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primaria (área de Broca). Una vez dada la orden, el sonido emitido por las cuerdas vocales tras la
exhalación del aire se caracteriza por la intensidad, el timbre y la altura. Boca y faringe actúan de
cajas de resonancia y permiten la formación de los fonemas. Esto sería lo que formaría lo que
conocemos por lenguaje expresivo, es decir la producción del lenguaje o el habla. La conducta de
expresión oral es constantemente reajustada en función de informaciones auditivas. (Rondal y
Sheron, 1991; Staloff, 1993; Love y Webb, 1194) p. 4
Es en este último en el que nos vamos a enfocar para explicar su desarrollo y la forma como
podemos estimularlo. El lenguaje expresivo es parte de un complejo sistema comunicativo que se
desarrolla entre los humanos, proceso que comienza desde las primeras semanas de un bebé
recién nacido, donde se da el desarrollo lingüístico de las diferentes capacidades comunicativas
como son la intencionalidad, la intersubjetividad, lo que permite trasmitir y compartir un estado
mental. Puyuelo (1998), nos dice que la adquisición del lenguaje expresivo por parte del niño surge
a partir de la comprensión de intercambios previos, por lo tanto se adquiere a través del uso
activo en contextos de interacción. Lo que nos indica, que el aprendizaje del lenguaje expresivo en
el niño no se produce de forma aislada, sino que existe una relación entre el contenido, la forma y
el uso del lenguaje (Puyuelo y Rondal, 2003).
Al nacer podemos empezar a usar no sólo la vía auditiva, sino también la visual como un
complemento significativo, es decir, para brindarle información concreta o gráfica acerca de lo que
le estamos diciendo. De esta forma el niño podrá relacionar las palabras con los objetos, por
ejemplo, mostrarle el biberón o un dibujo del mismo mientras lo nombramos. Cuando trabajamos
el lenguaje comprensivo estamos incrementando el bagaje léxico (vocabulario) del niño, por ese
motivo las primeras palabras que se le enseñen al niño deben estar relacionadas con elementos de
su entorno, que sean familiares para él (miembros de la familia, útiles de aseo, utensilios de
comida, prendas de vestir, juguetes, etc.) Todo debe darse en forma progresiva.
En este proceso de desarrollo del lenguaje comprensivo el niño no sólo adquiere nuevas palabras
sino que también aprende a estructurar el lenguaje a partir de los modelos que las personas que
se encuentran a su alrededor le brinden, de aquí la importancia de hablar correctamente para que
el niño copie un modelo adecuado, evitar diminutivos y uso de onomatopeyas o jergas. Para
estimular el lenguaje comprensivo se puede contar con recursos como tarjetas, títeres, elementos
de la casa, muñecos, entre otros. Organizar visitas al supermercado, a la granja u otros lugares
donde pueda observar elementos de una misma categoría que sean de gran ayuda, de 22 igual
manera propiciar situaciones que involucren sobre todo el uso de material concreto que pueda
manipular. Recursos como canciones, cuentos, poesías y rimas serán muy enriquecedores tanto
para el incremento del vocabulario como para la estructuración de frases. Es importante que el
niño descubra que el uso del lenguaje es muy variado a pesar de hacer uso de los mismos
elementos: artículos, pronombres, sustantivos, verbos, adjetivos y conjunciones. Poco a poco irán
descubriendo el uso correcto del género, número y tiempo. De tal manera que las oraciones irán
tomando una forma más ordenada y coherente, en la que los artículos, pronombres, verbos y
sustantivos se conjugarán adecuadamente. El lenguaje comprensivo es la capacidad de captar y
comprender la señal hablada.
Acosta (1996), nos dice que el lenguaje comprensivo está vinculado al reconocimiento de
palabras, locuciones, frases y la evocación de los objetos, actos y relaciones que representan. Es la
habilidad para discernir lo que se dice, entender órdenes, ideas, pensamientos, etc.
Investigaciones afirman que el cerebro evoluciona de manera sorprendente en los primeros años
de vida y es el momento en el que hace más eficaz el aprendizaje, esto porque el cerebro tiene
mayor plasticidad, es decir que se establecen conexiones entre neuronas con mayor facilidad y
eficacia, este proceso se presenta aproximadamente hasta los seis años de edad, a partir de
entonces, algunos circuitos neuronales se atrofian y otros se regeneran, por ello el objetivo de la
estimulación temprana es conseguir el mayor número de conexiones neuronales haciendo que
éstos circuitos se regenere y sigan funcionando. Para desarrollar la inteligencia, el cerebro necesita
de información. Los bebés reciben información de diversos estímulos a través de los sentidos, lo
hacen día y noche; si estos estímulos son escasos o de pobre calidad, el cerebro tardará en
desarrollar sus capacidades o lo 23 hará de manera inadecuada, por el contrario al recibir una
estimulación oportuna el infante podrá adquirir niveles cerebrales superiores y lograr un óptimo
desarrollo intelectual. Así por ejemplo, al escuchar la voz de su madre, percibir el olor del biberón
o recibir una caricia: se produce una catarata eléctrica que recorre su cerebro, para despertar
conexiones neuronales aún dormidas. Pag. 18
Rol de los padres: Los padres por ser el origen y la fuente de la vida para los hijos, generan una
influencia decisiva y única. Por otra parte, por ser los padres los actores principales (escultores,
formadores, moldeadores) en el proceso de educación y formación de los hijos, influencian en
forma poderosa el tipo de mapa, aprendizaje y personalidad que instalan los hijos.
Esta acción es definitoria en los siete primeros años de vida de los hijos, por dos razones:
Los niños son, en sus etapas más tempranas de la vida, pura necesidad. Su orientación primaria es
impulsada por sus necesidades más básicas como la necesidad de seguridad. Si papá o mamá
imponen una interacción tóxica, castrante y negativa, el niño “se adaptará” a los dictámenes y
estilos de papá y mamá, y sacrificará sus necesidades y vivencias más personales, para alienarse a
mamá y papá, y así no perder la seguridad que estos representan, así eso represente negar sus
propias necesidades.
En los siete primeros años de la vida de un ser humano se forjan los rasgos más básicos y
fundamentales el carácter y la personalidad del individuo.
Los padres educan a través de la instrucción, el modelaje, los contactos realizados, los vínculos
construidos y los contextos organizados. En estas funciones papá y mamá son indispensables. La
familia extendida, la iglesia y la escuela son colaboradoras. Estas instituciones pueden hacer su
mejor esfuerzo, pero nunca lo harán con las consideraciones de papá y mamá (amor, entrega,
devoción, compromiso y responsabilidad).
El rol de educar a los hijos es indeclinable, intransferible e indelegable. No se puede dar en
outsorcing; le queda grande a la doméstica, a parientes cercanos, a vecinos, al estado, a los
medios de comunicación y a los maestros.
La educación que los padres necesitan impartir a los hijos, no es una educación académica
(aunque no queda excluida del rol), sino una educación para la vida y el desempeño exitoso.
Educar es más que impartir contenidos académicos; educar es formar competencias para la vida.
Formar es, como lo expresa Manuel Barroso:”Sacar de la interioridad orgánica y emocional del
hijo, la persona que está contenida”.
Para esa misión sólo el contexto del hogar es efectivo, porque sólo éste es capaz de proveer los
vínculos, las relaciones, los modelos y los contextos necesarios para el desarrollo y crecimiento
familiar, emocional y espiritual de los hijos. Las competencias para la vida se aprenden en ese
laboratorio que se llama familia.
Area de Wernicke:
Según Castaño (2033): El área de Wernicke es un procesador de los sonidos del habla que recluta
el input auditivo para que se cartografíen como palabras y se utilicen, subsecuentemente, para
evocar conceptos. No es un seleccionador de palabras, pero es parte del sistema necesario para
implementar sus sonidos constitutivos en la forma de representaciones internas auditivas y
cenestésicas que dan apoyo a las vocalizaciones emergentes. Su función es la descodificación
fonémica y no la interpretación semántica, pero su lesión –al afectar a la descodificación de los
fonemas constitutivos de las palabras– aborta el ingreso de las mismas al pool semántico. Pag. 38
Vocabulario: