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América : Cahiers du CRICCAL

America, el latinoamericanismo y la politica internacional en Marcha


(Uruguay)
Carmen de Sierra

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de Sierra Carmen. America, el latinoamericanismo y la politica internacional en Marcha (Uruguay). In: América : Cahiers du
CRICCAL, n°9-10, 1992. Le discours culturel dans les revues latino-américaines, 1940-1970. pp. 359-375;

doi : https://doi.org/10.3406/ameri.1992.1085

https://www.persee.fr/doc/ameri_0982-9237_1992_num_9_1_1085

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o

AMERICA, EL LATINOAMERICANISMO
Y LA POLITICA INTERNACIONAL
EN MARCHA (Uruguay)

A) Por una superaciôn de la representacion pesimista de todo lo


americano

Se puede afirmar que el movimiento "latinoamericanista" y antiimperialista


uruguayo, tienen el principal antécédente en el pensamiento y la prédica del escritor
nacional José Enrique Rodé, al comenzar el siglo XX. Tienen su continuidad en la
determinada prédica del semanario Marcha desde su fundaciôn, a través de su director
Carlos Quijano, de su equipo redactor responsable, y en gran parte de sus
colaboradores. El movimiento encontre su mayor campo de difusiôn en el medio
universitario, estudiantil y en los âmbitos de trabajo cultural nacional. Desde los
afios 40 y 50 del siglo XX, se puede afirmar que esta corriente se define y se expande
sin interruption dentro de este medio hasta el présente, alimentândose al mismo
tiempo de los diferentes revisionismos histôricos nacionales y latinoamericanos,
sobre la historia colonial, sobre las diferentes formas de "modernizaciôn" y
"europeizaciôn" del continente.
A esta tarea de revision de la historia y la realidad nacional y
latinoamericana, contribuirâ de forma déterminante el semanario Marcha (1939-1974)
y mâs tarde los Cuadernos de Marcha (1967-1991). En sus paginas aparecieron con
gran frecuencia las primicias de las nuevas investigaciones histôricas, econômico
sociolôgicas y culturales nacionales y latinoamericanas, antes de convertirse en libros
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y obras consagradas. De igual forma en sus columnas se darân a conocer los nuevos
anâlisis en el campo de la Historia de las Ideas en America, sus relaciones con el
Americanismo, el Latinoamericanismo y los problemas del Imperalismo. En esta
linea de reflexion se publicarân numerosos editoriales de su Director, el Dr. Carlos
Quijano, a través del tiempo, como las investigaciones y trabajos de especialistas
nacionales-corresponsables del semanario o estrechos colaboradores- , como el Dr.
Arturo Ardao, el educador Julio Castro y el critico literario y cientista social Carlos
Real de Azûa ; también de importantes figuras extranjeras como los mexicanos
Leopoldo Zea y Octavio Paz, del cubano Alejo Carpentier o el argentino José Luis
Romero.
Sin lugar a dudas a través de esta nueva empresa de revision de lo nacional
en el interior de lo americano, surgirân nuevas pautas de anâlisis y comprensiôn del
pais en sus relaciones con el continente, con Europa, con Estados Unidos ; con lo
espaftol y lo nativo criollo.
Al comenzar el siglo XX, el escritor José Enrique Rodô, el autor de Ariel
(1900) - verdadero mensaje este por la union continental y la defensa de la
independencia econômica y cultural del continente, dirigido a la juventud de
Iberoamérica - visualizaba ya con toda claridad el nuevo imperialismo - aunque no
utilizara ese término -, de la época contemporânea. Eran los Estados Unidos, que en
la region del Caribe, denominado "Nuevo Mediterrâneo" se afirmaban en expansion y
poderio desde la segunda mitad del siglo XIX : las intervenciones y tomas de control
de Puerto Rico, Cuba, Haïti, Santo Domingo, Panama, Repûblica Dominicana,
Nicaragua y Veracruz en Méjico ; todos considerados por el gran pais del Norte dentro
de su esfera de influencia directa, a los que se debia guiar, educar y civilizar. En ese
llamado a la unidad al comenzar el siglo, se temia no solo la expansion econômica y
militar sino también la difusiôn de un modelo cultural de la potencia del norte que se
percibia con un sistema de valores y de sensibilidades muy diferentes a los
engendrados en la historia especîfica del continente latinoamericano. l
Résulta de interés observar cômo en los afios 60 se publica en el semanario
Marcha en forma de articulo una investigaciôn del Dr. Arturo Ardao, - abogado,
filôsofo, especialista de Historia de las ideas en America, catedrâtico universitario, a
la vez que cofundador del semanario -, sobre el tema "Origenes del
Latinoamericanismo antiimperialista" sobre cuyas bases investigarâ, mas tarde,
largamente el autor. En el mismo se plantea - contrariamente a la version mas
difundida en la época - como la corriente latinoamericanista y antiimperialista ténia
sus origenes hacîa un siglo, al comenzar la segunda mitad del siglo XIX. Como
habia comenzado como una toma de distancia frente al "viejo Americanismo" que
desde la revoluciôn independentista de 1810 habia dominado en el continente hasta el
"Congreso Americano" de Lima en 1864 ; haciéndose ver a su vez que este "Viejo
LATINOAMERICANISMO Y POUnC A INTERNACIONAL EN MARCHA 361

Americanismo", contenïa en estado latente y conflictivo a los futuros


"Latinoamericanismos" "Panamericanismos" del siglo XX.
y
El mismo artïculo hace notar como el latinoamericanismo politico habfa
sido planteado en 1881, en Paris, por el colombiano Torres Caicedo, a través de su
proyecto de "Union Latinoamericana" de débil repercusiôn por mucho tiempo en los
paises del continente. Pero, cômo al mismo tiempo este proyecto habia tenido la
"énorme significaciôn de haber referido el naciente concepto de la "latinidad" de
"Nuestra America" a una organizaciôn continental de defensa frente a todo
imperialismo, pero sobre todo frente al imperialismo norteamericano". 2
La importancia de este artïculo y de la investigaciôn por él lanzada,
consisten en demostrar que el latinoamericanismo y el antiimperialismo no se
originaron en el continente como consecuencia de los conflictos de las grandes
potencias del siglo XX y sus radicalizaciones ideolôgicas. Se originaron en cambio,
en la reacciôn de los paises hispanoamericanos al correr de la segunda mitad del siglo
XIX, frente a las consecuencias e implicaciones de la "Doctrina Monroe", los
neocolonialismos europeos de la época y la expansion nordamericana en la region
con su doctrina del "Destino manifiesto" y la necesidad del "Espacio Vital" para
cumplir con el mismo. Se hace notar cômo en la prâctica pesé a la declaracion de
Torres Caicedo, sera la nueva doctrina del "Panamericanismo", fundada por Blaines en
1889 que triunfarâ a nivel politico y diplomâtico, pero también cômo las puertas
habian quedado abiertas a partir de aquel planteo, para la reformulaciôn del
"latinoamericanismo" como formula polïtica.
En este artïculo del ano 65 se toma conciencia de cômo es recién ahora, en
la segunda mitad del siglo XX, que ese proyecto de union y de afirmaciôn de una
identidad latina habia sido lanzado sin éxito hacia un siglo. Cômo es ahora
"impulsado, después de tan tas maneras por varias generaciones, que empieza a
conocer su verdadera hora recién en nuestros dîas, un siglo mas tarde". 3
Esta comprobaciôn sin duda sorprende y confunde, ya que el mito de la
unidad siempre existiô, desde los planes federativos de Simon Bolivar. Pero es cierto
también - y asi fue interpretado en las columnas de Marcha a través de los aflos - que
el mito funcionô como ilusiôn para disimular y esconder la total fragmentaciôn y
"balcanizaciôn" del continente, después de la independencia de Espafla. Aparecian asi
una série de aspectos contradictorios aparentemente. Por un lado la gran juventud de
America Latina y por el el otro la larga duraciôn de ciertas tendencias a través de mas
de un siglo. Pero todo llevaba a confirmar la relaciôn y el diâlogo entre pasado,
présente y construcciôn del futuro ; por lo tanto America Latina era un camino a
recorrer, un trabajo a realizar, un futuro a construir. Un proyecto ético e intelectual ;
un proyecto econômico y politico.
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En un pais pequeflo como el Uruguay, en crisis acelerada en los pianos


econômico-social y mismo politico desde mediados de la década de 50, se comprende
el nuevo acercamiento de los intelectuales uruguayos al pensamiento y la obra de
Rodô, en cuanto americanista, latinoamericanista y antiimperialista. Se explica por
la necesidad de supervivencia y de union experimentada en estos sectores hacia esa
época, a través de una nueva conciencia actualizada de los déterminantes del espacio,
del tiempo y de las raices culturales especificas de los nombres, en la historia del
continente. Como explica Real de Azûa en el primer Cuadernos de Marcha del afio
67, dedicado especialmente a Rodô, es a partir de esta década que comienza una
verdadera production erudita, rigurosa y minuciosa en el pais, sobre Rodô y su obra.
Ejemplo de ello serân los trabajos de escritores, filôsofos y criticos literarios como
Roberto Ibâflez, Arturo Ardao, Emir Rodriguez Monegal, J. Enrique Echeverry ; mâs
tarde también, de Mario Benedetti y del mismo Real de Azûa. Este autor considéra
que se vuelve a reconocer en Rodô un estilo, una vocation hispanoamericana y
antiimperialista. 4
En el primer numéro de Cuadernos de Marcha el filôsofo mejicano Leopoldo
Zea explica hasta que punto "el maestro de juventudes" habia marcado varias
generaciones de uruguayos y de latinoamericanos. Por su reflexion sobre la necesidad
que tenfan los latinoamericanos de ser capaces de explotar y usufructuar sus propias
riquezas, de la misma forma que les era necesario no caer mâs en "el suefio de
hombres que no somos", siguiendo "idéales educativos que lejos de formarnos nos
deforman" o "imitando un mundo que nos es ajeno, con descuido de lo que nos es
propio". Explica también como el maestro se oponia a la "America deslatinizada", a
la America ajena a su destino, un destino que de una u otra manera le ha marcado su
propia e innegable historia". El filôsofo mejicano piensa que el gran error habia sido
también el de "nuestros emancipadores mentales en el pasado siglo" que creyeron en
la posibilidad de los pueblos americanos a "renunciar a su modo de ser propio, para
ser otro". Recuerda asi, cômo Bolivar habia prevenido de esta America "que en vano
trataiia de ser semejante a la que se le presentaba como modelo a realizar". 5
Es al correr de la segunda guerra mundial, que la reflexion latinoamericanista
darâ grandes pasos, en el continente y en el Uruguay. Los intelectuales uruguayos-
hijos en general de inmigrantes habituados a un paîs liberal y democrâtico al interior
del continente -, parecen interrogarse con especial agudeza y estupor sobre las causas
y los engranajes de la contienda mundial. En la postguerra se siguen interrogando
sobre las posibilidades reaies del continente latinoamericano a mantener su
independencia en medio de las polarizaciones politicas mundiales, fruto de dinâmicas
y conflictos de procesos histôricos muy diferentes. Fue justamente en este periodo
crîtico de la cultura occidental, que se desarrollô en los sectores intelectuales
latinoamericanos la necesidad de repensar los problemas histôricos de la unidad
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continental y sus fracasos ; de las particularidades de su cultura y la necesidad de


preservarla. Para ello se vuelve por lôgica a revisar el pensamiento de algunos
maestros de las primeras décadas del siglo XX, entre los cuales Rodô ocupa un lugar
privilegiado.
Forma sin duda parte de este gran movimiento internacional de la
postguerra, la creation del "Comité de Historia de las Ideas de America", fundado en
Mexico bajo la impulsion del Instituto Panamericano de Geografïa e Historia" y del
"Comité de Historia" del mismo, en el afio 47, presididos respectivamente por el
filosofo Leopoldo Zea y el historiador Silvio Zavala. A partir del viaje hacia esa
época de Leopoldo Zea por America del Sur y su pasaje por el Uruguay, queda
solidificada una estrecha ligazôn entre Arturo Ardao, del equipo redactor de Marcha y
Catedrâtico de la Universidad, la Universidad de la Répûblica, especialmente la
Facultad de Humanidades y Ciencias, con los intelectuales mejicanos y el
movimiento latinoamericanista internacional de la época.
Asi esta tendencia intelectual se confundirîa con la lucha contra el
"colonialismo mental", que habia llevado adelante en el pais no solo Rodô sino
también el filôsofo y catedrâtico universitario Carlos Vaz Ferreira, de fuerte
influencia en la cultura intelectual y filosôfica del pais de la primera mitad del siglo
XX. Esta lucha habia sido continuada fundamentalmente por el semanario Marcha
desde su fundaciôn, y se habïa extendido a los cîrculos cultos y universitarios del pais
desde la década 40 y 50, considerando siempre que "el colonialismo mental" era la
base de la aceptaciôn de los otros colonialismos, que azotaban al continente. 6
En el campo latinoamericano, los filôsofos y escritores mejicanos, como
Samuel Ramos, Leopoldo Zea y Octavio Paz - participantes estos dos ûltimos en las
paginas literarias de Marcha desde muy temprano y al correr del tiempo -, analizaron
en sus obras los grandes problemas de ruptura y disociaciôn de la identidad cultural y
del imaginario colectivo en los paises latinoamericanos y especialmente Mexico,
como consecuencia de los fenômenos coloniales y neocoloniales. Asï Octavio Paz en
su libro El Laberinto de la soledad (1950), habia como Fanon para las Antillas, de
realidades y de "mascaras", en estas relaciones de dominaciôn y de dependencia que
distorsionan las relaciones con si mismos, con los de adentro y con los de afuera.
Esta constataciôn con respecto al imaginario social y al comportamiento
sociopolitico latinoamericano y mejicano, le hace decir que "el dafto ha sido
incalculable y alcanza a zonas muy profundas de nuestro ser". 7
Este esfuerzo intelectual latinoamericanista de autoconocimiento, de
reflexion, de ordenamiento de las propias ideas y las propias experiencias - en el que
participan notoriamente los uruguayos -, aparece como la puesta en marcha de la
bûsqueda de un pensamiento y acciôn propiamente americanos, que no negaba la
Universalidad de la Historia, ni las relaciones del continente con ella. Este
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movimiento va también claramente contra la version pesimista de todo lo americano,


que se habia desarrollado desde los afios 20 en muchos âmbitos culturales e
intelectuales latinoamericanos, en sus sectores libérales pero también en los de
izquierda y socialistas de la época. Imâgenes representativas de este sentimiento eran
por ejemplo las expresiones del tipo de "continente enfermo" del venezolano César
Zumeta o de "pueblo enfermo" del boliviano Alcides Arguedas.
En el Uruguay también dos figuras destacadas de la primera mitad del siglo
XX, de diferentes posiciones polîticas, taies como el reconocido critico literario y
ensayista histôrico Alberto Zum Felde, liberal intégrante del Partido Colorado y mas
tarde sin partido y convertido al catolicismo -, y el socialista Dr. Emilio Frugoni -
exbatllista, fundador del "Centro Obrero Socialista" en 1904 y del partido Socialista
Uruguayo en 1910 -, manifestaron a lo largo de su trabajo intelectual de toda la
primera mitad del siglo, la misma mirada escéptica frente a lo americano. Frente a
todo lo tipicamente americano, expresiôn de una herencia histôrica, marcada por
tendencias negativas, instintivas, provenientes del espiritu espanol, conquistador y
colonizador, de acuerdo a sus miradas de tipo liberal europeo.
Zum Felde habia hablado de como en America "el individualismo aventurero
del conquistador hispânico aparece en los politicos y en los caudillos" aûn en pleno
siglo XX. Cômo "el amor a la plâstica ampulosa, la sugestiôn imaginativa y verbal,
prima - en los mismos - sobre la actividad positiva y ordenada" 8. En forma bastante
similar se expresaba hacia la misma época el Dr. Emilio Frugoni, observando como
lamentablemente la "politica criolla" se mostraba con frecuencia "indigna, subalterna,
sensual, frfvola", marcada por la tendencia "al fraude, la corrupciôn, la demagogia y
la venalidad" ; con frecuencia en funciôn de los intereses personales mas ilegitimos.
Por "el espîritu de apuesta", la inmoralidad, el caudillaje y las "viejas idolatrias". De
la misma forma percibe la supervivencia de estas tendencias detrâs del "totalitarisme
nativo, la tradicional dictadura criolla, esa especie de fascismo americano sin doctrina,
de instinto cerril y concupiscencia selvâtica". 9
En el pais, es évidente que a partir de los afios 30 y 40, la abundante
produccion ensayistica, asi como los editoriales y numerosos trabajos publicados en
Marcha, giran - como bien explica Carlos Real de Azùa - alrededor de ciertas
problemâticas dominantes, como "Europa y America", "nacionalismo",
"universalismo". Los temas de "arraigo", "desarraigo", "tradiciôn", "emancipaciôn",
"personalidad cultural". Es decir temas relativos a la identidad histôrico-cultural y
politica, frente al pasado, el présente, y el futuro nacional y americano. En los afios
50 y 60 la misma tendencia se afirma y se extiende también en el âmbito
universitario e intelectual en general. Aparece también en relaciôn directa con los
nuevos cuestionamientos sobre "modernidad" y "tradiciôn" y no solo en el âmbito
cultural sino también econômico y politico.
LATTNOAMERICANISMO Y POLITIC A INTERNAaONAL EN MARCHA 365

La diferencia fundamental entre personalidades como Zurn Felde y Frugoni -


aûn activas en los aflos 50 pero cuya labor intelectual fundamental se expresô en las
primeras décadas del siglo, y estas otras personalidades, como Quijano, Ardao y algo
mas tarde Azûa, que comienzan a ser mas conocidas y con mayor peso social a partir
de los afios 40, esta justamente en la diferente percepciôn de las relaciones entre lo
americano y lo europeo. En los primeros hay un sentimiento escéptico sobre las
posibilidades de transformaciôn de la "naturaleza", de esas tendencias negativas,
instintivas, heredadas del espîritu espaflol, si no se someten a un nuevo mundo de
valores e idéales. Para los segundos - y las generaciones mâs jôvenes contemporâneas
y que les suceden, hay una nueva certeza en la posibilidad de construir, en medio de
las contradicciones y a través del tiempo, una forma de identidad nacional, regional y
continental. Claro esta que para llegar a esta postura era necesario tener cierta
confianza en la propia "naturaleza", en la propia historia, en lo interno, para poder
asumirlo, elaborarlo y transformarlo hacia adentro y hacia afuera.
En realidad los dos grupos de intelectuales mencionados son modernos en
cuanto al sistema educativo y las normas culturales en los cuales se han desarrollado
sus formaciones y sus trabajos intelectuales al correr de la primera mitad del siglo.
Son en general racionalistas, libérales, civilistas, democrâticos y con conciencia
social sobre los problemas del mundo contemporâneo. Pero la diferencia entre ambos
grupos esta entre otras, en la percepciôn divergente sobre las relaciones entre la
tradiciôn y la modernidad, o entre lo americano e ibérico y lo occidental moderno, al
interior del continente latinoamericano. Mientras que los primeros esperaban muy
poco de la tradiciôn y de lo heredado en el continente, los segundos se proponen una
sfntesis entre lo tradicional y lo moderno, mâs o menos explicita segun los autores.
Para Emilio Frugoni las influencias venidas del viejo continente han sido en
el pasado y son en el présente fundamentals e ineludibles. No solo el Iluminismo y
el Racionalismo en todas sus formas han sido positivos en su penetraciôn en
America, sino también ahora el pensamiento socialista y marxista europeo
contemporâneo, es capital para resolver los problemas sociales présentes, ya que
ellos son universales. Su conocida frase "nada vale nuestro recuerdo en comparaciôn
con nuestra esperanza" - digno de hombres y de un pais de inmigraciôn -, confirma en
su pensamiento el peso del présente y del futuro ligados al mundo contemporâneo, en
desmedro de las reminiscencias del mundo hispâfiico, colonial o independentista.
Carlos Quijano, que forma parte de esa nueva gran corriente de sensibilidad
latinoamericanista que se desarrolla a grandes pasos a partir de los afios 40, no déjà de
sentir con dolor también el panorama del continente cuando hace una recapitulaciôn a
fines de los afios 50 en un editorial del semanario, titulado "Los pichones en el
nido" : "nos volvemos hoy, afirma - frente al espectâculo de nuestra America
desordenada, indisciplinada, imprevisora, que no tiene el coraje de conquistar con pena
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su propio destino". El juicio es categôrico, exigente para los americanos y sobre todo
para sus élites percibidas como expresiones de "psicologia o mentalidad de ocioso
impénitente que encomienda la resoluciôn de sus dificultades a la ayuda externa, al
golpe de azar, a la perezosa convicciôn de que todo se arreglarâ", mâs tarde 10. Por
ello también considéra que el famoso Panamericanismo, propulsado por la America
del Norte y aceptado cômodamente por muchos gobernantes y élites
latinoamericanas, "es una farsa" y un pretexto cobarde para eludir nuestras
obligaciones" de ser adultes e independientes. Aparece asi hasta ahora que "nuestro
gobiernos y nuestros pueblos ... casi todos han sido incapaces de trazarse un camino
y soportar los riesgos y penurias de andarlo". u
El anâlisis de Quijano reivindica sin duda, la racionalidad, la programaciôn,
la planificaciôn, la disciplina, que se adjudican generalmente como caracterîsticas de
la racionalidad y el cientificismo de las sociedades modernas, pero lo hace no en
cuanto modelo a copiar o sistemas a trasladar, sino en cuanto a fuerzas internas a
descubrir, ordenar y encauzar. Hay sin duda una toma de conciencia de la parte de
estos intelectuales criticos muy bien representados por Carlos Quijano, de ese
complejo de inferioridad y minusvalîa desarrollado en las poblaciones y en las élites
polïticas e intelectuales del continente. Complejos motivados por causas internas y
déterminantes externos, por tensiones y conflictos mal resueltos entre las
especificidades culturales tradicionales de las diversas regiones del continente
latinoamericano, la "modernidad" y los diversos caminos y formas de la
"modernizaciôn".
Estas nuevas generaciones de intelectuales no parecen créer en la validez de
un modelo de evoluciôn y desarrollo histôrico de valor universal ; no parecen
fascinados - salvo algunas excepciones - por ese modelo occidental de "el progreso" y
la "racionalidad" y de la "modernidad" que ha acompanado el sistema capitalista y en
cierto sentido también la experiencia del mundo comunista a través de otra version
voluntaria del desarrollo y el crecimiento. Si algo aprece claro en estos intelectuales
de extensa formation cultural universal actualizada es la afirmaciôn del anâlisis
histôrico, que descarta todos los peligrosos etnocentrismos "segûn los cuales el
conjunto de los paises del uni verso deben ordenarse en relaciôn a un modelo ûnico y
general que habria encontrado su expresiôn perfecta en ciertos paises del mundo que
por lo tanto deben ser considerados como los verdaderos modelos" a seguir. Es decir
que trente a esa pretendida universalidad del modelo occidental "desarrollado", se
reivindica la especifîcidad histôrica y las tradiciones culturales particulares insalvables
reconociendo al mismo tiempo las virtudes de racionalidad, de método, conocimiento
y planificaciôn que ha aportado a la historia universal la modernidad, pero sin
confundirla con determinadas expresiones histôricas de la modernizaciôn 12. Hacia
fines de los afios 50 y aflos 60 esta postura se refuerza a nivel nacional, como
LATINOAMERICANISMO Y POLJTICA INTERNACIONAL EN MARCHA 367

conciencia del nuevo protagonismo politico social que se percibe mundialmente con
los movimientos de independencia, de descolonizaciôn y de tendencias nacionales, en
regiones del tercer mundo, que hacen pensar en una nueva etapa de toma de posesiôn
de las propias historias de los paises de la "periferia" al mundo industrial y moderno.
Dentro de este tipo de toma de conciencia se podria considerar también -
pero dentro de un ângulo esencialmente ético en relaciôn a los problemas de la
identidad individual o colectiva -, un artfculo publicado en el numéro 50 de
Cuadernos de Marcha por el escritor uruguayo Roberto Ibâfiez, dedicado también a
Rodô. Reflexionando sobre la permanencia de muchos de sus planteos, hace notar
cômo Rodô siempre recordaba un precepto de Cicerôn, "que incluye entre los deberes
del hombre - de todas las épocas el "preservar" o tutelar la originalidad de su carâcter
personal", es decir respetando su historia y caracteristicas especificas. Como este
razonamiento lo relacionaba con la historia colectiva al referirse al continente
latinoamericano porque también "solo conquistando su propia personalidad e
independencia moral y espiritual - y ése es el propôsito explicita de su libro Ariel -,
podrîan conquistar estos pueblos (americanos) la plena independencia politica, social
y econômica". Concluyendo este escritor que una vez mas se confirmaba que en la
historia "solo se habilitan para la libertad quienes aima adentro Uegan a conocerse y
definirse". u
Para apropiarse de si mismos y defenserse de la "tutela protectora y
filantrôpica de los fuertes y ordenados sobre los débiles y revoltosos" y defenderse de
ese imperialismo americano empefiado en desmantelar soberanias, "protegiéndolas",
dice irônicamente Ibâfiez, con palabras de Rodô se hace necesario primero conquistar
la independencia desde adentro. La tarea fundamental es por lo tanto antes que nada el
autoconocimiento, la autoafirmaciôn y la apropiaciôn de si mismos, para poder ser
fuertes, defenderse y construir el proyecto propio. También Carlos Quijano, hacia la
misma época, en un editorial se identifica claramente con esta postura, afirmando que
en realidad "la experiencia propia no sirve a los ajenos. Tanto si se trata de hombres
como de generaciones", haciéndolo también extensivo por comparaciôn a las
sociedades. 14 Por ello también parece claro que la experiencia de los otros no sirve
fundamentalmente como modelo a los latinoamericanos, ni puede darles las
soluciones a sus problemas, que obedecen a una historia, a causas y caracteristicas
especificas.
Dadas las caracteristicas de Marcha, como palestra pûblica en el campo de
las publicaciones, de sus "Cartas a los lectores", de sus reuniones, conferencias y
discusiones, se manifestaràn, a través del tiempo diferentes posiciones filosôficas e
ideolôgicas sobres los temas anteriormente mencionados, dentro de una cosmovisiôn
dominante de tipo radical democrâtico progresista y de izquierda.
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Dentro de las corrientes mâs idealistas, de revindication hispânica y algunos


trazos de antimodernismo latente, aparecerâ también una figura particular, compleja y
no siempre aceptada, en el periodista Servando Cuadro hacia los aflos 40 y 50. El
proyecto principal de este gran autodidacta revindicador apasionado de lo americano y
lo hispanoamericano - como lo expresa muy bien Real de Azûa -, fue la "Federation
Hispanoamericana" cuyos alcances explicarâ en un ciclo de conferencias en los
salones de Marcha de 1944 a 1952. Publicadas también en forma de articulos en el
semanario bajo el tîtulo "Los Trabajos y los Dîas" y mâs tarde como antologia por
el historiador Roberto Ares Pons, continuador de algunas de sus ideas. "Dejarnos con
ese complejo de minusvalia, fue una fina venganza de Europa por nuestra
emancipation - explicaba Servando Cuadro -, ahora porque es su mejor carta de
triunfo sobre nosotros, lo cultiva amorosamente Norte America". Ademâs "ese
complejo de inferioridad es una realidad psicolôgica de primera importancia en nuestra
America - continua -, incluso en Mexico y la Argentina que son los paîses que se
han procurado las mâs ruidosas compensaciones". Coincidia, con gran parte de los
intelectuales de estas generaciones criticas de los afios 40 y 50, "que porque importa
nuestra derrota, debemos arrancarla de nuestros espiritus, cueste lo que cueste" ; pero
ello lo lograremos conclufa "con hechos y con un duro conocimiento de nuestra
realidad". u
En realidad en Leopoldo Zea, en Octavio Paz, en Frantz Fanon, como en
Carlos Quijano, Arturo Ardao y el mismo Cuadro, el dafio moral radica en esa
necesidad de ser otros antes que ser si mismos. En esa herida fundamental que se
instala en el inconciente del que ha aceptado la domination, o mismo en el que,
rebelândose, queda atrapado y sometido en la dependencia de lo "superior" y lo
"inferior". Ahora en el Uruguay estos planteos encuentran un terreno muy preparado
por las reflexiones éticas, filosôficas y de derechos polfticos, desarrolladas en el pais
desde décadas anteriores.
Indubablemente que Servando Cuadro no poseia los conocimientos
cientificos suficientes, ni la formation como para ahondar en esta temâtica, pero
poseîa por el contrario una captation e intuiciôn aguda y la audacia que le
permitieron referirse a problemas claves, que no habian sido aûn estudiados
seriamente en el pais. Se hace entonces necesario reconocer como dice Carlos Real de
Azûa, que Cuadro tuvo el mérito de lanzar en los salones de Marcha y en los
articulos publicados en la columna del semanario, la idea de la "Federation
Hispanoamericana", como "totalidad actuante", como "mistica de su destino1" en
America ; para superar la division y el "marasmo" existente y los "complejos de
minusvalia" de nuestros pueblos. Solo asi, piensa el autor, los latinoamericanos
podrian créer que la obra, la empresa com un en el continente, "vale la pena", "es
posible", y es "el momento de ella". u
LATINOAMERICANISMOYPOLITICAINTERNAaONALENM4^C//A 369

El pensamiento de Cuadro encontrarâ su prolongaciôn en la importancia


acordada por una corriente de ensayistas histôricos revisionistas como Roberto Ares
Pons - ganador del Concurso de Marcha sobre "Problemas de la Juventud Uruguaya"
en el afio 1952 -, Alberto Methol Ferré, Washington Reyes Abadie, en los aflos 50 y
60, a las "ideas fuerzas" y las "ideas emociones" en la historia. Lo encontrarâ
también en parte a través de algunos intégrantes de este grupo, en una superaciôn del
complejo de culpabilidad de lo americano por la via de una nueva convicciôn y un
juicio crîtico frente a ciertos alcances de la "modernidad". Una nueva convicciôn en
que en "este fin de la modernidad que se aproxima - como decïa Cuadro -, el retraso
del mundo marginal aparece mâs como un avance y una réserva, que como una
carencia. En realidad esta idea ya habia aparecido en los criticos eslavos de la
civilizaciôn occidental, en los autores de Europa Occidental, como Ortega y Gasset,
Berdiaeff y mâs tarde en Guardini. También dentro de los autores latinoamericanos
aparecen ideas similares, por ejemplo en el antropologo brasileflo Gilberto Freyre. 17
Comentando en ese sentido a Cuadro, Real de Azûa retiene con atenciôn
alguna de sus ideas y confirma también la posibilidad de que "nuestro atraso se
convierta en plasticidad para nuevas estructuras", lo que supondiia la posibilidad de
construir "una colectividad creadora de bienes espirituales, que se dirija al "hombre
entero" 18. Es la misma idea que expresa Ares Pons en sus reflexiones sobre los
problemas de la identidad nacional y latinoamericana, cuando en un anâlisis optimista
sostiene que "America Hispânica esta admirablemente dotada para ser la tierra de un
nuevo humanismo que reconcilie los extremos antitéticos de la tradiciôn y el
progreso, la comunidad y el individuo, la tierra y el espiritu, lo peculiar y lo
universal". Pero esta posibilidad o este suefio, aparece râpidamente introducido en el
tiempo y en el espacio, afirmando que "aun asî sera solo un escalôn mâs en el
desenvolvimiento de la Historia-como proceso -, pero abierto a infinitas
perspectivas". 19 ; es decir una experiencia especïfica al interior de la complejidad de
la historia universal.
En realidad la critica de la modernidad se conocîa en el pais desde las
primeras décadas del siglo, siguiendo las polémicas europeas. En los cîrculos
cultivados se habîan escuchado las voces de un Pio Baroja, de un Antonio Machado,
de un Miguel de Unamuno ; mâs tarde de un Garcia Lorca. Se habïa escuchado el
llamado de Unamuno a la "Hispanizacion de Europa", en lucha contra un mundo
marcado por el cientismo, la fe incondicional en el progreso ; progreso que no
lograba impedir - y probablemente todo lo contrario - los encadenamientos de guerra
y violencia. Se conocîan los mensajes de Ortega y Gasset desde Espafia y a través de
su viajes al Rio de la Plata, con sus imâgenes de la "Espafia enferma", cuya
salvation era Europa, y de la "Europeizaciôn de Espafia" en su Meditaciones del
Quijote y Espafia Invertebrada. Pero también se conocîan sus imâgenes contrarias, de
370 Carmen DE SIERRA NEVES

los aflos 30, de una "Europa enferma", cuya ûnica salvation era la union de la Europa
y la salvation de las circunstancias europeas, pero no la Hispanizaciôn de Europa 20
como lo ha planteado Arturo Ardao.

b) Por una sintesis entre Tradition y Modernidad, a través de la


Unidad latinoamericana.

Se puede afirmar que gran parte de la clase intelectual del pais a partir de los
aflos 40, si bien no comparte muchos de los anâlisis sociolôgicos de Ortega y Gasset
en La rebeliôn de las masas, coincidfan en general con el escritor espafiol y otros de
su generation, en la mirada critica sobre ciertos aspectos de la evoluciôn del mundo
industrial capitalista contemporâneo y sus idolos de "economicismo predatorio",
sobre su alienation de ciertos valores fundamentales de la convivencia humana y de la
vida social. Pero esta prevenciôn del medio intelectual contra el economicismo
salvaje y el utilitarismo, no estaba contra lo util, lo eficaz, lo racional, lo
programado y lo planificado. Una manifestacion clara de ello sera la evoluciôn en los
afios 50 y 60 del semanario Marcha a través de la linea de compromiso con la realidad
national y latinoamericana, que le impone su direction y el equipo responsable de
redaction del mismo. En el mismo sentido se puede hablar de los trabajos de
investigation sobre temâticas y necesidades concretas y especificas del pais y el
continente, desde fines de los afios 50, en los 60 y primeros aflos del 70, de parte de
organismos de investigation de la Universidad nacional, como de otros organismos
oficiales privados de investigation cientifica sobre la realidad nacional.
Pero es cierto que, por etapas, en el seno de esos sectores surgieron
expresiones de caracter individual y de grupo, que se caracterizaron por una peligrosa
oposiciôn entre lo "americano" y la "tradition" - en cuanto identidad cultural
especifica - a la "modernidad". Esta actitud aparece en la prâctica como el
enfrentamiento entre una vision culturalista y marcadamente emotional de la
tradition, enfrentada de forma confusa a otra supuesta vision totalmente racionalista,
pragmâtica y cuantitativa de la modemidad. En realidad esa postura parecerâ como una
reacciôn al anterior desprecio maniqueo al que se ha hecho referencia, que identificaba
todo lo americano, lo hispânico y lo ibérico, con lo arcaico y regresivo, que habian
sido las caracterîsticas del pensamiento intelectual dominante de la primera mitad del
siglo, en total continuidad con el liberalismo racionalista, evolucionista y mismo
positivista de los sectores intelectuales en las ultimas décadas del siglo précédente.
Los limites fundamentales de esos sectores, identificados con los valores
tradicionales, que no dejan de ser democrâticos, estarîan en la no distinciôn entre la
"modernidad" y las diferentes formas de la "modernization", como lo ha explicado
LATTNOAMERICANISMO Y POLJTICA INTERNAQONAL EN MARCHA 371

muy bien el sociologo Alain Touraine refiriéndose a los problemas de relaciones


entre la modernidad y las especificidades o identidades culturales particulares en el
mundo contemporaneo. 21
Pero la mayoria de los intelectuales que nuclean alrededor de Marcha y del
mundo profesional especilizado universitario, estan marcados por una tradition y por
una formation modernas, bajo influencias que van del racionalismo, al
neopositivismo, al marxismo, a las formas del realismo relativista y distintas
corrientes del estructuralismo contemporaneo. En general para ellos no tiene sentido
discutir el fenômeno de la "modernidad" en cuanto hecho histôrico innegable e
inevitable. Lo que les preocupa es elucidar las formas de penetraciôn en el paîs y en
el continente de la renombrada "modernizaciôn", sus ventajas e inconvenientes, como
su implantaciôn frecuente sin ajustarse a la historia y a las necesidades especificas de
los mismos. Las discusiones sobre las formas concretas de la modernizaciôn los
llevan a plantearse al mismo tiempo el problema de las relaciones entre los "paises
centrales" los "paîses de la periferia", entre "economias desarrolladas" y "economias
y
dependientes". Por ello, en gran parte de estos sectores intelectuales mayoritarios lo
que prédomina es el reconocimiento de una realidad histôrica présente en su
complejidad y contradicciones especificas y sus necesidades de transformarla, mâs que
la idea de un destino, una herencia histôrica a seguir o una "misiôn" a cumplir.
Apareciô asi, dentro de los circulos intelectuales de diferentes formaciones y
tendencias agrupados fundamentalmente alrededor de Marcha, de las publicaciones de
investigaciones de la Universidad, de los Cursos de Verano de la misma - desde la
segunda mitad de la década del 50 -, de las publicaciones de la Federaciôn de
Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), una discusiôn abierta y explicita
sobre los factores de cohesion y de dispersion, de union y de désunion del continente
latinoamericano. Se reafirma al mismo tiempo la necesidad de superar el sentimiento
desvalorizado de lo americano que acompafia el "colonialismo mental" frente a lo
externo, que no permite reconocer ni los propios valores ni los propios limites. El
aspecto comûn entre las diversas corrientes, que van de las mâs idealistas a las mâs
realistas y empi'ricas y materialistas, esta en la afirmaciôn del latinoamericanismo
como proyecto histôrico, que reconoce y respeta el pasado, pero que sobre todo trata
de responder a las exigencias de supervivencia y transformaciôn del présente y el
futuro nacional y continental.
En estas diversas generaciones que cohabitan y discuten alrededor de Marcha
y de los circulos especializados de la vida universitaria en los aflos 50 y 60, ha
quedado ya muy atrâs la representaciôn del Uruguay pais excepcional y modelo,
aparté al interior del continente americano. Desde fines de los aflos 50 el pais aparece
introducido sin temores dentro del continente latinoamericano, con sus grandezas y
sus miserias. Asi a través de una conciencia ética sobre el valor individual y
372 Carmen DE SIERRA NEVES

colectivo y una exigencia de aceptaciôn de la propia historia y la propia especificidad


cultural, se definfa un hispanoamericanismo y un latinoamericanismo. Asî también
crece la fuerte tendencia antiimperialista del pensamiento intelectual uruguayo del
siglo XX. Antes que nada como una conciencia ética de resistencia a las relaciones de
dominaciôn y dependencia y de imposiciôn de los fuertes sobre los débiles. Aparecia
asi' este imperialismo al mismo tiempo como una exigencia moral que como una
expresiôn de conciencia politica e ideolôgica.
Desde fines de la década del 50 se desarrolla en estos cîrculos muy
informados, la certeza de que el pais aislado y separado del resto de America Latina y
sobre todo del conjunto de la region, no tendra salida. El desarrollo creciente de los
estudios econômicos nacionales e internacionales pone en evidencia la evoluciôn del
sistema capitalista contemporâneo mundial, de las consecuencias de la nueva division
del trabajo internacional, de las nuevas formas de reorganizaciôn politico econômicas
régionales en el mundo y claramente en Europa, de la fragilidad del continente y de la
region frente a estos profundos cambios y la necesidad de defenerse de las formas
superiores del capitalismo monopôlico internacional. Esta exigencia aparecia ahora
no como algo teôrico o utôpico, sino como una "'exigencia vital". "Unirse o perecer"
decïa Quijano con crudeza en los aflos 50 y 60 ; porque "America encuentra sus
formas y estructuras para ser lo que debe ser o no sera nada ; un vasto territorio
colonizado y acaparado por los grandes, un cuerpo sin alma, un resignado y
corrompido ejército de siervos" 22. Es decir que a estos peligros de dependencia y
sumisiôn econômica se sumaba la pérdida de los propios valores, de la propia cultura
y de la propia historia. Reaparecia asi nuevamente que la sumisiôn mental y cultural,
- el ser "colonos mentales" -, era el fundamento de todas las otras dependencias y
sumisiones y de todos los vasallajes.
Hacia fines de los afios 50 y en los afios 60, Quijano trata con gran
fiecuencia en los editoriales de Marcha el tema candente de la necesidad de desarrollo
autônomo en America Latina ; de la necesidad de crear un pensamiento y un conjunto
de hipôtesis "que se apliquen a nuestros fenômenos propios. Levantar las hipôtesis,
que nos ayuden a descubrir lo esencial de nuestros hechos". Sin negar el carâcter
universal de las teorias y del método en ciencias sociales y en ciencias econômicas,
reivindica claramente en estos textos la necesidad de utilizar las teorias, los modelos
de anâlisis y las hipotesis aplicândolas al caso concreto y especffico de America
Latina y de la region ; en funciôn de las coordenadas geogrâficas, histôricas,
demogrâficas, econômicas y culturales concretas 23.
Al comenzar los afios 60 el director de Marcha, que se ha declarado
oficialmente al finalizar la década précédente, como socialista y como
metodolôgicamente marxista, terne la polarizaciôn ideolôgica que se esta produciendo
en el continente a través de la polémica de las soluciones "capitalistas" y las
LATINOAMERICAMSMO Y POLJTICA INTERNAaONAL EN MARCHA 373

soluciones "comunistas", sobre todo después que la nueva Revolution Cubana - bajo
el bloqueo y el arrinconamiento econômico politico de Estados Unidos -, se adhiere
en forma aislada dentro del continente, al sistema soviético. Su temor no es
especificamente ideolôgico, sino metodologico y de respeto a los déterminantes de la
historia del continente. "Se trata de encontrar y elegir la trayectoria de America Latina
y dentro de ella, para nosotros la del Uruguay. Se trata de avizorar nuestro destino".
Pero para realizarlo - continua -, para ser eficaces y efectivos se hace necesario el
realismo y la planification. "Trayectoria y destino, para que sean viables, para que no
se frustren, para que cuajen, estân determinados en primer término por las
condiciones histôricas, geogrâficas, econômicas, las propias y las ajenas" ; porque,
continua, "para veneer a la naturaleza hay que empezar por obedecerla" 24.
Al comenzar los aflos 70 también Quijano realiza la sintesis de su
pensamiento y de la evoluciôn del semanario que dirige, asi como de una parte muy
importante del pûblico que lo sigue todos los viernes. Aparece en su discurso con
toda claridad el intento de reunion entre la tradition national y latinoamericana y la
modernidad. "Un pais es una tradition y un proyeeto. La tradition ... corre de padre a
hijos, de generation en generaciôn, de aflo en afio y de siglo en siglo. Vive en el aire
que se respira, en la tierra nutricia, en las palabras que se emplean, en las creencias y
en los mitos, aûn informulados o informulables que respaldan el cotidiano andar".
Queda asi asegurado el peso y el valor de la tradition y de esa especie de naciôn
natural que se ha formado a través de la historia nacional o continental, que no se
puede ni se debe soslayar. Pero aclara, "un pais no es solo una tradition, una
historia. Es un proyeeto también. Mirar al pasado es necesario. Construir para el
futuro es la tarea" 2S.
Parece ciaro en el anâlisis que ese proyeeto latinoamericano, de identidad,
desarrollo y crecimiento, habïa que construirlo con la imaginaciôn y el trabajo
propios, sin esperar de los modelos, las ayudas y las soluciones externas, la
resoluciôn verdadera de los problemas internos. Era necesario pues para realizar esa
"heroica, dificil, obscura" tarea, - que exigirâ el trabajo de varias generaciones -,
integrar el pasado y el présente, la tradition y lo moderno, lo subjetivo y lo objetivo,
lo interno y lo externo. La unidad del continente no existia como un hecho natural,
sino que habia que construirla a través de un duro trabajo y un proyeeto a realizar.
En el afio 59, Quijano habia ya planteado con realismo algunas evidencias
en su editorial "America, espacio y tiempo", haciendo referencia a que "America no
es un espacio politico, tampoco un espacio geogrâfico - haciendo menciôn sin duda a
la diversidad de regiones y a su incomunicaciôn -, y no esta demostrado que sea un
espacio econômico y sin embargo puede creerse que sea necesario hacer de ella un
espacio politico donde coexistan varios espacios econômicos" M. Diria también que
para America, la alternativa era "unirse o perecer" en cuanto espacio e identidad
374 Carmen DE SIERRA NEVES

histôrica independiente en el concierto mundial. Esta ahora claro, que ese proyecto de
union continental habia funcionado hasta ahora como un mito, un sueno, pero que
ahora se hacia imprescindible realizarlo en la prâctica por una exigencia de
supervivencia, material, cultural y de identidad histôrica : "y las opciones son varias -
decia mas tarde -, : la union de toda America Latina, la union de nuestra America
Hispana ; las uniones, federaciones o confederaciones régionales, que pueden adquirir
distintas formas, algunas no imaginables, y que son el reverso de la anexiôn", como
lo propulsaba el Panamericanismo 27.
Asi al correr de la década del 60 y al comenzar la década del 70, siguiendo un
camino de autoconocimiento abierto por estos sectores intelectuales y universitarios
empecinados y comprometidos en la reflexion cultural y geopolitica, la poblaciôn del
pais comienza lentamente a descubrir su pertenencia inevitable y lôgica al continente
latinoamericano, al présente y al futuro.

Carmen DE SIERRA NEVES


IHEAL-CREDAL
CRICCAL
Sorbonne Nouvelle, Paris III

NOTAS

(1) Ver QUEILLE, Pierre : L'Amérique Latine - La doctrine Monroe et le Panaméricanisme.


Le conditionnement historique du Tiers Monde Latino-Américain. Paris Edit. Payot,
Bibliothèque Historique, 1968.
(2) ARDAO, Arturo : "Origenes del Latinoamericanismo antiimperialista" in Marcha,
Montevideo, 12 de diciembre de 1965.
(3) ARDAO, Arturo : Ibid.
(4) REAL DE AZUA, Carlos : "El problema de la valoracion de Rodô" in Cuadernos de
Marcha n° 1, Montevideo, Mayo 1967.
(5) ZEA, Leopoldo : "Rodo y nuestra America " in Cuadernos de marcha, N° 1 : Rodô,
Montevideo, Mayo 1967.
(6) ARDAO, Arturo : La fdosofia en el Uruguay del siglo XX. Mexico F.C.E.E., 1956.
Col. Historia de las Ideas en América-Tierra Firme
La inteligencia latinoamericana, Montevideo, Edicciones Universidad de la Répûblica,
Octubre 1987.
(7) PAZ, Octavio : El laberinto de la soledad, Méjico, 1950, F.C.E., 1963, Colecciôn
Popular.
(8) ver REAL DE AZUA, Carlos : Antologia del ensayo uruguayo contemporâneo. Tomo I.
Alberto Zum Felde (1889). Emilio Frugoni (1880). Montevideo, Universidad de la
Répûblica, Octubre 1964. pp. 111-142 y 181-204.
IATTNOAMERICANISMO Y POLJTICA INTERNAaONAL EN MARCHA 375

(9) REAL DE AZUA, Carlos : Ibid.


(10) QUIJANO, Carlos : "Los Pichones en el nido" in Marcha, Montevideo, 23 de agosto
de 1957.
(11) QUIJANO, Carlos : Ibid.
(12) Ver TOURAINE, Alain : "Modernité et spécificités culturelles" In Revue
Internationale des Sciences Sociales. UNESCO, Paris, Novembre 1968, n° 18.
(13) IBANEZ, Roberto : "En el primer Centenario de Rodo" in Cuadernos de Marcha, n°
50, Montevideo, junio de 1971.
(14) QUIJANO, Carlos : "Reflexiones sobre el 31 de marzo" In Marcha, 26 de marzo de
1965.
(15) REAL DE AZUA, Carlos : op.cit.
(16) REAL DE AZUA, Carlos : Ibid.
(17) REAL DE AZUA, Carlos : Ibid., pp. 259-271.
(18) REAL DE AZUA, Carlos \Ibid.
(19) ARES PONS, Roberto : Uruguay : i Provincia o Nation ?. Buenos Aires, Editorial
Coyoacan, 1961, pp. 60 y 70.
(20) ARDAO, Arturo : "Espana entre Europa y America" in Cuadernos de Marcha,
Montevideo. Tercera Epoca, Septiembre 1989.
(21) TOURAINE, Alain : op.cit.
(22) QUIJANO, Carlos : "De Agosto de 1961 a Noviembre de 1963" in Marcha,
Montevideo, 25 de noviembre 1963.
(23) QUIJANO, Carlos : "Las declaraciones de Fidel Castro" in Marcha, Montevideo, 8 de
diciembre de 1961.
(24) QUIJANO, Carlos : "Digamos nuestro mensaje" in Marcha, Montevideo, 15 de
diciembre de 1961.
(25) QUIJANO, Carlos : "Patria Chica y Patria Grande" in Marcha , Montevideo, 31 de
mayo de 1974.
(26) QUIJANO, Carlos : "America, espacio y tiempo", in Marcha, Montevideo, 9 de
octubre de 1959.
(27) QUIJANO, Carlos : "Patria Chica y Patria Grande", in Marcha, Montevideo, op. cit.

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