Está en la página 1de 5

La Wicca: La nueva «brujería» que fascina a los jóvenes

https://es.zenit.org/articles/la-wicca-la-nueva-brujeria-que-fascina-a-los-jovenes/

Habla el experto Carlo Climati

MARZO 31, 2003 00:00REDACCIÓNMUNDO HISPÁNICO


ROMA, 31 marzo 2003 (ZENIT.org).- Entre los fenómenos esotéricos citados por el reciente documento de la
Santa Sede sobre la Nueva Era –«Jesucristo, portador del agua viva»–, se encuentra la Wicca, una nueva
forma de brujería que está extendiéndose entre adolescentes y jóvenes en muchas partes del mundo.

Para comprender mejor este fenómeno, Zenit ha entrevistado a Carlo Climati, periodista y escritor italiano que
acaba de publicar en España el libro «Los jóvenes y el esoterismo: Magia, satanismo y ocultismo: la patraña
del fuego que no quema» en la editorial Ciudad Nueva (http://www.ciudadnueva.com), volumen que ya es un
en best-seller en Italia y en países de América Latina.

–¿Qué es la Wicca?

–Carlo Climati: Es un culto neopagano que tiene su origen en el mundo anglosajón y se presenta como una
especie de «brujería buena». No es ni una secta ni una organización con líderes o estructuras precisas. Es
simplemente una corriente de pensamiento esotérica a la que puede adherir cualquier persona sin un
compromiso particular.

–¿Qué propone esta corriente de pensamiento?

–Carlo Climati: Es una mezcla de paganismo, magia y superstición. Además, se da una veneración exagerada
de la naturaleza, hasta el punto de ser divinizada y adorada. Los seguidores de la Wicca creen en la
reencarnación, que consideran como una «evolución del alma». Practican una serie de ritos mágicos: desde
encantamientos de amor hasta ceremonias para enriquecerse o «atraer el dinero». A veces, se dirigen a
espíritus, entidades no físicas o divinidades paganas, como quien reza al dios astado (itifálico, patas de cabra,
cuerpo velludo, cornamenta de ciervo o macho cabrio).

–¿Por qué se presenta la Wicca como «brujería buena»?

–Carlo Climati: Porque los seguidores de la Wicca dicen que no quieren el mal para nadie y que rechazan el
satanismo. Sin embargo, desde mi punto de vista, la Wicca no puede ser considerado como un culto positivo.
En algunos casos, propone rituales con los que se quiere ejercer poder sobre las personas. Sin embargo, los
seres humanos no son marionetas que pueden ser controladas según los propios gustos.

Otro aspecto negativo es el de la superstición. Los seguidores de la Wicca están convencidos de que las
piedras, las hierbas, y el viento contienen particulares energías capaces de producir efectos sobre la vida
cotidiana. De este modo acaban convirtiéndose en esclavos de objetos, amuletos y talismanes.

–¿Es verdad que la Wicca tiene éxito entre los jóvenes?

–Carlo Climati: Por desgracia, sí. Algunas películas y telefilmes han hecho popular la Wicca. Incluso algunas
revistas para adolescentes hablan de ella con frecuencia, proponiéndola como una especie de «religión
alternativa». Las muchachas, sobre todo, quedan fascinadas por la idea de ser «brujas buenas», y utilizan los
rituales de la Wicca para resolver los problemas de la vida cotidiana. Se encierran en su habitación y preparan
auténticas ceremonias con velas, incienso y pequeños altares dedicados a alguna divinidad rara.

–¿Cree que esto puede tener riesgos?


–Carlo Climati: El riesgo que se esconde detrás de la Wicca es claro. Es la invitación a creer que existe una
«magia buena», una especie de «aliada» para resolver los problemas de la vida de todos los días. Una vida
que, en el caso de muchos muchachos, está dominada por la soledad, la ausencia del diálogo en familia, las
dificultades en los estudios o en los primeros pasos en el mundo del trabajo.

Cuando uno está solo es más fácil que sea víctima de la magia y la superstición. Se agarra a todo, incluso a
un amuleto. La Wicca, desde mi punto de vista, encuentra terreno fértil en la vida de muchos jóvenes que con
frecuencia está caracterizada por situaciones familiares difíciles, incomunicación, silencio, decepciones e
incertidumbre sobre el futuro.

–¿Qué efecto podría tener la Wicca en el comportamiento de los muchachos?

–Carlo Climati: A largo plazo, existe el riesgo de difundir entre los jóvenes la falta de compromiso. Confían en
algo ajeno a la propia vida para resolver un problema. Los muchachos renuncian a comprometerse para
alcanzar un objetivo, dejando todo en manos de las presuntas «energías» de algún ritual o amuleto.

Es la ley del «quiero todo y cuanto antes». ¿Me gusta una chica? En vez de conquistarla con simpatía y
dulzura, el seguidor de la Wicca confiará en un rito mágico. ¿Tengo una duda sobre el futuro? En vez de
utilizar la cabeza para encontrar una solución inteligente al problema, se abandona en brazos de la Wicca. Lo
mismo sucede con los exámenes en la escuela y la universidad.

–¿Es posible ayudar a los jóvenes para que no corran estos riesgos?

–Carlo Climati: Es necesario alentar una nueva «cultura del compromiso» que valore los pequeños esfuerzos
de la vida cotidiana para alcanzar un objetivo particular. Si queremos conquistar a una chica, no hay que
comprar un amuleto, sino regalarle un ramo de flores.

Además, es oportuno promover una «cultura del límite», es decir, hacer comprender a los jóvenes que no
pueden tenerlo todo. Es necesario saber aceptar los propios límites. Si no logro tener el amor de un chico o de
una chica, no sirve de nada recurrir a la Wicca para cambiar la situación. Debo aceptar este pequeño fracaso
y volver a sumergirme en la vida de todos los días, buscando con nuevo entusiasmo el verdadero amor.

Un sano redescubrimiento de la cultura del límite y del compromiso personal podría ayudar sin duda a los
jóvenes a ser más fuertes, a afrontar mejor la vida, superando incertidumbres y miedos. Y sin necesidad de
recurrir a las supersticiones de la Wicca.

Wicca es la reconstrucción y reinterpretación de religiones ancestrales pre-cristianas , fundida con elementos

de modernidad como el romanticismo y el retorno a la naturaleza, el feminismo, el colectivismo, el ecologismo

y el anticapitalismo

1.¿Cuál sería la definición de Wicca?


La Wicca es una religión más del Neopaganismo, si bien la originaria y la más numerosa. El Neopaganismo es
un redescubrimiento y también una invención acrítica de religiones pre-cristianas ligadas a la fecundidad y la
naturaleza. El Neopaganismo engloba corrientes religiosas de los antiguos celtas, de los germanos, de los
escandinavos, de los indios de norte-américa, de los aborígenes australianos, de los indios mesoamericanos
precolombinos, de religiones antiguas de Grecia, Roma, Egipto, Babilonia, India, Polinesia, etc., muchas
veces reconstruidas con apenas rigor antropológico e histórico.
Wicca tiene un fondo y un origen anglosajón. De ahí se extendió a los EE.UU, Australia, Canadá, Nueva
Zelanda,… asumiendo en sus distintas ramas y variantes elementos de otras culturas y religiones.
“Wicca” (masculino) y “Wicce” (femenino) son precedentes etimológicos de “Witch”, (brujo/a) en inglés. La
Wicca es brujería, pero no es la brujería medieval europea; no es la magia negra (uso de muertos o espíritus,
recurso a demonios, realización de hechizos y conjuros para causar daño); ni tampoco es la magia natural
(propiedades ocultas de plantas, piedras, palabras, talismanes…) de esa época, ni de la Antigüedad, ya sea
de Grecia, Roma o Egipto en los siglos previos y posteriores a la aparición del Cristianismo, si bien no puede
verse totalmente ajena a algunos elementos de ella. Mucho menos Wicca es satanismo en cualquiera de sus
formas. No obstante, muchos practicantes usan el término Wicca y “Witchcraft” (Brujería) de manera sinónima.
La Wicca pretende ser la religión ancestral natural y mágica de los pobladores primeros de las Islas Británicas
antes de ser evangelizados por el Cristianismo. Este pretende ser su origen. No obstante, en gran medida es
una neo-construcción de lo que aquello debió ser, pues en verdad aún hoy no es bien conocido del todo por
los antropólogos, historiadores, fenomenólogos de la religión, y demás especialistas.
2. ¿Cuál fue su surgimiento?
En el año 1951 fue abolida la última “Witchcraft Act” (Legislación de Brujería) existente en Gran Bretaña -las
cuales venían existiendo desde la época de Enrique VIII-, que era en ese momento el Acta de 1735. Por esta
ley, quien decía que podía (no que lo lograra, sino que pretendiera poder hacerlo) conjurar espíritus, conocer
cosas ocultas, predecir el futuro, realizar hechizos y encantamientos,… podía ser castigado con penas desde
monetarias a encarcelación, o a ser expulsado del territorio. Al perder vigencia dicha Ley algunas personas
empezaron a ser conocidas como brujos y brujas, los cuales decían haber estado escondidos de la luz pública
por miedo a aquella legislación anti-brujos.
Uno de ellos era el ocultista Gerald Brosseau Gardner (1884-1964). Gardner fue miembro de grupos
esotéricos como la Sociedad Folclórica, la Hermandad de masonería irregular Co-Masonería, la Orden Druida,
o la Hermandad Rosacruciana de Crotona. De esta última afirmó –aunque con vaguedades y escasas
referencias claras- que a partir de 1939 le iniciaron en la Wicca; es lo que él definió como el grupo de brujas
de New Forest, las cuales, afirmaba, habían mantenido en la clandestinidad su religiosidad pagana pre-
cristiana y por ellas le fue transmitida por iniciación a él.
En el año 1954 Gardner publicó “Witchcraft Today” (La Brujería hoy en día), y en el 1959 “The Meaning of
Witchcraft” (El significado de la Brujería), si bien antes de la derogación de la “Witchcraft Act” publicó bajo el
pseudónimo de Scire en el 1949 los rituales en su obra “High Magic´s Aid” (Ayuda para la Alta Magia).
Gardner entendía la Wicca como Brujería, y posteriormente rescató para ella el término “Wica”, que con el
tiempo quedaría como “Wicca”.
Gerald B. Gardner es el principal difusor de la Wicca, y de la teoría falsa de la existencia y continuidad de esta
religiosidad a lo largo de los siglos, encubierta en la sociedad británica. Los orígenes de esta teoría y de la
misma Wicca se encuentran en las ideas del romanticismo de final del siglo XIX y su vuelta a la naturaleza y
las divinidades de la antigüedad. Hay además influencia del folclorismo inglés, grupos rosacruces, masones y
ocultistas, como la Golden Dawn, o de autores como Aleister Crowley, Charles G. Leland, y obras como las de
Margaret Murray o James Frazer. La obra de Margaret Murray, “The Witchcraft in Western Europe” (La
Brujería en la Europa Occidental), de 1921, afirmaba que había una corriente subterránea de creencias y culto
pagano que de manera continuada venía practicando su antiguo culto al dios cornudo, símbolo de la fertilidad
(nada que ver con cultos satánicos). Según M. Murray se seguían reuniendo en “covens” (aquelarres o
círculos) durante las lunaciones y en los ciclos estacionales principales, donde se comía y bebía, se danzaba,
se daba rienda suelta a la sexualidad entre los miembros, dando así culto al dios cornudo que presidía el
“coven”.
Lamentablemente para los creyentes en la Wicca, no hay indicios científicos fundados de que todo esto sea
así; más bien parece ser falso. No existen pruebas que mantengan ninguna de estas tesis, y parece ser que
más bien no ha habido ninguna continuidad de prácticas ocultistas, brujeriles o paganas durante tanto tiempo
de manera establecida, coordinada y lineal en las islas británicas o en ningún lugar de Europa. Las tesis de M.
Murray y de G. Gardner son fruto más de la fantasía y la especulación desenfrenada que del trabajo científico
y concienzudo de un investigador. Hasta donde se ha certificado y demostrado los grupos más antiguos son
de la década de 1930, con influencias folclóricas, romanticismo, teosofía, mitología, druidismo y magia.
Sin embargo, y a pesar de ello, sí podemos afirmar que la Wicca amalgama y concita prácticas pre-cristianas
ligadas a la tierra y la naturaleza, al margen de tradiciones reales o de organizaciones existentes.
Otros brujos que en estas décadas de 1950-1960 decían también –falsamente- ser iniciados y sucesores de
las líneas de brujos y brujas antiguos y tradicionales, son Robert Cochrane, Sybil Leek, Charles Cardell,
Raymond Howard o Rolla Nordic, modelando entre todos lo que será la Wicca que se estaba constituyendo.
Pero los libros de G. Gardner, sus numerosas apariciones públicas en los medios de comunicación y su ayuda
como iniciador de diversos “covens” por el que surgieron multitud de grupos mágicos en las Islas Británicas, lo
convirtió en el principal impulsor, aunque hemos de mencionar la ayuda de la sacerdotisa Doreen Valiente en
la constitución de algunos de sus rituales Wicca.
3. ¿Qué características tiene la Wicca?
Wicca es la religión del dios de la fertilidad y la diosa madre de la naturaleza. Junto con las corrientes que la
concibieron, corrientes esotéricas, ocultistas, herméticas, rosacruces y masonas, teosóficas y druídicas,
mágicas y paganas, es una religiosidad que también da respuesta a los sentimientos de pan-urbanización y
destrucción planetaria, a la necesidad de retorno a lo natural y la temporalidad marcada por los ciclos
astronómicos, la identidad con las raíces legendarias y el localismo de la tierra, así como manifestación
rupturista propia de la época en la que surgió, anti-normativa y pan-sexualista. El pasar de las décadas
posteriores ha seguido influyendo en la Wicca asumiendo ideologías feministas y de los derechos de los gays,
el pacifismo, la contracultura anti-capitalista, el ecologismo como ideología, los movimientos anti-nucleares, el
neo-indigenismo o las corrientes anti-globalización e individualistas del consumismo.
Tras medio siglo de existencia Wicca la diversidad es tal que ha sido necesario establecer una gran tradición
Gardneriana, denominada “British Tradicional Wicca” (BTW), que intenta mantener la pureza de su fundador, y
englobaría la de G. Gardner, junto a la de Alex Sanders, marido de la sacerdotisa Maxine Morris, así como los
aportes del matrimonio de sacerdotes de la Wicca, Stewart y Janet Farrar, así como la Wicca Algard, de Mary
Nesnick.
Sin embargo, la existencia de otros linajes o denominaciones (como Cochrame, Feri, Seax-Wicca, de
Raymond Buckland, que introdujo la Wicca en EE.UU, o incluso la Wicca Diana, fuertemente feminista), y
sobre todo las ramas eclécticas y sincretistas de tantos practicantes Wicca en la actualidad, que la viven y
desarrollan sin apenas normas comunes y al margen de tradiciones previas, lleva a una elevada diversidad en
creencias, rituales y formas de iniciación, muchas veces contrapuestas, más cuanto muchos seguidores de
Wicca hoy en día se inician solos, leyendo libros por su cuenta o a través de Internet, aspecto que choca
contra el principio iniciático, llegando a creer en soledad y sin pertenencia a un “coven”.
Wicca es religión de la naturaleza, de la fecundidad, de la vida. Pero no toda la Wicca ve la realidad natural de
igual forma. Así, el arco va desde el pan-naturalismo o la divinización ultra-ecologista, y la necesidad de
realizar los rituales y los actos mágicos “en” la naturaleza, a los que ven la naturaleza como un ámbito
intermedio entre lo humano y lo divino, o como telón donde se manifiesta la divinidad según la ley esotérica de
la correspondencia (“El Todo en la Parte; la Parte en el Todo”), hasta aquellos que conciben la naturaleza
como un marco neo-romántico en el que no necesariamente hay que interactuar, pues muchos practicantes
Wicca apenas tienen contacto con ámbitos naturales puros.
La simbólica natural vista, aspecto primigenio de Gardner para la religiosidad Wicca, muy pronto englobó a los
propios celebrantes, a los sacerdotes masculinos y las sacerdotisas femeninas, representantes de las
deidades, la masculina y la femenina, respectivamente. La sacerdotisa concita y congrega aspectos lunares,
primaverales y misteriosos; el sacerdote aspectos solares, de señorío de vida y muerte, y de realeza de la
caza. Ella es diosa Madre, y él es el Cernunnos celta o dios cornudo. La diosa es Doncella, Madre y Vieja-
Bruja, triplemente diosa. El dios es Amante e Hijo, doblemente dios.
Para algunos seguidores Wicca los dioses son reales, para otros no son sólo dos, sino que la naturaleza
ofrece multitud de divinidades, para otras corrientes sólo la diosa es la divinidad principal, y otros consideran
al dios y la diosa como aspectos complementarios del mismo ser divino único. Incluso otros seguidores de la
Wicca no creen en la realidad de las divinidades, pues para ellos sólo son arquetipos, al estilo de Carl G.
Jung. Así, Wicca es una religiosidad politeísta, o duo-teista, o incluso monoteísta, para algunos. O de
veneración de la naturaleza e inmanentista para unos, panteísta para otros, o también animista, o
simplemente psico-mágica y esotérica.
4. ¿Qué ritos practica?
La Wicca se ha fragmentado mucho desde sus mismos inicios, con muchas contradicciones entre sí y
diferencias esenciales. Apenas podemos encontrar elementos comunes entre sí más que dos reglas o leyes:
“Wiccan Rede” (Consejo Wicca), “An it harm none, do what ye will” (“Sigue tu propio deseo pero sin causar
daño a nadie”), con claras resonancias al ocultista Aleister Crowley y su “Do what thou wilt shall be the whole
of the Law”, quien a su vez bebió de François Rabelais. A esta ley principal se añadió a finales de los años 60
por parte de Raymond Buckland una segunda: “Three-fold Law” (La Ley del Tres o del Retorno), que
establece que “Cada acción mágica -buena o mala- cometida volverá sobre quien la realizó aumentada por
tres, en el cuerpo, el alma y el espíritu”.
Otra serie de aspectos morales de la Wicca se encuentran en las 4 parejas de virtudes (Alegría, Reverencia,
Honor, Humildad, Fuerza, Belleza, Poder y Compasión) de Doreen Valiente, y el código de 20+161 Leyes
Wicca, de Gardner y Alex Sanders.
Wicca es religión de iniciación en los misterios. Tiene tres grados, desde el aprendiz o miembro brujo del
“coven” al iniciado al sacerdocio, y finalmente el sacerdote con capacidad de formar otro “coven”. Los
“covens”, o grupos Wicca, son dirigidos por un sacerdote y una sacerdotisa.
Wicca cree en la magia, que considera como realización del deseo humano y que maneja y controla las
fuerzas desconocidas de la naturaleza. Los practicantes de la Wicca buscan participar de la fuerza divina,
unirse a ella. Los sacerdotes incluso pueden ser poseídos por el dios masculino o femenino en el ritual de
“bajar el Sol” o “bajar la Luna”, respectivamente.
Los rituales son fundamentales, y para muchos practicantes, anteriores a las creencias, pues permiten la
ensoñación y el desenvolvimiento de lo inconsciente del ser humano y el encuentro con la experiencia
religiosa.
La Rueda Anual de celebraciones de la Wicca engloba las festividades del año solar y lunar al completo con
las 8 fiestas sabbats solares y las 13 fiestas esbats de las lunas llenas. Los sabbats son Samhain, Yule,
Imbolc, Ostara, Beltane, Litha, Lammas y Mabon, ligados a equinoccios y solsticios y a las fiestas agrarias
intermedias. Así son recreados y participados eventos de fecundidad, de esperanza, de recogida del fruto, de
luminosidad y el calor, de oscuridad, de renacimiento y muerte naturalista.
El pentáculo o estrella de cinco puntas de la Wicca es un elemento fundamental de esta religión. Es el círculo
mágico protector, agrupando los 4 elementos básicos (Tierra, Aire, Fuego, Agua), y además el 5º elemento o
Espíritu, que ha de colocarse en el vértice superior. Es círculo mágico y ritual y engloba y subsume toda la
realidad en sus cuatro puntos cardinales.
Sobre el altar Wicca siempre está el cuchillo o “athame”, que simboliza al dios masculino, y el cáliz, símbolo
de la diosa femenina, con clara alusiones sexuales cada uno.
Wicca cree en la reencarnación, creencia asumida a través de las corrientes de la Teosofía, la cual bebió del
Hinduismo y el Budismo, si bien se centran sobre todo en la vida actual más que en la vida futura. Para unos,
la reencarnación se da en diferentes especies animales, pero para otros siempre entre seres humanos, e
incluso para otros siempre en brujos, pues “una vez brujo, siempre brujo”, y así piensan que todos los brujos
son reencarnaciones de brujos previos. En el tiempo que media hacia la siguiente reencarnación las almas de
los brujos residen en el Mundo-Separado, aunque sus potencias son accesibles por artes mágicas y
espiritismo, prácticas que no todos los seguidores Wicca consideran adecuadas.
No se conoce claramente cuántos seguidores Wicca puede haber, por la inexistencia de fieles estudios
estadísticos, si bien en su mayoría son anglosajones. No obstante, podemos hablar de en torno a 200.000
miembros en todo el mundo en base a las distintas fuentes que conocemos.

También podría gustarte