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Francisca Benavides V.
La cultura se define, según Claude Lévi-Strauss, como la forma de vivir, pensar y sentir de
distintas personas o grupos sociales, abarcando lo consiente y lo inconsciente, de esa forma
se combina la cultura con el individuo, el individuo con la sociedad, etc. Por lo tanto, la
cultura no es solo un modo de vida, sino un sistema de ideas y emociones.
Una perspectiva antropológica debe ser de total importancia para el terapeuta ocupacional,
ya que la comprensión del contexto cultural de los usuarios es la clave para la efectividad
de los programas de intervención, siendo estos grupales o individuales.
La ocupación es entendida como aquella actividad con sentido que el usuario lleva a cabo
diariamente, esta consiste en el simple hecho de “hacer algo”. Se puede resaltar tres
divisiones en el área de hacer: Las actividades de la vida diaria (AVD), es decir, acciones
dirigidas al autocuidado; el ocio, actividades llevadas a cabo por gusto propio; y el trabajo,
que son actividades que proporciona un servicio a otro, el cual puede ser remunerado o no.
Estas actividades no son entendidas por si solas, sino que debe haber un contexto, como de
otras actividades, las cuales funcionan para darle sentido a la totalidad. (Kielhofner. G,
2004) (Álvarez, Gómez, Muñoz, Navarrete, Riveros y Rueda, 2007). Todas estas
actividades conforman la ocupación, las cuales se relacionan entre sí de manera compleja y
hacen que en cada usuario sea única. La expresión ocupación humana nos brinda de forma
implícita que la ocupación es algo innato del ser humano. A pesar de que cada persona tiene
características diferentes todos compartimos una naturaleza ocupacional. Todos somos
seres que llevamos a cabo actividades que tiene como resultado la ocupación. Una persona
que se “ocupa” le da sentido a la actividad, convirtiéndola así en ocupación, a la que se le
agrega un valor personal que es construido a base de experiencias vividas a lo largo de su
existencia y pueden ser de diferentes tipos. La relevancia de estas experiencias junto con lo
que producen en las personas es lo que da sentido a la actividad, por lo que el sentido
cambia dependiendo de la intensidad de lo que hayamos vivido ese hecho en concreto o de
la forma ocupacional que hemos elegido. Al mismo tiempo este sentido va condicionado
por el significado, que esta construido social y culturalmente, de forma que la persona
asuma un rol o función dentro de la sociedad, por lo cual, la persona es participe y forma
parte de la vida social de su comunidad.
Es cierto que todos realizamos actividades de manera similar pero los significados
personales y sociales que le atribuimos a estas actividades son únicos, estando
determinados por la forma en que cada cultura ve al mundo y esta varia de un lugar a otro.
Bibliografía
Águeda, Núñez. P. (2012). Ocupación, cultura y sociedad: el entorno social y cultural como
clave para el éxito de la Terapia Ocupacional. Revista de terapia ocupacional Galicia, 9, 32-
43.