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PRIMERAS REFERENCIAS DE LA EXISTENCIA EN LA RÁBITA EN LAS DUNAS

DE GUARDAMAR

En la bibliografía sobre la Rábita de las dunas se indica que la primera noticia sobre la
existencia de estas ruinas es el descubrimiento en 1897, de la lápida fundacional de una
mezquita que se encontraba adosada a un muro por parte del ingeniero Francisco Mira Botella,
cuando se hallaba realizando los trabajos de campo para el proyecto de repoblación de las
dunas. En el plano que levanta de las dunas ese mismo año, aparece el lugar denominado
como "pueblo antiguo", pues así se conocía este paraje en Guardamar

"Pueblo antiguo.- En el sitio de las dunas, conocido con este nombre, a un kilómetro de Guardamar, existen restos de la dominación
árabe: son muros de una derruida mezquita, enterrados por las arenas. Formando cuerpo de uno de estos muros, encontramos una
lápida que, traducida por el competente arabista D. Joaquín Báguena, dice así: "En el nombre de Alah el clemente, el misericordioso.
No hay Dios, sino Alah. Mahoma es el enviado de Alah. Se construyó esta mezquita en el mes de Moharen, del año 333 ( ... ).
Mandó construirla Ahmed, hijo de Bolhul, hijo de la hija de Alwatset Bilah, el que busca la recompensa de Alah. Se hizo bajo la
dirección de Mohamed, hijo" . Repoblación de las dunas de Guardamar. Memoria y Láminas 1929

Sin embargo, existe una referencia más de un siglo anterior a la del Ingeniero Mira. Es la del
viaje que realizó en 1.782 el historiador y filólogo Francisco Pérez Bayer, recogido en un
manuscrito que se conservó en la biblioteca de la Universidad de Valencia y que fue publicado
en 1998 por la Institución Valenciana de Estudios e Investigación. Siguiendo con su itinerario, el
viajero ilustrado Pérez Bayer llega a Guardamar al anochecer del 30 de abril de 1782. En la
descripción que hace de Guardamar y en su objetivo de describir los restos arqueológicos del
lugar (antigüedades según el léxico de la época) menciona que hacía unos años, D. Ignacio
Sarrió1, mandó hacer obras en un lugar próximo al mar y que descubrió muchas ruinas y
piedras labradas antiguas y especialmente como una cúpula o cimborrio de templo o capilla,
añadiendo que el resto se hallaba cubierto por las arenas en un lugar de dunas. Obviamente la
capilla no podía ser otra cosa que una de las hornacinas de un mihrab que formaba parte de la
rábita según las hemos conocido antes de las excavaciones arqueológicas realizadas a partir de
1.984.

1
Se refiere a D. Ignacio Pérez de Sarrió y Paravicino, señor de Formentera, notable
numismático e interesado en las antigüedades de la provincia de Alicante. Era amigo de
Antonio Valcárcel (Conde de Lumiares)
Reproducción de la página 101 del manuscrito de Francisco Pérez Bayer. Viajes literarios.
Restos de dos de los mihrab de la rábita emergiendo de las dunas. Fotografía tomada en los
años 60 del siglo XX.

Bibliografía:

Repoblación de las dunas de Guardamar. Memoria y Láminas. Francisco Mira. 1929


La Rábita califal de las dunas de Guardamar. Rafael Azuar. Alicane 1989
Francisco Pérez Bayer. Viajes literarios. Generalitat Valenciana 1998

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