Está en la página 1de 2

La resistencia bacteriana, es un fenómeno con una expansión inquietante en buena medida

por el uso inadecuado de los antibióticos, podría causar 2,4 millones de muertes en los
países de la OCDE hasta 2050 y costar 3.500 millones de dólares anuales a sus economías.
En Colombia esa resistencia se ha incrementado.

Este es el diagnóstico de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico


(OCDE), que en un estudio lanza una misión de alerta y presenta medidas para paralizar
que todo eso suceda con un costo muy bajo pero que implica un cambio profundo de
prácticas médicas e higiénicas.

Los antimicrobianos será un problema cada vez más grave, con elevadas tasas de
mortalidad por esa causa en particular en algunos países del sur de Europa como Italia
(18,17 fallecimientos anuales por 100.000 habitantes), Grecia (14,79), Portugal (11,34) y
Francia (8,61), pero también en Estados Unidos (8,98).

Sin embargo, más preocupante ha sido y se augura el avance en países de ingresos medios y
bajos. En Argentina, Brasil y Colombia se ha superado el 30 % en 2018 cuando la tasa en
promedio es del 17%, lo que quiere decir que tenemos un 13% más de infecciones causadas
por bacterias resistentes.

En el conjunto de la organización, casi una de cada cinco infecciones es consecuencia


de las bacterias resistentes a los antibióticos, algo que los autores del trabajo culpan a
"medio siglo de prescripción excesiva de estos fármacos", entre estos las penicilinas.

Pero esta dinámica se podría atajar dedicando sólo unos dos dólares por persona para una
táctica en cinco frentes: el primero, la mejora de la higiene en los centros sanitarios,
clínicas y hospitales entre otras cosas fomentando el lavado de manos.

Los otros cuatro son promover un uso más racional de los antibióticos para poner fin a
décadas de prescripción excesiva; utilizar pruebas de diagnóstico rápido para determinar si
una infección es bacteriana o vírica; la llamada prescripción diferida, y campañas de
sensibilización pública.
Gracias a eso se podrían evitar millones de muertes, es decir dos tercios de las motivadas
por esta resistencia, y disminuir en alrededor del 40 % la carga sanitaria por
complicaciones.

En términos estrictamente financieros, la inversión en estas medidas se podría amortizar en


un solo año y en adelante generaría un ahorro de aproximadamente 1,5 dólares por cada
dólar invertido porque la prescripción diferida de antibióticos o lavarse las manos es
rentable inmediatamente.

En definitiva, el ahorro anual en la sanidad de la OCDE sería de 4.800 millones de dólares,


superior incluso a los posibles gastos por la resistencia bacteriana, porque esas medidas
tienen un impacto positivo también sobre otro tipo de enfermedades.

También podría gustarte