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Elliott John - La conquista española y las colonias de América.....................................................

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1. Los antecedentes de la conquista ..................................................................................... 2
2. El modelo de las islas......................................................................................................... 3
3. La organización y el avance de la conquista...................................................................... 3
4. La consolidación de la conquista ....................................................................................... 5
Manero Salvador - La controversia de Valladolid: España y el análisis de la legitimidad de la
conquista de América.................................................................................................................... 6
1. La legitimidad de la conquista ........................................................................................... 6
2. El mito del buen salvaje y Las Casas .................................................................................. 6
3. La legitimidad de la guerra contra los indios y Sepúlveda ................................................ 6
4. La guerra en el pensamiento lascasiano ........................................................................... 6
5. La controversia de Valladolid ............................................................................................ 7
a. Una perspectiva introductoria .......................................................................................... 7
b. El desarrollo de la controversia: los argumentos y el resultado ....................................... 7
i. Las Casas y Sepúlveda: argumentos contrapuestos .......................................................... 7
6. Conclusión ......................................................................................................................... 7
David Brading – Orbe Indiano, de la monarquía católica a la república criolla (1492 – 1897).
Conquista e Imperio. Un mundo nuevo ........................................................................................ 8
I) ................................................................................................................................................ 8
II) ............................................................................................................................................... 9
III) ............................................................................................................................................ 10
IV) ............................................................................................................................................ 12
Elliott John - La conquista española y las colonias de América
1. Los antecedentes de la conquista
La filosofía de la conquista era poblar. Este modelo de conquista tenía antecedentes
próximos en la España medieval: la reconquista. Se pensaba en términos de poder y riqueza,
pero de forma menos estática que la posesión y explotación de tierras únicamente. La movilidad
era sinónimo de aventura, y esto aumentaba las oportunidades de mejorar la situación
individual. El honor representaba una ambición central.
La reconquista alcanzó sus límites territoriales y se continuó expandiendo por los mares.
Este movimiento expansionista coincidía con contexto social móvil de la Europa de esos tiempos.
Además, la península ibérica se encontraba en una posición ventajosa para expandirse hacia el
oeste, mientras que Europa estaba amenazada hacia el este por el islam, y había desarrollado
una tradición marítima en el Mediterráneo y el Atlántico, lo que les daba cierta experiencia a los
navegantes. La experiencia se sumó a los avances técnicos en materia de construcción naval y
técnicas de navegación.
Sevilla era la capital marítima, comercial y agrícola. La atracción que generaba la ciudad
volvía corriente el hecho de encontrar genoveses jugando un papel importante en empresas
ibéricas de ultramar. Portugal actuó como otro elemento en la empresa ibérica de ultramar, y
de hecho fueron precursores en esta empresa. Había ascendido al poder una nueva casa real y
los príncipes buscaban perpetuar sus nombres, conocimiento geográfico y sentían fervor por las
cruzadas. En 1460 ya habían penetrado 2.500 km al sur de África, además de establecerse en
Madeira, las Azores y las islas de Cabo Verde. El rasgo más característico del modo de expansión
empleado por los genoveses era la factoría, el establecimiento de plazas comerciales
fortificadas. Esto hizo posible prescindir de las conquistas y asentamientos hechos a gran escala.
Este modelo aplicado en África sería el adoptado por Colón en el Caribe.
Además de las factorías, existía la posibilidad de conquistar territorialmente para establecer
plantaciones azucareras, a través de la figura del adelantado, capitán militar-señorial y
capitalista. Este modelo fue utilizado para explotar tanto Madeira como Azores, y en 1534 se
exportaría al nuevo mundo. El hecho de que existieran diferentes modelos les permitiría elegir
el camino que quisieran. Los factores que comprenderían la empresa castellana serían la unidad
individual y colectiva junto a la iglesia y la corona. La iglesia convertía a la expedición de pillaje
en cruzada, y el estado consentía los requerimientos para legitimar la adquisición de señoríos y
tierras. La autoridad de la corona era un punto de referencia automático para quienes atraían
las exploraciones, las conquistas y la colonización de tierras nuevas. La ocupación de las Canarias
representa un ejemplo en donde se puede vislumbrar el interés público junto al privado de las
empresas de conquista. Al llegar a 1491 y los pedidos de Colón a la Corona, ya había sido
establecida toda una tradición de relaciones entre la corona y los jefes de expediciones. La idea,
en un principio, había sido establecer factorías, pero cuando volvió a España luego de su primer
viaje fue necesario hacer ciertas modificaciones.
Al regresar Colón, los reyes católicos se dirigieron al papado y se estableció el Tratado de
Tordesillas en 1494. Esto era un título extra de resguardo a las posesiones castellanas y elevó la
empresa de las Indias al grado de empresa santa. Además, en el segundo viaje se buscó asegurar
la empresa: enviaron diecisiete barcos en lugar de tres, junto a veedores, administradores reales
y frailes, para contabilizar las posesiones, sentando el precedente de supervisión y control, y
convertir a paganos. El nuevo interés era colonizar. El comercio y la exploración eran agentes
nuevos de la empresa, y entre la variedad de posibilidades se eligió el modelo de la tradición
peninsular: afirmación de soberanía, establecimiento de la fe, inmigración-asentamiento y
dominación de las tierras. Lo que no quedaba claro era si conquistaban y se asentaban o si
conquistaban y se moverían.
2. El modelo de las islas
El problema con que se encontraron en un principio fue el que tuvieron en todo momento:
cómo imponer estabilidad en un mundo donde casi todo estaba cambiando rápidamente. La
búsqueda de oro fue una esperanza rota al poco tiempo de llegar y Colón buscó reemplazar esa
mercancía con los indios, para venderlos como esclavos. Los bárbaros podían ser esclavizados
legítimamente, de acuerdo al derecho romano, y “bárbaro” se consideró como equivalente a
“infiel”. La influencia de los teólogos aclaró el asunto: no conocían la verdadera fe, por lo tanto,
eran paganos; serían infieles si, al conocer la verdadera religión, la negasen. De todas formas,
esto no fue tan tenido en cuenta y recién se prohibió la “esclavitud de indios” en 1542, con las
Leyes Nuevas.
La familia de Colón manejó todo bastante como el orto. El verdadero fundador de La
Española fue Fray Nicolas de Ovando, nombrado gobernador en 1501. En sus ocho años de
gobierno, logró poner los cimientos de un resurgimiento económico y logró un efectivo control
centralizado. Comenzó reconstruyendo la ciudad de Santo Domingo, que se convirtió en la
primera auténtica ciudad del Nuevo Mundo español, que proporcionaría el nuevo tipo de
ciudades que se erigirían en el continente americano. El plano de parrillas de hierro fue el
elegido para esta ciudad. Los indios también eran redistribuidos, y sus caciques o jefes se hacían
responsables de suministrar mano de obra a los españoles. Algunos servían a modo de
encomienda y otros como personal doméstico. Ovando realizó la transición de centro de
distribución a colonización, pero el proceso también llevó a la población a su extinción. De ser
una isla inmensamente poblada, La Española desapareció por la guerra, las enfermedades, los
malos tratos y el trauma producido por los esfuerzos que hicieron los invasores por adaptarlas
a formas de vida y comportamientos totalmente distintos a su tradición. En un intento
desesperado por mantener la mano de obra, invadieron las Bahamas y enviaron a la población
allí, pero a medida que llegaban más emigrantes, más se inestabilizaba todo. Ovando fue
removido de su cargo por generar resentimientos entre los locales, y que estos muevan sus
contactos. Diego Colón no pasó mejor suerte. En 1511 la Corona estableció un tribunal
permanente, la audiencia de Santo Domingo, limitando el poder de los gobernadores desde
entonces.
El hecho de la velocísima extinción indígena provocó dos respuestas: Por un lado, la
indignación total (?) en España, generando una serie de disposiciones legales (que jamás se
aplicaron), y la posterior necesidad de importar esclavos negros. El primer embarque llegó en
1505. De esta forma, aparecía un nuevo tipo de comercio transatlántico: África compensaba la
balanza demográfica del Nuevo Mundo. Por otro lado, como efecto más potente e inmediato,
el exceso de colonos españoles generó su movimiento en vías de explorar el nuevo continente.
Después de una serie de descubrimientos, en 1519 Cortés desembarca en México. Con cada
nueva incursión de los españoles, el rango de destrucción se amplió. El negocio lucrativo del
tráfico de esclavos, sin embargo, hizo aumentar sustancialmente el conocimiento geográfico. El
“período de las islas”, de 1492 a 1519, de descubrimiento, conquista y colonización, culminó en
un período de acelerada e intensa actividad, estimulada enseguida por el fracaso inicial de Santo
Domingo. Esta experiencia, repetida en el istmo de Panamá, se estableció como una advertencia
de los efectos de la mentalidad conquistadora, libre de escrúpulos morales o del control
institucional.
3. La organización y el avance de la conquista
Podría decirse que la América española continental se conquistó entre 1519 y 1540, en el
sentido de que esos 21 años vieron el establecimiento de la presencia española a través de zonas
extensas del continente, y una afirmación de la soberanía española, más efectiva en unas
regiones que en otras, sobre los pueblos que no habían caído dentro del área jurisdiccional
adjudicada a Portugal por el Tratado de Tordesillas.
Dos grandes arcos de conquista, fuera de las Antillas, complementaron la subyugación del
continente americano: uno, organizado desde Cuba entre 1516 y 1518 recorrió Mexico entre
1519 y 1522, destruyendo la confederación azteca, y después se irradió hacia el norte y el sur
desde la meseta central mexicana. El otro arco de conquista, comenzando en Panamá, se movió
brevemente hacia el norte en 1523-1524, hasta llegar a Nicaragua, y después de una pequeña
pausa tomó la ruta del Pacífico hacia el sur para llevar a cabo la conquista del imperio Inca en
1531 y 1533. Desde Perú, los conquistadores se movieron en el norte hacia Quito (1534) y
Bogotá (1536), donde se encontraron a otros grupos que bajaban de las costas de Venezuela y
Colombia. Mientras que una expedición al mando de Gonzalo Pizarro salió de Quito en 1541
para explorar el Amazonas, otros conquistadores se trasladaron hacia el sur, adentrándose en
Chile, donde Pedro de Valdivia fundó Santiago en 1541. En la otra parte del continente, una
expedición al mando de Pedro de Mendoza intentó sin éxito ocupar la región del Río de la Plata
en 1535-1536, terminando por dejar un lejano puesto avanzado de colonización en Paraguay.
Buenos Aires, fundada primero en 1536, fue destruida en 1541, y restablecida en 1580, desde
Asunción y no desde Europa.
¿Cómo se explica la rapidez de la conquista? En primer lugar, no hay una versión “india” que
relate de manera confiable la conquista (¿esto no es un poco naif?). En segundo lugar, la
extensión y el carácter de esas poblaciones de Mesoamérica y los Andes resultaba ser una
ventaja: en los imperios azteca e inca, enfrentaron grupos tribales entre sí y volvieron a los
pueblos contra sus propios jefes. Además, significó que, derrotados los jefes centrales, los
peninsulares ocupaban el lugar de liderazgo en poblaciones acostumbradas a cierto grado de
subordinación. Los pueblos de la periferia, en cambio, fueron los más difíciles de dominar, en
especial cuando habían tomado la forma de combate de los españoles y habían aprendido a usar
armas de fuego y caballos.
El autor pasa a hablar de los puntos fuertemente preparados para la resistencia, y explica
que los caballos y los avances tecnológicos representaban grandes ventajas, pero que poseían
pocos caballos y pocas armas. En Mesoamérica y los Andes, los peninsulares se encontraron con
sociedades acostumbradas a guerras a gran escala, aunque diferentes. Las armas de piedra y
madera no se comparaban al acero español, por lo que en una batalla campal la superioridad
numérica tenía pocas esperanzas ante una fuerza española con caballería e infantería. La ventaja
de los indios corría por parte de operar en entorno familiar, cuando la tecnología europea no
podía hacer nada frente a la altura o la temperatura. Fue, sin embargo, crucial el uso de barcos
para aprovisionarse. El hecho de fracasar ante ciertos grupos, como los araucanos en Chile,
evidencia que el triunfo no se sucedió automáticamente.
Una forma de organización que surgió con la conquista fueron las compañías, grupos
encargados de masacrar indios. Sin embargo, para expediciones a mayor distancia,
especialmente aquellas en las que se necesitaban barcos, los jefes de facciones tuvieron que
recurrir a mercaderes o funcionarios con grandes recursos a su disposición. Esto generaba que
fuera normal la creación de sociedades. La conquista de América fue posible gracias a una red
de créditos. A su vez, el liderazgo de grupos armados exigía conocimientos profundos tanto
militares como políticos para asegurar su cohesión, aunque la presencia de indios hostiles,
generalmente en número aplastante, obligó a establecer una clase de compañerismo, incluso
entre los que no eran compañeros. La creencia instintiva en la superioridad moral y divina sobre
los bárbaros fue un factor importante para el desarrollo de las batallas. Además, la perspectiva
del oro hacía soportable cualquier agotamiento.
El autor vuelve a la pregunta de unos párrafos atrás: por qué tan pocos conquistan a tantos.
Explica que también se debió a cuestiones internas de los imperios. Fue tanto una revuelta de
la población sometida contra sus señores supremos como una solución desde el exterior.
Pizarro, como Cortés, pudo explotar las debilidades internas y las discordias, que parecían estar
en su peor fase al momento de su llegada. Una vez castigado el mandatario máximo del imperio
en cuestión, la idea era aprovechar la estructura administrativa para sus propios beneficios. Una
diferencia importante entre una conquista y otra fue el hecho de que Cortés mantuvo la capital
en el mismo sitio, mientras que Pizarro prefirió construir Lima cerca de las costas, no en lo alto
de los Andes. Las resistencias más destacadas fueron las de los araucanos en Chile y los
chicimecas en el norte de México. A mediados del XVI, los españoles habían establecido su
presencia sobre amplias zonas de América Central y del Sur gracias a sus técnicas militares o a
su habilidad, pero la verdadera conquista apenas había empezado.
4. La consolidación de la conquista
La conquista de América no sólo fue militar, también poseyó desde sus primeras etapas otras
características que empezaban a predominar tan pronto como los soldados obtuvieron lo que
pudieron. Estaba acompañada por un movimiento que apuntaba a la conquista espiritual, a la
que siguió una conquista demográfica, y posteriormente la conquista de la tierra y la mano de
obra.
El tipo de sociedad conquistadora recordaba la sociedad española, pero no consiguió
reproducir sus características. Los hidalgos formaban un elemento minoritario, los que se
alistaban a la aventura del Atlántico buscaban mejorar su posición. El modelo del tipo de vida
rodeada de oro y plata lo había proporcionado el magnate castellano o andaluz, un hombre que
vivía para gastar. Sin embargo, la respuesta del emperador Carlos V fue bastante moderada: no
otorgó, salvó a Cortés y Pizarro, títulos de nobleza, porque buscaba evitar la formación de una
nueva sociedad feudal.
El modelo a seguir por las ciudades era el español, y si un peninsular lograba conseguir una
casa podría echar raíces. Los conquistadores también poseían grandes porciones de tierra, que
no servían de nada sin mano de obra que las trabajase, y ahí aparece la figura de la encomienda,
primero en México y después en Perú. Los encomenderos debían proteger a los indios y velar
por su bienestar espiritual, mientras que estos le debían mano de obra. El tipo y la cantidad de
trabajo a realizar estaban regulados para no repetir el caso de las Antillas. La encomienda era
hereditaria, pero a pesar de sus esfuerzos, no lograban convertirse en una clase nobiliaria a la
europea. En 1542 las Leyes Nuevas decretaron el fin de la encomienda. Sin embargo, en Nueva
España el virrey se desentendió. En Perú desató una revuelta en 1544 recién pacificada en 1548,
cuando Gonzalo Pizarro fue derrotado por Pedro de La Gasca. En 1549 se logró abolir el deber
que tenían los indios de efectuar servicio personal obligatorio; en adelante, los indios de las
encomiendas sólo estarían sujetos al pago de tributos. Lógicamente, este decreto también fue
difícil de cumplir.
La evangelización de América fue dirigida en sus primeras etapas por miembros de las
órdenes regulares, distintos del clero secular. Los frailes que salieron de España para convertir
a los indios se vieron a sí mismos como entregados a una misión de especial importancia en el
esquema divino de la historia. Arrancaron bien pero pronto comenzaron las dudas: el número
de conversiones era enorme, pero de baja calidad, ya que se creía que los indios seguían
adorando a sus dioses en secreto. El movimiento evangelizador tuvo más éxito en México que
en Perú.
En cuanto a la inmigración, llegaron muchísimos inmigrantes y de todas partes de España.
Algunos llegaban para reencontrarse con familiares, otros para conseguir lo que no pudieron
tener por derecho de sangre en su país natal. La escasez de mujeres fomentó los matrimonios
mixtos. No sólo los blancos transformaban la composición étnica, también había una fuerte
corriente de emigración africana. La proximidad de las ciudades fundadas por los
conquistadores, la mano de obra que pedían los encomenderos y el tributo que exigía la corona,
la usurpación por parte de los españoles de las tierras indias, la infiltración de los blancos y
mestizos, todos estos elementos ayudaron a destruir la comunidad india y lo que quedaba de su
organización social anterior a la conquista. Además, se suma el hecho de las enfermedades
europeas.
Manero Salvador - La controversia de Valladolid: España y el análisis de la
legitimidad de la conquista de América
1. La legitimidad de la conquista
El descubrimiento fue un hecho sin precedentes. Operó como un estímulo en la vida
intelectual, provocando ensanchamiento de ideas e inquietudes, además de un debate sobre el
rol de los españoles en cuanto a la legitimidad de la soberanía, la licitud (o no) de la guerra y los
problemas conectados a la naturaleza del indio. Los territorios son donados por el papa en 1493,
como acostumbraba a hacerse en el período medieval. La evangelización tuvo su punto de
partida en 1522, en parte porque se necesitaban esclarecer las noticias en cuanto a los maltratos
a los indígenas. El debate suscitado pronto pasó del campo jurídico al campo moral: si las
prácticas de los colonos no se ajustaban a la moral cristiana, el derecho de Castilla al dominio
no estaría justificado. Estos debates sobre la legitimidad conllevaron la promulgación de
legislación (Burgos y Nuevas) así como el replanteamiento del ideario bajomedieval en
cuestiones tales como la guerra justa y otros.
2. El mito del buen salvaje y Las Casas
Ve su origen en el XVI dentro del ámbito renacentista de exaltación del “hombre natural”,
un pensamiento utópico que se reflejaba en la composición de dos estilos opuestos de vida: el
civilizado y el salvaje. Las Casas consideraba a los indios como gente sin maldad y a los españoles
como seres crueles. Se puede encontrar una reivindicación absoluta de los indios, de su modelo
de vida y de su dignidad. Hay tres etapas en su pensamiento: en la primera hay un marcado
carácter voluntarista, en la segunda se acerca más al naturalismo y al “buen salvaje” (en este
momento debate con Sepúlveda), y la tercera etapa es racionalista, reconociendo la libertad
como atributo básico de la condición humana.
Consideraba al indio como un ser de extraordinaria capacidad racional, y esta capacidad se
dividía en dos planos: el orgánico y el histórico. En cuanto al aspecto orgánico, hacía referencia
al ambiente físico en el que se desarrollaba el indio, a través de un absoluto entendimiento
racional con el medio que lo rodea. Por lo que respecta al aspecto histórico, comparó los modos
de vida individual, familiar y social del indio con los europeos, diciendo que los primeros eran
superiores por su capacidad organizativa y de división del trabajo. Sin embargo, el aporte más
importante fue la incorporación del concepto de “salvaje” (o bárbaro) como parte de la
Humanidad.
3. La legitimidad de la guerra contra los indios y Sepúlveda
Sepúlveda es el máximo defensor de la postura imperialista. En el Demócrates Primus
defiende la legitimidad de la guerra con carácter general, una vez agotados los medios pacíficos
para la resolución de asuntos. Es decir, el tema no era con los indios, venía de antes. El principal
aporte es el Demócrates alter, donde intentaba compatibilizar la servidumbre aristotélica y la
moral cristiana.
Las características de la guerra justa eran las siguientes: debía ser declarada por el príncipe,
quedar excluido el deseo de venganza y evitar sufrimientos desproporcionados. Estaba
legitimada en el caso de repeler una agresión, recuperar lo que fue arrebatado contra Derecho
o castigar aquellos que no lo fueron lo suficiente por su soberano. Las causas con las que se
justificaba la dominación española eran otras: los indios eran menos cultos y por esto incapaces
de gobernarse, cometían pecados contra la naturaleza, sacrificios humanos y no predicaban el
evangelio. Además, había otras dos causas, el derecho a la guerra contra los idólatras y el castigo
de injurias contra Dios. Básicamente se apoyaba en la exaltación del sentimiento nacionalista
español.
4. La guerra en el pensamiento lascasiano
Las Casas afirmaba que debía evitarse la guerra de cualquier modo. La postura era la de su
tiempo pero cambiaba al tratarse a los indios. La guerra era injusta ya que la única tarea de los
españoles era la evangelización, según Abellán. Pérez Luño creía que Las Casas era un testimonio
del “pacifismo incondicional” en cuanto a la guerra en general.
5. La controversia de Valladolid
a. Una perspectiva introductoria
Carlos V estaba súper preocupadísimo mal y manda a detener la conquista en 1549
(¡Después de la muerte de diez millones de indígenas! Se acordó un poquito tarde). Cede a las
presiones de Las Casas (y no a las de su bolsillo). Se convocó a una Junta en la que debatirían los
dos protagonistas del texto. Las Casas se muestra pacifista, Sepúlveda recontra aristotélico.
b. El desarrollo de la controversia: los argumentos y el resultado
La Junta es un hito en la historia ya que se pone en duda la justificación jurídica de una
guerra llevada a cabo por ellos mismos. Eran dos tribunales, uno de juristas y otro de teólogos.
Se puso en discusión la composición del grupo de teólogos (tres de los cuatro eran de la orden
de Las Casas) pero siguió todo igual.
i. Las Casas y Sepúlveda: argumentos contrapuestos
Primer argumento: tomista. Plantea una división natural entre los pueblos, la necesidad de
obediencia por parte de los irracionales. La respuesta de Las Casas fue también aristotélica,
distinguiendo entre las cuatro categorías de bárbaros, acusando a su oponente de desconocer
las diversas categorías (uffff men la re acotaste) y disintiendo del método propugnado por
Aristóteles acerca del sometimiento (no coincidía en que el filósofo justificaba el uso de la
fuerza).
Segundo argumento: Sepúlveda alegó al crimen de devorar carne humana sumado al de
idolatría (hizo un combo a lo Mortal Kombat), ya que estas actividades atacaban al derecho
natural. Las Casas replicó que todo castigo debe realizarse con autoridad jurídica, de la que
carecían los príncipes españoles. Los indígenas entraban dentro de los fueros ya que eran
paganos, no eran súbditos de Cristo porque no recibieron la fe, sólo lo eran en potencia. El último
punto en su argumentación era que la iglesia no tenía jurisdicción sobre los idólatras, basándose
en San Agustín.
Tercer argumento: Sepúlveda se basa en la necesidad de evitar sufrimientos innecesarios a
las víctimas de la idolatría y los sacrificios (al final era un tierno). Las Casas volvió a centrarse en
la jurisdicción de los indios. Además, decía que los indios eran personas inocentes y que la iglesia
debía velar por su protección, no masacrar a sus hombres y violar a sus mujeres e hijas. Lo que
era necesario era un cambio de religión en la cual estos crímenes no tuvieran cabida, a través
de una tarea evangelizadora.
Cuarto argumento: Sepúlveda afirmaba que a través de la guerra se facilitaba la
evangelización de los indígenas, basándose en San Agustín, y que la fuerza debía utilizarse sólo
si fuera de alguna utilidad y si se pudiera llevar a cabo sin dificultad. Las Casas sostiene que San
Agustín se refería a los herejes y no a los paganos. Además, acusaba a su contendiente de pecar
de haber realizado una lectura literal.
No hubo un resultado definitivo. La penetración (nunca mejor dicho) se detuvo de 1550
hasta 1556, cuando se dictaron las instrucciones pedidas por el virrey de Perú para proseguir
con el establecimiento de los españoles, sin que se causara daño a los indígenas. En último caso,
estas instrucciones sí justificaban la guerra (¿no sería esto un triunfo de Sepúlveda?). La
confrontación condujo a la consideración de los indios como seres racionales, sin matices, se era
o no se era racional. Sepúlveda admite graduaciones en las cuales los más civilizados, entre ellos,
España, debían gobernar a los menos civilizados.
6. Conclusión
La contienda nos arroja dos perspectivas diferentes en cuanto a la historia del pensamiento
español en la conquista se refiere. Sepúlveda se adelanta a su tiempo, a través de lo que sería
un nacionalismo renacentista, mientras que con Las Casas nos quedamos en el universalismo
medieval. Hoy día se invierten las perspectivas.

David Brading – Orbe Indiano, de la monarquía católica a la república criolla (1492 –


1897). Conquista e Imperio. Un mundo nuevo
I)
En los casos de Inglaterra y Portugal, toda una serie de viajes, financiados por la corte, los
mercaderes y la nobleza precedieron al resultado final y virtuoso, mientras que el caso de Colón
fue una empresa estrictamente personal, salvo por lo económico (aun así, obteniendo poca
colaboración en este aspecto). Su convicción era tan grande que soportó siete años de desdenes
en las cortes de Portugal y Castilla. El descubrimiento de una ruta directa, desde las Azores o las
Canarias fue obra exclusiva de Colón.
El descubrimiento de América no fue casual. La biografía de Colón, escrita por su hijo, da
nota de la grandísima experiencia de su padre en la navegación, comprendiendo el
comportamiento de las diversas corrientes y vientos del océano. Había escuchado rumores de
cadáveres de origen desconocido en las costas de las Azores. Como experto navegante, tenía
conocimientos acerca de la geometría, astronomía y geometría. Además, era hábil cartógrafo, y
conocía mucho acerca de la literatura de viajes, la descripción del Catay y del Gran Khan hecha
por Marco Polo fortaleció su deseo de llegar al Asia. El aprovechamiento del resurgimiento del
conocimiento geográfico en su época y el avance en la navegación fueron fundamentales para
la consecución del objetivo. Sin el interés en la exploración y el comercio de ultramar hubieran
sido inimaginables los viajes transatlánticos.
El interés en la expansión marítima estaba íntimamente vinculado con el interés comercial.
Mercaderes genoveses importaron esclavos de Africa e introdujeron la plantación de la caña de
azúcar en Madeira (isla cerca de las Canarias, al suroeste de Portugal).
Colón tomó posesión de las islas en nombre de los Reyes Católicos e instaló una reducida
guarnición para conservarlas. Trató de evitar los peores excesos de los colonos, sin embargo,
fue él quien inició el tráfico de esclavos llevándose para su exhibición varios indios del primer
viaje, y después enviando todo un cargamento de esclavos para su venta en Sevilla. Al mismo
tiempo, se obsesionó por la búsqueda de oro para financiar nuevas empresas y sostener a la
colonia que ya existía en La Española (primer asentamiento europeo ubicado en una isla del
Caribe). El almirante puso sus habilidades náuticas al servicio del capitalismo europeo, no
desarrollado por completo pero capaz de aprovechar el nuevo continente.
El hecho de que Colón, a pesar de su complicado segundo viaje, volviera a las Américas para
buscar, una vez más, un paso al Asia, es una clara demostración de lo superficiales que resultan
las explicaciones referidas al lucro material y al ascenso social como objetivos de su empresa.
Si Colón buscó oro y esclavos fue porque comprendió que el comercio era indispensable
para sostener la colonización. En lo personal, su preocupación seguía siendo conseguir la
financiación para financiar sus viajes de exploración y encontrar la ruta del Catay.
Ahora bien, ¿cuál era el objetivo de Colón? Se había opuesto a todos los expertos de la época
y ahondó en un cuerpo heterogéneo de textos, algunos geográficos, otros bíblicos, para argüir
que el mundo era mucho más chico que lo que pensaba Ptolomeo. Los geógrafos y expertos
marinos de Portugal recomendaron a su monarca que ignore toda petición del genovés. ¿Por
qué persistió tanto y cómo logró convencer a los Reyes Católicos?
Sus contemporáneos resolvieron el problema utilizando un engaño; el primer cronista
general de las Indias, Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés, planteó la posibilidad de que Colón
hubiese conocido a algún piloto no nombrado, extranjero, que, desviado de su curso por una
tormenta, tuvo como última acción iluminar a Colón con su descubrimiento. Esta teoría fue
sostenida por Francisco López de Gomara, segundo gran cronista. Hernando Colón escribió una
biografía de su padre, en parte para combatir esta opinión, pero su obra no recibió la atención
merecida ya que fue publicada en italiano mientras los cronistas españoles se encontraban más
preocupados por celebrar las hazañas de Cortés y Pizarro.
Sin embargo, la respuesta se encuentra en el testimonio del propio Colón. Empezó su diario
del primer viaje afirmando que su propósito era llegar a Catay y al Gran Kan. Inclusive murió
creyendo haber descubierto las costas de Asia. Su objetivo era la conversión del Gran Kan al
cristianismo, la evangelización del lugar, seguido por una alianza contra el Islam, preludio,
esperaba él, de la reconquista de Jerusalén por parte de los reyes católicos. Colón se consideraba
el instrumento de la Divina Providencia elegido para poner en marcha los hechos que iniciarían
la última época de la historia del mundo, previa a la segunda venida de Cristo y el Juicio Final.
Teniendo como guías a San Agustín y a Pierre d’Ailly (geógrafo y teólogo), el almirante calculó
que de los 6.000 años que duraría el mundo, sólo restaban 155 años, período apenas suficiente
para evangelizar la humanidad. Iluminado por estas convicciones, las cuestiones materiales no
tendrían peso alguno. El hecho de que un lego ignorante y no un gran teólogo hubiese sido
elegido para una tarea de tal magnitud era prueba mayor del designio oculto de la Providencia.
Colón no fue ajeno a su contexto. En España, la emoción generada por el final de la
Reconquista de Granada en 1492, seguida por la expulsión de los moros y los judíos, tuvo como
consecuencia que los Reyes Católicos sean tenidos en cuenta como los instrumentos preferidos
por la providencia, sentimientos expresados tanto en la corte como en los círculos eclesiásticos.
Ellos compartían la euforia religiosa, sólo así se entiende el apoyo brindado al almirante.
Además, existe la cuestión de que el nexo entre Colón y la corte era el fraile franciscano Juan
Pérez; de haber estado simplemente preocupado por intereses comerciales o privados, no
habría obtenido ese apoyo. Fue precisamente la idea de reanudad la misión a China (los
franciscanos ya habían enviado una misión a Pekin en el SXIII) junto con la insinuación de que
podría ser la última época de la humanidad la que movió a Pérez a obtener el apoyo real para el
viaje de exploración.
De manera irónica, fue precisamente este afán religioso el que impidió que Colón
reconociera que había descubierto un nuevo mundo. En su tercer viaje, en 1497, identificó el río
Orinoco como uno de los cuatro ríos que regaban el jardín del Edén, creyendo que había
descubierto el sitio original del paraíso, identificación confirmada por el hecho de que los sabios
medievales ubicaban el paraíso en la extremidad más remota de Asia. Sin duda, el éxito de sus
primeros viajes robusteció la idea de Colón de que allí había una elección divina. Esta fue la
confirmación de sus esperanzas. Las fuentes ignoran cuándo, cómo y a qué se deben las mismas.
II)
Fue el relato de Américo Vespucio, “Novus mundus”, el que captó la imaginación de las
clases educadas: su elegante prosa latina fue traducida rápidamente a las principales lenguas
europeas. Tan grande fue su circulación que en 1507, cuando Martín Waldessemuller,
cartógrafo alemán, fue comisionado para ilustrar una edición de las cartas de Vespucio con un
mapamundi, llamó América al continente recién descubierto, aplicando el nombre a la masa de
tierra debajo del Ecuador. Sin embargo, Vespucio era poco más que un aventurero florentino,
un piloto subordinado en las expediciones de los portugueses, que en sus cartas a Lorenzo de
Medicis y a otras luminarias trató de dar la impresión de que él había sido el primer descubridor
del Nuevo Mundo. (un garca). Su verdadera realización fue literaria, su escrito es una fábula
renacentista, un cuento breve y sencillamente escrito, de una travesía hasta costas
desconocidas. Hizo pocas menciones de los intrusos europeos y sus nefastas (adjetivo del autor)
actividades esclavistas.
La emoción de Vespucio al describir el Nuevo Mundo es inconfundible. Habla de densos
bosques, poblados por incontables especies de aves y bestias desconocidas en Europa, de
diferentes sistemas de estrellas en el cielo. Era un paraíso terrenal, idea sostenida por la sencillez
y comunión en la que vivían los indígenas (desnudos, sin propiedad individual, sin rey,
desconocedores del matrimonio).
Posteriormente, en sus cartas, mencionará los únicos elementos disonantes en esta imagen
del hombre natural, al confesar que los habitantes gozaban de luchar entre sí y que devoraban
las carnes de sus cautivos con considerable placer. Llegó a concluir que su modo de vivir era
bárbaro. También reconoció que los indios lanzaban frecuentes ataques contra los visitantes
europeos, pero remarcando que la raíz de esto era la venganza, no la ambición de riqueza o
poder. Ofreció una imagen notablemente fiel del salvaje ideal, imagen que será cosechada y
predominará a lo largo de varios siglos.
De orbe Novo (1514) (Décadas del nuevo mundo) ilustra de manera precisa el grado en el
que las preocupaciones del Renacimiento Italiano determinaron el modo en el que fue visto el
Nuevo Mundo. Es una colección de cartas escritas en latín por Pedro Mártir de Anglería,
humanista milanés residente en la corte española, dirigidas al cardenal Ascanio Asforza y al Papa
León X. Cansado de enseñar latín, se dedicó a mantenerse informado de la situación en el Nuevo
Mundo conversando con Colón y otros exploradores y enviar el resultado de sus investigaciones
a Italia. También caracterizó a los indígenas con términos tomados de la literatura clásica,
ilustrando una sociedad ideal, sin elementos tales como “la fuente de todas las desgracias, el
dinero”, la escritura, la propiedad de la tierra, ofreciendo una crítica implícita a la Europa de la
época. También reconocía el predominio de la guerra y su repugnancia ante los informes de
canibalismo.
En sus primeras cartas celebró los descubrimientos, posteriormente realizó una crónica de
las hazañas de los españoles con creciente desaprobación, mientras que en las últimas,
publicadas en 1530 después de su muerte, Mártir informa a Europa de la esclavización y ulterior
destrucción de la población aborigen de las Antillas. La conquista, el hambre, la viruela, la
esclavitud, eran culpables de miles de muertes. Si bien notó que el Consejo del Rey intentó
regular estas actitudes, concluyó que los españoles eran insaciables, y si el accionar de los
mismos, teniendo en cuenta el carácter religioso de la empresa, no sería blasfemo.
El aporte de Vespucio y Mártir consistió en legar una imagen del Nuevo Mundo y de sus
habitantes que no abandonaría la imaginación de Europa durante los siglos venideros. Los
relatos de los viajeros modernos confirmaban el cuadro de los primeros hombres, ya trazado
por los antiguos poetas y satíricos. Vivían según los dictados de la naturaleza, libre de las
convenciones y leyes de la civilización.
El humanista francés Michel de Montaigne (1533 – 1592), en su ensayo “De los caníbales”,
se preguntó en qué era superior la Europa cristianizada al nuevo mundo y si no los españoles,
teniendo en cuenta las atrocidades realizadas en el nuevo continente, no demostraron mayor
barbarie que los indígenas. Pintó sus modales y sociedad como una norma de conducta natural
por la cual medir y criticar a la Europa contemporánea, y en particular, fustigar a Italia, opresora
de Italia y enemiga de Francia. En todo este ciclo de discusiones se citaron como ejemplos los
habitantes de las Antillas y de Brasil, pocas referencias hacia los pueblos del Perú y México: el
ideal era el salvajismo natural, no la civilización ajena.
III)
El año 1492 fue clave para España, año de guerra y exploración, año de euforia patriótica y
religiosa. La conquista de Granada y el descubrimiento de América ocurrieron gracias a la unión
de las coronas de Castilla y Aragón en 1474, pues fueron los recursos sumados y la fuerza política
de Isabel y Fernando los que permitieron a los españoles sostener una campaña durante diez
años contra el reino moro, y luego financiar la expedición de Colón al Caribe. En su momento, la
victoria contra el Islam fue la que causó mayor júbilo, especialmente porque con la partida de
su rey fueron expulsados también todos los judíos profesos de España. No es de sorprender que
la caída de Granada intensificara el ambiente de expectativas mesiánicas que recorrió España
así como otros países de la Europa occidental a finales de la Edad Media. Fueron tales
consideraciones las que motivaron el envío de una expedición, en 1509, al norte de África, que
logró tomar el puerto de Orán. En el marco de la política europea, fue más importante la derrota
de unas fuerzas francesas en el sur de Italia, en 1503, reivindicando así la pretensión dinástica
del rey Fernando al reino de Nápoles y Sicilia. El círculo de engrandecimiento territorial fue
completado por Navarra, con lo cual todos los estados de la península, salvo Portugal, quedaron
unidos bajo un rey común. En una sola generación, los Reyes Católicos lograron transformarla,
de un conglomerado de estados fronterizos a una monarquía que ocupaba el centro mismo de
la política y la guerra en Europa.
El triunfo de las armas españolas fue acompañado por un poderoso brote de actividad,
particularmente en todos los aspectos de la vida cristiana en la Península. Los Reyes Católicos
dejaron en manos de Francisco Jiménez de Cisneros, ascético fraile franciscano, el arzobispado
de Toledo y primado de España, con el objetivo de purgar al gobierno de la Iglesia de sus peores
abusos. Como resultado, se reformaron y renovaron las órdenes mendicantes, ocurriendo algo
similar con los dominicos. Fue este movimiento de renovación, que vio su nacimiento desde
antes de la reforma en Alemania, el que echó los cimientos para la gloriosa época de la Iglesia
española.
La vida intelectual, al mismo tiempo, experimentó una marcada intensificación. En esta
esfera también participó el cardenal Cisneros, fundando una nueva universidad en Alcalá con
cátedras especiales en griego y teología escolástica, y aportando fondos para la publicación de
la primera Biblia políglota, con textos paralelos en hebreo, griego y latín. El siglo XVI supuso en
todo el mundo un marcado aumento del número de estudiantes en universidades. Los títulos de
derecho civil y derecho canónico ofrecían la perspectiva de los altos cargos en la Iglesia y el
Estado (los Reyes Católicos dependían de los espíritus de sus juristas universitarios para que les
ayudaran a la vez como consejeros del Estado y como magistrados locales). Estos “letrados” (las
comillas son puestas por el autor, no sé por qué) resultarían indispensables para el gobierno del
pululante imperio de España en ultramar. Se abandonó la especialización de los académicos, la
teología y la filosofía dejaron de ser asunto únicamente de las órdenes religiosas, se crearon
nuevas universidades para la enseñanza de teología escolástica.
La fuerza del carácter católico de los acontecimientos generó una intolerancia que acabaría
por lidiar con la paranoia y aplicar la más absoluta ortodoxia. Una gran cantidad de musulmanes
pobres quedaron en España después de 1492, y un número indeterminado de judíos conversos
también. Al cabo de una década se había obligado a los moriscos a convertirse al cristianismo, y
durante todo el SXVI permaneció una minoría rebelde hasta su expulsión en 1605. Los judíos
conversos se infiltraron perfectamente en la sociedad. En 1482 se había establecido la
Inquisición, y uno de los motivos para que esto suceda fue para enfrentarse a los judaizantes, y
en adelante un rasgo central sería la persecución de los cristianos nuevos. Posteriormente para
los futuros canónigos se necesitaban testimonios de pureza de sangre (demostrar la ausencia de
antepasados judíos) aunque esto fue sorteado por muchas familias nobles, inclusive también
numerosos religiosos.
El florecimiento cultural en España no debe definirse como simple consecuencia del
Renacimiento italiano, debemos recordar que Castilla la nueva y Andalucía no habían sido
conquistadas hasta mediados del SXIII: expansión que significaba que gran parte de España se
encontraba atrasada en relación con el florecimiento cultural del norte de Europa en aquel siglo
(atrasados en literatura, pintura, arquitectura, etc). La presencia de unos cuantos humanistas
italianos en España no afectaba el carácter medieval de la cultura española. Flandes y Borgoña
(Francia) fueron eran las maestras de España en artes visuales, literatura y religión. El
renacimiento cristiano del norte de Europa, encabezado por Erasmo, el que ejerció la influencia
más inmediata, ya que su hincapié en los padres de la Iglesia y no en los clásicos paganos
encontró gran acogida en los círculos eclesiásticos.
Fue en el reinado de Carlos V (1517 – 1554) cuando se manifestó la notable gama de
influencias que había penetrado en España. Castilla surgió como el centro político del patrimonio
de los Habsburgo, que abarcaba los Países Bajos, Austria, Bohemia, Milán y Nápoles. En la
primera impresión de que el nuevo rey dependiera de consejeros flamencos, además del
despilfarro de su corte, generaron sospechas e incluso un levantamiento (rebelión de los
comuneros de 1519). Sin embargo, la rápida derrota del movimiento reforzó la doctrina de que
la autoridad del rey era absoluta pues derivaba directamente del cielo. En adelante, la nobleza
y los hidalgos empobrecidos de la Península se alistaron gustosos en los ejércitos de su real
señor, y siguieron al emperador a una serie de campañas, incluida la victoria, en 1520, sobre el
rey de Francia en su lucha por el dominio de Italia. Su carácter religioso confirmó al emperador
como principal defensor de la fe católica en un momento en el que esta se veía amenazada. Los
Habsburgo heredaron la misión de los Reyes Católicos. En un contexto moderno, existía un
cúmulo de esperanzas puestas sobre él de carácter medieval, entre ellas, la instauración de un
imperio universal.
IV)
No todos los testimonios apoyan la asimilación del descubrimiento del Nuevo Mundo con el
advenimiento de una nueva época. Como hemos visto, el propio Colón fue impulsado por
convicciones religiosas que se derivaban de un ciclo de profecías, iniciado en el siglo XII. La
primera catedral del Nuevo Mundo era de carácter gótico. Los conquistadores intentaron
emular la imagen del Cid, ansiando honores y nobleza en las tierras arrebatadas. El renacimiento
italiano ejerció influencia en el ámbito de la descripción literaria, en la imagen creada por
Américo Vespucio y por Pedro Mártir de los descubrimientos de una sociedad que vivía bajo el
régimen de la naturaleza y no de la civilización. Debe trazarse una distinción entre los
conquistadores y aquellos que narraron la conquista. En poco más de una década se abrió una
fisura entre la imagen y la realidad.
Según muchos historiadores, la gran división que separa la edad moderna de épocas
anteriores debe ubicarse en el SXVII, cuando la revolución científica logró reducir los fenómenos
físicos de la naturaleza a regularidades matemáticas y así socavó decisivamente la autoridad de
la ciencia y la filosofía antiguas: revolución intelectual que hizo caducar todo el edificio de la
filosofía escolástica levantado sobre la unión de Aristóteles y la teología cristiana. En la larga
época preparatoria que abarca desde el SXIII hasta el SXVII, el Renacimiento no fue más que un
capítulo en una compleja historia. Para Alejandro de Humboldt, la paradoja de Colón, un hombre
sumamente instruido y, a la vez, ferozmente religioso, podría no serlo; no sería el único científico
en esa época que padeciera una fuerte carga religiosa en su ser. La combinación de maestría
técnica y convicción mística, sometidas ambas para servir a la expansión comercial y al poder
político, fue la característica que unió a Colón con algunas de las más grandes figuras de la
ciencia y la técnica de Occidente. No hubo nada accidental o fortuito en la invención del nuevo
mundo.

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