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Barthes
Barthes
deceptivo
Marcela Rausch
Martina Salarí
Barthes, en cambio, sostiene que el compromiso está en las decisiones formales que hace
el escritor al componer la obra. Se trata, no de un compromiso que el autor asume
individualmente sino de una moral de la forma, es decir que implica una elección formal. Y
por forma, Barthes, entiende, escritura. Sostiene que el compromiso no puede estar en la
lengua, pues es social por definición, no implica una elección del escritor, y tampoco puede
hallarse en el estilo, ya que se torna casi un automatismo del arte del escritor, y por lo tanto,
excede a la elección. En cambio la escritura, implica, para nuestro autor, “la elección
general de un tono” (Barthes, 2015:19), y es en esa elección que el escritor se individualiza
y se compromete. Podríamos interpretar que la escritura es un pacto que liga al escritor con
la sociedad; en palabras de Barthes, “la escritura es un acto de solidaridad histórica”
(Barthes, 2015:20) Entonces, la escritura implica elección. Si asumimos que los textos
literarios comunican podemos hablar de la escritura como las decisiones formales que se
toman a la hora de comunicar. Pero para la teoría barthesiana no se trata sólo de comunicar.
Los textos literarios comunican y señalan. Señalan, justamente, “un más allá del lenguaje
que es, a la vez, la Historia y la posición que se toma frente a ella” (Barthes, 2015:11)
Ahora bien, pensar la moral de la forma, implica de algún u otro modo, que el sentido se
encuentra en la forma, sin embargo no debe pensarse a la forma como recipiente del
contenido, sino más bien, como portadora ella misma del sentido. Implica una
desarticulación de la relación significante-significado. Barthes propone, a este respecto, el
concepto de significación, la define como “la unión de lo que significa y de lo que es
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significado; es decir también: ni las formas ni los contenidos, sino el proceso que va de los
unos a los otros” (Barthes, 2003:213) Se trata, para el autor, del procedimiento que genera
sentido y no del sentido en sí. Postula, además, la existencia de sistemas significantes,
sistemas que, incluso por fuera de la lengua, traen consigo aparejados un conjunto de
significaciones establecidas socialmente: condiciones, circunstancias, gustos, etc.; y que no
poseen un sentido o una función, “su ser está en la forma, (...) hay por consiguiente una
historia formal de estos sistemas.” (Barthes, 2003: 215). Al respecto Alberto Giordano
plantea que
La literatura, tal como la concibe Barthes, es un sistema de significación que posee una
característica particular: el hecho de ser lenguaje, es decir, pertenece a un sistema mayor
que de antemano significa por sí mismo. El lenguaje, es anterior a la literatura: sólo puedo
referirme el mundo utilizando lenguaje. Las palabras que utilizamos
“son ellas mismas valores, tienen un pasado, unos alrededores, su sentido nace
quizá menos de su relación con el objeto que significan que de su relación con
otras palabras, a la vez vecinas y diferentes: y es precisamente en esta zona de
supersignificación, de significación segunda, donde va a instalarse y a
desarrollarse la literatura.” (Barthes, 2003:225)
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Para Barthes, la literatura se trata de defraudar la significación, de concluir la obra justo
antes de que la respuesta, al cuestionamiento que abre, aparezca. (Cfr. Barthes, 2003:221)
No se comunica algo en términos positivos, sino que se plantea el mundo como algo a
descifrar, sin llegar a develar nunca el misterio. Las respuestas quedan fatalmente
interrumpidas justo antes de ser sacadas a la luz. Barthes dirá: “una pregunta nunca es nada
más que su propia respuesta dispersa, dispersada en fragmentos entre los cuales el sentido
surge y huye a la vez.” (Barthes, 2003:357) Se proponen una multiplicidad de
significaciones hipotéticamente descifrables, que sin embargo nunca se reponen,
permanecen en la ambigüedad, constituyendo un mundo “enfáticamente significante, pero
nunca significado.” (Barthes, 2003:363) Se presupone que el mundo significa, pero nunca
se recupera el qué. Constantemente se expone sentido al mismo tiempo que se lo
decepciona.
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apertura a algo que nunca es recuperado por el relato.
A modo de conclusión, podemos resumir que para Barthes el compromiso del escritor
radica en una moral de la forma, dado que solo sobre ella se efectúa una elección. Forma, es
para Barthes, escritura, y, es decir también, modos de significar la literatura. Toda escritura,
conlleva el uso de una técnica; y en tanto la literatura es un sistema de significación
deceptivo, esta técnica, necesariamente ha de ser una técnica de la decepción. En Kafka,
esta técnica es, según Barthes, la técnica de la alusión. Esa es su moral de la forma.
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Bibliografía:
Barthes, Roland (2003): Ensayos críticos, Barcelona, Ed. Seix Barral, 2da. reimpresión.
Giordano, Alberto (1995): Roland Barthes. Literatura y poder, Rosario, Beatriz Viterbo
Editora.
(2013): Roland Barthes. Una presentación, Rosario, FHyA ediciones,
Universidad Nacional de Rosario (http://www.lectorcomun.com/descarga/626/1/roland-
barthes-una-presentacion.pdf Fecha de última consulta: 10/09/2016)
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