En un reciente experimento, un equipo de psicólogos de la Universidad de Yale alteró la opinión que un
grupo de personas tenía sobre un extraño, dándoles simplemente una taza de café. Los participantes, estudiantes universitarios, no tenían idea de que sus actitudes sociales estaban siendo manipuladas deliberadamente. Camino del laboratorio, cada uno de ellos se cruzó con un asistente que sostenía libros, unos sujetapapeles, hojas y una taza de café caliente o helado, y que les pidió que lo ayudaran con la taza. Eso fue todo. Cuando poco después se pidió a esos estudiantes que dieran su parecer acerca de una persona hipotética: los estudiantes que sostuvieron una taza de café helado hicieron una valoración mucho más fría, menos sociable y más egoísta que el de los que habían sostenido una taza de café caliente. Descubrimientos como éste, por más improbables que parezcan, han proliferado en la investigación psicológica en los últimos años. Los nuevos estudios han revelado que las personas arreglan más su aspecto cuando perciben un leve olor a líquido de limpieza; que se vuelven más competitivas si hay un maletín de mano a la vista o que son más propensas a cooperar si oyen palabras como "apoyo" o "confiable o responsable". Y todo sin tener conciencia del cambio ni de qué lo causó. Los psicólogos afirman que "preparar" (priming) a la gente de esa manera demuestra cómo las imágenes, los olores y los sonidos cotidianos pueden selectivamente activar objetivos o motivos que las personas ya tienen. Así, los nuevos estudios revelan un cerebro inconsciente mucho más activo e independiente, y con propósitos firmes, de lo que se sabía hasta ahora. Objetivos como comer, formar pareja o tomar un vaso de leche helada funcionan como softwares neuronales que sólo pueden ser desarrollados de a uno por vez, mientras que el inconsciente es perfectamente capaz de ejecutar el software que elija. La mutua concesión entre esas elecciones inconscientes y nuestros objetivos conscientes, racionales, pueden ayudar a explicar algunas de las realidades más misteriosas del comportamiento, por ejemplo, cómo podemos ser generosos en cierto momento y mezquinos inmediatamente después, o actuar groseramente en una cena cuando estamos convencidos de que irradiamos encanto. Los sistemas inconscientes que guían el comportamiento están permanentemente aportando sugerencias durante el día sobre lo que haremos inmediatamente después, y el cerebro considera y a menudo actúa sobre la base de ellos, anteponiéndose al estado consciente". En un experimento de 2004, un equipo de psicólogos dirigidos por Aaron Kay, que en ese momento trabajaba en la Universidad de Stanford, California, hizo que un grupo de estudiantes participara en un juego individual de inversiones contra otro participante que no estaba a la vista. La mitad de los estudiantes jugó sentado en una mesa larga, en cuyo extremo había un maletín de mano y una cartera de cuero negra. Estos estudiantes fueron mucho más mezquinos con su dinero que los otros, que jugaban en una sala idéntica, pero con una mochila sobre la mesa. El cerebro parece utilizar los mismos circuitos neurales para ejecutar tanto un acto inconsciente como uno consciente. En un estudio publicado en Science, un equipo de neurocientíficos ingleses y franceses estudió por imágenes el cerebro de 18 hombres y mujeres que participaban en un juego de computación por dinero. Los "jugadores" sostenían una palanca de control y se les dijo que, cuanto más la apretaran cuando una imagen de dinero aparecía súbitamente en la pantalla, más dinero obtendrían. Como era de esperar, los jugadores apretaron más fuerte la palanca cuando aparecía la imagen de un peso que cuando lo hacía la imagen de un centavo, sin importar si lo percibían conscientemente. Pero los circuitos cerebrales activados en todos los participantes fueron similares: el área llamada el globo pálido (uno de los tres núcleos que forman los núcleos basales) permanecía activa cada vez que los participantes respondían. Esto sugiere la existencia de un proceso de toma de decisiones "de abajo hacia arriba", en el que el globo pálido forma parte de un circuito que primero pondera la recompensa y decide, y luego interactúa con las regiones conscientes de mayor nivel, si es que lo hace. La ciencia ha dedicado años a tratar de identificar las precisas regiones neurales que sustentan el estado consciente, hasta ahora en vano. Pero casi no hay dudas de que incluye la corteza prefrontal. "A veces, los efectos no conscientes pueden superar en magnitud a los conscientes -explicó el doctor Mark Schaller, profesor de psicología de la Universidad de la Columbia Británica, en Vancouver- porque no podemos moderar ciertas cosas a las que no tenemos acceso de manera consciente, y el objetivo permanece activo. Las nuevas investigaciones confirman que no estamos solos en nuestro estado consciente. Tenemos compañía, un socio invisible con intensas reacciones sobre la realidad que no siempre coinciden con las nuestras, pero cuyos instintos tienden tanto a ayudar y ser atentos con los demás como a desorganizar. Ap Dijksterhuis, ha comenzado recientemente a aportar datos experimentales sistemáticos en torno al pensamiento inconsciente. En la mayoría de sus investigaciones trabajan con situaciones en las que se valoran diferentes alternativas, cada una con sus ventajas e inconvenientes, y posteriormente hacen una elección. Según Dijksterhuis, en estas situaciones, las personas operan tanto mediante pensamiento consciente como inconsciente. La eficacia de cada una de estas dos formas de pensamiento depende de la adecuación de sus propiedades a las circunstancias de la tarea. Según su concepción, el pensamiento consciente: 1) tiende a ser analítico y convergente; 2) tiende a operar con reglas y, en ese sentido, es preciso, pero 3) sufre las limitaciones características de la baja capacidad de la conciencia, por lo que "cuando se ve desbordado" tiende a inflar el peso de algunos atributos, en detrimento del resto y, por ello, a deteriorarse con la complejidad. Por su parte, el pensamiento inconsciente: 1) tiende a ser más asociativo y divergente; 2) tiende a generar elecciones de calidad inferior, debido a su modo de operar más abierto y desregulado, pero 3) apenas se deteriora con la complejidad, por cuanto no sufre las limitaciones de capacidad características del pensamiento consciente. De ahí que en situaciones complejas, en las que hay que manejar mucha información, las elecciones realizadas mediante pensamiento inconsciente pueden resultar incluso más eficaces que las mediadas por deliberaciones conscientes (véase la Figura). Para someter a prueba la hipótesis sobre la eficacia relativa de los dos modos de pensamiento, en función de la complejidad de la tarea (operativizada en términos de la cantidad de información implicada), en uno de los experimentos presentaron a los participantes una serie de atributos positivos y negativos sobre cuatro marcas ficticias de coches. En una condición, manejaron cuatro atributos por marca (poca información) y en otra, doce atributos por marca (mucha información). Los atributos podían ser positivos o negativos, de modo que mientras una marca aparecía caracterizada con el 75% de atributos positivos y el 25% negativos, otra aparecía con el 25% positivos y el 75% negativos. Las otras dos marcas tenían un 50% de características positivas y otro 50% negativas. Una vez vistos todos los atributos, los participantes en la condición de pensamiento consciente disponían de cuatro minutos para ponderarlos y evaluar comparativamente las cuatro marcas. En la condición de pensamiento inconsciente los participantes tenían que llevar a cabo durante esos cuatro minutos una tarea distractora, que les impedía elaborar y ponderar de manera deliberada la información relativa a las marcas. A continuación todos debían señalar qué marca consideraban mejor. Pues bien, cuando trabajaron con poca información hubo más participantes en la condición de pensamiento consciente que eligieron correctamente (i.e., eligieron la marca de 75% de atributos positivos) frente a los de la condición de pensamiento inconsciente. En cambio, cuando trabajaron con mucha información hubo más participantes en la condición de pensamiento inconsciente que eligieron correctamente frente a los de la condición de pensamiento consciente.