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El fin del etnógrafo es abstraer las estructuras que conforman las regularidades de
las prácticas de la comunidad: “el ideal primordial y básico del trabajo etnográfico
de campo es dar un esquema claro y coherente de la estructura social y destacar,
de entre el cúmulo de hechos irrelevantes, las leyes y normas que todo fenómeno
cultural conlleva […] [el etnógrafo] debe reconstruir la anatomía de su cultura y
describir la estructura de la sociedad” 28. Esta estructura debe captarse en su
totalidad, es decir, prescindiendo de aislar solo algunos componentes o fenómenos,
especialmente los que al ojo no acostumbrado a la comunidad le parezca
impresionante: “en toda su integridad y bajo todas sus facetas, la cultura tribal debe
ser el foco de interés de la investigación. La estructura, la ley y el orden, que se han
revelado en cada aspecto, se aúnan también en un conjunto coherente”
(Malinowski, 1983: 28).
VI
Tabla: clara y concisa “cuáles han sido sus observaciones directas y cuáles las
informaciones indirectas que sostienen su descripción” (Malinowski, 1983: 33)
“La ayuda que prestan tales documentos y tales estudios de los hechos reales
permite exponer las líneas directrices del entramado de la cultura indígena, en el
sentido más amplio de la palabra, y la estructura de la sociedad. Este método podría
llamarse el método de documentación estadística a partir del ejemplo concreto”
(Malinowski, 1983: 33).
Hemos visto que, de acuerdo con Malinowski, el trabajo del etnógrafo versa en gran
parte en torno a la sistematización de la información y observación, es decir, de
generar procesos inductivos para llegar a enunciar de manera rigurosa las
regularidades de la estructura social. Sin embargo, en las prácticas de la vida
cotidiana no acontece todo de manera tan exacta, como lo retratan las
generalizaciones del etnógrafo. Debido a ello,
“nos encontramos con que esta gran precisión es extraña a la vida real, que nunca
se ajusta rígidamente a ninguna norma. Es necesario, pues, enriquecer el estudio
observando la manera en que se practican las costumbres, cuál es el verdadero
comportamiento de los indígenas sometidos a los preceptos tan exactamente
formulados por el etnógrafo y las muchas excepciones que casi siempre se dan en
todos los fenómenos sociológicas” (Malinowski, 1983: 35, Cursivas propias).
Esto no quiere decir que las generalizaciones sean solo quimeras o invenciones sin
sustento del investigador, sino que, dichas abstracciones producto de un proceso
de generalización a partir de datos, pueden enriquecerse en su finalidad explicativa
mediante la descripción de las eventualidades y detalles del comportamiento
cotidiano de los individuos: “hay toda una serie de fenómenos de gran importancia
que no pueden recogerse mediante interrogatorios ni con el análisis de documentos,
sino que tienen que ser observados en su plena realidad. Llamémosles los
imponderables de la vida real” (Malinowski, 1983: 36).
Podríamos decir que, si el énfasis dado anteriormente a la tarea del etnógrafo fue
en clave de análisis macro (sólidos vínculos del grupo social, ya sean determinados
ritos, los deberes económicos y legales, las obligaciones, los regalos ceremoniales
o las muestras de respeto,), los imponderables de la vida social añaden el
componente micro de las relaciones sociales:
la rutina del trabajo diario de los individuos, los detalles del cuidado corporal, la
forma de tomar los alimentos y de prepararlos, el tono de la conversación y la vida
social que se desarrolla alrededor de los fuegos de aldea, la existencia de fuertes
amistades o enemistades y de corrientes de simpatía y antipatía entre la gente, la
manera sutil pero inconfundible en que las vanidades y ambiciones personales se
reflejan en el comportamiento del individuo y las reacciones emocionales de los que
le rodean.
“La meta es, en resumen, llegar a captar el punto de vista del indígena, su posición
ante la vida, comprender su visión de su mundo. Tenemos que estudiar al hombre
y debemos estudiarlo en lo que más íntimamente le concierne, es decir, en aquello
que le une a la vida” (Malinowski, 1983: 41).