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Ciudad de México marzo de 2019

“Acoso Laboral es una forma de discriminación”

El enfoque que deseo dar a este tema es si dentro de nuestro ámbito de


competencia, como colaboradores, compañeros, patrones, jefes, directivos,
empresarios, hombres libres y de buenas costumbres nos encontramos exceptos
de realizar este tipo de prácticas de manera consciente o simplemente no está
dentro de nuestro radar. Y estos comportamientos que se pueden dar de manera
verbal, no verbal, física y que de manera intencionada o no intencionada se busca
atentar con la dignidad de otra persona, amigo o inclusive hermano.

En México se vive la democracia, apenas haces unos meses vivimos un proceso


donde una abrumadora mayoría se manifestó a través del voto un cambio de
gobierno, se tiene al titular del poder ejecutivo federal, gobernadores de gran parte
de las entidades federativas del país, presidentes municipales, legisladores
federales y estatales, elegidos mediante el sufragio universal, directo y secreto de
los ciudadanos. “Bienvenidos a la 4 transformación”.

Evaluando el desempeño de los gobiernos pasados y presentes me lleva a tomar


conciencia que hay una gran debilidad institucional del Estado mexicano y esta
debilidad deriva al no sustentar al cumplimiento de la ley, sino en “arreglos
corporativos y clientelares donde se busca obtener un botín y patrimonio para
beneficiar a líderes y tlatoanis del sistema, a la clase política, a grupos
empresariales contaminados por el crimen organizado. Esta práctica se agudizo en
escala superlativa con reciente mandatario que salió de la casa de Los Pinos, por
lo que trae consecuencias y provoca pérdida de legitimidad y capacidad para
desempeñar sus cabalmente sus funciones. Se libera una violencia en las calles, la
corrupción como distintivo internacional, grupos delictivos comandados desde las
cúpulas del poder. Una Educación pública de baja calidad, sin una visión a largo
plazo para mejorar la calidad docente y en consecuencia del estudiantado, cuerpos
de policiacos estales y municipales donde se han infiltrado organizaciones
mafiosas. Esto aunado a una sociedad con grandes desigualdades en términos
económicos y sobre todo en derechos y garantías, generándose una cultura de la
ilegalidad, donde impera la desconfianza en la procuración y administración de
justicia. Por supuesto que los ciudadanos cuentan universalmente con derechos
políticos efectivos, pero carecen de verdaderas garantías institucionales universales
para el goce efectivo y seguro de sus derechos de libertad, de sus derechos sociales
y de sus derechos de autonomía civil. (O´Donnell, 2014).
Y si sumamos a lo anterior el poder abrumador de los modernos medios de
comunicación de masa en especial, la televisión, combinados con el baja capacidad
de discernir de la ciudadanía, se han convertido en un poder decisivo para la vida
pública, a tal grado que influyen en la formación y evaluación de la agenda pública
donde se negocia condiciones de subordinación. Ofreciendo ganancias elevadas a
cambio de espacios para hacer visibles y vendibles a aspirantes a tomar el poder
en el gobierno, sin propuestas, ni debate. En este contexto siguen siendo objeto de
prejuicios, actitudes y prácticas discriminatorias en las familias, en el trabajo.

De acuerdo a la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos publicada


en el diario oficial del 5 de febrero de 1917. En el artículo 5°. “Ninguna persona
podrá impedirse que se dedique a la profesión, industria, comercio o trabajo que le
acomode, siendo lícitos. El ejercicio de esta libertad sólo podrá vedarse por
determinación judicial, cuando se ataque los derechos de tercero, o por resolución
gubernativa, dictada en los términos que marque la ley, cuando se ofendan los
derechos de la sociedad. Nadie puede ser privado del producto de su trabajo, sino
por resolución judicial”. Y en la Ley Federal del Trabajo, en su artículo 3°. “El Trabajo
es un derecho y un deber sociales. No es artículo de comercio, exige respeto para
las libertades y dignidad de quien lo presta y debe efectuarse en condiciones que
aseguren la vida, la salud y un nivel económico decoroso para el trabajador y su
familia”.

Por lo que el trabajo constituye un derecho y una obligación protegidos por la


Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y por la Ley Federal del
Trabajo, se puede entender que estos preceptos legales exigen respeto para la
dignidad y libertades de quien proporciona un servicio, entiéndase hombre o mujer,
independientemente de su edad, situación económica o actividad laboral a la que
se dedique.

De acuerdo con lo establecido en el inciso segundo del art. 2º del Código del
Trabajo, modificado por la ley Nº 20.607 (publicada en el Diario Oficial de fecha
08.08.12), el acoso laboral es toda conducta que constituya agresión u
hostigamiento reiterados, ejercida por el empleador o por uno o más trabajadores,
en contra de otro u otros trabajadores, por cualquier medio, y que tenga como
resultado para el o los afectados su menoscabo, maltrato o humillación, o bien que
amenace o perjudique su situación laboral o sus oportunidades en el empleo.

En días pasados en mi ámbito laboral fui testigo como un compañero fue víctima y
una compañera victimaria. Esta situación donde dos personas tuvieron diferencias
se dio en consecuencia al cumplimiento de los logros institucionales. Esto pudiera
parecer normal e inclusive parte de la dinámica laboral ya que cada uno de nosotros
compartimos espacios, tareas, tiempos, visiones en un entorno organizacional. En
ocasiones se dan fricciones entre las personas, y esto no es por cuestiones de
género, ni de raza o estatus social o económico.
Simplemente se desbordan las emociones. Y de acuerdo al dominio de cada
persona reaccionan con actitudes que pueden ofender, transgredir las formas de
tratar con los demás, y se consideren actitudes grotescas, groseras y hostiles. Es
una cuestión de poder, de mostrar el musculo. El de intimidar, de discriminar para
vencer. Y esto no es exclusivo de jefe a subordinados, o mujeres o homosexuales,
o católicos, evangélicos, protestantes, masones.

Este tipo de situaciones en el ambiente laboral se pueda considerar como


hostigamiento o acoso laboral. El origen de este comportamiento puede ser
multifactorial donde podría intervenir por circunstancias sociales, económicas y
físicas del entorno organizacional, o perjuicios que pueden generar discriminación,
donde una persona está bajo el sometimiento de otra persona o grupo de personas,
haciendo que se generen actos de injusticia y se trasgreda la dignidad humana.

Se podría identificar algunas señales que pudieran considerarse como acoso;


Dirigirse de modo hostil y grosero; Realizar comentarios hostiles y groseros; Hacer
comentarios maliciosos respecto de otro compañero o superior; Ridiculizar el
aspecto físico de una persona; Denigrar a determinada persona frente a otra;
Controlar y vigilar todo actuar del personal; Abrir correspondencia ajena;
Manipulación en el trabajo con objeto de dañar

Se percibe a la sociedad mexicana con grandes desigualdades, en que pocas


familias gozan de privilegios y acumulación brutal de riquezas con relación a la
mayoría de las familias mexicanas, en condiciones de pobreza a pobreza extrema.
Es necesario tomar acciones, en el papel que nos corresponde para disminuir esta
brecha de desigualdad que se expresa en la mayoría de los niveles de la vida social
lo que provoca todas las discriminaciones, de todos los abusos y del malestar y
sensación de impotencia y frustración en el ámbito laboral. Es sentir la libertad de
crecer y vivir plenamente, con la seguridad tener un trabajo, sin sentir violencia, que
permita potencializar el desarrollo humano, centrándose en la persona, en la familia
y en consecuencia en la sociedad. Pero esto no es solo de los que gobiernan, sino
de todos los ciudadanos que integramos la sociedad civil, asumir la tarea de
combatir los prejuicios e intereses que justifican y sostienen las múltiples formas de
discriminación que padecemos como mexicanos. Porque hay un riesgo latente, el
de heredar esta visión que la desigualdad es natural al pueblo de México y nada
puede hacerse para revertirla.

Es cuanto

José Villegas Vázquez


Bibliografía
Abbagnano, N. (1993). Dicionario de Filosofía. México: Fondo de Cultura Económica.

Carbonell, M. (2018). Los Derechos fundamentales en México. México: Porrúa.

Ferrajoli, L. (1999). Derechos y Garantías. La Ley del más débil. Madrid: Trotta.

O´Donnell, G. (2014). Movimientos sociales y la democracia . Latinoamérica. Revista de estudios


Latinoamericanos.

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