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SUMARIO
Introducción................................................................................................................................
1. Razones de un redescubrimiento
2. Catecumenado e iniciación cristiana
A) TIEMPOS:
B) GRADOS:
A) ETAPAS:
1. Etapa Kerigmática
2. Etapa del Precatecumenado
3. Etapa de paso Neocatecumenado
4. Etapa del Neocatecumenado
5. Etapa de la Elección
6. Etapa del Neofitado
a) Rito de la Entrega de la
Liturgia de las Horas
b) Rito la Traditio Symboli
c) Rito de la Redditio Symboli
d) Rito de la Entrega del Padrenuestro
a) Dimensión histórico-salvífica
b) Dimensión cristológica 242
c) Dimensión trinitaria 245
d) Dimensión pneumatológica 247
e) Dimensión eclesiológica 253
f) Dimensión mariológica 258
g) Dimensión litúrgico-sacramental 261
h) Dimensión moral 264
i) Dimensión antropológica 270
j) Dimensión social 277
k) Dimensión escatológica 280
SIGLAS.....................................................................................................................................
..
Introducción
1
Entiendo por pequeña comunidad cristiana lo que afirman los obispos españoles: “Al hablar de comunidad
entendemos, por lo pronto, la comunidad eclesial inmediata, donde el creyente concreto nace y se educa en la fe.
No la podemos considerar aislada ni de la Iglesia universal ni de la Iglesia local diocesana que constituyen las
auténticas comunidades de referencia”. Cfr. COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, La
catequesis de comunidad (Madrid 1983), nº 255. En adelante citaremos este documento con las siglas CC.
pastoral del mismo; y si el lenguaje y las realizaciones “catecumenales” que hoy
se están dando salvan la identidad del mismo catecumenado, o si se manifiestan
variantes nuevas para las que es cuestionable el calificativo de “Catecumenado”
o “ Catecumenal”. Haremos una breve referencia a la historia del Catecumenado2,
por razones de comprensión del tema. Nuestro objetivo es presentar las líneas
generales de una recuperación oficial, y su recepción en una aplicación real, con
especial incidencia en el Camino Neocatecumenal3, y ofrecer asimismo algunos
principios de discernimiento crítico, señalando tanto las dificultades como las
posibilidades para una realización práctica4.
2
Cf. M. DUJARIER, Breve Historia del Catecumenado, Bilbao 1986; C. FLORISTÁN, Para comprender el
catecumenado, Estella 1989; RAMÓN DOMÍNGUEZ BALAGUER, Catequesis y liturgia en los Padres,
Salamanca 1988.
3
Cf. JUAN JOSÉ CALLES GARZÓN, Una forma de renovación del catecumenado: el Camino
Neocatecumenal (evolución, análisis, valoración), Universidad Pontificia de Salamanca 2005; ID., El Camino
Neocatecumenal: Un catecumenado parroquial, Salamanca 2007 (2ª ed.).
4
Cf. JESÚS ANDRÉS VELA, Reiniciación cristiana, Estella 1986; D. BOROBIO, Catecumenado para la
evangelización, Madrid 1997; ID., Catecumenado e iniciación cristiana, Barcelona 2007.
5
Cf. JUAN JOSÉ CALLES GARZÓN, Catecumenado y comunidad cristiana en el Episcopado español (1964-
2006), Universidad Pontificia de Salamanca 2006.
permite descubrir que la conciencia de los temas en el transcurso del devenir
histórico reclama necesariamente el paso del tiempo para la maduración
imprescindible de las realidades eclesiales y de las mismas proclamaciones
conciliares.
6
Cfr. JUAN PABLO II, Carta apostólica, Novo millennio ineunte, Ed, B.A.C, Madrid 2001.
Magisterio, los rituales litúrgicos y las orientaciones de nuestros Obispos
españoles -fundamentalmente- sobre la pastoral catecumenal.
7
Cf. Neocatechumenale iter Statuta, Bilbao 2002, p. 23.
El 16 de abril de 1962, seis meses antes de inaugurarse el Concilio8,
promulgaba la Sagrada Congregación de Ritos el Decreto mediante el cual se
instauraba un nuevo Ordo Baptismi adultorum9, y se restauraba el Rito Bautismal
Per Gradus, repartido en diversas etapas según la antigua tradición de la Iglesia.
La Constitución sobre la Sda. Liturgia pedía, dos años más tarde10, para el
bautismo de adultos, una vuelta al camino catecumenal por etapas y santificado
por ritos, que desembocase en los sacramentos de la iniciación. Era una
innovación sin precedentes por lo menos, en diez siglos en la pastoral de
iniciación de la Iglesia. Una innovación que suponía una vuelta a la edad de oro
de la Iglesia catecumenal. Volvía a tener carta de ciudadanía en la Iglesia el
concepto de una iniciación previa a los sacramentos, que avanza por etapas y es
consagrada por ritos.
9
Es el Ordo Baptismi Adultorum per gradus Catechumenatus dispositus. Cfr. AAS, 30 de mayo, 54 (1962), pp.
310-338. Para un estudio en profundidad de este Ritual, ver A. LAURENTIN-M. DIJARIER, El Catecumenado:
fuentes neotestamentarias y patristicas. La reforma del Vaticano II, Bilbao 2002, pp. 383-546.
10
La votación final y la promulgación de la Constitución sobre la Sagrada Liturgia tuvo lugar el 4-XII- 1963, al
finalizar la 2ª Etapa conciliar. El 25 de Enero de 1964, por el motu propio Sacram liturgiam, se ponía en vigor la
Constitución y se creaba un Consejo para ejecutar su aplicación.
11
La ceremonia solemne de clausura del Concilio ecuménico, al aire libre, tuvo lugar en la plaza de San Pedro el
8 de Diciembre de 1965.
12
Como presidente del Coetus XXII fue elegido el profesor B. FISCHER, quien, en la segunda fase de los trabajos
de la preparación del OICA, pidió a J. CELLIER presidirlos, como secretario, más directamente encargado del
OICA, se pidió la colaboración del P. L. LIGIER, S.J., profesor de la Facultad de Teología de la Universidad
Gregoriana. Cfr. A. BUGNINI, La Riforma Liturgica (1948-1975), (Roma 1983), p. 570, Nota 1. La versión
castellana de esta obra lleva por título La reforma de la Liturgia 1948-1975 (Madrid 1999).
13
Cfr. Ordo initiationis christianae adultorum, (Roma 1972). Citamos este Ritual en su versión latina con las
siglas OICA.
catecumenados de la Iglesia primitiva, y de ensayos y experiencias en el campo
catequético y misional. "Unas líneas de trabajo -afirma M. Dujarier- fueron
propuestas por las comisiones competentes después de las consultas a las Iglesias.
El Consilium de Liturgia redactó primeramente en 1966 un proyecto de Ritual,
transmitido a diversas Iglesias del mundo para ser experimentado. Después del
examen de las respuestas, se formuló otro proyecto y fue comunicado en 1969
para obtener observaciones y sugerencias más abundantes. Y, a partir de las
respuestas enviadas a este segundo proyecto fue cuando se redactó el nuevo
Ritual de la iniciación cristiana de adultos"14.
14
El autor presenta una abundante bibliografía sobre el Catecumenado en general y de estudios particulares que
estuvieron en la base de los expertos encargados de hacer realidad su restauración tal y como pedía el Concilio
(SC nº 64). Cfr. Breve Historia del Catecumenado (Bilbao 1986), pp. 125-132.
15
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el Catecumenado, (Estela 1989), pp. 108-114. D. BOROBIO,
“Catecumenado”, en: C. FLORISTÁN- J.J. TAMAYO (eds.), Conceptos fundamentales de la pastoral (Madrid
1983), pp. 99-120; ID., Catecumenado para la evangelización (Madrid 1997).
16
Sobre la historia de la renovación en Francia: Vers un catécheménat d´adultes, en Documentation catéchistique
nº 37 (jul. 1957) que fue revisado y desarrollado en Problèmes du catéchumenat, suplemento de Catéchèse, París,
1961.- Cfr. VERNETTE, J. y BOURGEOIS, H.: Seront-ils chrétiens, (París, Chalet, 1975); Más recientemente
para una memoria del camino recorrido, ver PASCAL THOMAS, Pour une mémoire catéchuménale. Petite
histoire du catéchuménat francais (París 1992).
17
Para J. LÓPEZ-GAY, "dentro del campo misionero, quizás sea AFRICA donde la adaptación litúrgica del
Catecumenado se va desarrollando en una forma más orgánica, alcanzando metas precisas. En parte se debe a la
tradición catequética puesta en marcha por el Card. Lavigerie y que, durante un siglo, ha permanecido viva en el
catecumenado africano". Cfr. Notae: Liturgia y misión. Un decenio de estudios y experiencias: Eph. Lit. 68 (1974),
p. 223; J. PERAUDIN (Obispo de Kabgayi, Rwuanda) Le Catèchuménat d´après le Card. Lavigerie: Parole et
Mission 4 (1961), pp. 386-395.
18
"Desde el siglo XVIII, capuchinos y espirituales habían tratado de restaurar la preparación bautismal. Pero es
mérito del cardenal LAVIGERIE el haber vuelto a poner en vigor la disciplina catecumenal", (cita la obra de
PERRAUDIN, J. Le catéchuménat d´après le Card. Lavigerie, en PM nº 14, pp. 383-395). Cfr. M. DUJARIER,
o. cit., p. 141; Cf. X. SEUMOIS, La structure de la liturgie baptismale romaine et les problèmes du catéchuménat
missionaire: LMD 58 (1959), pp. 83-110; La totalidad de este número de LMD, titulado Du catéchuménat à la
confirmation, recoge las ponencias del congreso internacional de Monserrat.
1959, J. Blomjous, obispo de Tanganica, solicitó por primera vez a Roma la
restauración del ritual del bautismo de adultos dividido en siete etapas, con tres
escrutinios y entregas del Credo y Padrenuestro. Coincidieron, pues, las
demandas catecumenales africanas y europeas.
19
Para conocer la génesis del Ordo baptismi adultorum de 1614: C. FLORISTAN, El Catecumenado (Madrid
1972), pp. 111-113. Este Rituale Romanum estuvo vigente hasta el Ordo per Gradus de 1962.
20
El Decreto del 16 de abril promulgaba Adiciones y cambios en el Ritual Romano concernientes al Ordo del
bautismo de adultos. Al antiguo Ordo del bautismo, que se celebra en una sola ceremonia y que se consideraba
facultativo, se añadía un nuevo Ordo baptismi adultorum per gradus catechumenatus dispositus. Aparecen el
Decreto, las Adiciones y el Ordo. Es el Ordo Baptismi Adultorum per gradus Catechumenatus dispositus en
"AAS", 30 de mayo, 54 (1962), pp. 310-33. Así lo presentaba el Card. Larraona, Prefecto de la Sgda. Cong. de
Ritos, en el Prefacio del Decreto General: "El Ordo del Bautismo de los adultos, descrito en el Ritual Romano,
Título II, Cap. IV, nació de ritos y ceremonias diversas por medio de las cuales, hace tiempo, avanzando por las
diversas etapa de la iniciación cristiana, los catecúmenos eran conducidos al santo Bautismo".
21
Las etapas son las siguientes: Entrada al Catecumenado, imposición de la sal, exorcismos -tres etapas-
introducción a la Iglesia y unción prebautismal, Bautismo. Cfr. LMD nº 71 (1962), pp. 7-8.
22
A. BUGNINI -promotor directo de toda la Reforma Litúrgica del post-Vaticano- indica la diferencia cuando,
comparando este ORDO con el OICA, dice que el planteamiento del OICA es totalmente nuevo. Con todo,
reconoce el mérito del ORDO del 1962 de haber resaltado la importancia litúrgica del catecumenado. Cfr. La
Riforma Liturgica, p. 571, Nota 5.
formación catequética con ritos sagrados"23. Sustituía al ritual del bautismo de
adultos contenido en el Ritual Romano decretado por Paulo V en 1614. En el
ritual romano anterior de 1523, titulado Liber sacerdotalis y compuesto por A.
Castellano, se contenían dos formularios para el bautismo de niños basados en
fuentes romanas antiguas. El Rituale romanum de 1614 aceptó el primero de estos
dos rituales como Ordo baptismi parvulorum, y el segundo, ligeramente
modificado, como Ordo baptismi adultorum. Prácticamente desapareció del
Rituale romanum el antiguo ritual del catecumenado24.
Se distinguen en este nuevo ritual oficial siete etapas, aunque algo distintas
de las propuestas por J. Blomjous. Por ejemplo, los ritos de entrada constituyen
dos etapas (entrada en el catecumenado e imposición de la sal); las etapas tercera,
cuarta y quinta (de los exorcismos) coinciden con los tres escrutinios; en la sexta
tiene lugar la entrega del Símbolo y Padrenuestro, y la séptima es propiamente la
celebración bautismal. Se admite ya una cierta adaptación y todo es posible
celebrarlo en la lengua del pueblo. Pero el hecho conciliar relegó a un lado la
novedad, no excesivamente grande, de este nuevo ritual, ya que no había
modificado los ritos. Los intereses se centraron entonces en la Constitución sobre
la Sagrada Liturgia.
23
Cfr. AAS 54 (1962), pp. 310-338. La traducción francesa del Décret et des Normes se halla en MD 71 (1962,
3) pp. 7-14. Para comprender este documento, leer GY, P.M., Le nouveau rite du baptême des adultes: MD 71,
pp. 15-27, y LAURENTIN, A., Le nouveau rituel du baptême d´adulte: Par. y Lit. 1963, 1, pp. 1-27.
24
Cfr. A. RENOUX, L áncien rituel romain du catéchuménat et notre Ordo du baptême des adultes: LMD 71
(1962), pp. 32-45. En este Ordo se habían perdido: la asamblea dominical, los textos litúrgicos, la preparación
ritual de los adultos, la oración, las lecturas y cantos y la catequesis (Ib., pp. 39-40).
25
Esta opinión la expresa con claridad Seumois: "El hecho de que el Concilio restaure para toda la Iglesia la
disciplina catecumenal, es en sí mismo rico de significado". "Una tal toma de posición tan neta, de parte del
Concilio, es verdaderamente digna de destacarse": Le Catéchuménat et l´initiation chretienne. n. 14: L´Activité
missionaire de l´Eglise (= Unam Sanctam, nº 67), Paris 1967, pp. 271-272.
evangelización suscita una conversión global inicial, que necesita ser
profundizada antes del compromiso total del Bautismo (Ad Gentes, nº 13).
26
ID., “El catecumenado y la iniciación cristiana”, en J. SCHÜTEE (ed.), Las misiones después del Concilio.
Comentario del decreto conciliar sobre la actividad misionera de la Iglesia ( Buenos Aires 1968), p. 130.
27
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el catecumenado, p. 110. En las discusiones conciliares, aparecieron
también ciertas resistencias y oposiciones a la restauración del catecumenado. Cita la obra de Seumois que en la
página 130 da una relación de los Padres que hablaron en contra. Para un acercamiento a los testimonios de los
Padres Conciliares ver dos artículos de F. BROVELLI, “Per una valutazione del dibattito e delle esperienze di
iniziazione cristiana”, en Iniziazione cristiana. Problema della Chiesa di oggi (Bolonia 1972), pp. 167-219; ID.,
L´iniziazione cristiana: fatti, problemi, prospettive: Rivista di Pastorale Liturgica 75 (1976), pp. 5-14.
28
Para J. A. VELA "lo que llama la atención es que la lógica de estos motivos no haya sido expresamente discutida
por el Concilio. ¿Se acepta este proceso catecumenal como algo connatural a la Iglesia, que el neopaganismo
moderno hace surgir como una exigencia fundamental? Esto sería lo que parecerían indicar las experiencias
previas y mucho más las posteriores al mismo Concilio". Cfr. Reiniciación cristiana, respuesta a un bautismo
"sociológico". Disertación en la Facultad de Misionología de la Pontificia Universidad Gregoriana, Roma, 1984,
p. 78. Esta tesis doctoral fue publicada dos años más tarde con el título de Reiniciación cristiana (Estella 1986)
(las páginas citadas corresponden a la Tesis publicada por la Facultad de Misionología de la Pontificia Universidad
Gregoriana).
29
En esta cita seguimos la traducción del Concilio Vaticano II (Madrid 1965).
La restauración del catecumenado de adultos, que al modo del
catecumenado antiguo se indica en este artículo, constituye el primer paso, y
realmente el principal, en toda la reforma del Ordo del bautismo de los adultos30.
Esta decisión, por otra parte, suponía una revisión del ritual del bautismo
de adultos, de ahí que se pidiera: "Revísense ambos ritos del bautismo de adultos,
tanto el simple como el solemne, teniendo en cuenta la restauración del
catecumenado, e insértese en el Misal romano la Misa propia In collatione
baptismi" (nº 66). A su vez, la restauración catecumenal entrañaba una atención
particular sobre la última etapa tradicional de la iniciación cristiana: "Puesto que
el tiempo cuaresmal prepara a los fieles, entregados más intensamente a oír la
palabra de Dios y a la oración, para que celebren el misterio pascual, sobre todo
mediante el recuerdo o la preparación al bautismo y mediante la penitencia, se
dé particular relieve en la liturgia y en la catequesis al doble carácter de dicho
tiempo" (nº 109)31.
Al terminar la tercera etapa del Vaticano II, se promulga, con fecha del
21 de noviembre de 1964, la constitución sobre la Iglesia, cuyo capítulo II, al
describir la naturaleza del pueblo de Dios, termina precisamente con una
importante llamada de atención al carácter misionero de la Iglesia:
"Los catecúmenos que, por la moción del Espíritu Santo, solicitan con
voluntad expresa ser incorporados a la Iglesia, se unen a ella por este mismo
30
Para un comentario autorizado sobre la SC ver: I. OÑATIBIA, “Los sacramentos de la iniciación cristiana”, en
Renovación Litúrgica. Doctrina y comentarios (Madrid 1964), p. 300. Esta obra nos presenta los estudios
realizados por miembros y consultores de la Comisión Conciliar de Liturgia.
31
Cfr. AA. VV., La Cuaresma. Catecumenado de nuestro tiempo ( Madrid 1964).
32
Se puede encontrar una buena bibliografía comentada sobre la SC en M. SODI, La SC e i suoi commenti dal
1964 ad oggi: Notitiae 19 (1983), pp. 571-607.
deseo, y la madre Iglesia los abraza ya amorosa y solícitamente como a hijos"
(LG, nº 14,3).
e) Decreto Ad gentes
33
En la edición de la BAC de 1965, la palabra latina institutio se traduce equivocadamente por instrucción cuando
lo correcto es institución. La nueva edición de la BAC de 1993, nos ofrece una traducción más correcta: "Tienen
que esforzarse también en restablecer el catecumenado de adultos o en hacer una adaptación más adecuada".
Según el Concilio, no sólo se trata de instruir a los catecúmenos, sino de restaurar el catecumenado (C. Floristán).
34
Sobre el Decreto AG se pueden consultar las siguientes obras: J. MASSAN, L´attività missionaria della Chiesa,
(Torino 1966); A. SANTOS, Decreto sobre la actividad misionera de la Iglesia. Texto y Comentarios (Madrid
1966); Documentos del Magisterio de la Iglesia sobre el Catecumenado: Act. Cat. nnº 74-75 (1975), pp. 13-17.
conversión (AG, nº 13); 2) catecumenado e iniciación cristiana para la formación
de la comunidad cristiana (AG, nº 14). El catecumenado se sitúa entre la
evangelización y el bautismo, tal como había sido sugerido por la constitución
sobre la liturgia (SC, nº 9). En Ad gentes (nº 14), el catecumenado se describe con
estos rasgos: tiempo de maduración en la fe (iniciación al misterio de salvación),
período de educación en la moral evangélica (noviciado de vida cristiana), etapa
de iniciación litúrgica (aprendizaje en la oración), curso de iniciación comunitaria
(entrada en la vida de la comunidad)35
35
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el Catecumenado, pp. 111-112. Tras el análisis de los textos conciliares
sobre el catecumenado llega a las siguientes conclusiones: "-El movimiento litúrgico moderno, de hondas raíces
bíblicas, confluyó en el Concilio con el movimiento misionero de evangelización. Con estos criterios pastorales
se advirtió en muchos fieles una deficiente iniciación cristiana, fruto de una escasa evangelización y de una
precipitada sacramentalización. De una parte, se administraba, y se administra, el bautismo a hijos de padres
frecuentemente no catequizados ni evangelizados. De otra, los bautizados no recibían, ni reciben, a menudo una
adecuada iniciación; - El hecho de que el Vaticano II restaure el catecumenado al mismo tiempo que revaloriza la
importancia de la comunidad cristiana, indica la importancia de la iniciación en la formación de los cristianos.
Las comunidades cristianas del futuro, constituidas por fieles creyentes convencidos, podrán ser sostenidas y
desarrolladas a través de una adecuada iniciación. Nuestras asambleas dominicales languidecen porque no están
formadas por verdaderos fieles, iniciados en un verdadero catecumenado; -Dada la autonomía de la persona en
nuestra sociedad enormemente secularizada y teniendo a la vista la escasa y difícil función educadora religiosa
de la familia, cada vez es más difícil heredar espontáneamente la fe y cada vez es más necesario el acto de
conversión en la vida adulta. Pero el cristiano que practica ritualmente, si no tiene convicciones profundas,
arraigadas mediante la conversión y una progresiva iniciación cristina, tiene el peligro evidente de abandonar
fácilmente la práctica religiosa, y, con la práctica, la fe." (p. 112).
36
Cfr. art. cit., p. 279.
37
Cfr. C. CELIER, Catécumènes et communautè chretienne: Maison-Dieu, cuaderno 71 (1962), pp. 142-150.
El Decreto conciliar AG acaba pidiendo que se exponga claramente en el
Código el estado jurídico de los catecúmenos ya vinculados a la Iglesia y que con
frecuencia viven una vida de fe, esperanza y caridad.
Para finalizar este recorrido por los textos conciliares que han tratado
explícitamente el tema del catecumenado, podemos concluir diciendo con A.
Aubry que en esta nueva toma de conciencia eclesiológica, "el proyecto eclesial
de la LG, como el de la SC, manifiesta un talante pastoral y posibilita el
resurgimiento de ministerios inéditos que se sugerían en la CD y en la PO; supone
una exploración del dinamismo de la conversión y del crecimiento de la fe, es
decir plantea un problema no solamente catequético, sino además de
evangelización, ya que sacó a la luz la doctrina misionera de A.G"38. Esta
situación revela que el Ritual no obedecía solamente a una reivindicación ritual
de los padres del Concilio, sino a un amplio proyecto teológico: el catecumenado
como expresión litúrgica del nacimiento y del crecimiento de la Iglesia39.
38
Cfr. A. AUBRY, Le projet pastorale du rituel de L´O.I.C.A: Ephemerides liturgicae 88 (1974), pp. 174-179.
39
Cfr. IDEM, Celebrar el nacimiento de una Iglesia: Phase 64 (1971), pp. 361-373.
40
Cfr. JUAN XXIII, Un Señor, una fe, un bautismo. Homilía del Papa después de la misa eslavo-bizantina (13
de noviembre de 1960; texto italiano en L´Osservatore romano del 14-15); en Ecclesia 1011, p. 5.
47) el modelo no sólo de la vida religiosa (PC 15, 1), de la de los misioneros (AG
25, 1) y de los sacerdotes (PO 17, 4 y 21, 1), sino de todo el pueblo santo de Dios
(LG 13, 1; DV 10, 1), el modelo y clave de la renovación conciliar.
41
Cfr. Das neue der Kirche, Gul 39 (1966), pp. 4-24. Este artículo apareció un año más tarde recogido en Schriten
zur Theologie VIII (Einsiedeln 1967), pp. 333-337. Esta novedad conciliar había surgido por el retorno a las
fuentes del cristianismo y enunciaba un futuro fecundo.
42
Cfr. JUAN JOSÉ CALLES, Lumen gentium, nº 26: Génesis, historia y teología (Tesina de Licenciatura).
Universidad Pontificia de Salamanca-1988.
43
Cfr. R. BLÁZQUEZ, La Iglesia del Concilio Vaticano II ( Salamanca 1988), pp. 497-498.
44
Mons. Blázquez señala dos formas de recepción creativa: La teología de la liberación y las pequeñas
comunidades cristianas.
45
Cfr. J. LOSADA, Eclesiología de las pequeñas comunidades: tres momentos de la radicalización del carisma:
Sal Terrae 12 (1982), p. 879.
por la Constitución. El Coetus XXII fue el encargado de trabajar esta Reforma en
el campo del Bautismo, tanto de Adultos como de niños. Fue así como empezó
su fatigoso camino el Ordo Initiationis Christianae Adultorum.
1. El Coetus XXII busca las grandes líneas de la estructura del Rito para
el Bautismo de Adultos teniendo en cuenta las experiencias misioneras
de África y Asia y los caminos seguidos por el Catecumenado en
Francia. Contrariamente a la opción del Rituale Romanum de Paulo V,
se opta por partir no por el Bautismo de niños, como modelo ejemplar,
sino por el Bautismo de Adultos. En cuanto a su estructura, se afirman
las líneas de la inserción del Rito en el contexto pascual y dentro de una
dinámica de iniciación cristiana, de manera que resplandezca la íntima
conexión de los tres sacramentos de la iniciación. Se introducen la
realización y celebración de las etapas, que respondan a un camino
espiritual de los candidatos. Se busca la participación activa de la
comunidad cristiana, tanto en el camino como en el momento final de
la celebración de los sacramentos.
46
Cfr. Reiniciación cristiana, respuesta a un bautismo "sociológico", pp. 31-32.
47
Esta intención de mandar el ORDO para ser experimentado, antes de su redacción definitiva, se expresa en el
Esquema 112 De Rituali 5 del 4 de Octubre de 1965. "Según carta del 11 de noviembre de 1966, el Consilium
solicitó a los obispos franceses que esta experiencia se realizase bajo su dirección" . Cfr. C. FLORISTAN, El
Catecumenado, p. 115. "El Consilium de Liturgia creado por Paulo VI emprendió la realización de este voto. Se
elaboró un ritual provisional y se envió a todos los rincones del mundo para que las Iglesias locales lo
experimentaran, dando su opinión y sus sugerencias. De este intercambio, proseguido durante varios años, nació
este Ritual de la iniciación cristiana de adultos". Cfr. M. DUJARIER, La iniciación cristiana de adultos, pp. 16-
17.
La votación fue ampliamente positiva. Es de notar la introducción clara del
tiempo de la Evangelización -llamado Precatecumenado-, pedido insistentemente
por muchas de las respuestas.
c) En Medellín ( 1968)
Durante el período que dura esta etapa experimental, tuvo lugar la Segunda
Conferencia del Episcopado Latinoamericano en Medellín (1968)49, y entre las
conclusiones a que se llegaron, algunas están en la línea de pedir la restauración
del catecumenado en continuidad con el Concilio y teniendo en cuenta la
particular situación religiosa en que se encontraba América Latina: "Las
situaciones en las que se desenvuelve la catequesis -afirma Medellín- son muy
diversas" (nº 8,8).
49
Cfr. La Iglesia en la actual transformación de América Latina, ponencias y conclusiones de la 2ª Conferencia
General del Episcopado Latinoamericano (Bogotá 1969).
debe, en su propio nivel, responsabilizarse de la riqueza y expansión de la fe,
como también del culto, que es su expresión. Ella es, pues, célula inicial de
estructuración eclesial, y foco de promoción humana y desarrollo”50. Y, al tratar
el tema de la pastoral popular los obispos latinoamericanos piden en la propuesta
13 “que se promueva la formación del mayor número de comunidades eclesiales
en las parroquias, especialmente rurales o de marginados urbanos. Comunidades
que deben basarse en la Palabra de Dios y realizarse, en cuanto sea posible, en la
celebración eucarística, siempre en comunión con el obispo y bajo su
dependencia”. Para los obispos latinoamericanos piden a “los miembros de estas
comunidades, que viviendo conforme a la vocación a que han sido llamados,
ejerciten las funciones que Dios les ha confiado, sacerdotal, profética y real, y
hagan así de su comunidad un signo de la presencia de Dios en el mundo” (nº
15,10-11).
Unos años más tarde, el CELAM dirá que como fruto de la IIª Conferencia
General "ha sido fortalecida la evangelización de los adultos, a diferencia de la
catequesis de épocas anteriores que se preocupaban con preferencia de los
niños...Se han formado muchos grupos de catecumenado para bautizados adultos
como una verdadera primavera espiritual"51.
50
Cfr. Iglesia y liberación humana. Los documentos de Medellín, Pastoral de conjunto, 10-11. Para J.A. VELA
“lo específico de la experiencia latinoamericana en el proceso de educación de la fe son las Comunidades de Base
en su explícita referencial ´eclesial`. Aunque no hagan una referencia explícita al neocatecumenado, sí lo hacen a
sus elementos esenciales como son la reiniciación en la fe de los bautizados, la integración en la Iglesia y el
compromiso testimonial en el mundo...”. Cf. Reiniciación cristiana, p. 282.
51
Cfr. SECRETARIADO GENERAL DEL CELAM, Medellín. Reflexiones en el CELAM (Madrid 1977), p. 108.
52
D.C.G. Edición Bilingüe del Episcopado Español (Madrid 1971), nº 6.
como la forma principal de catequesis, a la que todas las demás, siempre
ciertamente necesarias, de alguna manera se ordenan" (DCG, nº 20).
53
También en el Sínodo sobre el Sacerdocio y la justicia en el mundo, celebrado ese mismo año, los
Obispos que habían tratado el tema del sacerdocio ministerial, hacían un reconocimiento explícito de las
pequeñas comunidades:"Las pequeñas comunidades que no se contraponen a la estructura parroquial o
diocesana deben ser inscritas en la comunidad parroquial y diocesana de manera que sean en medio de
ellas como el fermento del espíritu misionero". Cfr. El sacerdocio y la justicia en el mundo (Madrid
1971), parte II, nº 1, d.
54
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación cristiana de adultos, p. 15.
la celebración de estos sacramentos (bautismo, confirmación y eucaristía), "sino
también todos los ritos del catecumenado cuyo valor está probado por la
antiquísima práctica de la Iglesia" (párr. 2). Esto expresa al mismo tiempo su
importancia y su novedad55.
55
Cfr. los números especiales dedicados al ritual en LMD 110 (1972); Rivista Liturgica 10 (1973) nº 60; Via,
Verità e Vita 22 (1973) nº 41; Ephemerides Liturgicae (1974/3); Phase 94 (1976). Para una exposición sistemática
de la significación de este Ritual: C. FLORISTÁN, Para comprender el Catecumenado, pp. 117-125. Ver el
estudio de CARMELO GÓMEZ GÁLVEZ, La propuesta catecumenal en el RITUAL DE INICIACIÓN
CRISTIANA DE ADULTOS (Tesina de Licenciatura). Universidad Pontificia de Salamanca. Facultad de
Teología-1992. J. L. DEL PALACIO, El catecumenado postconciliar de adultos, forma privilegiada de la
evangelización permanente de la Iglesia local. Estudio del catecumenado en el concilio Vaticano II y en el Ritual
de Iniciación Cristiana de Adultos (Bilbao 1999).
56
Lleva por título Cómo evangelizar hoy a los cristianos (Bilbao 1994). El autor presenta El Ritual de la
Iniciación Cristiana de Adultos (RICA) como propuesta tipo para una nueva evangelización
57
Ibid., p. 49. Esta misma opinión la sostiene Carmelo Gómez: "Lo más sorprendente y renovador del RICA es
la opción catecumenal...La clave de su novedad y su relevancia radica, precisamente, en la opción catecumenal...",
en o. cit., p. 152.
de la evangelización es catecumenal. El RICA es su propuesta tipo”58. Se trata
pues de la recuperación de un itinerario catecumenal completo, gradual y
orgánicamente articulado. Lo que se ha restaurado es el Catecumenado, con su
forma y estructura global.
a) Contiene unos Preliminares (nnº 1-67) sobre el espíritu que tiene que
animar la iniciación. Así como la estructura, etapas y grados de la misma.
Comprende unas observaciones generales y unas observaciones previas.
58
Cfr. Cómo evangelizar a los cristianos (Bilbao 1994), pp. 9 y 163.
59
Fruto de las reflexiones en torno al catecumenado y su restauración en la Iglesia en España, y bajo la dirección
experta de mi Director de Tesis Doctoral, -DIONISIO BOROBIO-, ver el siguiente artículo: El Catecumenado y
su situación en la Iglesia actual: Teología y Catequesis 83 (2002), p. 79. Para completar esta visión, ver A.
CAÑIZARES, Panorámica general de los catecumenados en España: Phase 16 (1976), pp. 307-320; J. LÓPEZ,
Panorámica global de la catequesis de adultos en España hoy: Teología y Catequesis 2 (1982), pp. 169-176; ID.,
Proyecto de catequesis de adultos de talante catecumenal: Actualidad Catequética 124 (1985), pp. 475-495.
60
Cfr. A. AUBRY, Celebrar el nacimiento de una Iglesia, pp. 361-373.
61
Sigo aquí la esquematización de M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de adultos, pp. 17-19.
respetados, las ceremonias se reagrupan entonces y hasta se celebran
excepcionalmente en una sola vez, según dos esquemas posibles:
63
Cfr. Para una exposición detallada del Ritual etapa por etapa: J. ORIOL, El nuevo rito de la Iniciación Cristiana
de adultos: Phase 69 (1972), pp. 291-293; M. DUJARIER, Iniciación cristiana de adultos, pp. 21-203. Los
excelentes trabajos de JESÚS ANDRÉS VELA, Reiniciación cristiana, y de CARLO ROCCHETTA, Cómo
evangelizar hoy a los cristianos; por las perspectivas pastorales que intentan abrir. También J. LÓPEZ,
“Catecumenado. Datos de la historia y etapas del Ritual de la Iniciación Cristiana de Adultos”, en Proyecto
Catecumenal (II) (Madrid 1983), doc. 8.
bautismo. Precisamente ahora proliferan en todas partes movimientos que tienden
a recuperar para la formación cristiana la dimensión catecumenal"64.
64
Cfr. Cardenal JUBANY, Presentación del Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos.
65
Cfr. El Catecumenado y su situación en la Iglesia actual, p. 81.
66
Para corroborar esta afirmación baste señalar que en el último Plan Pastoral de la CEE 2006-2010 que lleva por
título “Yo soy el pan de vida” (Jn 6,35). Vivir la Eucaristía, una de las acciones pastorales que se proponen,
después de 40 años de su promulgación en castellano, es la “publicación y divulgación del Ritual de la Iniciación
Cristiana (explicación de su estructura –itinerario de iniciación- así como los criterios para su correcta aplicación”
(p. 38).
67
Para un mayor conocimiento de la historia en relación con la influencia que tuvo la praxis neocatecumenal en
la comprensión del Cap. IVº del RICA, ver JUAN JOSÉ CALLES, o. cit., pp. 78-89.
la edición del RICA. Tras su publicación, los diálogos entre la Congregación para
el Culto Divino y los iniciadores del Camino Neocatecumenal –Kiko Argüello y
Carmen Hernández- fructificaron en una estrecha colaboración, hasta el punto de
que un año después de haber sido promulgado el Ritual, la misma Congregación
publicará unas reflexiones en las que teniendo muy presente la praxis
neocatecumenal posibilitará una comprensión del Cap. IVº que avalará la
experiencia de Iniciación Cristiana con adultos bautizados tal y como se venía
haciendo ya en las Comunidades Neocatecumenales.
68
Cfr. Riflessioni sul capitolo IV dell"Ordo initiationis christianae adultorum" : Notitiae 9 (1973), pp. 274-278,
con el comentario del P. PASQUALETTI (pp. 278-282): "El capítulo da lugar a una búsqueda seria también en
las naciones tradicionalmente cristianas: un grupo seriamente comprometido, como el de las Comunidades
Neocatecumenales, había iniciado ya con los iniciadores una formación cristiana de los bautizados basándose en
el modelo del camino catecumenal. Encontraron dificultades y recurrieron a menudo a la Sgda. Congregación
para el Culto que se interesó de este problema. También el Vicariato de Roma pedía una clarificación. El problema
era: qué sentido había que dar a un modelo de Catecumenado para los ya bautizados, y sobre todo, para los
eventuales ritos que acompaña la formación espiritual del cristiano. Éstos, fundamentalmente, deben entenderse
como un revivir aquello que ha sido ya sacramentalmente celebrado. Pero, se aclaraba también que no se pueden
repetir los ritos del Epheta, de la unción y de la vestidura blanca. En cambio, sí se pueden repetir, la entrega del
Símbolo y su devolución y la entrega del cirio pascual. El mérito de este grupo está en haber comprendido la
importancia del espíritu del Catecumenado para formar verdaderos cristianos, también el Papa interviene a
propósito de este argumento”. Ver también Notitiae 10 (1974), pp. 228-229.
69
Es importante señalar cómo por estos años, desde el punto de vista pastoral se venía planteando la viabilidad
de una experiencia catecumenal con bautizados: E. COSTA, E´possibile oggi l´esperienza catecumenali dei
battizati?: RPL nº 60 (1973), pp. 33-37, donde ya se refiere expresamente al Neocatecumenado: "La intuición de
Kiko Argüello, muy unida a su experiencia personal, partiendo del hecho de considerar a los catecúmenos casi en
situación de tabula rasa, e invitarlos, con el anuncio del Kerygma, a recorrer profundamente todas las etapas de
la iniciación cristiana hasta una completa re-conversión; el lugar idóneo de este camino es la comunidad
catecumenal", p. 34.
promovida por instituciones religiosas modernas”70. Es el mismo Bugnini quien
presenta así la historia de estas Riflessioni: el recurso de algunas Comunidades
Neocatecumenales a la Sda. Congregación de Ritos sobre el estilo catecumenal
que daban a la formación cristiana de los bautizados, y la petición del Card.
Poletti sobre qué sentido dar a una especie de Catecumenado para los ya
bautizados y, sobre todo, a los eventuales ritos que acompañan la formación
espiritual del cristiano.
Hay que señalar -en este decenio- que un momento clave para el
movimiento comunitario sería la celebración del Sínodo de obispos de 1974 sobre
la evangelización. El Sínodo se ocupó mucho de las pequeñas comunidades o
comunidades de base y preparó el camino para que Pablo VI, en la Evangelii
Nuntiandi (1975) les otorgará pleno reconocimiento eclesial, a la vez que
estableciera los criterios de eclesialidad.
70
Cfr. DI ANNIBALE BUGNINI, La Riforma liturgica, p. 579. Se refiere en concreto a las Comunidades
Neocatecumenales y cita la interpretación oficiosa que salió a la luz, es decir, el comentario de P. Pasqualetti
recogido más arriba.
71
Cfr. PABLO VI, “El catecumenado en la preparación al bautismo”, en El Neocatecumenado en los discursos
de Pablo VI y Juan Pablo II (Madrid 1986) (1ª ed.), p. 18.
72
"Tras un período de estudio de las etapas y de los ritos del Camino Neocatecumenal, durante el cual enviaron
observadores a nuestras celebraciones, y dado que el capítulo IV del OICA extendía el uso del Ordo también a los
bautizados que no habían recibido una catequesis suficiente, la Congregación publicó un documento titulado
Reflexiones sobre el capítulo IV del OICA. En él se establecía qué ritos del catecumenado de los adultos podían
repetirse para revivir el Bautismo y cuáles no. Después de esto fuimos de nuevo convocados, leyeron delante de
nosotros este documento y nos expresaron su alegría y satisfacción por el trabajo que estábamos realizando en la
Iglesia. Y nos dijeron que publicarían en la revista oficial de la Congregación, Notitiae, una nota laudatoria en
latín para toda la Iglesia, para de este modo ayudarnos...Gracias a este hecho se estableció, con la Congregación
del Culto, un diálogo fecundo, que resultará más tarde muy importante para la relación de Pablo VI con el Camino
Neocatecumenal”. Cfr. E. PASOTTI (ed.) El Camino Neocatecumenal según Pablo VI y Juan Pablo II (Madrid
1995), p. 13.
perspectivas73. Estos informes sirvieron, a nivel oficial, para conocer el fenómeno
menos desde fuera, tener noticias de primera mano, corregir, si fuera preciso, unas
ideas y formular un criterio global sobre las pequeñas comunidades, como así
hizo más tarde el Papa Pablo VI en la Exhortación Apostólica Evangelii
Nunciandi nº 58:
73
El Informe sobre las CNC fue entregado por Kiko Argüello y Carmen Hernández al Papa Pablo VI en mayo de
1974. Un año más tarde salió publicado: Le Comunita` Neocatecumenali: Rivista de Vita Spiritualle 2 (1975), pp.
191-200.
vocación fundamental; escuchando el Evangelio que les es anunciado y
siendo destinatarias privilegiadas de la Evangelización ellas se convertirán
rápidamente en anunciadoras del Evangelio".
Síntesis teológico-pastoral
74
Cfr. JESÚS LÓPEZ, “Pastoral catecumenal y pastorales análogas”, en o. cit., p. 155.
El descubrimiento de la dimensión comunitaria de la fe como sustancial a
la misma experiencia evangélica, abría en el horizonte postconciliar el palpitar de
una nueva época eclesial, marcada por la señal catecumenal y comunitaria75.
Siendo la Iglesia misterio de comunión vivido en comunidad, consecuentemente,
quedaba por desarrollar a partir del Concilio la dimensión comunitaria de la
catequesis.
75
La recuperación de la dimensión comunitaria de toda experiencia cristiana, hace posible que la Iglesia de hoy
recupere su sentido primigenio, llegue a ser fraternidad efectiva y se convierta en un lugar de anuncio gozoso y
de interpelación para todos los hombres. Es necesario para ello, como afirma el P. LIEGE, “que todo bautizado
se oriente hacia las experiencias comunitarias y comprenda que no es facultativa la vida comunitaria a causa del
Evangelio. Son aún demasiados los bautizados que vegetan en la Iglesia, sin integrarse activamente en ella, por
pensar que la vida comunitaria exige una vocación especial y un atractivo particular, si es que no la juzgan puro
esnobismo”. Cfr. Comunidad y comunidades en la Iglesia (Madrid 1978), p. 104. En esta misma dirección de
planteamientos, R. BLÁZQUEZ sostiene que “necesitamos recuperar la verdad de la Iglesia como congregación,
como comunidad... Sin comunitariedad la Iglesia pierde su misma identidad; se difuminan sus contornos, se
generaliza su concreción, se dilapida su fuerza, se afloja su densidad”. Cfr. “Dimensión eclesial de la identidad
cristiana”, en Jesús sí, la Iglesia también (Salamanca 1983), p. 311.
a causa de las situaciones de descristianización frecuentes en nuestros días, para
gran número de personas que recibieron el bautismo, pero viven al margen de la
vida cristiana; para las gentes sencillas que tienen cierta fe, pero conocen poco
los fundamentos de la misma; para los intelectuales que sienten necesidad de
conocer a Jesucristo bajo una luz distinta de la enseñanza que recibieron en su
infancia y para otros muchos" (EN, nº 52).
76
En esta IV Asamblea General Ordinaria del Sínodo de Obispos se tuvo en cuenta la experiencia del CN en las
parroquias. Así consta expresamente en las intervenciones de los Cardenales Suenens (cfr. Informaciones
Catholiques Internationales nº 520, 15-11-1977, p. 50) y Benelli (cf. Vida Nueva n.º1100, 15-10-1977, p. 1988).
Proposición 3077, en la que se invita a: "Suscitar las experiencias catecumenales,
animarlas, promover la coordinación y diálogo entre ellas, ejercer un necesario
discernimiento, establecer los necesarios servicios de índole diocesana y
nacional, facilitar una general toma de conciencia del valor eclesial de estas
instituciones".
77
Cfr. IVª Asamblea del Sínodo de los Obispos (1977), Proposición 30: Actualidad Catequética 96 (enero-
marzo 1980) , pp. 137-138.
78
Cfr. J.M. ESTEPA, La catequesis en nuestro tiempo. Principales líneas de fuerza del Sínodo 77: Actualidad
Catequética, 86 (1978), p. 103.
79
Lo proclamó ya el Sínodo ´77 al declarar que la comunidad es el origen y meta de toda catequesis, y se
convirtió en un leit-motiv constantemente repetido en la década de los ´80. Para el Sínodo ´77 la comunidad
cristiana es donde "los cristianos viven su conciencia clara de unión con Cristo y el Padre en el Espíritu, escuchan
y ponen en práctica la palabra de Dios, celebran su fe, sobre todo en los sacramentos, oran juntos y viven la
fraternidad en el amor, alimentan la conciencia de tener una misión en el mundo, reconocen sus limitaciones
individuales y comunitarias abriéndose a la comunión con las restantes comunidades cristianas de la Iglesia local
y universal". Cfr. IV Sínodo de los Obispos, Mensaje al pueblo de Dios y documentación complementaria
(Proposición 25).
La pequeña comunidad o comunidad eclesial de base aparece en la CT -
sostiene J. López- como uno de los "múltiples lugares, momentos o reuniones por
valorizar", "momentos de gran importancia en que la catequesis encuentra
cabalmente su puesto" (nº 47)80.
Sin duda, el Sínodo de la catequesis había sido más crítico y más renovador
ante la situación actual de la parroquia, peculiar lugar de catequesis, necesitado
de profunda renovación: "De hecho, no pocas parroquias por diversas razones,
están lejos de constituir una verdadera comunidad cristiana. Sin embargo, la vida
ideal para renovar esta dimensión comunitaria de la parroquia podría ser
convertirla en una comunidad de comunidades"81.
c) En Puebla (1979)
80
Cfr. JESÚS LÓPEZ., Catequesis de adultos y Catechesi Tradendae, diez años después: Sinite 92 (1989), p.
485. Ver también C. FLORISTÁN, El proceso catecumenal en la Catechesi Tradendae: Sinite 92 (1989), pp.
511-517.
81
Cfr. Proposición 29. Según JJ. TAMAYO-ACOSTA las Proposiciones aprobadas por los obispos reunidos
en el IV Sínodo de obispos, referidas a la catequesis y al lugar de las cc. bb. en ella, se mueven en la misma
perspectiva abierta por la Evangelii Nuntiandi: "Se concede gran importancia a las pequeñas comunidades
cristianas para la catequesis. Y, lo que es más importante, se demanda a los obispos que promuevan dichas
comunidades como lugares de catequización, alienten sus valores positivos y su dinamismo, las ayuden a
encontrar su propia misión en la Iglesia local, las doten de medios para desarrollar una catequesis adecuada y
armonicen las pequeñas comunidades con la catequización de la vida de la Iglesia (Proposición 29)". Cfr.
Comunidades de base y la Catechesi Tradendae: Sinite 92 (1989) pp. 502-503.
82
Cfr. IIIª CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, La evangelización en
el presente y en el futuro de América Latina. Puebla (Bogotá 1983), (4ª ed.,), nº 111.
de Medellín y constatan el doble fenómeno de crecimiento numérico y de la
madurez de las comunidades de base, que son vistas con alegría y esperanza para
la Iglesia. Ellas, dice Puebla citando a Medellín, "se han convertido en focos de
evangelización y en motores de liberación y desarrollo" (nº 56). Son presentadas
como lugar privilegiado para vivir la fraternidad y como una buena fuente de
donde nacen los ministerios laicales, como presidentes de asambleas,
responsables de comunidades, catequistas, misioneros, etc. La evangelización en
el futuro “reconocerá la validez de la experiencia de las comunidades eclesiales
de base y estimulará su desarrollo en comunión con sus pastores” (nº 155).
83
Una aplicación puede verse en los cc. 1170 y 1183. La distinta condición de los fieles cristianos y de los
catecúmenos queda recogida en los cc. 204-205; aunque sería un error interpretar esta distinción que hace el
Código como una distinción meramente disciplinaria.
2.- Por la enseñanza y el aprendizaje de la vida cristiana, los catecúmenos
han de ser convenientemente iniciados en el misterio de la salvación, e
introducidos a la vida de la fe, de la liturgia y de la caridad del pueblo de Dios y
del apostolado.
3. Corresponde a las Conferencias Episcopales publicar unos estatutos por
los que se regule el catecumenado, determinando qué obligaciones deben cumplir
los catecúmenos y qué prerrogativas se les reconocen.
851. Se ha de preparar convenientemente la celebración del bautismo:
1.- El adulto que desee recibir el bautismo ha de ser admitido al
catecumenado y, en la medida de lo posible, ser llevado por los pasos sucesivos
a la iniciación sacramental, según el ritual de iniciación adaptado por la
Conferencia Episcopal y atendiendo a las normas peculiares dictadas por la
misma.
A los veinte años del Vaticano II, el Papa Juan Pablo II convocó un Sínodo
extraordinario en Roma con la finalidad de "celebrar, verificar y promocionar el
Vaticano II"84. Al ser tratado el tema de la evangelización se reconoce que "por
todas partes en el mundo, la transmisión de la fe y de los valores morales, que
proceden del Evangelio, a la generación próxima (a los jóvenes) está hoy en
peligro. El conocimiento de la fe y el reconocimiento del orden moral se reducen
frecuentemente a un mínimo. Se requiere, por tanto, un nuevo esfuerzo en la
evangelización y en la catequesis integral y sistemática"85. Teniendo muy
presente, -se afirma- en la Relación Final- que "hay que promover la propia
84
Cfr. SÍNODO 1985. Documentos I.2 (Madrid 1985).
85
Ibid., II, B) a) 2.
espiritualidad de los laicos fundada en el bautismo"86. De ahí, que en otra
sugerencia, se pida que "las catequesis, como así lo fueron en el comienzo de la
Iglesia, deben ser de nuevo el camino que introduzca a la vida litúrgica
(catequesis mistagógicas)"87. Es más, por primera vez en un documento eclesial
de este rango se va a decir expresamente que "la evangelización no pertenece
sólo a la misión en sentido ordinario, es decir, a los gentiles. La evangelización
de los no creyentes presupone la autoevangelización de los bautizados y también
de los mismos diáconos, presbíteros y obispos"88.
86
Ibid., II. A) 5.
87
Ibid., II, B) b) 2.
88
Ibidem.
89
Ibid., II, C), 1.
90
Ibid., II, C) 6.
pastoralmente hablando: se deja de mirar a los niños como los principales
destinatarios de la acción eclesial y pastoral y se señala a los adultos como los
destinatarios preferenciales de la misión evangelizadora de la Iglesia y la
catequesis de adultos como la forma principal de toda acción catequética.
91
El concepto de nueva evangelización fue mencionado y difundido por primera vez por el propio Juan Pablo
II en Puerto Príncipe (Haití), en el discurso dedicado a la celebración del Vº Centenario de la evangelización de
América, precisando ya unos rasgos que en los años posteriores se han ido clarificando con mayor profundidad.
La evangelización a la que Juan Pablo II convoca quiere ser nueva por su ardor, sus métodos y su expresión. Cfr.
JUAN PABLO II, Discurso al CELAM, 9-III-1983: AAS 75 (1983-I) pp. 777-779. Este concepto comenzó a ser,
de forma insistente, el centro de las intervenciones sucesivas del Papa, quien tres años más tarde, en 1986, en el
discurso que dirigiera a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de Europa, ya expondría las razones y los
contenidos de la Nueva Evangelización en relación con la situación espiritual y las necesidades pastorales de
Europa. Cfr. Carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de Europa, 2-1-1986: AAS 78 (1986), pp.
454-457. Para un estudio, más en profundidad, de la historia, contenidos y alcance de esta Nueva Evangelización,
son interesantes estas obras: FERNANDO SEBASTIÁN AGUILAR, Nueva evangelización (Madrid 1991),
RICARDO BLÁZQUEZ, Iniciación Cristiana y nueva Evangelización (Bilbao 1992). Muy crítico con la
Si nos acercamos con detenimiento a los documentos de la Iglesia que a lo
largo de este decenio se han ido publicando, descubriremos con facilidad que la
nueva evangelización se ha convertido en el elemento dinamizador y unificador
de la actividad pastoral para la Iglesia misma. Tal es así que, con palabras de
González Dorado, se ha definido esta nueva evangelización "como el primer
proyecto de evangelización orgánica de toda la Iglesia, que pretende enfrentar
desde su misión la nueva situación de humanidad interdependiente y unificada a
nivel planetario"92. En poco tiempo la expresión Nueva Evangelización se ha
convertido en una palabra de moda a la que se asociarán significados diversos y
a veces contrastantes. J. Gevaert distingue cuatro significados:
interpretación que hace Fernando Sebastián se muestra FLORISTÁN, La "nueva evangelización". Ambigüedades
y exigencias: Sal Terrae 79 (1991), pp. 879-893..
92
Cfr. A. GONZÁLEZ DORADO, Juan Pablo II y la "Nueva Evangelización": Misión Abierta, 5 (1990), p.
39; según González Dorado, "la nueva evangelización es el primer plan de pastoral orgánica de toda la Iglesia",
en: La Nueva Evangelización promotora de la civilización de la solidaridad: Confer (1989), p. 587. Si bien es
cierto que no han faltado voces críticas que han levantado la sospecha de encontrarnos aquí con un programa
pastoral de tipo restauracionísta en el que la vuelta al pasado sea propiciada y alentada, ver J. MARTÍN
VELASCO, La nueva evangelización. Ambigüedades de un proyecto necesario: Misión Abierta (5/1990), pp. 87-
97.
93
Cfr. “Nueva Evangelización”, en Primera evangelización (Madrid 1992), pp. 8-11 (contiene una bibliografía
actualizada y abundante con las mejores plumas que han tratado sobre la Nueva Evangelización).
Los precedentes de esta expresión de Juan Pablo II están sin duda en la
Asamblea del Sínodo de los Obispos dedicada al tema de la Evangelización en el
año 1974. La Exhortación postsinodal de Pablo VI se acerca mucho a esta misma
expresión cuando habla de "tiempos nuevos de evangelización" (EN, nº 20). En
realidad, afirma Fernando Sebastián, "todo el contenido de la admirable
Exhortación Apostólica Evangelii Nuntiandi, posterior a la Asamblea Sinodal de
1974, es ya una introducción y una verdadera fundamentación del concepto y de
la misma consigna pastoral de la nueva evangelización"94.
94
Cfr. FERNANDO SEBASTIÁN, Nueva evangelización, p. 21.
95
El alcance del contenido de estas expresiones lo analiza RICARDO BLÁZQUEZ, o. cit., pp. 49-57.
96
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el Catecumenado, p. 25.
existencia cristiana y de la Iglesia. Por este motivo existe connaturalidad entre
iniciación cristiana y nueva evangelización...Iniciación cristiana, catecumenado,
catequesis misionera, actuación apostólica con inspiración catecumenal parecen
ser los métodos básicos para llevar a cabo la misión pendiente"97.
La tesis que expone el cardenal Ratzinger en esta obra es que una de las
raíces de la crisis por las que atraviesa la Iglesia está en la eclesiología: "Aquí
está el origen de buena parte de los equívocos o de los auténticos errores que
97
Ibid., p. 17.
98
Cfr. JOSEPH RATZINGER/VITTORIO MESSORI, Informe sobre la fe (Madrid 1985).
amenazan tanto a la teología como a la opinión común católica"99. En cambio,
junto a esta crisis, señala el cardenal, "lo que a lo largo y ancho de la Iglesia
universal resuena con tonos de esperanza -y esto sucede justamente en el corazón
de la crisis de la Iglesia en el mundo occidental- es la floración de nuevos
movimientos que nadie planea ni convoca y surgen de la intrínseca vitalidad de la
fe. En ellos se manifiesta -muy tenuamente, es cierto, algo así como una
primavera pentecostal en la Iglesia. Pienso, por ejemplo, en el Movimiento
carismático, en las Comunidades Neocatecumenales, en los Cursillos, en el
Movimiento de los Focolari, en Comunión y Liberación, etc"100.
99
Ibid., p. 53.
100
Ibid., p. 50.
101
No deja de sorprender el paralelismo entre la lectura que hacer Ratzinger de este fenómeno postconciliar
que es el de la aparición de los nuevos movimientos y el que hiciera Mons. Bugnini en 1974 con respecto a las
CNC: "Todo Concilio -afirma Ratzinger-, para que resulte verdaderamente fructífero, debe ir seguido de una
floración de santidad. Así sucedió después de Trento, que precisamente gracias a esto pudo llevar a cabo una
verdadera reforma. La salvación de la Iglesia viene de su interior" (Ibid., p. 49). "Todas las reformas en la Iglesia
-afirmaba Bugnini- han aportado nuevas iniciativass y promovido nuevas instituciones, que han realizado los
objetivos de la renovación. Así sucedió después del Concilio Trento; y no podía suceder ahora de otro modo...Un
ejemplo excelente de esta renovación se encuentra en las Comunidades Neocatecumenales...".
Sínodo Extraordinario de 1985 y las sucesivas Asambleas ordinarias de obispos
celebradas en esta década (1985-1995) nos van a ir dando la verdadera medida
del nivel de valoración de las realidades comunitarias y catecumenales. Y, todo
ello enmarcado en un gran programa global de pastoral que hemos denominado
de Nueva Evangelización.
102
Fue tratado ampliamente en Ecclesia, nº 2.242.
103
Cfr. cardenal DANNEELS, Evangelizar la Europa secularizada: Ecclesia, nº 2.251, pp. 28-41. Al cardenal
Danneels se le encargó la Relación Final del Sínodo-1985.
104
Ibid., p. 31.
105
Ibid., p. 39. Sin embargo, no parece tener muy claro el cardenal "¿cómo encontrar la articulación entre
estos grupos y las estructuras clásicas de la Iglesia que son las parroquiass y los movimientos? ¿Cómo
revitalizarlos? El interrrogante queda abierto. ¿Es verdad que los pequeños grupos de renovación de la vida
cristiana no podrán alcanzar su madurez y su objetivo sino en el momento en el que consigan insertarse en la
donde se está realizando un trabajo verdaderamente misionero, kerygmático, de
anuncio directo, explícito, ad extra: "aparte de algunos grupos aislados como la
Legión de María y ciertas comunidades de renovación, el neocatecumenado y los
cursillos, se hace muy poco en momento actual para anunciar a Cristo a los que
están lejos"106.
parroquia para devolverle impulso y vida? ¿Es necesario desplazar el centro de nuestra actividad evangelizadora
y hacer la opción de los pequeños grupos o de las agrupaciones o movimientos espirituales nuevos?" (ibidem).
106
Ibid., p. 40.
107
Ibidem.
108
Por primer anuncio el Cardenal entiende “el anuncio directo -abrupto- del Kerygma, como Cristo y los
apóstoles -sobre todo Pablo- lo predicaron. Es el anuncio directo del misterio salvífico de Cristo -su muerte y su
resurrección. Así lo hizo Pedro el día del primer Pentecostés. Esta predicación lleva a los oyentes directamente a
la crisis: suscita necesariamente una reacción, como la de los judíos tras el anuncio hecho por Pedro: Hermanos,
¿qué debemos hacer? (Hch. 2,37). Ante una predicación de este tipo, uno sólo puede responder con un sí o un no.
Este método de evangelización, que podemos llamar directo, abrupto, Kerygmático, es tanto más indispensable
cuanto raro resulta en nuestra época.
109
Cfr. GODFRIED DANNEELS, La Iglesia de la "segunda" evangelización: Communio (Julio-
Agosto 1986), p. 337.
110
"Se encuentran, entre nosotros, las sectas, cuya difusión ha sorprendido a los observadores de los últimos
años. Con la superabundancia y la vitalidad de una vegetación tropical, dichas sectas han invadido Europa". Ibid.,
p. 36.
111
Ibidem. Esta misma preocupación venían manifestando ya las diversas Conferencias Episcopales de todo
el mundo. El Secretariado del Vaticano para la Unidad de los Cristianos envió en febrero de 1984 un Cuestionario
a las Conferencias Episcopales y a estructuras semejantes, con la intención de recibir informaciones e indicaciones
dignas de confianza para poder presentar un Informe sobre el tema. Este informe progresivo, basado en las
respuestas (más o menos de 75 CE) y en la documentación recibida hasta octubre de 1985 salió publicado al año
desafíos y enfoques pastorales que este Documento señalará como importantes
se encuentra el de fomentar el sentido comunitario de la Iglesia: "Casi todas las
respuestas piden una revisión (al menos en muchas situaciones locales) del
tradicional sistema parroquial comunitario, una búsqueda de objetivos
comunitarios, que sean más fraternos, más a medida de hombre, más adaptados a
las condiciones de vida de las personas; más comunidades eclesiales de base:
constituyendo comunidades de fe, amor (calor, aceptación, entendimiento,
reconciliación, intimidad, fraternidad), y esperanza; comunidades que celebren,
comunidades que oren, comunidades misioneras: que vayan adelante y den
testimonio; comunidades abiertas y que quieran ayudar a personas con problemas
especiales: divorciados y vueltos a casar, marginados"112.
Muy en sintonía con el tenor de esta Ponencia, fue el discurso113 que Juan
Pablo II dirigió a todos los participantes al Simposio el 11 de octubre al ser
recibidos en audiencia privada. En él les recuerda que "Europa, a la que hemos
sido enviados, ha experimentado tales y tantas transformaciones culturales,
políticas, sociales y económicas, que plantean el problema de la evangelización
en términos totalmente nuevos"114; para el Papa los cambios que se han producido
son de tal magnitud que "plantean el desafío más radical que la historia ha
conocido en el cristianismo y en la Iglesia"115, y están pidiendo "una nueva
síntesis creativa entre el Evangelio y vida"116, que, entre otras cosas, reclama un
nuevo tipo de evangelizador: "Para esta sublime misión de conseguir que florezca
una nueva edad de evangelización en Europa -afirma Juan Pablo II-, se requiere
hoy evangelizadores particularmente preparados. Son necesarios heraldos del
Evangelio expertos en humanidad que conozcan a fondo el corazón del hombre
de hoy, participen de sus alegrías y esperanzas, angustias y tristezas, y al mismo
tiempo sean contemplativos enamorados de Dios. Para esto se necesitan nuevos
santos. Los grandes evangelizadores de Europa han sido los santos"117.
112
Ibid., p. 46.
113
Cfr. JUAN PABLO II, Europa debe recordar siempre sus raíces cristianas: Ecclesia, nº 2.242, pp. 8-13.
114
Ibid., p. 8.
115
Ibidem.
116
Ibid., p. 9.
117
Ibid., p.11.
El Papa hablará en este discurso de que hay que volver al modelo
apostólico primero. "Para realizar una eficaz labor de evangelización debemos
volver a inspirarnos en el primerísimo modelo apostólico. Dicho modelo,
fundamental y paradigmático, lo contemplamos en el Cenáculo: los Apóstoles
están unidos y perseverantes con María en espera de recibir el don del Espíritu.
Sólo con la efusión del Espíritu comienza la obra de la Evangelización. El don
del Espíritu es el primer motor, la primera fuente, el primer soplo de la auténtica
evangelización. Es necesario, pues, comenzar la evangelización invocando el
Espíritu y buscando donde sopla el Espíritu (cfr. Jn 3,8)"118.
118
Para el Papa Juan Pablo II "algunos síntomas de este soplo del Espíritu están ciertamente presentes hoy en
Europa. Para encontrarlos, sostenerlos y desarrollarlos será necesario a veces abandonar esquemas atrofiados para
marchar allí donde comienza la vida, donde vemos que se producen frutos de vida según el Espíritu (cfr. Rom.
8)". Y, apunta algunos criterios de discernimiento: "Se encuentran generalmente allí donde Cristo y el amor por
Cristo está unido con la conciencia y la vida eclesial; allí donde la Iglesia, como María, es venerada y acogida
como Madre". Ibid., p. 13.
119
Se celebró en el Vaticano del 1 al 30 de octubre.
120
"Un vademécum, un compendio rico y completo de la doctrina del Concilio Vaticano II sobre la identidad,
la vocación y la misión de los seglares..." en expresión del cardenal Pironio en el acto de presentación de la
exhortación Christifideles laici (YA, 31-1-1989, p. 1, en que se dice que "es el documento más largo firmado nunca
por un Papa si se exceptúan los textos conciliares").
121
El texto oficial latino salió publicado en AAS 81 (1989), pp. 393-521. Nosotros manejaremos la edición
castellana: JUAN PABLO II, Christifideles laici. Los fieles laicos, (Madrid 1989).
122
En efecto, de las 224 notas de la exhortación, 45 de ellas, esto es, un quinto, el 20% corresponden a citas
de las Proposiciones. Y monseñor Schotte se expresaba en la presentación del documento en estos términos: "Al
final de la Asamblea sinodal, acogiendo este deseo, el Santo Padre se comprometió a preparar un texto que diese
voz al mismo Sínodo, respetando los derechos de autor. Todo el texto demuestra que el Santo Padre ha sido fiel
a esta promesa: se ha tomado en el documento el contenido de proposiciones, salvadas algunas exigencias
estilísticas y de desarrollo ideológico, citándolas en su formulación exacta, total o parcialmente, o resumiendo su
esencia en un contexto más amplio". Cfr. YA, 31-1-1989, p. 2.
De esta decisiva Asamblea, por lo que a la doctrina sobre la vocación
cristiana en general se refiere, vamos a detenernos solamente en resaltar cómo
aparecen en el documento recogidas estas tres notas fundamentales: la resonancia
en la exhortación de la Nueva Evangelización, la eclesiología de comunión, y la
valoración de las pequeñas comunidades y del catecumenado postbautismal.
A estas tres notas, hay que añadir, además, que esta será la segunda ocasión
en que Kiko Argüello interviene en una Asamblea sinodal invitado como auditor
laico. Su aportación se verá recogida en el contenido del nº 61 al hablar de la
importancia del catecumenado postbautismal en la formación de los adultos.
123
"El Capítulo III, La corresponsabilidad de los fieles laicos en la Iglesia-misión (nn. 32-34), no se ocupa de
los movimientos, aunque puede descubrirse su huella en determinadas actividades que el Santo Padre anima o
elogia. Así, por ejemplo, el testimonio misionero de matrimonios (n. 35) puede ponerse en relación con la
experiencia llevada a cabo por familias de comunidades neocatecumenales (Cf. G. GENNARINI, Il ruolo della
famiglia cristiana nell´annuncio del Vangelo oggi: L´osservatore Romano, 31-7-1987, p. 5; JUAN PABLO II,
Homilia en la Misa en el Centro Siervo de Yahvé, de Porto San Giorgo (30-12-1988): L´Osservatore romano, ed.
castellana, 8-1-1989, pp. 7-8" Cfr. JESÚS BOGARÍN DÍAZ, Los movimientos eclesiales en la VII Asamblea
General Ordinaria del Sínodo de Obispos, pp. 83-84.
124
"La eclesiología de comunión es el fundamento para el orden de la Iglesia y en primer lugar para la recta
relación entre unidad y pluriformidad". Cfr. SÍNODO 1985, II, C), I.
125
La prop. 2 sugería la posibilidad de que el documento papal fuera redactado a la luz de la eclesiología de
la comunión.
experiencia de la comunión y de la misión eclesial" (nº 61). Es muy importante
que dentro de este número dedicado a los lugares y medios de formación de los
fieles cristianos se haya resaltado la importancia de las pequeñas comunidades y
también del catecumenado postbautismal: "Puede servir de ayuda también, como
han dicho los Padres sinodales, una catequesis postbautismal a modo de
catecumenado, que vuelva a proponer algunos de los elementos del Ritual de la
Iniciación Cristiana de Adultos, destinados a hacer captar y vivir las inmensas
riquezas del bautismo ya recibido" (Idem).
126
"Vemos con alegría que la parroquia se convierte en comunidad de comunidades cuando es ella el epicentro
de las comunidades eclesiales de base y de los demás grupos y comunidades que la dinamizan y, a la vez, se nutren
de ella". Cfr. Mensaje de los padres sinodales al Pueblo de Dios, nº 10: Vida Nueva, Núm. 1.606/7 (7/14
noviembre 1987), p. 69.
127
No sigue, en cambio, el Papa al Sínodo en animar la transformación de la parroquia en comunidad de
comunidades. No se encuentra esta expresión en la exhortación.
128
"En el Sínodo se enfrentaban dos concepciones diferentes. Una, basada en una eclesiología de la Iglesia
universal, defendía la razón de ser de estos grupos desde su aprobación por Roma y desde su existencia en la
universalidad de la Iglesia; otra, más basada en una eclesiología de las Iglesias locales en comunión, afirmaba la
necesidad del discernimiento de tales grupos y comunidades desde la concreta pastoral diocesana". Cfr. JULIO
A. RAMOS, Teología pastoral, p. 310.
obediencia a los pastores, frutos de santidad, edificar la Iglesia de esta
generación) están, tal cual, recogidos en el texto (nº 30)129.
Por lo que respecta a las CNC, ni los iniciadores de las mismas (Kiko y
Carmen), ni tampoco sus integrantes, se consideran un movimiento130. Aunque en
este equívoco incurren frecuentemente obispos y teólogos, ni los iniciadores del
Camino Neocatecumenal, ni los párrocos que están viviendo al interior de sus
parroquias este itinerario de Iniciación Cristiana con adultos bautizados, se
comprenden a sí mismos como un movimiento.
129
Entre los obispos presentes en el Sínodo que se pronunciaron en relación al tema de los Movimientos, se
encuentran Mons. Felipe Fernández García, Hay que canalizar y articular el dinamismo de los movimientos
laicales: Vida Nueva Núm 1.606/7 (14 noviembre 1987), pp. 49-50; el Cardenal Aloisio Lorscheider, Ninguna
asociacion o movimiento pude encerrarse en sí mismo, en este mismo número, en la página 51; Cardenal Carlo
María Martini, Ante las nuevas asociaciones, la principal tarea es el discernimiento, (p. 55).
130
Las CNC no habían participado hasta entonces en encuentros de movimientos ni habían querido reconocerse
como tal, sin embargo, al ser el término movimientos, el más usado en los trabajos sinodales, también las mismas
CNC aparecían englobadas bajo esta denominación, que sigue siendo bastante imprecisa y confusa. Para un
estudio más pormenorizado del alcance de la terminología empleada en la Asamblea Sinodal ver JESÚS
BOGARÍN., art. cit., pp. 91-96.
131
Cfr. CENTRO NEOCATECUMENAL DIOCESANO, Resucitó. Cantos para las Comunidades
Neocatecumenales (5ª ed.). Madrid 1985, p. 3. Kiko Argüello, en su intervención en la VI Asamblea general
ordinaria del Sínodo, (21-octubre de 1983) declaró que "el neocatecumenado no es un movimiento, en el sentido
que siempre hasta ahora se ha dado a esta palabra, sino que es un tiempo para llevar a la gente a redescubrir su fe,
que les lleve a ser miembros vivos de la iglesia local, la parroquia y la diócesis", en El Neocatecumenado.., p.
231. Sin embargo, y a pesar de esta insistencia en dejar claro que el CN no es un movimiento, los estudios que
seguían apareciendo lo consideraban como tal: "Los movimientos en la actualidad de la Iglesia: contribuciones
de Comunión y Liberación, Focolares, Renovación Carismática, Neocatecumenales": Communio (Julio-Agosto
1986), pp. 443-445; P. CORDES, Nouveaux mouvements sprituels dans l´Eglise: Nouvelle Revue Théologique,
109/1 (1987), pp. 46-65: Le Chemin du néo-catéchumenat (p. 52).
Esta Carta encíclica de Juan Pablo II132 no viene precedida de la
celebración de una Asamblea sinodal de obispos. Su oportunidad la explica el
mismo Papa en la Introducción. No es otra que poner de manifiesto la permanente
validez del mandato misionero: "El presente Documento se propone una finalidad
interna: la renovación de la fe y de la vida cristiana. En efecto, la misión renueva
la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas
motivaciones. ¡La fe se fortalece dándola!. La nueva evangelización de los
pueblos cristianos hallará inspiración y apoyo en el compromiso por la misión
universal". Esta necesidad de publicar una carta-encíclica sobre las misiones,
venía a responder, por otra parte, a "las numerosas peticiones de un documento
de esta índole; disipar dudas y ambigüedades sobre la misión ad gentes...;
promover las vocaciones misioneras...; dar nuevo impulso a la misión..."133.
132
Cfr. JUAN PABLO II, Redemptoris missio (Madrid 1991).
133
Ibid., p. 15.
134
Ibid., p. 16.
formación y de evangelización, un punto de partida válido para una nueva
sociedad fundada sobre la civilización del Amor". Y, la articulación de estas con
la parroquia aparece, equilibradamente, así presentada: "Estas comunidades
descentralizan y articulan la comunidad parroquial a la que permanecen siempre
unidas; se enraízan en ambientes populares y rurales, convirtiéndose en fermento
de vida cristiana, de atención a los últimos, de compromiso en pos de la
transformación de la sociedad".
Para terminar, también nos encontramos en este documento con una buena
valoración de los movimientos eclesiales: "Recuerdo, como novedad surgida en
no pocas Iglesias, el gran desarrollo de los movimientos eclesiales, dotados de
dinamismo misionero. Cuando se integran con humildad en la vida de las Iglesias
locales y son acogidos cordialmente por obispos y sacerdotes en las estructuras
diocesanas y parroquiales, los movimientos representan un verdadero don de
Dios para la nueva evangelización y para la actividad misionera propiamente
dicha. Por tanto, recomiendo difundirlos y valerse de ellos para dar nuevo vigor,
sobre todo entre los jóvenes, a la vida cristiana y a la evangelización, con una
visión pluralista de los modos de asociarse y de expresarse" (nº 72).
135
"En los umbrales del tercer milenio, Europa está viviendo acontecimientos extraordinarios, a través de los
cuales tocamos con la mano el amor y la misericordia de Dios Padre hacia todos los hombres, sus hijos. Por ello,
el Santo Padre Juan Pablo II ha querido convocar esta Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para Europa,
a fin de que, después de tantos años de forzada separación, obispos del Este, del Centro y del Oeste de Europa
pudieran, en comunión colegial con él y entre sí, reflexionar sobre el alcance y las consecuencias de esta hora
histórica para Europa y para la Iglesia". Así comienza el Preámbulo del Documento que lleva por título Somos
testigos de Cristo que nos ha liberado. Cfr. Ecclesia Núm 2.559 (21 de diciembre de 1991), p. 8. (En adelante
citaremos este Documento por la paginación de la revista). El Papa Juan Pablo II, señalará en el Discurso de la
clausura de esta Asamblea que "el Sínodo de los Obispos europeos está, en definitiva, motivado por la
circunstancia del ya cercano año 2.000: El final del segundo milenio y el comienzo del tercer milenio de la historia
de la Humanidad después de Cristo. Del segundo milenio, distintamente del primero, el cristianismo sale dividido,
pero deseoso de una nueva unidad". Cfr. La verdad sobre el hombre, hilo conductor del Sínodo: Ecclesia Núm.
2.559 (21 de diciembre de 1991), p. 17.
136
Ver el estudio que hizo un testigo cualificado de este Sínodo: FERNANDO SEBASTIÁN, Una asamblea
sinodal para impulsar la evangelización de Europa: Ecclesia Núm 2.564 (25 de enero 1992), pp. 25-38.
tan lejos que la evangelización debe recomenzar casi de nuevo"137; pero también,
para los obispos del resto de Europa, comenzaba a ser evidente que "allí donde la
presencia de la Iglesia es todavía fuerte, sólo una minoría participa plenamente
en la vida eclesial, al mismo tiempo que se puede percibir un alejamiento
profundo a nivel más general -entre fe y cultura, fe y vida"138. La respuesta, en
ambos casos, pasa por ofrecer nuevamente a los hombres y a las mujeres de
Europa el mensaje liberador del Evangelio, afirman los obispos. Se ha de
impulsar una Nueva Evangelización139, que no podrá llevarse a cabo, dicen los
obispos, "si no invitamos a tomar parte activamente en esta tarea a todos los
cristianos conscientes de la propia vocación profética"140.
137
Cfr. Somos testigos de Cristo que nos ha liberado, p. 9.
138
Ibidem.
139
"La nueva evangelización debe ser, pues, profundamente misionera y llegar no solamente a aquellos
individuos o a aquellos grupos que están ya enraizados en el corazón de la Iglesia, sino también a aquellos que la
miran desde lejos, no raras veces con escepticismo o, sin más, con sentido de rechazo". Ibid., p. 12.
140
Ibid., p. 11.
141
Ibid., p. 12.
sobrecargados de trabajo en muchos casos y poco experimentados en una
pastoral comunitaria y misionera"142.
143
Ibidem.
144
Ibidem.
145
Cfr. ASOCIACIÓN DE EDITORES DEL CATECISMO: Catecismo de la Iglesia Católica (Madrid 1992).
Para una aproximación en profundidad al contexto y contenidos del Catecismo, ver OLEGARIO GONZÁLEZ
DE CARDEDAL-JUAN ANTONIO MARTÍNEZ CAMINO (Eds), El catecismo posconciliar (Madrid 1993).
146
Cfr. Constitución Apostólica Fidei Depositum, en Catecismo de la Iglesia Católica, p. 10.
obrar cristiano, expuesto a partir de los mandamientos, y, finalmente, la oración
cristiana147. En la segunda parte dedicada a la Celebración del misterio cristiano
nos encontramos con los nnº 1229-1245, en los que se describe La celebración
del Sacramento del Bautismo. Es importante señalar cómo el aspecto dinámico,
de crecimiento en la vida cristiana, está presente en el Nuevo Catecismo. He aquí,
dos ejemplos:
147
"Las cuatro partes se articulan entre sí: el misterio cristiano es el objeto de la fe (primera parte); es celebrado
y comunicado en las acciones litúrgicas (segunda parte); está presente para iluminar y sostener a los hijos de Dios
en su obrar (tercera parte); es el fundamento de nuestra oración, cuya expresión privilegiada es el Padrenuestro,
que expresa el objeto de nuestra petición, nuestra alabanza y nuestra intercesión (cuarta parte)". (Ibidem).
148
"Quizá podría haber recogido aquel criterio sobre las fechas de celebración en la Vigilia Pascual y Pentecostés
que recogía el Catecismo Romano: Especialmente oportunos pueden ser los días en que la santa Iglesia acostumbra
a administrar el bautismo con extraordinaria piedad y solemnidad -el Sábado Santo y la Vigilia de Pentecostés-
sin excluir las demás ocasiones que pueden presentarse para ello (CR 347-348). ¿No hubiera estimulado este
criterio a poner en práctica el catecumenado postbautismal". Cfr. D. BOROBIO, Los sacramentos en el
"Catecismo de la Iglesia Católica": Phase 194 (1993), p. 111.
149
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación cristiana de adultos, p. 203. Para este teólogo, el Camino Neocatecumenal ha
venido a recuperar para la Iglesia la mentalidad de la iniciación gradual y progresiva que en buena parte había
desaparecido de la pastoral sacramental, ver Breve Historia del Catecumenado, pp. 153-157.
Se habla aquí de catecumenado post-bautismal en la misma línea que lo
hiciera el Papa Pablo VI en las dos ocasiones en que se dirigió oficialmente a los
miembros de las Comunidades Neocatecumenales:
150
Para conocer el texto íntegro del discurso que el Papa dirigió el día 8 de mayo de 1974 al grupo de sacerdotes
y laicos de las comunidades neocatecumenales llegados a Roma de muchas diócesis de Italia y de otros países
para un encuentro sobre el tema de la Evangelización en el mundo contemporáneo, que iba a ser examinado en la
Asamblea de Obispos. Cfr. Notitiae, julio-agosto 1974, p. 230.
necesita comprender, pensar de nuevo, apreciar y decir amén
a la inestimable riqueza del Sacramento recibido"151.
151
Este segundo discurso fue pronunciado en la Audiencia General del miércoles 12 de enero de 1977. Cfr.
L´Osservatore romano, (13 de enero).
152
Cfr. IV CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO, Santo Domingo:
Nueva evangelización, promoción humana, cultura cristiana (Madrid 1993). El Documento de Santo Domingo
va a suponer una ruptura en el modo de enfrentarse a las cuestiones pastorales, por parte del Episcopado
latinoamericano. Ha supuesto un giro y una opción por un método de reflexión más kerigmático que sociológico,
como punto de partida. Y, este cambio se produjo para salir del estancamiento en que estaban los debates y las
intervenciones de los obispos durante la celebración de esta IV Conferencia del CELAM. He aquí el relato de lo
acontecido y el golpe de timón que se operó en la Asamblea: "El tono, sin embargo, cambió radicalmente en la
cuarta jornada de la semana pasada, cuando el cardenal LUCAS MOREYRA NEVES, primado del Brasil, propuso
un golpe de timón ante el entrampamiento de los debates y de las intervenciones inconexas...La propuesta de
Moreyra Neves fue la siguiente: reemplazar el tradicional método ver, juzgar, actuar utilizado en Medellín y
Puebla -y empleado también en el vapuleado documento de trabajo-, por el que sugiere implícitamente el Papa
Juan Pablo II en su discurso inaugural. Este esquema proponía, en vez de comenzar por el análisis de la realidad,
hacerlo con un preámbulo fuertemente cristológico. En otras palabras, esto significaba que el tema de la opción
por los pobres, que para el sector radicalizado debía ser el eje central del documento final, quedaba plenamente
vigente, pero integrado a una de las partes, la de promoción humana...". LUCIANO MENDES DE ALMEIDA,
presidente de la Conferencia Episcopal Brasileña, y con gran influencia en el sector liberacionista, tomó la
palabra, inesperadamente, para apoyar la moción de su compatriota...". Cfr. Cambio total en la propuesta del
documento final: Vida Nueva nº 1865 (24 de octubre de 1992), p. 6.
Siguiendo el hilo de nuestra investigación, nos detendremos en ver cómo
aparece recogido en este documento la preocupación por las realidades
catecumenales y comunitarias.
Más adelante se dirá, que "la nueva evangelización tiene como finalidad
formar hombres y comunidades maduras en la fe y dar respuesta a la nueva
situación que vivimos, provocada por los cambios sociales y culturales de la
modernidad...La nueva evangelización tiene la tarea de suscitar la adhesión
personal a Jesucristo y a la Iglesia de tantos hombres y mujeres bautizados que
viven sin energía el cristianismo, han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no
se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia alejada de
Cristo y de su evangelio (RMi 33)" (nº 26). De hecho, se dirá en el documento
que "los bautizados no evangelizados sean los principales destinatarios de la
nueva evangelización..." (nº 97)153.
153
Los obispos tienen claro que "la mayor parte de los bautizados no han tomado aún conciencia plena de su
pertenencia a la Iglesia. Se sienten católicos, pero no Iglesia. Pocos asumen los valores cristianos como un
elemento de su identidad cultural y por lo tanto no sienten necesidad de un compromiso eclesial y evangelizador.
Como consecuencia, el mundo del trabajo, de la política, de la economía, de la ciencia, del arte, de la literatura y
de los medios de comunicación social no son guiados por criterios evangélicos. Así se explica la incoherencia que
se da entre la fe que dicen profesar y el compromiso real en la vida". Cfr. Santo Domingo, nº 96.
154
La nueva evangelización nos exige "formar en una fe que se haga vida, iniciándola con el anuncio del
kerigma a los que están en el mundo descristianizado y promoviéndola con el testimonio alegre de auténticas
comunidades de fe en las que nuestros laicos vivan el significado de los sacramentos" (nº 156).
- Convertir la parroquia en una "comunión orgánica y misionera, para
que sea una red de comunidades" (nº 58). Se pide expresamente
"renovar las parroquias a partir de estructuras que permitan sectorializar
la pastoral mediante pequeñas comunidades eclesiales en las que
aparezca la responsabilidad de los fieles laicos" (nº 60), y que se
"ratifique la validez de las comunidades eclesiales de base fomentando
en ellas un espíritu misionero y solidario y buscando su integración con
la parroquia, con la diócesis y con la Iglesia universal, en conformidad
con las enseñanzas de Evangelii nuntiandi (cf EN 55)" (nº 63)155.
Síntesis teológico-pastoral
155
Esta misma visión pastoral se pedirá para combatir el desafío de las sectas, "que la Iglesia sea cada vez
más comunitaria y participativa y con comunidades eclesiales, grupos de familias y círculos bíblicos, movimientos
y asociaciones eclesiales, haciendo de la parroquia una comunidad de comunidades" (nº 142); y, para responder
al "desafío de la masificación de las grandes ciudades", dicen los obispos latinoamericanos que hay que
"multiplicar las pequeñas comunidades, los grupos y movimientos eclesiales, y las comunidades eclesiales de
base..." (nº 259). La valoración en conjunto que se hace en el documento acerca de la realidad de las pequeñas
comunidades es altamente positiva: "La práctica de pequeñas comunidades pastoralmente bien asistidas constituye
un buen medio para aprender a vivir la fe en estrecha comunión con la vida y con proyección misionera" (nº 48).
3ª) La Iglesia debe entrar en una nueva etapa histórica de su dinamismo
misionero. Esta evangelización está destinada a la formación de comunidades
eclesiales maduras y a los bautizados que han perdido el sentido vivo de la fe o
incluso no se reconocen ya como miembros de la Iglesia, llevando una existencia
alejada de Cristo y de su Evangelio.
5ª) Sin embargo, esta apuesta decidida por alentar y potenciar los
movimientos eclesiales va a producir un cierto desplazamiento de la línea pastoral
hasta ahora seguida. Por un lado, la preocupación por encontrar los criterios de
discernimiento eclesial de dichos movimientos va a ocupar mucho tiempo en la
reflexión pastoral de este decenio. Y, por otra parte, se va a dejar de insistir en la
importancia del catecumenado y de las pequeñas comunidades, de tal forma que
el punto de mira dejará de estar centrado en la parroquia, para empezar a estar
centrado en los movimientos eclesiales. Durante este decenio, pues, vamos a
asistir a un desplazamiento a la hora de valorar las realidades catecumenales. Se
va a poner el acento más en los nuevos movimientos, que sí están respondiendo
con verdaderos procesos de inspiración catecumenal en sus itinerarios de
formación. Pero no se avanza en la voluntad pastoral de concretar el estatuto de
identidad del catecumenado. Aunque se reconoce que la mayor parte de los
catequizandos no tienen fe o en muy pequeña medida (Cardenal Danneels), que
grupos enteros de bautizados han perdido el sentido vivo de la fe o incluso no se
reconocen ya como miembros de la Iglesia, que para la formación de los fieles
cristianos puede servir de ayuda una catequesis postbautismal a modo de
catecumenado que vuelva a proponer algunos de los elementos del Ritual de la
Iniciación Cristiana de Adultos, destinados a hacer captar y vivir las inmensas
riquezas del bautismo recibido, que los bautizados no evangelizados sean los
primeros destinatarios de la nueva evangelización.
156
Cfr. Dentro de la pedagogía de la comunión, nuestros obispos ya habían pedido que “hace falta un mayor
conocimiento mutuo y apertura de todos y se debe evitar la contraposición entre Parroquia y movimientos o de
movimientos entre sí, ya que todos expresan la riqueza del Espíritu y entre todos hacen posible una Iglesia con
más vitalidad”. Cfr. Una Iglesia esperanzada, nº 50. Para una comprensión teológico-pastoral de la relación
“Parroquia-Movimiento” , ver estos excelentes trabajos: Cardenal J. RATZINGER, “Los movimientos eclesiales
y su lugar teológico”, en Convocados en el camino de la fe (Madrid 2004), pp. 181-208; ARTURO CATTANEO,
I movimenti ecclesiali: aspetti ecclesioloci: Annales theologici 11 (1997), pp. 401-427; de este mismo autor, su
ponencia: La relación entre Parroquia y los movimientos eclesiales en la XXI Asamblea Plenaria (24-28
noviembre 2004) organizada por el Consejo Pontificio para los laicos: Zenit (22 diciembre 2004).
157
Cfr. Cardenal J. RATZINGER, “Presentación de la Carta Communionis notio”, en AA. VV., El misterio
de la Iglesia y la Iglesia como comunión (Madrid 1994), pp. 101-103.
158
El Papa abrió la gran misión urbana de Roma con la vigilia de Pentecostés en la Plaza de San Padreo (25 de
mayo de 1996) en preparación al Gran Jubileo. Cfr. L´Osservatore romano 6 (27/28 mayo 1996).
para que se decidieran por fin a tomar en serio esta preocupación suya. Sus
palabras abrirán un tiempo nuevo para la acogida y la aceptación de los
movimientos eclesiales en el interior de la Iglesia.
En el marco de las celebraciones del Gran Jubileo, sobre todo las del año
1998, dedicado de forma particular al Espíritu Santo y a su presencia santificadora
dentro de la comunidad de los discípulos (cf. Tertio millennio adveniente 44),
cuento con el testimonio y con la colaboración de los movimientos. Confío en
que ellos, en comunión con los pastores y en unión con las iniciativas diocesanas,
querrán llevar al corazón de la Iglesia su riqueza espiritual, educativa, misionera,
como preciosa experiencia y propuesta de vida cristiana@.
159
Para J. LOSADA Aeste distanciamiento del Pueblo y la desconfianza respecto de los movimientoses uno
de los mayores problemas pastorales que tienen planteado los obispos@. en Los AMovimientos@ dentro de la
Iglesia: Sal Terrae 1989, n1 79, p. 44; Cfr. P.J. CORDES, Los nuevos grupos eclesiales. Indicaciones para la
pastoral ordinaria, en Communio 17 (1995), pp. 570-584. La revista Sal Terrae dedicó el número correspondiente
al mes de abril de 1996 a los nuevos movimientos eclesiales. Para la comprensión de los movimientos eclesiales
dentro de las diócesis, ver R. BLÁZQUEZ, “La Iglesia Particular y los nuevos movimientos”, en Catecumenado
en la Iglesia, pp. 53-78. Y, para los aspectos canónicos que reclama su inserción, ver M. PIÑERO CARRIÓN, El
fenómeno asociativo actual en la Iglesia: movimientos eclesiales atípicos o canónicamente no sistematizados:
Salmanticensis 1987, y L. MARTÍNEZ SISTACH, “Los movimientos y asociaciones de fieles y la Iglesia
Particular” en: XXI Semana Española de Derecho Canónico. El laicado en la Iglesia (Salamanca 1989), pp. 123-
142.
160
Ibid., p. 130. En este artículo, muy ponderado, al final se dirá que Arespecto de su vinculación con el
fenómeno de las sectas, me parece un juicio injusto@ (ib., p. 140). Ver del SECRETARIADO PARA LA
UNIDAD DE LOS CRISTIANOS, Sectas o nuevos movimientos religiosos. Desafíos pastorales (Madrid 1986).
Para un acercamiento al fenómeno histórico del surgimiento de los movimientos, ver FIDEL GONZÁLEZ, Los
llegaron a calificar a los mismos movimientos en dos tendencias radicales161, en
una se situarían los neomísticos162 y en otra los neomilitantes, los primeros serían
los preferidos de la jerarquía. Otros, en cambio, piden que se les apoye sin
reservas y se les acoja con confianza163.
En todo caso, cuando aquí hablamos de movimientos eclesiales164, nos
referimos a formas agregativas de participación en la vida y la misión de la
Iglesia, que se denominan movimientos, grupos, comunidades, asociaciones...
Hay que respetar la forma como cada realidad se designa a sí misma. La
calificación nuevos indica una connotación cronológica -han surgido en los
últimos decenios- y sobre todo unas características que los diferencian de los
movimientos de Acción Católica, de las agrupaciones nacidas en el ámbito de las
familias religiosas, de los institutos seculares, de las cofradías, etc. Nada tienen
que ver, por tanto, con los llamados nuevos movimientos religiosos de carácter
sectario, ecléptico y en ocasiones pseudo-religiosos165.
161
Cfr. AUGUSTO GUERRA, Movimientos en la Iglesia de hoy, en Revista de Espiritualidad, t. 52 (1993),
pp. 257-283.
162
Los movimientos neomísticos son los preferidos por la Jerarquía, entre estos están: Opus Dei, Comunión
y Liberación, Focolarini, Comunidades Neocatecumenales (Ibid., p. 269). Y cita como comprobación de esta
preferencia los libros de J. RATZINGER, Informe sobre la fe. (Madrid 1986), p. 50; y J.P. CORDES, Los nuevos
movimientos eclesiales, en Pastoral Misionera, n1 164 (1989), pp. 57-58.
163
AAunque para algunos ´entendidos` resulte anacrónico, es necesario seguir apoyando aquellos
movimientos cristianos que anuncian con humildad y convicción el ´kerigma`y que, luego, incorporando al
´catecúmeno` a la comunidad, le siguen iniciando en los misterios de Cristo@. Cfr. Mons. RAMÓN
BUXARRAIS, El fracaso de la Pastoral de maquillaje, en Vida Nueva (3 de agosto de 1996), p. 33.
164
ALa expresión ´Movimientos Eclesiales`es hoy la más usada y de carácter más general; que da cabida,
de hecho, en el lenguaje común actual, a todos los tipos de organizaciones eclesiales. En este sentido, no está fuera
de lugar referirnos a los Movimientos Eclesiales en una forma amplia, capaz de significar diversas y muy
complejas realidades@. Cfr. M. PIÑERO CARRIÓN, art. cit., pp. 45-46.
165
Consulta de Amsterdam sobre Nuevos Movimientos Religiosos y las Iglesias, III, 2, documento de la
Federación Luterana Mundial y Consejo Ecuménico de las Iglesias, Amsterdam. Septiembre 1986. Texto
publicado en español por J. BOSH, Para conocer las sectas (Estella 1993), pp. 266-271. Para un estudio en
profundidad, ver MANUEL GUERRA GÓMEZ, Los nuevos movimientos religiosos (las Sectas) (Pamplona
1993).
intensidad e integridad de la formación; su carácter gradual, con etapas definidas;
su relación con ritos, símbolos y signos, especialmente bíblicos y litúrgicos; su
referencia constante a la comunidad.
166
Cfr. “El Directorio General para la Catequesis: motivos y criterios de la revisión”, en o. cit., p. 46.
167
Cfr. CONGREGACIÓN PARA EL CLERO, Directorio General para la Catequesis.(Madrid 1997) [citaremos
este documento con las siglas DGC (1997)].
168
Cfr. COMUNICADO DEL CONGRESO CATEQUÍSTICO INTERNACIONAL (Vaticano 14-17 de octubre
1997): La fe de la Iglesia y su misión evangelizadora: L´Osservatore romano (ed. en español), 7 de noviembre de
1997, pp. 8 y 10. Ver ANTONIO CAÑIZARES/MANUEL CAMPO (eds), Evangelizacion, catequesis,
catequistas. Una nueva etapa para la Iglesia del Tercer Milenio (Madrid 1999).
¿Cómo aparece recogida en este Directorio la pastoral catecumenal? ¿Qué
importancia le concede al Catecumenado? ¿De qué forma incorpora los
ensanchamientos pastorales que apuntan tanto el RICA como EN, CT y el mismo
Catecismo de la Iglesia Católica?169 . Veamos someramente el tratamiento que
reciben estos interrogantes.
Despertarles a la fe es uno de los retos más serios que tiene planteada hoy
la pastoral de la Iglesia, de ahí que encontremos postulada en el Directorio la
necesidad impulsar la nueva evangelización: "Estas situaciones de la fe de los
cristianos reclaman con urgencia del sembrador el desarrollo de una nueva
evangelización, sobre todo en aquellas Iglesias de tradición cristiana donde el
secularismo ha hecho más mella. En esta nueva situación, necesitada de
evangelización, el anuncio misionero y la catequesis sobre todo de jóvenes y
adultos, constituyen una clara prioridad" (nº 26).
169
"Evidentemente, la nueva redacción del Directorio General para la Catequesis, ha debido conjugar dos
exigencias principales: - por una parte, el encuadramiento de la catequesis en la evangelización, postulado en
particular por las Exhortaciones Evangelii Nuntiandi y Catechesi Tradendae; - por otra parte, la asunción de los
contenidos de la fe propuestos por el Catecismo de la Iglesia Católica" (nº 7).
170
Para una síntesis de la estructura, finalidad, destinatarios y contenido del Directorio ver las páginas 17-21.
171
Ibid., p. 25.
En la Primera Parte dedicada a la Catequesis en la misión evangelizadora
de la Iglesia nos encontramos de lleno con el planteamiento que el Directorio
hace de la pastoral catecumenal.
172
En el DGC se utilizan, como distintas, las expresiones catecúmenos y catequizandos: "entre los catequizandos
y los catecúmenos, y entre la catequesis posbautismal y la catequesis prebautismal, respectivamente, hay una
diferencia fundamental. Esta diferencia proviene de los sacramentos de iniciación recibidos por los primeros, los
cuales han sido ya introducidos en la Iglesia y hechos hijos de Dios por el Bautismo. Por tanto su conversión se
funda en el Bautismo recibido, cuya virtud deben desarrollar después" (n.º 90).
encomienda a todos los pastores de la Iglesia: favorecer el crecimiento de la fe en
aquellos que han creído" (nº 287)173.
La oportunidad de este encuentro venía dada por ser 1998 el año dedicado
al Espíritu Santo en el camino hacia el gran Jubileo del 2000, y el Papa había
pedía a los Movimientos eclesiales que ofrecieran un testimonio común y que, en
comunión con los pastores y en unión con las iniciativas diocesanas llevasen Aal
173
Sin duda alguna, lo más original de este nuevo Directorio es el Capítulo II de la Segunda Parte en el que se
hace una fundamentación del papel que tanto el nuevo Directorio como el Catecismo de la Iglesia Católica están
llamados a desempeñar en la acción catequizadora de la Iglesia. Este capítulo segundo, es completamente nuevo,
y está al servicio de la presentación del Catecismo de la Iglesia Católica, como texto de referencia para la
transmisión de la fe en la catequesis y para la redacción de los Catecismos locales.
174
En el Estatuto del CN encontramos 38 citas explícitas de este documento, referidas a 50 números del
mismo. He aquí los nn1 por orden de citación :59 (dos veces), 91 (dos veces), 51, 69, 223, 172, 257, 64, 225, 258,
80, 156, 230-232, 62, 102, 53-55, 94, 127, 128, 96, 59, 85, 226-227, 255, 86(cuatro veces), 268, 86, 85, 70, 56,
69-72, 222-223, 246, 247, 235-236.
175
Cfr. Insegnamenti, VII/2 (1984), p. 696. También en Ecclesia, núm. 2.793 (1996/I), p. 901.
corazón de la Iglesia su riqueza espiritual, educativa y misionera, como preciosa
experiencia y propuesta de vida cristiana@176.
El encargado de convocar y alentar este encuentro internacional de
Movimientos eclesiales fue el Pontifico Consejo para los Laicos. Para ello
organizó un Congreso mundial, bajo el lema: Los Movimientos eclesiales:
comunión y misión en los umbrales del tercer milenio.
El día 30 de Mayo tuvo lugar un Encuentro del Papa Juan Pablo II -en la
Plaza de San Pedro- con representantes de los Movimientos eclesiales y las
nuevas Comunidades. En él intervinieron con sus testimonios, Chiara Lubich
(fundadora del Movimiento de los Focolares), Kiko Argüello (Iniciador del
Camino Neocatecumenal)179, Luigi Giussani (Fundador de Comunión y
176
Cfr. Homilía en la Vigilia de Pentecostés (25-5-96), en Ecclesia, núm. 2.793 (1996/I), p. 901. Esta misma
invitación la haría el Papa a los iniciadores del CN el 24 de enero de 1997: APor este motivo, para el año 1998,
que en el marco de la preparación del Gran Jubileo está dedicado al Espíritu Santo, he deseado un común
testimonio de todos los movimientos eclesiales, bajo la guía del Pontificio Consejo para los Laicos. Será un
momento de comunión y de renovado empeño en el servicio de la misión de la Iglesia. Estoy seguro de que no
faltaréis a esta cita tan significativa@. Cfr. JUAN PABLO II, A treinta años del nacimiento del Camino
Neocatecumenal en las barracas de Madrid: L´Osservatore romano, 25 de enero de 1997, p. 4.
177
Cfr. JUAN PABLO II, Mensaje a los participantes en el Congreso mundial promovido por el Pontificio
Consejo para los laicos: Un himno a la unidad en la pluralidad de las formas, en L´osservatore romano, ed. lengua
española, 5-6-1998, pp. 324-326; también en Ecclesia, núm 2.898 (20 de junio de 1998), p. 931.
178
Ibid, p. 932. La tesis, hasta entonces discutida entre los canonistas, había sido formulada por Eugenio
Corecco, que hablaba de un polo institucional y un polo carismático en la constitución de la Iglesia. Cfr. “Profili
istituzionali dei Movimenti nella Chiesa”, en AA. VV., I Movimienti nella Chiesa negli anni ´80. Atti dle 11
Convegno Internazionale. Roma 23-27 Settembre 1981, (Milano 1981), pp. 216-221. Ver también LIBERO
GEROSA, “Carismas y formas de aggregationes fidelium”, en El Derecho en la Iglesia (Valencia 1998), pp. 285-
305.
179
En su intervención Kiko Argüello volvió a precisar que AEl Camino Neocatecumenal no es un
movimiento o una asociación, sino un instrumento de las parroquias al servicio de los Obispos para llevar a la fe
a mucha gente que la ha abandonado@. Y daba estadísticas del CN en este momento: AEn estos años el Camino
Liberación) y Jean Vanier (Fundador de las Comunidades terapéuticas del Arca
y de Fe y Luz180. El mismo Papa definió este encuentro como Aun acontecimiento
verdaderamente insólito: por vez primera los movimientos y las nuevas
comunidades eclesiales se encuentran, todos juntos, con el Papa. Se trata del gran
´testimonio común` que deseé para el año que, en el camino de la Iglesia hacia el
gran Jubileo, está dedicado al Espíritu Santo@181.
Más adelante, señalará los conflictos y tensiones que no pocas veces han
provocado: ASu nacimiento y difusión ha aportado a la vida de la Iglesia una
novedad inesperada, a veces incluso arrolladora. Ello no ha dejado de suscitar
interrogantes, malestar y tensiones@. Y, señalaba las causas: Aa veces ha
acarreado presunciones e intemperancia por un lado y no pocos prejuicios y
reservas por el otro. Ha sido un período de prueba de su fidelidad, una ocasión
importante para comprobar la legitimidad de sus respectivos carismas”184.
En todo caso, el Papa es consciente de que Ase abre para los Movimientos
una nueva etapa: la de su madurez eclesial@. Y por ello se pregunta: A)Cómo
conservar y garantizar la autenticidad del carisma?@.Y él mismo responde:
“resulta de fundamental importancia que todo movimiento se someta al
se ha extendido en 850 diócesis de 105 países, con 15.000 comunidades en 4.4500 parroquias@. Cfr. P.J.
CORDES, Signos de Esperanza, p. 207.
180
Para un conocimiento de estos Movimientos, ver “Entrevistas a los Fundadores y Líderes de los
Movimientos”, en P.J. CORDES, o. cit., pp. 13-123.
181
Cfr. JUAN PABLO II, Discurso con ocasión del encuentro en la Plaza de San Pedro con los Movimientos
eclesiales y la nuevas Comunidades: Una nueva etapa de madurez eclesial para los movimientos, en
L´Osservatore romano, ed. española, 5-6-1998, pp. 324-326; también Ecclesia, núm. 2.898 (20 de junio), p. 933.
182
Cfr. Una nueva etapa..., p.934.
183
Ibidem.
184
Ibidem.
discernimiento de la autoridad eclesiástica competente. Por ello ningún carisma
dispensa de la referencia y del sometimiento a los pastores de la Iglesia”185.
185
Ibidem.
186
Cfr. JUAN PABLO II, Vivir la espera perenne del Espíritu, en Ecclesia, núm. 2.898 (20 de junio de
1998), p. 936.
187
Cfr. JUAN PABLO II, Es preciso hacer fructificar los dones del Espíritu al servicio de todo el pueblo
de Dios. Mensaje a los participantes en un seminario sobre los movimientos eclesiales en la solicitud pastoral de
los obispos: L´Osservatore romano, 2-VII-1999, p. 23 (en la edición española). La revista Vida Nueva publicó un
amplio reportaje sobre este evento eclesial en su n1 2.193 del 10 de julio de 1999, pp. 24-29.
188
Para un acceso a las Comunicaciones que en el Seminario se escucharon, ver el Pliego de Vida Nueva.
Para leer el alcance y la transcendencia que la celebración de este
Seminario ha tenido para la Iglesia, es necesario acercarnos al Mensaje que el
Papa Juan Pablo II dedicó a todos los participantes. En él abordará tres puntos
esenciales: la contribución de los Movimientos eclesiales y nuevas Comunidades
a la Nueva Evangelización, su inserción armónica y orgánica en la comunión de
la Iglesia universal y particular, y la responsabilidad del ministerio episcopal para
el acompañamiento, discernimiento e inserción de los Movimientos y nuevas
Comunidades en las estructuras diocesanas y parroquiales.
189
El Cardenal J. Ratzinger en su intervención, abordó los aspectos institucional y carismático del ejercicio
del ministerio episcopal, y al final apostillaba: AEl 30 de Mayo pasado acabó la primera fase de la historia de los
movimientos. Aquella en la que se trataba de hacerles espacio por parte de la realidad institucional de la Iglesia.
Ahora estamos en la segunda fase, la del reconocimiento de la unidad substancial de las realidades carismáticas y
de la institución@. Cfr. Vida Nueva (1999), p. 28.
En palabras de Juan Pablo II, uno de los frutos más importantes que han
producido los movimientos Aes precisamente el haber sabido estimular en
muchos fieles laicos, hombres y mujeres, adultos y jóvenes, un intenso impulso
misionero, indispensable para la Iglesia que se prepara a cruzar el umbral del
tercer milenio@. Pero afirmará, con toda rotundidad, que Aeste objetivo se
alcanza sólo cuando se integran con humildad en la vida de las Iglesias locales y
son acogidos cordialmente por obispos y sacerdotes en las estructuras diocesanas
y parroquiales@.
Tras la celebración del Gran Jubileo del 2000, el Papa ha querido ofrecer a
toda la Iglesia una Carta Apostólica en la que resuena con confianza y esperanza
la invitación a remar mar adentro para pescar: Duc in altum (Lc 5,4). En ella
hace un recorrido por los grandes eventos celebrados durante el Año Jubilar e
invita -de nuevo- a poner la mirada Amás que nunca fija en el rostro del Señor@
(n1. 16), para desde Él fijar algunas prioridades pastorales, la primera de todas
será la de tender a la santidad: ANo dudo en decir que la perspectiva en la que
debe situarse el camino pastoral es el de la santidad@ (n1 30).
Con fecha del 29 de Junio del 2002 aparece aprobado el Estatuto del
Camino Neocatecumenal190 “después de un atento examen del texto de los
Estatutos, fruto de un laborioso proceso de colaboración entre los iniciadores del
Camino Neocatecumenal y el Pontificio Consejo para los Laicos, que se ha valido
de la contribución aportada en el ámbito de sus propias competencias por diversos
Dicasterios de la Curia romana”191 y después de cinco años de “un diálogo
intenso, a veces incluso difícil, pero siempre guiado por un elevado sentido de
responsabilidad y caridad eclesial... Este largo proceso de elaboración y examen
de los Estatutos ha sido, al mismo tiempo, ocasión providencial y tiempo fuerte
de discernimiento de la propuesta y de la experiencia del Camino
Neocatecumenal por parte de la Santa Sede. Y se concluye con una “garantía
ulterior de la autenticidad de vuestro carisma” (Cfr. Juan Pablo II, Discurso del
24 de enero de 1997,n. 4; carta autógrafa citada, n. 2), como es la aprobación de
los Estatutos”192.
190
El texto íntegro del Estatuto -en varias lenguas- ha sido divulgado a través de internet en una página web
reconocida como oficial por el equipo responsable internacional (www.camminoneocatecumenale.it). El decreto
de aprobación está en italiano (así se publicó en los sitios oficiales en la red tanto del Camino como de la Santa
Sede. Para un acceso a la traducción española puede leerse en Ecclesia nº 3109 (13-7-2002), 1063-1064, y en
L´Osservatore romano, ed. lengua española, 12-7-2002, 353. Para cada lengua se ha hecho una edición típica con
el nombre común para todas ellas en latín:. Neocatechumenale iter Statuta (Bilbao 2002). Es la edición típica del
Estatuto del CN y en ella encontramos en una PRIMERA PARTE el Decreto de Aprobación del Pontificio Consejo
para los Laicos y el Estatuto del Camino Neocatecumenal; en una SEGUNDA PARTE tenemos acceso a las
intervenciones de Kiko Argüello, Carmen Hernández, el P.Mario Pezzi (el día de la entrega del Estatuto) y la del
Cardenal J.F. Stafford, así como el discurso del Presidente del Consejo Pontificio para los Laicos, Cardenal J.F.
Stafford, a los catequistas itinerantes reunidos en una convivencia internacional el día 30 de Junio; en una
TERCERA PARTE se incorporan algunos comentarios jurídicos y eclesiales al Estatuto.
191
Cfr. Decreto de aprobación: Statuta, pp. 17-18.
192
Cfr. “Discurso del Cardenal J.F. STAFFORD a los itinerantes del camino neocatecumenal (Porto S. Giorgo,
30 de junio de 2002)”, en Statuta, p. 82.
instrumento para la iniciación cristiana de los adultos que se preparan a recibir el
Bautismo”193.
La gran novedad que aporta la aprobación del Estatuto del Camino
Neocatecumenal, en palabras de Kiko Argüello, es que “con este Estatuto el Papa,
con valentía, ofrece a los Obispos y a las Conferencias Episcopales un modo de
iniciación y de catecumenado postbautismal avalado por más de treinta años de
camino llenos de fruto”194. Y esta es una novedad de gran alcance, porque es la
primera vez en la historia de la Iglesia en que la Santa Sede aprueba oficialmente
un catecumenado postbautismal y una modalidad de catecumenado bautismal
para toda la Iglesia. El Papa Juan Pablo II también ha querido resaltar esta
novedad al decir que “los Estatutos constituyen, también, una importante ayuda
para todos los pastores de la Iglesia, particularmente para los Obispos diocesanos,
a los cuales se les ha confiado por parte del Señor el cuidado pastoral y, en
particular, la iniciación cristiana de las personas en las diócesis”195.
194
Intervención de KIKO ARGÜELLO en el día de la aprobación del Estatuto: Statuta, p. 64. Viene a coincidir
esta aprobación del Estatuto del CN en este momento cuando “casi todas las Conferencias Episcopales están
hablando de la necesidad de una iniciación cristiana postbautismal, encuentran muchas dificultades para
realizarla” (Kiko Argüello, ib., 64). Para el canonista Dr. Adelchi Chinaglia “con esta aprobación formal el Santo
Padre (a través del Prefecto del Pontificio Consejo para los Laicos, a quien ha dado expreso y específico mandato
con la carta del 5.04.2001), en la línea de su decreto de 1990, ofrece a toda la Iglesia este nuevo instrumento, con
abundante experiencia y frutos, que nace en las barracas de Madrid a través de Kiko Argüello y Carmen
Hernández, enraizado en el Concilio Vaticano II: un itinerario postbautismal de naturaleza catecumenal, método
válido para llevar a la madurez de la fe a cualquier bautizado o no bautizado que ´manifieste su decisión de abrazar
la fe en Cristo` (can. 788) o de ´hacerse cristiano` (Statuta, p. 108).
195
Cfr. Discurso del Papa JUAN PABLO II a los Iniciadores del Camino Neocatecumenal, a los catequistas
itinerantes y a los presbíteros (Castel Gandolfo, 21 de septiembre de 2002): Statuta, separata, p. 4. Para un acceso
a las indicaciones normativas que el Camino Neocatecumenal ha recibido desde la Santa Sede en relación con las
modalidades litúrgicas de la celebración de la Eucaristía, ver: CONGREGACIÓN PARA EL CULTO DIVINO,
Carta al Camino Neocatecumenal (1 diciembre de 2005); Discurso del Santo Padre BENEDICTO XVI a un grupo
numeroso de miembros del Camino Neocatecumenal (jueves 12 de enero de 2006), en la pág. WEB del Vaticano;
El Cardenal Arinze explica las normas litúrgicas emitidas para el Camino Neocatecumenal (jueves 16 de febrero
2006) en ZENIT; El Camino Neocatecumenal acoge con entusiasmo las indicaciones de la Santa Sede, en
www.caminayven.com.
espiritual, litúrgica y económica a las clásicas órdenes religiosas con los de sus
miembros con los tres votos. El futuro de estos movimientos dependerá de la
fidelidad de sus miembros, a la vez que de la generosidad lucidez y apoyo, tan
benévolo como crítico, que se les preste. Estos movimientos tienen vocaciones
apostólicas porque son el resultado natural de una vida cristiana intensa y fiel. Si
ésta existe, aquellas existirán”196.
Tras la caída del muro de Berlín, frente al nuevo horizonte de una Europa
inmersa en un contexto de confusión y desesperanza, el Papa y los obispos
europeos han querido “proclamar –con este documento- una exhortación a la
esperanza a una Europa que parecía haberla perdido” (nº 2). Juan Pablo II
desentraña la riqueza de las aportaciones de los obispos tomando como punto de
partida el libro del Apocalipsis “revelación profética que desvela a la comunidad
creyente el sentido escondido y profundo de los acontecimientos” (nº 5).
196
Cfr. O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL, Cristianismo, Iglesia y Sociedad en España, 1950-2000 (Madrid
1999), pp. 400 y 406.
197
Cfr. Ecclesia in Europa (Madrid 2003).
198
Cfr. Pastores gregis (Madrid 2003).
199
El título de la convocatoria sinodal reza así: El Obispo, servidor del Evangelio de Jesucristo para la
esperanza del mundo
dimensiones de la misión, el anuncio (cap. IIIº), la celebración (cap. IVº), el
servicio (cap. Vº), para terminar proponiendo el Evangelio de la esperanza para
una nueva Europa (cap. VIº).
Más aún, los obispos europeos afirman con claridad que “es necesario un
nuevo anuncio incluso a los bautizados porque muchos bautizados no saben qué
es el cristianismo, viven como si Cristo no existiera, se han dejado contagiar por
el espíritu de un humanismo inmanentista, etc, y, por ello, la tarea por hacer no
será tanto bautizar a los nuevos convertidos, cuanto guiar a los bautizados a
convertirse a Cristo y a su Evangelio” (nº 47).
Los padres sinodales afirman con rotundidad que “la actual situación
cultural y religiosa de Europa exige la presencia de católicos adultos en la fe y de
comunidades cristianas misioneras que testimonien la caridad de Dios a todos los
hombres. El anuncio del Evangelio de la esperanza comporta, por tanto, que se
promueva el paso de una fe sustentada por costumbres sociales, aunque siempre
apreciables, a una fe más personal y madura, iluminada y convertida” (nº 50).
Para ello será necesario “que las comunidades cristianas se movilicen para
proponer una catequesis apropiada a los diversos itinerarios espirituales de los
fieles en las diversas edades y condiciones de vida, previendo también formas
adecuadas de acompañamiento espiritual y de redescubrimiento del propio
bautismo” (nº 51).
Síntesis teológico-pastoral
2ª) La Vigilia de Pentecostés del año ´96, abrió en la Iglesia un tiempo que
va estar caracterizado por la emergencia y presencia de los Movimientos
eclesiales y nuevas Comunidades en algunos de los eventos eclesiales más
significativos y pastoralmente más relevantes en este septenario temporal, que va
a ser denominado como el tiempo de una nueva primavera.
4ª) Será el Papa Juan Pablo II quien definirá desde un punto de vista
teológico y pastoral el alcance de la llamada espiritualidad de la comunión,
invitando a toda la Iglesia a ser casa y hogar de comunión entre todos sus
miembros, entre todas sus realidades. Los obispos están llamados a ser los
garantes de la unidad y de la comunión, de este modo viviendo como hombres de
esperanza y reflejando en el propio ministerio la eclesiología de comunión y
misión serán verdaderamente motivo de esperanza para su grey.
6ª) Junto a la relevancia que en estos años van a tener los Movimientos
eclesiales y las nuevas Comunidades, un documento que va ayudar a toda la
Iglesia a seguir avanzando por el camino de la evangelización y de la catequesis,
será la promulgación del Directorio General para la Catequesis del año ´97. No
sólo ha sido y es un inestimable servicio al ministerio catequético de la Iglesia,
sino que como hemos visto, también ha ayudado a orientar la identidad eclesial
de no pocas de las nuevas realidades comunitarias que por estos años estaban
intentando perfilar su estatuto de identidad eclesial. En el Directorio se afirmará
que para favorecer un proceso permanente de conversión, se necesita una
comunidad de base o fundante. Para favorecer tal proceso, se necesita una
comunidad cristiana que acoja a los iniciados para sostenerlos y formarlos en la
fe. Y se tiene muy presente que la vida cristiana en comunidad no se improvisa y
hay que educarla con cuidado.
1. Razones de un redescubrimiento
No obstante esta unidad destacada durante los primeros siglos, admite también
diversidad de tradiciones e incluso de estructuras iniciáticas, sobre lo que no
podemos detenernos en este momento, distinguiéndose claramente la tradición
Occidental y la Oriental.
Esta introducción se hace mediante etapas significadas por los ritos del
Catecumenado que vienen desarrollados en el Ritual. Un camino que comienza
con el Rito de Entrada en el Catecumenado y culmina con la recepción de los
sacramentos. Sin embargo, el Ritual no se reduce a ser un momento ritual-
celebrativo, en él se hallan las claves que deben llenar de contenido la catequesis,
los ritos que han de ir jalonando el proceso y la vida evangélica que ha de ir
expresando el cambio de vida, todo ello formando parte de un dinámico itinerario
catecumenal.
Tratamos de ofrecer una breve síntesis selectiva, que nos sirva como elemento
de comparación con lo que sucede en España. Por ello nos fijamos en algunos
países más significativos de Europa200.
200
Se comprende que esta referencia es reducida, conscientes de que existen otros muchos ejemplos de recepción
que merecerían la pena reseñar. Para un ensachamiento de esta perspectiva, ver D. BOROBIO, Catecumenado
para la evangelización, o. c., pp. 75 ss.
201
Una bibliografía al respecto:CNPL. Service National du catéchuménat. “Guide pastoral du Rituel de
l’initiation chrétienne: Guide Célébrer 8 (2000); M.L. Condal, Initiation chrétienne. Bapteme,
confirmation,eucharistie, Centurion, París 1989 (existe traducción española); Id., Entrer dans la foi aujourd’hui:
commencer et recommencer: Lumen Vitae 46 (1991) 71-84; H. Bourgeois, Théologie catéchuménale. A propos
de la “nouvelle” evangelisation, Cerf, París 1991; Id., Redécubrir la foi. Les recomencants, Desclée de Brouwer,
toda Francia en los años 1960, creándose ya en 1964 el “Centro Nacional del
Catecumenado”. La recepción del Catecumenado tal como lo propone el mismo
Vaticano II y el RICA no sólo ha sido extensa y positiva, sino que ha supuesto
para la pastoral de iniciación en Francia una confirmación y una continuidad, no
obstante algunas crisis vividas202. La Iglesia oficial francesa en sus diversos
documentos relativos a la iniciación, da especial preferencia al Catecumenado203.
Francia es sin duda el país europeo donde el Catecumenado prebautismal tiene
más extensión y vigencia (hay unos 11.000 catecúmenos en la actualidad), siendo
un referente para el resto de los países europeos.
París 1993; A. Fayol-Fricout- A. Pasquier-O. Sarda, L’initiation chétienne, démarche catéchumenale, Desclée de
Brouwer, parís 1991 Groupe Thomas-Pascal, Catéchese catéchuménale.Parcours pour adultes et jeunes, Lyon
1992; Id., Pour une memoire catéchuménale. Petite histoire du catéchuménat francais 1950-1992, París 1992;
AA.VV., Photografie du catéchuménat en France 1993-1994. Enquête sociologique, Bayard Presse, Janvier
1994; AA.VV., Le baptême: Catéchèse: 2 (1997); C. Floristán, Para comprender el catecumenado, Estella 1989,
pp. 86-93: “Renovación del catecumenado en Francia”.
202
A. Fayol-Fricout- A. Pasquier-O. Sarda, L’initiation chétienne, o.c.
203
Por ejemplo: Commision épiscopale de Liturgie. Pastorale sacramentelle, I. Les sacrements de l’initiation
chrétienne et le mariage, París 1996.
204
Véase el estudio de las diversas publicaciones con sus diversas tendencias , por ejemplo, en P. Caspani,
“Iniziazione cristiana” e “catecumenato”: semplicemente sinonimi?: Scuola Cattolica 127 (1999) 261-312.
Cf. También anteriormente: S. Lanza, Il catecumenato in Italia. Prospettive di rinovamento pastorale, RCI
(Rivista del Clero Italiano) 76 (1995) 485-503; AA. VV., Catecumenato e iniziazione cristiana: Rivista di
Pastorale Liturgica 196 (1996) 3-53.
205
CEI, Consiglio Episcopale Permanente, Il catecumenato oggi in Italia: adulti verso il battesimo. Strumento
di lavoro per un servicio al catecumenato, Roma 1994. Pero más importante es el documento de la CEI,
L’iniziazione cristiana. 1. Orientamenti per il catecumenato degli adulti (30 de marzo de 1997), Roma 1997;
206
Puede verse, por ejemplo, en CEI, Evangelizazione e testimonianza della caritá. Orientamenti pastorali del
Episcopato Italiano per gli anni ’90, Roma 1990; Id., Direttorio di pastorale familiare per la Chiesa in Italia,
Roma 1993.
influencia de los planteamientos pastorales de otras Iglesias, llevan a un deseo de
restauración del Catecumenado207. Desde 1980 se han realizado y han aparecido
diversos estudios sobre el Catecumenado, sobre todo por parte de la Delegación
Central de Pastoral y del Secretariado de Liturgia para el habla alemana. A partir
de 1992 la Delegación Central de Pastoral promovió un grupo de trabajo sobre el
“Catecumenado”, donde han tenido gran influencia las investigaciones de F.P.
Tebartz van Elst sobre el Catecumenado en Norte América y sus aplicaciones al
área alemana208. En 1997 la Conferencia Episcopal Alemana, a través de las
mismas instituciones de Pastoral y Liturgia publicó “Adultos en el camino hacia
el bautismo, de. M. Ball, München 1997. Y una propuesta posterior más concreta
se publica el año 2000 “Adultos preguntan por el bautismo. Un material
catequético litúrgico para la realización del catecumenado”209. Esta
preocupación y recepción teórica tardía, no va acompañada, sin embargo, hasta
el momento, de una recepción práctica correspondiente.
207
Una cronología sobre la evolución del catecumenado en Alemania puede verse en A. Waibel-F.P. Tebartz
van Elst, “Feier der Eingliederung in die Kirche”, en B. Kranemann – E. Nagel – E. Nübold, Heute Gott
feiern, Freiburg 1999, 182-186. También en el informe del actual Director del Instituto Alemán de Liturgia
Eberhard Amon, Panorama der christlichen Initiation: gestern und heute, Fatima 2001 (Ad usum privatum).
208
Su tesis doctoral sobre Der Erwachsenenkatechumenat in den Vereinigten Staaten von Amerika. Eine
Anregung für die Sakramentenpastoral in Deutschland (Múnsteraner Theologische Abhandlungen 28),
Altenberge 1993. Posteriormente el autor ha publicado diversos trabajos al respeto, por ejemplo: “Die
Wiederbelebung des Erwachsenenkatechumenats: Konzepte, Erfahrungen, Perspektiven”, en P.M. Zulehner – H.
Auf der Maur – J.Weismayer, Zeichen des Lebens. Sakramente im Leben der Kirchen – Rituale im Leben der
Menschen, Ostfildern 2000, 262-290.
209
De. Ernst Werner, DKV, München 2000.
210
Una bibliografía al respecto: A. Tatiana Sanon-R. Luneau, Enraizar el evangelio. Iniciaciones africanas
ypedagogía de la fe, Madrid 1994; B. Muzungu, Le dieu de nos Pères, t. I,II,III, Les Presses Lavigerie, Bujumbura
1974-1975; D. Nothomb, Un humanisme africain. Valeurs et pièrres d’attente, Ed. Lumen Vitae, Bruselas 1965;
M. Combarros Miguelez, Dios en Africa. Valores de la tradición Bantú, Madrid 1993; J. Van der Meersch, Vers
un catéchuménat rénove selon le Concile, Ed. del Centro Internacional de Pastoral y Catequesis, Butare 1968-
1971; AA.VV., L’Eglise du Rwanda vingt ans après le Concile Vatican II, Ed. Pallotti-Presse, Kigali 1987;
AA.VV., Une expérience africaine d’inculturation. Théologie-Anthropologie, Ed. N.D. Cotonou, París 1992.
América211. La fuente de información más completa que tenemos es la tesis
doctoral de citado F.P. Tebartz van Elst212. En este país, de 252 millones de
habitantes, de los que 60 millones son católicos, distribuidos en 188 diócesis.
puede decirse que al menos dos tercios de las parroquias han vivido experiencias
catecumenales. La publicación del RICA y su traducción al inglés en 1974,
encontró en los Estados Unidos un clima social especial: el llamado “Catholic
moment in American Culture” (momento católico en la cultura americana). Este
clima, unido a un número alto y constante de conversos y solicitantes del
bautismo, y a un aprecio a las comunidades católicas como lugares de referencia,
llevó a prestar una especial atención a la pastoral de iniciación y al mismo
catecumenado propuesto por el RICA. El intercambio de experiencias a nivel
interdiocesano condujo a definir mejor los fines y los medios de la iniciación. En
1981 tiene lugar una Conferencia en Estes Park (Colorado) en la que se crea el
"North American Forum on the Catechumenate" (Foro para la coordinación del
desarrollo del OICA en las parroquias de Estados Unidos). De este Foro nacerá
una adaptación más precisa y coordinada del RICA, que tendrá en cuenta no sólo
los no bautizados, sino también los conversos válidamente bautizados.
Finalmente, en 1986 la Conferencia Episcopal aprobó el RICA para los Estados
Unidos, con el título: "Rite of Christian Initiation of Adults", lo que fue
confirmado por Roma el 1 de septiembre de 1988. En adelante, esta será la única
y obligatoria forma de iniciación de adultos en las parroquias estadounidenses.
En este ritual: Se considera el caso de los bautizados que vienen de otras
confesiones; se promueve no sólo la formación de Catequistas y animadores, sino
también su experiencia catecumenal, siguiendo las fases diversas. Esto hace que
descubran la identidad de su fe, y se capaciten para conducir el proceso, para
considerarse "Iglesia en proceso".
En lo que se refiere a Latinoamérica, la recepción del Catecumenado
propuesto por la reforma del Vaticano II y el RICA puede decirse que ha sido
reducida y lenta (a excepción de la implantación y fecundidad del Camino
211
Una bibliografía al respecto: B. Fischer, Das Amerikanische Beispiel. Die Rezeption des Ritus
derEewachsenen-Initiation von 1972 in den Vereinigten Staaten: Liturgisches Jahrbuch 37 (1987) 66-74; F. P.
Tebartz van Elst, Der Erwachsenen-Katechumenat in den Vereinigten Staaten von Amerika. Eine Anregung für
die Sakramentenpastoral in Deutschland, Altenberge 1993; Id., Die Wiederbelebung des
Erwachsenenkatechumenates in den USA und seine pastoralliturgischen Anregungen für die Kirche in
Deutschland: Liturgisches Jahrbuch 44 Jahr (1994) 67-78; Id., Erwachseneninitiation in den USA: Diakonia 24
(1993) 279 ss.; W. A. Anderson, Journeying throuth the RICA, Dubuqye, Iowa 1984; K.A. Boyack, A Parish
Guide of Adult Initiation, Nueva York 1979; Murphy Center for Liturgical Research, Made, not born.New
Perspectives on christian Initiation and the Catechumenate, Notre Dame-Londres 1980; W.J. Reedy, Becoming
a Catholic Christian. A Symposium on Christian Initiation, Nueva York-Chicago-Los Angeles 1979; Id.,
Christian Initiation Resources Readers, Nueva York 1984.
212
Nota anterior 55: Der Erwachsenenkatechumenat in den Vereinigten Staaten von Amerika, Altenberge 1993.
Un resumen de la misma en la revista Liturgisches Jahrbuch 44 Jahr (1994) 67-88. Un resumen de la estructura y
peculiaridades del catecumenado en EE. UU., en D. BOROBIO, Catecumenado para la evangelización, o. c., 96-
113.
Neocatecumenal en la mayor parte de las diócesis de América Latina), con
características peculiares dada la situación cultural y religiosa de los diversos
países. De hecho, llama la atención que en los grandes documentos del
Episcopado latinoamericano ocupe un lugar destacado el tema de la
evangelización o nueva evangelización, pero que a ello no se una de forma
explícita y amplia el tema del Catecumenado213. Cierto que se habla de catequesis
permanente, o de “itinerario continuado”214, pero no se piensa directamente en el
Catecumenado215. Sin embargo, los procesos en “pequeñas comunidades” o en
“comunidades eclesiales de base” han cumplido de hecho las funciones de un
verdadero Catecumenado. Algunas conferencias Episcopales, como la brasileña,
se plantearon ya desde los años ’70 la cuestión de la iniciación cristiana, y por
tanto también en alguna medida la del catecumenado216. Algún movimiento, como
el SINE o “Sistema de evangelización integral”, promovido por el A. Navarro en
México en todo Latinoamérica, tiene una verdadera estructura y dinámica
catecumenal, desde una insistencia en la evangelización (o precatecumenado), en
la participación de la parroquia o comunidad en el proceso evangelizador, en la
necesidad de promover los ministerios laicales, realizar todas las dimensiones de
la misión equilibradamente, y sectorizar el terreno para una evangelización
concreta y eficaz217.
213
ll Nos referimos a las Conferencias de Medellín, Puebla, Santo Domingo sobre todo.
214
En el documento de Santo Domingo, Nueva evangelización, promoción humana, cultura cristiana, PPC,
Madrid1993, n. 49 se dice: “La nueva evangelización debe acentuar una catequesis kerigmática y
misionera…Nuestra catequesis ha de tener un itinerario continuado que abarque desde la infancia hasta la edad
adulta, utilizando los medios más adecuados para cada edad y situación”.
215
Teólogos pastoralístas y Catequistas itinerantes de las Comunidades Neocatecumenales han constatado en
diversos encuentros con párrocos y catequistas de Latinoamérica que muchos sacerdotes todavía no conocen el
Ritual de la iniciación cristiana de adultos, en parte debido a que ha sido traducido muy tardiamente.
216
Episcopado Brasileño, Pastoral dos sacramentos da inicicao Cristá, Sao Paulo 1974; J. Lachnitt, Desafíos
para a iniciacao cristá a partir da iniciacao War’a: Revista de Liturgia 3 (1990) 93-96; A.F. Lelo, La
inculturaciòn en Brasil del Ritual de iniciación cristiana de adultos, Universidad Pontificia. Faculktad de
Teología, Salamanca 1994.
217
A. Navarro, Parroquia evangelizadora. Sistema integral de la nueva evangelización, México 1994; Id.,
Evangelización. Kerigma, México 1974; Id., El anuncio kerigmático. Por si mismo, sólo y todo, México 1994.
El Catecumenado es uno de los elementos de iniciación más antiguos,
originales e importantes de la Iglesia, cuya renovación actual condensa de forma
muy sintomática el modelo eclesiológico al que hoy se aspira, y la calidad de
cristiano que en nuestros tiempos se espera. Se entiende por "Catecumenado" (de
"katejein" = instruir de palabra), en su sentido más clásico, la instrucción
iniciática de carácter catequético-litúrgico-moral, creada por la Iglesia de los
primeros siglos, con el fín de preparar y conducir a los convertidos adultos, a
través de un proceso espaciado y dividido por etapas, al encuentro pleno con el
misterio de Cristo y con la vida de la comunidad eclesial, expresado en su
momento culminante por los ritos bautismales de iniciación: bautismo, ritos
postbautismales, eucaristía que, normalmente presididos por el obispo, se
celebran en la vigilia pascual.
En principio, los objetivos del Catecumenado no pueden ser otros que los
de la iniciación cristiana global, que recordamos brevemente:
Pues bien, eso mismo debe ser el Catecumenado hoy: un proceso que
compromete la vida, que lleva a revisar las actitudes y actos en un esfuerzo de
transformación según el evangelio y sus exigencias rectamente interpretadas por
la Iglesia. No se trata de una insistencia en normas morales, desde una visión más
bien rigidista de la Iglesia y negativa del ser cristiano. Se trata más bien de una
insistencia en el ideal evangélico, sin olvidar sus exigencias en la vida personal,
social, económica, política.
La Parroquia
“El pueblo de Dios representado por la Iglesia local siempre debe entender
y mostrar que la iniciación de los adultos es cosa suya y asunto que atañe a todos
los bautizados...Por tanto, debe ayudar a los candidatos y a los catecúmenos
durante todo el período de la iniciación” (RICA 41). Toda la comunidad está,
pues, interesada y comprometida en la acción catecumenal y la preparación al
sacramento de la confirmación. Su intervención puede manifestarse: en el apoyo
moral, el testimonio vivo de sus miembros, la oración comunitaria por los
catecúmenos, la participación en la preparación de las catequesis y en las diversas
celebraciones... En la medida en que la comunidad acoja y colabore con los
catecúmenos, en esa medida aparecerá claro ante ellos el carácter eclesial de la
iniciación y de la confirmación. Y en esa medida la iniciación conducirá a la
renovación de la misma vida de la comunidad y de su misión en el mundo.
Los padrinos
Los catequistas
Los sacerdotes
El obispo
Aún reconociendo las notables diferencias que existen entre los diversos
"modelos catecumenales" que se proponen ("comunidades neocatecumenales",
catecumenados de adultos...), cabe resaltar algunos elementos comunes
diferenciantes del Catecumenado "estricto" y "propio". Aquí se trata de un
Catecumenado para la re-iniciación, pero fuera del tiempo iniciático que marca
la celebración de los sacramentos. Es un Catecumenado que tiende a "reparar"
aquello que en otro momento debió haberse hecho, y no se hizo. Este
Catecumenado está sí referido a los sacramentos de iniciación, pero no culmina
en la celebración sacramental irrepetible de ninguno de ellos, sino sólo con su
renovación. Los objetivos son idénticos a los que persigue el Catecumenado, pero
la realización, los medios y el ritmo, el contenido y la duración... son diversos. Se
trata, pues, de un "Catecumenado" en sentido análogo y amplio. No obstante, los
neocatecumenados o catecumenados de adultos siempre serán necesarios para
autentificar la iniciación sacramental, y para renovar la fe personal y la
comunidad cristiana.
h) Canto a la esperanza
No obstante estas dificultades, hay que decir que los esfuerzos y frutos del
Catecumenado en la Iglesia Universal, con sus variantes, han sido y siguen siendo
muy importantes. Creemos que es una verdadera bendición de Dios el
redescubrimiento del Catecumenado, como institución más originaria y adecuada
para la evangelización y la iniciación cristiana. Estamos convencidos de que la
restauración del Catecumenado, como uno de los elementos esenciales de y para
la iniciación o para la plenificación iniciatoria, es uno de las mejores aportaciones
del Vaticano II, y de la Iglesia, en orden a la autentificación de su vida y a la
renovación de la comunidad cristiana. Cuando miles de jóvenes y adultos intentan
seguir un proceso catecumenal; cuando miles de miembros de las comunidades
dedican sus mejores esfuerzos a la renovación de la fe de estos jóvenes y adultos,
sea en una u otra situación; cuando se descubre que realmente el anuncio de la
Buena Nueva sigue teniendo su fuerza y que el Espíritu actúa..., no hay motivo
para la desesperanza, aunque el ideal siempre esté por conseguir. Al contrario, es
una ocasión para la esperanza, porque algo nuevo está naciendo.
218
Catecumenado para la evangelización, p. 9.
219
Ib., p. 5.
220
Cfr. Catecumenado en la Iglesia (Valencia 1998), p. 17.
comunidades, del modo concreto de vivir la relación Iglesia-mundo y fe-
cultura221.
221
"Los procesos de reiniciación son hoy una necesidad y deben ser apoyados con entusiasmo y creatividad,
sabiendo que inciden sobre todo en el ámbito de la pastoral y que son un test elocuente de la capacidad de la
Iglesia de hoy de lanzar iniciativas de CA en clave de maduración. Los catecúmenos y los reiniciados son un don
y una chance para la Iglesia, que se enriquece así con su experiencia y con su nuevo modo de vivir la fe. Es
importante, por lo tanto, no entender estos procesos en clave de conservación o restauración". Cfr. E.
ALBERICH/A. BINZ, Formas y modelos de catequesis de adultos, p. 54.
222
“En nuestras Iglesias necesitamos nuevamente descubrir los cimientos del cristianismo, y de aquí partirá el
servicio que deseamos ofrecer con renovada confianza a la humanidad del tercer milenio. Iniciación cristiana,
catecumenado, catequesis misionera, actuación apostólica con inspiración catecumenal... parecen ser los
´métodos`básicos para llevar a cabo la misión pendiente”. Cf. Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, Iniciación
cristiana y nueva evangelización (Bilbao 1992), p. 17.
223
Cfr. Teoría de los principios teológicos (Barcelona 1985), p. 28.
224
Cfr. CARTA PASTORAL DE LOS OBISPOS DE PAMPLONA Y TUDELA, BILBAO, SAN SEBASTIÁN
Y VITORIA, Creer en tiempos de increencia (1988); Evangelizar en tiempos de increencia (1994); C.
FLORISTÁN, Para comprender la evangelización; CEE, Una Iglesia esperanzada. Plan Pastoral 2002-200, nnº
4-11.
a veces muy ambiguas, que conllevan un replanteamiento radical de las propias
opciones de vida; la complejidad y el pluralismo de nuestra sociedad, que coloca
la visión cristiana de la vida en régimen de competencia, en medio de muchas
opciones posibles.
225
Para los obispos vascos "la iniciación a la fe es el gran reto para muchas parroquias... el futuro de nuestras
Iglesias se juega, en buena parte, en esta iniciación a la fe... Nuestras Iglesias diocesanas se han de plantear ya el
estudio y desarrollo de una pastoral catecumenal orientada directamente a ofrecer una respuesta adecuada a
personas no bautizadas o totalmente alejadas que, sin embargo, en estos momentos preguntan por Dios. Cfr.
CARTA PASTORAL DE LA CUARESMA - PASCUA DE RESURRECCIÓN, 1997: Al servicio de una fe más
viva, nº 90. Y, más recientemente acaban de afirmar que “Necesitamos un proceso de iniciación... No se puede
iniciar en masa. Este delicado proceso está reclamando una atención individual y personalizada”. Cfr. CARTA
PASTORAL DE CUARESMA-PASCUA, 2003: Vivir la experiencia de la fe, p. 26.
226
Nuestros obispos han afirmado que consideran “que la restauración del catecumenado en nuestras iglesias es
una oportunidad que Dios nos concede para la renovación de la vida de la Iglesia y una ocasión para mostrar a
todos la fe que ella ha recibido (cf. LG 1; IC 3). A su vez, la Iglesia se ve renovada y enriquecida por los nuevos
creyentes que son siempre un signo de vitalidad del Evangelio”. Cfr. OPC, nº 5.
3ª) La praxis tradicional de la iniciación cristiana a partir del Bautismo de
los niños debe ser repensada y reformada a la luz del modelo catecumenal227, que
debe recuperar su papel normativo e inspirador. Si se ha proclamado oficialmente
que el catecumenado de adultos es modelo de toda catequesis, hoy es necesario
afirmar también que el catecumenado de adultos constituye el modelo de todo
proceso de Iniciación cristiana.
227
Para un experto como H. BOURGEOIS el espacio catecumenal se convierte en un verdadero lugar teológico,
un lugar de reformulación de la fe y de elaboración teológica. Ver en este sentido la fundamentación de este
planteamiento en Théologie catéchuménale (Paris 1991).
228
"La actividad catequística de nuestro tiempo debe subrayar el carácter y la inspiración catecumenal propios de
la catequesis. Si la missio ad gentes es paradigma de toda la actividad evangelizadora en cada uno de sus diversos
momentos, el catecumenado bautismal es modelo e inspiración de la actividad catequizadora particularmente con
referencia a la catequesis de iniciación". Cfr. Comunicado del Congreso catequístico internacional-1997, p. 8.
229
el retorno actualizado al catecumenado antiguo" . El catecumenado
representa ciertamente una gran oportunidad y riqueza para la Iglesia, para las
comunidades cristianas, para el dinamismo de la fe. Su potenciación responde a
uno de los retos más urgentes para el futuro de la fe en el mundo actual.
230
de los signos de Dios , se han dado cita la percepción del principio local
229
Cfr. DCG (1997), p. 13.
230
El fenómeno de las pequeñas comunidades, o comunidades de base es un fenómeno típico de la Iglesia
postconciliar que surgió un poco por todas parte” como reconocía Pablo VI en EN, nº 58.
cristianas, la cercanía frente al anonimato y despersonalización padecidas por el
231
hombre actual .
232
de comunidades y de movimientos” .
231
Los obispos latinoamericanos han señalado que si la parroquia se renueva desde el principio comunitario
podrá formar a la gente en comunidades, ofrecer auxilio a la vida de familia, superar el estado de anonimato,
acoger y ayudar a que las personas se inserten en la vida de sus vecinos y en la sociedad”. Cfr. Ecclesia in America
(Madrid 1999), nº 41b.
232
Ibidem.
233
la naturaleza misma de la parroquia” . Algunos años más tarde,
234
fe radicalmente vivida” .
233
Cfr. En la Parroquia de Santa María Goretti, 31 de Enero de 1988: L´Osservatore romano (1-2 Febrero 1988).
234
Cfr. Mensaje a los Obispos de Europa reunidos en Viena (12 de Abril de 1993).
235
Cfr. Llamados a la vida, (Barcelona 1988), pp. 146-147.
experiencia de desarraigo, anonimato e injusticia, con la consiguiente pérdida de
identidad y del sentido de la dignidad humana (...) Hace falta una experiencia
nueva y más profunda de la comunidad en Cristo, que es la única respuesta eficaz
y duradera a una cultura marcada por el desarraigo y el anonimato”236.
236
Cfr. El desarrollo de las grandes ciudades plantea graves problemas pastorales a la Iglesia: L´Osservatore romano (14
de mayo de 1999), p. 2. A la problemática pastoral de cómo evangelizar la cultura urbana ha querido responder el último
Sínodo de Obispos de América que han llegado a afirmar que no hay que dejar que el anonimato de las ciudades invada
nuestras comunidades eucarísticas. Hace falta encontrar nuevos métodos y nuevas estructuras para construir puentes entre las
personas, de modo que se realice realmente la experiencia de acogida mutua y de cercanía que la fraternidad cristiana requiere.
Podría ser que esta experiencia, y la catequesis que debe acompañarla, se realice mejor en comunidades más pequeñas, como
se aprecia en la Exhortación postsinodal: “Una clave de renovación parroquial, especialmente urgente en las parroquias de las
grandes ciudades, puede encontrarse quizá considerando la parroquia como comunidad de comunidades... Ellas son el marco
más fácil para escuchar la palabra de Dios, para reflexionar a su luz sobre los diversos problemas humanos y madurar opciones
responsables inspiradas en el amor universal de Cristo”. Cfr. Ecclesia in América, nº 41. El Papa Juan Pablo II ha desarrollado
esta misma perspectiva en dos alocuciones en relación con la CNC: “El Camino Neocatecumenal, en el que maduran los
itinerantes y las familias misioneras, puede responder a los desafíos del secularísmo, de la difusión de las sectas y de la escasez
de vocaciones. La reflexión sobre la palabra de Dios y la participación en la Eucaristía hacen posible la vitalidad de la parroquia
mediante cristianos maduros capaces de dar testimonio de la verdad con una fe radicalmente vivida”. Cfr. Mensaje a los
miembros del CN: El Camino Neocatecumenal puede responder a los desafíos del secularísmo, las sectas y la escasez de
vocaciones: Ecclesia, nº 2.632 (15 de mayo de 1993), p. 31; y un año más tarde volvía a afirmar: “Estas comunidades ayudan
a experimentar la Iglesia como cuerpo de Cristo, en el que, mediante los signos sacramentales, Dios extiende su acción salvífica
a los hombres de toda generación, sobre todo a las familias”. Cfr. Un ejemplo de nueva evangelización: L´Osservatore romano
(21 de enero de 1994), p. 20.
237
Cfr. P.A. LIEGE, o. cit., p. 9. En esta perspectiva ver G. LOHFINK, La Iglesia que Jesús quería. Dimensiones comunitarias
de la fe cristiana (Bilbao 1998).
238
Ibid., p. 104.
praxis del Neocatecumenado, al ser vivido en pequeñas comunidades, ayuda
enormemente a vivir la comunitariedad de la fe como un don: “La educación a la
vida comunitaria es una de las tareas fundamentales de la iniciación cristiana. El
Neocatecumenado educa a ella de modo gradual y constante mediante la inserción
en una pequeña comunidad, cual cuerpo de Cristo resucitado, abierta a la vida de
la comunidad parroquial y de toda la Iglesia” (SCN, art. 15&1).
Sin embargo, hay que reconocer que en esta dimensión nos encontramos
todavía ante una transición en gran medida pendiente: pasar de una forma de
Iglesia como organización de servicios religiosos (por ello pudo ser identificada
la Iglesia con el Papa, los Obispos, los sacerdotes, los frailes y las monjas) a otra
forma de Iglesia como comunidad, donde todos seamos miembros activos,
conscientes de la dignidad cristiana, dispuestos a dar personalmente razón de la
esperanza, responsables en los trabajos del Evangelio. La acentuación de la
comunitariedad, que reclama como necesario correlato la acentuación de la
personalidad de cada uno, es de esta manera condición para la nueva
evangelización. La comunidad no es refugio de intimidados, sino hogar de
adultos. Para que la vida cristiana sea vivida verdaderamente en cristiano, ha de
ser vivida en comunidad239.
239
Mons. RICARDO BLÁZQUEZ afirma con rotundidad que “necesitamos recuperar la verdad de la Iglesia como
congregación, como comunidad (...) Sin comunitariedad la Iglesia pierde su misma identidad; se difuminan sus contornos, se
generaliza su concreción, se dilapida su fuerza, se afloja su densidad”. Cfr. “Dimensión eclesial de la identidad cristiana”, en
Jesús si, la Iglesia también, p. 311.
agregación eclesial que nace de la celebración eucarística dominical”240. La
asamblea eucarística es la fuente propia de la comunidad parroquial. Más aún, en
la visión que el Concilio tiene de la Eucaristía se afirmará, además, que “no se
construye ninguna comunidad cristiana si ésta no tiene su raíz y centro en la
celebración de la sagrada Eucaristía. En ella, por tanto, ha de empezar toda la
formación en el espíritu de comunidad”(PO, nº 6).
242
Cfr. Congreso Parroquia Evangelizadora, (Madrid 1988). En la 1ª Ponencia del Congreso nos encontramos con una
lectura pastoral de los datos del análisis sociológico que se había hecho a partir de la encuesta preparatoria. Es muy significativo
reseñar la complementariedad que se ha ido produciendo en las parroquias de las diócesis españolas entre parroquia - pequeñas
comunidades y los movimientos apostólicos: “El sentido comunitario de la parroquia va en aumento: un 53% afirman que la
estructura general de la parroquia es comunitaria” (...) También crece el número de parroquias concebidas como una comunión
de pequeñas comunidades diversas o que de hecho albergan en su seno algún tipo de comunidades: populares (un 4,2%),
neocatecumenales (un 10%), y otras pequeñas comunidades (un 27%)”. Cfr. Congreso, p. 65. De cara a renovar nuestras
parroquias, se afirma que éstas “no pueden ponerse al servicio de la evangelización, si no van transformándose de centros de
servicios religiosos en comunidades vivas de creyentes, es decir, en ámbitos donde los cristianos puedan vivir realmente la
experiencia de la fraternidad cristiana” (Ibid, p. 147). Ver J. HIGUERAS, Hacia la parroquia del Tercer Milenio (Madrid
2000).
amor; estas comunidades son verdaderas expresiones de la comunión eclesial y
centros de evangelización, en comunión con sus pastores”243.
Ahora bien, este nuevo modelo de Iglesia, que puede ser definido como
comunidad de comunidades, tiene sus riesgos y comporta interiormente sus
limitaciones244. De aquí la importancia de la Parroquia como lugar de comunión.
La Parroquia concebida como comunidad de comunidades se situaría en la línea
del ministerio de la unidad y de la comunión, siendo ella misma garantía de la
intercomunión entre diversas comunidades eclesiales. Puesta a su servicio, está
llamada a ofrecerles, además del lugar de culto, locales adecuados para sus
reuniones y una estructura básica capaz de coordinar iniciativas y hacer efectivo
un trabajo común. La Parroquia así concebida será la encargada de evitar la
disgregación de los grupos, pero sin imponerles una disciplina monovalente.
243
Cfr. Christifideles laici, nº 26. Algunos años más tarde, en 1991, Juan Pablo II sostendrá que “estas comunidades
descentralizan y articulan la comunidad parroquial a la que permanecen siempre unidas, se enraízan en ambientes populares y
rurales, convirtiéndose en fermentos de vida cristiana, de atención a los últimos, de compromiso en pos de la transformación
de la sociedad. En ellas cada cristiano hace una experiencia comunitaria, gracias a la cual también él se siente elemento activo,
estimulado a ofrecer su colaboración en las tareas de todos. De este modo, las mimas comunidades son instrumento de
evangelización y de primer anuncio, así como fuente de nuevos ministerios”. Cfr. Redemptoris missio, nº 51.
244
Mons. RICARDO BLÁZQUEZ las ha señalado: “1ª) Cada comunidad no puede estar desconectada de otras comunidades
ni de la Iglesia universal; 2ª) La vida eclesial en comunidad pequeña no puede llevar consigo una automarginación de la vida
pública; 3ª) Puede existir el peligro de que la intensidad de la vida comunitaria asfixie a la persona”. Cfr. Jesús sí, la Iglesia
también, pp. 312-313. En esta perspectiva ver la profunda reflexión de I. ZIZIOULAS, El ser eclesial. Persona, comunión,
Iglesia ( Salamanca 2003).
245
Cfr. JUAN PABLO II, Christifideles laici. Los fieles cristianos, nº 61. En el Mensaje final el Sínodo había recogido la
definición de nueva parroquia como comunidad de comunidades. Cfr. Mensaje de los padres sinodales al Pueblo de Dios, nº
10: Vida Nueva, nº 1606/7 (7/14 noviembre de 1987), p. 69.
La Parroquia podrá llamarse y ser en verdad comunidad de comunidades si
es capaz de crear a su alrededor todo un tejido de grupos de talla humana
adecuadamente interrelacionados entre sí y con ella misma. Esta nueva
concepción de Parroquia ya ha sido asumida por la CEE: “La concepción de la
parroquia como comunidad de comunidades nos parece, a la vez perfectamente
viable, sumamente adecuada a los condicionamientos del hombre y de la sociedad
de hoy, y extraordinariamente beneficiosa para el crecimiento profundo y
verdadero de la Iglesia. Decimos esto teniendo presentes los resultados de las ya
numerosas experiencias constatadas así como las excepcionales condiciones que
las pequeñas comunidades están mostrando para estimular la autenticidad y la
comunión eclesial”246.
246
Cfr. Servicio pastoral a las pequeñas comunidades cristianas, nº 46. Ver también La catequesis de la Comunidad, nº 280.
247
Cfr. J. BESTARD, art. cit., p. 664.
248
Cfr. Cambio estructural de la Iglesia (Madrid 1974), p. 140. Ya por aquellos años el teólogo alemán hacía este tipo de
afirmaciones: “La Iglesia del futuro deberá construirse y crecer desde su base natural comunitaria. ´Iglesia desde la base`,
fundamentada en auténticas ´comunidades de base`, de libre iniciativa y asociación, unidas en comunión con el Obispo y con
la Iglesia particular diocesana” (pp. 140-145).
gradual y consciente mediante la inserción en una pequeña comunidad abierta a
la vida de la comunidad parroquial y de toda la Iglesia” (SCN, art. 15&1).
249
no es tanto hacer “programas nuevos” , cuanto vivir la novedad
250
nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva” . Para
249
Cfr. JUAN PABLO II, Carta Apostólica Novo Millennio Ineunte (6-1-2001), nº 29.
250
Cfr. Carta Encíclica Deus caritas est (25-12-2005), nº 1
catecumenal, como el medio más apto y probado para la iniciación y reiniciación
cristiana y para la renovación en autenticidad de la comunidad cristiana.
251
de las etapas catecumenales” .
252
"Los praenotanda representan un reflexión particularmente amplia y son indispensables para la comprensión del Rito;
constituyen una especie de tratado teológico-litúrgico sobre la misión iniciadora de la Iglesia y sobre los fundamentos de la iniciación
cristiana y catequético-pastoral para valorar debidamente el Rito de la iniciación cristiana de adultos y su condición de modelo". Cfr.
C. ROCCHETTA, o. cit., p. 51.
poco de un estado de vida a otro. Las palabras del nº 14, formación y noviciado
de vida, aprendizaje prolongado, iniciación, subrayan sobre todo el aspecto
vivencial y comunicacional de esta educación. En el fondo de estos textos late la
comprensión de una pedagogía que se atiene a los ritmos de crecimiento propios
de la naturaleza. Si todo crecimiento vital es progresivo, es decir se realiza en el
tiempo, franqueando ciertas etapas características, la iniciación catecumenal, que
es "formación y noviciado debidamente prolongado de toda la vida cristiana"
(AG, nº 14), tampoco escapa a esta tendencia.
253
Cfr. Iniciación cristiana de adultos, p. 21. Para una mayor profundización sobre diversos aspectos del RICA ver los siguientes
artículos en el nº 88 de Ephemerides Liturgicae de 1974: A. NOCENT, L´Ordo initiationis christianorum: lignes theologico-
liturgiques du Catéchumenat, pp. 163-173; B. CARDINALI, Linee catechetico-liturgiche del rito dell´iniziazione cristiana degli dulti
per una valorizzazione critica della sua indole pastorale, pp. 192-209; JESÚS LÓPEZ GAY, Liturgia y misión, pp. 221-231; ver
también en el nº 69 de la Rivista Liturgica del año 1979, los artículos de: A.M. TRIACCA, Struttura e linee-forza: dal l´analisi alla
sintesi, pp. 425-436; F. BROVELLI, Per introdurre alla Chiesa oggi. Problematica ecclesiologica del "Rito dell´Iniziazione cristiana
degli adulti", pp. 437-455; L. DELLA TORRE - D. SARTORE, Considerazioni pastorali sui capitoli IV e V del "rito dell´Iniziazione
cristiana degli adulti", pp. 471-493.
1. El Precatecumenado, dedicado a la primera evangelización.
254
Para esta comprensión de la estructura de iniciación ofrecida por el RICA, tengo en cuenta, con cierta libertad, la descripción
hecha por M. Dujarier. El utiliza la terminología "período" y "etapa", nosotros utilizaremos la empleada en la edición en castellano
del Ritual: "tiempo" y "grado". Cfr. M. DUJARIER, o. cit., pp. 22-27.
255
Este último nivel es añadido por mí. Para B. CARDINALI, "las cuatro etapas de esta pedagogía progresiva se califican como
anuncio (= evangelización: precatecumenado), formación (= catecumenado), renovación (= purificación-iluminación), profundización
(= mistagogia)”, en art. cit., p. 196.
3. El itinerario catecumenal del Ritual
262
Cfr. Comunicado del Congreso catequístico internacional sobre "La fe de la Iglesia y su misión evangelizadora":
L´Osservatore romano (7 de noviembre de 1997) [ed. en español], p. 8.
263
Cfr. Balance de las aplicaciones del OICA, p. 229. L. DELLA TORRE constata el hecho de que "muchos sacerdotes no
conocen siquiera su existencia o no lo han tenido jamás entre sus manos. Tal es el juicio recogido entre algunos catequistas itinerantes
de las comunidades neocatecumenales, cuyos viajes cubren toda Europa, casi toda América y gran parte de Asia. A fin de legitimar y
exponer su propuesta de un itinerario de fe progresivo para los adultos bautizados, ellos se refieren al ORDO, con lo cual han tenido
ocasión de hablar sobre el tema con obispos y párrocos. Incluso donde está vigente la institución catecumenal, el problema parece
afectar únicamente a los sacerdotes y catequistass que se dedican a ella; los demás agentes pastorales no se sienten interesados" (p.
228). Para una mayor ampliación, ver: A. GIULIANI, Il catecumenato: volto nuovo della Chiesa: Via, Verità e Vita 130 (1990), pp.
45-46, y R. LAURITA, Il catecumenato in Europa e nel mondo, ibíd., pp. 65-72, ofrecen una breve reseña de las actuales utilizaciones
del RICA en la Iglesia.
264
Para una profundización en este aspecto, ver el Capítulo sexto del libro citado ya de C. ROCCHETTA: El RICA "forma tipo"
de "itinerarios catecumenales", pp. 97-112. El teólogo italiano sostiene que "a pesar de que ya han pasado más de veinte años desde
su promulgación, no se puede decir que esta dimensión del RICA haya sido realmente estudiada y valorada ni en el aspecto de la
reflexión y profundización teológico ni en el de la praxis y la vida de las comunidades locales" (p. 98).
265
Para D. BOROBIO, "el Ritual de la iniciación cristiana de adultos se convierte en paradigma de iniciación, es decir, en
modelo y ejemplar de la meta, los dispositivos y el proceso que, de u otra forma, antes o después, necesita cumplir toda iniciación
cristiana", aunque más adelante este autor manifiesta su perplejidad al confesar que "no deja de ser, por otro lado, una contradicción
el que precisamente este Ritual esté, hoy por hoy, condenado a ser un Ritual desconocido; un Ritual que, en el mejor de los casos
prestará un servicio a las comunidades neocatecumenales y de vez en cuando se aplicará en los casos de los adultos convertidos", en
Proyecto de Iniciación cristiana, pp. 120 y 126.
ritual con el camino de iniciación en un tiempo sucesivo, conforme a las
indicaciones de SC 64"266.
266
Cfr. Reiniciación cristiana..., pp. 86-87.
semejanza objetiva existente entre las dos situaciones desde un punto de vista
psicológico267.
Los Praenotanda del RICA, junto con el Cap. Iº, representan el camino de
iniciación de los adultos al Bautismo. El Cap. IVº es un camino concreto de
iniciación a la Confirmación y Eucaristía de los adultos que, bautizados en la
infancia, no recibieron ninguna catequesis. Pero también se puede aplicar a casos
semejantes (nº 295): aquí tendrían cabida los diversos casos enunciados por EN
y CT de cristianos alejados, no practicantes, indiferentes.... La variedad de
situaciones entre los adultos bautizados -afirma D. Borobio- es muy grande, y
pueden distinguirse las siguientes:
"- Unos sólo recibieron el Bautismo, pero no la Confirmación ni la primera
Eucaristía.
267
"A la experiencia catecumenal acude una gran variedad de personas en situación de búsqueda con diversidad de necesidades
y experiencias. Los hay que, nacidos en el campo, han sido educados con poco o ningún contacto con la religión o con la Iglesia.
Otros han sido hechos cristianos de niños; quizá recibieron alguna instrucción en su niñez, pero llegaron a adultos con un sustrato
virtualmente no cristiano a comenzar un camino de fe. Hay otros cuyo camino es un nuevo comienzo después de haber permanecido
años lejos del cristianismo porque en la adolescencia abandonaron su religión infantil". Cfr. PETER BALL, “La conversión en las
iglesias de Europa”, en CONFERENCIA EUROPEA DE CATECUMENADO, Los comienzos de la fe. Pastoral Catecumenal en
Europa Hoy, p.17.Para conocer el "estado espiritual" de los que llaman a la Iglesia para iniciar un camino de fe, ver: HENRI
BOURGEOIS, Los que vuelven a la fe, Ed, Mensajero, Bilbao 1995.
268
Nota introductoria del RICA en la edición italiana: "Como es verdad que este libro más que un rito contiene un complejo
de reflexiones teológicas, de indicaciones pastorales y acciones litúrgicas que pueden ser de gran estímulo para la renovación pastoral
en acto en nuestras Iglesias". "Pretende precisamente hacer emerger la exigencia de una acción pastoral que conduzca al
descubrimiento y a la conciencia progresiva y personal de la propia fe, mediante una catequesis permanente o itinerario de tipo
catecumenal". "Tenemos a disposición un ORDO con valor de forma típica para la formación cristiana". Cfr. Rito dell´iniciazione
Cristiana degli adulti, CEI (Roma, 1978), nnº 1-399 (comprende la Introducción a la iniciación cristiana de adultos, nnº 1-67, el Rito
completo de la iniciación, nn. 68-239, las fórmulas rituales alternativas, nnº 240-269 y los Textos a elegir para la celebración de la
iniciación cristiana de adultos, nnº 370-399). Cfr. el artículo de D. MOSSO, Il Rica nella Chiesa italiana: RL 66 (1979), pp. 417-424.
269
Cfr. COMISIÓN EPISCOPAL ESPAÑOLA DE LITURGIA: Ritual de la Iniciación Cristiana de adultos, Madrid 1976.Ver
también P- LLABRÉS, Celebración del neocatecumenado a partir del RICA: Phase 20 (1980), p. 296
- Otros recibieron el Bautismo y la Confirmación, o el Bautismo y la
primera Eucaristía.
- Otros recibieron los tres sacramentos de iniciación, pero ninguna
formación catequética.
- Otros recibieron una cierta catequesis en al escuela o parroquia pero luego
han venido a perder la fe, a caer en la indiferencia...
- La mayoría de estos bautizados han vivido como alejados, indiferentes o
increyentes"270.
Para ellos, lo mismo que para los catecúmenos, el Cap. IVº prevé una
preparación en el tiempo y una institución pastoral con una oportuna disciplina
(nº 296). Este Capítulo IVº, a diferencia de los otros, no es un Ritual, pues no
hace sino presentar una serie de orientaciones pastorales y litúrgicas, en continua
referencia implícita o explícita al Cap. Iº271.
270
Cfr. Catecumenado para la evangelización, p. 35.
271
Cfr. R. BERAUDY, Le nouveau Rituel du Baptême des adultes: LMD, n. 121 (1975), pp. 140-141. Para R. Beraudy el sentido
del tiempo preparatorio no es idéntico, puesto que, mientras en el Cap. I se preparan las personas al bautismo, en el Cap. IV se
actualizan las virtualidades puestas en el hombre por este sacramento. Como indica el nº 296 del Cap. IV, se trata de hacer crecer y
madurar la fe infusa recibida por el Sacramento del Bautismo.
cristiano"272. Y a la luz de la respuesta que dio la Sgda. Congregación se apuntó
la dirección que comprende y desarrolla un itinerario postbautismal con adultos
bautizados.
274
En las Riflessioni, se señalan los siguientes ritos: "1. Rito de la aceptación de la comunidad; 2. Liturgia de la palabra; 3. Las
entregas (traditio Symboli, Orationis dominicae et Evangeliorum) ; 4. Celebración penitencial (oraciones especiales, bendiciones con
imposición de las manos; 5. Sacramento del la Penitencia; 6. Eucaristia" (pp. 275-278).
275
Se señalan lo siguientes: "a) El rito del effetha; b) La unción; c) La vestidura blanca" (pp. 275-276). Tanto en las Riflessioni
como en el comentario de G. PASQUALETTI se pone de manifiesto que el Bautismo es irrepetible: "Ante todo debe estar siempre
claro que un bautizado, aunque negligente en la vida cristiana y en la fe, no puede ser considerado al mismo nivel que un bautizado...".
Cfr. Commento, p. 279.
sacramental como un segundo Bautismo o Bautismo laborioso276. Por ello el
RICA desea que durante este tiempo se prevean determinados ritos penitenciales,
a modo de preparación a la celebración del sacramento de la Penitencia (nº 303)
y que se desarrolle un camino de formación al sentido de pertenencia a la Iglesia,
cuya culminación será habitualmente la Vigilia Pascual, "en la que los adultos
profesarían la fe bautismal" (nº 304)277.
276
En las "Riflessini", la Sgda. Congregación para el Culto Divino invita a contemplar el Sacramento de la Penitencia desde su
fundamento bautismal: "La Iglesia antigua con San Agustín ha concebido el Sacramento de la Penitencia como un segundo Bautismo.
Por lo cual, una vez cumplido el recorrido catequético sobre la base del camino catecumenal, el Sacramento de la Penitencia puede
tener el puesto del Bautismo” (p. 277). G. PASQUALETTI considera "muy oportuna la indicación de la Congregación para el Culto
Divino de presentar el Sacramento de la Reconciliación como un segundo Bautismo”". Ibid., p. 282.
277
"El Bautismo no se repite, pero se renueva continuamente con la profesión de la fe, con la participación en los sacramentos y
con una vida santa". Ibid., p. 282.
278
En el estudio que se hizo en el Secretariado Diocesano de Catequesis de Madrid se afirma que "muchos millones de hombres
que hoy se llaman cristianos fueron bautizados al poco de nacer, pero nunca llegaron a tomar conciencia de los compromisos que
comporta su fe... Esto hace que en el llamado mundo cristiano, y más en concreto en España, sean mayoría los bautizados que tienen
un fe sociológica, una fe difícil de definir, pero que ciertamente es muy distinta de la fe evangélica. Para estos hombres y mujeres el
Bautismo no pasó de ser un rito exterior vacío de significado. La fe bautismal recibida en el sacramento quedó sin desarrollarse. Y es
preciso desarrollarla. ¿Cómo?. Nosotros pensamos que por medio del Catecumenado. Un Catecumenado que conduciría al hombre
no a una reiteración del Bautismo, sino a una aceptación personal y consciente de su ser cristiano". Cfr. De la cristiandad a la
comunidad, Ed, Paulinas, Madrid 1978, pp. 22-23.
Este modelo propicia la unión de la liturgia con los momentos más salientes
de la acción pastoral de la Iglesia. Refiriéndonos especialmente a los ritos,
corresponden éstos a momentos importantes de la decisión tomada o a
preparaciones para la decisión: indican siempre el progreso en el camino de la fe
asumida. Explican, además, los sacramentos recibidos, pero no vivenciados ni
preparados por la Evangelización con sus respuestas adecuadas. Todo su lenguaje
es simbólico, y dan lugar a una profunda experiencia humana y asimilación
personal. Un camino neocatecumenal "secularizado" no llegaría a la comprensión
cristiana de la fe. De ahí la dificultad que detecta C. Floristán al afirmar que "no
es fácil estructurar hoy neocatecumenados de adultos, con una catequesis
adecuada, a lo largo de unas etapas, con objeto de que el bautizado convertido
ingrese consciente, activa y plenamente en la comunidad cristiana"279.
283
RICARDO BLÁZQUEZ en su libro Las Comunidades Neocatecumenales (pp. 59-84), hace una descripción teológico-
pastoral del Camino Neocatecumenal. Es una aproximación de discernimiento teológico al que es necesario añadir una
fundamentación de la praxis litúrgico-celebrativa y teológico-catequética en confrontación con la propuesta catecumenal contenida
en el RICA.
fidelidad a la tradición de la Iglesia, creatividad en la puesta a punto de la praxis
litúrgico-pastoral del RICA y originalidad en la propuesta del itinerario
neocatecumenal.
En las Observaciones previas del RICA se afirma que "la iniciación de los
catecúmenos se hace gradualmente, en conexión con la comunidad de fieles..."
(nº 4), "se acomoda al camino espiritual de los adultos..." (nº5) y, que "en este
camino, además del tiempo de instrucción y de maduración, hay grados o
etapas..." (nº 6).
Los Tiempos y los Grados son los elementos que conforman pues la
estructura del modelo de iniciación del RICA. Son los diversos pasos que el
iniciado tiene que dar para atravesar las diversas puertas o subir los escalones de
este camino, que llamamos iniciación286. Cada grado conduce a un tiempo, más o
menos prolongado de discernimiento y madurez, que prepara el grado
siguiente287. Los Tiempos podrían ser definidos como un espacio pastoral más o
menos largo en el cual los candidatos buscan los caminos de la fe y crecen en ella
correspondiendo a algunas iniciativas pastorales. Los tiempos son llamados
284
"A nuestro juicio, lo que nos parece más digno de consideración es que el nuevo ORDO recoge y al mismo tiempo exige no
sólo una estructura catecumenal, sino también la formación, en lo que a los adultos se refiere, de una verdadera mentalidad
catecumenal, por la que se pueda comprender todo lo que pertenece a la fe, entendida a la manera eclesial". Cfr. EDITORIAL de Eph.
Lit. 88 (1974), p. 161. Ver también el estudio de EDOARDO FERENT, “Linee portanti proprie della struttura dell´OICA”, en Il
misterio della Chies locale nella Iniziazione Cristiana degli Adulti e nello Ordo della Confermazione, Roma 1979 (Tesis doctoral).
285
Para él, estos elementos, que forman como una reja metodológica, se integran en una especie de "tejido eclesial". Un "unicum"
en el que confluyen las nuevas experiencias comunitarias dirigidas a vivificar la realidad de los Sacramentos de la iniciación cristiana
en sus tres "momenti-vita": el antes, el durante y el después celebrativo. Cfr. Struttura e Linee-Forza dall´analisi alla sintesi..., p.
434.
286
"...mediante los cuales el catecúmeno ha de avanzar, atravesando puertas, por así decirlo, o subiendo escalones". Cfr. RICA,
nº 6.
287
"Los grados, por tanto, introducen a las etapas de instrucción y maduración, o por ellas son preparados". Cfr. RICA, nº 7.
también Etapas porque son espacios de tiempo entre unos objetivos y otros del
camino de la fe y los sacramentos.
288
Cfr. SC, nº 64. La gradualidad de la formación catecumenal, recordada por el Concilio, ha sido establecida claramente por la
Iglesia en el RICA:
"Restáurese el Catecumenado de adultos, distribuido en varias etapas (pluribus gradibus)" SC, nº 64.
"Los catecúmenos y neófitos han de ser gradualmente (graditim) educados para que conozcan y vivan la vida
cristiana" (PO, nº 6).
289
En rigor los grados, de carácter celebrativo y puntual, son los "pasos" o "puertas" que dan acceso a las diversas etapas. En el
Catecumenado oficial de la Iglesia hay cuatro etapas y, entre ellas, tres grados. Cfr. RICA, nnº 6 y 7. Para BERAUDY en los
"umbrales" o grados se articula toda la estructura del RICA. En los tres "umbrales" se cierra el ciclo de no cristiano a cristiano, en Le
nouveau Rituel du Baptême des Adultes, p. 130.
290
El Ordo per Gradus fue publicado en AAS 54 (1962), pp. 315-338. El pasar del "uno tractu" del Ritual Romano, vigente
hasta ese año, fue mérito del "Ordo per Gradus", aunque sin dar el paso todavía de las etapas sucesivas en el tiempo. Los siete grados
se basan en el "Ordo Romanus XI". Cfr. C. FLORISTÁN, El Ritual de la iniciación cristiana de adultos: Phase 16 (1976), p. 290.
de la admisión, que -según la tradición- se llama "ad catechumenos faciendos".
Desaparece la bendición y aplicación de la sal. El segundo grado será la elección
para una preparación más intensa de los sacramentos291. El tercero, la misma
recepción de los sacramentos de la iniciación292.
El paso de los siete grados del Ordo "Per Gradus" del ´62 al concepto de
tiempos y grados del RICA pasó por una serie de vicisitudes. Al principio se
abandonó el concepto de Grado y se pasó al de Stationes293 reduciendo los siete
grados a cuatro "stationes" y añadiendo las catequesis mistagógicas. Después, se
volvió al concepto de "Grados", pero complementándolo con el de "Tiempos".
He aquí como relata J.A. Vela este interesante "iter":
El acceso, a través de esta larga nota del trabajo de J.A. Vela, a la historia
de la génesis de la estructura final de la Iniciación Cristiana de adultos en sus
cuatro tiempos y tres grados tal y como aparecen en el RICA, nos pone delante la
complejidad y las sucesivas maduraciones que el texto del Ritual fue adoptando
en un continuo y permanente diálogo con lo que las experiencias en los centros
catecumenales iban aportando. Este hecho me parece importante destacarlo,
porque cuando nos adentremos ahora a descifrar el alcance y el contenido de cada
una de los tiempos y de los grados del camino catecumenal del RICA nos vamos
a encontrar con que en él tenemos los ritos de la Iniciación Cristiana de Adultos
pero faltan las catequesis que ayudan a preparar esos ritos, no las encontramos en
el Ritual, de ahí la importancia de los praenotanda, que en expresión de C.
Rocchetta295 pueden ser calificados de verdadero "documento de teología
litúrgica".
294
Cfr. o. cit., p. 127 (Nota 121).
295
"Su importancia es igual, si no mayor, a la del mismo Ritual, ya que es lo que explica y determina el significado del propio
catecumenado y de cada uno de sus ritos...el conjunto de los praenotanda puede calificarse como un documento de teología litúrgica
dentro de un libro litúrgico cuyo conocimiento es indispensable para poder valorar y utilizar adecuadamente el propio rito y las
potencialidades sobrentendidas en él". Cfr. o. cit., p. 51.
296
Cfr. Entre otras señalo las siguientes: M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 35-199; J.A VELA, Reiniciación
Cristiana..., pp. 132-149; C. ROCHETTA, Cómo evangelizar hoy a los cristianos, pp. 61-75; C. FLORISTÁN, Para comprender el
Catecumenado, pp. 126-159; DIONISIO BOROBIO, Iniciación cristiana, pp. 213-235 y Catecumenado para la evangelización, pp.
9-29; CARMELO GÓMEZ, La propuesta catecumenal en el RICA, pp. 28-152.
Toda la estructura catecumenal del RICA, según lo dicho, se entrelaza en
el entramado de cuatro tiempos y tres grados, que avanzan progresivamente,
fundamentándose unos en los otros. Paso ahora a descifrar el contenido de cada
uno de estos tiempos, y después analizaré los Ritos litúrgicos que dan unidad a
todo el tiempo de la Iniciación Cristiana de los adultos.
A) TIEMPOS
297
Cfr. RICA, Observaciones previas, nnº 9-13. Hablan los prenotandos de una ceremonia de acceso, de una explanación de los
evangelios a cargo de catequistas, diáconos, sacerdotes y seglares y de la posibilidad de encuentros de los simpatizantes con las
familias y grupos cristianos. Cfr. P.A. LIÉGE, “Critères pour l´admission au catéchuménat”, en F. COUDREAU (ed.) Problèmes de
catéchuménat (Paris) pp. 221-228.
298
"Aunque la evangelización ha sido una constante en la Iglesia, sólo en el RICA alcanza este grado de tiempo oficial de la
iniciación". Cfr. J.A. VELA, o. cit., p. 183.
299
M. DUJARIER hace un estudio de este primer estadio precatecumenal en la Iglesia de los siglos II y III en Le Parrainage
des Adultes..., pp. 181-188; 263-267; 313-317. A esta acción precatecumenal se refiere AG 11: "Es necesario que la Iglesia esté
presente en estos grupos humanos por medio de sus hijos, que viven entre ellos o a ellos son enviados. Porque todos los cristianos,
dondequiera que vivan, están obligados a manifestar con el ejemplo de su vida y el testimonio de su palabra el hombre nuevo del que
se revistieron por el bautismo, y la virtud del Espíritu Santo, por quien han sido fortalecidos en la Confirmación, de tal forma que
todos los demás, al contemplar sus buenas obras, glorifiquen al Padre y perciban con mayor plenitud el sentido genuino de la vida
humana y el vínculo d la unión de los hombres".
300
B. FISHER piensa que es una de las novedades del RICA el que señale para los "simpatizantes" el camino específico del
PRECATECUMENADO. Se recomienda algún acto externo para la entrada, acompañado de la oración, y al final puede venir algún
rito auxiliar como el de imponer el crucifijo. Para G.M MEDICA en el RICA "existe pues la posibilidad de admitir a un cierto itinerario
de precatecumenado también de los simples simpatizantes, que muestran propensión por la fe cristiana, aún sin creer plenamente", en
Catechesi permanente a itinerario catecumenale: Catechesi n. 7 (1974) p. 56. Para una ampliación de esta etapa, ver: A.M.
NEBREDA, Le precatéchuménat et le catéchuménat. Le manuel du catéchisme pour les catéchumènes: Lumen Vitae 17 (1962), pp.
765-767; R. ZAGNOLI, Evangelizzazione e sacramenti: il problema del precatecumenato: Vía Verità e Vita 22 (1973) n. 41, pp. 31-
39.
Este primer tiempo es significativo porque representa el momento en el que
sucede el encuentro decisivo entre Cristo y el hombre y, en ningún caso debe ser
omitido si queremos que la Iniciación Cristiana lleve su curso normal y
progresivo. Esta etapa garantiza el desarrollo normal y serio de las siguientes 301.
"Estamos aquí, afirma M. Dujarier, ante el período ciertamente más difícil de
realizar, pero también el más importante, puesto que condiciona toda la
iniciación"302. El RICA dice de este tiempo inicial, anterior a la admisión al
Catecumenado, que tiene gran importancia "y normalmente no debe omitirse" (nº
9). Este tiempo puede describirse como tiempo de primer anuncio y acogida
eclesial303.
306
Para un acceso más detallado a estas "miradas retrospectivas" que haremos en cada momento al pasado, tendremos muy en
cuenta los trabajos de M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos y Breve Historia del Catecumenado, y CARMELO GÓMEZ,
La propuesta catecumenal en el RICA.
307
Cfr. C. FLORISTÁN, “La etapa del precatecumenado”, en Para comprender el Catecumenado, pp. 126-133 (indica una
abundante bibliografía).
308
"La actividad misionera, sin mandato particular, por el solo dinamismo de la fe bautismal, brota habitualmente de las mismas
filas de los cristianos. Vemos que hay sacerdotes, pero los laicos son la gran mayoría. El cristianismo es como una mancha de aceite,
se extiende por las mallas de la familia, del trabajo, de las relaciones. Es una predicación modesta, que no se hacía bajo la luz de los
focos, públicamente en plazas y mercados, sino sin ruido, a la oreja, por medio de palabras dichas en voz baja, al amparo del hogar
realizaban espontáneamente en su vida ordinaria, en sus relaciones con sus
familiares y vecinos, etc, cada uno según su carisma; es así como se cumplen las
palabras del evangelio: "Vosotros sois la luz del mundo... Vosotros sois la sal de
la tierra" (cf. Mt. 5, 13-14). Es interesante comprobar la reacción de un
observador pagano ante estos hechos: "Se ve a cardadores de lana, zapateros,
gentes ignorantes y desprovistas de toda educación, que en presencia de maestros,
hombres de experiencia y de juicio, se guardan bien de abrir la boca; pero que
sorprendentemente en particular los niños de la casa o mujeres que no tienen otra
razón que ellas mismas, se ponen a hablar de maravillas... Ellos solos saben cómo
se debe vivir... Que aquellos que desean saber la verdad,... vienen... a la tienda
del zapatero o a la botica del farmacéutico, para aprender allí la vida perfecta"309.
doméstico... Nada más exacto que la palabra contagio empleada por Tácito y Plinio para caracterizar la nueva religión y su propaganda,
de boca a oreja, de esposa a marido, de esclavo a ama...El concepto reciente de evangelización del medio por el medio es demasiado
estrecho para tener en cuenta la paradoja del esclavo evangelizando al amo y el amo al esclavo". Cfr. A. G. HAMMAN, La vida
cotidiana de los primeros cristianos, Ed, Palabra, Madrid 1988 (3ª ed.), pp. 74-75.
309
Cfr. ORÍGENES, Contra Celsum 3, 55, SCr 136 (1968), pp. 129-131.
310
Cfr. o. cit., p. 36. Para una profundización de la dimensión "misionera" que aporta el Catecumenado, ver: P.A. LIÉGÉ, Antes
del Catecumenado, la misión, en Evangelización y catequesis, Madrid 1968, pp. 103-110; F. COUDREAU, Le catéchuménat dans
une perspective missionnaiere: Parole et Mission n. 10 (1960) pp. 357-387.
311
Cfr. Para comprender el Catecumenado, p. 126. "La pastoral catecumenal sólo adquiere contornos definidos en las opciones
pastorales que privilegian la evangelización. Por ello, no acaba de encontrar su sitio allí donde la Iglesia mantiene con fuerza una
pastoral de cristiandad". Cfr. J.PIERRE DE MEULDER, El catecumenado, un hecho europeo, en CONFERENCIA EUROPEA DE
CATECUMENADO, Los comienzos de la fe. Pastoral Catecumenal en Europa Hoy, p. 76.
evangelización si se prescinde del Catecumenado, ni puede haber verdadero
Catecumenado que no implique la evangelización"312.
312
Cfr. Catecumenado para la evangelización, p. 5.
313
Cfr. AG, nº 14. RICA, Observaciones previas, nº 19. En el Catecumenado antiguo este tiempo era de dos o tres años también
en Oriente como en Occidente. El RICA considera que depende de la gracia de Dios o de varias circunstancias como son la respuesta
libre del mismo catecúmeno, la misma instrucción catecumenal, la ayuda de la comunidad local..."Nada se puede definir a priori". Es
un hecho de discernimiento local que depende especialmente del Obispo. Ibíd., nº 20. "Es evidente que la iniciación cristiana de un
adulto requiere tiempo...La pedagogía recomendada por la Iglesia al catecumenado se vacía de todo su valor si no se respeta el tiempo
indispensable en cada etapa". Cfr. JEAN-BERNARD DOUSSE, “La iniciación cristiana catecumenal”, en Los comienzos de la fe.
Pastoral catecumenal en Europa hoy, pp. 90-91.
314
Cfr. o. cit., p. 137.
315
La descripción más completa del Catecumenado se encuentra en RICA, nº 19, que refleja lo apuntado en AG, nº 14.
sacramentos, sino de una verdadera escuela de vida cristiana consistente en
aprender a vivir la fe de la comunidad eclesial. Ni siquiera se trata sólo de un
tiempo de instrucción, sino de conversión, oración y liturgia, de profesión de fe y
de testimonio316. El RICA indica a este propósito cuatro caminos esenciales: la
catequesis, el cambio de mentalidad y de costumbres, la participación en algunos
ritos litúrgicos y el testimonio de vida.
316
Para C. FLORISTÁN el Catecumenado no es una escuela "sino lugar de iniciación en el que se descubre ya que la fe es
fundamentalmente experiencia. La iniciación es un proceso en el seno de una comunidad", en El Ritual de la iniciación cristiana de
adultos, p. 260. Otro experto en pastoral catecumenal como THOMAS P. EVORY sostiene que el Catecumenado es un proceso que
promueve la renovación de la comunidad cristiana local: es allí donde se da el lugar de las experiencias personales cristianas. Este es
un punto básico. Pero hay que conceder que la mayor parte de las comunidades locales en la Iglesia universal son más un impedimento
que una ayuda. El Catecumenado puede ayudar a que la parroquia sea esta comunidad. Por otro lado debe ser toda la comunidad
parroquial la que ore por los catecúmenos, planifique la acción y forme catequistas y padrinos. Es importante que esta comunidad
forme sus propios ministerios en orden al Catecumenado: laicos, religiosos, sacerdotes, obispo -todos tienen sus roles distintos, pero
complementarios-. Según él, “el Catecumenado debe ser concebido dentro de una Planificación Pastoral más amplia: Planificación
que parte de una opción por una comunidad pobre o en situación de diáspora y se propone edificarla hasta la madurez. Los objetivos
intermedios serían el de unificar a la gente interesada en un espíritu de diálogo y anunciarles la palabra de Dios a través de una efectiva
Catequesis. El catecumenado sería como el espacio y el tiempo para el florecimiento de una nueva Iglesia”. Es más, sostendrá más
adelante que “el paradigma ofrecido por el OICA debe ser entendido en el conjunto de la renovación de la comunidad parroquial.
Esto supone que el OICA también podrá ser aplicado al mismo tiempo a los no creyentes y a los catecúmenos ya
iniciados por el Bautismo... Ivory cree que podemos hacer del OICA uno de los mayores intentos para la
renovación de las comunidades parroquiales, que emergen del Vaticano II...", ver “The Stages of iniciation: Il
Catechumenate”, en Becoming a Catholic Christian (Sodlier-New Yor, 1981) pp. 199-217.
317
Así lo piensa A. AUBRY: "La actividad esencial de este tiempo privilegiado es la catequesis. Todavía es preciso comprenderlo
correctamente. Esta actividad no es una enseñanza, ni una información doctrinal, moral y sacramental, es una experiencia. Según una
expresión frecuentemente repetida en los Praenotanda: experientia societatis et spiritus christianorum. A lo largo de la cual, el
convertido es iniciado a la vida social y cultural de una comunidad eclesial local” Cfr. Le projet pastoral du Rituel de l´initiation des
adultes, p. 182. Ver también, A. NOCENT, L´"Ordo initiationis christianae adultorum": lignes théologico-liturgiques du
catéchuménat, pp. 163-173.
318
Cfr. C. PALIARD, La catechesi nel catecumenato: Concilium 3 (1967), n. 2, pp. 61-66; J.M. TOTOSAUS, El contenido de
la catequesis catecumenal: Phase 11 (1971), pp. 335-347.
dogmática y moral319. De ahí, que autores como A. Triacca consideren el RICA
como un documento catequético-litúrgico de primer orden320.
319
No sólo en cuanto está dividida en etapas sucesivas -Catecumenado, Iluminación, Mistagogia- sino porque cada etapa tiene
una Catequesis propia: la Catequesis en el Catecumenado es más dogmática -contenido de la fe en la historia de de la Salvación- y
moral -aplicación a la vida-; en la Etapa pre-bautismal de la Iluminación predomina la Catequesis que ayuda al discernimiento y a la
opción definitiva de fe; en la Mistagogia, la Catequesis es sacramentaria. Por fin la Catequesis en el RICA tiene otra característica: la
ritual. La Catequesis está entremezclada con los otros elementos de la liturgia y es celebrada en la liturgia. En ella "la Iglesia pone
todos sus recursos de oración y de acción al servicio de quien ha de entrar en combate entre Cristo y Satanás". J. DANIELOU, entiende
por Catequesis dogmática "simplemente la transmisión del contenido esencial de la fe cristiana, con su raíz concreta en la revelación
evangélica, lo cual está muy lejos del carácter abstracto del lenguaje especulativo" (p. 63). En relación con la Catequesis moral afirma
que es la más antigua: "Muchas veces incluso la Catequesis preparatoria al Bautismo se reduce en los primeros tiempos a la Catequesis
moral". Pero, ¿cuál es su sentido?: "En un sentido muy amplio y fundamental es la que tiende a poner la vida concreta de un hombre
de acuerdo con la fe a que se adhiere. Profesar la fe de Jesucristo quiere decir cambiar de vida. Es la conversión. En este sentido, el
aspecto moral, -es decir vital- de la Catequesis es siempre un elemento esencial" (p. 115). Para una mayor profundización, ver J.
DANIELOU/R. du CHARLAT, La catequesis en los primeros siglos, pp. 30-32.63.115.159.
320
"El RICA es también un documento catequético y litúrgico de primer orden... Una catequesis global es la que aparece
contemplada en el en el RICA que está al servicio de ayudar en el crecimiento de una personalidad cristiana, en la que no exista
fractura o divorcio entre la vida cotidiana y la que comunmente es llamada vida de fe...” en: Structure e Linee - Forza..., p. 436. Ver
Liturgia y catequesis: Rivista Liturgica n.5, 60 (1973), pp. 591-673. También el libro de RAMÓN DOMÍNGUEZ
BALAGUER, Catequesis y liturgia en los Padres. Interpelación a la catequesis de nuestros días, Ed, Sígueme,
Salamanca 1988
321
"Esta tensión cristocéntrica de la maduración cristiana se realiza y se manifiesta plenamente en el Misterio Pascual (cf. Rom
1, 4; Ef, 1, 18-21; Jn 12, 32): en la muerte y resurrección ce Cristo que en la cristificación de los catecúmenos alcanza su culminación
(cf. OICA/p, 32; I, 177, 210, 215), puesto que, comunicando el Misterio de la muerte y resurrección, pasando del hombre viejo al
hombre nuevo en Cristo encuentra su perfección (cf. OICA/P, 19: Ad Gentes, 13; Col 3, 5-10; Ef 4, 20-24); Así pues, se puede
justamente decir que conformidad a Cristo se traduce en la práctica en la conformidad a su muerte y resurrección) (cf. OICA/I, 177)".
Cfr. BRUNO CARDINALI, Linee catechetico-liturgiche del Rito dell´Iniziazione cristiana degli adulti per una valorizzazione critica
della sua indole pastorale, p. 202.
Los ritos litúrgicos que van a sostener la educación y el crecimiento de los
catecúmenos son de tres clases: a) Celebraciones de la Palabra que pueden ser
tanto celebraciones especiales, como la participación en la primera parte de la
Misa; estas celebraciones se complementan con otros dos tipos de ritos: "Las
celebraciones de la palabra de Dios pueden hacerse después de la catequesis,
comprendiendo los exorcismos menores; también pueden concluir con las
bendiciones..." (nº 108)322; b) Sacramentales: bendiciones y exorcismos menores;
y c) Ritos de transición323. Estos ritos litúrgicos tienen el triple fin de ayudarles
en su camino, purificarles y apoyarles con la bendición divina.
322
B. FISCHER afirma, al hablar de este tiempo, que "pertenece a la catequesis que los "oyentes" se formen por medio de
instrucciones y celebraciones de la palabra, intercalados algunos ritos, a saber exorcismos menores y bendiciones", en De initiatione
christiana..., p. 64.
323
Para este autor "en lo que se refiere a las ceremonias propiamente catecumenales, el ritual abre un vasto campo de creación
litúrgica...", en Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 83-94.
324
"Lo mejor es proponer de parte de Dios a aquellos que lo buscan, la proclamación de su Palabra. Escuchándola, el catecúmeno
entra en las verdaderas perspectivas de la vida cristiana: caridad, perdón de las ofensas, sentido del pecado y de la penitencia, práctica
y gusto de la oración, significación del año litúrgico, tales son los elementos que la celebración de la Palabra debe proponerle". Cfr.
A. NOCENT, L´"Ordo initiationis christianae adultorum"..., p. 166. Para el profesor A. TRIACCA una de las principales linee-forza
- Exorcismos menores, cuya finalidad es la de poner "ante los ojos de los
catecúmenos las verdaderas características de la vida espiritual, la lucha entre la
carne y el espíritu, el valor de la renuncia para conseguir la bienaventuranza del
Reino de Dios y la continua necesidad de la ayuda divina" (nº 101). El Rito,
después de algunas indicaciones sobre las rúbricas (nnº 109-112), presenta
oraciones de exorcismo, ricas en contenido y capaces de expresar la experiencia
que se pretende de los catecúmenos: en el fondo está siempre presente la
perspectiva del seguimiento evangélico y de la disponibilidad para dejarse
purificar por el poder del Espíritu a fin de convertirse en verdaderos discípulos
de Cristo (nnº 113-118 y 372)325;
- Bendiciones, que "dan a entender el amor de Dios y la viva solicitud de la
Iglesia, para que, mientras aún están privados de la gracia de los sacramentos, los
catecúmenos puedan recibir de la Iglesia ánimo, alegría y paz para proseguir su
laborioso camino" (nº 102). También para éstas, el Rito, después de haber dado
las oportunas disposiciones sobre el modo litúrgico en que se deben efectuar (nnº
119-120), propone una serie de textos muy expresivos que ilustran las gracias
significadas por las bendiciones y anuncian de antemano, con abundancia de
anotaciones y referencias, el valor de los sacramentos pascuales (nnº 121-124 y
373);
- Ritos de entrega y de unción prebautismal: de por sí, estos ritos (tales
como la entrega del Símbolo y de la oración del Señor, el rito del Effeta y el de
la unción con el óleo de los catecúmenos) están previstos para el tiempo de la
Purificación y de la Iluminación cuaresmal; sin embargo, algunos de ellos o todos
pueden ser anticipados debido a exigencias particulares y para la utilidad común,
con tal de que los catecúmenos hayan alcanzado la preparación necesaria, o sea
"una cierta madurez" (nnº 103 y 125-126). En todos los casos se sigue apelando
a la comunidad, con la invitación dirigida a los catecúmenos para que encuentren
los padrinos que les presenten a la Iglesia el día de la elección (nnº 104 y 43),
mientras que se les recomienda a todos que participen en las celebraciones del
Catecumenado y en los ritos organizados en los momentos fuertes del año
litúrgico (nº 105).
del RICA es justamente la relevancia que adquiere la PALABRA DE DIOS: "La Palabra de Dios es el primer componente para
vivificar la preparación y el estilo celebrativo de los sacramentos de la Iniciación Cristiana...", en Struttura e linee-forza..., p. 429.
325
"Son una creación del nuevo Ordo. Los formularios propuestos contienen una gran riqueza catequética y están redactados en
forma deprecativa y positiva". Cfr. J.A. VELA, o. cit., p. 140.
Veamos pues, cómo quedaría gráficamente sintetizado este tiempo (tabla
5ª).
Mirando al pasado, hay que decir, respecto del tiempo del Catecumenado,
con palabras de S. Felici que "nada de lo que propone el RICA para este tiempo
es nuevo en la tradición de la Iglesia. Tanto el espíritu que debe animar el
Catecumenado, como los elementos, acciones y ritos allí propuestos presentan
características atávicas que hunden sus raíces en la época patrística. Esta no es
sólo el recordatorio de una práctica eclesial, sino que es una privilegiada
experiencia que se ha convertido para nosotros en memoria interpelante y se torna
a su vez en profecía de una Iglesia más auténtica a través de la praxis cristiana
recuperada y adaptada, gracias al esfuerzo conciliar"326.
"El tercer tiempo, bastante breve, que, por norma, coincide con la
preparación cuaresmal a las solemnidades pascuales y a los
sacramentos, está dedicado a la Purificación y a la Iluminación
interior" (n.º7c).
326
Cfr. “Le linee fondamentali dell´itinerario cristiano”, en AA. VV., Catechesi Battesmale e Riconciliazione nei Padre del IV
secolo, Roma 1984, p. 13.
327
Cfr. Bautismo de niños y Confirmación: Problemas teológico pastorales, Madrid 1987, pp. 43-44.
328
Cfr. M. DUJARIER, Breve historia del catecumenado, p. 72.
de recogimiento, de oración, de penitencia y de preparación a los sacramentos329.
El tercer período, por tanto, coincide normalmente con el tiempo cuaresmal, cuya
espiritualidad y eclesialidad absorbe por entero; el sentido de este tiempo es, de
hecho, llamar a la renovación, junto a los catecúmenos, a toda la comunidad de
los fieles y disponerles a la celebración del misterio pascual, dentro del cual se
sitúan y al que pertenecen los sacramentos de iniciación (nº 21; también SC, nº
109).
Este camino espiritual está acompañado por múltiples ritos litúrgicos entre
los cuales están los escrutinios332, las entregas (tradiciones) del Símbolo de la fe
y del Padrenuestro y la preparación inmediata del Sábado Santo, cuando no se
han celebrado antes (nnº 25 y 152-153). Todos los fieles de la comunidad están
329
Cfr. RICA, nº 21 nos da el sentido de este tiempo de purificación e iluminación: la liturgia y la catequesis litúrgica, la memoria
y la preparación al Bautismo, la penitencia -especialmente a través de los exorcismos- (Cf 1/109) y la renovación de la comunidad de
los fieles a una con los catecúmenos. El teólogo A. AUBRY opina que este tiempo supone una gran capacidad de acogida por parte
de la comunidad cristiana local: "Esto supone una alta calificación de la acogida de parte de las comunidades. Toda la Iglesia local,
va en efecto, con ellos, a renovar su compromiso, y hacer una peregrinación a las fuentes de su fe, reviviendo la iniciación con los
catecúmenos (nº 21) como una comunidad portadora, como un seno maternal,, decían los Padres de la Iglesia", en Le projet pastoral
du Rituel..., p. 183.
330
Cfr. o. cit., p. 143.
331
"La renovación que caracteriza el periodo de la purificación-iluminación (cf. OICA/I, 152-207), encuentra su puesto
significativo a lo largo del itinerario progresivo de la iniciación cristiana, sobre todo, por el hecho que se califica como una impensior
animi praeparatio en espera de una iluminada y sabia celebración de los sacramentos (cf. OICA/P, 7c 22; I, 152): se podría hablar
de una profunda, aunque si no definitiva, verificación de la formación catecumenal madurada en el tiempo precedente. Un revisión
que se desarrolla sobre dos líneas estrechamente vinculadas e interdependientes: por un parte, una gradual toma de conciencia de la
propia situación de pecado a través de una constante revisión de vida, con la finalidad de responsabilizar al catecúmeno-electo. De
otra parte, un efectivo compromiso mediante una participación más activa en el misterio de la salvación que se completa en Cristo
agua viva, luz, resurrección, vida. Y esto es el significado fundamental de los escrutinios y los relativos exorcismos (cf. OICA/I,
154-157, 162-164, 169, 171, 176, 178; VI, 378s., 383, 387)". Cfr. B. CARDINALI, Linee catechetico-liturgiche dell´O.I.C.A...,
p. 197.
332
Lo esencial de este tiempo de purificación son los Escrutinios que intentan "purificar las almas y los corazones, proteger
contra las tentaciones, rectificar las intenciones y mover la voluntad, para que los catecúmenos se unan más estrechamente a Cristo y
prosigan con mayor decisión en su esfuerzo por amar a Dios" (RICA, 154). No son sino la manifestación de la acción de Dios para
que el catecúmeno entre en la dinámica de la vida en Cristo. Cfr. R. BERAUDY, Los escrutinios y los exorcismos: Concilium 22
(1967) pp. 242-244.
invitados a tomar parte en estos ritos, ofreciendo a los catecúmenos "el ejemplo
de su renovación en el espíritu de penitencia, de fe y de caridad" y teniendo muy
en cuenta la renovación de las promesas bautismales que tiene lugar en la vigilia
pascual (nº 41,4).
333
Cfr. C. FLORISTÁN, “La etapa cuaresmal”, en Para comprender el Catecumenado (con abundante bibliografía a pie de
página), pp. 141-149. También, M. DUJARIER, Breve historia del catecumenado, pp. 104-111.
334
Cfr. Breve historia del catecumenado, p. 104.
335
Las catequesis se hallan contenidas en la exposición de la historia de la salvación. Cfr. J DANIELOU-R. du CHARLAT, o.
cit., pp 236-249.
336
Cfr. AGUSTÍN, Sermón, 216, 1, en OBRAS COMPLETAS, XXIV, 186 (B.A.C., 447); CIRILO DE JERUSALEN,
Protocatequesis, 4, en A. ORTEGA Ed., PPC, Madrid 1985; CARLOS ELORRIAGA, San Cirilo de Jerusalé, Ed, DDB, Bilbao
1991.
relegada al tiempo del Catecumenado. Prueba de esta importancia de la
instrucción son los tesoros catequéticos que guardamos de estas catequesis
cuaresmales dadas por los Obispos: Cirilo de Jerusalén, de Juan Crisóstomo, de
Agustín, de Teodoro de Mopsuestia o de Ambrosio, entre otros337.
4. El tiempo de la mystagogia
337
Ver el libro de ANNE FIELD, De las Tinieblas a la Luz. Lo que significaba llegar a ser cristiano en la Iglesia primitiva, Ed,
DDB, Bilbao 1988. La autora intenta reconstruir las enseñanzas catequéticas de los siglos IV y V, presentando un ciclo completo de
instrucción -al modo de las antiguas catequesis- sirviéndose de las grandes catequesis cuaresmales y bautismales de la edad patrística.
338
Veáse las diversas familias litúrgicas de administración del Bautismo y, especialmente, el problema de las uniones en las
diversas iglesias en G. KRETSCHMAR, Nouvelles recherches sur l´initiation chrétienne: LMD 132 (1977), pp. 7-32.
339
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 156-164. Ver los dos artículos de J. DANIELOU: La preparación
al bautismo y El Rito bautismal publicados en el nº 72 de Phase.
"El último tiempo, que se extiende durante todo el tiempo pascual,
está destinado a la Mystagogia, o sea a la experiencia cristiana y a
sus primeros frutos espirituales e incluso a establecer lazos cada vez
más estrechos con la comunidad de los fieles" (nº 7d; y nnº 37 y 235).
340
Los neófitos ya están iniciados a la vida sacramental, interiormente renovados por el Bautismo, confirmados por el Espíritu
y han participado ya a la Eucaristía (Cfr. RICA, nº 38). Los tres sacramentos los han puesto en relación directa con el Misterio de la
Pascua y los han injertado plenamente en la Comunidad cristiana. Les queda el vivir y gustar plenamente esta nueva situación, que
tiene su fuente y su concentración en la celebración eucarística. De ahí que las Misas de los neófitos -junto con la comunidad- son de
gran importancia (Cfr. RICA, nº 40). Las misas por los neófitos son llamadas "lugar principal de la Mystagogia". En estas misas "se
reservan sitios especiales para los neófitos entre los fieles" (RICA, nº 236). Para una ampliación, ver, C. FLORISTÁN, El Ritual de
la iniciación..., p. 263; y A. AUBRY, Le projet pastorale..., p. 184.
consolidada por la práctica de la vida, ellos alcanzan un nuevo sentido de la fe,
de la Iglesia y del mundo" (nº 38). Tiempo de experiencia de la comunidad. "Por
ello el tiempo de la Mystagogia tiene enorme importancia y permite que los
neófitos, ayudados por los padrinos, establezcan relaciones más estrechas con los
fieles y les ofrezcan una renovada visión de la realidad y un impulso de vida
nueva" (nº 39).
El momento ritual más expresivo de este período está constituido por las
Misas para los neófitos o Misa de los domingos de Pascua durante las cuales los
neófitos ocupan un lugar especial entre los fieles, y las lecturas, sobre todo en el
año "A", están adaptadas a ellos de modo especial (nº 237). El RICA desea que,
en el aniversario de su Bautismo, los neófitos se vuelvan a encontrar todos juntos
(nº 238) y puedan eventualmente encontrarse también con el Obispo que presidió
su iniciación en la fe y en el misterio de la Iglesia (nº 239). El tiempo inaugurado
con los ritos sacramentales de iniciación y continuado con la Mystagogia es el
tiempo de caminar "en una vida nueva" y en el amor de Dios, difundido con
abundancia en el corazón de los nuevos bautizados, que les ha sido dado por el
Espíritu Santo (cf. Rom 5,5).
341
Cfr. M. DUJARIER, “El Neofitado en los orígenes de la Iglesia”, en Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 189-199.
transformante operada en Cristo. Toda la semana permanecían con las
vestimentas blancas recibidas en la noche pascual y tenían un puesto reservado
en la asamblea litúrgica. Al final de la semana se quitaban los vestidos blancos, y
con éste último acto acababa el camino de la iniciación.
B) GRADOS
"Tres, pues, son los grados, pasos o puertas, que han de marcar los
momentos culminantes o nucleares de la iniciación. Estos tres grados
se marcan o sellan con tres ritos litúrgicos: el primero por el rito de
Entrada en el Catecumenado; el segundo, por la Elección y el tercero,
por la celebración de los Sacramentos" (nº 6).
El RICA nos dice que éste es el primer encuentro oficial entre la Iglesia y
el convertido (nº 14). El candidato manifiesta su deseo de seguir a Cristo.
Manifiesta que quiere no solamente proseguir su descubrimiento de Jesús, sino
también conformar su vida al Evangelio y por tanto cesar en las prácticas paganas.
En cuanto la Iglesia, en su misión apostólica, acoge litúrgicamente al nuevo
convertido. Lo hace entrar en el Pueblo de Dios y, por ello mismo, pone en
marcha su santificación.
El ritual exige que para franquear este umbral el candidato tenga una fe
inicial y que manifieste un principio de conversión (nnº 15, y 68). Sólo los
convertidos a Cristo pueden ser admitidos. En estos momentos no se trata,
ciertamente, más que de una conversión inicial, pero debe ser una conversión real.
"Aunque no se trate evidentemente de percibir la fe de una persona -afirma M.
Dujarier- se debe con todo discernir sus signos exteriores"343. De ahí, que el ritual
precisa que esta ceremonia de acogida litúrgica no debe tener lugar demasiado
rápidamente (nº 50). Hace falta, en efecto, un cierto tiempo para que nazca la fe
y para que se manifiesten los primeros signos de conversión. Todo depende del
camino personal de cada uno (nº 69).
343
"Su fe inicial versará sobre el núcleo de la doctrina cristiana, es decir, esencialmente: ¿crees en el Dios único, vivo y
verdadero?, ¿en Cristo Salvador, enviado por el Padre? y ¿en la Iglesia como lugar de nuestro encuentro con Cristo?". Cfr. Iniciación
cristiana de Adultos, p. 45.
garantes (nº 42), de los catequistas y de los diáconos" (nº 16). Cuando el juicio
de idoneidad es positivo, tiene lugar un rito de admisión al Catecumenado. Éste
tiene una importancia capital "porque en esta ocasión, presentándose por primera
vez públicamente, los candidatos manifiestan a la Iglesia su voluntad y la Iglesia,
en el ejercicio de su misión apostólica, admite a los que aspiran a convertirse en
sus miembros" (nº 14).
344
Los autores llaman la atención a menudo acerca de la importancia de este momento: “Para la Iglesia es esencial el acoger
las nuevas o viejas culturas y las mentalidades secularizadas y preñadas de increencia del hombre de nuestros días. Este tipo
de acogida es una misión original de nuestra Iglesia. El crear espacios de acogida es tan importante como evangelizar”. Cfr.
J. A. VELA, Reiniciación cristiana..., p. 136; “La acogida es decisiva. A veces, del primer contacto que el eventual catecúmeno
tiene con un miembro de la comunidad depende el rumbo de vida cristiana”. Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el
catecumenado, p. 130. Ver más detenidamente: M. DUJARIER, “La estructura de la entrada en el catecumenado”, en La
Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 46-66.
descubrimos efectivamente que el RICA ha encontrado en los Santos Padres un
hontanar donde beber345. Sin embargo, respecto del Rito de Entrada en el
Catecumenado no existen testimonios que atestiguen un rito con todos los
aspectos más relevantes. Carmelo Gómez asevera que: "La tradición patrística
puso el acento en el primero de estos aspectos, movida por las condiciones
ambientales peculiares: el paganismo como olla ambiental de la que salían los
convertidos para abrazar la nueva religión. Se hacía necesaria una gran seriedad
en la conversión y una auténtica renuncia a los falsos dioses. El RICA, no
obstante, pone el acento en el aspecto ritual, porque le interesa resaltar el gozo de
la celebración, donde se pone de manifiesto el encuentro entre la llamada de Dios
y la respuesta del hombre en el marco de la comunidad que recibe al candidato"346.
2. El Rito de la Elección
345
Sobre todo con ORÍGENES, Contra Celso, III,51 (SCr, 136, pp. 121-123) e HIPÓLITO, La Tradición apostólica, 15 y 16
(SCr, 11 bis, pp. 69-74).
346
Cfr. o. cit., p. 47.
347
Hipólito de Roma (s. III) en su "Tradición Apostólica" distingue dos momentos en el cuadro catecumenal: la entrada en el
Catecumenado y la admisión al Bautismo. Por esta admisión los catecúmenos son "elegidos" para oír el Evangelio y prepararse para
llegar hasta la liturgia bautismal. ¿Han vivido honestamente? ¿Han honrado las viudas? ¿Han visitado los enfermos? ¿Han hecho
buenas obras? En este caso entenderán el Evangelio. Para un acercamiento a otros Padres, ver M. DUJARIER, Le
Parrainage..., pp. 190-193; 203; 279; 230-235; 321-322.
348
"Esta etapa del llamamiento decisivo es la que, hasta el presente, ha sido la menos trabajada" (p. 113); "Tal y como lo propone
el ritual, el llamamiento decisivo no nos parece estar suficientemente puesto de relieve como llamada gratuita de Dios" (p. 112). Cfr.
La Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 95-114.
por la Iglesia en nombre de Dios (nnº 22-23 y 41,3): una decisión responsable de
la comunidad, articulada en los diferentes ministerios sobre la admisión de los
candidatos a los sacramentos pascuales (nnº 133-138), y un momento central y
particularmente expresivo de la solicitud maternal de la Iglesia para con los
catecúmenos (nº 135); 2) implica, por parte de los candidatos, una nueva y
específica modalidad de pertenencia a la Iglesia, expresada especialmente por el
cambio de nombre: ya no son catecúmenos, sino elegidos o aspirantes
(competentes), "porque juntos pretenden o aspiran a recibir los sacramentos de
Cristo y el don del Espíritu Santo"; e iluminados, "porque al propio Bautismo se
le llama iluminación y por él los neófitos son inundados por la luz de la fe" (nº
24).
Así quedaría gráficamente expresado este segundo grado (ver tabla 9ª).
349
Cfr. o. cit., pp. 91-93.
350
Cfr. Salmo 15, 1,2ss. Este salmo lo propone el RICA para ser cantado mientras se realiza la Inscripción del Nombre.
351
Cfr. Catequesis y liturgia en los Padres. Interpelación a la catequesis de nuestros días, p. 110.
previstas, por el canto del exultet, por los símbolos del fuego, de la luz y por la
fórmula de bendición de la fuente bautismal.
Celebración del Bautismo. El rito bautismal está preparado, junto con las
letanías de los santos, la bendición del agua y la profesión de fe y tiene su
momento culminante en el rito de la ablución, unido a la invocación de la Trinidad
(nº 28). Con la bendición del agua se recuerda la continuación de las "Maravillas
de la salvación", que tienen su pleno cumplimiento en el misterio pascual, que
se despliega en el candidato, mediante el poder del Espíritu operante en el
Bautismo (nnº 29 y 210). Con los ritos de la renuncia y de la profesión de fe "los
bautizandos expresan con fe consciente el mismo misterio pascual, que ha sido
vuelto a evocar en la bendición del agua y que después será brevemente
proclamado por el celebrante con las palabras del Bautismo. Los adultos, de
hecho, no se salvan si no quieren acoger el don de Dios con fe, acercándose
espontáneamente a éste. La fe, de la que reciben el sacramento, no es sólo de la
Iglesia sino también suya personal y ellos están destinados a hacerla rica en
frutos" (nnº 30 y 211). El rito del Bautismo, tanto si es por inmersión como por
infusión, expresa realizándola la participación en el misterio pascual de Cristo, el
nuevo nacimiento y la incorporación del candidato al pueblo de Dios (nnº 31-32).
Los ritos postbautismales significan la nueva condición de los bautizados y su
vocación a caminar como hijos de la luz (nº 33; nnº 213-226 para cada una de las
partes del rito bautismal).
Cabe notar que hay una gran similitud con nuestro actual rito de los
sacramentos desarrollado en la triada sacramental, como también hay gran
parecido con el rito del Bautismo, que es el que presenta mayor complejidad
ritual354. Todos estos ritos, en la antigüedad patrística formaban una única acción
ritual llamada Bautismo, que contaba con el don del Espíritu y abría la puerta al
banquete eucarístico. En nuestro Ritual, claramente, se articula la acción litúrgica
en los tres sacramentos bien distinguidos -aunque complementarios-, pero juntos
forman una unidad mayor, el gran sacramento de la Iniciación Cristiana o, lo que
es lo mismo, el único Bautismo en Cristo que se desarrolla en el agua, en el
Espíritu y en la mesa de comunión.
352
Cfr. P.M.GY, La notion chrétienne d´initiatión: en LMD 132 (1977), p. 53. En este trabajo, el autor hace un estudio acerca
de la noción cristiana de iniciación en los Padres, y llega a la conclusión, de que el Catecumenado se entendía como tiempo de
preparación para la iniciación por los sacramentos y los ritos anejos.
353
Cfr. S. MOVILLA, Del catecumenado a la comunidad, p. 30.
354
Cfr. HIPÓLITO, La Tradición apostólica, 21 (SCr, 11 bis, pp. 81-95). Hipólito ofrece una descripción detallada de todo el
desarrollo ritual. Con algunas variedades, se asimila mucho a nuestro ritual. Para una mayor profundización en un estudio
"comparado" entre el RICA y la praxis patrística, ver, M. DUJARIER, La Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 153-183; y CARMELO
GÓMEZ, La propuesta catecumenal en el RICA, pp. 143-151.
355
La Iniciación Cristiana es considerada como un sacramento "en tres etapas sacramentales" -sostiene A. NOCENT-: "Se
comprenderá también que se debe desear, en el futuro, la edición de un libro único que tenga por título La iniciación cristiana. En él
estarían reunidos el ritual de la iniciación de los adultos, su preparación y sus tres sacramentos; es decir, el ritual del catecumenado,
el bautismo, la confirmación, la eucaristía, la mistagogia.. Aquí no se trata solamente de un problema de edición, de una
racionalización tipográfica y ceremonial. Sin duda, sólo el ritual para los adultos merece el título Iniciación cristiana, puesto que, hoy
en día, en la liturgia latina, los niños no reciben los tres sacramentos de la iniciación uno a continuación del otro. Sin embargo, el libro
se presentaría como un ideal, realizado solamente para los adultos", en La reforma litúrgica. Una relectura, Ed, EGA, Bilbao 1993,
p. 58.
catequético y la expresión litúrgica. Y es así porque "cada uno de estos elementos
encuentra un espacio propio, dentro de un ritmo, que es el que marca la creación
de un itinerario dinámico y coherente para la Iniciación Cristiana"356.
356
Cfr. D. BOROBIO, Proyecto de Iniciación Cristiana, p. 119.
357
Cfr. A. NOCENT, Lignes théologico-liturgiques du catéchumenat, p. 173.
iglesias locales están pidiendo hoy de cara a una apuesta decidida y firme por una
pastoral catecumenal358.
358
En CC los Obispos afirman que la catequesis ha de tener una clara y decidida inspiración catecumenal (nnº 83-84), en CA
se propone el Catecumenado bautismal como modelo referencial para la catequesis (nº 79) y en el Plan Pastoral de la CEE para el
trienio 2002-2005 se pide su implantación parroquial (nº 33).
359
"En un periodo de tres años, vimos aparecer delante de nuestros ojos un verdadero camino de gestación a la fe, una especie
de catecumenado que iba creando, poco a poco, una Iglesia, realizaba una comunión fraterna”. Cfr. KIKO ARGÜELLO, Le comunità
neocatecumenali: Rivista di Vita Spirituale (1975/2), p. 193. Este artículo contiene la breve síntesis sobre el CN que Kiko Argüello y
Carmen Hernández entregaron al Papa Pablo VI, y que algunos años más tarde (en 1983) fue presentada, con ligeras variaciones, a la
Asamblea Plenaria de la Sagrada Congregación para la evangelización de los pueblos.
360
Ibid., p. 192. Este itinerario neocatecumenal se vive en el espíritu señalado por el RICA IV, nº 295: "Su conversión se funda
en el Bautismo ya recibido, cuya virtud deben desarrollar después"; y nº 296: "Por la misma razón que en el caso de los catecúmenos,
la preparación de estos adultos requiere tiempo prolongado, para que la fe infundida en el Bautismo pueda crecer, llegar a la madurez
y ser grabada plenamente por medio de la formación que se les proporciona...". Para G. PASQUALETTI la "situación psicológica de
los católicos no catequizados puede ser considerada similar a la de los catecúmenos. De ahí, que nada impida su catequización según
el mismo orden de instrucción de los catecúmenos, teniendo siempre presente que aquellos ya han recibido los sacramentos”, en
Riflessioni..., p. 274. Asimismo este parece ser el objetivo del Catecumenado postbautismal tal y como lo presenta el Catecismo de
la Iglesia Católica, nº 1231: "Desde que el bautismo de los niños vino a ser la forma habitual de celebración de este sacramento, ésta
se ha convertido en un acto único que integra de manera muy abreviada las etapas previas a la iniciación cristiana. Por su naturaleza
misma, el Bautismo de niños exige un catecumenado postbautismal. No se trata sólo de la necesidad de una instrucción posterior al
Bautismo, sino del desarrollo necesario de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona...".
361
Cfr. Breve comentario para la sala de prensa vaticana a la carta del Santo Padre sobre el Camino neocatecumenal, en E.
PASOTTI (ed.), El Camino Neocatecumenal según Pablo VI y Juan Pablo II, pp. 21-23. Con motivo de la "Carta de
Reconomiento del Camino Neocatecumenal" del Papa JUAN PABLO II (30 de Agosto de 1990), KIKO ARGÜELLO mantendrá que
"la gran novedad de esta Carta del santo padre es que reconoce en el neocatecumenado una iniciación cristiana para adultos de tipo
catecumenal y ofrece, de este modo, a la diócesis un instrumento concreto de evangelización sin transformarlo en una orden religiosa,
en una asociación particular o un movimiento" (Ib., p. 22). Esta Carta apareció publicada en Ecclesia Núm. 2.508 (29 de diciembre
1990) acompañada de un estudio de Mons. RICARDO BLÁZQUEZ: "La Carta del Papa sobre las Comunidades Neocatecumenales",
pp. 34-38 .
Mons. Ricardo Blázquez, que lo ha vivido en primera persona y ha
reflexionado sobre el mismo en diversas ocasiones362, afirma que "el Camino
Neocatecumenal es un Catecumenado en el sentido propio de la palabra. Este
Catecumenado ha nacido no como resultado de una programación pastoral sino
como concreción de las indicaciones de la vida que se iba anticipando. Se han
dado cita en su configuración la sintonía con las orientaciones del Concilio
Vaticano II, la sensibilidad con las actitudes del hombre marcado por la
secularización en relación con la fe, y la inspiración constante en los orígenes de
la Iglesia"363.
A) ETAPAS
Ya hemos visto que en el RICA los tiempos pueden ser llamados también
etapas porque son espacios de tiempo entre unos objetivos y otros del camino de
la fe y los sacramentos366, y los grados pueden ser denominados pasos367, porque
introducen a los tiempos de instrucción y maduración, o por ellos son preparados.
362
Cfr. Comunidades neocatecumenales. Un camino de iniciación cristiana (1984), pp. 603-641. Cuatro años más tarde este
mismo artículo fue editado en forma de libro: Las comunidades neocatecumenales, (1988). Del mismo autor: “Un camino de iniciación
cristiana”, en Iniciación Cristiana y nueva evangelización, pp. 338-402; también Catecumenado en la Iglesia (1998).
363
Cfr. Iniciación Cristiana y nueva evangelización, p. 377.
364
La naturaleza y la realización del Camino Neocatecumenal viene así definida en el Estatuto como un “itinerario de
formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos de hoy” (SCN, art 1&1), y como “una modalidad de realización
diocesana de la iniciación cristiana y de la educación permanente de la fe, según las indicaciones del Concilio Vaticano II y
del Magisterio de la Iglesia” (SCN, art. 1&2). El Neocatecumenado es uno de los ´bienes espirituales` del CN (SCN, art. 1&3)
que se ofrece a los obispos como “un instrumento para el redescubrimiento de la iniciación cristiana de los adultos bautizados”
(SCN, art. 5&1).
365
Tras haber vivido y recorrido el itinerario neocatecumenal, el párroco salmantino ANDRÉS FUENTES, hace una detallada
explicación del mismo: El Neocatecumenado: Un camino de iniciación cristiana, Ed, DDB, Bilbao 1996.
366
Al estudiar la estructura del camino catecumenal del RICA he optado por la terminología que preferentemente emplea el
Ritual, Tiempos y Grados. En el Neocatecumenado, se emplea de modo más usual los términos de Etapas y Pasos que son
equivalentes a los del RICA: Tiempos = Etapas; Grados = Pasos.
367
"Tres, pues, son los grados, pasos o puertas, que han de marcar los momentos culminantes o nucleares de la iniciación...".
Cfr. RICA, Observaciones previas, nº 6c.
Por otra parte ya he puesto de manifiesto que la configuración estructural de un
itinerario catecumenal para adultos bautizados es pastoralmente viable a la luz
de las reflexiones hechas por G. Pasqualetti donde se fundamenta que las
celebraciones del itinerario catecumenal completo, con sus cuatro tiempos y los
tres ritos de paso, pueden perfectamente hacerse con los adultos bautizados "igual
que para los catecúmenos, la preparación de estos adultos exige tiempo
prolongado", de modo que la fe que recibieron en el Bautismo crezca hasta la
madurez cristiana y se enraíce profundamente, "su vida cristiana debe reforzarse
con una preparación oportuna, una catequesis adaptada, las relaciones con la
comunidad de los fieles y la participación en algunos ritos litúrgicos" (nº 296).
368
"No se trata de que la catequesis con bautizados reproduzca, miméticamente, el proceso catecumenal del no bautizado, ya
que su condición difiere de la condición de los catecúmenos (RICA, nº 295). La inspiración de fondo y el carácter gradual de su
formación deben sin embargo, mantenerse". Cfr. COMISIÓN EPISCOPAL DE ENSEÑANZA Y CATEQUESIS, Catequesis de
adultos, nº 199.
369
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 61. En el Estatuto del CN, los ´elementos fundamentales del
Neocatecumenado`vienen desarrollados en los arts. 19-21.
370
Según Mons. RICARDO BLÁZQUEZ: "El camino está jalonado de etapas, de escrutinios, de pasos, de exorcismos, de
ritos...que no son un montaje artificial" ( Ibid., p. 66).
371
"Este camino postbautismal es semejante a aquel que en la Iglesia primitiva precedía al bautismo, pero adaptado a su situación
de bautizados. Aunque las Comunidades Neocatecumenales no señalan cuál es el modelo catecumenal concreto -de entre los existentes
en la Iglesia antigua- al que quieren asemejar su Neocatecumenado, algunos historiadores de la catequesis estiman que su modelo es
el de Hipólito de Roma (comienzos del siglo III), si bien es cierto que éste sólo duraba tres años". Cfr. SECRETARIADO
DIOCESANO DE CATEQUESIS DE MADRID, Comunidades plurales en la Iglesia, Ed, Paulinas, Madrid 1981, p. 55. La
configuración definitiva del Neocatecumenado ha recibido la influencia de otros modelos catequéticos de la primitiva Iglesia que a lo
largo de los siguientes apartados iré mencionando.
depende de la gracia de Dios y además de varias circunstancias... Nada por tanto
puede ser establecido ´a priori`” (nº 20).
372
"Este camino es un Catecumenado. Podéis hacer este gráfico del catecumenado. El Bautismo se representa por un
descendimiento de siete peldaños que descienden a una piscina. En el bautismo el cadáver del hombre viejo queda sepultado dentro
del agua, que significa la muerte. De la misma forma que Jesús ha entrado en la muerte y ha sido sacado de ella por Dios como hombre
nuevo resucitado, tú entrando y saliendo del agua mueres y resucitas, realizándose en tí la Muerte y Resurrección de Jesucristo
resucitado, el hombre que ha nacido del Espíritu Santo. El Catecumenado es este descendimiento hasta las aguas del Bautismo. Es un
camino de conversión. Cfr. KIKO ARGÜELLO, Orientaciones a los Equipos de catequistas para la Fase de conversión (Catequesis
dadas a los equipos de catequistas de Madrid en los Dominicos del Rosario de la calle Conde de Peñalver 40, durante los meses de
febrero, marzo y abril de 1972) (Por manuscrito), p. 8. [Citaremos este documento a partir de este momento así: Orientaciones...,].
373
"Bajar los peldaños de la fuente bautismal (recuérdese cómo eran los baptisterios primitivos) es el símbolo de una conversión,
de una Kénosis, de un descenso a la auténtica realidad del hombre. Bajando encuentra el hombre su verdad". Cfr. Las Comunidades
Neocatecumenales, p. 30.
374
El baptisterio de la Iglesia de San José en Nazaret tiene 7 peldaños. También el de la Iglesia de Éfeso.
375
Esta comprensión bautismal está íntimamente ligada a la naturaleza del Catecumenado en su ´entrañamiento parroquial`,
y así aparece reflejado en SCN, art. 6&1: “El Neocatecumenado, en cuanto itinerario de redescubrimiento de la iniciación
cristiana, se realiza normalmente en la parroquia, ´ámbito ordinario donde se nace y se crece en la fe`, lugar privilegiado donde
la Iglesia, madre y maestra, engendra en la fuente bautismal a los hijos de Dios y les ´gesta` a la vida nueva”.
376
Para G. ZEVINI “el Neocatecumeando consta de las catequesis iniciales y del itinerario neocatecumenal, articulado según
las tres fases de la iniciación cristiana: precatecumenado, catecumenado y elección, divididas en etapas, jalonadas por pasos marcados
por algunas celebraciones”. Para el desarrollo del Neocatecumenado ver: “Etapas del Neocatecumenado”, en La iniciación cristiana
de adultos en las Comunidades Neocatecumenales: CONCILIUM nº 142 (febrero 1979) pp. 240-248. Del mismo autor, aunque sólo
se encuentra en la versión original italiana, ´Neocatecumenato`, en Nuovo Dizionario de Spiritualità (ed. St de FIORES-T. GOFFI),
1. Etapa kerigmática
Los Obispos por tanto, son los que abren el Neocatecumenado en las
respectivas diócesis (SCN, art. 26)377, contando siempre con el hecho de que
algunos de sus párrocos estén dispuestos a iniciar esta experiencia (SCN, arts.
9&1 y 27). Ellos son los que dan el consentimiento y la aprobación al equipo de
catequistas que ponen en marcha el Neocatecumenado en las parroquias de sus
diócesis en un servicio de comunión que estará siempre bajo la observancia y
tutela episcopal (SCN, arts. 8&4 y 27-28)378. Ellos son los legítimos y por tanto
verdaderos responsables del Catecumenado en sus diócesis379, y también del
Roma, 1979 (2ª Ed.), pp. 1056-1073 (con bibliografía italiana muy completa) (Artículo éste injustificada e incomprensiblemente
suprimido en la traducción española). Ver también Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, Las Comunidades Neocatecumenales, pp. 59-86;
y A. FUENTES, El Neocatecumenado. Un camino de iniciación cristiana, pp. 57-120.
377
Esta vinculación del Neocatecumenado con el ministerio episcopal es inequívoca. Al interior de las CNC se tiene muy claro
que "el Obispo, en calidad de maestro de la fe (cf. CT, nº 63), es el primer catequista de los adultos. Está llamado a ejercer dicha tarea
con la peculiar incidencia de su carisma y testimonio. Se interesará, por tanto, en primera persona, del plan diocesano de la catequesis
de adultos, se informará de su desarrollo mediante encuentros con los responsables y con los mismos catequistas a los que considerará
entre sus principales colaboradores, seguirá con atención premurosa y cordial la formación de los catequistas de adultos. Por la
responsabilidad que le corresponde, el Obispo atenderá con fraterna caridad a las diversas formas de catequesis de adultos de origen
no diocesano". Cfr. COINCAT, La catequesis de adultos en la comunidad cristiana. Algunas líneas y orientaciones, Ed, Edicep,
Valencia 1990, nº 82. El Neocatecumenado en cuanto itinerario catequético que se desarrolla con adultos, se ha ido extendiendo para
responder a la demanda de los Obispos: "Muchos equipos de catequistas itinerantes, después de una experiencia de evangelización en
la propia nación, han sido llamados por el Señor para abrir el Camino en otros países de donde nos habían llegado numerosas peticiones
de los Obispos y párrocos, sobre todo a partir de 1972". Cfr. KIKO ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, “El Camino
Neocatecumenal: breve síntesis”, en E. PASOTTI, o. cit., pp. 126-127.
378
Para Mons. RICARDO BLÁZQUEZ "tanto la terquedad del carismático como la estrechez del ministro pueden obstaculizar
la relación, llamada a ser fecunda, entre la originalidad del carisma y la comunión de la Diócesis en torno al Obispo. El Camino
Neocatecumenal tiene muy claro que si el Obispo no quiere ni se abre el catecumenado en las parroquias de su Diócesis ni una vez
abierto se despliega en su itinerario (y lo mismo se diga en relación con el Párroco)". Cfr, Iniciación cristiana y nueva Evangelización,
p. 356.
379
Las atribuciones que el RICA asigna a los Obispos recoge el espíritu conciliar. No podemos olvidar que la restauración del
Catecumenado ha sido una petición expresamente solicitada por la Asamblea Conciliar: "Restáurese el Catecumenado de adultos,
dividido en distintas etapas, cuya práctica dependerá del juicio del Ordinario del lugar" (SC, nº 64); "Tienen que esforzarse también
en restablecer el Catecumenado de adultos o en hacer una adaptación más adecuada" (CD, nº 14). En concreto, se dice que "es propio
del Obispo, por sí, o por su delegado organizar, orientar y fomentar la educación pastoral de los catecúmenos y admitir a los candidatos
a la elección y a los sacramentos..." (RICA, nº 44); y se le apuntan sus responsabilidades:"1) Establecer la institución del
Catecumenado y decidir las normas oportunas para cada necesidad; 2) Determinar, según las circunstancias, si se puede celebrar, y
cuándo, el rito de la iniciación fuera de los tiempos propios (Cfr. nº 58); 3) Dispensar por impedimentos graves de un escrutinio y, en
circunstancias extraordinarias, también de dos (Cfr. nº 240); 4) Permitir que parcial o totalmente se use el Ritual abreviado (Cfr nº
240); 5) Confiar a los catequistas, que sean verdaderamente dignos y estén bien preparados, la misión de realizar los exorcismos y las
Neocatecumenado. Es por otra parte un hecho contrastado que en el
Neocatecumenado, los Obispos son invitados y están presentes en todos los pasos
que jalonan este largo itinerario neocatecumenal, desde el mismo instante en el
que se inicia, es decir, en la celebración en que el Obispo hace entrega
autorizadamente de la Escritura a las personas que están dispuestas a recorrer este
proceso neocatecumenal.
Cuando un Párroco, por tanto, desea iniciar este camino toma contacto con
las parroquias en las cuales existen Comunidades Neocatecumenales, si el
Neocatecumenado ya está establecido en su Diócesis. De lo contrario, es el
Obispo el que solicita y pide que un equipo de catequistas itinerante inicie el
Neocatecumenado en su Iglesia Particular380. Una vez puestos en contacto el
equipo de catequistas con el Párroco que desea abrir el Neocatecumenado, éstos
le informan en qué consiste este proceso con sus etapas y pasos y muestran la
importancia del ministerio pastoral del Párroco que está llamado a ser el
responsable y estar al centro del mismo. Una vez que se clarifica el horizonte
pastoral al que apunta este itinerario neocatecumenal, si el Párroco se decide a
iniciar el Neocatecumenado pide que le sean enviados catequistas, los cuales se
comprometen a iniciarlo y a guiarlo en comunión con el Párroco381. Los
catequistas hablan también con todo el consejo parroquial, presentando la
necesidad de inaugurar una pastoral de evangelización a través de un
Catecumenado post-bautismal; sucesivamente tienen un encuentro con los
movimientos de la parroquia, y por último, hacen una invitación a todos los fieles
de la parroquia durante las misas del domingo y les invitan a participar en unas
catequesis que tendrán lugar dos veces a la semana, durante dos meses. El equipo
de catequistas está formado por un sacerdote, garante de la ortodoxia y de la
eclesialidad del anuncio, de un matrimonio y de un joven, constituyendo una
pequeña comunidad de evangelización382.
bendiciones (Cfr. nnº 44 y 47); 6) Presidir el rito de la elección y dar por válida la admisión de los elegidos o por medio de un delegado
(Cfr. nº 44)" (RICA nº 66).
380
“Al Obispo diocesano, cual responsable de la iniciación, de la formación y de la vida cristiana en la Iglesia particular,
compete autorizar la realización del Camino Neocatecumenal en la diócesis”. Cfr. SCN, art. 26,1º.
381
“El Neocatecumenado es guiado, en comunión con el Párroco y bajo su responsabilidad pastoral, por un equipo de
catequistas...”. Cfr. SCN, art. 8&4.
382
“Dicho equipo, con las catequesis iniciales, pone en marcha un proceso de gestación en la fe en que se forman las
comunidades y vuelve periódicamente, normalmente una vez al año, para conducir los diversos pasos del itinerario
neocatecumenal y dar las indicaciones necesarias para el desarrollo de las diversas fases y etapas”. Cfr. SCN, art. 8&5.
383
Cfr. KIKO ARGÜELLO, art. cit., p. 198. En una artículo publicado en 1977, el mismo Kiko Argüello describe sumarialmente
el contenido de las catequesis de esta etapa Kerigmática: Il Neocatecumenato. Un´esperienza di evangelizzazione in atto. Sintesi delle
sue linee di fondo: Rivista di Vita Spirituale 1 (1977), pp. 85-102. Otros estudios aparecieron este mismo año: L. DELLA TORRE,
Il Neocatecumenato: Communio 32 (1977), pp. 58-68; Esperienze di catechesi neocatecumenali: SPAS 31 (1977) pp. 37-45; Vi
presentiamo il movimento neocatecumenale (Intervista a cura del C.M.D.F) en Stt. del Clero 44 y 45 (1977); G. ZEVINI, Le comunità
neocatecumenale. Una pastorale di evangelizzazione permanente, Roma 1977.
fase de conversión384. Es el tiempo del anuncio del Kerygma "anuncio de
salvación que se desarrolla a través de un diálogo directo y existencial sobre la
incidencia del cristianismo en la vida de las personas. Las catequesis se basan en
el trípode: Palabra-Liturgia-Comunidad sobre el cual se basará todo el recorrido
neocatecumenal"385. Este planteamiento viene recogido en el Estatuto del CN:
“Las catequesis iniciales y el itinerario neocatecumenal se basan en los tres
elementos fundamentales (trípode) de la vida cristiana, resaltados por el Concilio
Vaticano II: Palabra de Dios, Liturgia y Comunidad” (art 8&2).
387
Para conocer el contenido de las catequesis iniciales que se imparten durante dos meses en la parroquia, ver SCN, arts. 9
y 10.
388
Cfr. “Breve relación sobre el Camino Neocatecumenal en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre Penitencia y
Reconciliación”, en El Camino Neocatecumenal en los discursos de Pablo VI y Juan Pablo II, Centro Neocatecumenal de Madrid
1992 (2ª Ed.), pp. 228-232. A. FUENTES desarrolla ampliamente el contenido de estas catequesis, ver: El Neocatecumenado..., pp.
60-70.
389
Cfr. La espiritualidad del Camino Neocatecumenal: Vida sobrenatural (Enero-Febrero 1995), p. 85. Ver también, C.
ELORRIAGA, Bautismo y espiritualidad neocatecumenal: Revista de Espiritualidad nº 184-185 (1987) pp. 369-388.
390
Cfr. Exhortación Apostólica post-sinodal de JUAN PABLO II, La reconciliación y la penitencia en la misión de la Iglesia
hoy, Ed, B.A.C., Madrid 1984. Y la reflexión ulterior de nuestros obispos: Instrucción pastoral sobre el Sacramento de la Penitencia,
Dejaos reconciliar con Dios, Ed, Edice, Madrid. 1989. "Es un hecho acreditado en las Comunidades Neocatecumenales que en el
interior del proceso de fe y de conversión hacia el Bautismo se recupera con vigor el sacramento de la conversión, de la penitencia.
Según el testimonio de los presbíteros, la comunidades han fortalecido decisivamente la celebración del sacramento en sus parroquias,
e incluso a veces la han rescatado del olvido...". Cfr. Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, Las Comunidades Neocatecumenales, pp. 38-
39.
parroquias la mayoría son bautizados, se les invita a sellar la conversión en el
Sacramento de la Penitencia”391
391
“A este punto de la catequesis, comenzamos a ver ya los primeros milagros de la predicación: gente alejada del sacramento
de la Penitencia durante años, vuelven a confesarse con alegría, recuperan una paz que hacía muchos años que no conocían, y
sobre todo, se comienza a recuperar en algunos países el sacramento de la Reconciliación que había casi desaparecido”. Cfr.
“Breve relación sobre el Camino Neocatecumenal en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre Penitencia y
Reconciliación”, en El Camino Neocatecumenal..., p. 230. Ver también SCN, art 9,1ª.
392
"Abraham, paradigma de la fe, Palabra que llama a cada uno de nosotros a un camino: Abraham eres tú; el Éxodo, paradigma
de la liberación de la esclavitud del pecado y del camino de un pueblo en el desierto hasta el Reino de Dios: Jesús el verdadero Israel
que nos lleva al Padre". Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, pp. 93-94. La catequesis del Éxodo ha recibido una clara
influencia de ORÍGENES para quien las etapas del Catecumenado las veía perfectamente "profetizadas" en el Éxodo hebreo:"Y no
pienses que aquellas azañas son meros hechos pasados y que nada tienen que ver contigo, que los escuchas ahora: en ti se realiza su
místico significado. En efecto, tú, que acabas de abandonar las tinieblas de la idolatría y deseas ser instruido en la ley divina, eres
como si acabaras de salir de la esclavitud de Egipto...". Cfr. Homilía 4,1: PG 12, pp. 842-843. Ver también: Homilías sobre el libro
de los Números, 26,4 (SCr, 29, p. 501). Para una mayor ampliación y profundizar en el lugar que ocupó la "tipología del Éxodo" en
la iniciación cristiana de la Iglesia primitiva: JEAN DANIELOU, Tipología bíblica. Sus orígenes, Ed, Paulinas, Buenos Aires 1966,
pp. 201-284.
393
"Mostrando con este rito que la Escritura no se puede separar de la Iglesia". Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato,
p. 94. La presentación, la lectura y la interpretación de la Escritura en el Neocatecumenado está desde el mismo momento que se inicia
el itinerario neocatecumenal católicamente bien presentada en continuidad con la doctrina conciliar que encontramos en Dei Verbum,
nnº 7-12. Para conocer el alcance y la importancia que la Palabra de Dios tiene en el Neocatecumenado, ver, F. VOLTAGGIO, “La
Parola di Dio nelle comunità neocatecumenali”, en G. ZEVINI, “Incontro con la Bibbia. Leggere, pregare, annunziare”, Roma 1978,
pp. 187-191; P. SORCI, Hermenéutica della Parola nel Cammino Neocatecumenale: Rivista Liturgica 84 (1997), pp. 867-880.
De ahí que, tras hacer una catequesis sobre la importancia y el lugar que la Palabra
de Dios debe ocupar en la vida de los cristianos, la celebración de La entrega de
la Biblia por manos del Obispo sea vivida como un momento realmente
significativo y de un profundo contenido católico: de manos del Obispo se recibe
la Escritura para que ella sea desde este momento el alimento y el sustento diario
en el largo itinerario que estas personas se disponen a iniciar394.
realización concreta del don de la comunión que el Espíritu concede a los cristianos" (CA, nº 125). Para una explicación más detallada
de los diferentes ámbitos comunitarios en que se puede realizar la catequesis de adultos ver el apartado: "La catequesis se
realiza a través de diversos ámbitos comunitarios" (CC, nnº 267-282).
397
Los SS. Padres asimilan, frecuentemente, la formación catecumenal a una gestación de la Iglesia, que da a luz a sus hijos en
la pila bautismal. Por ejemplo, S. GREGORIO GRANDE dice: "Después de haber sido fecundada, concibiendo a sus hijos por el
ministerio de la predicación, la Iglesia les hace crecer en su seno con sus enseñanzas" (ML 76, p. 108). SAN AGUSTÍN, por su parte,
afirma dirigiéndose a los catecúmenos:"Aunque todavía no hayáis nacido, habéis sido ya concebidos y vais a ser alumbrados en la
fuente bautismal como en el seno de la Iglesia" (Sermones ad competentes, 56,IV,5). Para profundizar en la "catequesis de adultos,
transmisión maternal de la fe de la Iglesia", ver Catequesis de Adultos, nº 110.
398
Los arts. 7;13 y 15,1&1 del Estatuto desentrañan la realización del Neocatecumenado en pequeña comunidad. A Mons.
Iniesta "le parece legítimo suponer que no solamente la Iglesia es una comunidad, sino que en su interior debe estar normalmente
organizada como comunidad de pequeñas comunidades, donde el cristiano individual puede encontrar una expresión concreta,
cercana, cálida y adaptada a su tamaño de la gran Iglesia, y, de ese modo, no sentirse en ella como una masa anónima sino como una
familia de hermanos". Ver la excelente "ponencia" que pronunció en el III Encuentro Catecumenal Diocesano celebrado en Madrid
en 1979, que lleva por título: "La pequeña comunidad, hoy, como ámbito para la experiencia de fe", recopilada junto a otros artículos
en su libro Teopraxis: 2. Comunidades. Tareas urgentes. Ensayos de Teología Pastoral, Ed, Sal Terrae, Santander 1981, pp. 9 y 11.
399
Cfr. Le Comunita´Neocatecumenali, p. 200. Según KIKO ARGÜELLO: "El cristiano es gestado por la Iglesia en un útero
celeste, en un seno divino, el Bautismo. Entendiendo por el Bautismo aquí la globalidad de la gestación cristiana: anuncio -
precatecumenado-catecumenado- elección y neofitado... fiel, cristiano". Cfr. “La Virgen María y el Camino Neocatecumenal”, en art.
cit., p. 302. "María es la figura (prototipo) de la Iglesia, ya que Cristo nace de ella, por obra del Espíritu Santo, para poder seguir
naciendo y creciendo en la Iglesia. Las dos son templos vivos, sagrarios e instrumentos de manifestación del Espíritu Santo. Cfr.
NUEVO DICCIONARIO MARIOLOGÍA, Ed, Paulinas, Madrid, 1988, p. 457.Ver también estos dos estudios:
K. DELAHAYE, "Ecclesia Mater" chez les Pères de l´Eglise, Cerf, París, 1964; y M. DUJARIER, Le
catéchuménat et la maternité de l´Eglise: LMD 71 (1978), pp. 78-93.
400
METODIO DE OLIMPIA, por ejemplo, apunta a esta acción maternal de los catequistas, cuando educan en la fe a los
cristianos inmaduros:"Respecto a los que son todavía imperfectos (en la vida cristiana), son los más maduros los que les forman y les
dan a luz en una acción maternal" (Symposium,III,8).
en su vida fue ejemplo de aquel afecto maternal con el que es necesario estén
animados todos los que, en la misión apostólica de la Iglesia, cooperan a regenerar
a los hombres" (LG, nº 65).. De ahí que la Comunidad Neocatecumenal
inmediata, en cuyo ámbito se va a realizar todo la iniciación cristiana, así como
los catequistas concretos que la van a guiar a lo largo de todo el itinerario
neocatecumenal, participan de manera eminente de esa maternidad de la
Iglesia401.
401
En este sentido es inherente a la misma pedagogía neocatecumenal la obediencia de los neocatecúmenos a los catequistas.
Ya hemos visto cómo en los Hechos de los Apóstoles los que acogían el Kerygma se ponían en obediencia: ¿Qué hemos de hacer
hermanos? (Hch 2,37). En el Catecumenado primitivo sucedía lo mismo. El catequista, como delegado del Obispo, daba una serie de
instrucciones a los catecúmenos. Durante un tiempo debían escuchar asiduamente la palabra de Dios, orar, ayunar, cambiar
costumbres... Pasado un tiempo, antes de recibir el Bautismo, el Obispo tenía que ver si los candidatos eran dignos. Y les preguntaba
al padrino sobre su idoneidad. Es como si le dijera: ¿Han obedecido a aquello que les mandamos?. El espíritu de obediencia que
los neocatecúmenos tienen con sus catequistas es uno de los "signos" más llamativos del Neocatecumenado. La obediencia es un
elemento fundamental del proceso bautismal y de toda la vida cristiana que en el Neocatecumenado se descubre y se vive con
radicalidad. Ver las hermosas páginas de HENRI DE LUBAC acerca de la obediencia: "El hombre de Iglesia no es sólo obediente,
sino que ama la obediencia...Ella somete nuestros pensamientos y deseos, no a los caprichos de los hombres, sino a la obediencia de
Cristo... Nunca se traiciona a ninguna causa, nunca se es infiel a otro, a sí mismo, o a Dios, cuando se obedece con sencillez". Cfr.
Meditación sobre la Iglesia, Ed, Encuentro, Madrid 1984, pp. 204-209. WALTER KASPER muestra como la "Kenosis", la obediencia
de Jesús y del cristiano es una prueba de la libertad interior, en in Fede e Storia, Brescia, 1985, p. 187.
402
La catequesis en grupo, es una exigencia de la catequesis, y así lo afirman nuestros Obispos: "Una catequesis en la comunidad
y en clave de proceso catecumenal parece reclamar, como medio más adecuado para cumplir su cometido, el que se realice en grupo.
El grupo catequético y la catequesis en grupo, como expresión e iniciación en la comunidad, es una exigencia de la catequesis" (CC,
nº 233). También dan las razones de esta opción (CC, nº 284), y señalan los riesgos (CC, nº 285). Hoy en la pastoral catequética se
subraya con fuerza la relación estrecha existente entre catequesis y comunidad: "Se puede hablar en este sentido de una clara opción
comunitaria en la conciencia catequética actual, según la cual la comunidad cristiana es para la catequesis condición, lugar, sujeto,
objeto y meta" afirma EMILIO ALBERICH en La Catequesis en la Iglesia, Ed, CCS, Madrid 1991, p. 193. Ver también S. MOVILLA,
Educación de la fe y comunidad cristiana: Sinite 23 (1987) pp. 317-331.
403
“Dentro de la parroquia, el Neocatecumenado es vivido en pequeña comunidad -denominada Comunidad Neocatecumenal-
, dado que la forma completa o común de la iniciación cristiana de los adultos es la comunitaria”. Cfr. SCN, art. 7,1 (ver
también las arts. 10; 15&1; 20,3ª).
se acaba de formar. En este primer momento, -afirma G. Zevini- "el testimonio
de los catequistas abarca dos puntos: ellos son espectadores del milagro constante
de que la gente, por la necedad de la predicación, cambie su vida en serio, y el
autor de la evangelización es Cristo mismo, que llama, convierte y ama a los
pecadores, los cuales viven hoy lacerados por mil sufrimientos familiares,
sociales, económicos, afectivos y psicológicos"404.
A partir de este momento el Neocatecumenado se vive dentro de la actual
estructura parroquial en comunión con el Obispo, en régimen de pequeñas
comunidades formadas por personas de edad, condición social, mentalidad y
cultura diversas405. No se trata de un grupo espontáneo, ni de una asociación
católica, ni de un movimiento de espiritualidad, ni de un grupo elitista dentro de
la parroquia. Se trata de personas que quieren redescubrir y vivir plenamente la
vida cristiana y las consecuencias de su Bautismo a través de un
Neocatecumenado, dividido en diversas etapas, semejantes a las de la Iglesia
primitiva y adaptado a su condición de bautizados406. El Neocatecumenado queda
insertado -afirma A. Fuentes- "en la parroquia, en la misma intimidad de la
parroquia, no como algo extrínseco o periférico... La Comunidad
Neocatecumenal es la misma parroquia que como madre va gestando en la fe a
sus hijos de dentro y a todos los que, viniendo de fuera, se sienten interpelados
por su espíritu"407.
En los iniciadores del CN hay una conciencia muy viva, por lo que se
refiere a esta primera fase que se denomina kerigmática, de estar actualizando en
el hoy de nuestra Iglesia el modelo pastoral de la Iglesia primitiva, de las primeras
comunidades cristianas, tal y como aparece -sobre todo- en los Hechos de los
Apóstoles408: "Los primeros apóstoles, en pequeños equipos de evangelización, -
sostiene Kiko Argüello- recorrían las sinagogas anunciando la Buena Noticia:
Dios ha resucitado a su siervo Jesús, aquél del cual nosotros hemos renegado,
pidiendo gracia de un asesino; aquél que murió sin oponer resistencia, sin
resistirse al mal, amando a sus enemigos, excusándoles (perdónales porque no
404
Cfr. La iniciación cristiana de adultos en las Comunidades Neocatecumenales, p. 8.
405
"Los rasgos esenciales con que pueden describirse estas comunidades son los siguientes: son comunidades heterogéneas por
procedencia social de sus miembros, por sexo y por edad. Pero las relaciones interpersonales de solidaridad y fraternidad suelen ser
muy fuertes". Cfr. DIONISIO BOROBIO, “La recepción del Concilio por diversos movimientos cristianos postconciliares en España”,
en A. GONZÁLEZ MONTES, Iglesia, Teología y Sociedad veinte años después del segundo Concilio Vaticano II, Publicaciones
Universidad Pontificia de Salamanca, 1988, p. 41.
406
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 90. Para Mons. RICARDO BLÁZQUEZ "la Comunidad Neocatecumenal
es una realización local de la iglesia infra e intraparroquial. La eclesialidad constitutiva de la condición cristiana pasa por la
comunidad, que crece en el ámbito parroquial que está a su vez en comunión con el obispo de la diócesis. En este punto es claramente
perceptible la perspectiva conciliar. Sin el Vaticano II no habría sido pensable el Camino Neocatecumenal como comunidad de
comunidades". Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 43.
407
Cfr. El Neocatecumenado, pp. 50-51. En el Estatuto se subraya con claridad la ´parroquialidad` del Neocatecumenado, ver
arts. 6; 8&4;9&1; 10&3; 16&2. Ver, JESÚS HIGUERAS, La Parroquia y el Camino Neocatecumenal. Una experiencia, Ed, Edibesa,
Madrid 1992. De mismo autor, Hacia la parroquia del Tercer Milenio, Ed, Edibesa, Madrid 2000.
408
Cfr. RAMÓN TREVIJANO, Orígenes del Cristianismo. El trasfondo judío del cristianismo primitivo. Publicaciones
Universidad Pontificia de Salamanca 1995; RAYMOND E.BROWN, Las Iglesias que los apóstoles nos dejaron, Ed, DDB, Bilbao
1986. Ver el excelente trabajo de G. LOHFINK, La Iglesia que Jesús quería. Dimensión comunitaria de la fe cristiana, Ed, DDB,
Bilbao 1998 (3ª edición).
saben lo que hacen); aquél que ofreció al mal que le afligían -la tortura y la cruz-
como prueba de que su amor era más grande que la muerte y que no cesaba de
amarles, aunque le quitasen la vida: Dios lo ha resucitado de la muerte y hoy El
está vivo, para perdonar éste y cualquier otro delito"409. El anuncio del
acontecimiento de Jesucristo es en las primeras comunidades cristianas el anuncio
de la salvación y el perdón de los pecados en su resurrección tras el paso por la
muerte. El anuncio de la resurrección de Cristo como victoria sobre la muerte
implica que el pecado del hombre ha sido destruido y por la obra del Espíritu
Santo ha aparecido una posibilidad de vida nueva (el hombre nuevo: cf. toda la
espiritualidad bautismal que refleja Rom 6,3-11). Esta es palabra que ha de
anunciarla Iglesia: “En el Kerygma, que, con este u otro término, predicó la
Iglesia desde su comienzo -en la práctica, Kerygma significa tanto el hecho del
anuncio, sentido primario de la expresión como su contenido-, reside la fuerza y
el sentido de la misión de la Iglesia. Cuando las Comunidades Neocatecumenales
señalan la importancia del Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a
toda la creación (cf. Mc 16,15), tienen conciencia de estar realizando, de acuerdo
con el mandato de Jesús, lo que siempre fue razón de ser de la Iglesia)"410.
409
Cfr. Il Neocatecumenato, pp. 84-85. En 1983, cuando Kiko Argüello se dirige a los Obispos en la Asamblea Sinodal sobre la
Penitencia y Reconciliación, vuelve a fundamentar la praxis del CN en el modelo pastoral de las primeras comunidades cristianas tal
y como aparece en los Hechos de los Apóstoles: "Esta predicación hecha con fuerza ponía al que escuchaba frente a un acontecimiento:
Jesús es el Señor, sólo en El tenemos salvación, El ha sido resucitado de la muerte, ha vencido la muerte, para que podamos tener
acceso a una vida nueva, a la Vida eterna. Los que sentían tocado el corazón por la acción del Espíritu Santo que acompañaba a los
apóstoles en su misión, y preguntaban: ¿Qué tenemos que hacer? San Pedro respondía Convertíos y que cada uno de vosotros se haga
bautizar en el Nombre de Jesús para el perdón de todos sus pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo prometido (Act. 2, 38)".
Cfr. “Breve relación sobre el Camino Neocatecumenal en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre Penitencia y Reconciliación",
en El Camino Neocatecumenal en los discursos de Pablo VI y Juan Pablo II, p. 228.
410
Cfr. CARLOS ELORRIAGA, Bautismo y espiritualidad neocatecumenal, p. 373.
411
Cfr. "Las grandes opciones de la epoca neotestamentaria", en Breve Historia del Catecumenado, pp. 19-29. Después del
anuncio del Kerygma hay un tiempo de catequesis. Es el Catecumenado propiamente dicho (Hch 2,38-40). J. DUPONT dice que los
versículos 38-40 describen de una manera completa las etapas del proceso de conversión. Cfr. Studi sugli atti degli Apostoli, Roma.
1975, pp. 246-247.
período de catequesis (cf. Act 2,38-40). Este tiempo de instrucción y de
formación termina en un segundo umbral en el que se trata de constatar si los
candidatos han hecho pasar el mensaje a sus vidas, si han "acogido la palabra"
(cf. Act 2,41), es decir, si han obedecido prácticamente al Cristo, si han cambiado
suficientemente su comportamiento como para ser admitidos al Bautismo. Por
tanto, -afirma M. Dujarier- "el acceso al Bautismo parece implicar ya dos etapas
distintas y dos umbrales. Aún cuando, al nacer la Iglesia, estas etapas están
todavía muy juntas, el redactor de la narración las ha mencionado claramente:
una primera evangelización que aboca a un acto de fe, global pero real, puesto
que implica la existencia; después una catequesis más detallada que debe
traducirse en acto en lo concreto de la vida"412.
412
Cfr. Breve historia del catecumenado, p. 28.
413
Cfr. Il Neocatecumenato, pp. 87-88.
414
El trabajo que venían desarrollando las CNC va a encontrar su confirmación y respaldo en unas palabras pronunciadas por
el Papa Pablo VI en la Audiencia General del 7 de julio de 1976: "Todo el trabajo realizado en los siglos que nos precedieron, no nos
exime de la colaboración con el divino constructor, por el contrario nos llama, no sólo a u fiel cometido de conservación, y no de
pasivo tradicionalismo, ni de rechazo hostil de la perenne renovación de la vida humana; sino que nos llama a comenzar de nuevo,
recordando, sí, siendo custodios celosos de lo que la historia auténtica de la Iglesia ha acumulado para ésta y para futuras generaciones,
pero conscientes de que el edificio, hasta el último día del tiempo, reclama trabajo nuevo, reclama construcción fatigosa, fresca, genial,
como si la Iglesia, el divino edificio, tuviera hoy que comenzar su aventuroso desafío a las alturas del cielo". Cfr. PABLO VI, La fede
è la base per costruire la Chiesa: L´Osservatore romano (15-7-1976). Para el Párroco JESÚS HIGUERAS FERNÁNDEZ "las
Comunidades Neocatecumenales arrancan de la base de que, si en los primeros tiempos el Catecumenado tenía como misión hacer la
Iglesia, hoy tiene como misión reconstruir la Iglesia y, para ello, hay que comenzar por redescubrir, renovar y revitalizar el Bautismo".
Cfr. La Parroquia y el Camino Neocatecumenal, p. 54.
Argüello- el Kerygma por las parroquias de todo el mundo, por pequeños equipos
itinerantes (siempre con un presbítero al centro) que, partiendo de su Iglesia local
y sin tener dónde reclinar la cabeza (los itinerantes venden todos sus bienes y
dejan todo), dan su vida en este servicio, en este nuevo culto que es volver los
corazones desviados al Dios vivo (cf. Rom. 1,9)"415.
415
Cfr. “Breve relación sobre el CN en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre Penitencia y Reconciliación", p. 230.
416
En la praxis iniciatoria del Neocatecumneado por lo que se refiere a esta etapa hay una clara sintonía con el espíritu del Ritual:
"El primer tiempo, o etapa, por parte del candidato exige investigación, y por parte de la Iglesia se dedica a la evangelización y
Precatecumenado y acaba con el ingreso en el grado de los catecúmenos" (nº 7). Pero previo a este ingreso en el Catecumenado, en
el RICA se acentúa el carácter evangelizador del tiempo precedente al que denomina Precatecumenado: "De la evangelización, llevada
a cabo con el auxilio de Dios, brotan la fe y la conversión inicial, con las que cada uno se siente arrancar del pecado e inclinado al
misterio del amor divino. A esta evangelización se dedica íntegramente el tiempo del Precatecumenado, para que madure la verdadera
voluntad de seguir a Cristo y de pedir el Bautismo" (nº 10).
417
Cfr. Catecumenado para la evangelización, p. 46.
418
Ver las páginas 49-57 dedicadas a fundamentar la "Necesaria evangelización kerigmática" y las pp. 57-65 en las que analiza
"La evangelización kerigmática exigencia del Catecumenado". Para un acceso a lo que significa la evangelización y la catequesis
kerigmática que tuvo su punto culminante en el periodo 1950-1970, ver el estudio de E. ALBERICH, art.´ Precatequesis`, en
Diccionario de catequética, Madrid, Ed, CCS, 1987. Para conocer como se plantea hoy esta etapa fundamental dentro de la misión
evangelizadora de la Iglesia, ver J. GEVAERT, El fatigoso descubrimiento del problema de la primera evangelización, en Primera
evangelización, Ed, CCS, Madrid 1992, pp. 20-68.
419
Cfr. Iniciación Cristiana de Adultos, p. 30. "La entrada en el Catecumenado no se hace en el acto. Es necesario ante todo un
cierto tiempo de formación y de prueba, podríamos decir de postulantado. El postulante no será agregado al número de los
catecúmenos sino después de haber acogido el kerigma". IDEM., Breve historia del catecumenado, pp. 67-68.
inequívocamente para ayudar a madurar o crecer en la fe a personas que lo
necesitan y lo desean"420.
Posiblemente nos encontramos aquí con una de las garantías más sólidas
del CN. Los catequistas que abren el Neocatecumenado en una parroquia, son
testigos de lo que anuncian, porque lo han experimentado y lo están viviendo en
su historia y en sus comunidades; y al mismo tiempo, se convierten en testigos
referenciales421 para los que inician el itinerario neocatecumenal (SCN, arts. 8&5;
28,3ª). El hecho de que el itinerario explicitador del Neocatecumenado ya esté
experimentado y vivido en todas sus etapas es una garantía de que el camino
iniciado irá conduciendo lentamente a los neocatecúmenos a la madurez de la fe.
"Durante este tiempo catequético -dice Kiko Argüello- recorremos las diferentes
etapas de nuestro Bautismo, poniendo delante de nosotros las realidades que
tenemos ya dentro, para que, mediante la adhesión libre a la gracia del Bautismo,
ésta pueda crecer y desarrollarse"422.
420
Cfr. C. FLORISTÁN, Para comprender el Catecumenado, pp. 164-165. El Neocatecumenado abierto en una parroquia que
se vive en régimen de pequeñas comunidades es "la parroquia misma en proceso de conversión, de revitalización. La parroquia que
se renueva por sí misma y siendo ella misma, sin etiquetas. Las CNC no son una asociación piadosa, un movimiento apostólico, una
élite de espiritualidad o una iglesia paralela de la parroquia. Se trata de grupos de personas que quieren vivir plenamente los frutos
del Bautismo y del cristianismo, a través de un catecumenado dividido en varias etapas e integrado plenamente en la parroquia". Cfr.
JESÚS HIGUERAS, o. cit., p. 71.
421
"El padrinazgo no sólo es tarea personal, sino función comunitaria cristiana con una gran preocupación apadrinante. A la
comunidad cristiana corresponde la educación de los catecúmenos a través del ejercicio de su maternidad espiritual en su triple función
de despertar, acoger y sostener la fe de los candidatos". Cfr. C. FLORISTÁN, o. cit., p. 171.
422
Cfr. “Breve relación sobre el Camino Neocatecumenal en la Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre Penitencia y
Reconciliación", p. 231.
423
Cfr. L´Ordo initiationis christianae adultorum: lignes teologico-liturgiques du catéchuménat, pp. 165-166.
424
Cfr. Proyecto de iniciación cristiana, p. 261.
importancia que adquiere este rito dentro del Neocatecumenado aparece más
subrayada que en el RICA (donde se deja a libre elección si parece oportuno)425.
425
Aunque en el nº 302 del RICA, hablando de la pedagogía catecumenal con adultos bautizados se dice "Para significar la
acción de Dios en esta obra de preparación sería muy oportuno emplear algunos de los ritos propios del catecumenado, que respondan
a la condición especial de estos adultos y a su provecho espiritual", y se señala en concreto la entrega de los Evangelios.
426
Cfr. Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 65-66.
427
En estos términos expresaban los hermanos de la primera Comunidad Neocatecumenal nacida en la Parroquia de San Felipe
Neri en Munich (Alemania) al término de esta etapa kerigmática: "Ahora escuchamos la Palabra de Dios, juntamente con el presbítero,
en la parroquia, en una liturgia de la Palabra el martes por la tarde... Con este camino ha empezado para nosotros un verdadero
Catecumenado, una escucha y respuesta de la Palabra de Dios, en contacto con la vida...Nuestra relación con la Iglesia se ha empezado
a transformar de la siguiente manera: se ha disminuido el afán de eficacia de la Iglesia constitucional; hay más hermanos prontos a
asumir tareas en la parroquia, como servicio a la Iglesia; estamos contentos y agradecidos de haber encontrado un camino en el seno
de la Iglesia local (la parroquia) y finalmente por haber recibido la esperada y deseada formación intensiva en la fe". Cfr. KIKO
ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, Convivencia de los párrocos de las Comunidades Neocatecumenales con vistas al Sínodo
sobre "La Catequesis en nuestro tiempo", Roma, 10-13 enero 1977 (por manuscrito): "Algunas experiencias tipo por cada fase del
Camino (pp. 27-63). Citaremos en adelante este documento así: Convivencia de párrocos.
428
Cfr. La celebración, lugar de la educación de la fe: Phase 118 (1980) p. 273. La presentación que Mons. Coffy hace en este
artículo acerca de la liturgia cristiana como el lugar en el que el libro se convierte en palabra y donde la celebración se transforma en
el mejor ámbito para la educación de la fe expresa de modo admirable el "espíritu" y la "atmósfera" celebrativa que las liturgias de la
Palabra deben tener en todo el proceso catecumenal "por una catequesis
apropiada, dirigida por sacerdotes, diáconos o catequistas y otros seglares,
dispuesta por grados, pero presentada íntegramente, acomodada al año litúrgico
y basada en las celebraciones de la palabra, se va conduciendo a los catecúmenos
no sólo al conocimiento de los dogmas y de los preceptos, sino también al íntimo
conocimiento del misterio de la salvación, cuya aplicación desean" (nº 19)429.
Palabra tienen en el Neocatecumenado, y que encuentra en la Constitución Sacrosanctum Concilium su fundamentación doctrinal: 1.
La constitución conciliar sobre liturgia habla expresamente, en el capítulo sobre la Eucaristía, de "la liturgia de la palabra" y subraya
que ésta constituye con la liturgia eucarística un "solo acto de culto" (nº 56); 2. "Él (Cristo) está presente en la palabra, pues es él
quien habla cuando se leen en la Iglesia las Sagradas Escrituras" (nº. 7); 3. "En la liturgia, Dios habla a su pueblo; Cristo anuncia el
Evangelio" (nº 33). Para el Concilio, la Escrituras son otro "Sagrario de Cristo": "La Iglesia siempre ha venerado la Sagrada Escritura
como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo" (DV, nº 21). Sobre los distintos accesos hermenéuticos a la Escritura: literal, alegórico,
analógico y moral, véase: H. DE LUBAC, Esegesi medievale, Scritura ed Eucaristia (volumen 18), Opera Omnia. Milano, 1988, pp.
301-315. Y ver también las consideraciones que hace C.H. DODD a una lectura puramente literal de la Escritura, sin tomar en cuenta
el sentido simbólico, en La Biblia y el hombre de hoy, Madrid. 1973, pp. 31-32.
429
En los nnº 18, 19, 37... del RICA, se habla de la importancia de la Palabra de Dios, para guiar a los catecúmenos hacia la
comprensión y vivencia de los misterios cristianos. Cfr. PEDRO FERNÁNDEZ, La liturgia de la palabra de Dios: Teología y
Catequesis, Núms. 37-38 (Enero-Junio 1991), pp. 72-92; JESÚS LÓPEZ, Escuchar la Palabra, objetivo catecumenal: Teología y
Catequesis 3 (1983), pp. 399-432.
430
Según DIONISIO BOROBIO, "las CNC parten de una teología Kerigmática o de hª de la salvación, que proclaman, meditan,
dialogan... a partir de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios tiene en el CN un puesto central por los siguientes datos: las reuniones
de la comunidad tanto para la reflexión y diálogo, cuanto para la celebración, tiene por centro la Palabra". Cfr. “La recepción del
Concilio por las Comunidades Neocatecumenales”, en o. cit.,p. 49.
431
Cfr. La Tradición apostólica, 18, (SCr,11 bis, p. 77). Aunque no se dice explícitamente que se trata de una liturgia de la
Palabra, todo parece indicar que se trataba de una auténtica celebración de la Palabra, por cuanto hay elementos propios como la
oración y el beso de la paz, y porque existía una estrecha relación entre catequesis y celebración litúrgica. A menudo la celebración
era el lugar de la educación en la fe. Ver estos estudios: R. DOMINGUEZ, Catequesis litúrgica en los padres, pp. 123-126; I.
OÑATIBIA, La catequesis litúrgica de los Padres: Phase 118 (1980), pp. 281-294; A.M. TRIACCA, Liturgia y Padres de la Iglesia:
Cuadernos Phase 48 (1993), pp. 59-77.
432
Cfr. HIPÓLITO, o. cit., 19, (SCr, 11bis, p. 77).
* Que los catecúmenos reciben una instrucción o catequesis durante el
tiempo de preparación433.
* Que se incluía una imposición de manos sobre ellos, que, sin duda se
trataba de un gesto de exorcismo, gestos salvíficos que acompañaban todo el
itinerario catecumenal, aunque no eran tan solemnes como el exorcismo que se
hacía justo antes de recibir el Bautismo435.
Pero veamos ahora cómo es vivida y desarrollada esta segunda etapa (que
viene a durar unos dos años) en el Neocatecumenado, teniendo siempre presente
que los destinatarios en este caso son personas bautizadas pero que no han
asumido conscientemente toda la virtualidad de la gracia bautismal (SCN, art.
5&1)442. Lo hago de una forma un tanto descriptiva, pero en todo caso, intentaré
señalar las concreciones creativas, que en la praxis neocatecumenal se viven en
fidelidad con el espíritu del RICA o como expresión de la creatividad propia de
la genialidad del carisma que los iniciadores han sabido plasmar en continuidad
con la praxis catecumenal de los primeros siglos, y a la luz también de lo que han
ido experimentando y viviendo las primeras comunidades con las que se ha ido
realizando el Neocatecumenado en todas sus etapas.
precatequesis por analogía con el Precatecumenado. También podríamos referirnos a ella como al primer grado de catequesis, por ser
la primera etapa de la formación catequética. En otras ocasiones, se la ha denominado catequesis misionera, porque tiene como
objetivo la conversión (ver CC, nº 50" (ibid., nota [21] del nº 213).
441
Dado que la precatequesis tiene como finalidad propiciar la conversión y esta decisión es libre, su duración es variable y no
se puede determinar a priori. El RICA se expresa de esta manera: "Espérese a que los candidatos, según su disposición y condición,
tengan el tiempo necesario para concebir la fe inicial y para dar los primeros indicios de su conversión" (nº 50). Son interesantes las
"indicaciones" de nuestros Obispos con respecto a esta etapa que ellos denominan de "precatequesis" que tiene como objetivo "buscar
la conversión", ver Catequesis de adultos, nnº 210-213.
442
B. FISCHER hablará de "recuperación de los alejados" que, en virtud de su Bautismo, son "nominalmente" cristianos, pero
que quieren en realidad vivir su cristianismo. Estos siguen un camino "análogo" al de los bautizados. Cfr. “Die Struktur des OICA
von 72 Wiederentdcktes und Neueingeführtes”, pp. 382-383.
443
Para una mayor profundización respecto de esta etapa ver: KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, pp. 94-96; G. ZEVINI,
Neocatecumenato, pp. 1062-1064; Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, Las comunidades neocatecumenales, pp. 70-72; C.
ELORRIAGA, Bautismo y espiritualidad neocatecumenal, pp. 378-379; A. FUENTES, El Neocatecumenado, pp. 70-77.
esta etapa, de la necesidad que tienen de pedir la fe a la Iglesia. Esto se hará en el
primer paso que se celebra en el Neocatecumenado y que se denomina Primer
Escrutinio.
444
El Neocatecumenado, por lo que respecta al rito de Entrada al Catecumenado lo que ha hecho ha sido "jalonar" la celebración
de este rito único tal y como el RICA lo presenta, en tres celebraciones o pasos que tienen por objetivo la misma finalidad, preparar
espiritualmente al adulto bautizado a revivir los momentos pre-catecumenales del Bautismo recibido. En este sentido, la configuración
estructural del itinerario neocatecumenal es fiel al "iter ritual" de la liturgia catecumenal prevista en el ritual del Bautismo tal y como
aparecía en los rituales anteriores a la promulgación y entrada en vigor del actual (cf. COMISIÓN EPISCOPAL ESPAÑOLA DE
LITURGIA, Ritual del Bautismo de niños, Madrid 1970). Para este análisis comparativo tengo presente el Ritual oficial de
experimentación que editaron conjuntamente la Comisión Mixta (CELAM-ESPAÑA) al finalizar el Concilio: Ritual de los
Sacramentos: Bautismo-Confirmación-Eucaristía, Ed, Litúrgica Española, Barcelona, 1966. En este Ritual, para el Bautismo de un
párvulo se señalan, dentro de la Liturgia catecumenal los siguientes pasos: A. RITOS INTRODUCTORIOS: 1º) Diálogo y catequesis.
2º) Soplo. 3º) Signación. 4º) Imposición de la mano. 5º) La sal. Y, dentro del Rito del Bautismo de adultos por etapas se señalan las
siguientes: 1ª) Entrada en el Catecumenado. 2ª) El Rito de la Sal. 3ª) Primer escrutinio. 4ª) Segundo escrutinio. 5ª) Tercer escrutinio.
6ª) Preparación inmediata. 7ª) Liturgia bautismal.
445
"Aunque el don del Bautismo es pleno por parte de Dios, sin embargo, por parte del hombre requiere respuesta y conversión;
esto es: fe personal, cuando el hombre sea capaz de ello. Lo que en los adultos es requisito previo al Bautismo, en los niños es exigencia
posterior, de tal manera que si esta exigencia no se cumple, el Bautismo queda, de alguna manera, infructuoso. Lo que al niño le salvó
en promesa no será suficiente de adulto si no se cumple esa promesa viviendo la fe de la Iglesia, en la que ha sido bautizado. Porque
quienes fueron incorporados a la Iglesia por el Bautismo recibido en la infancia están llamados a desarrollar la fe que se les infundió,
de modo que lleguen a ser conscientes de lo que significa haber sido elegidos para asociarse a Cristo por el sacramento del agua y del
Espíritu". Cfr. COMISIÓN EPISCOPAL ESPAÑOLA DE LITURGIA, Ritual del Bautismo de niños, Madrid 1970: "Notas
pastorales", nnº 87-88.
446
Para un buen conocedor de la pastoral catecumenal como JEAN-BERNARD DOUSSE esta etapa del Precatecumenado
"merece una atención especial...Entre el primer descubrimiento o primera llamada interior y la opción de un proceso puede pasar un
Los neocatecúmenos447se reúnen dos veces por semana para la celebración
de la Palabra sobre temas bíblicos -como agua, roca, pastor, etc. de la Escritura-
que ayudan a conocer el lenguaje de la Escritura y, sobre todo, iluminan
constantemente la vida de los hermanos. También se reúnen para la Eucaristía
dominical celebrada el sábado por la noche. Estas celebraciones son preparadas
en grupos rotatorios por cinco o seis personas que leen la Escritura a la luz del
Espíritu tal y como se pide en Dei Verbum, nº 12: "La Escritura se ha de leer e
interpretar como el mismo Espíritu con que fue escrita: por tanto, para descubrir
el verdadero sentido del texto sagrado hay que tener muy en cuenta el contenido
y la unidad de toda la Escritura, la Tradición viva de toda la Iglesia, la analogía
de la fe..."448.
Una vez al mes, toda la comunidad vive una jornada de retiro espiritual o
"convivencia" en la cual tiene lugar una iniciación muy incipiente a la oración de
alabanza de la Iglesia a través de la Liturgia de las Horas (en este caso los Laudes
por la mañana). Al mismo tiempo esta jornada de convivencia fraternal hace
posible que la comunión entre los hermanos vaya naciendo, creciendo y
madurando al poner en común sus experiencias a la luz de la Palabra de Dios, de
la historia personal de cada uno y de los acontecimientos existenciales que están
viviendo (SCN, art. 15&2)449. Todos los hermanos se comunican lo que Dios ha
tiempo muy largo, incluso varios años. Tiempo empleado de diversas formas, bien en una búsqueda personal a través de lecturas, bien
en contactos e intercambios con cristianos o bien en simple espera de un momento favorable". Cfr. “La iniciación cristiana
catecumenal”, en CONFERENCIA EUROPEA DE CATECUMENADO, Los comienzos de la fe. Pastoral Catecumenal en Europa
Hoy, p. 90. La praxis precatecumenal en tantos grupos parroquiales ha hecho percibir en el Neocatecumenado con bastante realismo
pastoral y catecumenal que evidentemente la iniciación cristiana de un adulto requiere tiempo. La pedagogía recomendada por la
Iglesia al Catecumenado se vacía de todo su valor si no se respeta el tiempo indispensable en cada etapa.
447
La experiencia de haber asistido al nacimiento de una comunidad como fruto de la predicación del Kerygma es tan impactante
que los miembros de las CNC comienzan a pronunciar palabras como "comunidad" y "hermanos" con un sentido profundamente
renovado: la comunidad comienza a tener rostro humano, la fraternidad será el resultado de la comunitariedad recién estrenada.
448
En el Estatuto se dice que “para profundizar la Escritura ´con la inteligencia y el corazón d e la Iglesia`, los neocatecúmenos
se ayudan sobre todo de la lectura de los escritos de los Padres, de los documentos del Magisterio, en especial del Catecismo de la
Iglesia Católica, y de obras de autores espirituales”. Cfr. SCN, art. 11&4. Las celebraciones de la Palabra son preparadas siguiendo
los temas del Vocabulario de Teología Bíblica de X. LEÓN-DUFOUR (Ed, Herder, Barcelona 1965). La relevancia de la Palabra en
todas las etapas del Neocatecumenado y en todas las catequesis de los sucesivos pasos que se recorren en este itinerario de iniciación
cristiana, la interpretación "cristocéntrica" de la Escritura (cf. DV, nnº 17,18), la insistente presentación del ambiente cultural judío
(DV.12) de los textos principales que introducen a las distintas etapas del Neocatecumenado, la importancia que se concede al Antiguo
Testamento y a la unidad de ambos Testamentos (DV, nnº15-16), la constancia en apoyar las interpretaciones de la Escritura en textos
de los Santos Padres, de la Tradición y del Magisterio (DV, nº 10), la instrucción que reciben los precatecúmenos y los
neocatecúmenos a lo largo de todo el itinerario neocatecumenal para aprender a escrutar personalmente toda la Escritura, el
presupuesto hermeneútico que subyace a todas las celebraciones de que a través de la proclamación de la Palabra en un contexto
orante se establece un diálogo entre Dios y el hombre (DV, nº 25), y por último, la interpretación autorizada del Magisterio
representada en la figura del presbítero que preside alejan estas celebraciones de cualquier sospecha de "fundamenta lismo"
con
el que a veces se tilda a estas comunidades. El "espíritu" y la "atmósfera litúrgica" con que se
viven las celebraciones de la Palabra en el Neocatecumenado está perfectamente sintetizado en
el esclarecedor y penetrante artículo de ROBERT COFFY, La celebración, lugar de la educación de la fe,
citado anteriormente.
449
La afirmación del profesor CASIANO FLORISTÁN de que "en estas comunidades se vislumbra un cierto antirracionalismo
religioso a causa del dualismo razón-sentimiento. Parece como si la reflexión fuese un ídolo. En la comunidad no hay discusión ni
crítica de ningún tipo, ya sea de dentro o de fuera. Sólo el eco de la palabra. Al faltar el sentido crítico, se cae en el conformismo
estructural" (Cfr. Para comprender el Catecumenado, p. 103), evidentemente, solo se sostiene desde un conocimiento distante y desde
una actitud recelosa con respecto al CN. Quien ha vivido y vive la experiencia neocatecumenal sabe del realismo de estas
"convivencias", de los conflictos y tensiones que en ellas se desatan, de las alegrías y esperanzas que en ellas se comparten, del
discernimiento fraternal hecho con "franqueza" y de la iluminación de la historia personal de cada hermano a la luz de la fe.
obrado en sus vidas a lo largo del mes transcurrido y confrontan el lenguaje de la
fe cristiana con la propia realidad del trabajo, la familia, la sociedad... En este
punto de la experiencia se constata que "el camino nos enseña a descender hasta
tocar la Roca, hasta conocer lo que hay en lo profundo de nuestro corazón (cf. Dt.
8,2), enseñándonos a sumergirnos en la Cruz de Cristo. Todo el camino será
superar etapas, descender los escalones hasta llegar a tocar el fondo de nuestro
bautismo, para dejar el cadáver de nuestro hombre viejo y poder resucitar con
Cristo"450.
Después del primer escrutinio, hay un período de otros dos años que se
llama paso al Neocatecumenado (SCN, art. 19,2ª). La comunidad sigue viviendo
el camino de conversión apoyada en el trípode Palabra-Liturgia-Comunidad,
profundizando a la vez en las diversas etapas de la historia de la salvación:
Abrahán, éxodo, desierto, alianza, tierra prometida, reino, exilio, profetas,
creación, mesías, resurrección, Iglesia, parusía... (cuatro semanas por tema) 454.
Las catequesis son preparadas por pequeños grupos de la comunidad. A través de
los trabajos en grupo, las reuniones, las revisiones a la luz de la Palabra y las
celebraciones, se actualiza la acción de Dios, que se manifestó en aquella fase de
la Historia de la Salvación y que a partir de este momento alcanza a la comunidad
que se dispone a vivirla hoy. "La lectura de la Palabra es -afirma Mons. Ricardo
Blázquez- profundamente personal y eclesial, y, por el ministerio de la Iglesia,
también autorizada; la homilía del presbítero, la predicación del Obispo y los
documentos del Magisterio pastoral expresan para la comunidad ese carácter
autorizado"455.
453
Ibid., p. 96. "Cuando el hombre ha hecho la kénosis en su interior y ha visto iluminada su actitud ante la fe, normalmente
descubre que no tiene fe, que la fe, heredada no le ha servido para la búsqueda de Dios, que vive más de los criterios del mundo y de
la carne que de la fidelidad a la voluntad de Dios. Necesita pedir la fe. ¿Dónde encontrarla? Y se le garantiza que la fe la da la Iglesia
y a la Iglesia debe pedírsela". Cfr. ANDRÉS FUENTES, La espiritualidad del Camino Neocatecumenal, p. 88.
454
"Se comienza a estudiar la historia de la salvación, dividida en etapas (esto se hace a través de celebraciones de la Palabra y
catequesis preparadas por los mismos hermanos de la comunidad divididos en pequeños grupos que trabajan unos tres meses sobre
cada tema)”. Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato..., p. 96.
455
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, pp. 75-76. Esta es la experiencia de una Comunidad Neocatecumenal de la
Parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia de Lisboa que estaba en esta etapa: "Después del Precatecumenado y después del
primer escrutinio, fue muy importante para nosotros la llamada a conversión y a descubrir el amor de Dios, que elige siempre a los
más débiles; en la historia de la salvación que hemos celebrado por etapas, hemos podido ver nuestra propia historia". Cfr. KIKO
ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, Convivencia de párrocos, p. 36.
Un hito fundamental en esta fase del Neocatecumenado es la convivencia
del Shemá, llamada así porque en ella se va a proclamar y a entregar
solemnemente a cada hermano el credo de Israel: "Escucha (en hebreo: Shemá),
Israel, el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno" (cf. Dt 6,4)456. El Shemá, es
decir, el reconocimiento vital de la unicidad de Dios, es el mensurador de la
conversión efectiva457. Al candidato al Neocatecumenado contestó el Obispo en
la celebración del Primer Escrutinio: "Si quieres alcanzar la Vida Eterna, amarás
al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu mente, con todas tus fuerzas y
al prójimo como a ti mismo" (cf. Lc 10,27).
Pues bien, el candidato deberá probar que sólo Dios es el Señor de su vida
renunciando significativamente al dinero, puesto que el dinero es el primer
competidor de Dios en la existencia del hombre (cf. Mt 6,24)458. En el Estatuto se
dice que a los neocatecúmenos “les es dado un tiempo para que se prueben a sí
mismos en la sinceridad de su intención de seguir a Jesucristo, a la luz de su
Palabra: ´No podéis servir a Dios y al Dinero`” (SCN, art. 19,2ª).
460
Cfr. Il Neocatecumenato, p. 97.
461
Así lo ponían de manifiesto los precatecúmenos de la Parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia de Lisboa en 1976
cuando estaban viviendo esta etapa del Neocatecumenado:"La maravilla que podemos testimoniar es que, pasado algún tiempo, las
barreras que nos separaban, las diferencias de edad, mentalidad y categorías sociales, empezaban a desaparecer, y nacía entre nosotros
la koinonia". Cfr. Convivencia de párrocos, p. 36.
462
"En el segundo escrutinio se recogen cantidades sorprendentes, entregadas de forma absolutamente libre, que se destinan en
gran parte a los pobres de la parroquia. La verdad de esta renuncia, el impulso apostólico, el gozo en la precariedad que se fía de
Dios... son signos llamativos del camino neocatecumenal". Cfr. Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, o. cit., p. 76. La experiencia
profundamente liberadora en el cumplimiento de esta palabra por parte de los precatecúmenos contrasta, a veces, con la actitud
"acomodaticia" con la que a veces se interpreta la Escritura. D. BONHOFFER comenta la poca credibilidad, entre los cristianos, a la
Palabra de Dios. Lo de "Vended los bienes", "Poned la otra mejilla", el "Mirad las aves del cielo", ect... se tiende siempre a
"interpretarlo" a nuestro modo: "Siempre encontramos lo mismo: la supresión consciente de la obediencia sencilla, de la obediencia
literal (a la Palabra)". Cfr. El precio de la gracia, Ed, Sígueme, Salamanca, 1986 (3ª Edición), pp. 45-46.
4. Etapa del Neocatecumenado
463
Las etapas del Catecumenado bautismal son calificadas por el RICA como etapas de "búsqueda y maduración" (RICA,nnº 6
y 7). Siendo el Precatecumenado el tiempo de búsqueda, las tres etapas catecumenales restantes son etapas de maduración en la fe.
Nuestros Obispos afirman que "en nuestro contexto pastoral, en efecto, nos encontramos hoy en día con muchos adultos necesitados
de una fundamentación básica de la fe" (CC, nº 98), para estos "el catecumenado bautismal trata de fundamentar la fe..." (CC, nº 97),
la necesidad de una vigorosa organización catequética de adultos entre nosotros "se justifica por la necesidad de suplir las
insuficiencias o deficiencias de la catequesis (anterior), o de completar adecuadamente, a un nivel más elevado, la que recibieron en
la infancia, o -incluso- de enriquecerse en este campo hasta el punto de poder ayudar más seriamente a los demás. (CT, nº 45). En
otras palabras, la catequesis de adultos, tratará de fundamentar la fe cristiana, ya sea porque -en rigor- falte esa fundamentación, o
porque sea inadecuada para la edad adulta, o porque sea necesario reactualizarla" (CC, nº 100).
464
Hablando de estas tareas, el RICA muestra cómo la Iglesia desea que, durante el Catecumenado, los adultos "sean iluminados
por la fe, dirijan su corazón a Dios y se promueva su participación en el misterio litúrgico, se impulse su actividad apostólica, y toda
su vida se nutra según el espíritu de Cristo" (nº 99). Con esta palabras, el RICA vuelve, así, a recordar los "cuatro caminos" de la
formación catecumenal (nº 19). El Código de Derecho Canónico, sintetizando las dimensiones de la formación catecumenal que el
Concilio define en AG,14 indica también que la iniciación en el misterio de la salvación -finalidad de dicha formación- se obtiene a
través de cuatro tareas: "Por la enseñanza y el aprendizaje de la vida cristiana, los catecúmenos han de ser convenientemente iniciados
en el misterio de la salvación, e introducidos a la vida de la fe, de la liturgia y de la caridad del pueblo de Dios, y del apostolado"
(CIC, c. 788,2). Los Obispos españoles afirman que "una catequesis inspirada en el modelo catecumenal es una iniciación en la
realidad desbordante del misterio de Cristo, iniciación que implica una gran riqueza de dimensiones" (CC, nº 84): 1ª) Iniciación al
conocimiento del misterio de Cristo (dimensión noética) (CC, nnº 85-86); 2ª) Iniciación en la vida evangélica (dimensión axiológica)
Me propongo, a continuación, ver de qué forma está estructurada esta etapa
en el Neocatecumenado y en qué medida se ajusta o se distancia del
Catecumenado esbozado en el RICA. De entrada tengo que decir que el RICA
deja un amplio margen de libertad a la hora de utilizar el Ritual, y en este sentido
no encorseta la institución catecumenal465, ni por lo que se refiere al tiempo (nnº
20, 98 y 280), ni por lo que atañe a la fijación de los ritos específicamente
catecumenales (nnº 274-276); de hecho, las entregas que en el Ritual forman
parte del tiempo de Purificación e Iluminación (nº 25) y por tanto se tendrían que
hacer durante la Cuaresma (nnº 153 y 181); el RICA no impide que se puedan
anticipar (nº 65,6) "ya para diversificar el período del Catecumenado, ya por
razón de la brevedad del período de Purificación e Iluminación" (nº 125)466.
(CC, nnº 87-88); 3ª) Iniciación en la oración y en la vida litúrgica (dimensión práxica) (CC,nnº 88-89); 4ª) Iniciación en el compromiso
apostólico y misionero (CC, nnº 91-92).
465
"Los ministros que empleen este Ritual, usen con libertad y sensatez de las facultades y atribuciones que se les conceden..."
(nº 313). Ver las "acomodaciones que puede hacer el ministro" en el nº 67. Para M. DUJARIER, "en lo que se refiere a las ceremonias
propiamente catecumenales, el ritual abre un vasto campo de creación litúrgica". Cfr. Iniciación cristiana de Adultos, p. 88.
466
Cfr. RICA, nº 103: "Según lo aconsejan las circunstancias, se pueden adelantar la traditio o entrega del Símbolo, y también
de la oración dominical, y el rito Epheetha, para los cuales, tal vez, falte tiempo si se deja todo para la última etapa (nn. 125-126)".
En el Neocatecumenado las entregas de la Liturgia de las Horas, del Símbolo y de la oración dominical se han estructurado de una
formal "original" que no se ciñe exactamente al modelo que el RICA propone.
467
Cfr. Catequesis de adultos, nº 203. Con respecto al ritmo de cada catecúmeno, sostienen los Obispos que la "pedagogía
catequética es respetuosa con el personal proceso de fe de cada catecúmeno, con su ritmo propio, con su particular itinerario. Ya el
hecho de concebir la fe en términos de proceso es muy importante, pues subraya el hecho de que la adhesión del catecúmeno a Cristo
tiene lugar en forma progresiva. A partir de una conversión inicial, se van convirtiendo los diversos estratos de la personalidad del
creyente -las diferentes zonas de su ser- a través de un proceso de conversión permanente. Ese caminar de la fe tiene sus momentos
de resistencia -personales de cada uno- que el catequista ha de saber respetar con tacto y comprensión” (CC, nº 214).
Veamos, pues cómo madura la fe del neocatecúmeno siguiendo los cuatro
caminos señalados en el RICA, nº 19.
468
Cfr. Il Neocatecumenato, pp. 97-98. En el Estatuto se define el Catecumenado postbautismal como “un tiempo de combate
espiritual para adquirir la simplicidad interior del hombre nuevo que ama a Dios como único Señor, con todo el corazón, con toda la
mente, con todas las fuerzas y al prójimo como a sí mismo”. Cfr. SCN, art. 20.
469
Existen algunos estudios que han explorado la "experiencia catecumenal" en San Juan de Avila, e intentan
mostrar los "puntos de contacto" con el Neocatecumenado. Por ejemplo: JULIAN BALLESTA ILLAN, La
iniciación cristiana en los escritos de San Juan de Avila (Según el Ordo de la Iniciación Cristiana de Adultos -
OICA- (Dissertario ad Doctoratum), Roma 1982; ALBERTO GARCÍA TORRES, San Juan de Avila y el Camino
Neocatecumenal. Puntos de contacto, Ed, EGA, Bilbao 1994. "El Camino Neocatecumenal tiene sus pasos y etapas que
culminan en momentos celebrativos. San Juan de la Cruz distinguía las tres vías: purgativa, iluminativa y unitiva. El Camino va
discurriendo a través de tres etapas que conducen a lo mismo: humildad, simplicidad y alabanza" Cfr. ANDRÉS FUENTES, La
espiritualidad del Camino Neocatecumenal I, p. 86.
como un combate en el que se experimenta la acción liberadora del Espíritu de
Cristo. Esta etapa -en principio- está pensada para que dure unos tres años470.
reconocen y alaban todos los avances que en esta dimensión de la catequesis se están dando en los procesos de iniciación: "No
podemos menos de alabar los esfuerzos realizados entre nosotros para tratar de conseguir que un proceso catequético se convierta en
verdadera escuela de oración... Iniciar al catecúmeno en la plegaria de los salmos, desarrollar en él la dimensión contemplativa..., es
imprescindible para la catequesis". Cfr. Catequesis de la Comunidad, nº 90.
472
“La Iglesia entrega a los neocatecúmenos el Credo (Traditio Symboli), ´compendio de la Escritura y de la fe` y les envía a
predicarlo, de dos en dos, por las casas de la parroquia”. Cfr. SCN, art. 20,2ª. El Catecismo de la Iglesia católica, se convierte en un
manual imprescindible y los neocatecúmenos lo conocen y utilizan con bastante asiduidad para la preparación de cada artículo: "El
Símbolo de la fe resume los dones que Dios hace al hombre como Autor de todo bien, como Redentor, como Santificador y los articula
e torno a los tres capítulos de nuestro Bautismo -la fe en un solo Dios: el Padre Todopoderoso, el Creador; y Jesucristo, su Hijo,
nuestro Señor y Salvador; y el Espíritu Santo, en la Santa Iglesia". Cfr. Prólogo, nº 14. Para el Cardenal JOSEPH RATZINGER "El
Catecismo desarrolla la fe a partir de la profesión bautismal. Así aparece claro de qué modo quiere explicarla: la catequesis implica
catecumenado". Cfr. Evangelio, catequesis, catecismo, Ed, EDICEP, Valencia 1996, p. 25. Según él, "el símbolo de la Iglesia se ha
desarrollado (sobre todo) en el contexto vital del catecumenado, y en este contexto ha sido transmitido... Hoy necesitamos restablecer
el contexto vital de la ejercitación catecumenal en la fe como lugar común de la experiencia del Espíritu, que puede convertirse así en
la base de una reflexión atenta a los contenidos reales". Cfr. Teoría de los principios teológicos, Ed, Herder, Barcelona 1985, p. 28.
473
"Para adentrarse en este misterio y convertirlo en fuente de vida, la comunidad por grupos, estudia todas y cada una de las
peticiones, todas y cada una de las palabras del Padre nuestro a la luz de la Escritura y de los Padres. Y junto al estudio, la celebración
gozosa de las peticiones y las palabras, convertidas en oración y motivo de agradecimiento a la Trinidad". Cfr. ANDRÉS FUENTES,
Espiritualidad del Camino Neocatecumenal II, pp. 175-176. Para los Obispos españoles "la traditio orationis dominicae (entrega del
Padre nuestro) es una dimensión de la catequesis que ha de estar permanentemente presente a lo largo de todo el proceso" (CC, nº
90).
474
"El Catecumenado bautismal señala, además, a la catequesis la meta del proceso: la profesión de la fe: La catequesis tiene su
origen en la confesión de la fe y conduce a la confesión de la fe [...]. A lo largo de su preparación, los catecúmenos reciben el Evangelio
(Sagrada Escritura) y su expresión eclesial, que es el Símbolo de la fe (MPD, nº 8)" (CC, nnº 96 y 230).
475
Para nuestros Obispos, "la importancia de esta clave de lectura consiste en que tanto el Símbolo, como el Padre Nuestro,
como el Mandamiento del amor, junto con las Bienaventuranzas, son lo esencial de la Sagrada Escritura: son la regla de la fe, el
modelo de toda oración cristiana y las actitudes básicas que configuran la vida evangélica. Son el corazón de la Escritura y el criterio
de su interpretación" (Ibidem). En el Estatuto también se afirma que “para profundizar la Escritura ´con la inteligencia y el corazón
de la Iglesia`, los neocatecúmenos se ayudan sobre todo de la lectura de los escritos de los Padres, de los documentos del Magisterio,
en especial del Catecismo de la Iglesia Católica, y de obras de autores espirituales” (SCN, art. 11&4), y se da la “clave hermeneútica”
necesaria para la escucha y la comprensión de la Sagrada Escritura: ver en Jesucristo, el cumplimiento de las Escrituras y poner lo s
hechos de la propia historia bajo la luz de la Palabra” (SCN. Art. 9,2ª)..
detectamos enseguida cuándo nuestra lectura de la Escritura es parcial e
incompleta. El conjunto de documentos de la fe propuestos por la catequesis será
así armónico; desde la Sagrada Escritura, tanto el Símbolo, el Padre Nuestro,
como las Bienaventuranzas se irán cargando de contenido, el esqueleto se irá
llenando de carne, cada artículo, cada petición, cada bienaventuranza se verá
enriquecida por figuras bíblicas, parábolas evangélicas, salmos,
acontecimientos..., que -de uno u otro modo- desarrollarán el núcleo esencial.
Esta misma clave de lectura contribuye también a hacer una selección catequética
adecuada de los textos del Magisterio, dentro de la abundante riqueza de los
mismos, en función siempre de la mejor comprensión de la Sagrada Escritura y
de las necesidades más características del creyente y de la comunidad, hoy"(CC,
nº 232).
476
Cfr. KIKO ARGÜELLO, art. cit, p. 98. Ya en el mismo Concilio "se recomienda que también los laicos reciten el Oficio
divino, bien con los sacerdotes o reunidos entre sí, e incluso solos" (SC nº, 100). El Papa PABLO VI en la Constitución apostólica
laudis canticum (1 de noviembre de 1970), con la que promulgaba el Oficio Divino reformado por mandato del Concilio (SC, nº 90),
afirma que "toda vez que el Oficio es oración de todo el pueblo de Dios, ha sido dispuesto y preparado de suerte que puedan participar
en él no solamente los clérigos, sino también los religiosos y los mismos laicos" (nº 1), y sostiene que "es verdaderamente deseable
que la Liturgia de las Horas penetre, anime y oriente profundamente toda la oración cristiana, se convierta en su expresión y alimente
con eficacia la vida espiritual del pueblo de Dios...La Liturgia de las Horas expresa con claridad y confirma con eficacia esta profunda
verdad inherente a la vida cristiana. Por esto, el rezo de las Horas es propuesto a todos los fieles, incluso a aquellos que legalmente
no están obligados a él" (nº 8). Por lo demás, en la Institutio generalis Liturgiae horarum encontramos las bases para la recuperación
de la oración comunitaria como una forma eclesial de manifestar la realidad de la Iglesia local (cf. nnº 9 y 21), en los nnº 22 y 23 se
contempla el hecho de la "convocación y la reunión de la comunidad para la liturgia de las horas y la participación de los fieles que
deben ser instruidos convenientemente por los pastores". Cfr. COMISIÓN EPISCOPAL ESPAÑOLA DE LITURGIA, Liturgia de
las Horas (Tomo Iº), Coeditores litúrgicos [2ª edición], 1984.
477
Cfr. P. SALMÓN, “La oración de las horas”, en A.G. MARTIMORT, La Iglesia en oración, Ed, Herder, Barcelona, 1967,
pp. 946-947. Para un acceso a los Santos Padres que han tratado sobre los salmos: BASILIO, Hom. in Psalmum 1, Patrologia Graeca,
muestra que ya en los primeros siglos hubo algunas iglesias donde la iniciación
cristiana contemplaba la posibilidad de hacer la entrega de los salmos478.
29; AMBROSIO, Explanatio Psalmi 1: Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum Latinorum, 64. Para un estudio histórico ver: ´Liturgia
de las Horas`, en Nuevo Diccionario de Liturgia, Ed, Paulinas, Madrid 1987, pp. 1164-1190.
478
En concreto, el autor habla de la liturgia que se celebraba en Nápoles en el siglo VI, "se desarrollaba esta ceremonia el
domingo tercero de Cuaresma. Poseemos una serie de Homilías en las que el obispo Juan el Mediocre invita a aprender de memoria
el salmo 22, o por lo menos el salmo 116, más fácil de memorizar porque es más corto. Tal vez también el salmo 41". Cfr. Iniciación
Cristiana de Adultos, pp. 141-142. También encontramos atestiguada esta práctica en las catequesis de Nicetas recientemente editadas,
ver NICETAS DE REMESIANA, Catecumenado de adultos, Ed, Ciudad Nueva, Madrid 1992 (especialmente, el capítulo dedicado
"Sobre el canto cristiano", pp. 114-127). Para una mayor profundización: A. ROSE, Les Psaumes de l´iniciation chrétienne: Questions
Liturgiques er Paroissiales 47 (1966) pp. 279-292 y 48 (1967) pp. 111-120.
479
Siguiendo el mandato de Jesús que nos invita a "escrutad las Escrituras, ya que pensáis que en ellas hay vida eterna. Ellas
dan testimonio de mí" (cf. Jn. 5, 39-40). El Estatuto describe así esta praxis neocatecumenal: “Los neocatecúmenos, escrutando los
salmos en pequeños grupos, son iniciados a la práctica de la ´lectio divina` o ´scrutatio scripturae`, ´en la que la Palabra de Dios es
leída y meditada para transformarse en oración`”. Cfr. SCN, art. 20,1ª.
480
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 78.
481
"Con la entrega del Oficio de las Horas, durante la iniciación a la Oración, algunas familias de la primera comunidad se han
convertido en Iglesias domésticas, desde las que se eleva a Dios, dador de todo bien, la alabanza cotidiana. Es la oración del pueblo
de Dios". Cfr. Convivencia de párrocos, p. 53.
482
Cfr. Liturgia de las Horas, p. 1171.
cumplimiento a las Escrituras)483, de la Eucaristía (que es vivida más
profundamente porque los hermanos saben ya que comer el Cuerpo de Cristo
significa aceptar la Voluntad de Dios) y de la Comunión fraterna (que comienza
a realizarse también en la ayuda a los hermanos necesitados). Además, a partir de
la entrega de los salmos empiezan los neocatecúmenos todos los días a rezar
Laudes antes de comenzar la jornada y por la tarde vísperas y hacen una oración
del corazón, silenciosa, de encuentro profundo con Dios. Los esposos comienzan
a rezar juntos484, y los domingos y días de fiesta los padres rezan con los hijos en
una verdadera celebración doméstica, celebración que se convierte en ocasión
propicia para ir transmitiendo la fe a los hijos485. Esta celebración doméstica tiene
una trascendencia enorme para los niños. En el Estatuto se afirma que “los padres
son instruidos a transmitir la fe a los hijos en una celebración doméstica, hecha
durante los Laudes del Domingo” (SCN, art. 14&2)486.
483
"Para iluminar la propia historia de salvación que Dios quiere hacer con cada uno de nosotros, tenemos todos los personajes
que desfilan por la historia de la salvación. Todos los personajes de la historia de la salvación nos enseñan a entrar en la voluntad de
Dios... El conocimiento de estos personajes, el verse reflejado en ellos a través de la figura de Jesús al que anuncian, potencia el
espíritu de oración y de confianza plena en la voluntad de Dios". Cfr. ANDRÉS FUENTES, art. cit., p. 171.
484
La misma "Institutio generalis de la Liturgia horarum" dice que "conviene que la familia, que es como un santuario doméstico
dentro de la Iglesia, no sólo ore en común, sino que además lo haga recitando algunas partes de la Liturgia de las Horas, cuando resulte
oportuno, con lo que se sentirá más insertada en la Iglesia" (nº 27b.)
485
"También el Sínodo, siguiendo y desarrollando la línea conciliar ha presentado la misión educativa de la familia cristiana
como un verdadero ministerio, por medio del cual se transmite e irradia el Evangelio, hasta el punto que la misma vida de familia se
hace itinerario de fe y, en cierto modo, iniciación cristiana y escuela de los seguidores de Cristo...En virtud del ministerio de la
educación los padres, mediante el testimonio de su vida, son los primeros mensajeros del Evangelio ante los hijos. Es más, rezando
con los hijos, dedicándose con ellos a la lectura de la Palabra de Dios e introduciéndolos en la intimidad del Cuerpo -eucaristíco y
eclesial- de Cristo mediante la iniciación cristiana, llegan a ser plenamente padres". Cfr. JUAN PABLO II, Familiaris consortio, nº
39. Ver la profunda y penetrante reflexión que los Obispos vascos dedican a la "familia cristiana, una comunidad que ora". Cfr. Carta
pastoral de los Obispos vascos, Redescubrir la familia (Pascua de Resurrección, 1995), nnº 91-98.
486
"Los padres que caminan en la fe de la Iglesia pasan a los hijos la experiencia que ellos tienen del Dios viviente y del Señor
resucitado", afirma MICHI COSTA, presbítero , por un tiempo, del Equipo Itinerante del CN en Sudáfrica junto a un matrimonio con
tres hijos. Fruto de la experiencia y de estas celebraciones domésticas han nacido estos libros: Cuando tu hijo te pregunte; Hazme oir
tu voz; Quiero ir a Jerusalén, los tres editados por DDB, Bilbao, 1991. Ver también las indicaciones que hace CARLOS
ELORRIAGA, "Los niños y las Comunidades Neocatecumenales", en Bautismo y espiritualidad neocatecumenal, pp. 385-386. Y, la
descripción de "una experiencia de Laudes en familia", en Convivencia de párrocos, pp. 62-63.
487
"El sexto domingo de cuaresma comenzaba en Oriente la catequesis dogmática, esencialmente constituida por la explicación
de los artículos del Símbolo. Y así comenzaba con la importante ceremonia de la traditio Symboli... La entrega del Símbolo es un acto
fundamental que contiene todo el significado de la catequesis. Al entregar el Símbolo, la Iglesia transmite a los nuevos cristianos la
fe; por eso lo convierte en un acto litúrgico... La misión del Símbolo es expresar resumidamente el contenido de la tradición; su origen
es esencialmente catequético". Cfr. JEAN DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., pp. 52-53.
488
"En la gran tradición eclesial, la confesión de fe más estrictamente vinculada al proceso de la iniciación cristiana es la
Profesión de fe apostólica. El llamado Credo o Símbolo de los apóstoles, en efecto, es una fórmula que la Iglesia ha utilizado, desde
muy antiguo, para profesar su fe bautismal y para iniciar en esa fe a los catecúmenos" (CA, nº 137). Y, más adelante se dice, "la clave
para estructurar esta doble dimensión -bíblica y doctrinal- de la enseñanza de la fe, tal como atestigua la práctica secular de la
comunidad cristiana, está en la entrega del símbolo (RICA, nº 183), que la Iglesia, en el momento oportuno, lleva a cabo con los
catecúmenos y, en nuestro caso, con los adultos que se catequizan" (CA, nº 179). "La catequesis, para educar al catecúmeno en el
sentido de la nueva existencia recibida en el Bautismo, lo inicia en la profesión de la fe cristiana, en la que se expresa la razón de su
esperanza y la raíz de su existir" (CC, nº 164).
. Los neocatecúmenos, durante este tiempo, profundizarán en cada uno de los
artículos del Credo489, meditándolos, preparándolos y celebrándolos en las
liturgias de la Palabra490, se conecta así con la tradición más puramente
catecumenal, que ha reservado a la explicación del Símbolo algunas de sus
mejores tratados teológicos491.
Una vez terminado este tiempo de evangelización por las casas, los
catequistas vuelven para la Redditio del Credo: durante la Cuaresma, en la
parroquia y en la liturgia de las Vísperas, cada neocatecúmeno confesará
públicamente la fe de la Iglesia a la luz de su experiencia personal494, en presencia
489
Cfr. SANTOS SABUGAL, Credo. La fe de la Iglesia. El Símbolo de la fe: historia e interpretación, Ed, Montecasino. Zamora
1986. Estudios de este tipo, serán continuamente material de referencia en esta etapa del Neocatecumenado. Entre las principales
catequesis sobre el Credo fácilmente accesibles en nuestra lengua citamos: SAN CIRILO DE JERUSALÉN, Cat. 4-18 (P.P.C., Madrid
1984). TEODORO DE M., Hom. Ct. 1-10 (ST 145, pp. 4-281); SAN AGUSTÍN, Serm. 212 (B.A.C. 447, Madrid 1983) y Serm. 213
(B.AC. 447, idem); SAN AMBROSIO, Exp. Symb. (SC 25 bis, pp. 46-59). SAN LEÓN MAGNO, Serm. 98 (SC 200, pp. 295-301);
CESAREO, Serm. 9 (SC 175, pp. 362-375).
490
Para los Obispos españoles, "La entrega del Símbolo que, acompañada de un breve comentario del mismo, puede interiorizarse
en unos pocos encuentros. Juan Pablo II sugiere una utilización más concretamente adaptada (CT, 28) de esta entrega del Símbolo,
en la que los adultos puedan encontrar, a modo de síntesis final, todo lo que a lo largo de la catequesis han descubierto y vivido" (CA,
nº 219).
491
"Nosotros encerramos en estos pocos versículos toda la enseñanza de la fe" (S. CIRILO DE JERUSALÉN, Catequesis, 5,12).
"Se les explica frase por frase la doctrina encerrada en el Símbolo y en las Escrituras, primero literalmente, y luego su sentido
espiritual" (EGERIA, Itinerario, 46). "Este es el Símbolo cuyo contenido ha sido enseñado con las Escrituras cuando erais
catecúmenos, pero que bajo esta fórmula resumida os servirá, una vez fieles, para testimoniar vuestra fe y para progresar en ella" (S.
AGUSTÍN, Sermones, 212,2).
492
"La ceremonia de la entrega del Credo está atestiguada tanto en Oriente como en Occidente desde el siglo IV". Cfr. M.
DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, p. 135. Para una información particular acerca de la etapa de "entrega" y "devolución"
(Traditio-Reditio Symboli) del Credo como se realiza en estas CNC, ver: S. SABUGAL: El "Símbolo de la Fe" ayer y hoy: Estudios
agustinianos (Septiembre-Diciembre), pp 413-473. Para este experto de la patrística, "una concreta y eficaz adaptación de la antigua
entrega del Símbolo es ciertamente el respectivo rito del Camino neocatecumenal" (p. 452).
493
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales..., p. 80. "Durante siglos, un elemento importante de la catequesis era precisamente
la traditio Symboli (o transmisión del compendio de la fe), seguida de la oración dominical. ¿No habría que encontrar una utilización
más concretamente adaptada (en la catequesis) para enseñar esta etapa?" (CT, nº 28). Para FRANCO SOTTOCORNOLA “el
Catecumenado constituye con la evangelización el ámbito principal de la pastoral de una Iglesia en estado de misión”. Ver las
sugerentes perspectivas que apunta en su articulo: L´iniziazione cristiana degli adulti nella vita della Chiesa in stato di missione:
Rivista di Pastorale Liturgica 5 (1973) pp. 26-32.
494
"Una vez explicado el Símbolo durante cuarenta días, deberá ser repetido por el catecúmeno a quien se le entregó: es la
redittio symboli. Este rito tiene lugar el Domingo de Ramos, antes de que comience la semana mayor. Ese día el catecúmeno, siempre
acompañado de su padrino o madrina, recita solemnemente ante el obispo el Símbolo que debe ya conocer de memoria". Cfr. JEAN
DANIELOU/r. du CHARLAT, o. cit., pp. 53-54. Según nuestros Obispos: "Cada nuevo bautizado recita en singular el Credo durante
toda su vida, incluso en la asamblea litúrgica, pues ninguna acción es tan personal como ésta. Pero lo recita siempre en la iglesia y a
través de ella, puesto que lo hace como miembro suyo. La fe cristiana no es sino participación de la fe de la Iglesia" (CA, nº 138).
A propósito de la "redditio symboli" del filósofo Marius Victorinus, que San Agustín narra en su libro las Confesiones, ver:
de los presbíteros, de todas las comunidades y de toda la gente de la parroquia
que desea asistir. Esta confesión de fe se hace desde el presbiterio, proclamando
en voz alta el Credo y añadiendo por qué y en base a qué experiencias personales
se cree495"Al cabo de cinco semanas de instrucción (sobre las Escrituras), los que
van a acceder al bautismo reciben el Símbolo... Cuando no queda más que una
semana antes de Pascua, se coloca una sede para el obispo al fondo del ábside,
detrás del altar, y allí uno por uno, los hombres con su padrino, las mujeres con
su madrina, y recitan el Símbolo al obispo". Cfr. Itin. de la V. Eg. 46.. Es éste -
sostiene S. Sabugal- "un momento culminante del Camino Neocatecumenal, en
el que la bienal experiencia personal y anuncio del Símbolo se concentran en un
insólitamente fuerte testimonio de fe cristiana, que sella en lo profundo la vida
del confesor y conmovedoramente sobrecoge a sus oyentes, aquél y éstos
absolutamente convencidos de una cosa: ¡vale la pena ser cristiano! Este efecto
produce en todos la solemne confesión del neocatecúmeno"496. El Domingo de
Ramos los neocatecúmenos hacen una solemne procesión recibiendo de manos
del Obispo la palma como símbolo del testimonio de Cristo que llega hasta el
martirio497.
S. POQUE, Au sujet d´une singularité romaine de la "redditio symboli" (Confessions 8, 2, 5): Augustinianum 25 (Agosto) 1985, pp.
133-143.
495
A finales del siglo IV, EGERIA describe así el uso cristiano de la traditio-redditio tal como se desarrollaba en Jerusalén:
496
Cfr. El "Símbolo de la Fe" ayer y hoy, p. 455.
497
"La confesión de fe está, en la misión, vinculada a la persecución: No temáis a los que matan al cuerpo, que el alma no pueden
matarla... A todo el que me confesare delante de los hombres, yo también le confesaré delante de mi Padre. TERTULIANO, por
ejemplo, se expresa de esta forma: Quien haya sido interrogado en la tierra y haya confesado se llevará con él las llaves del cielo... La
persecución es el elemento indispensable de toda confesión... La persecución se consuma en la confesión (Scorpiace, c. 10)" (CA, nº
138).
498
En esta celebraciones descubren los neocatecúmenos cómo "en el Símbolo de la fe se contiene el misterio de Dios y los
hechos salvíficos esenciales. Al introducir al catecúmeno en las diferentes perícopas del Antiguo y Nuevo Testamento, el Símbolo le
ayuda a situar esas perícopas en referencia al misterio de Cristo, a hacer una lectura bíblica en torno a la salvación de Dios en Cristo"
(CC, nº 231a).
499
"Mucho antes de instituir la ceremonia de la entrega del Pater, la Iglesia transmitió siempre con cuidado a los catecúmenos
la novedad de la oración cristiana. Y así poseemos tres obras de la primera mitad del siglo III que son iniciaciones a la oración a partir
del Padre Nuestro. Es curioso constatar que las tres son obras de autores africanos: Tertuliano, Orígenes y Cipriano". Cfr. M.
DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 137-140. "La entrega del Pater se hace generalmente al principio de la Semana
Santa. Pero en algunas Iglesias se traslada a después del bautismo, porque se considera que el Pater es la oración específica de los
cristianos y no pueden decirla más que los hijos". Cfr. JEAN DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., p. 54. Para nuestros Obispos "El
Padre nuestro es el modelo de toda oración cristiana. Es la oración que Jesús enseñó a sus discípulos. En él está condensado lo mejor
de los salmos y lo nuclear de la oración y de la predicación de Jesús. Su espíritu, eminentemente escatológico, ha de impregnar toda
nuestra oración. Con él intensificamos el espíritu filial que el bautismo depositó germinalmente en nosotros" (CA, nº 181).
Rosario500. En el Neocatecumenado la figura de la Virgen María ha estado
presente desde las catequesis iniciales (SCN, art. 10&1)501, pero se espera hasta
este momento, en el que la estatura de la fe en el neocatecúmeno ya ha crecido,
para hacer una peregrinación a Roma, donde ante la tumba de los santos apóstoles
San Pablo y San Pedro se profesa la fe. Junto a este gesto de comunión con la
cátedra del sucesor de Pedro, se hace un viaje también al Santuario de la
Encarnación, a Loreto, donde se conserva la Casa de Nazaret. Aquí, en el
Santuario de Loreto502, se les entrega a los neocatecúmenos en una sencilla y
emocionante liturgia, la Virgen María como Madre503simbolizado en la entrega
del Rosario, que a partir de este momento lo comenzarán a rezar con asiduidad504.
Antes de recibir el neocatecúmeno el Padre Nuestro, es preciso que experimente
que "no puede tener a Dios por Padre, quien no tiene a la Iglesia (a la Virgen
María), por Madre" (San Cipriano). La experiencia de esta peregrinación marca
definitivamente a los neocatecúmenos y los prepara ya para vivir con actitud filial
la entrega definitiva del Padre Nuestro505.
500
"El Rosario, como ejercicio de devoción cristiana, sigue en importancia a la Santa Misa y al Breviario; y sigue para los laicos
a la participación en los sacramentos [...]. Plegaria pública y universal frente a las necesidades ordinarias y extraordinarias de la Iglesia
santa, de las naciones y del mundo entero". Cfr. JUAN XIII, Carta Apost. Sobre el Rosario, (29-IX-1961). Recientemente, el Papa
JUAN PABLO II, ha subrayado que “el rosario forma parte de la mejor y más reconocida tradición de la contemplación cristiana.
Iniciado en Occidente, es una oración típicamente meditativa y se corresponde de algún modo con la ´oración del corazón` u ´oración
de Jesús`, surgida sobre el humus del Oriente cristiano”. Cfr. Rosarium Virginis Mariae, Ed, San Pablo, Madrid 2002, nº 5.
501
En la Convivencia final que cierra la fase kerygmática, la Virgen es presentada como modelo del Neocatecumenado.
"Nicodemo pregunta a Jesús ¿cómo puedo nacer un hombre siendo viejo? ¿Puede acaso entrar en el seno de su madre otra vez y
nacer? (Jn 3,4). Esta frase ilumina el espíritu de las Comunidades Neocatecumenales: volver al seno de la Iglesia, volver a nuestra
madre, a la Virgen, para que esta reengendre y haga crecer en nosotros la semilla del bautismo que llevamos dentro". Cfr. KIKO
ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, “El camino neocatecumenal: breve síntesis”, en o. cit., p. 132. Ver el artículo de KIKO
ARGÜELLO, “La Virgen María y el Camino Neocatecumenal”, en o. cit., pp. 302-309. Ver también: MARIO PEZZI, “Maria nel
cammino della comunità neocatecumenale”, en AA. VV., Maria nella comunità ecclesiale [Atti della XVII Settimana mariana
nazionale (Brescia 26/30-6-1978)]: Mad 26 (1978) 3-4, pp. 119-123; 156-155.
502
Cfr. G. SANTARELLI, “Il santuario della Santa Casa di Loreto. Note di storia e di arte”, en Maria nel Misterio del Verbo
Incarnato. Congreso Internazionale Mariologico (Loreto 22-25 marzo 1995): Theotokos. Roma 1995/2, pp. 641-654.
503
"Durante el recorrido de la iniciación cristiana, como es el Neocatecumenado, y después de algunos años de haber hecho la
experiencia de la Iglesia como Madre que te ayuda, que cuida de ti, te da leche, te enseña a hablar, a caminar, te muestra quien es tu
padre, etc..., al neocatecúmeno se le presenta a María, la madre de Jesús, como madre suya, que Cristo le ha entregado en la Cruz, y
desde aquel día la acoge en su casa (en su espíritu) como San Juan, como su madre, y establece con ella una verdadera relación de
hijo (...) El amor a la Madre de Jesús nace en la Iglesia a causa de la gestación que se realiza en el hacerse cristiano y no tiene su
origen en la necesidad psicológica de todo hombre hacia su madre. Allí donde se anuncia verdaderamente a Jesús, se da siempre -por
obra del Espíritu Santo- el descubrimiento maravilloso y gozoso de María como Madre de Jesús y como Madre nuestra". Cfr. KIKO
ARGÜELLO, “La Virgen María y el Camino Neocatecumenal”, en art. cit., p. 308. Ver también RICARDO BLÁZQUEZ, “ María
en el Camino Neocatecumenal”, en Transmitir el Evangelio de la verdad, Ed, Edicep, Valencia 1997, pp. 245-260.
504
Para muchos, es la primera iniciación a esta oración fundamental de la piedad mariana, para otros en cambio, es una
confirmación de este modelo de oración en el que fueron iniciados ya desde la infancia en el seno familiar. El rezo del rosario, que
hasta hace bien poco, constituía una de las oraciones que más profundamente estaba arraigada en las familias cristianas, ha sido
radicalmente "eclipsado" por las nuevas corrientes secularizadoras que se han introducido en los hogares y por los nuevos hábitos que
han desintegrado el tejido familiar (fundamentalmente la televisión). La pedagogía catequética no ha acertado aún a situar la "entrega
del rosario" de una forma sencilla y vinculante que ayude al cristiano a incorporar entre sus oraciones ésta oración cristológica y
mariana. De aquí, la "genialidad" en el modo, la forma y el momento que en Neocatecumenado se ha encontrado para hacer esta
"entrega" de una manera tan sencilla y al mismo tiempo tan catecumenal. Ver E.D. STAID, ´Rosario`, en NUEVO DICCIONARIO
DE MARIOLOGÍA, Ed, Paulinas, Madrid 1988, pp. 1731-1741.
505
"Para esta entrega se acostumbraba a proclamar el texto evangélico de Mt 6,7-15, y comentarlo después para los elegidos".
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, p. 138. Para un acceso a los "Sermones" de los Santos Padres, ver A. HAMMAN,
Le Pater expliqué par les Pères, París 1962. "la entrega del Padre nuestro, condensa la iniciación a la oración realizada a lo largo del
proceso catequéti Según nuestros Obispos co, ayuda a los adultos a interiorizar las actitudes básicas de la relación con Dios, que
brotan del don de la filiación divina que el Bautismo otorga" (CA, nº 219). Ya en Catequesis de la Comunidad, habían afirmado los
Obispos españoles que "desde las actitudes básicas que lo configuran (al Padre nuestro), la autenticidad de la iniciación catecumenal
en la oración y celebración queda asegurada" (nº 231).
Durante esta iniciación a la entrega del Padrenuestro, los neocatecúmenos
se reúnen como comunidad parroquial en el templo, todas las mañanas antes del
trabajo, para cantar los Laudes, escuchar el Evangelio y hacer media hora de
oración silenciosa (SCN, art 20,3ª)506. Por la tarde se reúnen de nuevo para las
Vísperas y para escuchar las catequesis sobre el Padre Nuestro507. "Para adentrarse
en este misterio y convertirlo en fuente de vida -afirma Andrés Fuentes- la
comunidad por grupos, estudia todas y cada una de las peticiones, todas y cada
una de las palabras del Padre Nuestro a la luz de la Escritura y de los Padres. Y
junto al estudio, la celebración gozosa de las peticiones y de las palabras,
convertidas en oración y en motivo de agradecimiento a la Trinidad"508.
506
La praxis de iniciación a la oración en el Neocatecumenado está contribuyendo a formar dentro de las parroquias
verdaderos espacios litúrgicos para la oración. En este sentido empalma con una preocupación que el Papa JUAN PABLO II
expresaba en NMI dónde pide que “nuestras comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas escuelas de oración” (nº
33), y más adelante afirma: “está quizás más cercano de lo que ordinariamente se cree el día en que en la comunidad cristiana
se conjuguen los múltiples compromisos pastorales y de testimonio en el mundo con la celebración eucarística, y quizás con
el rezo de Laúdes y Vísperas. Lo demuestra la experiencia de tantos grupos comprometidos cristianamente, incluso con una
buena representación de seglares” (nº 34).
507
SANTOS SABUGAL publicó un libro precisamente "destinado a los catecúmenos y neocatecúmenos, que se preparan a ser
iniciados en los secretos y práctica de la oración". Cfr. El padrenuestro en la interpretación catequética antigua y moderna, Ed,
Sígueme, Salamanca 1982, p. 11. "En la catequesis de adultos descubren la riqueza de orar juntos, del compartir la fe tanto con
palabras que surgen del fondo de uno mismo como con el silencio contemplativo. La oración en común es una constante en la vida de
un grupo catequético. Algunos grupos llegan, incluso, a establecer periódicamente encuentros dedicados únicamente a la oración. Este
aprendizaje cala tan profundamente en los catequizandos que, una vez finalizada la catequesis, muchos buscan organizar en sus
comunidades parroquiales momentos especiales de oración compartida" (CA, nº 182). En las parroquias donde se lleva adelante una
iniciación cristiana con adultos bautizados a través del Neocatecumenado, a partir del momento en que se recibe el Padre Nuestro, los
neocatecúmenos y los fieles cristianos que han finalizado ya el itinerario neocatecumenal, se reúnen por las mañanas, antes de ir al
trabajo, durante los tiempos litúrgicos de Adviento y Cuaresma para la oración de Laudes.
508
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal II, pp. 174-175. En el Estatuto se afirma que “en esta etapa los
neocatecúmenos estudian sistemáticamente cada una de las peticiones del ´Padrenuestro` y temas sobre la Virgen María: Madre
de la Iglesia, Nueva Eva, Arca de la Alianza, Imagen del cristiano, etc.”. Cfr. SCN, art 20,3ª.
vivir en la verdad. Los lazos de comunión a estas alturas de camino ya se han
entrelazado entre los neocatecúmenos y la realidad de la comunidad cristiana va
apareciendo con asombro ante sus ojos, con sus rasgos específicos tal y como la
describen nuestros Obispos: comunidad cristocéntrica (CC, nº 258), congregada
por la Palabra de Dios (nº 259), orante centrada en la Eucaristía (nº 260),
suscitadora de la comunión eclesial (nº 216), misionera (nº 262), de
corresponsabilidad y ministerial (nº 263), consciente de sus límites y de la
necesidad de complementariedad (nº 264), de talla humana (nº 265).
509
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal II, p. 176. En un tercer artículo publicado por este mismo autor afirma: "Este
discernimiento lo va haciendo la misma comunidad. Ella es la garante de la respuesta del neocatecúmeno. La comunidad tiene un
enorme poder de discernimiento porque la misma comunidad vive de la palabra y de la acción del Espíritu. Los catequistas que van
llevando paso a paso la comunidad son los garantes de este discernimiento. No hay duda de que el carisma del catequista actúa de una
forma clarividente para discernir qué es lo que viene de Dios y qué es lo que viene del hombre; hasta qué punto el neocatecúmeno
está aprendiendo a vivir según la voluntad de Dios o conforme a sus propios criterios; cómo se dan en el catecúmeno las obras del
Espíritu o las obras de la carne. Es importante descubrir y deshacer todas las mentiras que puedan obstaculizar la obra de Dios y poner
al neocatecúmeno en la verdad de cara a Dios". Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal III, p. 257.
510
"Es aquí donde la dimensión comunitaria del catecumenado muestra su importancia. En torno a los candidatos habrá un
número de personas que se han convertido en sus amigos cristianos. En el amor de esta pequeña comunidad se da una experiencia de
lo que significa ser Iglesia. Mediante este servicio de amor y del testimonio se puede discernir e impulsar la conversión". Cfr. PETER
BALL, “La conversión en las Iglesias de Europa”, en CONFERENCIA EUROPEA DE CATECUMENADO: Los comienzos de la fe.
Pastoral Catecumenal en Europa Hoy, p. 31.
joven rico, por ejemplo, no cumplía una de las condiciones para poder participar
en un seguimiento fiel del Señor y renunció al seguimiento (cf. Lc 18,22-24)511.
Este cambio de actitudes, sin embargo, -opinan los Obispos españoles- "no
es condición previa para comenzar el proceso catequizador. Basta el deseo inicial
de querer cambiar de vida. La propia catequesis irá facilitando el que los adultos
adquieran, poco a poco, el estilo de vida del Maestro: su manera de situarse ante
los marginados, ante el dinero, el poder, la violencia, el conflicto..., y su forma
de convivir con sus discípulos: su amor fraterno, su comprensión, su perdón, su
oración por los suyos, su compartir todo con ellos... Seguir a Cristo en su estilo
de vida lleva a profundizar las actitudes comunitarias y de servicio al mundo, con
sus consecuencias sociales y eclesiales"513.
511
Para M. DUJARIER este pasaje del joven rico de Lucas "es un vestigio de la disciplina que presidía la entrada en las primeras
comunidades palestinenses. La exigencia es doble: a) La seriedad de la vida religiosa judía (Cf. Mt 12,34); b) Dar un paso adelante
y abandonarlo todo, sobrepasando la ley, por seguir a Jesús". Cfr. Le Parrainage des Adultes, pp. 153-164.
512
"Si alguno no se ha corregido de sus malas costumbres y no se ha ejercitado en la virtud hasta hacérsele fácil, que no se haga
bautizar" (S. Juan Crisóstomo, Il Cat baut, PG, 49, p. 234).
513
Cfr. Catequesis de adultos, nº 185. Para el Papa JUAN PABLO II "es importante revelar sin rodeos las exigencias, hechas de
renuncia pero también de gozo, de lo que el apóstol Pablo gustaba llamar vida nueva". Deduce el Papa la relevancia de la formación
moral en la catequesis, "de ahí la importancia que tienen en la catequesis las exigencias morales personales correspondientes al
Evangelio y las actitudes cristianas ante la vida y ante el mundo. Nosotros las llamamos virtudes cristianas o evangélicas" (CT, nº 29).
514
Cfr. Las comunidades neocatecumenales, p. 91. Antes de que se celebre la elección, se discernirá si en los neocatecúmenos
"la conversión de la mente y de las costumbres" (RICA, nº 23) es real. En el Neocatecumenado se descubre que la misma existencia
y permanencia de la comunidad es en sí un "fruto" con hondas consecuencias sociales. Así describe JESÚS HIGUERAS cómo las
personas alejadas de la Iglesia y los marginados son reinsertados en la sociedad a través de la Iglesia, teniendo como mediación una
comunidad concreta: "Personas destruidas por el alcohol, la droga, la prostitución o la homosexualidad, o matrimonios deshechos,
que se han encontrado con Jesús y El los ha liberado de sus esclavitudes físicas o espirituales con la fuerza del Espíritu y la Palabra
de Dios. En las asambleas, que celebran para recibir la Eucaristía y la Palabra de Dios, se va dando el amor fraterno, se conocen y se
vencen los problemas de los hombres de nuestro tiempo; en esas asambleas conviven los jóvenes con los adultos y los ancianos, los
Este cambio progresivo de mentalidad y de costumbres con sus inevitables
consecuencias de orden personal, familiar y social conlleva necesariamente tantas
veces, en el neocatecúmeno, sufrimientos y tensiones familiares, y no puede ser
de otro modo porque "siendo el Señor, al que confían, blanco de contradicción,
los que se convierten experimentan con frecuencia rupturas y separaciones, pero
también gozos que Dios concede sin medida" (RICA, nº 19.2)515. Que los
neocatecúmenos a lo largo del camino de maduración, experimentan
progresivamente un cambio moral es un hecho contrastado. El acceso a los
testimonios de estos neocatecúmenos no deja lugar a dudas (SCN, art. 16,3)516El
testimonio dado por los neocatecúmenos en Ruanda pone de manifiesto la radical
experiencia de la fe a la que el CN conduce: Mártires de la Iglesia en Ruanda.
Testimonio de hermanos del Camino Neocatecumenal: Communio (Septiembre-
Octubre 95), pp. 477-488.. En la Convivencia de párrocos de las Comunidades
Neocatecumenales celebrada en 1977, encontramos el testimonio de distintas
comunidades de diversa nacionalidad donde aparece afirmada con claridad esta
dimensión, he aquí algunas de estas experiencias:
pobres con los ricos, los analfabetos con los profesores de universidad y los intelectuales, los alcohólicos, los drogadicos, los que no
encuentran sentido a su vida, con los católicos practicantes", o. cit., pp. 68-69. Una de las acusaciones que con más frecuencia se
vierte contra el CN es que no inicia suficientemente en la dimensión social que es constitutiva de la fe, es decir que los neocatecúmenos
se inhiben en las tareas sociales y se desentienden de los aspectos colectivos de la fe. Los Obispos españoles, por otra parte, denuncian
esta laguna "la formación moral que se imparte en los grupos de catequesis de adultos queda en un nivel individual, sin abrirse
suficientemente a las exigencias de la moral social. La enseñanza social de la Iglesia es, con
frecuencia, ignorada" (CA, nº 189). En todo caso, si esta "acusación" se verificara como cierta,
cosa que todavía no ha ocurrido, atentaría contra la misma identidad del Neocatecumenado,
que por naturaleza está obligado a entregar al neocatecúmeno la "integridad"·del depósito de
la fe, dentro del cual "el rico patrimonio de la enseñanza social de la Iglesia ha de encontrar su
puesto, bajo formas apropiadas, en la formación catequética común de los fieles" (CT, nº 29).
Por otra parte, los responsables últimos de toda la iniciación cristiana son el Obispo, los
párrocos y presbíteros y los catequistas, si ellos detectan este "déficit" son los primeros que
están obligados a corregir las posibles deficiencias en el proceso de transmisión de contenidos.
515
El neocatecúmeno a estas alturas de su itinerario de maduración de fe ha podido experimentar suficientemente aquellas
palabras del apóstol Pablo a su discípulo: "Todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús, sufrirán persecuciones" (cf.
2ªTim. 3,12). La persecución forma parte de la "identidad cristiana" (cf. Mt. 5,11-12; St. 1,2; 1ª Pe. 4,13-14). ¡Cuántas rupturas y
persecuciones familiares se han dado a lo largo de la historia!. Recordemos a Santa Perpetua (catecúmena), leemos en las Actas de
los Mártires la obcecación de su padre para convencerla de que renegase de Cristo: "Entonces mi padre, irritado por esta palabra (soy
cristiana) se abalanzó sobre mí con ademán de arrancarme los ojos; pero se contentó con maltratarme. Y se marchó vencido él y los
argumentos del diablo". Cfr. Actas de los Mártires, Ed, BAC, Madrid 1987, p. 421.
516
CARMELO DI GIOVANNI, religioso de los Padres Pallottini y presbítero de una Comunidad Neocatecumenal, que desarrolla
su actividad pastoral en la parroquia italiana de Londres (St. Peter en Clerkenwell), ocupándose sobre todo de la asistencia a los
italianos detenidos en cárceles británicas, ha escrito un impresionante libro que recoge la correspondencia con diversos presos,
conocidos ex-terroristas "políticos", algunos de los cuales han experimentado un cambio radical en sus vidas a través de la experiencia
de encuentro con Jesucristo por medio de las catequesis del CN. Cfr. Eramos terroristas, Ed, DDB, Bilbao 1993. Ver "La experiencia
de Paolo Bianchi y su encuentro con el Camino Neocatecumenal" (pp. 217-223), y "Otros terroristas en las Comunidades
Neocatecumenales" (pp. 223-226). Recientemente acaba de publicarse un nuevo libro que recoge las experiencias de conversión de
presos en las cárceles italianas donde se han dado las catequesis neocatecumenales: AA. VV., In carcere ma liberi!, Ed, Grafite,
Napoli 1996. Editado también en español: ¡En la cárcel, pero libres!, Ed, EGA, Bilbao 1996.
salvación: dinero, trabajo, fariseísmo, religiosidad natural...Esta
catequesis, recibida y vivida a lo largo del Camino Neocatecumenal,
va cambiando poco a poco el corazón de las personas, lo cual se
refleja en su vida exterior. Es un camino en el que se han producido
cambios radicales en la forma de pensar y de enfocar la vida de
algunos miembros de la comunidad, aunque cada uno muchas veces
no lo vea en sí mismo. Esto es también una garantía para nosotros.
Nuestras actitudes ante la vida, trabajo, religión, etc., están
cambiando. Sabemos y experimentamos que Dios es potente para
destruir el hombre viejo y egoísta que hay en nosotros, así como las
barreras que existen de edad, sexo, cultura, dinero... Hemos
descubierto que en Jesucristo no hay diferencias de clases.
Finalmente, es en el desprendimiento del dinero donde se concreta
enseguida la llamada a conversión de la Palabra de Dios. Las
comunidades aportan a la parroquia un fondo para ayuda a sus
presbíteros... Con motivo de uno de los últimos pasos de la Primera
Comunidad (Segundos Escrutinios) todos nosotros damos gracias a
Dios por el milagro visto en el desprendimiento del dinero. Todo él
ha ido a parar a los pobres"517.
517
Cfr. “Experiencia de la Parroquia de San Sebastián (Madrid)”, en Convivencia de párrocos-1977, pp. 44-48.
518
Cfr. “Experiencia de la Comunidad Neocatecumenal existente en la Parroquia obrera de "San Bartolo in Tutto", zona de
Scandicci, de administración y ambiente comunista, a las afueras de Florencia (más de siete años de camino)”, Ibid., pp. 49-55.
puertas que nos abren, poco a poco, nuevos horizontes y nos hacen
descubrir:
- nuestra ceguera y la necesidad de pedir la fe;
- nuestros ídolos, que no nos salvan, sino que nos tienen
esclavos;
- Dios como el Único;
- la necesidad de la oración;
- el Kerigma como vida para el mundo;
- la relación con Dios como Padre y el perdón de los
enemigos como garantía de que el Espíritu vive en
nosotros;
- el Siervo de Yahveh, como única verdad que supera
toda lógica y expectativa humana"519.
519
Cfr. “Experiencia de la comunidad existente en la Parroquia de Mártires Canadienses de Roma: clase media; llevada por
religiosos sacramentinos; 10 comunidades: primera comunidad catequizada en Italia y la que va más adelante en el Camino (más de
ocho años)”, Ibid., pp. 56-63.
520
Así lo vemos confirmado en CLEMENTE ALEJANDRINO: "Y a buen seguro no se miden los actos solamente después de
su ejecución, sino que se les juzga también según las intenciones deliberadoras de cada uno: ¿se hizo la elección a la ligera?, ¿se han
arrepentido de sus faltas? ¿se ha tomado conciencia de sus caídas y las han reconocido?". Cfr. El Stromata II,26,5, (SCr,38, p.54).
521
Por eso, se examinaba la conducta del candidato (cf. HIPÓLITO, Trad. apost., 20) e incluso el obispo podía pedir a algunos
catecúmenos que cambiaran de trabajo u oficio, cuando su antiguo género de vida le parecía incompatible o difícilmente conciliable
con la nueva fe y los compromisos que iban a contraer ante toda la comunidad. En el Neocatecumenado hay experiencias en este
sentido y algunos neocatecúmenos han cambiado de trabajos y han regularizado situaciones incompatibles con la moral cristiana.
522
El Papa JUAN PABLO II afirma que "la evangelización -y por tanto la nueva evangelización- comporta también el anuncio
de la propuesta moral". Cfr. Carta encíclica "Veritatis splendor", Ed, B.A.C., Madrid 1993, nnº 106-108. Y los Obispos españoles
en un penetrante discernimiento sobre la situación moral de la sociedad española que lleva por título "La verdad os hará libres"
afirman: "No hay humanidad nueva, si no hay hombres nuevos con la novedad del Bautismo y de la vida según el Evangelio (EN, n.
18). Por eso la conversión ha de estar en el primer plano de las preocupaciones y atenciones de la comunidad eclesial. La conversión
personal sigue siendo piedra angular para el cristiano y para la comunidad eclesial...". Y más adelante afirmarán que "el tema de la
moral ha de ocupar un puesto imprescindible en la catequesis, la predicación, la enseñanza teológica... Necesitamos una formación
3º) Una iniciación a la oración y vida
litúrgica
sistemática -a través de la catequesis, de la enseñanza religiosa, de la predicación o de otros medios- sobre los aspectos fundamentales
e insoslayables de la moral cristiana... Los adultos, especialmente en las actuales circunstancias y ante las nuevas situaciones y nuevos
problemas que se les plantean en la vida personal, familiar, social y económica, están necesitados de una enseñanza que les
proporcione criterios morales de acuerdo con la Tradición de la Iglesia, que ilumine y oriente la conducta humana en el mundo de hoy
con suficiente claridad, objetividad y vigor para que puedan actuar en conformidad con las exigencias eclesiales del seguimiento de
Jesucristo" (nº 53). Cfr. AA. VV., Para ser libres nos libertó Cristo. Comentarios y texto del documento de los obispos "La
verdad os hará libres", Ed, Edicep (2ª edición). Valencia 1991. Si tenemos en cuenta que la catequesis moral estuvo ligada
siempre en la Iglesia primitiva al tiempo catecumenal, tendremos que afirmar que cualquier itinerario catecumenal o neocatecumenal
es el espacio eclesial idóneo para la formación moral de los cristianos, que nuestros Obispos consideran "gravemente insuficiente".
Cfr. JEAN DANIELOU/RÉGINE DU CHARLAT, “La catequesis moral antigua”, en La catequesis en los primeros siglos, pp. 115-
160.
523
"Os entregamos la oración del Padre nuestro para que sepáis a quien estáis orando y qué tenéis que pedir" (S. Agustín,
Sermones, 56). "Esta oración os anima no solamente a aprender a pedir a vuestro Padre que está en los cielos lo que vosotros deseáis,
sino a aprender también lo que vosotros debéis desear" (S. Agustín, Sermones, 59).
Estas celebraciones de la Palabra permiten a los neocatecúmenos ir
adentrándose en los diferentes contenidos de los misterios de la fe, de un modo
gradual y cada vez más rico y profundo dependiendo de las entregas que va
recibiendo por parte de la Iglesia. En el Neocatecumenado, sostiene G. Zevini,
"la iniciación a la palabra es algo extraordinario: se lee gradualmente, se medita
con fe y luego se vive con fruto por parte de la comunidad. La palabra es abordada
de manera no intelectual, sino sapiencial; no especulativa, sino orante. Para el
neocatecúmeno, la palabra de Dios indica una realidad, una fuerza que crea y
promueve la historia: es, a la vez, acontecimiento y acción (cf. Dei verbum). Lo
que se busca es la palabra de vida, su realización concreta, el compromiso entre
nosotros y Dios, y no una ideología, un aumento de conocimientos. La palabra no
es algo, sino Alguien, una persona que habla e ilumina la existencia"524.
En torno a ella gira todo el año litúrgico que los neocatecúmenos empiezan
a descubrir y vivir como un auténtico itinerario catecumenal en el que se reviven
y actualizan todas las etapas espirituales de la vida cristiana que a lo largo del
Neocatecumenado han ido personalizando, haciendo realidad una de las notas de
la catequesis que nuestros Obispos expresan en La catequesis de la comunidad:
"una catequesis que forme auténticamente hace que la vida del catequizando se
vea jalonada poco a poco por las principales fiestas del año litúrgico" (nº 90) 528.
A este respecto es importante subrayar que el Neocatecumenado opera una
iniciación gradual a los sacramentos y presenta de forma eclesial clara la
inseparable conexión que existe entre el anuncio de la palabra y la celebración
del sacramento, entre la fe y la praxis sacramental (SCN, art. 12,2).
528
"Es importante, finalmente, ayudar a los adultos a vivir el año litúrgico, sobre todo cuando se trata de creyentes habitualmente
practicantes, ya que nada -ordinariamente- vincula tanto a Cristo como la celebración litúrgica de sus misterios a lo largo del ciclo
anual. En el círculo del año (la Iglesia) desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnación y la Navidad hasta la Ascensión,
Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor (SC, 102)" (CA, n º90).
529
En el Estatuto se afirma que “los neocatecúmenos colaboran activamente en la evangelización y en la edificación de la Iglesia,
ante todo siendo lo que son: su propósito de vivir de modo auténtico la vocación cristiana se traduce en un testimonio eficaz para los
demás, en un estímulo al redescubrimiento de valores cristianos que podrían de otro modo quedar casi ocultos” (art. 17&2). El profesor
DIONISIO BOROBIO sostiene que "en la Iglesia del post-Vaticano se ha impuesto un cierto talante o estilo catecumenal,
debido a la constatación de la existencia de grandes masas por evangelizar, a la memoria y recuperación del catecumenado histórico
para la iniciación cristiana de adultos, y a los ejemplos catecumenales existentes en diversos lugares. Siendo el catecumenado aquel
espacio y tiempo ordenados, del que siempre dispuso la Iglesia para posibilitar la evangelización integral...". Los Laicos y la
Evangelización, Ed, DDB, Bilbao 1987, pp. 171-172.
van asimilando las actitudes apostólicas, en las cuales también deben ser
entrenados los catecúmenos"530.
530
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 80. "Esta experiencia los somete a un contraste interior: en muchos hogares no
quieren escuchar la Buena Noticia, aun entre aquellos que oficialmente se llaman creyentes. En otros hogares reciben el anuncio con
alegría y admiración. Así experimentan en ellos mismos que la fe es una gracia y que tiene poder para transformar al hombre. Y
siempre deja en el neocatecúmeno la alegría de poder anunciar a Jesucristo". Cfr. ANDRÉS FUENTES, Espiritualidad del Camino
Neocatecumenal II, p. 173.
531
Este aprendizaje debe capacitar al adulto tanto para desarrollar una presencia cristiana en la sociedad (vecinal, laboral,
sindical, cultural, política...), como para cooperar en tareas intereclesiales (catequista, animador litúrgico, acogida, obras
asistenciales...). Ambas dimensiones, dicen nuestros obispos, deben ser cuidadas en esta tarea. Ver "algunas orientaciones sobre esta
tarea" (nnº 192-195).
niños. Durante el tiempo de la Traditio Symboli todos anuncian públicamente el
Kerygma por las casas y también se incorporan a la pastoral de mediación que se
lleva adelante en la parroquia, es decir, la mayoría de los neocatecúmenos son
incorporados a los diversos grupos parroquiales encargados de los diferentes
servicios pastorales: catequesis de primera comunión, Confirmación, Bautismo,
Matrimonio, equipos de liturgia, cáritas parroquial, consejos de pastoral y
economía, etc.
Este carácter secular propio de los cristianos laicos, afirma Juan Pablo II,
"debe ser entendido a la luz del acto creador y redentor de Dios, que ha confiado
el mundo a los hombres y mujeres, para que participen en la obra de la creación,
la liberen del influjo del pecado y se santifiquen en el matrimonio o en el celibato,
en la familia, en la profesión y en las diversas actividades sociales" (Ch.F, nº15).
En este sentido, se puede decir que en el Neocatecumenado en la medida en que
se asume plenamente y conscientemente la identidad cristiana contenida en el
Bautismo, en esta misma medida se descubren, ahondan y empiezan a vivirse
cristianamente todas las realidades personales, familiares, sociales y culturales en
las que vive y se mueve el neocatecúmeno. Asimismo, en esta recuperación
vigorosa de la identidad bautismal hay que situar el fecundo descubrimiento de
las distintas vocaciones específicas al servicio de la misión eclesial: al
matrimonio "en el Señor", al ministerio eclesial, a la vida religiosa, a la misión
apostólica...
5. Etapa de la Elección
535
Para el Papa JUAN PABLO II "la condición eclesial de los fieles laicos se encuentra radicalmente definida por la novedad
cristiana y caracterizada por su índole secular" (Ch.F., nº 15). "Sólo dentro de la Iglesia como misterio de comunión se revela la
identidad de los fieles laicos, su original dignidad. Y sólo dentro de esta dignidad se pueden definir su vocación y misión en la Iglesia
y en el mundo" (Ch.F., nº 8). El Papa sostiene que "sólo captando la misteriosa riqueza que Dios dona al cristiano en el santo bautismo
es posible delinear la figura del fiel laico" (Ibid, nº 9).
En el RICA, esta etapa tal y como aparece configurada, es fiel heredera de
la más pura tradición catecumenal de los siglos IV al VI, en los que ya el
Catecumenado como un tiempo largo de preparación y maduración en la fe ha
perdido su fuerza y fecundidad y las nuevas condiciones sociales y eclesiales
reclaman un nuevo modo de iniciar más intensamente a aquellos que querían
llegar a ser cristianos. La Iglesia lo iba a encontrar en el tiempo de Cuaresma que
se transformaría en el tiempo catecumenal por antonomasia. "A partir del siglo
cuarto, -afirma M. Dujarier- cuando el Estado reconoce al cristianismo como
legítimo y la Iglesia finalmente es protegida o incluso privilegiada, las
conversiones no son siempre serias. Mucha gente que entra en el Catecumenado
por interés y sin convicción de fe, no son cristianos más que de nombre y no
siguen las instrucciones destinadas a ellos. Para remediar esta preparación
insuficiente la Iglesia decide desarrollar la semana de celebración bautismal. La
extiende a las siete semanas de Cuaresma que se convierte así en un tiempo de
formación intensiva"536. En el Ritual este tiempo recibe el nombre de tiempo de
Purificación e Iluminación y se dice de él que "de ordinario coincidirá con la
Cuaresma" (RICA, nº 21) y que dentro de este tiempo la Iglesia "hace la Elección"
(nº 22). Para poder purificar e iluminar a los catecúmenos, la Iglesia prevee en
este tiempo que sean ayudados "por medio de varios ritos, especialmente por el
escrutinio y la entrega" (nº 25).
536
Cfr. Iniciación Cristiana de Adultos, p. 98. El autor desarrolla históricamente la configuración de "La Cuaresma: un
catecumenado de recuperación", en Breve Historia del Catecumenado, pp. 104-115. En esta perspectiva,ver La cuaresma.
Dimensiones pastorales del itinerario cuaresmal: Phase n. 260 (marzo-abril 2004).
mayor profundización en la identidad y la misión de ser cristianos en el mundo.
"La Elección -afirma Kiko Argüello- es el tiempo de las catequesis más
profundas... Aquellos hermanos que durante los siete años precedentes han
demostrado su fidelidad a la alianza y a la promesa de nuestro Señor, son
aceptados como candidatos a la Elección (muchos son los llamados y pocos los
elegidos)537.
537
Cfr. Il Neocatecumenato, p. 100. En el Estatuto se dice que “la tercera fase del Neocatecumenado es el redescubrimiento de
la elección, ´eje de todo el catecumenado`” . Cfr. SCN, art. 21&1.
538
El Ritual prevee varias palabras para designar a los catecúmenos que Dios ha elegido. "A partir de la fecha del día de su
elección y admisión, se llama a los catecúmenos elegidos (electi, elegidos). Se les llama también competentes (aquellos que tienden
juntos hacia), porque se dirigen en grupo hacia los sacramentos de Cristo y al don del Espíritu. Se les llama también iluminados
(illuminandi, los que están en el tiempo de iluminación), porque su bautismo se designa también como iluminación, por el hecho de
que los nuevos bautizados reciben la luz de la fe. En nuestros días está permitido usar otros términos que, según la diversidad de países
y culturas, convengan más para ser comprendidos por todos y respondan al genio de las lenguas" (nº 24).
539
"Las Bienaventuranzas y todo el contenido del Sermón de la Montaña nos ofrecen de modo admirable la doctrina moral de
Cristo. Las encontramos muy fielmente en nuestros textos primitivos y en los Padres apostólicos en general, íntimamente unidas a
otros elementos de catequesis moral". Cfr. J. DANIELOU/R. du CHARLAT, o, cit., pp. 124-125. "Comentando el Sermón del
monte, Agustín hace una feliz comparación entre las peticiones del Pater, las bienaventuranzas e incluso los dones del Espíritu Santo:
- Santificado sea tu nombre: bienaventuranza de los pobres, temor de Dios; - Venga tu reino: bienaventuranza de los mansos, piedad;
- Hágase tu voluntad: bienaventuranza de los victoriosos en su lucha contra la carne, don de ciencia; - Danos hoy nuestro pan:
bienaventuranza de los que tienen hambre y sed, fortaleza; - Como nosotros perdonamos: bienaventuranza de los misericordiosos,
consejo; - No nos dejes caer: bienaventuranza de los puros, inteligencia; - Más líbranos: bienaventuranza de los pacíficos, sabiduría”.
Cfr. SAN AGUSTÍN, De Serm. Dom. in monte, I, 4,11 y II, 11,38. Se puede leer la traducción en A.G. HAMMAN, Saint Augustin
explique le Sermon sur la montagne: Les Pères dans la foi, I, 6, pp. 30-32 y 114-116.
540
Para nuestros Obispos "el sermón del Monte es referencia obligada en la tarea catequética de iniciar en la vida evangélica.
Representa la enseñanza moral más importante de Jesús, con la que -como nuevo Moisés- da al Decálogo de la Alianza su sentido
pleno y definitivo... He aquí algunos de los rasgos más sobresalientes que definen la vida cristiana, tal como Jesús los propuso en
dicho sermón: * Los valores de las bienaventuranzas, que constituyen todo un programa de vida (Mt 5,3-10); * La necesidad de que
la vida cristiana suponga una justicia más honda que una moral legalista (Mt 5,20); * El carácter misionero de la vida evangélica,
como "luz y sal de este mundo" (Mt 5,16); * El carácter teónomo de la conducta cristiana, como motivación última, ya que "el Padre
que ve en lo secreto te recompensará" (Mt 6,4); * La libertad que da la pobreza evangélica para poder responder sin trabas a Dios
(Mt 6,25); * El amor al prójimo como compendio de toda la Ley (Mt 7,12)" (CA, nº 188).
y pecadores. Porque Dios, el Dios de Jesucristo, es el único que ama a sus
enemigos, que caminó llevando consigo a Judas, que no se resiste al mal.
Aquellos que reciben su Espíritu aman como Él, perdonan como Él, no se resisten
ante el malvado, como Él; son corderos llevados al matadero todos los días,
ofreciendo la vida por el mundo en un culto espiritual y racional, que nos es
pedido, sobre el altar de la historia. De modo que cuando en nosotros obra la
muerte, en esta generación obra la vida"541. Partiendo de las Bienaventuranzas,
preparadas, leídas y celebradas en comunidad, situándose en Dios como Padre y
en el amor a los otros, cada hermano contesta ante los demás a esta pregunta:
"Dios quiere hacer una alianza contigo, ¿estás dispuesto?". Y en medio de la
Asamblea cada uno responde sinceramente.
Una vez que los candidatos han podido celebrar y vivir en profundidad
todas las catequesis relacionadas con el Sermón de la Montaña, tiene lugar el
tiempo de la Elección próxima que va a estar dedicado a una mayor purificación
y que coincidirá siempre con la Cuaresma, tal y como sugiere el RICA para los
catecúmenos: "El tiempo de Purificación e Iluminación de los catecúmenos de
ordinario coincidirá con la Cuaresma" (nº 21).
541
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 100.
542
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal III, p.177. "El tiempo del catecumenado postbautismal tiende a llevar a los
neocatecúmenos a la simplicidad, a hacerse pequeños, a abandonarse a la voluntad del Padre. Esto permitirá -siempre guiados por los
catequistas en comunión con el párroco- pasar, a través del abandono, a una espiritualidad de alabanza y agradecimiento. De esta
forma son preparados para entrar en la última etapa del camino: la elección y la renovación de las promesas bautismales". Cfr. KIKO
ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, “El Camino neocatecumenal: breve síntesis”, en o. cit., pp. 131-132.
543
"El rito de la elección o de la inscripción del nombre se celebrará, ordinariamente, el primer domingo de Cuaresma.
Oportunamente puede anticiparse unos días antes o celebrarlo dentro de la semana" (RICA, nº 51). En el Neocatecumenado tendrá
lugar una vez finalizado el Tercer Escrutinio.
su disposición personal sean idóneos" (Ibidem) para hacer la renovación de las
promesas bautismales en la Vigilia Pascual de ese año. "La puerta ahora se
estrecha. Las exigencias cristianas, después de siete años, son una cosa natural,
no son forzadas. Dentro del candidato existe ya una realidad que ha
experimentado y que experimenta; sabe que es diferente de los otros hombres,
porque Dios lo está eligiendo para una misión muy alta: Ser cristiano"544.
544
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 100. Para descubrir el alcance de la propuesta cristiana hoy, ver J.
RATIZINGER, Ser cristiano en la era neopagana, Ed, Encuentro, Madrid, 1995.
545
Hay que hacer notar que el Ritual ofrece la posibilidad de hacer participar en este discernimiento, si fuere preciso, al grupo
de catecúmenos, lo cual habla por sí mismo del tono conciliador y pedagógico del RICA, que si bien pide seriedad, tampoco se excede
en rigurosidad (cf. nº 137). Para conocer los "perfiles del cristiano adulto" a los que debe conducir una verdadera iniciación, ver CEE,
Testigos del Dios vivo, Ed, EDICE, Madrid 1985, nº 30.
Si echamos una mirada retrospectiva a la praxis catecumenal de los
primeros siglos546, descubrimos con claridad que antes incluso de que se
institucionalizase el Catecumenado, hubo siempre un período litúrgico de
preparación al Bautismo y jamás se admitió a nadie sin discernimiento. Se
examinaba la fe a partir del comportamiento, pues "una fe no es auténticamente
cristiana -afirma M. Dujarier- a menos que transforme la vida"547. Las exigencias
que encontramos en los Santos Padres son claras y firmes, quizás donde más
evidentes aperecen es en Hipólito de Roma548. La inspiración que esta etapa, -
llamada Elección-, recibe en el Neocatecumenado de la praxis catecumenal
antigua es evidente: si en los primeros siglos no se admitía a las ceremonias
bautismales más que aquellos cuya fe había transformado efectivamente el
comportamiento de sus vidas de una forma manifiesta y verificada549, también en
el Neocatecumenado se exigirá esta misma verificación para poder renovar las
promesas bautismales, y esto se hace con absoluta fidelidad a lo que el mismo
RICA pide: "se requiere, además, una deliberación sobre su idoneidad" (nº 23).
Esta deliberación, que lleva como consecuencia una Elección ("porque la
admisión, hecha por la Iglesia, se funda en la elección de Dios, en cuyo nombre
actúa la Iglesia", nº 22), compete por tanto a la Iglesia, es decir al "Obispo, los
presbíteros, los diáconos, los catequistas, los padrinos y toda la comunidad local,
cada cual en su lugar y a su manera, después de haber sopesado rigurosamente
las cosas, tienen que dar su opinión respecto a la formación y al progreso de los
catecúmenos" (nº 135)550. Es preciso, pues, "que antes del rito litúrgico, se tenga
una deliberación sobre la idoneidad de los candidatos por aquellos que les
atienden, o sea, en primer lugar los que dirigen la formación del Catecumenado,
presbíteros, diáconos y catequistas, más los padrinos y delegados de la comunidad
local; incluso, si es preciso, con la participación del grupo de catecúmenos" (nº
137)551.
546
Cfr. M. DUJARIER, Iniciación Crisiana de Adultos, pp. 96-101.
547
Ibid., p. 97.
548
"Cuando se eligen aquellos que van a recibir el bautismo, se examina su vida: ¿han vivido honestamente mientras eran
catecúmenos?, ¿han honrado a las viudas?, ¿han visitado a los enfermos?, ¿han hecho toda clase de obras buenas? Si aquellos que les
han guiado dan testimonio sobre cada uno diciendo que ha obrado así, entonces, entenderán el Evangelio". Cfr. Trad. Ap. 20.
549
Así lo expresa SAN AGUSTÍN: "Es inadmisible admitir al baño de la regeneración... a todos los candidatos indistintamente,
menos aún si la inmoralidad de su conducta y el escándalo de sus faltas son notorias". Cfr. De fide et operibus, I,1 (BA, p. 355).
550
"En la fórmula del RICA, aunque el fin pretendido es el mismo que el que persigue Hipólito, notamos que el contenido es
más genérico y no tan anclado en el aspecto ético. El RICA, a diferencia, del catecumenado antiguo trabaja con una noción
antropológica mucho más amplia y, por tanto, pide una idoneidad que abarca toda la persona. Lo expresa en términos de capacidad
de escucha de la Palabra de Dios, de fidelidad a lo escuchado y de adhesión vital a la comunidad cristiana que lo está iniciando. En
esta formulación aparecen implicados no sólo el catecúmeno, sino también Dios y la comunidad que siempre tienen que estar en
referencia al progreso espiritual de los catecúmenos". Cfr. CARMELO GÓMEZ GÁLVEZ, La propuesta catecumenal en el RICA, p.
94.
551
Para M. DUJARIER esta etapa que él llama del llamamiento decisivo es "la que, hasta el presente, ha sido menos trabajada.
A muchos les parece un poco abstracta, por lo menos tal como viene propuesta por el ritual. Pero nosotros pensamos que puede y
debe tener un gran valor pastoral si se llega a expresar bien su sentido y a hacerla vivir de manera suficientemente concreta", en
Iniciación Cristiana de Adultos, p. 113. La praxis que en el itinerario neocatecumenal se desarrolla respecto de esta etapa, permite
afirmar que se convierte "en el eje de todo el neocatecumenado" (cf. RICA, nº 23). Solamente tomando absolutamente en serio esta
etapa de la Elección adquiere el tiempo precedente su sentido, y viceversa, solo tiene sentido vivir una experiencia neocatecumenal si
esta en verdad conduce y culmina en la maduración y por tanto verificación de la confesión de la fe: "A través de la confesión
bautismal, precisamente, todo el catecumenado desemboca en el bautismo...En consecuencia, tanto el catecumenado, que prepara esa
confesión, como -en nuestro caso- la catequesis de adultos que la personaliza, son una exigencia del mismo bautismo. La catequesis
A partir del año 1983, en el que la primera Comunidad Neocatecumenal de
la Parroquia de Mártires Canadienses de Roma renovó solemnemente las
promesas bautismales en la Vigilia celebrada en la Basílica de San Pedro, son
muchas, y cada año más, las comunidades que terminan el Neocatecumenado y
que por tanto inician su vida como comunidades cristianas parroquiales al
servicio de la evangelización en sus diócesis552. El hecho de que ya en numerosas
parroquias el itinerario neocatecumenal esté experimentado y vivido en todas sus
etapas, hace preveer que en un futuro el tiempo iniciatorio que hasta ahora, por
distintas circunstancias, ha podido parecer como excesivamente largo en el
Neocatecumenado se acorte. Siempre que se trata de abrir un túnel a través de
una montaña rocosa para trazar por medio de él una autopista se tarda tiempo,
una vez finalizado, se atraviesa con mayor rapidez. Esto es lo que se vislumbra
en el horizonte pastoral del CN, donde se tiene muy claro que la madurez en la
fe, necesaria para la adultez cristiana y la acción apostólica, es lenta, y que por
tanto no hay que correr sino que hay que esperar. En este sentido es legítima la
apreciación de Mons. Ricardo Blázquez al decir, "a un candidato al ministerio
sacerdotal se le piden bastantes años de preparación espiritual, teológica y
apostólica; a una religiosa, antes de incorporarse plenamente a la actividad de su
familia espiritual, se exigen noviciado y juniorado. ¿Es tan extraño que a un
cristiano se pida cierto tiempo para su mayoría de edad? Hay a veces una
impaciencia que refleja escasa comprensión de la seriedad de la vocación
cristiana"553.
queda, así, penetrada por su dimensión bautismal. Su meta no es otra que la confesión adulta de una fe depositada germinalmente en
el bautismo. No se persigue, por tanto, otra cosa que ayudarnos a asumir personalmente nuestra condición de bautizados" (CA, nº
136). Recordemos, una vez más, que el Catecumenado bautismal es el modelo en el que la catequesis de adultos debe inspirarse: "El
modelo de toda catequesis es el catecumenado bautismal, formación específica que conduce al adulto convertido a la profesión de su
fe bautismal en la noche pascual" (MPD, nº 8).
552
La comunidad neocatecumenal finaliza el Neocatecumenado e inicia la vida cristiana adulta en la educación permanente
de la fe: “La comunidad neocatecumenal, después de haber finalizado el itinerario de redescubrimiento de la iniciación
cristiana, entra en el proceso de educación permanente de la fe...”. Cfr. SCN, art. 22&1.
553
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 60. "El Catecumenado constituye un verdadero aprendizaje. Por eso la Iglesia
necesita un tiempo bastante largo, tanto para revelar al catecúmeno todo lo que debe ilustrar el lento camino de su conversión, cuanto
para permitirle asimilar en su espíritu y realizar en toda su vida su fe naciente. Un Catecumenado demasiado corto y precipitado
conduciría al fracaso o a dificultades insuperables posteriormente" (Ibidem).
Iniciación Cristiana de Adultos actual con las orientaciones pastorales
iluminadoras de los Obispos españoles (ver tabla 16ª y 17ª).
Vemos por tanto que el tiempo de la Mystagogia tiende a que los nuevos
bautizados adquirieran una experiencia más consciente y verdadera de lo que es
la vida cristiana. Para alcanzar este fin, se utilizan tres medios privilegiados:
554
"En griego, el myste, es el iniciado. El mistagogo es el sacerdote encargado de la iniciación, literalmente: el que conduce al
myste. De ahí viene la palabra Mystagogia. Este vocabulario, empleado ante todo por las religiones de la antigüedad, fue adoptado
por los cristianos para expresar las realidades sacramentales y especialmente las de la preparación al bautismo. La catequesis se llama
mistagógicas en cuanto que ayuda a los nuevos bautizados, llamados neófitos, es decir nuevas naturalezas, para comprender mejor la
vida divina que reciben participando en los misterios que son los sacramentos. Por extensión, la Iglesia habla de Mystagogia o de
neofitado para designar el período durante el cual se desarrolla esta catequesis postbautismal...". Cfr. M. DUJARIER, Iniciación
Cristiana de Adultos, p. 186. Más adelante, el autor se pregunta si realmente existió un Neofitado, y ésta es la conclusión a la que
llega: "Si la palabra designa una institución estructurada, se puede decir que jamás existió neofitado. Pero la Iglesia siempre tuvo
cuidado de sus nuevos miembros. Históricamente se distinguen dos épocas. Durante los tres primeros siglos, cuando la comunidad
participaba activamente en la formación de los convertidos, no sintió la necesidad de organizar nada especial para los neófitos.
Simplemente continuó sosteniéndolos fraternalmente después de su bautismo como antes. A partir del siglo cuarto, por el contrario,
dándose el hecho de que la formación catecumenal había sido reducida prácticamente al tiempo de Cuaresma, la Iglesia quiso proseguir
un poco más la formación de los convertidos más allá de la fiesta de Pascua, durante una semana
por lo menos, que se llamó semana in albis, es decir, semana de las vestiduras blancas". (Ibid.,
p. 189)". Para un acceso a una experiencia pastoral con neófitos, ver D.B. GUILLARD, Notas pastorales: La Iglesia acoge a los
neófitos: Asambleas del Señor 43 (1963), pp. 111-123.
frecuencia de sacramentos ilumina la inteligencia de las sagradas escrituras..." (nº
39) y en las Misas para los neófitos, estos "encuentran, especialmente en el
Leccionario del ciclo A, lecturas sumamente adecuadas para ellos... pudiéndose
utilizar esas lecturas aunque la iniciación se celebre fuera del tiempo pascual" (nº
40).
555
De la Iglesia primitiva tenemos buen conocimiento de estas catequesis mistagógicas: "Después del bautismo, les toca todavía
a los neófitos vivir una última etapa de la catequesis de tipo enteramente nuevo para ellos, ya que hasta ahora nunca se había tratado
sobre la catequesis sacramentaria. Se consideraba que era necesario haber recibido el bautismo antes de entrar en el misterio de los
sacramentos cristianos. Esto sucedía, ante todo, por respeto a la ley del arcano, que prohibía comunicar este misterio a los paganos,
incluso a los que aún no se hallaban plenamente integrados a la Iglesia. Pero, sobre todo, la costumbre de no dar la catequesis de sacramentos
hasta después del bautismo y la eucaristía nacía de la convicción de que los sacramentos son acontecimientos y no nociones. Valía más
la pena vivirlos antes, y que luego se diera su significado". Cfr. J. DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., pp. 57-59. Para una mayor
comprensión, ver "La catequesis mistagógica", en M. DUJARIER, o. cit., pp. 196-199.
556
Para un acceso a las principales catequesis mistagógicas, ver: CIRILO DE JERUSALÉN, Catecheses baptismales 5,12:
PF,91-92; trad. C. ELORRIAGA, San Cirilo de Jerusalén, Ed, DDB, Bilbao 1991; JUAN CRISÓSTOMO, Las catequesis
bautismales, Ed, Ciudad Nueva, Madrid 1988; S. AMBROSIO, Sobre los sacramentos. Sobre los misterios. Explicación del Símbolo,
Col. NEBLI-rojo n. 45, Madrid 1977; TEODORO DE MOPSUESTIA, Homiliae catechetica: ed. R. TONNEAU, Citè du Vatican
1949; EGERIA, Peregrinatio: SC 296, 1982; Ed, Sígueme, Salamanca 1994; AGUSTÍN, De catechizandis rudibus: ed. J. COMBÈS,
BA 11, 1949; “Máximo el Confesor, Mystagogie”, en HAMMAN, L´initiation chrétienne, pp. 251-291.
557
Ibid., p. 196. Para J. DANIELOU/R. du CHARLAT, "las catequesis mistagógicas que conocemos presentan tres tipos de
explicaciones de los sacramentos. En primer lugar, un comentario de los ritos últimamente vivido por los neófitos, cuya memoria así
se estimula: Recuerda lo que se te preguntó; acuérdate de tus respuestas. Viene en seguida una teología bíblica de los sacramentos
presentados como continuación de las grandes obras de Dios en el Antiguo Testamento: liberación de Egipto y bautismo; maná y
eucaristía. Y finalmente, la catequesis mistagógica procura responder a dificultades teológicas, como por ejemplo, saber si la Virgen
fue bautizada, si hay que reiterar el bautismo para un excomulgado, etc. Se advierte, sin embargo, que la enseñanza que se da durante
la semana de Pascua a los nuevos bautizados no es siempre un comentario a los sacramentos. En las homilías de San Juan Crisóstomo
se trata de un resumen de vida cristiana según San Pablo; en las de Asterio el Sofista, de un comentario de los salmos", en o. cit., pp.
58-59.
558
Para C. FLORISTÁN, "cuando el significado primitivo de la cincuentena pascual comenzó a decaer, se empezó a celebrar la
octava pascual, tanto en oriente como en occidente. Esto ocurrió, a finales del siglo IV. El ciclo antiguo de las siete semanas se
desdobló en otro nuevo de ocho días, con un carácter eminentemente bautismal. La octava permitía a los neófitos gustar las delicias
de su bautismo, prolongando una semana el día que hizo el Señor (Sal 117,24). Al principio fueron siete los días bautismales. El
sábado era el tiempo en que los neófitos se desprendían de los vestidos blancos recibidos en el bautismo. Más tarde se trasladó este
rito al domingo, llamado por esta razón in albis. La octava se llamaba alba o blanca", en Para comprender el catecumenado, p. 158.
Según M. DUJARIER, "la imposición de una vestidura blanca no está claramente atestiguada más que a partir del siglo IV...El nuevo
bautizado se reviste de una especie de alba que conservará durante siete u ocho días, tanto en casa como en la Iglesia... La deposición
de las albas se hace habitualmente en el oficio de vísperas del sábado. Más tarde, algunas Iglesias la harán el domingo. En una época
más reciente, se bendice en este momento el agua que debe servir para lavar las albas", en Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 194-
195. Para un estudio histórico, ver. A.J. WEGMAN, La historia de la octava de Pascua: Asambleas del Señor 43 (1964), pp. 9-
19.
mistagógicas559. Al final de la semana, los nuevos bautizados guardaban sus
vestidos blancos con los que habían sido revestidos en la noche pascual. Su
iniciación cristiana había terminado. En adelante alimentarían su fe en el seno de
la comunidad cristiana y en la vida litúrgica.
b) La participación en la Eucaristía
559
He aquí cómo EGERIA nos describe lo que se hacía en Jerusalén en el siglo IV:"Cuando llegan los días de Pascua, durante
estos ocho días, es decir, desde Pascua hasta la octava, cuando ha tenido lugar la despedida de la Iglesia, se marcha, cantando himnos,
a la basílica de la Anástasis, después se hace una primera oración, se bendice a los fieles. El obispo, de pie... explica todo lo que se
hace en el bautismo. En aquella hora, ningún catecúmeno penetra en la Anástasis: sólo los neófitos y los fieles que quieren escuchar
hablar de los misterios entran allí. Se cierran las puertas para que ningún catecúmeno se acerque. Mientras el obispo trata de todas
estas cuestiones y las expone, se acentúa con tales clamores de aprobación que, aún fuera de la Iglesia, se oye clamar a la gente.
Porque desvela tan bien todos los misterios que nadie puede quedarse insensible a lo que oye explicar allí". Cfr. Itin. de la Virg. Eg.,
p. 47.
en la comunidad cristiana, y todo esto lo vive, saborea y experimenta en las
eucaristías pascuales. Los Obispos españoles consideran que "en el clima de estas
celebraciones eucarísticas finales, inspiradas en las misas de neófitos del tiempo
de la Mystagogia los adultos saborearán el espíritu de los sacramentos de la
iniciación cristiana y aceptarán su intrínseca unidad, derivada del misterio
pascual" (CA, nº 218)560.
Por tanto, si la finalidad de esta etapa es que los neófitos progresen "en la
percepción más profunda del misterio pascual" (RICA, nº 37) el camino que se
les propone es el de "experimentar de una forma personal y nueva los sacramentos
y la comunidad" (nº 7), de ahí, que "el principal lugar de la Mystagogia lo
constituyan las llamadas Misas para neófitos, o sea, las Misas de los Domingos
del tiempo pascual" (nº 40). Estas misas de Pascua están pensadas para que se
viva y celebre con profundidad este tiempo de la Mystagogia, por eso sus
oraciones reflejan con fidelidad el espíritu de este tiempo. Lo fundamental es
comprender mejor la inestimable riqueza que se ha recibido. Se trata del don del
Espíritu que mediante el agua del Bautismo y la sangre del memorial ha hecho
renacer al neófito y lo ha introducido en la vida de la comunidad redimida por la
sangre de Cristo561. Se trata pues, de que los neófitos saboreen el espíritu de los
sacramentos de la iniciación cristiana y capten su intrínseca unidad, derivada del
misterio pascual:
560
Para C. FLORISTÁN tanto los catecúmenos en sentido estricto como los neocatecúmenos "necesitan un cierto tiempo para
saborear el significado de los símbolos recién experimentados y penetrar en la realidad misteriosa de la nueva vida aceptada. Este es
el sentido de la catequesis mistagógica: participar plenamente en la comunidad cristiana, cuya fuente y cima es la celebración
eucarística". Cfr. Para comprender el Catecumenado, p. 159.
561
Así lo expresa la oración colecta del IIº Domingo de Pascua: "Dios de misericordia infinita, que reanimas la fe de tu pueblo,
con el retorno anual de las fiestas pascuales, acrecienta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor la inestimable
riqueza del Bautismo que nos ha purificado, del espíritu que nos ha hecho renacer, y de la sangre que nos ha redimido" (Misal Romano,
p. 311).
divina y a sí mismos juntamente con ella... Después, una
vez saciados con el cuerpo de Cristo en la asamblea
sagrada, manifiestan concretamente la unidad del
Pueblo de Dios, aptamente significada y
maravillosamente producida por este augustísimo
sacramento" (LG, nº 11).
También para los adultos ya bautizados que han renovado las promesas
bautismales en la Vigilia Pascual este tiempo tiene la misma intensidad que para
los catecúmenos, así lo expresa el RICA: "Finalmente los adultos completarán su
formación cristiana, y perfeccionarán su inserción en la comunidad, viviendo en
unión de los neófitos el tiempo de la Mystagogia" (nº 305)563.
Más aún, el Ritual requiere que sea toda la comunidad la que se renueve
espiritualmente durante este tiempo juntamente con los neófitos: "Para que los
primeros pasos de los neófitos sean seguros, es de desear que en todas estas
circunstancias sean ayudados con interés y amistad por la comunidad de fieles,
por sus padrinos y pastores. Póngase todo el empeño en conseguir su plena y
gustosa integración en la comunidad" (nº 235)564. Va a ser por tanto este carácter
562
Haremos bien en asumir, entre nosotros, aplicándolo a la situación de unos adultos ya bautizados, el espíritu con el que los
SS. Padres deseaban que se viviera esta etapa: "Ha llegado el momento de hablaros de los misterios y de haceros conocer todo lo
relativo a los sacramentos (S. AMBROSIO, De mysteriis, 1). También S. CIRILO DE JERUSALÉN: "Ya hacía tiempo que deseaba,
hermanos queridísimos e hijos de la Iglesia, tratar con vosotros de estos espirituales y celestiales misterios" (Catequesis, 19,1).
563
"El RICA, nº 41 enumera con detalle las diversas tareas que, a lo largo de la formación debe realizar la comunidad con los
catecúmenos. La catequesis de adultos con bautizados tiene derecho a esperar de la comunidad cristiana donde se realiza un apoyo
análogo" Cfr. CA, nº 127 [nota 50]. Para los obispos españoles, "se trata de un tiempo más breve, en el que los adultos, ya catequizados
propiamente en la segunda etapa, recapitulan y gustan lo vivido en ella y asumen públicamente los compromisos de los sacramentos
de la iniciación cristiana, que ellos ya recibieron" (CA, nº 217).
564
Evidentemente el Ritual parte de un presupuesto pastoral que en la mayoría de los casos no se da: en nuestras parroquias no
existe un verdadero tejido comunitario y hay una muy escasa conciencia catecumenal, faltan comunidades cristianas iniciadoras. Cfr.
XV ENCUENTRO DE ARCIPRESTES DE LA IGLESIA EN CASTILLA, La iniciación cristiana hoy y aquí. Villagarcía de Campos
(Valladolid) [6-9 de marzo de 1995], pp. 60-64. El Ritual pide que "el Pueblo de Dios siempre debe entender y mostrar que la
iniciación de los adultos es cosa suya y asunto que atañe a todos los bautizados" (nº 14). Ya el Concilio había recordado esta
sacramental del que está impregnado todo este tiempo, el que da a esta última
etapa su especificidad propia, dotada de un clima altamente espiritual, de ahí que
el RICA afirme que "este período se ordena más bien a la formación espiritual
que a la instrucción doctrinal" (nº 25)565Y también se afirma que "la índole y la
fuerza propia de esta etapa procede de la experiencia personal y nueva de los
sacramentos y de la comunidad" (nº 40)..
Para los neófitos que han vivido todo el proceso neocatecumenal y que han
renovado solemnemente las promesas bautismales en la noche de la Vigilia
Pascual vestidos con las túnicas blancas, la cincuenta pascual va a ser vivida,
por primera vez, en una atmósfera espiritual de talante esponsalicio566. En esta
etapa final, la comunidad entera hace una peregrinación a Tierra Santa567, los
neófitos viven esta peregrinación como un verdadero "viaje de bodas"(SCN, art.
21&3). La estancia en la geografía de la Encarnación, las celebraciones en los
Santos Lugares (Belén, Nazaret, Getsemaní, Cenáculo, Santo Sepulcro...) y la
experiencia gozosa de la comunión fraternal dejarán en el corazón de los neófitos
un recuerdo imborrable que se hará presente en cada una de las eucaristías
pascuales que celebrarán en comunidad a lo largo de toda la cincuentena pascual.
responsabilidad común de la comunidad cristiana en transmisión de la fe: "Esta iniciación cristiana durante el catecumenado no deben
procurarla solamente los catequistas y sacerdotes, sino toda la comunidad de los fieles" (AG, nº 14). Es más, el RICA sostiene que
esta presencia activa de toda la comunidad cristiana respecto a los catecúmenos es igualmente necesaria cuando se trata de la catequesis
de adultos con bautizados (nº 298). Los Obispos españoles señalan la necesidad de comunidades eclesiales de referencia: "Habrá de
contar, también con un núcleo comunitario referencial, compuesto por los cristianos más comprometidos con su fe... Esta plataforma
comunitaria va a ser punto de referencia fundamental para la catequesis de adultos y órgano de acompañamiento de la misma" (CA,
nº 130) y ámbitos eclesiales de acogida: "Comunidad que acoge a los adultos catequizados al término de la catequesis en un ambiente
donde puedan vivir, con la mayor plenitud posible, lo que han empezado a experimentar. La catequesis corre el riesgo de esterilizarse
si una comunidad de fe y vida cristiana no acoge al catecúmeno en cierta fase de su catequesis" (CA, nº 128).
565
El tiempo de la Mystagogia está "señalado por la nueva experiencia de los sacramentos y de la comunidad" (RICA, nº 7).
566
El espíritu con que los neófitos celebran las eucaristías pascuales es muy semejante al que describe SAN JUAN
CRISÓSTOMO: "Tiempo de gozo y alegría espiritual es éste en el que nos encontramos. Han llegado los días de las bodas espirituales,
objeto de nuestro anhelo y de nuestro amor". Cfr. Catequesis bautismales, 1,1.
567
Esta peregrinación que tiene como duración unos diez días se desarrolla en los dos escenarios fundamentales de la vida y del
ministerio público de Jesús, la primera parte tiene lugar en Galilea y la segunda en Judea, sobre todo en Jerusalén. Las celebraciones
en los Santos Lugares (Laudes, Vísperas, Eucaristías), las catequesis mistagógicas que en ellos tienen lugar van "jalonando" este
"viaje de bodas" que es vivido por los neófitos de sorpresa en sorpresa y con una profunda gratitud al Señor por su fidelidad, después
de tantos años. La peregrinación en sí es vivida como una Convivencia de diez días y como el espacio idóneo para las "instrucciones
mistagógicas".
de los acontecimientos de la vida, pero sobre todo en la celebración eucarística
que celebra cada atardecer en comunidad568. Los neófitos experimentan con
alegría que "la inteligencia más plena y fructuosa de los misterios se adquiere con
la renovación de las explicaciones y sobre todo con la recepción continuada de
los sacramentos" (RICA, nnº 37 y 39). Andrés Fuentes al hablar de esta etapa del
Neofitado se expresa así: "Esta consciente y fructuosa participación de los
sacramentos abre cada vez más la inteligencia para comprender las Escrituras,
para recrearse en la palabra de Dios, para hacer de ella luz y vida. Para el neófito
entrar en esta inteligencia sabrosa y gozosa es algo connatural al espíritu recibido
a lo largo del Catecumenado"569.
568
"Te glorificamos, Padre Santo, porque estás siempre con nosotros en el camino de la vida, sobre todo cuando
Cristo, tu Hijo, nos congrega para el banquete pascual de tu amor. Como hizo en otro tiempo con los discípulos
de Emaús, él nos explica las Escrituras y parte para nosotros el pan" ("Transición" antes de la Epíclesis de la
Plegaria Eucarística Vª).
569
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal III, p. 253. También para D. GUILLARD "la situación espiritual del neófito
depende esencialmente de lo que ha vivido durante el tiempo del Catecumenado. Su experiencia de la Iglesia, en cuanto catecúmeno,
influirá decisivamente en su experiencia de Iglesia después del bautismo", en art. cit., p. 113.
570
Durante la octava de Pascua, al finalizar las eucaristías pascuales, los neófitos beben una mezcla de leche y miel. Este "rito"
se practicaba en algunos catecumenados primitivos, en concreto en el de Roma. Cfr. HIPÓLITO, Tradición Apostólica 23: SC 11 bis,
93. Según M. DUJARIER "la leche y la miel simbolizan la nueva tierra prometida, el nuevo nacimiento y la dulzura de Cristo", en
Iniciación Cristiana de Adultos, p. 164. Abandonado el pecado, sepultado en el bautismo con Cristo, el cristiano ya ha renacido a la
vida de la gracia. Con la nueva vestidura blanca ya puede entrar en el banquete eucarístico. Es como gustar ya los frutos -leche y miel-
(Dt 11,10b.), de la Tierra Prometida. "¿A cuánto se remonta la costumbre de dar leche y miel al bautizado durante la celebración
eucarística?. Es difícil precisarlo. Su simbolismo es claro: el bautismo hace entrar al neófito en la Tierra Prometida. La iniciación
bautismal se acaba en y por la eucaristía". Cfr. A.G. HAMMAN, o. cit., p. 222. Para una mayor profundización en el significado de
este "rito": M. RIGHETTI, La bevanda di latte e miele: Storia Liturgica, 4, pp. 125-126.
571
El Concilio cita aquí un texto de la Didascalia II, 59,I-3: "En tu enseñanza, invita y exhorta al pueblo a venir a la asamblea,
a no abandonarla, sino a reunirse siempre en ella; abstenerse es disminuirla... Sois miembros de Cristo, no os disperséis, pues, lejos
de la Iglesia, negándoos a reuniros; Cristo es vuestra cabeza, según su promesa, siempre presente, que os reúne; no os descuidéis, ni
hagáis al Salvador extraño a sus propios miembros, ni dividáis su cuerpo, ni lo disperséis..." (Ed, F.X. Funk, I, p. 170).
572
En el Congreso Eucarístico de Sevilla se subrayó esta "dimensión evangelizadora" de la liturgia, así aparece recogida en el
texto-base: "Para los que participan sinceramente en la eucaristía, ésta contiene, por su estructura y dinámica, por su sentido y
contenido, por su fuerza transformadora y su vida, un auténtico capital evangelizador, en el que confluyen y del que dependen todas
Siguiendo el espíritu del Concilio Vaticano II y sobre todo de la renovación
litúrgica, que indica cómo el objetivo de dicha renovación es la mayor y mejor
participación en aquello que los sacramentos significan y realizan (SC, nº 14), los
neófitos a lo largo de todo el Neocatecumenado han venido celebrando la
Eucaristía del Domingo, en pequeña comunidad, con la riqueza de todos los
signos, con una participación real (SCN, art. 13&4)573. Ahora, una vez finalizado
el tiempo de la instrucción, descubren en plenitud que a esta experiencia pascual
que es la Eucaristía sólo puede llegarse después de una iluminación del espíritu
por la Palabra de Dios. En este momento se realiza esta afirmación que
encontramos en el RICA: "Porque los neófitos, renovados en su espíritu, han
gustado íntimamente la provechosa palabra de Dios, han recibido el Espíritu
Santo y han experimentado cuán suave es el Señor. De esta experiencia, propia
del cristiano y aumentada en el transcurso de la vida, beben un nuevo sentido de
la fe, de la Iglesia y del mundo" (nº 38). Para el Papa Juan Pablo II es precisamente
"la reflexión de la palabra de Dios y la participación en la Eucaristía las que hacen
posible una gradual iniciación en los santos misterios, forman células vivas de la
Iglesia, renuevan la vitalidad de la parroquia mediante cristianos maduros capaces
de dar testimonio de la verdad con un fe radicalmente vivida"574.
las acciones evangelizadoras extraeucarísticas" (nº 14). Cfr. Documento "Christus, lumen gentium". Cristo, luz de los pueblos.
Eucaristía y evangelización. Texto-base del Congreso Eucarístico Internacional de Sevilla 1992, Ed, Paulinas, Madrid 1992, p. 129.
Para D.B. GUILLARD "el neófito ha sido conducido al umbral de una vida nueva. La catequesis ha iluminado, paso a paso, su largo
camino desde la primera conversión hasta el bautismo (en nuestro caso a la renovación de las promesas bautismales). Una vez abierta
esta puerta sacramental, la Eucaristía se convierte en adelante en el centro de su vida cristiana. Su conversión, nunca acabada,
reclamará, además, encuentros regulares con el Señor en el sacramento de la penitencia", en art. cit., pp. 118-119.
573
En estas celebraciones, los neófitos reciben fuerza, consuelo y fortaleza, sostén y vida nueva de tal forma que como los
mártires de Bitinia descubren con el paso del tiempo que "sin Eucaristía no se puede vivir". Sin poder celebrar la Eucaristía en
pequeña comunidad, ésta pierde su identidad. La liturgia al venir de nuevo masificada bloquea la renovación litúrgica. Tantos alejados
obligados a retornar a la Misa parroquial donde se encuentran de nuevo en una relación individualista y despersonalizada entran en
crisis y terminan dejando la Iglesia. Este es un dato contrastado experiencialmente en tantas parroquias donde se está llevando adelante
esta iniciación cristiana para adultos a través del Neocatecumenado. Ver la fundamentación bíblica, histórica, teológica, sociologíca,
psicológica y pastoral que hace Mons. PAUL JOSEF CORDES de la legitimidad y necesidad de la celebración de la Eucaristía en
pequeñas comunidades: Participación attiva all´Eucaristia. La "actuosa participatio" nelle piccole comunità, Ed, San Paolo, Milano
1996. En castellano lleva por título: Una participación activa. Aproximación pastoral a la celebración de la Eucaristía en pequeñas
comunidades, Ed, EG, Bilbao 1998.
574
Cfr. El Camino Neocatecumenal puede responder a los desafíos del secularismo, las sectas y la escasez de vocaciones:
Ecclesia Núm. 2.632 (15 de Mayo de 1993), p. 31. Ver la reciente Carta Encíclica de JUAN PABLO II, Ecclesia de Eucharistia, Ed,
San Pablo, Madrid 2003.
575
LUIS GONZÁLEZ-CARVAJAL muestra, partiendo del testimonio de los Santos Padres, la relación íntima entre Eucaristía-
Fraternidad-Justicia, ver: La causa de los pobres, causa de la Iglesia, Ed, SAL TERRAE. Santander 1982, pp. 134-139.
Las comunidades cristianas parroquiales son ya en esta etapa, después de
tantos años de haber experimentado los frutos de la conversión576, un claro y vivo
exponente de la comunión vivida, celebrada y expresada. Las celebraciones de
las eucaristías pascuales significan y realizan esta comunión (koinonía) y
permiten disfrutar de la fraternidad cristiana, que es un don del Espíritu. Para
nuestros Obispos, la finalidad de todo proceso catequético es justamente llegar a
construir la comunidad cristiana: "La finalidad de la catequesis es la educación
de la fe del creyente con vistas a iniciarle en la comunidad cristiana que construye
el Reino de Dios en el mundo. Por ello, junto a la profesión de fe, a la celebración
de los misterios y a la vivencia de los valores evangélicos, la comunidad es meta
de la catequesis y en ella desemboca. Toda catequesis es para la comunidad y ha
de estar al servicio de su construcción. La transitoriedad de la catequesis exige
que se conduzca a la comunidad cristiana, inserta en la Iglesia local" (CC, nº
287)577Es importante resaltar que cuando el SÍNODO DE LA CATEQUESIS
abordó el problema de la comunidad en la Iglesia, aprobó casi unánimemente esta
proposición: "De hecho, no pocas parroquias, por diversas razones, están lejos de
constituir una verdadera comunidad cristiana. Sin embargo, la vía "ideal" para
renovar esta dimensión comunitaria de la parroquia podría ser convertirla en
comunidad de comunidades" (Proposición 27). El Papa JUAN PABLO II pedirá
que para la que las parroquias sean verdaderas comunidades cristianas, las
autoridades locales favorezcan "las pequeñas comunidades eclesiales de base,
también llamadas comunidades vivas, donde los fieles pueden comunicarse
mutuamente la palabra de Dios y manifestarse en el recíproco servicio y en el
amor; esta comunidades son verdaderas expresiones de la comunión eclesial y
centros de evangelización, en comunión con sus pastores" (Proposición 11). Cfr.
Cristifideles laici, nº 27c. Para J. LOSADA, "la aparición de las pequeñas
comunidades es la manifestación más importante de la recepción y realización
del Concilio en la Iglesia". Cfr. Eclesiología de las pequeñas comunidades: tres
momentos de la radicación del carisma: Sal Terrae 12 (1982), p. 879..
576
"No es difícil comprobar los frutos del Camino Neocatecumenal: las familias reconciliadas, abiertas a la vida y agradecidas
con respecto a la Iglesia, se ofrecen a llevar el anuncio del Evangelio hasta los confines de la tierras... De estas familias están surgiendo
ahora muchísimas vocaciones... Un gran fruto de este Camino es sobre todo, el impulso misionero...". Cfr. JUAN PABLO II, Un
ejemplo de nueva evangelización: L´Osservatore romano (21 de enero de 1994), p. 20.
577
JESÚS LÓPEZ sostiene que "tanto la pastoral catecumenal como las pastorales análogas valoran la importancia del hecho
comunitario para vivir la fe. Todas ellas tienen una inspiración comunitaria que encuentra en el modelo de las primeras comunidades
cristianas. Además conocen las dificultades de los catecúmenos para integrarse allí donde no esté reconstruido (o no se esté
reconstruyendo) el tejido comunitario de la Iglesia. Ciertamente, el Concilio crea la atmósfera que hace posible la aparición, desarrollo
y reconocimiento de las pequeñas comunidades". Cfr. “Pastoral catecumenal y pastorales análogas”, en CONFERENCIA EUROPEA
DE CATECUMENADO, Los comienzos de la fe. Pastoral Catecumenal en Europa Hoy, p. 163.
578
"La primera finalidad de este Neocatecumenado o iniciación a la fe es la formación de la comunidad". Cfr. G. RANSENIGO,
´Comunità neocatecumenali`, en DIZIONARIO DI PASTORALE (a cura di KARL RAHNER y TULLO GOFFI). Ed, Queriniona,
Brescia 1979, p. 149. Para Mons. RICARDO BLÁZQUEZ está claro que "el Camino Neocatecumenal, a medida que se le otorga
espacio y se le deja tiempo, muestra una forma de Iglesia como comunidad, en que se hace presente y actúa la única Iglesia de
nuestros Obispos, "al final de un proceso catequético los cristianos han de
desembocar ordinariamente en una comunidad cristiana inmediata e integrarse
plenamente en ella. La comunidad irá manteniendo su vida de fe y en ella vivirán
el don de la comunión con los hermanos y serán impulsados a una vida cotidiana
que sea coherente con la fe que profesan y celebran" (Ibidem). De hecho, al
finalizar esta etapa del Neofitado, los catequistas garantes de todo el itinerario
neocatecumenal que han conducido a los neocatecúmenos hasta la renovación de
las promesas bautismales, concluyen este servicio catequético que en nombre del
Obispo han realizado en las parroquias presentando a los neófitos que han sido
gestados en la fe de la Iglesia durante el Neocatecumenado579. Las pequeñas
comunidades cristianas quedan, a partir de este momento, confiadas al ministerio
pastoral del párroco y del Obispo para el servicio de la comunión y de la
evangelización en el ámbito parroquial, diocesano y de la Iglesia universal580.
Kiko Argüello sostiene que una vez la comunidad cristiana constituida "mediante
los signos de la fe que comienzan a dar -el amor y la unidad- hacen presente a la
Iglesia local como sacramento de salvación... Vemos que allí donde nacen estas
comunidades la parroquia se convulsiona positivamente. Estos signos, creados en
torno así, interrogan y llaman, en consecuencia, a muchas personas alejadas de la
Iglesia a entrar en otras comunidades de la misma parroquia. De esta forma ha
comenzado a aparecer una nueva estructura parroquial que, sin destruir la ya
existente, va haciendo conscientes a todos los hermanos de la necesidad absoluta,
Jesucristo. En estas comunidades, pequeñas y pobres, los laicos redescubren su fe, su lugar en la Iglesia y su misión evangelizadora...
De forma práctica confluyen las Comunidades Neocatecumenales con la eclesiología conciliar". Cfr. Iniciación Cristiana y nueva
Evangelización, p. 379.
579
Un interrogante que se abre al terminar la etapa de la iniciación es el siguiente: ¿dónde se insertan los cristianos que después
de un largo Neocatecumenado han redescubierto las riquezas y la responsabilidad del Bautismo?. Pues bien, a la luz de la "eclesiología
de comunión", este interrogante encuentra su respuesta: la meta de las pequeñas comunidades cristianas no está en "diluirse" en el
"conglomerado parroquial", sino en insertarse dentro del tejido eclesial parroquial desde su propia identidad eclesial que los mismos
Obispos han reconocido: "Las Pequeñas Comunidades Cristianas constituyen una expresión más entre otras de la vida de la Iglesia.
En cuanto comunidad de bautizados que se reúnen para compartir y celebrar su fe y su compromiso con la Iglesia y con el mundo,
tienen un derecho básico a que se les reconozca como parte de la diócesis a todos los efectos; una ciudadanía eclesial análoga -no
necesariamente idéntica, por diferencia de circunstancias- a las que tienen las parroquias y otras instituciones u organizaciones
pastorales de la Iglesia local". Cfr. DOCUMENTO DE LA COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL, Servicio pastoral a las
pequeñas comunidades cristianas, Ed, Edice, Madrid 1982, nº 34. Recordemos que el Sínodo de los Obispos de 1971 sobre el
sacerdocio ministerial afirmó que "las pequeñas comunidades que no se contraponen a la estructura parroquial o diocesana deben ser
inscritas en la comunidad parroquial y diocesana de manera que sean en medio de ellas como el fermento del espíritu misionero". Cfr.
SÍNODO DE LOS OBISPOS de 1971, El sacerdocio y la justicia en el mundo, Ed, PPC, Madrid 1971, II, nº 1, d. El pastoralista
CASIANO FLORISTÁN sostiene que "la parroquia no es comunidad porque entre los feligreses
están casi ausentes las relaciones interpersonales (sobre todo en la urbe) y porque no se da en
ella suficientemente lo que los hechos de los Apóstoles llaman koinonia... Sin embargo, el
futuro y porvenir de la Iglesia -afirma un documento del Consejo Presbiteral de Madrid- está
condicionado por la calidad de su vida comunitaria. La Iglesia será, en gran parte, lo que sean
las comunidades cristianas (parroquias, comunidades intraparroquiales y extraparroquiales) en
las que se construye el pueblo de Dios". Cfr. Para comprender la Parroquia, Ed, Verbo Divino, Estella (Navarra)
1994, p. 62.
580
"¿A dónde van a parar estas comunidades en la parroquia? Pues muy sencillo, a ser parroquia evangelizada y evangelizadora
acogiendo en su seno a los conversos. Alguna comunidad ha terminado ya la etapa catecumenal con la renovación solemne y especial
del Bautismo y de las promesas que en él hicimos. Ahora se encuentran a disposición de la Iglesia -del obispo de la diócesis y del
párroco de la parroquia- procurando ser más eficientemente levadura dentro de la masa de los fieles". Cfr. JESÚS HIGUERAS, o cit.,
p. 108.
hoy, de profundizar en la fe"581. La comunitariedad, la parroquialidad y la
diocesaneidad son notas distintivas de su eclesialidad. Para Secundino Movilla,
"las pequeñas comunidades cristianas, lejos de significar un peligro para la Iglesia
institución, quieren ser, y lo están siendo de hecho en muchos aspectos, un
espacio de renovación. Entiéndase lo de espacio en el sentido de ámbito
institucional en el que se está alumbrando una nueva imagen de Iglesia, gracias a
la ayuda del Espíritu y gracias también al empeño creativo con que hoy se intenta
vivir en comunidad dimensiones esenciales de la fe cristiana... Las comunidades
son el futuro de la Iglesia, porque eso fue el comienzo -y quiere seguir siendo hoy
- la Iglesia de Cristo: una comunión de comunidades"582.
Esta etapa del Neofitado concluye con la celebración solemne de la Vigilia
de Pentecostés. El RICA propone para finalizar esta etapa tres sugerencias
pastorales "para clausurar el tiempo de la Mystagogia, al final del tiempo pascual,
en la proximidad del domingo de Pentecostés, téngase alguna celebración
litúrgica, festejando la fecha también con algún acto social de carácter civil según
las costumbres de la región" (nº 237). Las comunidades cristianas parroquiales
tras haber vivido y celebrado con gozo pascual todas las Misas para los neófitos,
participan ahora junto al resto de comunidades, grupos y fieles de la Parroquia en
la solemne Vigilia de Pentecostés en la espera del Espíritu Santo a quien ya han
experimentado los neófitos como el corazón y el alma de la Iglesia583 que ha
nacido dentro de ellos, que ha hecho posible el milagro del nacimiento y
consolidación de la comunidad, y que hace posible la comunión en la diversidad
dentro del espacio parroquial.
581
Cfr. “El Camino neocatecumenal: breve síntesis”, en o. cit., p. 129. Para los iniciadores del CN el modelo de toda comunidad
cristiana ha de ser la Sagrada Familia de Nazaret, ella ha sido el "lugar teológico" donde el Hijo de Dios, ha nacido, se ha desarrollado,
ha crecido, se ha hecho adulto, durante treinta años. Las comunidades cristianas parroquiales son, por tanto, el espacio donde se da
tiempo a que la fe se haga adulta (ver SCN, art. 7&2 y 23&1). Para G. Zevini, "el nacimiento del neocatecumenado ha hecho entrever
una nueva estructura de Iglesia local formada por pequeñas comunidades donde, en la medida en que crece la fe maduran de la
experiencia nuevos carismas y ministerios". Cfr. Experiencias de iniciación cristiana de adultos en las Comunidades
Neocatecumenales, p. 245.
582
Cfr. Del catecumenado a la comunidad: Misión Abierta (3/1979, Junio), p. 108. Esta visión la expresó también el Cardenal
SUQUIA en su visita a los fieles de la Paloma en la inauguración del centro parroquial "Virgen de la Paloma" el día 4 de mayo de
1991. El Cardenal Arzobispo de Madrid propuso que, para contrarrestar la acción de las sectas, "es urgente la participación vital en
pequeñas comunidades" y señaló el peligro de "una iglesia masificada". "El futuro está en que la Parroquia se convierta en una
Comunidad de Comunidades, donde las personas se sientan acogidas, puedan vivir la fraternidad y reflexionar comunitariamente
sobre la Palabra de Dios". Cfr. JESÚS HIGUERAS, o. cit., pp. 38-39. Ya hemos señalado anteriormente que para THOMAS P.
IVORY el Catecumenado es un proceso que promueve la renovación de la comunidad cristiana local. Según él, el catecumenado
puede ayudar a que las parroquias sean esta comunidad, de tal forma que habría que concebir el catecumenado como el "espacio y el
tiempo" para el florecimiento de una nueva Iglesia. Para IVORY el RICA ofrece uno de los mayores intentos para la renovación de
las parroquias, que emergen del Vaticano II... Ver su interesante estudio: "The Stages of iniciation: Il Catechumenate”, en o. cit., pp.
199-217. Para el SECRETARIADO DIOCESANO DE CATEQUESIS de Madrid "en nuestra Iglesia de hoy, formada en gran parte
por masas de gente sacramentalizada y poco evangelizada, el Catecumenado para adultos bautizados es uno de los medios más eficaces
que poseemos. Y necesariamente habremos de usarlo para dar el paso de una Iglesia de Cristiandad a otra más viva y evangélica, que
sea comunidad de comunidades". Cfr. De la cristiandad a la comunidad, p. 38.
583
En este texto de LG,4 encontramos magníficamente sistematizada las "notas" de actuación del Espíritu tanto en el cristiano
como en la Iglesia: "El Espíritu habita en la Iglesia y en el corazón de los fieles como en un templo (cf. 1 Cor 3,16; 6,19), y en ellos
ora y da testimonio de su adopción como hijos (cf. Gál 4,6; Rom 8,15-16.26). Guía a la Iglesia a toda la verdad (cf. Jn 16,13), la
unifica en comunión y ministerio, la provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la embellece con sus frutos
(cf. Ef. 4,11-12; 1 Cor. 12,4; Gál 5,22) con la fuerza del evangelio rejuvenece a la Iglesia, la renueva incesantemente y la conduce a
la unión consumada con su Esposo".
Igualmente se pide que "en el aniversario del Bautismo sería de desear que
los neófitos se reunieran de nuevo para dar gracias a Dios, y para cambiar entre
sí sus experiencias personales y para renovar las energías espirituales" (nº 238).
Los fieles de las comunidades cristianas, cada año, al celebrar el Misterio Pascual
y renovar las promesas bautismales en la Vigilia Pascual, volverán a celebrar
vestidos con las túnicas blancas toda la cincuentena pascual y al mismo tiempo
que recuerdan y renuevan su etapa de Neofitado, ayudarán a "que los primeros
pasos de los neófitos sean seguros..." (nº 235) alentándolos con su presencia y
estimulándolos con su ejemplo.
Por último, el Ritual requiere que la presencia del Obispo sea significativa,
"para comenzar su trato pastoral con los nuevos miembros de su Iglesia, cuide el
Obispo que al menos una vez al año, en cuanto sea posible, se reúna con los
neófitos últimamente bautizados y presida la celebración de la Eucaristía".
Normalmente, hasta ahora, todas las Comunidades Neocatecumenales que han
terminado su itinerario de iniciación cristiana han venido renovando las promesas
bautismales584 en la Vigilia Pascual presidida por el Obispo respectivo (SCN,art,
21&2). Por otra parte, cuando el Obispo ha participado normalmente en todos los
pasos del Neocatecumenado, esto le ha dado la posibilidad de tener un
conocimiento y una cercanía casi familiar con los neocatecúmenos. Por tanto, el
trato pastoral que se sugiere en el Ritual para esta última etapa, el Obispo puede
anticiparlo siempre que asuma el papel fundamental que el RICA le confiere
"organizar, orientar y fomentar la educación pastoral de los catecúmenos y
admitir a los candidatos a la Elección y a los sacramentos" (nº 44).
Veamos gráficamente cómo queda configurada esta etapa (ver tabla 18ª y
19ª).
B) PASOS
Al analizar anteriormente los grados del RICA, hemos visto que éstos son
tres (nº 6) y que además también pueden ser denominados pasos porque marcan
y sellan con ritos litúrgicos los momentos nucleares de la iniciación. Cada uno de
los tres pasos conducen a un tiempo, más o menos prolongado de discernimiento
y madurez, que prepara el grado siguiente. Los grados son pasos de un tiempo a
otro. Son, por lo tanto, umbrales que se atraviesan de una puerta, o escalones de
una escalera por la que se sube o -en la presentación del Neocatecumenado- se
desciende. En rigor, los grados, de carácter celebrativo y puntual, son los pasos o
puertas que dan acceso a las diversas etapas. Hasta ahora me he detenido en ver
584
También en los ritos de la "inscripción del Nombre", de la "renuncia a Satanás" y de la "imposición de la túnica blanca",
siempre que pueden suelen estar presentes los Obispos, de ahí que el conocimiento y el trato con los neófitos sea muy cercano y
familiar.
cómo aparecen estructuradas las cuatro etapas que contempla el RICA y las seis
que jalonan el itinerario neocatecumenal, vamos a intentar mostrar a partir de este
momento los pasos a través de los cuales avanzan descendiendo todos aquellos
que están viviendo el Neocatecumenado.
588
Así se lo manifestaba KIKO ARGÜELLO a los cerca de 180 Obispos latinoamericanos: "Poco a poco lo íbamos descubriendo.
Poco a poco, al ir a las parroquias, Dios ha ido iluminando. Hasta hace muy pocos años no sabíamos cómo iba a ser el final del
Camino; hemos confiado en el Señor -cuando lleguemos a esa etapa final-, el Señor nos lo dirá. Efectivamente, ya se ha acabado el
Camino, ya hay muchas parroquias que no las llevamos nosotros. Porque el Camino Neocatecumenal no es un Movimiento en el
sentido de que los Focolarinos toda la vida son Focolarinos... El Camino Neocatecumenal es un tiempo de formación. Un tiempo que
es largo" Cfr. Santo Domingo-1992, p. 25.
589
Esta inspiración de la pedagogía catequética en la pedagogía divina la han desarrollado con cierto detalle nuestros obispos en
Catequesis de la Comunidad, nnº 206-220, y han vuelto a profundizar en ella en Catequesis de adultos, nnº 254-282.La utilización de
esta pedagogía divina como muy bien han señalado nuestros obispos, ha obligado a los catequistas iniciadores del CN a estar muy
cerca de la vida concreta de los catequizandos. He aquí las "actitudes" que se piden a los catequistas:"* Respetar el ritmo personal de
los adultos, estando atento a los momentos de gracia de cada uno así como a los posibles bloqueos y resistencias (cf. CC, nº 214); *
Referir constantemente la Palabra de Dios a las experiencias humanas más importantes, de las que participan los catequizandos. Esta
referencia a la experiencia concreta es vital para la catequesis (cf. CC, nº 222); * Fomentar la creatividad en los catequizandos,
confiando en las posibilidades de éstos para asumir el proceso de maduración en la fe; * Buscar un lenguaje adaptado, que resulte
significativo para los adultos y de esta forma facilitarles el acceso al mensaje cristiano"(CA, nº 259).
590
"La Palabra de Dios ilumina todo el acto catequético y es el elemento que da conexión a todos los demás... La catequesis es
enseñar a leer la Escritura con el corazón de la Iglesia" (CC, n º 228), también en CA, nº 226.
591
Según los Obispos españoles "a partir de una conversión inicial, se van convirtiendo los diversos estratos de la personalidad
creyente -las diferentes zonas de su ser- a través de un proceso de conversión permanente. Ese caminar de la fe tiene sus momentos
de resistencia -personales en cada uno- que el catequista ha de saber respetar con tacto y comprensión...Este mismo sentido de proceso
concierne al grupo catecumenal como tal, al que hay que concebir como una comunidad in fieri más que como ya totalmente
consumada. Aquí también debemos respetar los ritmos de crecimiento y, en consecuencia, saber graduar determinadas exigencias
comunitarias del Evangelio (como puede ser la comunicación cristiana de bienes) dentro de unas etapas de crecimiento" (CC, nº 214).
Para posibilitar el desarrollo gradual de la conversión es por lo que en el Neocatecumenado las etapas tienen un determinado tiempo
de duración. Se necesita tiempo para ser cristiano y es muy importante tener muy presente que la "pedagogía catequética debe ser
respetuosa con el personal proceso de fe de cada catecúmeno, con su ritmo, con su particular itinerario" (Idem).
592
Son la condensación de todo el tiempo que pasó. Es un implícito reconocimiento de que en ciertos momentos es necesario
cristalizar la experiencia de la conversión y celebrarla con expresiones rituales. Son ciertos períodos de cambio cualitativo, que
requieren apoyo de la Iglesia y una mayor actividad ritual.
593
Por lo que respecta a los "ritos de Entrada en el Neocatecumenado" nos vamos a encontrar con una gran riqueza de "oraciones
originales" de la liturgia neocatecumenal. El haber celebrado estos ritos antes incluso de que saliera publicado el RICA propició esta
creatividad litúrgica.
1. Celebraciones de entrada en el Neocatecumenado
594
El Ritual dice que para dar este "paso" en los candidatos se requiere: "Una vida espiritual inicial y los conocimientos
fundamentales de la doctrina cristiana..." (nnº 15, 50 y 68).Y, un discernimiento de la Iglesia en el que se "investigarán los motivos
de la conversión" (nnº 69, 16 y 50). La praxis litúrgica del Neocatecumenado por lo que se refiere a este primer grado del RICA, va a
ser más fiel al "Iter" de la liturgia catecumenal tal y como aparecía en los rituales inmediatamente posconciliares, en los que el "orden
ritual" era el siguiente dentro de los "ritos" especificamente prebautismales o también denominados "Ritos de introducción": 1º
Diálogo y Catequesis; 2º El soplo; 3º La signación; 4º Imposición de la mano; 5º La sal. Cfr. Ritual de los Sacramentos: Bautismo-
Confirmación-Eucaristía, Ed, Litúrgica Española, Barcelona 1966, pp. 28-31.
- el sentido que los escrutinios595Para CARMELO GÓMEZ, "en las
Comunidades Neocatecumenales son los Escrutinios los que progresivamente
van descubriendo el corazón del catecúmeno y las actitudes de conversión. Son
auténticos momentos de paso que abren o cierran el camino hacia delante. Si el
catecúmeno no va integrando la fe en la vida no pasará a la siguiente etapa. Esta
seriedad en el Catecumenado es de agradecer porque tanto el Catecumenado
antiguo como en el RICA, el paso de una etapa a otra se hace sólo después de
haber comprobado la seriedad de la conversión y la purificación de las
motivaciones. Lo que no parece oportuno es que sean los Escrutinios los que
signen y hagan efectivos estos pasos de etapa, porque en el Ritual el significado
de los Escrutinios es el de la acción de Dios que escruta el corazón de los que ya
han sido elegidos, de los que han dado pruebas de conversión. No son ritos de
paso con revisión de vida, sino ritos que van introduciendo en el Misterio de Dios,
propios del tiempo de la Iluminación". Cfr. La propuesta catecumenal en el
RICA, p. 190. Para una profundización acerca de los escrutinios, ver: M.
DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, pp. 115-126; R. BÉRAUDY, Los
escrutinios y los exorcismos: Concilium 22 (1967/8). van a tener;
- la "entrega del Shemá";
- la recuperación del rito de la sal.
595
En el Ritual los "Escrutinios" son tres y están reservados para la etapa de la "purificación e iluminación", se celebran durante
los tres primeros domingos de la Cuaresma (nº 25b y 52). La finalidad de los mismos es "hacer aparecer en el corazón de los elegidos
todo lo que hay de débil, de enfermo y de maligno y curarlo, y todo lo que hay de bueno, válido y santo para afirmarlo. En efecto, los
escrutinios liberan del pecado y del diablo, y dan la fuerza de Cristo, que es para los elegidos el Camino, la Verdad y la Vida" (nº
25,1). Así pues su finalidad es "principalmente espiritual, y se completa con ayuda de los exorcismos. Pues los escrutinios están
hechos para purificar los espíritus y los corazones, fortalecerlos contra las tentaciones, convertir las intenciones, excitar las voluntades,
a fin de que los catecúmenos se unan más profundamente a Cristo y prosigan sus esfuerzos" (nº 154). En la praxis del
Neocatecumenado, veremos que se da una fidelidad en la intencionalidad con que se practican los Escrutinios respecto del RICA,
pero también hay una adaptación en el modo de ordenarlos dentro del itinerario neocatecumenal. En el Estatuto, se dice que “los
escrutinios ayudan a los neocatecúmenos en su camino de conversión, respetando la conciencia y el fuero interno, según la normativa
canónica, el OICA y el Directorio catequético del Camino Neocatecumenal”. Cfr. SCN, art. 19&2 y 28&4.
596
El período del Precatecumenado es un período de kénosis, afirma KIKO ARGUELLO: "En este tiempo las personas verifican
su fe caminando junto a otras personas imperfectas y pecadoras, en la novedad de una comunidad concreta que hace de espejo y que
llama a cada uno a conversión al ver claramente su realidad". Cfr. El Camino neocatecumenal: breve síntesis, en o. cit., p. 130.
un don gratuito de Dios que se da a través del Bautismo"597 y ha descubierto que
la Iglesia puede dársela porque ella es la auténtica depositaria de este don.
597
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 96.
598
Así presentaba KIKO ARGÜELLO a los Obispos de Latinoamérica la celebración del Primer Escrutinio: "Después de que
este hombre en la comunidad se ha dado cuenta de que no tiene fe, o que tiene poca fe, entonces le ponemos frente a su Bautismo.
Nos pregunta: ¿cómo tengo que hacer para tener fe? Pedirla a la Iglesia. Hacemos el Primer Escrutinio donde se renueva la primera
parte del Bautismo. Viene el Obispo. La primera cosa que hemos descubierto es que no puede darse en el hombre la conversión si no
tiene iluminadas las injusticias de su historia, la cruz de su historia. Le comenzamos a hablar de la cruz y le preguntamos: ¿tú estás
dispuesto a que te ayudemos a iluminarte tu cruz? o estás escandalizado con la monstruosidad de tu historia, con lo que te ha pasado
en tu vida. ¿Cuál es tu cruz? pregunta el Obispo. Y él dice: mi mujer, por ejemplo; lo dice públicamente, en la liturgia. Porque el
Obispo pregunta: Y ¿qué sentido tiene para ti? ¿Está iluminada por la cruz de Cristo? Y lo dice allí. O sea ya no están rebelados contra
la cruz, ni contra Dios, ni contra la historia. Ya se puede comenzar en ellos un proceso de profundización de la fe". Cfr. “Exposición
del CN”, en Convivencia-1992, pp. 22-23.
599
También el Ritual contempla la Eucaristía como marco celebrativo, aunque evidentemente en ella no participarían los
catecúmenos: "A este Rito, que consta de la admisión de los candidatos, de la liturgia de la palabra y de la despedida de aquéllos,
puede seguir la Eucaristía" (nº 72).
600
"El rito repite los hechos primordiales de la vida del creyente, vuelve a lo que son sus arquetipos dinámicos, retorna a sus
orígenes, los actualiza, los hace presentes. La representación ritual tiene pues el doble sentido de imitar y a la vez presentizar,
presencializar". Cfr. L. MALDONADO/PEDRO FERNÁNDEZ, “La celebración litúrgica: Fenomenología y Teología de la
celebración”, en DIONISIO BOROBIO (dir.), La celebración en la Iglesia I, Ed, Sígueme, Salamanca 1985, p. 281. Para una mayor
profundización sobre el alcance "mimético", "representativo" y "actualizador" que los ritos tienen, ver: “Liturgia, corporeidad,
ritualidad”, en Celebrar para vivir. Liturgia y Sacramentos de la Iglesia, Ed, Sígueme, Salamanca 2003, pp. 26-36. Por lo que respecta
a los "ritos" que tenían lugar dentro de la celebración de la Entrada en el catecumenado, "los documentos antiguos señalan cuatro: 1)
la signación o señal de la cruz en la frente del candidato, para significar que el convertido pertenece a Cristo y que ya es catecúmeno
o primer grado de su ser cristiano (será fiel con el bautismo); después se extendió la signación a la boca y el pecho, cuya actualización
es el signarse y el santiguarse. 2) La imposición de manos, que se vinculaba a veces a la signación; expresa protección de Dios y
acogida por parte de la Iglesia. 3) El ofrecimiento de la sal, que equivale a hospitalidad y acogida. 4) El soplo, rito más tardío a modo
.
*La "Inscripción del nombre en el Libro de la Vida"*
de exorcismo, expresa la entrada del Espíritu de Dios (es viento y aliento), junto al rechazo de todo lo diabólico". Cfr. C. FLORISTÁN,
lain Para comprender el Catecumenado, pp. 137-138.
601
En el RICA la celebración del segundo grado se denomina Rito de la Elección o inscripción del nombre, con este rito los
catecúmenos que han sido elegidos son "inscritos" para ser purificados e iluminados durante el tiempo cuaresmal en orden a la
recepción de los sacramentos de la Iniciación Cristiana. En el CN al final del Neocatecumenado también se vivirá este "Rito de la
inscripción del nombre en el Libro de la Vida" dentro de los ritos preparatorios a la renovación de las Promesas bautismales.
602
Normalmente se compra para este Rito la edición grande de la Biblia de Jerusalén, que será la que utilizarán los precatecúmenos
y los neocatecúmenos en las celebraciones.
descubran el amor que les tienes. A Ti te los presentamos para
que sus nombres no sean jamás borrados del Libro de la Vida (El
Presidente lee todos los nombres). Te suplicamos que concedas
a estos tus hijos alegrarse sobre todo porque sus nombres están
escritos en el cielo. Por Jesucristo, nuestros Señor. Amén."603.
603
Esta oración es de origen "neocatecumenal", no se encuentra en el Ritual. Veremos en los sucesivos ritos, como la liturgia
neocatecumenal ha creado también su propia "eucología" respondiendo a las nuevas situaciones de estos adultos bautizados.
604
"DIÁLOGO Y CATEQUESIS
605
Cfr. ANDRÉS MANRIQUE Teología bíblica , del Bautismo. Formulación de la Iglesia Primitiva, Ed, "Biblia y Fe", Madrid
1977.
depositaria de la fe606. Después de proclamar el texto de Mc 12,28-34607en el que
Jesús muestra cuál es el camino de la Vida, se acercan los precatecúmenos al
Obispo y tiene lugar el diálogo interrogativo que encontramos en el Ritual (nº 75)
pero con el "añadido" del texto del Shemá608. La oración conclusiva con la que
termina este rito también es original de la liturgia neocatecumenal609 (ver tabla
21ª).
606
La fe afirma el Cardenal JOSEPH RATZINGER "surge de la Iglesia y lleva a la Iglesia. El don de Dios que es la fe incluye
tanto el requerimiento a la voluntad del hombre como la acción y el ser de la Iglesia. Nadie puede establecer por sí mismo que es
creyente. La fe es un proceso de muerte y nacimiento, un pasivo activo y un activo pasivo, que necesita a los otros: que necesita el
culto de la Iglesia, en el que se celebra la liturgia de la cruz y resurrección de Jesucristo. El Bautismo es sacramento de la fe y también
la Iglesia es sacramento de fe. Por consiguiente, sólo entiende la pertenencia a la Iglesia aquel que comprende el bautismo y sólo
comprende el bautismo el que dirige su mirada a la fe que, a su vez, remite al culto de la familia de Jesucristo". Cfr. Teoría de los
principios teológicos, p. 46.
607
En este texto según la Nota de la Biblia de Jerusalén se pone de manifiesto que "el monoteísmo es tan intransigente en el
N.T. como en el Judaísmo. Aquí se apoya, en labios de Jesús, en el Sema (Dt 6,4-5)".
608
M. DUJARIER comentando este momento del "diálogo" sostiene que sería mejor "orientar el diálogo en función de las
palabras dichas por Jesús en Juan 14, 6, y que el Concilio justamente ha presentado como el resumen de la fe inicial de los convertidos
(AG,13). En efecto, expresan el descubrimiento esencial que ellos han hecho durante su precatecumenado: Jesús es el camino que nos
conduce al Padre. Venimos a buscarlo en su Iglesia para que en ella nos comunique su verdad y su vida. Más aún, para que él mismo
se comunique a nosotros, él que es verdad y vida". Cfr. Iniciación Cristiana de Adultos, p. 58.
609
"Padre Santo, da a estos hermanos la fe, manténlos siempre caminantes para que su fe vaya
creciendo en profundidad, para que sean luz hasta que te veamos todos sin velos, cara a
cara, en la visión del amor eterno. Por Jesucristo nuestro Señor".
610
Cfr. Peregrinatio Egerie, 46: CSEL 39, p. 97.
611
Cfr. "A partir del día que son elegidos, que se les impongan cada día las manos exorcizándolos" Cfr. Trad. Apost., 20;"El
exorcismo, dice S. CIRILO, pone de manifiesto el conflicto interior que se libra en el alma del catecúmeno entre Cristo y Satanás".
Cfr. Protocatequesis, XVI: PG 33, p. 361. Para una mayor ampliación, ver B. BERAUDY, Los escrutinios y los exorcismos:
Concilium 22 (1967) pp. 239-244. Del mismo autor, Los exorcismos prebautismales: Asambleas del Señor, 30 (1964), pp. 9-19.
612
Cfr. Proyecto de iniciación cristiana, p. 262. La significación que los exorcismos tenían -afirma ANDRÉS MANRIQUE- era
"arrancar progresivamente al catecúmeno de las fuerzas del mal para unirle cada vez más a Cristo, conjurar a Satanás para que no
sirva de obstáculo en su marcha hacia el bautismo". Cfr. Teología bíblica del bautismo, p. 212.
incluso se ofrecen una serie de oraciones para el caso (nnº 113-118), pero se
reservan los exorcismos mayores para el "tiempo de la Purificación y de la
Iluminación" cuando tienen lugar los tres escrutinios (nnº 154-159)613, aunque el
mismo Ritual sostiene que "se puede introducir un primer exorcismo y una
primera renuncia en el Rito de Entrada en el Catecumenado (nnº 79 y 80)" (nº
65,2), tal y como se hará en la praxis neocatecumenal al realizar el Segundo
Escrutinio.
OBISPO: Vosotros que tantas veces habéis contristado al Espíritu de Dios, ¿Queréis
ser templos vivos del Espíritu Santo?
PRECAT: Si, quiero
613
"Cada escrutinio comporta un exorcismo solemne. Cuando el ritual estaba aún ad experimentum, a este exorcismo se le
calificaba de mayor, porque estaba construido de forma imprecativa, es decir, se dirigía a Satán mismo ordenándole salir. Pero la
edición definitiva de 1972 utiliza la forma simple deprecativa que es una oración al Padre y a Cristo". Cfr. M. DUJARIER, o. cit., pp.
124-125. Ver también B. FISCHER, Batismal Exorcism in the Catholic Baptismal Rites after Vatican II: Stud. Lit. 10 (1974), pp. 48-
55 y RAMIRO GONZÁLEZ, La victoria de Jesucristo sobre el “Príncipe del mal”. Introducción al tema de la demonología y al
“Ritual de Exorcismos”: Phase nº 246 (noviembre-diciembre 2001), pp. 493-505.
614
"La renuncia a los cultos paganos se presenta como facultativa: no habrá que hacerla más que allí donde existen tales cultos
(nº 78). Nos parece curioso que no se la considere como necesaria, pues, en toda civilización, existen creencias y prácticas contrarias
al Evangelio. En la tradición de la Iglesia, toda adhesión a Cristo implica el abandono de ciertos comportamientos". Cfr. M.
DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, p. 61.
615
Este gesto lo encontramos en el nº 79 del Ritual. También tenemos constancia del mismo en: S. AGUSTÍN, Contr. Cresc.,
II,5,7; y en PEDRO CRISÓLOGO, Sermón, 52 (PL 52, p. 347.).
616
Cfr. "Rechaza, Señor, con el soplo de tu boca a los malignos espíritus: Mándales que se aparten,
porque se acerca tu reino" (nº 79).
"!Oh Padre¡ tu que en la muerte y resurrección de tu Hijo has quitado todo poder al
demonio, te suplicamos por estos hijos tuyos que hoy reviven el Bautismo: aparta de ellos
el espíritu del Mal para que pueda dejar el sitio al Espíritu Santo Paráclito. Por Jesucristo
nuestro Señor". (Liturgia neocatecumenal).
617
Cfr. "Padre, derrama sobre estos hermanos el espíritu de adopción; que estén en continuo
diálogo contigo para crearlos en el amor, para darles luz interior, luz en el camino que les
dé sabor para suavizar las durezas de la lucha; fuerzas para enfrentarse a los enemigos del
manos manifiesta por una parte la acogida de la Iglesia, y por otra, la bendición
que se pide para el catecúmeno. Cfr. P. GALTIER, ´Imposition des mains`, en
Dictionnaire de Théologie Catholique, París 1927, pp. 1315-1317. En Hipólito
era usual una imposición de manos después de cada catequesis con sentido de
oración y aceptación. Cfr. La Trad. Apos., 19 (SCr, 11bis, p. 77.). (ver tabla 22ª).
reino. Que les dé amor fraterno para que saboreen las primicias de la vida eterna, para que
todos juntos marchemos hacia tu morada. Por Jesucristo Nuestro Señor".
618
La teología paulina sobre la Cruz resuena con fuerza en estas catequesis (cf. 1 Cor. 1,17-30; 4,9-13). "Para el catecúmeno,
anunciar hoy la salvación es anunciar la cruz gloriosa de Cristo, ayudar a los hombres a tomar conciencia de su propia realidad
existencial de límite, alienación, infelicidad, incapacidad para dar por sí solos un sentido a sus vidas, y anunciar, a partir de esta
realidad, la victoria que sólo Cristo ha conseguido con su cruz. El egoísmo es la causa de toda infelicidad humana. Anunciar la
salvación en "Cristo crucificado" (1 Cor 1,23) quiere decir proclamar la posibilidad de una vida nueva y distinta y que la gloria de
Dios se manifiesta en el Siervo doliente de Yahvé, el cual no resiste al malvado y ama al enemigo (cf. Is 42,1-7; 49,1-6; 50,4-9; 52,13-
53,12). La cruz de Cristo revela a todo hombre muerto por una vida de egoísmo que está matando también a los demás. Aceptar la
cruz es aceptar esa actitud de Jesús Siervo como la única verdad, porque no hay filosofía, ni política, ni ciencia en que pueda salvarse
la humanidad. Viviendo esta actitud de Cristo, la comunidad se convierte para el mundo en signo de amor a Dios y proclama que al
amor está siempre marcado por la cruz y que sólo en la cruz de Cristo se ama auténticamente y es posible entrar en la historia". Cfr.
"La cruz gloriosa en el CN", en Comunidades plurales en la Iglesia, pp. 68-69.
619
Cfr. Espiritualidad del Camino Neocatecumenal I, p. 89.
620
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 33.
621
La imposición de la cruz en la frente del candidato es, según SAN BASILIO, de origen apostólico. Cfr. Tratado del Espíritu
Santo, XXVII, 66: PG 32, p. 188. Ver también , C. VOGEL, La signation dans l´Eglise des primiers siècles: La Maison Dieu 75
(1963, 4), pp. 37-51. Para M. DUJARIER "este rito expresa que el convertido pertenece desde ahora a Cristo, cuyo signo recibe y
cuyo nombre también lleva: cristiano. Al hacer este gesto, se reza para que el catecúmeno guarde este signo, no solamente de un modo
"Habíendose hecho esta instrucción, hay que preguntar al
candidato si cree estas verdades y si desea conformar a ellas su
vida. Y, una vez que haya respondido que sí, se deberá hacer
sobre él, según el rito, la señal de la cruz y tratarlo según
costumbre de la Iglesia"622.
exterior, sobre su frente, sino también interiormente, en su corazón, es decir, en toda su vida". Cfr. Iniciación Cristiana de Adultos,
pp. 40-41.
622
Cfr. De Catechizandis rudibus, XXVI, 50.
623
Cada uno de los precatecúmenos se acerca al Obispo y al ser interrogado responde brevemente y con sinceridad cuál es la
cruz de su vida en ese momento y el sentido que tiene para él.
624
Este rito, propio de la liturgia catecumenal, que responde a la primera unción conservada en el Ritual del Bautismo de Niños,
se propone también como optativo en el RICA, como signo que expresa la protección de Dios y el paso de un grado a otro (nnº 103 y
127-132). D. BOROBIO sostiene que "la recepción de este gesto en aquellos que ya fueron bautizados de niños, y por lo tanto ungidos,
no se opone al carácter e irreiterabilidad del Bautismo, ya que no se trata de repetir el rito del agua; ni creemos que ofrezca dificultad
alguna, puesto que la misma historia ofrece ejemplos de repetición de la unción (Tradición Apostólica, Concilio de Arange), y por
otra parte, si se puede suprimir, ¿por qué no se puede repetir?". Cfr. Proyecto de Iniciación Cristiana, p. 266 [nota 62].
625
Tiene cierta similitud con la propuesta en el Ritual:
N., recibe la cruz en la frente:
Cristo mismo te fortalece con la señal de su caridad (o bien: de su
victoria). Aprende ahora a conocerle y a seguirle (nº 83).
626
Cfr. "Señor Jesús: Tú que sabes que en el misterio de tu muerte está nuestra
vida; que en el misterio de tu resurrección está nuestra fuerza.
Enséñanos también a nosotros el misterio de la cruz, porque ya que
con nuestra sabiduría no hemos cometido más que imprudencias,
pecados, tonterías, estupideces y locuras, con tu locura aprendamos la
sabiduría, la vida de verdad. Te lo pedimos a Ti que vives y reinas por
los siglos de los siglos. Amén".
Por último, se culmina esta acción litúrgica con la acogida por parte de la
Iglesia representada por el Obispo, los presbíteros y los catequistas, de los
precatecúmenos. Delante del Presidente se ponen de rodillas el responsable de la
comunidad (si hay más comunidades haciendo el Rito, cada responsable), y ante
ellos pronuncia estas palabras:
627
Para el caso de los adultos bautizados se afirma que "el tiempo de la preparación sebe ser santificado con celebraciones
litúrgicas, de las cuales la primera es el rito con el que los adultos son recibidos en la comunidad, y con el que ellos, como ya sellados
con el Bautismo, reconocen que tienen parte en ella" (RICA, n º 300).
628
En el RICA, un vez celebrados estos ritos introductorios, los catecúmenos son "introducidos en el templo" (nº 90) e invitados
a participar en la Celebración de la Liturgia de la Palabra (nnº 91-92), dentro de la cual tendrá lugar -de modo optativo- la "Entrega
de los Evangelios" (nº 93) que en el Neocatecumenado hemos visto que se anticipa a la etapa kerigmática. Después de la oración de
los fieles, son despedidos con una nueva oración.
629
Aunque explícitamente en el Estatuto no se habla de esta ´Convivencia`, sin embargo, implícitamente se está haciendo
referencia a este tiempo cuando se dice que a los neocatecúmenos “les es dado un tiempo para que se prueben a sí mismos en la
sinceridad de su intención de seguir a Jesucristo, a la luz de la Palabra: ´No podéis servir a Dios y al dinero` (Mt 6,24)”. Cfr. SCN,
art. 19, 2ª.
630
En el RICA ha desaparecido esta "catequesis bautismal" que figuraba dentro de la "estructura" del "Diálogo" en los rituales
anteriores. Cfr. Ritual de los Sacramentos, pp. 46-47.
En el Ritual, ya he apuntado que esta entrega del Shemá ha desaparecido.
La praxis del Neocatecumenado, en cambio, la ha conservado y puesto al servicio
de la purificación631y maduración de la fe del precatecúmeno que a lo largo de
este año -más o menos- experimentará cómo esta palabra le hace presente siempre
la necesidad de renunciar de manera personal y eficiente a todos los ídolos,
afectos y esclavitudes que desvían su corazón del amor y de la voluntad de
Dios632.
631
"Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón. El amor nos sana. La charitas que ordena al hombre a Dios resana ante todo
al hombre impidiendo que las potencias dispersen su actividad en la multiplicidad de los objetos, dividan al hombre. Un hombre
dividido nunca es un hombre que ama a Dios". Cfr. DIVO BARSOTTI, El Señor es Uno, p. 78. En las catequesis que ha recibido el
precatecúmeno sobre las riquezas, ha escuchado decir con fuerza: "No podéis servir a Dios y al Dinero" (Lc 16,13). Para un
acercamiento a las catequesis de los Padres de la Iglesia en relación con el dinero y las riquezas, ver: El buen uso del dinero, Ed,
DDB, Bilbao 1995.
632
Esta "renuncia" sí viene contemplada en el Ritual (nnº 78-82). Antes de pasar al Catecumenado deben -los catecúmenos-
renunciar a los ídolos. Para J.A. VELA, "en nuestra cultura consumista y secularista, éstos serán el dios dinero, sexo, poder, confianza
en las ideologías...". Cfr. Reiniciación cristiana..., p. 137. Los precatecúmenos tendrán que confrontar su vida con las tentaciones que
padeció Jesús. "El Tentador instiga al hombre para que se asegure en el dinero, rechace la historia y se postre ante los ídolos. Esta
tentaciones, que seguramente acompañaron a Jesús en su actividad pública y que fueron redaccionalmente adelantadas por los
evangelistas al comienzo de su predicación, no son tentaciones distantes del hombre actual. Ahondando en su sentido, nos descubrimos
también acechados por ellas. Todas atentan contra el puesto único debido sólo a Dios". Cfr. Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, Las
Comunidades Neocatecumenales, p. 31.
633
"Ciertamente no se llega al olvido total de sí por parte de nosotros: es la proclamación de la Palabra de Dios la que crea esta
aniquilación, es la Palabra de Dios la que se hace presente en el hombre. No podremos nunca llevar a término esta realización de Dios,
pero es Dios quien la obra en nosotros, por la eficacia soberana, por el poder irresistible de su misma palabra que el alma escucha.
Así pues, la ley fundamental del cristiano es escuchar. En la medida en que el hombre escucha, en la medida en que acoge, esta Palabra
actuará...". Cfr. o. cit., pp. 44-45. El contacto con la Palabra a lo largo de los tres años transcurridos en el Precatecumenado ha ido
"abriendo el oído" del precatecúmeno y éste empieza a saborear la "sabiduría de la escucha": "Escucha Israel: el Señor es nuestro
Dios, el Señor es Uno. En estas palabras está toda la vida religiosa” (Ibidem).
En esta Convivencia no tiene lugar ningún rito especial, aparte de la entrega
del Shemá que se hace a través de una catequesis y con la enseñanza y entrega
del canto del Shemá634 que se ha reservado para este momento. La finalidad de la
misma es también preparar y ayudar al precatecúmeno para el Segundo
Escrutinio, paso a través del cual se completarán todos los ritos de este primer
grado del itinerario neocatecumenal en el que el precatecúmeno va a pedir a la
Iglesia definitivamente entrar en el Neocatecumenado (ver tabla 24ª).
La Iglesia continúa este combate del Maestro. Conoce también las raíces
satánicas del mal y del pecado. Sabe que no es posible la adhesión a Cristo sin
liberarse del espíritu del mal. De ahí, que los precatecúmenos sean ayudados para
hacer la renuncia al demonio en el rito definitivo de Entrada en el
Neocatecumenado.
639
Cfr. La espiritualidad del Camino Neocatecumenal I, p. 91.
640
En el itinerario catecumenal del RICA los "escrutinios" -ya hemos apuntado en reiteradas ocasiones- tienen lugar en el tiempo
de la "Purificación e Iluminación", dentro del tiempo cuaresmal. La praxis neocatecumenal ha mostrado la importancia de emplear el
espíritu de los escrutinios que "se ordenan a la liberación del pecado y del diablo, y al fortalecimiento en Cristo" (nº 25,1) justamente
en el momento en el que el Ritual pide que "se investigue los motivos de la conversión para purificarlos si fuera necesario" (nº 69),
es decir, antes de la Entrada en el Neocatecumenado.
641
"Sólo el que ha dado pruebas de que ha superado estas tentaciones y quiere, de verdad, seguir el espíritu de Jesucristo podrá
pasar adelante. De lo contrario, habrá de esperar a tener pruebas fehacientes, a los ojos de los catequistas y de la comunidad". Cfr.
ANDRÉS FUENTES, o. cit., p. 93. La seriedad en el discernimiento y el realismo pastoral con que se vive este "tiempo" contradice
Empalma en este punto la praxis neocatecumenal con el modo de proceder
que encontramos en los testimonios de la tradición de los primeros siglos donde
la conversión debía manifestarse a través de cierto cambio de vida. Este momento
litúrgico estaba en estrecha relación con el itinerario de la conversión. Ya hemos
visto cómo para verificar este progreso y la autenticidad de la conversión existía
un verdadero examen previo al Catecumenado, realizado por los doctores, con
ayuda de los padrinos, los cuales daban testimonio acerca de la aptitud de los
candidatos642. Este examen se hacía en privado y consistía en tres aspectos
fundamentales:
Una vez que todos los precatecúmenos han sido escrutados y han sido
considerados idóneos (nnº 16.50.69) para pasar al Neocatecumenado , tiene lugar
la celebración de los ritos que faltan dentro de este primer grado del itinerario
neocatecumenal que es la Entrada en el Neocatecumenado . Como vengo
resaltando, este primer grado del itinerario en el Neocatecumenado lo
encontramos dividido fundamentalmente en dos grandes ritos, el del Primer
Escrutinio y este que ahora estamos analizando.
profundamente la "acusación" con la que a veces se tacha a los miembros de esta comunidades de "angelistas". "La libertad ante el
dinero deberá acreditarse muy realistamente, porque los autoengaños son particularmente sinuosos y las recaídas son en este punto
tercamente insistentes. La renuncia al dinero desencadena la fidelidad en el Dios que provee, es lugar hermenéutico para comprender
el cristianismo", afirma Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, o. cit., p. 34.
642
"Serán interrogados acerca de las razones que los condujeron a la fe y quienes los trajeron
darán testimonio respecto a la capacidad para escuchar la Palabra. Se les pregunta sobre su
estado de vida".
Cfr. HIPÓLITO, La tradición apostólica, 15 (SCr, 11 bis, p. 69.).
643
Ibid., 16 (SCr, 11 bis, pp. 71-75.). Hipólito ofrece un elenco de estos oficios que eran reprobados y que debían ser abandonados
al entrar en el orden catecumenal. Los oficios que, según HIPÓLITO, impiden entrar en el Catecumenado son los que están vinculados
a las tres acciones eminentemente anti-cristianas: la idolatría, el homicidio y la impureza.
renuncia de los ídolos y en una segunda en torno al Rito de la sal. La Palabra
proclamada ilumina, da sentido y se concretiza en estos dos ritos que siguen este
esquema celebrativo:
Otros, por el contrario, creen que dicho rito no nació en el ambiente judío,
sino en el cristianismo helénico, relacionándose con la adjuración de la
idolatría645. La tesis viene apoyada por el hecho de que, al renunciar a Satanás
solían los catecúmenos volverse hacia el Occidente, simbolismo utilizado por los
antiguos griegos para indicar, en la puesta del sol, las puertas del Hades 646. Por
otra parte, la renuncia a "las pompas y obras de Satanás", parece significar
también diversas manifestaciones del culto pagano, v. gr.: idolatría, superstición,
espectáculos647.
644
Cfr. "Je renonce á Satan, à ses pompes et à ses oeuvres": Lumiere et Vie 25 (1956), pp. 105-110. Véase también el artículo
de G. FABRIANO, que defiende la posibilidad de que la fórmula se derive si no en los términos, al menos en sustancia, de la Escritura:
Riflessi biblici della formula battesimale "Abrenuntio Satanae et pompis et operibus": Ephemerides Liturgicae 72 (1958), pp. 218-
220.
645
Hay que tener muy presente que "en la mente patrística, espectáculo público e idolatría aparecen unidos". Cfr. VICENTE
HERNÁNDEZ GARCÍA, Asistencia a los espectáculos en la doctrina patrística, Universidad Pontificia de Salamanca, 1994, p. 58.
646
Cfr. J, DANIELOU, La symbolique des rites baptismaux: Dieu Vivant 1 (1945), pp. 24-28.
647
"Para San Cirilo de Jerusalén pompas del diablo son el teatro, el circo, las carreras de caballos, etc (De Spectac. c. 4; ML 4,
815)". Cfr. VICENTE HERNÁNDEZ GARCÍA, o. cit., p. 84.
648
Cfr. ORÍGENES, In Num. hom. XII, 4: PG 12, p. 665.; TERTULIANO, De pudicitia, IX: PL 2, p. 1050; GREGORIO
NACIANZENO, Orat., XL, 8: PG 36, p. 368; AGUSTÍN, Serm. CCXXVI, 2, 2: PL 38, p. 1077.
649
Cfr. S. JUAN CRISÓSTOMO, Ad Colossenses VI: PG 62, p. 342. "Antes, aunque hubieseis querido, no habríais podido;
pero, ya que, gracias a los exorcismos, la sentencia divina os ha prometido la liberación, podéis decir: Renuncio a Satanás, indicando
a la vez vuestra anterior unión con él y vuestra ruptura actual. El gesto de extender la mano (Cirilo) o las manos (Teodoro) subraya
el carácter de renuncia. Era el gesto que acompañaba en la antigüedad a un compromiso solemne contraído con juramento o bien a su
denuncia". Cfr. J. DANIELOU, La preparación al bautismo, p. 14: Phase 72 (Abril 1996), pp. 5-23 (La preparación al bautismo y
El rito bautismal, corresponden a los dos primeros capítulos de la obra Sacramento y culto según los santos Padres, Ed, Guadarrama,
Madrid 1962. Ambos reeditados en este nº de "Phase".
650
Cfr. SAN AGUSTÍN, Serm. CCXXVI, 2, 2: PL 38, p. 1077. Véase L. LIGIER, Le sumbolisme biblique du baptême selon les
Pères et la liturgie: Concilium 22 (1967), pp. 21-32.
la renuncia a los cultos paganos y pide que sean las Conferencias Episcopales las
que regulen la celebración de ese rito (nº 80).
*Celebración de la Palabra*
La lectura de la Alianza de Siquém (cf. Jos. 24, 1-28) que Dios realizó con
su pueblo Israel, teniendo como intermediario a Josué, actualizará y
presencializará en el Rito esta misma gesta histórico-salvífica (ver tabla 26ª).
*Diálogo*
651
"A un catecúmeno adulto le resultaba difícil descubrir la historia de Abrahán respondiendo a la llamada de Dios. No veía por
qué su preparación para el bautismo tenía que pasar por el estudio de aquella vieja historia con la que no sentía ninguna vinculación.
Luego, un día, llegó la iluminación. Exclamó: ¡Abraham soy yo!. El relato había funcionado para él: había entrado en la historia, se
había identificado con el personaje. La vocación de Abrahán se convertía en la parábola de su propia llamada a la fe y de lo que había
dejado para responder a ella". Cfr. BERNARD SESBOÜE, Jesucristo el único mediador II, Ed, Sígueme, Salamanca 1993, p. 28.
Para el rito de Entrada en el Catecumenado, el Ritual pide que la lectura bíblica sea la vocación de Abrahán, Gn 12, 1-4 (nnº 92 y
372).
Este Rito del RICA está tomado de la praxis catecumenal antigua,
principalmente de Orígenes quien, a su vez, inspirado en el pacto de Siquem (Jos.
24) fundamentaba la adhesión a Jesucristo por parte del catecúmeno y su renuncia
a los ídolos y a las antiguas prácticas en el diálogo de la asamblea siquemita que
muy probablemente hace alusión a este Rito652.
Presidente:
652
En su obra Exhortación al martirio hablando de dos ficticios cristianos que se encontraban en el momento de la verdad, les
dice:"Al principio, antes de haber sido catequizados, fue razonable el que se os preguntara: (Si no queréis servir al Señor...) (cf. Jos
24,15). Y el catequista os diría: (Yo y mi casa, serviremos al Señor, porque es santo). Pero ahora no es tiempo de hablaros así; porque
vosotros dijisteis: (Lejos de nosotros...) (cf. Jos 24,16-17). Y acordes con vuestra actitud para con Dios, respondisteis a vuestros
catequistas: (Nosotros serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios) (cf. Jos 21,24)". Cfr. Exhortación al martirio, 17 (PG 11, p.
585).
653
El Ritual da libertad para que la propia Conferencia Episcopal pueda elaborar otras "fórmulas del interrogatorio y de la
renuncia" (nº 80). He aquí como comienzan las dos que ofrece:
"Queridos candidatos, puesto que llamados y ayudados por Dios, habéis decidido venerarle y adorarle a él sólo
y a Cristo, y ya que queréis desde ahora mismo servir al único Dios y a Cristo, ha llegado el momento solemne
de que renunciéis públicamente a esas potestades que no son Dios, y a esos cultos con los que no se manifiesta
la veneración a Dios. ¡Lejos de vosotros esté el que abandonéis a Dios y a su Cristo y sirváis a potestades ajenas!"
(nº 80).
"Queridos candidatos, habéis decidido dar culto al Dios verdadero, que os ha llamado y os ha traído hasta aquí,
y queréis servirle a él solo y a su Hijo Jesucristo. Ahora, pues, en presencia de toda la asamblea, renunciad a los
ritos y cultos con los que no se da culto al Dios verdadero. No lo abandonéis a él ni a su Hijo Jesucristo, para
servir de nuevo a otros dioses" (nº 371).
La formulación de la liturgia neocatecumenal toma como base la misma
pregunta que formula Josué: "Elegid hoy a quién habéis de servir..." (cf. Jos.
24 15). .
Todos:
Pr.:
Vosotros sois testigos contra
vosotros mismos de que habéis
elegido a Dios para servirle655.
T.:
Somos testigos.
Pr.:
Volved entonces vuestro corazón al Señor vuestro Dios656.
T.:
A el sólo serviremos y escucharemos su voz 657.
Pr.:
Apartad de en medio de vosotros los ídolos del mundo y
renunciad a ellos ante la Iglesia658.
T.:
Amén.
654
"¡Lejos de nosotros el servir a otros señores fuera del Dios verdadero!" (nº 317).
"Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido a Yahvéh para
servirle".
En el Ritual la "responsabilidad" en la veracidad del testimonio recae sobre los padrinos y la comunidad presente:
"Vosotros, padrinos, que nos presentáis a estos candidatos, y, vosotros, hermanos todos,
aquí presentes, que les habéis oído renunciar a esos cultos, ¿sois testigos de que estos
candidatos han elegido a Cristo, el Señor, y quieren servirle a él solo?" (nº 81).
656
La dependencia de Jos. 24,23 es evidente:
arrodillaos, pero conservad derecho el cuerpo, y decid: Yo renuncio a Satanás, a todos sus ángeles, a todas sus obras, a todo su culto, a toda
vanidad y a todo desviamiento mundano, y me comprometo con voto a ser bautizado en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo". Cfr. Homilías Catequéticas, 13, Introducción. "Así vuelto hacia Occidente, el lugar o morada del poder de las tinieblas, con
las manos extendidas en el gesto que en la antigüedad acompañaba a todo compromiso solemne, el que va a ser bautizado declara la
ruptura del pacto que le unía a Satanás". Cfr. J. DANIELOU/R. DU CHARLAT, o. cit., pp. 56-57.
660
"Todos los hermanos son invitados a vender sus bienes y adherirse a Jesucristo, dando en este rito, una ´señal`concreta en
dinero que se distribuye posteriormente entre los pobres de la parroquia”. Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 97.
661
La fórmula es idéntica a la empleada en tiempos de S. JUAN CRISÓSTOMO, Ad Colossenses VI: PG 62, p. 342. Para un
seguimiento detallado de este rito y de su significación, ver: ANNE FIELD, ´La renuncia a Satanás`, en De las Tinieblas a la Luz, pp.
134-139. En el Ritual no encontramos una "formula" de este estilo, en clave personal y existencial. La renuncia prebautismal presenta
tres modos de hacerla en clave "interrogativa" (nº 217).
662
"A la abjuración de Satanás y de sus pompas sigue en seguida la adhesión a Cristo. Esta vez el catecúmeno se vuelve hacia
el Oriente de donde viene la luz de Cristo, hacia ese Oriente que es también el camino del Paraíso y hace profesión solemne de fe en
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo". Cfr. DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., p. 57. En la liturgia neocatecumenal, una vez hecha
la renuncia y manifestado la adhesión a Jesucristo, el precatecúmeno pide entrar en el Neocatecumenado.
en aquel poder y gracia con que Jesucristo libró
al mundo del mal. Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén"663.
La oración conclusiva de esta celebración está tomada del Ritual (nº 115),
aunque se introduce una pequeña modificación atendiendo a su condición de
bautizados (Ver tabla 27ª.):
"Mira a estos hijos tuyos, que has llamado a este camino, para
revivir en ellos los tesoros de la gracia bautismal".
663
Ambas oraciones son propias de la liturgia neocatecumenal. Ya hemos apuntado en algún momento, que respecto a los
"exorcismos menores", el Ritual deja un amplio margen a la creatividad, "nada impide que las fórmulas asignadas para los exorcismos
menores, puedan repetirse en diversas circunstancias" (nº 112).
664
Cfr. X. LEÓN-DUFOUR, ´Sal`, en Vocabulario de Teología Bíblica, Ed, Herder, Barcelona 1990, pp. 824-825; también ver,
MANFRED LURKER, ´Sal`, en Diccionario de imágenes y símbolos de la Biblia, Ed, "El Almendro", Córdoba 1994, pp. 201-202;
O. CULLMANN, Que signifie le sel dans la parabole de Jésus?, pp. 3-43; para la significación de la sal en el Catecumenado, ver A.
STENZEL, Die Taufe, Innsbruck 1958, pp. 171-175.
665
Cfr. S. AGUSTÍN, De cat. Rud. XXVI, 50, p. 137.
666
"El rito tradicional de la imposición de la sal es a la vez un signo de hospitalidad y un signo de alianza". Cfr. M. DUJARIER,
Inciación Cristiana de Adultos, p. 59.
667
Ibid., pp. 41-42.
668
"La sal ha sido entendida como signo de la sabiduría y la palabra sabiduría (sapientia) ha sido relacionada con sapere, de
donde se deriva sabor: descubrir el sabor de la verdad, recibir y gustar este sabor, ésta era la tarea, de acuerdo con la sentencia de
Tomás de Aquino: sapiens (sabio) es aquel a quien las cosas le saben (sapiunt) tal como son, el que gusta su auténtico sabor. Por otra
parte, merece la pena recordar que ya en el Antiguo Testamento se considera a la sal como un atributo de las ofrendas: sólo gracias a
la sal adquieren las cosas sabor agradable a Dios. No obstante, este simbolismo de las ofrendas requiere una reinterpretación desde
Cristo: el hombre debe ser aderezado con la sal para ser agradable a la divinidad y para que él mismo encuentre sabor en Dios. Necesita
la sal de la pasión para emprender el camino de la verdad. La hospitalidad cristiana introduce en la comunión de la cruz y así
precisamente se convierte en sabor de la verdad". Cfr. Cardenal JOSEPH RATZINGER, Teoría de los principios teológicos, pp. 40-
41.
669
En el Ritual de los Sacramentos al que venimos haciendo referencia en nuestro estudio comparativo, este "rito de la sal" tenía
lugar (en el bautismo de los niños) después de la "signación", y dentro del "bautismo de adultos por etapas" era considerado como la
que los catecúmenos habían gustado la sal, el Celebrante concluye el rito con una
oración..
*Celebración de la Palabra*
"segunda etapa". El esquema de este rito era el que sigue: el Celebrante bendecía la sal con una oración, a continuación entregaba al
catecúmeno la sal con estas palabras:
N., recibe la sal de la sabiduría.
Que te sirva para la vida eterna
Catecúmeno: Amén
670
"La piedrecita blanca (color de victoria y alegría) es la señal de la admisión en este Reino; el nombre nuevo, la renovación
interior que nos hace dignos del Reino". Cfr. Biblia de Jerusalén, nota de Ap. 2,17.
671
"Según un primer sentido posible, en relación con la sal de la alianza, esto significa que si se rompe la alianza con el Señor,
no es posible reanudarla. Según la interpretación de Mateo, el creyente debe ser la sal de la tierra, o sea que debe conservar y hacer
sabroso el mundo de los hombres en su alianza con Dios. De lo contrario, no sirven para nada, y los discípulos merecen ser arrojados
fuera (Lc 14,35)". Cfr. X. LEON-DUFOUR, o. cit., pp. 824-825. Para la interpretación exegética de este versículo, véase: P.
BONNARD, El Evangelio según San Mateo, Ed, Cristiandad, Madrid 1976, pp. 94-96. Ver también, F. FERNÁNDEZ, La sal de la
tierra: Studium Legionense 31 (1990) 63-85.
resucitado, verdadera sal del mundo que previene al hombre de la corrupción y le
da la vida. Cada uno, como ofrenda que se ha hecho a Dios, debe ser salado y
pasado por el fuego de la cruz. Esta sal degustada es un signo sacramental que
nos lleva a entrar en la comunión con Jesucristo"672.
*Anáfora de la Sal*
En los rituales en los que aún se conservaba este rito de la sal, éste tenía
lugar después de la signación y de la imposición de manos. Se iniciaba con la
bendición de la sal673... Una vez bendecida el Celebrante pronunciaba una oración
en la que aparecía este rito en relación con el Bautismo674, e inmediatamente
después el Celebrante ponía un poco de sal en la boca del catecúmeno, diciendo
estas palabras:
672
Cfr. El Neocatecumenado, p. 85.
673
Cfr. "Te conjuro, sal, en el nombre de Dios Padre todopoderoso, en el amor de nuestro Señor
Jesucristo, y por la fuerza del Espíritu Santo. Te conjuro por el Dios vivo, por el Dios
verdadero, por el Dios santo, por el Dios que te creó para protección del hombre, y mandó
que fueras consagrada por sus siervos para uso del pueblo que llega a la fe, a fin de que, en
el nombre de la Trinidad santa, te conviertas en signo de salvación para ahuyentar al
enemigo. Por eso te rogamos, Señor, Dios nuestro, que santifiques y bendigas copiosamente
esta sal para que sirva de remedio eficaz a cuantos la reciban y permanezca en sus entrañas.
Te lo pedimos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que ha de venir a juzgar a los vivos
y a los muertos, y al mundo por el fuego". Cfr. Ritual de los Sacramentos, p. 21 y 53.
Se detecta en esta oración la influencia que ha recibido de las antiguas costumbres romanas: "En Roma existía la
costumbre de poner un poco de sal en los labios del recién nacido para proteger su vida de los peligros que la
amenazaban. Según una creencia popular muy extendida, la sal repugna a los demonios". Cfr. MANFRED
LURKER, o. cit., p. 201.
674
"Dígnate escuchar a quien en tu honor inclina su cabeza hacia la fuente bautismal, para que renacido del agua y del Espíritu
Santo, y despojado del hombre viejo, se revista del hombre nuevo, creado a tu imagen, reciba la vestidura blanca e inmaculada, y
merezca servirte a ti, Dios nuestro. Por Cristo nuestro Señor". Cfr. Ritual de los Sacramentos, p. 54.
675
Cfr. Ritual de los Sacramentos, pp. 54-55. Para el Cardenal J. RATZINGER este rito tenía una significación "cuasi-
eucarística": "la inauguración en la entrega de la sal (la sal es signo de hospitalidad y, por tanto, una ´especie de preeucaristía`) en
cuanto admisión en la hospitalidad de los cristianos". Cfr. Teoría de los principios cristianos, p. 39.
"Tú has creado la sal para que significase la realidad de nuestra
participación en el misterio de la muerte y resurrección de tu
Hijo" (cf. Lc 14,33).
"Haz que esta sal reciba la gracia del Espíritu para que cuantos la
van a gustar, purificados por el fuego, lleven en sus cuerpos el
morir de Jesús para que la resurrección de tu Hijo se manifieste
en sus vidas" (cf. 2ªRr 2,19-22; 2ª Cor 4,10; Mc 9,49).
Su significación histórico-salvífica:
"Oh Dios, has dispuesto que tus elegidos fuesen salados por
medio del fuego. Para que, habitando en ellos tu mismo amor,
fueran transformados en la sal de la tierra" (cf. Lv 21,6.8.17.22;
Mt 5,13).
"Haz que esta sal reciba la gracia del Espíritu para que cuantos la
van a gustar, purificados por el fuego...".
2. Celebraciones en el Neocatecumenado
se fía de Dios... son signos llamativos del Camino Neocatecumenal... Apoyado en la experiencia de las comunidades de un lugar y
otro, se puede afirmar que la superación del segundo escrutinio marca profundamente a los hermanos; la vida en el futuro será muy
distinta". Cfr. Mons. RICARDO BLÁZQUEZ, o. cit., pp. 76-77.
678
Cfr. RICA, nnº 20, 65,6. 98, 103, 125-126, 274-276, 280, 313.
neocatecumenal se da una mayor riqueza litúrgica y catequética al no concentrar
todas las entregas para un tiempo (la Cuaresma) posiblemente muy corto, dando
lugar a que la naturaleza dinamizadora de los ritos se despliegue en un tiempo
determinado. No olvidemos que la repetición reiterada de los ritos sin una
preparación catequética adecuada ha llevado, en la praxis pastoral, tantas veces
al puro ritualismo desconectado de la Vida que se hace presente en cada acción
litúrgica (SC, nº 7).
Veamos ahora, pues, cómo están estructurados todas las celebraciones del
Neocatecumenado, la influencia que reciben de la praxis catecumenal antigua y
las diferencias o coincidencias con el RICA.
679
En esta Convivencia las "catequesis" giran en torno al Evangelio de "La Samaritana" (cf. Jn 4,1-39). En él descubren los
neocatecúmenos todo un tratado acerca de la oración. También ellos son invitados a partir de ahora a convertirse en "adoradores
verdaderos que adoren al Padre en espíritu y verdad" (v. 23). Veremos cómo las "entregas" en el Neocatecumenado vienen
contextuadas catequéticamente con las tres grandes catequesis bautismales de la Iglesia primitiva que encontramos en el Evangelio
de San Juan (la Samaritana, el ciego de nacimiento, y la resurrección de Lázaro) y que la Iglesia proclama durante la Cuaresma. Para
un estudio de "génesis-estructural" de este tiempo, ver: THIERRY MAERTENS, “La liturgia de Cuaresma es
actual?”, en La Cuaresma catecumenado de nuestro tiempo, Ed, Marova, Madrid 1964, pp. 11-45. Y, para la
interpretación que los Santos Padres ha hecho de este evangelio de la Samaritana, ver: ADRIEN NOCENT,
Celebrar a Jesucristo (III. Cuaresma), Ed, Sal Terrae, Santander 1980, pp. 96-104. En el RICA coincide la
proclamación de este evangelio con el tercer Domingo de Cuaresma, en el que la "tradición catecumenal" ha
situado el Primer Escrutinio. Efectivamente "el camino cuaresmal hacia la Pascua del ciclo dominical A nos trae
el mensaje luminoso de esos tres encuentros con Cristo, o mejor, de Cristo con los hombres, que caracteriza el
itinerario bautismal de todo creyente. En los Evangelios tercero, cuarto y quinto de Cuaresma, la Iglesia lee el
Evangelio de Juan seleccionando cuidadosamente esas tres perícopas que suponen una catequesis progresiva sobre
el misterio de la salvación que se va a consumar en las aguas bautismales de la vigilia pascual. Como camino
catecumenal que se realiza en el tiempo de Cuaresma, "tiempo de la iluminación y de la purificación", estos
encuentros purifican e iluminan en contacto vivo con la persona de Cristo. Por eso los tres Evangelios están
insertados con mucho tino en los tres progresivos escrutinios que supone el Ritual de la Iniciación Cristiana de
Adultos...". Cfr. J. CASTELLANO, “Tres encuentros con Cristo en el camino hacia la Pascua”, en Camino
cuaresmal hacia la Pascua, Ed, CPL n. 45, Barcelona 1991, pp. 24-31.
neocatecúmenos a la oración litúrgica y personal, incluso nocturna, que culmina
con las catequesis de los Evangelios sobre la oración y con la celebración de la
entrega del libro de la Liturgia de las Horas” (art. 20,1ª). Veamos cómo se
desarrolla.
*Liturgia de la Palabra *
+ En Ef. 6,10-20, San Pablo describe la oración como una lucha espiritual
para la cual se precisan las armas de Dios.
680
Cfr. ORÍGENES, Tratado sobre la oración, Ed, Nebli, Madrid 1994.
681
"La oración del Señor, en la redacción lucana, está dirigida, por tanto, a quienes no saben aún orar cristianamente y deben
aprenderlo...rezando el padrenuestro. Este forma, pues, parte de una catequesis catecumenal, siendo como el introductorio y principal
capítulo de esa catequesis oracional (Lc 11,1-13), redactada por Lucas para iniciar en los secretos de la oración cristiana -su esencia-
(Lc 11,2-4) y modalidad (Lc 11,5-13)-, a los catecúmenos venidos principalmente del paganismo a su comunidad, consolidando a la
vez la catequesis prebautismal recibida por los suyos ya fieles (cf. Lc 11,2-4)". Cfr. SANTOS SABUGAL, El padrenuestro en la
interpretación catequética antigua y moderna, p. 30.
682
A los neocatecúmenos se les enseña a orar con la "Oración a Jesús" tal y como la describe El Peregrino Ruso: "La continua
oración interior a Jesús es una llamada continua e ininterrumpida a su nombre divino, con los labios, en el espíritu y en el corazón;
consiste en representarlo siempre presente en nosotros e implorar su gracia en todas las ocasiones, en todo tiempo y lugar, hasta
durante el sueño. Esta llamada se compone de las siguientes palabras: Jesús mío, ten misericordia de mí" (p. 155). El Peregrino,
deseoso de encontrar el método a que hace referencia, continúa buscando hasta topar con estas palabras de san Simeón, el Nuevo
Teólogo: "Siéntate solo y en silencio. Inclina la cabeza, cierra los ojos, respira dulcemente e imagínate que estás mirando a tu corazón.
Dirige al corazón todos los pensamientos de tu alma. Dilo moviendo dulcemente los labios y dilo en el fondo de tu alma. Procura
alejar todo otro pensamiento. Permanece tranquilo, ten paciencia y repítelo con la mayor frecuencia que te sea posible" (p. 53). Cfr.
El Peregrino Ruso, Ed, de Espiritualidad. Madrid 1984. La oración supone un "ejercicio", y los neocatecúmenos son gradualmente
iniciados a esta "lucha" diaria.
683
"La iniciación cristiana es una iniciación en la oración, en el diálogo personal con Dios para caminar en su presencia. Esta
iluminación es teórica y práctica. Por una parte, ha de descubrir el secreto y las condiciones de la oración tal como Jesús nos enseña
en el evangelio. Por otra el catecúmeno ha de ejercitarse todos los días en la oración". Cfr. ANDRÉS FUENTES, Espiritualidad del
Camino Neocatecumenal II, p. 169.
*Exorcismo e Imposición de manos*
Pr.: "Ven Espíritu Santo, desciende sobre N..., (aquí impone las
manos sobre la cabeza del neocatecúmeno), para que lleno del
gozo de tu amor, exulte de alegría y pueda alabar y bendecir a
Dios en medio de esta generación" 685.
Neocat.: Amén.
Pr.: "N... Que el Señor abra tu corazón y tus labios para que
puedas proclamar en esta generación sus alabanzas"686.
Una vez concluido el rito de entrega del Libro de los Salmos, el Celebrante
tiene la homilía en la que hace hincapié en la necesidad de la oración continua y
684
Esta oración de exorcismo es original del Neocatecumenado.
685
Responde esta oración a las que en el RICA reciben el nombre de "bendiciones de los catecúmenos" y siguen su misma
ordenación litúrgica: "Las bendiciones indicadas en el nº 102 pueden ser dadas por un sacerdote o por un diácono, o también por un
catequista (cfr. nº 48), los cuales, extendiendo las manos sobre los catecúmenos, pronuncian algunas de las oraciones siguientes (nnº
121-124). Acabada la oración, los catecúmenos, si cómodamente puede hacerse, se acercan al celebrante, que impone la mano a cada
uno. Después se retiran..." (nº 119).
686
Es este un rito original con el que el CN enriquece esta etapa del Neocatecumenado que tiene como uno de sus principales
objetivos iniciar a los neocatecúmenos en la oración (RICA, nº 19.2). Para iniciar y significar este paso, afirma ANDRÉS FUENTES,
"se hace entrega solemne, en una celebración litúrgica, de la Liturgia de las Horas, a todos y cada uno de los neocatecúmenos. Con
ello, además, se les exhorta al compromiso de la oración diaria y a familiarizarse con la oración de la Iglesia". Cfr. Espiritualidad del
Camino Neocatecumenal II, p. 170.
diaria para sostener el combate de la fe. La celebración termina con la oración de
los fieles, el Padrenuestro, la Paz y la bendición final (ver tabla 29ª).
*Liturgia de la Palabra*
Después del saludo inicial por parte del presidente y de una breve monición
ambiental para explicar el significado de la celebración, un canto apropiado, la
proclamación de dos lecturas bíblicas689 sobre la misión (cf. Ex 3,1-14; 4, 1-17) y
sobre el Kerygma post-pascual de los primeros enviados (cf. 1ª Cor 15,1-8)
iluminan y actualizan la finalidad del rito. Tras esta doble proclamación de la
Palabra, precedida y acompañada de respectivas moniciones y cantos, tiene lugar
el Rito de entrega del Símbolo Apóstólico.
687
"Cuidadosamente y eficientemente preparados con una convivencia de tres días, -dirigida por los catequistas de la(s)
comunidad(es) respectiva(s)". Cfr. SANTOS SABUGAL, El "Símbolo de la Fe" ayer y hoy, p. 451. Esta Convivencia girará en
torno a la catequesis del Ciego de Nacimiento (cf. Jn. cap. 9). Esta es la lectura que se proclama en el cuarto Domingo de Cuaresma
y que jalona el itinerario espiritual de los catecúmenos que es sellado ahora con el Segundo Escrutinio (RICA, nnº 169-173 y 380).
Cfr. ADRIEN NOCENT, o. cit., pp. 109-113.
688
En la Iglesia primitiva a los catecúmenos se les explicaba el Credo Apostólico de forma sistemática y ellos debían aprenderlo
de memoria para recitarlo ante el obispo antes de su bautismo. San CIRILO nos dice que "al final de las cinco semanas de instrucción,
entonces reciben (los catecúmenos) el Símbolo”. Cfr. Procatequesis, 5, 12. Al finalizar esta catequesis afirma CARLOS
ELORRIAGA, “parece entregar Cirilo el Símbolo, pero se transcribe al terminar la catequesis aparte. El Símbolo jerosolimitano no
se encuentra directamente en el texto de las catequesis". Cfr. San Cirilo de Jerusalén, Ed, DDB, Bilbao 1991, p. 137. Para una
exposición sistemática con la recopilación de las catequesis de algunos Santos Padres, ver: ANNE FIELD, “El Credo, resumen de la
fe cristiana”, en o. cit., pp. 63-89.
689
En el Ritual se proponen estas seis: Dt 6,1-7; Rom 10,8-13; 1ªCor, 1-8a; Jn 3,16; Mt 16,13-18; Jn 12,44-50 (nº 185).
*Entrega del Símbolo Apostólico*
- Creo en Dios,
690
Cfr. CARLOS ELORRIAGA, San Cirilo de Jerusalén, pp. 135-137.
691
CARMELO GÓMEZ mantiene que esta fórmula del Ritual ha recibido su influencia de S. AGUSTÍN, "El RICA exhorta a
acogerse al Credo y a guardarlo, Agustín va más lejos, y expresa la función que tiene el Símbolo de ser rector de vida, al decir, que
en él han de progresar los catecúmenos. Así lo expresa el Santo de Hipona:´He aquí el Símbolo que ya se os ha ido descubriendo por
medio de las Escrituras y de los sermones de la Iglesia, a cuya breve fórmula, sin embargo, los fieles han de aferrarse y en ella han de
progresar`(cf. Sermón 212,2)". Cfr. La propuesta catecumenal en el RICA, p. 118.
692
"Cuando la comunidad designa catequistas, doctores audientium, evangelizadores itinerantes, o cuando los mismos fieles con
su ejemplo y sus palabras comunican la buena noticia, actúan como testigos y portavoces de lo que la comunidad vive, se remiten a
ella y de ella reciben valor sus palabras, en cuanto que lo que se dice se halla cumplido en la comunidad; los que van a ser iluminados
se miran en el espejo de los que han sido iluminados, quienes anuncian el amor, manifiestan la actitud de los que se aman. De tal
modo la comunidad es origen de la catequesis, que sin ella no sería posible, pues de nada sirve un testimonio sin testigos, ni una buena
noticia que no llegue a verse realizada". Cfr. RAMÓN DOMÍNGUEZ BALAGUER, Catequesis y liturgia en los Padres. Interpelación
a la catequesis de nuestros días, p. 127.
*Diálogo con los neocatecúmenos y envío*
Viene precedido este rito del envío, por la proclamación de una tercera
lectura bíblica de San Pablo (cf. Rom 10,8-17) en la que el apóstol habla sobre la
necesidad de confesar "con la boca" la Palabra creída en el corazón, para pasar
después a un diálogo en el que el Celebrante dice a los neocatecúmenos:
693
En todas las "entregas" del Neocatecumenado, se realiza un exorcismo, es decir una oración en la que se implora al Señor
que aparte al Maligno de los neocatecúmeno (en este momento se pide que aleje de éstos todo espíritu de error, de mal que les impida
realmente proclamar el Evangelio). Y después se invoca sobre ellos el Espíritu Santo para que los ayude y los fortalezca en esta misión
de confesar la Fe.
694
"En explícita referencia al rito de la Entrega del Símbolo, hoy re-introducido en la iniciación de los catecúmenos, se interroga
Juan Pablo II si ´no habría que encontrar una utilización más concretamente adaptada, para señalar esa etapa -la más importante de
todas- en la que un nuevo discípulo de Jesucristo acepta con plena lucidez y valentía el contenido de lo que más adelante va a
profundizar con seriedad` (CT,28): Una concreta y eficaz adaptación de la antigua "entrega del Símbolo" es ciertamente el respectivo
rito del Camino neocatecumenal". Cfr. SANTOS SABUGAL, art. cit., p. 452.
695
De este "rito" nos han llegado muchos testimonios del Catecumenado primitivo. El desarrollo del mismo lo describe así
ANNE FIELD: "A continuación los candidatos son llamados individualmente para que se adelanten y reciten el Credo. Cuando cada
uno es requerido por el diácono, es acompañado por su padrino que permanece cerca de él, luego sube a una tarima, y de forma que
toda la congregación le oiga, pronuncia el texto del Credo palabra por palabra. Esta es la solemne devolución del Credo y profesión
de fe, que él repetirá en forma abreviada cuando esté en la pila bautismal". Cfr. De las Tinieblas a la Luz, p. 166. Incluso S. AGUSTÍN
nos ha dejado constancia de la redditio symboli del famoso y conocido retórico de Roma Marius Victorinus, ver: SUZANNE POQUE,
Au sujet d´une singularité romaine de la "redditio symboli": Augustinianum 25 (Agosto) 1985, pp. 133-143.
Cuaresma –antes de la Semana Santa-. En esta celebración, los neocatecúmenos
reviven su bautismal profesión de fe; en el Estatuto se dice que “restituyen a la
Iglesia (“Redditio Symboly”), confesando su fe y proclamando el Credo
solemnemente ante los fieles, durante la Cuaresma” (art. 20,2ª)696.
696
En el Ritual el "rito de la recitación del Símbolo" forma parte de los ritos para la preparación inmediata (nnº 193-199).
697
En el RICA se dice que los elegidos deben aprenderse de memoria el Símbolo, y después lo pronunciarán públicamente (nnº
194-199).
698
"Durante la Cuaresma, en la parroquia y en la liturgia de las Vísperas, cada hermano confesará públicamente su fe, en
presencia de los presbíteros, de todas las comunidades y de toda la gente de la parroquia que desea asistir. Esta confesión de fe se
hace desde el presbiterio, proclamando en voz alta el Credo y añadiendo por qué y en base a qué experiencias se cree". Cfr. KIKO
ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 99.
segura", poderosa y convincente a los oídos de la silenciosamente presente y
atenta "asamblea santa"699, que suele quedar siempre impresionada e impactada
por el testimonio vital de los neocatecúmenos. Una vez proclamada y profesada
públicamente la Fe, el neocatecúmeno se arrodilla ante el Celebrante, quien le
impone las manos e invoca sobre él "la fuerza del Espíritu Santo, a fin de que sea
testigo" fiel del Señor resucitado en su pueblo o ciudad, en su nación "y hasta los
confines de la tierra" (cf. Hech. 1,8; Lc 24,46-49), y para que, en toda
circunstancia y ante todos los hombres, pueda "mantener firme la confesión
profesada" (cf. Heb 4,14)700. El rito se concluye con una oración del Celebrante y
las preces de la asamblea, el abrazo de la paz y la bendición final.
699
San Agustín cuenta cómo el retórico de la ciudad de Roma -Victorino-, hizo pública confesión de su fe ante la "asamblea
santa": "Cuando finalmente llegó la hora de hacer la profesión de fe, que en Roma los que se van a acercar a la gracia del bautismo
suelen hacer delante del pueblo fiel, sobre un lugar elevado, con cierta y determinada fórmula, sabida de memoria, decía Simpliciano
que los sacerdotes ofrecieron a Victorino que la hiciese en secreto, como solía ofrecerse a ciertas personas que parecía habían de
azorarse por la vergüenza; pero que él prefirió hacer en presencia del concurso de los fieles la profesión de su salud. Porque ninguna
salud había en la retórica que enseñaba, y, sin embargo, la había profesado públicamente... Así, pues, luego que subió para hacer su
profesión, todos los que le conocían -¿y quién había allí que no le conociese?- levantaron un murmullo pronunciando su nombre y
congratulándose; y a media voz se escapó de las bocas de todos un rumor de júbilo: ¡Victorino, Victorino! Pronto alzaron el rumor
con el placer de verle, y pronto callaron viéndole, con el gozo de oírle. Pronunció él la verdadera fe con maravillosa entereza". Cfr.
Confesiones VIII,2,4.
700
A partir de este momento, el Símbolo es para el neocatecúmeno un compañero inseparable y, más aún, un fiel amigo: Deviene
su "salvaguardia siempre presente" y su "gran defensa" tanto contra las crisis de fe como "contra las tentaciones del adversario" por
ser su "viático durante todo el tiempo de la vida". Así lo designan, respectivamente, SAN AMBROSIO, Expl. Symb., 1.9 y SAN
CIRILO, Cat. V,12.
701
"Desde el siglo VII y VIII se introdujo en la procesión del Domingo de Ramos, ligada a la bendición de las palmas, en
recuerdo de la entrada de Jesús en Jerusalén. En el arte cristiano, las ramas de palmera son atributo de los mártires; en piedras
sepulcrales de la primera época cristiana, pueden ser, además, sencillamente una alusión al premio de la victoria que el cristiano ha
recibido después de una vida de lucha. Una palmera entre otros árboles es símbolo de la cruz de Cristo; así aparece en el grabado en
cobre de Schongauer Jesús después de la tentación". Cfr. MANFRED LURKER, ´Palmera`, en Diccionario de imágenes y símbolos
de la Biblia, p. 162. Ver también, J.DANIÉLOU, “La palme et la courone”, en Les symboles chrétiens primitifs, pp. 33-48.
702
Cfr. SAN CIRILO, Cat. XVIII 32.
c) Celebración de la Entrega Padrenuestro
703
Cfr. Il Neocatecumenato, p. 100. Ver JOACHIM JEREMÍAS, ABBA. El mensaje central del Nuevo Testamento, Ed, Sígueme,
Salamanca 1983.
704
En el Ritual "la entrega de la Oración dominical se hace durante la semana que sigue al tercer escrutinio", pero también se
puede celebrar "si se juzga conveniente, durante el tiempo del catecumenado (Cfr. nn 125-126)", incluso se da la posibilidad de que
"surgiendo alguna necesidad, se retrase para celebrarla juntamente con los ritos de preparación inmediata (Cfr. nn. 193 ss)" (nº 189).
705
En la Iglesia primitiva los usos por lo que respecta a esta entrega del Padre Nuestro varían mucho según las Iglesias "la entrega
del Pater se hace generalmente al principio de la Semana Santa. Pero en algunas Iglesias se traslada a después del bautismo, porque
se considera que el Pater es la oración específica de los cristianos y no puede decirla más que los hijos". Cfr. J. DANIELOU/R. du
CHARLAT, o. cit., p. 54.
706
"Al catecúmeno se le adentra e introduce en otros de los misterios más profundos: descubrir, meditar y saborear la filiación
divina. Es un nuevo momento de la iluminación interior para vivir el misterio del Dios revelado en Jesucristo, que nos ha llamado a
ser sus hijos de adopción por el nuevo Espíritu que se nos ha dado... Mediante una serie de catequesis se ilumina, a la luz de la Palabra,
la llamada a ser hijos, a gloriarse en el Padre, que nos llama en el Hijo, que nos incorpora a sí en el Espíritu que habita en nosotros...".
Cfr. ANDRÉS FUENTES, Espiritualidad del Camino Neocatecumenal II, p. 174.
2ª) ¿Ha asistido a la instrucción de los apóstoles? esto es, ¿conoce toda la instrucción
cristiana?. Sí ha hecho el Camino.
707
En el RICA vienen así formulado este cuestionario que forma parte del Rito de la Elección o inscripción del nombre" (nº
144):
710
"No basta la experiencia vivida: el Catecúmeno debe hacer un discernimiento -sólo y con la comunidad Catecumenal- tanto
de su fe iluminada, como de su voluntad deliberada... Está llegando el momento de hacer una opción fundamental para toda su vida.
La Iglesia acompaña este discernimiento a través de los Escrutinios. Cfr. J. A. VELA, Reiniciación cristiana, p. 143.
711
El RICA afirma que "en lo que toca a la Iglesia, la elección es como el centro de la atenta solicitud hacia los catecúmenos. El
Obispo, los presbíteros, diáconos, catequistas, padrinos y toda la comunidad local, cada uno en su orden y a su modo, después de
diligente reflexión, dé su parecer acerca de la instrucción y aprovechamiento de los catecúmenos" (nº 135). Además es "oficio del
Celebrante, es decir del Obispo o del que haga sus veces...quien debe exponer ante los presentes la decisión de la Iglesia y del mismo
modo oír, según lo pidan las circunstancias, la opinión de los presentes, averiguar la voluntad personal de los catecúmenos, y efectuar,
por último, en nombre de Cristo y de la Iglesia, la admisión de los elegidos" (nº 138).
712
Cfr. J. DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., p. 45.
713
Cfr. GREGORIO DE NISA, Adversus procrastinantes, PG,46, p. 417 B; y TEODORO DE MOPSUESTIA afirma: "Desde
ahora ya estáis inscritos en el cielo". Cfr. Homilías Catequéticas, 12, 18. A partir del siglo IV, y dada entonces la costumbre,
recriminada por la Iglesia, de diferir considerablemente el bautismo, todos lo años, en epifanía, el obispo hacía un llamamiento
solemne a los catecúmenos para que dieran su nombre a la catequesis de preparación, al comienzo de la cuaresma. EGERIA nos lo
describe así en su Itinerario: "El que da su nombre, lo hace en la víspera de la cuaresma, y un sacerdote anota sus nombres... Al día
siguiente, comienzo de la cuaresma, se le coloca al obispo la sede en medio de la iglesia mayor..., después se van acercando uno a
uno los candidatos. Si son hombres, vienen con sus padrinos; si son mujeres, con sus madrinas. Entonces, por cada uno, el obispo
pregunta a los vecinos de aquel que ha entrado, diciendo: ¿Lleva una vida honesta? ¿Respeta a sus padres? ¿No es dado a la bebida o
a la mentira?... Los que son de fuera, a no ser que tengan testigos que les conozcan, logran llegar con menos facilidad al bautismo".
Cfr. EGERIA, Itinerario 45, SC 21, pp. 255-256.
En la liturgia neocatecumenal de esta inscripción nos vamos a encontrar
con una clara influencia de la praxis catecumenal antigua que el Ritual también
ha recuperado (nnº 143-151).
714
De nuevo, para este momento se compra una Biblia de Jerusalén grande y dignamente adornada que será la Biblia que usará
la comunidad cristiana constituida a partir de la Renovación de las promesas bautismales.
*La imposición de la túnica blanca*
715
Cfr. Catequesis 22: PG, p. 1104. Veáse también SAN AGUSTÍN, serm. 223, 1: PL 38, p. 1092. Para un conocimiento
detallado de lo que significó este rito en el Catecumenado primitivo, ver: J. DANIELOU, El rito bautismal: Phase (Abril 1996), pp.
38-43.
716
Cfr. Sacramento y culto según los Padres, Madrid 1964, p. 53.
717
Cfr. Hom. 14, 26, en L´initiation chrétinne, col, Ictys 7, París 1963, p. 140.
718
Cfr. Cat. 2, 2.
719
Cfr. J. DANIELOU/R. du CHARLAT, o. cit., p. 186.
blanca que se le impone al neófito expresa la vida divina que ha recibido el
bautizado, a Cristo del que se ha "revestido" (cf. Gál 3,27)720.
Como puede apreciarse por los ricos testimonios que tenemos de este rito,
la imposición de la Vestidura blanca es uno de los ritos postbautismales que
cuenta con una mayor y mejor fundamentación teológica. En el RICA viene
inmediatamente después de la unción del crisma, "la unción del crisma después
del Bautismo significa el sacerdocio real de los bautizados y su adscripción en la
comunidad del pueblo de Dios. La vestidura blanca es símbolo de su nueva
dignidad" (nº 33):
El Ritual subraya que son los padrinos o madrinas quienes imponen a los
neófitos la vestidura blanca.
720
"El color blanco recuerda la gloria de Jesús transfigurado, la resurrección y la victoria de los elegidos en el cielo" dice M.
DUJARIER, Iniciación Cristiana de Adultos, p. 162. Para un estudio más pormenorizado de este rito, ver S. FAMOSO, Accipe vestem
candidam. Origine, evoluzione e sviluppo del rito: Riv. Lit. (42), pp. 26-45; V. PAVAN, La veste bianca battesimales, indicium
escatologico nella Chiesa dei primi secoli: Augustinianum 1978,1, pp. 257-271.
"N..., recibe la túnica blanca, guárdala sin
mancha hasta la Vida Eterna".
721
"El vértice de toda la formación será generalmente la Vigilia Pascual, en la que los adultos profesarán su fe bautismal..."
(RICA, nº 304). "La renovación de las promesas del Bautismo realizada, a ser posible, en la Vigilia pascual con toda la comunidad
cristiana, y en la que, junto a la renuncia al hombre viejo, los adultos realizan la confesión pública de la fe, meta final de la catequesis
adultos" (CA, nº 119).
722
Estas eucaristías -ya hicimos referencia a ellas- se viven en "atmósfera espiritual esponsal" que encuentra su fundamentación
en las fuentes neotestamentarias. El desposorio de Cristo y la Iglesia viene representado en un banquete (cf. Mt 22,1-14; Lc 14,16-
24). Para entrar en este banquete se necesita el traje de boda. Uno que no lo llevaba, el rey, airado, lo echó fuera (cf. Mt 22,13). En la
iniciación cristiana el traje de boda es la vestidura blanca. El tiempo de la Mystagogia en el que los neófitos adquieren una "inteligencia
más plena y fructuosa de los misterios se adquiere con la renovación de las explicaciones y sobre todo con la recepción continuada de
los sacramentos" (nº 38), especialmente de la Eucaristía que los neófitos que han renovado las promesas bautismales celebran con el
"traje de boda" que es "de lino deslumbrante de blancura -el lino son las buenas obras de los santos-" (cf. Ap 19,8). Por eso en este
tiempo, el Ritual invita al "ejercicio de la caridad" (nº 37).
723
Ya vimos cuando analicé el tiempo de la Mystagogia, que en el Catecumenado clásico, los neófitos permanecían con las
vestiduras blancas durante siete u ocho días tanto en casa como en la Iglesia, pero aunque el resto del tiempo ya celebraban sin las
túnicas, he aquí como alienta SAN AMBROSIO a sus cristianos tomando ocasión de este rito: "Durante la semana pasada vuestras
hermosas vestimentas blancas han atraído la atención de todos. Aún cuando ya no vais a usarlas más, todavía podéis incitar a todos
los que os vean a glorificar a Dios y a seguir vuestro ejemplo, conservando la túnica real de vuestra inocencia en toda su belleza,
caminando en el Espíritu y sirviendo al Señor con todas vuestras fuerzas. Brille así vuestra luz delante de los hombres, dice nuestro
Señor en el evangelio para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos (Mt 5,16). No es por
usar una vestimenta distintiva, sino por su modo de vida, como los Cristianos atraen a los no creyentes al Señor..." Cfr. ANNE FIELD,
o. cit., p. 235.
724
Cfr. Iniciación Cristiana de Adultos, p. 176.
IV. CONTENIDOS DEL NEOCATECUMENADO: ANÁLISIS Y
VALORACIÓN
725
Cfr. “Carácter central de la Palabra de Dios”, en G. ALBERIGO-J.P. JOSSUA, Recepción del Vaticano II, Ed, Cristiandad,
Madrid, 1987, pp. 150-174. Para este teólogo “fue muy importante la decisión tomada pocos días después de la apertura del
Concilio de entronizar al comienzo de cada sesión, como se había hecho en el concilio de Éfeso, en el de la unión de Ferrara-
Efectivamente, el Concilio Vaticano II quiso restablecer “una lectura de la
Sagrada Escritura más abundante, más variada y más apropiada” (SC, nº 35), y
“fomentar aquel amor suave y vivo hacia la Sagrada Escritura que atestigua la
venerable tradición de los ritos tanto orientales como occidentales” (SC, nº 24).
Para ello, dispuso que se abrieran con mayor amplitud “los tesoros bíblicos de la
Iglesia” en la “mesa de la Palabra de Dios” (SC, nº 51; DV, nº 21; PO, nº 18) 726.
Esta apertura conciliar ha producido -en palabras de Mons. Julián López- “uno
de los mayores frutos del Concilio Vaticano II al haber posibilitado el
conocimiento y la estima del pueblo cristiano hacia la Palabra de Dios. El uso de
las lenguas modernas en la liturgia, la abundancia de versiones y ediciones de la
Biblia, el esfuerzo realizado en la catequesis, en la predicación, en la teología y
en la espiritualidad, para fundamentarlo todo en la Palabra de Dios, han
contribuido a un contacto cada vez más frecuente e intenso de todos los fieles con
la Sagrada Escritura”727.
Florencia y en el Vaticano I; porque este gesto significaba poner a la asamblea bajo el primado y la soberanía de la palabra”
(pp. 152-153).
726
Cfr. S. LYONNET, “La elaboración de los capítulos IV y VI de la ´Dei Verbum`”, en R. LATOURELLE (ed.), Vaticano
II. Balance y perspectivas, Ed, Sígueme, Salamanca 1989, pp. 117-149.
727
Cfr. Exhortación pastoral, La Palabra de Dios en la iniciación cristiana y en la vida de la comunidad parroquial, Ciudad
Rodrigo 1995, p. 2. Parte de esta exhortación fue publicada bajo el título de “Revalorizar la Palabra de Dios”, en Celebrar la
Liturgia de la Palabra, CPL. 70, Barcelona 1996, pp. 9-28.
eficacia de esta Palabra divina: sale de Dios para investir, arrastrar en su
movimiento toda la creación, unir en la fe, la esperanza y la caridad a todos los
hombres, destinatarios de esta Palabra, y reunirlos en el corazón de Dios, de
donde había brotado”728.
“Entonces allí empezó todo a moverse. Nos reuníamos a celebrar la Palabra con
los gitanos. José Agudo me traía de su zona a un grupo; de nuestra zona venía
otro grupo; de la zona de Carmen venía otro grupo. ¿Y qué es lo que hacíamos?
Me pedían que hablara de Jesucristo y yo verdaderamente no sabía; entonces
abría la Escritura y leía. Y vi el amor que Dios tenía a los pobres porque de
731
Cfr. E. BIANCHI, o. cit., p. 159. Según D. BOROBIO, “después del Vaticano II, es cierto que se ha dado un verdadero
progreso en la participación de los laicos en todos los servicios a la Palabra: desde la evangelización y catequesis a la enseñanza
y la reflexión teológica, desde la predicación a la colaboración en Sínodos y Concilios... Pero no podemos desconocer que
persisten todavía no pocos prejuicios y suspicacias en algunos obispos y sacerdotes respecto a la capacidad y hasta
conveniencia de que los laicos participen en esta tarea: así sucede en la predicación, en la enseñanza sobre todo en Facultades
de Teología, en su intervención para determinar planes de pastoral en relación con la Palabra...”. Cfr. Misión y ministerios
laicales, p. 28.
732
Cfr. D. BOROBIO, “La recepción del Concilio por movimientos cristianos postconciliares en España”, en o. cit., pp. 37-
69.
733
Cfr. Relación final II, B) 1, en o. cit., p. 12.
pronto se me unificó la Escritura y hablaba; yo mismo aprendía de lo que
hablaba. Me di cuenta que esto era el amor que Dios tenía a esa gente; era
impresionante. Ha habido gente atea que ha llegado a las barracas y viendo
aquello se ha convertido a Jesucristo”734.
736
En los nnº 18,19, 37, 108, 110, 119, 128... del RICA, se habla de la importancia de la Palabra de Dios, para guiar a los
catecúmenos hacia la comprensión y vivencia de los misterios cristianos. Para una mayor profundización en este punto, ver:
PEDRO FERNÁNDEZ, La liturgia de la Palabra de Dios, pp. 72-92; JESÚS LÓPEZ, Escuchar la Palabra, objetivo
catecumenal, pp. 399-432; FERNANDO IBÁÑEZ, La Sagrada Escritura, fuente de la Catequesis, pp. 282-296; ALFONSO
DE LA FUENTE, La interpretación de la Sagrada Escritura en la Catequesis, pp. 297-308.
predicación de la Iglesia, como toda la religión cristiana, se ha de alimentar y
regir con la Sagrada Escritura”.
Por tanto, la fuente viva de la Palabra de Dios y las fuentes que de ella
derivan y en las que ella se expresa, proporcionan a la catequesis los criterios para
transmitir su mensaje a todos aquellos que han tomado la decisión de seguir a
Jesucristo. Tradición, Escritura y Magisterio, íntimamente comunicados y
vinculados, son ´cada uno a su manera` las fuentes principales de la catequesis738.
Las fuentes de la catequesis tienen cada una su propio lenguaje, que queda
plasmado en una rica variedad de documentos de la fe (CC, nº 144). La catequesis
es tradición viva de esos documentos: perícopas bíblicas, textos litúrgicos,
escritos de los Padres de la Iglesia, formulaciones del Magisterio, símbolos de la
fe, testimonio de los santos, reflexiones teológicas.
737
En la formulación de este número, se deja ver la decisiva ´influencia`del cardenal J. RATZINGER, a partir de la lección
que pronunció en París y Lyon en 1983, que ha supuesto un verdadero ´jalón` y giro a la vez en todo el movimiento catequético,
ver, Transmisión de la fe y fuentes de la fe: Scripta Theologica 15 (1983/1), pp. 9-29.
738
Para el Cardenal CASTRILLÓN “Las ´fuentes` de la catequesis tienen cada una de ellas su lenguaje, que recibe forma a
través de una rica variedad de ´documentos de la fe`. La catequesis es tradición viva de tales documentos. Hoy no se puede
prescindir de la aportación del Catecismo de la Iglesia Católica como síntesis orgánica de la fe a nivel universal”. Cfr. “El
Directorio General para la Catequesis: motivos y criterios de la revisión”, en A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO
(Eds), o. cit., p. 47. ANTONIO CAÑIZARES sostiene también que “la catequesis se ha beneficiado ampliamente de la
presencia de las Escrituras como fuente primera y principal de sus enseñanzas. A través de la catequesis se ha producido una
mayor difusión y utilización de la Palabra de Dios en la conciencia general de los fieles. Ella, en efecto, junto con la Liturgia,
ha vehiculado bastante bien la renovación bíblica y la devolución de la Biblia al pueblo cristiano, como quiso el Vaticano II”.
Cfr. “Veinte años de catequesis después del Concilio en España”, en ADOLFO GONZÁLEZ (Ed.), o. cit., p. 156.
Tras la aparición del Catecismo de la Iglesia Católica (1992), en la lectura
eclesial de la Escritura, hecha a la luz de la Tradición, aquel va desempeñar un
papel importante y de decisiva transcendencia, según el Directorio, “la Sagrada
Escritura y el Catecismo de la Iglesia Católica se presentan como dos puntos de
referencia para inspirar toda la acción catequizadora de la Iglesia en nuestro
tiempo” (nº 128)739.
c) Contenidos fundamentales de la fe
739
Mons. LORENZO CHIARINELLI afirma con rotundidad que “el Catecismo de la Iglesia Católica es texto de referencia
para la transmisión de la fe”. Cfr. “El Catecismo de la Iglesia Católica punto de referencia para los catecismos nacionales”, en
A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO, o. cit., p. 353.
740
Cfr. R. BLÁZQUEZ, “Lo objetivo y lo subjetivo de la fe o la fe fielmente transmitida y vitalmente recibida”, en Transmitir
el Evangelio de la verdad, pp. 103-115.
741
En expresión de J. RATZINGER, “La Iglesia es algo más que una asociación que se da sus propios estatutos y reglamentos
y cuyas actividades son la suma de cada uno de sus miembros, y nada más. Ella misma es dada siempre de nuevo desde fuera;
vive de la palabra que la encontró primero; vive de los sacramentos que no puede hacer, sino solo recibir”. Cfr. Teoría de los
principios teológicos, p. 42.
742
“La intención profunda del Catecismo de la Iglesia Católica, al final del segundo milenio y a principios del tercero es
ofrecer una exposición global, unitaria y orgánica de la fe; anunciar al hombre la buena nueva, capaz de reinterpretar la vida y
la historia en el diálogo con Dios que se revela y se da en nuestro Señor Jesús, Cristo y Salvador”. Cfr. L. CHIARINELLI,
“El Catecismo de la Iglesia Católica punto de referencia para los catecismos nacionales”, en A. CAÑIZARES - MANUEL
La Iglesia está llamada a realizar la trasmisión de la fe a través de toda la
vida: “Lo que los apóstoles trasmitieron comprende todo lo necesario para una
vida santa y para una fe creciente del Pueblo de Dios; así la Iglesia con su
enseñanza, su vida y su culto, conserva y transmite a todas las edades lo que es y
lo que cree” (DV, nº 8). Pero de un modo particular y a la vez eminente, la Iglesia
entrega la vida que tiene, trasmite la vida que vive y engendra en ella por la
iniciación cristiana. Por su parte la catequesis, en cuanto acto de tradición viva,
es uno de los modos principales de esta transmisión, que comunica y hace entrega
de la fe a través de cuatro vías, como expresa el Catecismo de la Iglesia Católica:
el símbolo de la fe, los sacramentos, el decálogo y la oración del Señor743.
DEL CAMPO, o. cit., p. 346. Para un acercamiento a los ´contenidos` del Catecismo, ver la Segunda parte del libro editado
por OLEGARIO G. DE CARDEDAL - JUAN A. MARTÍNEZ, El Catecismo posconciliar. Contexto y contenido, pp. 111-
217.
743
Para el cardenal J. RATZINGER “estas cuatro clásicas ´piezas maestras` de la catequesis han servido durante siglos como
elementos estructurantes y como lugares de concentración de la enseñanza catequética, y han abierto también el acceso tanto
a la Biblia como a la vida de la Iglesia. Ya hemos dicho que corresponden a las dimensiones de la existencia cristiana. Es lo
que afirma el Catecismo Romano al decir que allí se encuentra lo que el cristiano debe creer (el símbolo), lo que debe esperar
(el Padrenuestro), lo que debe hacer (el decálogo como explicitación de los modos de amar), y se nos describe el espacio vital
en que todo esto hunde sus raíces (sacramentos e Iglesia). Cfr. Transmisión de la fe y fuentes de la fe, p. 24.
744
“Transmisión de la fe e iniciación cristiana se reclaman mutuamente y mutuamente se perfeccionan. Por eso, cuando
percibimos que una determinada comunidad eclesial no acierta a iniciar en la fe a nuevos creyentes, o, como se acostumbra a
decir coloquialmente, no sabe cómo ´hacer` nuevos cristianos, estamos constatando, en el fondo, la incapacidad de esa
comunidad para transmitir la fe, para vincular a nuevos creyentes al curso vivo de la Tradición de la Iglesia”. Cfr. M. DEL
CAMPO, “Iniciación cristiana y catequesis”, en A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO, o. cit., p. 182. Para un acceso
a las reales dificultades en la transmisión de la fe, hoy en la Iglesia de España, ver INSTITUTO SUPERIOR DE PASTORAL,
La transmisión de la fe en la sociedad actual, Ed, Verbo Divino, Estella (Navarra) 1991.
aquí, que según este teólogo, “cuatro son las realidades fundamentales que
constituyen el contenido de la iniciación, de la transmisión de la Iglesia a los
catecúmenos: La fe, la celebración cristiana, una vida moral según el Evangelio
y el testimonio de Jesucristo con obras y palabras”745.
745
Cfr. “Dimensiones y elementos básicos del catecumenado de la Iglesia”, en Transmitir el Evangelio de la verdad, p. 79.
Para el cardenal J. RATZINGER, “El catecumenado de la Iglesia primitiva ha recogido los elementos fundamentales a partir
de la Escritura: son la fe, los sacramentos, los mandamientos y el padrenuestro [...] Para ser cristianos, se debe creer, se debe
aprender el modo de vivir cristiano, por así decir, el estilo de vida cristiano, se debe ser capaz de rezar como cristianos y se
debe en fin acceder los misterios y a la liturgia de la Iglesia”. Cfr. “Introducción al nuevo ´Catecismo de la Iglesia Católica`”,
en OLEGARIO G. DE CARDEDAL - JUAN A. MARTÍNEZ, o. cit., p. 59.
746
En el documento se desarrolla el alcance de una confesión de fe adulta, como meta de la catequesis, se examina cómo esa
confesión de fe es un proceso vinculante, que nos une en primer lugar a Jesucristo y, a partir de él, a Dios trino, a la Iglesia y
al mundo; y finalmente, se describen los rasgos del cristiano adulto que nace de la catequesis y hacia el que todo el proceso
catequizador apunta continuamente. A desarrollar estos aspectos, está dedicada la segunda parte del documento que lleva por
título, “La naturaleza interna de la catequesis de adultos” . Cfr CA, pp. 101-203.
747
Para el Cardenal J. RATZINGER “si la confesión es esencial para el bautismo, entonces el catecumenado es una parte
constitutiva del bautismo mismo”. Cfr. Teoría de los principios teológicos, p. 39.
conciliar de la tradición. El catecúmeno, por medio de la catequesis, ha de ser
iniciado para que se incorpore vitalmente en la Tradición de la Iglesia. No se trata
de que adquiera solamente un conocimiento de las expresiones históricas
objetivas de esa Tradición (pensamiento de los Santos Padres, testimonios de los
Santos, manifestaciones de arte cristiano y otras expresiones culturales de la vida
de la Iglesia), sino de que se introduzca y participe en la corriente de vida de la
existencia cristiana que, desde la época apostólica hasta nuestros días, ha
profundizado, cada vez más, el Evangelio de Jesús” (CC, nº 135)748.
748
En palabras de J. RATZINGER “la doctrina cristiana debe surgir, originariamente, en el contexto del catecumenado. Sólo
desde allí puede aspirar a renovarse. Lo que hoy nos falta no son, nuevas fórmulas; al contrario, más bien tenemos que hablar
de una inflación de palabras sin suficiente respaldo. Lo que ante todo necesitamos es el restablecimiento del contexto vital de
la ejercitación catecumenal en la fe como lugar de la común experiencia del Espíritu, que puede convertirse así en la base de
una reflexión atenta a los contenidos reales. De ella surgirán también, con toda certeza, formulaciones nuevas, en las que se
expresen con la fuerza y concisión los datos centrales de la fe cristiana”. Cfr. Teoría de los principios teológicos, p. 28. De
aquí, que más adelante, el Cardenal afirme que “la estructuración de una forma de catecumenado adecuada a nuestro tiempo
debe enumerarse entre las tareas de máxima prioridad de la Iglesia actual (Ibid., p. 29). En esta misma dirección se expresa
Mons. FERNANDO SEBASTIÁN cuando afirma que para llevar adelante la ´Nueva Evangelización` “el catecumenado,
establecido de una u otra manera, tendrá que ser la primera propuesta y la primera oferta. ¿Qué podemos hacer con los que
vienen a nosotros si no tenemos una actividad permanente en donde puedan aprender de nuevo o por primera vez a ser
cristianos de verdad? El catecumenado, o la catequesis sistemática es la única respuesta posible”. Cfr. Nueva evangelización,
Ed, Encuentro, Madrid 1991, p. 61. Y, esta es la ´tesis`que -también- defiende y explica D. BOROBIO: “Se es cada vez más
consciente de que la ´nueva evangelización` sólo puede llevarse a cabo con la recuperación del catecumenado y la dinámica
catecumenal, como el medio más apto y probado para la iniciación y reiniciación cristiana y
para la renovación en autenticidad de la comunidad cristiana”. Cfr. Catecumenado para la
evangelización, p. 10.
749
“El Precatecumenado, caracterizado porque en él tiene lugar la primera evangelización en orden a la conversión y se
explicita el kerigma del primer anuncio; el catecumenado, propiamente dicho, destinado a la catequesis integral y en cuyo
comienzo se realiza la ´entrega de los evangelios`; el tiempo de purificación e iluminación, que proporciona una preparación
más intensa a los sacramentos de la iniciación, y en el que tiene lugar la ´entrega del Símbolo`y la ´entrega de la Oración del
Señor`; y el tiempo de la mystagogia, caracterizado por la experiencia de los sacramentos y la entrada en la comunidad”. Cfr.
DGC, nº 88. Más adelante se dirá que “la concepción del catecumenado bautismal como proceso formativo y verdadera escuela
de fe, proporciona a la catequesis postbautismal una dinámica y unas características configuradoras: la intensidad e integridad
de la formación; su carácter gradual, con etapas definidas; su vinculación a ritos, símbolos y signos, especialmente bíblicos y
cada una de estas etapas reclama una catequesis apropiada dispuesta por grados
(RICA, nº 19)750.
litúrgicos; su constante referencia a la comunidad cristiana... La catequesis postbautismal, sin tener que reproducir
miméticamente la configuración del catecumenado bautismal, y reconociendo su carácter de bautizados que tienen los
catequizandos, hará bien en inspirarse en esta ´escuela preparatoria de la vida cristiana`, dejándose fecundar por sus principales
elementos configuradores” (nº 91).
750
Esta gradualidad aparece también en los nombres que la Iglesia utiliza para designar a los que se encuentran en las
diferentes etapas del Catecumenado bautismal: ´simpatizante` (RICA, nº 12), que, aunque todavía no crea plenamente, está ya
inclinado a la fe; ´catecúmeno` (RICA, nnº 17-18), firmemente decidido a seguir a Jesús; ´elegido` o ´competente` (RICA, nº
24), llamado para recibir el Bautismo; ´neófito` (RICA, nnº 33-36), recién nacido a la luz del Bautismo; y ´fiel cristiano`
(RICA, nº 39), maduro en la fe y miembro activo de la comunidad cristiana.
751
Para un desarrollo en profundidad de la “Estructura gradual de la catequesis de adultos”, ver la síntesis realizada por
nuestros Obispos en CA, nnº 198-203, donde sostienen -sin ninguna ambigüedad- que “la catequesis de adultos con cristianos
bautizados, inspirada en el modelo catecumenal, ha de ser una formación gradual” (nº 199), y que esta “gradualidad, tanto de
la formación catecumenal como de la catequesis de adultos con bautizados, muestra el gran respeto de la Iglesia hacia la
persona del adulto y a su libertad en el acto de la fe” (nº 202); y no soslayan las ´dificultades`que se puedan presentar (nº 203).
752
Cfr. “El concepto de itinerario en la catequesis”, en A. CAÑIZARES-M. DEL CAMPO, o. cit., p. 486.
criterio fundamental, la salvaguardia de la integridad del mensaje, evitando
presentaciones parciales o deformadas del mismo. Así lo pide el DGC, nº 113:
“La catequesis, en consecuencia, parte de una sencilla proposición de la estructura
íntegra del mensaje cristiano, y la expone de manera adaptada a la capacidad de
los destinatarios. Sin limitarse a la exposición inicial, la catequesis, gradualmente,
propondrá el mensaje de manera cada vez más amplia y explícita, según la
capacidad del catequizando y el carácter propio de la catequesis. Estos dos niveles
de exposición íntegra del mensaje son denominados integridad intensiva e
integridad extensiva”753.
Si nos preguntamos ahora cuáles son las fuentes en las que se nutren los
neocatecúmenos a lo largo de todo el itinerario neocatecumenal, hemos de decir
que a la luz de la praxis litúrgico-catequética del mismo Neocatecumenado, no
son otras más que aquellas de las que se nutre la misma Iglesia, es decir la Palabra
de Dios contenida en la Sagrada Escritura y en la Sagrada Tradición. Así aparece
fundamentado este punto relativo a la fuente y las fuentes del mensaje de la
catequesis en el Directorio General para la Catequesis de 1997 (nº 96)754.
753
Para una mayor profundización de estos aspectos, ver, Cardenal D. CASTRILLÓN, “El Directorio General para la
Catequesis: Motivos y criterios de la revisión”, en A. CAÑIZARES-M. DEL CAMPO, o. cit., p. 54.
754
El Directorio del ´71 describe así las ´fuentes`de la catequesis: “El contenido de la catequesis se encuentra en la palabra
de Dios, escrita o transmitida por tradición; es comprendido más profundamente y desarrollado por el pueblo creyente, bajo la
guía del Magisterio; se celebra en la liturgia; resplandece en la vida de la Iglesia, sobre todo en los justos y santos; y aparece
también de algún modo en los genuinos valores morales que, por providencia de Dios, existen en la sociedad humana. Todas
éstas son las ´fuentes`,principales y subsidiarias, de la catequesis”. Cfr. DCG, nº 45.
Fieles a estas fuentes, se dirá en el Estatuto del CN que “para profundizar
la Escritura ´con la inteligencia y el corazón de la Iglesia`, los neocatecúmenos
se ayudan sobre todo de la lectura de los escritos de los Padres, de los documentos
del Magisterio, en especial del Catecismo de la Iglesia Católica, y de obras de
autores espirituales” ( SCN, art. 11&4)755.
755
Este artículo remite a los nnº 127-128 del DGC, en este último se afirma que “La Sagrada Escritura y el Catecismo de la
Iglesia Católica se presentan como dos puntos de referencia para inspirar toda la acción catequizadora de la Iglesia en nuestro
tiempo”. Para una mayor profundización, ver J. SARAIVA, “El Catecismo de la Iglesia Católica y la inculturación de la fe”,
en A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO, ,en o cit., pp. 321-333.
756
Según D. BOROBIO, “La Palabra tiene en el CN un puesto central por los siguientes datos: las reuniones de la comunidad,
tanto para la reflexión y diálogo, cuanto para la celebración, tienen por centro la Palabra; el material básico de estudio y
reflexión durante la fase kerigmática y el precatecumenado es el ´Vocabulario de Teología Bíblica`de León-Dufour...”. Cfr.
“La recepción del Concilio por diversos movimientos cristianos postconciliares en España”, en o. cit., p. 49.
La Biblia se leerá desde el comienzo del itinerario neocatecumenal de
manera gradual, se meditará con fe, y se concretará con sencillez y realismo en la
vida de la comunidad y en la existencia cotidiana de los neocatecúmenos. La
gradualidad, también en el modo de leer la Escritura, durante las distintas etapas
en las que se encuentra jalonado el Neocatecumenado es de suma importancia.
Siguiendo un proceso progresivo y pedagógico, el neocatecúmeno va recibiendo
y siendo gestado a la fe por la Palabra de Dios y por los Sacramentos, que la
acompañan. En una primera etapa la comunidad se acerca a la Escritura en una
forma muy simple, destinada a poner a los hermanos en contacto con la Biblia
como Palabra de Salvación, aprendiendo el lenguaje de Dios, lenguaje histórico-
salvífico (DV, nº 12)757. Es la Escritura que se hace Palabra de Dios en la
celebración por medio del Espíritu Santo (DV, nº 9). De esta manera el mensaje
de salvación del Evangelio es visto ya incoado en el Antiguo Testamento y
cumplido en Jesucristo, a cuya luz se proclama y escucha siempre la Escritura
(DV, nnº 14-16).
757
Sin este lenguaje, esencialmente bíblico y litúrgico, trabajado por los Santos Padres y continuado en el magisterio de la
Iglesia, no se puede entender el cristianismo. Una muestra de esa mentalidad-lenguaje se encuentra en el Catecismo de la
Iglesia Católica.
758
“Todas las semanas hay en las comunidades una Celebración de la Palabra, preparada por un grupo de hermanos que
proclama textos del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento. Se escucha con suma atención, se medita, y ante ella se
responde personalmente. Siendo siempre Jesucristo el centro de la Palabra. Según la fase del camino en que se encuentre cada
comunidad se entra en la Escritura desde aspectos distintos (conceptos, personajes, temas, etapas, libros...). A la luz de la
Palabra se va modelando la fe y la moral de los que la escuchan”. Cfr. ENRIQUE BONETE, Reflexiones sobre la relación
entre el ´Camino Neocatecumenal` y el concilio Vaticano II: Communio (noviembre-diciembre 1996), p. 549. Este artículo,
quiso ser en su momento, una respuesta ´ponderada`a algunas de las afirmaciones un tanto ´sesgadas`y peyorativas del
periodista EZEQUIEL COLLADO en su artículo, El ´Camino Neocatecumenal`(los ´kikos`). ¿Qué antropología? ¿Qué
teología? ¿Qué moral?: Sal Terrae (abril 1996). Este autor hace -en general- una interpretación positiva de la acogida de la
Palabra de Dios en las Comunidades Neocatecumenales, y acusa a los neocatecúmenos de hacer una interpretación
´alegorizante y fundamentalista` de la Escritura (p. 304). Para el profesor E. BONETE, “afirmar como hace E. COLLADO,
que las alegorías con las que Kiko interpreta la Escritura son favorecedoras de su propia trayectoria religiosa y determinan
todas las posibles interpretaciones en el Camino, es olvidar que en miles de comunidades repartidas por el mundo se proclaman
todas las semanas centenares de textos distintos, y miles de catequistas y presbíteros predican desde su propia experiencia de
fe y conocimiento de la Escritura, apoyándose en textos bíblicos del momento litúrgico. Evidentemente, no todos
los hermanos de las comunidades, entre los que hay de muy distinto nivel cultural y social, ni
todos los catequistas, poseen conocimientos rigurosos de los métodos histórico-críticos de
interpretación de la Escritura. Pero este acceso no agota toda la riqueza espiritual y vital de los
textos bíblicos. Hay otros niveles de lectura (la hermenéutica alegórica, literaria, existencial,
mística, modélica, moral,...), que sin negar las aportaciones ´científicas` de la exégesis
contemporánea, acercan de una manera más penetrante y viva la Escritura a los problemas
La Palabra es abordada de manera no intelectual, sino sapiencial; no
especulativa, sino orante. Para E. Bianchi, en el Neocatecumenado, “la palabra
de Dios se percibe como mensaje de un viviente que interpela en forma directa la
vida personal y la del grupo, y la Biblia es el libro que es preciso escuchar y del
que hay que alimentarse en las dificultades del camino. Hay que reconocer, sobre
todo, a los neocatecumenales un gran esfuerzo para dar la primacía a la palabra y
una gran fidelidad en el contacto directo con la Escritura, que no sólo es
escuchada y rezada, sino también anunciada”759. Un experto en las nuevas
realidades eclesiales como Jesús Castellano al describir el lugar que ocupa la
Palabra de Dios en las Comunidades Neocatecumenales trae a colación la aguda
observación hecha por Kiko Argüello a un estudiante del Bíblico que empezaba
su experiencia de catequesis neocatecumenal: “Él creía conocer la Bíblia y le hizo
entrar en crisis esta frase: ´Tú has pasado por la Biblia, pero la Biblia no ha pasado
por ti`. Se puede conocer la Biblia, pero se puede permanecer fuera de la
experiencia de la Palabra”760.
humanos en los que están inmersos quienes se sitúan ante la Palabra” (pp. 549-550). Esta
misma posición la mantiene la PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA al afirmar que “hay que
alegrarse de ver que gente humilde y pobre, toma la Biblia en sus manos y puede aportar a su
interpretación y actualización una luz más penetrante, desde el punto de vista espiritual y
existencial, que la que viene de una ciencia segura de sí misma (cf. Mt 11,25)”. Cfr. La
interpretación de la Biblia en la Iglesia, Ed, (7ª ) PPC, Madrid 2001, p. 123.
759
Cfr. “Carácter central de la Palabra de Dios”, en G. ALBERGIO-J.P. JOSSUA, La recepción del Vaticano II, p. 169. Sin
embargo, C. FLORISTÁN hace un juicio valorativo más critico: “La Palabra de Dios es absolutizada al modo barthiano.
Además, Dios habla casi sólo por la Biblia, no por lo signos de los tiempos ni por los acontecimientos, que apenas tienen
relieve”. Cfr. Para comprender el catecumenado, p. 103.
760
Cfr. Carismas para un “tercer milenio”, p. 180.
761
El texto que contiene la ´concreción cristológica` más densa en esta constitución, lo encontramos en DV, nº 4. Aunque D.
BOROBIO afirma que “respecto a la clave ´hermeneútica` desde la que se lee e interpreta la Palabra, es sobre todo la
´espiritual`”. (Cf. La recepción del concilio..., p. 49), hay que añadir que la ´clave hermeneútica` es más bien ´cristológica,
eclesial y existencial`.
762
Ya hemos hecho alusión antes a como la misma Pontificia Comisión Bíblica en el documento sobre La interpretación de
la Biblia en la Iglesia , sostiene que “hay que alegrarse de ver que gente humilde y pobre, toma la Biblia en sus manos y puede
aportar a su interpretación y actualización una luz más penetrante, desde el punto de vista espiritual y existencial, que la que
viene de una ciencia segura de sí misma (cf. Mt 11, 25)” [p. 123]; y esto se afirma al hablar de la contribución de las
asociaciones y movimientos eclesiales que ponen en primer plano la lectura de la Biblia en una perspectiva de fe y compromiso
cristiano, y de las ´numerosas comunidades de base` que centran sobre la Biblia sus reuniones y se proponen un triple objetivo:
conocer la Biblia, construir la comunidad y servir al pueblo.
del Neocatecumenado”, porque a través de ella “el presbítero prolonga la
proclamación de la Palabra, interpretándola según el Magisterio y actualizándola
en el hoy del camino de fe de los neocatecúmenos”( SCN, art. 11&2) 763.
763
Ver F. VOLTAGGIO, “La parola di Dio nelle comunità neocatecumenali”, en: G. ZEVINI (Ed.) Incontro con la Biblia.
Leggere, pregare, anunziare, pp. 187-191.
764
Para una comprensión del alcance de estas expresiones conciliares, ver, M. A. MOLINA PALMA, La interpretación de
la Escritura en el Espíritu Santo. Estudio histórico-teológico de un principio hermenéutico de la Constitución ´Dei Verbum`:
Burgense 27 (1986), pp. 345-570; I. DE LA POTTERI, La lettura della Sacra Scrittura ´nello Spiritu`: il modo patristico di
leggere la Bibbia è possibile oggi?: La Civiltà Cattolica 137/III (1986), pp. 209-223.
celebración nueva, además de la Eucaristía: la Celebración de la Palabra765. Va
a ser en este ámbito celebrativo nuevo donde irá brotando del corazón del oyente
de la Palabra el amor y la veneración a la Sagrada Escritura haciendo así
experimentable la afirmación conciliar: “La Iglesia siempre ha venerado la
Sagrada Escritura, como lo ha hecho con el Cuerpo de Cristo, pues sobre todo en
la sagrada liturgia, nunca ha cesado de tomar y repartir a sus fieles el pan de vida
que ofrece la mesa de la Palabra de Dios y del Cuerpo de Cristo” (DV, nº 21).
765
“Nos referimos a las celebraciones sagradas de la palabra de Dios, en cuanto acto celebrativo autónomo... Cuando nos
adentramos en el estudio teológico y pastoral de las celebraciones de la palabra intentamos reflexionar, principalmente, no
sobre la liturgia de la palabra, sino sobre la palabra en la liturgia. En nuestro estudio vamos a presentar tres aspectos, que son:
su valor litúrgico, su dinámica celebrativa, y sus formas concretas de las celebraciones de la palabra de Dios, teniendo en
cuenta que se trata de una acción litúrgica específica, cuyo futuro en pastoral de la Iglesia, en orden a favorecer especialmente
la evangelización y el crecimiento de la fe y de la oración en las comunidades cristianas, presenta una riqueza todavía no
utilizada”. Cfr. PEDRO FERNÁNDEZ, La liturgia de la palabra de Dios, pp. 82-83. Del mismo autor, ´Celebraciones de la
Palabra`, en Nuevo Diccionario de Liturgia (Madrid 1987), pp. 353-373.
766
En la Convivencia celebrada en Nueva York (Abril-1997) con 253 Obispos de las Américas sobre el tema, ´Evangelización
y Camino Neocatecumenal`, el planteamiento de fondo que apareció con fuerza es que ´sólo una nueva estética salvará a la
Iglesia`. Cfr . Nueva Evangelización en las Américas y Camino Neocatecumenal, New York (1-5 de Abril de 1997), [por
manuscrito], Ed, Centro Neocatecumenal de Roma 1997. Con motivo del Sínodo de Europa -celebrado en 1999- Kiko Argüello
tuvo una intervención en el Aula Sinodal, y en su alocución hizo referencia a la ´nueva estética` del CN: “Nosotros hemos
visto -durante treinta años de experiencia y en más de cien naciones- la urgencia de que las estructuras de la Iglesia se renueven;
como la parroquia, que, ante la ´aldea global` de McLuhan, pueda transformarse en una ´aldea celeste`, con una nueva estética:
un catecumenium, con espacios modernos para el culto y para la vida de las pequeñas comunidades, un modelo social más
humano, capaz de abrir espacios a la nueva cultura”. El texto íntegro de su intervención apareció publicado en LA RAZÓN
(jueves, 7-X-1999), bajo el título: Kiko Argüello pide una renovación para que las parroquias sea ´aldeas celestes’. Acerca
de la ´búsqueda`de una nueva arquitectura que responda a la nueva estética del hombre de hoy, ver, J.L. DEL PALACIO,
Arquitectura, Liturgia y Nueva Estética en el Tercer Milenio para la Nueva Evangelización. Lección inaugural del Curso
académico 2001 en el Seminario Diocesano Misionero Redemptoris Mater y Juan Pablo II (afiliado a la Pontificia Universidad
Urbaniana de Roma) [separata]. En esta misma perspectiva, ver M. A GRIPPA, El edificio de culto
como signo visible del misterio eclesial, ayer y hoy: Communio (mayo-junio 1993), pp. 260-267; y L. BOUYER - J. L. DEL
PALACIO, Arquitectura y Liturgia, Ed, Ega, Bilbao 2000, pp. 11-21; M. BERGAMO - M. DEL PRETE, Espacios
celebrativos. Estudio para una arquitectura de las iglesias a partir del concilio Vaticano II, Ed, Ega, Bilbao 1998; LUIS
MALDONADO, Liturgia, arte, belleza, Ed, San Pablo, Madrid, 2002.
767
Recientemente el periódico LA RAZÓN se hacía eco de la conclusión de las pinturas que Kiko Argüello ha estado haciendo
en la parroquia Santa Catalina Labouré en Madrid, dentro de un proyecto integral que comprende también la construcción,
junto con la Iglesia, de nuevos espacios arquitectónicos con una finalidad catequética y celebrativa, que se denominan
catecumenium. Cfr. Argüello crea una nueva estética para la parroquia: LA RAZÓN (miércoles 26-III-2003), pp. 36-37 . Ver
Una parrochia per el Terzo Millennio. San Bartolomeo in Tuto, Firenze 1999.
ámbito arquitectónico nuevo, que recibe el nombre de Santuario de la Palabra.
Es este un lugar celebrativo y litúrgico. En él se reza la Liturgia de las Horas.
También es un espacio para la adoración, el silencio y la meditación bajo la
presencia de la Palabra de Dios que es venerada “como lo ha hecho la Iglesia con
el Cuerpo de Cristo” . De ahí que se encuentre entronizada la Sagrada Escritura
en el sagrario de la Palabra. Y por último, el Santuario de la Palabra se
transforma, un día a la semana, en una asamblea de oyentes, meditadores y
escrutadores de la Palabra. Todos los seminaristas son iniciados a la scrutatio
scripture (cf. Jn 5,39), una modalidad de lectio devina “en la que la Palabra de
Dios es leída y meditada para transformarse en oración” (SCN, art. 20 1ª) 768. Se
convierte así, este espacio y este tiempo, en un elemento esencial de la formación
espiritual de los seminaristas tal y como sugiere la Exhortación Apostólica de
Juan Pablo II Pastores dabo vobis: “La familiaridad con la Palabra de Dios
facilitará el itinerario de la conversión [...] Es necesario acercarse y escuchar la
Palabra de Dios tal como es, pues hace encontrar a Dios mismo, a Dios que habla
al hombre [...] Se trata de leer; las Escrituras escuchando las palabras, la Palabra
de Dios, como nos recuerda el Concilio: ´La Sagrada Escritura contiene la Palabra
de Dios, y en cuanto inspirada es realmente Palabra de Dios` [...] El conocimiento
amoroso y la familiaridad orante con la Palabra de Dios revisten un significado
específico en el ministerio profético del sacerdote, para cuyo cumplimiento
adecuado son una condición imprescindible, principalmente en el contexto de la
´nueva evangelización`, a la que hoy la Iglesia está llamada” (PDV, nº 47) 769.
768
La ´modalidad hermeneútica`de acceso a la Escritura en los Seminarios, en su ´forma litúrgica` se asemeja a la ´lectio
divina`tal y como viene descrita en el documento de la Pontificia Comisión Bíblica: “Es una lectura, individual o comunitaria,
de un pasaje más o menos largo de la Escritura, acogida como Palabra de Dios, y que se desarrolla bajo la moción del Espíritu
en meditación, oración y contemplación” ; en cuanto al ´método de actualización` sigue también aquel que viene señalado en
dicho documento: “La interpretación de la Escritura por la Escritura es el método más seguro y fecundo, especialmente en el
caso de textos del Antiguo Testamento que son releídos en el Antiguo Testamento (p. ej., el maná de Ex 16 en Sb 16,20-29)
y/o en el Nuevo Testamento (Jn 6). La actualización de un texto bíblico en la existencia cristiana no puede hacerse
correctamente sin establecer una relación con el misterio de Cristo y la Iglesia”. Cfr. La interpretación de la Bíblia en la
Iglesia, pp. 113 y 119. Ver GARCÍA M. COLOMBÁS, La lectura de Dios. Aproximación a la lectio divina, Ed, Monte
Casino, Zamora 1999, y MARIO MASINI, La lectio divina, Ed, B.A.C., Madrid 2001. El Papa Juan Pablo II, ha tenido la
oportunidad de bendecir el Santuario de la Palabra del Seminario Diocesano Redemptoris Mater de Santo Domingo en 1992,
y también el de la Casa ´Domus Galileae` en Tierra Santa el año 2000.
769
Cfr. AA. VV., Os daré pastores según mi corazón. Comentario y texto de la Exhortación Apostólica ´Pastores dabo vobis`
de JUAN PABLO II, Ed, Edicep, Valencia 1992. El documento de la Pontificia Comisión Bíblica vuelve a insistir en este
punto: “Es, pues, deseable que la formación de los futuros presidentes de asambleas y de aquellos que los acompañan, tenga
en cuenta las exigencias de una Liturgia de la Palabra de Dios fuertemente renovada. Así, gracias a los esfuerzos de todos, la
Iglesia continuará la misión que le ha sido confiada, ´de tomar el pan de vida de la mesa de la Palabra de Dios, como de la del
Cuerpo de Cristo, para ofrecerlo a los fieles`(Dei Verbum, 21). Cfr. La interpretación de la Biblia en la Iglesia, p. 119.
el Rosario, el Credo, el Padre Nuestro, las Bienaventuranzas, son las fuentes en
las que la vida espiritual del neocatecúmeno encuentra siempre nuevas energías
para seguir creciendo en la intimidad del Padre, del Hijo y del Santo Espíritu. Se
hace así posible, en la praxis concreta del Neocatecumenado, la recomendación
conciliar que alcanza también a los fieles laicos: “El Santo Sínodo recomienda
insistentemente a todos los fieles la lectura asidua de la Escritura para que
adquieran la ciencia suprema de Jesucristo (cf. Fil. 3,8), ´pues desconocer la
Escritura es desconocer a Cristo` (DV, nº 25)770.
770
Para el profesor ENRIQUE BONETE “ésta es una de las aportaciones más llamativas del Camino Neocatecumenal: la
capacidad de acercar, de manera profunda y sencilla a la vez, el acontecimiento salvífico de Cristo a través de un lenguaje
directo y liberador. Lo que para tantos católicos no era más que un voluminoso libro de adorno en sus casas, que no sabían
comprender ni relacionar con sus vidas, tras el paso por esta iniciación cristiana se convierte en un libro vivo e iluminador de
sus diversas situaciones históricas; siendo así posible, como dice el Concilio, que ´llene más y más los corazones de los
hombres`(DV 26)”. Cfr. Reflexiones sobre la relación entre el ´Camino Neocatecumenal` y el Concilio Vaticano II, p. 550.
771
Así introduce KIKO ARGÜELLO el ´libro de cantos`del CN: “En el camino Neocatecumenal, vemos aparecer hoy un
servicio humilde y esencial cual es el del ´Cantor`. El, en este itinerario de educación de la fe, tiene la misión de ayudar a crear
la comunidad litúrgica o, mejor, de recrearla; de convertir tantas veces una pluralidad en una unidad de culto: ´A una sola voz,
con un sólo corazón y con una sola alma”. Cfr. Resucitó. Cantos del Camino Neocatecumenal, Centro Neocatecumenal
Diocesano de Madrid, 1972.
772
“ La Iglesia primitiva oró con los salmos y los cantó como himnos de Cristo. Cristo mismo se convierte así en director de
coro que nos enseña el canto nuevo, que da a la Iglesia el tono y le enseña el modo de alabar a Dios correctamente y de unirse
a la liturgia celestial”. Cfr. J.RATZINGER, Un canto nuevo para el Señor, Ed, Sígueme, Salamanca 1999, p. 116. Sitúa de un
modo muy clarificador el ´lugar teológico`que ha de ocupar la música y el canto en la vida litúrgica y teológica de la Iglesia:
“Muy pronto, la Iglesia prohibió rigurosamente la innovación poética y musical, y redujo la música sagrada al salterio; y esto,
en un doble significado: primero, la teología del salterio bastaba y constituía el criterio para el contenido de la fe eclesial;
segundo, el estilo musical propio del salterio pasó a ser la norma eclesial para el futuro” (p. 124). En esta perspectiva, tenemos
que tener muy en cuenta la ´praxis orante` de Jesús, “desde sus comienzos y siguiendo el ejemplo de Jesús, que oraba con los
salmos, la Iglesia tuvo acceso al uso de los salmos en la plegaria común. La utilización del Salterio en la liturgia cristiana
primitiva fue una consecuencia de la recepción en la Iglesia de las Sagradas Escrituras del Antiguo Testamento: la Ley de
Moisés, los Profetas y los Salmos, cuyo cumplimiento en Cristo y sentido último reveló el Señor a sus discípulos”. Cfr.
SECRETARIADO NACIONAL DE LITURGIA, Directorio litúrgico-pastoral: El Salmo responsorial y el ministerio del
Salmista, Ed, PPC, Madrid 1986, p. 11.
Fue en la celebración extraordinaria del Sínodo de 1985 para celebrar el
vigésimo aniversario de la conclusión del Concilio Vaticano II, donde se pide
explícitamente “que se escriba un catecismo o compendio de toda la doctrina
católica, tanto sobre fe como sobre moral, que sea el punto de referencia para los
catecismos y compendios que se redacten en las diversas regiones. La
presentación de la doctrina debe ser tal que sea bíblica y litúrgica, que ofrezca la
doctrina sana y sea, a la vez, acomodada a la vida actual de los cristianos”773, y
esto se hace dentro del capítulo dedicado a analizar la recepción de la
Constitución Dei Verbum en la Iglesia, al final, a modo de sugerencia, como una
especie de conclusión.
780
Ibid., p. 381. Para CH. SCHONBORN, “Se trata de la síntesis de aquello que hay que confiar a la memoria, indispensable
a la fe, y que, al mismo tiempo refleja los elementos indispensables de la Iglesia, esto es: el Símbolo de los Apóstoles, los
Sacramentos, el Decálogo y la Oración del Padre nuestro. Estos son los elementos que entran en el proceso de la iniciación y
de la maduración en la fe, a cuyo servicio está la catequesis que tiene un proceso dialogal, el que corresponde al catecumenado:
Dios y su obra, que tiene la iniciativa y la primacía, y lo que el hombre hace, que siempre será respuesta a la obra de Dios”, en
Algunas observaciones sobre los criterios de redacción del Catecismo: L´Osservatore Romano (ed. castellana) -22 de enero
de 1993, p. 10.
781
Cfr. Teología Pastoral, Ed, B.A.C., Madrid 1995, pp. 275-276.
Si es cierto que hablar de iniciación cristiana es hablar asimismo de
identidad cristiana y católica; si está fundamentado que la identidad cristiana se
origina en el Bautismo; si hemos visto que el Catecismo desarrolla la fe a partir
de la profesión de fe bautismal, podemos preguntarnos en este momento: ¿Cómo
ha sido recibido el CCE en el Camino Neocatecumenal cuya naturaleza viene
definida como “un itinerario de formación católica, válida para la sociedad y el
hombre de hoy”, y como “una modalidad de realización diocesana de iniciación
cristiana”? ¿De qué manera es utilizado el CCE en el Neocatecumenado?
782
Para JESÚS BOGARÍN “al haber conseguido el reconocimiento del Neocatecumenado como verdadero catecumenado
postbautismal [...], no puede enseñar más que lo básico y común a todo cristiano, a saber, los contenidos del Catecismo de la
Iglesia Católica en sus cuatro partes de qué creer (fe), celebrar (liturgia), hacer (moral) y rezar (oración). Cfr. La
institucionalización del camino neocatecumenal. Comentario a sus estatutos, p. 757.
783
Cfr. DGC, nº 128. A la luz de la exposición sistemática, integral y unificadora del Catecismo, es muy ´aguda` la afirmación
de Mons. LORENZO CHIARINELLI: “El proceso catequético en un proceso vital: tanto en el plano de la propuesta como en
el de la respuesta (traditio-redditio), requiere anuncio y doctrina, celebración y sacramentos, práctica cristiana y testimonio: la
fidelidad a la Revelación divina, la dimensión litúrgico-sacramental, la no separación entre cultura y vida, identifican
constantemente la renovación de la catequesis y el Catecismo de la Iglesia Católica. Catequesis reductivas o inadecuadas en
la presentación de los contenidos, en la identidad del creyente, en la forma de situarse de la comunidad eclesial, han de
compararse con el texto que nos ofrece hoy la Iglesia. Cfr. “El Catecismo de la Iglesia Católica punto de referencia para los
catecismos nacionales”, en A. CAÑIZARES - M. DEL CAMPO, o. cit., p. 351.
784
Expresamente, este artículo, remite a los números 96 y 128 del DGC.
Bautismo, que es el fundamento sacramental de la existencia cristiana. En cuanto
a la identidad católica de esta formación, según Mons. Ricardo Blázquez, “puede
tener doble significado; el primer sentido es obvio: El Camino neocatecumenal
no ´huele` a protestante [...] El Camino es católico sin ambigüedades; podemos
fiarnos de su catolicidad. El segundo sentido sería este: Su validez no se limita a
los núcleos urbanos, o a los países de nuestro ámbito geográfico de Europa
occidental, o a ciertos grupos sociales... Ha mostrado su capacidad de iniciación
a la fe cristiana en Europa occidental y en la Europa del centro y del este, en
Estados Unidos y en Brasil, en Nicaragua y en Chile, en Japón y en Costa de
Marfíl... Personas de diversa condición, cultura, edad... forman parte de una
misma comunidad”785. Y podríamos añadir, a la luz de la praxis ecuménica que el
mismo CN está llevando adelante con hermanos de diversas confesiones no
católicas (ortodoxos, anglicanos, protestantes, etc.), que además de esta nota de
catolicidad, hay que añadir también la de ser un instrumento al servicio del
diálogo ecuménico786.
785
Cfr. Iniciación Cristiana y nueva Evangelización, pp. 347-348.
786
En 1996 tuvo lugar una Convivencia Internacional de los iniciadores del CN con representantes de las Iglesias del Oriente
Próximo. Estuvieron presentes un patriarca, treinta y seis obispos y numerosos presbíteros en representación de once naciones;
entre ellos estaban presentes coptos, maronitas, armenios, griegos y sirios. Entre otros, es significativo, el testimonio del
Patriarca Copto de Alejandría STEFANOS II: “Al principio pensábamos que abrir esta pastoral catecumenal para llevar de
nuevo a Cristo a los indiferentes y alejados estaba bien para la Europa secularizada, pero no nos parecía apropiada para el
Oriente Cristiano, que tanto ha sufrido a lo largo de los siglos por defender la fe. Hoy, tras los 18 años que llevan nuestras
Iglesias abiertas a esta experiencia, podemos constatar, por el contrario, que estas catequesis sistemáticas y permanentes
forman pequeñas comunidades que encarnan una palabra profética y preciosa también para nuestros cristianos, que con
frecuencia van a la Iglesia con una piedad ritual separada de su vida práctica”. Cfr. Diario Avvenire (20 de Abril de 1996). Y,
más reciente aún, nos encontramos con el testimonio que aportaba el P. BERTOGLI -fraile capuchino- que preside una
Comunidad Neocatecumenal en Antioquía (Turquía): “Hemos empezado a trabajar con jóvenes, tratando de hacerles
conscientes del profundo sentido del Bautismo que han recibido. Por esto hemos acogido las catequesis propuestas por el
Camino Neocatecumenal, comenzando a rezar con la Palabra de Dios y a celebrar la Eucaristía. Hoy tenemos dos comunidades
con 120 personas en total. Esto demuestra el redescubrimiento de la fe por parte de los jóvenes. Forman parte de las
comunidades también fieles ortodoxos. Al comienzo algunos Obispos ortodoxos no vieron con buenos ojos esta pertenencia,
pensando quela nuestra fuese una tarea de proselitismo. Pero luego, los jóvenes han enseñado y
testimoniado ellos mismos a sus Obispos un modo nuevo de vivir la fe. ¡ Y hoy algunos de
ellos se han convertido en catequistas!”. Cfr. Ser católicos en Turquía: la experiencia de la comunidad cristiana
en Antioquia. Agencia Fides (jueves 14-Enero-2003).
787
En un encuentro que mantuvieron los iniciadores del CN - KIKO ARGÜELLO y CARMEN HERNÁNDEZ- en Roma
con los miembros de las CNC para preparar la celebración de ´acción de gracias` por la aprobación del Estatuto del CN, Kiko
Argüello daba a conocer los siguientes datos: “Todavía debe ser aprobado el Directorio Catequético del Camino
Neocatecumenal, y ya sabéis que está compuesto de 13 volúmenes que contienen todas las catequesis. Están ya aprobados 11
[...] , 3100 páginas que han estudiado 5 teólogos distintos, que han dado una valoración, estudiando punto por punto. Ha sido
necesario insertar las referencias del Catecismo de la Iglesia Católica, de los 2.800 números que tiene el Catecismo, nosotros
hemos insertado 2.500 notas. Es decir, son 2.500 puntos en las catequesis que están fundamentados en el Catecismo de la
Iglesia Católica”. Cfr. Incontro con i parroci de Roma (30-XI-2003) [policopiado].
fundamentan y orientan la comprensión de los contenidos catequéticos que se
imparten a lo largo del itinerario neocatecumenal.
788
Cfr. JUAN PABLO II, A treinta años del Camino Neocatecumenal en las barracas de Madrid. Discurso leído el 24 de
Enero de 1999 a los iniciadores del Camino Neocatecumenal y a los catequistas de todo el mundo, al regreso de la Convivencia
del Sinaí. Fue publicado en L´Osservatore romano, 25 de enero de 1999, p. 4.
Este documento y su publicación en el año 1997 va a ser muy importante
y decisivo en orden a la fundamentación catequética que las nuevas realidades
comunitarias y catecumenales estaban intentando conseguir para expresar su
identidad eclesial formal. En concreto, este documento va a ser determinante para
la redacción del Estatuto del Camino Neocatecumenal789 que se había comenzado
a gestarse ese mismo año, y en él va a encontrar la confirmación y
fundamentación de la praxis vivida en el interior de las Comunidades
Neocacumenales.
789
En el Estatuto del CN encontramos 38 citas explícitas de este documento, referidas a 50 números del mismo. He aquí los
nnº por orden de citación: 59 (dos veces),91 (dos veces) 51, 69,23,172,257,64,225,258,80,156,230-232,62,102,53-
55.94,127,128,96,59,85,226-227,255,86 (cuatro veces),268,86,85,70,56,69-72,222-223,246,247,235-236.
790
Así lo expresa CT, nº 27: “La catequesis extraerá siempre su contenido de la fuente viva de la Palabra de Dios, transmitida
mediante la Tradición y la Escritura, dado que la Sagrada Tradición y la Sagrada Escritura constituyen el único depósito
sagrado de la Palabra de Dios confiado a la Iglesia”. También en DGC-97, nº 94: “La fuente de donde la catequesis toma su
mensaje es la misma Palabra de Dios” (este número es citado en la nota 25 del SCN).
791
67 “ Esto se hace en el Camino Neocatecumenal mediante ´una oportuna catequesis` preparada en base al Catecismo de la
Iglesia Católica, que ´lleva a los catecúmenos no sólo a un necesario conocimiento de los dogmas y de los preceptos, sino también al
íntimo conocimiento del misterio de la salvación`”. Cfr. SCN, art. 24&2,6º. Ver C. PALIARD, La catechesi nel catecumenato:
Concilium 3 (1967), n. 2, pp. 61-66; J.M. TOTOSAUS, El contenido de la catequesis catecumenal: Phase 11 (1971), pp. 335-347.
792
Cfr. Teoría de los principios teológicos, p. 28. En otra de sus obras, afirmará que “el Catecismo desarrolla la fe a partir de
la profesión bautismal. Así aparece claro de qué modo quiere explicarla: la catequesis implica catecumenado”. Cfr. Evangelio,
catequesis, catecismo. p. 25. En este mismo posicionamiento de recuperar el Catecumenado como “lugar teológico”, hay que
leer la obra de H. BOURGEOIS, Théologie catéchuménale, Les editions du Cerf. Paris 1991; ver también, La educación
catecumenal de la fe. Nuevo lugar de creación de la Iglesia, en Misión Abierta (3/1979, junio).
Pablo II: “Reconozco el Camino Neocatecumenal como un itinerario de
formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos de hoy”( SCN, art.
1&1)793.
Para iniciar este recorrido, lo haré etapa por etapa, puesto que “el
Neocatecumenado consta de las catequesis iniciales y del itinerario
neocatecumenal, articulado según las tres fases de la iniciación cristiana:
precatecumenado, catecumenado y elección, divididas en etapas, jalonadas por
pasos marcados por algunas celebraciones”(SCN, art. 8,&1)798. Esto me permitirá
descubrir en qué medida el Neocatecumenado es fiel a una de las tareas
fundamentales de la catequesis799: propiciar el conocimiento de la fe800, ya que “el
798
En la nota 17 que acompaña a este artículo se dice que “la finalidad definitiva del Neocatecumenado es poner a las personas,
de etapa en etapa, paso a paso, ´no sólo en contacto, sino en comunión, en intimidad con Jesucristo`(DGC, nº 80; cfr OICA,
6), ´autor y perfeccionador de la fe`” (cf. Hb 12,2).
799
“Las tareas de la catequesis corresponden a la educación de las diferentes dimensiones de la fe, ya que la catequesis es una
formación cristiana integral, ´abierta a todas las esferas d la vida cristiana`. En virtud de su misma dinámica interna, la fe pide
ser conocida, celebrada, vivida y hecha oración. La catequesis debe cultivar cada una de estas dimensiones. Pero la fe se vive
en la comunidad cristiana y se anuncia en la misión: es una fe compartida y anunciada. Y estas dimensiones deben ser, también
cultivadas por la catequesis”. Cfr. DGC, nº 84. Ver también “las tareas de la catequesis de adultos” en CA, nnº 172-190.
800
Según el Directorio “la catequesis debe conducir, a ´la comprensión paulatina de toda la verdad del designio divino`,
introduciendo a los discípulos de Jesucristo en el conocimiento de la Tradición y de la Escritura, que es la ´ciencia eminente
de Cristo` (Flp 3,8). Este profundizar en el conocimiento de la fe ilumina cristianamente la existencia humana, alimenta la vida
de la fe y capacita también para dar razón de ella en el mundo. La ´entrega del Símbolo`, compendio de la Escritura y de la fe
de la Iglesia, expresa la realización de esta tarea”. Cfr. Ibid., nº 85. Para el profesor A. AMATO, “la adhesión a Jesucristo da
origen a un proceso de conversión permanente que dura toda la vida y que lleva al bautizado a la madurez de la plenitud de
Cristo. Se trata de un itinerario que comporta diversas etapas: el interés por el Evangelio, la conversión a Jesús, la profesión
de fe en Él, el camino hacia la perfección. El momento de la catequesis es el que corresponde al período en que se estructura
la conversión a Jesucristo, dando una fundamentación a esa primera adhesión”. Cfr. “Jesucristo, plenitud de la Revelación”,
en A. CAÑIZARES-M. DEL CAMPO, o. cit., p. 131.
fin de la catequesis es conducir a una fe madura a cada fiel y también a las
comunidades”(DCG-1971, nº 38)801.
801
Nuestros Obispos ya en el Documento La Catequesis de la Comunidad afirmaban que “en muchos cristianos adultos se
da, hoy en día, la demanda de un proceso de fundamentación de la fe” , y , por tanto “la Iglesia debe ofrecerles la posibilidad
de una catequesis orgánica, con vistas a la consolidación de su fe” (nº 99). Años más tarde afirmarán que “la finalidad de la
catequesis es la confesión de la fe, esto es, la entrega del hombre a Dios, realizada en la Iglesia, para el servicio del mundo”.
Cfr. CA, nº 134.
802
Cfr. CT, nº 27; DGC, nº 127. Citados ambos en la nota 39 del SCN art 11& 4: “ Para profundizar la Escritura ´con la
inteligencia y el corazón de la Iglesia` los neocatecúmenos se ayudan sobre todo de la lectura de los escritos de los Padres, de
los documentos del Magisterio, en especial del Catecismo de la Iglesia Católica, y de obras de autores espirituales”. Para un
acceso a la clave de comprensión de la Escritura en la patrística, ver A.G. HAMMAN, Leer la Biblia en la escuela de los
Padres, Ed, DDB, Bilbao 1999.
803
En el contenido de los anuncios para iniciar las catequesis, se proclama con firmeza y valentía lo que tan bellamente ha
expresado el Papa Juan Pablo II en Christifideles laici, nº 34: “¡El hombre es amado por Dios! Éste es el simplicísimo y
sorprendente anuncio del que la Iglesia es deudora respecto del hombre. La palabra y la vida de cada cristiano pueden y deben
hacer resonar este anuncio: ¡Dios te ama, Cristo ha venido por ti; para ti Cristo es ´el camino, la verdad y la vida`(Jn 14,6).Esta
nueva evangelización -dirigida no sólo a cada una de las personas, sino también a enteros grupos de poblaciones en sus más
variadas situaciones, ambientes y culturas- está destinada a la formación de comunidades eclesiales maduras, en las cuales la
fe consiga liberar y realizar todo su originario significado de adhesión a la persona de Cristo y a su evangelio, de encuentro y
de comunión sacramental con él, de existencia vivida en la caridad y en el servicio”.
804
“El Neocatecumenado empieza en la parroquia, a petición del Párroco, con las catequesis kerigmáticas, llamadas catequesis
iniciales, contenidas en el Directorio”. Cfr. SCN, art. 9.
de un diálogo directo y existencial sobre la incidencia del cristianismo en la vida
de las personas. Las catequesis se basan en el trípode: Palabra-Liturgia-
Comunidad sobre el cual se sustentará todo el recorrido neocatecumenal.
805
“Las dos catequesis siguientes se hacen en diálogo con las personas, sobre dos temas: ¿Quién es Dios para ti? ¿Por qué
crees en Dios? (Invitando a que expliquen cómo han llegado a la fe aquellos que dicen tenerla, o por qué no creen los que
dicen no tenerla; este diálogo ayuda a hacer caer las falsas imágenes, presentando al Dios que interviene en la historia), y la
Catequesis 6ª ¿Por qué vives? ¿Para qué vives? (este diálogo prepara a las personas para escuchar el Kerigma, haciéndoles
reflexionar sobre el sentido del hombre: como el ´ser para la muerte`, al que es necesario dar una respuesta”. Cfr. KIKO
ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 92.
806
Ya el Papa Pablo VI había puesto de manifiesto que “el más hermoso testimonio se revelará a la larga impotente si no es
esclarecido, justificado -lo que Pedro llamaba dar ´razón de vuestra esperanza-, explicitado por un anuncio claro e inequívoco
del Señor Jesús. La Buena Nueva proclamada por el testimonio de vida deberá ser, pues, tarde o temprano, proclamada por la
palabra de Vida. No hay evangelización verdadera mientras no se anuncie el nombre, la doctrina, la vida, las promesas, el
reino, el misterio de Jesús de Nazaret Hijo de Dios”. Cfr. Evangelii nuntiandi, nº 22. Nuestros Obispos españoles afirman que
“Jesucristo resucitado es el núcleo del Reino de Dios, de la Nueva Humanidad y de la Nueva Creación que de ir reuniéndose
y configurándose en torno a su cuerpo y a su humanidad glorificada”, y más adelante subrayarán que “la muerte y la
resurrección de Jesús son los acontecimientos definitivos de la salvación” (nº 19). Cfr. CEE, Testigos del Dios vivo, Ed, Edice,
Madrid 1985, nº 12b (en los nnº 14-20 desarrollan lo que debe constituir “el contenido fundamental del mensaje de Jesús y de
la Iglesia”).
807
El anuncio explícito del Kerigma por parte del evangelizador o catequista, necesariamente necesita apoyarse en las
Escrituras, esta es la experiencia de San Pablo 1ª Cor 15, 1-15, y a este núcleo de textos a los que hace alusión el Catecismo
de la Iglesia Católica, se remiten los catequistas del CN: “Este designio divino de salvación a través de la muerte del ´Siervo,
el Justo` (Is 53,11; Hch 3,14) había sido anunciado antes en la Escritura como un misterio de redención universal, es decir, de
rescate que libera a los hombres de la esclavitud del pecado (cf. Is 53, 11-12; Jn 8, 34-36). S. Pablo profesa en una confesión
de fe que dice haber ´recibido` (1 Cor 15,3) que ´Cristo ha muerto por nuestros pecados según las Escrituras (ibid.; también
Hech 3, 18; 7, 52; 13, 29; 26, 22-23). La muerte redentora de Jesús cumple, en particular, la profecía del Siervo doliente (cf.
Is 53, 7-8 y Hch 8, 32-35). Jesús mismo presentó el sentido de su vida y de su muerte a la luz del Siervo doliente (cf. Mt
20,28). Después de su Resurrección dio esta interpretación de las Escrituras a los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 25-27), luego
a los propios discípulos (cf. 24, 44-45). [nº 601].
808
“Las cinco catequesis siguientes tratan de presentar este Kerigma preparado por Dios a través de la Historia de la Salvación;
tratan de presentar la Palabra viva y operante hoy, porque ella es Jesucristo mismo. Se presenta Abraham (Catequesis 10ª),
paradigma de la fe, Palabra que llama a cada uno de nosotros a un camino: Abraham eres tú; y el Éxodo, paradigma de la
liberación de la esclavitud del pecado y del camino de un pueblo en el desierto hasta el Reino de Dios: Jesús el verdadero
Israel que nos lleva al Padre”. Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 94.
a la primera entrega que tiene lugar en el Neocatecumenado: La Entrega de la
Biblia en el marco de una Celebración de la Palabra, celebración a la que
normalmente siempre se invita al Obispo o un delegado suyo.
En esta etapa kerigmática, hay que destacar el primer rito catecumenal que
en ella se hace, también dentro de una liturgia como es la celebración de la
Palabra: la Entrega de la Escritura810. Es este un rito cargado de significación
eclesial, pastoral y catecumenal. El Obispo, garante de la ortodoxia de la fe y de
la auténtica interpretación de la Palabra de Dios, hace entrega a cada uno de los
asistentes a las catequesis de la Sagrada Escritura para que sea la fuente y el
alimento en su caminar como neocatecúmenos. El Pastor de la Diócesis acredita
con su presencia la garantía de los contenidos catequéticos que se están
impartiendo en las catequesis. Y el Obispo al presidir este primer rito
neocatecumenal confirma que él es el principal “responsable de la iniciación, de
la formación y de la vida cristiana en la Iglesia particular” (SCN, art. 26,1º)811.
809
Posiblemente todavía no se ha ponderado lo suficiente la gran aportación que ha hecho y está haciendo el
Neocatecumenado al acercar las Sagradas Escrituras al Pueblo de Dios; así como la transcendental importancia que va a tener
para la vida la Iglesia la instauración -una vez a la semana- de la Celebración de la Palabra. Con la Celebración de la Palabra
-una vez a la semana- al interior de las parroquias, el Neocatecumenado está contribuyendo, de manera pastoralmente
significativa, a la comprensión y vivencia de la ´centralidad de la Palabra de Dios`para la vida de la Iglesia. El DGC afirma
que “el estudio y profundización de la Sagrada Escritura leída no solo en la Iglesia, sino con la Iglesia y su fe siempre viva.
Esto ayuda a descubrir la verdad divina, de forma que suscite una respuesta de fe. La denominada ´lectio divina` es la forma
eminente de estudio vital de las Escrituras” (nº 71).
810
“Esta iniciación a la Escritura es sellada en una celebración de la Palabra, en que los participantes reciben la Biblia de
manos del Obispo, garante de la auténtica interpretación, como signo de que la madre Iglesia de ahora en adelante a lo largo
del Camino les nutrirá semanalmente en esta mesa, fuente viva de la catequesis”. Cfr. SCN, art. 9, 2ª. Remite en la nota a los
nnº 53-55 del DGC.
811
En el documento de la Pontificia Comisión Bíblica se valora esta praxis de iniciación a la lectura de la Biblia por parte de
los fieles laicos: “Hay que alegrarse de ver que gente humilde y pobre, toma la Biblia en sus manos y puede aportar a su
interpretación y actualización una luz más penetrante, desde el punto de vista espiritual y existencial, que la que viene de una
ciencia segura de sí misma (cf. Mt 11,25)”. Cfr. La interpretación de la Biblia en la Iglesia, p. 123.
y donde se dan las claves hermenéuticas necesarias para la escucha y la
comprensión de la Sagrada Escritura. Asimismo, para posibilitar desde una
perspectiva pedagógica la asimilación de estas catequesis, es de gran ayuda y
clarificación la presentación que se hace - partiendo de una encuesta- de la
relación entre Sagrada Escritura y Palabra de Dios, en la línea de lo expresado
por el teólogo liturgista Pedro Fernández: “Para captar la palabra de Dios como
acontecimiento, sobre todo en la liturgia, es preciso distinguir entre Escritura y
Palabra. Escritura es, en sí misma, letra todavía muerta; es una letra fijada y
esclerotizada. Necesita el Espíritu Santo para que recobre su vida propia [...] La
Palabra, por el contrario, es la Escritura como acontecimiento actual, vivo y
fuente de vida. Es la Palabra acontecimiento. ´Hoy se cumple esto que acabáis de
escuchar`”812.
La Palabra de Dios es mucho más que las Escrituras. Por eso éstas nunca
se pueden separar del cuerpo que les da vida. Este cuerpo es la Iglesia, el Pueblo
de Dios que ha vivido las Escrituras, las ha escrito y las sigue transmitiendo e
interpretando. En este sentido podemos decir que el libro no es lo importante y
por ello la Iglesia frente a las posiciones de la dogmática protestante, siempre ha
defendido la explicitación y canalización de la Palabra a través de la Tradición
viva de la Iglesia, tal y como se afirma en DV, nº 10 : “La Tradición y la Escritura
constituyen el depósito sagrado de la Palabra de Dios, confiado a la Iglesia”. Pero
la legítima, fiel y autentica interpretación de la Palabra de Dios le compete al
Magisterio como un servicio eclesial: “El oficio de interpretar auténticamente la
Palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado sólo al Magisterio vivo de
la Iglesia, el cual lo ejerce en nombre de Jesucristo. Pero el Magisterio no está
por encima de la Palabra de Dios, sino a su servicio, para enseñar puramente lo
transmitido, pues por mandato divino, y con la asistencia del Espíritu Santo, lo
escucha devotamente, lo custodia celosamente, lo explica fielmente; y de este
único depósito de la fe saca todo lo que propone como revelado por Dios para ser
creído”.
812
Cfr. La liturgia de la Palabra de Dios, p. 72. Este teólogo liturgista ha dedicado algunos estudios a analizar la naturaleza
litúrgica y teológica de la Celebración de la Palabra, también del Neocatecumenado: Teología litúrgica de la Palabra de Dios:
Ciencia Tomista 121 (1994), pp. 549-603; La Palabra de Dios en la Celebración litúrgica: Pastoral Litúrgica 229-230 (1996),
pp. 3-171; Cuestiones teológico-pastorales sobre la iniciación cristiana: Ciencia Tomista 407 (1998), pp. 529-566.
813
“La estructura fundamental de la celebración de la palabra de Dios la ha heredado la Iglesia del culto sinagogal [...] esta
estructura pasa al Nuevo Testamento a través del ministerio de Jesús, asistente asiduo al culto de las sinagogas [...] En el fondo, esta
estructura celebrativa ´reproduce en la liturgia la estructura misma de la revelación. Mediante la proclamación de la Palabra que la
contiene, ella llega a la comunidad para pedirle una respuesta de fe, manifestando también cómo la unidad y el progreso de la historia
salvadora del Antiguo Testamento llega al Nuevo, pasando a través de la Pascua de Cristo que es el centro y el vértice de ambos
Testamentos”. Cfr. PEDRO FERNÁNDEZ, La liturgia de la Palabra de Dios, pp. 82-83. Ver también, P. SORCI, Senso teologico e
pastorale della liturgia della Parola: Rivista Pastorale Liturgica 118 (1983).
también lo va a ser en el Neocatecumenado donde “cada Comunidad
Neocatecumenal tiene semanalmente una celebración de la Palabra de Dios,
normalmente con cuatro lecturas, según los temas indicados en el Directorio
catequético del Camino Neocatecumenal para cada etapa”( SCN, art. 11&1)814.
Durante esta etapa (unos dos años), los miembros de las CNC se reúnen
dos veces por semana para la celebración de la Palabra de Dios, en la que los
precatecúmenos aprenden el lenguaje bíblico, “con temas simples que recorren
toda la Escritura, como agua, roca, cordero, etc” (SCN, art 19,1ª). La preparación
en pequeños grupos y la celebración de estas palabras en asamblea litúrgica
ayudarán progresivamente a conocer el lenguaje de la Escritura y, sobre todo,
iluminarán constantemente la vida de los hermanos816. Estas celebraciones son
814
Según D. BOROBIO, "las CNC parten de una teología Kerigmática o de hª de la salvación, que proclaman, meditan, dialogan...
a partir de la Palabra de Dios. La Palabra de Dios tiene en el CN un puesto central por los siguientes datos: las reuniones de la
comunidad tanto para la reflexión y diálogo, cuanto para la celebración tiene por centro la Palabra". Cfr. La recepción del Concilio
por las Comunidades Neocatecumenales, p. 49.
815
Para las catequesis que se imparte en esta Convivencia, acerca de la Eucaristía y del Siervo de Yahvé, se tienen muy
presentes aquellos autores que han abordado el entroncamiento de la Eucaristía con la historia y la teología de la fiesta pascual,
y han ayudado a la comprensión de la Eucaristía como Pascua del Señor entre otros: Th. BARROSE, La Pascua y la Comida
Pascual: Concilium, nº 40 (diciembre 1968); L. BOUYER, Eucaristía, Ed, Herder, Barcelona 1969; H. HAAG, De la antigua
a la nueva Pascua, Ed, Sígueme, Salamanca 1980; J. JEREMÍAS, La ultima Cena: Palabras de Jesús, Ed, Cristiandad, Madrid
1980; F. X. DURRWELL, La eucaristía, sacramento pascual. Ed, Sígueme, Salamanca 1982; ASOCIACIÓN ESPAÑOLA
DE PROFESORES DE LITURGIA, El Misterio Pascual en la Liturgia, Ed, Grafite, Bilbao 2002. Para un acceso “integral” y
sistemático a la teología de la Eucaristía: M. GESTEIRA, La Eucaristía. Misterio de comunión, Ed, Sígueme, Salamanca
1999; y D. BOROBIO, Eucaristía, Ed, B.A.C., Madrid 2000.
816
Los Obispos españoles afirman que la “necesidad de que la catequesis introduzca al creyente en lenguaje propio de la fe
que está admirablemente expresada en esta reflexión del Mensaje del Sínodos: ´El primer lenguaje de la catequesis es la
Escritura y el Símbolo... Las Escrituras permiten a los cristianos hablar un lenguaje común. Es normal que, a lo largo de la
formación, se aprendan ciertas sentencias bíblicas, en especial del Nuevo Testamento, o determinadas fórmulas litúrgicas,
preparadas en grupos rotatorios por cinco o seis personas que leen la Escritura a
la luz del Espíritu tal y como se pide en Dei verbum, nº 12. Para G. Zevini “la
iniciación a la palabra es algo extraordinario: se lee gradualmente, se medita con
fe y luego se vive con fruto por parte de la comunidad. La palabra es abordada de
manera no intelectual, sino sapiencial; no especulativa, sino orante. Para el
neocatecúmeno, la palabra de Dios indica una realidad, una fuerza que crea y
promueve la historia: es, a la vez, acontecimiento y acción (cf. Dei verbum 2)”817.
En todo caso, lo que no deja de ser sorprendente es que a las pocas semanas
de haber iniciado las catequesis, y tras la celebración de la entrega de la Biblia,
los precatecúmenos ya comienzan a tener una experiencia nueva -para muchos
recién estrenada- de diálogo con las Sagradas Escrituras que a partir de este
momento será su compañera de camino aportando nuevas comprensiones para la
existencia cotidiana y luz para acometer las decisiones de cada día818 , el salmo
119,105 lo expresa del siguiente modo: “lámpara para mis pasos, luz en mi
sendero”.
que son expresión privilegiada del sentido de dichas sentencias bíblicas, así como también otras plegarias comunes. El
creyente asimila también aquellas expresiones de fe acuñadas por la reflexión viva de los cristianos durante siglos y que son
recogidas en los Símbolos y en los principales documentos de la Iglesia... La catequesis es así ´transmisión de los documentos
de la fe`” (MPD, 9)”. Cfr. CC, nº 141.
817
Cfr. La iniciación cristiana de adultos en las comunidades neocatecumenales, en Concilium nº 142 (febrero
1979), p. 242. La afirmación del profesor CASIANO FLORISTÁN de que "al enfatizar tanto el don de la fe y la actitud de la
escucha, el creyente y convertido puede acentuar la pasividad, con todas las secuelas de subjetivismo e intimismo. La palabra
de Dios es absolutizada al modo barthiano. Además, Dios habla casi sólo por la Biblia, no por los signos de los tiempos ni por
los acontecimientos, que apenas tienen relieve" (Cfr. Para comprender el Catecumenado, p. 103), evidentemente, solo se
sostiene desde un conocimiento distante y desde una interpretación sesgada y no ajustada a la realidad de los hechos y de los
frutos que la escucha, aceptación y la puesta en práctica de la Palabra de Dios ha producido y sigue produciendo en el interior
de las CNC de todo el mundo.
818
Según nuestros Obispos “la Palabra de Dios ilumina todo el acto catequético y es el elemento que da conexión a todos los
demás. La catequesis, en efecto, es ese proceso en el que el grupo catecumenal entra en contacto con el Evangelio que la Iglesia
le entrega, para dejarse interpelar por él, para conocerlo en profundidad y para vivirlo orientando desde él la existencia. De ahí
que sea esencial para la catequesis el abrir, ante el corazón del catecúmeno, la Sagrada Escritura y enseñarle a interpretar su
mensaje”. Cfr. CC, nº 228.
necesitados de conversión, redescubriendo la gratuidad del amor de Cristo, que
les perdona y ama” (SCN, art. 19, 1ª)819. Es un tiempo en el que los
precatecúmenos poco a poco van entrando en el gusto y entendimiento de la
Escritura y desentrañando el secreto de la Historia de la Salvación. Porque por un
camino u otro, sin violentar la Palabra, siempre se hace presente a Jesucristo como
Buena Noticia.
819
Mons. R. BLÁZQUEZ afirma que “poco a poco van cayendo las máscaras detrás de las cuales se esconde y defiende el
hombre. Estas máscaras, por otra parte, al ser imágenes sociales, les imponen una manera inauténtica de vivir y de actuar. Al
principio nadie se siente concretamente pecador, nadie tiene enemigos; todos tienen mucha fe, todos aman mucho. Con el
espejo de la comunidad cada uno irá descubriendo que necesita pedir la fe a la Iglesia, que es justamente lo que tendrá lugar
en el escrutinio primero. Antes de comenzar a construir es necesario desmontar”. Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales,
pp. 30-31. Para una profundización en este tiemp o del Neocatecumenado desde la clave de la espiritualidad, ver, A.
FUENTES, El Neocatecumenado, pp. 70-77; del mismo autor, La espiritualidad del Camino Neocatecumenal: Vida
Sobrenatural, nº 577 (enero-febrero 1995), pp. 82-94.
820
“La precatequesis es un ´tiempo de búsqueda` (RICA, nº 6) en el que el adulto, interesado por el Evangelio, busca al Señor.
Este carácter de búsqueda, con vistas a una firme opción de fe, es lo que define a esta etapa, condicionando su específica
metodología”. Cfr. CA, nº 204. Ver también IC, nº 119. En el Directorio general para la Catequesis se levanta ´acta`de la
situación eclesial del momento al afirmar que “frecuentemente las personas que acceden a la catequesis necesitan, de hecho,
una verdadera conversión. Por eso, la Iglesia desea que, ordinariamente, una primera etapa del proceso catequizador esté
dedicada a asegurar la conversión. En la ´misión ad gentes`, esta tarea se realiza en el ´Precatecumenado`. En la situación que
requiere la ´nueva evangelización` se realiza por medio de la catequesis kerigmática, que algunos llaman ´precatequesis´,
porque, inspirada en el Precatecumenado, es una propuesta de la Buena Nueva en orden a una opción sólida de fe” (nº 62).
821
Cfr. Para comprender el catecumenado, p. 132. Para una ampliación, E. ALBERICH, ´Precatequesis`, en Diccionario de
Catequética, Ed, CCS, Madrid 1977.
822
Cfr. CA, nº 215. Un intento de acercamiento a esta etapa y de respuesta a los interrogantes que plantea, H. BOURGEOIS,
Los que vuelven a la fe. En esta misma honda de preocupaciones, ver CONFERENCIA EUROPEA DE CATECUMENADO,
Los comienzos de la fe. Pastoral Catecumenal en Europa Hoy.
nº 21), a través de su mismo Hijo - Verbum carnem factum (DV, nº 2) que se hace
presente “en su palabra, pues, es Él mismo el que habla cuando se lee en la Iglesia
la Sagrada Escritura” (SC, nº 7). Y esto se consigue a través de la instauración en
la Parroquia de la celebración semanal de la Palabra, en pequeñas asambleas
litúrgicas, donde “cada celebración de la Palabra es preparada cuidadosamente,
por turno, por un grupo de la comunidad, con la ayuda, cuando es posible, del
presbítero. El grupo escoge las lecturas y los cantos, prepara las moniciones y
dispone la sala y los signos litúrgicos para la celebración, cuidado con celo la
dignidad y la belleza de los mismos” (SCN, art. 11&3)823.
823
En las preparaciones de esta celebración, los precatecúmenos se ayudan de algunos instrumentos, por ejemplo el
Vocabulario de Teología Bíblica de X. LEÓN-DUFOUR, los textos paralelos y las notas de la Biblia de Jerusalén. En este
sentido el ´método` hermenéutico utilizado para acceder a la comprensión de la Escritura sigue las indicaciones de la Pontificia
Comisión Bíblica, que sostiene que “para llevar a cabo adecuadamente la actualización de la Biblia, la interpretación de la
Escritura por la Escritura es el método más seguro y más fecundo, especialmente en el caso de los textos del Antiguo
Testamento que son releídos en el Antiguo Testamento mismo (p. ej., el maná de Ex 16 en Sb 16, 20-29) y/o en el Nuevo
Testamento (Jn 6). La actualización de un texto bíblico en la existencia cristiana no puede hacerse correctamente sin establecer
una relación con el misterio de Cristo y la Iglesia”. Cfr. La interpretación de la Biblia en la Iglesia, p. 113.
824
Para Mons. JULIÁN LÓPEZ “todavía queda mucho por hacer en este campo. A la abundancia de medios y al progresivo
perfeccionamiento de los instrumentos de acceso a la Sagrada Escritura que poseemos hoy, no se corresponde aún una
suficiente familiaridad con la Palabra de Dios, de manera que ésta informe efectivamente los pensamientos, los proyectos de
vida y la conducta de los cristianos”. Cfr. “Revalorizar la Palabra de Dios”, en Celebrar la Liturgia de la Palabra, p. 11.
825
“La auténtica catequesis es siempre una iniciación ordenada y sistemática a la revelación que Dios mismo ha hecho al
hombre, en Jesucristo, revelación conservada en la memoria profunda de la Iglesia y en las Sagradas Escrituras y comunicada
constantemente, mediante una ´traditio` viva y activa, de generación en generación. Pero esta revelación no está aislada de la
vida ni yuxtapuesta artificialmente a ella. Se refiere al sentido último de la existencia y la ilumina, ya para inspirarla, ya para
juzgarla, a la luz del Evangelio”. Cfr. CT, nº 22. G. VOGELEISEN habla de la catequesis como ´articulación de la fe`, lugar
y momento en que las experiencias humanas son interpretadas a la luz de la fe, ver Articuler la foi: Catéchèse 21 (1981), p.
35. Para una ulterior profundización, E. ALBERICH, La catequesis en la Iglesia, Ed, CCS, Madrid 1991, pp. 57-90.
826
El período del Precatecumenado es un período de kénosis, afirma KIKO ARGUELLO: "En este tiempo las personas
verifican su fe caminando junto a otras personas imperfectas y pecadoras, en la novedad de una comunidad concreta que hace
de espejo y que llama a cada uno a conversión al ver claramente su realidad". Cfr. El Camino neocatecumenal: breve síntesis,
en o. cit., p. 130. Ver cuanto dijimos acerca de El tiempo del Precatecumenado, y también SCN, art. 19.
827
Cfr. KIKO ARGÜELLO, Il Neocatecumenato, p. 96.
Esta petición a la Iglesia por parte de los precatecúmenos para que les
ayude a madurar en la fe, tiene lugar en la celebración conclusiva del Primer
Escrutinio. Como ya analicé en su momento la estructura y el contenido de dicho
rito, ahora simplemente resalto la importancia de la Escritura y de las catequesis
que acompañan a dicho rito.
1ª) Inscripción del nombre en el Libro de la Vida Este rito viene precedido
por la proclamación de dos lecturas neotestamentarias (cf. Ap. 3,1-5; Lc 10,17-
20) en las que aparecen vestigios de primitivas liturgias bautismales del primer
siglo cristiano y que contextualizan el significado del mismo rito. Después de
proclamadas las lecturas y explicado el sentido del rito por parte del Catequista,
los precatecúmenos se acercan uno a uno y escriben su nombre sobre la Biblia.
Las moniciones catequéticas de este rito resaltan la elección de Dios como un don
gratuito y la llamada como una vocación a desarrollar en el seguimiento fiel a
Jesús en la Iglesia.
Una vez celebrado el Primer Escrutinio, hay un período de otros dos años
que se llama paso al Neocatecumenado. En el Estatuto se dice que en esta etapa,
“los neocatecúmenos celebran las grandes etapas de la historia de la salvación:
Abrahám, Éxodo, Desierto, Tierra prometida, etc., y les es dado un tiempo para
que se prueben a sí mismos en la sinceridad de su intención de seguir a Jesucristo,
a la luz de la palabra: ´No podéis servir a Dios y al dinero` (cf. Mt 6,24)” [art. 19,
2ª].
828
En el DGC-97 se pide que se “Presente la historia de la salvación por medio de una catequesis bíblica que dé a conocer
las ´obras y palabras`con las que Dios se ha revelado a la humanidad: las grandes etapas del Antiguo Testamento, con las que
se preparó el camino del Evangelio...” (nº 108). Según CESARE BISSOLI, “existe un acontecimiento-institución que es el
que mejor traduce la catequesis como historia salvífica: se trata del catecumenado. En éste, según la concepción de los Santos
Padres que se ha recogido en el Ritual de la iniciación cristiana de adultos (RICA), la narración de la historia de la salvación
puede extenderse y serenamente. Por ello, el Directorio reconoce que ´el catecumenado bautismal` es ´inspirador de la
catequesis en la Iglesia` porque bien podemos afirmar que es el lugar en el que alcanza mayormente su plenitud de sentido y
eficacia de vida la narración de las grandes maravillas de Dios”. Cfr. La acción de Dios en la Historia: Los hechos más
destacados, la narración de la historia de la salvación y la catequesis, en A. CAÑIZARES- MANUEL DEL CAMPO, o. cit.,
p. 439.
existencial de la Escritura son constantes [...] La lectura de la Palabra es
profundamente personal y eclesial, y, por el ministerio de la Iglesia, también
autorizada; la homilía del presbítero, la predicación del obispo y los documentos
del Magisterio pastoral expresan para la comunidad ese carácter autorizado"829.
Este aspecto que subraya la garantía ortodoxa y católica en la interpretación de la
Escritura, se fundamenta en Dei Verbum, nº 10: “El oficio de interpretar
auténticamente la palabra de Dios, oral o escrita, ha sido encomendado
únicamente al Magisterio de la Iglesia, el cual lo ejercita en nombre de
Jesucristo”. Esta perspectiva encuentra en la praxis neocatecumenal una
concreción bien articulada dentro de la misma celebración: “En la homilía, que
tiene un lugar privilegiado en la instrucción del Neocatecumenado, el presbítero
prolonga la proclamación de la Palabra, interpretándola según el Magisterio y
actualizándola en el hoy del camino de fe de los neocatecúmenos” (SCN, art.
12,2)830.
829
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, pp. 75-76. Esta es la experiencia de una Comunidad Neocatecumenal de la
Parroquia de Nuestra Señora de la Peña de Francia en Lisboa que estaba viviendo esta etapa: “Después del precatecumenado
y después del primer escrutinio, fue muy importante para nosotros la llamada a la conversión y descubrir el amor de Dios, que
elige siempre a los más débiles; en la historia de la salvación que hemos celebrado por etapas, hemos podido ver nuestra
historia”. Cfr. KIKO ARGÜELLO/CARMEN HERNÁNDEZ, Convivencia-1977, p. 36.
830
Se cita expresamente en las notas al margen de este artículo, el documento de la PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA, La
interpretación de la Biblia en la Iglesia, III, B, 3: “En cuanto colaboradores de los Obispos, los sacerdotes tienen como primer
deber la proclamación de la Palabra (cf. PO, 4). Están dotados de un carisma especial para la interpretación de la Escritura
cuando, transmitiendo, no sus ideas personales, sino la palabra de Dios, aplican la verdad eterna del evangelio a las
circunstancias concretas de la vida (ibid)”.
partiendo de las parábolas de las vírgenes (cf. Mt 25,1-12), y del sembrador (cf.
Mt 13, 1-23), así como la verificación de las reales intenciones del corazón en la
puesta en práctica de la palabra recibida en el Primer Escrutinio: “Ve, vende lo
que tienes y dáselo a los pobres y después, ven y sígueme” (cf. Mt 19,21).
834
“La Iglesia realiza una segunda iniciación de los neocatecúmenos a la oración litúrgica y contemplativa, que culmina con
las catequesis sobre la oración del Señor y con la celebración de la entrega del ´Padrenuestro`, ´síntesis de todo el Evangelio`.
Desde entonces, en las ferias de Adviento y Cuaresma, empiezan a celebrar comunitariamente en la parroquia, antes de ir al
trabajo, los Laudes y el Oficio de Lecturas, con un tiempo de oración contemplativa” (cf. SCN, art. 20, 3ª).
servicial, con la entrega del Padrenuestro y la segunda iniciación a la oración
dominical y a la forma cristiana de vivir los hijos de Dios.
835
Las etapas del Catecumenado bautismal son calificadas por el RICA como etapas de ´búsqueda y maduración` (nnº 6 y 7).
Siendo el Precatecumenado el tiempo de búsqueda, las tres etapas catecumenales restantes son etapas de maduración en la fe.
Ver CA, nnº 214-216.
836
Para nuestros Obispos “lo propio de la catequesis es esa iniciación global y sistemática en las diversas expresiones de la
fe de la Iglesia. Es ese servicio a la unidad de la confesión de la fe. Es ese período intensivo y suficientemente prolongado de
formación cristiana integral y fundamental”. Cfr. CA, nº 61. La catequesis de iniciación tiene unas ´características`propias que
el Directorio General para la Catequesis indica en el nº 67 y concreta en el nº 68: “En síntesis, la catequesis de iniciación, por
ser orgánica y sistemática, no se reduce a lo meramente circunstancial u ocasional; por ser formación para la vida cristiana,
desborda -incluyéndola- a la mera enseñanza; por ser esencial, se centra en lo ´común`para el cristiano, sin entrar en cuestiones
disputadas ni convertirse en investigación teológica. En fin, por ser iniciación, incorpora a la comunidad que vive, celebra y
testimonia la fe. Ejerce, por tanto, al mismo tiempo, tareas de iniciación, de educación y de instrucción. Esta riqueza, inherente
al catecumenado de adultos no bautizados, ha de inspirar a la demás formas de catequesis”.
837
“La segunda fase del Neocatecumenado es el Catecumenado postbautismal, que es un tiempo de combate espiritual para
adquirir la simplicidad interior del hombre nuevo que ama a Dios como único Señor, con todo el corazón, con toda la mente,
con todas la fuerzas y al prójimo como a sí mismo. Sostenidos por la Palabra de Dios, por la Eucaristía y por la comunidad,
los neocatecúmenos se adiestran en la lucha contra las tentaciones del demonio: la búsqueda de seguridades, el escándalo de
la cruz y la seducción de los ídolos del mundo. La Iglesia viene en ayuda de los neocatecúmenos entregándoles las armas
necesarias, en tres etapas”. Ver. A. FUENTES, La espiritualidad del Camino Neocatecumenal, pp. 82-94.
838
Esta misma percepción valorativa la expresa D. BOROBIO al afirmar que “en cuanto a los contenidos de las mismas
catequesis que se emplean, son eminentemente bíblicos, y recogen los núcleos centrales del mensaje: kerigma, fe y conversión,
misterio pascual (el Siervo y el Kyrios), la Iglesia y comunidad, sacramentos y oración, símbolo y mandamientos, apostolado
y ministerios. El estricto desarrollo de la dinámica y etapas catecumenales es el espacio exigitivo de unos contenidos que
siempre pertenecieron a la esencia y objetivos del catecumenado”. Cfr. “La recepción del Concilio por movimientos cristianos
postconciliares”, en o. cit., p. 49.
839
Cfr. KIKO ARGÜELLO, art. cit, p. 98. En el Catecismo de la Iglesia Católica encontramos desarrollado esta dimensión
del ´combate de la oración´: “Los grandes orantes de la Antigua Alianza antes de Cristo, así como la Madre de Dios y los santos
con El nos enseñan que la oración es un combate. ¿Contra quién? Contra nosotros mismos y contra las astucias del Tentador
que hace todo lo posible por separar al hombre de la oración, de la unión con su Dios. Se ora como se vive, porque se vive
como se ora. El que no quiere actuar habitualmente según el Espíritu de Cristo, tampoco podrá orar habitualmente en su
Nombre. El ´combate espiritual` de la vida nueva del cristiano es inseparable del combate de la oración” (nº 2725, ver los nnº
2726-2733).
Tiene lugar esta entrega normalmente en la liturgia de las Vísperas de la
tarde y después de una catequesis sobre la oración en la que ésta es presentada
como arma para el combate espiritual partiendo de la misma Escritura:
- La lectura de Gn 32, 4-33, donde aparece Jacob en lucha con Dios, es para
los Santos Padres la imagen del combate espiritual y de la eficacia de la oración
perseverante840.
- En Ef. 6,10-18, San Pablo describe la oración como una lucha espiritual
para la cual se precisan las armas de Dios.
- En su Evangelio, Lucas ha concentrado todo un compendio de iniciación
a la oración para sus comunidades (10, 38-42; 11,14-28).
La Biblia tiene el libro más completo, más profundo y más potente para
llevar al hombre a la oración: el libro de los salmos. En ellos se ora a Dios con
palabras de Dios. Fue el libro de oración para Jesús como lo era diariamente para
el pueblo de Israel: es el libro de oración para el nuevo Israel, la Iglesia. Orar con
los salmos es orar con el mismo espíritu de Jesucristo reflejado en todos ellos. En
esta etapa, en el proceso celebrativo del Neocatecumenado, se estrenará una
forma celebrativa nueva: la celebración doméstica en la que “los
neocatecúmenos, escrutando los salmos en pequeños grupos, son iniciados a la
práctica asidua de la ´lectio divina` o ´scrutatio scripturae`, en la que la Palabra
de Dios es leída y meditada para transformarse en oración” (SCN, art. 20,1ª). Los
salmos van siendo escrutados cada quince días según el orden de la Biblia en
actitud de oración. Se hace una lectura en clave cristológica y existencial. Leído
el salmo, se confronta con las notas y paralelos que lo acompañan. Y en actitud
de oración, a la luz del espíritu, el neocatecúmeno ha de discernir cómo se ha
cumplido el salmo en Jesucristo y cómo se está cumpliendo en sí mismo.
840
“El combate espiritual de la vida del cristiano es inseparable del combate de la oración que lleva a la intimidad con
Dios”. Cfr. SCN, art. 20,1ª (cita al Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2725).
841
Cfr. D. LIFSCHITZ, La tradición hebrea y cristiana comenta los Salmos, Ed, DDB, Bilbao 1992. Ver también , R.
ARON, Así rezaba Jesús de niño, Ed, DDB, Bilbao 1988.
842
El Papa Juan Pablo II ha insistido mucho en la ´centralidad de la oración`para la vida del cristiano: “Se equivoca quien
piense que el común de los cristianos se puede conformar con una oración superficial, incapaz de llenar la vida. Especialmente
ante tantos modos en que el mundo de hoy pone a prueba la fe, no sólo serían cristianos mediocres, sino ´cristianos con riesgo`
[...] Hace falta que la educación en la oración se convierta de alguna manera en un punto determinante de toda la programación
pastoral”. Cfr. Carta apostólica, Novo millennio ineunte, nº 33.
Además de estas liturgias domésticas, la comunidad sigue alimentándose
de la Palabra, de la Eucaristía y de la Comunión expresada ahora de un modo más
profundo al incorporarse los neocatecúmenos a la misión de intercesión de toda
la Iglesia a través de la oración diaria con la Liturgia de las Horas.
843
Cfr. El “Símbolo de la Fe” ayer y hoy, pp. 413-473.
844
En el Ritual se proponen estas seis: Dt 6,1-7; Rom 10,8-13; 1ªCor, 1-8a; Jn 3,16; Mt 16,13-18; Jn 12,44-50 (nº 185).
(cf. Lc 10,1), y les fue preparando para que asumieran, tras su muerte, la gran
tarea misionera de la Iglesia: ´Id y anunciad el Evangelio a toda criatura`(cf. Mc
16,16)”845.
Una vez que los neocatecúmenos han celebrado íntegramente cada uno de
los artículos del Credo, los catequistas visitan la comunidad y ayudan a éstos para
vivir el tiempo de la Redditio Symboli que tendrá lugar delante de la asamblea
parroquial, durante la Cuaresma. El transfondo catequético de este tiempo viene
iluminado por la parábola de los talentos (cf. Mt 25,14-30). En la Traditio,
especialmente, al neocatecúmeno se le dieron unos talentos y se les invitó a que
los negociasen, que los hicieran fructificar. A lo largo del Neocatecumenado, se
les ha ido entregando el talento de la fe en Cristo el Señor, que es el mismo
Jesucristo. Se les ha entregado la Iglesia que es la que posee las riquezas de la fe
y se les ha enviado durante un tiempo para que pongan en juego dichos talentos.
Ahora, en la Redditio el neocatecúmeno ha de dar razón de su preocupación por
multiplicar los talentos. Y para ello, se les dio la gracia del Espíritu. A cada uno
se le dio según su capacidad. No se le pedirá más que de lo que pueda exigírsele:
al que recibió cinco, cinco; al que recibió dos, dos. Sólo éstos podrán entrar en el
banquete por su fidelidad, no así los que por miedo no se atrevieron a negociar.
Éstos no estaban convencidos de la misión a la que fueron enviados, les faltaba
madurar, no han confiado en la fuerza del poder de Dios, no han conocido
verdaderamente a Dios. Confesar la fe supone energía interior, voluntad firme,
confianza en el que envía. Porque la fe no se proclama a título personal, como un
acto propio de hombría, sino en nombre de la Iglesia y con la garantía del Espíritu.
845
Cfr. CA, nº 173. También en DGC, nº 85 se afirma que una de las tareas de la catequesis consiste en ´iniciar a la misión`:
“Se trata de capacitar a los discípulos de Jesucristo para estar presentes, en cuanto cristianos, en la sociedad, en la vida
profesional, cultural y social. Este compromiso evangelizador brota, para los fieles laicos, de los sacramentos de la iniciación
cristiana y del carácter secular de su vocación”.
Si uno ha de arrostrar dificultades, desprecios, desplantes, tergiversaciones por el
Evangelio no lo puede hacer apoyado en sí mismo. Nadie puede ir al martirio
porque sí, sino por la obediencia de la fe.
846
"Para adentrarse en este misterio y convertirlo en fuente de vida, la comunidad por grupos, estudia todas y cada una de
las peticiones, todas y cada una de las palabras del Padre nuestro a la luz de la Escritura y de los Padres. Y junto al estudio, la
celebración gozosa de las peticiones y las palabras, convertidas en oración y motivo de agradecimiento a la Trinidad". Cfr. ANDRÉS
FUENTES, Espiritualidad del Camino Neocatecumenal II, pp. 175-176. Para los Obispos españoles "la traditio orationis dominicae
(entrega del Padre nuestro) es una dimensión de la catequesis que ha de estar permanentemente presente a lo largo de todo el proceso"
(CC, nº 90).
cristiana cobra toda su profundidad. Este clima se hace particularmente necesario
cuando los catecúmenos y los catequizandos se enfrentan a los aspectos más
exigentes del Evangelio y se sienten débiles, o cuando descubren -maravillados-
la acción de Dios en sus vidas” (nº 85d).
850
De nuevo, para este momento se compra una Biblia de Jerusalén grande y dignamente adornada que será la Biblia que usará
la comunidad cristiana constituida a partir de la Renovación de las promesas bautismales.
El hombre nuevo, recién nacido del Bautismo, o que ha renovado en
plenitud las promesas bautismales, necesita ser atendido adecuadamente de modo
que la fe recibida o renovada de forma adulta se consolide cada vez más y dé más
fruto. El RICA sostiene que “como la índole y la fuerza propia de esta etapa
procede de la experiencia personal y nueva de los sacramentos y de la comunidad,
el principal lugar de la Mystagogia lo constituyen las llamadas Misas para los
neófitos, o sea, las Misas de los Domingos del tiempo pascual, porque en esas
Misas, además de la comunidad de los fieles reunida y la participación de los
misterios, los neófitos encuentran, especialmente en el Leccionario del ciclo A,
lecturas sumamente adecuadas para ellos” (nº 40). En la participación eucarística
encontrarán los neófitos la fuerza para vivir con gozo la fe recibida y renovada.
a) Dimensión histórico-salvífica
852
Nuestros Obispos han hecho la fundamentación del carácter propio de la catequesis a partir de la Constitución ´Dei
Verbum`, señalando los siguientes ´rasgos`: a) la Revelación como acción gratuita de Dios; b) El carácter histórico de la
Revelación; c) Jesucristo, plenitud de la Revelación; d) La fe es la acogida del hombre a la Revelación; e) La Tradición como
transmisión de la Revelación. Cfr. CC, nnº 106-139.
853
La Revelación de Dios a los hombres se ha realizado a través de hechos y palabras (DV, nº 2). Ver R. FISICHELLA, “La
Revelación y su transmisión: fundamento y fuente de la catequesis”, en A. CAÑIZARES-M. DEL CAMPO, o. cit., pp. 108-
142.
854
Cfr. CC, nnº 123-127 y DGC, nº 40. Ambos documentos desarrollan con amplitud el ´cristocentrismo`de la catequesis.
Este texto conciliar que explica el misterio de la salvación en la historia y
lo concentra en la persona de Jesucristo, expresa de un modo elocuente las
orientaciones catequéticas que a lo largo del Neocatecumenado desarrollarán la
dimensión histórico-salvífica en la transmisión catequizadora y que podemos
sintetizar en las siguientes:
855
“La catequesis es ministerio (servicio) de esa Palabra, actualización de esta Revelación, es decir, cauce a través del cual
Dios mismo actúa en el corazón del catecúmeno, como llamada, promesa, perdón, corrección, sentido de la existencia, apoyo,
presencia, justificación, donación... ´La catequesis desempeña la función de disponer a los hombres a acoger la acción del
Espíritu Santo` (DCG, nº 22)”. Cfr. CC, nº 108.
856
“Es imprescindible que el catecúmeno descubra el ´carácter gratuito de la Palabra de Dios y de la fe, para que las reciba
como don. ´La catequesis debe tomar como punto de partida el don del amor divino en nosotros”. Cfr. CC, nº 110.
857
“Este carácter histórico de la Revelación proporciona a la pedagogía catequética otra de sus características peculiares,
convirtiéndola en una pedagogía que impele a leer los acontecimientos y la experiencia humana a la luz de la fe y de la historia
de la salvación”. Cfr. CC, nº 113.
858
Para ver el alcance de esta dimensión, ver, C. BISSOLI, “La acción de Dios en la historia: los hechos más destacados, la
narración de la Historia de la Salvación y la catequesis”, en A. CAÑIZARES - M. DEL CAMPO, o. cit., pp. 430-447.
859
Según C. BISSOLI, de la ´clave histórico-salvífica`aplicada a la catequesis se derivan “los componentes de una
comunicación de la fe que tiene tres características concretas: se produce en clave histórica, a través de un relato y con un
marcadísimo sentimiento de actualidad, es decir, se trata de una experiencia de ayer que nos afecta hoy `”, y afirma, que se
deducen algunas observaciones operativas: 1ª) La historia de la salvación se ha de presentar ´por medio de una catequesis
bíblica que dé a conocer las ´obras y palabras` con las que Dios se ha revelado a la humanidad`. Esto es lo que se hacía, de
hecho, en la época de los Padres; 2ª) La historia de la salvación se organiza en torno a Jesús, ´centro de la historia de la
salvación`; 3ª) El estudio y la profundización de la Sagrada Escritura leída en la Iglesia figura en primer lugar entre las formas
de educación o catequesis permanente de la fe”. Cfr. Ibid., pp. 434-435. Para un acceso a la “Catequesis de la historia de la
Salvación” en la Iglesia primitiva, ver J. DANIELOU - R. DU CHARLAT, o, cit., pp. 236-248.
la Sagrada Escritura: ver en Jesucristo el cumplimiento de las Escrituras y poner
los hechos de la propia historia bajo la luz de la Palabra” (SCN, art. 9,2ª).
860
Según el Directorio, el carácter histórico del mensaje cristiano obliga a la catequesis a cuidar estos aspectos: 1º) Presentar
la historia de la salvación por medio de una catequesis bíblica que dé a conocer las grandes etapas del A.T, con las que preparó
el camino al Evangelio; 2ª) Al explicar el Símbolo de la fe y el contenido de la moral cristiana por medio de una catequesis
doctrinal, el mensaje evangélico ha de iluminar el ´hoy` de la hª de la salvación; 3ª) Situar los sacramentos dentro de la hªde
la salvación por medio de una catequesis mistagógica, que ´relee y revive los acontecimientos de la historia de la salvación en
el ´hoy` del la liturgia; 4ª) Las ´obras y palabras` de la Revelación remiten al ´misterio contenido en ellas`. La catequesis
ayudará a hacer el paso del signo al misterio (cf. Ibid., nº 108).
861
“La catequesis doctrinal (que incluye a su vez la catequesis mistagógica), cuyo origen radica igualmente en la Biblia ( en
la que no todo es narración) se apoya en la Tradición mediante cuatro pilares: el Símbolo, los Mandamientos (la moral), los
sacramentos y la oración. Expresa la historia de la salvación en la medida en que sus contenidos (Símbolo, Sacramentos,
Mandamientos, Oración) se entienden como historia de la salvación que Dios hace hoy”. Cfr. C. BISSOLI, o cit., p. 442.
sistemáticas` del Credo apostólico “compendio de la Escritura y de la fe” (DGC,
nº 85)862.
b) Dimensión cristológica
862
Más adelante se afirma que “en la explicitación del Símbolo, la catequesis mostrará cómo los grandes temas de la fe
(creación, pecado original, Encarnación, Pascua, Pentecostés, escatología...), son siempre fuente de vida y de luz para el ser
humano. Ibid, nº 117.
863
Cfr. La recepción del Concilio por movimientos cristianos postconciliares en España, p. 47.
864
Para D. BOROBIO, “la relación kerigma-Catecumenado es uno de los aspectos centrales para comprender el mismo
Catecumenado”. Cfr. “Kerigma y Catecumenado”, en Catecumenado para la Evangelización, p. 46.
865
Este número aparece citado en la nota 17 del SCN.
anuncio. La predicación de Jesús es Buena Noticia (cf. Mc 1,14), y lo mismo la
predicación apostólica (cf. Act 5,42)”866.
866
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 24. Para R. Blázquez “el anuncio de la resurrección abre el camino
neocatecumenal. Por él se inicia la formación de la comunidad y la reconstrucción de la Iglesia [...] El kerigma de Jesucristo,
vencedor de la muerte, es, además del inicio de la comunidad, fundamento permanente de la misma” (Ib., p. 28).
867
Ver las consecuencias para la catequesis desde la perspectiva del ´cristocentrismo trinitario`del mensaje evangélico (nº
100).
868
Para nuestros Obispos “el hecho de que Jesucristo sea la plenitud de la Revelación confiere a la catequesis su carácter
eminentemente ´cristocéntrico`. Creemos que éste es uno de los mayores logros de la catequesis en estos últimos años”. Cfr.
CC, nº 123.
-toda ella- está referida a Él” (nº 98)869. La finalidad del itinerario neocatecumenal
es poner a las personas en intimidad con Jesucristo.
869
En este sentido, lo que caracteriza el mensaje que transmite la catequesis es, ante todo, el ´cristocentrismo`, que debe
entenderse en varios sentidos: que la tarea fundamental de la catequesis es mostrar a Cristo; que El es el centro de la historia
de la salvación; que el mensaje evangélico no proviene del hombre sino que es Palabra de Dios. Para un ensanchamiento de
esta dimensión, ver: CCE, nnº 426-429; CT, nnº 5-6; DGC (1971), nº 40.
870
En Catequesis de la Comunidad, nuestros Obispos han sintetizado las diferentes dimensiones de la vinculación a Cristo
con estas palabras: “Esta iniciación en el seguimiento de Cristo implica adherirse a su persona, descubrir en profundidad su
mensaje, adoptar su estilo de vida, celebrar su presencia en los sacramentos, reunirse -en su nombre- en una comunidad de
discípulos, prepararse para participar en su envío misionero y esperar su venida gloriosa” (nº 124). El Catecismo de la Iglesia
Católica sostiene que “en la catequesis es importante destacar con toda claridad el gozo y las exigencias del camino de Cristo
(cf. CT 29)” (nº 1697), y señala ocho características identificadoras.
871
“El Camino echa mano del texto de Pablo a los Filipenses (2,1-11). Este himno paulino o prepaulino que es como una
radiografía del espíritu de Jesús, es también una imagen que el catecúmeno debe reproducir en sí mismo. Es la ´kenosis`del
Hijo de Dios hecho hombre: desde las alturas de la divinidad desciende a través de la Encarnación a la condición del hombre,
la cruz está plantada en el centro del evangelio872. Toda la vida de Cristo tiende
hacia la cruz, y el discípulo de Jesús debe recibirla en su vida (cf. Mc 10,32-34;
Lc 12,50). Para el neocatecúmeno, anunciar la salvación es anunciar la cruz
gloriosa de Cristo, ayudar a los hombres a tomar conciencia de su propia realidad
existencial de límite, alienación, infelicidad, incapacidad para dar por sí solos un
sentido a sus vidas, y anunciar, a partir de esta realidad, la victoria que sólo Cristo
ha conseguido con su cruz. El egoísmo es la causa de toda infelicidad humana.
Anunciar la salvación en “Cristo crucificado” (cf. 1ªCor 1,23) quiere decir,
proclamar la posibilidad de una vida nueva y distinta y que la gloria de Dios se
manifiesta en el “Siervo doliente de Yahvé”, el cual no se resiste al malvado y
ama al enemigo (cf. Is 42,1-7; 49, 1-6; 50,4-9; 52,13-53,12). La cruz de Cristo
revela a todo hombre muerto por una vida de egoísmo que está matando también
a los demás. Aceptar la cruz es aceptar esa actitud de Jesús Siervo como la única
verdad873, porque no hay filosofía, ni política, ni ciencia en que pueda salvarse la
humanidad. Viviendo esta actitud de Cristo, la comunidad se convierte para el
mundo en signo del amor de Dios y proclama que tal amor está siempre marcado
por la cruz y que sólo en la cruz de Cristo se ama auténticamente y es posible
entrar en la historia874.
de allí a la condición de Siervo, colma su condición de siervo con el suplicio de los esclavos, la Cruz, para recibir del Padre la
resurrección, la exaltación y el señorío”. Cfr. A. FUENTES, El Neocatecumenado, pp. 129-130. En el Catecismo de la Iglesia
Católica se afirma que “la muerte redentora de Jesús cumple, en particular, la profecía del Siervo doliente (cf. Is 53, 7-8 y Hch
8, 32-35). Jesús mismo presentó el sentido de su vida y de su muerte a la luz del Siervo doliente (cf. Mt 20, 28). Después de su
Resurrección dio esta interpretación de las Escrituras a los discípulos de Emaús (cf. Lc 24, 25-27), luego a los propios apóstoles
(cf. Lc 24, 44-45)” [nº 601]. Para GERHARD L. MÜLLER, “la síntesis cristológica originaria, a pesar de la diversidad de sus
formulaciones, puede reducirse a un único contenido básico: el Jesús crucificado es el Señor resucitado por Dios a la vida eterna,
el mediador escatológico, confirmado, de la salvación, el Mesías-Cristo”. Cfr. “Jesucristo. El Señor crucificado y resucitado”,
en OLEGARIO G. DE CARDEDAL - JUAN A. MARTÍNEZ, o. cit., p. 119. Desde esta comprensión ´cristológica`, también
se puede proponer una eclesiología ´diaconal`, ver S. SABUGAL, La Iglesia, sierva de Dios. Hacia una eclesiología servicial,
Ed, Monte Casino, Zamora 1987.
872
En la ´Relación final` del Sínodo extraordinario de 1985, los padres sinodales llamaron la atención sobre la ´centralidad de
la teología de la cruz`: “Nos parece que en las dificultades actuales Dios quiere enseñarnos, de manera más profunda, el valor,
la importancia y la centralidad de la cruz de Jesucristo. Por ello hay que explicar a la luz del misterio pascual la relación entre
historia humana y la historia de la salvación...”. Cfr. Sínodo 1985, II, D) 2. y, al final, en las ´sugerencias` se dice que “en este
contexto examínese de nuevo qué es y cómo ha de llevarse a la práctica, -entre otras-: la teología de la cruz y el misterio pascual
en la predicación, en los sacramentos y en la vida de la Iglesia de nuestro tiempo” (II, D) 7). En este punto, la síntesis teológico-
catequética del Neocatecumenado respecto a la centralidad de la cruz en la vida del cristiano, aporta no poca luz para una
comprensión existencial de esta verdad ´troncal` que vertebra la identidad del cristianismo; ver F. RODRÍGUEZ, La cruz de
Jesús y el ser de Dios, Universidad Pontificia de Salamanca 1992.
873
Para A. FUENTES “esta figura del Siervo se agiganta en la conciencia de los neocatecúmenos a lo largo de todas las etapas
del camino [...]. Cuando el camino termine y el neocatecúmeno haya sellado su fe en la renovación de las promesas bautismales,
el Siervo de Yahvé será el espejo en el que deba mirarse: amar al enemigo, no devolver mal por mal, no condenar, ser el último;
en una palabra, cumplir el Sermón de la Montaña”. Cfr. El Neocatecumenado, pp. 128-129. Es importante, subrayar en este
punto, cómo nuestros Obispos han llamado la atención porque “la catequesis no destaca suficientemente el camino concreto a
través del cual Jesús fue obediente a su Padre, y que no es otro que el camino del Siervo. Hay que hacer descubrir al adulto este
camino, basado en la pobreza, la obediencia, el servicio, la entrega. En este sentido, la auténtica vinculación a Jesucristo debe
llevar a asumir el estilo de vida del propio Jesús. ´El discípulo no puede ser mayor que el maestro` (cf. Lc 6,40)”. Cfr. CA, nº
143.
874
Con unas ´categorías nuevas` - en expresión de O. GONZÁLEZ DE CARDEDAL-, “la muerte en cruz del Hijo manifiesta
a Dios invirtiendo las categoría de honor, dignidad, valor y poder, para mostrar a la luz de la Cruz de Cristo que vale quien
sirve, es quien crea, ama quien se solidariza y se solidariza quien va hasta el extremo en el que el prójimo se encuentra. El
himno de Flp 2, 6-11 contiene la formulación que, a partir de la resurrección, se hace del destino de Cristo y que él había
formulado como proposición general para todos: el primero es el que sirve, el que tiene más capacidad tiene más
responsabilidad, y el que tiene más vida en sí más debe darla a los otros”. Cfr. La entraña del cristianismo, Ed, Secretariado
Trinitario, Salamanca 1997, p. 594.
c) Dimensión trinitaria
875
Nuestros Obispos desarrollarán esta ´dimensión teologal de la catequesis`en CA, nnº 146-150. Y el nuevo Directorio
General para la Catequesis, hablará del ´cristocentrísmo trinitario`del mensaje cristiano.
876
Para el profesor A. AMATO “el cristocentrimo trinitario implica algunas consecuencias catequéticas innovadoras: - la
catequesis tendrá una estructura cristocéntrica-trinitaria: por Cristo al Padre en el Espíritu; - siguiendo la pedagogía de Jesús, la
catequesis mostrará la vida íntima de Dios a partir de sus obras salvíficas en favor de la humanidad, puesto que las obras de
Dios revelan el misterio de su Ser trinitario; - la confesión de Dios Trinidad significa que el hombre no debe someter su libertad
a ningún poder terrenal absoluto”. Cfr. “Jesucristo, plenitud de la Revelación”, en A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO,
o.cit., pp. 138-139.
877
En el Directorio de 1971se afirma que “el misterio de la Santísima Trinidad es el misterio central de la fe y de la vida
cristiana. Es el misterio de Dios en sí mismo. Es, pues, la fuente de todo los otros misterios de la fe; es la luz que los ilumina.
Es la enseñanza más fundamental y esencial en la ´jerarquía de las verdades de la fe`” (nº 47).
878
Cfr. CC, nº 96; ver también los nnº 164-201, en los que se desarrolla el alcance de la ´confesión de fe, expresión de la
identidad cristiana”.
trino a quien, por la confesión de fe, confiamos nuestra vida [...] En consecuencia,
tanto el Catecumenado, que prepara a esa confesión, como - en nuestro caso- la
catequesis de adultos que la personaliza, son una exigencia de nuestro bautismo.
La catequesis queda así, penetrada por su dimensión bautismal. Su meta no es otra
que la confesión adulta de un fe depositada germinalmente en el bautismo. No
persigue, por tanto, otra cosa que ayudarnos a asumir personalmente nuestra
condición de bautizados” (CA, nº 136).
d) Dimensión pneumatológica
La toma de conciencia, por parte de los neocatecúmenos, de estar viviendo
hoy en la Iglesia una experiencia que es un don del Espíritu-880, un carisma
suscitado por Dios para ayudar a la Iglesia a llevar adelante la Nueva
Evangelización es muy viva. La experiencia agradecida de ver cómo el Espíritu
Santo crea y recrea permanentemente la comunidad, haciendo posible y visible la
koinonía-comunión entre personas diferentes, por edad, situación social y cultural
a lo largo de los años, remite constantemente a Aquél “que habita en la Iglesia y
en el corazón de los fieles como en un templo (cf. 1 Cor 3,16; 6,19), y en ellos ora
y da testimonio de su adopción como hijos (cf. Gál 4,6; Rom 8,15-16.26). Guía a
la Iglesia a toda la verdad (cf. Jn 16,13), la unifica en comunión y ministerios, la
provee y gobierna con diversos dones jerárquicos y carismáticos y la embellece
879
“En la gran tradición eclesial, la confesión de fe más estrictamente vinculada al proceso de la iniciación cristiana es la
Profesión de fe apostólica. El llamado Credo o Símbolo de los apóstoles, en efecto, es una fórmula que la Iglesia ha utilizado,
desde muy antiguo, para profesar la fe bautismal y para iniciar en esa fe a los catecúmenos”. Cfr. CA, nº 137; CC, nnº 164-169.
880
El Papa Juan Pablo en reiteradas ocasiones ha resaltado, en sus intervenciones, el origen ´carismático`del CN; así lo hizo
en 1993: “No se puede negar, que el Espíritu Santo, mediante el Concilio Vaticano II, ha suscitado instrumentos válidos - y
entre éstos también el Camino Neocatecumenal- para responder a los interrogantes del hombre contemporáneo”. Cfr. Mensaje
de JUAN PABLO II a los miembros del Camino Neocatecumenal: El Camino Neocatecumenal puede responder a los desafíos
del secularismo, las sectas y la escasez de vocaciones, en Ecclesia, Núm. 2632 (15 de Mayo de 1993), p. 31.
con sus frutos (cf. Ef 4,11-12; 1ª Cor 12, 4; Gál 5,22), con la fuerza del evangelio
rejuvenece a la Iglesia, la renueva incesantemente y la conduce a la unión
consumada con su Esposo”(LG, nº 4)881.
881
Existe toda una tradición patrística y teológica sobre la unión íntima entre el Espíritu Santo y la Iglesia, unión presentada
a veces de modo análogo a la relación entre alma y cuerpo en el hombre, ver nota 96 de quinta Carta Encíclica del Papa JUAN
PABLO II, Dominum et vivificantem, Ed, Paulinas 1986, nnº 25 y 26.
882
El primer ´canto- invocación` que se aprende en el CN es la invocación al Espíritu Santo: “Oh, Señor, envía tu Espíritu que
renueve la faz de la tierra”. Esta invocación cantada abrirá todas las celebraciones, encuentros y convivencias que a lo largo del
itinerario neocatecumenal se tienen.
883
El mismo nacimiento del ´carisma-servicio de catequista` es vivido al interior de la comunidad como un don del Espíritu
Santo en orden a la evangelización (cf. Hch 13, 1-3). En el Estatuto del CN se dice que “después de cierto tiempo de Camino
(normalmente después del segundo escrutinio de paso al catecumenado postbautismal), cada comunidad neocatecumenal indica
mediante votación algunos hermanos para que desempeñen la misión de catequistas”. Cfr. SCN, art.17&3, y en el art. 29 se
indica que “para que los catequistas adquieran - como lo requiere el Directorio general para la Catequesis- ´las actitudes
evangélicas que Jesús sugirió a sus discípulos, cuando les inició en la misión...: buscar la oveja perdida; anunciar y sanar al
mismo tiempo; presentarse pobres, sin oro ni alforjas; saber asumir el rechazo y la persecución; poner la confianza en el Padre
y en el apoyo del Espíritu Santo; no esperar otro premio que la dicha de trabajar por el Reino, son adecuadamente preparados”.
884
Cfr. Exhortación Apostólica de PABLO VI, Evangelii nuntiandi, nº 75. El capítulo VII aborda ´El espíritu de la
evangelización`y, en este nº 75, se vierten afirmaciones de una clara ´primacía pneumatológica` de permanente actualidad: “No
habrá nunca evangelización posible sin la acción del Espíritu Santo...”; “Gracias al apoyo del Espíritu Santo, la Iglesia crece.
El es el alma de esta Iglesia. El es quien explica a los fieles el sentido profundo de las enseñanzas de Jesús y su misterio...”, “las
técnicas de evangelización son buenas, pero ni las más perfeccionadas podrán reemplazar la acción discreta del Espíritu...”.
Esta conciencia pneumatológica, se explicita en el abandono confiado (cf.
Lc 12,12; Jn 15,26-27), por parte de los catequistas , en las tareas de la
evangelización -siempre fatigosas-, al saber que el Espíritu Santo les ayudará885;
también, se concretiza en la invocación cantada al Espíritu, antes de iniciar cada
una de las catequesis de la etapa kerigmática.
885
“A Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre lo encontramos, por el Espíritu Santo, en la Iglesia. Es el Espíritu Santo, en
efecto, el maestro interior y artífice de toda acción catequética. El es, en efecto, el principio inspirador de cada obra catequética
y de los que la realizan; El es el que transforma a los discípulos en testigos de Cristo y anima en ellos la vida nueva de los hijos
de Dios. Invocar al Espíritu, dejarse conducir por El, volver constantemente a lo que El nos pide y que nos da a conocer es
enteramente necesario para una renovación auténtica de nuestra catequesis que se presentará así con una verdadera fecundidad
en la Iglesia”. Cfr. Mons. ANTONIO CAÑIZARES, “La catequesis en la misión evangelizadora de la Iglesia”, en A.
CAÑIZARES- M. DEL CAMPO, o. cit., pp. 96-97.
886
Cfr. LG, nº 4. “De este modo, el concilio Vaticano II habla del nacimiento de la Iglesia el día de pentecostés. Tal
acontecimiento constituye la manifestación definitiva de lo que había realizado en el mismo cenáculo el domingo de pascua”.
Cfr. JUAN PABLO II, Dominum et vivificantem, nº 25.
887
Cfr. Exhortación apostólica de JUAN PABLO II, Vita consecrata, Ed (4ª), San Pablo, Madrid 1996, nº 43.
888
Según nuestros Obispos, “dentro del resurgir esperanzador de lo comunitario en nuestra Iglesia hoy, la floración de
comunidades eclesiales inmediatas resulta un instrumento adecuado de formación y penetración capilar del Evangelio en la
sociedad. Estas comunidades serán, normalmente, el sustrato más apto para que en el mundo actual pueda desarrollarse con
todo vigor la acción catequética”. Cfr. CC, nº 257. En la Iglesia y, más precisamente en las distintas comunidades en las que se
concreta, encuentra la catequesis su origen, su lugar propio y su meta, para nuestros Obispos “al final de un proceso catequético
los cristianos han de desembocar ordinariamente en una comunidad cristiana inmediata e integrarse plenamente en ella [...] El
papel de la catequesis, en este sentido, será iniciar en lo comunitario, encaminar hacia la comunidad e insertar en ellas a quienes
pasan por un proceso. Por ello, para que la catequesis preste totalmente su propio servicio a la Iglesia, es necesario la existencia
pneumatológica privilegiado, para poder llegar a la confesión del Espíritu Santo,
y a los otros articulados del Credo que se sitúan en la actividad del santo Espíritu,
a saber, la santa Iglesia Católica, el perdón de los pecados, la resurrección de la
carne y la vida eterna889.
en las diócesis de verdaderas comunidades cristianas, positivamente eclesiales, compuestas por hombres y mujeres que creen y
confiesan sinceramente a Jesús. Sólo así la labor catequética podrá ejercerse adecuadamente” (nº 288).
889
RICARDO BLÁZQUEZ siguiendo las conclusiones del estudio del P. NAUTIN, Je crois à l´Esprit Saint dans la Sainte
Église pour la Résurrection de la chair, Paris 1947, afirma que “la segunda vez que aparece la Iglesia en el credo es como
término de la confesión: ´Creemos en el Espíritu santo, en la santa Iglesia`. Según el estudio de Nautin, ya citado arriba, sobre
el credo de la Tradición apostólica de Hipólito, precioso antecedente del símbolo apostólico, podemos concluir lo siguiente: no
son términos connumerables el Espíritu santo y la Iglesia; podríamos traducir, más bien, ´creemos al Espíritu santo en la santa
Iglesia`. Esto es, la Iglesia es el lugar de la presencia y de la actuación del Espíritu santo. Lo confesado en este artículo es
sorprendente y enorme: el Espíritu de Dios habita y acciona sacramentalmente a la Iglesia, que somos nosotros. En ella y a
través de ella perdona los pecados, hace brotar la vida eterna, otorga la garantía de la resurrección gloriosa, ´da esfuerzo` a los
desfallecidos, vence la división por el amor”. Cfr. La Iglesia del Concilio Vaticano II, Ed, Sígueme, Salamanca 1988, p. 49.
890
El profesor D. BOROBIO desarrolla ampliamente la “pluralidad de aspectos en la historización del Espíritu en la Iglesia.
El Espíritu es el que hace posible en la Iglesia la Palabra, el ministerio, el sacramento, y el testimonio. Y, al mismo tiempo, es
esta pluralidad de medios la que manifiesta de un modo más cercano y concreto la presencia histórica del Espíritu en la Iglesia”.
Cfr. La Iniciación Cristiana, p. 411.
891
Cfr. El Neocatecumenado, p. 134.
892
Según A. FUENTES, “al Espíritu se le conoce actuando y así el catecúmeno descubre este Espíritu como Don de Dios a la
Iglesia, como Maestro de la verdad, como abogado frente al demonio, como consolador misericordioso, como fuerza de Dios.
En la Vigilia de Pentecostés como culminación de la Pascua, el Espíritu es celebrado como la gran epifanía del Amor y la acción
de Dios que conduce la comunidad”. Cfr. Ibid, pp. 134-135.
En tres momentos se resalta y concentra la presentación pneumatológica
dentro del itinerario neocatecumenal: a) En la primera iniciación a la oración
(entrega del Salterio); b) En la iniciación a la evangelización (tiempo de la
Traditio Symboli); y en la segunda iniciación a la oración (con la entrega del Padre
Nuestro). Ya vimos de qué modo el RICA reserva estas dos entregas últimas para
el Tiempo de la purificación e iluminación893,aunque contempla la posibilidad de
que “por razones pastorales, para enriquecer la liturgia del tiempo del
catecumenado, las ´entregas` se pueden trasladar y celebrar dentro del
catecumenado al modo de ´rito de transición`” (nº 53). Esta segunda opción es la
que se vive dentro del Neocatecumenado, que además añade a las dos entregas
tradicionales (Símbolo-Padre Nuestro), la entrega del Salterio; y lo hace a lo largo
de todo el tiempo del Neocatecumenado, posibilitando una mayor maduración,
asimilación y recepción de estos tesoros que la Iglesia pone en las manos y el
corazón de los neocatecúmenos.
893
Se pide que se hagan después de los ´escrutinios`, el Símbolo se entrega en la semana que sigue al primer escrutinio, es
decir, dentro de la 3ª semana de la Cuaresma; y el Padre Nuestro, después del tercer escrutinio, en el quinto domingo de
Cuaresma. Efectivamente, en el camino cuaresmal hacia la Pascua del ciclo dominical A nos trae el mensaje luminoso de esos
tres encuentros con Cristo, o mejor, de Cristo con los hombres (la samaritana, el ciego de nacimiento, la resurrección de Lázaro),
que caracteriza el itinerario bautismal de todo creyente. En los Evangelios de los domingos tercero, cuarto y quinto de Cuaresma,
la Iglesia lee el Evangelio de Juan seleccionando cuidadosamente esas tres perícopas que suponen una catequesis progresiva
sobre el misterio de la salvación que se va a consumar en las aguas bautismales de la vigilia. Como camino catecumenal que se
realiza en la Cuaresma, “tiempo de la iluminación y de la purificación”, esos encuentros purifican e iluminan en contacto vivo
con la persona de Cristo. Por eso los tres Evangelios están insertados con mucho tino en los tres progresivos escrutinios que
supone el RICA. Para una presentación catequética de estos textos, ver, J. CASTELLANO, Tres encuentros con Cristo en el
camino hacia la Pascua, pp. 24-31.
894
“Si conocieras el don de Dios” (Jn 4, 20). La maravilla de la oración se revela precisamente allí, junto al pozo donde vamos
a buscar nuestra agua: allí Cristo va al encuentro de todo ser humano, es el primero en buscarnos y el que nos pide de beber.
Jesús tiene sed, su petición llega desde las profundidades de Dios que nos desea. La oración, sepámoslo o no, es el encuentro
de la sed de Dios y de la sed del hombre. Dios tiene sed de que el hombre tenga sed de El (cf. San Agustín, quaest. 64,4)”. Cfr.
Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2560. Durante el tiempo de la primera iniciación a la oración que culminará con la entrega
del libro de la Liturgia de la Horas, las catequesis que se imparten a los neocatecúmenos tienen como trasfondo el texto de Jn
4, 1-39, y se desarrollan desde una clave pneumatológica. Como muy bien pone de manifiesto el Papa Juan Pablo, “mediante
el don de la gracia que viene del Espíritu el hombre entra ´en una nueva vida`, es introducido en la realidad sobrenatural de la
misma vida divina y llega a ser ´santuario del Espíritu Santo`, ´templo vivo de Dios`. En efecto, por el Espíritu Santo, el Padre
y el Hijo vienen al hombre y ponen en él su morada. En la comunión de gracia con la Trinidad se dilata el ´área vital` del
hombre, elevada a nivel sobrenatural por la vida divina. El hombre vive en Dios y de Dios: vive ´según el Espíritu` y ´desea lo
espiritual`”. Cfr. Dominum et vivificantem, nº 58. A vislumbrar este horizonte de vida, son conducidos los neocatecúmenos a
través de las catequesis que sobre la oración se imparten durante este tiempo.
alentadora del Espíritu Santo prometido por Jesús a todos sus discípulos de
cualquier generación: “Yo pediré al Padre otro Paráclito para que esté con vosotros
para siempre” (cf. Jn 14,16); “Cuando venga el Paráclito que yo os enviaré de
junto al Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio
de mí. Pero también vosotros daréis testimonio” (cf. Jn 15,26-27). Esta docilidad
al Espíritu es, en palabras de Juan Pablo II, una de las notas distintivas de la
espiritualidad de la misión: “Esta espiritualidad se expresa, ante todo, viviendo
con plena docilidad al Espíritu; ella compromete a dejarse plasmar interiormente
por éste, para hacerse cada vez más semejantes a Cristo. No se puede dar
testimonio de Cristo sin reflejar su imagen, la cual se hace viva en nosotros por la
gracia y por el Espíritu Santo. La docilidad permanente al Espíritu compromete,
además, a acoger los dones de fortaleza y discernimiento, que son rasgos
esenciales de la espiritualidad misionera”895.
e) Dimensión eclesiológica
897
Nuestros Obispos sostienen que “el Padre nuestro es el modelo de toda oración cristiana. Es la oración que Jesús enseñó a
sus discípulos. En él está condensado lo mejor de los salmos y lo nuclear de la oración y de la predicación de Jesús. Su espíritu,
eminentemente escatológico, ha de impregnar toda nuestra oración. Con él intensificamos el espíritu filial que el bautismo
depositó germinalmente en nosotros”. Cfr. CA, nº 181.
898
“El día de Pentecostés (al término de las siete semanas pascuales), la Pascua de Cristo se consuma con la efusión del Espíritu
Santo que se manifiesta, da y comunica como Persona divina: desde su plenitud, Cristo, el Señor (cf Hech 2, 36), derrama
profusamente el Espíritu”. Cfr. CCE, nº 731; “El día de Pentecostés descendió sobre los discípulos para permanecer con ellos
para siempre; la Iglesia se manifestó públicamente ante la multitud; comenzó la difusión del evangelio por la predicación entre
los paganos” (AG, nº 4).
899
Cfr. Dominum et vivicantem, nº 66. Para una mayor profundización en la ´pneumatología del Neocatecumenado`,
tendríamos que acercarnos a los ´himnos y cantos` al Espíritu Santo; ellos contienen y expresan una teología muy madura y
desarrollada.
Esta dimensión es abordada por nuestros Obispos, en el capítulo quinto del
documento sobre la Catequesis de Adultos del ´90900. Se trata de ver cómo “ a
través de la catequesis de la Iglesia, el Espíritu Santo, ´Señor y dador de vida`,
está desarrollando en los adultos bautizados la vida nueva de los hijos de Dios,
hasta hacerla adulta”901. La Iglesia, fecundada por el Espíritu, se realiza como
Iglesia igual que una madre: concibiendo, gestando, alumbrando a nuevos hijos
de Dios902. Y, como una madre, aspira a que la vida que trasmite alcance en sus
hijos una madurez tal que, configurados cada vez más con Jesucristo, lleguen a ser
testigos fieles del Evangelio en medio del mundo.
900
“En este capítulo se aborda la catequesis de adultos en cuanto acción de la Iglesia. Como toda acción evangelizadora, la
catequesis de adultos es de naturaleza eclesial”. Cfr. CA, nº 106. Esta dimensión ya había sido abordada, también, en La
Catequesis de la Comunidad en el ´83, y allí se señalaba ya ´la comunidad cristiana, como punto de partida y clima en el que
el creyente se inicia y madura en la fe`(nº 266); y, en el último documento dedicado a La iniciación cristiana del ´99, se vuelve
a resaltar la ´mediación maternal de la Iglesia`: “La Iniciación cristiana es la expresión más significativa de la misión de la
Iglesia y constituye la realización de su función maternal, al engendrar a la vida a los hijos de Dios” (nº 13).
901
Según nuestros Obispos, “en todo proceso catequizador de un adulto se desarrolla esta acción maternal de la Iglesia, que
alimenta con su propia fe a sus hijos nacidos por el Bautismo. Es inherente a la catequesis, en consecuencia, que la vinculación
cordial del cristiano con la madre Iglesia quede bien consolidada. La salud espiritual del adulto depende de ese vínculo”. Cfr.
CA, nº 110.
902
San Pablo tenía plena conciencia de que al transmitir el Evangelio ejercía la función maternal: “He sido yo quien, por el
Evangelio, os engendré en Cristo Jesús” (cf. 1ª Cor 4,15); “Te ruego en favor de mi hijo, Onésimo, a quien engendré entre
cadenas” (Filemón, v. 10); ver también Gál 4,19; 1 Tes 2,11). También los Santos Padres asimilan, frecuentemente, la formación
catecumenal a una gestación de la Iglesia, que da a luz a sus hijos en la pila bautismal.
903
El Directorio General para la Catequesis desarrolla ampliamente esta dimensión en el capítulo primero de la Primera Parte
bajo el epígrafe: ´La transmisión de la Revelación por medio de la Iglesia, obra del Espíritu Santo`, nº 42; y en la Segunda Parte,
también en el capítulo primero: ´La eclesialidad del mensaje evangélico`, nº 105. El Papa Pablo VI hablaba de la ´eclesialidad`de
todo acto de evangelización en EN, nº 60.
904
Nuestros Obispos, mostraban en 1983 su preocupación sobre este cometido esencial a la catequesis, como es fundamentar
el ´sentido eclesial`de la fe del catecúmeno (CC, nº 137), y afirmaban lo siguiente: “Creemos que éste es un punto clave para la
verdadera renovación de la catequesis. No se nos oculta que es un punto problemático, ´particularmente importante en nuestros
días`(EN, 61). Todos hemos de reconocer sinceramente que el sentido eclesial aparece - con frecuencia- deteriorado entre
nosotros, en situación enferma. Y es imposible una verdadera renovación de la catequesis sin un sentido eclesial sano, como es
muy difícil recuperar el auténtico sentido de la Iglesia sin la catequesis” (CC, nº 138). Años más tarde, esta problemática, seguía
siendo una preocupación: “La experiencia catequética con adultos muestra la dificultad de vivenciar, por parte de los
catequizandos, el sentido de pertenencia eclesial [...] Los adultos que frecuentan los grupos de catequesis se muestran, sin duda,
agradecidos a los desvelos del catequista, pero les cuesta descubrir toda esa dimensión materna de una Iglesia que les está
alimentando con lo mejor de sí misma” (CA, nº 111); y más adelante: “De estos como de otros factores no citados viene a
resultar una acción catequética que no educa el sentido de la adhesión filial a la Iglesia, la cual no ha sido mostrada como madre.
Este es uno de los problemas más serios que, entre nosotros, tiene planteada la catequesis de adultos” (nº 112).
maternal? Hay que comenzar afirmando que esta dimensión eclesial es inherente
a la naturaleza del Neocatecumenado, que por ser “un instrumento al servicio de
los Obispos para el redescubrimiento de la iniciación cristiana de los adultos
bautizados se realiza normalmente en la parroquia, ´ámbito ordinario donde se
nace y se crece en la fe, lugar privilegiado donde la Iglesia, madre y maestra,
engendra en la fuente bautismal a los hijos de Dios y les ´gesta` a la vida
nueva”(SCN, arts. 5&1 y 6&1)905, y que “dentro de la parroquia, el
Neocatecumenado es vivido en pequeña comunidad- denominada comunidad
neocatecumenal-, dado que la forma completa o común de la iniciación cristiana
de los adultos es la comunitaria” (SCN, art. 7&1)906.
formación para el servicio de la catequesis`, nnº 233-251. Ver también del Secretariado Diocesano de Catequesis de Madrid,
Manual para el catequista de adultos, Ed, Paulinas, Madrid 1983.
911
El Directorio señala la importancia de la propia comunidad como ámbito formativo de los catequistas: “Entre los cauces de
formación de los catequistas destaca, ante todo, la propia comunidad cristiana. Es en ella donde el catequista experimenta su
vocación y donde alimenta constantemente su sentido apostólico” (nº 246). Los neocatecúmenos, a lo largo de todo el itinerario
neocatecumenal, tendrán tres encuentros con la ´comunidad-madre`de sus catequistas, en tres liturgias fundamentales de la
iniciación cristiana donde se ´visibiliza` la gestación de la Iglesia como Madre: durante la entrega del Símbolo, en la entrega
del Padrenuestro, y como ´comunidad-madrina`en la renovación de las promesas bautismales, al final del Camino.
912
Cfr. G. LOHFINK, La Iglesia que Jesús quería. Dimensión comunitaria de la fe cristiana, Ed, DDB, Bilbao 1986. Para una
mayor profundización sobre la importancia que tiene para la catequesis su dimensión eclesial y comunitaria, ver CC, nnº 253-
288; E. ALBERICH, “Catequesis, comunión y comunidad”, en Catequesis y praxis eclesial, Ed, CCS, Madrid 1983, pp. 182-
203.
913
“La catequesis es, esencialmente, un acto de tradición viva de la Iglesia que, por medio de la iniciación en ´su doctrina, vida
y culto`(DV, 8), transmite al catecúmeno todo lo que ella cree, todo lo que es. La ´traditio Evangelii in symbolo` (tradición del
Evangelio en el símbolo) y la ´traditio orationis dominicae` (tradición del Padre nuestro) son - en el Catecumenado bautismal y
en nuestra catequesis- la expresión de lo que es, en esencia, un proceso catecumenal: la transmisión de la fe eclesial”. Cfr. CC,
nº 135.
914
“La catequesis de adultos, como acto de tradición, no es pura repetición del pasado, ´no es un tesoro muerto que las
generaciones cristianas reciben o dan sin más`. Es por el contrario, ofrecimiento y entrega de una experiencia, que el adulto
recibe de forma activa y creativa. En este sentido, la experiencia cristiana del adulto catequizado se incorpora a la Iglesia y la
enriquece. La antigua melodía de la tradición, al ser recibida de una forma viva, se devuelve a la Iglesia coloreada con nuevos
armónicos”. Cfr. CA, nº 109. Porque “el Símbolo condensa la historia de la salvación y toda la fe de la Iglesia, la iniciación en
el conocimiento del mensaje cristiano debe incluir la narracción (narratio) de la historia de la salvación, la entrega del CREDO,
y la explicación (explanatio) doctrinal del mismo” (Ib., nº 179). Este deseo de nuestros Obispos, se realiza en el CN durante
este tiempo de la Traditio Symboli-Redditio Symboli predicando el Evangelio y dando testimonio de la fe la Iglesia, “de dos en
dos, por las casas de la parroquia. Estudiando y celebrando cada uno de los artículos del Símbolo apostólico y lo restituyen a la
Iglesia, confesando su fe y proclamando el Credo solemnemente ante los fieles, durante la Cuaresma”. Cfr. SCN, art. 20, 2ª.
experiencias concretas; y, al mismo tiempo, descubren que forman parte de una
cadena ininterrumpida de testigos de la fe915 ,y que por ello la Iglesia como madre
les precede y acompaña. Más aún, llegados a esta altura de camino, la pedagogía
neocatecumenal tiene claro que “es la Iglesia la que proporciona a la catequesis su
objeto, es decir, el Evangelio de Jesucristo tal y como es creído y profesado por el
pueblo de Dios. Le proporciona, también, su medio vital: las comunidades
cristianas en las que la Iglesia se realiza. Le proporciona, en fin, su meta: hacer
del catecúmeno un miembro activo de la vida y misión de la Iglesia”916.
Para el Directorio, “La profesión de fe recibida de la Iglesia (traditio), al germinar y crecer a lo largo del proceso catequético,
es devuelta (redditio) enriquecida con los valores de las diferentes culturas. El catecumenado se convierte así, en foco
fundamental de incremento de la catolicidad y fermento de renovación eclesial. La bipolaridad de este gesto expresa la doble
dimensión de la fe: don recibido (traditio) y respuesta personal e inculturada (redditio). Ya, el
Papa Juan Pablo II pedía en CT, nº 28 “una utilización acomodada a nuestro tiempo de este rito
tan expresivo”. A la luz de la praxis neocatecumenal, pensamos que este deseo, se ve cumplido
con una pedagogía netamente catecumenal-tradicional y con una forma ´inculturada`al hombre
de hoy.
915
Nuestros Obispos reclaman que “es preciso recuperar, para la catequesis de adultos, el sentido de la tradición viva de la
Iglesia. Hemos de saber situar activamente al adulto en la corriente viva de las generaciones cristianas y hacer que se sienta
eslabón creativo en esa transmisión ininterrumpida”. Cfr. CA, nº 113.
916
Cfr. CC, nº 137. El Directorio reclama que “es importante que la catequesis sepa vincular bien la confesión de fe cristológica,
´Jesús es Señor`, con la confesión trinitaria, ´Creo en el Padre, en el Hijo y en el Espíritu Santo, ya que no son más que dos
modalidades de expresar la misma fe cristiana”. Cfr. DGC, nº 82.
917
Cfr. CA, nº 138. Nuestros Obispos señalan que “esta es la meta de la catequesis: propiciar la confesión de la fe en Dios,
desde el seno de una Iglesia que, presente en el mundo, le da lo mejor de sí misma a pesar del rechazo y la incomprensión”
(ib.,).
918
“La finalidad de la catequesis es la educación de la fe del creyente con vistas a iniciarle en la comunidad cristiana que
construye el Reino de Dios en el mundo. Por ello, junto a la profesión de fe, a la celebración de los misterios y a la vivencia de
los valores evangélicos, la comunidad es meta de la catequesis y en ella desemboca”. Cfr. CC, nº 287. Para una ampliación de
esta perspectiva, ver FRANCISCO FERRER, “La Iglesia, fuente, lugar y meta de la catequesis”, en A. CAÑIZARES - M.
DEL CAMPO, o. cit., pp. 209-234.
Traditio-Redditio symboli; pero, además, en este punto, hay que decir que una de
las notas características de las catequesis neocatecumenales es el ámbito
comunitario en el que siempre tiene lugar el acto de transmisión catequética: la
Comunidad Neocatecumenal919.
919
“Solamente las comunidades cristianas, desde su propia vida, serán capaces de que la acción catequética ponga en marcha
un dinamismo comunitario que eduque en el sentido eclesial propio de la vida cristiana”. Cfr. CC, nº 265. En el Directorio se
afirma que “la pedagogía catequética es eficaz en la medida en que la comunidad cristiana se convierte en referencia concreta
y ejemplar para el itinerario de fe de cada uno. Esto sucede si la comunidad se concibe como fuente, lugar y meta de la
catequesis. En concreto, la comunidad viene a ser lugar visible del testimonio de la fe, cuida de sus miembros, les acoge como
familia de Dios, constituyéndose en ambiente vital y permanente del crecimiento de la fe”. Cfr. DGC, nº 158.
920
El Directorio afirma que “la catequesis capacita al cristiano para vivir en comunidad y para participar activamente en la
vida y misión de la Iglesia”, y levanta acta de las dificultades que en este punto, nos podemos encontrar: “La vida cristiana en
comunidad no se improvisa y hay que educarla con cuidado”. Cfr DGC, nº 86. Ver en esta dirección, D. BONHOEEFFER,
Vida en comunidad, Ed, Sígueme, Salamanca 1983. Es importante constatar cómo Juan Pablo II, en Christifideles laici, nº 61,
resalta la conveniencia de las pequeñas comunidades eclesiales en el marco de las parroquias, y no como un movimiento paralelo
que absorba sus mejores miembros: “Dentro de las parroquias... las pequeñas comunidades eclesiales presentes pueden ser una
ayuda notable en la formación de los cristianos, pudiendo hacer más capilar e incisiva la conciencia y la experiencia de la
comunión y de la misión eclesial”.
921
Según el Estatuto, “el Camino Neocatecumenal es así un instrumento al servicio de los Obispos para realizar el proceso de
educación permanente de la fe requerido por la Iglesia: la iniciación cristiana, como reafirma el Directorio general para la
Catequesis, ´no es el punto final en el proceso permanente de conversión. La profesión de fe bautismal se sitúa en los cimientos
de un edificio espiritual destinado a crecer`; ´la adhesión a Jesucristo, en efecto, da origen a un proceso de conversión
permanente que dura toda la vida”. Cfr. SCN, art, 22&2.
922
Esta comprensión nueva de parroquia ya ha sido asumida por los Obispos de América: “Una vía de renovación parroquial,
especialmente urgente en las parroquias de las grandes ciudades, se puede encontrar considerando la parroquia como comunidad
de comunidades”. Cfr. Exhortación apostólica de JUAN PABLO II, Ecclesia in America, Ed, B.A.C., Madrid 1999, nº 41.El
mismo Papa, dirigiéndose a los Obispos de Europa, les decía, en relación con las comunidades neocatecumenales: “Dichas
comunidades, forman células vivas de la Iglesia, renuevan la vitalidad de la parroquia mediante cristianos maduros capaces de
Termino esta dimensión eclesial de la catequesis, asumiendo el postulado
de nuestros Obispos, cuando afirman que “la actividad catequética, que tiene como
objetivo principal iniciar y fundamentar en la fe de la comunidad creyente e
insertar en esa misma comunidad a quien ha dado su adhesión a Jesucristo, no
puede, por ello, separarse, en modo alguno, de la vida de la Iglesia. En esta Iglesia
y, más precisamente en las distintas comunidades en las que se concreta, encuentra
la catequesis su origen, su lugar propio y su meta” (CC, nº 253). Esta es la
experiencia, también de las mismas Comunidades Neocatecumenales.
f) Dimensión mariológica
testimoniar la verdad con una fe radicalmente vivida”. Cfr. Mensaje a los Obispos de Europa reunidos en Viena el 12 de Abril
de 1993, El Camino Neocatecumenal puede responder a los desafíos del secularismo, las sectas y la escasez de vocaciones:
Ecclesia, Núm. 2632 (15 de Mayo de 1993), p. 31. La eclesiología del CN se entiende a la luz de la eclesiología de comunión
fecundada y propiciada por el Concilio Vaticano II, refrendada y confirmada en el Sínodo extraordinario del ´85 y alentada y
propuesta -de nuevo- por el Papa Juan Pablo II en su Carta apostólica Novo millennio ineunte: “Hacer de la Iglesia la casa y la
escuela de la comunión: éste es el gran desafío que tenemos ante nosotros en el milenio que comienza” (nº 43).
923
“Tenemos que aprender de nuevo a ver a la Iglesia en María y a María en la Iglesia. Porque ambos misterios de nuestra fe
están estrechamente vinculados y sólo si nos sumergimos en las profundidades de estos misterios verdaderamente cristianos,
podemos con alegría conocer lo que es nuestra propia santificación, nuestra vida espiritual... El grande amor capaz de
transformar al mundo, que la primitiva cristiandad profesaba hacia el misterio de la Iglesia-Madre, sólo se puede entender
partiendo del grande amor a la Madre terrena del Señor; y esto se debía a que en la primitiva Iglesia se conocía aún con mayor
claridad y entusiasmo este misterio bíblico, a saber, que la Palabra de Dios había dibujado la figura de María Virgen-Madre
como modelo y compendio de la Iglesia-Madre. Así se ve toda la vida de la Madre de Dios, desde el momento de su Concepción
Inmaculada hasta su bienaventurada Asunción, como modelo único del ser y del destino de la Iglesia y de nuestra propia vida
espiritual”. Cfr. K. RAHNER, María y la Iglesia, Ed, Mensajero, Bilbao 1957, pp. 6-7.
cómo en el camino neocatecumenal existe un amor tan grande a la Iglesia y sobre
todo a la Virgen María”924.
924
Cfr. R. BLÁZQUEZ, “María en el Camino Neocatecumenal”, en Transmitir el Evangelio de la verdad, p. 249.
925
En cinco momentos aparece, según el Camino Neocatecumenal, el paralelismo entre María y el cristiano- Iglesia:
Anunciación, gestación, nacimiento, familia de Nazaret y misión del Siervo de Yahvé. Para RICARDO BLÁZQUEZ la
´mariología` del Camino Neocatecumenal se puede resumir en “dos perspectivas: El paralelismo entre María y la Iglesia
divisado desde el principio y constantemente recordado, y la acogida de María como Madre en el contexto de la etapa del ´Padre
Nuestro` y en torno a una peregrinación al santuario de Loreto”. Cfr. Ibid., p. 272.
926
A lo largo del itinerario neocatecumenal, “en varios momentos del recorrido catecumenal transmite el catequista a los
catecúmenos el sentido de la persona y de la misión de María. A través de catequesis, celebraciones, ´escrutinios` de la Escritura,
cantos, oraciones, representaciones de la Virgen (por ejemplo, se ha difundido mucho el icono de la Virgen con el Niño pintado
por Kiko Argüello)... se recibe a María como Madre de Jesús y Madre nuestra”. Cfr. RICARDO BLÁZQUEZ, Ibid., p. 246.
927
Cfr. “La Virgen María y el Camino Neocatecumenal”, en CARLOS GARCÍA ANDRADE, Presencia de María en los
movimientos eclesiales contemporáneos: Ephemerides Mariologicae (1986), Fasc. III-IV, vo. 36 p. 308; ver también, MARIO
PEZZI, “María nel cammino dellà comunità neocatecumenale”, en o. cit., pp. 119-123.
´nueva creatura`, obra del Espíritu Santo... El anuncio hecho a María y al
catecúmeno es el kerigma: quien lo acoge queda fecundado por el Espíritu. El
nacimiento de Jesús en María y la ´vida nueva` en el catecúmeno son los frutos de
esta acción del Espíritu. Por esto María es la imagen ejemplar del catecúmeno. En
Ella, se prefigura la humanidad entera en su incesante itinerario hacia el Señor,
hasta la plenitud del último día; como Mará ´toda alma que cree, concibe y genera
al Verbo de Dios (San Ambrosio). El Neocatecumenado se presenta entonces
como un período de gestación en el seno de la Madre-Iglesia, que genera al
hombre en el bautismo, lo alimenta y lo educa hasta alcanzar la estatura del
hombre nuevo, nacido del Espíritu”928.
El segundo momento, tiene que ver con una de las novedades y
aportaciones más creativas que el Neocatecumenado hace a la pedagogía y
dinámica catecumenal en cuanto tal929, nos referimos a la acogida de la Virgen
María como madre930, en el entre tiempo que va desde la entrega del Credo y la
segunda iniciación a la oración que tiene lugar con la entrega del Padre Nuestro.
En el Estatuto se dice que “en esta etapa los neocatecúmenos estudian
sistemáticamente cada una de las peticiones del Padrenuestro y temas sobre la
Virgen María: Madre de la Iglesia, Nueva Eva, Arca de la Alianza, Imagen del
Cristiano, etc” (SCN, art. 20, 3ª)931, y, que “hacen una peregrinación a un santuario
mariano para acoger a la Virgen María como madre”932. En la casa de la Virgen
928
Cfr. “Il cammino neocatecumenale. Itinerario di madurazione nella fede”, en A. FAVALE, o. cit., p. 269.
929
Aunque es una ´novedad`en la praxis catecumenal, no lo ha sido, a lo largo de la historia- en la ´piedad popular`; así lo
reconoce el Directorio sobre la piedad popular: “A lo largo de la historia de la piedad aparecen diversas experiencias, personales
y colectivas, de ´consagración-entrega-dedicación a la Virgen [...] Un conocido maestro de espiritualidad que presenta dicha
práctica es San Luis María Grignion de Montfort, ´el cual proponía a los cristianos la consagración a Cristo por manos de María,
como medio eficaz para vivir fielmente el compromiso del bautismo`. A la luz del testamento de Cristo (cf. Jn 19,25-27), el
acto de ´consagración` es el reconocimiento consciente del puesto singular que ocupa María de Nazaret en el Misterio de Cristo
y de la Iglesia, del valor ejemplar y universal de su testimonio evangélico, de la confianza en su intercesión y la eficacia de su
patrocinio, de la multiforme función materna que desempeña, como verdadera madre en el orden de la gracia, a favor de todos
y cada uno de sus hijos”. Cfr. Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, Directorio sobre la piedad
popular y la liturgia, Ed. B.A.C., Madrid 2002, nº 204. En el mismo documento, se sugiere emplear, mejor, el término ´entrega`
´donación` que el de ´consagración`, por la comprensión equívoca de este último; en el CN se habla de ´acogida`.
930
“Los neocatecúmenos son iniciados a hacerse pequeños y a vivir abandonados filialmente a la paternidad de Dios, protegidos
por la maternidad de María y de la Iglesia, y en la fidelidad al Sucesor de Pedro y al Obispo. A tal fin, antes de la entrega del
´Padrenuestro`, los neocatecúmenos hacen una peregrinación a un santuario mariano para acoger a la Virgen María como madre,
profesan la fe en la tumba de S. Pedro y hacen un acto de adhesión al Santo Padre”. Cfr. SCN, art. 20, 3ª. No es difícil constatar
el ´deficit mariológico` en los documentos de pastoral catequética, no así en el Catecismo de la Iglesia Católica que contiene
una buena síntesis de mariología ( ver los nnº 484-507; 721-726; 963-972; 2673-2679), y donde se afirma que “la piedad de la
Iglesia hacia la Santísima Virgen es un elemento intrínseco del culto cristiano. La Santísima Virgen ´es honrada con razón por
la Iglesia con un culto especial. Y, en efecto, desde los tiempos antiguos, se venera a la Santísima Virgen con el título de ´Madre
de Dios`”(nº 971).
931
A. FUENTES sostiene que “el estudio, la celebración y la contemplación de la paternidad de Dios llevan la catecúmeno al
conocimiento de otro misterio: la Maternidad de María. ´Nadie puede tener a Dios por Padre si no tiene a María por Madre`. El
itinerario de fe que ha de recorrer el catecúmeno tiene su correlato en el itinerario de fe que hubo de recorrer María [...]. La
fidelidad a la escucha de la palabra y al seguimiento de la Palabra de Dios, la gestación del hombre nuevo, la santificación de
su propia historia, la experiencia de la cruz, la docilidad a la voluntad del Padre; todo esto que María vivió en su andadura
mortal de forma tan sublime, es lo mismo que debe vivir el catecúmeno hasta conformarse con Cristo y engendrar en él un
hombre nuevo, Jesucristo mismo. María nos descubre a Cristo al que hemos de conformarnos de la manera más perfecta en este
camino de fe”. Cfr. El Neocatecumenado, pp. 109-110.
932
Cfr. G. SANTARELLI, “ Il santuario della Casa di Loreto. Note di storia e di arte”, en Maria nel Misterio del Verbo
Incarnato. Congreso Internazionale Mariologico (Loreto 22-25 marzo 1995): Theotokos. Roma 1995/2, pp. 641-645. En este
santuario de la Virgen, situado a orillas del Adriático se conserva la casita de Nazaret donde María recibió el anuncio del ángel,
traída según la tradición por los cruzados medievales. Loreto, cuyo VII centenario se celebró del 1994 al 1995, ha sido y es uno
de Nazaret, los neocatecúmenos serán iniciados a la oración mariana por
excelencia, recibiendo el Santo Rosario, “síntesis de todo el Evangelio” (CCE, nº
971)933, que a partir de este momento, se rezará con asiduidad por parte de los
neocatecúmenos, y tendrán a María como “la orante perfecta, figura de la Iglesia.
Cuando le rezamos, nos adherimos con ella al designio del Padre, que envía a su
Hijo para salvar a todos los hombres. Como el discípulo amado, acogemos (cf. Jn
19, 27) a la Madre de Jesús, hecha madre de todos los vivientes. Podemos orar con
ella y a ella. La oración de la Iglesia está sostenida por la oración de María” (CCE,
nº 2679)934.
g) Dimensión sacramental
935
Cfr. JUAN PABLO II, Christifideles laici, nº 61. Y, en el Catecismo de la Iglesia Católica, se dice que “por su naturaleza
misma, el Bautismo de niños exige un catecumenado postbautismal. No se trata sólo de la necesidad de una instrucción posterior
al Bautismo, sino del desarrollo necesario de la gracia bautismal en el crecimiento de la persona. Es el momento propio de la
catequesis” (nº 1231). Nuestros Obispos señalan ´algunas dimensiones de fondo, subyacentes al Catecumenado bautismal, que
han de inspirar la catequesis de adultos: la dimensión teologal, pascual, eclesial y antropològica`. Cfr. CA, nº 83.
936
El RICA, en sus ´Observaciones generales` (nnº 3-6), desarrolla con sobriedad y profundidad los rasgos que definen la
dignidad del Bautismo. Ver A. MANRIQUE, Teología bíblica del bautismo. Formulación de la Iglesia primitiva, y D.
BOROBIO, “El sacramento del Bautismo”, en Iniciación Cristiana, pp. 349-379.
937
Para el Papa Juan Pablo, sólo captando la misteriosa riqueza que Dios dona al cristiano en el santo Bautismo es posible
delinear la ´figura`del laico: “No es exagerado decir que toda la existencia del fiel laico tiene como objetivo el llevarlo a conocer
la radical novedad cristiana que deriva del bautismo, sacramento de la fe, con el fin de que pueda vivir sus compromisos
bautismales según la vocación que ha recibido de Dios”. Cfr. Christifideles laici, nº 10. Y en Novo millennio ineunte al afirmar
que la perspectiva en la que debe situarse el camino pastoral es de la ´santidad`, señala al sacramento del Bautismo como la
verdadera entrada en la santidad de Dios: “Preguntar a un catecúmeno: ´¿quieres recibir el Bautismo?`, significa al mismo tiempo
preguntarle: ´¿quieres ser santo?` Significa ponerle en el camino del Sermón de la Montaña: ´Sed perfectos como es perfecto
vuestro Padre celestial`(Mt 5,48) [nnº 30-31].
938
Y el RICA pide que “toda la iniciación debe manifestar con claridad su carácter pascual” (nº 8). Ver para una mayor
ampliación, Cardenal SCHÖNBORN, “La catequesis y los sacramentos de la Iglesia”, en A. CAÑIZARES - M. DEL CAMPO,
o. cit., pp. 187-207. Para el Cardenal “sólo el Misterio Pascual da origen al ´orden sacramental de salvación` (p. 196). Ver en
esta perspectiva, Asociación Española de Profesores de Liturgia, El Misterio Pascual en la Liturgia, Ed, Ega, Bilbao 2002.
939
Durante las catequesis iniciales, después del anuncio del Kerigma, tiene lugar la primera celebración sacramental del
Neocatecumenado, “la conversión es sellada por la celebración de la Penitencia, según el rito de la reconciliación de varios
penitentes, con confesión y absolución individual. Este sacramento, celebrado periódicamente, sostendrá el camino de
conversión de las personas y de la comunidad”. Cfr, SCN, art 9,1ª. KIKO ARGÜELLO en la intervención que tuvo durante la
Asamblea del Sínodo de los Obispos sobre la Penitencia y la reconciliación, presentaba así la praxis de este Sacramento en el
nuestros Obispos: “El sacramento de la Reconciliación es muy importante en la
catequesis de adultos. De alguna manera se podría decir que es el sacramento de
la catequesis con los adultos bautizados, ya que sella y significa ese reencuentro
con Dios que propicia la catequesis” (CA, nº 220). A lo largo del itinerario
neocatecumenal las celebraciones del Sacramento de la conversión serán
frecuentes: en los tiempos litúrgicos de Adviento y Cuaresma; en todas las
Convivencias importantes, en las peregrinaciones. El neocatecúmeno sabe que
camina en permanente conversión y que necesita la gracia del Sacramento para
vivir en comunión con Dios y con los hermanos.
Neocatecumenado: “En el camino de conversión, el Sacramento de la Penitencia viene a sellar las etapas del crecimiento de la
vida espiritual, vivimos en continua conversión y la confesión nos ayuda en el crecimiento de esa vida divina, esa vida eterna,
dentro de nosotros”. Cfr. El camino neocatecumenal en los discursos de Pablo VI y Juan Pablo II, Centro Neocatecumenal de
Madrid, 1995 pp. 230-231. Para R. BLÁZQUEZ “es un hecho acreditado en las comunidades neocatecumenales que en el interior
del proceso de fe y de conversión hacia el bautismo se recupera con vigor el sacramento de la conversión, de la penitencia. Según
el testimonio de los presbíteros, las comunidades han fortalecido decisivamente la celebración del sacramento en sus parroquias,
e incluso a veces la han rescatado del olvido”. Cfr. Comunidades neocatecumenales, pp. 37-38.
940
Cfr. H. SCHÜRMANN, ¿Cómo entendió y vivió Jesús su muerte?, Ed, Sígueme, Salamanca 1982; del mismo autor, Palabras
y acciones de Jesús en la última cena: Concilium 40 (1968), pp. 629-640. Para mayor profundización, ver D. BOROBIO,
Eucaristía, Ed, B.A.C., Madrid 2000.
941
“Dicha celebración, preparada por oportunas catequesis, ayuda a redescubrir el esplendor pascual resaltado por el Concilio
Vaticano II y a experimentar la comunión entre los hermanos. En efecto, ´no es posible que se forme una comunidad cristiana
si no tiene como raíz y como centro la celebración de la sagrada Eucaristía, por la que debe, consiguientemente, comenzarse
toda la educación que tiende a formar el espíritu de comunidad`. La celebración de la Eucaristía acompañará a la comunidad
durante todo el itinerario”. Cfr. SCN, art. 9, 3ª. Ver. P. FARNÉS, La celebración eucarística en pequeños grupos, pp. 281-295.
matrimoniales, soledades no asumidas ni integradas, debilidades y flaquezas
debidas a la enfermedad y a la ancianidad. La vivencia comunitaria de todos estos
momentos y tiempos de tránsito, y estados y situaciones de gracia, ayudan siempre
a la persona a sentirse miembro de un cuerpo más grande que les sostiene y
vigoriza; y a sentirse miembros de una familia más amplia que les cuida y
acompaña, y ello permite descubrir que todos los sacramentos son gracias que Dios
derrama en la Iglesia y para sus hijos.
h) Dimensión moral
942
Los Obispos hacen una clara y comprensible fundamentación de esta tarea en CA, nnº 185-190. “El seguimiento de Jesús es
ante todo, dejarse cautivar por Alguien que está vivo y como fruto de esa vinculación personal, trata de actualizar en nuestra
vida los valores y actitudes que El vivió. Es, en otras palabras, la introducción progresiva en la misma experiencia de San Pablo:
´ya no vivo yo: es Cristo quien vive en mi`”. Cfr. CA, nº 124. Para el Directorio, “la evangelización, ´que comporta el anuncio
y la propuesta moral`difunde toda su fuerza interpeladora cuando, junto a la palabra anunciada, sabe ofrecer también la palabra
vivida. Este testimonio moral, al que prepara la catequesis, ha de saber mostrar las consecuencias sociales de las exigencias
evangélicas”. Cfr. DGC, nº 85c.
943
Según el Catecismo de la Iglesia Católica, los cristianos “incorporados a Cristo por el bautismo (cf Rom 6,5) , están ´muertos
al pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús` (cf Rom 6,11), participando así en la vida del Resucitado (cf. Col 2,12). Siguiendo
a Cristo y en unión con él (cf Jn 15,5), los cristianos pueden ´ser imitadores de Dios, como hijos queridos y vivir en el amor` (cf
Ef 5,1), conformando sus pensamientos, sus palabras y sus acciones con los ´sentimientos que tuvo Cristo` (cf Flp 2, 5) y
siguiendo sus ejemplos (cf Jn 13, 12-16)” [nº 1694]. La Tercera parte del Catecismo desarrolla ´la vida de la fe`: “presenta el fin
último del hombre, creado a imagen de Dios: la bienaventuranza, y los caminos para llegar a ella: mediante un obrar recto y
libre, con la ayuda de la ley y de la gracia de Dios (Primera sección); mediante un obrar que realiza el doble mandamiento de la
caridad, desarrollado en los diez Mandamientos de Dios (Segunda sección)” [nº 16]. Ver P. BENOIT, “La fe transmitida,
celebrada, vivida y orada en el Catecismo de la Iglesia Católica”, A. CAÑIZARES - MANUEL DEL CAMPO, o. cit., pp. 301-
319. Ver también, J. ROMÁN FLECHA, “La teología moral en el nuevo Catecismo”, en OLEGARIO G. DE CARDEDAL -
JUAN A. MARTÍNEZ, o. cit., pp. 152-179, y Teología Moral de la Persona, Ed, B.A.C., Madrid 2002.
Sin embargo la renovación de las actitudes vitales en un creyente no nace como
fruto de un moralismo, de cumplir la norma por la norma. Tampoco es
consecuencia de una mera atracción externa que uno puede encontrar en Jesús de
Nazaret, viendo sólo en él un modelo moral que imitar. Las actitudes evangélicas
han de ser presentadas en la catequesis como una llamada a un seguimiento, como
oferta de vida y como camino de felicidad: “Si quieres entrar en la vida... ven y
sígueme” (cf. Mt 19,17-21)944.
En las orientaciones que nos ofrecen los documentos de pastoral catequética para
enfocar esta tarea de la catequesis, se afirma con claridad que la vida de los
catequizandos ha de ser confrontada con las Bienaventuranzas y el Decálogo: “El
Sermón del Monte es referencia obligada en la tarea catequética de iniciar en la
vida evangélica. Representa la enseñanza moral más importante de Jesús, con la
que -como nuevo Moisés- da al Decálogo de la Alianza su sentido pleno y
definitivo”945, se pide que se saquen las consecuencias necesarias para la vida
social, las actitudes evangélicas del creyente “deben manifestarse con sus
consecuencias sociales” (AG, nº 13) 946. Efectivamente, a la luz de estas
orientaciones, se percibe con mayor claridad cómo la institución del
Catecumenado se convierte hoy en un espacio verdaderamente imprescindible para
la formación moral de los creyentes947, porque nos podemos preguntar: ¿Dónde se
944
En palabras de nuestros Obispos, “no es suficiente presentar a los adultos unas actitudes evangélicas aisladas. Es preciso
ofrecerles un marco referencial moral, desde donde poder juzgar cristianamente la propia vida, los acontecimientos y las
situaciones. Este marco incluye una moral fundamental y la oferta de un estilo coherente de vida cristiana, con las implicaciones
sociales que ésta lleva”. Cfr. CA, nº 186. En la Instrucción pastoral de la CEE, La verdad os hará libres, Ed, Edice, Madrid
1990, el episcopado español recoge los aspectos más importantes que debe asumir esta iniciación a la moral fundamenta (nnº
36-51). Ver E. JIMÉNEZ, Moral Eclesial, Ed, DDB, Bilbao 1989; L. MELINA, El actuar moral del hombre, Ed, Edicep,
Valencia 2001.
945
Cfr. CA, nº 188. Ya en 1983, nuestros Obispos afirmaban que “una iniciación en la vida evangélica, en este estilo de vida
nuevo, ´que no es más que la vida en el mundo, pero una vida según las bienaventuranzas`(CT, 29). Esta educación en las
actitudes específicamente cristianas deberá mostrar ´las consecuencias específicas de las exigencias evangélicas`(CT, 29), y
señalaban las ´lagunas`que en esta tarea catequética se estaban dando: “La educación de la dimensión axiológica de la fe, por
medio de una auténtica enseñanza moral y de una adecuada pedagogía de los valores, está lejos de ser un logro en nuestra acción
catequética”. Cfr. CC, nº 88. Aunque encontramos un ´juicio` aún más crítico, cuando afirman que “por lo general, el examen
de los materiales catequéticos referentes a las cuestiones morales deja la impresión de una moral imprecisa, vaga, carente de la
necesaria objetividad”. Cfr. Comisión Episcopal para la Doctrina de la Fe - Subcomisión de Catequesis, “Criterios para el análisis
y dictaminación de libros y materiales catequéticos”, (20 de Noviembre de 1992) en CEE, Fe y Moral, Ed, Edice, 1993, p. 218.
Nuestros Obispos, al analizar las ´causas`de la actual crisis moral, son muy conscientes de “que ha faltado, hemos de reconocerlo,
una buena educación de las conciencias ante las nuevas necesidades. Esta falta de formación es tal vez uno de los más grandes
problemas o carencias con que nos encontramos en el seno de la comunidad católica”. Cfr. CEE, La verdad os hará libres, nº
30. Ya en 1985, el Cardenal J. RATZINGER apuntaba que “la teología moral se ha convertido hoy en un campo de tensiones,
sobre todo porque sus afirmaciones afectan de modo muy directo a la persona”. Cfr. V. MESSORI,
Informe sobre la fe, B.A.C., Madrid 1985, p. 95, y el Papa JUAN PABLO II, señala , entre otras, que una de las ´causas` del
´eclipse moral` que vive nuestra sociedad, tiene que ver con que “algunas corrientes de pensamiento moderno se ha llegado a
exaltar la libertad hasta el extremo de considerarla como un absoluto, que sería la fuente de los valores [...] Se han atribuido a la
conciencia individual las prerrogativas de una instancia suprema del juicio moral, que decide categórica e infaliblemente sobre
el bien y el mal”. Cfr. Carta Encíclica, Veritatis splendor, Ed, Edice, Madrid 1993, nº 32; ver para una mayor profundización,
GERARDO DEL POZO (ed.), Comentarios a la “Veritatis splendor”, Ed, B.A.C., Madrid 1995; ver también de la Comisión
Episcopal para la Doctrina de la fe, Nota sobre la enseñanza de la Moral, Ed, Edice, Madrid 1997.
946
“Muchas veces, sin embargo, la formación moral que se imparte en los grupos de catequesis de adultos, queda a un nivel
individual, sin abrirse suficientemente a las exigencias de la moral social. La enseñanza social de la Iglesia es, con frecuencia,
ignorada”. Cfr. CA, nº 189.
947
JUAN PABLO II afirma que “la evangelización - y por tanto la ´nueva evangelización`- comporta también el anuncio y la
propuesta moral. Jesús mismo, al predicar precisamente el Reino de Dios y su amor salvífico, ha hecho una llamada a la fe y a
forma hoy la conciencia moral de los cristianos? ¿Qué instituciones ayudan a
personalizar los contenidos objetivos de la moral cristiana de un modo integral y
gradual? ¿Son suficientes las actuales mediaciones (familia, escuela, parroquia),
y los contenidos que se dan en el marco de transmisión catequética que la Iglesia
ofrece hoy, fundamentalmente a los niños, y ya con escasa influencia entre los
jóvenes?
Teniendo presente en el horizonte estos interrogantes, una vez que hemos visto
cómo ha de ser planteada y transmitida esta tarea constitutiva de la catequesis, nos
queremos preguntar: ¿Cómo es presentada esta dimensión en el
Neocatecumenado? ¿ De qué forma son iniciados los neocatecúmenos en la
dimensión moral esencial de la catequesis? ¿Cuál es el contenido de las catequesis
morales que se imparten en el itinerario neocatecumenal y en qué tiempos y
momentos se transmiten?
la conversión (cf. Mc 1,15). Y Pedro con los otros Apóstoles, anunciando la resurrección de Jesús de Nazaret de entre los
muertos, propone una vida nueva que hay que vivir, un ´camino` que hay que seguir para ser discípulo del Resucitado (cf. Act
2,37-41; 3,17-20)”. Cfr. Veritatis splendor, nº 107.
948
La conversión, el cambio moral, la transformación mental, cordial y social en el hombre no se realiza de hoy para mañana,
se necesita, tiempo, paciencia y gracia. Nuestros Obispos afirman que “ese cambio progresivo de sentimientos y costumbres
(AG, 13), esa iniciación en el ejercicio de las costumbres evangélicas (AG, 13) implica una lenta transformación de las actitudes
y valores del catecúmeno. Esta es seguramente la principal razón de que todo el proceso catequético haya de ser un periodo
´suficientemente prolongado` de formación y noviciado de la vida cristiana”. Cfr. CC, nº 88b.
949
El Papa Juan Pablo II en 1994 reconocía la síntesis lograda entre Kerygma-Moral-Liturgia que el CN había hecho: “Tenéis
el mérito de haber redescubierto una predicación kerigmática, que invita a la fe también a los alejados [...] En el centro de ese
recorrido de fe se encuentra una fecunda síntesis entre predicación, cambio de vida moral y liturgia”. Cfr. Un ejemplo de nueva
evangelización: L´Osservatore Romano (21 de enero de 1994), p. 20. En el Estatuto, el CN viene reconocido como “un itinerario
de formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos de hoy”. Cfr. SCN, art. 1&1.
espíritu de vuestra mente, y a revestiros del Hombre Nuevo, creado según Dios, en
la justicia y santidad de la verdad” (cf. Ef.4,22-24). Se prepara a los
neocatecúmenos para que asuman sus compromisos bautismales, y se les enseña a
profesar la fe desde el corazón y desde el centro de la vida personal, familiar,
laboral y social en las que el neocatecúmeno vive.
Pero, ¿cuáles son los aspectos que más se resaltan en las catequesis de contenido
moral que se presentan a los neocatecúmenos a lo largo del Neocatecumenado? De
un modo esquemático voy a resaltar los siguientes:
950
Para un acceso al contenido moral de las catequesis en los cuatro primeros siglos, ver , JEAN DANIELOU - R. DU
CHARLAT, “La catequesis moral antigua”, en o. cit., pp. 115-158. Cuando estos autores, se preguntan “¿En qué consistía esta
catequesis moral?, afirman, que, en un sentido muy amplio y fundamental es la que tiende a poner la vida concreta de un hombre
de acuerdo con la fe a la que se adhiere. Profesar a Jesucristo quiere decir cambiar de vida. Es la conversión. En este sentido, el
aspecto moral - es decir, vital- de la catequesis es siempre un elemento esencial” (p. 115).
951
R. BLÁZQUEZ sostiene que la “respuesta de la fe es inseparable de la conversión; es decir, reconocer a Dios como tal
significa que su voluntad presida las actitudes, el comportamiento y los criterios de orientación moral. ´Convertíos y creed en el
Evangelio`es la invitación íntegra y consecuente con el anuncio de la Buena Noticia (cf. Mc 1,14-15; Hch 2,37s.). Cfr.
Catecumenado en la Iglesia, p. 25.
952
El autor de la Carta a los Colosenses, en el capítulo tercero, describe de modo admirable, en qué consiste la ´conversión
moral` en la vida del cristiano; esta comienza en el Bautismo, que ´injerta`al cristiano en el Misterio Pascual de Cristo y le hace
partícipe ya de su misma Vida glorificada. Las ´notas` de la Biblia de Jerusalén, contienen un verdadero compendio de teología
moral: “El cristiano, unido a Cristo por el bautismo, 2,12, participa ya realmente de su vida celestial, pero esta vida es espiritual
y oculta, y no llegará a ser manifiesta y gloriosa sino en la Parusía” (cf. Nota de Col 3,4); “La muerte y resurrección, realizadas
por el bautismo de manera instantánea y absoluta en el plano místico de la unión con Cristo celeste, deben realizarse de forma
lenta y progresiva en el plano terrestre del viejo mundo en el que sigue sumergido el cristiano. Muerto ya en principio, debe
morir de hecho, ´dando muerte` día a día ´al hombre viejo` pecador que vive en él” (cf. Nota de Col 3,5); “El hombre creado ´a
imagen de Dios`, se perdió buscando el conocimiento del bien y del mal fuera de la voluntad divina. Desde entonces, convertido
en esclavo del pecado y de sus apetencias, se convirtió en el ´hombre viejo` condenado a morir. el ´hombre nuevo`, re-creado
en Cristo, que es imagen de Dios, vuelve a encontrar la rectitud anterior y el verdadero conocimiento moral” (cf. Nota Col 3,10).
a) La conversión moral es obra de la Gracia y es la respuesta del hombre que se
siente interpelado por Dios, a través del anuncio del Kerygma, a cambiar de vida.
La moral cristiana es esencialmente responsorial; la iniciativa salvífica de Dios
hace posible, mensura y reclama la respuesta del hombre953.
953
Así comprende san Pablo la existencia cristiana: el hacer previo de Dios (´habéis sido santificados, liberados, amados`:
indicativo divino), al que sigue el hacer correspondiente al hombre (´sed santos, sed libres, amad como habéis sido amados`:
imperativo cristiano). Cfr. R. SCHACKENBURG, El mensaje moral del Nuevo Testamento II, Ed, Mensajero, Barcelona 1991.
954
Cfr. Las Comunidades Neocatecumenales, p. 46. Ya el Papa Pablo VI, ante las acusaciones que llegaban a la Curia romana
en el sentido de que en las Comunidades Neocatecumenales había una ausencia de implicaciones sociales, les decía: “Vosotros
hacéis apostolado sólo siendo lo que sois”. Cfr. Audiencia, 8 mayo 1974, en Notititae, 95-96 (1974), p. 230. Es decir, la
comunidad cristiana, por el simple hecho de su existencia, ya es fermento de humanidad nueva y signo-sacramento de salvación
para el entorno social en el que vive inmersa.
enemigo, los neocatecúmenos renuevan solemnemente las promesas bautismales
en la Vigilia Pascual” (SCN, art. 21&2)955.
955
En conformidad con lo apuntado en CA, nº 165: “Una catequesis sistemática de adultos, que desarrolla la virtualidad del
bautismo recibido en la infancia, ha de producir también esa novedad que pide el apóstol (cf. Col 3,10). Sin embargo, la
experiencia diaria nos enseña, lo difícil que resulta una renovación interior. El hecho mismo de que S. Pablo tenga que recordar,
una y otra vez, a los recién bautizados su nueva condición nos indica la dificultad de tal cambio. Esto debería hacernos ser muy
realistas respecto al hombre nuevo que quisiéramos ver nacer de la catequesis de adultos”.
956
En el Decreto conciliar Apostolicam actuositatem ya se afirma que “la vocación cristiana es, por su misma naturaleza,
vocación también al apostolado”, y que “como lo propio del estado seglar es vivir en medio del mundo y de los negocios
temporales, Dios llama a los seglares a que, con el fervor del espíritu cristiano, ejerzan su apostolado en el mundo a manera de
fermento” (nº 2). En este Decreto se ponen los ´fundamentos del apostolado seglar` (nº 3), de ´la espiritualidad seglar en orden
al apostolado` (nº4), y los ´fines que hay que lograr` (nnº 5-8). A la luz de los principios y orientaciones que en este Decreto
nos encontramos; a la luz, también de la renovada comprensión de la ´dignidad de los fieles laicos en la Iglesia-misterio`, tal y
como aparecen en Christifideles laici, nnº 8-17; y de la fundamentación para ´la participación de los fieles laicos en la vida de
la Iglesia-comunión` (nnº 18-31), es como hay que plantear la ´identidad y la presencia y relevancia`social de las Comunidades
Neocatecumenales. El Camino Neocatecumenal es una modalidad de iniciación cristiana, no es un movimiento apostólico; sin
embargo en la medida en que es un itinerario de formación, a lo largo del Neocatecumenado se inicia y ´forma` a los
neocatecúmenos para vivir una espiritualidad encarnada y unificada en Cristo, en la Iglesia y en el mundo, que supere el ´divorcio
existencial`en el que viven no pocos bautizados y que el Papa Pablo VI definió como el ´drama de nuestro tiempo`,
es decir “la ruptura entre Evangelio y cultura” (EN, nº 20), la ruptura entre fe y vida, entre liturgia
y existencia. Transcurrido un tiempo en el Neocatecumenado, los neocatecúmenos adquieren
una conciencia clara de que “el campo propio de su acción evangelizadora es el mundo vasto y
complejo de la política, de lo social, de la economía y también de la cultura, de las ciencias y de
las artes, etc”, y en esos ambientes intentan vivir como cristianos laicos, ser Iglesia en el mundo.
Cfr. CEE, Los cristianos laicos. Iglesia en el mundo, Ed, Paulinas, Madrid 1992, nº 27.
los laicos, como adoradores que en todas partes llevan una conducta sana,
consagran el mundo mismo a Dios”957.
957
El Papa Juan Pablo II sostiene que “no es exagerado decir que toda la existencia del fiel laico tiene como objetivo el llevarlo
a conocer la radical novedad cristiana que deriva del bautismo, sacramento de la fe, con el fin de que pueda vivir sus compromisos
bautismales según la vocación que ha recibido de Dios”. Cfr. Christifideles laici, nº 10.
958
Según nuestros Obispos, “la comunidad eclesial es, en sí misma, un hecho público. La vida de la comunidad eclesial, en
todas sus manifestaciones, es ya un hecho público. Y la acción pública de la comunidad eclesial es responsabilidad de todos sus
miembros: supone y exige comunión, diálogo, discernimiento comunitario. Pues sólo la comunidad que escucha la palabra puede
anunciarla; sólo una comunidad que se renueva en sus miembros, y en sí misma, puede renovar la humanidad; sólo una
comunidad unida puede convocar a la unidad a la gran familia humana”. Cfr. CEE, Los cristianos laicos. Iglesia en el mundo,
nº 56. Ver la distinción entre ´presencia de los laicos, presencia pública de los laicos y presencia pública de la Iglesia`, nº 46.
959
En esta iniciación a la misión “los neocatecúmenos colaboran activamente en la evangelización y en la edificación de la
Iglesia ante todo siendo lo que son: su propósito de vivir de modo auténtico la vocación cristiana se traduce en un testimonio
eficaz para los demás, en un estímulo al redescubrimiento de valores cristianos que podrían de otro modo quedar ocultos” (art.
17&2); también en el art. 20, 2ª: “La Iglesia entrega a los neocatecúmenos el Credo (´Traditio Symboli`) y les envía a predicarlo,
de dos en dos, por las casas de la parroquia... y lo restituyen a la Iglesia (´Redditio Symboli`), confesando se fu y proclamando
el Credo solemnemente ante los fieles, durante la Cuaresma”.
- En la tercera fase del redescubrimiento de la Elección (SCN, art. 21), el
sermón del Monte, en el que Jesús, asumiendo el decálogo, le imprime el espíritu
de las bienaventuranzas, será la referencia indispensable en la formación moral de
los ´elegidos`: “Es un tiempo de iluminación en que la Iglesia enseña a los
neocatecúmenos a caminar en alabanza, inundados por la luz de la fe, es decir a
discernir y cumplir la voluntad de Dios en la historia para hacer de la propia vida
una liturgia de santidad. Estudian y celebran los diversos pasajes del Sermón de la
Montaña” (SCN, art. 21&1). El sermón del Monte, es según nuestros Obispos, la
“referencia obligada en la tarea catequética de iniciar en la vida evangélica.
Representa la enseñanza moral más importante de Jesús, con la que -como nuevo
Moisés- da al Decálogo de la Alianza su sentido pleno y definitivo” (CA, nº 188).
i) Dimensión antropológica
960
Así la define E. COLLADO cuando afirma que “Kiko concibe al hombre como caído, siempre rebosante de pecaminosidad,
decidido a fabricarse su historia lejos de Dios, sumergido en una desobediencia radical y orgullosa, cargado de juicios contra el
otro, enemigo de su hermano, sexualmente pervertido [...] Se trata de una antropología bastante alejada de la propugnada por el
Vaticano II, donde se presenta al hombre sumergido también en la victoria del Resucitado. Es una antropología divergente de la
presentada concretamente por la Constitución Gaudium et Spes. Distante también de la antropología bíblica, cuando a ella se
aplican los principios de la Constitución Dei Verbum”. Cfr. El “Camino Neocatecumenal” (los “kikos”). ¿Qué antropología?
¿Qué teología? ¿Qué moral?, p. 309. De esta misma comprensión crítica respecta al Camino Neocatecumenal, participa también
JUAN JOSÉ TAMAYO, quien en su última publicación afirma que “el movimiento neocatecumenal suele pasar por la historia
como por las brasas, sin apenas tocarla. Posee una concepción pesimista del ser humano y tiene una visión negativa del mundo”,
en Adiós a la cristiandad. La Iglesia Católica española en la democracia, Ediciones B, Barcelona 2003, p. 148.
961
En un intento de desarrollar sistemáticamente la teología antropológica contenida en las catequesis 6ª y 7ª de la ´fase
kerigmática`, EMILIANO JIMÉNEZ publicó dos libros: ¿Quién soy yo?, Ed, DDB, Bilbao 1990, y ¡¿Dios?! !¿Para que?¡, Ed,
DDB, Bilbao 1991.
962
La antropología teológica encuentra su último y primer fundamentado en la comprensión cristológica, “de hecho, como es
sabido, las primeras tomas de postura de la fe de la Iglesia sobre la condición humana, se hacen no en un contexto antropológico,
Se transmite en las catequesis iniciales, y a lo largo del itinerario neocatecumenal
la centralidad del Kerygma: la resurrección de Jesucristo (cf. Hch 2,32.36; 1ª Cor
15, 1-3); y se hace una clara y firme confesión de la necesidad de la única
mediación salvadora de Jesús, “porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los
hombres por el que nosotros debamos salvarnos” (cf. Hch 4,12). En realidad, se
parte de la convicción conciliar de que “el misterio del hombre sólo se esclarece
en el misterio del Verbo encarnado. Porque Adán, el primer hombre, era figura del
que había de venir, es decir, Cristo nuestro Señor. Cristo, el nuevo Adán, en la
misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el
hombre al propio hombre y le descubre la sublimidad de su vocación [...] Cordero
inocente, con la entrega libérrima de su sangre nos mereció la vida. En Él Dios nos
reconcilió del diablo y del pecado, por lo que cualquiera de nosotros puede decir
con el apóstol: El Hijo de Dios me amó y se entregó a sí mismo por mi (cf. Gál
2,20). Padeciendo por nosotros, nos dio ejemplo para seguir sus pasos y, además,
abrió el camino, con cuyo seguimiento la vida y la muerte se santifican y adquieren
nuevo sentido” (GS, nº 22)963. A la luz de este texto, descubrimos que “Jesús, el
Hombre Nuevo, nos revela en sí mismo, lo que es el hombre” (CC, nº 180a).
sino cristológico [...] La categoría bíblica imagen de Dios, al menos si se la contempla complexivamente -no sólo en su versión
veterotestamentaria, sino también desde la lectura que Pablo hace de ella, formula esta respectividad recíproca Dios-hombre,
hombre-Dios. Ambos se encuentran frente a frente, se tratan de tú a tú y se vinculan finalmente en Jesús el Cristo. O lo que es
equivalente: la antropología cristiana ha de nutrirse de la ´sospechosa` cristología; la cristología ha de alumbrar el horizonte de
comprensión del discurso antropológico”. Cfr. J.L. RUÍZ DE LA PEÑA, “Jesucristo y la comprensión del hombre”, en AA.
VV., Salvador del mundo, Ed, Secretariado Trinitario, Salamanca 1997, pp. 135-136.
963
Para el profesor E.BONETE, “los parágrafos del 10 al 18 de Gaudium et spes exponen sin duda la base antropológica que
subraya la predicación del Kerigma en el Camino Neocatecumenal, ya desde las primeras catequesis de los años sesenta.
Aquellos textos conciliares ilustran magistralmente cuál es la situación existencial de todo hombre. Y por otro lado, el n. 22 nos
expresa el ´hombre nuevo`, los frutos liberadores de la resurrección de Cristo”. Cfr. Reflexiones sobre la relación entre el
“Camino Neocatecumenal” y el concilio Vaticano II, p. 550.
964
El teólogo OLEGARIO G. DE CARDEDAL sostiene que en relación con el anuncio del kerygma “nos encontramos con
uno de los hechos más originales de la experiencia cristiana, frente a la normal experiencia humana. Lo primero no es el
descubrimiento del pecado, luego el otorgamiento del perdón y finalmente la experiencia del amor de Dios. El camino es
exactamente el contrario. El pecado sólo es directamente recognoscible y real desde la experiencia de Dios, y sólo desde el
encuentro y relación, amor y adhesión a él, aparece el pecado como una relación rota y un amor traicionado, una lealtad olvidada
y una alianza fallida. En la cruz de Cristo éste se entrega desvalido, perdonando a quienes lo ofenden y otorgando la vida - el
cielo - a quienes le infligen la muerte”. Cfr. La entraña del cristianismo, p. 595.
965
Según nuestros Obispos “el hombre, al que Jesús se acerca es el hombre centrado y encerrado en sí mismo, incapaz de
justificar su origen, su existencia y su destino a partir de sus propias fuerzas. Es el hombre herido en su integridad desde sus
orígenes que yace a la orilla del camino (ver la parábola del Buen Samaritano: Lc 10,29-37), la oveja errante sin pastor (ver, Mc
6,34), el ciego que mendiga al borde del itinerario de Jesús (ver curación de Bartimeo: Mc 10,46-52). Jesús ofrece a este hombre
la misericordia y el perdón del Padre, lo ´erige`, lo alza sobre sus pies, lo introduce en el ritmo de su propio caminar, lo reintegra,
lo ´re- crea`en su integridad perdida (ver GS, 13.22)”. Cfr. CC, nº 180b.
pecado966. El mismo Concilio saca las consecuencias de la ruptura del hombre con
Dios derivada de un acto de su libertad creatural: “De ahí que el hombre esté
dividido en su interior. Por esto, toda vida humana, singular o colectiva, aparece
como una lucha, ciertamente dramática, entre el bien y el mal, entre la luz y las
tinieblas. Además, el hombre se encuentra hasta tal punto incapaz de vencer
eficazmente por sí mismo los ataques del mal, que cada uno se siente como atado
con cadenas. Pero el mismo Señor vino para liberar y fortalecer al hombre,
renovándolo interiormente y arrojando fuera al príncipe de este mundo (cf. Jn
12,31), que lo retenía en la esclavitud del pecado. Pues el pecado disminuye al
hombre mismo impidiéndole la consecución de su propia plenitud” (GS, nº 13b)967.
Es en continuidad con la antropología reflejada en este texto conciliar como se
entiende, explica y desarrolla la dimensión antropológica en las catequesis que se
imparten a lo largo del itinerario neocatecumenal.
966
Para una presentación ´sistemática`de las consecuencias del pecado en cuanto separación de Dios, raíz de las alienaciones,
de la idolatría y el desorden, ver JUAN PABLO II, Libertad cristiana y liberación, Ed, Paulinas, Madrid 1986, nnº 37-42.
967
Cuando se le pregunta a KIKO ARGÜELLO ¿qué visión del hombre entraña su misión?, este responde del siguiente modo:
“San Pablo dice que Dios ha querido que la salvación del mundo se realizase por medio de la necedad de la predicación. El
evangelio es fundamentalmente una noticia ante la cual no podemos quedar indiferentes, hay que hacer una opción. La Carta a
los Hebreos afirma que “de la misma manera que los hijos participan de la misma carne y sangre, también participó Él de las
mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir al Diablo, y libertar a cuantos, por el temor a la muerte,
estaban de por vida sometidos a esclavitud” (Hb, 2,14-15). Aquí hay una antropología bíblica impresionante, que es el contenido
de aquello que nosotros predicamos”. Cfr. “Kiko Argüello, fundador del Camino Neocatecumenal”, en PAUL JOSEF CORDES,
Signos de esperanza, Ed, San Pablo, Madrid 1998, p. 28. La síntesis teológica de la comprensión antropológica de Kiko
Argüello, se fundamenta en Gn 2-3: el hombre ha sido creado por Dios a su imagen y semejanza y ha sido llamado a la libertad
y al amor en la comunión con Dios; el Demonio “tomando ocasión por medio del precepto” (cf. Rom 7,11;), ha seducido al
hombre, y este ha experimentado -en la desobediencia-, el pecado y la muerte (cf. Sb 2,23-24), “porque el salario del pecado es
la muerte” (cf. Rom 6,23), ha experimentado la ´muerte óntica`, la muerte del ser; y a partir de ese momento, el hombre en el
cual habita el pecado, está condenado a vivir para sí mismo (cf. Rom 7,14-24). La gran novedad del cristianismo, - afirma Kiko-
es que anuncia como Buena Noticia la victoria de Cristo sobre la muerte. “Jesucristo ha destruido el pecado en la carne
muriendo por nosotros, y ofrece al hombre, en su resurrección y ascensión al cielo para
interceder por nosotros, la posibilidad, mediante el anuncio de esta noticia, de tener una vida
nueva en el Espíritu Santo que Él nos envía desde el cielo [...] Morir con Cristo, hacer morir
sacramentalmente al yo cosmológico para resurgir con Cristo a vida nueva. ´Cristo ha muerto
por todos, para que quienes viven ya no vivan para sí mismos`, dice san Pablo. Esta es la
antropología bíblica” (ibid., pp. 30-31). Para una profundización en la comprensión de la
antropología bíblica, ver HANS WALTER WOLFF, Antropología del Antiguo Testamento, Ed, Sígueme 1975;
JUAN L. RUÍZ DE LA PEÑA, Imagen de Dios. Antropología teológica fundamental, Ed, Sal Terrae, Santander 1988.
968
Así lo proclama, en un tono catequético, el Papa Juan Pablo II: “¡El hombre es amado por Dios! Éste es el simplicísimo y
sorprendente anuncio del que la Iglesia es deudora respecto del hombre. La palabra y la vida de cada cristiano pueden y deben
hacer resonar este anuncio: ¡Dios te ama, Cristo ha venido por ti; para ti Cristo es ´el camino, la verdad y la vida`!”. Cfr.
Christifideles laici, nº 34. Ver, J. RATZINGER, “Jesucristo, hoy”, en AA. VV., Salvador del mundo, pp. 305-325.
exigencias al hombre débil, esclavo del pecado por el temor a la muerte. Viene a
regenerar al hombre caído969. Sin la experiencia del amor previo y gratuito de Dios,
el hombre no puede ser reconstruido. Una vida nueva es sólo posible en la medida
en que va naciendo -el Neocatecumenado es un gestación- un hombre nuevo,
revestido de Jesucristo.
El Espíritu Santo, como don de Cristo a sus discípulos, hace del cristiano
una criatura nueva. Por ello, la novedad cristiana es, ante todo, una vida nueva; es
el desarrollo dinámico -catecumenal- del nuevo ser dado al hombre por Cristo
969
Para nuestros Obispos “toda presentación y comprensión de la fe cristiana, que no tenga en cuenta el estado del hombre
caído y lo irremediable de este estado sin la intervención gratuita y amorosa de Dios, falsea la auténtica doctrina de fe acerca del
hombre, y por tanto, contribuye a erosionar la identidad de nuestros cristianos”. Cfr. CC, nº 181. Para una profundización, ver
en el CCE, nnº 385-420.
970
La teología antropológica del IVº Evangelio acentúa esta perspectiva: “Pero todos los que la recibieron les dio poder de
hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre” (cf. Jn 1,12); “El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el
Reino de Dios. Lo nacido de la carne es carne, lo nacido del Espíritu, es espíritu” (cf. Jn 3,5-6).
971
En la nota de la Biblia de Jerusalén a este versículo se dice que “todos los hombres deben revestirse del ´Hombre Nuevo`,
Ef, 2,15, para ser en él re-creados (cf. Gal 3, 27; Rom 13,14). En otros lugares Pablo habla en este sentido de ´nueva creación`,
2 Cor 5,17".
972
Esta ´gestación` se vivirá en el seno de la pequeña comunidad neocatecumenal que tiene como modelo a la Sagrada Familia
de Nazaret, “lugar histórico donde el Verbo de Dios, hecho Hombre, se hace adulto creciendo en ´sabiduría, edad y gracia` (cf.
Lc 2,52)”. Cfr. SCN, art 7&2. Los SS. Padres asimilan, frecuentemente, la formación catecumenal a una gestación de la Iglesia,
que da a luz a sus hijos en la pila bautismal , perspectiva que también ha hecho suya el Concilio en LG, nº 64: “La Iglesia se
hace Madre por la palabra de Dios, fielmente recibida. En efecto, por la predicación y el bautismo engendra para la vida nueva
e inmortal a los hijos concebidos por el Espíritu Santo y nacidos de Dios”.
mediante el Espíritu973. El cristiano es el nuevo ser “renacido del agua y del
Espíritu” (cf. Jn 3,5). Renovar el bautismo y participar del Espíritu Santo en la vida
de la comunidad es conocer esta nueva vida. Pues el Espíritu, con la nueva vida,
da al cristiano una mentalidad nueva (cf. Rom 8,9-17; Ef. 4,23-24)974.
973
“El Resucitado envía ese Espíritu de Dios para transformar a sus discípulos en hombres nuevos y capacitarlos para vivir
como hermanos en la comunidad de la Iglesia”. Cfr. CC, nº 182.
974
La experiencia de transformación pneumatológica, es la que posible que la moral sea enseñada teniendo en cuenta “que las
posibilidades concretas del hombre son las del hombre liberado por Cristo; la moral cristiana, por tanto, ha de hablar de la
situación de pecado original y de la regeneración bautismal que la supera y posibilita la vida moral”. Cfr. Nota sobre la enseñanza
de la Moral, nº 12.
975
Para JUAN PABLO II, “el pecado del hombre, es decir su ruptura con Dios, es la causa radical de las tragedias que marcan
la historia de la libertad [...] Esta es la naturaleza profunda del pecado: el hombre se desgaja de la verdad poniendo su voluntad
por encima de ésta. Queriéndose liberar de Dios y ser él mismo un dios, se extravía y se destruye. Se autoaliena” Cfr. Libertad
cristiana y liberación, nº 37.
976
“La libertad traída por Cristo en el Espíritu Santo, nos ha restituido la capacidad -de la que nos había privado el pecado- de
amar a Dios por encima de todo y permanecer en comunión con El. Somos liberados del amor desordenado hacia nosotros
mismos, que es la causa del desprecio al prójimo y de las relaciones de dominio entre los hombres”. Ibid, nº 53.
977
Según nuestros Obispos, “al revelarnos lo que es el hombre, Jesús nos ha mostrado también el camino que hay que recorrer
para alcanzar la plena realización humana. El cristiano lo acepta cuando confiesa su fe: ´Jesús nos dio su mandamiento nuevo
de que nos amáramos los unos a los otros como El nos amó. Nos enseñó el camino de las bienaventuranzas evangélicas [...] Este
fundamento de la moral evangélica, fruto del don del Espíritu, supone una sabiduría nueva”. Cfr. CC, nº 180d.
d) Este itinerario de iniciación cristiana será experimentado como el tiempo
necesario para que los neocatecúmenos se vayan “despojando del hombre viejo
con sus obras, e ir revistiéndose del Hombre nuevo, que se va renovando hasta
alcanzar un conocimiento perfecto, según la imagen de su Creador” (cf. Col 3,9-
11)978. Esta es la novedad de vida a la que en el Neocatecumenado se quiere llevar
a vivir a los neocatecúmenos. También esta perspectiva es señalada por nuestros
Obispos: “Una catequesis sistemática con adultos, que desarrolla la virtualidad de
un Bautismo recibido en la infancia, ha de producir también esa novedad de vida
que pide el apóstol” (CA, nº 165).
978
En la Nota de la Biblia de Jerusalén de los versículos 5 y 11 se explicita el alcance de este ´despojamiento y revestimiento`:
“La muerte y resurrección, realizadas por el bautismo de manera instantánea y absoluta en el plano místico de la unión con Cristo
celeste (Cf. Col 2,12; 3,1-4; Rom 6,4), debe realizarse de forma lenta y progresiva en el plano terrestre del viejo mundo en el
que sigue sumergido el cristiano: Muerto ya en principio, debe morir de hecho, ´dando muerte` día a día ´al hombre viejo`
pecador que vive en él. En el orden nuevo desaparecen las distinciones de raza, religión, cultura y clase social, que dividían al
género humano desde la caída. La unidad se rehace ´en Cristo`”. Esta es la experiencia a la que ha de conducir el Catecumenado:
“Los neoconversos emprenden un camino espiritual, en el cual participan ya por la fe del misterio de la muerte y resurrección,
y pasan de la vieja condición humana a la nueva del hombre perfecto en Cristo” (RICA, nº 19,2), y también la realidad que se
vive al interior del Camino Neocatecumenal: “El Espíritu Santo invita a hombres y mujeres de diversa edad, mentalidad, cultura
y condición social a emprender juntos un itinerario de conversión...” (SCN, art 10&2), y a medida que los neocatecúmenos
crecen en la fe, “empiezan a manifestarse los signos de la koinonia: el no juzgar, la no resistencia al mal, el perdón y el amor al
enemigo” (SCN, art 16&1).
madurar en una aceptación de sí mismo en la realidad concreta en la que vive, sin
buscar salidas falsas de alienación o evasión.
j) Dimensión social
La vida teologal del cristiano -afirman nuestros Obispos- “tiene una dimensión
social y aún política que nace de la fe en el Dios verdadero, creador y salvador del
hombre y de la creación entera. Esta dimensión afecta al ejercicio de las virtudes
cristianas o, lo que es lo mismo, al dinamismo entero de la vida cristiana”979.
Efectivamente, la dimensión social de la fe forma parte -también- del contenido de
la iniciación en la vida evangélica de los catecúmenos, y por ello debe mostrar “las
consecuencias sociales de las exigencias evangélicas” (CT, nº 29) 980. La catequesis
de adultos, en esta dimensión, “ha de avanzar decididamente en la promoción de
un laicado que se haga presente en el mundo a partir de su fe. Sin esta audacia
misionera, los seglares no pueden vivir lo que hoy la Iglesia espera de ellos” 981,
afirman nuestros Obispos.
979
Cfr. CEE, Los católicos en la vida pública, Ed, Edice, Madrid 1985. Ver el contenido del XIIIº Encuentro de Arciprestes de
la Iglesia en Castilla, La dimensión social de la fe en la catequesis, Villagarcía de Campos (Valladolid), 1-4 de Marzo de 1993.
980
En este punto, los Obispos piden ´cautela y paciencia`, y “advierten que no pocas veces inducimos prematuramente a los
catecúmenos a un compromiso en la sociedad que no brota de unas actitudes hondamente arraigadas”. Cfr CC, nº 88, o que “a
veces los compromisos que se asumen son sólo de carácter asistencial -siempre necesarios- o de carácter intraeclesial, pero se
da una resistencia a una mayor presencia católica en la vida pública”. Cfr. CA, nº 163.
981
El Documento Los cristianos laicos. Iglesia en el mundo tiene como ´objetivo fundamental`proponer líneas de acción para
promover la corresponsabilidad y participación de los laicos en la vida de la Iglesia y en la sociedad civil, los Obispos piden
´fomentar la formación de la dimensión sociopolítica de la fe en el marco de la formación integral`(nº 80).
982
Para R. BLÁZQUEZ, “la fe, en la medida en que va tomando asiento en la persona, impacta todos los ámbitos de la vida;
por tanto, sería infidelidad retener el dinamismo de la fe en la pura interioridad del corazón o del grupo. Por eso, la vida conyugal
y familiar, la relación con el dinero y la profesión, la manera de estar y vivir en la sociedad... van cambiando a lo largo del
camino recorrido por los catecúmenos en sus comunidades; estos aspectos son transparentes”. Cfr. Las Comunidades
neocatecumenales, p. 91.
maduración y formación de la misma Comunidad Neocatecumenal que se
convierte ella misma en un laboratorio de humanidad transformada: “A medida
que los neocatecúmenos crecen en la fe, empiezan a manifestarse los signos de la
koinonía [...] La koinonía se visibiliza también en la ayuda a los necesitados, en la
solicitud por los enfermos, por los que sufren y por los ancianos, y en el apoyo a
los que están en misión...” (SCN, art. 16&1)983.
983
Esta ´percepción` de la comunidad cristiana como primer espacio de ´transformación social`, ha sido ampliamente descrito
por nuestros Obispos: “La transformación del mundo se inicia ya en el cristiano convertido que rehace sus actitudes profundas
y sus relaciones con las demás personas [...] La comunidad cristiana es de manera más amplia y visible una porción de la
humanidad transformada por la fuerza del Espíritu” . Cfr. CEE, Testigos del Dios vivo, Ed, Edice, Madrid, 1985, nº 57a. En los
nnº 61-65 describen cómo los cristianos estamos llamados a ser ´testigos de otro mundo y fermento transformador de las
estructuras sociales`.
una pequeña comunidad de talla humana que vive en medio de la sociedad como
signo y sacramento de salvación para todos los hombres. En este sentido, “el
Camino Neocatecumenal es ofrecido como un instrumento apto para ayudar a la
parroquia a cumplir cada vez más la misión eclesial de ser, luz y fermento del
mundo, y a brillar ante los hombres como Cuerpo visible de Jesucristo resucitado,
sacramento universal de salvación” (SCN, art. 16&3)984.
984
En el art. 17&1, se dirá que “los neocatecúmenos colaboran activamente en la evangelización y en la edificación de la
Iglesia ante todo siendo lo que son”.
985
Esta presentación viene pedida, también por nuestros Obispos: “Al tratar de la moral socioeconómica y política, procúrese
que se incorporen las principales enseñanzas de la doctrina social de la Iglesia y se tengan presentes los documentos de la
Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la libertad cristiana y la liberación”. Cfr. Comisión Episcopal para la Doctrina de
la Fe - Subcomisión de Catequesis: “Criterios para el análisis y dictaminación de libros y materiales catequéticos”, en Fe y
Moral, p. 217.
d) El descubrimiento y la potenciación de vocaciones singulares y específicas,
como una llamada del Señor a hacerse presentes en campos y ambientes
manifiestamente difíciles desde un punto de vista social: la presencia y la
evangelización en las cárceles, el envío de familias misioneras a los barrios
periféricos y marginales de las grandes ciudades.
k) Dimensión escatológica
986
“Se observa una importante laguna en lo que se refiere a las cuestiones escatológicas: muerte, juicio, infierno y gloria.
Prácticamente ausentes en la mayoría de los instrumentos catequéticos; cuando se tratan, o bien se presentan sin la necesaria
actualización teológica o bien se proponen de una manera desvaída o imprecisa”. Ibid. p. 216. Este ´déficit escatológico`en la
conciencia de nuestros católicos, provocó la publicación de unas ´orientaciones`por parte de la COMISIÓN EPISCOPAL
PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Esperamos la resurrección y la vida eterna, Ed, Edice, Madrid 1995. Nuestros Obispos
levantan ´acta`de cómo “no pocos de los que se declaran católicos, al tiempo que confiesan creer en Dios, afirman que no
esperan que la vida tenga continuidad alguna más allá de la muerte” (nº 2); de ahí que sostengan que “la predicación, la
catequesis y la enseñanza de la religión católica, si quiere ser alimento sano de una fe íntegra y viva, han de proponer con toda
su riqueza la esperanza cristiana en la vida eterna [...] Si no se habla de ella, o si se habla de un modo inapropiado, el corazón
mismo de la fe en Jesucristo resultará negativamente afectado” (nº 3).
profético de un más allá, vocación profunda y definitiva del hombre, en
conformidad y discontinuidad a la vez con la situación presente...”.
987
JUAN L. RUÍZ DE LA PEÑA al analizar la versión paulina del ´ya pero todavía no`, sostiene que “la aseveración
simultánea del presente y el futuro de la salvación no debe ser entendida como mera yuxtaposición de ambos momentos. Los
bienes salvíficos se poseen en la dialéctica del ya y el todavía no; el cristiano no camina ´según la carne`, aunque viva aún ´en
la carne` (2 Cor 10,3; Gál 2,20; Flp 1,22); posee el Espíritu, mas como arrabón (arras: 2 Cor 1,22; 5,5) o aparché (primicias:
Rom 8,23) de la existencia espiritual propia del éschaton [...] A la vista de estos datos, parece lícito concluir que, al igual que
en los sinópticos, se da en Pablo la típica fusión de elementos presentistas y futuristas, articulados -importa mucho destacarlo-
en torno a la persona de Cristo”. Cfr. La pascua de la creación. Escatología, Ed, B.A.C., Madrid 1996, p. 105.
988
Para A. FUENTES, “toda la escatología: muerte, juicio, infierno y gloria. Son realidades que emergen con fuerza de la
teología del ´kerygma`y de la Cruz”. El Neocatecumenado, p. 133.
989
Para S. Pablo “la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo” (cf. Rom 10,17). En íntima conexión
con esta comprensión paulina, se sitúa la praxis iniciática del Neocatecumenado (ver SCN, art 9, 1ª).
Como he hecho en las anteriores dimensiones, señalo ahora algunos de los rasgos
escatológicos más significativos de su núcleo catequético:
990
“La experiencia nos va diciendo cómo las comunidades encuentran en la Pascua el sentido a todo el año litúrgico. No se
concibe siquiera cómo puede vivirse la vida cristiana sin vivir la Vigilia Pascual, sin integrarse en el Misterio Pascual, sin hacer
la experiencia pascual como Pueblo de Dios. Ello explica y vigoriza la celebración de la Palabra de Dios cada semana y la
Eucaristía abriendo el Día del Señor, la convivencia de cada mes y cada ´paso`del ´camino`: de la Pascua venimos, a la Pascua
vamos y de Pascua en Pascua caminamos hacia el ´paso-pascua`definitivo y pleno a la Casa del Padre”. Cfr. JESÚS
HIGUERAS, La Parroquia y el Camino Neocatecumenal, p. 105.
991
Esta es la ´espiritualidad` que se proponía a los recién bautizados en la primitiva Iglesia, tal y como aparece en la Primera
Carta de San Pedro: “Pedro, apóstol de Jesucristo, a los que viven como extranjeros en la dispersión” (cf. 1,1). En la Nota de
la Biblia de Jerusalén se ilustra así la categoría ´extranjero`: La tierra es de Dios (Sal 24,1); el hombre vive en ella como
forastero (Lv 25,23), ´de paso`, puesto que ha de abandonarla al morir (Sal 39, 13s; 119, 19). Revelada ya la resurrección de
los muertos (2 M 7,9+), se completa el tema: la verdadera patria del hombre (Flp 3, 20; Col 3,1-4; Hb 11, 8-16; 13,14) es el
cielo; en la tierra vive ´en destierro` (paroikia, de donde procede ´parroquia`, 1 Pe 1,17; 2Cor 5, 1-8), en medio de un mundo
gentil, cuyos vicios deben evitarse (1 P 2,11; 4,2-4), como vivían los judíos de la Dispersión.
resurrección, que una vez al año celebra también, junto con su santa pasión, en la
máxima solemnidad de la Pascua” (SC, 102)992.
f) La iniciación a una forma de vida que reclama gestos escatológicos es una tarea
que a lo largo del Neocatecumenado se realiza gradualmente: En el primer
Escrutinio, los neocatecúmenos “piden a la Iglesia que les ayude a madurar en la
fe para realizar las obras de vida eterna (cf. Lc 14,25-33)” (SCN art. 19, 1ª);
durante el Neocatecumenado, y en relación con las entregas que van a recibir los
neocatecúmenos, profundizarán -estudiando por el Catecismo de la Iglesia
Católica- en todas las implicaciones y connotaciones escatológicas: en relación
con la oración, los artículos del Credo y las peticiones del Padre Nuestro, y lo
celebrarán en el contexto de la Liturgia de la Palabra y de la Eucaristía994. Con la
entrega de la Liturgia de las Horas, serán iniciados a pedir la fuerza de lo alto
cada día para entrar en la voluntad de Dios; con la entrega del Símbolo, aprenderán
a confesar a Jesús como el Señor de la historia, “mientras esperamos la aparición
gloriosa de nuestro Salvador Jesucristo”; y con la entrega de la Oración del Señor,
profundizan aún más en el carácter escatológico de las peticiones, “es la oración
propia de los últimos tiempos, tiempos de salvación que han comenzado con la
efusión del Espíritu Santo y que terminarán con la Vuelta del Señor. Las
peticiones al Padre, a diferencia de las oraciones de la Antigua Alianza, se apoyan
en el misterio de salvación ya realizado, de una vez por todas, en Cristo
crucificado y resucitado” (CCE, nº 2771).
i) Por último, hay que resaltar que el Neocatecumenado no sólo enseña e inicia
a vivir como cristianos, sino que también enseña e inicia a saber morir como
cristianos999. No deja de ser una ayuda para la recuperación pascual de la liturgia
996
Para el Papa JUAN PABLO II, “la banalización de la sexualidad es uno de los factores principales que están en la raíz del
desprecio por la vida naciente: sólo un amor verdadero sabe custodiar la vida. Por tanto, no se nos puede eximir de ofrecer
sobre todo a los adolescentes y a los jóvenes la auténtica educación de la sexualidad y del amor, una educación que implica la
formación de la castidad, como virtud que favorece la madurez de la persona y la capacita para respetar el significado
´esponsal`del cuerpo. La labor de educación para la vida requiere la formación de los esposos para la procreación responsable”.
Cfr. Carta Encíclica, Evangelium vitae, Ed, PPC, Madrid 1995, nº 97. La praxis neocatecumenal está mostrando cómo el
Neocatecumenado es un ámbito privilegiado para la educación en el valor de la vida en su integridad: sexualidad, amor y
castidad. La formación y educación sexual que los jóvenes neocatecúmenos reciben es inequívocamente católica, y hoy por
hoy, existencialmente ´martirial` porque les hace ir ´contracorriente`en la ´cultura de la muerte` con la que tienen que
confrontarse cada día. Ver, en esta perspectiva: CONSEJO PONTIFICIO DE LA CULTURA, Para una pastoral de la cultura,
Ed, Edice, Madrid 1999, nº 8; RAÚL BERZOSA, Evangelizar en una nueva cultura. Respuestas a los retos de hoy, Ed, San
Pablo, Madrid 1998.
997
“La familia en misión queda unida a su parroquia y comunidad, a la que retorna periódicamente para participar en el Camino
de la misma. Además acepta vivir en la precariedad su misión -ayudada eventualmente por la comunidad de origen-, quedando
libre de interrumpirla en cualquier momento”. Cfr. SCN, art. 33&3.
998
Misal Romano, Embolismo después del Padre Nuestro.
999
El profesor titular de Filosofía de la Moral de la Universidad de Salamanca, ENRIQUE BONETE sostiene -desde una
investigación de las implicaciones éticas de la muerte- que “es necesario en las familias, vivir los últimos momentos como
privilegiados para tomar en peso la propia existencia y alcanzar tal grado de comunicación con los enfermos graves que les
libere de cualquier pánico o tabú que impidan la aceptación madura y digna de la ´muerte propia`. De lo contrario se fomenta
indirectamente la violación de ciertos derechos a los enfermos terminales: ´Tengo derecho a que se responda honestamente a
mis preguntas` y ´Tengo derecho a no ser engañado`”. Cfr. “Ética de la muerte” y “Ética del Morir”, en Éticas en esbozo, Ed,
DDB, Bilbao 2003, pp. 165-220; del mismo autor, La faz oculta de la modernidad, Ed, Tecnos, Madrid, 1995, cap. I: “La
sociedad moderna ante la muerte”. Desde una perspectiva cristiana son de sumo interés obras de reflexión en torno al ´más
allá`de la muerte y sus repercusiones en la forma de acercarse al final - y al ´sentido`- de la vida: OLEGARIO G. DE
CARDEDAL, Madre y muerte, Ed, Sígueme, Salamanca, 1993; J.A. VALLEJO-NÁGERA y J.L. OLAIZOLA, La puerta de
la esperanza, Ed, Rialp, Madrid, 1997; V. MESSORI, Apostar por la muerte. La propuesta cristiana, ¿ilusión o esperanza?,
Ed, B.A.C., Madrid, 1995; J. L. RUÍZ DE LA PEÑA, La Pascua de la creación. Escatología, Ed, B.A.C., Madrid, 1996.
de la exequias, contemplar el modo y el espíritu con que normalmente los
neocatecúmenos celebran la muerte de los hermanos de la comunidad y parientes
de sus familias. Cuando se asiste a un funeral de algún miembro de las
Comunidades Neocatecumenales se tiene - en no pocas ocasiones- la experiencia
de verificar cómo la fe en Jesucristo y la esperanza en la Resurrección iluminan
de tal forma esta situación-límite de dolor y de muerte, que aparece transformada
y vivenciada como una verdadera situación de paso, y de pascua: “No queremos
que estéis en la ignorancia respecto de los muertos, para que no os entristezcáis
como los demás, que no tienen esperanza. Porque si creemos que Jesús murió y
resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús”
(cf. 1 Tes 4,13-14). Esta es la fe que consuela, esta es la esperanza que no
defrauda.
Para dar vida hoy a una imagen de Iglesia según el Evangelio, es necesario
inspirarse en el modelo que a través del NT nos presentan las primeras
comunidades cristianas. Hemos heredado un modelo de Iglesia demasiado
recargado en lo institucional y en lo estructural que no facilita el sentido
comunitario y hace necesario un discernimiento de aquellas mediaciones
institucionales que hagan posible la existencia de la Iglesia como comunidad y no
ahoguen su desarrollo. Se hace necesario entender a la Iglesia desde una
perspectiva nueva, y no sólo reducirse a ´poner al día`sus estructuras, comparto
en este sentido la afirmación de P.A. Liege cuando afirma que “desde el nuevo
descubrimiento de la comunidad cristiana, como acontecimiento y comunión de
fe, de fraternidad, de servicio y de testimonio, se pueden volver a descubrir
1006
Cfr. Primado y colegialidad, Ed, B.A.C, Madrid 1970; p. 34.
1007
Existe abundante bibliografía sobre las pequeñas comunidades. Puede verse, por ejemplo en C. FLORISTÁN, Bibliografía
sobre comunidades de base: Actualidad Catequética 67 (1974), pp. 167-184. Para una comprensión de las CNC sigue siendo
válido el libro de R. BLÁZQUEZ, Las comunidades neocatecumenales.
1008
Cfr. JUAN JOSÉ CALLES, Lumen gentium, nº 26: Génesis, historia y teología, Licenciatura de Teología Dogmática,
Salamanca 1988.
1009
Ibid, p. 87. En su intervención conciliar Mons. E. SCHICK llegó a afirmar que “la parroquia, en su sentido teológico, o
sea, la comunidad de cristianos de un lugar, que suele reunirse para celebrar la Eucaristía, es según el Nuevo Testamento Iglesia.
No es tanto una ´sección`administrativa de la Iglesia, sino una representación verdadera y manifiesta de la Iglesia universal”.
Cfr. Ac. Syn. II/II, pp. 397-398.
también las indispensables estructuras eclesiales que la comunidad necesita para
ser íntegramente comunidad eclesial”1010.
1010
Cfr. Comunidad y comunidades en la Iglesia, Ed, Narcea, Madrid, 1978, p. 38. Sigue teniendo vigencia el estudio de la
COMISIÓN EPISCOPAL DE PASTORAL, Servicio pastoral a las pequeñas comunidades cristianas, Ed, Edice, Madrid 1982.
En este documento se apuntaba ya la nueva concepción de parroquia: “La concepción de parroquia como comunidad de
comunidades nos parece a la vez perfectamente viable, sumamente adecuada a los condicionamientos del hombre y la sociedad
de hoy, y extraordinariamente beneficiosa para el crecimiento profundo y verdadero de la Iglesia. Decimos esto, teniendo
presente los resultados de las numerosas experiencias constatadas, así como las excepcionales condiciones que las Pequeñas
Comunidades están demostrando para estimular la autenticidad y la comunión eclesial” (p. 34).
1011
Cfr. Teoría de los principios teológicos, pp. 348-357.
J. Ratzinger llega a la conclusión, en su estudio, de que en el nuevo
concepto de comunidad afloran muchos motivos dignos de atención; no obstante,
mezclados con ellos aparecen otros motivos y concepciones que deforman, por
fuerza, el concepto de Iglesia. Esta deformación surge allí donde el don divino de
la Eucaristía se destila un derecho del grupo que, en última instancia, convierte a
la Eucaristía más en medio para la autorrealización y la autoconservación del
grupo que para su inserción en la amplia dimensión de la gran comunidad de todos
los creyentes1012.
1015
Cfr. Llamados a la vida, Ed, Herder, Barcelona 1988, pp. 146-147.
1016
Cfr. El desarrollo de las grandes ciudades plantea graves problemas pastorales a la Iglesia: L´Osservatore romano (14
de mayo de 1999), p. 2. A la problemática pastoral de cómo evangelizar la cultura urbana ha querido responder el último
Sínodo de Obispos de América que han llegado a afirmar que no hay que dejar que el anonimato de las ciudades invada nuestras
comunidades eucarísticas. Hace falta encontrar nuevos métodos y nuevas estructuras para construir puentes entre las personas,
de modo que se realice realmente la experiencia de acogida mutua y de cercanía que la fraternidad cristiana requiere. Podría
ser que esta experiencia, y la catequesis que debe acompañarla, se realice mejor en comunidades más pequeñas, como se aprecia
en la Exhortación postsinodal: “Una clave de renovación parroquial, especialmente urgente en las parroquias de las grandes
ciudades, puede encontrarse quizá considerando la parroquia como comunidad de comunidades... Ellas son el marco más fácil
para escuchar la palabra de Dios, para reflexionar a su luz sobre los diversos problemas humanos y madurar opciones
responsables inspiradas en el amor universal de Cristo”. Cfr. Ecclesia in América, nº 41. El Papa Juan Pablo II ha desarrollado
esta misma perspectiva en dos alocuciones en relación con la CNC: “El Camino Neocatecumenal, en el que maduran los
itinerantes y las familias misioneras, puede responder a los desafíos del secularísmo, de la difusión de las sectas y de la escasez
de vocaciones. La reflexión sobre la palabra de Dios y la participación en la Eucaristía hacen posible la vitalidad de la parroquia
mediante cristianos maduros capaces de dar testimonio de la verdad con una fe radicalmente vivida”. Cfr. Mensaje a los
miembros del CN lain El Camino Neocatecumenal puede responder a los desafíos del secularísmo, las sectas y la escasez
de vocaciones: Ecclesia, n. 2.632 (15 de mayo de 1993), p. 31; y un año más tarde volvía a afirmar: “Estas comunidades ayudan
a experimentar la Iglesia como cuerpo de Cristo, en el que, mediante los signos sacramentales, Dios extiende su acción salvífica
a los hombres de toda generación, sobre todo a las familias”. Cfr. Un ejemplo de nueva evangelización: L´Osservatore romano
(21 de enero de 1994), p. 20.
1017
Cfr. P.A. LIEGE, o. cit., p. 9. En esta perspectiva ver G. LOHFINK, La Iglesia que Jesús quería. Dimensiones
comunitarias de la fe cristiana.
La recuperación de la dimensión comunitaria de toda experiencia cristiana,
hará posible el que la Iglesia hoy recupere su sentido primigenio, llegue a ser
fraternidad efectiva y se convierta en un lugar de anuncio gozoso y de
interpelación para todos los hombres. Es necesario para ello, como afirma el P.
Liege que “todo bautizado se oriente hacia las experiencias comunitarias y
comprenda que es facultativa la vida comunitaria a causa del Evangelio. Son aún
demasiados los bautizados que vegetan en la Iglesia, sin integrarse activamente
en ella, por pensar que la vida comunitaria exige una vocación especial y un
atractivo particular, si es que no la juzgan puro esnobismo”1018. En este sentido la
praxis del Neocatecumenado al ser vivido en pequeñas comunidades ayuda
enormemente a vivir la comunitariedad de la fe como un don: “La educación a la
vida comunitaria es una de las tareas fundamentales de la iniciación cristiana. El
Neocatecumenado educa a ella de modo gradual y constante mediante la inserción
en una pequeña comunidad, cual cuerpo de Cristo resucitado, abierta a la vida de
la comunidad parroquial y de toda la Iglesia” (SCN, art. 15&1).
Sin embargo hay que reconocer que en esta dimensión nos encontramos
todavía ante una transición en gran medida todavía pendiente: pasar de una forma
de Iglesia como organización de servicios religiosos (por ello pudo ser
identificada la Iglesia con el Papa, los Obispos, los sacerdotes, los frailes y las
monjas) a otra forma de Iglesia como comunidad, donde todos seamos miembros
activos, conscientes de la dignidad cristiana, dispuestos a dar personalmente razón
de la esperanza, responsables en los trabajos del Evangelio. La acentuación de la
comunitariedad, que reclama como necesario correlato la acentuación de la
personalidad de cada uno, es de esta manera condición para la nueva
evangelización. La comunidad no es refugio de intimidados, sino hogar de
adultos. Para que la vida cristiana sea vivida verdaderamente en cristiano, ha de
ser vivida en comunidad1019.
1018
Ibid., p. 104.
1019
Mons. RICARDO BLÁZQUEZ afirma con rotundidad que “necesitamos recuperar la verdad de la Iglesia como
congregación, como comunidad (...) Sin comunitariedad la Iglesia pierde su misma identidad; se difuminan sus contornos, se
generaliza su concreción, se dilapida su fuerza, se afloja su densidad”. Cfr. “Dimensión eclesial de la identidad cristiana”, en
Jesús si, la Iglesia también, p. 311.
en la comunión. En la actual liturgia de nuestras iglesias coexisten, al menos, dos
modelos diversos de celebración correspondientes a los dos modelos de Iglesia
que también coexisten hoy en la praxis comunitaria. En las celebraciones masivas
y pasivas en que los fieles ´asisten` más bien como espectadores, subyace el
modelo de Iglesia denominada ´societaria`, es decir, ´sociedad perfecta`dominada
y absorbida por la jerarquía (...) No es que se deba contraponer sociedad jerárquica
y comunidad-comunión, pero sí deben articularse. Y, en todo caso, hay que dar la
primacía a lo que el Vaticano II se la concede. Precisamente el Vaticano II logra
la convergencia y coherencia notables entre sus dos Constituciones, la litúrgica y
la eclesiológica, la Sacrosanctum Concilium y la Lumen Gentium. Al tema
dominante de la primera, la participación de toda la asamblea en la celebración,
corresponde el tema dominante de la segunda, a saber: la idea de pueblo de Dios,
una Iglesia centrada no en el vértice sino en la base”1020.
b) 1) La Parroquia totalizante
1021
Cfr. Una participación activa, p. 100.
1022
Cfr. La celebración eucarística en pequeños grupos, p. 287.
1023
PJ. CORDES da los siguientes datos: “en Roma, la parroquia de San Juan Bosco tiene 65.000 habitantes y la de María de
la Esperanza 50.000; en Milán, la de Santos Nabor y Felix, 24.300 habitantes y la de los Santos Nereo y Aquiles, 21.300
habitantes; en París, la de S. Pedro de Mont Rouge, 51.200 habitantes y la de S. Lambert de Vaugirard, 51.700 habitantes; en
Madrid, de Pueblo de Colmenar Viejo, 32.000 habitantes, y la de San Vicente Ferrer, 19.000 habitantes. Estas cifras
representan, ciertamente unos datos extremos. Pero las parroquias en las que el domingo sea suficiente una única celebración
de la Eucaristía son también excepcional, muy poco frecuente”. Cfr. o. cit., pp. 101-102.
El problema, por tanto, está en la comprensión eclesiológica de la que se
parte. Hasta la formulación del Derecho Canónico de 1983, la idea de parroquia
partía del planteamiento local, el llamado ´principio parroquial`. En él confluían
tres normas determinantes: en primer lugar, el decreto del Concilio de Trento,
según el cual cada diócesis debía ser dividida necesariamente en jurisdicciones
parroquiales; en segundo lugar, el deber impuesto al párroco de hacerse
responsable de todos los que pertenecían a su parroquia ; en tercer lugar, la
subordinación de cada cristiano al párroco de su lugar de vivienda o de residencia.
En esta visión prevalecía lo jurídico sobre lo teológico.
1024
Según PJ. CORDES “el auténtico ser de la verdadera Iglesia (SC, nº 2: Genuinam vere Ecclesiae naturam) lo expresa
cada comunidad que celebra la Eucaristía y está presidida por el presbítero. Según esto, la parroquia no es más que una posible
forma jurídica de las diversas comunidades eucarísticas de una Iglesia local: ´considerada constitucionalmente, se encuentra al
mismo nivel que las otras formas jurídicas de comunidades eucarísticas que han surgido como congregatio Christifidelium
gracias al carisma originario dado a un fundador o fundadora de movimientos o asociaciones eclesiales, o de otras formas
asociativas en el ámbito de la Iglesia`”. Cfr. o. cit., p. 106. Ya por los años ´80, Mons. INIESTA reclamaba que se debía
“reconocer eclesialmente la situación de las pequeñas comunidades cristianas, tan pertenecientes a la vida diocesana como las
parroquias territoriales, con tal de que tengan un cierto contacto con el obispo, incluso a través de los laicos, aunque muy
frecuentemente será por medio de un presbítero que atiende a la comunidad”. Cfr. Teopraxis: 2. Comunidades. Tareas
urgentes. Ensayos de Teología pastoral, p. 23.
celebratur ritu catholico), dondequiera que se celebre el rito católico, tanto el día
de la fiesta como el día anterior por la tarde” (can. 1248&1).
1025
Cfr. Una participación activa, pp. 106-107.
agregación eclesial que nace de la celebración eucarística dominical”1026. La
asamblea eucarística es la fuente propia de la comunidad parroquial. Más aún, en
la visión que el Concilio tiene de la Eucaristía se afirmará, además, que “no se
construye ninguna comunidad cristiana si ésta no tiene su raíz y centro en la
celebración de la sagrada Eucaristía. En ella, por tanto, ha de empezar toda la
formación en el espíritu de comunidad”(PO, nº 6).
1026
Cfr. L. GEROSA, Carisma e diritto nella Chiesa, Ed, Jaca Book, Milano, 1989, p. 229.
La necesidad de que las estructuras de la Iglesia se renueven para responder
a los desafíos de una cultura urbana afecta primordialmente a la Parroquia, de ella
afirma Joan Bestard que “no puede ignorar la existencia de estos grupos o
comunidades de base, intermedios entre el individuo y ella misma. Tales grupos
o comunidades podrán ser un elemento revitalizador de la vida parroquial, ya que
en las parroquias urbanas es muy difícil que madure una verdadera conciencia
comunitaria si no es a nivel de estos grupos de talla humana. Las pequeñas
comunidades pueden dinamizar la vida parroquial y, a la vez, la parroquia puede
coordinar y relacionar a estas comunidades entre sí, para que no se queden
encerradas en horizontes demasiado estrechos o narcisistas. En estas pequeñas
comunidades, el hombre urbano encuentra una manera eficaz de profundizar su
experiencia cristiana, que es esencialmente personal y, al mismo tiempo,
esencialmente comunitaria”1027.
1027
Cfr. J. BESTARD, Desafíos de la realidad urbana a la parroquia: Sal Terrae (septiembre 1984), pp. 671-672.
1028
Cfr. Congreso Parroquia Evangelizadora, Ed, Edice, Madrid 1988. En la 1ª Ponencia del Congreso nos encontramos con
una lectura pastoral de los datos del análisis sociológico que se había hecho a partir de la encuesta preparatoria. Es muy
significativo reseñar la complementariedad que se ha ido produciendo en las parroquias de las diócesis españolas entre
parroquia - pequeñas comunidades y los movimientos apostólicos: “El sentido comunitario de la parroquia va en aumento: un
53% afirman que la estructura general de la parroquia es comunitaria” (...) También crece el número de parroquias concebidas
como una comunión de pequeñas comunidades diversas o que de hecho albergan en su seno algún tipo de comunidades:
populares (un 4,2%), neocatecumenales (un 10%), y otras pequeñas comunidades (un 27%)”. Cfr. Congreso, p. 65. De cara a
renovar nuestras parroquias, se afirma que éstas “no pueden ponerse al servicio de la evangelización, si no van transformándose
de centros de servicios religiosos en comunidades vivas de creyentes, es decir, en ámbitos donde los cristianos puedan vivir
realmente la experiencia de la fraternidad cristiana” (Ibid, p. 147).
amor; estas comunidades son verdaderas expresiones de la comunión eclesial y
centros de evangelización, en comunión con sus pastores”1029.
Ahora bien, este nuevo modelo de Iglesia, que puede ser definido como
comunidad de comunidades, tiene sus riesgos y comporta interiormente sus
limitaciones1030. De aquí la importancia de la Parroquia como lugar de comunión.
La Parroquia concebida como comunidad de comunidades se situaría en la línea
del ministerio de la unidad y de la comunión, siendo ella misma garantía de la
intercomunión entre diversas comunidades eclesiales. Puesta a su servicio, está
llamada a ofrecerles, además del lugar de culto, locales adecuados para sus
reuniones y una estructura básica capaz de coordinar iniciativas y hacer efectivo
un trabajo común. La Parroquia así concebida será la encargada de evitar la
disgregación de los grupos, pero sin imponerles una disciplina monovalente. Esta
perspectiva de comunión, como muy bien ha señalado el Papa Juan Pablo II “está
estrechamente unida a la capacidad de la comunidad cristiana para acoger los
dones del Espíritu. La unidad de la Iglesia no es uniformidad, sino integración de
las legítimas diversidades” (NMI, nº 46). La existencia de las comunidades dentro
de la Parroquia en forma de pequeñas iglesias locales facilitará la fermentación
cristiana de los miembros por la evangelización más honda, y tendrá más
consistencia la participación de los fieles. El Sínodo que reflexionó sobre la
vocación y misión de los fieles laicos en la Iglesia y el mundo, y que lo hizo a la
luz de la eclesiología de comunión afirma de las pequeñas comunidades que
“dentro de algunas parroquias, sobre todo si son extensas y dispersas, las pequeñas
comunidades eclesiales pueden ser una ayuda notable en la formación de los
cristianos, pudiendo hacer más capilar e incisiva la conciencia y la experiencia de
la comunión y de la misión eclesial”1031.
1029
Cfr. Christifideles laici, nº 26. Algunos años más tarde, en 1991, Juan Pablo II sostendrá que “estas comunidades
descentralizan y articulan la comunidad parroquial a la que permanecen siempre unidas, se enraízan en ambientes populares y
rurales, convirtiéndose en fermentos de vida cristiana, de atención a los últimos, de compromiso en pos de la transformación
de la sociedad. En ellas cada cristiano hace una experiencia comunitaria, gracias a la cual también él se siente elemento activo,
estimulado a ofrecer su colaboración en las tareas de todos. De este modo, las mimas comunidades son instrumento de
evangelización y de primer anuncio, así como fuente de nuevos ministerios”. Cfr. Redemptoris missio, nº 51.
1030
Mons. RICARDO BLÁZQUEZ las ha señalado: “1ª) Cada comunidad no puede estar desconectada de otras comunidades
ni de la Iglesia univeral; 2ª) La vida eclesial en comunidad pequeña no puede llevar consigo una automarginación de la vida
pública; 3ª) Puede existir el peligro de que la intensidad de la vida comunitaria asfixie a la persona”. Cfr. Jesús sí, la Iglesia
también, pp. 312-313. En esta perspectiva ver la profunda reflexión de I. ZIZIOULAS, El ser eclesial. Persona, comunión,
Iglesia, Ed, Sígueme, Salamanca 2003.
1031
Cfr. JUAN PABLO II, Christifideles laici. Los fieles cristianos, nº 61. En el Mensaje final el Sínodo había recogido la
definición de nueva parroquia como comunidad de comunidades. Cfr. Mensaje de los padres sinodales al Pueblo de Dios, nº
10: Vida Nueva, n. 1606/7 (7/14 noviembre de 1987), p. 69.
viable, sumamente adecuada a los condicionamientos del hombre y de la sociedad
de hoy, y extraordinariamente beneficiosa para el crecimiento profundo y
verdadero de la Iglesia. Decimos esto teniendo presentes los resultados de las ya
numerosas experiencias constatadas así como las excepcionales condiciones que
las pequeñas comunidades están mostrando para estimular la autenticidad y la
comunión eclesial”1032.
1035
Cfr. CEE, Una Iglesia esperanzada, nº 48.
1036
Ya en Redemptoris missio había hecho el Papa una decidida defensa de los movimientos eclesiales: “Cuando se integran
con humildad en la vida de las iglesias locales y son acogidos cordialmente por obispos y sacerdotes en las estructuras
diocesanas y parroquiales, los movimientos representan un verdadero don de Dios para la nueva evangelización y para la
actividad misionera propiamente dicha. Por tanto, recomiendo difundirlos y valerse de ellos para dar nuevo vigor, sobre todo
entre los jóvenes, a la vida cristiana y a la evangelización, con una visión pluralista de los modos de asociarse y de expresarse”
(nº 72).
todos expresan la riqueza del Espíritu y entre todos hacen posible una Iglesia con
más vitalidad”1037.
1037
Cfr. CEE, Una Iglesia esperanzada, nº 50.
1038
Cfr. R. BLÁZQUEZ, Comunidades neocatecumenales, p. 617.
comunión y disciplina eclesial”1039; b) sobre la necesidad de formación de los
catequistas; c) sobre los peligros de abandono de los deberes de la vida laical y de
aislamiento de la comunidad y d) sobre la debida fidelidad a las normas jurídicas
y litúrgicas.
CONCLUSIONES FINALES
1043
Cfr. S. MOVILLA, Del catecumenado a la comunidad, p. 222.
se ajusta o se distancia de las orientaciones que la Iglesia pide hoy para formar,
desde una pedagogía adulta, a los cristianos del tercer milenio1044.
1044
Así definen nuestros Obispos los perfiles del cristiano adulto: “La lectura y meditación de la Sagrada Escritura,
especialmente de los Evangelios y de los escritos de los Apóstoles, el conocimiento de la tradición y de las enseñanzas de la
Iglesia, la oración asidua, personal y familiar, la participación frecuente en las celebraciones litúrgicas, la penitencia personal
y sacramental, el compromiso personal en la vida de la propia comunidad y en al amor, y el servicio eclesial a los pobres tienen
que ser los perfiles reales y concretos de la vida personal de cada cristiano consciente y adulto”. Cfr. CEE, Testigos del Dios
vivo, nº 30.
presentación del misterio de Dios como comunión de Personas en la Trinidad, es
el misterio central de la fe y de la vida cristiana. El cristocentrismo trinitario del
mensaje cristiano, en virtud de su propia dinámica interna, conduce a la confesión
de fe en Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Es un cristocentrismo esencialmente
trinitario (DGC, nº 99). Los cristianos, en el Bautismo, quedan configurados con
Cristo, Uno en la Trinidad, y esta configuración sitúa a los bautizados, hijos en el
Hijo, en comunión con el Padre y con el Espíritu Santo. Por eso su fe es
radicalmente trinitaria. Los neocatecúmenos, son iniciados al Misterio de Dios-
Trinidad, también ayudados por la teología de los iconos1045.
4ª) En cuanto a los contenidos de las mismas catequesis hay que reiterar
que son eminentemente bíblicos, y recogen los núcleos centrales del mensaje:
Kerygma, fe y conversión, misterio pascual (el Siervo y el Kyrios), la Iglesia y la
comunidad, sacramentos y oración, símbolo y mandamientos, apostolado y
ministerio. El estricto desarrollo de la dinámica y etapas catecumenales es el
espacio de unos contenidos que siempre pertenecieron a la esencia y objetivos del
Catecumenado.
En este sentido, los responsables del CN en cada una de las diócesis deben
hacer un ejercicio de corresponsabilidad y de comunión para, en diálogo con los
responsables de las Delegaciones de Catequesis en las respectivas diócesis (CA,
nº 120), ver cómo articular una serie de encuentros a fin de ayudar a la
coordinación de las tareas y servicios catequéticos que mutuamente se puedan
ofrecer, así como la posibilidad de facilitar algunos tiempos y espacios para la
formación de aquellas dimensiones que en el campo de la catequesis se vea que
es necesario potenciar. Para esta tarea, la apertura de los llamados Centros
neocatecumenales diocesanos (SCN, art. 30) serán de gran ayuda, si consiguen
la finalidad que se proponen: “Contribuir a la formación de los catequistas,
asignar las nuevas catequesis, coordinar los diversos pasos, ayudar a los equipos
de catequistas en las diversas dificultades de la evangelización y presentar al
Obispo, o a un delegado suyo, los responsables de las nuevas comunidades”.
También, respecto a la formación de los catequistas, el Papa había llamado la
atención sobre la necesidad que los catequistas tienen de recibir una buena
formación a través de “un trabajo constante y serio de profundización personal y
comunitaria de la Palabra de Dios y de las enseñanzas del Magisterio de la Iglesia,
incluso asistiendo a cursos teológicos y bíblicos serios. Esta tarea de estudio y
reflexión resulta aún más urgente para quien tiene el deber de alimentar a sus
hermanos con alimento espiritual sólido por estar desplegando función de
catequista”.
Tanto el nº 223 del Directorio como el art. 26 del Estatuto del CN, ofrecen
y presentan las orientaciones necesarias con las que poder abordar, en un espíritu
de comunión, todas las dificultades y problemas que en la vida eclesial y pastoral
se puedan presentar. De la decidida y diligente apuesta de los Obispos por alentar
la pastoral catecumenal y neocatecumenal en sus diócesis y, de la incondicional
disponibilidad y espíritu de colaboración de los neocatecúmenos para con sus
legítimos Pastores, dependerá en gran medida que la fecundidad del
Neocatecumenado en las parroquias siga creciendo y dando frutos de vida
cristiana.
1046
Efectivamente esto es así, y las ´observaciones` que hacían nuestros Obispos en 1990 en CA, nº 94 en el sentido de fijar
la ´duración definitiva`de la catequesis, y la necesidad que el adulto tiene de alimentar permanentemente su fe, han sido
ampliamente recogidas en el Directorio del ´97 que hablará de la ´educación permanente de la fe en la comunidad cristiana` y
de las ´formas múltiples de catequesis permanente`(nnº 69-72). El Estatuto del CN, encuentra en estos números la
´inspiración`para la fundamentación de la ´educación permanente en la pequeña comunidad`: “La comunidad neocatecumenal,
después de haber finalizado el itinerario de redescubrimiento de la iniciación cristiana, entra en el proceso de educación
permanente de la fe, perseverando en la celebración semanal de la Palabra y de la Eucaristía dominical y en la comunión
fraterna, activamente insertados en la pastoral de la comunidad parroquial, para dar los signos del amor y de la unidad, que
llaman al hombre contemporáneo a la fe”. Cfr. SCN, art. 22&1).
enseñanza social de la Iglesia, que ha de “encontrar su puesto, bajo formas
apropiadas, en la formación catequética común” (CT, nº 29), y superar esa
carencia que resaltan nuestros Obispos en CA, nº 189: “Muchas veces, sin
embargo, la formación moral que se imparte en los grupos de catequesis de
adultos queda a un nivel individual, sin abrirse suficientemente a las exigencias
de la moral social. La enseñanza social de la Iglesia es, con frecuencia, ignorada”.
En este punto, hay que subrayar también que no son pocos los autores que señalan
un ´déficit`de formación socio-política en los neocatecúmenos: “Es preciso
reconocer que esta conciencia no está especialmente viva en ellos y que, mientras
es admirable su compromiso intramundano (renuncia a bienes, ministerios,
solidaridad interna...) es poco ejemplar su compromiso social o político como
aportación eficaz a la transformación de las realidades o estructuras injustas de
nuestra sociedad y nuestro mundo” (D. Borobio, J.J. Tamayo y C. Floristán...). En
cambio, otros sostienen que “la fe, en la medida en que va tomando asiento en la
persona, impacta todos los ámbitos de su vida; por tanto, sería infidelidad retener
el dinamismo de la fe en la pura interioridad del corazón o del grupo. Por eso, la
vida conyugal y familiar, la relación con el dinero y la profesión, la manera de
estar y de vivir en la sociedad... van cambiando a lo largo del camino recorrido
por nos neocatecúmenos en sus comunidades; estos aspectos son transparentes”
(R. Blázquez).
2º) Es una liturgia pascual que actualiza a través del signo de la noche el
Misterio de Pascua haciendo vivir cada domingo como la pascua semanal
anticipada (DD, nº 19). La teología litúrgica con la que es presentada la catequesis
sobre la Eucaristía contiene de modo integral todas las dimensiones de la teología
eucarística: memorial de la Pascua, banquete fraterno, sacramento del sacrificio,
presencia transformante, fuente y culmen de la evangelización, participación
activa.
4º) Es una liturgia festiva, porque se utilizan con profusión los elementos
de gozo y fiesta: flores, adornos, cantos, música y danza.
5º) Es una liturgia distendida, porque todo se realiza con pausa y sosiego,
y al mismo tiempo concentrada, porque se destaca la armónica de todo en su
momento culminante.
4º) Para que la función servicial y ministerial de todos los que intervienen
en la celebración eucarística (acólitos y ministros extraordinarios de la comunión)
responda a la dignidad del misterio celebrado y del servicio encomendado, es
necesario que este ministerio y servicio se hagan conforme a las orientaciones del
OGMR, n º 298: “El alba ceñida con el cíngulo es la vestidura común de todos
los ministerios litúrgicos”. Por tanto el acólito instituido debe usarla siempre que
ejerce su ministerio.
Es cierto que cada generación histórica necesita una palabra sobre Dios y
ésta no puede nacer en cualquier lugar, ni ser expresada con cualquier mediación
conceptual o institucional. Por eso, a lo largo de la historia han existido múltiples
lugares desde los que se ha vivido, pensado y escrito teología. El profesor
Olegario González de Cardedal, en su discurso de ingreso en la Real Academia
de Ciencias Morales y Políticas1047, los ha señalado con sincera fidelidad histórica.
1047
El teólogo abulense distingue entre ´lugares externos`y ´lugares internos`. Lugar externo es el lugar físico, social, lugar
interno el que establece los puntos de partida y de llegada y funciona como criterio para elegir unos caminos y excluir otros.
Cfr. El lugar de la teología, Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, Madrid 1986, pp. 32-36. Para un comentario a
este ´discurso`, ver RAÚL BERZOSA MARTÍNEZ, Lugar teológico y signo de los tiempos: Lumen 5 (septiembre-octubre-
1992), pp. 367-382.
1048
`Cfr. MELCHOR CANO, Opera, t. I Matriti, 1770 (la primera edición es de 1563). Para un estudio en profundidad de la
obra del dominico, ver J. TAPIA, Iglesia y teología en Melchor Cano, Iglesia Nacional Española, Roma 1989.
desde un contexto eclesial determinado: las Comunidades Neocatecumenales,
convirtiéndose éstas así en lugar teológico; el Neocatecumenado por ellas vivido,
en “lugar hermenéutico”; y la conjunción de ambas realidades en “lugar matriz de
una teología”que bien podríamos denominar como catecumenal1049.
1049
Hoy ya, desde el horizonte de la teología europea actual podemos empezar a hablar de una ´Teología catecumenal`. Buen
exponente de esta línea es la obra de HENRI BOURGEOIS, Theologíe catéchuménale. En el primer Capítulo del libro el autor
trata de fundamentar cómo el Catecumenado puede ser un ´lugar eclesial`desde el que hacer teología: “position chatéchuménale
de la théologie chrétienne” (pp. 13-58). Este mismo planteamiento lo defiende H. Bourgeois al afirmar que “los catecumenados
están bien situados para contribuir práctica y teológicamente a lo que llamamos aquí o allá la segunda evangelización de
Europa”, en Los Comienzos de la fe, Pastoral Catecumenal en Europa hoy, p. 62.
1050
Así se expresaba - a finales de los años ´70-, uno de los expertos ´consultores`de la Sagrada Congregación del Clero, tras
haber estudiado detenidamente los contenidos catequéticos del Camino Neocatecumenal: “Pretendo ahora subrayar otro aspecto
de estas catequesis, o mejor de este Camino Neocatecumenal. Como estudioso de la Historia de la catequesis antigua he de
decir que el intento de Kiko y Carmen de actualizar el catecumenado es un intento logrado. La experiencia personal les ha
llevado a intuir lo que de profundamente válido contenía esta institución de la Iglesia de los tres primeros siglos, y les ha
permitido traducirla en una estructura. Estructura que, aunque no calca la antigua, asume sus elementos más importantes y los
inserta en un contexto nuevo: el de la conversión de bautizados que, a pesar de serlo, no han hecho jamás una opción personal
de fe. En este proceso, que requiere su tiempo, a estos bautizados de las comunidades neocatecumenales se les ayuda a hacer
su opción global de fe en un clima de comunidad. Se les ayuda a hacerse disponibles a la acción del Espíritu Santo que les
introduce en la comprensión y aceptación del radicalismo evangélico, iniciándoles gradualmente y de forma experimental, bien
sea en la palabra de Dios, bien en los sacramentos de la conversión cristiana -penitencia- o en la eucaristía. Yo encuentro muy
positivo todo esto. Por ello concluyo este mi juicio invitando a los responsables de la Sagrada Congregación del Clero a que
den ánimos a este movimiento, ayudándolo con comprensión y con paterna indulgencia a que permanezca siempre en la línea
ya emprendida de servicio a las comunidades parroquiales para su auténtica renovación”. Cfr. El Camino Neocatecumenal
según Pablo VI y Juan Pablo II, p. 14.
1051
Ya hace algunos años, el actual Arzobispo de Pamplona, Mons. FERNANDO SEBASTIÁN denunciaba la “carencia de
una Teología nacida de la Iglesia española”. Según él, son muy pocos los teólogos que “clarifiquen, enfoquen y estimulen
religiosa y apostólicamente la conciencia de nuestras iglesias”. En una situación de “increencia progresiva, que hace crecer las
huellas de un neopaganismo en la conducta de la gente”, reivindicaba Mons. Fernando Sebastián el surgimiento de una “buena
y renovada teología fundamental, directa, persuasiva, centrada en los grandes términos de la fe cristiana, pero que parta de la
experiencia de la Iglesia. Tendrá que ser también una teología rigurosa, profesional, al mismo tiempo que humilde, que llegue
a todo el hombre y devuelva la confianza y la alegría a la gente de la Iglesia”. Cfr. Lección Inaugural del Curso en el Instituto
de Teología Espiritual de Barcelona: Vida Nueva (21-XI-1991), p. 10.
más profunda penetración en la “ anchura y la longitud, la altura y la profundidad”
(cf. Ef. 3,18) del misterio de Dios a través de la reflexión teológica1052.
1052
Teniendo presente lo que señala HENRI BOURGEOIS, “Esta audacia, es la experiencia a la cual se refiere, y a partir de
la cual se quiere reflexionar en un lugar privilegiado, puede ser incluso equivalente, para comprender aspectos del misterio
cristiano, de la realidad eclesial y finalmente de la realidad del mundo” . Cfr. o. cit., p. 28. Considero que es viable, posible y
conveniente hoy en la Iglesia en España de un ´quehacer teológico`desde la experiencia catecumenal vivida ya en nuestro país.
1053
Cfr. Teoría de los principios cristianos, p. 28.
1054
El que fuera párroco salmantino, ANDRÉS FUENTES, al hablar de la Teología del Neocatecumenado, sostiene que es
una “teología ´en camino`. Va nutriendo la vida del neocatecúmeno a medida que avanza y se hace claridad interior a lo largo
de todo el proceso y de toda la experiencia neocatecumenal. Podría semejarse a la misma experiencia de San Pablo: desde su
caída en el camino de Damasco y de su encuentro con el Resucitado ve iluminar la nueva concepción de Dios, de la salvación,
de la palabra de Dios, de la donación de Dios, del encuentro del hombre con Dios, la raíz del pecado y la fuerza de la gracia”.
Cfr. El Neocatecumenado, p. 123.
Si a lo largo de la historia el Catecumenado fue uno de los lugares
originarios en el nacimiento, desarrollo y formulación de la Teología como
“exposición sistemática de las verdades de la fe” (DCG-71, nº 17)1055
1055
Hay que tener muy presente que la gran producción teológica de los Padres de la Iglesia: Cirilo de Jerusalén, Gregorio
Naziancieno, Ambrosio de Milán, Agustín de Hipona, -entre otros-, fue ´gestada` en contexto catecumenal y para el servicio
eclesial y pastoral de los catecumenados que ellos directamente dirigían.
, se puede afirmar que el Neocatecumenado es hoy , también para la Iglesia, un
verdadero lugar teológico desde el que presentar la Verdad de Cristo que hace libres
a los hombres de nuestro tiempo, y a esta tarea está invitada la Iglesia entera: “En
efecto, la Iglesia entera, como ´sal de la tierra`y ´luz del mundo`(cf. Mt 5,13), debe
dar testimonio de la verdad de Cristo que hace libres [...] Para ejercer su función
profética en el mundo, el Pueblo de Dios debe constantemente despertar o
´reavivar`su vida de fe (cf. Tim 1,6), en especial por medio de una reflexión cada
vez más profunda, guiada por el Espíritu Santo, sobre el contenido de la fe misma y
a través de un empeño en demostrar la racionalidad a aquellos que le piden cuenta
de ella (cf. 1 Pe 3,15). Para esta misión el Espíritu de la verdad concede, a fieles de
todos los órdenes, gracias especiales otorgadas ´para común utilidad` (1 Cor 12,7-
11)”1056.
Entre estas gracias que el Espíritu Santo suscita al interior del Pueblo de Dios
se encuentra la vocación eclesial del teólogo. En estos últimos años, no pocos
neocatecúmenos, hombres y mujeres, casados y célibes, están sintiendo esta llamada
a una formación teológica como un servicio y una contribución a la misma
evangelización: “El Señor ha enviado a los apóstoles para que conviertan en
discípulos a todos los pueblos y les prediquen (cf. Mt. 28,19). La Teología, que
indaga la razón de la fe y la ofrece como respuesta a quienes la buscan, constituye
parte integral de la obediencia a este mandato, porque los hombres no pueden llegar
a ser discípulos si no se les presenta la verdad contenida en la palabra de la fe (cf.
Rom 10, 14)”1057. Esta presencia, cada vez más notoria, de neocatecúmenos en las
aulas de las Facultades e Institutos de Teología, conecta con uno de los deseos
expresados por nuestros Obispos: “La enseñanza de la Teología a los laicos (no sólo
a los sacerdotes y religiosos/as) es de la máxima importancia en una Iglesia
particular. Aunque no puede pedirse a todos, conviene que la diócesis, en los planes
de formación del laicado, organice una oferta de formación teológica seria y realista,
a través de cauces ágiles que faciliten el acceso a dicha formación” (CA, nº 102).
Sin embargo, aún con ser importante la formación teológica de los fieles laicos
en las facultades de Teología, a la luz de la praxis del Neocatecumenado, como
“itinerario de formación católica, válida para la sociedad y para los tiempos de hoy”,
descubrimos un nuevo lugar nutricio del logos cristiano, un laboratorio teológico
desde el que saborear, gustar, cantar y contar, reflexionar y sistematizar nuestro
1056
Cfr. Instrucción de la Congregación para la Doctrina de la Fe, La vocación eclesial del teólogo, Ed, PPC, Madrid, 1990, nnº
3-5.
1057
Ibid, nº 7. “Mientras la catequesis, a través de la iniciación, enseñanza y educación en los fundamentos de la fe, tiene por
objetivo la adhesión madura a la persona de Cristo (´obsequium fidei`), lo que pretende la teología es hacer crecer en la inteligencia,
como tal, de la fe (´intellectus fidei`). Cfr. CC, nº 73.
323
discurso sobre la acción de Dios en nuestra existencia, y de nuestra existencia
redimida en Cristo y re-dimensionada en el Espíritu para narrar las maravillas del
Señor a nuestra generación. Este nuevo lugar de creación de pensamiento teológico
es la pequeña comunidad cristiana, en cuanto lugar histórico donde la fe se recibe
como un regalo, se descubre como un don; en cuyo seno se comparte con otros
hermanos, se celebra, se madura y acrisola, se transmite a los cercanos y a los
lejanos, y se confiesa en el corazón de la sociedad con obras y palabras, siendo
conscientes de estar tomando parte en una misión confiada y en una tarea que nos
urge a dar razón de nuestra esperanza.
1058
“Mi amor está crucificado y no queda ya en mí fuego que busque alimentarse de materia; sí, en cambio, un agua viva que
murmura dentro de mí y desde lo íntimo me está diciendo: ´Ven al Padre`”. Cfr. DANIEL RUÍZ BUENO, Padres Apostólicos, Ed,
B.A.C., Madrid 1974, p. 479.
324
la vida de la Iglesia en los próximos decenios 1059. Desde una experiencia eclesial
vivida en profundidad, radicada en una conciencia bautismal redescubierta y
agradecida1060, brota la necesidad de cantar, decir y exponer que hay “un solo Señor,
una sola Fe, un solo Bautismo, un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos,
por todos y en todos” (cf. Ef. 4,5).
1059
En este sentido, comparto en los mismos términos la posición de H. BOURGEOIS, cuando afirma que “la teología catecumenal
me parece que va a ofrecer una aportación original al trabajo teológico que actualmente se realiza en Occidente””. Cfr. o. cit., p.
239.
1060
En continuidad con la explicación que da el cardenal J. RATZINGER cuando se pregunta ´¿qué es la fe?`: “vuestra fe
bautismal, el conocimiento que os ha sido transmitido por la unción (sacramento), son un contacto con la realidad misma, y, por
tanto, desde ese momento, tienen precedencia sobre la teoría. No es la fe bautismal la que debe justificarse ante la teoría, sino que
es la teoría la que debe justificarse ante la realidad, ante la ´ciencia`de la verdad concedida en la confesión bautismal”. Cfr.
Transmisión de la fe y fuentes de la fe, p. 17.
325
de la parroquia mediante cristianos maduros, capaces de dar testimonio de verdad
con una fe vivida de forma radical.
326
SIGLAS
CD CONC. ECUM. VAT. II, Decreto sobre el oficio pastoral de los Obispos
en la Iglesia Christus Dominus (1965)
327
ChL JUAN PABLO II, Exhortación apostólica post-sinodal Christifideles
Laici (1989)
CN Camino Neocatecumenal
328
MPD Mensaje al Pueblo de Dios. Documento final del Sínodo de 1977 sobre
la catequesis en nuestro tiempo
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Juan José Calles Garzón
Doctor en Teología Dogmática
por la Universidad Pontificia de Salamanca
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