• — Yo conocí a Jehová desde niño. Y desde niño he tenido
que luchar para mantener una buena conducta delante de Jehová. No es fácil para mí, el mantener la calma, mantener la tranquilidad. • Una situación que me pasó al llegar al país, un hermano no me trató así con tanta amabilidad ni me recibió con mucha hospitalidad y eso me hizo sentir así… rencor hacia el hermano. Finalmente un día que él me habló y yo no le contesté de manera tan amable, mi esposa me tuvo que ayudar, me dijo: “Mira, es que el hermano pues es imperfecto, igual que tú, y no está bien que sientas eso por él”. En ese momento me sentí muy mal, ¡muy mal con Jehová! • La disciplina pues, nunca es motivo de gozo, especialmente cuando a uno lo tienen que rectificar… algo que uno no hizo bien. Cuando recibo una carta corrigiéndome desde la sucursal, quizás en el momento tal vez no me sentí muy cómodo, pero el ponerme a pensar que, comportarme de acuerdo con la sabiduría de Jehová, eso va a traerme bendiciones. • Me ayudó por supuesto la oración a Jehová, los principios bíblicos y confiar en que Él va a dar la dirección. Como el Salmo dice ¿verdad?, que Jehová reconoce que somos polvo. He sentido como que Jehová me dijera: “Hijo, pues te equivocas muy seguido y… pero te quiero, sé que puedes servirme, sé que puedes salir adelante”. • No es imposible, porque Jehová ha ayudado a todos sus siervos, todos. Desde Abel hasta nuestra fecha, hasta nuestros tiempos, todos los que le hemos servido somos personas imperfectas.