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destitución vulneración principio de probidad administrativa

NÚMERO DICTAMEN FECHA DOCUMENTO


049580N08 22-10-2008
NUEVO: REACTIVADO:
NO SI
RECONSIDERADO
RECONSIDERADO: PARCIAL:
NO NO
ACLARADO: ALTERADO:
NO NO
APLICADO: CONFIRMADO:
SI NO
COMPLEMENTADO: CARÁCTER:
NO NNN

DICTAMENES RELACIONADOS

Aplica dictámenes 59101/2004, 31782/92, 30733/2000


Acción Dictamen Año
Aplica 059101 2004
Aplica 031782 1992
Aplica 030733 2000

FUENTES LEGALES

ley 18695 art/53 ley 18883 art/120 lt/d ley 19880 art/57 ley 18883 art/156 ley 18883
art/130 ley 18883 art/136 ley 18883 art/58 lt/i pol art/8 ley 18575 art/52 ley 18575
art/62 ley 18883 art/123 inc/2 DFL 1/19653/2000 sepre

MATERIA

Se ajustó a derecho proceso sumarial que aplicó medida disciplinaria de destitución a


funcionario municipal. Lo anterior, dado que el inc/2 del art/123 de la ley 18883, señala
que la medida disciplinaria de destitución procede cuando los hechos constitutivos de una
infracción vulneren gravemente el principio de probidad administrativa. Dicho principio no
infracción vulneren gravemente el principio de probidad administrativa. Dicho principio no
sólo constituye un sinónimo de honestidad, sino que alcanza a todas las actividades que un
funcionario público realiza en el ejercicio de su cargo, teniendo, incluso, por aplicación de tal
principio, el deber de observar una vida privada acorde con la dignidad de la función, en
conformidad con la lt/i del art/58 de la ley 18883. Además, el art/62 de la ley 18575, que
dispone que contravienen "especialmente" el referido principio las conductas que enumera,
fluye que el legislador no limitó a un número determinado las acciones funcionarias que lo
infringen, sino que, por su intermedio, únicamente se limitó a destacar las que no pueden
dejar de considerarse una trasgresión al mismo.

DOCUMENTO COMPLETO

N° 49.580 Fecha: 22-X-2008

Esta Contraloría General, en cumplimiento del mandato contenido en el artículo 53 de la Ley N° 18.695 -
Orgánica Constitucional de Municipalidades- ha procedido a registrar el decreto indicado, mediante el
cual se le aplica a don Bibian Espinoza Varas, la medida disciplinaria de destitución, contemplada en los
artículos 120, letra d), y 123, ambos de la ley N° 18.883, al término de un sumario administrativo
ordenado instruir a su respecto por decreto N° 3.367, de 2007.

Por su parte, la persona individualizada, en el ejercicio del derecho que le confiere el artículo 156 de la
ley N° 18.883, se ha dirigido a este Organismo de Control reclamando en contra del señalado sumario,
por cuanto, a su juicio, durante su tramitación se produjeron vicios de legalidad que hacen procedente
su invalidación, a saber: que el fiscal actuó de manera parcial y sesgada, y al margen de las normas que
regulan los sumarios, cuestión que, a su juicio, se reflejaría, fundamentalmente, en que los cargos
formulados no habrían sido suficientemente acreditados; que no se consideró como circunstancia
atenuante el tiempo desempeñado en el municipio y, que, como consecuencia de lo anterior, no existe
proporcionalidad entre la falta imputada y la sanción aplicada.

Como cuestión previa, es del caso señalar que si bien de acuerdo con el referido artículo 156, compete a
esta Contraloría General velar porque se respeten las normas legales y constitucionales que rigen a los
funcionarios públicos -en el caso planteado, las relativas a los procedimientos disciplinarios-, ello no la
convierte en una instancia procesal para que aquéllos soliciten dejar sin efecto un acto administrativo
dictado por la autoridad competente, sobre la base de la exposición de los mismos hechos ya
investigados en el sumario, y no sobre la aplicación o interpretación de las normas jurídicas que regulan
la garantía constitucional de un debido proceso (aplica criterio contenido en el dictamen N° 59.101 de
2004).

Enseguida, cabe manifestar que efectuado el estudio del proceso disciplinario de que se trata, se ha
podido determinar que se encuentra ajustado a derecho, toda vez que en su sustanciación se observó
el cumplimiento de los trámites esenciales que sobre el particular contempla la legislación estatutaria
aplicable al recurrente -ley N° 18.883-, esto es, el ejercicio de su derecho a defensa; la formulación de
sus descargos; la rendición de sus pruebas y diligencias solicitadas y, la impugnación de la sanción
aplicada a su respecto, dándose, por tanto, cumplimiento a la garantía del debido proceso, antes
indicada.

Por consiguiente, en mérito de lo expuesto, forzoso resulta concluir que el procedimiento sumarial
instruido en contra del señor Espinoza Varas se ciñó a la normativa estatutaria que, en su caso, rige la
tramitación de esos procesos.

No obstante lo expresado, esta Entidad de Control estima conveniente pronunciarse sucintamente


No obstante lo expresado, esta Entidad de Control estima conveniente pronunciarse sucintamente
acerca de las alegaciones expuestas por el peticionario, a fin de efectuar las siguientes precisiones.

Sobre la falta de imparcialidad que, según el recurrente, habría manifestado el fiscal sumariante, es del
caso consignar que tal reclamo resulta extemporáneo, atendido que aquél fue apercibido para recusar
al fiscal en la instancia procesal pertinente -fojas 14-, acorde con lo dispuesto en el artículo 130 de la ley
N° 18.883, sin que así aconteciera.

Por otra parte, consta que el fiscal actuó con estricto apego a lo establecido en el artículo 136 de la ley
N° 18.883, por cuanto abrió un término probatorio de 20 días, a petición del inculpado, para que rindiera
las pruebas y practicara las diligencias invocadas -fojas 121-, requiriendo, en el marco de esas
diligencias, todas las pericias que el interesado solicitó en sus descargos, conforme así rola a fojas 122 a
137 y 140 a 155.

A continuación, cabe consignar que, a diferencia de lo sostenido por el señor Espinoza Varas, de las
piezas del sumario aparece que las conductas que le fueron imputadas, así como la participación que en
tales le cupo, fueron debida y suficientemente acreditadas a través de las declaraciones de los testigos,
y de otras probanzas, según consta en la investigación a fojas 33 y siguientes; 91 y siguientes; 156, 157,
166 y 168, entre otras.

Enseguida, y con el objeto de precisar las demás alegaciones formuladas por el recurrente, es necesario
recordar que el principio de probidad administrativa, consagrado en el artículo 8° de la Constitución
Política de la República -en cuya virtud el ejercicio de las funciones públicas obliga a sus titulares a dar
estricto cumplimiento a dicho principio-, consiste en observar una conducta funcionaria intachable y un
desempeño honesto y leal de la función o cargo, con preeminencia del interés general sobre el
particular, según así lo define el artículo 52 de la Ley N° 18.575, Orgánica Constitucional de Bases
Generales de la Administración del Estado.

Como se advierte de lo manifestado, y a diferencia de lo que sostiene el peticionario, el principio de


probidad administrativa no sólo constituye un sinónimo de honestidad, sino que alcanza a todas las
actividades que un funcionario público realiza en el ejercicio de su cargo, teniendo, incluso, por
aplicación de tal principio, el deber de observar una vida privada acorde con la dignidad de la función, en
conformidad con la letra i), del artículo 58 de la ley N° 18.883 (aplica criterio contenido en el dictamen
N° 31.782, de 1992).

En concordancia con lo anterior, el inciso segundo del artículo 123 de la ley N° 18.883, prescribe, en lo
que interesa, que la medida disciplinaria de destitución procede cuando los hechos constitutivos de una
infracción vulneren gravemente el principio de probidad administrativa.

De acuerdo con lo expresado, entonces, si bien el inciso segundo del artículo 120 de la ley N° 18.883,
dispone que la autoridad administrativa está obligada a considerar las circunstancias atenuantes que
arroje el mérito del proceso al momento de aplicar una sanción disciplinaria, ello no tiene lugar cuando
es la propia ley la que ordena aplicar una medida disciplinaria específica para determinada infracción, en
cuyo caso la autoridad se encuentra en la obligación de disponerla, no pudiendo ponderar circunstancias
que aminoren su responsabilidad administrativa.

En este contexto, el Alcalde de la Municipalidad de Santiago se encontraba en el imperativo de aplicar al


recurrente la medida disciplinaria de destitución, atendido que éste, conforme se advierte de las piezas
sumariales en estudio, incurrió en una grave contravención al principio de probidad, cuya sanción está
expresamente establecida en la ley, sin que correspondiera entrar a calificar su trayectoria funcionaria
como circunstancia atenuante.
Respecto a lo que afirma el afectado, en cuanto a que los hechos que se le imputaron no infringieron el
principio de probidad puesto que no robó, hurtó, se apropió de dineros públicos, defraudó al municipio,
dañó el patrimonio municipal ni ofendió a funcionarios, cumple con dejar establecido que las acciones
que infringen el principio de probidad no solamente son las que enuncia el interesado, sino que todas
aquéllas que impliquen contravenir la conducta funcionaria intachable y el desempeño honesto y leal en
la función o cargo, que la ley demanda que el servidor observe y cumpla.

Siendo ello así, el hecho que el recurrente no hubiese incurrido en las conductas que señala, no significa
que el actuar que dio origen al sumario seguido en su contra no constituyera una conducta reprochable,
de carácter grave, susceptible de castigarse con la medida disciplinaria de destitución, como, en
definitiva, ocurrió.

Corrobora lo expresado, el artículo 62 de la ley N° 18.575, que dispone que contravienen


"especialmente" el referido principio las conductas que enumera, precepto del cual fluye que el
legislador no limitó a un número determinado las acciones funcionarias que lo infringen, sino que, por su
intermedio, únicamente se limitó a destacar las que no pueden dejar de considerarse una trasgresión al
mismo (aplica criterio contenido en dictamen N° 30.733, de 2000).

Finalmente, y acerca de la petición que formula en orden a suspender los efectos del decreto que le
aplica la medida disciplinaria de destitución, con arreglo a lo prevenido en el inciso segundo del artículo
57 de la ley N° 19.880, cumple con señalar que procede desestimarla, dado que no concurren los
supuestos para ese efecto, pues dicha medida le fue aplicada como consecuencia de lo que la propia ley
estableció en relación con la gravedad de la falta administrativa en que incurrió, de manera que el
cumplimiento de la misma, según los términos de esa disposición, no puede causarle un daño
irreparable, como sostiene.

Restitúyanse a la citada municipalidad los antecedentes sumariales pertinentes.

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