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Una lección para Jaime

Jaime era un niño muy caprichoso. Siempre estaba pidiendo. Desde hacía semanas no paraba
de pedir regalos y juguetes porque sabía que se acercaba la Navidad. Todo cuento que
veía, quería que se lo trajera Papá Noel.

Sus papás trataban de explicarle que, en el saco rojo de Santa Claus, aunque era mágico, no
cabría todo, porque también debía llevar juguetes para el resto de niños de todos los rincones
del mundo. Pero, Jaime no quería entenderlo. Se tiraba al suelo y montaba una pataleta. Fue
entonces cuando sus papás decidieron darle un escarmiento.

Llegó el día de Navidad. Y con él los abuelos, los tíos y los primos para disfrutar de una gran
comida y celebrar todos juntos el día. Pero Jaime apenas tuvo tiempo de saludarles y comer
porque se pasó toda la mañana sentado al pie del árbol de Navidad abriendo sus regalos.

Y es que, sus papás habían escrito una carta a Papá Noel pidiéndole que le trajeran a Jaime todo
cuanto había pedido para que aprendiera una importante lección. Mientras sus primos jugaban
entre ellos, reían, salían a la calle a hacer un muñeco de nieve y una guerra de bolas de nieve;
Jaime no cesaba de desenvolver paquetes.

Al principio era divertido, pero con el paso de las horas ya no le hacía ilusión rasgar los papeles
ni descubrir el juguete que había dentro. Jaime estaba triste y agotado. Tenía más juguetes que
nunca, pero había sido el peor día de Navidad de su vida. De fondo podía oír brindar a su familia,
cantar canciones populares y reírse mientras contaban anécdotas. Y él se lo estaba perdiendo
todo.

Y así, Jaime entendió que lo importante de la Navidad no son los juguetes, sino el poder disfrutar
de la familia y los amigos. Comprendió que es más importante compartir nuestro tiempo con las
personas que queremos que convertirse en el niño con más juguetes del mundo.

Ejercicios de comprensión lectora sobre el cuento para niños

Una vez leído el cuento, te proponemos que respondas algunas preguntas de comprensión
lectora. A partir de sus respuestas, te darás cuenta de si ha entendido lo que ha leído y si ha
conseguido entender el mensaje del cuento.

Esta es una habilidad que los niños deben ir adquiriendo poco a poco, ya que es imprescindible
en su vida como estudiantes. A base de practicar y de leer, tu hijo conseguirá cada vez entender
mejor aquello que lee.
Estas son algunas de las preguntas:

1. ¿Por qué Papá Noel no podía traer todo lo que Jaime le pedía?

2. ¿Con quién celebró el protagonista del cuento la Navidad?

3. ¿Qué le pidieron los padres a Papá Noel para Jaime?

4. ¿Por qué no pudo salir el niño a jugar con sus primos?

5. ¿Qué lección aprendió Jaime?

6. ¿Cuál es tu opinión sobre el cuento?

Resumen del cuento para copiarlo en tu cuaderno:


Un trato con Santa Claus - Cuento de Navidad sobre la amistad

Los cuentos cortos de Navidad transmiten muchos valores a los niños. Y qué mejor momento
que la Navidad para sentarse a leer con los niños un cuento que nos haga pensar y reflexionar
sobre esa fiesta. Este cuento de Navidad, Un trato con Santa Claus, trata de temas sobre
sentimientos negativos como la codicia o el egoísmo. Al mismo tiempo, trata valores positivos
como la sencillez, la generosidad y la amistad.

Un trato con Santa Claus - Cuento de Navidad sobre la amistad

Julio estaba tan enfadado por los pocos regalos que había recibido la Navidad anterior, que la
carta que escribió a Papá Noel aquel año resultó tan dura que el mismo Santa Claus fue a
visitarlo unos días antes.

- ¿Por qué tanto enfado y tantos regalos? - preguntó Papá Noel - ¡Pero si tienes muchos amigos!

- ¡Me da igual! Quiero más juguetes y menos amigos.

Y tan molesto estaba que el bueno de Santa Claus tuvo que proponerle un trato:

- Está bien. Como muchos otros niños me han pedido tener más amigos, te daré un regalo más
por cada amigo al que renuncies para que se lo pueda ofrecer a otros niños.

- ¡Hecho! - dijo el niño sin dudar - Además, puedes quedártelos todos.

Aquella Navidad, Julio se encontró con una enorme montaña de regalos. Había tantos
obsequios, que dos días después aún seguía abriéndolos. El niño estaba feliz, gritaba a los
vientos lo mucho que quería a Santa Claus, y hasta le escribió varias cartas de agradecimiento.

Luego comenzó a jugar con sus regalos. Eran tan alucinantes que no pudo esperar a salir a la
calle para mostrárselos a los demás niños. Pero, una vez en la calle, ninguno de los niños mostró
interés por aquellos juguetes. Y tampoco por el propio Julio. Ni siquiera cuando este les ofreció
probar los mejores y más modernos aparatos.
- Vaya - pensó el niño - supongo que me he quedado sin amigos. Bueno, qué más da, sigo
teniendo mis juguetes.

Y Julio volvió a su casa. Durante algunas semanas disfrutó de un juguete nuevo cada día de los
que Santa Claus le había traído. La emoción que sentía al estrenar un juguete todas las mañanas
le hizo olvidar su falta de amigos.

Pero no había pasado ni un mes cuando sus juguetes comenzaron a resultarle aburridos.
Siempre hacían lo mismo, y la única forma de cambiar los juegos era inventándose nuevos
mundos y aventuras, como hacía habitualmente con sus amigos. Sin embargo, hacerlo solo no
tenía mucha gracia.

Entonces empezó a echar de menos a sus amigos. Se daba cuenta de que cuando estaba con sus
amigos, siempre se les ocurrían nuevas ideas y formas de adaptar sus juegos. ¡Por eso podían
jugar con un mismo juguete durante semanas!

Y tanto lo pensó, que finalmente llegó a estar convencido de que sus amigos eran mucho
mejores que cualquier juguete. ¡Pero si llevaba años jugando con sus amigos y nunca se había
aburrido de ellos!

Y tras un año de mortal aburrimiento, al llegar la Navidad redactó para Papá Noel una
humilde carta en la que pedía perdón por haber sido tan torpe de cambiar sus mejores regalos
por unos aburridos juguetes, y suplicaba recuperar todos sus antiguos amigos. Cruzó los dedos
muy fuerte para que Santa Claus cumpliera su deseo.

Y desde entonces, no deseó por Navidad otra cosa que tener muchos amigos y poder compartir
con ellos momentos de juegos y alegrías, aunque fuera junto a los viejos juguetes de siempre...

Actividades de comprensión lectora para niños a partir del cuento

Este cuento de Navidad resulta siempre muy entretenido para los niños, pues les encanta leer
historias sobre Santa Claus. Sin embargo, también es un recurso fenomenal para que todos
reflexionemos sobre algunos de los valores que trata: el egoísmo, la valoración de lo realmente
importante, el valor de la amistad y la lealtad... ¿Por qué no organizáis un pequeño debate en
casa hablando sobre vuestra opinión?

Además de esta charla sobre los valores navideños, a continuación te proponemos algunos
ejercicios de comprensión lectora. Plantéalos como si fueran un juego para que los niños tengan
muchas ganas de trabajar la lectura. ¡Vamos a ello!
• Preguntas de comprensión lectora
En primer lugar, proponemos algunas preguntas de comprensión lectora basadas en
el cuento que acabas de leer: 'Un trato con Santa Claus'.
1. ¿Cómo se llama el protagonista del cuento de Navidad?
2. ¿Por qué estaba tan enfadado el niño?
3. ¿Qué trato hizo con Papá Noel?
4. Al principio, ¿a Julio le gustaba tener tantos juguetes aunque no tuviera amigos?
5. ¿Cambió de opinión? ¿Por qué crees que lo hizo?
6. ¿Cómo termina el cuento?

• Completa las frases

Para comprobar si los niños han prestado atención a la lectura del cuento navideño, pídeles que
rellenen con una palabra las siguientes frases que hablan de nuestra historia navideña.

Julio estaba enfadado porque la Navidad pasada había recibido _____ regalos.
El mismísimo _____ decidió ir a casa de Julio para hacerle una visita.
Santa Claus le dijo al niño que le daría un _____ más por cada amigo al que renunciara.
Julio se dio cuenta de que tener muchos _____ pero pocos amigos con los que jugar era muy
aburrido.

• Ordena la historia navideña

Julio ha abierto la ventana de su habitación y, de repente, ha entrado mucho aire


por la ventana. ¡Se han volado las frases de este cuento de Navidad y se han
desordenado! ¿Nos ayudas a ordenar la historia?

Al principio, el niño estaba muy contento por tener tantos regalos, pero se dio
cuenta de que era muy aburrido no tener amigos.

Santa Claus fue a ver a Julio porque el niño estaba muy enfado; creía que había
recibido muy pocos regalos la Navidad pasada.

Papá Noel y Julio hicieron un trato: por cada amigo que Julio renunciara, Santa Claus
le daría un regalo más.

Julio volvió a pedirle a Santa Claus tener más amigos.


Cuento infantil de un ángel muy generoso - Una Navidad perfecta
Los cuentos, especialmente los de Navidad, son un recurso valioso para enseñar valores a los
niños. Este cuento de Una Navidad perfecta habla justamente de dos valores esenciales para la
educación de los niños: la generosidad y la humildad. Si a tu hijo le cuesta compartir sus cosas
con los demás o colaborar y ayudar a los amiguitos y hermanos, os proponemos este
bonito cuento navideño.

Claudio es un ángel tan generoso y tan dispuesto a ayudar a los demás, que se olvida de sus
propias tareas. ¿Quieres saber qué le ocurrió?

Claudio estaba encantado con el reparto. De entre todas las cosas que había que preparar
para el nacimiento de Jesús, a él le había tocado El altavoz. Y no era un altavoz cualquiera, era
el altavoz a través del cual se oirían las voces de los ángeles y del mismo Dios directamente
desde el Cielo hasta la Tierra.

Para ser un angelito normal había tenido mucha suerte, porque la mayoría de cosas importantes
se les habían encargado a los impresionantes y magníficos arcángeles y otros ángeles de mayor
nivel. Pero como todos sabían que Claudio, además de ser un angelito encantador, era un loco
de la tecnología, pensaron que sería el más adecuado para inventar un aparato tan complejo.

Claudio tenía en la cabeza mil ideas para el diseño, y se puso a trabajar de inmediato. Pero
cuando solo llevaba un ratito, apareció por allí Rafael, uno de sus arcángeles favoritos.

- ¿Puedes echarnos una mano con el palacio, Claudio? Necesitamos una puerta que se abra
automáticamente al paso de María y José.

- ¡Claro! - dijo tan dispuesto como siempre - Esto que estoy haciendo puede esperar.

Varios días le llevó al angelito completar la difícil puerta, y otros tantos más ir completando los
muchos inventillos que siguió pidiéndole Rafael. Pero el resultado mereció la pena:
construyeron un palacio digno del mayor de los reyes que fuera a pisar la tierra. Tanto, que
cuando no miraba nadie, los ángeles se asomaban desde el cielo para poder admirarlo.

Andaba Claudio de regreso para ponerse con su altavoz, cuando el arcángel Miguel lo vio a lo
lejos.

- Claudio, por favor ¿puedes ayudarnos con unos retoques de vestuario? Queremos que cuando
suenen los cantos del coro los vestidos de quienes los escuchen reluzcan con oro, piedras
preciosas y luces de colores, y que las ropas de María, José y el Niño ondulen al ritmo de la
música.

- ¡Qué idea tan magnífica, Miguel! Eso quedará estupendo. Voy enseguida a ayudaros.

Tardaron también varios días en completar todos aquellos efectos de vestuario, pero no podían
haber hecho algo más bonito. Venían angelitos desde todos los rincones del universo para
contemplar aquella maravilla y felicitar efusivamente a Miguel.

También Gabriel pidió a Claudio que le ayudara con los efectos de luz y sonido para el coro
celestial. Y luego llegaron los querubines con sus mil peticiones, y otro montón de ángeles de
niveles superiores con encargos tan importantes que Claudio no podía dejar de ayudarles. Y todo
quedó tan perfecto y maravilloso, que los ángeles se felicitaban unos a otros muy satisfechos y
orgullosos, y esa misma noche, la anterior al nacimiento, lo celebraron una gran fiesta.

Pero Claudio no pudo asistir, pues después de tantísimo trabajo, recordó que su propio encargo,
el altavoz ¡¡aún no estaba ni empezado!!

Allí se quedó solo Claudio, trabajando a toda prisa en su altavoz, oyendo de fondo la música de
la fiesta. Trabajaba con lágrimas en los ojos, sabiendo que no iba a llegar a tiempo, y entonces
apareció a su lado el mismísimo Dios.

- Hola, mi querido Claudio, ¿qué haces aquí que no estás en la fiesta?

El angelito, avergonzado, solo mostró su altavoz a medio hacer y los ojos llenos de lágrimas.

- Ya veo. Sé que estuviste ocupado ayudando a otros, pero ¿no viene nadie a ayudarte?

- Bueno, están celebrando una gran fiesta y se lo merecen- respondió Claudio-. Han trabajado
mucho y todo ha quedado magnífico. Además, no podrían ayudarme aunque quisieran, este
invento es muy complicado.

- Hmmmm- fue lo único que dijo Dios mientras daba media vuelta. No parecía especialmente
contento.

Claudio estaba aterrado. Sabía que solo llegaría a tiempo si Dios decidiera ayudarle, pero se
moría de vergüenza de pedírselo. Como si leyera sus pensamientos, Dios se volvió para decirle:

- Bueno, hazlo lo mejor que puedas. Pero, sobre todo, que suene fuerte.

Claudio no tuvo tiempo. Era justo la hora cuando terminó de unir todas las piezas, y llegó a su
sitio por los pelos, en el mismo momento en que Gabriel daba la señal para comenzar. El coro
aclaró sus voces y, por un segundo, todos fijaron sus ojos en Claudio. El angelito los cerró, dijo
una oración, y encendió el altavoz a toda potencia.

¡¡BOOOOOOM!!

Una tremenda explosión sacudió el cielo, que se abrió para dar acceso a la tierra y transmitir el
canto de los ángeles. Pero la fuerza de la explosión fue tan grande que se extendió como un
terremoto y un huracán sobre la tierra, arrasando todo lo que habían preparado: el palacio se
vino abajo y solo quedaron los restos de algunas paredes; el lugar apareció frío, incómodo, sucio
y desordenado, e incluso los bellos vestidos de todos los que verían al niño volaron por los aires
y quedaron hechos unos trapos.
En unos segundos, lo único que quedó de todo lo que habían preparado fueron las voces del
coro celestial, y un destello brillante en el cielo, el del gran altavoz que ardía lentamente.

Nadie en el cielo se atrevió a decir nada. Solo miraban al avergonzado Claudio con pena y
decepción, avergonzados ellos mismos por haberle dejado tan solo. Pero entonces nació el Niño,
y en lugar del llanto que todos esperaban, una alegre risa inundó el cielo y la tierra. Una risa que
se contagió a todos, y que les hizo saber que Dios estaba encantado con aquella preparación,
mucho más pobre, pero hecha por Claudio a base de ayudar a los demás olvidándose de sus
problemas.

Y como si esperasen que algo así fuera a suceder, los tres arcángeles susurraron para sus
adentros: 'Este sí que es el estilo del Señor. Todo ha salido perfecto'.

Preguntas de comprensión lectora basadas en Una Navidad perfecta

Una Navidad perfecta es un cuento largo, por eso quizás sería bueno que, antes de comprobar
si el niño ha entendido bien la historia, lo leas por segunda voz con ellos. ¿Qué te parece la idea?
Y después de esta segunda lectura, te animamos a que hagas el siguiente test de comprensión
lectora. 3, 2, 1... ¡empezamos!

1. ¿Qué gran evento tenía que preparar Claudio y el resto de ángeles?

2. ¿Qué tarea le habían encargado a Claudio? ¿Qué tenía que fabricar?

3. ¿Por qué lloraba Claudio antes del gran momento?

4. ¿Quién se le aparece a Claudio y le habla?

5. ¿Cómo salió todo al final?

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