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COMORBILIDAD DEL VIH-SIDA

Cáncer cervical
Las lesiones precancerosas de cuello uterino son las precursoras del cáncer
cervical y la infección por el virus del Papiloma humano (VPH) es el factor de riesgo
más importante para su desarrollo. El cáncer cervical está considerado oficialmente
una enfermedad definitoria de SIDA. Son las manifestaciones ginecológicas más
importantes y comunes en las mujeres que viven con VIH. Se presentan en forma
de las llamadas lesiones escamosas intraepiteliales de cerviz o neoplasia
intraepitelial cervical. Estas lesiones se dividen en bajo grado o (CIN-I) o de alto
grado (CIN-II o III). El grado de la displasia se define a partir del grosor de las células
anómalas dentro de la pared cervical.

Causa
La infección cervical por el virus del papiloma humano (VPH) es el factor de riesgo
más importante en el desarrollo de las lesiones precancerosas y el cáncer cervical,
asociadas a los subtipos oncogénicos (que pueden causar cáncer) del VPH.
síntomas El carcinoma invasivo de cuello uterino a diferencia de las lesiones
precancerosas, da lugar a síntomas clínicos (visibles). Los síntomas más frecuentes
del cáncer cervical son: la hemorragia vaginal intermitente, la coitorragia (sangrado
durante el coito) y el flujo vaginal aumentado y maloliente

Diagnostico
Un análisis de sangre basta para conocer si una persona está infectada por el VPH.
No obstante, la presencia del VPH no significa que una persona vaya a desarrollar
lesiones precancerosas o cáncer cervical. Según las recomendaciones oficiales, las
mujeres con VIH han de realizarse revisiones con citología (Papanicolau) cada seis
meses tras el diagnóstico y anualmente, una vez han obtenido dos resultados
negativos consecutivos. Pese a estas recomendaciones, muchos médicos/as
recomiendan hacer una citología cada seis meses debido al alto número de falsos
negativos encontrados en las citologías de las mujeres con infección por VIH

Tratamiento
El cáncer cervical se trata como cualquier otra forma de cáncer. Se usa la cirugía
y/o radioterapia para extirpar y destruir la zona anómala. En algunos casos, se
emplea quimioterapia, aunque su eficacia es limitada en mujeres con VIH. La
radioterapia puede usarse como único tratamiento en estadios iniciales del cáncer
pero normalmente se usa como terapia complementaria a la cirugía.
Las vacunas del VPH para las lesiones intraepiteliales cervicales y el cáncer
cervical
(Gtt-vih, 2008)

Criptosporidiosis
Los parásitos que causan infección intestinal, como el Cryptosporidium, se
transmiten a través de alimentos y agua contaminados con materia fecal de
animales. La infección también puede pasar de una persona a otra a través del
contacto sexual oral-anal.
Cualquier persona expuesta a estos parásitos puede contraer la enfermedad, en
personas con un sistema inmune competente esto se reduce a unos días de diarrea
y problemas de mala absorción. En personas con VIH y con un sistema inmune
debilitado (recuentos de CD4 inferiores a 100) los episodios pueden ser más
prolongados y graves, así como difíciles de tratar.
Los síntomas de este tipo de infecciones son: diarrea acuosa, dolores abdominales,
náuseas, vómitos, pérdida de peso, pérdida de apetito, deshidratación y flatulencia.
Normalmente se diagnostican mediante el análisis de las heces. Es importante
saber de qué parásito se trata puesto que en cada caso el tratamiento será diferente.
Se han realizado estudios clínicos en la búsqueda de un tratamiento efectivo para
tratar Cryptosporidium, pero desgraciadamente no se ha encontrado. En este caso
se recomienda intentar aumentar los recuentos de CD4 con el uso de una terapia
antirretroviral eficaz. En el caso de Isospora belli el uso de cotrimoxazol se ha
mostrado muy eficaz. También puede ser útil en el caso de Cyclospora. Para
Microsporidia, se puede usar albendazol, cotrimoxazol o pirimetamina y primaquina.
Otros parásitos como Giardia lamblia, Entamoeba coli, Endolimax nana y
Blastocystis hominis también pueden causar diarrea. Pueden tratarse con
metronidazol aunque es habitual que se den recaídas. Albendazol es una alternativa
a usar, como también lo son la furazolidona, el tinidazol y la quinacrina.
(Gtt-vih, 2008)

Demencia asociada a SIDA


Deterioro que el VIH provoca sobre las células nerviosas (neuronas) del sistema
nervioso central (SNC). Esta enfermedad provoca alteraciones cognitivas
(intelectuales), motoras (del movimiento) y conductuales (comportamentales) que
tienen como consecuencia una interferencia grave en la vida de la persona.
Es más probable desarrollar demencia cuando los recuentos de CD4 se encuentran
por debajo de 200 células aunque en algunos casos la demencia puede aparecer
en personas con recuentos más elevados.

Causa
Se sabe que la demencia asociada a SIDA es consecuencia directa del daño que el
VIH causa en el cerebro. Se conocen las áreas cerebrales específicamente
afectadas por el virus, las que reúne el patrón denominado frontosubcortical. Sin
embargo, no se conocen los mecanismos a través de los que el virus daña las
neuronas afectando el funcionamiento del SNC.
Síntomas
Pérdida de memoria
Dificultades para aprender cosas nuevas
Alteraciones de la conducta
Confusión
Depresión

Diagnostico
Las pruebas más comunes para diagnosticar la demencia asociada a SIDA son:
Pruebas neuropsicológicas: los tests son la principal forma de diagnosticar este
síndrome. Estas pruebas evalúan el rendimiento intelectual (memoria, resolución de
problemas, comprensión, etc.) y también posibles alteraciones el estado de ánimo.
Técnicas de neuroimagen: técnicas como la resonancia magnética (RMN) o la
tomografía computarizada (TC), entre otras, se usan habitualmente para descartar
otras anomalías en el SNC

(Gtt-vih, 2008)

Enfermedad cardiaca
Esto es así debido a que los niveles altos de lípidos en sangre pueden provocar un
bloqueo de los vasos sanguíneos (ateroesclerosis) y constituyen un factor de riesgo
de enfermedad cardiaca bien definido. Esta preocupación surgió a partir de una
serie de informes de casos de ataques de corazón en hombres con VIH que eran
demasiado jóvenes como para ser considerados parte de un grupo tradicional de
alto riesgo.
No obstante, diversos grandes estudios han arrojado resultados que han mitigado
alguno de estos miedos iniciales.
- Los beneficios que ofrece la terapia combinada sobrepasan en mucho el
posible ligero aumento de enfermedad cardiaca en la mayoría de los
pacientes con VIH
- El estudio más grande realizado hasta la fecha (D:A:D) ha demostrado que
puede existir un pequeño aumento adicional del riesgo de enfermedad
cardiaca por cada año de tratamiento
- Las personas con alto riesgo de enfermedad cardiaca pueden tener que
tomarse este riesgo adicional más seriamente
- En las personas con VIH, los factores de riesgo de enfermedad cardiaca son
los mismos que para las personas sin VIH
- Es muy recomendable realizar cambios del modo de vida que minimicen los
factores de riesgo como parte de un plan de salud a largo plazo para
pacientes con VIH
Existe mucha información e investigación acerca de los factores de riesgo de
enfermedad cardiaca en personas sin VIH. A menudo han provenido de estudios
muy grandes (Framingham, Caerphilly, etc.) que realizaron el seguimiento de un
gran grupo de personas durante varias décadas. Estos estudios condujeron al
desarrollo de calculadoras de riesgo a las que se puede acceder por internet. Las
personas con altos factores de riesgo de enfermedad cardiaca que necesitan
tratamiento anti-VIH, pueden emplear los nuevos fármacos anti-VIH que tienen
menos probabilidades de aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular, y
recibir apoyo por si quieren realizar cambios en su estilo de vida. Se espera que los
fármacos anti-VIH más beneficiosos para los lípidos no tengan el mismo impacto
sobre el riesgo cardiovascular que la terapia combinada del estudio D:A:D.
(Gtt-vih, 2008)
Leucoencefalopatía multifocal progresiva
Es una enfermedad del sistema nervioso central (SNC) cuyo resultado es la
destrucción de la funda que cubre los nervios. Esta dolencia afecta a cerca de un
4% de las personas con SIDA.

Causas
La LMP está causada tanto por una infección primaria como por la reactivación de
un virus llamado JC –iniciales de la primera persona a la que se le diagnosticó la
LMP-, que es un tipo de poliomavirus, una familia de virus que también incluye al
virus de papiloma humano (VPH).

Se sabe que el virus JC infecta al 90% de la población general y se adquiere durante


la infancia o en las fases tempranas de la edad adulta. El virus permanece latente
en los riñones, el tejido linfoide, la médula ósea o los linfocitos, sin producir ningún
tipo de síntomas. En adultos o niños con un sistema inmunológico debilitado, el virus
puede reactivarse y extenderse hacia el cerebro a través de los linfocitos. Una vez
en el cerebro, el virus JC infecta a unas células llamadas oligodendrocitos, que se
encargan de la producción de la funda protectora que se forma alrededor de los
nervios -mielina-. Sin esta protección, las células nerviosas mueren y causan
lesiones en el cerebro. La disfunción neurológica puede producirse rápidamente y
la afección puede causar dolencias graves y mortales.

LMP y SIDA
Antes de la introducción del tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARGA),
se estimaba que entre el 3 y el 10% de las personas con SIDA desarrollaban LMP
y tenían una supervivencia media de entre dos y cuatro meses después del
diagnóstico.

Síntomas
La LMP puede causar una variedad de síntomas relacionados con el funcionamiento
mental: confusión, desorientación, falta de vigor, pérdida de equilibrio, debilidad en
los brazos y piernas (normalmente sólo en una parte del cuerpo), visión borrosa o
doble, trastornos del habla, pérdida de visión en un ojo, parálisis y coma. En raras
ocasiones también se presentan convulsiones.

Diagnóstico
El escáner cerebral realizado a través de una tomografía axial computarizada (TAC)
o una resonancia magnética (RM) puede revelar la presencia de lesiones en el
cerebro.
(Gtt-vih, 2008)

Linfoma no de Hodgkin
El Linfoma no de Hodgkin (LNH) es un tipo de cáncer del sistema linfático. Dado
que el sistema linfático se extiende por todo el cuerpo, este tipo de cáncer puede
desarrollarse en cualquier parte del mismo. El LNH se distingue de otros cánceres
linfáticos por las células a las que afecta. Se clasifica como un cáncer definitorio de
SIDA

Existen básicamente dos tipos de LNH, dependiendo de las células a las que
afectan: linfoma de las células llamadas linfocitos B y linfomas de linfocitos T. En las
personas que viven con VIH, la mayoría de los linfomas afectan a las células B, en
lugar de a las T. Dentro de estos dos tipos, existen muchos subtipos de LNH,
establecer un diagnóstico es importante puesto que cada uno de ellos puede
comportase de forma distinta y necesitar distintos tratamientos.

En general las personas que viven con VIH tienen una probabilidad algo superior de
desarrollar un LNH, siendo más frecuentes algunos subtipos, como el linfoma de
células grandes difusas, el linfoma inmunoblástico o el linfoma de Burkitt.

Causa
Se desconoce cuál es la causa exacta del LNH, aunque se ha comprobado que el
virus de Epstein-Barr (VEB) está particularmente vinculado al desarrollo de linfomas
en personas que viven con VIH. El VEB es el causante de la enfermedad conocida
como mononucleosis.

Síntomas
Los linfomas producen tumores que normalmente se desarrollan en algún lugar del
sistema linfático y que en ocasiones pueden sentirse o verse debajo de la piel. Otros
tumores aparecen en órganos internos (de forma más común, en el intestino, la
médula ósea, el cerebro o el hígado).
Los linfomas pueden causar signos y síntomas muy variados, dependiendo de su
ubicación.
Síntomas generales: hinchazón o bultos en los ganglios, fiebre, pérdida de peso,
sudoración nocturna y escalofríos.

Diagnostico
Para determinar si una persona tiene LNH, inicialmente se realiza un examen del
estado físico general, en el que se muestra especial atención a los ganglios, los
órganos linfáticos y el hígado. Si se sospecha de un linfoma, se realizan análisis de
laboratorio, estudio por imagen y se solicitará una biopsia. La biopsia es el único
método que permite llegar a un diagnóstico definitivo del linfoma y determinar el
subtipo.
(Gtt-vih, 2008)

Neumonía bacteriana
Estas neumonías son consideradas infecciones oportunistas, puesto que se
manifiestan y progresan cuando el sistema inmune está muy deteriorado por el
avance de la infección por VIH. Las infecciones oportunistas pueden estar causadas
por distintos tipos de microorganismos como virus, bacterias, hongos y parásitos.

Síntomas
Los principales síntomas de la neumonía bacteriana son: fiebre, escalofríos,
temblores, dolor en el pecho, aumento de la frecuencia cardiaca, respiración
acelerada y dificultad para respirar.

Diagnóstico
Para el diagnóstico de la neumonía bacteriana se realiza una radiografía del pecho,
un análisis de sangre (en el que se busca la bacteria responsable de la enfermedad)
y se puede realizar también el examen de una muestra de flema.

Con el fin de poder distinguir entre la neumonía bacteriana y una posible PCP
(neumonía por pneumocistis), se recomienda la prueba de la PCP a las personas
con recuentos de CD4 inferiores a 200 células/mm3, signos de deficiencia
inmunológica (como la aparición de cándidas) o antecedentes de otras
enfermedades relacionadas con inmunosupresión. A veces, también puede ser
conveniente realizar la prueba de la tuberculosis, a través del test de la tuberculina.

Tratamiento
La neumonía bacteriana se trata fundamentalmente con tres clases de antibióticos:

Macrólidos: como azitromicina y eritromicina. Esta clase de antibióticos es eficaz


para combatir un gran número de las bacterias causantes de infecciones
respiratorias y neumonía.
Cefalosporinas: como cefotaxima y ceftriaxona.
Fluoroquinolonas: como levofloxacina y moxifloxacina.
A veces estos antibióticos se combinan para conseguir una mayor eficacia en el
tratamiento.
(Gtt-vih, 2008)

Neumonía por pneumocistis


Las infecciones oportunistas pueden estar causadas por distintos tipos de
microorganismos como virus, bacterias, hongos y parásitos.

El Pneumocystis jiroveci es controlado por el sistema inmune cuando entra en


contacto con él. Sin embargo, en las personas con un sistema inmune debilitado la
respuesta disminuye y aumenta el riesgo de desarrollo de neumonía por
pneumocistis (PCP). Si no se trata, la PCP puede llegar a ser mortal.

Diagnóstico
La PCP se diagnostica a través del análisis de fluidos (esputo) o de muestras de
tejido del pulmón. Sus síntomas y signos principales son: fiebre junto con tos seca
e improductiva (no produce flema), sensación de opresión en el pecho, fatiga,
sudores nocturnos y dificultad para respirar.

Tratamiento
La profilaxis (medicación para la prevención) de la PCP está indicada cuando los
CD4 descienden por debajo de 200 células/mm3 y se administran los mismos
fármacos que para el tratamiento de la PCP. Una vez los CD4 suben por encima de
200 y se mantienen estables, es posible interrumpir este tratamiento profiláctico.

Existen varios fármacos para tratar la PCP. El tratamiento de elección es el


cotrimoxazol: una combinación de trimetoprima y sulfametoxazol, que según la
gravedad puede administrarse por vía oral o intravenosa. Además, para mejorar la
respiración también se prescriben corticoides como la prednisona.

(Gtt-vih, 2008)

Tuberculosis:
En las personas con VIH el sistema inmunológico puede llegar a perder el control
de la bacteria, permitiendo que la infección se extienda y que se active la
enfermedad. Este proceso podría demorarse por meses o incluso años, pero en
personas coinfectadas con VIH y TB se pueden desarrollar los síntomas de la TB
más rápidamente y con mayor intensidad que los pacientes VIH negativos con TB.
En aquellos individuos con un daño inmunológico avanzado (bajos recuentos
de CD4 y una carga viral elevada), la TB puede extenderse desde los pulmones
hacia otras partes del cuerpo, especialmente en los nódulos linfáticos, que pueden
inflamarse a causa de la inmunodepresión; hacia el estómago, causando diarreas
severas; al hígado, ocasionando su inflamación; al cerebro, produciendo meningitis
con síntomas de confusión, pérdida de visión y parálisis.
Existe una importante evidencia de que la presencia de una TB activa afecta
especialmente a las personas con VIH, es decir, induce a una caída del recuento de
CD4 y a un aumento de la carga viral, que no descenderá hasta después de que la
TB haya sido tratada, o hasta que sea suministrado el tratamiento antirretroviral.

Síntomas de la TB
La tos expectorante, con flemas o mocos que en ocasiones pueden venir
acompañados de sangre, es el principal síntoma de la TB pulmonar activa. Las
personas con TB pueden igualmente tener síntomas comunes a otras
enfermedades como escalofríos y fiebre, sudor nocturno, cansancio, falta de apetito,
pérdida de peso, dolor en el pecho

Diagnóstico de la TB
El diagnóstico de la infección causada por el bacilo de la tuberculosis se puede
hacer mediante un análisis de piel llamado DPP (Derivado Proteínico Purificado).
Esta prueba consiste en inocular trozos de la bacteria que se inyectan directamente
bajo la piel. En el caso de aquellas personas que hayan estado expuestas a la
bacteria, el sistema inmunológico reacciona reconociendo inmediatamente al DPP,
produciendo una protuberancia firme y relativamente grande en el sitio de la
inyección. Si se presenta esta reacción, se dice que la persona tiene un DPP
positivo.
Tratamiento de la TB
El tratamiento de la TB en personas con VIH requiere de una pauta triple de
medicamentos para mantener la infección por TB controlada durante como mínimo
6 meses, pero GESIDA se recomienda tomar el tratamiento durante 9 meses. Estos
son: isoniazida (usualmente se toma con vitamina B6 o piridoxina para ayudar a
prevenir la neuropatía periférica), rifampicina (que presentar bastantes
interacciones con los antirretrovirales) y pirazinamida
Si algunos de los resultados de la prueba de resistencia a isoniacida diera positivo,
GESIDA recomienda añadir etambutol o estreptomicina al tratamiento.

(Gtt-vih, 2008)

Sarcoma de Kaposi
El sarcoma de Kaposi (SK) es un tipo de cáncer que causa un crecimiento excesivo
de pequeños vasos sanguíneos que se manifiesta en forma de tumores o lesiones,
que pueden aparecer en la piel y dentro del cuerpo. A pesar de que algunas
personas sin la infección del VIH lo pueden desarrollar, el SK se asoció desde el
principio de la epidemia al SIDA, convirtiéndolo en una de las manifestaciones
clínicas más estigmatizantes para las personas con VIH/SIDA.
La manifestación del SK asociado a SIDA es muy variable: puede ser mínimo y muy
localizado, o puede experimentar un crecimiento muy rápido que comprometa la
vida de la persona. El SK no se puede prevenir en la actualidad

Síntomas
El SK no tiene un patrón preferencial de localización. Puede comenzar en cualquier
área de la piel, pero también puede aparecer en la zona de la boca, los genitales y
la mucosa ocular.
Las lesiones en la piel suelen darse en las piernas, cara (especialmente en la nariz)
y genitales. Pueden ser de color rosa, rojo, púrpura y marrón; y de distintos tamaños,
desde unos milímetros hasta centímetros. También puede extenderse en forma de
placas, especialmente en las piernas pareciéndose a los moretones que surgen tras
un golpe, pero, a diferencia de éstos, no se aclaran cuando se presionan.
Además de la piel, se da en la boca (sobre todo el paladar duro y encías) en un
tercio de las personas, lo que puede causar problemas para comer y tragar.
El sistema gastrointestinal (estómago e intestinos) también suele verse afectado por
las lesiones, incluso sin que aparezcan en la piel

Diagnostico
El VHH-8 se puede detectar a través de muestras de sangre. No obstante, ser
portador de este virus no implica desarrollar SK.
La forma más adecuada de diagnosticar el SK es por medio de una biopsia, es decir
tomando una pequeña muestra de piel que se examina al microscopio. El informe
del laboratorio determinará el tipo de tumor. No obstante, algunos especialistas en
VIH podrían diagnosticar el SK sin necesidad de practicar una biopsia.

Tratamiento
Aunque con el uso de la terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA)
la prevalencia de esta malignidad ha descendido en los países occidentales de
forma importante, todavía hay personas que necesitan tratamientos específicos
para el SK, ya sean recién diagnosticadas con VIH, personas en las que TARGA ha
fracasado o personas sin acceso al tratamiento antirretroviral.Ante un diagnóstico
de SK, varios son los factores que intervienen en la decisión de si tratarlo o no. Entre
estos factores, se incluye: el número de lesiones, el recuento de células CD4, la
presencia de síntomas asociados como por ejemplo fiebre, sudoración nocturna y
pérdida de peso e infecciones oportunistas anteriores.
(Gtt-vih, 2008)

Referencia bibliográfica
(Gtt-vih,2008) Enfermedades relacionadas al sida/ 26, 08,2019/
RED/http://gttvih.org/aprende/enfermedades_y_sintomas/enfermedades_relaciona
das

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