Andrea Ortiz Loy

12 de diciembre de 2019
Taller de Géneros Discursivos
Resumen de Klaus
“Esta es una historia de cartas y empezó con esta”, esa es la frase que da pie a la película
que nos cuenta el origen del mito de Santa Claus con una mirada fresca. Esta es la historia de
Jesper, un cartero petulante quien; por orden de su padre, el director de la Academia de
Carteros; es enviado a Smeerensburg, una isla en medio de la nada, con el fin de enviar seis
mil cartas en un plazo de un año a cambio de su herencia. Es así como impulsado por recuperar
su lugar, llega a la isla e intenta establecer una oficina postal en esta; sin embargo, no contaba
con el detalle de que nadie enviaba cartas porque todos se odiaban.
Jesper, en su afán de volver, idea varias formas para que los habitantes envíen sus cartas,
pero nada funciona. No es hasta que decide visitar a Klaus, un viejo juguetero, en lo más lejano
de la isla con la esperanza de que este le envié una carta, que por acto de suerte el dibujo de
uno de los niños del pueblo llega a las manos del hombre y él, al ver el estado de desánimo y
odio, le pide al cartero que envié un paquete. Aquel pequeño acto de buena voluntad activa
acciones en cadena: un niño envía una carta y Klaus con ayuda de Jesper le dejan un juguete
en medio de la noche. Gracias a esto, en poco tiempo la oficina postal se llena de niños que han
escuchado del rumor.
Conforme avanza la película, pequeños guiños a tradiciones conocidas como la lista de
niños malos, los carbones en los calcetines o el trineo volador de Santa, son explicados de
forma tan natural que acompañan la trama. Incluso una mejor vida se desarrolla en la isla, los
índices criminales bajan, hay una completa reurbanización y las peleas entre vecinos se
detienen; no obstante, esto significa un rechazo directo a la tradición de odio de los dos clanes
que integran Smeerensburg. Bajo un plan de retornar a sus raíces, los dos líderes, al enterarse
de la verdadera motivación de Jesper, envían cartas haciéndolo llegar al límite que su padre
dictaminó para que él regrese a sus comodidades, aplicando en él una de sus frases “todos
hacen todo a cambio de algo”.
Pero este no es el Jesper que conocimos al inicio de la película, este es un Jesper
cambiado y su decisión es demostrarle esto a Klaus, por lo que se queda en la isla y, pese a los
obstáculos que los clanes ponen en su camino, logra completar la entrega de juguetes que tenía
prevista para navidad. Los años pasan y esta semilla de bondad se convierte en una tradición
que no se detiene, a pesar de que Klaus muere, porque una vez al año en diciembre Jesper
puede volver a ver a su amigo.