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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR EN


CONVENIO CON LA
CARIBBEAN INTERNATIONAL UNIVERSITY CURACAO
DECANATO DE POSTGRADO
MAESTRÍA EN DERECHO Y RELACIONES INTERNACIONALES

TERCER DIPLOMADO
MAESTRÍA EN DERECHO PENAL INTERNACIONAL Y RELACIONES
INTERNACIONALES
(Ambos Diplomados)

Realizado por:
Marcano Jiménez, Deivic José
C.I. 17.110.518

Profesor:
Abg. José Antonio Pasquariello
Los días viernes 13 y sábado 14 de abril la comunidad internacional centró su atención
en la ciudad de Lima (Perú), puesto que se celebró la VIII Cumbre de las Américas, en la
cual Jefes de Estados y de gobierno del continente americano y del caribe debatieron sobre
gobernabilidad democrática y corrupción; dicha cumbre se llevó a cabo con el preámbulo de
varios países en el ojo del huracán como Bolivia, puesto que existe una cuarta aspiración de
Evo Morales a la Presidencia, pese a que la Constitución se lo prohíbe; Honduras, en virtud
de que el presidente Juan Hernández fue reelegido en 2017, a pesar del impedimento
constitucional de reelección; Nicaragua, en vista de que en el 2017 se llevaron a cabo los
comicios electorales y fueron calificados como fraudulentos, Cuba por su régimen calificado
de dictadura, donde constantemente hay persecución a opositores y finalmente, Venezuela,
que actualmente vive una crisis política, económica y humanitaria que ha generado alarma
en la comunidad internacional.

Sin embargo, la atención se centró en la situación que actualmente vive el país ubicado en
el orden meridional 60°-66°, primer paralelo norte de la línea ecuatorial (Venezuela), en vista
de la difícil situación que vive el pueblo venezolano que enfrenta una crisis política,
económica, social y humanitaria con una evidente y constante ruptura del orden
constitucional y por otro lado, la posición radical asumida por el gobierno de ese país, en su
afán de no reconocer dicha crisis, la cual ha traído como consecuencia el éxodo masivo de la
población hacia otras latitudes en busca de mejores condiciones de vida y por el contrario, el
mandatario de éste país, se niega a recibir la ayuda humanitaria ofrecida por otros países que
permita paliar la crisis.

En esta cita continental (VIII Cumbre de las Américas), los mandatarios se pronunciaron
con una mayoritaria condena al régimen de Nicolás Maduro, que ha visto reforzado su
aislamiento internacional. En el campo de la diplomacia se logró emitir una Declaración
contra el régimen de Nicolás Maduro, aprobada por 17 países entre los cuales se encuentran
algunos del llamado Grupo de Lima (formado por 12 países latinoamericanos, los más
críticos de la región hacia el régimen de Maduro) y otros de la Organización de los Estados
Americanos (OEA).

En este escenario, a la luz del Derecho Internacional, sería interesante analizar la posición
adoptada por el gobierno de Venezuela, que en sus declaraciones oficiales cataloga dicha
Cumbre como “un rotundo fracaso” y evoca a “la soberanía y autodeterminación de los
pueblos” como escudo ante la presión de la comunidad internacional y de los organismos
internacionales. El presente ensayo se paseará por los siete (07) puntos contenidos en dicha
Declaración y por algunas Convenciones y Acuerdos Internacionales con la finalidad de
precisar si ante el panorama planteado en el país del sur del continente ¿debe predominar la
autodeterminación de los Estados o la protección humanitaria como derecho humano
fundamental?
En este sentido, esta declaración exhorta a los organismos internacionales especializados
a impulsar un programa de asistencia humanitaria que mitigue la situación de sufrimiento y
escasez que padece el pueblo venezolano, que padece las consecuencias de una hiperinflación
prolongada, escasez de alimentos y medicinas, por lo que Venezuela vive hoy una crisis
política y social sin precedentes. De llevarse a cabo este planteamiento, habría que esperar la
posición que adopte el gobierno venezolano, puesto que al tratarse de un organismo
internacional quien sea el que implemente un plan para atención a los ciudadanos del país,
de acuerdo a las normas internacionales este no podrá negarse a recibirla, y de hacerlo, sería
un elemento más para agregar a larga lista de incumplimientos de las normas y principios del
Derecho Internacional por parte del Estado venezolano.

Otro aspecto resaltado en la Declaración fue el pronunciamiento en torno a la


preocupación por el creciente éxodo de ciudadanos venezolanos que se han visto obligados
a abandonar su país como producto de la crisis y por ende, se exhortó a los organismos
internacionales especializados en la materia a que actúen para garantizar los derechos de estas
personas. En este punto, de acuerdo a lo establecido en la Convención Sobre El Estatuto de
los Refugiados adoptada en Ginebra, Suiza, el 28 de julio de 1951 y la Declaración de
Cartagena sobre Refugiados de 1984, el más prominente instrumento regional sobre
refugiados, que amplió la definición de refugiado para América Latina estableciendo que “se
consideran refugiados también a las personas que han huido de sus países porque su vida,
seguridad o libertad han sido amenazadas por la violencia generalizada, la agresión
extranjera, los conflictos internos, la violación masiva de los derechos humanos u otras
circunstancias que hayan perturbado gravemente el orden público”. En este sentido, en virtud
de esta concepción estaríamos hablando de refugiados en el caso de las personas que han
emigrado del país y por ende, se trata de un problema que atañe a toda la comunidad
internacional.

En este punto, y de acuerdo a dichas normas internacionales se solicitó a la comunidad


internacional ayuda inmediata para los refugiados y la intervención de los organismos
internacionales con competencia en la materia para la garantía y protección de sus derechos
humanos. Le corresponderá entonces a la comunidad internacional asumir a través de los
gobiernos y de los organismos del área, realizar los esfuerzos necesarios para erradicar las
causas que provocan el problema. De igual manera, (de acuerdo a la norma) debería el
gobierno venezolano facilitar la aplicación de la Convención y su Protocolo (firmado en
Nueva York el 31 de enero de 1967), permitiendo el apoyo a que haya lugar en virtud de la
resolución del problema.

El organismo internacional que de acuerdo a las normas ut supra mencionadas y a la


Resolución 428 de la Asamblea General de las Naciones Unidas está facultado para atender
ésta problemática y establecer un programa de apoyo y fortalecimiento a los países de la
región es el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), cuyo
objetivo es el de velar por la aplicación de las convenciones internacionales que aseguran la
protección a los refugiados y dirigir la acción internacional para resolver los problemas de
las personas que se encuentren en esta condición, salvaguardando sus derechos y
asegurándoles el bienestar. De igual manera, esta Agencia puede, en virtud del carácter social
y humanitario del problema de los refugiados y teniendo como norte la necesaria
coordinación y armonización entre los sistemas universales, regionales y los esfuerzos
nacionales, solicitar a los países que integran la comunidad internacional, su participación
para la resolución del problema subrayando la importancia del principio internacionalmente
aceptado mediante el cual esto no podrá ser interpretado como un acto de intromisión en los
asuntos internos de Venezuela.

En último lugar, en relación a este punto, en caso de generarse alguna controversia entre
los países que participan del problema, en la Convención Sobre El Estatuto de los
Refugiados, respecto de su interpretación o aplicación, se deja claro que de no resolverse
aplicando los medios alternativos para la resolución de conflictos, la misma será sometida a
la Corte Internacional de Justicia, a petición de cualquiera de las Partes en el conflicto.

De igual manera, en la Cumbre de las Américas los países sellaron su compromiso a seguir
reconociendo sólo a la Asamblea Nacional legítima, de manera que no tendrán validez
internacional los acuerdos comerciales o disposiciones jurídicas que establezca la Asamblea
Nacional Constituyente, lo cual llevará al gobierno venezolano a ver limitada su capacidad
de acuerdos de explotación petrolera, de emisión de bonos o de celebrar cualquier otro tipo
de convenios internacionales que por mandato constitucional requieran de la aprobación de
la Asamblea Nacional. De esta forma, se da un paso importante en el reconocimiento
internacional a la Asamblea Nacional lo cual generaría que sus actos tengan validez jurídica
y representará una piedra en el camino a las pretensiones del gobierno venezolano, el cual
estaría actuando en contravención a la ley y por ende, podría abrir paso a la intervención por
parte de los organismos internacionales. En el mismo sentido, la Asamblea Nacional, al tener
el reconocimiento internacional, dará validez a los actos jurídicos a que diera lugar el
Tribunal Supremo de Justicia que se encuentra en el exilio, como un hecho sin parangón en
la historia política del mundo. Es menester tener presente para esta situación, la facultad que
constitucionalmente le otorga la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela a la
Asamblea Nacional como máximo ente legislativo de solicitar el antejuicio de mérito al
Presidente de la República, que en caso de desacato al fallo por parte del mismo, generaría
la acción ante los organismos jurisdiccionales a nivel internacional.

Por otro lado, la Declaración suscrita en la VIII Cumbre de las Américas los países llaman
a no reconocer los resultados de las elecciones presidenciales venezolanas del próximo 20 de
mayo, dado que consideran que no existen las garantías necesarias para un proceso libre,
justo, transparente y democrático, por lo que esas elecciones carecerán de legitimidad y
credibilidad, se hace referencia a que el régimen mantiene presos políticos y ha prohibido la
participación de algunos partidos en los comicios, no hay democracia, no hay estado de
derecho, no hay respeto a los derechos humanos, no hay independencia de poderes, es decir,
se lleva a cabo un proceso político que no brinda las más mínimas garantías a sus ciudadanos.

En relación a este planteamiento, entre los acuerdos, destaca el llamado al gobierno


venezolano para que realice unas elecciones presidenciales con garantías, lo cual difícilmente
ocurra y en ese sentido, agravará el escenario de inseguridad jurídica que gira en torno al
Presidente Nicolás Maduro y a los integrantes del alto gobierno. Esto reforzaría el
aislamiento internacional en el que se encuentra actualmente Venezuela y abrirá el escenario
a ampliar y fortalecer las sanciones contra las autoridades venezolanas. De igual forma, sería
interesante ver el papel de la comunidad internacional ante un gobierno que carecerá de
legitimidad, puesto que no gozará del reconocimiento internacional ¿tendrán validez jurídica
sus decisiones?, esto afianzaría que se está en presencia de un gobierno dictatorial y deja las
puertas abiertas a las acciones internacionales que se puedan emprender para la restitución
de la democracia en este país.

La VIII Cumbre de las Américas finalizó con dos compromisos sustanciales: Uno
continental para combatir la corrupción y otro de los principales países para aumentar la
presión sobre Venezuela. “Por ahora”, Nicolás Maduro sigue siendo el Presidente de
Venezuela y en manos de la diplomacia internacional y de los organismos internacionales
estará la voluntad de que las libertades y la democracia se restauren en Venezuela para poder
brindar a los ciudadanos la plena garantía de sus derechos fundamentales. Menciono este
aspecto recordando que hace algunos años muchos países también cuestionaron las
elecciones de 2013 en las que quedó electo el mandatario venezolano, pero pronto entraron
en la inercia de unas relaciones diplomáticas normales.

El éxito de la Cumbre de las Américas se medirá por los resultados que se obtengan,
puesto que la comunidad internacional espera no se trate de una cumbre más y para lograrlo,
dependerá de la presión que estén dispuestos a generar los países firmantes en su negativa a
reconocer a Maduro como presidente a partir de enero de 2019, que es cuanto deberá
juramentar de nuevo el cargo. ¿Le seguirán dando ese título? ¿Recibirán como ministros a
los miembros del nuevo Gobierno venezolano? ¿Se reunirán con ellos en encuentros
bilaterales o multilaterales?

Ante este escenario tan controvertido y plagado de incertidumbres y a la luz de una


realidad que vive a diario el pueblo venezolano, urge la restauración del orden democrático
y constitucional. Finalmente, en aras de responder categóricamente la interrogante planteada
en este ensayo, considero que no puede bajo forma o modo alguno, ser contrario a la
naturaleza propia del hombre (ius naturalismo) y a los principios del Derecho Internacional
(Acuerdos y Convenciones internacionales), la evocación que hace el gobierno de Venezuela
a “la soberanía de los pueblos, ni su autodeterminación”, en virtud del principio de que los
seres humanos, sin distinción alguna deben gozar de sus derechos y libertades fundamentales,
por lo tanto, debe prevalecer fundamentalmente la protección humanitaria.

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