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El uso racional del medicamento (URM) implica que los pacientes reciben la medicación
adecuada según sus necesidades clínicas, en las dosis correspondientes a sus requisitos
individuales, durante un período de tiempo adecuado y al menor coste posible. Los
medicamentos se deben utilizar de manera segura, eficaz y económica.
Conocimientos
Falta de conocimientos, habilidades o información independiente de los
profesionales sanitarios. A menudo la información proviene exclusivamente de la
industria farmacéutica y puede ocurrir que ésta sea parcial o interesada.
Mecanismos de control
Los mecanismos de control de los gobiernos no son suficientes para evitar la venta
excesiva e inadecuada.
Personal sanitario
Exceso de trabajo del personal sanitario. Poco tiempo para la formación y para
revisiones adecuadas a los pacientes, lo que puede ocasionar diagnósticos y
tratamientos deficientes.
Publicidad
Promoción inadecuada de medicamentos. Muchos fármacos están al alcance de la
población sin que se pueda garantizar la correcta asistencia sanitaria.
Ánimo de lucro
Ventas basadas en el ánimo de lucro y no en la promoción de un bien esencial.
Accesibilidad
Medicamentos inaccesibles. Los pacientes no pueden cumplir el tratamiento, ni
buscar alternativas.
Políticas coordinadas
No existen políticas farmacéuticas nacionales coordinadas para monitorear y
reglamentar el uso a todos los niveles y que favorezcan la capacitación de los
profesionales.
Objetivos de farmacovigilancia
observado en la historia del uso de los medicamentos, las reacciones adversas severas
de los medicamentos, no han sido detectadas durante las pruebas clínicas realizadas
de las características de las mismas pruebas clínicas, las cuales, fueron estrictamente
Conclusión
La farmacovigilancia sigue siendo una disciplina científica y clínica muy dinámica y resultando
imprescindible para afrontar los problemas que pueda plantear un arsenal medicamentoso
que no deja de crecer en variedad y potencia, pues todo fármaco encierra un inevitable y a
veces impredecible potencial dañino. Por ello es tan necesario que, en cuanto surjan efectos
adversos o toxicidad (sobre todo si aún no están descritos), se notifique y analice el episodio y
se comunique adecuadamente su importancia a un público que sepa cómo interpretar la
información. En todos los medicamentos, los beneficios vienen a compensar la posibilidad de
efectos perniciosos. Es posible minimizar éstos velando por un uso racional de medicamentos
seguros, eficaces y de calidad y procurando que a la hora de tomar decisiones terapéuticas se
tengan en cuenta las expectativas y preocupaciones del paciente. Cumplir esos objetivos
equivale a:
• servir a la salud pública y promover la confianza de los pacientes en los medicamentos que
están utilizando, confianza que puede hacerse extensiva a los servicios de salud en general.
• formar a los profesionales de la salud para que entiendan la eficacia y los riesgos de los
medicamentos que prescriben.