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Critica personal respecto al origen del hombre según c.

Darwin

interpretaciones hipotéticas -casi no se habían descubierto fósiles-, se hacían


filogenias polifiléticas en las que se asociaban determinados primates (monos)
actuales con las diferentes
razas humanas

Mucho ha avanzado la paleoantropología para caer en simplificaciones como


esa, pero la cuestión del «mono » todavía está presente en la mente. de muchos
divulgadores y a veces se observa un verdadero afán por demostrar la
«cercanía» en la coincidencia de antepasados comunes: se llega a decir que el
hombre resulta ser antepasado de ciertos monos.
.
Es indudable que el marco general de las teorías evolutivas, las variaciones que
ha habido en los últimos años sobre ellas, la incorporación de sistemas de
datación más precisos y los llamados relojes moleculares de investigación
biológica, han ayudado a una mejor comprensión de la hominización, entendida
ésta como la variación morfológica de la secuencia de morfoespecies que
parecen antecesoras del Horno sapiens sapiens.

Hay, sin embargo, estudiosos que confunden ese proceso de hominización con
la humanización, siendo la inteligencia una adquisición evolutiva que emergería
poco a poco en la línea de los homínidos.

Sin embargo, podemos encontrar en la biblia

o Génesis 1:26-27 luego de haber creado las plantas, la vida marina, las
aves y el resto de los animales, un ambiente para el ser humano, Dios
dijo: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra
semejanza…Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo
creó; varón y hembra los creó”.

o Génesis 2:7 Dios creó al primer hombre, que, a diferencia que cualquier
otra criatura, fue creado a imagen y semejanza de Dios. De ahí en
adelante—hasta llegar al capítulo 5—Génesis nos da un resumen de
cómo Dios creó a la primera mujer y cómo la raza humana se desarrolló
a partir de Adán y Eva.

o Génesis 3:20 “Eva…era madre de todos los vivientes”; todo ser


humano que ha existido en la tierra es descendiente de Eva.

o Génesis 5:1-2 nos dice: “El día en que creó Dios al hombre, a
semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los creó; y los bendijo, y
llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados”.
Jesús dijo:

o Mateo 19:4 El, respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el
que los hizo al principio, varón y hembra los hizo,
Lucas, presentó a Adán como parte de la genealogía de Cristo.

o Lucas 3:38 hijo de Enós, hijo de Set, hijo de Adán, hijo de Dios.
el apóstol Pablo dijo:

o Hechos 17:24-26 El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él
hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos
por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si
necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas
las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres,
para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el
orden de los tiempos, y los límites de su habitación;
según la Biblia, todos descendemos de “un solo hombre”. Considerando a Adán
como el primer hombre.

o 1 Corintios 15:45. Así también está escrito: Fue hecho el primer


hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante.

o Gén 1:20 - 25 Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves que
vuelen sobre la tierra, en la abierta expansión de los cielos. Y creó Dios
los grandes monstruos marinos, y todo ser viviente que se mueve, que las
aguas produjeron según su género, y toda ave alada según su especie. Y
vio Dios que era bueno.
Y Dios los bendijo, diciendo: Fructificad y multiplicaos, y llenad las aguas
en los mares, y multiplíquense las aves en la tierra.
Y fue la tarde y la mañana el día quinto.
Luego dijo Dios: Produzca la tierra seres vivientes según su género,
bestias y serpientes y animales de la tierra según su especie. Y fue así.
E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su
género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y
vio Dios que era bueno.

1.- La situación del hombre dentro del reino animal

Desde un punto de vista zoológico, el hombre es clasificado dentro de la clase


de los mamíferos en el orden de los Primates. Los Primates se clasifican en
Prosimios (lemures, tarseros, etc.) y Antropoides, que a su vez se subdividen en
Platirrinos (simios de América) y Catarrinos. Estos se agrupan en dos
superfamilias: Cercopitecoideos -entre los que se encuentra el macaco y el
babuino y Hominoideos. Los Hominoideos, a su vez, se dividen en Hilobátidos
(gibones), Póngidos (gorila, chimpancé y orangután) y Homínidos con un sólo
género (Hamo) y una sola especie (H sapiens).
Esta clasificación zoológica del hombre, está basada en el conjunto de
caracteres morfológicos que habitualmente se utilizan para la descripción de los
animales, y en ella el hombre queda separado a nivel de Familia.
Los caracteres morfológicos que definen a un animal son una parte de la
expresión del genotipo (conjunto de genes de un individuo).

Del mismo modo que se expresan caracteres morfológicos externos, también se


expresan otros constituidos por moléculas químicas, como por ejemplo, clases
de proteínas que posee un individuo y la estructura química de éstas. Son
caracteres bioquímicos que, en vez de un examen directo, como se hace en el
caso de los caracteres morfológicos, requieren un análisis químico para poder
determinar sus formas alternativas. Sobre las proteínas (cadenas con cientos de
aminoácidos) se sabe desde hace tiempo que son sustancias muy específicas,
que varían en su composición de unas especies a otras, y que pueden presentar
también variación entre individuos de la misma especie.
Desde hace algunos años, se están utilizando las proteínas como un sistema
más para conocer la afinidad o parentesco de unas especies con otras, y también
se utilizan para conocer la afinidad del hombre con los diversos primates
vivientes. Por ejemplo, el hombre, el chimpancé y el gorila, quedan reunidos en
un grupo por la similitud de sus albúminas, y se separan a su vez del orangután.
Las cuatro especies mencionadas quedan separadas del gibón y del siamang.
Otro ejemplo es el de la lisozima que resulta idéntica para el hombre y el
chimpancé; la del orangután queda muy próxima, pero la del gorila queda muy
alejada. Del mismo modo, se han establecido relaciones utilizando las bandas
que aparecen en los cromosomas cuando se utilizan sistemas especiales de
tinción. Se ha podido establecer el número de inversiones, translocaciones y
roturas en los cromosomas que separan unas especies respecto de otras. En el
caso de los primates, se conoce que el chimpancé y el chimpancé pigmeo, están
separados por una translocación y dos inversiones. El chimpancé y el hombre
están separados por una translocación y 11 inversiones. El gorila se separa del
hombre por 3 translocaciones y 11 inversiones, etc. Estas técnicas tienen utilidad
pues indican afinidades y distancias entre los animales. Según ellas, el hombre
es afín con los primates y parece que está especialmente relacionado con el
chimpancé. No obstante, los resultados obtenidos con distintas proteinas no
son del todo concordantes entre sí.
1.- ADN: el código de información de Dios
El ADN de las criaturas vivientes muestra una sólida evidencia de un
Creador. Lleva en sí una información que no puede haber ocurrido por
fuerzas naturales pero si por parte un ser inteligente.

Mucha gente alrededor del mundo no cree que Dios exista, y se llaman a sí
mismo ateos. Otros creen que Dios existe, pero no han comprobado su
existencia. Y hay otros, como los agnósticos, que no están seguros de si existe
o no.

Dios tiene algo que decirles a aquellos que creen que Él no existe: “Porque las
cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente
visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las
cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1:20).

Esta escritura se aplica para todos los seres humanos que han vivido. Desde el
principio, la gente ha podido ver las cosas que fueron hechas por Dios y la
increíble complejidad y orden de la creación. Pero por miles de años, la
humanidad no estuvo consciente de una increíble parte de la creación que yace
escondida entre las células de toda criatura viviente: el ADN.

En 1953, James Watson y Francis Crick se convirtieron en los primeros


científicos en formular una descripción exacta de la compleja estructura de doble
hélice de la molécula de ADN.

Desde que el ADN se descubrió, ha sido un área fascinante para la investigación.


En 1990 los científicos empezaron a trabajar en la secuencia del genoma
humano, y en el año 2000 se completó el boceto del trabajo.

El 6 de junio de 2000, el presidente Bill Clinton felicitó a las personas que habían
completado la secuenciación del genoma humano, y reconoció el ADN como
creación de Dios. Dijo: “Hoy estamos aprendiendo el lenguaje en el que Dios
creó la vida. Estamos sintiendo aún más admiración por la complejidad, la
belleza y la maravilla del regalo más divino y sagrado de Dios”.

El director del Proyecto Genoma Humano, el Dr. Francis Collins hizo su


intervención después del presidente y dijo: “Es una lección de humildad para mí,
e inspirador, darnos cuenta que le hemos dado el primer vistazo a nuestro propio
manual de instrucciones, antes conocido solo por Dios”.

¡Lo que es impresionante es que dentro del pequeño espacio de cada célula de
su cuerpo, este código tiene tres mil millones de letras de largo!

Pero, ¿qué es el ADN? Si realmente es la creación de un diseñador inteligente y


todo poderoso, esperamos que sea un método eficiente de almacenamiento,
exacto y óptimamente codificado. Vamos a tratar todos estos aspectos y luego
discutiremos el impacto que debería tener en nuestra vida entender esta increíble
molécula.

¿Qué es el ADN?
ADN es la abreviatura para el ácido desoxirribonucleico. El ADN está compuesto
por cuatro químicos —adenina, guanina, citosina y timina— que están
representados por las letras A, G, C y T. la disposición de estas cuatro bases o
nucleótidos, sirve como receta para que las células se copien y luego se usan
para la formación de proteínas a partir de amino ácidos. Estas proteínas se usan
luego en las funciones celulares —todo, desde el crecimiento del pelo hasta la
transformación de la comida en energía.

. El ADN humano es como un programa de computador, pero mucho,


mucho más avanzado que cualquier software que hayamos creado
jamás” (1996, pp. 227-228).

¿Comete errores el ADN?

El ADN debe reproducirse a sí mismo cada vez que una célula se divide,
entonces es importante que el código sea el mismo en todas las células del
organismo. La exactitud con la que se reproduce es asombrosa, desde el
organismo unicelular más simple hasta las criaturas multicelulares más
complejas.

Echemos un vistazo a los dos extremos del espectro: bacteria E. coli (una
procariota —una célula sin núcleo definido, en donde el ADN está disperso
dentro de la célula) y los seres humanos (clasificados con las eucariotas —
criaturas con células con núcleo definido para guardar su ADN).

“El genoma de la E. coli, que es la molécula de ADN más simple, contiene 4,7 x
106 pares de nucleótidos. La replicación del ADN comienza en una ubicación fija
y única de esta molécula, el origen de replicación, con una velocidad de unos
1000 nucleótidos por segundo, y por lo tanto se termina en no más de cuarenta
minutos. Y gracias a la precisión del proceso (que incluye una función de
“corrección de pruebas”) el trabajo es terminado con aproximadamente solo un
nucleótido incorrecto por cada 109nucleótidos insertados. En otras palabras, en
la mayoría de las veces, el genoma del E. coli (4,7x106) ¡es copiado sin errores!

“El promedio del cromosoma humano contiene 150 x 106 pares de nucleótidos,
que son copiados a razón de 50 pares base por segundo aproximadamente. El
proceso tardaría un mes (en vez de una hora que es lo que realmente tarda),
pero por el hecho de que hay muchos lugares en el cromosoma eucariota donde
la replicación puede comenzar… cuando la replicación está llegando a su fin,
‘burbujas’ del nuevo ADN replicado se reúnen y se fusionan para formar
finalmente dos nuevas moléculas” (G. Tripathi, Cellular and Biochemical
Science [Ciencia bioquímica y celular], p. 353).

¿Esta codificado de manera óptima el ADN?

Veinte aminoácidos diferentes forman las proteínas en el cuerpo humano,


entonces las cuatro bases o las cuatro letras deben codificarse de algún modo
entre sí. Desde el punto de vista de la ingeniería, ¿está codificado de manera
óptima el ADN? El alfabeto está compuesto por cuatro letras y conjuntos de tres
letras forman las palabras o codones.
Según el científico de información y escritor, Werner Gitt, existen cuatro
requerimientos para los códigos más eficientes:

 El código debe utilizar la menor cantidad de material para codificar sin


ambigüedades por lo menos los 20 aminoácidos.
 Mientras va aumentando el número de caracteres en el alfabeto, la
complejidad de la maquinaria de ejecución también aumenta. Esto
requiere de más material y se generan más errores durante la replicación,
transcripción y traducción.
 Debido al sistema de replicación del ADN (en el cual la doble hélice se
desenrolla y se descomprime y cada una de las cadenas simples recibe
letras complementarias), el número de letras del alfabeto debe ser par.
 Con el fin de reducir los errores durante muchos de los procesos de
copiado, es necesario incorporar la redundancia.

¿Cuán eficiente es el ADN para almacenar información?

Ya que el ADN utiliza el mínimo material para el código de los 20 aminoácidos,


desde el punto de vista de almacenamiento de información es muy eficiente. El
Dr. Gitt da los siguientes ejemplos para demostrar esa eficiencia:

 Una partícula de ADN del tamaño de la cabeza de un alfiler contiene la


información de 25 billones de libros de 189 páginas cada uno. Una pila de
estos libros cubriría 920 veces la distancia de la tierra a la luna.
 Si usted quisiera extender un miligramo de una hebra de doble hélice de
material de ADN, alcanzaría para cubrir la distancia entre la tierra y la luna
(Without Excuse [Sin excusa], p. 228).

¡De hecho, la increíble capacidad de almacenamiento del ADN ha hecho que


algunos científicos intenten emplearlo como almacenador de información!
ExtremeTech reportó que: “un bioingeniero y un genetista del Instituto Wyss de
la Universidad de Harvard almacenaron exitosamente 5,5 petabytes de
información —cerca de 700 terabytes— en un solo gramo de ADN”.

Lo que esto implica para la evolución

El Dr. Gitt, ex-profesor de sistemas de información, explica: “El error básico de


todos los puntos de vista evolutivos es el origen de la información en los seres
vivos. Nunca se ha demostrado que un sistema de codificación e información
semántica puedan originarse por sí mismos (a través de la materia)…. Los
teoremas de información predicen que nunca será posible. El origen puramente
material de la vida, de este modo está descartado” (In the Beginning Was
Information [En el principio era la información], 2005, p. 123).

Es literalmente imposible que el ADN, con toda su majestuosa complejidad,


exactitud y necesidad de vida, pueda haber evolucionado. ¡Esto sería como decir
que El Origen de las Especies de Darwin surgió sin un escritor o sin el concepto
preexistente del idioma!
Varios científicos importantes que antes eran defensores de la evolución han
revertido sus puntos de vista basados en los descubrimientos de la información
encontrada en el ADN.

Dean Kenyon, un profesor de biología que repudió su anterior libro sobre


evolución darwiniana, declaró: “Este nuevo campo de la genética molecular es
donde vemos la evidencia más convincente del diseño de la Tierra” (citado por
Lee Strobel en El caso para un Creador, 2004, p. 221).

Uno de las ateos más famosos del mundo, el profesor Antony Flew, admitió que
no podía explicar cómo el ADN había sido creado y desarrollado a través de la
evolución, y llegó a aceptar la necesidad de una fuente de inteligencia que debió
estar involucrada en la elaboración del código del ADN.

“A la edad de 81, después de insistir por décadas que creer es un error, Antony
Flew ha concluido que el universo tuvo que haber sido creado por cierto tipo de
inteligencia o primera causa. Una súper-inteligencia es la única explicación
adecuada para el origen de la vida y la complejidad de la naturaleza, dijo Flew
en una entrevista telefónica desde Inglaterra…

“La investigación del ADN por parte de los biólogos, ‘muestra que debido a la
increíble complejidad de los arreglos que se necesitan para producir la vida, la
inteligencia tuvo que haber estado presente’, dice Flew en el nuevo video ‘¿La
ciencia ha descubierto a Dios’”? (Richard Ostling, “Líder ateo ahora cree en
Dios”, 9 de diciembre de 2004).

¿Qué significa esto?

El descubrimiento del ADN en 1953 muestra como la información en forma de


código era necesaria para la vida. Pero esta información tan compleja no podría
originarse por medio de materia cayendo en su lugar; tiene que venir de un
Creador inteligente.

El proceso de replicación del ADN muestra como esta información es transmitida


con muy poco margen de error usando un código que está diseñado
óptimamente para construir proteínas necesarias para la vida.

Con los avances de la tecnología en la actualidad, podemos ver las partes más
pequeñas de la creación de Dios, lo que nos ofrece una prueba más de “su eterno
poder y deidad” (Romanos 1:20).

¿Está dispuesto a ver la evidencia de Dios en su creación? ¿Va a probarse a sí


mismo que Él existe? Y, si existe, ¿va a buscar obedecerle?

La importancia de este cambio de concepción acerca del origen del hombre es


muy grande: en relación a la cuestión del monogenismo
o poligenismo.
El polifiletismo (varias líneas genealógicas con orígenes distintos) es
necesariamente poligenista (varias parejas). Quienes suponían que el hombre
podía haber surgido en distintos momentos y/o en distintos lugares, se veían
obligados a admitir, evidentemente, un poligenismo. Pero esta opinión ya no es
admisible: se tiene por seguro que el origen del hombre, como de cualquier
especie es monofilético. Ahora bien, dentro del monofiletismo caben dos
hipótesis:
suponer que la nueva especie aparece como consecuencia de la evolución
de una población (poligenismo) o suponer que aparece en la descendencia de
una sola pareja (monogenismo), producida bien por la mutación de la aportación
genética de uno de los individuos o bien directamente por la mutación del óvulo
ya fecundado. Los biólogos neodarwinistas presentan habitualmente una
explicación poligenista para el origen de las especies, y también para el hombre,
puesto que defienden que una población muy numerosa de individuos habría
evolucionado acumulando por selección adaptación un conjunto de
micromutaciones a lo largo de períodos muy largos; postulan por tanto una
variación lenta y más o menos constante de la especie. Con el tiempo, una
especie acabaría siendo sustituida por otra que procedería de ella misma. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que el origen de las especies podría haberse
producido también por grandes mutaciones
(macromutaciones) del tipo de las mutaciones cromosómicas, grandes
translocaciones, poliploidía, etc. De este modo se produciría una nueva especie
en tiempos mucho más cortos. Hasta aquí las distintas hipótesis que hoy se
manejan para explicar la evolución monofilética del hombre. ¿Esta explicación
es suficiente para dar cuenta de la originalidad humana que se expresa en su
conciencia, racionalidad y libertad? Evidentemente la mera investigación
biológica no permite dar una explicación completa del hombre porque no puede
ir más allá de su propio método experimental, que no es capaz de alcanzar todas
las dimensiones del ser humano. La fe cristiana afirma que el hombre aparece
como consecuencia de un acto creador de Dios que, consiste en la conjunción
de un elemento espiritual (alma) con una materia previamente dispuesta. Ese
elemento espiritual fundamenta las peculiaridades del hombre en cuanto a su
conocimiento y libertad. Esta afirmación puede ser apoyada también con razones
filosóficas, que muestran la irreductibilidad del espíritu a la materia, aunque en
el hombre constituya una unidad indisoluble, donde ambos elementos se
corresponden mutua y esencialmente. El poligenismo no parece compatible con
la doctrina católica acerca del pecado original
La fe no nos ilustra sobre el momento en el que Dios creó al hombre, ni tampoco
sobre el modo concreto en que lo hizo. Parece que sólo es posible hablar de una
materia preexistente que es utilizada como base y la infusión del espíritu, que
habría constituido al hombre en cuanto tal. Nada se nos dice sobre las mutuas
relaciones establecidas.

4. Hominización y humanización: una hipótesis Se denomina hominización al


proceso de formación del tipo morfológico del hombre, es decir, a la secuencia
de cambios que conducen a la forma biológica del hombre tal como hoy lo
conocemos. Los biólogos aplican a este proceso las mismas leyes que parecen
regir la aparición de las demás especies animales. A grandes rasgos
estas leyes son las siguientes: diversificación, adaptación y selección. En el reino
animal, cuando aparece una nueva forma, pronto se la encuentra diversificada y
adaptada a diferentes nichos ecológicos. A este fenómeno de diversificación se
llama radiación:
la misma forma evoluciona simultáneamente de distintas maneras en distintos
ambientes, produciéndose formas mejor adaptadas a cada nicho ecológico
(adaptación). De entre las distintas modificaciones prevalecen las que suponen
una mejor adaptación (selección). De esta manera, los genotipos más
adecuados son seleccionados de entre los producidos por acumulación de
mutaciones genéticas aleatorias.
En el caso del hombre, entendemos que sucede algo bien distinto.
En el seno de una forma animal con algunas especializaciones (marcha bípeda,
adaptación al medio terrestre no arborícola), han surgido sólo dos ramas
evolutivas: el Australopithecus con tendencia a una especialización morfológica
y con una capacidad craneal estable, que se extinguió hace un millón de años, y
el género Horno, que se caracteriza por el constante aumento de su capacidad
craneana y por la ausencia de ramas divergentes en su árbol filogenético. Es
decir en el género Horno no se observa esa radiación adaptativa que da lugar a
la aparición de especies distintas. Parece que hay
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EL ORIGEN DEL HOMBRE


una secuencia continua desde el Homo habilis de hace 2,5 millones de años
hasta el Homo sapiens, actual, con una paulatina especializaci6n cerebral.

Este proceso aparece simultáneamente ligado a la fabricación cada vez más


perfeccionada, de herramientas líticas, desde los chopers y burdas hachas de
mano de la cultura oldovaniana, pasando por los instrumentos del Abbevillense
y Achalense, hasta las culturas suprapaleolíticas contemporáneas del H sapiens,
con el uso del fuego (H erectus) y los enterramientos intencionados (H sapies
neanderthalensis). Es decir hay un proceso simultáneo de ascensi6n
morfol6gica y de enriquecimiento cultural. Este paralelismo entre Hominizaci6n
y Humanizaci6n (aparicion de las manifestaciones culturales), puede ser
interpretado de dos maneras: 1) Por medio del emergentismo, según el cual el
hombre es fruto ciego del azar evolutivo y su psicología peculiar ha surgido poco
a poco en su devenir historico, siendo su hominizaci6n (aspecto somático)
simultánea a su humanizaci6n (aspecto psíquico-cultural); 2) Suponiendo que el
hombre fue constituido como ser inteligente en un determinado momento
(creaci6n del hombre) y que el proceso de su transformaci6n morfol6gica está
guiado por esa instancia psíquica que provoca una progresiva adaptaci6n
somática. El primer H ha bilis o el Homo (especie indeterminada) de .hace
3.000.000 de años sería ya humano, con todas las potencialidades propias del
espíritu, aunque todavía no plenamente manifestadas; al modo c6mo en su
desarrollo ontogénico el hombre-feto que contiene virtualmente todo lo que
significa ser hombre se desarrolla en hombre-niño hasta hombre-adulto.
Una hip6tesis alternativa al emergentismo sería entonces que el proceso
paulatino de especializaci6n del hombre -su hominizaci6n-, es posterior a su
humanizaci6n: lo primero es ser hombre, y después su variaci6n morfol6gica,
que se especializa seleccionando los cambios morfol6gicos y funcionales
(aleatorios), que permiten una mejor expresi6n de su ser espiritual. Es el alma
humana quien gobierna pasivamente -utilizando los mismos medios
de la selecci6n natural- el propio destino morfol6gico del hombre hasta llegar a
su plenitud de expresi6n.
Los cambios morfológicos favorables al ejercicio de la racionalidad
que se establecen en una población les proporciona una ventaja adaptativa
frente a los que no los poseen y, por tanto son seleccionados. De esta manera
se podría explicar la acumulación de cambios que son favorables a la expresión
de la racionalidad, dando lugar a una morfología cada vez mejor adaptada a las
necesidades del espíritu.
La mejor adaptación al espíritu supone, al contrario de lo que sucede en el reino
animal, una desespecialización morfológica. El dominio que ejerce el espíritu y
la posibilidad de utilizar instrumentos, independiza al hombre con respecto al
medio: no necesita adaptarse morfológicamente. Los animales se modifican para
adaptarse al medio, pero el hombre adapta el medio a sus necesidades.
Por ello en el hombre no se produce esa radiación adaptativa. El destino
morfológico del hombre está ligado a suracionalidad, y cuando es capaz de
modificar el medio, deja de estar inmerso en la Biología y se escapa a los
procesos de selección natural. La fe cristiana defiende que los primeros hombres
fueron constituidos en un estado peculiar, de justicia original, que afectaba
también a las condiciones materiales de su naturaleza humana.
Aquella primera pareja estaba de alguna manera exenta de algunos
condicionamientos de las leyes físicas y biológicas, ya que, entre otras cosas,
podían no morir. Esas peculiares condiciones probablemente permitieron una
adecuada compenetración del cuerpo primitivo al espíritu. Pero sea cual fuere
esa adecuación se perdió como consecuencia del primer pecado.
Desde entonces el hombre vuelve a quedar plenamente inmerso en la
«biología», de la que poco a poco se va a independizar por medio del cambio
morfológico gradual, seleccionando, a lo largo de más de dos millones de años,
aquellos caracteres que permitirán una mejor expresión de su ser espiritual.

Cuando Dios creó a Adán y Eva, ellos fueron seres humanos totalmente desarrollados,
capaces de comunicarse, socializar, y desarrollarse (Génesis 2:19-25; 3:1-20; 4:1-12).
Es casi entretenido considerar lo lejos que van los científicos evolucionistas para probar
la existencia del hombre prehistórico de las cavernas. Ellos encontraron un diente
deformado en una cueva, y de esto crearon un ser humano deforme, que vivió en una
cueva y que se encorvaba como un mono. No hay manera de que la ciencia pueda
probar la existencia de hombres de las cavernas por un fósil. Los científicos
evolucionistas simplemente tienen una teoría y entonces fuerzan la evidencia para que
encaje en su teoría. Adán y Eva fueron los primeros seres humanos jamás creados y
estaban totalmente formados, eran inteligentes y caminaban erguidos.

La evidencia bíblica

En los versículos 26-27 del primer capítulo de Génesis leemos que, luego de haber
creado las plantas, la vida marina, las aves y el resto de los animales, Dios dijo:
“Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza…Y creó
Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”.

Luego, Génesis 2:7 nos da más detalles acerca de la forma en que Dios creó al
primer hombre, que, a diferencia que cualquier otra criatura, fue creado a imagen
y semejanza de Dios. De ahí en adelante—hasta llegar al capítulo 5—Génesis nos
da un resumen de cómo Dios creó a la primera mujer y cómo la raza humana se
desarrolló a partir de Adán y Eva.

“Eva…era madre de todos los vivientes” (Génesis 3:20); todo ser humano que ha
existido en la tierra es descendiente de Eva. Además, Génesis 5:1-2 nos dice: “El
día en que creó Dios al hombre, a semejanza de Dios lo hizo. Varón y hembra los
creó; y los bendijo, y llamó el nombre de ellos Adán, el día en que fueron creados”.
Y el Nuevo Testamento confirma que Adán fue “el primer hombre” (1 Corintios
15:45).

la Biblia presenta un planteamiento muy distinto, pues afirma que nos originamos de
un solo hombre, Adán. De hecho, habla de este primer hombre como un personaje
histórico, e incluso menciona los nombres de su mujer y de algunos de sus hijos. Nos
da detalles en cuanto a qué hizo, qué dijo, cuándo vivió y cuándo murió. Jesús nunca
consideró este relato como un cuento para gente inculta. Es más, cuando en cierta
ocasión se dirigió a instruidos líderes religiosos, les dijo: “¿No leyeron que el que los
creó desde el principio los hizo macho y hembra [...]?” (Mateo 19:3-5). A continuación,
refiriéndose a Adán y Eva, Jesús citó las palabras de Génesis 2:24.
Lucas, un escritor bíblico e historiador riguroso, presentó a Adán como una persona tan
real como Jesús mismo, pues trazó la genealogía de Cristo retrocediendo hasta aquel
primer hombre (Lucas 3:23-38). Y fíjese en lo que el apóstol Pablo dijo al dirigirse a un
auditorio que contaba con la presencia de filósofos educados en las prestigiosas
escuelas griegas: “El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que hay en él [...] hizo
de un solo hombre toda nación de hombres, para que moren sobre la entera superficie
de la tierra” (Hechos 17:24-26). Está claro que, según la Biblia, todos descendemos de
“un solo hombre”. Entonces, ¿es compatible la evolución con lo que la Biblia enseña
sobre el origen de la humanidad?

Según la Biblia, Jehová creó perfecto al primer hombre. Es imposible para Dios obrar de
otro modo. El relato de la creación dice: “Dios procedió a crear al hombre a su
imagen [...]. Después de eso vio Dios todo lo que había hecho y, ¡mire!, era muy bueno”
(Génesis 1:27, 31). ¿En qué sentido era Adán un hombre perfecto?
Era perfecto porque tenía libertad de decisión y podía imitar a plenitud las cualidades
divinas. La Biblia afirma: “El Dios verdadero hizo a la humanidad recta, pero ellos
mismos han buscado muchos planes” (Eclesiastés 7:29). En efecto, fue Adán quien optó
por rebelarse contra Dios. Como resultado, perdió la perfección y privó de ella a sus
descendientes. Esto explica la frustración que sentimos cuando queremos hacer las
cosas bien y no lo logramos. Es tal como escribió el apóstol Pablo: “Lo que deseo, esto
no lo practico; sino que lo que odio es lo que hago” (Romanos 7:15).
Según la Biblia, un hombre perfecto podría vivir para siempre en perfecta salud. Por lo
que Dios le dijo a Adán, es obvio que este no habría muerto jamás si hubiera sido
obediente (Génesis 2:16, 17; 3:22, 23). Además, Jehová no habría calificado de ‘muy
buena’ la creación del hombre si este hubiera tenido la tendencia a enfermar o a
rebelarse. La pérdida de la perfección explica por qué el cuerpo humano, aunque
maravillosamente diseñado, es vulnerable a deformidades y enfermedades. Por lo
tanto, la evolución es incompatible con la Biblia: mientras que la evolución presenta al
hombre moderno como la versión mejorada de un animal, la Biblia lo presenta como la
versión deteriorada de su antepasado perfecto.
La idea de que Dios se valiera de la evolución para hacer al hombre también es
incompatible con lo que la Biblia dice sobre la personalidad de Dios. Si Dios hubiera
controlado el proceso evolutivo, eso significaría que ha sido él quien ha conducido a la
humanidad a su lamentable estado actual. Sin embargo, la Biblia describe así al
Creador: “La Roca, perfecta es su actividad, porque todos sus caminos son justicia. Dios
de fidelidad, con quien no hay injusticia; justo y recto es él. Ellos han obrado
ruinosamente por su propia cuenta; no son hijos de él; el defecto es de ellos mismos”
(Deuteronomio 32:4, 5). Por lo tanto, el sufrimiento que padece la humanidad no es el
resultado de un proceso evolutivo dirigido por Dios. Más bien, es la consecuencia de
que un hombre se rebelara contra Dios y así perdiera la perfección, con lo que también
privó de ella a sus descendientes. Pues bien, hasta aquí hemos hablado de Adán;
hablemos ahora de Jesús. ¿Es compatible la evolución con lo que la Biblia dice de
Jesucristo?

1.1 El origen de los seres vivos según las religiones


La mayoría de las religiones, de manera más o menos explícita, afirman que el universo
entero (las cosas y los seres vivos) procede de Dios (o de los dioses).
La teología tampoco puede llevar sus reflexiones al punto de aclararnos
enteramente el problema del origen del mundo y del ser humano. Difícilmente hubiera
podido el hombre, por pura razón, alcanzar la primera verdad revelada con que se abre
la
Biblia: "En el principio creó Dios el cielo y la tierra", o que el hombre está hecho "a
imagen y semejanza de Dios". Éstas son verdades reveladas. El problema, pues, del
origen del mundo y del ser humano está también relacionado con la teología. Bien leída
la Biblia, lejos de ser una fuente de ambigüedades y contradicciones, es una nueva y
decisiva luz sobre el problema del origen de la humanidad. En efecto, no hay
contradicción entre lo que nos enseña la ciencia y los contenidos religiosos de la
revelación bíblica.
Por ejemplo, el hinduismo (siglo X a. C.) asegura que todo lo que existe surgió
gracias al dios Brahma. Éste creó el espíritu, la energía, el tiempo y sus divisiones, las
constelaciones y los seres vivos y, por supuesto, al hombre y a la mujer.
Según la religión babilónica (siglo XIX a. C.) el dios Marduk creó el Sol, la vegetación
y la humanidad; los indios hopi de Arizona defendían que una diosa creó un gran
número de aves y animales, y los envió a poblar el mundo; luego, tomando barro de la
tierra, hizo a la primera mujer y después al hombre. Concepciones análogas podemos
encontrar en muchas otras civilizaciones.
Si nos centramos en la tradición judeo-cristiana, observamos que el primer libro
de la Biblia, el Génesis, nos narra la creación del mundo, las plantas, los animales y el
hombre por Dios. Según este libro, Dios creó todas las cosas de la "nada" y luego, a su
imagen y semejanza, a nuestros primeros padres, Adán y Eva, y de esta primera pareja
desciende toda la humanidad.
Ejercicio de interpretación
LA CREACIÓN SEGÚN EL GÉNESIS
Dijo luego Dios: "Hiervan de animales las aguas y vuelen sobre la tierra aves bajo el
firmamento de los cielos". Y así fue, Y creó Dios los grandes monstruos del agua y
todos los animales que bullen en ella, según su especie, y todas las aves aladas, según su
especie. Y vio Dios que era bueno, y los bendijo, diciendo: "Procread y multiplicaos y
henchid las aguas del mar, y multiplíquense sobre la tierra las aves". Y hubo tarde y
mañana, día quinto.
Dijo luego Dios: "Brote la tierra seres animados según su especie, ganados, reptiles y
bestias de la tierra según su especie", Y así fue. Hizo Dios todas las bestias de la tierra
según su especie y todos los reptiles según su especie. Y vio Dios ser bueno.
Dijo entonces Dios: "Hagamos al hombre a nuestra imagen y a nuestra semejanza, para
que domine sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados y sobre
todas las bestias de la tierra y sobre cuantos animales se mueven sobre ella". Y creó
Dios
al hombre a imagen suya, a imagen de Dios los creó y los creó macho y hembra; y los
bendijo Dios, diciéndoles: "Procread y multiplicaos, y henchid la tierra y sometedla y
dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre los ganados y sobre
todo cuanto vive y se mueve sobre la tierra". Dijo también Dios: "Ahí os doy cuantas
hierbas de semilla hay sobre la faz de la tierra toda y cuantos árboles producen fruto de
simiente; para que todos os sirvan de alimento".
La Biblia Génesis 1 (20-29).
Compara el texto con tu credo religioso y tus creencias, para hacer una reflexión sobre
el
tema. Comparte tu reflexión con un compañero y analiza: ¿Qué afirman las religiones
sobre el origen de los seres vivos? Saca tus conclusiones y exprésalas al curso.

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