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Orar el propio selfie

Hay miradas capaces de hacernos sentir grandes, bellos, inteligentes, deseados, especiales, amados; y miradas
capaces de hacernos sentir poco, feos, tontos, rechazados, desgraciados y odiados. Hay miradas que nos destruyen
y miradas que nos construyen. La mirada tiene una gran fuerza comunicativa, y la capacidad de revelar sentimientos
con más fuerza que las palabras. No pocas veces podemos decir sentirnos de tal manera y nuestra mirada revelar
que a realidad es otra. Las miradas descifran tantas cosas de los otros y de nosotros mismos.

La tan criticada selfie tiene una magia muy original: es la captura de mi mirada por mi propia mirada. ¡Cuánto puede
revelarnos mirar nuestra propia mirada! Somos, habitamos este nuevo mundo digital, en nuestras redes sociales o
en nuestros dispositivos móviles tenemos selfies, miradas capturadas por nuestra propia mirada. En la verdad y la
intimidad que nos encontramos en nuestro espacio de oración personal, propongo que tomes una de 'tus miradas',
haz el ejercicio de orar con el propio selfie.

Con libertad, cuidado, honestidad y respeto, miremos nuestra propia mirada:

 ¿Qué sentimientos revela? ¿Cómo estás mirando?


 ¿Cómo titularías este selfie? ¿Cómo te sientes?
 Presenta tus miradas a Dios. ¿Cómo las mira? ¿Cómo te mira? ¿A qué te invita?
 Vuelve a mirar tu mirada, ¿qué descubres de novedad?
 Orar el propio selfie es un ejercicio de honestidad, de confianza y de mucha intimidad; esos son los
momentos en que solemos disponernos para el encuentro con Dios.
 Encontremos en este juego de miradas, la invitación de Dios para nuestra vida. Escribe una oración en la
que expreses a qué te invita Dios este nuevo año.

Orar el propio selfie

Hay miradas capaces de hacernos sentir grandes, bellos, inteligentes, deseados, especiales, amados; y miradas
capaces de hacernos sentir poco, feos, tontos, rechazados, desgraciados y odiados. Hay miradas que nos destruyen
y miradas que nos construyen. La mirada tiene una gran fuerza comunicativa, y la capacidad de revelar sentimientos
con más fuerza que las palabras. No pocas veces podemos decir sentirnos de tal manera y nuestra mirada revelar
que a realidad es otra. Las miradas descifran tantas cosas de los otros y de nosotros mismos.

La tan criticada selfie tiene una magia muy original: es la captura de mi mirada por mi propia mirada. ¡Cuánto puede
revelarnos mirar nuestra propia mirada! Somos, habitamos este nuevo mundo digital, en nuestras redes sociales o
en nuestros dispositivos móviles tenemos selfies, miradas capturadas por nuestra propia mirada. En la verdad y la
intimidad que nos encontramos en nuestro espacio de oración personal, propongo que tomes una de 'tus miradas',
haz el ejercicio de orar con el propio selfie.

Con libertad, cuidado, honestidad y respeto, miremos nuestra propia mirada:

 ¿Qué sentimientos revela? ¿Cómo estás mirando?


 ¿Cómo titularías este selfie? ¿Cómo te sientes?
 Presenta tus miradas a Dios. ¿Cómo las mira? ¿Cómo te mira? ¿A qué te invita?
 Vuelve a mirar tu mirada, ¿qué descubres de novedad?
 Orar el propio selfie es un ejercicio de honestidad, de confianza y de mucha intimidad; esos son los
momentos en que solemos disponernos para el encuentro con Dios.
 Encontremos en este juego de miradas, la invitación de Dios para nuestra vida. Escribe una oración en la
que expreses a qué te invita Dios este nuevo año.
Orar el propio selfie

Hay miradas capaces de hacernos sentir grandes, bellos, inteligentes, deseados, especiales, amados; y miradas
capaces de hacernos sentir poco, feos, tontos, rechazados, desgraciados y odiados. Hay miradas que nos destruyen
y miradas que nos construyen. La mirada tiene una gran fuerza comunicativa, y la capacidad de revelar sentimientos
con más fuerza que las palabras. No pocas veces podemos decir sentirnos de tal manera y nuestra mirada revelar
que a realidad es otra. Las miradas descifran tantas cosas de los otros y de nosotros mismos.

La tan criticada selfie tiene una magia muy original: es la captura de mi mirada por mi propia mirada. ¡Cuánto puede
revelarnos mirar nuestra propia mirada! Somos, habitamos este nuevo mundo digital, en nuestras redes sociales o
en nuestros dispositivos móviles tenemos selfies, miradas capturadas por nuestra propia mirada. En la verdad y la
intimidad que nos encontramos en nuestro espacio de oración personal, propongo que tomes una de 'tus miradas',
haz el ejercicio de orar con el propio selfie.

Con libertad, cuidado, honestidad y respeto, miremos nuestra propia mirada:

 ¿Qué sentimientos revela? ¿Cómo estás mirando?


 ¿Cómo titularías este selfie? ¿Cómo te sientes?
 Presenta tus miradas a Dios. ¿Cómo las mira? ¿Cómo te mira? ¿A qué te invita?
 Vuelve a mirar tu mirada, ¿qué descubres de novedad?
 Orar el propio selfie es un ejercicio de honestidad, de confianza y de mucha intimidad; esos son los
momentos en que solemos disponernos para el encuentro con Dios.
 Encontremos en este juego de miradas, la invitación de Dios para nuestra vida. Escribe una oración en la
que expreses a qué te invita Dios este nuevo año.

Orar el propio selfie

Hay miradas capaces de hacernos sentir grandes, bellos, inteligentes, deseados, especiales, amados; y miradas
capaces de hacernos sentir poco, feos, tontos, rechazados, desgraciados y odiados. Hay miradas que nos destruyen
y miradas que nos construyen. La mirada tiene una gran fuerza comunicativa, y la capacidad de revelar sentimientos
con más fuerza que las palabras. No pocas veces podemos decir sentirnos de tal manera y nuestra mirada revelar
que a realidad es otra. Las miradas descifran tantas cosas de los otros y de nosotros mismos.

La tan criticada selfie tiene una magia muy original: es la captura de mi mirada por mi propia mirada. ¡Cuánto puede
revelarnos mirar nuestra propia mirada! Somos, habitamos este nuevo mundo digital, en nuestras redes sociales o
en nuestros dispositivos móviles tenemos selfies, miradas capturadas por nuestra propia mirada. En la verdad y la
intimidad que nos encontramos en nuestro espacio de oración personal, propongo que tomes una de 'tus miradas',
haz el ejercicio de orar con el propio selfie.

Con libertad, cuidado, honestidad y respeto, miremos nuestra propia mirada:

 ¿Qué sentimientos revela? ¿Cómo estás mirando?


 ¿Cómo titularías este selfie? ¿Cómo te sientes?
 Presenta tus miradas a Dios. ¿Cómo las mira? ¿Cómo te mira? ¿A qué te invita?
 Vuelve a mirar tu mirada, ¿qué descubres de novedad?
 Orar el propio selfie es un ejercicio de honestidad, de confianza y de mucha intimidad; esos son los
momentos en que solemos disponernos para el encuentro con Dios.
 Encontremos en este juego de miradas, la invitación de Dios para nuestra vida. Escribe una oración en la
que expreses a qué te invita Dios este nuevo año.

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