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Emociones negativas: el miedo y la

ansiedad
Hablamos mucho de emociones, pero ¿qué son exactamente las
emociones? Las emociones son respuestas que se reflejan en
nuestro cuerpo, en nuestra mente y en nuestra conducta.
(psicofisiológicas, cognitivas y conductuales) y que se producen
ante un evento externo/interno.
Estas reacciones son involuntarias y de origen biológico.
Las emociones son el motor que nos empuja a vivir, o más bien a
sobrevivir, ya que la principal función de las emociones es procurar
nuestra supervivencia.
La parte del cerebro encargada de producir estás reacciones es el
sistema límbico.
Cada emoción es diferente, pero podemos diferenciar dos grandes
tipos de emociones: las emociones positivas y negativas.
Las emociones se dividen en positivas y negativas según si se
sienten de forma agradable o desagradable. Sin embargo, toda
emoción es necesaria y lo más importante es escucharlas y saber
entenderlas, algo que no es tan fácil, sobre todo con las emociones
consideradas negativas.
Qué son las emociones negativas
En primer lugar, es necesario aclarar que la división
entre emociones positivas y negativas es una clasificación popular
y que lo correcto es hablar de emociones adaptativas y
desadaptativas. Es importante saber que no hay emociones
buenas o malas, sino que todas las emociones son, ante todo,
necesarias para sobrevivir. Las emociones funcionan como brújulas
guiándonos hacia lo que es mejor para nosotros o nuestra
supervivencia.
Cada emoción tiene su función y es esencial escuchar la emoción y
entenderla.

Las consideradas emociones negativas son las que nos


producen una sensación desagradable o sentimiento negativo.
¿Por qué nos producen una sensación desagradable? Para
indicarnos que la situación ante la que nos encontramos
tiene algún peligro, riesgo o reto para nosotros y nos invita a
tener una conducta adaptada a las necesidades de la situación.
Por ejemplo, si estamos ante un examen difícil y sentimos miedo,
es totalmente normal, adaptativo y bueno para nosotros, pues de
esta manera sabemos que estamos ante una situación complicada,
que supone un reto. El miedo hace que seamos más prudentes y
cautos, que estemos alerta a los detalles. Esto se traducirá en
nuestra conducta haciendo que le demos al examen la importancia
que merece, dediquemos más tiempo al estudio y estemos bien
atentos durante el examen.
Cuáles son las emociones negativas
Entre las consideradas emociones negativas existen las emociones
básicas o primarias y las emociones secundarias o complejas.
Las consideradas emociones negativas básicas son la tristeza, el
asco, el miedo y la ira. Por otro lado, las consideradas emociones
negativas secundarias o sentimientos negativos son:
 Soledad  Humillación  Agresividad
 Desesperación  Rechazo  Odio
 Culpabilidad  Inseguridad  Desconfianza
 Indiferencia  Ansiedad  Furia
 Apatía  Ridículo  Hostilidad
 Vacío  Terror  Rabia
 Melancolía  Agobio  Resentimiento
 Vergüenza  Inutilidad  Celos
 Arrepentimiento  Insuficiencia  Pena
 Decepción  Preocupación
 Aversión  Frustración
Los miedos son los aspectos de la cognición más temidos, son variados y de
diferentes tamaños. Existen miedos pequeños que son fácilmente superables o
grandes miedos que nos acompañan a lo largo de toda nuestra vida. Puedes tener
miedo a múltiples cosas, a lo desconocido, a perder el trabajo, a que te deje tu
pareja, a tener éxito, a equivocarte, a la muerte, e incluso miedo a la propia vida. El
miedo es una emoción, y además es de las más básicas del ser humano y cómo tal
nos da información de como estamos por dentro, nos ayuda a tomar
decisiones más acertadas y exitosas, y tiene un valor incalculable para la
supervivencia ya que cumple , entre otras, la función adaptativa. Si no tuviéramos
miedo moriríamos ya que nos ayuda a interpretar como peligrosas o no las
situaciones que nos vamos encontrando el nuestra vida, lo que nos permitirá
decidir acercarnos o alejarnos.
Si no tuviéramos miedo moriríamos.
Algunos miedos son reales y otros son fruto del aprendizaje (miedos aprendidos) o
de la imaginación (anticipación). Tienen relación con nuestro sistema de creencias,
nuestros patrones mentales y nuestros pensamientos, así en una situación
desconocida nos ayuda a ser cautos o a no acercarnos para no ponernos en riesgo.
En definitiva, nos motiva y mueve para alejarnos o nos bloquea y frena. Si tu miedo
es irracional o excesivo puede que te encuentres ante lo que en psicología y
psiquiatría se denomina Fobia. Según lo define el DSM-V (Manual Diagnóstico de la
Asociación Americana de Psiquiatría): “ Temor acusado y persistente que es
excesivo o irracional, desencadenado por la presencia o anticipación de un objeto o
situación específicos (p. ej., volar, precipicios, animales, administración de
inyecciones, visión de sangre)”. Si este es tu caso, entonces puede que este ejercicio
te ayude aunque si quieres superar tu fobia te recomiendo que acudas
a psicoterapia, ya que las fobias son incapacitantes, producen síntomas de
ansiedad y mucho malestar. Lo mejor de todo es que son curables en un porcentaje
muy elevado.

¿Qué es el miedo? Definición


El miedo es una de las emociones básicas y también
considerada una emoción primaria y universal. El miedo es una
emoción que genera grandes consecuencias sobre el organismo y
que se ha encontrado en personas de todas las culturas que se
han estudiado. El miedo nace en nuestro cerebro, que origina la
reacción de alarma del organismo. La principal estructura cerebral
encargada de la respuesta de miedo es la amígdala.

El miedo es una emoción primaria, básica y universal. Eso significa que


está presente en el repertorio emocional de todas y cada una de nosotras.
Entonces, ¿por algo será? ¡Evidentemente! El miedo es un mecanismo
de defensa ante situaciones que suponen un peligro.
Si te preguntas por qué tienes miedo debes saber que esta emoción tiene
una clara función de supervivencia. Te guía hacia la reacción más
apropiada cuando existe algo que supone un riesgo para ti. En gran parte,
gracias al miedo han sobrevivido nuestros antepasados. Por ejemplo,
cuando el miedo les ayudaba a correr ante un depredador. Actualmente, el
miedo es el responsable de que no te pongas a caminar por la autopista o
de que no te sientes en la barandilla del balcón de un décimo piso. En el
siguiente artículo encontrarás más información sobre qué es el miedo en
psicología.
Este miedo que se desencadena por un peligro real y presente se
denomina miedo funcional, ya que nos está ayudando. Por otro lado,
encontramos el miedo disfuncional, ese miedo que no te está ayudando.
Por ejemplo, el miedo a volar no te está ayudando por que implica que
gastes más tiempo en desplazamientos o el miedo a lo nuevo tampoco te
facilita la vida ya que te impide aprovechar oportunidades y vivir nuevas
experiencias.
Por qué tengo miedo
La reacción de miedo aparece ante la percepción de una
amenaza. Es decir, cuando nos encontramos en una situación en
la que hay un peligro que puede tener consecuencias negativas
para nosotros. Por ejemplo, puede causarte miedo quedarte sin
trabajo ya que implica efectos negativos en tu economía, tu
bienestar y tu calidad de vida.
El miedo no se debe solo a la situación, sino a lo que implica para
cada uno. Por ejemplo, si tienes la seguridad de que, en caso de
perder un trabajo, podrías encontrar otro fácilmente con las mismas
condiciones, la amenaza desaparecería y con ella el miedo.
Por tanto, las causas de la reacción de miedo son ambas:
 La situación de peligro.
 La falta de recursos para afrontarla.
La tanto la amenaza que implica la situación como la falta de
recursos para afrontarla puede ser real o puede ser una
percepción. La segunda opción es más frecuente y se debe a las
siguientes características personales:
 Autoconcepto sesgado: una imagen distorsionada de uno
mismo.
 Autoestima negativa o inestable: una mala valoración de uno
mismo o que dicha valoración va cambiando según
acontecimientos externos.
 Falta de confianza: ausencia de seguridad y esperanza.
 Pesimismo: tendencia a observar la realidad desde una
perspectiva negativa.
En ocasiones, sentir miedo resulta desagradable, por eso, se ha
etiquetado como una emoción negativa. Nada más lejos de la
realidad, pues sentir las emociones siempre es positivo, sea cual
sea. Todas las emociones, bien reguladas y gestionadas son
buenas para nosotros. Todas las emociones tienen su porqué y
ejercen su función. Entonces, te preguntarás:

¿Para qué sirve el miedo?


Como decíamos, si el miedo está presente en todos los seres
humanos, ¡es por algo! El miedo es un mecanismo para
adaptarnos al entorno y a sus peligros. Su función es la de
protegernos ante situaciones de riesgo. El miedo se activa cuando
detecta una amenaza, haciendo que nos retiremos de esta
situación. Esta amenaza puede ser para nuestra integridad física o
nuestra vida, así como para nuestra reputación, nuestra
autoestima, autoconcepto o nuestra seguridad, en función de la
idea y las creencias que tengamos al respecto. Así que el miedo es
una emoción que reacciona dependiendo de nuestros filtros
mentales. En definitiva, el miedo nos ayuda a alejarnos de un
suceso que no estamos preparados para afrontar.
¿Qué pasaría si no existiera el miedo? Como hemos visto, el miedo
tiene una función fundamental: asegurar nuestra supervivencia.
Si no tuviéramos miedo moriríamos. Sin miedo, actuaríamos de
forma temeraria y pondríamos en peligro nuestra vida, así que
probablemente moriríamos.
Por todo ello, el miedo tiene una gran importancia. Actúa como
regulador de nuestra conducta, avisándonos de los peligros. Como
haría una madre prudente: el miedo nos cuida.
Cuáles son los puntos positivos del miedo
El miedo tiene también sus ventajas. Por ejemplo, te permite ser
prudente y evitar peligros que son innecesarios. A través
del instinto de protección que surge del miedo también,
defiendes tu vida al cien por cien. Si el ser humano no tuviera
ningún temor, entonces, tampoco tendría ningún sentido de la
prudencia.
Desde el punto de vista de la superación personal, el miedo es
fantástico porque te ayuda a crecer. En la medida que en la vida
vas superando obstáculos también descubres que muchos de esos
temores que durante tiempo te han marcado, van quedando atrás.
En definitiva, los límites están para superarlos. Y solo se superan al
compás de la valentía que se opone al miedo.
El miedo hace referencia al presente o también al futuro. En caso
de pensar demasiado en posibles conflictos del mañana es mejor
parar la mente, sencillamente porque la mayoría de las cosas que
imaginas en relación con el futuro nunca sucederán. La vida no es
tan previsible como a veces, se piensa. Y por suerte, el futuro
puede sorprenderte en positivo en cualquier momento. Existen
miedos universales y muy arraigados en el ser humano, como por
ejemplo, el miedo a la muerte y el miedo a lo desconocido. En
ese caso, se debe aprender a convivir con estos temores.

Tipos de miedo en psicología


El miedo en sí mismo es positivo e imprescindible, pero en
ocasiones resulta un problema. ¿Cuándo es el miedo un
problema? Cuando el miedo que sentimos es disfuncional, es
decir, cuando la situación que nos genera miedo no es un peligro
real, cuando la consecuencia de sentir ese miedo es aún peor para
nosotros que lo que ocurriría si no sintiéramos miedo. Por ello,
podemos diferenciar dos tipos de miedo:
 El miedo funcional, que se activa ante un peligro real y nos ayuda
a sobrevivir. El miedo funcional es adaptativo porque permite
adaptar nuestra conducta a las situaciones, en nuestro beneficio.
Este miedo, es útil porque hace que estemos alerta ante una
situación que conlleva algún riesgo y actuar en nuestro beneficio
en circunstancias peligrosas. Por ejemplo, el que nos hace no
caminar por en medio de la autopista o por el borde de un abismo,
o el que nos hace ir al médico.
 El miedo disfuncional es aquel que entorpece nuestra vida y
nuestro desempeño normal. No es adaptativo ni útil para
nosotros. Por ejemplo, cuando existe un fuerte miedo a los aviones
y no se utiliza ese transporte, con la consecuencia de duplicar el
tiempo del desplazamiento, además de disminuir la comodidad.
Ese miedo no se debe únicamente a un peligro real, sino al
conjunto de experiencias y creencias que forman el filtro cognitivo
de una persona, a través del cual se observa y se interpreta la
realidad.

Dónde nace el miedo en nuestro cerebro


El miedo es una emoción que los seres humanos compartimos con
prácticamente todos los seres vivos, ya que es un mecanismo de
defensa que nos va a permitir sobrevivir a todo tipo de situaciones
amenazantes. La diferencia entre nosotros y los animales es que
nosotros no sólo nos asustamos de cosas reales, sino que también
somos capaces de asustarnos de aquello que, no siendo real, es
imaginado por nuestra mente. Es esto precisamente lo que hace
que no todos sintamos miedo ante las mismas cosas y en el mismo
grado pero, ¿dónde nace el miedo?
También te puede interesar: Cómo cambian nuestras
capacidades cognitivas en el envejecimiento

De dónde nace el miedo


En nuestro cerebro tenemos una zona denominada amígdala,
donde se procesa gran parte de la información que recibe del
exterior, compuesta por olores, sonidos, imágenes, etc. La
amígdala está directamente conectada con la médula espinal
porque su misión es darnos la capacidad de responder a una
amenaza externa de inmediato, sin que sea necesario que el córtex
frontal, la parte racional de nuestro cerebro, intervenga en dicho
proceso.
Las señales que son emitidas por la amígdala llegan
al hipotálamo, donde se libera una hormona que a su vez libera el
cortisol, la hormona del estrés. Una vez que ésta hormona se
libera, comenzamos a sentir todos los síntomas del miedo, como
el aumento de la frecuencia cardiaca, la dilatación de las pupilas, la
aceleración de la respiración, etc.
Es esta activación de la amígdala también lo que nos lleva a sentir
miedo o angustia ante determinadas situaciones que, aunque en sí
mismas no conllevan riesgos, como una reunión social, si nos han
causado un daño emocional. Esta experiencia se almacena en el
cerebro ligada a las emociones y cuando la amígdala detecta una
situación igual, pone en marcha todo el mecanismo del estrés para
defender al sujeto de una situación de peligro.

Diferencias entre miedo y fobia


Qué es el miedo
El miedo tiene gran importancia en el desarrollo psíquico y
espiritual del hombre. Hay temores que son inevitables, esto es
cuando se refieren a peligros verdaderos que pueden amenazar a
todo hombre o cuando hay que vencer dificultades ineludibles
A veces lo miedos y temores son promovidos por padre y
educadores por diversos factores como: disciplina; para obtener
su obediencia, si como inseguridad o simple ignorancia. Es así
como se pueden inducir todo tipo de temores, que se pueden
provocarse por medio de un objeto, una situación o una persona,
pero cuyo origen verdadero reside en otra parte. Sin embargo hay
que mencionar que estos problemas pudieron ser ocasionados por
el mundo exterior, por situaciones reales de miedo como cuidados
insuficientes, el rechazo al niño etc.
Cuando se dominan las situaciones reales de miedo puede
alterarse el equilibrio psíquico del niño, se crean conflictos entre
lo que el niño quiere y necesita y lo que las personas le conceden o
niegan.

Aspectos del miedo


 Miedo primario del lactante: miedo primitivo o primario, el cual es
una experiencia de angustia producida por tensiones corporales y
puede originarse cuando el pequeño que aun depende del mundo,
siente necesidades que no se satisfacen en un tiempo
relativamente corto (hambre, sed deseo de calor y ternura así
como una postura cómoda y descanso). [aquí no se puede hablar
de miedo propiamente sino que más bien se trata de un reflejo con
el que el niño reacciona a sensaciones en su interior o a estímulos
del medio ambiente, Spitz]
 Miedo a la separación: aparece generalmente el 6o. y 8o. mes de
vida del niño , este se funda en el hecho de que el niño no
reconoce a su madre en el extraño y por lo tanto teme haberla
perdido, el miedo a la separación también se origina cuando el
niño no experimenta suficiente ternura ni contacto corporal
cercano. [Primera aparición del miedo en su sentido propio, Spitz].
 Miedo al castigo: generalmente las prohibiciones y limitaciones se
dictan bajo amenaza de castigo provocando en el niño
sentimientos de culpabilidad asi como miedo al mismo por cada
desvío que realice de la actitud que se le ha enseñado y lo que se
espera de él. Es así como el niño aprende que únicamente podrá
ser aceptado y querido si cumple con las reglas establecidas.
Aquí la generación del miedo juega un papel muy importante en
esta fase del desarrollo en el niño, la intensidad con que se
imponen las prohibiciones y limitaciones, así como el aspecto que
tenga la amenaza o la ejecución del castigo en sí, y ya no permite
al niño ningún movimiento propio, es aquí que el individuo solo es
capaz de una actitud mecánica y convencional.
Utilidad del miedo
Tener miedo es algo necesario pues si no se experimentara este
las especies humanas y animales se extinguirían pues no se
percatarían del peligro. El miedo aparece antes del dolor, pues
producido por la anticipación de que se producirá un posible daño
en un futuro inmediato, aunque aun no se haya producido, por lo
tanto es la alarma que se enciende para señalarnos la inminencia
de un daño y del dolor consiguiente, al igual que prepara al
organismo de algún peligro para afrontarlo de la mejor manera
posible y no perecer.
Ansiedad (miedo sin peligro)
Reacción de miedo frente a un acontecimiento desencadenante,
que normalmente no se considera algo que produce miedo. La
ansiedad no es ciertamente inmotivada y sin sentido, sino
que deriva de razonamientos precisos, aunque exagerados y
absolutizados, que transforman algo aparentemente malo para la
mayoría de la gente es un acontecimiento extremadamente
peligroso para el sujeto.
Cabe decir que nos son los acontecimientos externos cualesquiera
que sean lo que desencadena la reacción del miedo, sino lo que
nosotros pensamos sobre estos.
Neurosis del miedo
Se caracteriza porque la mayoría de los casos no tiene un objeto
de temor. Aquí la persona tiene una disposición permanente al
miedo que puede presentarse ne cualquier situación.
La neurosis del miedo puede presentarse sola o acompañada de
otros síntomas neuróticos. La irritabilidad en general (presente
permanentemente) y la espera angustiosa de cualquier
acontecimiento grave pertenecen al cuadro patológico de la
neurosis del miedo.
Qué es una fobia y su clasificación
Es una preocupación constante compulsiva, por un objeto,
animal o persona a la cual el sujeto tiene miedo, son también
miedos irracionales hacia ciertas situaciones u objetos , lo que
sugiere mas que una ligera situación o desagrado acompañada de
evitación constante demasiada desesperación y se confronta
dando lugar a ataques de pánico.
Clasificación de las fobias simples y fobias
generalizadas
El criterio más importante para definir una patología fóbica es
precisamente el nivel de impedimento existencial a que obliga a
quien está afectado por ella.
 Las fobias simples: que sólo impiden vivir ciertas situaciones; por
ejemplo, el miedo a las serpientes, el miedo al agua, el miedo a los
lugares cerrados, el miedo a volar, etc..

 Las fobias generalizadas: que bloquean completamente al


individuo y le impiden vivir la mayoría de las experiencias: por
ejemplo, el síndrome de los ataques de pánico o las obsesiones
compulsivas, la agorafobia y las manías hipocondríacas.
La diferencia entre las fobias simples y las fobias generalizadas
reside, fundamentalmente, en el grado en que se ha estructurado la
percepción del miedo, es decir, cuánto ha penetrado éste en la
relación del sujeto con su realidad y cuánto, en consecuencia, la
limita.

Origen de la fobia
Tiene su origen en la etapa fálica, del 2o. al 5o. año de vida. En
esta etapa el niño quiere rechazar recuerdos desagradables y en
consecuencia desarrolla una fuerte angustia -fobia- frente al
recuerdo del suceso, el niño no se da cuenta de este proceso hasta
que ocurre un fenómeno psíquico de autodefensa.

Diferencias entre miedo, ansiedad y fobia


 El miedo es una emoción normal y universal, necesaria y
adaptativa que todos experimentamos cuando nos enfrentamos a
determinados estímulos tanto reales como imaginarios
 La ansiedad es una respuesta psicofisiológica de alarma que
surge cuando la persona necesita reaccionar ante determinadas
situaciones, acontecimientos estresantes o estímulos percibidos
como amenazantes, peligrosa o de incertidumbre, bien sean reales
o imaginarios, internos o externos. Al igual que el miedo también
es una respuesta normal, necesaria, adaptativa e incluso positiva
pues prepara al organismo para movilizarse ante situaciones que
requieran una activación neuronal superior a la requerida por otras
muchas situaciones que no impliquen dificultad alguna
 El miedo y la ansiedad dejan de ser respuestas normales,
adaptativas, necesarias y positivas cuando superan el umbral de
tolerancia, no hay percepción de control, se produce una evitación
continuada del estímulo aversivo, interfieren considerablemente en
el funcionamiento normal y adaptativo.

El miedo vs. ansiedad


Como hemos visto, una de las consideradas emociones negativas
es el miedo. A continuación, profundizaremos a cerca de qué es el
miedo, qué tipos de miedo hay según Rachman, qué es lo que
provoca el miedo y cómo superar el miedo en caso de que no sea
una reacción adecuada a la situación.
Definición de miedo
El miedo en psicología es una de las consideradas emociones
negativas. ¿Qué es el miedo? El miedo es una emoción básica e
universal esencial para asegurar nuestra supervivencia que se
activa ante un estímulo que supone un peligro. El miedo consiste
en una señal que advierte de que se aproxima un peligro o
reto, una situación compleja o algo que puede suponer un daño
físico o psicológico.
Tipos de miedo
El psicólogo canadiense Stanley Rachman distingue entre miedo
agudo y miedo crónico. Además, el miedo puede ser adaptativo o
desadaptativo.
 El miedo agudo es provocado por estímulos tangibles y disminuye
cuando el desencadenante desaparece o es evitado. Por ejemplo,
tener miedo cuando se ve una serpiente.
 El miedo crónico es más complejo en cuanto a las situaciones
que lo desencadenan, puede estar asociado a fuentes tangibles o
no. Por ejemplo, el miedo a estar solo.
 El miedo adaptativo o funcional es el que se ajusta al estímulo
que lo provoca. Se considera útil. Por ejemplo, el miedo que
sientes cuando estás en el borde de un acantilado hace que te
alejes y que no corras el peligro de caer.
 El miedo desadaptativo o disfuncional es el que no se ajusta al
estímulo que lo provoca. Se considera perjudicial. Por ejemplo, el
miedo a las alturas te impide coger aviones, ascensores, salir a la
terraza de un piso elevado.
¿Qué provoca el miedo?
Los principales desencadenantes del miedo son la percepción de
daño o de peligro, tanto de carácter físico como psicológico.
Además, mediante el proceso de condicionamiento, estímulos
originalmente neutros, que se asocian repetidamente con señales
de daño real, terminan por producir también una respuesta
emocional de miedo. Es decir, aunque estos estímulos carezcan
objetivamente de peligro, se convierten en nuevos
desencadenantes de miedo específicos de cada persona. Puede
ser que este proceso sea adaptativo y útil para la supervivencia, sin
embargo, en ocasiones, produce reacciones de miedo ante
situaciones sin un peligro real o significativo, dando lugar a
las fobias (miedos irracionales y persistentes).
Según el psicólogo estadounidense Richard Lazarus, ante un
acontecimiento lo que hacemos es analizarlo y categorizarlo como
amenaza o no amenaza para nosotros. Si lo hemos categorizado
como amenaza, procedemos a valorar si contamos con las
estrategias de afrontamiento necesarias para hacer frente a lo que
la situación requiere. Si creemos no contar con los recursos
necesarios para afrontar una amenaza, la situación nos produce
miedo.
Otro factor que influye es hacer una valoración en la que se estima
tener una baja capacidad de control y de predicción futura de la
situación. Es decir, se siente la emoción de miedo cuando se
cree no poder controlar ni predecir qué pasará.
Efectos y síntomas del miedo
El miedo es una de las emociones más intensas y desagradables
que existen. Los efectos subjetivos del miedo son aprensión,
desasosiego y malestar. Su característica principal es la
sensación de tensión nerviosa y preocupación por la propia
seguridad o por la salud, habitualmente acompañada por la
sensación de pérdida de control.
Los efectos fisiológicos del miedo son los siguientes:
 Aumento de la frecuencia cardíaca
 Aumento de la presión arterial sistólica y diastólica
 Aumento de la fuerza contráctil cardíaca
 Reducción del volumen sanguíneo y de la temperatura periférica
(eso provoca la palidez y el frío de la típica reacción de miedo de
"quedarse helado")
 Aumento de la tensión muscular
 Aumento de la frecuencia respiratoria (respiración artificial e
irregular)
 Sensación de agarrotamiento

La ansiedad
A continuación profundizaremos sobre qué es la ansiedad, los tipos
de ansiedad y los efectos y síntomas de la ansiedad.
Definición de ansiedad
La ansiedad es una de las consideradas emociones negativas.
¿Qué es la ansiedad? La definición de ansiedad es un estado de
agitación e inquietud, parecida a la producida por el miedo, pero
carente de un estímulo desencadenante concreto, aunque a veces
está asociada a estímulos concretos, como es el caso de la
ansiedad social. La distinción entre ansiedad y miedo consiste en
que la reacción de miedo se produce ante un peligro real y la
reacción es proporcionada a este, mientras que la ansiedad es
desproporcionalmente intensa. Además, ningún estímulo peligroso
está presente físicamente.
La ansiedad puede dar lugar a trastornos psicopatológicos
llamados trastornos de ansiedad, como el trastorno de ansiedad
generalizada o las fobias. Estos están relacionados con una
reacción de miedo desmedida e inapropiada. La ansiedad es la
reacción que produce la mayor cantidad de trastornos mentales,
conductuales y psicofisiológicos.
Tipos de ansiedad
Se distinguen dos tipos de reacciones de ansiedad:
 La ansiedad específica: está suscitada por un estímulo concreto
que puede ser real o simbólico, pero que no está presente ni es
inminente.
 La ansiedad inespecífica: no está asociada a estímulos
determinados.
¿Qué provoca la ansiedad?
El origen de la ansiedad depende de múltiples factores que se
relacionan entre ellos. Los principales factores son:
 La personalidad. Según los rasgos de personalidad, una persona
puede tener mayor o menor predisposición a la ansiedad.
 Recibir un estilo educativo sobre-protector.
 Vivir acontecimientos traumáticos o experiencias desagradables.
 Ver acontecimientos traumáticos o experiencias desagradable
vividos por otras personas.
Los desencadenantes de la ansiedad no son estímulos que puedan
dañar directamente a la persona, sino que son reacciones
aprendidas de amenaza, y están determinados por características
personales. Por tanto, la ansiedad se origina y se mantiene, en
gran medida, por el efecto del aprendizaje. Según el psicólogo
Stanley Rachman, las expectativas de peligro pueden generarse
por medio de tres procesos de aprendizaje distintos:
 Condicionamiento clásico: cuando se asocia un estímulo neutro
con un estímulo que genera miedo, el estímulo neutro puede
acabar generando ansiedad.
 Aprendizaje observacional: cuando se observa a otras personas y
se aprende de su comportamiento y de los sucesos que les
ocurren.
 Transmisión de información que contribuya a la aparición de
expectativas de peligro.
Para que se origine la ansiedad, se tienen que valorar las
situaciones como muy importantes para el bienestar tanto físico
como psíquico de la persona y contrarias a las metas que pretende
alcanzar la persona. También se valoran como difíciles de afrontar,
ya que dependen de algo externo. Se valora también que ante esta
situación, es necesario un cierto grado de urgencia en actuar.
En el caso de la ansiedad patológica, el mero recuerdo de
situaciones desagradables o simplemente pensar en el futuro con
un cierto temor, son desencadenantes típicos de estas reacciones.
Efectos y síntomas de la ansiedad
Los efectos y síntomas subjetivos de la ansiedad son: tensión,
nerviosismo, malestar, preocupación, aprensión e incluso
puede llegar a sentimientos de pavor o pánico, dificultades para el
mantenimiento de la atención y la concentración, juntamente con
pensamientos de tipo intrusivo.
En cuanto a la actividad fisiológica de la ansiedad, los efectos
fisiológicos son similares a los producidos por el miedo, aunque
menos intensos. La ansiedad produce también dilatación pupilar y
aumento en la sudoración. También se produce un
importante aumento de la actividad suprarrenal, que eleva la
secreción de adrenalina y noradrenalina y reduce los niveles de
catecolaminas. También aumenta la secreción de glúcidos y lípidos
al flujo sanguíneo.
Todos estos cambios en la actividad fisiológica pueden ser tan
marcados que hacen que la persona llegue a percibirlos, es decir,
puede producir sensaciones tales como taquicardias, mareos,
ruboración, tensión estomacal o sudoración. La percepción de
tales alteraciones fisiológicas se convierte a su vez en
desencadenante de la propia ansiedad.
Por último, el miedo y la ansiedad pueden desembocar en ataques
de pánico, que son condiciones extremas de bloqueo
acompañadas de hiperventilación, temblores, mareos y
taquicardias, así como sentimientos altamente catastrofistas y de
pérdida total del control de la situación.

Cómo controlar las emociones negativas


Ante cualquier tipo de emoción, y en especial con las emociones y
sentimientos negativos, lo necesario es aprender a gestionarlos.
Es decir, aceptarlos, escucharlos y aprovechar la información
que ofrecen. Lo que no ayuda respecto al manejo emocional es
reprimir o negar las emociones. En este artículo nos centramos en
las consideradas emociones negativas: el miedo y la ansiedad.
Cómo superar el miedo desadaptativo
El miedo es una emoción normal, sana y necesaria que nos avisa
de un peligro. El miedo nos motiva a escapar o pelear, dicha
respuesta intenta fomentar la protección de la persona. El problema
viene cuando ese miedo no es adecuado a la situación o peligro.
Ese tipo de miedo se llama desadaptativo o disfuncional. En estos
casos, el peligro no es real y la situación no requiere una respuesta
de lucha o huida. Por tanto, el cuerpo tiene una reacción que no
nos ayuda, sino todo lo contrario: nos complica la vida. En estos
casos, ¿cómo superar el miedo?
1. En primer lugar, debemos entender que el cuerpo reacciona en
respuesta a la percepción de peligro que se tiene ante una
situación. Por tanto, será necesario evaluar y reestructurar dichos
pensamientos y cogniciones al respecto.
2. En segundo lugar, debemos aprender técnicas de relajación y
respiración que ayuden a descender la excesiva activación del
organismo.
3. En tercer lugar, debemos afrontar la situación. Mediante técnicas
de la terapia cognitivo-conductual dirigidas por un profesional de la
psicología conseguiremos habituarnos y disminuir la reacción ante
el estímulo temido. Las técnicas más eficaces para superar el
miedo desadaptativo son la exposición y la desensibilización
sistemática.
Se debe tener en cuenta que el miedo es la reacción emocional
más relevante en los procedimientos de reforzamiento negativo y
facilita el aprendizaje de nuevas respuestas que apartan a la
persona del peligro. Por eso, cuando evitamos los estímulos que
producen un miedo disfuncional, lo que hacemos es reforzar el
miedo. Es decir, le estamos recordando al cuerpo que eso es
peligroso y cada vez la respuesta del miedo es mayor.
También se debe tener en cuenta que, en la respuesta de miedo, el
organismo responde movilizando una gran cantidad de energía
para ejecutar la respuesta de manera mucho más intensa que en
condiciones normales. Sin embargo, si la reacción llega a ser
excesiva, la eficacia disminuye, ya que la relación entre activación
y rendimiento mantiene la forma de U invertida.
Cómo controlar la ansiedad patológica
La ansiedad es un estado de hipervigilancia que permite realizar
una exhaustiva exploración del medio ambiente ya que se
amplifican las informaciones amenazantes y se desatendienden las
irrelevantes. El problema viene cuando la ansiedad es
desproporcionada y deja de ser útil para afrontar la situación.
Cuando la ansiedad complica la realización de las actividades
diarias que anteriormente se llevaban a cabo con normalidad,
seguramente estamos ante un trastorno de ansiedad. En estos
casos, es esencial aprender a manejar correctamente la ansiedad.
¿Cómo controlar la ansiedad?
1. En primer lugar, debemos entender que el cuerpo reacciona en
respuesta a la percepción de peligro que se tiene ante una
situación. Por tanto, será necesario hacer evaluar el origen de la
ansiedad.
2. En segundo lugar, se deben trabajar los factores detectados como
predisponentes (ciertos rasgos de personalidad, cierto estilo
educativo), detonantes (sucesos, situaciones, pensamientos) o
mantenedores (acciones que refuerzan la ansiedad).
3. En tercer lugar, mediante técnicas como la reestructuración
cognitiva, la exposición, la desensibilización sistemática y las
técnicas de relajación dirigidas por un profesional de la
psicología se consigue disminuir la ansiedad. Concretamente, se
consigue aumentar la tolerancia a la incertidumbre, habituarse a
los síntomas de ansiedad, cambiar los pensamientos automáticos
y las creencias irracionales, etcétera.
Efectos físicos del miedo
Nuestro cuerpo se pone en estado de alerta y se encarga de
activar el sistema nervioso simpático. Esta parte del cerebro se
encarga de activar las respuestas físicas de huida. Nuestro
corazón bombea más sangre, los músculos se tensan, los
pulmones se encargan de dar más oxígeno al cuerpo y el
estómago se cierra.
El sistema nervioso simpático prepara nuestro cuerpo para una
huida o para un enfrentamiento físico. Por eso hay personas que
actúan de manera más heroica, es por el aumento de adrenalina en
la sangre. Es cierto que, en algunos casos, el miedo nos paraliza y
somos incapaces de actuar durante unos instantes. Esta respuesta
es debida a que el sistema se bloquea y la respuesta psicológica
impide que se gestionen bien los efectos físicos del miedo.
Para tratar correctamente esta emoción, es importante prestar
atención a nuestro cuerpo y manejar nuestros pensamientos, de
este modo, podemos evitar que estos nos desborden y terminen
por aparecer efectos físicos y psicológicos del miedo
incontrolables.
Una vez cesa el estímulo que nos provoca el miedo, nuestro
cuerpo se encarga de activar el sistema nervioso
parasimpático. Este se encarga de volver a la normalidad todo lo
que había activado el sistema simpático anteriormente. Relaja
nuestros músculos, baja las pulsaciones, hace que el estómago
vuelva a funcionar con normalidad y calma la respiración.
Efectos psicológicos del miedo
Por otro lado, a nivel psicológico, el miedo también produce una
serie de consecuencias. El proceso mental se inicia
sintiendo agobio y malestar, eso nos indica que algo no va bien.
Posteriormente, como nuestro cuerpo ha activado partes del
cerebro implicadas en este proceso, nos ponemos en estado de
alerta y, en algunos casos, actuamos rápido y con una supuesta
valentía. Esta reacción es similar al estrés, ya que enfoca
nuestra atención a unos pocos estímulos y pone en funcionamiento
máximo a nuestra mente.
Este estado de alerta es el causante de los trastornos del sueño,
como el insomnio, en las personas con fobias o ansiedad
generalizada. Cuando los procesos mentales dejan de ser
adaptativos, es el momento de actuar y de iniciar una terapia
psicológica que tenga por objetivo relajar nuestros miedos y calmar
la mente.

El miedo afecta al autoestima


Cuando el miedo se vuelve una situación incontrolable, podemos
sufrir una pérdida de autoestima en tanto que nos sentimos
incapaces de controlar la situación y, por lo consiguiente, nos
sentimos vulnerables. Las bases de la autoestima están
relacionadas con la seguridad que tenemos sobre nuestras
acciones.
Si vemos que la manera de responder ante un peligro no es eficaz,
nos sentiremos mal, e incluso culpables, por no tener una conducta
adecuada a la situación. Debemos recordar que el miedo es un
sentimiento totalmente natural y lógico en algunas
circunstancias, sentirse culpable ante esta emoción es algo
contraproducente e innecesario. En caso de querer mejorar
nuestras estrategias de afrontamiento, podemos utilizar técnicas de
control emocional para manejar mejor las situaciones de miedo y
ansiedad.

Curar el miedo
Cambia tu forma de pensar y de actuar
Los pensamientos mecánicos y rígidos no te ayudarán en absoluto,
así que debes intentar eliminarlos. Una vez conseguido esto
podrás cambiar tus patrones de comportamiento y conducta y
entonces, conseguirás acabar con el estímulo que te provoca la
ansiedad y por tanto también, su reacción.
De qué tienes miedo
Debes averiguar qué es lo que te está causando ese malestar,
es decir, ¿a qué tienes miedo exactamente? Para averiguarlo
deberás saber de dónde viene, de qué surge y qué es lo que te
provoca. Cuándo sepas contestar a estas cuestiones podrás ser
capaz de enfrentarte a él.

Procesar la información
Debes saber qué es lo que piensas del mundo y cómo lo haces.
También es importante que sepas qué es lo que piensan los demás
de ti puesto que esto condicionará tu estado de ánimo y tu
conducta. ¿Cuáles son los pensamientos que te bloquean y que te
invalidan? Detéctalos e identifica qué significado le atribuyes a las
cosas. ¿Son racionales o inválidos? Los pensamientos que
detectes que son inútiles, reemplázalos por otros adecuados y
reales.
Ten confianza en ti mismo
Sí, tú debes tener la confianza absoluta sobre ti mismo y saber
cuáles son tus capacidades. Piensa en las ayudas que puedes
hacer a los demás y cuáles son las que puedes tener de ellos.
Hablar y compartir tus experiencias con personas cercanas a ti te
servirá de gran ayuda para curar tus miedos.
Este artículo es meramente informativo, en Psicología-Online no
tenemos facultad para hacer un diagnóstico ni recomendar un
tratamiento. Te invitamos a acudir a un psicólogo para que trate tu
caso en particular.

Cómo superar los miedos e inseguridades


personales
Las estrategias psicológicas utilizadas en terapia para superar los
miedos son la siguientes:
1. Trabaja tu autoconcepto
Conócete: obsérvate y reflexiona sobre tus características, tus
capacidades, tus habilidades, tus logros, tus puntos fuertes y tus
puntos débiles. Para ello puedes realizar el ejercicio de describirte
de la forma más objetiva posible. También puedes pedir a personas
de confianza que te describan en una carta y luego comparar la
información.
2. Entrena tu positividad
¿Cómo superar los miedos y preocupaciones? Todos vemos la
realidad a través de un filtro. Puede que tu filtro sea la negatividad
y que enfocarte solo en las posibles consecuencias negativas esté
inflando tu miedo. Entrena tu positividad con los
siguientes ejercicios de psicología positiva.
3. Trabaja tu autoestima
Mientras el autoconcepto es el conjunto de características que
vemos en nosotros mismos, la autoestima es la valoración que
hacemos de estas características. Una buena autoestima es
una autoestima positiva, es decir, valorarte bien a ti mismo, y
una autoestima estable, es decir, que los sucesos puntuales no
cambien esta valoración.
El miedo se relaciona con la autoesitma de la siguiente manera.
Por ejemplo, puede que tengas miedo ante un examen porque
piensas que tus calificaciones determinan tu valía. Es decir, puede
que pienses que suspender un examen dice que no eres
suficientemente inteligente, bueno, talentoso o válido. Eso es
porque la autoestima es inestable, no está anclada a tu persona, si
no a cualidades o habilidades relativas. Por ello, tambalea ante un
acontecimiento. Fortaleciendo la autoestima parte de estos miedos
desaparecen. Se puede mejorar entrenando la aceptación de uno
mismo y la autocompasión.
4. Reconoce el miedo
¿Cómo superar los miedos y la ansiedad? El primer paso para
superar los miedos, fobias, la ansiedad, las preocupaciones o
inseguridades personales es reconocerlo y aceptarlo. Gastar
energía es ocultar tus miedos es improductivo. Cierto es que
mostrar tus miedos pone de relieve tu vulnerabilidad, pero recuerda
que ser humano es ser imperfecto y vulnerable.
5. Habla de ello
Tras reconocerlo, habla de ello con naturalidad y normalidad.
Compartiendo tus miedos puede que otras personas también se
abran y compartan contigo los suyos. Poder relacionarte sin
máscaras y poder compartir aquello que te preocupa te aportará
tranquilidad y seguridad, además de los beneficios del apoyo de
estas personas.
6. Frena el miedo al miedo
Es frecuente observar que aquello más temido es la propia
reacción de miedo en lugar de el estímulo inicial. Por ejemplo, una
persona que tiene miedo a hablar en público, que más que miedo a
afrontar la situación de la exposición ante la audiencia, tiene miedo
a sus propios síntomas de miedo: palpitaciones, sudoración,
temblores, bloqueos, rubor facial, tartamuedo, sensación de
hormigueo, mareo, dificultad para respirar, sofoco, etcétera.
Si es tu caso, debes saber que esta es la reacción normal del
organismo ante un peligro. Esta respuesta fisiológica tiene el
objetivo de activar tus músculos, ofrecerte energía y potenciar tus
capacidades para que puedas hacer frente a un peligro.
Simplemente se trata de tu cuerpo ayudándote a sobrevivir.
7. Visualiza
Visualizar es imaginar una situación, es un pensamiento que
involucra los sentidos: visión, audición, olfato, gusto, u sensaciones
kinestésicas (movimiento, posición y tacto). La visualización
funciona porque el cerebro no sabe diferenciar lo que es real y lo
que es imaginario. Así, tiene una reacción química parecida ante
una situación y ante imaginar la misma. Con la visualización se
activan las mismas zonas cerebrales que cuando se realiza la
acción. Por ello, se considera una buena forma de ensayar una
conducta. Sería útil, por ejemplo, para afrontar el miedo a conducir.
Practicar la visualización consiste en imaginar la situación con gran
cantidad de detalles que involucren la percepción de todos los
sentidos, emociones y sensaciones. Se recomienda utilizar
conjuntamente con la relajación para regular la activación
fisiológica ante las imágenes mentales.
8. Aprende técnicas de relajación
Las técnicas de relajación tienen como objetivo disminuir la
activación fisiológica que produce el estrés, la ansiedad o el
miedo. Las técnicas de relajación funcionan ya que consiguen
activar el sistema nervioso parasimpático e inhibir parcialmente el
funcionamiento excesivo del sistema simpático. Consiguiendo así
evocar una respuesta de relajación o haciendo incompatible la
respuesta de ansiedad.
El entrenamiento en técnicas de relajación es complementario a la
mayoría de técnicas y tratamientos para los problemas de
ansiedad. Las más utilizadas son la relajación muscular y
las técnicas de respiración.
9. Exponte al estímulo temido
¿Cómo superar miedos y fobias? La técnica por excelencia para
superar los miedos irracionales es la exposición. Esta técnica
conductual se sustenta en el principio de la habituación, que
consiste en la disminución de la intensidad de la respuesta ante la
repetición continuada de un estímulo inofensivo. Es decir,
si afrontas de forma regular una situación que no es perjudicial,
tu reacción emocional cada vez será menor. La exposición puede
ser de diferentes formas:
 Exposición en vivo: que consiste en la exposición al estímulo
temido en la realidad.
 Exposición en imaginación: significa exponerse a través de
imaginarse la situación que produce el miedo.
 Exposición mediante realidad virtual o realidad aumentada: la
exposición a través de las herramientas tecnológicas de realidad
virtual o aumentada.
La exposición debe ser gradual, acompañada de la práctica de la
relajación y mejor si está guiada por un profesional.
10. Convive con el miedo
Si te preguntas "como dejar de tener", debes saber que el miedo
nunca desaparecerá totalmente. Tal como dice la frase: el miedo
no se quita, no es una mancha. Es una emoción y, como las
demás, debe ser gestionada y regulada. Los pasos para gestionar
una emoción son:
1. Percibirla: ser consciente de ella
2. Identificarla: ponerle nombre
3. Sentirla: notarla y no luchar para evitarla
4. Escucharla: las emociones nos aportan información que puede
servir de guía. Puedes preguntarte: por qué estoy sintiendo miedo
ahora o qué es lo que está provocando esta reacción.
5. Dejarla ir: una vez la emoción ya te ha aportado la información
suficiente y has decidido en consecuencia, puedes dejarla ir.

Superar el miedo: técnicas psicológicas


¿Cómo podemos superar el miedo? Es importante saber que el
miedo no desaparace, pues es una emoción necesaria que va con
nosotros, pero podemos aprender a utilizarlo a nuestro favor.
Las técnicas de la terapia cognitivo-conductual son eficaces para
aprender a regular y gestionar las emociones de forma adaptativa,
incluido el miedo. Los puntos importantes para superar el miedo
son:
La reestructuración cognitiva para superar el
miedo
En primer lugar, podemos incidir en esas creencias irracionales
para que el filtro cognitivo permita una interpretación más
adaptativa de la realidad. Eso se consigue detectando los
pensamientos automáticos y las creencias irracionales,
cuestionándolas y reemplazándolas por pensamientos más
adaptativos.
El afrontamiento
Por otro lado, deberemos dejar de evitar las situaciones para no
reforzar, perpetuar y agravar el miedo. Ante un miedo disfuncional,
la situación activa una sensación de miedo intensa y molesta.
Cuando evitamos dicha situación, automáticamente disminuye el
malestar. Esta sensación de relajación y disminución del malestar,
sirve para reforzar la conducta de evitación. Esta es la manera en
que el miedo se refuerza, se mantiene e incluso se agrava y se
generaliza con el paso del tiempo. Por ese motivo es importante
gestionar correctamente el miedo disfuncional cuanto antes, para
que no se convierta una fobia. Existen diferentes técnicas
psicológicas para afrontar el miedo, las más utilizadas son:
 Las técnicas de exposición. Consisten en exponerse de forma
controlada y prolongada al estímulo que activa el miedo hasta que
disminuya la activación. La exposición puede ser en imaginación,
en vivo o mediante dispositivos tecnológicos de realidad virtual. No
solo deberemos exponernos a los estímulos, sino también a los
propios síntomas que produce la activación psicofisiológica
(aumento del ritmo cardíaco y respiratorio, sudoración, temblor,
etcétera) para no desarrollar miedo al propio miedo.
 La desensibilización sistemática. Consiste en exponerse a los
estímulos ansiógenos de forma gradual y progresiva, de acuerdo a
una lista jerarquizada previamente establecida, con el objetivo de
reducir la activación psicofisiológica.

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