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En 1513 entran en Cuba los primeros esclavos africanos para

sustituir en las duras faenas al indio, que para el siglo XVII queda
casi exterminado. Junto a los distintos grupos étnicos traídos de
Africa vinieron sus expresiones culturales, tanto artísticas como
religiosas.

Muchos piensan que la música heredada de nuestros esclavos no


pertenece a nuestro "folklore", y en realidad esta música es de
origen africano, pero se ha desarrollado y ha evolucionado
totalmente en nuestro pueblo. Sus bailes y cantos simples, eran
comunes en ceremonias para difuntos y de iniciación, también en la
festividad de algún dios. Los grupos de procedencia Bantú tienen
bailes colectivistas, estaba el baile Maní que ya está en desuso,
exclusivo para hombres aunque algunas mujeres fuertes y varoniles
también los han bailado. Era como un deporte pugilístico a base de
golpes y se apostaba dinero como en las peleas de gallo.

La Makuta era un baile antiguo y secreto, también en Regla Conga. Se


bailaba dentro del cuarto sagrado. El bailador se ponía como un
delantal de piel de venado, y en la cintura, hombros y piernas
llevaban campanillas y cascabeles, y del pecho colgaba una
gangarria.

El baile de Palo o Garabato lo caracterizaba un movimiento brusco de


los brazos y el pecho hacia delante y a veces circular. No se usaba
tambor sino un palo de guayabo dando un golpe seco entre ellos y así
acentuaba el ritmo del baile. Este choque sirve para irradiar fuerza
de la tierra y poderes benéficos.

Y por último tenían El Baile de la Yuka que era de fertilidad;


erótico, donde se chocaba la pelvis como consumando el acto sexual.
Se hacían acompañar por unos tambores llamados igual. Algunos
informantes de Lydia Cabrera decían Yuka o Makuta indistintivamente,
por lo que se nota que el tiempo ha influido y transformado algunos
de estos cantos y coreografías en diversas regiones, como ha pasado
con todos estos cultos de transmisión oral, por lo que no son
exactos en todas partes que se conozcan. En las danzas de los
Yorubas (Santeros) cada Santo tiene un baile diferente que con su
movimiento tratan de escenificar el carácter del mismo. Así Ochosi,
por ser el Dios de la Caza, su danza es rica en pantomimas de
cacerías y las de Yemayá, Diosa del Mar, mantiene movimientos
vivaces y ondulantes como las olas marinas, unas veces calmadas y
otras tempestuosas. Por su parte Changó, dios del rayo, el fuego, y
la virilidad, mientras baila saca la lengua para significar que la
tiene de fuego, dando brincos bien altos y haciendo contorsiones
bien extrañas, tratando de acentuar su prepotencia con crudas
evocaciones eróticas sexuales.

Cuando se está danzando, los creyentes que bailan, o simplemente los


que participan cantando u observando, se van posesionando de algún
muerto (si es congo), o de un santo (si es yoruba), o sea que recibe
en su cuerpo el espíritu de alguna entidad.

Todas estas danzas tienen características similares a base de


hileras o círculos, aunque algunas con el tiempo han evolucionado y
adquirido novedosas coreografías. Estos bailes no se convirtieron
nunca en populares por su carácter intrínsecamente religioso. A
todos estos, el pueblo lo identificaba como Toque de Santo y su
fidelidad fue privativa de la gente de color (sus primeros
practicantes). Por otra parte estaban los Bembé de los cuales
participaban blancos curiosos, que iban a observar los bailes de
negros y mulatos. Algunas de estas danzas tienen vigencia en Cuba de
las cuales se han originado bailes populares.

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