman fue recibido por el
mariscal Antonescu. Sacó a colación el tema de la estrella, y el mariscal la canceló1689.
Rumania nunca tuvo un^ única definición rectora del término «judío». Cuando se formó
la Céntrala, se exigió que se inscribieran en la organización todas las personas que tenían al
menos un abuelo o una abuela judíos1690. Al mismo tiempo, las leyes antiguas, con defini
ciones y exenciones distintas, se mantuvieron en los códigos sin reformulación alguna1691.
A pesar de estas medidas preparatorias bastante incompletas, los alemanes empeza
ron a presionar a Rumania para que deportara sus judíos a Polonia. N o podían permi
tirse esperar indefinidamente. Tenían que aprovechar la disposición del gobierno ruma
no a adoptar las medidas más drásticas contra los judíos. En un proceso destructivo,
como en una operación militar, a veces es necesario aprovechar un momento favorable
para atacar, aun cuando la fase de escalada todavía no se haya completado.
En noviembre de 1941, cuando las operaciones rumanas en Transnistria estaban en su
fase culminante, la legación alemana en Bucarest solicitó al gobierno rumano que expre
sara su desinterés por el destino de los judíos rumanos residentes en el 'Reich. Aunque el
número de los judíos afectados distaba de ser insignificante1692, los rumanos dieron su
consentimiento inmediatamente y sin reservas169’ . Los alemanes supusieron que la apro
bación rumana abarcaba inmediatamente a los judíos que vivían fuera del Reich propia
l6f’ ' Véase el facsímil de una proclama del jefe de policía del subdistrito de Bacau, firmada por el
subinspector I. Cuptor, 4 de julio de 1941, en J. Ancel, D ocu m en ts C o n ce m in g the Vate o f R om anian
Jew ry during the H o lo c a u st , cit., vol. 2, p. 441, y el facsímil de una ordenanza emitida por el coman
dante militar de la Cuarta Comandancia Territorial (que comprendía los distritos de Ia§i, Baia,
Botojani, Bálti y Soroca), firmada por el general Cernatescu, 25 de agosto de 1941, ibid., vol. 3, p. 75.
i6d? Orden del general Ion Popescu, [3J de septiembre de 1941, ibid., vol. 3, p. 105.
16S9 Nota firmada por Filderman y el arquitecto d e ja n (un arquitecto judío que construyó una
villa para el mariscal), 8 de septiembre de 1941, ibid., pp. 130-132. Prefecto de policía de Bucarest al
presidente de la Comunidad Judía Sefardí de Bucarest, 10 de septiembre de 1941, ibid, p. 137. Pos
teriormente., la estrella se introdujo en el gueto de Cemáutá.
D on au zeitu n g (15 de febrero de 1942), Belgrado, p. 3.
1691 Véase el análisis alemán sobre las definiciones, sin firmar y sin fechar, en T 175, Rollo 658.
Numéricamente, las diferencias entre definiciones no eran significativas. En la Vieja Rumania había
sólo 4.000 judíos casados con no judíos y 3.000 medio judíos. Irónicamente, más de 1.000 matrimo
nios mixtos lo eran con cónyuges de etnia alemana. Datos de la Céntrala correspondientes a 1942,
en J. Ancel, Documents C o n c e m in g the Fate o f R om an ian Jew ry during the H o lo cau st, cit., vol. 1, p. 294.
1692 Más de 1.000 judíos rumanos estaban incluidos en el censo realizado en el Reich en 1939.
lo9! Von Killinger al Ministerio de Asuntos Exteriores, 13 de noviembre de 1941, NG-3990.
872
mente dicho, en el Protektorat y en otros territorios ocupados por los alemanes1694. Sin
embargo, esta suposición demostró ser incorrecta. Como resultado, diversos consulados
rumanos y la legación rumana en Berlín lanzaron varias intervenciones y protestas.
De hecho, en las deportaciones de nacionales rumanos desde el Reich y los territo-
rios ocupados había surgido un problema. El 18 de julio de 1942, el primer secretario
de la legación rumana en Berlín, Valeanu, señaló que los judíos húngaros no estaban
afectados por las deportaciones y que por cuestión de prestigio Rumania no podía con'
sentir tranquilamente que a sus judíos se les diera peor trato. Además, afirmó Valeanu,
Rumania no había llegado a un acuerdo con el Reich; por consiguiente, la legación
carecía de competencia para conceder permiso para el traslado de estas personas. Des-
concertado, el experto alemán Klingcnfuss, de la Abteilung Deutschland, respondió
que el problema judío exigía una «solución europea», y que si la legación rumana care
cía de directivas podía informar a su gobierno de los temas implicados1695. Finalmente,
el 17 de agosto de 1942, Luther informó de que la cuestión se había resuelto mediante
conversaciones con el secretario general del Ministerio de Asuntos Exteriores rumano,
Davidescu. Ya podían deportar a los judíos objeto de controversia1696.
Los alemanes no podían mantener inmediatamente su éxito inicial de noviembre de
1941 (cuando consiguieron por primera vez la aquiescencia para deportar a los judíos
rumanos en el Reich) presionando para que se deportara a todos los judíos de Rum a
nia. En noviembre de 1941, no había aún campos de exterminio. Las instalaciones no
se crearon en los campos polacos hasta 1942, y la mayoría de ellas no estuvieron en fun
cionamiento hasta la primavera de 1942. Por consiguiente, se produjo un inevitable
retraso de varios meses, en un momento en el que los rumanos eran más susceptibles a
la presión alemana. Durante este intervalo, unos cuantos judíos intentaron huir.
El 16 de diciembre de 1941, un barco destartalado, el SS 1"ruma (de bandera pana
meña) llegó a Estambul, Turquía, con 769 judíos procedentes de Bucovina, Besarabia y
la Vieja Rumania a bordo. Los pasajeros, sin embargo, no pudieron desembarcar porque
no tenían permiso de entrada ni en Turquía ni en Palestina. El 24 de febrero de 1942,
el gobierno turco ordenó zarpar al barco. Cuando éste no lo hizo, un remolcador lo sacó
del puerto y lo soltó varias millas mar adentro. Ese día, el SS Struma se hundió. Proba
blemente fue bombardeado, debido a que erróneamente fue confundido con un car
guero del Eje, por el torpedo de un submarino soviético SC-213. Sobrevivieron un
1694 El número de judíos rumanos residentes en los territorios ocupados era bastante elevado; tan
sólo en Francia había 3.000. Staf. Knochen a la RSH A IV-B-4, 25 de septiembre de 1942, NG -I971.
1695 Memorando de Klingenfuss, 21 de julio de 1942, sobre la conversación mantenida con Valea-
nu el 18 de julio, NG-2355.
1696 Luther a Ribbentrop, a través de Wórmann y Weizsacker, 17 de agosto de 1942, NG-3558;
Klingenfuss a Eichmann, 20 de agosto de 1942, NG-2198.
hombre y una mujer, 767 se ahogaron169' . En Rumania no había restricciones de salida;
pero los judíos rumanos estaban tan firmemente atrapados como los del Reich1698.
El 26 de julio de 1942 el Referat de la R SH A que mandaba Eichmann informó de
que su representante en Bucarest, Hauptsturmführer Richter, había conseguido un
completo avance. «El representante de la Dirección General de Seguridad del Reich ha
completado los preparativos políticos y técnicos para resolver la cuestión judía en
Rumania -informó Eichm ann- en tal medida que los transportes de evacuación podrán
ponerse en movimiento en breve. Se planea trasladar a los judíos de Rumania en una
serie de transportes que comenzarán a salir aproximadamente el 10 de septiembre de
1942, hacia el distrito de Lublin, donde el segmento empleable será asignado a utiliza
ción laboral, mientras que los restantes serán sometidos a tratamiento especial.»
Se habían tomado medidas para que los judíos rumanos perdieran su nacionalidad
nada más cruzar la frontera. Las negociaciones con el Reichsbahn respecto a las fechas
y los horarios de los trenes ya estaban muy avanzadas, y el Hauptsturmführer Richter
estaba en posesión de una carta personal de Mihai Antonescu que confirmaba todas las
disposiciones. En consecuencia, Eichmann pidió ahora permiso «para llevar a cabo el
trabajo de traslado de la manera planeada [Ich bitte um Genehmigung, die Abschiebung-
sarbeiten in der vorgetragenen Form durchführen zu kónnen]»1699.
Luther escribió al jefe de la Gestapo, Gruppenfuhrer Müller, que «en principio» el
Ministerio de Asuntos Exteriores no ponía «ninguna objeción» (keine Bedenken) a que se
deportase a los judíos rumanos al «Este». Sin embargo, consideraba que había aún ciertas
dudas sobre el círculo de personas deportables, y sobre la «actitud del gobierno rumano»
respecto a la cuestión en general. Pendiente de aclarar estos asuntos, solicitó a la RSHA
que no emprendiera ninguna acción1'00. Al mismo tiempo, Luther pidió a la legación en
Bucarest que «aclarase fundamentalmente la cuestión del transporte de los judíos desde
lf>9' A. Hirschmann, Lijeline to a Prom ised L a n d , cir., pp. 3-8. Respecto a una descripción del huiv
dimiento y a una identificación del submarino soviético, véase Jürgen RoiIWER, Die V ersenkung der
jüdischen Flüch tlingstransporte S tru m a und M efkure im Sch w arzen M e er, Fráncfort del Meno, 1965,
especialmente pp. .31-34, 98, 112, 128.
1698 Cuando el ministro turco en Bucarest le sugirió al ministro estadounidense que se transpor
tara a unos 300.000 judíos rumanos a Palestina a través de Turquía, la División Europea del Depar-
tamento de Estado estadounidense acogió la idea con bastante antipatía. Véase el memorando de
Cavendish W Cannon, de la División Europea, 12 de noviembre de 1941, Foreign R elations, 1941,
vol. II, 875-876. Sobre la política británica en el asunto del S tru m a , véase Bernard WASSERSTEIN, Bri-
tain a n d the Je w s o f E u rope, 1 9 3 9 * 1 9 4 5 , Oxford, 1979, y Martin G ilb e r g , A u sch w itz an d the A llies,
Nueva York, 1981.
1699 Rintelen a Luther, 19 de agosto de 1942, adjuntando informe de Eichman de 26 de julio de
1942, NG-3985.
1,ce Luther a Müller, 11 de agosto de 1942, NG-2354.
874
Rumania». Además, quería saber si tendría lugar la tan pospuesta visita del comisario
rumano para asuntos judíos, Radu Lecca, a Berlín1701.
El 17 de agosto de 1942, Luther informó a Wormann, Weizsacker y Ribbentrop de
que Mihai Antonescu y el mariscal Antonescu habían dado ya su consentimiento a la
deportación de los judíos, y habían aceptado que los transportes empezaran a salir desde
los distritos de Arad, Timi§oara y Turda. El «Ministerialdirektor» rumano Lecca desea-
ba ir a Berlín para discutir los detalles con el Ministerio de Asuntos Exteriores y con la
R SH A 1702. Pocos días después, Luther escribió a la legación en Bucarest que definiti
vamente Lecca acudiría a la capital alem ana1'03.
En Rumania, la noticia se estaba filtrando, y Filderman la oyó. Misu Benvenisti, pre
sidente de la Organización Sionista de Rumania hasta su disolución oficial, y posterior
mente asesor de la Céntrala, oyó a un descuidado Radu Lecca hablar por teléfono sobre
las inminentes deportaciones. U n ingeniero ferroviario judío vio un plano detallado con
referencias a Arad, Timi§oara y Turda1704. Estas tres ciudades se encontraban en el sur
de Transilvania y en el Banat, dentro de áreas cercanas a la frontera húngara y habita
das por amplias minorías de habla húngara. Las oficinas de distrito locales de la C én
trala en estos lugares ya se habían dado cuenta de las intenciones rumanas cuando se
les dio instrucciones, y no a otras oficinas de distrito, de que a principios del verano ela
borasen tablas para clasificar a los judíos por sexo, edad, ocupación, etc. Como no hubo
seguimiento, las oficinas de distrito respiraron más tranquilamente, pero entonces los
rumores se publicaron en los periódicos. Llenos de pánico, los judíos del sur de Transil-
vania vendieron muebles y joyas, y sus representantes viajaron a Bucarest para apelar a
los políticos rumanos procedentes de Transilvania, notablemente a luliu Maniu, el anti
guo dirigente liberal del movimiento campesino, quien estaba de acuerdo con la idea
de que no se debían hacer distinciones entre los residentes del sur de Transilvania y los
del territorio originario de Rumania (Moldavia y Valaquia). Alguno de estos emisarios
sugirió que se organizase un transporte no con los judíos detenidos en cada región, sino
con los judíos indeseables provenientes de todo el país. En ese momento, un hombre
acostumbrado a actuar por su cuenta, el barón Franz von Neumann, llegó a Bucarest
procedente de Arad. Neumann, católico de treinta y un años cuyo padre, también cató
lico, había emigrado a Estados Unidos, era de origen judío. Com o principal accionista
de la empresa Textilia Aradana, se dijo que Neumann tenía el hábito de trasladarse a
875
su filial de Bucarest en avión. En este viaje, se decía que había gastado una enorme can-
tidad de dinero intentando persuadir a altos cargos rumanos para que pospusieran la
acción o desistieran de ella1703.
Para entonces, Lecca estaba en Berlín. Parece que en la Abteilung Deutschland su
visita se consideraba una mera formalidad. Después de todo, los dos Antonescu habían
manifestado su acuerdo, y Lecca no era considerado un personaje rumano importante.
En Berlín, por consiguiente, procuraron zafarse de él. Fue un error. Cuando volvió a
Rumania, aproximadamente el 27 de agosto, los diplomáticos alemanes ya compren-
dían que las cosas habían ido mal. El Ministerio de Asuntos Exteriores envió inmedia
tamente una carta a la legación de Bucarest, culpando al ministro von Killinger por no
haber realizado adecuadamente las negociaciones preliminares y acusándolo de dejarle
este importante asunto al Hauptsturmführer Richter. N o tenemos el texto de la carta
enviada por el Ministerio de Exteriores, pero podemos deducir sus contenidos de la res
puesta enviada por von Killinger a Berlín el 28 de agosto1706.
N o entendía, escribió von Killinger, cómo el Ministerio de Asuntos Exteriores podía
suponer que él dejaría que un responsable de las SS se encargara en exclusiva de tratar
unas cuestiones tan importantes. En referencia a la carta que Mihai Antonescu le había
entregado a Richter, von Killinger señaló: «Herr Mihai Antonescu puede escribirle car
tas a quien quiera; eso no me concierne en absoluto». Era algo bien sabido, afirmaba, que
su asesor de las SS debería haber hecho el «trabajo preliminar» bajo sus «órdenes». Des
pués, pasando al punto más importante, declaró, «no puede caber duda de que han con
cluido las negociaciones». De vuelta en Bucarest, Lecca se quejó de que había sido obje
to de graves insultos en Berlín. Luther no lo había recibido, y durante una conversación
con Rademacher, a éste lo habían solicitado en otra parte, «deliberadamente, al parecer».
Bajo tales circunstancias, von Killinger le había entregado inmediatamente al go
bierno rumano una nota en la que anunciaba que las negociaciones preliminares habían
concluido y en la que pedía al gobierno rumano su opinión respecto a todas las cuestio
nes sobresalientes. Aparentemente, sin embargo, esta nota no había reparado el daño.
«Si personajes tan importantes como el Ministerialdirektor Lecca viajan a Berlín -escri
b ió- pido que no los posterguen de tal forma que la buena relación entre Alemania y
l/0'> Informe no firmado escrito en el impreso «I» y fechado el 1 de septiembre de 1942, en los
archivos de Richter, T 175, Rollo 657. En el mismo archivo hay correspondencia que indica que el
principal informante era A. Willman (Matei [Mathiasl Grünberg-Willman), un funcionario proalemán
de la Céntrala. Véase el memorando de Richter correspondiente al 8 de septiembre de 1942, T 175,
Rollo 657. Véase también el memorando confeccionado por Richter el 1 de septiembre de 1941, en
el que hace referencia a una información según la cual el «notable judío» von Neumann había ofre
cido supuestamente 400 millones de lei al Ejército rumano para retrasar las deportaciones de judíos
del sur de Transilvania y del Banat, T 175, Rollo 657.
1,06 Von Killinger al Ministerio de Asuntos Exteriores, 28 de agosto de 1942, NG-2195.
876
Rumania pueda verse afectada.» A continuación, von Killinger añadió varios com en
tarios sobre los «caballeros de las SS » (Herren der SS) y particularmente «Herr Eich
mann» a quien, decía, no le había parecido necesario ponerse en contacto con el Minis
terio de Asuntos Exteriores. «Además -con tinu aba- me gustaría comentar que todos
los asuntos que yo comunico a la Abteilung Deutschland van a parar a manos del SD
en el tiempo más breve posible.»
El 7 de septiembre von Killinger escribió otra carta lamentando que el ministro de
Asuntos Exteriores no hubiera conocido sus «contraargumentos» en la materia170'. A esta
carta, el jefe de personal del Ministerio de Asuntos Exteriores, Schroder, añadió la ano
tación: «Herr von Killinger no quiere entender en este m om ento»1'08.
El intento alem án había fracasado, y los judíos perm anecieron donde estaban. El
cambio de rumbo rumano no fue parcial, sino completo. /Pudieron trivialidades como
las relaciones del ministro von Killinger con los Herren der S S (von Killinger era hom
bre de las SS) y la posterior recepción despectiva dada a un «M inisterialdirektor»
rumano haber influido sobre la decisión de enviar o no a la muerte a más de 300.000
judíos? La respuesta es que, por lo común, las trivialidades no importan, pero inclu
so un pequeño incidente puede ser decisivo en una situación que se encuentra ya en
un equilibrio delicado. En agosto de 1942, los rumanos ya no estaban en el m om en
to culm inante de su entusiasmo. A cababan de agotar su euforia, y la receptividad a
las exigencias alem anas de que iniciaran una acción destructiva estaba a punto de
terminarse.
A l principio los alemanes se negaron a aceptar el hecho de que la revocación ruma
na fuera definitiva. La negativa a reconocer la derrota es evidente en la declaración
hecha por von Killinger el 28 de agosto, en la que afirmaba que «no puede caber duda
respecto a la conclusión de las negociaciones». Todavía el 24 de septiembre, Luther
transmitió a Ribbentrop un breve informe oral «sobre la actual evacuación de los judíos
de Eslovaquia, Croacia, Rumania y los territorios ocupados [über die im Gange befindliche
Judenevakuierung aus der Slovakei, Kroatien, Rumánien und den besetzten G ebieten]»1709,
como si Rumania se hubiera unido ya al club1710, y el 26 y 28 de septiembre, el Reichs-
bahnoberinspektor Burno Klemm, de la Generalbetriebsleitung O st en Berlín, presidió
reuniones sobre trenes especiales proyectados (uno cada dos días, con 2.000 judíos)
desde Rumania a BeJzec, aunque los representantes ferroviarios rumanos, que habían
877
solicitado una posposición de la conferencia, no se unieron a sus colegas alemanes en las
conversaciones1711.
En octubre, ios alemanes estaban completamente frustrados. El 7 de ese mes, un
airado von Killinger se enfrentó a Mihai Antonescu. Lo que precipitó la visita fue un
suceso acaecido en la capital, donde las autoridades rumanas, inspeccionando el edifi
cio de la antigua legación soviética, habían descubierto listas de personas que por una
razón u otra habían solicitado permisos para entrar en Bucovina y Besarabia durante la
ocupación soviética de estas provincias, en 1940-1941. Basándose en estas listas, los
rumanos habían detenido a cientos de judíos para deportarlos a Transnistria1712. A algu
nos de los detenidos, sin embargo, los habían liberado. Von Killinger acusó a los capto
res rumanos de enviar sólo a aquellos judíos que no podían comprar su libertad. A con
tinuación dijo que conocía perfectamente a esos siervos de los judíos (Judenknechte) que
estaban saboteando su solución. Uno de estos días, afirmó, iban a pasar factura a esa
gente. Mihai Antonescu replicó que el propio mariscal opinaba que la situación del
momento era demasiado delicada como para adoptar una acción más trascendental1713.
El 22 de octubre, Richter presentó sus argumentos. Mihai Antonescu, enredando al
hombre de las SS, explicó que era Alemania la que había sido incoherente; por una
parte, los alemanes habían insistido en un «reasentamiento» de la Vieja Rumania,
mientras que por la otra se habían opuesto a las deportaciones al otro lado del Bug1714.
La irrevocabilidad de la negativa rumana no quedó inmediatamente clara, porque
no se abandonó ninguno de los pasos preparatorios. La comunidad judía siguió sufrien
do la opresión de las medidas económicas, miles de familias judías buscaban un techo
sobre sus cabezas y los trabajadores forzosos judíos iban descalzos. Pero a pesar de la
continuación pública de las expropiaciones y de las extorsiones, el gobierno rumano en
sus movimientos no públicos estaba empezando a mirar en otra dirección. El nuevo
objetivo era en realidad viejo: la emigración.
El 12 de diciembre de 1942, von Killinger comunicó al Ministerio de Exteriores que
Lecca le había contado un plan del mariscal Antonescu para permitir que entre 75.000
y 80.000 judíos emigraran a Palestina a cambio de un pago al Estado rumano de
200.000 lei (es decir, 3.340 Reichsmark, o 1.336 dólares) por emigrante. Von Killinger
añadió que, en su opinión, Antonescu quería recaudar 16.000 millones de lei (267
millones de Reichsmark, o 107 millones de dólares) y al mismo tiempo librarse «cómo
1.11 Véase la traducción rumana del resumen de la conferencia en M. Carp, Cartea Neagrá - Sufe-
úntele Evreilor din Romania 1940-1944, cit., vol. 3, pp. 252-253. El original alemán no se conserva.
1.12 Donauzeitung, Belgrado, 13 de septiembre de 1942, p. 3.
1.13 Nota de Richter, 8 de octubre de 1942, T 175, Rollo 661.
1/14 Von Killinger al Ministerio de Asuntos Exteriores, 26 de noviembre de 1942, adjuntando
informe de Richter, Policía de Israel, 572.
878
damente» de un gran número de judíos. El enviado alemán concluía su mensaje con las
palabras: «N o estoy en posición de juzgar desde aquí si sería recomendable oponerme a
este plan»1715. El Untcrstaatssekretár Luther y uno de sus expertos, Gesandtschaftsrat
Klingenfuss, respondieron que el Ministerio de Asuntos Exteriores se negaba a creer en
la seriedad del proyecto, pero que había que impedirlo por todos los medios. A conti
nuación esbozaban diversos argumentos que podría utilizar von Killinger (a saber, que
los 80.000 judíos eran enemigos del Eje, que la acción se interpretaría como demostra
ción de falta de unidad en el Eje, etcétera)1716.
El sentimiento de alarma en la Abteilung Deutschland era algo prematuro. Aunque
los judíos podían ahora comprar su salida, cualquier posibilidad de emigración masiva
estaba frustrada por dos grandes obstáculos: la falta de transporte y la falta de destino.
No había barcos del Eje ni de los aliados disponibles para el transporte de los judíos.
Sólo se podían usar barcos de pequeño calado, inadecuados para el mar, de bandera
neutral; y hasta el tránsito de tales barcos era una propuesta difícil por su gran coste y
por la negativa alemana a permitirles un avance seguro. Pero incluso, aunque se pudie
ran obtener los barcos y garantizar su partida, no tenían dónde ir. Las restricciones de
entrada en países neutrales, en los países aliados y en Palestina eran muy rígidas. El des
tino del SS Strunia era aún un recuerdo muy presente.
Los judíos intentaron superar la escasez de barcos usando la ruta terrestre a través
de Bulgaria. Intentaron abrir las puertas de Palestina limitando la emigración a los
niños, que no podían ser rechazados tan fácilmente por falta de permisos de entrada
adecuados. En un grado muy reducido, esta solución funcionó. El 11 de marzo de 1943,
Rademacher y el cónsul Pausch enviaron a von Killinger una comunicación en la que
afirmaban que 62 niños judíos de Hungría habían llegado a Atlit, Palestina, a través de
Rumania, Bulgaria y Turquía, los cuales evidentemente formaban parte del grupo de
270 niños húngaros y rumanos cuya llegada a Palestina se mencionó en la Cám ara de
los Comunes británica; von Killinger, por consiguiente, debía hacer todo lo posible para
impedir cualquier nueva emigración de judíos a Palestina171'. Rademacher envió una
carta similar al consulado alemán en Sofía1' 18.
Aparentemente, sin embargo, el Ministerio de Asuntos Exteriores no tuvo un éxito
completo, porque el 13 de mayo de 1943, el Gran Mufti exiliado de Jerusalén, Am in el
Husseini, que se había unido al Eje, escribió al Ministerio de Asuntos Exteriores que
4.000 niños judíos, acompañados de 500 adultos, habían llegado recientemente a Pales
tina, y por esa razón pedía al ministro de Exteriores alemán que «hiciera todo lo posi
879
ble» (das Áusserste zu tun) para evitar nuevas salidas de Bulgaria, Rumania y Hun
gría1' 19. Los alemanes sí hicieron ahora todo lo que pudieron. Cuando, dos semanas más
tarde, von Killinger informó de que un representante de la Cruz Roja Internacional se
había puesto en contacto con el mariscal Antonescu para solicitarle que permitiera la
emigración de los judíos en barcos de la Cruz R oja1720, el Ministerio de Asuntos Exte
riores alemán pisó el freno, negando los salvoconductos y proclamando que Palestina
era un país árabe1721. Siguió mucha más correspondencia sobre los barcos de la Cruz
Roja y sobre los niños, pero nada surgió de ella1'22.
Mientras el Ministerio de Asuntos Exteriores se enfrentaba a los planes de emigra'
ción rumanos, la jerarquía de las SS y de la Policía decidió aumentar sus apuestas en
Rumania. Tras un informe especialmente pesimista enviado por el jefe de la Gestapo
Müller en enero de 1943, Himmler decidió que la situación era desesperada. En Ruma-
nía, escribió, ya no se podía hacer nada (gar nichts zu machen). Por consiguiente, sugirió
que se retirara al experto en asuntos judíos de Bucarest. En cualquier caso, afirmaba
Himmler, allí no iba a ocurrir nada, y si se mantenía el experto, lo único que podía pasar
«es que nos acusen de algo»1'23. El análisis que Himmler hacía de la situación era correc
to. Los otrora colaboradores rumanos se apartaban gradualmente, y los años 1943 y 1944
revelaron evoluciones incluso más significativas que la voluntad del mariscal Antones-
cu de vender los judíos de la vieja Rumania a los aliados. Estas circunvoluciones co
menzaron en Transnistria.
Los judíos de esta zona seguían siendo prisioneros, pero su situación mejoró ligera
mente cuando el mariscal A ntonescu aceptó la oferta judía de enviarles ropa, medici
nas y dinero a las víctimas. El dinero debía cambiarse a la moneda local de Transnis-
tria (Reíchskreditkassenscheine), lo cual suponía una pérdida de dos tercios, pero la
transmisión de estos fondos era de tanta importancia para los judíos como para los
beneficiarios rum anos1724. El gobierno permitió incluso que una comisión establecida
por Gingold visitase Transnistria en enero de 1943. La delegación judía, encabezada
por Fred Saraga, iba acom pañada por un delegado del consejo de ministros, Juliu
Mumuianu, que calificó las deportaciones de «fatalidad histórica» (historische Fata-
litat). Los judíos solicitaron que se permitiera una correspondencia regular entre los
habitantes judíos de la Vieja Rumania y los deportados de Transnistria, señalando que
1.19 Amin el Husseini a Ribbentrop, a través del embajador Prüfer, 13 de mayo de 1943, G-182.
1.20 Von Thadden a Ribbentrop, a través de las Divisiones Política y Jurídica, y del Staatssekretar
Steengracht, 1 de junio de 1943, NG-3987.
1.21 Ibid., y correspondencia en el documento NG-5049.
1722 Correspondencia en documentos NG-5049, NG-4786, NG-5138, NG-1794, y NG-2236.
1,i5 Himmler a Müller (copia a Wolff), 20 de enero de 1943, Archivos de Himmler, Carpeta 8.
Los archivos no contienen el informe de Müller, fechado el 14 de enero.
1724 E. Levai, Black Book on the Martyrdom of Hungarian Jewry, cit., p. 67.
880
todas las cartas enviadas a Vapniarca habían sido devueltas. También solicitaron que
se confeccionara un censo de supervivientes en las 101 colonias para proporcionar una
ayuda más eficaz1725.
El censo, completado el 1 de septiembre de 1943, reveló que de los deportados de
Besarabia, Bucovina y Dorohoi, quedaban 50.741 (aproximadamente 5.000 de ellos,
huérfanos) y que además en Vapniarca había varios cientos de «judíos com unistas»1726. El
significado de esta estadística era inconfundible. Si aproximadamente 25.000 judíos ha
bían muerto de camino al Dniéster, y los alemanes mataron a unos 10.000 en agosto de
1941, y entre septiembre y noviembre de ese año habían cruzado el río 119.000 personas
y varios miles más (principalmente de C ernáup) en 1942 -e n total unos 160.000-, los
51.000 supervivientes constituían menos de un tercio de los sometidos a esa convulsión.
Cuando la legación alemana se enteró de que los rumanos estaban relajando sus
medidas contra los deportados restantes, se alarmó. Pidieron un informe al cónsul ale
mán en Odessa. El cónsul pudo aliviar la ansiedad de sus superiores. Los judíos de
Transnistria, escribió, estaban siendo tan vapuleados ahora como antes («Die Juden in
Transnistrien bekornmen noch genau so viel Prügel wie früher» ) ' ,27.
En el gobierno rumano, sin embargo, crecía la preocupación contraria. El Ejército
Rojo había cruzado en masa el río Dniéper, había recuperado Kiev y Dniepropetrovsk,
y se acercaba al Bug. Nerviosamente, el mariscal Antonescu exploró las posibilidades
de devolver a los judíos presos a la Vieja Rumania, porque ahora temía que los alema
nes, en su retirada a través de Transnistria, pudieran matar a estas víctimas.
El temor de A ntonescu es suficientemente significativo, pero aún más notable es el
hecho de que ya no recordara por qué habían muerto tantos judíos en Transnistria.
Estaba inquieto e incómodo por tener tantas muertes en las manos, pero parecía haber
olvidado quién era el responsable de ellas. Sus comentarios ansiosos parecen haber si
do un intento de encontrar un culpable que pudiera cargar con este sucio trabajo, pero
no descubrió a ese culpable en sí mismo. De esta histórica conferencia nos quedan
extractos literales. El comisario general sobre Cuestiones Judías recibió una copia, e
inmediatamente trasladó el manuscrito, con sus comentarios, a los alemanes. Adem ás
del mariscal Antonescu, participaron en la conversación el subsecretario de Seguridad del
Ministerio del Interior, general Vasiliu, y el gobernador de Bukovina, general Dragali-
881
na. La conferencia se inauguró con un cálculo del número de supervivientes en Trans-
nistria, un complicado problema estadístico que los rumanos eran obviamente incapa
ces de resolver.
882
Reichsmark, o algo más de un millón de dólares]- para poner a su disposición ropa y
alimentos. A l mismo tiempo, deberíamos informar a los países extranjeros, para que
puedan enviar también comida -com o los cargamentos para los prisioneros de gue-
rra estadounidenses- desde Suiza, y ropa, porque yo no cogeré nada de los recursos
asignados al soldado, al trabajador, al funcionario rumano para vestir a los judíos.
También les tengo simpatía a los judíos, pero más a los rumanos. Por consiguiente se
proveerán con sus propios recursos. Nosotros no aportaremos nada. Ya tienen 160
millones. Si golpea la desgracia, y tenemos que retirarnos de Vijnita, que se queden
allí. Desde Vijnita no doy un solo paso hacia el interior del país.
VasILIU: Allí no caben todos.
A n t o n e s c u : A n te s v iv ía n allí d e .30 a 35.000.
VASILIU: En la ciudad había 5.000. Es una población pequeña. Sólo los llevamos
a ciudades de las que procedían, en Bucovina y en Besarabia.
ANTONESCU: ¿Cómo?
VASILIU: Tienen que volver a los lugares de los que salieron.
ANTONESCU: ¿No sólo los que procedían de la Vieja Rumania?
VASILIU: Adem ás de esos. Pero la mayoría son de Bucovina y Besarabia.
ANTONESCU: ¿Y se llevan a sus lugares de origen?
VASILIU: N o p o d em o s llev arlo s a o tro sitio, p o rq u e n o tie n e n e sp acio .
A n t o n e s c u : Traigámoslos a Vijnita. ¿Bajo qué condiciones? También le he dicho
a Lecca que debería enviarles provisiones. Orazean[u] me dijo que pondría vagones
de tren a su disposición para llevarlos allí.
883
V asILIU: L os procedentes de Dorohoi volverán allí.
ANTONESCU: L os de la V ieja R u m a n ia , q u e h an sid o tra sla d a d o s p or error, serán
d e v u e lto s a sus c asas.
VASILIU: Dorohoi se consideraba parte de Bucovina.
GENERAL D r a g a li n A : En Dorohoi todas las tiendas judías están cerradas.
ANTONESCU: Pues ya no les va a dar usted permiso para abrirlas. En Vijnita
comerciarán entre ellos.
VASILIU: L o s ju d ío s d e M o g ilev v e n d rá n a V ijn ita; los o tro s se q u e d a rán donde
e stán . S ó lo se le cc io n a m o s a los in te le c tu a le s y a los tra b a ja d o re s cu alifica d o s [de los
o tros gru p os ju d ío s].
DRAGALINA: Debe observarse que los judíos de Bucovina están intentando via
jar subrepticiamente a Bucarest. Primero solicitan un permiso de viaje de 30 días;
después piden una ampliación de este permiso. Yo les pongo todas las trabas po
sibles.
A n t o n e s c u : Debería impedírselo por completo.
VASILIU: Hemos comprobado todos los permisos, y los hemos devuelto inmedia
tamente después de que caducaran.
A n t o n e s c u : Pero ¿cómo viajan? Pensé que no debían viajar en absoluto.
DRAGALINA: Tienen que someterse a operaciones, ir a médicos.
ANTONESCU: Sí, y si uno los envía a un campo, inmediatamente necesitan médi
cos o dentistas. El señor Tatarescu tiene ahora una hernia; cuando hizo lo que hizo,
no padecía de nada. Señores, hemos establecido el modo de evacuación para todas
las categorías. Hemos puesto fin a este capítulo1728.
1726 Basarabeanu (consejo de ministros) a Lecca, 25 de noviembre de 1943, adjuntando las actas
de la conferencia sobre Transnistria mantenida el 17 de noviembre de 1943, en traducción alemana en
los archivos de la legación en Bucarest, Occ E 5a-5. La confusión sobre los números se debía a que no
distinguían entre los 51.000 deportados y un total más amplio que incluía a deportados y a judíos au
tóctonos supervivientes. Véase Lecca al mariscal Antonescu, 20 de noviembre de 1943, en J. Ancel,
D ocum ents C o n c e m in g the Fate o f R e m an ían je w ry d u rin g the H o lo cau st, cit., vol. 7, p. 547.
1729 Gingold a Lecca, [11] de enero de 1944, señalando que el número de retornados era de 6.200,
casi todos ellos judíos de Dorohoi, en diciembre de 1943, ibid., pp. 610-611.
1750 Tabulación no fechada en los archivos de la Céntrala, probablemente adjuntada por Vasiliu y
Tobescu en una carta enviada a dicha organización, 10 de febrero de 1944, ibid., pp. 80-81. En marzo,
se aprobó el retorno de 1.696 huérfanos. Tobescu a la Céntrala, 3 de marzo de 1944, ibid., p. 721.
884
El temor que sentía el general Antonescu de que los alemanes renovaran las operacio
nes contra los judíos durante la retirada no carecía de fundamento. A comienzos de mayo
de 1944, se introdujo por primera vez el marcado en la provincia de Moldavia, pertene
ciente a la Vieja Rumania, a la que se unió Besarabia1' 31. Al comandante alemán en ese
sector, general Wóhler, le molestó mucho descubrir que todavía andaban por allí tantos
judíos. La ciudad de Ia§i, dijo, debería haberse evacuado, pero eso era imposible porque los
judíos habían efectuado grandes pagos de un impuesto especial. En otra ciudad moldava,
Barlad, Wóhler informó de que los judíos habían intentado comprarles ropa y comida a sus
hombres. «Ordené que se arrestara a estas criaturas», escribió. En conclusión, dijo: «Los
judíos deben desaparecer [Zusammenfassung: Juden müssen verschwinden]»llil. Unas sema
nas más tarde, Wóhler organizó un sistema de trabajo forzado para los judíos moldavos; un
regalo de despedida del ejército alemán para los judíos de Rumania1733.
En los últimos días del esfuerzo bélico rumano al lado de Alemania, se convocó en
Bucarest otra reunión, esta vez bajo la presidencia de Mihai Antonescu. El tema fue la
emigración judía, especialmente la emigración de los niños repatriados de Transnistria. El
resumen de esa conferencia, dictado por Mihai Antonescu, es aún más notable que las
actas de la conferencia de Transnistria en lo referente a la distorsión de los aconteci
mientos anteriores. Parece como si el texto estuviera preparado para consumirlo después
de la guerra. Cuando Radu Lecca, uno de los participantes en la conversación, le entregó
una copia a la legación alemana, señaló que las supuestas declaraciones de Mihai Anto-
nescu, Radu Lecca y otros tres participantes (ministro del Interior, Popescu, el susecreta-
rio Vasiliu, y el subsecretario de la marina, Sova) no se habían hecho en absoluto, sino
que todas habían sido simplemente invención del viceprimer ministro rumano1' 34. En
todo caso, y con independencia de que la distorsión de la historia pasada se hubiera pro
ducido de hecho durante la conferencia o bien se hubiese creado deliberadamente des
pués inventando un falso resumen, el acta de esa conversación sigue siendo un verdade
ro indicador de lo que Mihai Antonescu, y quizá también sus colegas, sentían sobre los
acontecimientos que habían tenido lugar bajo su dirección en los anteriores cuatro años.
885
De acuerdo con su propio resumen, Mihai Antonescu abrió las conversaciones seña
lando que incluso en 1940 se había tomado la decisión de no impedir la emigración
judía. Las exigencias planteadas por von Killinger y Richter de situar el régimen anti-
judío rumano bajo control alemán habían sido rechazadas. La Comisaría para Cuestio
nes Judías (al frente de la cual estaba Lecca) nunca había sido un organismo público.
Cuando Ribbentrop había intentado restringir la emigración en 1943 haciendo refe
rencia a los árabes, los rumanos habían replicado que Rumania tenía el mismo derecho
a librarse de los judíos que los árabes. La investigación del gobierno británico respecto
a si el gobierno rumano permitía la emigración se respondió «positivamente». Sólo las
dificultades de transporte habían frustrado una emigración masiva. Naturalmente,
Rumania no podía aportar sus propios barcos, que eran necesarios para la defensa
nacional y, por consiguiente, fueron los judíos los encargados de organizar su propia
emigración. Pero muy pocos barcos habían llegado a Constanza. Las empresas maríti
mas extranjeras que habían enviado estos buques cobraron «sumas fantásticas» a los
judíos, y también habían ejercido una mala influencia sobre los organismos rumanos.
En consecuencia, el mariscal Antonescu retuvo los barcos en Constanza para controlar
los abusos.
El general Vasiliu observó que no se habían puesto obstáculos a la emigración judía.
El gobierno rumano simplemente había cobrado 40.000 lei por persona (668 RM, o 267
dólares), un impuesto muy bajo en vista de las exenciones del servicio militar y del labo
ral. Además, las empresas habían tenido que pagar al Estado un impuesto sobre bene
ficios.
El general Sova, subsecretario de Marina, señaló que de hecho sí podían utilizarse
los barcos rumanos para transportar a los emigrantes judíos. Radu Lecca afirmó que,
desde el hundimiento del SS Struma, el Gran Cuartel General de las Fuerzas Armadas
había prohibido el transporte en buques rumanos, pero que esa prohibición no se apli
có a los barcos extranjeros. Los judíos, dijo Lecca, habían pagado 600 dólares (moneda
estadounidense) por pasaje en un barco búlgaro o turco. Pero Lecca se mostró también
de acuerdo en que no había razón para impedir el uso de los buques rumanos. La emi
gración, dijo, podría organizaría el dirigente judío Zissu (representante rumano de la
Agencia Judía para Palestina).
El ministro del Interior, Popescu, tampoco veía por qué razón no se podían usar los
buques rumanos anclados en Constanza para el transporte de los judíos, particular
mente los niños de Transnistria y los refugiados de Hungría. Cualquier exceso de capa
cidad podría utilizarse para emigrantes elegidos conjuntamente por el señor Zissu y por
el señor Lecca. Todos aceptaron satisfechos esta solución1735.
1,3:1 Mihai Antonescu le comunicó los resultados de la conferencia resumidos a Zissu. Véase la
carta enviada a Zissu, 17 de junio de 1944, NG-2704.
886
No, realmente los burócratas rumanos nunca les habían hecho nada a los judíos, y
ahora incluso ofrecían a los supervivientes sus propios barcos para que pudieran emi
grar. Sin embargo, ese proyecto nunca fructificó, porque poco después el Ejército Rojo
penetró en la Vieja Rumania. El 24 de agosto de 1944, Rumania se rindió.
Hungría
A medida que avanzaba por la Europa del Eje, el proceso de destrucción fue barrien
do una comunidad judía tras otra. País a país, los judíos se vieron atrapados en la m a
quinaria de destrucción, y murieron indefensos entre sus garras. En 1944, sólo un área
no había sido alcanzada aún por las deportaciones; sólo quedaba una comunidad intac
ta. Se trataba de Hungría, y dentro de sus fronteras habían sobrevivido 750.000 judíos.
Cuando los judíos húngaros miraban un mapa de la Europa del Eje a comienzos de
1944, veían que a su alrededor las comunidades judías habían sido atacadas y destrui
das por doquier. El cataclísmico proceso de destrucción alemán había llegado a golpear
a los judíos de Rusia, hacia el este, a los de Noruega, al norte, a los de Francia al oeste,
y a los de Grecia al sur. Por el contrario, cuando un alto funcionario alemán observaba
su mapa en Berlín, veía que en todas partes se había «resuelto el problema judío», ex
cepto en un área relativamente reducida: Hungría. Y cuando miraba Hungría, veía la
mayor concentración de judíos que sobrevivían aún en la esfera de influencia alem a
na. Ciertamente, los judíos húngaros residían en una isla continental, rodeados y pro
tegidos por una frontera política. Los judíos dependían de esa barrera para su supervi
vencia, y los alemanes tenían que romperla. En marzo de 1944, las fronteras húngaras
empezaron a desmoronarse. Los alemanes invadieron el país, y a los judíos les sobrevino
la catástrofe1736.
Considerando que las comunidades judías habían sido aplastadas, una a una, ¿qué
tiene de inusual el destino de la húngara? Sólo hay un factor que distingue el caso hún
garo de todos los demás: en Hungría los judíos habían sobrevivido hasta mediados de
1944. Los mataron en el último año de poder de Hitler, cuando el mundo del Eje se pre
cipitaba ya hacia la derrota. En ninguno de los países tratados empezó tan tarde la «solu
ción final». Hungría fue el único país en el que los perpetradores sabían que la guerra
estaba perdida cuando empezaron la operación. Los judíos húngaros fueron casi los úni
cos completamente advertidos y que conocían plenamente lo que iba a suceder mientras
su comunidad estaba aún ilesa. Por último, las deportaciones masivas húngaras son nota
1, 36 Se han escrito varios libros sobre la destrucción de los judíos húngaros. Uno de los primeros
es el penetrante estudio de Eugene L ev ai, B lac k B ook on the M arty rd o m o f H u n g a ria n Je w ry , Zúrich y
Viena, 1948. Más amplio es el libro de Randolph B r a h a m , The Politics o f G enocida, Nueva York, 1981, 2
vols. En la actuación alemana se centran Christian Geri_ACH y G otz A ly , D a s letzte Kapitel, Munich, 2002.
887
bles también porque no se pudieron ocultar en el exterior; se llevaron a cabo abierta-
mente, ante la mirada de todo el mundo. El éxito de estas operaciones, en el ocaso del
Eje, dice mucho sobre los alemanes, que comenzaron la empresa, sobre los húngaros, que
se vieron ahogados en ella, sobre los judíos, que la sufrieron, y sobre las potencias extran
jeras, que se mantuvieron al margen y la contemplaron de principio a fin.
¿Por qué, entonces, estaban los judíos húngaros condenados en último término a la des
trucción.'1 En la raíz del proceso estaba la relación entre Alemania y Hungría, comenzada
antes de la guerra. Los húngaros eran oportunistas que se habían unido al bando alemán
para ampliar su territorio. Tenían fuertes deseos de expandirse en tres direcciones: hacia el
norte (Checoslovaquia), hacia el este (Rumania) y hacia el sur (Yugoslavia). Con ayuda de
Alemania, la triple expansión se consiguió en menos de tres años; pero una vez compro
metidos en la acción del lado alemán, descubrieron que no era fácil escapar del fatal enre
do. Hungría estaba demasiado cerca de Alemania y era demasiado indispensable para el
esfuerzo bélico alemán, como para poder rendirse sencillamente al otro bando.
Por consiguiente, en 1943, y de manera creciente en 1944, los húngaros fueron some
tidos al torno alemán. El gobierno húngaro era incapaz de responder a esta amenaza con
el lenguaje de la fuerza. El país tenía coartada su capacidad de ataque por su pequeñez y
por su localización, por sus tradiciones y por su actitud. El regente de Hungría, almirante
Horthy, era un hombre mayor de setenta años. La espina dorsal del régimen húngaro esta
ba constituida por una clase de generales y terratenientes establecidos de antiguo, la cual
había decaído hacía tiempo. Estos hombres no pudieron, en última instancia, soportar la
presión alemana. Oscilaron y vacilaron ante las exigencias alemanas. Desde comienzos de
1938 hasta el final de 1944, la reacción oscilante de los dirigentes húngaros se reflejó en una
sucesión de primeros ministros que eran alternativamente personalidades proalemanas
y colaboradores reacios (véase el cuadro 8.24).
Este patrón no fue sólo cuestión de virajes periódicos. A medida que pasaba el tiem
po, los primeros ministros proalemanes eran crecientemente proalemanes, y los cola
boradores reacios lo eran cada vez más. El contraste se agudizó con cada cambio, por
que reflejaba una divergencia creciente entre los intereses alemanes y los húngaros.
Alemania luchaba por el todo o nada; Hungría tenía unos objetivos más limitados. Los
alemanes querían hacer historia; los húngaros sólo deseaban anexionar territorio. Los ale
manes querían luchar hasta el final; los húngaros desearon retirarse en cuanto el final
estuvo a la vista. Los primeros ministros proalemanes, nombrados bajo presión alema
na, apoyaron la creciente necesidad alemana de mantener a Hungría en su bando. Los
colaboradores reacios, nombrados cuando los alemanes no miraban, servían al crecien
te deseo húngaro de escapar del torbellino de la derrota total. Al final, triunfó la pre
sión alemana.
Con el cambio de primeros ministros, cambiaba también el destino de los judíos
húngaros. Se verificó una estrecha correlación entre la sucesión de gobernantes hún
888
garos y el ritmo de las acciones antijudías. Los primeros ministros moderados frenaban
y paralizaban la catástrofe; los extremistas la aceleraban. El proceso de destrucción en
Hungría experimentó, por consiguiente, una evolución errática en la que periodos de
práctica tranquilidad alternaban con brotes de actividad destructiva. Los judíos atra
vesaban ciclos de esperanza y desilusión, alivio y angustia. Ninguna comunidad judía
europea estuvo sometida a este tratamiento de frío-calor en tal medida y durante tanto
tiempo. Los judíos de Hungría experimentaron plenamente, y hasta el mismísimo final,
los efectos de la oscilante reacción húngara ante la abrumadora fuerza alemana.
La destrucción de los judíos húngaros empezó siendo una empresa voluntaria hún
gara, y las primeras medidas húngaras se aplicaron sin demasiada insistencia de los ale
manes y sin ayuda de éstos. La primera ley se redactó en 1938, cuando Hungría solicitó
ayuda al Reich para llevar a cabo sus planes contra Checoslovaquia1737. La segunda ley
se la presentaron a Ribbentrop en 1939, un momento en que el gobierno de Budapest
estaba solicitando al Ministerio de Asuntos Exteriores alemán su respaldo en la libera
ción de las minorías húngaras residentes en Rumania y Yugoslavia1' ,B. La tercera secuen
cia de medidas se tomó cuando Hungría se unió a Alemania en la guerra contra Rusia.
En estos primeros decretos, que abarcan el periodo de Imrédy, Teleki y Bárdossy, se
observan pocas diferencias entre Hungría y sus vecinos. Imrédy comenzó el proceso de
destrucción, Teleki se dejó arrastrar, y Bárdossy avanzó más rápidamente hacia un obje
889
tivo «final». Desde el punto de vista alemán, en esos días los húngaros avanzaban según
lo esperado. En esa primera fase de la historia pocos indicios había de las posteriores
convulsiones que experimentaría la escena húngara.
Com o todos los demás, los húngaros empezaron definiendo el término «judío».
Anotaron su primera conceptualización en la primera ley antijudía. Esa definición cam
bió ligeramente en la segunda ley. (Por cierto, ambas leyes fueron producto del régimen
de Imrédy, aunque la de 1939, redactada en los últimos días del gobierno de éste, se pro
mulgó bajo el mandato de Teleki.) La tercera ley, redactada en 1941, representaba un
distanciamiento radical de las primeras formulaciones. Fue un intento de aproximarse
al principio de Nuremberg, y en algunos aspectos incluso superarlo. En el cuadro 8.25
se resumen las tres leyes, junto con las correspondientes disposiciones alemanas.
Un análisis más profundo de estas definiciones húngaras revela que fueron producto
de una lucha entre los elementos pro nazis y la Iglesia católica. La comparación entre las
dos primeras leyes muestra que los cambios de 1939 representaban una victoria parcial,
y también una derrota parcial, para ambas partes. A tenor de la ley de 1938, por ejem
plo, una persona que se hubiera convertido a la edad de doce años en el año de 1900 se
consideraba no judía. Bajo la ley de 1939, esa misma persona era reclasificada y consi
derada judía. Claramente, dicho cambio supuso una victoria para los pronazis y una
derrota para la Iglesia. Sin embargo, tomando el caso de un joven varón nacido cristia
no en 1920, cuyos padres se hubieran convertido antes de nacer él, y cuyos antepasados
llevaran un siglo residiendo en Hungría, se descubre que dicho hombre era judío según
la ley de 1938, y no judío según la de 1939. Ésta, entonces, era una derrota para los pro
nazis y una victoria para la Iglesia. Pero ¿fue permanente esta victoria eclesiástica? En
absoluto, porque la ley de 1941 volvió a considerar judío al mismo individuo.
La definición de 1941 se adoptó tras una abierta controversia en la cámara alta del
Parlamento. La cámara alta húngara estaba compuesta por 254 miembros, divididos
entre una delegación de la casa de Habsburgo, una delegación de nobles, representan
tes nombrados por el regente Horthy, representantes de las corporaciones públicas, y
miembros que ocupaban puestos importantes en la vida pública, entre ellos 34 repre
sentantes de la Iglesia. En 1941, los representantes de la comunidad judía (una corpo
ración pública) ya no estaban presentes, pero entre los demás miembros había aún 11
representantes de descendencia judía, de los cuales ocho estaban bautizados1739. Se tra
taba, en consecuencia, de una lucha única. La Iglesia libró su batalla como un compo
nente más del aparato legislativo, y 11 legisladores estaban directamente afectados por
el resultado del debate. (Por cierto, los judíos siguieron ocupando su escaño en la cáma
ra alta una vez perdido el debate, porque los húngaros avanzaron con lentitud en el pro
ceso de despidos.)
890
Cuando se adoptó la ley de 1941, la Iglesia sufrió una enorme derrota. De todas las defi
niciones europeas, la húngara era probablemente la de mayor alcance; afectaba más pro
fundamente en su aplicación a personas que no profesaban la fe judía. En Alemania, por
ejemplo, una persona medio judía que no perteneciera a la religión judía y estuviera casa
da con una persona judía en una cuarta parte no se consideraba judía. En Hungría, de
acuerdo con la ley de 1941, un medio judío en la misma situación era considerado judío.
El carácter global de la nueva definición húngara se percibe mejor en las estadísticas.
En 1941, aproximadamente 725.000 residentes en Hungría pertenecían a la religión
judía1740, pero se calcula que había 787.000 afectados por la ley. En consecuencia, 62.000
personas que no pertenecían a dicha religión eran judíos por definición1741. Suponiendo
que la proporción de cada Iglesia en estas 62.000 víctimas fuera directamente propor
cional a su proporción en la población cristiana total, la ley se aplicaba aproximada
mente a 43.000 católicos, 12.000 calvinistas, 3.000 luteranos, y 3.000 cristianos de
otras confesiones1,42. Incuestionablemente, muchos de estos cristianos ya se consideraban
judíos bajo la ley de 1938 o de 1939, pero la definición de 1941 siguió siendo un duro
golpe para las Iglesias. Especialmente después de su éxito de 1939, no habían esperado
nada semejante.
A l hacer campaña a favor de los judíos bautizados, la Iglesia había declinado implí
citamente asumir la lucha a favor de la totalidad de los judíos. A l insistir en que la defi
nición excluyera a los cristianos, había establecido la condición con la que aceptaría
una definición que apartara a un grupo de personas para destruirlas. Esta decisión fue
sólo un preludio de lo que estaba por llegar. Cuando el proceso de destrucción húnga
ro alcanzó su clímax, en 1944, la Iglesia batalló aún más ferozmente por sus judíos cris
tianos y aún menos ardientemente por aquellos que no se encontraban en su seno.
Bajo su propio dominio, los húngaros sólo completaron el primer paso del proceso
de destrucción. El avance en la aplicación de los pasos posteriores fue mucho más lento.
Las operaciones expropiatorias comenzaron al mismo tiempo que la primera definición,
pero necesitaron mucho más tiempo para madurar.
1,40 Veesenmayer (ministro alemán en Hungría) al embajador Ritter, 8 de junio de 1944, adjun
tando estadísticas del censo de 1941, NG-5620. D o n au z e iü m g (15 de agosto de 1944), Belgrado, p. 3,
citando también estadísticas del censo. La cifra que da Veesenmayer es de 724-307; la de D on auzei-
tung es de 725.007. No se explica la discrepancia.
1'4I D o n au zeilu n g ( 15 de agosto de 1944), Belgrado, p. 3. El número de personas que tenía al menos
un abuelo o abuela judíos pero no estaban cubiertas por la definición se calculó en 15.000. (Hungría
no tenía Mischlinge). Ibid.
1,42 De acuerdo con e l censo de 1941, comunicado por Veesenmayer en NG-5620, había 9.775.310
católicos, 2.785.782 calvinistas y 729.289 luteranos. Otras religiones no judías y personas que no per
tenecían a ninguna religión ascendían a 665.059. La población total (sin contar a los judíos de religión)
era, por consiguiente, de 13.955.440. La población total de Hungría era de 14.679.747 habitantes.
891
Cuadro 8.25. Definiciones húngara y alemana de «ju d í
892
. El hijo o hija de madre judía 3. El hijo de madre judía y
y padre desconocido padre desconocido (sólo en
ciertos casos)
c
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893
Los judíos de Hungría, al contrario que los de la mayoría de los demás países, no
eran meramente una clase media. Eran en gran medida la única clase media, el pilar de
toda la actividad profesional y comercial del país. En la década de los treinta, más de la mi
tad de los médicos privados, casi la mitad de los abogados, más de un tercio de la población
comerciante, y casi un tercio de los periodistas eran judíos1745. Resultaban verdadera
mente indispensables para mantener una vida económica normal. En consecuencia, los
húngaros enfocaron el problem; de la expropiación con cautela, y nadie prestó más
atención a las consecuencias que el propio Horthy. En una carta a Teleki, afirmaba que
había sido antisemita toda su vida y que la visión de «cada fábrica», banco o negocio
en manos de judíos le resultaba «intolerable». Pero si se sustituyera a los judíos en un año
o dos con «elementos incompetentes, en su mayoría bocazas», el país entraría en quiebra.
Los cambios adecuados exigirían, creía, al menos una generación, y aunque él «quizá»
hubiera sido el primero en profesar el antisemitismo, no podía contemplar con indife
rencia la inhumanidad y las humillaciones absurdas mientras Hungría aún necesitaba a
los judíos. Por interés, los judíos eran más leales a su «país de adopción» que lo serían
jamás los elementos de extrema derecha, que con sus embrolladas convicciones entre
garían Hungría a los alemanes1744.
Tales consideraciones habían inducido a los húngaros a comenzar sus movimientos
antijudíos con regulaciones de cuotas en las que se especificaba que en diversos cam
pos del esfuerzo económico la participación judía no debía exceder ciertos porcentajes
máximos fijados por ley. Sin embargo, los veteranos de guerra y sus familias estaban ini-
cialmente exentos de las cuotas. El sentimiento del honor nacional dictaba que no se
obligara a los veteranos a competir por la supervivencia económica en el consiguiente
proceso de reducción. Las cuotas, establecidas por el régimen de Imrédy en las leyes de
1938 y 1939, se resumen brevemente en el cuadro 8.26.
Si los porcentajes de la tabulación parecen generosos en relación con la proporción
numérica de los judíos húngaros, que era aproximadamente del 5 por 100 de la pobla
ción del país, debe recordarse que el efecto de la cuota no ha de medirse respecto al
número de personas que dicho de sistema abarca, sino respecto al número de personas
que excluye. Considerando las estadísticas de la posición económica de los judíos en
Hungría durante la década de 1930, queda claro que los legisladores húngaros previe
ron reducciones de al menos el 50 por 100 en las empresas y en el empleo judíos174’ .
1/43 Israel CüHEN, «The Jews in Hungary», Contemporary Review (noviembre de 1939), Londres,
pp. 571-579.
1'44 Horthy a Pal Teleki (borrador), 14 de octubre de 1940. en Miklos y Laszlo SziJCS (eds.), The Con-
fidential Papers of Admiral Horthy, Budapest, 1965, pp. 150-152.
1,45 Las reducciones se hicieron más estrictas cuando los veteranos de guerra que no estaban dis
capacitados ni habían sido condecorados (originalmente exentos) fueron incluidos en el sistema de
894
Además, las cuotas constituían en todos los casos límites máximos. N ada de lo estable-
cído en la ley impedía a la Administración húngara emplear sus procedimientos de con
cesión de licencias con el propósito de restringir aún más las actividades judías o de
sacar a los judíos completamente de ciertos sectores empresariales. La única dificultad
era la necesidad práctica de sustituir a los judíos por húngaros, y eso en muchos casos
resultó un obstáculo insuperable.
En enero de 1941, el Am t Ausland-Abwehr del OKW recibió el informe de un eje
cutivo «fiable» de una empresa de exportación alemana que acababa de realizar un
viaje a Hungría. El ejecutivo (un Prokurist) trabajaba en el sector textil, y le interesa
ban enormemente los cambios que se estaban produciendo en este sector en Hungría.
Concluyó rápidamente que no había comparación entre las arianizaciones llevadas a
cabo en Alem ania y las que ahora se observaban en Hungría. Para la aplicación de las
arianizaciones, afirmaba, los húngaros carecían de dos requisitos previos: capital e inte
ligencia. La clase alta sentía aversión a participar en una actividad empresarial. Por
ejemplo, un húngaro prominente le había confiado que en sus círculos lo miraban con
desprecio y lo consideraban un «extraviado» porque ahora trabajaba en el sector de los
textiles al por mayor. Aproximadamente 1.500 nuevas licencias textiles habían sido
entregadas a los arios. Se creía que los dignos de crédito y de confianza en este grupo
eran 30 ó 40, mientras que fuentes fiables afirmaban que en las nuevas licencias comercia
les textiles figuraba el nombre de más de 100 mujeres de mala reputación («wáhrend, wie
ich von ernst zu nehmender Seite hórte, die Ñamen von iiber hundert übelberüchtigter
Frauen auf den neuen Textilgewerbescheinen vertreten seien»). Mientras tanto, los em
presarios judíos experimentaban dificultades crecientes para conseguir autorizaciones
de importación. Com o resultado, los proveedores alemanes estaban empezando a resig
narse a la pérdida parcial del mercado húngaro. «N o se puede esperar -escribió clara
mente el Prokurist—que ningún exportador alemán establezca conexiones con las cues
tionables empresas arias arriba descritas»1746.
En lo que a los alemanes concernía, las arianizaciones en Hungría constituían una
propuesta desesperanzadora. En julio de 1942, cuando el ministro Clodius (Jefe en Fun
ciones de la División de Política Comercial del Ministerio de Asuntos Exteriores) sus
citó el tema en conversaciones con Baranyai, del Banco Nacional Húngaro, éste seña
ló explícitamente que eliminar a los judíos y al capital judío de la economía húngara era
algo impracticable. Mientras hubiera un gobierno independiente, ninguna figura hún
gara responsable podría dar ese paso. Tan sólo para la independencia de la moneda
cuotas en 1939, y cuando personas consideradas no judías en 1938 y 1939 fueron reclasificadas y con
sideradas judías en 1941.
1,46 Abwehr-Nebenstelle en Colonia a OKW/Ausland-Abwehr/Abw. Abt. I (I Wi), 20 de enero
de 1941, adjuntando informe del Prokurist de una «conocida empresa textil renana, fiable», Wi/TF 2.24.
895
C u a d ro 8 .2 6 . C u o ta s ju d ía s en H u n g ría
N oca: basado en I. Cohén, «The Jews of Ilungary», Concernporary Review (noviembre de 1939), Londres,
pp. 571-579.
húngara era vital mantener las exportaciones a países libres de la influencia alemana y,
si fuera necesario, contener las exportaciones a Alemania. El Dr. Clodius sólo pudo res-
ponder que en tal caso el Reich bloquearía el tránsito de las mercancías húngaras a tra
vés del territorio dominado por los alem anes1747.
Aun así, en conjunto, las autoridades húngaras consiguieron lentamente cercenar
la vida económica judía. Los judíos estaban siendo perjudicados, y en algunas ramas
del comercio estaban siendo completamente expulsados. En mayo de 1942 y enero de
1943 se informó del cese completo de la actividad empresarial judía en los siguientes
sectores1748:
896
M ayo de 1942 Enero de 1943
Comercio ganadero Comercio de trapería
Exportación de patatas Comercio de grasas y productos porcinos
Azúcar al por mayor Comercio de huevos y leche
Exportación de frutas Comercio de artículos eclesiásticos
Gasolina al por mayor Restaurantes
Forraje al por mayor Comercio de cemento
Carbón al por mayor Comercio de cebollas y vino
Cuero al por mayor Exportación de heno y paja
Leche al por mayor
Un ejemplo aún más convincente de necesidad que llevaba a los alemanes a nego
ciar con los judíos fue el aprovechamiento de la producción de bauxita húngara para la
industria aeronáutica alemana. Para aumentar ésta, tres empresas de aluminio alem a
nas tendrían que invertir 30 millones de Reichsmark en tres empresas de bauxita hún
garas. Con este propósito, cada empresa alemana formó equipo con una de las empre
sas húngaras en 1943. Las mayores y, con mucho, más importantes de estas asociaciones
1í49 Cuando los alemanes suspendieron los envíos, los proveedores italianos y suizos llenaron el vacío.
Auslandsbriefprüfstelle Viena a la Zentralauswertestelle/Major Dr. Huth, 4 de noviembre de 1941, Wi/IF
2.24- Existía también el problema de que las empresas húngaras podían comprar en nombre de las judías.
Hans Vermehren Import-Fabrikation-Export (Berlín) al OKW/WWi, 18 de diciembre de 1941, Wi/IF
2.24. Donauzeitung (22 de junio de 1943), Belgrado, p. 3. Todavía en abril de 1943, las exportaciones
alemanas a empresas judías de Hungría se mantenían aparentemente firmes. Oficial de Economía alemán
en Hungría al OKW /W St Wi/Ausland (borrador), 17 de mayo de 1943, W'i/'IF 2.13.
1750 Oficial de Economía alemán (WO) en Hungría al OKW /W St Ausland, 15 de enero de 1944,
Wi/IF .2.
897
fueron la Vereinigte Aluminiumwerke (VAW), dirigida por el Generaldirektor Dr. Wes-
trick, y la húngara Aluerz, controlada por un director general judío, el Dr. Hiller. Aun-
que el «Generaldirektor técnico» de Aluerz era de etnia alemana, Westrick confiaba
por completo en Hiller y en los directivos de Hiller, la mayoría judíos1751.
Si en el sector industrial las arianizaciones avanzaron lentamente, en la agricultura
procedieron con algo más de facilidad. A los húngaros les interesaba más la tierra, y los
judíos la trabajaban menos. Sólo un 4 o un 5 por 100 de la tierra estaba en manos de ju
díos cuando la ley de 1939 autorizó al gobierno a ordenar la venta de las propiedades
agrícolas judías. Desde 1939 a 1942, la venta de tierra (en hectáreas) había alcanzado
las siguientes proporciones1712:
El terreno forestal fue a parar al Estado, las tierras de labor a intereses privados. Los
121.095 hectáreas de labradío se dividieron como sigue1753:
898
(36.450 hectáreas en total) fueron a parar a los grandes terratenientes1''54. Evidente-
mente, la clase alta húngara, que despreciaba las cuestiones empresariales, no mostró
una aversión similar a la adquisición de tierras. Las expropiaciones agrarias en Hungría
no constituyeron exactamente una reforma agraria.
A medida que los judíos se vieron expuestos a crecientes restricciones económicas, se
dispusieron a ahorrar. En el consiguiente proceso de acomodación, intentaron adoptar un
cambio ocupacional a gran escala. Las siguientes cifras, que muestran la matriculación
en las escuelas mercantiles y escuelas de oficios de Budapest, son un indicativo parcial
de lo que estaba ocurriendo17” :
1936 1942
1754 D u n au zeitu n g (18 de octubre de 1942), Belgrado, p. 3. Respecto a otras estadísticas, véase el
mismo periódico, 30 de diciembre de 1941, p. 3; 1 de marzo de 1942, p. 3; 2 de abrií de 1942, p. 6;
24 de mayo de 1942, p. 3; 10 de septiembre de 1942, p. 3; 14 de febrero de 1943,p. 3.
1753 Ibid., 31 de octubre de 1942, p. 3.
1756 D ie Ju d en frag e, 15 de marzo de 1942, p. 58. D on auzeitun g (11 de junio de 1942), Belgrado, p. 3;
28 de junio de 1942, p. 3; 16 de julio de 1942, p. 3; 11 de marzo de 1943, p. 3.
l n l D o n au zeitu n g (3 de abril de 1943), Belgrado, p. 3.
1753 Veesenmayer (ministro alemán en Hungría) a Ribbentrop, a través del embajador Ritter, 14
de abril de 1944, NG-5626.
17,9 D o n au ze itu n g (24 de octubre de 1944), Graz, p. 3.
1760 Ran<joIph B r a iia m , T h e H u n g a ria n L a b o r Service Sy stem , Nueva York, 1977. Véase también
Gavriel Bar Si 1AKED (ed.), Ñ am e s o f Jew ish Victims o f H u n garian iM bor B attalions, 2 vols., Jerusalén, 1992.
899
Los varones judíos incluidos en el servicio de trabajo fueron empleados dentro de la
estructura de ingenieros del ejército en proyectos de construcción, operaciones de de
tección de minas, y diversos trabajos desagradables. Miles de judíos fueron enviados al
frente, donde sirvieron a razón de un batallón por división húngara1761. Tras las líneas
y dentro de Hungría había otros muchos batallones dispersos.
La concentración de tan amplia fuerza de trabajo en manos húngaras no podía, por
supuesto, dejar de atraer la atención en Berlín. La creciente escasez de trabajadores en
Alemania y en los territorios ocupados por Alemania aumentó con agudeza este inte
rés. Desde comienzos de 1943 a comienzos de 1945, un hombre en especial intentó
integrar el servicio de trabajo judío del ejército húngaro en su máquina industrial. Este
hombre fue el Reich Minister de Armamentos y jefe de la Organisation Todt, Albert
Speer. Algunos aspectos muy importantes del proceso de destrucción húngaro durante
la fase de la «solución final» son atribuibles a sus esfuerzos. En 1943, sin embargo, Speer
sólo hizo una solicitud: su Organisation Todt necesitaba trabajadores para las minas de
cobre de Bor, en Serbia1'62. Dado que todos los judíos de Serbia habían muerto duran
te el año anterior y no había otros trabajadores disponibles en el territorio, Speer (con
consentimiento de Himmler) contactó con el Ministerio de Asuntos Exteriores para
solicitar 10.000 judíos húngaros1763. Las negociaciones obtuvieron un éxito moderado.
Los húngaros aceptaron entregar 3.000 judíos a cambio de 100 toneladas de cobre sin
refinar m ensuales1'64. De acuerdo con los informes, en septiembre de 1944 había allí
6.000 judíos1763.
En este libro se ofrece el nombre de hombres desaparecidos o cuya muerte se verificó en el frente
oriental. No se incluyen los fallecidos en Serbia, ni la mayoría de los muertos bajo el control alemán
al final de la guerra. La edad media de estas personas era relativamente elevada.
1,61 La funcionalidad de la posición de estos judíos era equivalente a la de los auxiliares (Hilfsivilli-
ge o Hiu-’is) rusos en el ejército alemán. Digno de mención es, sin embargo, el hecho de que el Segun
do Ejército Húngaro destinado en Rusia mantuvo una compañía técnica altamente cualificada (análo
ga a los batallones técnicos de los ejércitos alemanes) para reparaciones y demoliciones de instalaciones
públicas, compuesta en un 75 por 100 por judíos. Oberst von Oheirnb (Estado Mayor de Economía ale
mán en el Segundo Ejército húngaro) al Wirtschaftsstab Ost, enero de L943, Wi/I.2i7.
!,6i La minas de cobre pertenecían a una empresa francesa, la Compagnie des Mines de Bor.
Véase el anuncio en Doriauzeilung (15 de noviembre de 1941), Belgrado, p. 9.
1 '61 Bergmann (Oficina del ministro de Asuntos Exteriores) a través de la División de Política
Comercial, Wórnrann y Weizsacker, a la Oficina del ministro de Asuntos Exteriores, 23 de febrero de
1943, NÜ-5629.
1,64 Oficial de Economía alemán en Hungría al OKW/WSt Ausland, 15 de junio y 15 de julio de
1943, Wi/IF 2.13.
Win Oberbefehlshaber Südost/Jefe del Estado Mayor General (firmado General der Gebirgstrup-
pen Winter) al OKW/WFSt/OP (H) (Generalmajor Ilorst Buttlar-Brandenfels), 10 de septiembre de
1944, NOKW-981. El Oberfehlshaber Siidost era el Gfm. von Weíchs. El campo de Bor fue liquida-
900
Mientras que en el sector de Speer se desarrollaba un fuerte movimiento explotador, en
el frente oriental se hacía sentir una reacción asesina. A algunos alemanes les incomodaba
ver miles de judíos con uniforme húngaro, moviéndose de un lado a otro sin que nadie los
molestara, y prácticamente codo a codo con las unidades alemanas. Cuando en el invierno
de 1942-1943 comenzó la gran retirada, esa incomodidad se hizo patente. Los rusos ataca
ron a los húngaros en Voronezh y los hicieron retroceder hacia Kursk. En la enorme llanu
ra situada entre los ríos Don y Donets, los ejércitos húngaro, italiano, rumano y alemán se
retiraban llenos de pánico y confusión. Las compañías de trabajo judías sufrieron pérdidas
significativas, y muchos judíos, junto con sus jefes húngaros, fueron tomados prisioneros176'’.
Desde Kursk, un experto agrícola alemán que trabajaba para el Departamento de
Inspección de Economía comunicó que los húngaros habían liberado en parte a los ba
tallones de construcción judíos que, con restos de uniformes alemanes, se movían «como
merodeadores» por el campo bajo el lema «a los húngaros los golpean, a los alemanes
también; ahora nosotros y los rusos nos hemos adueñado de la situación»1'6''.
do pocos días después. Sacaron de allí a unos 2.000 judíos. Hombres de las SS los ametrallaron en
Cservenka (bajo jurisdicción húngara). Véase el relato de un superviviente que salió arrastrándose de
una fosa común, «The iMemoirs of Zalman Teichman», Yad V ashem Studies 2 (1958), pp. 255-294.
1,66 Las pérdidas de las compañías de trabajo en el frente oriental, que incluían un pequeño
número de bajas en compañías de pacifistas y demás, fueron oficialmente las siguientes:
Prisioneros
M u erte
H eridos de g u e rra D esap arecid o s Total
verificad a
confirm ad os
1942 2.149
1943 3.786 1.035 1.633 19.003 25.451
1944 1.656 571 1.039 10.471 13.737
Sólo en enero de 1943, la cifra de bajas totales fue de 23.308, y en febrero fue de 2.003. Tras la aplas
tante derrota de enero-febrero de 1943, los húngaros se encontraron prácticamente fuera de la lucha.
Entraron de nuevo en acción tras la ocupación alemana, en marzo de 1944. A mediados de octubre de
1944, las compañías de trabajo judías fueron trasladadas hacia el oeste, al interior de Alemania. Datos
de bajas obtenidos de Tamas STARK, «Elungary’s Casualties in World War II», en Gyorgy Lengyel (ed.),
H un garian Eccmomy an d Society during World W ar II, Nueva York, 1993, pp. 17 i -260. Es probable que varios
miles de desaparecidos murieran en el momento o más tarde, a consecuencia de las heridas, pero la mayo
ría fueron capturados o se pasaron al bando soviético. Sobre el trato dado a los prisioneros, véase George
B a r a n y , «Jewish Prisoners ofW ar in the Soviet Union during World War II», Jahrbü ch er fü r Geschichte
O steum pas 31 (1983), pp. 161-209. Al final de la Guerra, se informó de que había 15.000 prisioneros vivos.
Report by the A n glo-A m erican Gomm ittee o f Emfuiry Regarding the Problem o f European Jew ry an d Palestine,
Londres, 1946, Cmd. 6808, p. 59. Contando a los que murieron en los campos de prisioneros de guerra
soviéticos, las bajas totales en el frente oriental fueron probablemente superiores a 20.000.
176' Sonderführer Bertram al Departamento de Inspección Económica de Don-Donets, 2 de fe
brero de 1943, Wi/ID 2.206.
En Budapest, el coronel Kéri, primer ayudante del ministro de la Guerra, se reunió con
el agregado militar alemán y le informó de que el ejército estaba planeando reclutar a
todos los hombres judíos de hasta treinta y siete años. A los húngaros, dijo, les habría gus-
tado mucho destinar a las divisiones de seguridad (S icherungsdivisionen) alemanas en
Ucrania 12 batallones de construcción compuestos por compañías de trabajo judías. Bu-
dapest, sin embargo, tenía algunas reservas (gewisse Bedenken) debido al trato excep-
cionalmente malo que los organismos alemanes habían proporcionado a las compañías
judías durante la retirada (Rückmarsch) del Don. También había sucedido que «en la
confusión general de la retirada» (in den allgemeinen Trubel des Rückzuges) y en el trans-
curso de las operaciones partisanas, los alemanes, en especial el SD, habían fusilado a miem-
bros de las compañías judías. Por consiguiente, sería «difícil» (schwierig) enviar compañías
de trabajo judías a Ucrania. Sin embargo, las «dificultades» (Schwierigkeiten) se solventa
rían si el agregado militar garantizaba que «nada malo» (nichts Bóses) se les haría a los
judíos. El alemán se mostró evasivo. N o podía negar las afirmaciones húngaras, porque
sabía por informes de los oficiales de enlace alemanes en el Alto M ando húngaro que
había al menos la «posibilidad» de que los alemanes hubieran fusilado judíos1768.
La actitud alemana hacia los hombres del servicio de trabajo judío se revelaba una
y otra vez en pequeños incidentes. Parece que a los alemanes les resultaba un poco difí
cil refrenarse en presencia de estas personas. Desde Cracovia, por ejemplo, el repre
sentante del Ministerio de Asuntos Exteriores en el Generalgouvernement informó de
que un batallón de construcción judío húngaro estaba acuartelado en Stanisíawów,
Galitzia. Al principio los judíos vestían de civil, pero ahora llevaban uniformes húnga
ros. Se sospechaba, afirmó el hombre del Ministerio de Asuntos Exteriores, que entre
los miembros del batallón de construcción había judíos de Galitzia que habían escapa
do a Hungría en 1941- Un judío se había acercado a un sargento de policía alemán y le
había declarado en jerga yiddish-alemana: «Sargento, soy judío, y usted no puede hacer
me nada porque soy soldado húngaro»1'69.
A comienzos de marzo de 1944 se informó de otro episodio con hombres del servi
cio de trabajo, cuando miembros de la Oficina de Propaganda agregados al General-
kommíssar de Volinia-Podolia tuvieron que retirarse de su base de actividad en Brest-
Litovsk. Avanzando hacia Stanisíawów, al sur, los propagandistas atravesaron varias
poblaciones donde los ucranianos estaban matando a las poblaciones polacas locales
(die an Ort ansassigen Polen abzuschlachten) . Mientras proseguía la matanza, los oficiales
alemanes observaron que judíos pertenecientes al ejército húngaro y que actuaban
902
explícitamente con órdenes de los oficiales húngaros tenían el «descaro» (erdreisten
sich) de «robar todo lo que estaba a su alcance, desde cazuelas y sartenes a ganado».
Buscando en vano unidades de la Wehrmacht que pusieran fin a esta incautación, los
propagandistas tomaron finalmente el asunto en sus manos y «consiguieron frenar a la
banda de judíos [dern jüdischen Raubgesindel erfolgreich entgegengetreten]»1770.
Parece que la mera existencia de los hombres del servicio de trabajo judío ofendie
ra a los observadores alemanes. Eso era cierto especialmente porque muchos de estos
hombres estaban fuera de Hungría y eran, en consecuencia, especialmente perceptibles.
Pero si los hombres del servicio de trabajo llamaban la atención porque eran los únicos
judíos en un territorio que en otro tiempo tenía muchos residentes judíos, la comuni
dad judía húngara en conjunto se hizo cada vez más conspicua en un continente euro
peo cuya población judía estaba siendo rápidamente eliminada.
La historia de la «solución final» en Hungría es larga. Comenzó en 1941 y principios
de 1942, cuando el país estaba gobernado por el primer ministro proalemán Bárdossy.
Durante ese periodo, parecía que Hungría sería el primer satélite del Eje en quedar
«libre de judíos». Bajo el régimen de Bárdossy se produjeron dos importantes inciden
tes: la deportación de los «judíos orientales» desde los Cárpatos ucranianos, y la m atan
za de judíos yugoslavos en Novi Sad.
En agosto de 1941, el gobierno de Bárdossy comenzó repentinamente a reunir a los
judíos orientales que habían emigrado a Hungría desde Galitzia muchos años antes y que
no habían adquirido la ciudadanía húngara, con la intención de enviarlos a las áreas mi
litares recientemente arrebatadas a la Unión Soviética1771. Los judíos de los Cárpatos
ucranianos, zona que los húngaros tomaron a los checos en 19.39, se vieron especial
mente afectados, porque la ley antijudía de 19.39 les había negado la nacionalización a
aquellos que no pudieran demostrar que sus ancestros residían en el país desde 18671'72.
Los alemanes no estaban preparados para la expulsión húngara. La situación de las uni
dades de exterminio situadas cerca de la frontera húngara, sin embargo, era diferente a
la posición del Einsatzgruppe D, que operaba frente a los rumanos. Debe recordarse que
los judíos rumanos fueron devueltos; no así los deportados húngaros.
El 25 de agosto de 1941, oficiales del ejército alemán y representantes del reciente
mente creado Ministerio del Este se reunieron en el despacho del Generalquartiermeis-
903
ter-OKH. El resumen de la conferencia indica que los participantes consideraron breve
mente el problema creado por la repentina aparición de judíos húngaros en los nuevos
territorios. «Cerca de Kámenets Podolski -establece dicho resum en- los húngaros han
expulsado a unos 11.000 judíos al otro lado de la frontera. En las negociaciones llevadas
a cabo hasta ahora, no ha sido posible llegar a ninguna medida para la devolución de
estos judíos. El responsable máximo de las SS y de la Policía [SS-Obergruppenführer Jec-
kcln] espera, sin embargo, finalizar su liquidación antes del 1 de septiembre de 1941.»17'3
Tres días después, el Einsatztrupp de Tarnopol (una unidad perteneciente al BdS de Cra
covia) informó de que había devuelto a 1.000 judíos a los que el Décimo Batallón de
Caza húngaro1" 4 había empujado al otro lado del Dniéster. Varios miles de judíos hún
garos expulsados, confinados al área del sur de Galitzia, fueron posteriormente concen
trados en el gueto de Stanisíawów, donde en 1942 los sometieron a ametrallamientos.
Un testigo local recuerda que los bomberos judíos del gueto estaban a punto de cubrir
una fosa cuando de entre los muertos gritó un hombre: «¡Soy médico húngaro, y estoy
vivo!»1'711. A finales del verano, ya no vivía ninguno de los judíos expulsados.
El segundo brote se dio en la Yugoslavia ocupada, cuando el comandante húngaro local,
general Feketehalmy-Czeydner, reunió a varios miles de serbios y judíos en la ciudad de
Novi Sad 1''76. Los supervivientes judíos recuerdan que el 20 de enero de 1942 se ordenó a
la población residente bajar las persianas mientras las víctimas eran conducidas a las cabi
nas de un baño público y ametralladas desnudas en trampolines situados sobre agujeros
practicados en el hielo del Danubio17" . Esta masacre tuvo una curiosa segunda parte. Tras
la declaración de Moscú sobre los criminales de guerra en 1943, un asustado gobierno hún
garo procesó al general y a dos de sus cómplices por la matanza de 6.000 serbios y 4-000
judíos. Feketehalmy-Czeydner y sus ayudantes escaparon a Alemania antes del juicio, bus
904
cando allí la protección de la G estapo17'8. Cuando los húngaros pidieron la extradición de
sus hombres, el propio Hitler decidió darles refugio, como ejemplo para toda Europa de su
disposición a respaldar a aquellos que llevaran a cabo acciones contra los judíos1'79.
El entusiasta régimen de Bárdossy, responsable de la organización de las compañías de
trabajo, de la deportación de los judíos del Este, y de la matanza de las víctimas de Novi
Sad, llegó a su fin en marzo de 1942. Durante los dos años siguientes, desde marzo de
1942 a marzo de 1944, Hungría estuvo gobernada por un colaborador reacio, el primer
ministro Kállay. De esa forma, el gobierno de Kállay abarcó el periodo durante el cual A le
mania estuvo intentando organizar las deportaciones hacia el «Este» desde todas partes
de Europa. Naturalmente, los alemanes querían incluir también a Hungría en su progra
ma. Kállay fue, por consiguiente, el primer mandatario húngaro al que se le pidió que de
portara a los judíos de su país. Cediendo en las peticiones menores, amplió el proceso
expropiatorio y las compañías de trabajo, pero se negó a entregar un solo judío. D uran
te los dos años de su gobierno, resistió la presión alemana. Cuando finalmente lo depu
sieron, el dique que había contenido la inundación alemana se rompió.
Las negociaciones comenzaron en agosto de 1942. El 11 de agosto, el ministro húnga
ro en Berlín, Sztójay, protestó ante el Unterstaatssekretár Dr. Martin Luther, de la Abtei-
lung Deutschland, por el hecho de que los judíos de nacionalidad húngara estuvieran sien
do marcados con la estrella judía en Francia, mientras que los rumanos no estaban
afectados. Sztójay añadió que la transmisión de esta protesta le resultaba muy desagrada
ble. Siempre se había considerado un campeón del antisemitismo (ein Vorkampfer des Anti-
semitismus). Luther respondió que la aceptación de esta protesta también le resultaba a
él una tarea desagradable, porque, como bien sabía Sztójay, el Führer había ordenado
que el problema judío en Europa se resolviera con celeridad. Eslovaquia y Croacia ya
habían aceptado la evacuación de sus judíos, e incluso el gobierno francés contem pla
ba introducir medidas antijudías en su territorio (área no ocupada).
A Luther le sorprendió especialmente que Hungría hubiera basado su protesta en el
hecho de que los judíos rumanos de Francia no tuvieran que llevar la estrella judía,
mientras que unos días antes el gobierno rumano había protestado basándose en que
los judíos húngaros estaban exentos. De esa forma era imposible avanzar. Sztójay soli
citó entonces que ios organismos alemanes de Bruselas evitaran confiscar las propieda
des de los judíos húngaros. Su gobierno tenía intención de incautarlas para sus propios
propósitos. Luther prometió que la cuestión se resolvería de manera satisfactoria y que
las actuales medidas estaban diseñadas sólo para proteger la propiedad1'80.
905
El 24 de septiembre de 1942, Ribbentrop ordenó al Ministerio de Asuntos Exteriores
presionar para que Bulgaria, Dinamarca y Hungría autorizaran las evacuaciones1781. Ocho
días después, el 2 de octubre, Luther mantuvo otra conversación con Sztójay. Empezó la
conversación exigiendo que Hungría permitiera deportar a los judíos de su nacionalidad
residentes en las zonas ocupadas por los alemanes antes del 31 de diciembre de 1942. El
ministro húngaro preguntó si los judíos italianos recibirían el mismo trato. Cuando Luther
respondió afirmativamente, Sztójay respondió que probablemente su gobierno consentiría
que evacuaran a los judíos húngaros de los territorios ocupados; naturalmente, Hungría
no tenía intención de quedar rezagada respecto a otros países. A cto seguido, Luther
prometió que las propiedades de los judíos respectivos se pondrían bajo administración
fiduciaria y que Hungría podría participar en su enajenación.
A continuación, Luther presionó para que se permitiera la deportación de los judíos
húngaros residentes en el Reich. Propuso la misma fecha límite (31 de diciembre de 1942)
pero añadió que las propiedades deberían pasar a posesión del Reich, de acuerdo con el
«principio territorial». De nuevo, el enviado húngaro quiso saber si a los judíos italianos
les estaban aplicando las mismas normas. Cuando Luther le aseguró que los judíos italianos
recibirían el mismo trato, Sztójay comentó que su gobierno daba especial importancia
al principio de nación más favorecida.
Finalmente, el Unterstaatssekretár alemán mencionó a los judíos residentes en Hun
gría. Exigió que se introdujera legislación dirigida a eliminar a todos los judíos de la vida
económica, que se marcara a los judíos, y que fueran evacuados hacia el este. Por tercera
vez, el ministro húngaro preguntó si en Italia se tomarían las mismas medidas, y de nuevo
Luther le respondió afirmativamente. Acto seguido, Sztójay declaró que al primer ministro
Kállay le preocupaban ciertos rumores (que él, Sztójay, naturalmente no creía) respecto al
trato dado a los judíos en el este, y que Kállay no querría ser acusado de haber expuesto a
los judíos húngaros a la miseria (o peor) después de su evacuación. En respuesta a esta
observación, Luther afirmó que los judíos húngaros, como todos los demás, serían utiliza
dos primero en la construcción de carreteras y después asentados en una reserva judía1782.
Varios días después de esta «conferencia de presión», se produjo en Budapest otro
tipo de debate. El asesor de las SS en la legación alemana en Bratislava, Hauptsturm-
iührer Wisliceny, había llegado a la capital húngara en «visita privada». El 6 de octubre
de 1942, almorzó en el club de golf con el secretario personal del primer ministro Kállay,
un tal barón «von Fay». El húngaro se interesó especialmente por «la solución del pro
blema judío en Eslovaquia». Wisliceny le contestó someramente y «sin entrar en deta
lles» que el «problema judío» en Eslovaquia se estaba resolviendo.
906
Después von Fay deseó saber qué pensaba Wisliceny sobre el problema judío en Hun-
gría, y el hombre de las SS replicó con cautela que sólo conocía el problema judío en
Hungría a través de «fuentes bibliográficas». Inmediatamente, el húngaro se dispuso a ofre
cer una larga descripción de las medidas antijudías adoptadas en su país, criticándolas por
insuficientes pero explicando que un «reasentamiento» sólo se podría llevar a cabo por fases.
A este respecto, el barón preguntó si ya estaban reasentando a los judíos rumanos. Wisli-
ceny respondió que, por lo que él sabía, allí se estaban haciendo los preparativos necesarios.
De repente, Fay preguntó si también se podía incluir a Hungría en el curso de un pro
grama de «reasentamiento» general. Los húngaros, explicó, querían deportar primero a
los 100.000 judíos de los Cárpatos ucranianos y de Transilvania. En segundo lugar, habría
que limpiar las llanuras húngaras y, finalmente, Budapest. Wisliceny, un tanto estupe
facto, dijo que sólo se encontraba en Hungría en visita privada y que no podía respon
der a esa pregunta. N o sabía si en los territorios orientales existían «posibilidades de re
cepción» para los judíos húngaros. Líos días después de esta conversación, Wisliceny
envió un informe a Ludin quien, con cierto retraso, remitió el memorando a Berlín1783.
Incluso antes de que el Ministerio de Asuntos Exteriores recibiera el informe, la pre
sión en Berlín se intensificó. El 14 de octubre de 1942, el Staatssekretar Weizsacker
entró en escena. Hablando con Sztójay, el Staatssekretar citó a Ribbentrop para indi
car que los judíos estaban extendiendo el pánico en H ungría1'84. El 20 de octubre,
cuando el ministro húngaro estaba a punto de realizar una visita ordinaria a Budapest,
Weizsacker le pidió que a su regreso llevara la respuesta del gobierno húngaro a las pro
puestas alemanas sobre la cuestión judía178’ .
La esperada respuesta no llegó. Los alemanes no habían hablado con el gobierno hún
garo. Se habían dirigido a unos cuantos fanáticos antisemitas, que habían recibido con
simpatía todas las exigencias alemanas pero no tenían poder para hacerlas fructificar. La
verdadera posición del gobierno de Kállay se reveló claramente unas semanas más tarde,
cuando un diputado del Parlamento húngaro, el conde Serényi, exigió que se encarcela
ra a los judíos en campos de concentración y en guetos. A esta exigencia el primer minis
tro replicó por escrito que «el encarcelamiento de los judíos en campos de trabajo y en
guetos no puede llevarse a cabo dentro del actual marco de normas jurídicas»1786.
907
Los alemanes no se rindieron. Exploraron todas las sendas de aproximación, y recibie
ron a todos los visitantes receptivos. El 11 de diciembre de 1942, el jefe de la Dirección
General de las SS, Berger, informó de que el archiduque Albrecht von Habsburg había via
jado de Hungría a Berlín esperando reunirse con todas las personalidades importantes, de
Hitler hacia abajo. Berger no pudo evitar reunirse con el archiduque Albrecht, el cual se
había quejado de que el gobierno húngaro no estaba tomando medidas decididas contra
los judíos y de que el servicio de trabajo era meramente una farsa, y había sugerido que
Hitler ejerciera presión sobre Horthy y sobre el primer ministro húngaro. Berger trasladó
la recomendación a su jefe, Himmler1787. En marzo de 1943, un miembro del gobierno de
Kállay, Lukács, llegó a Berlín para hablar con Bormann. El Ministerio de Asuntos Exterio
res aprovechó la oportunidad para pedir a Bormann que llamara la atención del visitante
húngaro sobre los tres deseos típicos alemanes: (1) exclusión de los judíos húngaros de la
vida económica, (2) el marcado con la estrella y (3) la evacuación al Este1788.
Durante el mes siguiente, el 17 de abril de 1943, Hitler y Ribbentrop retomaron la cues
tión al más alto nivel, en una conversación con el regente húngaro, almirante Horthy. Pre
parándose para las conversaciones, el personal de Horthy le había proporcionado a éste
argumentos detallados para mantener la situación reinante: la ampliación de las medidas ya
tomadas, incluida la distinción que Hungría había hecho al haber sido el primer país en ins
tituir cuotas en las universidades (1920), la imposibilidad de introducir la estrella sin pro
vocar protestas, la falta de base jurídica o técnica para las evacuaciones1'89. Cuando Horthy
llegó al castillo de Klessheim, iba solo. Hitler, con Ribbentrop y el intérprete oficial Schmidt
a su lado, empezó la discusión resaltando que los ingleses estaban sufriendo mayores bajas
que los alemanes durante las incursiones sobre ciudades alemanas, porque los pilotos eran
un personal clave y también el mejor tipo de material humano. Además, las severas medi
das alemanas habían puesto fin a todos los delitos durante las horas de apagado de las luces.
Horthy comentó que también en Hungría se habían tomado medidas enérgicas pero que,
por extraño que pareciera, continuaban los delitos de esta naturaleza. Hitler afirmó que esto
era obra de elementos asocíales. A continuación describió el sistema de racionamiento ale
mán y afinnó que el mercado negro había desaparecido. Horthy comentó que no podía
dominar el mercado negro, y Hitler respondió que la culpa era de los judíos.
Cuando Horthy preguntó qué podía hacer él con los judíos ahora que los había pri
vado de su base de existencia económica - a l fin y al cabo, no podía matarlos a todos-,
908
Ribbentrop declaró que a los judíos había que aniquilarlos (vernichtet) o bien meterlos
en campos de concentración. N o existía otra alternativa. Cuando Horthy replicó que
Alemania tenía una tarea más fácil a ese respecto, porque no poseía tantos judíos,
Hitler recitó estadísticas para demostrar lo fuerte que había sido la influencia judía en
el Reich. Horthy replicó que todo esto era nuevo para él, y a continuación Hitler
comenzó una disgresión sobre dos ciudades: Nuremberg y Fürth. La primera se mante-
nía en todo su esplendor; no había tenido tantos judíos. La segunda había decaído, por
haber albergado a demasiados judíos. Siempre que se dejaba a los judíos a su libre albedrío,
ellos provocaban una brutal miseria y depravación. Eran puros parásitos. En Polonia
esta situación ya se había solucionado a conciencia. Si los judíos de allí no deseaban
trabajar, los mataban; si no podían trabajar, tenían que pudrirse (verkommen). Había
que tratarlos como a bacilos de tuberculosis que amenazaran a un cuerpo sano. ¿Por qué
habría que tratar mejor a estas bestias (Bestien) que querían introducir el bolchevismo?
Las naciones incapaces de defenderse de los judíos debían perecer. El mejor ejemplo de
eso era la decadencia de los anteriormente orgullosos persas, que ahora tenían que con
tinuar su pobre existencia como arm enios1'90.
Mientras las palabras de Hitler resonaban aún en los oídos de Horthy, los alemanes
esperaron ansiosamente una respuesta favorable. El jefe de la Dirección General de las SS,
Gottlob Berger, se mostró escéptico. Los húngaros, escribió a Himmler, no consentirían la
«liquidación» de los judíos durante la guerra. Al contrario, dijo, el gobierno de Kállay, en
un esfuerzo por congraciarse con los «anglo-estadounidenses» les daría a los judíos el mejor
trato posible1791. También Ribbentrop pensaba que la conferencia de Klessheim no había
tenido suficiente éxito, y por consiguiente decidió dar un trato de seguimiento al ministro
húngaro, Sztójay.
El enviado no fue difícil de convencer. El 2.3 de abril de 1943, escribió a Kállay una
carta en tono casi suplicante. Varias veces, escribió, había informado de que el Reich
se encontraba «inmerso en una lucha a vida o muerte» con los judíos y que el Reichs-
kanzler había «decidido librar a Europa de judíos». Hitler había decretado que antes del
verano de 1943 había que trasladar al Este a todos los judíos de Alem ania y de sus terri
torios ocupados. La mayoría de los gobiernos del Eje estaban cooperando ya en esta
tarea. «En mi informe Núm. 23/Pol. de 1943 menciono que instancias alemanas com
909
petentes me habían dicho claramente y sin demasiados preámbulos que la cuestión
judía era, por así decirlo, el único obstáculo para establecer unas estrechas relaciones
húngaro-alemanas.» Ya se habían producido varias intervenciones alemanas. Esta vez,
el propio ministro alemán de Exteriores había discutido la cuestión judía con Sztójay en
una conversación «que duró hasta altas horas de la madrugada». Ribbentrop se había
quejado de que el gobierno húngaro no estaba aprobando ninguna ley antijudía y de
que ya se había permitido que las existentes cayeran en «una cierta paralización». Esto
no podía seguir así, porque los judíos estaban socavando la moral del pueblo, etcétera.
Además, Ribbentrop había mencionado «que de acuerdo con información fiable,
nuestro anterior ministro en Londres, M. Barcza, había sido recibido hacía tiempo en
audiencia por Su Santidad el Papa». En dicha ocasión, Barcza había afirmado que H un
gría no había declarado la guerra ni luchaba contra las potencias anglosajonas. Para res
paldar esta tesis y para recalcar la postura húngara a este respecto, «se dice que decla
ró -supuestam ente siguiendo órdenes del G obierno- que Hungría ofrece asilo seguro
no sólo a sus propios judíos sino, además, a otros 70.000 que han buscado refugio allí».
Sztójay sólo pudo decir que, conociendo la «mentalidad» de los círculos dirigentes ale
manes, era mejor resolver esta cuestión rápidamente, de tal manera que excluyese la
posibilidad de posteriores intervenciones alem anas1792.
La carta de Sztójay no dejó de producir un efecto inquietante en la capital húngara,
porque el 21 de mayo de 1943 el enviado húngaro mencionó al sucesor de Luther, Wagner,
que Kállay estaba ahora dispuesto «a considerar en serio la aplicación de medidas antiju-
días decisivas». Sin embargo, el primer ministro húngaro insistía en que los judíos tuvieran
la «oportunidad de existir» (Existenzmóglichkeiten). Kállay, informó el enviado húngaro,
estaba ansioso y preocupado porque el Führer y Ribbentrop, al «malinterpretar» sus in
tenciones, habían llegado a desconfiar de él (dass er in Verkennung seiner Absichten bei dem
Führer und RAM in einem sehr schlechten R uf gekommen u'are) 1793.
En Berlín no se produjo, sin embargo, una interpretación errónea de intenciones, e
incluso si la hubiera, Kállay eliminó el último vestigio de dudas sobre su actitud en un dis
curso público que pronunció a finales de mayo. Un periódico alemán, con ese gesto de
elogio automático de la prensa totalitaria, imprimió sus comentarios al pie de la letra y los
tituló «El gran discurso de Kállay [ Die Gross Rede von Kalláys]». He aquí lo que decía:
En Hungría viven más judíos que en toda Europa occidental. [...] N o es necesario
explicar que debemos intentar resolver este problema; de ahí la necesidad de adoptar
m edidas temporales y una normativa adecuada. La solución final [endgültige Losung], sin
1.92 Véase el texto completo de la carta en E. Levai, Black Rook orí the Martyrdom of Hungarian
Jewry, cit., pp. 33-36.
1.93 Wagner a Steengracht van Moyland, 21 de mayo de 1943, NG-5637.
910
embargo, no puede ser otra que el completo reasentam iento [restlu se A u ss ie d lu n g ] de los
judíos. Pero yo no puedo prestarme [Ic h k a n n m ich a b e r nicht d a z u h erg e b en j a mantener
este problema en la agenda m ientras no se dé el requisito previo a la solución; a saber, la
respuesta a la pregunta [d ie B e a n tw o r tu n g d er F r a g e ] de dónde se va a reasentar a los ju
díos [w o h in die Ju d e n a u sz u sie d e ln sin d ]. Hungría nunca se desviará de esos preceptos de
humanidad que, en el transcurso de su historia, siempre ha m antenido en las cuestiones
raciales y religiosas1794.
91 1
El 15 de marzo, Horthy fue convocado al castillo de Klessheim con el pretexto de
discutir con Hitler la retirada del frente ruso de divisiones húngaras mal equipadas, que
llevaban mucho tiempo sufriendo. En Klessheim lo esperaba una sorpresa. Sin rodeos,
Hitler le dio a elegir entre una ocupación militar alemana y un gobierno aprobado por
Alemania. Horthy, por supuesto, escogió lo segundo1799. A su llegada a Budapest, el 19
de marzo, experimentó otra sorpresa: se había enganchado al tren un coche cama espe
cial, y el vagón transportaba al nuevo ministro alemán en Hungría, el SS-Standarten-
führer honorario Dr. Edmund Veesenmayer1800.
Inmediatamente después de su regreso, Horthy comunicó al Consejo de la Corona
lo ocurrido. Transmitió la exigencia de Hitler y añadió con amargura: «Hitler ha pues
to también objeción al hecho de que Hungría no haya introducido las medidas necesa
rias para resolver la cuestión judía. Se nos acusa, por consiguiente, del delito de no
haber cumplido los deseos de Hitler, y a mí se me acusa de no haber permitido que se
m asacrara a los judíos»1801. Tras el informe, el saliente Kállay pidió refugio en la lega
ción turca, y Horthy empezó a negociar con Veesenmayer el nombramiento de un
nuevo primer ministro. Veensenmayer propuso a Imrédy, y Horthy nombró como can
didato al ministro húngaro en Berlín, Sztójay. La elección recayó sobre el segundo.
Durante los días siguientes, Veesenmayer y Sztójay confeccionaron una lista de minis
tros del gobierno, que fue aprobada por Horthy1802.
El nuevo gobierno húngaro asumió el cargo el 22 de marzo de 1944. Incluía los
siguientes nombramientos im portantes1803:
912
Secretario de Estado encargado de los asuntos políticos (judíos): Endre
Secretario de Estado encargado de la Gendarmerie: Baky
Oficial de la Gendarmerie encargado de las deportaciones: teniente coronel
Ferenczy
El nuevo gobierno húngaro no solamente estaba creado por los amos alemanes; respon
dería ante ellos de cualquier paso que diera. El 19 de marzo de 1944, entró en el país un
ejército de legisladores, supervisores, coordinadores y asesores alemanes. Estos funcionarios
-representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores, de las SS y de la Policía, del ejército,
del Estado Mayor de Planes de Persecución, y de la industria privada- dirigieron los asun-
tos húngaros desde una multitud de oficinas ubicadas en la capital y en las provincias hún-
garas. La principal oficina de este gobierno en la sombra era la legación alemana.
El encargado de la misión diplomática, que también afirmaba ser coordinador supre
mo de todos los organismos alemanes situados en Hungría, era el ministro y plenipo
tenciario general Veesenmayer. El encargado de negocios (su lugarteniente) era el Vor-
tragende Legationsrat Feine. El experto económico de la legación era el Dr. Boden. El
Legationsrat Hezinger (después de finales de mayo, el Legationsrat Grell) se hizo cargo
de los judíos extranjeros residentes en el país. El experto en legislación húngara (espe
cialmente legislación antijudía) era von Adamovic, un hombre de uso limitado, porque
padecía artritis y ciática. Había también tres propagandistas: Triska, Brunhoff (prensa)
y Ballensiefen (Instituto Antijudío). Finalmente, la legación tenía un funcionario de
enlace, el cónsul Rekowsky1804. En resumen:
Veesenmayer
Feine
Economía: Boden
Judíos extranjeros: Hezinger (Grell)
Propaganda:
Triska
Brunhoff
Ballensiefen
Cónsul Rekowsky
1504 La composición de la legación se describe en una carta enviada por von Thaddcn a Wagner,
mayo de 1944, NG-2980. También en von Thadden a Wagner, 8 de junio de 1944, NG-2952. Sobre el
nombramiento de Veesenmayer para el cargo de ministro y plenipotenciario, véase Steengracht al Mi
nisterio del Este, 20 de marzo de 1944, NG-1543. La orden definía también las relaciones (teóricas)
entre Veesenmayer y otros organismos representados en Hungría. Sobre el origen, la educación y la
carrera de Veesenmayer, véase su historial personal, NG-3004. Sobre el papel de Adolf Hezinger,
véase la declaración jurada que éste prestó el 16 de enero de 1948, NG-4457.
913
Después de la legación, y quizá aún más importantes que los diplomáticos, estaban
las SS y la policía. Esta organización debutó en Hungría el 19 de marzo, y había tantos
organismos de las SS y de la Policía con representación en el país que se consideró nece-
sario nombrar un responsable máximo. En el cuadro 8.27 se representa esquemática-
mente la organización de Himmler en Hungría.
El Sondereinstatzkommando, formado poco antes del 19 de marzo en el campo de con
centración de Mauthausen, era el componente más formidable de la maquinaria de destruc
ción en Hungría. Aquí, bajo el mando del propio Eichmann, los principales especialistas en
deportación de la R SH A se habían concentrado en una única unidad devastadoramente
dura. Apenas acababan de llegar estos hombres cuando se puso en movimiento el pro
ceso de destrucción con una velocidad y una eficacia que mostraba la experiencia acu
mulada de varios años de deportaciones en toda Europa.
En dos movimientos relámpago, los alemanes maniobraron para llevar a los dirigentes
de la comunidad judía a la completa sumisión, y movilizaron al gobierno húngaro para ini
ciar una acción destructiva instantánea.
Para conseguir la cooperación de los dirigentes judíos, Eichmann tuvo que disipar las
dudas de un grupo de hombres que sabían exactamente lo que podían esperar. En palabras
del Dr. Rudolf Kastner, ex presidente asociado de la organización sionista en Hungría,
En Budapest tuvimos la oportunidad única de seguir el destino de las comunidades judías
europeas. Las habíamos visto desaparecer una tras otra del mapa de Europa. En el momento
de la ocupación de Hungría, el número de judíos muertos ascendía a cinco millones. Cono
cíamos muy bien las acciones de los Einsatzgruppen. Sabíamos más de lo necesario sobre
Auschwitz [...]. Teníamos, ya desde 1942, una imagen completa de lo que había sucedido en
el este con los judíos deportados a Auschwitz y a los demás campos de exterminio1801.
Ahora había que disipar por completo esta «imagen completa». Eso es precisamen
te lo que consiguió el Sondereinsatzkommando de Eichmann. Los acontecimientos los
describió con considerable detalle el historiador Eugene Lcvai después de la guerra.
La noche del 19 de marzo, se ordenó a los dirigentes de la comunidad judía que se
presentaran a las 10 de la mañana del día siguiente para una conferencia con el Sonde-
reinsatzkommando. Los judíos llegaron a la hora designada y, tras hacerlos esperar im
pacientes, los recibió una pequeña delegación de hombres de las SS. Los alemanes se
mostraron corteses. Se dirigieron al presidente de la comunidad judía, Dr. Samuel Stern,
con el título de Herr Hofrat. Cuando Krumey se dio cuenta de que los judíos llevaban
maletas, sonrió y dijo: «No vamos a detener a nadie». Los informaron de que tendrían
que crear un Judenrat. Por lo demás, los alemanes sólo querían una lista en la que se de
tallaran los bienes inmuebles pertenecientes a la comunidad judía. Con la advertencia
de que permanecieran en la ciudad, los despidieron.
914
C u a d ro 8 .2 7 . L a organ ización de H im m ler en H u n g ría
Nota: declaración jurada de Kurt Becher, 7 de febrero de 1946, NG-2972. Declaración jurada de Kastner,
18 de septiembre de 1945, PS-2605. Declaración jurada de Wisliceny, 29 de noviembre de 1945, C onspi-
racy and Agression, vol. 8, pp. 606-621. Declaración jurada de Wisliceny, 11 de junio de 1947, NG-1823.
A l día siguiente, ordenaron a los judíos que entregaran mantas y colchones. Después
Wisliceny se puso en contacto con ellos para decirles que «todo sigue como siempre
[alies geht weiter wie bisher]». En los días siguientes los alemanes volvieron a solicitar man
tas, máquinas de escribir, espejos, lencería femenina, agua de colonia, paisajes originales
de Watteau, etc. En una ocasión, el Hauptsturmführer Hunsche declaró de corazón que
su sueño era poseer un piano. Apenas había pronunciado este deseo cuando le presen
taron nada menos que ocho. Esto provocó una respuesta divertida, «pero caballeros, no
deseo poner una tienda de pianos, sólo tocar uno [Meme. Herren, ích will ja kein Klavier-
geschaft eroffnen, ich ivill nur Klavier spielen]».
El propio Eichmann expresó su interés por la cultura judía. Quería conocer el Museo
Judío y la Biblioteca Judía. Después, el 31 de marzo, invitó a los miembros del consejo ju
dío a asistir a una conferencia celebrada en el Hotel Majestic. Durante la reunión, Eich-
mann representó una de las mayores farsas de su carrera. En palabras de Levai, «prácti
camente hipnotizó al consejo judío y, a través de ese organismo, a toda la comunidad judía
húngara».
Comenzó su discurso dando a los judíos reunidos la mala noticia. En primer lugar,
dijo, habría que aumentar los batallones de trabajo. Sin embargo, aseguró a sus oyentes
que los trabajadores serían bien tratados y se les permitiría volver a casa por las noches.
915
En segundo lugar, habría que crear un Ju d en rat con jurisdicción sobre todos los judíos
de H ungría. El Ju d en rat serviría de can al para las órdenes alem anas, de organismo
financiero y fiscal central, y de depositario central de la inform ación concerniente a los
judíos húngaros. En tercer lugar, el Ju d en rat tendría que publicar un periódico que con
tuviera todas las órdenes alem anas. El periódico se autofinanciaría e incluso sería ren
table. En este punto, un representante de los judíos ortodoxos preguntó si su grupo
podría publicar un periódico separado. E ichm an rechazó la solicitud. C uarto, el Juden-
rat tendría que cum plir con todas las órdenes de requisa alem anas. En cualquier caso,
los artículos requisados serían devueltos o pagados.
H asta ahí, dijo Eichm ann, las solicitudes alem anas. Sólo le quedaba añadir que los
judíos no tenían nada que tem er a no ser que se n egaran a cooperar. N o fusilarían a
nadie por cooperar. N ad ie debía intentar engañarlo, porque en tales cuestiones tenía
m ucha experiencia. Esas m edidas serían sólo tem porales. D espués de la guerra, los ale
m anes serían gutmütig de nuevo. M ientras tanto, él no toleraría que se m olestara a los
judíos, y deseaba que se le com unicara cualquier incidente.
Los judíos se sintieron aliviados. A h ora sabían lo que tenían que hacer. A toda prisa,
em pezaron a elaborar planes para su Ju den rat. M antuvieron acalorados debates y
redactaron gran can tidad de m em orandos. Por fin, el esfuerzo judío se vio coronado con
el éxito: Eichm ann aprobó el Judenrat. Inm ediatam ente, el n uevo con sejo envió una
carta a los presidentes de las diversas com unidades judías de provincias, pidiéndoles
que obedecieran todas las instrucciones que em an asen de Budapest.
A l m ism o tiem po, el consejo dirigió un m anifiesto a la población judía, pidiéndole
que m antuviera la disciplina y obedeciera las órdenes:
1806 Esta versión se basa directam ente en la expuesta por E. Levai en R lack B ook on the M artyr-
dum o fH u n g a r ia n Je w ry , cit., pp. 79-98. El pianista, identificado por Levai com o N ovak, era de hecho
H unsche. Respecto a la reunión del .31 de marzo con Eichmann, Levai afirma que el vicepresidente
del C onsejo judío, Ernó Boda, realizó notas estenográficas y publicó un resumen de los comentarios de
Eichmann.
916
Se había conseguido lo im posible: los dirigentes de la com unidad judía eran rehenes
en m anos alem anas. A h ora sólo quedaba convertir al gobierno húngaro en h erram ien
ta de la m aquinaria de destrucción alem ana, y esa tarea resultaba muy sencilla. La co o
peración húngara se consiguió m ediante un acuerdo firm ado por Veesenm ayer y S ztó
jay, en presencia de W inkelm ann y Eichm ann, durante las deliberaciones precedentes
a la form ación del gobiern o1807. A con tin uación podían decirles a los húngaros que pro
cedieran con la n ecesaria legislación antijudía. El 29 de marzo, el n uevo gobierno, reu
nido bajo la presidencia de Sztójay, estudió la legislación en una sesión m aratoniana que
duró, con una sola interrupción, de las 11 de la m añan a a las 10 de la n och e1808.
A l final del m es, Endre, el n uevo secretario de E stado del M inisterio del Interior
encargado de los asu n tos ju díos, d eclaró co n aire satisfech o que el n uevo an tisem i
tism o h ún garo no era «n in gu n a im itació n » (Der ungarische Antisemitismus kein N a -
chahmung)1809. S ó lo p ara asegurarse de que las leyes h ún garas no resu ltarían d e m a
siado originales, sin em bargo, V eesenm ayer in staló un hom bre de la R S H A en la
oficina de Endre para asesorar a los h ún garos «en co n tacto s person ales regu lares» (in
dauernder personlicher Fühlungsnahme) sobre la redacción y ap licación de las o rd e
n an zas1810.
L a legislación se em itió con lo que Veesenm ayer calificó de «in usual rapidez dadas
las condiciones locales [mit einer für hiesige Verhaltnisse ungewóhnlichen Schneligkeit]»1811.
El proceso de em pobrecim iento tan arduam ente iniciado en la décad a de 1930 se co m
pletó ahora con unos cuan tos pasos de gigante. Los húngaros despidieron o elim inaron
de los registros a los restan tes periodistas, funcionarios, notarios, abogados de p ate n
tes, contables, abogados, e incluso a 17 m úsicos judíos del R eal Teatro de la O pera de
B u d ap e st1812.
Significativam ente, los decretos de marzo y abril no con tenían disposiciones contra
los m édicos. A un que el M inisterio del Interior pudiera haber deseado enorm em ente
restringir la aten ción de los m édicos judíos a pacien tes judíos, la «aplicación práctica»
de dicho principio era im posible si se ten ía en cu en ta que 4-000 de los 13.000 m édicos
917
de la G ran H ungría eran ju d ío s1813. En con secuen cia, el gobierno húngaro decidió uti
lizar a los m édicos judíos tan to tiem po com o pudiera. Q ue su retirada en las deporta
ciones se sintió agudam ente lo indica el nom bram iento de un com isario para la utiliza
ción más eficaz de los m édicos existentes, en junio de 19441814.
A continuación, los húngaros centraron su atención en las tiendas judías. Siguiendo el
patrón habitual, se publicó un decreto que exigía a los judíos inscribir su propiedad en un
registro. Se prohibió comerciar con los bienes registrados, y se declararon nulas de pleno
de derecho todas las transacciones, excepto las normales, concluidas a partir del 22 de
marzo de 1944181 A penas una sem ana después de la emisión de la orden de inscripción,
el M inistro de Com ercio ordenó a los judíos que cerraran sus tiendas, oficinas y almace
nes. De los 110.000 establecimientos existentes en Hungría, se informó que 40.000 eran
judíos. La mayoría de estas tiendas perm anecerían cerradas. Sólo unas cuantas fueron rea
biertas bajo la dirección de fideicomisarios nom brados por los alcaldes locales, tras consul
tar con las cám aras de industria y comercio locales1816.
En Budapest, con un total de 30.000 tiendas, el cierre de los 18.000 establecim ien
tos judíos causó «considerables m olestias» (empfindliche Stórungen) m i . A u n así, los
húngaros siguieron adelante. H ubo que vender inm ediatam ente las m ercancías perece
deras de las tiendas cerradas a em presas no ju d ía s1818, y los artículos no perecederos fue
ron vendidos por com isiones estatales, en cooperación con las asociacion es com ercia
les correspondientes, a com erciantes no ju d ío s1819. Estas ven tas se produjeron en un
m om ento en el que la m ayoría de los propietarios judíos estab an ya m uertos.
Después de cerrar los establecimientos de los judíos, el gobierno húngaro cerró también
sus cuentas bancarias1820. Después, alargando la m ano para tomar parte de sus bienes per
sonales, los húngaros confiscaron automóviles, radios, libros, objetos de arte y ropa vieja, sin
distinción1821. Finalmente, el Ministerio de Alim entación y Agricultura pasó a completar las
1815 Entrevista al secretario de Estado Endre publicada en D eutsch e Zeitung, Budapest, 18 de abril
de 1944, p. 4-
1814 D o n au ze itu n g (11 de junio de 1944), Belgrado, p. 3; 14 de junio de 1944, p. 3.
1815 D eutsch e Zeitung (16 de abril de 1944), Budapest, p. 3.
1816 Ibid., 22 de abril de 1944, p. 3. D o n au ze itu n g (25 de abril de 1944), Belgrado, p. 3; 28 de abril
de 1944, p. 4.
1817 Oficial de Economía en Hungría (Korvettenkapitán Krautsdorfer) al OKW/Feldwirtschaftsamt,
14 de mayo de 1944, Wi/IF .2.
1818 D eutsch e Zeitung (23 de abril de 1944), Budapest, p. 6.
1819 Ibid, 22 de junio de 1944, p. 4; 6 de julio de 1944, p. 3; 30 de septiembre de 1944, p. 5.
1820 D o n au zeitu n g (2 8 de abril de 1944), Belgrado, p. 4- D eutsch e Zeitung (6 de mayo de 1944),
Budapest, p. 4.
1821 Veesenmayer al Ministerio de A suntos Exteriores, 11 de abril de 1944, O cc E 6b-2. Veesen-
mayer al Ministerio de A suntos Exteriores, 8 de junio de 1944, N G -5620. D eutsch e Zeitung (12 de abril
918
expropiaciones agrícolas, una medida que dejó «sin dirección real» (ohne eigentíiche Führung)
más de 243.000 hectáreas de tierra que habían pertenecido a judíos o habían estado gestio
nadas por ellos1822 Com o en represalia, el Ministerio de A lim entación emitió instrucciones
para privar a los judíos de toda la mantequilla, los huevos, el pimentón, el arroz y las semi
llas de amapola; para restringir el suministro de carne a los judíos a unos gramos de carne
de vaca o de caballo a la sem ana; y para reducir las can tidades asignadas de azúcar, gra
sa y leche. Posteriorm ente, en B udapest se añadieron horas de com pra especiales1823.
M ientras los húngaros se apresuraban a capturar y consum ir el botín de las perte
nencias judías, los invasores alem anes pronto les quitaron delante de sus propios ojos
un exquisito bocado de las propiedades judías. En los prim eros m om entos del golpe de
Estado, aproxim adam ente el 19 de marzo, H im m ler envió a H ungría a un representan
te de la D irección G en eral de O peracion es de las S S con una m isión oficial. Este agen
te, el O bersturm bannführer (posteriorm ente Standartenfiihrer) Kurt Becher, debía
obtener para las S S la m ayor em presa de m uniciones de H ungría, Industrias M anfred
Weiss, con trolada por ju d íos1824.
En secreto, sin informar siquiera a la legación de Veesenmayer, Becher inició las ne
gociaciones con los propietarios judíos. El hombre de las S S quería apoderarse de la empresa
antes de que los húngaros tuvieran oportunidad de frustrar el plan; los judíos querían aban
donar el país antes de que fuera dem asiado tarde. Ésa fue la base de la negociación.
La fam ilia W eiss-Chorin, propietaria de la em presa, estab a com pu esta de judíos im
portantes casad o s exten sam en te con cristianos. Los m iem bros «arios» de la fam ilia
eran propietarios del 55 por 100 de las acciones. Estas acciones «arias» —que se creía
que no estarían afectadas por las restricciones húngaras sobre la transferencia de las
propiedades ju d ía s- las entregaron a Becher, para que las S S las con servara en «fidei
com iso» durante un periodo de veinticinco años. A cam bio de las acciones, las S S perm i
tieron que 48 m iembros de la familia, incluidos «aproxim adam ente 36 judíos y 12 arios»,
em igraran a Portugal reteniendo, sin em bargo, a otros n ueve m iem bros de la fam ilia
como rehenes para asegurarse del buen com portam iento de los emigrados. A dem ás, las S S
aceptaron poner a disposición de los em igrantes tres m illones de R eichsm ark en m on e
da extran jera com o pago parcial por los «beneficios p erd id o s»1825. C horin, a su salida
de H ungría, escribió una carta a H orthy señ alan d o que el «acu erdo entre caballeros»
919
en el que se establecía un fideicom iso alem án había garantizado el carácter húngaro de
la em presa1526.
M ientras tanto, Himm ler tenía que darle la noticia a Veesenmayer. Su explicación,
transm itida a través del cónsul Rekowsky, fue aproxim adam ente la siguiente: las SS, dijo
Himmler, se habían com prom etido incondicionalm ente durante esta guerra. Por eso él
había decidido adquirir una em presa industrial que garantizaría a sus hombres un sumi
nistro fiable de las m ejores armas durante lo que restase de guerra, y que proporcionaría
la base para equipar a las W affen-SS en la m ayor m edida posible durante el posterior
esfuerzo de reconstrucción pacífica (Friedensaufbauarbeit) . En resum en, las S S se harían
autosuficientes. Para este propósito había adquirido la empresa industrial m ás importante
de H ungría m ediante un acuerdo de fideicom iso de veinticinco años. Ya se habían fir
m ado contratos vinculantes, y él ya tenía en sus m anos la m ayoría de las acciones.
C u an d o el cónsul Rekowsky volvió a B u dapest con esta explicación, Veeesenmayer
escribió personalm ente una carta a R ibbentrop, señ alan do que la tran sacción de
H im m ler podía hacer peligrar todo lo que h asta ese m om ento se había conseguido en
H u n gría182''. N o obstante, envió a su ayudante, Rekowsky, y a su experto económ ico,
Dr. Boden, a reunirse con Becher, para suavizar la situación con los húngaros. Los tres
hom bres firm aron un acuerdo con el M inistro de Econom ía, Imrédy. El acuerdo no
cubría todas las cuestiones sobresalientes, pero validaba el trato en principio1828. Termi
n adas las negociaciones, Himmler nom bró cuatro hombres para el nuevo Aufsichtsrat: el
industrial y Brigadeführer honorario Freiherr von Schróder; el jefe de la Dirección G ene
ral de O peraciones de las S S, Obergruppenfiihrer Jüttner; el jefe de la D irección General
Económ ico-A dm inistrativa de las S S, O bergruppenfiihrer Pohl; y M ilch, Generalfcld-
m arschall de las fuerzas aére as1829.
M ientras las S S clavaban sus garras en la presa m ás sabrosa del proceso de destruc
ción húngaro, la A dm inistración húngara siguió prom ulgando decretos antijudíos. Antes
del 19 de marzo de 1944 no se había avanzado apenas en la separación física de cristia
nos y judíos. El régimen de Bárdossy había dado el primer paso en el proceso de con
1826 Ferenc Chorin a Horthy, 17 de mayo de 1944, en M. Szinai y L. Szucs (eds.), T h e C o n fid en -
tial Papers o f A d m ira ! H orthy, cit., pp. 291-293.
182/ Veesenmayer a Ribbentrop, personalm ente, 26 de mayo de 1944, N G -2770.
1828 D eclaración jurada de Becher, 7 de febrero de 1946, N G -2972.
1829 C artas idénticas de nombram iento enviadas por Himmler a Schróder, Jüttner, Pohl y Milch,
16 de agosto de 1944, NO -601. Himmler a Schróder, 16 de agosto de 1944, NI-44. Schróder a Himmler,
23 de agosto de 1944, N I-45. Staf. Rudolf Brandt (Estado M ayor Personal, Reichsführer-SS) al Dr.
Schmidt-Rohr (un investigador curioso), 25 de septiembre de 1944, NO -595. Evidentemente, Himmler
había barajado la idea de nombrar también al Staatssekretar Pleiger para el A ufsichtsrat, pero Pohl
se opuso firmemente a compartir la presa con un hombre de Goring. Pohl a Himmler, 15 de junio de
1944, N O -603.
920
centración cuando, com o subproducto de la ley de definición, había prohibido los matri-
monios y las relaciones extram atrim oniales entre judíos y no ju d íos1”30. A finales de
marzo de 1944, el gobierno de Sztójay seguía donde el de Bárdossy lo había dejado; el 29
de marzo se prohibió el empleo dom éstico de no judíos en hogares judíos1”31. En el plazo de
un mes, los judíos fueron som etidos a un consejo judío central, a llevar la estrella, a res-
tricciones de m ovim ientos y finalm ente a la guetización en apartam entos, distritos urba-
nos y ciudades asignados. El C on sejo C entral, por cierto, llevaba varias sem anas em i
tiendo órdenes cuando los húngaros se decidieron a legalizarlo1852. El decreto de la
estrella, una m edida que los alem anes llevaban m ucho tiem po esperando, se em itió el 29
de marzo. El m arcado no era com pletam ente nuevo en Hungría. Las com pañías de tra
bajo judías habían em pezado a veces con una banda am arilla en el brazo1833, e incluso en
1941 los alum nos judíos de la Escuela T écn ica de B udapest habían establecido un
«acuerdo» voluntario con los estudiantes «arios» para llevar una insignia especial1834.
Ahora, sin embargo, el decreto establecía que todos los judíos mayores de seis años te
nían que llevar una estrella judía sobre un parche de tela amarillo de 10 por 15 cen tí
metros. Los únicos que no estaban obligados a cum plir el decreto eran los veteranos de
la Primera Guerra M undial con una discapacidad del 75 por 100 y quienes hubieran
recibido una M edalla de O ro o dos G randes M edallas de Plata (equivalentes a la Cruz
al Servicio D istinguido o a la Estrella de Plata con racim o estadounidenses) en el caso
de los soldados, o las correspondientes condecoraciones para los oficiales183\
El decreto de la estrella causó un considerable im pacto en la Iglesia católica. A h ora
quedaba claro que decenas de miles de cristianos, incluidos miembros del clero, aparece
rían pronto en las calles portando un símbolo judío. Esto era dem asiado para que la Igle
sia lo aceptara en silencio. Inm ediatam ente después de la publicación del decreto, el 31
de marzo, el cardenal Jusztinián Serédi, príncipe prim ado de Hungría, escribió una carta
a Sztójay en la que am enazaba con prohibir a sus sacerdotes llevar la estrella ju d ía1836.
18,0 Veesenmayer al M inisterio de A suntos Exteriores, 7 de abril de 1944, adjuntado artículo 9 del
Capítulo XI de la Ley de 1941, O cc E 6b-2.
is¡3i Veesenmayer al Ministerio de A suntos Exteriores, 7 de abril de 1944, adjuntando O rden an
za núm. 1200/1944 M E (firmada por Sztójay) de 29 de marzo de 1944, O cc E 6b-2
1852 E. Levai, B lac k B ook on the M arty rd o m o f H m ig arían Je w ry , cit., p. 1.30.
D ie Ju d en fra g e, I 5 de marzo de 1942, p. 58. Los judíos conversos llevaban bandas blancas en
el brazo. Informe transoceánico, 26 de diciembre de 1942, en Randolph Braham (ed.), T h e D estruc-
tion o fH im g a r ia n Je w ry , N ueva York, 1963, p. 97.
1534 D on au zeitu n g (22 de noviembre de 1941), Belgrado, p. 3.
,#55 Veesenmayer al Ministerio de A suntos Exteriores, 7 de abril de 1944, adjuntando O rd en an
za núm. 1240/1944 M E (firmado Sztójay), 29 de marzo de 1944, O cc E 6b-2.
1856 E. Levai, citando extractos de la carta de Serédi, en B la c k B ook on the M arty rd om o f H u n ga-
rian Jew ry , cit., p. 92.
921
Sztójay se echó atrás. El 4 de abril, un día antes de que los judíos tuvieran que coser el
parche en la ropa, se emitió una ordenanza que eximía a los miembros del clero cristiano;
a las esposas, a las viudas y a los hijos de los veteranos exentos; a las viudas y huérfanos
de soldados (no de hombres del servicio de trabajo) de la Segunda Guerra Mundial; a los ju
díos de matrimonios mixtos; a la viuda judía de un cristiano (siempre que ésta perteneciera
a la religión cristiana y no tuviera hijos judíos); y a los judíos extranjeros1837.
A continuación, el carden al Serédi intentó proteger al resto de los judíos conver
sos. El 2.3 de abril de 1944, le entregó a Sztójay una n ota en la que exigía que las nor
m ativas concernientes a personas de fe judía no se aplicaran a los cristianos. C onside
raba particularm ente ofensivo que personas de fe cristiana estuvieran representadas
por el m ism o con sejo que las de fe judía. «N o está bien - d ijo - que los judíos tengan un
poder particular sobre sacerdotes o m onjes católicos, ni sobre los cristianos en gene
ral.» A con tin uación exigió que «deje de obligarse a los cristianos a llevar la estrella de
D avid» porque «la exhibición de este signo por parte de los cristianos equivale a apos-
tasía». Finalm ente, Serédi pidió que los sacerdotes, los ancianos y los enferm os católicos
tuvieran derecho a em plear dom ésticos no judíos, y que no se tocara la propiedad de las
familias m ix tas1838.
Esta vez, sin em bargo, el cardenal no tuvo éxito. C laram en te, el estar exento de lle
var la estrella supondría estar exento de la deportación, y Sztójay sabía perfectam ente
que los alem anes no renunciarían a decenas de miles de víctim as sin pelear. En conse
cuencia, rechazó la solicitud de Serédi, y la Iglesia fue derrotada. A l cónsul alem án en
Kosice (K assa) le llegó el rum or casi predecible de que el cardenal, com o últim o recur
so, había pedido que se diera perm iso a los judíos conversos para cam biar las estrellas
de D avid por cruces b lan cas1839.
Pocos días después de em itido el decreto de la estrella, la com unidad judía vio sus
m ovim ientos restringidos. En uno de sus prim eros actos «oficiales», el recientem ente
creado Ju d en rat prohibió a los judíos salir de B udapest o entrar en la ciudad sin su con
sentim iento1840. Pocos días después, el com isionado de evacuación y defen sa civil de la
capital húngara decretó que a partir de entonces nadie que estuviera obligado a llevar
la estrella podría aban don ar la ciu d ad 1841. Y el 7 de abril, el gobierno húngaro prohibió
a todos los judíos viajar sin perm iso oficial de la policía urbana o de la gendarm ería
922
rural1842. Los judíos que solicitaran perm iso para viajar tenían que pagar 10 pengo (6 RM
o 2,40 dólares) y, en caso de que se les concediera dicho permiso, 20 pengo adicionales184’ .
Una ciudad tras otra im puso el toque de queda prohibiendo a los judíos salir a la calle
de n o ch e 1844. En conjunción con estas restricciones de m ovim ientos, el servicio postal
húngaro confiscó todos los teléfonos poseídos por los ju d ío s1843.
La última fase del proceso de concentración comenzó con una m asiva oleada de deten
ciones. El Sondereinsatzkom m ando de Eichm ann, en cooperación con la m aquinaria del
BdS y la policía húngara, capturó a todos los judíos que se entraban y salían sin permiso de
Budapest, y a un gran núm ero de judíos considerados especialm ente peligrosos1846. Las ci
fras de detenidos alcanzaron los 3.364 el 31 de marzo y los 8.142 el 28 de abril184'. M uchos
de estos judíos se contaron entre las primeras víctim as de las deportaciones.
La con cen tración general de los judíos se efectuó por áreas. Todo el territorio h ú n
garo se dividió en cinco zonas m ás la ciudad de Budapest. En cada zona, la rápida gue-
tización debía ir seguida de una deportación inm ediata. La agrupación y el transporte
debían avanzar zona por zona, en operaciones con secutivas, de acuerdo con el cale n
dario m ostrado en el cuadro 8.28. Se produjo una desviación: en el sur de H ungría,
aproxim adam ente 14.000 judíos fueron agrupados en abril y m ayo con la ayuda de la
Policía del O rden a le m an a 1848.
1842 El mismo decreto contenía restricciones sobre el uso de los trolebuses y privaba del derecho
a conducir autom óviles a todos los judíos excepto los médicos. Veesenmayer al M inisterio de A su n
tos Exteriores, 11 de abril de 1944, adjuntando O rdenanza núm. 1270/1944 ME, 7 de abril de 1944,
O cc E 6b-2.
1843 D eutsch e Z eitung (30 de abril de 1944), Budapest, p. 4.
1844 D u n au zeitu n g (16 de abril de 1944), Belgrado, p. 3; 9 de mayo de 1944, p. 3; 30 de junio de
1944, p. 3.
1845 D cu tsch c Zeitun g (30 de marzo de 1944), Budapest, p. 2. D o n au ze itu n g (31 de marzo de 1944),
Belgrado, p. 3. El uso de teléfonos públicos no se restringió hasta agosto de 1944. Ibid., 12 de agosto
de 1944. p. 3.
1846 D eclaración jurada de Kastner, 13 de septiembre de 1945, PS-2605. 22.° División Jáger al
XXII Cuerpo de Ejército de M ontaña, 7 de abril de 1944, N O K W -1995. Veesenmayer a Ritter, 10 de
mayo de 1944, N G -5601. Veesenmayer a Ritter, 20 de mayo de 1944, N G -5605.
is47 Veesenmayer al M inisterio de A suntos Exteriores, 31 de marzo de 1944, N G -5527. Veesen-
mayer al M inisterio de A suntos Exteriores, 28 de abril de 1944, N G -5595.
1848 V éanse los informes del Segundo Batallón del Q uinto Regimiento de Policía, abril-mayo de
1944, sobre la captura y vigilancia de los judíos de Siklos, Bares y Darda, y su concentración en Bares.
Archivos del U. S. H olocaust M emorial M useum , RG 48.004 (Instituto H istórico Militar, Praga),
Rollo 2, Polizeiregiment M itte. Los 14.000 detenidos en el sur fueron deportados al mism o tiempo
que los de las Zonas I y 11, e incluidos en las estadísticas de estas dos zonas. T. Stark, «H ungary's Ca-
sualties in World War II», en G. Lengyel (ed.), H u n g a r ia n E ccn om y an d Socíety du rin g W orld W ar II,
cit., pp. 208-209.
923
El orden de las zonas estuvo determ inado por tres consideraciones. La prim era de
ellas fue la proxim idad del Ejército Rojo, que am enazaba con entrar en H ungría a tra
vés de los C á rp a to s1849. La segunda era la creencia de que podía obtenerse m ás fácil
m ente la cooperación húngara en la deportación de aquellos judíos que habían queda
do más recientem ente som etidos a su bandera y que, por consiguiente, estab an menos
identificados con el país. A ese respecto, debem os recordar que en 1943 el secretario
personal del prim er m inistro Kállay había acon sejado al H autpsturm fiihrer Wisliceny
que em pezara la operación en los nuevos territorios (Zonas I y II), con tin uara con las
provincias antiguas (Zonas III y IV) y term inara por la capital. La tercera razón para
avanzar desde el perím etro exterior hacia el centro se basaba en la prem isa de m ante
ner engañados a los judíos el mayor tiem po posible. M ientras se trasladaba a los judíos
de los C árp atos ucranianos y de Transilvania, podían decirles a los de la V ieja Hungría
que las m edidas radicales se dirigían sólo contra el elem ento no m agiarizado de la po
blación judía, y que los judíos húngaros bien establecidos no tendrían nada de qué pre
ocu p arse1850. En este sentido, el plan alem án fue una aplicación literal de la regla del
«divide y ven cerás».
Las formas y los medios de llevar a cabo el plan de concentración los establecieron el
Sondereinsatzkommando de Eichm ann y el Ministerio del Interior húngaro a comienzos de
abril de I9 4 4 líbl, y para cada zona individual durante posteriores conferencias periódicas.
Las redadas debían llevarlas a cabo la policía y la gendarmería húngaras. Los hombres de
Eichmann se mantendrían en segundo plano y actuarían de asesores1852. En principio, todos
los judíos residentes en poblaciones con m enos de 10.000 habitantes debían ser trasladados
a ciudades m ás grandes y a cam pos. Para esta parte de la operación, el Sondereinsatz-
kom m ando n ecesitaba un m apa sociográfico, que solicitó al C on sejo Judío.
C om o el 23 de abril aún no habían entregado el m apa, los judíos fueron convocados
a una reunión. Wisliceny, N o v ak y H unsch e se sen taron alrededor de una m esa, mien
tras obligaban a los judíos a perm anecer de pie. W isliceny anunció que ningún judío
perm anecería en pueblos con m enos de 10.000 habitantes, y a co n tin u ación preguntó
airado por qué no se había preparado el m apa. C ritican do al consejo por su lentitud,
1349 D ie Ldge (circular confidencial de la oficina de propaganda del partido y del M inisterio de Pro
paganda), 23 de agosto de 1944, D -908.
is->o ^ cse efeC(-0i se hjyQ circular un anuncio a través de la m aquinaria judía. Informe de von
Thadden, 26 de mayo de 1944, N G -2190.
lt<51 V'éase el texto de las instrucciones dadas por el Ministerio del Interior húngaro a la policía
real y a la gendarmería, 7 de abril de 1944, en E. Levai, B lack B ook on the M artyrd om of H u n garian Jewry,
cit., pp. 111-113.
!85¿ D ¡rectiva del M inisterio del Interior húngaro, 7 de abril de 1944, en E. Levai, B la c k B ook on
the M artyrd om o f H u n g a ria n Jew ry , cit., pp. 111-113. Testimonio de Horthy, C ausa núm. 11, p. tr. 2735.
D eclaración jurada de Kastner, 18 de septiembre de 1945, PS-2605.
924
C u a d ro 8 .2 8 . C ale n d ario de con cen tración
señaló com o contraste al presidente Lówenherz, de la com unidad de Viena, que era «un
tipo form al» (ein braver Kerl). Lówenherz estab a aún en Viena. Por otra parte, W isliceny
sabía perfectam ente lo que tenía que h acer con los dirigentes que se negaban a obede-
cer: serían enviados a D ach au, com o el «Führer judío» de B erlín 18’ 3.
A su stad o y abatido, el C on sejo Judío observó ahora el despliegue del proceso de gue-
tización. D e las poblaciones pequeñas salían trenes que lanzaban a los judíos a cam pos
im provisados. En las grandes ciudades, los encerraban en guetos provisionales. En Ora-
dea, Szeged y Sighet se establecieron guetos en diversas áreas de esas ciudades. En Cluj,
Uzhorod y Kosice, em pujaron a los judíos a fábricas de cerám ica. En Baia-M are, Targu
Mure§ y Dej concentraron a las víctim as a cielo abierto1854. S i bien unos cuantos traba-
jadores esenciales y (en algunas ciudades) tam bién los m édicos indispensables fueron
eximidos de la concentración, las m asas de hom bres, m ujeres, niños, conversos y judíos
extranjeros fueron agrupadas indiscrim inadam ente tras alam bres de esp in o1" 55. U n único
lf” ’ E. Levai, B la c k B ook un the M arty rd o m o f H u n g a ria n Jeu iry , cit., p. 123. Raeck, el «Führer»
judío de Berlín que había obedecido las instrucciones incondicionalm ente, fue enviado a Therc-
sienstadt.
Ifi54 D eclaración jurada de Kastner, 18 de septiembre de 1945, PS-2605. D eclaración jurada del
conde H ans Josef M atuschka, 26 de agosto de 1947, N G -2440. D o n au zeitu n g, Belgrado, 21 de mayo
de 1944, p. 3.
ia,'! Sobre los trabajadores esenciales, véase la orden del Ministerio del Interior húngaro, en E.
Levai, B lac k B ook on the M arty rd o m u f H u n g a ria n Je u ir y, cit., pp. 111-113. Sobre las exenciones a los
925
funcionario de la legación alem ana, el Legationsrat Hezinger (posteriorm ente Grell), cir
culaba por los cam pos y los guetos para entresacar a los judíos extranjeros1856. Mientras
tanto, las autoridades húngaras redujeron las raciones de com ida de las víctim as encar
celadas a una asignación diaria de cien gram os de pan y dos tazas de sopa, porque no se
esperaba que estos judíos perm anecieran en H ungría m ucho tiem p o1857.
C u an d o las redadas estaban a punto de term inar en las provincias, com enzó tam
bién la com presión de la población judía en la capital. Budapest, sin em bargo, no ten
dría un gueto. Los húngaros tem ían que el establecim iento de un distrito judío cerrado
provocara en represalia ataques aéreos aliados sobre las zonas no ju días de la ciudad.
Para evitar dicho resultado, el secretario de Estado Ende decidió apiñar a los judíos en
edificios de pisos situados cerca de las fábricas, las estaciones de ferrocarril y otros obje
tivos potenciales de los «bom barderos terroristas»1858.
A los expertos en propaganda alem anes nos les satisfizo plen am en te e sta maniobra
húngara, que era casi un experim ento para poner a prueba la teoría de que los judíos
gobernaban el m undo. Si los ataques estaban realm ente organizados por los judíos de
todo el m undo, presum iblem ente la capital húngara se libraría de ellos; si, por el con
trario, los judíos aliados carecían de fuerza, los de B udapest serían bom bardeados. El 4
de mayo de 1944, la oficina de propaganda del Reich en M unich acon sejó a los periódi
cos que «por el m om ento no valía la pena m encionar en la prensa alem an a» el traslado
de los judíos de B u dapest a las áreas am enazadas por los ataques aéreo slíb9. Los tem o
res de los expertos en propagan da resultaron estar bien fundados, cu an do a finales de
junio, en dos ataques consecutivos, los bom barderos aliados dem olieron 11 viviendas
de judíos, m atando a 116 e hiriendo a 3 4 2 1860.
médicos, véase Veesenmayer a Ritter, 6 de mayo de 1944, N ü -5600. D on auzeitun g (21 de mayo de 1944),
Belgrado, p. 3.
16,6 Veesenmayer al Ministerio de Asuntos Exteriores, 4 de mayo de 1944, NG-2262. Informe de von
Thadden, 26 de mayo de 1944, N G -2190. Declaración jurada de A dolf Hezinger, 16 de enero de 1948,
N G -4457. La concentración y la deportación de los judíos eslovacos residentes en Hungría fue obje-
to de protesta por parte de la legación eslovaca en Budapest. Los eslovacos, sin embargo, expresaron
su desinterés por los judíos que habían cruzado ilegalmente la frontera húngara, «especialm ente los
huérfanos» (narnentlich elternlose K in der). Veesenmayer al M inisterio de A suntos Exteriores, 13 de
junio de 1944, N G -2583.
185, Declaración jurada de Kastner, 18 de septiembre de 1945, PS-2605.
18.8 Explicación dada por Endre en D eutsch e Zeitung (18 de abril de 1944), Budapest, p. 4.
18.9 Instrucciones confidenciales (Vertrauliche In form ationen ) de la O ficina de Propaganda del
Reich (un organism o del partido), 4 de mayo de 1944, N ü -3 4 1 3 .
1860 D o n au ze itu n g (30 de junio de 1942), Belgrado, p. 3. V éase también el informe sobre un ata
que llevado a cabo el 2 de julio, que demolió una sola casa, y en el que fallecieron 92 judíos y desapare
cieron ocho. Veesenmayer al M inisterio de A suntos Exteriores, 5 de julio de 1944, en R. Braham
(ed.), T h e D cstru ction o f H u n g a r ia n Jew ry , cit., p. 658.
926
La retórica oficialm ente proclam ada de que los judíos debían sufrir «la parte que les
correspondía» del «terror an gloam erican o »1861 no fue, sin em bargo, la única con sidera
ción que había en la m ente de los planificadores húngaros. A com ienzos de m ayo p la
nearon un traslado de los judíos de los barrios m ás ricos a los m ás pobres, de las aveni
das más anchas a las secundarias, y de las casas bajas a los edificios de m ayor tam año.
Las norm ativas m unicipales em itidas en junio revelan la intención adicional de trasla
dar a los judíos de los distritos exteriores hacia el ce n tro 1862. A com ienzos de julio, se
apartaron para la población judía un total de 2.639 casas que con tenían 33.294 vivien
das con 70.197 estan cias (véase el cuadro 8.29). D el traslado se obtuvieron unas 19.000
viviendas jad ías para alojar a húngaros que vivían hacinados y a aquellos que se habían
quedado sin hogar debido a los bom bardeos. La densidad habitacional judía debía
ascender a unas tres personas por estan cia. En principio, una fam ilia judía norm al sólo
tenía derecho a una habitación, aunque a los m édicos, a los abogados y a los ingenieros
se les perm itía solicitar dos. Todas las viviendas judías debían m arcarse con una estrella
judía de 3 0 cen tím etros1863.
En todo el territorio húngaro, el proceso de con cen tración se diseñó de tal form a
que en cad a zona las redadas fueran seguidas por deportaciones inm ediatas. N o debía
esperarse a que a los últim os judíos de B u dapest se les asignara su casa especial. Las
deportaciones debían em pezar en las dos prim eras zonas antes de que se iniciara la gue-
tización en la tercera, y los judíos debían ser trasladados de la tercera zona antes de que
com enzaran las capturas en la cuarta. Los guetos de la cuarta zona debían vaciarse
antes de que com enzaran las redadas en la quinta, y los judíos de la quinta zona debían
deportarse antes de que los de B u d ap est estuvieran listos. Este tipo de operación exigía
preparativos inm ediatos para el transporte.
El 20 de abril, Veesenmayer escribió al M inisterio de A suntos Exteriores para com uni
car que le estaba resultando enorm em ente difícil obtener vagones de carga1864. El primer
éxito fue la partida hacia Auschwitz de dos transportes con «judíos de trabajo» entregados
por el ministro de la Guerra húngaro en los cam pos de internam iento de Kistarcsa, cerca
de Budapest, y de Topola, en territorio con quistado a Yugoslavia. El transporte de Kis-
tarcsa partió con 1.800 judíos el 28 de abril; el de Topola, con 2.000 judíos, se programó
927
C u a d ro 8 .2 9 . D en sid a d de h ab itación en B u d ap e st
V IV IE N D A S
P O B L A C IÓ N A G O S T O D E 1941 J U L I O D E 1944
'Ib ta l 1 .0 0 0 .0 0 0 2 7 0 .0 0 0 2 7 0 .0 0 0
ju d ía 2 0 0 .0 0 0 5 2 .3 0 0 .3 3 .2 9 4
para el 29 de dicho m es186’ . A los recién llegados se les obligaba a escribir a los familiares
que se habían quedado en el país tarjetas de ánim o con encabezam ientos desde «Wald-
see». Las notas las transportaba a Budapest un servicio de m ensajería de las SS, para que
allí las distribuyera el consejo ju d ío 1”66. Los miembros del consejo que exam inaban las tar
jetas buscaban el lugar en el m apa, pero no conseguían encontrarlo. Finalmente, locali
zaron una tarjeta que llevaba rastros de la palabra borrada «A uschw itz»1867. Para enton
ces, sin embargo, las deportaciones avanzaban a pleno ritmo.
Para conseguir la rápida desaparición de los judíos húngaros, los alem anes no per
dieron tiem po. Se convocó una conferencia ferroviaria el 4-5 de mayo en V iena para
estudiar el envío a Auschwitz de cuatro transportes diarios con 3.000 judíos cada uno,
a partir de m ediados de m ayo1868. El M inisterio de A su n tos Exteriores previo que ten
drían problem as con las rutas: Lvov podría no estar disponible por razones militares,
Budapest-V iena era indeseable porque la com unidad judía de la capital húngara podría
alarm arse, y a la legación alem ana en Bratislava le preocupaba que se atravesara terri
torio e slo v aco 1869. Los ferroviarios, reunidos en las oficinas de la W ehrm achttranspor-
tleitung Süd ost, n egociaron con Eslovaquia el program a de transporte, teniendo en
m ente que éste era el cam ino m ás corto. La conferencia, que duró dos días, se dedicó
928
a toda la gam a de m ovim ientos de tren del área suroriental: rem olachas, trabajadores
extranjeros, judíos. D ados los auspicios militares bajo los que se m antuvo la reunión, los
oficiales de transporte uniform ados eran mayoría entre los asistentes. Varios especialistas
civiles del Reichsbahn, dos expertos en horarios húngaros, y dos delegados de los ferro
carriles eslovacos estaban tam bién presentes. El Hauptsturm fiihrer N ovak y su adjunto,
Untersturmführer M artin, llegaron del departam ento IV 'B-4 de la R SH A , y el capitán
Lullay representó a la gendarm ería húngara. La deportación de los judíos era un tem a im
portante de la agenda. Evidentem ente, los reunidos discutieron el núm ero de trenes (cua
tro en lugar de cinco diarios), poniéndose de acuerdo en cuatro. Se preveía que cada tren
llevara 45 vagones, y para tirar de esta carga hacían falta locom otoras potentes. Los ale
manes debían proporcionar buena parte del m aterial rodante, y los húngaros se encarga
rían de m eter a los deportados en los vagon es18'0. El primer día de la conferencia se com
pletaron las redadas en la Zona I, con la concentración de unos 200.000 judíos en diez
guetos y cam pos18' 1. La hora cero se aproxim aba.
En vísperas de las deportaciones, algunos de los participantes en el proceso de destruc
ción comprendieron clara y profundamente su significado y sus implicaciones. En la ciudad
de Dej, dos dirigentes regionales, el Obergespan y el Vizegespan del Komitat Szolnok-Doboka,
pidieron baja por enfermedad. Estos hombres, el conde Béla Bethlen y el Dr. János Schilling,
no «aprobaban» la Judenaktion que se estaba llevando a cabo en su distrito. El conde
Bethlen declaró que no quería convertirse en un asesino en m asa y que prefería dimitir
(G raf Bethlen hat erklart dass er nicht zum Massenmürder iverden wolle und lieber zuriicktre-
te)1872. También la Iglesia católica empezó a com prender que se enfrentaba a uno de sus
mayores retos, y protestó dentro cié los límites im puestos por sus dos mil años de historia.
929
Había, estrictam ente hablando, dos centros de influencia católica en Hungría: el nun
cio papal, A ngelo Rotta, y el príncipe primado, cardenal Serédi. El nuncio dio el primer
paso. El 15 de mayo, día en que comenzaron las deportaciones en la Zona 1, el represen
tante del Vaticano entregó la siguiente nota al M inisterio de A suntos Exteriores húngaro:
El gobierno hú ngaro está dispu esto a depo rtar a 1 00.000 p erson as [ ...] . Todo el
m undo sabe lo que la d epo rtación significa en la p ráctica.
La N u n c iatu ra A p o stó lica co n sid era su deber p rotestar co n tra tales m edidas. N o a
partir de un falso sentim ien to de co m pasión , sino en nom bre de m iles de cristianos, apela
de n uevo al gobierno hú ngaro para que no lleve esta guerra co n tra los ju díos m ás allá de
los lim ites prescritos por las leyes de la n aturaleza y los m an d am ien tos de D ios, y que
evite cualquier m edida contra la que la S a n ta S ed e y tod o el m undo cristiano se sentirían
obligados a p ro testar1873.
Yo tam bién tengo co n cien cia y conozco mi responsabilidad. Por eso, m ien tras duró la
discusión [con el gobiernoj n o quise h acer lo que su excelen cia p ropone, ni llevar a cabo
las accion es que tengo prep aradas. A h o ra voy a actuar, pero tam p oco espero que este
p aso dé fru to s18''1.
Pocos días después, Serédi, su vicario adjunto Ján os D rahos, «que atem peró las
expresiones m ás duras», y una serie de arzobispos y obispos que sugirieron pequeños
cam bios, redactaron una pastoral. En su form a final, firm ada por Jusztinián Serédi y
fech ada el 29 de junio de 1944, el docum en to tenía m ás de tres páginas. La carta co
m enzaba con un análisis de tem as tales com o los salarios, las horas de trabajo fijadas, el
seguro m édico, y el bom bardeo de las ciudades húngaras, incluida «la discapacitación
de niños inocentes m ediante juguetes explosivos lanzados desde los aviones». U n párra
fo se dedicó a los judíos. D ecía en parte lo siguiente:
18,3 Texto en E. Levai, B lac k B u ok on the M arty rd o m o/ H u n g a ria n Jeiv ry , cit., p. 197.
1874 Serédi a Apor, 20 de junio de 1944, ibid., p. 207.
930
no h an p rotestad o co n tra las accion es de sus correligionarios a este respecto. N o d u d a
m os de que la cu estión ju día debería resolverse de m an era legal y ju sta. En co n secu en
cia, n o p lan team os ob jecion es a las m edidas que se están tom an do, en lo que al sistem a
econ óm ico del E stad o se refiere. T am poco p rotestam os co n tra el h ech o de que se elim i
n e una influencia inaceptab le; por el contrario, n os gu staría verla desaparecer. S in em
bargo, estaríam os descu id an d o n uestros deberes m orales y ep iscopales si no p revin iéra
m os co n tra el dañ o qu e sufre la ju sticia y co n tra el dañ o que se está cau san d o a n uestros
co n ciu d ad an o s hú ngaros y a n uestros fieles católicos m eram ente debido a su origen [ , . . j .
N o hem os p odido con segu ir lo que m ás deseáb am os, a saber, que se p on ga fin a las
lim itacion es ilícitas de los derech os civiles, y especialm en te a las depo rtacion es. Sin em
bargo, com o co nfiábam os en el cristianism o y en la hum an idad de los m iem bros del
G obierno, n o h ab íam os perdido to d a esperanza, a p esar de los m agros resu ltad os o b ten i
dos h asta el m om en to. Por esta razón, no os hem os em itido n in gun a p roclam a, sin o que
nos hem os refrenado, ad o p tan d o m ien tras ta n to to d as las m edidas n ecesarias p ara a lc a n
zar n u estro prop ósito [ ...] . A h o ra com pren dem os, sin em bargo, co n gran co n stern ació n ,
que a pesar de n uestros esfuerzos to d as n uestras n egociacion es sobre los p un tos m ás
im portantes han d em ostrad o ser casi ineficaces. Por consiguien te, rechazam os so lem n e
m en te cu alqu ier resp on sab ilidad por las co n secu en cias. [ ...] T rab ajad y orad por todos
n uestros co n ciu d ad an o s hú ngaros, y especialm en te por n uestros herm an os católicos,
n uestra Iglesia católica, y n u estra am ad a H u n g ría 187’’ .
D ado que la carta se despachó a través de la censura postal húngara, sólo 700 sacerdo
tes recibieron ejemplares para leerlos durante la misa dominical. El domingo era el 1 de julio,
día siguiente a la limpieza de judíos en la zona cuarta. El 6 de julio, un m om ento en el que
la gendarmería húngara estaba limpiando la zona quinta, el cardenal Serédi y el ministro de
justicia A ntal se reunieron para analizar las quejas de la Iglesia. A ntal prometió que a par
tir de entonces cesarían las deportaciones de judíos cristianos, y al día siguiente (sábado)
Serédi dio instrucciones de que se suprim iera la pastoral. Se discutió m ucho sobre la
publicación de una pastoral sustitutiva, pero no se publicaron m ás c a rta s1876.
El cardenal h abía tenido suficiente, pero aún no dejaron tranquila a la Iglesia. A h o
ra, ésta se vio p lagada de nuevas dificultades. A m ediados de julio, el jefe del Partido
1875 Texto de la carta com pleta con análisis de su historia en ibid., pp. 207-210.
1876 Ibid., pp. 211-212. Para obtener una impresión personal de Serédi, véase la entrevista del diri
gente judeocristiano, Sandor TÓRÓK, en Sandor Szenes y Frank Barón (eds.), Von U n g a m n ach A u sc h
w itz, Miinster, 1994, pp. 95-96. En junio, Tórók propuso a Serédi que se negara la sagrada com unión
a los gendarmes, a los policías, a los funcionarios, o a los ferroviarios que ayudaran a los alem anes en
las operaciones antijudías. Serédi respondió: «Si Su Santidad, el Papa, no está haciendo nada contra
Hitler, ¿qué puedo hacer yo en mis estrechos confines?» y arrojó airado su birrete al suelo.
931
de la Cruz Flechada, de corte nazi, en Veszprém exigió a los franciscanos que celebraran
una misa para agradecer a Dios el traslado de los judíos. El obispo, declarando que había
m uchos cristianos entre las víctim as deportadas, denunció el proyecto, pero la presión
de los hom bres de la Cruz Flechada aum entó. Finalm ente, la Iglesia prom etió celebrar
la m isa sin el Te Deiím 187'.
O tra am enaza surgió del deseo m anifestado por los judíos de B u dapest de adquirir
la protección de la Iglesia m ediante el bautism o. Las conversiones no eran exactam en-
te nuevas en Hungría; desde 1941, la Sociedad H úngara de la Cruz C atólica había estado
ofreciendo cursos de dos m eses (dos clases por sem ana) para los aspirantes a cristia-
n o s18'8. D urante una sola sem an a después de la conferencia entre Serédi y A ntal, sin
embargo, solicitaron el bautism o m ás judíos que los que habían intentado convertirse en
los anteriores quince a ñ o s18'9.
Riéndose por el dilema que se le presentaba al clero, el secretario de Estado Baky, del
M inisterio del Interior, ordenó a la policía que vigilara a los judíos que hacían cola ante las
iglesias, para evitar alteraciones del orden público1880. Poco después, el vicario de Budapest
emitió dos órdenes: una establecía un curso preparatorio de tres meses para recibir el bau
tism o1881; la otra exigía un certificado de liberación firmado por un rabino1882.
M ientras la Iglesia se enfrentaba a una batalla por la supervivencia m oral, los judíos
se hallaban ante una am enaza a su m era existencia física. En los guetos, sin embargo,
había aún esperanza. El 6 de mayo de 1944, Veesenm ayer informó al em bajador de que
los judíos de Targu Mure§ (Transilvania), que habían sido arrojados repentinam ente a
un gueto a las cinco de la m añana del 3 de mayo, estaban muy excitados. Todavía espe
raban una «concentración tem poral» (zeitlich begrenzte ÍJnterbringung) y una «solución
favorable» (giinsúge Lósung) 1883. En el gueto de O radea, 20.000 presos fueron som etidos
a perm anentes interrogatorios por parte de la gendarm ería húngara, que sospechaba que
los judíos, probablem ente esperando volver pronto a sus casas, habían ocultado objetos
valiosos en casas de familias cristianas de la ciu d ad 1884.
Dentro de la com unidad judía había tam bién indicios de percepción de la situación.
U n considerable número de judíos, actuando a título individual, estaba intentando evadir
932
de diferentes formas el golpe cercano. Así, un periódico de Budapest, el Magyar Szo, se que
jaba de que recientem ente m ucha gente anunciaba la pérdida de docum entos personales
y familiares. Se trataba, decía el periódico, de húngaros que vendían sus certificados de
nacimiento a judíos1885. El 30 de abril, Veesenmayer com unicó que m uchos judíos esta
ban intentando refugiarse en las com pañías de trabajo, y sugirió que m uchos de los que
no habían sido reclutados tal vez hubieran pagado sobornos para poder entrar1886.
En las Zonas I, II y III, un núm ero indeterm inado de judíos intentaron huir a E slo
vaquia y R u m an ia1887. A paren tem en te, el traslado a E slovaquia fue suficientem ente
amplio com o para inducir a Veesenm ayer a instar al M inisterio de A su n tos Exteriores
a tom ar m edidas preventivas, deportan do a los restan tes judíos e slo v aco s1888. E n los
guetos de M ukachevo, O rad ea y Tiszabogdány, los judíos se em paredaban y se o cu lta
ban en agujeros practicados en la tierra. La gendarm ería húngara siguió descubriendo
escondites de este tipo m ucho después que los guetos hubieran sido e v acu ad o s1889.
Pero en con jun to los judíos no consiguieron escapar de la red. A sí es com o descri
bió un observador de las S S sobre el terreno, el Sturm bannführer H óttl, la reacción de
las víctim as:
Sin resisten cia y sum isos, m arch ab an a cien tos en largas colu m n as h acía las e sta c io
n es de ferrocarril y se ap iñ ab an en los trenes. H ab ía muy p ocos gen d arm es su p ervisan do
la op eració n ; habría resu ltad o fácil huir. E n los C árp a to s u cran ian os, que co n ten ían los
asen tam ien tos ju díos m ás n um erosos, los en m arañ ad os b osqu es y m o n tañ as ofrecían la
oportu n idad de ocu ltarse du ran te un tiem po prolon gado. Pero sólo unos cu an to s e sc a
p aron de esta form a a su d e stin o 1890.
933
D eclaram os en fáticam en te que no pedim os esta au d ien cia para presen tar quejas
sobre el m érito de las m edidas ad o p tad as, sino sim plem ente p ara solicitar que se lleven a
cab o con espíritu h u m an o 1891.
934
Presidente: Dr. O ttó Komoly
Vicepresidente ejecutivo: Dr. Rudolf Kastner
Finanzas: Samuel Springmann
Tijul (rescate clandestino de judíos de Polonia): Joel Brand
935
judíos de Bratislava telegrafiaron a Suiza para solicitar el bombardeo de estos nudos
ferroviarios. Sin embargo, no hubo respuesta de los aliados1900.
El tercer método del comité de ayuda se basó en una aproximación directa a los ale
manes. A comienzos de abril, el vicepresidente encargado de negociar con los alema
nes, Dr. Rudolf Kastner, y el experto en rescate Joel Brand establecieron contacto con
el Hauptsturmführer Wisliceny, dcl Sondereinsatzkommando de Eichmann. De las dis
cusiones que siguieron hay dos versiones.
De acuerdo con Kastner, el hombre de las SS prometió que, por 6,5 millones de
pengó (aproximadamente 4 millones de Reichsmark, o 1,6 millones de dólares al tipo
de cambio oficial) se permitiría la salida hacia Palestina de 600 judíos. El comité con
tactó inmediatamente con el Consejo Central para solicitar ayuda económica, y tras se
manas de campaña, el Consejo consiguió reunir 5 millones de pengó entregados por los
judíos ricos. El propio comité añadió el millón y medio que faltaba. Entonces, los ale-
manes añadieron 1.000 más al número de posibles emigrantes1901. Eichmann declaró en
sus memorias que Kastner había «aceptado evitar que los judíos se resistieran a la de
portación - e incluso mantener el orden en los cam pos- si cerraba los ojos y permitía
que unos cuantos cientos o unos cuantos miles de judíos jóvenes emigraran ilegalmen-
te a Palestina. Era un buen trato »1902.
Los dirigentes judíos tenían ahora que escoger entre los 750.000 judíos húngaros
condenados a 1.600 que iban a vivir. Su primera reacción fue seleccionar sólo niños.
Wisliceny, sin embargo, vetó este plan, basándose en que un transporte infantil no les
pasaría desapercibido a los húngaros. A continuación, los judíos procedieron a confec
cionar una lista de diez categorías: judíos ortodoxos, sionistas, judíos prominentes (Pro
minente), huérfanos, refugiados, revisionistas, etc. U na categoría estaba formada por
«personas que pagan». La distribución geográfica era un poco desigual: 388 personas,
incluido el suegro de Kastner, procedían de la ciudad transilvana de Cluj. «Eichmann
sabía -inform a K astner- que nos interesaba especialmente Cluj» (dass Klausenburg uns
besonders nahestand). El transporte partió, en el momento culminante de las deporta
1900 R. Kasztner, «Der Bericht des jiidischen Rettungskomitces aus Budapest (1942-1945)», cit.,
pp. vi-vii. El 2 de junio, varios bombarderos sobrevolaron las instalaciones ferroviarias de Miskolc,
Debrecen, Oradea, Cluj, Szeged y Szolnok, causando daños de moderados a graves. Veesenmayer a
Ritter, 2 de junio de 1944, 4 de junio de 1944, 14 de junio de 1944, en R. Braham (ed.), T h e Des-
truction of H u n g a ria n Jew ry , cit., pp. 598-599, 600-601, 608-609. Los objetivos forman un triángulo,
uno de cuyos lados avanza en paralelo al Danubio, unos 100 kilómetros hacia el sur de Budapest. El
área ya había sido afectada en cierta medida por las deportaciones, que en esa fecha ascendían a
247.856. Estos ataques no parecen haber impedido posteriores transportes.
1901 R. Kasztner, «Der Bericht des jüdischen Rettungskomitees aus Budapest (1942-1945)», cit.,
pp. 24-27, 58, 6.3.
,9C2 Life (5 de diciembre de 1960), p. 146.
936
ciones, hacia Bergen-Belsen. En el otoño de 1944, algunos de los judíos rescatados lle
garon a Suiza1903.
El 8 de mayo, una semana antes de que comenzaran las deportaciones, Eichmann llamó
a un colega de Kastner, Joel Brand, para discutir una nueva propuesta. Eichmann actuaba
siguiendo órdenes directas de Himmler y, como era habitual, sin el conocimiento de la le
gación alemana. Propuso un plan según el cual se podría salvar la vida de judíos húngaros
a cambio de mercancías. Se mencionaron las siguientes cantidades: 200 toneladas de té,
200 de café, 2.000.000 de cajas de jabón, 10.000 camiones que las Waffen-SS utilizarían
exclusivamente en el frente oriental, y cantidades sin especificar de tungsteno y otros
materiales bélicos. A las SS le interesarían principalmente los camiones. Para obtener estos
artículos, Brand tenía que viajar a Estambul, Turquía, y contactar con los Aliados occi
dentales. Mientras tanto, los judíos serían enviados a Auschwitz para ser gaseados hasta
el momento en que llegara una respuesta favorable1904.
El 17 de mayo, dos días después de que salieran de Hungría los primeros transportes,
Brand (acompañado por un judío, Grosz, que había trabajado en la oficina de Canaris)
se trasladó de Budapest a Viena, y desde allí ambos se dirigieron a Estambul. Captura
dos por agentes británicos, Brand y Grosz fueron transportados a El Cairo, donde el vice
ministro de Estado, lord Movne, los mantuvo varios meses en confinamiento aislado.
En Budapest, los dirigentes judíos esperaron en vano una contraoferta aliada que
pudiera inducir a los alemanes a poner fin a los gaseamientos. El comité de ayuda no
esperaba que los Aliados enviaran realmente material de guerra a la máquina bélica ale
mana; sólo esperaban una maniobra verbal —un gesto, una prom esa- que provocara
unas negociaciones prolongadas durante las cuales los deportados a Auschwitz se m an
tuvieran «congelados», a la espera de que llegara el Ejército Rojo. Pero pasó una sem a
na tras otra y no hubo aceptación, ni respuesta, ni agitación. Sólo silencio. En Ausch-
witz, la muerte envolvió a los judíos húngaros1905.
El comité de ayuda en Budapest se vio limitado de nuevo a sus propios recursos. De
los Aliados no había recibido respaldo; de la comunidad judía mundial no había recibi
do ayuda. Había en Budapest una recriminación particular hacia aquellos judíos del
19cn R. Kasztner, «Der Bericht des jüdischen Retcungskomitees aus Budapest (1942-1945)», cit.,
pp. 41, 43-44, 56, 90. Wagner a Ribbentrop, a través de Hencke y Steengracht. 29 de septiembre de
1944, NG-2994. Wagner a Ribbentrop, 11 de noviembre de 1944, NG-2994.
1904 Declaración jurada de Kastner, 13 de septiembre de 1945, PS-2605. R. Kasztner, «Der Bericht
des jüdischen Rettungskomitees aus Budapest (1942-1945)», cit., pp. 33, 36-37. Director Ejecutivo,
Consejo de Refugiados de Guerra (William O ’Dwyer), F in al Su m m ary R epon , Washington, D. C.,
1945, pp. 39-40. Veesenmayer a Ribentrop, a través de Ritter, 22 de julio de 1944, NG-2994.
1905 R. Kasztner, «Der Bericht des jüdischen Rettungskomitees aus Budapest (1942-1945)», cit.,
pp. 36-38. Ira HlRSCHMANN (agente especial del Consejo de Refugiados de Guerra), Jo u rn ey to a P ro -
m ised L a n d , Nueva York, 1946, pp. 109-127.
937
exterior que no habían hecho todo lo que estuviera en sus manos. «Ellos estaban fuera
-relata K astner- y nosotros dentro. Ellos no estaban inmediatamente afectados, noso
tros éramos las víctimas. Ellos moralizaban, nosotros temíamos la muerte. Ellos experi
mentaban simpatía hacia nosotros y se creían impotentes; nosotros queríamos vivir y
pensábamos que el rescate tenía que ser posible.»1906
También los alemanes creían, de alguna manera, que la idea del rescate aún no esta
ba muerta. A l aferrarse a dicha idea, razonaban que los aliados, quienes después de todo
estaban luchando esta guerra por los judíos, no dejarían de acudir en su ayuda en esta
hora de crisis. Pero tras esta idea estaba la consideración de que los aliados temían real
mente a la Rusia comunista, y que en el último momento no se negarían a pactar con
el Reich con el propósito de parar la marea roja. Por eso las SS y la Policía esperaron
con gran interés la reacción a la propuesta de entregar 10.000 camiones para uso exclu
sivo en el frente oriental. Los alemanes no sabían, por supuesto, que los aliados se toma
ban mucho más en serio su alianza con la Rusia soviética que el destino de los judíos
húngaros. Mientras tanto, sin embargo, las SS esperaron y, durante el periodo de espe
ra, Himmler se mostró susceptible a todo tipo de discusiones económ icas1907.
El 7 de junio de 1944, el alcalde de Viena, el Brigadeführer honorario de las SS
Blaschke, solicitó a Kaltenbrunner que asignara judíos a las fábricas del área de Viena,
absolutamente necesitadas de trabajadores1908. En ese preciso momento, los expertos
económicos del comité de ayuda calcularon que aún se podían movilizar en Hungría bie
nes por valor de cuatro o cinco millones de francos suizos (aproximadamente 2,5 millo
nes de Reichsmark, o un millón de dólares). Esa suma le fue inmediatamente ofrecida al
Sondereinsatzkommando. El 14 de junio, Eichmann se declaró dispuesto a transportar
hasta 30.000 judíos a la zona de Viena. Por cinco millones de francos suizos estaba dis
puesto a comenzar, y los judíos restantes (hasta un máximo de 30.000) serían enviados
a Austria tan pronto como se aportaran sumas adicionales. El comité prometió ahora
entregar todo lo que pudiera. El informe de Kastner no deja completamente claro cuán
to le entregaron al Kommando. Aproximadamente 15 toneladas de café («un poco ran
cio») podían ponerse a disposición de los alemanes inmediatamente; 65.000 Reichsmark
se pagaron en metálico; y se prometieron 30 tractores suizos, aunque éstos nunca salie
ron de ese país. De nuevo, las fuentes judías no mencionan el «mantenimiento del orden
1906 R. Kasztner (Rudolf Kastner), «Der Bericht des jüdischen Rettungskomitees aus Budapest
(1942-1945)», cit., pp. 88-89.
1907 Cuando, durante la segunda mitad de julio, la radio de Londres emitió una respuesta indig
nada a la oferta de rescate, el Legationsrat Grell, en la legación de Budapest, supuso que los Aliados
estaban aún dispuestos a iniciar la transacción y que el informe de Londres que negaba dicha inten
ción era un camuflaje diseñado para engañar a los rusos. Veesenmayer a Ribbentrop, a través de Ritter,
22 de julio de 1944, NG-2994.
1908 Kaltenbrunner a Blaschke, 30 de junio de 1944, P S-.380.3.
938
en los campos». Sólo Eichmann lo hace. El trato, en cualquier caso, cubría seis trans
portes con 17.500 ó 18.000 judíos1909.
A hora el comité tenía la pesada tarea de seleccionar a los judíos que debían salvar
se. Se hicieron listas en Budapest y en provincias. Las listas se alteraron, se ampliaron, se
recortaron. Hubo listas originales y listas de reemplazo. A l final, el azar también influyó.
Un hombre de las SS, ya fuera por error o a modo de «bromita», cambió dos trenes. Un
transporte de Gyór, con el rabino de la comunidad de Gyór, Dr. Emil Roth, en su interior,
fue enviado a Auschwitz. En lugar de este tren, otro que en principio estaba destinado
a Auschwitz llegó a Viena1910.
Los judíos húngaros trasladados a Austria quedaron «congelados». Permanecieron
bajo la jurisdicción del Sondereinsatzkommando, que envió al Obersturmbannführer
Krumey a dirigir su nueva filial (Aussentelle) en Viena. Los judíos vivían allí bajo un ré
gimen estricto. Llevaban estrellas, no se les permitía disponer de dinero, no se les permitía
comprar ni fumar, y estaban obligados a trabajar en la industria sin salario. Mil murieron.
Unos cuantos fueron enviados a Bergen-Belsen, unos cuantos a Auschwitz1911.
Eichmann, a través del negociador jefe, desempeñó su tarea con un sentimiento de
frustración. En el fondo, prefería los judíos muertos a los vivos. Se decía que una vez su
actitud se había vuelto tan arrogante que Himmler le dijo que era él, Himmler, quien
había creado la Dirección General de Seguridad del Reich y que, si a él le placía, Eich-
mann tendría que convertirse en niñera de los judíos1912.
Mientras tanto, el comité tenía ligeras razones para estar satisfecho. Considerando
la impotencia de los judíos húngaros y la falta de apoyo exterior, su éxito fue notable,
pero comparado con la magnitud del desastre, su logro fue muy limitado. Cuando uno
tiene que salvar vidas, el fracaso significa muerte. Cientos de miles de judíos atravesa
ban ahora una pesadilla mientras esperaban que los mataran.
A medida que los vagones de carga vacíos entraban en las estaciones ferroviarias de las
diferentes ciudades de partida, la gendarmería húngara completaba la concentración vacian
do los hospitales y las instituciones, metiendo en los guetos a los enfermos, a los bebés recién
nacidos, a los ciegos, a los sordos, a los enfermos mentales, y a los internos de las prisiones1913.
1909 R. Kasztner, «Der Berichtdes jüdischen Rettungskomitees aus Budapest (1942-1945)», cit., p. 50.
Relato de Eichmann, Life (5 de diciembre de 1960), p. 146. En agosto, el número de judíos era de 14.700.
Ministerio de Economía II 2/1 al Ministerio de Asuntos Exteriores, 3 de agosto de 1944, en R. Braham
(ed.), Th e Destruction o f H un garian Jew ry, cit., pp. 465-466. Véase también la lista de entregas en una carta
de Andreas Biss a Sally Mayer (Suiza) y a Kasztner, 30 de agosto de 1944, Policía de Israel, 1053.
1910 R. Kasztner, «Der Bericht des jüdischen Rettungskomitees aus Budapest (1942-1945)», cit.,
pp. 48-55, 76, 151-152.
1911 Ibid., pp. 151-152.
1912 Declaración jurada de Becher, 7 de febrero de 1946, NG-2972.
1915 Declaración jurada de Kastner, 13 de septiembre de 1945, PS-2605.
939
Debían trasladarse a pie, de cuatro en fondo, en columnas de 500; los miembros de los
consejos locales judíos, los enfermos y aquellos de nacionalidad dudosa detrás. Sólo se
quedarían los médicos esenciales y sus familias1914. La gendarmería sometía a los depor-
tados a exhaustivos cacheos, ansiosos por evitar que todos los objetos valiosos cayeran en
manos de los alemanes en Auschwitz. En la estación apilaban por término medio a 70 víc
timas en un vagón de ganado con un cubo de agua, y sellaban el vagón1915. El número
exacto de cada vagón se marcaba con tiza en el exterior1916. Desde Kosice, los trenes te
nían que salir de noche, porque el almacén ferroviario de la fábrica de ladrillos donde
se mantenía a los judíos estaba conectado con la línea principal mediante una vía que
atravesaba una de las principales calles de la ciudad. A menudo, la población oía el
llanto de mujeres y niños incapaces de soportar el sofocante calor de los vagones191‘.
Bajo vigilancia húngara, los trenes, 45 vagones por transporte, avanzaban lentamente
hacia la frontera eslovaca1915. Allí, la Policía del Orden alemana sustituía a la gendarmería
húngara, abriendo a veces las puertas para contar nuevamente a los deportados1919. Mien
tras los trenes atravesaban la zona rural, el servicio de inteligencia eslovaco informó de un
incidente inquietante. El 24 de mayo, guardias alemanes habían subido a tres trenes para
dos en la estación de Kysak y, amenazando con disparar, les habían quitado dinero y obje
tos valiosos a los judíos. Después, se habían ido a la cantina de la estación a comer y embo
rracharse. Cuando uno de los trenes salió de Kysak, los judíos arrojaron joyas, anillos y
dinero -este último principalmente partido en trozos- que los trabajadores del ferrocarril
y algunos niños recogieron del terraplén. La noticia de este hecho se había extendido como
la pólvora1920. Pero en otras ocasiones el personal alemán reflexionaba sobre el destino de
1914 Resumen de la conferencia mantenida por la policía húngara en Munkacs (sin fecha, primera
mitad de mayo de 1944), en los archivos del alcalde de Nagybánya, Policía de Israel, 1318. La Policía
de Seguridad alemana, reaccionando a estas instrucciones, pidió que se cargara primero a los ancianos
y a los enfermos. Informe de Ferenczy, 29 de mayo de 1944, Policía de Israel, 1319.
1915 La cifra de 70 se puede calcular a partir de un informe enviado por Veesenmayer al Ministe
rio de Asuntos Exteriores, 13 de junio de 1944, NG-5619.
1916 Resumen de la conferencia policial mantenida en Munkacs, mayo de 1944, Policía de Israel, 1318.
191' Declaración jurada del conde Hans Josef Matuschka (cónsul alemán en Kosice), 26 de agos
to de 1947, NG-2440.
1918 La longitud de los trenes se especifica en el informe enviado por Veesenmayer al Ministerio
de Asuntos Exteriores, 13 de junio de 1944, NG-5619. Por término medio, un tren transportaba a
3.150 personas.
1919 Testimonio de Hans Alt, 6 de abril de 1972, Causa contra Novak, transcripción, vol. 18,
pp. 325-327. En algunos casos, es posible que los guardias húngaros permanecieran en los trenes du
rante el trayecto completo hasta Auschwitz. Olga LENGYEL, Five C h im n eys, Chicago y Nueva York,
1947, pp. 114-115. A la autora la deportaron de Cluj.
1920 Ludin (ministro alemán en Eslovaquia) al Ministerio de Asuntos Exteriores, 15 de junio de
1944, NG-5569.
940
los judíos. Uno de los guardias empezó a rezar en voz alta tan pronto como su tren entró
en la zona de Auschwitz1921. En la escalerilla, los policías que habían hecho el viaje se
daban cuenta de que algunos ancianos y niños no habían sobrevivido al viaje1922.
En Budapest, el comité de ayuda pidió al Sondereinsatzkommando que se aliviara
algo el sufrimiento de los deportados. Kastner le explicó al Hauptsturmführer Hunsche
que cientos de judíos morían en el camino por falta de comida y agua, y éste prometió
interesarse por el tema. Pocos días después le contestó: «¿Quiere dejar de importunar'
me con sus historias de terror;1 He investigado. He aquí los informes: como máximo
mueren en el camino de 50 a 60 personas por transporte» 1923.
Para Hunsche y Eichmann, los fallecimientos en los vagones de carga eran un detalle
administrativo menor por el que no valía la pena molestarse. A los hombres de las SS sólo
les interesaba el cuadro general; observaban el holocausto con ojos estadísticos y calcula
ban que pronto se terminaría. Desde las Zonas I y II se deportaban diariamente unas
12.000 personas1924. En un solo día, el 1 de junio, deportaron a casi 20.000 judíos1925. Las
provincias se estaban vaciando rápidamente, y a comienzos de julio el anillo se cerraba ya
en tom o a Budapest. El cuadro 8.30 muestra los resultados de las Zonas I a V
A finales de junio, cuando las primeras cuatro zonas estaban casi vacías, Veesenmeyer
pidió al ministro de Aprovisionamiento húngaro, Jurczek, que enviara al Reich cargamen
tos de comida correspondientes a la cantidad que habrían consumido los judíos deporta
dos. El húngaro aceptó la demanda1926. Los alemanes estaban ahora listos para el final.
La evacuación de los 200.000 judíos de Budapest estaba planeada para julio. En un
solo día, los judíos de la capital deberían ser transferidos a una isla situada al norte de la
ciudad. Habría que parar todo el tráfico rodado, incluidos autobuses. En la redada se
emplearía al Sondereinsatzkommando, a unidades reforzadas de la gendarmería húngara
de provincias, y a todos los carteros y deshollinadores1927. A l Ministerio de Asuntos Exte
riores le preocupaba un poco la operación, ya que Budapest estaba excesivamente en el
candelero, era demasiado a menudo el centro de atención mundial. En Berlín, el minis
tro Dr. Schmidt (Ministerio de Exteriores, división de prensa) le señaló al Staatssekretar
Steengracht que la operación contra los judíos de Budapest provocaría una «propaganda
1921 Testimonio de Ernst Gox, en el que describe a un devoto compañero de Mannheim, 6 de abril
de 1972, Causa contra Novak, vol. 18, pp. 330-332.
1922 I b i d .
1923 R. Kasztner, «Der Bericht des jiidischen Rettungskomitees aus Budapest (1942-1945)», cit., p. 47.
1924 Veesenmayer al Ministerio de Asuntos Exteriores, 13 de junio de 1944, NG-5619.
1925 Veesenmayer a Ritter, 1 de junio de 1944, NG-5622. Veesenmayer a Ritter, 2 de junio de
1944, NG-5621.
1926 Veesenmayer al Ministerio de Asuntos Exteriores, 25 de junio de 1944, NG-5571. Altenburg
a Veesenmayer, 28 de junio de 1944, NG-5571.
1927 Informe de von Thadden, 26 de mayo de 1944, NG-2190.
941
C u a d ro 8 .3 0 . L a s dep ortacio n es de H u n gría.
Notó: las estadísticas de las Zonas 1 y II las comunicó Veesenmayer al Ministerio de Asuntos Exteriores el
13 de junio de 1944, NG-5619. Las estadísticas de las Zonas III y IV las comunicó Veesenmeyer al Minis-
terio de Asuntos Exteriores el .30 de junio de 1944, NG-2263. Las estadísticas de la Zona V las comunicó
Veesenmayer al Ministerio de Asuntos Exteriores el 11 de julio de 1944, NG-5615. Es casi seguro que en
los totales están incluidos los judíos enviados a Austria. Probablemente no estén incluidos los dos trans
portes enviados en abril desde Kistarcsa y Topola.
942
pletamente normal y añadió «confidencialmente» que dos tíos suyos habían muerto en
un sanatorio mental. Nada, dijo Horthy, se podía esperar de Baky, ya que éste era una
bandera que ondearía hacia donde la llevara el viento político: hoy está con nosotros,
mañana podría estar con los bolcheviques.
Respecto a la cuestión judía, mencionó que a diario lo bombardeaban con telegramas
de todas partes, desde el Vaticano al rey de Suecia, desde Suiza a la Cruz Roja. Cierta
mente él no era amigo de los judíos, pero por razones políticas tenía que intervenir en
nombre de los conversos, de los médicos, de las compañías de trabajo, y de los trabaja-
dores judíos esenciales para el esfuerzo bélico. A continuación cayó en recuerdos de glo
rias pasadas y mencionó también la posibilidad de dimitir. Veesenmayer respondió que la
evacuación de los judíos era absolutamente necesaria para el avance de la guerra. A de
más, era precisamente el nombre de Horthy el que se había asociado con la batalla con
tra los judíos y los bolcheviques desde la Primera Guerra Mundial, y ahora los alemanes
no hacían nada más que llevar esta imagen del regente a su completa realización1934.
La incomodidad de Horthy era en cierta medida reflejo de las intervenciones de paí
ses neutrales en nombre de los judíos húngaros supervivientes. Los países neutrales,
especialmente Suiza y Suecia, estaban presentando ahora exigencias específicas. Se ini
ciaron negociaciones con el propósito de permitir que miles de judíos emigraran, y se
emitieron pasaportes protectores extranjeros a determinados judíos de Budapest para
protegerlos contra la aplicación de las medidas destructivas. Estaba claro que a través
de estos canales neutrales presionaban el Ministerio de Asuntos Exteriores británico y
el Consejo de Refugiados de Guerra estadounidense. El gobierno de Sztójay, que ya no
se sentía tan seguro de sí mismo, quería ceder. Veesenmayer, por su parte, pensaba que
la protección de unos miles de judíos era el pequeño precio que se debía pagar por la
evacuación de los judíos de Budapest. Incluso Wagner, del Inland II, consideraba que
el argumento húngaro que señalaba la posibilidad de que en Estados Unidos se tom a
ran represalias contra los ciudadanos de origen húngaro residentes en este país era una
razón «de peso» (schwerwiegend)19^ . Pero Ribbentrop no estaba de acuerdo.
La tarde del 5 de julio, un día después de la conversación con Horthy, Veesenmayer
mostró a Sztójay un telegrama de Ribbentrop en el que advertía a los húngaros que no
era «oportuno» aceptar las diversas ofertas extranjeras para ayudar a los judíos de Buda
pest. Agitado por el telegrama, Sztójay instó a los alemanes a cambiar su punto de vista
por las siguientes razones: primero, dijo el primer ministro húngaro, a los judíos de Ru
mania no les estaba ocurriendo nada. Segundo, tampoco les estaba ocurriendo nada en
Eslovaquia. Tercero, la llegada de los millonarios judíos (la familia de Manfred Weiss) a
Lisboa había causado en Hungría «sensación» respecto a las medidas antijudías. Si el Reich
943
se podía permitir la emigración de los judíos, ¿por qué no Hungría? Cuarto, el gobierno
húngaro estaba «inundado» de telegramas del rey de Suecia y del Papa. El nuncio lla
maba «varias veces» al día. Los gobiernos de Turquía, Suiza y España también habían
intervenido. Y además había que incluir las protestas de húngaros influyentes.
Finalmente, el primer ministro húngaro presentó su principal argumento. De mane
ra estrictamente confidencial, Sztójay le leyó a Vccscnmayer tres teletipos secretos
enviados por las misiones estadounidense y británica en Berna a sus gobiernos, y desci
fradas por el servicio de contraespionaje húngaro. Contenían una «descripción detalla
da» del destino que les esperaba a los judíos deportados. M encionaban que se había
matado a millón y medio de judíos (sic) antes de que empezara la acción húngara. A con
tinuación, los mensajes sugerían que se bombardearan y destruyeran los puntos de des
tino y las líneas férreas, que se considerasen «objetivos todos los organismos colabora
dores húngaros y alemanes, con el número y la calle exactos de Budapest», y finalmente,
que se efectuase una «propaganda de alcance mundial con descripciones detalladas de
la situación». En otro teletipo se mencionaba el nombre de 70 personalidades húngaras
y alemanas que supuestamente constituían los principales culpables.
Sztójay añadió precipitadamente que personalmente esta amenaza lo dejaba frío,
porque en el caso de que se produjera una victoria del Eje la cuestión no le parecía inte
resante, y en caso contrario él de cualquier forma había concluido su vida, pero Vee-
senmayer sacó la impresión de que al primer ministro húngaro los mensajes intercepta
dos lo habían desquiciado. Posteriormente, Veesenmayer oyó que los habían remitido al
Consejo de Ministros, donde también produjeron el «efecto debido»1936.
La historia juega extrañamente con sus participantes. El comité de ayuda judío en
Budapest había enviado estas solicitudes a Berna para que fueran transmitidas por ca
nales diplomáticos a las capitales aliadas, donde no se tomó ninguna medida al respec
to. Pero el destino había intervenido. Los húngaros, en su entusiasmo, habían interve
nido los mensajes y habían conseguido asustarse.
El 6 de julio, Sztójay comunicó a Veesenmayer que el regente había ordenado parar
las deportaciones1937. Tres días después, el ministro del Interior húngaro, Jaross, le dijo
que le preocupaba la posibilidad de que se introdujeran tropas de las SS en Budapest
para llevar a cabo la Judenaktion. A este respecto, Jaross mencionó que había comple
tado las deportaciones en la Zona V y en los suburbios de Budapest, contraviniendo las
órdenes del regente. Jaross también deseaba vaciar Budapest, en contra de los deseos
1936 Veesenmayer a Ribbentrop, a través de Ritter, 6 de julio de 1944, NG-5523. Véase también
el mensaje de la legación británica en Berna al Ministerio de Asuntos Exteriores de Londres, inter
ceptado por el Ministerio de Exteriores alemán y adjuntado por Wagner a Kaltenbrunner, 5 de julio
de 1944, en R. Braham (ed.), T h e ü e stru c tio n o f H u n g a ria n Je w ry , cit., pp. 734-735.
1937 Veesenmayer a Ribbentrop, a través de Ritter, 6 de julio de 1944, NG-5523.
944
de Horthy, pero para evitar dificultades primero tendría que trasladar a los judíos a las
provincias. Una vez llevada a cabo esta treta, la segunda parte del viaje sería fácil. Vee-
senmayer escuchó este plan encantado, e inmediatamente prometió su ayuda. En una
carta a Ribbentrop, pidió al ministro de Asuntos Exteriores que se encargara de que no
se enviaran tropas de las SS a la capital, porque la legación tenía «en su mano todos los
hilos políticos [alie politischen Drahte fest in der H an d [»l9i8.
En cuestión de días, sin embargo, los hilos se deslizaron rápidamente entre los acti
vos dedos de Veesenmayer. En un movimiento relámpago, Horthy cesó a los secretarios
de Estado Endre y Baky, y emitió órdenes de detención contra ambos. Veesenmayer
protestó de inmediato, señalando amenazadoramente cuáles eran las posibles conse
cuencias de la acción. Horthy se echó atrás, reponiendo a ambos hombres, pero no sin
quejarse de que su influencia personal evidentemente se había visto reducida a nada, y
de que ni siquiera podía ordenar el cese de dos secretarios de Estado. Repitiendo que
estaba anegado de mensajes respecto a los judíos, dijo que le había escrito a Hitler una
carta personal sobre la cuestión judía1939.
Mientras tanto, fuera de Budapest, Eichmann se inquietaba. En un movimiento
rápido, deportó a 1.700 judíos del campo de mternamiento de Kistarcsa, situado a unos
27 kilómetros de la capital. Horthy se enteró del transporte y ordenó detener el tren
antes de que llegara a la frontera. Interceptado en Ratvang, los judíos fueron traslada
dos de nuevo a K istarcsa1940. Unos días después, el perseverante Eichmann convocó al
Consejo judío en su despacho y, mientras detenía a los dirigentes judíos, vació con éxito
los campos de internamiento de Kistarcsa y Szarva1941.
El 16 de julio, Ribbentrop decidió romper el punto muerto. Ordenó a Veesenamayer
presentarle un ultimátum a Horthy, declarando en términos precisos la actitud alemana
respecto al gobierno de Sztójay y las condiciones alemanas respecto a los judíos de
Budapest1942. La advertencia comenzaba:
945
Señalando que cualquier movimiento en este sentido provocaría la ocupación mili
tar de Hungría, el ultimátum continuaba:
El Führer espera que el gobierno húngaro cumpla las medidas contra los judíos de
Budapest sin mayor dilación, con las únicas excepciones permitidas en principio por el
gobierno alemán al gobierno húngaro, a sugerencia del ministro Veesenmayer [los judíos
protegidos]. N o debe producirse retraso alguno en la ejecución de las medidas generales
contra los judíos por estas excepciones; de lo contrario, el Führer se vería obligado a reti
rar su consentim iento respecto a estas excepciones.
Tras entregarle esta nota a Horthy, Veesenmeyer comentó que pronto se enviarían
a Hungría dos unidades blindadas adicionales1943.
La amenaza no surtió efecto. Las tropas rusas ya estaban invadiendo la vecina Galit-
zia, y todo el frente sur se encontraba en retirada. El ministro del Interior, Jaross, y sus
dos secretarios de Estado perdieron el puesto. El 27 de julio, el gobierno se Sztójay,
todavía en el cargo pero ya sin entusiasmo, se declaró dispuesto a trasladar a los judíos
de Budapest a campos situados dentro del territorio húngaro1944. El 2 de agosto, el res
ponsable máximo de las SS y de la Policía Winkelmann envió una nota a Veesenmayer
en la que manifestaba la opinión de que había que formar inmediatamente en Hungría
un gobierno más fiable1943. De nuevo los alemanes confeccionaron listas de candidatos.
Pero Veesenmayer no formó un nuevo gobierno. Fue Horthy quien lo hizo.
Durante el 23-24 de agosto se produjo un suceso que hizo temblar hasta las raíces la posi
ción alemana en Hungría. El ejército soviético había atravesado las líneas germano-rumanas
en Besarabia y Moldavia. El 23 de agosto, el rey Mihai informó a los alemanes de que tenía
que firmar un armisticio, y ellos tenían tres días para sacar su ejército del país. Una hora des
pués de recibir este ultimátum, bombarderos alemanes atacaron el palacio real de Bucarest,
y las consecuencias para el Reich fueron desastrosas. En pocas semanas, 26 divisiones ale
manas fueron destrozadas por los soviéticos y sus nuevos aliados rumanos. El personal de la
legación alemana quedó atrapado, y su jefe, von Killinger, se suicidó1946. Fue durante el giro
rumano, el 25 de agosto, cuando Horthy instaló a un nuevo primer ministro: general Geza
Lakatos1947. De nuevo Hungría estaba gobernada por un colaborador reacio.
946
El gobierno del general Lakatos estaba, de hecho, poco dispuesto a cooperar con los ale-
manes en cualquier asunto. Cuando a Lakatos le mostraron el acuerdo firmado por Sztó-
jay para trasladar a los judíos de Budapest a provincias, el alegó que no había transporte,
que no había guardias, y que no había campos1948. Animado por la incapacidad alemana
para devolver el golpe, ordenó a su ministro en Berlín que exigiera «mano libre en ia cues
tión judía»1949. A continuación, aseveró la soberanía húngara solicitando a los alemanes
que retiraran el Sondereinsatzkommando de Eichmann1950. El Kommando se disolvió a
finales de septiembre1951, pero una de sus principales personalidades, Wisliceny, se quedó
atrás, por si acaso. La presencia de Wisliceny preocupaba tanto al Consejo judío, que éste
envió una delegación al oficial de la gendarmería húngara Ferenczy con la solicitud de que
trasladaran los judíos de Budapest a campos de trabajo del país como medio de prevenir
deportaciones a Auschwitz1952. Mientras tanto, Lakatos intentó demostrar cuál era su pos
tura con unas cuantas medidas simbólicas. Así, se relajó el toque de queda1953, y se permi
tió la reapertura de las tiendas judías, siempre que uno de los gerentes fuera no judío1954.
Los alemanes sabían qué significaba esta evolución. La legación, las SS y la policía
observaron de cerca cada movimiento del gobierno húngaro. Observaron la huida se
creta de altos oficiales del ejército húngaro hacia destinos no revelados. Estaba claro
que el régimen de Lakatos se había establecido con un único propósito: firmar un armis
ticio con los aliados. Estaba claro que éste era el objetivo del propio Horthy.
A comienzos de octubre, el Ejército Rojo irrumpió en el sur de Hungría, tomando Hód-
mezóvásárhely y Szeged. La punta de lanza del Segundo Ejército ucraniano soviético es
taba a tan sólo unos cientos de kilómetros de la capital. El 14 de octubre, los alemanes
enviaron a Budapest la 24 División de Blindados con 40 tanques Tigre. La misión de la
división, sin embargo, no era la de reforzar la tambaleante línea del frente, sino derrocar
a Horthy y a Lakatos. Con la división llegaron, para ponerse al mando, tres personalida
des bien conocidas: el jefe antipartisano, Obergruppenführer von dem Bach-Zelewsky; el
provocador del Ministerio de Asuntos Exteriores, embajador Dr. Rudolf Rahn; y el hombre
de la R SH A encargado de tareas especiales, Obersturmbannfiihrer Skorzeny.
947
La mañana del 15 de octubre, Skorzeny consiguió atraer al hijo de Horthy a un edifi
cio rodeado. Lo envolvieron rápidamente en mantas, lo arrojaron a un camión, y lo lleva
ron al aeropuerto para trasladarlo al campo de concentración de Mauthausen. El mismo
día, mientras la radio húngara se preparaba para emitir un llamamiento al armisticio,
Veesenmayer le dijo al regente que al mínimo signo de «traición» matarían a su hijo. El
viejo Horthy se hundió bajo la presión. «Horthy lloraba como un niño, cogió la mano
de Rahn, prometió anularlo todo, corrió al teléfono —sin llamar a nadie, sin embargo-
y en general se mostró totalmente trastornado.» A la mañana siguiente (16 de octubre),
ante los cañones de los tanques Tigre, Horthy y Lakatos se rindieron1935.
El nuevo «Führer» húngaro, que combinaba los cargos de regente y primer ministro,
fue el líder de la Cruz Flechada, Szálasi. Este hombre no pertenecía a la aristocracia. En
otro tiempo mayor del ejército, había sido despojado deshonrosamente de su grado y en
la vida civil había cumplido tres años de prisión1936. A buen seguro, el régimen de Szá-
lasi no había sido elegido por su respetabilidad. Lo instalaron porque en octubre de
1944 Szálasi era el único candidato pronazi de Hungría. Para los judíos el golpe sólo
podía tener una consecuencia: ahora tenían que soportar otra pesadilla. Se estaban pre
parando nuevas ordalías.
Cuando el gobierno de Szálasi subió al poder, el centro de exterminio de Auschwitz
se aproximaba a su fase de liquidación. Al mismo tiempo, nuevas escaseces de trabaja
dores se hicieron sentir a gran escala. En la frontera del Reich, el jefe de construcción
de la Dirección General Económico-Administrativa del Reich, Gruppenführer Kamm-
ler, estaba construyendo grandes fábricas subterráneas para el montaje de cazabombar-
deros y armas V-2. Kammler necesitaba decenas de miles de trabajadores, y ahora que
se había restablecido el control alemán en Hungría, las cámaras subterráneas se surti
rían de judíos de Budapest. Sólo había un obstáculo: el sistema de transporte se había
venido abajo. Ya no se podían enviar trenes, y había que trasladar a los judíos a pie.
El 18 de octubre, Veesenmayer y el nuevo ministro del Interior húngaro, Gábor
Vajna, llegaron a un acuerdo. Un total de 50.000 judíos, hombres y mujeres, serían tras
ladados al Reich. Todos los demás judíos capaces de trabajar serían concentrados en cua
tro campos de trabajo. Para los restantes se crearía un gueto en la periferia de la ciudad
o en sus cercanías. En el informe enviado al Ministerio de Asuntos Exteriores, Veesen-
mayer añadió confidencialmente que Eichmann tenía intención de presionar más tarde
para que le cedieran otros 50.0001957. Eichmann no podría descansar hasta que todos los
19,5 La historia completa del golpe se puede encontrar en Winkelmann a Himmler, 25 de octubre
de 1944, NG-2540. Testimonio de Ernst Kienast (Hauptsturmführcr sobre la plana mayor de Win
kelmann), Causa núm. 11, p. tr. 7153. R. Rahn, Ruheloses lachen , cit., pp. 265-271.
1956 Testimonio de Horthy, Causa núm. 11, p. tr. 2715.
193? Veesenmayer al Ministerio de Asuntos Exteriores, 18 de octubre de 1944, NG-5570.
948
judíos húngaros estuvieran en sus tumbas. Ribbentrop no puso objeción. Había que
explotar sin restricciones la victoria alemana en Hungría, y ahora los húngaros tenían
que «proceder con la mayor severidad contra los judíos [auf das allerscharfste gegen die
Juden vorgehen]»1958.
La mañana del 20 de octubre, la policía húngara llamó a las puertas marcadas con la
estrella y capturó a todos los hombres de edades comprendidas entre los dieciséis y los
sesenta años aptos para el trabajo, independientemente de que fueran o no conversos,
protegidos o no protegidos. A l anochecer, habían capturado a 22.00019’ 9. En los días
siguientes, el ataque se amplió a las mujeres de dieciséis a cuarenta años, y el 26 de octu-
bre la reserva de trabajadores había aumentado en 25.000 hombres y 10.000 mujeres1960.
Las necesidades alemanas debían cubrirse primero mediante las compañías de traba
jo forzoso empleadas por la industria y el propio ejército húngaro. El 26 de octubre, el
ministro de la Guerra húngaro autorizó el despliegue de 70 de estas compañías1961. Los
judíos «civiles» debían trasladarse a pie.
A final de mes comenzaron las marchas. Sin comida, los trabajadores esclavos
cam inaron cientos de kilómetros bajo la nieve, la lluvia y el aguanieve hacia Austria.
Avanzando en sentido opuesto, hacia Budapest, el jefe de la Dirección G eneral de
Operaciones de las SS, Obergruppenführer Jüttner, observaba desde el coche la larga
columna de judíos conducida por soldados húngaros. La mayoría de los que m archa
ban, por lo que se podía ver, eran mujeres. A medida que el coche avanzaba junto a
las filas de cam inantes, Jüttner observó hombres y mujeres exhaustos en las cune
tas1962. El 13 de noviembre, Veesenmayer informó de que habían sido trasladados
27.000 judíos de «ambos sexos». El contaba con 40.000 judíos en «tandas diarias» de
2.000 a 4.000 personas. Los judíos que quedaban en Budapest, aproximadamente
120.000 en total, serían concentrados en un gueto. En tono ominoso, Veesenmayer
añadió que la «elim inación definitiva» de estos judíos dependía de disponibilidad de
instalaciones de transporte1963.
Las marchas no se mantuvieron mucho tiempo más, ya que Szálasi empezó a sentir
se incómodo. El 17 de noviembre habló de que los caminantes habían sido «prestados»
949
a los alemanes (Leihjuden) 1964, Cuatro días después, canceló todas las marchas pendien
tes por la tasa de mortalidad que se daba entre las mujeres. El hombre de las SS encar
gado de los trabajadores judíos en el Danubio, Obersturmbannhfiihrer Hoss, consoló a
Veesenmayer informándole de que en cualquier caso no podía utilizar a las mujeres; sólo
podía emplear hombres aptos para el pesado trabajo subterráneo. En el mensaje envia
do al Ministerio de Exteriores, Veesenmayer concluyó que hasta el momento se habían
enviado .30.000 personas, y que difícilmente se podría alcanzar la cifra de 50.0001965.
En los contingentes de trabajo el desgaste fue extraordinariamente alto. Durante la reti
rada, los soldados del Eje los mataban, y finalmente gran número de ellos fueron conduci
dos a pie a Mauthausen y más hacia el oeste, a un campo de Gunskirchen, a las afueras de
Wels, en Austria1966. Cuando las fuerzas estadounidenses se aproximaban a Gunskirchen,
el 4 de mayo de 1945, un fuerte hedor las envolvió, y el terreno estaba «batido hasta alcan
zar una consistencia de masilla caliente formada por el molido de miles de pies, barro mez
clado con heces y orina». Esqueletos vivientes, todos con el mismo aspecto y «locos» de
hambre, recibieron a los estadounidenses con «vítores, gemidos y gritos». Algunos estaban
comiendo el esqueleto crudo de un caballo que llevaba muerto varios días. Liberados,
siguieron «muriendo como moscas»196'. Y ése fue el fin de los caminantes.
Los judíos restantes en la capital húngara fueron trasladados a un gueto situado casi
al alcance de la artillería soviética. La decisión le fue comunicada al Consejo judío el 18
de noviembre y proclamada el 29 de dicho mes. El gueto de Budapest fue sellado el 10 de
diciembre, y en enero de 1945 albergaba cerca de 70.000 personas, pero un gran núme
ro, con papeles falsos u ocultos, no se trasladaron a él. Se erigió una gran valla alrededor
950
del gueto a expensas de los judíos y con mano de obra judía, y en el interior se estableció
una administración propia, que disponía hasta de policía armada con porras de goma1968.
Incluso mientras se preparaba esta medida, varias decenas de miles de judíos se afe
rraban aún a sus «pasaportes protectores». Los pasaportes ofrecían poca protección. El
gobierno de Szálasi se negó a reconocer su validez1969, y los alemanes lo respaldaron. Por
consiguiente, cuando el ministro portugués en Berlín intercedió en nombre de sus «pro
tegidos», el Staatssekretár Steengracht replicó que no podía aceptar las intercesiones,
porque el gobierno húngaro era «soberano» y «cualquier intervención por nuestra parte
en los asuntos húngaros está descartada»1970.
En la capital húngara, los representantes de las naciones neutrales recurrieron a méto
dos poco ortodoxos para salvar judíos. Un equipo de la legación suiza alcanzó a una colum
na de caminantes y les entregó pasaportes protectores, que los vigilantes húngaros respe
taron1971. Un joven secretario de la legación sueca, Raoul Wallenberg, que pertenecía a
una familia de industriales suecos y había sido asignado a la legación con el propósito espe
cial del rescate, organizó a los judíos para que se ayudaran entre sí, creó cocinas económi
cas y «de una forma u otra» recuperó 2.000 caminantes1972. El cónsul honorario español
era un italiano, Giorgio Perlasca, que había sido voluntario en la guerra de Etiopía y había
luchado del lado de Franco con las tropas italianas en España. Sus recursos eran mucho
más reducidos que los de sus colegas suizo y sueco, pero hizo lo que pudo, entregando pasa
portes españoles a los «sefardíes» o a quienes tuvieran relaciones empresariales con Espa
ña. Cuando el jefe de la misión española, Angel Sanz Briz, quien se había interesado por
el destino de los judíos deportados, salió de Budapest, Perlasca se quedó, haciéndose cargo
de lo que quedaba de la legación. Cada día recogió huérfanos judíos, añadió protegidos a
la lista y distribuyó medicinas hasta enero de 19451973. El nuncio papal había entregado
196ft Véase R. Braham, T h e Politics o fG e n o c id e , cit., pp. 844-875. También, Andreas Biss, D e r Stopp
der E ndlnsung, Stuttgarr, 1966, pp. 245-246, 259-260, 263-264, 278-287.
1969 Declaración de Vajna publicada en D onauz.eitung (21 de octubre de 1944), Graz, p. 3.
1970 Memorando de Steengracht, 16 de noviembre de 1944, NG-4988.
19,1 Wagner (Inland II) a Ribbentrop, 6 de noviembre de 1944, y Ribbentrop a Veesenmayer, 9 de
noviembre de 1944, en R. Braham (ed.), T h e D estru ctio n o f H u n g a r ia n Je w ry , cit., pp. 803-805.
1972 Véase Steven K o r l ik , T h e Stones C ry O u t, Nueva York, 1988, especialmente el texto del
memorando enviado por Wallenberg el 29 de Julio de 1944, el informe que envió a Iver Olsen (Con
sejo Estadounidense de Refugiados de Guerra), 7 de octubre de 1944, y el informe que presentó el 8
de diciembre de 1944, pp. 255-258, 261-262 y 267-269.
19,5 Enrico D e a g l i o , D ie B an alitd t des G u íe n , Fráncfort del Meno, 1994. El libro contiene las entra
das que hizo Perlasca en su diario desde el 2 de diciembre de 1944, hasta el 13 de enero de 1945.
Sobre Sanz Briz, véase su despacho al Ministerio de Asuntos Exteriores español de 24 de julio de 1944,
Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 36.001 (Ministerio de Asuntos
Exteriores), Rollo 3, R 1716-5-219.
951
20.000 pasaportes a los judíos bautizados. Estos judíos, dijo Veesenmayer en su informe,
podían marcar sus casas del gueto con una cruz en lugar de la estrella de David1974.
Muchos de los judíos de Budapest tenían ahora autorización para emigrar. Durante
esta última fase, el régimen de Szálasi se mostró más accesible a la presión extranjera
que el Reich, como se puede ver en la siguiente estadística sobre los permisos de salida
autorizados por el Reich y por Hungría, respectivamente19'3:
Reich H wigría
A Palestina 7.000 8.800
A Suecia 400 4.500
A España 3 300
A Portugal 9 700
La lista del Reich fue la que originalmente le había sido prometida a Sztójay. Ni que
decir tiene que una autorización de salida, como un pasaporte protector, ya no signifi
caba nada, porque los judíos no tenían adonde ir. Los países neutrales los admitían con
lentitud, y el ejército soviético estaba rodeando con rapidez la capital húngara.
Los judíos estaban sitiados por captores que ahora estaban a su vez atrapados. El régi
men de Szálasi declaró que todo lo que perteneciera a los judíos, excepto artículos religio
sos, sepulturas, fotografías familiares, muebles, utensilios, más comida o combustible para
14 días, pasaría a propiedad del Estado1976. Incluso mientras el Ejército Rojo cerraba el
círculo en torno a Budapest, el 24 de diciembre, los judíos con documentos extranjeros
que residían en casas protegidas a lo largo de la orilla este del Danubio, y los que se
ocultaban donde podían con documentos falsos, se volvieron cada vez más vulnerables
a los ataques de hombres de la Cruz Flechada que deambulaban por las calles19'7. Varios
miles de cadáveres se apilaron en casas, en las calles y en el río. Los judíos amontona
dos en el gueto tenían frío y hambre. El gueto, junto con toda la porción oriental de la
ciudad, conocida como Pest, quedó en manos soviéticas el 17 de enero. La lucha con
tinuó en la orilla occidental hasta el 13 de febrero, cuando la guarnición germano-hún
gara sitiada se rindió1978.
952
IX Las operaciones de los
campos de exterminio
LOS O R ÍG EN E S DE LOS C A M PO S D E E X T E R M IN IO
Las operaciones más secretas del proceso de destrucción se llevaron a cabo en seis
campos situados en Polonia, en una zona que se extendía desde las áreas incorporadas
hasta el Bug. Estos campos fueron los puntos de recogida de miles de transportes que
convergían desde todas las direcciones. En tres años, el tráfico entrante alcanzó un total
de casi tres millones de judíos. Mientras los transportes retornaban vacíos, sus pasaje
ros desaparecían en el interior.
Los centros de exterminio trabajaban de manera rápida y eficaz. Un hombre bajaba de
un tren por la mañana, y por la noche incineraban su cadáver y empacaban sus ropas para
enviarlas a Alemania. Tal operación era producto de una gran planificación, porque el
campo de extermino era un intrincado mecanismo en el que todo un ejército de especia
listas desempeñaba su función. Contemplado superficialmente, este aparato de funciona
miento preciso resulta engañosamente sencillo, pero tras un examen más exhaustivo las
operaciones del centro de exterminio se asemejan en varios aspectos a los métodos com
plejos de la producción en masa de una fábrica moderna. Por consiguiente, será necesa
rio explorar, paso a paso, qué hizo posible el resultado final.
Un hecho destacable respecto a las operaciones del centro de exterminio es que, a
diferencia de las fases anteriores del proceso de destrucción, éstas carecían de prece
dentes. N unca antes en la historia se había matado a seres humanos de acuerdo con el
modelo de la cadena de m ontaje1. El centro de exterminio como tal carecía de prototi-
953
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80 160 320 480 640 km
954
po, de antecesor administrativo. Esto se explica por el hecho de que era una institución
mixta que constaba de dos partes: el campo propiamente dicho y las instalaciones de
exterminio ubicadas en el campo. C ada uno de estos dos componentes tenía su propia
historia administrativa. Ninguno era completamente nuevo. Como establecimientos
separados, tanto el campo de concentración como la cámara de gas existían desde hacía
cierto tiempo. La gran innovación se produjo cuando se fusionaron ambos mecanismos.
Habría, por consiguiente, que empezar el examen del campo de exterminio aprendien
do algo sobre sus dos componentes básicos y sobre cómo se unieron.
El campo de concentración alemán nació y creció en medio de violentas disputas y
disensiones entre las facciones nazis. Ya en los primeros días del régimen, se reconoció
plenamente la importancia del campo de concentración. Q uien obtuviera la posesión
de esta arma ejercería un enorme poder.
En Prusia, el ministro del Interior (y posterior primer ministro) Góring hizo su
apuesta. Decidió capturar a los comunistas. N o se trataba de la encarcelación de delin
cuentes convictos, sino de la detención de un grupo potencialmente peligroso. «N o
había prisiones disponibles para este propósito»2; por consiguiente, Góring estableció
campos de concentración, que puso bajo el control de su Gestapo (entonces, Ministe-
rialrat D icls).
Casi simultáneamente, aparecieron en escena campos rivales. Uno lo estableció en
Stettin el Gauleiter Karpenstein, otro lo estableció en Wroclaw Heines, responsable de
las SA , y un tercero lo erigió cerca de Berlín Em st, también responsable de las SA .
Góring se revolvió con toda su fuerza contra estos «campos no autorizados». Karpenstein
perdió el puesto, Ernst la vida.
Pero surgió un competidor mucho más poderoso. En Munich, el presidente de la
policía, Himmler, organizó su propia Gestapo, y cerca de la ciudad de D achau estable
ció un campo de concentración que puso al mando del SS-Oberführer Eicke3. Pronto,
la Gestapo de Himmler abarcó los Lander no prusianos, y en la primavera de 19.34 éste
obtuvo gracias a Hitler la Gestapo prusiana (convirtiéndose en «jefe adjunto» de la
m ism a). Con la Gestapo de Góring, Himmler capturó los campos de concentración pru
sianos. A partir de entonces, todos los campos estuvieron bajo su control4.
Eicke, el primer comandante de D achau, se convirtió ahora en inspector para los
campos de concentración. Sus Totenkopfverbánde (Unidades Superiores de Exterminio)
se convirtieron en los vigilantes. De esa forma, los campos se disociaron de la Gestapo,
2 Testimonio de GÓRING, Trial of the Majar War Crimináis, Nuremberg, 1947, IX, p. 257-
5 Véanse las órdenes de Eicke, 1 de octubre de 1933, PS-778.
4 Los campos de trabajadores extranjeros y de prisioneros de guerra quedaban fuera del control
de Himmler. Sin embargo, en octubre de 1944, éste se hizo cargo de los campos de prisioneros de gue
rra de la retaguardia.
955
que conservó en la administración de cada campo sólo un baluarte: la división política,
con jurisdicción sobre ejecuciones y liberaciones. Tras el estallido de la guerra, Eicke y
la mayoría de sus Totenkopfverbánde se trasladaron al terreno de operaciones (murió
en Rusia), y su lugarteniente Glücks, posteriormente Brigadeführer, se hizo cargo del
departamento de inspección.
La partida de Eicke marca el punto medio en la evolución de los campos de concen
tración. H asta el estallido de la guerra los campos albergaban tres tipos de prisioneros5:
1. Presos políticos
a. Comunistas (captura sistemática)
b. Socialdem ócratas activos
c. Testigos de Jehová
d. Sacerdotes que pronunciaban sermones indeseables o que manifestaban de
cualquier otra forma su oposición
e. Personas que hacían comentarios contra el régimen y eran enviadas a campos
como ejemplo para los demás
/. Nazis purgados, especialmente hombres de las SA
2. Los denominados asocíales, una categoría que constaba principalmente de delin-
cuentes sexuales y habituales
3. Judíos enviados a los campos en las Einzelaktionen
Después de 1939, los campos se inundaron con millones de presos, incluidos depor-
tados judíos, polacos, prisioneros de guerra soviéticos, miembros de los movimientos de
resistencia franceses, etcétera.
El departamento de inspección no podía mantener esta afluencia. Por consiguiente,
a partir de 1940, los responsables máximos de las SS y de la Policía establecieron cam
pos propios, específicamente los campos de tránsito en el oeste y los campos de trabajo
en Polonia. Durante la última fase del proceso de destrucción, los responsables máxi
mos de las SS y de la Policía también establecieron campos de exterminio.
En este punto, surgió una oficina encargada de centralizar y unificar la red de cam
pos de concentración: la Dirección General Económico-Administrativa de las SS, al
mando del Obergnippenführer Oswald Pohl. En un proceso que necesitó varios años,
Pohl finalmente se reveló como el poder dominante en el aparato de los campos. Su
organización incorporó el departamento de inspección, y absorbió casi por completo
todos los campos dirigidos por los altos responsables de las SS y de la Policía.
956
Pohl entró en el cuadro de los campos de concentración desde un ángulo oblicuo.
No era comandante de campo, y tampoco era un alto responsable de las SS y de la Poli-
cía. En la Primera Guerra Mundial había sido pagador de la Armada, y en los primeros
días de las SS había servido en la Verwaltungsamt (Oficina Administrativa) de la Direc
ción General de las SS. (La Verwaltungsamt se ocupaba de las cuestiones económicas
y administrativas de las SS.) El 1 de febrero de 1934, Pohl se hizo cargo de la Verwal
tungsamt, y en 1936 había ampliado las actividades de ésta. A hora se ocupaba también
de asuntos de edificación, incluida la construcción de instalaciones de las SS en los
campos de concentración. En consecuencia, la Verwaltungsamt se reorganizó para con
vertirse en la Amt Haushalt und Bauten (Oficina de Presupuesto y Construcción), el pri
mer gran paso hacia el control general.
En 1940, Pohl se independizó de la Dirección General de las SS y estableció su pro
pia Dirección General: la H auptamt Haushalt und Bauten. A l mismo tiempo, estableció
una cadena de empresas de las SS en los campos de trabajo y de concentración. Esta
actividad empresarial no se podía situar bajo la dirección de la Hauptam t Haushalt und
Bauten, que teóricamente era un organismo estatal financiado por entero con fondos
del Reich. Por consiguiente, Pohl organizó otra dirección general, la Hauptam t Verwal-
tung und Wirtschaft (VW HA) o Dirección General de Administración y Economía. Este
fue su segundo paso. La doble organización, que era análoga al aparato de Heydrich
antes de la fusión de la Hauptam t Sicherheitspolizei (Gestapo y Kripo) y la Sicherheits-
hauptamt (SD) en la R SH A , se muestra en el cuadro 9.1,
El 1 de febrero de 1942, Pohl siguió el ejemplo de Heydrich y combinó sus dos ofi
cinas principales en una única organización: la Dirección General Económico-Admi
nistrativa de las SS, o Wirtschafts-Verwaltungshauptamt (W VH A).
U n mes después de esta consolidación, dio su tercer gran paso. Para garantizar una
mejor utilización de la mano de obra en los campos, y para posibilitar el crecimiento sin
trabas de las empresas de las SS, absorbió el departamento de inspección. La W V H A
participaba ahora plenamente en el negocio de los campos de concentración. En el cua
dro 9.2 podemos ver que la Hauptam t H aushalt und Bauten (I y II) se convirtió en los
Amtsgruppen A , B y C, que el departamento de inspección se transformó en el Arries-
gruppe D, y que la V W H A (III) acabó siendo el A mtsgruppe W6.
Con la incorporación del departamento de inspección a la máquina de Pohl, la ad
ministración de los campos de concentración adquirió acento económico. La explota
ción de los presos como mano de obra, motivo por el que Pohl había emprendido esta
fusión, se convirtió ahora en la razón misma de la existencia de los campos de concen
tración. Este factor introdujo en las operaciones de los campos de exterminio el mismo
dilema que ya había aflorado en las operaciones móviles de exterminio y en las depor-
957
C u a d ro 9 .1 . O rgan ización de la H a u sh a lt und B a u tc n y de la V W H A
Noto: organigramas de la Hauptamt Haushalt und Bauten y de 1h Hauptamt Verwaltung und Wirtschaft, 1941,
en N 0'620. La historia sobre los comienzos de la organización de Pohl se basa en la declaración jurada de éste,
18 de marzo de 1947, NO-2574.
958
taciones, a saber, la necesidad de trabajadores frente a la «solución final». Esta vez, la
duda constituyó un asunto puramente interno de las SS. (El crecimiento de la organi-
zación de Pohl desde 1929 hasta marzo de 1942 se resume en el cuadro 9.3.)
El proceso de consolidación no finalizó con la incorporación del departamento de
inspección, porque Pohl también se introdujo en los campos de los máximos responsa-
bles de las SS y de la Policía. Anexionó por completo algunos campos, controló otros
mediante la instalación de directivos regionales responsables ante la W V H A (los eco
nomistas de las SS [SS-Wirtschafter])7, e invadió los centros de exterminio del G ene
ralgouvernement adquiriendo el control de toda la maquinaria de confiscación en los
campos del territorio. Los campos de concentración se habían convertido en el factor
principal dentro de la estructura de poder de Pohl. A su vez, él se había convertido en
la figura dominante en el mar de los campos de concentración8.
Mientras Pohl estrechaba su cerco sobre los campos, éstos absorbían un número
cada vez mayor de presos. Las cifras presentadas a continuación indican el aumento del
crecientemente importante ejército de esclavos en ios recintos de los campos de con
centración:
I Orden de Pohl, 23 de julio de 1942, N O -2128. Pohl a Himmler, 27 de julio de 1942, NO-2128.
Se instalaron economistas de las SS en Riga, Mogilev, Kiev, Cracovia, Belgrado y Oslo, posterior
mente también en Hungría.
8 Véase el artículo de Martin B r o s z a t , «The Concentration Camps 193.3-1945», en Helmut
Krausnick, Hans Buchheim, Martin Broszat y Hans-Adolf jacobsen, The Anatomy of the SS State,
Nueva York, 1968, pp. 397-504.
9 Pohl a Himmler, 30 de abril de 1942, R-129.
IC Pohl al O Stubaf Brandt, 19 de abril de 1942, Archivos de Himmler, Carpeta 67.
II W VHA D-IV (firmado Stubaf. Burger) a W VHA-B (Gruf. Lorner), 15 de agosto de 1944,
NO-399.
12 Pohl a Himmler, 30 de abril de 1942, R-129.
n Pohl a Himmler, 5 de abril de 1944, NO-20.
959
recibió el informe co a gran satisfacción, señalando que «exactamente esos ejemplos
demuestran cómo han aumentado nuestras cosas [G erade an solchen Beispielen kann
man sehen, wie unsere Dinge gewachsen sind]»14. El imperio de Pohl se caracterizaba, en
consecuencia, por un crecimiento en tres vertientes: la expansión jurisdiccional, el
aumento del número de esclavos en los campos, y la ampliación de la red de campos.
Los seis centros de exterminio aparecieron en 1941-1942, en la época de mayor mul
tiplicación y expansión de las instalaciones de campos de concentración. Durante este
estallido de actividad, la construcción y dirección de los centros de exterminio pudo
avanzar sin contratiempos y discretamente.
Los campos de exterminio funcionaban con gas. Había tres tipos de instalaciones de
gaseado, porque la evolución administrativa del método había avanzado por tres canales
distintos. Uno de los avances tuvo lugar en el Referat técnico de la R SH A . Este orga
nismo produjo el furgón de gas. Ya hemos hablado del uso que se hizo de los furgones en
Rusia y Serbia. En ambos territorios, constituyeron mecanismos auxiliares usados para
matar sólo a mujeres y niños. Pero acabarían teniendo otra aplicación. En 1941, el Gau-
leiter Greiser, del Wartheland, obtuvo de Himmler permiso para matar a 100.000 judíos
en su G au13. Tras esto, se trasladaron tres furgones a los bosques de Kulmhof (Cheímno),
se cerró el área, y así nació el primer centro de exterminio16.
En la Cancillería del Führer, la oficina personal de Hitler, se llevó a cabo la cons
trucción de otro tipo de aparato de gaseado. Desde hacía un tiempo, en Alemania se
venía meditando sobre las doctrinas acerca de la calidad de vida, desde la simple idea
de que a una persona moribunda debe ayudársele a morir (Sterbehilfe), hasta la noción de
que no vale la pena vivir una vida indigna. Este paso desde el interés por el individuo
a la preocupación por la sociedad se dio al considerar que las personas con retardo o
disfunciones, especialmente aquellas con problemas considerados congénitos, consti
tuían células enfermas o dañinas en el corpus sano de la nación. De hecho, el título de
una monografía publicada tras la sacudida de la Primera Guerra Mundial se podía inter
pretar como una sugerencia de destrucción. Se titulaba Die Freigabe der Vernichtung
lebensumverten Lebens {La liberación de una vida sin valor mediante la aniquilación]1''. Las
últimas tres palabras de la frase alemana adornarían la correspondencia oficial durante
los años nazis.
960
C u a d ro 9 .2 . O rgan ización de la W V H A
Inspector de Alimentos
Waffen-SS Staf. Prof. Schenk
Amt B-I Alimentos (sin incluir
los campos de concentración) Obf. Tschentscher
Amt B-II Ropa (incluidos presos) OStubaf. Lechler
Amt B-III Alojamientos Staf. Kóberlein
(Amt B-1V: transferida
a B-II, 3 de marzo de 1942) Materias primas OStubaf. Weggel
Amt B-V Transporte y armas Staf. Scheide
961
Jefe, Amtsgruppe W Empresas económicas OGruf. Pohl
Empresas Económicas
Alemanas, Inc.
Primer gerente OGruf. Pohl
Segundo gerente Gruf. Lorner
Obf. Baier
Jefe, Estado Mayor W
Amt W-l Trabajos de Excavación y
Cantería Alemanes
(DEST) - Reich OStubaf. Mummenthey
Amt W-II DEST - Este Stubaf. Dr. Bobermin
Amt W-III Empresas alimentarias HStuf. Rabeneck
Amt W-IV Productos madereros (HStuf. Dr. May) HStuf.
(incluida la DAW) Opperbeck
Amt W-V Agrícola OStubaf. Vogel
Amt W-VI Textiles y cuero OStubaf. Lechler
Amt W-VII Libros y cuadros (incluidas
la Empresa de Edición
Nordland y Deutscher
Bilderdienst) Stubaf. Mischke
Amt W-VIII Tareas especiales
(monumentos, etc.) Obf. Dr. Salpeter
Sin embargo, hasta el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Hitler no firmó una
orden (fechada previamente el 1 de septiembre de 1939) en la que otorgaba al jefe de la
Cancillería del Führer, Reichsleiter Bouhler, y a su propio médico personal, el Dr. Brandt,
competencias «para ampliar la autoridad de cada médico con miras a permitir, tras un
examen completamente crítico, dentro del ámbito del conocimiento humano, admi
nistrar a las personas incurablemente enfermas una muerte clem ente»18. La intención
era aplicar esta directiva a los alemanes con afecciones m entales19, pero finalmente el
programa abarcó las siguientes operaciones20:
962
C u a d ro 9 .3 . L a organ ización de Pohl, 1 9 2 9 -1 9 4 2
POHL
1929 SS-Hauptamt
(Verwaltungsamt)
1936 SS-Hauptamt
(Amt Haushalt und
Bauten)
Hauptamt Haushalt
1940 Departamento und Bauten Hauptamt Verwaltung und Wirtschaft
de Inspección
Marzo
1942 W VHA (A, B, C, D, yW )
Chapel Hill, Carolina del Norte, 1995, pp. 136-140, y Michael BURLKIGH, Death and Deíiverance, Cam
bridge, Inglaterra, 1994, pp. 130-132. Además, entre 1939 y 1944, 12.850 pacientes psiquiátricos polacos
fueron asesinados. M. Burlcigh, ibid., pp. 132-133. Se puede encontrar un resumen numérico sin fecha ni
firma sobre las operaciones en las estaciones de eutanasia a 1 de septiembre de 1941 en T 1021, Rollo 18.
963
Las estaciones de eutanasia, que no tenían pacientes residentes, fueron
Grafeneck (después de que se cerrara: Hadamar)
Brandemburgo (después de que se cerrara: Bernburg)
Sonnenstein
Hartheim
3. El ametrallamiento de más de 3.000 pacientes mentales de los hospitales psiquiá-
tricos de Pomerania en un bosque situado en el recientemente ocupado corredor polaco.
4. Desde septiembre de 1941 hasta el final de la guerra, la práctica de la «eutanasia
salvaje» en diversos sanatorios. Médicos y enfermeras se libraron de los miles de pacien-
tes incapaces o molestos matándolos con una dieta de hambre o con sobredosis de lumi-
nal o fármacos similares.
5. Desde mediados de 1941 hasta el invierno de 1944-1945, la eliminación de los
presos de campos de concentración demasiado débiles o molestos como para mante
nerlos con vida, a los que mataban, tras una superficial evaluación psiquiátrica, en esta
ciones de eutanasia bajo el código 14 f 13.
964
antes de final de año. A ese respecto, el jefe de la R SH A habló sobre las inminentes deporta
ciones a Lódz, y mencionó Riga y Minsk. Incluso consideró la posibilidad de enviar a los ju
díos a los campos de concentración creados para los comunistas por los Einsatzgruppen B y C
en áreas de operaciones24. El Ostland, que emergió como centro de gravedad en este plan, sir
vió para cristalizar la idea de qué habría que hacer con los deportados del Reich a su llegada.
A finales de mes, el experto en política racial (Soriderdezement für RtissenJjoíitik) de la ofi
cina de Bráutingam en el Ministerio del Este, Amtsgerichtsrat Wetzel, redactó una carta en
la que establecía que Brack estaba dispuesto a introducir su aparato de gaseado en el este.
Brack había propuesto enviar a su experto químico, Dr. Kallmeyer, a Riga, y Eichmann había
hecho referencia a Riga y a Minsk al expresar que estaba de acuerdo con la idea. «Conside
rados todos los aspectos -escribió Wetzel- no hay por qué tener reservas respecto a la eli
minación de los judíos incapaces de trabajar, con los mecanismos brackianos [Nach Sachla-
ge, bestehen lieine Bedenken wenn diejenigen Juden, die nicht arbeitsfábig sind, rnit den Brackschen
Hilfsmitteln beseitigt werden].»25 Hubo, sin embargo, ciertas dudas sobre el envío de un con
tinuo flujo de transportes a las heladas regiones de la U R SS ocupada26. El Dr. Kallmeyer, a
quien le dijeron que esperase en Berlín debido al frío que hacía en el este, pasó las Navida
des en casa27. La escena de la acción se había trasladado ya al Generalgouvernement.
En condiciones primitivas, la Amt Haushalt und Bauten (tras la reorganización de marzo
de 1942, la W VHA-C) y su maquinaria regional en Belzec, Sobibór y Treblinka constru
yeron tres campos. Los emplazamientos se eligieron atendiendo a su aislamiento y al acce
so a las líneas ferroviarias. En el planeamiento había cierta improvisación y mucho ahorro;
los trabajadores y los materiales se obtuvieron localmente a un coste mínimo.
Belzec, en el distrito de Lublin, fue el prototipo. Su construcción, de acuerdo con
testigos polacos, se comenzó ya en noviembre de 1941. Un cerrajero que trabajó en el
campo mientras se construía proporciona la siguiente cronología28:
965
Octubre de 1941 Hombres de las SS contactan con la administra
ción de la ciudad de Belzec para pedir veinte tra
bajadores. Los alemanes escogen la ubicación.
1 de noviembre de 1941 Trabajadores polacos inician la construcción de
tres barracones:
una sala de espera que conducía mediante una
pasarela a una antesala, que llevaba a un tercer
edificio con un corredor de tres puertas que
daban a tres compartimentos, cada uno de ellos
con cañerías por el suelo y una puerta de salida.
Las seis puertas (de entrada y de salida) de estos
tres compartimentos estaban encajadas en una
gruesa goma y se abrían desde el exterior.
Noviembre-diciembre de 1941 Un contingente de unos setenta colaboradores del
Este uniformados de negro (prisioneros de guerra
soviéticos liberados de la cautividad) instalaron
una vía estrecha de ferrocarril, cavaron fosas y eri
gieron un muro.
22 de diciembre de 1941 Los trabajadores polacos son despedidos.
Enero-febrero de 1942 Se construyen torres de vigilancia.
Los alemanes del emplazamiento de Belzec que habían requisado la mano de obra
polaca eran miembros de un Kommando de construcción de las S S 29. La obra estuvo
supervisada por un«maestro de Katowice», un alemán no identificado, con algunos
conocimientos del polaco, que estaba en posesión de los planos de construcción. Cuan
do uno de los polacos preguntó cuál era el propósito del proyecto, el alemán se limitó
a sonreír30. Algo antes de Navidades, el jefe de obra (Bauleíter) mostró el proyecto a un
suboficial de las SS (Oberhauser) que estaba destinado en la zona y que iba a ser fun
cionario en la administración de los campos de exterminio. Los dibujos eran planos de
las instalaciones de gaseado (Vergasungsanlagen). Para entonces, la construcción de los
maria de la ciudad de Belzec), 11 de octubre de 1945, causa sobre Belzec, vol. 6, pp. 1117-1120. La pre
sencia de colaboradores del este a finales de 1941 la confirma Ludwig Obalek (alcalde de Belzec) en
la declaración prestada el 10 de octubre de 1945, causa sobre Belzec, vol. 6, pp. 1112-1114.
29 Declaraciones de josef Oberhauser, 26 de febrero y 15 de septiembre de 1960, causa sobre
Belzec, vol. 4, pp. 656-660, y vol. 6, pp. 1036-1040-
ic Declaración de Kozak, y declaración de Edward Ferens (también cerrajero), 20 de marzo de
1946, causa sobre Belzec, vol. 6, pp. 1222-1223.
966
edificios estaba prácticamente terminada31, y poco después llegó de Berlín el químico
Dr. Kallmeyer32.
Sobibór, situado también en el distrito de Lublin, se construyó, evidentemente con
más rapidez, en marzo y abril de 1942. La supervisión de la construcción estaba en
manos del Obersturmführer (posteriormente Hauptsturmführer) Thomalla, un maestro
albañil destinado regularmente en la SS-Zentralbauleitung de Lublin/Bauleitung
Zamos'c33. Thom alla recibió cierta ayuda profesional de Baurat Moser, empleado por el
Kreishauptmann de Chefm (Ansel), en cuyo territorio estaba situado Sobibór34. Para
acelerar el trabajo, se empleó extensamente a trabajadores judíos de la zona durante la
fase de construcción35.
En Treblinka (dentro del distrito de Varsovia), donde estaba de encargado el Dr. Eberl,
médico dedicado a la eutanasia, la Zentralbauleitung del distrito, junto con dos con
tratistas, la empresa Schónbrunn de Liegnitz y la empresa Schmidt und Münstermann, con
sede en Varsovia (constructores del muro del gueto de Varsovia), estaban alistando el
campo36. Los trabajadores para la construcción los obtuvieron del gueto de Varsovia37.
El Dr. Eberl también aprovechó los recursos del gueto para obtener suministros, como
11 Declaración de Oberhauser, 12 de diciembre de 1960, causa sobre Belzec, vol. 9, pp. 1678-1693.
32 Kallmeyer a Stahmer, 18 de junio de 1960, causa sobre Belzec, vol. 5, pp. 974-975. En la carta,
Kallmeyer afirma que él no hacía falta.
35 Declaración de Georg Michalsen (Aussiedlungsstab de Globocnik), 4 de septiembre de 1961,
causa sobre Sobibór, Hagen, 45 Js 27/61, vol. 4, pp. 723-725. Véase también el expediente personal
de Richard Thomalla en el Centro Documental de Berlín.
34 Declaración del Landrat Dr. Werner Ansel, 15 de junio de 1960, causa sobre Sobibór, vol. 3,
p. 416. A Moser lo menciona también el comandante de Sobibór Franz Stangl, 26 de junio de 1967,
causa sobre Treblinka, Dusseldorf, 8 Js 10904/59, vol. 13, pp. 3712-3722.
33 Declaración de Jan Stefaniuk (trabajador no judío en Sobibór), 26 de febrero de 1966, causa
sobre Sobibór, vol. 13, pp. 2694-2695. El aparato de gaseado se probó en presencia de un químico no
mencionado. Véase Adalbert RÜCKERL, N S-V em ich tu n g slag er, Munich, 1977, pp. 165-166. El libro de
Rückerl contiene textos de juicios celebrados por tribunales de la República Federal de Alemania y
testimonios seleccionados sobre los tres campos del Generalgouvernement, así como sobre Kulmhof.
Se pueden consultar las entradas que a los tres campos dedica la enciclopedia de Glówna Komísja
Badania Zbrodni Hitlerowskich w Polsce, O bozy hitlerow skie n a ziem iach polskich ¡9 3 9 - 1 9 4 5 , Varsovia,
1979, pp. 93-95, 459-461 y 524-528. Véase también Ino Arndt y Wolfgang Scheffler, «Organisierter
Massenmord an Juden in nationalsozialistischen Vernichtungslagern», Vierteljahrshefte fü r Z eitges-
chichte 24 (1976), pp. 105-135.
36 Escrito de acusación contra Kurt Franz, presentado por el fiscal Hühnerschulte ante el Land-
gericht de Düsseldort, 29 de enero de 1963, por cortesía de la policía de Israel.
37 Véanse las entradas de Czerniaków (presidente del Consejo Judío del gueto de Varsovia) en su
diario (17 de enero; 4 y 20 de febrero; 10, 27 y 29 de marzo; 9 y 18 de abril; 23 de mayo; y 1 de junio
de 1942), en Raúl HlLBERG, Stanislav STARON y Josef K erm ísz (eds.), T h e W arsaw D iary o f A d a m C z e r
niaków , Nueva York, 1979, pp. 316, 322, 328, 333, 338, 339, 341, 344, 358 y 361. Cerca del emplaza-
967
conmutadores, clavos, cables y papel de pared38. De nuevo, los judíos contribuyeron
inadvertidamente a su propia destrucción.
Mientras aún se estaban erigiendo los tres campos, llegaron al área de Hrubieszów-
Zarrios c transportes con judíos deportados del distrito de Cracovia, del Reich y del Pro-
tektorat. La División General de Interior del Generalgouvernement (Siebert) dio ins-
trucciones al director de la Subdivisión de Seguridad Social y Población de la División
de Interior, perteneciente a la oficina del Gouverneur de Lublin (Türk) para que ayu
dara a Globocnik a dar cabida a la enorme cantidad de judíos que estaba entrando en
el distrito. El ayudante de Türk (Reuter) mantuvo posteriormente una conversación
con el experto de Globocnik en asuntos de «reasentamiento» de los judíos, el Haupt-
sturmführer Hófle. El Hauptsturmführer hizo una serie de comentarios notables; se es
taba construyendo un campo en Belzec, cerca de la frontera del Generalgouvernement,
en el subdistrito (Kreis) de Zamosx. ¿En qué parte de la línea Dfblin-Trawniki se podía
descargar mientras tanto a 60.000 judíos? Hofle estaba dispuesto a recibir en Belzec
cuatro o cinco transportes diarios. «Estos judíos cruzarían la frontera y nunca volverían
al Generalgouvernement [Diese Juden kámen über die Grenze und würden rúe mehr ins
Generalgouvernement zurückkommen] .» i9 La discusión, mantenida la tarde del 16 de
marzo de 1942, tuvo lugar pocos días antes de la apertura de Belzec. Al mes siguiente
se terminó Sobibór, y en julio, Treblinka.
Cada campo tenía una anchura y una longitud de sólo varios cientos de metros. La dis
posición era similar en los tres. Había barracones para el personal de vigilancia, un área en
la que se descargaba a los judíos, una estación para desnudarse, y una pasarela en forma de
S, llamada Schlauch («manguera»), de dos o tres metros de ancho que estaba rodeada de altas
vallas de alambre espinoso cubierto con hiedra. Las víctimas atravesaban desnudas la
Schlauch de camino a las instalaciones de gaseado. Todo el sistema estaba diseñado para
convencer a los judíos de que se trataba de un campo de tránsito, donde se les exigía lavar
se antes de seguir camino hacia el «este». Las cámaras de gas, disfrazadas de ducha, no eran
más grandes que cuartos de tamaño intermedio, pero durante el gaseado se llenaban hasta
el límite de su capacidad. Al principio, ninguno de los campos tenía más de tres de estas
miento existía ya un campo de trabajo (Treblinka I). Los trabajadores judíos del gueto de Varsovia
eran enviados a Treblinka 1, y los presos de este campo, tanto polacos como judíos, podían ser utili
zados para la construcción. Treblinka I, dirigido por el Hauptsturmführer van Eupen, no estaba admi
nistrativamente unido al campo de exterminio.
58 Eberl al Kommissar del distrito judío (Auerswald), 26 de junio de 1942, facsímil en Jüdisches
Historisches Instituí Warschau, Faschismus-Getto-Massemnord, Berlín, 1961, p. 304- Eberl al Kom
missar, 7 de julio de 1942, facsímil en Alexander Donat (ed.), The Death Camp Treblinka, Nueva York,
1979, p. 255.
39 Memorando de Reuter, 17 de marzo de 1942, en Jüdisches Historisches Institut Warschau, Fas-
chismuS'GettO'Massenmord, cit., pp. 269-270.
968
cámaras. El gas usado inicialmente en Beízec era embotellado, bien la misma preparación
de monóxido de carbono utilizada en las estaciones de eutanasia, o posiblemente cianuro
de hidrógeno40. Posteriormente, se dice que Beizec fue equipado con un motor diesel; Tre-
blinka aparentemente lo tenía desde el comienzo; y Sobibór empezó con un pesado motor
de gasolina ruso, de ocho cilindros, 200 caballos de potencia y enfriado por agua, que libe-
raba una mezcla de monóxido de carbono y dióxido de carbono en las cámaras de gas4'.
No se instalaron crematorios; los cadáveres se quemaban en fosas comunes.
La capacidad limitada de los campos preocupaba a Globocnik, responsable de las SS
y de la Policía, que no deseaba quedarse «atascado»42. Durante el verano de 1942 se
produjo una congestión del tráfico ferroviario en el Generalgouvernement, y la línea de
Sobibór estuvo en reparación. En Belzec se redujeron y se interrumpieron las operado-
nes, y en Sobibór la paralización fue prolongada. Pero Treblinka recibió transportes
hasta el punto de verse desbordado, y montones de cadáveres sin incinerar, en diversas
fases de descomposición, recibían a los nuevos deportados43.
Entre julio y septiembre se emprendió la ampliación de los tres campos. Estructuras
enormes, de piedra en Belzec y de ladrillo en Treblinka, que contenían al menos seis
cámaras de gas en cada campo, sustituyeron a las antiguas instalaciones. En los nuevos
edificios de gaseado, las cámaras se alineaban a ambos lados de un corredor, y en Tre-
blinka la sala de máquinas estaba situada en el extremo más lejano. La fachada del edi
ficio de gaseado de Treblinka estaba decorada con una Estrella de David bajo el hastial.
En la entrada colgaba una pesada cortina negra, sacada de una sinagoga, en la que aún
se leían en hebreo las palabras «Ésta es la puerta que atraviesan los justos»44.
Belzec 3, después 6
Sobibór 3, después 4, 5, ó 6
Treblinka 3, después 6 ó 10
969
En el Generalgouvernement se ubicaba también un campo de concentración regu-
lar de la W VH A, donde periódicamente se recibían transportes de judíos. En la corres-
pondencia alemana se denomina Lublin al campo, mientras que después de la guerra el
nombre habitual que se le ha dado es el de M ajdanek. H asta octubre de 1942, el campo
sólo tenía instalaciones para hombres. Lo habían construido para albergar a prisioneros
de guerra (entre ellos los soldados judíos del ejército polaco) bajo la jurisdicción de las
SS. Incluso durante estos primeros días, sin embargo, varios miles de judíos, tanto hom
bres como mujeres y niños, fueron trasladados al campo desde las localidades circun
dantes. En septiembre-octubre de 1942 se abrieron tres cámaras de gas pequeñas, situa
das en un edificio en forma de U. Dos de ellas estaban preparadas para usar tanto
monóxido de carbón embotellado como cianuro de hidrógeno, la tercera sólo admitía
cianuro. El área situada ante el edificio se denominaba Rosengarten y Rosenfeld (jardín
de rosas y campo de rosas). N o es que hubiera rosas adornando el campo, sino que los
encargados de las SS asociaban la instalación con un apellido típico de las víctimas judías.
La fase de gaseado, que produjo unas 500-600 víctimas semanales durante un periodo
de un año, terminó con la decisión de eliminar de un solo golpe a toda la población ju
día reclusa4^. Después de que el campo de Lublin adquiriese el control administrativo
sobre los campos de trabajo de Trawniki y Poniatowa, se produjeron, a partir de noviem
bre de 1943, ametrallamientos masivos en los tres emplazamientos46.
Es probable que todas las instalaciones estuvieran diseñadas a partir del mismo plano básico; en
consecuencia, probablemente la capacidad inicial fuera de tres, y posteriormente de seis. Los acusa
dos alemanes en el juicio sobre Treblinka celebrado en 1965 (Franz et a l .) indicaron que después de
la ampliación había allí seis cámaras. Ibid. Un superviviente judío, que trabajó de carpintero en Tre-
blinka, declara que había diez cámaras de gas. Jankiel Wiemik, «A Year in Treblinka», en A. Donat
(ed.), T h e D e a th C a m p Treblinka, cit., pp. 147-188, en p. 161. Se puede encontrar un esbozo realiza
do por Wiernik en Filip F r ie d m a n , T h is w as O sw iecim , Londres, 1946, pp. 81-84 y Glówna Komisja
Badania Zbrodni Hitlerowskich w Polsce, O bozy hitlerow skie n a zierniach polskich 1 9 3 9 - 1 9 4 5 , cit.,
p. 526. Véanse, sin embargo, dos esbozos distintos, en A. D o n a t (ed.), T h e D e ath C a m p Treblinka,
pp. 318-319 y en Stem (17 de mayo de 1970), p. 170.
43 Se puede encontrar la historia del campo de Lublin en Jozef Marszalck, M ajd a n e k , Hamburgo,
1982, especialmente en pp. 24-44, 135-152; sentencia del Landgericht de Düsseldorf, 27 de abril de 1979,
en la causa contra Ernst Schmidt, 8 Ks 1/75; declaración jurada de Friedrich Wilhelm Ruppert (director,
División Técnica del campo de Lublin desde septiembre de 1942), 6 de agosto de 1945, N 0-1903; y
Glówna Komisja Badania Zbrodni Elitlerowskich w Polsce, O bozy hitlerowskie n a zierniach polskich 1939-
1 9 4 5 , cit., pp 302-312. Sobre los envíos de Zyklon al campo en 1943, véase la declaración de Alfred Zaun
(contable de Tesch und Stabenow, proveedores), 18 de octubre de 1947, N I-11937, y los facsímiles de la
correspondencia entre el campo de Lublin y Tesch und Stabenow durante junio-julio de 1943, en ibid.,
apéndice, artículos 18, 140 y 141. El gas también se utilizaba ordinariamente en los campos para fumigar.
46 De acuerdo con Ruppert, aproximadamente 17.000 judíos fueron ametrallados en Lublin en
noviembre de 1943. Franz Pantli, un hombre de las SS destinado en el campo, calcula que fueron
970
Mientras Kulmhof, ubicado en el Wartheland, se estaba preparando con furgones de
gas y en el Generalgouvernement se establecía una red de campos equipados con cám a
ras de gas, en el territorio incorporado de la Alta Silesia fructificó un tercer método. Allí,
en la esquina inferior formada por la convergencia entre los ríos Vístula y Sola, el ejército
polaco había mantenido una base de artillería rodeada por estancadas lagunas de pesca
que impregnaban el complejo de humedad, bruma y barro47. Tras la derrota polaca, el ejér
cito alemán alojó allí a una compañía de tropas de construcción. A comienzos de 1940,
el Departam ento de Inspección de Campos de Concentración, realizando un estudio
sobre la zona, decidió que con las mejoras sanitarias y estructurales adecuadas podría
usarse como centro de cuarentena48. Unos meses después, las SS se trasladaron al cen
tro49. Su comandante, nazi desde los primeros días del movimiento, y que había adqui
rido su experiencia en los campos de concentración de Dachau y Sachsenhausen, era
Rudolf Hóss.
Los primeros presos fueron polacos, y el primer propósito específico del campo fue la
explotación local de dichos presos para los fines económicos de las SS, incluida la agri
cultura en las cercanías del recinto del campo. Con este fin, las SS se esforzaron conside
rablemente por ampliar su influencia al territorio circundante. El terreno situado entre
ambos ríos se declaró consecuentemente «zona de interés» (Interessengebiet), y todos los
campesinos polacos de las aldeas locales fueron expulsados. El objetivo era establecer un
Gutsbezirk de las Waffen-SS, un distrito propiedad de las SS, y durante un periodo de dos
años se mantuvieron conferencias con este fin. El complicado proceso de transmisión de
los terrenos, que comprendía terrenos del Estado polaco, propiedades municipales, ecle
971
siásticas, así como propiedades pertenecientes a alemanes, no se pudo culminar; y el 3 de
marzo de 1943, el Oberprasident de la Alta Silesia, Bracht, emitió un decreto en el que se
establecía, en lugar de un Gustbezirk, el distrito administrativo (Amtsbezirk) de Auschwitz50.
Hóss se convirtió también en el jefe ejecutivo de dicho Amtsbezirk51.
Estas maniobras para hacerse con el control fueron acompañadas de planes para
construir en el área. La decisión de la compañía I. G. Farben de construir una fábrica
en Auschwitz provocó que Kammler, jefe de construcción de las SS, ordenase erigir
barracones para 18.000 presos a finales de 194152. Fuera de la zona de interés se esta
bleció una filial de Auschwitz. Se denominó campo de Buna, término referente al cau
cho sintético (buna) que se iba a fabricar allí. Posteriormente también recibió el nom
bre de Monowitz. Ahora había escasez de trabajadores, y cuando Hóss llegó a un
acuerdo con el Landrat local para capturar a polacos y personas de raza alemana que se
habían negado a trabajar en el mercado libre, el fiscal civil protestó contra este cerce
namiento de sus prerrogativas53.
La invasión de la Unión Soviética llevó a Himmler a la acción. Quería su parte del
exceso de prisioneros de guerra. El ejército aceptó, y dos de los emplazamientos se con
virtieron apresuradamente en campos de prisioneros de guerra de las SS: el campo de
Lublin (Majdanek) y Birkenau. Este era una extensión prácticamente vacía, a unos tres
kilómetros del campo principal de Auschwitz. Aunque Birkenau era «parcialmente
cenagoso», pensaron que allí podrían mantener a 125.000 prisioneros34. Sin embargo,
972
tales masas de hombres no se materializaron. Unos 10.000 fueron trasladados a pie
desde el cercano campo de prisioneros de guerra de Lamsdorf. A Hoss le habían dicho
que eran la crema y nata de los escogidos para trabajos forzados, pero en febrero de
1942, casi todos ellos estaban ya muertos55.
En medio de este fermento, se introdujo en Auschwitz una nueva cuestión: la de la
solución final del problema judío. Hoss recordó que en el verano de 1941 fue convoca-
do a Berlín por el propio Heinrich Himmler. En pocas palabras, Himmler le habló de la
decisión tomada por Hitler de aniquilar a los judíos. Uno de los factores a la hora de
elegir Auschwitz, dijo Himmler, era que estaba ubicado cerca de una vía de tren. Eich-
man se encargaría de proporcionar a H oss los detalles de esta misión. Habiendo
impuesto esta carga sobre los hombros de Hoss, Himmler añadió: «Las SS debemos cum
plir esta orden. Si no se lleva a cabo ahora, después los judíos destruirán al pueblo ale
m án»56. Durante las semanas siguientes, Eichmann viajó a Auschwitz, y Hoss asistió a
una conferencia mantenida en el despacho de aquel y que trató sobre las vías férreas y
la disposición de trenes^7.
Uno de los detalles que había que resolver era el modo de matar. Ese problema se
solucionó de manera casual. Auschwitz fue uno de los campos de concentración a los
que la Gestapo llevaba a prisioneros de guerra y a funcionarios comunistas selectos para
su «liquidación». U n día, cuando Hoss estaba fuera en una misión, su adjunto, Fritzsch,
encerró a varios de los prisioneros en un sótano y los mató con cianuro de hidrógeno, un
Fondo 502, Opis 1, Carpera 233. Kammler a la Bauleitung, 1 de noviembre de 1941, ibid. HStuf. Bis-
choff (Zentralbauleitung) al Rüstungskommando de Weimar, 12 de noviembre de 1941, ibid., Rollo 41,
Fondo 502, Opis 1, Carpeta 314- Certificado de construcción emitido por la Neubauleitung, 18 de
noviembre de 1941, ibid., Rollo 20, Fondo 502, Opis 1, Carpeta 41.
53 Rudolf H óSS, K o m m an d an t in A usch w itz, Munich, 1978, pp. 105-106. Danuta C zf.c h , K alen d a-
rium der Ereignisse im K on zen tration slager A u sch iv itz-B irk en au 1 9 3 9 - 1 9 4 5 , Reinbek bei Hamburg, 1989,
particularmente pp. 160, 166, 170 y 177. La mayoría de los prisioneros habían llegado en octubre.
36 R. Hoss, K o m m an d an t in A u sch w itz, cit., pp. 157 y 180-181. Véase también la declaración que
prestó en el Tribunal Militar Internacional, Trial o f the M a jo r W ar C rim in áis, Nuremberg, 1947-1949,
vol. 11, p. 398. La fecha precisa de la reunión con Himmler no recuerda Hoss, aunque en una de sus
declaraciones, que es también la más confusa, menciona junio. Véase la declaración jurada que pres
tó el 14 de marzo de 1946, N O -1210. Dado el desarrollo de la solución final, es improbable que fuera
junio. Julio quizá también pueda descartarse. Richard Breitman, revisando los viajes de Himmler,
especifica que el 13-15 de julio fueron las únicas fechas en las que éste permaneció en Berlín. Véase
Richard B r e it m a n , A rch itect o f G en ocid e, Nueva York, 1991, p. 295. Danuta Czech sugiere que Hoss
estuvo ausente de Auschwitz el 29 de julio. Véase D. Czech, K ale n d ariu m der Ereignisse im K o n zen
tration slager A u sch w itz-B irk en au 1 9 3 9 - 1 9 4 5 , cit., entrada correspondiente al 29 de julio de 1941,
pp. 106-107.
57 R. Hoss, K o m m an dan t in A u sch w itz, cit., pp. 157, 159. Fechar las reuniones con Eichmann es
difícil. Véase Christopher B r o w n in g , Fatefu l M onths, Nueva York, 1985, pp. 22-28.
973
gas que tenían almacenado para fumigar. El experimento se repitió al regreso de Hoss. Hubo
que airear el edificio (o «bloque» como se denominaba en Auschwitz), el número 11, durante
dos días, y en consecuencia se planeó efectuar el siguiente gaseado de un número algo
mayor de rusos en el crematorio. Se practicaron agujeros en el suelo y en el techo de cemen
to del depósito de cadáveres del crematorio. Después de introducir el cianuro en la sala,
algunos de los rusos gritaron «¡gas!», e intentaron echar abajo la puerta, pero los pernos no
cedieron. Hóss observó los cadáveres y escuchó las explicaciones del médico del campo. Las
víctimas, aseguró, no habían sufrido en la agonía. Concluyó que la muerte por gas era menos
sangrienta y que el uso del mismo aliviaría a sus hombres de una gran carga psicológica38.
El mortuorio se convirtió ahora en la primera cámara de gas. Se mantuvo en fun
cionamiento, con una interrupción para reparar la chimenea, durante un año. Dado
que el tamaño de la cámara y la capacidad de los dos hornos no eran suficientes para
la tarea emprendida, Hoss buscó un nuevo emplazamiento para practicar gaseados adi
cionales. Acom pañado por Eichmann, encontró en Birkenau dos pequeñas granjas que
parecían adecuadas. Empezaron por tapiar las ventanas. Eliminaron las paredes inte
riores e instalaron puertas herméticas especiales. Los dos edificios de gaseado se pusie
ron en funcionamiento en 1942, el más pequeño en marzo y el mayor en junio. Se deno
minaron Bunker I y II59.
Himmler visitó el campo el 17 y el 18 de julio de 1942, acompañado del Gauleiter
Bracht y del máximo responsable de las SS y la Policía en la Alta Silesia, Schmauser. Obser
vó un procedimiento completo, desde la descarga de los vivos a la retirada de los muertos
en el Bunker II. En ese momento no hizo comentarios. Posteriormente, se sentó en el des
pacho de Hoss y dijo que los transportes de Eichmann aumentarían de mes en mes, que
había que aniquilar sin piedad a los judíos incapaces de trabajar, así como a los gitanos60.
58 R. Hoss, K o m m an d an t in A u sch w itz, cit., pp. 127 y 159. D. Czech, K ale n d ariu m der Ereignisse im
cit., pp. 115-118. Basándose en el testimonio de
K on zen tration slager A u sch w itz-B irk en au 1 9 3 9 - 1 9 4 5 ,
testigos, Czech propone que el 3 de septiembre debió de ser la fecha del gaseado en el Bloque 11.
Franciszek Piper también escoge el 3-5 de septiembre. Véase su artículo, «Gas Chambers and Cre
matoria», en Yisrael Gutman y Michael Berenbaum (eds.), T h e A n ato m y o f the A u sch w itz D eath
C a m p , Bloomington, Indiana, 1994, pp. 158-159. Los prisioneros soviéticos enviados a Auschwitz
antes de octubre eran comunistas y judíos seleccionados no para trabajar, sino para matarlos. No se
ha propuesto una fecha precisa para el segundo gaseado que tuvo lugar en Auschwitz.
59 Jean-Claude P r h ssa c , A usch w itz: Technique an d O peration o fth e G a s C h am b ers, Auschwitz, 1989,
pp. 123-182, y (para información sobre el Krematorium original) su obra Les crém atoires d ’A uschw itz, París,
1993, pp. 16-20. Sobre los búnkeres, véase también la declaración jurada de Friedrich Entress, 14 de abril
de 1947, NO-2368. El gaseado de los judíos en el Krematorium empezó el 15 de febrero de 1942, en el
Bunker I el 20 de marzo de 1942, y en el Bunker II el 30 de junio de 1942. D. Czech, K alendarium der Ereig-
nisse im Konzentrationslager A uschw itz-Birkenau 1 9 3 9 -1 9 4 5 , cit., pp. 174-175, 186-187, 238-239.
60 R. Hóss, K o m m an d an t in A u sch w itz, cit., pp. 161, 184.
974
Los cadáveres de los gaseados en los dos búnkeres se enterraban en fosas comunes.
Un superviviente relata que en el verano de 1942 los cadáveres se hincharon, y «una
masa negra y terriblemente maloliente rezumó y contaminó las aguas subterráneas de
los alrededores»61. Desde finales del verano hasta noviembre de 1942, hubo que desen
terrar y quemar los cadáveres en descomposición infestados de gusanos que se habían
acumulado62.
Mientras tanto, todo el campo estaba en fermento. Auschwitz estaba continuamen
te en obras. La mayor parte del trabajo era planificado y supervisado por la SS-Zen-
tralbauleitung de Auschwitz, una organización de apenas cien personas, entre ellas-
ingenieros, arquitectos, técnicos y otro tipo de personal63. La Zentralbauleitung era res
ponsable de erigir todas las instalaciones de las SS y las residencias de dos plantas que
iba a utilizar la compañía de Krupp. Además, la I. G. Farben había encargado la cons
trucción de sus edificios64, y la oficina de construcción de la estación ferroviaria de
Auschwitz colocó las vías e instaló su equipamiento6’ .
La Zentralbauleitung no podía llevar a cabo su tarea por sí sola. La empresa de las
SS, Deutsche Ausrüstungswerke (DAW ), sólo podía encargarse de la carpintería senci
lla. En consecuencia, se contrató a unas 200 empresas privadas, muchas para la cons
trucción en el campo, las demás como proveedoras de materiales para Auschwitz. La
mayoría de las empresas estaban en la Alta Silesia, y su volumen de negocio era pequeño,
pero varias de ellas estaban en Düsseldorf, Colonia o Viena, y unas cuantas tenían filiales
en diversas ciudades66.
Casi todas las empresas tenían que solventar múltiples problemas causados por las con
diciones bélicas: la adjudicación de material, que era competencia del ministerio de Speer;
la disponibilidad de vagones de carga para el traslado, que estaba determinada por el Reichs-
975
bahn; y la asignación de trabajadores para los proyectos de Auschwitz, que estaba sometida
al control de las oficinas de trabajo. En estas cuestiones, la Zentralbauleitung intentó res
paldar las solicitudes para acelerar el proceso67, pero la escasez de trabajadores en la zona
sólo se pudo aliviar echando mano de la población reclusa. A partir del 22 de diciembre de
1942, por ejemplo, las empresas de construcción empleaban a 905 trabajadores propios y a
2.076 prisioneros del campo, mientras que la Zentralbauleitung usó a otros 5.751 reclusos68.
La búsqueda de trabajadores profesionales y cualificados constituyó un esfuerzo especial
prácticamente desde el comienzo, cuando Auschwitz intentó encontrar ingenieros y arqui
tectos cualificados entre los presos alemanes de otros campos de concentración69.
Los proyectos de construcción de Auschwitz se empezaron con el trazado de calles, la
introducción de electricidad y la búsqueda de agua subterránea70. Después llegaron cientos
de barracones, particularmente a Birkenau. La mayoría de estas estructuras eran caballerizas
prefabricadas, montadas directamente sobre la tierra, sin suelo, y utilizadas para alojamiento
de los reclusos y letrinas'1. Las torres de vigilancia temporales (sin sen-icios higiénicos) serían
sustituidas en abril de 1943 por 16 estructuras grandes, 45 medianas y 42 pequeñas72. En
medio de estas actividades, se tendieron y electrificaron toneladas de alambre de espino73.
6' Respecto a las adjudicaciones de material, véase, por ejemplo, Estado Mayor Personal de Himm-
ler/Oficina de Materias Primas (Rohstoffamt) a la Zentralbauleitung, 11 de mayo de 1944, respecto a la
autorización del Ministerio de Speer a AEG/Kattowitz para instalar la estación repetidora, ibid., Rollo 41,
Fondo 502, Opis 1, Carpeta 38, y la correspondencia referente a otras empresas en ibid.., Rollo 41, Fon
do 502, Opis 1, Carpeta 307. Respecto al embargo de las cargas por ferrocarril y a los problemas de
prioridad, véase la correspondencia de 1943 en la Carpeta 307, y con referencia específica a la cons
trucción del crematorio, Ing. Príifer (empresa Topf) a la Zentralbauleitung, 29 de enero de 1943, ibid.,
Rollo 41, Fondo 502, Opis 1, Carpeta 313. Respecto a la aprobación de la Oficina de Trabajo de Katto-
witz (Katowice), véase Wilhelm Kermel Kattowitz Elektrotechnisches Installationsgescháft, 8 de septiem
bre de 1942, solicitando ayuda a la Zentralbauleitung, ibid., Rollo 41, Fondo 502, Opis 1, Carpeta 307.
6n Recopilación de la Zentralbauleitung referente al 22 de diciembre de 1942, ibid., Rollo 21,
Fondo 502, Opis 1, Carpeta 57.
69 Bauleitung a la Kommandantur de Auschwitz, 12 de noviembre de 1941, ibid., Rollo 21, Fon
do 502, Opis 1, Carpeta 54.
'° Véase el presupuesto propuesto por la Zentralbauleitung, 9 de enero de 1942, en referencia al
proyecto presupuestario de 20 de octubre de 1941, ibid., Rollo 20, Fondo 502, Opis 1, Carpeta 24-
1,1 Bischoff a Kammler, 27 de enero de 1943, e informe de auditoría de la Zentralbauleitung, 2 de
febrero de 1943, ibid., Rollo 20, Fondo 502, Opis 1, Carpeta 27.
11 Nota del Untersturmführer Dejaco (Zentralbauleitung), 4 de diciembre de 1942, ibid., Rollo 20,
Fondo 502, Opis 1, Carpeta 26. Hoss a la WVHA-D, 12 de abril de 1943, ibid., Rollo 36, Fondo 502,
Opis 1, Carpeta 260. Bischoff a Kammler, 27 de abril de 1943, ibid., Rollo 20, Fondo 502, Opis 1, Car
peta 28.
73 Orden Especial (Sonderbefehl) de Hoss, 10 de noviembre de 1940, ibid., Rollo 20, Fondo 502,
Opis 1, Carpeta 32. Bauleitung al Festungspionierstab 12 (Estado Mayor de Ingenieros de Fortifica
ción 12 del ejército), 28 de noviembre de 1941, pidiendo siete toneladas de alambre de espino para
976
En el transcurso de todas estas obras apareció un nuevo tipo de edificación. En Bir-
kcnau se erigieron cuatro enorm es edificios que con tenían cám aras de gas y crem ato-
rios. Serían la respuesta a la adverten cia hecha por H im m ler de que cada vez llegarían
m ás transportes a Auschw itz. M ientras estab an en co nstru cción se denom inaron Bau-
werke (Proyectos de Edificación) 30, 30a, 30b y 30c, y esta num eración indica que no
se planificaron los cuatro sim ultáneam ente, sino de m anera con secutiva74.
El Bauwerk 30, el primero del emplazamiento, se convertiría en el Krernatorium II: el
segundo crematorio de Auschwitz. Se puso en el tablero de dibujo a finales de 1941, cuan-
do todavía existía la expectativa de que se produjera un envío a gran escala de prisioneros
de guerra soviéticos75. En ese m om ento, la Zentralbauleitung tenía previsto establecer cinco
hornos con tres retortas cada uno. Cuando dejaron de llegar prisioneros soviéticos, el tam a
ño del diseño se redujo a dos mortuorios en el sótano y sólo dos incineradores en la super
ficie. El 27 de febrero de 1942, sin embargo, los transportes de judíos estaban en marcha.
Ese día, el Oberführcr Kam mler visitó el cam po y decidió que deberían instalarse los cinco
incineradores'6. Poco después se efectuaron varios cambios en los planos del edificio. Se eli
minó una rampa para los cadáveres y se insertó una escalera. U no de los depósitos de cadá
veres del sótano se convirtió en sala para desnudarse. En el otro, los diseñadores añadieron
un sistema de drenaje separado y ventilación: se había transformdo en cám ara de g as1'7.
Birkenau, ¿bid., Rollo 21, Fondo 502, Opis 1, C arpeta 55. Tarjeta de obra, Zentralbauleitung, 10 de
julio de 1943, ibid.. Rollo 41, Fondo 502, O pis 1, C arpeta 316.
'4 V éase la correspondencia sobre la construcción en ibid., Rollo 41, Fondo 502, Opis 1, C arpe
tas 306-314- A menudo estas designaciones confundían a los contratistas.
75 Bischoff al Riistungskommando de Weimar, en referencia a los rusos, 12 de noviembre de 1941,
ibid., Rollo 41, Fondo 502, Opis 1, C arpeta 314.
76 A partir del 22 de octubre, el Krematoriun tendría cinco hornos, cada uno con tres retortas. Véase
la carta enviada ese día por la Bauleitung a la empresa Topf, con especificación de los límites de tiempo
para la entrega de planos y piezas. Facsímil de una copia original (Abschrift) sin firma en J. C . Pressac,
A uschw itz: Technicjue an d O peration o f the G a s C h am b ers, cit., p. 187. El 25 de enero de 1942, Himmler
envió a Glücks una breve carta en la que diseñaba un plan para sustituir a los prisioneros soviéticos que
no habían llegado por 150.000 judíos, NO -500. A l carecer de orden exacta, la Zentralbauleitung hizo
oralmente un pedido de sólo dos hornos el 12 de febrero de 1942. Bischoff a Topf, 2 de marzo de 1942,
facsímil en J. C. Pressac, A uschw itz: Technique an d O peration o fth e G a s C ham b ers, cit., p. 191. Tras la visi
ta de Kammler, el 27 de febrero de 1942, se rescindió el pedido oral y se restableció el original. Carta
enviada por Bischoff el 5 de marzo de 1942, ibid. V éase también Bischoff a W V H A -C III (Stubaf. Wirtz),
30 de marzo de 1942, Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 11.001 (C en
tro de Colecciones Históricas, M oscú), Rollo 41, Fondo 502, Opis 1, Carpeta 313. A partir de los planos,
Pressac supone que el Krematorium II estaba al principio pensado para el cam po principal. Véase su aná
lisis y los facsímiles de los bocetos en sus dos libros.
" V éan se los planos y los análisis de los m ism os en J. C . Pressac, A u sc h w itz : Technique an d
O p e ra tio n o f t h e G a s C h a m b e r s, cit., pp. 183-184, 267-329 (especialm ente 284-303), 355-378, y su
977
A unque estas m odificaciones se proyectaron en una sucesión de planos, se diseñó
un tercer Krematorium, idéntico a la versión definitiva del segundo. E sta estructura, la
30a, se convertiría en el Krematorium III78. Finalm ente, se añadieron dos Bauwerke
m ás, 30b y 30c. Estos edificios, los Krematoria IV y Y carecían de sótano. Su s cám aras
de gas estab an en la superficie, y com o m edida de ahorro, cada Krematorium tendría un
doble incinerador con dos salidas de hum o79. Los hornos dobles los había encargado el
D epartam en to de Inspección de C on struccion es de las S S perteneciente al área del res-
ponsable m áxim o de las S S y de la Policía en Rusia Central, von dem Bach, para Mogilev,
jun to al río Dniéper, pero fueron desviados a A uschw itz80.
El cianuro de hidrógeno, solidificado en pastillas, había que agitarlo p ara introdu-
cirio en los sótan os de los Krematoria II y III m ediante m angueras, y en las cám aras en
superficie de los Krematoria IV y V a través de las paredes laterales. En las cám aras de
gas, las pastillas p asaban inm ediatam ente a la fase gaseosa. D e esa form a, en Auschwitz
se había diseñado un sistem a m ucho m ás eficaz, que garantizaba un procesam iento
m ucho m ás rápido que en otros cam pos.
H abía un inconveniente. La con strucción de estos elaborados edificios requería
m ucho más tiem po que la erección de los centros de exterm inio hom ólogos de Sobibór
y Treblinka, ubicados en el G eneralgouvernem ent. H e aquí los lapsos de tiem po de
Auschwitz, desde que se inició h asta que se term inó81:
obra L e s crém ato ires d ’A u sc h w itz , París, 1993, pp. 46-86 (p a ssim ), con planos y fotografías en pági
nas a color. V éase tam bién su artículo (con R obert-Jan van Pelt) titulado «M achinery o f Mass
M order», en Y. G u tm an y M. Berenbaum (eds.), T h e A n a to m y o f the A u sc h w itz D e a th C a m p , cit.,
199-201.
P P .
18 V éanse las fotografías del Krem atorium III en construcción y finalizado en J. C . Pressac, A u sc h -
w itz : Technique a n d O p era tio n o f the G as C h am b e rs, cit., pp. 333, 336-337, 339 y 342.
79 V éanse los facsímiles de los dibujos, ibid., pp. 392-403. El primero de estos dibujos, realizado
por un prisionero, lleva fecha del 14 de agosto de 1942.
80 M em orando del U Stuf. Ertl (Zentralbauleitung), 21 de agosto de 1942, A rchivos del U. S.
H olocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 11.001 (Centro de Colecciones Históricas, Moscú),
Rollo 41, Fondo 502, Opis 1, C arpeta 313. Puesto de liquidación (en Poznari) del Grupo de C ons
trucciones de las S S en Rusia C entral a la Zentralbauleitung, 11 de agosto de 1944, y otra corres
pondencia incluida en la misma carpeta. Prüfer (empresa Topf) a la Zentralbauleitung, 7 de julio de 1943,
e n ]. C. Pressac, A u sch w itz: Technique a n d O p eratio n o f the G a s C h am b e rs, cit., pp. 382-383.
S1 Las fechas de comienzo de la construcción se encuentran en el calendario de la Zentralbaulei-
tung, Archivos del U. S. H olocaust M emorial Museum, Grupo de Registro 11.001 (Centro para C olec
ciones Históricas, M oscú), Rollo 34, Fondo 502, Opis 1, C arpeta 210. Las fechas de terminación se
encuentran en el archivo de la Zentralbauleitung, facsímil en Jadwiga B e z w in s k a (ed.), A m id st a N ight-
m are o f C rim e, Auschwitz, 1973, p. 55.
978
N um eración de los Fecha de com ienzo Fecha de transferencia
Krem atoria de la construcción de la Zentralbauleitung
com pletados a la adm inistración del cam po
(Standortverw altung)
para el diseño del crem atorio-cám ara de gas, y el sum inistro de los hornos:
J. A . T opf und Sóh n e, Erfurt
para erigir los edificios:
H U T A H och- und T iefbau, Wroclaw, filial de Katow ice
H erm ann H irt N achf., Beuthen
W. Riedel und Sohn, Bielsko
V E D A G Vereinigte D ach pappen A . G., W roklaw
para el drenaje:
C on tin en tale W asserw erksgesellschaft, Berlín
T iefbauunternehm ung «T R IT O N », Katow ice
para los tejados:
B augescháft Konrad Segnitz, Beuthen
Industrie-Bau A . G ., Bielsko
para las chim eneas:
R obert Koehler, M yslowice
para la fontanería:
Karl Falck, Gliwice
para la ventilación:
Jo se f Kluge, A lto Gliwice
para la corriente eléctrica:
A E G (A llgem eine Elektrizitatsgesellschaft), filial de Katow ice
Buena parte del trabajo estuvo afectada por la escasez de productos, el retraso en la fina
lización de las instalaciones, y la m ala factura de éstas. El 29 de enero de 1943, por ejemplo,
82 J. C. Pressac, L es crém atoires d ’A u sch w itz, cit, pp. 140-142, y docum entos de la Zentralbaulei
tung en los A rchivos del U. S. H olocaust M em orial Museum, Grupo de Registro 11.001 (Centro para
C olecciones H istóricas, M oscú), Fondo 502, p assim .
979
A E G dijo claramente a la Zentralbauleitung que la empresa era incapaz de obtener los mejo
res componentes para el suministro de electricidad a tiempo, que habría que aprovechar el
equipo de otros proyectos, y que este arreglo afectaría negativam ente a la incineración
simultánea y al «tratam iento especial» en el Krernatorium II83. A su vez, un parón en la asig
nación de vagones de carga retrasó la instalación del equipo de ventilación en el techo de
cemento del «sótano especial» (Sonderkeller) del Krernatorium84. La Zentralbauleitung se
quejó a Deutsche Ausrüstungswerke, empresa de las SS, el 13 de enero de 1943, de que la
carpintería no estaba acabada y de que las puertas de una de las unidades, «que se necesi
taba urgentemente para la aplicación de las medidas especiales [welches zur Durchführung
der Sondermassriahmeri dingená benótigt wird]», no estaban term inadas85. El 31 de marzo, se
envió otra nota sobre una puerta que debía tener una mirilla, recordando que este pedido
era especialmente urgente86. U n a vez puestos en funcionamiento los Krematoria, fue nece
sario hacer reparaciones en la chim enea del Krernatorium II. En esta ocasión, se produjo una
discusión entre el ingeniero Prüfer, de Topf, que era responsable de los planos, y la empresa
Koehler, que los llevaba a cabo. En el intento de descubrir los hechos, hubo que consultar
incluso al supervisor jefe de los presos alem anes87. Finalmente, los dos hornos dobles des
viados de Mogilev a los Krematoria IV y V no funcionaron muy bien88.
H abía una razón para intentar febrilmente tener listos los edificios y usarlos incluso
con com ponentes defectuosos. D urante 1942, Auschwitz había recibido apenas 175.000
judíos. Los cam pos del G eneralgouvernem ent se habían tragado m ás del doble. Las fosas
de enterram iento de Birkenau y del G eneralgouvernem ent se estaban llenando o estaban
ya llenas. En los primeros m eses de 1943, estaban llegando a Auschwitz m ás judíos, pero
decenas de miles adicionales, procedentes de M acedonia, Tracia, Francia y Países Bajos,
fueron dirigidos, a través de rutas más largas, a Treblinka y Sobibór, donde no había indus
tria y no se podía realizar una selección de los m ás aptos. En consecuencia, Auschwitz se
estaba convirtiendo en el centro de atención. Su im portancia acabaría por reconocerse.
980
L a categoría de Auschw itz com o punto focal la subrayó B ischoff en un informe en
viado a K am m ler el 27 de enero de 1943. En referencia al propio Hitler, B ischoff decía:
«cum pliendo una orden del Führer, la construcción del cam po se debe llevar a cabo con
especial celeridad [Durch einen Führerbefehl ist der A ufbau des Lagers besonders beschleu-
nigt durchzuführen]». La tarea m ás urgente era la construcción de Birkenau para «m edi
das especiales [Sondermassnahmen]»89. D o s días después, B ischoff escribió esperanzado-
ram ente a Kam m ler que tras la asignación de toda la m ano de obra disponible y a pesar
de las trem endas dificultades (unsagbare Schwierigkeiten), el Krematorium II estaba ahora
listo, excepto unos cuantos detalles de construcción m enores (bauliche Klánigkeiten) 90.
El cuadro 9.4 presenta un esquem a general de las instalaciones com pletas.
S i la construcción de las cám aras de gas fue un asun to interm inable, la de las vías
ferroviarias para que los transportes llegaran a Birkenau duró aún m ás. L a estación de
Auschwitz, que formaba parte de la red de la A lta Silesia, estaba bajo la jurisdicción de la
Reichsbahndirektion de Opole. Esta Direktion, con delegaciones tam bién en Katowice y
en Sosnow iec, estuvo dirigida hasta el 14 de octubre de 1942 por el Prásident Pirath, que
se jubiló ese día, y después por el ingeniero Prásident G eitm ann. En frecuentes ocasiones,
la Zentralbauleitung de las S S había establecido acuerdos no sólo con funcionarios de la
estación de Auschwitz, sino con responsables de la construcción, el funcionam iento y el
tráfico de la Reichsbahndirektion.
Los trenes que llegaban a Auschw itz transportaban m ateriales de construcción y
m aterias primas para la producción, adem ás de prisioneros. Ya en la prim avera de 1942,
cuando aún se descargaba a los prisioneros en la estación de ferrocarril, la Zentralbau-
leitung empezó a considerar la construcción de una vía h asta Birkenau91. Ya entonces,
O pole había advertido a la Zentralbauleitung de la posibilidad de que se prohibieran
(Annahmesperre) los trenes92. El proyecto de construcción, sin embargo, no era tan sen
cillo. En virtud de la ley de 1892, cualquier vía, incluidas aquellas pertenecientes a orga
nismos oficiales, se definía com o «privada» si no estaba abierta al tráfico en general93.
Por consiguiente, las S S n ecesitab an un presupuesto, asign aciones de raíles y traviesas,
89 Bischoff a Kammler, 27 de enero de 1943. Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo
de Registro 11.001 (Centro para Colecciones Históricas, Moscú), Rollo 20, Fondo 502, Carpeta 28.
90 Zentralbauleitung a Kammler, 29 de enero de 1943, NO-447.3.
91 Zentralbauleitung a la Reichsbahndirektion (RBD) O ppeln (O pole)/D ezernat 47, 30 de julio
de 1942, A rchivos del U. S. H olocaust M em orial Museum, Grupo de Registro 11.001 (Centro para
C olecciones Históricas, M oscú), Rollo 32, Fondo 502, O pis 1, C arpeta 186.
92 O ficina de O peraciones del Reichsbahn (Betriebsamt) Katowice 4 (firmado Reichsbahnrat
Mannl) a la Zentralbauleitung, y R B D O ppeln a la Zentralbauleitung, mayo de 1942, ibid.
93 Véase la correspondencia de 1943, la aprobación de 6 de marzo de 1944, por la oficina del
Regierungsprasident en Katowice (firmado Scholz), y el R B D Oppeln a la Standortverw altung de
Auschwitz, 5 de febrero de 1944, ibid.
981
Cuadro 9.4. Instalaciones de gaseado e incineración en Auschwitz
(números anteriores entre paréntesis)
Campo principal de Auschwitz Convertido en cámara de gas con crematorio, utilizado en febrero-
(Krematorium I) diciembre de 1942.
Birkenau
Bunker I Dos pequeñas cámaras de gas, barracones para desnudarse, fosa
adyacente, usado desde marzo de 1942 hasta la primavera de 1943.
Krematorium (IV) III Cámara de gas en superficie; doble horno con ocho retortas. Desde
marzo de 1943. Fallos repetidos. Destruida por los presos el 7 de
octubre de 1944.
Krematorium (V) IV Cámara de gas en superficie; doble horno con ocho retortas. En 1944
se cavaron fosas suplementarias. Desde abril de 1943 hasta noviembre
de 1944.
N ota: Franciszek Piper , «Gas Chambers and Crematoria», y Jean-Claude Pressac (con Robert-Jan van Pelt),
«The Machinery of Mass Murder at Auschwitz», en Yisrael Gutman y Michael Berenbaum (eds.), Anatomy
of the Auschw itz D eath C am p , Bloomington, Indianápolis, 1994, pp. 157-245.
acuerdos con el R eichsbahn y perm iso del R egierungsprásident an tes de poder seguir
adelante.
A com ienzos de 1943, la Zentralbauleitung descargó treinta vagones diarios sólo de
m ateriales de con strucción 94. H oss había n egociado co n el R eichsbah n el uso de un
ram al exterior instalado por el ferrocarril para sus propios proyectos de co n stru cción 95.
Las S S, sin em bargo, querían que los transportes recién llegados parasen ante las n u e
94 Bischoff a H oss, 7 de abril de 1943, ibid. C inco vagones transportaban un único barracón pre
fabricado. O ficina de Construcción del Ejército/Barracones (H eeresbauam t/Barracken) a la Zentral
bauleitung, 18 de febrero de 1943, ibid., Rollo 35, Fondo 502, O pis 1, C arpeta 236.
95 M em orando de la Zentralbauleitung, 18 de enero de 1943, ibid., Rollo 32, Fondo 502, O pis 1,
C arpeta 184- Bischoff a la W V H A C-III, 4 de mayo de 1943, ibid, C arpeta 186.
982
vas cám aras de gas instaladas en el interior de Birkenau. H abía que instalar vías que
atravesaran el edificio de vigilancia de la entrada, con puertas esclusa96. El 19 de marzo
de 1943, H oss le explicó al O berreich sbahn rat Stábler que las vías se necesitaban
«urgen tem en te», ahora que se había recibido la notificación de que aum entaría el flujo
de transportes97. C u an d o el R eichsbahn estab a am pliando su construcción, hubo que
m over la vía de acceso provisional, y a las S S les preocupaba que la congestión pudie
ra lim itar su cap acidad de descarga a cinco transportes diarios98.
N o obstante, hubo m ás com plicaciones y soluciones provisionales99. Finalm ente, la
construcción del ram al se inició a com ienzos de 1944, cu an do se con trató para la obra
a la em presa R ichard R eckm ann, de C o ttb u s100. El 19 de abril de 1944, la estación de
ferrocarril de Auschw itz aprobó el uso de las vías recientem ente construidas para loco
m otoras del R eich sb ah n 101. A p en as un m es después, em pezaron a llegar los transportes
de húngaros, y durante el siguiente sem estre el cam po recibiría m ás judíos que en los
dos años anteriores.
La construcción fue la m itad del problem a al que se enfrentaron las S S . El sum inis
tro de gas fue la otra m itad. El cianuro de hidrógeno, o Zyklon, era un potente agente
letal; la dosis m ortal era de 1 m iligram o por kilogram o de m asa corporal. Presentado en
recipientes, se usaba sim plem ente abriendo el recipiente y arrojando las bolas al in te
rior de la cám ara; enseguida, el m aterial sólido se sublim aba. El Zyklon sólo tenía un
inconveniente: a los tres m eses se deterioraba en el recipiente y, por consiguiente, no
se podía alm acen ar102. D ad o que A uschw itz era una estación receptora, siempre dep en
diente de la dem anda, debía disponer de un sum inistro de gas fiable.
983
Las S S no fabricaban el Zyklon, así que n ecesitaban com prar el gas a em presas pri
vadas. Las em presas que lo sum inistraban pertenecían a la industria quím ica. Se habían
especializado en «com batir parásitos» (Schadlingsbekampfimg) m ediante gases tóxicos.
El Zyklon era uno de los ocho productos fabricados por estas em presas103, que se encar
gaban de la fum igación a gran escala de edificios, barracones y barcos; desinfectaban
prendas de vestir en cám aras de gas especialm ente construidas (Entlausungsanlagen); y
despiojaban a seres hum anos, protegidos con m áscaras an tig ás104. En resum en, esta
industria usaba gases muy potentes para exterm inar roedores e insectos en espacios
cerrados. Q ue ahora se viera in volucrada en una operación de exterm inio de cientos de
miles de judíos no es m ero accidente. En la propaganda alem ana, a los judíos se los
h abía tach ado frecuentem ente de insectos. Frank y H im m ler habían declarado repeti
dam ente que eran parásitos a los que había que exterm inar com o alim añas, y con la
introducción del Zyklon en Auschwitz esa idea se hizo realidad.
Las operaciones de la industria de exterm inio estuvieron determ inadas por tres sis
tem as: los canales de accionariado, las líneas de producción y ventas, y los m ecanism os
de distribución a los usuarios. La em presa que desarrolló el m étodo de gas para com ba
tir plagas fue la D eutsche ü e sellsch aft für Schadlingsbekám pfung m bH (Corporación
A lem an a de Pesticidas), abreviado D E G E S C H 105. L a em presa era propiedad de tres
sociedades anónim as, y controlaba a su vez dos servicios de venta al por m enor (véase
el cuadro 9.5).
Las cifras de inversión de capital que se m uestran en el cuadro no son un indicador
del volum en de negocio y de los beneficios. Los beneficios de D E G E S C H en 1942 fue
ron de 760.368 R eichsm ark. Sólo de los activos en la H ELI, la D E G E S C H recibió
76.500 R eichsm ark; de T E S T A , .36.500 R eichsm ark. En 1943, después de que se ven
dieran las acciones de T E S T A , la D E G E S C H obtuvo 580.999 R eichsm ark, de los cu a
les 102.000 se obtuvieron de la inversión en H E L I106. C ad a año, desde 1938 h asta 1943,
exceptuando sólo 1940 y 1941, la I. G. Farben recibió de la D E G E S C H un dividendo
de 85.000 R eichsm ark (200 por 100). En 1940 y 1941, la I. G. obtuvo unos beneficios
de 42.500 R eichsm ark (100 por 10 0 )l07. Las razones de estos trem endos beneficios fue
ron tres: unos gastos fijos com parativam ente bajos (D E G E S C H tenía m enos de cin-
lci Conferencias del Dr. Gerhard Peters y H einrich Sossenheim er (experros en gas), 27 de febre
ro de 1942, NI-9098.
104 Ibid.
105 Respecto a la historia de dicha empresa, véanse las conferencias de Peters y Sossenheim er
(ambos ejecutivos de D E G E S C H ), 27 de febrero de 1942, N I-9098.
106 Declaración jurada de Paul H. H aeni, 29 de julio de 1947, N I-9150.
107 A udiencias ante una subcomisión de la Com isión de A suntos Militares, Sen ado de Estados
Unidos, 79.° Cong., 1.a sesión, A nexos 31-40, NI-9774-
984
C u a d ro 9 .5 . A ccio n istas en la in du stria de exterm inio
25.000 RM
(51 por 100)
(hasta 1942)
Heerdt und Lingler GmbH 1.375 RM
(HELI) (27,5 por 100)
(hasta 1942)
1.375 RM
(27,5 por 100)
N o ta: contrato entre DEGESCH, DEGUSS, IG Farben, y Goldschmidt, 1936-1937, NI-6363. Declaracio
nes juradas de Paul H. Haeni (ministerio fiscal) basadas en el análisis de documentos, 27 de julio de 1947,
y 28 de octubre de 1947, NI-9150 y N I-12073. Causa referente al Zyklon B, Law Reports o f Triáis o fW a r
C rim ináis, vol. 1, Londres, 1947, p. 94- El Verwaltungsausschuss (comité de dirección) de la DEGESCH
tenía las competencias de un A ufsichtsrat (consejo de administración).
cuenta trabajadores), una dem anda con tin uam ente creciente de la econom ía b é lica108
y, m ucho m ás im portante, el m onopolio.
El Zyklon lo producían dos em presas: la D essauer Werke y la Kaliwerke de Kolín.
U n a plan ta de I. G. Farben (en U erdingen) producía el estabilizador para el Zyklon109.
108 Respecto a las estadísticas sobre las ventas y sobre la construcción de cám aras de gas, véanse
los informes com erciales de D E G E SC H referentes a 1942 y 1944, N I-9093.
109 Declaración jurada de Karl Amend (Prokurist de D EG ESCH ), 3 de noviembre de 1947, N I-12217.
985
La distribución del gas la controlaba D E G E S C H , que en 1929 se repartió el m ercado
m undial con una em presa estadounidense, C yan am id110. Sin em bargo, D E G E S C H no
vendía el Zyklon directam ente a los consum idores. O tras dos em presas se encargaban
de la venta m inorista: H ELI y T E S T A . El ám bito territorial de estas dos corporaciones
se dividía m ediante una línea trazada desde O bisfelde a Plauen. El área nororiental de
dicha línea, incluido Auschw itz, pertenecía a Tesch und Staben ow 111. (Esquem ática
m ente, la producción y com ercialización del Zyklon se presenta en el cuadro 9.6.)
L a división territorial entre H ELI y T E S T A proporcionó a H E L I principalm ente
clientes privados y a T E S T A principalm ente el sector público, incluidos la W ehrm acht
y las S S. En conjunto, ninguna de las dos em presas intentó invadir el ám bito territorial
de la otra, pero ocasionalm ente el Dr. Tesch sum inistró existencias a D ach au a través de
B erlín 112.
L a asignación del producto a los com pradores era el tercer factor en el funcion a
m iento de la industria. En un a guerra, no se puede com prar y vender sin m ás. C ada
usuario tiene que dem ostrar por qué necesita las provisiones, y previo envío de las
pruebas, se le asignan ciertas can tidades. En otras palabras, el m onopolio territorial le
dice dónde tiene que comprar, y el sistem a de distribución determ ina que cantidad
puede recibir.
La autoridad cen tral de asign ación era una com isión pertenecien te al M inisterio de
Speer. La com isión dividía las provisiones entre el sector exportador, las em presas pri
vadas, y las fuerzas arm adas. El D epósito Principal de S an eam ien to de las Fuerzas
A rm adas fijaba las n ecesidades de la W ehrm acht y de las S S m , y el D epósito Central
de San eam ien to de las W affen-SS era a su vez responsable de las asignacion es a las de
legaciones de las S S y a los cam pos de co n cen tració n 114. El funcion am ien to de este
ap arato se ilustra en el cu adro 9.7, que indica las distribuciones de Zyklon a diversos
usuarios.
T E S T A vendía el Zyklon en diferentes concentraciones. Las facturas presentadas a
los clientes m unicipales o industriales por las fum igaciones de edificios se im prim ían en
colum nas con el encabezam iento de C , D , E y F, cad a una de las cuales den otab a una
categoría de potencia y precio. C om o se explica en una carta enviada al O stlan d, la
potencia del E era n ecesaria para la erradicación de plagas especialm ente resistentes,
com o cucarach as, o para gaseados en barracones de m adera. La preparación «norm al»,
986
C u a d ro 9 .6 . P ro d u cció n y ven ta del Zyklon
DEGESCH
Dr. Gcrhard Friedrich Peters,
director general
HELI TESTA
(suroeste) (noreste)
Dr. Gerhard Peters, Dr. Bruno Tesch
director general
la D , se usaba para exterm inar piojos, ratones o ratas en estructuras grandes y bien
construidas que contuvieran m u eb les1b . A los organism os hum anos, en cám aras de gas,
los m ataban con Zyklon B 116.
Las can tidades requeridas por Auschwitz no eran muy grandes, pero sí perceptibles.
En diversos m om entos, porciones considerables de estos envíos se usaron para gasear
person as117. N o era la propia adm inistración del cam po la que com praba el gas. El com
prador era el O bersturm führer G erstein, oficial jefe de desinfección destinado en la
Jefatu ra de H igiene de las W affen-SS (M rugow ski)118. Por regla general, todos los pedi-
987
C u a d ro 9 .7 . D istrib u ció n del Zyklon
il de Saneamiento
zas Armadas
1944
90 t
ral de Saneamiento de
S Armadas
1944
75 t.
N ota: declaración jurada de Peters, 16 de octubre de 1947, N I-9113. Las cifras dadas por Peters no con-
cuerdan plenamente con las cifras de ventas que figuran en el informe comercial de la DEGESCH para
1944, 2.3 de abril de 1946, NI-9093. Las cifras de Auschwitz corresponden a 1942 y 1943 (no a 1943 y 1944)
y hacen referencia a entregas reales. Declaración jurada de Alfred Zaun (contable de TESTA ), 18 de octu
bre de 1947, N M 1937.
119 Dessau a D EG ESC H , 11 de abril de 1944, N I-9913. El encargado de las reservas de gas en
Auschwitz era el O Schaf. Klchr. D eclaración jurada de Perry Broad (hombre de las S S ), 14 de diciem
bre de 1945, N I-1 1397.
li0 Liebehenschel a Auschwitz, 2 de octubre de 1942, N O -2362.
988
deterioraba fácilm ente y era necesario tener existencias a m ano en todo m om ento. Para
cualquier m irada observadora, esa frecuencia tam bién era perceptible121.
El sistem a de entrega funcionó de m anera fiable hasta marzo de 1944, cuando la fábri
ca de Zyklon de D essau fue bom bardeada y quedó gravem ente d añ ad a122. El repentino
recorte del suministro llegó en un m om ento en el que las S S se disponían a enviar a
750.000 judíos a Auschwitz, el único centro de exterm inio todavía en funcionam iento.
Esto provocó una crisis. El 5 de abril de 1944, el representante de M rugowski escribió a
D E G E S C H solicitando el envío inm ediato de cinco toneladas de Zyklon B sin ingredieiv
te oloroso. El pedido ya había sido aprobado por el Depósito Principal de Saneam iento de las
Fuerzas Arm adas y era «urgentemente necesario» (dringendst benotigt) para las W affen-SS123.
U n a sem an a después, el propio Dr. Evers, de la O ficina de San eam ien to de las Fuerzas
A rm adas, realizó un pedido de 2.700 kilogram os, orden ando que las enviaran a A usch-
witz. T E S T A preguntó apresuradam ente a quién habría que pasarle la factu ra124. A un
ejecutivo de D E G E S C H com enzó a preocuparle que la producción de Zyklon inodoro
pusiera en peligro el m onopolio de la em p resa125. El alto m ando de la A rm ad a se quejó
de que n ecesitaba urgentem ente Zyklon para fum igar b a rco s126.
M ientras tanto, las S S em pezaron a preocuparse por la posibilidad de que se hubie
ra recibido el Zyklon dem asiado pronto. El 24 de marzo, el oficial de desinfección,
O bersturm führer G erstein, escribió una carta al Dr. Peters preguntando cu án to duraría
el envío. ¿C uán do se deterioraría.7 Por el m om ento, no se había usado nada. «Por otra
parte, en ciertas circunstancias, es posible que hubiera que usar al m ism o tiem po gran
des cantidades, es decir, las existencias com pletas [Andereseits werden erhbliche Mengen
-d.h. eigentlich die ganzen verwahrten Mengen—unter Umstánden plótzlich benotigt]»127.
Las S S no tuvieron que esperar demasiado. A finales de mayo los transportes avanzaban
hacia Auschwitz, y el 6 de agosto el Referat für Schadlingsbekampfurig der Waffen-SS und Po-
lizei in Auschwitz (Oficina de Control de Plagas de las S S y la Policía de Auschwitz) pidió más
Zyklon128. El suministro se m antuvo hasta el último momento. Las S S no se quedaron sin gas.
El m étodo de exterminio m ediante gas había evolucionado a partir de tres canales dis
tintos, cada uno más avanzado que el anterior: el primero fueron los furgones de m onóxido
989
de carbono, después las cám aras de m onóxido de carbono y finalm ente las unidades de
com binación de cianuro de hidrógeno (Zyklon). El conocimiento de las ventajas del Zyklon
com o gas letal se extendió. Incluso cuando H óss estaba aún construyendo sus cámaras de
gas, en 1942, un distinguido visitante de Lublin, el Brigadeführer Globocnik, visitó Ausch-
witz para aprender más sobre el nuevo m étodo129. El descubrimiento de H óss suponía una
amenaza inmediata para su rival del Generalgouvernement, el Kriminalkommissar Wirth.
Esta rivalidad llegó a su punto culm inante un día de agosto de 1942, cu an do el dele
gado de Eichm ann, Günther, y el oficial jefe de desinfección, Kurt G erstein, llegaron a
Belzec. Llevaban con ellos unos cien kilos de Zyklon y su intención era convertir las cá
m aras de dióxido de carbono al m étodo del cianuro de hidrógeno. Los poco gratos hués
pedes se quedaron a ver un gaseado que duró un tiem po especialm ente largo (m ás de
tres horas) porque el m otor diésel había fallado. Para gran desconcierto y m ortificación
de Wirth, G erstein controló la operación con un cronóm etro. Enfrentado a la mayor cri
sis de su carrera, Wirth dejó a un lado su orgullo y pidió a G erstein que «no propusiera en
Berlín otro tipo de cám ara de gas». G erstein aceptó, ordenando que se enterrase el Zyklon
con el pretexto de que se había deteriorado130.
A partir de entonces, H óss y W irth fueron enem igos. Incluso después de la guerra,
el com an dan te de Auschwitz hablaba con orgullo de sus «m e jo ras»131. Por el contrario,
W irth m iraba despectivam ente a H óss, a quien consideraba un advenedizo, y lo tach a
ba de «alum no sin ta le n to »132. En consecuencia, había surgido una clase de «fundado
res» y «originadores» en los m ecanism os de destrucción de m asas, y entre estos arqui
tectos de los centros de exterm inio había una feroz com peten cia y rivalidad.
El cuadro 9.8 recapitula la «solución final» en los cam pos de exterm inio.
O R G A N IZ A C IÓ N , PER SO N A L Y M A N T E N IM IE N T O
La estructura adm inistrativa de los cam pos estuvo m odelada en gran m edida por la
evolución y funciones de éstos. Kulmhof, un centro de exterm inio puro, fue el m ás com
plicado. Sus furgones de gas habían sido equipados por la R S H A , y su personal había
sido, com o en la eutan asia de los pacientes m entales de Prusia O rien tal m ucho antes
de que K ulm hof se estableciera, un K om m ando para propósitos especiales de Koppe,
responsable m áxim o de las S S y de la Policía133. El núcleo del K om m ando, entre 10 y
990
C u a d ro 9 .8 . L a «so lu ció n fin al» en los cam p os de exterm in io
991
CAMPO PRINCIPALES ORÍGENES PRINCIPALES LAPSOS NÚMERO DE VÍCTIMAS
GEOGRÁFICOS DE TEMPORALES DE
LAS VÍCTIMAS MATANZAS SISTEM ÁTICAS
Francia
Países Bajos
Grecia
Theresienstadt
Eslovaquia
Bélgica
Reich-Protektorat (directo)
Italia
Croacia
Noruega
N ota: en la columna de desgloses geográficos se indica, respecto a cada campo, el número de víctimas por
lugar de origen ordenadas de mayor a menor número en orden descendente. Respecto a las llegadas de los
transportes a Auschwitz, véase Danuta CzECH, Kalendarium der Ereignisse im Konzentrationslager Auschwitz-
Birkenau 1939-1 9 4 5 , Reinbek bei Hamburg, 1989. Respecto a las estadísticas de Auschwitz, véase Franciszek
PlPER, Die Zahí der O pfer von Auschw itz, Oswicjcim, 1993. Piper, en la página 202 de su estudio, calcula que
el número de no judíos que murieron en Auschwitz fue aproximadamente de 120.000, de los cuales el 60
por 100 eran polacos. La cifra exacta definitiva para Belzec la indica el Stubaf. Hóflc, del personal de Glo-
boenik, en un informe enviado al OStubaf. Heim (oficina del BdS en Cracovia), 11 de enero de 1943. Fac
símil del mensaje interceptado y descifrado por la Escuela de Códigos y Cifras británica, Public Records
Office GPDD 355a, en Peter WlTTE y Stephen T y a s , «A New Document on the Deportation and Murdcr
ofjew s during “Einsatz Reinhardt” 1942», H olocaust and Genocide Studies 1 5 (2001), pp. 458-486. También
enumeradas en el mensaje descifrado se encuentran las cifras proporcionadas por el Einsatz Reinhardt, a 31 de
diciembre de 1942, respecto a otros campos del Generalgouvernement, pero deben calcularse las adicio
nes de 1943. En el cuadro 9.8, las cifras de judíos aparecen redondeadas, en el caso de Auschwitz a la cifra
de 100.000 más cercana, y en Treblinka, Sobibór, Kulmhoi y Lublin a la de 50.000 más cercana.
15 hombres, se había obtenido de la G estapo de Poznañ y Lódz, cuyo servicio en Kulm hof
(al menos al comienzo) era rotatorio134. El Kom m ando recibió el nombre por su primer
com andante, H auptsturm führer Lange, y durante un tiem po m an tuvo esa designación,
a pesar de que en marzo o abril de 1942 se puso al m ando otro H autpsturm führer, Both-
m ann. C u an d o se levantó el cam po, en 1943, los 85 hom bres del Son derkom m an do
fueron adscritos a un grupo de la D ivisión Prinz Eugen de las S S n5. El K om m ando rea
pareció cuando el cam po volvió a abrirse, en 1944-
992
C u a d ro 9 .9 . L ín eas de au to rid ad h asta llegar a W irth
Kriminalkommissar Wirth
(Adjunto: Hauptsrurmführer Hering)
Belzec, Sobibór y Treblinka estaban dirigidos por el Kriminalkommissar Wirth, que había
estado empleado en las operaciones de eutanasia llevadas a cabo por la Cancillería del Fiih-
rer. Brack lo envió a Lublin aproxim adam ente en las N avidades de 1941H<>- En su nuevo
cargo seguía estando firmemente vinculado con la Cancillería del Führer, pero respondía
también ante Globocnik, como se indica en el cuadro 9 .9 n7. C asi todo el personal alemán
de Wirth había participado en las operaciones de eutanasia. En el Reich, ese programa había
requerido un personal de 400-500 personas: médicos de las SS, enfermeras, conductores,
oficinistas, fotógrafos, etc.138. A finales del verano de 1941, cuando una orden oral de Hitler
había puesto fin al gaseam iento de personas con problemas m entales y sólo se continuó con
la operación m ás limitada de reducir la población reclusa de los cam pos de concentración,
muchos de estos funcionarios y asistentes dejaron de ser necesarios. Pronto, sin embargo,
tuvieron la oportunidad de recuperar su trabajo en los gaseamientos. Aproxim adam ente
cien enfermeros (no había mujeres) fueron asignados a las órdenes de Wirth en el General
gouvernem ent139. A unque estaban en Polonia, la mayoría seguían incluidos en la nómina
de la Cancillería del Führer140. Sus actividades, sin embargo, no sólo se alterarían en cuan
to a localidad, sino también en cuanto a escala. Se afirma que Himmler les dijo que lo que
993
esperaba de ellos ahora era «superhumano-inhumano» (er mute ihnen Übermenschlich-
Umrienschliches zu)141. Llegaron a sus tareas, solos o en grupos, por diversas rutas142. Entre
35 y 40 fueron enviados a Treblinka, treinta a Belzec, y los restantes a Sobibór143. Los
comandantes, sucesivamente, fueron los siguientes144:
Belzec
Sturmbannführer Wirth
Hauptsturmführer Hering
Sobibór
Obersturmführer Thomalla
Obersturmführer Stangl
Obersturmführer Reichleitner
Treblinka
Obersturmführer Eberl
Obersturmführer Schemmerl
Obersturmführer Stangl
Untersturmführer Franz
El 1 de agosto de 1942, Wirth fue nombrado inspector de los tres cam pos145. Sólo
Thomalla, que estuvo a cargo de Sobibór durante la fase de construcción, había estado
141 Declaración jurada de Morgen, 13 de julio de 1946, SS(A )-65. La afirmación, que supuesta
mente hizo al propio Kommando, no ha sido confirmada por ninguno de los miembros supervivien
tes de éste. Wirth y la mayoría de los oficiales originales estaban muertos o desaparecidos en 1945.
Uno de los hombres que participó en el proyecto de la eutanasia, Franz Suchomel, declara que al
verlo dudar, dos oficiales de la Cancillería del Fiihrer (Blankenburg y Oels) le dijeron que podía ir a
Polonia o morir como un héroe en una unidad militar. Declaración de Franz Suchomel, 24-25 de
octubre de 1960, en la causa sobre Treblinka, 8 Js 10904/59, vol. 7, pp. 1403-1426.
142 Para la mayoría, se produjo un paréntesis entre la eutanasia y el destino al Generalgouverne-
ment. Varios de ellos fueron enviados durante el intervalo a la U R SS ocupada a cuidar a los solda
dos alemanes heridos o con lesiones por congelación, pero pronto los reengancharon. Véanse los
detalles en numerosas declaraciones recogidas en los volúmenes de las causas sobre Belzec, Sobibór
y Treblinka en Ludwigsburg. Véase también G. Sereny, h ito T h a t D a r k n e ss , cit., pp. 78-90, y A. Rüc-
kerl, N S-V em ich tu n gslager, cit., pp. 72-75, 121-122.
143 Sobre Treblinka, véase A. Rückerl, ibid., p. 206. La cifra de Belzec se ha obtenido de la enci
clopedia de Glówna Komisja Badania Zbrodni Hitlerowskich w Poslce, O bozy hitlerowskie n a ziem iach
polskich 1 9 3 9 - 1 9 4 5 , Varsovia, 1979, pp. 93-95. Entre 25 y 30 parecen haber compuesto el personal
alemán en Sobibór. Véanse las declaraciones en la causa sobre Sobibór, 45 Js 27-61, vol. 3, pp. 520-526
y 559-580.
144 Recopilado principalmente de A. Rückerl, N S -V em ich tu n g slag er, cit.
145 Ibid., p. 134.
994
destinado en el distrito de Lublin antes de 1941146; los otros fueron miembros del grupo
encargado de las eutanasias. Varios (Eberl, Stangl y Reichleitner) eran austriacos, una
circunstancia que puede explicarse por el origen austríaco de Globocnik14'. Eberl, un
médico que había estado encargado de las estaciones de eutanasia de Brandenburgo y
Bernburg, era probablemente el más instruido148. Buena parte de los altos cargos y del
personal habían crecido en hogares bastante estables. Los padres de estos individuos
habían sido trabajadores, oficinistas, o funcionarios de bajo rango, y ellos mismos se
habían formado para desempeñar estas ocupaciones m odestas149. Su categoría en tiem
po de guerra, por el contrario, no era tan estable. Cuando Globocnik intentó conseguir
promociones para algunos de los comandantes y subordinados, generó gran cantidad de
correspondencia en la Dirección General de Personal de las SS, donde se escribieron
notas al efecto de que ni Reichleitner ni Stangle tenían los rangos adecuados de la Poli
cía del Orden, que Reichleitner, como mero Kriminalsekretar, no merecía el rango de
Obersturmführer, y que Hering no era miembro de las W affen-SS150.
En cuanto profesionales, los miembros del equipo de Treblinka-Belzec-Sobibór eran
ya hombres endurecidos cuando llegaron. Stangl, católico como varios de sus colegas,
relata que en la época en la que practicaba la eutanasia había visitado un sanatorio para
niños muy retardados que se encontraban al cuidado de monjas. La madre superiora
señaló lo que parecía un niño de unos cinco años, metido en una cesta, y le preguntó a
Stangl si tenía idea de qué edad podría tener el niño. Stangl no fue capaz de calcular
lo. Le dijeron entonces que tenía dieciséis. Mientras buscaban candidatos para el gaseado,
los psiquiatras habían descartado al muchacho, y ahora la monja le preguntó a Stangl:
«¿Cómo puede ser que no lo aceptaran?». Un sacerdote que se encontraba de pie junto
a ella, asintió mostrándose de acuerdo. Aparentemente, el incidente causó gran impre
sión a Stangl151.
En los campos de exterminio, la deshumanización de las víctimas a ojos de sus cap
tores se ponía de manifiesto de diversas maneras. En esencia, las SS pensaban que los
995
judíos que llegaban habían perdido la vida desde el momento en que bajaban del tren.
Representaban matrimonios ficticios y otras diversiones con la expectativa de que a
muy corto plazo estos objetos de su teatro serían gaseados. En Treblinka, organizaron
una orquesta de presos que interpretaba una canción del campo compuesta por el
director judío con letra del Untersturmführer Franz que resaltaban el trabajo, el desti
no y la obediencia152. Su psicología está ejemplificada por la anécdota de un perro,
Barry, sobre el que un tribunal de Alemania Occidental escribió varias páginas. Barry
era un gran San Bernardo que apareció primero en Sobibór y después en Treblinka. Lo
habían entrenado para destrozar a los presos a la orden de «¡hombre, atrapa a ese perro!
[Mensch, fajit den H und!]»l5j.
Los vigilantes de los campos del Generalgouvernement eran varios cientos154. Había
ucranianos de uniforme negro, equipados con fusiles, carabinas y látigos de cuero. Como
graduados del campo de formación de Globocnik en Trawniki, procedían de la misma
fuente que suministró vigilantes para los guetos y, en 1943, combatientes para la batalla
del gueto de Varsovia135.
Los campos de la W V H A en Lublin y Auschwitz eran sofisticados en comparación
con Kulmhof, Belzec, Sobibór y Treblinka. Su organización administrativa básica era la
de los campos de concentración comunes en la Alemania de anteguerra. Los tres ofi
ciales más importantes de estos campos eran el comandante, que tenía responsabilidad
996
general sobre el complejo, el Schutzhaftlagerführer, encargado del control de los presos,
y el jefe de administración, que se encargaba de las cuestiones financieras, el aprovisk>
namiento, etc. En Dachau, Buchenwald y Sachsenhausen, el comandante del campo
era un Standartenführer («coronel»), el Schutzhafdagerführer un Obersturmbannführer
(«teniente coronel») y el jefe administrativo un Sturmbannführer («mayor»). Aparte de
estos oficiales de mayor rango, había un Schutzhafdagerführer adjunto, un asistente, un
ingeniero del campo, un médico del campo, etcétera156.
Esta jerarquía se revela en la estructura de Lublin como sigue15':
156 Presupuestos de las Waffen-SS y de los campos de concentración para el ejercicio presupues
tario de 1939 (firmado Oberführer Frank), 17 de julio de 1939, NG-4456.
157 Principalmente de una declaración jurada de Friedrich Wilhelm Ruppert (jefe de la división
técnica de Lublin), 6 de agosto de 1945, N O -1903.
997
En noviembre de 1943, Hóss fue reemplazado por el Obersturmbannführer Liebe-
henschel, y el campo se dividió simultáneamente en tres partes (véase el cuadro 9.10).
Se llamó Auschwitz I al Stammlager (campo viejo); Auschwitz II, en los bosques de Bir-
kenau, al campo de exterminio; Auschwitz III, también denominado Monowitz, al
campo industrial. Liebehenschel (con su cuartel general) mantuvo el control total y los
comandantes de Auschwitz II y III tenían que consultarle en todos los asuntos impor-
tantes. Pero ellos a su vez tenían acceso directo al Amtsgruppe D, y las fuerzas de vigi
lancia estaban bajo su mando directo155. Hoss volvió a Auschwitz durante el periodo
crucial en 1944 como comandante jefe del campo (Standortáltester).
Como en el caso de los campos del Generalgouvernement, el núcleo administrativo
era mucho más reducido que las fuerzas de vigilancia1’9. En Lublin y en Auschwitz,
comandantes y administradores habían servido en campos de concentración antes de la
guerra, pero los soldados con dicha experiencia eran relativamente escasos160. Se trata
ba de personas cuya perspectiva de la vida estaba completamente identificada con la ideo
logía de las SS y que eran capaces de asumir cualquier tarea que los Reichsführer-SS les
asignaran. Uno de estos hombres -por citar el ejemplo más sobresaliente—era Hoss.
Nacido en 1900, Hoss tenía una formación académica moderadamente buena (seis
cursos de Gymnasium [enseñanza secundaria]). Fue educado en un hogar católico muy
estricto, y su padre había esperado que se ordenara sacerdote. «Tenía que rezar e ir a la
iglesia interminablemente, hacer penitencia por la más ligera falta», recordaba él.
Durante la Primera Guerra Mundial se presentó voluntario a los quince años, y luchó
con el Sexto Ejército turco en Bagdad, en Kut-el-Amara y en Palestina. Herido tres
veces y enfermo de malaria, recibió la Cruz de Hierro de Segunda Clase y la Media
Luna de Hierro. De 1919 a 1921 luchó con el Cuerpo Libre del Ejército en el área del
Báltico, en Silesia y en el Ruhr. Durante la ocupación del Ruhr por las tropas francesas,
un terrorista alemán, Leo Schlageter, fue delatado a los franceses por un maestro de
escuela, Walter Kadow. Hoss mató al maestro. Como consecuencia de este acto, fue
sentenciado a diez años de cárcel (de los que cumplió cinco).
Ya un tanto distinguido, se unió a las SS en 1933 sin rango alguno. De 1934 en ade
lante sirvió en campos de concentración, ascendiendo en la jerarquía hasta convertir
se en comandante de Auschwitz y en Obersturmbannführer. El SS-Gruppenführer von
998
C u a d ro 9 .1 0 . L a organ ización de A uschw itz, n oviem bre de 1943
L ie b e h e n s c h e l
( H ó ss : 8 d e tn a y o - 2 9 d e ju lio d e 1 9 4 4 ; e n a d e la n t e B a c r )
999
estaba, por consiguiente, compuesto por una mezcla de hombres de las SS al viejo esti
lo, identificados con el «movimiento», y una serie de burócratas especializados en
finanzas y en administración general.
La expansión de la red de campos necesitaba más vigilantes. Hasta 1939, los vigilantes
se obtenían de los Totenkopfstandarten (Regimientos de las Calaveras). Tras el estallido de
la guerra, estos hombres fueron enviados en su mayoría al frente. La continuación de la gue
rra y el ininterrumpido crecimiento de los campos provocaron más volumen de trabajo y
una necesidad de personal aún mayor164. Al final, la cifra ascendió a decenas de miles165.
Auschwitz propiamente dicho tenía cuatro compañías de vigilancia en abril de 1941166
164 Véase la lista de oficiales de los campos de concentración, con biografías abreviadas obteni
das de los expedientes de personal de las SS, recopiladas por French L . M a c L h a n , The Camp Men,
Atglen, Pennsylvania, 1999. Respecto al número de estos oficiales rotados a las divisiones de las SS
o procedentes de las mismas, véanse las pp. 278-285.
1(” Las estadísticas que indican los hombres de las Waffen-SS destinados en campos de la
W VHA son las siguientes:
1000
y siete en noviembre de 1941167. En noviembre de 1943, su complemento se dividía
como sigue168:
Auschwitz I (campo principal) 2.a Compañía de Estado Mayor, 1.a, 2.a, 3.a y 4.a
Compañías.
Auschwitz II (Birkenau) 1.a Compañía de Estado Mayor, 1.a, 2.a, 3.a y 4.a Compañías,
más Com pañía de Perros Guardianes (Hundestaffel).
Auschwitz III (Monowitz) 5.a Com pañía y Compañía de Guardia «Buna».
167 Orden emitida por la Kommandantur de Auschwitz (firmado Hóss), 19 de noviembre de 1941,
archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 11.001 (Centro para Colecciones
Históricas, Moscú), Rollo 20, Fondo 502, Opis 1, Carpeta 32.
16« Orden (Standortbefehl) de Liebehcnschel, 22 de noviembre de 1943, ibid., Rollo 21, Fondo 502,
Carpeta 38.
169 Coste estimado por la Zentralbauleitung, 16 de abril de 1943, y recapitulación (con plano de
la perrera, firmado por Bischoff), 11 de marzo de 1943, ibid., Rollo 34, Fondo 502, Opis 1, Carpeta 227.
170 Zentralbauleitung (Bischoff) a W VHA-CI, 20 de marzo de 1943, ibid., Rollo 20, Fondo 502,
Opis 1, Carpeta 28.
171 El Segundo Batallón de Schutzmannshaft lituano, que constaba de 14 oficiales y 352 solda
dos, y estaba equipado con 350 fusiles, 13 metralletas y 27 ametralladoras ligeras, se menciona como
fuerza de vigilancia en el informe de efectivos (Slárkenachw eisung) de las Schutzmannschaften, 1 de julio
de 1942, Archivos Federales Alemanes, R 19/266. El batallón fue disuelto a mediados de 1943. Hans
Joachim Neufeld, Jürgen Huck y Georg Tessin, Zur G esch ich te der O rd n un gspalizei, Coblenza, 1957,
pt. 2, p. 101. En julio de 1943 se menciona que el 252.° Batallón de Schutzmannschaft (lituano) ha
salido del campo. Krüger a Himmler, copia a las SS y al jefe de policía de Cracovia (Oberführer
Scherner), 7 de julio de 1943, Archivos de Himmler, Carpeta 94-
172 Erganzungsamt der Waffen-SS/Dienststelle SS Oberabschnitt Donau (firmado por el OStuf.
Dietz) al SS-Hauptamt/Ergánzungsamt, 22 de octubre de 1941, NO-3372. Informes sobre los efecti
vos de Auschwitz, diciembre de 1944, T 175, Rollo 575, y T 580, Rollo 321.
173 Registro de Personal del Centro de Documentación de Berlín. Schemmel sirvió en Auschwitz
desde julio de 1942 a agosto de 1944, y fue degradado al rango de Obersturmführer en marzo de 1944.
174 Testimonio de Klein en Raymond P h i l l ip s (ed.), Trial u f J o s e f K ra m e r an d Forty F o u r O th ers
(T h e B elsen Trial), Londres, 1949, pp. 183-188.
1001
gún sentido los dirigentes más aptos de las SS. El Untersturmführer Hans Mehrbach
debió su destino en el campo al hecho de que sufría parálisis de los músculos cardiacos1,5.
El Hauptsturmführer Kurt O tto fue destinado a Auschwitz después de pisar en estado de
embriaguez una mina. Su vida matrimonial era tal que Glücks lo consideraba inestable
(lábil) y afectado por un defecto mental (geistigen Defekt). A comienzos de 1943, O tto dis
paró a su amante y se suicidó176.
Los campos de concentración ejercieron cierta influencia sobre los vigilantes y los admi-
nistradores, un efecto producido por la enorme distancia entre los hombres de las SS y los
presos. Debido a esta distancia, muchos miembros del personal del campo perdieron su pers-
pectiva y cayeron en patrones de conducta que ya no podían reconciliarse con la conducta
deseada o prescrita por la política nazi. El peligro inmediato de tales deslices de comporta-
miento era que suponían una amenaza para la eficacia general del campo de concentración,
pero aparte de esta consideración estricta existían temores de mucho mayor alcance, que
consideraremos enseguida.
El problema del personal surgió de dos maneras distintas: el sadismo y la corrupción.
El primero lo plantearon principalmente los vigilantes, el segundo principalmente los
funcionarios más antiguos de los campos. Con respecto al sadismo, debe tenerse en
cuenta que a la burocracia no le preocupaba tanto el sufrimiento de las víctimas como
la contaminación de los perpetradores. En consecuencia, las SS no prestaban atención
alguna al cúmulo de torturas indirectas que se habían convertido en elemento habitual
del campo: el hambre, la exposición al tiempo helado, el trabajo excesivo, la suciedad,
y la completa falta de intimidad. Todo este sufrimiento era consecuencia de la propia
naturaleza del mantenimiento y el control de los campos de las SS. Simplemente no
resultaba un problema.
Aparte de estas torturas inherentes, había una categoría de dolor que se adminis
traba para el logro de objetivos específicos: castigos por infracciones de la disciplina,
experimentos médicos con seres humanos vivos y, sobre todo, el gaseado de las víctimas
judías. Estas operaciones y el sufrimiento que causaban se consideraban necesarios.
Estaban, por consiguiente, sometidas sólo a un mecanismo de control general que con
sistía en directivas y procedimientos diseñados para reducir al mínimo las posibilidades
de acción individual por parte del personal de las SS participante. En resumen, la per
petración de ese sufrimiento debía ser impersonal.
La tercera categoría de tortura era más problemática. M uchas veces, por ejemplo,
un vigilante obligaba a los presos a realizar agotadores ejercicios gimnásticos, o a suje
tar una gorra u otro objeto mientras un hombre de las SS les disparaba con su fusil. Este
1002
tipo de ejercicio se llamaba Sport machen («hacer deporte»). Esencialmente se conside
raba una forma de que los guardias aliviasen su aburrimiento, y aunque las directivas
oficiales no la fomentaban exactamente, poco se hacía para frenar su práctica.
Todo el problema del sadismo se reducía, por consiguiente, a un tipo especial de
actividad: los denominados excesos. En general, el «exceso» suponía una enorme orgía
o una aberración sexual. Entre los supervivientes, ciertas personas adquirieron reputa
ción por dicho comportamiento sádico. Un ejemplo podría ser el de Irma Grese, una
vigilante de Auschwitz que buscaba mujeres judías bien formadas y les hacía cortes en
los senos con un látigo. Sus víctimas eran entonces llevadas a una médica presa que les
practicaba una dolorosa operación mientras Irma Grese miraba, ruborizada, balanceán
dose rítmicamente y con la boca hecha agua177. Que sepamos, la dirección del campo
nunca interfirió en los actos de Grese.
En la bibliografía de los supervivientes se menciona bastante a menudo a otro perso
naje de Auschwitz, el Oberscharführer Molí, encargado de los crematorios. Cuando Molí
llegó procedente de Oranienburg, en 1941, hacía poco que había enviudado. La ropa de
su difunta esposa continuaba en Alemania, y él se había quedado completamente solo178.
Sin embargo, no le faltaban diversiones. Entre otras cosas, se dice que en una ocasión
escogió de un transporte recientemente llegado a 20 de las mujeres más hermosas. Las
puso de pie en fila, completamente desnudas, y practicó con ellas el tiro al blanco. Algu
nas de las mujeres recibieron varios impactos antes de morir179.
Aunque Auschwitz sería sometido a una investigación especial nazi, estos inciden
tes particulares parecen haberse pasado por alto. N o se dio un esfuerzo concertado para
reprimir el sadismo. En cualquier caso, tal esfuerzo habría resultado difícil. El único
remedio prescrito habría convertido a los vigilantes transgresores en «asocíales» (delin
cuentes sexuales). Sin embargo, el problema se reconoció. Y, por eso, la administración
del campo estableció varios burdeles180. O tra medida fue la de encargar a presos y no a
vigilantes la realización de las acciones disciplinarias, como golpear a los prisioneros.
Esa sustitución (que se analizará en relación con la jerarquía entre los reclusos) tuvo
efectos de gran alcance sobre los presos. Como último recurso, existía la posibilidad de
librarse del personal que se excedía, pero esa solución parece haberse aplicado muy
a Doctor in Auschwitz, N u e v a Y o r k , 1 9 4 8 , p p . 6 1 - 6 2 .
17' G i s e l l a P e r l , I W'íis
178 OSchaf. Molí a la Kommandantur de Auschwitz, 16 de junio de 1941, Archivos del U. S.
Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 11.001 (Centro de Colecciones Documentales His
tóricas, Moscú) Rollo 35, Fondo 502, Opis 1, Carpeta 243.
179 Filip Friedman, This Was Osiviecim, cit., p. 69.
180 Los vigilantes ucranianos podían obtener los servicios de mujeres polacas por dos Reichsmark
(uno se pagaba a la prostituta y el otro debía depositarse en una cuenta especial). Glücks a los coman
dantes de los campos, 15 de diciembre de 1943, N O -1545. Por supuesto, el burdel no impidió el
recurso al comportamiento sádico.
1003
raramente. En una ocasión, cuando hombres de las SS y prisioneros políticos alemanes
tiraron a 90 judías por la ventana de un tercer piso a un patío, los hombres de las SS
fueron trasladados a otro puesto181.
El sadismo, por consiguiente, era considerado -e n la medida en que se concebía-
una amenaza para la salud de los 50.000 vigilantes que circulaban por los campos. El
otro problema, la corrupción, era considerado una amenaza para todo el sistema nazi.
Esta práctica se tomó mucho más en serio y suscitó contramedidas mucho más firmes y
concertadas. Ya en 1941, los especialistas en corrupción de Nebe (RSHA-V) y el tribu-
nal de las SS y la Policía comenzaron a prestar atención a este asunto vital.
Las investigaciones sobre corrupción eran un asunto extremadamente delicado por
que llegaban al núcleo de un dilema muy agudo, particularmente entre los viejos nazis.
Un hombre no podía ser idealista y al mismo tiempo llenarse los bolsillos, cortejar a las
mujeres judías, o participar en orgías de alcohol. Por eso Himmler, que consideraba las SS
una organización santificada por su misión de proteger el futuro de la nación alemana
durante cientos de años, no podía tolerar que sus hombres de las SS cometieran dichos
«deslices». Por consiguiente, los oficiales anticorrupción poseían una base muy firme
sobre la que proceder; pero debían cuidar de no implicar a alguien demasiado poderoso.
En 1941, el Tribunal XXII de las SS y de la Policía en Kassel inició una investigación
contra Koch, el comandante de Buchenwald. El proceso fracasó, y Pohl felicitó a Koch por
escrito. En esta carta, que acabaría haciéndose famosa en los círculos de las SS, Pohl decía,
en efecto, que él intervendría protectoramente «cada vez que un abogado desempleado
volviera a estirar sus manos de verdugo para asir el cuerpo blanco de Koch [wenn u/ieder
einmal ein arbeitsloser Jurist seine Henkershande nach dem weissen Kórper Koch’s ausstrecken
wolleJ » 182. Pero el tribunal no cejó. Después que Koch hubiera asumido el mando del cen
tro de exterminio de Lublin, dos oficiales anticorrupción de la R SH A (Hauptsturmführer
Dr. Morgen y Kriminalkommissar Hauptsturmführer Wied) siguieron su pista hasta el Ge-
neralgouvernement183. El 20 de agosto de 1942 fue depuesto del cargo184.
181 Ella Lingens-Reiner, Prisoners ofFear, Londres, 1948, p. 40. La autora fue prisionera alemana
en Auschwitz.
182 Declaración jurada del Dr. Werner Paulmann, 11 de julio de 1946, SS-64- Paulmann fue se
gundo juez y posteriormente presidente del tribunal de las SS y la Policía en Kassel.
183 Declaración jurada de Paulmann, 11 de julio de 1946, SS-64. Interrogatorio de Wied, 21 de
julio de 1945, G-215.
184 Pohl al jefe de la Dirección General de Personal de las SS (OGruf. Schmitt), 28 de julio de 1942,
N O -1994. OStubaf. Brandt a Pohl, 23 de agosto de 1942, N O -1994- Orden de traslado emitida por
Fanslau, en la que envía a Koegel a sustituir a Koch como comandante de Lublin, 24 de agosto de 1942,
NO-4334- Al mismo tiempo, el comandante de Flossenbürg, OStubaf. Künstler, fue retirado del cargo
debido a las «fiestas y a su alcoholismo», y el comandante de Dachau, OStubaf. Piorkowski, fue retira
do por cargos más graves, por los que lo enjuiciaron. Brandt a Pohl, 23 de agosto de 1942, NO-1994-
1004
Mientras Koch permanecía retenido en espera de juicio, comenzó la investigación en
serio. En Buchenwald, un Hauptscharführer, Koehler, fue arrestado como testigo mate
rial. Pocos días después de este arresto, lo encontraron muerto en su celda, aparente
mente envenenado. El encargado de la investigación, Dr. Morgen, se enfureció. Sospe
chando que el asesinato era obra del médico del campo (Dr. Hoven), ordenó que se
administraran a cuatro prisioneros de guerra soviéticos las muestras halladas en el estó
mago del muerto. Los cuatro murieron en presencia de varios testigos, entre ellos Mor-
gen, el oficial anticorrupción Wehner, y el compañero de Hoven, el Dr. Schuler (alias
Ding). Armado con esta prueba, Morgen detuvo a H oven183.
Koch no pudo escapar de la red. Fue juzgado, sentenciado a muerte, y ejecutado186.
El torno se cerró también sobre su subordinado inmediato, Hackmann, Schutzhaftla
gerführer de Lublin. Condenado a muerte, Hackm ann fue posteriormente trasladado a
una unidad de castigo187.
Tras asestar el golpe en el campo de Lublin, los oficiales anticorrupción sufrieron un
revés. Descubrieron que todos los potenciales testigos judíos habían muerto. D ecidien
do investigar también este asunto, el tribunal de las SS y la Policía se encontró con el
asesinato masivo de los restantes prisioneros judíos de Lublin188. También en otros cam
pos aumentó la resistencia, porque la vieja guardia luchaba por su supervivencia. De
esa forma, en Sac.hsenhausen, la comisión anticorrupción fue «expulsada a la fuerza»
(gewaksam herausgesetzt) l89.
El Tribunal XXII de las SS y la Policía en Kassel se constituyó entonces en el «Tri
bunal de las SS y de la Policía para A suntos Especiales». Se hicieron preparativos para
capturar la mayor presa de todas: Hóss, Obersturmbannfiihrer de Auschwitz. En el
campo se instaló una comisión especial (mandada por el Hauptsturmführer Drescher);
y un informador, el Hauptscharführer Gerhard Palitzsch, proporcionó información
sobre él. El comandante, dijo, era responsable del embarazo de una prisionera, Eleo-
nore Hodys, nacida en Viena en 1903. Tras considerables dificultades, los oficiales anti
corrupción interrogaron a H odys190. Pero la campaña de Auschwitz estaba destinada al
fracaso. El mecanismo de succión del campo empezó a funcionar. Se enviaron am ena
zas abiertas al tribunal de las SS y de la Policía191. En el propio campo, el Hauptschar-
1005
führer Palitzsch fue descubierto con una judía y arrojado a una carbonera192. Hoss
había ganado.
El feroz ataque del tribunal de las SS y la Policía había obtenido sus víctimas, pero
en conjunto la estructura de los campos soportó el ataque, protegida por la todopode
rosa mano de Pohl, que se mantuvo dispuesto a proteger y defender a sus comandantes
en un momento de crisis.
El número de prisioneros superaba con creces al de funcionarios de los campos. Esta
disparidad invita a preguntarse por qué un centro de exterminio podía mantener en
absoluto prisioneros judíos, por qué tendría que dejar algunos con vida. La respuesta es
que debían retenerlos al menos para el mantenimiento y las operaciones de los campos,
incluida la recepción de los presos y la incineración de los cadáveres. En Kulmhof y en
los campos del Generalgouvernement, donde el procesado de las víctimas era la prin
cipal actividad, había relativamente pocas partidas de trabajo. Auschwitz, sin embargo,
necesitaba mano de obra adicional para la construcción y la industria privada. Por esa
razón, los administradores de este campo tuvieron que incluir en sus planes previsiones
de vivienda rudimentaria, comida de subsistencia, y un cuidado médico mínimo.
N o eran necesarios un espacio y un mantenimiento adecuados para garantizar la
supervivencia de todos los prisioneros a los que se les asignaba esta tarea. Es significa
tivo que «responder de la vida de un prisionero» (aunque fuera un prisionero alemán)
sólo supusiera redactar un informe completo y preciso de su muerte (nombre, fecha de
nacimiento, nacionalidad, etc.)193. Cuando moría un judío, no había que redactar nin
gún informe especial; bastaba con incluirlo en la lista de fallecimientos194. N o importa
ba si un individuo judío vivía o moría.
Sólo tenía que haber el número de prisioneros suficientes para encargarse de las exi
gencias de trabajo, y si la oferta era más que suficiente, las SS podían efectuar una selec
ción en la población interna, enviando el número sobrante a la cámara de gas. El cóm
puto de prisioneros estaba, por consiguiente, sujeto a gran fluctuación. Dependiendo de
la llegada de nuevos transportes o de una selección de víctimas a las que dar muerte, la
población del campo podía doblarse o reducirse a la mitad en breve tiempo195.
192 Jan S e h n (juez, Cracovia), «Concentration and Exterminación Camp at Oswi^cim», Comi
sión Central para la Investigación de los Crímenes Alemanes en Polonia, Germán Crimes in Puland,
Varsovia, 1946-1947, vol. 1, p. 82.
19j Glücks a los comandantes del campo, 21 de noviembre de 1942, N O -1543.
194 Ibid., WVHA D 1-1 (firmado Liebehenschd) a los comandantes del campo, 15 de julio de 1943,
N O -1246. Memorando de Hóss (WVHA D-I), sin fechar, NO-1553.
195 El KL Auschwitz/Administración (HStuf. Wagner) comunicó a la W VHA D-IV, el 25 de
marzo de 1942, que esperaba que el número de prisioneros aumentara de 11.000 a 27.000 en los
siguientes días; NO-2146. El 17 de octubre de 1944, el campo de mujeres de Auschwitz II tenía
29.925 prisioneras. El 25 de noviembre de 1944, la cifra era de 14-271. Informes de efectivos del
1006
Obviamente, los gastos para el mantenimiento de los presos eran extremadamente
bajos. Las viviendas eran tan primitivas como pudiera imaginarse. Lublin, por ejemplo,
tenía en el otoño de 1942 cinco bloques con un total de 22 barracones. Los barracones
estaban en parte inacabados. Algunos carecían de ventanas. Otros tenían techo de car
tón. Ninguno disponía de agua. Las letrinas provisionales (de las de rellenar) desprendían
su olor por todo el ambiente196. Durante una conferencia sobre construcción que tuvo
lugar en Auschwitz el 16 de junio de 1944 (en la que participaron Pohl, Maurer, Hoss,
Bischoff, Baer y Wirths, entre otros), aún se discutió sobre la «terminación» (Ausbctu) de
los barracones del Campo II. A este respecto, se señaló que sólo era necesario instalar
servicios de higiene y retretes en uno de cada cuatro barracones197.
La superpoblación de los barracones suponía una plaga constante para los prisione
ros; simplemente no existía un límite al número de personas que podían introducirse en
una barraca. Dormían sin mantas ni almohadas en los denominados Pritschen, tablones
de madera unidos. El 4 de octubre de 1944, la división administrativa de Auschwitz II
solicitó por escrito a la administración central 230 nuevos Pritschen. En lugar de ser
usado por cinco presos, como prescribían las normas, cada uno de los Pritschen había
sostenido hasta 15. L>ebido a este peso, la capa superior de los Pritschen se había roto, y
todos los presos habían caído encima de los que dormían en la capa intermedia. A conti
nuación había cedido la capa intermedia, y todos habían caído sobre la inferior198. El
resultado fue una masa retorcida de cuerpos y astillas.
En materia de vestimenta, la situación era aún peor. A los judíos que llegaban a los cam
pos los privaban de todas sus pertenencias, incluida la ropa. Hasta comienzos de 1943, a
todos los internos se les daba uniforme de prisioneros. Los cálculos de necesidades fueron
enviados por el Amtsgruppe D al Amt B-II, que debía negociar con el sector civil (Speer y
1007
el Ministerio de Economía) para conseguir las asignaciones199. En esta planificación no se
mencionan zapatos ni botas. Una empresa, la Schuh' und Lederfabrik A. G. de Chelmek,
recibió un pedido de producción de 250.000 pares de chanclos de goma para los presos200.
A medida que aumentaban las escaseces, se fue recortando el suministro de ropa para los pri
sioneros. El 26 de febrero de 1943, se ordenó, por consiguiente, que los trabajadores llevaran
prendas comunes (adecuadamente marcadas), y que las provisiones restantes de ropa a rayas
se les dieran sólo a las partidas de trabajo que salieran de los complejos de los campos201.
Dado que todas las prendas de ropa que se pudieran llamar dignamente así se escogían para
distribuirlas entre los alemanes necesitados (un complicado proceso de confiscación que se
describirá más adelante), normalmente los prisioneros judíos sólo recibían harapos. Cosas
tales como artículos de limpieza, pañuelos de bolsillo, y papel (incluido el papel higiénico)
no se entregaban en absoluto. Durante 1944, las condiciones llegaron a tal extremo que
miles de personas tenían que andar por los campos completamente desnudas202.
La tercera plaga era la falta de comida. La base administrativa para la asignación de ali
mentos en los campos era el sistema de racionamiento diseñado por el Ministerio de
Alimentación y Agricultura, con todas las raciones discriminatorias para los judíos203.
Cada administración de campo obtenía los suministros en los depósitos de alimentos de
las Waffen-SS (Standartenführer Tschentscher) y en el mercado libre204. Lo que le ocu
rriese a la comida después de ser enviada al campo era de la incumbencia de la admi
nistración. La dieta básica de los prisioneros judíos era sopa de nabo aguada bebida de
los recipientes2íb, complementada con una cena de pan de serrín y un poco de m arga
rina, «mermelada maloliente» o «embutido pútrido»206. Entre las dos comidas, los pri
1008
sioneros intentaban lamer unas gotas de agua contaminada de algún grifo de un barra
cón de lavado20'.
Las condiciones de vida en los centros de exterminio provocaban enfermedades y
epidemias como disentería, tifus y enfermedades cutáneas de todo tipo. Las medidas de
desinfección eran prácticamente nulas. Los campos de Auschwitz no eran adecuados
para la canalización; por consiguiente, las letrinas de relleno eran las únicas instalacio
nes disponibles. El agua no estaba purificada. El jabón y los artículos de limpieza esca
seaban mucho. Las ratas corrían libremente por los barracones. Sólo ocasionalmente se
fumigaba un campo con Zyklon. Los hospitales eran barracones, y los médicos prisio
neros trabajaban con pocas medicinas y pocos instrumentos. Cuando las salas de enfer
mos se llenaban en exceso, el médico de las SS hacía una inspección y enviaba los casos
más graves a la cám ara de gas208.
Los prisioneros intentaban sobrevivir, e idearon algunos mecanismos compensadores.
Robaban comida y la vendían en el mercado negro209. Los médicos prisioneros trabajaban
de manera frenética e incansable, pero la marea de muertes era demasiado grande. Hasta
finales de 1942, Lublin había recibido 26.258 prisioneros judíos registrados. Un total de
4-568 habían sido trasladados; 14-348 habían muerto. Hasta esa misma fecha, Auschwitz
había recibido 5.849 prisioneros judíos registrados; 4-436 habían muerto210. En julio de
1943, Auschwitz sufrió una escasez de prisioneros para sus necesidades industriales, y se
envió a Lublin una comisión para trasladar algunos de allí. De los 3.800 apartados para
Auschwitz, un control preliminar reveló que sólo el 30 por 100 eran aptos para trabajar. La
207 Ibid., p. 32. Se puede encontrar un análisis experto sobre los aspectos de la nutrición en los
campos en Dr. Elie A. Cohén, H u m a n Behavior in the C oncentration C am p, Nueva York, 1953, pp. 51-58.
El autor fue superviviente de Auschwitz.
208 Sobre las enfermedades y el trato dado a los enfermos, véase E. A. Cohén, H u m a n B eh av io r in
the C o n ce n tratio n C a m p , cit., pp. 58-81.
209 He aquí algunos de los precios del mercado negro en Auschwitz (en Reichsmark):
Un cigarrillo 6-7
1/2 kg de pan 150
1/2 kg de margarina 100
1/2 kg de mantequilla 200
1/2 kg de manteca 280-320
1/2 kg de carne 400-480
1009
comisión de Auschwitz se indignó tanto que la administración de Lublin reunió a du
ras penas a todos los que, «con buena conciencia», podía considerar aptos para el tra
bajo. Tras un segundo examen, un médico de Lublin, el Untersturmführer Dr. Rind-
fleisch, admitió que los prisioneros de Lublin no podían realmente considerarse
empleables211. Finalmente escogieron a 500 presos. Cuando llegaron, cinco mujeres
estaban ya muertas, 45 estaban moribundos, y de los demás, la mayoría padecía erup
ciones cutáneas o «agotamiento» (Kórperschwache)212. Independientemente de los demás
talentos que pudieran tener los funcionarios de los campos, mantener vivos a los pri
sioneros no era uno de ellos, incluso en aquellas raras ocasiones en las que éstos se
hicieron necesarios. Sí proporcionaron música orquestal profesionalmente interpretada
por prisioneros en el patio213.
Para las SS, mantener a los presos no era tan esencial como tenerlos controlados.
O casionalm ente se produjeron excesos de confianza y laxitud en cuestiones de seguri
dad, pero en los círculos de las SS no era necesario mencionar la exigencia de sujetar
con mano de hierro a la población reclusa. Se instituyó un sistema rígido de restriccio
nes, que adoptaron la forma de controles internos, obstáculos físicos y el uso de vigi
lantes.
Básica en la idea del mecanismo de control interno era la suposición de que los prisio
neros no se resistían individualmente. Obedecían una orden incluso aunque fuera en con
tra de sus intereses. Cuando se enfrentaban a escoger entre la acción y la inercia, se que
daban paralizados. Razonaban que nada es completamente seguro, ni siquiera la muerte en
Auschwitz214. La principal amenaza de resistencia no era, en consecuencia, el razona
miento del individuo, porque éste estaba indefenso a pesar de dicho razonamiento y debi
do a él, sino el establecimiento de una organización que se enfrentara al campo de con
centración. Los controles internos intentaban impedir la formación de dicho movimiento
de resistencia. Los comandantes de los campos tenían órdenes de mantener la vigilancia
en todo momento, para evitar que llegara un día en que se vieran sorprendidos por «suce
sos desagradables importantes»213. Los comandantes seguían la situación haciendo uso
211 Informe de un UStuf. de Auschwitz, 6 de julio de 1943, Centralna Zydowska Komisja His-
toryczna w Polsce, D okum enty i m aterialy do dziejów okupacji niem eckiej iv Polsce, cit., vol. 1, pp. 138-140.
212 Stan d o rtarzt («médico del campo») de Auschwitz a la Kommandantur de Auschwitz, 8 de julio
de 1943, ibid.
213 Fania F e n e l o n , P laying fo r Tim e, Nueva York, 1977, p. 46. La autora formaba parte de la or
questa de prisioneras, dirigida por la violinista Alma Rosé. En la bibliografía de los supervivientes sólo
se menciona raramente una orquesta, más grande, de hombres. Ibid., p. 209; Filip MÜLLER, Eyew im ess
in A u sch w itz, Nueva York, 1979, pp. 47, 58 y 100 [ed. cast.: Tregua p a r a la o rq u esta, Barcelona, Noguer
Ediciones, 1981].
214 Véase E. Cohcn, H u m a n B e h av io r in the C o n ce n trarían C a m p , pp. 115-210.
215 Glücks a los comandantes de los campos, 31 de marzo de 1944, NO-1 554.
1010
de chivatos216, y la resistencia se frustraba además mediante la institución de una buro
cracia de presos y privilegios para algunos de ellos.
La distribución de poder y privilegios entre los prisioneros estaba determinada en
primer lugar por la jerarquía racial. H asta en un campo de concentración un alemán
seguía siendo un alemán; un polaco era un polaco; un judío era un judío. Los prisione
ros no podían romper esta estratificación; la jerarquía racial era tan rígida como lo
pudiera haber sido jamás cualquier jerarquía burocrática. Aquí no era posible ninguna
combinación, ninguna delegación de poder, ningún motín.
La burocracia de presos se dividía en dos partes; una encargada de los alojamientos, y
la otra de las partidas de trabajo. En los alojamientos, la jerarquía era Lageraltester («supe
rior del campo»), Blockáltester («encargado de bloque»), y Stubendienst («encargado de
barracones»). En las partidas de trabajo, era Oberkapo, Kapo y Vorarbeiter. En Auschwitz
y Lublin, los escalones superiores de la burocracia de los internos estaban ocupados por
prisioneros alemanes217. Había, por consiguiente, una dirección de presos, pero respondía
ante la comandancia del campo, y a menudo se mostraba receptiva a ella.
Los prisioneros alemanes no sólo ocupaban los puestos más importantes de la buro
cracia de presos, sino que también disfrutaban de los privilegios más amplios dentro del
marco de la vida en el campo de concentración, tales como el derecho a recibir paque
tes, raciones de comida suplementarias, menor hacinamiento en los barracones y ropa
de cama en los hospitales del cam po218. M ucho menos privilegiados y en una situación
mucho peor estaban los polacos, los checos y otros eslavos219. En el escalón inferior
estaban los judíos. Entre los prisioneros judíos y los alemanes existía un abismo insal
vable. Los alemanes tenían derecho a vivir; tenían al menos un mínimo de privilegios
para luchar por la vida. Los judíos estaban condenados. Es característico que los judíos
de Auschwitz esperasen que un ataque aéreo destruyese las instalaciones de extermi
nio220, mientras que los alemanes se consolaban con la idea de que «los aliados conocían
el campo y lo evitaban»221.
Quizá el ejemplo extremo de la aplastante fuerza que separaba a los alemanes de los
judíos sea un incidente contado por la Dra. Ella Lingens-Reiner, enviada a Auschwitz
216 Ibid.
217 J. Sehn, «Concentration and Extermination Camp at Oswiecim», Comisión Central para la
Investigación de los Crímenes Alemanes en Polonia, Germán Crimes in Poland, cit., vol. 1, pp. 38-39.
Irene S c h w a r z en Leo W. Schwarz (ed.), The Root and the Bough, Nueva York y Toronto, 1949,
pp. 19.3-196. Declaración jurada de Ruppert, 6 de agosto de 1945, N O -1903.
218 E. Lingens-Reiner, Prisoners of Fear, cit., pp. 52, 56, 100.
219 Ibid-, pp. 44, 49.
220 Olga Lengyel, Five Chimneys, Chicago y Nueva York, 1947, pp. 123, 155-156. La autora era
una presa judía.
221 E. Lingens-Reiner, Prisoners of Fear, cit., p. 36.
101 I
por haber ocultado a varios judíos en su casa de Viena (¡udenbegünstigung). En Ausch-
witz tomó bajo su protección a una joven judía de Praga, Gretl Stutz. U n día, Stutz fue
trasladada al barracón hospital enferma de tifus, una paciente entre 700. Cuando la
Dra. Lingens-Reiner le puso una inyección, una voz protestó desde el rincón alemán:
«Por supuesto, usted les da algo a las judías, y deja que las alemanas muramos como
perros. ¡Es usted un buen ejemplo de prisionera alem ana!». Después de eso, no volvió
a visitar a su amiga. Gretl Stutz fue transferida a otra cuidadora y, transcurridos unos
días, sucumbió, abandonada, a su enfermedad222.
O tra medida de control interno era el marcado. También en el campo de concentra
ción los prisioneros judíos tenían que llevar la estrella de David de seis puntas. En Ausch'
witz, se les tatuaba en el brazo su número de registro22’’ . Y todavía se adoptó otra precau-
ción en forma de revistas diarias, que a veces duraban horas. Las revistas servían para
realizar un seguimiento de los prisioneros, y evitar que se ocultaran dentro del campo. Los
prisioneros no podían romper filas mientras no se indicara el paradero de todos, vivos o
muertos224. Y, como último medio, los alemanes recurrieron también a la represalia, nor
malmente un ahorcamiento público. De esa forma pretendían frustrar la formación de un
movimiento de resistencia interno mediante un sistema de espías, burocracias de inter
nos, privilegios para algunos internos, marcado, revistas y represalias. Sin embargo, las
medidas preventivas no terminaban con estos mecanismos.
En febrero de 1943, a Himmler le preocupó que los ataques aéreos pudieran ocasio
nar huidas masivas de los campos. Para evitar dichos sucesos, ordenó que cada campo
se dividiera en bloques, con 4-000 prisioneros cada uno, y todos ellos rodeados de alam
bre espinoso. Todos los campos debían estar rodeados de un alto muro, y había que
extender alambre de espino a ambos lados del muro. El pasillo interior entre el alambre
y el muro debía estar patrullado por perros; el exterior debía estar minado, por si una
bomba provocaba un agujero en el muro. En las cercanías del campo, debían vagar por
la noche perros amaestrados para partir a una persona en dos (zerreissen) 225. En los pos
tes de la alambrada se situaron reflectores, y el alambre interior estaba electrificado. Los
presos cansados de vivir sólo tenían que apoyarse en él para acabar con su desgracia.
El tercer elemento para controlar a los presos era la fuerza de vigilancia. A pesar de todas
las medidas internas y de la construcción de dispositivos, hacía falta un cuerpo de hombres
armados para enfrentarse a la eventualidad de que se produjera un «suceso desagradable
importante». Pero los campos de exterminio, en los que mataron a casi tres millones de per
1012
sonas, estaban bastante mal vigilados. En total, aproximadamente 4.000 hombres deben
de haberse ocupado de los centros de exterminio en cualquier momento dado. En Ausch-
witz había un máximo de 3.000 vigilantes; Lublin tenía un batallón de Schutzmanns-
chaft- Una pequeña compañía de la Policía del O rden alemana estaba estacionada en
Kulmhof. Treblinka, Belzec y Sobibór tenían una compañía de ucranianos cada uno.
En los campos de la W V H A los vigilantes estaban equipados con armas pequeñas,
como ametralladoras montadas en las torres de observación226. Por la noche enfoca
ban reflectores de seguimiento hacia el campo. Obtener estos vigilantes, a pesar de
que su número era muy reducido para el tamaño de la tarea, no resultaba una tarea
fácil, y la adquisición de su armamento resultó ser una dificultad aún mayor.
Dado que las fuerzas de vigilancia no eran unidades de primera, los hombres de las SS
encargados del suministro de armas no consideraban necesario proveerlas de armas de
primera clase. La distribución de armas y municiones en la totalidad de las Waffen-SS
estaba dirigida por las S S -Führungshauptamt, la Dirección General que se ocupaba de
asuntos puramente militares. En la W VH A, la Amt B-V, al mando del Standartenführer
Scheide, se encargaba de la entrega de armas y municiones a los campos de la W VHA.
Siempre que la W VH A solicitaba armas, Scheide enviaba las solicitudes a la Führungs-
hauptamt. Muy a menudo, sin embargo, rechazaban sus solicitudes, le ofrecían fusiles ita
lianos sin munición, etcétera.
El Amtsgruppe D obtuvo sólo 15.000 fusiles y 30 ametralladoras para todos sus cam
pos. Esto, por supuesto, no bastaba, así que aprovechó sus conexiones empresariales
para conseguir armas por su cuenta. Las empresas que usaban mano de obra de los cam
pos, especialmente la firma de armamentos Steyr, eran accesibles en tales cuestiones.
Scheide protestó ante ü lücks por dicho tráfico de armas (Waffenschieberei), a lo que
éste replicó que conseguiría armas allí donde pudiera. En lo referente a los camiones, la
situación era la misma. Los camiones se obtenían normalmente cuando las empresas
ofrecían el transporte necesario para conseguir trabajadores, y después de alguna m ane
ra olvidaban pedir la devolución de los vehículos227.
De esa forma, con dificultades, se reunieron los vigilantes, las armas y el transporte.
Pero Pohl seguía preocupado. Había muchos condenados en los campos. En un infor
me enviado a Himmler el 5 de abril de 1944, señaló los preparativos que había realiza
do por si se producía una huida masiva de Auschwitz. El cómputo de presos del campo
ascendía entonces a 67.000. De ese número, Pohl dedujo a los 18.000 enfermos y a
15.000 de los que se podía «prescindir» (abgesetzt) en las partidas de trabajo, «de forma
que en la práctica uno tiene que contar 34.000 presos». En ese momento disponía de
2.950 vigilantes. Del responsable máximo de las SS y la Policía en la zona, Obergrup-
1013
penführer Schmauser, consiguió otra compañía policial de 130 hombres como fuerza de
retén. Al comienzo de cualquier tuga masiva, habría una línea de defensa en el interior
del campo, formada por todos los vigilantes. Además, Schmauser había llegado a un
acuerdo con el comandante en funciones del O ctavo Cuerpo (funcionalmente coman
dante del antiguo Wehrkreis VIH en Silesia), el General der Kavallerie von Koch-
Erpach, en virtud del cual la Wehrmacht debía proporcionar una línea de defensa exte
rior. Además, las fuerzas aéreas habían prometido proporcionar 1.000 hombres si la fuga
no coincidía con un ataque aéreo. Finalmente, la Krip-Leitstelle de Katowice estaba
dispuesta a realizar una gran redada (Grofífahndung) para la captura de todos aquellos
que consiguieran escapar228.
N o se produjo ninguna fuga masiva de Auschwitz. Sólo unos cuantos presos consi
guieron escapar del triple guante de los informadores, las alambradas y los vigilantes, y
la mayoría fueron devueltos. A veces, apoyaban el cadáver de un prisionero huido en
una silla con el letrero «estoy de vuelta [Ich bin wieder d a]»229.
En dos de los campos más pequeños, Treblinka y Sobibór, ocurrió lo inesperado. Al
contrario que Auschwitz, que tenía una amplia población reclusa, Treblinka mantenía
sólo unas cuantas partidas de trabajadores (todos judíos) para mantenimiento y otros
propósitos. La proporción entre reclusos y vigilantes en Auschwitz durante 1943-1944
varió de 20:1 a 35:1. En Treblinka, los aproximadamente 700 presos encerrados en el va
llado de 1,5 kilómetros cuadrados no tenían posibilidades de ocultarse, ninguna oportu
nidad de eludir finalmente la muerte. En 1943, cuando la frecuencia de los transportes
estaba disminuyendo, todos los prisioneros debían estarse preguntando cuándo llegaría
su hora.
El plan de fuga en Treblinka fue sencillo. Un cerrajero hizo un duplicado de la llave
del arsenal, y un ex capitán del ejército polaco, Dr. Julián Chorazycki, ideó el plan
de huida. Lo m ataron inmediatamente antes de dar el golpe, pero algunos otros, dos de
ellos ex oficiales del ejército checoslovaco, siguieron con los preparativos. El 2 de agos
to de 1943, un día muy caluroso en el que parte de los vigilantes habían ido a bañarse
al río Bug, sacaron en secreto del arsenal 20 granadas de mano, 20 fusiles y varios revól
veres. La revuelta debía comenzar inmediatamente antes de la puesta de sol, para dar
a quienes consiguieran huir la cobertura de la oscuridad. Se inició a las 15:45 horas. Los
presos atacaron repentinamente a los guardias, e incendiaron barracones, garajes y
almacenes. Se intercambiaron disparos durante media hora, mientras ardían grandes
áreas del campo, aunque no las cámaras de gas. Aproximadamente 150-200 hombres
1014
escaparon, para ser capturados uno a uno. Quizá sobrevivieran unos 60 ó 702,°. Entre
los vigilantes, murieron dos ucranianos, pero no hubo bajas alem anas231. El campo si-
guió funcionando, y en el transcurso de ese mismo mes llegaron varios transportes de
Bialystok232.
La revuelta de Sobibor, protagonizada por unos 300 presos, fue una réplica casi exac-
ta de la fuga de Treblinka. La batalla tuvo lugar a últimas horas de la tarde del 14 de
octubre de 1943. Fue organizada por un joven oficial soviético, Alexander Pechersky,
que había estado encarcelado en el gueto de Minsk y había llegado a Sobibor en un
transporte procedente de dicho gueto en septiembre. Observando el terreno y la m ane
ra en la que estaba vigilado el campo, Pechersky anotó detalles tales como la entrega
de cinco rondas de munición a cada vigilante. El día de la fuga, atrajeron a algunos de
los alemanes a los barracones y los asaltaron con hachas y porras. Un alemán hizo sonar
la alarma. Haciéndose con armas, los judíos se lanzaron contra el alambre espinoso y,
bajo el fuego de los puestos de guardia elevados, consiguieron abrir un camino a través
de las minas que explotaban. Murieron 200. En el complejo, yacían muertos nueve
hombres de las SS, incluido el subcomandante Untersturmfiihrer Niemann y dos vigi
lantes de etnia alemana. Esa noche se estacionaron en el perímetro refuerzos del ejér
cito y de la Schutzpolizei, y un Kommando, despachado por el KdS de Cheím, peinó los
barracones incluso mientras los judíos atrapados en el interior seguían disparando. De
los que consiguieron escapar, más de 50 murieron por disparos de sus perseguidores y
40 ó 50 seguían vivos al final de la guerra233.
1015
LA U T ILIZ A C IÓ N DE M A N O DE O BR A
UStuf. Benda), 17 de marzo de 1944, recomendando distintivos para él mismo y otros seis, facsímil en
Miriam Novitch (ed.), Subibor, Nueva York, 1980, pp. 166-167. Narración de Pechersky, ibid., pp. 89-99.
Declaración de Franz Wolf (directivo alemán en Sobibór), 14 de junio de 1962, juicio sobre Sobibór
ante un tribunal de Hagen, 45 js 27/61, vol. 7, pp. 1326-1371. Declaración de Hans Wagner (coman
dante del Sicherungsbattailon 689 del ejército, estacionado en Chehn, 21 de octubre de 1960, causa
sobre Sobibór, vol. 3, pp. 559-580. De las declaraciones de Wolf y Wagner, se deduce que de los 29 ale
manes apostados en Sobibór en octubre de 1943, 12 estaban de permiso. Wagner afirma que las tro
pas fueron destinadas al perímetro por orden telefónica expresa del general Moser (Oberfeldkomman-
dant) y del Wehrkreisbefehlshaber Haenicke. Véanse también las descripciones de la revuelta en el
juicio sobre Sobibór llevado a cabo en Hagen (1966), 11 Ks 1/64, reproducidas por A. Rückerl en
NS-Vemichtungslager, cit., pp. 194-197, y por Y. Arad, Belzec, Sobibor, Treblinka, cit., pp. 299-348.
2,4 Pohl a Himmler, 16 de septiembre de 1942, NI-15392.
235 Himmler a Glücks, 25 de enero de 1942, NO-500.
1016
mente descuidada. En momentos de escasez de trabajadores en Auschwitz, el médico
del campo enviaba a menudo casi un transporte completo a la cámara de gas. Tilles su
cesos enfurecían a las autoridades encargadas de la asignación de trabajadores en el
campo, el jefe de la sección D-II de la W VHA, Standartenführer Maurer, y su ayudante,
Sommer. Se pueden citar dos ejemplos.
El 27 de enero de 1943, Sommer comunicó a Hóss que 5.000 judíos de Theresienstadt
iban a ser enviados a Auschwitz. Solicitó que se seleccionara «cuidadosamente» entre
ellos a los posibles trabajadores (sorgfaltig zu erfassen) porque hacían falta para el departa
mento de construcción de Auschwitz y para las Industrias I. G. Farben allí radicadas. Tras
cierto retraso, Schwarz envió la siguiente respuesta estadística. De los 5.022 judíos pro
cedentes de Theresienstadt, 4-092 habían sido gaseados (gesondert untergebracht). Los
hombres habían resultado demasiado «frágiles» (gebrechlich); las mujeres eran en su mayo
ría jovencitas236.
El 3 de marzo de 1943, Maurer anunció que estaban empezando a salir transportes
de trabajadores judíos cualificados de Berlín. Le recordó a Hóss que estos trabajadores
habían estado empleados en la industria bélica; en consecuencia, podían ser empleados
en el campo. La Empresa I. G. Farben debía cubrir sus necesidades con estos transpor
tes. Para asegurarse de que esta vez se realizaran más cuidadosamente las selecciones,
Maurer sugirió que los trenes no se descargaran «en el lugar habitual» (el crematorio)
sino, más adecuadamente (zweckmassigerweise) , cerca de la planta de I. G. Farben23''.
Dos días después, el Obersturmfiihrer Schwarz envió su respuesta, adoptando un tono
destemplado. Habían llegado de Berlín un total de 1.750 judíos; 632 eran hombres, el
resto mujeres y niños. La media de edad de los hombres seleccionados para el trabajo
era de entre cincuenta y sesenta años. De los 1.118 mujeres y niños, 918 tenían que ser
sometidos a «tratamiento especial» (SB). «Si los transportes procedentes de Berlín
siguen trayendo tantos niños y mujeres así como judíos viejos -escribió- no me prome
to mucho en la cuestión de la asignación de trabajadores.» Los siguientes cuatro trans
portes no consiguieron mejor resultado (2.398 eliminados, 1.689 conservados para la
industria)238.
Si la administración de los campos era tristemente ineficaz para realizar las selec
ciones, era, como ya se ha señalado, incluso más letárgica e incapaz en su tarca de m an
tener vivos a los prisioneros. La oferta de trabajadores de los campos era como agua en
1017
un barril con un enorme agujero en el fondo. Tenían que llegar transportes continua
mente. Si el flujo descendía por cualquier razón, la oferta de trabajadores de los cam
pos bajaba peligrosamente, como ocurrió en julio de 1943, cuando la administración de
Auschwitz recurrió a Lublin para pedir prestados algunos reclusos. Pero a pesar de este
sistema, poco a poco se acumuló una reserva de trabajadores239.
No todos los presos estaban disponibles para propósitos industriales. En la primavera de
1943, los 160.000 prisioneros de los campos de la W VH A estaban asignados como sigue240:
De hecho, los porcentajes son equívocos. Se los proporcionó Himmler a Speer. Más
precisamente, la proporción sería la siguiente:
En esta columna, los tres primeros eran empleadores de las SS, y sólo el cuarto repre
sentaba a la industria bélica, estrictamente hablando.
Económica y administrativamente, los cuatro grupos de empleadores no estaban en
posiciones idénticas. La administración del campo no tenía que solicitar una asigna
259 Las siguientes estadísticas son una recopilación de informes sobre campos de la WVHA, que
muestran las llegadas y partidas registradas durante el periodo de junio-noviembre de 1942. Dado que los
totales se calculaban añadiendo las cifras proporcionadas por cada campo, las transferencias entre
campos aparecen en las llegadas y en las salidas:
Llegadas totales 136.780, incluidas 109.861 nuevas llegadas («entregas») y 26.919 transferencias.
Las «salidas» ascendieron a 112.434, descompuestas en 4-711 liberaciones, 27.856 transferencias,
70.610 muertes, y 9.267 ejecuciones.
Estas cifras muestran un aumento neto de 24.346 en seis meses. Alarmado, Glücks envió las esta
dísticas a los médicos del campo, señalando que «con una tasa de mortalidad tan elevada el número
de presos nunca podría alcanzar la cifra ordenada por el Reichsführer-SS» y ordenando a los médi
cos que prestaran atención a la distribución de alimentos y a las condiciones de trabajo. WVHA D-III
(firmado Glücks) a los comandantes de campo, 28 de diciembre de 1942, PS-2171.
240 Himmler a Speer, junio de 1943, Archivos de Himmler, Carpeta 67. Los porcentajes hacen
referencia al 31 de marzo de 1943. A comienzos de 1945 (470.000 presos), los porcentajes eran apro
ximadamente 9, 74 y 17. Declaración jurada de Pohl, 21 de mayo de 1947, NO-2570.
1018
ción y no tenía que pagar por la mano de obra. Kammler, las industrias de las SS, y las
fábricas privadas obtenían sus trabajadores solicitándolos a la oficina de Maurer (D-II).
Los administradores de los campos y Kammler no tenían que pagar por sus trabajado-
res. Las industrias de las SS y las empresas privadas efectuaban pagos al Reich (véase
el cuadro 9.11).
Todos los reclusos empleados estaban organizados en partidas de trabajadores
(Kommandos) y se situaban bajo la supervisión de presos (Oberkapos, Kapos y Vorar-
beiter). Había dos tipos de Kommandos de m antenimiento, que reflejaban el doble
propósito del centro de exterminio: los encargados de tareas ordinarias de m anteni
miento (personal de cocina, los encargados de atender a los enfermos, limpiadores de
letrinas, electricistas, fontaneros, etc.) y los implicados en las operaciones de exter
minio (los Transportkommandos, que limpiaban los vagones después de la descarga; los
Kommandos de la Effektenkammer, que clasificaban los objetos valiosos; y, más impor
tante, los Sonderkommandos, que trabajaban en los crem atorios)241. Aparte del propio
campo, había otros dos empleadores de las S S : el Am tsgruppe C y las industrias de
las SS.
El jefe del Amtsgruppe C, Kammler, era el constructor de los campos de concentra
ción y de sus instalaciones. Sólo en Auschwitz, durante 1942 y 1943, usó una media de
aproximadamente 8.000 presos diarios242.
En los campos de concentración establecidos por Himmler durante la deportación
de los judíos polacos, las industrias de las SS producían artículos tales como cepillos,
cestas y almadreñas. Su contribución al esfuerzo bélico en los campos de concentración
fue del mismo orden. Debido a los limitados recursos económicos (inversión de capital
de 32 millones de Reichsmark), el grupo industrial de las SS tenía que limitarse a un tipo de
producción que no exigiese grandes desembolsos de capital y que fuese apta para la explo
tación de mano de obra esclava. El cuadro 9.12 es un breve esquema de la red industrial
de las SS en los centros de exterminio.
Las industrias de las S S disfrutaban de excelentes relaciones con los adm inistra
dores de los campos y con los responsables de las SS y de la Policía. En una atmósfera
‘ 4I Respecto a los desgloses de las estadísticas, véase el informe del KL de Auschwitz II sobre la asig
nación de trabajadores, 11 de mayo de 1944, Centralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce, D oku-
menty i m aterialy do dziejów okupacji niemeckiej w Polsce, cit., vol. 1, pp. 100-105. Véase también Samuel
R a jz m a n , «Uprising in Treblinka», H carin g s before the H o u se C om m ittee on Foreign A ffa ir s, 7 9 .a Cong.,
1.a sesión, en H. J. Res. 93 (castigo de los criminales de guerra), 25-26 de marzo de 1945, pp. 120-125.
Los Kommandos tenían diferentes nombres en los distintos campos. Estaban también organizados de
manera ligeramente distinta en cada campo.
242 Jan S e h n , «Concentraron and Extermination Camp at Oswiecim», Comisión Central para la
Investigación de los Crímenes Alemanes en Polonia, Germán Crirnes in P oland, Varsovia, 1946-1947,
vol. 1, pp. 30-31.
1019
C u a d ro 9 .1 1 . A d m in istració n de trab ajo de los cam p os
Nota: organigrama de las industrias de las SS, 30 de septiembre de 1944, NO-2116. Gráfico salarial de las in
dustrias de las SS, 1 de abril de 1944, NO-653. Las canteras de granito de Mauthausen utilizaban a los 1.000
judíos holandeses deportados allí en 1941; también emplearon judíos holandeses en Herzogenbusch. La mayo-
ría de las fábricas de las SS se encontraban en campos de concentración y de trabajo ordinarios, que no se
muestran aquí. Treblinka I era el campo de trabajo.
de cooperación y buena voluntad, crecieron hasta alcanzar un tam año respetable. Por
ejemplo, el Sturmbannführer Mummenthey (D EST) informó de que las industrias de
grava en Treblinka estaban obteniendo buenos resultados. El hecho de que Treblin-
ka no estuviera bajo la jurisdicción del Am stgruppe D no suponía una desventaja243.
La DAW de Lublin obtuvo un préstamo de 71.000 zloty del Bridadeführer Globocnik,
y el com andante del campo (Koch) aceptó alimentar a los trabajadores de la DAW
por una cantidad total de 0,30 Reichsmark por persona y día244. En Auschwitz, la
DAW recibió la atención condescendiente de Hoss. De la Bauleitung recibió dos ta-
lleres y pedidos de puertas y ventanas que debían encajarse en las cám aras de gas245.
¡020
De esa forma, las empresas de las SS consiguieron pronto emplear a varios miles de
trabajadores presos.
Himmler asignó una tarea especial a Sobibór. Este campo se dedicaría al despiece de
munición capturada, para recuperar los metales y los explosivos. La empresa no se incor
poraría a la red industrial de la W VH A, puesto que estaba designado que trabajase
exclusivamente para la SS-Führungshauptamt246. Al final, la planta proyectada se aban
donó por completo.
Los presos judíos que trabajaban para sus empleadores de las SS no duraban mucho.
Las SS insistían en el ritmo acelerado. Las patatas había que descargarlas a la carrera24',
y las carretillas había que llenarlas de grava y empujarlas al trote cuesta arriba por fuer
tes pendientes248. Aquellos que no podían seguir el ritmo no tenían más opción que una
muerte rápida.
Al contrario que las SS, las empresas privadas se trasladaron a los campos de con
centración con mucho capital, y los convirtieron en un factor de la producción béli
ca. Durante mucho tiempo, las SS intentaron atraer las industrias a los campos. Ya en
1935, directivos de la I. G. Farben visitaron D achau249, pero la invitación no prosperó.
Aunque la mano de obra de los campos era ciertamente barata (al comienzo el precio
era de un Reichsmark por preso y día), su empleo conllevaba inconvenientes. Para em
pezar, había que construir la hipotética fábrica dentro de un campo, o era necesario
ampliar el cam po para que abarcarcase la planta proyectada. Tenía que haber sufi
ciente mano de obra en el campo para justificar la construcción de una sala o un edi
ficio de trabajo. Los trabajadores clave y, en cierta medida, los trabajadores cualifica
dos tenía que aportarlos la empresa. Incluso aunque se cumplieran estos requisitos, la
rutina del campo de concentración no era adecuada para promover la eficacia de los
trabajadores, y durante mucho tiempo Himmler fue incapaz de encontrar clientes. Las
SS sólo consiguieron su primer gran cliente después de que las desventajas de los cam
pos de concentración fueran com pensadas por algunos incentivos. La primera em pre
sa en trasladarse a gran escala fue la I. G. Farben250.
1021
La I. G no era meramente una importante sociedad industrial, sino también un gran
aparato burocrático y un elemento perceptible de la máquina destructiva. A l principio
participó en los despidos de los trabajadores judíos y en la expansión de las arianizack>
nes. Ahora desempeñaría una función importante en la expansión y en el funciona
miento de Auschwitz. Su toma de decisiones en el transcurso de esta aciaga implica
ción estuvo integrada en una elaborada estructura directiva.
En el esquema convencional, los accionistas elegían el Aufsichtsrat, que a su vez ele
gía el Vorstand, y estos organismos electivos constituían los puntos focales de poder. En
la I. G., el Aufsichtsrat y el Vorstand eran meros adornos externos. Los miembros de
estos cuerpos que no ocuparan algún cargo en una comisión, en una combinación fabril
o en la administración central tenían poco peso. El director nominal de la empresa,
Schmitz, presidente del Vorstand, no ocupaba ningún cargo burocrático. Parece haber
sido un sello virtual. El Vorstand (84 miembros hasta 19.37, 27 después de ese año) era
un cuerpo difícil de manejar, con actividades superficiales. Aceptaba todas las reco
mendaciones de política que le presentaban para su aprobación. El todavía mayor y más
difícil de manejar Aufsichtsrat se reunía tres o cuatro veces al año para recibir informes
del Vorstand251. N o hace falta hablar de los accionistas.
La organización de la I. G. Farben era asombrosamente compleja. En una imagen
simplificada y abreviada, la jerarquía puede dividirse en tres partes: los escalones supe
riores, las fábricas, y los servicios centrales.
El escalón superior, o parte de la organización encargada de establecer la política, no
era una oficina con un hombre a su cabeza. En un país con Führer, la I.G. Farben care
cía de Führer. Por el contrario, tenía tres centros directivos separados: la oficina de
Krauch, el T E A y el KA. Krauch ni siquiera formaba parte de la I. G. Fue alto directi
vo de la I. G. Farben sólo hasta 1940. Después se convirtió en Plenipotenciario G ene
ral para Cuestiones Especiales de Producción Química en la Oficina del Plan Cuatrie
nal, sin renunciar a la retribución que recibía de la I. G. Farben252. Desde su nueva
oficina, Krauch guió la expansión de toda la industria química.
El T E A (Technischer Ausschufí, o Comité T écn ico), dirigido por el Dr. Fritz Ter Meer,
se ocupaba de la producción: cuestiones científicas, materias primas, métodos de pro
ducción, expansión de las factorías, etc. El T E A se encontraba en el vértice de un gran
número de comisiones encargadas de problemas específicos2’ 3:
251 Declaración jurada del Dr. Fritz Ter Mcer, 29 de abril de 1947, NI-5184. Declaración jurada
del Dr. August von Knierim, 15 de abril de 1947, NI-6173. La postura de Ter Meer se indicará más
adelante; von Knierim era el jefe jurídico.
252 Interrogatorio del Dr. Ernst A. Struss, 26 de abril de 1947, N I-11109.
2,i Declaración jurada de Ter Mcer, 29 de abril de 1947, NI-5184.
1022
T E A -------------- ------ TEKO
Dr. Fritz Ter Meer, presidente (Comisión técnica)
Dr. Ernst A. Struss, secretario
234 Respecto a su organigrama, véase la declaración jurada de Ilgner, 30 de abril de 1947, NI-6544.
2,5 Declaración jurada de Frank-Fahle, 10 de junio de 1947, NI-5169.
1023
C u a d ro 9 .1 3 . M aq u in aria del K A
KA PROKO
Dr. Georg von Schnitzler (Comisión de Propaganda)
Nota: declaración jurada del Dr. Günther Frank-Fahle, 10 de junio de 1947, Nl-5169. El declarante era
miembro del KA.
1024
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1025
ahorro de 60 millones de Reichsmark que se podía obtener ampliando la planta de Buna II
en preferencia a la construcción de la nueva planta se cubriría parcialmente mante-
niendo los precios del caucho en el nivel elevado del que disfrutaban en ese momento.
En la tercera conferencia, Ter Meer y el subdirector de la planta principal ubicada en
Ludwigshafen, Dr. O tto Ambros, hablaron sinceramente con Krauch sobre las ventajas
y desventajas de Auschwitz.
Ambros comentó que Auschwitz tenía buena agua, carbón y reservas de cal. Las
comunicaciones también eran adecuadas. Las desventajas eran la falta de mano de obra
cualificada en la zona y la poca inclinación de los trabajadores alemanes a vivir allí259.
Estas dificultades restantes pronto se eliminaron. Krauch sugirió a Góring que Himnv
ler podría echar una mano y, el 26 de febrero de 1941, éste ordenó que se vaciara com
pletamente de población civil la ciudad de Auschwitz para hacer espacio a los trabaja-
dores de construcción de la I. G. Los polacos podían quedarse si eran empleables por la
I. G. Además, todos los trabajadores cualificados disponibles en el campo de Auschwitz
estaban a disposición de la nueva empresa260.
El 19 de marzo y el 24 de abril de 1941, el T E A decidió acerca de los detalles de pro
ducción de Auschwitz. Se instalarían dos plantas: una de caucho sintético (Buna IV) y
otra de ácido acético. El Vorstand aceptó las sugerencias del T E A el 25 de abril de
1941261. I. G. Auschwitz estaba en el mapa (véase el cuadro 9.15).
La inversión en Auschwitz fue inicialmente de más de 500 millones de Reichsmark,
y finalmente superó los 700 millones262. El departamento central de construcción de la
I. G. en Ludwigshafen (Ing. Camill Santo) estableció una filial en Auschwitz (a las órde
nes del Ing. M ax Faust) análoga a la organización de las SS (Kammler-Bischoff)263.
Aproximadamente 170 contratistas comenzaron a trabajar264. Se levantó la planta, se
construyeron carreteras y barracones para los presos, se instaló alambre de espino para
259 Memorandos de Ter Meer, resumiendo las tres conferencias, 10 de febrero de 1941, NI-
11111-3.
26C Góring al Ministerio de Trabajo, 18 de febrero de 1941, NG-1587. Oficina de Krauch (firma
do Wirth) a la I. G. Farben, 4 de marzo de 1941, adjuntando la orden emitida por Himmler el 16 de
febrero de 1941, N I-11086.
261 Resumen de la 25 junta del Vorstand, 25 de abril de 1941, NI-8078.
262 Interrogatorio de Struss, 16 de abril de 1947, N I-11109.
263 Declaración jurada de Santo, 21 de noviembre de 1947, Dürrfeld-882. Declaración jurada de
Gustav Murr (delegado de Faust), 3 de noviembre de 1947, Dürrfeld-853. En 1942, el Ministerio
de Speer formó una Amt für Rilstungsausbau (Oficina para la Expansión de las Fábricas de Guerra), que
a partir de entonces supervisó buena parte del trabajo de construcción. Declaración jurada de Murr,
3 de noviembre de 1947, Dürrfeld-853.
264 Declaración jurada de Murr, 3 de noviembre de 1947, Dürrfeld-853. Declaración jurada de
Faust, 11 de diciembre de 1947, Dürrfeld-961.
1026
C u a d ro 9 .1 5 . L a ad m in istración de la I. G . en A uschw itz
Jefe, Jefe,
División 1 División II
(ácido acético) (caucho sintético)
Dr. Karl Braus Dr. Kurt Eisfeld
1027
Las SS alimentaban a los reclusos con la dieta normal de Auschwitz, y la I. G. añadía
«sopa de Buna» para garantizar el rendimiento en el trabajo2''2. Las relaciones sociales
eran también amistosas. De vez en cuando, Hoss invitaba al Dr. Dürrfeld y a su esposa,
o al Dr. Eisfeld y esposa a su casa, situada cerca del cam po2'-3. Pero la implicación de la
I. G. fue incluso más allá de la cooperación administrativa y las relaciones sociales amis-
tosas. Adoptó en su fábrica los métodos y la mentalidad de las SS.
Lejos de disfrutar de protección alguna por el hecho de trabajar en Buna, a los reclusos
se les hacía trabajar hasta la muerte. Incluso durante la fase de construcción, los capata
ces de la I. G. adoptaron el «ritmo de trabajo» de las SS, como trotar con el cemento2'4.
Un día de 1944, un gran grupo de reclusos recién llegados fueron saludados con un dis
curso en el que les dijeron que a partir de entonces se encontraban en el campo de con
centración de la I. G. Farbenindustrie. N o habían ido allí para vivir sino para «perecer en
cemento». Este discurso de bienvenida hacía referencia, de acuerdo con un supervi
viente, a la práctica de I. G. Farben de arrojar los cadáveres de los reclusos a las fosas
que habían sido excavadas para tender los cables. Como los antiguos hijos de Israel,
estos cadáveres se cubrían entonces a medida que se vertía el cemento sobre ellos275.
En qué medida la mentalidad de las SS había arraigado hasta en los consejeros de la
I. G. Farben es algo que se ilustra en la siguiente anécdota. Un día, dos reclusos de
Buna, el Dr. Raymond van den Straaten y el Dr. Fritz Lohner-Beda, estaban trabajan
do cuando un partida de directivos visitantes de la I. G. Farben pasaron por allí. Uno
de los consejeros señaló al Dr. Lohner-Beda y le dijo a su compañero de las SS, «este
cerdo judío podría trabajar un poco más rápido [Diese Judensau kónnte auch rascher
arbeiten]». Enseguida otro consejero comentó por casualidad, «si no pueden trabajar,
que perezcan en la cámara de gas [Wenn die nicht mehr arbeiten kannen, soüen sie in der
Gaskam mer verrecken]». Una vez terminada la inspección, el Dr. Lohner-Beda fue reti
rado de la partida de trabajo y lo golpearon y patearon hasta que, moribundo, lo deja
ron en brazos de su amigo prisionero, para terminar su vida en la I. G. Auschwitz2''6.
Aproximadamente 35.000 prisioneros pasaron por Buna. A l menos 25.000 murie
ron277. La esperanza de vida de un prisionero judío en la I. G. de Auschwitz era de tres
1028
o cuatro m eses278, mientras que en las minas de carbón de la periferia era de aproxi-
madamente un mes279. La I. G., como las SS, había olvidado cómo mantener vivos a sus
presos.
A su vez, el primer cliente influyó peculiarmente sobre las SS. En la W V H A se des-
pertaron las imaginaciones, se dispararon las ambiciones, se hicieron planes. Específica-
mente, la W V H A tenía dos objetivos en mente. El primero era ampliar el campo de la
I. G. Farben (Auschwitz III) para acomodar en él a más industrias. A continuación, las SS
comenzaron a plantearse la posibilidad de hacerse con todas las secciones de la industria
alemana y convertir estas plantas en una red gigantesca de campos de concentración. El
15 de septiembre de 1942, se efectuó un importante avance hacia la realización de estos
planes. El Reichsminister Speer y cuatro de sus hombres principales -Staatsrat Dr. Schieber
(Brigadeführer honorario de las S S ), el Dipl. Ing. Saur, el Ministerialrat Steffen, y el Minis-
terialrat Dr. Briese- se reunieron en conferencia con Pohl y Kammler. El orden del día tenía
dos puntos: la ampliación del campo de Auschwitz en concordancia con la «emigración
al Este» y «la asunción de tareas armamentísticas completas de grandes proporciones en
los campos de concentración».
El primer punto no presentaba dificultades. Speer aprobó la adquisición de m ate
riales de construcción (por un total de 13.700.000 Reichsmark) para construir 300 ba
rracones con espacio para 132.000 reclusos en Auschwitz. Con respecto al segundo
punto, Pohl anunció que a partir de entonces las SS ya no se ocuparían de «asuntos
menores» (Kleckerkram). Sólo absorberían una fábrica si la podían llenar de 5.000 ó
10.000 o incluso 15.000 presos. Coincidieron con Speer en que dicha fábrica no se po
día construir en un campo de concentración. Com o correctamente había señalado
Speer, la planta debía ubicarse en la «hierba verde». En consecuencia, los hombres de
las SS propondrían que se vaciaran ciertos establecimientos que no trabajaban a pleno
rendimiento, debido a la escasez de trabajadores. La fuerza de trabajo de estas fábricas
do con Hoss. Véase su declaración jurada de 17 de mayo de 1946, NI-34- Diez mil es la cifra máxi
ma, de acuerdo con Schulhof. En enero de 1944, el número de prisioneros que trabajaban en la I. G.
Auschwitz era de 5.300. Pohl a Kranefuss (adjunto de Krauch), 15 de enero de 1944, N 0-1905. Los
archivos del «hospital» de Auschwitz III muestran que se produjeron 15.684 ingresos entre el 7 de ju
nio de 1943 y el 19 de junio de 1944 (sin contar 23 ingresos ilegibles). Los ingresos hacen relación a
8.244 personas, algunas de las cuales fueron enviadas al pabellón más de una vez. El 88 por 100 de
los reclusos enfermos (aproximadamente 6.800) eran judíos; 632 de éstos fallecieron en el pabellón
hospitalario; 1.336 fueron enviados a Birkenau (Auschwitz II) para ser gaseados. Declaración jurada
de Karl Haeseler (analista de defensa), 7 de abril de 1948, Dürrfeld-1441-
278 Declaración jurada del Prof. Berthold Epstein, 3 de marzo de 1947, NI-5847. El declarante
era ordenanza hospitalario en Buna.
279 Declaración jurada del Dr. Erich Orlik, 18 de junio de 1947, Nl-7966. El declarante era médi
co prisionero en la mina de Janina.
1029
llenaría otras plantas. Sin embargo, rodearían las fábricas vacías de alambre electrifi-
cado, las llenarían de reclusos, y las dirigirían como plantas de armamento de las SS
(SS'Rüstungsbetriebe).
Por supuesto, la W V H A no tenía tantos presos a su disposición. La R SH A le
echaría, por consiguiente, una mano sacando judíos de la econom ía libre y envián-
dolos a campos de concentración. Speer aceptó que se podía usar 50.000 judíos de
inmediato. Saur podía nombrar las fábricas. Pohl no confiaba mucho en Saur, y para
asegurarse de que el programa funcionaría realmente, ordenó a su experto en mano
de obra, el Obersturmbannführer M aurer (W V H A D-II), que se trasladara a la ofici-
na del experto en mano de obra de Speer, el Staatsrat Schieber. Eso funcionaría, pen-
saba Pohl280.
Estos sueños no llegaron a materializarse. N o se entregó ninguna fábrica. En diciem-
bre de 1942, Himmler comunicó por escrito a Müller que sólo Auschwitz necesitaba
trabajadores, y en consecuencia le ordenó enviar 15.000 judíos a Auswitz durante el
mes siguiente281. En abril del año siguiente, las SS recibieron un golpe del que nunca se
recuperaron. Significaba que Himmler nunca podría establecer el imperio industrial
que había esperado conseguir usando a los judíos condenados.
Speer había realizado un viaje de inspección a M authausen, y concluido que las SS
estaban realizando construcciones «extravagantes» (grofizügig) ■ En una áspera carta es-
crita a Himmler -d e un tipo que el Reichsführer raramente recibía- señaló que nece-
sitaba tanques, aceite mineral y submarinos muy rápidamente. «Estimado camarada
Himmler, tal y como yo veo dicho complejo, no podrá usted cumplir sus planes este
año, simplemente porque no conseguirá los materiales de construcción necesarios.»
En consecuencia, aconsejó Speer, sería necesario avanzar por sendas completamente
diferentes. A partir de entonces habría que aplicar el principio de Primitivbauweise
(«construcción prim itiva»); es decir, presos que trabajaran prácticamente sin herra-
mientas y sin materiales caros tendrían que conseguir los mejores resultados posibles
sólo mediante el trabajo. Todas las asignaciones de materiales de construcción habría
que revisarlas282.
Esta carta significaba que Speer se estaba retractando del primer punto del acuer
do, con todo lo que eso suponía para el segundo punto. Pohl se indignó. En una carta
escrita al Referent personal de Himmler, el Obersturmbannführer Brandt, manifestó la
opinión de que la carta de Speer era «realmente una pieza bastante dura» [eigentlich
ein recht starkes Stück], pero, dado que él había olvidado el arte de asombrarse, simple
mente deseaba señalar que Speer ya había dado la aprobación preliminar para la cons
1030
trucción en los campos y ciertamente podía haber consultado a Schieber sobre la uti-
lización de los trabajadores. Finalmente, Pohl llegó al punto más molesto. Lo habían
acusado por alusión de tratar con demasiada delicadeza a los presos, de no explotarlos
hasta su último ápice de fuerza. ¿Se daba cuenta Speer, preguntó, de cuántas muertes
se producían en los campos de concentración? ¿Se daba cuenta del tremendo aumento
de mortalidad que los «métodos primitivos» ocasionarían?283 Si Pohl estaba profunda-
mente mortificado, Himmler también se mostró a la defensiva. M inuciosamente, espe
cificó las 2.200 toneladas de acero que se habían concedido a Auschwitz, desglosó la
oferta de mano de obra reclusa en porcentajes para demostrar que el 67 por 100 tra
bajaba en la producción de armamento, y señaló que el tipo de obra de construcción
que se estaba realizando ahora se adaptaba plenamente a las características de una Pri-
mitivebauweise18* .
Apaciguado, Speer respondió en tono más amistoso que sus ideas sobre la construc
ción primitiva ya habían sido reconocidas (Verstandnis entgegengebracht) , pero en la si
guiente frase confundió a Himmler al señalar una dificultad restante. Los presos esta
ban muriendo con demasiada rapidez, especialmente en Auschwitz. Habría que hacer
algo para eliminar al menos las peores condiciones283.
Las SS se encontraban ahora prácticamente restringidas a Auschwitz. En este cen
tro de exterminio, sin embargo, varias grandes empresas se unieron a la I. G. Farben. El
5 de marzo de 1943, la fundición de Krupp en Essen fue bombardeada286, y el 17 de
marzo se realizaron planes para trasladar la maquinaria restante a Auschwitz. A l mismo
tiempo, un emprendedor directivo de Krupp, Hólkeskamp, retiró 500 trabajadores judíos
de dos empresas de Berlín, Krone-Presswerk y Graetz. Estos judíos fueron puntualmen
te enviados a Auschwitz y puestos a disposición de Krupp por cortesía del Obersturm-
führer Sommer, de la W V H A D-II287. Pero a los industriales les preocupaba también
conservar su mano de obra. Así, un representante del Comité Especial de Municiones
planteó la siguiente pregunta durante una conferencia de Krupp en Auschwitz: ¿qué
ocurriría si las necesidades políticas o policiales provocaban una «retirada» de reclusos
formados o, incluso, de todos los reclusos? El Hauptsturmführer Schwarz le aseguró
inmediatamente que ese resultado era improbable288. Cuando la fundición estaba a
1031
punto de comenzar a funcionar289, otra empresa, el «conglomerado» Metallindustric,
que tenía que retirarse de Ucrania, absorbió la planta290. Además de Krupp, las ubicuas
Industrias de Hermann Góring (minas de carbón), Siemens-Schuckert, y algunas otras
empresas aprovecharon los recursos de prisioneros de Auschwitz II, creando campos
satélites en kilómetros a la redonda291. La cifra media de reclusos usados por estas em
presas fue de unos 40.000292.
Con tantos nuevos patronos compitiendo por los trabajadores de Auschwitz, las SS
no olvidaron a su cliente original. En 1943, Pohl, Glücks, Frank, y Maurer fueron a visi
tar las fábricas Buna y prometieron a los representantes de I. G. Farben que I. G. A usch
witz disfrutaría de prioridad sobre otras empresas en la asignación de presos295. Pero a
comienzos de 1944 la situación se complicó. Pohl escribió al adjunto de Krauch, Kra-
nefuss, para decirle que ya no podía proporcionar trabajadores. Después de todo, la
industria química ya había obtenido una porción mayor de lo que equitativamente le
correspondería294. Aunque el precio de los reclusos cualificados había subido de apro
ximadamente 1,5 Reichsmark en 1941 a 5 en 1944295, la mano de obra se volvió tan
escasa que fue necesario diseñar un sistema de asignación complicado y estricto. Cada
empresa tenía que presentar su solicitud en impresos por triplicado al Ministerio de
Speer (mayor von den O sten ). Los impresos se contrastaban con las oficinas de empleo
para evitar dobles solicitudes de presos y de trabajadores libres, y, si todo estaba en
orden, se consultaba a Sauckel para determinar si la asignación estaba justificada. Sólo
superada esta prueba podían enviarse las solicitudes a Maurer296.
En el verano de 1944, cuando llegaron a Auschwitz unos 425.000 judíos de Hungría,
las SS albergaron nuevamente esperanzas de hacer un gran negocio. El 1 de marzo, Speer
ciones Históricas, Moscú), Rollo 20, Fondo 502, Opis 1, Carpeta 26. En diversos documentos Kirsch-
neck aparece también escrito Kirschnek.
289 Respecto a las especificaciones, véase OKH/jefe del Ejército de Reemplazo/Wa Chef Ing Stab
IVa a Industrias Friedrich Krupp A. ü./Auschwitz, a la atención del Dr. Janssen, 22 de septiembre de 1943,
N I-10650.
290 Memorando de Krupp (firmado Miiller), 20 de septiembre de 1943, NI-1 2329. Inspección de
Armamento VHIb Katowice (firmado por el Oberst Hüter), informe referente a julio-septiembre de 1943,
Wi/ID 1.224.
291 Declaración jurada de Hoss, 17 de mayo de 1946, NI-34.
292 Ibid. La cifra incluye a muchos no judíos.
293 Ibid.
294 Pohl a Kranefuss, 15 de enero de 1944, NO-1905.
293 Declaración jurada de Hoss, 12 de marzo de 1947, NI-4434.
296 Ministerio de Armamentos y Producción Bélica (Speer) a los presidentes de las comisiones de
armamento, a los directores de los comités de productos terminados, a los de productos industriales
seniitertninados y a los comités de producción. Reichsvereinigung Eisen, Sauckel, y W VHA, 9 de
octubre de 1944, NI-638.
1032
y Milch habían creado el Jügerstab (Estado Mayor de Cazabombarderos), una comisión
coordinadora cuya tarea consistía en construir fábricas de aviones en enormes búnkeres.
He aquí algunas de las principales personalidades29'.
Speer, presidente
Milch, copresidente
Saur, adjunto de Speer
Dorsch (O T ), encargado de construcción
Schlempp, adjunto de Dorsch
Kammler, construcción especial
Schmelter (Ministerialdirigent, División Central de Asignación de Trabajadores, Mi
nisterio de Speer), obtención de trabajadores
1033
Al experto en trabajo de Speer, Schmelter, no le hacía tanta gracia la situación.
«H asta ahora -dijo en la reunión mantenida por el Jágerstab el 26 de m ayo- han llega-
do dos transportes al campo de las SS de Auschwitz. Lo que se ofreció para llevar a cabo
las construcciones planeadas fueron niños, mujeres y ancianos con los que poco se
puede hacer. Si los siguientes transportes no contienen hombres en el grupo de edad
adecuado -advirtió- toda la Aktion se echará a perder.»302
El 9 de junio, Schmelter anunció que podía conseguir de 10.000 a 20.000 «judías
húngaras». ¿Algún interesado? «Excelente —exclam ó-, lo que yo experimenté en Sie
mens una vez con las judías fabricando instalaciones electromecánicas fue único.»303
Había, sin embargo, muy pocos tomadores, incluso para la reducida cifra de 20.000, ya
que los problemas de vigilancia y alojamiento eran casi insuperables. La I. G., el clien
te más leal de Himmler, ahora lo abandonó304. Krupp escogió 520 mujeres para realizar
trabajos pesados en la planta de Essen, aunque un experto en personal había manifes
tado la opinión de que las víctimas eran «criaturas delgadas y de huesos frágiles» ina
decuadas para el trabajo305.
En agosto de 1944, la constructora Polensky & Zollner, que tenía un proyecto en un
satélite de Dachau, Waldlager V en Ampfing, de construir instalaciones seguras para la
producción de aviones, recibió más de mil judías para realizar tareas tales como acarre
ar sacos de cemento a las hormigoneras. En octubre, sin embargo, la empresa decidió
que el ritmo de trabajo era demasiado lento y que los Kapos judíos no hacían trabajar
suficientemente a las reclusas. Solicitó Kapos arios y las SS se ocuparon del tema306.
1034
Al final de la guerra, surgió un problema completamente distinto. Algunas de las
empresas que en 1944 no tenían remordimiento en usar trabajadores esclavos, no querían
que los ejércitos aliados las cazasen con estos trabajadores en sus instalaciones. Tal fue el
caso de la Wiirttembergische Metallwarenfabrik, que había pedido al Obergruppenführer
Hofmann, responsable máximo de las SS y de la Policía en la zona del Armeekomman-
do Y que intercediera ante Pohl para que le asignaran reclusos judíos. Setecientas mujeres
judías fueron enviadas a la planta. En marzo de 1945, el director de la empresa telefoneó
a Hofmann con el ruego urgente de que le quitara a las judías de las manos, porque las tro
pas estadounidenses se estaban acercando. Esta vez Hofmann respondió que no era de su
incumbencia y que no podía hacer nada307. Los judíos no eran retomables.
LOS E X P E R IM E N T O S M ÉD IC O S
Hubo otra utilización más siniestra de los judíos condenados, a saber, los experi
mentos médicos. Numéricamente, el uso de reclusos para los experimentos no se apro
ximó a las dimensiones de la explotación industrial, pero psicológicamente los experi
mentos plantean un problema significativo.
Los experimentos pueden dividirse en dos categorías generales. La primera com
prendía la investigación médica que podía considerarse usual y normal, excepto por la
utilización de sujetos forzosos, Versuchspersonen [conejillos de indias humanos], como
los denominaban. La segunda fue más compleja y de mayor alcance, porque ni los m éto
dos empleados ni los objetivos fueron los ordinarios. Ambos tipos de experimentos se
debieron a una única máquina administrativa, cuya estructura se muestra de forma
abreviada en el cuadro 9.16.
Se iniciaba un experimento cuando alguien concebía la posibilidad de usar reclusos
para probar un suero, comprobar una hipótesis, o resolver algún otro problema. Por
ejemplo, al jefe del Servicio M édico de las Fuerzas Aéreas le interesaban los experi
mentos en altitud y la reanimación de los pilotos congelados que habían sido derriba
dos sobre el A tlántico308. El Stabsarzt Dr. Dohmen, del Servicio M édico del Ejército,
quería investigar sobre la ictericia. H asta entonces había inyectado a animales sanos
virus de humanos afectados de ictericia, pero ahora quería invertir el proceso e inyec
tar a los humanos virus de animales enfermos309. Los laboratorios de investigación
«Bayer», pertenecientes a la I. G. Farben, querían probar un preparado contra el tifus.
El producto existía en dos presentaciones, pastillas y granulados, y parecía que algunos
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N ota: basado en organigrama, firmado por el Dr. Karl Brandt, sin fecha, NO-645, y Taschenhuch für Verwaltungsbeamle, 1943, PS-3475.
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1036
pacientes estaban vomitando las pastillas. Los investigadores se pusieron en contacto
con un «sanatorio psiquiátrico amigo» para realizar experimentos, y enseguida se vie
ron en una posición incómoda, porque los internos no sabían decir si el preparado era
menos molesto en pastillas o en granulado. Entonces, la I. G. recordó que uno de sus
investigadores era ahora Obersturmführer de Auschwitz y le pidió ayuda310. Las partes
más interesadas no adoptaron la ruta informal que la I. G. Farben había elegido en este
caso, sino que enviaron sus solicitudes al Reichsarzt SS y Polizei Grawitz, o a Himmler
directamente.
Desde el principio, Himmler mostró personalmente gran interés por estos asuntos.
Los experimentos le fascinaban y, si se convencía de que la investigación era de «tre
menda importancia», hacía lo impensable por facilitar las disposiciones administrativas.
Este interés condescendiente lo llevó a ordenar en 1943 que no se iniciara ningún expe
rimento sin su aprobación expresa511. En 1944, el procedimiento se hizo más elaborado.
A partir de entonces, había que enviar las propuestas a Grawitz, quien a su vez debía
transmitirlas a Himmler adjuntando las opiniones asesoras de Gebhardt, Glücks y N ebe312.
La opinión de Gebhardt era médica, mientras que Gliicks y N ebe asesoraban sobre el
importante tema de la elección de víctimas.
Por regla general, los médicos pedían permiso para usar «delincuentes habituales»313
o presos «condenados a m uerte»314. Esta formulación se debía al intento de los médi
cos de llegar a un acuerdo con su conciencia. Un delincuente o un hombre condenado
a muerte, razonaban, no tenía ciertamente derecho a un trato más favorable que los sol
dados alemanes que estaban arriesgando la vida y muriendo por heridas. Sin embargo,
a la hora de considerar las solicitudes, a menudo las SS añadían su propia noción de
delictividad, con la consecuencia de que la decisión definitiva recaía sobre «delincuentes
comunes judíos envilecedores de la raza» (rassenschanderische BerufsverbrecherJuden) o
quizá «delincuentes judíos del movimiento de resistencia polaco que han sido conde
nados a m uerte»315.
En una ocasión, la selección de víctimas se convirtió en tema de debate desde «un
punto de vista racial». El experimento que se estaba considerando era la potabilización
del agua de mar. Glücks propuso que se utilizaran judíos, y Nebe contrarrestó con «Misch-
1037
linge gitanos asocíales» (los asuntos gitanos pertenecían a la jurisdicción de N ebe), m ien
tras que Grawitz sugirió que por razones sociales los gitanos no eran adecuados para los
experim entos con agua del m ar316.
A H im m ler no sólo le interesaba la iniciación de los experim entos. Seguía su avan
ce, estudiaba los resultados y ocasionalm ente sugería m ejoras. Sobre todo, era el ángel
guardián de los m édicos, siempre dispuesto a asum ir la «plena responsabilidad» por las
actuacion es de estos y a tratar severam ente a sus críticos.
Las S S y los m édicos participantes se m antenían siem pre aten tos a cualquier co
rriente subterránea de desaprobación dentro de la profesión m édica. En m ayo de 1943,
el profesor Handloser, oficial m édico jefe de la W ehrm acht, con vocó la cuarta con fe
rencia de m édicos asesores de las fuerzas arm adas. D u ran te la conferencia, G ebhardt se
levantó para presentar al conferenciante program ado. La conferencia iba a tratar sobre
el transplante de huesos hum anos, y los hallazgos se basaban en experim entación real
(extirpación de huesos de m ujeres polacas en R avensbrück). «Yo acepto -d ijo G e b
h ard t- la plena resonsabilidad hum ana, quirúrgica y política de estos experim entos.» La
introducción term inó, el Dr. Fritz Ernst Fischer subió a la tribuna y con ayuda de gráfi
cos explicó las operaciones que había llevado a cabo. Su conferencia fue seguida de un co
loquio. N o surgió ninguna crítica317.
U n a vez, durante los experim entos de R ascher para las fuerzas aéreas, sí se produjo
una erupción. Rascher, Stabsant («capitán») de las fuerzas aéreas, era un hom bre que dis
frutaba de la am istad y el m ecenazgo de Himmler. (A l ser inform ado de que la am ante
de R asch er estaba em barazada por segunda vez, H im m ler le envió fruta fresca para a se
gurarse de que m adre e hijo estuvieran bien.) La im plicación de R asch er com enzó un
día en el que asistía a un curso de las fuerzas aéreas respecto a los problem as de la alti
tud y de la resistencia de los pilotos. A n te el com entario casual del instructor de que
no se había experim entado n unca con seres hum anos, R asch er concibió la idea de usar
«delincuentes habituales» para este propósito. C om un icó su propuesta a H im m ler318 y
recibió el perm iso del G eneraloberstabsarzt H ippke para realizar los experim entos.
Transcurrido un tiem po, com enzaron a rodar las insinuaciones y las críticas de otros
m édicos de las fuerzas aéreas. Un hombre, el profesor Holzlóhner, incluso hizo com en
tarios sobre la persona de H im m ler en el transcurso de una visita al centro experim en
tal de D ach au. R ascher se quejó firm em ente ante Himmler, y el Reichsführer-SS replicó
que tam bién él calificaría a aquellos que rechazaban el uso de seres hum anos para los
experim entos, en un m om ento en el que los soldados alem anes estaban m uriendo, de
1038
traidores de segundo y primer grado (Hoch- und Landesverrater)319. Him m ler le escribió
en el mismo tono al Generalfeldm arschall M ilch, om itiendo las referencias a la traición
pero resaltando que estos círculos «cristianos» no lo disuadirían. Podrían transferir a Ras-
cher, dijo Himmler, a las S S, y el problem a de conciencia quedaría resuelto. Las fuerzas
aéreas seguirían beneficiándose de los resultados obtenidos por el Dr. R asch er320.
Pocos m eses después, H ippke escribió una carta a W olff aceptan do el arreglo, pero
aprovechando para corregir unas cu an tas falsas im presiones. A n te todo, nadie había
puesto objeción a estos experim entos. H ippke los había «acep tad o in m ediatam en te».
La dificultad radicaba en otra esfera: era todo una cu estión de vanidad. Todos querían
ser el que obtuviera nuevos descubrim ientos de investigación. Pero si R ascher deseaba
crear su propio instituto de investigación en las W affen-SS, H ippke no pondría obje-
ciones y le desearía buen viaje321.
Todos ellos eran médicos que usaban conejos de indias humanos. Pero algunos frieron
un paso más allá, realizando experimentos que ya no se caracterizaban por el deseo de ayu
dar a los pacientes. Estos experimentos tenían una dirección completamente diferente, por
que se identificaban con los objetivos nazis. En dichas actividades se puede percibir el
intento de ampliar el proceso de destrucción. Los técnicos médicos que participaron en
estas investigaciones no se ocupaban meramente de retocar a los presos; estaban inten
tando encontrar medios para que Alem ania pudiera gobernar Europa para siempre.
U n día de octubre de 1941, un m édico m ilitar retirado, A d o lf Pokorny, se sentó a
escribir una carta a Himmler. Para evitar la posibilidad de que un subordinado pudiera
abrir la carta y leer sus contenidos, la envió a H im m ler por un m ensajero, el profesor
H óhn. En ella, Pokorny señ alaba que había leído en un a revista m édica un artículo p u
blicado por un tal Dr. M adaus, del instituto biológico de R adebeul-D resden . El artícu
lo trataba del efecto producido por la inyección del extracto de una planta suram ericana,
la Caladium seguinum, en ratones y ratas: los anim ales quedaban esterilizados. M ientras leía
este artículo, Pokorny había pensado en la «trem enda im portancia» de esta sustancia «en
la actual lucha de nuestro pueblo». D ebería ser posible, con tinu aba Pokorny, producir
en breve plazo un preparado que con dujera a la esterilización de personas sin que éstas
lo supieran. A l respecto, dejó caer la insinuación de que A lem an ia tenía tres m illones
de prisioneros de guerra soviéticos y, en conclusión, hizo algunas sugerencias urgentes:
que M adaus no publicara m ás artículos, que se cultivara la planta en invernaderos, que se
hicieran análisis clínicos para determinar si podría sintetizarse un estracto, y que se rea
lizaran «experimentos inm ediatos en seres h um anos»322.
1039
U n os m eses después, H im m ler ordenó a Pohl que ofreciera al Dr. M adaus prosibili-
dades de investigar323. De hecho, H im m ler estaba bastan te im paciente, y en septiem-
bre de 1942 Pohl, Lolling (jefe m édico, W V H A D -III), y M adaus aceptaron trasladar
el trabajo a los cam pos de con cen tración 324.
M ientras se hacían estos preparativos, alguien m ás se fijó en el artículo de M adaus.
El 24 de agosto de 1942, el ayudante del G auleiter de la B aja A ustria, SS-O b erfüh rer
G erland, tam bién envió una carta a Himmler. R ecalcándole la «trem enda im portancia»
del descubrim iento de M adaus, solicitó que se perm itiera al experto en cuestiones
raciales del G au , Dr. Fehringer, realizar experim entos - e n colaboración con el Institu-
to Farm acológico de la Facultad de M edicina de la U niversidad de V ie n a - en un cam po
de gitanos de Lacken bach 32’ . La respuesta de H im m ler (a través del O bersturm bann-
ftihrer Brandt) fue am istosa. La cu estión ya se estab a investigando, pero había dificul
tades porque no disponían de plantas en suficiente can tidad; si el Dr. Fehringer tenía
una reserva a m ano, el R eichsführer-SS se alegraría m ucho de sab erlo526.
Los obstáculos resultaron insuperables, y se solicitaron refuerzos científicos. En n o
viem bre de 1942, el Dr. M üller-Cunradi, director del laboratorio de la I. G. Farben en
Ludwigshafen, envió a uno de sus bioquím icos, el Dr. Tauboeck, al Instituto M adaus.
T auboeck y M adaus hablaron sobre el tem a. Toda la investigación había em pezado
cuando M adaus h abía leído en la bibliografía que una tribu brasileña usaba la Caladium
seguinum para esterilizar a sus enem igos. Los nativos con seguían la esterilización lan
zando flechas al enem igo (es decir, m ediante inyección in tram uscular), y norm alm ente
la víctim a no era consciente de su destino. Pero A lem an ia no ten ía un clim a adecuado
para cultivar esta planta, y la hazaña no pudo repetirse327.
El m étodo de M adaus no fue el único intento de reconciliar las necesidades inm edia
tas de la guerra con la política de destrucción a largo plazo. La idea de que tras la utili
1040
zación extensiva de m ano de obra durante la situación de emergencia se permitiera a los
pueblos sometidos morir de muerte natural sin oportunidad de reproducirse, era recurrente
en los círculos m édicos nazis. En con secuen cia, en m ayo de 1941, H im m ler se interesó
por la «esterilización no quirúrgica de mujeres inferiores». El autor de esta idea fue el pro-
fesor Cari Clauberg, m édico jefe de la sección de mujeres del Hospital Knappschaft y el H o s
pital St. Hedwig en Konigshütte, A lta Silesia. Clauberg propuso introducir un irritante en
el útero mediante jeringa. Este procedimiento se conoció como «m étodo de Clauberg».
Tres m édicos fueron reclutados para ayudar a C lauberg a realizar los experim entos (el
Standartenführcr prof. von Wolff, Berlín; el Sturm bannführer prof. Erhardt Graz, C lín i
ca de M ujeres de la U niversidad; y el H auptsturm führer Dr. G ünther E K. Schultze, C lí
nica de M ujeres de la U niversidad de G reifsw ald)32S. Pero había un obstáculo adm inis
trativo. Him m ler quería que C lauberg trabajase en el gran cam po de concentración de
mujeres de R avensbrück, pero Clauberg no deseaba trasladarse allí con su pesado equi
po, y a pesar de la insistencia de Grawitz afirm ando que, debido a la «trem enda im por
tancia» de estos experim entos debían poner a su disposición prisioneras de K onigshütte329,
todos los planes se vinieron abajo en este punto.
U n año después, C lauberg m antuvo una «discusión científica» con un secretario de
Himmler, el O bersturm bannführer A rlt. En el transcurso de la conversación, C lauberg
m encionó sus entonces enorm em ente am pliados planes de experim entación. A rlt señ a
ló que en esas cuestiones H im m ler era el hom bre correcto. Enseguida, C lauberg escri
bió a H im m ler pidiéndole perm iso para establecer su aparato en A uschw itz y realizar
allí experim entos para perfeccionar m étodos de esterilización m asiva en «m ujeres indig
nas» (fortpflanzungsunwürdige Frauen), así com o aum entar la fertilidad de las «m ujeres
dign as»” 0. Su carta obtuvo los resultados deseados.
El 7 de julio de 1942, Himmler, G ebhardt, G lücks y C lauberg se reunieron en co n
ferencia y decidieron em pezar los experim entos en Auschw itz. El objetivo de éstos era,
ante todo, descubrir m edios para poder esterilizar a un a víctim a sin que ésta se diera
cuenta de lo que le estab an haciendo. Los experim entos debían llevarse a cabo en
«grandes dim ensiones» en m ujeres judías del cam po. En segundo lugar, se acordó co n
vocar a un d estacad o especialista en rayos X , el profesor Holfelder, para descubrir si era
factible la esterilización m asculina m ediante dichos rayos. En conclusión, H im m ler
advirtió a todos los presentes que estos asuntos eran trem endam ente secretos, y que
cualquiera de los im plicados en el trabajo debía com prom eterse a guardar silen cio331.
1041
Tres días después, el secretario de Himmler, Brandt, envió una carta a C lauberg con
requisitos y sugerencias adicionales. H im m ler quería saber con qué rapidez se podía
esterilizar a 1.000 judías. «L as judías no debían saber n ad a.» Los resultados de los expe
rim entos se com probarían m ediante exám enes de rayos X y se estudiarían para deter
m inar los cam bios necesarios. C lauberg tam bién podía realizar una «prueba práctica»,
com o encerrar «una judía y un judío» en una h abitación durante un cierto periodo de
tiem po y esperar los resultados332.
Transcurrió otro año m ientras C lauberg trabajaba afanosam ente en el Bloque 10 de
Auschw itz I, el bloque experim ental. Para engañar a las víctim as, les decía a las m uje
res antes de inyectarles el líquido irritante que las iban a som eter a una insem inación
artificial333. A C lauberg le gustaba su trabajo y quería lucirse. U n día en que Pohl visi
tó Auschwitz, se aproxim ó al O bergruppenführer durante la cena y lo invitó a presen
ciar algunos experim entos; Pohl declinó la oferta334.
En junio de 1943, C lauberg envió su prim er informe a Himmler. El m étodo estaba
«casi perfeccionado» (so gut <wie fertig ausgearbeitet) , aunque aún necesitaba algunas
«m ejoras» (Verfeinerungen). En ese m om ento era eficaz en los casos «u su ales». A dem ás,
podía garantizarle al R eichsführer-SS que la esterilización se podía llevar a cabo de
m anera im perceptible, en el transcurso de una exploración ginecológica norm al. C on
diez ayudantes, un m édico podía esterilizar a 1.000 m ujeres en un d ía335. C lauberg no
especificó en qué m edida se podía m an ten er el secreto sobre el procedim iento de este
rilización m asiva. Siguió adelante, y el 5 de julio de 1944 el com an dan te del cam po
envió un m en saje urgente al D epartam en to de Inspección de C o n strucción de las S S
en Silesia solicitando alam bre espinoso, que debía sujetarse en 47 pilares de cem ento,
para cerrar el espacio asignado en la parte posterior del edificio de C lauberg a 2.000-
3.000 prisioneras336.
M ientras C lauberg seguía «perfeccionando» su m étodo, se produjo otro intento m ás
de establecer un program a de este tipo: los experim entos con rayos X . Ya en m arzo de
1941, H im m ler y la C ancillería del Führer (Bouhler y Brack) habían estudiado los pro
332 Brandt a Clauberg, copias a Pohl, al O Stubaf. Koegel (Ravensbrück) y al Stubaf. Günther
(R SH A IV-B-4), 10 de julio de 1942, N O -213. Koegel y Günther recibieron copias porque Himmler
estaba aún intentando convencer a Clauberg de que esterilizara a las «judías» de Ravensbrück.
333 Declaración jurada de Jeanne Ingred Salom on, 9 de octubre de 1946, N O -810. La declarante,
superviviente, fue víctim a de la experimentación.
3,4 D eclaración jurada de Pohl, 14 de julio de 1946, N O -65.
5,1 Clauberg a Himmler, 7 de junio de 1943, N O -212.
336 El Stan d ortalteste de Auschwitz al D epartam ento de Inspección de la C onstrucción de las
SS en Silesia (Bischoff), 5 de julio de 1944, A rchivos del U. S. H oíocaust M emorial M useum ,
Grupo de Registro 11.001 (Centro de Colecciones H istóricas, M oscú), Rollo 21, Fondo 502, O pis 1,
C arpeta 38.
1042
blemas de la esterilización, y en el transcurso de estas conversaciones Brack escribió
una carta a H im m ler en la que le daba su opinión de experto sobre el tem a. E sta carta
rozaba la fantasía. Em pezaba con una sobria explicación de las posibilidades de los rayos
X en el cam po de la esterilización m asculina y fem enina. Las investigaciones prelim i
nares llevadas a cabo por expertos m édicos de la cancillería, escribió Brack, habían
indicado que pequeñas dosis de rayos X sólo conseguían la esterilización tem poral;
grandes dosis causaban quem aduras. H abien do llegado a esta conclusión, B rack la pasó
com pletam ente por alto y con tin uó con el siguiente plan. A las personas que debieran
ser «procesadas» (die abzufertigen Personen) se les pediría que se acercaran a una v e n ta
nilla para ser interrogadas o a rellenar im presos. A sí ocupado, el desprevenido can d i
dato a la esterilización m iraría hacia la ventanilla durante dos o tres m inutos, y m ien
tras tanto un funcionario sen tado tras el m ostrador accion aría un con m utador que
liberaría rayos X a través de dos tubos orientados h acia la víctim a. C o n 20 m ostradores
de ese tipo (que costarían unos 2 0 .0 00-30.000 m arcos cad a uno), se podían esterlizar
diariam ente entre 3.000 y 4-000 person as337.
La propuesta no fue inm ediata, pero B rack sacó de n uevo el tem a en junio de 1942,
en relación con la in stalación del sistem a de gaseado en los cam pos del G eneralgou-
vernem ent. A B rack le parecía que, entre los diez m illones de judíos con den ados a
morir, había al m enos dos o tres m illones desesperadam en te necesarios para el esfuerzo
bélico. Por supuesto, sólo podrían utilizarlos si los esterilizaban. D ad o que la esteriliza
ción quirúgica habitual era dem asiado lenta y cara, deseaba recordar a H im m ler que ya
un año antes había señ alado las ven tajas de los rayos X . El h echo de que las víctim as
pudieran darse cu en ta de su esterilización transcurridos unos m eses era una con sidera
ción insignificante a estas alturas de la partida. En conclusión, B rack declaró que su
jefe, el R eichsleiter Bouhler, estaba dispuesto a proporcionar todos los m édicos y profe
sionales de otro tipo necesarios para llevar a la práctica el p rogram a138. E sta vez, Him m -
ler replicó que le gustaría que se probara el m étodo de los rayos X en una serie de expe
rim entos realizados al m enos en un cam po339.
Los experim entos los realizó en Auschw itz el Dr. H orst Sch um an n , en hom bres y
m ujeres. C u an d o Sch u m an n se trasladó a Auschw itz, la com peten cia en los bloques
experim entales cam bió a la m archa m ás rápida340. El m édico jefe del cam po, W irths,
33,‘ Brack a Himmler, 28 de marzo de 1941, NO-2Ü3. Brack declaró después de la guerra que esta
carta era una absurdez delib erada. V éase su testimonio en la C au sa núm. 1, pp. tr. 7484-7493.
5,8 Brack a Himmler, 23 de junio de 1942, N O -205.
339 Himmler a Brack, copias a Pohl y Grawitz, 11 de agosto de 1942, NO -206. También, la aceptación
de la oferta de Himmler por parte del adjunto de Brack, Blankenburg, 14 de agosto de 1942, N O -207.
340 V éase la carta de Clauberg al O Stubaf. Brandt, 6 de agosto de 1943, N O -210, en la que Clau-
berg se quejaba de que en su ausencia otros caballeros habían usado una de sus m áquinas de rayos X.
1043
que estaba principalm ente interesado por las afecciones precan cerosas del cuello uteri'
no, empezó su propia serie experim ental con operaciones en m ujeres adolescentes y
m adres en la treintena341. U n ginecólogo judío preso, el Dr. Sam uel, quedó tan impre-
sionado que participó en los experim entos342. O tro m édico del cam po, M engele, limitó
sus estudios a los gem elos, porque su am bición era m ultiplicar la nación alem an a343.
Todos estos experim entos, que consum ieron m uchos cientos de víctim as, no conduje-
ron a nada. N inguno de los rivales tuvo éxito. U n día, el adjunto de Brack, Blanken-
burg, adm itió el fracaso de los experim entos realizados en hom bres. Los rayos X eran
m enos fiables y m enos rápidos que la castración quirúrgica344. En otras palabras, habían
necesitado tres años para descubrir lo que ya se sabía al com ienzo.
A unque los experim entos de esterilización estuvieron llenos de diletantism o y supu
sieron una com pleta decepción, constituyeron un episodio significativo en la historia
europea. Toda la con cepción de estas exploraciones suponía una am enaza contra cual
quiera que pudiera haber sido calificado de «inferior». Ya el destino de los M ischlinge
de prim er grado colgaba en la balanza m ientras el M inisterio del Interior esperaba el
perfeccionam iento de las técnicas de esterlización m asiva. C o m o con secuen cia del fra
caso de estos experim entos, se detuvo un proceso que había escrito en planes nada
halagüeños el destino de grandes secciones de la población europea.
Esto, en con secuen cia, m arca la diferencia entre los experim entos ordinarios y los
in tentos de esterilización m asiva. S i un preso m oría en el tran scurso de un experi
m ento pensado para obtener un resultado con vencion al, el experim entador había
m atado a un ser hum ano. El m édico que estudiaba la esterilización, sin em bargo, era
poten cialm en te el arqu itecto de la destrucción m asiva. Y eso no fue todo. La jerarquía
nazi tam bién prom ocionó a algunos investigadores que querían fortalecer su objetivo
Aunque no le importaba este proceder, necesitaba la segunda m áquina para desarrollar sus experi
mentos «positivos» (aum ento de la fertilidad), etcétera.
341 Juicio de Hóss, L a w Reports o f W ar C rim in áis, Londres, 1947, VII, 14-16, 25-26. Jan Sehn,
«Concentration and Extermination Cam p at O sw igcim », Com isión C entral para la Investigación de
los Crímenes A lem anes en Polonia, G e rm á n C rim es in P oland, Varsovia, 1946-1947, vol. I, p. 23.
D eclaración jurada del Dr. Jan Klempfner, 27 de julio de 1946, N I-3 11. Klempfner era un médico pri
sionero. D eclaración jurada de Jeanne Salom on, 9 de octubre de 1946, N O -810. Salom en declaró
que tenía el útero «desm em brado».
342 D eclaración jurada de Klempfner, 27 de julio de 1946, N I-311. D eclaración de A delaida de
Jong (sin fecha), en Raymond PHILLIPS (ed.), Trial o f Jo s e f K ra m e r an d F orty-F ou r O th ers (T h e Belsen
T rial), Londres, 1949, p. 668. De Jong fue esterilizada por el Dr. Sam uel.
343 Gisella Perl, 1 W as a D o c to r in A u sch w itz, N ueva York, 1948, pp. 125-127.
344 Blankenburg a Himmler, 29 de abril de 1944, N O -208. D e hecho, Schum ann desarrolló cán
cer provocado por los rayos X . D eclaración jurada del Dr. Robert Levy (superviviente), 19 de
noviembre de 1946, N O -884. Respecto a las descripciones de Clauberg, Schum ann, Wirths y M en
gele, véase Robert Jay Lifton, T h e N a z i D octors, N ueva York, 1986.
1044
con una razón científica incuestion able. En la bú squ eda de dicha razón, estos m édicos
se apartaron del descubrim iento m édico y, dirigiendo sus pasos a un fin m ortal, des-
truyeron su ciencia.
¿Cóm o surgió esta investigación? Para los extrem istas nazis, el proceso de destrucción
hacía referencia a una lucha de razas. Para ellos, las m edidas antijudías eran una batalla
defensiva de la «sustancia racial nórdica» contra el rastrero ataque por parte de un «m ez
cla racial inferior». Esta racionalización tiene sus dificultades. M uchos funcionarios no
consiguieron encontrar una conexión intrínseca entre características físicas y Weltan-
schauung. Los ideólogos del partido y de las S S tenían, por consiguiente, dificultades
para dem ostrar su teoría. N o sorprende que en su búsqueda de fundam entos recurrieran
a los experim entos. H e aquí dos de ellos.
En la prim avera de 1942, se intentó dem ostrar que los gitanos tenían diferente san
gre que los alem anes. D os m édicos, el profesor W erner Fischer y el Stabsarzt (capitán)
Dr. H orneck, los cuales habían adquirido experiencia trabajan do con prisioneros de
guerra negros, recibieron perm iso para realizar experim entos con gitanos en Sachsen-
hausen. H orneck aban don ó porque fue enviado al frente oriental, y Fischer em pezó con
40 gitanos. A instancias de Himmler, prom etió am pliar su investigación analizando
tam bién la sangre ju d ía345.
La A hnenerbe, una organización cread a en 1939 por las S S para investigar «la esfe
ra, el espíritu, y la herencia de la raza nórdica indogerm án ica», adoptó otro enfoque346.
El presidente de la organización era H im m ler; su gerente de n egocios era el Stan dar-
tenführer Sievers; y uno de sus investigadores era el Hauptsturm führer prof. Hirt, director
de anatom ía en la U niversidad del R cich en Estrasburgo.
A com ienzos de 1942, H irt yacía en la clínica, con hem orragias pulm onares y gra
ves problem as circulatorios. D esde su lecho de enferm o envió el siguiente inform e a
Him m ler: todas las n aciones y razas h an sido estud iadas m ediante el exam en de co le c
ciones de cráneos; sólo en el caso de los judíos h abía muy pocos cráneos para perm itir
conclusiones científicas. La guerra en el este ofrecía una oportun idad de corregir esta
situación. «E n los com isarios judeo-bolcheviques, que personifican una subhum anidad
repulsiva pero característica, tenem os la posibilidad de obtener una fuente plástica de
estudio» [eirt greifbar wissemchaftliches Document] si conseguim os sus cráneos. Era
mejor, propuso H irt, que los com isarios fueran entregados vivos a la Policía sobre el
Terreno. Entonces un m édico anotaría estadísticas vitales, m ataría a los judíos, seccion a
ría cuidadosam ente la cabeza, e tc.34'. Brandt replicó que a Him m ler le interesaba m ucho
545 Ostubaf. Brandt a Grawitz, 9 de junio de 1942, N O -410. Grawitz a Himmler, 20 de julio de
1942, N O -411.
346 V éase el organigrama del instituto, firmado por Himmler, 1 de enero de 1939, N O -659.
34' Sievers al Stubaf. Dr. Brandt, 9 de febrero de 1942, adjuntando informe de Hirt, N O -85.
1045
este proyecto, pero antes era necesario que la salud de H irt se restaurara. Q uizá le vi
niera bien tom ar fruta fresca348.
Transcurridos unos m eses, H irt se recuperó lo suficiente com o para realizar su tra
bajo. A n te la escasez de «com isarios ju deo-volcheviqu es», la A h nenerbe se declaró dis
puesta a aceptar 150 judíos de A uschw itz349. U n directivo de la A hnenerbe, el Haupts-
turmführer Dr. Bruno Beger, fue enviado al cam po; 115 personas - d e ellas 79 varones
judíos, 30 judías, 4 centroasiáticos, y 2 polacos— fueron puestas en cuarentena, y se
hicieron con Eichm ann los preparativos para trasladarlas a Natzweiler, donde las gasea
ron 350. Los cadáveres fueron trasladados a Estrasburgo y conservados para estudios
raciales3’ 1. Allí, en el laboratorio anatóm ico de la universidad, siguió su curso todo
aquello de lo que los m édicos alem anes fueron capaces.
LAS C O N F IS C A C IO N ES
Las otras dos operaciones de los centros de exterm inio com prendían la confiscación
de las propiedades y las m atanzas propiam ente dichas. La utilización de reclusos para el
trabajo y los experim entos era una interrupción del proceso, una introducción de pro
cedim ientos interm edios con fines económ icos y para otros propósitos extrínsecos. Sólo
las expropiaciones y las m atanzas eran orgánicas en un sentido adm inistrativo. Fueron
las dos únicas operaciones aplicadas en los seis cam pos de exterm inio y que abarcaron
prácticam ente a todos los deportados judíos.
La confiscación de las pertenencias personales era un cajón de sastre. Todo lo que
los judíos habían conseguido llevarse, todo lo que habían conseguido ocultar, era reco
gido en los centros de exterm inio. Las propiedades a las que los E stados satélites se h a
bían visto obligados a renunciar para que los deportados pudieran em pezar una nueva
vida en el «E ste» caían tam bién ahora en la bolsa. Todo se recogía y convertía en ben e
ficio. Pero el rescate de esas propiedades fue una operación precisa y bien planeada.
U n paso preliminar hacia el rescate sistem ático se dio en la prim avera de 1941. En
abril de ese año, la R S H A informó al departam ento de inspección que devolver a los
parientes y a los familiares dependientes los bienes personales obtenidos de los judíos re
cluidos en cam pos de concentración estaba «descartado». Los bienes se som etían a con
1046
fiscación a través de los canales norm ales (es decir, los Regierungsprasidenten)352. Debe
recordarse que este procedim iento era aplicable a todos los cam pos antes de que em pe
zasen las deportaciones m asivas. Tras el establecim iento de los centros de exterm inio, la
recogida, clasificación y distribución del enorm e núm ero de bienes personales se convir
tió en un problem a que ya no podía m anejarse sobre la m archa. En consecuencia, se esta
bleció una m aquinaria adm inistrativa especial para estas expropiaciones. Bajo las nuevas
disposiciones, de la recogida se encargaba cada cam po, pero el inventario y la enajen a
ción de los artículos se convirtieron en algo m ucho m ás com plicado.
La jurisdicción sobre la clasificación y distribución del botín de K ulm hof se cen tra
lizó bajo una organización situ ada fuera del control de las S S y de la Policía: la A d m i
nistración del G u eto de Lódz. K ulm hof era estrictam ente una em presa local, estab leci
da por el G auleiter G reiser para los judíos de su G au . C om o se ha señ alado ya, G reiser
confirió a la G ettoverw altung de Litzm annstadt (L ó d z) com petencias plenarias para
confiscar las pertenencias de todos los judíos deportados del W artheland353. E sta co m
petencia se am plió no sólo a las propiedades aban don adas en los guetos, sino tam bién
a las pertenencias que los deportados se llevaron consigo al cam po de Kulmhof. El
A m tsleiter Biebow, de la G ettoverw altung, estableció en con secuen cia una estación
central de inventario en Pabianice (12 kilóm etros al sureste de L ó d z ), que situó bajo la
dirección de uno de sus A bteilungsleiter, Seifert, y que clasificaba todas las perten en
cias sacadas de los guetos aban don ados del W arthegau y del cam po de K ulm hof por una
flota de 16 cam ion es354. Las confiscaciones de K ulm hof fueron en con secuen cia «ingre
sos» efectuados por la G ettoverw altung. C on una excepción (pieles), el inventario y la
venta definitiva de la propiedad entraban com pletam ente en el ám bito de com p eten
cias de Biebow.
En Auschw itz, el jefe adm inistrativo (Burger, posteriorm ente M óckel) se encargaba
no sólo de la recogida sino tam bién de la clasificación, el inventario y eí em paquetado.
Para la distribución de los artículos, sin em bargo, dependía de los directivos del A m st-
gruppe A (G ruppenführer Frank) de la W V H A .
En el G eneralgouvernem ent, el responsble de las S S y de la Policía de Lublin, Glo-
bocnik, siem pre con scien te de las n uevas oportun idades para am pliar su jurisdicción en
352 Liebehenschel a los com andantes de los cam pos, 5 de mayo de 1941, adjuntando carta de la
R S H A II-A-5 (firmado por el Dr. N ockem ann) al departam ento de inspección, fechado el 3 de abril
de 1941, N O - 1235.
353 M em orando de Biebow, 20 de abril de 1942, C entralna Zydowska Komisja Historyczna w Pols
ce, D okum enty i m aterialy do dziejów oku pacji niem eckiej w P olsce , cit., vol. 2, pp. 118-119.
354 Seifert a Biebow, 7 de mayo de 1942, ibid., vol. 1, pp. 25-26. O berbürgerm eister Litzmanns-
tadt (firmado Luchterhandt) al Landeswirtschaftsam t Posen, a la atención del Regierungsrat Gerlich,
27 de mayo de 1942, ibid., vol. 3, pp. 233-234- Gerlich a la Gettovverwaltung, 28 de agosto de 1942,
ibid., p. 235.
1047
asuntos judíos, ordenó a sus hom bres que crearan un Zentralkartei (registro central) de
todas las propiedades recogidas en sus cam pos. A cargo de todos los bienes duraderos
(joyas, m oneda extranjera, etc.) puso al Sturm bannführer W ippern; y el H auptsturm -
führer Hofle, que había participado activam ente en el com ienzo de las deportaciones al
recientem ente establecido cam po de Belzec, se encargó de la clasificación de ropa,
zapatos, etc.355. D e los cuatro cam pos, incluido Treblinka, se enviaban las propiedades
a los alm acenes de Lublin356. Toda esta operación se convirtió en la últim a fase de la
Aktion Reinhardt.
A penas había establecido Globocnik su organización, cuando el responsable de las S S
y de la Policía en Varsovia y el propio G lobocnik em pezaron a recibir presiones para que
distribuyeran parte de las m ercancías acum uladas. El 25 de abril de 1942, el Gruppen-
führer Grawitz, Reichsarzt SS und Polizei, envió una carta de sondeo al O berführer Wi-
gand, entonces responsable de las S S y de la Policía en Varsovia. «H a llegado a mi cono-
cimiento -escribió G raw itz- que los responsables de las S S y de la Policía en Varsovia y
Lublin están guardando depósitos de oro viejo de origen judío.» El podía aprovechar el
oro para aplicaciones dentales357. W igand respondió pidiendo a Grawitz que consiguiera
una directiva de Himmler, y de ahí siguió una larga correspondencia358. El 12 de agosto
de 1942, B ran dt inform ó a Krüger de que H im m ler había hecho a Pohl responsable de
la distribución (Weiterleitung) de todos los objetos valiosos judíos a los «organism os
com pententes» del R eich359. A l notificar la orden a Pohl, Brandt señ aló que Him m ler
esperaba que el M inisterio de Econom ía con cediera a las S S «un trato m agnánim o»
(grofízügige Behandlung) en lo referente a cualquier solicitud de oro y p lata360.
A proxim adam en te por estas fechas (el 11 de agosto de 1942) G lobocnik solicitó que
se «separasen » (abzweigen) dos m illones de zloty de la «evacu ación ju día» (Judenum-
siedlung) para financiar escuelas destin adas a los repobladores alem anes del distrito.
1048
Este procedim iento, explicaba él, ya se había aplicado en el asunto de la ropa361. Brandt
escribió directam ente al G ruppenführer Greifelt, director del Estado M ayor del Reichs-
kommissar para el Fortalecim iento de la G erm anidad, diciendole que H im m ler desea-
ba que Greifelt financiara el proyecto por cuen ta propia. El dinero recogido en la Jude-
num siedlung debía ser entregado al R eichsbank sin deducir un solo céntim o. «D e esta
forma, será m ucho m ás fácil conseguir los fondos necesarios m ediante los canales ñor-
males del M inisterio de Finanzas», concluía B ran d t’62.
La jurisdicción para enajenar los objetos valiosos así como el dinero recogido en todos los
campos del Generalgouvernement le fue conferida a Pohl. Esta competencia se manifestó en
las directivas del Amtsgruppe A de la W V H A a la administración de Auschwitz y a Lublin363.
W V H A -A
M óckel G lobocnik
(E stado M ayor Especial G
de la W V H A )
I
I
Auschwitz Lublin
Bel'zec
Sobibor
Treblinka
C am p o de Pabianice
K ulm hof
361 Brif. Globocnik a Himmler, 1 1 de agosto de 1942, A rchivos de Himmler, C arpeta 94-
362 O Stubaf. Brandt al G ru í Greifelt, 14 de agosto de 1942, A rchivos de Himmler, C arpeta 94.
363 A pesar de la centralización, las solicitudes de distribuciones especiales siguieron enviándose
a Lublin. El 19 de septiembre de 1942, el jefe de la G estapo de Viena solicitó, en nombre de Kalten-
brunner, ropa para los polacos germanizados y para los prisioneros. Huber al responsable de las S S y
de la Policía en Lublin (Reinhardt), 19 de septiembre de 1942, Centralna Zydowska Komisja His-
toryczna w Polsce, D ok um en ty i m ateria ly do dziejúw oku pacji niem eckiej iv Polsce, cit., vol. 2, p. 190. En
noviembre, el Tribunal VI de las S S y de la Policía en C racovia solicitó una cesión (U b erlassu n g ) de
alfombras, gafas, ropas civiles, etc, de la «herencia judía» (lu d c n n ac h lafi). Tribunal VI de las S S y la
Policía a la Standortverw altung de las S S en Lublin, 10 de noviembre de 1941, ibid, pp. 192-193.
1049
Debe indicarse cóm o funcionaba realm ente el sistem a. En esencia, las co n fiscacio
nes eran una operación de barrido, pero tam bién un m odelo de conservación. Se reco-
gía todo, y no se m algastaba nada. ¿C óm o se podía ser tan concienzudo? La respuesta
radica en la cadena de m ontaje, un m étodo infalible. Partidas de trabajo form adas por
presos cogían el equipaje dejado en los vagones de carga de los transportes y en la pla
taform a. O tros K om m andos de presos recogían las prendas de vestir y los objetos valio
sos en los vestuarios. A las m ujeres les cortaban el pelo en las barberías situadas junto
a las cám aras de gas. D e la boca de los cadáveres se extraían los dientes de oro, y la
grasa hum ana que despedían los cuerpos al quem arse era arrojada de n uevo a las lla
m as para acelerar la incineración. D e esa forma, los dos procesos orgánicos del cam po
de exterm inio, la confiscación y las m atanzas, se fusionaban y sincronizaban en un solo
procedim iento que garantizaba el éxito absoluto de am bas operaciones.
U n corolario de la m eticulosidad en las recogidas era el cuidado con el que se realiza
ba el inventario. Se contaba cada unidad monetaria. Se clasificaban los relojes y se repa
raban los valiosos. Se pesaban las prendas y los harapos inútiles. Se entregaban recibos
unos a otros, y todo se inventariaba. Todo esto se hacía de acuerdo con el deseo de «e s
m erada exactitud» (dic grófite Genauigkeit) m anifestado por Himmler. «N o podem os ser
lo suficientem ente p recisos.»364
Sin embargo, había un problema que amenazaba con derrotar la m inuciosidad de las
confiscaciones y la «esmerada precisión» del inventario. El personal alem án caía en la ten
tación de apoderarse de parte de los bienes. H abía que hacer algo al respecto. Seifert, jefe
de la Gettoverwaltung en Pabianice, solicitó que estos hombres recibieran la misma bonifi
cación (15 Reichsmark diarios) por trabajo «de riesgo» que recibía el personal de Kulmhof.
Com o el personal de Kulmhof, razonaba Seifert, sus hombres estaban expuestos al peligro
de la «infección» (lnfektiongefahren)i6:>. A los miembros de la compañía policial de Pabianice
se les dio también la oportunidad de comprar los artículos que desearan366. A la conclusión
de la Aktion Reinhard, Globocnik comunicó a Himmler que sólo «la decencia y la honra
dez» de sus hombres habían garantizado una completa entrega de los bienes al Reich367;
pero en Treblinka, los hombres de las S S y los vigilantes ucranianos se habían quedado con
joyas y dinero, y algunos habitantes polacos de la vecindad del cam po habían compartido el
botín, comprando monedas, relojes y ropa a los ucranianos por precios irresistibles368.
1050
El com an dan te de Auschw itz, Liebehenschel, intentó contener los robos. El 16 de
noviembre de 1943, em itió un a orden en la que establecía que todas las pertenencias
de los reclusos, ya fueran prendas de vestir, joyas, com ida u otros objetos, eran propie'
dad estatal, y que sólo el Estado podía decidir acerca de su utilización. «Q u ien toque la
propiedad estatal -seg u ía la o rd e n - se califica a sí m ism o de delincuente y se excluye
autom áticam ente de las filas de las S S .» 369
Quizá el aspecto m ás im portante de las confiscaciones fuera la distribución de las
propiedades. En el caso de la G ettoverw altung, el problem a era venderlas, ya que ésta
no regalaba nada. La única excepción eran las pieles; por orden de Himmler, se envia-
ban a la fábrica de confección de las S S en R avensbrück, para que finalm ente se las pu-
sieran sus W affen -SS370. Por lo dem ás, la G ettovervaltu ng podía confiar en la directiva
de G reiser y en el hecho de que era un organism o del R eich, adjunto al Oberbürger-
m eister de L ó d z para asuntos adm inistrativos ordinarios, y responsable ante la D irec
ción G eneral de Fideicom iso del Este en cuestiones de confiscación. Esto no quiere decir
que se entregaran fondos a instancias superiores. La G ettoverw altung llevaba una pre
cisa contabilidad, y podía usar todo el dinero que recibía.
A los clientes de Biebow, la com pra de tales artículos les planteaba algunas com pli
caciones. Por ejemplo, en agosto de 1942, una organización benéfica de Poznañ (la N SV )
pidió 3.000 trajes, 1.000 prendas de vestir de mujer, y ropa interior y de cam a. Los repo-
bladores necesitaban urgentem ente ese m aterial. La N S V solicitó que se le hiciera una
oferta de bajo precio371. D os m eses después, recibió las m ercancías y la cu en ta372. El trato
estaba cerrado. Pero el 16 de enero de 1943, la G ettoverw altung recibió una queja. El
primer cargam ento de 1.500 trajes había sido enviado en em balajes cerrados a las sucur
sales de la organización benéfica. A l abrir las cajas, los funcionarios de la organización
descubrieron consternados que el cargam ento no era en absoluto com parable con las
,69 Jan SEHN, «Concentration and Extcrmination Cam p at Oswi^cim », Comisión Central para la
Investigación de los Crímenes Alem anes en Polonia, G e rm á n C rimes in Pokm d, Varsovia, 1946-1947,
vol. 1, p. 43. De acuerdo con lo afirmado por diversos ex reclusos, los vigilantes robaron grandes cantida
des de joyas, relojes y dinero. Declaración jurada de Wemer Krumpe, 23 de septiembre de 1945, N O - 1933.
370 Koppe al O Stubaf. Brandt, 28 de agosto de 1942, N O -3190. El hospital de la reserva de las
SS en Sieradz pidió algunos artículos porque los muebles provisionales del nuevo hospital eran una
«catástrofe». Beibow a Meyer (división para la adm inistración de bienes), 7 de septiembre de 1942,
Centralita Zydowska Komisja Historyczna w Polsce, D okum enty i m aterialy do dziejóui oku pacji niem ec-
kiej w Polsce, cit., vol. 2, p. 138.
3,1 G auleitung W artheland/Am t für Volkswohlfahrt Posen/'Organization al Oberbürgerm eister
Litzmannstadt, 12 de agosto de 1942, C entralna Zydowska Komisja Historyczna w Polsce, D okum enty
i m aterialy do dziejów oku pacji ruemeckiej w Polsce, cit., vol. 2, pp. 156-157.
372 Gettoverwaltung a Gauleitung W artheland/NSV - Kreis Litzmannstadtland, 28 de noviembre
de 1942, ibid., p. 166.
1051
m uestras vistas en Kulmhof. M uchos de los trajes no eran tales, sino chaquetas y panta-
Iones sin coordinar. Y aún peor, que buena parte de la ropa estaba m anchada de barro y
sangre («Ein grofier 1 sil der Bekleidungsstücke ist stara befleckt und teilweise auch mit Schmutz
und Blutflecken durchsetzt») ■ En Poznañ, varios cientos de artículos llevaban aún la estrella
judía pegada. D ado que la mayoría de los trabajadores que desem pacaron los embalajes
eran polacos, existía el peligro de que los repobladores descubrieran el origen de las pren
das, haciendo caer en el «descrédito» la A yuda de Invierno3'3.
La G ettoverw altung respondió lacónicam ente seis sem anas después, aceptan do la
devolución de 2.750 trajes y 1.000 vestidos. Las m anchas no eran de sangre sino de
óxido; no había form a de quitarlas. Por consiguiente, se em itiría una factura por sólo
250 trajes y la ropa interior3'4. E sta respuesta provocó otra carta de la A yuda de Invier
no en la que se establecía que la organización benéfica no podía resignarse a perder los
trajes. Si las m anchas de óxido no se podían quitar, al m enos deberían haberse retirado
las estrellas judías de las prendas3' 3.
Esto respecto a los negocios de la G ettoverw altung. La estrategia de la W V H A era
m ucho m ás com pleja. H im m ler insistía en que los objetos pertenecían al R eich y que
los tratos directos con los clientes q uedaban descartados. Pero esto no significaba que
las pertenencias de los judíos no pudieran utilizarse para poten ciar los intereses de las
S S. En prim er lugar, la W V H A regaló grandes can tidades de «propiedades estatales» a
grupos de personas que regularm ente disfrutaban de la generosidad de las S S , a saber,
hom bres de la organización (especialm ente soldados heridos o con decorados), familias
de hom bres de las S S , y habitantes de etnia alem ana. En segundo lugar, y m ás im por
tante, se enviaban objetos a los organism os oficiales com o palan ca para obtener un
«trato m agnánim o» de dichos organism os. Estas tácticas de la W V H A m erecen ser des
critas en m ayor detalle.
El 7 de septiem bre de 1942, Pohl escribió a H im m ler diciéndole que tenía intención
de regalar gran can tidad de abrigos de mujer, ropa de niño, guantes, im perm eables,
m edias, y dem ás, a la D irección G en eral de la Raza y el R easentam iento (R u SH A ) para
ofrecerlos com o regalos de N av id ad a las fam ilias de los hom bres de las S S. Los artícu
los procedían de la Son deraktion h olan d esa3'6.
A p en as dos sem an as m ás tarde, el B rigadefüh rer A u gu st Fran k, jefe de la
W V H A -A , envió a A uschw itz y Lu blin u n a directiva de asign ació n b á sica que con-
1052
vertía las S S en un verd adero E jército de S alv ació n , lo cu al, al m ism o tiem po, supo-
nía una gran p alan ca co n tra el m inistro de E con om ía, Funk. Para asegurarse de que
todo quedaba a d ecu ad am en te cam uflad o, Frank orden ó al principio que a partir de
entonces se hiciera referencia a los bienes judíos com o «bienes procedentes de robos, en-
trega de bienes robados y bienes acum ulados». La enajenación se produjo de la siguien
te manera:
a. El dinero en m etálico com puesto por billetes del R eichsbank debía ser co n sign a
do en la cuen ta de la W V H A en el R eichsbank.
b. Las divisas, los m etales raros, las joyas, las piedras preciosas y sem ipreciosas, las
perlas, el oro de los dientes, y los fragm entos de oro debían entregarse a la W V H A ,
para que ésta los transm itiera al R eichsbank.
c. Los relojes de pulsera y despertadores, las plum as estilográficas, los portam inas,
las n avajas de afeitar, las n avajas de bolsillo, las tijeras, las linternas, las carteras
y los m onederos debían enviarse a los talleres de reparación de la W V H A , desde
donde los enviarían a los alm acenes m ilitares que se encargarían de venderlos a
las tropas.
d. La ropa de hom bre, tan to exterior com o interior, debía entregarse a la Volks
deutsche M ittelstelle (V O M I), la organización de asisten cia a los habitan tes de
etnia alem ana.
e. La ropa exterior e interior de m ujer debía venderse a la V O M I, excepto la len
cería de pura seda (ya fuera de hom bre o de m ujer), que debía enviarse directa
m ente al M inisterio de Econom ía.
f. Los colch ones de plum as, los edredones, las m antas, los paraguas, los cochecitos
de bebé, los bolsos, los cinturones de cuero, las bolsas de la com pra, las pipas, las
gafas de sol, los espejos, las m aletas y las telas debían enviarse a la V O M I; la cu es
tión del pago se decidiría después.
g. La lencería del hogar (sábanas, alm ohadas, toallas, m anteles, etc.) debía ven der
se a la V O M I.
h. Las gafas y las lentes sin m ontura debían ser entregadas al R eferat m édico (D-III).
i. Las pieles valiosas debían enviarse a la W V H A ; las pieles com unes debían com u
nicarse al R eferat B-II y entregarse en la fábrica de confección de las S S en
R avensbrück.
j. Los artículos de poco valor e inútiles debían ser entregados al M inisterio de E co
nom ía para venderlos al p eso377.
3/7 Frank al jefe de la Standortverw altung de Lublin y al jefe de la adm inistración de Auschwitz
(6 copias), 26 de septiembre de 1942, N O -724.
1053
U n artículo no m encionado en la directiva era el cabello hum ano. La recogida de
pelo se había ordenado el 6 de agosto de 1942. Lo usaban en la fabricación de calzado
de fieltro para los tripulantes de subm arinos y para los em pleados del R eichsbah n378.
M uy brevem ente, las directivas de las W V H A pueden reducirse a lo siguiente:
1,8 Glücks a los com andantes de los cam pos, 6 de agosto de 1942, U SSR -511. Los presos recuer
dan el uso de sangre. La Dra. Perl declara que vio desangrar a 700 jóvenes judías en Auschwitz. Evi
dentemente, se había pasado por alto la teoría racial para obtener el plasma. La extracción de sangre no
se realizaba en pequeñas cantidades ni con las medidas de seguridad elementales. Las mujeres yacían en
el suelo, desm ayadas, «y profundos ríos de sangre fluían alrededor de su cuerpo». Gisella Perl, í V^íxs
a ü o c to r in A u sch w itz, N ueva York, 1948, pp. 73-75. Las extracciones de sangre a mujeres también
las menciona una presa enfermera. D eclaración de Renée Erman (sin fecha), en Raym ond PHILLIPS
(ed.), Trial o/Jose /K r a r n e r an d F orty-F ou r O th ers (T h e Belsen T rial), Londres, 1949, pp. 661-662.
579 Directiva de Frank, 26 de septiembre de 1942, N O -724.
380 Fíimmler a Pohl y al jefe de la V O M I, OGruf. Lorenz, copias al OGruf. Prützmann y al Obf.
Hoffmeyer, 14 de octubre de 1942, N O -5395.
1054
tante aprovechar al m áxim o la ropa vieja. H a sta el m om ento del informe, se habían
entregado las siguientes can tid ad es381:
En general, por lo tanto, lo que no era suficientem ente bueno para la Volksdeutsche
se enviaba al M inisterio de Econom ía. (La seda constituía, por supuesto, una excepción;
el esfuerzo bélico daba prioridad al m aterial de seda.) Los envíos apartados para el M inis
terio iban a parar a em presas privadas que se encargaban de darles algún fin382. N a tu
ralmente, por la contribución que la W V H A hacía al program a de conservación m e
581 Pohl a Himmler, 6 de febrero de 1943, N O - 1257. Las cifras representaban sólo un comienzo.
Véase posteriormente el informe de Globocnik en el que afirma haber enviado él solo 2.900 vagones
de carga con materiales textiles, y que aún había existencias para llenar otros 1.000 vagones. Glo-
boenik a Himmler, sin fecha, probablemente otoño de 1943, PS-4024. Las enorm es cantidades de tra
jes y vestidos acum ulados en los centros de exterminio se com plem entaban con las ropas y utensilios
acumulados en los cam pos de tránsito. Estos cam pos estaban integrados en el sistema de distribución.
Declaración jurada del Dr. Konrad Morgen, 5 de octubre de 1947, N O -5440. M orgen vio almance-
nes de ropa en Herzogenbusch (Vught), H olanda. Tan sólo de este cam po se enviaron varios vago
nes de carga a la VO M I.
382 D eclaración jurada de Georg Lorner (W V H A -B), 4 de febrero de 1947, N O -191 1. U na
empresa de Estrasburgo, Strassburg Gm bH , solicitó al director del Dresdner Bank en Berlín un cré
dito por valor de 200.000-300.000 Reichsmark. Tras una investigación, se descubrió que la em presa
se encargaba de procesar prendas m anchadas de sangre (blutdu rch trán kt ) y con agujeros. Se le negó
el crédito. D eclaración jurada de Werner von Richter (Dresdner Bank, Berlín), 3 de mayo de 1948,
NI-15646.
1055
diante la entrega de trapos y ropas viejas, Pohl exigía ciertos favores. En consecuencia,
mantuvo una «conversación amistosa» (freundliches Gesprach) con el ministro de Eco
nomía Funk, en el transcurso de la cual solicitó prioridad para que los objetos textiles se
convirtieran en uniformes de las SS, «a cambio de la entrega de la ropa vieja de los judíos
muertos»383.
Si bien la mayor parte de los productos textiles fueron a parar a la VOM I y al Minis
terio de Economía, parte de la ropa se distribuyó a los presos en los campos de concen-
tración. (Recuérdese que los uniformes de prisioneros habían empezado a escasear.) En el
verano de 1943, llegaron a Dachau envíos de ropa procedentes de Auschwitz y Lublin.
Antes de entregárselos a los presos, los oficiales de las SS registraron las «montañas de
prendas» para buscar objetos valiosos y coger las piezas de ropa más atractivas384.
Las prendas dadas a los presos eran «propiedad del Estado». U na ex reclusa, la Dra.
Perl, cuenta un incidente ocurrido en Auschwitz que afectó a una cantante judía que,
de conformidad con la práctica común, había hecho tiras de su enagua para usarlas en
lugar de pañuelos de bolsillo y paños, que eran inaccesibles. Un día, un vigilante la
abordó, le levantó el vestido, y descubrió que sólo quedaban las hombreras. «¡Cerda
revolucionaria! ¡Ladrona! ¿Dónde está la enagua del cam po?»385, le gritó, golpeándola
sin piedad.
El mayor artículo de regalo en la categoría de bienes duraderos eran los relojes. El
13 de mayo de 1943, Frank pudo redactar ya un informe sobre la «utilización de bienes
judíos robados» (Venvertung des jüdischen Hehler- und Diebesgwtes) en el que menciona'
ba haber recibido 94-000 relojes de caballero, 33.000 de mujer, 25.000 estilográficas, y
otros artículos. Ya había enviado 1.500 relojes a tres divisiones de las SS (Leibstandarte
AdolfHider, D as Reich y Totenkopfdivisicm) y se proponía enviar 1.000 a cada división de
las Waffen-SS, y 6.000 a la comandancia de submarinos (un destino privilegiado). Además,
estaba distribuyendo tijeras a la DAW, a Lebensborn, a los médicos de los campos y a
las barberías de los cam pos386.
Cuatro meses después, Hildebrandt, de la RuSH A , solicitó «mayores cantidades»
(grófiere Mengen) de relojes y estilográficas. Quería distribuir regalos durante las Nav¡-
dades de 1943 a hombres de las S S heridos. «M uchos heridos -d ijo - que no poseen
reloj ni estilográfica disfrutarían con ese regalo.»387 N o necesitamos introducirnos en la
correspondencia subsiguiente, en el transcurso de la cual se tomaron decisiones tan
1056
importantes como si la división de las SS y de la Policía debía recibir 500 ó 700 relo-
jes, la entrega de 15.000 relojes de mujer a habitantes de etnia alemana, la distribución
de 3.000 despertadores (500 a campos de concentración, 2.500 a berlineses que habían
perdido su casa en los bombardeos), y la asignación de relojes especialmente valiosos
para soldados excepcionalmente valientes de divisiones nuevas388.
La mayoría de los objetos valiosos, incluido dinero, joyas, relojes de oro y oro den-
tal, se entregaba debidamente al Reichsbank. El Reichsbank era el banco central de
Alemania; lo presidía el ministro de Economía, Funk. Había dos vicepresidentes: Emil
Puhl, que llevaba mucho tiempo empleado en el banco, y Kurt Lange, cedido por el M i
nisterio de Economía y experto del ministerio en asuntos monetarios, bursátiles, cam
biados y de seguros389. Por debajo de los vicepresidentes se encontraban los Reichbank-
direktoren, cada uno encargado de algún aspecto del funcionamiento del banco (es
decir, valores bursátiles, cambio exterior). En relación con el Reichsbank u operando
en conjunción con él había varias organizaciones390.
El Golddiskontbank
La Reichshauptkasse (Tesorería)
El Reichrechnungshof (Servicio de Auditoría)
La Preussische Staatsmünze (Fábrica de moneda)
La Pfandleihanstalt de Berlín (Casa de empeños)
3ss Véase la siguiente correspondencia: Gruf. Frank al OStubaf. Brandt, 2 de septiembre de 1943,
NO-2751. Pohl a Brandt, 6 de noviembre de 1943, NO-2753. Brandt a Pohl, 3 de diciembre de
1943, NO-2754. W VHA D-II a la W VHA-A y a la administración de Auschwitz, 24 de enero de 1944,
NO-4468. Pohl a Ilimmler, 4 de julio de 1944, NO-2755. Pohl a Himmler, 29 de julio de 1944, NO-
2756. Himmler a Pohl, 13 de agosto de 1944, NO-2749.
m Los dos vicepresidentes tenían el rango de Staatssekretár. Funk a Lammers, 11 de marzo de
1941, NI-14457.
390 He aquí los miembros del Aufsichtsrat del Golddiskontbank: Vizeprasident Puhl; Reichs-
bankdirector Wilhelm; Reichbankdirektor, Kretschmann; Ministerialdirigent, Bayrhoffer (Ministe
rio de Finanzas); Staatssekretar, Dr. Landfríed (Ministerio de Economía). Declaración jurada de
Karl Friedrich Wilhelm, 23 de enero de 1948, N I-14462. La Reichshauptkasse («Tesorería Principal»)
estaba adjunta al Reichsbank: la Oficina de Auditoría y la Fábrica de moneda pertenecían al Minis
terio de Finanzas. Organigrama confeccionado por Frick, PS-2905. La Casa de Empeños Municipal
de Berlín dependía del tesorero municipal. Memorando de Kropp (Hauptkasse), 3 1 de marzo de
1944, PS-3947.
391 Declaración jurada de Puhl, 3 de mayo de 1946, PS-3944.
1057
Puhl, Pohl y otros funcionarios en un almuerzo ofrecido en el edificio del Reichs
bank392. El sistema de recepción de los artículos lo diseñaron el Reichsbankrat Thoms,
de la División de M etales Preciosos del Reichsbank, y el Brigadeführer Frank393. Los
envíos los efectuaba el jefe de la W V H A A TI (finanzas y nóminas), el Hauptsturm-
führer Melmer394. Hubo un total de 76 o 77 envíos, cada uno de ellos de un cam ión395.
Aunque Melmer llevaba ropa civil por acuerdo, iba acom pañado por varios vigilantes
uniformados de las SS ; de ahí que los envíos no permanecieran en secreto mucho
tiempo396.
En los almacenes, los artículos se vaciaban en mesas y se clasificaban. De 25 a 30
personas pasaban a diario por aquellas salas397. Los propios objetos llevaban a veces el
sello de Auschwitz y Lublin, y la gran cantidad de oro dental no pasó desapercibida398.
Cuando Pohl visitó el Reichsbank, Puhl lo condujo a las instalaciones, y comentó, «sus
cosas también están aquí [Ihre Sachen sind auch darunter]»399.
El problema de qué hacer con los envíos acumulados lo manifestó Puhl en una reu
nión de Reichsbankdirektoren. El vicepresidente anunció que el Reichsbank iba a ven
der el oro y las joyas de las SS. El Reichsbankdirektor Wilhelm, jefe de divisas extran
jeras y control de divisas, contestó que «el Reichsbank no comercia con productos de
segunda m ano»400. Wilhelm, que no era amigo de las SS, quedó en consecuencia fuera
del cuadro401.
El encauzamiento de los bienes desde los almacenes fue finalmente el siguiente. La
División de M etales Preciosos (Thoms) se quedó con las m onedas402. Las acciones, los
bonos y las libretas de depósito fueron transferidos a la División de Activos Financie
ros403. Los dientes de oro fueron enviados a la Fábrica de moneda del Estado prusiano
para su fundición404. Las joyas fueron enviadas a la Casa de Empeños de Berlín, donde
392 Declaración jurada de Pohl, 15 de julio de 1946, PS-4045. Declaración jurada de Wilhelm,
23 de enero de 1948, N I-14462.
393 Declaración de Thoms, 8 de mayo de 1946, PS-3951.
594 Ibid.
m Testimonio de Thoms, Trial o f the M a jo r W ar C rim in áis, XIII, 604-605, 615.
W6 Declaración de Thoms, 8 de mayo de 1946, PS-3951.
39' Testimonio de Thoms, Trial o f the M a jo r W ar C rim in á is, XIII, 603.
598 Declaración de Thoms, 8 de mayo de 1946, PS-3951.
i99 Borrador de la declaración jurada de Pohl, sin fecha, N I-15307.
400 Declaración jurada de Wilhelm, 23 de enero de 1948, NI-14462.
401 El habla de su «generalmente conocida aversión por esta gente». Ibid.
402 Declaración de Thoms, 8 de mayo de 1946, PS-3951.
4C3 Ibid.
404 Tesorería General (firmado Thoms) a la Fábrica de moneda del Estado prusiano, 24 de di
ciembre de 1944, N I-15534. Testimonio de Thoms, Trial o f the M a jo r W ar C rim in áis, XIII, 612.
1058
se encargó de ellas el Am tsrat Wieser4(b. Los beneficios obtenidos de la venta de los
metales y los valores se depositaron en la Tesorería. Allí le fueron abonados al M iniste
rio de Finanzas en una cuenta especial a nombre de «M ax Heiliger»406. Cuando corres
pondía, el Dr. Maedel, anciano experto en asuntos judíos del Ministerio de Finanzas,
hacía uso de la cuenta y contabilizaba en el presupuesto las retiradas de fondos (capí
tulo XVIII, título 7, artículo 3)407.
La venta de los objetos valiosos judíos no procedió tan eficazmente como el proce
dimiento arriba descrito podría indicar. Principalmente, había que superar tres obstáculos.
En primer lugar, era difícil librarse de ciertos artículos. Por ejemplo, la División de Activos
Financieros se vio estancada con los documentos no endosados que habían sido libra
dos a nombre de los titulares408, y la casa de empeños se quejaba de que la mayoría de las
joyas y los relojes que había recibido tenían poco valor, porque estaban anticuados o se
habían dañado por el camino409.
Otra dificultad era la falta de tiempo. En el transcurso del procesamiento, surgieron
diversos cuellos de botella. Inmediatamente antes del hundimiento alemán, 207 con
tenedores llenos de oro, monedas y otros objetos valiosos fueron ocultados en minas de
sal, donde permaneció todo el cargamento hasta que las tropas estadounidenses lo des
cubrieron410.
La tercera limitación era el precio que las SS pedían por las mercancías. Aunque no
debía rebajarse ni «un céntimo», Wippern y Móckel recibieron autorización para rete
ner las cantidades suficientes para costear los gastos relacionados con la propia
Aktion411. El oro se entregaba con la condición de que las SS tuvieran a su disposición
tres kilogramos en caso de necesitarlos para sobornos o espionaje412. Lo más importan
te de todo es que el Reichsbank y el Golddiskontbank tenían que establecer un fondo
del que las SS pudieran obtener dinero prestado para financiar sus diversas actividades.
1059
Cuadro 9.17. Administración del botín obtenido en los campos de exterm in io
<
O
1060
<
É
Este préstamo, conocido como el fondo Reinhardt, infundió nueva vida a las industrias
de las SS. Este grupo industrial debía 6.831.279,54 Reichsmark a la Asociación de
Cajas de Ahorros de las SS y un millón a la Cruz Roja alemana. Ahora podían liqui
darse estas deudas. Además, se invirtió algo de dinero en ampliación de capital413. Tras
la conclusión de tales disposiciones, el disconforme Reichsbankdirektor Wilhelm apro
vechó la ocasión para «advertir» a Puhl que no visitara los campos de concentración en
relación con los créditos414.
Las últimas pertenencias de las víctimas no eran las riquezas de las que Himmler había
hablado, pero se recogieron asiduamente y se canalizaron con gran deliberación a gran
número de usuarios finales. La organización de este esquema parece en el cuadro 9.17.
Los campos a los que se les había confiado la aplicación de la solución final tenían
tres preocupaciones. U na era mantener el secreto. O tra la eficacia. Y la tercera, borrar
los rastros de la matanza. Los tres empeños formaban parte integral de la operación,
introducidos en los procedimientos administrativos que los campos seguían a diario.
La ocultación
Ocultar la operación ante todos los extraños era un problema continuo. Había que
tomar precauciones antes de que llegaran las víctimas, mientras éstas atravesaban todo
el proceso, y después de que hubieran muerto. En ningún momento podía permitirse la
divulgación y en ningún momento podían los directivos de los campos permitir que los
encontraran con la guardia baja. Desde el momento en que se planearon las instala
ciones de gaseado, los oficiales de las SS responsables de la empresa en Berlín y en los
propios campos vivían en un constante estado de nerviosismo, ante la posibilidad de
que personas no autorizadas realizaran descubrimientos impropios. Com o señaló Viktor
Brack, de la Cancillería del Führer, en una carta escrita a Himmler: «usted mismo,
Reichsführer, me dijo hace algún tiempo que exclusivamente por razones de encubri
miento tenemos que trabajar con la mayor celeridad posible»415.
Una medida de encubrimiento ordinaria fue el camuflaje verbal. El término más
importante y posiblemente el más equívoco aplicado a los centros de exterminio fue el
411 Memorando de la WVHA-W, 26 de mayo de 1943, NO-219G. DWB (red de industrias de las SS)
al Gruf. Frank y al HStuf. Melmer, 7 de junio de 1943, NO-554.
414 Declaración jurada de Wilhelm, 23 de enero de 1948, N I-14462.
415 Obf. Brack a Himmler, 23 de junio de 1942, NO-205.
1061
del «Este». Esta palabra se empleó una y otra vez durante las deportaciones. Para los
campos había diversas referencias. Cuando el campo de Lublin y el campo reciente-
mente establecido de Birkenau esperaban a finales de 1941 prisioneros de guerra sovié
ticos, ambos recibieron el nombre de Kriegsgefangenenlager («campos de prisioneros de
guerra»), pero posteriormente ambos recibieron el nombre genérico de Konzentraticmslager
(«campos de concentración»), Birkenau como parte Auschwitz, y en noviembre de 1943,
supuestamente independiente, como KL Au II416. Sobibór recibió la adecuada denomi
nación de Durchgangslager (campo de tránsito). Dado que estaba situado cerca del río Bug,
en la frontera de los territorios ocupados del Este, la designación encajaba con el mito de
la «migración hacia el Este». Cuando Himmler propuso un día llamarlo Kmzentrationslager,
Pohl se opuso al cambio417.
En Auschwitz, Ertl, arquitecto de la Zentralbauleitung, se refería al proyecto de
construcción de los barracones que debían albergar las pertenencias de los judíos gasea
dos como «barracones de efectos para tratamiento especial 3 piezas» [Effektenbaracke
für Sonderbehandlung 3 Stücíc]418. A las cámaras de gas subterráneas las llamaba «sótanos
especiales» (Sonderkeller) y a las cámaras de superficie «casas de baños para acciones espe
ciales» (Badeanstalten für Sonderaktionen)419. En la medida en que los anteproyectos de
un edificio de gaseado podían ser reveladores incluso sin nombrar específicamente este
propósito, el jefe de la Zentralbauleitung, Bischoff, ordenó que dichos planos se m an
tuvieran bajo vigilancia especial420. Además, dentro del campo de Auschwitz estaba
prohibido hacer fotografías421.
En el campo mucho menor de Belzec, el motor diésel estaba situado en una chabola
llamada la «Fundación Hackenholt». (El Unterscharführer Hackenholt era el operario
encargado del m otor)422. El principal término usado para la operación de exterminio pro
piamente dicha fue el mismo que se había usado para las matanzas en Rusia: Sonderbe
handlung («tratamiento especial»). Además, había cierta terminología más apropiada para
las operaciones llevadas a cabo en los centros de exterminio, tales como durchgeschleufk
(«arrastrado») o gesondert untergebracht («depósito especial»).
416 Norbert F reí et al. (ed s.), Standurt- und Kornmandaturbefehle des Kcmzentrationslagers Auschwitz
1940-1945, Munich, 2000, pp. 76n, 366-368.
417 Himmler a Pohl, 5 de julio de 1943, NO-482. Pohl a Himmler, 15 de julio de 1943, NO-482.
418 Memorando de Ertl, 30 de junio de 1942, Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum,
GR 11.001 (Centro para Colecciones Históricas, Moscú), Rollo 35, Fondo 502, Opis 1, Carpeta 236.
419 Memorandos de Ertl, 27 de noviembre y 21 de agosto de 1942, ibid., Rollo 41, Fondo 502,
Opis 1, Carpeta 313.
42C Orden de Bischoff, 5 de mayo de 1943, ibid., Rollo 21, Fondo 502, Opis 1, Carpeta 39.
421 Orden de la Kommandantur (firmado Hóss), 2 de febrero de 1943, ibid., Rollo 20, Fondo 502,
Opis 1, Carpeta 32.
422 Declaración jurada de Gerstein, 26 de abril de 1945, PS-1553.
1062
Además del camuflaje verbal, era importantísimo cerrar la boca de los enterados;
por consiguiente, a todo el personal de los campos, especialmente a los altos cargos, se
le hacía jurar que guardaría silencio. Hóss le hizo esa promesa a Himmler antes de
empezar su tarea. Observó completo secreto, sin hablar de su trabajo a nadie que no
conociera el tema. Sólo una vez rompió su palabra: «A finales de 1942 -relata H óss- a
mi esposa le causaron curiosidad los comentarios hechos por el Gauleiter de la Alta
Silesia, Bracht, referentes a sucesos acaecidos en el campo. Me preguntó si era verdad,
y yo admití que sí. Esa fue la única vez que rompí la promesa que le había hecho al
Reichsfiihrer»423.
Un vigilante de Treblinka, el Unterscharführer Hirtreiter, pasó una vez un permiso
con su novia, Frieda Jórg, en Alemania. La mujer conocía las antiguas experiencias de
Hirtreiter con las operaciones de «eutanasia» en el sanatorio de Hadamar. Llena de cu-
riosidad, le pregunto: «¿Qué haces en Polonia ahora? Liquidando gente ieh? [Was
macht ihr denn in Polen? Gelt, ihr legt da M enschen uní? ]». Hirtreiter no respondió424.
N o todos los participantes pudieron guardar para sí la carga de lo que sabían. En
1943, la administración de Auschwitz pidió a la Policía de Seguridad y del Orden en el
oeste que no hiciera ante los judíos «inquietantes comentarios sobre el lugar y la natu-
raleza de su futura utilización» y que no hicieran «manifestaciones que fomentan la resis-
tencia o especulaciones sobre los alojamientos que los esperan» (« irgend welche beun-
ruhigende Eróffnungen über den Ort und die A rt ihrer bevorstehenden Verwendung» o «irgend
welche besonderen Widerstand auslósende Andeutungen bezw. Vermutungen über die A rt ihrer
Unterbringung»)41^. También se han registrado ejemplos que indican que a veces los vigi
lantes les contaban la noticia a las víctimas recién llegadas hasta en los propios centros
de exterminio426. Cuando el Obersturmfiihrer Gerstein, experto en gas, completó su gira
423 Testimonio de Hóss, Trial o f the M a jo r W ar C rim in áis, XI, 396-411- Los vigilantes de Ausch
witz tenían que firmar declaraciones de que no hablarían de la «evacuación de los judíos» ni siquiera
con compañeros de las SS. Archivos del U. S. Holocaust Museum, Grupo de Registro 04 (Archivos
de los Campos de Concentración Nazis 1939-1945/Auschwitz), Rollos 1 y 2.
424 «Ein Wachmann von Treblinka», F ran k fu rter Zeitung, 11 de noviembre de 1950, p. 3.
425 RSH A IV-B-4 (firmado Günther) a Knochen, Zoepf y Ehlers en Francia, Países Bajos y Bél
gica, con copia al BdS de Metz, 29 de abril de 1943, Policía de Israel, 1208. Digno de mención es el
hecho de que Auschwitz-Birkenau no se mantuviera en secreto como destino. Israelowicz, de la UGIF,
escribió a una mujer el 2 de septiembre de 1942 que su esposo había sido deportado a Auschwitz, en
la Alta Silesia, y que se trataba de un campo de trabajo. El 12 de febrero de 1943, el Bulletin de l’U nion
G én érale des Israélites en Frunce afirmaba que tenía en su mano correspondencia de judíos deporta
dos al «campo de trabajo» de Birkenau. Cynthia J. Haft, T h e B a rg a in an d the B ridle, Chicago, 1983,
pp. 38, 61-62.
426 Julius Ganszer, superviviente, cuenta la recepción que le dieron en Auschwitz después de en
tregarle ropa de prisionero y tatuarle el número en el brazo. Un vigilante dijo: «sois sólo números.
1063
por los campos del Generalgouvernement a finales del verano de 1942, contó todo el
secreto en el expreso Varsovia-Berlín a otro pasajero, el diplomático sueco barón von
Otter42'. El barón informó a Estocolmo de la existencia de los campos de exterminio,
pero el gobierno Sueco no difundió la información al mundo428.
Estrechamente relacionado con el juramento de silencio estaba el control de los visi-
tantes. Ocasionalmente, llegaban altos cargos del Reich o del partido para realizar «ins-
pecciones». La administración de los campos de concentración era especialmente quis-
quillosa con estas visitas. El 3 de noviembre de 1943, Glücks ordenó que a los invitados
no se les mostrasen ni los burdeles ni los crematorios; y tampoco debía hablarse de estas
instalaciones429. En caso de que alguien percibiera el olor despedido por las chimeneas,
le daban la explicación ordinaria de que el crematorio estaba incinerando los muertos
provocados por las epidemias430.
Había visitantes bien y mal recibidos. Tras una visita realizada por el ministro de Jus-
ticia Thierack a Auschwitz el 8 de enero de 1943, Hoss le envió un álbum de fotogra
fías con una notita en la que expresaba su esperanza de que el Reichsminister las «dis
frutara» («in der Hoffnung, limen damit gleichzeitig eine Freude bereitet zu haben»)43]. Mal
recibidos eran principalmente los visitantes que se presentaban de improviso. Frank, el
Generalgouverneur de Polonia, estaba extremadamente ansioso por conseguir detalles
sobre los centros de exterminio. Una vez, recibió un informe de «que algo estaba ocu
rriendo cerca de Belzec»; fue allí al día siguiente. Goblocnik le mostró a los judíos tra
bajando en una enorme zanja. Cuando Frank preguntó qué les pasaría a los judíos, reci
bió la respuesta habitual: los enviarían más al este. Frank volvió a intentarlo. Le expresó
a Himmler el deseo de visitar Lublin, y éste le instó a que no fuera allí. Finalmente,
Frank intentó realizar una visita sorpresa a Auschwitz. Su coche fue parado y desviado
con la explicación de que había una epidemia en el campo. Posteriormente, Frank se
Un disparo, y el número desaparece. No tratéis de escapar; la única forma de salir de aquí es por la
chimenea». Filip Friedman, T his W'as Oswiecim, cit., p. 26. Respecto a una experiencia idéntica del
Dr. Bernard Lauber, véase la Causa núm. 4, pp. tr. 282-297.
427 Declaración de Gerstein, 4 de mayo de 1945, en Vierteljahrshefte für Zeitgeschichte 1 (1953),
p. 192.
42s Comentario de Hans Rothtels, citando una carta del Ministerio de Exteriores sueco al Cen
tre de Documentation Juive Contemporaine, 10 de noviembre de 1949. Ibid., p. 181.
429 Glücks a los comandantes de los campos, 10 de noviembre de 1943, NO-1541 .Véase también
la correspondencia sobre «edificios especiales» ocultos en N O -1242 y NO-4463.
43c Declaración jurada de Wilhelm Steffler, 28 de enero de 1948, N I-13953. Steffler era el Minis-
teríalrat encargado de las materias primas en la Oficina del Plan Cuatrienal. Visitó Auschwitz con un
grupo que incluía a Krauch y Korner. Declaración jurada del Dr. Karl Rühmer, 7 de febrero de 1947,
N O -1931. Rühmer, Stubaf. de la WHVA W-Y era experto en pesca.
431 Hoss a Thierack, 4 de marzo de 1943, NG-645.
1064
quejó a Hitler de su frustrada visita. Se dice que éste le contestó: «Podrá usted fácil
mente imaginar que se están produciendo ejecuciones de insurgentes. Aparte de eso,
no sé nada. ¿Por qué no habla de ello con Heinrich Himmler?». Y así, Frank estaba de
nuevo en el principio432.
Aunque las entradas a los campos se podían vigilar, la puerta trasera estaba normal
mente abierta, hasta en los aislados centros de exterminio del Generalgouvernement. Un
suboficial alemán oyó hablar mucho sobre Belzec en la Deutsches Haus de Rawa Ruska y
en la Ratskeller de la vecina Chelm. Un día, de camino a Cheím, en la estación de ferroca
rril de Rawa Ruska, vio un tren de deportados. Preguntó a un policía ferroviario de dónde
procedían los judíos. Probablemente eran los últimos de Lvov, explicó el policía. Y ¿adon
de iban? A Belzec. ¿Y allí? Veneno (Gift). Cuando llegó su propio tren, compartió depar
tamento con la esposa de un policía ferroviario. El marido, de servicio en el tren, se unió
a ellos. La mujer le señalaría Belzec cuando pasaran por allí. «Ahí llega [Jetzt kommt es
schon].» Un fuerte olor dulzón los saludó. «"Va apestan [Die stinkertja shonj», dijo la mujer.
«Oh, tonterías, eso es el gas [Ach Q uatsch, das is tja das G a s]» , explicó su esposo433.
Auschwitz, con su gran actividad industrial, tenía una constante corriente de direc
tivos empresariales, ingenieros, trabajadores de la construcción y otro personal entran
do y saliendo, todos ellos excelentes portadores de murmuración hasta los rincones más
lejanos del Reich434. En el área de Auschwitz residían gran número de alemanes perpe
tuamente conscientes del centro de exterminio. U n ferroviario, observando las vallas y
los puestos de vigilancia de Auschwitz I a un lado de las vías y de Auschwitz II al otro,
llegó a la conclusión de que él estaba en medio de todo (mitten drin)435. O tro ferrovia
rio se dio cuenta de que su vivienda estaba llena de un olor dulzón, y las ventanas
cubiertas de una película azulada436. Incluso en puntos más distantes se podían ver indi
432 Testimonio de Frank, Trial o f the M ajo r W ar C rim in áis, XII, 17-19.
433 Diario de Wilhelm Cornides, 31 de agosto de 1942, V ierteljahrshefte fü r Zeitgeschichte 7 (1959),
pp. 333-336. Véase también el informe de un belga deportado a Rawa Ruska, 18 de octubre de 1942, Yad
Vashem, M 7/2-2.
434 Declaración Jurada de Ernst A. Struss (I. G. Farben), 17 de abril de 1947, NI-6645. Struss
visitó Auschwitz en enero de 1942 y nuevamente en mayo de 1943.
435 Testimonio de Willy Hilse, 9 de diciembre de 1964, Causa contra Novak, 1416/61, Landesgericht
Viena, vol. 13, pp. 248-257. Véase también la declaración de Ulrich Brand, 23 de junio de 1967, Staat-
sanwaltschaft Düsseldorf, Causa contra Ganzenmüller, vol. XVI, p. 161 encarte (Hüller) en pp. 7-10.
436 Testimonio de Adolf Johann Barthelmass, 2 de diciembre de 1964, Causa contra Novak, vol. 13,
pp. 281-289. Barthelmass vivía en Babice. En la ciudad de Auschwitz propiamente dicha vivían, el 17
de diciembre de 1939, 12.545 habitantes divididos casi a partes iguales entre judíos y polacos. El 10 de
octubre de 1943, el cómputo era de 27-813, y comprendía a los polacos que se habían quedado, unos
6.000 alemanes del Reich, así como polacos y extranjeros recién llegados. Sybille S t f.in b a c h e r ,
«M u ste rsta d t» A u sch w itz, Múnich, 2000, pp. 159 y 244-245.
1065
cios físicos de las operaciones de exterminio. Acercándose desde Katowice, las llamas
de Auschwitz eran visibles a una distancia de 20 kilómetros43'. Inevitablemente, estos
residentes alemanes hablaban del aniquilamiento y la incineración438, y algunos se con
virtieron en fuentes regulares de información para sus colegas del Reich439.
La poderosa red de rumores no llegó sólo a oídos alemanes. La noticia de los cen-
tros de exterminio llegó a las poblaciones de diversos países en forma de relato en el que
se afirmaba que los alemanes hacían jabón con la grasa de los cadáveres. A ún hoy se
desconoce el origen del rumor sobre la fabricación de jabón, pero quizá una clave sea
el testimonio ofrecido después de la guerra por un investigador de las SS, el Dr. Konrad
Morgen, que durante un tiempo se mantuvo bastante activo en Polonia. Uno de los
temas de especial interés para Morgen fue el Brigadeführer Dirlewanger. Debe resaltar'
se que Dirlewanger no tenía relación alguna con los centros de exterminio. Era coman
dante de una notoria unidad de SS no fiables, que en 1941 estaba estacionada en el
Generalgouvernement. ¿Qué hizo este hombre? De acuerdo con Morgen,
457 Testimonio de Bartelmass, 2 de diciembre de 1964, causa contra Novak, vol. 13, pp. 281-289.
Declaración jurada de Heinrich Schuster (preso austriaco), 13 de octubre de 1947, NI-11862.
438 Declaración de Wilhelm Fehling, 8 de junio de 1967. Causa contra Ganzenmüller, vol. XVI,
p. 161, encarte, pp. 18-23. Un miembro cristiano de la resistencia belga, Victor Martin, al que se le
encomendó la misión de descubrir qué estaba ocurriendo con los judíos, viajó a la Alta Silesia y con
siguió obtener información detallada en conversaciones con los trabajadores alemanes. Véase el
informe no fechado de Martin en Yad Vashem, documento 02/300.
459 Declaración jurada del Dr. Gustav Küpper (I. G. Farben), 10 de junio de 1947, NI-8919.
440 Testimonio de Morgen, Causa núm. 11, pp. tr. 4075-4076.
1066
extendido el rumor (potenciado por el clero) de que los «repobladores» serían «cocidos
hasta convertirlos en jabón» (dafl die Aussiedler «zur Seife verkocht werden»)441. En octu
bre de 1942, la División de Propaganda del distrito de Lublin informó de que en la ciu
dad circulaba el rumor de que ahora utilizarían a los polacos, como a los judíos, para
«producir jabón» (Die Polen komen jetzt genau u>ie die Juden zur Seifenproduktion drcm)442.
En la Generaldirektion der Ostbahn, los directivos ferroviarios que hablaban de los gasea
dos decían en broma (ironisch) que había otra distribución de jabón en camino443.
Las SS y la Policía no podían impedir la difusión de los rumores, que persistieron
mucho después de la guerra444. Y menos aún podían los organismos alemanes ocultar
las deducciones y las predicciones razonadas. Los centros de exterminio podían estar
ocultos, pero la desaparición de grandes comunidades fue percibida en Bruselas y en
Viena, en Varsovia y en Budapest. ¿Cómo podían, entonces, los pocos miles de vigilan
tes de los campos de exterminio controlar a los millones de recién llegados? ¿Cómo
mataban los alemanes a sus víctimas?
La «cinta transportadora»
1067
za imprimía en las víctimas la gravedad que suponían la indisciplina y la obstinación,
incluso mientras explicaciones engañosas las reconfortaban en sus nuevos y ominosos
entornos. Aunque hubo fallas y contratiempos en este sistema, se perfeccionó hasta un
grado que justificaba que un médico de las SS lo comparase con una cinta transporta-
dora (am laufenden Band) 445.
La acción inicial de la secuencia predeterminada era la notificación al campo de que
iba a llegar un transporte446. El aviso iba seguido por una movilización de los vigilantes
y los presos implicados en el proceso447. C ada uno sabía lo que iba a ocurrir y lo que
tenía que hacer. Desde el momento en que se abrían las puertas del tren, a todos los
deportados, salvo unos pocos, les quedaban sólo dos horas de vida448.
Los judíos que llegaban, por su parte, no estaban preparados para un campo de exter
minio. Simplemente no habían absorbido los rumores y las confidencias que les habían lle
gado. Rechazaban estas advertencias porque no eran suficientemente completas, o precisas,
o convincentes. Cuando, en mayo de 1942, un grupo de deportados era conducido a pie
desde Zolkiewka a la estación de Krasnystaw (de donde un tren debía conducirlos a Sobi-
bór), los habitantes polacos le gritaban a la columna: «hey, Zydzi, idziecie na spalenie! [IEh,
judíos, vais a arder!]»449. Un superviviente de ese transporte recuerda: «el significado de esas
palabras se nos escapaba. Habíamos oído hablar del campo de Belzec, pero no creíamos en
él»450. Un culto médico vienés que iba en un vagón de ganado recuerda que otro deporta
do se fijó en un cartel de una estación de tren y dijo «¡Auschwitz!». El médico vio los per
files de un «campo inmenso» que se extendían en el alba y oyó los gritos y los silbatos de
instrucciones. «No conocíamos su significado», cuenta. Por la tarde, preguntó adonde
habían enviado a un amigo y uno de los prisioneros más veteranos le dijo que podía verlo
«allí». Señaló con la mano a la chimenea, pero el nuevo preso no entendió el gesto hasta
que le explicaron la verdad en «palabras claras»451. Otro médico, de Holanda, informa:
Me negaba a [...] concederle espacio alguno a la idea de que gaseaban a los judíos,
algo de lo que yo seguramente no podría haber fingido ignorancia. Ya en 1942 había oído
rumores sobre el gaseado de los judíos polacos. [...] Nadie había oído, sin embargo, cuándo
1068
se producían esos gaseados, y definitivamente no se sabía que a las personas las gaseaban
nada más llegar452.
452 Elie Cohén, H u m a n B e h av io r in the G o n cen tratio n C a m p , Nueva York, 1953, p. 119.
453 Abraham Krzepicki, «Eighteen Days in Treblinka», en Alexander D o n a t (ed.), T h e D e ath
C a m p a t T reblinka , Nueva York, 1979, pp. 77-145, en p. 79. Krzepicki escapó al gueto de Varsovia,
donde registró sus experiencias desde diciembre de 1942 a enero de 1943. Durante la batalla del
gueto, fue herido y abandonado en un edificio en llamas. Su relato se encontró después de la guerra.
4,4 A. Rückerl, N S-V em ich tu n g slag er, cit., p. 218.
455 Ibid., pp. 138, 166-167, 217. Sobre Treblinka, véase la declaración detallada ofrecida por
David Milgrom en Bratislava, el 30 de agosto de 1943, adjuntada por Melboume, vicecónsul de Esta
dos Unidos (Estambul) al secretario de Estado, 13 de enero de 1944, National Archives, Grupo de
Registro 226/OSS 58603. Milgrom había huido.
456 Declaración de Stefan Kirsz (ayudante de maquinista polaco), 15 de octubre de 1945, causa
sobre Belzec, 1 Js 278/60, vol. 6, pp. 1147-1149.
457 Deutsche Reichsbahn/Verkehrsamt de Lódz' a la Gestapo de Lódz, 19 de mayo de 1942, Jüdis-
ches Historisches Institut Warschau, F asc h ism u s-G etto -M asse n m o rd , cit., pp. 280-281.
1069
a veces encerraban a las víctimas durante la noche en la sinagoga local y desde donde las
trasladaban a Kulmhof en camión. Más tarde se estableció un procedimiento logístico más
complicado, para evitar la exposición pública de los deportados en Warthbrücken. A las
víctimas las cargaban en un tren de vía estrecha y las mantenían durante la noche en un
molino de Zawacki. Las trasladaban a Kulmhof en camiones458.
En Auschwitz, la vía de acceso estuvo primero situada entre el campo viejo y Birke-
ñau. Quienes iban dirigidos a la cámara de gas de Auschwitz I «pasaban en tropel» la
puerta. Cuando se inauguró Birkenau, largas columnas de personas atravesaban varios
cientos de metros corriendo entre una doble fila de hombres armados con porras hasta
llegar a uno de los crematorios459. H asta 1944 no se construyó la vía muerta en Birke -
ñau. En la nueva vía de acceso, se descargaban los trenes a poca distancia de las cám a
ras de gas460. Los vagones, vaciados de vivos y muertos, se trasladaban a una instalación
de fumigación. Un día caluroso, un jefe de carga abrió un vagón y recibió un buen susto
cuando de él cayó un cadáver ennegrecido. El vagón estaba lleno de cuerpos que el per
sonal del campo había descuidado retirar461.
Tras la descarga de los trenes, había un doble procedimiento de selección. Los vie
jos, los enfermos y a veces los niños eran separados en el andén. En Beizec, a los enfer
mos los colocaban boca abajo cerca de una fosa para ametrallarlos462. En Sobibor,
donde recogían a los ancianos y a los bebés en camiones, a veces los guardias intenta
ban arrojar a los bebés dentro de los vehículos desde considerable distancia463. En Tre-
blinka, a los que no podían andar los trasladaban a una fosa cercana a la enfermería
para ametrallarlos464. Desde la primera vía de acceso de Auschwitz, trasladaban a los
ancianos y a los enfermos a las cámaras de gas en camiones465.
Los campos también seleccionaban a los fuertes para trabajar. En los campos del
Generalgouvernement o en Kulmhof, hacían falta muy pocos individuos para los equi
418 A. Rückcrl, N S-V em ich tu n gslager, cit., pp. 268-269, 277, 285. Una fotografía de lo que pare
ce ser un tren de vía estrecha de dos pisos que está siendo llenado de judíos se publica en Jiidisches
Historisches Institut Warschau, F asc h ism u s-G etto -M asse n m o rd , cit., p. 284.
4,9 Filip Müller, Eyew itness in A u sch w itz, Nueva York, 1979, pp. 173 (mapa), 31, 69.
460 Danuta Czech, K alen d ariu m der Ereignisse im K onzentrationslager A u sc lm itz -B irk en au 1 939- 1 9 4 5 ,
cit., mapa en p. 27.
461 Testimonio de Adolf Johann Bartelmass, 2 de diciembre de 1964, Causa contra Novak, Landes-
gericht Vienna 1416/61, vol. 13, pp. 281-289, y su declaración del 11 de abril de 1967, Causa contra
Novak, vol. 16, p. 338. Interrogatorio de Willy Hilse, aprox. 1964, Causa contra Novak, vol. 12, p. 605,
y su testimonio, Causa contra Novak, vol. 13, pp. 248-157. Ambos eran ferroviarios en Auschwitz.
462 A. Rückerl, N S-V em ich tu n gslager, cit., pp. 14-41.
46’ Ibid., pp. 171, 191-192.
464 Ibid., p. 219.
465 Declaración jurada de Entress, 14 de abril de 1947, NO-2368.
1070
pos de trabajadores, y de ellos, las mujeres escogidas no eran más que un puñado466.
Cuando le preguntaron por los niños, un antiguo miembro de la dirección de las SS en
Treblinka declaró en su juicio que «salvar a los niños era imposible en Treblinka [Kin
der in Treblinka zu retten war unmoglich]»467. En Auschwitz tenían más necesidad de tra
bajadores, y en la plataforma de Birkenau los médicos (Mengele, Kónig, Thilo o Klein)
escogían a los judíos empleables para la máquina industrial. Las selecciones no eran
estrictas, sin embargo. Las víctimas formaban delante del médico, que tomaba decisio
nes al instante, separando a la derecha a los dedicados al trabajo y a la izquierda a los
destinados a la cámara de gas468.
Separaban a los hombres y a las mujeres para que se desnudaran en barracones. Les
daban a entender que les devolverían la ropa después de ducharse469. En Sobibór, un
hombre de las SS, vestido con abrigo blanco, transmitía elaboradas instrucciones sobre
cómo doblar las prendas, añadiendo a veces comentarios sobre el Estado que los de
portados iban a establecer en Ucrania470. En Kulmhof decían a las víctimas que las iban
a enviar a trabajar a Alem ania; y en Belzec, un hombre especialmente elegido de las
SS pronunciaba similares discursos tranquilizadores471. En los tres campos del Gene-
ralgouvernemet, había taquillas especiales para depositar los objetos valiosos472. R apa
ban a las mujeres473, y se formaba la procesión; los hombres primero. En Sobibór, gru
pos de 50 a 100 personas eran conducidos a través de la «m anguera» por un hombre
de las SS que cam inaba al frente y cuatro o cinco ucranianos que seguían al final de
1071
la columna474. En Beteec, golpeaban con látigos y bayonetas a las mujeres que gritaban40.
Los judíos que llegaban a Treblinka, afirma Hoss, casi siempre sabían que iban a morir476.
A veces veían montañas de cadáveres, parcialmente descompuestos477. Algunos sufrían
ataques de nervios, riendo y llorando alternativamente4'8. Para acelerar el procedimien
to, en Treblinka les decían a las mujeres que el agua de las duchas se estaba enfriando4'9.
Entonces obligaban a las víctimas a andar o correr desnudas por la «manguera» con las
manos en alto480. Durante el invierno de 1942-1943, sin embargo, las personas podían
tener que esperar desnudas su turno en el exterior durante horas481. Allí oían los gritos
de los que habían entrado antes en las cámaras de gas482.
El procedimiento de Auschwitz evolucionó por fases. En abril de 1942, a los judíos
eslovacos los gasearon en el crematorium I, aparentemente vestidos con su ropa483. Pos
teriormente, a los deportados de la cercana Sosnowiec les decían que se desnudaran en
el patio. Las víctimas, enfrentadas a la orden perentoria de desnudarse, los hombres
delante de las mujeres y las mujeres delante de los hombres, se llenaban de aprensión.
A continuación, los hombres de las SS, gritándoles, conducían a hombres, mujeres y
niños desnudos a la cámara de gas484. En la tercera fase, en 1942, el maltrato se susti
tuyó por amabilidad, y comenzaron los discursos pronunciados por Aumeier, Grabner y
Hóssler. Ahora decían a las víctimas que se desnudaran para ducharse, antes de que se
enfriara la sopa que se les serviría después485. Para mayor seguridad, las operaciones de
gaseado se programaban antes del alba, cuando aún dormían los presos del campo, o
durante la noche, después del toque de queda486.
En Birkenau, la ilusión era la norma. N o siempre fue sencillo o posible, consideran
do que al menos algunos de los deportados habían observado el letrero de Auschwitz
1072
cuando el tren pasaba por los patios de carga de la estación437, o habían visto las llamas
vomitadas por las chimeneas, o detectado el extraño y nauseabundo olor de los crema-
torios488. A la mayoría, sin embargo, como a un grupo de Salónica, los hacían pasar por
las salas para desnudarse, les decían que colgaran la ropa en ganchos y que recordaran
el número, y les prometían comida después de la ducha y trabajo después de la comida.
Los desprevenidos judíos griegos, agarrando jabón y toallas, se apresuraban a entrar en
las cámaras de gas489. N o se permitía que nada trastornara esta precaria sincronización.
A un preso judío que reveló a personas recién llegadas lo que les esperaba, lo introdu
jeron vivo en el crematorio490. Sólo en el caso de las víctimas traídas de los guetos cer
canos de la A lta Silesia (Sosnowiec y Bgdzin) y que habían oído hablar de Auschwitz
lo único esencial era la rapidez. A estas personas les decían que se desnudaran rápida
mente «por su propio interés»491.
Una vez se produjo un incidente importante delante de una de las cámaras de gas
de Auschwitz. Un transporte llegado de Belsen se rebeló. El incidente ocurrió cuando
dos tercios de los recién llegados ya habían sido introducidos en la cámara de gas. El
resto del transporte, aún en el vestuario, había empezado a sospechar. Cuando entra
ron tres o cuatro hombres de las SS para que se desnudaran con rapidez, estalló la
lucha. Los prisioneros arrancaron los cables de la luz, dominaron a los hombres de las
SS, apuñalaron a uno de ellos, y los desarmaron a todos. A l quedarse la sala en com
pleta oscuridad, se desencadenó un tiroteo a ciegas entre el vigilante de la salida y los
prisioneros del interior. Cuando Hóss llegó al lugar del incidente, ordenó que se cerra
sen las puertas. Transcurrió media hora. Entonces, acompañado por un vigilante, Hóss
entró en el vestuario, llevando una linterna y arrinconando a los prisioneros. Desde allí
los sacaron uno a uno a otra habitación, y los fusilaron492.
487 Elie WlESEL, N ight, Nueva York, 1969, p. 36. Interrogatorio de Hilse, Causa contra Novak, vol. 12,
p. 605. De acuerdo con Hilse, los transportes pasaban por la estación. Los patios de carga, consisten
tes en 44 vías paralelas, tenían tres kilómetros de longitud.
488 O. Lengyel, Five C him n eys, cit., p. 22.
489 F. Müller, Eyew itness in A u sch w itz, cit., pp. 80-81.
490 Ibid., p. 80.
491 Ibid., pp. 69-71.
492 Declaración jurada de Hóss, 14 de marzo de 1946, N O -1210. El incidente se describe más
detalladamente en F. Müller, E yew itness in A u sch w itz, cit., pp. 83-89. Müller habla de una judía seduc
tora y llamativamente hermosa que atrajo la atención de dos hombres de las SS. Golpeó a uno con
un zapato, le quitó la pistola, y disparó al otro (Schillinger). Otros detalles, incluida la fecha (23 de
octubre de 1943), se encuentran en D. Czech, K ale n d ariu m d er E reignisse im K on zen tration slager
A u sch w itz-B irk en au 1 9 3 9 - 1 9 4 5 , cit., pp. 636-638. Tadeusz Borowski, preso polaco, describe el inci
dente en un relato, «The Death of Schillinger», en T his Way fo r the G a s , L ad ies a n d G en tlem en , Nueva
York, 1976, pp. 143-146. En su versión, el hombre de las SS, mortalmente herido, fue trasladado a
1073
Las selecciones para escoger a los deportados capaces de trabajar no sólo se llevaban
a cabo en la plataforma, sino también dentro del campo, para eliminar a los presos dema-
siado enfermos o débiles para seguir trabajando. La ocasión usual para escoger a las víc
timas era la revista, donde todos estabaii presentes493; otro lugar era el hospital494; y a
veces las selecciones se llevaban a cabo bloque a bloque495. Un antiguo preso, recordan
do tales revisiones, señala: «Intentaba pasar lo más desapercibido posible, no demasiado
erguido, pero tampoco encorvado; no demasiado inteligente, pero tampoco torpe; no
demasiado orgulloso, pero tampoco demasiado servil, porque sabía que los diferentes
morían en Auschwitz, mientras que los anónimos, aquellos que carecían de rostro, sobre
vivían»496. A un joven intelectual italiano, que estaba en el hospital de Auschwitz por
tener un pie hinchado, le dijo un amable preso polaco: «Du Jude, kaputt. Du schnell Kre-
matorium fertig [Tú, judío, acabado. Pronto estarás listo para el crem atorio]»497. En Tre
blinka, sufrir un cardenal en el rostro se consideraba una calamidad. El herido, «sellado»
(gestempelt), era candidato a la selección en la siguiente revista498.
En Auschwitz, las víctimas buscaban cualquier subterfugio para escapar. Intentaban
ocultarse. En ocasiones intentaban debatir. Una m uchacha de diecinueve años pidió al
comandante del campo de mujeres de Auschwitz, Hossler, que le perdonara. Él res
pondió: «Ya has vivido suficiente. Ven, hija mía, ven»499. Conducidas con látigos entre
cordones de kapos y vigilantes, a las personas desnudas seleccionadas las montaban en
camiones y las conducían a la cámara de gas o a un bloque de condenados. En el otoño
de 1944, 2.000 judías fueron hacinadas en el Bloque 25, en el que había espacio para
500 personas. Las mantuvieron allí diez días. El vigilante de incendios les introducía
sopa en calderos por un hueco de la puerta. A los 10 días, 700 estaban muertas. A las
demás las gasearon^00.
un coche y, gimiendo, se le oye decir: «O Gott, m ein G o tt, w as h ab ’ich getan , da]3 ich so leiden m u ssl
[Dios, oh Dios, ¿qué he hecho yo para tener que sufrir así?]».
493 O. Lengyel, Five C him n eys, cit., p. 40. G. Perl, í Was a D o c to r in A u sc h w itz , cit., p. 103.
494 Ella Lingens-Reiner, Prisoners o f Fear, Londres, 1948, pp. 64-65, 82-83,85. G. Perl, I W as a
Doctor in A u sch w itz, cit., pp. 55, 94, 108-109.
495 G. Perl, ibid., pp. 128-130.
496 R. Vrba y A. Bestic, I C a n n o t Forgive, cit., p. 140. Vrba, preso anónimo pero no común, esca
pó del campo.
497 Primo Levi, Su rv iv al in A u sch w itz, Nueva York, 1961, p. 44.
498 A. Rückerl, N S 'V e m ic h tu n g slag er, cit., p. 230.
499 Testimonio de Helen Klein en R. Phillips (ed.), Trial o f J o s e f K ra m e r a n d F orty-F ou r O th ers
(T h e B e b e n T rial), cit., pp. 127-130. A la propia testigo es a quien Hossler le dio esta respuesta, pero
ella consiguió ocultarse. Un superviviente, el Dr. Bertold Epstein, presenció una vez una selección de
niños en la que el criterio decisivo era la estatura. Los niños se acercaban a un poste de 130 cm. A los
que no alcanzaban esa estatura, los gasearon. F. Friedman, T h is w as O sw iecim , cit., p. 72.
500 E. Lingens-Reiner, Prisoners o f F ear, cit., pp. 85-86.
1074
El gaseado comenzaba con una orden. En Treblinka, un alemán le gritaba a un vi
gilante ucraniano: «¡Iván, agua!» Era la señal para encender el m otor501. El procedi
miento no era necesariamente rápido. Sin espacio para moverse en las reducidas cá
maras, las víctimas permanecían allí 30 ó 40 minutos antes de morir. De acuerdo con
un superviviente de Treblinka, a veces dejaban a las personas en las cám aras toda la
noche sin encender el motor502. En Belzec, donde el encargado del motor era el Obers-
charführer Hackcnholt, un visitante alemán, el profesor Pfannenstiel, quiso saber qué
pasaba dentro. Se dice que pegó el oído a la pared y, escuchando, comentó: «E xacta
mente igual que en una sinagoga»503. En Kulmhof, trabajadores polacos se encargaban
de cerrar las puertas del furgón. Uno de ellos quedó sin darse cuenta dentro con los
judíos e intentó desesperadamente salir. Los alemanes decidieron que no sería pru
dente abrirle la puerta504.
Cuando las víctimas de Auschwitz entraban en la cámara de gas, descubrían que las
duchas de imitación no funcionaban505. Fuera, alguien accionaba un conmutador cen
tral para apagar las luces506, y entraba un coche de la Cruz Roja con el Zyklon307. Un
hombre de las SS, que llevaba una máscara de gas con un filtro especial, levantaba la
contraventana de cristal situada sobre la celosía y vaciaba una lata tras otra en la cám a
ra de gas. Aunque la dosis letal era de un miligramo por kilo de peso corporal y se supo
nía que el efecto debía ser rápido, la humedad podía retardar la velocidad de expansión
del gas508. El Untersturmfíihrer Grabner, oficial político del campo, estaba dispuesto
con el cronómetro en la m ano509. A medida que las primeras pastillas se sublimaban en
el suelo de la cámara, las víctimas empezaban a gritar. Para escapar del gas ascendente,
1075
los más fuertes derribaban a los más débiles, subiéndose en las víctimas postradas para
prolongar su vida alcanzando las capas de aire libres de gas. La agonía duraba unos dos
minutos, y al tiempo que los gritos disminuían, los moribundos iban cayendo. En 15 mi
nutos (a veces cinco) todos los que se encontraban en la cámara habían muerto.
Entonces se dejaba salir el gas y, transcurrida aproxim adam ente media hora, se
abría la puerta. Los cadáveres aparecían am ontonados en forma de torre, algunos en
posiciones sentadas o semisentadas, los niños y los ancianos en el fondo. Donde se
había introducido el gas, había un área vacía de la que las víctimas se habían aparta
do, y presionando la puerta estaban los cadáveres de los hombres que aterrorizados
habían intentado escapar. Los cadáveres presentaban un color rosado, con manchas
verdes. Algunos tenían espuma en los labios, otros sangraban por la nariz. Excre
mentos u orina cubrían algunos cadáveres, y en algunas mujeres embarazadas había
comenzado el proceso del parto. Las partidas de trabajo judías (Sonderkommandos),
portando m áscaras de gas, arrastraban los cadáveres situados cerca de la puerta, para
abrir paso, y lavaban con mangueras a los muertos, em papando al mismo tiempo las
bolsas de gas venenoso que quedaban entre los cadáveres. Después, los Sonderkom
mandos tenían que retirarlos510.
En todos los campos se registraban las cavidades corporales en busca de objetos
valiosos ocultos, y se extraían los dientes de oro de la boca de los muertos. En el Kre-
matorium II (número nuevo) de Birkenau, los empastes y los dientes de oro, a veces
sujetos a las mandíbulas, se limpiaban con ácido clorhídrico, para fundirlos en lingotes
en el campo principal511. En Auschwitz rapaban a las mujeres después de muertas.
Lavaban el pelo en cloruro de amonio antes de empaquetarlo’ 12. A continuación podían
incinerarse los cuerpos.
La supresión
510 F. Müller, E yew itness in Auschwitz, cit., pp. 116-118. Declaración jurada de Nyiszli, 8 de octu
bre de 1947, N I-11710. Declaración jurada de Broad, 14 de diciembre de 1945, N I-11397. Declara
ción jurada de Hóss, 5 de abril de 1946, PS-3868. J. Sehn, «Concentration and Extermination Camp
at Oswifcim», Comisión Central para la Investigación de los Crímenes Alemanes en Polonia, Ger
mán Crimes in Poland, cit., vol. 1, pp. 85-87.
511 F. Müller, Eyewitness in Auschwitz, cit., pp. 68, 95, 100, 176.
512 Ibid., pp. 65, 95, 100.
1076
barro se rompieron, y al principio los cadáveres fueron cubiertos con gasolina, y poste
riormente con etanol, para que ardieran día y noche durante un periodo de dos meses513.
En Sobibór, durante el mismo verano, las tumbas se dilataron con el calor, el fluido de los
cadáveres atrajo a los insectos, y la fetidez inundó el campo514. Además, los muchos cien
tos de miles de personas ya enterradas planteaban un problema psicológico. Un hombre
de las SS afirma que, en una visita al distrito de Lublin, el Ministerialrat Dr. Linden,
experto en esterilización del Ministerio del Interior, comentó que una generación futura
podría no entender estas cuestiones515. La misma consideración había llevado al jefe de
la Gestapo Müller a ordenar al Standartenführer Blobel, comandante del Einsatzkom-
mando 4a, que destruyera las fosas comunes de los territorios ocupados del Este516. Blobel
y su «Kommando 1005» también se trasladaron a Kulmhof para investigar qué podía ha
cerse con las tumbas de allí. Construyó piras funerarias y hornos primitivos, e incluso probó
con explosivos’ 1'.
Además de estos mecanismos, Kulmhof tenía una máquina para moler los huesos
(Knochenmüble) . El 16 de julio de 1942, el jefe adjunto del Gcttoverwaltung, Ribbe,
envió una carta al «más anciano de los judíos», Rumkowski, solicitando que hiciera una
campaña en el gueto de Lódz para conseguir una moledora de huesos, «ya fuera manual
o de motor». Añadió abiertamente, «al Sonderkommando de Kulmhof le interesa esta
moledora»518. Aparentemente el gueto no tenía dicha máquina, porque unos meses
después Biebow envió a la G estapo de Lódz los documentos referentes a la compra de
un molino a la empresa Schriever y Compañía de Hamburgo. Biebow pidió a la G esta
po que guardara el recibo de compra. «Por ciertas razones», él no deseaba quedárse con
él319. Cuando Hóss visitó Kulmhof, Blobel le prometió al comandante de Auschwitz que
le enviaría un molino «para sustancias sólidas»520. Hoss, sin embargo, prefería destruir
su material óseo con mazas521.
En 1942-1943 había exhumaciones en proceso en todos los campos de exterminio.
En Kulmhof, partidas de trabajo judías abrían las fosas comunes y arrastraban los cadá
1077
veres a fosas recientemente excavadas y a un hom o primitivo’ 22. En Belzec, el proceso
se inició a finales del otoño de 1942 en un área de incineración del campo capaz de des
truir 2.000 cadáveres diarios. Otro puesto de incineración, algo más pequeño, se inició
un mes más tarde, y los dos se usaron al mismo tiempo, día y noche, hasta marzo de
194 3 523. En Sobibór y Treblinka usaron excavadoras. Allí, apilaban y quemaban los
cadáveres (trasladados mediante ferrocarril de vía estrecha en Sobibór y arrastrados en
Treblinka) en parrillas de incineración construidas con antiguas vías de tren524.
Kulmhof, el campo del Warthegau, interrumpió los gaseados después de las deporta
ciones de 1942, aunque volvió a abrirse brevemente en 1944- Belzec, con 434.508 muer
tos, cerró sus cámaras a finales de 1942. Treblinka, desbordado de cadáveres, continuó
durante el verano de 1943, y Sobibór se mantuvo sin interrupciones hasta el otoño de
1943. Posteriormente, toda la carga de la «solución final» fue asumida por Birkenau y sus
crematorios. H asta la llegada de los transportes de Hungría, que comenzó a mediados de
mayo de 1944, la tarea no supuso un problema especial. El flujo esperado, sin embargo,
provocó cambios importantes. El 11 de mayo de 1944, el personal de los crematorios
(Sonderkommandos) ascendía a 217 hombres525. El 29 de agosto de 1944, había 874
hombres empleados en dos turnos, denominados sencillamente «de día» y «de noche»526.
La capacidad teórica diaria de los cuatro crematorios de Birkenau era algo superior a
4.400 cadáveres327, pero con las averías y los retrasos el límite práctico era casi siempre
inferior. Durante mayo y junio, sólo los judíos húngaros fueron gaseados a un ritmo de casi
10.000 diarios, y es posible que a veces se hubieran alcanzado cifras similares cuando lle
garon los transportes procedentes de Lódz en la segunda quincena de agosto. En previsión
de estas evoluciones, el especialista de Auschwitz encargado de eliminar los cadáveres,
Hauptscharführer Molí -u n hombre descrito como un sádico de infatigable energía-528
dirigió la excavación de ocho o nueve fosas de más de 40 metros de largo por ocho de
1078
ancho y dos metros de profundidad529. En el fondo de las fosas se recogía la grasa humana,
que se volvía a echar en el fuego con cubos, para acclcrar las incineraciones530. Los super-
vivientes informan de que a veces lanzaban niños vivos al averno531. Los restos putrefac-
tos se limpiaban de vez en cuando con lanzallamas532. Aunque los cadáveres ardían lenta-
mente cuando el tiempo estaba lluvioso o brumoso533, se descubrió que las fosas eran más
baratas y el método más eficaz de eliminación de los cadáveres. En agosto de 1944, cuan-
do algunos días hubo que quemar un exceso de cadáveres, las fosas abiertas rompieron el
cuello de botella534.
De esa forma, la capacidad de destrucción se aproximaba a un punto en el que era
ilimitada. A pesar de la sencillez del sistema, hicieron falta años de constante aplica
ción de técnicas administrativas para encontrarlo. Hicieron falta milenios de evolución
en la cultura occidental.
1079
dado el 17-18 de enero de 1945. Ametrallaron al Kommando de enterradores judíos y
prendieron fuego a los edificios539.
En el Generalgouvernement, los campos del Bug (Treblinka, Sobibór y Bel'zec) fue-
ron evacuados en el otoño de 1943. A l Kommando Wirth, que había construido estos
campos, se le ordenó destruirlos sin dejar rastro540. En Treblinka se construyó una gran
ja y se invitó a un ucraniano a dirigirla para sacarle una renta541. En Betzec se planta
ron pinos, pero un investigador polaco encontró después de la guerra el terreno levan
tado, con manos, huesos y carne expuestos allí donde la población local había estado
buscando objetos valiosos542. Wirth y sus hombres fueron trasladados como unidad a la
península de Istria, en Italia, para defender las carreteras contra los partisanos. Allí,
Wirth murió en la primavera de 1944 de un balazo por la espalda’ 43, y a Reichleitner
(de Sobibór) lo mataron mientras patrullaba544.
Lublin se evacuó más apresuradamente. A finales de 1944, una avanzadilla del Ejérci
to Rojo rebasó el campo, y con él los enormes almacenes de la Aktion Reinhardt’45. Los
descubrimientos hechos por los soviéticos en Lublin fueron inmediatamente publicados en
la prensa mundial, para gran consternación del Generalgouverneur Frank quien, asustado,
acusó inmediatamente a Koppe, antiguo responsable máximo de las SS y de la Policía en
el Wartheland que había sustituido a Krüger en el Generalgouvernement. «Ahora lo sabe
mos -dijo Frank-, no puede usted negarlo.» Koppe replicó que no sabía absolutamente
nada de estas cosas y que aparentemente era una cuestión entre Heinrich Himmler y las
autoridades del campo. «Pero ya en 1941 -dijo Frank- oí hablar de esos planes, y hablé
de ellos.» Bueno, entonces, replicó el responsable máximo de las SS y de la Policía, ése
era asunto de Frank, y no podía esperar que él, Koppe, se preocupara por ello146.
339 Juez Wladyslaw Bednarz (Lódz), «Extcrmination Camp at Chelmno», Comisión para la Inves
tigación de los Crímenes Alemanes en Polonia, G e rm á n C rim es in Poland, cit., vol. 1, p. 121. Sobre
vivieron dos judíos.
540 Declaración jurada del Dr. Konrad Morgen, 19 de julio de 1946, SS(A )-67.
541 Gitta Sereny, Into T h a t D ark n e ss, cit., pp. 249-250.
,42 A. Rückerl, N S-V ernichtu ngslager, cit., pp. 243-245, citando el texto de un informe polaco.
54’ Declaración jurada de Morgen, 19 de julio de 1946, SS(A )-67. N o está claro si lo mataron los
partisanos o alguno de sus propios hombres. Veáse G. Sereny, Into T h a t D ark n e ss, cit., p. 262, y A. Rü-
ckerl, N S-V em ich iu n g slag er, cit., p. 46.
144 G. Sereny, Into T h a t D a rk n e ss, cit., p. 261.
545 Informe testimonial de Alexander Werth, corresponsal de C h ristian Science M on itor, 1 de sep
tiembre de 1944, reproducido en Jewish Black Book Committee, T h e B lac k B ook , Nueva York, 1946,
pp. 379-381. La acumulación de la A k tion R einh ardt en Lublin ya se la había comunicado Globocnik
a Himmler a finales de 1943, PS-4024.
546 Testimonio de Frank, Trial o f the M a jo r W ar C rim in áis, XII, 198. Véase también el resumen de
la conversación entre Frank, Bühler y Koppe, 15 de septiembre de 1944, diario de Frank, PS-2233.
1080
En 1944, sólo un campo seguía funcionando a pleno rendimiento: Auschwitz.
Desde mayo hasta octubre, la reducción de la mayoría de los grupos de población judía
restantes siguió avanzando. Durante este periodo, casi 600.000 judíos fueron traslada-
dos al campo de exterminio. Con Rumania y Bulgaria ya fuera de alcance, el transporte
a punto de desmoronarse, la necesidad desesperada de trabajadores judíos en la indus
tria bélica, y la exención de los judíos de matrimonios mixtos, el proceso de destruc
ción se acercaba a su fin. En noviembre de 1944, Himmler decidió que, a efectos prác
ticos, la cuestión judía estaba resuelta. El 25 de ese mes, ordenó desm antelar las
instalaciones de exterminio54'-. Ese día, Auschwitz I y II se fusionaron en el campo de
concentración de Auschwitz, y Auschwitz III se convirtió en el campo de concentración
de Monowitz54b.
La I. G. Farben ya había hecho preparativos para la partida. Desde el 4 de abril de 1944,
la Fuerza Aérea Aliada en el Mediterráneo había fotografiado repetidamente el área indus
trial, y el 20 de agosto, el 13 de septiembre, el 18 de diciembre y de nuevo el 26 de diciem
bre, Monowitz fue sistemáticamente bombardeado549. Durante el verano, el frente se
estabilizó en el Vístula. Sin embargo, el Ejército Rojo había cruzado el río en dos pun
tos, Opatów y Baranów, y éste era argumento suficiente para que el Dr. Dürrfeld, jefe
de la I. G. Auschwitz, hiciera sus planes de evacuación550.
Los presos estaban inquietos. Finalmente se había establecido en Auschwitz una
organización de resistencia. Tenía vínculos con el movimiento de resistencia exterior,
incluidos los polacos dependientes de Londres y los comunistas. En una ocasión, en
marzo de 1944, había surgido entre los equipos judíos encargados de retirar los cuerpos
e incinerarlos la idea de incendiar los crematorios. La ocasión fue el gaseado inminen
te de un gran número de judíos checos procedentes de Theresienstadt, que habían per
De acuerdo con el resumen de esta conferencia, Frank comentó que la prensa mundial estaba difa
mando a Alemania por culpa de Majdanek (Lublin). Bühler señaló que en la administración del
Generalgouvernement no se sabía nada de este tema, que estos campos los había establecido el res
ponsable máximo de las SS y de la Policía, que habían estado bajo la jurisdicción de éste, etc. Bühler
consideró «inoportuno» tratar de este tema en una reunión de los jefes generales de las divisiones.
Frank se mostró de acuerdo y repitió que la responsabilidad de estos campos correspondía completa
mente al responsable máximo de las SS y de la Policía, etc. No está demasiado claro si el testimonio
de Frank hace referencia a esta precisa conversación o si el tema se abordó dos veces.
547 Declaración jurada de Kurt Becher, 8 de marzo de 1946, PS-3762.
548 D. Czech, K ale n d ariu m der Ereignisse im K on zen tration slager A u sch w itz-B irk en au 1 9 3 9 - 1 9 4 5 ,
cit., p. 933.
549 Véanse los informes de la Sección de Reconocimiento Fotográfico de los Aliados en el Medi
terráneo, National Archives, Grupo de Registro 18(15 Fuerza Aérea) e Información de Inteligencia
sobre Objetivos, Oswi<,xim, Polonia, National Archives, Grupo de Registro 243, U. S. Strategic Bom-
bing Survey. Los vuelos de bombardeo constaban de 49 a 127 aviones.
550 Informe de Dürrfeld, 7 de febrero de 1945, NI-11956.
1081
manecido durante seis meses en el denominado campo familiar de Birkenau. El Son-
derkommando judío quería que los judíos encerrados en el campo familiar prendieran
fuego a sus barracones, mientras en los crematorios se producía una revuelta; pero no
consiguieron convencer a las familias de que sus vidas estaban a punto de extinguirse
hasta que ya estaban en el vestuario, enfrentadas a los hombres armados de las SS y a
los perros. Allí, dejando a un lado cualquier fingimiento, un Oberscharführer les dijo
que entraran en la cámara de gas. El Sonderkommando, que vio cómo ocurría todo
esto, renovó sus planes varios meses después, pero ahora la organización de resistencia
del campo insistió en que se pospusiera. Finalmente, en octubre, a los trabajadores
encargados de la incineración no les quedaba duda de que también los iban a matar;
pero la organización de resistencia insistió en que se evitara la rebelión a toda costa. En
este punto, quedó completamente claro que las necesidades de los presos judíos diver-
gían drásticamente de los intereses de los no judíos. Las víctimas judías veían poca
posibilidad de supervivencia si seguían cumpliendo las órdenes, mientras que los genti-
les, temiendo el efecto de las represalias alemanas y esperando la liberación por parte
del Ejército Rojo, tenían mucho que perder en un levantamiento. La tarde del 7 de
octubre de 1944, un Sonderkommando desesperado, armado con explosivos, tres gra-
nadas de mano robadas, así como alicates protegidos, para cortar el alambre de espino,
lo intentó por su cuenta. En la batalla murieron 450 presos y tres hombres de las SS, y
se prendió fuego al Krematorium III551. Las SS descubrieron rápidamente que cuatro
mujeres de la planta del «sindicato» habían proporcionado al Sonderkommando explo
sivos para hacer el trabajo. El comandante del campo, Hossler, ordenó que las ahorca
ran públicamente352.
Lo que los judíos no pudieron conseguir con sus magros recursos lo asumiría la pro
pia administración del campo. Cuadrillas de trabajo judías se encargaron de limpiar los
crematorios restantes. Una joven recordaba que, mientras limpiaba los hornos, se le
quedaron huesos y cenizas en el pelo, la boca y la nariz. O tra partida tuvo que limpiar
las capas de grasa de 45 cm. de espesor que tenían las chim eneas553. La Zentralbaulei-
5,1 F. Müller, E;yeu.’itness in Auschwitz, Nueva York, 1979, pp. 101-115, 124-125, 128-129, 144-148,
152-160. Véase también la crónica de Salmen Lewental, escrita en Auschwitz el 10 de octubre de 1944,
en Jadwiga Bezwinska (ed.), Amidst a Nightmare of Crime, cit., pp. 125-178, especialmente pp. 154
ss. Lewental, preso judío en Auschwitz desde diciembre de 1942, era miembro del Sonderkomman
do judío. Facsímil de la primera parte de Standortbefehl, 12 de octubre de 1944, nombrando a los
tres muertos de las SS, en J. Bezwinska, ibid., p. 66. El 3 de octubre de 1944, los Sonderkommandos
estaban compuesto por 661 hombres. Facsímil de las cifras alemanas de asignación de presos en ibid.,
p. 165.
152 Declaración jurada de Israel Mayer Mandelbaum (superviviente), 26 de octubre de 1945,
NI-8187.
553 Irene Schwarz (superviviente) en Leo W. Schwarz (ed.), The Root and the Bough, cit., pp. 193-196.
1082
tung, que había supervisado la construcción de los crematorios, fue la encargada de su
demolición554.
Pero Auschwitz aún existía, aún conservaba decenas de miles de presos, y durante
dos meses el campo esperó la ofensiva soviética. En noviembre, se observó el avance de
los refuerzos soviéticos hacia la cabeza de puente de Baranów. El 12 de enero de 1945,
columnas armadas soviéticas salieron de Baranów. La ofensiva general había comenza
do. El 16 de enero, los soviéticos habían alcanzado las minas de calcio de la I. G. Far-
ben en Kressendorf, y esa misma noche aviones soviéticos atacaron el campo. A l día
siguiente, los oficiales alemanes huyeron de la ciudad de Katowice. Esa misma noche,
el fragor de la artillería se oyó en el propio Auschwitz.
La tarde del 17 de enero, se llevó a cabo la última revista. El cómputo fue de 31.894
presos en Auschwitz (incluido Birkenau) y de 35.118 en Monowitz, incluidos los cam-
pos satélites circundantes555. Ese día se decidió evacuar a los presos. A medida que lie-
gaban las órdenes, que cambiaban cada pocas horas, se separaron a quienes serían capa-
ces de caminar 45 kilómetros de aquellos que sólo podrían caminar hasta la estación y
de quienes no podían caminar en absoluto556. Los presos hospitalizados intentaron deci
dir si salir como se les había ordenado o quedarse, corriendo el riesgo de que las SS los
mataran en el último m om ento’’5'. Durante los dos días siguientes, 58.000 prisioneros
fueron trasladados, todos a pie salvo unos cuantos, bajo un frío helador. El 20 de enero,
el Obergruppenführer Schmauser dio instrucciones de liquidar a los presos que queda
ban atrás. Un destacam ento de las SS mató a 200 judías y después voló los edificios que
albergaban los crematorios I y II” 8.
Ahora, los propios alemanes se prepararon para partir. Mientras se destruían los archi
vos en el bloque médico de las SS, el 17 de enero, el Dr. Mengele cogió sus notas de inves
tigación sobre gemelos para transportarlas personalmente a Berlín5;>9. Dos días después, las
unidades de autodefensa alemanas (las Voikssturm) desaparecieron, y los aviones soviéticos
volvieron a aparecer, esta vez provocando grandes incendios. El 20, la I. G. Farben destru
yó sus archivos. Al día siguiente, mientras la artillería soviética bombardeaba Auschwitz,
1083
los oficiales del campo se pusieron en marcha560'. Tres divisiones soviéticas, encabezadas
por la 100.a, del 60.° Ejército del Primer Frente Ucraniano, avanzaban sobre Auschwitz’61.
El centro de exterminio estaba ahora en la línea del frente. Había sido adquirido original'
mente a la Wehrmacht, y a ésta había vuelto finalmente. Un cordón de tropas alemanas
rodeaba todavía el campo, y destacamentos de la Policía de Seguridad deambulaban por el
complejo, matando todavía prisioneros. El 23 de enero, las SS prendieron fuego a los barra-
cones llenos de ropa de la sección «Canadá». A la una de la madrugada horas del día 27,
las SS volaron el último crematorio (número nuevo IV), que se había mantenido hasta el
último momento para eliminar los cadáveres. A media tarde de ese día, en el transcurso de
media hora, las tropas soviéticas tomaron Auschwitz y Birkenau’62.
Cuando entraron los soviéticos, los alemanes habían quemado 29 de los 35 almace
nes. En seis de los restantes, los liberadores encontraron parte del legado del campo:
368.820 trajes de hombre, 836.255 abrigos y vestidos de mujer, 5.525 pares de zapatos
de mujer, 13.964 alfombras, grandes cantidades de prendas de vestir infantiles, cepillos
de dientes, fundas de dientes y menaje de cocina. En los vagones abandonados descu
brieron también miles de prendas abandonadas, y en curtiduría la comisión de investi
gación soviética encontró siete toneladas de pelo563. Más de 7.000 presos, aún vivos,
saludaron a sus liberadores, mientras cientos yacían muertos donde habían caído564.
Desaparecidos los centros de exterminio, los ex prisioneros de Auschwitz, los depor
tados húngaros y los prisioneros de los campos de trabajo disueltos fueron arrojados en
campos de concentración del Reich. (Véase el cuadro 9.18.) Desde Auschwitz y sus sa
télites cercanos los cargaron en trenes y los dispersaron por Gross Rosen, Sachsenhau-
sen, Ravensbrück, Buchenwald, Dora Mittelbau, Flossenbürg, M authausen y Bergen-
Belsen. Para muchos, Gross Rosen fue un centro de paso hacia los demás campos, y los
viajes podían durar desde varios días hasta incluso dos semanas’ 65. En algunos de los tre-
1084
C u a d ro 9 .1 8 . P rin cipales ú ltim o s cam p os
Stutthof Campos bálticos (restos de los campos 9 de mayo de 1945, por el Ejército Rojo
estonios, de Salaspils y de Kaunas,
comprendiendo también los restos
de Vilna)
Auschwitz
1085
nes, los prisioneros fueron hacinados en vagones sin techo y con paredes bajas, en los
que comían nieve y desde los que arrojaban a los cadáveres566. Buchenwald había sido
durante un tiempo un punto de recepción importante: entre mayo de 1944 y marzo de
1945, más de 20.000 judíos entraron en el campo567. La entrada supuso una nueva reser
va de mano de obra para la industria bélica368.
Cuando las fuerzas soviéticas avanzaban por Hungría occidental, el com andante de
Mauthausen, situado cerca de Linz (Austria), recibió órdenes de admitir a miles de judíos
que habían estado construyendo la Süd'Ostwall («línea de defensa del sureste»). Estos
trabajadores, vigilados por las Volkssturm, fueron trasladados a pie desde la frontera
Húngara hasta los Alpes, donde la Gendarmerie se hizo cargo de la fracción restante
hasta M authausen. U n superviviente recuerda que en la ciudad alpina de Eisenerz una
multitud que salía del cine apedreó a los deportados, y algunos les dispararon. A otros,
que avanzaban por el Prebichl, un monte cercano, el 7 y el 8 de abril, les ordenaron
correr ladera abajo. Mientras corrían, abrieron fuego contra ellos desde detrás de los
arbustos y de los árboles. Finalmente, muchos llegaron a M authausen descalzos, hara
pientos y llenos de piojos569.
Se hicieron intentos de distribuir el máximo número posible de los judíos recién lle
gados entre los subeampos circundantes. Dependientes de Sachsenhausen, tales satéli
tes fueron Lieberose y Schwarzheide570. En la red de Dachau, los principales apéndices
566 Elmer LuCHTERHAND, «The Gondola-Car Transports», Irü em atio m l Jo u rn a l o f Social Psychiatry 13
(1966-1967), pp. 28-32.
567 Recopilado de un informe de los Aliados, «The Numerical Expansión of the Concentration
Camp Buchenwald During the Years 1937-1945», PS-2171.
568 Estadística de mano de obra de Buchenwald (gráfico aparentemente incompleto), 24 de fe
brero de 1945, NO-1974. Respecto a una recapitulación estadística de los judíos recluidos en Bu
chenwald durante 1944 y 1945, que es también algo incompleta, véase Harry S t e in , Ju d e n in Buchen*
u>ald, Buchenwald, 1992, pp. 133-135. Los fallecidos judíos fueron unos 2.000. En febrero de 1945, había
3.009 hombres y 7 mujeres, y en marzo 2.673 hombres. Stein calcula que el número de muertos en
1945 fue de 7.000, sin contar a los que murieron en las evacuaciones finales.
569 Declaración prestada por Benedykt Friedman en Haifa, 19 de junio de 1962, a la que se han
adjuntado informes de supervivientes, Yad Vashem, Historia Oral, documento 1243/120. Declara
ción jurada de Hans Marsalek (prisionero político), 8 de abril de 1946, PS-3870. Marsalek interrogó
al comandante de Mauthausen, Franz Ziereis, antes de que éste muriera de sus heridas, durante la
noche del 22 al 23 de mayo de 1945. Se calcula que el número de judíos llegados al complejo de
Mauthausen del Südostwal superaba los 20.000. Gisela Rabitsch, «Das KL Mauthausen», en In s t it u t
FÜR Z e it g e s c h ic h t e , Stud ien zu r G eschich te d er K on zen tration slager, Stuttgart, 1970, pp. 50-92, en
pp. 80-82, 87-89.
,7C Véanse las declaraciones de ex presos en los Archivos del U. S. Hoíocaust Memorial Museum,
Grupo de Registro 11.001 (Centro para las Colecciones Documentales Históricas, Moscú), Rollo 94,
Fondo 1525, Opis 1, Carpeta 340, vol. 1.
1086
para los judíos fueron los complejos de Kaufering y M ühldorf571. En M authausen se eri
gió un campo de tiendas de campaña desde el que enviaban a los judíos a Gunskirchen,
de reciente creación, y a Ebensee. El campo de tiendas y Gunskirchen, que no utilizaban
a los trabajadores, sólo ofrecían hambre, enfermedades y muerte572.
De los guetos y campos restantes en el área del Báltico, evacuados en 1944, los ju
díos llegaron al campo de concentración de Stutthof, situado a kilómetro y medio de la
costa báltica, al este del río Vístula. Como Auschwitz, Stutthof se dividió en dos com
plejos, uno para hombres y otro para mujeres. La mayoría de los presos eran mujeres, y
de ellas la mayoría judías. Cuando la ofensiva lanzada por los soviéticos en enero de
1945 se paró a varios kilómetros al sur de Stutthof, la mayoría de las presas fueron tras
ladadas al interior. Aproximadamente 3.000 mujeres fueron ametralladas o arrojadas al
571 Edith RAIM, D ie D a c h a u e r K Z -A u sse n lag er K au ferin g und M ü h ldorf, Landsberg, 1992. Sobre
Kaufering, véanse también los datos del Servicio Internacional de Búsqueda en Martin W ein m a n n
(ed.), D a s N ation also zialistisch e L agersy stem , Fráncfort del Meno, 1990, pp. 195, 554-558. Los docu
mentos de Mühldorf se encuentran en T 580, Rollo 321. El 24 de abril de 1945, el número total de
judíos recluidos en Dachau era de 22.938. Facsímil del cómputo del campo en el que se muestra el
descenso neto de 838 personas el 25 de abril, en Barbara DlSTELy RuthjAKUSCH (eds.), C on cen tration
C am p D a c h a u 1 9 3 3 - 1 9 4 5 , Dachau, 1978, pp. 214-215.
572 Las estadísticas de prisioneros registrados en Mauthausen desde mayo de 1944 a mayo de 1945, pero
excluyendo Cmnskirchen desde el 27 de abril de 1945 [día en que se independizó y pasó a depender direc
tamente de la WVHA/D de Berlín (administración central de los campos de las SS)], son las siguientes:
Hans Marsalek, D ie G eschichte des K on zentrationslagers M au th au se n , Viena, 1980, pp. 146, 282-284.
Gunskirchen se estableció el 12 de marzo de 1945. La cifra correspondiente al 26 de abril en Gusn-
kirchen se encuentra en M. Weinmann (ed.), Das N ation also zialistisch e Lagersy stem , cit., p. 378. Eben
see, que fue establecido en 1944 y se mantuvo como satélite de Mauthausen hasta el final, recibió
8.078 presos judíos, de los cuales, el 4 de mayo de 1945, habían muerto 3.110. Florian F r e u n o ,
A rbeitslager Zem ent, Viena, 1989, pp. 161-164. Las cifras de Ebensee se incluyen en los totales de
Mauthausen. Los muertos de Gunskirchen a partir del 27 de abril y los fallecidos en el periodo pos
terior a la liberación de Mauthausen se cuentan por miles.
1087
agua desde el hielo. Los presos restantes no se enfrentaron a la evacuación hasta que
los soviéticos reiniciaron su avance, en abril. El 27 de abril, cargaron tres barcazas en
Hela, bajo el bombardeo de los aviones soviéticos. Una, con presos enfermos, se dirigió
a Kiel, y dos llegaron en la madrugada del 3 de mayo a Neustadt, 30 kilómetros al norte
de Lübeck. A medida que las víctimas avanzaban a pie hacia la orilla, hombres de las
SS y personal naval las mataban a tiros, mientras oficiales alemanes fotografiaban la
escena desde los jardines de sus casas573.
Los campos viejos ya establecidos no tenían espacio suficiente para la llegada de nue-
vos presos, y de esa forma un campo se amplió enormemente para recoger a los recién
llegados. Fue el de Bergen-Belsen, en Celle, cerca de Hannover, al noroeste de Alema-
nia. Bergen-Belsen fue inicialmetne un campo de la Wehrmacht para prisioneros de gue
rra heridos. En el otoño de 1943, Pohl adquirió la mitad de los terrenos para establecer
allí un campo de internamiento. Necesitaba un lugar desde el que pudiera repatriar a los
extranjeros; en palabras de un alto cargo del Ministerio de Asuntos Exteriores, un
campo que no dé lugar a la «propaganda de atrocidad» (Greuelpropaganda) 574. Aunque,
por esa razón, Bergen-Belsen surgió como un campo modelo, no podía soportar la ins
pección de un gobierno extranjero ni siquiera en sus primeros días. En lugar de llamarlo
Intemierungslager, un cerebro jurídico lo había denominado, por lo tanto, Aufenthaltslager,
que significa campo para la permanencia de personas575.
H acia finales de 1944, Pohl se hizo cargo de la segunda m itad del cam po. Esta
transferencia resultó sencilla, porque por aquel entonces el jefe del cam po de pri
sioneros de la W ehrmacht era el O bergruppenführer Berger, de la Dirección G ene
ral de las S S 576. A lgunos de los antiguos directivos de Auschwitz se trasladaron
entonces a Bergen-Belsen. El H auptsturm führer Kramer, ex com andante de Birke
nau (Auschwitz II), consiguió el puesto m ás elevado. El Dr. Fritz Klein, m édico del
cam po de Auschwitz, se convirtió en m édico jefe del cam po de Bergen-Belsen5'7.
1088
Kramer introdujo inm ediatam ente el procedim iento de Auschwitz, incluidas las lar-
gas revistas578.
En Theresienstadt, el Obersturmführer Rahm participó en un último intento de
retomar el proceso de destrucción. A finales de febrero de 1945, varios ingenieros y 80
trabajadores presos fueron enviados a una fortaleza del siglo X V III cercana, con instruc
ciones de sellar las aperturas y eliminar las celdas para construir un «almacén de ver
duras» herméticamente sellado. Como los rumores y la inquietud se extendieron por el
campo, Rahm, gritando al departamento técnico judío que mantuviera tranquilo a todo
el mundo, anuló repentinamente el proyecto579.
En febrero y marzo, los frentes empezaron a desintegrarse. Cada vez más soldados se
rendían, se abandonaban las grandes ciudades, había que evacuar los campos de traba
jo y de concentración. De este a oeste, transportes con trabajadores forzosos y prisio
neros de los campos avanzaban hacia el interior. Algunos de los vagones de tren fueron
desviados a vías secundarias y abandonados a los bombardeos aliados380.
En Bergen-Belsen, la administración del campo perdió el control. Mientras decenas
de miles de nuevos presos eran arrojados al campo (tan sólo en la semana del 4-13 de
abril de 1945, el número fue de 28.000)581, se cortó el suministro de alimentos, se inte
rrumpieron las revistas, y los hambrientos presos fueron abandonados a su suerte. El
tifus y la diarrea avanzaron descontrolados, los cadáveres se pudrían en los barracones
y en pilas de estiércol. Las ratas atacaban a los presos vivos, y los hambrientos prisio
neros se comían los cadáveres de los muertos532.
1944 2.048
1 de marzo-6 de abril de 1945 22.081
19 de abril-20 de junio de 1945 13.944
1089
Mientras tanto, Himmler, que desde hacía tiempo había abandonado las esperan-
zas de vencer, hizo algunas de las mayores concesiones de su vida. Permitió que
varios miles de presos viajaran a Suiza y a Suecia. D ejó que la Cruz Roja distribuye
ra com ida en algunos de los cam pos583. Finalmente, ordenó que se abandonara la
evacuación de los campos amenazados, y que se entregaran intactos a los A liados584.
Durante una conversación con representantes de la Cruz Roja Internacional mante
nida en Praga el 6 de abril de 1945, Eichmann declaró que no estaba «com pleta
mente de acuerdo» con los «m étodos hum anos» favorecidos en ese momento por
Himmler, pero que desde luego seguiría ciegamente las órdenes de éste585. Después
de que Buchenwald fuera capturado por el ejército estadounidense, Hitler oyó que los
prisioneros liberados estaban desvalijando la ciudad de Weimar. Indignado, revocó la
orden de rendirse que Himmler había dado a los campos de concentración586. El 24
de abril de 1945, el secretario general de la Cruz Roja Internacional, Dr. H ans Bach-
mann, visitó a Kaltenbrunner, en Innsbruck. El jefe de la R S H A lo invitó a enviar
comida a los judíos y ofreció liberar a unos cuantos, que eran ciudadanos de las potencias
aliadas. Tras la conferencia, en el almuerzo, Kaltenbrunner dirigió la conversación a la
política, e intentó dar una extensa explicación del carácter de la Weltanschauung nacio
nalsocialista587.
A finales de abril, el frente se estaba disolviendo. Los presuntos criminales de gue
rra miraban al este y al oeste, y veían avanzar los ejércitos aliados desde ambas direc
ciones. El fin los miraba directam ente a la cara. A lgunos se suicidaron. O tros se rin
dieron. A lgunos se ocultaron. En M únich, el 30 de abril de 1945, m ientras las tropas
estadounidenses entraban en la ciudad, August Frank, ex jefe del Am tsgruppe A de
la W V H A , entró en el despacho del jefe de la policía y consiguió un docum ento de
La cifra total fue probablemente de 53.000 fallecidos, la mayoría judíos. A finales de junio, los
supervivientes judíos debían de ascender a 25.000. Véase John B r id g m a n , T h e E n d o f the H olo cau st,
Portland, Oregón, 1990, pp. 33-60.
583 Director ejecutivo, Consejo de Refugiados de Guerra, F in al R eport, 15 de septiembre de 1945,
pp. 34, 40, 43, 45, 59.
’84 Testimonio de Hóss, Trial o f the M a jo r W ar C rim in áis, vol. XI, p. 407.
585 Texto del resumen de la conversación, preparado el 24 de abril de 1945, en Jean-Claude
Favez, D a s Internationale Role K reu z u n d d as D ritte Reich, Zurich, 1989, pp. 499-500. El representante
de la Cruz Roja Internacional era Otto Lehner.
586 Testimonio de Hóss, Trial o f the M a jo r W ar C rim in áis, XI, p. 407.
187 Declaración jurada de Bachmann, 11 de abril de 1946, Kaltenbrunner-5. Respecto a otras
conversaciones entre representantes de la Cruz Roja Internacional y Kaltenbrunner, véase: decla
ración jurada del presidente de la Cruz Roja Internacional, Cari Burckhardt, 17 de abril de 1946,
Kaltenbrunner-3; y declaración jurada del Dr. Hans E. A. Meyer, delegado de Cruz Roja Interna
cional, 11 de abril de 1946, Kaltenbrunner-4.
1090
identidad falso. Aun así lo capturaron588. En Austria, Globocnik fue detenido y se
suicidó389.
Desde Oranienburg, cuartel general de la W VHA, partió una caravana de coches con
los oficiales de las SS y sus familias hacia Ravensbrück, y desde allí a Flensburg. El Obers-
turmbannführer Hóss estaba entre ellos. En Flensburg buscó a Himmler, que le aconsejó
cruzar a Dinamarca disfrazado de oficial de la Wehrmacht. Hoss consiguió que el Kapitán
zur See Lutz le entregara documentos falsos; ahora era Franz Lang, Bootsmaat («marino»),
Pero no por mucho tiempo. También a él lo capturaron590.
El propio Himmler vagó por Alemania, convertido en una figura solitaria y acosada.
Fue reconocido y arrestado, y se envenenó.
Mientras los ejércitos libraban la batalla final, Eichmann reunió a sus hombres para
decirles que el fin de la guerra se acercaba. Mientras Zoepf «gimoteaba como un niño»,
Eichmann afirmó que el sentimiento de haber matado a cinco millones de enemigos del
Estado le había dado tanta satisfacción que saltaría riendo a la tumba591. Pero no saltó, y
tras pasar meses en cautiverio estadounidense, sin que lo reconociesen, huyó y despareció
sin dejar rastro. Fue capturado quince años después en Argentina por agentes israelíes592.
En la frontera italo-suiza, inmediatamente antes de la rendición, el embajador ale
mán en Italia, Rudolf Rahn, fue incapaz de cruzar a Suiza. Mientras se encontraba en
medio de la nieve, pensaba en los judíos: «¿Vamos ahora a compartir el destino de esta
infortunada nación? ¿Nos dispersaremos en todas las direcciones, a ofrecer nuestra
tenacidad y nuestra habilidad al bienestar de otras naciones, sólo para provocar su resis
tencia? ¿Estarán también los alemanes destinados a hacer de todas partes un hogar y no
ser bien recibidos en ninguna?»’9’ .
En el Protektorat, todavía en manos de las tropas alemanas, el último comandante
de Theresienstadt, Rahm, recibió el último informe del jefe de la «autoadministración»
judía (Selbstvenvaltung) , el rabino Murmelstein, el 5 de mayo de 1945. En el memoran
do que redactó sobre dicho informe, que trataba de diversos temas como la estadística
de tifus, Murmelstein señaló que el Obersturmführer le había prometido 300 kilos de
1091
Zyklon594. El mismo día, el rabino, deduciendo «las consecuencias políticas adecuadas
en el momento adecuado [im richíigen Moment die richtigen Konsequenzen] » , presentó su
dimisión a un representante de la Cruz Roja Internacional595. El propio Rahm dimitió
esa tarde596.
Mientras tanto, cuando la vanguardia dei ejército soviético se acercaba a Berlín, el
director de la Generalbetriebsleitung O st (Prasident Ernst Emrich) reunió a su plana
mayor en un búnker el 23 de abril para aconsejar que cada uno se fuera a su casa59''.
Cuando los soviéticos asaltaron las oficinas de la Generalbetriebsleitung, detuvieron al
Reichsbahnoberinspektor Bruno Klemm, que había presidido muchas conferencias
sobre transportes de judíos. Visto por última vez por un colega internado con él en Poz
nañ, desde entonces se desconoce su suerte598.
En su propio búnker, el arquitecto supremo de la destrucción de los judíos, Adolf
Hitler, dictó un testamento político en las primeras horas del 29 de abril de 1945. En
este legado afirmaba599:
N o es cierto que nosotros ni cualquier otro en A lem ania deseara la guerra en 1939.
Sólo la deseaban y la instigaron aquellos estadistas internacionales que o bien eran des-
cendientes de judíos o bien trabajaban para los intereses judíos. H e hecho demasiadas
ofertas de control y limitación de armamentos, que la posteridad no podrá soslayar eter
namente, como para que se me atribuya la responsabilidad en el estallido de esta guerra.
Adem ás, nunca he deseado que, después de la primera guerra fatal, estallara una según'
da contra Inglaterra o incluso contra Estados Unidos. Transcurrirán los siglos, pero de ¡as
ruinas de nuestras ciudades y m onum entos crecerá el odio contra aquellos supremamen'
te responsables, a quienes tenemos que agradecérselo todo, la com unidad judía interna'
cional y sus colaboradores [...].
También dejé bastante claro que si las naciones de Europa habían de ser una vez más
consideradas meras mercancías que estos conspiradores internacionales podían comprar
con dinero y finanzas, esa raza, la judía, que es la verdadera criminal de esta m ortal lucha,
sería considerada responsable. A dem ás, no permití que nadie dudara de que esta vez no
sólo morirían de hambre millones de hijos de los pueblos arios, no sólo experimentarían
’94 Texto del memorando de Murmelstein en H. G. Adler, Die verheimlichte Wahrheit, Tubinga, 1958,
pp. 140'141.
59’ Murmelstein a Dunant, 5 de mayo de 1945, ibid., pp. 142-144.
596 H. G. Adler, Theresienstadt, Tubinga, 1961, pp. 216-218. Los soviéticos llegaron el 9 de mayo.
597 Declaración de Philipp Mangold, Colección Sarter, Nuremberg Verkehrsarchiv, Carpeta aa.
198 Declaración de Gerhard Reelitz, 26 de abril de 1967. Landgericht de Düsseldorf, Causa con
tra Ganzenmüllcr, 8 Js 430/67, vol. XIV PP- 84-90. Declaración de Fritz Tier, 21 de abril de 1967,
Causa contra Ganzenmíiller, vol. XIV, pp. 77-83.
599 Testamento político de Hitler, 29 de abril de 1945, PS-3569.
1092
la muerte millones de hombres adultos, y no sólo serían heridos y bombardeados hasta la
muerte millones de mujeres y niños en las ciudades, sino que el verdadero criminal tam
bién tendría que expiar su culpa, incluso con más medios humanos.
Tras seis años de guerra, que a pesar de todos los contratiempos pasarán algún día a
la historia com o la demostración más gloriosa y valiente del propósito vital de una nación
europea, no puedo abandonar la ciudad que es capital de este Reich. Dado que las fuer
zas son demasiado reducidas com o para presentar nuevamente batalla al ataque enem i
go en este lugar, y nuestra resistencia es gradualmente debilitada por hombres tan enga
ñados como faltos de iniciativa, me gustaría, permanenciendo en esta ciudad, compartir
mi destino con aquellos otros millones que también han decidido quedarse. Adem ás, no
deseo caer en manos de un enemigo que exige un nuevo espectáculo organizado por los
judíos para diversión de sus m asas histéricas.
H e decidido, por consiguiente, permanecer en Berlín y allí escoger libremente la
muerte en el momento en el que crea que la posición del propio Fiihrer y Canciller ya no
puede sostenerse.
1093
Reflexiones
X
1094
bito, la rutina y la tradición se convirtieron en un enorme proceso de destrucción.
Hombres ordinarios acabarían realizando tareas extraordinarias. Una falange de funcio
narios de organismos públicos y empresas privadas estaba alcanzando lo supremo.
En cada escalada había también barreras. Los problemas económicos exigieron su
precio. El pensamiento contemplativo preocupaba a la mente. Pero la destrucción de los
judíos no se interrumpió. La continuidad es una de sus características cruciales. En el
umbral de la fase de exterminio, se dio un flujo descontrolado de medidas administrad-
vas. Se superaron los obstáculos tecnológicos y morales. Se empezó la inaudita conduc
ción de hombres, mujeres y niños a las cámaras de gas. ¿Cómo se realizó la hazaña?
La expansión destructiva
El esfuerzo destructivo alemán se basó en diversos planes. Uno de los avances fue el
alineamiento de las organizaciones en una máquina destructiva. Otro fue la evolución
de los procedimientos para la realización de actos destructivos. El tercero fue la crista
lización del proceso destructivo. Y cuarto, se pusieron en movimiento múltiples proce
sos contra otras víctimas situadas en la esfera de poder alemana.
Algo básico fue la inmersión del aparato burocrático propiamente dicho en la acti
vidad destructiva. A medida que avanzaba el proceso, sus requisitos se hicieron más
complejos y su cumplimiento afectó a un número cada vez más amplio de organismos,
oficinas del partido, empresas privadas, y comandancias militares. La destrucción de los
judíos fue un proceso total, comparable en su diversidad a una guerra moderna, a una
movilización o a una reconstrucción nacional.
Un proceso administrativo de tal alcance no puede llevarlo a cabo un solo organis
mo, aun cuando sea un cuerpo entrenado y especializado como la Gestapo o como una
comisaría para asuntos judíos, porque cuando un proceso se inmiscuye en todas las fases
de la vida humana, debe en último extremo alimentarse de los recursos de toda la co
munidad organizada. Por eso encontramos entre los perpetradores a los técnicos alta
mente diferenciados de los departamentos de inspección armamentística, a los remotos
funcionarios del Ministerio Postal, y -e n la fundamental operación de proporcionar cer
tificados para determinar la ascendencia- a los miembros de un reservado y retraído
clero cristiano. La maquinaria de destrucción, por consiguiente, no difería estructural
mente del conjunto de la sociedad alemana organizada; la diferencia era sólo de fun
ción. La maquinaria de destrucción era la comunidad organizada en una de sus funcio
nes especiales.
Los organismos establecidos se basan en los procedimientos existentes. En su traba
jo diario, el burócrata usaba técnicas experimentadas y fórmulas probadas con las que
estaba familiarizado y de las que sabía que a sus superiores, compañeros y subordinados
les resultaban aceptables. Las prácticas usuales se aplicaron también en situaciones in
1095
usuales. El Ministerio de Finanzas llevó a cabo el proceso de expropiación de tierras y
edificios para establecer el complejo de Auschwitz2, y los ferrocarriles alemanes factu
raban a la Policía de Seguridad el transporte de los judíos, calculando el billete de ida
de cada deportado por kilómetro de víaJ. Las operaciones rápidas provocaban mayores
complicaciones, y necesitaban ajustes más elaborados. En el transcurso de la redada de
los judíos de Varsovia durante el verano de 1942 los habitantes del gueto dejaron atrás
recibos de gas y electricidad impagados, y como consecuencia, los organismos alemanes
responsables de los servicios públicos y de las finanzas de la ciudad tuvieron que hacer
uso de toda su experiencia para restablecer el equilibrio administrativo4.
Aunque el aparato se esforzó por mantener el modo de funcionamiento acostum-
brado para enfrentarse a diversos problemas, dentro de la estructura burocrática se dio
una tendencia a eliminar los antiguos límites establecidos sobre la libertad administra
tiva cuando éstos inhibían la aceptación de nuevas dificultades o el aprovecamiento de
nuevas oportunidades. El proceso de destrucción era en su propia naturaleza ilimitado.
Por eso el poder se volvió más difuso, la flexibilidad se amplió y las capacidades aumen
taron. Con el tiempo, se hizo más fácil redactar una ordenanza para regular la conduc
ta de las víctimas, o tomar medidas directas contra ellas.
En el ámbito de la legislación pública, cada vez se promulgaron menos leyes bási
cas, y los «decretos de aplicación» estaban cada vez menos relacionados con las leyes
a las que hacían referencia5. U na ordenanza ni siquiera tenía que aparecer en el bole
tín oficial. En diciembre de 1938, omitiendo la acostumbrada inclusión de las normas
en un registro oficial, Heinrich Himmler publicó directamente en los periódicos, «de
manera provisional», una disposición por la cual se retiraban los permisos de conducir
a los judíos. Cuando se presentaron en los tribunales recursos para establecer la ilega
lidad de la medida de Himmler, el Reichsgericht respaldó su método basándose en que
1096
una proclama emitida «ante la vista de las Autoridades Supremas del Reich» sin gene
rar protesta constituía una ley6.
La aparición del gobierno por anuncio fue acom pañada por una mayor permisividad
en la toma de decisiones internas. Las órdenes eran específicas, pero al mismo tiempo
podían contener autorizaciones amplias. Lo obligatorio era también un mandato.
Cuando Góring permitió a Heydrich inaugurar la «solución final», la «instrucción» fue
una enorme delegación de poder7. N o sorprende que las directivas escritas cedieran el
paso a las orales. Es posible que el propio Hitler nunca firmara una orden de matar a
los judíos. Por otra parte, hay registros de sus insinuaciones en forma de comentarios,
preguntas o «deseos». Lo que realmente quería decir, o si realmente lo quería decir,
podría haber sido una cuestión de tono, y no sólo de palabras. Cuando hablaba «fría'
mente» y en «voz baja» sobre las «horripilantes» decisiones «también en la cena», sus
oyentes sabían que hablaba «en serio»8.
Se daban órdenes orales en todos los niveles. A Hoss se le dijo que construyera su
campo de exterminio en Auschwitz en una conversación con Himmler9. Globocnik dio
a Stangl instrucciones sobre Sobibor en un banco de un parque de Lublin10. Un ferro
viario de Cracovia, responsable de establecer el horario de los trenes de la muerte,
recuerda que su superior inmediato le dijo que programara los transportes siempre que
las SS se lo pidieran11.
En esencia, por lo tanto, se produjo una atrofia de las leyes y una multiplicación corre
lativa de medidas con fuentes de autoridad cada vez más etéreas. Se abrieron las válvulas
de la toma de decisiones. El funcionario experimentado estaba demostrando su valía.
Un burócrata de rango intermedio era tan consciente de las corrientes y las posibilidades
como su más alto superior. Tanto de pequeñas como de grandes maneras, reconocía lo que
era adecuado en cada momento. Con mayor frecuencia, era él quien iniciaba la acción.
6 El episodio lo relata U. Adam, ibid., pp. 213, 224- Véase también la correspondencia incluida
en T 459, rollos 21 y 22, sobre un anuncio hecho por el Gebietskommissar de Riga en el que prohi
bía los contactos entre judíos y no judíos so pena de cárcel. El Landrat Sommerlatte sostuvo en el
despacho del Generalkommissar que el Gebietskommissar carecía de plena competencia para reali
zar tales amenazas y que los tribunales no podían aplicarlas. Véase la carta escrita por Sommerlatte
el 30 de abril de 1942, T 459, Rollo 21.
7 Góring a Heydrich, 31 de julio de 1941, PS-710. La orden la solicitó Heydrich, y su texto lo
redactó Eichmann. Adolf E i c h m a n n , Ich, Adolf Eichmann, Leoni am Starnberger See, 1980, p. 479.
6 Declaración jurada de Alhert Speer, 15 de junio de 1977, facsímil en Arthur S u Z M A N y Denis
D i a m o n d , Six Million Did Die, Johannesburgo, 1977, pp. 109-112.
9 Testimonio de Hoss, Tribunal Militar Internacional, Trial of the Major War Crimináis, Nurem-
berg, 1947, XI, 398.
10 Gitta Sereny, Into Tluit Darkness, Nueva York, 1974, pp. 101-104-
11 Declaración de Erich Richter, 11 de junio de 1969, Causa contra Ganzenmüller, vol. 19, pp. 5-12.
1097
Miles de propuestas fueron introducidas en memorandos, presentadas en conferen
cias, y estudiadas en cartas. El tema variaba desde la disolución de los matrimonios mix
tos12, a la deportación de los judíos de Licchtenstein13, o al establecimiento de un me
canismo de «funcionamiento rápido» para la aniquilación de mujeres y niños judíos en
Lódz y en las ciudades circundantes del W arthegau14. A veces se suponía que había lle
gado el momento, aun cuando no hubiera una orden superior definida. Hans Globke
escribió disposiciones antijudías en un decreto sobre nombres personales en diciembre
de 1932, antes de que hubiera un régimen nazi o un Führerb . La Oficina Fiduciaria de
Varsovia comenzó a incautar bienes inmuebles judíos «en espera» de una «reglamenta
ción jurídica», y llevando mientras tanto a cabo el «indispensable» trabajo preparato
rio16. Esa espontaneidad, sin embargo, no siempre era bien recibida en los organismos
centrales de Berlín. Cuando la Policía de Seguridad de los Países Bajos intentó promo
ver las esterilizaciones ofreciendo la perspectiva de inmunidad a la deportación a pare
jas de matrimonios mixtos que pudieran demostrar su incapacidad para tener hijos, el
lugarteniente de Eichmann, Günther, expresó su desaprobación porque ese plantea
miento no se les había ofrecido a los judíos de la propia Alemania. El Reich, afirmó
Günther, tenía que ser un modelo en tales cuestiones17. El propio Eichmann se excedió
una vez en el cumplimiento de una directriz, capturando por error a judíos húngaros
residentes en el Reich. Comentando este acto ante un tribunal israelí, afirmó: «H um a
namente, esto es posible y comprensible»18.
En último término, las leyes y los decretos no se consideraban fuentes supremas de
poder, sino sólo una expresión de voluntad. Desde este punto de vista, un decreto par
ticular podía no haber previsto todo lo que había que hacer; en ocasiones podría inclu
so haber interferido con la tarea a la que se refería. Si se consideraba que una ordenanza
no era restrictiva, si se pensaba que era sólo un ejemplo del tipo de acciones adopta
1098
bles, un funcionario podía superar los límites de dicha ordenanza, legislando en un
plano paralelo. La Ley para la R estauración del Servicio Civil Profesional establecía el
cese de los funcionarios civiles. A n álogam en te, o «sinngemafl» , quienes disfrutaran de
becas de la U niversidad de Friburgo fueron privados de sus estipen d ios19. Si las in s
trucciones frustraban la acción, podían obviarse por com pleto. U n ejem plo es una
directiva, em itida por el G eneralgouvernem ent, de pagar a los trabajadores judíos en el
m ercado «libre» el 80 por 100 de los salarios recibidos por los polacos. El problem a en
varias localidades era que los em pleadores ya no pagaban a los trabajadores judíos,
puesto que se esperaba que los consejos judíos los com pensaran de sus propios fondos.
En el distrito de Pulawy, el ejército alem án, no deseando empezar los pagos, despidió
rápidam ente a sus ju díos20; pero en C h estoco va, el Kom m issar alem án de la ciudad
escribió lo siguiente en su informe oficial: «supongo que tam bién estas instrucciones se
pueden perder localm ente, y he actu ado en co n secu en cia»21.
En su operación m ultifacética, la m aquinaria destructora, que avanzaba por una vía
de autoafirm ación, penetró en una red cada vez m ás com plicada de decisiones interrela-
cionadas. Podríamos muy bien preguntarnos qué determ inó el orden básico de este pro
ceso. C óm o se explica la secuencia de im plicación. O la sucesión de m edidas. La buro
cracia no tenía un plan m aestro, un guión básico, una perspectiva clara de sus acciones.
¿Cómo, entonces, se dirigió el proceso? ¿C óm o se estableció la Gestalt1
U n proceso de destrucción tiene un patrón inherente. Sólo hay una form a de poder
destruir efectivam ente a un grupo disem inado. La operación presenta tres pasos básicos:
D efinición
A n iquilación
19 D ecreto del rector (M artin Heidegger), F rciburger Studen tenzeitun g (3 de noviembre de 1933),
p. 6, reimpreso en Guido ScH N E E B E R üE R , N ach lese zu H eidegger, Berna, 1962, p. 137.
20 Informe mensual correspondiente a agosto de 1940, redactado por el Kreishauptm ann de
Pulawy (firmado Brandt), 10 de septiembre de 1940, Yad Vashem, microfilme JM 814.
21 Informe mensual del Stadthauptm ann de C hestocova, 14 de septiembre de 1940, Yad Vashem,
microfilme JM 814.
1099
Básicam ente, todas son expropiaciones. En la destrucción de los judíos, se introdujeron
decretos expropiatorios después de cada paso fundam ental. D espués de la definición
vinieron los ceses y las arianizaciones; la con cen tración fue seguida de m edidas de
explotación e inanición, y la operación de exterm inio llevó em parejada la confiscación
de los objetos personales. En su form a com pleta, un proceso de destrucción en una
sociedad m oderna debe estructurarse tal y com o se m uestra en este gráfico:
D efinición
C on cen tración
A n iquilación
D e tal form a, la secu en cia de pasos de un proceso de destrucción está determ inada.
S i se produce un in ten to de infligir el m áxim o dañ o a un grupo de personas, es por con-
siguiente inevitable que una burocracia, no im porta lo descentralizado que esté su a p a
rato o lo im provisadas que sean sus actividades, haga p asar a sus víctim as por estas
fases.
La destrucción de los judíos no fue un hecho aislado. Estuvo inm ersa en un entorno
de acciones contra diversos grupos. A l igual que las m edidas antijudías, estas operaciones
no estaban diseñadas para obliterar prácticas sociales, tradiciones o instituciones, sino
para privar de propiedad y espacio y, en algunos casos, para infligir la m uerte. En esta des
trucción más amplia, podem os localizar num erosos decretos característicos del proceso de
destrucción antijudío, tales com o la definición, los im puestos especiales, el m arcado, o
la restricción de los m ovim ientos. En la m edida en que la m atanza se dirigió con tra no
judíos, el acto fue llevado a cabo antes de la aniquilación de los judíos y durante la misma,
con los m ism os m edios y a m enudo por el m ism o personal.
Estas actividades destructivas abarcaron tres categorías generales de individuos: (1)
personas aqu ejadas de enferm edades o d iscapacidades, (2) aquéllos considerados am e
nazadores o peligrosos debido a su com portam iento y (3) los pertenecientes a determ i
n adas nacionalidades.
La mayoría de las víctim as enferm as o discapacitadas residían en sanatorios psiquiá
tricos. El program a de eutanasia, que se cobró la vida de aproxim adam ente 100.000
I 100
adultos y niños alem anes, es la m ás conspicua de la acciones contra personas recluidas
en instituciones. Esencialm ente, se peinaron los pabellones, y el criterio de selección fue
el grado de discapacidad dcl recluso. É sta es la operación en la que se em pleó por pri
mera vez la cám ara de gas22. En las regiones orientales, principalm ente en la Polonia
ocupada, gasearon a pacientes alem anes y polacos en furgones prototípicos2J. Posterior
mente, los Einsatzgruppen vaciaron los sanatorios psiquiátricos de la U R S S ocupada,
ametrallando a m uchos miles de rusos y ucranianos24. Posteriorm ente, algunas de estas
instituciones se aprovecharon para los heridos alem anes.
Ciertam ente, hubo problem as, porque las víctim as de la eu tan asia eran parientes
de familias com unes. A d em ás, la operación cau só tem ores respecto a la posible in clu
sión de los ancian os. En el R eich, estas an siedad es se m an ifestaron en con sultas pri
vadas y, en una ocasión , en un serm ón del obispo católico G ra f von G a le n 25. En Pol-
tava, U cran ia, el Son derk om m an do 4b dem ostró su sensibilidad hacia estos asuntos
firmando un «acu erd o » con el m édico jefe del ejem plar p siquiátrico local p ara retirar
a 565 enferm os incurables para su «liq u id ación », so pretexto de transferirlos a una in s
titución tod avía m ejor en K harkov, y de devolver a los 300 m enos discap acitad o s a sus
fam ilias26.
En A lem ania, a los niños con deficiencias m entales los dejaban morir de inanición en
los pabellones del hambre. En Shum achi, Rusia, un m édico del ejército alem án decidió
que la Policía de Seguridad debía am etrallar a 16 niños rusos y judíos retardados y afec
tados de eccem a27. Greiser, Gauleiter del W artheland, quería usar a los experim entados
(eingearbeiteten) miembros del Sonderkom m ando destinado en Kulm hof para liberar su
Gau de 35.000 tuberculosos polacos. La sugerencia fue trasladada a Hitler. Transcurridos
meses sin una decisión, Greiser se sintió profundam ente decepcionado. D espués de todo,
Hitler le dijo que podía hacer lo que quisiera con los judíos28.
Los tuberculosos polacos se libraron, pero las ideas de am pliar el círculo de víctim as
no desaparecieron. T odavía el 16 de noviem bre de 1944, funcionarios del M inisterio de
1101
Ju sticia centraron su atención en el asunto de la fealdad. El resum en de la conferencia
establece29:
En el transcurso de varias visitas realizadas a las pen iten ciarías, siem pre se han obser
vad o reclusos qu e -d e b id o a sus características p e rso n a le s- ap en as m erecen la califica
ción de h u m an os; p arecen abortos del infierno. Tales reclusos deberían ser fotografiados.
S e ha p lan ead o elim inarlos tam bién. El delito y la p en a son irrelevantes. S ó lo deberían
rem itirse las fotografías que m uestren claram en te la deform idad.
29 Generalstaatsanw alt (fiscal jefe) de Bam berg a H elm , Generalstaatsanw alt de M unich, 29 de
noviembre de 1944, adjuntando resumen sobre la conferencia m antenida bajo la presidencia del
M inisterialdirektor Engert el 16 de noviembre de 1944, N G -1546.
30 V éase Diem ut M a je r , «Frem dvólkische» im Dricten Reich , Boppard am Rhein, 1993, pp. 215-222.
La ciudadanía revocable le fue concedida a unos tres millones de personas. Informe del Stabshaup-
tam t de Himmler fechado en diciembre de 1942, en Rolf-Dieter M ü l l e r , H itlers O stk rieg u n d die
deutsche Siedlungspolitik, Fráncfort del M eno, 1991, pp. 200-204.
I 102
m ánica»: noruegos, daneses, h olandeses y flam en cos31. El objetivo distante para esas
nacionalidades era la germ anización definitiva.
Un grupo m ás amplio, que no era públicam ente cum plim entado ni abiertam ente
m enospreciado, ocupaba la cap a interm edia, y abarcaba desde checos, franceses y v a lo
nes a griegos y serbios. La categoría inferior de este agregado de naciones, que después
de septiembre de 1943 incluía a los italianos, se revela en prácticas alem anas tales com o
la tom a de rehenes y las represalias. En los cam pos de con cen tración , los presos fran
ceses e italianos apenas conseguían m antenerse por encim a de la capa inferior32.
Esta capa inferior incluía a la m ayoría de los europeos orientales. Pero incluso en
dicha región había gradaciones: los estonios por encim a de los letones, los letones por
encima de los lituanos, y los tres por encim a de los ucranianos. Los prisioneros de gu e
rra soviéticos de n acionalidad báltica o ucraniana eran elegibles para la liberación33, y
tanto bálticos com o ucranianos fueron reclutados en los batallones de policía y recibían
sus pagas en R eichsm ark34. En otros aspectos, sin em bargo, los ucranianos estaban
expuestos a las m ism as privaciones que los bielorrusos, los rusos y los polacos, prin ci
palm ente la requisa de sus cosech as y el trabajo forzoso en A lem an ia3’ . La población de
las ciudades ucranianas en particular padeció h am bre36.
51 Un índice revelador del elevado status de los hombres pertenecientes a estas nacionalidades era el
acceso a las mujeres alemanas. Eran los únicos que poseían ese privilegio. Los trabajadores checos resi
dentes en Alemania tenían que solicitar permiso para casarse con alemanas. Los trabajadores polacos,
rusos, bielorrusos, ucranianos y bálticos tenían prohibido mantener relaciones sexuales con alemanas. Ins
trucciones de la Gestapo (Staastpolizeileitstelle) de Dresden, 16 de noviembre de 1942, en Jochen A u g u s t
et al., H errenm ensch und Arbeitsvólker, Berlín, 1986, pp. 136-138. Posterionnente, tales relaciones también
les fueron prohibidas explícitamente a armenios, georgianos, norcaucásicos, calmucos, cosacos, turquesta-
nos, y tátaros poseedores de «pasaportes apátridas». Circular de la R SH A IV-B a las oficinas de la Policía
de Seguridad, 25 de julio de 1944, Staatsarchiv Leipzig, Colección Polizeiprásident Leipzig V 4000.
12 Wolfgang SüFSKY, D ie O rd n u n g des Terrors, Fráncfort del Meno, 1993, p . 150.
33 Directiva em itida por el O K W el 8 de septiembre de 1941, en H. M ichaelis y E. Schraepler
(eds.), D a s D ritte Reich, cit., vol. 17, pp. 333-337.
34 Orden de Daluege, 6 de noviembre de 1941, T 545, Rollo 100. Los bálticos recibían también
la paga com plem entaria (el B a lte n z u la g e ). O rden del K dS/la en Lituania, A rchivos Estatales Litua
nos, Fondo 659, O pis 1, C arpeta 1.
33 Sobre el trabajo forzoso en el Reich y las diferencias entre los trabajadores dependiendo de su
nacionalidad, véase Ulrich Herbert, Frem d arb eiter, Berlín, 1986. U n docum ento revelador son las ins
trucciones de la Staatspolizeileitstelle de D resden, 16 de noviembre de 1942, incluidas en M. August
et a l., H erren m ensch u n d A rbeitsvólk er, cit., pp. 136-138. A los trabajadores polacos los m arcaban con
una P D ecreto emitido el 8 de marzo de 1940, RGB1 I, 555. Los trabajadores de la U R SS ocupada
(incluidos los distritos de Galitzia y de Bialystok) llevaban un parche con la inscripción Ost. U. H er
bert, F rem darbeiter, cit., pp. 154-156.
36 V éase la carta del alcalde de Kiev al Stadtkom m issar alemán, diciembre de 1941, en ]. J. K o n -
DUFOR et al (eds.), D ie G esch ich te w a m t, Kiev, 1986, p. 77, y profesor Siosnovy (municipio de járkov)
I 103
Los polacos estaban singularizados en aspectos especiales. D esde los territorios incor-
porados, que incluían zonas pertenecientes a la A lem ania imperial antes de 1919, una
porción de los habitantes polacos fueron expulsados al G eneralgouvernem ent y buena
parte de sus propiedades confiscadas37. U na vez interrumpidas las expulsiones, los pola
cos que quedaron en la región perm anecieron en la conciencia nazi. En una conferencia
interministerial presidida por el Staatsssekretar Conti, del M inisterio del Interior, se con
sideraron las siguientes propuestas: (1) que no se permitiera a ningún polaco casarse antes
de los veinticinco años, (2) que no se concediera el perm iso a no ser que el matrimonio
fuera económ icam ente sensato, (3) que se gravaran fiscalm ente los nacim ientos ilegíti
mos, (4) que los nacim ientos ilegítimos se sancionaran con la esterilización, (5) que no se
concedieran exenciones fiscales por los familiares dependientes y (6) que se concediera
permiso para abortar a petición de la m adre em barazada38.
Los planes alem anes para el G eneralgouvernem ent eran un poco más insustanciales,
pero en m ayo de 1943, un alto cargo adm inistrativo del distrito de Varsovia, Gollert, se
perm itió algunas ideas sobre el futuro. Rechazó las soluciones plenarias, tales com o la
germ anización de los 15 m illones de polacos residentes en su área, o su expulsión total,
o la «cura radical» que supondría su «erradicación», un a m edida que consideraba «indig
na» de una nación civilizada. A cam bio, propuso de forma «m agnánim a» la germ aniza
ción de siete u ocho millones, el em pleo de otros cuantos m illones m ás en trabajos
m anuales, y la «inevitable» aplicación de m edidas radicales contra los dos o tres m illo
nes restantes de polacos fanáticos, asocíales, enferm os e inútiles39.
En diversos m om entos, los ucranianos, los polacos, los bielorrusos y los rusos creye
ron que los m atarían. En el caso de los rom a y los sinti, a los que com únm ente se co n o
ce com o gitanos, ese tem or se convirtió en realidad. Pueblo pequeñ o y disperso, los gita
nos tenían una lengua y unas costum bres propias, pero no una religión40. H acía tiem po
al Dr. Martin, de la adm inistración militar alem ana, 28 de septiembre de 1942, A rchivos del O blast
de Járkov, Fondo 2982, Opis 4, C arpeta 390a.
V éanse las estadísticas correspondientes a finales de 1942 en el informe del Stabshauptam t de
Himmler, en R. D. Müller, H itlers O stk rieg und die deutsche Siedlungspolitik, cit., pp. 200-204- La cifra
de expulsiones comprende 365.000 polacos de los territorios incorporados al Generalgouvernem ent,
295.000 personas de A lsacia-Lorena y Luxemburgo a Francia, y 17.000 eslovenos a Serbia.
38 M em orando de la Cancillería del Reich, 27 de mayo de 1941, N G -844.
59 Texto incluido en Susanne Heim y Gotz Aly (eds.), Bevolkerungssturktur und M assen m ord, Berlín,
1991, pp. 145-151.
40 Joachim S. Hohmann, G eschichte der Zigeunerverfolgung in D eutschland, Francfort, 1981, pp. 13-84.
El origen de los gitanos, que ahora se ha determ inado en India, fue objeto de tratados durante cientos
de años. U n escritor del siglo XVII, Johann C hristof Wagenseil, escribió un ensayo para demostrar que
«los primeros gitanos eran judíos provenientes de A lem ania». V éase la introducción de su libro D e r
M eister-Sin ger H aldseligen K u n st (1697). En el siglo xvm los asociaron con los judíos, con mendigos y
I 104
que en A lem an ia los m iraban con suspicacia, y en 1899 la policía de M únich com enzó
a hacer un seguim iento de los gitanos n óm adas de Baviera. En Baviera se introdujo la
toma de huellas dactilares en 1911, y en 1929 la oficina de inform ación sobre la pobla
ción gitana de la policía de M únich se convirtió en O ficina C en tral para C om batir a los
Gitanos, dependiente de la C om isión Penal alem an a41.
Durante el periodo nazi, en la década de 1930, las familias gitanas que se trasladaban
en caravanas fueron concentradas en pequeños cam pam entos urbanos42; y en 1938, gru
pos considerables fueron encarcelados en cam pos de concentración, donde los catalo
garon de «asocíales»43. El 8 de diciembre de 1938, Himm ler em itió una circular para
«combatir la plaga gitan a», dan do com petencias a la Policía Penal para identificar, pre
via investigación de los expertos raciales, a todos los gitanos, a los M ischlinge gitanos, y
a las personas que vagasen a m odo de gitanos44. Resultó que de las 30.000 personas que
se había calculado que tenían ascendencia gitana en el A n tiguo R eich y A ustria, m enos
del 10 por 100 eran gitanos puros45. La Policía Penal aplicó a estos individuos la d eno
con vagabundos. Véase un dibujo alem án contem poráneo en Wolfgang Ayass et a l , F ein d erklán m g
und P rdvention , Berlín, 1988, p. 10.
41 H ans-Joachim Dóring, D ie Zigeuner im n ation alsozialistischen S ta a t, Ham burgo, 1964, pp. 25-31.
El libro de Dóring se publicó en una serie de la D eutsche Kriminologische Gesellschaft, una organi
zación criminológica. Dos estudios generales sobre las acciones alem anas contra los gitanos son el de
Michael Zimmermann, R assen u topie u n d G enuzid - D ie n ation alsozialistische «L ó su n g d er Zigeunerfra-
ge», Hamburgo, 1996, y el de G uenter Levvy, T h e N a z i Persecution o f the G y p sies, N u eva York, 2000.
42 M ichael ZlMMERMANN, «Von der Diskriminierung zum “Fam ilienlager” Auschwitz - Die Natío-
nalsozialistische Zigeunerverfolgung», D a c h a u e r H efte 5 (1994), pp. 87-104, en pp. 90-94-
4j Ibid., p. 96. H. J. Doring, D ie Zigeuner irn N atio n alaso zialistisch e n S ta a t, cit., pp. 50-58. Rom ani
Rose y Walter Weiss, Sinti u n d R o m a im D ritten Reich, G otinga y Heidelberg, 1991, pp. 16-28, 40, 172.
Véase también la catalogación de los 371 gitanos de Sachsenhausen a 10 de noviembre de 1938, en
el Archivo del N ationale Mahn- und G edenkstátte Sachsenhausen R 201, M appe 3 (Gefangenen-
Geld- und Effektenverwalter). El 11 de noviembre de 1939, la R S H A ordenó que las adivinas gita
nas, consideradas peligrosas para la moral en tiempos de guerra, fueran encerradas en cam pos de con
centración. M. Zimmermann, «Von der Diskriminierung zum “Fam ilienlager” Auschwitz - Die N atio
nalsozialistische Zigeunerverfolgung», D a c h a u e r H efte, cit., p. 101. El 18 de junio de 1940, Nebe
comunicó a sus oficinas que ya no se liberaría a los gitanos de los cam pos de concentración. Staat-
sarchiv Leipzig, Colección Polizeiprásident Leipzig S 2327.
44 Decreto circular de Himmler, 8 de diciembre de 1938, M im sterialb latt des Reichs- u n d Preussis-
chen M in isterium s des Innern, 1938, p. 2105. Las investigaciones sobre la ascendencia y las caracterís
ticas personales las llevó a cabo la Rassenhygienische Forschungsstelle del Gesundheitsam t. H. KÜP-
PERS, «Die Bescháftigung von Zigeunern», R eichsarbeitsblatt, vol. 5, 25 de marzo de 1942, p. 177,
reimpreso en D ie Ju d en fra g e (Vertrauliche Beilage), 15 de abril de 1942, pp. 30-31.
4’ V éase el artículo de Robert Ritter (jefe de la Rassenhygienische Forschungsstelle), «D ie Bes-
tandaufnahme der Zigeuner und Zigeunermischlinge in D eutschland», D e r óffentliche G esu n d h e its -
dienst, vol. 6, 5 de febrero de 1941, pp. 477-489. Sobre los gitanos austríacos, véase Selm a Steinm etz,
I 105
m inación Z (Zigeuner). Los M ischlinge gitanos de origen predom inantem ente gitano
eran los ZM + , y aquéllos con igual «m ezcla de sangre» gitana y alem ana (tales com o los
hijos de los medio gitanos) ZM. C ualquiera que descendiese de un gitano puro y un ale-
m án puro se convertía en ZM de primer grado. U n gitano en un a cuarta parte recibía la
clasificación de ZM de segundo grado. La ascendencia gitana inferior a un cuarto se con
virtió en la clasificación Z M -. Los alem anes errantes recibían la denom inación de NZ,
Nicht Zigeuner, o no gitanos46. Todos los gitanos puros y los M ischlinge gitanos, excepto
los Z M -, fueron som etidos a norm ativas salariales y fiscales específicas47.
En mayo de 1940, aproxim adam ente 2.800 gitanos de una gran región de Alem ania
occidental fueron deportados al G eneralgouvernem ent, para evitar que se convirtieran
en un peligro com o espías en una zona de guerra48. A lgunos deportados fueron em ple
ados en trabajos forzosos cerca del Bug49. A m uchos los alojaron en edificios ruinosos
que anteriorm ente habían albergado a ju d íos50.
Casi 8.000 gitanos rom a vivían en el Burgenland austríaco. L a m itad de ellos fueron
concentrados en un cam po en Lackenbach, donde el tifus se extendió a comienzos de
1942M. En noviembre de 1941, 5.000 gitanos del Burgenland, incluidos 2.000 de Lacken-
bach, fueron trasladados al gueto de Lódz. Allí, el 1 de enero de 1942, habían m uerto ya
de tifus 613. La mayoría de los restantes fueron gaseados en Kulm hof poco después52.
«D ie Verfolgung der burgenlándischen Zigeuner» con docum entos adjuntos, en Tilm an Zülich, ín
A usch uiitz vergast, bis heute verfolgt, Reinbek bei Hamburg, 1979, pp. 112-130.
46 D ecreto-circular de Himmler, 7 de agosto de 1941, M in isterialblatt des Reichs- u n d Preussíschen
M in isterium s des Innem, 1941, p. 1443.
4' H. Küppers, «D ie Bescháftigung von Zigeunern», R eich sarbeitsblatt, cit., vol. 5, p. 177. H. J.
Dóring, D ie Z igeuner im N atio n alaso zíalistisch en S ta a t, cit., pp. 135-138.
46 C arta de Heydrich a las Kriminalpolizeileitstellen de Hamburgo, Bremen, Hannover, Düssel-
dorf, Colonia, Fráncfort del M eno y Stuttgart, 27 de abril de 1940, y directiva enviada por él en la
misma fecha a las mismas oficinas, T 175, Rollo 413. Los gitanos de matrimonios mixtos, aquellos
con padres o hijos en el ejército, y unas cuantas categorías más, quedaron exentos. V éase tam bién la
correspondencia, mayo de 1940, de la Kriminalpolizeistelle de D arm stadt, y las facturas del servicio
ferroviario, ibid. El cómputo final de 2.800 está tom ado de una recopilación preparada por la Policía
de Seguridad para el 14 y el 15 de mayo de 1940, N O - 5150.
49 Registro personal de H erm ann Dolp, C entro de D ocum entación de Berlín.
50 Ursula K ó RBER, «D ie W iedergutmachung und die “Zigeuner” », en Gotz Aly (ed.), F ein d erk la -
m n g u n d Pravention, Berlín, 1988, pp. 167-168, 172-173. H. ]. Dóring, D ie Zigeuner im N a tio n a la so -
zialistischen S ta a t, cit., pp. 96-106. Philip Friedman, R oads to E xtinction, N u eva York, 1980, p. 385.
51 S. Steinmetz, «D ie Verfolgung der burgenlándischen Zigeuner», en T. Zülich, In A u sch w itz ver
gast, bis heute verfolgt, cit., pp. 1 15-117- M. Zimmermann, R assen u topie u n d G en ozid - D ie n ation also-
zialistische «L o su n g der Z ig eu n erfrag e» , cit., pp. 225-226.
’ 2 A ntoni Galinski, «Nazi C am p for Gypsies in Lodz», Com isión Principal para la Investigación
de los Crímenes Nazis en Polonia, Sesión Científica Internacional sobre el Genocidio en Polonia, Var-
1106
En el Protektorat, el gobierno ch ecoslovaco ya había adoptado en 1927 la Ley co n
tra los G itan os V agabundos, y había dado a los gitanos itinerantes una tarjeta de iden
tidad distinta de la asign ada a los ciudadanos ch eco s53. El 10 de octubre de 1941, Hey-
drich decidió que había que «evacu ar» a los gitanos de Bohem ia y M oravia. Pensaba en
el com andante del Einsatzgruppe A , Stahlecker, com o posible anfitrión54, pero no los
deportaron antes de 1943, jun to con los transportes m asivos de gitanos efectuados
desde A lem an ia. M ientras tanto, los gitanos checos serían concen trados en dos cam
pos, Lety en Bohem ia y H odon in en M oravia. En cada uno de ellos, debía apartarse un
barracón para los hom bres m ayores de catorce años, otro para m ujeres m ayores de
catorce, y un tercero para los niños. Finalm ente, se añadieron barracones no aislados,
y a algunos de los presos los dejaron en sus carretas, sin ruedas ni caballos” .
H acia finales de 1942, H im m ler decidió que a los gitanos sinti puros del A ntiguo
Reich se les perm itiera quedarse, som etidos a las restricciones existentes. Tam bién fue
ron privilegiados los «M ischlinge bu en os», los gitanos de m atrim onios m ixtos, las fam i
lias de soldados que aún servían en el ejército, y los gitanos con dirección perm anente
y em pleo estable. Los que se quedaran en el R eich, exceptuan do solam ente los gitanos
puros y los M ischlinge buenos, serían esterilizados. Todos los dem ás, principalm ente
Mischlinge sinti y rom a, serían deportados a A uschw itz’ 6. Los M ischlinge tenían una
inferior categoría que los gitanos puros, porque se pensaba que los an tepasados alem a
nes de estas personas procedían de los estratos m ás bajos de la sociedad.
sovia, 14-17 de abril de 1983. Las estadísticas sobre m ortalidad están publicadas en Lucjan Do-
broszycki, T h e C hronicle o f the Lódz G h etto 1941-1944, New H aven, 1984, entrada referente al 1-5
de enero de 1942, pp. 107-108. En Poznañ solicitaron 120 trabajadores cualificados del metal. O fici
na de Empleo de Poznañ a la Gettoverwaltung de Lódz, 22 de noviembre de 1941, Archivos del U. S.
Holocaust M emorial Museum, Grupo de Registro 0 .7007*01 (G itanos de A ustria).
53 Karl H olom ek, «Reflection in Society on the Genocide o f the Rom a», en Conferencia C ientí
fica Internacional, T h e H o lo cau st Phenom enon, Praga-Terezin, 6-8 de octubre de 1999, pp. 23-28.
54 Resum en de la conferencia m antenida el 10 de octubre de 1941 bajo la presidencia de Hey-
drich y a la que asistieron Karl H ermann Frank, Eichm ann y oficiales de las S S estacionados en el
Protektorat, A rchivos del U. S. H olocaust M emorial M useum , Grupo de Registro 48.005 (docum en
tos seleccionados del A rchivo Estatal de Praga), Rollo 3. El proceso de concentración se describe en
K. Holomek, «Reflection in Society on the G enocide of the R om a», en C onferencia Científica Inter
nacional, T h e H o lo cau st Phenom enon, cit., pp. 25-27.
” Véase la orden del G eneralkom m andant de la Policía N o Uniform ada (checa) del Protektorat
(Policía Penal), 30 de septiembre de 1942, y otros docum entos conservados en los A rchivos del U. S.
Holocaust M emorial M useum , Grupo de Registro 0 7 .0 1 3 * 01 (Praga, G itanos).
56 H. J. Doring, D ie Zigeuner im N atio n alaso zialistisch e n S ta a t, cit., pp. 153-155, y texto (sin apén
dices) de la circular enviada por R S H A V-A-2 a las Kriminalpolizeileitstellen, 29 de enero de 1943,
pp. 214-218. V éanse también las memorias de un gitano que perm aneció escondido: Alfred L e s s in g ,
M ein Lehen in Versteck, Düsseldorf, 1993.
I 107
Finalm ente, 22.000-23.000 gitanos del A n tiguo Reich, A ustria, el Protektorat,
Polonia, B élgica-n orte de Francia, y H olan da llegaron a Birkenau, don de les reserva
ron una sección especial, el denom inado Zigeunerlager. D ebían m an tenerse en familia
en estas barracas indefinidam ente. D os transportes que sum aban 2.700 gitanos del dis
trito de Bialystok fueron gaseados poco después de su llegada, al sospechar que eran
portadores del tifus. A m ás de 3.000 los trasladaron a otros cam pos. D e los restantes,
m urieron todos m enos 2.897. El últim o grupo m urió en una cám ara de gas el 2 de agos
to de 1944, y en octubre de ese año, devolvieron 8 00 desde Buchenw ald, tam bién para
gasearlos57.
Los gitanos de otros territorios ocupados tam bién se convirtieron en víctim as. En
Serbia, cientos de gitanos fueron am etrallados en 1 9 4 158. En Polonia, aproxim adam en
te 1.000 gitanos del distrito de V arsovia fueron canalizados a Treblinka a través del
gueto de V arsovia59. U n núm ero sim ilar fue am etrallado en el sur del Generalgouver-
nem ent6C. En Bielorrusia, las patrullas m ilitares debían fusilar a los gitanos hallados en
cam po abierto61. El 4 de diciembre de 1941, Lohse, Reichskom m issar del O stlan d, deci
dió que los gitanos errantes (umherirrende) recibieran el m ism o trato que los ju díos62.
M uchos cientos de gitanos sedentarios y refugiados de Riga fueron con cen trados en
’ 7 En total, en el cam po había 20.943 registrados. V éase la lista de nombres en los dos volúm e
nes, paginados consecutivam ente del M useo Estatal de Auschwitz-Birkenau y del C entro Cultural de
Sintis y Rom a A lem anes en Heidelberg, M em orial B ook - T h e G y psies a t A u sch w itz-B irk en au , Birke
nau, 1993. También, D anuta C z e c h , K ale n d ariu m der Ereigm sse im K onz.entrationslager A u sch w itz B ir
ken au 1 9 3 9 - 1 9 4 5 , Reinbek bei Hamburg, 1989, entradas desde el 26 de febrero de 1943 hasta el 10
de octubre d e l9 4 4 , p assim .
58 R SH A 1V-A-1, Informe sobre O peraciones y Situación en la U R SS, núm. 108 (50 copias), 9
de octubre de 1941, N O -3156. Turner a los Feld- und Kreiskom m andanturen, 26 de octubre de 1941,
NOKW -802.
59 Raúl HlLRERü, Stanislaw S t a r o n y Josef K e r m isz (eds.), T h e W arsaw D iary o f A d a m C zerniaków ,
N ueva York, 1979, pp. 346-347, 351, 364-368, 375.
6C Stanislaw Zabierowski, «D ie Ausrottung der Zigeuner in Südostpolen», y Cezary Jablonski,
«Exterm ination oí Jews and Gypsies in Western C ounties of the Radom District, 1939-1945», Sesión
Internacional, Varsovia, 14-17 de abril de 1983.
61 O rden del Generalm ajor von Bechtolsheim, 10 de octubre de 1941, y su orden de 24 de
noviembre de 1941, reiterando el mandato de matar a los judíos hallados en el campo, Archivos del U. S.
Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 53.002 (Archivos Estatales Centrales de Bielorrusia),
Rollo 2, Fondo 378, O pis 1, C arpeta 698.
62 Tram pedach al Generalkom m issar de Riga, 24 de agosto de 1942, adjuntando la directiva emi
tida por Lohse el 4 de diciembre de 1941, Archivos Estatales Centrales de Letonia, Fondo 69, O pis la,
C arpeta 2. O rden de detención em itida por el K dO K necht (Letonia) el 27 de enero de 1942, que
afectaba a los gitanos sin domicilio ni empleo, en su carta al responsable de las S S y de la Policía, 11
de marzo de 1942, ibid., Fondo 83, Opis 119, C arpeta 1.
I 108
campos del distrito de D augavpils y am etrallados a finales de 194163. En Estonia, am e
trallaron a 243 en octubre de 194264. El G rupo del Ejército del C en tro ordenó que los
gitanos que no pudieran dem ostrar que llevaban dos años residiendo en el m ism o domi-
cilio fueran entregados a la Policía de Seguridad65. En la península de C rim ea, el Ein-
satzgruppe D m ataba sistem áticam ente a los gitan os66.
Los gobiernos de varios países tom aron con tra los gitanos m edidas sim ilares al
modelo alem án. La Francia de Vichy internó en cam pos a casi 3.000 gitanos n ó m a
das6'. C ro acia y R um ania iniciaron acciones d rásticas con tra ellos de form a sim ilar a
las que establecieron con tra los judíos. En C roacia, m uchos m iles de gitanos residen
tes fuera de la región m usulm ana de B osn ia fueron capturados en junio de 1942 y
enviados a Jasen ov ac, donde pereció la gran m ayoría68. En abril de 1941 el gobierno
I 109
i
rum ano contabilizó 200.000 gitanos en su reducido territorio. D e esta población,
11.441 nóm adas, 13.176 considerados peligrosos, y 69 ex presos fueron deportados
entre mayo y septiem bre de 1942 a Transnistria. Los deportados incluían fam ilias ente'
ras, pertenecientes a grupos nóm adas y sedentarios, con presencia de ancian os y de un
gran núm ero de niños. C asi todos los deportados fueron con cen trados en el sureste de
Transnistria, fundam entalm ente en los distritos de G olta, Berezovka, y O ceakov. Allí
nacieron m ás niños. C o n pocos alim entos y escasa aten ción m édica, los gitanos deste-
rrados se vieron expuestos a prolongados periodos de ham bre severa y a diversas epi-
dem ias de tifus. D urante el año y m edio siguiente, su tasa de m ortalidad fue m ás o
m enos proporcional a la de los judíos rum anos que les habían precedido en su llegada
a Transnistria69.
A l final, sin em bargo, los judíos conservaron su lugar especial. A ellos les estaba
reservada la solución m ás global, y la expresión «todos los judíos» definía la naturaleza
de la com pleta jerarquía racial.
Los obstáculos
En la A lem ania nazi había surgido un proceso destructivo sin parangón en la histo'
ria. La red burocrática de toda una nación se im plicó en estas operaciones, y sus recur
sos se extendían en una atm ósfera que facilitaba iniciativas de organism os de todos los
niveles. La destrucción avanzó h asta su conclusión lógica y definitiva, e incluso m ien
tras este destino alcanzaba a los judíos, se estableció una verdadera serie de objetivos
para abarcar tam bién a otros grupos.
La burocracia alemana, sin embargo, no siempre avanzó con facilidad libre de obstácu
los. Periódicamente aparecían en el horizonte barreras que causaban pausas m om entáneas.
La mayoría de estas paradas estuvieron ocasionadas por esas dificultades com unes con las
que se encuentra cualquier burocracia en cualquier operación administrativa: dificultades
de abastecim iento, escaseces, mezcolanzas, m alentendidos, y todas las dem ás m olestias del
proceso burocrático diario. Pero algunas de las dudas e interrupciones se debieron a extra
ordinarios obstáculos administrativos y psicológicos. Estos obstáculos fueron exclusiva
69 Radu Ioanid, T h e H o lo cau st in R om an ía, Chicago, 2000, pp. 225-2.37- Un superviviente judío
del cam po de Vapniarka informa de que llevó com ida a un cam po de alojam iento de gitanos roma
situado a un kilómetro y medio en diciembre de 1942. Los gitanos estaban descalzos y hambrientos.
M ás tarde oyó que la mayoría había muerto de tifus. N athan Simón, « ...a u f alien Vieren w erdet ihr
hinauskriech en » , Berlín, 1994, p. 81. Estoy en deuda con el investigador rumano Viorel A chim por los
importantes hechos e informaciones que me ha com unicado sobre el destino de los gitanos expulsa
dos de la Vieja Rumania. Hay poca información, sin embargo, sobre los gitanos deportados de Besa-
rabia o sobre los relativam ente escasos gitanos de Transnistria.
I I 10
mente característicos del proceso de destrucción y, por consiguiente, deben recibir una
atención especial.
Problemas administrativos
I I 12
se construyeron y m antuvieron con frugalidad, a pesar de que Speer se quejara de que
Himmler estaba usando de m anera excesivam ente extravagante unos m ateriales de cons-
trucción e scasos'4. Las instalaciones se erigieron con trabajadores del cam po, y los presos
se albergaban en grandes barracones sin luz ni instalaciones sanitarias m odernas. La in
versión en las cám aras de gas y en los hornos también fue m odesta. Todas estas econ o
mías fueron posibles porque no ponían en peligro el proceso, ni en escala ni en velocidad.
Los meros ahorros, sin embargo, no eran la consideración decisiva. El principal objeti
vo era completar, en el m ás pleno sentido de la palabra, el proceso de destrucción. U n caso
interesante fue el arrasam iento del gueto de Varsovia que se produjo después de la batalla
de abril y mayo de 1943. Por este proyecto de Himmler, el M inisterio de Finanzas recibió
una factura de 150 millones de R eichsm ark'1. Himmler consideraba que un parque borra
ría el espacio en el que antes se había ubicado el gueto, evitando así que los polacos de
Varsovia llenaran el espacio vacío y la ciudad recuperase el tam año anterior a la guerra.
U n a afirm ación m ás im portante de la destrucción total fue la pérdida de p oten cia
les trabajadores judíos. H im m ler n un ca ocultó que para él la destrucción de los judíos
tenía prioridad h asta sobre los arm am entos. C u an d o los funcionarios encargados de los
suministros ponían objeciones a la retirada de trabajadores judíos, él sólo tenía esta res
puesta: «Para empezar, no adm ito el argum ento de la producción bélica, que hoy en
A lem ania se presenta com o razón favorita para oponerse a to d o »76. En el com edido len
guaje del M inisterio para los Territorios del Este, la prioridad del proceso de destrucción
se establecía com o sigue: «L as cuestiones económ icas no deberían tenerse en cu en ta en
la solución de la cuestión ju d ía » 1'7.
La pérdida de los trabajadores judíos se produjo m ediante sucesivas restricciones, dis
locaciones y deportaciones. D esde el comienzo, a los judíos los despidieron de sus traba
jos. En el este, toda la población judía fue hacinada en guetos. A llí pusieron a producir a
las com unidades encarceladas, pero el gueto no era el lugar ideal para las grandes fábri
cas. Su industria estaba descapitalizada, sus residentes subem pleados, sus trabajadores des
nutridos. U n a vez iniciado el exterm inio, las propias S S intentaron em plear a los trabaja
dores judíos en sus cam pos, pero finalmente tam bién ese resto desaparecería.
A lem ania estaba en guerra. La econom ía de los países ocupados iba aparejada a las ne
cesidades alem anas. Se exigían m ercancías extranjeras para el m ercado alem án incluso al
I I 13
C u a d ro 10.1. B a lan ce econ óm ico general
N ota: los diferenciales derivados de la arianización, el impuesto sobre el patrimonio del Reich, y las confiscacio
nes en virtud de la Undécima Ordenanza se enumeran en una carta de la Reswerwaltung des ehemaligen Reichsfi-
nanzministeriums a la Comisión de Control Aliada, 14 de noviembre de 1946, NG-4904. El impuesto de salida del
Reich se ha extrapolado de las cifras de propiedades judías registradas y de cálculos sobre la emigración judía.
I I 14
mismo tiem po q ue los trab ajad ores extran jero s eran traslad ad o s a las fábricas y gran jas
alem anas. A n te estas crecien tes n ec esid a d es d e prod u cción , y pese a la crecien te escasez
de trabajadores, la reserva de m an o de o b ra ju d ía se sacrificó a la «so lu ció n fin al». D e
todos los costes gen erad o s p or el p ro ceso de d estru cción , esta ren u n cia a u n a reserva c ad a
vez m ás irrem plazable de trab ajad o res con stitu yó el m ayor g a sto 78.
Problemas psicológicos
78 En tres años (1941-1943) la producción en el Reich fue de aproxim adam ente 400.000 millo
nes de Reichsmark, en los países ocupados de casi 300.000 millones. A proxim adam ente 260.000
millones de la producción alem ana lo fueron de producción bélica; 90.000 millones fue la cifra com
parable en las áreas ocupadas. Testimonio del ministro de Econom ía Funk, Trial o f the M a jo r W ar C r i
m ináis , XIII, 129-130. Respecto al reclutam iento de trabajadores en toda Europa, véase el resumen
de una conferencia mantenida el 4 de enero de 1944, y la carta que el plenipotenciario de Trabajo
alemán Sauckel envió a Lammers al día siguiente, PS-1292. Respecto a los datos específicos sobre los
trabajadores extranjeros en el Reich, véase Edward H o m z e , Foreign L a b o r in N a z i G e rm a n y , Prince-
ton, Nueva Jersey, 1967 y Ulrich H e r b e r t , F rem darbeiter, Berlín, 1985.
79 Von dem Bach e n A u fb a u (23 de agosto de 1946), N ueva York, pp. 1-2.
I I 15
trativo, porque el proceso de destrucción era una empresa organizada que sólo tenía
espacio para tareas organizadas. Además, los «excesos» atraían la atención sobre aspee-
tos del proceso de destrucción que debían permanecer en secreto. Como las activida
des del Brigadeführer Dirlewanger, cuyos rumoreados intentos de hacer jabón humano
llamaron la atención de la gente sobre los centros de exterminio. De hecho, las atroci
dades podrían poner en descrédito todo el trabajo «noble».
Lo que resultaba despilfarrador desde el punto de vista administrativo era también psi
cológicamente peligroso. Comportarse de manera disoluta era abusar de la máquina, y una
administración corrompida podía desintegrarse. Por eso la administración alemana tenía
cierta preferencia por la acción rápida, «de golpe» (schlagartige) . Debía conseguirse el máxi
mo efecto destructivo con el mínimo esfuerzo destructivo. Se suponía que el personal de
la maquinaria de destrucción no debía mirar a derecha e izquierda. No se les permitía tener
motivos personales ni obtener beneficios personales. En la máquina de destrucción se in
trodujo una elaborada disciplina.
La primera y más importante regla de conducta de esta disciplina era el principio de
que las propiedades judías pertenecían al Reich. En lo referente a Himmler, la aplica
ción de esta regla fue un éxito. En 1943 les dijo a sus Gruppenführer:
Les hemos quitado [a los judíos] las riquezas que poseían. H e dado órdenes estrictas,
que el Obergruppenfiihrer Pohl ha puesto en práctica, de que esta riqueza sea entregada
naturalmente [ selbstverstándlich] al Reich. N o hemos cogido nada. Los individuos que
han com etido transgresiones están siendo castigados de acuerdo con una orden que yo
di al comienzo y que establecía que cualquiera que coja un solo marco es hombre perdi
do. Varios hombres de las SS, no muchos, han transgredido esa orden, y serán condena
dos a muerte sin piedad. Teníamos el derecho moral con relación a nuestro pueblo de ani
quilar [umzubringen] a este pueblo que quería aniquilarnos. Pero no tenem os derecho a
quedarnos con una sola piel, un solo reloj, un solo marco, un solo cigarrillo, o cualquier
otra cosa. N o queremos al final, sólo porque hemos exterm inado un germen, quedar
infectados por ese germen y morir de él. N o me quedaré quieto mientras se forma una
ligera infección. Siempre que aparezca cualquier m ancha infectada, la quemaremos. Pero
en conjunto podemos decir que hemos cumplido esta tarea con amor a nuestro pueblo,
y que no hemos salido dañados en lo más profundo de nuestro ser, de nuestra alma, de
nuestro carácter80.
Hay, por supuesto, considerables pruebas de que fueron más de unos pocos los indi
viduos que «transgredieron» la disciplina del proceso destructivo. N o se puede calcular
I I 16
en qué medida los Kommandos de transporte, las unidades de exterminio, el personal de
los guetos y de los centros de exterminio, e incluso el Kommando 1005 (encargado de la
destrucción de las tumbas) se llenaron los bolsillos con las pertenencias de los muertos.
Además, la norma de Himmler sólo hacía referencia a las apropiaciones por parte del
personal que participaba sobre el terreno no autorizadas. N o se refería a las distribucio
nes autorizadas entre los participantes.
La esencia de la corrupción es que recompensa a las personas basándose en su proxi
midad al botín, y en el transcurso del proceso de destrucción se realizaron muchas distri
buciones a los participantes más cercanos. Los ejemplos, que abundan, incluyen la apro
piación de muebles de calidad por parte del Ministerio de Finanzas durante la deportación
de los judíos de Alemania; la distribución de mejores apartamentos a los funcionarios civi
les; las porciones tomadas por los ferrocarriles, las SS y la Policía, y el servicio postal en la
asignación de los muebles de los judíos holandeses, belgas y franceses; los «regalos» de relo
jes y «presentes de Navidad» a los hombres de las SS y a sus familias. El proceso de des
trucción tenía su propio sistema de dádivas interno. Sólo las apropiaciones no autorizadas
estaban prohibidas.
La segunda forma en la que los alemanes intentaron evitar el daño al «alma» fue la
de prohibir matanzas no autorizadas. Se estableció una línea drástica entre las muertes
ejecutadas por orden y las muertes inducidas por el deseo. En el primer caso, se pensa
ba que un hombre había superado las «debilidades» de la «moral cristiana»81; en el se
gundo, su propia bajeza lo superaba a él. Por eso, en la U R SS ocupada, tanto el ejército
como la Administración civil intentaron evitar que su personal se uniera a las partidas
de ametrallamiento en los puntos de exterminio.
Quizá la mejor ilustración de la actitud oficial deba encontrarse en el dictamen con
sultivo emitido por un juez perteneciente al Estado Mayor Personal de Himmler, el
Obersturmbannführer Bender. Este juez se ocupó del procedimiento que debía seguirse
en caso de matanzas no autorizadas de judíos por parte de personal de las SS. C onclu
yó que si las muertes estaban causadas por motivos puramente políticos, si el acto era
una expresión de idealismo, no hacía falta sanción alguna, a no ser que el m anteni
miento del orden exigiera una acción disciplinaria o un enjuiciamiento. Sin embargo,
si se hallaban motivos egoístas, sádicos o sexuales, debía imponerse un castigo por el
asesinato o el homicidio, de acuerdo con los hechos82.
A veces, era necesario subrayar el origen de la autoridad. A sí ocurrió en una causa
contra un civil alemán juzgado por un tribunal militar alemán de Proskurov. El acusa
do era supervisor del proyecto de construcción de una carretera en el que habían em
pleado a trabajadores forzosos judíos. En una ocasión comentó que podían «quitar de
I I 17
en medio» a los judíos agotados. Cuando vio a dos mujeres enfermas y débiles tumba-
das boca abajo junto a la carretera, hizo una seña a su capataz polaco para que movie
ra a las dos mujeres e hiciera con ellas «lo que le diera la gana». Enseguida, el polaco
ordenó a un vigilante lituano que las matara. El tribunal no percibió en el comporta
miento del acusado ninguna característica que a tenor la ley alemana mereciera la con
sideración de incitación al asesinato. N o halló ningún placer ni exhibió ningún otro
motivo bajo, ningún intento de cubrir una felonía matando a los testigos, ningún medio
que resultara peligroso para quienes anduvieran por la zona, ninguna malicia, ni cruel
dad. Lo declaró culpable, sin embargo, de arrogarse una competencia. Podía haber
denunciado a las mujeres ante las SS, que deberían haberse hecho cargo del problema.
Por el contrario, había actuado por su cuenta. Lo que le dijo al polaco era una expre
sión de intenciones suficientemente clara, que en la naturaleza de la situación no podía
haberse interpretado de ninguna otra forma. En consecuencia, el acusado fue conde
nado a tres meses de cárcel8’.
El sistema disciplinario alemán se percibe principalmente en la forma en que se
llevó a cabo la operación de exterminio. Concluido el proceso destructivo, Hitler
comentó en su testamento que los «criminales» judíos habían «expiado» su «culpa» por
«medios hum anos»84. La «humanidad» del proceso de destrucción fue un factor impor
tante para su éxito. Debe resaltarse, por supuesto, que esta «humanidad» no se esta
bleció a beneficio de las víctimas, sino por el bienestar de los perpetradores. U na y otra
vez se intentaron reducir los «excesos» y Schweinereien [«cochinadas»] de todo tipo. Se
investigó mucho para establecer mecanismos y métodos que frenaran la propensión al
comportamiento descontrolado, y que al mismo tiempo aligerasen la aplastante carga
psicológica de los verdugos. La construcción de furgones y cámaras de gas, el empleo
de auxiliares ucranianos, lituanos y letones para matar a las mujeres y a los niños ju
díos, el uso de judíos para el entierro y la incineración de los cadáveres, todos ellos fue
ron esfuerzos en la misma dirección. El verdadero objetivo de toda esa «humanidad»
era la eficacia.
En opinión de Himmler, sus SS y Policía habían capeado el proceso de destrucción.
En octubre de 1943, cuando se dirigía a sus altos comandantes, les dijo:
I I 18
La mayoría de vosotros sabéis lo que significa tener delante 100 cadáveres, o 500, o
1.000. Haber soportado esto y -aparte de las excepciones causadas por la debilidad
hum ana- haber conservado la decencia, nos ha endurecido. Esa es una página de gloria
jamás escrita en nuestra historia y que jam ás se escribirá83.
I I 19
encuentran objeciones de ese tipo. Ninguna obstrucción paró la máquina de destruc-
ción alemana. Ningún problema moral se demostró insuperable. Cuando todo el perso-
nal participante fue puesto a prueba, hubo muy pocos rezagados y casi ningún desertor.
El viejo orden moral no se rompió en ningún punto de la cadena. Este es un fenómeno
de la mayor magnitud.
¿Cómo conseguía el burócrata alemán superar estas inhibiciones morales? Lo hacía
en una lucha interna, reconociendo la verdad básica de que tenía elección. Sabía que
en las coyunturas cruciales cada individuo toma decisiones, y que cada decisión es indi
vidual. Conocía este hecho mientras se enfrentaba a su propia implicación y avanzaba
constantemente. Al mismo tiempo, no estaba psíquicamente desarmado. Cuando dis
putaba consigo mismo, tenía a su disposición las herramientas psicológicas más com
plejas que se hayan elaborado durante siglos de evolución cultural. Fundamentalmen
te, este arsenal de defensas constaba de dos partes: un mecanismo de represiones y un
sistema de racionalizaciones.
Ante todo, la burocracia quería camuflar sus actos, ocultarlos no sólo ante los de
fuera sino también de la mirada censuradora de su propia conciencia. La represión se
dio en cinco fases.
Como sería de esperar, se hicieron todos los esfuerzos posibles por ocultar el objetivo
supremo del proceso de destrucción a los socios del Eje y a los judíos. Obviamente, las in
dagaciones como las que el primer ministro húngaro Kállay planteó al Ministerio de Asun
tos Exteriores sobre la desaparición de los judíos europeos86, o las preguntas sobre los ame
trallamientos en masa que los periodistas extranjeros hicieron en Kiev a las autoridades
militares87 no podían responderse. Era necesario sofocar los rumores, que podían extenderse
como la pólvora. Las comunicaciones radiofónicas desde el terreno que contenían «infor
mes numéricos exactos sobre las ejecuciones» debían ser sustituidas por mensajeros88. Había
que destruir las pruebas «plásticas», tales como fotografías de «recuerdo» de las matanzas,
las fosas comunes, y los judíos heridos que salían de las fosas. En Theresienstadt, se hizo
una película para públicos extranjeros, en la que aparecían talleres de trabajo, confe
rencias y un concierto, y se ocultaban la inanición y las muertes del gueto89.
A pesar de dichos intentos, la aniquilación de los judíos se estaba convirtiendo en
un secreto a voces. Ya en octubre de 1941, una empresa vienesa comunicó que la de-
I 120
portación estaba causando «una muerte más o menos rápida y segura»90. En 1942, una
empresa de Berlín se negó a remitir al Ministerio de Finanzas las pensiones de los tra
bajadores judíos que habían sido «expulsados». Los envíos no eran un derecho en sí
mismo de propiedad judía que el Reich pudiera reclamar; eran pagos de asistencia espe
cíficos para los beneficiarios, y en la causa en cuestión, no había indicios de que el pen
sionista estuviera «todavía vivo»91. M ucho después, un tribunal vienés, ligado por pre
sunciones y procedimientos jurídicos, no pudo mostrarse tan perspicaz. En mayo de
1944, la R SH A se quejó al Ministerio de Justicia de que el Landgericht de Viena esta
ba haciendo demasiadas investigaciones para descubrir el paradero de los judíos depor
tados con el propósito de enviarles las sentencias de procedimientos relacionados con
las pruebas de descendencia (Abstammimgsverfahren). A l Landgericht se le había dicho
repetidamente, afirmaba la queja, que no se podía dar ninguna información sobre los
deportados, pero el tribunal persistía en realizar pesquisas. Con independencia del
hecho de que a los «judíos» (es decir, las personas que intentaban aclarar su status) se
les había dado suficiente tiempo para aclarar las cuestiones sobre su ascendencia, estas
personas sólo estaban intentando ocultarla para sustraerse al efecto de las «medidas
establecidas por la Policía de Seguridad» (sicherheitspolizciliche Majinahmen). Por estas
razones, y debido a que el trabajo bélico era más apremiante, la Policía de Seguridad no
podía proporcionar las respuestas92.
De esa forma, la primera fase de la represión suprimiría el suministro de información
a aquellos que no tenían por qué saberlo. Se suponía que quien no participaba no sabía.
La segunda fase era asegurarse de que quien lo sabía participara.
No había nada tan fastidioso como comprender que alguien miraba por encima del
hombro de uno, que alguien tendría libertad para hablar y acusar porque no estaba impli
cado. Este temor fue el origen de lo que Leo Alexander ha denominado la «prueba de san
gre»9-*, la fuerza irresistible que atraía a todo funcionario «observador» al proceso de des
trucción. La «prueba de sangre» explica por qué muchos jefes de oficina de la Dirección
General de Seguridad del Reich fueron asignados a unidades móviles de exterminio, y por
qué a los oficiales de estado mayor destinados en unidades de exterminio se les exigía que
^ Oficina de Armamento del Ejército a la Oficina de las Fuerzas Armadas, 22 de octubre de 1941,
adjuntando carta de Brunner Verzinkerei/'Brüder Boblick (Viena) al Dr. G. von Hirschfeld (Berlín),
14 de octubre de 1941, Wi/ID .415. Documento anteriormente en el Federal Records Center, A le
xandria, Virginia.
91 Berliner Handels-Gesellscbaft (departamento jurídico) a la Agrupación Económica de la
Banca Privada/Asociación Central de Bancos y Banqueros Alemanes, 20 de julio de 1942, T 83,
Rollo 97.
92 R SH A al Ministerio de Justicia, 3 de mayo de 1944, NG-900.
91 Leo Alexander, «War Crimes and their Motivation», Journal of Criminal Imw and Criminology,
núm. 39, septiembre-octubre de 1948, pp. 298-326.
I 121
participaran en las operaciones94. La «prueba de sangre» explica también por qué el Un-
terstaatssekretíir Luther, de la Abteilung Deutschland, perteneciente al Ministerio de Asun
tos Exteriores, insistió en que la División Política refrendara todas las instrucciones para la
deportación de los judíos enviadas a las embajadas y a las legaciones95. Finalmente, la «prue
ba de sangre» explica las significativas palabras pronunciadas por el Generalgouvemeur
Frank a la conclusión de una conferencia de policía celebrada en Cracovia: «queremos
recordar que estamos, todos los reunidos aquí, en la lista de criminales de guerra del Sr. Roo
sevelt. Tengo el honor de ocupar el primer lugar en esa lista. En consecuencia somos, por
así decirlo, cómplices en un sentido histórico mundial»96.
La tercera fase del proceso de represión fue prohibir las críticas. Las protestas públi
cas de personas ajenas al sistema fueron muy raras. Las críticas se expresaban, como
mucho, en murmullos dentro del circuito de rumores. A veces es difícil distinguir
siquiera entre las expresiones de sensacionalismo y las de crítica real, porque a menu
do ambas se entremezclaban. Un ejemplo de tal mezcla de reacciones lo tenemos en la
circulación en Alem ania de rumores sobre las operaciones móviles de exterminio en
Rusia. La Cancillería del Partido, en instrucciones confidenciales dadas a su maquina
ria regional, intentó combatir estos rumores. La mayoría de los informes, establecía la
cancillería, estaban «distorsionados» y eran «exagerados». «Es concebible -continuaba
la circular- que no toda nuestra gente, especialmente aquellos que no tienen noción
del terror bolchevique, pueda comprender suficientemente la necesidad de estas medi
das.» En su propia naturaleza, «estos problemas», que a veces resultaban «muy difíci
les», sólo podían resolverse «en interés de la seguridad de nuestro pueblo» con «severi
dad despiadada»97.
En toda Alemania, nadie se manifestó públicamente en contra de la política de des
trucción, salvo un sacerdote católico, Bernhard Lichtenberg, que oró por los judíos en la
catedral de St. Hedwig, en Berlín. Oró no sólo por los judíos bautizados, sino por todas
las víctimas judías. En la prisión declaró que la postura del Estado nacionalsocialista en
la cuestión judía contradecía el deber cristiano de amar al prójimo. Este hombre, decla
ró el tribunal, ya no iba a aprender; si permaneciera libre, podría incluso llamar a su con
gregación a desobedecer al Estado. He aquí, concluyó el tribunal, un peligro que no
94 Informe del lugarteniente del general Lahousen, coronel Stolze, 23 de octubre de 1941,
NOKW-3114. En una declaración jurada prestada el 17 de marzo de 1948, Lahousen afirmó que el
autor del informe era Stolze. KOKW-3230.
91 Declaración jurada de Karl Klingenfuss (oficina de Luther), 7 de noviembre de 1947, NG-
3569.
96 Diario de Frank, 25 de enero de 1943, PS-2233.
9' Cancillería del Partido, Vertrauliche Infurmationen, (sólo para oficinas de los Gau y de los Kreis),
9 de octubre de 1942, PL-49.
1122
debería subestimarse. Lo sentenció a dos años de cárcel. A su liberación, la policía se
hizo cargo de él, y Lichtenberg murió de camino a un campo de concentración98.
Dentro de la burocracia se dieron algunos otros ejemplos de crítica, aunque de nuevo
muy rara vez se trató de protesta abierta. Por supuesto, era admisible criticar las medidas
desde el punto de vista del bienestar alemán. Se discutió mucho sobre los Mischlinge y
los judíos de matrimonios mixtos, es decir, aquellas personas contra las que no se podían
tomar medidas sin dañar a alemanes. Una correspondencia voluminosa hizo referencia
a los efectos adversos que las medidas antijudías tenían sobre el esfuerzo bélico. También
era permisible mencionar los efectos psicológicos perjudiciales de las matanzas sobre los
perpetradores, pero se trazaba una línea drástica entre tales críticas y la insinuación de
que el proceso de destrucción estaba intrínsecamente equivocado.
Un director del Reichsbank, Wilhelm, sobrepasó esa línea cuando aconsejó a su jefe,
Puhl, que no visitara campos de concentración y cuando anunció su negativa a partid-
par en la distribución de las pertenencias judías con las palabras: «El Reichsbank no
comercia con productos de segunda m ano»99. Kube, üeneralkommissar de la Rusia Blan-
ca, transgredió los requerimientos contra las condenas morales al acusar al comandante
de la Policía de Seguridad de la zona, Strauch. Kube dio a entender que los judíos, al
menos los procedentes de Alemania («de nuestro propio nivel cultural»), eran seres
humanos y que Strauch y sus verdugos eran maniacos y sádicos que habían satisfecho su
apetito sexual durante los ametrallamientos. Strauch no se tomó a bien tales críticas. En
una queja contra Kube escribió que era «lamentable que nosotros, además de tener que
llevar a cabo una tarea desagradable, seamos también objeto de difam ación»100. En el
Ministerio del Interior, el experto en asuntos judíos, Ministerialrat Lósener, se escanda-
lizó por los informes de las matanzas que habían tenido lugar en Riga. Empezó por hacer
preguntas a su jefe, el Staatssekretar Stuckart, y solicitó un traslado. Transcurrido un
tiempo, un compañero le pidió que dejara de molestar al Staatsekretár, porque la posi-
ción de Stuckart ya era suficientemente difícil101.
En el área de Grodno, perteneciente al semiincorporado distrito de Bialystok, el
Landrat local se enfrentó a dos expresiones de desaprobación. Algo ocurrió cuando a
un guarda forestal alemán se le asignó la misión urgente (Notdienstverpflichtung) de ayu
98 Texto de la sentencia emitida por el tribunal especial de Berlín, 22 de mayo de 1942, en Bernd
S c h im m i .f.R, Recht ohne (Jerechtigkeit, Berlín, 1983, pp. 32-39. Legationsrat Dr. Haidlen (Ministerio de
Asuntos Exteriores, División Política) a Weizsacker (Staatssekretar del Ministerio de Asuntos Exte
riores) a través de Erdmannsdorff y Wormman, 11 de noviembre de 1941, NG-4447. Günter Wei-
senborn, Der laudóse Aufsiand, Hamburgo, 1953, pp. 52-55.
99 Declaración jurada de Wilhelm, 23 de enero de 1948, N I-14462.
100 Kube a Lohse (Reichskommissar del Ostland), 16 de diciembre de 1941, Occ E 3-36. Memo
rando de archivo redactado por Strauch, 20 de julio de 1943, NO-431 7.
101 Declaración jurada de Lósener, 24 de febrero de 1948, NG-1944-A.
I 123
dar a la policía en la deportación de los judíos de Marcinkancc. La Gendarmerie disparó
contra la multitud despavorida, matando a 130 personas, principalmente mujeres y niños.
Los judíos restantes, unos 300, muchos hombres jóvenes, huyeron al bosque. Durante la
huida, en la que un ayudante de guardabosques resultó herido, aparentemente el Forts-
meister Lehmann desertó de su puesto tras disparar dos tiros al aire con su pistola. En la
correspondencia generada por este incidente, Lehmann señaló que los judíos iban a per
mitir que los transportaran sin resistencia hasta que empezó ese tiroteo absurdo y que,
como oficial de guardas forestales, no era su tarea «matar judíos a tiros». El Landrat de
Grodno, molesto, replicó que Lehmann había sido el único que había adoptado esa pos
tura contra la misión, y que notablemente los miembros de la administración forestal
habían ayudado desinteresadamente siempre que los habían necesitado102.
Si el Landrat se hubiera refrenado un poco en sus intercambios con Lehmann,
podría haber actuado más libremente contra la señora Dzinuda, una empleada alema
na de Skidel. La acusó de «no haber comprendido» la acción judía. «H a mantenido
usted a una judía en casa para realizar las tareas domésticas -escribió-, y después ha in
tentado conservarla.» Y continuaba, «incluso ha llorado, y desafiando las prohibiciones
de la policía le ha dado algo para llevarse». Por todo eso, la señora Dzinuda tenía que
volver ai Reich inm ediatam ente103.
En el nivel más elevado, la siguiente anécdota la contó la secretaria del Gauleiter
Schirach. Mientras la esposa de Schirach se alojaba en un hotel de Amsterdam, con
templó por la noche una redada de judíos. Las mujeres «lloraban lastimosamente». La
señora Schirach se puso tan nerviosa que decidió contárselo a su marido. El Gauleiter
le recomendó que se lo contara al propio Hitler, ya que el Fiihrer no toleraría tales
«excesos» (Misstánde). Durante la siguiente visita de ambos a Hitler, la señora Schirach
contó la anécdota. Hitler la escuchó «de mala gana», interrumpiéndola varias veces, y
I 124
diciéndole que no fuera tan sentimental. A todos los presentes les resultó «muy emba-
razoso» (ausserst peinlich) el intercambio entre Hitler y la señora Schirach. La conver
sación se interrumpió, todos callaron, y el señor y la señora Schirach salieron de la sala.
Partieron al día siguiente sin despedirse104.
En su cuarta fase, el mecanismo represivo eliminó el proceso de destrucción de los
temas de conversación social. Entre los participantes más cercanos, hablar de las m atan
zas se consideraba de mala educación. He aquí lo que Himmler dijo al respecto en el dis
curso pronunciado el 4 de octubre de 1943:
Quiero mencionar aquí con m ucha franqueza un capítulo especialmente difícil. Entre
nosotros debería mencionarse una vez, de m anera com pletam ente abierta, pero en públi
co nunca hablaremos de ello. Igual que el 30 de junio de 1934 apenas dudamos en cum
plir con nuestro deber y poner contra el paredón a los cam aradas que se habían com por
tado mal líos cam isas pardas], apenas hemos hablado al respecto, y seguiremos sin hablar.
Nosotros poseemos, gracias a Dios, el don innato de la discreción, que ha hecho que
nunca conversemos sobre el tema, que nunca hablemos al respecto. Todos nos hemos
sentido horrorizados, y sin embargo todos sabemos que lo haríamos de nuevo si nos lo
ordenaran y fuera necesario. Me refiero a la evacuación de los judíos, a la exterm inación
del pueblo judío103.
Esta era, por lo tanto, la razón particular por la que nunca se escribiría esa particu
lar «página de gloria». Hay algunas cosas que sólo se pueden hacer siempre que no se
analicen, porque una vez analizadas, ya no se hacen.
Entre aquellos que no estaban tan cerca de las operaciones de exterminio, las sensa
ciones del proceso destructivo eran irresistibles. La red de rumores se extendió por toda
la Europa del Eje. Un funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores destinado en
Roma menciona que discutió los detalles de las matanzas al menos con 30 de sus compa
ñeros106. Pero la necesidad de hablar no era tan profunda en aquellos fuertemente invo
lucrados en el proceso destructivo. Hóss, el comandante de Auschwitz, afirma que nunca
habló de su trabajo, ni siquiera con su esposa. Esta descubrió lo que él hacía debido al
comentario accidental de un amigo de la familia, el Gauleiter Bracht10'. Uno de los vigi
lantes de Treblinka, Hirtreiter, nunca habló de su trabajo con nadie108.
104 Declaración jurada de Maria Hópken, 19 de enero de 1946, Schirach-3. La declarante no fue tes
tigo, pero afirma que la misma anécdota se la contaron en ocasiones diferentes Schirach y su esposa.
105 Discurso de Himmler, 4 de octubre de 1943, P S - 1919.
106 D eclaración jurada de Ulrich D órtenbach, 13 de mayo de 1947, N ü -1 5 3 5 .
107 Testimonio de H óss, Trial o f the M a jo r W ar C rim in áis, XI, 396-411.
108 «Ein W achmann von Treblinka», F ran k fu rter Zeitung (11 de noviembre de 1950), p. 3.
I 125
La quinta y última fase del proceso de represión era la de omitir mencionar las
«matanzas» o las «instalaciones de exterminio» hasta en la correspondencia secreta en
la que se informaba de tales operaciones. Lo que impresiona inmediatamente al lector
de estos informes es su vocabulario camuflado: Endlosungder}udenfm ge («solución final
de la cuestión judía»), Ldsungsmóglichkdten («posibilidades de solución»), Sonderbe-
handlung o SB («tratamiento especial»), Evakuierung («evacuación»), Aussiedlung (lo
mismo), Umsiedlung (lo mismo), Spezialeinrichtungen («instalaciones especiales»),
durchgeschleufit, («arrastrados»), y otras muchas.
Hay un informe que contiene una burda tapadera. En 1943, el Ministerio de Asuntos
Exteriores preguntó si sería posible intercambiar 30.000 judíos bálticos o de la Rusia Blan-
ca por alemanes del Reich prisioneros de los Aliados. El representante del Ministerio de
Asuntos Exteriores en Riga respondió que había analizado la cuestión con el comandaiv
te encargado de la Policía de Seguridad. Este había considerado que los judíos «internos»
no podían ser enviados a otra parte por «poderosas razones de la Policía de Seguridad».
Como era sabido (bekanntlich), muchos judíos habían sido «eliminados» en «acciones
espontáneas». En algunos lugares estas acciones habían provocado «el exterminio casi
completo» (fast vollige Ausmerzung). Por consiguiente, trasladar a los judíos restantes daría
lugar a una «propaganda de atrocidad contra los alem anes»109.
U n ejemplo de disociación particularmente revelador podemos encontrarlo en una
carta privada escrita por un sargento de la Policía Rural a un general de la policía. El
sargento, que dirigía a 23 gendarmes alemanes y 500 policías auxiliares ucranianos,
había matado a una enorme cantidad de judíos en el área de Kámenets-Podolski. He
aquí algunos extractos de su carta:
N aturalm ente, nos estam os lim piando considerablem ente, en especial de los judíos
[ - 1.
Tengo un bonito apartam ento en un antiguo sanatorio psiquiátrico infantil. U n dor
mitorio y una sala de estar con todos los accesorios. N o le falta prácticam ente nada.
N aturalm ente, la mujer y los hijos. U sted me entiende. M i D ieter y la pequeña Liese
escriben a menudo, a su manera. A veces dan ganas de llorar. N o es bueno ser tan niñe
ro como yo lo era. Espero que la guerra, y con ella el tiempo de servicio en el este, ter
mine pronto110.
I 126
que enfrentar unos argumentos a otros y contraponer una filosofía a otra. Laboriosamente,
y con gran esfuerzo, la burocracia tenía que justificar sus actividades.
El intento de racionalizar sus actos presentaba dos facetas. Una línea de contención
estaba pensada para demostrar que todas las acciones eran contramedidas, que en esen-
cia eran defensivas. Este tipo de explicación, proporcionada por un ejército de propa
gandistas, se centraba exclusivamente en los judíos. El otro enfoque, interno, ofrecía
consuelo a aquellos que llevaban a cabo actos específicos por razón de su cargo. Tales
palabras iban dirigidas exclusivamente al perpetrador. Pero, unidas, las dos estrategias
se complementaban, y cada una portaba consigo un conjunto de temas exculpatorios.
La campaña de propaganda abierta se elaboró para retratar a los judíos como el mal,
y ese mensaje se formuló para que tuviera un amplio efecto. Repetían la alegación con
suficiente frecuencia como para que se almacenara en la mente y pudiera ser utilizada
de acuerdo con las necesidades. A sí un perpetrador podía sacar del almacén la afirma
ción de que «los judíos son el mal», y convertirla en una completa racionalización:
«mato a los judíos, porque los judíos son el mal». Conocer la función de dichas formu
laciones es comprender por qué se siguieron presentando hasta el final mismo de la gue
rra. La propaganda era necesaria para combatir las dudas y los sentimientos de culpa
bilidad allí donde surgieran, dentro o fuera de la burocracia, y siempre que aflorasen,
antes o después de un suceso.
De hecho, encontramos que en abril de 1943, cuando las deportaciones de los judí
os del Reich prácticamente habían finalizado, se ordenó a la prensa que hiciera conti
nua e incansable referencia a la cuestión judía111. Para llenar un almacén, era necesa
rio generar propaganda a gran escala. Se crearon «institutos de investigación»112, se
escribieron tesis doctorales113, y cualquier organismo imaginable publicó bibliografía
propagandística. A veces, alguna investigación académica se realizó con demasiada
diligencia. Un estudio económico, rico en la jerga habitual pero singularmente equili
brado en cuanto a contenido, apareció en Viena con la anotación «fuera del mercado
bibliográfico». El autor había descubierto que el poder económico judío había alcanza
do su cénit en 1913114. Por otra parte, la publicación de bibliografía más adecuada podía
incluso conducir a competencia burocrática. Así, el Unterstaatssekretar Luther, del
Ministerio de Asuntos Exteriores, tuvo que asegurarle al Obergruppenfiihrer Berger, de
11' Instrucciones del jefe de prensa del Reich, 29 de abril de 1943, N ü-4705.
112 Notablemente, el Institut zur Erforschung der Judenfrage de Fráncfort, dirigido por el Dr.
Klaus Schickert. Steengracht a Rosenberg, 22 de enero de 1944, NG-1689.
113 Dr. Hans P r a f s e n t , «Neuere deutsche Doktorarbeiten iiber das Judcntum», D ie Ju d en frag e,
15 de noviembre de 194.3, pp. 351-353.
1,4 Wolfgang H ó f l e r , U n tersuch ungen über die M ach tstelllu n g der Ju d e n in der IVeltivirtschaft, vol. 1,
E n g lan d u n d d as V om ationalsozialistch e D eu tsch lan d , Viena, 1944.
I 127
la Dirección General de las SS, que el panfleto publicado por Exteriores titulado Das
russische Tor ist aufgestossen (La puerta rusa se ha abierto) no competía de ninguna manera
con la obra maestra de Berger, Der Untermensch (Los subhumanos) 11'>.
¿Qué consiguió toda esta propaganda? ¿Cómo se retrató a los judíos en un intermi
nable flujo de folletos, panfletos, libros y discursos? ¿Cómo ayudó la imagen propagan
dística de los judíos a justificar el proceso de destrucción?
Ante todo, los alemanes presentaron una imagen en la que la comunidad judía
internacional gobernaba el mundo y tramaba la destrucción de Alem ania y de la vida
alemana. «Si los judíos de la banca internacional —dijo A dolf Hitler en 1939-, dentro
y fuera de Europa, consiguen sumir a las naciones en otra guerra mundial, el resultado
no será la bolchevización de la tierra y con ella la victoria de los judíos, sino la aniqui
lación de la raza judía en Europa»116. En 1944, Himmler les dijo a sus camaradas: «Esta
ha sido la orden más terrorífica que una organización pudiera recibir, la orden de resol
ver la cuestión judía», pero, si los judíos hubieran seguido en la retaguardia, no podría
haberse mantenido la línea del frente, y si cualquiera de los comandantes era movido a
lástima, sólo tenía que pensar en el terror provocado por los bombardeos, «que después
de todo están organizados en última instancia por los ju díos»11'.
La teoría de que los judíos gobernaban el mundo e intrigaban incesantemente con
tra el pueblo alemán penetró en todos los organismos. Se entremezcló con la política
exterior y a veces provocó resultados descabellados. Así, creció la convicción de que los
estadistas extranjeros que no se mostraban muy amistosos con Alem ania eran judíos,
parcialmente judíos, casados con judíos, o de alguna manera estaban dominados por los
judíos. Streicher no dudó en afirmar públicam ente118 que sabía por una fuente italiana
fiable que el Papa tenía sangre judía. De manera similar, el Staatssekretár Weizsacker,
del Ministerio de Asuntos Exteriores, preguntó una vez al encargado de negocios bri
tánico qué porcentaje de sangre «aria» tenía el señor Rublee, un estadounidense que
realizaba una misión en nombre de los refugiados119.
Este tipo de razonamiento también se aplicó al contrario. Si una potencia se mos
traba amistosa, se consideraba libre del control judío. En marzo de 1940, después de que
Ribbentrop consiguiera establecer relaciones amistosas con Rusia, les aseguró a Musso-
1128
lini y a Ciano que Stalin había abandonado la idea de revolución mundial. La A dm i
nistración soviética había sido purgada de judíos. H asta Kaganovich (el miembro judío
del Politburo) parecía más bien georgiano120.
La afirmación de que el mundo estaba dominado por los judíos se establecería de
manera irrefutable en un juicio farsa. H acia finales de 1941, el Ministerio de la Propa
ganda, el de Asuntos Exteriores y el de Justicia hicieron planes para juzgar a Herschel
Grynzpan, el hombre que asesinó a un enviado diplomático alemán (vom Rath) en
París en 1938121. El juicio debía demostrar que el acto de Grynzpan formaba parte de
«un plan fundamental tramado por la comunidad judía internacional para conducir al
mundo a una guerra contra la Alem ania nacionalsocialista»122, pero nunca se consi
guió, porque el Ministerio de Justicia, en su ansiedad, había cometido el garrafal error
de añadir la homosexualidad a la acusación. En el último momento, se temió que
Grynzpan revelara «las supuestas relaciones homosexuales del Gesandtschaftsrat vom
Rath». A sí que el plan se abandonó123.
Cuando Alem ania empezó a perder la guerra en Stalingrado, la máquina de propa
ganda intentó inventar en un enorme volumen de repetición incesante la «prueba»
que no había obtenido en el fallido juicio contra Grynzpan. Los judíos eran ahora el
enemigo principal, los creadores del capitalismo y el comunismo, y en último término,
la fuerza siniestra tras la que se encontraba todo el esfuerzo bélico aliado, los organiza
dores de las «ofensivas terroristas», y, finalmente, los enemigos todopoderosos capaces
de barrer a A lem ania del mapa. El 5 de febrero de 1943, hubo que advertir a la pren
sa que no «sobreestimara el valor de los judíos»124. El mismo día, sin embargo, se emi
tieron las siguientes instrucciones:
I 129
Recalcar: si perdemos esta guerra, no caerem os en m anos de otros Estados sino que
seremos aniquilados por la com unidad judía internacional. Los judíos han decidido fir-
memente [fest entschlossen] exterminar a todos los alemanes. El derecho y la costumbre
internacionales no servirán de protección contra la voluntad judía de destrucción total
[totaler Vemichiungswille d e r}u d e n ],2\
Resaltar: en el caso de los judíos no hay sólo unos cuantos criminales (como en cual
quier otro pueblo), sino que todo el pueblo judío deriva de raíces criminales, y en su pro
pia naturaleza es criminal. Los judíos no son un pueblo como cualquier otro, sino un
pseudopueblo unido por una criminalidad hereditaria [eine zu einem Scheinvolk zusam '
rnengeschlossene Erbkriminalitat] [ ...] . La aniquilación de los judíos no es una pérdida para
1130
la humanidad, sino algo tan útil como la pena capital o el encarcelam iento protector
contra otros crim inales128.
Y esto es lo que Streicher tenía que decir: «M irad la senda que el pueblo judío ha
atravesado durante milenios: asesinatos por todas partes; ¡asesinatos en masa por todas
partes!»129.
Un investigador nazi, Helmut Schramm, recopiló todas las leyendas sobre asesinatos
rituales judíos130. El libro tuvo un éxito inmediato con Himmler. «He pedido gran canti-
dad de ejemplares -escribió a Kaltenbrunner- del libro Der jüdische Ritualmord. Se los
estoy distribuyendo a los Standartenführer (coroneles de las SS). Le envío a usted varios
cientos para que se los pueda distribuir a sus Einsatzkommandos, y sobre todo a los hom-
bres que se están ocupando de la cuestión judía.» 1,1 Der jüdische Ritualmord era una colec-
ción de relatos sobre supuestas torturas a niños cristianos. En realidad, en el proceso de
destrucción estaban matando a cientos de miles de niños judíos. Quizá por eso el libro fue
tan importante. De hecho, a Himmler le entusiasmó tanto que ordenó a Kaltenbrunner
iniciar investigaciones sobre «asesinatos rituales» cometidos en Rumania, Hungría y Bul
garia. También sugirió que se pusiera a miembros de la Policía de Seguridad a investigar
en expedientes policiales y en archivos judiciales británicos sobre niños desaparecidos,
«para poder informar en nuestras emisiones de radio a Inglaterra de que en la ciudad XY
un niño ha desaparecido y probablemente se trate de otro caso de asesinato ritual judío132.
Cómo se aplicó en la práctica la noción de criminalidad judía quizá se pueda percibir
en la elección de algunas de las expresiones utilizadas en los informes sobre las opera
ciones de exterminio, tales como el término ejecución (en alemán, hingerichtet, exekutiert,
Vollzugstátigkeit). En la correspondencia referente a la administración de los bienes per
sonales de los judíos muertos, las SS usaban la designación encubierta de «utilización de
los bienes de los ladrones judíos [Verwertung des jüdischen Hehler und Diebesgutes]»133.
Un ejemplo estremecedor de cómo invadió esta teoría la forma de pensar alemana
lo proporcionan el formato de los porcentajes de dos informes emitidos por la Policía
Secreta sobre el Terreno en la Rusia ocupada134:
I 131
Ofensas punibles cometidas por miembros de la población
Espionaje 1
Robo de municiones 1
Sospechosos de judíos (Judenverdacht) 3
En la culminación de esta teoría, ser judío era una ofensa punible (strafbare Hand-
lung). Por consiguiente, el objetivo de la racionalización de la criminalidad era conver'
tir el proceso de destrucción en una especie de procedimiento judicial.
Una tercera racionalización centrada en los judíos fue la concepción del judaismo
como una forma inferior de vida. El Generalgouverneur Frank era dado a usar expre
siones como «judíos y piojos». En un discurso pronunciado el 19 de diciembre de 1940,
señaló que seguramente los parientes del personal militar simpatizarían con los hom
bres estacionados en Polonia, un país «tan lleno de piojos y judíos». Pero la situación
no era tan mala, continuó, aunque por supuesto él no podía librar al país de piojos y
judíos en un año135. El 19 de julio de 1943, el jefe de la División Sanitaria del Gene-
ralgouvernement informó durante una reunión de que la epidemia de tifus estaba remi
tiendo. Frank comentó a este respecto que la «eliminación» (Beseitigung) del «elemen
to judío» había contribuido indudablemente a mejorar la salud (Gesundung) en Europa.
Esto no sólo lo indicaba en sentido literal, sino también políticamente: el restableci
miento de unas condiciones de vida sanas (gesunder Lebensverhaltnisse) en el continen
te europeo136. En un sentido similar, el jefe de prensa del Ministerio de Asuntos Exte
riores, Schmidt, declaró en una ocasión en una visita a Eslovaquia que «la cuestión
judía no es cuestión de humanidad, y no es cuestión de religión; es simplemente una
cuestión de higiene política [eme Frage der politischen Hygiene j » 137.
En la term inología de las operaciones de exterminio, la concepción de los judíos
como alim añas es tam bién bastante perceptible. El Dr. Stahlecker, com andante del
Einsatzgruppe A, denom inaba a los pogromos llevados a cabo por los lituanos «ope
1,5 Discurso pronunciado por Frank ante los hombres del batallón de guardia, 19 de diciembre
de 1940, Diario de Frank, PS-2233.
136 Resumen de la conferencia sobre salud celebrada en el Generalgouvernement, 9 de julio de
1943, Diario de Frank, PS-2233.
15' Donauzeitung, Belgrado, 3 de julio de 1943, p. 3.
I 132
raciones de autolim pieza» (Selbstreinigungsakdonen) . En otro informe, encontram os
la expresión «acciones de limpieza de judíos» (Judensauberungsaktionen ). Himmler
hablaba de «erradicación» (A usrottung) . M uchas veces, la burocracia usaba la pala-
bra E ntjudung. Esta expresión, que no se usaba sólo en conexión con las muertes,
sino tam bién con referencia a la arianización de las propiedades, significaba librar
algo de judíos'™ . Uno de los términos más aplicados en este vocabulario era el de
judenrein, que significa limpio de judíos. Finalm ente debería señalarse que, en una
decisión tom ada sin pensar, se introdujo en las operaciones de exterminio una em
presa alem ana de fumigación, la D eutsche G esellschaft fiir Schádlingsbekám pfung,
encargada de proporcionar los productos letales para el gaseado de un millón de
judíos. De esa forma, el proceso de destrucción se convirtió también en una «opera
ción de limpieza».
Además de las formulaciones que se usaron para justificar toda la empresa como una
guerra contra «el judaismo internacional», un procedimiento contra la «delincuencia
judía», o simplemente como proceso «higiénico» contra las «alimañas judías», hubo tam
bién racionalizaciones pensadas para que cada burócrata justificara su tarea individual
en el proceso de destrucción. Debe tenerse en cuenta que la mayoría de los participan
tes no dispararon los fusiles contra los niños judíos ni metieron el gas en las cámaras.
Muchos de ellos, por supuesto, también tuvieron que desempeñar estas tareas muy «du
ras», pero la mayoría de los administradores y de los oficinistas no veían el vínculo defi
nitivo y drástico de estas medidas de destrucción.
En su mayoría, los burócratas componían memorandos, redactaban anteproyectos,
firmaban correspondencia, hablaban por teléfono, y participaban en conferencias. Po
dían destruir a todo un pueblo sentados en sus mesas de trabajo. Excepto las visitas de
inspección, que no eran obligatorias, nunca tenían que «tener ahí delante 100, 500 ó
1.000 cadáveres». Sin embargo, estos hombres no eran ingenuos. Comprendían la rela
ción entre sus documentos y las pilas de cadáveres acumuladas en el este, y también se
daban cuenta de los puntos flacos de unos argumentos que achacaban toda la maldad
a los judíos y toda la bondad a los alemanes. Por eso se sentían obligados a defender sus
actividades individuales. Sus justificaciones contienen la admisión implícita de que el
trabajo de oficina continuaría independientemente de los planes reales de la comuni
dad judía mundial e independientemente del comportamiento real de los judíos que es
taban a punto de ser matados. Las racionalizaciones centradas en los perpetradores se
pueden dividir en cinco categorías.
El mecanismo más antiguo, más sencillo, y por consiguiente más eficaz, era la doc
trina de las órdenes superiores. Primero y ante todo estaba la disciplina. Primero y
138 Compárese con Entlausung (librarse de piojos) y Entwesung (librarse de alimañas, o fumi
gación).
I 133
ante todo estaba el deber. N o importaba qué objeciones pudiera haber, las órdenes se
daban para obedecerlas. Una orden clara era como una absolución. Arm ado con dicha
orden, un perpetrador sentía que podía trasladar su responsabilidad y su conciencia a
sus superiores. Cuando Himmler dirigió una partida de exterminio en Minsk, les dijo a sus
hombres que no tenían por qué preocuparse. Su conciencia no estaba en absoluto
arruinada, porque eran soldados obligados a cumplir incondicionalmente todas las ór
denes 1
La realidad era más compleja. Incluso sobre el terreno, a veces era posible negarse a
participar en un fusilamiento sin sufrir espantosas consecuencias, especialmente si las
objeciones podían percibirse como incapacidad psicológica y no como indisciplina abier
ta. U na vez, cuando a miembros del Segundo Batallón de Schutzmannschaft lituano que
acababan de llegar a Bielorrusia les ordenaron disparar contra los judíos de la ciudad de
Rudensk, un joven dijo que no podía matar personas. El comandante de la compañía
lituana dijo entonces que quienes no pudieran disparar se retiraran hacia atrás. 15 ó 17
hombres aceptaron la oferta y contemplaron el ametrallamiento efectuado por sus com
patriotas desde una distancia de 20 a 30 m etros140. En el distrito de Lublin, el coman
dante del 101.° Batallón de Reserva de la Policía, mayor Trapp, fue más lejos. Estando
él mismo lleno de escrúpulos, invitó a los hombres mayores que no pudieran disparar
contra mujeres y niños a salir del pelotón141. En ambos casos, se había dado la opción
a hombres sin experiencia en ese tipo de matanzas, y ambas unidades participaron en
posteriores ametrallamientos con menos vacilación142.
Respecto a los que ocupaban mesas de despacho, la flexibilidad era mayor. Las
oportunidades para evadir las instrucciones casi siempre aum entan a medida que uno
asciende en la jerarquía. Incluso en la Alem ania nazi se desobedecían las órdenes, y
se desobedecían incluso en los asuntos judíos. Hemos m encionado la declaración del
Reichsbankdirektor Wilhelm, que no aceptó participar en la distribución de «mer
cancías de segunda m ano». N o le ocurrió nada. Un miembro de la Dirección G ene
ral de Seguridad del Reich, el Sturmbannführer Hartl, se negó sencillamente a hacerse
cargo de un Einsatzkommando en Rusia. A este hombre tam poco le ocurrió n ad a143.
Incluso el Generalkom missar Kube, que había frustrado de hecho una operación de
139 Von dem Bach en Aufbau (23 de agosto de 1946), Nueva York, pp. 1-2.
140 Declaración de Martynus Kaciulis, 16 de agosto de 1982, en United States v. jurgis, Distrito
Judicial Estadounidense en Tampa, C.A. núm. 81-1013-CIV-T-H. El declarante fue testigo. El oficial
fue el teniente primero Kristaponis, comandante de la Segunda Compañía. El comandante del bata
llón era el mayor Impulevicius.
141 Christopher B r o w n in g , Ordinary Men , Nueva York, 1992, notablemente pp. 1-77 y 191.
142 Respecto a otros ejemplos de negativas, véase David KlTTERMAK, «Those Who Said “N o”»,
Germán Studies Review 11 (1988), pp. 243-254-
143 Declaración jurada de Albert Hartl, 9 de octubre de 1947, NO-5384.
1134
exterm in io en M in sk y q u e a d e m á s se h a b ía e x p re sa d o c o n u n d u ro le n g u a je , só lo fue
am o n estad o .
El burócrata se aferraba a las órdenes no tanto porque temiera a su superior (con quien
a menudo mantenía una buena relación) como porque retrocedía ante su propia con
ciencia. Las múltiples solicitudes de «autorización», ya fuese para marcar a los judíos con
una estrella o para matarlos, demuestran la verdadera naturaleza de estas órdenes. C uan
do no existían, los burócratas tenían que inventarlas.
La segunda racionalización era la insistencia del administrador en que no actuaba por
venganza personal. En la mente del burócrata, el deber era una senda asignada; su «des
tino». El burócrata alemán establecía una clara distinción entre el deber y los sentimien
tos personales. Insistía en que no «odiaba» a los judíos, y en ocasiones incluso hacía todo
lo posible por realizar «buenas acciones» por sus amigos y conocidos judíos. Cuando
empezaron los juicios de criminales de guerra, apenas hubo un acusado que no pudiera
presentar pruebas de haber ayudado a un profesor de física medio judío, o de haber usado
sus influencias para permitir a un director de orquesta judío trabajar algo más de tiempo,
o de haber intervenido en nombre de algún matrimonio mixto en relación con una vi
vienda. Si bien estas cortesías eran minúsculas en comparación con las concepciones des
tructivas que estos hombres estaban aplicando al mismo tiempo, las «buenas acciones»
desempeñaban una importante función psicológica. Separaban el «deber» de los senti
mientos personales. Mantenían una sensación de «decencia». El destructor de los judíos
no era «antisemita».
El Staatssekretar Keppler, de la Oficina del Plan Cuatrienal, fue interrogado después
de la guerra como sigue:
PREGUNTA [p or el Dr. Kem pner, del m in isterio fis c a l]: D íg am e, señ o r Keppler, ¿por
q u é e sta b a u sted tan terrib lem en te en co n tra de los ju d ío s? ¿L os c o n o cía?
RESPUESTA: N o te n ía n a d a c o n tra los ju d ío s.
PREGUNTA: Le pregunto l a razón. ¿No era usted amigo de los judíos?
RESPUESTA: Los judíos acudieron a mí. Warburg me invitó. Posteriormente unos
judíos me buscaron en la Cancillería del Reich y me pidieron que me uniera al con
sejo de administración del Deutsche Bank.
PREGUNTA: ¿Cuándo se suponía que debía usted unirse al consejo de administra
ción del banco?
RESPUESTA: Yo no quería; fue en 1934, querían darme una garantía por escrito de
que sería consejero al cabo de medio año. Si hubiera odiado tanto a los judíos, éstos
no se habrían aproximado a mí.
PREGUNTA: Pero usted transfirió capital judío a manos arias.
RESPUESTA: N o a menudo. Conozco el caso de Simson-Suhl También el de las
Industrias Skoda-Wetzler en Viena. Pero resultó que no era una empresa judía.
I 135
Entonces a Keppler le preguntaron si no había favorecido la «desaparición» de los
judíos de Alemania. El Staatssekretár volvió al caso de Warburg, con quien en una oca
sión había mantenido una «conversación interesante». El fiscal lo interrumpió dicien
do «ahora no queremos hablar de antisemitismo sino de la solución final de la cuestión
judía». A ese respecto, preguntó a Keppler si había oído hablar de Lublin. El Staatsse-
kretár admitió dubitativamente que sí, y explicó que le había «conmovido profunda
mente este asunto [dafl mich das furchtbar peinlich berührt]». ¿Qué hizo Keppler al con
moverse de esta forma? «Me resultó muy desagradable, pero después de todo ni siquiera
entraba en mi esfera de com petencias»144.
O tro acusado en un juicio por crímenes de guerra, el ex com andante en Noruega,
Generaloberst von Falkenhorst, ofreció las siguientes explicaciones sobre su orden de
separar a los judíos de los batallones de prisioneros de guerra soviéticos de su área.
Von Falkenhorst señaló que, para empezar, no había judíos entre estos prisioneros,
porque ya se había realizado la selección en A lem ania (es decir, a los prisioneros ju
díos ya los habían m atado mientras los transportaban por el Reich). La orden fue, en
consecuencia, «com pletam ente superflua, y bien podía no haberla incluido. La inclu
yó inconscientem ente el oficial de mi estado mayor que trabajaba en ella, a partir de
las instrucciones que nos habían enviado, y a mí se me pasó por alto». Y el general
continuó:
Por lo demás, se puede deducir de esto que la cuestión judía desempeñó una función
tan infame en N oruega como en cualquier otra parte, y que se suponía que yo y el Ejér
cito éramos especialm ente antisemitas.
Contra esta sospecha sólo puedo aducir lo siguiente: en primer lugar, que en los paí
ses escandinavos había muy pocos judíos, Estos pocos apenas destacan. La sum a total en
N oruega era sólo de unos 350 [la cifra real era de 2.0001. Un número insignificante entre
los dos o tres millones de noruegos. Estos [los judíosl fueron reunidos por [el Reichs-
kommissarl Terboven y, de acuerdo con las órdenes, despachados por barco a Alemania.
De esta forma [es decir, mediante la deportación a Auschwitz|, el problema judío en
N oruega quedaba prácticam ente resuelto.
En cuanto a mí, presenté en ese momento una solicitud ante Terboven, a petición del
cónsul sueco en Oslo, general Westring, a quien no le gustaba mucho visitar a Terboven,
para que liberara a un judío de nacionalidad sueca y a su familia, y le diera permiso para
abandonar el país, por suerte y, por cierto, cumpliendo el deseo del cónsul de facilitar el
regreso de estas personas a Estocolmo.
Si yo hubiera sido un antisemita fanático podría, sin más, haber rechazado su peti
ción, porque el asunto no me concernía en lo más mínimo.
I 136
Por una parte, sin embargo, yo quería ayudar al cónsul sueco, y por otra, no tengo
nada contra los judíos. H e leído y oído sus obras y sus composiciones con interés, y sus
logros en el cam po de la ciencia son merecedores del mayor respeto. H e conocido entre
ellos a personas excelentes y honorables145.
En qué medida se había extendido la práctica de las «buenas acciones» es algo que
podría deducirse del siguiente comentario hecho por Heinrich Himmler: «Y ahí vie
nen, nuestros 80 millones de buenos alemanes, cada uno con su judío decente. Está
claro, los otros son unos cerdos [Schweine], pero éste es un judío de primera clase. De
todos los que así habían, nadie lo ha visto, nadie lo ha soportado»146. Pero incluso aun
que Himmler considerase estas intervenciones como expresiones de humanidad equi
vocada, eran herramientas necesarias en el intento de cristalizar una de las justifica
ciones importantes para la acción burocrática: el deber. Sólo después de haber hecho
«todo lo humanamente posible» podía un hombre dedicarse en paz a su actividad des
tructiva.
La tercera justificación fue la racionalización de que la propia actividad no era cri
minal, que el acto criminal era la acción del tipo siguiente. El Ministerialrat que esta
ba firmando papeles podía consolarse con la idea de que él no efectuaba los disparos.
Pero eso no bastaba. Tenía que estar seguro de que si se le ordenaba disparar, enton
ces no cumpliría tal orden, sino que trazaría la línea exactam ente entonces y a partir
de ahí.
He aquí el intercambio que se produjo durante un juicio por crímenes de guerra. El
abogado defensor (Dr. Becker) pidió a un funcionario del Ministerio de Asuntos Exte
riores, Albrecht von Kessel, que explicara el significado de la «solución final».
145 Declaración jurada de von Falkenhorst, 6 de julio de 1946, en Trial oj Níkolaus von Falken-
horst, Londres, 1949, p. 25.
146 Discurso de Himmler, 4 de octubre de 1943, PS-1919.
14' Testimonio de Albrecht von Kessel, Causa núm. 11, pp. tr. al inglés 9514-9515.
I 137
La característica más importante de esta línea divisoria era que podía cambiarse
cuando surgía la necesidad. He aquí una ilustración: había un pastor protestante lla
mado Ernst Biberstein. Tras varios años ejerciendo como ministro de una congregación,
se trasladó al Ministerio de Asuntos Eclesiásticos. De este organismo pasó a otro tam
bién interesado por los asuntos eclesiásticos, la Dirección General de Seguridad del
Reich, que lo nombró jefe de una oficina local de la Gestapo. Finalmente se convirtió
en jefe del Einsatzkommando 6, destinado en el sur de Rusia. Siendo jefe del Kom-
mando, Biberstein mató a dos o tres mil personas. Éstas, en su opinión, habían perdido
el derecho a vivir bajo las reglas de la guerra. Cuando le preguntaron si había judíos
entre las víctimas, respondió: «Eso es muy difícil de determinar. Además, en aquel
momento me dijeron que allí donde había armenios, no había tantos judíos»148. Para
Biberstein, la línea divisoria moral era como el horizonte que se aleja. Avanzaba hacia
ella, pero nunca la alcanzaba.
Entre los participantes en el proceso destructivo hubo muy pocos que no traslada
ran la línea cuando tenían que cruzar el umbral. U na de las razones por las que es tan
importante la persona del Generalkommissar Kube es que tenía una línea muy firme
que no fue capaz de atravesar. Era una línea arbitraria y muy avanzada. Sacrificó a los
judíos rusos, y sólo luchó desesperadamente por los judíos alemanes de su área. Pero
se trataba de una línea fija. N o movible, ni imaginaria, ni engañosa. El proceso de des
trucción era autónomo, en el sentido de que no se podía parar internamente. El crite
rio moral ajustable fue una de las herramientas principales en el mantenimiento de
esta autonomía.
Hubo una cuarta racionalización que implícitamente tenía conocimiento del hecho
de que todas las líneas cambiantes son irreales. Se basó en una premisa básica: ningún
hombre puede por sí solo construir un puente, y ningún hombre puede por sí solo des
truir a los judíos. El participante en el proceso de destrucción estaba siempre en com
pañía. Entre sus superiores, siempre podía encontrar a aquellos que hacían más que él;
entre sus subordinados, podía hallar siempre a aquellos que querían ocupar su lugar. No
importaba adonde mirase, era uno entre miles. Su propia importancia había disminui
do, y se sentía reemplazable, quizá prescindible.
En tales momentos de reflexión, el perpetrador tranquilizaba su conciencia con la idea
de que formaba parte de una marea, y que una gota de agua muy poco podía hacer en dicha
ola, Ernst Góx, que servía en la Policía del Orden y se encargaba de los trenes que viajaban
a Auschwitz, era uno de los que se sentían desvalidos. «Yo siempre fui socialista —dijo—
y mi padre perteneció al Partido Socialista durante cincuenta años. Cuando hablábamos
-que era a menudo-, yo siempre le decía que, si aún había justicia, las cosas no seguirían así
1138
mucho tiempo.»149 Cuando Werner von Tippelskirch, funcionario del Ministerio de Asun-
tos Exteriores, fue interrogado después de la guerra, señaló que nunca había protestado
contra la matanza de judíos en Rusia porque se había sentido «impotente». Sus supe
riores, Erdmannsdorff, Wórmann y Wiezsácker, también se habían sentido «impotentes»
Todos ellos habían esperado un «cambio de régimen». Cuando el fiscal Kempner le pregun
tó si era correcto esperar un cambio de régimen «y mientras tanto enviar a miles de perso
nas a la muerte», von Tippelskirch respondió, «es una pregunta difícil»1’0. Para el propio
Staatssekretár von Weizsacker la pregunta de qué se podía haber hecho era circular. Si él
hubiera tenido influencia, habría parado las medidas por completo. Pero el «si» presupo
nía un mundo fantástico. En dicho mundo, él no habría tenido que usar su influencia151.
La quinta racionalización era la más elaborada de todas. También constituía una
defensa psicológica de último recurso, adaptada especialmente para aquellos que no se
dejaban atrapar por el autoengaño de las órdenes superiores, el deber impersonal, el cri
terio moral cambiante, y el argumento de la incapacidad. Era también una conclusión
para aquellos cuya drástica actividad o cuya elevada posición los situaban fuera del
alcance de las órdenes, del deber, de las líneas morales divisorias y de la incapacidad.
Se trataba de la teoría de la selva.
Oswald Spengler explicó una vez este postulado con las siguientes palabras: «La gue
rra es la política primitiva de todos los seres vivos, y esto hasta el punto de que, en el
sentido más profundo, combate y vida son idénticos, porque cuando se extingue la
voluntad de luchar, también se extingue la propia vida»152. Himmler recordó esta idea
cuando se dirigió al personal de las unidades móviles de exterminio destinadas en Minsk.
Les dijo que miraran la naturaleza. Allí donde observaran, verían combate. Lo encon
trarían entre los animales y las plantas. Quien se cansaba de luchar, se hundía153.
De esa filosofía, el propio Hitler sacaba fuerzas en momentos de meditación. Una
vez, en la mesa mientras cenaba, cuando pensaba en la destrucción de los judíos,
comentó con asombrosa sencillez: «Uno no debe tener clemencia con aquellos destina
dos a perecer [M an dürfe kein Mitleid mit Leuten haben, denen das Schicksal bestimmt habe,
zugrunde ju gehen]»154.
149 Declaración de Góx, 6 de abril de 1972. Landesgericht de Viena, causa contra Novak, archi
vo 1416/16, vol. 18, pp. 330-332.
150 Interrogatorio de Kempner a Tippelskirch, 29 de agosto de 1947, NG-2801.
151 Anotación de Ernst von Weizsacker en su diario, después del 23 de mayo de 1948, en Leóni
das E. Hill, D ie W eizsacker-Papiere I933-J950, Viena y Francfort del Meno, 1974, p. 425.
152 Oswald S p e n g l e r , D e r Unter^ang des A b en d lan d e s, Munich, 1923, vol. 1, pp. 545-546.
,5Í Von dem Rach en A u fb a u , Nueva York, 23 de agosto de 1946, pp. 1-2.
154 Henry' PlCKER (ed.), H itler’s T ischgeprach e im F ü h rerh au p tqu artier 1 9 4 1 - 1 9 4 2 , Bonn, 1951,
entrada correspondiente al 2 de abril de 1942, p. 227. Las entradas son resúmenes realizados por
Picker de los «comentarios hechos por Hitler en la mesa.»
I 139
LAS VÍCTIMAS
A sí ocurrió la desgracia [ ...]. Soy el único testigo vivo pero debo decir la verdad.
En contra de la opinión que los nacionalsocialistas tenían de que los judíos eran un
grupo altam ente organizado, lo asom broso es que no disponían de organización algu
na. La mayoría de los judíos fue cogida por sorpresa. N o sabían en absoluto qué hacer;
no tenían directrices ni lemas sobre cóm o debían actuar. Esa es la mayor m entira del
antisem itismo, porque da pábulo a la idea de que los judíos conspiran para dom inar el
m undo y que están trem endam ente organizados. En realidad, no tenían ninguna orga
nización propia, ni siquiera un servicio de inform ación. Si hubieran tenido ese tipo de
organización, millones de estas personas se podrían haber salvado; pero sin embargo las
cogimos por sorpresa. N u n ca antes un pueblo había avanzado tan desprevenido hacia
el desastre. N ad a estaba preparado. A bsolutam ente nada. N o es cierto, com o afirman
los antisem itas, que fueran amigos de los soviéticos. Es el error más terrible de todos.
Los judíos de la antigua Polonia, que nunca habían tenido simpatías comunistas, tenían,
en toda el área al este del Bug, m ás miedo al bolchevism o que a los nazis. Fue una lo
cura. Podrían haberse salvado. H abía entre ellos personas que tenían m ucho que per
der, em presarios; no querían m archarse. A dem ás estaba el am or a la propia tierra, y su
experiencia con los pogrom os en Rusia. Tras las prim eras acciones antijudías de los
I 140
alemanes, pensaban que la oleada ya había acabado, así que cam inaron de vuelta a su
perdición1” .
b5 Von dem Bach hizo esta declaración a Leo Alexander, que la citó en su artículo «War Crimes
and Their Motivation», Journal of Criminal Law and Criminology 39 (septiembre-octubre de 1948),
pp. 298-326, en p. 315.
!’6 Diario de Emmanuel Ringelblum, Varsovia, entrada correspondiente al 17 de junio de 1942,
en Yad Vashem Studies 7 (1968), p. 178.
l j ' Stroop (responsable de las SS y de la Policía en Varsovia) a Krüger (responsable máximo de
las SS y de la Policía en el Generalgouvernement), 16 de mayo de 1943, PS-1061.
1,8 Informe de la Policía del Orden en el Distrito de Lublin, 15 de octubre de 1943, en Jiidisches
Historisches Instituí Warschau, FaschismuS'Getto-Massenmord, 2.a ed., Berlín Oriental, 1961, p. 565.
b9 Karzmann (responsable de las SS y de la Policía en Galitzia), a Krüger, 30 de junio de 1943, L-18.
114)
Xavier Vallat refleja esta mentalidad judía. Entre otras cosas, el rabino señalaba que un
pagano o un ateo tenían derecho a difamar al judaismo, pero en el caso de un cristia-
no, ¿no parecía esa actitud «espiritualmente ilógica además de ingrata»? Para funda
mentar su argumento, Kaplan proporcionó muchas citas conocidas160. Es como si la
carta no estuviera escrita en el siglo XX. Recuerda aproximadamente la época de fina
les de la Edad Media, cuando los rabinos judíos disputaban con los representantes de la
Iglesia acerca de los méritos relativos de ambas religiones.
Pero, de diversas formas, algunas más elocuentes que otras, los judíos apelaron y
rogaron donde y cuando los golpeó la amenaza de concentración y deportación: en el
Reich, en Polonia, en Rusia, en Francia, en los Balcanes y en H ungría161. En todas par
tes, enfrentaron las palabras a los fusiles, la dialéctica a la fuerza, y casi en todas partes
perdieron.
La petición era una tradición establecida, familiar en cada hogar judío, y en momen
tos de gran conmoción, muchos hombres comunes presentaron sus propias apelaciones.
La guetización redujo esta actividad independiente, porque los individuos ya no tenían
un acceso regular a las «autoridades supervisoras». Las familias expuestas a privaciones
particulares dependían ahora de los consejos judíos o de otras instituciones para la
ayuda inmediata. A su vez, los consejos se convirtieron en representantes de la comuni
dad ante el perpetrador. Formularon cuidadosamente declaraciones y las dirigieron a los
organismos correspondientes.
En los países satélites, como Rumania y Bulgaria, los dirigentes judíos podían bus
car las debilidades o la simpatía en los niveles más elevados de la administración; en
eso, los resultados finales de las protestas judías ante estos gobernantes inestables
dependieron de las fortunas de la guerra162. En la Salónica ocupada por los alemanes,
I 142
el rabino Koretz pidió «lloroso» a los gobernantes títere griegos que intercedieran ante
los señores alemanes, para que una comunidad que llevaba 2.000 años asentada en la
ciudad no fuera completamente «liquidada»163. La suya era una causa perdida. En los
guetos de Polonia, los consejos judíos tenían pocas oportunidades de aproximarse a
cualquier administrador de alto rango. El presidente del Consejo Judío de Varsovia,
Adam Czerniaków, hacía rondas semanales para ver a diversos funcionarios alemanes.
Les indicaba sus problemas y ocasionalmente les pedía que transmitieran a sus supe
riores las solicitudes que él les presentaba. Por las noches, vertía sus frustraciones en
un diario164.
Los consejos de los guetos en particular tenían que implorar por aquello que nece
sitaban, ya fuera comida, carbón, o el derecho a cobrar impuestos. Al mismo tiempo,
también intentaban evitar algún peligro (como la detención de rehenes) o conseguir
que se redujera una penalidad (un toque de queda excesivamente temprano). Cuando
a Czerniaków le exigieron que financiara el muro del gueto, contestó, en efecto, que un
prisionero no paga su cárcel165.
En tal avalancha de peticiones, las aprobadas eran las menos, pero cualquier peque
ño éxito tenía un efecto significativo sobre los peticionarios. Con cualquier concesión,
el supervisor alemán se convertía instantáneamente en un mecenas. Tal vez enviara
sólo un poco de jabón a un gueto por razones higiénicas166, podía ser el permiso de rea
brir los colegios para una normalización temporal167, podía autorizar la transferencia de
las tarifas municipales, en la cantidad aportada por los inquilinos del gueto, a las orga
nizaciones benéficas judías168. Cualquier manifestación de tai desvelo animaba a los so
licitantes, y los encadenaba aún más a su curso de acción.
i 143
Por su parte, los mayores contratiempos no ponían fin a las súplicas. El fracaso en
los esfuerzos realizados en nombre de todo un grupo conducía a maniobras para sal
varlo parcialmente. Com o consecuencia podían surgir disensiones internas respecto
a los contenidos y el momento adecuado para una solicitud. La preparación de una
lista podía convertirse en cuestión de vida o muerte, el no estar incluido significaba
ser abandonado. Un ejemplo es el conflicto que surgió en la com unidad judía de
Viena sobre las solicitudes de exenciones a las deportaciones. A finales de 1941, cuan
do la organización com unitaria (la Kultusgemeinde) llegó a un «acuerdo» con la Ges
tapo respecto a las categorías «exentas», el dirigente de los mutilados de guerra judíos,
que habían quedado fuera de las «negociaciones», acusó al experto en deportaciones
de la Kultusgem einde de «sacrificar» a los veteranos discapacitados. Posteriormente,
cuando los mutilados de guerra se vieron entre la espada y la pared, los dirigentes de
la organización de veteranos estudiaron la conveniencia de presentar una petición
independiente. Uno de los jefes de los m utilados de guerra afirmó: «fundam ental
mente, opino que no nos podem os permitir una guerra con la Kultusgemeinde».
Otro com entó: «El H auptsturm führer se dirá “éstos son judíos, y aquéllos también.
Q ue se peleen entre ellos. ¿Por qué iba yo a preocuparme por eso?” Finalm ente [el
SS-H auptsturm führer] nos dejará de lado en este asunto [Er wird uns in dieser Frage
eventuell fallen lassen]». A continuación, el jefe de los veteranos de guerra dijo: «mi
respuesta es que en tal eventualidad será el momento de disolver nuestra organi-
• ^ 1M)
zacion»1 .
En muchas situaciones, los judíos usaron también los sobornos. El dinero resultaba
más efectivo que las súplicas verbales, pero los objetos conseguidos con dichos pagos
eran limitados y los beneficios duraban poco. Eran típicas las ofertas para que se libe
rara a trabajadores forzosos o para rescatar a judíos a punto de ser ametrallados. A ve
ces, el objetivo era más difuso. Si los dirigentes clave podían beneficiarse personalmen
te de que la comunidad continuara existiendo, podrían ayudar a mantenerla viva170. No
sorprende que el soborno preocupara a Himmler. Sin embargo, no afectó al progreso de
sus operaciones.
Los judíos intentaron evitar el desastre aún de otra forma. A nticipaban los deseos
alemanes, o adivinaban sus órdenes, o intentaban ser útiles para cubrir las necesidades
alemanas. U n consejo judío de Kislovodsk (Cáucaso), actuando con plena conciencia
1144
de la amenaza alemana, confiscó Codos los objetos valiosos judíos, incluidos el oro, la
plata, las alfombras y prendas de vestir, y se los entregó al comandante alem án1' 1.
Más común, sin embargo, fue el intento de salvarse mediante el trabajo. De hecho,
los archivos de diversos guetos revelan una curva ascendente de empleo y producción.
El celo que los judíos aplicaban al esfuerzo bélico alemán acentuó las diferencias de
intereses que unieron a la industria y a los servicios de inspección armamentística con-
tra las SS y la Policía, pero los alemanes resolvieron sus conflictos en detrimento de los
judíos. En general, la producción judía no aumentó con suficiente rapidez o lo sufi
ciente como para ayudar a toda una comunidad. En la balanza de pagos de muchos gue
tos del Este europeo, no se podía superar la diferencia entre la renta y la subsistencia
con la limitada ayuda exterior y con las ventas finitas de los bienes personales. El ham
bre aumentaba y la tasa de mortalidad empezó a crecer. El reloj se quedaba sin cuerda
incluso mientras los expertos alemanes en deportaciones aparecían en las puertas de los
guetos. Finalmente, la «productivización» no salvó a los guetos. Los alemanes deporta
ron a los desempleados, a los enfermos, a los ancianos, a los niños. Después hicieron
distinciones entre el trabajo menos esencial y el más esencial. En último término, los
trabajadores judíos no dejaban de ser judíos.
La dedicación judia al trabajo se basaba en el cálculo de que finalmente llegaría la
liberación. Seguir con vida era la consideración esencial también de las solicitudes y de
las múltiples formas de «autoayuda» judía, desde los elaborados servicios sociales esta
blecidos por las comunidades de los guetos a la primitiva «organización» de los centros
de exterminio 7~. Los judíos no pudieron seguir con vida; 110 pudieron sobrevivir m e
diante las apelaciones.
Las reacciones básicas ante la fuerza son fundamentalmente distintas entre sí. La
resistencia es oposición al perpetrador. La anulación o la paliación se oponen a las le
yes administrativas. En la tercera reacción, la evasión, las víctimas intentan apartarse
de los efectos de la fuerza mediante la huida o el ocultamiento. El fenómeno de la
huida es más difícil de analizar. A ntes de la guerra, la emigración de aproxim adam en
te 350.000 judíos de A lem ania y de la Checoslovaquia ocupada fue forzada. En m u
chos casos, a los emigrantes judíos los habían privado de su medio de vida, y reaccio
naron a las consecuencias de las medidas antijudías más que a la anticipación del
desastre. La huida de los judíos belgas y parisinos en 1940 y la evacuación de los judíos
soviéticos un año después fueron unidas a una emigración masiva de no judíos. Aquí,
de nuevo, la huida no significó una reacción pura a la amenaza que suponía el proceso de
destrucción, sino a la guerra. Posteriormente, sólo unos cuantos miles de judíos escapa-
1145
ron de los guetos de Polonia y Rusia; sólo unos cuantos miles se ocultaron en las gran
des ciudades de Berlín, Viena y Varsovia; y sólo un puñado escapó de los campos. Von
dem Bach menciona que en Rusia existía una ruta no vigilada hacia los pantanos del
Pripiat, pero pocos judíos aprovecharon esta oportunidad173. En general, contemplaban la
huida con un sentimiento de futilidad. La gran mayoría de los que no escaparon pronto,
no llegaron a escapar.
Hubo ejemplos en los que en la mente de la víctima las dificultades de resistencia,
reparación o evasión eran tan grandes como el problema del acatamiento automático.
En tales circunstancias, la futilidad de todas las alternativas quedaba completamente
clara, y la víctima se paralizaba. La parálisis se producía sólo en los momentos de crisis.
Durante las operaciones de limpieza de los guetos, muchas familias judías fueron inca
paces de luchar, incapaces de presentar solicitudes, incapaces de huir, y también incapa
ces de trasladarse al punto de concentración para acabar de una vez. Esperaban en su
casa a las partidas de asalto, congeladas e impotentes. A veces, la misma reacción para
lizante golpeaba a los judíos que avanzaban a un emplazamiento de exterminio y con
templaban por primera vez una fosa común medio llena con los cadáveres de aquellos
que los habían precedido.
La quinta reacción fue el acatamiento automático. Para evaluar la importancia
administrativa de dicha cooperación, es preciso contemplar el proceso de destructivo
como una mezcla de dos tipos de medidas alemanas: aquellas que perpetraban algo con
tra los judíos y sólo suponían acción por parte de los alemanes, como la redacción de
decretos, la organización de trenes de deportación, el ametrallamiento o el gaseado, y
aquellas que exigían que los judíos hicieran algo, por ejemplo, los decretos u órdenes
que les exigían inscribir sus propiedades en un registro, obtener documentos de identi
ficación, presentarse en un lugar designado para trabajar, para la deportación o para el
ametrallamiento, remitir listas de personas, pagar multas, entregar propiedades, publi
car instrucciones alemanas, cavar sus propias tumbas, etc. Un gran componente de
todo el proceso dependía de la participación judía, desde los hechos simples realizados
por individuos a la actividad organizada de los consejos.
A menudo, los alemanes mandaban directamente a los judíos. Les daban órdenes a tra
vés de ordenanzas, tablones de avisos y altavoces. En respuesta a las convocatorias, se for
maban filas o procesiones casi interminables. A algunos que contemplaron de cerca estas
escenas, les pareció que las multitudes habían perdido su capacidad de pensar con inde
pendencia. Las organizaciones de resistencia judía que intentaban revertir esta inercia ma
siva empleaban expresiones como «no dejéis que os lleven como ovejas al m atadero»174.
1'5 Declaración de von dem Bach en Aufnau (6 de septiembre de 1946), Nueva York, p. 40.
1/4 Proclama de la Organización de Batalla Judía en Varsovia, 27 de enero de 1943, Jüdisches
Historisches Instituí, FaschismuS'Getto-Massenmord, cit., p. 498; proclama de la Organización Anti-
1146
A Franz Stangí, comandante de dos campos de exterminio, le preguntaron en una pri-
sión de Alemania Occidental por su reacción ante las víctimas judías. Dijo que recien
temente había leído un libro sobre los lemmings. Le recordaban a Treblinka175.
N o toda la cooperación judía fue pura observancia refleja de las instrucciones ale
manas, y tampoco toda fue el último acto de personas extenuadas y desamparadas.
También se produjo un acatamiento institucional por parte de los consejos judíos que
empleaban ayudantes y oficinistas, expertos y especialistas. Durante la fase de concen
tración, los consejos transmitieron las exigencias alemanas a la población judía y pusie
ron los recursos judíos en manos alemanas, aumentando de esa forma significativa
mente la capacidad de presión del perpetrador. La Administración alemana no tenía un
presupuesto especial para la destrucción, y en los países ocupados andaba escasa de per
sonal. En general, no financió los muros de los guetos, no mantenía el orden en las
calles de los guetos, y no elaboraba las listas de deportación. Los supervisores alemanes
pedían a los consejos judíos información, dinero, mano de obra o policía, y los consejos
les proporcionaban estos medios todos los días de la semana. La importancia de esta
función judía no les pasó por alto a los órganos de control alemanes. En una ocasión,
un dirigente alemán instó a que se «mantuviera y se fortaleciera la autoridad del con
sejo judío en todas las circunstancias»1'6.
Los miembros de los consejos judíos fueron líderes genuinos, aunque no siempre
representativos, que se esforzaron por proteger a la comunidad de las exacciones y las
imposiciones más severas y que intentaron normalizar la vida judía bajo las condiciones
más adversas. Paradójicamente, éstos fueron los atributos que los alemanes explotaron
contra las víctimas judías.
El hecho de que tantos miembros de consejos judíos estuvieran arraigados en la
comunidad judía o hubieran estado identificados desde antes de la guerra con sus inte
reses, les proporcionaba una categoría dual. Ejercían sus funciones con la autoridad
que les habían conferido los alemanes, pero también con la autenticidad derivada de
la comunidad. Día a día, eran agentes fiables a la vista de los perpetradores alemanes,
y al mismo tiempo conservaban la confianza de los judíos. La contradicción se agudi
zó cada vez más a medida que seguían solicitando a los alemanes mitigaciones y a los
judíos aquiescencia.
fascista Unida de Bialystok, 16 de agosto de 1943, ibid., pp. 558-559. Era la primera frase de un lla
mamiento lanzado por la resistencia clandestina a la población judía de Vilna durante el invierno de
1941-1942. Testimonio de Abba Kovner, transcripción del juicio contra Eichmann, 4 de mayo de 1961,
sesión 27, pp. U1-U2.
171 G. Sereny, /rito Thai Darkness, cit., pp. 232-233.
176 Mohns (jefe adjunto de la división de reasentamiento, distrito de Varsovia) a Leist (plenipo
tenciario para la ciudad efe Varsovia), 11 de enero de 1941, Yad Vashem, microfilme JM-1113.
I 147
De manera similar, cuando los consejos se esforzaban por obtener concesiones, rea-
lizaban un pago sutil. Poniéndose en situación de tener que esperar las decisiones ale
manas, no sólo aumentaban su servilismo sino también el de toda la comunidad, que
forzosamente esperaba también.
Los consejos no pudieron subvertir el proceso continuo de constricción y aniqui
lación. El gueto en conjunto era una creación alemana. Todo lo que se diseñaba para
m antener su viabilidad estaba sim ultáneam ente promoviendo el objetivo alemán. Los
alemanes, en consecuencia, no sólo recibieron la ayuda de los organismos judíos que
ejercían la autoridad, sino también de las fábricas, los dispensarios y las cocinas eco
nómicas de la comunidad. La eficacia judía a la hora de asignar espacio o distribuir
raciones suponía una ampliación de la eficacia alemana, el rigor fiscal o en la utiliza
ción de los trabajadores judíos suponía un refuerzo para la severidad alem ana, inclu
so la incorruptibilidad podía convertirse en un arma de la adm inistración alemana.
En resumen, los consejos judíos ayudaron a los alem anes con sus buenas cualidades
tanto como con las malas, y en último término, los alemanes se apropiaron de los
mejores logros de la burocracia judía para un proceso de destrucción que todo lo con
sumía.
Analizando el patrón de reacción de los judíos, se observa que sus dos rasgos sobresa
lientes fueron una actitud de petición que alternaban con el acatamiento. ¿A qué se debe
esta combinación? ¿Qué factores dieron lugar a ella? Los judíos intentaron aplacar a los
alemanes como quien intenta domesticar a una fiera salvaje. Evitaban las «provocacio
nes» y cumplían instantáneamente los decretos y las órdenes. Esperaban que de alguna
manera el empuje alemán se agotase. Esta esperanza se basaba en dos mil años de expe
riencia. En el exilio, los judíos siempre habían sido minoría, siempre habían estado en peli
gro, pero habían aprendido que podían evitar la destrucción o sobrevivir a ella apaci
guando y aplacando a sus enemigos. Incluso en la Persia antigua una apelación de la reina
Ester fue más eficaz que la movilización de un ejército. La resistencia armada ante una
fuerza abrumadora sólo podía terminar en desastre.
De esa forma, durante un periodo de siglos, los judíos habían aprendido que para
sobrevivir tenían que privarse de la resistencia. Sufrieron un ataque tras otro. Soporta
ron las cruzadas, los levantamientos cosacos y la persecución zarista. En esos tiempos
de agitación se produjeron muchas bajas, pero la comunidad judía siempre surgió nue
vamente como una roca tras la recesión de la marea. Los judíos no habían desapareci
do de la faz de la tierra. Tras inspeccionar los daños, los supervivientes siempre habían
proclamado en afirmación de su estrategia el lema triunfante, «el pueblo de Israel vive
[Am Israel Chai]». Esta experiencia estaba tan arraigada en la conciencia judía como
para alcanzar rango de ley. Al pueblo judío no podían aniquilarlo.
Sólo en 1942, 1943 y 1944 se dieron cuenta sus dirigentes de que, al contrario que
los pogromos de siglos anteriores, el moderno proceso destructor de carácter maquinal
I 148
engulliría a los judíos europeos. Pero se dieron cuenta demasiado tarde. Una lección de
dos mil años no podía olvidarse; los judíos no lograron cambiar esta actitud. Estaban
indefensos.
N o debería suponerse, sin embargo, que el acatam iento era fácil. Si a los alemanes
les resultaba difícil matar, a los judíos les resultaba aún más difícil morir. El acatam ien
to es un curso de acción cada vez más drástico en un proceso destructivo. Una cosa es
cumplir la orden de registrar las propiedades y otra muy distinta obedecer las órdenes
dadas ante una fosa. Las dos acciones forman parte del mismo hábito. Los judíos que
inscribían sus propiedades fueron los mismos alineados para morir. Los judíos alineados
en un emplazamiento de exterminio eran los mismos que habían registrado sus propie
dades. Pero estas dos actividades tienen efectos muy diferentes. La sumisión es más gra
vosa en las últimas fases que en las primeras, porque a medida que uno avanza, se pier
de cada vez más. Finalmente, en el momento de crisis supremo, aflora la tendencia
primitiva a resistirse a la agresión. La resistencia se convierte entonces en un obstácu
lo al acatamiento, al igual que el acatam iento es un obstáculo a la resistencia. En el caso
judío, la reacción de cooperación fue la más fírme hasta el final.
En consecuencia, los judíos europeos hicieron todos los esfuerzos posibles por reforzar
su conducta tradicional, a pesar de que los burócratas alemanes los estaban haciendo
avanzar hacia la destrucción. Los judíos, como los alemanes, desarrollaron mecanismos
psíquicos para suprimir verdades insoportables y para racionalizar las decisiones extremas.
Asombra el hecho de que los alemanes usaran repetidamente engaños y tretas burdos. A los
judíos los engañaban con «inscripciones» en registros y «reasentamientos», con «baños»
e «inhalaciones». De cada fase del proceso de destrucción, las víctimas pensaban que era
la última. Y así parece que uno de los mayores engaños de la historia se perpetró contra
cinco millones de personas de cuyo intelecto hay constancia. ¿Pero fueron estas personas
verdaderamente engañadas, o se engañaron deliberadamente a sí mismas?
No siempre necesitaron engañar a los judíos, ellos eran capaces de engañarse a sí
mismos. N o todos lo descubrieron todo inmediatamente, porque eso difícilmente ha
bría sido posible. Pero tampoco se podía evitar indefinidamente que todos acabaran por
descubrir la «solución final». Incluso aquellos encerrados en los guetos tuvieron que ser
conscientes del creciente silencio exterior. Las muertes podían realizarse en lugares ais
lados y cubrirse de secreto, pero no se podía ocultar la desaparición de personas. En el
gueto de Varsovia, el aislado Adam Czerniaków anotó estadísticas sobre los judíos
deportados de Lublin y de otras ciudades y, al hacerlo, no podía sino pensar en las omi
nosas implicaciones de estos hechos17'. Pero los rumores y los informes que se filtraban
I 149
a través de los muros del gueto no invirtieron el impulso de las acciones judías. Los diri-
gentes judíos se aferraron al dogma de que no se podían rechazar las órdenes alemanas
en ausencia de pruebas claras que indicaran que las víctimas se enfrentaban a la muer-
te inminente. Raramente se preguntaron los consejos si podían seguir adelante sin indi-
caciones claras de que todos estarían seguros. A veces, notablemente en Bélgica1'8 y en
Eslovaquia179, se recogieron sistemáticamente datos y se enviaron a Inglaterra o a Suiza.
Más a menudo, no se pusieron \ . noticias sobre la mesa, y no se sacaron las inevitables
conclusiones. Entre crecientes uddas y revelaciones indeseadas, los consejos persevera-
ron en su curso. Dos presidentes de consejo se aproximaron a los alemanes en busca de
información. En julio de 1942, Czerniaków preguntó repetidamente a los oficiales de la
Policía de Seguridad alemana si iban a comenzar las deportaciones. Le aseguraron que
los rumores eran falsos180. El más anciano de los judíos vieneses, Lówenherz, entró en
la oficina de la Gestapo en Viena para preguntar si verdaderamente los deportados esta
ban muertos. Le dijeron que vivían todos181.
En el gueto de Lódz, donde las deportaciones masivas empezaron ya en enero de 1942,
y de donde en abril de ese año trasladaron a más de la cuarta parte de los residentes, un
oficial de las SS explicó que a los deportados los habían alojado en un campo bien equi
pado, y que estaban reparando carreteras y trabajando en la agricultura. A l mes siguien
te, se descargaron en los almacenes del gueto camiones con prendas de vestir. De las pren
das cayeron cartas y documentos de identidad182. N o hacía falta más. Tras las sucesivas
oleadas de deportación, los cronistas del gueto describieron el estado de ánimo de los que
quedaban señalando los precios fluctuantes de un producto de consumo: la sacarina183.
En Lituania, la población judía estuvo inundada de ametrallamientes desde el prin
cipio. U n informe detallado del Einsatzkommando 3 revela que fue diezmada en 71 y
una poblaciones. 14 de estas comunidades fueron golpeadas más de una vez a interva
los medios de una sem ana184. La fracción residual de judíos lituanos se aferró a lo que
178 Informe de Victor Martin (miembro cristiano de la resistencia belga) sobre Auschwitz, sin
fechar (invierno de 1942-1943), en Yad Vashem, documento M 26/4-
179 Gisi Fleischmann (Bratislava) al Dr. A. Silberschein (Ginebra), 27 de julio de 1942, Yad Vas
hem, documento M 7/2-2 y posteriores cartas en M/20.
180 Véase el diario de Czerniaków a 20 de julio de 1942, R. Hilberg, S. Staron y J. Kermisz (eds.),
The Warsauj Diary of Adam Czemiakow, cit., p. 382-385.
181 Declaración del Dr. Karl Ebner (Gestapo de Viena), 20 de septiembre de 1961, Causa contra
Novak, vol. 6, pp. 111-116.
182 D a n u ta D/ 5
.BROWSKA y L u cja n D o u r o sz y c k i (ed s.), Kronikagetta Lódz'k iego, Lódz', 1965, vol. 1,
pp. 457-458 y 619-620.
183 Ibid., vol. 2, pp. 460, 466, 483 y 488.
184 Informe de Jager (comandante del Einsatzkommando 3), 1 de diciembre de 1941, Zentrale
Stelle Ludwigshurg, U dSSR 108, película 3, pp. 27-28.
I 150
le quedaba. Un superviviente del gueto de Kaunas recuerda que, en los últimos días, el
lema de las víctimas era «la vida durante una hora también es vida [A sho gelebt is oich
geíebtj»185.
En toda Europa, las comunidades judías se esforzaban por mantener la continuidad.
Trataban a enfermos que no tendrían tiempo de recuperarse, alimentaban a desemplea'
dos que no volverían a trabajar, educaban a niños a los que no se les permitiría crecer.
Para los dirigentes de mediana edad no había alternativa. Los jóvenes se vieron también
atrapados en la red psicológica. Los niños, sin embargo, eran los que menos tendencia
tenían a caer en la ilusión. Cuando en el gueto de Theresienstadt un transporte de niños
fue conducido a las duchas comunes, éstos gritaron: «iG as n o !»186.
El mecanismo represivo judío era en gran medida autoadministrado, y podía fun-
cionar automáticamente, sin afirmaciones engañosas o promesas de los funcionarios
alemanes o de sus auxiliares no alemanes. En las actas de las reuniones mantenidas por
los mutilados de guerra judíos de Viena, descubrimos la misma ausencia significativa
de referencias directas a la muerte y a los campos de exterminio que ya hemos descu-
bierto en la correspondencia alemana. Abundan los documentos judíos con expresiones
de rodeo tales como «transporte favorecido» (en referencia a un transporte a There-
sienstadt), «lo veo negro», «tentar al destino», «acto final del drama», etc.187. La palabra
directa no aparece.
El intento de reprimir ideas insoportables no era característico sólo de la comunidad
del gueto, sino también del propio centro de exterminio. En Auschwitz, los presos em
pleaban una terminología especial propia para las operaciones de exterminio. A los cre
matorios los llamaban «panaderías», a un hombre que ya no podía trabajar, y que por
consiguiente estaba destinado a la cámara de gas, lo denominaban «musulmán», y al
depósito donde se guardaban las pertenencias de los gaseados lo llamaban «C an ad á»188.
Debe resaltarse que éstos no son términos nazis; son las expresiones usadas por las víc
timas. Son los homólogos del vocabulario nazi y, como los eufemismos alemanes, esta
ban diseñados para borrar la visión de la muerte.
ls’ Samuel G r in g a u z , «The Ghetto as an Experiment in Jewish Social Organization», Jeiv ish
Social Studies11 (1949), p. 17.
186 H. G. Adler, T h eresien stadt ¡9 4 1 - 1 9 5 2 , Tubinga, -1960, p. 154. El transporte había llegado de
Bialystok el 24 de agosto de 1943.
ls' Véanse los documentos conservados en el Instituto YIVO, carpetas Occ E 6a-10 y Occ E
6a-18.
lf® Sobre la «panadería», véase Olga L e n g y e l , Five C h ím n ey s, Chicago y Nueva York, 1947, p. 22.
Sobre el «musulmán» (Muselmann), véase el informe de la comandancia, Auschwitz III, 5 de mayo
de 1944, NI-11019. Sobre «Canadá», véase juez Jan Sehn, «Extermination Camp at Os'wiycim»,
Comisión Central para la Investigación de los Crímenes Alemanes en Polonia, Gemían C rim e s in
Poland, Varsovia, 1946, vol. 1, p. 41.
I 151
Había coyunturas, por supuesto, en las que no se podía evadir la cuestión, en las que
el olvido ya no era eficaz. En tales momentos de crisis, las víctimas, como los perpetra-
dores, recurrían a las racionalizaciones. También los judíos tenían que justificar sus
acciones. Había dos procesos básicos de este tipo de pensamiento. El primero era caracte
rizar el acatamiento como una forma de preservar vidas.
La Policía de Seguridad en Lituania informó oralmente a los consejos de que cual
quier proliferación de los judíos era indeseable, que las embarazadas judías tenían que
pensar en su «liquidación», y que la Policía de Seguridad no perseguiría a los judíos por
delitos de aborto189. Posteriormente, al consejo de Siauliai le preguntaron tres veces si
se habían producido nacimientos en el gueto, y las tres respondió con una negativa. En
un momento, sin embargo, el consejo se encontró con 20 embarazos. Decidió usar la
persuasión y, si fuera necesario, las amenazas a las mujeres para que abortaran. Una se
encontraba en el octavo mes. El consejo concluyó que en dicho caso el médico provo
caría un parto prematuro y una enfermera mataría al niño. A la enfermera le dirían que
procediera de tal modo que no conociera la naturaleza de su acto 190.
La muerte de uno para salvar a otro se magnificó en la racionalización de que el sacri
ficio de unos pocos salvaría a muchos. Esta psicología, que a menudo sirvió a los alema
nes en sus notablemente satisfactorias deportaciones de los judíos por fases, puede obser
varse en la comunidad judía de Viena, que firmó un «acuerdo» de deportación con la
Gestapo, con el «entendimiento» de que no se deportaría a seis categorías de judíos191.
Asimismo, los judíos del gueto de Varsovia se mostraron partidarios de la cooperación y
contrarios a la resistencia basándose en que los alemanes deportarían a 60.000 judíos,
pero no a cientos de miles192. El fenómeno de bisección se dio también en Salónica,
donde los dirigentes judíos cooperaron con los organismos de deportación alemanes, que
les habían asegurado que sólo deportarían a los elementos «comunistas» de las secciones
pobres, mientras que a la «clase media» la dejarían tranquila193. Esta aritmética mortal
también se aplicó en Vilna, donde Gens, el jefe del Judenrat, declaró: «con cien víctimas
salvo a mil personas. Con mil, salvo a diez m il»194.
189 Informe sin fechar y sin firmar redactado por el Einsatzkommando 3 (diciembre de 1941-
enero de 1942), Archivos Estatales Centrales de Letonia, Fondo 1026, Opis 1, Carpeta 3.
190 Actas de la reunión mantenida por el consejo el 24 de marzo de 1943, en Jewish Black Book Com-
mittee, The Black Book, Nueva York, 1946, pp. 331-333. Una orden similar, amenazando con encarcelar
en un campo de concentración a las judías embarazadas, se emitió en Viena. Viktor l'RANKL, VKis nicht in
meinen Büchem steht, Múnich, 1995, pp. 65-66. El autor, médico, escribió sobre su esposa, que abortó.
191 Memorando de Kolisch, 14 de octubre de 1941, Occ E 6a-10.
192 Véase el material incluido en Philip Friedman (ed.), Martyrs and Fighters, Nueva York, 1954,
pp. 193-195, 199.
193 Cecil R o t h , «The Last Days of Jewish Salónica», C,ommentary (julio de 1955), p. 53.
194 Philip F rif.d m an , «T w o “Saviors” Who F aile d », Commentary (diciem bre de 1 9 5 8 ) , p. 4 8 7 .
I 152
En situaciones en las que el acatamiento de las órdenes de exterminio ya no se podían
racionalizar como una medida para salvar vidas, seguía habiendo otra justificación: el ar
gumento de que con el acatamiento rígido e instantáneo se eliminaba el sufrimiento inne
cesario, se evitaba el dolor innecesario, y se reducía la tortura necesaria. Toda la com u
nidad judía, y particularmente sus dirigentes, concentraban entonces todos sus esfuerzos
en una dirección: hacer la prueba soportable, hacer que la muerte resultara fácil.
Este esfuerzo se refleja en la carta que el Consejo judío de Budapest envió al minis
tro del Interior húngaro en vísperas de las deportaciones: «declaramos enfáticamente
que no pedimos esta audiencia para presentar quejas sobre el mérito de las medidas
adoptadas, sino que meramente pedimos que se apliquen con espíritu hum ano»195.
Moritz Henschel, jefe de la comunidad judía de Berlín desde 1940 hasta 1943, de
fendió la asistencia prestada por su administración a los alemanes durante las redadas
con las siguientes palabras:
Y he aquí lo que dijo el rabino Leo Baeck, jefe de la Asociación de Judíos del Reich
en Alemania:
193 Eugene Leval, Black Bouk on the Martyrdom of Hungarianjetvry, Zúrich y Viena, 1948, p. 134.
i% Declaración hecha por Mortiz Henschel antes de morir en Palestina en 1947, e introducida
en la transcripción del juicio contra Eichmann, 11 de mayo de 1961, sesión 37, p. N n l.
197 Leo Baeck en Eric H. BoaIM (ed.), We Sunived, New Haven, 1949, p. 288.
198 Ibid., pp. 292-293.
I 153
La prueba suprema de reacción de acatamiento se daba ante la fosa. Pero también
aquí los judíos conseguían consolarse. El siguiente pasaje, típico, procede de uno de los
numerosos informes presentados por testigos alemanes:
El padre cogía de la mano a un niño de unos diez años y le hablaba con suavidad; el
niño intentaba evitar las lágrimas. El padre señaló al cielo, le acarició la cabeza, y pare-
ció explicarle algo [...]. Recuerdo una muchacha, delgada y de pelo negro, que pasó junto
a mí, se señaló a sí misma y dijo «veintitrés» l-..]. La gente, com pletam ente desnuda,
bajó unos escalones recortados en la pared de barro de la fosa y avanzó a gatas sobre las
cabezas de los que yacían allí, para situarse donde el hombre de las S S les había dicho.
Después se tumbaron delante de los muertos o de los heridos; algunos acariciaban a los
que aún vivían y les hablaban en voz baja. Después oí una serie de disparos199.
La aniquilación de los judíos europeos por parte de los alemanes fue el primer pro-
ceso de destrucción completado en el mundo. Por primera vez en la historia de la civi
lización occidental, los perpetradores habían superado todos los obstáculos administra
tivos y morales que plantea una operación de exterminio. Por primera vez, también, las
víctimas judías, atrapadas en la camisa de fuerza de su historia, se lanzaron física y psi
cológicamente a la catástrofe. De tal forma, la destrucción de los judíos no fue acci
dental. Cuando en los primeros días de 1933 el primer funcionario redactó la primera
definición de «no ario» en una ordenanza de la función pública, el destino de los judíos
europeos estaba sellado.
LOS VECINOS
Los judíos tenían muchos vecinos. Durante la catástrofe, estos espectadores tendie
ron a quedarse a un lado. La no implicación pareció ser su motivo supremo, a veces casi
una doctrina. Esta pasividad solidificada estaba firmemente arraigada en un trasfondo
situacional y en una postura calculada.
En buena parte de Europa, antes del ascenso de Hitler al poder, las relaciones entre
judíos y gentiles se limitaban principalmente a las interacciones y a las transacciones
necesarias. Las antiguas barreras legales casi habían desparecido, pero seguía m ante
niéndose un complejo patrón de aislamiento mutuo. Un factor importante en el man
tenimiento de esto fue la naturaleza de la distribución geográfica de los judíos.
Las comunidades judías eran espacialmente compactas. Vivían en ciudades en mu
cha más proporción que los no judíos, y formaban un componente relativamente
I 154
amplio de las poblaciones urbanas. En Polonia constituían aproximadamente el 40 por
100 de todos los habitantes de ciudades mayores de 10.000 habitantes: aproximada-
mente el 33 por 100 en Varsovia, Lódz y Lvov, el 40 por 100 en Lublin y Radom, y casi
el 50 por 100 en Bialystok y Grodno200. Además, diversas ciudades europeas tenían
barrios judíos. Berlín, dividida en 20 distritos administrativos, albergaba al 70 por 100
de su población judía en cinco de ellos201. Bajo el régimen nazi, Viena estaba organiza
da en 25 distritos, y cuando estalló la guerra aproximadamente el 46 por 100 de los ju
díos tenía su vivienda en el Distrito II202. En Varsovia, tres distritos adyacentes, que
posteriormente se convirtieron en el núcleo del gueto, contenían algo más de la mitad
de los judíos de la ciudad203. En Belgrado, casi dos tercios de los judíos vivían en un
recodo del Danubio204. Amberes tenía una concentración de judíos dentro de un dis
trito único ubicado cerca de la estación central de ferrocarril205. En Roma, muchos de
los judíos más pobres podían encontrarse en el área del Gueto A ntiguo206. En Marsella,
más del 60 por 100 de los judíos se situaban en un radio de kilómetro y medio a partir
del Puerto Viejo207. En París, de donde muchos judíos huyeron al comienzo de la ocu
pación, aproximadamente el 52 por 100 de la población judía restante vivía en cinco
de los 20 arrondissements en 1940 y 194 1208.
"Al Datos del censo de 1931 en Evyatar Friesel (ed.), A tla s o f M o d e m Je w ish H istory, Nueva York,
1990, p. 93.
201 Datos del censo realizado en junio de 1933, en Esra B e n n a t h a n , «Die demographische und
wirtschaftliche Struktur der Juden», en Wemer Mosse (ed.), Entscheidungsjahr 1 9 32, Tubinga, 1966, p. 92.
202 La cifra en el Distrito II (Leopoldstadt) era de 45.653 el 1 de octubre de 1939, de los 99.353
judíos con tarjeta de identificación de la ciudad. Aproximadamente 13.000 judíos extranjeros care
cían de tarjetas. Gerhard BOTZ, W ohnungspolitk u n d Ju d en d ep o rtatio n in W ien 1 9 3 8 bis 1 9 4 5 , Viena-
Salzburgo, 1975, pp. 7.3, 169.
2C3 Datos de 1938, en E. Friesel, A d a s o f M o d e m Je w ish H istory, cit., p. 94.
204 Datos de 1921, ibid, p. 100.
-05 Datos de 1936, calculados por R. van Doorslaer, en Lieven S a e r e n s ,«Antwerp’sPre-war
Attitude toward the Jews», en Dan Michman (ed.), Belgium an d the H o lo cau st, Jerusalén,19
pp. 160-161.
2"6 Robert K a t z , B la c k S ab b ath , Nueva York, 1969, pp. 173-198. Estos judíos fueron particular
mente vulnerables a las detenciones rápidas de octubre de 1943.
207 Donna F. R y a n , T h e H o lo cau st a n d the Je w s o fM a r se ille , Urbana, 111., 1996, pp. 16-18. Una por
ción sustancial se vieron atrapados en las redadas y en los controles de identidad efectuados en 1943.
Ibid., p assim .
208 Datos en Jacques A d l e r , The Je w s o f París an d the F in al Solution, Nueva York, 1987, pp. 10, 12.
Aproximadamente el 58 por 100 de los judíos parisinos objeto de la redada de julio de 1942 residían
en los mismos cinco distritos. Véase la circular enviada por Hennequin, de la Policía Municipal de
París, el 13 de julio de 1942, con las cifras de detenciones proyectadas, en Serge Klarsfeld, Vichy -
Auschw itz 1 9 4 2 , París, 1983, pp. 250-256.
I 155
A la segmentación residencial se añadía la diferenciación económica entre judíos y
no judíos. Los primeros tenían ocupaciones urbanas no sólo en las ciudades, sino tam
bién en pequeños pueblos y aldeas. En las ciudades, además, realizaban diferentes acti
vidades económicas. En Polonia, más de la mitad de los judíos eran autónomos, y muy
pocos trabajaban en la administración policial o en la municipal209. En conjunto, eran
una excepción los lugares en los que los judíos y los no judíos trabajaban codo con codo,
como en el caso de los grandes almacenes judíos occidentales o en las fábricas de la
Unión Soviética.
En algunas ciudades europeas, se daba también una separación lingüística entre los
judíos y los no judíos. La principal ilustración es Salónica, que formó parte del impe
rio otomano hasta la Primera Guerra Balcánica de 1912. En 1913 había 61.439 habi
tantes judíos, 45.867 turcos, 39.957 griegos, y 10.626 de otras procedencias210. Des
pués del intercambio de población greco-turca en la década de 1920, predominaban
los griegos y la minoría judía seguía hablando el ladino, un derivado del castellano del
siglo XV, tras una residencia de cuatro siglos y medio. En la primavera de 1943, estos
judíos no encontraron refugio entre la comunidad griega211. U na historia similarmen
te compleja la presenta Riga, que formó parte de la Rusia imperial hasta 1918, fecha
en la que -tras una transición bajo la ocupación alem ana- se convirtió en capital de
la Letonia independiente. También aquí los judíos estaban presentes desde hacía
siglos, y también aquí hablaban su propio idioma, el yiddish. Todavía en la década de
los treinta, los niños judíos recibían la educación primaria en yiddish y en hebreo212.
Aproxim adam ente el 90 por 100 de los judíos de Riga fueron ametrallados en los
meses siguientes a la entrada del ejército alemán en 1941. Los pocos restantes fueron
encerrados en el gueto. Igualmente, en Varsovia y en otras muchas ciudades polacas,
el yiddish era la lengua principal de los hogares judíos, a pesar del avance de la asimi
lación, que había hecho que cada vez más niños asistieran a los colegios polacos y
conocieran mejor dicha lengua.
En consecuencia, la vida de los judíos entre sus vecinos estaba m arcada por límites
definibles. Algunos eran territoriales. Otros estaban marcados por las actividades eco
nómicas, que tendían a complementarse entre los dos grupos más que a integrarse en
209 Véase Joseph MARCUS, So c ial an d Political H istory o f the Jeit’S o} P oland, Berlín, 1983, particu
larmente los cuadros estadísticos del apéndice.
210 Véase la entrada de «Salonicco» en la E nciclopedia Italian a, 1949.
211 Erika Kounio Amariglio, F r orn T h essalon ik i to A u sch w itz an d R ack , Londres, 2000, pp. 47-48.
212 Mendel B o b e , «Four Hundred Years of the Jews in Latvia», en Asociación de Judíos Letones
y Estonios en Israel, T h e Je w s in L a tv ia , Tel Aviv, 1971, pp. 21-77, y Z. Michaeli (Michelson), «Jewish
Cultural Autonomy and the Jewish School System», en ibid., pp. 186-216. El idioma utilizado por los
judíos cultos de Riga, Cernáuji y Bratislava era el alemán. Sobre Bratislava, véase Yehuda B a u e r ,
Rethinking the H o lo ca u st, New Haven, 2001, p. 172.
I 156
un plano personal. Y otros estaban definidos por las diferencias religiosas, culturales,
de instituciones sociales o lingüísticas. En resumen, la emancipación aún no había al
canzado un entremezclamiento abundante. Cualquier amalgama, desde las actividades
empresariales conjuntas a los matrimonios mixtos, era aún nueva y en algunas regio
nes escasa.
Aunque las dos comunidades se mantenían apartadas, la población en general fue
consciente de las dificultades judías desde el comienzo de la legislación antijudía, y a
menudo esta conciencia aumentó aún más a medida que se iban cortando sucesiva
mente los lazos con los judíos. Por su propia naturaleza, la conmoción no podía pasar
se simplemente por alto. Los boicots, los despidos, las arianizaciones, las estrellas judías
y los guetos fueron medidas muy visibles, y la desaparición de los judíos fue conspicua en
sí misma.
El ascenso de la neutralidad como patrón de reacción predominante no se debió,
por consiguiente, a la ignorancia. Por el contrario, fue resultado de una estrategia que
a la gran mayoría le resultaba más fácil de seguir y justificar. Era un curso de acción se
guro, sin los riesgos y costes que suponía ayudar a alguien, y sin la carga moral de aliar
se con el perpetrador ante la imposición de dolor. La respuesta estática también era
prudente, porque no se veía necesariamente afectada por la visión del peligro o el
sufrimiento que padecían los judíos. Aunque se daban coyunturas críticas en las que
la conciencia de un espectador inmóvil se veía momentáneamente afectada, o en las
que los sentimientos de desaprobación o consternación se expresaban en cartas priva
das, como ocurrió en una región del sur de Francia213, el no protestar abiertamente con
tra las detenciones o no hacer algo por las víctimas en peligro siempre se podía racio
nalizar. Después de todo, uno tenía que preocuparse por su familia y cuidar de sí mismo.
El obispo francés de Nímes, Jean Girbeau, ya había escrito en octubre de 1941 que, si
bien a los ojos de Dios no había judíos ni gentiles, el ser humano podía vivir con una
«jerarquía de afectos»214.
En términos prácticos, la completa capacidad de ayuda no era ilimitada. La densi
dad de habitación de las viviendas polacas antes de la guerra ya era de unas cuatro per
sonas por estancia. Bajo la ocupación alemana, el hambre hizo enseguida presa de las
ciudades ucranianas. A medida que avanzaba la guerra, la comida y el combustible dis
minuyeron en Polonia y en Grecia, y durante el último invierno en los Países Bajos. En
general, aquello a lo que uno estaba acostumbrado se hizo cada vez más escaso. En los
territorios ocupados, además, la categoría de una nación a ojos de los alemanes era
especialmente importante cuando se planteaban las cuestiones de oponerse a los ale
213 Robert. Zaretsky, Nímes at War, University Park, Pennsylvania, 1995, pp. 107-112. Las car
tas fueron escritas en el département de Gard después de la redada efectuada en agosto de 1942.
214 Ibid., p. 113.
1157
manes o de ayudar a los judíos. Allí donde los alemanes no se controlaban en sus repre
salias, los que podrían ayudar tenían un problema. Los polacos y los ucranianos se en
frentaban a una aguda amenaza de represalia215, e incluso a los lituanos podían matarlos
por alojar a fugitivos judíos216.
El mayor inhibidor, sin embargo, era el completo autoensimismamiento, percepti
ble en la mayoría de los países. M uchos informes de organismos militares o de la Poli
cía de Seguridad alemanes señalan que la masa de los individuos se ocupaba de sus
propios asuntos personales. Incluso aunque sufrían ansiedad y trauma, se aferraron a
una apariencia de vida normal. Los niños iban al colegio y los estudiantes intentaban
aprobar sus exámenes. Se podía encontrar a los intelectuales parisienses en sus cafés
acostumbrados. En esa ciudad, Pablo Picasso siguió pintando, y Jean Paul Sartre escri
bió sus obras teatrales217. Aquéllos con aspiraciones menos elevadas se refugiaban en
el cinc, los deportes o el alcohol. En todas partes mantuvieron las rutinas diarias, y
cuando fue necesario las recuperaron. El intento era una necesidad por la que se
luchaba día a día.
Inmersos en su propia existencia, los vecinos de los judíos sólo tenían que mirar la
angustia de la comunidad judía para convencerse de que no compartían su destino.
Ésa fue la situación durante la mayor parte del tiempo en la mayor parte de Europa.
N o ser judío se convirtió en sí mismo en una categoría. Era una idea inevitable, así
como un potente factor en cualquier relación con los judíos, y a veces se manifestaba
en las miradas de los espectadores cuando veían marchar a las víctimas bajo vigilan
cia, ya fuera en Polonia, Hungría o Corfú. U n judío transportado en un vagón abierto
¿*5 Véanse los textos de dos sentencias dictadas por tribunales especiales contra polacos que
habían cobijado a judíos, en Waclaw BlELAWSKI y Czeslaw PlUCHOWSKI, Zbrodnie ría Polakach dokonane
przez hiderow zow z a pom oz udzielna Zydom , Varsovia, 1981, pp. XLI-XLV. En un caso, fechado el 23 de
junio de 1943, el Piotrkow Trybunalski impuso la pena de muerte al campesino Wladyslaw Rutkowski
y a su esposa, Genowefa Rutkowska, por cobijar a dos judíos en diciembre de 1942, aún cuando no
había pruebas de que la esposa estuviera presente cuando los dos fugitivos, uno de los cuales era
conocido del marido, habían pedido refugio. Los judíos consiguieron escapar durante la inspección
de la casa. La otra causa la vio un tribunal de Rzsezów el 19 de abril de 1944- La acusada, una mujer
de veinticinco años, Stanislawa Korzecka, había ocultado a su prometido judío en 1943. Aunque el
tribunal expresó comprensión por sus motivos, concluyó que la ley sólo admitía la pena de muerte
para su acción.
216 Sentencia de un tribunal alemán (Standgericht) de Biaiystok, 20 de septiembre de 1943, en
la que condena a muerte a dos habitantes de etnia lituana, Hipolit Jaskielewicz y Maria Jaskielewicz
por alojar a judíos. Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 53.004
(Archivos Estatales del Oblast de Grodno, Bielorrusia), Rollo 2, Fondo 1, Opis 1, Carpeta 167, y
apéndice señalando que la sentencia se ejecutó el 16 de octubre de 1943, ibid.
217 Véanse las fotografías en Gilíes P e r r a u l t y Pierre A z e m a, París u n d er the O ccu p atio n , Nueva
York, 1989.
I 158
de carbón desde Auschwitz a Nordhausen a principios de 1945 recuerda que en A le
mania «muchos permanecían en los puentes, a lo largo de la vía, nos veían, sabían lo
que estaba ocurriendo. Ninguna reacción, ni un movimiento humano. Estábamos
solos, abandonados por la gente a la que en otro tiempo habíam os pertenecido»218.
Y la siguiente observación la ofreció Aldo Coradello, ex vicecónsul italiano en Danzig,
sobre un grupo de 50 judíos que parecían «esqueletos» cuando volvían a Stutth of des
pués de un mes de trabajo en Kónigsberg: «¿Acaso la población de Kónigsberg no veía a
estos seres, apenas vivos, mientras iban a la estación de ferrocarril o a su trabajo diario?
¿Acaso la población de Kónigsberg sólo se encogía de hombros y pronunciaba la repe
tida opinión, cuando todo está dicho y hecho, de que éstos sólo eran presos extranje
ros o judíos, de forma que uno quedaba liberado del deber de pensar en ellos y en su
destino?»219.
Claramente, todas las divisiones que existían antes de la guerra entre judíos y no
judíos se agudizaron cuando los vecinos no judíos interiorizaron sus preocupaciones
para preservar la estabilidad material y mental. En este punto, los testigos se distan
ciaron de las víctimas, de tal forma que la proximidad física ya no significaba cercanía
personal.
¿Cuál fue entonces la extensión de la ayuda prestada a los judíos? Si se pregunta qué
porcentaje de la comunidad judía se salvó, es Copenhague la que se lleva la palma, ya
que sobrevivió más del 99 por 100 de la población judía. Por el mismo razonamiento,
Varsovia es casi el opuesto exacto, ya que perdió al 99 por 100 de sus judíos. Desde una
perspectiva que tenga en cuenta sólo un objetivo alemán o una necesidad judía, el pro
blema no se puede expresar de ninguna otra forma. Los resultados deben evaluarse obli
gatoriamente en una gama de dichas fracciones. Sin embargo, si se trata de la capaci
dad o de la voluntad por parte de la población no judía de hacer algo por los judíos
amenazados, la cuestión principal debe enmarcarse en función de la relación entre los
potenciales salvadores y el número de los salvados. En esta ecuación, en un lado del
libro de contabilidad debería situarse el tamaño de la población no judía de una ciudad
y en el otro el número de supervivientes «ilegales». U na vez hecho este cálculo senci
llo, los resultados parecen muy diferentes. Sólo en París podría la cifra de los que sobre
vivieron ilegalmente ascender al 3 por 100 de la mayoría no judía220. En Copenhague y
218 Heinz Galinski en una emisión radiofónica de 1987, citado por Gerhard H o c h , Vori A uschivitz
nach H olstein ,
Hamburgo, 1990, pp. 79-80.
2,9 Notas no fechadas de Aldo Coradello sobre el campo de concentración de Stutthof, en
Jiidisches Historisches Instituí Warschau, F a sc h ism u s-G e tto - M a sse n m o r d , Berlín Oriental, 1961,
pp. 465-466.
220 La población de París en septiembre de 1940 alcanzó un mínimo de 1.700.000 habitaníes,
antes de volvei a aumentar. J. Adler, T h e Je w s o f París a n d ihe F in al Solu tion , cit., p. 6. En octubre
I 159
Varsovia, así com o en A m sterdam , el porcentaje es aproxim adam ente del 1 por 100. En
las ciudades alem anas es aún menor. En toda Bohem ia y M oravia, se ha inform ado que
los judíos que sobrevivieron ocultos fueron 4 2 4 221.
La ayuda ofrecida procedía en parte de instituciones especialm ente escogidas o crea-
das para este propósito por un m ovim iento clandestino, com o en los Países Bajos y en
Polonia. N o es sorprendente que buena parte de la ayuda se destinara a categorías espe-
cíficas de víctim as. Se favorecía a los niños que, si eran suficientem ente m ayores, habla-
han el idiom a de los anfitriones sin inflexiones que revelasen sus orígenes judíos, o cuya
presencia, en caso de descubrim iento, pudiera explicarse con la m ayor facilidad. Entre
los adultos, los parcialm ente judíos y los conversos desde h acía m ucho tiem po al cris
tianism o tenían ven taja.
En m uchos lugares, hubo individuos excepcionales com o M arión Pritchard, que alojó
a niños judíos y m ató a un policía holandés para im pedir que los detuviera222. H ubo tam
bién m om entos excepcionales, en los que alguien dio un aviso a tiem po, com o los secre
tarios de com isarías hicieron en Clerm ont-Ferrand223. Finalm ente, hubo circunstancias
excepcionales, com o ejemplifica en Berlín la m anifestación de m ujeres alem anas que
reclam aban la liberación de sus esposos judíos presos en la R osenstrasse224.
¿Y qué decir de lo opuesto a la ayuda/ ¿Q ué se puede discernir en ese com porta
m iento? Lo opuesto a la voluntad de ayudar y a los sacrificios adjuntos de los rescatado-
res era una disposición a beneficiarse de la desgracia de los judíos y, en el caso de muchos
hombres jóvenes, a unirse a los perpetradores en sus actos223. La forma m ás fácil de apre
cie 1940, había 149.734 judíos censados en el departam ento del .Sena, que incluye París, y a co
mienzos de 1941, la huida hacia el sur redujo su número a 139.979. Serge KLARSFELD, V ichy-Ausch-
w itz, Hamburgo, 1989, p. 26. Desde mayo de 1941, cuando empezaron las detenciones de judíos para
introducirlos en cam pos de internam iento, a julio de 1944, fueron capturados en París unos 40.000.
S. Klarsfeld, ibici., pp. 25, 31, 35, 101, 287, 305-317. D urante este periodo se produjo otro éxodo
judío, pero de un volumen indeterm inado, desde París. U nos 30.000-40.000 judíos vivían aún
abiertam ente en sus casas cuando la ciudad fue liberada. J. Adler, T h e Je w s o f P arís an d the Final
Su lu tion , cit., p. 245, n. 7, y S. Klarsfeld, V ich y-A u sch w itz, cit., p. 306. Eso deja un resto de varias
decenas de miles ocultos.
221 H. G. Adler, T h eresien stadt 1 9 4 1 -1 9 5 2 , cit., p. 15.
22i M arión PRITCHARD, «It cam e to pass in those days», Sh ’rna (27 de abril de 1984), pp. 97-102.
225 John S w e e t s , C h o ices in Vichy F ran ee, Oxford, 1986, p. 132.
224 Véase Nathan S t o e z f u s , Resistance of the H eart, N ueva York, 1996. En general, los maridos y las
esposas no judíos se mantuvieron como cónyuges fieles en los matrimonios mixtos. Véase, sin embargo,
la carta borrador escrita por el alcalde de Mogilev (Felicin) a la Feldkommandantur, 19 de marzo de 1942,
sobre peticiones de divorcio, Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 53.006
(Oblast de Mogilev, Archivos Estatales de Bielorrusia), Rollo 1, Fondo 259, Opis 1, Carpeta 22.
225 Respecto a la composición social de la Schutzm annschaft bielorrusa y ucraniana, véase M ar
tin D e a n , C o llab o ratio n in the H o lo cau st, N ueva York, 2000, pp. 60-77.
I 160
vecharse de la situación era utilizar las oportunidades que resultaban de los despidos o
las arianizaciones, o adquirir los artículos ya confiscados, u ocupar un apartam ento des
pués de que los deportados lo hubieran vaciado. Tales beneficios indirectos se aceptaban
a gran escala, sobre todo cu an do -co m o ocurrió en Berlín o Viena, Bratislava o Sofía—
los judíos fueron expulsados precisam ente para aliviar la escasez de viviendas.
C on m ucha frecuencia, el aprovecham iento pasivo derivaba hacia una form a acti
va. U na ilustración pequeña pero reveladora es la historia de una familia judía de Sighet
que confió dinero en m etálico y joyas a la esposa de un oficial del ejército húngaro.
Cuando la fam ilia se quedó sin fondos y envió a una hija a reclam ar parte, la m ujer h ú n
gara fingió ignorancia, preguntando: «¿qué dinero?»226. Formas m ás abiertas de quedarse
con cosas fueron las observadas por funcionarios que, en los territorios conquistados,
informaban del saqueo por los vecinos locales de las pertenencias o las viviendas que
los judíos habían dejado atrás en R adom , Lvov, Riga, C ern au |i, Salón ica y otras partes.
Un m édico polaco de la ciudad de Szczebrzeszyn anotó en su diario que los cam pesinos
de la zona rural, esperando una inm inente redada, habían llegado con sus carretas y
esperado todo el día el m om ento en que pudieran empezar el saq u eo227.
Todavía m ás activos fueron los voluntarios que se alineaban con los alem anes. En
porcentaje de población de sus países, fueron m ás num erosos en la zona del Báltico,
donde se agruparon en una Sch utzm an nsch aft estacionaria y móvil, y donde m ataron
a los judíos locales antes de pasar a realizar m ayores m atanzas, tanto de judíos depor
tados al Báltico com o de otros residentes fuera de esta área. En París, R om a y otras ciu
dades, las m ilicias y otras bandas realizaban detenciones de judíos y los vigilaban, en
espera del transporte. Pocas fueron las áreas sin dichos colaboradores.
En conjunto, los espectadores locales form aron un m uro hum ano en torno a los ju
díos atrapados por las leyes y los guetos. D uran te la m ayor parte del tiem po, los judíos
dudaron antes de intentar p asar a la clan destin id ad o huir, de dispersarse entre la
población en general. La línea de vigilantes era delgada. El doble gueto de G rodn o e sta
ba vigilado por la «m ayor parte» de una com pañía de policía228. Para el recientem ente
226 H edi F r i e d , F ragm en ts o f a Life, Londres, 1990, pp. 59, 60 y 62. C uando en vísperas de las
deportaciones se entregaron efectos personales a conocidos cristianos, la reacción de algunos de los
receptores fue compleja. V éase un estudio de tales despedidas en M arburgo realizado por John K.
D i c k in s o n , G e rm á n a n d Je w , Chicago, 2001, pp. 293-309.
227 Jan Thom as G r o s s , «Two Memoirs from the Edge of D estruction», en Robert M oses Shapiro
(ed.), H o ío c a u st C hronicles, N ueva York, 1999, pp. 226-227. Gross cita del diario del Dr. Zygmunt
Klukovvski, entrada correspondiente al 13 de abril de 1942.
223 Informe del Batallón 91 de la Policía de Reserva referente al periodo comprendido entre el 10
de enero y el 9 de febrero de 1942, respecto al despliegue de la Com pañía Primera, Archivos del U. S.
Hoíocaust M emorial Museum, Grupo de Registro 53.004 (Archivos Estatales de Bielorrusia, O blast
de Grodno), Rollo 6, Fondo 12, Opis 1, C arpeta 5.
I 161
sellado gueto de L ód z, con sus 164-000 habitantes, bastaba con un contingente diario
de unos 200 policías229; y durante los años de existencia del gueto, los observadores ale
m anes no dispusieron de una lista de sus h ab itan tes2iC. C asi en todas partes, las barre
ras eran sin em bargo grandes. E scapar significaba arriesgarse a la denun cia o a la extor
sión. C u alquiera podía ser peligroso y la ayuda era incierta. C u an d o las deportaciones
engulleron a los judíos de G alitzia, en el otoño de 1942, la Policía del O rden alemana
señaló que m uchos judíos habían huido de los guetos de Drohobycz, Boryslaw, Sambor
y Stry en vísperas de las inm inentes redadas. Los judíos de Stry estab an ocultos en apar
tam entos polacos y ucranianos. U n a sem ana después, sin em bargo, un núm ero signifi
cativo de huidos de los dos guetos, que aparentem ente no encon traron refugio, estaban
ya volviendo, sólo para descubrir que habían caído en la tram pa de la policía que los
esperaba231.
En una Europa que incluía a alem anes y lituanos adem ás de italianos y daneses,
había una variedad de naciones, cad a una con una diversidad de gentes, pero el patrón
dom inante en la m ayoría de estas regiones fue inconfundible. Los judíos habían sido
señalados, y una vez etiquetados la línea de separación era indeleble.
229 jefe de la Policía del O rden (firmado von Bom hard), Informe de Situación, 31 de mayo de
1940, T 501, Rollo 37.
230 Informe del Dr. H orn (contable de la W V H A ) a Pohl, 24 de enero de 1944; N O - 5 19.
231 Informes del comandante de la Q uinta Compañía, Regimiento de Policía 24 (capitán Lederer) al
comandante de la Policía del Orden en Galitzia (teniente coronel Soosten), 19 y 25 de octubre de 1942,
Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 11.001 (Centro para la Conserva
ción de Colecciones D ocum entales, M oscú), Rollo 82, Fondo 1323, O pis 2, C arpeta 292b. Los retor
nados, sin recursos y enfrentados a la inanición, tam poco fueron raros en Szczebrzesyn. A quellos que
se unieron o formaron bandas, robando a los cam pesinos, levantaban la ira de la población polaca.
Zygmunt K lu k o w sk i , D iary from the Years o f O ccu patin n , ¡939-1 9 4 4 , U rbana, Illinois, 1993, entradas
correspondientes al 18, 20, 22 de noviembre de 1942, pp. 2 2 5 - 2 2 7 . La edición estadounidense del
diario está algo resumida.
I 162
XI Consecuencias
La destrucción de los judíos europeos supuso una gran conm oción, y su im pacto lo
sintieron en prim er lugar la com unidad judía, después A lem an ia, y finalm ente tam bién
aquellos situados fuera del espacio destructivo y que la vieron llegar e irse.
Para los judíos, las con secuen cias fueron generalizadas. Físicam ente, las dim ensio
nes de la población judía, su distribución e incluso su carácter experim entaron un cam
bio perm anente. Las estadísticas incluidas en el cuadro 11.1 revelan en un esbozo apro
ximado lo que sucedió: la com unidad judía m undial perdió un tercio de sus m iem bros.
Sufrió el mayor descen so de todos los tiem pos, desde m ás de 16 m illones de personas
hasta aproxim adam ente 11 m illones. La con cen tración geográfica de la pérdida pobla-
cional alteró la distribución de los judíos. A n tes del ascen so del régim en nazi, el grue
so de la población, la riqueza y el poder judíos se con cen traban en Europa. C u an do
Alemania fue aplastada, casi la m itad de los judíos del m undo vivían en E stados U n i
dos, y la mayoría de la riqueza judía se localizaba allí. A partir de entonces, tam bién se
encontrarían en ese país las voces decisivas para los asuntos judíos m undiales. Fin al
mente, los judíos residentes en el m undo m usulm án, un núm ero relativam ente eleva
do, que se m antuvieron inertes y olvidados durante siglos, han sido atraídos al centro
de la vida judía. Sus tasas de n atalid ad m ás elevadas han supuesto un factor im portan
te de crecim iento de la población judía después de la guerra. Pero esta com unidad no
podía com pensar la pérdida. 50 años después del final de la catástrofe, los judíos del
mundo, enfrentados al final de su propio crecim iento, ascen dían a 13 m illon es1.
Dado que la destrucción de los judíos se efectuó en sangre, el aspecto alterado de la
comunidad judía es su con secuen cia m ás llam ativa. Irónicam ente, la catástrofe afectó
1 U. O. Schmelz y Sergio DellaPergola en A m e rican Jew ish Year B ook , 1996, p. 437.
I 163
C u a d ro 11.1. L a pérdida de p ob lación ju d ía , 1 9 3 9 -1 9 4 5
1939 1945
Nota: las estadísticas de 1939 se refieren a las fronteras de preguerra, y para 1945 se han tomado las fron
teras posteriores a la conflagración. La cifra de 80.000 correspondiente a Alemania incluye a 60.000 per
sonas desplazadas. El cálculo de 2.500.000 para la U RSS comprende unos 300.000 refugiados, deportados
y supervivientes de territorios de nueva adquisición.
Se pueden encontrar otras recopilaciones en Report o} the A nglo-A m erican Com mittee o f Enquiry Regarding
the Problems of European Jew ry and Palestine, Londres, 1946, Cmd. 6808, pp. 58-59; Institute of Jewish
Affairs, «Statistics of Jewish Casualties during Axis Domination», mimeografiado, Nueva York, 1945, Ame
rican Jewish Committee, AmericanJeu/ish Year Book 48 (1946-1947), Nueva York, pp. 606-609; 50 (1948-1949),
p. 697; 51 (1950), pp. 246-247.
1164
Si la extensión de la pérdida judía se sintió inm ediatam ente, la form a en la que se
produjo tuvo efectos perturbadores durante años. Los judíos no estaban preparados
para los acontecim ientos que tuvieron lugar entre 1933 y 1945, y cuan do lo m enos es
perado se convirtió en verdad abrum adora, provocó una profunda transform ación en
las actitudes y en la m entalidad judías.
Durante la Segunda Guerra M undial, los judíos adoptaron com o suya la causa de los
Aliados. A huyentaron m uchas ideas sobre su propio desastre, y ayudaron a conseguir la
victoria final. Las potencias aliadas, sin embargo, no pensaron en los judíos. Las naciones
aliadas que lucharon contra A lem ania no lo hicieron para ayudar a las víctim as judías.
Los judíos de Europa no tenían aliados. En su hora m ás dura, la com unidad judía per
maneció sola, y la percepción de ese aban don o horrorizó a los dirigentes judíos de todo
el mundo.
En Estados U nidos, las principales organizaciones judías se habían unido en 1943
para formar la C onferencia Ju d ía Estadounidense (American Jewish Conference), que
pronto se convirtió en foro para m uchas voces decepcionadas. En la segunda sesión
celebrada en N u ev a York el 3-5 de diciem bre de 1944, el Dr. Joseph Tenenbaum , del
Congreso Judío Estadounidense (American Jewish Congress) hizo los siguientes com en
tarios:
La tercera sesión de la C on feren cia Ju d ía estuvo dom inda por el tem a de la d ecep
ción. U n ponente tras otro se levantó para explicar que los judíos habían sido ab an d o
nados, olvidados, dejados solos, traicionados. El profesor H ayim Finem an, del Bloque
Sionista Laborista tenía esto que decir:
En térm inos de estadísticas co m parad as, el núm ero de judíos destruidos en lo que era
la Europa de H itler equivale a veintidós veces el núm ero de estadou n iden ses caídos en
tional Patterns», en Lionel Kochan (ed.), The Jew s in Soviet Russia since 1917, Londres, 1970, pp. 125-158,
especialmente pp. 143-145. V éase también Zvi G r i l i c h e s , «Erosion in the Soviet U nion», N e a r E a st
Repon 17 (25 de julio de 1973), p. 118; Roberto B a c h i , «Population Trens o f World Jewry», Institu
to de Judaism o Contem poráneo, Universidad Hebrea, Jerusalén, 1976.
4 Com entarios literales de Tenenbaum en A lexander S. KOHAN'SKI (ed.), T h e A m e rican Jew ish
Conference, Proceedings o f the Seco n d Session, D ecem b er 3-5, 1 9 4 4 , N ueva York, 1945, p. 71.
I 165
batalla. Lo que hace que la situación resulte tan horripilante es que esta tragedia no ha
sido inevitable. M uch os de los que h an m uerto podrían estar vivos si n o hubiera sido por
la negativa y los retrasos de n uestro propio D ep artam en to de Estado, de la Cruz Roja
Internacional, del C on sejo de R efugiados de G u erra [W a r R efu gee B o a r d ], y de otros or
ganism os a la hora de tom ar m edidas in m ediatas5.
Señ oras y caballeros: m e doy cu en ta de que vivim os en un m undo cínico. Soy cons
ciente de que la hum anidad está acostum brada a la brutalidad. [Pero] n u n ca habría creído
que el m undo civilizado del siglo XX pudiera perm anecer tan im pasible m ientras la pobla
ción ju día de Europa era diezm ada. M e veo obligado a creer que esto se debió sólo a que
estas cosas les ocurrían a judíos, y n o a otros6.
D e esa forma, en un discurso tras otro se puede percibir el tem a de que los dirigen
tes aliados no sólo se habían m ostrado insensibles, sino que habían reservado su insen
sibilidad para los judíos. Esta acusación reflejaba una ansiedad profundam ente asentada
en las filas judías. Era el tem or no verbalizado a que secretam ente los A liados aprobaran
lo que los alem anes habían h echo y que, si se dieran las circunstancias apropiadas, ellos
podrían repetir el experim ento7.
Si había un sutil problem a para definir la relación de los judíos con los países alia
dos tras el com pleto abandono de las víctim as a su destino, había incluso m ás dificul
tades para aceptar a A lem ania, la causan te del desastre, ahora rota en pedazos. Toda la
com unidad judía sabía la verdad básica de que lo ocurrido no era m eram ente la ani
quilación de cinco m illones de personas coincidentem ente judías, sino una m atanza de
judíos que había ascendido a cinco m illones. Los vivos sabían que los judíos de Europa
habían sido llevados a la m uerte deliberadam ente, que m ujeres, m uch ach as y niños
habían m uerto com o ganado.
Por inaudito que haya sido ese hecho, no se exigió venganza. Figuras solitarias como
el secretario del Tesoro M orgenthau, el asesor presidencial Bernard Baruch o el colum-
I 166
ñisca W alter W inchell libraron una batalla perdida contra el naciente rapprochement8,
pero estaban solos. El patrón predom inante se basó en la m áxim a durante tanto tiem-
po establecida de que los judíos, para estar seguros, no podían actuar com o si se pudie-
ra utilizar sin límite la «buena volu n tad» de los países en los que vivían. En 1945, las
organizaciones y las personalidades públicas judías se esforzaron por representar a las
sociedades de las que form aban parte. C om o estadounidenses, tenían que ver a A le
mania con «ojos estadoun iden ses», rechazando cualquier im putación de culpa colecti-
va alem ana, resaltando que había alem anes buenos y alem anes m alos9, evitando recitar
los «horrores n azis»10 o incluso explican do el nazism o com o un fenóm eno psiquiátri
co 11. En la nueva H ungría com unista, el órgano de noticias de la com unidad judía de
Budapest, Uj Elet, advirtió de que en la sociedad m oderna no había naciones culpables,
sólo clases culpables y clases d om in an tes12.
El com edim iento que la com unidad judía m ostraba h acia A lem an ia fue sustituido,
al menos entre los judíos del m undo occiden tal, por actos de m ilitancia en nom bre de
Israel. La reacción de hostilidad desplazada no es infrecuente en los anales del co m
portam iento individual y de m asas. En este caso era prácticam en te inevitable. Israel es
el gran con suelo de los judíos. Es un enorm e logro de «en m ien d a», uno de los m ayo
res de la historia. M ien tras tod avía estab an m atan d o a los judíos de Europa, los d ele
gados de la prim era sesión de la C on feren cia Ju d ía E stadou n iden se estab an cen tran do
su atención en el futuro país. Su s pensam ien tos los expresaron en cierta m edida en un
discurso pron unciado por el Dr. Israel G oldstein , de los Sion istas G en erales [G eneral
Sionists], durante el sim posio de rescate: «D e todos n uestros ríos de lágrim as y n u e s
tros océan os de sangre, de nuestras vidas rotas y nuestros h ogares d evastados, de todas
s Véase el libro de M orgenthau, G erm an y Is O u r Problem , N ueva York y Londres, 1945. Sobre
Baruch, véase su testimonio ante la Com isión de A suntos M ilitares del Sen ado estadounidense, en
las vistas sobre la eliminación de los recursos bélicos alemanes, 79.° Congreso, 1.a sesión, 1945, pt. 1,
pp. 1-28. También algunas organizaciones se dedicaron a actividades de recordatorio y advertencia.
La principal de ellas fue la Sociedad para la Prevención de la Tercera Guerra M undial [Society fo r the
Prevención o f W orld W ar III], Los veteranos de guerra judíos, el Congreso Judío Estadounidense, y la
Liga A ntidifam ación [A n tu D e fa m a tio n L e a g u e j se limitaron en conjunto a manifestarse contra la lle
gada de artistas alemanes, etcétera.
9 Joseph D u n n e r , «A ppeal to R eason», C o n g ress Weekly (28 de enero de 1952), pp. 5-7. Véase
también una descripción de los buenos y los malos judíos presentada por D avid R lE S M A N , «The “Mili-
tant” Fight against A nti-Sem itism », C om m en tary (enero de 1951), pp. 12-13.
10 Introducción de Sam uel Flowerman en Paul M a s s in u , R e h earsal fo r D estruction , N ueva York,
1949.
11 Conferencia N acional de Cristianos y Judíos de Estados Unidos, C o n feren ce (primavera de
1949), p. 5, citando al Dr. D avid Levy, profesor de psiquiatría clínica de la Universidad de Colum bia.
12 Editorial de U j E let, Budapest, 20 de octubre de 1949, citado por Eugene D u s c h i n s k y , «H un-
gary», en Peter Meyer et a l , T h e Je w s in the Soviet Satellites, Syracuse, N ueva York, 1953, pp. 468-469.
I 167
nuestras sinagogas destruidas y nuestros pergam inos profanados, de todos nuestros
jóven es asesin ados y nuestras jóven es expoliadas, de toda nuestra agonía y de todo el
m artirio de estos años negros, nos consolarem os en Eretz Israel, restab lecida com o una
república judía, la tierra de nuestro am anecer, y en cad a lugar en el que m oran los
m iem bros dispersos de Israel, n acerá el sol de la libertad», e tc .13. D e ahí surgió una
enorm e con cen tración de furia con tra Inglaterra y, en m enor m edida, contra los paí-
ses árabes después de la guerra. En los años 1945 a 1949, Inglaterra fue el principal
enem igo de los judíos. Los ingleses, y los árabes, ocuparon esta posición porque, en el
in ten to de frustrar el establecim ien to de un país judío, estab an reabriendo las heridas
que sólo Israel podía curar.
Significativam ente, la creación del E stado de Israel tuvo com o resultado el desarro
llo de condiciones bajo las cuales los judíos podían expresarse en m ayor núm ero y en
térm inos m ucho m ás duros com o enem igos de A lem an ia. A l m enos durante un tiem
po, Israel se m antuvo alejado de A lem ania. N o se intercam biaron representantes diplo
m ático s14. A los alem anes no les resultaba fácil visitar Israel, y el uso del alem án así
com o la interpretación de m úsica alem an a estaban prohibidos allí13.
En la com unidad judía, surgieron al principio cuestiones sobre las reaccion es de los
judíos de países occiden tales hacia las víctim as destruidas en las cám aras de gas. En el
transcurso de los siglos, la dispersión de los judíos había tenido una utilidad funcional:
siempre que en alguna parte se veía atacad a la com unidad judía, dependía de la ayuda
de otros judíos. En el periodo del régim en nazi, esta ayuda no llegó. A partir de enton
ces, algunos de los que habían sufrido directam ente no podían reflexionar profunda
m ente sobre su destino sin llegar a la conclusión de que los de fuera no habían hecho
todo lo posible. «E stab an fuera -escribió el Dr. Rezso K asztn er- y nosotros dentro. No
estaban inm ediatam ente afectados; nosotros éram os las víctim as. Ellos m oralizaban, y
nosotros tem íam os la m uerte. Ellos sentían sim patía por nosotros, y se consideraban
im potentes. N osotros queríam os vivir y creíam os que el rescate tenía que ser p osib le.»16
13 Alexander S. K ü HANSKI (ed.), T h e A m e rican Jew ish Cxmference - Its O rgan ization an d Proceedings
o f the F irst Session , A u g u st 2 9 to Septem ber 2, 1 9 4 3 , N ueva York, ] 944, pp. 80-81.
14 U na misión israelí fue enviada a A lem ania O ccidental con el propósito de seleccionar las mer
cancías que debían enviarse a Israel a modo de reparaciones. Israel no recibió a ninguna misión ale
mana. La actitud israelí hacia A lem ania en las organizaciones internacionales la resume un grupo de
estudio de la U niversidad H ebrea de jerusalén en Israel an d the U n ited N atio ris, N u eva York, 1956,
pp. 176 y 198.
15 «Israel Backs Ban on U se o f the Germ án Language», T h e N e w York Tim es (2 de enero de 1951),
p. 4; «Israel Philharmonic Drops “Eulenspiegel”», ibid., 9 de diciembre de 1952, p. 42.
16 Dr. Rezso Kasztner (Rudolf Kastner), «D er Bericht des jüdischen Rettungskom itees aus Buda
pest 1942-1945» (mimeografiado), pp. 88-89. En marzo de 1957, Kastner fue asesinado en Tel Aviv
por sus actividades en Budapest. Gershon S w e t , «Rudolph Kastners Ermordung», A u fb a u , N ueva York,
1168
A la catástrofe judía se asistió con una doble parálisis: los judíos de dentro no podían
escapar, los judíos de fuera no podían entrar.
Con el paso del tiem po, la respuesta de toda la com unidad judía a su pérdida m asi
va se convirtió en un problem a dom inante. A l com ienzo se produjeron pocos h om ena
jes. N o se celebraron cerem onias especiales, y no se hicieron m uchos esfuerzos por
registrar el significado de Auschwitz y Treblinka. Poco a poco, se recogieron algunos
documentos y se escribieron algunos libros, y tras aproxim adam ente dos décadas, se dio
un nombre a la aniquilación de los judíos: el H o lo cau sto 17.
En Estados Unidos, estos comienzos dispersos se convirtieron en una verdadera efusión
de actividad en la segunda m itad de la década de los setenta. Se presentaron programas de
televisión, se organizaron congresos, se com pusieron plegarias y se dictaron cursos. Por
orden ejecutiva, se creó en 1978 la Com isión del Presidente sobre el H olocausto [Presi-
dent’s C ommission on the Holocaust], y este organism o asesor se transform ó m ediante ley
del Congreso en el C o n sejo Estadounidense en M em oria del H olocau sto [United States
Holocaust Memorial Council] encargado de crear un m useo y establecer program as de
investigación y en señ an za18. El principal ím petu dado al brote de recuerdos procedió
de los supervivientes, para quienes la conservación y propagación de los conocim ientos
sobre el tem a se convirtió en un interés absorbente. A n im an do a aquellos que querían
contar estaban aquellos que querían que les contasen, especialm ente los m iem bros de
las nuevas generaciones, la m ayoría n acidos después de la guerra. E sta evolución fue
acompañada, ciertam ente, por las reservas expresadas por aquellos segm entos de la com u
nidad judía que consideraban que las preocupaciones y los estudios sobre el H olocausto
estaban sustituyendo la aten ción tradicional prestada a tres mil años de historia judía y,
con ireuencia, haciéndola desap arecer19.
Bajo la superficie de los proyectos de hom enaje, el H olocau sto estab a invadiendo el
propio centro de la conciencia judía, m odelando y definiendo al judío posterior al H o lo
22 de marzo de 1957, pp. 1 y 4- La crítica, y mucho menos la violencia, contra los dirigentes super
vivientes fue rara.
11 Véase Gerd K o r m a n , «The H olocaust in A m erican H istorical Writing», Societas 2 (1972),
pp. 251-270, en pp. 259-262. Varios institutos dedicaron su atención al tema, notablem ente el YIVO
Institute de la ciudad de N ueva York, el ('entre de D ocum entation Juive Contem poraine de París, y
el Yad Vashem de Jerusalén. Este último es una autoridad de homenaje oficial. V éase la Ley de R e
cuerdo [Yad Vashem] a los Mártires y a los Héroes, 1953, Sefer H a-C Jiu k k im 132 (28 de agosto de 1953),
p. 144.
18 Orden Ejecutiva 12093, de 1 de noviembre de 1978, F ederal Register, vol. 43, p. 51377. O rden
Ejecutiva 12169 de 26 de octubre de 1979, Federal Register, vol. 44, p. 62277. Ley Pública 96-388, 7
de octubre de 1980, 94 Stat 1549, 36 U S C 1401-8.
19 Robert A L T E R , «Deform ations of the H olocaust», G om m en tary (febrero de 1981), pp. 48-54.
Jacob N e i j s n f . r , Stran g er a t H om e, Chicago, 1981, pp. 61-96, especialm ente p. 8 1.
I 169
causto. La antigua com unidad religiosa, todavía existente con su rabinato y sus sinago
gas, se estaba transform ando en una com unidad de destino en la que judío era cual
quiera que, de haber vivido en 1942, hubiera sido candidato a morir en la cám ara de
gas. Pero, si el principio de N urem berg podía de esa form a subsistir en una autodefini-
ción no religiosa, tam bién debilitó la actitud asim ilacionista de preguerra. El judío pos
terior a 1945 rara vez se convertía en m arrano [sic] político o social. N o se disculpaba
por su existencia, com o W alther R ath en au había hecho cu an do pidió a los judíos de
A lem ania que aban don aran las peculiaridades que con servaban aún 20, y si tenía hijos
m edio judíos, no era probable que los introdujera en la fe cristiana por m or de sus pers
pectivas vitales, o preocupado por su seguridad física21.
Las reacciones alem anas al proceso de destrucción, una vez ocurridos los hechos,
apenas fueron m enos com plejas. En cierto sentido siguieron una ten dencia exactam en
te opuesta de identificación con el H olocau sto seguida por los judíos: el objetivo ale
m án era la disociación. D e todos los térm inos usados en los años de posguerra para des
cribir las acciones del régim en nazi, la m ás reveladora es la referencia generalizada al
«pasado » (Vergangenheit)22. Engloba los sucesos, d escon ectán dolos del presente.
D urante varias décadas, los recuerdos de la presencia judía en A lem an ia apenas
salieron a la luz. El observador casual podía fácilm ente suponer que h acía siglos que los
judíos no vivían en A lem an ia. Los terrenos en los que en otro tiem po se habían levan
tado las sinagogas les fueron com prados a las com unidades judías ya en tiem pos de los
nazis, y en el transcurso de la posterior recon strucción se germ anizaron visualm ente. En
Viena, donde hay placas que proclam an la im portancia histórica de m uchos edificios,
dos pequeñ as casas en las que se había con cen trado a los judíos antes de deportarlos
perm anecían sin identificación. En A lem an ia, los cem enterios judíos fueron repetida
m ente saqueados en los prim eros años de la posguerra23.
cretamente para evitar un innecesario debate público». H ans W a l l e n b h r g , R eport on D e m o cratic Iris-
titutions in G erm an y , N ueva York, 1956, p. 52. M ucho después, los judíos muertos aparecieron en
chistes sobre Auschwitz y las cenizas. V éase A lan ÜUNDES y T h o m a s H a u s c h i i .D, «Auschwitz Jokes»,
Western Folklore 42 (1983), pp. 249-260.
24 «Wie viele Juden wurden wirklich ermordet? 6-M illionen-Lüge endgültig zusammengebro-
chen», D eutsch e N atio n aU Z eitu n g und Sold aten -Z eitu n g (3 de marzo de 1967), p. 1.
25 Jack R a y m o n d , «Bonn Dclay Seen on Claim Payment», T h e N ew York Tim es (14 de octubre
de 1951), p. 29. En Austria se creía que había representantes judíos sobre el terreno acechando en
todas las oficinas de ocupación estadounidenses. C uando el A lto Com isionado en Viena, Donnelly,
se negó en una reunión del C onsejo de Control A liado a conceder la aprobación incondicional a una
medida de amnistía austríaca que beneficiaría a los que habían sido nazis en tiempo de guerra, basán
dose en que el gobierno austriaco estaba proponiendo exonerar a los ex nazis en lugar de dar consi
deración a las víctim as del nazismo, el presidente del Partido Popular y posteriormente canciller aus
triaco, Julius Raab, recurrió a atacar a «ciertos em igrantes» que trabajan en la oficina del A lto
Comisionado. John M acCorm ac, «Vienna is Critical of U. S. “Em igrants” », T h e N e w York T im es (8 de
junio de 1952), p. 14- N o había ninguno de tales «emigrantes» trabajando en la oficina del A lto C om i
sionado. «Es geht schon wieder los in W ien», A u fb a u (13 de junio de 1952), N ueva York, p. 4; «Die
Wiener Hetze gegen “U S-Em igranten” », ibid. (20 de junio de 1952), p. 9.
Respecto a las acusaciones de crímenes rituales, véase «Ritualm ordschwindel in M emm ingen»,
ibid. (1 de abril de 1949), p. 3; «Ritualm ordschwindel in M ünchen», ibid. (9 de septiembre de 1949),
p. 7; S. W iesenthal, «Tiroler Ritualmord-M archen - und die Kirche ándert nichts daran», ibid. (11 de
mayo de 1950), p. 40; «Tiroler Ritualm ord-Spiele - N e u e Kontroverse um den B ischof Rusch», ibid.,
junio de 1955, p. 5. Sobre las leyendas de crímenes rituales en Hungría, véase Ferenc N agy, T h e
Stm ggle behind the Iron C u rta in , N ueva York, 1948, pp. 246-248; Eugene Duschinsky, «H ungary», en
P Meyer et a l., T h e Je w s in the Soviet Satellites, cit., pp. 419-420, 425.
Sobre las acusaciones de parasitismo, véase «D er Skandal von M ünchen: Antisem itism us wird
erlaubt - A u f Juden wird geschoBen», A u fb a u (19 de agosto de 1949), N ueva York, pp. 1-2. La acusa
ción la expresa también el dramaturgo Rainer Werner Fassbinder en «D er Müll, die Stadt und der Tod»
(una traslación de los antiguos temas de J u d S ü ss a un m arco moderno), Stü cke 3 , Fráncfort del Meno,
1976, pp. 91-128. El editor de esta obra fue Suhrkam p Verlag.
I 171
DR. SEIDL: iH a p articip ad o u sted en la an iqu ilación de los judíos?
FRANK: D igo que «sí», y la razón por la que digo que «sí» es que, h ab ien d o vivido los
cin co m eses de este juicio, y especialm en te después de haber oído el testim onio del tes
tigo H oess, mi co n cien cia n o m e perm ite arrojar la responsabilidad exclusivam en te sobre
estos p erson ajes m enores. Personalm ente, n u n ca he in stalad o un cam po de exterm ina
ción para judíos, y nun ca he prom ovido la ex isten cia de tales cam pos; pero si A d o lf Hider
im puso p ersonalm ente esa terrible resp on sab ilidad a su pueblo, en ton ces tam bién es mía,
porque hem os lu ch ado co n tra los ju díos du ran te añ os; y hem os em itido las m ás horribles
expresion es, mi propio diario sirve de testigo en mi con tra. Por consigu ien te, n o tengo
sino el deber de respond er a su p regu n ta co n un «sí». T ranscurrirán m il años y todavía
n o se habrá borrado esta cu lpa de A le m a n ia ’6.
Para Frank, la destrucción de los judíos era un acto de proporciones históricas m un
diales, y claram ente se consideraba uno de los principales participantes en este acto.
Pero si le pedían que respondiera por esa participación, A lem an ia entera tendría que
com partir su culpa.
El reto que Frank había lanzado al tribunal podía am pliarse aún m ás. D e hecho, un
teólogo alem án lo intentaría. A finales de 1945, una serie de eclesiásticos luteranos se
reunieron en Stu ttgart y em itieron un a declaración que dccía en parte lo siguiente:
Entre los firm antes de esta declaración había dignatarios eclesiásticos com o Wurm,
N iem óller y A sm ussen. C u an d o la Iglesia católica se opuso a la form ulación de la culpa,
A sm u ssen explicó que com prendía la objeción en el sentido de que
nadie puede so sten er que la cu lpa que A d o lf H itler y sus tribunos h an carg ad o sobre
sus hom bros pueda cobrarse a tod o el pueblo alem án . N in g ú n tribunal internacional
tiene derech o an te D ios y ante los hom bres a h acer algo similar. E n lo que a eso respec
ta, no se puede h ab lar de cu lpa co lectiva.
I 172
C o n gran h in cap ié deb em os resaltar, sin em b argo, el d erech o de D ios a persegu ir
esas co n e x io n es se cre tas que v in cu lan la cu lpa de H itler y la m ía. S i el peligro de m a
len ten d id o n o fuera tan gran d e, d eb ería añ ad ir que D io s está en p osición , y en m i o p i
nión en d isp osició n , de arro jar luz sobre esa s co n e x io n es qu e re lac io n an los ase sin a to s
de H ein rich H im m ler con la a ctitu d de un c iu d a d a n o estad o u n id e n se co m ú n . Porque
no p u ed e h ab er d u d a sobre esto: au n qu e c a d a h om b re es resp on sable d e sus p ropios
acto s, ta n cierto co m o qu e la h u m an id ad es u na so la especie es la certid u m b re de que
esta cu lp a e stá a n c lad a p ara siem pre en to d a la h u m an id ad . En A d á n hem os m u erto
to d o s27.
11 Dr. H ans A s m u s s e n , «Die Stuttgarter Erklárung», D ie W andlung, Heidelberg, 1948, pp. 17-27.
2f Sobre Bitburg, véase Geoffrey H a r t m a n (ed.), Bitb u rg in M o r a l an d Pulitical Perspective, Bloo-
mington, Indiana, 1986.
I 173
bles». El secretario intentó cam biar el itinerario del presidente estadoun iden se, pero
el canciller Kohl insistió, prim ero escribiendo a R eagan y después telefoneándole. En
la llam ada, Kohl afirmó que su gobierno caería si el presidente no hacía la visita. Ese día,
Elie W iesel, el superviviente que presidía el U. S. H o lo cau st M em orial C oun cil, pidió
públicam ente al presidente que no fuera a ese lugar. Kohl se im puso, pero a un precio29.
Para el m undo, el «pasado» se reveló por un m om ento m ás fulgurantem ente que antes.
En la propia A lem ania, el episodio produjo consternación y confusión, pero sólo duran
te un tiempo.
La generación de los perpetradores estaba m uriendo. M ientras estos contem porá
neos de la era nazi ocupaban cargos influyentes, m ientras cam inaban por las calles, el
debate se m antuvo silenciado. Pero la vieja m entalidad, con toda la racionalización del
régimen nazi, estaba saliendo de escen a30. H abía llegado el m om ento de expulsar viejos
tabúes, de investigar, escribir, publicar y reflexionarM. Cincuenta años después del fin de la
guerra, los alem anes se estab an liberando.
L a coalición aliada luchó la Segu n d a G u erra M undial porque las potencias del Eje
la habían retado y obligado a batirse en retirada. El principal objetivo de los Aliados
era reconquistar el terreno perdido y gan ar la contienda. Todo lo dem ás era secunda
rio. Su esfuerzo por salir victoriosos no incluía el objetivo de destruir a ningún seg
m ento de la población alem ana ni el plan de salvar a ninguna parte de las víctim as de
A lem an ia. El castigo im puesto después de la guerra a los perpetradores fue en gran
m edida con secuen cia de la reflexión posterior. La liberación de los supervivientes fue
casi por com pleto un subproducto de la victoria. Los aliados podían arm onizar su es
fuerzo bélico con todo tipo de denuncias contra los alem anes, pero no estab an dis
puestos a desviarse de los objetivos m ilitares para liberar a los judíos. En ese sentido, la
liberación de los judíos se presentó com o un problem a que los A liados no pudieron re
solver eficazm ente.
D urante la guerra, el rescate de la com unidad judía m oribunda interfería con la doc
trina de que lo prim ero era la victoria. Tras la guerra, las rectificaciones a favor de la co
m unidad judía entraban en conflicto con los intentos tanto en el este com o en el oeste
de cortejar a la esfera de poder de la A lem ania ocupada. En consecuencia, surgió desde
el comienzo una am bigüedad en la posición aliada. Las condenas a la persecución, la pro
paganda de liberación y las expresiones de sim patía hacia los judíos oprimidos estuvieron
29 George R S h u e t z , Turm oil an d Trium ph, N ueva York, 1993, pp. 539-560.
30 V éase G erda L e d e r e r , «Wie antisemitisch sind die D eutschen?», en Christine Kulke y Cerda
Lederer (eds.), D e r gew óhnliche A n tisem itism u s, Paffenseile, 1994, pp. 19-39, especialm ente los datos
de investigación que indican la respuestas antisem itas correlacionadas con la edad, en p. 29.
31 V éase Walter H. P f.HEE, «Verschweigen oder publizieren/», M a g a z in fü r L ite ratu r u n d Politk
(abril de 1995), pp. 21-36.
I 174
plagadas de reservas que preservaban los intereses m ás básicos de los A liados. Estas re-
servas fueron responsables de la ceguera funcional que afligió a los A liados durante los
momentos decisivos de la catástrofe judía.
El patrón represivo se m an ifestaba principalm ente en una n egativa a recon ocer el
carácter especial de la acción alem an a o la iden tidad especial de las víctim as judías.
Ejemplos del oscurecim ien to del proceso de destrucción alem án son los periodos de
silencio total, que abarcan particularm en te 1941 y 1942; la posterior generalidad del
lenguaje, tal com o el profuso pero exclusivo em pleo en la D eclaración de M oscú, rea-
lizada por las tres potencias, de térm inos descriptivos del orden de «b rutalidades»,
«atrocidades», «m asacres», «ejecu cion es en m asa» y «crím enes m on stru o so s»32; la
constante in sisten cia de la bibliografía y de los discursos en los «cam pos de co n cen
tración», a m enudo incluyendo la ejem plificación de D ach au y Buchenw ald, pero
raramente h acien do m ención alguna de A uschw itz, y m uch o m enos de cam pos tan
lejanos com o Treblinka, Sobibór y B elzec; la ten dencia de las declaracion es públicas a
relacionar el destino judío con el de otros pueblos, tales com o la referencia en una
declaración del presidente R oosevelt a «la deportación de los judíos para m orir en
Polonia o de los noruegos y franceses para m orir en A le m a n ia »33; y finalm ente la invo-
cación que los abogados hicieron de la doctrina del «acto de E stado» para dem ostrar
que al m enos parte de las m edidas alem an as con tra los judíos no con stituían n ad a
especial; eran «actos de gobierno» llevados a cabo por las «autoridades del E stad o ale-
m án»34 o, com o m ucho, una «persecución gubern am en tal [...] a tenor del derecho
municipal de otro E sta d o »3’ .
Estrecham ente ligada con la obliteración del proceso de destrucción alem án está la
desaparición de las víctim as judías. En un caso, la fase de aniquilación no se reconoce
plenamente; en el otro desciende sobre un grupo anónim o de personas. La m enciona-
da D eclaración de M oscú, que presenta una clara im pronta de la m ano de C hurchill y
que tam bién lleva las firmas de R oosevelt y Stalin, consiguió om itir cualquier referen-
cia al desastre judío. Este docum ento, red actad o en octubre de 1943, contiene la adver -
tencia pública de que «los alem anes que tom en parte en el am etrallam iento general de
32 D eclaración firm ada por R oosevelt, C hurchill y Stalin, en tregada a la prensa por el D ep ar
tamento de Estado, 1 de noviem bre de 1943, en informe del juez Jack son al presidente sobre la
International C o n fe re n c e on M ilitary T riáis, Publicación 3 0 80 del D epartam en to de E stado, 1949,
pp. 1 1 - 1 2 .
33 D eclaración presidencial entregada a la prensa por la C asa Blanca, 24 de marzo de 1944, ibid.,
pp. 1 2 - 1 3 .
34 Juez Jackson en In ternational C on feren ce on M ilitary T riáis, cit., p. 333.
31 Juez Leam ed H and en Bernstein v. Van Heygen Freres Societe Anonyme (1947), 163 F 2d
246. En privado Leam ed H and expresó también reservas sobre los juicios de Nuremberg. Gerald
G u n t h e r , L e a m e d H a n d , N ueva York, 1994, p . 547.
I 175
oficiales italianos o en la ejecución de rehenes franceses, holandeses, belgas o noruegos
o de campesinos cretenses, o que hayan participado en las matanzas infligidas a la po
blación en Polonia o en los territorios de la Unión Soviética que ahora están quedando
limpios de enemigos, sabrán que serán devueltos a la escena de sus crímenes y juzgados
sobre el terreno por los pueblos a los que han atropellado»36.
En esta declaración, los judíos se encuentran entre los «rehenes franceses»; forman
parte de «la población de Polonia»; están perdidos en los «territorios de la Unión Sovié
tica». Los gobiernos occidentales y el soviético consiguieron por igual quitar a los judíos
su identidad especial mediante el sencillo mecanismo de cambiar de clasificaciones. De
esa forma, los judíos de nacionalidad alemana se convirtieron en alemanes, los judíos
de nacionalidad polaca se convirtieron en polacos, los judíos de nacionalidad húngara
en húngaros, y así sucesivamente3'.
Algunas de las consecuencias judiciales más absurdas surgieron de esta interacción
* legalista. Por ejemplo, en 1942, el secretario de Interior Morrison replicó a una pre
gunta planteada por un parlamentario que los judíos residentes en Inglaterra que ha
bían sido declarados apátridas por decreto alemán seguirían siendo tratados como
nacionales de Alemania, porque en tiempo de guerra el gobierno del Reino Unido no
reconocía la competencia de un Estado enemigo para privar de nacionalidad a sus ciu
dadanos. En Berlín, el experto jurídico del Ministerio de Asuntos Exteriores leyó sobre
esta decisión en un informe de noticias de Transocean y escribió, «bien»38. En 1944, las
autoridades británicas en Bélgica internaron a unos 2.000 judíos a los que calificaron
de «extranjeros enemigos». Cuando el parlamentario Sidney Silverman intervino ante
el conde de Halifax en Washington, éste le contestó que la medida venía dictada por
la «necesidad m ilitar»39. En la Unión Soviética, los judíos notables a los que iban a pur
’b Declaración de Roosevelt, Churchill y Stalin, In tern ation al C on feren ce on M ilitary Triáis, cit.,
pp. 11-12.
’7 En Estados Unidos, la Oficina de Información sobre la Guerra (O ffice o f W ar Inform ation -
OWI) estableció la política de evitar mencionar a los judíos como grupo especial de victimas. Decla
ración literal del Dr. León A. Kubowitsky (Congreso Mundial Judío) en A. S. Kohanski (ed.), The
A m e rica n Jew ish C o n feren ce - Its O rg an izatio n an d Proceedings o f the F irst Session, A u g u st 2 9 to Septern-
cit., p. 119. La OWI estaba dirigida por Elmer Davis. La sección de interior estaba diri
ber 2, 1 9 4 3 ,
gida por Gardner Cowles, la política y el desarrollo bajo la dirección de Archibald MacLeish, la sec
ción de ultramar estaba a cargo de Robert Sherwood.
38 Informe de Transocean, fechado el 31 de julio de 1942, con anotación de Albrecht, NG-2111.
39 Dr. Maurice L. Perlzweig (presidente, sección británica del Congreso Mundial Judío) en A. S. Ko
hanski (ed.), T h e A m e rica n Jew ish C on feren ce, Proceedings o f the Seco n d Session , D e cem b er 3 -5 , 1944,
cit., p. 214. El tratamiento que se daba a los judíos sin nacionalidad en los tribunales británicos, sur-
africanos, estadounidenses, franceses y judíos lo analiza H. L a u t e r p a c h t en «The Nationality of
Denationalized Persons», Jeiv ish Year B ook o f In ternational L a w , 1948, pp. 164-185. El artículo 44 de
I 176
gar tenían que dar por sentado que los acusarían de «espiar» para los alemanes40. Unos
15.000 trabajadores forzosos judíos de Hungría alcanzados por el Ejército Rojo en el
frente oriental no volvieron a casa. Permanecieron en cautividad como «prisioneros de
guerra»41.
La inclinación general al oscurantismo se mantuvo durante décadas. El destino
judío se omitió en los libros de texto, las enciclopedias, la historiografía, el teatro y el
cine42. Un cambio primordial en esta postura lo señaló el presidente Cárter en 1978,
cuando estableció una comisión para conmemorar el Holocausto. Había en este acto
un elemento de rectificación, un acercamiento a los millones de muertos cuya identi-
dad judía no se había reconocido fácilmente cuando los estaban sometiendo a la des
trucción43. Pero nada más reunirse la comisión, algunos observadores preguntaron por
la Convención de Ginebra de 1949 sobre Personas Civiles en la Guerra establece que un beligerante
en su propio territorio no tratará como enemigo a los extranjeros «refugiados que, de hecho, no dis
frutan de la protección de ningún gobierno». Publicación 3938 del Departamento de Estado, 1950.
40 Véase, por ejemplo, el caso de los generales del Ejército Rojo en W. G. K r i v i t s k y , In S ta lin s
Secret Service, Nueva York y Londres, 1939, p. 212. El autor era jete de inteligencia del Ejército Rojo
en Europa occidental. Véase también el caso de Wiktor Altor y H. Ehrlich, socialistas judíos de Polo
nia fusilados en la U RSS tras organizar un comité antifascista judío internacional con la disculpa de
que habían apelado a los ejércitos soviéticos «para que firmasen una paz inmediata con Alemania».
Bogomolov (embajador soviético en Londres) a Rasziñski (ministro de Asuntos Exteriores polaco),
31 de marzo de 1943, en Gobierno Polaco/Embajada Polaca en Londres, Polish-Soviet Relations, 1 9 1 8 -1 9 4 3 ,
p. 180, y correspondencia precedente en pp. 178-179. Durante el periodo de 1940-1941, los soviéticos
practicaron también la deportación de judíos no deseados de nacionalidad alemana a territorios ale
manes u ocupados por los alemanes. Víctor KRAVCHENKO, I C h o se Freedom , Nueva York, 1946, pp. 210,
217 y 264; Alexander W e i s s b e r g , T h e A ccu sed , Nueva York, 1951, pp. 501-505. Sobre el enfoque dado
por un tribunal estadounidense a la extradición de un judío a Alemania, véase In re Normano, 1934,
7 F. Supp. 329.
41 La cifra la da la ('omisión de Investigación Anglo-Estadounidense en el informe emitido en
abril de 1946, Cmd. 6808, p. 59. Una cifra algo más elevada la proporciona E. Duschinsky, «Hnn-
gary», en P Meycr et a l., T h e Je w s in the Soviet Satellites, cit., pp. 392-395.
42 Las omisiones de los libros de texto se analizan en Henry FRIEDLANDER, «Publications on the
Holocaust», en Franklin Littell y Hubert Locke (eds.), T h e G e rm á n C h u rch Struggle an d the H o lo cau st,
Detroit, 1974, pp. 69-94, 296-303. Véase también Gerd KüRMAN, «Silence in the American Text-
books», Yad V ashem Studies 8 (1970), pp. 183-202. Las principales enciclopedias generales publicadas
en las tres décadas y media posteriores a 1945 no contienen entradas referentes a Auschwitz, Tre-
blinka, o el tema del Holocausto. Obsérvese también la ausencia de la mismísima palabra judío en la
obra teatral sobre el juicio celebrado en Fráncfort contra los perpetradores de Auschwitz, escrita por
Peter Weiss (D ie E rrniulim g, Hamburgo, 1969), y en el documental sobre Auschwitz y otros campos,
Nuit et hrom llard, realizado en Francia en 1955 bajo la dirección de Alain Resnais.
45 Véase el texto con los comentarios del presidente Cárter, 27 de septiembre de 1979, Secreta
ría de Prensa de la Casa Blanca.
I 177
qué se homenajeaba sólo a las víctimas judías. El Holocausto, se sostenía, había gol
peado a una amplia variedad de grupos, especialmente a los eslavos, pero también a
algunos presos de los campos de concentración, como los homosexuales44. Finalmente,
un crítico calificó de «curioso elitismo» la insistencia de los judíos en su propia catás
trofe45. Como tantas veces antes en su historia, los judíos habían recibido un privilegio
que se estaba convirtiendo en una carga.
LOS JU IC IO S
Los dirigentes aliados empezaron a pensar en el trato que debían dar en la posgue
rra a sus rivales del Eje en el otoño de 1943. Por entonces, se limitaron a pensar en los
posibles procedimientos contra los estratos superiores de dirigentes del Eje. Estos hom
bres, objetivos centrales del resentimiento aliado, debían ser condenados a muerte. La
única duda abierta a consideración era el método aplicado: ejecución sumaria o ejecu
ción después de someterlos a juicio.
Durante la Conferencia de Moscú sobre Criminales de Guerra, celebrada en octu
bre de 1943, el secretario de Estado estadounidense, Hull, se declaró favorable a un
«consejo de guerra en el campo de batalla». N o veía por qué los «forajidos» del Eje ten
drían que beneficiarse de un «juicio de lujo». La delegación soviética aceptó con «sono
ras exclamaciones de aprobación». El secretario del Foreign Office británico disintió;
consideraba que debían observarse «todas las formas legales»46.
M ucho después, en el D epartam ento de Guerra estadounidense comenzó un
movimiento a favor de la ley y el orden dirigido por el secretario Stim son y el subse
cretario McCloy. Aunque, personalmente, el presidente Roosevelt era partidario del
fusilamiento, pidió a uno de sus ayudantes, el juez Sam uel Rosenm an, que «estudia
ra la cuestión en su nombre». El 18 de enero de 1945, Stimson, Rosenm an y el fiscal
general Biddle se mostraron de acuerdo en que debería emprenderse una acción ju
dicial47.
44 Obsérvese en particular la carta escrita por el cardenal John Krol (arzobispo de Filadelfia) al
Dr. Irving Greenberg, director, Comisión del Presidente sobre el Holocausto [President’s Commission
on the Holocaust], 2 de abril de 1979. En los archivos de la Comisión. Sobre el argumento a favor
de incluir a los homosexuales, véase Frank R e c t o r , T h e N a z i Exterminación o f H o m o sex u als, Nueva
York, 1981.
45 Theodore ZlOLKOWSKi, «Versions of the Holocaust», S eivanee Rmeu1(otoño de 1979), pp. 676-685,
en p. 683.
46 Cordell H u l l , T h e M em oirs o f C ord ell H ull, Nueva York, 1948, vol. 2, pp. 1289-1291.
47 Henry S t im s o n y McGeorge B u n d y , O n A ctive Service in P eace an d W ar, Nueva York, 1948,
pp. 584-586. El movimiento de Stimson respondió a la propuesta de fusilamiento sumario planteada
I 178
Mientras tanto, los soviéticos también se inclinaron por la política de juicios. Un
sorprendido Churchill comunicó a Roosevelt el 22 de octubre de 1944 que Stalin
había adoptado de repente una «línea ultrarrespetable». El dictador soviético con-
sideraba que el mundo podía sacar conclusiones erróneas de un procedimiento su
mario48.
Cuando los estadounidenses y los rusos cambiaron de posición, también lo hicieron
los británicos. Ahora estaban en contra del juicio. En un largo aide-mémoire entregado
por sir Alexander Cadogan al juez Rosenman el 23 de abril de 1945, el dirigente britá
nico mostró su preocupación porque todo el procedimiento se considerara un «m onta
je», que sería «excesivamente largo», y que en la confusión provocada por una am alga
ma de las ideas rusas, estadounidenses y británicas la defensa pudiera incluso marcar un
«gol inesperado»49.
La renuencia británica a juzgar a los posibles acusados antes de ejecutarlos sería
pronto superada por los argumentos estadounidenses50. En los siguientes meses de vera
no, representantes de Estados Unidos, Gran Bretaña y la U R SS se reunieron en Londres
para redactar la carta fundacional de un tribunal militar internacional que se encarga
ra de juzgar a aquellos «grandes criminales» cuyos delitos no tuvieran particular loca
lización geográfica y que, de acuerdo con lo establecido en la D eclaración de M oscú
hecha durante la guerra, debían ser «castigados por decisión conjunta de los gobier
nos de los A liad os»’ 1. El principal problema ahora era definir qué se entendía por
«delitos». Los posibles «grandes criminales» eran responsables de muchos actos en toda
Europa. ¿Cómo, en ese contexto, iban las cuatro delegaciones a manejar la destrucción
de los judíos europeos?
A los dirigentes judíos estadounidenses les había preocupado precisamente esta
cuestión durante los dos años que precedieron a la Charter Conference celebrada en
Londres para establecer el denominado Tribunal Militar Internacional de Nuremberg.
Para los judíos, el problema de la definición era primordial. Una comisión interina
establecida durante la primera sesión de la Conferencia Judía Estadounidense en 1943
declaró sucintamente que los juicios no eran «cuestión de venganza ni de castigo de
los culpables en el sentido ordinario»; eran cuestión de importancia «práctica». N o
por Morgenthau. No se ha publicado el texto completo del plan de Morgenthau. En su libro G erm an y
Is O u r Problem , éste ni siquiera hace una referencia de pasada al tratatamiento merecido por los per
petradores alemanes.
48 Churchill a Roosevelt, 22 de octubre de 1944, en Winston S. CHURCHILL, The Second World W ar,
vol. 6, Trium ph a n d Tragedy, Boston, 1953, p. 240.
49 Cadogan a Rosenman, 23 de abril de 1945, en In tern ation al C on feren ce on M ilitary Triáis, cit.,
pp. 18-20. Cadogan era subsecretario permanente del Foreign O ffice.
50 Véase el memorando estadounidense de 30 de abril de 1945, en ibid., pp. 28-38 y 39 n.
51 Ibid., p. 22 n.
I 179
castigar a los alemanes por sus crímenes contra todo un pueblo «significaría la aquies-
cencia de las naciones democráticas con el acto de exterminio de los judíos». Ya había
informes inquietantes de «infección» con el «virus» antijudío en los territorios ocupa-
dos por los alemanes. Era necesario expurgar esa «infección», y habría que lanzar una
«advertencia» a «otros países, de otros continentes, que están intentando introducir
las teorías y los métodos racistas nazis en la vida pública». En consecuencia, la comi
sión recomendaba al Departam ento de Estado que se convirtiera en delito sanciona-
ble la aniquilación de un pueblo, incluidos todos los actos por los que intentaron
alcanzar este objetivo antes y durante la guerra, en los territorios del Eje y en las áreas
ocupadas’ 2.
A los Aliados, el concepto de los judíos muertos como tales les planteaba dificul
tades insuperables. McCloy, enfrentándose al problema, sólo pudo manifestar la idea
de que las persecuciones de judíos podían considerarse una medida «militar» para al-
canzar los objetivos bélicos alemanes. De esa forma, podía acom odar el problema
judío53. Los soviéticos se encontraban más lejos aún del tema. Su interés por los
hechos propiamente dichos era limitado, y no se habían esforzado mucho por descu
brir información sobre la estructura y la naturaleza del aparato alemán. De esa forma,
la lista de posibles criminales de guerra preparada por la U R S S durante 1944 carecía
de profundidad conceptual y territorial. Incluía nombres de oficiales del ejército en el
frente oriental e identificaba a algunos dirigentes civiles que sirvieron en el Este. Tam
bién reconocía a algunos miembros de los Einsatzkommandos, y hacía mención espe
cífica del Kommando 1005. N o mencionaba, sin embargo, a ninguno de los directivos
de campos de exterminio, y mucho menos a los encargados de tomar las decisiones en
Berlín. En los memorandos soviéticos no se decía nada en absoluto de cuestiones tan dis
tantes como las acciones contra los judíos llevadas a cabo en Alemania o más al oeste.
Para los soviéticos no había un patrón de actividades antijudías digno de consideración
especial54.
I 180
Cuando los conferenciantes se reunieron en Londres durante el verano de 1945,
analizaron tres tipos de delitos. El primero eran los «delitos contra la paz». Para las
delegaciones estadounidense y británica, ésta era la «esencia» de su denuncia55. Al
principal representante estadounidense, el juez Jackson, le preocupaba especialmen-
te esta acusación. En 1940, cuando era fiscal general estadounidense, Jackson había
asesorado al presidente Roosevelt, indicándole que Estados Unidos no estaría incum
pliendo sus obligaciones como potencia neutral si ampliaba la ayuda a los Aliados.
Ahora Jackson estaba decidido a demostrar que Estados Unidos no había hecho nada
ilegal. Quería justificar la acción estadounidense basándose en que la agresión ale
mana había transgredido los derechos de todos. A quí en Londres, quería establecer
la responsabilidad alem ana de la única forma que aún tenía a mano: declarando a los
planificadores de la agresión personalmente culpables de sus actos56. Ninguna acusa
ción concebible podría haber sido más remotam ente aplicable a los actos antijudíos,
y en cierto sentido ninguna acusación podría haber hecho más por eclipsarlos y oscu
recerlos.
El segundo cargo era de interés primordial para los rusos y los franceses. Se refería a
los delitos de guerra. En su forma definitiva, se consideraba que esta categoría
incluye, entre otros, el homicidio, los malos tratos o la deportación de la población civil de
o en un territorio ocupado para utilizarla como m ano de obra esclava o para cualquier otro
propósito, el homicidio o los malos tratos a prisioneros de guerra o a los náufragos, la eje
cución de rehenes, el desvalijam iento de propiedades públicas o privadas, la destrucción
injustificable de ciudades, pueblos o aldeas, o la devastación no justificada por la necesi
dad militar5'.
El derecho internacional reconoce desde hace mucho tiempo que los crímenes de
guerra son punibles, y cualquier definición de los mismos habría cubierto la enorme
mayoría de las acciones alemanas contra los judíos. La propia extensión del proceso
destructivo, su alcance geográfico y su minuciosidad administrativa, habían atrapado
a los perpetradores en el torno de este derecho. La matanza de judíos disfrazada de ope
raciones contra los partisanos fue un crimen de guerra. El ametrallamiento de hom
furgones de gas. Las víctimas fueron descritas como «pacíficos habitantes soviéticos», pp. 39-41 del
informe.
55 Declaración de Sir David Maxwell Fyfe, en actas literales de la Conferencia de Londres, ínter-
mtional Conference on Military Triáis, cit., p. 305.
56 Jackson al presidente Truman, 6 de junio de 1945, ibid., pp. 42-52. Jackson en actas literales
de la Conferencia de Londres, ibid., pp. 299, 383-385.
5í Texto de la carta fundacional, 8 de agosto de 1945, ibid., p. 423. Cursiva añadida.
I 181
bres judíos del Ejército Rojo en un Stalag alemán fue un crimen de guerra. El gaseado
de judíos del Reich en Auschwitz, en suelo polaco, fue un crimen de guerra. Bajo el de
recho de guerra internacional, casi todo el proceso de destrucción llevado a cabo entre
1939 y 1945 consistía en actos por los que se podía condenar a los perpetradores, y por
muchos de estos actos podían ser condenados a muerte. Pero seguía habiendo impor
tantes segmentos de la actividad alemana a los que no se les podía aplicar el derecho
de la guerra. Este no cubría automáticamente las medidas antijudías aplicadas com
pletamente en los territorios del Eje, y tampoco abarcaba los decretos anteriores a la
guerra.
Las cuatro delegaciones, aunque satisfechas, aún no les habían resuelto el problema
a los judíos. Las dos categorías de delitos no abarcaban todo lo que habían hecho los
alemanes. Era concebible que algunos de los «grandes criminales» pudieran escapar sin
condena por sus actos. Además, no se había erigido ningún elemento disuasorio espe
cial para evitar que «otros países, en otros continentes» introdujeran un régimen des
tructivo en su vida pública. La destrucción de una minoría en territorio propio seguía
siendo legal, incluso aunque se llevara al extremo. Ante esta situación, los delegados
anglo-estadounidenses se enfrentaban a un dilema. Querían eliminar las limitaciones a
las competencias del tribunal propuesto58, querían cazar a Streicher59, pero en esta esfe
ra de la actividad humana no querían crear un derecho nuevo.
Para intentar resolver esta cuestión, los representantes anglo-estadounidenses es
tablecieron una serie de actos que podrían reconocerse como criminales si formaran
parte o fueran producto de la «conspiración» para cometer una agresión o un crimen
de guerra. En resumen, no era una categoría de delitos independiente; tenía que estar
relacionada con la preparación de una guerra ilegal o con la lucha de una guerra ile
gal. El jefe de la delegación británica, Sir David Maxwell Fyfe, explicó de esta forma
el tema:
I 182
taría satisfacerlas en lo posible. Sólo tengo en mente el trato general a los judíos que se
mostró com o parte del plan general de agresión60.
Desde tiempos inmemoriales es principio general que los asuntos internos de otro
gobierno no son ordinariamente de nuestra incumbencia; es decir, la forma en que A le
mania trate a sus habitantes, o cualquier otro país trate a sus habitantes, no nos incum
be, de la misma m anera que a otro gobierno no le incumbe interponerse en nuestros pro
blemas. [...] En ocasiones tenemos en nuestro propio país circunstancias lamentables en
las que las minorías reciben un trato injusto. Creem os que es justificable interferir o
imponer un castigo justo a individuos o países sólo porque los cam pos de concentración
y las deportaciones se realizaron en virtud de un plan o una empresa comunes, para hacer
una guerra injusta en la que nosotros nos vimos implicados. N o vemos otra base en la
que estemos justificados para alcanzar las atrocidades com etidas dentro de Alem ania,
siguiendo la ley alemana, o incluso en transgresión de la ley alemana, por autoridades del
Estado alem án61.
60 Comentario de sir David Maxwell Fyfe, en actas literales de la Conferencia de Londres, ibid.,
p. 329. Véase también su comentario recogido en la p. 361. Sir David era fiscal general en el gobier
no conservador.
61 Juez Jackson, en actas literales, ibid., pp. 331, 333. Véase también Jackson a Truman, 6 de
junio de 1945, ibid., pp. 48, 50-51. El primer borrador estadounidense, preparado por representan
tes de los Departamentos de Estado, de Guerra y de Justicia en conferencia con el juez Jackson,
hacía referencia específicamente a actos que no estaban conectados con ningún otro delito pero
que «transgredieron el derecho interior de cualquier potencia del Eje». Estrictamente interpreta
da, esta disposición sólo cubriría los «excesos». Más controvertida habría sido la afirmación de que
en el derecho constitucional alemán el régimen de Hitler descansaba completamente sobre bases
ilegales. Respecto a una discusión de este último argumento, véase el testimonio del prof. Hermán
Jahrreis, Causa núm. 3, p. tr. 4253 y siguientes. Jahrreis hace una distinción entre «ilegalidad» e
«ilegitimidad». Preponderante era el punto de vista, expresado por Stimson, secretario de Guerra,
en un memorando fechado el 9 de septiembre de 1944, según el cual un «tribunal externo» ni
siquiera podía resolver sobre los «excesos». H. Stimson y M. Bundy, On Active Service in Peace and
War, cit., p. 585.
I 183
durante la guerra, o persecuciones por razones políticas, raciales o religiosas en ejecución
de cualquier delito incluido en la com petencia del Tribunal, o en relación con aquél,
independientemente de que incumpliesen o no el derecho interno del país en el que se
perpetraron62.
62 Texto del acuerdo y de la carta fundacional, 8 de agosto de 1945, firmado por el juez Robert
Jackson en nombre de Estados Unidos, el juez Robert Falco en nombre de Francia, el lord canciller
Jovvitt en nombre de Gran Bretaña, y el mayor general Nikitchenko y el profesor A. Trainin en nom
bre de la Unión Soviética, con protocolo conteniendo una corrección, fechado el 6 de octubre de
1945, In ternational C on feren ce on M ilitary Triáis, cit., pp. 423, 429.
b¡ Sentencia del Tribunal Militar Internacional de Nuremberg, Trial o f the M a jo r W ar Crim ináis,
XXII, p. 498. La delegación francesa había sugerido que las persecuciones se definieran como delito
independiente. Véase el borrador francés y la explicación dada por el profesor Andró Gros en Inter
nation al C onference on M ilitary Triáis, cit., pp. 293, 360. El gobierno francés ya había propuesto duran
te la matanza de los armenios en la Primera Guerra Mundial que, ante este tipo de «crímenes de Tur
quía contra la humanidad», los gobiernos aliados anunciaran públicamente que todos los miembros
del gobierno otomano y aquellos de sus agentes que estuvieran implicados en las masacres serían con
siderados personalmente responsables de sus actos. Véase la comunicación del embajador estadouni
dense en Francia (Sharp) al secretario de Estado, 28 de mayo de 1915, adjuntando nota francesa del
24 de mayo, Foreign Relations o f the U n ited States, 1 9 1 5 , Su p p l., p. 981. La advertencia fue debida
mente transmitida por el embajador estadounidense en Constantinopla. Morgenthau al secretario de
Estado, 18 de junio de 1915, ibid., p. 982. El delegado francés Gros no creía que el ministerio fiscal
pudiera probar que las persecuciones antijudías se habían llevado a cabo en pos de la agresión.
Comentario de Gros, In tern ation al C on feren ce on M ilitary Triáis, cit., p. 361. Los delegados soviéticos
se mostraron indiferentes a toda la cuestión. Les preocupaban problemas de procedimiento como la
ubicación del tribunal propuesto, etc. El principal delegado soviético, general mayor Nikitchenko,
manifestó la opinión de que los «principales criminales de guerra» ya habían «sido condenados» y que
su «condena» ya había sido «anunciada» por la declaración de Moscú. Véase su exposición en actas
literales, ibid., pp. 104-105.
64 Los jueces, así como los fiscales, pertenecían a las cuatro potencias. Nikitchenko pasó a for
mar parte del tribunal.
I 184
dounidenses63. El principal acusado fue Góring, Del partido, el ministerio fiscal había
escogido a Hess, Ley y Streicher. Entre los ministros se encontraban Schacht, Funk, Frick,
Ribbentrop y von Papen. Había dos altos cargos de la burocracia central: Kaltenbrunner,
de la RSH A , y el Ministerialdirektor Fritzsche, del Ministerio de Propaganda. La maqui
naria de movilización de armamento y de mano de obra estaba representada por Speer
y Sauckel. La elección militar había recaído sobre Keitel y jodl, así como Raeder y Doe-
nitz. Además, había cinco jefes territoriales: von Schirach (Viena), von N eurath (Pro-
tektorat), Frank (Generalgouvernement), Rosenberg (Territorios del Este) y Seyss-
Inquart (Países Bajos)66.
Aunque la selección de los acusados delató un claro hincapié en la imputación de
agresión, en su mayoría habían estado profundamente implicados en acciones contra
los judíos. Ya no había forma de ocultar estas acciones. Se habían hecho demasiadas
copias de demasiados informes, y en la última fase de la guerra no se pudieron destruir
a tiempo. Ahora esta correspondencia secreta se presentó, documento tras documen-
to, ante los jueces67. «Mi propio diario testifica en contra mía», dijo Frank cuando ana
lizó al situación y vio que no tenía escapatoria68. Las aplastantes pruebas documentales
fueron reforzadas por el testimonio oral de antiguos subordinados de los acusados, tales
como los Staatssekretare Biihler y Steengracht y hombres de las SS como Ohlendorf,
Wisliceny, Hottl, Hóss y Pohl. Ver a estos hombres provocó consternación en la defen
sa, y cuando el propio general favorecido por Himmler, el Obergruppenführer von dem
65 Exposición de Jackson, In tern ation al C o n feren ce on M ilitary T riáis , cit., p. 343. Sobre la falta de
preparación soviética, véase la exposición de Nikitcnenko, ibid., p. 213.
66 Escrito de acusación en T rial o f the M a jo r W ar C rim in áis, I, pp. 68-79. La industria debía estar
representada por Gustav Krupp von Bohlen und Halbach, pero lo consideraron demasiado eníermo
pata soportar el juicio.
67 El ministerio fiscal había reunido para el tribunal las siguientes series de documentos: EC, L,
M. PS, R, RF, UK, y U SSR.
oS Testimonio de Frank, T rial o f the M a ja r W ar C rim in á is, XII, p. 13. Rudolf Hess se quejó de
que todos lo miraban con «unos extraños ojos vidriosos». Testimonio de Hess, ibid., XXII, 370-371.
El dirigente del Frente Alemán del Trabajo, Ley, se suicidó. Dejó una nota en la que explicaba que
tenía una nueva solución para el problema judío. Para eliminar la sospecha de que estaba presen
tando la solución por razones personales, había decidido matarse. Los nazis, decía Ley, habían ido
demasiado lejos. «Esta no es una crítica a mi Fiihrer muerto», continuaba, porque el Fiihrer «es de
masiado grande y demasiado noble como para ser mancillado por un error pasajero». A Ley le pre
ocupaba ahora que los judíos triunfantes pudieran ir demasiado lejos. Ese sería el mismo error. Su
plan consistía en una «conciliación» en la que los judíos que retornasen y los viejos antisemitas
formaran un comité para firmar la paz. La nota suicida del Dr. Ley se encontró en su celda el 25
de octubre de 1945, después de descubrir el cadáver, en N a z i C o n s[)iracy a n d Aggressio n , VII,
PP . 740-748.
1185
Bach-Zelewski, testificó a favor del ministerio fiscal, los presos lo calificaron unánime
mente de Schwein [«cerdo»]69.
A la defensa no le quedaba mucho que esperar. Sus argumentos eran desesperados.
A pesar de haber ocupado altos cargos en la maquinaria de destrucción, los acusados
declararon su ignorancia: no sabían que se estaba aniquilando a los judíos. Von Schi-
rach no sabía nada70. Funk no sabía nada71. Keitel no sabía nada72. Jodl no sabía nada73.
Kaltenbrunner no sabía n ad a'4. En la medida en que cualquiera de ellos hubiera toma
do parte en el proceso de destrucción, esa participación era inocente. Sólo Streicher
seguía culpando a los judíos. (Streicher, tras iniciar una discusión con su propio aboga
do, se negó a retractarse de la afirmación de que los judíos practicaban asesinatos ritua
les)'5. Pero todos los acusados tenían una excusa para su comportamiento: actuaban
siguiendo órdenes, y el hombre que daba esas órdenes era A dolf Hitler.
¿Cómo pudo un solo hombre dar tantas órdenes a tanta gente? «El Führer -explicó
Streicher- tenía tal poder de sugestión hipnótica que todo el pueblo creía en él.»76 ¿Por
qué, entonces, nadie podía hacerle peticiones? Respuesta: «N o se podía influir en el Füh
rer»'7. La explicación de Streicher estaba llena de términos psicológicos. Speer explicó
su teoría en lenguaje de ingeniería. Para él, el Estado totalitario era como una llamada
telefónica; podía estar servida y dominada por una única voluntad. Los dictadores an
teriores habían necesitado asistentes cualificados, pero la tecnología moderna había
hecho innecesarios a dichos asistentes. El sistema de comunicación había «mecanizado»
la dirección subordinada y la había convertido en una «receptora ciega de órdenes»78.
Los acusados no querían hacer daño a los judíos. Schacht había intentado ayudar
les a emigrar79. Streicher era sionista80. Von Schirach creía que las deportaciones de Viena
a Polonia eran «realmente por interés de los judíos»81.
I 186
C u a d ro 1 1 .2 . Sen ten cias dei T ribu nal M ilitar In tern acion al
Góring Muerte X X
Hess Cadena perpetua
Streicher Muerte X X
Schacht Libre
Funk Cadena perpetua X X
Frick Muerte X X
Ribbentrop Muerte X X
Von Papen Libre
Kaltenbrunner Muerte X X
Fritzsche Libre
Speer 20 años X
Sauckei Muerte X
Keitel Muerte X
Jodl Muerte X
Raeder Cadena perpetua
Doenitz 10 años
Von Schirach 20 años X X
Von Neurath 15 años X X
Frank Muerte X X
Rosenberg Muerte X X
Seyss-Inquart Muerte X X
Mota: Tnal of ihe Majar War Crimináis, XXII, pp. 524-589. El juez soviético, Nikitchenko, opinaba que
Schacht, von Papen y Fritzsche deberían haber sido declarados culpables y que Hess debería haber sido
condenado a muerte. No disintió de las otras sentencias. Ibid., p. 589.
Sobre todo, los acusados no estaban solos en sus actos; simplemente habían sido des
tacados entre otros. Fritzsche consideraba que estaba sustituyendo a Goebbels82. Kal-
tenbrunner afirmó que había ocupado el lugar del Reichsführer-SS. El era completa
mente inocente. Los culpables eran el difunto Himmler, el asesinado Heydrich y el
desaparecido Müller. La cadena de mando era realmente Himmler-Müller'Eichmann.
Kaltenbrunner no tenía nada que ver con los judíos83. Von Schirach, un poco como Kal-
tenbrunner, tenía tendencia a achacar toda la responsabilidad a los subordinados84. Hess
82 Alegato final del abogado defensor, Dr. Fritz, ibid., XIX, p. 350.
8’ Testimonio de Kaltenbrunner, ibid., XXII, pp. 378-381. Argumento presentado por el Dr. Gawlik
(abogado defensor del SD), ibid., pp. 36-40, especialmente p. 39.
84 Testimonio de von Schirach sobre las deportaciones efectuadas en 1941 y la llegada de judíos
húngaros en 1944, ibid., XIV, pp. 416-417, 511. Los subordinados a los que hacía referencia eran el
Dr. Dellbrügge y el RR Dr. Fischer.
i 187
recordó al tribunal que los nazis no habían sido los primeros en establecer campos de
concentración; los británicos los habían erigido en la guerra contra los bóers85. Cuando
a Streicher le preguntaron si alguna publicación diferente de su Stürmer había tratado la
cuestión judía de manera antisemítica, respondió:
En A lem ania ha habido publicaciones antisem itas durante siglos. U n libro que yo
tenía, escrito por el Dr. M artín Lutero, fue, por ejemplo, confiscado. El Dr. M artín Late
ro se sentaría muy probablemente hoy en el banquillo de los acusados si el fiscal hubiera
tomado en consideración este libro. En el libro Los judíos y sus mentiras, el Dr. Martín
Lutero escribe que los judíos son la progenie de la serpiente y que habría que quemar y
destruir sus sinagogas86.
Al establecer su defensa, los acusados estaban yendo evidentemente mucho más allá
del tribunal, para dirigirse a todo el mundo. Aun así, sabían que no podían evitar el final.
El juicio terminó el 1 de octubre de 1946. Las sentencias impuestas por los jueces y
la medida en que se mencionó la destrucción de los judíos en la sentencia pueden
observarse en el cuadro 11.2. El patrón de las sentencias contenía algunas anomalías.
A Schacht no pudieron condenarlo por crímenes contra la humanidad porque su admi-
nistración de los controles expropiatorios de cambios monetarios se llevó a cabo ente-
ramente antes de la guerra. Von Neurath, por su parte, no pudo evitar el castigo por su
aplicación de las medidas antijudías en Praga, porque el tribunal actuó bajo la suposi
ción de que el Protektorat, como territorio con personalidad internacional (es decir,
autonomía), se encontraba bajo ocupación militar87.
Todavía más extraño es el contraste entre la condena de Streicher y la absolución
de Fritzsche. A Streicher lo colgaron por «incitación al asesinato y exterminio en el mo
mento en el que se estaba m atando a los judíos del Este»88; a Fritzsche lo dejaron en
libertad porque «no fomentó la persecución ni el exterminio de los judíos». Aunque ese
sutil dispensador de racionalizaciones había retransmitido que la guerra había sido cau
sada por los judíos y que el destino de estos había resultado «tan desagradable como el
Führer había predicho», el tribunal seguía considerando que no había sido «conscien
te» de lo que les estaba ocurriendo89. Incluso en Nuremberg, el tribunal estaba prote
giendo la libertad de realizar propaganda declaratoria90.
I 188
Antes de establecer el primer tribunal de Nuremberg, la principal dificultad fue la for
mulación de un pliego de acusaciones que explicase por qué se juzgaba al acusado. C uan
do se trató de personajes «menores», la principal consideración fue a quién había que juz
gar. Mientras que la cuestión cualitativa se discutió principalmente entre los Aliados, el
problema cuantitativo concernía también a gran número de alemanes que esperaban su
destino en la incertidumbre.
El punto culminante del sentimiento aliado a favor de las medidas punitivas colecti
vas se alcanzó en la primavera de 1945, con la publicación generalizada de informes deta
llados sobre las actividades alemanas durante la guerra. Así, en mayo de 1945, el director
del St. Louis Post'Dispatch, Joseph Pulitzer, hablando ante la Sociedad para la Prevención
de la Tercera Guerra Mundial reunida en el Carnegie Hall, se pronunció a favor de fusi
lar a 1.500.000 nazis. A él se unió Devvey Short, representante por Missouri, que exigió
ejecuciones masivas de hombres de las SS y del O KW 91.
Pero las corrientes y las presiones contrarias a dicho programa aumentaban inclu
so antes de su comienzo. El 15 de junio de 1944, una comisión del Consejo Federal de
las Iglesias de Cristo en Estados Unidos había declarado que, aunque el castigo de «los
máximos responsables» del «exterminio sistemático de los judíos en Europa» era «una
exigencia de justicia elemental», debía limitarse a los hombres cuya responsabilidad
era «básica», y no podía afectar, por ejemplo a «los soldados implicados porque cum
plían órdenes»92. Entre los propios judíos, había poca ansia de juicios masivos. En nin
guna sesión de la Conferencia Judía Estadounidense y de sus comités provisionales se
presentaron propuestas para juzgar a un individuo o a una categoría específica de indi
viduos, salvo a uno: el ex mufti de Jerusalén93. De esa forma, las influencias m odera
doras prevalecieron. Ningún grupo significativo del mundo aliado se lanzó a conseguir
una venganza a gran escala.
mitiva» en Auschwitz y otros campos de concentración. Ibid., pp. 597-598. En el caso de Goring,
Funk, Frick, Ribbentrop, von Neurath, Rosenberg y Seyss-Inquart, las pruebas eran casi abrumado
ras. Pero todos estos acusados también fueron declarados culpables de agresión, y ahora ya no está
claro qué acusación resultó más decisiva para determinar su sentencia.
91 «Urges Excurion of 1.500.000 Nazis», T h e N e w York Tim es (23 de mayo de 1945), p. 11.
92 Declaración del Consejo Federal de Iglesias, citado en la Conferencia Judía Estadounidense,
Repon o f the Interim C om m ittee, pp. 104-105.
9i Ruth HERSHMAN (ed.), T h e A m e ric a n Je w ish C on feren ce, Proceedings of the T h ird Session,
h b ru a ry 1 7 -1 9 , 1 9 4 6 , Nueva York, 1946, p. 236. Durante la primera conferencia, el Dr. DeSola Pool,
de los Sionistas Generales, llegó a oponerse a la detención de los alemanes que habían actuado bajo
«compulsión». Prefería una resolución que promoviera sólo la detención de aquellos que habían dado
órdenes o que habían cometido actos por su cuenta. Alexander S. Kohanski (ed.), T h e A m e ric a n
Jewish C on feren ce - Its O rg an izatio n an d Proceedings o f the F irst Session , A u g u st 2 9 -S e p tem b er 2, 1 9 4 3 ,
cit., pp. 198-199, 203-204.
I 189
El procesamiento de los delincuentes «menores» se convirtió esencialmente en un
proceso de descarte, y en ese proceso volvieron a manifestarse las actitudes básicas en
las filas de los Aliados. Los estadounidenses eran los que más insistían en llegar a los es
tratos más bajos de los dirigentes alemanes; los británicos se mostraban flexibles; y para
los rusos el espectáculo estaba ya prácticamente terminado.
El 26 de abril de 1945, la Junta de Jefes de Estado Mayor de Estados Unidos envió
una directiva al comandante estadounidense, sometiendo a los siguientes diez grupos a
detención inmediata94;
Los detenidos automáticos eran los principales sospechosos, y los más importantes
de ellos se exponían a ser juzgados por tribunales militares de los Aliados. Aquellos ale
manes y sus colaboradores extranjeros cuyas actividades se habían limitado a un terri
torio ocupado podían esperar que los juzgaran en el país en el que habían cometido su
delito. El resto debían ser canalizados a los tribunales alemanes.
Juzgar a tanta gente planteaba dificultades especiales, ya que no había suficientes
pruebas como para completar una imagen de lo que había hecho cada individuo. Se ha
bían destruido demasiados documentos alemanes, y era demasiado escasa la mención
específica de los rangos inferiores. En consecuencia, la delegación estadounidense en la
conferencia de Londres dio con la solución de procesar, junto con los principales acusa
dos, a las organizaciones que éstos habían dirigido. Si, después de presentadas las pruebas,
el tribunal declaraba criminal a una organización, todas las vistas posteriores en casos
94 Directiva 1067/6 de la Junta de jefes de Estado Mayor al comandante en jefe de las Fuerzas de
Ocupación estadounidenses, 26 de abril de 1945, en Informe del gobernador militar estadounidense,
Denazification, 1948, pp. 14-16.
I 190
individuales podían limitarse exclusivamente a la cuestión de pertenencia95. Es intere-
sante que la delegación soviética no viera necesidad de establecer un procedimiento en
dos fases. «La cuestión de lo que es realmente la Gestapo -com entó el profesor Trainin-
es perfectamente conocida para todos los países.» A esto, Jackson respondió, «no se fíe de
que los jueces estadounidenses lo sepan todo respecto a la Gestapo»96.
El ministerio fiscal pidió declaraciones de criminalidad contra seis organizaciones. El
tribunal sólo aceptó tres y, de este modo, estableció limitaciones sobre las posteriores
condenas, al hacerlas aplicables sólo a aquellos de los acusados que hubieran ocupado
ciertos cargos, en ciertos momentos, bajo determinadas condiciones (véase el cuadro
11.3). La intención del tribunal al optar por estos límites no carece de interés. La falta
de generalización se basó en la consideración de que «deberían evitarse los castigos masi
vos». La fecha de pertenencia del 1 de septiembre de 1939 o posterior fue decisiva, por
que se basaba en la resolución de que los crímenes contra la humanidad no podían
haberse cometido antes de la guerra. Las condiciones de participación obedecían al prin
cipio de que «la culpa delictiva es personal»97. Tres organizaciones no fueron declaradas
criminales: las SA , porque después del estallido de la guerra sus actividades fueron
demasiado insignificantes; el Gobierno, porque era muy reducido; y el «Alto M ando y el
Estado Mayor General», porque la definición dada a ese grupo por el fiscal comprendía
sólo a un puñado de generales. El ministerio fiscal no había conseguido en absoluto abar
car a los funcionarios públicos y al cuerpo de oficiales95.
Los estratos superiores fueron juzgados por tribunales militares aliados, especialmente
en la zona estadounidense y en la británica. En agosto de 1946, la Sección Estadouniden-
se de Procesamientos Subsiguientes [American Subsequent Proceedings División], dirigi
da por el brigadier general Telford Taylor, había Teunido una lista de casi 5.000 nombres.
La lista tuvieron que recortarla por motivos de «tiempo, personal y presupuesto», y en el
I 191
C u a d ro 1 1 .3 . A filiación delictiva en las organ izacion es
N oca: Trial o f the Major War C rim ináis, XXII, pp. 498-517.
99 Brig. Gen. Telford Taylor (fiscal jefe para crímenes de guerra), F in al Report to the Secretary of
the Aiirry un the N urernberg W ar C rim es Triáis u n áe r C o n tro l C o u n cil L a w N o 10, Washington, D. C.,
1949, pp. 50-51, 54-55, 73, 85 y 91. El consejo de control, como organismo gubernativo de las cua
tro potencias en Alemania, con sede en Berlín, autorizó que los juicios se celebrasen en las cuatro
zonas. Aunque la nacionalidad de los jueces en los posteriores procesamientos llevados a cabo en
Nuremberg era estadounidense, los tribunales fueron, por consiguiente, internacionales.
100 Hubo 10 veces más acusados en los procesamientos posteriores que en el juicio original, y ha
bía diez veces más pruebas. Los documentos recogidos por la fiscalía estadounidense para estos jui-
I 192
Los 185 procesados fueron divididos en doce grupos de acusación. La primera causa
se abrió contra los médicos. En la segunda, el único acusado fue el Generalfeldmarschall
Milch. El tercer grupo estaba compuesto por Schlegelberger y sus asociados de la judi-
catura. El cuarto lo componían Pohl y la burocracia de los campos de concentración. En la
quinta causa, los procesados fueron los industriales del complejo Flick. En la sexta, los
de la I. G. Farben. La séptima causa afectaba a los generales del sureste. A continua
ción se vio la causa de la RuSH A. En noveno lugar la elección recayó sobre Ohlendorf
y otros oficiales de los Einsatzgruppen. La décima causa se dirigió contra Krupp. En la un
décima, los principales acusados fueron Weizsácker, Wórmann, Hcncke, Lammers, Stuc-
kart, von Krosigk, Berger, Schellenberg y Rasche. La duodécima abarcaba a los gene
rales que habían invadido Rusia.
A medida que se acercaba el proceso, los burócratas de la destrucción se vieron
afectados por la ansiedad y la depresión, la autotortura y las visiones de muerte. H a
bía algunos que se sentían condenados porque sabían que eran culpables; otros sólo
se creían culpables porque pensaban que estaban condenados. Entre los que se acu
saban a sí mismos, Conti, del M inisterio del Interior, no esperó al juicio. D ejó una
nota en la que explicaba que se quitaba la vida porque había mentido durante un
interrogatorio bajo juram ento para ocultar que conocía los experimentos m édicos101.
Un antiguo funcionario de alimentación, cavilando en su celda sobre los efectos que
los decretos de racionam iento que él había emitido durante la guerra habían tenido
sobre la vida de las personas recluidas en campos de concentración, se excusó dicien
do que se había mantenido en la ignorancia, que había estado sobrecargado y que una
enfermedad ocular le había impedido leer todos los papeles que había firmado. Escri
biendo a un periodista alem án y ex preso de Buchenwald, Eugen Kogon, le pidió per
dón. Después se m ató102.
También Edmund Veesenmayer pensó que no había escapatoria. De hecho, se había
rendido «voluntariamente». Pero sus razones no implicaban renuncia ni duda. No se acusó
a sí mismo. «Si yo no estoy aquí -dijo—otros serán declarados responsables.»103 Cuando el
fiscal Kempner le preguntó qué pensaba del juicio, Veesenmayer declaró: «como principal
acusado, yo soy su enemigo, el tipo que debe ser eliminado. No lo entiendo de otra forma.
I 193
Soy un criminal que debe ser exterminado». A esto, el fiscal judío, replicó: «Lo que tendrá
que hacer es explicarse ante un tribunal estadounidense»104.
A pesar del intenso sentimiento de desesperación que reinaba en la cárcel de Nu-
remberg, una fuerza de 206 abogados defensores se preparó para librar una batalla total.
136 de estos abogados habían pertenecido al partido. Diez habían formado parte de las
SS. Uno, el Dr. Rudolf Dix, había presidido el Colegio de Abogados Alemán. Otro, el
Dr. Ernst Achenbach, había sido experto en deportaciones en la embajada de París105.
Este grupo no estaba dispuesto a ahorrarse ningún argumento. Vaciaron el viejo arse
nal hasta agotarlo. Todos los acusados se habían mantenido en la ignorancia; todos
habían cumplido órdenes. Ninguno era un criminal. H asta Blobel, el de la masacre de
Kiev, era «decente en el fondo»106.
Los acusados presentaban, sin excepción, una disposición tan amable hacia sus
víctimas que el abogado de Weizsacker, Dr. Becker, empezó a sentirse un poco abru
mado. En un momento de irritación, se vio movido a comentar: «todos han salvado a
unos cuantos supervivientes, nadie ha m atado a los muchos muertos [Jeder hat die
wenigen Geretteten gerettet, keiner hat die vicien Toten um gebracht]»107. La culpa se tras
ladaba hacia arriba, hacia abajo, hacia los lados. Y para Pook, encargado de arrancar
los dientes de la boca de los gaseados, el abogado Dr. Ratz sólo tenía una defensa: «El
cadáver ya no tiene derechos de ningún tipo, pero nadie tiene tam poco derecho al ca
dáver. El cuerpo, por así decirlo, desde un punto de vista jurídico, flota entre el cielo
y la tierra»108.
El elemento más significativo en las filas de la defensa fue la vuelta a la ofensiva. Esta
actitud se constató del modo más palmario en la causa United States v. Ohlendorf el pro
pio acusado. Ohlendorf mantenía que había que destruir a los judíos. Incluso aunque en
realidad no hubieran empezado la guerra, ahora habían sido atacados, y tras un asalto de
ese tipo debían esperarse de ellos las reacciones más peligrosas. Cuando el fiscal Heath le
preguntó qué les había ocurrido a los niños judíos, Ohlendorf respondió, «había que
matarlos exactamente igual que a sus padres». Al preguntarle por la razón de tal impla
cabilidad, contestó, «creo que es muy sencillo de explicar si uno empieza por el hecho de
que esta orden no sólo intentaba alcanzar la seguridad sino también la seguridad perma
nente, porque los niños crecerían y, con seguridad, siendo hijos de padres ejecutados,
I 194
constituirían un peligro no menor que el planteado por sus padres». Enseguida añadió,
«he visto muchos niños muertos en esta guerra por los ataques aéreos lanzados para segu-
ridad de otras naciones»109.
Los jueces de Nuremberg eran respetables abogados estadounidenses. No habían veni
do a exonerar ni a condenar. Estaban impresionados por su tarea, y la asumieron con
mucha experiencia jurídica y poca anticipación de los hechos. Eso no quiere decir que fue
ran inmunes a las presiones extemas. El primer día del juicio contra la I. G. Farben, el juez
James Morris le comentó al fiscal Josiah DuBois en el almuerzo: «ahora tenemos que pre
ocupamos por los rusos; no me sorprendería que invadieran la sala del tribunal antes de
que acabáramos»110. De hecho, el fiscal jefe Taylor se vio incitado a comentar en su infor
me definitivo que en conjunto «la sentencia se fue haciendo más leve a medida que trans
curría el tiempo»111.
De una causa a otra se produjeron variaciones que reflejaban influencias más fun
damentales. Las sentencias más rígidas se dictaron en los casos de las SS, donde los ju e
ces percibían el asesinato en su forma más directa y absoluta. Tres de estas causas -los
juicios de los médicos, de los responsables de los Einsatzgruppen, y de los administra
dores de los campos de concentración- fueron las únicas que dieron lugar a sentencias
a muerte112. Varios acusados del poder judicial fueron condenados a cadena perpe
tua113. El tribunal se vio invadido por un sentimiento de rabia al contemplar a los acu
sados, que en otro tiempo habían sido a su vez jueces, y dio rienda suelta a este senti
miento en la exposición de que «la prostitución de un sistema judicial para el
cumplimiento de fines delictivos supone para el Estado un mal que no se encuentra en
las atrocidades francas que no mancillan las togas judiciales»114. También varios de los
militares fueron sentenciados a cadena perpetua113. La burocracia salió mejor parada,
con un máximo de veinte años116. Entre los industriales, sólo Alfried Krupp y dos de sus
asociados recibieron un máximo de doce años de prisión. En la causa contra la I. G. Far
ben, cinco de los procesados fueron condenados por su participación en la I. G. Ausch-
109 Testimonio de Ohlendorf, Causa núm. 9, Triáis o fW a r C rim in áis, IV, pp. 356-358. Véase tam
bién la opinión jurídica del Dr. Reinhard Maurach, Ohlendorf-38. La defensa sacó constantemente
a colación en los tribunales las bombas de fósforo, las de demolición y las atómicas.
110 Josiah D lJ B O lS , T h e D evil's C h em ists, Boston, 1952, p. 95.
111 Brig. Gen. T Taylor, F in al R eport to the Secretary o f the A rm y on the N u rem b erg W ar C n m e s Triáis
under C o n tro l C o u n cil Im w N o 10, cit., p. 92.
112 Originalmente, siete en la causa contra los médicos, cuatro en la causa contra Pohl, y cator
ce en la causa contra Ohlendorf.
113 Klemm, Oeschey, Rothaug y Schlegelberger.
114 Sentencia, Causa núm. 3, pp. tr. 10793-10794.
115 Milch, List, Kuntze, Warlimont y Reinecke.
116 Lammers y Veesenmayer.
I 195
witz. A dos de ellos, Dürrfeldt y Ambros, les impusieron ocho años; a Ter Meer siete; a
Krauch y Bütefisch, seis117. En la causa contra Flick, ninguno de los procesados fue con
denado por acciones antijudías: las arianizaciones de Petschek no constituyeron críme-
nes contra la hum anidad118.
En las sentencias dictadas en las 12 causas de los procesos subsiguientes de Nu-
remberg, 35 de los procesados fueron declarados no culpables; 97 condenados a penas de
prisión de hasta veinticinco años; veinte a cadena perpetua; y 25 a muerte. Conside
rando las dificultades a las que se enfrentaban los fiscales, el ministerio fiscal estadou
nidense había alcanzado un éxito notable. Sin embargo, tan pronto como se escribieron
las sentencias, empezó el proceso de reducción.
En la causa sobre los campos de concentración, el propio tribunal redujo cuatro con
denas1l9. Después, el gobernador militar, general Clay, conmutó otra120. Finalmente, una
junta de clemencia especial llegó de Estados Unidos para revisar todas las sentencias en
nombre del Alto Comisionado121. La Junta de Clemencia estaba compuesta por tres fun
cionarios: David W. Peck, juez presidente, Sección de Apelaciones, Departamento Pri
mero, Tribunal Supremo de Nueva York, presidente; Frederick A. Moran, presidente,
Junta Directiva de Libertad Condicional de Nueva York; y el brigadier general Conrad
E. Snow, asesor jurídico adjunto, Departamento de Estado. La junta comenzó su trabajo
en abril de 1950. Aunque sus miembros se consideraban «obligados» por los hechos esta
blecidos en las sentencias, se permitió a la defensa introducir «nuevas pruebas» y presen
tar argumentos anteriores122. A continuación, la junta tomó cuatro medidas. Recomendó
117 El juez Hebert, manifestando su discrepancia, afirmó que otros tres acusados debían haber
sido considerados culpables en la acusación sobre Auschwitz. Ninguno de los procesados fue decla
rado culpable del suministro de gas venenoso al campo. Las sentencias de ocho años fueron las máxi
mas pronunciadas en la causa. Un juez había comentado en privado durante la vista que había
«demasiados judíos en el ministerio fiscal». Josiah Dubois, The Devil's Chemisis, cit., pp. 182-183. En
el equipo contra la I. G. Farben había dos judíos. Ibid.
118 Sentencia, Causa núm. 5, Triáis ofWar Crimináis, VI, 1212-1216.
119 Georg Lomer, Kiefer, Fanslau, Bobermin.
120 Sommer.
121 Un alto comisionado responsable ante el Departamento de Estado sustituyó al gobernador mi
litar y asumió su responsabilidad y control sobre los criminales de guerra convictos. Orden Ejecutiva
10062 de 6 de junio de 1949, y Orden Ejecutiva 10144 de 21 de julio de 1950, en Triáis ofWar Cri
mináis, XV, pp. 1154-1156.
122 Ninguno de estos materiales se ha publicado, pero su impacto se puede deducir ampliamente
a partir del siguiente párrafo, en el que la junta describe el proceso de destrucción antijudío: «La eli
minación de los judíos, ocasionalmente mediante la deportación, pero en general mediante la matan
za directa. Esta actividad de asesinato organizado se centró en los grupos de las SS que acompaña
ban al ejército con el propósito de eliminar a los judíos, a los gitanos, y a todos aquellos de los que se
sospechase en lo más mínimo que fueran partisanos. En esta operación murieron al menos 2 millo-
I 196
una revisión a la baja de las sentencias individuales, basándose en los nuevos testimonios
recibidos123. Instó a que las variaciones en las sentencias por delitos similares se resolvie-
ran a favor del trato más indulgente124. En la medida en que el encarcelamiento antes y
durante el juicio no se hubiera computado, debía deducirse ahora125. La junta pidió, final
mente, que el tiempo concedido a los presos por «buena conducta» se aumentara de cinco
a 10 días por mes, acortando así en un tercio las sentencias reducidas126.
El alto comisionado M cCloy estaba sometido a una considerable presión no sólo
para que aceptara estas recomendaciones, sino para que fuera más allá de las mis
mas127. «Con dificultad», conmutó por su cuenta varias penas de muerte m ás128. C u an
do anunció sus decisiones, el 31 de enero de 1951, los 142 procesados convictos se
habían reducido a menos de la mitad: 77 estaban libres, 50 seguían encarcelados, uno
había sido enviado a Bélgica129, a los siete condenados en la causa contra los médicos
ya los habían ahorcado, y cinco seguían esperando el cumplimiento de la pena de
muerte. Entre los liberados estaban todos los industriales convictos. Cuando Ter Meer,
de la I. G., salió de la cárcel, com entó a su séquito, «ahora que tienen Corea en sus
manos, los estadounidenses son mucho más am istosos»130.
nes de personas indefensas». Informe de la Junta Asesora sobre Clemencia para los Criminales de
Guerra [Board on Clemency for War Crimináis] (firmado Peck, Moran y Snow) al alto comisionado
McCloy, 28 de agosto de 1950, ibid.., p. 1159.
m Principalmente, parece que estos apelantes alemanes consiguieron convencer a la junta de que
su posición había sido más «remota» y también más difícil de lo que los tribunales habían supuesto. Ibid.,
pp. 1163-1164. Exposición y anuncio de decisiones por parte de McCloy, 31 de enero de 1951, ibid.,
pp. 1176-1191, passim. Las recomendaciones individuales de la junta no se publicaron.
124 Véase particularmente la nivelación de las sentencias en las causas industriales para efectuar la
liberación de los acusados de Krupp. Decisiones de McCloy, 31 de enero de 1951, ibid., pp. 1187-1188.
125 Ibid., p. 1180. Esta recomendación afectaba a las sentencias de cárcel en las causas contra las SS.
126 Ibid., p. 1180.
127 Véase el resumen realizado por Arthur Krock de las actas de una reunión mantenida el 9
de enero de 1951 entre McCloy y una delegación alemana compuesta por Hermann Ehlers (presi
dente del Bundestag), Heinrich Hóíler (liberaldemócrata), Cario Schmid (socialdemócrata), Jacok
Altmeier (judío), Hans von Merkatz (Partido Alemán) y Franz Josef Strauss (cristianodemócrata,
rama bávara), «In the Nation», The New York Times (26 de abril de 1951), p. 28. Una publicación
periódica alemana explicaba que muchos acusados estaban acumulando «simpatías automáticas» de
bido a la «composición» del ministerio fiscal. «Die Juden», Die Gegenwart (1 de septiembre de 1949),
p p . 5-6.
123 Decisiones de McCloy en la causa contra los Einsatzgruppen, Triáis of War Crimináis, XV,
pp. 1185-1187.
129 Strauch.
130 «Flick, Dietrich, among 19 Nazi Crimináis Freed from jail after Serving 5 Years», The New
York Times (26 de agosto de 1950), p. 7.
I 197
Las prisiones conservaban aún a varios generales a los que no se les habían conce
dido reducciones, y los asesores militares del canciller Adenauer no perdieron tiempo
en señalar que esta falta de clemencia descansaba como una «pesada carga psicológica
sobre el esfuerzo de Alemania para rearmarse [eine schwere psychologische Belastung des
Wiederbeivaffnungsproblems]»lil. Los cinco que se enfrentaban a la muerte eran la ahora
solitaria figura de Pohl y cuatro responsables de Einsatzgruppen: Blobel, Braune, Ñau-
mann y Ohlendorf. Aunque las sentencias de estos hombres habían sido revisadas una
y otra vez, las presiones de conmutación no disminuyeron. El obispo Johannes Neu-
háusler declaró que habría sido más «humano» haber sentenciado rápidamente y des-
pués ejecutado con rapidez la sentencia132. En su celda, el propio O hlendorf dictó una
declaración en la que afirmaba ser inocente, declarando que había intentado rescindir
la orden de Himmler, que había mandado el Einsatzgruppe más pequeño, que de los mi'
les de hombres pertenecientes al Einsatz sólo 33 habían sido juzgados y sólo 14 conde-
nados a muerte, y que, por consiguiente, él era un m ártir133. El alto comisionado McCoy
no cedió más. Siendo uno de los capitanes del movimiento a favor de la ley y el orden
en 1944, no podía echar abajo los juicios en 1951. Con las protestas del vicecanciller
Franz Blücher y un coro de voces en la prensa alemana, los cinco fueron ahorcados el
7 de junio134.
Lo que sucedía en Nurem berg se reprodujo a pequeña escala en la zona británi
ca. Entre los acusados en los juicios británicos había varios hombres de las SS inclui
dos en el grupo de Auschwitz-Belsen, tres miembros de la empresa T E S T A que había
suministrado a Auschwitz el gas venenoso, y varios generales de diversos escenarios
bélicos. Los tribunales militares británicos, al contrario que los estadounidenses,
131 «Von 28 Todeskandidaten wurden 21 begnadigt», Sü d deu tsch e Zeitung (1 de febrero de 1952),
Munich, pp. 1-2.
132 «U m die Landsberger Entscheidung», ibid., 2 de febrero de 1951, p. 1. En las apelaciones a tri
bunales federales estadounidenses, la defensa sostuvo que la constitución alemana de 1949 había
abolido la pena de muerte, y que en vista del reconocimiento por parte de los aliados de la nueva
independencia de Alemania, en 1951, las sentencias ya no se podían ejecutar. Las apelaciones no fra
casaron porque los tribunales militares estadounidenses hubieran derivado sus competencias de un
acuerdo internacional, ni porque los aliados se hubieran reservado la jurisdicción sobre los crimina
les de guerra, sino porque el juez de distrito no había recibido certificación oficial de que se había
abolido el estado de guerra, y en la medida en que la guerra continuaba, ningún extranjero no resi
dente que fuera ciudadano de un país enemigo podía obtener amparo en un tribunal federal. Memo
rando del Tribunal de Distrito de Columbia, 29 de mayo de 1951, y denegación del auto de avoca
ción por parte del Tribunal Supremo, Triáis o fW a r C rim in áis, XV, pp. 1192-1198.
13j Texto de la declaración de Ohlendorf, 19 de enero de 1951, en N e u e s A b en d lan d , Augsburgo,
marzo de 1951, pp. 133-134.
134 Drew M id d le t o n , «Germans Condemn U. S. on Executions», T h e N e w York Tim es (8 de junio
de 1951), p. 5. Los restantes prisioneros fueron liberados en el curso de los siete años siguientes.
1198
estaban compuestos por militares, y los abogados defensores eran también oficiales bri
tánicos. Los procedimientos se llevaron a cabo con cierta prontitud. Del grupo de las
SS, once fueron condenados a la horca. Notables entre los condenados fueron Kramer,
Klein, Hossler e Irma O rese13’ . A l encargado de suministrar el Zyklon B, Dr. Bruno
Tesch, también lo ahorcaron136. Los generales, por su parte, no fueron juzgados inme-
diatamente, y ese retraso produjo diferentes resultados. A von Rundstedt y a Strauss los
liberaron por considerar que no estaban en condiciones de soportar un juicio137. Von
Brauchitsch murió antes de que se presentara el acta de acusación138. A Kesselring lo
condenaron a muerte, pero le conmutaron la pena por cadena perpetua y posterior-
mente se la redujeron a veintiún años. Puesto en libertad condicional médica y recibi
da clemencia en previsión de su fallecimiento, retomó la vida activa en 1952139. En
diciembre de 1949, von Manstein fue sentenciado a dieciocho años. Dos meses más tarde,
le redujeron la sentencia a doce años, y en 1952 también estaba libre140.
En una ocasión, los británicos se habían unido a sus socios estadounidenses acu
diendo a los tribunales. Ahora siguieron a los estadounidenses abriendo las puertas de
las cárceles. En febrero de 1952, ambas potencias acordaron con la nueva Alemania
establecer una junta de clemencia tripartita para revisar una vez más las sentencias de
los criminales de guerra encarcelados’ 41. Cuando la junta empezó a trabajar, en 1955,
el número de los perpetradores de actos antiiudíos que aún ocupaban las prisiones esta
dounidenses y británicas se había reducido a unas dos docenas142.
Aunque los procesos ante tribunales militares de las zonas estadounidense y británica
ocuparon el centro de la atención mundial, algunos de los principales participantes en la
destrucción encontraron su destino fuera de Alemania, en tribunales extranjeros. Aquí
1,5 Law Reports of Triáis ofWar Crimináis, Londres, 1947, vol. 2, pp. 153-154- La autorización real
bajo la que actuaban los jueces limitaba su jurisdicción a los crímenes cometidos contra ciudadanos
de ios países aliados. En una de las declaraciones juradas contra un vigilante de las SS, se alegó que
había matado a una muchacha deportada de Hungría a Bergen-Belsen. La defensa protestó alegan
do límites jurisdiccionales. El fiscal respondió que para aquel entonces los húngaros se habían «pasa
do al bando aliado», y que, por consiguiente, eran «al menos en cierta forma Aliados», aunque no
sabía «en qué medida». El acusado, Karl Egersdorí, fue declarado no culpable. Ibid., pp. 150, 153. Las
sentencias británicas no iban acompañadas de las motivaciones.
b6 Ibid., vol. 1, p. 102. Su Prokurist, Karl Weinbacher, sufrió el mismo destino.
1,7 «British to Free von Rundstedt and Strauss», The New York Times (6 de mayo de 1949), p, 4;
«Poles Question Britain on Nazis», ibid., 20 de mayo de 1949, p. 14.
133 «Brauchitsch Dies of Heart Attack», ibid, 20 de octubre de 1948, p. 7.
135 Alistair HoRNE, Retum to Power, Nueva York, 1956, p. 52.
I4C Ibid.
141 «Adenauer Explains Board», The New York Times (21 de febrero de 1952), p. 6.
142 En marzo de 1954, Estados Unidos había decidido dejar de publicar las liberaciones. «War Cri
mináis Policy Is Changed by U. S.», ibid., 26 de marzo de 1954, p. 5.
I 199
C u a d ro 11,4. Ju ic io s n acion ales, en el o e ste y en el este
K.H. Frank
Por Checoslovaquia: Ludin
Wisliceny
Bühler
Greiser
Por los Países Bajos: Rauter - Ejecutado Por Polonia:
Stroop
Hóss
Kasche
Por Yugoslavia: Lohr
Por Dinamarca: Best Por Rusia: Jeckeln
Por Bélgica: Falkenhausen Liberados Por Rusia: Clauberg
Por Francia: Abctz
debemos distinguir entre los colaboradores extranjeros, que no tuvieron que responder
tanto por asesinato como por traición, y los alemanes, que, en virtud de la Declaración de
Moscú, fueron enviados a los países «en los que habían cometido sus abominables actos».
Entre los colaboradores que murieron a manos del verdugo se encontraron Laval de Fran
cia, el presidente Tiso de Eslovaquia, Bagrianov de Bulgaria, los dos Antonescu de Ru
mania, y Sztójay de Hungría. Los alemanes capturados y extraditados encontraron un
trato diverso, dependiendo no sólo de lo que hubieran hecho, sino también de dónde y
cuándo tuvieran que responder de ello. El cuadro 11.4 revela algunos de los contrastes
en la resolución de estos casos hasta 1955.
Cuando Clauberg volvió de Rusia a Alemania en octubre de 1951, tuvo la primera
oportunidad en diez años de contar a los periodistas que lo entrevistaban que, después
de todo, inmediatamente antes de ser capturado había perfeccionado su método de es
terilización. El nuevo método consistía en una sencilla inyección, y ahora estaba espe
rando poder aplicarlo, si bien sólo en «casos especiales»143.
Aquellos alemanes que no fueron juzgados como criminales de guerra por un tribu
nal aliado o extranjero no tenían tanto que temer. Q uedaron a merced de la jurisdic
ción alemana. En la esfera alemana se llevaron a cabo dos tipos de procesos: uno, la des-
nazificación, lo prescribieron las autoridades de ocupación aliadas; el otro, el juicio en
tribunales penales ordinarios, dependía de la iniciativa alemana. Las leyes de desnaziti-
cación se basaron en el principio de sentencia condenatoria automática. El diseño de
la ley promulgada por los L¿inder alemanes en la zona estadounidense establecía la cla
sificación de los acusados en cuatro categorías: delincuentes principales, delincuentes,
143 «Nazi Camp Doctor Back in Germany», ibid., 18 de octubre de 1955, p. 10; «Doctor Who Stc-
rilized Women for Nazis Still Proud of His Work», N e w York Post (18 de octubre de 1955), p. 3.
1200
delincuentes menores, seguidores, y el grupo de los exonerados. La inclusión en las dos
primeras categorías debía estar determinada en primera instancia por el cargo ocupado
anteriormente por el delincuente. Los cargos enumerados en la ley se tomaron de la Di-
rectiva del Consejo de Control núm. 24, vinculante para las autoridades alemanas
(véanse los extractos en el cuadro 11.5).
Con respecto a la posible clasificación como delincuentes menores, la ley establecía
que se debía realizar una «cuidadosa investigación especial» de aquellas personas que
habían estado implicadas en las arianizaciones o de los funcionarios que habían servido
en calidad de militares o civiles en las áreas ocupadas. Por otra parte, en el caso de todos
los procesados debía prestarse especial atención a su dimisión del partido, su «resisten
cia», asistencia regular a la iglesia, buenas acciones, sometimiento a la «persecución» y
(en el caso de los nacidos después del 1 de febrero de 1919) su «juventud»144. El signifi
cado de estas consideraciones especiales es claramente visible en la divergencia entre las
acusaciones que se exigía presentar a los fiscales basándose en el antiguo cargo ocupado
por el acusado y las conclusiones a las que llegaban los jueces del proceso. Las cifras
incluidas en el cuadro 11.6 son acumulativas respecto a la zona estadounidense (menos
Bremen y Berlín) hasta el 31 de marzo de 1947. Las penas establecidas por la ley para las
cuatro primeras clasificaciones pueden resumirse como sigue145:
144 Ley para la Liberación del Nacionalsocialismo y del Militarismo, promulgada por los gobier
nos de los Lánder de Baviera, Gran Hesse y Württemberg-Baden, 5 de marzo de 1946, con anota
ciones del gobierno militar estadounidense, en Informe del gobernador militar [Repon of the Military
Govemor], Denazification (Análisis Acumulativo), abril de 1948, pp. 52-97.
145 Ibid., pp. 59-63.
1201
C u a d ro 11.5. C lasificació n de los delin cu en tes prin cipales y ordin arios
CLASE I CLASE II
(PRESUNTOS DELINCUENTES PRINCIPALES) (PRESUNTOS DELINCUENTES)
Nota: Ley para la Liberación del Nacionalsocialismo y el Militarismo por los Gobiernos Territoriales de
Baviera, Gran Hesse y V/ürttemberg-Baden, 5 de marzo de 1946, con anotaciones del gobierno militar
estadounidense en Informe del gobernador militar, Denazification (análisis acumulativo), abril de 1948,
pp. 52-92.
1202
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1203
Prohibición de ocupar cargos públicos
Pérdida de los derechos de pensión
Restricciones de domicilio y residencia
Delincuentes menores:
Multas
Confiscación de las propiedades adquiridas por medios políticos, especialmente
por las arianizaciones, y bloqueo de otras propiedades
Prohibición condicional de toda actividad excepto el trabajo ordinario
Seguidores:
Multas de hasta 2.000 Reichsmark
Registrados 13.199.800
Acusados 3.445.100
Amnistiados sin juicio 2.489.700
Multas 569.600
Restricciones de empleo 124-400
Inhabilitación para cargo público 23.100
Confiscaciones de propiedades 25.900
Trabajo especial sin encarcelamiento 30.500
Asignación a campos de trabajo 9.600
Asignados que aún cumplían sentencia 300
146 Informe del gobernador militar, julio de 1949, Statistical Annex (edición definitiva), p. 280. En
muchos casos, se impuso más de una sanción al mismo individuo. Las amnistías se promulgaron por
que el gobierno militar tenía prisa por concluir el programa. Véase Denazification (análisis acumula
tivo) y John H. Herz, «The Fiasco of Denazification in Germany», Political Science Quarterly 63 (1948),
pp. 569-594.
147 En cuanto a diseño administrativo, los decretos de desnazificación británicos sólo diferían de
los estadounidenses en dos aspectos básicos: no se produjo un registro total (las acusaciones se limi
taron principalmente a las 27.000 personas situadas bajo arresto automático), y el programa se flna-
1204
Hinrich Lohse, en otro tiempo Reichskommissar del Ostland, recibió el máximo de diez
años. Liberado en 1951 por cuestiones de salud, le concedieron una pensión148. El ex
jefe de la Oficina Fiduciaria Principal del Este, Dr. M ax Winkler, fue exonerado149.
Stuckart, ex Staatssekretar del Ministerio del Interior, gravemente enfermo, fue sen-
tenciado en la causa undécima al tiempo cumplido, basándose en que cualquier confi
namiento equivaldría a una pena de muerte. Llevado ante un tribunal de desnazificación
después de su liberación, fue clasificado de seguidor y multado con 500 DM (Deutsche
Mark), que debía pagar en cuanto recibiera una pensión. Poco después, murió en acci
dente de coche130. El Obergruppenführer Wolff, que había dirigido el Estado Mayor per
sonal de Himmler, fue extraditado por los estadounidenses a la zona británica para que
allí lo juzgaran por sus crímenes151. Puesto ante un tribunal de desnazificación, fue sen
tenciado a cuatro años, de los que se dedujo el confinamiento previo. Cuando el juez
presidente le informó de que podía irse «con el traje limpio y sin manchas [mit reinem
und fleckenlosem Kleid]», salió de la sala con el rostro radiante, mientras su abogado exi
gía airadamente la exoneración152. En 1964, tras un juicio celebrado ante un tribunal
de Munich, fue condenado a quince añ os153.
Los perpetradores se enfrentaban aún a otro obstáculo: los Aliados también habían
capacitado a los tribunales ordinarios alemanes para ver las causas sobre crímenes de gue
rra. Pero, a juzgar por los resultados, esa expedición punitiva asumió sólo ligerísimas pro
porciones. El antiguo experto en asuntos judíos del Ministerio de asuntos Exteriores,
Legationsrat Rademacher, fue sentenciado a tres años y cinco meses. Tras su condena,
se saltó la libertad bajo fianza, y no volvió en trece años. De nuevo lo sentenciaron, pero
lizó en enero de 1948, excepto para los miembros de las organizaciones criminales. Informe del gober
nador militar estadounidense, Denazification (análisis acumulativo), pp. 12-13 y 138-155.
La desnazificación austríaca constituyó básicamente un procedimiento triple: detenciones y con
denas, despidos de cargos públicos y en la economía privada, y una multa basada en los ingresos perci
bidos en enero de 1944- Las detenciones, un total de 53.520, fueron llevadas a cabo por las poten
cias ocupantes, y desde abril de 1946 por el gobierno austríaco. El 1 de mayo de 1947, 16.509
personas permanecían detenidas. Los despidos de trabajo superaron los 100.000 en julio de 1946. La
multa produjo finalmente casi 300 millones de chelines austríacos. Características especiales en Aus
tria fueron los juicios ante tribunales populares. Véase Dieter Stiefel, Entnazifizierung in Osterreich,
Viena, 1981.
148 Gerald R e it lin g e r , The Final Solution, Nueva York, 1953, p. 512.
149 «Ein grosser Hehler des Nazi-Regimes entlastet», Aufbau (26 de agosto de 1949), Nueva York, p. 5.
150 «Himmler’s Stellvertreter tódlich verunglückt», ibid., 11 de diciembre de 1953, p. 4-
151 Brig. Gen. T. Taylor, Final Report tu the Secretar? of the A rmy on the Nuremberg War C rimes Triáis
under Control Council Lavo N.° 10, cit., p. 78.
1,2 «Sie gehen mit fleckenlosem Kleid», Aufbau (1 de julio de 1949), Nueva York, p. 4. Las causas
aquí citadas se vieron todas en la zona británica.
153 Sentencia del Landgericht Miinchen II, 1 Ks 1/64.
1205
en vista de su mala salud permaneció fuera de la prisión hasta la muerte154. Gerhard
Peters, de D EGESCH , cuyo Zyklon B había matado a casi un millón de judíos en Ausch-
witz, fue sentenciado a cinco años. La defensa consiguió iniciar otro juicio, pero esta vez lo
sentenciaron a seis años. Probando de nuevo en 1955 ante otro tribunal, Peters fue decla
rado no culpable. Esta vez, el fiscal se había dejado las pruebas en casab5. Los procedi
mientos iniciados contra Leibbrandt, del Ministerio del Este, y contra el Generalkommis-
sar Frauenfeld (Melitopol) se archivaron156. El Obersturmbannführer Dr. Schafer (BdS en
Serbia, famoso en Semlin) había sido condenado a 21 meses por un tribunal de desnazifi-
cación. Juzgado posteriormente por sus actividades en Serbia, fue declarado «hombre bási
camente decente y limpio», y sentenciado a otros seis años y medio157. El Obergruppen-
führer von dem Bach, que había servido como responsable máximo de las SS y de la Policía
en Rusia Centro, y como jefe de las unidades antipartisanas, había sido testigo del fiscal en
Nuremberg. Escapando a la extradición a Rusia, fue sentenciado por un tribunal de des-
nazificación a diez años de arresto domiciliario158. Angustiado en su casa, von dem Bach
se denunció a sí mismo por asesinato en m asah9. En 1964 fue sentenciado a cadena per
petua por su intervención en la muerte de seis comunistas. Siete años después fue descu
bierto, con un permiso carcelario, descansando en una cómoda clínica privada de Nurern-
berg. Reencarcelado, murió en 197216C.
En 1958, los Lánder de la República Federal Alem ana establecieron una Zentrale
Stelle en Ludwigsburg para investigar a aquellas personas que pudieran haber come
tido los denominados crímenes N S, una categoría que incluía actos contra judíos,
perseguidos políticos y víctimas de la eutanasia. Los resultados obtenidos por la Zen
trale Stelle der Landesjustizverwaltungen debían entregarse a los fiscales regulares,
encargados de decidir si se incoaban procedimientos judiciales. La ley de limitaciones
ya había eliminado la jurisdicción en todos los casos excepto homicidio y asesinato, a
partir del 8 de mayo de 1955. En consecuencia, las actividades que habían implicado
la apropiación de bienes o la guetización ya no eran procesables. El homicidio des
1,4 Christopher B r o w n in g , T h e F in al Solu tion an d the G e rm á n Foreign O ffic e , Nueva York, 1978,
pp. 187-206.
153 «Gemütlíches Deutschland», A u fb a u (30 de marzo de 1951), Nueva York, p. 10. Kurt R. Gross-
mann, «Kronzeuge aus dem Grabe», ibid., 6 de mayo de 1955, pp. 1-2 y K. R. Grossmann, «Der Freispruch
im Blausaureprozess», ibid., 10 de junio de 1955, p. 3.
156 «Judenmorder laufen frei herum», ibid., 8 de diciembre de 1950, p. 3. «Haftentlassung Frauen-
felds», ibid., 27 de febrero de 1953, p. 3.
157 «Gestapo-Leiter der Judenvcmichtung angeklagt», ibid., 19 de septiembre de 1952, p. 3. A. Home,
R e tu m lo Pow er, cit., pp. 55-56.
138 G. Reitlinger, T h e F in al Solution , cit., p. 505.
159 «Selbstanzeige wegen Massenmordes», A u fb a u (18 de abril de 1952), Nueva York, p. 11.
160 T h e N e w York Tim es (21 de marzo de 1972), p. 40.
1206
apareció el 8 de mayo de 1965, dejando sólo el asesinato, es decir, actos voluntarios
con resultado de muerte. La distinción entre homicidio y asesinato no era sencilla. El
asesino era alguien a quien matar producía un placer antinatural o con unos motivos
tan bajos como para resultar despreciable. Bajos eran el deseo sexual, la avaricia, el
racismo o el deseo de ser señor arbitrario de la vida y la muerte. También se definía
como asesinato el quitar la vida con artimañas, como en la explotación de la igno-
rancia de las víctimas para las operaciones de exterminio, o con crueldad, por ejem-
pío, el alinear a los que estaban a punto de ser am etrallados de tal forma que pudie-
ran observar a los muertos que los precedían. Durante más de 20 años, la Zentrale
Stelle, dirigida por Erwin Schüle, y desde 1966 por su sucesor, el Dr. Adalbert Rüc-
kerl, recogió toneladas de pruebas para permitir a los fiscales de los tribunales pen a
les redactar escritos de acusación dentro de estas restricciones legales. La docum en
tación, incluidos muchos testim onios originales recogidos en declaraciones e
interrogatorios, sigue siendo una fuente vital de información sobre la destrucción de
los judíos, pero no bastó para llevar a juicio a muchos posibles acusados. A menudo,
además, a un perpetrador envejecido que ya no disfrutaba de buena salud se le con
cedía a todos los efectos prácticos una amnistía biológica. Ningún miembro de los
terrocarriles alem anes fue condenado, y pocas sentencias se pronunciaron en aque
llos casos que im plicaban al M inisterio de A suntos Exteriores. Incluso generales
como von Bechtolsheim, que se encontraba en M insk durante las m asacres llevadas
a cabo en octubre de 1941, y Rossum, que se hallaba en Varsovia durante la batalla
del gueto de 1943, quedaron impunes. Los acusados fueron principalmente conspi
cuos veteranos de las S S y de la Policía: miembros de los Einsatzgruppen, vigilantes
de los campos, o personal de policía involucrado directam ente en las muertes. De
1958 a 1977, la mayoría de los acusados procedían de los rangos más bajos, es decir,
suboficiales y soldados o sus equivalentes civiles. He aquí una tabulación de los resul
tados de estos veinte añ o s161:
1207
Acusados 816
Cadena perpetua 118
Otros plazos de cárcel 398
N o condenados 300
En Austria, los juicios ante tribunales populares dieron como resultado 23.495 con
denas. Las penas de muerte fueron 43, de las cuales 30 se ejecutaron, y las sentencias
de cárcel ascendieron a 13.625, de las cuales 695 fueron por plazos de cinco años o
m ás16¿. El gobierno polaco recibió competencias para juzgar a perpetradores fuerte
mente implicados, entre ellos a miembros de alto rango del régimen de ocupación,
cuando 1.817 personas fueron extraditadas a Polonia desde las cuatro zonas de Alema
nia. Las condenas polacas incluyeron 193 penas de muerte y 69 cadenas perpetuas163.
La Unión Soviética ejecutó a 500 prisioneros del Eje hasta 1947, año en el que la pena
de muerte fue abolida164.
También en Estados Unidos se dio un esfuerzo organizado por descubrir a hombres
que habían ayudado en la destrucción de los judíos y que no habían revelado sus acti
vidades incriminatorias en las solicitudes para entrar en el país. La mayoría de ellos no
eran alemanes sino antiguos miembros de las Schutzmannshaften báltica o ucraniana
empleados en deberes de vigilancia, capturas y ametrallamientos. Algunos, como el
alcalde de Kaunas, Kazys Palciauskas, cuyo nombre aparece bajo la orden de estable
cimiento de un gueto en esta ciudad, habían sido altos cargos. La mayoría había lle
gado a Estados Unidos como desplazados y habían vivido en su propia casa práctica
mente sin ser molestados. Los dejaron tranquilos porque los crímenes de guerra no eran
una prioridad investigadora en el Departamento de Justicia durante los años de la Gue
rra Fría, y porque en ese tiempo el Departamento de Estado no favoreció la cooperación
con funcionarios soviéticos para adquirir la información necesaria, por temor a que ese
esfuerzo potenciara los fines soviéticos.
Con el ascenso de la distensión y el resurgimiento del interés por los sucesos del Ho
locausto, la búsqueda de ex perpetradores se convirtió en un programa especial. En
1973, el Departam ento de Justicia creó la Oficina de Control de Proyectos [Proyect
Control Office] en la ciudad de N ueva York, y en 1977 una Unidad de Litigación Espe
162 Datos hasta 1972, en D. Stiefel, E n tn azifizieru n g in O sterreich , cit., pp. 255-257. Respecto al
entorno político de los juicios en Bélgica, Francia, Grecia, Checoslovaquia y Hungría, véase Istvan
D e a k , Jan T. GROSS y Tony J u d t (eds.), T h e Politics o f R etribution in E u rop e, Princeton, 2000.
161 Bogdan M usta l, «NS-Kriegsverbrecher vor polnischen Gerichten», V ierteljahrshefte fü r Zeií-
1208
cial [Special Litigation UnitJ se estableció en el Servicio de Inmigración y Naturalización
perteneciente al Departamento. Poco después, se crcó la Oficina de Investigaciones
Especiales (Office of Special Investigations) en la División Penal del D epartam ento de
Justicia. Dirigida por A lian Ryan, la oficina estaba compuesta por un equipo de aboga-
dos e historiadores. Abrieron varias docenas de causas, bien para retirar la nacionali-
dad a individuos que ya la habían obtenido o bien para deportar a otros que aún no se
habían convertido en ciudadanos o ya no lo eran. De esa forma, los tribunales federa
les estadounidenses hicieron revivir el Holocausto cuarenta años después de los acon
tecimientos165.
Pero, mucho antes de que terminaran sustancialmente las investigaciones y los jui
cios en Alem ania y en otros países, muchos de los hombres que habían participado en
la maquinaria de destrucción estaban retomando sus carreras profesionales. Los
empresarios fueron los que más rápidamente se libraron del pasado. Friedrich Flick
estableció un nuevo grupo de sociedades de cartera con inversiones en Francia y Bél
gica166. Krupp recuperó el control de un imperio industrial16'. Los antiguos directivos
de I. G. Farben e I. G. Auschwitz -A m bros, Bütefisch, Dürrfeld y Ter M ecr- fueron
elegidos para el consejo de administración de nuevos consorcios168. Ambros, por ejemplo,
acabó siendo finalmente consejero de seis sociedades anónimas alemanas y presidente
de Knoll, una filial de BASF. Además, fue asesor de la empresa inglesa Distillers, Ltd.,
la francesa Pechiney, la suiza Dow Europe, y el D epartam ento de Energía estadouni
dense. H asta finales de 1981, Ambros estuvo también en la nómina de W. R. Grace
and Company, de Estados U nidos169. Cuando un periodista estadounidense lo llamó
en 1981 a su casa de M annheim para preguntarle por sus actividades durante la guerra,
165 Informe del General Comptroller de Estados Unidos (Elmer Staats), GGD-78-73, 15 de mayo
de 1978. Sesiones ante el Subcomité de Inmigración, Ciudadanía y Derecho Internacional de la C o
misión Judicial del Congreso, 3 de agosto de 1977, 95.° Congreso, 2.a sesión, y 19-21 de julio de 1978,
96.° Congreso, 1.a sesión. Alian A. R y a n , Jr., Qiiiel Neighbors - Prosecuting Nazi War Crimináis in Ame-
rica, San Diego, 1984. United States v. Palciauskas, 559 F Supp. 1284 (1983). En Canadá, adonde
habían emigrado gran número de perpetradores similares, se abrió una causa en un procedimiento de
extradición contra un antiguo miembro alemán de la Gestapo en Kaunas que había participado en los
araetrallamientos masivos del gueto. Sentencia del Tribunal Supremo de Ontario (dictada por el juez
Evans) en la causa entre la República Federal de Alemania y Helmut Rauca, vista el 12-13 de octu
bre de 1982. Por cortesía de Christopher A. Amerasinghe, de la Fiscalía Penal, Departamento de Jus
ticia canadiense.
166 «ExNazi Invests in Belgian Steel», The New York Times, 12 de abril de 1956, p. 5.
16' «Allies Decontrol Krupp Industries», ibid., 5 de marzo de 1953, p. 5.
16ís «Strafentlassene machen Karriere», Aufbau (29 de julio de 1955), Nueva York, p. 23.
169 Almirante James W. Nance, director del Estudio sobre Control de Costes en el Sector Privado
[Prívate Sector Survey on Cost Control] encargado por el presidente (Casa Blanca) al congresista Tom
Lantos, 16 de marzo de 1982. Por cortesía del señor Lantos.
1209
él respondió: «Eso ocurrió hace mucho tiempo. Se trataba de judíos. Hemos dejado de
pensar en ello»170.
Fuera del sector empresarial, los ex perpetradores también progresaron. Muchos se reti
raron con pensiones1' 1. Algunos, como Achenbach y Best, entraron en la política con los
conservadores172. El antiguo adjunto de Leibbrandt, Brautigam, obtuvo un cargo en la nueva
División Oriental del Ministerio de Asuntos Exteriores173. El antiguo experto en asuntos nór
dicos del Ministerio de Asuntos Exteriores, von Grundherr, se convirtió en enviado federal a
Grecia1'4. Gustav Hilger, conocido miembro del despacho del ministro de Asuntos Exterio
res del Reich y especialista en asuntos soviéticos, fue contratado en Estados Unidos para
compartir su experiencia con organismos gubernamentales de Washington175. Hans Globke,
del Ministerio del Interior, que había establecido en todo el Reich la obligación de imponer
como segundo nombre «Israel» y «Sara», encontró en la Alemania de posguerra incom
parables oportunidades para una nueva vida oficial. Comenzando como tesorero muni
cipal de Aquisgrán, posteriormente fue nombrado Ministerialdirektor de la Oficina del
Canciller, y en 1953 estaba de Staatsekretar al lado de A denauer1'6.
La lista com pleta de perpetradores llenaría varias guías telefónicas. Sin acercarse
a dicho catálogo, la lista que se incluye a continuación contiene el nombre de algu
nos de ellos, junto con su destino177. Pero no hay informe de posguerra sobre la gran
1210
mayoría. Algunos huyeron a Suramérica, Australia o el Oriente Próximo árabe. A l
gunos se mantuvieron completamente en silencio y pasaron desapercibidos. A la mayo
ría simplemente los pasaron por alto. N o habían vivido según la ley. N o murieron por
la ley.
partido nazi; GenSt-8; Aufbau (passim); The New York Times (passim); Nationalrat der Nationalen
Front des Demokratischen Deutschland/Dokumentationszentrum der Staatlichen Archivverwal-
tung, Braunbuch, Berlín Este, 1968; Tom B o w e r , The Pledge Betrayed , Carden City, Nueva York,
1982. Hermann WE1SS (ed.), Biographisches Lexikon zum Dritten Reich , Fráncfort del Meno, 1998;
Michael WlLDT, Gieneration des Unhedingten. Das Führungskorps des Reichssicherheitshauptamtes,
Hamburgo, 2 0 0 2 ; Ersnt K le e , Das Personenlexikon zum Dritten Reich, Fráncfort del Meno, 2 0 0 3 y
otras fuentes.
121 I
B ach, Erich von dem (responsable máximo de las SS y de la Policía en Rusia Centro,
y jefe de las Unidades A ntipartisanas): sentenciado por un tribunal de desnazificación
a diez años de arresto domiciliario. Se denunció a sí mismo por asesinato en masa, 1952.
Sentenciado por un tribunal alemán de Nuremberg en febrero de 1961 a tres años y
medio por participación en la purga de 1934- Sentenciado a cadena perpetua en 1962.
Bache, Herbert (ministro de Alimentación en funciones): fallecido en 1947.
Baer, Richard (comandante de Auschwitz I): detenido cerca de Hamburgo en di
ciembre de 1960 después de que se ofreciera una recompensa por su captura. Fallecido
antes del juicio, en 1963.
Baier, H ans (W VH A ): sentenciado por un tribunal militar estadounidense a diez
años.
Baky, László (Ministerio del Interior húngaro): ejecutado en Hungría en 1946.
Bárdossy, ¡ J l s z I ó (Ministerio del Interior húngaro): ejecutado en Hungría en 1946.
Bargen, Werner von (representante del Ministerio del Interior en Bélgica): ministro
para Asuntos Especiales en el nuevo Ministerio de Asuntos Exteriores, marzo de 1952.
Inhabilitado para el servicio por la comisión del Bundestag debido a sus anteriores acti-
vidades, julio de 1952. Embajador de Alem ania Federal en Irak, noviembre de 1960.
Retirado en 1963.
Baur, Friedrich vom (Ostbahn): Bundesbahndirektor.
Beckerle, Adolf Heinz (presidente policial de Fráncfort y ministro alemán en Bulgaria):
retornó de la cautividad soviética a Alemania Occidental en 1955. Detenido en 1960. No
fue juzgado por su mal estado de salud.
Bender, Horst (jurista de las SS): abogado en ejercicio en Stuttgart, 1973.
Bene, Otto (representante del Ministerio de Asuntos Exteriores en H olanda): inclui
do en el nuevo Ministerio de Asuntos Exteriores, 1952.
Berger, Gottlob (Dirección General de las S S ): sentenciado por un tribunal militar
estadounidense a veinticinco años. La Junta de Clemencia redujo la sentencia a diez
años. Liberado en 1951.
Best, Werner (plenipotenciario en D inam arca): condenado a muerte en Dinamarca.
Sentencia conm utada por cinco años de prisión. Liberado en 1951. Con la empresa de
Hugo Stinnes. Fallecido en 1989.
Biberstein, Ernst (Einsatzgruppe C ): condenado a muerte por un tribunal militar es
tadounidense. La Junta de Clemencia le conmutó la pena por cadena perpetua. Puesto
en libertad en 1958.
Bieboiv, Hans (administración del gueto de L ódz): condenado a muerte en Polonia
y ejecutado, 1947.
Bierkamp, Walter (comandante de la Policía de Seguridad en el Generalgouverne-
ment): se cree que se suicidó en 1945.
Bilfinger, Rudolf (R SH A ): juez en Mannheim, 1964-
1212
Blankenburg, Werner (Cancillería del Führer): desnazificado. Fallecido en Stuttgart
en 1957.
Blobel, Paul (Einsatzgruppe C ): condenado a muerte por un tribunal militar esta
dounidense y ejecutado, 1951.
Blome, Kurt (Dirección General de Sanidad del Partido): absuelto por un tribunal
militar estadounidense.
Blume, Walter (Einsatzgruppe B): condenado a muerte por un tribunal militar esta
dounidense. La Junta de Clemencia conmutó la sentencia por cadena perpetua. Puesto
en libertad en 1955.
Bobermin, Hans (W VH A): sentenciado por el tribunal militar estadounidense a veinte
años. El propio tribunal redujo la sentencia a 15 años. Liberado por la Junta de C le
mencia en 1951.
Bock, Fedor von (comandante del Grupo de Ejército del Centro): retirado en 1942.
Se informó de que había muerto en un ataque aéreo en 1945.
Bóhme, Fran* (comandante militar en Serbia): se suicidó tras la presentación de la
acusación por parte del fiscal estadounidense en Nuremberg.
Bormann, Martin (Cancillería del Partido): se cree que murió en la batalla de Berlín,
1945.
Bothmann, Hans (comandante de Kulmhof): se suicidó mientras se encontraba bajo
custodia británica, 1946.
Bottcher, Herbert (responsable de las SS y de la Policía en Radom): condenado a
muerte en Radom, 1948, y ejecutado en 1952.
Bouhler, Philipp (Cancillería del Führer): se suicidó en 1945.
Bousquet, René (secretario general de la policía, Francia): secretario general del
Banco de Indochina en París, 1952. Procesado en 1991. A sesinado antes del juicio en
1993.
Bouthellier, Yves (ministro de Finanzas de Vichy): sentenciado en París a tres años, 1947.
Posteriormente empleado en el sector bancario.
Bracht, Fritz (Gauleiter de la A lta Silesia): desaparecido.
Brack, Viktor (Cancillería del Führer): condenado a muerte por un tribunal militar
estadounidense y ejecutado en 1948.
Bradfisch, Otto (Einsatzgruppe B, Gestapo de Lódz): vendedor de seguros. Sentencia
do por actividades en un Einsatzgruppe a diez años en Straubing, 1961, y por su partici
pación en Lódz a trece años en Hannnover, 1963. La segunda sentencia fue concurrente
con la primera. Se le concede un permiso especial en 1965.
Brandt, Karl (plenipotenciario de Sanidad): condenado a muerte por un tribunal mi
litar estadounidense y ejecutado en 1948.
Brandt, Rudolf (secretario de Heinrich Himmler): condenado a muerte por un tribu
nal militar estadounidense y ejecutado en 1948.
1213
Brauchitsch, Walter von (comandante en jefe del Ejército): fallecido en un hospital
militar británico mientras esperaba a ser juzgado, 1948.
Braune, Werner (Einsatzgruppe D ): condenado a muerte por un tribunal militar esta-
dounidense y ejecutado en 1951.
Brautigam, Otto (Ministerio del Este): Ministerio de Asuntos Exteriores, 1956.
Brizgys, Vincent (obispo auxiliar de Kaunas): en Estados Unidos.
Brunner, Alois (experto en de ortaciones de las SS en Viena, Berlín, Salónica, Frari-
cia y Eslovaquia): supuestameiue huyó por Roma a Oriente Próximo. Se cree que en
1982 se encontraba en Damasco.
Brunner, Antón (Gestapo, Viena): condenado a muerte por el Tribunal Popular de Viena
y ahorcado, 1946.
Bühler, Josef (Generalgouvernement): condenado a muerte en Polonia y ejecutado, 1948.
Burger, Antón (comandante de Theresienstadt y especialista de las SS en deporta
ciones destinado en Grecia): huyó de un campo de internamiento cercano a Salzburgo,
Austria, en 1947- Detenido en 1951 y encarcelado en Viena, escapó a las dos semanas.
Supuestam ente falleció en Alemania en 1991.
Bütefisch, Heinrich (I. G. Farben): sentenciado por un tribunal militar estadounidense a
seis años. Consejo de administración de Deutsche Gasolin A. G., Berlín; consejo de admi
nistración de Feldmühle, Papier- und Zellstoffwerke, Düsseldorf; director de la Comisión
Técnica de Expertos, Convención Internacional de la Industria del Nitrógeno, 1955.
Calotescu, Com eliu (gobernador, Bukovina): condenado a muerte en Rumania. El
rey Mihaí le concedió la suspensión indefinida a petición del primer ministro Groza y
del ministro de Justicia Pñtrá§canu.
Canaris, Konstantin (inspector de la Policía de Seguridad en Prusia Oriental, inclui
do Biaíystok, y plenipotenciario de la Policía de Seguridad en Bélgica): sentenciado por
un tribunal belga a 20 años en 1951. Liberado en 1952. Empleado por Industrias Hen-
kel de Düsseldorf. Incriminado ante un tribunal de Alem ania Occidental en 1980 y
declarado incapaz para soportar el juicio.
Canaris, Wilhelm (almirante, O KW ): purgado en 1944- Ejecutado en abril de 1945,
Cutios, Frantisek (ministro de la Guerra eslovaco): desertó a territorio insurgente en
1944- Detenido por los soviéticos y liberado. Fallecido en 1972.
Clauberg, C ari (experimentador médico, Auschwitz): liberado por los soviéticos en
1955. Falleció de apoplejía mientras esperaba a ser juzgado en Kiel, 1957-
Conti, Leonardo (Ministerio del Interior): se suicidó en Nuremberg en 1945.
Daluege, Kurt, (O RPO y Protektorat): ejecutado en Checoslovaquia, 1946.
Dannecker, Theodor (RSH A ): se cree que murió cautivo de los estadounidenses, 1945.
D arquier de Pellepoix, Louis (Comisaría de Vichy sobre Asuntos Judíos): en España.
Dejaco, Walter (Auschwitz): arquitecto en Austria, 1962. Exonerado por un tribunal
austríaco en 1972.
1214
Dirlewanger, O skar (brigada Dirlewanger): según los informes, murió cautivo de los
franceses, 1945.
Dorpmüller, ]ulius (ministro de Transportes): retenido por las fuerzas de ocupación.
Muerto en julio de 1945.
Dorsch, Xaver (Organisation Todt): socio de Dorsch-Gerhmann, Wiesbaden, Ham-
burgo y Munich, 1964. Fallecido en 1986.
Dürrfeld, Emst (administración municipal de Varsovia): se comunicó su muerte en
el levantamiento polaco de Varsovia, agosto de 1944.
Dürrfeld, Walter (I. G. Auschwitz): sentenciado por un tribunal militar estadouni
dense a ocho años. Junta directiva de Scholven-Chemie A. G. Gelsenkirchen, 1955.
Eberl, Irmfried (comandante de Treblinka): detenido por las autoridades estadouni
denses en Blaubeuren, cerca de Ulm, en 1948. Se suicidó en su celda.
Ehlers, Ernst (Einsatzgruppe B, comandante de la Policía de Seguridad, Bélgica):
Verwaltungsgerichtsrat en Schleswig-Holstein. Procesado en 1980.
Ehrlinger, Erich (Einsatzgruppe A ): sentenciado en Karslruhe a 12 años, 1963. Tras
la apelación, la causa fue remitida al tribunal de primera instancia. El procedimiento se
suspendió en 1969 debido a la incapacidad permanente del acusado.
Eichmann, A dolf (R S H A ): escapó sin ser reconocido de un campo de internamien-
to de la zona estadounidense, en 1946. Apresado por agentes israelíes en Argentina y
trasladado a Israel para juzgarlo, mayo de 1960. Condenado a muerte en 1961 y ahor
cado en 1962.
Eirenschmak; Franz (W VH A ): condenado a muerte por un tribunal militar esta
dounidense. Sentencia conmutada a nueve años por la Junta de Clemencia.
E isfeld, Kurt (I. G. Auschwitz): Junta directiva, Dynamit Nobel, Troisdorf, 1967.
Eiidre, Lászió (ministro del Interior húngaro): ejecutado en Hungría, 1946.
Falkenhausen, Alexander von (comandante militar, Bélgica): sentenciado en Bélgica
a doce años. Liberado en 1951.
Fanslau, Heinz (W V H A ): sentenciado por un tribunal militar estadounidense a vein
ticinco años. Sentencia reducida por el tribunal a veinte años, y reducida nuevamente
por la Junta de Clemencia a quince.
Fellgiebel, Erich (OKW ): purgado y ejecutado, 1944.
Felmy, Helmut (LXVIII Cuerpo de Ejército, sur de Grecia): sentenciado por un tri
bunal militar estadounidense a quince años, pero no por actos contra los judíos. Sen
tencia reducida por la Junta de Clemencia a diez años. Liberado en 1952.
Fendler, Lothar (Einsatzgruppe C ): sentenciado por un tribunal militar estadouni
dense a diez años. Sentencia reducida por la Junta de Clemencia a ocho años.
Ferenczy, Lászió (gendarmería húngara): ejecutado en Hungría en 1946.
Filov, Bogdan (primer ministro búlgaro): ejecutado en Bulgaria en 1945.
Fischer, Ludwig (Gouverneur, Varsovia): ejecutado en Polonia en 1947.
1215
Flick, Friedrich (Mitteldeutsche Stahlwerke): sentenciado por un tribunal militar
estadounidense a siete años, pero no por actos antijudíos.
Forster, Albert (Gauleiter, Danzig-Prusia O ccidental): ejecutado en Polonia, 1948.
Frank, August (W VH A): sentenciado por un tribunal militar estadounidense a ca
dena perpetua. Sentencia reducida por la Junta de Clemencia a quince años.
Frank, Hans (Generalgouverneur): condenado a muerte por el Tribunal Militar In
ternacional y ahorcado, 1946.
Frank, Karl-Hermann (Protektorat): ejecutado en Checoslovaquia, 1947.
Frauendorfer, Max (Generalgouvernement): con Seguros Allianz. También en políti
ca, 1963.
Frauenfeld, Alfred (Generalkommissar, M elitopol): detenido por actividades neona-
zis y liberado tras ser investigado por un tribunal alemán, 1953.
Freisler, Roland (Ministerio de Justicia): se informó de que había muerto en un ata
que aéreo en 1945.
Frick, Wilhelm (ministro del Interior y Reichsprotektor): condenado a muerte por el
Tribunal Militar Internacional y ahorcado en 1946.
Fuchs, Wilhelm (Einsatzgruppe de Serbia): juzgado en Belgrado y ejecutado, 1946.
Funk, Walter (ministro de Econom ía): condenado a cadena perpetua por el Tribunal
Militar Internacional. Liberado por razones de salud en 1957. Falleció en 1960.
Ftinten, Ferdinand aus der (Oficina Central para la Emigración Judía en Holanda):
condenado a muerte en Holanda. La condena le fue conm utada por la cadena perpe
tua según se informó debido a la intervención de Adenauer, 1951.
Ganzenmüller, Albert (Staatssekretar, Reichsbahn): asesor de los Ferrocarriles Estata
les Argentinos, 1947-1955. Especialista en transportes, Hochst A. G., 1955-1968. Incri
minado en Diisseldorf en 1973. N o juzgado debido a su mala salud.
Gebhardt, Joseph (Ministerio de,Finanzas): juez, tribunal fiscal federal superior (Bu-
desfinanzhof),
Gebhardt, Karl (médico jefe, SS): condenado a muerte por el Tribunal Militar esta
dounidense y ejecutado en 1948.
Geitnumn, Hans (Reichsbahndirektion Oppeln [OpoleJ): presidente de Generalbetriebs-
leitung Süd, Stuttgart, Bundesbahn. 1957, miembro de la junta directiva del Bundesbahn.
Gemmecker, Albert Konrad (comandante de W esterbork): se comunicó que vivía en
Düsseldorf, febrero de 1960.
Genzken, Karl (servicio médico, S S ): condenado a cadena perpetua por un tribunal
militar estadounidense. La Junta de Clemencia redujo la sentencia a veinte años. Mul
tado por el tribunal de desnazificación de Berlín Oriental, 1955.
Glas, Alfons (Ostbahn): Bundesbahninspektor.
Globke, Hans (Ministerio del Interior): Ministerialdirektor, Oficina del canciller,
1950. Staatssekretar, 1953.
1216
Globocnik, Odilo (responsable de las SS y de la Policía, Lublin): se suicidó en 1945.
Glücks, Richard (W VH A): Hóss informó de que lo habían enviado, «medio muer-
to», al hospital naval de Flensburg inmediatamente antes de la rendición. Aparente-
mente se trató de un intento de suicidio que terminó en muerte.
Goebbeh, Paul Jo sef (ministro de la Propaganda y Gauleiter de Berlín): se suicidó en
Berlín en 1945.
Goldschmidt, Theo (D EG ESCH ): Consejo de administración de Farbenfabriken Bayer
A. G., Leverkusen, 1951.
Góring, Hermann: condenado a muerte por el Tribunal Militar Internacional. Se sui-
cidó antes de la ejecución, 1946.
Grabner, M ax (administración de Auschwitz): condenado a muerte en Polonia, 1947.
Grawitz, Ernst (médico del Reich, S S ): se suicidó en 1945.
Greifelt, Ulrich (Dirección General del Estado M ayor): sentenciado a cadena perpe
tua por un tribunal militar estadounidense. Falleció en 1949.
Greiser, A rtur (Gauleiter del W artheland): ejecutado en Polonia en 1946.
Grell, Theo (Ministerio de Asuntos Exteriores): en Berchtesgaden, 1961.
Grese, Irma (administración de Auschwitz): condenada a muerte por un tribunal bri
tánico y ejecutada, 1945. '
Grundherr, Werner von (Ministerio de Asuntos Exteriores): embajador federal en
Grecia, 1952. Obligado a retirarse tras la investigación efectuada por la Comisión del
Bundestag ese mismo año.
Guderian, Heinz (comandante del grupo de blindados número 3, Rusia Centro, y jefe
del Estado Mayor General): retirado.
Günther, Rolf (R SH A ): desaparecido, se cree que está muerto.
Haberland, Ulrich (I. G. Farben): junta directiva, Farbenfabriken Bayer A. G., Lever
kusen, 1951.
Haensch, Walter (Einsatzgruppe C ): condenado a muerte por un tribunal militar
estadounidense. Sentencia conmutada a quince años por la Junta de Clemencia.
Hagen, Herbert (Policía de Seguridad, Francia): activo en el comercio de Alemania
Occidental. Sentenciado en Colonia a doce años, 1980.
Hahn, Ludwig (comandante de la Policía de Seguridad, distrito de Varsovia): en el
sector de los seguros y de la inversión. Detenido en 1960. Sentenciado en Hamburgo
por actos relacionados con la prisión de Pawiak (Varsovia) a doce años, 1973, por actos
contra los judíos a quince años, 1975.
Halder, Franz (jefe del Estado Mayor General): incriminado como delincuente prin
cipal ante un tribunal de desnazificación bávaro. Exonerado en 1948.
Handloser, Siegfried (jefe del Servicio Médico de las Fuerzas Arm adas): sentenciado
a cadena perpetua por un tribunal militar estadounidense. Sentencia reducida por la
Junta de Clemencia a veinte años.
1217
Harster, Wilhelm (comandante de la Policía de Seguridad en Polonia e Italia). Sen
tenciado por un tribunal holandés a doce años, 1949. Liberado en 1955. Posteriormen
te Regierungsrat en Baviera, 1956; Oberregierungsrat, 1958. Pensionado en 1963.
Hartjenstein, Fritz (administración de Auschwitz): condenado a cadena perpetua por
un tribunal británico. En la acusación no se tuvieron en cuenta los actos perpetrados en
Auschwitz.
Heinburg, Kurt (Ministerio de Asuntos Exteriores): comisión del Bundestag sobre el
expediente contra la retención en el nuevo Ministerio de Asuntos Exteriores, 1952.
Hellenthal, Walter von (Ministerio de Asuntos Exteriores): embajador en el Líbano. Re
tirado en 1968.
Hering, Gottlieb (comandante de Belzec y Poniatowa): falleció de enfermedad en
octubre de 1945.
Heydrich, Reinhard (R SH A y Reichsprotektor): asesinado en Praga en 1942.
Hildebrandt, Richard (responsable máximo de las SS y de la Policía, Danzig, y jefe de
la RuSH A ): sentenciado por un tribunal militar estadounidense a veinticinco años. Se
informó de que había quedado en libertad en 1955.
Hilger, Gustav (Ministerio de Asuntos Exteriores): en Estados Unidos.
Himmler, Heinrich: se suicidó al ser capturado, 1945.
Hindenburg, O skar von (comandante de los campos de prisioneros de guerra, Prusia
Oriental): multado por un tribunal de desnazificación. Fallecido en 1960.
Hitler, Adolf: se suicidó el 30 de abril de 1945.
Hoepner, Erich (comandante del Cuarto Ejército de Blindados, Grupo del Ejército
del Norte): purgado y ejecutado, 1944.
Hófíe, Hermann (oficina del responsable de las SS y de la Policía, Lublin): arrestado
en Salzburgo, Austria, en enero de 1961. Se suicidó en 1962.
Hofle, Hermann (responsable máximo de las SS y de la Policía en Eslovaquia): con
denado a muerte en Checoslovaquia en 1948.
Hofmann, Otto (RuSH A ): sentenciado por un tribunal militar estadounidense a
veinticinco años. Sentencia reducida por la Junta de Clemencia a quince años.
Hohberg, H ans (W VH A): sentenciado por un tribunal penal estadounidense a diez
años. Sentencia reducida por la Junta de Clemencia al tiempo cumplido, 1951.
Hóss, Rudolf (comandante de Auschwitz): condenado a muerte en Polonia y ejecu
tado, 1947.
Hóssler, Franz (administración de Auschwitz): condenado a muerte por un tribunal
británico y ejecutado, 1945.
Hoth, Hermann (comandante del Grupo de Blindados número 3, Grupo del Ejérci
to del Centro, y comandante del Séptimo Ejército, Grupo del Ejército del Sur): sen
tenciado por un tribunal militar estadounidense a quince años.
1218
Hñttl, Wilhelm (R SH A ): en conferencia con el canciller Raab sobre el voto nazi en
Austria, 1949. Detenido en Viena por el ejército estadounidense en relación con el es
pionaje comunista, 1953.
Houdremont, Eduard (Krupp Essen): sentenciado por un tribunal militar estadouni
dense a diez años. Sentencia reducida por la Junta de Clemencia al tiempo cumplido,
1951.
Hoven, Waldemar (médico de campo, Buchenwald): condenado a muerte por un tri
bunal militar estadounidense y ejecutado, 1948.
Hummel, Herbert (distrito de Varsovia): muerto en agosto de 1944 en el levanta
miento polaco.
Hunsche, Otto (R S H A ): ejerció de abogado. Sentenciado por un tribunal de Franc
fort a cinco años, 1962. Juzgado nuevamente y absuelto, 1965. Juzgado de nuevo y sen
tenciado a doce años, 1969.
Ihn, M ax Otto (personal de Krupp): sentenciado por un tribunal militar estadouni
dense a nueve años. Sentencia reducida por la Junta de Clemencia al tiempo cumpli
do, 1951.
llgner, M ax (I. G. Farben): sentenciado por un tribunal militar estadounidense a
tres años, pero no por actos contra los judíos. Vorsitz [presidente], Vorstand [junta
directiva] des Freundeskreises der internationalen G esellshcaft für christlichen Auf-
bau, 1955.
Imrédy, Bela (ministro de Economía húngaro): ejecutado en Hungría, 1946.
Isopescu, Modest (prefectura de Golta, Transnistria): condenado a muerte en Rum a
nia. El rey Mihai le concedió la suspensión indefinida a petición del primer ministro
Groza y del ministro de Justicia Patragcanu.
Jacobi, Karl (Reichsbahn): las autoridades soviéticas informaron de su detención y
transporte de Berlín, 1945. Desaparecido.
Jager, Karl (Einsatzkommando 3, Lituania): se suicidó mientras estaba detenido en
espera de juicio en Alem ania Occidental, 1959.
Jaross, Andor (ministro del Interior húngaro): ejecutado en Hungría, 1946.
Jeckeln, Friedrich (alto responsable de las SS y de la Policía, O stland): ejecutado en
la U R SS en 1946.
Jodl, Alfred (OKW ): sentenciado a muerte por el Tribunal Militar Internacional y
ahorcado, 1946.
Jost, Heinz (comandante del Einsatzgruppe A ): sentenciado a cadena perpetua por
un tribunal militar estadounidense. Sentencia reducida por la Junta de Clemencia a
diez años. Multado con 15.000 marcos por un tribunal de desnazificación de Berlín
Occidental, 1959.
Jüttner, H ans (jefe de la Dirección General de Operaciones de las S S ): se informó de
que se encontraba recluido en un sanatorio en Bad Tólz, 1961.
1219
Kallmeyer, Helmut (Cancillería del Führer): Oberregierungsrat, Statistisches Lande-
samt de Kiel, con la FAO en Cuba.
Kaltenbrunner, Ernst (R SH A ): condenado a muerte por el Tribunal Militar Interna-
cional y ahorcado, 1946.
Kammler, Heinz (W VH A): desaparecido.
Kappler, Herbert (Policía de Seguridad, R om a): condenado a cadena perpetua por un
tribunal italiano, 1948. Se fugó de un hospital militar de Roma, 1977. Fallecido en Ale
mania Occidental, 1978.
Kasche, Siegfried (ministro en Croacia): ejecutado en Yugoslavia, 1947.
Katzmann, Fritz (responsable de las SS y de la Policía, Galitzia): muerto en Darms-
tadt, 1957.
Kehrl, H ans (Ministerio de Economía y Ministerio de A rm am ento): sentenciado por
un tribunal militar estadounidense a quince años. Sentencia reducida por la Junta de
Clemencia al tiempo cumplido, 1951. >
Keitel, Wilhelm (OKW ): condenado a muerte por el Tribunal Militar Internacional y
ahorcado en 1946.
Keppler, Wilhelm (Ministerio de Asuntos Exteriores): sentenciado por un tribunal
militar estadounidense a diez años. Sentencia reducida por la Junta de Clemencia al
tiempo cumplido, 1951.
Kesselring, Albert (comandante en jefe, sur): condenado a muerte por un tribunal
británico. Sentencia conmutada por cadena perpetua y posteriormente reducida a vein
tiún años. Liberado en 1952.
Kiefer, M ax (W VH A ): sentenciado a cadena perpetua por un tribunal militar esta
dounidense. Sentencia reducida por el tribunal a veinte años, y nuevamente reducida
por la Junta de Clemencia al tiempo cumplido, 1951.
Killinger, Manfred von (ministro en Rumania): se suicidó en Bucarest, 1944-
Klein, Fritz (médico del campo de Auschwitz): condenado a muerte por un tribunal
británico y ejecutado, 1945.
Kleist, Ewald von (Grupo de Blindados 1, Grupo del Ejército del Sur): extraditado de
Yugoslavia a la U R SS en 1949. Se informó de que había muerto allí en 1954-
Klemm, Bruno (Reichsbahn): las autoridades soviéticas informaron de que lo habían
detenido en Berlín y trasladado de allí en 1945. Desaparecido. D ado por muerto en
1952.
Klemm, Herbert (Ministerio de Justicia): sentenciado a cadena perpetua por un tri
bunal militar estadounidense. Sentencia reducida por la Jun ta de Clem encia a vein
te años.
Klingelhdfer, Woldemar (Vorkommando M oskau): condenado a muerte por un tribu
nal militar estadounidense. Sentencia conmutada a cadena perpetua por la Junta de
Clemencia. Liberado en 1956.
1220
Klingenfuss, Karl Otto (M inisterio de A su n tos E xteriores): solicitado en la zona esta-
dounidense pero no extraditado de C on stan za, 1949. En A rgentina desde 1950. Testi-
ficó en el juicio contra R adem acher en Bam berg, 1968.
Klopfer, Gerhard (Cancillería del Partido): practicó la abogacía. Fallecido en 1987 en
Ulm.
Kluge, Günther von (com andante del G rupo del Ejército del Sur): se suicidó en 1944.
Knochen, Helmut (com an dante de la Policía de Seguridad, Francia): con den ado a
muerte en París, 1954. C on m u tación de la pena en 1958. Liberado en 1962. Posterior'
mente fue vendedor de seguros, O ffenbach, M ain.
Koch, Erich (Reichskom m isar, U cran ia): captu rado por los británicos en 1949. E x
traditado a Polonia en 1950. Llevado a juicio en 1958 y condenado a m uerte en 1959.
Ejecución pospuesta indefinidam ente debido a una enferm edad crónica.
Kohl, Otto (E T R A W est): en 1958 vivía en M únich.
Koppe, Wilhelm (responsable m áxim o de las S S y de la Policía, W artheland y G eneral
gouvernem ent): se informó de su detención en Bonn, 1961. Liberado bajo fianza, 1962.
Incriminado en Bonn en 1964. El juicio no se celebró por su m ala salud.
Korner, Paul (O ficina del Plan C u atrien al): sen ten ciado por un tribunal m ilitar e sta
dounidense a 15 años. Sen ten cia reducida por la Ju n ta de C lem en cia al tiem po cu m
plido, 1951. Pensionado.
Korschan, Heinrich Leo (Krupp M arkstád t): con den ado a seis años por un tribunal
militar estadounidense. Sen ten cia reducida por la Ju n ta de C lem en cia al tiem po cu m
plido, 1951.
Kramer, Jo sef (com andante de Auschw itz II y com an dan te de Bergen-B elsen): co n
denado a m uerte por un tribunal británico y ejecutado en 1945.
Krauch, C ari (plenipotenciario general en la industria q u ím ica): sen ten ciado por un
tribunal m ilitar estadounidense a seis años.
Krebs, Friedrich (O berbürgerm eister de Fráncfort): elegido con cejal de la ciudad con
la candidatura del Partido A lem án , 1952.
Kritzinger, Friedrich Wilhelm (C ancillería del R eich): falleció en libertad tras una
grave enferm edad.
Krosigk, Schwerin von (m inistro de Finanzas): sen ten ciado por un tribunal m ilitar
estadounidense a diez años. Sen ten cia reducida por la Ju n ta de C lem en cia al tiem po
cumplido, 1951.
Krüger, Friedrich (responsable m áxim o de las S S y de la Policía, G eneralgouverne-
ment): se inform ó de que había m uerto en acción en mayo de 1945.
Krumey, Hermann (Einsatzkom m ando Eichm ann): considerado delincuente m enor
por un tribunal de desnazificación, 1948. D etenido nuevam ente en W aldeck, cerca de
Fráncfort, ante la alegación austríaca de extorsión contra los judíos húngaros, en 1957.
Liberado sin fianza. A ctivo en la política conservadora y propietario de droguerías,
1221
noviembre de 1957. Se informó nuevam ente de su detención en abril de 1958. Senten-
ciado a cinco años en 1965. Juzgado nuevam ente en 1969 y sentenciado a doce años.
Krupp, Alfried: sentenciado por un tribunal m ilitar estadoun idense a doce años y a
privación de bienes. Sen ten cia reducida por la Ju n ta de C lem en cia al tiem po cumplido
y restauración de sus posesiones.
Kube, Wilhelm (Generalkom m issar, R usia B lan ca): asesin ado en 1943.
Küchler, Georg von (com andante del D ecim octavo Ejército y com andante del Grupo
del Ejército del N orte): sentenciado por un tribunal militar estadounidense a veinte años.
Sentencia reducida por la Junta de C lem encia a doce años por la edad del acusado.
Kuntze, Walter (com andante en jefe, Su reste): con denado a cadena perpetua por un
tribunal m ilitar estadounidense.
Kvaternik, Eugen (M inisterio del Interior cro ata): se inform ó de su presencia en Ar-
gentina, 1950.
Kvaternik, Slavko (m inistro de D efensa cro ata): ejecutado en Yugoslavia, 1946.
Lages, Willy (Policía de Seguridad y SD , A m sterdam ): con den ado a m uerte en H o
landa, 1949. Sen ten cia con m utada por cadena perpetua, 1952.
Lamrners, Hans Heinrich (Cancillería del R eich): sen tenciado a veinte años por un
tribunal m ilitar estadounidense. Sen ten cia reducida a diez años por la Ju n ta de Cíe-
m encia. Liberado en 1952. Falleció en 1962.
Landfried, Friedrich (M inisterio de E con om ía): liberado de prisión por su estado
m ental. Pensionado. Falleció en 1953.
Lange, Rudolf (Einsatzkom m ando 2, Leton ia): se cree que m urió en la batalla de Poz-
nañ, 1945.
Lanz, Hubert (XXII C uerpo del Ejército, G recia y H ungría): sentenciado por un tri
bunal militar estadounidense a doce años, pero no por actos contra los judíos. Sentencia
reducida por la Ju n ta de C lem en cia al tiem po cum plido, 1951.
Lasch, Karl (G ouverneur del distrito de R adom ): purgado por corrupción. Se infor
m ó de que había sido fusilado sin juicio, 1942.
Laval, Fierre (primer m inistro de Francia): ejecutado en Francia, 1945.
Lechthaler, Franz (mayor de la Policía del O rden): sentenciado por un tribunal de Kassel
a tres añso y seis meses, 1961. Juzgado nuevam ente en 1963. Sentencia reducida a dos años.
Leeb, Wilhelm von (com andante del G rupo del Ejército del N o rte): sen ten ciado por
un tribunal m ilitar estadounidense a tres años, pero no por actos contra los judíos.
Leguay, ]ean (D elegado de la policía de Vichy en la zona ocu p ad a): presidente de
W arner Lam bert Inc., Londres, y presidente de Laboratorios Substan tia, París. Falleció
en 1989.
Leibbrandt, Georg (Ministerio del Este): procedim iento ante un tribunal alem án de N u
remberg interrumpido, 1950. Escribió una m onografía sobre los descendientes de alem a
nes del M ar N egro. Fallecido en 1982.
1222
Leist, Ludwig (com andante civil alem án en la ciudad de V arsovia): sentenciado en
Polonia a ocho años, 1947-
Liebehenschel, Arthur (com andante de A uschw itz): con den ado a m uerte en Polonia
y ejecutado, 1948.
Lindow, Kurt (R S H A ): detenido por las autoridades alem anas en 1950, pero apa-
rentem ente no fue som etido a juicio. E xonerado por un tribunal de Fráncfort ese m ism o
año.
Lischka, Kurt (director de la Reichszentrale para la Em igración Judía, 19.39. Poste-
nórm ente form ó parte de la Policía de Seguridad en Francia): sentenciado in absentia a
cadena perpetua, Francia, 1950. Ejecutivo em presarial (Prokurist) de la em presa Krüc-
ken en C olonia. Sen ten ciad o por un tribunal de C olon ia a diez años, 1980.
List, Wilhelm (com andante de la W erhm acht, sureste): sen ten ciado por un tribunal
militar estadounidense a cad en a perpetua. Libertad condicional m édica en 1951.
Lohr, Alexander (G rupo del Ejército E, sureste): ejecutado en Yugoslavia, 1947.
Lohse, Hinrich (Reichskom m issar, O stlan d ): sen tenciado por un tribunal de desnazi'
ficación a diez años. Liberado por su m ala salud en 1951. Pensión an ulada en 1955.
Falleció en 1964-
Lorenz, Werner (V O M I): condenado por un tribunal militar estadounidense a veinte
años. Sen ten cia reducida por la Ju n ta de C lem en cia a quince años.
Lnrkovic, Mladen (ministro de A sun tos Exteriores croata): purgado y ejecutado por el
gobierno croata, 1944-
Lomer, Georg (W V H A ): condenado a m uerte por un tribunal militar estadounidense.
El tribunal conm utó la pena por cad en a perpetua, y posteriorm ente la Ju n ta de Cíe-
mencia la redujo a quince años. A su liberación, fue absueito por un tribunal de desna-
zificación bávaro, 1954-
Lomer, Hans (W V H A ): con den ado por un tribunal m ilitar estadouniden se a diez
años. Sen ten cia reducida por la Ju n ta de C lem en cia al tiem po cum plido, 1951.
Losacker, Ludwig (ü en eralgo u vern em en t): presidente del C on sejo de adm inistración
del D eutsches Industrie Institut, C olonia.
Lósener, Bernard (M inisterio del Interior): testigo del m inisterio fiscal. Liberado en
1949. Oberfinanzdirektor, C olonia. Falleció en 1952.
Loser, Ewald (K rupp): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estadoun iden se a siete
años. Sen ten cia reducida por la Ju n ta de C lem en cia al tiem po cum plido, 1951.
Ludin, Hanns Elard (m inistro en Eslovaqu ia): con den ado a m uerte en C h eco slo v a
quia, 1946.
Luther, Martin (M inisterio de A su n tos Exteriores): purgado. M uerto en un cam po de
concentración.
Mach, Saño (ministro del Interior eslovaco): sentenciado en Checoslovaquia a treinta
años.
1223
M ackensen, Eberhard von (com andante en R om a): con den ado a m uerte por un tri
bunal británico. Liberado en 1952.
Manstein, Erich von (com andante, U ndécim o Ejército): sen tenciado por un tribunal
británico a dieciocho años. Sen ten cia reducida a doce años. Liberado en 1952. Asesor
informal del M inisterio de D efensa de A lem an ia O cciden tal en años posteriores.
Markl, Hermann (fiscal en la causa por con tam in ación racial contra Katzenberger):
volvió al poder judicial bávaro en 1951; O berlandesgerichtsrat, 1955.
Massute, Erwin (O stbah n ): profesor, Escuela T écn ica de H annover, 1949.
Meisinger, Jo sef (com andante de la Policía de Seguridad, distrito de V arsovia): con
denado a m uerte en Polonia en 1947 y ejecutado.
M engele, Jo sef (m édico de A uschw itz): huido a A rgentina. Las solicitudes de extra
dición presentadas por el gobierno de A lem ania O cciden tal fueron rechazadas por
A rgentina. Se trasladó a Paraguay, 1959, y posteriorm ente a Brasil. U n cadáver exhu
m ado en Brasil en 1985 se identificó com o el de M engele. Se cree que su m uerte se pro
dujo en 1979.
M erten, M ax (jefe de la adm inistración militar, S alón ica): abogado en activo después
de la guerra. Volvió a G recia com o representante de una agencia de viajes. Detenido
allí y sentenciado a veinticinco años, 1959. Liberado antes de la firm a del acuerdo de
indem nización entre A lem an ia O cciden tal y G recia ese m ism o año.
Meyer, Alfred (M inisterio del E ste): se suicidó en 1945.
Meyszner, August (responsable m áxim o de las S S y de la Policía, Serbia): ejecutado
en Yugoslavia, 1947.
Michel, Elm ar (adm inistración militar, Francia): M inisterialdirektor, M inisterio Fe
deral de Econom ía. Presidente del C on sejo de adm inistración de S alam an der A . G.
Milch, Erhard (Fuerzas A éreas y Jagerstab): sen tenciado a cad en a perpetua por un
tribunal militar estadounidense. Sentencia reducida por la Ju n ta de C lem encia a quince
años. Liberado en 1954. Pensionado.
Móckel, Karl (adm inistración de A uschw itz): sen ten ciado a m uerte en Polonia,
1947.
Mrugowsky, Joachim (jefe del Instituto H igiénico de las S S ): con den ado a m uerte por
un tribunal m ilitar estadounidense y ejecutado, 1948.
Müller, Erich (C onstrucción de A rtillería de K ru p ): sen ten ciado por un tribunal mili
tar estadounidense a doce años. Sentencia reducida por la Ju nta de C lem encia al tiempo
cum plido, 1951.
Müller, Heinrich (R S H A ): desaparecido.
Müller, Johannes (com andante de la Policía de Seguridad, distritos de Varsovia y
Lublin): m uerto m ientras se encon traba detenido en espera de juicio, 1961.
Mummenthey, Karl (W V H A ): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estadounidense a
caden a perpetua. C on den a reducida por la Ju n ta de C lem en cia a veinte años.
1224
Naumann, Erich (com andante del Einsatzgruppe B ): condenado a m uerte por el tri
bunal m ilitar estadounidense y ejecutado, 1951.
Naumann, Karl (G eneralgouvernem ent): Lan drat de H olzm inden, 1952-1958. Pre
sidente de la Liga A lem an a de Fam ilias N um erosas.
Nebe, A rtur (R S H A ): se inform ó de que había sido purgado y ejecutado, 1944-1945.
Nedic, Milán, (jefe del gobierno serbio): se suicidó.
Neubacher, Hermann (alcalde de V iena y plenipotenciario Económ ico, su reste): sen
tenciado en Yugoslavia a veinte años de trabajos forzados. A m nistiado transcurridos
siete años. En 1958 trabajaba en A erolíneas A ustríacas. Falleció en 1960.
Neurath, Konstantin von (m inistro de A su n tos Exteriores y R eicbsprotektor): sen
tenciado por el Tribunal M ilitar Internacional a quince años. Liberado en 1954.
Nosske, Gustav (Einsatzgruppe D ): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estad o u n i
dense a cad en a perpetua. La Ju n ta de C lem en cia redujo la con den a a diez años.
Novak, Franz (R S H A ): sentenciado en Viena a ocho años, 1964- U n nuevo juicio al
que fue som etido en 1966 acabó en absolución. Juzgado nuevam ente en 1969 y senten
ciado a nueve años. C uarto juicio en 1972, con una sentencia definitiva de siete años.
Oberg, Karl (responsable de las S S y de la Policía en R adom , responsable m áxim o de
las S S y de la Policía en Francia): con den ado a m uerte en Francia, 1954- C on m u tación
de la pena en 1958. Liberado en 1962. Falleció en A lem an ia O ccid en tal en 1965.
Oberhauser, Jo sef (B elzec): sen ten ciado por un tribunal de M únich a cuatro años y
seis m eses, 1965.
Ohlendorf, Otto (com an dante del Einsatzgruppe D ) : con den ado a m uerte por un tri
bunal m ilitar estadoun iden se y ejecutado, 1951.
Ott, A dolf (Einsatzgruppe B ): con d en ad o a m uerte por un tribunal m ilitar estad o u
nidense. C o n d en a con m u tada a cadena perpetua por la Ju n ta de C lem en cia. Liberado
en 1958.
Paersch, Fritz (Generalgouvernem ent): Landeszentralbank von Hessen, Fráncfort, 1961.
Panzinger, Friedrich (R S H A ): liberado de la cautividad soviética, 1955. Sufrió un co
lapso y falleció en un apartam ento de M únich al ser detenido por la policía alem ana, 1959.
Pavelic, Ante (jefe del Estado cro ata): en A rgen tina h asta 1957. Falleció en M adrid
en 1959.
Pemsel, M axjoseph (jefe del Estado M ayor de la com andan cia general en Serbia): c o
m andante, Distrito M ilitar IV Ejército de A lem ania O ccidental, a m ediados de la década
de los cincuenta. C om an d an te, II C uerpo del Ejército, 1961.
Pfannenstiel, Wilhelm (profesor, M arburgo): las autoridades alem anas iniciaron una
investigación en M arburgo en 1950. A paren tem en te no fue juzgado.
Pfundtner, Hans (Staatssekretár, M inisterio del Interior): se suicidó en 1945.
Pleiger, Paul (Industrias H erm an n G óring): sen ten ciado por un tribunal m ilitar e sta
dounidense a quince años. Sen ten cia reducida por la Ju n ta de C lem encia a nueve años.
1225
Pohl, Oswald (W V H A ): con den ado a m uerte por un tribunal m ilitar estadouniden
se y ejecutado, 1951.
Pokorny, A dolf (autor de un plan de esterilización): absuelto por un tribunal militar
estadounidense.
Pook, Hermann (W V H A ): sentenciado por un tribunal m ilitar estadounidense a
cinco años de cárcel. C o n d en a reducida por la Ju n ta de C lem en cia al tiem po cumpli
do, 1951.
Pradel, Johannes (R S H A ): oficial de policía en Hannover. D eten ido allí en enero de
1961.
Prützmann, Hans, (responsable m áxim o de las S S y de la Policía en U cran ia): se sui
cidó en 1945.
Puhl, Emil (R eich sban k ): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estadoun iden se a cinco
años. Ju n ta directiva, H am burger K reditbank A. G., 1961.
Rademacher, Franz (M inisterio de A su n tos Exteriores): con la tab acalera Reemsts-
m a. Sen ten ciad o por un tribunal alem án de N urem berg a tres años y cinco m eses, 1952.
Se saltó la condicional y huyó a Siria ese m ism o año. Preso en Siria por actos referen
tes a los asuntos árabes, 196.3. Volvió voluntariam ente a A lem an ia en 1966. Sen ten
ciado a cinco años por un tribunal de Bam berg, 1968, pero liberado por su m ala salud.
Falleció en 1973.
Radetzfa, Waldemar von (Einsatzgruppe B ): sentenciado a veinte años por un tribunal mili
tar estadounidense. Condena reducida por la Junta de Clemencia al tiempo cumplido, 1951.
Rahm, Karl (com andante de T h e resie n stad t): juzgado en Leitm eritz, C h ecoslova
quia, en 1947. C o n d en ad o a m uerte y ejecutado
Rahn, Rudolf (en m isión del M inisterio de A su n tos Exteriores en Francia, represen
tan te del M inisterio de A su n tos Exteriores en el norte de A frica, em bajador en Italia):
desnazificado, 1950. Secretario general de C o ca-C o la en Essen.
Rapp, Albert (Einsatzgruppe B ) : sen ten ciado por un tribunal de Essen a cadena per
petua en 1965.
Rasch, Otto (com andante del Einsatzgruppe C ): acusado ante un tribunal militar
estadounidense. D em asiado enferm o para ser juzgado.
Rasche, Karl (D resdner B an k): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estadounidense a
siete años. Liberado en 1950.
Rascher, Sigmund (experim entador m édico, D ach au ): purgado. Se rum orea que lo
fusilaron en D ach au, 1945.
Rauff, Walter (R S H A ): se com unicó que residía en Chile, 1963. Falleció allí en 1984-
Rauter, Hanns Albín (responsable m áxim o de las S S y de la Policía en H o lan d a): co n
denado a m uerte en H olan da y ejecutado, 1949.
Reeder, Eggert (jefe de la A dm inistración Civil, Bélgica): sen ten ciado en Bruselas a
veinte años, 1951. Liberado ese m ism o año.
1226
Reichenau, Walter von (com andante del Sex to Ejército y com an dan te del G rupo del
Ejército del Sur): falleció en 1942.
Reinecke, Hermann (O K W ): sen ten ciado a cad en a perpetua por un tribunal m ilitar
estadounidense. Liberado en 1954. Falleció en 1963.
Reinhardt, Hans (com andante, G rupo de Blindados 3, G rupo del Ejército del Gen-
tro, y com an dan te del Tercer Ejército de Blin dados): sen tenciado por un tribunal m ili
tar estadounidense a quince años.
Rendulic, Lothar (com an dante de la 52 División de Infantería, frente ruso): sen ten
ciado por un tribunal m ilitar estadounidense a veinte años. Sen ten cia reducida por la
Junta de C lem en cia a diez años. Liberado en 1952.
Ribbentrop, Joachim von (m inistro de A su n tos Exteriores): sentenciado a m uerte por
el Tribunal Penal Internacional y ahorcado, 1946.
Richter, Erich (O stbah n ): Bundesbahnoberrat, N urem berg, i 964-
Ríchter, Gustav (experto de las S S en deportaciones, destin ado en R um an ia): en
Stuttgart, 1959.
Rintelen, Emii von (M inisterio de A su n tos Exteriores): activo en la escuela diplom á
tica de Spira.
Ritter, Karl (M inisterio de A su n tos E xteriores): sen tenciado por un tribunal m ilitar
estadounidense a cuatro años, pero no por actos contra los judíos.
Roques, Karl von (com an dante, G rupo del Ejército del Á rea de R etaguardia del Sur):
sentenciado por un tribunal m ilitar estadoun iden se a veinte años. Falleció en 1949.
Rose, Gerhard (Instituto R obert K och/D ivisión de M edicina Tropical): sen tenciado
a cadena perpetua por un tribunal m ilitar estadounidense. C o n den a reducida a quince
años por la Ju n ta de C lem encia.
Rosemberg, Alfred (m inistro del E ste): sen ten ciado a m uerte por el Tribunal M ilitar
Internacional y ahorcado, 1946.
Rossum, Fritz (O berfeldkom m andant, V arsovia): retirado en Düsseldorf.
Rothaug, Oswald (judicatura): condenado a cadena perpetua por un tribunal militar
estadounidense. C on den a reducida por la Ju n ta de Clem encia a veinte años. Pensionado.
Rothenberger, Curt (M inisterio de Ju sticia): sen ten ciado por un tribunal m ilitar e sta
dounidense a siete años. Pensionado.
Rdthke, Hein;: (Policía de Seguridad, Fran cia): desem peñaba funciones jurídicas en
Woífsburg. Fallecido en 1968.
Ruehl, Félix (Einsatzgruppe D ): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estadounidense
a diez años. C o n d en a reducida por ¡a Ju n ta de C lem en cia al tiem po cum plido.
Rundstedt, Karl von (com andante del G rupo del Ejército del Sur): retenido para ju i
cio en la zona británica, 1948. C on sid erad o dem asiado enferm o para soportar el juicio,
1949. Posteriorm ente tue liberado y se retiró con una pensión de aproxim adam ente
2.000 D M m ensuales en 1951. Falleció en 1953.
1227
Rust, Bernard (m inistro de E du cación ): se suicidó en 1945.
Salmuth, H ans von (com andante del X X X C uerpo del Ejército, U n décim o Ejército,
y com andante del Segun do Ejército, G rupo del Ejército del C en tro ): sen tenciado por
un tribunal m ilitar estadounidense a veinte años. Sen ten cia reducida por la Ju nta de
C lem encia a doce años. Liberado en 1953. Falleció en 1962.
Sammem'Frankenegg, Ferdinand von (responsable de las S S y de la Policía, Varsovia):
lo m ataron los partisanos en Yugoslavia, 1944.
Sandberger, Martin (Einsatzgruppe A ) : con den ado a m uerte por un tribunal militar es
tadounidense. Sen ten cia conm utada a cadena perpetua por la Ju nta de C lem encia. Libe
rado en 1953.
Sauckel, Fritz (plenipotenciario de Trabajo): sen ten ciado a m uerte por el Tribunal
M ilitar Internacional y ahorcado, 1946.
Schacht, Hjalmar (Reichsbank): absuelto por el Tribunal M ilitar Internacional en 1946.
Paró durante un vuelo internacional en Lod, Israel, y se paseó por la terminal aérea sin que
lo m olestaran, 1951.
Schafer, Emanuel (BdS, S erb ia ): sen ten ciado por un tribunal de desnazificación a un
año y nueve m eses. Posteriorm ente con d en ad o por un tribunal penal alem án a seis años
y seis m eses adicionales.
Scheide, Rudolf (W V H A ): absuelto por un tribunal m ilitar estadoun idense.
Schellenberg, Walter (R S H A ): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estadounidense a
seis años, pero no por actos con tra los judíos. Liberado antes de cum plir la sentencia.
Falleció en Italia en 1952.
Schelp, Fritz (R eichsbah n): presidente, Bundesbahndirektion H am burg, 1950. M iem
bro de la ju n ta directiva del Bundesbahn, 1952.
Schimana, Walter (responsable m áxim o de las S S y la Policía en A ten as): falleció en 1948
Schirach, Baldur von (R eichsstatth alter de V ie n a): sen ten ciado por el Tribunal Mili
tar Internacional a veinte años.
Schlegelberger, Franz (M inisterio de Ju sticia): sen ten ciado por un tribunal militar
estadoun iden se a caden a perpetua. Puesto en libertad con dicion al por razones m édicas
a recom endación de la Ju n ta de Clem encia, 1951.
Schmelter Fritz (M inisterio de A rm am en to): D eutsch e Industriefinanzierungs A . G.,
Fráncfort, 1964.
Schmid, Theodor (O stbah n ): Bundesbahnoberrat.
Schmidt, Paul Karl (jefe de prensa del M inisterio de A su n to s E xteriores): con el
pseudónim o de Paul C arell, autor de libros m uy ven didos sobre la S eg u n d a Guerra
M undial.
Schmitz, Hermann (I. G. Farben): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estadoun iden
se a cuatro años, pero no por actos con tra los judíos. Presidente del C o n sejo de adm i
nistración de R heinische Stahlw erke, 1955.
1228
Schnitzler, Georg von (I. G. Farben): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estadouni-
dense a cinco años.
Schobert, Ritter von (com andante del U ndécim o Ejército) : m uerto en acción, 1941.
Schóngart/i, Karl (BdS en el G eneralgouvernem ent y B dS en H o la n d a): condenado
a m uerte por un tribunal británico, 1946.
Schreiber, Walter (Servicio M édico del Ejército): bajo un contrato de tres m eses con la
Escuela de M edicina de Aviación perteneciente a las Fuerzas A éreas y ubicada en Ran-
dolph Field, San A ntonio, Texas. A la expiración del contrato, despedido por el secreta-
rio T hom as K . Finletter por acusaciones relacionadas con los experim entos m édicos lle
vados a cabo por un grupo de m édicos de Boston, 1952.
Schróder, O skar (Servicio M édico de las Fuerzas A éreas): sen ten ciado a caden a p er
petua por un tribunal m ilitar estadounidense. Sen ten cia reducida por la Ju n ta de C le
mencia a quince años.
Schubert, Heinz Hermann (Einsatzgruppe D ): con den ado a m uerte por un tribunal
militar estadounidense. Sen ten cia con m u tada por la Ju n ta de C lem en cia a diez años.
Schulz, Erwín (Einsatzgruppe C ): co n d en ad o por un tribunal m ilitar e stad o u n i
dense a veinte años. Sen ten cia reducida por la Ju n ta de C lem en cia a quince años. L i
berado en 1954-
Schumann, Horst (m édico de A uschw itz): ejerció com o m édico privado. H uyó de
A lem ania en 1951. En Su d án en 1955-1959, y en G h an a a partir de entonces. E x tra
ditado a A lem an ia O ccid en tal en 1966. Juzgado en 1970-1971 sin resultados debido a
su enferm edad. Liberado en 1972. Falleció en 1983.
Schweinoch, Werner (O stbah n ): Bundesbahnoberinspektor, 1964.
Seibert, Willi (Einsatzgruppe D ): con den ado a m uerte por un tribunal m ilitar e sta
dounidense. Sen ten cia con m u tada por la Ju n ta de C lem encia a quince años.
Seídl, Siegfried (com an dante de T h e resie n stad t): condenado a m uerte por un tribu
nal austríaco, 1946.
Seyss-lnquart, A rtur (Reichskom m issar en H o lan d a): sen ten ciado a m uerte por el
Tribunal M ilitar Internacional y ahorcado en 1946.
Siebert, Friedrich Wilhelm (Generalgouvernem ent): sentenciado en Polonia a doce años.
Sievers, Wolfram (A hnenerbe): con d en ad o a m uerte por un tribunal m ilitar e sta
dounidense y ejecutado, 1948.
Sima, Horia (responsable de la G uardia de H ierro): en España, 1964.
Simón, Gustav (jefe de la A dm in istración Civil, Luxem burgo): arrestado en 1945. Se
suicidó.
Six, Franz (Vorkom m ando M oskau): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estad o u n i
dense a veinte años. C o n d en a reducida por la Ju n ta de C lem encia a diez años. Libera
do en 1952. Posteriorm ente fue director de prom oción de ventas en Porsche-D iesel-
M otoren G m bH . Falleció en 1975.
1229
Sollmann, M ax (Leben sborn ): sentenciado por un tribunal m ilitar estadounidense al
tiem po cum plido, por pertenencia a una organización crim inal.
Sommer, Karl (W V H A ): con den ado a m uerte por un tribunal m ilitar estadouniden-
se. Sen ten cia con m u tada a cad en a perpetua por el gobernador militar, y reducida pos
teriorm ente por la Ju n ta de C lem en cia a veinte años.
Speer, Albert (m inistro de A rm am ento): sen ten ciado por el Tribunal M ilitar Interna
cional a veinte años, 1946. M urió en Londres en 1981.
Speidel, Hans (jefe del Estado Mayor, com an dan te m ilitar en Francia, 1940-1942):
com andante de las fuerzas terrestres de la O T A N , Europa C entral, m ediados de la dé
cada de 1950.
Speidel, Wilhelm (com andante m ilitar en G recia): sen tenciado por un tribunal mili
tar estadounidense a veinte años, pero no por actos con tra los judíos. Sen ten cia redu
cida por la Ju n ta de C lem en cia al tiem po cum plido, 1951.
Sporrenberg, Jakob (responsable de las S S y de la Policía, L u blin ): con den ado a muer
te en Polonia, 1950. Ejecutado.
Stahlecker, Franz Walter (com andante del Einsatzgruppe A ): m uerto en acción en 1942.
Stangl, Franz (com andante de Treblinka): huyó a Italia y, con ayuda del obispo
H udal, a D am asco, en 1948. En Brasil en 1951-1967. E xtraditado de ese país y conde
nado a caden a perpetua en Düsseldorf, 1970. Falleció en 1971.
Steengracht van Moyland, A dolf (M inisterio de A su n tos Exteriores): sentenciado por
un tribunal m ilitar estadounidense a siete años. Sen ten cia reducida por el tribunal a
cinco años al retirar la acusación de agresión. Liberado en 1950.
Steirnle, Eugen (Einstazgruppe B ): condenado a m uerte por un tribunal m ilitar estadou
nidense. Sen ten cia conm utada por la Ju n ta de C lem encia a veinte años. Liberado, 1954.
Steinbrinck, Otto (M itteldeutsche Stahlw erke): sen ten ciado por un tribunal militar
estadounidense a cinco años, pero no por actos contra los judíos.
Stier, Walther (O stbahn): Am tsrat. Administración Principal del Bundesbahn, Francfort,
1963. Posteriormente, Bundesbahndirektor.
Strauch, Eduard (Einsatzgruppe A ): con d en ado a m uerte por un tribunal m ilitar es
tadounidense. E xtraditado a Bélgica y con d en ad o n uevam ente a m uerte. La ejecución
se m antuvo en suspenso por la dem encia del acusado.
Strauss, A dolf (com andante, N ov en o Ejército, G rupo del Ejército del C en tro ): rete
nido en la zona británica en espera de juicio, 1948. D eclarado dem asiado enferm o para
ser juzgado, 1949.
Streckenbach, Bruno (R S H A ): sen ten ciado en la U R S S a veinticinco años. Liberado
en 1955. A cu sad o pero no juzgado en H am burgo por causa de enferm edad en 1974-
M urió en 1977.
Streicher, Julius (director de D er Stürmer): con den ado a m uerte por el Tribunal M ili
tar Internacional y ahorcado, 1946.
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Stroop, Jürgcn (responsable de las S S y de la Policía, V arsovia): conden ado a m uerte
en Polonia y ejecutado, 1951.
Stuckart, Wilhelm (Ministerio del Interior): sentenciado por un tribunal militar estadou-
nidense al tiempo cumplido debido a su m ala salud. M ultado con 500 D M por un tribunal
de desnazificación. Tesorero municipal de Helmstedt, después director del Instituto para la
Promoción de la Economía de la Baja Sajonia. Muerto en accidente automovilístico, 1953.
Stülpnagel, Heinrich von (com andante del D ecim oséptim o Ejército, y com an dan te
militar en Francia): purgado y ejecutado en 1944.
Stüpnagel, Otto von (com andante m ilitar en Francia): se suicidó en una prisión fran-
cesa, 1948.
Szálasi, Ferenc (jefe del E stado hún garo): ejecutado en H ungría en 1946.
Sztójay, Dome (primer m inistro húngaro): ejecutado en H ungría en 1946.
Taubert, Eberhard (Ministerio de Propaganda): Volksbund für Frieden und Freiheit, 1955.
Ter Meer, Fritz (I. G. Farben): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estadouniden se a
siete años. Liberado en 1950. V icepresidente de T. G. G oldschm idt A . G., Essen; C o n
sejo de adm inistración de Bankverein W estdeutschland A . G., D üsscldorf; C o n sejo de
adm inistración de D üsseldorfer W aggonfabrik, 1955.
Thadden Eberhard von (M inisterio de A su n tos Exteriores): acusado ante un tribunal
alemán en N urem berg, 1948. H uyó a C olon ia, donde el fiscal general negó la extradi
ción, 1949 y 1950. T odavía en C olon ia en 1953. M ientras se encon traba bajo in vesti
gación, en 1964, falleció en accidente de tráfico.
T hierack, Otto (m inistro de ju sticia): se suicidó en 1946.
Thomas, Georg (O KW /W i R ii): purgado y encarcelado en Buchenw ald. «Liberado»
allí por los A liados en 1945.
Thomas, M ax (BdS U cran ia): probable suicidio en 1945.
Tiso, Juzef (presidente de E slovaqu ia): protegido por el cardenal Faulhaber en un
m onasterio bávaro, m ayo de 1945. C ap tu rad o por los estadounidenses y extraditado a
Checoslovaquia en noviem bre de 1945. E jecu tad o allí en 1947.
Tschentscher, Erwin (W V H A ): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estadouniden se a
diez años. Sen ten cia reducida por la Ju n ta de C lem en cia al tiem po cum plido, 1951.
Tuka, Vojtech (primer ministro eslovaco): condenado a muerte en Checoslovaquia, 1946.
Tumer, Harald (Gobernación Militar, S erb ia): condenado a muerte en Yugoslavia, 1947.
Vallat, Xavier (com isario de A su n tos Judíos en el gobierno de Vichy): senten ciado en
Francia a diez años, 1947. Liberado por el ministro de Justicia Rene M ayer en 1950. M u
rió en 1972.
Veesenmayer, Edmund (m inistro en H ungría): sen tenciado por un tribunal m ilitar
estadounidense a veinte años. C o n d en a reducida por la Ju n ta de C lem en cia a diez años.
Com ercialm ente activo en D arm stadt, 1961.
Verbeck, Franz Heinrich (O stbah n ): Bundesbahndirektor.
1231
Vialon, Friedrich (O stlan d): M inisterio Federal de Finanzas, 1950-1958; O ficina del
Canciller Federal, 1958-1962; Staatssekretár, M inisterio Federal de C ooperación Eco
nóm ica (Wirtschaftliche Zusammenarbeit), 1962-1966.
Volk, Leo (W V H A ): sentenciado por un tribunal m ilitar estadouniden se a diez años.
Sen ten cia reducida por la Ju n ta de C lem en cia a ocho años.
Wachter, Otto (G ouverneur de G alitzia): fallecido en el H ospital S an to Spirito de
R om a bajo la protección del obispo A lois H udal, 1949.
Wagner, Eduard (G eneralquartierm eister del Ejército): purgado y ejecutado en 1945.
Wagner, Horst (M inisterio de A suntos Exteriores): arresto ordenado por las autorida
des alem anas en 1949. Huyó a España y después a Italia. Se inició un procedim iento de
extradición en Italia en 1953, pero sin éxito. Posteriorm ente regresó a A lem ania. Dete
nido tras solicitar una pensión y liberado con una fianza de 80.000 m arcos, abril de 1960.
N o juzgado. Falleció en 1977.
Wagner, Robert (R eichsstatth alter de Bande y jefe de la A dm inistración Civil de
A lsacia): ejecutado en Francia en 1946.
Walbaum, Jost (G eneralgouvernem ent): denegada su extradición a Polonia por las
autoridades de ocupación británicas, 1948-1949. M édico en ejercicio. La investigación
alem ana llevada a cabo en 1963 term inó sin juicio.
Warlimont, Walter (O K W ): sen ten ciado por un tribunal m ilitar estadounidense a
cadena perpetua. C o n d en a reducida por la Ju n ta de C lem en cia a dieciocho años.
Weichs, M aximilian von (com an dante del Segun do Ejército, G rupo del Ejército del
Centro, y com an dan te en jefe de la zona sureste): acusado ante un tribunal m ilitar esta
dounidense. D em asiado enferm o para ser juzgado.
Weizsácker, Ernst von (M inisterio de A su n tos Exteriores): sentenciado por un tribu
nal m ilitar estadounidense a siete años. Sen ten cia reducida por el tribunal a cinco años
al retirar la acusación de agresión. Liberado en 1950. Falleció en 1951.
Wendler, Richard (G ouverneur del distrito de C ra co v ia ): abogado en M únich.
Werkmeister, Karl (M inisterio de A su n tos Exteriores): em bajador en Su ecia, 1963.
Westerkamp, Eberhard (G en eralgouvern em en t): Secretario de Estado, M inisterio del
Interior de la B aja Sajon ia, 1956-1959. A b o gad o en ejercicio, 1960. Presidente de la
Cruz R oja A lem an a en la B aja Sajonia.
Wetzel, Erhard (M inisterio del E ste): en cautividad soviética. Liberado en 1955. Mi-
nisterialrat en la B aja Sajon ia. R etirado en 1958. La posterior investigación llevada a
cabo en A lem an ia O ccid en tal term inó sin juicio.
Wínkelmann, Otto (responsable m áxim o de las S S y de la Policía en H ungría): con
sejero m unicipal en Kiel. A p eló contra la retirada de su pensión en Schlesw ig-H olstein,
1974.
Winkler, M ax (O ficina Fiduciaria Principal en el este): exonerado por un tribunal de
desnazificación en 1949.
1232
Wisliceny, Dieter (experto de las S S en deportaciones, destinado en Eslovaquia, Gre-
cia y H ungría): ejecutado en C h ecoslovaquia en 1948.
Wühler, Otto (U ndécim o Ejército): sen ten ciado a ocho años por un tribunal m ilitar
estadounidense.
Wohlthat, Helmut (O ficina del Plan C u atrien al): C on sejo de adm inistración de Far-
benfabriken Bayer A . G., 1951.
Wolff, Karl (jefe del E stado M ayor personal de FFimmler): sentenciado por un tribu
nal de desnazificación al tiem po cum plido, 1949. Sen ten ciado por un tribunal penal de
Múnich a quince años, 1964- Liberado en 1971. Falleció en 1984-
Wórmann, Ernst (M inisterio de A su n tos E xteriores): sentenciado por un tribunal
militar estadoun iden se a siete años. Sen ten cia reducida por el tribunal a cinco años al
retirar la acusación por agresión. Puesto en libertad en 1950. M urió en 1979.
Wurster, Karl (I. G. Farben): absuelto por un tribunal m ilitar estadounidense. Presi
dente de Badische A n ilin und Sodafabrik, Ludw igshafen, 1951.
Zabel, Martin (O stbah n ): Vizeprasident, Bundesbahndirektion K assel, 1964.
Zahn, Albrecht (O stb ah n ): Bundesbahndirektor en Stuttgart.
Zimmermann, Herbert (K dS, Bialystok): se suicidó en 1966.
Zirpins, Walter (Policía Penal, L ó d z : Polizeidirektor en Hannover. D etenido allí en
noviembre de 1960. El proceso, discontinuo, se interrum pe en 1961.
Zópf Wilhelm (Policía de Seguridad, Países B ajo s): sentenciado por un tribunal de
Múnich a nueve años, 1967.
RESCATE
178 V éase la carra de A lbrecht (M inisterio de A suntos Exteriores, D ivisión Jurídica) a Himmler
sobre las leyes de inm igración de Estados U nidos, C an adá, Brasil, G uatem ala, El Salvador, Ecuador,
Bolivia, Suráfrica y Palestina, 10 de noviembre de 1937, N G -3236. R especto a la política de inm i
gración británica, véase Louise L o n d o n , W hitehall an d the Je w s, 1 9 3 3 - 1 9 4 8 , Cam bridge, Inglaterra,
2000. Respecto a A ustralia, véase Colín G o l v a n , T h e d istan t H o lo c a u st, Crows N est, N u eva G ales
del Sur, 1990.
1233
En Estados U nidos, el núm ero m áxim o de inm igrantes que se podía adm itir anual
m ente se fijaba de acuerdo con la siguiente fórmula:
El 28 de abril de 1938, las «cuotas de inm igración por origen nacional» se distribuían,
en consecuencia, com o sigue179:
179 Proclama del presidente, 28 de abril de 1938, 8 U S C A 211. En el caso de las cuotas que supe
rasen los 300 individuos, sólo se podía agotar el 10 por 100 de la cuota en un mes. Ibid. N o estaban
afectados por la cuota los inmigrantes nacidos en países americanos, los cónyuges o los hijos no casa
dos de ciudadanos estadounidenses, los residentes que retornaran de visitas en el extranjero, los
ministros eclesiásticos (incluidos rabinos), los profesores, los estudiantes y las m ujeres que hubieran
perdido su ciudadanía estadounidense por razones de matrimonio, 8 U S C A 204.
1234
H asta 1939, Estados U nidos proporcionó un refugio fácil a los judíos nacidos en A le-
mania y en A ustria que desearan em igrar y que tuvieran dinero para el pasaje de tren y
de barco. Ese año, se superó la cu ota alem an a180, y m uchos de los judíos polacos n aci
dos en la zona del Reich-Protektorat, asignados a la m ucho m ás reducida cuota polaca,
se enfrentaron a una larga lista de espera.
Por consiguiente, los judíos dependían tam bién de Palestina. A quí, sin embargo, se en
contraron con todas las dificultades creadas por la política británica en O riente Próximo.
Los británicos no sólo pensaban en los judíos, sino tam bién en los árabes. D e estallar la
guerra, el apoyo de la com unidad judía m undial estaba asegurado en cualquier caso. Los
judíos no podían escoger bando; los árabes sí. Esa consideración fue decisiva.
El m an dato que el gobierno británico había recibido de la Liga de N acion es e sta
blecía en el artículo 6 que «el G obierno de Palestina, al tiem po que garantiza que no se
perjudiquen los derechos y la posición de otras secciones de la población, facilitará la
inmigración judía bajo condiciones ad ecu ad as». E stas palabras perm itían una conside
rable interpretación. En 1922, el secretario para las C olonias (W inston Churchill)
interpretó que la disposición establecía que «esta inm igración no puede ser de un volu
men tan abundante com o para exceder la capacidad económ ica del país en el m om ento
de absorber a los recién llegados. Es esencial garantizar que los inm igrantes no sean una
carga para el conjunto del pueblo de Palestina, y que no priven de su em pleo a ninguna
sección de la población a c tu a l»181.
En virtud de esta política, los británicos perm itieron la entrada sin restricciones de
los denom inados capitalistas, es decir, los judíos que poseían cierta can tidad de dinero
en libras esterlinas. Los trabajadores, por el contrario, ya no disponían de capacidad de
emigrar en núm eros ilim itados182. En m ayo de 1939, la O ficina para las C olon ia deci
dió cerrar la em igración de refugiados judíos a Palestina. En una declaración de políti
ca que sería con ocida com o el «D ocu m en to B lan co», los británicos declararon que «el
gobierno de Su M ajestad no interpreta [que sus anteriores declaraciones] im pliquen
que el m an dato le exija, en todo m om ento y bajo cualquier circunstancia, facilitar la
emigración de judíos a Palestina teniendo sólo en cuen ta la capacidad económ ica del
país». H abía llegado el m om ento de tener tam bién en cuen ta la situación política. La
población árabe estab a m ostrando «tem or generalizado a una indefinida inm igración
D avid S. W y m a n , P aper W alls , A m herst, M assachussets, 1968, pp. 220-222. V éase tam bién el
análisis que Wyman hace de la negativa del Congreso en 1939 a aprobar una ley para admitir a
20.000 niños, ibid., pp. 67-98, y su descripción de otros obstáculos a la inm igración impuestos por
Estados Unidos durante la crisis de 1938-1941. Se pueden encontrar estudios más amplios sobre la
política estadounidense hacia los judíos amenazados en Henry F e i n g o l d , T h e Politics o f R escu e, New
Brunswick, N ueva Jersey, 1970 y D avid S. W y m a n , T h e A b an d o n m en t o f the Je w s, N ueva York, 1984.
181 Cmd. 1700.
182 Véase A lbrecht a Himmler, 10 de noviembre de 1937, N G -3236.
1235
ju día». En consecuencia, sólo se perm itiría la inm igración judía durante otros cinco
años, a un ritm o de 10.000 personas por año. A dem ás, «para contribuir a solucionar el
problem a de los refugiados ju d íos», se adm itirían 25.000 refugiados tan pronto como el
alto com isionado estuviera convencido de que se había garantizado una provisión ade-
cu ada para su m an ten im ien to183. Tras los intentos clan destin os hechos por los judíos
para entrar en Palestina por mar, la em bajada britán ica en M adrid inform ó al Ministe-
rio de A su n tos Exteriores español el 23 de octubre de 1940 de «que cualquier barco
español (o de cualquier otra bandera neutral) que participe en este tráfico (que consti
tuye una violación flagrante de la legislación p alestina), será susceptible de ser confis
cado y su cap itán y tripulación eventualm ente encarcelados tras su interceptación por
la arm ada o por las autoridades aduaneras co m p e te n te s»184.
A sí pues, la crisis de emigración persistió en 1939 y se prolongó durante 1940. El
núm ero de judíos que clam aban por salir era mayor de los que el m undo estaba dispues
to a recibir. El año anterior a la guerra, los judíos del área del Reich-Protektorat buscaban
lugares de refugio en áreas que ofrecían poca esperanza de hallar trabajo y subsistencia.
50.000 encontraron refugio, al m enos tem poral, en G ran Bretaña. M iles de familias reser
varon pasajes a C uba, para esperar allí la cuota de entrada a Estados Unidos. Muchos
m iles atestaron los barcos con destino al Sh an gh ai ocupado por los japon eses. Decenas
de miles se trasladaron sólo a Francia, Bélgica y H olanda, donde en su mayoría fueron al
canzados por los ejércitos alem anes en 1940. Ya no se puede reconstruir con precisión la
im agen general, porque los judíos se trasladaron de un país a otro, pero el siguiente cua
dro es una lista aproxim ada, por área inicial de partida y lugar de destino definitivo.
D e185
183 D eclaración de la política sobre Palestina presentada ante el Parlamento por el secretario de
Estado para las C olonias en mayo de 1939, Cm d. 6019. La Com isión Permanente para los Mandatos
de la Liga de N aciones se abstuvo unánimemente de refrendar el D ocum ento Blanco. C uatro miem
bros de la comisión sostuvieron que el docum ento era incoherente con el m andato. Tres pensaban
que no estaban de acuerdo con la previa interpretación del m andato realizada por la comisión, y que
debería consultarse al C onsejo sobre si era posible una nueva interpretación dadas las circunstancias.
El C onsejo de la Liga no llegó a reunirse para tratar el tema.
134 A rchivos del U. S. H olocaust M em orial Museum, Grupo de Registro 36.001 (Ministerio de
A suntos Exteriores español), Rollo 2, R 121-64-2.
183 Todas las estadísticas de em igración derivan de una forma u otra de la Reichsvereinigung de
Berlín, la Kultusgemeinde de Viena y la Gem einde de Praga. V éase el informe consolidado enviado
1236
A 186
por estas organizaciones a Eichmann, 14 de noviembre de 1941, Leo Baeck Institute, microfilme 6.
El número total de emigrantes com unicado hasta el 31 de octubre de 1941 tue de 539.000 Esta cifra
es excesiva debido a (a) la elevada suposición de población inicial judía de acuerdo con la definición
de Nuremberg, (b) la doble contabilización (retorno de em igrantes, traslados del A ntiguo Reich a
Austria y Checoslovaquia, y de Austria a Checoslovaquia) y (c) la inclusión de las deportaciones a Po
lonia. Los datos no ajustados de este informe, sin embargo, los usó Heydrich para com unicarlos en la
conferencia de 20 de enero de 1942, N G -2586. Véase también Korherr a Himmler, 30 de abril de 1943,
NO-5193; Com ité de Distribución C onjunto de los Judíos Estadounidenses, informes correspondien
tes a 1939, 1940 y 1941; American Jewish Yearbook, 1950, p. 75; y H ans Lamm, «U ber die Innere und
Aussere Entwicklung des D eutschen Judentum s im D ritten Reich», Erlangen, 1951, mimeografiado,
pp. 209-245.
186 V éanse las fuentes en la nota precedente. El informe enviado por la Reichsvereiningung el 14
de noviembre de 1941 indica sólo los destinos iniciales, y respecto a algunas áreas las cifras parecen
demasiado elevadas. Sobre G ran Bretaña como lugar de refugio, véase Bernard W A SSER ST E IN , Britain
and die Jews of Europe, 1939-1945, Londres, 1979, pp. 9-11 y 81-120. Sobre Shanghai, véase D avid
Kranzler, Japanese, Nazis and Jews, N ueva York, 1976. A l principio, no hubo restricciones legales a las
llegadas al área de Shanghai que com prendía el A sentam iento Internacional, la C oncesión Francesa
y Hongkew (antigua parte japonesa del A sen tam ien to). Las condiciones económ icas, redactadas por
el Consejo M unicipal del A sentam iento Internacional, fueron puestas en vigor por ei C uartel G en e
ral de la Brigada de Infantería Naval japonesa en agosto de 1939. A Shanghai llegaron aproxim ada
mente 14.000 judíos del Reich-Protektorat y m ás de 1.000 judíos polacos. En cumplimiento de la U n d é
cima Ordenanza de la Ley de C iudadanía del Reich, y tras la declaración de guerra de los japoneses
contra Estados Unidos y Reino U nido, la Conferencia de Enlace Imperial japonesa, de alto nivel,
decidió establecer una «estricta vigilancia» de los judíos situados bajo la esfera de poder de Japón,
pero hasta febrero de 1943 no se estableció un gueto en Hongkew. Los refugiados políticos que no
residían ya allí, tuvieron que trasladarse, pero los chinos y otros habitantes no tuvieron que abando
nar la zona. Ibid., especialm ente pp. 90-91, 114-117, 232-239, 267-274, 480-483, 488-493, 605-609
y 620-624. Respecto a la reacción alem ana ante los anteriores sentimientos pro judíos de los japone
ses, véase la correspondencia del partido en abril de 1939, docum ento Y IV O G -231. Informes ale
manes sobre movim ientos antisem itas japoneses en Die Judenfrage, 1 de julio y 1 de octubre de 1942,
pp. 144 y 202-205. Correspondencia sobre el continuo interés del M inisterio de A suntos Exteriores
alemán en agosto-noviembre de 1944, N G -3002. Respecto a los relatos de ex presos del gueto de
Shanghai, véase Dr. Félix Gruenberger (psiquiatra), «The Jewish Refugees in Shanghai», Jewish Social
Studies 12 (1950), pp. 329-348, y declaración del Dr. Em anuel Bergglas 1962, Yad Vashem, Historia
Oral, 3226/216.
1237
Con el estallido de la guerra y el comienzo de la «solución final de la cuestión judía» en
Europa, el problema de la migración se alteró fundamentalmente. A ntes de la guerra, los ju-
dios intentaron por todos los medios quedarse, y los alemanes presionaron todo lo posible
para conseguir una partida m asiva de aquellos. En 1941, todos los judíos de la Europa
dom inada por los alem anes querían salir, pero ahora la m aquinaria de destrucción ale
m ana los m antenía cautivos.
En el exterior, la discrepancia entre la comunidad judía mundial y los gobiernos aliados
se había agudizado. A ntes de la guerra, los judíos sólo podían sostener que la emigración era
necesaria para aliviar la miseria, y la posición aliada se basaba, consecuentemente, en las
«capacidades de absorción» y en «consideraciones políticas». A hora, el rescate se había
convertido para los judíos en una cuestión de vida o muerte. Si no se podía abrir el anillo
nazi y trasladar a los judíos a un destino seguro, morirían en números crecientes a medida
que se acelerase la catástrofe. Esta situación no movió al gobierno británico y a sus ayudan
tes a tomar medidas drásticas. Las antiguas razones para prohibir a los judíos la entrada en
Palestina eran ahora aún más fuertes, y los viejos argumentos con respecto a la situación
política se vieron reforzados por la guerra. Significativamente, sin embargo, la dicotomía
entre la posición judía y la aliada no fue claramente visible desde el principio. Los judíos tar
daron en reaccionar al peligro. Cuando finalmente se activó el aparato de las organizacio
nes judías a favor de las víctimas de Europa, los dirigentes judíos, confrontados ya con millo
nes de muertos, estaban preparados para poco m ás que salvar a los que ya estaban a salvo.
De ninguna form a previeron los judíos la «solución final». C u an d o abrieron los ojos
a los hechos, ya tenían encim a el desastre. En el verano de 1942, sin em bargo, el volu
m en de deportaciones y m uertes había superado con m ucho los límites en los que dicha
operación se podía m antener en secreto respecto al m undo exterior. En los organismos
de recogida de inform ación de puntos am pliam ente distantes em pezaron a acumularse
insinuaciones, rum ores e informes.
Pero ni siquiera enton ces se aprovech aron plenam ente estas señales. En la medida
en que llegaban a una organización de Palestina, G ran Bretañ a o E stados U nidos, los
m ensajes d escan sab an en m anos inseguras. Los judíos no habían creado un aparato
central de inteligencia propio. En cu an to receptores pasivos de datos, no acum ulaban
conocim ientos ni docum entos de estudio que les dieran las claves de los hechos más
generales. Por consiguiente, cada n ueva com un icación los tom aba por sorpresa, inclu
so en un m om ento tan tardío com o 1944- Los organism os de inteligencia internacio
nales estaban en m ejor posición para reunir y evaluar la inform ación, pero a su vez care
cían del m arco m ental y el sentim iento de urgencia que habrían sido necesarios para
cam biar el destino de los judíos. E n con secuen cia, o bien evaluaron y divulgaron con
lentitud el m aterial que poseían o no hicieron n ada en absoluto.
S in un eficaz esfuerzo de inteligencia a priori destin ado a adquirir las pruebas preci
sas de que los alem anes estaban ejerciendo acciones de una im portancia crucial contra
1238
los judíos, no podía em erger a tiem po un análisis coherente del desastre. N o se esta
blecieron las conexiones analíticas, y no se percibieron las consecuencias. El proceso de
destrucción se observó principalm ente por segm entos: am etrallam ientos, deportaciones
y campos. A l comienzo, al m enos, las operaciones de am etrallam iento se percibían
como incidentes de m atanzas y m asacres. Las deportaciones eran desapariciones, y los
campos eran una form a virulenta de utilización de los trabajadores. H asta el final no se
hizo evidente en sí m ism a la verdadera naturaleza de estos fenóm enos.
He aquí algunas de las inform aciones significativas recibidas por la prensa, las orga
nizaciones judías y los gobiernos aliados, jun to con las reacciones suscitadas por estas
noticias. Puede señalarse que durante todo el proceso de descubrim iento, los resu lta
dos, cuando se publicaron, rara vez aparecieron en prim era página.
Durante el veran o de 1941, y posteriorm ente de m anera interm itente, la Escuela de
Códigos y Cifras del G obierno Británico interceptó y descifró informes inalám bricos
sobre am etrallam ientos llevados a cabo en la U R S S ocupada, enviados por la Policía del
Orden. Estos m ensajes, que frecuentem ente m en cion aban a los judíos, incluían entre
otros los siguientes:
187 K H. H i n s i.F .y , B ritish Intelligence in the Second World W ar , vol. 2, N ueva York, 1981, pp. 669-673.
La escuela interceptó también una orden dada por D aluege el 13 de septiembre de 1941, advin ien
do a los com andantes de cam po que usaran m ensajeros en lugar de m ensajes inalámbricos para enviar
tales informes. Ibid.
188 «Extinction Feared by Jews in Poland», T h e N ew York T im es (1 de marzo de 1942), p. 28.
1239
D esde Lisboa, la O ficina de Servicios Estratégicos recibió un informe, fechado el 20
de junio de 1942, que com enzaba con las palabras «A lem ania ya no persigue a los judíos.
Los exterm ina sistem áticam en te». La inform ación procedía de un oficial británico que
h abía huido de su cautividad ocultán dose en el gueto de V arsovia a com ienzos de junio.
El oficial hablaba de suciedad y desnutrición. «Los niños m ueren atrofiados.» Mencionó
una «m ilicia judía de alim añas h um anas». D espués dijo que H im m ler había visitado a
Frank en abril para decirle que los judíos no estab an desaparecien do con suficiente
rapidez com o para satisfacer al Führer, y que las órdenes eran el «virtual exterm inio» de
todos los judíos antes de una fecha específica. U n a aceleración de prueba se había orde
n ado en Lublin, «donde durante un tiem po salieron diariam ente trenes cargados hacia
la estación de Sobibór, situada en las afueras, y de allí a un área aislada donde los ame
trallaban». Los cam pesinos aban don aron las granjas cercan as debido al hedor que des
pedían los cadáveres m al cubiertos189.
Tras las enorm em ente públicas redadas que se efectuaron en París y Varsovia en el mes
de julio, en Suiza se recibieron noticias de la mayor im portancia. Tres alem anes que no
estaban en contacto entre sí aportaron la inform ación y la difundieron entre sus conoci
dos. U no de los visitantes era un corresponsal periodístico, Ernst Lemmer. H ablaba de cá
m aras de gas, tanto fijas com o móviles, pero no lo consideraron una fuente fiable190.
El segundo, A rtur Sommer, era un econom ista que ocupaba el cargo de subdirector de
la Sección de Estados A liados y N eutrales en la O ficina Económ ica del O KW /W i Rü. Le
envió una nota a Edgar Salin, profesor de la Universidad de Basilea, y le instó a emitir
advertencias diarias a través de la B B C . Salin con tactó con el presidente estadounidense
del B ank of International Settlem ents, T hom as M cKittrick, quien posteriorm ente le con
testó que había transmitido el m ensaje al ministro estadounidense en Berna, y que el
ministro había cablegrafiado la noticia a «R oosevelt». D icho m ensaje no se ha encontra
do en los archivos, pero Salin tam bién discutió el asunto, sin m encionar el nombre de
Sommer, con Chaim Pozner, representante de la A gencia Judía para Palestina en Estam
bul, desde donde Pozner no recibió noticias de nuevas transm isiones191.
El tercer informante fue Eduard Schulte, de Breslau, Silesia, que dirigía la Bergwerks-
gesellschaft Georg von G iesche’s Erben. El 30 de julio de 1942, se aproxim ó a un socio
empresarial judío, Isidor Koppelmann, que informó al encargado de prensa de la Comuni
189 C arta desde Lisboa, 20 de junio de 1942, en A rchivos N acionales, G rupo de Registro 226,
O ficina de Servicios Estratégicos 26896.
190 Walter L a q u e u r , The Terrible Secret, Boston y Toronto, 1980, pp. 211-212.
191 Edgar S a lí n , «Uber Artur Sommer, den M enschen und Lits-Forscher», M iteilungen der List Ge-
sellschaft, vol. 6, 1967, pp. 81-90. Martin GlLBERT, Auschmitz and the Allies, N ueva York, 1981, pp. 42-44,
46 y 56. M onty P e n k o w e r , The Jews Were Expendable, U rbana y C hicago, 1983, pp. 59-62, 66-67,
317 y 319. W alter L a q u e u r , en W. Laqueur y Richard Breitm an, Braking the Silence, N u eva York,
1986, p. 264.
1240
dad Judía, Benjam ín Sagalowitz. Este hombre se dirigió al jefe de la delegación en Ginebra
del Congreso Judío Mundial, Gerhart Riegner. En ese momento, a Riegner no le m encio
naron el nombre de Schulte. Tal com o resumió Riegner en un telegrama, el informe hacía
referencia a un plan debatido y bajo consideración en los cuarteles generales del Führer
para deportar a los judíos europeos al Este, donde los exterm inarían «de un golpe» para
resolver de una vez por todas la cuestión judía en Europa. Entre los m étodos «en discu
sión» para la acción planeada para el otoño se encontraba el ácido prúsico. Riegner añ a
día que transmitía esta información «con todas las reservas necesarias, ya que no se puede
confirmar su exactitud», pero que su informante m antenía estrechas relaciones con las más
altas autoridades alem anas y que sus informes eran en términos generales fiables192. Su
cable fue enviado a través de los consulados estadounidense y británico al rabino Dr. Step-
hen Wise en Estados Unidos y a M . E Sidney Silverm an en Inglaterra. A Silverm an le llegó
la información, a Wise no. Silverm an transmitió entonces el m ensaje al rabino Wise. Este,
que era el líder m ás im portante de la Com unidad Judía estadounidense, decidió transmitir
el informe al subsecretario de Estado Sum ner Welles, quien le pidió que no publicase la
noticia mientras no se pudiera efectuar un intento de confirm arla195.
M ientras el D epartam en to de Estado in ten taba verificar el contenido del telegram a
enviado por Riegner, las noticias sobre la catástrofe judía se m ultiplicaban en la pren
sa. Newsweek señ aló el 10 de agosto de 1942 que trenes llenos de judíos de V arsovia se
desvanecían en «un limbo n eg ro »194. El 20 de agosto, The New York Times citó el perió
dico francés Paris Soir del día anterior, en el que se publicaba que los judíos de Francia
192 Véase el mem orando del vicecónsul estadounidense en Ginebra, Howard Elting, 8 de agosto
de 1 9 4 2 , adjuntando el borrador del telegrama enviado por Riegner. A rchivos N acionales de Estados
Unidos, G rupo de Registro 8 4 , Legación Estadounidense en Berna, Legajo Confidencial 1 9 4 2 , C aja
7, 8 4 0 . 1 J. Respecto a la transmisión del m ensaje de Schulte a Riegner, véase Richard Breitm an y
Alan M . K R A U T , American Refugee Policy and European Jewry, 1 9 3 3 - 1945, Bloomíngton, Indiana, 1 9 8 7 ,
pp. 1 4 8 - 1 5 7 y 2 7 9 - 2 8 1 , y Gerhart R ie g n e r , «Riegner Telegram», en Walter Laqueur (ed.), The Holo-
caust Encyclopedia, New H aven, 2 0 0 1 , pp. 5 6 2 - 5 6 7 .
193 Stephen WlíSE, Challenging Years, N ueva York, 1 9 4 9 , pp. 2 7 4 - 2 7 5 . Henry M orgenthau, Jr.,
«The Morgenthau Diaries VI - T h e Refugee Run-Around», C oliier's, 1 de noviembre de 1 9 4 7 , pp. 2 2 - 2 3 ,
62 y 6 5 . M orgenthau era entonces secretario del Tesoro estadounidense. En 1 9 4 2 , el D epartam ento
del Tesoro no estaba aún advertido de nada. M. Gilbert, Auschwitz and the Allies, cit., pp. 5 8 - 6 1 ; B.
Wasserstein, Britain and the Jews of Eurnpe, 1939-1945, cit., pp. 1 6 8 - 1 6 9 . Por otra parte, el FBI tenía
la información y transmitió un resumen del cable a diversos organismos. Véase J. Edgar H oover al
subsecretario de Estado A dolf A . Berle, Jr., con copias al director de Inteligencia N aval y al brigadier
general Hayes E Kroner, Inteligencia Militar, 9 de septiembre de 1 9 4 2 , A rchivos N acionales, Grupo
de Registro 1 6 5 . 7 7 , C aja 1 1 9 1 -Alem ania, Legajo 3 5 0 0 . En la carta, H oover indica que tam bién ha
informado a Elmer Davis, de la O ficina de Inform ación sobre la Guerra. D ocum ento por cortesía de
John Ferrell, archivista, U. S. Ilo lo caust Memorial Council.
194 Newsweek ( 1 0 de agosto de 1 9 4 2 ) , p. 4 0 .
1241
estaban siendo deportados a la «Silesia polaca»195. El 5 de octubre de 1942, la Agencia
Telegráfica Judía informó de que se estaban produciendo deportaciones sistemáticas de
judíos de Lódz quienes, decía la agencia, «están siendo envenenados con gas»196. El
número correspondiente a noviembre de 1942 de jewish Frontier, editada en Nueva York,
contenía una descripción excepcionalmente detallada del procesamiento de los judíos de
Chelm no (Kulmhof), con datos completos sobre los furgones de gas19'. El 23 de noviem
bre, los periódicos hebreos de Palestina, reaccionando a un cúmulo de noticias, apare
cieron bordeados de negro198.
Fue por esas fechas cuando Wise, que ya no estaba sometido a las restricciones del
Departamento de Estado, reveló lo que sabía199; y durante los días siguientes aparecie
ron nuevos artículos en The New York Times, aunque en páginas interiores. El 25 de
noviembre, el periódico publicó un artículo, basado en información aportada por el
gobierno polaco en el exilio, que mencionaba Betzec, Sobibór y Treblinka. A esta noti
cia se añadía otra recibida de Jerusalén con detalles sobre edificios concretos, situados
en la antigua frontera rusa, que se usaban como cámaras de gas, y sobre los crematorios
de Oswi^cim (Auschwitz). La misma página contenía también la cifra, proporcionada
por el Dr. Wise, de dos millones de muertos judíos200. Al día siguiente, The New York
Times citó al Dr. Ignacy Szwarcbart, miembro judío del Consejo N acional Polaco en
Londres, indicando que a los judíos los estaban gaseando, y que en Belzec los estaban
matando mediante descargas eléctricas. El mismo número del periódico citaba al Dr.
Wise con cifras «anteriores» y «actualizadas» por país. Wise indicaba que se había aban
donado el ácido prúsico para emplear burbujas de aire, y que los cadáveres los aprove
chaban para hacer grasa, jabón y lubricantes201.
195 The New York Times (20 de agosto de 1942), p. 11. Aún más específica era una carta, fechada
el 27 de julio de 1942, y enviada por Gisi Fleíschmann, del Consejo Judío de Bratislava, al Dr. Adolf
Silberschein, jefe de una organización de rescate judía (Relico) en Ginebra, en la que indicaba que
habían sido deportados 60.000 judíos eslovacos, incluidos mujeres, niños y bebés, muchos de ellos a
la parte oriental de la Alta Silesia: Auschwitz. La carta fue entregada posteriormente a la Cruz Roja
Internacional. Yad Vashem M 7/2-2.
196 Agencia Telegráfica Judía, Daily News Bulletin, (6 de octubre de 1942), Nueva York, p. 4,
N I-12321.
197 «The Extermination Center», Jewish Frontier (noviembre de 1942), pp. 15-16. El número esta
ba dedicado en su totalidad al destino de los judíos. Agradezco a Marie Syrkin que llamara mi aten
ción sobre dicha publicación y me enviara una copia.
108 The New York Times (24 de noviembre de 1942), p. 10.
199 H. Morgenthau, Jr., «The Morgenthau Diaries VI», C ollier’s, cit.
200 The New York Times (25 de noviembre de 1942), p. 10. Dicha cifra ya la había publicado el
mismo periódico el 3 de septiembre de 1942, p. 5.
201 Ibid., 26 de noviembre de 1942, p. 16.
1242
Claramente, la transmisión y publicación de los hechos había precisado varios
meses. "Tan solo en ese periodo, habían gaseado y ametrallado a un millón de judíos. Al
final, las declaraciones precisas sobre estos hechos se habían mezclado con rumores de
electrocuciones y fabricación de jabón202. A pesar de lo incompleto e impreciso de esta
imagen, constituía un esbozo de la aniquilación. Sin embargo, las organizaciones ju
días, carentes de competencias, no encontraban forma de abordar directamente esta
situación. Cualquier acción independiente contra los alemanes era completamente in
concebible. Por consiguiente, en Estados Unidos, los dirigentes judíos se limitaron a
movilizar ayudas en su propia comunidad, en las iglesias y en la Administración públi
ca. Dentro de este horizonte interno, se empleó mucha energía en una cam paña de
concienciación, con planes de manifestaciones, desfiles, retransmisiones y publicidad.
El momento culminante del esfuerzo debía ser una reunión con Roosevelt, y después
de un mes presionando, el 8 de diciembre de 1942, la Casa Blanca admitió a una dele
gación de cinco hombres. Los dirigentes judíos presentaron dos memorandos, uno de
ellos se trataba de un resumen descriptivo de 20 páginas similar en contenido a las
noticias de periódico que entonces se estaban publicando, y el otro era una breve soli
citud pidiendo al presidente que advirtiera a los nazis y estableciera una comisión en
cargada de recibir pruebas y enviarlas «al banquillo de la opinión pública». Roosevelt
se mostró «cordial» y aseguró a los delegados que se daría «plena consideración» a sus
memorandos205.
1243
Habiendo dado este paso a medias, los dirigentes judíos recibieron una parte de lo
que habían pedido. El 17 de diciembre de 1942, los gobiernos de los Aliados emitieron
una declaración titulada «Política alemana de exterminio de la raza judía», que decía-
raba que los perpetradores responsables «no escaparán a su merecido»204.
Cuando el encargado de negocios estadounidense en el Vaticano, Harold H. Titt'
mann, preguntó al cardenal secretario de Estado Maglione si no había algo que la
Santa Sede pudiera hacer «en líneas similares», éste respondió que el papado «no
podía denunciar públicamente atrocidades particulares». Sólo podía condenar las
atrocidades en general. Por lo demás «se estaba haciendo en privado todo lo posible
por aliviar el sufrimiento de los judíos»205. El Papa pronunció públicamente algunas
palabras en su extenso mensaje de N avidad, a finales de 1942. Cuando hablaba sobre
los muertos en la guerra, sus viudas y huérfanos, las víctimas de las incursiones aéreas,
incluyó una frase sobre los «cientos de miles» que, sin culpa y «a veces sólo por su na
cionalidad o por su raza» eran «consignados a la muerte o a una lenta decadencia»206.
La generalidad de este lenguaje se convirtió en objeto de específica discusión entre el
Pontífice y Tittm ann. En esa ocasión, Pío XII afirmó que había hablado «con suficiente
claridad», y que le sorprendía que los estadounidenses le dijeran que había quien no
compartía su opinión. El Papa, reiterando su política, dijo entonces a Tittm an que,
cuando se hablaba de atrocidades, no podía nombrar a los nazis sin mencionar al
mismo tiempo a los bolcheviques207.
Congreso Judío Estadounidense, por cortesía del señor Will Maslow, Congreso Judío Estadouni
dense. A la delegación se le habían prometido 15 minutos y recibió 29, pero 23 de esos minutos
los empleó el presidente en conversar sobre diversos temas, como la situación de las partes recien
temente liberadas del norte de Africa. Informe de Adolph Held, delegado del Comité de Traba
jadores Judíos [8 de diciembre de 1942], en David W y m a n (ed.), America and the Holocaust,
Nueva York, 1990, vol. 2, pp. 72-74- Por otra parte, los delegados judíos, intimidados, no tenían
mucho que decir.
204 Comunicado de prensa emitido por el Departamento de Estado el 17 de diciembre de 1942,
en International Conference on M ilitary Triáis, pp. 9-10. Respecto al borrador original británico de la
declaración, junto con las enmiendas estadounidenses y británicas, véase la correspondencia fecha
da del 7-17 de diciembre de 1942, en Foreign Relations 1942, I, pp. 66-70. La Cámara de los Comu
nes británica guardó silencio como respaldo a la comunicación. 385 H.C. DEB. 5s, 17 de diciembre de
1942, pp. 2081-2088.
201 Informe de Tittmann en un telegrama enviado por Harrison (ministro estadounidense en
Suiza) a Hull, 26 de diciembre de 1942, Foreign Relations 1942, I, pp. 70-71.
206 Texto del mensaje en The Neiv York Times (25 de diciembre de 1942), p. 10.
207 Harrison (Suiza) a Hull, 5 de enero de 1943, adjuntando mensaje enviado por Tittmann el 30
de diciembre de 1942, Foreign Relations i 943, II, pp. 911-13. En carta dirigida al obispo de Berlín,
Preysing, el 30 de abril de 1943, el Papa afirmó que los comentarios incluidos en su mensaje de Navi
dad eran «breves, pero fáciles de entender». Secrctaire d’Etat de Sa Sainteté, Actes et Documents du
1244
Habiéndose agotado por el momento los gestos, no había ninguna otra acción pre-
vista. A los dirigentes judíos, sin embargo, se les había planteado una cuestión que no
iba a desaparecer. ¿Qué propusieron hacer en esta situación? El 6 de enero de 1943,
Henry Monsky, presidente de B’nai Brith, convocó una reunión preliminar de la Con-
ferencia Judía Estadounidense. En su carta de invitación, que fue enviada a 34 organi-
zaciones judías, escribió:
Los judíos estadounidenses, a los que se les exigirá en gran medida que asum an la res-
ponsabilidad de representar el interés de nuestro pueblo en la Conferencia de Paz de la
Victoria, deben estar dispuestos a m anifestar la opinión de los judíos estadounidenses y
de otras com unidades judías de los países libres con respecto a la situación de los judíos
después de la guerra y a la construcción de una Palestina judía.
Saint Siége relalijs a la Secunde Guerre M ondiale, Vaticano, 1967, vol. 2, pp. 318-327, en p. 322. Véase
también Saúl Eriedlánder, Pilis XII and tlie Third Reich, Nueva York, 1966, pp. 130-1 35.
208 A. S. KOHANSKI (ed.), The American Jewish Conference - Its Organization and Proceedings of the
First Sessiori, A ugust 29'Septem ber 2, Nueva York, 1944, pp. 15 y 319.
209 H. Morgenthau, Jr., «The Morgenthau Diaries VI - The Refugee Run-Around», Collier’s, cit.
J. Dubois, The Devil’s C hemists, cit., pp. 184, 187. DuBois estaba entonces en la División de Control
de los Fondos Extranjeros del Departamento del Tesoro.
1245
(con el número 354) firmado por el subsecretario Welles a Harrison en Berna. Hacía
referencia a «su cable 482, de 21 de enero». El texto establecía lo siguiente:
En el futuro, sugeriríamos que no acepte que le envíen informes para que usted los
transmita a particulares de Estados Unidos, a no ser que dicha acción sea aconsejable
debido a unas circunstancias extraordinarias. Dichos mensajes particulares evaden la
censura de los países neutrales y se considera que al enviarlos nos arriesgamos a la posi
bilidad de que estos países tomen medidas que recorten o prohíban nuestros medios de
comunicación para asuntos confidenciales oficiales210.
El cable llevaba las iniciales de cuatro oficiales del Servicio Exterior. El mensaje sólo
fue manejado por la División Europea y el asesor político del Departamento de Estado;
se cree que el subsecretario firmó el documento sin tener plena conciencia de sus con
tenidos211. Parece, por consiguiente, que los funcionarios estaban intentando ocultar
información no sólo a la comunidad judía sino también a aquellos hombres que dirigían
los asuntos del gobierno estadounidense.
El 15 de marzo, las principales organizaciones judías estadounidenses establecieron
un Comité de Emergencia Conjunto sobre los Asuntos Judíos Europeos212, y pronto, los
dirigentes judíos tuvieron otra oportunidad de hacerse oír. El secretario de Exteriores
británico, Edén, había llegado a Washington para reunirse con altos cargos estadouni
denses, y el 27 de marzo, a mediodía, Stephen Wise, del Congreso Judío Estadouni
dense, y el juez Joseph Proskauer, del Comité Judío Estadounidense se reunieron con
2,0 Texto del cable 354, fechado el 10 de febrero de 1943, en H. Morgenthau, Jr., «The Mor-
genthau Diaries VI - The Refugee Run-Around», C ollier’s, cit.
211 Josiah DuBois informa de que «los “chicos de la política” habían ordenado que el Tesoro no
recibiera, bajo ninguna circunstancia, una copia». J. DuBois, The Devil’s Chemists, cit., p. 187. Ni
Morgenthau ni DuBois creían que Welles firmara el mensaje con intención de suprimir la informa
ción sobre la catástrofe judía. La actitud de la División Europea respecto a los asuntos judíos parece
haberse registrado antes de finales de 1941, al recibo de una sugerencia hecha por el ministro turco
en Bucarest de que se trasladara a los judíos rumano.*? a Palestina a través de Turquía. Cavendish Can-
non escribió en esa ocasión al jefe en funciones de la división (Atherton) y al asesor en relaciones
políticas (Dunn) que no debía enviarse ninguna nota formal a los británicos. Los argumentos en con
tra de abordar el problema eran, entre otros, los «barcos», la «cuestión árabe», la posibilidad de que se
ejerciera «presión para obtener asilo en el hemisferio occidental», y una posible solicitud de que se diera
el mismo trato a los judíos de Hungría «y, por extensión, de todos los países donde se estaba dando
una persecución intensa». Memorando de Cannon, 12 de noviembre de 1941, Foreign Relations 1941. II,
pp. 875-876.
212 Memorando no firmado de 28 de septiembre de 1943, Archivos del Comité Judío Estadouni
dense, EXO-29, legajos correspondientes a Morris D. Walkman (Comité de Emergencia Conjunto
[Joint Emcrgency Committee]).
1246
Edén en la embajada británica. Invocando una antigua fórmula judía, sugirieron que los
Aliados «enviaran una declaración pública a Hitler pidiéndole que diera a los judíos per
miso para salir de la Europa ocupada». En respuesta, Edén calificó el plan de «fantásti
camente imposible». Entonces, los representantes judíos pidieron ayuda a Inglaterra
para sacar a los judíos de Bulgaria. La respuesta de Edén a este ruego fue que «Turquía
ya no quiere más gente de la de ustedes». A nte esto, Wise y Proskauer se dirigieron al
Departamento de Estado para hablar con el subsecretario Welles que prometió plantear
sus ideas en una reunión que mantendría con Edén esa tarde215.
Durante esa reunión, Hull, el secretario de Estado estadounidense, mencionó el pro
blema del rescate de los judíos en presencia del presidente Roosevelt, Harry Hopkins, el
subsecretario Welles, el embajador británico Halifax, y el subsecretario de Estado adjun
to en el Ministerio de Asuntos Exteriores británico, William Strang. Hopkins resumió el
intercambio como sigue:
Hull sacó el tema de los sesenta mil o setenta mil judíos que viven en Bulgaria y que
están amenazados de exterminio a no ser que podam os sacarlos y, con gran urgencia pre
sionó a Edén para que diera una respuesta al problema. Edén replicó que todo el proble
ma de los judíos en Europa es muy difícil y que deberíamos proceder con m ucha cautela
en lo que respecta a ofrecimientos de sacar a todos los judíos de un país com o Bulgaria.
Si lo hacemos, los judíos del mundo querrán que hagamos ofertas similares a Polonia y
Alem ania. Hitler podría muy bien aceptar dicha oferta y sencillamente no hay suficien
tes barcos y medios de transporte en el mundo como para encargarnos de ellos.
Edén afirmó que los británicos estaban dispuestos a permitir la entrada de unos sesen
ta mil judíos más en Palestina pero el problema del transporte, incluso desde Bulgaria a
Palestina, es extrem adam ente difícil. Adem ás, un movimiento masivo de ese tipo sería
peligroso para la seguridad porque con toda probabilidad los alemanes intentarían infil
trar agentes suyos en el grupo. Esta técnica les ha sido muy útil para introducir agentes
suyos en A m érica del Norte y del Sur.
Edén dijo que las próximas conferencias que se van a celebrar en Berm udas sobre
todo el problema de los refugiados deben abordar esta difícil situación.
Dijo también que esperaba que por nuestra parte no hagamos promesas demasiado
extravagantes que no se puedan cumplir por falta de transporte214.
213 Actas de las reunión celebrada el 29 de marzo de 1943 por el Comité de Defensa Conjunto,
presidida por Stephen Wise, Archivos del Comité Judío Estadounidense, EXO-29, archivos sobre
Waldtnan (Comité de Emergencia Conjunto).
214 Memorando de Hopkins sobre la reunión entre Roosevelt, Hopkins, Hull, Welies, Edén, Hali-
fax y Strang, 27 de marzo de 1943, en Robert E. Sherwood, Roosevelt and Hopkins, Nueva York, 1948,
p. 717.
1247
La conferencia celebrada en Bermudas entre estadounidenses y británicos a la que
Edén se había referido fue un foro de discusiones fútiles215. Cuando los grupos judíos
estadounidenses intentaron que los gobiernos aliados se comprometieran claramente a
algo, un alto cargo estadounidense, el secretario de Estado Adjunto para Problemas
Especiales, Breckenridge Long, expresó un miedo secreto en su diario personal. Uno de
los peligros de dichas actividades es que podrían «dar pábulo a las acusaciones plantea-
das por Hitler de que estamos luchando esta guerra debido a los judíos, y a instigación
y con la dirección de nuestros ciudadanos judíos»216. Dado tal razonamiento, la deci
sión de no ayudar a los judíos podía constituir una garantía psicológica de la pureza de
la causa aliada.
En los siguientes meses se consideraron en Londres y en Washington dos planes de res
cate fallidos. El gobierno británico, a través de la legación suiza en Berlín, ofreció admitir en
Palestina a 5.000 niños judíos del Generalgouvernement y de los territorios ocupados del
Este. El Ministerio de Asuntos Exteriores alemán aceptó entregar los niños al Reino Unido
a cambio de presos alemanes. Los británicos se negaron a liberar a ningún alemán basán
dose en que los niños no eran ciudadanos del imperio británico. Ahí quedó el asunto217.
El segundo plan de rescate surgió cuando el subsecretario de Estado Welles cable
grafió a Berna solicitando más información sobre la destrucción de los judíos europeos.
En respuesta, recibió lo que parece ser el plan de Antonescu de liberar a unos 60.000
judíos a cambio de dinero. A los expertos del Departamento de Estado no les entusias
maba el intento de rescate. Para convencerlos fue necesaria la insistencia del asesor
económico del departamento, Dr. Herbert Feis, la firme intervención de la División de
Control de Fondos Extranjeros, perteneciente al Departamento del Tesoro y dirigida
por John Pehle, y una solicitud del rabino Wise al propio presidente Roosevelt. Trans
curridos ocho meses, el Departamento de Estado emitió un permiso para que las orga
nizaciones judías depositaran dinero a nombre de altos cargos de Eje en cuentas blo
queadas en Suiza. El permiso se emitió con la oposición del Ministerio de Asuntos
Exteriores británico, al que -e n palabras de una nota entregada a la embajada esta
dounidense en Londres por el Ministerio de Guerra Económica británico^ le preocu
paban «las dificultades de deshacerse de un número considerable de judíos» en caso de
que fueran liberado de la Europa del Eje218.
1248
El esfuerzo de rescate estaba fracasando. El Departamento de Estado se mostraba
poco inclinado a asumir una acción a gran escala, el Foreign Office británico temía un
éxito a gran escala, y en la Europa del Eje quedaban cada vez menos judíos. La frustra-
ción inherente a esta situación provocó finalmente el establecimiento de una maqui
naria de rescate especial en la comunidad judía estadounidense y en el propio gobierno
de Estados Unidos.
Desde el 29 de agosto al 2 de septiembre de 1943, la primera sesión de la Confe
rencia Judía Estadounidense, que se había convocado siete meses antes, se reunió para
deliberar. La destrucción de los judíos europeos seguía estando en el orden del día. En
la reunión preliminar sólo se habían establecido para su estudio dos puntos sustantivos:
«derechos y status de los judíos en el mundo de posguerra» y «derechos del pueblo judío
con respecto a Palestina». En palabras del delegado de B’nai Brith, David Blumberg, el
propósito de la Conferencia era formular un programa que debían observar «las autori
dades pertinentes una vez terminada la guerra». El rabino Stephen Wise, delegado del
Congreso Judío Estadounidense, declaró entonces que la conferencia tendría que tra
tar inmediatamente sobre el problema de rescatar a los judíos europeos.
Un observador, el presidente de la sección británica del Congreso Judío Mundial, Dr.
Maurice L. Perlzweig, propuso que la conferencia instara a las naciones aliadas a exigir
al Eje la liberación de sus víctimas judías y proclamar el derecho de asilo para todos los
judíos que consiguieran escapar. Inmediatamente, la conferencia adoptó una resolución
solicitando que se hiciera una «advertencia solemne» al Eje y que se estableciera un
«asilo temporal» para los judíos219. A continuación, los delegados aplazaron la confe
rencia y dejaron los asuntos de la misma en manos de un comité provisional que el 24
de octubre de 1943 estableció una comisión de rescate220.
Ya era tarde. Había transcurrido un año desde la recepción del crucial telegrama
enviado por Riegner, y buena parte de lo que los dirigentes judíos habían hecho desde
entonces, incluidas las actividades de presión y de publicidad, tenía que pasar por con
tinuas mociones. U na vez, el vicepresidente ejecutivo del Comité Judío Estadouni
dense, Morris Waldman, en una carta dirigida a Proskauer, presidente del Comité, afir
mó claramente que «no hay nada que pare a los nazis más que su destrucción. Los
judíos de Europa están condenados hagamos lo que hagam os»221. Adem ás, aun cuan
219 A. S. Kohanski (ed.), The American jewish Conference - Its Organization and Proceedings of
the First Session, August 29-September 2, cit., especialmente pp. 15, 18-19, 25-26, 33, 73, 115-117,
127-130.
líC C o n f e r e n c ia J u d ía E s t a d o u n id e n s e , Repon o f Interim Committee, 1 de noviembre de 1944,
pp. 13 ss.
221 Waldman a Proskauer, 19 de mayo de 1943, archivos del Comité Judío Estadounidense, EXO-29,
archivos referentes a Waldman (Comité de Emergencia Conjunto). El Comité de Emergencia C on
junto existió hasta noviembre de 1943.
1249
do las organizaciones judías hicieran algo conjunto respecto a lo que consideraban una
emergencia, seguían divididas respecto al futuro a largo plazo. El 27 de octubre de 1943,
cuatro días después de que la Conferencia Judía Estadounidense estableciera la comi
sión de rescate, el Comité Judío Estadounidense, firmemente no sionista, se retiró de
la Conferencia222. Un resumen de la postura adoptada por el Comité Judío Estadouni
dense, fechado el 8 de noviembre de 1943, contiene declaraciones como las siguien
tes: «hay una drástica división entre los judíos respecto a la cuestión sionista [...].
Deberíamos concentrarnos en ganar la guerra l-.-J. Nos hemos opuesto a las actuales
exigencias de control de la emigración a Palestina por parte de los judíos»223. Pros-
kauer comunicó este texto al secretario de Estado Hull, y la respuesta, en una carta de
dos páginas firmada por éste, se refería directamente a la fisura en la comunidad judía:
«como usted dice, hay una considerable diferencia de opinión entre los judíos respec
to a las políticas que deberían seguirse para rescatar y ayudar a estas infortunadas per
sonas, y ningún curso de acción sería agradable a todos los interesados por este pro
blem a»224.
La comisión de rescate, aún en funcionamiento, planeó sus acciones al estilo antiguo.
Uno de sus esfuerzos se dirigió a la creación de un organismo paralelo en la Administra
ción pública. Aparte de la Conferencia Judía Estadounidense, un Comité de Emergen
cia para Salvar al Pueblo Judío de Europa, de reciente creación, dirigido por un hombre
joven, Peter Bergson, también presionaba. El grupo de Bergson pasó por encima del poco
cooperativo secretario adjunto Long, y solicitó medidas directamente al recientemente
nombrado subsecretario de Estado Stettinius y al Congreso225. Un paso decisivo se dio
cuando Morgenthau le presentó a Roosevelt un «informe personal» sobre la conducta
del Departamento de Estado en la cuestión de los refugiados. Reaccionando a esta inter
vención, Roosevelt creó un Consejo de Refugiados de Guerra por orden ejecutiva fecha
da el 22 de enero de 1944, y determinó que en él participarían los secretarios de Estado,
1250
del Tesoro y de la Guerra (Hull, Morgenthau y Stimson). El director ejecutivo era John
Pehle, del Departamento del Tesoro. El consejo mantuvo su propia red de representan
tes especiales en el extranjero226.
De esa forma se centralizaba el programa de rescate. Para dicha tarea se había crea
do un organismo específico. El organismo tenía centros para recibir la información,
medios de comunicación y competencias negociadoras. Además, podía acudir a las or
ganizaciones privadas judías en busca de conocimientos detallados, una experiencia de
años, y -en caso de posibilidades de rescate- «fondos rápidamente disponibles». El reto
llegó pronto, porque en la primavera de 1944 los judíos húngaros estaban amenazados
de destrucción.
El 19 de marzo de 1944, el gobierno húngaro fue derrocado, y se despejó una vía
hacia Auschwitz. Los alemanes ya no tenían obstáculos; los judíos se habían quedado
sin protección. Entre los judíos y las cámaras de gas se interponía solo una serie de pasos
burocráticos predeterminados. Sin embargo, la activación de estos pasos exigía una
cierta preparación, y los alemanes no tenían mucho tiempo. Estaban perdiendo la gue
rra. La posición alemana se hacía cada día más difícil. La continua intensificación de
esta operación destructiva era obra de una máquina cuyas tuercas empezaban a aflo
jarse. Por consiguiente, todo dependía de la capacidad de las fuerzas exteriores para
reconocer estas debilidades e inmovilizar la máquina antes de que lanzara su golpe, pero
el tiempo era esencial.
El gobierno estadounidense tenía ahora mucha información en sus manos. Se h a
bían obtenido informes con descripciones de Varsovia, Rawa Ruska, M ajdanek y Tre-
blinka227. El docum ento más notable, sin embargo, trataba sobre Auschwitz. El infor
Reino Unido: Josiah E. DuBois, Jr., asesor general del consejo, del Departamento del Tesoro
Turquía: Ira A. Hirschmann, ejecutivo de grandes almacenes
Portugal: Dr. Robert C. Dexter, Comité del Servicio Unitario
Suecia: Iver C. Olsen, Tesoro
Suiza: Roswell McClelland, American Friends Service Committee
Italia: Leonard Ackerman, Tesoro
En el norte de Africa se estableció otro puesto. Ibid., pp. 19-22; Executive Director, War Refugee
Board (William O ’Dwyer), Final Summary Repon, Washington, D. C., 1945, pp. 1-6. H. Morgenthau,
Jr., «The Morgenthau Diaries VI - The Refugee Run-Around», C ollier’s, cit. J. DuBois, The Dei’ü’s
Chemists, cit., pp. 15, 31, 188, 198.
Véase ía declaración de un estudiante de medicina que escapó cíe Polonia el 15 de abril de
1943, fechada en Ginebra el 1 de noviembre de 1943, en Archivos Nacionales, Grupo de Registro
226. Oficina de Servicios Estratégicos (OSS) 95436; un informe del Comité Internacional de la Cruz
Roja sobre el vaciado de los guetos en Galitzia (incluida la masacre que tuvo lugar en noviembre de
1942 en Rawa Ruska), 25 de septiembre de 1943, O SS 61 701; informe sobre los ametrallamientos de
1251
me, dividido en dos partes y redactado por una fuente polaca, se escribió el 10 y el 12
de agosto de 1943, y lo recibió en Londres la O ficina de Servicios Estratégicos [Offi
ce of Strategic Services - O S S - ] . En el cuartel general de la O S S en Washington, F. L.
Belin se lo trasladó al Dr. William Langer (jefe de la Sección de Investigación y Aná
lisis) con una nota en la que indicaba que la fuente polaca había pedido que se diera
publicidad al tema. La carta introductoria enviada por Belin llevaba fecha del 10 de
abril de 1944 y el sello de «secreto». El docum ento contenía la siguiente información.
El número de prisioneros en el momento de su redacción era de 137.000. H asta sep
tiembre de 1942, habían gaseado a 468.000 judíos no registrados. Entre septiembre
de 1942 y comienzos de junio de 1943, el cam po recibió aproxim adam ente 60.000
judíos de Grecia; 50.000 de Eslovaquia y el Protektorat; 60.000 de H olanda, Bélgica
y Francia; y 16.000 de poblaciones polacas. A comienzos de agosto, llegaron 15.000
judíos de Sosnovviec y B^dzin. De todas estas personas, seguían vivas el 2 por 100. A su
llegada, separaban a los hombres de las mujeres y los trasladaban en camión a la cá
mara de gas de Birkenau. El informe añadía que antes de entrar en la cámara de gas
bañaban a los condenados. En Birkenau había tres crematorios con capacidad para
incinerar 10.000 cadáveres diarios. Con las m uchachas judías se hacían experimen
tos de inseminación artificial y de esterilización. En el invierno, los prisioneros traba
jaban con zuecos de madera. De los más de 14-000 gitanos, el 90 por 100 habían sido
gaseados. Los polacos estaban llegando en grandes cantidades; entre ellos, a los pro
fesionales los habían ejecutado, y a las mujeres las sometían a actos de sadismo. «La
historia -afirm aba el inform e- no conoce paralelo de tal destrucción de vidas huma
nas.» En un solo día habían llegado a gasear a 30.000 personas. A continuación el in
forme daba una lista de nombres. El oficial al m ando era el Obersturmbannführer
Hoss. D eclaraba que el Hauptsturmführer Aumeier era el encargado de los ahorca
mientos y los fusilamientos. A una vigilante, M andel, la calificaba de personificación
del diablo. El D epartam ento Político estaba a las órdenes del Untersturmführer Grab-
ner. En la lista de torturadores aparecían el Oberscharführer Boger y otros varios.
Aunque los hechos a los que se refería el informe habían sido recogidos ma
nifiestamente por la clandestinidad polaca en el propio campo, el funcionario de la
O SS, Belin, que lo transmitió a Langer, señaló que no le habían dado indicaciones
respecto a la fiabilidad de la fuente. «Este informe -in d ic ó - es para su información y
para que usted lo retenga.»228
1252
Mientras la O SS estaba archivando el retrato más detallado de Auschwitz que había
llegado a su poder, dos jóvenes judíos eslovacos, Rudolf Vrba (entonces Walter Rosen-
berg) y Alfred Wetzler, escaparon del campo e hicieron ante el Consejo judío de Eslo-
vaquia en Zilina amplias declaraciones sobre lo que habían visto. Se habían fugado el
10 de abril, y caminado de noche hasta llegar, con ayuda de simpatizantes partisanos
soviéticos, a la frontera eslovaca. El 25 de abril, fueron recibidos en Zilina, donde los
líderes judíos verificaron su identidad a partir de unas listas de deportación que tenían
dos años de antigüedad. A continuación, los dirigentes escucharon, horrorizados, la
descripción del campo. El 27 prepararon un texto en eslovaco. A continuación com
pletaron aceleradamente un texto en alemán y lo entregaron a Geza Boos, un disiden
te que trabajaba en el Ministerio de A suntos Exteriores húngaro en Budapest. Allí, el
informe de 40 páginas fue traducido al húngaro durante la primera semana de mayo y
distribuido en copias realizadas mediante papel carbón a los dignatarios eclesiásticos
locales, a los líderes judíos, y a personas cercanas a Horthy. El informe fue también
enviado, en forma resumida y detallada, a Suiza, donde el representante del gobierno
checoslovaco en el exilio, Jaromir Kopecki, lo recibió aproximadamente el 10 de junio.
Tras consultar con asesores judíos, Kopecki lo entregó al representante del Consejo de
Refugiados de Guerra, Roswell M cClelland, que lo despachó al director ejecutivo,
Pehle, el 16 de junio. El máximo dirigente del grupo juvenil judío (Hechalutz) en Suiza,
1253
N athan Schwalb, se quejó a Kopecki el 22 de junio de que lo hubieran dejado fuera del
círculo porque éste no había podido encontrarlo. Después de todo, el informe de Eslo-
vaquia iba dirigido a Schwalb229
El 4 de abril de 1944 ocurrió otro acontecimiento, poco notorio: un avión de reco-
nocimiento aliado sobrevoló Auschwitz. El vuelo fue la primera de varias misiones
fotográficas de inteligencia enviadas con el propósito específico de adquirir informa
ción sobre la «actividad en la I. G. Farbeindustrie/Industrias de Aceite Sintético y de
Caucho Sintético en Oswiecim». Auschwitz quedaba al alcance de las bases aliadas en
Italia, y como los industriales alemanes estaban construyendo plantas en las partes
orientales del Gran Reich, los bombarderos estadounidenses de la Decimoquinta Fuerza
A érea iban a atacar estos nuevos objetivos. Las industrias de Auschwitz, de acuerdo
con las interpretaciones de las fotografías, estaban aún en construcción, y la produc
ción de aceite aún no había aumentado a niveles significativos. En consecuencia, se
estaba observando la actividad de construcción para determinar el momento óptimo
para un ataque. En consecuencia, todas las fotografías se centraron en Auschwitz III
(Monowitz). Nadie analizó estas fotografías en ese momento para descubrir lo que se
revelaba en sus extremos: las cámaras de gas230. El bombardeo de Auschwitz III, con
229 Rudolf V r b a y Alan B t s n c , I Carmot Forgive, Nueva York, 1964, pp. 244-246. Rudolf V r u a ,
«Die missachtete Wamung», Vierteljahrshefte für ZeUgeschichte 44 (1996), pp. 1-24- Oskar N eum ann
(presidente del Consejo Judío de Eslovaquia en ese momento), lm Schatten des Todes, Tel Aviv, 1956,
pp. 178-181. John C o n w a y , «Frühe Augenzeugenberichte aus Auschwitz», Vierteljahrshefte für Zeít-
geschichte 27 (1979), pp. 260-284- Sandor SztNHS y Frank B a r ó n , Von Ungam nach Auschwitz, Müns-
ter, 1994. Miroslav KARNY, «The History of the Vrba and Wetzler Auschwitz Report» y Erich KuLKA,
«The Efforts of Jewish Fighters to Stop the Shoah in Auschwitz», en Dezider Toth (ed.), The Tragedy
of Slomk Jewry, Banka Bystrica, Eslovaquia, 1992, pp. 175-204 y 281-298. Memorando de Richard
Lichtheim (representante en Ginebra de la Agencia Judía) sobre la reunión con Kopecki y Schwalb,
23 de junio de 1944, Archivos del U. S. Holocaust Museum, Grupo de Registro 48.004 (Instituto His
tórico Militar, Praga), Rollo 3, Fondo 117 (Documentos de Kopecky).
Véanse los Informes de Interpretación de la Sección de Fotografías de Reconocimiento alia
da en el Mediterráneo sobre las salidas realizadas por el 60.° Escuadrón de Fotografías de Reconoci
miento el 4 de abril de 1944, y 26 de junio de 1944 (60 PR/288 y 60 PR/522), fechados el 18 de abril
de 1944, y el 1 de julio de 1944, respectivamente; y obsérvese la referencia que en el informe del 1
de julio se hace a una salida realizada el 31 de mayo de 1944 (60 PR/462). Archivos Nacionales,
Grupo de Registro 18, Misión del 15.° Escuadrón de Combate, 1 de julio de 1944. Véase también la
Hoja de Información sobre Objetivos correspondiente al 18 de julio de 1944, en la que se incluye una
fotografía del 4 de abril y se señala que la producción de aceite y caucho estaba ahora en progreso.
La fotografía del 4 de abril incluye todo Monowitz, porciones de Auschwitz I, pero no Birkenau.
Grupo de Registro 18, Fuerzas Aéreas del Ejército, Misión de Combate del Escuadrón 15, 18 de julio
de 1944. (Los registros se denominan 15th Squadron, aunque éste no se hizo cargo de la fotografía de
Auschwitz hecha por el 60.° Escuadrón hasta septiembre.)
1254
bombas de 500 toneladas, empezó en agosto y se repitió otras tres veces, en septiem
bre y en diciembre231:
Los cuatro bombardeos sobre Monowitz tenían como objetivo una refinería de pe
tróleo situada en un área estimada de 1.005 por 1.096 metros, y una planta de caucho
que ocupaba un área de 1.645 por 1.096 metros. Se derribaron varias instalaciones,
pero los alemanes consiguieron reparar los tejados de los edificios, y el daño de las vías
fue insuficiente para estrangular el tráfico232. N o se podía esperar que los bombardeos
Las fotografías tomadas entre abril de 1944 y enero de 1945 fueron reexaminadas transcurridos
más de treinta años por Dino Brugioni y Robert Poirier (ambos pertenecientes a la CIA), usando el
equipo y las técnicas más recientes. Véase su artículo titulado «The Holocaust Revisited: Annalysis oí
the Auschwitz-Birkenau Exermination Complex», ST-79/20001, febrero de 1979, distribuido por el Ser
vicio Nacional de Información Técnica (National Technical Information Service), NTISUB/E/280-002.
Véase la fotografía de la salida 60 PR/522, 26 de junio de 1944, en la que aparecen las cámaras de gas
y un tren, Grupo de Registro 373 Con C 1172 exp 5022, y la foto de la salida 60 PR/694, 25 de agosto
de 1944, Grupo de Registro 373 Con E 5367 exp 3185. Véase, además, Dino Brugioni, «Auschwitz-
Birkenau - Why the World War II Photo Interpreters Failed to Identify the Extermination Complex»,
Military Inteligence, enero-marzo de 1983, pp. 50-55.
2il Hoja de Información sobre Objetivos correspondiente al 18 de julio de 1944, informe titula
do «Synthetic Oil Plant of I. G. Farben at Oswiecim near Krakow, Poland [Planta de aceite sintético
de la I. G. Farben en Oswiecim, cerca de Cracovia, Polonia]», con «Summary I. G. F. Synthetic Rub
ber and Oil Plant, Oswiecim, Poland, Synthetic Oil Section [Resumen sobre la planta de caucho y
aceite de I. G. F., Oswiecim, Polonia, Sección de Aceite Sintético], en enero de 1945, todos en el
Grupo de Registro 18, Fuerzas Aéreas del Ejército, Misión del 15.° Escuadrón de combate, 18 de julio
de 1944.
252 Ibid. También, Informes de Interpretación de las fotografías tomadas por el 60.° Escuadrón
el 23 y el 25 de agosto de 1944 (60 PR/686 y 60 PR/694), Grupo de Registro 18, Fuerzas Aéreas del
Ejército, Misión de Combate del Decimoquinto Escuadrón, 30 de agosto de 1944. Otros informes
están incluidos en Grupo de Registro 18, Fuerzas Aéreas del Ejército, Misión de Combate del Deci
moquinto Escuadrón, 13 de septiembre de 1944, y Grupo de Registro 18, Misión de Combate del
Decimoquinto Escuadrón, 26 de diciembre de 1944- Obsérvese también el informe del jefe de la ad
ministración central de las SS en el campo de Auschwitz, Mockel, al servicio de inspección de las
SS para la Construcción, Silesia, 18 de septiembre de 1944, sobre el ataque aéreo del 13 de sep
tiembre de 1944, en el que afirma que el Reichsbahn pudo reparar inmediatamente los daños sufri
dos por sus instalaciones ferroviarias, y que se causaron otros daños principalmente en las ventanas
1255
!
realizados en formación desde alturas bastante elevadas resultaran muy precisos, y no
eran infrecuentes los intentos repetidos de destruir un objetivo. Ése sería el supuesto a
partir del cual los gobiernos aliados sopesaran cualquier propuesta de interrumpir desde
el aire las operaciones de exterminio.
Espoleados por la invasión alemana de Hungría y los informes enviados por Vrba y
Wetzler sobre los gaseamientos de Auschwitz, varios grupos judíos de Bratislava y Budapest
solicitaron que se bombardearan las cámaras de gas de Auschwitz y las líneas ferroviarias
que conducían al campo de exterminio. Los mensajes, transmitidos a Jerusalén y Suiza, lle
garon al gobierno estadounidense y al británico en la segunda mitad de junio. En Gran Bre
taña, la sugerencia de bombardear Auschwitz la plantearon Chaim Weizmann (presidente
de la Organización Sionista Mundial) y Moshe Shertok (jefe del Departamento Político de
la Agencia Judía en Palestina) en una reunión mantenida el .30 de junio con el subsecre
tario parlamentario de Asuntos Exteriores, G. H. Hall. Presentaron su alegación sin insis
tir demasiado233. Una semana después, el 6 de julio, los dos representantes judíos se reu
nieron con el secretario de Exteriores británico, Edén, y, al final de una larga lista de
propuestas, añadieron la solicitud de que se bombardearan las vías férreas. Edén respondió
que ya había enviado la sugerencia de que se bombardearan las cámaras de gas al Minis
terio del Aire, y que ahora la ampliaría incluyendo las vías férreas234. Una nota explicato-
ria entregada por los judíos el 11 de julio declaraba que el bombardeo de las instalaciones
de exterminio «difícilmente podría conseguir salvar a las víctimas en una medida conside
rable», pero constituiría un mensaje para los alemanes235. El 13 de agosto, el comodoro del
aire Grant no consiguió encontrar Birkenau. Antes de que se pudiera emprender cualquier
misión, necesitaría fotografías aéreas del lugar, escribió a V. Cavendish-Bentick, del Comi
té de Inteligencia Conjunto236. Finalmente, el 1 de septiembre de 1944, Richard Law,
ministro de Estado en el Foreign Office, envió una respuesta oficial a Weizmann. Cum
pliendo su promesa, decía Law, Edén había presentado inmediatamente la propuesta al
secretario de Estado del Aire. El asunto había recibido la consideración más atenta del
y en algunos tejados. Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum RG 11.001 (Centro para la
Conservación de Colecciones de Documentos Históricos, Moscú), Rollo 20, Fondo 502, Opis 1,
Carpeta 28.
233 La solicitud de bombardeo, que formaba parte de varias propuestas para rescatar a los judíos
restantes, está incluida en el registro británico. B. Wasserstein, Britain and the Jeivs of Europe, 1939-
1945, cit., p. 309. En el informe de Shertok no se menciona el informe de la reunión mantenida con
el jefe de la Agencia Judía, Ben Gurion, el 30 de junio de 1944, Archivos de Weizmann, Rehovoth,
Israel.
254 Nota sobre la reunión de Weizmann y Shertok con Edén y Walter (Departamento de Refu
giados), 6 de julio de 1944, Archivos de Weizmann.
2” Nota de 11 de julio de 1944, Archivos de Weizmann.
2,6 B. Wasserstein, Britain and the Je<ws o¡ Europe, 1939-1945, cit., p.314-315.
1256
Estado Mayor del Aire, pero, debido a «las grandes dificultades técnicas que implicaba», el
Foreign Office no «tenía más opción que abstenerse de llevar a cabo la propuesta en las
circunstancias actuales». Law afirmaba que era consciente de que la decisión supondría
una «decepción» para Weizmann, pero, añadía, «puede usted estar completamente seguro
de que el tema se ha investigado a conciencia»257.
Mientras tanto, en Washington, el Consejo de Refugiados de Guerra había recibido
solicitudes similares238. A sugerencia del director ejecutivo Pchlc, el presidente Mor-
genthau envió una copia de un cable en el que se pedía el bombardeo de los nudos
ferroviarios de Kashau (sic) y Pressov al Departam ento de Guerra, donde el secretario
adjunto McCloy lo trasladó a la División de Asuntos Civiles, que a su vez entregó la
propuesta a la División de Operaciones para que tomara medidas239. La División de
Operaciones consideró que, en la medida en que McCloy había dirigido la solicitud a
la División de Asuntos Civiles, la respuesta debía proceder de allí. Operaciones consi
deraba que la acción apropiada por su parte podría consistir en redactar la respuesta
que la División de Asuntos Civiles debería enviar al secretario Morgenthau. La redac-
ción sugerida, firmada por el mayor general J. E. Hull (jefe de grupo para escenarios de
guerra, perteneciente a la División de Operaciones) el 26 de junio, fue que los bom-
bárdeos aéreos eran «impracticables» por la razón de que exigirían «la diversión de con-
siderable cobertura aérea, esencial para el éxito de nuestras fuerzas, involucradas ahora
en operaciones decisivas»240. Entonces, Pehle recibió un cable de su representante en
1257
Suiza (McClelland) que contenía otra propuesta de que bombardearan las líneas de
ferrocarril, y él renovó rápidamente la solicitud cursada el 29 de junio241. El 3 de julio
de 1944, el asistente de McCloy, coronel Harrison Gerhardt, le escribió el siguiente
memorando: «Sé que usted me ha dicho que “m atara” esto, pero desde aquellas instruc-
ciones hemos recibido la carta adjunta del señor Pehle. Sugiero que se envíe la res
puesta adjunta». La respuesta contenía, casi palabra por palabra, la formulación de la
División de Operaciones242.
Medio millón de judíos murieron en Auschwitz entre mayo y noviembre de 1944- La
decisión de no bombardear las cámaras de gas durante ese tiempo fue producto, en pri
mer lugar, de insuficiencias perceptivas: los judíos carecían de conocimientos; los Alia
dos, de motivación. Las propuestas judías, presentadas de manera descoordinada en el
último momento, o bien eran incompletas o bien no proporcionaban datos específicos
sobre los objetivos. Las respuestas aliadas, acomodadas al lenguaje establecido en el uso
diplomático o burocrático, se redactaron sin una seria reflexión sobre los asuntos rela
cionados con el desastre judío, ni una preocupación prolongada por los mismos243. Más
241 Pehle a McCloy, 29 de junio de 1944, en Grupo de Registro Nacional 107, Secretary of
War/Asst. Sec. War, ASW 400.38 Jews.
242 Gerhardt a McCloy, 3 de julio de 1944, con borrador de la respuesta enviada por McCloy a
Pehle, fechada el 4 de julio de 1944, ibid. Tras nuevas solicitudes de bombardeos, I Iull preparó un
conjunto más elaborado de razones para no aceptar la sugerencia, incluida la consideración de
alcances y pérdidas. Véase Pehle a McCloy, 8 de noviembre de 1944, en la que transmite el relato
de un testigo sobre Auschwitz, y Hull a McCloy, 14 de noviembre de 1944, en la que recita las difi
cultades, en Archivos Nacionales, Grupo de Registro 319, Estado Mayor del Ejército, A BC 383.6,
8 de noviembre de 1944, Sec. 1A. Véase también D. S. Wyman, «Why Auschwitz Was Never Bom-
bed», C o m m e n ta ry , cit., pp. 37-46, carta de Herbert Loebel, superviviente del denominado campo
gitano de Auschwitz y piloto experimentado, en la que sugería que un ataque nocturno habría sido
eficaz dadas las llamas procedentes de los crematorios, y carta de Milt Groban, navegador bombar
dero en el ataque efectuado contra Auschwitz el 20 de agosto y en otros ataques a objetivos petro
líferos, incluido Ploie§ti, posteriormente también oficial de operaciones del Estado Mayor, Decimo
quinta Fuera Aérea, en la que resalta la improbabilidad de dar en los blancos, los percances leves
sufridos por los bombarderos en los ataques aéreos, como consecuencia del bombardeo en alfombra
(tirar series de bombas a intervalos de 120 metros); y la posible carga psicológica soportada por los
encargados de bombardear el campo, C o m m e n tary (julio de 1978), pp. 7-11, con la respuesta de
Wyman en pp. 11-12. Se puede encontrar un amplio análisis del problema en los ensayos y los docu
mentos publicados en Michael Neufeld y Michael Berenbaum (eds.), T h e B o m b in g o f A u sch w itz,
Nueva York, 2000.
243 Véanse los comentarios del general Telford TAYLOR en «Why the World Did Not Listen» (reseña
sobre T h e Terrible Secret de Walter Laqueur), T h e N ew York T im es Book Revieiv (1 de febrero de 1981),
pp. 1 y 18. Sintomáticos eran los signos de interrogación que seguían a las palabras cam pos de exter
minio y exterminio en los documentos de la O SS procesados en 1944. Grupo de Registro 226, O SS 61701
y O SS 80227. A un comandante soviético, que avanzó sobre Auschwitz en enero de 1945, le habían
1258
fundamental fue el hecho de que el bombardeo era una idea cuyo momento aún no
había llegado. Ni las tradiciones judías ni las doctrinas aliadas podían convertirla en un
imperativo. Los dirigentes judíos no estaban acostumbrados a pensar en el rescate basa-
do en la fuerza física, y los estrategas aliados no podían concebir la fuerza con el obje
tivo de rescatar a alguien244.
Para poder salvar a la mayor parte de la comunidad judía restante, dicha acción de
bería llevarse a cabo por medios no físicos. Con este fin se habían hecho algunos pre
parativos, El Consejo de Refugiados de Guerra y las organizaciones judías habían apos
tado a sus representantes en el perímetro del área de destrucción. Allí los rescatadores
esperaban las aperturas, las oportunidades y las ofertas. Y por increíble que pareciera,
llegó una oferta.
El 6 y el 7 de abril, en un momento en el que el impulso alemán en Hungría estaba
a punto de alcanzar su clímax, el Ministerio de Armamentos consiguió del propio Hitler
la autorización para trasladar a 100.000 de los posibles deportados judíos de Auschwitz
a proyectos de construcción que estaba planeando el Estado Mayor de Aviones de
Caza. Dos semanas y media después de que se autorizase este desvío, el Obesrturm-
bannfiihrer Eichmann llamó a su despacho situado en el hotel M ajestic de Budapest a
un dirigente del comité de rescate judío en Hungría, Joel Brand245. Eichmann recibió a
Brand en los siguientes términos:
¿No me conoce usted? H e llevado a cabo las A ktionen del Reich, de Polonia, de
Checoslovaquia. Ahora le toca a Hungría. Le dejo venir a hablar de negocios conmigo.
A ntes de eso lo he investigado a usted, a su gente. Los de la C onjunta y los de la A gen
cia246. Y he llegado a la conclusión de que todavía tienen recursos. A sí que estoy dis
puesto a venderles un millón de judíos. N o se los vendería todos. N o tienen ustedes
tanto dinero y tantos bienes. Pero para un millón, sí. Bienes por sangre; sangre por bie
nes. Pueden reunir a este millón de personas en países que aún tienen judíos. Pueden
dicho que podía entrar en los campos de concentración, incluido éste, pero lo que vio estaba mucho
más allá de su imaginación. Comentarios del teniente general Petrenko, en Brewster C h a m r e r l a i n
(ed.), The L ib eration o f the N a z i C on cen tration C a m p s 1 945, Washington, D.C., 1987, pp. 188-189.
244 La idea de chantajear al gobierno húngaro con la promesa de inmunidad de bombardeo para
las ciudades húngaras a cambio de impedir que los judíos fueran deportados no la planteó nadie. Los
bombarderos aliados rugieron sobre Hungría a voluntad, matando a húngaros y judíos por igual.
245 Si no se indica lo contrario, el relato completo de la misión de Brand está tomado de Ale-
xander W e issfse rg , D ie G eschich te non Jo e l B ra n d , Colonia-Berlín, 1956. Respecto a los antecedentes
de Brand, véanse también los comentarios de Andreas Biss (industrial que durante un tiempo había
empleado a Brand), D e r Stop der E n d lósu n g, Stuttgart, 1966, pp. 40-49.
246 Aquí se hace referencia al American Jewish Joint Distribution Committe y a la Jewish Agency
for Palestine.
1259
sacarlo de Hungría. De Polonia. De Austria. De Theresienstadt. De Auschwitz. De donde
quieran. ¿Qué quieren salvar? ¿Hombres viriles? ¿Mujeres adultas? ¿Ancianos? ¿Niños?
Siéntese y hablemos.
Brand era un negociador concienzudo. ¿Cómo iba a conseguir unos bienes, pregun
tó, que los alemanes no pudieran confiscar por su cuenta? Eichmann tenía la respues
ta. Debía acudir al extranjero. Debía negociar directamente con los Aliados y volver con
una oferta concreta. Con estas palabras, Eichmann despidió a Brand, advirtiéndole al
salir que la conversación era un secreto del Reich, y no se podía permitir que ningún
húngaro sospechara de su existencia.
A comienzos de mayo, después de la conferencia ferroviaria de Viena que determinó
la ruta de los transportes, Eichmann volvió a llamar a Brand. «¿Quiere usted un millón
de judíos?» De ser así, Brand debía partir inmediatamente hacia Estambul, y volver con
una oferta de entrega de camiones. «Tendría usted que entregar un camión por cada cien
judíos. N o es mucho.» Sería un total de 10.000 vehículos. Los camiones debían ser nue
vos y aptos para la conducción invernal. «Puede usted asegurarles a los Aliados que estos
camiones nunca se usarán en el oeste. Se emplearán exclusivamente en el frente orien
tal.» Además, a los alemanes les agradaría que los Aliados lanzaran unas cuantas tonela
das de té, café, jabón y otros artículos útiles.
Cautelosamente, Brand respondió: «Señor Obersturmbannführer, personalmente
creo que usted cumplirá su palabra, pero no tengo 10.000 camiones. Aquellos con quie
nes debo negociar en Estambul pedirán garantías. Nadie va a entregar 10.000 camiones
por adelantado. ¿'Qué garantía me puede ofrecer de que realmente se va a liberar a ese
millón de judíos?».
A esto, Eichmann dio la respuesta decisiva. «¿Cree usted que todos somos unos faci
nerosos? N os juzga a nosotros por lo que ustedes son. Ahora voy a demostrarle que con
fío en usted más de lo que usted confía en mí. Cuando vuelva de Estambul y me diga
que se ha aceptado la oferta, disolveré Auschwitz y trasladaré a la frontera el 10 por 100
del millón prometido. Usted toma los 100.000 judíos y entrega por ellos mil camiones.
Y después del trato puede avanzar paso a paso. Por cada cien mil judíos, mil camiones. Le
sale barato.»
Brand tuvo que ocultar su entusiasmo. Por primera vez vio una salida. Si se podía
dar la garantía verbal a tiempo, los judíos tal vez experimentaran un gran avance sin
necesidad de entregar un solo vehículo. A buen seguro, los alemanes podrían cambiar
sus condiciones. H asta el momento no habían hecho concesiones. Pero si Brand con
seguía volver con una promesa, los alemanes no podían matar mientras quisieran los
camiones. Sin sangre, no había mercancía24'.
24í Brand no sabía que, en cualquier caso, los alemanes habían planeado usar a los 100.000 judíos
para trabajos forzosos.
1260
La iniciativa de Eichmann, de acuerdo con el testimonio dado por él en Jerusalén,
estaba influida en gran medida por la tendencia de las facciones rivales de las SS a
negociar con los judíos. Iba a limitar la oferta a la liberación de 100.000 judíos, pero
entonces pensó que sólo un gran gesto, en el que se hablara de un millón, tendría
impacto. Cuando Himmler aprobó el plan, a Eichmann le sorprendió realmente.
Himmler, creyendo que los judíos podrían realizar las entregas, pensaba en motorizar
la O ctava División de Caballería de las SS, División Florian Geyer, y la 22.a División
de Voluntarios de Caballería de las SS, División M aria Theresia, ambas destinadas en
Hungría248.
El comité de rescate telegrafió a Estambul para comunicar la llegada de Brand. La
respuesta llegó rápidamente: «Joel debería venir, Chaim estará allí». Para el comité esto
sólo podía significar que el propio Chaim Weizmann estaría cerca.
El 15 de mayo, Brand vio a Eichmann por última vez. Fue el día en que comenza
ron las deportaciones. Eichmann advirtió a Brand que volviera rápidamente. Si la ofer
ta llegaba a tiempo, Auschwitz sería «volado» (dann sprenge ich Auschwitz in die Luft), y
los deportados que ahora abandonaban Hungría serían los primeros que trasladaran a
la frontera249.
Al día siguiente, Brand recibió «plenos poderes» del Zentralrat der Ungarischen
Juden; también le dieron un compañero, Bandi Grosz, un judío que había servido en el
Abwehr. Los dos viajaron a Viena, pagando su billete en dólares, y de allí partieron en
avión especial hacia Estambul.
Cuando Brand aterrizó en el aeropuerto de Estambul, hizo un descubrimiento inquie
tante. La Agencia Judía no le había tramitado el visado, y «Chaim» no estaba allí. El
hombre a quien Jerusalén se había referido no era el ejecutivo jefe de la agencia, Chaim
Weizmann, sino el jefe de su delegación en Estambul, Chaim Barlasz, y en el preciso
momento en que llegaba el avión, ese hombre recorría la ciudad intentando obtener un
visado para Brand. Afortunadamente, el compañero de contrainteligencia de Brand,
Grosz, tenía muchas conexiones en Estambul. Tras varias llamadas telefónicas, consiguió
que les permitieran trasladarse a un hotel. Allí, los representantes de la Agencia Judía
esperaban a los emisarios.
Brand estaba enfadado y nervioso. «Cam aradas, ¿os dais cuenta de lo que está en
juego? ... Tenemos que negociar. [...] ¿Con quién puedo negociar? ¿Tenéis capacidad
para íirmar acuerdos...? Apresan a doce mil personas diarias... Es decir, quinientas a la
hora... ¿Tienen que morir porque no hay aquí nadie de la Ejecutiva?... Quiero tele
248 Testimonio de Eichmann, 5 de julio de 1961, juicio contra Eichmann, sesión 86, pp. O I, Pl.
249 En el juicio, Eichmann negó haberse referido a la destrucción de Auschwitz, dado que no
tenía competencia para hacerlo. Testimonio de Eichmann, 5 de junio de 1961, en el juicio contra él,
sesión 86, p. R l.
1261
grafiar mañana para decir que he alcanzado un acuerdo [...]. ¿Sabéis lo que hay en
juego, cam aradas/ Los alemanes quieren negociar. Se les está quemando el suelo deba-
jo de los pies. Perciben la llegada de la catástrofe. Eichmann nos ha prometido un ade
lanto de 100.000 judíos. ¿Sabéis lo que esto significa.7 ... Insisto, camaradas, en que
venga aquí un hombre al que todo el mundo conozca. Los alemanes nos están obser
vando. Sabrán inmediatamente que Weizmann o Shertok están aquí. Incluso si no
podéis concretar nada con los Aliados mientras yo estoy aquí, puedo volver y decirle a
Eichmann que la Agencia ha aceptado. Entonces Auschwitz podrá ser volado.»
Para los representantes de la Agencia Judía la cuestión no era tan sencilla. N o podían
estar seguros, decían, de que un telegrama enviado a Jerusalén llegara allí sin cortes.
Nadie tenía influencia suficiente para conseguir un avión. N o había ningún represen
tante del Consejo de Refugiados de Guerra en escena. Brand quería acceder a Stein-
hardt, el embajador estadounidense en Ankara. «Se supone -d ijo - que Steinhardt es
un buen judío. Y, además de eso, un buen hombre.» Pero no se podía comprar ningún
billete de avión para viajar a Ankara. Primero empezaron a pasar las horas, y después
los días. Brand, todavía esperando que alguien llegara a Estambul, dio a los represen
tantes de la Agencia Judía datos importantes. «Di a los camaradas un plano detallado
del campo de concentración de Auschwitz. Pedí que se bombardearan las cámaras de
gas y los crematorios en la medida en que fuera técnicamente posible. Pedí maniobras
dilatorias y ataques aéreos contra los nudos ferroviarios que conducían a Auschwitz. Di
a nuestros camaradas información precisa sobre lugares donde podían aterrizar los para
caidistas, y les proporcioné una lista de los documentos y otras cosas que los paracai
distas debían poseer para moverse con seguridad. Cité diversas direcciones de colabo
radores fiables en las carreteras a Budapest.»
Brand había agotado su misión, y a su vez ésta lo estaba agotando a él. En repetidas
discusiones con representantes de la Agencia Judía tuvo la impresión clara de que no
comprendían cuánto había en juego. «N o veían diariamente la muerte, como la veía
mos nosotros en Budapest.»
M ientras Brand esperaba una respuesta, empezaron a ocurrir una serie de sucesos
inesperados. Durante varios días corrió peligro de ser deportado. Las autoridades tur
cas habían ordenado capturarlo, junto con Bandi Grosz, aunque éste era «consejero»
de una empresa de transporte húngara que m antenía conversaciones con una empre
sa estatal de transportes turca. ¿Por qué la deportación de Grosz? Brand sospechaba
ya que los británicos controlaban el «conm utador principal», pero rechazó la idea.
«N o concebía -d e c lara - que Inglaterra —este país que había luchado solo después de
que todos los demás países europeos se hubieran rendido al despotism o- que esta
Inglaterra que habíamos admirado por ser el inflexible luchador por la libertad, qui
siera simplemente sacrificarnos a nosotros, los más pobres y débiles de todos los opri
midos.»
1262
Pronto, sin embargo, se produjo otra situación curiosa. Moshe Shertok no pudo
obtener un visado para entrar en Turquía. La agencia decidió trasladar a Brand a Alepo,
en Siria, ocupada por los británicos; allí Shertok debía reunirse con él. El 5 de junio de
1944, tras 15 infructuosos días en Estambul, Brand, con un visado británico en su pasa
porte alemán, subió al tren expreso Taurus. Cuando el tren pasaba por Ankara, un re
presentante de los Revisionistas judíos (Irgun), acompañado de un hombre del partido
ortodoxo, consiguió advertirle de que se dirigía a una «trampa». Shertok no había con
seguido el visado porque los británicos querían atraer a Brand a un territorio controlado
por ellos, donde pudieran detenerlo. En este sentido, los ingleses no eran «aliados» (Die
Englánder sind in dieser Frage nicht uniere Verbündeten). N o querían que la misión tuviera
éxito. Si seguía viaje, nunca podría volver; lo detendrían.
Brand se sintió confuso. El tren estaba a punto de salir, y decidió quedarse en él. El
7 de junio de 1944, llegó a Alepo. U n mozo entró en el departamento de Brand y cogió
su equipaje. Él quiso seguirlo cuando un inglés vestido de civil le bloqueó el paso.
— ¿Señor Brand?
—Sí.
— Sígame, por favor.
Antes de que él supiera qué ocurría, dos policías de paisano lo habían metido a
empujones en un jeep que esperaba con el motor en marcha. Intentó resistirse, pero era
demasiado tarde.
Los informes dados por Brand en Estambul habían sido trasladados a Londres y a
Washington. En la capital británica, el Comité Gubernamental para los Refugiados,
que incluía al secretario de Exteriores Edén y al secretario de Asuntos Coloniales Oli-
ver Stanley, se reunió el 31 de marzo y adoptó una actitud negativa250. Seis días des
pués, mientras Brand embarcaba en su tren hacia Alepo, la em bajada británica en
Washington envió un detallado memorando al Departam ento de Estado. Si la suge
rencia había procedido de la Gestapo, decía la nota británica, se trataba de un caso
claro de chantaje. 10.000 camiones fortalecerían al enemigo. Dejar la selección de las
personas en manos de Hitler, sin ocuparse de los reclusos y los prisioneros de los A lia
dos, sometería a los gobiernos a graves protestas. A Weizmann le habían hablado de la
propuesta, pero sólo le habían com entado que Estados Unidos había sido informado.
El meramente observó que parecía otro intento de abochornar a los Aliados, pero que
230 B. Wasserstein, Britai?! and the Jews of Europe, 1939-1945, cit., pp. 249-2.53. Uno de los miem
bros temía que las negociaciones pudieran «conducir a la oferta de descargar un número aún mayor
de judíos en nuestras manos», ibid., p. 252.
1263
deseaba reflexionar sobre el tema2’ 1. El 6 de junio, Weizmann escribió a Edén, dicien-
do que el asunto le había producido «gran impresión» y solicitando una reunión con
el secretario de Exteriores2’ 2.
H asta el 11 de junio no se permitió a Shertok entrevistarse con Brand en Alepo.
Éste, respondiendo a seis horas de preguntas divididas en dos sesiones, dijo en algún
momento que habían muerto seis millones de judíos. En sus notas, Shertok escribió:
«Debo de haber parecido un poco incrédulo, porque comentó: “por favor, créame; han
matado a seis millones de judíos; sólo quedan dos millones vivos”» 253. Terminada la
sesión, Shertok se reunió aparte con los representantes británicos. Después volvió con
Brand. «Querido Joel, ahora debo decirle algo amargo. Tiene usted que viajar al sur. Los
británicos lo exigen. He hecho todo lo posible por cambiar esta decisión, pero procede
de las más altas instancias. N o he conseguido alterarla.»
Durante un segundo Brand no entendió lo que le habían dicho. Cuando finalmen
te lo captó, gritó: «¿Saben ustedes lo que están haciendo? iSe trata simplemente de ase
sinato. Es un asesinato en masa. Si no vuelvo matarán a nuestra mejor gente! ¡Mi espo
sa! ¡Mi madre! ¡Mis hijos irán los primeros! ¡Tiene que dejarme ir! He venido aquí con
bandera de tregua. Les he traído un mensaje. Pueden ustedes aceptarlo o rechazarlo,
pero no tienen derecho a retener al mensajero [...J. Estoy aquí como mensajero de un
millón de personas condenadas a muerte l-..]. ¿Qué quieren ustedes de nosotros? ¿Qué
quieren ustedes de mí?».
Brand fue trasladado a El Cairo, donde lo sometieron a agotadores interrogatorios
de inteligencia. Después, lo retuvieron como prisionero. Shertok volvió a Jerusalén,
donde el 14 de junio informó a la Agencia Judía y, con David BenGurion, al alto comi
sionado británico, el 15. Quería volar a Londres, pero necesitaba prioridad aérea. El 21,
el cónsul general estadounidense en Jerusalén le dijo que el representante del Consejo
de Refugiados de Guerra, Ira Hirschmann, que no había podido reunirse con Brand en
Turquía, iba a El Cairo y también quería ver allí a Shertok. Este voló a El Cairo, donde
Hirschmann había hablado con Brand. El 23, Shertok recibió su prioridad aérea, pero
retrasó dos días el viaje para arreglar algunos asuntos en Jerusalén. Llegó a Londres el
27 y, con Weizmann, fue a ver al subsecretario Hall el día 30 y al ministro de Asuntos
2l1 Embajada británica al Departamento de Estado, 5 de junio de 1944, Foreign Relations of the
United States, 1944, I, 1056-1058. Hall, subsecretario del Foreign Office, se había reunido con Weis-
mann el 2 de junio. Véase Hall a Weizmann, 5 de junio de 1944, Archivos de Weizmann. En d
Departamento de Estado, la cuestión estaba en manos del subsecretario Stettinius, que consultó tam
bién con McCloy. Stettinius a McCloy, 14 de junio de 1944, agradeciéndole escuetamente los comen
tarios hechos el 10 de junio. Archivos Nacionales, Grupo de Registro 107, secretario de Guerra
adjunto, 291.2. Por cortesía del señor Mark Beribeau.
2,2 Weizmann a Edén, 6 de junio de 1944, Archivos de Weizmann.
251 «Preliminary Report» de Shertok, 27 de junio de 1944, Archivos de Weizmann.
1264
Exteriores, Edcn, el 6 de julio254. En la reunión celebrada el 6 de julio, los dos dirigen-
tes judíos reiteraron su deseo de que se diera «algún indicio a Alemania de que un orga
nismo adecuado está dispuesto a reunirse para discutir sobre el rescate de los judíos».
Edén expresó su «profunda simpatía», pero tenía que actuar al unísono con Estados
Unidos y solicitar la aquiescencia del gobierno soviético. El secretario de Exteriores
«dudaba» de que el rescate fuera posible. N o podía haber «nada parecido a una nego
ciación con el enem igo»253.
No iba a haber negociaciones, de la misma forma que no hubo bombardeo. Sólo se
lanzaron unos paracaidistas, pero estos voluntarios judíos de Palestina fueron lanzados
sobre objetivos militares, donde la mayoría murió por defender a Inglaterra256.
A comienzos de julio, la mayoría de los judíos húngaros había muerto. Los de B u
dapest esperaban su turno. Se salvaron en el último momento, cuando el regente
Horthy y el gobierno de Sztójay, cansados de las protestas de los países neutrales y de
la Iglesia, y asustados por los mensajes de teletipo angloestadounidenses intercepta
dos, que contenían entre otras cosas las solicitudes judías de que se bombardearan
edificios adm inistrativos húngaros y el nombre de 70 altos cargos, decidieron parar la
operación en sus vías. Dos días después de que las deportaciones se hubieran parado
a las afueras de la capital húngara, el primer ministro Churchill escribió la siguiente
carta a Edén:
N o cabe duda de que es probablemente el crimen mayor y más horrible jam ás com e
tido en toda la historia del mundo, y que lo ha hecho una maquinaria científica m aneja
da por hombres supuestam ente civilizados en nombre de un gran Estado y de una de las
principales razas de Europa. Está bastante claro que todos los involucrados en este cri
men que caigan en nuestras manos, incluidos aquellos que sólo obedecieron órdenes lle
vando a cabo las carnicerías, deberían recibir la muerte en cuanto se haya dem ostrado su
asociación con los asesinatos [...]. En mi opinión, por consiguiente, no debería haber
negociación de ningún tipo a este respecto. Debería declararse públicam ente que todos
los relacionados con él serán capturados y castigados con la muerte257.
Ibid. Véase también Ira A . HlRSCHMANN, L ifeline to a Prom ised L a n d , Nueva York, 1946,
pp. 109-132.
255 Véase la ñora sobre la entrevista con Edén, 6 de julio de 1944, memorando entregado por
Weizmann y Shertok a Edén durante la reunión, y Shertok a Ben-Gurion y Nahum Goldmann, 6 de
julio de 1944, Archivos de Weizmann.
256 Marie S y rk in , B lessed Is the M a tc h - T h e Story o f Jew ish R esistan ce, Filadelfia, 1947, pp. 19-35.
Michael R. D. Foot y James M. Langley, MI 9, Boston, 1980, pp. 179-181. Veesenmayer a Ritter, 8 de
julio de 1944, NG-5616.
2,7 C h urch ill a Edén, 11 de julio de 1944, en Winston S. C h u r c h i ll, T h e Second World W ar, vol. 6,
Triumph a n d Tragedy, Boston, 1953, p. 693.
1265
Esta carta revela mucho sobre las ideas del primer ministro. En estas instrucciones,
a Churchill no le preocupaba directamente la seguridad de los judíos, sino la reputación
de la nación alemana. Los culpables habían deshonrado a su raza.
Los judíos siguieron siendo gaseados. Fuera de Hungría, la operación no había termi-
nado. Los estaban deportando de Italia, sacando en barco de las islas griegas, arrastrando
fuera del gueto de Lódz, diezmando en Theresienstadt, sacando de los campos de trabajo
polacos. En el otoño, les llegó el turno a los judíos eslovacos vivos todavía.
Nuevamente, fueron enviados desde Alemania negociadores de rescate. Esta vez llega
ron a Suiza el presidente asociado de la Organización Sionista de Hungría, Kastner, y el
Standartenführer Becher. También ellos estaban conferenciando con la parte equivocada.
Se encontraron con el presidente de la comunidad judía de Suiza, Saly Mayer. A éste
no le gustaban las negociaciones, y se negó a prometerles nada a los alemanes238. Si Saly
Mayer reflexionó sobre su táctica después de la guerra, su único consuelo debió de
haber sido la circunstancia de que las SS y la Policía estaban decididas a destruir a los
judíos eslovacos en cualquier caso. Los negociadores del bando alemán tampoco habían
sido la parte adecuada.
En El Cairo, Joel Brand permaneció bajo custodia. Su misión había fracasado y su
esposa e hijos en Budapest habían estado a punto de pagar la pena por el fracaso. Temía
constantemente que aún tuvieran que pagarla. Pero los británicos no lo dejaban salir.
Ahora lo invitaban a clubes y hoteles, más como objeto de curiosidad que como fuente
de información de inteligencia. Un día, en el Club Británico-Egipcio, un hombre inició
sin presentarse una conversación con él. El inglés preguntó una vez más por la oferta
de Eichmann y a cuántos judíos afectaba. Brand replicó que la oferta abarcaba un mi
llón de personas. «Pero señor Brand -exclam ó el huésped británico- ¿qué haré yo con
ese millón de judíos? ¿Dónde los voy a poner?»259 Ya no había un millón. Toda la red de
organizaciones de emergencia se había convertido en una enorme organización de
espectadores.
A comienzos de 1945, habían muerto cinco millones de judíos. Yr no había gasea-
mientos. Auschwitz había sido abandonado. Pero aún iban a morir decenas de miles
de judíos. El 15 de octubre de 1944, el juez Proskauer, del Com ité Judío Estadouni
dense, telegrafió a McCloy, solicitando que el gobierno estadounidense concediera a
2,8 Dr. Rezso Kasztner (Rudolf Kastner), «Der Bericht des jüdischen Rettungskomitees aus Buda
pest», cit., pp. 91-99.
239 A . Weissberg, Die Geschichte von Joel Brand, cit., pp. 214-215. Un funcionario del Ministerio
de Asuntos Exteriores británico, A le e Randall, hizo tal declaración a Shertok el 28 de junio. Sholo-
mo A r o n s o n , Hiller, the Allies, and the Jews, Cambridge (Inglaterra), 2004, pp. 252-254- Aronson
cree que Brandt oyó tal información de Shertok. Mucho después, Eichmann declaró: «El hecho claro
es que no había lugar en el mundo que estuviera dispuesto a aceptar a los judíos, ni siquiera a este
millón», Life (5 de diciembre de 1960), p. 148.
1266
los internados en campos de concentración la categoría de prisioneros de guerra260,
pero el subsecretario de Guerra dudó de que tal medida estuviera «legalmente justifi'
cada» o que resultara «realmente útil» para las personas a las que supuestamente debía
ayudar261. Durante los meses postreros del régimen nazi, Roswell McClelland, del Conse
jo de Refugiados de Guerra, negoció en Berna con el Standartenführer Becher, de las SS
y la Policía, la mejora de las condiciones de los campos. En las últimas semanas, la Cruz
Roja Internacional también se hizo sentir. Los alemanes empezaron a liberar a miles de
judíos. Los ejércitos aliados encontraron a los restantes en los campos, vivos, moribundos
o muertos262. Muchos de los supervivientes habían perdido suficiente peso como para
parecer cadáveres vivientes263.
Hasta el 8 de mayo de 1945 no se pudo rescatar a las masas judías de la catástrofe;
ahora había que salvar a los supervivientes de sus consecuencias. En el territorio con
quistado del Reich alemán, varias decenas de miles de judíos se agrupaban en torno a
los campos de concentración liberados: Bergen-Belsen en la zona británica, el comple-
jo de Dachau en la zona estadounidense y M authausen en Austria264. Miles de los casos
más graves entre los supervivientes de los campos fueron trasladados a hospitales de
Alemania, Suiza y Suecia. Otros varios miles empezaron a caminar de vuelta a Hungría
y Polonia, en busca de sus familias perdidas. En el sur y en el este, los restos de las rotas
comunidades judías formaron un cinturón de inquietud, que se extendía desde los B al
canes hasta Polonia y las profundidades de Rusia. El área de Hungría y Rumania con
tenía aún medio millón de judíos. M uchos estaban dispersos, la mayoría en la indigen
cia, y todos se sentían inseguros265.
260 Proskauer a McCloy, 15 de octubre de 1944, Archivos del Comité Judío Estadounidense,
EXO-16, expedientes de Proskauer (Comité de Emergencia Conjunto).
261 McCloy a Proskauer, 17 de octubre de 1944, Archivos del Comité Judío Estadounidense,
EXO-16, expedientes de Proskauer (Comité de Emergencia Conjunto).
262 Dr. R. Kasztner (Kastner), «Der Bericht des jüdischen Rettungskomitces aus Budapest», cit.,
pp. 112-113. Consejo de Refugiados de Guerra, F in al Rejxm, pp. 34, 43-45 y 59. Jean-Claude F a v e z ,
D as Internationale Rote K reu z und d a s D ritte Reich, Zurich, 1989, pp. 468-506.
26:1 En una muestra estratificada de supervivientes estudiada por Leo Eitinger en Israel, el por
centaje de judíos supervivientes de los campos que habían sido encontrados en estado cadavérico fue
casi de un tercio. L. E it in g e r , «Concentration Camp Survivors in Norway and Israel», Israel Jo u r n a l
nf M ed ical Sciences 1 (1965), pp. 883-895, especialmente p. 889. Véase también su artículo «The C on
centration Camp Syndrome and Its Late Sequelae», en Joel Dimsdale (ed.), Su rvivors, Victim s, an d
Perpetrators, Washington, 1980, pp. 127-162. Eitinger, médico de profesión, fue deportado de N o
ruega a Auschwitz.
264 La mayoría de estos reclusos de los campos eran judíos húngaros. Otros grupos significativos
eran los deportados de Polonia, Holanda, Eslovaquia y Lituania.
263 E. Duschinsky, «Hungary», en P Meyer et a l., T h e Je w s in the Soviet Satellites, cit., pp. 373-489;
Nicolás S y lv a in , «Rumania», ibid., pp. 491-556.
1267
En Polonia, los supervivientes dispersos encontraron sus posesiones y sus casas en
otras manos. N o pocos de estos judíos polacos, que salían de los campos de trabajo y de
sus escondites, eran recibidos con la pregunta «¿aún vivo.7» 266. También estos judíos
querían salir, pero ninguna puerta se les abría. Estados Unidos seguía teniendo sus cuo-
tas de inmigración. (Las cuotas totales asignadas a todos los nacidos en la mitad orien-
tal de Europa no podían superar las 1.500 personas mensuales.) En Palestina, el Libro
Blanco de 1939 había establecido una inmigración total admisible de 75.000 judíos por
un periodo de cinco años. Cuando, en el otoño de 1943, se descubrió que sólo se habían
usado 44-000 de estos certificados, el gobierno británico aceptó que se utilizaran los 31.000
pases restantes después de 1944267. A finales de 1945, no quedaban certificados. En con
secuencia, desde el 1 de enero de 1946, el gobierno laborista británico, enormemente
presionado, permitió que la emigración a Palestina continuara a un ritmo de 1.500 per
sonas por mes268. En resumen, Estados Unidos y Palestina juntos ofrecían acomodación
a los judíos al goteante ritmo de pocos miles cada mes. La única perspectiva que tenían
cientos de miles de personas desarraigadas era la de esperar años.
En Polonia, Checoslovaquia y Hungría muchos judíos prefirieron no esperar; deci
dieron iniciar su viaje, aunque mientras tanto no pudieran avanzar más que hasta
mitad de camino. Desde Polonia, el éxodo comenzó a través de Checoslovaquia hacia
la zona de Alem ania ocupada por los estadounidenses269. Desde Hungría y Rumania,
los judíos empezaron a llegar a Austria270. En noviembre de 1945, el flujo estaba empe
zando a aumentar, y miles de refugiados se esparcieron por Italia271. Estas infiltracio
nes fueron sólo el comienzo. En virtud de un acuerdo soviético-polaco, a todos los
judíos polacos que se encontraran en el área soviética y hubieran sido ciudadanos
polacos antes del 19 de septiembre de 1939 se les permitió retornar a Polonia272. Más
de 150.000 judíos residentes en el A sia soviética estaban afectados por dicho acuerdo.
Desde sus exilios en Uzbekistán, Turkmenistán, Tayikistán y Kazajstán, los judíos
empezaron a avanzar hacia el oeste, hacia la nueva frontera polaca. Atravesando los
guetos destruidos, fueron enviados al territorio recientemente controlado por los pola
cos en el oeste, donde podían entrar en posesión de las tierras y las casas abandona
das por los alemanes. Pero los emigrantes de la U R S S asiática no pararon en la región
1268
de Pomerania y Silesia. Uniéndose a los supervivientes de Polonia, entraron en las
zonas de Alem ania ocupadas por las potencias occidentales273.
A las autoridades británicas en Alemania, la afluencia de judíos les parecía una
enorme conspiración para hacer explotar las barreras migratorias a Palestina. El tenien
te general sir Frederick Morgan, jefe de operaciones de la Administración de Socorro y
Rehabilitación de N aciones Unidas (U NR RA) para los desplazados, declaró en una
entrevista concedida a la prensa que tras la penetración a Alemania desde el este había
una organización secreta judía, que estos judíos estaban «bien vestidos, bien alimenta
dos, con mejillas sonrosadas», y que tenían «mucho dinero». «Ciertamente no parecen
personas perseguidas», observó. Entonces, advirtiendo de que los judíos europeos se
estaban «convirtiendo en una fuerza mundial», comunicó que todos ellos planeaban
abandonar Europa274.
Los sentimientos expresados por este general guiaron las acciones de los británicos, que
retiraron de Austria a la Brigada Judía, y aumentaron los controles fronterizos275. Al norte,
en Alemania, los británicos negaron la admisión a los campamentos de desplazados de su
zona a todos aquellos que llegaron después del .30 de junio de 1946. Las protestas de La
Guardia, director general de la U N R R A , ante el primer ministro Attlee no cambiaron
la decisión británica a este respecto276. Hacia finales de 1946, el gobierno británico de
cidió adoptar una ley de trabajo obligatorio para los residentes en los campamentos de
desplazados ubicados en la zona alemana controlada por los británicos. La protesta pre
sentada por la dirección de la U N R R A , afirmando que la ley no contenía salvaguardia
para los judíos y otros ex presos de los campos de concentración, fue en vano2'7.
Bloqueados por los británicos, los judíos entraron en masa en las zonas estadouni
denses. Desde enero a abril de 1946, el ritmo de entrada a la zona estadounidense de
Alemania fue de 3.000 personas mensuales y casi 2.000 a la Austria ocupada por los es
tadounidenses, incluida el área de Viena278. En abril, el número de judíos desplazados
1269
en la Alemania ocupada por los occidentales era de 3.000 en Berlín, 1.600 en la zona
francesa, 15.600 en la británica y 54-000 en la estadounidense. Las cifras comparables
para Austria eran de 1.000 en la zona británica y 6.500 en la estadounidense279. A fina-
les de 1946, el número de judíos desplazados en las zonas occidentales de Alemania y
Austria había ascendido aproximadamente a 204-000. El área estadounidense contenía
183.600, aproximadamente el 90 por 100 de ellos280.
La concentración de tantas personas desplazadas en las zonas estadounidenses llevó
al senador Conolly a manifestar la opinión de que Estados Unidos era «el mayor primo
del mundo» y que en Alemania los estadounidenses estaban «aceptando gente de todas
las demás zonas y alim entándola»281. El comentario del senador Conolly indicaba que,
mientras que la cuestión palestina dictaba las acciones británicas, el coste del mante
nimiento se convertiría en el principal problema de las zonas estadounidenses. A tenor
de la Ley núm. 2 del Consejo de Control, el cuidado de las personas desplazadas en
suelo alemán era responsabilidad alemana. Desde 1946, sin embargo, Estados Unidos
garantizó a los alemanes un nivel de vida mínimo. Para hacer efectiva dicha garantía,
el ejército estadounidense en Alemania gastaba más de 500 millones de dólares anua
les bajo el epígrafe presupuestario de «Gobierno y Ayuda en las Á reas Ocupadas»
(Government and Relief in Occupied A reas -G A R IO A -). En la medida en que la eco
nomía alemana no cubría las necesidades de los desplazados (y en general sólo propor
cionaba servicios marginales de carácter administrativo), la ropa y los alimentos para
estas personas tenía que financiarlos el G A RIO A . Y si bien los desplazados no judíos
estaban abandonando la zona estadounidense para volver a sus casas, cada vez más
judíos llegaban a la misma282.
279 Repurt of Anglo-American Committee, 1946, Cnid. 6808, pp. 47-48. En Italia había unos 16.000.
Ibid., p. 58.
280 Testimonio del secretario de Estado adjunto John H. Hilldring, sesiones ante el Subcomi-
té de Inmigración y Nacionalización del Comité judicial, Cám ara de los Representantes, 80.°
Cong., 1.a sesión, junio-julio de 1947, pp. 124-125. La división entre las dos zonas estadouniden
ses era: Alemania, 152.803; Austria, 30.797. La cifra austríaca es superior en 6.200 personas a la
incluida en el Statístical Annex del informe del alto comisionado (agosto de 1949, p. 11). La cifra
dada por Hilldring sobre el número de judíos desplazados en Italia el 31 de diciembre de 1946 fue
de 21.288.
281 Informe confidencial de George Meader, asesor jefe, Comisión Especial del Estado para inves
tigar el Programa Nacional de Defensa, 22 de noviembre de 1946, mimeografiado, p. 8. Posterior
mente, el informe se hizo público.
282 Al final de la guerra, los judíos constituían un porcentaje imperceptible entre los millones de
desplazados. A finales de 1946, el 30 por 100 de todos los desplazados en los campamentos de la zona
estadounidense eran judíos. El presupuesto anual para el mantenimiento de los desplazados en esa
zona se calculó en 109 millones de dólares. El coste por desplazado era el siguiente: alimentos, 12 dó
lares mensuales (13,20 para los perseguidos, como los judíos); mantenimiento, 5 dólares mensuales;
1270
Buscando una solución a este problema, los directivos del Departamento de Guerra
pensaron en librarse del 70 por 100 de su carga de desplazados cerrando los campos a
todos aquellos que no fueran perseguidos. El plan fracasó cuando fuertes grupos católi-
eos y protestantes se quejaron ante el presidente Truman de que la medida era un acto
de discriminación que sólo favorecía a los judíos283. Entonces, las autoridades militares
consideraron la solución menos novedosa de reducir los criterios de sostenimiento,
tanto para vivienda como para comida.
El problema del alojamiento se complicó con la llegada de trenes de alemanes expul
sados de Checoslovaquia y Hungría. Aunque por una antigua directiva militar los des
plazados gozaban de prioridad sobre la población alemana en materia de alojamiento284,
la práctica a menudo era bastante distinta. De esa forma, un grupo de 300 judíos resi
dentes en casas del centro de desplazados de Fürth fue expulsado por la policía militar
para dejar espacio a un tren de alemanes que esperaban en una vía muerta para insta
larse285.
En junio de 1946, el Tercer Ejército dio instrucciones a sus tres divisiones de que
en ninguna circunstancia proporcionaran a los perseguidos alojamientos de calidad
inferior a la establecida286. N o obstante, los judíos fueron en su mayoría obligados a
permanecer en los campamentos. Con frecuencia estos campamentos estaban super
poblados. Algunos carecían de instalaciones básicas de calefacción, cocina y limpieza.
A menudo las familias sólo podían guardar su intimidad separando los barracones con
mantas colgadas de cuerdas287. En línea similar, el objetivo de la ropa se cubrió con la
suministro inicial de prendas de vestir, 49 dólares. Informe de Meader, p. 47. El coste que suponía la
manutención de los judíos se acercaba, por lo tanto, a los 33 millones de dólares anuales.
Al contrario que Alemania, Austria percibía ayuda de la UNRRA, y desde el 1 de abril al 1 de di
ciembre de 1946, esta organización asumió la responsabilidad de abastecer a los desplazados. Desde el
1 de enero hasta el 18 de agosto de 1947, el ejército estadounidense se hizo cargo de los gastos. El ejér
cito, sin embargo, gastaba sólo 10 dólares por mes. Cuartel General, Fuerzas Estadounidenses en Aus
tria, A Review o fM ilita ry G overnm ent (1 de septiembre de 1947), p. 166. Con esa proporción, el coste
que el Ejército de Estados Unidos tuvo que soportar para mantener a los desplazados judíos en Aus
tria fue aproximadamente de 2,5 millones de dólares.
283 Krane a Hirschmann, 26 de junio de 1946, Documentos Varios de la UNRRA. Informe de
Meader, p. 43.
284 Louise W. H o lb o r n , T h e In ternational R efugee O rg an izatio n , Londres, Nueva York y Toronto,
1956, p. 131, citando el memorando del SH A EF correspondiente al 16 de abril de 1945.
28j Leo W. SoHWARZ, T h e R edeem ers, Nueva York, 1953, pp. 104-106.
280 Krane a Hirschmann, 26 de junio de 1946, en documentos varios de la UNRRA.
287 L. W. Holborn, T h e In ternational Refugee O rg an izatio n , cit., vol. 2, p. 583, pp. 218-219.
G. Woodbridge, U N R R A - T h e H istory o f the U n ited N a tío n s R elief an d R ehabilitation A d m in istratio n ,
cit., vol. 2, p. 503.
á
1271
entrega anual de un juego completo de prendas, a veces un poco «extrañas y gasta
das»288. La asignación de alimentos se fijó en calorías, dos tercios de las cuales proce
dían del pan y las patatas289. El historiador de la U N R R A , Woodbridge, declara que
«como las poblaciones autóctonas se resentían por el hecho de que se proporcionara
comida a los desplazados», y «dado que frecuentemente las autoridades militares sim
patizaban con las poblaciones autóctonas [...] los directivos de la U N R R A tenía que
hacer esfuerzos incesantes para evitar que quienes tenían a su cargo murieran de ina-
• • .* 7Q[''
nicion»" .
Al contrario que los británicos, los estadounidenses no exigieron a los desplazados ju
díos que se pagaran la manutención donando su trabajo a la economía alemana291. «Es
comprensible», dijo el secretario de Estado adjunto, Hilldring, que los judíos «no sientan
deseos de trabajar para los alemanes o bajo su dirección»292. Sin embargo, no todos los
estadounidenses eran tan comprensivos. George Meader, asesor jefe de una comisión
especial del Senado encargada de investigar el programa de defensa, comparó a los ju
díos con los bálticos. En contraste con los industriosos bálticos, dijo, los judíos «no
desean trabajar, sino que esperan que se encarguen de ellos, y se quejan cuando no se
hacen las cosas tan bien como ellos piensan que deberían hacerse [...]. Es muy dudo
so -añ ad ió - que algún país desee a estas personas como inmigrantes»293.
En abril de 1947, el Departamento de Guerra siguió el ejemplo británico y cerró las
puertas de los campos. Después del 21 de abril no se permitieron nuevas entradas de
refugiados en los mismos294.
1272
Debería señalarse que las autoridades militares de todas las zonas de ocupación sólo
asumieron la responsabilidad de proporcionar el cuidado esencial y que en ocasiones
incluso se produjeron lapsos en el ejercicio de esta responsabilidad. Para cubrir algu
nos de los vacíos y suministrar todos los «suplementos», desde raciones de comida adi
cionales, hasta colegios para los niños y formación para los adultos, era necesario
poner en funcionamiento los recursos de organizaciones internacionales y asociacio
nes privadas. H asta el .30 de junio de 1947, el organismo internacional encargado de
los asuntos de los refugiados fue la U N R R A . Dado que esta sólo había sido creada para
el socorro y la rehabilitación de las naciones aliadas, surgió inmediatamente la cues
tión de si los judíos apatridas o nacionales de países enemigos o ex enemigos deberían
recibir ayuda alguna.
El gobierno británico adoptó la postura de que dichos judíos no tenían derecho a la
asistencia. En una carta escrita por sir George Rendel a la división de desplazados de la
UNRRA, el delegado británico declaraba: «El hecho de que los “judíos” puedan, como
raza, ser identificados por ciertas características, y de que diversas evoluciones políticas,
y en especial la doctrina racial nacionalsocialista, les hayan dado problemas peculiares
y de importancia para la política internacional, no son razones suficientes para tratar a
los “judíos” como una categoría nacional independiente»293. La objeción británica fue
superada por una resolución patrocinada por los estadounidenses, que ampliaba la
ayuda de la U N R R A a todas las personas «que se hayan visto obligadas a abandonar su
país o lugar de origen o residencia anterior, o que hayan sido deportadas de los mismos,
por acción del enemigo, debido a su raza, religión o actividades favorables a las N acio
nes Unidas296.
1273
El tipo de asistencia proporcionada por la U N R R A rondaba generalmente el cuida-
do esencial. El cuadro 11.7 muestra la responsabilidad de la U N R R A antes de su liqui
dación. Cuando la Organización Internacional para los Refugiados asumió las funcio
nes de atención desempeñadas por la U N RRA , el 1 de julio de 1947, intentó mejorar
los alojamientos, la ropa, y las raciones de alimentos de los desplazados29'. N o obstan
te, la tasa combinada de gasto militar e internacional sólo bastaba para garantizar a los
supervivientes el mantenimiento de su existencia, y las organizaciones judías debieron
invertir sumas considerables para las innumerables necesidades de una comunidad
completamente desarraigada298.
Entre 1945 y 1948, 250.000 judíos se habían convertido en desplazados. Alemania
había creado estos desplazados, pero todo el mundo fue responsable de que su desplaza
miento se prolongara durante años. Los judíos estaban siendo contenidos: estaban lle
gando en afluencia masiva, pero sólo podían salir por cuentagotas. Una de las pequeñas
aperturas fue una orden del presidente Truman, fechada el 22 de diciembre de 1945, de
que los visados que estuvieran dentro de los límites de cupo se distribuyeran en la medi
da de lo posible a desplazados «de todas las fes, credos y nacionalidades» que se encon
traran en las zonas de ocupación estadounidense299. Las demás aperturas eran en su
mayoría aún más pequeñas. Los devastados países europeos estaban en gran medida ce
rrados, y los dominios británicos no ansiaban recibir masas de judíos. Los propios judíos
29' L. W. Holborn, ibid., pp. 218-238. A diferencia de que la UNRRA, la IRO se dedicaba exclu
sivamente a los refugiados. Operando hasta finales de 1951, gastó 400 millones de dólares. Los cos
tes de la ayuda a los desplazados, incluidos gastos indirectos, fueron de unos 175 millones de dólares.
La atención a los desplazados judíos debió de ascender a unos 30 millones de dólares. Ihid., pp. 124,
199-200 y 238.
298 La parte judía del gasto militar e internacional probablemente superó los 150 millones de
dólares. Durante la existencia de la IRO, la principal organización benéfica judía (el Comité de Dis
tribución Conjunto) aportó 26 millones de dólares al mantenimiento de los desplazados judíos. Ibid.,
pp. 148-149. La contribución total judía es considerablemente mayor.
299 Véase la declaración de Truman, 22 de diciembre de 1945, y su carta de la misma fecha a
los secretarios de Estado y de Guerra, al fiscal general, al responsable médico general, y al director
general de la UNRRA, en The New York Times (23 de diciembre de 1945), p. 10. Con respecto a
la provisión de la ley de inmigración que exigía que los emigrantes pagaran su propio billete, el pre
sidente autorizó a que se admitieran desplazados cuyo pasaje fuera adelantado por organizaciones
benéficas privadas. Ibid.
El ministro de Trabajo británico George Isaacs intentó facilitar la entrada en Inglaterra a los des
plazados en las zonas británicas, pero sin éxito. El gobierno británico sólo quería personas solteras, las
que pudieran ser instaladas en barracones y no complicaran la situación de la vivienda. Testimonio del
rabino Philip S. Bernstein (asesor del general Clay en asuntos referentes a los desplazados judíos), Sub-
comité de Inmigración, Comité Judicial de la Cámara de Representantes, 80.° Cong., 1.“ sesión, junio-
julio de 1947, p. 241.
1274
C u a d ro 11.7. A yuda de la U N R R A a perso n as desplazadas
Alemania *j Zona estadounidense Todos los campamentos 2.427.000 dólares para comida
L_Zona británica La mayoría de los campamentos.
Nota: G, Woodbridge, U N R R A - The Historj of the United N ations Relief and Rehabilitación Administración,
cit., vol. 2, pp. 491-492 y 500 ss. Recopilaciones de los campos supervisados por la UNRRA en L. W. Holborn,
The International Refugee Organización, cit., p. 236. El 31 de diciembre de 1946, los judíos desplazados en
Austria se dividían de la .siguiente forma.'
estaban cada vez más resueltos a trasladarse a su tierra de origen. En 1946, la migración
autorizada a Palestina empezó a complementarse con pequeños barcos atestados que
intentaban romper el bloqueo británico. Desembarcaron varios miles de judíos. 16.000 fue
ron interceptados e internados en la isla de Chipre. U n barco, el Exodus, fue abordado
y sus pasajeros devueltos a Alemania. Pero en 1948 los británicos estaban dispuestos a
claudicar. Cuando el 15 de mayo se estableció en Palestina el Estado judío, se rompió
por fin la presa.
Un mes después de que se iniciara el traslado m asivo de judíos a Israel, también
Estados Unidos abrió sus puertas. Fuenecesario promulgar una legislación especial
para la admisión a gran escala de los desplazados desam parados, y el Congreso escép
tico llevaba un año debatiendo esa legislación. El escepticism o de los legisladores se
reflejó en las ideas del representante de Texas, G ossett, que formaba parte del Sub-
comité de Inmigración de la Cám ara de Representantes. Si Estados Unidos se guiaba
por razones hum anitarias, razonaba, ¿por qué no admitir en números ilimitados a los
1275
chinos, a los indios y a todos los demás grupos de sufrientes/ Por el contrario, si lo de
cisivo eran las consideraciones económicas, Estados Unidos podía conseguir mejores
pobladores que los desplazados. Con respecto a los judíos polacos, estaba convencido
de una cosa: el lugar que les correspondía estaba tras el Telón de Acero. «Alguien
- d ijo - tiene que luchar contra el comunismo en esos países, y ¿no están algunas de
estas personas equipadas para hacerlo?» Cuando le hablaron de los pogromos, le co
mentó al secretario de Estado M arshall, «pero lo que me llama la atención es por qué
va a haber persecución de los judíos en Polonia, si la mitad del gobierno polaco es
judío»300.
El resultado final de las dudas y de la oposición fue la aprobación a las dos de la ma
ñana, después de una larga jornada legislativa, de una ley de compromiso. La ley excluía
(con ciertas excepciones) a todos los desplazados que hubieran llegado a Alemania, Ita
lia o Austria después del 22 de diciembre de 1945. Se autorizaron un total de 202.000
admisiones para el periodo comprendido entre el 1 de julio de 1948 y el 30 de junio de
1950. Los cupos anuales por origen nacional se ampliaron hasta el extremo de permitir
a los funcionarios consulares elevar el 50 por 100 de un cupo durante un año consecu
tivo. Un mínimo del 40 por 100 de todos los visados disponibles fue asignado a bálticos
y un mínimo del 30 por 100 se apartó para aquellos de cualquier nacionalidad que hubie
ran desempeñado ocupaciones agrícolas. Se establecieron varias preferencias ocupacio-
nales sin especificaciones numéricas para los desplazados con cualificaciones profesiona
les o industriales, incluidos los trabajadores del sector textil y de la confección301. Aparte
de esa disposición, los judíos sólo tenían una ventaja: sus organizaciones estaban bien
preparadas. Podían emplear grandes recursos para acelerar el papeleo de los desplazados
y proporcionar garantías de socorro durante su periodo de integración. Esta preparación
valió la pena. Durante el periodo de dos años, aproximadamente, Estados Unidos admi
tió a unos 40.000 desplazados judíos302.
En el invierno de 1949-1950, se retomaron las sesiones con el objetivo de ampliar la
Ley sobre Personas Desplazadas. A los judíos les interesaban tres enmiendas: querían
que se retirase la fecha límite de 22 de diciembre de 1945, para que los infiltrados con
i0° Comentario de Gossett en las sesiones del Subcomité de Inmigración, Comité Judicial de la
Cámara de Representantes, 80.° Cong., 1." sesión, junio-julio de 1947, pp. 237, 511.
501 Ley sobre Personas Desplazadas (Displaced Persons Act), aprobada por el presidente el 25 de
junio de 1948, 62 Stat. 1009.
502 Declaración de Lewis Neikrug, director general de la Sociedad de Ayuda a los Inmigrantes
Judíos (Hebrew Immigrant Aid Society -H IA S -), citada en el informe del subcomité especial del
Comité Judicial de la Cámara de Representantes sobre Personas Desplazadas en Europa y su Rea
sentamiento en Estados Unidos, 81.° Cong., 2.a sesión, 20 de enero de 1950, pp. 76, 80-81. También,
Informe núm. 1237 del Senado, 25 de enero de 1950, United States Code Congressional Service, 81.°
Cong., 2.J ses., núm. 5, pp. 1337-1343.
1276
posterioridad pudieran entrar en Estados Unidos; pidieron que los judíos de Shanghai
fueran tenidos en cuenta; y deseaban que los trabajadores agrícolas y textiles se consi-
deraran categorías preferentes en pie de igualdad.
Los judíos no fueron los únicos solicitantes. También había en juego intereses pola
cos, griegos e italianos. Sobre todo, las organizaciones germano-estadounidenses pedían
importantes concesiones. Aunque el senador por Carolina del Norte, Langer, había
conseguido que la mitad de los cupos alemanes y austríacos desde julio de 1948 hasta
junio de 1950 fuera para los refugiados de etnia alemana, decididamente, los estadou
nidenses de origen alemán no estaban satisfechos. Testificando ante un subcomité del
Comité Judicial del Senado, O tto Hauser, de Ayuda Estadounidense para Alem ania
[American Relief for Germany, Inc.], declaró: «Treinta y tres millones de personas de
extracción alem ana exigen los mismos derechos en las leyes de inmigración de E sta
dos Unidos que los que disfrutan los estadounidenses de otra extracción»303. O tto
Durholz, del Comité para la Acción Cristiana en Europa Central [Committee for
Christian A ction in Central Europe] sostuvo que la exclusión de los descendientes de
alemanes sería «racista»304. J. H. Meyer, de la Steuben Society, aseguró a los senadores
que los «corraciales» de los posibles emigrantes a Estados Unidos eran granjeros bue
nos y muy trabajadores305.
Después testificó ante del Com ité del Senado el congresista Celler. Com o presi
dente del Com ité Judicial de la Cám ara de Representantes, su influencia era conside
rable. A hora se encontraba en una posición difícil: era judío. Tenía razón al sospechar
que los descendientes de alemanes habían participado desproporcionadamente a su
número en la destrucción de los judíos; pero no deseaba poner en peligro la am plia
ción de la ley. Resignándose a una sesión de tira y afloja, dijo, «hay Volksdeutsche
buenos, y Volksdeutsche m alo s»’06. Los judíos consiguieron sus revisiones. Otros
22.000 desplazados judíos entraron en el país. Las organizaciones germ ano-estadou
nidenses consiguieron autorización para que se admitieran otros 54-744 refugiados de
etnia alem ana307.
3l ’ Testimonio de Hauser, sesiones del Comité judicial del Senado/Subcomité de Enmiendas a la Ley
sobre Desplazados, 81a Cong., 1.a y 2.;l sesiones, 25 de marzo de 1949 a 16 de marzo de 1950, p. 187.
304 Testimonio de Durholz, ibid.., p. 77.
305 Testimonio de Meyer, ibid., p. 161.
306 Testimonio de Celler, ibid., pp. 192-19.3.
307 La fecha límite se amplió del 22 de diciembre de 1945 al 1 de enero de 1949, beneficiando
por igual a los desplazados judíos y a los expulsados de etnia alemana. Se autorizaron un total de
4.000 visados para los desplazados en China. A los trabajadores agropecuarios y textiles se les dio pre
ferencia, sin especificar números o porcentajes. Las organizaciones germano-estadounidenses obtu
vieron una serie de éxitos. Sólo los primeros 7.000 inmigrantes de etnia alemana se podrían cargar a
los cupos alemán y austríaco; los restantes se restarían de los cupos de los respectivos lugares de naci-
1277
En el cómputo definitivo, los 250.000 desplazados judíos encontraron su hogar en
los siguientes lugares308:
Israel 142.000
Estados Unidos 72.000
Canadá 16.000
Bélgica 8.000
Francia 2.000
Otros 10.000
Vale la pena señalar que, antes de la guerra, Estados Unidos recibió a más del doble
de refugiados que Palestina. Después, a pesar de la Ley sobre Personas Desplazadas, la pro
porción se invirtió.
Y esto no fue todo. En los países del Este, las comunidades judías ya no podían sos
tenerse. La catástrofe había llevado a los judíos a una privación física endémica. En los
años inmediatamente posteriores a la guerra, la principal organización benéfica judía
estadounidense, el Comité de Distribución Conjunto, prestó ayuda a más de 300.000
judíos sólo en Rumania y H ungría309. Fue necesario aportar decenas de millones de dó
lares para prevenir enfermedades, la inanición y la muerte. El área de Rumania y Hun
gría, en particular, estuvo afectada por otra plaga: las deportaciones.
El 1 de septiembre de 1949, una redada golpeó a los judíos de Transnistria. Estas
personas procedían originalmente de la zona de Bukovina y Besarabia. H abían sido
deportadas hacia el este cuando Rumania se expandió, y transportadas al oeste cuan
miento. Dado que la IRO sólo pagaba el transporte de los desplazados, el gobierno estadounidense
transportó a los refugiados de etnia alemana. Véase la Enmienda a la Ley sobre Personas Desplazadas
[Displaced Persons Act Amendment], aprobada el 16 de junio de 1950, 64 Stat. 219. Un total de
aproximadamente 64-000 judíos llegaron a Estados Unidos amparados por la Ley sobre Personas Des
plazadas y sus enmiendas desde julio de 1948 hasta junio de 1952. Durante el mismo periodo, fueron
admitidos en el país 53.448 descendientes de alemanes. Informe Definitivo de la Comisión sobre Per
sonas Desplazadas, T h e D P Stury, Washington, D. C., 1952, pp. 248-366.
31:8 En L. W Holborn, T h e In tern ation al Refugee O rg an iz arían , cit., p. 440, se establece que, en el
periodo comprendido entre el 1 de julio de 1947 y el 31 de diciembre de 1951, las estadísticas de
movimientos de desplazados judíos ascienden a 2.31.548. Los ajustes para los dos años que preceden
a las operaciones de la IRO son aproximaciones. La IRO aportó, con gastos indirectos, más de 20
millones de dólares al transporte de los desplazados judíos. Las organizaciones judías cubrieron los
gastos restantes.
309 N. Sylvain, «Rumania», en R Meyer et al., T h e Je w s in the Soviet Satellites, cit., pp. 520-523, 543;
E. Duschinsky, «Hungary», ihid., pp. 407-408, 434, 464-466.
1278
do la línea rum ana retrocedió. M uchos llegaron a la A ntigua Rumania y empezaron
a asentarse allí. Pero las provincias de Bukovina y Besarabia se habían convertido en
territorio soviético, y la Unión Soviética reclam aba como ciudadanos propios a los
restos acosados de Transnistria. D esaparecieron en barco y tren tras la frontera sovié-
tica310.
En febrero de 1952, la policía rumana lanzó una campaña para aliviar la «superpo
blación de Bucarest» deportando de la ciudad a un considerable número de antiguos
tenderos y otras personas «improductivas». Los deportados, que incluían muchos ju
díos, fueron enviados al proyecto de construcción del canal entre el Danubio y el Mar
Negro, y a otros destinos dentro de la U R S S 311. Poco después, los dirigentes húngaros
decidieron resolver su escasez de vivienda en Budapest de idéntica forma312. De esa
manera, los judíos que quedaron tras el Telón de Acero se encontraron en una situación
imposible. El Partido Comunista los consideraba exponentes del cosmopolitismo capita
lista. La población propiamente dicha tenía tendencia a identificarlos con el gobierno
comunista. Los judíos de los satélites soviéticos no tenían un futuro viable, pero no les
resultaba fácil salir.
La emigración masiva de Europa oriental fue más sencilla en la Grecia no comunis
ta y en los países vecinos de Yugoslavia y Bulgaria. Estuvo plagada de obstáculos, inte
rrupciones y restricciones en los países situados más al norte, especialmente Rumania y
Hungría. Y ni siquiera pudo comenzar en Rusia. Los obstáculos se introdujeron por con
sideraciones económicas. Los judíos «necesarios» tenían que quedarse; los otros tenían
que dejar al menos parte de sus posesiones. Los judíos emigrantes debían pagar eleva
das tasas para la obtención de pasaportes en Checoslovaquia30. En Rumania, debían
reservar el pasaje a un precio desorbitado en los barcos estatales314. Para sacar a 3.000
judíos de Hungría, se pagaron rescates en dólares315.
A pesar de todos los impedimentos, la migración continuó. La revuelta húngara de
1956 ocasionó la salida inmediata de unos 18.000 judíos, y una purga de judíos lanza
da por el gobierno polaco en 1967-1968, tras la Guerra de los Seis Días en Oriente
510 A m e rican Jew ish Year B ook 52 (1951), pp. 351-352, de un informe publicado en el Je w ish D aily
Forward (4 de octubre de 1949), Nueva York.
311 Wolfgang BriíTHOLZ, «Tragodie in B u k e rcst», A u fb a u (18 de abril de 1952), Nueva York, pp. 1,
12. N. Sylvain, «Rumania», en E Meyer et a l., T h e Je w s in the Soviet Satellites, cit., p. 550.
’ 12 E. Duchinsky, «Hungary», en E Meyer et a l , ibid., pp. 471-482.
313 E Meyer, «Czechoslovakia», ibid., pp. 145-152; A. Nissim, «Falls Dr. Eischl auftauchen soll-
te», A u fb a u (11 de mayo de 1951), Nueva York, p. 7.
’14 N. Sylvain, «Rumania», en E Meyer et a l., T h e Je w s in the Soviet Satellites, cit., pp. 548-550.
311 «Last Jews to Quit Red Hungary' Sail», T h e N ew York Tim es (18 de noviembre de 1953), p. 5.
El precio fue de 3 millones de dólares.
1279
Próximo, condujo al exilio prácticamente a los 20.000 judíos que aún vivían en Polo
nia en ese momento. La emigración desde la Unión Soviética experimentó altibajos.
A ntes de 1971, la migración total ascendió sólo a varios miles. A finales de 1981,
pasaba del cuarto de millón. De 1982 a 1988, cuando las puertas prácticam ente vol
vieron a cerrarse, la emigración no fue muy superior a los 30.000. Entonces llegó el
abandono de las restricciones y la descom posición de la Unión Soviética, que facili
taron la salida, desde 1989 a 1999, de aproxim adam ente 950.000 personas. Teniendo
en cuenta el éxodo de judíos de toda la Europa oriental y el descenso natural debido
al envejecim iento de la población, el descenso en esta región fue de unos 2.700.000
habitantes. A comienzos de 2000, quedaban aproxim adam ente 550.000 (véase el
cuadro 11.8).
En Europa central, el número de judíos residentes en Alemania y Austria en la
década de los cincuenta ascendía al 5 por 100 de los que vivían allí en 1933. Alemania
tenía aún 25.000 judíos, Austria unos 10.000. Este grupo ya no constituía una comuni
dad viable. Estaba compuesto por los supervivientes de los matrimonios mixtos, ancia
nos de Theresienstadt, desplazados que no habían seguido más adelante, y retornados
de la emigración anterior a la guerra. En 1950, el 13 por 100 de los judíos de Alemania
eran menores de dieciocho años316. La economía de los judíos en Alem ania era en parte
marginal, en parte terminal. Aproximadamente un tercio de ellos obtenía rentas
empresariales, profesionales, o derivadas del trabajo por cuenta ajena. El sector empre
sarial constaba de unos 1.800 tenderos y 100 propietarios de pequeñas fábricas. La
mayoría de estos empresarios eran desplazados. Los profesionales autónomos ascendían
también a unos 100; la mayoría eran abogados. Había unos 3.000 trabajadores asala
riados, incluidos los que trabajaban en establecimientos judíos y el personal de la ma
quinaria comunitaria judía. Los judíos restantes dependían de las pensiones y de los
pagos de indemnizaciones, de la renta de propiedades restituidas, la beneficencia judía
y la asistencia pública,1?.
Durante casi cuarenta años, esta comunidad de Alemania Occidental se mantuvo
numéricamente estable, aunque con transformaciones internas. La emigración y el ex-
310 A m e rica n Jew ish Year Book, núm. 52, 1951, p. 316. Treinta años más tarde, la población judía
de Alemania Occidental y Austria, con nuevos inmigrantes de [a Europa oriental, seguía siendo de
unos 35.000 habitantes. A m e rican Jew ish Yearbook 84 (1984), pp. 205-211 y 225. T h is Week in Ger-
m any (22 de junio de 1984), p. 5. Los componentes totales de las congregaciones judías en Alema
nia Occidental en 1984 eran 27.791; en Austria, unos 7.500.
517 Kurt R. G r o s s m a n , «Die Wirtschaftslage derJuden in Deutschland», A u fb a u (31 de agosto
de 1956), Nueva York, pp. 25 y 37. Respecto a un estudio anterior, véase Jack Hain, S tatu s o f Jewish
W orkers an d E m ployers in Posl-W ar G erm an y , Oficina del Gobierno Militar estadounidense/División
de Trabajo, Visiting Expert Series, núm. 10, agosto de 1949.
1280
C u a d ro 11 .8 . C am b io s en la pob lación ju d ía de E u ro p a orien tal despu és de la gu erra
Nota: las estadísticas proceden principalmente de los volúmenes de A m erican Jeu/ish Ycar Book, 1945-2000.
Respecto a Checoslovaquia, Yugoslavia y la URSS, las cifras comprenden también sus Estados sucesores.
Los datos brutos de emigración judía desde la Unión Soviética y los Estados sucesores, que incluyen a familia'
res no judíos, se han ajustado en este cuadro para incluir sólo el número probable de judíos declarados. Véase
Sergio DellaPergola en ibid. (1999), pp. 464-470. La cifra del censo de enero de 1989 era de 1.451.000. El
cálculo de que quedaban unos 470.000 judíos en la antigua Unión Soviética a comienzos de 2000 refleja,
además de la emigración, un sustancial descenso natural.
Los 200.000 supervivientes y retornados de Hungría incluyen a los «judíos» comprendidos en la definí'
ción establecida durante la guerra, mientras que la cifra de 1995 excluye a los conversos o a los cristianos
de ascendencia judía. En el censo húngaro de 1946, sólo 144.000 personas se consideraban personalmente
judías. Su edad medía era de unos cuarenta y un años, y en el grupo de edad de veinte-cuarenta las muje-
res superaban a los hombres en una proporción de 4:3. Véase Randolph B ra h a m , The Politics o f G enocide ,
Nueva York, 1981, pp. 1143-1147.
De acuerdo con el volumen de A m erican Jew ish Year Book correspondiente a 1947-1948, 428.312 judíos
fueron registrados por el Congreso Judío Mundial en Rumania. Esta cifra probablemente incluya algunos
cómputos duplicados. La corriente migratoria a Israel desde el 15 de mayo de 1948 hasta finales de 1970,
según se indica en la Encyclopedia Ju d aica, vol. 9, pp. 535 y 541, comprendía 229.779 personas.
ceso cié fallecimientos sobre el de nacimientos fueron compensados por pequeñas en
tradas de inmigrantes, algunos de ellos retornados tardíos, otros recién llegados de la
vecina Checoslovaquia y de países más distantes. En 1989 llegaron 695 judíos soviéti
cos, la vanguardia de números mucho más elevados. El gobierno alemán, enfrentado a
las diferencias entre los judíos alemanes que optaron por este aumento, e Israel, que se
oponía a él, decidió ofrecer residencia permanente a decenas de miles de inmigrantes. En
2000, se informó de que la comunidad judía de la Alemania unida ascendía a 92.000 per
sonas, una duplicación en diez años atribuible principalmente a la inmigración desde las
1281
ex repúblicas soviéticas318. Esta evolución fom entó la construcción de sinagogas, algunas
con una sola entrada y cristales blindados319.
M ás que en cualquier otra parte, los judíos de Europa occidental h an restablecido
su m odo de vida norm al. Pero esta región tiene un problem a peculiar. M iles de niños
que habían sido refugiados en conventos y casas se habían convertido en huérfanos
judíos bajo tutela cristiana, y el retorno de estos niños a la com unidad judía fue un pro
ceso lento y larguísim o. A lgunos no fueron devueltos. «Parecería a s í—com entó un escri
tor ju d ío - que los judíos, después de haber perdido seis m illones de alm as por el salva
jism o y el sadism o del paganism o nazi, tuvieran que resignarse a perder varios miles más
por la clem encia de la cristian d ad .»320 En 198.3, uno de estos varios m iles fue nombra
do carden al321.
RESA RC IM IEN TO
La herida infligida por la A lem an ia nazi a los judíos de Europa va m ás allá de toda
m edida. N os obliga a pensar en el sufrim iento y la m uerte de las víctim as, el impacto
que su m uerte tuvo sobre los seres m ás cercan os, y en las con secuen cias a largo plazo
que tal catástrofe tuvo para la com unidad ju d ía en su totalidad. Todo esto aumenta
una pérdida enorm e, casi im posible de evaluar. ¿Qué debe ocurrir, enton ces, después
de que se haya cau sad o ese daño? C u an d o prevalece la ju sticia ordinaria, hay la expec
tativa de que se com pen sen todos los agravios com etidos, y cu an to m ayor sea el daño,
m ayor será la exigen cia de com pen sación . S in em bargo, la situ ación a la que se enfren
taban los judíos después de la guerra d istab a m ucho de ser ordinaria. Se vieron atra
pados en m edio de la G uerra Fría, y ninguno de los ban dos dependía de su respaldo.
M ucho de lo que los judíos querían ten ía que conseguirse en A lem an ia, y la propia
A lem an ia era el cam po de batalla.
318 V éanse los volúmenes de posguerra del American Jewish Year Book hasta el año 2000.
319 D agm ar A a l u n g y D avid W E S S E L , «New Synagogues for Germ any», The Wall Street Journal
(21 de junio de 2000), pp. B l, B12.
320 Israel COH EN, Contemporary Jewry, Londres, 1950, pp. 263-264. V éase tam bién Hildegard
Level, «Return to H olland», Congress Weekly (2 de enero de 1950), pp. 9-11. En Europa occidental
y Estados Unidos salieron a la luz pública tres casos de conversión y secuestro. Los casos incluían a
los hermanos Finaly en Francia, a R ebecca M elhado y A nneke H. Beekm an en H olanda. Anneke
desapareció. Véase The New York Index y otros docum entos, 1953-1954.
321 Jean-M arie Lustiger, nacido en París en 1926, acogido por una familia católica de Orleáns, y
convertido a los quince años, fue nombrado arzobispo de París en 1981. The New York Times (3 de
febrero de 1981), p. A 5. Dos años después, fue ascendido a cardenal. Ibid. (6 de enero de 1983),
pp. A l , A 10.
1282
En 1945, la línea dem arcatoria que atravesaba A lem an ia dividió a Europa en dos.
Este y O este llevaron políticas distintas en sus respectivas áreas. La política soviética
estaba dirigida a explotar al m áxim o la zona recientem ente con quistada, y durante esta
fase los judíos no fueron reconocidos com o grupo con problem as especiales propios.
Cuando fue ascendida a la categoría de satélite joven, A lem an ia O riental siguió h ad e n -
do caso om iso de ellos, con la bendición de M oscú. A h ora que los soviéticos habían
comido lo suyo, les tocaba com er a los alem anes. Para los judíos no quedaron n ada m ás
que los principios de la igualdad socialista.
El objetivo occiden tal en A lem an ia era com pletam ente distinto del soviético. A u n
que inicialm ente le interesaba privar a los alem anes de sus industrias bélicas y de sus
activos exteriores, la coalición occiden tal em pezó pronto a considerar el com plejo
industrial de A lem an ia O cciden tal com o un poten cial baluarte contra la U n ión S o v ié
tica. Esta idea dictó la con servación y finalm ente incluso la am pliación de la capacidad
productiva alem ana. D urante la reconstrucción posterior, Estados U nidos e Inglaterra
prestaron m ucha ayuda a los alem anes. A l m ism o tiem po, no se privó a A lem an ia de
nada que fuera necesario para su recuperación. En la m edida en que hubiera exp o rta
ciones significativas de los artículos m enos esenciales, los créditos extranjeros ob ten i
dos debían usarse sólo para las im portaciones m ás esenciales. D e esa forma, a los recla
mantes residentes fuera de A lem an ia no se les podía pagar ni en m ercancías ni en
dinero. Sin em bargo, por su propia naturaleza, los controles aliados estaban pensados
para garantizar finalm ente la cap acidad alem ana de realizar algunos pagos en el extran
jero. En con secuen cia, las autoridades aliadas no descartaron por com pleto la cuestión
de admitir las dem andas presentadas por los judíos.
D esde el com ienzo, los judíos tenían tres objetivos: insistían en que se restituyeran
todas las propiedades judías arianizadas y confiscadas, en que se otorgara una ad ecu a
da indem nización a los supervivientes que habían sufrido daños y lesiones, y en que se
concedieran reparaciones para la rehabilitación de los desplazados322. En todas estas
m Dr. Chaim Weizmann (Agencia Judía para Palestina) a los gobiernos de Reino U nido, E sta
dos Unidos, U R S S y Francia, 20 de septiembre de 1945, en Gobierno de Israel/M inisterio de A su n
tos Exteriores, D ocu m en ts Relating to the Agreement between the Government of Israel and the Govern
ment of the Federal Republic of Germany, Jerusalén, 1953, pp. 9-12. D eclaración de la Conferencia
judía Estadounidense sobre el Tratado de Paz A lem án, junto con propuestas de que se incluyera en
el tratado, aprobado por el comité provisional, la conferencia m antenida el 22 de enero de 1947 y fir
mada por Henry' Monsky, presidente del comité provisional, y Louis Lipsky, presidente del com ité eje
cutivo, en A m e r ic a n Je w ish C o x f e r e n c e , N azi Germany’s War Against the Jews, N ueva York, 1947,
pp. iii-xv. Las propuestas de la conferencia diferían principalmente de las establecidas por la agencia
en el hincapié que hacían en la restitución y en la indemnización. M ientras que Weizmann solicitaba
las contribuciones alemanas para el reasentamiento en Palestina, la conferencia sólo hablaba de repa
raciones «sim bólicas».
1283
exigencias, los judíos se lim itaron a las n ecesidades de las víctim as que aún vivían. Para
aquellos que habían desaparecido con todo lo que tenían, ya no cabía reclamación.
A unque durante siglos los judíos europeos habían sido la fuente de todo lo que impor
taba en la vida judía, los judíos del m undo no se presentaron ahora com o sus herede
ros legales. Se podría decir que las organizaciones judías estaban invirtiendo la propor
cionalidad inherente entre la im posición y el ajuste: sus reivindicaciones eran como
una operación de salvam ento en la que la recuperación es inversam ente proporcional
a la profundidad de la pérdida. En cierto sentido, a los perpetradores se les pedía que
pagaran por no haber com pletado su trabajo. Pero ni siquiera esta cuenta se saldó por
co m p letó ’23.
Los judíos podían esperar su primer éxito en la batalla por la restitución. S in embar
go, esta contienda se convirtió en el punto de partida de una lucha por dos objetivos:
la devolución del valor de las propiedades a los supervivientes y la recuperación de acti
vos que no tenían herederos. El prim er objetivo era m ucho m ás fácil de conseguir que
el segundo. De hecho, las dificultades en el ám bito de la restitución individual eran ya
trem endam ente form idables. A lgun os de estos obstáculos fueron producto de valores
intrínsecos; los otros fueron resultado de causas externas.
Las lim itaciones inherentes al procedim iento individual fueron de tres tipos. En pri
m er lugar, la restauración de un derecho de propiedad sólo era factible en la m edida en
que el objeto fuera identificable; es decir, debía tratarse de algo que pudiera localizarse
en m anos de un poseedor ilegal. Poco se podía hacer, por ejem plo, para efectuar la de
volución de los bienes m uebles que llevaban m ucho tiem po en hogares no judíos. En
segundo lugar, las leyes de restitución no se prestaron a la recreación de un activo desa
parecido, tal com o un negocio liquidado o un puesto de trabajo que ya no existía. La
tercera lim itación era en general la de recuperar algo que sólo había sido alquilado,
com o una vivienda. C laram ente, estos eran límites naturales. La idea m ism a del proce
so de restitución no abarcaba la solución de dichos problem as. S in em bargo, los judíos
se enfrentaban tam bién a com plicaciones que no radicaban en las características admi
nistrativas de la operación, sino que se debían a fuerzas externas. Estos factores, que
bloquearon o im pidieron de hecho la devolución de propiedades tangibles, se encon
traron principalm ente en Europa oriental y en la A lem an ia ocupada.
D ebido al proceso co m u n ista vivido en los países del Este, los ju díos ya no podían
co n tar con la recup eración perm an en te de terreno agrícola o de em presas industria
les. En los antiguos países del Eje (Bulgaria, R um an ia y H u n gría), los soviéticos con
sideraron las propiedades ju días adquiridas por los alem an es com o un activo alemán;
es decir, éstas q ued aron som etidas a la adqu isición soviética com o parte de las repa-
525 En la terminología judía, las exigencias eran «reclam aciones m ateriales». Los alemanes lla
maban a sus pagos «reparaciones» (W iedergiitm ach un g).
1284
raciones de guerra alem an as324. El gobierno ch ecoslovaco consideró a todos los judíos
que tenían n acio n alid ad alem an a o h ún gara en 1930 com o extran jeros enem igos, c a
rentes del derech o a recuperar sus an tiguas p erten en cias325. E n co n jun to, en los p a í
ses del Este no se devolvió m uch o a los judíos. L a exigü idad de los resu ltados los forzó
a partir en núm ero crecien te, y la con sigu ien te em igración anuló buena parte de lo
ya con cedido.
En A lem ania, el principal problem a lo provocó el hecho de que la m ayoría de los re
clam antes estuviera ya fuera del país. Estos refugiados de preguerra no sólo querían que
se les devolvieran sus propiedades; querían venderlas y disfrutar de los beneficios. El
objetivo no se conseguiría sin un a ardua lucha.
El ancla de las esperanzas judías descan saba en un antiguo com prom iso occidental:
un sistem a jurídico occiden tal podía no recon ocer ipso facto los cam bios producidos por
contratos no negociados librem ente. E stados U nidos, en particular, adoptó esa postura
desde el principio. En la prim era directiva de la Ju n ta de Jefes del E stado Mayor, el
com andante de la zona estadounidense recibió instrucciones de «incau tar y bloquear»
todas «las propiedades transferidas bajo co acció n »326. Transcurrió m ucho tiem po, sin
embargo, entre el bloqueo inicial de las «propiedades transferidas m ediante coacción »
y su restitución definitiva.
La ley de restitución com enzó a redactarse a finales de 1946, y se prom ulgó el 10 de
noviembre de 194 7 327. Sus disposiciones básicas, que en esencia se copiaron en la legis
1285
lación británica y francesa así com o en una ley con jun ta para los tres sectores occiden
tales de Berlín, trataban de las «propiedades identificables» (es decir, principalm ente las
em presas y los bienes in m uebles)328. El poseedor de dichas propiedades tenía que decla
rarlas a las autoridades de ocupación, el propietario original tenía que presentar una
reclam ación sobre las m ism as. La recuperación sólo se podía efectuar m ediante acuer
do entre el dem andante y el poseedor, o m ediante orden de un organism o de restitu
ción alem án desde el cual se podía trasladar la reclam ación, a través de los tribunales
alem anes, a un consejo de revisión estadounidense.
En la m edida en que un bien estuviera sujeto a restitución, la transm isión original
se consideraba incom pleta, y al dem an dan te se le daba la opción de finalizar la tran
sacción o anularla. En el prim er caso, el vendedor podía tratar al adquirente com o deu
dor, y exigir la diferencia entre el precio de com pra original y un valor de m ercado justo,
con el abono de los intereses correspondientes. En el segundo caso, el propietario titu
lar podía considerar al tenedor com o fideicom isario, y recuperar la propiedad perdida,
jun to con los beneficios acum ulados, reintegrando el precio de com pra original más los
costes de m antenim iento razonables329.
potencias una ley de restitución para toda la A lem ania ocupada, y (2) persuadir a los gobiernos pro
vinciales alem anes recientem ente constituidos de que aprobasen m edidas aceptables en la zona esta
dounidense. A m bos intentos fracasaron. Ibid., pp. 40-41, 44.
En las otras zonas se prom ulgaron las siguientes leyes: D ecreto francés núm. 120, 10 de
noviembre de 1947, Amtsblau des franzósischen Oberkurmnandos in Deutschíand, 1947, p. 1219. Ley
británica núm. 59, 12 de mayo de 1949, Amtsblatt der Militárregienmg Deutschland/Britisches Kon-
trollgebiet, 1949, p. 1196. O rdenanza de Berlín O ccid en tal B K /0 (4 9 )1 8 0 (em itida conjuntamente
por las tres potencias occiden tales), 26 de julio de 1949, Verordnungsblatt für Gross-Berlin, vol. 1,
p. 221. En la zona soviética, la prom ulgación de las leyes de restitución le fue confiada a las auto
ridades provinciales alem anas, que (excepto en el caso de Turingia) ni siquiera adm itieron las
dem andas de propietarios ausentes. En 1953, Berlín O rien tal declaró que todas las propiedades
judías no reclam adas que se encontraran bajo el control del Estado eran «propiedades del pueblo».
«O st-Berlin m acht jüdisches Eigentum zu V olkseigentum », Aufbau (16 de enero de 1953), Nueva
York, p. 1.
j28 H ablando en general, bajo las disposiciones de la ley había tres tipos de propiedades no recu
perables: (1) todas las propiedades personales tangibles cuyo valor no excediera de 1.000 RM en el mo
mento de la pérdida, (2) los títulos de valores bursátiles, a no ser que representaran la propiedad en
una em presa judía y (3) los impuestos discriminatorios, como las «m ultas», los impuestos a la emi
gración, y los Sozialausgleichsabgabe. (En el caso de los bienes inmuebles gravados con dichas imposi
ciones tributarias, el gravam en recaía sobre el perseguido.)
129 Generalm ente, los costes de gestión no podían exceder del 50 por 100 de los beneficios netos,
y el restituidor era responsable de los beneficios que deberían haberse conseguido, pero que por su
abstención voluntaria o su negligencia no se hubieran obtenido. Del reembolso se sustraía la depre
ciación; a él se añadían los costes de las mejoras.
1286
D ado que la m ayoría de los dem an dan tes ya no vivían en A lem ania, sería de espe-
rar que m uchos de ellos prefirieran recibir el dinero a la pesada senda que -m ed ian te el
reembolso, la reposesión y la ven ta fin al- podía teóricam ente conducir al m ism o resul
tado. Incluso suponiendo, sin em bargo, que el restituidor tuviera dinero disponible, en
la im agen se había introducido un factor añadido: la reform a m onetaria de 1948. En
virtud de dicha ley, los antiguos R eichsm ark se convirtieron en los nuevos D eutsche
Mark, a la drástica proporción de diez a uno. En la m edida en que cualquier sentencia
permitiera al tenedor extinguir su obligación a ese cam bio (com o así sentenció el co n
sejo de revisión estad oun id en se)330, la sen da fácil hacia la restitución estaba práctica
mente extinguida.
A fortunadam ente para el dem an dan te, la conversión 10:1 se aplicaba tam bién a los
reembolsos pagados al arianizador331. Pero éste no era un cam bio decisivo, porque en
ese caso los beneficios recuperables tam bién habían descendido al 10 por 100. S i los b e
neficios habían sido grandes, tam bién lo era su reducción; si habían sido pequeños,
también lo eran las oportunidades de venta futuras. En este intrincado m ecanism o,
había pocas oportunidades de conseguir una recuperación rápida y plen a332.
330 Sentencia núm. 147 del Tribunal Estadounidense de Solicitudes de Restitución (U. S. C ourt
Of Restitution A ppeals), publicada por la Federación Estadounidense de Judíos procedentes de Euro
pa Central. «Um stellung des A nspruches auf Nachzahlung», A u fb a u (22 de febrero de 1952), N ueva
York, p. 8.
331 Sentencia núm. 15 del Tribunal Estadounidense de A pelaciones de Restitución, 26 de abril
de 1950, publicada por H erm án Muller, de la Federación de Judíos Centroeuropeos, en «Wichtige
Entscheidung des amerikanischen Rückerstattungsberufungsgerichts», ikid., 18 de abril de 1950,
p. 22. Sen ten cia de la C ám ara de Restitución del Tribunal de la C an cillería de Berlín O cciden tal
(3 W 1376/50), com unicado por Lyonel J. Meyer en «Eine Entscheidung des Kam m ergerichts», ibid.,
3 de agosto de 1951, p. 6. Sentencia del C onsejo Británico de Revisión (British Board o f Review)
(51/66), 30 de mayo de 1951, publicada por la Federación de Judíos Centroeuropeos en «Rückgewahr
des Kaufpreises», ibid.
3,2 M ientras tanto, los intereses industriales alem anes lucharon por conseguir cambios del si
guiente orden: (a) ninguna restitución de propiedades adquiridas antes del 9 de noviembre de 1938;
(b) admisibilidad de la alegación de «buena fe»; (c) tipos de conversión favorables al restituidor; (d) au
sencia de pagos en concepto de intereses sobre los diferenciales; (e) negativa a restituir los beneficios;
(f) exoneración de responsabilidad por ia disminución de valor, e x c e p to e n aquellos casos de negligen
cia flagrante; (g) jurisdicción exclusiva de los tribunales alemanes. Los industriales basaban sus espe
ranzas en los supuestos recelos que em pezaban a albergar británicos y franceses, y en una disminu
ción de la «influencia de los círculos judíos en Estados U nidos». Resum en de la reunión en el comité
jurídico de las A sociaciones de Industriales/Com isión para las Cuestiones de Restitución, m antenida
el 2 de marzo de 1950, en Bonn, reimpreso bajo el título «N eues A ttentat au f die W iedergutma-
chung», en A u fb a u (21 de abril de 1950), N ueva York, pp. 1-2. El intentó alemán no prosperó.
Se calcula que los bienes judíos «devueltos o com pensados» en la zona estadounidense alcanza
ron un valor de 906 millones de D eutsche M ark hasta mayo de 1954. Para ese entonces, el progra-
1287
Un dem andante que finalmente recibiera una cantidad en m etálico se enfrentaba aún
a otra dificultad: cambiar ese dinero por la m oneda del país en el que lo iba a gastar. Al
principio, esta sencilla transacción era imposible. Sólo transcurrido un tiempo permitieron
las autoridades aliadas que las cuentas bloqueadas se vendieran a inversores no alema
n es333; pero tales enajenaciones implicaban pérdidas de aproxim adam ente el 40 por 100334.
C on la m ejora de la posición comercial alem ana, aum entaron los usos permisibles de los
fondos, y el valor del Sperrm ark empezó rápidamente a aproximarse al del propio marco
alemán. A finales de 1954, ya no había problema de transferencia335. En el intervalo, quie
nes menos se podían permitir esperar se habían visto forzados a soportar la mayor pérdida.
Buena parte de las propiedades judías que habían quedado en suelo europeo carecían
de propietarios vivos o herederos supervivientes. De ordinario, las propiedades sin here
deros pasan a m anos del Estado, y, de hecho, pocos de estos bienes se pusieron a disposi
ción de las com unidades judías. En el este, su restitución fue casi insignificante. Hungría
devolvió algunos bienes muebles y varios cientos de edificios. Rum ania proporcionó a la Fe
deración de Com unidades Judías pieles viejas y objetos valiosos viejos. Checoslovaquia
entregó a la com unidad judía de Bohem ia-M ora via los restos de T heresienstadt, que equi
valían a 60 m illones de coronas, 1.200.000 d ólares336. Fuera de la esfera com unista, en
G recia, Italia y la zona occiden tal de Trieste, se prom ulgaron leyes sobre propiedades
sin herederos. En A lem an ia O cciden tal, los aliados hallaron dos tipos de activos: res
tos de objetos valiosos que los alem anes habían sacado de los centros de exterminio
polacos, e inversiones de capital que en otro tiem po habían pertenecido a judíos depor
tados del R eich. En lo referente a los objetos valiosos, los aliados decidieron enseguida
vender este botín en m oneda no alem an a y devolver el 90 por 100 de los ingresos a las
organizaciones benéficas judías para que lo dedicaran a la rehabilitación33''. Las ventas
ma estaba terminado en sus tres cuartas partes. V éase M argaret Rupli Woodward, «Germ any Makes
A m ends», D ep artm en t o f S tate B u lletm , núm. 31, 26 de julio de 1954, pp. 128-129.
5>! Inicialmente, se reconocieron cuatro tipos de inversiones: (a) la compra de valores bursátiles;
(b) [a adquisición de bienes inmuebles, (c) la construcción y reconstrucción; (d) los créditos y las par
ticipaciones em presariales. A nuncio de la A gencia de Vapores Hamburgo-Bremen solicitando Sperr
mark, A u fb a u (18 de mayo de 1951), N ueva York, p. 5. A u fb a u publicó docenas de anuncios solici
tando Sperrmark alem anes y Sperrschillinge austríacos.
,i4 D esde m ediados de 1951 a m ediados de 1953, el Sperrm ark subió desde un mínimo de 10 a
aproxim adam ente 14 centavos de dólar. El m arco alemán subió en el libre m ercado desde aproxima
dam ente 19 a 23 centavos.
C uando se abolieron los Sperrmark, en septiembre de ese año, el D eutsche M ark cotizaba a
23,5 centavos de dólar. «Keine Sperrmark mehr», A u fb a u (17 de septiembre de 1954), N ueva York, p. 1.
1,6 I. Cohén, C on tem p orary Je w ry , cit., pp. 259-260.
! i ' Acuerdo de Reparaciones de París, Parte 1, Artículo 8-B (denominado cláusula sobre el oro no
monetario), 14 de enero de 1946, U. S. Treaties an d O th er International Acts Series, núm. 1655. Acuerdo
1288
se llevaron a cabo con prontitud, pero la operación aportó sólo una can tidad pequeña
de dinero en m etálico33íi.
La en ajen ación de los bienes inm uebles que habían pertenecido a judíos alem anes
muertos prom etía unos resultados algo m ejores, pero no se consiguieron tan fácilm en
te. Los A liados reconocieron que la com unidad judía de A lem an ia ya 110 era suficiente'
mente am plia com o para hacer uso de dichas propiedades. En consecuencia, las leyes
de restitución habían concedido la propiedad de los bienes a organizaciones judías suce-
soras para que los usaran a beneficio de las víctim as supervivientes de cualquier parte339.
No había tiem po, sin em bargo, para el prolongado proceso de efectuar una recu
peración m ultiplicada por 10.000340. D ad o que los ingresos obtenidos debían usarse en
todo el m undo, las organizaciones succsoras se enfrentaron entonces al problem a de la
transferencia. U n a vez superado ese obstáculo, se originó una dura lucha sobre el dere
cho de los refugiados judíos de A lem an ia a recibir una porción especial341.
de aplicación entre Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Checoslovaquia y Yugoslavia, 14 de junio de
1946, ibíd., núm. 1657. Informe de H. W. Emerson, director, del Comité Intergubemamental sobre los
Refugiados, a la Comisión Preparatoria de la Organización Internacional para los Refugiados, PREP/6,
Ginebra, 13 de febrero de 1947. El oro fue convertido principalmente en lingotes, para venderlo a los
Estados. Los objetos de arte, incluidas porcelanas, alfombras, etc., se subastaron en Nueva York. IRO/Ofi-
cina de Información Pública/Resumen Mensual núm. 3, noviembre de 1947, pp. 7-8, 26-27.
j3S A comienzos de 1949, los ingresos ascendían a 2.171.874 dólares, y se esperaba que la cifra
definitiva fuera de 3,5 millones de dólares. IR O /C onsejo General, 2.a sesión, informe del director
general sobre las actividades de las organizaciones desde el 1 de julio de 1948, G C /60, 22 de marzo
de 1949, pp. 79-87.
539 La Organización de Restitución Sucesora Judía [Jewish Restitution Successor Organization] en
la zona estadounidense, la Corporación Fiduciaria Judía [Jewish Trust Corporation] en las zonas britá
nica y francesa, y ambas organizaciones en Berlín.
340 De esa forma, dem andas que ascendían a 150 millones de D M en la zona estadounidense se
redujeron a menos de la m itad. Jack RAYMOND, «Jew s’ Claim s C ut to A id Restitution», T h e N e w York
Times (13 de febrero de 1951), p. 11. J. Raymond, «Restitution Pact M ade in Bavaria», ihid., 16 de
marzo de 1952, p. 12. «Erbloses jüdisches Eigentum in Berlín», A u fb a u (6 de enero de 1956), N ueva
York, p. 9.
341 Rabino Dr. Leo Baeck (presidente del C onsejo para la Protección de los D erechos e Intereses
de los Judíos de A lem ania) a Monroe Goldw ater (presidente de la O rganización de Restitución Su ce
sora Judía), 24 de marzo de 1954, A u fb a u (2 de abril de 1954), N ueva York, p. 2; Goldw ater a Baeck,
ibid., 23 de abril de 1954, p. 7. Las organizaciones sucesoras realizaban asimismo otras dos operacio
nes: la recuperación de las propiedades com unitarias y la recogida de artículos individuales en nom
bre de propietarios que no habían presentado a tiempo sus solicitudes.
Las leyes de restitución austríacos no trataron de las propiedades sin herederos. En consecuencia,
las cuatro potencias ocupantes insertaron una disposición en el artículo 26 del Tratado del Estado A us
tríaco por la cual aquellos activos debían dedicarse a la ayuda y rehabilitación de los perseguidos, con
la salvedad de que no se exigía a Austria que «realizara pagos en m onedas extranjeras ni otras trans
1289
Las leyes de restitución estaban pensadas para la clase m edia alta. C ubrían el tipo
de propiedades suficientem ente sustanciales com o para conservarse de m anera identi-
ficable. Para aquellos que n un ca habían poseído tales activos, aún no había resarcí-
m iento. Las m asas de judíos m ás pobres que habían perdido a sus fam iliares, su salud,
su libertad y sus perspectivas económ icas no podían aprovechar las leyes de restitución.
A estos judíos sólo les podía servir la ayuda económ ica, y dicho pago debía obtenerse
de los fondos públicos del país responsable de su desgracia: A lem ania. É sta era una p ro
puesta m ucho m ás com plicada.
La potencia ocupan te que prom etió tom ar la iniciativa en la cuestión fue, nueva
m ente, E stados U nidos. C u an d o en la zona estadounidense se redactó la ley de restitu
ferencias a países extranjeros». Tratado Estatal para el Restablecimiento de una Austria Independien
te y Democrática, firmado el 15 de mayo de 1955, que entró en vigor el 27 de julio de 1955, U. S. Trea-
ties and Odier International Acts Senes 3298. Tras firmar el tratado, el gobierno austriaco aceptó renun
ciar a su parte en los activos en beneficio de las víctimas supervivientes residentes en Austria.
«Entschádigung in Ósterreich geregelt», A ufbau, N ueva York, 15 de julio de 1955, p. 1.
En el acuerdo de París sobre reparaciones, cada potencia recibió derecho de propiedad sobre los
activos alem anes situados dentro de sus fronteras. Posteriormente, Estados U nidos cedió la porción
de su parte que había pertenecido a los judíos que no habían dejado herederos. La porción, que
ascendía a 3 millones de dólares, debía usarse para efectuar trabajo de rehabilitación en Estados
Unidos. Enm ienda a la Ley sobre Com ercio con el Enem igo [Trading with the Enemy A ctj, 23 de
agosto de 1954, 68 Stat. 767. El receptor de los fondos fue la O rganización de Restitución Suceso-
ra Judía. «JR S O em pfángt jüdisches erbloses Eigentum in U .S .A .», Aufbau (21 de enero de 1955),
N ueva York, p. 9.
El acuerdo de París sobre reparaciones también establecía que los bienes sin herederos que se
encontraran en países neutrales se pondrían a disposición de los perseguidos. Sin embargo, en el
acuerdo de aplicación entre Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, C hecoslovaquia y Yugoslavia, los
dos signatarios orientales declararon que no habían abandonado la reclam ación de las posibles
herencias «que, de acuerdo con las disposiciones establecidas en el derecho internacional, pertene
cen a sus Estados respectivos». V éase Eli GlNZBERG, «R eparation for non-Repatriables», Department
of State Bulletin 15 ( 1 4 de julio de 1 9 4 6 ) , pp. 5 6 y 7 6 . Posteriormente, Suiza reconoció el derecho
polaco y húngaro a la propiedad sin herederos de los judíos húngaros y polacos, y utilizó dichos acti
vos de acuerdo con lo establecido en acuerdos con Polonia y Hungría para com pensar a propietarios
suizos de bienes nacionalizados en los países com unistas. «H errenloses Vermógen in der Schweiz»,
Aufbau (3 de marzo de 1 9 5 0 ) , N ueva York, p. 1 0 . Alan C o w f x l , «Sw iss U sed Victim s’ Money for War
Payments, Files Reveal», The New York Times ( 2 4 de octubre de 1 9 9 6 ) , pp. A l, A 10. William Z. Slany
et al. (coordinados por Stuart E. Eizenstat), U. S. and Allied Efforts to Recover and Restore Gold and Other
Assets Stolen or Hidden by Germany during World War II, Washington, D. C ., mayo de 1 9 9 7 , pp. 193-194,
1 9 9 - 2 0 0 y 2 0 3 - 2 0 5 . Respecto a los textos de los acuerdos firmados por Suiza con Bulgaria, Checoslo
vaquia, Hungría, Polonia, Rum ania y Yugoslavia entre 1 9 4 7 y 1 9 7 3 , véase la sesión del Congreso
Estadounidense, Com ité Bancario de la C ám ara de Representantes [House Banking CommitteeJ,
«The Disposition o f A ssets D eposited in Swiss Banks by Missing Nazi Victim s», 1 0 4 - ° Cong., 2 .a se
sión, 11 de diciembre de 1 9 9 6 , pp. 2 8 5 - 3 2 1 .
1290
ción, el gobierno m ilitar estadounidense adoptó la opinión de que «las personas que
[habían] sufrido daños o lesiones personales debido a la persecución nacionalsocialista
deberían recibir indem nizaciones en m oneda ale m an a»342. En el transcurso de los dos
años siguientes, se inició el largo proceso de presión y redacción. La presión la ejercie-
ron las organizaciones judías; la redacción la realizaron los gobiernos de los L ¿indar ale-
manes en la zona de ocupación estadounidense. H acia el final de este proceso, los m ili
tares em pezaron a preocuparse, el D epartam en to de Estado parecía dudar, y el Foreign
Office británico expresó su oposición. En el últim o m om ento, el alto com isionado nom
brado, John J. M cCloy, se m anifestó a favor de los judíos. En consecuencia, en la zona
estadounidense entró en vigor una ley general de reclam acion es343.
El diseño de la ley perm itiría a todos los perseguidos que residieran en la zona e sta
dounidense el 1 de enero de 1947, o que hubieran em igrado de esa zona antes de dicha
fecha, cursar una dem anda. D e esa m anera, la posibilidad de reclam ar abarcaba tanto a
desplazados de la posguerra com o a refugiados de antes de la guerra. Las pérdidas que se
cubrían a cada dem andante eran la m uerte de fam iliares encargados de su m anten i
miento, los daños a la salud, la privación de libertad, la confiscación o destrucción de
propiedades y capital, la exacción discrim inatoria de im puestos, las trabas al ascenso pro
fesional o económ ico, y la reducción de los pagos de seguros y pensiones. Excepto en lo
que respecta a las pérdidas de propiedades, la ley reconocía las lesiones y los daños con
independencia de dónde se hubieran infligido, siempre que fueran producto de la acción
discriminatoria del Estado alem án 344.
La ley general de reclam aciones patrocinada por los estadounidenses sirvió de m odelo
para una legislación similar redactada en la zona francesa y en Berlín occidental345. Los
británicos, sin embargo, se apartaron del principio estadounidense. En su zona, a las víc
342 Gobierno Militar, Disposición 23 2050/D irectiva sobre los O bjetivos y la Política Básica de
Estados Unidos en A lem ania, 15 de julio de 1947, en O ficina del Gobierno Militar, P rupeny C o n trol,
noviembre de 1948, p. 21.
343 Jack R a y m o n d , «McCloy, Reversing U. S. Position, Orders Payment to N azis’ Victim s», T h e
New York Tim es (10 de agosto de 1949), pp. 1, 14.
344 Se puede encontrar un análisis sintético en H ermán M ullf.R, «D as Entschadigungsgesetz in
der amerikanischen Zone», A u fb a u (19 de agosto de 1949), N ueva York, pp. 5-6; (26 de agosto de 1949),
p. 11; (2 de septiembre de 1949), p. 16.
345 En la zona francesa, cada provincia promulgó su propia ley: Badén el 10 de enero de 1950; Würt-
temberg'Hohenzollem el 14 de febrero de 1950; y Rheinland-Pfalz el 22 de mayo de 1950. Se puede
encontrar un análisis de las leyes, que eran sustancialmente similares, en Federación Estadounidense de
Judíos Procedentes de Europa Central/Oficina Unida de Restitución/Sección de Indemnizaciones,
«Entschadigungsgesetz in der franzosischen Zone», ibid., 23 de junio de 1950, p. 5. En Berlín occidental
se adoptó una ordenanza municipal el 26 de octubre de 1950. Walter B r a u n , «Berlins Entschadigungs-
gesetz fíir Naziopfer», ibid., 24 de noviembre de 1950, p. 9; 1 de diciembre de 1950, p. 8.
1291
timas se les prohibió presentar dem andas si ya no eran residentes en el m om ento en que
se prom ulgó la legislación. En resumen, la com pensación sólo se concedió, con pocas
excepciones, a los perseguidos alem anes346.
Transcurrido un tiem po, surgieron en la zona estadounidense algunas dificultades
respecto a la adm inistración de la ley. Los adm inistradores fueron las autoridades pro-
vinciales alem anas, y en Baviera esa autoridad se utilizó para intentar subvertir y tras
tornar el proceso de indem nización. El prim er intento fue un decreto bávaro de aplica
ción que sim plem ente elim inaba a los refugiados347. C o n respecto a los desplazados, los
bávaros parecen haber tenido otro plan. En el caso de las indem nizaciones superiores a
600 dólares, la ley estableció que la m itad de la can tidad se pagara en m etálico y el resto
se devengara en 1954. Los desplazados m uy n ecesitados vendieron frecuentem ente la
m itad no pagad a de la indem nización por aproxim adam ente el 45 por 100 de valor
nom inal. Los pagarés los recogieron ban cos com o el Bayrische Staatsb an k , el Hypothe-
ken- und W echselbank, el G em eindebank, el Vereinsbank y Seiler and Company. Se
publicó que estos bancos bávaros habían llegado al acuerdo con el Staatssek retár báva
ro de Finanzas, Dr. R ichard Ringelm ann, al acuerdo de revender los pagarés al gobier
no al 62-65 por 100 de su valor de 19 5 2 348.
El 9 de marzo de 1951, la adm inistración bávara protagonizó un pequeño golpe. El pre
sidente judío de la O ficina para las Indem nizaciones, Philip A uerbach (superviviente de
Auschwitz), fue despedido de su oficina y detenido por diversas acusaciones, com o el uso
fraudulento del título de «doctor», la concesión de créditos sin las garantías necesarias, el
depósito de dinero privado com o ingresos de la organización para obtener un tipo de con
versión de m oneda m ás favorable, el recibo de comisiones clandestinas de un contratista
encargado de restaurar un cem enterio judío, y la presentación de 111 dem andas de per
sonas supuestam ente inexistentes. D urante sem anas, la O ficina para las Indemnizaciones
perm aneció cerrada m ientras la policía de M únich buscaba pruebas.
En el juicio, Auerbach admitió que usaba el título de «doctor» (llevaban tanto tiempo
dándole ese título que acabó por adoptarlo). El propio tribunal lo absolvió de la acusación
principal de realizar pagos a «alm as m uertas». El procesam iento por las acusaciones res
tantes dio lugar a una sentencia de dos años y m edio de prisión y m ultas por valor de 653
346 «Protest gegen ein boswilliges G esetz», ibid., 24 de agosto de 1951, p. 15. La ley criticada era
la medida que hacía poco se había aprobado en Nordrheinland-W estfalen.
347 Respecto a la correspondencia entre el director de A u fb a u (Manfred G eorge), el comisario
bávaro para las indemnizaciones, Philip A uerbach (superviviente judío), y la oficina del A lto Comi
sionado, véase A u fb a u (.30 de diciembre de 1949), N ueva York, pp. 2 y 26; 10 de febrero de 1950,
pp. 1-2. El decreto, fechado el 26 de noviembre de 1949, privaba del derecho a reclamar a las víctimas
que hubieran salido de Baviera antes del 1 de enero de 1947.
348 «Rings um den Fall A uerbach», ibid., 6 de abril de 1951, pp. 1-2.
1292
dólares. A som brado, A uerbach, en su lecho de enferm o, m anifestó que era inocente.
D espués se quitó la vida349.
Las organizaciones judías se enfrentaron a una doble n ecesidad de presionar para
que se prom ulgara una ley de indem nización de A lem an ia O cciden tal. Tenían que re-
solver el problem a de la desigualdad entre las zonas, y tenían que asegurarse con tra la
abdicación del poder por parte de los A liados. Sólo una m edida podía dar a los judíos
uniform idad y continuación: una ley sobre indem nizaciones prom ulgada a requeri
m iento de los A liados por el nuevo p arlam en to de A lem an ia O cciden tal.
Los portavoces de las organizaciones m anifestaron sus opiniones al D epartam en to
de Estado el 27 de septiem bre de 195 1350. D urante los siguientes m eses, los A liados occi
dentales negociaron con el gobierno de A lem an ia O cciden tal para sustituir el régim en
de ocupación por un a relación con tractual. La solicitud judía se introdujo com o uno de
los capítulos del acuerdo propuesto. Los alem anes aceptaron la disposición. A ún no
tenían libertad, n ecesitaban bu en a voluntad, y no se podían perm itir m ucho el seguir
indem nizando a los perseguidos alem anes, y m ucho m enos la concesión de pensiones a
los perpetradores nazis, sin reconocer tam bién las reivindicaciones ju días331.
i49 «SP D drangt auf Klárung der M assnahm en gegen das Entschadigungsam t», Süddeutsche Zei-
tung, M únich, 3-4 de febrero de 1951, p. 2; «Bis jetzt 200 Falschungen aufgedeckt», ibid., 5 de febre
ro de 1951, p. 2; «Jewish A ides Guilty in Nazi Victim Fraud», The New York Times, 15 de agosto de
1952, pp. 1-3; Manfred George, «Exit Auerbach», Aufbau (22 de agosto de 1952), N ueva York, pp. 1-2;
«D as grosse Echo a u f A uerbachs Selbstm ord», ibid., 29 de agosto de 1952, pp. 7-8. V éanse también
las noticias consecutivas publicadas en estos periódicos, 195 1-1952.
550 A la conferencia asistieron las siguientes personalidades:
Departam ento de Estado: Henry A . Byrode, Geoffrey Lewis, George Baker
Congreso (representando a un distrito de refugiados): Jacob K. Javits
Federación Estadounidense de Judíos Procedentes de Europa Central: Rudolf Callm ann, H er
mann Muller, A lfred Prager
Liga de Victim as del Eje: Bruno Weil, Fremont A . Higgins
A sociación Estadounidense de Ex Juristas Europeos [Am erican A ssociation of Former European
Jurista]: Julius B. Weigert
«M indestforderungen für die Durchführung der W iedergutmachung - Eine Konferenz im D epart
ment o f S tate», Aufbau, N ueva York, 5 de octubre de 1951, p. 28.
!l1 V éase el C apítulo 4 de la Convención sobre el A cuerdo en M aterias D erivadas de la Guerra
y la O cupación, firmada por Estados Unidos, G ran Bretaña, Francia y A lem ania el 26 de mayo de
1952, U. S. Treaties and Oiher International Agreements, VI, parte 4, pp. 4474-4476. El desarrollo deta
llado de la ley federal propuesta se acordó en el Protocolo núm. 1, firmado por el canciller A denauer
en nombre de A lem ania y el Dr. N abum Goldm an en nombre de la Conferencia de Reclam aciones
Materiales Judías contra A lem ania, 10 de septiembre de 1952, en Gobierno de Israel/M inisterio de
Asuntos Exteriores, Docwrnents Relatmg to the A greement between the Government of Israel and the G o
vernment o f the Federal Republic o f Germán}’, cit., pp. 152-157.
1293
La Ley Federal de Indemnización fue prom ulgada el 19 de septiembre de 1953. Su
m arco básico se tom ó de la ley de reclam aciones establecida en la zona estadounidense.
Reemplazó a todas las leyes de los Lander. Sin embargo, ninguna víctim a podía recibir dos
pagos por la m isma causa, y los 730 millones de D eutsche M ark que ya se habían pagado
habían dejado de constituir un cargo contra A lem ania O cciden tal352. El gobierno federal
se haría cargo del dinero, pero la ley exigía que todos los Lander igualasen estas contribu
ciones, y que cada Land contribuyese proporcionalm ente a su población353. Esa división
de la carga haría que cualquier revisión a favor de las víctim as supusiera una proposición
políticam ente difícil354. El siguiente esquem a pretende m ostrar las categorías de posibles
solicitantes que establecía la ley enm endada, y las pérdidas por las que se podían presen
tar reclam aciones335.
1294
Pagos mensuales al demandante iguales a la pensión que se le habría concedido si el fa
llecido hubiera ocupado un cargo en el servicio civil alem án acorde con su situación
económica y social antes de la persecución, y si en ese m om ento hubiera sufrido una
muerte accidental en el cumplimiento del deber. Los pagos serían rescindibles en el
momento en el que el beneficiario pudiera sostenerse razonablemente o después de
un nuevo matrimonio en el caso de una viuda o un viudo, o a los diecisiete años en
caso de un hijo. Pago de una cantidad única por el periodo comprendido entre la
fecha de la muerte y el 1 de noviembre de 1953, basándose en el tipo pagado en
noviembre de 1953.
Indemnización por lesiones corporales y daños a la salud, que incluía
G asto s m édicos: de acuerdo con las tarifas establecidas por el gobierno alem án para
sus funcionarios en caso de acciden tes.
R educción de rentas: siem pre que dichas rentas se redujeran al m enos en un 25 por
100. Se suponía que las rentas debían ser las que el solicitante, basándose en su
situación econ óm ica y social anterior a la persecución, hubiera recibido en el ser
vicio civil alem án el 1 de m ayo de 1949.
Com pensación desde el 15 por 100 del salario del sen-icio civil (en caso de discapaci
dad del 25 por 100) al 70 por 100 (en caso de discapacidad total). Pagos m ensua
les, de acuerdo con los tipos salariales vigentes, m ientras durase la incapacidad.
Pago de una can tidad única por in capacid ad h asta el 1 de noviem bre de 1953,
con conversión de los salarios en R eichsm ark a salarios en D eutsche M ark a una
proporción de 10:2.
R eeducación: en la m edida en que dicha form ación con dujera a un aum ento de las
rentas.
Pérdida de libertad, que incluía
Llevar la estrella fuera de un gueto o cam po (Reich, Protektorat, G eneralgouvem e-
m ent, Países Bajos, Bélgica, Luxem burgo, Francia, Serbia y C ro acia).
Vivir en «la ilegalidad bajo condiciones degradan tes» (oculto).
Encarcelam iento en un gueto (incluido Shan ghai).
Encarcelam iento en un cam po.
A rresto individual
Pago de una can tidad única a razón de 150 D eutsche M ark por cad a m es de pri
vación de libertad.
Pérdidas de propiedades, incluía pertenencias que en el área del R eich (fronteras de 31
de diciembre de 1937) hubieran sido
D estruidas
D añ ad as
Perdidas, o
A ban d on ad as debido a la em igración, la d eportación o el ocultam iento.
1295
Pago de una can tidad única de valor sustitutivo h asta un m áxim o de 75.000
D eutsche M ark para todas las pérdidas de propiedades, quedando estableci
do que, por la pérdida de bienes personales, un perseguido podía exigir el pago
del 150 por 100 de sus rentas anuales en 1932, con una conversión 1:1, hasta
un m áxim o de 5.000 D eutsche M ark. La enm ienda a la Ley Federal de Res
titución aprobada en 1957 adm itía reclam aciones sin establecer una cantidad
m áxim a en el caso de propiedades identificables con fiscadas por el Reich o
cualquiera de sus subdivisiones en un área lim itada por A lem an ia Occiden
tal, Berlín O ccid en tal y Berlín O riental, o por propiedades identificables con
fiscadas en otras partes si habían sido trasladadas a este territorio durante la
guerra (com o en el caso de los m uebles de las áreas occidentales y las joyas de
todas las zonas ocupadas). En virtud de las disposiciones de una lev promul
gada en 1969, la pérdida de propiedades em presariales identificables (tales
com o em presas, terrenos o licencias) tam bién era indem nizable si había sido
con fiscada en un área lim itada por A lem an ia O rien tal, siem pre que el de
m andante tuviera nacionalidad alem ana en el m om ento de la privación.
Pérdidas de capital referentes a capital que en el área del Reich (fronteras de 31 de
diciem bre de 1937) dism inuyese al m enos 500 R eichsm ark debido a
B oicot
Liquidación
C onversión de R eichsm ark en m oneda extranjera, con un a pérdida de m ás del 20
por 100
G astos de em igración
Un único pago, convirtiendo a Deutsche M ark la pérdida en Reichsm ark, a un tipo
de cambio de 10:2, hasta un m áxim o de 75.000 D eutsche M ark para todas las
pérdidas de capital, quedando establecido que los gastos de emigración se com
pensarían hasta un m áxim o de 5.000 D eutsche M ark.
Impuestos discriminatorios en el R eich o en cualquiera de sus subdivisiones, en la medida
en que no se efectuara la recuperación m ediante las leyes de restitución.
U n único pago a un tipo de cam bio de 10:2 sin m áxim o, exceptuan do que a cual
quier perseguido que en el transcurso de un procedim iento de restitución
hubiera p agado a un arianizador la proporción de 10:1 para conseguir la reti
rada de gravám enes fiscales discrim inatorios, ahora se le pagaría en la misma
proporción. M uchos dem andantes no pudieron recuperar los im puestos en
virtud de la Ley Federal de Indem nización, porque se consideraba que dichos
litigios eran acciones para la devolución de activos suficientem ente «identifi-
cables» com o para haber estad o cubiertos por las leyes de restitución. La difi
cultad la retiró la Ley Federal de R estitución, que establecía, sin embargo, un
tipo de conversión de 10:1.
1296
Deterioro del avance profesional o económico, en el caso de los em presarios: siempre que
las rentas se redujeran al m enos en un 25 por 100.
Pago de una can tidad en un solo plazo, para un periodo que finalizaría con la
con secución de un «nivel de vida ad ecu ad o» (en función de una carrera
com o funcionario civil alem án) o a los seten ta años, dicha can tidad co n sis
tiría en la diferencia entre los ingresos reales y el 75 por 100 del salario ob te
nido por el funcionario civil equivalen te al final de dicho periodo, m ás un 20
por 100 de dicha diferencia, con posibles ajustes a favor de los dem an dan tes
en países en los que la cap acid ad de com pra de la m on eda local pudiera estar
desfasad o respecto a los tipos de cam bio oficiales, h asta un m áxim o de
4 0 .0 0 0 D eutsche M ark, o:
Pago a elección de un dem an dan te que no tuviera una expectativa razonable de
alcanzar un nivel de vida adecuado, pagos m ensuales vitalicios consistentes
en la diferencia entre los ingresos reales (de existir) y dos tercios de la p en
sión que el dem an dan te habría recibido si hubiera sido funcionario en el
m om ento de entrada en vigor de la ley, m ás doce pagas m ensuales por el
periodo anterior al 1 de noviem bre de 1953, en las que el pago m ensual m áxi
m o no excedería de 600 D eutsche M ark.
Trabajadores privados
U n solo pago, calculado com o el anterior; con la excepción de que los trab aja
dores cubiertos por la seguridad social o por una pensión no podían recibir el
20 por 100 adicional de su diferencia.
Funcionarios públicos (incluidos profesores universitarios y em pleados de la co m u
nidad judía que estuvieran en activo antes de 1933).
U n solo pago consistente en la diferencia entre la pensión recibida (en su caso)
y las tres cuartas partes del últim o salario com pleto, por el periodo com pren
dido entre la fecha del despido o retiro forzoso y el 1 de abril de 1950, con un
tipo de conversión de 10:2.
Estudiantes o aprendices
U n solo pago h asta un m áxim o de 10.000 D eutsche M ark.
U n perseguido que, adem ás de una reclam ación por deterioro de su progreso,
obtuviera el reconocim iento de una dem anda por fallecim iento o de una
dem anda por daños a la salud, podía recibir por com pleto la indem niza
ción mayor, y h asta un 25 por 100 de la menor.
Pérdida de pagos de seguros de vida y de pensiones privadas (en la m edida en que no se
hubiera recibido satisfacción en virtud de las leyes de restitución).
En el caso de los titulares de seguros de vida
U n a can tid ad en un solo p ago o en an ualidades -d e p en d ien d o de las disposi
ciones de la p ó liza- co n vertido de acuerd o a un tipo aplicable a la póliza en
1297
virtud de las leyes m onetarias. S i hubiera cu otas no pagadas, el dem andan
te tenía la opción de que dichas cu otas se dedujeran de la indem nización a
un tipo de conversión de 10:1, o de reclam ar las can tid ad es que hubiera
recibido en los térm inos establecidos por la póliza para la can tid ad que había
p agado. (En tales casos, la indem nización en un solo pago se calculaba al
tipo de 10:2.) La indem nización m áxim a que se co n cedía a los dem an dan
tes era de 2 5 .000 D eutsch e M ark.
En el caso de los pensionistas
U n a can tid ad en un solo pago o en an ualidades, com o se estableciera en la pen
sión, con vertida al tipo de 10:2. S in em bargo, no se co n ced ían anualidades
por el periodo anterior a noviem bre de 1952, y las can tidades m áxim as paga
das al dem an d an te y a sus supervivientes no podían superar los 25.000
D eutsche M ark.
1298
E. Personas que hubieran vivido en un área de la que los alem anes fueron expulsa-
dos después de la guerra (principalm ente C h ecoslovaquia y el oeste de Polonia)
y que por razones de lengua o de cultura pudieran considerarse alem anas.
R eclam aciones adm isibles por
Fallecimiento de otra persona de la m ism a categoría: condiciones y pagos sim i
lares a los anteriores, pero no se con cedía pago alguno para los periodos an te
riores al 1 de enero de 1949.
Daños a la salud: pagos sim ilares a los anteriores.
Pérdida de libertad: pagos sim ilares a los anteriores.
Impuestos discriminatorios: pago de una cantidad única a la proporción de
100:6,5 h asta un m áxim o de 9.7 5 0 D eutsche M ark.
Dificultad para progresar: pagos sim ilares a los anteriores, pero la can tidad
m áxim a en un único pago se fijó en sólo 10.000 D eutsche M ark, y las can ti
dades m áxim as m ensuales se lim itaron a 200 D eutsch e M ark.
F. Personas que hubieran perdido su nacionalidad (excluidas las austríacas) y que el
1 de octubre de 1953 residieran en un país distinto de Israel.
R eclam acion es adm isibles (sólo en casos de no recibir ayuda de un organism o p ú
blico) por
Fallecimiento de otra persona incluida en la m ism a categoría: condiciones y
pagos sim ilares a los anteriores, pero no se con cedía indem nización alguna
por periodos anteriores al 1 de enero de 1949.
Daños a la salud: pagos sustancialm ente com o los anteriores, excepto que no
se concedía ningún pago por los periodos de discapacidad anteriores al 1 de
enero de 1949, ni por reciclaje profesional.
Pérdida de libertad: pagos sim ilares a los anteriores.
G. Personas que hubieran perdido su nacionalidad (excluida la austríaca) y que resi
dieran en Israel el 1 de octubre de 1953.
R eclam acion es adm isibles (sólo en caso de no recibir ayuda de un organism o
público) por
Muerte de otra persona incluida en la m ism a categoría: condiciones y pagos
m ensuales com o los anteriores, excepto que no se co ncedía ningún pago de
can tidad única.
Pérdida de libertad: pagos sim ilares a los anteriores.
H. Personas a las que no correspondía indem nización en virtud de ninguna de las
dem ás disposiciones de la ley, que fueran residentes de un país no com unista el
31 de diciem bre de 1965, y que no poseyeran la n acionalidad de un país com u
nista en esa fecha, siem pre que no estuvieran cubiertas en un país europeo por
program as financiados con Fondos de A lem an ia O cciden tal.
1299
R eclam aciones adm isibles (sólo en casos de no recibir apoyo de un organismo
público) por
Muerte de un cónyuge debido a persecución, teniendo en cuen ta la condición
de que el solicitante no hubiera vuelto a casarse: un solo pago de 2.000 DM,
o 2.500 D M si el dem an dan te tenía al m enos sesenta y cinco años.
Discapacidad al m enos del 80 por 100 provocada por la persecución: pago
igual al del establecido para el fallecim iento del cónyuge.
Pérdida de libertad, al m enos durante seis m eses: por encarcelam iento en un
cam po o en un gueto, un solo pago de al m enos .3.000 D M , estableciéndose
can tidades m ás elevadas para aquellos que estuvieron privados de libertad de
esa form a al m enos un año o m ás. A aquellos obligados a llevar la estrella o
que se m antuvieron ocultos pero no podían presentar ninguna otra reclama
ción, un solo pago de 1.000 DM .
La Ley Federal de Indem nización contenía un doble fallo: (1) no cubría a todas las
víctim as supervivientes y (2) no proporcionaba indem nización plena a aquellas a las que
cubría.
Se om itían los supervivientes de Europa oriental que no em igraron a un país no co
m unista antes del final de 1965. Lim itada y tardía fue la cobertura concedida en 1965
a aquellos que formaron parte de la m igración de Europa O riental durante los anteriores
doce años. Relativam ente pocos fueron los 977 millones de D eutsche M ark que Alema
nia O ccidental puso a disposición de 12 países europeos para com pensar a las víctimas,
tanto judías com o no judías356. U n o de esos países fue A ustria357.
A lem an ia O ccid en tal consideraba que los austríacos habían participado suficiente
m ente en el proceso de destrucción nazi com o para com partir el pago por sus conse
cuencias. Los austríacos, por su parte, sosten ían que en cuan to «n ación ocupada» no
eran responsables de las acciones del R eich. A l com ienzo, sólo se consideró que tuvie
ran derecho a com pensación unos cu an tos resistentes —los perseguidos «a c tiv o s» - o sus
1,6 Entre 1959 y 1964 se firm aron acuerdos con Luxcm burgo, N oruega, D inam arca, Grecia,
Países Bajos, Francia, Bélgica, Italia, Suiza, A ustria, Reino U nido y Suecia. Francia recibió 40C
millones de DM , H olanda 125 millones, G recia 115 millones, A ustria 101 millones. Rolf V O G F.I.,
D e u tsch la n d s W eg n a c h Israe l, Stuttgart, 1967, p. 112. Sobre los acuerdos con G recia y Francia,
véase A u fb a u (29 de septiem bre de 1961), N u eva York, p. 25, y 13 de octubre de 1961, p. 19, res
pectivam ente.
>5' El acuerdo se ratificó en 1962. A nuncio de la em bajada austríaca en W ashington, Aufbau,
N ueva York, 23 de noviembre de 1962, p. 29. A lem ania O riental estaba sola. Los supervivientes que
residían allí sólo podían percibir indemnización a los sesenta años en el caso de los hombres y a los
cincuenta y cinco en el de las mujeres. Las pensiones m áxim as eran de 480 m arcos (orientales) al
mes. Bruno Weil, «Verneinung der W iedergutmachung», ibid., 21 de octubre de 1955, p. 11.
1300
descendientes supervivientes. Para un grupo mucho más amplio, el de las víctimas
«pasivas», que a todos los efectos prácticos comprendía a los judíos y a los gitanos, la
legislación fue en principio un programa de asistencia limitado a los perceptores in-
tem os358. En 1956, tras largos debates, se aprobó una ley que reconocía a las víctimas
que ya no residían en Austria. Se concedieron cantidades en un solo pago a las vícti
mas que hubieran tenido nacionalidad austríaca, o que hubieran residido en Austria
durante toda la década de 1928 a 1938. Se dedicaron en total 550 millones de chelines,
21 millones de dólares, a compensar a individuos que hubieran sufrido (a) pérdida de
capacidad de ganar dinero debido al deterioro de la salud ( 10.000 chelines hasta un má
ximo de 30.000, lo que equivalía desde 385 a 1.155 dólares, (b) discapacidad total causa
da por la persecución (30.000 chelines, más 10.000 si la discapacidad era resultado de al
menos seis meses de encarcelamiento brutal), o (c) persecución en general, en la medida
en que lo permitieran los fondos, con prioridad para las víctimas ancianas necesitadas
(hasta 20.000 chelines)359.
En virtud del artículo 26 del Tratado del Estado Austríaco de 1955, el gobierno aus
tríaco estaba obligado a indemnizar a los perseguidos por las pérdidas de bienes sufridas
en Austria. Tras un intercambio de notas con Gran Bretaña y Estados Unidos en 1959,
el parlamento austríaco autorizó que se dedicaran seis millones de dólares a este pro
pósito. La ley, aprobada en marzo de 1961, sólo cubría los depósitos bancarios, billetes,
dinero en metálico, pagos de hipotecas confiscados e impuestos discriminatorios, con
ajustes para las revaluaciones monetarias y disposiciones de cantidades máximas. A l
mismo tiempo, Austria previo una medida separada que establecía compensaciones por
llevar la estrella, por la reducción de la capacidad de ganar dinero, y por la interrupción
de la enseñanza, dependiendo de un acuerdo de financiación con Alemania O cciden
tal360. Con una subvención alemana, en 1962 se pusieron 600 millones de dólares para
acometer este gasto361.
En 1990, Austria dio otro paso, ampliando los pagos periódicos de seguridad social
a los perseguidos residentes fuera de Austria, si se encontraban en el país el 13 de marzo
de 1938, y habían nacido entre el 12 de marzo de 1923 y el 9 de mayo de 1930. Los soli
citantes con derecho tenían que efectuar el pago de una cuota al sistema362.
En 1995, se aprobó una ley para indemnizar a todas las víctimas, incluidos judíos,
homosexuales y «asocíales», si eran ciudadanos y residentes de Austria el 13 de marzo
1301
de 1938, o habían residido sin interrupción o habían nacido en el país en los diez años
anteriores. La financiación comenzó con 600 millones de chelines, y las reclamaciones
se procesaron para dar prioridad a los solicitantes de más edad363. Finalmente, el pago
único se fijó, excepto para casos especiales, en 70.000 chelines (en su momento de valor
más elevado respecto al dólar, unos 5.800 dólares), y el 25 de abril de 1999, habían pa
gado a 25.881 personas364.
Austria estaba cansada de conceder compensación a las víctimas ya en 1949, cuando
intentó poner fin al cumplimiento de sus obligaciones, e incluso después de conseguir
durante décadas, hasta 1995, fondos para pagos, no tenía intención de ponerse a la al
tura de los alemanes.
A l comienzo, y durante muchos años, tampoco las leyes alemanas eran globales.
Incluso aquellos con pleno derecho a presentar una reclamación encontraban limita
ciones sobre limitaciones. N o sólo era limitada la cobertura por las pérdidas y las lesio
nes, sino que se habían puesto condiciones para hacer efectiva la cobertura, y esa efec
tividad estaba a su vez modificada por las restricciones impuestas a los pagos.
Para empezar, la ley no reconocía todo tipo de daños. N o se reconocía el mero tor
mento. Ninguna disposición de la ley autorizaba pagos por el sufrimiento como tal.
Para el puro dolor infligido por el Estado alemán no hubo com pensación de ningún
tipo. El resarcimiento por el dolor sólo se podía obtener de dem andados particulares,
a través de los tribunales ordinarios. De manera similar, la ley no autorizó compensa
ción alguna por el trabajo forzoso, y nadie que en un momento determinado se hubie
ra visto obligado a trabajar para un organismo público encontraba ahora ley alguna
que estipulara una satisfacción. Sin embargo, aquellos que habían sido destinados a
empresas privadas podían demandarlas ante los tribunales ordinarios, amparándose en
el código civil. U n trabajador de I. G. Auschwitz obtuvo así una indemnización de
10.000 DM en un proceso judicial. Los liquidadores de I. G. Farben, temiendo una
cascada de acciones de ese tipo, se movieron entonces rápidamente para alcanzar un
acuerdo con una conferencia de reclamación judía por 27 millones DM ; y otras
empresas, encontrándose en situación similar, se plantearon iniciar negociaciones365.
363 Murray Gordon, entrada correspondiente a «Austria», American Jewish Year Book (1996), p. 303,
ibid., 1998, pp. 335-336, ibid., 1999, p. 362.
364 A ustrian Information (agosto de 1999), p. 3.
365 Acuerdo firmado por el Dr. Fritz Brinkmann y el Dr. Walter Schmidt (liquidadores de la I. G.)
y el Dr. Ernst Katzenstein (en nombre de la Conferencia de Reclamaciones Materiales Judías contra
Alemania, Inc.), 6 de febrero de 1957. Véase también la carta enviada por Brinckmann y Schmidt a
los accionistas en febrero de 1957. Copias fotostáticas por cortesía del señor Frank Petschek. El acuerdo
abarcaba Buna IV, Heydebreck, Fiirstengrube y Janinagrube. Se calculó que el número de demandantes
judíos ascendía a 3.400. Tres millones de marcos adicionales se pusieron a disposición de trabajadores
esclavos no judíos que podían calificarse de «perseguidos».
1302
En la década de los sesenta se habían alcanzado cinco acuerdos, con los siguientes
resultados366:
I. G. 5.855 27.841.500
Krupp 3.090 10.050.900
AEG 2.223 4.312.500
Siemens 2.203 7.184.100
Rheinmetall 1.504 2.546.095
Después de que se aprobara una ley federal que puso límite temporal a las reclamaciones de gue
rra contra empresas privadas alemanas, los ex prisioneros que habían trabajado como esclavos para
AEG, Brabag, Heinkel, Holzmann, Krupp, Molí, Rheinmetall Borsig, Siemens-Schuckert, Telefun-
ken, y otras empresas formaron un comité de ex trabajadores esclavos judíos en Alemania para ace
lerar los trámites. «Ein Komitee früherer jüdischer Zwangsarbeiter», Aufbau (13 de diciembre de 1957).
Nueva York, p. 2. En 1959, la Conferencia de Reclamaciones firmó un acuerdo con Krupp por una
cantidad de 6-10 millones de marcos, suponiendo que habría entre 1.200 y 2.000 reclamantes. «Frie
drich Krupp will Sklavenarbeiter entschádigen», ibid., 1 de enero de 1960, p. 1.
366 Benjamín B. F ere n 'C Z , Less Than Síaves, Cambridge, Massachusetts, 1979, pp. 210-211. Ferencz
describe las negociaciones detalladamente. En 1963, la Conferencia de Reclamaciones se puso en
contacto con Dynamit Nobel A. G. en nombre de unos 1.000 demandantes, para reclamar 5 millo
nes de marcos. La empresa, entonces controlada por Friedrich Flick, denegó finalmente el pago. Ibid.,
pp. 158-170. Después de que la compañía (cuyo nombre cambió a Feldmühle Nobel A. G.) fuera
comprada por el Deutsche Bank, la cantidad se pagó en 1986. James Markham, «Company Linked
to Nazi Slave Labor Pays $2,000,000», The New York Times (6 de enero de 1986), p. A3.
Daimler-Benz se unió a los indemnizadores en 1988, repartiendo 20 millones de marcos (10,5 mi
llones de dólares) equitativamente entre asilos de ancianos judíos e instituciones no judías. Clemens
S t a u d i n g e r , «Rüstung mit dem Stern», Volksstimme, Viena, 15 de julio de 1988, página Wochenen-
de Panorama I.
En 1997, la empresa Karl Diehl de Nuremberg, fabricante de armas y componentes de auto-
moción, estableció un fondo para pagar 10.000-15.000 DM alemanes a 180 judías. Hans-Werner
LO O SE, «Guttachten entlasted Seniorchef des Rüstungskonzerns Dile», Die Welt (17 de agosto de
1999), p . 2.
1303
pecto al lugar de los daños. Las pérdidas de propiedades y de capital, ¿dependiente'
mente del tamaño, no eran indemnizables si se habían producido fuera de las fronteras
de 1937. Múltiples condiciones adicionales fueron intercaladas en el transcurso de la
interpretación, y acabaron por bloquear las indemnizaciones hasta que se podía obte
ner la sentencia definitiva. Ejemplos de tales complicaciones fueron temas del siguien
te orden: ¿se podía considerar gueto un lugar que no estaba rodeado por un muro?56'
¿Se consideraba derechohabiente a un perseguido cuyos captores no fueran alemanes /366
¿Podía concederse una indemnización por daños a la salud cuando la enfermedad pro-
vocada era neurosis ?369
Finalmente, se establecieron marcos temporales para determinar la responsabilidad
alemana por acciones de los Estados satélites. Así, se consideró que Eslovaquia y Croa
cia carecían de poder propio desde el comienzo de su existencia, y todas sus actividades
persecutorias se consideraron alemanas. Se estableció que la Francia de Vichy sólo había
perdido su independencia después del 12 de agosto de 1942; Rumania, Bulgaria e Italia,
en septiembre de 1943; y Hungría, en marzo de 1944- La ley de 1965, sin embargo, espe
cificaba que Alemania debía ser considerada responsable de las medidas tomadas por
Rumania, Bulgaria y Hungría desde el 6 de abril de 1941, si dichas acciones habían pri
vado a las víctimas de toda su libertad. La privación sólo se consideraba total si había
sido causada por medidas relativamente drásticas como la guetización, el encarcela
miento en un campo, o el servicio en una compañía de trabajo húngara. Los decretos de
la estrella no bastaban370.
367 Kurt R. Grossmann, «Sabotage der Wiedergutmachung - Der Fall des “nicht abgeriegelten
Ghettos”» (Przemyslany), A u fb a u (30 de septiembre de 1955), Nueva York, p. 5. Finalmente, los gue
tos del Generalgouvernement se consideraron cerrados después del 15 de octubre de 1941- W. Brunn
y R. Hebenstreit, D E G - B u n desen tsch adigu n gsgesetz , cit., p. 191. La residencia forzosa (como en Fraiv
cía) no se consideró guetización. Ibid., p. 172. El trabajo forzoso no se consideró privación de líber'
tad a no ser que las restricciones al movimiento fueran mayores que las que se habrían impuesto
exclusivamente por la exacción del trabajo. Ibid., p. 172.
368 Las primeras dificultades las encontraron los reclamantes de Rumania. Véase R. M. W. Kempner,
«Entschadigung für Juden aus Rumánien vorláufig gestoppt», A u fb au (19 de julio de 1957), Nueva York,
p. 13. Bukowiner Freunde, «Entschádigungs-Ansprúche der Bukowinaer Juden», ibid., 7 de marzo de
1958, p. 6.
369 Richard Dyck, «Die Neurosen in der Wiedergutmachung», ibid., 7 de marzo de 1958, p. 15;
21 de marzo de 1958, pp. 19-20; 4 de abril de 1958, p. 16; comentarios del Dr. Hans Strauss en el
número de 18 de abril de 1958, p. 18. Las reclamaciones de naturaleza psiquiátrica fueron reconoci
das si el demandante podía probar al menos la «probabilidad» de la existencia de una conexión entre
su enfermedad y la persecución. Este problema es discutido por Samuel Gringauz, «Psychiatrische
und arztliche Aufzeichnungen» en ibid., 19 de enero de 1973, p. 21.
3,0 W. Brunn y R. Hebenstreit, BEG - B u n d esen tsch ad igu n gsgesetz , cit., pp. 166-171. Los presos
del gueto de Shanghai (hasta mayo de 1945) sí tenían derecho a la indemnización. Ibid., p. 171.
1304
Finalmente, había limitaciones a los pagos. Estas limitaciones se manifestaban me'
diante (1) la inserción de cantidades máximas, (2) la conversión arbitraria, (3) el hecho
de que no se compensara el retraso y (4 ) las disposiciones para la contingencia de falle'
cimiento del demandante. En el caso de las reducciones de ingresos, las cantidades
máximas se fijaron por «asimilación» con los funcionarios civiles alemanes^'1; en el caso
de las pérdidas de propiedades, por cifras absolutas372. En muchas reclamaciones se apli-
carón conversiones arbitrarias que se basaban en daños medidos en Reichsmark (recia'
maciones por discapacidad, pérdidas de capital, impuestos discriminatorios, y pérdida
de pensiones). Para los pagos únicos, las cantidades en Reichsmark se convertían en
Deutsche Mark a una proporción de 10 a 2 o menos (es decir, por una pérdida de
100.000 Reichsmark, 20.000 DM ).
Durante mucho tiempo, esta situación se agravó para los demandantes residentes en
Estados Unidos. Por cada 4,2 DM, ellos podían recibir un dólar; pero el dólar en el
extremo receptor no tenía una capacidad de compra equivalente a los 4,2 DM en Ale-
mania. H asta 1960, los tribunales alemanes no adoptaron tipos de cambio realistas para
los reclamantes estadounidenses37*.
Estaba también el problema del retraso. La corrección básica del retraso en el pago
son los intereses, pero la legislación sobre indemnizaciones no establecía pago de inte'
reses aparte de las asignaciones en el caso de artículos confiscados por el Reich. Más
seria aún fue la disposición en caso de fallecimiento del afectado. A mediados de la dé-
cada de los cincuenta, los refugiados y supervivientes más ancianos estaban muriendo
perceptiblemente3'4. Con la muerte de un reclamante, vencían todos los pagos m en
1305
suales. En el caso de que un pago único no se hubiera concedido aún, la reglamenta
ción establecía tres posibilidades375:
1. La ley admitía como reclamantes a todos los herederos de víctimas cuya última
residencia hubiera sido Alemania Occidental o Berlín Occidental y que hubieran muer
to en cualquier momento anterior al 31 de diciembre de 1952.
2. En la medida en que un reclamante con pleno derecho hubiera muerto antes de
la adjudicación, cualquier heredero podía reclamar las indemnizaciones por propieda
des, capital y pérdidas por impuestos; la concesión de cualquier otra indemnización por
otras pérdidas se limitaba a los herederos de la familia directa.
3. En caso de que un reclamante especial de un área de expulsados hubiera falleci
do antes de que se dictara sentencia, las indemnizaciones por impuestos discriminatorios
sólo se concedían a los herederos de la familia directa; y en caso de que un reclamante
especial incluido en la categoría de nacionalidad hubiera fallecido antes de recibir in
demnización, los pagos por fallecimiento quedaban completamente prohibidos.
515 Si no había testamento, los herederos legales no quedaban excluidos, pero en ningún caso se
realizaban pagos en un país extranjero. Se suponía que una víctima que se mantuviera desaparecida
después de la guerra había muerto el 8 de mayo de 1945, a no ser que hubiera pruebas para suponer
que el fallecimiento se había producido en una fecha anterior.
376 Christian Pross, Paying for the Past, Baltimore, 1998, apéndice B, cuadro 8.
’7‘ Estadísticas del Ministerio de Finanzas alemán, en Aufbau, Nueva York, passim.
1306
cluían 17.700 millones de dólares pagados a ciudadanos israelíes, y 13.700 millones paga-
dos a ciudadanos estadounidenses. Ese año 83.843 personas recibían todavía indem
nizaciones3'8. Anteriormente, los residentes alemanes, que constituían el 20 por 100 de
los reclamantes compensados, recibían un tercio del dinero3,9. Finalmente, todos los
beneficiarios eran receptores ancianos de sumas mensuales.
Una parte importante del coste de la rehabilitación recayó sobre la comunidad judía y el
propio superviviente individual. La parte soportada por la comunidad residente en Israel y
en otras partes se convirtió en causa de reclamaciones especiales: las «reparaciones». Los ju
díos tenían que obtener sus reparaciones mediante dos canales separados: ( 1 ) la asignación
de una parte de lo recaudado por los Aliados después de la guerra y (2) negociaciones direc
tas con los propios alemanes occidentales. La primera operación no reportó mucho.
El plan de reparaciones aliado preveía una amplia división entre el Este y el Oeste, y
una nueva subdivisión entre los países occidentales. Rusia debía satisfacer sus propias
demandas y las de Polonia a partir de tres fuentes: las retiradas en su territorio ocupado;
las entregas de las zonas occidentales; y la adquisición de los activos externos alemanes
en los antiguos satélites del Eje: Hungría, Rumania y Bulgaria. Dado que a los soviéticos
les interesaban principalmente los puros beneficios económicos, difícilmente hace falta
añadir que la comunidad judía no recibió nada en el área oriental380.
La política de reparaciones occidental se basaba más en una contención del poten
cial bélico alemán que en la explotación del botín disponible. En consecuencia, las
potencias occidentales centraron su atención en la flota marítima, en la industria pesa
da y en los activos exteriores alemanes en países aliados y neutrales. En la Conferencia
sobre Reparaciones celebrada en París, Estados Unidos propuso que una pequeña parte
de los activos de los enemigos en países neutrales se asignara a desplazados no repa-
friables. La suma acordada fue de 25 millones de dólares. En virtud de un acuerdo pos
1307
terior, los gobiernos aliados debían proporcionar el dinero, dándole prioridad en los
ingresos obtenidos de liquidar las propiedades alemanas en los países neutrales, y el 90
por 100 de los fondos debía dedicarse a la rehabilitación judía381.
La autoridad que debía administrar los 25 millones de dólares sería la Organización
Internacional para los Refugiados (IRO). Cuando la Comisión Preparatoria de la IRO
estudió el uso del dinero, en febrero de 1947, el representante del Reino Unido, sir
George Rendel, cuestionó la asignación del 90 por 100 de lo recaudado a las organiza-
ciones judías. Los judíos, dijo, constituían ahora menos del 10 por 100 de los refugia
dos. Ningún tipo de refugiado, dijo sir George, debería ser excluido de toda la ayuda que
la acción internacional pudiera aportar382.
Mientras tanto, aún no había fondos. El primer pago lo realizó Suecia, no de los acti
vos alemanes, sino de su propia hacienda pública. La cantidad ascendía a 50 millones
de coronas383. Siguió Suiza, con 20 millones de francos suizos. El equivalente en dólares
de estas dos cantidades era de aproximadamente 18,5 millones384. Los restantes pagos
se realizaron más tarde: 3 millones de dólares procedentes de los fondos suizos en 1953,
3,5 millones en fondos suizos en nombre de Portugal en 1955 y en 19 56 385.
Años después, el nuevo Estado de Israel, tambaleante por la afluencia de supervi
vientes, prestó atención al tema de las reparaciones386. El 12 de marzo de 1951, el go
381 Véase E. Ginzberg, «Reparation for non-Repatriables», D epartm ent of State Bulletin, núm. 15, 14
de julio de 1946, pp, 56, 76. El autor, profesor de economía en la Universidad de Columbia, fue repre
sentante estadounidense en la conferencia celebrada por las cinco potencias el 14 de junio de 1946.
38z Archivos resumen (mitneografiados), PREP/SR/6, 15 de febrero de 1947.
383 Acuerdo entre Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Suecia, firmado el 18 de julio de 1946,
en vigor a partir del 28 de marzo de 1947, Ley 6 1, Parte .3, 3191; Treaties an d O th er In ternational Acts
Series, núm. 1657. IRO/'Oficina de Información al Público, M onthly D igest N o . 3, noviembre de 1947,
pp. 26-27- El acuerdo especificaba que los activos alemanes se usaran exclusivamente para satisfacer
las reclamaciones suecas y para la compra de mercancías esenciales para la economía alemana, que se
indemnizara a los propietarios alemanes en moneda alemana, y que se exigiera a Alemania que con
firmara las transferencias.
>S4 IRO/Consejo General, 2.LI sesión, informe del director general, GC/60, 22 de marzo de 1949,
pp. 79-87. Los desembolsos realizados a fecha de 30 de diciembre de 1948 ascendieron a 13.867.359
dólares, de los cuales 4.636.344 dólares fueron entregados al Comité de Distribución Conjunto,
9.019.392 a la Agencia Judía, y 211.623 a organizaciones no judías. Ibid. En Inglaterra, 250.000 libras
(700.000 dólares) de los activos alemanes confiscados fueron asignados a las víctimas de allí a través
de un «Fondo de Socorro a las Víctimas del Nazismo» [Nazi Victims Relief Trustj. «Britischer Hilfs-
fonds tur Naziopfcr», A u fb a u (15 de noviembre de 1957), Nueva York, p. 19.
ifh W. Z. Slany et a l , U. S. a n d A llied E fforts to R ecover a n d Restore G o ld a n d O th er A ssets Stolen
or H idden by G erm a n y d u n n g W orld W ar II, cit., pp. 99-101.
386 En 1950, las inversiones alemanas en Israel fueron confiscadas como garantía de la obtención
de futuras reparaciones. Los activos, que no incluyeron ciertas propiedades de la Iglesia, tenían un
1308
bierno israelí envió notas idénticas a Washington, Londres, París y Moscú para pedir a
las cuatro potencias ocupantes que le ayudaran a obtener de las dos repúblicas alem a
nas reparaciones iguales al coste de absorción y rehabilitación de las 500.000 víctimas
residentes en Israel. Ese coste era de 1.500 millones de dólares38'. Los tres gobiernos
occidentales respondieron que lo establecido en el acuerdo de París sobre reparaciones
les impedía imponer, tanto en su nombre como en el de otros países, nuevas exigencias
de reparaciones a A lem ania388. La Unión Soviética no se molestó en responder.
Ahora se había establecido el escenario para un gesto del gobierno de Bonn. Los ale
manes occidentales ya no podían eludir el problema. Les habían dado libertad de acción;
pero fue precisamente esta libertad la que los animó a actuar. Buena parte de lo que
antes se había mantenido oculto y remoto pasó ahora a primer plano. En este momento,
particularmente, no se podía eliminar la conmoción interna sin un acuerdo externo; y
también en este momento los alemanes estaban muy preocupados por la posible oposición
judía al restablecimiento de Alemania como potencia mundial. También comprendían
que la cifra judía, un tanto reducida en conjunto y enormemente extendida en años, no
constituiría la carga más pesada de Alemania. En consecuencia, el 27 de septiembre de
1951, el canciller Adenauer declaró ante el Parlamento alemán que dados los terribles
crímenes que en otra época se habían cometido en nombre del pueblo alemán, el gobier
no federal estaba dispuesto a negociar con los representantes de la comunidad judía y de
Israel el problema de los desagravios materiales389.
Los representantes judíos aceptaron rápidamente la invitación del canciller. En
octubre de 1951, 20 organizaciones judías crearon la Conferencia de Reclamaciones
Materiales Judías contra Alemania, Inc., con el objetivo de solicitar el pago de 500
millones de dólares para rehabilitar a las víctimas judías fuera de Israel390.
En Israel, la decisión de enviar emisarios del Estado judío a una conferencia con
dirigentes alemanes no era tan fácil de tomar. Después de que Adenauer indicara su
voluntad de aceptar las cifras de Israel como base de discusión, el primer ministro Ben-
valor de 9 millones de dólares. La mayoría de los propietarios habían sido deportados por los británi
cos a Australia durante la guerra. Congress Weekly (30 de enero de 1950), Nueva York, p. 2. Haim
Cohn (fiscal general de Israel), «The New Law in the Country of the Law», United Nations World
(septiembre de 1950), pp. 62-63.
]Sl Nota de Israel a las cuatro potencias ocupantes, 21 de marzo de 1951, Gobierno de Israel/
Ministerio de Asuntos Exteriores, Documents Relating to the Agreernent between the Government of Is
rael and the Government ofthe Federal Republic of Germany, cit., pp. 20-24. La cifra de 500.000 incluía
cifras anteriores a la guerra así como las llegadas previstas.
->88 Notas de Estados Unidos, Reino Unido y Francia a Israel, 5 de julio de 1951, ibid., pp. 34-41.
589 Declaración de Adenauer ante el Parlamento, 27 de septiembre de 1951, ibid., pp. 42-43.
Resolución de la Conferencia de Reclamaciones Materiales Judías, 26 de octubre de 1951,
ibid., pp. 46-47.
1309
Gurion remitió la cuestión al Parlamento591, y el legislativo aceptó por un estrecho
margen392. La cifra reclamada por Israel a Alem ania Occidental fue de 1.000 millones
de dólares.
Las negociaciones comenzaron en La Haya, Países Bajos, el 21 de marzo de 1952.
Las delegaciones estaban dirigidas por los siguientes hombres especialmente escogidos:
1310
Cuando los israelíes presentaron su total de 1.000 millones de dólares (que repre-
sentaba la contribución esperada de Alemania Occidental al coste de absorción de
1.500 millones de dólares soportado por Israel), los delegados alemanes hicieron unas
25 preguntas sobre los fundamentos de la reclamación. Querían saber si la emigración
de fugitivos de la Europa Oriental no era resultado de las medidas comunistas más que de
las nazis. Cuestionaron el cálculo de 3.000 dólares de coste de reasentamiento por per-
sona39;\ Tras el interrogatorio, presentaron una cifra redonda propia. Los 1.000 millo
nes de dólares, o 4.300 millones DM, fueron reducidos a 3.000 millones DM, 715 mi
llones de dólares. A continuación, los alemanes declararon que debido a la situación
económica y a la posición financiera que en ese momento atravesaba su país, ni siquie
ra podían garantizar el pago de esa cifra396.
El factor que complicaba la situación era una conferencia concurrente celebrada en
Londres entre 30 países (que representaban a accionistas privados de bonos públicos
alemanes anteriores a la guerra) y el gobierno germano occidental sobre la liquidación
de las deudas externas de Alemania. El líder de la delegación alemana en Londres, H er
mann J. Abs (Deutsche Bank), había acordado con el profesor Bóhm, de la delegación
de La Haya, que no se establecerían compromisos mientras no fuera posible evaluar la
obligación total de Bonn39''. Cuando los israelíes se enfrentaron a este punto muerto, el
Parlamento de Israel votó a favor de romper las negociaciones398.
Tras la acción de los israelíes, Bohm reformuló el acuerdo establecido con Abs para
poder reanudar las conversaciones, pero encontró un implacable opositor en el minis
tro de Finanzas Scháffer. La teoría de que sólo había un fondo del cual pagar se había
convertido en precondición básica en Bonn, y en ese momento el crédito exterior de
Alemania se consideraba más importante que la deuda moral del país. En una reunión
509 «Top Germans Quit in Israel Fund Lag», T h e N ew York Tim es (20 de mayo de 1952), pp. 1 y 11.
400 «New Bonn Feeler to Israel Spurned», ibid., 1 de junio de 1952, p. 9.
401 «Bonn, Jews Reach New Parley Basis», ibid., 11 de junio de 1952, p. 7.
402 Texto del acuerdo (con intercambio de cartas) firmado en Luxemburgo el 10 de septiembre
de 1952, por Sharett (Shertok) y Adenauer, en Gobierno de Israel/Ministerio de Asuntos Exteriores,
D oeum ents K elad n g to the A greem en t betw een the G overn m en t oj Israel an d the G overn m en t o f the Fede
cit., pp. 125-151. Ciertos productos (como el petróleo) se podían comprar
ral Republic o f G erm a n y ,
con saldos de los alemanes en los mercados exteriores, e Israel debía dar especial consideración a las
industrias de Berlín Occidental. El gobierno federal no debía ejercer discriminación contra Israel en
caso de imponer restricciones a las exportaciones, e Israel no debía reexportar a ningún otro país las
mercancías obtenidas. Se incluyeron cláusulas de renegociación para tener en cuenta la posibilidad
de que se produjera una incapacidad económica de pago, o la de inflación. Israel aceptó no presen
tar más reclamaciones contra Alemania Occidental, y, tras la entrada en vigor del tratado, se inicia
ron en Roma negociaciones entre Israel, Alemania Occidental y Australia para la devolución a los
alemanes residentes en Palestina del dinero que Israel había obtenido de la venta de sus bienes. «Tem-
pler fordern Wiedergutmachung von Israel», A u fb a u (22 de enero de 1954), Nueva York, p. 17. Es
interesante, también, la oferta que Israel hizo inmediatamente de liberar unos 15 millones de dólares
en depósitos bancarios pertenecientes a refugiados árabes. «Israel Will Free A rab s’ Bank Funds», The
N e w York Tim es (10 de octubre de 1952), pp. 1, 3.
40’ El gobierno de Bonn ofreció a los árabes créditos por valor de 95 millones de dólares, pero El
Cairo quería diez veces más. M. S. HANDLER, «Bundesrat in Bonn Gets Israeli Pact», T h e N ew York
Tim es (14 de febrero de 1953), p. 3. Los liberaldemócratas sugirieron que Naciones Unidas adminis-
1312
transporte alemanas protestaban por el hecho de que no hubiesen establecido una esti-
pulación que ampliara parte del negocio a su bandera404. Al fin se aprobó el acuerdo,
con la oposición de una coalición de elementos de extrema izquierda y de extrema dere
cha405. El gobierno israelí ratificó entonces el documento sin someterlo a una nueva
votación del poder legislativo406.
El acuerdo se cumplió en su totalidad entre 1953 y 1966. Las principales categorías
de los suministros, expresadas en porcentajes del valor total de las reparaciones, fueron
las siguientes407:
Para la economía de Alem ania Occidental, cuya producción crecía constantem en
te, la carga de los pagos disminuyó de manera acorde. Equivalían al 0,22 por 100 del
trase las reparaciones y que parte de los fondos se destinara a los refugiados árabes. «German-Arab
Plan Drawn», ibid., 14 de noviembre de 1952, p. 8. Durante un tiempo, algunos industriales habla
ban también de una «huelga de vendedores», es decir, la negativa a realizar entregas a Israel. «Israel
Will Press Bonn on Payments», ibid., 6 de enero de 1953, p. 12.
m «Vertrag Bonn-Tel Aviv vor dem deutschen Parlament», Aufbau (27 de febrero de 1953), Nueva
York, p. 1. Enseguida, Israel levantó la prohibición a las empresas de transporte alemanas en sus puertos.
«Die Israel-Regierung hebt den Boicot der deutschen Flagge auf», ibid., 6 de marzo de 1953, p. 1.
4Ú'> Se puede encontrar un análisis del voto en el Bundestag (cámara baja) en Kurt R. Grossmann,
«Ratifiziert!», ibid., 27 de marzo de 1953, pp. 1-2.
400 Dana Adams S c h m id t , «Tel Aviv Ratifies Raparations Pact», The Neiv York Times (23 de marzo
de 1953), p. 12. Las ratificaciones se intercambiaron el 27 de marzo de 1953, en Nueva York.
40‘ R e s p e c t o a la h i s t o r ia y a la a p l i c a c i ó n d e l a c u e r d o , v é a s e N i c h o l a s BA LA BK IN S, VíZest Germán
Reparations to Israel, N e w B r u n s w ic k , N u e v a J e r s e y , 1971. V é a s e e l a n á l i s i s d e t a l l a d o d e la s e n t r e g a s ,
ibid., pp. 155-188.
1313
PIB de Alemania Occidental en 1954, y al 0,06 por 100 en 1963. El programa de com
pensación en su conjunto -reparaciones, indemnizaciones y restitución oficial- repre
sentaba una parte decreciente de la producción nacional. El total combinado de pagos
externos bajo las tres rúbricas era del 0,84 por 100 del PIB en 1961, y del 0,30 por 100
en 196640b. Por este precio, Alemania alcanzó la paz consigo misma.
Este aspecto del acuerdo tendría repercusiones psicológicas inesperadas. Transcurrido
un tiempo, quedó claro que los alemanes estaban incurriendo en un comportamiento
extraño: elogiaban a los judíos. En incontables artículos y editoriales, en manifestaciones
masivas en Bergen-Belsen, en la enorme y silenciosa asistencia a la representación de una
obra teatral cuyas líneas sencillas fueron tomadas del diario de una muchacha judía muer
ta, los alemanes estaban rindiendo homenaje a los judíos masacrados y a los judíos vivos
de todo el mundo. El contraste entre este espectáculo y todo lo que lo había precedido
era tan radical, que los observadores encontraron algo extraño en la demostración409.
Parecía casi como si los alemanes estuvieran deificando a los asesinados.
La decisión tomada por Alem ania O ccidental de firmar la paz con Israel situó a
los alemanes orientales en una posición embarazosa. De hecho, en algún momento,
un portavoz de Alem ania Oriental, capturado en una conferencia de prensa en Ale
m ania O ccidental, se vio hablando de la posibilidad de entablar negociaciones con
Israel410. Desde luego, esta voluntad pronto se retiró. A finales de 1953, Albert Ñor-
den, del gobierno de Alem ania O riental, declaró en una conferencia de prensa ofre
cida en territorio controlado por los soviéticos que Israel no tenía derecho a repara
ciones, porque era una base militar de Estados Unidos, y no el sucesor legal de los
millones de judíos víctimas de la tiranía nazi. En caso de que se celebrara una confe
rencia de paz, A lem ania O riental no reconocería el compromiso que adoptase Ale
mania O ccidental411.
Para la comunidad judía, la satisfacción de sus reivindicaciones significaba el aban
dono de las reservas que hasta ese momento mantenía en sus acuerdos con Alemania.
Fuera de Israel, los canales de comercio se abrieron casi inmediatamente412; en Israel
1314
propiamente dicho, las restricciones se fueron retirando una a una. Mientras las nego
ciaciones estaban aún en progreso, la Cám ara de Comercio de Tel Aviv-Jafta se enfren-
tó a la cuestión de qué hacer con las empresas socias que estaban asumiendo la repre-
sentación de empresas alemanas y transgrediendo con ello el boicot415. En 1953, el
gobierno israelí levantó la prohibición de registro de patentes y marcas alemanas414.
Unos años después, las agencias de viaje alemanas reservaban viajes turísticos a Israel,
y una delegación compuesta por cinco industriales alemanes viajó a este país para exa-
minar las oportunidades de inversión415. En 1957, el ministro de Asuntos Exteriores
alemán, Heinrich von Brentano, en respuesta a la pregunta de si se había acudido a
alguna potencia para promover el establecimiento de relaciones diplomáticas germano-
israelíes, declaró:
N o se han dado pasos para establecer relaciones diplomáticas con Israel en un futu
ro próximo. Cuando tomemos tal decisión, no habrá necesidad de acudir a otra potencia
que actúe de intermediaria. Nuestras relaciones con Israel son tan inequívocas y tan bue
nas que, en mi opinión, sólo harán falta conversaciones directas entre Israel y la Repú
blica Federal para darles carácter formal tan pronto com o consideremos que ha llegado
el momento oportuno416.
Tras muchos años de normalización, Alem ania realizó pagos adicionales para llenar
varios vacíos en las disposiciones de restitución, indemnización y reparaciones. La dis
tribuidora de estas contribuciones complementarias fue la Conferencia de Reclam acio
nes. El primero de estos nuevos acuerdos entre Alem ania y la Conferencia, alcanzado
en 1980, dio lugar al establecimiento de un fondo de dificultades para emigrantes de los
países del bloque soviético que habían superado el límite temporal de 1965 establecido
por la Ley de Indemnizaciones. El gobierno alemán aumentó periódicamente el fondo, y
la Conferencia de Reclamaciones repartió un total de 1.001 millones DM hasta 1999.
Las indemnizaciones eran pagos únicos de 5.000 DM cada uno. Los solicitantes apro
bados ascendieron a 202.271.
La Conferencia de Reclamaciones estableció otro segundo fondo financiado por el
gobierno alemán en virtud del artículo 2 del Acuerdo de Aplicación del Tratado de
los activos alemanes en Estados Unidos, véase William Harían Hale y Charles Clift, «Enemy Assets
-T h e $500.000.000 Question», Repórter (14 de junio de 1956), pp. 8-15.
415 «Um die Vertretung deutscher Firmen in Israel», A u fb au (25 de abril de 1952), Nueva York, p. 8.
414 «Wieder deutsche Patente in Israel», ibid., 26 de junio de 1953, p. 31.
413 Kurt R. Grossmann, «Deutsch-israelische Annáherung wachst», ibid., 21 de junio de 1957, p. 1.
416 N e w sfr o m the G e rm á n E m b assy , Washington, D. C., 24 de junio de 1957, p. 3. En 1965 se pro
cedió al intercambio de embajadores. R. Vogel, D eu tsch lan d s W eg n ac h Israel, cit., pp. 175-194.
1315
Unificación Alem ana firmado el 3 de octubre de 1990. Los solicitantes podían aspirar
a recibir las indemnizaciones si cumplían una de las siguientes condiciones:
Para los años comprendidos entre 1993 y 1999, el gobierno alemán asignó 1.167 mi
llones DM al Fondo del Artículo 2, como se denominó, y para los años 2000 a 2003
añadió otros 1.360 millones DM. Los pagos a los beneficiarios se fijaron en 500 DM
mensuales. El 31 de diciembre de 1999, la Conferencia de Reclamaciones había apro
bado 48.948 solicitudes.
En enero de 1998, la Conferencia de Reclamaciones llegó a un acuerdo con el go
bierno alemán para establecer un tercer fondo, que permitía a las víctimas residentes en
los territorios de los países del anterior Bloque Comunista de Europa Central y Oriental,
incluidas las áreas de la ex Unión Soviética, obtener compensaciones por primera vez.
El compromiso del gobierno alemán para un periodo de cuatro años a partir del 1 de ene
ro de 1999 ascendía a 200 millones DM. En relación con las experiencias vividas duran
te la guerra, los requisitos para tener derecho a las indemnizaciones eran los mismos que
los establecidos para el Fondo del Artículo 2. Considerando que la población judía de
1316
Hungría era aún de unas 52.000 personas, y que varios miles de judíos vivían en zonas
adyacentes que durante la guerra habían pertenecido a la Gran Hungría, los requisitos
para ser beneficiarios en Hungría tenían gran importancia. Los pagos a los beneficiarios
serían de 250 DM mensuales. A 31 de marzo de 2000, la Conferencia de Reclamaciones
había aprobado 13.479 solicitudes.
La Conferencia de Reclamaciones también se hizo cargo de las propiedades judías
que habían sido vendidas bajo coacción o confiscadas en Alemania Oriental durante el
régimen nazi, y que a 31 de diciembre de 1992 no habían sido reclamadas por sus anti
guos propietarios. La Organización de Restitución Sucesora de la Conferencia de R e
clamaciones [Claims Confcrcncc Restitution Successor Organization] vendió estos bie
nes, y reunió una compensación para las propiedades que no podían restituirse. En
1999, los ingresos obtenidos de estas operaciones superaban los 1.000 millones DM.
Este dinero se dedicó principalmente a programas sociales y a otros proyectos en trein
ta países417.
C on todo, estas mejoras, problem áticas como fueron, supusieron cierto alivio,
especialmente para los pobres y para quienes habían recibido muy poco o nada en
absoluto. Pero aún no se había alcanzado el cierre. La pérdida no se había «com pen
sado nuevam ente». La com unidad judía m antuvo oculta buena parte de su desilusión
mientras Israel estaba aún en peligro y mientras no terminó la Guerra Fría. Sólo cuan
do cayó la Unión Soviética pudieron abandonarse todas las circunspecciones. C on el
poder económ ico y político recientemente adquirido, los judíos encontraron las pala
bras que nunca antes habían m anifestado, y revelaron su ira en declaraciones vehe
mentes. Toda una masa de reclam aciones cayó sobre las empresas y los gobiernos de
varios países, por haberse enriquecido con los bienes judíos y con el valor de la mano
de obra forzosa judía. Había llegado el m omento de recoger con intereses todo lo que
les debían.
En 1992, varias organizaciones judías crearon una Organización Mundial de Restitu
ción a los Judíos (World Jewish Restitution Organization - W JR O -): Organización M un
dial Agudath de Israel (judíos ortodoxos), la Unión/Federación Estadounidense de S u
pervivientes del Holocausto Judío (American Gathcring/Federation of Jewish Holocaust
Survivors), el Centro de Organizaciones de Supervivientes del Holocausto Residentes
en Israel (Center of Organizations o f H olocaust Survivors in Israel), la Conferencia de
Reclamaciones Materiales Judías Contra Alem ania (Conference of Jewish Material
Claims Against Germany), la Agencia Judía para Israel (Jewish Agency for Israel), el
417 Conferencia de Reclamaciones, Annual Report 1999 ivith 2000 Highlights, pp. 17-22 y 27. La
cifra de 1.167 millones de DM para la inyección inicial en el Fondo del Artículo 2 se computa a par
tir de otros datos incluidos en el informe.
1317
Congreso Judío Mundial y la Organización Sionista Mundial (World Zionist Organiza-
tion)418. Los primeros grandes objetivos de esta coalición fueron los bancos suizos que
guardaban cuentas de judíos desde la Segunda Guerra Mundial o antes. De acuerdo con
la ley suiza, estas cuentas no habían revertido al Estado de ese país, y se sabía de casos
de herederos que no tenían información suficientemente precisa para reclamar el dinero.
El principal portavoz de este grupo fue Edgar M. Bronfman, presidente del Congreso
Judío Mundial y de la W JRO. Bronfman, miembro de la familia que creó Seagram Ltd.,
una empresa de fabricación de whisky, se había acostumbrado a ser portavoz de los inte-
reses judíos durante la década de 1980. Cuando llegó a Suiza, el 12 de septiembre de 1995,
para reunirse con la A sociación de Banqueros Suizos, lo hicieron esperar de pie con su
delegación en una sala vacía hasta que Georg Krayer, presidente de la asociación, entró
para comunicarle que las investigaciones habían descubierto cuentas que ascendían a
32 millones de francos suizos. A Bronfman esto le pareció «un soborno», y exigió que
se estableciera un procedimiento para descubrir todas las cuentas419.
El Com ité Bancario del Senado estadounidense celebró vistas sobre los bancos sui
zos el 23 de abril de 1996. En esa ocasión, Bronfman se presentó con las siguientes
palabras:
Espero no parecer presuntuoso, señor presidente, pero me dirijo hoy a usted en nom
bre del pueblo judío. C on reverencia, hablo también en nombre de los seis millones de
personas que no pueden hablar por sí mismas.
418 La lista se incluye como apéndice en una declaración de Edgar M. Bronfman en la sesión ante
el Comité Bancario del Senado estadounidense, «Swiss Banks and the Statas of Assets of Holocaust
Survivors or Heirs», 104 Congreso, 2.a sesión, 23 de abril de 1996, p. 42.
419 Edgar M. Bronfman, Good Spirits, Nueva York, 1998, pp. 241-242.
420 Declaración de Bronfman en la sesión ante el Comité Bancario del Senado, «Swiss Banks and
the Status of Assets of Holocaust Survivors or Heirs», 104.° Cong., 2.a sesión, 23 de abril de 1996,
pp. 40-42.
1318
ker, que estaba cualificado por su experiencia y que no era suizo ni judío. El presupues
to del comité fue aportado por la Asociación de Banqueros Suizos421. En noviembre de
1996, el comité había contratado seis importantes empresas contables422, que emplea
ban a 650 auditores. Fue una labor de años, que costó a los bancos 310 millones de fran
cos suizos, aproximadamente 200 millones de dólares423.
La presión sobre los suizos no cejó. Se publicaron declaraciones, se celebraron vis
tas ante el Congreso estadounidense, y se enviaron ingentes cantidades de cartas. En
la rama ejecutiva de la Administración estadounidense, Stuart Eizenstat, enviado del
Departam ento de Estado para Reclamaciones de Propiedades en Europa Central y
Oriental en 1995, continuó su actividad durante los siguientes cinco años mientras
ocupaba los cargos de subsecretario de Comercio Internacional, subsecretario de E sta
do para A suntos Económicos y secretario adjunto del Tesoro424. Reaccionando en
octubre de 1996, el gobierno suizo nombró a Thom as Borer, secretario general adjun
to del Ministerio de A suntos Exteriores suizo, presidente de un grupo de trabajo encar
gado de solucionar la crisis que estaba surgiendo. En febrero de 1997, los bancos sui
zos establecieron un fondo humanitario para ayudar a las víctimas necesitadas. Los
tres bancos principales, Credit Suisse, la Corporación Bancaria Suiza, y la Unión Ban-
caria de Suiza (U SB) ingresaron en el fondo 100 millones de francos suizos, otras ins
tituciones menores ingresaron 80 millones de francos suizos, y el Banco N acional de
Suiza otros 100 millones425.
421 Protocolo de Intenciones entre la Organización Mundial de Restitución a los Judíos y el Congreso
Judío Mundial (representando también a la Agencia Judía y a otras organizaciones aliadas) por el lado Judío,
y la Asociación de Banqueros Suizos, 2 de mayo de 1996. El protocolo fue firmado por Bronfman, Avraham
Burg (Estado de Israel), Zui Barak (también de Israel), Israel Singer (secretario general del Congreso Judío
Mundial), y los negociadores suizos Georg Krayer, Joseph Ackermann y Hans J. Baer ([Bar], presidente del
Bank Julius Baer [Bar], un importante banco privado en manos judías). Bronfman y Krayer no se unieron
al comité. Singer y Baer se convirtieron en miembros altemos. Texto en Comité Bancario de la Cámara
de Representantes, «The Disposition of Assets Deposited in Swiss Banks by Missing Nazi Victims», 104-ü
Cong., 2.a sesión, 11 de diciembre de 1996, pp. 190-193. Testimonio de Volcker en ibid., pp. 40, 42.
422 Memorando publicado por el Comité Independiente de Personas Eminentes (comité Volcker)
el 19 de noviembre de 1996, en ibid., p. 195.
423 Comité Independiente de personas Eminentes, Report on DormanC Accounts of Victims o f Nazi
Persecution in Swiss Banks, Berna, 1999, pp. 4, 5, 53-54. La Asociación de Banqueros Suizos aportó
una pequeña parte de este total. La mayor parte la pagó cada banco por separado. Los gastos indi
rectos en los que incurrieron (ayuda administrativa en las búsquedas) no están incluidos.
424 Véase su testimonio ante el Comité Bancario del Senado, 23 de abril de 1996, y ante varios
comités a lo largo de 2000. Durante el gobierno de Cárter, Eizenstat ocupó en la Casa Blanca un
cargo dedicado a asuntos judíos.
425 Véase el anuncio publicado por la Asociación de Banqueros Suizos en The New York Times el
14 de octubre de 1997, p. A15. El fondo se puso bajo la dirección de una comisión presidida por Rolt
1319
Y mientras intentaban calmar la situación, los suizos se enfrentaron a una nueva
dificultad cuando un abogado particular, Edward D. Fagan, seguido por otros aboga
dos, inició demandas en grupo contra bancos suizos en tribunales estadounidenses.
Estos abogados exigían unas cantidades mucho más altas que las depositadas en el
fondo humanitario, y podían presentar sus demandas ante los tribunales locales, por
que los bancos realizaban importantes actividades empresariales en Estados Unidos.
Los abogados tenían que enfrentarse, sin embargo, a la posibilidad de que en las cuen
tas no se encontrara dinero suficiente como para justificar dem andas de miles de
millones de dólares. Para esta contingencia incluyeron en sus reclamaciones la recu
peración de los beneficios que los bancos habían obtenido de los depósitos hechos por
los alemanes con los bienes robados a los judíos, así como la recuperación de los bene
ficios que los bancos habían obtenido de los depósitos alemanes atribuibles al uso de
trabajadores judíos esclavos426.
La aparición de los abogados suscitó dudas en el Congreso Judío Mundial y en la
Organización Mundial de Restitución a los Judíos. ¿Se habían hecho estos abogados
con la iniciativa? ¿Perderían las organizaciones el control? ¿Quién hablaría ahora en
nombre de los judíos? Sólo había una solución al problema. Com o explicó Israel Singer,
del Congreso Judío Mundial, en un testimonio ofrecido ante el Comité Bancario del
Senado: «Todos acordamos actuar en alianza con los abogados que presentaban las de
mandas de grupo, porque la mayoría de estas personas con las que estamos asociados
trabajan pro bono en este litigio»427. Establecida esta solución, los demandantes podían
Bloch, empresario chocolatero que dirigía la Comunidad Judía Suiza. Declaración ofrecida por Bloch
en la sesión celebrada por el Comité Bancario de la Cámara de Representantes, «The Eizenstat
Report and Related Issues», 105.° Cong., 2.a sesión, 25 de junio de 1997, pp. 262-265. Se puede
encontrar una cronología extensa hasta comienzos de 1999 en Luzi Stamm, Der Kniefall der Schweiz,
Zofingcn, Suiza, 1999, pp. 235-252.
426 Richard CAPONE y Robert O ’Brif.N (ambos directivos estadounidenses de bancos suizos),
«What’s Right vvith the Swiss Banks’ Offer», The New1York Times (30 de junio de 1990), página de
opinión.
427 Testimonio de Israel Singer en la sesión ante el Comité Bancario del Senado, «Current Deve-
lopments in Holocaust Assets Restitution», 105.° Cong., 2.d sesión, 22 de julio de 1998, p. 17. Cuan
do las causas se consolidaron en un tribunal federal de distrito de Nueva York, dos de los principales
abogados representantes de los demandantes eran Burt Neuborne y Michael Hausfeld. Respecto a
Neuborne, profesor de la University Lavv School de Nueva York, véase Andy Nfavman, «Lawyer Has
Voice in Many Rights Cases», The New York Times (10 de febrero de 2000), p. A28. Sobre Hausfeld,
socio de un bufete de abogados, véase Paul M. B a rrh tt, «Why Americans Look to the Courts to Cure
the N ations Social Ills», The Wall Street Journal (4 de enero de 2000), pp. A l, A10. Sobre Edward
Fagan, que creó su pequeño propio bufete en 1994, véase Barry Mf.IER, «Law'yer in Holocaust Case
Faces Litany of Complaints», The New York Times (8 de septiembre de 2000), pp. A l, A24. Fagan
deseaba que le pagaran por sus servicios. Bronfman, que en un principio se negó a discutir sobre
1320
contar con el respaldo no sólo de los representantes de las organizaciones judías, sino
también de aquellos funcionarios públicos que ocupaban cargos estatales y federales
que podían fácilmente movilizarse a favor de la causa.
Las dificultades a las que se enfrentaban los bancos se pusieron de manifiesto cuan
do Credit Suisse y UBS, los dos mayores, se prepararon para la fusión. Ambas institu
ciones tenían sucursales y filiales en el estado de N ueva York, y la superintendente en
funciones de los bancos del Estado de Nueva York, Elizabeth M cCall, estaba en posi
ción de frustrar sus planes. A la vista de este obstáculo, los bancos indicaron que reali
zarían una oferta sustancial, y con la fuerza de este «drástico cambio de postura» reci
bieron la aprobación428. La oferta fue de 600 millones de dólares, incluidos los 70
millones que los tres bancos principales ya habían aportado al fondo humanitario. La
cantidad fue tachada inmediatamente de «humillante» por Avraham Burg, un miem
bro israelí del Comité Independiente de Personas Eminentes429, y de «insultante» por
Burt Neuborne, uno de los principales abogados de los demandantes. Neuborne expli
có que el 90 por 100 de la cantidad correspondía a los intereses, reduciéndola a 60
millones en dólares de 1945430. Para Roger Witten, abogado de los bancos suizos, la
cuestión era diferente. «Creemos que no hay objeción reguladora legítima a la fusión
-d ijo - y queríamos asegurarnos de que podíamos libramos de los intentos de usar ese
proceso para extraer resultados en otro frente .»431
El 22 de julio de 1998, Eizenstat, que había intentado actuar como «m ediador» en
las negociaciones, testificó ante el Com ité Bancario del Senado que «entre muchos
suizos existe una percepción, a punto de convertirse en una convicción irreversible,
de que no importa cuánto hagan o cómo lo hagan, nunca bastará para satisfacer a sus
críticos». En el mismo testimonio, Eizenstat se opuso a las sanciones efectuadas por
funcionarios estatales y locales. Reforzarían la inflexibilidad suiza, dijo, y se oponen
al interés estadounidense por un m ercado financiero abierto432. U n abogado de los
dem andantes m anifestó su desacuerdo. Los bancos suizos, testificó, necesitaban un
«em pujón»43j.
cifras, sugirió a un banquero de la U BS el 1 de diciembre de 1997 que las demandas fueran solven
tadas a cambio de una suma de 3.000 millones de dólares, que se abonaría mediante plazos durante
un periodo de diez años. Stuart E. E iz e n s t a t , Imperfect Justice, Nueva York, 2003, p. 131.
428 David S. S a .\GER, «Swiss Banks Said to Offer Holocaust Payment», The New York Times (5 de
junio de 1998), p. A9.
429 David S. Sanger, «Swiss Banks Make Offer on Nazi Loot», ibid., 20 de junio de 1998, p. A4-
4j0 Burt Neuborne, «Totaling the Sum of Swiss üuilt», ibid., 24 de junio de 1997, página de opinión.
431 David S. Sanger, «How Gold Deal Eluded Mediator», ibid., 12 de julio de 1998, p. 6.
452 Testimonio de Eizenstat en la sesión ante el Comité Bancario del Senado, «Current Develop-
ments in Holocaust Assets Restitution», 105.° Cong., 2.a sesión, 22 de julio de 1998, pp. 10, 12.
433 Testimonio de Hausfeld, ibid., p. 54.
1321
El mismo día, el interventor del Estado de Nueva York, H. Cari M cCall, prestó su
propia declaración ante el comité. Agradeciendo a Edgar Bronfman y al Congreso Judío
Mundial «que hubieran llamado mi atención sobre este tema», señaló que llevaba dos
años trabajando en el asunto. En diciembre de 1997 se había unido al interventor de la
ciudad de Nueva York, A lan Hevesi, en una moratoria contra las sanciones, pero a
comienzos de julio de 1998, le quedó claro que no se había hecho ningún progreso. Él
y Hevesi habían anunciado, por lo tanto, una serie de cuatro sanciones graduales, que
comenzarían el 1 de septiembre de 1998. El último paso, el 1 de julio de 1999, sería con
siderar una desinversión por parte del fondo de pensiones del Estado, con un valor de
107.000 millones de dólares, de sus actividades económicas en todas las empresas sui-
zas. Su declaración fue seguida por la de Steven Newman, primer interventor adjunto
del ayuntamiento de Nueva York, anunciando el mismo calendario de sanciones loca
les. Newman señaló que el fondo de pensiones del ayuntamiento, con un valor de
84-000 millones de dólares, incluía la propiedad de 735 millones de dólares en acciones
de empresas suizas, de los que 137,6 millones de dólares correspondían a acciones de
bancos suizos434.
La amenaza de vender todas las acciones suizas suponía ampliar la presión, abar
cando también a las principales empresas farmacéuticas suizas, y cinco días después de
la sesión del Congreso, celebrada el 27 de julio de 1998, los abogados judíos, cuyas de
mandas habían sido consolidadas en un único proceso ante el tribunal federal del dis
trito de Brooklyn, exigieron 1.500 millones de dólares. Los bancos rechazaron esta can
tidad, calificándola de fantasiosa. Ante eso, el juez federal, Edward R. Korman, invitó
a las partes, inmersas en un punto muerto, a negociar en una marisquería de Brooklyn
el 10 de agosto. Esa misma noche, después de la cena, Korman propuso que las partes
aceptaran una de dos opciones:
1.050 millones de dólares, más una suma por encima de esta cantidad - s i estuviera
justificado por los hallazgos de la comité Volcker- hasta 450 millones de dólares,
o
una cantidad total de 1.250 millones de dólares.
454 Declaraciones de McCall y Newman, ibid., pp. 70-75. McCall, cargo electo afroamericano, se
convirtió en candidato demócrata a gobernador de Nueva York en 2001. Richard PÉREZ P e ñ a , «A Pair
of Contrasting Rivals Start Bids for Governor Early», The New York Times (1 de febrero de 2001),
pp. B1 y B2. Hevesi se convirtió en candidato demócrata a alcalde de la ciudad de Nueva York en 2001.
Adam Nagourney, «Hevesi Counters Quiet Image», ibid, 23 de abril de 2001, pp. B l, B3.
1322
til y los boicots. A su vez, los demandantes tuvieron que considerar que era improbable
obtener una indemnización mucho más elevada. A l final, ambas partes aceptaron la
cantidad de 1.250 millones de dólares435.
Transcurrieron más de seis meses antes de que las partes en litigio firmaran el acuer
do de liquidación, el 26 de enero de 1999. Se establecieron las siguientes clases de dere-
chohabientes:
Entonces, el juez Korman nombró a un experto abogado, Judah Gribeth, asesor del
tribunal en el establecimiento de un plan para distribuir el dinero entre las diferentes
clases. A estos efectos, Gribetz esperó los resultados del comité Volcker, que se publica
ron en diciembre de 1999, pero sin una cifra específica.
En un proceso de eliminación, los analistas se habían concentrado en cuatro cate
gorías de cuentas, como se muestra en el cuadro 11.9. Los valores contables estimados
se convirtieron en valores actualizados añadiendo las comisiones de reembolso que
435 Diel Ammann y Eric Nolmans, «Showdovvn im Fischrestaurant», Facts, Zúrich, 20 de agosto
de 1998, pp. 22-24- La noticia se basa principalmente en la entrevista con un abogado de los bancos,
Peter Widmer. La reunión duró más de seis horas.
436 Texto del acuerdo extrajudicial, firmado por Joseph T. McLaughlin en nombre de Credit Suis-
se, Robert C. Dinerstein en nombre de UBS A. G., Michael Hausfeld, Robert Swift y Melvin I. Weiss
en nombre de los demandantes, e Israel Singer y Avraham Burg en nombre de la Organización Mun
dial para la Restitución a los Judíos, 26 de enero de 1999. En Re Holocaust Victims Assets Litigation,
United States District Court, Eastern District of New York, CV-96-4849. El acuerdo abarcaba otros
bancos suizos enumerados.
1323
EN FRANCOS SUIZOS
TODA LA CATEGORÍA
VALOR CONTABLE
ESTIMADO DE
O
FRANCOS SUIZOS
VALOR CONTABLE
MEDIO EN
O O
O
VALOR CONTABLE
PORCENTAJE DE
CUENTAS CON
INDICADO
NUMERO TOTAL
DE CUENTAS
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1324
habían sido deducidas, sustrayendo los intereses pagados, y multiplicando los nuevos
números por diez para incluir un interés acumulativo igual al de los bonos suizos a largo
plazo. En este cálculo, se creía que el total para las categorías I y II era de un máximo
de 4 11 millones de francos suizos, cerca de 260 millones de dólares al tipo de cambio
de 1999. La categoría III no se computó, porque la muestra del 11 por 100 contenía
títulos bursátiles depositados con un valor medio muy superior al de las cuentas más
representativas de I y II. En la categoría IV se creía que relativamente pocas cuentas
habían pertenecido a víctimas437. Cuando Volcker testificó ante el Comité Bancario de
la Cám ara de Representantes, en febrero de 2000, mencionó que un total de 250.000
cuentas tenían la mayor probabilidad de pertinencia. Cuando el presidente del comité,
James Leach, preguntó cómo funcionarían «las m atemáticas» para estas 25.000 cuen-
tas, Volcker declinó realizar un cálculo de su valor total y se contentó con la conclu-
sión de que los 1.250 millones de dólares acordados eran más que suficientes para satis-
facer a todos los posibles reclamantes de la clase de depósito438.
La expresión pertinencia «probable» sugería que algunas cuentas resaltadas resultarían
no relacionadas con el Holocausto. Podía suponerse que se daría una compensación por-
que no se había buscado en algunos bancos o porque las víctimas hubieran confiado su
dinero a nombre de titulares suizos. N o había, sin embargo, un fácil ajuste, por el simple
hecho de que la comité Volcker había incluido 30.692 cuentas en la categoría III, in
cluidas las 14-716 que se «calificaron» de «cerradas, no se sabe por quién». Habían exis
tido, pero ya no. La suposición más sencilla era que gran parte de ellas debían de haber
sido vaciadas por sus propietarios después de la guerra. Las personas que podían hacerlo
eran los refugiados de preguerra procedentes del Reich-Protektorat, así como residentes
durante la guerra en Francia, Hungría y Rumania que no habían llegado a ser deportados,
dos grupos cuyas cifras en este contexto deben de haber sido significativas.
Con estas estadísticas y complicaciones, Gribetz tenía que proponer sus asignaciones.
Consideraba que había que interpretar que el acuerdo de liquidación concedía prioridad
a las cuentas de depósito. En consecuencia, recomendó, y el juez se mostró de acuerdo,
que se apartaran 800 millones de dólares para reclamantes válidos (en su mayoría here
deros) de estos depósitos. Para el caso de que esta reserva no se agotara después de reali
zar los desembolsos justificables, se dejaba vía libre para reasignar el sobrante a las demás
clases con derecho439.
437 Comité Independiente de Personas Eminentes, Report on Donnant Accuunts ofVictims ofNazi
Persecution in Swiss Banks, cit., especialmente pp. 72 y 75.
4,8 Testimonio de Volcker en la sesión ante el Comité Bancario de la Cámara de Representantes,
«Restitution of Holocaust Assets», 106.° Cong., 2.a sesión, 9 y 10 de febrero de 2000, p. 40 ss.
439 Véanse las sentencias dictadas por el juez Korman el 6 de julio de 2000, y el 8 de diciembre de
2000, y otros documentos incluidos en los archivos del juzgado bajo la referencia Master Docket CV
1325
El juez Korman nombró dos directores especiales, Paul Volcker y M ichael Bradfield,
para supervisar la resolución de las reclamaciones de depósitos. Para ayudar a los recia-
mantés a identificar una cuenta sobre la que pudieran tener intereses, debía publicar
se en febrero de 2001 la lista com pleta de aquellas cuentas de las cuales se había
determinado que «probable o posiblemente» hubieran pertenecido a víctimas. Las asig
naciones debía realizarlas un Tribunal de Resolución de Reclamaciones (Claims Reso-
lution Court)440.
El 30 de septiembre de 2003 se había pagado un total de 131.456.606 dólares por
1.751 cuentas. D ado que las cifras finales no era probable que fueran mucho más ele
vadas, Gribetz tuvo que asesorar al tribunal sobre la disposición del exceso inminente.
Culpó de este estado de cosas a la negativa suiza a ampliar sustancialmente la lista
publicada de propietarios de cuentas nominativas. Pero ahora mantenía reservas sobre
la posibilidad de asignar una suma adicional a los trabajadores esclavos y a otros bene
ficiarios no vinculados a un depósito identificado. Concluyó que legalmente sus recla
maciones subyacentes a los fondos de liquidación eran «tenues» y que los méritos lega
les de estas reclamaciones eran «inciertos». Gribetz sugirió, por lo tanto, que una
opción mejor sería simplemente distribuirlo entre aquellas víctimas que precisaran con
más premura de asistencia441.
A ntes del cambio de siglo, se lanzaron otros dos intentos altamente visibles, uno
contra las compañías aseguradoras, y otro contra los empleadores de víctimas obliga
das a trabajar. El sector asegurador, como el caso de la banca suiza, se identificó con
unas cuantas empresas destacadas, las cuales, como sus homólogos suizos, se sintieron
96-4849. El acuerdo de liquidación cubría, además de a los judíos, a gitanos, Testigos de Jehová y
homosexuales, así como a personas física o mentalmente discapacitadas, independientemente de su
procedencia étnica o religiosa. Se esperaba que sólo una pequeña parte de los pagos se realizara a gru
pos no judíos. Se consideró que el «régimen nazi» incluía a los países del Eje. Una acción presentada
por Fagan y otros abogados ante un juzgado federal de distrito de Nueva York contra dos importan
tes bancos austríacos (Bank Austria y Creditanstalt) acabó en un acuerdo de 40 millones de dólares.
Véase el aviso transmitido por Nationalfonds der Republik Osterreich für Opfer des Nationalsozia-
lismus, Viena, agosto de 1999, y el artículo de Antón Legerer, «Losung Ungewiss», Neue Welt, Viena,
agosto-septiembre, p. 14.
440 Véase el anuncio de prensa publicado por Volcker y Bradfield en The New York Times (5 de
febrero de 2001), p. A9.
441 Informe provisional de Gribetz, 2 de octubre de 2003, CV 96-4849. Gribetz citó las estadísti
cas de una carta de Bradfield. La multiplicación de los valores origínales por diez ya había sido
aumentada a un coeficiente de 12. Apenas tres semanas después de que este informe hubiera sido
hecho público, el ministro israelí encargado de las cuestiones relativas a la diaspora, Natan Sha-
ransky, solicitó al juez Korman que concediera a Israel la oportunidad de participar en las discusiones
sobre las distribuciones. Israel deseaba obviamente que todas las opciones permanecieran abiertas.
Andreas Mink, «Mehr ais Brosamen», Aufbau (11 de diciembre de 2003), Nueva York, p. 7.
1326
amenazadas. Al contrario que los grandes bancos suizos, a los que se unieron en el
acuerdo una gran cantidad de instituciones bancarias suizas de menor tamaño, las
grandes entidades aseguradoras no tuvieron un tren de seguidores. N i siquiera pre-
sentaron un frente unificado entre ellas, porque no consideraban que hubieran tenido
un pasado común. Siete aseguradoras europeas, con filiales en Estados Unidos, se vie
ron sometidas, no obstante, a un único litigio ante un juzgado de distrito federal en
marzo de 199 7442.
En esta situación, el coloso alemán, Allianz Versicherungsgesellschaft, asumió una
postura defensiva, admitiendo abiertamente que había vendido seguros contra incen
dios a las empresas que las SS tenían en los campos443, pero se presentó a sí misma como
una empresa levantada de las ruinas después de la guerra, en la que prácticamente nada
salvo el nombre había quedado intacto. La empresa y los codemandados en el litigio se
enfrentaron a una demanda de 7.000 millones de dólares. El director de Allianz, Hen-
ning Schulte-Noelle, calificó dicha cantidad de «completamente irrealista»444. Tal y
como explicó la situación un ejecutivo de Allianz, muchos seguros de vida con valor de
rescate en metálico fueron saldados cuando los posibles emigrantes necesitaron el dine
ro. Otros fueron cobrados por sus propietarios cuando se encontraban en terribles estre
checes económicas, antes de ser deportados. Respecto a un número menor pero, aun así,
significativo, el Reich intervino y reclamó la cantidad que la compañía habría tenido
que pagar a los propietarios judíos para liberar su obligación aseguradora. Relativa
mente pocas pólizas, no detectadas, estaban aún en posesión de la aseguradora, y con
respecto a este resto, Allianz se había puesto en contacto con el Congreso Judío M un
dial y había solicitado los servicios de la empresa contable Arthur Andersen para acla
rar las cosas lo antes posible445.
442 Martha Drucker Cornell et a¡. v. Assicurazioni Generali et al., Acción Civil núm. 97 CIV
2262, Tribunal de Distrito estadounidense correspondiente al Distrito Sur de Nueva York, presenta
da el 31 de marzo de 1997. El abogado principal era Fagan. Véase el Insurance Forum, vol. 25, sep
tiembre de 1998, p. 1.
443 Entrevista a Herbert Hansmeyer, miembro de la junta directiva (Vorstand) de Allianz, en Der
Spiegel, 2 de junio de 1997, p. 54. Un facsímil de la póliza contra incendios adquirida por la DAW en
Auschwitz para el periodo comprendido entre el 15 de octubre de 1942 y el 15 de octubre de 1943
se encuentra en ibid., p. 54-
444 Ibid., p. 62.
445 Declaración de Hansmeyer en la sesión celebrada ante el Comité Bancario de la Cámara de Repre
sentantes, «The Restitution of Art Objects Seized by the Nazis from Holocaust Victims and Insurance
Claims of Certain Holocaust Victims and Their Heirs», 105.° Cong., 2.a sesión, 12 de febrero de 1998,
pp. 330-332. Se puede encontrar un análisis detallado de los seguros de vida contratados por judíos en el
Reich, y de reclamaciones en los comienzos de posguerra, en Gerald Eeldman, Allianz and the Germán Insu
rance Business, 1933-1945, Cambridge, Inglaterra, y Nueva York, 2002, pp. 236-277, 523-538.
1327
El gigante italiano Assicurazioni Generali alegó que era una empresa fundada en
1831 por judíos de Trieste, entonces puerto del imperio austrohúngaro. Se había visto
obligada a ceder la mayoría de sus acciones a la empresa austríaca Fénix; sus filiales en
la Europa del Eje estaban completamente cautivas del enemigo, y situadas en las áreas
posteriormente ocupadas por los comunistas fueron nacionalizadas después de la gue
rra. Además, la compañía había pagado «numerosas» reclamaciones de pólizas a vícti
mas de países occidentales446.
A pesar de sus protestas, las compañías de seguros, ya fueran alemanas, judías italia
nas, francesas, suizas u holandesas, eran objeto de desconfianza, y los posibles reclaman
tes abundaban. Por otra parte, los asegurados habían sido más pobres que los deposita
rios de banco, y la póliza normal tenía menos valor que la cuenta bancaria normal. El
valor medio de un seguro de vida individual, calculado por un portavoz de Allianz, era
de 2.500 RM (poco más de 1.000 dólares), y un propietario u heredero que hubiera lle
gado a un acuerdo con la aseguradora después de la reforma monetaria habría recibido
250 DM 447. Si la pólizas habían sido confiscadas por el régimen nazi, los derechoha-
bientes legítimos podían solicitar compensación basándose en la Ley de Restitución de
Alem ania Federal, pero las exigencias de pruebas eran a menudo gravosas, exigían
mucho tiempo, y resultaron frustrantes. Eso abrió el camino a las demandas de grupo
en Estados Unidos, donde los altos cargos de la Administración pública podían obligar
a las empresas a soportar la carga de encontrar las pólizas no saldadas, y a efectuar una
restitución adecuada.
El poder coercitivo directo lo ejercían los reguladores de seguros de un gobierno
estatal, con la única condición de que una empresa tuviera sucursales o filiales dentro
de los límites de sus fronteras. Dado que varios Estados podían reclamar dicha jurisdic
ción, la Asociación Nacional de Comisarios de Seguros [National Association of In
surance Commissioners -N A IC -] estableció un grupo de trabajo y organizó sesiones
destinadas a obtener declaraciones de las empresas448. Adem ás, en la Cám ara de Repre
sentantes del Congreso estadounidense se presentó un proyecto de ley para prohibir a
17 aseguradoras extranjeras mencionadas que participaran en cualquier sistema de
pago, incluidas las transferencias electrónicas, dentro de Estados Unidos, o que realiza
446 Declaración de Scott Vayer, abogado jefe de Generalien Estados Unidos ante elComité Ban-
1328
ran actividades empresariales con una institución de depósitos asegurada federalmen-
te, a no ser que revelaran al fiscal general estadounidense el nombre de las víctimas a
las que habían vendido pólizas449.
Como resultado de esta presión, se creó en abril de 1998 una Comisión Internacional
sobre Reclamaciones de Pólizas de Seguros Correspondientes a la Epoca del Holocausto
[International Commission on Holocaust Era Insurance Claims] compuesta por miembros
pertenecientes al servicio de reguladores de seguros estatales estadounidenses, al Estado
de Israel, al Congreso Judío Mundial, y a compañías de seguros europeas, como Allianz,
Generali, el grupo francés Axa, las suizas Winterthur Versicherungs-Gesellschaft, Zurich
Insurance, y la Asociación de Seguros Holandesa, en representación de todos los asegu
radores holandeses. El ex secretario de Estado estadounidense Lawrence Eagleburger fue
nombrado presidente. El pago lo realizaría la compañía que debiera el dinero a un dere-
chohabiente, basándose en el valor que la póliza hubiera tenido en el momento del
hecho asegurado (la fecha de la muerte o la fecha de vencimiento), con ajustes al alza
para tener en cuenta la inflación y el interés acumulado, y con reducciones si el asegu
rado hubiera obtenido un préstamo durante el periodo de vigencia de la póliza y no lo
hubiera devuelto, o si el tomador del seguro no hubiera podido pagar las primas y lo hu
biera convertido en una póliza «liberada» a cambio de un beneficio menor en el m o
mento del deceso o al vencimiento. Debía establecerse un fondo especial para las soli
citudes de indemnización que no pudieran atribuirse a una compañía aseguradora
determinada, o que hiciera relación a compañías desaparecidas, o que afectaran a póli
zas emitidas por las compañías asociadas en países donde la propiedad privada había
sido nacionalizada después de la guerra por los regímenes comunistas, o que pertene
cieran a aquellas pólizas cuyo valor metálico hubiera sido confiscado por el Reich ale
mán. Se establecería además otro fondo dedicado a ayudar a las víctimas del H olo
causto necesitadas y a otros fines humanitarios derivados del Holocausto.
En un acuerdo establecido con la com isión y con Israel, G enerali prom etió pagar
100 millones de dólares. Austria prom etió 25 millones de dólares. El gobierno ale
mán acordó con Estados Unidos el 17 de julio de 2000 que crearía una fundación a
la que las aseguradoras alem anas aportarían contribuciones. La cantidad, que ascen
dió a 500 millones DM, con un interés previsto de hasta 50 millones DM, debería
dividirse en dos fondos de 150 y 200 millones DM para com pensar las pérdidas expe
rimentadas por las pólizas, y el resto para necesidades hum anitarias. N o se aceptaría
ninguna solicitud si ya se hubiera realizado un pago en virtud de la Ley Federal de
Restitución.
449 Testimonio del representante Mark Foley, copatrocinador de la Resolución 3143 de la Cám a
ra de Representantes, que él adjuntó, ante el Comité Bancario de la Cámara, «Insurance Claims», 12
de febrero de 1998, pp. 134-147.
1329
Las dificultades derivadas de las solicitudes de indemnización fueron excepcionales.
Había que establecer directrices para calcular el valor monetario corriente de una póli
za en cada país de emisión, y los resultados preliminares indicaron que en más del 80
por 100 de las solicitudes presentadas, los reclamantes ni siquiera habían especificado
una compañía. En la cuestión de la propiedad, sin embargo, las pólizas de seguros fue
ron similares a las cuentas bancarias. Los pobres no poseían ni unas ni otras. En su
declaración preparada ante un comité del Congreso, Eagleburger señaló que en 1938
sólo había 270.000 pólizas de seguros de vida vigentes en toda Polonia, que en ese
momento tenía más de 30 millones de habitantes450.
Mientras progresaban las ofensivas contra los bancos y las compañías aseguradoras,
se abrió un tercer frente contra empresas alemanas que durante la guerra emplearon
trabajadores esclavos. Nuevamente, la salva la dispararon abogados de acción en gru
po que exigían grandes cantidades de dinero, esta vez a firmas industriales que expor
taban sus productos a Estados Unidos451. Las empresas alemanas no ofrecieron resis
tencia. Intentaron evitar la publicidad perjudicial y la amenaza de boicots. También
sabían que su problema estaba magnificado por la inminente necesidad de enfrentar las
demandas, no sólo de los judíos supervivientes, sino también de un número mucho
mayor de ex trabajadores polacos, bielorrusos y ucranianos que estaban aún vivos. Con
este fin, solicitaron ayuda económica a su gobierno. El canciller recientemente elegido,
Gerhard Schróder, deseaba empezar su mandato haciendo borrón y cuenta nueva452, y
tuvo en consideración el hecho de que los campos de concentración, que habían esta
do involucrados en la economía de mano de obra esclava, fueran organismos del Reich.
En febrero de 1999, Schróder anunció que doce importantes empresas -Daimler-Chrys-
ler, Volkswagen, BMV^ Krupp, Hóchst, Bayer, BASF, Degussa, Siemens, Allianz, Dresd-
ner Bank, y Deutsche B ank- habían aceptado crear un fondo global para «poner fin a
la campaña dirigida contra la industria alemana y contra nuestro país». El tamaño del
fondo propuesto, de acuerdo con informes oficiosos, se calculó en 3.000 millones de
4.0 Basado en e l testimonio de Eagleburger y otros testigos en la sesión ante e l Comité de la Cá
mara de Representantes sobre Reforma Gubernamental [House Committee on Government Reform],
«Holocaust-Era Insurance Issues», 8 de noviembre de 2001, en Federal News Service, Inc. (dirección
de Internet lexis-nexis.com/congcomp/docu), y en la declaración no fechada de la comisión, «Valúa-
tion of Unpaid Policios» (dirección de Internet, www.icheic.org).
4.1 Fagan and Associates presentaron una acción de grupo contra Daimler-Benz, Volkswagen, BMW,
Audi y cinco empresas de automoción a finales d e agosto de 1998 ante un tribunal federal de distrito,
insinuando que pedirían 75.000 dólares por trabajador. Edward L. A n d re w s, «53 Years Later, Lawsuit Is
Filed on B e h a l f of Hitler’s Slave Labor», The New York Times (1 de septiembre de 1998), p. A9. Eric Peters,
«Don’t Blame VW for Nazi Crimes», The Wall Street Journal (14 de septiembre de 1998), p. A32.
45Z Edmund L. A n d r e w s , «Schróder Acts to Explore Compensating Slave Workers», The New
York Times (20 de octubre de 1998), p. A 3 .
1330
marcos alemanes, o 1.700 millones de dólares, y se preveía que el gobierno realizara una
aportación añadida453. Se mantuvieron dilatadas negociaciones, en las que participó
Eizenstat, sobre temas tales como el reconocimiento de los derechos de los herederos,
y las responsabilidades de las pequeñas empresas, la mayoría de ellas disueltas con la
entrada soviética en la parte oriental del Reich454. Entonces ocurrió algo imprevisto.
Un juez federal de distrito de Nueva Jersey, Dickinson R. Debevoise, desestimó cua-
tro acciones en grupo consolidadas contra Degussa y Siemens. Los demandantes, afirma-
ba, habían caracterizado su causa como un litigio ordinario de individuos contra entida
des privadas, análogo a una demanda por amenazas y agresión, pero en su opinión la
causa actual no era simplemente una controversia entre partes privadas. Las actividades
de las empresas habían sido un «componente del esfuerzo bélico alemán» y, de acuerdo
con el derecho internacional, sólo los gobiernos podían, mediante acuerdos, resolver cual
quier cuestión sobre las indemnizaciones adecuadas. Ya se habían alcanzado, señaló,
acuerdos para establecer los límites de las reparaciones alemanas. A los demandantes
les gustaría que él «remodelara» estas cláusulas, pero estaban fuera de su alcance judi
cial. Ese día fracasó también una demanda contra Ford455.
Los grupos judíos reconocieron inmediatamente las consecuencias que estos resulta
dos tendrían sobre otras sentencias judiciales pendientes. En su larga opinión escrita, el
propio Debevoise había llamado la atención sobre los litigios presentados en Estados
Unidos contra 41 grandes empresas alemanas, a las que nombraba. Esa ruta estaba ahora
en peligro, y se tomó la decisión de apelar al público en general. Pocas semanas después,
B’nai B’rith International, el Congreso Judío Estadounidense y otras organizaciones ju
días publicaron dos anuncios a toda página contra Mercedes-Benz y Ford Motor Com
pany en The New York Times450. Al grupo de empresas alemanas, ampliado a 17, que
4,1 Roger Cohén, «Germán Companies Set Up Fund for Slave Laborers Under Nazis», ibid., 17
de febrero de 1999, pp. A l, A7.
454 Véase Guido H ein en , «NS-Zwangsarbeíter: Neue Forderungen», Die Welt (24 de agosto de
1999), p. 4.
455 Burger-Fischer v. Degussa A. G., 65 F.Supp.2d 248. La acción contra Ford Motor Company y
contra Ford Werkc de Alemania fue desestimada por otro juez del juzgado federal de distrito de
Nueva Jersey. Iwanowa v. Ford, 67 F.Supp.2d 424. Elsa Iwanowa había sido sometida, por ser rusa, a
trabajos forzosos en Alemania. El juez Joseph A. Greenaway concluyó en la causa contra Ford que la
demanda había prescrito y no era juzgable. Las dos resoluciones impresas eran versiones revisadas de
las sentencias originales emitidas el 1.3 de septiembre de 1999. Sobre las repercusiones de las senten
cias, véase Donald S m o t h e r s , «Legal Setbacks Could Complícate U. S . -Germán Talks on Forced Labor,
Officials Say», The New York Times (15 de septiembre de 1999), p. A 28.
456 Las fechas fueron el 4 de octubre de 1999, p. A 23, y el 6 de octubre de 1999, p. A 1.3. En el
anuncio sobre Ford, no se presentaron pruebas de que su filial alemana hubiera empleado trabajado
res esclavos judíos.
1331
intentaba evitar un enfrentamiento se unió ahora el gobierno alemán, que aumentó la
cantidad prometida a 3.850 millones de dólares en noviembre de 1999, y a aproxima-
damente 5.000 millones (o, más precisamente, 10.000 millones de marcos alemanes,
cuyo valor respecto al dólar había bajado) en diciembre de ese año457. Los trabajadores
esclavos, definidos como aquellos que habían permanecido retenidos en los campos,
recibirían 15.000 DM; otros trabajadores forzosos, hasta 7.500 DM. A los herederos no
se les pagaría nada458.
En marzo de 2000, Eizenstat negoció con los alemanes sobre el asunto de las asigna-
ciones. La fórmula resultante descansaba sobre la suposición de que de los 240.000 tra-
bajadores esclavos todavía vivos, la mitad eran judíos, y que en el otro millón de traba
jadores forzosos, el componente judío era insignificante. Sobre esta base, la Conferencia
de Reclamaciones Judías recibiría 1.812 millones de marcos alemanes (15.000 marcos
multiplicados por 120 .000), que al tipo de cambio del momento equivalían aproximada
mente a 900 millones de dólares 4^ Los desembolsos para los trabajadores derivados del
acuerdo con los bancos suizos se consideraron suplementarios. Si se contaban única
mente los trabajadores esclavos judíos confinados en su momento en Alemania y toda
vía vivos en 1999 no podía alcanzarse la cifra de 120.000, pero la fundación, que se regía
por la legislación alemana, decidió ulteriormente incluir los servicios de trabajo que los
gobiernos satélites habían formado y desplegado a la sombra de la presencia alemana
para cumplir sus propios objetivos. Todos los guetos, incluidos los de Transnistria, tam
bién fueron incluidos. Incluso el gueto de Budapest, que había albergado a una enorme
población durante su breve existencia, pero que no se había convertido en fuente de tra
bajo forzado para organismos alemanes o húngaros, fue incorporado a la lista460.
417 Roger C o h é n , «Nazi Slave Labor Talks Halt over Payments», The New York Times (4 de no
viembre de 1999), p. A 12. Edmund Andrews, «Germans to Set Up 5.1 Billion Fund for Nazi Slaves»,
ibid., 15 de diciembre de 1999, pp. A l, A7. Andrews, «Germán Parliament Backs Fund for Nazis’
Slave Workers», ibid., 7 de julio de 2000, p. A8.
4.8 Testimonio de Otto Graf Lambsdorff, ex ministro de Economía alemán, nombrado en agosto
de 1999 representante especial del gobierno alemán en nombre de la Fundación, en la sesión ante el
Comité Bancario de la Cámara de Representantes, «Restitution of Holocaust Assets», 106.° Cong.,
2.a sesión, 9 y 10 de febrero de 2000, pp. 11-16.
4.9 Testimonio de Eizenstat en la sesión ante el Comité de Relaciones Internacionales del Sena
do, «Legacies of the Holocaust», 106.° Cong., 2.a sesión, 5 de abril de 2000, pp. 13-16, 20-22. El
acuerdo de distribución se firmó el 24 de marzo.
460 Información contenida en cartas de Karl Brozik (Claims Conference Forced Labor Fund cele
brada en Francfort del Meno) enviadas al autor, 15 de octubre y 19 de noviembre de 2003. Brozik
observaba que de las 270.000 reclamaciones aproximadamente 130.000 ya habían sido reconocidas
de acuerdo con estos criterios, y que él esperaba una cifra final de 160.000-170.000 personas con
derecho a percibir tales sumas, número que excedía el techo de la estimación original. (Para antici
parse a tal exceso, se redujo el máximo de 15.000 DM en los pagos.)
1332
Entretanto, los abogados, organizaciones y funcionarios públicos continuaban su
trabajo. Austria fue inducida en el año 2000 a promulgar una ley para compensar a los
trabajadores esclavos y forzosos que habían sido explotados en su territorio. La suma
establecida para estas compensaciones fue de 6.000 millones de chelines, unos 400
millones de dólares461. Eizenstat comenzó en octubre de 2000 negociaciones con los
austriacos en Viena, las cuales terminaron el 16-17 de enero de 2001 en Washington,
D. C., para establecer una indemnización adicional austríaca para quienes antes de la
guerra eran sus propios ciudadanos y residentes. Tras esas negociaciones, Austria apro-
bó dos leyes, una para pagar 150 millones de dólares (7.000 dólares por receptor) por
los arrendamientos de vivienda y comerciales rescindidos, así como por los enseres
domésticos; el otro que disponía 210 millones de dólares para las empresas y las pro-
piedades empresariales, las cuentas bancarias y las pólizas de seguros liquidadas, pero
no para las pérdidas que ya habían sido suficientemente indemnizadas. En estas pro-
mitigaciones legislativas austríacas, los pagos obligados están de hecho denominados
en dólares, y el pago de los 210 millones de dólares se basa en la paralización de todas
las demandas contra Austria y las empresas austríacas antes del 30 de junio de 2 0 0 1 462.
Tanto Alem ania como Austria buscaban sólo conseguir la Rechtssicherheit, o «certi-
dumbre jurídica», y durante este proceso su única pregunta era: ¿cuándo acabará?
(Esto es todo?
En las demandas judías nada se pasó por alto. Los museos tuvieron que escudriñar
sus colecciones en busca de obras de arte saqueadas463. La comunidad judía reclamó sus
propiedades en Hungría y Polonia464. El impulso de la presentación de demandas era
1333
imparable, y la coalición judía cosechó triunfo tras triunfo. En medio de esta ofensiva,
Israel Singer, del Congreso Judío Mundial, percibió la victoria. En el testimonio presta
do ante el Comité Bancario de la Cám ara de Representantes estadounidense, atribuyó
el éxito al esfuerzo del comité, al trabajo de Eizenstat, «y a las voces estridentes que
salen de N ueva York, frecuentemente la mía entre ellas»465.
En Estados Unidos, el Congreso aprobó el 13 de febrero de 1998 la Ley de Compensación a las Víc
timas del Holocausto IHolocaust Victims Redress Act], que cubría los principales bienes y objetos de
arte sin herederos que anteriormente no habían sido restituidos. Public Law 105-158, 112 Stat. 15.
Véanse también los resultados y el detallado informe asesor emitido por la Presidential Advisory
Commission on Holocaust Assets in the United States [Comisión Asesora Presidencial sobre los Bie
nes del Holocausto en Estados Unidos], Plunder and Restitución, Washington D. C., diciembre de
2000. El presidente de la comisión era Edgar Bronfman. En un apéndice a los resultados se presenta
una lista de las comisiones de 24 países, y una lista de otros 22 países que se encontraban realizando
investigación sobre los bienes, pp. 53-54-
463 Testimonio de Singer en la sesión ante el Comité Bancario de la Cámara de Representantes,
«The Eizenstat Report and Related Issues», 105.° Cong., 1.a sesión, 25 de junio de 1997, p. 90.
1334
XII Repercusiones
La destrucción de los judíos terminó en 1945; pero aunque la perpetración hubiera ter
minado, el fenómeno permanecía. El mundo de posguerra sabía lo ocurrido y era conscien
te de la necesidad de crear mecanismos en forma de tratados, leyes y acciones públicas que
como mínimo hicieran reconocer a todos los países la posibilidad de que se produjera una
recurrencia y de la necesidad de hacer algo para afrontar ese peligro. La consigna de los pre
sos recién liberados de los campos de concentración fue «nunca más». Pensaban principal
mente en una Alemania nazi renovada o en un imitador europeo que aprendiera de los ale
manes, como el régimen nazi había usado los precedentes acumulados desde la Edad Media.
Para los gobiernos, la tarea era más amplia. Tenían que asegurarse de que ningún poder
terrenal sometería a cualquier pueblo de cualquier parte del mundo al destino de los judíos.
Esa tarea exigía para empezar una redacción libre de ambigüedades y con fuerza vinculan
te, y una incesante determinación de actuar en virtud de lo que se había resuelto.
En el ámbito internacional, el principal instrumento para evitar otra «solución final» fue la
Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio. La palabra «genocidio»
la acuñó Raphael Lemkin en un libro publicado cuando la guerra aún no había terminado1.
La convención estaba dirigida a personas que cometen actos con intención de destruir, en su
totalidad o en parte, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso. De acuerdo con sus dispo
siciones, cada país miembro que pueda ser escenario de estos actos está obligado a juzgar a
dichas personas por su delito. Si no hubiera juicio, o si el propio gobierno estuviera implicado,
cualquier parte contratante puede someter el caso ante el Tribunal Internacional de Justicia2.
1 Raphael L e m k in , Axis Rule in Occupied Europe, Washington, D. C., 1944, pp. 79-95.
2 Texto de la convención, adoptado por la Asamblea General el 9 de diciembre de 1948, y dis
puesto para su firma y ratificación o adhesión en el Comunicado de Prensa de Naciones Unidas
1335
A primera vista, parece como si todos los países signatarios del texto se considera
ran potenciales perpetradores. Pero ningún país admitiría que su propio gobierno podría
destruir a un grupo minoritario. Dicha posibilidad se adscribe sólo a otros países. Esta
dos Unidos, por ejemplo, intentó insertar una disposición contra la destrucción de
«grupos económicos», y la Unión Soviética propuso que en el preámbulo se incluyera
una declaración de que «el genocidio está orgánicamente ligado al fascismo-nazismo y
a otras “teorías” racistas similares»3. Durante mucho tiempo, Estados Unidos ni siquie
ra ratificó el tratado, expresando el temor a que, en cumplimiento del artículo 6 de la
Constitución estadounidense, diferentes grupos minoritarios invocaran la convención
como «ley suprema del país» para echar abajo diversas leyes y acciones discriminatorias
de distintas jurisdicciones estatales y locales4. Los soviéticos sólo la aceptaron con la
reserva de que ellos no responderían de sus acciones ante el Tribunal Internacional5.
La Convención sobre el Genocidio no prohibió los ataques verbales contra un grupo
de víctimas que en Europa habían precedido a las medidas de destrucción físicas. Mien
tras se redactaba el tratado, el delegado soviético había invitado a todas las posibles
A ltas Partes Contratantes a promulgar «las medidas legislativas necesarias» que pros
criban «toda forma de propaganda pública (prensa, radio, cine, etc.) destinada a inci
tar enemistades raciales, nacionales o religiosas»6. El delegado estadounidense expresó
PGA/100, pp. 12-16. Mucho después, Naciones Unidas desarrolló una «ley humanitaria internacio
nal» para actos cercanos al genocidio, «como la limpieza étnica», y estableció un tribunal para juzgar
a individuos acusados de transgredir esta ley en Bosnia-Herzegovina. La base jurisdiccional de estos
procesos judiciales derivó de una disposición de la Carta de Naciones Unidas que concede a la orga
nización capacidad para determinar y actuar ante las «amenazas a ¡a seguridad internacional». Véase
el texto de la Resolución 827 aprobada por el Consejo de Seguridad el 23 de marzo de 1993, 23 I.L.M.
1203 (1993)
3 Enmienda presentada por Estados Unidos el 4 de octubre de 1948, ONU, Doc. A/C.6/273.
Enmienda presentada por los soviéticos el 18 de noviembre de 1948, ONU, Doc. A/C.6/273. Ninguna
de las enmiendas fue adoptada.
4 Véase el testimonio de George A. Finch (Asociación de Abogados Estadounidenses) en la se
sión ante el Subcomité para la Convención sobre el Genocidio, del Comité del Senado para Relacio
nes Internacionales, 81.° Cong., 2.a sesión, 23 de enero a 9 de febrero de 1950, p. 217. Véanse tam
bién las respuestas y explicaciones de Adrián Fisher (asesor jurídico del Departamento de Estado),
íbid., pp. 263-264-
’ Texto de la reserva soviética en A m e rican Jo u r n a l of In ternational L a w 45, suplemento, pp. 11-14.
6 Enmienda propuesta por la URSS, 9 de octubre de 1948, ONU, Doc. A/C.6/215/Rev.l. Los
rusos tuvieron el respaldo de Francia. La enmienda fue rechazada. En la URSS, los prejuicios contra
los judíos no desaparecieron. Las encuestas realizadas allí durante 1988-1994 mostraron porcentajes
elevados de respuestas antisemitas en las preguntas sobre los judíos. Véase Robert J. Brym, T h e Jews
o f M oscou/, Kiev a n d M in sk, Nueva York, 1994, pp. 46-47, y su artículo «Russian Attitudes Towards
Jews: An Update», E a s t E u ro p e an Je w ish A ffa ir s 26 (1996), pp. 55-64.
1336
el temor a que tal legislación transgrediera la libertad de prensa7. La libertad de expre
sión era sagrada en Estados Unidos.
El gobierno estadounidense, en particular, no toleraría ninguna regulación internacio
nal de sus asuntos internos, ya fuera en el ámbito de las prácticas discriminatorias o en el
fomento de la discriminación. Además, la eliminación de las desigualdades prescritas no
constituía una pasión nacional. Pero incluso antes de la Segunda Guerra Mundial el N ue
vo Mundo se enfrentaba a la imposibilidad de reconciliar el trato igualitario con los hechos
discriminatorios8, y ahora se había introducido en el cuadro un catalizador. En palabras del
presidente Truman, «la persecución de Hitler a los judíos ayudó en buena medida a los es
tadounidenses a comprender a qué peligrosos extremos se puede llevar el prejuicio si se le
permite controlar las acciones del gobierno»9. Con una percepción poco común, el pre
sidente comprendió que mantener las barreras discriminatorias a mediados de siglo signi
ficaba mantener un trampolín, y conservar un objetivo, para la destrucción. Para eliminar
esta posibilidad, la meta tenía que ser la integración de todas las minorías en la sociedad
estadounidense. De manera inherente, el camino hacia la absorción es el exacto opuesto
al proceso destructivo que los alemanes habían llevado a la perfección. Era necesario esta
blecer las mismas medidas, pero en sentido opuesto (véase el cuadro 12.1). El problema
es que la absorción es más lenta que la destrucción, y más difícil de conseguir. En el trans
curso del experimento estadounidense se intentaron establecer atajos, que alargaron la
tarea y dificultaron su éxito.
El desmantelamiento de las restricciones se convirtió en objeto de medidas tomadas por
todos los niveles de la Administración pública. La acción federal se destinó a eliminar la
implicación de la propia Administración pública en la discriminación: de ahí las leyes
del Congreso para garantizar a todas las personas el derecho al voto, la orden ejecutiva que
abolía la segregación racial en las fuerzas armadas, las órdenes ejecutivas que exigían a las
empresas que tuvieran contratos firmados con las Administraciones públicas que evitaran
la discriminación en el empleo, y la sentencia en la que el Tribunal Supremo establecía
que ningún tribunal de ningún Estado puede hacer cumplir una cláusula de un contrato que
prohíba al comprador de una casa venderla a un miembro de un grupo minoritario.
A escala estatal y local, las leyes se dirigieron principalmente a la discriminación en
el sector privado. Las más significativas fueron las leyes sobre prácticas de empleo equi-
7 Resumen de los comentarios de John Maktos en Asamblea General/Comité Jurídico, Actas Ofi
ciales, octubre-diciembre de 1948, pp. 213-214, 224-226. Maktos fue respaldado por Gran Bretaña.
Compárese con la decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos en la causa Terminiello v. Chi
cago, 337 US 1 (1949).
8 Véase Gunnar M y r d a l, An American Dilemma, Nueva York, 1944, vol. 1, pp. xli-lv.
9 Harry S. T r u m a n , Memoirs, üarden City, Nueva York, 1956, vol. 2, p. 184 [ed. cast.: Memorias,
Cerdanyiola, 1956-1957]
1337
C u a d ro 12.1. L o s p ro ceso s de ab sorción y d estru cció n
Aplicación de la muerte
Prevención del nacimiento
Regulación de matrimonios
y nacimientos
Métodos indirectos
Esterilizaciones
Exposición a la intemperie Métodos directos
Separación física de los sexos
Hambre i----------------n ------------------------ 1
Operaciones de Operaciones Operaciones
exterminio locales de exterminio de exterminio
móviles centrales
1338
Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio...
En caso de persecución, toda persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él,
en cualquier país.
Hicieron falta décadas para poder abrir las puertas de salida de la Unión Soviética11,
y el establecimiento del asilo en las leyes de Estados Unidos y de los países de Europa
occidental fue una empresa similarmente lenta12.
Al final, toda la red de precauciones, obra del mundo desarrollado, fue puesta a
prueba en países que ni siquiera eran independientes en los primeros años de la pos
guerra. Estas erupciones, como la destrucción de los judíos, resultaron inesperadas, y
tomaron por sorpresa a los europeos y a los estadounidenses. Tras la descolonización,
algunos asesinatos masivos se consideraron efectos secundarios de las guerras civiles.
En Camboya era difícil diferenciar el «autogenocidio» de un régimen que mataba a su
propio pueblo basándose en cuestiones de «clase» y la matanza simultánea de las mino-
rías, principalmente vietnamitas, llevada a cabo por ese gobierno comunista. Estados
Unidos, que acababa de salir del conflicto de Vietnam y se había atado las manos con
una resolución legislativa para evitar nuevas intervenciones en la zona, se hizo a un
lado. La Unión Soviética, demasiado lejos de la escena, protestó impotente. Finalmen
te, los comunistas vietnamitas invadieron Camboya como liberadores y pusieron fin a
las m asacres13. Pero el genocidio más puro estalló en Ruanda, un país sin salida al mar,
situado en pleno corazón de Africa, el 7 de abril de 1994. Allí, se contravinieron clara
mente las normas cuidadosamente elaboradas en la posguerra.
Ruanda fue colonia alemana hasta la Primera Guerra Mundial, m andato belga bajo
la Liga de Naciones y posteriormente fideicomiso de Naciones Unidas hasta 1962, año
en que consiguió la independencia. Su área de poco más de 26.300 kilómetros cuadra
dos y su población de más de siete millones casi igualaba las estadísticas de Bélgica. La
población, como la belga, era en gran parte católica, y estaba dividida, como la belga,
en dos grupos claros: los tutsis y los hutus. Los primeros tenían un fenotipo similar a los
y Social. Esta comisión tenía a su vez una subcomisión sobre Prevención de la Discriminación y Pro
tección de las Minorías.
11 Sobre la política de emigración judía de la Unión Soviética, véase Henry K lSSIN G E R , Years of
Upheaml, Boston, 1982, pp. 249-255, 430, 463, 469, 986-998, 1022 y 1030, y Robert G. K a u f m a n ,
Heriry M. Jackson, Seattle, 2000, pp. 268-283 y 401-402.
12 Sobre la disposiciones estadounidenses para permitir la entrada a perseguidos, véase Ley Públi
ca 87-510 de 28 de junio de 1962, 76 Stat. 121, y su ampliación a los refugiados de Indochina en Ley
Pública 94-23 de 23 de mayo de 1975, 89 Stat. 87.
1! Se puede encontrar un breve análisis del desastre en Kenneth Q u iN N , «Explaining the Terror»,
en Karl D. Jackson (ed.), Rendezvous with Death, Princeton, 1989, pp. 215-240. El contraataque viet
namita se produjo entre el 25 de diciembre de 1978 y el 7 de enero de 1979.
1339
nilotas de África oriental, los segundos se parecían a los bantúes de África central, pero
los individuos de ambas tribus no siempre eran distinguibles por su apariencia, y los ma
trimonios mixtos estaban aumentando. Bajo el dominio belga, en la década de los treinta,
se introdujo un sistema de registro civil, en virtud del cual todos tenían que escoger una
u otra identidad; y en caso de los hijos de una unión mixta se aplicaba automáticamente
la filiación del padre.
Al contrario que los belgas flamencos y valones, los tutsis y los hutus no habían con
seguido vivir en completa armonía, a pesar de que hablaban una lengua común, el km-
yaruanda, y vivían en comunidades entremezcladas. Los tutsis, probablemente el 14 por
100 de la población, eran históricamente dominantes en el ámbito económico y social,
pero el país en conjunto, con su elevada tasa de natalidad y su baja esperanza de vida,
era pobre. Sin embargo, la población estaba mayoritariamente alfabetizada y había una
radio por cada doce personas. Se había establecido una burocracia eficaz, con prefectos
y burgomaestres, y los registros civiles locales se mantenían al día.
La tensión y la violencia entre hutus y tutsis se apoderaron de la Ruanda indepen
diente, y en 1993 el gobierno dominado por los hutus adoptó medidas fatídicas. Dado
que su ejército de aproximadamente 7.000 soldados, guardias presidenciales y gendar
mes incluidos, no podía permitirse comprar existencias de armas para una fuerza muy
ampliada, dobló sus importaciones de machetes. Movilizaron dos milicias hutus, com
puestas por las secciones juveniles de dos partidos políticos: la Interahamue y la Impu-
zamugambi. Para evitar que los confundieran con las víctimas tutsis, llevaban colores
identificativos, atuendo azul y amarillo, en un caso, y pañuelos de color negro, amari
llo y rojo, en el otro. Cuando se trasladaban a las comunidades que habían establecido
como objetivo, también se adornaban con una hoja representativa de la planta que cre
cía en su lugar de origen.
Los preparativos llamaron la atención del general canadiense Dallaire, que manda
ba 2.500 cascos azules de Naciones Unidas encargados de mantener una tregua entre
las facciones armadas hutus y tutsis. En enero de 1994, un informante le dijo que iban
a introducir en un registro a los tutsis de la capital, Kigali, que atacarían a un contin
gente de cascos azules belgas para provocar su partida, y que podrían morir masas de
tutsis. Cuando se desató la violencia, Dallaire solicitó refuerzos para adoptar medidas
preventivas, pero el cuartel general de Naciones Unidas en N ueva York le ordenó man
tenerse imparcial y no salirse de las órdenes recibidas más que para garantizar la eva
cuación de extranjeros14.
La matanza de tutsis empezó el 7 de abril de 1994, un día después de que el presi
dente de Ruanda y el del adyacente Burundi murieran en accidente aéreo. Comenza
ron a disparar contra los tutsis en la región de la capital, Kigali. En pocos días, la ope
14 S a m a n t h a P o w e r , A P r o b la n b r o m H e ll, N u e v a Y o rk , 2 0 0 2 , p p . 3 4 3 - 3 5 3 .
1340
ración se extendió a grandes partes del país. Las distancias eran suficientemente peque-
ñas, y el ejército y la milicia suficientemente móviles como para trasladarse de un lugar
a otro, pero buena parte de la tarea se confió a hutus locales cuyo respaldo convocaron,
y a los «intelectuales» alfabetizados que debían comprobar los pases de quienes se m o
vieran por las carreteras. Se emplearon tretas para atraer a los tutsis a trampas: garan
tías de transporte hacia la seguridad, de refugio en las iglesias, promesas de protección
de las unidades de paz extranjeras en el vecindario. En el interior, se desarrollaron rápi
damente eufemismos primitivos: los tutsis eran «invenzi» (cucarachas), matar era «tra
bajar», y los m achetes eran «herramientas».
La máquina de destrucción se enfrentaba a dos obstáculos posibles. Los cascos azu
les cercanos podían intervenir, y los refugiados tutsis armados unidos a disidentes hutus
en un Frente Patriótico Ruandés ocupaban una franja de unos 15 kilómetros de pro
fundidad en la frontera norte. Los países europeos y Estados Unidos, sin embargo, se
mostraron reacios a usar la fuerza, aunque sólo fuera porque no soportaban las bajas en
sus propias filas. Después de que murieran diez belgas, los 400 cascos azules belgas
abandonaron el país, y el 25 de abril se habían retirado los 2.000 soldados de D allaire15.
Las unidades del Frente Patriótico Ruandés se pusieron en movimiento casi inmediata
mente, pero su principal objetivo -conseguir el control- exigía avanzar hacia regiones
escasamente habitadas por tutsis. Razonaban que la matanza de víctimas era, en cual
quier caso, tan rápida que el rescate a gran escala resultaba imposible.
Los tutsis capturaron Kigali el 4 de julio, y completaron su avance el 21 de agosto de
1994. Habían conseguido una victoria completa, matando a bastantes hutus por el camino,
pero los muertos tutsis superaban los 500.000. En cifras aproximadas, los tutsis de Ruanda
a comienzos de abril podían ser sólo aproximadamente la décima parte de los judíos
capturados por el torno alemán, pero porcentualmente la pérdida de tutsis fue tan ele
vada como los cinco millones de muertos judíos16.
15 Ibid., pp. 366-369. Respecto al texto de la Resolución 912 del Consejo de Seguridad de 21 de
abril de 1994, que autoriza una reducción de los efectivos de las fuerzas de paz presentes en el área,
véase United Nations Blue Book Series, vol. X, T h e U nited N a tio n s an d R w an d a, ¡9 9 3 - 1 9 9 6 , Nueva
York, 1996, pp. 268-269. La Resolución se basaba en el Informe Especial 470 de la Secretaría Gene
ral de Naciones Unidas que bosqueja tres alternativas, 20 de abril de 1994, en ibid., pp. 262-265.
16 Una crónica extensa de la operación hutu, de la que se ha obtenido la mayor parte de la infor
mación incluida en estas páginas, es la de Alison Des Forges, basada en la investigación de ocho cola
boradores, y publicada por Human Rights Watch y la Federation internationale des ligues des droits
de l’h om m e, Leave Nene to Tell the Tale, Nueva York y París, 1999. Véase también Alain D e s t e x h e ,
R w an da a n d G en ocid e in the Tuientieth G en tu ry , Nueva York, 1994 y 1995; y Arthur Jay K lin g h o f f e r ,
.The In tern ation al D im ensión o f G en ocid e in R w a n d a , Nueva York, 1998. Respecto al porcentaje de
muertes y a la posibilidad de intervencicin extranjera, véase Alan J. KuPERMAN, «Rwanda in Retros-
pect», Foreign A ffa irs 79 (2000), pp. 94-1 18.
1341
El desastre de los tutsis se desarrolló a la vista de todo el mundo. Ninguna crisis mun
dial ocultó este suceso. No había una escasez de aviones o tropas que entorpeciera la
acción compensatoria. El reto se planteó, pero no se aceptó. Los especialistas jurídicos
del Departamento de Estado estadounidense se opusieron incluso a que se usara la pala
bra «genocidio» con respecto a Ruanda, para evitar que dicho uso se interpretara como
obligación de hacer algo. El 30 de abril, en un mensaje emitido por la radio pública, el
presidente William Clinton hizo referencia sólo a los «horrores de la guerra civil y a los
asesinatos masivos acaecidos en Ruanda» en el transcurso de las tres semanas prece
dentes17; y el 17 de mayo, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas emitió una reso
lución unánime para condenar el «asesinato de civiles» y para decidir que se mantendría
«activamente pendiente del asun to»18. La historia se había repetido.
17 Texto del mensaje presidencial emitido por radio, 30 de abril de 1994, en Departamento de
Estado, Dispatch, 2 de mayo de 1994, p. 250.
18 Texto de la Resolución 918 adoptada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el 17 de
mayo de 1994, en The United Nations and Rwanda, pp. 282-284. En esta Resolución, el Consejo de Segu
ridad autorizó un incremento de la fuerza de intervención hasta los 5.500 hombres. No se desplegaron
rápidamente, y el 31 de mayo las fuerzas gubernamentales todavía controlaban la mitad occidental
del país. Véase el mapa en ibid., p. 298.
1342
A p é n d ic e s
Apéndice A
Rangos alemanes
Reichsminister Reichsministerium
Staatssekretár - StS.
Unterstaatssekretar - U StS. Abteilung
Ministerialdirektor - MinDir.
Ministerialdirigent - MinDirig. Unterabteilung o Amt o Amtsgruppe
N ota: véase Arnold Brccht, The A rt and Technique nj Adm inistrarían in G erm án M inistries, Cambridge, 1940,
pp. 171-185. El Referent (nivel de Referat) era normalmente un experto. La mayoría de las primeras redaccio
nes de los decretos las preparaban los Referenten. lbid., pp. 179-182. Respecto a las clasificaciones completas
por salario, véanse los siguientes decretos: 16 de diciembre de 1927, RCiBl I, 349; 19 de marzo de 1937,
RGD1 I, 342; 30 de marzo de 1943, RGB1 I, 189.
1345
C u a d ro A .2 . R an g o s de las S S y del E jército
1346
Apéndice B
Estadísticas de judíos
fallecidos
1347
Durante su servicio en la Dirección General de Seguridad del Reich, Eichmann
había recogido numerosos informes con estadísticas sumables6. Después de la guerra,
las organizaciones judías hicieron sus propios cálculos, pero de manera completamente
diferente. El método principal de estas agrupaciones fue substraer de los datos de pos-
guerra (incluidos registros) las cifras o cálculos d eJos censos anteriores a la guerra. En
una recopilación mimeografiada e inédita preparada en junio de 1945 por el Instituto
de Asuntos Judíos (Institute of Jewish Affairs) de Nueva York, se calcula que el número
de muertos debió de ser entre 5.659.000 y 5.673.100, de los cuales 1.250.000 había
fallecido dentro de los límites abarcados por la U R SS en 1939. La cifra soviética se basó
en la suposición de que originalmente había habido 2 . 100.000 habitantes judíos en la
parte de ese territorio que sería ocupada por los alemanes, en que las autoridades sovié
ticas habían evacuado a la mitad de los residentes urbanos pero a un porcentaje menor
de la población rural de esta región, y en que quedaban 30.000 supervivientes'. Un año
después, Jacob Leszczynski, del Congreso Judío Mundial, calculó que el total de muer
tos era de 5.978.000, de los cuales 1.500.000 eran judíos soviéticos residentes en los
límites que el país abarcaba en agosto de 19398.
Hasta hoy, la mayoría de los cálculos publicados oscila entre los cinco y los seis millones.
Además, los métodos para calcular los resultados han sido esencialmente los mismos. Se
extrapolan las cifras a partir de los informes disponibles, a veces fragmentarios, emitidos
por los organismos alemanes, las autoridades satélites y los consejos judíos, o se refinan a
partir de comparaciones entre las estadísticas de preguerra y las de posguerra. Debe tener
se en cuenta, sin embargo, que los datos brutos raramente se explican por sí solos, y que
a menudo su interpretación exige usar voluminosos materiales de trasfondo, que a su vez
han de ser analizados. Por consiguiente, es posible acumular suposición sobre suposición,
y los márgenes de error pueden ser mayores de lo que parecen. Bajo estas circunstancias,
la exactitud se hace imposible.
A D IC IÓ N
1348
yen en tres categorías: muertes como resultado de ( 1 ) privación, generalmente hambre y
enfermedades en los guetos, (2) ametrallamientos y (3) deportaciones a los campos de ex
terminio. Esta división se corresponde con una amplia segmentación jurisdiccional de
la propia burocracia.
Las estadísticas de privación las mantenían los consejos judíos, que las transmitían
a los órganos supervisores alemanes, que a su vez utilizaban las cifras para disminuir las
raciones y el espacio. Hay tabulaciones que indican la mortalidad judía en el área del
Reich-Protektorat, y existen también enumeraciones detalladas de los guetos de Varso-
via y de Lódz, pero escasean los datos respecto a otras localidades. Por consiguiente, la
privación es difícil de medir. Entre las principales causas de fallecimiento, es la catego
ría más reducida, pero también la menos segura.
Las estadísticas sobre los ametrallamientos las recopilaron las unidades de las SS y de
la Policía, especialmente los Einsatzgruppen. A veces, estas formaciones parecían justi
ficar su existencia con números. La atención al detalle se revela en el informe de campo
del Einsatzkommando 3, con su desglose de los ametrallamientos por fecha, localidad y
tipo de víctima9.
Los informes de situación de los Einsatzgruppen se consolidaban diariamente en la
R SH A para distribuirlos a destinatarios privilegiados. Estos largos documentos contie
nen muchas estadísticas, pero no son ni mucho menos tan detalladas como las cifras que
llenan seis páginas en el informe de avance preparado por el Einsatzkommando 3 sobre
el terreno. Algunas de las cifras acumulativas en las consolidaciones diarias no especifi
can los intervalos de tiempo, y a veces no revelan si se ha tenido en cuenta el resultado
completo de una operación conjunta con alguna otra formación. Cuando se reconocen
los ametrallamientos de otras organizaciones, como la Policía del Orden desplegada por
un alto responsable de las SS y de la Policía, las cifras son a menudo aproximadas.
Aparte de dichas variaciones en los informes de los Einsatzgruppen, hay importan
tes vacíos en la imagen total. Las descripciones de los ametrallamientos efectuados en
1942 y 1943 son menos completas que las de 1941, y los ametrallamientos de menor
escala llevados a cabo por el ejército o por las SS en las áreas de retaguardia del frente
ruso, o por organismos civiles, quedan a menudo sin comunicar.
El tercer conjunto de estadísticas, que se refiere a las deportaciones, es numéricamen
te la categoría más amplia. De nuevo podemos recordar que hubo ocasiones para el cóm
puto meticuloso. En los países occidentales, en el área del Reich-Protektorat, y en Eslo-
vaquia, los transportes se planearon con listas. En Bélgica, Francia e Italia, las listas de
nombres, confeccionadas en los campos de tránsito, han sobrevivido en buena medida
intactas. Respecto a Macedonia y la Tracia, ambas bajo dominio búlgaro, y también res
1349
pecto a Hungría, hay más de un grupo de estadísticas, con ligeras diferencias entre los
informes. En Polonia, la administración ferroviaria pedía a veces a su personal que infor
mara del número de deportados por tren, para poder presentar la factura consiguiente a
la Policía de Seguridad.
En ocasiones, la docum entación no sólo indica el lugar de deportación, sino tam
bién el punto de llegada. Las rutas de algunos de los transportes se pueden obtener de
los informes de los ferrocarriles o de vigilantes de la Policía del Orden. Las paradas en
los guetos de Lódz o de Theresienstadt se registraban. Los judíos deportados ametra
llados en Minsk, Riga o Kaunas se mencionaban en el contexto de las operaciones de
exterminio locales. El informe de Stroop determina que Treblinka fue el destino de
6.926 judíos en el transcurso de la batalla del gueto de Varsovia, en 1943. Debería seña
larse, sin embargo, que las administraciones de los campos no realizaban un cómputo
sistemático de las llegadas. Los deportados descargados en Treblinka, Belzec y Sobibór
se enviaban apresuradamente a las cámaras de gas. Incluso en Auschwitz y Lublin sólo
registraban a aquellos judíos a los que mantenían vivos durante un tiempo. Las multi
tudes eran gaseadas de inmediato.
La piedra angular de todos los documentos alemanes es la recapitulación hecha por
el estadístico Dr. Richard Korherr sobre la «solución final de la cuestión judía». El docu
mento de dieciséis páginas, fechado el 23 de marzo de 1943, resume la situación a 31
de diciembre de 1942. U n suplemento de siete páginas, limitado a las estadísticas de
deportación, hace referencia a los tres primeros meses de 194310.
No todo lo referente al informe Korherr, ni siquiera cuál es su verdadero propósito, está
completamente claro. Del hecho de que se eligiera como punto de referencia el mortal año
1350
de 194211, podríamos colegir que estaba pensado como un informe de evolución. Pero se
trataba de algo más que una suma. A finales de 1942, Himmler estaba siendo atacado por
Albert Speer, ministro de Producción Bélica, y por el general Fromm, jefe del Ejército de
Reemplazo, a quienes preocupaba cada vez más la conservación de la mano de obra. La
«solución final» amenazaba las reservas de trabajadores judíos, y los campos de concentra-
ción se estaban tragando a posibles soldados alemanes. Speer y Fromm, evidentemente con-
fabulados, se aproximaron al propio Hitler para cuestionar la adecuación y la veracidad de
las estadísticas de captura y detención presentadas por la Dirección General de Seguridad
del Reich12. La queja que se deduce, que las SS se negaban a revelar en qué medida esta
ban afectando a los recursos humanos, puso a Himmler ante un extraño dilema. ¿Cómo
podía mostrar la plena medida de sus logros a Adolf Hitler, pero formulándolos en unos tér
minos apropiados para el «camuflaje» (Tamung) ? Para esta tarea, necesitaba a su estadísti
co profesional, Korherr, un hombre cuyas credenciales no se podían impugnar. El 18 de
enero de 1943, Himmler ordenó a Korherr que recopilara el informe13, pero después exigió
que se eliminaran las referencias que el borrador hacía al «tratamiento especial» (Soriderbe-
handlung) y ordenó emplear una redacción que al lector casual sólo le dijera quiénes eran
los judíos que habían sido «arrastrados» (durchgeschleusst) a campos indeterm inados14.
N o sorprende que la mayoría de las estadísticas confeccionadas por Korherr proce
dieran de la R SH A . En las declaraciones que hizo después de la guerra, se mostró vago
respecto a las reuniones y a las conversaciones15, pero Eichmann recordaba claramen
te a un «hosco» estadístico en busca de una visión general. Hablaron, dijo Eichmann,
sobre los campos y «naturalmente» sobre a cuántos judíos había dado muerte (urm
Leben gebracht hatte) el responsable de las SS y de la Policía Globocnik en el General-
gouvcrnement, y a cuántos judíos habían matado los jefes de los Einsatzgruppen bajo
su propia jurisdicción (in eigener Zustandigkeit getdtet hettten)16.
11 Himmler había ordenado la destrucción de los judíos del G eneralgouvernem ent a finales de
ese año. Himmler a Kriiger, 19 de julio de 1942, N O -5574.
12 Entrada en el diario de Gerhard Engel (asistente militar en el cuartel general de Hitler) corres
pondiente al 19 de diciembre de 1942, en Hildegard von K o t z e (ed.), H eeresad ju tan t bei H itler, Stutt-
gart, 1974, pp. 141-142.
n Korherr a Brandt, 23 de marzo de 1943, N O -5195.
14 Brandt a Korherr, 10 de abril de 1943, N O -5 196.
Declaración de Korherr, 13 de julio de 1951, Am tsgericht Regensburg, en Zentrale Stelle Lud-
vvigsburg, 202 A R 72/60, pp. 207-221; declaración prestada el 26 de mayo de 1962, ante la fiscalía del
Landgericht de Hamburgo, 141 Js 573/60, Zentrale Stelle 202 A R 74/60, pp. 2214-2217; declaración pres
tada el 6 de enero de 1963, ante la fiscalía de Regensburg, I 9 Js 121/62; y la declaración prestada el 22
de enero de 1965, ante la fiscalía de Regensburg, 9 Js 121/62, Zentrale Stelle 412 A R 536/61, pp. 49-52.
16 A . Eichmann, lch, A d o lf E ich m an n , cit., pp. 474-475. Eichm ann no menciona el nombre de
Korherr. Korherr declara que tenía un adjunto, el Dr. Roderich Píate, y un ayudante adm inistrativo
1351
Aunque Korherr consultó también con la W V H A sobre los presos judíos registrados
en Auschwitz, Lublin y otros campos de concentración regulares, y con un funcionario
judío sobre los datos referentes a los judíos alemanes, no investigó en ningún otro sitio,
de acuerdo con su testimonio. Seguramente, habría sido difícil, por no decir impensable,
acercarse al Ministerio de Asuntos Exteriores o al Reichsbahn, y mucho menos a los go-
biernos extranjeros implicados en las deportaciones. De hecho, el informe de Korherr no
contiene referencias a las compañías de trabajo húngaras compuestas por judíos, a los ame-
trallamientos rumanos, ni a los campos croatas. Mucho menos creíble, sin embargo, es la
afirmación de que ni siquiera entendía las cifras de su informe o que no se había dado cuen-
ta de que los Einsatzgruppen mataban personas. En los años de posguerra, Korherr, en
cuanto potencial testigo o acusado en los procedimientos judiciales de Alemania Occi-
dental, era un hombre asustado, y convirtió la ignorancia en su emblema.
En 1944 o en 1945 no se preparó un resumen final, aunque en la oficina de Eich-
mann se reunieron estadísticas de las nuevas deportaciones1'. Durante los últimos seis
meses de la guerra, en un momento en el que comenzaron las marchas a pie y se pro
dujeron traslados de presos de unos campos a otros, el sistema nazi se vino abajo, y con
él los cómputos.
SU BST R A C C IÓ N
con conocim ientos de estadística, el Hauptsturmführer Hofmann. Sobre Korherr y Píate, véase tam
bién Gotz A ly y Karl Heinz R o t h , D ie restlose E rfassu n g , Berlín, 1984, pp. 32-35 y 60-61. A ly y Roth
se refieren a la inscripción en registros y al cóm puto com o una herramienta de la política poblacio-
nal durante el nazismo. U no de los capítulos está dedicado a la obtención de datos sobre los judíos
por parte de los alemanes.
17 Testimonio de Eichmann, 6 de julio de 1961, transcripción en inglés del juicio contra Eich
mann, sesión 87, p. Y 1.
1352
están fechadas en 1939 y 1959, o si no hay una forma sencilla de trazar líneas concep
tuales entre la guerra y el Holocausto.
La cuestión de quién fue víctima del Holocausto surge en referencia a las muertes
provocadas por la privación, especialmente si alguien sucumbió en condiciones cerca-
ñas a una guetización completa, o murió mientras se mantenía oculto o después de huir.
El Reich, por ejemplo, tenía después de 1939 una comunidad judía con una edad media
avanzada, y en todas las áreas de Europa había personas suficientemente mayores o
enfermas como para tener una corta esperanza de vida. Aun así, no se pueden descon
tar de las muertes provocadas por el Holocausto las muertes que habrían ocurrido en
cualquier caso. Las comunidades judías se enfrentaron bajo la ocupación alemana a
unas condiciones verdaderamente duras, no a una normalidad hipotética, y especial
mente en la Polonia conquistada se debe suponer que cada vez fueron menos las muer
tes normales de judíos.
Bastante diferente, sin embargo, es la atribución de causa a las víctimas que fallecie
ron después de huir. En este caso, la clave es la motivación del refugiado. Millón y medio
de judíos se pusieron en movimiento después de que Alemania invadiera la U R SS el 22 de
junio de 1941. En la medida en que un número aún mayor de habitantes no judíos huye
ron -o fueron evacuados- sólo para sufrir tasas de mortalidad superiores a las normales
en el interior de la Unión Soviética, deberíamos saber cuántos judíos abandonaron su
hogar porque temieron un destino específicamente judío bajo el dominio alemán. En teo
ría, la cuestión no es imposible de responder. Si un tercio de los residentes eslavos y dos
tercios de la población judía de una ciudad dada habían huido o había sido trasladados,
se trata de una diferencia que debería al menos analizarse. Algunos de los muertos entre
los refugiados, aunque no todos, fueron víctimas del Holocausto. En la práctica, sin em
bargo, no resulta fácil traducir en números dichas conclusiones.
Una cifra, de decenas de miles, que no se revelaría en una substracción, es la de los
cristianos que murieron en el Holocausto porque los perpetradores los consideraron
judíos. M uchas de estas personas bautizadas estuvieron de hecho exentas por pertene
cer a un matrimonio mixto, pero otras fueron arrastradas a la espiral de destrucción. N i
siquiera en el gueto de Varsovia los cristianos eran un elemento completamente raro.
REC A PIT U LA C IÓ N
1353
r
Polonia
Número
estimado Población Exceso de
de judíos restante muertes y
antes de el 31 de emigración
la anexión diciembre Cóm puto de sobre los
alemana de 1942 «evacuaciones» nacimientos
Todas estas cifras necesitan interpretación. Las poblaciones iniciales, a pesar del
redondeo a 790.000 para los territorios incorporados y a 2.000.000 para el General-
1354
gouvernement, son notablemente similares a las que se obtendrían de una proyección
directa de los datos del censo polaco de 193118.
Los 297.914 judíos que, según se declara, permanecían en el Generalgouvernement
el 31 de diciembre de 1942, incluyen una cifra de 50.000 en Varsovia, que es demasia-
do baja19. Las cifras de «evacuación» dadas, de 222.1 17 y 1.274.166 respectivamente,
incorporan indudablemente judíos no polacos que temporalmente se encontraban
recluidos en los campos. Así, en el gueto de Lódz hay 20.000 judíos del Antiguo Reich,
Viena, Praga y Luxemburgo, y varios miles más del Reich y de Eslovaquia en el Gene-
ralgouvernement.
Korherr proporciona suficientes estadísticas como para hacer el siguiente desglose
de las cifras de «evacuación»:
18 Los límites de los 16 voivodatos de la Polonia de preguerra no se correspondían con los de las
divisiones adm inistrativas creadas por los alemanes, pero podrían usarse los datos locales del censo
polaco para calcular el tam año inicial de la población judía en cualquier distrito de nueva creación.
Korherr no proporcionó las cifras referentes a las partes polacas de los Reichskom m issariate antes de
la guerra.
19 Véanse también las reuniones celebradas en el Generalgouvernement el 26 de marzo y el 9 de
julio de 1943, sobre el censo «resumen» de la población del Generalgouvernement en Werner P r á G y
Wolfgang J a c o b m e y e r (eds.), D a s D iensttagebu ch des deutschen G en eralgo u v em eu rs m Polen, 1 9 3 9 -1 9 4 5 ,
Stuttgart, 1975, pp. 636 y 700. En marzo se dio una cifra total para el Generalgouvernement de
14.741.000 habitantes. En la segunda reunión, celebrada en julio, el Oberregierungsrat Dr. Josef Gótz,
jefe adjunto de la oficina de estadística del Generalgouvernement, proporcionó un desglose que incluía
203.000 judíos. Esta cifra no tenía en cuenta los miles de judíos no registrados (muchos ocultos) que
no recibían raciones. El censo se realizó el 1 de marzo de 1943. Korherr a Brandt, 27 de marzo de 1943,
T 175, Rollo 67.
1355
Complementando estos totales, disponemos de datos parciales correspondientes a
1943 y 1944. El gueto de Lódz, que de acuerdo con Korherr tenía aún 87.180 habitan-
tes a finales de 1942, fue barrido en agosto de 1944 cuando, como se señala en los archi-
vos de la Oficina de Estadística de Lódz, 73.563 personas fueron deportadas. Varsovia,
con unos 70.000 judíos restantes, fue escenario de una batalla librada por su gueto en
el transcurso de la cual todos, salvo unos cuantos miles, fueron matados en el momen
to o transportados a Lublin y Treblinka. De acuerdo con el informe presentado por el
responsable de las SS y de la Policía, Katzmann, el 30 de junio de 1943 quedaban en
Galitzia 21.156 judíos20. Los documentos disponibles sobre otras localidades muestran
una historia similar.
Korherr no tuvo en cuenta la «emigración» ni el «exceso de mortalidad», y no pudo
separar los dos conceptos cuando calculó sus totales combinados en 334.673 para los
territorios incorporados y 427.920 para el Generalgouvernement. En comparación con las
poblaciones iniciales, estas cifras son claramente desproporcionadas. Su proporción no es,
como se podría haber esperado, de 2:5, sino casi de 4:5. La principal explicación de esta
aparente discrepancia podría encontrarse en las huidas y las expulsiones desde los terri
torios incorporados al Generalgouvernement al principio de la ocupación alemana. No
hay una cifra precisa para estos movimientos, pero casi con seguridad los afectados fue
ron entre 50.000 y 100.00021. La suma de 334.673 y 427.920, que asciende a 762.593,
quizá esté tomada como indicativo de un déficit real de las dos regiones en su totalidad,
pero no como medida absoluta de las muertes por privación. Entre 150.000 y 200.000
judíos huyeron de esta área, especialmente al interior de la Unión Soviética. Su núme
ro, que corresponde a la «emigración» en el epígrafe de Korherr, debe restarse22.
20 Informe de Katzmann, 30 de junio de 1943, L-18. A dem ás, se había ocultado un número redu
cido de personas. El ejército informó en septiembre de que habían quedado en Lvov 6.000 judíos y
que la cuestión judía en Galitzia estaba «en conjunto» (im grossen u n d g an zen ) terminada. O F K 365
al W ehrkreiskommando GG, informe referente“al periodo comprendido entre el 16 de agosto y el 15
de septiembre de 1943, fechado el 17 de septiembre de 1943, Polonia 75022/13. D ocum ento en otro
tiempo localizado en A lexandria, Virginia.
21 Los datos de la oficina estadística de Lódz registran 61.086 partidas de judíos entre enero y
mayo de 1940, de ellos 51.739 en enero, febrero y marzo. Yad Vashem O 6/79. Los destinos no se indi
can, pero los tres primeros m eses coinciden con las expulsiones masivas. V éanse estadísticas adicio
nales en Wlodzimierz Jastrzebski, «Nazi D eportations of Polish and Jewish Population from Territo-
ries Incorporated into the Third R eich», artículo de la Com isión Principal para la Investigación de
Crím enes Nazis en Polonia/Sesión Científica Internacional sobre el Genocidio Nazi, Varsovia, 14-17
de abril de 1983.
22 Es necesario realizar ajustes adicionales para tener en cuenta los muertos por la guerra. Los ame-
trallamientos efectuados en el distrito de Bialystok y, durante 1941, también en Galitzia, se incluyeron
probablemente en el epígrafe «exceso de m uertes». Los nacim ientos y las muertes normales, si no se
1356
La tercera gran región de Polonia, sobre la que Korherr no proporciona detalles,
tenía una población inicial de 550.000 judíos. Estaba dividida en varios departamentos
administrativos, presentados aquí con el número de habitantes judíos someramente
proyectado a partir del censo de 1931:
Relativamente pocos residentes de estos distritos pudieron huir hacía la seguridad del
interior de la U R SS. H asta un tercio de los habitantes de la región de Vílna se había ido
ya cuando llegaron los alemanes; pero en su mayoría, estos refugiados sólo consiguieron
llegar a las áreas vecinas invadidas por las fuerzas alemanas. El Einsatzkommando 9, per-
feneciente al Einsatzgruppe B, mató a miles de judíos en Vilna durante el verano de
194123. El Einsatzkommando 3, perteneciente al Einsatzgruppe A, se hizo cargo poste
riormente de la región y ametralló a 34.622 judíos hasta el 25 de noviembre de 1941.
Para entonces, de acuerdo con el Kommando, sólo se mantenían en el gueto de Vilna
unos 15.000 judíos, como concesión a la producción bélica24. Había, sin embargo, varios
guetos vecinos más pequeños, que posteriormente fueron reducidos mediante ametra-
llamientos, y cuyos habitantes supervivientes fueron finalmente trasladados a Vilna. En
el verano de 1943, el gueto de Vilna se convirtió, en consecuencia, en una reserva de
20.000 personas, entre ellas 12.332 trabajadores censados. Después, ametrallaron a miles
compensan por completo, pueden constituir otra complicación. A nte estos problemas, podría resultar
tentador calcular las muertes por privación a partir exclusivam ente de los datos disponibles sobre los
guetos de Lódz y de Varsovia. Las dos comunidades perdieron bajo la guetización aproximadamente
el 19 por 100 de su población conjunta. Para la totalidad de Polonia (sin tener en cuenta los muertos por
la guerra y los huidos) ese porcentaje supondría un total de casi 600.000 m u erto s. Varsovia y Lódz no son,
sin embargo, suficientemente típicos. A lgunos de los llam ados guetos abiertos, de m enor tamaño, fue
ron menos duros, y otros guetos no duraron tanto.
23 R S H A IV-A-1, Informe sobre O peraciones núm. 21, 13 de julio de 1941, N O -2937, y R S H A
IV-A-1, Informe sobre O peraciones núm. 67, 29 de agosto de 1941, N O -2837.
24 Informe del Einsatzkommando 3, 1 de diciembre de 1941, Fb 85/2.
1357
de ellos, y a los restantes los enviaron a Estonia, Letonia y Sobibór para someterlos a
más trabajo, más selecciones y más muertes25.
El área de Wilejka fue sometida a más ametrallamientos en marzo de 194226, y el 31
de julio de 1942, Kube, Generalkommissar de la Rusia Blanca, informó de la reanuda-
ción de los ametrallamientos. Kube anotó también una acción precipitada del ejército
alemán en la vecina población de Gfebokie y sus alrededores, la cual provocó la muer
te de 10.000 judíos2'.
El Hauptkommissariat de Baranóvichi (Baranowicze) se inundó de ametrallamien-
tos durante 1941 y 1942. El 8 de agosto de 1942, se comunicó la muerte de 95.000
judíos, y se suponía que 6.000 se mantenían ocultos28. A finales de 1942, una expedi
ción de von Gottberg, responsable de las SS y de la Policía en la Rusia Blanca, redujo
la población de judíos huidos en la parte occidental del Hauptkommissariat matando
a 3.65829.
El Einsatzgruppe C y un destacamento de la Policía de Seguridad del Generalgou-
vernement recorrieron Volinia en 1941- Juntos, mataron a muchos miles de judíos30. En
noviembre de 1941, unidades del responsable máximo de las SS y de la Policía del Sur
masacraron a unos 15.000 judíos en la ciudad de R ovno:11. En el verano de 1943 co
menzó una matanza masiva. El 29 de diciembre de 1942, Himmler comunicó a Hitler que
desde agosto a noviembre habían «ejecutado» a 363.211 judíos en Ucrania, el sur de Ru
25 Yitzhak A rad, G h etto in F lam es, N ueva York, 1982, pp. 209-212, 293, 296, 318, 333 ss.; y Bel-
zec, Sobibor, Treblinka, Bloomington, Indiana, 1987, p. 137. La estadística está tom ada de la Wehr-
wirtschafts-Aussenstelle de Vilna, informe correspondiente a octubre de 1943, Wi/ID 3.26, conser
vado en A lexandria, Virginia, en los años de posguerra.
26 R S H A IV-A-1, Informe sobre O peraciones núm. 178, 9 de marzo de 1942, N O -3241, y RSH A
IV-A-1, Informe sobre O peraciones núm. 184, 23 de marzo de 1942, N O -3235.
2' Kube al Reichskommissar Lohse, 31 de julio de 1942, PS-3428. H aase, Gebietskomm issar en
funciones de la vecina Wilejka, com unicó el 8 de abril de 1943 que había aún 3.000 judíos vivos en
esa zona. A cta de la reunión de Gebietskomm issare, Fb 85/1.
28 H auptkom m issar de Baranóvichi al Generalkom m issar de la Rusia Blanca (Kube), 27 de agos
to de 1942, N G -1315.
29 Informe del Generalkom m issar de la Rusia Blanca/III (firmado Preckwinkel), 31 de diciembre
de 1942, W i/ID 2.705, N úm ero de A cceso (G reert N u m b e r) 6. En abril de 1943, Hanweg, General-
kommissar de Lida (perteneciente al H auptkom m issariat de Barnóvichi) informó de que en su área
vivían aún 4-419 judíos. Fb 85/1.
30 R SH A IV-A-1, Informe de O peraciones núm. 28, 20 de julio de 1941, N O -2943. R S H A IV-
A-1, Informe sobre O peraciones núm. 43, 5 de agosto de 1941, N O -2949. R S H A IV-A-1, Informe
sobre O peraciones núm. 56, 18 de agosto de 1941, N O -2848. R S H A IV-A-1, Informe sobre O pera
ciones núm. 58, 20 de agosto de 1941, N O -2846. R S H A IV-A-1, Informe sobre O peraciones núm.
66, 28 de agosto de 1941, N O -2839.
31 R S H A IV-A-1, Informe sobre O peraciones núm. 143, 8 de diciembre de 1941, N O -2827.
1358
sia y el distrito de Biafystok32. N o cabe mucha duda de que la gran mayoría de estas víc
timas vivía en la parte volinia del Generalbezirk de Volinia-Podolia. El barrido se realizó
sin tener en cuenta la producción de carretillas y textiles en las fábricas. En un gueto tras
otro, los trabajadores y sus familias fueron barridos de la noche a la mañana. Los judíos
volinios fueron aniquilados33.
En conjunto, la comunidad judía polaca perdió más de 500.000 personas en los gue
tos, bastantes más de 700.000 en los ametrallamientos, y hasta 1.700.000 en los cam
pos. Algunos que buscaron refugio en la Unión Soviética, pero murieron allí de priva
ción, fueron también víctimas. A buen seguro, este tipo de cálculo es en el mejor de los
casos una aproximación. La tendencia general de la suma puede, sin embargo, com pa
rarse con el resultado obtenido de una substracción simple34.
32 Himmler a Hitler, 29 de diciembre de 1942, N O -1 128. Las muertes fueron obra de Priitzmann, alto
mando de las SS y de la Policía. Véanse los informes que envió a Himmler el 26 y el 27 de diciembre de
1942, el primero de ellos con estadísticas y el segundo con descripciones de las operaciones antipartisanas
centradas en el norte de Volinia y en áreas adyacentes del distrito de Bialystok, T 175, Rollo 124.
33 Entre el 21 de febrero y el 21 de abril de 1943 capturaron a 61 judíos en total. Informe del Ge-
neralkommissar de Volinia-Podolia, 30 de abril de 1943, EA P 99/77, en archivos de Alexandria, Virginia,
en los años de posguerra. El 21 de marzo de 1944, el Gebietskommissariat de Brest-Litovsk (en Volinia)
informó de que el área estaba libre de judíos. EAP 99/85, en Alexandria durante los años de posguerra.
34 Informe del Com ité de Investigación A nglo-Estadounidense referente a los problemas de los ju
díos europeos y Palestina, 20 de abril de 1946, Londres, Cm d. 6808, pp. 58-59. Philip F r je d m a n , R oad s
to Extinction, N ueva York y Filadelfia, 1980, pp. 211 -243. Volúmenes anuales de posguerra del A m erican
Jew ish Yearbook.
1359
Aunque es difícil alcanzar la precisión incluso en los cómputos de posguerra, estas
cifras son suficientemente bajas como para sugerir que los supervivientes, y los muertos
debidos a causas distintas del Holocausto, no podían haber sido más de 400.OOO35. Por
consiguiente, la imagen general es que murieron aproximadamente tres millones de
personas.
La URSS
Á rea alemana
Operaciones de los Einsatzgruppen
Einsatzgruppc A
1 de febrero de 1942: 218.050 judíos.
Cifra definitiva de víctimas muy
superior. Operó en la región del
Báltico, norte de Rusia, Minsk y
Baranóvichi. Porción soviética: pocas decenas de miles
Einsatzgruppe B
15 de diciembre de 1942: 134-298
personas. La cifra definitiva de
víctimas no fue mucho más elevada.
Operó principalmente en el área
militar del Grupo del Ejército del
Centro. Judíos sólo, porción soviética: unos 100.000
35 El cálculo oficial polaco es congruente con la suposición de que entre 1931 y 1939 la pobla
ción judía aum entó a un ritmo más bajo que la no judía, y que la em igración judía excedió a la inmi
gración. El cálculo no incluye a los conversos. En la tabulación, se supone que los nacim ientos entre
1939 y 1945/1946 no han sido m ás elevados ni m ás bajos que las muertes normales. A lgunos super
vivientes no se registraron, pero otros se contaron dos veces.
1360
Einsatzgruppe C
Sonderkommando 4a, hasta el 30 de
noviembre de 1941: 59.018 personas
Einsatzkommando 5, hasta el 7 de
diciembre de 1941: 36.147 personas.
La cifra definitiva de todo el
Einsatzgruppe probablemente
superara las 120.000 víctimas.
Operó principalmente en Ucrania.
Judíos sólo, porción soviética: más de 100.000
Einsatzgruppe D
8 de abril de 1942: 91.678 personas.
Cifra definitiva, unos 100.000.
Operó principalmente en el sur
de Ucrania, Crimea y el Cáucaso.
Judíos sólo, porciones soviéticas: unos 90.000
Responsables máximos de las SS y de la
Policía
Matanzas de judíos soviéticos en 1941
en Berdichev, Dniepropetrovsk y
otras localidades: unos 50.000
Matanzas en 1942 y 1943 dentro de
la antigua parte soviética de la
Rusia Blanca: miles
Porción de los 363.211 judíos matados
en 1942 en el distrito Bialystok,
Ucrania y el sur de Rusia
correspondiente a judíos de las
antiguas partes soviéticas: miles
Escala más reducida de judíos muertos
por el ejército alemán, autoridades locales
y en campos de prisioneros de guerra: hasta 100.000
Muertes en guetos y de judíos huidos decenas de miles
Area rumana (Transnistria)
Am etrallamiento de judíos soviéticos en
Odessa-Dalnik, en la prefectura de Golta
y en el área de Berezovka: hasta 150.000
Muertes de judíos soviéticos en los guetos
de Transnistria: pocas decenas de miles
El total podría superar los 700.000
1361
Las cifras totales correspondientes a los Einsatzgruppen hacen referencia a las fechas
disponibles más recientes36, pero hay también datos fragmentarios respecto a posterio
res matanzas e indicaciones ocasionales de ametrallamientos posteriores que iban a
tener lugar. Por ejemplo, el Einsatzgruppe C comunicó el 4 de febrero de 1942 que esta
ba realizando extensos preparativos para ametrallar a los judíos de Kharkov3'', y el Ein-
satzgruppe D, que en el verano de 1942 avanzó desde Rostov hasta la región de Pian-
gorsk-Yessentuki-Kislovodsk en el Cáucaso, dejó atrás una proclama, fechada el 7 de
septiembre de 1942, ordenando a los judíos de Kislovodsk que se reunieran38. El infor
me de Korherr contiene una sola referencia a la «evacuación» de 633.300 judíos de las
«áreas rusas, incluidos los antiguos países bálticos, desde el comienzo de la campaña del
Este». La cifra, de acuerdo con el informe, la proporcionó la R SH A ; y en el interroga
torio al que fue sometido después de la guerra, Korherr lo denominó un «número case
ro», expresión utilizada por los estadísticos alemanes para una exactitud aparente y
carente de significado conocido39. Poca duda cabe, sin embargo, de que la R SH A pre
tendía transmitir una cifra general de víctimas de los Einsatzgruppen, y que un obser
vador distante, trabajando con los documentos disponibles, podría obtener un resul
tado similar40.
36 Informe borrador del Einsatzgruppe A (sin fechar), PS-2273. Informe del Einsatzgruppe B al
Grupo del Ejército del Centro/Ic, 29 de diciembre de 1942, Archivos Estatales Centrales de la Fede
ración Rusa, Fondo 655, Opis 1, Carpeta 3. Kommandos 4a y 5 en R SH A IV-A-1, Informe sobre Ope
raciones núm. 156, 16 de enero de 1942, N 0-3405. Einsatzgruppe D en R SH A IV-A-1, Informe
sobre Operaciones núm. 195, 8 de abril de 1942, NO-3359.
3/ RSH A IV-A-1 Informe sobre Operaciones núm. 164, 4 de febrero de 1942, NO-3399. Informes
redactados por el oficial de enlace de la Oficina de Economía Armamentística con el Sexto Ejército
(teniente coronel Maier), 24 de noviembre y 3 y 18 de diciembre de 1941, Wi/ID 2.198. Véase también
el relato de Maria Markovna Sokol, superviviente de Kharkov, en Ilya El IRENBURG y Vasily G r o s s m a n
(eds.), The Black Book, Nueva York, 1981, pp. 51-56.
38 Proclama de Kislovodsk en USRR-IA (2-4). Véase también el relato de Moisey Samoylovich
Evenson, superviviente de Kislovodsk, en I. Ehrenburg y V. Grossman (eds.), The Black Book, cit.,
pp. 265-270.
39 Declaración de Korherr, 31 de julio de 1951, Zentrale Stelle Ludwigsburg 202 AR 72/60,
pp. 215-216.
40 Un total de 55.000 judíos, matados en el verano de 1942 en el área de la Rusia Blanca (prin
cipalmente en lo que antes de la guerra era territorio polaco) se asignaron probablemente a la cuen
ta del Einsatzgruppe A. También es posible que se incluyeran los Kommandos de la Policía de Segu
ridad del Generalgouvernement, transformados en Einsatzgruppe para Operaciones Especiales, y que
en 1941 operaban en las áreas recientemente ocupadas de la Polonia oriental. Se puede encontrar un
análisis de las cifras de los Einsatzgruppen en Helmut K r a u s n i c k y Hans-Heinrich W lLHELM , Die Truppe
des Weltanschauungskrieges, Stuttgart, 1981, pp. 605-609, 618-622.
1362
Korherr declara específicamente en los últimos párrafos de su informe que sólo había
podido registrar parcialmente «las muertes de los judíos soviéticos rusos en los territo
rios ocupados del Este». N o disponía de las estadísticas respectivas a las matanzas orga
nizadas por los responsables máximos de las SS y de la Policía, que informaban a Hitler
directamente, y no intentó calcular la muerte en los guetos41.
Los datos rumanos sólo se pueden redondear. Respecto a la masacre de Odessa, proba
blemente la mayor de la guerra, un oficial de inteligencia alemán en contacto con un infor
mante rumano oyó la cifra de 59.000, pero los cálculos realizados por Rumania en la pos
guerra son algo menores42. Respecto a las muertes perpetradas por los rumanos en la
prefectura de Golta, el total establecido en la posguerra se acerca a 70.00043, y respec
to a las matanzas de la región de Berezovka, perpetradas por un Kommando de etnia
alemana organizada por la Volksdeutsche Mittelstelle, hay documentos que hablan de
28.000 muertos44. El número de judíos soviéticos muertos de inanición y enfermedades
sólo se puede calcular a partir de los informes que indican el número de expulsados ru
manos y habitantes autóctonos que vivían en los mismos guetos de Transnistria45. Se
conoce la fuerte tasa de mortalidad de los judíos rumanos, y la de los soviéticos no pudo
haber sido mucho menor.
D ada la importancia de establecer una cifra total para la Unión Soviética, debería
mos intentar derivarla también de los datos del censo soviético. El punto de partida de
esta substracción son el censo de 1939 y el de 1959:
41 Las muertes perpetradas por los altos responsables de las SS y de la Policía que operaban en
las áreas de los Einsatzgruppen en 1941 se recogen en los resúmenes diarios redactados por la RSHA.
Véase, en particular, RSH A IV-A-1, Informe sobre Operaciones núm. 94, 25 de septiembre de 1941,
NO-3146.
42 Director de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (Abwehr) en Rumania (firmado Rodler) al Un
décimo Ejército/Inteligencia, y secciones de inteligencia de las misiones del ejército de tierra, la arma
da y las fuerzas aéreas de Alemania en Rumania, 4 de noviembre de 1941, T 501, Rollo 278. Otros
materiales en Matatías C a r p , Cartea Neagrá, Bucarest, 1946-1948, vol. 3, pp. 199-209.
43 Extracto de la acusación contra imputados rumanos ante el Tribunal Popular de Bucarest, M.
Carp, Cartea Neagrá, cit., vol. 3, pp. 215-216, 225-226.
44 Nota, probablemente de Triska (Ministerio de Asuntos Exteriores alemán), 16 de mayo de 1942,
NG-4817.
45 Véase el informe detallado de la comisión judía (firmado por Fred Saraga), 31 de enero de
1943, Yad Vashem M 20.
1363
El cómputo de 2.267.814 correspondiente a 1959 incluye al menos 100.000 super-
vivientes de territorios polacos, bálticos y rumanos que no formaban parte de la Unión
Soviética en 1939; por consiguiente la disminución, ajustada a las anteriores fronteras
de la U RSS, es superior a 850.00046.
La siguiente cuestión es el impacto de nacimientos y muertes normales entre los dos
censos. Desde enero de 1939 hasta 1941, el número de nacimientos superó al de muer
tes, pero la guerra redujo la tasa de natalidad y aumentó la de mortalidad en la mer
mada comunidad judía del territorio no ocupado. Ese cambio bastó probablemente para
que en enero de 1944 quedara anulado el aumento anterior. Respecto al periodo de 15
años posterior, la imagen es aproximadamente la siguiente. En enero de 1959 había
434.000 niños judíos en el grupo de edad de 0-14 años, de los cuales aproximadamen
te 415.000 eran hijos de padres nacidos en los límites soviéticos anteriores a la guerra47.
El ritmo de nacimientos anual fue un poco inferior a los 28.000. Las muertes en toda la
población judía fueron de 21.686 durante el año anterior al censo de 195948. Dado que
la tasa de mortalidad judía, como la de toda la mortalidad soviética, había ido descen
diendo desde el punto máximo de la guerra hasta 195949, la media, ajustada al área
anterior a la guerra, podría haberse acercado a 24.000. Tal supuesto daría un aumento
poblacional para estos años de unos 60.000 habitantes.
Por consiguiente, el déficit experimentado en el territorio correspondiente a 1939
podría ajustarse más a una cifra algo superior a los 900.000. De este número, sin
embargo, deben deducirse al menos cinco categorías que no son atribuibles al Holo
causto:
1. soldados judíos del Ejército Rojo muertos en batalla o como consecuencia de sus
heridas, enfermedades o accidentes;
2 . prisioneros de guerra judíos que murieron en cautividad sin ser reconocidos
como judíos;
46 Véase el análisis, con cuadros estadísticos, realizado por Ivor MlLLMAN, «Diaspora Jewish Popu-
lations», en U. O. Schmelz, P Glikson y S. J. Gould (eds.), Studies in Jew ish Dem ography, Nueva York, 1983,
pp. 99-109.
47 Datos obtenidos principalmente de Sergei M a k s u d o v , «The Jewish Population Losses of the USSR
from the Holocaust», en Lucjan Dobroszycki y Jeffrey S. Gurock (eds.), T h e H o lo cau st in the Soviet
U nion, Armonk, Nueva York, 1993, pp. 207-213; y Mark T o l t s , «Trends in Soviet Jewish Demography
since the Second World War», en Yaacov Ro’i (ed.), Je w s a n d Jew ish Life in R u ssia an d the Soviet U nion ,
Ilford, Inglaterra, y Portland, Oregón, 1995, pp. 365-382.
48 M. Tolts, ibid., p. 367.
49 James W B r a c k e t , «Demographic Trends and Population Policy in the Soviet Union», en
Congreso de Estados Unidos, Comité Económico Conjunto, sesiones sobre las Dimensiones del Poder
Económico Soviético, 87.° Cong., 2.a sesión, 1962, p. 570.
1364
3. civiles judíos muertos en las zonas de batalla, como en Leningrado;
4. muertes causadas por privación entre los judíos que huyeron o que habían sido
evacuados por razones diferentes del temor a los actos de los alemanes contra los
judíos;
5. judíos muertos en los campos de trabajo correccionales de la Unión Soviética.
Las cifras correspondientes a estos epígrafes sólo se pueden asignar con dificultad.
Sin embargo, podemos aproximamos a la cifra de muertos militares. En total, la muerte
de fuerzas uniformadas soviéticas fuera de los campos de concentración superó los siete
millones de personas en los enfrentamientos y las guerras librados desde 1939 a 1945"’°
Los judíos eran el 1,77 por 100 de la población soviética en 1939, pero alcanzaban un
porcentaje menor en el Ejército Rojo por dos motivos. El primero era la tasa de nata
lidad judía, sustancialmente más baja que la media nacional durante más de treinta
años antes de la guerra1', y que (aunque parcialmente compensada por unas tasas de
mortalidad infantil urbanas más favorables) resultaba en una cantidad menor de hom
bres en edad militar. El otro factor fue la pérdida en Bielorrusia y Ucrania del personal
judío que no fue completamente movilizado a tiempo, y que durante el último año de
la guerra ya no estaba disponible. Suponiendo que los soldados judíos que murieron fue
ran el 1,25 por 100 de las bajas militares soviéticas, el número de víctimas se acercaría
a las 90.00052. Junto con los judíos encerrados en campos de prisioneros de guerra que
no fueron fusilados pero que murieron de sus heridas, de enfermedad o de hambre, el
número podría superar los ÍOO.OOO53. Si las restantes causas no debidas al Holocausto
50 Grigori K r i v o s h e e v (ed.), Soviet casu alties an d C o m b a t L o sses in the Twentieth Century, Londres,
1997, pp. 53, 58, 77 y 85. El periodo comprendido entre 1939 y 1945 abarca las batallas de 1939 con
tra los japoneses en Extremo Oriente, la invasión de Polonia en 1939, la guerra ruso-finlandesa de
1939-1940, la guerra contra Alemania y sus aliados europeos, y la campaña contra los japoneses en
1945. La cifra total de víctimas de estos enfrentamientos, que asciende a 7.021.000 militares, inclu
ye a los muertos en acción, a los muertos de sus heridas, por enfermedad o accidente, y a los ejecu
tados por deserción. No incluye las muertes no registradas de hombres heridos o moribundos aban
donados en los campos de batalla, ni a los que murieron siendo prisioneros de guerra.
31 Roberto BACHI, P opulation Trends o f W orld Je w ry , Jerusalén, 1976, p. 43.
52 Éste es el cálculo hecho por Maksudov en L. Dobroszycki y J. S. Gurock (eds.), T h e H o lo cau st
in the Soviet U n ion , cit., p. 211.
55 El 1 de mayo de 1944, los alemanes presentaron un cómputo de 5.163.381 cautivos soviéticos,
de los cuales 1.981.364 habían muerto. En el cómputo estaban incluidos hombres que habían falle
cido de sus heridas; no se contabilizaron los prisioneros transferidos a las SS que murieron bajo cus
todia de dicha organización. Véase el resumen del ejército alemán en el documento de Nuremberg
NOKW-2125. Probablemente menos de 100.000 hombres del Ejército Rojo fueron tomados prisio
neros durante el último año de guerra. G. Krivosheev (ed.), Soviet C a su a ltie s an d C o m b a t L osses in the
Twentieth C en tu ry , cit., p. 237. Los oficiales políticos anotados como desaparecidos en acción o pri
1365
pueden explicar lá muerte de 50.000-100.000 personas54, la diferencia entre las cifras
puras de los censos de 1939 y 1959 se reduce a unas 700.000. Éste es aproximadamen
te el mismo resultado que el obtenido de sumar las bajas judías.
La siguiente recapitulación de la cifra total de víctimas judías europeas incluye tres
cuadros. El cuadro B .l es un desglose por causa, el cuadro B.2 por país, y el cuadro B.3
por año.
sioneros de guerra ascendía a 42.126. G. Krivosheev, ibid.., p. 221. La cifra de prisioneros judíos pro
bablemente fuera superior. Los oficiales políticos y los judíos eran sometidos a ejecución sumaria, y
posiblemente la mitad fueron ejecutados. Las cifras rusas indican que sólo unos 6.000 judíos volvie
ron de la cautividad. G. Krivosheev, ibid., pp. 236-237.
54 Maksudov calcula que 40.000 civiles judíos fallecieron en zonas de guerra, y que 20.000 pere
cieron en campos de trabajo correccionales soviéticos después de la ésta. S. M a k s u d o v , «The Jewish
Population Losses of the U SSR from the Holocaust», en L. Dobroszycki y ]. S. Gurock (eds.), The Ho
locaust in the Soviet Union, cit., p. 212.
1366
C u a d ro B . l . M u ertes p o r c a u sa del fallecim ien to
Nota: las cifras correspondientes a los guetos de la Europa oriental ocupada por los alemanes, a los ame
trallamientos a cielo abierto y a Auschwitz están redondeadas al múltiplo de 100.000 más cercano, las otras
categorías al múltiplo de 50.000 más cercano.
1367
C u a d ro B .2 . M u ertes p o r país
Nota: las fronteras hacen referencia a 1937. Los conversos al cristianismo están incluidos, y los refugiados
se computan con los países de los que fueron deportados.
1368
Apéndice C
Nota sobre las fuentes
DOCUMENTOS
Entre 1933 y 1945, los organismos públicos y las entidades empresariales de la Ale-
mania nazi generaron un enorme volumen de correspondencia. Algunos de estos docu-
montos fueron destruidos por los bombardeos aliados, y muchos más fueron sistemáti-
camente quemados en el transcurso de las retiradas o previendo la rendición1. N o
obstante, el papeleo acumulado por la burocracia alemana fue suficientemente vasto
como para sobrevivir en cantidades significativas, e incluso se han conservado carpetas
secretas. En la medida en que numerosos documentos se habían preparado en copias
1369
múltiples, podía haber quedado, como en el caso de los informes consolidados de los
Einsatzgruppen, un único conjunto. Si un acontecimiento había llamado la atención de
varios organismos, era posible que los documentos guardados por uno de ellos queda
ran intactos. En consecuencia, en 1945, grandes colecciones, con información muy
reveladora, cayeron en manos de los Aliados.
Los primeros documentos alemanes capturados por las fuerzas aliadas en su avan
ce fueron los de las administraciones territoriales o las oficinas sobre el terreno ubica
das fuera del Reich. Hoy, estos artículos se conservan en los archivos de los países que
habían estado bajo dominación alemana. Polonia, por ejemplo, guarda documentos del
Generalgouvernement y de los territorios incorporados, así como informes de los con
sejos judíos.
Los expedientes de las Administraciones públicas centrales fueron capturados en la
propia Alemania. Durante los últimos meses del régimen nazi, grandes porciones de
estos materiales fueron trasladadas por sus vigilantes alemanes desde Berlín, y disper
sadas hacia la región occidental, que era objetivo de los ejércitos anglo-estadouniden-
ses. En consecuencia, el Reino Unido se convirtió en custodio de los archivos del Mi
nisterio de Asuntos Exteriores alemán y de la Cancillería del Reich, mientras que
Estados Unidos se hizo con documentos de los ministerios, el ejército, el partido, la in
dustria y los bancos. Hubo un momento en el que los archivistas estadounidenses,
midiendo el inventario que tenían en sus manos, contaban que las carpetas originales
metidas en cajas ocupaban 12.000 metros lineales de estantería2.
En los primeros momentos de recogida de documentación por parte de los Aliados, se
extrajeron importantes documentos para utilizarlos en los procesos de Nuremberg. Copias
mimeografiadas de estos materiales se depositaron en importantes bibliotecas de Estados
Unidos. Los National Archives designaron los documentos reunidos para los procesos
como Grupo de Registro [Record Group] 238, y puso copias de los microfilmes a disposi
ción del público.
El conjunto de los archivos capturados se procesó en masa. Estados Unidos trasladó
los materiales que cayeron bajo su control al Centro de Docum entación de Berlín,
donde hasta hoy siguen almacenados los expedientes de miembros del partido y de per
sonal de las SS, y al Federal Records Center de Alexandria, Virginia, en el que unos
8.500 metros lineales de estantería se llenaron de cajas dispuestas por colección, con el
número de documento alemán original.
1 Se puede encontrar una historia de la gestión estadounidense de los archivos en Robert WOI.FF.
(ed.), C a p tu re d G e rm á n a n d R elated Records - A N a tio n a l A rch ives C o n feren ce, Athens, Ohio, Ohio
University Press, 1974. El problema especial de las fotografías lo analiza Sybil M i l t o n , «The Camera as
a Weapon: Documentary Photography and the Holocaust», Simón W iesenthal C en te r A n n u a l 1 (1984),
pp. 45-68.
1370
Muchos de los documentos archivados en Alexandria se microfilmaron. A los regis
tros filmados de un organismo (por ejemplo, el Reichsführer-SS) se les asignó un núme
ro T Dentro de cada colección T, los rollos se enumeraron consecutivamente. Periódica
mente, los N ational Archives emiten unas Cuides to Germán Records Microfilmed at
Alexandria, Virginia [Guías sobre los archivos alemanes microfilmados en Alexandria,
Virginia] mimeografiadas, que son tablas de contenidos que muestran el número alemán
del documento junto con las nuevas designaciones en microfilme. En conjunto, las colec
ciones microfilmadas se incluyeron en el Grupo de Registro 242. Entre los legajos de Ale-
xandria no filmados se encontraban los documentos del Ministerio de Finanzas, numerosos
informes militares, y diversos documentos empresariales. A finales de la década de los sesen
ta, prácticamente todos los originales, filmados o no, fueron trasladados a Alemania
Occidental. Los archivos de los organismos públicos fueron devueltos a los Archivos Fe
derales Alem anes, y los documentos empresariales a empresas privadas.
Los Archivos Federales Alemanes, que recibieron colecciones de Reino Unido, así
como de Estados Unidos, dividieron su inventario entre Coblenza (para los documen
tos de organismos civiles) y Friburgo (militar). En Coblenza, los documentos del parti
do llevan la signatura N S, y los archivos ministeriales una R. Friburgo conserva las
designaciones originales de 19.33-1945 para los documentos del ejército. El Ministerio
de Asuntos Exteriores de Alemania O ccidental en Bonn está encargado de los archi
vos del antiguo Ministerio de Asuntos Exteriores. Los archivos de Alemania Oriental
contienen mucho material del Ministerio del Interior, incluidos valiosos expedientes de
la comunidad judía. La omisión más conspicua en los fondos archivísticos comprende
los documentos de los ferrocarriles alemanes.
La investigación para este estudio se ha llevado a cabo a lo largo de décadas, y las
notas a pie de página reflejan la migración de los archivos durante ese tiempo. Los ele
mentos utilizados en Nuremberg se citan aquí con sus numeraciones de Nuremberg. Las
carpetas originales examinadas en Alexandria se identifican por los números original
mente asignados por los alemanes. Todo lo tomado de los microfilmes de Alexandria se
presenta con la T y el número de rollo de los National Archives estadounidenses. Si un
documento ha sido sacado de los Archivos Federales Alemanes, la referencia indica la
nueva identificación dada por Alemania Occidental.
He aquí una lista de las colecciones:
1371
Polen (oficinas y comandancias militares del Generalgouvcmement)
Heeresgruppe Mitte (Grupo del Ejército del Centro)
Heeresgruppe Süd (Grupo del Ejército del Sur)
Südost (sureste, militar)
Rumánien (militar)
RKO (Reichskommissariat del Ostland)
Gran parte, aunque no la totalidad de este material está catalogado en las Guides.
2. Documentos originales en otro tiempo conservados en los Archivos Federales
Alemanes de Coblenza y Friburgo, citados con la signatura que les dieron en los Archi-
vos Federales Alemanes, y con signatura adicional, si estuvieron conservados en Fri-
burgo. Los archivos de Potsdam, ahora parte de los Archivos Federales Alemanes, se
citan con la notación Zentralarchiv Potsdam, el nombre del servicio durante la exis
tencia de la República Democrática Alem ana (Alemania O riental). Los documentos de
Potsdam se citan con los números que se les había asignado antes de que el Zentralar-
chiv se convirtiera en parte de los Archivos Federales Alemanes. En 1996, los docu
mentos procedentes de la época nazi depositados en los Archivos Federales Alemanes
se concentraron en un nuevo centro de Berlín.
3. Documentos originales depositados en archivos de la ex Unión Soviética, citados
con una anotación que indica su ubicación. El nombre de los antiguos Archivos Espe
ciales de M oscú es ahora Centro para la Conservación de la Colección Documental
Histórica de Moscú. Los archivos de la Revolución de Octubre depositados en Moscú
han pasado a ser los Archivos Estatales de la Federación Rusa. Los archivos de diver
sas repúblicas soviéticas, ahora separadas de Rusia, se enumeran bien como archivos
centrales o estatales con el nombre del país correspondiente. A los archivos regionales
de Ucrania y Bielorrusia se hace referencia como archivos del oblast correspondiente.
Cada uno de los archivos ubicados en la ex Unión Soviética tiene colecciones conocidas
como Fondos. A una subcolección se hace referencia como Opis. El Délo, o Carpeta,
se denomina Carpeta. En la medida en que los documentos de estos archivos se han saca
do de microfilmes de los Archivos del U. S. Holocaust Memorial Museum, que forman parte
del U. S. Holocaust Memorial Museum, la referencia incluye el grupo de registro y, entre
paréntesis, los archivos estatales, centrales o del oblast a los que el número del grupo de
registro hace referencia, o un número de acceso si a una colección no se le ha dado aún
un número de grupo de registro en el momento en que hice uso de ella. Esta información
va seguida del número de rollo del microfilme, con los números de Fondo, Opis y Carpeta.
4- Documentos originales del Instituto Histórico Militar de Praga, citados con una
signatura que indica su ubicación. Algunos de estos materiales están en microfilmes en
el U. S. Holocaust Memorial Museum, Grupo de Registro 48.004, y se citan como tales.
5. Documentos originales conservados en Coblenza, citados con su número R, con
signatura adicional en cada caso que identifica a Coblenza.
1372
6. Documentos originales conservados en el YIVO Institute de la ciudad de Nueva York:
G
Occ
Colecciones de los guetos
7. Documentos originales depositados en Yad Vashem, Jerusalén:
Y
M
Cuando se citan, se menciona su ubicación en Yad Vashem.
8. Documentos originales conservados en el Centre de Documentation Juive Contení-
poraine de París, incluida correspondencia de procedencia alemana y materiales judíos.
Muchos de estos materiales se han editado en publicaciones, y de otros se han distri
buido copias a diversos archivos. Cuando se citan los originales, se indica el Centro.
9. Documentos originales conservados en el Leo Baeck Institute de la ciudad de
Nueva York, citados indicando su localización.
10. Biblioteca del Congreso estadounidense/Sección de Manuscritos:
Archivos de Himmler (Reichsführer-SS/Persónlicher Stab)
11. Documentos de Nuremberg:
EC
L
M
N G (documentos gubernamentales)
NI (industria)
N O (organizaciones del Partido Nazi y de las SS)
N O KW (Fuerzas Armadas)
PS
R
RF
SA
SS
UK
U S SR
Todos los documentos empiezan con el nombre de un acusado, por ejemplo,
Funk-1.3, Speer-10, etcétera.
1373
la L, y M hace referencia a Melvin Jones, fiscal adjunto británico. En toda la colección de
Nuremberg, los números de serie representan el orden de acceso; es decir, los documen-
tos contiguos no están necesariamente relacionados.
Varios documentos (distintos de los NG, NI, N O y NOKW ) se pueden consultar en
dos publicaciones:
12. Copias de documentos reunidas de diversos archivos por la policía de Israel para
el proceso contra Eichmann, citadas como Policía de Israel.
13. Copias de documentos, reunidas de varios archivos por la Zentrale Stelle der
Landesjustizverwaltungen zur Aufklárung nationalsozialistischer Vcrbrechen in Lud-
wigsburg, citadas con indicación de que se encuentran ubicadas en Ludwigsburg.
14- Copias de documentos reunidas de diversos archivos por el Instituí für Zeitges-
chichte de Munich, citadas con la indicación de que se encuentran en Munich.
15. Colecciones especializadas de documentos publicadas en los idiomas originales
o en traducción al inglés:
H. G. Adler, Die verheimlichte Wahrheit, Tubinga, J. C. B. Mohr, 1958. Sobre The-
resientadt, en alemán.
Jean Ancel, Documents Concerning the Fate of Romanian Jewry during the Hulo-
caust, París y N ueva York, Beate Klarsfeld Foundation, 1986, 12 vols. En rumano.
N o duplica el C artea hleagrá de Carp.
1374
B. Baranauskas y K. Ruksenas, Documents Accuse, Vilna, Gintaras, 1970. Sobre
Lituania, en inglés.
Randolph L. Braham, The Destruction of Hungarian Jewry, N ueva York, Federa
ción Mundial de Judíos Húngaros, 1963, 2 vols. Facsímiles de la correspondencia del
Ministerio de Asuntos Exteriores alemán, con documentos de Nuremberg incluidos.
En alemán.
M atatias Carp, Cartea N eagrá: Suferintele Evreilor din Romanía 1940-1944 , Buca-
rest, 1946-1948, 3 vols. En rumano.
Centralna Zydowska Komisja Historyzczna w Polsce, Dokumenty i materialy do
dziejóiv okupacji niemeckiej u> Polsce, Varsovia, Lódz y Cracovia, 1946, 3 vols. Sobre
Polonia, en alemán.
Raúl Hilberg, Sonderzüge nach Auschwitz, Maguncia, Dumjahn, 1981. D ocum en
tos ferroviarios en alemán.
Jüdisches Historisches Institut Warschau, Faschism us-Getto-M assenm ord, Berlín
Oriental, Rütten <St Loening, 1961-1962. Sobre Polonia, en alemán. N o es idéntico
a Dokumenty i materialy.
Serge Klarsfeld, Die Endlosung der Judenfrage in Frankreich, París, Beate und Serge
Klarsfeld, 1977. Documentos sobre Francia procedentes del archivo del Centre de
Documentation Juive Contemporaine. En alemán.
Serge Klarsfeld, VicJvy-AMSchuntj, París, Librairie Arthéme Fayard, 1983 y 1985,
2 vols. Documentos sobre el régimen de Vichy. En francés. El vol. 1 hace referencia
a 1942, el vol. 2 a 1943 y 1944.
Serge Klarsfeld y Máxime Steinberg, Die Endlósung der Judenfrage in Belgien,
Nueva York, Beate Klarsfeld Foundation, 1980. Sobre Bélgica, en alemán.
Kommission zur Erforschung der Geschichte der Frankfurter Juden, Dokumente
zur Geschichte der Frankfurter Juden 1933-1945 , Fráncfort del Meno, Waldemar Kra-
mer, 1963. Sobre Fráncfort, en alemán.
Werner Prág y Wolfgang Jacobmeyer, D as Diensttagebuch des deutschen General-
gouvernement in Polen 1939-1945, Stuttgart, Deutsche Verlags-Anstalt, 1975. Una
porción más amplia del diario de Fran se contiene en el documento PS-2233, impre
so en N azi Conspiracy and Aggressíon o en Triol of the M ajor War Crimináis. En ale
mán. Una copia más completa del diario se puede encontrar en doce rollos de
microfilme en National Archives, Grupo de Registro 238, T 992.
1375
cas y polacas recopilaron en Europa Oriental información detallada ofrecida por los
residentes locales poco después de que las fuerzas del Eje se retiraran de los territorios
ocupados. Además, en otros países se prepararon declaraciones para las vistas judicia-
les. N o existe un catálogo o un depósito centralizado para la consulta rápida de todas
estas declaraciones.
TESTIMONIO JUDICIAL
HISTORIA ORAL
Fuera del marco judicial, los alemanes han hablado muy poco sobre los asuntos judíos.
Una breve recopilación de respuestas directas proporcionadas por alemanes comunes a
1376
preguntas abiertas es la de Walter Kempowski, Haben Sie davon gewufit?, Hamburgo,
Albrecht Knaus, 1979. Los supervivientes judíos, por el contrario, han ofrecido gran
cantidad de declaraciones, generalmente relatos breves en los que resaltan experiencias
personales notables. Una de las colecciones judías más amplias se puede encontrar en
Yad Vashem, pero dicha historia oral está ampliamente dispersa en bibliotecas y archi
vos de varios continentes.
Rara vez se menciona a los judíos en los diarios o en las cartas personales escritas por los
alemanes durante los años nazis. Una famosa excepción es el diario de Goebbels, en el que
el destino de los judíos se registra una y otra vez. El diario del responsable máximo de las SS
y de la Policía, Erich von dem Bach-Zelewsky, fue regalado a los Archivos Federales Alema
nes, pero en una versión aparentemente purgada. Varias entradas de un diario escrito por
Wilhelm Cornides (entonces suboficial del ejército alemán) son notables por sus referencias
explícitas a Betzec. El diario de Cornides está depositado en el Institut für Zeitgeschichte.
También son escasos los diarios dejados por las victimas judías. La mayoría de sus autores
no sobrevivieron, y sus documentos se conservaron por medios clandestinos. Un ejemplo
importante es The Warsaw Diary of Adam Czemiakow, editado por Raúl Hilberg, Stanislaw
Starony Josef Kermisz, Nueva York, Stein and Day, 1979. Otro que tampoco sobrevivió es
Philip Mechanicus (¿pseudónimo?), cuyo diario, Year ofFear, Nueva York, Hawthom Books,
1968, registra un año en el campo de tránsito de Westerbork en Holanda. Raymond-Raoul
Lambert, líder judío de Francia, también dejó un diario, editado por Richard Cohén, C a r
net d ’un temoin, 1940-1943 , París, Fayard, 1985. Las anotaciones de un adolescente que
pereció en Lódz proporcionan una detallada visión de la vida en ese gueto, en Alan Adel-
son (ed.), The Diary nf David Sierakoivialc, Nueva York, Oxford University Press, 1996.
MEMORIAS
En general, los judíos no son objeto de análisis en las memorias alemanas. Dos gran
des excepciones son los relatos de Rudolf Hoss, Komrnandant in Atíschu-'itj;, Munich,
Deutscher Taschenbuch Verlag, 1963, y A dolf Eichmann, Ich, A dolf Eichmann, Leoni am
Starnberger See, Druffel, 1980. Son numerosas las memorias de judíos recogidas en for
mato de libro. Especialmente valiosos para el investigador son los relatos de supervi
vientes que debido a su posición o su ubicación pudieron observar acontecimientos sig
nificativos a lo largo de un periodo de tiempo considerable. Memorias notables incluidas
en esta categoría son las de Oscar Neum ann (presidente del Consejo Judío Eslovaco),
1377
lm Schatten des Todes, Tel Aviv, Olamenu, 1956; Filip Müller, E^ewitness Auschwitz,
N ueva York, Stein and Day, 1970; y Stanislaw Adler (oficial de policía judío), In the War-
saw Ghetto, 1930-1943, Jerusalén, Yad Vashem, 1982.
La principal fuente del derecho alemán era el Reichsgesetzblatt (RGB1). Además, los
ministerios centrales y las autoridades regionales de áreas situadas fuera del Reich publi
caron ordenanzas en boletines oficiales propios. Ejemplos de boletines ministeriales son
el Reichsarbeitsblatt del Ministerio de Trabajo, y el Ministerial-Blatt del Ministerio del In
terior. Ejemplos de boletines oficiales publicados en territorio ocupado son el Verord-
nungsblatt des Reichsprotektors in Bóhmen und Mahren y el Verordnungsblatt des General-
gouvemeurs. Se pueden encontrar amplias colecciones de estos decretos en la Columbia
Law Library y en la Sección de Derecho Extranjero [Foreign Law División] de la Biblio
teca del Congreso estadounidense.
A los lectores quizá les interese también consultar los comentarios de los burócratas
alemanes. Se trata de comentarios de autoridad en la medida en que estaban preparados
por las mismas personas que habían redactado los decretos. Ejemplos de dichas obras son
el Rassenpflege de Stuckart, y el Sozialausgleichsabgabe de Oermann.
Dos diarios publicados en los territorios ocupados alemanes contienen una extraor
dinaria cantidad de información sobre los asuntos judíos. Se trata de la Krakauer Zei-
tung (publicada en ediciones idénticas en Cracovia y Varsovia) y el Donauzeitung (publi
cada en Belgrado). Están disponibles en la Hem eroteca (Newspaper División) de la
Biblioteca del Congreso estadounidense.
Los nazis dedicaron una publicación periódica exclusivamente a los asuntos judíos;
Die Judenfrage. Su anexo confidencial (Vertrauliche Beilage) contiene información inte
resante sobre la acción antijudía en Alem ania y en otros países. Die Judenfrage puede
consultarse en la Biblioteca del Congreso estadounidense y en el YIVO Institute.
Las comunidades judías de Berlín, Viena y Praga publicaban ediciones separadas del
Jüdisches Nachrichtenblatt. El homólogo de esta publicación en Polonia fue la Gazeta
Zydowska. En el YIVO Institute hay depositados ejemplares de la prensa judía en los
guetos.
1378
Bibliografía escogida
El número de libros que tratan de la destrucción de los judíos es tan elevado, que
resultaría prácticam ente imposible ofrecer una lista completa de títulos. En años re
cientes se ha producido una verdadera explosión de nuevas investigaciones y publica
ciones, fomentadas por la apertura de archivos en países antes situados tras el Telón
de Acero, así como por el creciente interés público en muchas partes del mundo. El
destino de los judíos europeos se ha calificado de mal absoluto, y se ha puesto de mani
fiesto la importancia de esta historia para evaluar otros acontecimientos catastróficos,
tanto pasados como presentes.
Pero la enorme cantidad de libros nuevos 110 significa que se esté dando un trata
miento exhaustivo al tema. Todavía quedan muchos aspectos desconocidos, porque no
ha transcurrido tiempo suficiente para dominar las fuentes accesibles. Algunas cosas
nunca se descubrirán, debido a que los archivos fueron destruidos de manera acciden
tal en los bombardeos aéreos, o intencionadamente por los perpetradores. Inevitable
mente, estos vacíos pueden causar desequilibrios en la bibliografía publicada. Se ha
escrito más sobre Amsterdam que sobre Praga, más sobre las SS que sobre los ferroca
rriles, más sobre los supervivientes que sobre los muertos. De igual manera, a menudo
hay pequeños fragmentos de información que aparecen sólo en artículos o, incidental-
mente, en diversas monografías dedicadas a otros temas.
La bibliografía aquí presentada es una selección compuesta principalmente por
obras analíticas fundamentales y tratados más especializados que incorporan los cono
cimientos más recientes sobre los hechos. Esta breve guía incluye predominantemente
a aquellos autores que citan los documentos o el testimonio ocular sobre los que se
basaron.
1379
ANTECEDENTES
D ubnow, Simón, Die neueste Geschichte des jüdischen Volkes 1789-1914, 3 vols., Berlín,
Jüdischer Verlag, 1920 [ed. cast.: Manual de la historia judía, Buenos Aries, Sigal, 1967].
Una gran obra que traca en esencia de la emancipación de los judíos, escrita por el prin
cipal historiador judío de su tiempo. Murió en el gueto de Riga en diciembre de 1941.
E lD E L B E R G , Shlomo (ed. y trad.), The Jews and the Crusaders - The Hebrew Chronicles ofthe
First and Second Crusades, Madison, Wisconsin, University of Wisconson Press, 1977.
Interesantes relatos sobre las reacciones de los judíos medievales a la persecución,
G r e g o r iu s , Ferdinand, The Ghetto of the Jews of Rorrie, Nueva York, Schocken, 1948.
Descripción hecha por un historiador que visitó el último gueto medieval a mediados
de la década de 1880.
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cumentos desde el año 315 d. C. hasta 1728.
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MOSSE, Werner E ., Entscheidungsjahr 1932. Zur Judenfrage in der Endphase der Weimarer
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políticos y las reacciones judías en vísperas de la subida de los nazis al poder.
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estadísticas esenciales referentes a la población judía mundial en esa época.
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los judíos en 1914-1918.
1380
LOS PERPETRADORES Y LAS VÍCTIMAS
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Centrado en la evolución de las leyes, los procedimientos y las decisiones contra los
judíos en la Alem ania nazi. Fue un estudio innovador.
A l y , Gotz, «Endlósung» Vólkerverschiebung und der Mord an den europaischen Juden, Fránc-
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habitantes de etnia alemana, las expulsiones de polacos y las deportaciones de judíos.
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tos en población tuvieron sobre la evolución de las ideas favorables a que se tom a
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cial alemana a cuyos miembros se les dio a elegir entre ametrallar a judíos o hacer
se a un lado, y lo que ocurrió después.
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1381
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centra en el personal que participó en el programa de eutanasia y fue trasladado a
Polonia para el gaseado de los judíos.
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1382
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ministro de Armamento recuerda sus problemas con Himmler, y usa materiales de
archivos para añadir diversos detalles a su relato. Omite los incidentes que pudieran
revelar su crueldad respecto a los judíos y otras víctimas.
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amplio sobre la destrucción de los gitanos.
REGIONES
gos ensayos sobre la organización de los judíos alemanes, su vida cultural, su existencia
económica, los esfuerzos mitigadores y la emigración, para terminar con su exposición
a la violencia en 1938, las confiscaciones, la segregación y las deportaciones.
BRAHAM, Randolph, The Politics of Genocide, 2 vols., N ueva York, Columbia University
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llada sobre este tema, pero se escribió antes de que los documentos húngaros fueran
en general accesibles.
1383
La legislazione antiebraica in Italia e in Europa, Roma, Scrvizio in-
C A M E R A OBI d e p u t a t i ,
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Se trata de una enciclopedia que recoge hechos básicos de la guerra en ciudades,
pueblos, guetos y cam pos situados en lo que después de la guerra fue territorio
polaco.
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de los judíos rumanos y las expulsiones de los judíos de Besarabia y Bukovina al otro
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1391
/
Indice analítico
E n este ín d ice n o se citan , en gen eral, los a u to re s de o b ras p u b lic ad as ni los testigo s qu e rem itieron
d ec la ra c io n es o testim on ios. L os sig n atario s y d e stin atario s de órd en es, c a rta s o in form es, au n q u e sólo se
m en cion en en n o ta s a pie de p ág in a, sí se incluyen.
1392
reacciones psicológicas 1170-1174, 1314-1315 Ancker, Edinger 460
reparaciones 1309-1316 A n con a 41
Aleppo 1263-1264 Andorfer, H erbert 768
Alexianu, Gheorghe 379 n., 401 n., 410, 411 n., 849, A ndorra 720 n.
861 André, Fritz 129 n., 133 n.
Alfieri, D ino 693 n., 722 n. A ngers 706
Alibert, Raphaél 676, 694 n. Anielewicz, M ordechai 557, 559, 564, 565
Á litu s 3 1 7 A n necy 722
Almansi, D ante 744 A nsel, Werner 967
Alpers, Friedrich 74, 406 A n sm ann, Heinz 123 n., 125 n., 124, 332-334, 410-
Alsacia 603, 664, 677, 680-681 4 1 1 ,6 3 4
Alstótter, Joset 78, 1211 A ntal, István 912, 931
Alta Silesia 209, 530, 542, 991 A nti-D efam ation League (Liga Antidifam ación) 1167
Altenburg, Günther 131, 776 n., 781, 822 n., 933, A ntign ac, Joseph 675
941 n., 946 n „ 1211 A ntonescu, Ion
Altenloh, Wilhelm 568 cargo y personalidad 845-849
A ltenstadt Véase Schm idt von A ltenstadr destino 1200, 1211
Alter, W iktor 1177 n. im puestos 868 n., 869 n.
Altmeier, Jakob 1197 n. m arcado de los judíos 872
A LTREU (Allgcm eine Treuhandstelle für die ü d e ssa 332-335, 410-411
Jiidische Ausw anderung) 153 política de deportaciones 875
Aluerz (Aluminiumerz-Bergbau und Industrie A.G .) 989 política de em igración 878-880
Allers, Dietrich 993 n., 1211 política de expulsión (Transnistria) 853, 854, 858,
Alletag (oficina de finanzas, O stland) 396 n. 860-861, 880-885
Alliance A ssurance Com pany o f London 115, 117 trabajo forzoso 866
Allianz-Versicherung (empresa) 53, 1327-1329 A n tonescu, M ihai 846 n., 848-849, 855, 868 n., 870,
Allwórden, W ilhelm 423 874-875, 878-879, 885-886, 1200, 1211
Amberes 665, 671, 674 apartam entos, Véase vivienda
Ambros, O tto 1025-1026, 1028 n., 1196, 1209-1210 Apfelbaum , Dawid 565
Ambrosio, Vittorio 723 Apor, Vilmos 930
Amend, Karl 989 n. A rad 841
Am erican Friends Service Com m ittee (Com ité de A rajs, Viktor 317 n.
Se rv id o a los A m igos de Estados Unidos) 714 archivos, fondos 1370-1373
Am erican Gathering/Federation o f Jewish H olocaust Argelia 691-692
Survivors (Unión/Federación Estadounidense de A rgentina 1215, 1216, 1221, 1222, 1224, 1225
Supervivientes del H olocausto Judíos) 1317 A rlt (M inisterio de Econom ía) 898 n.
American Jewish C om m ittee (Com ité Judío A rlt, Fritz 1041
Estadounidense) 1249 arm enios 371, 846, 1184 n.
Am erican Jewish Conference (Conferencia Judía A rm ia Krajow a (Ejército Interior de Polonia) 540-
Estadounidense) 1165-1166, 1179-1180, 1189, 5 4 1 ,5 6 1 , 565
1245, 1250 Arm ia Ludow a. Véase Gw ardia Ludow a
American Jewish Congress (Congreso Judío A rm yansk 327, 1130 n.
Estadounidense) 1165, 1167 n., 1330 Arnim , H ans-Jürgen 718
Am erican Jewish Jo in t Distribution Com m ittee Arnsw alde 53, 54
(Com ité Judío Estadounidense de Distribución A rtem ovsk 316, 408
C onjunta) 688, 700 n., 1274 n., 1278, 1308 A rthur A n dcrsen (em presa) 1327
Am stelbank 118 A rtistas, músicos, escritores 102
Am sterdam 630, 641-643, 647, 650, 655-656, 1160 A rtukovic, Andrija 789, 1211
Ananiev 360 Aschaffenburg 51
ancianos 444, 470, 478-479, 543-544, 663, 673, 730, A sche, Kurt 611, 666, 673, 674 n., 1211
1070. Véase también Th eresienstadt A schm ann, Gottfried 128 n.
1393
Asm ussen, H ans 1172-1173 Países Bajos 649, 657-658
A sociación de Banqueros Suizos i 318-1319 prisioneros 495 n., 972-973, 1006-1011,
A sociación de Seguros H olandesa 1329 1027-1032, 1054 ti,, 1056
«asocíales» 681 n., 956, 1102 procedim iento de llegada 616 n., 1070-1076
Asscher, A braham 640, 645-649, 655 Prusia O riental 530
A ssen. Véase también Westerbork 649-650 revueltas 1073, 1082-1083
Assicurazioni Generali (em presa) 1327 n., 1328-1329 Rodas 787
A stra Werke 278 Salón ica 777
Atachi 857-859 secreto, rumores y noticias 656, 669 n., 726, 821,
A tenas 782 914, 927-928, 1060-1066, 1073, 1242-1243,
Atherton, Ray 1246 n. 1252
A ttlee, C lem ent 1269 selecciones 1009, 1071, 1074
A udi (empresa) 1330 n. Theresiendstadt 469 n., 664, 1017
Audinghen 671 ubicación 954, 971
A uerbach, Philip 1292-1293 W artheland 530
Auerswald, Heinz 244 n „ 248-249, 253, 257 n „ 258- Auschwitz (ciudad) 1024, 1026, 1065 n.
259, 267 n., 278 n., 279, 288, 291 n., 292 n „ 549, Ausnit, M ax 869
967 n., 1211 Aussig 123, 124
Aumeier, H ans 1072, 1252 A ust, H erbert 640 n., 6 7 4 n.
Auschwitz (campo) A ustralia 1233 n.
A lta Silesia 273, 530, 1355 A ustria 136 n., 142 n., 489-490, 498-501, 510, 1164,
Bélgica 674 1171 n „ 1208, 1268, 1271 n , 1275, 1280,
Bergen-Belsen 1073 1289-1290 n., 1300-1302, 1329, 1333, 1368
Berlín 505,1017 Austríacos 630, 765n. 995
Bialystok, distrito 1355 A x a (seguros) 1329
bom bardeado 1081, 1254-1256 Ayuda 44, 170
cálculo de judíos m uertos 991, 1367 azerbaiyanos 371
cam pos de concentración 495-496
cam pos de trabajo 598 Baatz, Bernhard 761
com o destino de los transportes de Babtai 317
confiscaciones 1047, 1049-1050, 1054-1055, 1058, Backe, H erbert 72, 74, 95, 164 n., 1212
1061 Bachi, A rm ando 755
construcción 971-983 Bachm ann, H ans 1090
C roacia 792, 794, 797 Bach-Zelewski, Erich von dem
Dublín, cam po de concentración 1018 declaraciones después de la guerra y destino 363-
Eslovaquia 818 364, 1115, 1140, 1146 n., 1185-1186, 1206, 1212
experim entos m édicos 1037, 1041-1044, 1045 lunción durante la guerra 311 n., 320, 358,
Francia 702-703, 715, 716, 731 395 n-396 n., 404 n., 407, 1239
gas, sum inistro 983-990 Bad Tólz 53
gaseados y cadáveres 973-975, 1072-1073, Badén 96 n „ 194, 681, 695, 1291 n.
1075-1076, 1078-1079 Bader, Paul 757-758, 769 n.
gitanos 1107-1108, 1252 Badoglio, Pietro 742, 782
H ungría 927-928 Baeck, Leo 194-197, 199-200, 478 n., 489, 501, 503 n.,
industria 1016-1018, 1020, 1327 n. 505 n „ 925 n „ 1153 n „ 1289 n.
Italia 747, 749-750, 753-754 Baenfer (M inisterio de Finanzas) 94
liquidación del cam po 1081-1084 Baer, H an s ]. Véase Bar, H an s J.
L ó d í 573-574 Baer, Richard 999, 1007, 1083 n., 1212
N oruega 616 Baetz (mayor) 771 n.
organización y personal 971-972, 997-1003, Bagólyk 934
1005-1006 Bagrianov, lvan 1200
orquestas 1010 Baia-M are 925
1394
Baier, H ans 588 n., 592 n., 962, 1212 Bauer, O tto 580
Bajchisarai 402 n., 409 n. Baugescháft Konrad Segnitz 979
Baker, Gcorge 1293 n. Baum , H crbert 488 n.
Bakólyk 934 Baum ann, H ubert 112 n.
Baky, László 913, 932, 942-943, 945, 1212 Baum ert, Paul 1059 n.
Balho, Italo 737 Baur (Lódz) 275 n.
Ballensiefen, Heinz 303, 913 Baur, A ndré 699, 709
Balluseck (Kreishauptniann de Jedrzejow) 437 n. Baur, Friedrich vom 1212
Bálci 331, 354, 359, 861 n „ 883 Baviera 96 n., 185, 194, 1292
Bam berg (ciudad) 507 Baycr (empresa) 1330
Bamberg, ü e o rg 386 n. Bayer, Friedrich 351
B anco N acional de Suiza 1320 BayrhofFer, Walter 94, 1057 n.
B aneasa 847 Beaune la Rolande 696-697, 705, 709
Bang, Paul 49, 72, 94, 189 Bcbenroth, Erich 450, 810
Bangert (Ministerio de Justicia) 612 n. Beck (oficina de Sauckel) 485 n.
Bank A ustria 1326 n. Bcck, Ludwig 73
Bank der D eutschen Arbeit 662 n., 669 n. Beck, O skar 464 n., 465 n.
B ank D eutscher Lánder 1312 Becker (O KW ) 297 n.
B a n k ju liu s Bar & C o. 1319 n, Becker, A ugust 366 n.
B an k of M an h attan 118 Becker, Eugen 181
Bar 864 Becker, H elm ut 1194
Bar Kochba, Sim ón 40 n. Becker, Henryk 549
Bar, H ans J. 1319 n. Becker, H erbert 218
Barak, Zvi 1319 n. Beckerle, A d olf Heinz 610, 611, 828, 831, 835, 837 n.,
Barandon, Paul 624 8 4 0 ,1 2 1 2
Baranóvichi 329, 390, 415, 427, 1358 Becher, Kurt 824 n., 915, 919, 1266
Baranów 1081 Bechtolsheim , G ustav Freiherr von M auchenheim ,
Baranyai, Lipót 895 genannt von 329, 1108 n., 1207
Barbie, Klaus 728 n. B^dzin 232, 599
Bares 923 n. Bcekm ann, A nneke H . 1281 n.
Barcza, Gyórgy 910 Beger, Bruno 1046
Bárdossy, László 889, 903, 905, 1212 Behr, M ax von 669
Bardroff, M ax 634 n „ 637 n. Beisiegel, Philipp 95, 373 n., 482 n.
Bargen, W erner von 609, 611, 666, 672-673, 1212 Belaya Tserkov 312 n.
B&rlad 885 Belev, A lexander 828, 829, 836-839
Barlasz, C haim 1261 Bélgica 679-673
Barozi, Gheorge 412 n. Belgrado 771, 767-769, 1155
Barry (perro) 996 Belin, Ferdinand Lanunot 1252
Barth, H einrich 213 Belin, R cné 676
Bartha, Károly 899 Bellwidt, W alter 564
Barthélcmy, Joseph 676, 688 n., 698 n. Befzec (cam po de exterm inio)
Baruch, B em ard 1166 com o destino de los transportes 530, 538, 544-
Basarabeanu, Gr. C. (C onsejo de M inistros rumano) 545, 877-878, 992
884 n. cóm puto de fallecidos 991, 992 n., 1271
Basching (W V H A ) 961 confiscaciones 1050
B A SF (em presa) 1330 construcción y diseño 965-966, 968-969
Basilea 119, 187, 1240 gaseados y cadáveres 1062, 1075, 1078
Bastianini, ü iu sep p e 722 ti., 723 liquidación del cam po 1080
Batz, Rudolf 308 orquesta 1069
Bauder, Theodor 211 personal 993, 994, 1013
Bauer (Reichsbahn, Bruselas) 678 procedim iento de llegada 1069-1070
1395
secreto, rumores y noticias 540-541, 569 n., 1065, Bcrndt, Alfred-Ingem ar 166 n., 186 n.
1068, 1242 Bernstein, Philip 1275 n.
Belzec (cam po de trabajo) 274, 276 n., 277 Bershad 861
Belzec (ciudad) 541 Bertelsen, A age 626 n.
Benda, A dalbert 1015 n. Bertram (Sondertiihrer) 901 n.
Bender (Ministerio de Finanzas) 715 n. Bertram , cardenal W olf 193
Bender, H orst 494, 715 n., 1117, 1212 Besarabia 313, 318, 379, 409, 841-844, 851-858, 865,
Bcndorf-Sayn 491 884
Bene, O tto 611, 645-646, 647 n., 648 n., 652n-653 n., Best, W em er
655, 656n-657 n., 1212 destino 1200, 1212
Ben-Crurion, D avid 1256 n „ 1264, 1309-1310 D inam arca 611, 618-628
Benthin, A d olf 583 n. Francia 677, 682 n., 701 n.
Bentivegny, Franz-Eccard von 296 Policía de Seguridad 188, 299, 433
Benvcnisti, Misu 875 B eslegic (gobierno croata) 789
Benzler, Félix 611, 759, 761-762, 766 Bethlen, Béla 929
Bérard, Léon 690 Betón- und M onierbau 863
Berdichev 314, 322 Bettauer, H ugo 46
Berenson, Bernard 748-749 Beuttel, Kurt 547 n., 586 n.
Berezovka 412, 1110, 1363 Beyer (teniente, O K W ) 829 n.
Berg (cam po) 615 Biala Podlaska 599 n.
Bergen, Diego von 713 n. Biaiystok (ciudad) 314, 1155
Bergen-Bclscn 653, 657-658, 731, 753 n., 754, 776, Biaiystok (distrito)
780, 937, 1085-1086, 1088-1089 adm inistración alem ana 379, 404 n., 568-569
Berger, Gottlob am etrallam ientos 319
Berger, Hugo-Fritz 94, 632 n. deportaciones de 530, 532, 991, 1108
Berger, Wolfgang 303 estadísticas 314, 1355
Bergmann, H elm ut 608, 722 n., 741 n., 778 n., 781 n., población polaca 337 n.
900 n., 908 n. Biaiystok (gueto) 537, 569, 591, 1147 n.
Bergm ann, Kart 1109 n. Biberstein, E m st 307, 309 n., 343, 1138, 1212
Bergmayer (Policía Secreta sobre el Terreno) 783 n. Bichelonne, Jean 676
Bergson, Peter 1250 n. Biddle, Francis 1178
Bergwerks A ktiebolaget Freja. Véase Freya Bieberstein, M arek 224 n.
Beringer (M inisterio del Este) 402 Biebow, H ans
Berle, A d olf A . 1241 n. cargo 248
Berlín confiscaciones 268 n., 1047, 1051
deportaciones de 229-230, 386 n., 489, 501-507, deportaciones al gueto de Lódz 289-290
1017 deportaciones del gueto de Lódz 543, 570-573
estadísticas sobre población judía 170, 501, destino 1212
503-504, 1155 Kulm hof 1047, 1077
estrella judía 192 saqueo 590 n.
Lichtenberg, protesta de 513-514 sum inistro de alim entos 283 n., 286
organizaciones de la com unidad judía 195, utilización de trabajadores 275 n., 277 n.
488-489, 501-505 Bielfeld, Plarald 782 n.
trabajo 481, 483, 505 Bielorrusia. Véase Rusia Blanca
viviendas 520-522 Bierkam p, Walter 218, 308, 588, 596 n „ 597, 1212
Berliner, C ora 200 Bijenkorf (empresa) 633 n.
Berliner H andels-G esellschaft 517, 1121 n. Bilfinger, R udolf 302, 463, 523 n., 1213
Berliner Iüustrierte 229 Binder, Paul 111 n., 113 n., 135 n., 136 n.
Berm udas, C onferencia de 1248 Binding, Karl 960 n.
Bernburg 964, 995 Binger, Ludwig 534
Berndorff, Emil 303, 4 96 n. Birk, Louis 514
1396
Birkeland, Paul M. 1253 n. Bogger, W ilhelm 1252
Birkenau. Véase Auschwilz Bogmolov, A lexej 1177 n.
Bischof, M ax 249, 256 n „ 278-279, 284 Bohem ia-M oravia. Véase Protektorat
Bischoff, KarI 973 n., 976 n., 977 n., 981 n., 982 n., Bohle, E m st W ilhelm 86 n., 607 n., 608
983 n „ 997, 1007. 1042 n., 1062, 1078 n „ Bohm , Franz Jo sef 1310-1311
1083 n. Bohmcker, H einrich 638 n., 639-640
Bismark, príncipe O tro von 795 Bohm e, Franz 757-758, 762-764, 1193 n., 1213
Biss, A ndreas 938 n. Bohme, H ans Joachim 361, 376 n.
Bitburg 1173 Bohm e, H orst 404, 522 n.
Biuletyn ¡nformacyjny 590 n. Bohm ische Escom pte Bank 108, 111 n., 112
BlanKarI et Cíe 118 Bohm ische Union Bank 112
Blanke, Kurt 677 Bohr, K icls 625
Blankenburg, W erner 993, 994 n., 1043 n., 1044, Bohrsch, H erbert 822 n.
1213 Bohum in 798
Blaschke, H anns 938 B oicot (antialem án) 58-59
Blaskowrtz, Johannes 204-205, 212, 1193 n. Boicot (antijudío) 52-53, 108-111, 195-196
Blizyn 588, 593 n. Boikat (Grodno) 599 n.
Blohel, Paul 308, 348, 428-429, 1077, 1194, 1197, Bojilov, Dobri 828
1213 Boley, G otlfried 460, 463
Bloch, A lbert 636 Bolonia 740, 750 n., 751 n.
Bloch, Lippm an 636 Bolzano 754
Bloch, R olf 1320 n. bom bardeos aéreos
Blomberg, Werner von 73, 101 consecuencias 520, 565-566, 926, 936 n.,
Blome, Kurt 81, 1213 1254-1255
bloqueo de fondos 151-158, 261-262, 278, 518, 641, previstos 521, 926, 1011-1012
688, 834, 918-919, 1288 ruegos judíos de que se efectuaran 935-936, 944,
Blücher, Franz 1197 1255-1259, 1262
Blücher, W ippert von 613 n. Bómelburg, C ari 680
Blum, A brasza 559 Bónner, Egon 384 n.
Blum, M arcel 673 n. Bonnet, G corges 433-434
Blumberg, D avid 1249 Boos, G eza 1253
Blume, W alter 308, 1213 Bor, m inas de cobre 900
BM W (Bayrische Motorwerke) 1330 Borcescu, Traían 866 n,
B ’nai Brith International 1317, 1330 Borer, T h om as 1319
Bobelis, Jurgis 341 n., 377 n. Borgcr, W ilhelm 95
Bobermin, H ans 962, 1020, 1196 n., 1213 Borgo S an Dalm azzo 728
Bobruysk 315, 317, 397 n. Boris III (Rey de Bulgaria) 828-829, 835-836, 838-
Bock, Fedor von 1213 839
Bock, W ilhelm 308, 501, 692 n. Boris, A ndré 691
Bockelberg, Alfred von 677, 679 n., 731 n. Borisov 350
Bockhorn, W ilhelm 811 n. Borispol 368
Boda, Ernó 916 n. Bor-Komorowski, Tadeusz 540
Bode (capitán) 392 n. Borm ann, M artin
Boden, H ans A ugust C on stan tin 913, 920 cargo 7 5
Boegner, M arc 715 n. conversaciones sobre corrupción 269
Bochm, Joh ann es 550 destino 1213
Boekh, von (adm inistración civil, H olanda) 632 n. expulsiones 227 n.
Boemelburg, C ari 680 H olanda 653 n.
Boepple, E m st 210, 546 n., 576 n., 577 H ungría 908
Bogdanov (em bajada soviética, Berlín) 246 pogrom os 63-64, 192 n.
Bogdanovca 409-410 procedim ientos judiciales 494 n., 495 n., 1112
1397
Przemysl, incidenre de 583 n. Brasil 1224, 1230
«solución final» 436, 439 n. Bra§ov 866 n.
vivienda 182 n., 183 n., 521 Bratislava 452, 808, 824, 1156 n.
Borne, Ludwig 32 Brauchitsch, Walter von 73, 204, 274, 296, 305, 660 n„
Boryslav 1162 684, 731 n., 1199, 1214
Bosch (em presa de Robert Bosch) 53 BTaucr, Bruno 757
Bosnak, Franz 804 n. Braun (M inisterio de A sun tos Exteriores) 609
Bosnia-H erzegovina (posguerra) 1336 n. Braune, Fritz 308
Bosshammer, Friedrich 447, 611, 742 Braune, W em er 308, 330 n „ 1198, 1214
Bothm ann, H ans 992, 1079, 1213 Braune-Krikau (mayor) 276 n.
Bottai, Giuseppe 737 Braus, Karl 1025, 1027
Bottcher, Herbert 218, 546, 597, 1213 Brautigam , O tto 378, 384, 402, 414 n., 855 n., 904
Boué, L u d e n 676 n., 965, 1113 n., 1214
Bouhler, Philip 75, 962, 964, 993, 1042, 1213 Brawer, Dawid 376 n.
Bousquet, Rene 676, 703, 712, 715 n., 716, 720-721, Bredow, Leberecht von 568
726, 1213 Breendonck 673
Bouthillier, Yves 676, 688 n., 694 n., 698 n. Brehm (Stabshauptam t) 580 n.
Bovensicpen, O tto 501 Breithaupt, Franz 215
B rack, Viktor 964-965, 969 n., 993, 1042-1043, 1060, Bremenburg, A . (SS) 989 n.
1213 Brenecke, Karl 692 n.
Bracken, Edm und 241 n. Brener, M aurice 726 n.
Bracht, Fritz 209, 972 n., 974, 1063, 1125, 1213 Brenner (Policía del O rden, Galitzia) 545 n.
Bradfield, Michael 1326 Brenner, Flarro 617 n.
Bradtisch, O tto 308, 1213 Brentano, H einrich von 1315-1316
Braeckow, Ernst 162 n. Breslau. Véase Wroclaw
Braemer, Walter 387 n. Brcst-Litovsk 315, 319, 390, 428, 1359 n.
Bralley, Louis 676 Breyer, H ans-Joachim 296, 369, 370, 692 n.
Brand, Joel 935, 937, 1259-1267, 1347 n. Brcyhan, C hristian 614 n.
Brandenburgo (estación de eutanasia) 964, 995 Bridoux, Eugenc-M arie 676
Brandes, Georg 50 n. Briese, Paul 1029
Brandl, Jo se f 213 Brigada Judía 1268 n.
Brandner, Joh ann 783 n. Brinckm ann, Fritz 1302 n.
Brandt (Kreishauptm ann, Puiawy) 225 n., 273 n., Brinkm ann, R udolf 72, 94, 138, 139 n.
1099 Brinon, F em and de 676, 677, 701
Brandt, Karl 962, 1036, 1037 n „ 1213 Britsch, W alter 118 n.
Brandt, Karl-Georg 550 Brix, Fritz 568
Brandt, Rudolf Brizgys, V incent 336, 1215
cam pos de concentración 959 n., 992 n., 1002 n., Brno 497
1004 n „ 1030, 1079 n. Brocke, C ari 302
confiscaciones 1048, 1051 n., 1057 n. Bronfman, Edgar M. 1318, 1319 n., 1322, 1334 n.
destino 1213 Bro§teanu, Emil 360 n., 411 n., 855 n.
experim entos m édicos 1040, 1042, 1045, 1046 n. Brown, Boverie el Cié. 633, 667
Hungría 920 n. Brozik, Karl 1332 n.
informe Korherr 1350 Brück, A ugust 980 n.
Kube, asunto 422 n. Brucher Kohlenwerke A. G. 123-125
M insk 423 n. Briiggermann, M ax 1025
ruinas del gueto de Varsovia 567 n. Brunhoff, Kurt H einrich Eduard 913
Rum ania 847 n. Brunner Verzinkerei/Brüder Boblick 481 n., 1121 n.
Th eresienstadt 479 n. Brunner, A lois
utilización de trabajadores 593 n., 598 n. Berlín 504-505
Brasch, Friedrich 399 n. destino 1214
1398
Eslovaquia 611, 823 Burzio, Giuseppe 811, 820
Francia 611, 680, 699 n., 726 n., 729 Busch, Alt'red 13 3 n.
Salón ica 611, 771, 776 Bu§ila, C onstan tin 848
Viena 472, 489, 499 Busko 225 n.
Brunner, A ntón 499, 1214 Bussard (barco) 1088 n.
Bruns (O stland) 395 n., 396 n. Bussiére, A m édée 676
Bruns, Georg Vikror 608 Bussmann, Walter 715
Bruselas 665, 671, 674 Biitefisch, H einrich 1025, 1028, 1 196, 1209, 1214
Briisseler Treuhandgesellschaft 668-669 Butkunas, A ndrius 341 n.
Brüx 123 Buttlar-Brandenfels, H orst 900 n.
Bryansk 407 Byrode, Flenry A . 1293 n.
Brzesc. Véase Brest-Lirovsk
Brzezinka. Véase Auschwitz Gado, H enri 711 n.
Brzeziny. Véase Lów scnstadt C ado gan , A lexander 1179
Bucarest 842 n., 854 Calaragi 851
Buch, W alter 55 n., 63, 72 C alotescu, C om eliu 849, 858, 1214
Buchenvvald 56 n.. 643, 731, 1084-1086, 1090, 1108 C allm ann, R udolf 1293 n.
Buchcr, R udolf 352 Cam boya 1339
Budak, Mile 789 C am pos de concentración 495-496, 953-960, 996-
Budapest 924, 926-927, 941-952, 1279 1014, 1018n, 1019. Véase también el nom bre de
Budzyri 588, 594-595 cad a cam po.
Buffarini, G uido 743 C an adá 1278
Buhl, Vilhelm 618 C anaris, Konstantin 568, 666 n., 674 n., 1214
Biihler, Albert 632 n. Canaris, Wilhelm 296, 306 n., 310, 369, 370, 405, 1214
Bühler, Jo sef Cancicov, M ircea 846 n., 848
Bührmann, Robcrt 263 C ancillería del Führer. Véase Partido N azi
Bukovina 313, 331, 379, 841-844, 851-853, 855-856, C ancillería del Partido. Véase Partido Nazi
882, 884 Cancillería del Reich 79, 91
Bulgaria Caniles 721
evolución después de la guerra 1164, 1215, 1247, C annon, C avendish W 874 n., 1246 n.
1279, 1282, 1284-1285, 1290 n „ 1304 C apón, A ugusto 754
sucesos durante la guerra 486, 826-841 Carbidwerke D eutsch-M atrei A .G . 107
Bülow, Bernhard W ilhclm von 608 Cardan, A grícola 848
Biilow-Schwante, Vicco K . A . von 81 n. C ardosi, C lara Pirani 754 n.
Buna. Véase 1. G. Farbcn (Auschwitz) cargo 210
Bund (organización socialista judía) 548 C arita, M ario 748 n.
Bundke, O tto 566 n. Cari, H einrich 413, 427 n.
Bunjes, H erm ann 732 n. C arlucci, Frank 1210 n.
Buradescu, Sever 864 n. C arol II (Rey de Rum ania) 845
Bürbóck, W ilhelm 958 C árpatos ucranianos 925, 933
Bürckel, Jo sef 109 n., 181, 434, 435, 603, 677, 681 C arstersen, Pay 460
Burckhardt, Roger 774 Cárter, Jam es E. 1177
Burdeos 705-708 C asa de Em peños (Pfandleihanstalt, Berlín) 523,
Bureau de Secours N ational 688 1057, 1058-1061
Burg, Avraham 1319 n., 1321, 1323 n. C asd o rí (M inisterio de Finanzas) 94, 972 n., 1096 n.
Burger, A n tón 477, 611, 657 n., 785, 1215 C astellan e 724
Burger, W ilhclm M ax 572 n., 960 n., 961, 1047, 1061 C astruccio, Giuseppe 778 n.
Bürgin, Ernst 1025 C ate, Cornelius Ludovicus ten 640
Burgsdorff, C ari Ludwig 212 C ath ala, Pierre 676
Bürkner, Leopold 296 C atlos, Frantisek 800, 1214
Burmeister, W ilhelm 399 n. C áucaso, caucasianos 371
1399
Cavendish-Bentinck, V íctor 1256 C iano, Galcazzo 693 n., 721, 734, 736, 740-741, 793,
Celler, Em anucl 1277 1129 n.
Cem enterios 250, 257, 396, 850, 1170 Ciechanów 260
C éntrala Evreilor din R om anía 867, 869-871, 875 C im on (Einstazkomm ando, Luxemburgo) 664 n.
Ccntral-Verein deutscher Staatsbiirger jüdischen C irenaica 40 n., 740 n.
Glauhens 65 C lahes, Dietrich 520
Central'Verein Zeitung 65 C laim s Cont'erence (Conferencia de Reclamaciones).
C entre de D ocum entation Juive C ontem poraine Véase Conference o f Jcwish M aterial Claims
1169 n. against Germ any (Conlerencia de Reclamaciones
C entro de O rganizaciones de Supervivientes del M ateriales Judías contra A lem ania)
H olocausto en Israel 1317 C lass (Kreishauptm ann, Sanok) 536 n.
C ercavschi, Em anoil 411 n. Clauberg, C ari 1041-1042, 1043 n., 1200, 1214
C erdeña 734 Clay, Lucius 1196
C em áu fi 314, 331, 852, 857-858, 1156 n. C lejan, H erm ann 872 n.
C ernatescu, C onstantin 872 n. Clerm ont-Ferrand 695 n., 1160
Chpciny 244-245 Clinton, William 1 342
Chaillet, Pierre 713 C lodius, Karl 609, 896
C hálons-sur-M am e 706 Cluj 925, 936
Chanler, William 1180 n. C oblenza 482, 491
Charleroi 665, 672 C oelln, K arl-G ünther von 144, 612 n.
C harvat (Director de la Policía, Praga) 185 C oh a-B ank 118
Checoslovaquia. Véase también C árpatos ucranianos, C ohén, David 640-641, 646, 655
Praga, Protektorat, Eslovaquia, y el nombre de Cohn, C on rad 200
cada ciudad C ohn, Use 200
estadísticas de población judía 1164, 1282, 1368 colegios 179-180, 186, 194, 200, 464, 899. Véase
restitución 1288 también universidades
juicios por crím enes de guerra 1200, 1214, 1216, C olm ar 681
1218, 1223, 1226, 1231, 1233 C olom bo, Francesco 748 n.
Chelm 225 n „ 1065 C olom ea 545, 580
C hefm no. Véase Kulm hof C olonia 170, 230, 496, 511
Chem nitz 202 n. Colli, Cario 767
Chernigov 318 com ida
Chernovtsy. Véase C ern áu ji en los cam pos 276, 1008, 1027-1028
C hestocova 238, 267 n „ 273, 572, 582, 595, 1099 en los guetos 282-289
C hieti (cam po) 740 inanición 283-284, 288-291
Chile 697, 1226 racionam iento 163-168, 282, 926
Chipre 40 n., 1275 C om isión de N aciones U nidas sobre C rím enes de
Chisinau 314, 851-853, 857 Guerra 1210 n.
C histes 211, 592, 939, 969, 970, 996, 1033, 1067, C om isión Internacional sobre las R eclam aciones
1171 n. de Seguros referentes a la Era el H olocausto
Chmielewski, Karl 651 1329
Chorazycki, Julián 1014 C om ité C entral para la D efensa contra la C am paña
Chorin, Perene 9 20 n. de H orror y A gitación Ju día (Zentralkomitee zur
Chrapovvski (fotógrafo) 247 n. Abwehr der jüdischen Greuel- un
Christiaensen (M inisterio del Interior) 988 H etzpropaganda) 108-109
Christian X (Rey de Dinam arca) 625 C om ité d’A ssistence aux Refugies (C A R ) 698
Christiansen, Friedrich 643 C om ité Independiente de Personas Em inentes 1318,
Christm ann, Kurr 308 1321
Christov, D ocho 828 C om ité Intcrgubernam ental sobre los Refugiados
Churchill, Winston 1176, 1179, 1235, 1265-1266 1289 n.
Chvalkovsky, Franti^ek Karel 1 32 Com m erzbank 106 n., 518
1400
Com pagnie des Mines de Bor 900 11. C onsistoire C entral des Israélites de France 687,
Com piegne 701-703 710-711, 712-713
Com unistas 327-328, 333, 419, 548, 551-552 n., 558- C onsorcio del Lignito del Este del Elba 1 32
559, 561, 565, 955-956 Constan], a 886
Conference o f Jcw ish M aterial Claim s against C onstantincscu, C. A l. A tta 848
Germ any (Conferencia de Reclam aciones C onti, Leonardo
M ateriales Judías contra Alem ania) 1284 n., cargo 72, 75, 1036
1302-1303 n., 1309-1310, 1315-1318, 1332 Dr. H agen 576
confiscaciones 600 n. esterilizaciones 459 n.
confiscaciones (por países) pacientes psiquiátricos judíos 490-491
A lem ania 514-527 política respecto a los polacos 1104
Bélgica 668, 669 raciones de alim entos 167
Bulgaria 834 suicidio 1193, 1214
C roacia 796 C ontinentale Bank 667, 669 n.
F.slovaquia 802-804 C on ú n en talc W asserwerkgcsellschaft 979
Francia 731-733 C ontrabando 155, 240, 697. Véase también M ercado
Grecia y R odas 775-776, 782-783 negro
Hungría 918-919, 952 C onvención sobre el G enocidio 1335-1336
Italia 737-738 conversos al cristianism o 648. Véase también
Luxem burgo 662 A lem ania y A ustria 85 n., 506 n.
N oruega 614, 615 Bulgaria 829-830, 8.36
Países Bajos 658-661 Eslovaquia 814-816
Polonia 260-268, 578, 599-600 H ungría 891-892, 921-922, 951-952
Rum ania 865-866 Italia 738 n., 739
Serbia 758 «judíos», definición
Túnez 719-720 Países Bajos 648, 652
U R S S (ocupada) 395-401 Polonia 253
confiscaciones (por su naturaleza) Rum ania 845
bienes inm uebles 518-519, 671, 737, 865 C openhague 1159-1160
cantidades por cobrar y créditos 515-516, 760 C orado!lo, A ldo 1159
depósitos bancarios 398, 518, 658, 834 Corfú 604, 756, 757, 784
distribución de la propiedad 262-266, 519-526, C oriiides, W ilhelm 1065 n.
668-669, 732-733, 759-760, 764, 782, 898-899, Corporación Bancaria Suiza 1 319
1048-1060 C orrupción 268, 277, 342, 1004-1006, 1050-1051
en cam pos de exterm inio 1046-1060, 1084 C o sá u ji 854 n., 857
m uebles 265, 525, 659, 669, 733 C osenza (cam po) 740
objetos de arte 658-659, 731-732 C ottb us 113
oro, joyas, relojes 268, 398, 615, 658, 720, 745, C oulon, Albert Karl 245 n.
1048, 1053, 1056-1061, 1076 Cow les, G ardner 1176 n.
pensiones y pólizas de seguros 516-518 C racovia (ciudad) 21 1, 223, 234, 260, 271 n., 272,
pieles 268, 669 n., 805, 1047, 1061 273 n „ 437, 774
«propiedades aban donadas» 261, 600, 658-660, C racovia (distrito) 218, 319, 530, 582
754, 777-778, 865, 1114 C racovia (gueto) 237-238
propiedades agrícolas 737-739, 803-804, 865, Cramer, H ans 377 n., 394
896, 898 C raushaar, Harry von 576 n., 666
C ongreso Judío M undial 1317-1320 C reditan stalt (V iena). Véase O sterreichische
Conolly, Tom 1270 C reditanstalt
Consejos judíos (estrategia y papel) 640-641, 1147-1148 C rem asto 786
Consejos judíos y organizaciones com unitarias Crem ese, C esare 723
(geográficos). Véanse también los nom bres de los C reta 604, 756, 757, 784, 786
distintos guetos y ciudades. Cretzianu, A lexandre 846 n., 848, 868 n.
1401
C rim ea 350, 408, 1109 destino 1214
Crimea-Tauria (Generalbezirk) 379 informes a Wolf sobre efectivos 216 n., 404 n.,
C roacia 486, 704, 767, 788-798, 1109, 1304 405 n., 531 n., 639 n., 707 n „ 720 n.
C roacia 794 pogrom de 1938 59-60
C ro n j, Gheorghe 848 Schutzm annschaft 404 n., 1103 n.
Cropp, Fritz 77, 1036 «trenes especiales» 508 n.
Cruz Flechada (partido húngaro) 931-932, 948, 952 D alla C osta, cardenal Elia 749
Cruz Roja A lem ana 1060 Dallaire, Rom eo 1340
Cruz R oja Internacional 625 n., 692 n., 880, 943, Danckelm ann, H einrich 758-759
1090, 1092, 1242 n., 1267 Danckw erts, Justus 904 n.
C rvenkovic (G obierno croara) 789, 797 n, D anica 790
Csáky, István 901 n. Dannecker, Theodor
Csatay, Lajos 912 Bulgaria 611, 828, 837
C scrvcnka 901 n. destino 1214
cuáqueros. Véase A m erican Friencls Service Com m itte Francia 611, 680, 681 n., 688 n., 696, 702-706,
(Comité Estadounidense de Servido a los Amigos) 708-710, 712 n „ 732 n.
C uba 1236 H ungría 611, 915
C uenca (M édico judío, Salónica) 775 Italia 611, 742, 748
Cukierm an, Yitzchak 552 n., 558, 559, 564 n., 566 n. Policía de Seguridad 436 n.
C ulpa colectiva 1172-1173 D anulcscu, C onstan tin 848
Cum plim iento (com o estrategia) 45 Danzig 205, 207, 264 n., 1368
Cuptor, I. (Rum ania) 872 n. D arda 923 n.
Cyanam id C orporation 986 Dardel, G ustav von 626
Czerniaków, A dam Dargel, Paul 378, 425
' alim entos y salud en el gueto 284, 287-288, 291 Dargs (M inisterio del Este) 904 n.
ansiedad 1149 Darían, Framjois 675, 688 n., 698 n., 715 n.
cargo 206, 234, 248 n. Darquier de Pellepoix, Louis 675, 677, 700 n., 708,
deportaciones 549-551 711, 1214
form ación del gueto de Varsovia 242 Darré, W alter 72, 95, 109
m ano de obra 270 n., 272, 275 n. D augavpils 312 n., 316, 414, 1109
peticiones 1143 D avidescu, Gheorghe 873
presupuesto y finanzas del gueto 256 n., 257-258, D avidcscu, Radu 333 n., 334 n.
268 Davis, Elmer 1176 n., 1241 n.
problemas adm inistrativos 253, 257 D A W (D eutsche Ausrüstungsw erke) 588, 589-590,
resistencia judía 548 592 n „ 593 n., 958, 975, 1020, 1056, 1327 n.
suicidio 551 D e Bono, Emilio 737
Czortków 340 D éat, M arcel 676
Debevoise, Dickinson 1330
D achau 56 n., 955, 1021, 1034, 1038, 1056, 1085, D^blin 968
1086-1087, 1089 n. D ebrecen 936 n.
D A F (D eutsche Arbeitsfront —Frente A lem án del D E G E SC H (D eutsche G esellschaft für
Trabajo) 54 n „ 109, 191 n „ 248, 379, 457, 1185 Schadlingsbekám pfung m bH.) 984-989
n. D E G U S S A (D eutsche Gold- und Silber-
D A G (D eutsche Ansiedlungsgesellschaft) 265 Scheideanstalt) 985, 1330
Daimler-Bcnz (empresa) 396 n., 1303 n., 1330 Dej 925
D akovo 792 D ejaco, W alter 976 n „ 1077 n., 1214
D alm acia 789 D E LA SE M (Dclegazione Assisrenza Emigranti Ebrei)
D alnik 333-334, 4 10 n. 744
Daluege, Kurt Dclbriick, Ernst 614 n., 615 n.
1.a Brigada de Infantería 321 n. Delius, H ans C onrad 120, 123 n.
cargo 215 Deloncle, Eugcne 701
1402
D elta Flugzeughallen- und Barackenbau G m bH 595 Dinersrein, Robert C. 1323 n.
Dellbrügge, H aiis 1187 n. D irección General de las S S 211 n., 215, 422 n.
Dellschow, Frirz 634 n., 635 n., 636 n., 637 n., 659 n. Dirksen, Hcrbert von 157 n.
Dengel, O skar R udolf 248 n. Dirlewanger, O skar 276 n., 1066, 1116, 1215
Dentistas 100, 110, 137 n. Dischner, Jo sef H ugo 651
Denuncias. Véase O cultam iento D isplaced Persons A ct (Ley sobre Desplazados)
Deppner, Erich 651 1276-1277
Descoeudres, Pierre 692 n. D ittcl, Paul 303
D eSola Pool, David 1189 n. Divorcio 182, 467-469, 652, 1160 n.
despidos Dix, R udolf 1194
bajo control eclesiástico 24-25, 28 Djerba 719
Bélgica 667 Djurin (Transnistria) 862
Bulgaria 830-831 D K \V (D eutsche Kraftwagenwerke) 59
C roacia 790 Dniepropetrovsk (ciudad) 314, 317, 322, 424
Eslovaquia 805 Dniepropetrovsk (Generalbezirk) 379
Francia 692 Dobberke, W alter 504
H ungría 896, 917-918 Dobre, Gheorghe 848
Iralia 737-738 D obrudja 826, 841, 843
Países Bajos 630-631 docum entos en com pendios impresos 1374-1375
Reich 95-105 Doenitz, Karl 73, 296, 1185, 1186 n „ 1187
Rum ania 845-846, 866-868 D ohary (Bucarest) 842 n.
Serbia 759 Dohm en, A rnold 1035, 1037 n.
desplazados 1267-1279. Véase también Supervivientes D ohrm ann, Schütte (em presa) 863
D essauer Werke tur Zucker und C hem ische Industrie Dolp, H erm ann 1106 n.
985, 987 Dolí, A dalbert 983 n.
Dcssel, van (Bélgica) 669 Dollm ann, Eugen 742
D E S T (D eutsche Erd- und Stcinwerke - Industrias de D om anevka. Véase D um anovca
Excavaciones y C antería) 653, 958, 1020 D om asik (prelado) 576 n.
destino 1185, 1193, 1200, 1212, 1215 D onati, A n gelo 724-725
Dcttm er (Consejero de la Adm inistración de Guerra) Dcmau (barco) 616
412 n. Donauzeilung 1378
D eutsche A sbest Zement A .G . 667 Donncly, W alter Joseph 1171 n.
D eutsche Bank 106 n., 108, 112, 118, 517, 634, D ora (cam po) 1084
1303 n „ 1330 Dóring, Wilhelm. Véase W ilhelm Doring (empresa)
Deutsche Ukraine Zeitung, 697 Dóm berg, A lexander von 608
Devvey, Th om as 58 Dorndorf (Obersharführcr, C racovia) 593 n.
Dexter, Robert C . 1251 n. D orner (R SH A ) 303
D iam ant (Veteranos de guerra judíos, Viena) 472 n., Doroghi-Farkas, A kos 927 n.
476 D oroh oi (distrito) 852, 855, 882-884
Dibelius, O tto 102 D orohucza 592
Dieckhot, H ans 58, 486 n. Dorpmüller, Julius 72, 180 n., 448, 705 n „ 1215
Diehm, Christoph 218 Dorr, M ax 385
Diels, R udolf 299, 955 Dorsch, X aver 270 n., 1033, 1215
Diesselberg, Paul 632 n. D óscn 191 n.
Dietrich, H ugo 131 n. Doussinague, José M aría 779
Dietz, Alfred 1001 n. Dragalina, C ornel 849, 881-882, 884
Diewergc, Wolfgang 1129 n. Drago§, Tifus 411 n., 848, 849
Diez, Federico (em bajada española en Berlín) 780 Drahos, János 930
Dijon 705 Drancy (campo) 695 n., 696, 701, 709, 726, 728, 729
Dilli, G u stav 449 Drcchsel, H ans 231, 244
Dinam arca 444, 618-628, 1164, 1200, 1212, Drechsel, O tto-H ein rich 378, 384
1403
Drescher, Heinz 1005 Eckert (Stadtkom m issar, Tarnów) 270 n.
Dresdncr Bank Edelm an, M arek 563, 566 n.
A lem ania 106 n „ 108, 1 1 2 4 1 3 , 116, 118, 123, Edelstein, Jakub 477, 641 n.
124, 125-126, 129, 133, 518 Edén, A nthoy 1178, 1246, 1248, 1256, 1263, 1265,
confiscación en operaciones de exterminio 1055 n. E D E S (organización de la resistencia griega) 783
indem nización 1330 Edineti 856, 859
Países Bajos 633-635, 637 Edinger, G eorges 699
Polonia 265 Egen, Friedrich 212
Drexler, A ntón 48 n. Egerlander Bergbau A . G. 133
Drogóvich 391, 595, 1162 Egersdorf, Karl 1199 n.
Dronkc, Wolfgang 581 n. Egerseki 934
Dror (grupo juvenil sionista) 557 n., 559 Eggert, A lbert 450
drusin, Afanasic 410 Eggerr, G ustav 961
Düben 306 Eglfing-Haar 490 n.
Dubno 428 Ehlers, Ernst 303, 666, 672 n., 1063 n,
Dubnovv, Sim ón 386 n. Ehlers, H erm ann 1197 n., 1215
DuBois, Josiah 1195, 1246 n „ 1251 n. Ehlich, H ans 302, 801 n., 822 n.
DucKarl, Wolfgang 77 Ehrensleitner, Ludwig 416 n.
Duckwitz, Gcorg Fcrdinand 621, 623, 626 Ehrich & G r a e tz A . G, 191 n,
D ulnig (teniente coronel) 368 n. Ehrlich, Henryk 1177 n.
D um anovca 410 Ehrlinger, Ench 308, 341 n., 1215
D unant, Paul 1092 n. Eibner, M ax 415-416
Dunn, Jam es C lcm cn t 1246 n. Eicke, T h eodor 955
DuPont (empresa) 103 Eichler (G au de Colonia-A quisgrán) 525 n.
Durcansky, Fcrdinand 799 Eichlcr (m édico, Leipzig) 191 n.
Durholz, O tto 1277 Eichler, Johannes 495 n,
Dürrfeld, Ernst 553 n „ 1096 n., 1215 Eichm ann, A d olf
Dürrfeld, W alter 1025, 1027, 1029 n „ 1081, 1196, A lem ania 487-488, 497, 519 n.
1209, 1215 Auschvvitz 973-974
Durst, Karl 95 Bélgica 672 n.
D üsscldorf 230, 509 n. Bergen-Belsen 1088 n.
D U T (D eutsche U m siedlungstreuhandgesellschaft) cálculo de judíos m uertos 1091, 1347-1348
265 cargo y personalidad 303, 446-447
Dvinsk. Véase D augavpils destino 1091, 1215
Dwory 1026 n. Eslovaquia 820-821
Dynam it N obel A .G . 1215, 1303 n. estadísticas 1237 n., 1351
Dzhankoi 330 experim entos m édicos 1046
Dziatdowo. Véase Soldau Francia 702, 704-709, 725, 728 n.
Dzinuda, Gertrud 1124 G itanos 1107 n.
Grecia 781
Eagleburger, Law rence 1329-1330 H ungría 611, 914-917, 936-937, 939, 945, 948,
E A M (organización de la resistencia griega) 783 1098, 1266 n.
Ebeling, Friedrich 449 Lódz 229
Ebensee (cam po) 1087 Luxcm burgo 662 n.
Eberhardt, Karl 580 n., M on aco 728 n.
Eberl, Irmfried 967, 994-995, 1215 negociaciones de rescate 1259-1260
Eberl, Sebastian 1034 n. Países Bajos 644, 652, 657
Ebert (Ministerio de Econom ía) 131 producción bélica 481
Ebner, Gregor 519 n. representantes (lista de) 611
Ebner, Karl 499, 500 Rum ania 865 n., 873 n., 874, 877
Ebrecht, Georg 568 Serbia 762
1404
«solución final» 437, 439-440, 443, 444 n., 459, Ejército, U nidades (Brigada Judía) 1268 n.
463, 515 n., 1098 n. Ejército, U nidades (británicas) 1086
transportes 4 50 n., 455, 1096 n. Ejército, U n idades (eslovacas) 428
Eigl, Joh ann 453 n., 777 n. Ejército, U nidades (húngaras) 330-331, 428, 904-905
Einsatzgruppen y Einsatzkom m andos de las SS Ejército, U nidades (italianas) 717, 720-721, 722-723,
com o institución 218, 300 769 n.
Eslovaquia 823-824 Ejército, U n idades (rumanas) 331-335
Francia 723 n. Ejército, Unidades (soviéticas) 1084-1085
Hungría 914, 923-924, 939, 947 Ejército, Unidades
informes de estadísticas 1349, 1360-1363 22.a División de Infantería 353 n.
Italia 742-743 2 2 .! División Jager 923 n.
Luxemburgo 663 24. División de Blindados 947
Polonia 205-206 52.a División de Infantería 329 n.
Salón ica 772 6 5.“ Regim iento de Infantería 353 n.
Serbia 759 6 9.a División Jager 416 n.
T únez 718 9 9.a División de Infantería 327 n.
U R S S (1941-1943) 300, 305-320, 357, 854-855, 101.a División de Infantería Ligera 382 n.
903-904, 1360-1363 113.a División de Infantería 758
Eirenschmalz, Franz 961, 1215 154.a División de R eserva 547 n.
Eiscnerz 1086 170.a División de Infantería 331
Eisenlohr, G eorg 212 202.a Brigada de Reem plazo 328 n.
Eiscnwerke Irzynietz 580 207.a División de Segu ridad 407 n., 1131 n.
Eisfeld, Kurt 1025, 1028, 1215 21 3.a División de Seguridad 406 n., 1109 n.
Eislcr (veteranos de guerra judíos, Viena) 473 221.a División de Seguridad 312 n., 328 ti., 329 n.
Eissfeldt, Kurt 211, 251.a División de Infantería 338 n.
Eizcnstat, Stuart 1319, 1321, 1330-1334 281.a División de Seguridad 342 n., 351, 402 n.,
Ejército Rojo. Véase Unidades de Ejército (soviéticas) 407 n.
Ejército, C om andancias territoriales 298 295.a División de Infantería 367 n.
Bélgica y norte de Francia 666-667 299.a División de Infantería 382 n.
C roacia 757 339.a División de Infantería 356, 1109 n.
D inam arca 618 342.a D ivisión de Infantería 758, 762
Distrito II 350 n. 35 0 .° Regim iento de Infantería 328 n.
Distrito VII 372 433.° R egim iento de Infantería 765 n.
Distrito VIII 3 50 n., 1014 4 4 4 .a División de Seguridad 409 n.
D istrito IX 353 n. 449.° B atallón de Señales 762
Distrito X V II 3 50 n. 45 4 .a División de Seguridad 312 n., 338 n.,
D istrito X X 350 n., 368 382 n., 396 n., 402 n., 1109 n.
D istrito X X I 204, 350 n., 579 n. 521.° B atallón de Señales 762
Francia 677-679 528.“ Regim iento de Infantería 352 n.
Gcneralgouvernem ent 212-213, 547 n., 564 677.° Regim iento de Ingenieros 329 n.
G recia 757 704.a División de Infantería 764 n., 765 n.
Italia 742-743 707.a División de Infantería 329
Países Bajos 642-643 714.a División de Infantería 763 n.
Salón ica 771 718a División de Infantería 790 n.
Serbia 757-759 727.° Regim iento de Infantería 329
U R S S (ocupada) 380, 390-391 734.° Regim iento de Infantería 765 n.
Ejército, Gendarm ería sobre el Terreno 321 n., 327 n., 764.a División de Infantería 764 n.
405, 409 n., 706, 783, 786, 854 836.° B atallón de Fusileros (Landesschíitzen)
Ejército, Policía Secreta sobre el Terreno 203, 306, 360 n.
326-327, 342, 405, 407, 408-409, 416 n „ 783, 999.a D ivisión de A taque R odas 786
785-786, 1109 n., 1131 n. 1017.“ R egim iento de Infantería 786 n.
1405
X L C uerpo 885 n. em presas (judías). Véanse también estadísticas; y el
XLII C uerpo 382 n. nombre de cada em presa
X L IV C uerpo 408 n. adm inistración fiduciaria 139, 263-267, 662,
X L IX C uerpo 403 n. 668-669, 683-687, 759, 778, 918
X L IX C uerpo de M ontaña 885 n. agencias 29, 137
XV' C uerpo de M on taña 797 n., 798 n. agricultura 136, 662, 737 n „ 739, 803-804, 849,
XV II C uerpo 368 n., 885 n. 896, 898-899
XX I C uerpo de M on tañ a 784 n. arianizaciones y liquidaciones 105-145, 262-267,
X X II C uerpo de M ontaña 782 n., 783 n., 784 n., 632-638, 670, 682-688, 693, 699-700, 790,
785, 923 n. 802-804, 831, 849-850, 894-899, 918-920
X X IX C uerpo 368, 382 n. bancos 112-113, 632-633
X X X C uerpo 327, 355, 356 n. bienes inmuebles 139, 140-141, 668-671, 760 n.,
X X X X IX C uerpo 367 n. 804, 849-850, 865
L X V C uerpo 764 n. «buena voluntad» 113
LXXXVI1I C uerpo 647, 648 n. carbón y acero 114-134
A rm eegtuppe W óh let 885 definición 104-105, 135
C uarto Ejército 392 n. extranjeras 139-140
C uarto Ejército de Blindados 326 grandes alm acenes 106, 138, 633, 637
D ecim ocuarto Ejército 203, 752 industriales 139, 670, 685, 866-867
D ecim oséptim o Ejército 316 n., 327, 328, 351 restitución e indem nización 1285-1288, 1296
D uodécim o Ejército 757 venta al porm enor 138, 947
Ejército de Blindados de A frica 718 Emrich, Ernst 450, 1092
G rupo de C uerpo Kirchner 885 n. Emrich, W ilhclm 450
G rupo de C uerpo M ieth 885 n. Endre, Lásló 913, 917, 918 n., 926 n., 942, 945, 1215
G rupo de Ejército B 392 n. Enescu, 1. D. 848
G rupo de Ejército del C entro 352, 382, 387, Enge, Edgar 768
406 n. Engel, Fricdrich 72, 91, 161
G rup o de E jército del N orte 382 n. Engel, Gerhard 437 n., 441 n., 770 n., 1351 n.
G rupo de Ejército del Sur 351 n., 357 n., 406 n. Engel, H ans 72, 95
G rupo de E jército E 757, 785 n., 786 Engert, Georg 176
G rupo de E jército F 757, 784 n. Engert, Karl 78, 1102 n.
N oveno Ejército 392 n. Engler, W ilhelm 212
Primer Ejército de Blindados 351 Entzian, Joachim 634 n., 636 n., 637 n.
Primera División de M on taña 783 n. epidem ias
Q uin to Ejército de Blindados 718 tifus 225-226, 241-244, 289-290, 547, 740, 863,
Segundo E jército 367, 392 n. 1089, 1091, 1106, 1108, l l l O n .
Segundo E jército de Blindados 756-757, 784 n. varias 181, 289-290, 330, 341 n., 360, 536, 1009
Segundo Regim iento de Persecución de Eppstein, Paul 192 n., 200, 477, 489 n., 501, 503 n.,
P aracaidistas 746-747 5 0 5 ,5 1 0
Sexto Ejército 327 n., 329 n., 354 n., 408 n., 665 Epstein, Joh ann a 204
Tercer Ejército 203 n. Erbe, Ernst. Véase Ernst Erbe (empresa)
Tercer Ejército de Blindados 416 n. Erdmann, Fritz 611, 666, 674 n.
U ndécim o Ejército 3 16 n., 326 n., 327 n., 330, Erdmannsdorff, O tto von
351, 354, 376 n „ 382 n., 395-396 n „ 402 n., Bulgaria 836 n.
408, 409 n „ 853 cargo 607 n., 608
Elbogen, Ism ar 65 n. Danzig 207 n.
Elsinore. Véase H elsing0r D inam arca 623 n.
Elting, H ow ard 1241 n. Francia 685 n.
Em erson, H. W. 1289 n. G recia 779 n.
Em igración 434-435, 739, 1236 H ungría 611, 889 n.
Em m erich, W alter 21 1, 255, 267 n., 279 m uerte de Lichtenberg 513 n., 1123 n.
1406
rehenes 768 n. Polonia 202-203, 246, 291-292, 313-315,
Rum ania 877 n. 1164, 1282, 1354-1360, 1368
vivienda 521 n. Protektorat 466, 478, 511-512
Erfurt 45 n. Rum ania 313-314, 843-844, 851-852, 868,
Erhardt, Karl 1041 881-882, 884, 1164, 1282, 1368
Ermert (Adm inistración Militar, Francia) 677 Serbia 758 n., 766-767, 769
Ernst Erhe 580 U R S S 313-315, 321-322, 390, 417, 429-430,
Ernst, Karl 955 1164, 1282, 1360-1364, 1368
Erren, Gerhard 416 n., 427 Yugoslavia 838, 1164, 1282, 1368
Ertl, Fritz 978 n., 1062 Estados Unidos
Erxleben (mayor) 409 n. C om isión Presidencial sobre el H olocausto 1169
Eslovaquia 274, 486, 638 n., 704, 798-825, 926 n., C onsejo de Refugiados de G uerra (War Refugee
933, 943, 991-992, 1150, 1304 Board) 1250-1251, 1257
Eslovenia 605, 789 C on sejo en M em oria del H olocausto (H olocaust
España 486, 685, 712, 720, 728, 779-780, 836, 944, M em orial Council) 1169, 1174
951-952, 1214, 1225, 1229, 1232 C onvención sobre el G enocidio 1335-1339,
Essen 196 1341-1342
estadísticas 665, 670, 674, 1164, 1368 im plicación en las reclam aciones judías 1285,
estadísticas 1288 n.-1289 n „ 1293, 1301, 1309,
arianización 137, 635, 662, 670, 687 1318-1329, 1330-1333
bajas alem anas 562 n., 566, 1141 inform ación sobre m uertes 1240-1242, 1253
cam pos de concentración 991-992, 1087 n., inm igración 1233-1235, 1278
1089-1090 n. juicios 1179-1184, 1208-1209
em igración 739, 1236-1237, 1278 Ju n ta de Jefes de Estado M ayor 1190, 1285
em presariales y ocupacionales judías 137, 158, O ficina de Servicios Estratégicos (Office of
801-802, 867-868, 894 Strategic S e r v ic e s - O S S - ) 1240, 1252-1253,
pérdidas de población judía (por causas) 1367 1258 n.
pérdidas de población judía (por año) 1368 protestas 685, 713-714, 943
población y pérdidas judías (geográficas) Estam bul 873, 1261-1262
A lem ania 96 n., 158-159, 169-170, 201, 466, Esterilización 459-463, 541-542, 652-653, 674, 1039-
485-486, 511-512, 1164, 1280-1281, 1045
1368 Esteva, Jean Pierre 693, 718
A ustria 170, 511-512, 1164, 1368 E stonia 342, 378, 417 n „ 1109, 1164, 1368
Bélgica 665-666, 674, 1164, 1368 Estrasburgo 681 n.
Bulgaria 1164, 1282 E stratagem as 346, 775, 927
C hecoslovaquia 1164, 1282, 1368. Véase etnia alem ana, habitantes de
también Protektorat, Eslovaquia ciudadanía alem ana 1102
C roacia 793-794, 798 desplazados 1277
Danzig 1368 en las S S 1001
D inam arca 619, 625, 627, 1164 Eslovaquia 812, 819
E slovaquia 801-802, 818, 825 Polonia 222, 276, 537
E stom a 429, 1368 receptores de propiedades confiscadas 264-266,
Francia 694 n., 696-697, 729-731, 1164 392, 395, 401 n., 662, 759, 1054, 1057, 1061
G recia 770, 777, 838, 1164, 1282, 1368 Serbia 759
■ H ungría 891, 901 n., 1164, 1282, 1368 U R S S (ocupada) 343, 401 n., 411
Italia 735, 739, 754-755, 1164, 1368 Eupatoria 402 n., 409 n.
Letonia 429, 1368 E upen 603 n., 664
Lituania 429, 1368 Eupen, T h eodor van 968 n.
Luxem burgo 663-664, 1164, 1368 eutanasia, program a de 490-491, 960-965, 1100-1101.
N oruega 617, 1164, 1368 Véase también Pacientes m entales
Países Bajos 658, 1164, 1368 Evans, Gregory T. 1209 n.
1407
Evers (sanidad de la W ehrmacht) 989 Fehringer, Franz 1040
Ewing, Homer, 103 n. Feilcheníeld (Bóhm ische Escom pte Bank) 108
Exodus (barco) 1275 Feine, G crhard 609, 91 3, 947 n.
experim entos m édicos 864, 1035-1046, 1193 Feis, H erbert 1248
expulsiones de Fcix, Stanislaw 535 n.
Alsacia-Lorena 681 Fekelehalmy-Czeydner, Ferenc 904
áreas y ciudades polacas 205, 220-230, 1026 Fclber, G u stav H ans 756, 782
Baden-Sarre 681 Feldberg, R udolf 396 n.
Bélgica 666 Feldmühle N obel. Véase Dynamit N obel A.G .
Bratislava 807 Feldscher, Werner 459, 463
Bukovina-Besarabia 852-861 Felicin, Joh an n 397 n., 1160 n.
C racovia 223-225 Felmy, H elm uth 757, 1215
Morawská O strava 435 Fellgiebel, Erich 296, 1215
Praga 435 Fendler, Lothar 308, 1215
Solía 834 Fenz, Friedrich 415 n.
Szczccin 435 Feodosiya 337 n., 346 n., 401 n.
V iena 435 Ferber, Karl Jo sef 176, 177 n.
zona fronteriza rum ana 851 Ferdinand (O stland) 386 n., 987 n,
Ferenczy, László 913, 940 n., 947, 1215
Fabrica de C auciuc (empresa) 866 n. Ferrara 749 n., 751 n.
Fabrizius, W ilhelm D. 611 ferrocarriles (funciones)
Fagan, Edward D. 1320, 1326 n., 1327 n., 1330 n. carga y descarga 507-508, 939-940
Fáhnrich, Fritz 459 financiación de los transportes 450-451, 510-511,
Fahrzeuge G aubsch at (empresa) 365 534-535, 693-694, 715, 778, 810-811, 825
Falange 779 horario 450, 454-455, 508-510, 794, 1111
Falck. Véase Karl Falck (empresa) muebles confiscados 396 n., 733
Falco, Robert 1184 n. organización 213-214, 448-455, 533-534, 678
Falkenhahn, G ünther 1027 n. saltos de los trenes 544, 729
Falkenhausen, A lexander von 666, 1200, 1215 trabajadores forzosos 484, 581, 772
Falkenhorst, N ikolaus von 613, 1136 vagones, locom otoras 449-451, 459, 534, 810,
Fanger (almirante) 579 929, l i l i
Fanslau, Heinz Karl 961, 999, 1004 n., 1 196 n., 1215 vigilancia en los trenes 508-509, 707, 729, 776-777
Faramond, M elchior de 676 ferrocarriles (geográficos)
Farinacci, Roberto 736 A lem ania y A ustria 507-510
Fasick, J. K. 1210 n. Auschwitz 975-976, 981, 982-983
Fassbinder, Reiner Werner 1171 n. Bélgica 452, 644
Fatgen, Rudolf 534 Belzec 538, 1069
Faulhaber, cardenal Michael 1231 C roacia 452, 794
Faust, M ax 972 n., 1027 D inam arca, judíos daneses 452, 623
Fay, von (oficial húgaro) 906-907- Véase también Fay- Eslovaquia 452, 810-811
Halasz, G edeon; y Vay, László Francia 452, 644, 678, 701, 702-706, 715
Fay-Halasz, G edeon 9 0 7n. Véase también Vay, László G recia 452, 776-777
Federal C ouncil o f C hurches o f Christ in A m erica Hungría 928-929, 939
(Consejo Federal de Iglesias de C risto en Estados Italia 452
Unidos) 1189 Kulmhof 535 n., 1069-1070
Federenko, Fcodor 996 n. M insk 454 n., 509
Federer, O skar 116, 120 n. N oruega 452
Fcdcrzoni, Luigi 737 Países Bajos 452, 644, 650
Fegelein, H erm ann 320 Polonia 213-214, 451-453, 533-534, 538-540, 581
Fehling, Wilhelm 983 n. Protektorat 452
Fehlis, H einrich 614, 616 Riga 396, 454 n., 509 n.
1408
Rum ania 867 n., 877-878 Florstedt, H erm ann 997
Serbia 452, 453 n. Flossenbürg 598 n., 1084
Sobibór 508-509, 538, 1069 Floto, Werner 961
Transnistria 412 n. Flugzeugm otorenwerk R eichshof 594
Treblinka 535 n,, 538-539, 1069 Foá, Jóle 736
U R S S (ocupada) 411, 452 Foá, U go 744
Viena 453 n., 777 n., 928-929 Focker (em presa) 642
Fcrrum A.Ci./Werk Laurahütte 580 Fog, Johann es 627
Fertig, M aldw in 1243 n. Fohl, W alter 274 n., 277 n.
Fettmilch, Vinzent 45 Foley, M ark 1329 n.
Fiala, Fritz 820 Ford M otor C om pany 59, 1330
Ficker, H ans 79, 438 n. Forli 751 n.
Fichtinger, W ilhelm 958 Forster (coronel) 584
Fideicomisarios. Véase Empresas (judías) Forster, Albert 209, 221, 1216
Fiebig (Ministerio de Finanzas) 94 Fortner, H ans 790 n.
Fiehler, Karl 521 Fortsch, H erm ann 757 n.
Fikentscher-Em den (O KW ) 481 n. fosas com unes. Véase también K om m ando «1005»
Filbert, Alfred 303, 308 en cam pos 394, 975, 982, 1076-1078
Filderman, W ilhelm 860, 870-872, 875 en operaciones de am etrallam iento 347-348,
Filipovic-M ajstorovic, M iroslav 792 n. 425-427
Filón 45 exhum aciones 428-429, 975, 1077-1078
Filov, Bogdan 828, 836, 8 39 n., 1215 huidas de 413, 427 n.
Finaly, herm anos 1281 n. pogrom de Iagi 850
financiación de las S S 215 n. Fossoli di C arpi 753
Finch, George A . 1336 n. Fotografías 280, 354, 428, 765 n., 1088
Fineman, Hayim 1165 Fournier, Pierrc-Eugéne 676, 677, 684
Finger (O KW ) 988 Francia
Finlandia 486, 613 acontecim ientos en 675-733
Fintescu, I. N. 848, 869 n. estadísticas 694 n., 696-697, 729-731, 1164, 1368
Finzi, A ld o 752 gitanos 1109
First, Izrael 268 n., 558 indem nización 1304
Fischbock, H ans 74, 630 juicios por crímenes de guerra 1200, 1211, 121.3,
Fischer (asistente, despacho de Himmler) 1040 n. 1221, 1222, 1223, 1225, 1231, 1232
Fischer (G au de Viena) 1187 n. Franjois, Jean 676
Fischer (M inisterio de Trabajo) 373 n. Franconia (Gau) 140
Fischer, Fritz E m st 1038 Frank (Fraulein) 269
Fischer, Johannes Sebastian 591 n. Frank, A ugust 961, 998 n „ 1032, 1047, 1052-1053,
Fischer, Ludwig 213, 241-242, 242 n., 248-249, 255, 1055-1056, 1060 n „ 1090, 1131 n „ 1216
266 n., 267 n „ 279, 284, 289, 546 n., 1215 Frank, H ans
Fischer, Werner 1045 Auschwitz 1064-1065
Fischm ann, Jo se f 508, 509 n. boicot 109
Fisher, A drián 1336 n. cargos y personalidad 51, 75, 210-212
Flandin, Pierre-Etienne 676 confiscaciones 260-261, 600
Fleischm ann (Com unidad Judía, Praga) 199 consejos judíos 235-237
Fleischm ann, Gisi 812, 1150 n., 1242 n. destino 1185, 1187, 1216
Flensburg 1091, 1217 destrucción de archivos 1369 n.
Flesch, G erhard 615 estrella de identificación 2.32
Flick, Friedrich 110 n., 112, 114 n., 127-133, 158, expulsiones 220-227
1193, 1196, 1209, 1216, 1303 n. guetos 242, 254, 267 n.
Flir, Erich 958 M aydanek (cam po de Lublin) 1064, 1080
Florencia 742-743, 749, 754 m étodos de deportación 546 n.
1409
política polaca 576 n. Fritzsche, H ans 1185, 1 187
sobre la im plicación 577, 1122, 1171-1172 Frkovic, Ivica 789
sobre los judíos 38, 281, 584-585, 1132 Fróhlich, Wilhelm 450
«solución final» 437, 442, 527-529, 700 n. Fromm, Friedrich 204 n „ 213, 296, 352, 622 n., 1351
suministro de alim entos 284, 599-600 Fromm, Werner 568
utilización de trabajadores 271, 581 n. Friindt, Theodor 386 n.
y Himmler 269, 537 Fuchs, Erich 283 n., 286 n., 1077 n.
Frank, Karl H erm ann 120, 191, 1107 n., 1200, 1216 Fuchs, Giinter 969 n.
Franke (distrito de Varsovia) 243 n. Fuchs, W ilhelm 404, 419, 759, 767, 1216
Frankfurt am M ain 169-170, 230, 497-498 fugas 529, 5 9 6 -5 9 7 ,6 2 6 -6 2 7 ,7 2 9 , 1124, 1145-1146,
Frankfurt an der O der 733 1162, 1253. Véase también huida; resistencia
Frankfurter, David 55 n. Fuglesang, R olf 615 n.
Franssen, U do 672 Fuglsang, D am gaard H. 626
Franz, Flerm ann 320 Fünfbrunner 663-664
Franz, Kurt 994, 996 Funk, Waltcr
Franzl, Karl 87 arianizaciones 123, 135 n., 139
Frauendorfer, M ax 211, 272 n., 273, 527, 580 n., 1216 cálculo de producción bélica 1115 n.
Frauenfeld, Alfred 379, 1206, 1216 cargo 56, 72, 94, 1057
Frederic, V sevolod 573-574 confiscaciones 1056, 1057
Frederiks, Karl Johannes 630-631, 639 n. destino 1185-1186, 1187, 1 1 8 9 n .
Freisler, Roland 62, 72, 443, 461 n., 494, 1216 im puestos sobre bienes inmuebles 149 n.
Freja Berkwerks A ktiebolaget 117, 120-121 pogrom de 1938 56, 59
Frenkel, Pawet 558, 563 Fiinten, Ferdinand aus der 639, 645-646, 655, 657 n.,
Frente A lem án del lrabajo. Véase D A F 1216
Frenzel, Ernst 608 Fiirst, Paula 199
Freter, W ilhelm 553 n., 560 Fürstengrube 1027
Frcy, Richard 402 Fiirth (ciudad) 140
Freytag, Reinhold 486 n., 609, 685 Fürth (Veteranos de Guerra Judíos de Viena) 472,
Freytagh-Loringhoven, A xel Freiherr von 157 n. 474, 475 n.
Frick, Wilhelm Fyfe, D avid M axwell 1181 n., 1182 n., 1182-1183
acciones en el partido N azi 52
arianizaciones 135 n., 137-140 Gabel, O skar 94, 123 n., 771, 898 n.
ayuda pública 159 Gabolde, M aurice 727
cargo 72, 77, 299, 521 Gabrovski, Petar 828, 834, 836-837
consejo judío en A lem ania 199 G aecks, W alter 534
decreto de desalojo 184 Gajewski, Fritz 1025
decreto escolar 178 n. G alen, C lem ens A ugust von 1101
despidos 96-98, 101 Galien, Pierre 675, 709
destino 1185, 1187, 1189 n., 1216 Galitzia
judíos extranjeros 49 n. adm inistración alem ana 218, 317, 379
leyes de N urem berg 82, 171 n. am etrallam ientos 317, 543-544, 903-904
Luxcm burgo 662 n. deportaciones de 530-532, 536-537, 543-547, 567
pasaportes 188 n. estadísticas 1356 n.
pensiones 517 n. resistencia 546-547, 1141
procedim ientos judiciales 494 n. utilización de trabajadores 580-581, 585 n., 586,
Frickc, H elm ut 958 595-596
Fricke, Kurt 73, 296 Galke, Bruno 263
Friedman, Zishie 552 n. Galzow, G eorg 303
Fritsch, Werner von 73 Galleiske (D evisenschutzkom m ando, Francia) 732 n.
Fritzen, Karl-Robert 650 n. Gancw ajch, A braham 253 n.
Fritzsch, Karl 973 G ans & H ochberger (em presa) 271 n.
1410
Ganser, Josei 247 Gerdes, Bertus 144
Ganzenmüller, Albert 72, 448-449, 539, 585, 1216 Gerechter, Erich 200
Garfinkiel, Mieczystaw 540-541 Gerhardt, ITarrison 1258
Gargzdai (Gardsden) 362 Gerlach, H elm ut von 78
Garnier (oficial francés, departam ento del Sena) 708 Gerland, Karl 1040
G as, cám aras 968-969, 976-982 G erlich (W artheland) 1047 n.
G as, furgones 365-366, 768-769, 960,1180-1181 n. Gerlier, cardenal Fierre 713
Gas, sum inistro 969, 970 n., 983-990 Geron, Joset 835
G asch (Policía Secreta sobre el Terreno) 407 n. G erson, M artin 200
G asset, E duardo 779 Gerstein, Kurt 987, 989, 990, 1063-1064
Gatcr, R udolf 255-256 Gerrcis, A d o lf 211, 213, 534, 538, 581
G aubschat. Véase Fatazeuge G aubschatt (empresa) Gerzon, Jules y familia 637. Véase también Gebr.
G aus, Friedrich 433 n., 461 n., 481 n., 608, 609 Gerzon M odem agazijnen, N. V.
G aya 477 n. G eschke, Flans-Ulrich 915
GayI, Wilhelm 49 G estapo. Véase Policía: alem ana (Seguridad)
Gazeta Zydom ka 1378 Gew ecke, Flans 398, 41 3 n.
Geber (S S H auh alt und Bautcn) 958 Ghineraru, N icolae 334 n.
Gebhardt, Joseph 127 n., 129 n., 132, 1216 G iado 740
G ebhardt, Karl 1036, 1037, 1041, 1216 G ienanth, Kurt Freiherr von 213, 583
G ebr Gerzon M odem agazijnen, N. V. 633 n. G iesche. Véase G eorg von G iesches Erben (empresa)
G eheim e Feldpolizei. Véase Policía Secreta del Gigurtu, Ion 844-845
Ejército sobre el Terreno Gildemeister, Eugen 1036
Geib, Theodor 757 Gilleleje 627
Geibel, Paul O tto 218 G inebra 1241
Geiger, Emil 608, 779 n. G ingold, N and or 870-871, 880, 884 n.
Geiringer, Ernest 125 n. Ginsberg, Karl 636
Geissler, Franz 356 n. Girbeau, Jean 1157
Geissler, Georg 680, 727 Girzick, E m st 499
G eissm ann, Raym ond 699 gitanos
G eitel & C o. 192 am etrallam ientos 356-357, 383, 402 n.,
G eitm ann, H ans 981, 1216 1107-1109
Geitncr, Kurt von 758, 784 n. definición 1104-1106
Geler, Eliezcr 563 experim entos m édicos 1038, 1040, 1045
Gelich, F em ando 693 expulsados, deportados 221, 228-230, 681 n., 825
Gem eínnützige Kranken-Transport-G m bH 490 n., n „ 1106-1107
993 n. gaseados 1106, 1108
Gem lich, A d olf 64 n. indem nizados 1326 n.
Gemmeker, Alhert Konrad 651, 653 n., 1216 Giurgiu 847
G enealogische A fdesling 640 G laise-H orstenau, Edm und von 757
G cngenbach, Karl 302, 463 Glas, A lfons 1216
Genicke 353 G lebokie, distrito de 42 6 n., 1357
G é n o v a 743 Globke, H ans 49, 77, 189, 1098, 1210, 1216
G ens, Jacob 419-420, 1152 G lobocnik, O dilo
G entz (O ficina del H auptkom m issar, Baranóvichi) auxiliares ucranianos 404 n.
415 n. cargos y reflexiones 218, 269, 577, 591, 743, 754
Genzken, Karl 1036, 1216 confiscaciones 600 n., 1048-1050, 1055 n., 1061
G eorg von G iesches Erben (empresa) 1240 construcción de los cam pos 445, 969, 1097
Georgescu, C om eliu 848 deportaciones 533, 569
georgianos 371 destino 1217
Gercke, A chim 109 estadísticas de m uertes 1351
Gercke, R udolf 296, 449, 451 gas 990
141 I
industrias de las S S 591 n., 593, 1020 arianizaciones 114-115, 127 n., 129-130, 133, 135
personal de los cam pos 993-996, 1097 n„ 136, 140-142
secrctism o 1064 cam pos de concentración 955
utilización de trabajadores 276 n., 561, 588 n., 593 cargos 72-74, 296, 299, 388, 391
Glogojanu, loan 332 confiscaciones 57, 260-261
Glootz, W alter 538 n. despidos 98
Gliicks, Richard destino 1187, 1189 n „ 1217
Auschwitz 971 n „ 1002 n., 1032 emigración 435
cargo 956, 961 Eslovaquia 799
confiscaciones 1054 n. estrella de identificación 191
destino 1217 expulsiones 221-222
experim entos m édicos 1037, 1041 im puestos 147, 1 5 0 n ., 162
gestión de los cam pos de concentración 1003 n., judíos extranjeros 62
1006 n „ 1010 n „ 1012 n., 1013, 1064 líderes judíos recibidos por 196
utilización de los trabajadores 977 n., 1016 m oneda extranjera 156
Glücksberg, Henryk 253 n. norm ativas sobre viajes 179-180
üm ein d er (oficina de econom ía, Coblenza) 482 n. objetos de arte 658, 732
Gmeiner, Jo sef 326 n., 353n, 376 n. pogrom de / 938 57
Goebbels, Jo sef program a del partido 48
Berlín 440, 469, 471, 488, 505-506 sobre la aniquilación de los judíos 445
cargos 55, 57, 72, 75 sobre los guetos 180
despidos 102 «solución final» 439, 601 n., 1097
destino 1217 utilización de los trabajadores 392, 482, 1026 n.
emigración 437 n. vivienda 182-183
hoteles 180 Gorlovka 408
juicio de Grynzpan 1129 n. Górnnert, Fritz 760 n.
m arcas registradas 143 n. Gorsky, A rthur 848
norm ativas sobre viajes 179-180 G ossel, Karl 567 n., 1059 n.
orden de destruir los archivos 1369 n. G ossett, Ed 1276
pogrom de 1938 55-57, 59, 64 Gotenland (barco) 617
sobre la aniquilación de los judíos 434, 445, 460 Gottberg, C urt von 378, 417-418, 1358
sobre los austríacos 630 G otthardt, H erm ann 113, 131, 136 n.
Goehel (capitán de la policía) 579 n. Gottong, H einrich 231
G oga, O ctavian 844 G ottsch alk (teniente) 1109 n.
Goldberg, Zacharias 247 Gottschalk, M. (Com ité Judío Estadounidense) 1257 n.
G olddiskontbank 1057, 1059 Gótz, C ari 118 n., 121, 136 n.
G oldenbaum , Ernst 1314 n. Gótz, Jo sef 1355 n.
Goldflus, N orbert 697 G ox, Ernst 1138
Goldm ann, N ah um 1265 n., 1293 n., 1310 n. Grabner, M axim ilian 997, 1072, 1075, 1217, 1252
Goldschm idt A . G. 985 Graetz, (empresa) 1031
Goldschm idt, T h eo 1217 Graevenitz, H ans von 296, 369, 372-373, 692 n.
Goldstein, Israel 1167 Grafe, Heinz 303
Goldwater, M onroe 1289 n. Grafenberger, T heodor 177 n.
Golopenjia, A n tón 851 n. G rafen eck 964
G olta (prefectura) 334, 409, 410, 883, 1110 Gram m , H ans 493 n.
Gollert, Friedrich 1104 Gram sch, Friedrich 93, 166 n., 632 n.
G om el 314, 317 Gran Bretaña 638 n., 874 n., 938 n., 944, 1233 n.,
G ordonia (O rganización Juvenil Judía) 559 1235-1236, 1238-1239, 1244 n., 1248-1249,
Gorgon, H erbert 581 n. 1255-1257, 1262-1263, 1272
Góring, H erm ann. Vea.se también Industrias G randes alm acenes 106, 633
Herm ann Goring G rands M oulins de Bruxelles 667 n.
1412
G rant, G. W. E 1256 Grünberg-W illman, M atei (M athias) 876 n.
Grassler, Franz 249 Grundherr, Werncr von 486 n., 609, 618, 621 n.,
Grau, Fritz 173 n., 492 n. 1210 n., 1217
Grauert, Ludwig 78, 299 Griinewald, A dam 651 n.
Grawitz, E m st 358, 407 n., 964, 1035 n., 1036, 1037 Grüninger, H ans 809 n.
n., 1038 n., 1041, 1043 n., 1048, 1217 G rünkorn (consejero de la adm inistración bélica del
G recia 604, 756-758, 770-788, 1164, 1224, 1279, ejército) 397 n.
1282, 1368 Grünwald, H ans-D ierrich 218, 588
Greenaway, Joseph A . 1331 n. Grupo C redit Suisse 1319, 1321, 1323 n.
Grccnberg, Irving 1178 n. Grynzpan, H erschel 55, 1129
Greifelt, Ulrich 216, 263-264, 265, 441 n., 1049, 1217 G uardia de Flierro (Rum ania) 844-847
Greiser, A rthur G uardia H linka 800, 823, 806, 812
cargo 209, 248 G uderian, Heinz 73, 296, 1217
confiscaciones 1047 G uenter (O ficina de R econstrucción Económ ica del
destino 1200, 1217 Reich) 1034 n.
dirección del gueto de Lódz 239 n., 254 G ucn ther (guardia de prisiones) 421 n.
em presas del gueto de Lódz 592 G uetos. Véase también el nombre de las diversas
estrella de identificación 232 ciudades
expulsiones 221, 227-228, 229, 440 adm inistración 246-259
m atanzas 437, 529, 960, 1079 form ación 225, 237-247, 334, 383, 774, 861-862,
polacos tuberculosos 574, 1101 950-951
Grell, T h eo, H. E 913, 926, 938 n., 947 n „ 950 n., m edievales 29-31, 735
1217 Guibert, A uguste 726 n.
Grenoble 722 G uidot (policía francesa) 709
Grenzbnte 815, 820 G um pel, Ludwig 91 n.
G rese, Irma 1003, 1199, 1217 Gum pert, Gerhard 747 n.
Gribetz, Ju d ah 1323, 1325 Gunskirchen 950, 1087
Griese, Bernhard 720 Giinther, Christian 625
Griesinger, W ilhelm 1034 n. Gunther, Franklin M ott 847 n.
Grinberg, Zalm an 1166 Günther, R olf
Gritzbach, Erich 93 A lem ania 89 n., 497 n.
G rodno 315, 376 n., 599, 1123, 1155, 1161 Bcfzec 990
Grohm ann, Joseph 460 Biaíystok 568
G ros, A ndré 1184 n. cargo 447, 448
Groscurth, H elm ut 367 n. C roacia 794
Gross (teniente coronel, Viena) 829 n, destino 1217
G ross Rosen 1084 D inam arca 623
Gross, W alter 75, 81, 457 E slovaquia 810
G rossbetscherek 759 n. experim entos m édicos 1040 n., 1042 n.
Grosse (C ám ara de C om ercio del Reich) 144 N oruega 616-617
G rossm ann (coronel, veterano de guerra suizo) 473 Países Bajos 652-653, 657 n., 1098
G rossm ann, K laus 616 Salón ica 771
G rosulovo 882 secreto 1063 n.
Grosz, B a n d i9 3 7 , 1261-1262 «solución final» 463
G rotefend, U lrich 640 n. G ura H um orului 857, 858
Groth, Karl 94, 524 n. G urs 695-696, 731
Groupenm ents de travellcurs etrangers 695 Gürtner, Franz 52, 72, 78
Groza, Petre 1219 acciones del partido 52
G rudacker (administración m unicipal de Viena) 182 n. cargo 72, 78
Griin, Else 821 decreto de desalojo 184
G rünbaum & Kaufm ann (em presa) 113 decreto de los nombres 189
despidos y arianizaciones 101 n., 135 n., 137-138 Ilan delstru st West 633-638
leyes de N urem berg 171 n. Handloser, Siegfried 296, 1036, 1038, 1217
pogrom de ¡9 3 8 62 H anke, Karl 209
G ustavo Adolfo V (Rey de Suecia) 625 H anneken, H erm ann von 94, 123 n., 618, 620-622,
Gustloff, W ilhelm 55 n., 162 1024
G utm ann, barón W'illi 116 H anoar Hazioni (sionistas generales, es decir,
G utm ann, intereses industriales 116-117 centristas) 419, 557 n., 559
G ütt, A rthur 78 H ans Vermehren Im port-Fabrikation-Export 897 n.
Gutterer, Leopold 72, 192, 441 n. H ansabank 667
Gutwasser, Richard 192 n., 447, 489, 510 H ansen, Georg 296
G w ardia Ludowa 561, 596-597 Hansmeycr, Herbert 1327 n.
Gyor 939 H ansson, Per A lbin 621 n.
Hanwcg, H erm ann 1358 n.
H assik, Srefan 800 H arders, Georg 463, 681 n.
H aarde, Joh ann 757, 773 Harku 1109
H aase (Gebietskommissar, W ilejka) 1358 n. H arm ann (mayor) 732 n.
H aavara, A cuerdo de 153-154 Harrison, Leland 714 n „ 1244 n., 1244 n., 1245
H aberland, Ulrich 1025, 1034 n., 1217 Harster, Wilhelm 639, 652 n., 657, 742, 1098 n., 1218
Habsburg, Albrecht von 908 Hartheim 964
H ackbarth (Sradtkommissar, Tarnów) 578 n. H artjenstem , Fritz 997, 999, 1218
H ackenholt, Lorenz 1062, 1075 H artl, A lbert 302, 429, 447, 1134
H ackm ann, H crm ann 997, 1005 H artm ann, Fritz 663
H adam ar 964 H artm ann, H anns 514 n.
H aenicke, Siegfricd 1016 ti. H artm ann, Richard 447
H aensch, W alter 308, 348, 1217 H arttm ann, Ernst 450
Hafke, Kurr 302 H A S A G (Hugo Schneider A. O .), Skarzysko-Kamienna
Hafliger, Paul 107 n. 595, 597 n „ 598
H afranek (mayor de policía) 783 H ashom er H atzair (grupo juvenil socialista-sionista
H agelin, A dalbert Viljam 615 n., 616 n. judío) 419, 557, 558
H agen, Herbert 680, 712 n., 716 n., 723 n., 726, 727, H atzinger (SS, Auschwitz) 1083 n.
1217 H aufíe, A rthur 379 n., 855
H agen, W ilhelm 244, 575-576 H aug (Adm inistración Militar, Francia) 700 n.
H ahn (O ficina del Plan Cuatrienal) 93, 127 n., 131 Hauser, O tto 1277
H ahn, Fritz-Gebhardf von 610 n. H ausfeld, M ichael 1320 n „ 1323 n.
H ahn, Ludwig 1217 Haya, La 652 n.
H ahnenbruch, Hrich 303 Hayler, Franz 72, 74, 94, 898 n.
H aidlen, Richard 513 n., 609, 768 n., 1123 n. H earst, Randolph 58
H aití 767 H eath, Jam es 1194
Halder, Franz 203, 205 n., 206 n., 296, 305, 1217 Heherlein, Erich 609
H alifax, Edward (conde de) 1 176, 1247, 1247 n., Hebert, Paul M acarius 1196 n.
Halisz 401 Hecker, Robert 495 n.
H alpern (Veteranos de Guerra judíos, Viena) 475 H echalutz (organización juvenil sionista) 548, 862 n.
Hall, George Henry 1256, 1264 n., 1265 Hedding, O tto 94, 147 n., 149 n., 162 n., 254
Hallbauer, Wilhelm 239 n. H edtolt, H ans 623
H aller (distrito de Lublin) 275 H eerdt und Lingler G m bH 985
H allw achs, Robert 135 n. H eerdt, Walter. Véase H eerdt und Lingler G m bH
H am ann, Joachim 317 n,, 341 n., 413 H ecs, H ans-H einrich van 662 n.
H am bro, C ari Joachim 613 H eess, Walter 303, 365
H am burgo 170, 230, 520, 733 Hcideggcr, M artin 100 n., 1099 n.
Hammer, W alter 303 H eilese n., C laus 627
H and, Learned 1175 n. H eim, Franz 992
1414
Heim, Willi 1194 n. H erm ann H irt Nacht. (empresa) 979
H eim ann (O ficina del C om andante Militar, Serbia) H erm ann Tietz (grandes alm acenes) 106
760 n. H erm ann, Richard 320
H cin, Karl 623 H errgott, A dolf 370
H emburg, Kurt 486 n., 609, 777 n., 809, 1218 H errm ann (SS) 811 n., 814 n.
Hcine (consejero de la administración de guerra) 408 n. H errm ann, G ünther 308
H einem ann (asistente de Góring) 658 H crlie. Véase H erm ann Tietz (grandes alm acenes)
H einem ann (M inisterio de A lim entación) 144 H erzogenbusch. Véase ’s-H ertogcnbosch; Vught
Heines, Hdmund 955 Hess, R udolf
H einkel Flugzeugwerk, Budzyñ 595, 596 n. arianizaciones 135 n., 137-138, 140 n.
Heinrich (D E G E SC H ) 989 n. boicot 110
Heissmeyer, A ugust 215 consejo judío en A lem ania 199
Heitzinger, H ans 544 n. decreto de deshaucio 184
H ela 1088 destino 1185, 1187-1188
Helbronncr, Jacques 687, 710-711, 712 leyes de N’uremberg 171 n.
H eld, A dolph 1244 n. pogrom de 1938 62 n.
HEL1 (H eerdt und Lingler Gm bH ) 985-986 H esse (M inisterio de Justicia) 78, 527
Helm, H ans 797 Hessen 96 n.
H elm stedt 1231 Heuser, Georg 510 n.
H elsing0r 622 n. H eves 934
H ellenthal, W alter von 611, 728 n., 1218 Hevesí, A lan 1322
Hcllwig, O tto 568 Hewel, W alter 439 n., 608, 905 n.
H em burg 642 Heyde, W em cr 964 n.
H encke, A n dor H eydebrand und der Lasa, Ernst von 48
cargo 608 Heydrich, Rcinhard
destino 1193 agregados policiales 828 n.
D inam arca 621 n., 625 n. arianizaciones 135 n.
Eslovaquia 824 n. Auschwitz 971 n.
Francia 681 n-, 728 n. Canaris, acuerdo con 405
G recia 779, 781 cargos 52, 215, 295, 299, 302, 435, 447
H ungría 904 n., 937 n., 943 n. casos de contam inación racial 172
Italia 750 n., 751 n „ 779 consejos j udíos 199, 205
M on aco 728 n. destino 1218
N oruega 617 n. Einsatzgruppen 205-206, 305-307, 310-311, 350 n.
H enlein, Konrad 124 emigración 156, 1237 n.
H ennequin, Emile 676, 708 estrella de identificación 191
Hennicke, Karl 357 expulsiones 205-206, 220, 221 n., 228
Hennyey, G ustáv 947 n. Francia 703
H enriques, C . B. 620-621, 623 gitanos 1106 n., 1107
H enschel, Moritz 200, 489 n., 502-505, 1153 guetos 180-181, 205
H entig, G corg Werner O tto 608 hoteles 180
H erja 852 M ischlinge y m atrim onios m ixtos 461 n., 469 n.
H erbeck, O tto 119 n. pogrom de 1938 56 n., 60
Herbig, G ustav I 31 prisioneros de guerra 367-369, 371
H erder (adm inistración, Lódz) 275 n. producción de guerra 481
H erencia 526-527 restricciones de m ovim ientos 185
Herff, M axim ilian von 215, 417 n „ 993 n., 998-999 secreto 354 n.,
Hering, G ottlieb 994-995, 1218 Serbia 762
Hering, H ans-G eorg 534 n. «solución final» 386 n., 439-444, 529, 601 n.,
Hering, H erm ann 77, 171 n „ 515 n. 703, 1094, 1097, 1237 n.
H erm ann (M inisterio del Este) 418 n., 422 n. Theresienstadt 477
1415
Hezingcr, A dolf 913, 926 Países Bajos 638 n., 649 n., 649-650, 651 n., 653,
H iege, Ferdinand 95 659
H ierthes, Heinz 320 Pinsk 428
H iggins, Frem ont A . 1293 n. pogrom de 1938 55-56
H ildcbrandt, Richard 216, 618 n., 765, 1056, 1130 n., polacos 574, 1101 n.
1218 Policía de Seguridad 300
Hilgard, Eduard 59-61 propaganda 1131
Hilger, G ustav 607, 608, 750-751, 904 n., 1210, 1218 Przemysl, incidente 583 n,
H ilversum 642-643 regulación de nom bres 189
Hilldring, Joh n H. 1257 n., 1270 n., 1272 rescate de judíos 638 n.
Hilleke (M inisterio de Propaganda) 145 n. Ribbentrop 606
Hiller (em presa Aluerz) 898 R um ania 847, 880
Himmler, Heinrich Salón ica 770
agregados policiales 828 Schutzm annschaft 403-404
am etrallam iento, operaciones de 301, 305, 310, secreto 1063-1066
312, 320-321, 362-364, 386 n., 428-430, 1115 Sobibór 1021, 1062
Auschwitz 971 n., 972-973, 1013, 1026, 1063, sobra la aniquilación de los judíos 445, 1116,
1096-1097, 1128, 1130, 1139
Bélgica 672 só b re la «debilidad» 1117, 1118-1119
Bialystok 537-538 sobre la conciencia 1134
boicot 109 sobre la contabilidad 1116
cam pos de concentración 495, 955, 959-960, sobre la corrupción 38, 1050, 1116-1117
977 n „ 1012,1016, 1018, 1030-1031, 1091, sobre la discreción 1125
1113 sobre la gloria 1118-1119
cam pos de exterminio en el Generalgouvernem ent sobre los judíos 38, 1137
969 n „ 993-994 «solución final» 441, 529 n., 539, 542 n.
cargos 51, 72, 75, 78, 215, 296, 320, 955 Sosnow iec 532 n.
confiscaciones 263-264, 398-399, 590-591, Theresienstadt 479
599-600, 1048-1049, 1051-1052, Thierack, acuerdo con 494-495
1054 n.-1055 n , 1056 n., 1057 utilización de trabajadores 274, 425, 484, 579,
C roacia 790 n. 582-584, 588 n., 590-591, 593, 977 n „ 1016,
destino 1090, 1218 1033-1034, 1113
em igración 152 n., 1233 n., 1237 n. Varsovia, gueto 560, 566, 590
en M insk 363-364, 1134 y el G eneralgouverneur Frank 219-220, 1081
Eslovaquia 801 n., 809, 819, 823-824 y Kube 422
experim entos m édicos 1035 n., 1037-1043, y legislación 185, 403, 1096
1044 n „ 1045 H indenburg, O skar von 370, 1218
expulsiones 222, 227-230 H indenburg, Paul von 51, 97-98, 101 n.
Francia 716, 720, 731 H ingst, H ans 399 n.
gitanos 495, 1105, 1106 n. H inkel, H ans 102
gueto de Lódz 229 Hinkler, Paul 299
guetos 422 Hippke, Erich 1035 n „ 1036, 1038-1039
H ungría 900, 908-909, 920, 937, 939, 950 n. Hird (organización noruega) 616
informes estadísticos a 201, 215 n., 343 n., 612 n., Hirsch (Oficina del Stadthauptm ann, Cracovia) 224 n.
1237 n., 1350 n „ 1351, 1358 n. H irsch, N. V & Co. 633 n.
Italia 740-741 H irsch, O tto 195-196, 200, 502 n.
jabón, rumor 1067 n., 1243 n. H irschfeld (coronel de policía, Biaíystok) 568
m atrim onios m ixtos 469 Hirschfeld, G . von 481 n., 1121 n.
M ischlinge 462 Hirschfeld, H ans 631 n.
operaciones antipartisanas 405-406 H irschland, G eorg 196-197
orígenes y educación 50 n., 214 H irschm ann, Ira A . 1251 n., 1264, 1269 n., 1271 n.
1416
Hirszman, C haim 1071 n. quejas a 545-546, 1124
Hirt, A ugust 1045-1046 regulación de los nom bres 189
Hirtreiter, Jo sef 1063, 1125 Salón ica 770 n.
Hider, A d olf sobre el «destino» 1139
abogados 138 sobre el antisem itism o 64 n.
apelación a (por los líderes judíos) 196 sobre la «influencia» de los judíos 37-38, 95
arianizaciones 138, 140 sobre la em igración 434
asignación de viviendas 520 sobre la orden de Reichenau 351
Auschwitz 981, 1065 sobre los m édicos 137
Bialystok 3 79 n. sobre los veteranos 97, 472 n.
Buchenw ald 1090 testam ento 1092-1093, 1118
Bulgaria 828
utilización de trabajadores 482, 484, 1033, 1259,
cargos 72-73, 75, 296, 757 1351
contra el «sentim entalism o» 1124-1125 y los Einsatzgruppen 301, 305
Croacia 796
Yugoslavia 788
decisiones de aniquilación 431-432, 436-441,
Hnilitschek (veteranos de guerra judíos, Viena) 472 n.,
445, 833, 1097
475 n.
decreto de desalojo 184
Hobirk, Robert 634 n., 637 n.
deportaciones del Reich 384, 520
H ochberg, Karel 813
despidos 97, 101 n.
H oche, Alfred 960 n.
destino 1092-1093, 1218
H oche, W em er 77
D inam arca 620-621, 623
H óchst (empresa) 1330
escuelas 178 n.
H ódm ezóvásárhely 947
Eslovaquia 822, 824
H odonin 1107
estrella de identificación 191
Hodys, Eleonore 1005
eutanasia, orden de 962
H oelk (M inisterio de Trabajo) 373 n.,
expulsiones 221 n., 227
Hoepner, Erich 326, 1218
Francia 679, 682 n., 701
Hofer, Franz 743
guetos 537
Hoff, Troels 624
Hungría 439, 905, 908-909, 913 n., 945
H offm ann (M inisterio de Econom ía) 158 n.
im puestos sobre la renta 161-162
informes estadísticos 430, 1350 n., 1358 n. H offm ann (M inisterio del Interior) 972 n.
Italia 746, 752 H offm ann (SS, Minsk) 323 n.
judíos extranjeros 140 H offm ann, C urt 554 n.
Katzenberger, caso 177 H offm ann, G ünther 608
leyes de N urem berg 81-82 H offm ann, Heinz H ugo 176, 177 n.
Luftglas, caso 492 H offm ann, Karl 828, 837 n., 838-840
Luxem burgo 661 n. H offm ann, Karl Heinz 622 n.
m atrim onios m ixtos 469 H offm ann, Kurt 972 n.
Mischlinge 82, 91, 92, 101, 173, 458 n., 461 n., 464 H offm ann, Sán dor 947 n.
m ulta de 1938 56-57 H offm ann, Ulrich 1025
objetos de arte 731 H offm ann, Walter 323 n.
operaciones antipartisanas 406 Hoffmeyer, H orst 401 n., 1054 n.
Países Bajos 6 60 n. H ófle, H erm ann (Lublin) 533, 550, 577, 968, 992,
pasaportes 188 n. 1048, 1 0 6 1 ,1 2 1 8
pogromos 55, 57, 64 n. H ófle, H erm ann (Responsable M áxim o de las S S y de
polacos 575, 1101 la Policía, Eslovaquia) 823 n., 1218
profecías 445, 1128 Hófler, H einrich 1197 n.
program a del Partido N azi 48 Hoíler, Wolfgang 1127 n.
prohibición del m atrim onio m ixto 81, 171 n., H ofm ann (estadístico de las S S ) 1352 n.
172-173 H ofm ann, Franz Joh an n 999
1417
H ofm ann, O tto 216, 396 n., 441 n., 443, 459, 461 n., H oudrem ont, Eduard 580 n., 1219
469 n., 1035, 1218 H oven, W aldemar 1005, 1219
H ofm ann, W ilhelm 425 n. Hrubieszów 277, 541
Hohberg, H ans 1218 Hruby (Ministerio de Territorio del l’rorcktorat) 168 n.
H óhm ann, Gottlieb 550 Huber, Franz Jo se f 501, 1049 n.
H ohn (profesor, experim entos m édicos) 1039 Huhrich, Georg 77, 98
Holcinger, Robert 672 H udal, A lois 746, 1230, 1232
Holtelder, A lbcrt 1041 Hugenberg, Alfred 72, 95
Hólkeskam p, W alter 1031 H ugo Kaufm anns B ank 632 n.
Holz (Reichskrcditgesellshaft) 634, 659 n. H uhnhauser (M inisterio de E ducación) 618
Holz, Karl 141 Hühnlein, A d olf 109
Holzlohner, E m st 1038 huida (masiva) 44-45, 313, 317, 661, 666, 680, 728,
Holzschuher, W ilhelm von 972 n. 813-814, 873-874, 933
H ollandschc Draa- en Kabelfrabrik 642 Hull, Cordell 714, 847 n „ 1178, 1244 n „ 1247, 1251
Holler, Egon 225 n. IIull, Joh n Edwin 1257
H om enau 81 3 H um m el, Hcrberg 213, 279, 527-528, 1219
hom osexuales 1178, 1326 n. Flungría
H oneck (oficina del Stadthautpm ann, Lvov) 568 n. acontecim ientos 887-952
Hoover, H erbert 58 predicción de H itler 439
Hoover, J. Edgar 1241 n. los judíos htfngaros en otros países 486-487, 716,
H opchet (O ficina del Registro, Bruselas, 1947) 669 n. 836, 1176-1177
Hopkins, Harry 1247 migraciones después de la guerra 1279, 1282
I loppe (Reichsbahn) 854 n. negociaciones de rescate 1259-1265
Hoppe, Giinther 1034 n. refugiados de C roacia y Eslovaquia 814, 822-823
Hóppner, Rolf-Heinz 438, 1098 n. restitución e indem nización 1284-1285, 1304,
Horelli, Toivo 613 n. 1315-13 17, 1333-1334
Hóring, Emil 218 estadísticas 1164, 1368
H om , M ax 592, 600 n., 1162 n. juicios por crím enes de guerra 1212, 1215, 1219,
H orneck, Karl 1045 1231
H orodenka 581 H unkc, H einrich 144 n.
H orst Jüssen (em presa constructora) 863 H unsche, O tto 447, 463, 611, 653 n., 915, 916 n.,
H orten, H elm ut 637 924, 9 4 1 ,1 2 1 9
Horthy, M iklós 888, 890, 894, 908-909, 919-920, 934, Huntziger, C harles 676, 681
942-948 H uppenkothcn, W alter 302, 303
Horthy, Miklós, hijo 948 H usseini, A m in el (mufti de Jcrusalen) 879, 1189
Hóss, Rudolf H uta H och- und Tiefbau (em presa) 979
Auschwitz 971-974, 976 n „ 982, 990, 998, Hüter, A d olf 1032 n.
1000n-1001 n „ 1005-1007, 1017, 1062 n „ 1064, H uth (mayor, Viena) 897 n.
1073, 1077, 1112, 1125 Híittig, H ans 651 n.
biografía 998-999 hutu (tribu) 1339-1341
cargos 950, 961, 972 arianizaciones 107-108, 128, 131, 158 n., 266,
destino 1091, 1185, 1200, 1218 Auschwitz 972, 975, 1017, 1 026-1027,1081,1083
en informe clandestino polaco 1252 despidos 103
sobre Treblinka 1072 experim entos m édicos 1035, 1037
«solución final» 972-974 I. G. Farben
H ossbach, Friedrich 96 n., 101 n. indem nizaciones 1302
Hossfeld, Johannes 94 juicio por crím enes de guerra 1193
Hossler, Franz 999, 1072, 1074, 1082, 1199, 1218 Leverkusen 1025, 1034
Hoth, H erm ann 316 n., 1218 organización 1021-1025
H otin 315, 852 n. Zyklon 985-986, 987
H o ttl, W ilh elm 911 n „ 1185, 1219, 1 347
Ia§i 8 5 0 -8 5 1 ,8 8 5 Illgner, H ans 94
Iacobici, Iasif 332 n., 333 n., 848 arianización 142, 1114
Iampol. Véase Yampol Impuestos
lasinschi, Vasile 845, 848 «m ultas» 31, 57, 146-151, 643, 699, 718-719, 759
Identificación. Véase también Listas; Registro n „ 1114
bandas, insignias, parches, tatuajes per cápita 288, 700
Auschwitz 1012 por la com unidad judía 194, 198 n., 257, 272-
Bélgica 671 273, 390, 510-511, 700, 806-807, 867
Bulgaria 831, 834, 836 propiedades 145-151, 805, 831, 869, 1114
C roacia 790 renta 29, 161-163, 869
Eslovaquia 807 restitución después de la guerra 1296
Francia 704 salida 146-147, 151
H ungría 921 sobre nacim ientos ilegítimos de polacos,
Luxemburgo 663 propuestos 1104
m edievales 29 Impulevicius, A n tan as 414 n., 1134 n.
Países Bajos 644 Imrédy, Béla 889, 912, 894, 920, 1219
Polonia 232 Indem nización 1290-1308, 1330-1334
Reich 190-193 Industrias H erm ann Goring 114-1 33, 484
Rum ania 872, 885 Industrie-Bau A . G. 979
Salón ica 773 Inspecciones y C om andancias de A rm am ento 388-390
Serbia 759 Instituí für D eutsche O starbeit 598 n.-
U R S S (ocupada) 383 Instituí zur Ertorshung der Judenfrage 1127 n.
banderas, saludos, insignias, m edallas 190-191 Institute o f Jewish Affairs (Instituto de Asuntos Judíos)
cartillas de racionam iento 164, 189 1348
em presas 685, 772-773, 790, 834 Ioánina 783
pasaportes 32, 187-189, Irgens, Kjeld Stub 615 n.
tarjetas de identidad 187, 614, 720, 807 Irgun Zwai Leum i (organización nacionalista militar
viviendas 32, 193, 663-664, 773, 834, 927 judía) 548 n., 1263
Iglesia católica. Véase también Diplom acia del Vaticano IR O (O rganización Internacional para los
A lem ania 468, 513 n. Refugiados) 1273 n., 1274 n., 1278 n., 1278 n.,
C roacia 792 n. 1289 n., 1308
Eslovaquia 801, 814, 820 Isaacs, George 1275 n.
E stados Unidos 58 Islas del C an al 695 n.
Francia 713 Isopescu, M odcst 409-410, 1219
H ungría 890-891, 892, 921-922, 932 Ispert, Wolfgang 640 n.
Italia 747-749 Israel 1168, 1308-1316
Lituania 336 Israelovvicz, Leo 1063 n., 1 142 n.
m edieval 27-30 Isselhorst, Erich 308, 372 n.
Países Bajos 648 n., 654 n. Italia 744-745
Polonia 573-574, 576 n. Italia
iglesias 85, 647-648, 653 n., 654 n,, 809, 811, 829 n., acontecim ientos en 734-755
890-891, 892, 932. Véase también Iglesia católica; estadísticas 735, 739, 753-754, 1164, 1368,
Iglesias protestantes indem nización 1300 n., 1304
iglesias protestantes 85, 193, 616, 648 n., 814-815, judíos italianos en A lem ania 483-488
891, 932, 1172 y Bulgaria 836
Ignor, Peter 597 n. y C roacia 794-798
Ihn, M ax O tto 485 n., 1219 y Francia 716-724
Ihnen (legación alem ana, Bucarest) 332 n. y G recia 776-782
Ilges, Walter 52 n. y R odas 604-605
Ilgner, M ax 107, 1023, 1219 y Túnez 693
Iliescu, Mihai 412 n. Ivano-Frankovsk. Véase Stanislawów
1419
lwañski, Henryk 565 Jersón 314, 318, 328 n.
lwacewicze .329 n. Jerusalén 1261, 1264
Izeu-Ain 728 Jeschonnek, H ans 73, 296
Jewish FronUer (informe publicado durante la guerra)
Jabón, rumor 575, 812, 819-820, 1067-1068, 1242 1242
J ’accuse 726 n. Jewish Trust C orporation (C orporación Fiduciaria
Jacklein, Jo sef 545 n. Ju día) 1289
Jackson, Robert 1175 n., 1181, 1182 n., 1183, 1185 Jodí, A lfred 296, 301, 305, 566 n „ 583 n „ 622,
n „ 1191 1185-1186, 1187, 1219
Jacob, Fritz 424 n., 1126 n. Joél, G ünther 62, 141 n.
Jacobi, Karl 450, 459, 1219 Joint Emergency C om m ittee on European Jewish
Jacobi, Kurt 666 n. Affaires (Com ité de Em ergencia C onju nto sobre
Jacobi, Ludwig 200 A sun tos Judíos Europeos) 1246
Jacobsen (O KW ) 846 n. Jon ava 317
Jadovn o 792 Jon es, M elvin 1374
Jagendorf, Siegfried 863 Jonic, V ladim ir 797 n.
Jager, Emil 757, 785 Joodsche Weekblad 641
Jager, Karl 308, 311, 317 n „ 347 n., 387 n „ 398, 413, Jordán (distrito de C racovia) 344 n.
415 n „ 1150 n., 1219, 1349 n. Jorg, Frieda 1062
Jagow, Dietrich von 611, 911 n. Jorge V (Rey de Inglaterra) 51
Jagusch, W alter 399 José, Tito Flavio 45
Jagwitz, Eberhard von 94, 632 n., 668 n. Jo sef Ketz (em presa) 271 n.
Jahne, Friedrich 1025 Jo se f Kluge (em presa) 979
Jahrreis, H erm ann 1183 n. Josephthal, G iora 1203
Janetzke, W ilhelm 388 Jost, Heinz 303, 305 n., 308, 404, 415, 1219
Janinagrube 1027 Jothann, Werner 971 n., 1083 n.
Janish, Jo sef 983 n. Jovanovic, Dragom ir-D ragi 768
Janiszów 596 Jowitt, W illiam A lien 1184 n.
Jann icot (adm inistración francesa) 121 «judíos», definición. Véase también M ischlinge
Jan o v 428 A lem ania 77-92
Jans (Oficina de la Auditoría General, Bruselas) 669 n. Bélgica 667
Janssen, Friedrich 1032 n. Bulgaria 829-830
Japón 80, 1237 n. C roacia 789-791
Jarke, Alfred 244 E slovaquia 800-803, 815-816
Jarnicu, Pierre C hom el de 690 Francia 682
Jaross, A n dor 912, 933-934, 944, 946, 1219 H ungría 889-893
Jaslo 225 n., 437 Italia 737
Jasenovac 792, 797, 1109 N oruega 614
Jaskielewicz, H ipolit 1158 n. Países Bajos 631
Jaskielewicz, M aria 1158 n. Polonia 231-232
Javits, Jacob 1293 n. Rum ania 844-845
Jázaros 401 Salón ica 773
JD C . Véase A m erican Jew ísh Joint Distribution Serbia 759
Com m ittee U R S S (ocupada) 382-383, 402 n., 403
Jcckcln, Friedrich 312, 320, 322-323, 386, 396 n „ judíos destacados 44, 98, 197, 206, 233, 480, 488,
4 04 n „ 904, 1200, 1219 657-658, 838, 936
Jedam zik, Eduard 244 judíos extranjeros en
Jpdrzejów 437 Francia y Túnez 693-694, 704, 716-717, 718-719,
Jedw abne 340 724-725
Jelgava 315, 316 Italia 738-739
Jcm elnik 349 Países B ajos 645 n.
1420
Polonia 246 Kallmayer, H elm ut 965-967, 1220
Reich 63, 140, 148-149, 432-433, 485-488 K ám enets Podolski 322, 393, 424, 904, 1126
Salón ica 776 K am enka 344
judíos iraníes 725 Kaminski, H annah 200
judíos ortodoxos. Véase A gudath Kamm erl (ücneralgouvernem ent) 459
judíos portugueses 658 n. Kammler, H ans 567, 948, 961, 972, 977, 981, 1019,
Jüdische Rundschau 65 1029, 1033, 1078, 1220
]üdisches Nachrichtenblatt 201, 200, 1378 Kanal, Israel 558, 563
Juhl, H ans 622 n. Kanstein, Paul Ernst 621, 625
juicios por crím enes de guerra 1179, 1200, 1214- Kanstein, Salom en 159 n.
1215, 1226, 1230 Kantein, Kathe 159 n.
Jung, Franz 896 n. K antor (Bóhm ische Escom pte Bank) 108
Jung, M oses 1257 n. Kanzler, Ernst 111 n.
Jungclaus, Richard 666 Kap, H orst 463
Jungfernhof 394 n. Kaplan, Jaco b 689-690, 696, 1141-1142
Jüngling, M artin 907 n. Kappeler, Franz 188 n.
Jurcic, M ilutin 789 Kappler, H erbert 742-743, 745-746, 747 n., 752, 1220
Jurcsek, Béla 912 Karaites 401
Jurk (mayor de la policía, Protektorat) 522 n. Karalius, V incas 341 n.
Jüttner, H ans 215, 651, 920, 949, 1000 n., 1079 n., 1219 K arasubar 409 n.
Juventudes H itlerianas 60, 456, 662 Kareski, Georg 65 n.
Karger, Walter von 659 n.
Kabelwerk (em presa, C racovia) 594 Karl Diehl (em presa) 1303 n.
Kabiljo, A aron 798 n. Karl Falck (empresa) 979
Kadow, W alter 998 Karm asin, Franz 799 n., 819 n., 1066-1067
Kaganovich, Lazar 1129 Karpathen-O l, Drogóvich (empresa) 595
Kahlert (A sociación Siderúrgica del Reich) 485 n. Karpenstein, W ilhelm 955
Kahn, Frieda 491 n. K arsava 342
Kaindl, A n tón 961 K arstadt A . G. Véase R udolf K arstadt A . G.
Kaiser (capitán) 338 n. K aschau. Véase Kosice
Kaiser, Fritz 159 n., 161 n. Kasche, Siegfried 610-611, 793-798, 1200, 1220
K ajovka 343 n. Kassel 160
Kaldenberg, Ernst von 144 Kastner, R udolf (Kasztner, Rezsó) 914, 935, 936-938,
Kalfus, Jo se f 119 941, 1168-1169, 1266
Kalisch (Ministerio de A sun tos Exteriores) 131 Katin, bosque 418 n.
Kaliwerke A . G. 985, 987 Katow ice 209, 223, 260
Kaltenbrunner, Ernst Katz, Delwin 51
Bulgaria 840, 841 n. Katzenbergcr, Lehm ann 175-177, 492
cargo 215, 302, 447 Katzenstein, Ernst 1302 n.
confiscaciones 1049 n. Katzm ann, Fritz 218, 536, 543 n., 547 n., 585 n., 587
Cruz Roja Internacional 1090 n., 595 n., 1141, 1220, 1356 n.
destino 1185-1 187, 1220 Kaufering 1087
estadísticas 612 n. Kauffm ann, A rth ur 498 n.
Hungría 911 n., 938, 944 n., 950 n. Kaufm ann, Karl 520
Kulmhof, personal 992 n. Kaufm anns. Véase H ugo Kaufm anns Bank
propaganda 1131 Kaul, C urt 519 n.
relaciones entre alem anes y judíos 422 K aunas 314-317, 338, 340, 341 n., 376, 387, 394-395,
Theresicnstadt 479 4 1 4 ,4 1 9 , 422, 731, 1151
Varsovia, gueto 566 n. Kaupisch, Leonhard 618
Kállay, Miklós 889, 898 n., 905-907, 909-912, 1120 Kausch, H ans-Joachim 379 n., 428 n., 849
Kallenbach, Richard 511, 614 n., 659 n., 716 n. Kawelmacher, H ans 329 n.
1421
Kayser, H erm ann 510 n. Kinder, C hristian 193 n.
Kcdainiai 317 Kipper, Paul 193 n.
Keesing, Isaak 6.37 n. Kirchfeld (Ministerio de Economía) 94
Keesing, Leonard 116, ] 18 n., 1 19, 637 n. Kirov, Sava 828
Kehrl, H ans 74, 94, 116, 118, 123 n., 129, 1220 Kirovograd 314
Keiper, W ilhelm 757 Kirschneck, H ans 980 n., 1031 n., 1032 n.
Keitel, Wilhelm Kirszeiibaum, M enachem 559
Biatystok 379 n. Kishiniov. Véase Chigináu
cargo 73, 296, 757 Kislovodsk 1144, 1.362
deportaciones .384 Kistarcsa 927, 945
destino 1185-1 186, 1187 K K . Véase ZKK (Zydowski Kom itet Koordynacji)
Einsatzgruppen, operaciones 301, 301 n. Klaas, Paul 143 n.
Francia 679, 731 n. K ladovo 765 n.
H ungría 889 n. Klaipeda 361
Mischlinge 101-102 Klebe (Arm ada) 989 n.
Países Bajos 660 n. Kleem ann, Ulrich 757, 786-787
rehenes 763 n. Kleem ann, W ilhelm 195-196
Serbia 763 n. Klehr, Jo se f 988 n.
utilización de trabajadores 39.3 n. Klein, A lexandcr 791, 798
Varsovia 560 Klein, Fritz 1001, 1071, 1088, 1199, 1220
Kempner, Robert M.W. 1135, 119.3 Klein, H orst 958
Kennan, George K 1210 n. Kleine, H ans 1025
Keppler, W ilhelm 107 n., 130, 608, 607 n., 1135- Kleinm ann, W ilhelm 72, 222, 448
1 1 3 6 ,1 2 2 0 Kleis, Ewald von 1220
Kerch 402 n., 409 n. Klemm, Bruno 459, 877, 1092, 1220
Kéri, K álm án 902 Klemm, H erbert 78, 1 195 n., 1220
Kermel, Wilhelm. Véase Wilhelm Kermel (empresa) Klemm, Kurt 379
Kerrl, H anns 72, 190 n „ 199 Klemm , Werner 86
Kersten (fideicom isario de I. G. Farben) 158 n. Klem t (Partido Nazi) 433 n.
Kessel, A lbrccht von 1137 Klessheim , reuniones 908, 909, 912
Kesselring, A lbert 718, 743, 746, 752, 1199, 1220 Kletsk .329 n.
Kessler, J. (m édico judío, M ogilev Podolsky) 862 n. Klim aitis (Klim avicius), Joñ as 338
Kcuck, Walter R udolf 240 n. Klimovichi 397 n.
Kewisch, Erich 769 n. Klingelhóíer, W oldemar 308, 309, 1220
Keyes, Geoffrey 1207 n. Klingcnfuss, Karl O tto 463, 612 n., 725 n., 796 n.,
Kharkov 314, 318, 329 n., 1362 834 n., 837, 873, 875 n „ 879, 1221
Khorol 368 Kliniki 329
Khotin. Véase H otin Klocke, von (XXI C uerpo de M ontaña) 784 n.
Kiefe, Robert 712 Klooga 423
Kiefer, M ax 961, 1196 n., 1220 Klopfer, Gerhard 76, 135 n., 166 n., 441 n., 443, 461 n.,
Kiel 1088, 1211 469 n., 1221
Kielce 225 n., 238, 244, 595 Klotzsche, Johann es 193 n.
Kiesew etter (Kreditanstalt der D eutschen) 112n Klucki, Ludwig 94
Kiev (ciudad) 314, 315, 318, 322, 326 n „ 346, 352, Kluge, G ünthcr von 692 n., 1221
359, 374, 423, 1120 Kluge, Josef. Véase Josef Kluge (empresa)
Kiev (Generalbezirk) 379 Klünder (distrito de Lublin) 1143 n.
Kigali 1340-1341 Knecht, Karl Friedrich 1108 n.
Killinger, M anfred von 610, 611, 800, 851, 870 n., Knoblauch, Kurt 547 n.
872 n „ 876-880, 886, 946, 1142 n „ 1220 Knobloch, H erbert 635 n., 636 n., 637 n.
Killy, Leo 79, 91, 159 n., 161 n. Knochcn, H elm ut
Kim m ich, Karl 112 n., 118 n. cargos 303, 680
1422
destino 1221 estadísticas de personal de las S S 215 n.
Francia 680, 699 n „ 701-709 n., 712 n., 716 n., informe sobre el G eneralgouvernem ent (1943)
720 n „ 722 n , 723-724, 726-729, 741, 873 n „ 1355 n.
1063 n. informe sobre la «solución final» (estadísticas)
Knorth, H ans 664 n. 182 n., 201, 292 n „ 466 n „ 495 n., 511-512,
Knoth (teniente) 416 n. 587 n „ 650 n., 725 n „ 777 n., 796 n „ 819 n „
Kóberlcm (W V H A ) 958, 961 838 n „ 1237 n , 1362-1363
Kobryn 428 informe sobre la «solución final» (génesis y
Koch, Erich 209, 222, 227, 379, 400, 568, 1221 fuentes) 1350-1352, 1356-1357
Koch, G ünther 534 informe sobre la em igración 1237 n.
Koch, H ans 352 Korman, Edward 1322-1323, 1325 n., 1326
Koch, H ellm ulh 328 n. Kórner, H cllm ut 211, 282
Koch, K arl-O tto 997, 1004-1005, 1020 Kom er, Paul 74, 93, 123 n , 161, 388, 391, 1026 n „
Koch, Pietro 748 n. 1064 n., 1221
Koch-Erpach, R udolf 1014 Kornienko (jefe de rayón, Ucrania) 342 n.
Kodim a 327 Korschan, H einrich 1221
Koegcl, M ax 997, 1004 n., 1042 n. Korsemann, G erret 404 n.
Koehler (SS, Buchenw ald) 1005 Korten, G ünther 73, 296
Kocstcrs, Friedrich 810 Kortthaus (capitán naval) 392 n., 397 n.
Kogard, Rudolf 769 n. Korzecka, Stanislaw a 1158 n.
Kogon, Eugen 1193 Kos 757, 786, 787
Kohl, H elm ut 1173-1174 Kosak, V ladim ir 789, 797
Kohl, O tto 678, 703, 1221 Kosice 925, 940, 1257
Kohle, Julius 534 Koslovichisna 416 n.
Kohler, Robert. Véase Robert Kohler (empresa) Kosow 581
Kohn, Julius 520 n. K óster (O stland) 399
Kóhnlein, Friedrich 729 n, Koster, A rnold 112 n.
Kolisch, Sicgfried 474-475, 1144 n., 1152 n. Kótzel (M inisterio de A sun tos Exteriores) 902 n.
Koio. Véase W arthbrücken Kovno. Véase K aunas
Kotomija. Véase C olom ea Kowel 428
Kom m ando «1005» 429, 1077, 1180 Koydanov 329
Komoly, O ttó 935 Kozower, Philipp 200, 489 n., 501-504
Konig (teniente, Corfú) 784 n. Krakauer Zeitung 1378
Konig, H ans W ilhelm 1071 Krallert, Wilfried 303, 911 n.
Konig, Karl 1037 n. Kramarz, H ans 608
Kónigsberg 1 159 Kram atorskaya 408 n.
Kónigshaus, Franz 369, 372-373 Krám er (Policía Secreta sobre el Terreno) 327
Konka, Gejza 800 Kramer, Jo se f 999, 1088, 1199, 1221
Kontinentale Ó1 A . G. 417 n. Kranc, Jay B. 1269 n., 1271 n.
Kopecki, Jarom ir 1253, 1254 n. Kranebitter, Fritz 742
Kopkow, H orst 302 Kranefuss, Fritz 1029 n., 1032
Koppc, W ilhelm 210, 216, 228 n., 529, 598 n., 600 n., Krasnystaw 437
990, 1051 n „ 1080, 1221 Krauch, C ari 74, 1022, 1023, 1026, 1027, 1029 n „
Koppclm ann, Isidor 1240 1032, 1064 n., 1196, 1221
Koprivnica 792 Krause (M inisterio de Finanzas) 128 n., 131
Kopyl 426 n. Krause, Johann es 188 n., 302
Kórber, Willy 109 Krause, Kurt 394 n.
Korczak, Janusz 552 Krauss, Clem ens 521
Kordt, Erich 608 Krautsdorfer, A n tón 918 n.
Koretz, Zvi (Sewy) 772-776, 1143 Krayer, G corg 1318, 1319 n.
Korherr, Richard Krebs, Friedrich 170 n., 470 n., 1221
1423
Krebs, H ans 598 n. O stindustrie G m bH 591
K rcditanstalt der D eutschen 112 política polaca 576 n.
Kreidler, Eugen 1369 n. restricciones de m ovim iento 233
Kreipe, Werner 73 «solución final» 441 n., 542 n., 1351 n.
Kreklow, A rnold .302 trabajo forzoso 270, 271, 582-586, 593 n.
Krem enchug 314, 318 n., 327, 335 transportes 538-539
Krem ents. Véase Krzemieniec Varsovia, batalla del gueto (informe de Stroop)
Krcnzki, C urt von 757, 771 246, 532 n., 554 n., 560-561 n., 564, 566 n.,
Kressendort 1083 1141 n.
Kretschm ann, M ax 1057 n. Krüger, Kurt 107 n.
Krichbaum , W ilhelm 296, 302 Krumey, H erm ann 611, 797, 914, 915, 939, 1221
Kricbel, H erm ann 608 Kriimmer, Ewald 488 n., 1129 n.
Krim chaks 401 Krupp A . G. 59, 485 n., 579, 637, 667, 685 n., 975,
Kris (Veteranos de G uerra Judíos, Viena) 472 n. 1031, 1034, 1193, 1303
Krischer (Reichsbahn, C olonia) 520 n. Krupp, Alfricd 1195, 1222
Kristaponis, Juozas 1134 n. Krupp, G ustav von Bohlen und H albach 1185 n.
Kritzinger, Fricdrich Wilhelm 79, 137, 441 n., 443, 1221 Kruscica 792
Kroger (I. G. Farben) 1027 n. Kryschak, W em er 447, 623
Kroger, Erhard 308 Krzcm icniec 339
Krohn (pastor) 627 Kube, W ilhelm
Krohn, Joh ann es 184 Arnsw alde (incidente) 53
Krol, cardenal John 1178 n. cargos 53, 378
Kroll, H ans 609 controversia con Strau ch 421, 1123
Krone-Presswerk, Berlín 1031 deportaciones a Minsk 387-388
Kroncr, H ayes 1241 n. destino 400, 1222
Króning (M inisterio de A sun tos Exteriores) 188 n. operaciones de exterminio 323 n., 413-414, 416 n.,
Kropp (Tesorería Principal del Reich) 1057 n. 1134-1135, 1138, 1358
Krosigk, E m st A n tón von 904 n. trabajadores judíos 394 n., 415, 420-421
Krosigk, Lutz Schw erin von Kubis, Robert 812 n.
arianizacioncs 135 Kubowitsky, Lcon 1176 n.
cargo 72, 94 Kuchendorf, Eugen 983 n.
confiscaciones 423 n. Küchler, Georg von 1222
despidos 96 Kiihn, A d o lf 611, 634
destino 1193, 1221 Kuhn, Loeb & Co. 118
im puestos 150 n. K ühne, H ans 1025
Lódz (gueto) 254 n. Kühne, W alter H cinrich Karsten 162 n., 525 n.
Partido Nazi, acciones 52 Kühnem ann, H erbert 144
pogrom de 1938 59, 61 n. Kühnen, H arald 636 n.
prestaciones sociales 159 Kulm hof
Varsovia (gueto) 567 cálculo de m uertos 991, 1367
viviendas 522 confiscaciones 1047, 1050-1052, 1061
Krug von N idda, Roland H ans 679, 720 n. creación 438, 960
Krtiger, Félix 91 destino de transportes 530, 535 n., 991
Krüger, Friedrich W ilhelm gitanos 1106
cargo 210, 216, 218-219 liquidación del cam po 1078, 1079-1080
confiscaciones 1048, 1050 n. localización 954
destino 1221 personal 1013
expulsiones 220 polacos tuberculosos 1101-1102
Galitzia (informe de Karzm ann) 536 n,, 543 n., procedim iento de llegada 1069-1071
547 n., 568 n., 587 n., 595 n. secreto, rum ores y noticias 540, 569 n., 1242
Lublin (campo) 1001 n. Kulturbund 102
1424
Kummer, Karl 95 judíos extranjeros 49
Kumming, E. (Sonderführer) 348 n. Katzenberger, causa contra 177 n.
Kundcr, A ntal 912 Luxem burgo 662 n.
Kundt, Ernst 212, 527, 546 n. M ishlinge y m atrim onios m ixtos 91-92, 173 n.,
Kunska (oficina del Generalkommissar, Letonia) 395 n., 457, 468, 469 n.
399 n. pensiones 99
Künstler, Karl 1004 n. Rcichsbank 1057 n.
Kuntze, W alter 757, 1195 n., 1222 salarios 160 n.
Kunze, Friedrich 553 n., 1096 n. «solución final» 438, 442
Kiinzel (Policía del O rden, Lódz) 230 n. trabajadores extranjeros 1115 n.
Kupaygorod 863 n. Lánderbank W ien A . G. 112, 115-116
Kurhessen 55 Landfried, Friedrich 72, 94, 205 n., 1057 n., 1222
Kursk (ciudad) 901 Lange (M inisterio del Este) 423 n.
Kursk, Emil 425 n. Lange (SS, H aushalt und Bauten) 958
Kurth (Rcichsbank) 154 n. Lange, H erbert 992
Kusche, Heinz 972 n. Lange, Kurt 72, 1057
Küster, O tto 1310, 1312 Lange, Rudolf Erwin 308, 385, 443, 1222
Kutschera, Franz 218 Langenfeld (Estado M ayor G eneral Polaco, Londres)
Kvaternik, Eugen 789, 793, 1222 1253 n.
K vatem ik, Slavko 439, 789, 1222 Langenschw albach 53
Kysak 940 Langer, W illiam (O ficina de Servicios Estratégicos)
Kyustendil 838 1252, 1253 n.
Langer, W illiam (senador) 1277
La Guardia, Fiorello 1269 Langleist, Walter 997
La Laurencie, Benoít Léon Fournel de 676, 677, 683 n. Langm ann, O tto 58 n.
La Vernet 696 Lantos, Tom 1209 n.
La Vita Italiana 736 Lanz, H ubert 782 n., 1222
Labes (Stabshauptam t) 525 n. Lárisa 783 n.
Labs, W alter 458 n., 904 n. Lasch, Karl 212, 269, 272 n., 1222
Lackenbach 1040, 1106 Laub (teniente coronel) 1109 n.
Lachm ann, Karl 620-621 Laufcr, Feiwel 862 n.
Lagardelle, H ubert 676 Lautenschlager, Karl 1025
Lages, Willy 639, 641, 1222 Lautz, Ernst 514 n.
Lahousen von Vivremont, Erwin 296, 346n-348 n., Lauxm ann, Richard 211
350 n „ 352 n „ 363 n „ 369, 371, 1120 n „ 1122 n. Laval, Pierre 675-676, 707-716, 727, 1200, 1222
Lakatos, G éza 889, 946-948 Law, Richard 1256
Lamberg, Raym ond-R aoul 698-699, 711, 726 Leach, Jam es 1325
Lam brecht, A rnold 244 Leavit, M oses 1267
Lambsdorff, O tto G raf 1332 n. Lebensbom e. V. 519, 600 n., 1056
Lam m ers, H ans H einrich Lecca, Radu 848, 859, 870, 876, 882, 884 n., 885-886
aparram entos en Berlín 521 n. Lechler, Fritz 961, 962
arianizaciones 135 n., 137 n.-138 n., 140 Lechthaler, Franz 413 n., 1222
Bialystok (distrito) 379 n. Lederer, Ernst 1162 n.
cam bios de nom bre 189 Leeb, Emil 296
cargo 79 Leeb, Luitpold 769 n.
corrupción, conversaciones sobre 269 Leeb, W ilhelm von 1222
destino 1195 n., 1222 Leese, Ernst 519 n.
expulsiones 221 n., 226 Leghorn. Véase Livorno
enlace (M inisterio del Este) 378 n. Leguay, Je an 676, 677, 708, 711-712, 726, 1222
estrella de identificación 191 Lehideux, Frani^ois 676
im puestos 162 n. Lehm ann, A rthur 651 n.
1425
Lehm ann, H ans 1124 Lieberose 1086
Lehm ann, R udolf 296 Licchtenstein 637, 1098
Lehner, O tto 1090 n. Liegener, Eberhard 459, 463
Lcibbrandt, G eorg3 7 8 , 385, 414, 418, 443, 1206, 1222 Lieja 665, 671
Leibbrandt, M ax 449, 454 n., 706 Licpaia 315, 316, 414
Leideritz, Peter 581 Likus, Rudolf 6 11
Leimer, Karl 63 Lilienthal, A rthur 200
Leipzig 53, 159, 170, 202 n. Lille 677
Leiss (juez) 141 Lilleham m er 615
Leist, Ludwig 242, 244 n., 248 n., 258 n., 270 n., Lindem ann (M inisterio del Este) 402
273 n., 1147 n , 1223 Linden, H crbert 77, 1036, 1077
Leitner (SS, H aushalt und Bautcn) 958 Lindow, Kurt 302, 303, 369, 372, 1223
Lejkin, Jakuv 551, 558 Lingens-Reiner, Ella 1011-1012
Lembcrg. Véase Lvov Lintl, H ans 131
Lemkin, Raphael 1335 Lippke, Georg 264 n.
Lemmer, E m st 1240 Lippm ann (Generalbezirk de Letonia) 394 n.
Lendschner (O ficina Política de la Raza) 463 Lippm ann, Rosenthal, & C o. 632 n., 635, 659 n.,
Leningrado 314, 316 669 n.
Lenzer, Wilhelm 961 Lipski (ejercito alem án) 203 n.
Leo Baeck Institute 1373 Lipski, Jozef 434
León, Gh. N. (Ministerio de Economía rumano) 846 n., Lipsky, Louis 1243 n., 1283 n.
848 Lisboa 1240
Leonhard Tietz (grandes alm acenes) 107 n. Lischka, Kurt 680, 701, 702n-704 n., 707 n., 709 n.,
Lcros 756, 786 712 n., 716 n „ 726 n., 1223
Lerouville 729 Liska, W alter 370, 373 n.
Les Milles 696 List (SS, H aushalt und Bauten) 958
Leszcynski, Jakov 1348 List, Wilhelm 203 n., 756, 757, 763 n., 1195 n., 1223
Lctonia 317 n „ 342, 378, 392-393, 417, 429, 1156, Listas e índices de identificación. Véase también
1164, 1368 Registro
Lctsch, Walter 373 n., 484 n. Francia 683, 696
Lety 1107 Hungría 936, 939
Letz, R udolf 78 Italia 738, 744-745
Le vi, Renzo 745 N oruega 615
Lévy, Albert 698-699, 710 Países Bajos 652
Lewartowski-Finkelstein, Jozef 552 n. Polonia 271, 550
Lewin, Ignazy 253 n. Reich-Protektorat, área 472-476, 496-497, 502,
Lewinski, Karl von 118 n. 503-505, 510n -511 n.
Lewis, Geoffrey 1293 n. Rum ania 852 n., 858-859
Ley, Robert 109, 436, 1185 Theresienstadt 478
Leyba, Edward 725 Litter, Ftitz 715
Leyers, H ans 753 n. Lituania. Véase también Policía (lituana)
Leykauf, H ans 424 adm inistración alem ana 378, 383
Libia 740 am etrallam ientos 316-317, 341-342, 359, 413
Licht (capitán) 473 confiscaciones 398
Lichtenbaum , M arck 249, 551, 554 n., 560 estadísticas 414, 416, 429, 1164, 1368
Lichrcnberg, Bernlvard 513-514, 1122-1123 pacientes m entales 361
Lichtheim, Richard 1254 n. población local 338, 1132
Lida 329 n., 423, 1358 n. Litzenberg, Willy 302
Lie, Joñ as 614 Litzmann, Karl 378
Licbchenschel, A rthur 961, 988 n., 998, 999, 1001 n., Liubliana 789
1006 n „ 1047 n., 1051, 1088 n „ 1223 Livorno 693
1426
Lo Spinoso, G uido 723-724 confiscaciones 612 n.
Loh (Bohm ische Escom pte Bank) 108 consejo judio de A lem ania 199
Lobhes, H ans 303 destino 1223
Loborgrado 792 estrella de identificación 192
Lódz (ciudad) 222, 245, 255, 261 n., 263, 273 n., M ischlinge 462-463
1155, 1356 n, N urem berg, leyes 81-84, 402
Lódz (gueto) trabajo 161, 481
adm inistración judía 250-252, 532 Loscr, Ewald 1223
condicíoncs 246-247, 277-278, 282-288, Louisenthal, M ax de Lassale von 329 n.
291-292, Lów, Albert 983 n.
deportaciones a 227-230, 289-290, 663-664 Lowenherz, Jo se f 199, 474, 488 n., 489-490, 497,
deportaciones de 541, 569-570, 1079-1080, 499 n., 500, 512 n „ 925, 1150
1355-1356 Lów enstadt 275
form ación 238-239, 245 Lówenstein, Víctor 200
gitanos 1106 Lowrie, D onald 714
rumores y noticias al respecto 1242 Lubartów 575
supervisión alem ana 240-241, 247-248, Lublin (cam po de concentración)
254-255, 524, 1047, 1051, 1161-1162 cálculo de judíos m uertos 991, 1367
trabajo 275-276, 593 captura por el Ejército Rojo 1080
Logem ann, Wilhelm 510 n. confiscaciones 1049, 1055-1056
Lohm ann, Johann G eorg 608, 795 n. construcción e instalaciones 970, 1007
Lóhner-Beda, Fritz 1028 destino de transportes 497 n., 530, 565, 731,
Lóhr, A lexander 756, 757, 769, 782, 786, 1200, 1223 818, 991
Lohse, Hinrich industrias de las SS 1020
cargo 378 m uertes 589
confiscaciones 398-400 noticias sobre 1064, 1080, 1251
definición de judío 402 n. personal 997, 1001
deportaciones al O stland 385, 387-388, 965 n. presos 972
destino 1205, 1223 Lublin (cam po de trabajo) 582, 588, 589, 592, 1020
guetización 382 Lublin (ciudad) 225, 241 n., 245, 273 n., 574-575,
gitanos 1108 1155
y Kube 1123 n. Lublin (distrito) 212, 218, 221, 273 n., 274-275, 277,
m atanzas 413, 417n-418 n., 1358 n. 530, 991
raciones alim enticias 390 Lublin (gueto) 231, 537, 549, 573
utilización de trabajadores 4 1 7 n -4 18 n. Luburic, V jekoslav 792 n.
Lolling, Enno 961, 1040 Luceri, Tomm aso 724
Lom 838 Luchterhandt, O tto 1047 n.
Lom bard, G usrav 321 Ludin, H anns Elard 610, 611, 800, 808, 810, 816-
Long, Breckenridge 1248, 1250 817, 819-822, 824, 907 n., 840 n., 1200, 1223
Lopud, isla 796 Líidinghausen, Reinhold Freiherr von 112 n., 124 n.,
Lorena 603 389 n.
Lorenz, Erwin 95 Lüdke, Erich 618
Lorenz, Werner 216, 1054 n., 1223 Ludwiger (coronel) 929 n.
Lorkovic, M Iadcn 789, 797, 1223 Ludwigshütte (empresa) 594
Lom er, Georg 567 n., 572 n „ 591, 961, 962, 1196 n., Ludza 1109 n.
1223 Luftglas, M arkus 492
Lomer, H ans 958, 959 n., 961, 972 n., 1223 Luftwaffcnbetrieb Vereinigte O stwerke G m bH 594
Losacker, Ludwig 210, 213, 225 n., 437 n., 1223 Lukács, Bela 908
Lósener, Bem h ard Lullay, László 929
cargo 77 Lustig, Walter 200
conciencia 1123 Lustigcr, cardenal Jean-M arie 1281 n.
1427
Lutero, M artín 25, 33-35, 431, 1188 M aglione, cardenal Luigi 713, 793 n., 794 n., 801 n.,
Lüters, Rudolf 757 811 n „ 815 n „ 816, 820, 1244
Luth (armada) 1091 M agnus (arm ada) 786
Luther, M artin (M inisterio de A sun tos Exteriores) Maguire, Robert F. 1137
actividades propagandísticas 1128 n., 1129 n. M aguncia 41
Bélgica 673 M agunia, W aldemar 379, 568
Bulgaria 834-835, 836 n. M agyar Szo 93 3
cargo y jurisdicción 606, 608, 1112, 1122 M ahler (servicio forestal) 406 n.
C roacia 793 n., 795 n., 795 n.-796 n. M aier (teniente coronel) 1363 n.
destino 1223 M aison de Bonneterie 633 n.
D inam arca 444, 618 n., 619 n. M ajdanek. Véase Lublin (cam po de concentración)
Eslovaquia 800 n., 805, 808 n., 809, 818 n. M ajdan -Sopocki 542
estrella judía 191 n. M akeyevka 408
Francia 682 n., 685 n., 693 n., 702, 717, 732 n. M aktos, Joh n 1337 n.
H ungría 905-906, 907 n., 1120 n. M alfatti di M ontetretto, Francesco 723
Italia 693 n., 738 n., 740 n. M alinas 672
judíos extranjeros 486 n.-488 n. M alkinia. Véase Treblinka
M adagascar, plan 435 n. M almédy 664
N oruega 444 M alzan (M inisterio de Justicia) 39 n.
Países Bajos 633 n., 644, 645 Malzer, Kurt 743, 752
Rum ania 873 n „ 874, 877, 879 M andel, M aría 1252
Salón ica 771 n. M andic, N ikola 789
Serbia 762, 766 M anecuf a, loan 856 n.
«solución final» 443-444, 461 n., 461-462 n., M anfred Weiss Stahl-und Metallwerke A . G. 919
469 n., 481 n „ 607 n., 613 M angold, Philipp 450
Lütkenhus, Erich 510 n. M aniu, Iuliu 875
Lutsk 315, 393 n., 428 M ann, W ilhelm 985
Lutterloh (Ministerio de Justicia) 493 M annheim (ciudad) 170
Lüttwitz, Sm ilo Freiherr von 598 n. M annheim , Bruno 183 n., 502 n., 504 n.
Lutze, Viktor 75 M annl, W alter 981 n.
Luxem burgo 230, 603, 661-664, 1164, 1368 M anowski, Paul von 785
Lvov (cam po de trabajo) 588, 592 n., 593 n. M ansfeld, Werner 373 n.
Lvov (ciudad) 314, 319, 339, 531-532, 549, 1155 M anstein, Erich von 351, 1199, 1224
Lvov (gueto) 238, 567, 1356 n. M anstein, Ernst von 90 n.
Lyon 721, 728 M anteufel, H ans-K arl Freiherr von 95
M anteufel, Joachim von 94
M aass (M inisterio de Finanzas) 94, 264 n. M antua 753 n.
M acedonia 827, 837-838, 991 M apas para redadas 496, 549, 924
M ach, A lexander (Safto) 799, 811, 815, 1223 Marazzani, M ario 723 n.
Macici, N icolae 334 M arburgo 1161 n.
M ackensen, Eberhard von 743, 752, 1224 M arcas registradas 142-144
M ackensen, H ans G eorg von 72, 188 n., 608, 611, M arcinkance 1124
721, 722, 741, 781 M arcone, Giuseppe 793, 794
M acleish, A rchibald 1176 n. M arcule^ti 857
M adagascar, plan 221, 226, 242, 436 M archas a pie 409, 410 n., 949-950
M adus, Gerhard 1039 Marder, Karl 245 n., 248, 275 n., 290 n.
M aedel, Walter 94, 511, 518, 524, 614 n., 669 n., 1059 M argraf (joyería) 60
Maertius (Generalkommissariat Volinia-Pcxlolia) 903 n. M aribor 794
M agdeburgo-A nhalt 55 M arijam pole 317
Maggiore, Lago 742 M arinescu, Ion 411 n., 848
Magill, Franz 320, 321 M ariúpol 318
1428
Markl, H erm ann 176, 1224 M cCall, Elizabeth 1321
M arkstadt 275, 579 M cCall, H. C ari 1322
Marotzkc, W ilhelm 93, 121 n. M cClelland, Roswcll 1251 n., 1253, 1258, 1267
M arruecos 693 McCloy, John J. 1178, 1180, 1197-1198, 1257-1258,
M arsella 699, 724, 726, 729 n , 1155 1264 n „ 1266,1291
M arshall, Georgc 1276 M cKittrick, T h om as M. 1240
M artel, René. Véase Frederic, V sevolod M cLaughlin, Joseph T. 1323 n.
M arthinsen, Karl 615 Meader, G eorge 1270 n., 1272
M arti, Roland 692 n. M eck (Ministerio de Economía) 637 n.
M artin (Kharkov) 1105 n. M eculescu, Teodor 853
M artin, Friedrich 447, 929 M echeln. Véase M alinas
M artin, V íctor 1066 n., 1150 n. M edeazza, von (Generalgouvcrnem ent) 259 n.
M arx, A rthur 637 n. m édicos (alem anes). Véase eutanasia, programa;
M arx, H anns 78 experim entos m édicos; y el nombre de los
Massfcller, Georg 463 distintos médicos
M assute, Edwin 534, 1224 m édicos (judíos)
m atrim onios m ixtos, por países. Véase también Auschwitz 1009, 1034
m atrim onios m ixtos, prohibiciones bajo control eclesiástico 28, 29
A lem ania 101, 182-183, 192, 465-469, 511-512, Bulgaria 839
526-527, 1160 Eslovaquia 802
Austria 511-512 H ungría 894, 918, 923, 925, 927, 940
Bélgica 666, 674 Polonia 291 n.
Bulgaria 832, 836 Reich 100, 110, 137-138, 186
C roacia 798 R um ania 862, 868
D inam arca 627 Salónica 774 n.
Eslovaquia 816 M e d iáis, Franz A lbrecht 77, 81
Francia 695 n., 729 M edricky, Gejza 800
G recia 774, 782 M eerwald, Willy 79
H ungría 922 M egéve 724
Italia 735, 738, 751-752, 754 M ehrbach, H ans 1002
M ogilev 1160 n. Meier, A ugust 308
N oruega 617 M eine, A ugust 396 n., 1350 n.
Países Bajos 648-649, 652-653 M einecke (M inisterio de Trabajo) 373 n.
Rum ania 872 n. M cinhof, C ari Gerhard 78
matrimonios mixtos, prohibiciones 28, 82, 171-173, M eisen (oficial de control de precios, Varsovia) 279
382-383, 832, 921 Meisinger, Jo se f 1224
M aurach, Reinhard 1195 n. M eiss, Léon 687
Maurer, Gerhard 484 n., 958, 961, 1007, 1017, 1020, Meisslein, Joh an n 1118 n.
1030 M eissner, O tto Eebrecht 464 n., 492
M authausen 372 n., 643, 649, 658, 950, 1020, 1030, M elboum e, Roy M alcolm 1252 n.
1084-1087 M elchers, W ilhelm 609
May, Kurt 962, 1020 n. M elhado, R ebecca 1281 n.
M aydanek (cam po de Lublin) 1080 n. M elitopol 318, 378 n.
Mayer, Joscf Leonhard 732 n. Melmer, Bruno 961, 1058, 1060 n.
Mayer, Kurt 76 Melzer, M artin 997
Mayer, Rcné 698, 1231 M emel. Véase K laipeda
Mayer, Saly 939 n. M énétrcl, Bernard 726-727
Mayer-Falk (SS, Francia) 680, 706 n. M engele, Jo sef 1044, 1071, 1083, 1224
Mayr, Karl 64 M entón 721
Maywald, Gerhard 3 94 n. m ercado negro 241-242, 253, 278-279, 284, 287-288,
Mazarini, N icolae 332 n., 866 n. 291, 908, 1009. Véase también contrabando
1429
M ercedes. Véase Daimler-Benz Ministerio de Finanzas
Merci, Lucilo 776-777, arianizaciones 126, 128 n., 131-134, 139
Mcrin, M oses (Moszek) 274 n., 543, 820 Auschwitz 972 n.
Merkatz, H ans von 1197 n. bloqueo de cuentas 154-155
Mcrkel (oficial de arm am ento) 277 n., 281 n. confiscaciones 515-519, 522-526, 615 n., 1057 n.,
Merkel, H ans 632 n. 1059
Merten, M ax 772, 775-776 n., 1143 n., 1224 costes de transporte 511, 715, 778
M ertens, Georg 1037 n. despidos 96
M esse, G iovanni 718 impuestos 149-150, 699-700
M essersm ith, G eorge 51 n. organización 72, 94
M etraw att A. G. 596 ruinas del gueto de Varsovia 567, 11 13
Metz 703 Ministerio de Justicia 72, 78, 110, 187
Metzner, Alfred 416 n. M inisterio de la Propaganda 63, 72, 109 n.
Meurer, Fritz 692 n. M inisterio de Trabajo 95, 276 n.
M éxico 766-767 M inisterio de Transportes 72, 180, 186
Mey, Siegfried 609 M inisterio del Este 403
Meyer, A lbert 1051 n. M inisterio del Interior
Meyer, Alfred 72, 378, 406 n., 422, 441 n., 443, 444, arianizaciones 134-139
461n-462 n., 469 n., 1224 boicot 109
Meyer, Eugen 534, 810 cam bios de nombres 189
Meyer, J. H. 1277 despidos 80
Meyer, Martin 663 n. docum entos de identificación 187
Meyerheim, Paul 200 herencia 527
Meyszner, A ugust 759, 1224 instituciones m entales 490
Michail, Vasile 335 n. N urem berg, leyes de 81-83, 171 n.
M ichalsen, Georg 569 organización 72, 77-78
M ichel, Elmar 678, 683, 686, 687 n., 699, 1224 salarios y prestaciones sociales 160 n.
M ielec 549, 578 n „ 594 M inisterio para los Territorios O cu pados del Este,
Mierzinsky, Kurt 408 n. (organización) 378-379
M ihai (rey de Rum ania) 946 Ministerio Postal 72, 186, 659
M ilán 740, 742-743, 750 n „ 752-753 Minsk
M ilch, Eberhardt 920, 1026 n., 1033, 1039, 1117 n., deportaciones a 385, 387-388, 441, 497, 509
1193, 1195 n „ 1224 deportaciones de 422, 991, 1015
Mildner, Rudolf 622 m atanzas en 321, 359, 363-365, 422
Milgrom, David 1252 n. paso de los Einsatzgruppen 316
M ilos, Ljubo 792 n. población judía 314, 423
M inisterio de Alim entación y Agricultura 72, 95, visita de H im mler 363-364, 1134
163-167 Mirre, Ludwig 94
M inisterio de A rm am ento 72, 74 M ischke, Alfred 962
Ministerio de A sun tos Eclesiásticos 62 n. M ischlinge. Véase también «judíos», definición
Ministerio de A sun tos Exteriores (jurisdicción y cam bios de nombre 190 n.
organización) 604-612 en colegios 179 n., 464
M inisterio de Econom ía definición 83-92
arianizaciones 113, 122-123, 126, 138-139, 142, despidos 96-103
145 n. en las tuerzas arm adas 90
compra de objetos valiosos a cam bio de impuestos gitano-alem án 1106-1107
149 im puestos 162
confiscaciones 152-153 judío-croata 798
m oneda extranjera 155 judío-holandés 640, 648-649
organización 72, 94 judío-italiano 754
Ministerio de Educación 72, 618 matrimonios 173-175, 457-459
1430
relaciones sexuales 172 Moscú, Declaración de 1943 1175-1176, 1179, 1184 n.,
«solución final» 456-466, 495 n. 1200
trabajo forzoso 465 M oscr (Baurat, Kreishauptm annschaft Chelm ) 967
Miskolc 936 n. Moser, H ilm ar 575 n., 1016 n.
Mitakov, Vasili 828 Moser, Walter 239, 245 n., 248, 275 n., 282
M ITR O P A (M itteleuropaisches Reisebüro) 450 M osse, M artha 502, 505
M itrovica 769 M ostar 795-796
M itteldeutsch Stahlw erke 127, 128. Véase también M ostovoye 360
Flick, Friedrich M otschall (Stadtkom m issar, Ostrovviec) 546 n.
M ittendorf (juez) 465 n. M oyne, W alter Edward Guirmess, Lord 937, 1266 n.
M ociulschi, Teodor 848, 867 Mrugowski, Joachim 987, 989, 1036, 1224
Móckel, Karl 958, 983 n „ 997, 999, 1047, 1059, 1061, Muchow, Reinhold 109
1224 Muegge (Kreishauptm annchaft, Nowy S^cz) 225 n „
M ódena 751 n. M ühldorf 1087, 1124 n.
Moder, Paul 218 Mühler, R olf 724, 728 n.
M odreanu, Rodrig 842 n. M ühlm ann, K ajetan 658
M oellhausen, Eitel Friedrich 745-746 Muhs, H erm ann 72
M oes, Ernst 447, 477 mujeres. Véase también divorcio; m atrim onios mixtos;
M ogilev 312 n., 321, 359, 397-398, 407, 978, 980, esterilización
1160 n. abortos 493, 1104, 1152
M ogilev Podolski 854, 861-862, 883 detención de los m aridos 698, 1160
M óhl, Kurt 678, 703 n., 706 n. en cam pos 768-769, 792, 999, 1009 n., 1071-1072,
Mohr, Robert 308 1082, 1087
M ojert, Paul 634 estadísticas 158, 292 n., 709, 740
M oldavia 885 experim entos m édicos 1038, 1041-1044
extracción de sangre y recogida de cabello 1054,
M oldenhauer (tó d z ) 275 n.
1055, 1071, 1076
Molí, O tto 997, 1003, 1078-1079
M on aco 728 n. raciones alim enticias durante el embarazo y la
lactancia 167
m oneda extranjera 110, 116-118, 123, 124, 128,
sadism o y actos sexuales contra 62, 204, 425,
151-157, 637-638, 818, 886. Véase también
859, 1003
bloqueo de cuentas
servicio dom éstico 171
M onhs, O tto 258, 1147 n.
trabajo forzoso 949, 1033-1034
Monsky, Henry 1245, 1283 n.
transportes 654
M ontenegro 605, 756, 782
M ukachevo 933
M ontua, M ax 311 n., 362
Mulert, Botho 1024
m onum entos 1169-1170
M ulhousc 681 n.
M oran, Frederick 1196, 1197 n.
M üller (juez) 465 n.
M orávek, Augustin 800, 814 n., 815 n., 817
M úller (Ministerio de Finanzas) 127 n „ 128 n., 131
Morawski (oficina de alim entación de Berlín) 503
Müller, Bruno 308
M organ, Edm und M. 1180 n.
Müller, Erich (Einsatzgruppen) 308
M organ, Frederick 1269
Müller, Erich (Krupp) 485 n., 579 n., 1032 n.
Morgen, Georg H onrad 1005
Müller, Eugen 296, 326, 1224
M orgcnthau, Henry hijo 1 166, 1179 n., 1246 n., Müller, Heinrich
1 2 5 0 ,1 2 5 7 Auschwitz 1030
M orgcnthau, Henry padre 1184 n. Bulgaria 834
Moritz, Alfons 95, 166 n., 1008 n „ 1193 n. cargo 302, 447
Moritz, A ugust 723 n. destino 1187, 1224
Morris, Jam es 1195 Einsatzgruppen 306
M orrison, H erbert 1176 em igración de los judíos 435
M oscú 314 Francia 708, 722, 727 n.
M oscú, Conferencia sobre Crim inales de Guerra 1178 H ungría 902 n.
1431
Niemeyer, Christian 154 n.
intercam bio de judíos por alem anes 1248 n. Nástura§, C onstantin 862
Niemoller, Martin 102, 1172
M ischlinge 495 n. Nathow, H ans 123 n.
Países Bajos 644 N ietzsche, Friedrich 50 n.
N ational A ssociation o f Insurance Com m issioners
Nikitchenko, I. T. 1184 n., 11S
prisioneros de guerra 369, 370-371, 373 (A sociación N acional de C om isarios de Seguros,
N iklas, Johann 705
Rum ania 874, 880 N A IC ) 1328
N ikolaev (ciudad) 314, 396 n.,
rumores y secreto 501, 1077, 1243 n. Natzweiler 1013
N ikolaev (Generalbezirk) 379
«solución final» 440, 443 N aum an n, Erich 308, 366 n., 638, 1198, 1225
Nikolai, Hellm uth von 484
Müller, Herbert (Ministerio de Asuntos Exteriores) 402 N aum ann, Karl 211, 284, 598
Müller, H erbert (R SH A ) 303 N iksic, A nte 789
N avidades 330, 362-363, 410, 659, 1244
Muller, H erm ann 1293 n, N ím es 1157
N eagu, A lexandru 848, 869 n.
Müller, Johannes H erm ann 577, 1224 niños. Véase también herencia;
N ebe, A rtur 303, 308, 363-364, 1037, 1105 n , 1225
adopciones 738
Müllcr-Cunradi, M artin 1025, 1040 N ebola (teniente de policía ucraniano, Lvov) 532 n.
Müller-Teusler, H ans 382 n. asesinados 312, 342, 360, ■
N ederlandschen H andels Mij 118
Mummenthey, Karl 958, 962, 1020, 1224 1071, 1100-1101, 119
N edic, Milán 759, 769 n „ 904, 1225
M um uianu, Iuliu 880 capturados 407 n „ 541, 57
N EE P (Nord Europeesche Erts- en Pyriet M atschappij
Mundt, Friedrich 123 n. 711-715, 729-730
N. V ) 636
M unich 170, 372, 520-521, 1171 n. em igración 887
Nchring, W alter 718
M unkacs 940 n. en cam pos 712, 791-792, :
Neifeind, Kurt 302, 463
Münzer, H ans 678 en guetos 250, 251, 289, 5
Ncikrug, Lewis 1276 n.
huérfanos, orfanatos y refi
M urgescu, I. (com andante del cam po de Vapniarca) N eófito de Vidin (Gran Vicario) 827 n.
7 1 4 ,7 2 6 ,7 2 8 -7 3 0 , 82
864 n. Neubacher, H erm ann 611, 782, 1225
intercam bio propuesto poi
Murm elstein, Benjam ín 472-473, 477, 479, 489, 500, N euborne, Burt 1320 n.
1091 M ischlinge 162, 180, 182-
N eu en d orff (Generalbezirk de Lctonia) 385, 396 n.,
Mussgay, Friedrich 173 n. ocultos 713, 1281
399
Mussolini, Benito raciones de alimentos 167
N cuengaram e 1088 n.
C roacia 796 transportes 654, 709-710,
N euhausen, Franz 758, 759, 767
Francia 722-723 N isko 435 n.
N euhausler, Joh ann es 1198
Grecia 782 N itsch e, Paul
N eum ann (Veteranos de G uerra Judíos, Viena) 476
N iza 721, 723-724, 728
Italia 736-737, 740-741, 743 N eum ann, Erich 205 n., 388, 441 n., 443, 461 n., 469
no arios. Véase «judíos», definí
y pogrom de 1938 57 n. n., 481
N ockerm ann, Heinrich 302, 1
y Ribbentrop 1128, 1130 n. N eum ann, Franz von 869, 875
M usulm anes 371 N oé 696
N eum ann, O skar 806, 813
Muszyna 595 N oell (W V H A ) 961
N eum ann-Reppert, Ekkehardt 640 n.
N ogues, Charles 693
M utschm ann, M artin 731 N eurath, Konstantín von 51, 72, 83 n., 120 n., 139 n.,
N om bres y cambio de nombre:
608, 1185 n., 1188, 1189, 1189 n.,1225
de calles 103
N achtm ann, O tto von 802 n. N eu stad t 1088
N agel, H ans (general) 118 n., 390 de em presas 106, 142-145
N eutra 824
personales 32, 49, 738, 84
N agel, H ans (SS, Eslovaquia) 824 n. N evel 360
N orden, A lbert 1314
N A G U (N iederlandische A ktiengesellschaft für dic Never, Ludwig 678, 705 n.
N orm andía 731
Abw icklung von U ntem eh m im gen) 635 n. Neu,’ York Times (noticias de guerra) 1241-1242
Nagybánya 940 n. N orm ann, H ans H. 612 n.
N ew m an, Steven 1322
N oruega 373, 444, 612-616, 9'
N A IC . Véase N ation al A ssociation o f Insurance Newsu/eek (noticias de guerra) 1241
Com m issioners N osske, G ustav 308, 1225
N icolai, H elm ut 48
N alfczów 818 N otz (Com ité de Armas) 485
N iculescu, G. (com isión investigadora rum ana) 852
N ance, Jam es W 1209 n. N ovak, Franz 447, 448, 451, 4
n., 856
916 n., 9 2 3 ,9 2 9 , 1068 n.,
N ancy 705-706 N iculescu, M ihai 412 n.
N ápoles 703 N ováky 806, 813, 824 n.
Niedermeyer, Ferdinand 733
N ovara 742
N arten, G eorg 164 n., 165 n., 189 n. Niehoff, H einrich 677
N ovi Sad 903-905
N asielsk 204 N iem ann (I. G. Farben) 1025
N ovom oskovsk 408 n.
N asjonal Sam ling (Unión N acional, N oruega) 613 N iem ann, Joh an n 1015
N ovoukrainka 359
N asse, Albert 125, 127 n. N iem ann, Karl 958
1432
Niemeyer, C hristian 154 n. Nowy S a jz 225 n.
Niemóller, M artin 102, 1172 N S B (Partido N azi holandés) 641-642, 649
Nietzsche, Friedrich 50 n. N S D A P Véase Partido Nazi
N ikitchcnko, I. T. 1184 n., 1185 n. N S V (N ationalsozialistische Volkswohltahrt) 395 n.,
N iklas, Joh ann 705 457, 523, 764, 1051, 1061
N ikolaev (ciudad) 314, 396 n., 318 N urem berg 170, 175, 372, 507
N ikolaev (Gcncralbezirk) 379 Nurem berg, juicios 1179-1198, 1373-1375, 1376
Nikolai, H ellm uth von 484
N iksic, A n te 789 O bercm bt (M inisterio del Territorio, Protektorat)
N ím es 1157 168 n.
niños. Véase también herencia; escuelas Oberg, C arl-A lbrecht 218, 680, 702, 704 n., 707, 708
adopciones 738 n., 716 n „ 716, 720, 726 n „ 1225
asesinados 312, 342, 360, 427 n., 768, 963, 995, Oberhauser, Jo sef 969 n., 1225
1071, 1100-1101, 1194-1195 Oberlindober, H ans 109
capturados 407 ti., 541, 570 n., 673-674, 691, O berschlesische Bauunternehm ung W olfgang Dronke
711-715, 729-730 581 n.
em igración 887 Obstfclder, H ans von 368 n.
en cam pos 712, 791-792, 1071 O ceakov 882
en guetos 250, 251, 289, 570 n. O cultación
huérfanos, orfanatos y refugios 541, 552, 674, A lem ania y Austria 506
714, 726, 728-730, 823, 884, 926, 936 Bélgica 672-673
intercam bio propuesto por los alem anes 1248 Bielorrusia 405, 407, 416-417
M ischlinge 162, 180, 1 8 2-183,452 D inam arca 625
ocultos 713, 1281 Eslovaquia 813-814
raciones de alim entos 167, 503 Francia 698, 713, 729-730, 1159
transportes 654, 709-710, 712-715, 813, 1151 H ungría 933, 952
N isko 435 n. indem nización después de la guerra 1295
N itsche, Paul Italia 747-749
N iza 721, 723-724, 728 Países Bajos 656-657
no arios. Véase «judíos», definición; Mischlinge Polonia 536, 543, 546-547, 567, 1162
N ockerm ann, H einrich 302, 1047 n. Protektorat 1160
N o é 696 U cran ia 337, 408, 423
N oell (W V H A ) 961 O dessa 314, 315, 332-334, 410-412, 860, 1363
N ogués, C harles 693 O ’Dwyer, William 1251 n.
N om bres y cam bio de nom bres O els, A rnold 993 n.
de calles 103 O ertzen, von (adm inistración militar, Francia) 677
de em presas 106, 142-145 Oeschey, R udolf 1195 n.
personales 32, 49, 738, 845 Oever, D. J. J. van der 638 n.
N orden, A lbert 1314 O fficina de Servicios Estratégicos. Véase Estados
N orm andía 731 U nidos
N orm ann, H ans H. 612 n. O ficina C entral para la Em igración Ju día
N oruega 373, 444, 612-616, 992, 1024, 1164, 1368 (Zentralstellcn für jiidische A usw anderung) 199,
N osske, G ustav 308, 1225 639
N otz (Com ité de A rm as) 485 n. O ficina de Restitución U n ida (United Restitution
N ovak, Franz 447, 448, 451, 453, 611, 705, 810, 915, O ffice) 1311 n.
916 n., 9 2 3 ,9 2 9 , 1068 n.,1225 O heim b, Ulrich von 900 n.
N ováky 806, 813, 824 n. O herr (mayor) 597 n., 598 n.
N ovara 742 O hlenbusch, W ilhelm 211
N ovi Sad 903-905 O h lcn dorf O tto 1198
N ovom oskovsk 408 n. cam po de operaciones en la U R S S ocupada 310,
N ovoukrainka 359 326 n., 348-349, 376 n , 395 n „ 853 n.
1433
cargos 94, 302, 307, 308 O sterkam p, H erbert 296
destino 1185, 1193, 1194, 1225 O sterm ann, A n tón 1124 n.
O hnesorge, W ilhelm 72, 99, 517 n. O sterreich, Kurt von 368 n.
O K H (O berkom m ando des Heeres) 73, 295-297 O sterreichische C reditanstalt 107, 125 n., 1326 n.
O K L (O berkom m ando der Luftwaffe) 73, 295-297 O sterreichische Kontrollbank für Industrie und
O K M (Oberkom m ando der Kriegsmarine) 73, 295-297 H andel 142 n.
O K W (O berkom m ando der W ehrmacht) 73, 295-297 O sterwind, Heinz 112 n.
O lbricht, Friedrich 296 O sti (O stindustrie Gm bH ) 591-593, 595, 600
Olmer, David 698 O stlan d 378, 380, 382, 384-385, 387, 393-394, 398,
O lsen, Iver C. 1251 n. 418
O lshanka 327 O strava 115, 221, 435
O patów 108 O strow iec 594
O pole Lubelskie 280 O strowiecer H ochofen 594
O pole/O ppeln 308, 4 54 n., 484, 533, 981 O sw ald (teniente coronel) 351 n.
Oppenheimer, Alfred 663 Oswald, Alfons 245 n.
Oppenheimer, Karl 765 n. O tt, A d olf 308, 1225
O pperbeck, Jo sef 588 n., 962, 1020 Otter, barón G oran von 1064
O pperm ann, Ewald 379 O tto, H elm uth 248 n.
O radea 9 2 5 ,9 3 2 -9 3 3 , 936 n. O tto, Kurt 1002
Oranczyce 533 n. O U N (organización nacionalista ucraniana) 322
O ranienburg 1091 O verbeck, Joach im 667 n.
Oranjekrant 656 O vruch 1239
O rezeanu, T. C. (ferrocarriles rum anos) 883
O rganisation Todt Pabianice 275, 1047, 1049, 1050
Audinghen 671 pacientes m entales 346 n., 361, 364-365, 490-491,
Bor 900 681 n., 963-964, 990-995, 1037, 1100-1101
Francia 465, 673, 729 Padua 749 n.
Islas del C anal 695 Paeffgen, T h codor 303
Judíos de H ungría 900, 1032-1033 Paersch, Fritz 211, 255, 1225
Reich 465, 579, 1034 n. Pag, isla 792
Salón ica 772 Países Bajos
Sem lin 767 acontecim ientos durante la guerra 629-661,
U R S S (ocupada) 376, 407 n., 423, 863, 1118 n. 704-705
Varsovia 270 estadísticas 1164, 1368
O rganización de R estitución Su cesora Ju día (Jewish juicios por crím enes de guerra 1216, 1217, 1222,
R estitution Su ccessoi O rgan ization ), 1289 n., 1226, 1229
1290 n. Pálángcanu, N icolae 854
O rganización de Veteranos de G uerra Judíos Palciauskas, Kazis 377 n., 1208
(Reichsbund Jiidischer Frontsoldaten) 65 Palestina (m andato) 153-154, 156, 436, 846, 873-874,
O rlandini, G ustavo 717 878-879, 936, 952, 1235-1238, 1246 n., 1268
O rleáns 706, 713 n. Palfinger, A lexander 248, 273 n., 283 n „ 284
Orssich, Philip 669 n. Palitzsch, G erhard 997, 1005
Orzech, Maurycy 552 n. Palm (I. G. Farben) 1025
Osiander, W ilhelm 618 n., 640 n. Palssewsky, Eugen 779
O sijek 791-792 Pallmann (teniente) 409 n,
O slo 613, 615-616 Pamberg, B em h ard 665 n.
O S S . Véase O ficina de Servicios Estratégicos Panevézys 317
Osservatore Romano 748 Pantazi, C onstantin 848, 867 n.
O sten, Fritz-Wedig von der 329 n. Panzinger, Friedrich 302, 303 n., 369, 372, 404, 1225
O sten, von den (M inisterio de Arm am entos) 1032 Papen, Franz von 51, 754 n., 1185, 1187
Oster, H ans 296 Paraguay 725
1434
Parálisis 40 Pcters, Gerhard Frierich 984 ti., 987, 988, 989 n., 1206
París 676, 698, 699, 701, 705-710, 729-730, 732, Petersen, Walter 426 n.
1155, 1159-1 161 Petrachska (Sofía) 829 n.
París S'o¡r 1241 Petrenko, Vasily 1084 n.
Parma 751 n. Petrescu, §tefan 848
Parpart, Friedrich 518 n. Petrikau. Véase Piotkróvv Trybunalski
Partido Nazi Petrovgrado. Véase Grossbetscherek
arianizaciones 135-136 Petrovicescu, C onstan tin 845
C ancillería del Führer 75, 91, 993 Petrovs, Janis 1109 n.
Cancillería del Partido 75, 145, 171 n., 463, 514, Petschek, Ignaz 130
1122 Petschek, Ignaz empresas 127, 129-130, 132-133, 158 n.
D ivisión Política 48-49 Petschek, Julius em presas 127-130
O ficina de Investigación Familiar Petschek, Karl 131
(Reichssippenam t) 86 Pctzcl, Walter 204
organización 75 Peyrouton, M arcel 676, 694 n.
pogrom de 2938 55 Píannenstiel, W ilhelm 1075, 1225
program a y política 48-49, 81 -82 Pfannmüller, H erm ann 490 n.
Partov, Konstantin 828, 836 Pfcffer (Reichskom m issariat Países Bajos) 634 n.
Paschleben, W alter 772 Pfeifle (M inisterio de Justicia) 402
Passerm ann Füllfedcr-Raparatur, Sosnow iec 278 n. Pfundtner, H ans 78, 72, 81, 96 n., 97 n., 99, 101 n.,
Patrás 784 110 n., 137 n „ 171 n „ 173 n „ 189, 438 n., 1225
Pátrájcanu, Lucrejiu 1214, 1219 Phillips (em presa) 632, 642
Patronka 813 Piacenza 751 n.
Patzer (M inisterio de Finanzas) 93-94, 732 n., 1059 n. Piazza, cardenal A deato 749
Paulsen (Hauptkom m issar, Minsk) 426 n. Picasso, Pablo 1158
Pausch, W alter 879 Picot, Werner 609, 610 n.
Pavelic, A nte 789, 793, 1225 Pichier (Kriegsverwaltungsrat, Bélgica) 668
Pavlovgrado 408 n. Pieckenbrock, H ans 296
Pavolini, A lessandro 749 Piéche, G iuseppe 796
Pazicky, A ndreas 813 Pietzsch, A lbert 74
Peciora (cam po) 864 Pifrader. Véase Acham er-Pifrader
Peck, D avid 1196, 1197 n. P in sk 3 1 5 , 359, 390, 4 2 5 ,4 2 8
Pechersky, A lexander 1015 Pío XI 736, 1128
Pegler, H onrad 459 Pío XII 513 n., 745-748, 910, 1244
Pehle, Joh n 1248, 1251, 1253, 1257, 1258 n. Pionki 595, 597
Peicher, Karl 537 Piorkowski, A lex 1004 n.
Pell, H erbert 1253 n. Piotrków-Trybunalski 231, 258 n., 1143 n., 1158 n.
Pemsel, M ax 758, 763 n., 1225 Pirath, Wilhelm 981
Pensiones Pireo 784
de la burocracia y el ejército alem anes 1201 Pirot 838 n.
de las víctim as judías 99, 104, 517 Pisk, A rthur 651
Perlasca, Giorgio 951 Pithiviers 696, 705, 709
Pcrlzweig, M aurice L. 1249 Pituley, Volodimir 531 n.
Permisos de conducir 185 Plan C uatrienal, O ficina del 74, 94, 120, 127 n., 130,
Pcrnutz (Kreishauptm annchaft Tarnów) 536 n. 260, 3 9 1 ,4 5 9 , 463, 1135
Perros 996, 1001, 1012 Plank, W ilhelm 564
Persterer, A lois 308, 349 Plaszów 274, 588, 598 n „ 1085
Peshev, Dim itar 838 Píate, Roderich 1351 n.
Pétain, H enri Philippe 675, 676, 682, 688 n., 690, Platón, C harles 688 n.
694 n „ 698 n „ 711 n „ 716, 726 Pleiger, Paul 74, 93, 118, 120, 122 n , 123 n „ 130,
Peter, Johann 509 n. 484, 920 n „ 1225
1435
Pleske (Grodno) 538 n. H ungría 923, 940
Plodeck, O skar Friedrich 260 Italia 746, 752
Ploetz, A chim 302, 797 n. Países Bajos 639, 654-655
Ploetz, Dietrich von 1124 n. Polonia 217-219, 240, 244, 528, 532, 544,
Ploie§ti 840, 847 565-566
Plovdiv 838 Reich 186, 498, 508
Poalei Zion (organización sindical sionista) 584, 557 Serbia 759, 769
n „ 559 U R S S (ocupada) 320, 329, 362, 404-405,
Poalei Zion Z. S. (organización sindical sionista) 557 413-415, 4 2 5 ,4 2 6 n „ 1239
n „ 559 danesa 625-626
Podul Ioaiei 851 de etnia alem ana 276, 343, 531, 812, 1363
pogromos eslovaca 804, 812
com o concepto 337-339 estonia 407
distrito de Byalystok 339-340 holandesa 647, 654-655
Galitzia 339 francesa 707, 709, 722, 726, 728
Lctonia 339 griega 783
Lituania 338 húngara 922-924, 939-941, 949
m edievales 30 italiana 723, 749-750
noviembre de 1938 54-63 judía
Países Bajos 641-642 Berlín y Viena 497, 500, 505
política 337-338, 719 Eslovaquia 808
Rum ania 847, 850 Francia (Drancy) 726
Pohl, Oswald Polonia y U R S S ocupadas 244, 250, 252-253,
arianizaciones 111 n., 920 383, 415 n., 550-551, 553-556, 570, 580,
cam pos 651 n., 972 n., 1007, 1012 n., 1013, 1020 597 n.
n., 1029-1030, 1033, 1088 Países B ajos (Westerbork) 651-652, 655
cargo 215, 920, 957-958, 961 Salón ica 776
confiscaciones 1048, 1050 n., 1052, 1054 n., Transnistria 863
1056-1058 letona 317 n „ 342, 351, 405 n., 425, 532, 551
corrupción 1004 lituana 340-342, 405 n., 413, 864 n., 1001 n.,
destino 1185, 1226 11 1 8 ,1 1 3 4
experim entos m édicos 1037 n., 1040, 1042, noruega 615
1043 n. polaca 217, 244, 531, 564
gueto de Varsovia 566 n., 590 serbia 759
utilización de trabajadores 495 n., 584 n., 588 n., ucraniana 217, 342, 406, 531-532, 542 n., 564,
590, 592 n., 1016, 1029-1033, 1162 n. 596, 1103
Pohlc, Walter 112 n. pólizas y pagos de seguros 516-517, 518, 658,
Poitevin, Jean 412 n., 856 n., 857 n. 1297-1298, 1326-1330
Pokorny, A d olf 1039, 1226 Polonia 206-207, 224, 233-237, 276 n., 580
Polacos 243-245, 264, 337 n., 340, 536-537, 546, 565, Polonia. Véase también polacos
567, 573-576, 963 n., 1026, 1038, 1103-1104, estadísticas de población 153, 1155, 1164, 1282,
1158, 1162 1354-1357, 1368
Polensky & Zóllner (em presa) 1034 gobierno de 433-434, 1200, 1208, 1253 n.
Policía. Véase también Einsatzgruppen; y el nombre de juicios de posguerra 1200, 1208, 1212, 121.3,
los distintos oficiales 1216, 1217, 1218, 1223, 1224, 1229, 1230, 1231
alem ana (de Seguridad) 177, 199, 216-219, 299, sucesos durante la guerra 202-292, 527-600, 704
639 Poltava 315, 318 n., 1101
alem ana (del O rden) Pollack, Isidor 108
D inam arca 622 Pomscr (O K H ) 719 n.
Francia 707, 720 Poniatowa 588, 589, 593, 595, 970
G recia 783 Pool, D eSola. Véase D eSo la Pool, D avid
1436
Pool, H erm ann 1194, 1226 Protektorat 191, 466, 478, 512, 1236. Véase también
Popa, A lexandru 848 C hecoslovaquia; Praga
Popcscu (gendarm ería rum ana) 411 n. Pruzinsky, M ikulas 800
Popescu, Christodor 864 n. Prüfer, C urt (em bajador) 608, 880 n.
Popescu, Dum itru 848, 886 Prüfer, Franz W ilhelm 192 n., 501-504, 525
Popescu, Ion 872 n. Priifér, Kurt (em presa Topf) 976 n., 980
Popitz, Johannes 96 Prusia 96-97, 185, 202. Véase también Prusia O riental
Popov, Ivan V iadim ir 828, 831-833, 836 Prusia O riental 530, 990
Popovici, Traían 858 Prützmann, H ans A dolf 320, 323, 343 n., 398, 404 n.,
Portugal 486, 952, 1308 428 n., 568, 1054 n., 1226, 1358 n.
Posen. Véase Poznañ Prytz, Frederik 61 5 n.
Posse, H ans (experto en arte) 658 Przcmysl 315, 391, 538, 583 n.
Posse, H ans (M inisterio de Econom ía) 94, 130-1 31 Przemys lany 1304 n.
Possehl, L. & Co. 112 Ptilawy 225 n., 273, 1099
Potopeanu, Gheorghe 849 Pucheu, Pierre 676, 688 n., 694 n., 698 n.
Poznañ 204, 205, 260, 1051, 1107 n. Pugliese, Em anuele 739
Pozner, C haim 1240 Puhl, Emil Johann 72, 1057-1058, 1060, 1123, 1226
PPR (Polska Partija Robotnicza) 548, 557, 558 Puk, M irko 789
PPS (Polska Partija Socjalistyczna) 548 n. Pulitzer, Joseph 1189
Pradcl, Friedrich 366 n., 768 n., 769 n., 1226 Pulverfabrik Pionki 595, 596 n., 598
Praga 185-186, 199, 221, 230, 435, 497-498, 511, 522 Pulverfabrik Skodawerke-W etzler A . G. 107
Prager, Alfred 1293 n. Pulz, Jo se f 112 n.
Prebichl (m ontaña) 1086 Puskas, Stefan 815
Preckwinkel, H einrich 1358 n. Puttkammer, Alfred von 321 n.
Preiss, jaroslav 116 Pütz, G eorg 466n-467 n.
Prelle, Kurt 110 Pütz, Karl 425 n.
Prentzel (fideicomisario de I. G. Farben) 158 n. P uy-de-Dom e 695 n.
President’s Com m ission on the H olocaust (Com isión Pyatigorsk 1362
Presidental sobre el H olocausto) 1169, 1177 Pytal, Stanislaus 247 n.
presos carcelarios 494-495
Pressov 1257 Q uassow ski, Leo 78, 144 n.
Pretzsch 306, 311 Q uem er, Rudolf 424 n., 1126 n.
Preusch, H erm ann 460, 463 Quisling, Vidkun 603, 616
Preussische Staatsm íinze 1057
Preysing, K onrad von 513 n., 1244 n. R aab, Julius 1171 n., 1219
Preziosi, G iovanni 736 R aabe, H ans 120
Pribuzhye. Vease A cm ecetca Rab, isla 796
Prienai 341 n. Rabe, Karl 308
Prietzel, Kurt 302, 958, 961 Rabeneck, Friedrich 962, 1020
Priluki 408 Rabsch (Luxem burgo) 664 n.
Pripíat, pantanos 321 R acism o 39, 80-82
prisioneros de guerra (judíos) 366-373, 691-692, Racziñski, Edward 1177 n.
1365n-1366 n. Radem acher (administración militar, Francia) 677, 679
Prístina 784 Radem acher, Franz
Probst, C hristoph 513 n. Bélgica 672 n.
procedim ientos judiciales. Véase también juicios por Bulgaria 836 n.
crím enes de guerra cargo 607, 608
civiles 29, 78-79, 104, 165, 185, 493-495, 1121 C roacia 793 n.
penales 62-63, 159, 174-177, 491-496, 528, destino 1203, 1226
1158 n. D inam arca 618
Proskauer, Joseph 1247, 1249, 1266-1267 Eslovaquia 805, 808, 810 n.
1437
Francia 685 n., 702 Rauter, H anns Albin 630, 638 n., 639, 642, 647,
Grecia 781 649-650, 1226
H ungría 907 n. R ávcna 751 n.
Italia 738 n., 741 n. Ravensbrück 159 n., 1038, 1041, 1042 n., 1051, 1053,
Liecluenstein 1098 n. 1061, 1084-1085
M adagascar, plan 435 n.-436 n. Rawa Ruska 533, 536, 544, 1065, 1251
Países Bajos 633 n., 644-645 Raw ack & Grünfcld 110 n., 112
Rum ania 854 n., 876, 879 Reagan, Ronald 1174
Serbia 761, 767 Rcccbédon 696
«solución final» 459 n., 461 n., 481 n. R eckm ann, Richard. Véase Richard Reckm ann,
vivienda 521 n. (empresa)
Rademacher, H ellm uth 94 Reder, Rudolf 107 ln - 1072 n.
Radetzky, W aldcm ar 1226 Rediess, W ilhelm 216, 614, 992 n.
Radom (cam po de trabajo) 588, 592, 593 n., 594 Reeder, Eggert 666, 672,1226
Radom (ciudad) 225, 241 n., 537, 1155 Regensburg 31
Radom (distrito) 212, 218, 530, 991 Reggio NeU’Em ilia 751 n.
Radomysd 343 n., 361 registro, inscripción en. Véase también, identificación
Rádulescu (coronel rum ano) 882 (tarjetas); listas
Radzins, N ikolai 396 n. personas 319, 376, 387, 639, 672, 683, 738, 782,
Radzyñ 232, 1143 n. 872, 1012, 1349
Raeder, Erich 73, 296, 1185, 1187 propiedades 134, 139-140, 261, 385, 400, 523,
Rahm , Karl 477, 1089,1091, 1226 682, 790, 804, 918
Rahn, Rudolf rehenes 275, 329, 488-489, 701 n., 701, 752, 76.3,
destino 1091, 1226 766-767, 775. Véase también represalias
Francia 679, 710, 718-719 Reichardr, Konrad 510 n.
Huirgría 947 Reichart, Georg 344 n.
Italia 611, 742-743, 746, 750 Reichenau, W alter von 321, 351, 370, 1227
Túnez 611 Reichert, Leo 525 n.
Raincr, Fritz 603, 743 Reichlcitner, Franz 994, 1080
Rajakow itsch, Erich 519 n., 646 n. Reichsbank 53, 659, 1053-1054, 1057-1059, 1061
Rail (W V H A ) 961 Reichskreditgesellschaft 634
Rang, Fritz 303 Reichskulturkam m er 102
Ranncr, Sebastian 663 n. Reichsrechnungshof 1057, 1059 n.
Raphael, Morris (¿M aurice?) 773 n. Reichsvereinigung der Juden in D eutschland Véase
Rapp, A lbert 308, 1226 C onsejos judíos (Alem ania)
Rasch, O tto 308, 312, 357, 404, 1226 Reichsvverke A . G. fiir Erzbergbau und Eisenhütten
Rasche, Karl 112 n., 116, 120-121, 123 n., 124-125, «H erm ann G oring». Véase Industrias H erm ann
129 n., 132 n „ 389 n „ 633 n , 636 n., 1193, 1226 Goring
Rascher, Sigm und 1037 n., 1038-1039, 1226 Reimer, Georg 648 n.
Raschwitz, W ilhelm 370 Reinebeck, O tto 609, 824 n.
Raseiniai 317 Rcinecke (M inisterio de Econom ía) 135 n., 162 n.
Rath, Ernst vom 55, 57 n., 147, 162, 1129 Reinecke (Sturm hannführer) 586
Rathenau, W alrhcr 1170 Reinecke, H erm ann 296, 367, 369, 371, 373, 1195 n.,
Rathje, H ans Ulrich 249 1227
Ratvang 945 Reinhard, G u stav H elm uth 614, 616
Rarz, Paul 1194 Reinhardt, Fritz 62 n., 72, 94, 137-138, 146, 162 n.,
Rau, W'erner 449, 778 n. 163 n., 188 n.
R auca, H elm ut 1209 n. Reinhardt, H ans 327, 1227
Raudies, H erbert 463 Reinhold, Paul 1027
Rauff, W alter 302, 303, 366 n., 718, 743, 769 n., 1226 Reino U nido. Véase Gran Bretaña
Rausch, Giinter 308 Reischauer, H erbert 402, 459
1438
Reivytis, V itautas 341 n. Dinam arca 619 n., 621, 622 n., 623, 625
Rciwinkcl K. G. 633, 636 n. Einsatzgruppen 607
Rekowsky[i], C ari 913, 920 Eslovaquia 799 n., 821, 824
Remény-Schnellcr, Lajos 912 Francia 679, 685, 697, 716, 720 n., 722, 732 n.
Rendel, sir George 1273, 1308 Grecia 771 n., 781
Rendulic, Lothar 757, 1227 Hungría 889, 906, 908-910, 920, 937 n.. 938 n.,
Renteln, T h eodor A drián von 109, 378, 383, 423 n. 943-945, 949, 951 n., 1130 n.
Renten, W alter Heinrich 302, 303 intercam bio de judíos por alem anes 1248 n.
Renthe-Fink, C ecil von 618 Italia 741, 746, 750, 1128
Rentsch (capitán, Serbia) 759 n. judíos extranjeros 140, 433 n., 487 n.
Reparaciones 1288-1290 n., 1307-1316 N oruega 618
Represalias 332-334, 339, 642, 700-701, 752, 760. política de em igración 157, 435 n.
Véase también Rehenes Rum ania 873 n., 875, 880 n., 886
Rescate en dinero 42, 1 15-118,637-638, 771,823-824, Serbia 761
936-939, 1259-1265 Ribiére, M arcel 721
resistencia (judía) Ricci, R enato 748
com o estrategia 40-41, 553-557, 596, 1010, Rickert (adjunto del Rcichstag) 36
1140-1141, 1146-1147 Rickmers (DAF, Frente del Trabajo A lem án) 248
incidentes Richard Reckm ann (empresa) 983
en cam pos 596 n., 824 n., 1014-1015, 1073, Richer, Wolfgang 123 n.
1082 Richert, A r v id 6 1 7 , 624, 643
en guetos 417-420, 556-565, 568-569 Richter (Sudetes) 124
en unidades partisanas 408 n., 416-417, 419, Richter, Alfred 268 n.
546-547, 798, 823-824 Richter, Erich 534, 1227
individuales o en pequeños grupos 348 n., Richter, G u stav 611, 851 n., 860 n., 865 n., 870,
488-489, 506, 642, 672 871 n., 874, 876, 878 n „ 886, 1227
Resnais, A lain 1177 n. Richter, Heinz 302, 308
Restitución 1284-1290, 1317-1330 Richter, Werner Ludvvig Wilhelm 6 36 n.
Reuss, A lexandru 848 Richrhoten, H crbert von 828 n.
Reuter, Fritz 968 Riecke, H ans Joachim 95, 168 n., 189, 466 n.
Reveillon (empresa) 636 Riedel, W. und Soh n (em presa) 979
revisionistas (sionistas nacionalistas) 419, 548, 551, 552 Riege, Paul 218
n., 557, 558. Véase también Irgun Zwai Leumi; ZZN Riegner, G erhart 1241, 1245, 1257 n.
Rexroth, Ernst Ludwig 78 Riehle, Joachim 94
Rezekne 351 Rienecker, G eorg 633 n., 634 n.
Rezina 857 Riga
Rhallis, Joannis 776 com o destino de los transportes 384-385, 441,
Rhein (alm irante) 579 n. 509 n., 965
Rheinlander, Paul 120, 484 n. confiscaciones 396, 399-400
Rheinland-Pfalz 1291 n. m atanzas 315, 316, 323, 339, 386
Rheinm etall Borsig 633, 1303 población 314, 1156, 1157
Rheinthaler, A n tón Friedrich 95 resistencia 418
Ribbe, Friedrich W ilhelm 248, 532 n „ 536 n., 1050 n., utilización de trabajadores 393 n., 394
1077 Riisnaes, Sverre 615 n.
Ribbentrop, Joachim Rindfleisch, H einrich 1010
agregados policiales 828 n. Ringelblum , Em m anuel 548, 556
arianizaciones 135 n „ 140 Ringelm ann, Richard 1292
Bulgaria 832-835, 839 Rinn, H ans W 633 n., 662 n.
cargo 72, 604, 607 Rinsche (m édico militar) 412
Croacia 788 n., 795 Rintelen, Emil von 384, 608, 732 n., 796 n., 834 n.,
destino 1185, 1186 n., 1187, 1 1 8 9 n ., 1227 874 n., 1129 n., 1227
1439
Rio§anu, A lexandru 849 N oruega 613 n.
Ritter, Karl vivienda 182 n.
cargos 608 Roscnheim , Jacob 1257 n.
C roacia 796 Rosenkranz, David 867 n., 871
D inam arca 622 n. Roscnm an, Sam uel 1178
destino 1227 R osenthál, Ernst 472 n.
Francia 701 n., 702 n., 721 n. Rosenthal, Moritz 197 n.
H ungría 893 n., 923 n., 929 n., 932 n.-933 n., R osenthál, Philipp 143
935 n „ 938 n., 941 n., 943 n., 1130 n „ 1265 Rosenrhal-Porzellan A . G. 143
Riva 742 n. Rósler, Karl 352-353
Rivesaltes 696 Rosler, Oswald 112 n.
Rizescu, H ariton 848 Rossbach, M artin 1027
R oatta, M ario 795 Rossum , Fritz 564, 1207, 1227
Robert Koch Institute 988, 1036 R ostoki 858 n.
Robert Koehler (em presa) 979 Rostov 314, 1362
Robcrts, F. J. (Gobierno M ilitar estadounidense) Roth, Emil 939
1059 n. Roth, Erich 302
Rocco, Carm ine 713 Rothaug, O sw ald 176-177, 492, 1195 n „ 1227
Rochling, H erm ann 74 Rothcnberg, Franz 108
Rodas 784, 786-787 Rothenberger, Kurt 72, 78, 494, 1227
Ródiger, C onrad 188, 608 Róthke, Heinz 611, 680, 699 n., 706 n.-709, 712,
Rodíger, G ustav 188 n., 609 717 n „ 724, 725-726 n „ 727, 1227
Rodler, Erich 332n-333 n., 1363 n. Rothm und, H einrich 187
Roey, cardenal Joseph -E m st 671 Rothschild, A lphons 115-116
R ogachev 312 n. Rorhschild, barón Eugene 116-117, 121
Rohde (em presa de Flick) 110 n. Rothschild, barón Louis 115, 118, 121
Rohden (Sonderführer) 698 n. Rothschild, Edouard 687
Rohm , Ernst 51, 215 n. Rothschild, em presas 107, 115-122, 685 n.
Róhmer, Georg 810 Rothschild, Sigm und 498
Rokiskis 317 Rotm ann, Wolfgang 110 n.
R om a 27-28, 740, 742-748, 751-752, 1155, 1160 R otta, A n gelo 811, 930
Róm er (Ministerio de Econom ía) 1024 Rovno 315, 323, 348, 1359
Rom m el, Erwin 718 Równe. Véase Rovno
Rooscvelt, Franklin D elano 826, 1145, 1179, 1181, R S H A (R eichssicherheitshauptam t) 215-216,
1 2 4 3,1250-1251 299-306, 447-448, 611. Véase también
Roques, Karl von 319 n., 321 n., 328 n., 368 n., 382 Einsatzgruppen y Einsatzkom m andos; Policía (de
n., 393 n „ 396 n., 1227 Seguridad alem ana)
Rosé, A lm a 1010 n. Rúan 705-706
Rose, Gerhard 988, 1227 Ruanda 1339-1342
R osenbaum (Krupp) 5 80 n. Ruberg, Bernhard 64 n.
Rosenberg, Alfred Rübcsam en, Friedrich-W ilhelm 329 n.
actividades propagandísticas 1127 n. Rublee, G eorge 1128
cargos 72, 75, 377-378, 389 Rückerl, A dalbert 1207
confiscaciones en la U R S S ocupada 398, 400 n. Rudensk 1134
d eportaciones a la U R S S ocupad a 384, 527, 700, Rudniki (bosque) 419
965 n. R udolf Karstadt A. G. 106 n.
destino 1185, 1187, 1189 n „ 1227 Ruehl, Félix 1227
Einsatzstab 524, 660, 669, 732 Rum ania. Véase también Transnistria
m atanzas 414, 418 n., acontecim ientos 841-887, 943, 946
m em orando de Wetzel 965 n. estadísticas 843-844, 851-852, 856, 857, 1164,
M insk 388 1282, 1368
1440
gitanos 1 1 0 9 4 1 1 0 S A 50, 51, 55, 108, 109, 215 n., 498, 955
huida de H ungría 933 Saager, G erhard 667 n.
indem nización y restitución 1284-1285, 1290 n., ’s-H ertogenbosch 650, 652 n. Véase también Vught
1304, 1315-1317, 1325 Sabac (campo) 761-762
intento de rescate de los judíos 1246 n. Sach s (Veteranos de G uerra Judíos, Viena) 472 n.,
judíos rum anos en A lem ania y Francia 486, 704, 475 n., 476
872-873 Sachsenhauscn 56 n., 489, 1004, 1045, 1084-1086
juicios por crím enes de guerra 1211, 1214, 1219 Sadism o 203-205, 421, 427, 1002-1004, 1117
m atanzas en la U R S S ocupada 331-335, 354 Sagalowitz, Benjam ín 1241
m igración después de la guerra 1279 Sajorna 96 n.
protestas de los rum anos 873, 905 Sakiai 338, 341 n.
Rum ania y Transnistria 850 n.., 858, 867 n.., Salam ander A . G. 1224
869 n.., 869-871 salarios 159-161, 258, 272-277, 383, 394-395, 805.
Rumkowski, Clvaim 235, 248, 280, 570 n., 572, 1077 Véase también trabajo
rumores al respecto 1123 Salaspils (campo) 385, 394
rumores e inform aciones clandestinas en Salat (policía, Viena) 508 n.
Bélgica 673 Salerno (cam po) 740
C roacia 794 Saliége, Jules G érard 713 n.
Eslovaquia 811-812, 819-821 Salin, Edgar 1240
Finlandia 613 n. Salitter, Paul 509 n.
Francia 726 Salm uth, H ans von 356 n., 1228
H ungría 766 n., 906, 914, 934-935, 940-941 Salón ica 604, 611, 770-780, 1152, 1156
Italia 745, 748, 753-754 Salpeter, W alter 958, 961, 962
países aliados 317, 1238-1245, 1251-1254 Salzwedel 34 n.
Países Bajos 646, 655-657, 1068-1069 Sam bol, W olf 544
Polonia 339, 540-542, 545-546, 548-550, 569-570, Sam bor 1162
575-576, 1065, 1068-1069 Sam m ern-Frankenegg, Ferdinand von 218, 553 n.,
Reich 500-501, 513-514, 1068-1069, 1122 562, 591, 600 n., 1048 n., 1096 n., 1228
Rodas 787 Santos 786
Rum ania 875 Sam uel, M axim ilian 1044
Theresienstadt 1151 San Briz, A ngel 951
U R S S (ocupada) 350-352 San Sabba 754
Rundstedt, Karl von 351, 356 n., 720, 721 n., 1199, Sandberger, M artin 308, 1228
1227 Sander, H einrich 983 n.
Rusch, Paul 1171 n. Sandomierz 586 n.
Ruse (ciudad) 838 San ok 536 n.
R u S H A (Rassc- und Siedlungshauptam t, D irección San to, C am ill 1027
general de la Raza y el R easentam iento) 216, Sapieha, A dam 574 n., 576 n.
640 n „ 1052, 1056, 1061 saqueo 30-31, 55-56, 60, 62-63, 396, 537', 599, 778,
Rusia B lan ca 313, 329, 378, 394, 414-415, 417-418, 859-860, 1080, 1161
421, 429 íjaraga, Fred 861 n., 880, 1363 n.
rusos 336, 1103 Sarajevo 790
rusos blancos 350, 371, 413 Sarre 96 n., 185, 681, 696
Russenheim (Cancillería del Reich) 732 n. Sarter, A d o lf 450
Rust, Bernhard 52, 72, 199, 1228 Sattler, Bruno 768
Rutkowska, G enow efa 1158 n. Sauckel, Fritz 74, 130, 167, 483, 578, 705, 1023, 1115
Rutkowski, W fadisiaw 1158 n. n., 1185, 1187, 1228
Ryan, A lian 1209 Saur, H elm ut 426 n., 1033
Rybnitsa 857 Saur, O tto K . 1029-1030
Rzeszów 579 n., 594, 1158 n. Saurm ann, Friedrich 241 n., 245
Scavenius, H arald Eric von 618
1441
Sch ach t, H jaim ar 53-54, 72, 94, 156-157, 432, cargo 72, 78
1186-1187, 1228 destino 1195 n „ 1228
Schafer (Kreishauptm ann, Busko) 225 n. matrimonios m ixtos 468
Schafer, Em anuel 759, 768-769, 769 n., 1206, 1228 M ischlinge 462
Schafer, Ernst 78 pasaportes 188 n.
Schafer, Johannes 240, 248, 261 n., 263 n. pogrom de /938 62 n.
Schafer, Osw ald 308 procedim ientos judiciales 492-494
Schaffer, Eritz 1311 «solución final» 441 n.
Schapira (señorita, Veteranos de G uerra Judíos, y abogados judíos 137
Viena) 472 n. Schleicher, Robert 386 n.
Schapira, David 472 n., 475 n. Schlcicr, R udolf 679, 685 n., 688, 696n-697 n., 702,
Scharrer, Franz 534, 810 703 n., 712 n., 716 n., 720 n., 725 n., 732 n.
Schatzhcrger (Veteranos de G uerra Judíos, Viena) Schleif, Flans 961
472 n., 475 n., 475, 476 Schlem pp, W alter 1033
Schaub, Julius 177 n. Schlesinger, Kurt 651-652, 656
Schaum burg, Ernst 677-678 Schleswig-Holstein 1215, 1232
Sch ccr (Policía del O rden, A lta Silesia) 223 n. Schlicp, M artin 609
Scheide, R udolf 961, 1013, 1228 Schlitter, O skar 609
Scheídcm ann, Karl Friedrich 126 n. Schlotterer, G ustav 667 n.
Schelp, Fritz 449, 1228 Schlum precht, Karl 632 n.
Schcllcnberg, W alter 216 n., 303, 305 n., 306, 310, Schliiter (M inisterio de Finanzas) 511 n., 517 n.,
439 n., 779 n., 790 n., 835, 1193, 1228 523 n., 524 n.
Schcllin, Erich 591, 1061 Schlüter, Ernst 212
Schem m el, Alfred 1001 Schlüter, W alter 511 n., 517 n., 523 n., 524 n.
Schcm m crl (com andante de Treblinka) 994 Schmalz, O tto 663 n.
Schenk (W V H A ) 961 Schm auser, Ernst H einrich 216, 579, 974, 1014, 1083
Schcnkcndorff, M ax von 329 n. Schm elt, A lbrecht 273-274, 579
Schepm ann, W ilhelm 75 Schmelter, Fritz 1033-1034, 1228
Schcring A . G. 633 Schm id (Stadthauptm ann, C racovia) 223-224, 271 n.
Schermer, M artin 372 n. Schm id, C ario 1197n
Schcm er, Julián 218, 582 n., 1001 n. Schm id, Jon ath an 677-678, 685
Scheuer (Com ité de M uniciones) 485 n. Schm id, Jo sef 223-224, 271 n.
Schickert, Klaus 1127 n. Schm id, T hcodor 455 n., 534, 535n 1228
Schicketanz, R udolf 112 n „ 124 Schm id-Burgh (M inisterio de Propaganda) 460, 463
Schieber, W alter L. 1029, 1030 Schm idt & M ünsterm ann, Tiefbaugesellschaft Gm bFl
Schiedermair, R olf 199 267, 967
Schiffer (Eódz) 239 n., 248, 280 n. Schm idt (Einsatzgruppe C) 308
Schiffer, A ugust 280 n., 370 Schm idt, Friedrich (distrito de Lublin) 212
Schilling, János 929 (Schm idt, Fricdrich (Einsatzgruppen) 308
Schillinger, Jo sef 1073 n. Schm idt, H elm ut 91 n.
Schim ana, W alter 782, 1228 Schm idt, Paul Karl 609, 821, 941-942, 1132, 1228
Schim ke (M inisterio de A sun tos Exteriores) 162 n. Schm idt, Paul O tto 608, 799 n., 908
Schindhelm , H ans-G erhard 308 Schm idt, W aldemar. Véase W aldem ar Schm idt
Schindler, M ax 213, 5 60 n „ 582, 588, 593 n., 598 n. (em presa)
Schiper, Izak. Véase Sziper, Izak Schm idt, W alter 1302 n.
Schirach, Baldur von 227, 520, 1124-1125, 1186-1187, Schm idtke, Fritz 686 n.
1228 Schm idt-Klevenow , Kurt 89
Schlageter, Leo 998 Schm idt-Leonhardt, Elans 143 n.
Schlegelberger, Franz Schm idt-Rohr (interesado por las obras de M anfred
arianizaciones en Franconia 141 Weiss) 920 n.
boicot 110 n. Schm idt von A ltenstadt, H ans Georg 320 n., 904 n.
1442
Schm igc, Fritz 212, 1143 n. Schuler, Erwin 1005
Schm itt, Walter 215, 1004 n. Schulte, Eduard 1240
Schm iti, Flerm atm 1022, 1228 Schulte-M im berg (industrias de Stalowa-W ola) 596 n.
Schmolz (mayor) 596 n. Schulte-N oelle, H enning 1 327
Schm orell, A lexandcr 513 Schulte-W isserm ann, Fritz 279 n.
Schm undt, H ubert 579 n. Schultheiss Brauerei 667
Schm undt, R udolf 296 Schultz & C o., Gm bH 278, 553 n „ 561, 595
Schnabel (em presas Rothschild) 116 Schultz (Staatsrat, Hamburgo) 98 n.
Schneider (O ficina de Econom ía, W icsbaden) 482 n. Schultz, Johann es 450
Schneider, Christian 1025 Schultz, W alther 193 n.
Schneider, J. und C. A. (empresa) 1 58 n. Schultze, G ünther 1041
Schneider, Tilo 961 Schultze-Schlurius, Karl-Gisbert 668 n., 829 n.
Schnell, Paul 449, 453, 623, 706 n. Schulz, Erwin 302, 308, 312, 1229
Schneller, O tto 78 Schulz, Franz 302
Schniewindt, O tro 73, 296 Schulz, Paul 308
Schniewindt, R udolf 352 Schulze, Richard 302
Schnitzler, Georg von 108 n., 1023-1024, 1229 Schulze-Fielitz, G ünther 72
Schobert, Eugen Ritter von 356 n., 853 n., 1229 Schum ann, H orst 1043, 1229
Scholtz, Robert 732 n. Schumburg, H ans-Em il 608
Scholz (oficina del Regicrunsprasident, Katowice) Schürniann, Kurt 685 n.
981 n. Schwalb, N ath an 1254
Scholl, H ans 513 Schw andt (Ministerio de Finanzas) 94
Scholl, Sophie 513 n. Schwarcz, Heinrich. Véase Schwartz, H einrich
Schón, W aldem ar 242, 248, 256 Schwartz (capitán) 1031 n.
Schonberg, Fritz 611, 772 n., 779, 1143 n, Schwartz, Heinrich 806
Schónbrunn (em presa) 967 Schwarz & C o 590, 593 n.
Schóne, H einrich 379 Schwarz (O rganización Exterior del Partido Nazi)
Schóngarth, Karl Eberhard 218, 319, 443, 527, 638, 632 n.
639, 1229 Schwarz, Franz Xaver 75, 216 n.
Schóppe, Karl 564 Schwarz, H einrich 999, 1017, 1031, 1252
Schornstein (Veteranos de G uerra Judíos, Viena) 472 Schwarzheide 1086
n., 475 n. Schwarzhuber, Joh an n 999
Schram m , H elm ut 1131 Schwarzmann, H ans 685 n.
Schreiber, W alter 988, 1036, 1229 Schweblin, Jacqu es 675, 677
Schrenk, H ans 507 Schweder, Alfred 302
Schriever & C o 1077 Schwedler, H ans 218
Schroder (Reichskotnm issariat Países Bajos) 636 n., Schwefelberg, A m old 871
637 n „ 639 Schw einoch, Werner 1229
Schroder, Gerhard 1330 Sdolbunow 425 n.
Schroder, H ans 608, 732 n., 877 Sebestycn, A rpad 806, 812-813
Schroder, Johannes 685 n. secreto 349-350, 395 n., 502-503, 710, 714, 1052,
Schroder, Kurt Freiherr von 920 1060-1063. Véase también rumores
Schroder, Ludwig von 757-758 Secureni 856-857
Schroder, O skar 1229 Sedivy (pastor) 815
Schróter (Sonderführcr) 345 n. Seebohm (empresas) 133
Schu, H ans 272 Secl, H ans 81, 96-97
Schubert, Heinz H crm ann 349, 1229 Seetzen, Heinz 308, 327 n., 331
Schubert, W ilhelm 389, 391 Segelken (M inisterio de Justicia) 79
Schuh- und Lederfabrik A . G., C hm elnek 1108 Segnitz, Konrad. Véase Baugeschaft Konrad Segnitz
Schüle, Edwin 1207 Seibert, W ilhelm 302, 337 n., 360 n „ 1229
Schulenburg (Ministerio de A lim entación) 95 Seidel (M inisterio de Finanzas) 166 n.
1443
Seidl, Alfred 1172 Siena 748
Seidl, Sieggried 477, 611, 915, 1229 Sieradz 1051 n.
Seifcrt, Franz 1047, 1050, 1061 Sicvers, W olíram 1045, 1046 n. 1229
Seiler, Irene 175, 177 Siewers (Iglesia luterana) 193 n.
Seldte, Franz 72, 95, 159, 160 n. Sighet 925, 1161
Seletzky, Bruno 158 n. Siklos 923 n.
Seligsohn, J ulius 200 Silberschein, A d olf 813 n., 1150 n., 1242 n.
Selzner, Klaus 379 Silesia 209. Véase también A lta Silesia
Selle, Flerbert 3 29 n., Silim bani, G iacom o 719 n.
Sem lin 767-768, 789 Silverm an, Sydney 1176, 1241
Senkowsky, H erm ann 211 Sillich, Kurt 534
Senulis, Stasys 398 Sim a, H oria 845, 847, 1229
Seraphim , Peter-Heinz 424, 600 Sim feropol 318, 327 n., 330, 349-350, 408
Serbia 604, 758-769, 1108 Sim ón, Alfred 450
Sered 806 Sim ón G ustav 603, 661, 663, 1229
Serédi, cardenal Jusztinian 922, 930-931 Sim onides, Vasilis 778
Serényi, Mirlos 907 sinagogas 29, 55, 59 n „ 88-89, 642, 701, 1281
Service du contróle 675-676, 684 Singer, Israel 1319 n., 1320, 1323 n., 1334
Sesem ann, Karl 958 sionistas 65-66, 197, 419, 548, 552 n., 557-559, 640,
Seth e, Eduard 609 934, 1250
Sevastopol 409 n. Siosnovy (municipio de Kharkov) 1104 n.
Seyss-Inquart, A rtur Six, Franz 303, 308, 609, 1229
destino 1185, 1187, 1 1 8 9 n „ 1229 Skalat 273 n.
Eslovaquia 799 n. Skarzysko-Kamienna. Véase H A S A G (H ugo Schneider
Países Bajos 603, 630, 638 n., 639, 652-653, 657, A . G.)
659 n. Skidel 1124
Polonia 210 Skopje 838
sobre los judíos 596 Skorzeny, O tto 303, 948
Shanghai 1236, 1237 n., 1277, 1295, 1304 n. Slavyansk 408 n.
Sharansky, N atan 1326 n. Slivina 882
Sharett, M oshe. Véase Shertok, M oshe Slonim 416
Shargorod 862, 863 n. Slottke, G ertrud 648 n., 655 n.
Sharp, William G raves 1 183n S lu tsk 3 2 9 , 414, 425, 427 n.
Shavli. Véase Siauliai Sm ilovichi 329
Shertok, M oshe 1256, 1263-1264, 1312 n., 1347 n. Sm oliensk 317, 407
Sherwood, Robert 1176 n. Sniatyn 581
Shinnar, Félix E. 1310 Snigerevka 343 n.
Short, Dewey 1189 Snouk Hurgronje, A . M. 630-631
Shoskes, Henry 1239 Snovsk 408 n.
Shultz, G eorge 1173 Snow, C onrad E. 1196, 1197 n.
Shum achi 1101 Sobel (I. G. Farben) 1027 n.
Siauliai 316, 317 n „ 398, 413, 1152 Sobibór
Sicilia 734 cálculo de muertos 991, 1367
Sidor, Karel 800, 801 n., 815 n. com o destino de transportes 420, 508, 530, 538,
Siebert, Friedrich W ilhelm 210, 546 n., 968, 1229 654, 658, 7 3 1 ,8 1 8 , 991
Siebert, Ludwig 51 confiscaciones 1049
Siegert (adm inistración financiera alem ana, 1946) construcción y disposición 967-969
142 n. gaseados y cadáveres 1071, 1078
Siegert, R udolf 302, 715 personal 993, 994, 1013, 1097
Siem ens (em presa) 192, 484, 572, 667, 1032, 1303, planta de arm am ento proyectada 1021
1330 procedim iento de llegada 1069-1071
1444
revuelta 588, 1015 Spreti, Rudolf von 103 n.
secreto, rumores y noticias 549, 569 n., 1240, 1242 Springm ann, Sam uel 935
sobre H ans Frank 211 n. Springorum , Walther 273
Sociedad para la Prevención de la III G uerra M undial S S (industrias) 589
1167 n., 1189 SS (unidades)
SO E G . Véase Südosteuropa-G esellschaft e. V 14-° Regimiento de Infantería de las S S 309 n., 321
Sofía 832-834, 839-841 21.a División de M on taña de las S S «Skanderbeg»
Soldau 9 90 n. 784
«solución final» 293-294, 358-359, 439-445, 459, 2 2 .1 División de Voluntarios de las S S «M aria
463, 528-529, 538, 546 n., 1139 T heresia» 1261
Sollm ann, M ax 519 n., 1230 Batallón de Vigilancia del N oroeste de las S S
Sommer, A rtur 1240 H olandesas 651
Sommer, Karl 593 n., 1017, 1031, 1196 n., 1230 Brigada de C aballería de las S S 320-321
Sommer, W alter 81 D écim o Regim iento de Infantería de las S S 320
Som m erlatte (Generalbezirk de Letonia) 1097 n. División «G erm anske S S N orge» 615
Sonderdienst 531 Guarniciones de las Totcnkopfverbánde en los
Sonnecken (Hauptfeldwcbel) 347 n., 350 n. cam pos de concentración 955-956, 1000 n.
Sonnenstein 964 O ctav a División de C aballería de las SS
Sonnleithner, Franz von 435 n., 608, 619 n., 621 n., «Florian Geyer» 1261
626 n „ 681 n „ 747 n., 761 n „ 781 n., 795, 821 n. O ctav o Regim iento de Infantería de las S S 320,
Sonsken, H ans 1025 368 n.
Soosten, W alther von 544 n., 1162 n. Primer Regim iento de C aballería de las S S 312 n.,
Sorani, Settim io 744 320-321
Sosnow iec 276 n., 532 n., 1072-1073 Primera Brigada de Infantería de las S S 320-321,
Sospello 723 359
Sossenheim er, H einrich 948 n. Primera División de Blindados de las SS
Sova, N icolae 885-886 «Leibstandarte A d o lf H itler» 505, 1056
Spalcke, Karl 842 n., 860 n. Segunda Brigada de Infantería de las S S .320
Spanier, F. (Westerbork) 651 Segunda División de Blindados de las S S «D as
Spanner, Rufold 1067 n. Reich» 1056
Speer, Albert Segu n do R egim iento de C aballería de las SS
Auschwitz 1026 n „ 1030-1031 312 n „ 320-321
Bialystok 537 Séptim a División de Voluntarios de M ontaña de
cargos 72, 74, 376 n. las S S «Prinz Eugen» 992
destino 1185-1186, 1187, 1188 n „ 1230 Tercera División de Blindados de las S S
sum inistros a los cam pos de concentración 975, «Totenkopf» 1056
1030-1031, 1113 V C uerpo de M on taña de las S S 784 n.
utilización de trabajadores 482 n., 484, 900, St. G ervais 724
1018 n., 1029, 1033, 1351 Staats, Elmer 1209 n.
viviendas en Berlín 521 Stábler, O tto 983
Speidel, H ans 1230 Stabshauptam t für die Festigung des deutschen
Speidel, Wilhelm 302, 757, 782, 1230 Volkstums 216, 281
Spengler, O sw ald 1139 Staden, H ans A dolf von 1025
Spengler, Wilhelm 302 Stahel, Rainer 743, 746
Speyer 41 Stahl, H einrich 195, 197 n., 200
Spick (Industrias H erm án Góring) 115 n. Stahlecker, Franz W alter 308, 315n-319 n., 326, 338-
Spiekerm ann (Einsatzgruppe D) 353 n. 339, 361 n., 384, 404, 1107, 1132, 1230
Spindler, Alfred 255 Stahlwerke Braunschw eig G m bH / Werk
Sporrenberg, Jakob 217, 218, 589, 595, 992 n., 1059 n., Starachow ice 594
1230 Stahlwerke Braunschweig GmbH/W erk Stalow'a Wola
Sprenger, Jakob 109 579 n., 594, 596 n.
Staiger (Ministerio de Propaganda) 524 Sternagcl, Ewald 564
Stalin, Jo sef 1129, 1175, 1179 Sternfeld, David 253 n.
Stalino 408 Stcttin. Véase Szczecin
Stalowa-Wola. Véase Stahlwerke Braunschweig Gm bH Stettinius, Edward R. 1250, 1264 n.
Stanculcscu (coronel rumano) 333 n. Steyr-Daimler-Puch A . G. 537, 594
Standtke, Julius 394 n. Stier, Günther 463
Srange, O tto 449, 453, 623 n., 715 n. Stier, W alther 534, 535 n., 1230
Stangl, Franz 509, 994-995, 1097, 1147, 1230 Stiewe, A ugust 522 n.
Stanislav. Véase Stanislawów Stiller, Georg 120 n., 121 n., 636 n., 637 n., 667 n.
Stanislawów 273 n., 315, 544, 902 Stim son, Henry 1178, 1183n 1251
Stankevich, A dam J. 397 n. Sritz (Bohm ische Escom pte Bank) 111 n.
Stanley, O liver 1263 Stock, W alter 501, 505
Srano, julius 800, 810 Stockburger (H andelstrust West) 633 n.
Stapf, O tto 391 Stockies en Zoonen, Á m sterdam 59
Stara Gradiska 792, 797 Stoenescu, N icolae 848, 850 n.
Starace, A chille 737 Stoh r & C o. 113
Starachow ice. Véase Stahlwerke Braunschw eig Stoicescu, C onstan tin 411 n., 848, 850 n., 867 n.
Gm bH/W erk Starachow icc Stolze, Ervvin 346 n., 352 n., 357 n., 1120 n., 1122 n.
Starokonstantinov 322, 359 Stomonjakow , C hristo 828
Stauning, Thorw ald 618 Stora, M arcel 699
Stavrescu, Gheorge 851 Storfer, Berthold 661 n.
íjteflea, llic 848 Storojinct; 857
Steengracht van M oyland, G u stav Adolf von Straaten, Raym ond van den 1028
actividades propagandísticas 1127 n. Strack, H ans 701 n., 732 n.
cargo 72, 608 Strang, W illiam 1247 n.
destino 1185, 1230 Strassburg G m bH 1055 n.
D inam arca 621 n., 624, 626 Straub, Franz Ludwig 666
Eslovaquia 821 n., 82 4 n. Strauch, Eduard 308, 421-422, 425, 1123, 1197 n „
Francia 728 n. 1230
G recia 779, 781-782 Strauss, A d o lf 1199,1230
Hungría 904 n., 910 n., 913 n., 937 n., 941, Strauss, Franz Jo se f 1197 n.
943 n , 951 n. Strauss, Wilhelm 396 n.
Italia 751 n., 754 n. Streckenbach, Bruno 218, 235-237, 272 n „ 302, 311,
M onaco 728 n. 494, 1230
N oruega 617 n. Streibel, Karl 996 n.
Rum ania 880 n. Strcicher, Julius 37, 52-54, 109, 140-141, 1128, 1131,
Stefan (m etropolitano de Sofía) 836, 839 n. 1182, 1185-1187, 1230
Stcffcn (Ministerio de Arm am ento) 1029 Srrcimer, Leonore 87
Stefíler, W ilhelm 1026 n., 1064 n. Streitm ann, Henry 870
Steim le, Etigen 308, 1230 Strong, Tracy 714 n.
Stein, Walter 685 n. Stroop, Jürgen 218, 246, 532 n., 554 n „ 560 n., 562,
Steinbrinck, O tto 110 n., 127 n., 129 n „ 130, 132, 564-565, 592, 1141 n „ 1200, 1231
133 n., 1230 Strnma 873, 886
Steiner, Fanny 1142 t\. Struss, E m st A . 1023
Steinhardt, Lawrcncc 1262 Struve, Wilhelm 211
Stephanus (mayor) 408 Stry 1162
Stephany, W cm er 881 n. Stiibbs, Gcrhard 501, 504
Stern, H einrich 197 n. StucKarl, W ilhelm
Stcrn, Sam uel 914 arianizaciones 135 n.
Stem agel (Com andancia de Armam ento, Lvov) 585 n., boicot 110 n.
590 n. cargo 72, 77
1446
carrera profesional 82-83 Sünner (conferencia sobre nombres de em presas)
conciencia 1123 144 n.
confiscaciones 265 n. Supervivientes 1169, 1266-1269. Véase también
decreto sobre los nombres 189 Desplazados
destino 1205, 1231 Sussdorf (Adm inistración Militar, Francia) 677
estrella de identificación 191 Süsskind, Richard 651 n.
im puestos 161 n., 162 Svencionys 341 n.
leyes de N urem berg 81-82, 438 n. Svenningsen, Nils 623-626
matrim onios m ixtos 467-468, 469 n. Svilpa, A n tan as 341 n.
M ischlinge 459-462 Svvift, Robert 1323 n.
pogrom de 1938 62 n. Swint, Wendell R. 103 n.
salarios 160 n. Swoboda, H einrich 980 n.
«solución final» 438 n., 441 n., 443 Syrup, Friedrich 72, 95, 159, 161, 484 n.
territorios polacos 205 n., 265 n. Szalási, Ferenc 889, 948-952, 1231
viviendas 521 Szarva 945
Stucki, W alter 715 Szász, Lajos 912
Stud, Erich 698 n. Szczebrzeszyn 531 n., 1161, 1 162 n.
Studnitz, Bogislav von 757 Szczecin 221-222, 435
Stülpnagel, Carl-H einrich von 327 n., 328 n., 677, Szeged 915, 636 n., 947
721 n „ 1231 Szentmiklóssy, A ndor 908 n.
Stülpnagel, O tto von 439 n., 677, 679-683, Szcptícki, A ndreas 573
684n-685 n., 700-701, 704 n „ 1130 n „ 1231 Szeryriski, Józef Andrzej (Szynkman) 253, 268 n., 551,
Stum m (distrito de C racovia) 212 553, 558
Sturdza, M ihai 845 Szolnok 936 n.
Stürmer 1188 Szpilfogel, Maurycy 266 n.
Stuttcrheim , H erm ann von 79 Sztójay, Dom e 889, 905-907, 909-910, 917, 921 n.,
Stuttgart 173 n. 921-922, 942-945, 1200, 1231
S tu tth o f4 2 0 , 1067 n., 1085, 1087 Szwarcbart, Ignacy 1242
Stutz, Gretl 1012 Szydlowiec 245 n.
Su sic , Micko 789 Szyper, Izak 552 n.
SU B A G . Véase Sudetenlandische Bcrgbau A . G.
Suchom chl, Franz 994 n. Tallinn 315, 441
Sudetenlandische Bergbau A . G. 123, 126, 129 Tamburini, Tullio 744, 751
Sudetes 185 Tanzmann, H ellm ut 135 n.
Siidosteuropa-G esellshaft c. V 865 n., 896 n. Targu Jiu 882
Suecia 486, 616-617, 621 n., 625-626, 643, 943-944, Targu Mure§ 925, 932
952, 1064,1090, 1267, 1308 T am opol 87, 324, 339-340, 904
Suhr, Fricdrich 302, 402, 447, 463, 510 n., 767 n., Tarnów 271, 536 n., 578
809 n „ 1098 n. Tartu 315
Suiza Tassef, Jordán 829 n.
como base de los organismos de rescate 1240-1241, T atáranu, N icolae 333 n., 379 n., 848, 855
1253-1254 Tati 402 n.
com o canal para la ayuda de socorro 700 n., 1248 Taubert, Eberhard 1231
com o refugio 187-189, 714-715, 728 n., 1090, 1267 Tauboeck, Karl 1040
cuentas bancarias de judíos 1318-1327 Taylor, Myron 1243 n.
intervenciones y protestas 714, 943, 951 Taylor, Telford 1191, 1195
judíos suizos en el Reich 486, 488 Teich, Meyer 862 n.
reparaciones de los activos alem anes 1308 Teicher (M inisterio de Econom ía) 898 n.
restitución de la propiedad sin herederos 1290 n. Teichm ann (mayor) 330 n.
venta de objetos de arte por organism os Teitge, H einrich 211, 600 n.
alem anes 659 teléfonos 186, 383, 663, 774, 923
1447
Teleki, Pál 890, 894 Thilo, Heinz 1071
Tenenbaum , Joseph 1165 T hito, Heinz 753 n.
Tenje 791-792 T hom alla, Richard 967, 994
Teplik 863n-864 n. T hom as, Georg 213, 296, 388-389, 391, 424 1231
Ter Mecr, Fritz 1022-1023, 1028 n., 1196, 1197, 1209, T hom as, M ax 308, 404, 429, 680 n., 1231
1231 Thom pson, Tyler 714 n.
Tcrbovcn, Jo sef 603, 613, 617 n., 1136 T hom s, Albert 1058n-1059 n.
Terespol 427 n. Thum an, A n tón 997
Tesch, Bruno 985, 987, 1199 Tidovv, W alter 271 n.
Tesch, Günther 519 n. Tiefbauunternehm en «T R IT O N » 979
Tesin 798 Tietz. Véase H erm ann Tietz; Leonhard Tictz
Tesorería del Reich (Reichshauptkasse) 524, 1057 Tighina 315, 853
T E S T A (Tesch und Stabenow, Internationale Tighina, acuerdo 379 n., 855
G esellschaft für Schadlingsbekam pfung mbH.) Tijn, Gertrude van 655 n.
984-988, 1198 Tilsit 319, 361
Testigos de Jehová 956, 1102, 1326 n. Timigoara 875
Teuber (construcción de arm amento) 117 n., 118 n. Tim m, M ax 95, 373 n., 482 n.
Textilia A rad an a (em presa) 875 Tippelskirch, Werner von (Ejército) 384, 584 n.
Thadden, Eberhard von Tippelskirch, Werner von (M inisterio de A suntos
Bergen-Belsen 1088 n. Exteriores) 1139
cargo 608 Tiraspol 882
C roacia 797 n. Tiso, Jozef 799, 8 1 1 ,8 2 1 -8 2 2 , 1200, 1231
destino 1231 Tiso, Stefan 799, 824
D inam arca 6 20 n. Tiszabogdány 933
emigración 1248 n. Titho, Karl 753 n.
Eslovaquia 820, 821 n. Tito, m ariscal (Josip Broz) 798
G recia 779 n., 780 n. Tittm ann, H arold H. 1244
H ungría 902 n., 913 n., 924 n., 925, 929 n., Tobbens, W alther C. 561, 591. Véase también, Walther
941 n., 942 Tobbens (empresa)
intercam bio de judíos por alem anes 1248 n. Tobescu, C onstan tin 409 n., 881 n., 884 n.
Italia 743 n., 747 n. Todt, Fritz 72, 270, 376 n.
judíos extranjeros 487-488 Tomaszów Lubclski 540
M on aco 728 n. Tomaszów M azowiecki 597 n.
N oruega 617 n. Tom escu, Petre 411 n., 848 n., 867 n.
Rum ania 880 n. Tom itschek (A E G ) 980 n.
T h éas, Pierre M arie 713n Topf un Sóhne (em presa) 977n-978 n., 979-980
Thedieck, Franz 673 Topola 762-763, 927
Th eodorescu, Dem . M. 848 Topor, loan 856 n., 857 n.
Theresienstadt Toques de queda 185, 644, 671, 702, 922, 947
adm inistración alem ana 477, 1089 T órók, San dor 931 n.
consejo judío 477, 479-480, 1091-1092 Toulouse 713
deportaciones a 467, 469-478, 497, 505 n., 625, trabajo. Véase también salarios
657, 825, 1151 colum nas 270-272, 391-393, 949-950
deportaciones de 478-480, 991-992, 1017 cualificado 483, 580, 653, 670
establecim iento 477 en guetos 277-281, 425, 861
estadísticas 478-479, 512 en la industria arm am entística 480-482, 578-587,
película 1120 589, 592-598, 648
Thiel (Policía de Seguridad) 597 n. en los cam pos 271-278, 695, 806, 867,
Thier, Th eobald 218 1016-1021
T hierack, O tto 38-39, 72, 78, 165, 494-495, 1064, estadísticas (parciales) 274-275, 581, 589,
1112, 1231 593-594, 867-868
1448
prestación 695, 831-832, 866-867, 899-903, 921, Tuck, H. Pinkncy 7 14 n.
949-950, 1177 Tudose, Dimitru 853 n.
proyectos 273-275, 671, 695, 719, 740, 771-772, Tuka, Vojtech 799, 816-817, 819-821, 1231
863 Tulard, A ndré 676, 708
Trabucci, A lessandro 723 Tulchin 861 n., 863, 883
Tracia 826-827, 837-839, 980 Tulp, Sybren 647
Trainin, A . N. 1184 n., 1191 Túnez 611, 692-693, 717-719
Trampedach, Karl Friedrich 378, 385, 414-415, 1108 n. Tungstram A. G.897
Transavia (em presa) 553n Turda 875
Transilvania 841, 843-845 Turek 204
Transnistria 382, 400n-401 n., 409-412, 855, 859- Turín 743
864, 880-884, 1110 Tiirk, Richard 968
Trapp, W ilhelm 1134 Turner, H arald 677-678, 732 n „ 758, 763, 765, 767,
Trawniki (cam po de entrenam iento) 564, 573 n., 996 769, 1108 n „ 1130 n „ 1231
Trawniki (cam po de trabajo) 566 n., 588-589, 592-593, Turquía 486, 488, 725 n., 873, 944, 1246 n.
5 9 5 ,9 7 0 Tutsi (tribu) 1339-1342
Trawniki (ciudad) 497 n., 962 Twardowski, Fritz von 609
Treblinak 1 (cam po de trabajo) 968 n., 1020
Treblinka II (cam po de exterminio) U B S A . G. 1319, 1321, 1323 n.
cálculo de m uertos 991, 1367 U crania 313, 374-375, 379, 388 n „ 423-424,
com o destino de transportes 530, 535 n., 538, U cranianos 336-337, 371, 392, 546-547, 573, 996,
565, 838, 991, 1350, 1355 1003 n., 1013, 1050, 1103, 1162
confiscaciones 1049, 1050 n. Uebelhoer, Friedrich 228-230, 232 n., 239, 248, 285,
construcción y disposición 968-969 290, 1113 n.
gaseados y cadáveres 1075, 1078 Ufer (empresa) 863
gitanos 1108 Uhlich, M artin 94
liquidación del cam po 1080 Uiberreither, Siegfried 603
personal 993, 994, 1013 Uj Elet 1167
procedim iento de llegada 1069-1072 Ukm erge 317
revuelta 1014-1015 Ulflingen 663
secreto, rumores y noticias 553, 560, 569 n., 1242, Ullm ann, Salom on 671, 673
1251 U m an 314
Treibe, Paul 449, 450 n. unidad Dirlewanger 276 n.
Trencín 811 Union. Véase W eichsel M etall Union-Werke (empresa)
Trendtel (m édico, D ósen) 191 n. U nited C ontinental C orporation 128
Trestioreanu, C onstantin 333 U niversidades 25 n., 85, 100, 178-179, 187, 896.
Trianda 786 Véase también Colegios
Trichati. Véase Trikhaty U N R R A (A dm inistración de N aciones Unidas para la
Trier 663 Ayuda y la Rehabilitación) 1269, 1272-1275
Trieste 735, 743, 754 Unruh, W alter von 284 n.
Trikhaty 863 U rban (R S H A ) 911 n.
Tríkkala 783 U rbantkc, W ilhelm 811 n., 814 n.
Trípoli740 U R S S (Convención sobre el Genocidio) 1335-1336,
Triska, H elm ut 913, 1363 n. 1339
T R IT O N , Véase Tiefbauuntem ehm en «T R IT O N » U R S S (estadísticas sobre población judía) 429, 1164,
Trondheim 613, 615, 617 1280, 1282, 1359-1366, 1368
Trühe, Heinz 366 n. U R S S (juicios por crím enes de guerra) 1200
Truman, Harry 1181 n., 1183 n., 1191 n., 1271, 1274, U R S S (ocupada) 376, 383
1337 Uruguay 58 n.
Trzynietz Siderurgias 580 U stasha (U stasa) 789, 791
Tschentscher, E rw in 961, 1008, 1231 U ten a 317
1449
Utikal, Gcrhart 732 n. H ungría 611, 893 n., 91 1-913, 917, 918n-923 n.,
U trecht 452, 642 925, 926n-929 n., 932n-933 n „ 935, 938 n „
Uzhorod 925 940n-952 n., 1130 n „ 1265 n.
Serbia 761
V aadat Hzra v ’H azalah (organización judía) 934 Velcescu, M atei 412 n.
Vaerst, G ustav von 718 Veltjens, Josef 649
Vajna, G ábor 948, 950 n. Venecia 743, 749
Vajna, G ábor 948, 950 n., 951 n. Ventzki, W em er 228, 246, 285, 286
Valeanu (legación rum ana en Berlín) 873 Verbeck, Franz H einrich 534, 1231
Vallar, Xavier 676, 689, 691, 694, 1142, 1231 Vereín zur Abw ehr des Antísem itism us 64 n.
Vandziogala 317 Vereinigte Finanzkontore 112 n.
Vapniarca 861, 864, 881, 882 Vereinigte Papiertabrikcn 633
Varena 341 n. Vereinigte Stahlwerke 131
Varna 838 Vermehren. Véase H ans Vermehren Import-
V arsovia (ciudad) 241-242, 245, 1155, 1160 Fabrikation-Export
Varsovia (distrito) 213, 218, 275, 530, 582, 991 V erona 452, 750 n., 753
Varsovia (gueto) Vcrshovsky, Senitsa 335
adm inistración judía 252-253, 258-259 V ertujeni 857
batalla 556-566, 1141 Veszprém 932
condiciones 280-281, 287-292 Veteranos (alem anes) 519, 668
confiscaciones 267-268, 591 V eteranos (húngaros) 898
contrabando y m ercado negro 253, 259, 278-279, Veteranos (judíos)
287-288 ejército búlgaro 830
deportaciones de 532-533, 538, 549-556, 1152 ejército francés 691, 694
form ación 231, 237, 241-244 ejército húngaro 894, 921-922
gitanos 1108 ejército italiano 738
ruinas 566-567, 1113, 1114 ejército rum ano 845, 865
rumores y noticias 549-550, 1251 ejércitos alem án y austrohúngaro 53, 65, 96-97,
supervisión alem ana 244 101, 103 n., 387, 393-394, 470-476, 657,
trabajadores 275 n. 894, 921, 1151
Vasek, A n tón 800, 814 n., 816-817 Veteranos de guerra judíos (Estados Unidos) 1167 n.
Vasiliu, C onstan tín 848, 881 n., 881-884 Vetter, H elm ut 1037 n.
Vaticano (diplom acia). Véase también Iglesia católica; Vialon, Friedrich Karl 396 n., 399, 1232
Pío XI; Pío XII Viazma 407 n.
A lem ania 513 n. V íctor M anuel III (Vittorio Em anuele, rey de Italia)
C ro a d a 790 n., 793 739
Eslovaquia 801, 815 n., 816, 819-820, 824 Vichy 675-677
Francia 690, 713 Viena. Véase también Austria
H ungría 930-931, 943, 951-952 abortos 1152
Italia 738, 745-748 conferencia ferroviaria de 1944 928-929
Serbia 767 deportaciones de 221, 225 n., 227, 229, 434, 489,
V aticano (en las consideraciones alem anas) 468 508-509, 520, 1152
V AW (Vereinigte Alum inium werke) 898 em igración de 156, 187, 434
Vay, László 907n. Véase también Fay, y Fay-Halsz, estadísticas 170, 1155
G edeon judíos húngaros 939
Vayer, Scott 1328 n. organización com unitaria judía 168, 489
V E D A G Vereinigte D achpappen A . G. 979 plan de guetización 181
Vecsenmayer, Edm und pogrom de 1406 30
C roacia 788 pogrom de ¡ 938 56 n.
destino 1193, 1195 n., 1231 rumores e investigaciones 1120-1121, 1150
Eslovaquia 799, 814 n., 821-822 tránsito por 777, 838
1450
Viik, Jan 1109 n. C roacia 797 n.
V ijnita 882-884 destino 1232
Vilna 314, 317, 340-341, 377, 393 n „ 399 n „ 401, D inam arca 623 n.
415 n „ 419-420, 1 147n 1152, 1357-1358 em igración 1248 n .
V illanovo 786 Eslovaquia 821, 824 n.
Vinnitsa 315, 346, 369 G recia 779 n., 780 n., 781
Visnicta. Véase Vijnita H ungría 910, 925, 937 n., 942 n., 943, 944 n.,
Visser, Lodewijk Hrnst 640 951 n.
Vircbsk 314, 317, 360 intercam bio de judíos por alem anes 1248 n.
Vitenberg. Véase Witenbcrg, Yitzhak Italia 750
vivienda. Véase también expulsiones; guetos (formación) N oruega 617 n.
alquileres 266 Wagner, A d olf 52
arrendam ientos 137, 184, Wagner, Eduard 205-206, 296, 305-306, 310, 351 n.,
asignación de viviendas 184-185, 226, 520-523, 584 n., 1232
537, 927 W'agner, Gerhard 75, 82, 109, 137, 459 n.
desahucios 181-184, 834, 865, 1161 W'agner, H ans 1016 n.
en guetos 228, 245-246, 266-267, 376, 383-384, Wagner, Jo sef 221-222 n.
476, Wagner, Robert 435, 603, 677, 681, 1232
m arcado 34, 193, 664, 774, 834, 951-952 W'agner, R udolf 1000 n., 1006 n.
restricciones 834, 927 Wagner, Wilhelm 614-615
V IV O Institute 1169 n. Waisenegger, Erich 289
V ladescu, Ovidiu 848 Walbaum Jost 2 1 I, 241 n., 243, 527, 1232
Vogel, H einrich 958, 962 W aldemar Schm idt (empresa) 278
Vogt, Jo sef (R S H A ) 302, 369, 372 W aldman, Morris 1249
Vogt, Jo sef (W 'VHA) 961 Walter, A lexander 95
Voilescu, C onstan tin 411 n., 849 Walter, Gerhard 370, 373 n.
Volinia Podolia 379, 393, 405, 903 n „ 1357-1359 W alther C. Tóbbens (empresa) 278, 553 n., 561, 595
Volk, Leo 592 n , 1232 Walther, H ans Dietrich 764
Volker, Paula 1319, 1325-1326 Wallenberg, Raoul 951
Volkmann, Klaus 5 8 1 n. W andesleben, Otto-W ilhelm 303
Volkssturm 1085-1086 War Refugee Board (C on sejo de Refugiados de
Volkswagen (em presa) 1330 G u erra). Véase Estados Llnidos
V ólos 783 n. W arburg & C o. 154 n., 632 n.
Volz, Paul 193 n. Warburg, M ax 1136
V O M I (Volksdeutsche M ittelstelle) 216, 281, 401 n., W arenhaus H elm ut H orten K . G. Véase Horten,
847 n., 1053, 1061, 1363 H elm ut
V rba, R udolf (Rosenberg, Walter) 1253 W arlimont, W'alter 296-297, 301, 305, 384, 1195 n.,
Vrij Nederland 647 1232
Vught 649, 651, 653-655, 1055n. Véase también ’s- W arnecke (I. G. Farben) 1034 n.
H crtogenbosch W artenberg (coronel) 1031 n.
Vulcanescu, M ircea 411 n. W arthbrücken 1069-1070
Vyhne 806 W artheland (W arthegau) 207, 209, 232, 437, 484,
530, 532, 991, 1047, 1098, 1355
W achter, O tto 21 1 n., 213, 237, 546 n „ 742-743, W arthenau 580
1232 W arthewerk 594
W achter, Werner 186 n. Wasikowski (teniente) 854 n.
W'agner (mayor) 904 n. Wasilewski, A. (alcalde de Biala Podlaska) 599 n.
W agner Horst Watzke, A d olf 200
A lem ania 471 n., 488 n. Weber, Julius 1037 n.
Bulgaria 838 n., 840-841 Weber, W alter 609
cargo 606, 608 n. W eckm ann, Alfons 678
1451
Weckwerth, Erich .397 n. G ran B retaña 1128 n.
Wedel, H asso von 296 G recia 771 ti-, 781 n.
Wcggel, A n dreas 958, 961 H ungría 906 n., 907, 908 n.
Weh, A lbert 546 n. Italia 693 n., 740 n., 747 n.-748 n.
Wehner, Bernhard 1005 judíos extranjeros 140, 433, 487 n.-488 n.
W eichs, M axim ilian von 756, 757, 782, 900 n., 1232 M adagascar, plan 4.35 n.
W eichsel M etall Union-W erke 572, 1032 N oruega 617
W eidm ann (Policía de Seguridad, Bélgica) 666 Países Bajos 645 n.
W eigand (capitán) 382 n. política de em igración 151 n., 157 n., 158 n.,
Weigand, W olfgang 120, 397 n. 435 n., 1128 n.
Weigert, julius B. 1293 n. propaganda 1129 n.
Weihe (W artheland) 263 n. reflexiones de posguerra en su diario 1139
Wcihenmaier, H eltnut 276 n. R um ania 873 n., 875, 877 n.
Weihs (Veteranos de G uerra Judíos, Viena) 472 n. Salón ica 771 n.
Weil, Alfred 4 98 n. Serbia 762, 766-767
Weil, Bruno 1293 n. «solución final» 461 n., 471 n., 481 n.
Weill, A lbert 699 V aticano 513 n., 1123 n.
Wcill, Julien 682 Welck, W olfgang Freiherr von 701n
Weimar 1090 W elungen 599 n.
W einbacher, Karl 987 n., 1199 n. Welles, Sum ner 1241, 1245-1246, 1248
Weinberg, A rthur von 103 n. Wendler, Richard 212, 238 n., 266n, 273n, 546n,
Weinberg, Karl von 103 1232
W einhold (Krupp, Auschwitz) 1031 n . W eneck (R S H A ) 911 n.
W einmann em presas 122-126 Werkmeister, Karl 905n, 1232
W einmann, Erwin 308, 309 W erkverruiming 638, 650
W einmann, Fritz 12.3, 124-125 Werner (Gebietskomm issar, Baranóvichi) 415-416
W einm ann, H ans 12.3, 124-125 Werner (Untersturmfiihrer, V arsovia) 204
Weir, Joh n 1180 n. Werner, A lfons 65 3n, 1098 n.
W eirauch, Lothar 463, 575-576 Werner, Paul 303
Weiss, M anfred fam ilia 919, 943 Werner, R einhold 112 n.
Weiss, M artin 997 W erterbork 648 n., 651-652, 653 n., 654-655
Weiss, M elvin J. 1323 n. Werth, Henrik 899
Weiss, Pcter 1177 n. W estbank (em presa) 667
W eitnauer (M inisterio del Este) 402, 458 n. W estbóhm ischer Bergbau A ktienverein 125, 126 n.
Weizmann, C haim 1256, 1261, 1263-1265, W estdeutscher K au fh of 106 n.
1283n-1284 n. W estcrkamp, Eberhard 210, 1232
Weizsácker, Ernst von W esterm ann, A lbert 533 n., 543 n., 545 n.
agregados policiales 828 n. W estrick, Ludger 898
antisem itism o 50 n., 151 n. Westring, C laus 1136
Bélgica 666 n. Wetter, Karl 769
Bulgaria 828 n., 833 n., 834-835 Wctter, Sune 120
cargos 50 n., 72, 607, 608, 611 Wetzel, Eberhard 378, 382 n., 388, 402, 458 n., 459,
C roacia 793 n. 463, 965, 12.32
Danzig 207 n. Wetzler, Alfred 1253
destino 1193, 1232 Wever, K arl 94
D inam arca 618 n., 619 n. Wcygand, M áxim e 693
Eslovaquia 799 n., 808-809, 817 n „ 818 n. W idm ann, A lbert 365
estrella de identificación 191 n. Widmer, Peter 1 323 n.
Francia 679, 681 n., 685 n., 693 n., 697, 702, W iebens, W ilhelm 308
717 n „ 732 W ied, H einz 1004
1452
Wiehl, Emil Karl Josef 148 n „ 486 n.-487n, 609, 632 n. Rum ania 877 n.
W'ielan (Com ité Especial de M uniciones) 1031 n. Salón ica 611, 772-774, 776, 1143 n.
Wieluri. Véase Wel ungen sobre B aeck 489 n., 925
Wiesel, Elie 1174 y Eichm ann 447 n.
W ieser (casa de em peños de Berlín) 1058-1059 W itenberg, Yitzhak 419
W ieser (O KW ) 988 W itiska, Jo se f 823, 825
W igand, A rpad 218, 1048 Witkowitz Bergbau- und E isenhüttern Gew erkschaft
Wilbertz, Julius 751 n. 115-122
W ilejka 1358 W itten, Roger 1321
W ilhelm D óring (em presa) 553 n. W ittgenstcin, Friedrich T h eodor Prince zu Sayn und
W ilhelm Kerm el (em presa) 976 n. 344
W ilhelm, K arl Friedrich 632 n., 1057 n., 1058, 1060, W ittje, Kurt 215
1123, 1134 W ittrock, H ugo 386 n., 399 n.
W ilkendorf (Iglesia luterana) 193 n. W JR O . Véase World Jewish R estitution O rganizarían
Wilno. Véase Vilna (O rganización M undial de Restitución a los
W ilshaus (Krupp, Essen) 1034 n. Judíos)
Wille, Kurt Friedrich T h eodor 210 Wotkowysk 509 n.
W illikens, W erner 95 Wóhler, O tto 316 n., 326 n., 354 n., 853 n., 885, 1233
W illstatter, Richard 197 W ohlthat, H elm ut 93, 131, 432, 435, 632 n., 854 n.,
W illuhn, Franz 79, 166 n. 1233
Wimmer, Friedrich 630 W ohrn, Fritz 447
Wimmer, Flans 997 Wolf, A lbert 485
W inchell, W alter 1167 Wolf, M. (m édico, M ogilev-Podolsk) 862 n.
W indeckcr, A d o lf 1126 W ólfel, R. (D resdner Bank) 519 n.
W inkelm ann, O tto 378 n., 915, 917, 929 n., 946, Wolff, G ünther von 1041
948 n., 1232 Wolff, Karl
Winkler, G erhard 218 cargo 215
Winkler, M ax 74, 254 n., 260, 263-264, 972 n., 1205, destino 1205, 1233
1232 detención de Rothschild 119
Winkler, N. (m édico, M ogilev-Podolski) 862 n. en M insk 364
Winter, A ugust 900 n. experim entos m édicos 1035 n., 1039
W interfeld, von (O berkriegsverw altungsrat) 313 n. Francia 720 n.
W interschall A. G . 127-128 inform es de D aluege sobre efectivos policiales
W intcrthur V ersicherungs-G esellschaft 1329 217 n., 404 n „ 405 n., 531 n., 639 n., 707 n „
W ippern, G eorg 535 n., 1048 n., 1059 720 n.
W irth (O ficina del Plenipotenciario para la Industria Italia 742-743, 747 n.
Q uím ica) 1026 n. pogrom de ¡9 3 8 55
W irth, C h ristian 964, 990-994, 1080, 1112 problem as de transporte 534 n., 538-539
W'irths, Eduard 997, 1007, 1043 Rum ania 880 n.
W irtschaftsführungsstab O st 388, 391 Sold au 992 n.
W irtschafts-R üstungsam t (O KW /W iRü) 296, 297, utilización de trabajadores 584 n., 591 n.
350, 351 n., 389 Wolff, Leo 195
W irtschaftsstab O st 389-391, 397 Wolsegger, Ferdinand 212
Wirtz (W 'VHA) 977 n. W olstayn (fugado de Betzec) 541
W ise, Stephen 1241, 1246, 1247 n., 1249 Wolter, Fritz 980 n.
Wisliceny, Dieter Wolzt, Leonhard 116
destino 1185, 1200, 1233 Wollisch (capitán, veterano de guerra judío, Viena) 473
Eslovaquia 274 n., 611, 800, 809 n., 812, 816- World Jew ish R estitution O rganization (O rganización
817, 821-822 M undial de R estitución a los Judíos) 1317-1320,
H ungría 611, 906-907, 915, 924-925, 936 1323n
1453
W órlein, Karl 645 Zaandam 643
W orm ann, Ernst Zabel, M artin 534, 1233
Bulgaria 834, 836 n. (está bien) Zabludow ski, Benjam ín 253 n.
cargo 607, 609 Zackc, Friedrich 811 n.
Danzig 207 n. Zagorc 348 n.
destino 1193, 1233 Zagreb 788-790, 794
em igración 157 n., 187 n., 1128 n. Zahn, A lbrecht 534, 535 n., 1233
Eslovaquia 799 n., 808 Zam boni, G uelfo 778 n.
Francia 685 n., 702, 717 n. Zam osc 276 n., 540, 967-968
G ran B retaña 1128 n. Zangen, Wilhelm 74
G recia 778 n. Zante 786
Hungría 900 n. Zapp, Paul 308, 376 n., 853 n.
im puestos 150 n. Zawercie. Véase W arthenau
judíos extranjeros 59, 62, 246 n., 433 n., 487 n. Zbjszyn 433
Países Bajos 643 n. Zech, Karl 218
Rum ania 873 n., 875, 877 n. Zee-H eraus, C ari Bernhard 677
Serbia 761 n., 767 n. Zeitschel, C arltheo 679, 681 n., 688, 696 n., 697,
«solución final» 461 n., 481 n. 704 n „ 710, 732 n „ 741-742
Vaticano 513 n., 1123 n. Zeitzlcr, Kurt 73, 296
Worms 41 Zemun. Véase Sem lin
Worst (Países Bajos) 637 n. Zentrale Stelle (Ludwigsburg) 1206
Worster, H einrich 997 Zentralhandelsgesellschaft O st 426 n.
Worthoff, H erm an n 523 Zhdanov. Véase M ariúpol
Wrangel, Freihcrr von (O berkriegsverw altungsrat) Zhitomir (ciudad) 314-315, 318, 326-327, 330, 352,
354 n. 395 n.
W roclaw/Breslau 170, 193, 209 Zhitomir (distrito) 342, 379
Wucher, T h eodor 94, 518 n. Ziduivske L¿sty (Praga). Véase Jiklisches
W iihlisch, Joh an n von 246 n., 344 n. Nachrichlenblatt
Wulff, Karl 1025 Ziegler (general) 425 n.
Wunder, G erd 86 n. Ziercis, Franz 1086 n.
W ünnenberg, A lfred 215 Zilina 812 n., 81.3, 1253
Wiirtel, Ritter von (coronel) 408 n. Zim m erm ann, H erbert 534 n „ 569, 1233
Wurm, Tcophil 1172 Zirpins, W alter 241 ■n„ 268 n „ 1233
Wurster, Karl 1025, 1233 Zissu, A braham Leib 886
W ürttem berg 96 n., 194, 1291 n. Zivnostenska Banka 116
W ürttem bergische M etallw arenfabrik 1035 ZKK (Zydowski Kom itct Narodowy) 557-558
W urzburgo 507 ZKN (Zydowski Kom itet Koordynaczji) 557-558
W V H A (W irtschafts-Verw altungshauptam t) 216, Z O B (Zydowska O rganizacja Bojow a) 557-563,
653, 961-963, 1049, 1061 565
Zoepf, Wilhelm 639, 648 n., 653 n., 654-655 n., 657,
Yad Vashem 1169 n. 1063 n „ 1091, 1098 n., 1233
Yampol 852 n., 853, 854, 857 Zolkievvka 1068
Yanovichí 360 Zolli, Israel (Eugenio) 744
Yessentuki 1362 Zóllncr, O tto 143 n.
Young M en’s C hristian A ssociation (A sociación Zóppke (M inisterio de A sun tos Exteriores) 121 n.
C ristian a de H om bres jóven es) 714 Zórner (G rupo de Ejercito del Sur) 950 n.
Yugoslavia 1164, 1200, 1216, 1220, 1222, 1224, Zorner, Ernst 212, 225-226, 236, 238 n., 262 n., 546,
1225, 1279, 1282, 1368. Véanse también A lbania; 547 n.
C roacia, M accdonia; N ovi Sad ; Serbia Zschimmer, G erhard 95, 517 n.
Zschinrzsch, Wcrner 72
1454
Z.schoppc (( k la v o Regim iento de Infantería de las Zurich Financial Services G roup (com pañía
SS) 368 n. aseguradora) 1329
Zucker, O tto 477 n. Zwiedeneck, Eugen 842 n., 848-849
Zukowski (presidente, Distrito de Skalat, Galitzia) Zyklon. Véase gas, cám aras; gas, sum inistro
273 n. ZZW (Zydowski Zwiazek Wojskowski) 558, 561-562,
Zülow, Kurt 162 n. 563, 565