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Relacion Entre El Derecho y La Psicologia - BEJARANO GERKE, G
Relacion Entre El Derecho y La Psicologia - BEJARANO GERKE, G
1. Psicología del Derecho: donde se establece que el derecho está lleno de componentes
psicológicos, y que se hace necesaria la psicología para que el derecho como tal pueda
funcionar adecuadamente, lo cual se observa en el planteamiento de muchos de los
artículos penales como lo es el caso de los criterios para la “inimputabilidad”.
2. Psicología en el Derecho: donde se toma la misma idea, misma que estudia las
normas jurídicas como estímulos verbales, que tratan de retraer determinadas
conductas, por lo que la aplicación y formulación de conductas requiere del aporte de la
Psicología, para lograr una eficacia jurídica por los sujetos que intervienen en el
cumplimiento de esas normas.
3. Psicología para el Derecho: en la que la psicología actúa como auxiliar del Derecho
cuando necesita información sobre sus fines, sus estrategias o para interpretar hechos
relativos a casos específicos.
Es este tercer punto el que merece un comentario adicional al plantear a la psicología
como “auxiliar”, así como las otras ciencias tales como la Medicina y otras, son
consideradas también como “auxiliares”. Se debería considerar a toda ciencia que aporta
en el Derecho como un medio necesario para llegar a la obtención de la verdad histórica
de los hechos a través de pruebas de diversa índole, sin situar a estas ciencias en un
estado de supeditación opcional como lo sugiere el término “auxiliar”. Es posible que
este análisis sea un tanto minucioso en este momento, pero se debe considerar lo que
implica la palabra “auxiliar”. En el caso de un automóvil, la llanta “auxiliar” es sólo usada
en casos donde alguna de las otras está sin aire, incluso es posible no hacer uso de ella
solicitando una grúa o llevando por otro medio la llanta dañada a reparar sin mover el
auto. El propósito de esta comparación práctica no significa un afán de plantear una
innecesaria lucha de poderes, pero sí de entender que una prueba proveniente de
cualquiera de las especialidades, puede ser aquello que condene o libere a un imputado,
por lo tanto es un eje indispensable de cualquier proceso, por lo que no es sólo una
opción, sino una obligación del Derecho trabajar lado a lado con las otras ciencias. El
avance de estas ciencias ha sido de mucho progreso en el terreno dentro de la aplicación
en Justicia, de manera que un trabajo conjunto en pos de la verdad justifica una labor
coordinada y multidisciplinaria, pues todas estas ciencias están buscando un mismo
objetivo: la verdad histórica de los hechos que va a generar Justicia. Es más, el hecho
de considerar “auxiliar” a las ciencias o técnicas que aportan al Derecho puede ser un
riesgo, al optar por esa opción sólo en caso de emergencia. No en vano ha planteado la
Dra. A. Tapias que “La Psicología remplazará la venda que cubre los ojos a la Justicia”.
Lo mismo se podría aplicar a las demás ciencias.
El hecho de haber planteado que tanto la psicología como el derecho tienen en común el
“objeto de intervención”, que no es otro que la “conducta de la persona”, se quiere
mostrar no sólo lo común que tienen ambos campos, sino la necesidad de un trabajo
coordinado entre ambos. La Psicología Aplicada a los Tribunales o Psicología Forense se
refiere a aquellas actividades que el Psicólogo puede realizar en el foro. De este modo se
entiende como la “ciencia que enseña la aplicación de todas las ramas y saberes de la
Psicología ante las preguntas de la Justicia, y coopera en todo momento con la
Administración de Justicia, actuando en el foro (tribunal), mejorando el ejercicio del
Derecho” (Urra, 1993). Al incluir ambas ciencias a la persona humana como individuo en
su unicidad y además como ser responsable de sus actos, conductas y su capacidad para
manejarlos, es que la inclusión de la Psicología se hace de gran utilidad a la hora de
analizar el por qué de la conducta delictiva de una persona. Es en este sentido que la
Psicología se convierte en un medio probatorio, cuyo trabajo aporta en proporcionar un
elemento pertinente y conducente para la resolución de los procesos que así lo
requieran.
Se podría definir en una primera instancia la Psicología Jurídica como: “la aplicación de
la ciencia y profesión de la psicología a las cuestiones y temas legales” y de este
planteamiento es posible establecer las diferentes instancias y áreas de aplicación.
Como bien se sabe, el Derecho es una ciencia de una trayectoria de muchísimos siglos,
sin embargo la inclusión de otras ciencias no se vio necesaria sino a través del desarrollo
de la humanidad. De este modo a fines de la Edad Media, al estar saliendo del
feudalismo, fue generándose la necesidad de confiar en pruebas concretas y específica
para la comprobación de ciertos hechos, provenientes de más de una fuente. De este
modo, dentro del campo penal se firmó la “Carta Magna” en Inglaterra, misma que
otorga derechos a los señores feudales en un mismo plano que al rey, con lo que el
monopolio de la prueba se rompió. Más adelante se firmó en Francia la “Declaración de
Derechos del Hombre y del Ciudadano” en 1789, donde se le atribuye al hombre el
“centro de la escena histórica y una vital importancia a su actuar” (Lin Ching, 2002),
marcando así el interés por el rol de la personalidad del delincuente en el momento del
hecho.
Lin Ching, Céspedes (2002) plantea una serie de hechos históricos que han marcado el
desarrollo de la Psicología en el campo jurídico:
Para el año 1937, el Juez Wigmore, en Estados Unidos, comunica que “el proceso judicial
debe estar dispuesto a tomar cualquier prueba psicológica en cuenta, siempre que ésta
sea fiable”, razón por la que la labor pericial psicológica fue presentándose en estrados,
pero que fue siendo cuestionada hasta que en 1959, Blau publicara “La Psicología Clínica
y la profesión legal” remarcando la necesidad que tenía un psicólogo en acceder a una
formación adecuada para ejercer en el terreno legal.
Para los años sesentas hubo un hecho histórico que marcó en forma definitiva el
planteamiento serio de la intervención psicológica en el Derecho: el caso Jenkins en
Estados Unidos (1962), donde en principio se rechazó un informe pericial de
esquizofrenia sobre el imputado causándole en un principio su condena, lo que fue
protestado por la “Asociación Americana de Psiquiatría” a tal punto que se tuvo que
aceptar la pericia como prueba, provocando el cambio del fallo judicial y marcando así el
comienzo de la aceptación formal de una pericia psicológica como un medio probatorio
de forma contundente. Para este caso se apeló al Recurso de Casación como figura
jurídica, misma que permitió se revise el fallo a través de la pericia psicológica que se
comprobó como acertada y válida.
España es un país que le ha dado a la Psicología Jurídica la fortaleza de la que hoy goza,
pues empezó a estructurar y a profundizar los avances hechos hasta entonces. En 1975
se inauguró el “Instituto de Sociología y Psicología Jurídica” en Barcelona. A partir de
ello la “Asociación Americana de Psiquiatría” (APA) organizó en 1976 un simposio sobre
el papel del psicólogo forense, lo que sirvió como impulso para la creación de varias
investigaciones y textos relacionados con el tema. También en España se ha visto a un
país promotor clave dentro de la Psicología Jurídica a través de Emilio Mirá y López con
su libro publicado en 1932 “Manual de Psicología Jurídica”, considerado hoy en día como
un clásico del área. Pese a su temprana aparición, este texto ya incluye muchas de las
áreas que hoy siguen siendo relevantes para la aplicación de la Psicología en el Derecho
en muchos campos. Así se ve desde metodología de investigación, el rol de la
personalidad, discusión sobre los fenómenos de la percepción, memoria, atención, etc.,
así como teorías del origen del delito desde el ángulo psicológico y otros temas
relevantes.
Aunque hoy en día ya se vea al Psicólogo en las salas de Justicia, el anterior resumen
destaca que ello no fue siempre de ese modo, habiendo asumido la Psicología sus
funciones de manera paulatina. De esa manera se observa en forma resumida que
recién en el siglo XX se han podido apreciar muestras claras de la intervención
psicológica en el Derecho a través del aporte para determinar la credibilidad de los
testimonios, especialmente de niños a través de Stern, Binet y Münsterberg como
personajes clave, aunque su intervención haya sido muy discutida. Más adelante se vio
que la Psicología podía aportar eficazmente en la selección de los jurados, tiempo en el
que muchos autores publicaban distintos artículos relacionando ambas ciencias.
Fue tanta la influencia y el aporte que fue generando la Psicología que incluso fue
participando en el propia cambio de la normativa legal, dada su capacidad de
comprensión de los problemas sociales redimensionando el análisis del fenómeno
criminológico en el Derecho, así como reinterpretando normas e intentando adaptarlas a
las necesidades del hombre en el movimiento legal.
La Psicología incluso fue abriéndose paso en el sentido punitivo que se le daría a los
inculpados. Ello no solo dentro del marco de un sistema garantista de los derechos
humanos y de las respectivas Constituciones en los distintos países, sino dentro de la
cantidad en tiempo para ello e incluso en la incorporación de alternativas
resocializadoras en especial para los delincuentes juveniles.
Para este cambio la Sociología aporta ya desde entonces en gran medida a través de
proporcionar el entendimiento que los delitos así como los delincuentes son también el
fruto de un problema social y no sólo de la conducta desadaptada del actor. Este
planteamiento obligó a la sociedad a asumir su responsabilidad y no sólo a provocar el
alejamiento del delincuente a través del encierro, sino de mover a distintas instancias a
trabajar el tema en vez de negarlo y generar estudios y campañas de prevención.
De todos modos resulta interesante hacer una revisión del tipo de intervención posible
en cada una de las materias legales para incluso cuestionarse la aplicabilidad del tema
específico al sistema vigente, así como para motivar a la realización de cambios a través
de proyectos de ley que vayan a sugerir la implementación de nuevas normativas. De
ese modo se tratará de mostrar la mayor cantidad de aplicaciones conocidas en la
actualidad, mismas que pueden ser tratadas también por la Psiquiatría Forense (en base
a Núñez de Arco, 2001):
Valoración del grado de conciencia y libertad con las que se ha ejecutado los hechos.
Valoración del grado de discernimiento entre el bien y el mal.
En materia Civil la pericia psicológica gira alrededor de otro tipo de capacidades de las
personas involucradas:
En materia Familiar la labor del psicólogo tiene ya una larga trayectoria, pero la
experiencia va marcando que las funciones que desempeña se van afinando y que los
Jueces y abogados van solicitando cada vez más la intervención profesional psicológica.
La implicancia social al estar involucrados niños, como el futuro de la sociedad, así como
adultos que afectados tampoco poseen una calidad de vida emocional y efectiva útil, va
llevando a buscar nuevos tipos de intervención coordinada entre las áreas legal,
psicológica y de trabajo social, para reducir las consecuencias de un divorcio o para
optimizar los procesos de adopción. De este modo la labor del psicólogo jurídico no
queda sólo en la labor forense (pericial), sino que abarca con mucha fuerza el rol de
mediador en las litis familiares. La intervención se realiza a través de:
En Juzgados del Menor: valoración del posible maltrato físico y/o psicológico.
Orientación durante todo el proceso de divorcio desde su inicio para minimizar las
posibles consecuencias negativas de un proceso contencioso.
En el campo de la Policía la Psicología Forense puede ofrecer otro aporte válido en los
siguientes campos:
Es menester incluir en esta revisión sobre la relación entre la Psicología y el Derecho, los
temas en los que la Psicología comparte conceptos y funciones de forma relevante. Ellos
son los siguientes:
Victimología: es un área que implica ver también el “otro lado de la moneda” incluyendo
distintos tópicos de la víctima: víctima dentro del rol de la diada agresor-víctima, así
como la atención que se le debe dar institucionalmente a ésta por haber sufrido una
ofensa o daño. De este modo la función del psicólogo se torna variada, pues puede ser
de atención en intervención de crisis y contención primaria, evaluación, seguimiento,
estudio, planificación y prevención en grupos de riesgo, etc.
Psicología del testimonio: dado que el Psicólogo trabaja a través de la información que
pueda obtener de las personas, las habilidades y recursos para acceder a esa
información a través de diversos medios son elevadas, de modo que la Psicología va
planteando una serie de metodologías para llegar a los recuerdos o información de las
personas relacionadas a un proceso sea como imputado, testigo o víctima. La
credibilidad de un testimonio ha preocupado al Derecho siempre y la Psicología muestra
lo fácil que puede ser mentir, las diferencias en los recuerdos de las personas, la
subjetividad del recuerdo, los posibles cambios involuntarios en el recuerdo, etc.
Mediación: la labor psicológica de mediación abarca más allá de la materia familiar, pues
ésta resulta de utilidad en materia civil, comercial e incluso penal para algunos delitos.
La mediación favorece mucho al sistema al descongestionarlo, pues son las propias
partes en conflicto las que solucionan sus problemas a través de un mediador, lo que
plantea una solución extrajudicial lícita con la satisfacción de ambas partes.
Dentro de los puntos expuestos es conveniente preguntarse si el Derecho, aún con todos
los diferentes aportes que recibe de otras ciencias, cubre las necesidades del hombre de
hoy en día. Si bien se tienen leyes, normas, etc. que tienen su similitud en distintos
territorios del mundo, el resultado que vemos hoy en día no refleja la intención que
motivó a crear esta normativa jurídica. Prueba de ello es que pese a las diversas
reformas, las cárceles siguen aumentando su población a veces en relación mayor al
incremento de la población, lo que incluye un incremento aún mayor de la delincuencia.
Este cuestionamiento es posible de llevarlo incluso a la calificación penal que se da en
cada caso, pues suele suceder que el tipo de características enunciadas no cubren la
totalidad de la conducta humana, por lo que muchas veces se debe cuasi forzar la
interpretación de los hechos para que encaje en este u otro tipo penal, sin tomar en
verdadera cuenta que cada persona es única y que su conducta responde a un
sinnúmero de variables imposibles de cubrir por la clasificación planteada en los códigos.
Del mismo modo, esta vez a través de un ejemplo en terreno familiar, es posible que el
fin no justifique los medios, cuando se observa muchas veces que por hacer cumplir
ciertas medidas, se está atropellando la estabilidad emocional de los menores, como por
ejemplo a través de prolongar visitas con el padre no custodio en centros policiales o
bajo la supervisión de alguno de éstos, desestabilizando así aún más la posiblemente
endeble relación de este padre con su hijo mientras se decide la custodia y las medidas
definitivas de visita. O también cuando se actúa muchas veces resarciendo sólo el daño
material olvidando lo relevante del daño psíquico.
BIBLIOGRAFÍA:
Urra Portillo, Javier y Vásquez M., Blanca: Manual de Psicología Forense. Edit. Siglo XXI.
México, España, 1993.
Núñez de Arco, Jorge: El informe Pericial en Psiquiatría Forense. Editado por la UMSA.
Edit. Maya, Bolivia, 2001.