Está en la página 1de 2

El tsunami nuestro de cada día

El tsunami nuestro de cada día, porque vamos corriendo a todos lados prestando atención,
cariño, dedicación de una mediocre calidad, que no nos gustaría ni para nuestros peores
enemigos y aún así creemos que lo estamos haciendo bien.

Somos presa de la rapidez y la dispersión.

Creo que hay que pararse a pensar un poco, tomar perspectiva y decisiones al respecto.

Disfrutar, obtener satisfacción de lo que hacemos diariamente entiendo que es un plan ideal
para ser feliz.

No es cuestión de buscar cosas perfectas sino de percibirlas como buenas, de tenerlas en


consideración, de darles su importancia, así eliminamos un alto porcentaje de frustración.

Tendríamos que tratar de ver lo mejor de la vida, de la que nos ha tocado o la que hemos
adaptado a nosotros.

Aún así, a veces puede resultar decepcionante el día a día aunque se pongan todos los
medios para evitarlo, soliendo coincidir con esos momentos en que no se ve recompensa
inmediata.

Estamos inmersos en una época en la que la rapidez es la nota común de la actividad diaria.
Por ello del hygge danés (que consiste en realizar planes
sencillos, confortables y relajados en soledad o buena compañía y aunque en Dinamarca se
practica desde hace más de dos siglos, un lanzamiento literario lo ha puesto ahora de moda
en el resto de Europa)

El slow down, calm down son nuevas tendencia sociales hacia la ralentización.

No os ha pasado alguna vez que no recordáis cosas tan insignificantes como dónde habéis
dejado las llaves de casa o donde guardasteis alguna prenda de ropa.

Eso suele pasar porque estamos haciendo o pensando varias cosas a la vez, habilidad que
nos han hecho creer que poseemos, sobre todo a las mujeres, y que puedo asegurar que no
funciona, de modo que, o presto atención a lo que tengo entre manos o sólo por suerte saldrá
perfecto.

El truco para poder tener éxito en lo que hago, que he podido experimentar por mí misma, es
estar presente en cada una de las cosas que tengo entre manos.

Si nos lavamos los dientes deberíamos estar presente en ese momento, igual que si estamos
comiendo tendríamos que estar presente en cómo tomamos el cubierto, ingerimos el alimento
o lo saboreamos que, por otra parte se ha demostrado que tiene efectos muy beneficiosos en
la digestión.

No creo que mucha gente disponga a comer sin ningún medio de distracción, hoy en día
estamos acostumbrados a estar acompañados más que por una buena conversación por un
gran televisor, móvil o tablet o cualquier dispositivo Smart.

Todo lo anterior es el pensamiento mindfullness.

No debemos dejar que nuestra cabeza nos bombardee con pensamientos-obligaciones,


juicios de valor, debe ser, tener que, que nos encoge poco a poco sin darnos cuenta.
La dispersión ha pasado a ser protagonista en todos nuestros movimientos, el querer
abarcar muchas actividades simultáneamente o tomar muchas decisiones a la vez y cuando
actuamos así estamos bajando un escalón en nuestro nivel de inteligencia.

Ser inteligente no consiste en tener mucho conocimiento y mucha información sobre un tema
que cualquiera puede obtener porque está a disposición de todo el mundo, especialmente con
internet.

Para mí la inteligencia realmente radica en la forma en que tomamos decisiones, multitud de


decisiones a lo largo del día.

El alto índice de depresiones, de enfermedades psicosomáticas o de enfermedades incluso


crónicas tiene una estrecha relación con la presión social, lo que se espera de nosotros y la
imagen que queremos proyectar sin embargo cuando una persona es capaz de capaz de
discernir lo verdaderamente importante y va discriminando la toma de decisiones coherentes,
va acercándose a la perfección en su día a día.

En esta reorganización de decisiones y forma de pensar está basada la programación


neurolingüística, un tema muy interesante que puede ser tratado en otra ocasión con más
detalle.

Al fin y al cabo se trata de un proceso mental y emocional que nos orienta hacia un lado o
hacia otro, capacidad que se va desarrollando poco a poco, lentamente, pero a la que hay que
prestar la atención necesaria, mimar y cuidar como cualquier otro proceso de rutina o de
adquisición de un hábito, que, dicho sea de paso, no dura más de 21 días (y lo explico:
deberían saber que cualquier hábito se adquiere en un máximo de 21 días. El proceso es tan
simple como empezar con un calendario día 1 y actividad q queremos convertir en hábito. Si
en algún momento no somos capaces de cumolir lo que nos hemos propuesto adquirir,
tendremos que reiniciar el proceso y empezar de nuevo en el día 1 de modo que cuando
somos capaces de conseguir lo que nos planteamos en un principio durante 21 días,
podemos asegurar que dicho hábito lo hemos adquirido.

En definitiva, estamos sometidos diariamente a una cantidad infinita de decisiones que tomar,
algunas nada trascendentales aunque disfrazadas de importancia, lo cual nos hace estar en
tensión una gran parte del tiempo, con consecuencias nefastas para nuestras relaciones
sociales y familiares. Y no se nos ha dado siquiera la oportunidad de pararnos a pensar. Es
hora de que nos planteemos cómo queremos ser mañana, qué queremos lograr y cómo, y a
quién o quienes queremos dar nuestros momentos. Por lo que tenemos que estar enfocados
en ello y andar y no correr.

Y me pregunto, qué hacéis en vuestro día a día para tomar el control de los acontecimientos y
que los acontecimientos no os controlen a vosotros??
cómo lleváis el día a día??
a la hora de dormir, hacéis balance de lo que esperabais al despertar??
Y si habéis logrado lo propuesto, la sensación, cómo es de gratificante???

Me gusta mucho una frase que utilizo con mis propios hijos que dice así: no puedes detener
las olas pero puedes aprender a surfear, a nadar, a navegar en barco, a bucear.
La decisión está en tus manos de cómo enfrentar cualquier situación que te pone la vida por
delante.

Espero que hayáis disfrutado tanto como yo el tema que nos ha ocupado esta tarde.

Tiempo para la reflexión.

También podría gustarte