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PASCUA JUDIA Y CRISTIANA

Hay una continuidad histórica y religiosa entre La Pascua judía y la


cristiana ya que Cristo murió el primer día de la fiesta judía de la Pascua, que
celebra la liberación por mano de Dios del pueblo judío de la esclavitud de
Egipto.
Tiene además un profundo simbolismo ya que la muerte de Jesucristo
cumple la Antigua Ley, sobre todo en lo referente al cordero pascual que los
judíos comen la noche víspera del 14 de Nisan. Cristo, es inmolado el
mismo día de la pascua judía, en que se inmolaban los corderos en el
templo. Jesús es el Cordero Pascual que nos libera del pecado. Por eso
nuestra pascua, como la judía recuerda el paso de Israel por el Mar Rojo, el
cordero pascual, la columna de fuego que guiaba a Israel, etc. Pero ahora con
un significado más completo.

LA FECHA DE LA PASCUA
Muchos se preguntan ¿por qué la pascua cambia de fecha cada año?. La razón es la conexión entre la pascua judía y
la cristiana y la diferencia entre el calendario judío y el nuestro.
Los judíos comen el cordero pascual la víspera del 15 de Nisan (el primer mes del calendario judío). Jesús celebró la
pascua (la última cena) según la costumbre judía, o sea, el 14 de Nisan, murió en la cruz el 15 de Nisan y resucitó el
domingo siguiente, que ese año fue el 17 de Nisan.
Pero es muy difícil pasar una fiesta antigua del calendario judío (lunar) al nuestro (solar). El calendario judío es lunar
(tiene 354 días y se basa en las fases de la luna) mientras que el nuestro es solar. Cada cuatro años los judíos
intercalan un mes a su calendario, no según un método definido sino arbitrariamente por orden del Sanedrín. Esto dio
lugar a numerosas controversias sobre la fecha para la celebración de la pascua. Los judíos cristianos continuaron
usando el calendario judío para la pascua: El viernes santo lo celebraban el 15 de Nisan y la pascua de resurrección el
17 de Nisan (fuese o no domingo). En el resto del imperio, sin embargo, se tomó en consideración que Jesús
históricamente resucitó el domingo y todos los domingos se celebra a la fiesta de la Resurrección. Por eso se optó por
celebrar La Pascua el primer domingo después de la primera luna llena después del equinoccio de primavera. La
Iglesia Romana se basa en la autoridad de San Pedro y San Pablo. Pero no todos los cristianos celebraban el mismo
día la pascua. Por otra parte, ya desde el siglo III se consideraba que, según el calendario romano, Jesús murió el 25
de Marzo y resucitó el 27 (Computus Pseudocyprianus, ed. Lersch, Chronologie, II, 61). Algunos obispos celebraban
esas fechas fijas. El Primer Concilio de Nicea (325) decretó que la práctica romana debe observarse en toda la
Iglesia. Los ortodoxos celebran la pascua otra fecha porque siguen el calendario Juliano (ortodoxo ruso). La fecha de
la fiesta de Pascua católica fluctúa entre el 22 de Marzo y el 25 Abril. En referencia a ella se calculan las otras fiestas
movibles del calendario litúrgico.

Tiempo de Pascua: ¡Aleluya! ¡Resucitó!


Siendo la fiesta más importante de la liturgia, la pascua se celebra por 50 días, desde el domingo de
Pascua hasta Pentecostés. Según la liturgia actual, la cuaresma termina en la tarde del Jueves Santo
con la liturgia de la Cena del Señor que da comienzo al Triduo Pascual. El Viernes Santo se hace el
"ayuno pascual" que se continúa el sábado santo, preparatorio a la gran celebración pascual. El triduo
culmina en la Vigilia Pascual del sábado por la tarde. Los primeros ocho días de la pascua constituyen la
octava y se celebran como solemnidades del Señor.
El agua bendecida en la Vigilia pascual se usa para los bautismos en toda la temporada de pascua.
En el día 40 de la pascua se celebra la ascensión del Señor y los 9 días de la ascensión a Pentecostés (la
novena original) son días de intensa preparación para la venida del Espíritu Santo.
El tiempo pascual comprende cincuenta días (en griego = "pentecostés", vividos y celebrados como un
solo día: "los cincuenta días que median entre el domingo de la Resurrección hasta el domingo de
Pentecostés se han de celebrar con alegría y júbilo, como si se tratara de un solo y único día festivo,
como un gran domingo".

¿Qué es la Pascua?

El tiempo pascual es el más fuerte de todo el año, que se inaugura en la Vigilia Pascual y se celebra
durante siete semanas hasta Pentecostés. Es la Pascua (paso) de Cristo, del Señor, que ha pasado de la
muerte a la vida, a su existencia definitiva y gloriosa. Es la pascua también de la Iglesia, su Cuerpo, que
es introducida en la Vida Nueva de su Señor por medio del Espíritu que Cristo le dio el día del primer
Pentecostés. El origen de esta cincuentena se remonta a los orígenes del Año litúrgico.
Los judíos tenían ya la "fiesta de las semanas" (ver Dt 16,9-10), fiesta inicialmente agrícola y luego
conmemorativa de la Alianza en el Sinaí, a los cincuenta días de la Pascua. Los cristianos organizaron
muy pronto siete semanas, pero para prolongar la alegría de la Resurrección y para celebrarla al final
de los cincuenta días la fiesta de Pentecostés: el don del Espíritu Santo. Ya en el siglo II tenemos el
testimonio de Tertuliano que habla de que en este espacio no se ayuna, sino que se vive una
prolongada alegría.
La liturgia insiste mucho en el carácter unitario de estas siete semanas. La primera semana es la "octava
de Pascua', en la que ya por tradición los bautizados en la Vigilia Pascual, eran introducidos a una más
profunda sintonía con el Misterio de Cristo que la liturgia celebra. La "octava de Pascua" termina con el
domingo de la octava, llamado "in albis", porque ese día los recién bautizados deponían en otros
tiempos los vestidos blancos recibidos el día de su Bautismo.
Dentro de la Cincuentena se celebra la Ascensi6n del Señor, ahora no necesariamente a los cuarenta
días de la Pascua, sino el domingo séptimo de Pascua, porque la preocupación no es tanto cronológica
sino teológica, y la Ascensión pertenece sencillamente al misterio de la Pascua del Señor. Y concluye todo
con la donación del Espíritu en Pentecostés.
La unidad de la Cincuentena queda también subrayada por la presencia del Cirio Pascual encendido en
todas las celebraciones, hasta el domingo de Pentecostés. Los varios domingos no se llaman, como antes,
por ejemplo, "domingo III después de Pascua", sino "domingo III de Pascua". Las celebraciones litúrgicas
de esa Cincuentena expresan y nos ayudan a vivir el misterio pascual comunicado a los discípulos del
Señor Jesús.
Las lecturas de la Palabra de Dios de los ocho domingos de este Tiempo en la Santa Misa están
organizadas con esa intención. La primera lectura es siempre de los Hechos de los Apóstoles, la historia
de la primitiva Iglesia, que en medio de sus debilidades, vivió y difundió la Pascua del Señor Jesús. La
segunda lectura cambia según los tres ciclos: la primera carta de San Pedro, la primera carta de San
Juan y el libro del Apocalipsis.

El Cirio Pascual
Es el símbolo más destacado del Tiempo Pascual. La palabra "cirio" viene del latín "cereus", de
cera. El producto de las abejas. El cirio más importante es el que se enciende en la vigilia
Pascual como símbolo de cristo – Luz, y que se sitúa sobre una elegante columna o candelabro
adornado.
El Cirio Pascual es ya desde los primeros siglos uno de los símbolos más expresivos de la Vigilia.
En medio de la oscuridad (toda la celebración se hace de noche y empieza con las luces
apagadas), de una hoguera previamente preparada se enciende el Cirio, que tiene una
inscripción en forma de cruz, acompañada de la fecha del año y de las letras Alfa y Omega, la
primera y la última del alfabeto griego, para indicar que la Pascua del Señor Jesús, principio y fin
del tiempo y de la eternidad, nos alcanza con fuerza nueva en el año concreto que vivimos. Al
Cirio Pascual se le incrusta en la cera cinco granos de incienso, simbolizando las cinco llagas
santas u gloriosas del Señor en la Cruz.
En la procesión de entrada de la Vigilia se canta por tres veces la aclamación al Cristo: "Luz de
cristo. Demos gracias a Dios", mientras progresivamente se van encendiendo los cirios de los
presentes y las luces de la iglesia. Luego se coloca el cirio en la columna o candelabro que va a
ser su soporte, y se proclama en torno a él, después de incensarlo, el solemne Pregón Pascual.
Además del simbolismo de la luz, el Cirio Pascual tiene también el de la ofrenda, como cera que
se gesta en honor de Dios, esparciendo su Luz: "acepta, Padre Santo, el sacrificio vespertino de
esta llama, que la santa Iglesia te ofrece en la solemne ofrenda de este cirio, obra de las abejas.
Sabemos ya lo que anuncia esta columna de fuego, ardiendo en llama viva para gloria de Dios...
Te rogamos que este Cirio, consagrado a tu nombre, para destruir la oscuridad de esta noche".
El Cirio Pascual estará encendido en todas las celebraciones durante las siete semanas de la
cincuentena pascual, al lado del ambón de la Palabra, hasta la tarde del domingo de
Pentecostés. Una vez concluido el tiempo Pascual, conviene que el Cirio se conserve
dignamente en el bautisterio. El Cirio Pascual también se usa durante los bautizos y en las
exequias, es decir al principio y el término de la vida temporal, para simbolizar que un cristiano
participa de la luz de Cristo a lo largo de todo su camino terreno, como garantía de su
definitiva incorporación a Luz de la vida eterna.

Pregón Pascual
los que confiesan su fe en Cristo
son arrancados de los vicios del mundo
Exulten por fin los coros de los ángeles,
y de la oscuridad del pecado,
exulten las jerarquías del cielo,
son restituidos a la gracia
y por la victoria de Rey tan poderoso
y son agregados a los santos.
que las trompetas anuncien la salvación.
Ésta es la noche
Porque éstas son las fiestas de Pascua,
en que, rotas las cadenas de la muerte,
en las que se inmola el verdadero Cordero,
Cristo asciende victorioso del abismo.
cuya sangre consagra las puertas de los fieles.
Y es Cristo, tu Hijo resucitado,
Ésta es la noche
que, al salir del sepulcro,
en que sacaste de Egipto
brilla sereno para el linaje humano,
a los israelitas, nuestros padres,
y vive y reina glorioso
y los hiciste pasar a pie el mar Rojo.
por los siglos de los siglos.
Ésta es la noche
Amén.
en que, por toda la tierra,

Así vivían la Pascua en los primeros siglos


Aquí encontrará una serie de textos, en los que se muestran algunos rasgos significativos de cómo entendían y
vivían el misterio santo de la Pascua las primeras generaciones cristianas. Son textos muy significativos para
nosotros hoy, y una ayuda espléndida para respirar más plenamente, en los umbrales ya del tercer milenio
cristiano, el aire fresco de la fe en la Resurrección de Cristo, primicia de la nuestra, fuente de esperanza cierta y
manantial inagotable de ese Amor que el mundo entero necesita más que ninguna otra cosa

Con una Piedra en el Sepulcro


El 14 [del mes de Nisán] es la verdadera Pascua del Señor, la gran inmolación: en lugar del cordero, el Hijo de Dios;
Aquel que fue atado y, sin embargo, ató al fuerte; que fue juzgado, y es Juez de vivos y muertos; que fue entregado
en manos de los pecadores para ser crucificado; que fue traspasado en su santo costado, e hizo brotar del mismo el
doble baño de la purificación: el agua y la sangre, la Palabra y el Espíritu; que fue sepultado en el día de la Pascua,
con una piedra cerrando el sepulcro.
Apolinar de Hierápolis (siglo II)
El Misterio del Bautismo
En los años anteriores, el Señor, celebrando la Pascua, comió el cordero pascual inmolado por los judíos. Pero una
vez que hubo predicado el Evangelio, siendo Él mismo la Pascua, el cordero de Dios, que era llevado como oveja al
matadero, enseguida explicó a los discípulos el misterio de estas imágenes, y esto el día 13 [de Nisán], cuando le
preguntan: ¿Dónde quieres que te hagamos los preparativos para comer la Pascua? Era el mismo día en que tenía
lugar la santificación de los ázimos y la preparación de la fiesta. Por eso san Juan describe en ese día el lavatorio de
los pies de los discípulos, que el Señor realiza justamente como preparación. Fue, pues, al día siguiente en el que
nuestro Señor murió, siendo Él mismo la Pascua inmolada por los judíos.
Por eso el 14 [de Nisán], el día de su muerte, a primera hora de la mañana, habiéndolo conducido a Pilatos, los
sumos sacerdotes y los esccribas no entraron en el pretorio para no contaminarse y poder así comer la Pascua, por
la tarde, sin impedimentos. Con este preciso cálculo de días concuerdan todas las Escrituras y los evangelios en
plena armonía. Lo confirma también la resurrección; resucita el tercer día, que corresponde al primer día [de la
fiesta judía] de Las Semanas de la cosecha, cuando estaba prescrito que el sacerdote ofreciese un haz.
Escucha lo que dice el profeta: El Señor nos resucitará después de dos días y al tercer día, resucitados, viviremos en
su presencia. El primer día es para nosotros la Pasión del Salvador; el segundo, el de su descenso al lugar de los
muertos; el tercero es el día de la resurrección. Si el apóstol san Pablo nos enseña que en estas palabras se esconde
el misterio del bautismo, es necesario que aquellos que son bautizados en Cristo sean bautizados en su muerte y
sean también sepultados con Él, y con Él resuciten de la muerte al tercer día. Cuando, por tanto, tú hayas recibido
el misterio del tercer día, entonces Dios comenzará a guiarte y a mostrarte el camino de la salvación. Orígenes
(siglo III)

Victoria sobre la Muerte


La Pascua verdadera es la abstinencia del mal, el ejercicio de la virtud y el paso de la muerte a la vida. Es esto lo que
se aprende de la imagen antigua. Entonces se esforzaban en pasar desde Egipto a Jerusalén; ahora nosotros nos
esforzamos en pasar de la muerte a la vida. Entonces, del Faraón a Moisés; ahora, del diablo al Salvador.
Ayunamos pensando en la muerte, para poder después vivir. Vigilamos sin tristeza, pero más bien como gente que
espera al Señor que vuelve del banquete, para volverse a encontrar entre nosotros y anunciar cuanto antes el signo
de la victoria sobre la muerte.
San Atanasio (siglo IV)

A Pan y Agua
Los seis días de la Pascua transcurren para todos a base de comer sólo pan, sal y agua, al atardecer. Los más
piadosos prolongan el ayuno hasta dos, tres y cuatro días, y algunos toda la semana, hasta el canto del gallo, al
despuntar el domingo, vigilando todos los seis días y celebrando las asambleas en los seis días y en toda la
Cuaresma, de la hora nona a la de vísperas. En algunos lugares se hace la vigilia en la noche que sigue a la feria
quinta, hasta el despuntar de la Pascua, y en la noche del domingo.
San Epifanio (siglo IV)

«Como entre nosotros»


El sábado se prepara la vigilia pascual en la iglesia mayor, es decir, en el Martyrium. La vigilia pascual se desarrolla
como entre nosotros; además, aquí sólo se da el hecho de que los neófitos, una vez bautizados y puesta la
vestidura blanca, son conducidos enseguida, apenas salidos de la fuente, a la Anástasis (lugar de la celebración
eucarística), junto con el obispo. El obispo traspasa las puertas de la Anástasis; se recita un himno y el obispo
pronuncia una oración para ellos; luego retorna con ellos a la iglesia mayor, donde el pueblo está en vigilia. Aquí se
hace lo mismo que entre nosotros y, después de la oblación, tiene lugar la despedida. Después de la despedida, que
sigue a la vigilia en la iglesia mayor, inmediatamente, al canto de himnos, se nos conduce a la Anástasis. Aquí se lee
de nuevo el pasaje evangélico de la resurrección, se hace una plegaria y el obispo repite la oblación. La vigilia
concluye aquel día a la misma hora que entre nosotros.
Del Itinerario de Egeria (siglo IV)

«Mis hermanos y señores»


Estos días, como todos saben, nosostros celebramos la Pascua, y en ellos se canta el Aleluya. Debemos, sin
embargo, hermanos, poner mucha atención para comprender con el alma aquello que celebramos visiblemente.
Pascua es una palabra hebrea que significa paso; en griego [suena] pásjein, padecer, y en latín pascere, en el
sentido con que se dice: Apacentaré a los amigos. ¿Quién es el que celebra la Pascua sino quien pasa de la muerte
de los propios pecados a la vida de los justos, como dice el Apóstol: Hemos pasado de la muerte a la vida porque
amamos a los hermanos? ¿Quién es el que celebra la Pascua sino quien cree en Aquel que ha padecido en la tierra,
para reinar con Él en el cielo? ¿Quién es el que celebra la Pascua sino quien apacienta en los hermanos a Cristo? Él,
en efecto, ha dicho de los pobres: Quienquiera que lo haya hecho a uno de los míos más pequeños, me lo ha hecho
a mí. Cristo está ascendido en el cielo y es indigente en la tierra; interpela al Padre por nosotros y aquí abajo pide el
pan desde nosotros. Por eso, mis hermanos y señores, si queremos celebrar una Pascua saludable, pasemos de los
pecados a la justicia, padezcamos por Cristo, apacentemos en los pobres a Cristo.
«En los años anteriores, el Señor, celebrando la Pascua, comió el cordero pascual inmolado por los judíos. Pero una
vez que hubo predicado el Evangelio, Él mismo se convirtió en el Cordero de Dios» «¿Quién es el que celebra la
Pascua? “ sino quien cree en Aquel que ha padecido en la tierra, para reinar con Él en el cielo?» San Agustín (siglo
IV)

01 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 15,1-6: "Se decidió que subieran a Jerusalén a consultar a los apóstoles y presbíteros sobre
la controversia"
 Salmo Responsorial: 121: "Vamos alegres a la casa del Señor."
 Evangelio: Juan 15,1-8: "El que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante"
02 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 2,36-41:"Convertíos y bautizaos todos en nombre de Jesucristo"
 Salmo Responsorial: 32 "La misericordia del Señor llena la tierra."
 Evangelio: Juan 20,11-18 "He visto al Señor"
03 DE ABRIL
 Primera Lectura: I Corintios 15,1-8 "El Señor se le apareció a Santiago, después a todos los apóstoles"
 Salmo Responsorial: 18 "A toda la tierra alcanza su pregón"
 Evangelio: Juan 14,6-14 "Hace tanto tiempo que estoy con vosotros, ¿y no me conoces?"
04 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 3,11-26 "Matasteis al autor de la vida; pero Dios lo resucitó de entre los muertos"
 Salmo Responsorial: 8 "Señor, dueño nuestro, ¡qué admirable es tu nombre en toda la tierra!"
 Evangelio: Lucas 24,35-48 "Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día"
05 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 4,1-12 "Ningún otro puede salvar"
 Salmo Responsorial: 117 "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular."
 Evangelio: Juan 21,1-14 "Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado"
06 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 4,13-21 "No podemos menos de contar lo que hemos visto y oído"
 Salmo Responsorial: 117 "Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste."
 Evangelio: Marcos 16,9-15 "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio"
07 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 5, 12-16 "Crecía el número de los creyentes, hombres y mujeres, que se adherían al Señor"
 Salmo Responsorial: 117 "Dad gracias al Señor porque es bueno, porque es eterna su misericordia."
 Segunda Lectura: Apocalípsis 1, 9-11a. 12-13. 17-19 "Estaba muerto y, ya ves, vivo por los siglos de los siglos"
 Evangelio: Juan 20, 19-31 "A los ocho días, llegó Jesús"
08 DE ABRIL
 Primera Lectura: Isaías 7,10-14;8,10 "Mirad: la virgen está encinta"
 Salmo Responsorial: 39 "Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad."
 Segunda Lectura: Hebreos 10,4-10 "Está escrito en el libro: "Aquí estoy, oh Dios, para hacer tu voluntad"
 Evangelio: Lucas 1,26-38 "Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo"
09 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 4,32-37 "Todos pensaban y sentían lo mismo"
 Salmo Responsorial: 92 "El Señor reina, vestido de majestad."
 Evangelio: Juan 3,5a.7b-15 "Nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre"
10 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 5,17-26 "Los hombres que metisteis en la cárcel están en el templo enseñando al pueblo"
 Salmo Responsorial: 33 "Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha."
 Evangelio: Juan 3,16-21 "Dios mandó su Hijo para que el mundo se salve por él"
11 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 5,27-33 "Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo"
 Salmo Responsorial: 33 "Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha."
 Evangelio: Juan 3,31-36 "El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano"
12 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 5,34-42
 Salmo Responsorial: 26 "Una cosa pido al Señor: habitar en su casa."
 Evangelio: Juan 6,1-15 "Repartió a los que estaban sentados todo lo que quisieron"
13 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 6,1-7 "Eligieron a siete hombres llenos de espíritu"
 Salmo: 32 "Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti."
 Evangelio: Juan 6,16-21 "Vieron a Jesús caminando sobre el lago"
14 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 5, 27b-32. 40b-41 "Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo"
 Salmo Responsorial: 29 "Te ensalzaré, Señor, porque me has librado."
 Segunda Lectura: Apocalipsis 5, 11-14 "Digno es el Cordero degollado de recibir el poder y la riqueza"
 Evangelio: Juan 21, 1-19 "Jesús se acerca, toma el pan y se lo da, y lo mismo el pescado"
15 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 6,8-15 "No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba"
 Salmo Responsorial: 118 "Dichoso el que camina en la voluntad del Señor."
 Evangelio: Juan 6,22-29 "Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna"

16 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 7,51-8,1ª "Señor Jesús, recibe mi espíritu"
 Salmo Responsorial: 30 "A tus manos, Señor, encomiendo mi espíritu."
 Evangelio: Juan 6,30-35 "No fue Moisés, sino que es mi Padre el que da el verdadero pan del cielo"
17 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 8,1b-8 "Al ir de un lugar para otro, iban difundiendo el Evangelio"
 Salmo Responsorial: 65 "Aclamad al Señor, tierra entera."
 Evangelio: Juan 6,35-40 "Ésta es la voluntad del Padre: que todo el que ve al Hijo tenga vida eterna"
18 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 8,26-40 "Siguió su viaje lleno de alegría"
 Salmo Responsorial: 65 "Aclamad al Señor, tierra entera."
 Evangelio: Juan 6,44-51 "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo"
19 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 9,1-20 "Es un instrumento elegido por mí para dar a conocer mi nombre a los pueblos"
 Salmo Responsorial: 116 "Id al mundo entero y proclamad el Evangelio."
 Evangelio: Juan 6,52-59 "Mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida"
20 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 9,31-42 "La Iglesia se iba construyendo y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo"
 Salmo Responsorial: 115 "¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?"
 Evangelio: Juan 6,60-69 "¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna"
21 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 13, 14. 43-52 "Sabed que nos dedicamos a los gentiles"
 Salmo Responsorial: 99 " Somos su pueblo y ovejas de su rebaño."
 Segunda Lectura: Apocalípsis 7, 9. 14b-17 "El Cordero será su pastor, y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas"
 Evangelio: Juan 10, 27-30 "Yo doy la vida eterna a mis ovejas"
22 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 11,1-18 "También a los gentiles les ha otorgado Dios la conversión que lleva a la vida"
 Salmo Responsorial: 41 "Mi alma tiene sed de ti, Dios vivo."
 Evangelio: Juan 10,1-10 "Yo soy la puerta de las ovejas"
23 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 11,19-26 "Se pusieron a hablar también a los griegos, anunciándoles el Señor Jesús"
 Salmo Responsorial: 86 "Alabad al Señor, todas las naciones."
 Evangelio: Juan 10,22-30 "Yo y el Padre somos uno"
24 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 12,24-13,5 "Apartadme a Bernabé y a Saulo"
 Salmo: 66 "Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben."
 Evangelio: Juan 12,44-50 "Yo he venido al mundo como luz"
25 DE ABRIL
 Primera Lectura: I Pedro 5,5b-14 "Os saluda Marcos, mi hijo"
 Salmo: 88 "Cantaré eternamente tus misericordias, Señor."
 Evangelio: Marcos 16,15-20 "Proclamad el Evangelio a toda la creación"
26 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 13,26-33 "Dios ha cumplido la promesa resucitando a Jesús"
 Salmo: 2 "Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy."
 Evangelio: Juan 14,1-6 "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida"
27 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 13,44-52 "Sabed que nos dedicamos a los gentiles"
 Salmo: 97 "Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios."
 Evangelio: Juan 14,7-14 "Quien me ha visto a mí ha visto al Padre"
28 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 14, 21b-27 "Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos"
 Salmo: 144 "Bendeciré tu nombre por siempre jamás, Dios mío, mi rey."
 Segunda Lectura: Apocalípsis 21, 1-5ª "Dios enjugará las lágrimas de sus ojos"
 Evangelio: Juan 13, 31-33a. 34-35 "Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros"
29 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 14,5-18 "Os predicamos el Evangelio, para que dejéis los dioses falsos y os convirtáis al Dios
vivo"
 Salmo: 113 "No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria."
 Evangelio: Juan 14,21-26 "El Defensor que enviará el Padre os lo enseñará todo"
30 DE ABRIL
 Primera Lectura: Hechos 14,19-28 "Contaron a la Iglesia lo que Dios había hecho por medio de ellos"
 Salmol: 144 "Que tus fieles, Señor, proclamen la gloria de tu reinado."
 Evangelio: Juan 14,27-31ª "Mi paz os doy"
El triduo pascual
La palabra triduo en la práctica devocional católica sugiere la idea de preparación. A veces nos
preparamos para la fiesta de un santo con tres días de oración en su honor, o bien pedimos una gracia
especial mediante un triduo de plegarias de intercesión.

El triduo pascual se consideraba como tres días de preparación a la fiesta de pascua; comprendía el
jueves, el viernes y el sábado de la semana santa. Era un triduo de la pasión.

En el nuevo calendario y en las normas litúrgicas para la semana santa, el enfoque es diferente. El
triduo se presenta no como un tiempo de preparación, sino como una sola cosa con la pascua. Es un
triduo de la pasión y resurrección, que abarca la totalidad del misterio pascual. Así se expresa en el
calendario:

Cristo redimió al género humano y dio perfecta gloria a Dios principalmente a través de su misterio
pascual: muriendo destruyó la muerte y resucitando restauró la vida. El triduo pascual de la pasión y
resurrección de Cristo es, por tanto, la culminación de todo el año litúrgico.

Luego establece la duración exacta del triduo:

El triduo comienza con la misa vespertina de la cena del Señor, alcanza su cima en la vigilia pascual y
se cierra con las vísperas del domingo de pascua.

Esta unificación de la celebración pascual es más acorde con el espíritu del Nuevo Testamento y con
la tradición cristiana primitiva. El mismo Cristo, cuando aludía a su pasión y muerte, nunca las
disociaba de su resurrección. En el evangelio del miércoles de la segunda semana de cuaresma (Mt
20,17-28) habla de ellas en conjunto: "Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles para que
se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen, y al tercer día resucitará".

Es significativo que los padres de la Iglesia, tanto san Ambrosio como san Agustín, conciban el triduo
pascual como un todo que incluye el sufrimiento de Jesús y también su glorificación. El obispo de
Milán, en uno de sus escritos, se refiere a los tres santos días (triduum illud sacrum) como a los tres
días en los cuales sufrió, estuvo en la tumba y resucitó, los tres días a los que se refirió cuando dijo:
"Destruid este templo y en tres días lo reedificaré". San Agustín, en una de sus cartas, se refiere a
ellos como "los tres sacratísimos días de la crucifixión, sepultura y resurrección de Cristo".
Esos tres días, que comienzan con la misa vespertina del jueves santo y concluyen con la oración de
vísperas del domingo de pascua, forman una unidad, y como tal deben ser considerados. Por
consiguiente, la pascua cristiana consiste esencialmente en una celebración de tres días, que
comprende las partes sombrías y las facetas brillantes del misterio salvífico de Cristo. Las diferentes
fases del misterio pascual se extienden a lo largo de los tres días como en un tríptico: cada uno de los
tres cuadros ilustra una parte de la escena; juntos forman un todo. Cada cuadro es en sí completo,
pero debe ser visto en relación con los otros dos.

Interesa saber que tanto el viernes como el sábado santo, oficialmente, no forman parte de la
cuaresma. Según el nuevo calendario, la cuaresma comienza el miércoles de ceniza y concluye el
jueves santo, excluyendo la misa de la cena del Señor 1. El viernes y el sábado de la semana santa no
son los últimos dos días de cuaresma, sino los primeros dos días del "sagrado triduo".

Pensamientos para el triduo.

La unidad del misterio pascual tiene algo importante que enseñarnos. Nos dice que el dolor no
solamente es seguido por el gozo, sino que ya lo contiene en sí. Jesús expresó esto de diferentes
maneras. Por ejemplo, en la última cena dijo a sus apóstoles: "Vosotros os entristeceréis, pero vuestra
tristeza se cambiará en alegría" (Jn 16,20). Parece como si el dolor fuese uno de los ingredientes
imprescindibles para forjar la alegría. La metáfora de la mujer con dolores de parto lo expresa
maravillosamente. Su dolor, efectivamente, engendra alegría, la alegría "de que al mundo le ha nacido
un hombre".

Otras imágenes acuden a la memoria. Todo el ciclo de la naturaleza habla de vida que sale de la
muerte: "Si el grano de trigo, que cae en la tierra, no muere, queda solo; pero si muere, produce
mucho fruto" (Jn 12,24).

La resurrección es nuestra pascua; es un paso de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz, del


ayuno a la fiesta. El Señor dijo: "Tú, en cambio, cuando ayunes, úngete la cabeza y lávate la cara" (Mt
6,17). El ayuno es el comienzo de la fiesta.

El sufrimiento no es bueno en sí mismo; por tanto, no debemos buscarlo como tal. La postura cristiana
referente a él es positiva y realista. En la vida de Cristo, y sobre todo en su cruz, vemos su valor
redentor. El crucifijo no debe reducirse a un doloroso recuerdo de lo mucho que Jesús sufrió por
nosotros. Es un objeto en el que podemos gloriarnos porque está transfigurado por la gloria de la
resurrección.

Nuestras vidas están entretejidas de gozo y de dolor. Huir del dolor y las penas a toda costa y buscar
gozo y placer por sí mismos son actitudes equivocadas. El camino cristiano es el camino iluminado por
las enseñanzas y ejemplos de Jesús. Es el camino de la cruz, que es también el de la resurrección; es
olvido de sí, es perderse por Cristo, es vida que brota de la muerte. El misterio pascual que
celebramos en los días del sagrado triduo es la pauta y el programa que debemos seguir en nuestras
vidas.

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