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Ingeniería Civil y Pobreza PDF
Ingeniería Civil y Pobreza PDF
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Ingeniero Civil, Candidato a Doctor en Ciencia y Tecnología de Materiales, Profesor Asistente del Programa de
Ingeniería Civil de la Universidad de la Salle (Grupo Ciroc). Email: falamusb@unisalle.edu.co.
Actualmente desarrolla investigaciones en el campo de las estructuras y desempeño de materiales para construcción.
3
Ingeniero Civil de la Universidad Francisco de Paula Santander. M.Sc. en Ingeniería Civil y M.Sc. en Ingeniería
Industrial por la Universidad de Los Andes. Profesor Asistente del Programa de Ingeniería Civil de la Universidad de
La Salle (Grupo Ciroc). Email: evelandiad@unisalle.edu.co.
Actualmente desarrolla investigaciones en el campo de infraestructuras hidráulicas, así como en desarrollo sostenible
de ciudades.
RESUMEN
La ingeniería civil tiene un rol primordial en la superación de la pobreza al innovar en vivienda e infraestructura. No
obstante los esfuerzos actuales de gobiernos y entidades de cooperación en América Latina no son suficientes para
impactar drásticamente la reducción del déficit de vivienda en un contexto donde viven 167 millones de personas en
pobreza. Por tanto, se requiere de innovación en diversos ámbitos como: abastecimiento de agua, saneamiento básico,
riesgo por localización, vías y transporte, y en nuevos materiales y sistemas constructivos de vivienda; que se
cataloguen como tecnologías apropiadas de bajo costo con alta participación comunitaria. Como escenarios de
actuación, la ingeniería civil tiene opción desde: la academia, organizaciones de cooperación, organismos de gobierno
y la empresa privada. Este documento es una invitación a coadyuvar en el fortalecimiento de la ingeniería para mejorar
indicadores que inciden en calificar un sinnúmero de grupos humanos como pobres.
Palabras claves: Pobreza, Ingeniería civil, Desarrollo urbano, Vivienda social, Servicios públicos
1. INTRODUCCIÓN
Para exponer temas de pobreza, primero debe hacerse claridad en los patrones que definen qué
personas son pobres. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las Naciones
Unidas, CEPAL, expone en su documento Panorama Social de América Latina (2012) que la
población general se divide en: pobre, y no pobre.
A su vez la población no pobre se subdivide en: Vulnerable (aquellos con ingresos entre 1.0 y 1.5
veces el valor de la línea de pobreza), y No vulnerable (aquellos que superan la anterior condición
de ingresos). Por su parte, la población pobre se subdivide en: Indigentes (persona que no cuente
con al menos 1 dólar americano diario para subsistir – línea de indigencia o de pobreza extrema),
y Pobres no indigentes (persona que no cuente con al menos 2 dólares americanos diarios para
subsistir – línea de pobreza).
Sin embargo, existen otros indicadores que también permiten definir el grado de pobreza de la
población: el índice de necesidades básicas insatisfechas (NBI), índice de pobreza humana (IPH),
índice de desarrollo humano (IDH) y coeficiente de Gini, entre otros. De estos, algunos prestan
atención directa a la carencia de vivienda y servicios públicos básicos domiciliarios en condiciones
adecuadas, como es el caso del NBI que involucra: hacinamiento1, calidad de materiales de
construcción y carencia de servicios públicos domiciliarios básicos, junto a la inasistencia escolar
y la dependencia económica del jefe de hogar. La existencia de una de esas carencias califica al
hogar como pobre, y si son 2 más carencias la calificación es de indigencia. Otros indicadores
como el IPH contempla el acceso a agua potable (Echeverry, 2013).
Ahora, revisando estadísticas, una nota de prensa de la CEPAL en 2012 destaca que al cierre de
ese año la región latinoamericana registraba 167 millones de personas en situación de pobreza,
cifra equivalente al 28.8% de la población y que son 66 millones adicionales las personas que
califican en extrema pobreza (CEPAL, 2012) (Figura 1).
1
Más de 3 personas durmiendo en una misma habitación.
Figura 1. Población en condición de pobreza y de indigencia en América Latina y el Caribe.
1980 a 2012. En porcentaje (izquierda) y población en millones (derecha).
Fuente: CEPAL. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Organización de
Naciones Unidas –ONU- (2012). Panorama Social de América Latina.
El mismo documento pone en evidencia que hay una relación evidente entre pobreza y falta de
acceso a los servicios básicos domiciliarios (agua segura, servicio sanitario, energía).
Adicionalmente se destaca que la provisión de energía eléctrica es la más difundida, seguida por
la de agua potable, y que los servicios sanitarios son los más carentes con déficit que supera el
50% en la población indigente y cerca del 40% en la pobre no indigente (Figura 2).
Por su parte, la web de Engineers Without Borders (organización Ingenieros Sin Fronteras)
manifiesta que la pobreza se refiere principalmente al limitado acceso de los pobres a los
conocimientos y recursos con los que hacer frente a sus necesidades básicas y promover el
desarrollo sostenible en áreas tales como el abastecimiento de agua y saneamiento, producción y
procesamiento de alimentos, la vivienda y la construcción, la energía, el transporte y la
comunicación, generación de ingresos y creación de empleo.
Los documentos y textos anteriores dejan clara la relación entre pobreza e infraestructura y
vivienda al ligarla con indicadores de bienestar económico, no hay profundidad en el impacto
social generado en la superación de la pobreza, que es el tema fundamental en que hace énfasis el
presente escrito.
La web del Banco Mundial (World Bank, 2013) presenta un artículo titulado “La urbanización
ayuda a sacar a la gente de la pobreza extrema y permite avanzar en los ODM”, el cual manifiesta
que el fenómeno de la urbanización es uno de los principales focos de pobreza en la región
latinoamericana y en el mundo al decir que el desplazamiento de la población a las ciudades es
hábito del desarrollo humano, pero el desarrollo de infraestructura implícito debe proyectarse para
atender a la población de escasos recursos o continuará de manera importante la proliferación de
tugurios complicando así el intento por cumplir con los objetivos del milenio 2.
2
En la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas celebrada en la sede de las Naciones Unidas (Nueva York, 2000),
los jefes de Estado y de Gobierno del mundo firmaron la Declaración del Milenio. En ella asumieron compromisos en
materia de paz y seguridad, derechos humanos, protección del entorno y atención especial a la pobreza. Con base en
esa Declaración se concertaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio, ODM, que incluyen ocho objetivos, 18 metas
y más de 40 indicadores que deben hacerse realidad para el 2015. Tal como en su momento lo planteó el Informe
mundial sobre desarrollo humano 2003, “los Objetivos de Desarrollo del Milenio constituyen un pacto entre las
naciones para eliminar la pobreza humana”. Tomado de: http://www.pnud.org.co/sitio.shtml?apc=aAa020101--
&volver=1#.UkCLBtxZgdU
Figura 2. Porcentaje de población sin acceso a servicios públicos básicos domiciliarios en
América Latina y el Caribe. I: indigentes, PNI: pobres no indigentes, V: vulnerables, R: resto.
Fuente: CEPAL. Comisión Económica para América Latina y el Caribe. Organización de
Naciones Unidas –ONU- (2012). Panorama Social de América Latina.
Como información adicional complementaria el texto pone de manifiesto que: a. el 76% de los
pobres del mundo vive en zonas rurales, b. que casi 830 millones de personas viven en tugurios,
c. que la línea de pobreza extrema está en US $1.25 diarios y d. que la inversión en el proceso de
urbanización en América Latina y el Caribe logró reducir a la mitad la población en pobreza
extrema entre 1990 y 2010, al bajar la cifra de 12% a 6%.
Esa reducción se refleja en la reducción del porcentaje de personas que habitan en tugurios, valor
que se ha reducido en cerca de un 10% en el trascurso de casi 20 años (Figura 3).
El concepto de tugurio permite ligar la relación de pobreza con servicios públicos domiciliarios y
con la condición de vivienda (tanto en tenencia como material). La base de datos CEPALSTAT
define tugurio u hogares en barrios marginales como “un grupo de personas que viven bajo el
mismo techo y carecen de una o varias de las siguientes condiciones: acceso a mejores fuentes de
abastecimiento de agua y saneamiento, suficiente-sala de estar, durabilidad de la vivienda y
seguridad de la tenencia”.
Un estudio culminado recientemente por Urazán et al (2013) analiza para diversos países de
América Latina y el Caribe la relación entre la cobertura de agua segura y de servicios de
saneamiento, respecto del nivel de urbanización3, la situación económica (PIB per cápita) y el
porcentaje de población en tugurios.
Este último trabajo concluye: a. que los países más urbanizados son aquellos con porcentajes de
tugurios urbanos más reducidos, b. que a medida que un país incrementa su PIB la cobertura de
agua segura y saneamiento mejorado acompañan ese crecimiento, y c. que al disminuir la
proporción de la población que reside en tugurios se aprecia un PIB per cápita mayor. Lo anterior
se puede resumir en que no es la cantidad poblacional la que explica las coberturas de los servicios;
es la mejora económica la que permite aumentarlas. Esto se aprecia en el constante crecimiento
económico de la región en las últimas dos décadas y el correspondiente aumento en cobertura de
servicios, especialmente en saneamiento básico; y en que los grandes aumentos de población en
tugurios están presentes en los países que han entrado en el grupo de rango 50-70% de
urbanización.
Para comprender la carencia de vivienda en la región latinoamericana vale mencionar que el déficit
cuantitativo oscila entre el 11 y cerca del 50% de hogares en distintos países (Figura 4). Ese déficit
se traduce, en la necesidad de construir 22.7 millones de viviendas. Pero el reto no es solo suplir
las viviendas requeridas actualmente, también se ha de considerar la demanda que surge del
crecimiento natural o vegetativo de la población; sumado a la consecuencia del proceso de
3
Entendiendo por nivel de urbanización: el porcentaje poblacional que habita en zonas urbanas.
urbanización. Esto fundamenta los objetivos de las políticas de vivienda por cuanto dimensiona la
demanda futura y permite vislumbrar el problema de vivienda de los nuevos hogares de bajos
ingresos (Chirivi et al., 2011).
Son diversos los casos que ponen en evidencia la carencia de infraestructura básica y vivienda en
condiciones adecuadas, tanto en sectores rurales como en periferia urbana gestada por invasión
de terrenos. Tal es la situación del municipio de Guapi en el departamento de Cauca (Colombia),
donde los asentamientos por invasión gestados en los bordes del municipio demuestran la urgente
necesidad de aplicar tecnologías aplicadas a bajo costo para: mitigar los efectos de la inundación
causada por el desbordamiento del río Guapi, mejorar la condición material de las viviendas, e
incorporar servicios públicos básicos en condiciones mínimas (Fotografía 1). Asentamientos
informales más consolidados también hacen parte del paisaje de periferia urbana, como en la
ciudad de San Cristóbal en Venezuela (Fotografía 2).
Figura 4. Déficit de vivienda social en porcentaje de hogares. Datos entre 2001 y 2005.
Fuente: Chirivi E., Quiroz O., Rodríguez D. (2011). La vivienda social en América Latina. Una
revisión de las políticas para atender las necesidades habitacionales de la región. Cámara
Colombiana de la Construcción CAMACOL.
Otra situación, de significativo reconocimiento mundial, son las favelas de Río de Janeiro
(Fotografía 3), asentamientos donde algunas de las acciones prioritarias de intervención fueron:
abastecimiento de agua, alcantarillado de cloacas, drenaje, laderas y estabilización en zonas de alto
riesgo, sistema viario, energía eléctrica y alumbrado público, entre otras (Andreatta, 2005). De
manera complementaria, Andreatta (2009) recopila las experiencias de los programas de
mejoramientos de barrios en las favelas de: Río de Janeiro (programa Favela-Bairro), Sao Paulo
(programa Guarapiranga) y Belo Horizonte (programa Vila Viva) y los expone como soluciones
que por medio del proceso de urbanización y mejora de las aglomeraciones de periferia urbana
contribuyen indiscutiblemente en la superación de la pobreza; a la vez que complementa la
actuación en urbanismo con: participación comunitaria, programas sociales, presencia
administrativa y regulación de la propiedad como ideas fundamentales en la regeneración barrial.
Como conclusiones principales de este último documento se tiene: a. que las ciudades solo se
tornarán sostenibles tras la extensión global de su infraestructura y servicios públicos básicos, y b.
que son varios los niveles de urbanización que se puede alcanzar con soluciones de calidad mínima
que con el tiempo se han de transformar en soluciones estandarizadas, expresado en los términos
que expone Herce et al. (2006).
Por su parte, Arriagada (2000) coincide en la relación pobreza e infraestructura básica al exponer
que “El mejoramiento de los activos físicos y recursos con lo que disponen los hogares y
comunidades pobres para el desempeño de sus actividades económicas (entre éstas la vivienda y
mejoramiento de la infraestructura de los barrios) conforman intervenciones que tienen que ser
coordenadas con el desarrollo de los programas sociales, si se pretenden impactos integrales y
sostenibles en la pobreza”. No obstante cabe aclarar que el autor involucra otros parámetros de
alta importancia en la superación de pobreza como es la dificultad para genera empleo, el rezago
educativo y los bajos ingresos laborales.
Son distintas las entidades académicas y de ayuda (ONG) que exponen situaciones como las
descritas en casi todas las regiones del planeta. Sin embargo, la mayor difusión de las catástrofes
originadas por el desarrollo informal es realizada por los medios de comunicación. Entre un gran
número de ejemplos, se tiene: el diario La Opinión de la ciudad de Cúcuta (Colombia) en su edición
del 8 de mayo de 2013 reza en 2 artículos: “En doña Nidia piden reubicación inmediata”, y “La
tierra se está tragando las casas”; consecuencias de un período de fuertes lluvias en la ciudad (La
opinión, 2013).
Fotografía 3. Favela de Río de Janeiro, Brasil.
Fuente: Rocinha slum – favela – Río de Janeiro, Brasil. Tomada de
http://www.flickr.com/photos/60612398@N00/70951221/in/photolist-7gDjV-7gDke-7gDnc-
7gDnx-7gDnM-7gDpa-7gDpV-7gDqk-7gDsB-7gDtH-5KKnbF-aAVm2H-eik79G-eik7aU-
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En el mes de diciembre del año 2010 el diario El Tiempo publicó varios titulares que dan cuenta
de los estragos de la ola invernal en regiones como: Bello, Buenaventura, Barrancabermeja,
Bogotá, La Virginia, Tolú, Cúcuta, Honda, Gramalote, entre otros (Fotografía 4). De otro lado,
entidades como UN-HABITAT registran en su página web varios casos de problemas y mejoras
intermedias para abastecimiento de agua y saneamiento en países como: Nairobi, México, Kenya,
Afganistán y Namibia, entre otros; y otra como el Instituto Internacional de Medio Ambiente y
Desarrollo para América Latina pone en evidencia el proceso de mejoramiento barrial en
Argentina, entre otros casos. Si bien la mayoría de sectores a los que se hace referencia no se
cuentan como informales, sus condiciones de infraestructura y vivienda no difieren
significativamente. Un hecho que da razón de ello es la construcción por medio de mecanismos de
autogestión sin dirección técnica adecuada.
Fotografía 4. Municipio de Gramalote (Colombia) después de la temporada de lluvias, 2010.
Fuente: diario La Opinión, Cúcuta, 10 de diciembre de 2010.
Como un último caso a ejemplificar está la inadecuada condición de accesibilidad que padecen los
habitantes de algunas zonas rurales que ponen en riesgo su integridad física al desplazarse
cotidianamente en su movilidad obligada. Esta situación es expuesta ampliamente por la
organización “Puentes de la esperanza”, organización que se autodenomina como una iniciativa
que nace con el propósito de ayudar a comunidades rurales que padecen dificultades de movilidad
por la ausencia de pasos peatonales seguros (puentes de la esperanza, 2013). La organización
manifiesta que “… durante décadas, muchos Colombianos han sufrido aislamiento y han tenido
que ver con impotencia un aviso imaginario que dice "fin del camino", arriesgando muchas veces
sus vidas para llegar a su destino” (Fotografía 5).
4
“El déficit cualitativo está dado por las condiciones de la vivienda, lo cual se determina mediante el cruce de variables
que indican las disponibilidad de servicios (agua, luz, alcantarillado), la calidad y el estado de la vivienda en cuanto a
materiales y estado de conservación y, por último, la existencia o no de hacinamiento”. Tomado de Ospina F. y
Bermúdez R. (2008). Vivienda social. Una mirada desde el hábitat y la arquitectura. Alcaldía Mayor de Bogotá D.C.,
Secretaría de Hábitat.
5
“El déficit cuantitativo consiste en la diferencia entre el número de hogares y el número de viviendas permanentes,
asumiendo que cada hogar debería habitar una vivienda independiente”. Tomado de: Ospina F. y Bermúdez R. (2008).
Vivienda social. Una mirada desde el hábitat y la arquitectura. Alcaldía Mayor de Bogotá D.C., Secretaría de Hábitat.
Deficiencia en la disposición de aguas
Gestión y uso del agua
servidas
Localización en zona de alto riesgo Geotecnia, Gestión y uso del agua
Accesibilidad Vías y transporte
Deficiencia en materiales y procesos
Construcción de edificaciones
constructivos
Fuente: propia.
Ante la necesidad de reducir paulatinamente el déficit habitacional al propender por un cada vez
mayor número de viviendas y la mejora de otras existentes, la ingeniería civil ha de aportar de
manera innovadora y apropiada para el contexto social y económico en que pretender ayudar (como
los casos expuestos en el apartado anterior). Castañeda (2005) expone al menos 57 sistemas
constructivos industrializados para vivienda social, repartidos en 12 países como son: Argentina,
Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, Guatemala, Perú, República Dominicana,
Uruguay y Venezuela. Gran parte de esos sistemas permiten una importante participación de
autoconstrucción, hecho que incrementa el carácter social de las unidades habitacionales. En otro
estudio, Castro y Díaz (2011) realizaron un análisis comparado de los sistemas constructivos para
vivienda en el mercado colombiano con el fin de establecer cuál de ellos se adaptaría mejor a la
condición financiera de VIP para población desplazada.
En ese campo del uso de materiales alternativos a lo convencional, la universidad de La Salle está
desarrollando investigaciones que mejoren las condiciones de infraestructura y vivienda al emplear
la guagua angustifolia bajo nuevas consideraciones en las conexiones de las piezas. Por un lado se
está trabajando con puentes peatonales en guadua con alto aprovechamiento de material autóctono,
y fácil y rápida autoconstrucción (Fotografía 6). Esta opción propende por ser una opción que bajo
el precepto de tecnología apropiada, facilite la disposición de infraestructura vial con la
consecuente mejora en la calidad de vida, especialmente en escenarios rurales, como exponen
Lamus et al. (2013).
Fotografía 6. Prueba de carga a puente peatonal en guadua angustifolia, pensado principalmente
para zonas rurales. Universidad de La Salle, Bogotá D.C., Colombia (2013).
Fuente: propia.
Si bien se entiende que la escasez del suelo urbanizable en las grandes ciudades y el valor máximo
acotado en la vivienda social reduce la posibilidad de ofrecer viviendas con espacios que satisfagan
la necesidad de los distintos núcleos familiares que conforman su demanda, es ese motivo una
oportunidad para promover investigaciones que innoven en propuestas de materiales y sistemas
constructivos que permitan entregar mayor área construida sin superar los precios fijados para
definir una vivienda social.
Varios autores han expuesto previamente la relación entre ingeniería y la reducción de pobreza.
Entre ellos, Singleton (2003) define como principios básicos generadores de pobreza: a.
deficiencia en la condición de la vivienda, b. deficiencia en el acceso a agua segura y saneamiento,
c. deficiencia en acceso a servicios de salud, d. deficiencia en el acceso a educación, e. nutrición
inadecuada, f. falta de empleo con justa remuneración, g. servicio de transporte inadecuado o
costoso, y h. fuentes de abastecimiento de energía costosas o limitadas (Fotografía 9). Tras ese
panorama plantea diversas estrategias para aliviar la pobreza que van más allá de simplemente
suministrar o suplir carencias; es decir que no es suficiente otorgar vivienda e infraestructura,
adicionalmente se ha de involucrar a la comunidad en los procesos de toma de decisiones, así como
en la operación y mantenimiento de las instalaciones entregadas, de manera que sientan el proyecto
como propio. De otro lado, los proyectos elegidos bene propender por los de mayor generación de
economía y contar con la participación del gobierno local y nacional.
Otro caso de gran impacto tras la intervención de sectores de desarrollo incompleto, fue el
programa de mejoramiento integral de barrios en la ciudad de Bogotá entre los años 2001 y 2003,
tal como expone Rueda (2003) (Fotografía 11).
Por su parte, UNHABITAT expone en su web diversos casos de intervención en sectores de origen
incompleto (concentraciones de pobreza urbana) en materia de vivienda e infraestructura, como es
el caso del sistema de transporte público por cable en la ciudad de Medellín (Metrocable),
Colombia, que permite a la población de los asentamientos periféricos de origen informal,
conectarse con la zona formal de la ciudad de manera apropiada (Fotografía 12).
Otro claro ejemplo de intervención en infraestructura del transporte con gran impacto en beneficiar
a la población de más escasos recursos y brindarles mayor calidad de vida, es la red de ciclorrutas.
Es claro que por lo general los usuarios de bicicleta de clases populares tienen como principal
motivación: a. el bajo costo de ésta como medio de transporte en comparación con el transporte
público y privado, y b. la rapidez con la que pueden desplazarse en comparación con la caminata
(Montezuma, 2011). A esto se suma el hecho de que la Cámara de Comercio de Bogotá (2009)
expone que las zonas de la ciudad con mayor número de viajes en bicicleta corresponden a los
estratos con menos recursos (estratos 1, 2 y 3).
Pero no solo los escenarios de vivienda permanente requieren de innovación por parte de la
ingeniería civil. Son diversos los casos a nivel mundial en que situaciones de catástrofes naturales
y violencia han puesto a asentamientos humanos en condición de riesgo, obligándoles a migrar a
otras locaciones para establecerse. La agencia de las naciones unidas para los refugiados –
ACNUR-, ONU-HABITAT y la Federación Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la
Media Luna Roja (2008) publicaron un documento que recopila 37 casos de reasentamientos en
diferentes regiones del mundo, ilustrando los mecanismos de provisión de vivienda y servicios
públicos provisionales; de los cuales algunos resultaron en locaciones permanentes (Fotografía
12).
Si bien los ejemplos anteriores se aprecian como construcciones de relativa facilidad, no se debe
olvidar que el acompañamiento instructivo a la población y la necesidad de que los proyectos
permitan alta participación comunitaria, invita a proponer nuevas opciones. Además, no se debe
olvidar que estos asentamientos provisionales incorporan no solo la necesidad de vivienda en
estándares mínimos, sino de provisión de servicios públicos básicos (agua potable, evacuación de
aguas servidas, manejo de escorrentías, energía).
Foto 12. Autoconstrucción de viviendas provisionales o transitorias: Honduras, 1998, tras el paso
del huracán Mitch (izquierda), Perú, 2007, después de terremoto (derecha).
Fuente: ACNUR (2008). Proyectos de vivienda 2008
Conclusiones
Como se aprecia en las páginas precedentes los proyectos innovadores que requieren las
comunidades menos favorecidas, a partir de la ingeniería civil, tienen origen en diversos
escenarios, como son: la academia, los proyectos de gobierno, el aporte de entidades de
cooperación, y la empresa privada.
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