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C A P t t T L O 13

LOS V A L L E S D E L A C O S T A SUR

La cerámica policromada v los tejidos de bri- casi inexpugnables. Cada uno de estos valles
llantes colores caracteruan las regiones meri- altos estaba ocupado por grupos de gente que
dionales de los Andes centrales, del mismo c o m p a r t í a n la misma cultura, y florecieron
modo que la c e r á m i c a biocromnuca v ios gran- mucho m á s tarde que los primeros asentamien-
des grupos urbanos son típicos de las antiguas tos en el valle de lea. Los estudiosos de la ar-j
civilizaciones del" norte de Perú. Estas vasijas y qucologia de esta región coinciden en dar a t a i
estos tejidos de muchos colores eran produstos primera cultura, la de lea. el nombre de su granV
tradicionales ya desde el siglo i ' a. de C. Las re- cementerio en Paracas, y a la mas rectente.jl
giones del sur se extienden desde el valle de Ca- el de su habitat p r i n c i p a l , en el valle alto de|
ñete, en la costa peruana del Pacifico, hacia el Nazca.
estr v el sur, a B o l i n a , el noroeste de Argenti-
La c u e s t i ó n cronológica*es excepaonalinctl-
na v el norte de Chile. Cunto en el rc»to de
te compleja, por la disparidad entre las lechas
Perú, los centros importantes Actividad ar-
absolutas q u e proporciona la medición ron ra-
tística estaban en los valles costeros o en valles
diocarbono v las diferentes lechas relativas ba-
m o n t a ñ o s o s m u v apartados: en el t u r . t a m b i é n ,
sadas sólo en la t i p o l o g í a . Las mediciones de
los pueblos costeros estaban baio el d o m i n i o
« C U hechas en los Andes antes de 19S0 lecha-
de ios señores de las m o n t a ñ a s al final de la his-
ban un hecho como la a p a r i c i ó n de cerámica
toria precolombina, igual que en el norte, de
en la cosía siete siglos después que las medi-
lorma que se puede emplear la misma división
ciones hechas a partir de 1960 en otros labora-
en regiones cosieras y m o n t a ñ o s a s , v en perio-
torios. Esta « g r a n escala» se usa ahora de modo
dos p r i m i t i v o , medio y tardío.
general, pero las c r o n o l o g í a s siguen estantío
basadas m á s en la estratigrafía y la o r d e n a c i ó n
estilística q u e en ; l radiocarbono'. La tenden-
PARACAS V NAZCA
cia, c o m o en el n o r t r de P e r ú , es poner seguí-
(los una serie de hechos que en realidad fueron
Los valles de dos ríos albergaron las e i v i l i - c o n t e m p o r á n e o s , conviniendo, por tanto, va-
zacíones prtmiiivas'aersur^de Pcru ( H 0 0 . de a
riantes regionales en'secuencias históricas. /
C.-540 d. de C . p i i í n o j c a í ' q u e corre en direc- E n la p e n í n s u l a de Paracas. T e l l o reconocía
c¡ó"ñ s~ú7 hacia la costa atravesando el desierto
_
dos periodos, representados por los enterra-
del a l t i p l a n o , está bordeado por ios asenta- mientos de C a m a a s y por ios de. Necrópolis
mientos mas antiguos que se conocen en la cos- [366. 367]. L o s ú l t i m o s ocupaban capas de de-
ta sur. Muchos restos de estas sociedades urba- sechos de la ¿ p o c a anterior, la de Cavernas, asi
nas anuguas se enterraron en los distantes ver- que Cavernas y N e c r ó p o l i s lorman una verda-
tederos de l a / p e ñ l ñ s u ^ d T ^ i a f i a i . a i s l a d a p o r dera secuencia-. Las lechas absolutas de Para-
los desiertos de los valles de Pisco y de lea. El as s o n mas p r o b l e m á t i c a s . Las etapas p r i m i -
otro r i o es el R í o Grande de Nazca, que desem- tiva ( C a v e r n a s ) y tardía (Necrópolis) tal vez se
boca en el Pacífico a unos 32 k m al sureste del superpusieron. La c r o n o l o g í a de Paracas s e g ú n
estuario del lea. Su curso a l t o recibe muchos Tello ha sido sustituida por otra que se basa
afluentes, separados por pampas v m o n t a r í a s en el e s t i l o Paracas de la cerámica encontrada
en el v a l l e de lea; han s u r g i d o asi dicr lases, como para justificar que se considere indo el ¡orm-jn pane de una inmensa red de lineas,
cada u n a de u n siglo la gran escala, M(HM0O periodo una unidad con lases p r i m i t i v a , media bandas, espirales y figuras, ejecutadas a escala
,i. di C.). Las lases 1-8 equivalen a la escultura v t a r d í a , cuyas'expresiones predominantes luc- colosal, en las mesens que dominan los ríos
Chavin. y la décima (siglo V a. de C.) se super- r o n la cerámica v los tejidos'. Palpa e Ingenio, en una región de unos 95 k m
pone c o n la cerámica Ñatea p r i m i t i v a , pero i n - de longitud y varios k m de anchura [M51. La
dure u n o s bellos objetos blancos sin pintar lla- superficie de las piedras, d a ñ a d a por las incle-
mados T o p a r a , que siguieron predominando Arnutlectura mencias, es oscura, pero la arena y la grava que
durante el Nazca primitivo [3671. Los tejidos hay justo debajo son de color mucho m á s cla-
bordados de Necrópolis aparecen hasta en el r o . Las lineas esian lonnadas ñ o r lo$ monto-
Antes de estudiar estos sistemas escultóricos
periodo Ñ a t e a p r i m i t i v o , en lonas de tumbas nes de piedras oscuras; hav muchas lineas rec-
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v p i c t ó r i c o s , debemos tener en cuenta la pro-
en Cahuachi, a mitad del curso del R i o Gran- las que atraviesan la meseta y suben de repeine
d u c c i ó n a r q u i t e c t ó n i c a de lo> pueblos en los
de de Nazca'. De lorma que los bordados de por agudas pendientes para desaparecer inex-
valles costeros del sur. N o hav pruebas de que
N e c r ó p o l i s » la cerámica Nazca p r i m i t i v a son plicablemente, acabando en |>timos que n o son
la p e n í n s u l a de Paracas estuviera habitada p o r "
contemporáneos. especialmente significativos, sin que parezcan
jas ricas gentes enterradas allí. En las plavas v i -
destinadas a ser caminos o carreteras. Ciertas
Otro ejemplo de grupos c o e t á n e o s es el «Naz- vían pobres pescadores, y las tunija_s_se_Ueya;
medidas modulares aparecen una v otra vez:
ca medio- de Siroiig(33ti±100 a 525=80. según r o n a aquel lugar desolado desde el valle de
longitudes de 26 m v 182 m (7 veces 25). por
e l - C U ) , q u e prácticamente coincide con su lea, a 90 k m , y desde los.valles ce Chincha <
ejemplo. M a r í a Keiche. que lia comparado y
« p r o i o N a z c a » (325+80 i -195+80). cuando se re- Pisco, a 30-10 k m . Las tumhn< di- t S v » e < -
calculado pacientemente los planos v su p o n -
laciona su orden con las lechas del radiocarbo- tan l u n t o a la N e c r ó p o l i s , T i e n e n l o r m a de bo-
ble uso como pistas a s t r o n ó m i c a s , encuentra
no a p e q u e ñ a escala . El documento m á s re-
1 te! la. excavadas en una roca de pizarra a m a r i -
que algunas marcan puntos de solsticio y equi-
ciente q u e perlecciona la secuencia estilística lla. Las cercanas tumbas de N e c r ó p o l i s son
noccio en el honzonte. Otras pueden señalar el
del arte Nazca, que es el de L . E. D a v s o n , pro- construcciones de c á m a r a s rectangulares, entre
levante y el poniente de algunas estrellas, como
pone nueve fases'. L'na seríación que a ú n se los restos v desechos de una o c u p a c i ó n anterior
una en la constelación tic la Osa Mayor, que
usa es la q u e propusieron G a v i ó n v Kroeber de u p o Cavernas (364).
coincidía con la estación anual de las nadas r n
en 1927 : clasificaron una gran colección de ob-
;
De é p o c a Paracas tardía i N e c r ó p o l i s ) son
noviembre, al comienzo riel ciclo agrícola. Las
jetos Nazca suponiendo que los diseños'-' formas ciertos m o n t í c u l o s en los valles de lea y V i :
bandas de anchura en aumento pueden repre-
- simples ( A ) , seguidos por una ¿ p o c a de transi- ca">- L ' n o ' q u e hay en Ocucaje. en el valle de
sentar los intervalos en la o b s e r v a c i ó n de una
c i ó n ( X i , p i e c e d í a n a los m á s elaborados (B), lea, está construido con c a ñ a s y ladrillos rec-
determinada estrella"
que a >u vez precedían a (Y), u n «ocaso descui- tangulares de adobe, en forma de mama, con
dado"-. Su correlación de las formas de vasijas 50 m de d i á m e t r o y - l m i l t a l t u r a . Otros restos Sólo podernos imaginamos los m é t o d o s usa-
v d i s e ñ o s pintados [368, 369} les llevo a propo- de viviendas relacionadas sobre planta rectan- dos para comisoner estas figuras gigantes con
ner la o r d e n a c i ó n de los estilos A , X . B e V. A l g u l a r en Cahuachi muestran una c o n s t r u c c i ó n tal regularidad g e o m é t r i c a . Se supone que las
p r i n c i p i o dividieron el ú l t i m o en tres (ases, V I , de palos y c a ñ a s mezclados con arcilla. panes r e c t i l í n e a s siguen a l g ú n esquema de zo-
V'2 e V3, v en una r e v i s i ó n posterior Kroeber Las ruinas m á s a m p l í a s del Nazca p r i m i t i v o nas agrandadas a partir de u n d i s e ñ o modelo.
S&t. Península de Paracas, esimciurai de lumhai
r e a f i r m ó la secuencia A . B, Y. con rasgos T i a - e s t á n en Cahuachi. en el curso m e d i o del rio Las grandes figuras cunas de plantas v anima-
subterráneas de upo Caverna v upo Necrópolis,
huanaco en Y2. Abandonaba Y3, cuvos ele- Nazca, donde se alza, sobre una escarpada co- hacia el 200 a. de C les se construyeron, tal vez, con avuria de líneas
mentos atributa a Nazca A . y p o n í a en duda la tí lina, una p i r á m i d e de adobes de 20 m de altu- - radiales, de las que quedan débiles huellas a q u í
validez de X . el p;riot!í' i!e t r a n s i c i ó n . [ ra. que dominaba varios grupos de c á m a r a s y allí [ J70).
Las lechas de C M , a p e q u e ñ a o gran escala, I- rectangulares. Otras plataformas escalonadas dio y T i a h u a n a c o p r i m i t i v o en la r e g i ó n . Está La f u n c i ó n de las efigies se desconoce, pero
c o n f i r m a n la secuencia A . B. que sirven c o m o se elevan a l norte y al este, algunas de adobes formado p o r doce filas de veinte troncos verti- su estilo se acerca al de los dibujos del Nazca
centros c r o n o l ó g i c o s para las fases p r i m i t i v a v c ó n i c o s con surcos. N i n g u n a se acerca a la cales, con hendiduras en l o a l i o y r o n una dis- p r i m i t i v o . Representan u n pez enganchado en
tardía d e l estilo Nazca*. D e modo que tenemos grandeza d é los restos a r q u i t e c t ó n i c o s de l.t cos- tancia de 2 m . entre sí. Se desconoce el p r o p ó - un h i l o , una a r a ñ a , u n p á j a r o volando, u n ár-
dos g r u p o s estilísticos, llamados Paracas v Naz- ta norte. H a y - u n peculiar c o n j u n t o de madera sito del m o n u m e n t o . La c o l o c a c i ó n recuerda a bol con ramas, todos dibujados en t a m a ñ o co-
ca,, cada u n o con etapas p r i m i t i v a y tardía. L a en La Estaquerta, cerca de Cahuachi. de fecha los montones de piedras a espacios regulares losal c o n l í n e a s continuas, tan anchas como
ú l t i m a etapa de Paracas ( N e c r ó p o l i s ) v la p r i - trun- t a r d í a (a p e q u e ñ a escala 1055x70, por el que hav en los desiertos entre los valles supe- senderos. Podemos t a m b i é n imaginar que es-
mera de Nazca (A) se superponen lo suficiente C M i . relacionado con los restos del Nazca tar- riores de la cuenca del Nazca". Estos, a su vez, tos perfiles servían de caminos para los cele-
Á Wty é & é é & é & é é-é-é-é-é-é-é-é-í
ios V M . I . F . Í nr. \ . \A s i n 413

brames en lo» r l ™ m á g i c o s . Scguniinenie. su que las descripciones pictóricas del enlomo.


•"-Jipar*'
•ixaiado- r e q u i r i ó el trabajo de muchas gene- Falta por completo la r e p r e s e n t a c i ó n de una
•'•-.X;~:-.3\.s
raciones, porque el entrelazado de lincas 1 d i - acción compartida por vanas figura }. N o hav -

seños sucesivos en algunas lonas mucsira mu- convenciones para mostrar el paisaje o las ca-
chas capas en una densa red de intersecciones sas. L a prelcrencia por relaciones completas de
superpuestas, que denuncian u n d i b u i o cam- colores r e q u e r í a t a m b i é n u n dibujo audaz por
biante. zonas, anunciando la" labor refinada de los al-
.Quizá resulte sorprendente, pero no inade- tareros mochicas. En pocas palabras, los p i n -
cuado, llamar a estas lineas, bandas y figuras tores mochicas c o n s e g u í a n la a n i m a c i ó n a cos-
un tipo de arquitectura. Son claramente mo- ta del color, al contrario que sus contempora-
numentales, y sirven como recordatorio inamo- neos de la costa sur, que aseguraban la poli-
vible de que a q u í tuvo lugar algo importante. c r o m í a a costa de la d e s c r i p c i ó n p i c t ó r i c a . Los
Inscriben u n significado h u m a n o en la natu- principales temas que hav que estudiar en la
raleza hostil, en tina memoria gráfica de un r i - c e r á m i c a de la costa sur son la lorma. el color,
tual olvidado pero, en u n tiempo, lundamen- el d i s e ñ o , la c o m p o s i c i ó n v l a i c o n o g r a f í a , que,
tal. Son una arquitectura de espacio bidimen- ' pul supuesto, sun las divisiones acostumbradas
stonal, consagrada a las acciones humanas_jn en el examen del arte pictórico.
lugar del relugio. r que registra una correspon- Las formas de las tases 1-3 de Paracas l e m á n
dencia entre la tierra v el universo, como Teo- superficies de suaves curvas, ideales para los d i -
lihuacan v Moche, pero sin sus v o l ú m e n e s g i - bujos pintados o gnbados f366]. Las cabezas, l

gantescos. Sun itn.i j i q u i i e c i i i r a de esquemas las personas sentadas o las personas de pie. tie-
y relaciones, con la sustancia reducida al mi-'- nen contornos en lorma de pem que permiten
mnio - 1
claro grabado lineal de los detalles princi-
pales, como en el arte Chavin, donde también
era predominante la a r t i c u l a c i ó n lineal del d i -
Cnamica s e ñ o . Lus formas de N e c r ó p o l i s o Paracas tar-
dío (Topará) son m á s escultóricas, porque
Los pueblos de la costa sur no t e n í a n n i n - abandonan la d e c o r a c i ó n lineal y pintada y uti-
gún t i p o de escritura. Por tanto, la p i n t u r a so- lizan perfiles m u y angulosos y paneles bordea-
bre c e r á m i c a y la d e c o r a c i ó n textil d e b í a n c u í n - 1 dos que reproducen las lormas de las calabazas
plir el pape, de comumeadoras. E l clima, aun [367]. La c e r á m i c a del Nazca p r i m i i i v o l a v o r e -
n i - s i ^fiAr-L
mas á r i d o 1que
- 1 en
. U la n A - f i n .feattMA
costa norte, •,» I -, - c o m p,-,l1í -i _
y las -— una
ce, . . _ _ vez mas. l Io p i c t ó r: i c o , ya que evita
' ' lI a_ s. '

cadas costumbres lunerarias. son responsables lormas de perfiles extremados y tiene grandes
del extraordinario estado de c o n s e r v a c i ó n de superficies curvas que desarrollan figuras cir-
grandes cantidades de c e r á m i c a v tejidos, reco- ¿ l i a r e s o repetitivas [ibí>\. Los objetos del Naz-
gidas en las tumbas de Paracas v Nazca. J j i . ca posterior [369] se van pareciendo a teleras.
lormas c e r á m i c a s tienen bases redondeadas •. v t a m b i é n a vasos v copas alargados dé contor-
'• [363. 369], m u y distintas a las bases p i u l a r e s o~\s ondulados._Aparece el modelado de ráseos
.pjanas de la cerámica en la costa norte. Estas ] humanos y animales, * la d e c o r a c i ó n mcluve
I bases globulares indican una a r ¿ u u e c t u r a _ d q ^ _ 'muchas bandas v zonas qu£concspondTrTa"iT7r
rnesucadr» suelos de arena suelia.en los q i i _ e j a ^ . c o m p l e j i d a d de la vasija, cada vez mayor
vasija-.de.baseJrédonda se_sosten¡a eon_lacili- La h i s ' i ó í f á d c ' l o V i v a n c e s coloristas de Naz-
-

dad. Las lormas son mucho mas variadas que ca se puede reconstruir parcialmente"- La p n -
en la c u i i u r a mocliica. Desde «1 p r i m e r peno- mera c e r á m i c a que anuncia la cocción policro-
do. la d e c o r a c i ó n policroma subraya las abs- mada de Nazca es el estilo Cavernas, en la pe-
Jij"-. Sn'iulvt en la pampa u-liie el m i Palpa, tracciones v combinaciones conceptuales; mas ninsula de Paracas. Se conoce una vanante
pnmrr i t i i t r i u u .1. tic C i.-l.

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•l-M ' TKMXRA IMKTF-I.VSCUMI.r/.tr.lONES A.VDINAS ' -. l A

368 r 169. Vasija» ik- ivr.iniii-.i piiliiiimiaila de la cusía sur. --.lilu Nana primitivo, anirs del MUI I : ) .
366. Cerámica -tic cúnela panada- de Cavernas, península de Pararas, después del 300 a. de C. ir}. Muer» v ciiiln Xa/ra lanlin. d » | i u » lirl 3H0. Chinto. .•)'' iHtlllult.
l'or*. Amerteav Museum ol Salitral Hillorv. tlonaeioa de John H'ne.
menor caiiiidatl hacia el sur. en fXucaje, del seis colores cocidos y pintados sobre los perfi-
valle de leu. v C a h u a c h i . i W v a l l e de Nazca. So- les grabados. E l l o g r o del color sin estos perfi-
pertenecientes al estilo Paracas, a .veces en bre lontlos blancos o tle colotes s ó l i Ins. los a l - les grabados caracteriza el Nazca p r i m t i i v o ; el
u n i ó n de l a _ r ¡ " u u r a de resistencia l o « n e g a t i - fareros de Nazca fueron a p r e m l i e n d u a cocer la Nazca m e d i o tiene fondos de color blanco cre-
va»), corno hemos visto en Ancash. Ocasional- p i n t u r a hasta en doce colores, consiguiendo moso o rujo, y d i b u j o s trazados con u n pincel
mente, los d i b u j o s grabados v coloreados pare- electos de p o l i c r o m í a mas variados v brillantes fcno q u e rodean zonas de color en contrastes
cen formas C h a v i n . pero estas conexiones con que los de las d e m á s vasijas tle la a n t i g u a A m é - audaces. E l l o n d o y el d i b u j o e s t á n claramente
el n o r t e son inlrecuemes. Sugieren una lecha r i c a " . Pero, i g u a l q u e la p i n t u r a de otros pue- separados, y o c u p a n m á s o menos la m i s m a su-
e q u i v a l e n t e a Salinar en el valle de Chicaina. blos p r e c o l o m b i n o s , el c o l o r Nazca i m i t a rara perficie. E l Nazca p r i m i t i v o es m á s basto que
p o r su a s o c i a c i ó n con vasijas de l o r m a g l o b u - vez la realidad, y se l i m i t a a convenciones sim- el proio-Nazca y el Nazca medio, que pueden
lar v u n asa de c e r á m i c a que une el p i t o r r o tu- b ó l i c a s de ideas abstractas, inedianie tunos só- ser c o e t á n e o s . En c u a l q u i e r caso, el Nazca me-
b u l a r c o n una cabera m o d e l a d a " - lidos v planos. De m o d o q u e las sombras v el d i o representa el m á x i m o avance, con formas
Desde las primeras fases de la c e r á m i c a de modelado e s t á n ausentes tle la t r a d i c i ó n Nazca. grandes v expresivas que se curvan alrededor

367. Cerámica rm- liai-..i blanco de Necrópolis, Paracas, el ^ n c ó s t r a d n i ¡ ? t o n i i n u ó i n t e r m i t e n - Las etapa:, de desarrollo l i a n sido dispuestas de las vasijas c o m o lormas mu-gradas en per-
península de Paracas, ames del 200 a. de C Ir). temente, pero c o n m á s colores de consistencia por S i r o t i g - ' C o m o hemos visto, las lechas de files sencillos y claros, pintados en muchos co-
Lima, Museo .Yuno-ml.
resinosa, en grandes manchas separadas por i n - I radiocarhimo n o p e r m i t e n a ú n una s e p a r a c i ó n lores cocidos y d e s p u é s barnizados. En los m u -
cisiones p r o l u n d a s en la arcilla p u l i d a . L a p i n - c r o n o l ó g i c a precisa de los p e r i o d o - proto-Naz- seos se u t i l i z a n a menudo ceras modernas para
lf
procedenie cié Ocucaje v J u a n Pablo, en el va- tura de resistencia aparece sola, n o ya u n i d a ca, Nazca p r i m i t i v o y Nazca m e d i o tle Strong, intensificar, i m i t a r el b r i l l o o r i g i n a l que se a l -
l l e de lea. Las lormas son cuencos, jarras y re- con el encostrado, en las mismas vasijas. O i r o que pueden ser variantes regionales de la mis- canzaba c o n el b a r n i z v que se ha p e r d i d o a lo
cipientes con pitorro: e s t á n decorados con u p o del Paracas tardio es una c e r á m i c a rara, ma tendencia e x p e r i m e n t a l hacia los colores l a r g o de m u c h o s siglos de recibir el p o l v o de
manchas de pigmentos brillantes, en colores de b l a n c a o naranja, p u l i d a , con l o r m a de calaba- cocidos de gran variedad. Se pueden estudiar las arenas alcalinas. El color del Nazca t a r d í o
jljen-a aplicados d e s p u é s de la c o c c i ó n [3fifi). ra u otras verduras, relacionada con el valle de junios, como componentes del estilo Nazca A es a ú n m á s variado, con las superficies rotas en
Este m é t o d o de colorear los dibujos grabados T o p a r á , pero c o m ú n soore todo en los valles [368). En las c o l e c c i o n e s p r o t o - N a z c a de muchas á r e a s p e q u e ñ a s de formas repetitivas,
>-
s? l l a m a « e n c o s t r a r » . •• aparece sólo en sitios Strong, procedentes de C a h u a c h i . hav hasta
de C h i n c h a » Pisco |S67). Aparece cada ver en
tí n o r m a l m e n t e en varios regisiros [3691. Los I o n -
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446 TERCERA PARTE: LAS CIVILIZ-ICIONES ANDINAS


ios VAI.I.IS l)f t„i COVTA t v » 117

dos son mas corrientes que antes, v es mayor cos v cilindricos. E l orden repetitivo se acerca orden repetitivo conmino, por supuesto, pero u n relaciones entre las ideas, mas que entre las
el numero de dibujos de seis colores" a la d e c o r a c i ó n : el orden heierogeneo se acerca los motivos se hicieron menores y mas elabo- cosas. A l contrario que el pintor mochica. que
Las vasijas de efigie y las figurillas que re- a ta l o r m a p i c t ó r i c a en el caso de las imágenes, rados. omitiendo detalles para lavorecer u n d i - delineaba la imagen de u n hombre corriendo
presentan hombres y mujeres l o r m a n parte i m - y a la escritura en el caso de los signos que re- seño vivo. Se represenian figuras rn movi-nii-n- |a| como l o vemos, el arnsia Nazca pintaba la
portante del estilo Matea lardio. Sólo e s t á n mo- presentan ¡deas. Pero, tanto si la c o m p o s i c i ó n to. como hombres corriendo..El n ú m e r o de lor- idea de velocidad j o m a n d o imágenes de flechas
delados los contornos principales de la cabeta, es repetitiva como si es h e t e r o g é n e a , su marco " m á s escultóricas aumento, y las vasijas de efi- y -aletas de ballena [371. A, B ) Como en el arte
el torso y las piernas: todos los d e m á s rasgos es- en la vasija de c e r á m i c a n o queda nunca tan de- giecon sus a ñ a d i d o s modelados volvieron a es- Chavin, muchas de eslas lormas v sus abrevia-
tán pintados de lorma convencional, que ocul- f i n i d o como en las superficies planas. U n or- lar en auge. Estas consideraciones de la técnica turas son intercambiables. Las señales de o í o s
ta todo individualismo. Las principales varia- den repetitivo penetra continuamente en si de c o m p o s i c i ó n nos plantean directamente la de ciertas especies de h a l c ó n se usan para ador-
ciones se dan en las proporciones v en los s í m - mismo, v un orden h e t e r o g é n e o no tiene lími- cuestión del significado de las i m á g e n e s en la nar los ojos humanos. l.a linca de sierra v la
bolos pintados sobre los cuerpos" tes laterales, por la g e o m e t r í a tle las vasijas, que cerámica Nazca, es decir, el problema de la ico- aleta dorsal de las ballenas entran t a m b i é n r n
Los diseñadores de Paracas y Ñ a t e a se basa- consisten en globos, cilindros, conos v diversas nografia. u | i a serie de contextos variados [3711. En p r i u -
ron desde el principio en la linea, grabada o combinaciones de superficies curvas. Los principales motivos son a n t r o p o m ó r f i - c i p i o . cualquier pane de una lorma a n i m a l
pintada, mas para separar zonas de color que Las vasijas mas antiguas de la costa sur, sin coj. La imagen mas corriente representa a u n puede ser invadida por imágenes de panes de
para circunscribirlas. A l contrario que la linea embargo, que proceden de los enterramientos hombre vestido de forma elaborada, con a t n - otras especies. U n cuerpo de halcón nene ca-
mochica. que es elaborada y móvil, la línea de Paracas, huyen de estas circunstancias, por- billos animales |37áj. Predominan los suzibo- betas numanas como iroleos sobre el cuello, en
.Nazca es pasiva, porque se l i m i t a a rodear otros que sus artesanos estaban mas interesados en los de origen telino, como una boca con bigo- la espalda y en la cola. Cada pluma es una ca-
modos de descripción sin tener en si propieda- las representaciones e s c u l t ó r i c a s que en las les. En los envoltorios de las momias aparecen .beta simplificada, en la que los oíos y la boca
des activas tales como variaciones de grosor o pintadas. Algunas vasijas tienen d i s e ñ o s geo- huellas de oro trabajado. Otros atributos de ca- son tuntas. En ; l m o t i v o >le los bigotes de g-.uo.
diferencias de tratado, con curvas, acortamien- m é t r i c o s repelidos, y otras tienen composicio- rácter telino son la piel moteada v las anillas cada pelo es t a m b i é n una cábela. En la ilustra-
tos o alargamientos. Probablemente, lo prime- nes basadas en lormas de la naturaleza, pero en garras v cola. Las representaciones Nazca dr cíóit 371 A. la espalda del halcón nene un per-
ro en que pensaba el d i s e ñ a d o r Nazca eran los mucha. - ,-sjns de Cavernas son efigies, o tie- lelinos se diferencian de las de a cerámica de (i! asemillo, una r e p c u r m i i taquigráfica de la
colores v sus relaciones, r los llevaba a cabo nen lormas naturales, que combinan la repre- estilo C h a v i n en Cavernas: en estas ú l t i m a s , el aleta dorsal de la ballena,
con capas de arcilla en varios untes. U n a vasi- s e n t a c i ó n escultórica de las cabezas-con repre- principal signo de naturaleza lelina eran los Esiov procesos de comjiusiciún son mas ver-
ja con zonas advacentes v superpuestas en ma- sentaciones pintadas y grabadas de los cuerpos: dicnies incisivos, como colmillos, m i c n i r o s q u c . bales que visuales: parecen una m e i á l o r a . La
. gema, color oxido, blanco, gris y rojo, se ter- estos están divididos en dos para decorar las ca- en la iconografía Nazca el rasgo lundamcntal' ballena es r á p i d a , i g u a l que el h a l c ó n , de lor-
m i n a b a con perfiles negros que separaban las ras anterior y posterior de la misma vasija. La es la boca c o n b i g o t e s » . ma que cualquiera de sus partes sirve para re-
zonas vecinas. En este técnica, las lineas n o son tendencia escultórica c o n t i n u o en los objetos N'n hay textos que ayuden a la interpretación presentar la velocidad. Asi que la ballena tiene
m a r q u e u n maquillaje que ayuda a definir las de N e c r ó p o l i s , con representaciones modeladas de estos motivos. Todos los esluerzos moder- una aleta dorsal como una pluma [371].' En
relaciones coloristas tundamentales, y que jue- de frutas, calabazas, p á j a r o s , ranas, sin ningu- nos para explicarlos parten de la clasificación otros lugares, tas flechas sustituyen a las p l u -
ga u n escaso papel en su orden fundamental. na m o d i f i c a c i ó n de t i p o pictórico**' de temas, y de las analqgias con culturas dis- mas: la ¡dea de lo afilado permite que en lugar
Los alfareros de Paracas p r i m i t i v o h a c í a n i n - Untas donde se han recogido explicaciones et- de las flechas o de las aletas haya cuchillos,
De modo que el n a c i m i e n t o de u n estilo pin-
cisiones en estos perfiles-, los de Na'rca los p i n - nográfícas. Así E. Seler, que e n u m e r ó por prt- T a n t o los lelinos como los catadores son de-
tado en la c e r á m i c a Nazca muestra una com-
taban con a l g ú n tipo de estilo, q u i z á u n p i n - mera vez los motivos, ios identificó como de- pr celadores, asi que pueden llevar bigotes y ca-
pleta t r a n s f o r m a c i ó n en los h á b i t o s de compo-
cho o una broca, sin variar de grosor en una momos: la figura felina era u n proveedor d iv i - bezas de troteo.
s i c i ó n , pasando de los d i s e ñ o s geométricos y
m i s m a linea. Las vasijas del Nazca p r i m i t i v o
los a ñ a d i d o s escultóricos a los esquemas de no de alimentos: el demonio gaio con atribu- Estas asociaciones metafóricas sugieren u n
se basan menos en la definición lineal que
i m á g e n e s repetitivas v los conjuntos pictóricos. los de hombre o de ave representaba las almas complicado ritual de magia s i m p á t i c a e muta-
las d e l Nazca tardío, donde las lormas rotas
En el estilo Nazca p r i m i t i v o , las i m á g e n e s tien- de los muertos: y otras figuras eran «demonio-. uva. E l ser h u m a n o asume las facultades espe-
v activas r e q u e r í a n u n perfil mas e n é r g i c o que
den a repetirse, con unas cuantas reiteraciones de la v e g e t a c i ó n » o « d e m o n i o s de bastón afila- cíales de los animales admirados al vestirse con
las grandes lormas cerradas del estilo anterior
de lormas casi ideográficas, estilizadas en imá- do», con poderes desconocidos, lormados por sus atributos. Su visión será tan aguda como
Í 3 6 8 . 369).
genes de genero sin características individuales ramas y espinas de cactus" A taita de luentes la del h a l c ó n si se p i n t a los oíos con las seña-
L a c o m p o s i c i ó n es la d i s p o s i c i ó n ordenada [363]. M á s tarde, una l o r m a aislada como el escritas, de todas formas, no podemos saber con les de este úlrTrrto: t e n d r á mas exno como pes-
de i m á g e n e s < signos. Surgen problemas espe- « d e m o n i o con b a s t ó n a f i l a d o - se agranda con
31 s e g u r í d a d los significados convencionales de cador si lleva atributos de ballena. Ademas, el
ciales a l componer las superficies curvas de la anexos, extensiones, reduplicaciones, v otras estas formas, y todo lo que podemos esperar et - puma, el h a l c ó n y la ballena eran seguramente
c e r á m i c a , porque el espacio ó p t i c o tiene que proliteraciones contenidas en u n solo perfil or- establecer su significado intrínseco. deidades, veneradas por quienes llevaban sus
adaptarse a las arcas de los recipientes esféri- g á n i c o , que ocupa toda la superficie [369j. El Es probable que las composiciones transini- atributos divinos.

i
fe m

370. D í h u - n s r n la Itérra, - x i s í l i l c m e n t c r a m u i n s pinsi-sionalcs. con el perfil de u n * v r e u n mono, n i í l u


N'arrn pruiiuivti l - l . salle del r u i .Varea, d e s p u é s ilrl 200 a.^de C li-l.

N u n c a se representan seres n hechos r o n c r r - p r i m i t i v o , q u i z á durante tinos 1000 a ñ o s a par-


ins. Las pinturas muestran acciones lucra del t i r del 500 a. de C A ú n n o se ha identificado
tiempo real y de sus accidentes. El r e p e n o n o t o d o el g r u p o t l f tlccoiaciones textiles del Naz-
es mas va rindo que el del arle C l i u v l n . y menos ca t a r d í o , pero su alcance c r o n o l ó g i c o abarca
especifico que en la p i n t u r a mochica. del 600 al 200 a. de C , a u m e n t a n d o gradual-
mente ta claridad de r e p r e s e n t a c i ó n y el eenrt- 371. D i s i - ñ m Ur pájaros c m i I A I fra-pncnios líe ballena asesina v traten de rabera, v I R ) dihiiin de ballena
I qiiccunicmo simbólico , 1 1 asesina enn p l u m a s v ñ u t e n * ,| - ralie.-n. m i t a N a r r a lurdin. 200-500 |r|. L I M W , Musen
L .V-iriaunf.
H a v q u e m e n c i o n a r ciertas condiciones lor-
Tejidos
inalcs y t é c n i c a s tlel arte t e x t i l ames tle estudiar
la h i s t o r i a de las lelas Paracas v Nazca. Como mente al bordado. F.l tejedor debe convertir to- h a b í a comercio con las nenas altas, p o r q u e los
Los tejidos ile la rosta sur del P e r ú tienen po- el soporte del d i s e ñ o , el tejido, es flexible, des- das las curvas en combinaciones rectangulares animales q u e tienen lana en P e r ú ( l l a m a , al-
cos cqiuvalcnics en n i n g ú n lugar del m u n d o . t i n a d o a llevarse c o m o ropa con pliegues v su- de hilos y tramas. La t í n i c a huida posible de paca y v i c u ñ a ) no pueden sobrevivir en el cli-
]ior su e l a b o r a c i ó n y calidad. Es notable su gra- perposiciones, los d i s e ñ a d o r e s textiles evitan las exigencias del telar es la q u e olrecen las téc- m a costero. El bastidor (conocido antes tlel
do de r n n s e r v n n ó n , debido a la extrema seque- c u b r i r la superficie con grandes composiciones nicas q u e se a ñ a d e n una vez terminada la tela, 1500 a. de C ) era una sencilla c o n s t r u c c i ó n de
dad del c l i m a , e i n c l u s o a l g u n a lela peruana que s ó l o se p-tedan ver al esurar la telo, como como el bordado o cienos brocados. correas con mallas para sostener los h i l o s . El
rs anterior al 2000 a. de C F.n el valle tle C h i - pasa en el caso de u n tapiz. Son mas apropia- La c r o n o l o g í a está i n c o m p l e t a , jiero equiva- peso dei tejedor apovado sobre las correas ase-
c-ama. en Huaca Prieta. J u n i u s B i r d drscubrio dos para las ropas los d i s e ñ o s de carácter geo- le a la historia c e r á m i c a de la r e g i ó n , en la se- guraba la t e n s i ó n de los h i l o s . C o n esie equi-
telas de n l g n d ó n con d i s e ñ o s g e o m é t r i c o s de m é t r i c o con p e q u e ñ a s figuras, espaciadas en cuencia de Cavernas. N e c r ó p o l i s - N a z c a A. N o po i.m sencillo, los tejedores lahricahan lelas
p á j a r o s , animales r hombres entrelazados, fe- d i b u j o s repetitivos, de f o r m a q u e con ver una se conocen etapas anteriores, pero los tejedores de t a m a ñ o s extraordinarios. L'na tela de algo-
chadas por el radiocarhnno-' L'nos tejidos bor- parte se pueden i m a g i n a r todas las d e m á s que de Cavernas ya p o s e í a n u n conocimiento total- d ó n encontrada p o r Strong en C a h u a c h i ine-
dados semejantes, en el c a r a c t e r í s t i c o estilo rec- no se ven. Las exigencias t é c n i c a s del bastidor mente desarrollado de c ó m o h i l a r el a l g o d ó n v dia 7 m de anchura v 50-60 m de l o n g i t u d , al
t i l í n e o o c u r v i l í n e o de Panicas-Nazca, aparecen t a m b i é n l i m i t a b a n al d i s e ñ a d o r : las grandes la lana, c ó m o t e ñ i r v como tejer * : E l uso de parecer en una sola pieza ~ :

en los periodos Cavernas. N e c r ó p o l i s v Nazca formas c u r y i l i n e a s quedan reservadas general- tramas de lana en el p r i m e r periodu prueba que L a l a b r i c a c i ó n de estos tejidos muestra rain-

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«7<i> © u $ © 5) »a> O O (*• U O O (tv te te te te te

•150 TERCERA PAUTE: l.-Vt CIl'n.lZAanNKSS ANDINAS


l.OS VM.l.KÍ R E LA LTtSl'S i l / R 451

bios h i s t o r í e o s característicos, relacionados acostumbrados a retener muchas mas. cu un


El estilo r e c t i l í n e o es c a t e g ó r i c a m e n t e distin-
mas con el gusio que con la i n v e n c i ó n . Los proceso n o mus- d i s t i n t o de nuestra costumbre
to tlel c u r v i l í n e o , con su libertad de mano. T i e -
simples íejidos de a l g o d ó n , algunos con h i l o v ante la m ú s i c a polimorfica. Los bordados de
ne distintos objetivos: (orina una tradición
irama entrelazados, son upicos de Paracas, tan- Paracas n o se pueden llamar propiamente p i n -
aparte, y consigue elecios impensables en el
to en Cavernas como en N e c r ó p o l i s . L a deco- tura!, porque la c o m p o s i c i ó n pictórica i m p l i -
c u r v i l í n e o . La línea curva es pictórica. Repré-
ración bordada a puntadas rectas sobre la tela ca la o r d e n a c i ó n de diversas i m á g e n e s en un
senla cuerpos opacos en un estuerzo por repro-
era la tecntca preterida por tos tejedores de Ne- campo de modo que manifiestan cierta unidad.
ducir las i m á g e n e s de la retina. |>or superpo-
crópolis v Ñ a t e a p r i m i t i v o . La técnica del ta- En el bordado de Paracas.las lormas repetidas
ner planos v lormas m o n ó t o n a s de colores so-
|jiz (más trama que h i l o , hasta llegar a u p a r l o no componen u n cuadro, sino una decoración
lidos |3731. Deriva de la pintura sobre c e r á m i -
por completo) es rara: se conocen sargas de que se acerca a la lorma musical.
ca y sobre lela. En cambio, el estilo plecloge-
Ocucaje. Hav telas dobles (tejidos reversibles
Casi lodo lo oue se conoce de los bordados ntco es mus ideográfico que pictórico. Sus h u -
sobre dos tramas i en las tumbas de Cavernas.
de^Paracas. proviene de la colección descubier- mas ocupan todo el espacio posible entre las re-
Los diseños de irania flotante, que requieren
t a e n 1925 ñ o r 1. C. T e j l o ^ n ^ ^ des de perfiles paralelos. El tema principal se
gran maestría, v las gasas Icón el h i l o pasado
en ia p e n í n s u l a arenosa, a unos Id k m al sur repite en menor t a m a ñ o dentro de si mismo «•
por tramas retorcidas) son otra prueba mas de
del puerto de Pisco. T e l l o t r a s l a d ó 429 envol- a su alrededor. Los cuerpos son como recipien-
la madure» de los tejedores en el periodo mas
torios de momias de !a « N e c r ó p o l i s - al Museo tes transparentes que admiten estos eCOi [37-1)
antiguo conocido en la costa sin.
A r q u e o l ó g i c o de L i m a . A t g u n o i se han abier- La l i m i t a c i ó n del telar a las lineas recias esi-
Los colores de Casernas son unos diet o tu v estudiado , v de acuerdo con l u í inloriues
10
gia originalmente una l o r m u l a r i ó n n u m e n i a
doce, agrupados en i o n i o al m a m u t , rojo, ama- p u l i l u a r i o s está claro que se pueden ai>lar al del proceso de tejido.' éu el que el operador es-
rillo-naranja, azul-verde* e los blancos iiaur- menos cuatro grupos estilisuros: talla entrenado para seguir o nieuiorirar una
rales de la lana v el a l g o d ó n . El gris se conse- complicada serie de movimientos sucesivos. El
g u í a h i l a n d o j u n t a » fibras de color m a r r ó n v . traslado de las lormas plcctogemcas at borda-
de color crema. El electo global era menos b r i - Sáh recfifi'ieo [372):
do y la pintura d i o al diseñador mas libertad
llante que en los bordados de Necrópolis v Naz- para improvisar, pero mantuvo el estilo icen-
ca, donde se usaban unos 190 tonos, en los que 1. Hormas jileciogcmcas. tejidas, bordadas o lineo probablemente por su tradición ideográ-
los colores oscuros eran dos terceras partes. Se pintadas. Cavernas v Ocucaje. fica, que te p e r m i t í a unas realizaciones impo-
usaban en variaciones de los tonos locales so- sibles en u n sistema pictórico basado en el elec-
bre figuras repetidas con idénticos perfiles v Dimórfico {rectilíneo v c u r v i l í n e o a la vezj: to ó p t i c o, s

distintas direcciones. Estas secuencias cromati-


cas regulares se sais-aban de la m o n o t o n í a p o r 2. Figuras estáticas de hombres o animales En los grupos 2 y 3 se usaron ambos estilos
frecuentes inversiones v cambios de r u m o - ' e n con perfiles simples. Envoltorios 217 f373). -121 de d i s e ñ o - E l envoltorio 217 c o n t e n í a una tela
el tono, la intensidad v el valor de los campos v tapiz. M u s e u m o f P r i m i t i v e A r t . Nueva York. con estilos r e c t i l í n e o y c u r v i l í n e o . Las lucmes
de c o l o r repetitivos. L'n m a m o , por ejemplo, 372. T e l a doble de C a s e í n a s , p e n í n s u l a de Paracas, del estilo p i c t ó r i c o de mano libre están conser-
3. Figuras animadas presentadas mediante
antes del 200 a. de C l.-l. L i m n . Altura nacional. vadas en unas cuantas telas pintadas", una de
presenta quiza cien figuras repelidas, divididas pianos superpuestos [3761. Envoltorios 157.
en varios trozos distintos de superficies con u n las cuales, en Cleveland (de 58 por 20 cm). re-
362.
d i s e ñ o basado en el color 13731. El orden del co- presenta cinco hombres vestidos con pieles de
l o r en cada trozo puede seguir lineas rectas o laciones estructurales de la lécinca del bastidor animales y blandiendo cuchillos v cabezas
i n t e r r u m p i d a s : a veces, la secuencia se invier- Sólo curvilíneo: en las telas bordadas v pintadas f 372}. Los te- [375). Los detalles se muestran con una línea
te, o se ve invadida por otra secuencia dr u n jidos del periodo Cavernas llenen decoración firme y descriptiva de la que los bordados nos
irozo separado. Estas variaciones de forma, d i - plectogcnica. Consiste en trozos rectos de lineas dan u n reflejo distante.
4. Figuras contorsionadas: perfiles dentados:
r e c c i ó n v c o l o r son comparables al Irasco de atributos prominentes en el vestida Y en los horizontales, verticales • diagonales, sin n i n - Yacovleíf y Muelle pensaban que tos borda-
una c o m p o s i c i ó n musical. t e n t á c u l o s [377-379). Envoltorios 290. 378. 318. guna p o r c i ó n curva. Esie estilo totalmente rec- dores no c o n s e g u í a n comprender o reproducir
119. 451. tilíneo continuo hasla el periodo N e c r ó p o l i s , fielmente los d i s e ñ o s del repertorio c e r á m i c o de,
A b a r c a r tantas variaciones s i m u l t á n e a m e n t e e n e l que coexistió con los estilos mas senci- Nazca. Pinturas como la tela de Norweb dejan
es i m p o s i b l e : nuestros ojos sólo pueden seguir El g r u p o 1, que es el u p o mas antiguo, es llos de ,id. m i ) bordado c u r v i l í n e o " T a l vez claro que eran los alfareros quienes debían su
dos o tres a la vez. aunque los tejedores y los un esiito pleciogcntco de la é p o c a de Huaca desapareció en los tejidos mas elaborados de arte al de la p i n t u r a sobre lela, cuvos escasos
usuarios de estas lelas estaban probablemente Prieta 12500-1500 a. de C ) . que i m i t a las lími- época posterior. lragmentos no nos dan mas que u n atisbo pro-
lí.4f¥'~é é $ $ i i ¥*"<§• 4 $ * rt $ t f p ^ ( 3 0 <S <$ (& (3' Úf <Í>
r <i¡ (¡> Q> Q) © & $ & (y ^ 4J- í^-
Mr> vAi.i.r.s tlf. i . t c u s í s s m 153

375 rUllilia)-» dislra/ailos de animales >ubic lela Uc alspatiM piulada. Ae . \ \ u . . | u . l c . p e n í n s u l a de l'aiaiu».


titilo Nnics. aniel del 200 a. de C (•). C / r v f l m l J .llu-irm» al . I r ; . .Vurwrli CMrrlma.

.metedor. En realidad, el borde del m a m o de nicas en todas las Iranias v divisiones del dise-
Cleveland se ajusta mejor a nuestro g r u p o 4. ñ o . T a n t o las figuras invertidas r o m o los dise-
por las enormes colas, lenguas y amenas como ños que se repneti recuerdan las composicio-
tentáculos, que l o r m a n u n r i t m o ondulante. nes t a u t o l ó g i c a s tle la etapa tardia en el arte
Los bordadores primitivos solfa ti represen; C h a l i » , como cu el m o n o l i t o de R a n n o n d i
lar solamente un lema en cada tela, con [3221.
muchas repeticiones, stn variaciones en el per- Los bordadores de Paracas y Nazca p r i i n i i i -
f i l [373. 3 7 4 | " s o " letiian uieniis s-.iriedatl teniálica, y menos
En las telas bordadas del g r u p o 2 [3731 cada coherriicin en las reglas combinatorias que sus
figura está presentada de modo t i a r a y senci-
l l o , con las piernas de perfil y la r a b e o y el tor- ,17ii. IVintle di- liimljdti de Pararas ron ¡ d a n o s
>!ipi*rptitf liw. t'siiln N«.iu|Mili*. .mu-» del 200 a. de C
so de trente Las zonas de color son puras. Las
Lnaa. Matea Xaaanal.
posturas son r í g i d a s y e x t r a ñ a s , c o i r o los ros-
iros heráldicos en u n mazo de naipes, transmi-
tiendo su mensaje de lorma e i n e q u í v o c a .
Nuestro g r u p o 3 muestra c o n l ó e n o s m á s ani-
mados. Una variedad de planos superpuestos
sitúa los cuerpos en el espacio visual [3761. A l
ra -s a tí. g •sn a s >sn
53 Q 5 5 ••* mismo tiempo, los atributos son m á s numero-
a Esi a ¡j^a a .s
23 a 69 sos, y su i n t e r a c c i ó n con las figuras o r g á n i c a s
a-í-35' 24 ta- a••. E F a a ¡a?% ia s a^t# destruye su plausibilidad.
El grupo 4 se diferencia de los estilos mas
tí-a . E ^ E s ¡a £ ¡s: s s a ¡i S " E " S
Bt+af-ifliiss¡aa-ta
ta -!3!'S9 tas- ua
a SBa jaFla 2? sencillos por sus perfiles prolundamente den-
aj_:,a^ta„cs ¡3 s.s,
—. 5 , s ¿ta.ra¿BUS;..gáts ' s V s • *
¿
s as udos, con a p é n d i c e s como t e n t á c u l o s , entre los

ta B a E . S ES g a s ta E . a? m que la p r o p i a figura es accesoria f377). La m u l -


tiplicación y c o m p o s i c i ó n de atribuios se hace
t a a g g g s a a ag ^ g a ideográfica y ambigua. A s i . los ojos humanos
sirven a la vez como ojos de ballena en dos de-
coraciones jiara tocados de cabeza [378, 3791.
Estas formas de ballena permiten t a m b i é n que
la figura se interprete como u n personaje que
se sumerge, si se ve boca abajo. Otros atributos
373 » 37-1. Manios bordados de Paracai. uno con detalles recurreniei. el oiro con un mouvo reeiilmi
agrandado, momia 217. de N e c r ó p o l i s , ames del 200 a. de C Lima. Muuo " T U I H I se repiten v m u l t i p l i c a n con conexiones o r g á -
i.os V A U . K S ni: | . \A s i s -155

gL ^-'g-,v;,?U-

fi<- kJf

tiiits

í e s

id
377. I l r u l l n .!<• I . . . I , U I „ . .Ir I ' J M X I M I U H U H I I H , . ••% .V.n..|,,IU
• ••«' a. ' I r t . / . / U N » . . V * mu,./.

•ble.

riiniein|ioi-.ineos r n l.i p i n t u r a cerámica. Los cienos elementos que no aparecen en la cerá-


j ü l . Manto bordado de Pararas. Iisndn ilntrii
atribuios y b u fisura» tienen mas libertad tle mica i p n r ejemplo, las lormas de ballena* v de N e c r ó p o l i s , ames del 20n :> de C l í i .
. i i i n p o í i i i ó n n i ln» bordados, ik- minio que avesi si se dan en algunos bordados- El horda- P i o v i d e i c c í l i i o i l r liland, . l l i u f i i m n M ' l -

J7ri. i-cTiiMi.ijo l anuimos ilr li.ilfcna j a n u n .


i m
dor tle Paracas solía apartarse de la imagen Op-
luirilail.i ni als-mlún. ,1,. \ > , m | » i l i , . |»iiMitnla tica r u su b ú s q u e d a de una v j r i a c i ó n r i m n r a que u n estilo atado a un t i e m p u v u n lugar, es- en l o alio, con paredes de casi 5 cm de grosor
tlr Parara*, anlt-s ,1,1 'JIJO (; mediante el color, y representaba menos temas. tán aun oscutos. La mayor parte de los autores . (3íi0|. Otros son cilindros abiertos con lorma
I "»».I. .1/M.r.l .Vifrt'Mhi/.
D i s i todas las variedades de peces « aves mari- consideran que partió de T i a h u a n a c o . en Bo- de copa Tiahuanaco clásica (kero). de 50 cm de
nas, así r o m o gambas, sapos. lagartos, rorro*, » l i n a , v que era la e x p r e s i ó n de u n culto reli- anchura en l o alto, 35 cm en la base, v unos 60
roedures. v las perdices y los vcíscelos de la ce- gioso con g r a n jioder de a t r a c c i ó n . Otros cm de altura, r una capacidad de 50 litros. Las
r á m i c a Nazca, están ausentes en los bordados. creen que H u a r i . en la cuenca del M a m a r a , es bases son planas, al contrario que en las vasi-
C o m o observaron Vacovlclí y Muelle en su brí- más central, y atribuven la d i f u s i ó n a la expan- jas de la t r a d i c i ó n Nazca. Es probable que este
d a m e cnsavo sobre el arte de Paracas *, los al- 1
sión m i l i t a r de las tribus de las tierras altas. En inmenso deposito de c e r á m i c a tuviera fines ce-
tareros iban p o r delante, y los bordadores les si- todas partes, el-aspecto i n i c i a l . a i brusco, se- remoniales, v que se destruyera en a l g ú n epi- r
g u i e r o n en la c r e a c i ó n v e x p l o r a c i ó n dé lá'-ífar" guido poY.uda. lenta ;0*jf3áirfacióti de las lormas sodio violento.
d i c í ó n p i c t ó r i c a en la cosía sor. hacia signos m á s e s q u e m á t i c o s s'Elaborados. •"' "Las formas pintadas son de dos clases, que
La primera i n t r u s i ó n del estilo H u a r i en la unen las tradiciones de Nazca v Tiahuanaco:
t r a d i c i ó n Nazca que se iba desuiiegrantlo en los plantas de perfil c u r v i l í n e o - n i n t e n c i ó n libre
EL F I N A L D E LA R T E NAZCA valles costeros tuvo lugar en Pacheco, cerca de v descriptiva, v (¡guras i l u m i n a s geométricas
la ciudad de Nazca. A q u í , en 1927. T e l l o en- con perfiles rectilíneos y ras.n... i d e o g r á f i c o s "
c o n t r ó casi tres toneladas de Iragmentos p o l i - Las p l a ñ í a s , en tonos claros suluc tondo oscu-
El Horizonte medio f/iorm ¿ÚO-IOOO/ cromados, que pudieron restaurarse hasta lor- ro, representan especies m o n t a ñ o s a s de horta-
mar vasijas enteras. H a b í a veinte tubos gigan- lizas, t u b é r c u l o s y cereales. Cada planta apare-
La s u s t i t u c i ó n del estilo Nazca pr.r un estilo tescos o tinajones de vanas lormas. v cien va- ce completa, m u sus raices o t u b é r c u l o s , sus ca-
de origen m o n t a ñ o s o , basado en unas cuantas los con caras humanas de t a m a ñ o natural mo- pullos, hojas v trutos. pintados con tama cla-
( ¡ g u r a s angulares e ideográficas, l ú e tan brus- deladas sobre los cuellos, asi como tres gran- ridad c o m o en los grabados b o t á n i c o s euro-
ca-V decisiva en los valles de ta costa sur como des vasijas en l o r m a de llamas. Vanos de los tu- peos. E l estilo, sin embargo, es Nazca por la
en el centro o el norte de P e r ú " El lugar de., bos m á s grandes tienen forma de campanas i n - e x a g e r a c i ó n de Tos rasgos d i s t i n t i v o s "
origen v ta naturaleza de la tlífusíón de este no- vertidas, can una o p a c i d a d de 120 loros y una Las figuras ideográficas tienen caras cuadra-
table arte p i c t ó r i c o , que es mas u n lenguaje medida de 6-1 cm de altura v 75 cin de anchura das de las que salen t e n t á c u l o s radiales [ 3 P
331. vasija de c e r á m i c a con cara modelada, de 3H2. Tapiz de a l g o d ó n v lana cnil u n i m o s de c a í a v
Pacheco, valle de Nazca, enilo T i a h u a r a c o costero. v o l ó l a , rsiilo T i a h u a n a c o coileiu. ilcspues del 600.
despiiét del 600. L i m o , .Wiueo \ ' m m . I f t u i l m f i n . Dtinioaiio.-t O n t i .

porciones. En las superficies, una led de capas . Menzel calcula que este primer penodo del
policromadas en figuras geométricas refuerza - « h o r i z o n t e m e d i o » duro sólo unos cincuenta
la i m p r e s i ó n de que hav u n orden m a t e m á t i c o a ñ o s . En los sigios r u y vtn siguieron d á n d o s e
tras este arte, conectado, s e g ú n Menzel. con el derivaciones y adaptaciones locales (por ejem-
381). Gran lubo de cerámica policromada imur estilo de C h a k i p a m p a , cerca de H u a r i . Otras plo.- el estilo V i ñ a q u e de H u a r i que a p a r e c i ó
renauradn). de Paeheco. ralle de .Varea, estila
vasijas son recipientes dobles, con una efigie como estilo Atareo en el valle de Nazca), cuyo
Tiahuanaco coitero, después del 600.
Lima, Museo Xaeional. conectada por u n tubo corto a una copa cilin- centro p a s ó del valle de Nazca al de lea. Estas
drica: otro elemento que índica el origen mon- . rienvactones fueron perdiendo refinamiento.
t a ñ o s o del estilo son las grandes figuras a i s l a - Los elementos del esiilo Nazca desaparecieron
con cabezas de peces, p á j a r o s v pumas, asi en'los tinajones de Pacheco sugier- u n mensa- das de llamas de pie o sentadas. Son contem- completamente a medida que las lormas y los
como (rulos y llores estiliiados. Su « t r e c h o pa- je de contenido religioso y a g r í c o l a , como para p o r á n e o s del estilo Pacheco, desde luego, los f i - calores se fueron devaluando. E l estilo Pache-
recido con el relieve central de la Puerta del sol relacionar el c u l t o del dios de cara cuadrada en nos tapices de estilo Tiahuanaco de los que hav co a n u n c i ó , probablemente, la s u b o r d i n a c i ó n
en Tiahuanaco hace pensar que ambas repre- Tiahuanaco con ciertas plantas alimenticias de algunas muestras en los museos. A menudo c u l t u r a l de los valles costeros a los señores de
sentaciones tienen el m i s m o significado. N o montaña. procedentes de los valles costeros del sur [382]. las tierras altas: de modo que el descuido pro-
existe n i n g ú n texto que permita una identifi- Las caras modeladas en los cuellos de las ja- Sus formas son las del arte Tiahuanaco clásico vinciano se e x t e n d i ó hasta el nacimiento de u n
cación. Ambas pertenecen a la misma tradición rras grandes f 3 8 l ] están entre los ejemplares de las tierras altas, frecuentemente sujeto a ex- nuevo estilo local en el valle de l e a 10

figurativa, que probablemente se o r i g i n ó en el mas impresionantes de la escultura andina an- tremas delormacioncs geométricas, como el E n el estilo fea, a p a r t i r del siglo X. las va-
d i s e ñ o textil, y que tal « t i se e x t e n d i ó también tigua, y recuerdan a las cabezas griegas arcai- alargar el d i s e ñ o en una dirección pero no en sijas redondeadas volvieron a estar vigentes. La
a través del comercio de tejidos. E l electo de red cas p o r la regularidad g e o m é t r i c a de sus pro- la o i r á . d e c o r a c i ó n pintada está formada por imitacio-

I
458 TF.RCF.RA PARTE: i.VS PVltlMCHlNIt.< \XIII,NA<

ncs o traslados de tejidos, con p á j a r o s o peces


en manchas y rayas negras, blancas v roías,
como si se hubieran hecho en el telar [3331. A l -
gunas formas curvilíneas de peces y aves man-
tienen una conexión lejana con sus anteceden-
tes en H u a n v Pachacamac. O t r o producto ca-
racterístico del valle de lea durante estos siglos
son las herramientas agrícolas de madera. c>-

— "«atV
•' • • -«ii * 1 -"^v-

383. Carneo de cerámica pintada, moiivos textiles, 311-1. Mi-rramiema tle tiiadeta.de! valle de lea.
del valle de Chincha, radia lca¿diaj)ue¿'del IDflO. • .dcspiirs tlel ll}ÜD.< Círi-tliind Muirum i/J .-trí,
Limn. Muiea nncmnnLV...'» ~ •- •' '~ S.or^'fó .Cullttuon. ' *'

culpidas o pintadas, de lormas ceremoniales. Bajo el d o m i n i o inca en los siglos x e y x v i ,


Los perfiles tienen esculpidas filas de hombres los valtes.de Nazca e lea quedaron relegados a
o pájaros, y la cabera suele estar lormada por una categoría provinciana a ú n mas baja que
u n panel con peroraciones geométricas como en el periodo anterior. El centro de la admi-
las de la cerámica [384]». El estilo lea prece- n i s t r a c i ó n regional se trasladó a los valles de
d i ó a la conquista inca de la costa m e r i d i o n a l , Pisco. C h i n c h a v Cañete, donde se construve-
y probablemente corresponde a una é p o c a que ron los edificios mas impresionantes del perio-
llega hasta el siglo XV, en la que los valles de do t a r d í o . A p a ñ e de estos edificios, hav pocas
C a ñ e t e . Chincha y Pisco, cada uno bajo el do- obras de arte en estos lugares que mere/can te-
m i n i o de una tribu independiente, se emana- nerse en cuenta. El valle de C h i n c h a era quiza
ban en hostilidades mutuas sin saber m u c h o de el centro de gobierno en la r e g i ó n ; el v a l l c d e .-
las circunstancias que había en el resto de Pisco proporcionaba probablemente la comu-
Perú 1 1 n i c a c i ó n con la cuenca del Mantaro v las pro- í J.V IMinl». ttihiraan, uille .le r W t t o t s m <'-,- I ' " "

1
lí tfli $f & 'S <& ffjv <j> {JH. t¿u i t v « i 4 % v f W ' 4 f y N <&> <4$f (jji j ? $j<

inicias alrededor Je A v a m c h o : y el valle de Ca- sers-ado que nos queda de la é p o c a inca [3S5|. CAPITULO 16 '
ñete era el nexo con los asentamientos de la El c o n j u n t o p r i n c i p a l nene u n patio con edi-
costa central. ficios de grandes ladrillos que se escalonan a LAS T I E R R A S A L T A S D E L S U R
Los edificios sen voluminosos montones de su alrededor. Los muros tienen nichos de al-
arcilla en lorma de ladrillos o de tapias. Cier- macenamiento pintados en roto, a m a r i l l o v
tos grupos de lecha temprana, como la Huaca blanco. Probablemente era una posada, con
de Ais-arado en el valle de Chincha, están he- graneros, barracas v zona administrativa. Esta
chos de adobes en lorma de bola, de é p o c a Pa- t r a d i c i ó n a r q u i t e c t ó n i c a de edificios con patios
Los principales centros urbanas en las tie- v m e r c u r i o que usaban ya los pnmeros meta-
racas. La Centinela, en el valle de Chincha, ne- cerrados, constniidos con grandes adobes v con
rras altas del sur ocupan tres valles fundamen- l ú r g i c o s U n pueblo actimaiado p o d í a crear (á-
ne una platafonna escalonada de tupia con'tuia nichos en los muros, se o r i g i n ó probablemen-
tales: la r e g i ó n llamada altiplano, alrededor del c í l m e m e los cimientos de una civilización en
altura de 30 m sobre el suelo, construido en el te en la costa central, donde los edificios mas
lago Titicaca, en la Irontera entre Perú v B o l i - esta r e g i ó n con aspecto de tundra, (ría v sin ve-
estilo pre-tnca tardío. En su esquina suroeste antiguos de este u p o son de la ¿poca del hori-
vía: la r e g i ó n de Ayacucho a Jauja, en la cuen- getación, pero sus limitaciones obligaron f i -
hay u n palacio que cae en vanas terrazas hacia zonte medio, antes del siglo x, y combinan las
ca del r i o M a m a r e ; v la zona de Cuzco, cerca nalmente a sus habitantes a extenderse hacia
la llanura, con patios, salas, galerías y expla- exigencias de las tierras altas con los malcría-
de las luentes del r i o L'ruhamba. L a r e g i ó n del climas m á s suaves, mediante el comercio o la
nadas, todos de ¿poca inca, construidos de ado- les Y las costumbres constructoras de la costa,
lago Titicaca a l b e r g ó civilizaciones primitivas conquista.
bes rectangulares". En el s-alle de Pisco, T a m - en u n a n u n c i o del estado inca bajo la domina-
en Pucará y Tiahuanaco. desde el 500 a. de C Beunett d e m o s t r ó la lalta de u n i d a d c u l t u r a l
bo Colorado es el edificio de adobe meior con- ción H u a n .
hasta d e s p u é s del 500 d. de C. A c o n t i n u a c i ó n , en la región cuando la d i v i d i ó en seis p r o v i n -
el estilo T i a h u a n a c o se e x t e n d i ó al valle de cias distintas, b a s á n d o s e en pruebas a r q u e o l ó -
Mantara y la r e g i ó n de Cuzco. L ' n esiilo pare-^ gicas . Bajo el d o m i n i o inca la r e g i ó n tuvo
1

cido al tle la lase M a m a r a a p a r e c i ó l í i . a l m e n i c unidad política, pero incluso entonces h a b í a


en los valles de la costa sur. como hemos visto, cuatro grupos que hablaban diferentes dialec-
empezando en el 600 d. de C. con la c e r á m i c a tos del asmara. En la a n t i g ü e d a d , antes del 500
de Pacheco en el valle de Nazca. La ú l t i m a eta- d. de C , son evidentes dos estilos en el T i t i c a -
pa de la historia precolombina en los .sudes es- ca, uno al norte, centrado en P u c a r á , v otro al
tuvo dominada en el siglo XV por la e x p a n s i ó n sur. centrado en Tiahuanaco. Se creyó durante
territorial de la d i n a s t í a inca, desde C i JCO a io- mucho tiempo que los dos estilos eran c o n tem-
dos los Andes centrales, el norte de Chile, el no- poráneos, hasta que el r a d í o c a r b o n o d e m o s t r ó
roeste de Argentina y Ecuador. que el estilo P u c a r á floreció desde el 500 al si-
glo l a. de C , vanos siglos ames de T i a h u a n a -
co v de H u a r i . :

EL ALTIPLANO PRIMITIVO Pucará tiene arquitectura monumental tle la


que sólo quedan los cimientos de arenisca roía.
La meseta que rodea el Jago Titicaca (3312 Forman u n recinto en forma de C, con c á m a -
m de altitud) proporciono desde m u r p r o n t o ras radiales irregulares a las que se entraba por
subsistencia a unos pueblos cazadores v pasto- la parte interior de la curva, y que t e n í a n , cada
res. Antes del 1300 a. de C se hacia cerámica una, uno o dos altares. U n patio cuadrado h u n -
en C h i r i p a . L a v i c u ñ a ; la Mama » la alpaca dido en el centro tenía una c á m a r a funeraria
otrecian lana para los tejidos. A q u í se domes- construida c o n losas de piedra . Sobre los c i -
1

ticó con toda probabilidad la llama, que es la mientos revestidos de piedra, las paredes, aho-
ú n i c a bestia de carga genuinamente america- ra desaparecidas, eran de adobe, con techos de
na. T a m b i é n es probable que a q u í se cultiva- paja. Las piedras de ta base de los muros tie-
ran por primera vez plantas coino la patata, la nen u n revestimiento suave, pero no tienen las
qulnna v ia coca. E l lago proporcionaba c a ñ a s señales para ganchos de metal y otras c o m p l i -
para hacer alfombras y barcas, y peces para co- cadas junturas que existen en la a l b a ñ i l e r i a
mer. Las m o n t a ñ a s de alrededor contienen Tiahuanaco de una etapa posterior.
abundantes d e p ó s i t o s de oro, cobre, plata, zinc El arte figurativo de P u c a r á es peculiar, pero

- r - i .-...(jas y m o i u a ñ a s en el -..¡Ir, p , . . , . . , . .,,",7 "**"* f * se nasa

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