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A pesar de no haber nacido en tierras murcianas, el naturalista ilustrado Antonio José Navarro
representa una de las figuras más destacadas y desconocidas del panorama científico durante la
segunda mitad del siglo XVIII en el sureste peninsular. La vida y obra de Navarro no han sido
objeto de estudio hasta la publicación de los recientes trabajos de Guillén Gómez (1997) y
Castillo Fernández (2000). En este sentido, afrontamos la contribución de Navarro con el
propósito de situar su figura en el lugar histórico-científico que le corresponde.
En sus Viajes, Navarro (1789) recogió y discutió varias cuestiones sobre Paleontología y Geología.
Se trata de la descripción en forma de cartas de dos viajes sucesivos que realiza entre el verano
y el otoño de 1789 por lo que él llamaba “mi país”. Partiendo en ambas ocasiones de Baza, su
lugar de residencia, recorre en el primero las tierras próximas a esta ciudad llegando incluso a
la vecina Sierra de los Filabres en Almería. En su segundo viaje se desplaza hasta Águilas
deteniéndose en Lorca para describir los avances en las obras de los pantanos de Puentes y
Valdeinfierno. Durante esta visita Navarro escribe:
No han sido únicamente las obras del arte las que me han hecho agradable la vista de los
pantanos, también han contribuido las de la naturaleza. Todos aquellos montes están llenos de
cuerpos marinos fósiles y petrificados. Desde el estrecho de la Culebrina en donde está el
pantano de Valdeinfierno hasta la sierra del Caño sobre Lorca corre una faxa o banco de seis
leguas de largo en donde se hallan amontonadas inmensas producciones marinas. Todo es de
piedra franca formada de destrozos de ellas.
A pesar de no alcanzar nunca el prestigio dentro y fuera de la región de los científicos murcianos
consagrados como Ángel Guirao, Francisco Cánovas Cobeño y Olayo Díaz, la labor de Martínez
Cañada fue meritoria en cuanto al conocimiento del medio natural y a su importante
contribución a la difusión y desarrollo en Murcia de la ciencia de su época. Se trata de un
naturalista murciano del que se conocen muy pocos datos biográficos. Toda la información sobre
este personaje ha sido extraída de un extenso trabajo publicado en el número 2 de la revista
Pleita (López Fernández et al., 1999). Según López Fernández et al. (1994), Martínez Cañada fue
uno de los principales protagonistas del proceso de introducción en Murcia de las teorías
evolucionistas, aunque hay que señalar que durante su vida se pronunció en contra de las
mismas, luchando siempre porque no se aceptasen. En el ámbito geológico fue un catastrofista
convencido, alineándose con Cuvier o Beaumont y rechazando las ideas de Lyell. En cuanto al
debate biológico, atacó duramente el transformismo de Darwin con argumentos de carácter
religioso, sobre todo en lo relacionado con el origen del hombre.
En 1868 Botella introduce la figura de uno de los personajes murcianos más emblemáticos del
siglo XIX, el lorquino Francisco Cánovas Cobeño (Botella, 1868). Su interés y entusiasmo por las
Ciencias Naturales y su labor docente e investigadora sobre la geología y paleontología regional
le hacen digno merecedor de una pequeña reseña biográfica en esta síntesis histórica. Como
hombre de amplia formación, Cánovas publicó varias obras y trabajos científicos referentes a la
fauna, geología y agricultura lorquinas, así como a la propia historia, arqueología y patrimonio
monumental de su ciudad. Uno de los más interesantes y curiosos es el recogido durante 1873-
74 en varios números de la revista El Ateneo lorquino titulado Viajes por el término de Lorca a
través de los tiempos geológicos con unos caballeros en desuso (Cánovas, 1873,1874). Dichos
caballeros no son otros que los dioses griegos del mar y de la tierra Neptuno y Plutón, los cuales
se le presentan en sueños al autor y le van enseñando la región, cubierta en ese momento por
el mar, donde millones de años después quedarán ubicadas las tierras de Lorca. Con un lenguaje
sencillo y muy didáctico, Cánovas describe las características faunísticas, botánicas y geológicas
de la región en un recorrido que comienza en el Silúrico y finaliza en el Cuaternario. En su viaje
cita los fósiles que va descubriendo (ammonites, belemnitas, braquiópodos, corales y bivalvos)
e identifica el género y especie de casi todos los ejemplares, lo que demuestra una buena
formación paleontológica.
Historia de la geología
M.
Eón Era Período Época años Eventos principales
atrás
Mamíferos marsupiales,
Mesozoico Jurásico 201,3± primeras aves,
0,2 primeras plantas con flores
Abundantes insectos,
Pensilv
323,02 primeros reptiles, bosques
ánico
±0,4 de helechos
Carboníf
eronota1 4
Paleozoico Misisípi
358,9± Árboles grandes primitivos
co
0,4
Aparecen los
Devónico 419,2± primeros anfibios, Lycopsida y Pr
3,2 ogymnospermophyta
Neoproteroz
Criogénic
oiconota1 5 ~720 Tierra bola de nieve
o
Estatéric
1800 Posible primer eucariota
o
Fotosíntesis
Arcaico Neoarcaico 2800 oxigénica. Cratones más
antiguos
Mesoarcaic
3200 Primera glaciación
o
Comienzo de la fotosíntesis
Paleoarcaic
3600 anoxigénica y primeros posibles
o
fósiles y estromatolitos
Primeras células.
Eoarcaico 4000 Primer supercontinente, Vaalbar
á.
NÚCLEO
INTERNO
NÚCLEO
EXTERNO
MANTO
CORTEZA
HIDROSFERA