Está en la página 1de 7

¿QUE ENSENA LA TORAH RESPECTO AL DIVORCIO, ETC.?

"

Queridos hermanos y amigos, verdaderamente, ¿qué enseña la Escritura acerca del


divorcio y las segundas nupcias?

Desde el principio, Yahweh estableció la relación matrimonial y la puso en un lugar


central de la vida. El hombre y la mujer fueron creados para compartir una relación
complementaria, en la que cada uno ayuda y complementa al otro. Para enfatizar la
hermosura y singularidad de su esposa, Yahweh le demostró a Adám que no había
nadie en la creación que pudiera llenar el vacío de su vida y que sólo Eva era
comparable a él y podía ser su compañera de por vida (Génesis 2:18-20).

Yahweh pretendía que el matrimonio y la familia fueran un lugar seguro, estable y


amable. El esposo y la esposa deben compartir amor, respeto y la meta del Reino de
Yahweh (Efesios 5:22-23; 1 Pedro 3:1-7). Los padres deben ser un modelo y enseñar
a sus hijos valores de acuerdo con Yahweh (Deuteronomio 6:5-7), instruyéndolos
acerca de cómo vivir y prepararlos para su vida adulta (Proverbios 1:8; 4:1; 13:1;
15:5).

Yahweh reservó la expresión y el gozo del placer sexual para ser compartida entre
cónyuges, prohibiéndolo estrictamente fuera del matrimonio (Éxodo 20:14; Mateo 5:27-
28). A esa relación sexual ilícita El la llamó pecado de adulterio. Juntos, un esposo y
una esposa deben construir su familia en un matrimonio kodesh—y hacer que el ciclo
de la vida contínue (Génesis 1:26-28; 2:24).

El apóstol Shaul también señala en Efesios 5: 24-25 que el matrimonio representa la


relación entre Yahushua el Mashiaj y la Kejilah o "verdadera Iglesia":

“Así que, como la Kejilah está sujeta a Mashiaj, así también las casadas lo estén
a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Mashiaj
amó a la Kejilah y se entregó a sí mismo por ella.”

Estos comentarios ayudan a definir la perspectiva que Yahweh tiene del matrimonio—
una relación única, que representa el compromiso y el amor que Mashiaj expresa por
su Pueblo llamado o Kejilah.

Es claro que el matrimonio es una institución importante para Yahweh. El creó la


familia como la unidad básica de la sociedad humana y celestial. La estabilidad de la
comunidad y aún de la nación depende en gran medida de la estabilidad de las
familias.

Lo que la Palabra Kadosh dice acerca del divorcio comienza en Mateo 19:3, cuando
los fariseos le preguntaron a Yahushua acerca del divorcio:

“Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al


hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?”

Yahushua les respondió con una cita de Génesis 1 y 2, confirmando el origen y la


trascendencia del pacto matrimonial:

“Él, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio,
varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará Padre y madre, y se
unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos,
sino una sola carne; por tanto, lo que Yahweh juntó no lo separe el
hombre” (Mateo 19:4-6).

La creación de la mujer a partir del mismo cuerpo del hombre, hace énfasis en el
hecho de que el primer esposo y la primera esposa fueron literalmente “una sola
carne”—cada uno fue parte del otro. Ante Yahweh la relación matrimonial debe tener
el mismo nivel de compromiso. Por medio del matrimonio, un hombre y una mujer se
convierten en uno—física y emocionalmente ligados en una relación para toda la vida,
de amor, compromiso y unidad.

La pregunta acerca del divorcio estaba basada en una controversia acerca de la


palabra “indecente” que se menciona en Deuteronomio 24:1, que dice:

“Cuando alguno tomare mujer y se casare con ella, si no le agradare por haber
hallado en ella alguna cosa indecente, le escribirá carta de divorcio, y se la
entregará en su mano, y la despedirá de su casa.”

Una corriente de pensamiento pensaba que la palabra “indecente” significaba que el


adulterio era la única razón válida para el divorcio. La enseñanza opuesta era
que “indecente” significaba cualquier cosa inaceptable para el esposo, sin importar lo
trivial que fuera.

Es menester tener en cuenta que lo que se estaba preguntando no era si el divorcio


era permitido, sino en qué condiciones estaba permitido, “por cualquier razón.”

La respuesta de Yahushua Ja Mashiaj fue que había una razón más fundamental para
el divorcio y además les recordó que esto no era lo que Yahweh pretendía. En el
versículo 8 se afirma que:

“Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras


mujeres; mas al principio no fue así.”

La “dureza de vuestro corazón” también está ilustrada en Malaquías 2. En este


pasaje se establece una comparación entre la nación de Israel que abandona su pacto
con Yahweh y el hombre que rechaza su relación de pacto con su esposa. Leemos en
el versículo 14:

“…Porque Yahweh ha atestiguado entre ti y la mujer de tu juventud, contra la


cual has sido desleal, siendo ella tu compañera, y la mujer de tu pacto.” Y en el
versículo 16:
“Porque Yahweh el Elojim de Israel ha dicho que él aborrece el repudio, y al que
cubre de iniquidad su vestido, dijo Yahweh de los ejércitos celestiales.
Guardaos, pues, en vuestro espíritu, y no seáis desleales.”

Yahweh culpa del divorcio a aquellos que no son fieles en su compromiso en el


matrimonio. Él dice que odia el divorcio por todo el daño que éste hace. El divorcio
causa confusión, dificultades y dolor emocional. Yahweh no quiere que las personas
vivan de esta forma.

El apóstol Pablo habla acerca del tema del divorcio en 1 Corintios 7:10-11:

“Pero a los que están unidos en matrimonio, mando, no yo, sino Yahweh : que la
mujer no se separe del marido; y si se separa, quédese sin casar, o reconcíliese
con su marido; y que el marido no abandone a su mujer.”

En otras palabras, Pablo dice que la instrucción de Yahweh es que los esposos no se
deben divorciar, aunque él aquí no menciona si hubiera alguna razón válida para
separarse. Ellos se pueden separar "por cualquier motivo" si así lo deciden---
porque Shaul no especifica motivos ---con la posibilidad de reconciliarse o de no
volverse a casar.

Moshé no pudo haber admitido el divorcio sin motivos válidos cuando había un
mandamiento específico regulando esta práctica. (Parece ser que trtas haber salido
de Egipto, los israelitas tenían un corazón particularmente endurecido y necio, y esto
incluía a las mujeres israelitas. Recordemos los graves problemas que causaron
durante esos 40 años de travesía.) Por ejemplo, Moshé tampoco pudo haber
permitido robar o matar sólo porque la gente tuviera un corazón endurecido, pero
tampoco podía evitar que las ocurrencias de estos pecados aumentaran. Pero las
condiciones fijadas para el divorcio, como Yahushua lo reconoció, no significa que el
divorcio le agrade a Yahweh o deba ser tomado a la ligera.

En Mateo 5:31-32 y Mateo 19:9; Yahushua Ja Mashiaj nos advierte que el volverse a
casar bajo ciertas circunstancias puede conducir al pecado de adulterio. En los
escritos del Pacto Renovado encontramos tres circunstancias específicas en las
cuales Yahweh permite el divorcio, pero no necesariamente las segundas nupcias.

Lo que dice la Palabra Kadosh acerca del divorcio y las segundas nupcias es lo
siguiente:

1. Comisión de Pecado Sexual. En Mateo 19:9 Yahushua concluye su respuesta a


los fariseos: “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por
causa de fornicación, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la
repudiada, adultera” (Vea también Mateo 5:32).

La palabra griega traducida como “fornicación” es porneia, que significa cualquier


forma de actividad sexual ilícita, lo que incluiría fornicación y adulterio además de otros
actos sexuales prohibidos. La palabra también implica un patrón de comportamiento
sexual inadecuado persistente y sin arrepentimiento.

Si el cónyuge de la persona es culpable de un patrón errado de conducta sexual,


entonces el divorcio y las segundas nupcias están permitidos.

Tenga en cuenta, amado amigo, sin embargo, que bajo estas circunstancias el
divorcio no está requerido. Es verdad que cuando la confianza se rompe a este
nivel, esto puede destrozar la relación. Pero si hay arrepentimiento sincero, y de
acuerdo con la importancia del matrimonio, debería haber un esfuerzo sincero de
ambos cónyuges para salvar su matrimonio.

2. El caso de un cónyuge incrédulo que no quiere seguir en la relación


matrimonial. A medida que se fue desarrollando la Kejilah, fueron surgiendo nuevas
circunstancias que se convirtieron en un desafío para los matrimonios de los
creyentes y fue necesario afrontarlas. Específicamente, ¿cuál es el estatus de un
matrimonio en el que ambos cónyuges tienen diferentes creencias religiosas y
prácticas?

Pablo habla acerca de este tema en 1 Corintios 7:13-14 “Y si una mujer tiene
marido que no sea creyente, y él consiente en vivir con ella, no lo abandone.
Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el
marido; pues de otra manera vuestros hijos serían inmundos, mientras que
ahora son santos.”

Si el esposo y la esposa tienen diferentes creencias religiosas esto puede ser un


motivo de tensión y conflicto en su relación. Ellos tal vez guardan días de fiesta
kodesh diferentes. Tal vez tengan diferencias en cuanto a su dieta o en lo que es
aceptable como lenguaje o como una forma de diversión. Uno de los cónyuges puede
estar lejos del hogar varias horas al día debido a sus actividades religiosas, dejando al
otro sólo en la casa. Tal vez tengan diferentes amigos y un círculo social distinto. Tal
vez haya que resolver la pregunta de quién es el que va a enseñar la religión a los
hijos. En muchos casos el cónyuge incrédulo se opone tenazmente. La situación es
compleja y existe la posibilidad de que se presenten ciertas complicaciones.

La instrucción de Pablo es que esas diferencias no necesariamente tienen que


conducir al divorcio. Sin un cónyuge es “incrédulo” pero quiere vivir pacíficamente con
el cónyuge “creyente,” entonces la pareja puede seguir casada. Este mismo
principio se aplica en el caso de que ambos sean “creyentes” pero tienen diferentes
creencias.

El punto de las Escrituras es que la pareja debe hacer todo el esfuerzo posible para
salvar su matrimonio por encima de las diferencias. Pablo dice que Yahweh bendice
el hogar en dónde vive el creyente, lo cual trae muchos beneficios para toda la familia.
Sin embargo, si el cónyuge que es “incrédulo” o aquel que tiene creencias totalmente
irreconciliables, insisten en el divorcio, entonces el “creyente” está en libertad
de separarse, como dice el pasaje debajo, pero en este caso, no a contraer segundas
nupcias.
Pablo continúa diciendo en el versículo 15: “Pero si el incrédulo se separa,
sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en
semejante caso, sino que a paz nos llamó Yahweh.”

La frase “a paz nos llamó Yahweh,” es también una importante clave ahí. Si un
incrédulo, o aquél que tiene creencias diferentes, se rehúsa a dejar el hogar pero le
hace la vida imposible al creyente, entonces el creyente puede separarse---y ya
que no se especifica si tal persona pudiese volverse a casar con otra persona, no se
puede volver a casar, pues ninguno de los dos ha cometido adulterio.

El principio también se aplica cuando existe peligro de violencia física. Por ejemplo, si
existe el peligro de un posible abuso sexual o emocional del otro cónyuge o de los
hijos, no encontramos que en las Escrituras se nos exija que debamos permanecer
casados. Pero tampoco en ese caso se provee ninguna cláusula que permita un
segundo casamiento.

Si un cónyuge abandona el matrimonio porque no quiere vivir en paz debido a las


diferencias religiosas o a que no quiere proveer un ambiente seguro a nivel físico,
entonces le es permitido separarse pero no volverse a casar. Estas reglas
están diseñadas para evitar las manipulaciones y abusos a la Ley de Yahweh.

3. La Existencia de Falsificación. La otra razón aceptable para el divorcio y muy


posiblemente también las segundas nupcias---aunque habría que probar que ésta
constituye intención de infidelidad---es que el matrimonio se haya realizado bajo
circunstancias fraudulentas o engañosas.

Estas estrategias no son frecuentes, pero ocurren. El matrimonio es la relación más


íntima entre un hombre y una mujer, y debe estar basado en confianza, honestidad y
franqueza. Antes del matrimonio uno debe estar enterado acerca de la historia de la
otra persona y tener información válida y cierta, de tal forma que nada que pueda
cambiar la decisión de casarse, y que nada quede oculto o sea fraudulento.
Obviamente, los esposos se conocen mucho mejor después de casarse, y aprenden
mucho acerca del otro por medio de la convivencia. Este principio tiene que ver con
el engaño intencional acerca de temas fundamentales que se esconden o se
falsifican porque afectarían la relación o la desición de casarse. El engaño se
considera infidelidad.

Vemos un ejemplo de esto en Mateo 1:18-19: “El nacimiento de Yahushua el


Mashiaj fue así: Estando desposada Miryiam su madre con Yousef, antes que se
juntase, se halló que había concebido del Espíritu Kodesh. Yousef su marido,
como era justo y no quería infamarla, planificó dejarla secretamente.”

Estar desposado implicaba un compromiso obligatorio, que incluía un voto y se


realizaba antes de que ambos vivieran juntos como un matrimonio. En este punto de la
relación, Yousef y Miryiam estaban totalmente comprometidos a casarse porque
habían hecho un voto, aunque no estuvieran viviendo juntos como esposo y
esposa. Cuando él se dio cuenta que Miryiam estaba embarazada, Yousef asumió
que Miryiam había estado teniendo actividad sexual con otra persona mientras le
hacía creer que todavía era pura, lo cual habría sido algo fraudulento (además de ser
un pecado sexual).

Por supuesto esto no era verdad en el caso de Miryiam. Pero éste si hubiera sido el
caso, Yousef hubiera quedado libre de su voto, y hubiera quedado en libertad de
casarse con alguien más.

No se requiere que haya divorcio o anulación si sale a la luz algo importante que haya
estado escondido o falsificado. Puede suceder que se sepan todos los detalles de la
situación que previamente hubiera estado oculta, y se llegue a un acuerdo para
continuar en el matrimonio. Si se descubre una falsificación o fraude, se debe afrontar
y resolver de una manera inmediata, en cuanto se tiene acceso a la información.

Si uno de los cónyuges es responsable de la falsificación de la información o de


ocultar información personal y esencial que de haberse sabido hubiera impedido el
matrimonio, entonces es permitido el divorcio (o la anulación del voto y los planes
matrimoniales), y es enteramente posible volverse a comprometer y casar con alguna
otra persona.

Arrepentimiento y conversión de un verdadero creyente: Con el arrepentimiento y el


bautismo por inmersión, todos nuestros pecados pasados son perdonados.
Comenzamos nuevamente y a partir de este momento debemos obedecer los
mandamientos e instrucciones de Yahweh (Hechos 2:38; Romanos 6:4).

El pecado que conduce al divorcio y a volverse a casar, por cualquier otra


razón diferente a las que hemos explicado, se encuentra entre los que son perdonados
con la inmersión. Sin embargo, a partir de este momento la persona casada debe vivir
de acuerdo con las enseñanzas de la Torah.

En resumen, Yahweh creó la relación matrimonial y pretendía que fuera una relación
para toda la vida.

El divorcio ó separación, pero no siempre las segundas nupcias, son permitidos en


circunstancias limitadas y específicas.

 Si el cónyuge es culpable de un patrón de pecado sexual del que no se


arrepiente.

 Si el cónyuge abandona el matrimonio porque no quiere vivir en paz debido a


diferentes creencias religiosas o no quiere proveer un ambiente físico seguro.

 Si el cónyuge ha falsificado u ocultado información personal que de haberse


sabido hubiera impedido el matrimonio.
Con el arrepentimiento y la inmersión nuestros pecados pasados son perdonados
pero a partir de este momento debemos vivir de acuerdo con las instrucciones de
Yahweh en cuanto al matrimonio, divorcio y segundas nupcias.

La enseñanza y la práctica de la Kejilah de Yahweh/Yahushua, es la de preservar y


fortalecer los matrimonios y las familias. Aun en circunstancias extremas en las
cuales el divorcio y las segundas nupcias son permitidas, no siempre esto es la mejor
opción. Hay muchos elementos que debemos analizar, incluyendo el entendimiento de
lo que Yahweh piensa acerca del matrimonio y el divorcio, incluyendo el impacto que
el divorcio tiene en la salud emocional de los hijos de la pareja.

Por lo tanto, aunque el divorcio y las segundas nupcias son permitidos bajo ciertas
circunstancias específicas nadamás, en todo caso recomendamos vehementemente
que las parejas con problemas en su matrimonio busquen un consejo sabio de
familares o ancianos de la Kejilah, que les ayude a ambos a preservar su importante y
valiosa relación.

Siervo de Yahushua y la Kejilah,


Rafael

También podría gustarte