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Que es una monografía

Enviado por marijova

1. ¿Qué es una monografía?


2. Tipos de monografía
3. Pasos para realizar una monografía
4. La búsqueda del material
5. Apéndice
1. ¿Qué es una monografía?
La palabra monografía es empleada con distintos alcances; Umberto Eco, por ejemplo, en
Cómo se hace una monografía se refiere a textos de 100 a 400 páginas redactados durante una
carrera por una o varias personas, sobre un tema referido a los estudios en que debe
doctorarse. Luego de rendir todos los exámenes correspondientes a la carrera el estudiante
presenta la tesis frente a un tribunal como un requisito necesario para obtener el titulo de
licenciado o doctor.
En las páginas siguientes se usará el término monografía, en un sentido amplio, para
denominar los textos de trama argumentativa y funcióninformativa que organizan, en forma
analítica y crítica, datos sobre un tema recogidos en diferentes fuentes.
En nuestro medio, por ejemplo, muchos profesores piden a sus alumnos que realicen una
monografía sobre un tema específico mientras que algunas escuelas la exigen como cierre de
una etapa o ciclo. Si bien las situaciones son distintas, hay reglas, tradiciones, particularidades,
que resultan comunes.
Estos trabajos menos pretenciosos, sirven para evaluar la capacidad del autor para trabajar
científicamente en forma independiente y, como se verá, cumplen los requisitos de las
monografías de doctorado, aunque son más breves y sencillos.
Al realizar una monografía, entre otros saberes, se aprende a:
 delimitar un problema,
 descubrir y reunir información adecuada,
 clasificar los materiales,
 establecer contactos con personalidades e instituciones,
 acceder a la información y ejercitar el espíritu crítico,
 comunicar los resultados por escrito y expresarse oralmente frente un auditorio.

Una monografía se considera científica si cumple con las siguientes pautas:


 Trata un objeto de estudio (tema) de manera tal que pueda ser reconocible para los demás;
 La investigación dice cosas sobre ese objeto que no se han dicho antes o lo aborda desde
una óptica distinta de la ya difundida;
 Es útil a los demás;
 Proporciona elementos que permitan confirmar o refutar las hipótesis que presenta, de
manera tal que otros puedan continuar el trabajo o ponerlo en tela de juicio.

2. Tipos de monografía
Los tipos y formas de monografías on variados como lo son las ciencias y
sus métodos particulares; por ejemplo, una temática relacionada con lo jurídico diferirá en su
tratamiento de otra cercana a la matemática.
En general, se pueden diferenciar tres tipos diferentes:
Monografía de compilación: el alumno, después de elegir el tema, analiza y redacta una
presentación crítica de la bibliografía que hay al respecto. Es importante tener buen nivel de
comprensión y "ojo crítico" para referirse a los diferentes puntos de vista y exponer la
opinión personal tras una revisión exhaustiva.
Monografía de investigación: se aborda un tema nuevo o poco explorado y se realiza la
investigación original; para eso hay que conocer lo ya se ha dicho y aportar algo novedoso.
Monografía de análisis de experiencias: es frecuente que se emplee este tipo de monografía en
las carreras que implica una práctica, por ejemplo, en Medicina durante la época de residencia,
o bien en el ejercicio profesional, se analizan experiencias, se sacan conclusiones, se compara
con otras semejantes, etc.
3. Pasos para realizar una monografía
Consideraremos a continuación las principales etapas para la realización de una monografía:
1. Aparición de la idea o asignación del tema.
2. Búsqueda de información, primeras lecturas exploratorias y consulta a personas expertas
en la materia.
3. Presentación del objeto en aproximadamente en quince líneas. Este momento es muy
importante porque consiste en la escritura del enunciado y la delimitación del tema.
4. Elección definitiva del tema y lecturas complementarias. En este paso aumenta el
compromiso del autor con el objeto de estudio.
5. Plan operativo: consiste en definir concretamente las tareas por realizar, planificar
el trabajo, controlar el desarrollo, plantear las dificultades, etc.
6. Realización de las tareas previstas y redacción del primer borrador.
7. Evaluación intermedia: a partir de una relectura detallada, se pueden hacer los ajuste
necesarios. También, se puede consultar nuevamente a las personas idóneas
(frecuentemente hay un tutor o director de tesis que orienta el trabajo). Si es necesario,
modificar la planificación inicial.
8. Plan de redacción definitivo: para exponer el trabajo, se ajustan los títulos, párrafos,
cantidad de páginas, gráficos, etc.

A continuación, se desarrollan en detalle algunos de estos pasos.


Elección del tema
Los temas pueden ser numerosos y diversos; en caso de ser asignados por el profesor, sólo
habrá que reflexionar sobre cómo presentarlos y no alejarse del asunto por tratar.
Cuando es el alumno el que elige, conviene tener en cuenta las reglas que cita Umberto Eco en
la obra antes mencionada:
Que el tema responda a los intereses del autor.
Que las fuentes a as que recurra sean asequibles, es decir, al alcance físico del alumno, ya que
debe pensar en el tiempo disponible y en los recursos con que se cuenta.
Que las fuentes sean manejables, es decir, al alcance cultural e intelectual del alumno,
Que el autor esté en condiciones de dominar la metodología que ha decidido emplear.
Es conveniente preguntarse antes de la elección definitiva del tema:
 ¿Es posible desarrollarlo en el tiempo y con la bibliografía disponible?
 ¿No es demasiado amplio, abarcativo, vago o impreciso?
 ¿Existe algún libro o artículo de lectura imprescindible?
 ¿Por dónde empezar?
 El tema que deseo tratar, ¿es posible?
A veces, después de estas reflexiones, es necesario desechar el tema; otras, es suficiente con
modificarlo o cambiar la perspectiva para abordarlo.
Si se elige un tema muy abarcativo, por ejemplo, la mujer en la literatura, se corre el riesgo de
no poder tratarlo con detenimiento; en cambio, un tema preciso, la influencia de Alfonsina
Storni en la literatura argentina de comienzos de siglo, restringe el campo y facilita el trabajo.
En el momento de la elección del tema, se debe considerar, además, la situación particular del
autor—monografía—investigador, reconocer las propias limitaciones, los intereses personales,
la disponibilidad de tiempo, la posibilidad de consulta de documentos o libros, el manejo de
idiomas para el acceso a determinado material, etc.
4. La búsqueda del material
Una vez definido el objeto de estudio o tema de la monografía, es necesario valerse de fuentes,
es decir, libros, documentos (estadísticas, entrevistas, grabaciones, fotografías, etc.), artículos
de diarios o revistas que hagan verificable el trabajo y, a la vez, permitan a los lectores
profundizar el tema.
Para la elaboración de la monografía hay que estar al tanto del "estado de la cuestión", esto
quiere decir, por un lado, conocer los trabajos realizados sobre el tema, y por otro, consultar las
obras de síntesis relacionadas con el contexto temático que enmarca la tesis. Por ejemplo, si el
tema por investigar fuera la necesidad de asistencia psicológica a los jugadores de las divisiones
inferiores de los clubes de fútbol, habrá que acudir a textos
sobre dinámica grupal, psicología social, liderazgo, psicología evolutiva, etc.
Ya nos hemos referido a la búsqueda de información en bibliotecas e Internet y al uso
de fichas y ficheros en este mismo libro.
Ampliar las referencias bibliográficas del material consultado, conviene no cometer los
siguientes errores, que suelen ser muy frecuentes:
1. Colocar sólo la inicial del nombre del autor; esto suele producir confusión, por ejemplo,
Álvarez, J. Puede hacer referencia a >José el pintor argentino que utilizó el seudónimo
Fray Mocho (1858-1903), o a Juan Álvarez (1790-1867), político mexicano.
2. Colocar el lugar de impresión y no el lugar de edición; para evitar esto se debe recurrir al
reverso de la portada donde está el Copyright y no al colofón.
3. Colocar el lugar de edición y no el nombre de l editorial. En Madrid se publican infinidad
de obras, por lo tanto, hay que mencionar la editorial responsable.

Plan operativo
Es conveniente una vez definido el tema y realizada una primera búsqueda de materiales,
organizar un plan de trabajo tentativo. Este será breve y se irá completando, transformando y
afinando sobre la marcha.
Puede indicar la posible división en capítulo y esbozar un índice provisional.
Plan de redacción
Este plan muestra la forma definitiva de la monografía, es detallado; contiene todos los títulos y
en lo posible el de cada párrafo. Prevé, además, el número aproximado de páginas para cada
capítulo, (aunque puede variar luego es útil saber que extensión y profundidad tendrá cada
tema).
Primer borrador
Vale recordar aquí que la escritura es un proceso. Nadie escribe "de un tirón", ni "de una vez y
para siempre". Es necesario, pues, revisar, corregir y encontrar la expresión más adecuada para
cada situación. Mucho ha facilitado esta tarea el uso de los procesadores de texto: cambiar un
párrafo de lugar, agregar o quitar oraciones, precisar el léxico empleado resultan tareas
sencillas. Pero ponerse en la piel del lector al que va dirigido el texto en cuestión ya implica un
esfuerzo mayor. Hay que imaginar cuánto sabe del tema, qué debe explicarse y qué no, qué
referencias acerca del contexto en que se eligió el tema hay que brindarle, qué menciones a la
bibliografía se deben consignar, cuánto recuerda del capítulo anterior y cuánto debe ser
reiterado, qué distancia tomar respecto del escrito (por ejemplo, mantener la forma impersonal
se cree, se ha probado o incluirse a través e la primera persona del plural: creemos, hemos
afirmado, etc.). Todas estas son decisiones que debe tomar el que escribe la monografía sin que
ningún procesadorpueda ayudarlo. Y son estas decisiones las que contribuirán en buena
medida a conseguir la eficacia del texto; por eso deben ser tenidas en cuenta desde la primera
versión que se haga del trabajo y ajustarse y controlarse en las sucesivas reescrituras.
Aunque se haya leído mucho sobre el tema y se sepa que decir, la hoja en blanco suele producir
cierta parálisis. Por lo tanto, conviene empezar a escribir aunque sea en forma desordenada a
partir de lo se vaya presentado ante cada título y no buscar inmediatamente una forma
definitiva. Revisar, releer y corregir serán las herramientas indispensables en esta etapa de
redacción.
Si fuera posible, también ese pueden señalar en este punto del trabajo, las imágenes o cuadros
que se podrían incluir más adelante.
Conviene esbozar, además, la introducción y la conclusión para la monografía, aunque en
sucesivas revisiones haya que hacer modificaciones. De esta manera, se tendrá una versión
completa y una visión de conjunto de lo producido hasta el momento.
Redacción definitiva
Es indudable que no existe la posibilidad de dar indicaciones que aseguren el éxito de la
escritura. También en esta tarea hay mucho de práctica, de borradores que se descartan, de
comentarios de los lectores, de aprendizaje que se hace con la escritura misma.
Oraciones y párrafos
En lo posible, se trata de no escribir párrafos ni oraciones muy largos. Si en el borrador se han
dejado fluir las ideas, esta es la hora de acotarlas, separarlas y evitar la profusión de
pronombres y subordinadas.
Es conveniente releer varias veces y desde le principio el escrito para comprobar su cohesión y
mantener la unidad temática.
Por ejemplo, es preferible repetir un sujeto, antes que no saber de quién se habla si se emplea
un pronombre. Otras veces, es necesario reordenar las ideas porque se comprueba que algunas
se desvían del tema y deben formar parte de otro capítulo.
La subdivisión en párrafos y la inclusión de subtítulos, en general, facilita la comprensión.
Al elegir títulos y subtítulos debe pensarse que sean a la vez significativos respecto del
contenido del texto y atractivos para el lector. Un titulo sugerente invita ala lectura, y es posible
imaginar versiones más interesantes que la sola enunciación del contenido disciplinar.
La puntuación es, sin duda, garantía de comprensión, pero no pueden darse reglas ‘particulares
para la redacción de una monografía. La única indicación posible es que no deben usarse
puntos suspensivos (salvo en las citas en que se ha omitido algún fragmento), ni signos de
exclamación. Para los demás casos. Se puede consultar algún libro
de gramática o diccionario que incluya las reglas generales.
Citas y notas al pie
Una monografía se nutre de gran variedad de materiales escritos que deben ser citados según
las normas en uso.
En líneas generales, los textos consultados se pueden parafrasear, es decir, explicar o ampliar.
También en este caso debe citarse la fuente.
Toda vez que se transmite literalmente una frase de otro autor, debe consignarse la
correspondiente referencia bibliográfica.
Si la cita fuera breve, puede aparecer a lo largo del texto entre comillas, en caso de citas
textuales, conviene destacarlas de alguna manera, por ejemplo usando un margen izquierdo
más amplio o mediante bastardillas.
En cuanto al uso de las notas, conviene recordar las más frecuentes:
 Indican la referencia bibliográfica de una cita. Aunque hemos señalado que hay otras
maneras de dar esta indicación dentro del texto, es conveniente que figuren a pie de página
o al final del capítulo para que el lector ubique rápidamente los datos que le interesen.
 Agregan datos sobre bibliografía complementaria. También conviene registrarla a pie de
página.
 Remiten a otras partes del trabajo. Cuando es necesario consultar otro capítulo un otra
sección del mismo capítulo, el señalamiento se hace mediante una nota al pie.
 Amplían una información. Para no recargar el texto con explicaciones o argumentos
secundarios, se los desarrolla a pie de página.

En todos los casos, las notas no deberán ser extensas porque de otra manera se constituirían en
apéndices, es decir, textos que, en forma de anexos relacionados con el tema central, se
desarrollan al final de un capítulo.
La bibliografía
La bibliografía está compuesta por la referencia bibliográfica de los libros, artículos,
documentos, etc. consultados al elaborar la monografía, hayan sido citados a lo largo del texto
o no.
Si no es muy extensa, puede ubicarse al final del trabajo. Cuando se trata de monografías de
mayor envergadura, suele consignarse, además, la bibliografía correspondiente al final de cada
capítulo.
La forma de organizarla varía según las necesidades puede hacerse por orden alfabético,
ordenando de esta manera los apellidos de los autores, dividirla por temas, determinando
cuáles son los fundamentales y agrupando por orden alfabético a los autores de cada uno; o
bien, clasificarlas por tipos de documentos; libros, artículos, cartas, leyes, etc.
Aspectos gráficos
Cuando se ja releído la monografía completa varias veces, y se han corregido oraciones,
párrafos y hasta capítulos enteros; cuando todo parece estar controlado, revisado y terminado,
aún falta poner a punto el diseño de las páginas, la reorganización de la información en forma
de gráficos, la inclusión de imágenes, la elaboración del índice, es decir, la presentación
general.
En lo que se refiere a títulos y subtítulos. Es necesario destacarlos de alguna manera, aunque
manteniendo el criterio para cada categoría (por ejemplo, los títulos se escriben en negrita y
subrayados y los subtítulos sólo se subrayan.) Ambos se colocan junto al margen.)
La sangría, al comenzar cada párrafo puede ser de dos o tres espacios.
También debe tenerse en cuenta qué se subraya a lo largo del texto:
 Las expresiones extranjeras que no sean de uso común.
 Los nombres científicos.
 Los términos técnicos. Los títulos de libros, películas, diarios, poemas, cuadros.
 Las frases (no demasiado largas) que presenten una tesis o su demostración.

Otro de los asuntos por considerar, en esta puesta a punto, es el de las imágenes y gráficos
incluidos. Cada vez que aparezca un mapa, una fotografía, etc. será necesario acompañada del
epígrafe correspondiente, es decir, la leyenda que indique de qué se trata y cuál es la por fuente
de la que procede.
Además, habrá que evaluar qué información puede ser presentada en forma de cuadro,
infografía, red conceptual, etc. y proceder a diagramar la página en consecuencia.
El índice
El índice debe contener todos los títulos y subtítulos de la monografía con las mismas palabras
y la indicación de la página en donde se encuentran. Suele ubicarse al principio o al final del
trabajo, pero es más cómodo de consultar si está al comienzo.
Relectura del original
El control de detalles finales debe ser exhaustivo.
Resulta indispensable hacer una lectura de corrido del texto para evaluar la coherencia global,
la relación entre las ideas, las repeticiones, la necesidad de agregar conectores y todos los
aspectos de la cohesión.
Alguno puntos débiles del texto que conviene revisar especialmente son:
 La relación de los títulos y subtítulos (se advierte con una lectura de corrido).
 Las conexiones entre los párrafos y los capítulos entre sí.
 La numeración de capítulos y parágrafos debe ser correlativa.
 La precisión de notas y referencias bibliográficas.
 La corrección de la ortografía y la puntuación,
 Las palabras repetidas.

5. Apéndice
Elementos técnicos
El acopio de información
Es indudable que cualquier trabajo académico requiere de
la integración y producción personales, a través de síntesis, comentarios y resúmenes de los
textos que nos proporcionan las fuentes de información, para que nuestro documento
contenga; alguna porción de originalidad.
Para aquellos que se inician en estas disciplinas, recomendamos leer primero la información
requerida y después expresarla con palabras propias. Ejemplo:
La idea de fundación de la Casa del Obrero Mundial partió de los líderes españoles Juan
Francisco Moncaleano y Eloy Armental, en cuyo derredor se agruparon Rosendo Salazar;
Celestino Gasca, Antonio Díaz Soto y Gama, Lázaro Gutiérrez de Lara, Manuel Sarabia, Rafael
Pérez Taylor, etcétera. El fin de los fundadores fue crear un órgano orientador de las masas
obreras que empezaban a sindicarse y a luchar por la unificación
del movimiento obrero. Interpretación del texto:
Con objeto de crear un órgano que orientara a las incipientes masas obreras que luchaban por
la unificación de la clase trabajadora, los líderes españoles Juan Francisco Moncaleano y otros
concibieron la idea de fundar la Casa del Obrero Mundial
De más está recordar que es conveniente conocer el significado de las palabras que
transcribamos y utilicemos.
Citas textuales
No obstante las consideraciones anteriores, en ocasiones se hace necesario observar ciertas
formalidades para evitar confusiones e imprecisiones.
En principio, toda cita textual debe proporcionar los datos de la fuente donde se extrajo la
información, ya sea que se mencione en el texto o en una nota a pie de página.
Cita Mixta
Se hace cuando sea necesario agregar o anteponer a una síntesis, comentario o resumen, las
palabras textuales del autor, como complemento o evidencia.
Ejemplo:
Con respecto al caso específico de la pintura mural desarrollada durante esos veinticinco años
(1950—1975), dice Xavier Moyssén que: "La labor de los maestros adictos a una pintura de
expresión monumental con un sentido político—social, se mantuvo con gran actividad en un
considerable número de murales, ejecutados bajo las más diversas y discutibles técnicas [...]".
Cita Textual
En ella se recogen exclusivamente fragmentos o párrafos completos del texto original, debido a
que sea difícil resumir o sintetizar, o para probar lo asentado por un autor, o para apoyar o
criticar un comentario. Es la que presenta más variables. (Se debe evitar el exceso de esta clase
de citas, ya que como antes dijimos —la finalidad de cualquier trabajo académico requiere de la
integración y producción personales.) La transcripción debe ser correcta y estar entrecomillada
al principio y al final.
Cuando se desee resaltar un párrafo o una palabra, se subrayan éstos y se indica, al final de la
nota correspondiente, que el subrayado es nuestro:
"[...] Pero lo significativo es el hecho de que la pintura, en sus manifestaciones tradicionales,
mural o cuadro de caballete, continúa siendo la forma, más representativa
del arte de México [...]"
Toda observación personal debe ir entre corchetes: [ ]. En los trabajos de investigación, los
corchetes tienen la función de encerrar comentarios o aclaraciones en las citas textuales para
darle sentido a un fragmento. Aunque son parecidos, no debemos sustituirlos por paréntesis:
"[...] Se mantuvo con gran actividad en un considerable número de murales, ejecutados bajo las
más diversas y discutidas técnicas durante los [veinticinco] años que aquí se estudian".
Si el texto transcrito presenta un error significativo o una incongruencia, se respetan
escrupulosamente éstos y se coloca la palabra latina sic (= así, de esta manera) entre corchetes,
para indicar que el error no es nuestro:
"En relación con el arte de la pintada [sic] es necesario anticipar que éste encontró un amplio
campo de desarrollo tanto en la práctica de la obra mural como en la del cuadro de caballete [...
]".
Si, no obstante el error o incongruencia, estamos en posibilidad de ilustrar al lector, en este
caso insertamos las abreviaturas i. e. (id est= esto es), e inmediatamente después la corrección,
todo esto también entre corchetes:
"En relación con el arte de la pintada [i. e. pintura] es necesario anticipar que éste encontró un
amplio campo de desarrollo tanto en la práctica de la obra mural como en la del cuadro del
caballete [...]"
Cuando nuestra transcripción omita palabras o párrafos para hacer más clara la idea que se
desea expresar, se indica lo anterior con tres puntos suspensivos, entre corchetes, de la manera
siguiente:
"[...] el cuadro de caballete [...] compitió con la pintura ejecutada en las superficies de los
muros [...] ventajosamente; [...]"
Cuando la transcripción lleve una palabra o una frase entrecomillada, esta última usará sólo
una comilla, o comillas francesas:
"Al parecer, los artistas mexicanos 'se la han jugado' al aceptar conscientemente una tradición
renovada".
Una punteada indica la supresión de uno o varios párrafos en una transcripción continua:
"Artículo 22. La aceptación podrá ser retirada si su retiro llega al oferente antes que la
aceptación haya surtido efecto en ese momento.
"Artículo 24. El contrato se perfeccionará en el momento de surtir efecto la oferta conforme a lo
dispuesto en la presente Convención. "Toda transcripción que exceda de cinco renglones será
separada del texto con dos cambios, se le suprimirán las comillas e irá con un margen
equivalente a la sangría. Ejemplo: Entre las normas del procedimiento, y a partir de su
introducción, se anunciaban las expectativas del Acuerdo: Si estos principios son desarrollados,
el resultado será la estabilización del mercado mundial fuera del mercado interior de
los Estados Unidos [...] Para hacer efectivo lo antedicho, será necesario que los grupos adopten
una política uniforme, lo cual en cada país productor deberá considerarse separadamente, de
acuerdo con las condiciones existentes en los mismos. Sin embargo, estos postulados no
satisficieron a muchos de los representantes extranjeros.
Es redundancia explicar en el texto algún tópico y después repetirlo en una cita textual, ya que
éstos deben estar íntimamente ligados, incluso con la puntuación:
Con relación a los monopolios, en el artículo 28 constitucional se dice que: "Artículo 28. En los
Estados Unidos Mejicanos quedan prohibidos los monopolios, las prácticas monopolices [...]"
Lo correcto es:
Con relación a los monopolios, en el artículo 28 constitucional se dice que "[...] En los Estados
Unidos Mexicanos quedan prohibidos los monopolios, las prácticas monopólicas [...]"
La bibliografía
La bibliografía es una lista en la cual se describen las características editoriales de cada una de
las fuentes consultadas por el autor sobre determinada materia.
Las fichas se ordenan alfabéticamente por apellidos de autor, sin numerar.
El encabezamiento se destaca por medio del párrafo francés, el cual consiste en que la primera
línea queda afuera de la ficha:
LASTRA LASTRA, José Manuel, Fundamentos de derecho, México, McGraw—Hill, 1994, 356
pp.
A fin de evitar repeticiones en una bibliografía en la que el mismo nombre de un autor se
sucede dos o más veces, éste se sustituye poniendo rayas:
FIX—ZAMUDIO, Héctor, Ensayos sobre el derecho de amparo, México, UNAM, Instituto
de Investigaciones Jurídicas, 1993, 515 pp.
y OVALLE FAVELA, José, Derecho procesal, México, UNAM, 1991, 145 pp.
Ficha Bibliográfica
En ella se consignan las partes esenciales de un libro.
Los datos para elaborarla deben extraerse de las páginas interiores(portada interior y página
de derechos de autor). Los principales son:
 Nombre del autor, empezando por sus apellidos
 Título y subtítulo del libro, subrayado
 Número de edición
 Lugar de impresión
 Nombre de la editorial
 Año de publicación
 Tomo y volumen
 Número de páginas

Si en general aprendemos una forma con los datos básicos:


GONZÁLEZ CASANOVA, Pablo, La democracia en México, México, Era, 1962, 261 pp
Ficha Hemerográfica
Cuando se consigna un artículo contenido en una obra de referencia general, en un periódico o
en una revista, los datos se arreglan de la manera siguiente:
Artículos de diccionarios y enciclopedias
Si el artículo o ensayo están firmados por un autor, la ficha se arregla de esta forma:
 Nombre del autor, empezando por sus apellidos
 Título del artículo, entre comillas
 Nombre del diccionario o enciclopedia, subrayado
 Número de volumen
 Lugar de impresión
 Nombre de la editorial
 Año de publicación
 Número de páginas entre las que se encuentra el artículo

GARAMENDIA, Pedro, "Víctor Hugo", Enciclopedia universal ilustrada, vol. 28, Madrid,
Espasa—Calpe, 1975, pp. 612—616.
Si el artículo no está firmado, la ficha se encabeza por el título de aquél.
Artículos de revistas
Cuando tomamos un artículo de una revista, la ficha se hace de la manera siguiente:
 Nombre del autor, empezando por sus apellidos
 Título del artículo, entre comillas
 Nombre de la revista, subrayado
 Lugar de impresión
 Tomo, volumen o año
 Número de la revista
 Periodo que abarca la revista
 Año de publicación
 Número de páginas entre las que se encuentra el artículo
Evolución del suicidio desde una perspectiva histórica

Enviado por alfredo hernandez jimenez

Planteamiento del problema

1. Justificación

2. El suicidio a través de la historia

3. El suicidio en el la epoca actual

4. El suicidio en america latina

5. Teorías que pretenden explicar el suicidio

6. Comportamientos autolítico

7. Definiciones

8. Discusión

9. Conclusiones

10. Referencias

Planteamiento del problema

La conducta suicida es un fenómeno complejo con implicaciones psicopatológicas, sociales,


morales, económicas, por la que resulta muy difícil encontrar una definición universal del mismo,
sin embargo diversos autores han tratado de definir la conducta suicida, el primero que definió
el suicidiofue (Émile Durkhiem en 1897), posteriormente Rojas (1998) establece un concepto más
operativo: "se entiende por suicidio aquella conducta o conjunto de conductas que, dirigidas por
el propio sujeto, conducen a la muerte, ( suicidio consumado) o una situación de gravedad mortal (
suicidio frustrado), bien de forma activa o pasiva." (1)

Sin embargo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado tres conceptos diferentes
del suicidio, en 1969 establece que el suicidio es, acto suicida "todo hecho por el que
un individuo se causa a sí mismo una lesión, cualquiera que sea el grado de intención letal y
de conocimiento del verdadero móvil", (1) 1976 definió actos suicidas, suicidio e intento de
suicidio. Los actos suicidas como "hecho por el que un sujeto se causa a sí mismo lesión,
independientemente de su intención y del conocimiento de sus motivos". El suicidio como
"muerte que resulta de un acto suicida" e intento de suicidio como "acto suicida cuyo resultado no
fue la muerte". (2) Una definición del suicidio ampliamente aceptada es la que considera que es
una actuación con un resultado letal, que es iniciado y realizado por la persona, que sabe y espera
el resultado letal de su acto y a través del cual pretende tener los cambios que desea (OMS, 1986)
(2).

La Organización Mundial de Salud, en su 66ª Asamblea Mundial de la Salud desarrollada en mayo


del 2013 acepta que no hay una explicación única de por qué se suicidan las personas. Muchos
suicidios se cometen impulsivamente y, en tales circunstancias, el acceso fácil a medios tales como
plaguicidas o armas de fuego pueden marcar la diferencia entre la vida o la muerte de una
persona. Son dos los elementos (ejes) que pueden considerarse como integrantes de la conducta
suicida el primer eje es el "criterio de autoinflingidor" es decir la propia acción violenta, el segundo
(eje) será el "criterio de propósito", que hace referencia a la finalidad de muerte, la presencia de
ambos ejes o la ausencia de uno de ellos determinaran las diferentes formas con que puede
presentarse la conducta suicida, (5) la persona con idea de suicidio, es incapaz de hacer uso
del pensamiento complejo para dominar un situación percibida como insoportable y convencido
de que no existe salida, planea y ejecuta una auto-lesión, tipo de comportamiento ambivalente
(deseos de vivir y deseos de muerte), estos se complementan y

hasta se contradicen, el acto se reviste de odio y amor, de coraje y cobardía, de temor y audacia
(Dahlberg & Krug, 2003).

Ante este contexto se pretende llevar acabo la presente investigación, realizando una revisión
documental de diversos artículos científicos que permitan identificar las causas que motivan al ser
humano a autoinflinjirse o causarse la muerte.

Justificación

El suicidio es en realidad un problema de salud pública, el comportamiento suicida en el que se


incluyen la ideación suicida, el intento de suicidio y el suicidio, la OMS (Organización Mundial de la
Salud), estima que en el 2012 ocurrieron 804 000 muertes por suicidio lo que representa una tasa
anual mundial de 11,6 por cada 100 000 habitantes, en mayo del 2013 en la 66ª asamblea mundial
de salud adoptó el primer plan de acción sobre salud mental en su historia. La prevención del
suicidio forma parte de este plan y se propone reducir la tasa de suicidio en un 10% para el 2020,
(2) hasta el 2013 la OMS decía que en el mundo una persona se suicidaba cada 40 segundos, para
el 2014, esta cifra cambia alarmantemente, la Organización Mundial de Salud afirma que un
suicidio se comete cada 20 segundos. (1)

El suicidio es una de las tres primeras causas de muerte o defunción en el grupo etario de 15 a 44
años en algunos países, y, la segunda causa en el grupo etario de 10 a 24 años, (2) en estas cifras
no se incluyen las tentativas de suicidio que son hasta 20 veces más frecuentes, se estima que a
nivel de morbilidad el suicidio fue de 1.8% en 1998, y, que para el 2020 superara el 2.4% en los
países desarrollados y en los antiguos países socialistas. Tradicionalmente el suicidio se había
registrado entre las personas del sexo masculino de edad avanzada, actualmente estas tasas han
dado un giro impresionante afectado a los jóvenes de ambos sexos, las tasas han ido en
incremento hasta el punto de ser el grupo de mayor riesgo en la mayoría de los países, algunos
autores consideran que afecta a un tercio de los países tanto

desarrollados o en vías de desarrollo. Los trastornos del estado de ánimo, especialmente


la depresión, los trastornos por consumo de alcohol y otras sustancias aditivas son sin duda un
importante riesgo de suicidio, independientemente de la descomposición social y familiar que
también juega un papel muy importante para que los jóvenes tomen la decisión de quitarse la
vida.

La presente tesis titulada "Evolución del suicidio desde una perspectiva histórica" surge de dos
aspectos el primero es el de obtener el grado de Master en Enfermería Psiquiátrica y de Salud
Mental y el segundo de la necesidad de conocer y tratar de comprender este fenómeno social que
a enlutado a millones de hogares a través de los tiempos.

Objetivos

 a) Objetivo general

Realizar una revisión documental relacionada al suicidio, con la finalidad de conocer las causas que
conllevan a este

Objetivos específicos

1.- Describir el fenómeno del suicidio a través de la historia

2.- Conocer las diferentes teorías que tratan de explicar el fenómeno del suicidio

3.- Identificar las principales características del suicidio y su grado de vulnerabilidad social
imperante en el mundo

Hipótesis

Existe investigación suficiente relacionada al suicidio

Limitaciones y delimitaciones

Se considera que, para efectos de la presente investigación, existe la viabilidad para desarrollarla,
ya que se podrá realizar una búsqueda de artículos científicos en diferentes bases de datos, esto
con la finalidad de generar nuevo conocimiento e identificar posibles temas de investigación que
permitan ahondar sobre este fenómeno

2.- CAPITULO UNO

El suicidio a través de la historia

2.1 EPOCA ANTIGUA

El término suicidio y suicida es relativamente actual, surgiendo, según algunas fuentes en Gran
Bretaña en el siglo XVII, y según otras en Francia en el siglo XVIII. A pesar de ello, tradicionalmente
se ha definido que la palabra tenía su origen en el abate Prévots (1734), de quien la retomaría el
abate de Desfontaines (1737) y, posteriormente, Voltaire y los enciclopedistas (Plecier, 1985),
siendo incluida por la academia francesa de la lengua en 1762, como el acto del que se mata a sí
mismo (Sarró y de la Cruz, 1991)

El fenómeno del suicidio es tan antiguo como la historia misma de la humanidad, miles de años
después de que se registra o se tiene noticias del primer suicidio aún se continúan buscando las
causas que hacen que el ser humano se quite la vida con sus propias manos, no se puede saber o
predecir
qué tiempo pasara para que la ciencia logre determinar con certeza que es lo

que provoca esta conducta. En la antigüedad el suicidio, era aceptado en la mayor parte de
las sociedades. Así en Mesopotamia era asumido hasta el punto que, según un mito, el
primer hombre fue modelado con barro y sangre del dios suicida Bel. En Egipto la muerte
voluntaria no fue condenada (incluso la primera nota de suicidio de la historia conocida fue
firmada por un consejero faraónico del siglo III a.C.) y Cleopatra VII (69-30 a.C.) nos legó una
escena legendaria al dejarse morder por un áspid para evitar el ultraje de presenciar la victoria de
Augusto. Los galios, celtas, hispanos, vikingos, nórdicos y visigodos consideraron razonable el
suicidio por vejez, muerte de los esposos, muerte del jefe o enfermedad grave o dolorosa.
En China el suicidio era un acto de honor y lealtad mientras que en Japón se llevaba a cabo
mediante un acto ceremonial, motivado por expiación o por derrota. En Meso América los
mayas veneraban a Ixtab, diosa del suicidio, según los mayas quienes se suicidaban iban
directamente al paraíso porque su diosa Ixtad se ahorco colgándose de las puertas del cielo, era
una práctica tolerada, para defenderse de situaciones extremas, salvar el honor de una persona,
de la vergüenza pública o de las desgracias. Sólo entre las tribus africanas se rechazaba el suicidio,
al considerar que reflejaba la ira de los antepasados y se asociaba a brujería. El contacto físico con
el cuerpo del suicida era visto como maligno y terrible, e incluso se quemaba la casa y el árbol
donde se hubiese ahorcado el suicida, enterrándose el cuerpo sin los ritos habituales. En
la Grecia Clásica, a través de la mitología, empieza a consolidarse una simbología del suicidio en la
que se introducen diversos sentimientos como desencadenantes de la muerte voluntaria. Así
venganza, decepción (Egeo se suicidó por creer a Teseo muerto), culpabilidad (Yocasta lo hizo al
descubrir su incesto) y locura (Ayax al no conseguir las armas de Aquiles) fueron considerados
motivos para abandonar la existencia. Posteriormente el suicidio trasciende de las narraciones
míticas y pasa a ser una cuestión importante de la reflexión filosófica, pero por otra parte
comienza la condena social del mismo. Platón rechaza el suicidio porque considera que solamente
los dioses deciden cuando debemos abandonar la vida, y hace una excepción en el caso de que los
dioses intervengan y lo soliciten expresamente, tratando de impedir el suicidio por molicie (huir de
los trabajos) y cobardía ante las dificultades de la vida. Evidentemente esta postura crea graves
dificultades, ya que no hay manera de saber si el que se mata siente "el llamado de los dioses" o
cree haberlo sentido. Esta actitud propició la inclusión del suicidio en la temática legislativa y por
lo tanto el establecimiento de sanciones a los suicidas. Aristóteles se muestra claramente en
contra del suicidio, lo condena no sólo por ser un atentado contra la propia vida, sino porque
afecta a la Ciudad, y por tanto, el deshonor debía acompañar al que se destruía a sí mismo, por
cometer una injusticia contra la Ciudad, hecho no permitido por la Ley. Pero, a pesar de estas
opiniones condenatorias y cuidadosas de la vida en comunidad, la prohibición en Grecia no era
absoluta. El suicidio se permitía si estaba ordenado por el Estado, si era un llamado de los dioses,
si se producía bajo la opresión de un dolor incurable o si uno se enfrentaba sin defensas a una
vergüenza intolerable Se aceptaba, por tanto, un suicidio razonado en el cual los motivos
otorgaran un peso suficiente al acto y previamente se pidiera permiso a la autoridad (al Senado).
En la Roma Imperial se consideraba honorable entre políticos e intelectuales, y estaba prohibido
entre los esclavos. Cicerón (106-43 a.C.) o condenaba, con las excepciones del acto heroico y el
propio sacrificio en defensa del honor. Séneca (4 a.C.-65d.C.) entendía el suicidio y su
consumación como la puesta en práctica de la libertad que posee el ser humano para abandonar
una vida que considera ya indigna e impropia de su razón. Honor y libertad son los dos pilares que
sustentan su teoría sobre el suicidio como un acto moral y valiente, nunca de desesperación ni
cobardía. Lo considera un acto de total coherencia con la razón, como la manera de asegurar
nuestra propia libertad frente a la vida, la cual no ha de ser retenida siempre, pues lo bueno no es
vivir, sino vivir bien. Por eso el sabio vivirá tanto como deberá, no tanto como podrá. Séneca
inaugura con su pensamiento una visión en la que en la actualidad se apoyan aquellos que
defienden la calidad de la vida frente a la santidad de esta.

Realmente no se sabe con exactitud cuándo ocurrió el primer suicida, sin embargo, la Historia
dedica unas líneas a Periandro (siglo VI a.C.), uno de los Siete Sabios griegos. Diógenes Laercio
contó cómo el tirano corintio quería evitar que sus enemigos descuartizaran su cuerpo cuando se
quitara la vida, por lo que elaboró un plan digno de Norman Bates. El monarca eligió un lugar
apartado en el bosque y encargó a dos jóvenes militares que le asesinaran y enterraran allí mismo.
Pero las órdenes del maquiavélico Periandro no acababan ahí: había encargado a otros dos
hombres que siguieran a sus asesinos por encargo, les mataran y sepultaran un poco más lejos. A
su vez, otros dos hombres debían acabar con los anteriores y enterrarlos algunos metros después,
así hasta un número desconocido de muertos. En este punto cabe preguntarse si realmente fue un
suicidio o asesinatos por encargo.

En la india, los partidarios de la secta jaima se suicidaban arrojándose a las ruedas del carro de su
divinidad.

También se aceptaba el suicidio si moría uno de los esposos. En la india, bajo la influencia del
brahamanismo, los sabios, en su búsqueda del nirvana se suicidaban frecuentemente en el
transcurso de fiestas religiosa

2.2 EL SUICIDIO EN LA EDAD MEDIA

En la Edad Media surgió una mentalidad social y cultural que consideró el suicidio tabú y marcó
una clara ruptura con la Antigüedad Clásica, apareciendo la prohibición absoluta del suicidio junto
al castigo social y religioso. San Agustín arremete contra la muerte voluntaria, apoyándose en las
Sagradas Escrituras y el V Mandamiento "No matarás". Considera que este mandamiento no va
dirigido únicamente al prójimo sino a cualquier ser vivo en general, así el que se mata a sí mismo
comete pecado contra el V Mandamiento. Sin embargo, para explicar los suicidios cometidos por
los Santos, San Agustín opta por retomar la idea de Platón, "si es el mismo Dios el que realiza el
pedido, no nos es lícito despreciar los mandatos de Aquél". El cristianismo ve como virtuoso y
fuerte al hombre que soporta todas las infamias de la vida, la salida racional de la existencia ya no
es una prueba de valor sino más bien de cobardía frente a la vida, una mente débil, que no puede
soportar una vida miserable. Durante esta época el suicidio es penado rígidamente por las
leyesreligiosas. El Concilio de Arlés (452) declaró que el suicidio era un crimen.

En el Concilio de Braga (563) se dictaminó que el suicida no fuera honrado con ninguna
conmemoración en la liturgia, y se prohibió su entierro en el camposanto. En el Concilio de
Auxerre (578) se determinó que el cuerpo de los suicidas debía ser enterrado en la encrucijada de
los caminos, su memoria difamada y sus bienes confiscados. Posteriormente Santo Tomás de
Aquino (1225-1274) anexa al argumento de San Agustín sobre el suicidio como un atentado contra
la ley natural y contra Dios y el pensamiento aristotélico del perjuicio a la comunidad, por lo que
suicidarse es un pecado y además conlleva otro gran mal, el no tener tiempo para una penitencia
que pueda expiar tan horrendo pecado que va en contra de Dios, de la comunidad y de uno
mismo. Poco a poco ideas folclóricas sobre el suicidio como algo demoníaco fueron incorporadas
en el discurso religioso, fortaleciendo su valoración como acto condenable por estar ligado a
tendencias sombrías. Se propagaron los castigos religiosos como la excomunión y la negativa a
enterrar a los suicidas en el cementerio. A nivel legal era común ensañarse con el cadáver y
confiscarle todos sus bienes. Y además curiosamente el suicida fallido solía ser condenado a
muerte, pero la consumación del suicidio entre los reos tampoco eximía de ser ahorcado,
despedazado o quemado. Estos castigos respondían al temor y al deseo de controlar un acto que
era considerado delictivo y debía ser condenado para evitar su propagación (7)

2.3 EL SUICIDIO Y LA BIBLIA

La Biblia dice: "Y arreció la batalla contra Saúl, y le alcanzaron los flecheros, y tuvo gran temor de
ellos. Entonces dijo Saúl a su escudero: Saca tu espada, y traspásame con ella, para que no vengan
estos incircuncisos y me traspasen, y me escarnezcan. Mas su escudero no quería, porque tenía
gran temor. Entonces tomó Saúl su propia espada y se echó sobre ella. Y viendo su escudero a Saúl
muerto, él también se echó sobre su espada, y murió con él. Así murió Saúl en aquel día,
juntamente con sus tres hijos, y su escudero, y todos sus barones" (1 S. 31:3-6).

Ni el antiguo ni el nuevo testamento parecen prohibir el suicidio de forma muy explícita, aunque
se encuentran en ambos, relatos de suicidio: viejo testamento jueces 9, 54: Abimelec le pidió a un
escudero que lo atravesara con una espada. (suicidio asistido). Jueces 16, 30: sansón, ¨muera yo
con los filisteos¨ al derrumbar el lugar, se aplasta junto a todos los que estaban en el mismo.
(suicidio ampliado).

Reyes 1, 16, 18: zimri, ¨cuando vio que la ciudad iba a ser tomada, entró en la fortificación,
prendió fuego al palacio real y murió¨.

Macabeos 1, 16, 46: Eleazar, al igual que sansón, muere por aplastamiento, en este caso por un
elefante ¨se sacrificó por salvar a su pueblo y ganarse la fama eterna. (suicidio altruista).

Macabeos 2, 10, 13: Tolomeo (macrón) ¨al no poder desempeñar con decoro tan alto cargo,
desesperado se envenenó¨.

Samuel 2, 17-23: Ahitofel, ¨fue a su casa, puso todo en orden y se ahorcó¨.

Macabeos, 2 14, 42-46: razis, uno de los ancianos de Jerusalén, muy patriota, de muy buena fama
y bondadoso, llamado ¨padre de los judíos¨, al ser rodeado por el enemigo y ante el temor de caer
en sus manos y padecer ultrajes, se hirió en el vientre, pero no moría, subió el muro y se arrojó al
vacío, pero tampoco murió, se estrelló contra una roca abrupta y con ambas manos agarró sus
intestinos y los arrojó al enemigo.

Tobías 3, 10: se describen las ideas suicidas de Sara ¨se sintió tan afligida que quiso ahorcarse¨. Los
mandamientos de la ley de dios: el quinto mandamiento: no matarás. El sexto mandamiento: no
cometerás actos impuros (10)

2.4 EL SUICIDIO EN EL RENACIMIENTO


Durante el Renacimiento, aunque algunas posiciones filosóficas disentían de la valoración del
suicidio como pecado o crimen, y lo justificaban en determinadas circunstancias de dolor y
sufrimiento, a nivel popular persistían las mismas actitudes de condena hacia los suicidas.

Con la revolución francesa y el nacimiento de la Ilustración, el suicidio deja de contemplarse como


un acto criminal. Sin embargo, la Iglesia lo seguía prohibiendo y castigando, por lo que a nivel
popular continuó la idea del pecado mortal. Con el nacimiento del Romanticismo, se exalta el
sentimiento, y se valoran las motivaciones psicológicas por encima de la ética y se considera el
suicidio como un acto libre y como expresión de desesperanza. Para Jasper y
los filósofos existencialistas, el suicidio es la expresión máxima de la dignidad humana y es la
forma de expresar el hombre su libertad.

En la España de los siglos XVIII y XIX se condenaba el suicidio, ya que era un acto que iba contra
Dios, aunque la pena era menor si se debía a enfermedad, miseria o falta de trabajo. En el siglo XX
la postura cambia y se empieza a tener en cuenta la influencia del ambiente social y moral en la
conducta suicida. Hoy está condenado el suicidio en las religiones cristiana, judía e islámica. El
suicidio es un tema tabú en nuestra cultura porque no hemos sido educados en la idea de la
muerte, incluso cuando se trata de un fallecimiento por causas naturales, y porque las creencias
religiosas predominantes en el sur de Europa siempre lo han considerado una conducta
reprochable.

2.5 EL SUICIDIO EN LA EDAD MODERNA

En la Edad Moderna ante los cambios sociales, los humanistas se interesaron en las costumbres
antiguas y los argumentos estoicos en defensa del suicidio. Así, Tomás Moro, Michael de
Montaigne, Francis Bacon, entre otros, redactaron apologías de la autodestrucción que
cuestionaban los prejuicios tradicionales. Montaigne (1533-1592) escribió que era hora de morir
cuando vivir reportaba mayor mal que bien y consideraba que es ir contra las propias leyes de
la naturaleza el conservar la vida para tormento e insatisfacción propia, manteniendo la antigua
regla de "O una vida tranquila, o una muerte feliz". Este autor también consideraba el
planteamiento cristiano de la necesidad de luchar frente al sufrimiento, de un vivir para el otro; y
que la posibilidad de vivir para las gentes de bien no depende de lo que les plazca, sino de lo que
deban. Así mantenía que es prueba de gran valor el mantener la vida en consideración a otro y es
un rasgo de singular bondad conservar la vejez, si se siente que ese esfuerzo es dulce, agradable y
provechoso para alguien querido. La sociedad moderna, sumida en un contexto de represión y
ataque al conocimiento, con la Iglesia Católica como epicentro de la moralidad colectiva, mantuvo
la condena al suicidio. Entre los siglos XVII y XIX, surgen importantes planteamientos filosóficos
sobre el suicidio con grandes defensores y detractores del mismo, a la vez que los castigos legales
se suavizaron, aunque se mantenía la negativa a enterrar a los suicidas en el cementerio y por otra
parte se otorgaba cierta solemnidad a los suicidios por honor, sobre todo a los de militares y los de
duelos. (8)

CAPÍTULO 2

El suicidio en el la epoca actual

Anualmente, cerca de 804 000 personas se quitan la vida y mucho más


intentan hacerlo. Cada suicidio es una tragedia que afecta a familias, comunidades y países y tiene
efectos duraderos para los allegados del suicida. El suicidio se puede producir a cualquier edad, y
en 2015 fue la segunda causa principal de defunción en el grupo etario de 15 a 29 años en

todo el mundo. El suicidio no solo se produce en los países de altos ingresos, sino que es un
fenómeno global que afecta a todas las regiones del mundo. De hecho, en 2015, más del 78% de
los suicidios en todo el mundo tuvieron lugar en países de ingresos bajos y medianos. El suicidio es
un grave problema de salud pública; no obstante, es prevenible mediante intervenciones
oportunas, basadas en datos fidedignos y a menudo de bajo coste. Para que las respuestas
nacionales sean eficaces se requiere una estrategia de prevención del suicidio multisectorial e
integral.

Si bien el vínculo entre el suicidio y los trastornos mentales (en particular los trastornos
relacionados con la depresión y el consumo de alcohol) está bien documentado en los países de
altos ingresos, muchos suicidios se producen impulsivamente en momentos de crisis que
menoscaban la capacidad para afrontar las tensiones de la vida, tales como
los problemas financieros, las rupturas de relaciones o los dolores y enfermedades crónicos.

Además, las experiencias relacionadas con conflictos, desastres, violencia, abusos, pérdidas y
sensación de aislamiento están estrechamente ligadas a conductas suicidas. Las tasas de suicidio
también son elevadas

entre los grupos vulnerables objeto de discriminación, por ejemplo, los refugiados y migrantes; las
comunidades indígenas; las personas lesbianas, homosexuales bisexuales, transexuales,
intersexuales; y los reclusos. Con diferencia, el principal factor de riesgo de suicidio es un intento
previo de suicidio.

El suicidio es una de las condiciones prioritarias del Programa de acción para superar la brecha en
salud mental establecido por la OMS en 2008, que proporciona orientación técnica basada
en pruebas científicas con miras a ampliar la prestación de servicios y atención de problemas de
salud mental, neurológicos y abuso de sustancias. En el Plan de acción sobre salud mental 2013-
2020 los Estados Miembros de la OMS se comprometieron a trabajar para alcanzar la
meta mundial de reducir las tasas nacionales de suicidios en un 10% para 2020.

Luis Mora, responsable de género, derechos humanos y cultura de UNFPA, (fondo


de población de naciones Unidas) con sede en Nueva York, en su informe, el estado de la
población mundial 2016, menciona que los factores que desencadenan la "primera causa de
mortalidad entre las chicas de 15 y19 años de edad es el suicidio, este rango de edad se amplia
para las chicas de 10 y 19 años de edad, el suicidio ocupa el segundo lugar, el primer lugar es para
el VIH, debido a la desinformación que existe sobre salud sexual y al comercio y violencia sexual
que son sometidas, en el mismo informe se menciona que la edad de 10 años "es fundamental"
para todas las niñas del mundo, ya que se acercan a la pubertad. En algunas zonas una niña de esa
edad cuenta con posibilidades ilimitadas y comienza a hacer opciones que influirán en
su educación, sin embargo, en otros países, cuando una niña atraviesa la pubertad" se considera
como un producto que se puede comprar o vender o negociar, nueve de cada 10 niñas viven en un
país en desarrollo, el futuro se vislumbra borroso, para la generación de jóvenes más grande de la
historia de la humanidad que actualmente es de 1,700,000000, de los 125 millones de niños de 10
años de edad que existen actualmente, nueve de cada 10 residen en regiones menos desarrolladas
del planeta, dentro de este porcentaje, 50.40%, el 11,73% reside en África oriental y meridional, el
8.75% reside en África occidental y central, el 8.69% en América y el caribe, 5.81% en el estado
árabe y el 3.01% en Europa oriental y Asia central. (amp. el mundo.es)

3.2 epidemiologia del suicidio en el mundo

En el 2012 se registraron en el mundo unas 804 000 muertes por suicidio, lo que representa una
tasa anual mundial de suicidio, normalizada según la edad, de 11,4 por 100 000 habitantes (15,0
entre hombres y 8,0 entre mujeres). Sin embargo, como el suicidio es un asunto delicado, incluso
ilegal en algunos países, muy probablemente haya subnotificación. En los países con buenos datos
de registro civil, el suicidio puede estar mal clasificado como muerte por accidente o por otra
causa. El registro de un suicidio es un procedimiento complicado que involucra a varias
autoridades diferentes, incluso a menudo a la policía.

En los países sin registro fiable de las muertes, los suicidios ni se cuentan. En los países ricos se
suicidan tres veces más hombres que mujeres, pero en los de ingresos bajos y medianos la razón
hombre: mujer es mucho menor, de 1,5 hombres por cada mujer. A nivel mundial, los suicidios
representan un 50% de todas las muertes violentas registradas entre hombres y un 71% entre
mujeres. Con respecto a la edad, las tasas de suicidio son más elevadas entre las personas de 70
años de edad o más tanto entre hombres como entre mujeres en casi todas las regiones del
mundo. En algunos países las tasas de suicidio son más elevadas entre jóvenes, y a nivel mundial el
suicidio es la segunda causa principal de muerte en el grupo de 15 a 29 años de edad. La ingestión
de plaguicidas, el ahorcamiento y el uso de armas de fuego se encuentran entre los medios más
frecuentemente utilizados para el suicidio a nivel mundial, pero también se recurre a muchos
otros métodos, que varían según el grupo de población. Cada año, por cada suicidio cometido hay
muchos más intentos de suicidio. Significativamente, un intento previo de suicidio es el factor de
riesgo más importante de suicidio en la población general. Para una prevención eficaz de los
suicidios se requieren del registro civil, de los hospitales y de las encuestas una mejor
disponibilidad y calidad de los datos sobre suicidios e intentos de suicidio. La restricción del acceso
a los medios utilizables para suicidarse es un elemento clave de la prevención del suicidio. Sin
embargo, las políticas de restricción de esos medios (como la limitación del acceso a plaguicidas y
armas de fuego o la colocación de barreras en los puentes) requieren un conocimiento de los
métodos preferidos en diversos grupos de la sociedad, y cooperación y colaboración entre
múltiples sectores (prevención del suicidio un imperativo global). En la actualidad, el suicidio se
sitúa entre las quince primeras causad de muerte en el mundo, su tendencia es ascendente,
estimándose que en el 2020 la cifra de suicidios consumados será de 1.53 millones.

En los estudios de autopsia psicológica, la presencia del 90% de las personas que consuman el
suicidio, siendo los trastornos más frecuentes asociados, la depresión, el abuso de sustancias, los
trastornos psicóticos, los trastornos de personalidad y los trastornos de ansiedad, entre otros. En
este sentido es importante destacar las previsiones del estudio ESEMeD ( European study of the
Epidemilogy of Mental Disorders) que nos muestra que un 14,7% de la población Europea
presentara un trastorno afectivo a lo largo de su vida ( casi un 20%, en el caso de España, el 14.5
de la población presentara un trastorno de ansiedad y un 5,2% un trastorno por abuso de alcohol
Región o país: las tasas más altas de suicidio a nivel mundial se encuentran en Lituania
y Rusia (51,6 y 43,1 por 100 000 habitantes, y las más bajas en Azerbayan, Kuwait y Filipinas (1.1,
2.0 y 2.1 por 100 000 habitantes

En Europa, el suicidio es la décima causa de muerte, siendo los países de Europa Oriental las que
presentan mayores tasas. También se observan altas tasas en los países Nórdicos

Edad: aunque proporcionalmente las tasas de suicidio son más altas entre las personas de edad,
dada la distribución geográfica, el número absoluto de casos registrados es mayor entre los
menores de 45 años de edad, fenómeno que parece existir en todos los continentes y que no
están relacionados con los niveles de industrialización o riqueza. En Europa el suicidio en jóvenes
ha ido en aumentando entre los años 1980 y 2000, multiplicándose por cuatro su tasa.

Sin embargo, tanto el suicidio consumado con el intento de suicidio es raro antes de la pubertad.
(12)

CAPITULO 3

El suicidio en america latina

Aproximadamente un millón de personas en el mundo mueren por suicidio cada año, lo que
equivale a una muerte cada 40 segundos (Organización Mundial de la Salud, 2013). El suicidio
representa 1,4 % de las muertes a nivel mundial (Varnik, 2012) y se clasifica entre las 20
principales causas de mortalidad.

En la Región de las Américas ocurren alrededor de 65.000 defunciones por suicidio anualmente.
Históricamente, América Latina ha tenido tasas de suicidio inferiores al promedio mundial,
mientras que América del Norte se ubica en un segmento intermedio (Organización Mundial de la
Salud, 2013). (12)

El retraso en el reporte de los datos es uno de los problemas. En la Región, también existen
marcadas disparidades en las tasas de suicidio entre los distintos países, incluso entre algunos con
niveles similares de desarrollo (Liu, 2009). Otra de las dificultades está relacionada con la
notificación inicial de los suicidios y posibles clasificaciones erróneas. La validez de los casos
denunciados puede verse influenciada por factores culturales y religiosos, así como por la
estigmatización de quienes cometen este acto (Wasserman, 2005).

También existen diferencias entre las regulaciones legales de los países con respecto a cuáles
muertes deben clasificarse como suicidio. La determinación de la intención en lo que respecta a la
categorización de una muerte como suicidio se ve afectada no sólo por cuestiones legales sino
también por los aspectos socio-culturales mencionados anteriormente. Investigaciones en el
pasado han demostrado que las actitudes culturales hacia el suicidio son una de las razones por las
cuales muchos de estos actos se clasifican como "muertes de intención no determinada"
(Pritchard y Hean, 2008), (Kohn y Friedman, 2012). Por esta razón, es importante tener en cuenta
que las tasas de mortalidad por suicidio reportadas pueden, en muchos países, estar subestimadas
(Phillips, 2004). Si bien el número de muertes por suicidio y las tasas siguen siendo el dato más
visible, se hace necesario considerar la conducta suicida en sus diferentes expresiones. La
problemática del suicidio ocurre en un continuo, el cual incluye la ideación suicida,
la planificación y los intentos, muchos de los cuales no culminan en una defunción.

Diversos estudios han reflejado que por cada suicidio consumado ocurren de 10 a 20 o más
intentos suicidas (Organización Mundial de la Salud, 2013). La denuncia de los intentos suicidas
varía entre los países y en la mayoría de los casos no hay información disponible y confiable, por la
falta de un apropiado sistema de vigilancia.

A nivel mundial, los hombres tienen una mayor tasa de suicidios que las mujeres, con una razón
aproximada de 3,5 a 1. En contraste, las mujeres presentan mayores intentos suicidas que los
hombres. Una de las razones que explican este escenario es que los hombres emplean métodos
más violentos y letales.

La edad también es un factor de riesgo en el suicidio, aunque no en todos los países (Shah, 2007).

Por ejemplo, en Estados Unidos hay una muerte por cada 100 o 200 intentos entre las personas de
15 a 24 años de edad (Centers for Disease Controland Prevention, 2012), mientras que entre las
personas mayores de 65 años hay un suicidio por cada cuatro intentos (Friedman y Kohn, 2008).
En cambio, en otros países, las tasas de suicidio se redujeron entre los ancianos y aumentaron
entre las personas más jóvenes (Hawton y van Heeringen, 2009), en las personas entre 35 y 45
años e incluso en las personas entre 15 y 25 años de edad. Según los estudios de carga de
enfermedad, las lesiones auto-inflingidas, los intentos de suicidio y las muertes por suicidio
ocuparon en 2010 el 18.ª lugar, a nivel mundial, según los años de vida ajustados en función de
la discapacidad (AVAD), (años de vida ajustados por discapacidad) y constituyen el 1,5% del total
de AVAD. En América Latina, las autolesiones ocupan el 18.ª lugar y corresponden a 1,3% del total
de AVAD (Institute for Metrics and Evaluation, 2013). Cabe destacar que existe una estrecha
relación entre el suicidio y las enfermedades mentales, pues están presentes en más del 90% de
todos los casos de suicidio (Bertolote y Fleischmann, 2002). En términos de la prevención del
suicidio, es importante examinar los métodos más empleados (Mann et al. 2005). La disponibilidad
y el fácil acceso a medios letales como las armas de fuego, otro tipo de armas y sustancias
venenosas están correlacionados con un mayor riesgo de suicidio (De Leo et al. 2013). El suicidio
es una de las principales causas prevenibles de muerte para ambos sexos. La Organización
Panamericana de la Salud reconoce al suicidio como

un problema relevante de salud pública y ha fortalecido su cooperación técnica en este campo. En


su más reciente Plan Estratégico (2014-2017) determinó que el suicidio es uno de
los indicadores de impacto que deben ser evaluados en la Región.

Este informe proporciona una visión general de los patrones de mortalidad por suicidio en la
Región de las Américas y en sus subregiones. Los datos también se presentan por países. Se
analiza la distribución del suicidio según la edad, el sexo y los métodos empleados, así como
también las tendencias del suicidio a lo largo de dos décadas (1990-2009). (8)

4.2 EL SUICIDIO EN MEXICO

El 10 de septiembre del 2016 en un evento celebrado en la Ciudad de Aguas Calientes para


conmemorar el día mundial para la prevención del suicidio el Instituto Nacional
de Estadística y Geografía (INEGI), dio a conocer los siguientes datos. En año 2000 a 2014, la tasa
de suicidios se elevó de 3.5 a 5.2 por cada 100 mil habitantes. Ocho de cada 10 suicidios (80.2%)
fueron consumados por hombres y 19.8% por mujeres. Campeche (10.2), Aguascalientes (8.6),
Chihuahua (8.4) y Yucatán (8.4), son las entidades que presentan mayor tasa de suicidios por cada
100 mil habitantes. El 40.2% de los suicidios en 2014, se llevó a cabo en jóvenes de 15 a 29 años.
Entre este grupo de edad, la tasa alcanza 7.9 suicidios por cada cien mil jóvenes. La Secretaría de
Salud, en 2014, registró 2 292 egresos a causa de lesiones autoinfligidas. (10)

4.3 CAUSAS DEL SUICIDIO

Algunos de los patrones observados en la conducta suicida son: depresión, bipolaridad


y esquizofrenia, todo ellos considerados trastornos psiquiátricos. Otra característica del fenómeno
de los suicidios es que se presentan mayores tasas de suicidio en hombres, en personas de bajos
ingresos, en desempleados y en usuarios de alcohol y drogas. De acuerdo con la especialista
uruguaya Silvana Giachero Castaño, el 60% de casos de suicidio de menores de edad
en México son causados por el bullying. La experta considera que esta cifra es "alarmante".
Asimismo, Giachero consideró que existe una importante relación entre el bullying y la propensión
a delinquir ya que, muchos de los que practican bullying, se acostumbran a vivir en
la impunidad de sus acciones sin que estas sean castigadas. Aunque se desconoce si México sigue
siendo el primer lugar mundial en bullying, una encuestade la Organización de las Naciones Unidas
de 2010 así lo aseguraba, los problemas que acarrea esta práctica siguen siendo considerables.

De acuerdo con cifras del Cuarto Congreso Internacional de Bullying y Mobbing, la Ciudad de
México y Monterrey son las ciudades en donde más se han reportado casos de acoso escolar. (13)

4.4 EPIDEMIOLOGIA DEL SUICIDIO

En México

El suicidio es la muerte autoinfligida con la intención explícita de terminar con la propia vida (1 Se
estima que aproximadamente 800.000 personas en el mundo se suicidan cada año. En el año
2012, en México, la tasa de suicidio ajustada por edad y sexo fue relativamente baja, 4,2 por
100.000 habitantes, comparado con 11,4 por 100.000 habitantes en la población mundial, y 6,0
por 100.000 habitantes en los países de la Américas de similar nivel de desarrollo. Sin embargo, la
tasa de suicidio en la población mexicana presenta una tendencia de crecimiento sostenido. En
efecto, mientras que el nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que, a
nivel mundial, en el período comprendido entre los años 2000 y 2012, el número de suicidios
disminuyó 8,8% y la tasa ajustada de suicidios disminuyó 26,1%, en México la tasa de suicidios
aumentó 17,1%. Es importante notar que el incremento de la tasa de suicido fue especialmente
elevado en las mujeres (58,3%) Por otra parte. Lozano y colaboradores que analizaron las
principales causas de muerte prematura en el año 2010, observaron que el suicidio aumentó 1,25
veces entre los años 1990 y 2010, moviéndose así del lugar 21 al lugar 11. Cabe también notar que
la tasa ha ido creciendo paulatinamente en los últimos 40 años (1970-2013).

Teorías que pretenden explicar el suicidio

El suicidio es un fenómeno que ha causado que la gente se quite la vida utilizando diferentes
métodos, a través de los tiempos son varios los investigadores que se han preocupado por
elaborar teorías con las cuales pretenden explicar científicamente el suicidio. Enseguida se
mencionan algunas de estas teorías

5.1 Teorías géticas y biológicas. En medicina, las pruebas más convenientes de la participación de
los factores genéticos y biológicos en la conducta suicida proceden del estudio de varios temas,
que incluyen marcadores genéticos, estudios de la relación de los lugares de unión de las
sustancias neuroquímicas, y la conducta suicida en gemelos y personas adoptadas.

Marcadores genéticos

Los investigadores han descubierto un marcador genético de la ideación suicida.


Los análisis de ADN han revelado que el polimorfismo 102T/c en el gen receptor 5-HT2a, esta
significativamente asociados a la depresión mayor. En este estudio, se examinaron los individuos
con la escala de Hamilton de valoración de la depresión.

Los resultados indicaron que las personas con un genotipo 102c/c obtuvieron una puntuación
significativamente superior (un valor alto en el punto 3 de la escala indica suicida) a la de las
personas con genotipo T/C o T/T. Además, la concentración del receptor de la serotonina no se
normalizo después de tratar satisfactoriamente la depresión (Muller, 2000ª). Estos resultados
indican que, quizá, las personas tengan una predisposición biológica a los pensamientos suicidas,
frente a la opinión de que el suicidio es un defecto de carácter. Quizás, si los pacientes supiesen
que los impulsos suicidas tienen un componente genético, podrían solicitar ayuda más
rápidamente

5.2 Teorías Sociológicas

Emile Durkheim, sociólogo francés ha identificado a la sociedad como un factor que influye en las
tasas de suicidio. Este autor dividió los suicidios en tres categorías, egoísta, altruista y anómico. El
suicidio egoísta se refiere al suicidio de personas que no están fuertemente integradas en ningún
grupo social, pone como (ejemplo, el caso de un hombre divorciado, sin hijos y que vive solo). El
suicidio altruista describe el suicidio en personas que creen que su sacrificio beneficiara a la
sociedad, por ejemplo, un bombero que sabe que su vida está en peligro y que podría morir,
sacrifica su vida la intentar salvar a otra persona. El suicidio anómico se refiere al que se produce
en personas que tienen dificultad para relacionarse con los de más, adaptarse a un mundo de
factores estresantes abrumadores, o a una conducta social normal esperada, en este caso pone
como (ejemplo a un estudiante universitario que había sido popular en el instituto, tiene
dificultades para adaptarse a la vida universitario, se siente socialmente rechazado y se suicida)

5.3 Teorías psicológicas

Tanto Sigmund Freud como Karl Menniger creían que el suicidio era el resultado de dirigir la ira
hacia uno mismo. Sigmund Freud, el suicidiorepresentaba la agresión contra un objeto amado
introyectado. También dudaba que una persona se suicidase sin haber reprimido antes el deseo de
matar a alguien Menninger, basándose en la teoría de Freud, creía que el suicidio era un acto
de homicidio invertido, debido a la ira hacia otra persona. Además, pensaba que
todo individuo tiene un instinto de muerte personal y el deseo de morir (Sadock y Sadock, 2003)

5.4 Teoría de la conducta parasuicida


El término parasuicida describe a personas que se autolesionan (se provocan heridas), pero,
normalmente, no desean morir. A menudo, la autolesión es un método de afrontamiento,
empleado para abordar pensamientos o emociones inquietantes o para aliviar la tensión.

Los pacientes que se autolesionan afirman, normalmente, que no experimentan dolor y que están
furiosos contra sí mismos o loa demás. Se ha estimado que la incidencia de la autolesión en el
ámbito psiquiátrico es 50 veces superior a la observada en la población general. La autolesión se
observa, aproximadamente, en el 30% de los pacientes que abusan de sustancias oralmente, y en
el 10% de los pacientes que se inyectan drogas, antes de ingresar en un departamento para
drogadictos (Johnston, 2002; Sadock y Sadock, 2003)

5.5 Otros factores psicológicos

 Un deseo o fantasía de reunión: una noticia en la prensa describe la muerte de un varón


mayor, cuya esposa acababa de fallecer: Este varón había dejado una carta a sus hijos en
la que decía que ya no quería seguir viviendo sin su esposa y como creía en la vida después
de la muerte, había planeado reunirse con ella. Una manera de acabar con los
sentimientos propios de desesperanza e impotencia: la esperanza implica una sensación
de posibilidad, ofreciendo promesa de futuro y expectativas de satisfacción. Las personas
que manifiestan desesperanza se sienten inseguras, y creen que no hay soluciones a
sus problemas. La impotencia es el sentimiento de que todo lo que se puede hacer se ha
hecho; no queda nada más para mantener la esperanza.

 Un grito de ayuda: algunas personas intentan suicidarse en espera de obtener


la atención hacia sí mismas y reciben ayuda. Por ejemplo, una

 mujer de 49 años con problemas económicos intenta suicidarse tomando una sobredosis
moderada de somníferos, esperando que su novio, que nunca ha mostrado interés por su
problema, acuda a ayudarle

económicamente y emocionalmente.

 Un intento de salvar la cara o encontrar alivio en una vida mejor: por ejemplo, las
personas que sufrieron las consecuencias del hundimiento de la Bolsa en 1929, que
desencadeno la Gran Depresión, y se lanzaron desde las ventanas de los edificios, con
intención de suicidarse, al sentirse fracasadas. Estas personas se habían considerado
competentes, exitosas y respetadas antes del hundimiento de la Bolsa. Los suicidas
intentaron salvar la cara, y aliviarse de la responsabilidad de afrontar los fracasos
económicos.

5.6 Personas con riesgo de presentar una conducta suicida

Una de cada diez personas tiene pensamientos recurrentes o persistentes de suicidio.


Generalmente, los intentos de suicidio se notifican como accidentes para evitar a las familias las
consecuencias estigmatizadoras del suicidio y, para que no haya problemas con las compañías
de seguros, que, en caso de suicidio no se harían cargo de nada. Aproximadamente, el 80% de las
personas que intentan suicidarse ofrece señales, que se clarifican en verbales, conductuales o
situacionales. Las señales verbales de suicidio comprenden hablar de muerte, comentar que sus
allegados estarían mejor si no viviesen, y preguntar sobre las dosis letales de los fármacos: Las
señales conductuales de suicidio incluyen la redacción de cartas de amor tristes, enviar mensajes
de ira a un allegado que le haya rechazado, regalar objetos personales o contratar un seguro de
vida elevado. Las señales situacionales de suicidio describen sucesos o situaciones que se
producen alrededor o dentro de la persona como la muerte inesperada de un ser
querido, divorcio, fracaso laboral, o el diagnóstico de un tumor maligno. Estas señales
situacionales pueden situar a la persona en riesgo de suicidarse.

Existen varias clases de personas o grupos de personas que están en riesgo de presentar una
conducta de autodestrucción. Entre ellos se encuentran los siguientes.

5.7 Pacientes con trastornos psiquiátricos

Los trastornos psiquiátricos, como la mayor, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, el trastorno


psicoafectivo, los trastornos personalidad, de la conducta alimentaria, y el alcoholismo a la
drogadicción se encuentran entre los factores de mayor riesgo (Ayd y Palma, 1999; Lott, 2000). Por
ejemplo, los varones deprimidos se suicidan con existo, aproximadamente, cinco veces más que
las mujeres deprimidas. Más de 400000 pacientes con el diagnostico de esquizofrenia se suicidan
al año; aproximadamente, El 5% de los pacientes diagnosticados con un trastorno de la
personalidad antisocial se suicidan al año; y, casi del 10% al 15% de las personas alcohólicas se
suicidan al año. Aunque el 20% de las personas, con ansiedad intentan suicidarse, normalmente lo
consiguen (Sadoc y Sadock 2003)

Las alucinaciones con órdenes, los delirios de grandeza, la falta de control de los impulsos y una
conducta manipuladora pueden desencadenar intentos de suicidio, en pacientes con trastorno
psicótico. Una aflicción excesiva, ansiedad intensa, crisis de angustia, agitación o un desequilibrio
químico, son situaciones vinculadas al riesgo de suicidio en pacientes con depresión. Se sabe que
las personas con depresión grave se suicidan después de recibir un tratamiento y durante
el proceso de recuperación, momentos en los cuales el paciente tiene la suficiente energía para
llevar a cabo sus pensamientos de autodestrucción (Jacin, 1999). Las personas
con anorexia nervosa o bulimia manifiestan una forma pasiva de suicidio, que podrían activarse
debido a sentimientos frustración, culpa, ira o manipulación, y pérdida de control.

El alcohol y algunos fármacos o drogas causan depresión del sistema nervioso central. La mezcla
de alcohol y estas sustancias pueden producir una interacción entre ambos que pueden causar la
muerte.

Pacientes con enfermedades médicas. Se ha señalado que el porcentaje de suicidios entre los
pacientes hospitalizados no psiquiátricos, después del alta es tres veces superior al de la población
general. Las personas con enfermedad crónica o terminal han expresado verbalmente varias
razones para idear el suicidio, como dolor, sufrimiento (p. Ej., temor a una muerte horrible por
disnea, disfagia u otra causa), fatiga, pérdida de la independencia y disminución de la calidad de
vida. Algunos pacientes piden ayuda a los cuidadores, como profesionales médicos y
de enfermería, para practicar la eutanasia o el suicidio asistido por un médico, (Knowlton, 1998)
(4)

CAPITULO CINCO
Comportamientos autolítico

Magnitud del problema. La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera el suicidio como
uno de los problemas de salud pública más importante; no en vano representa el 1,4% de la carga
mundial de morbilidad. El suicidio provoca casi la mitad del total de muertes violentas del mundo,
lo que traducido a cifras representa aproximadamente un millón de víctimas al año. A la magnitud
cuantitativa del comportamiento autolítico deberemos añadir el que los suicidios o el
comportamiento provocan un.

El suicidio es la complicación más grave de los trastornos psiquiátricos siendo el 1% de


los ingresos en los servicios de urgencias de los hospitales generales por este motivo. De estos
ingresos el 5% requerirán el ingreso en una unidad de cuidados intensivos, mientras que el 2%
morirá tras la tentativa.

En lo referente a la morbilidad en los pacientes que realizan intentos de suicidio, más de la mitad
lo repiten, dato que nos da una idea de la elevada morbilidad. En cuanto a la morbilidad, el 10% de
los pacientes mueren por suicidio dentro de los 10 años siguientes a su primer intento. (José
Antonio de la Torre Brasas)

Si los datos mantienen esta tendencia actual, la OMS estima que, en el año 2020,
aproximadamente, 1,53 millones de personas consumaran un suicidio, lo que vendría a
representar un promedio de una muerte cada 20 segundos y un intento cada 1-2 segundos.

Suicidio: la Clasificación estadística internacional de enfermedades, en su 10ª. Revisión (CIE-10,


OPS, 1996), define el suicidio como acto con resultado letal, deliberadamente iniciado por el
sujeto, sabiendo o esperando el resultado letal y donde la muerte es un instrumento para obtener
cambios deseables en la actividad consciente y en el medio social. (17)

6.2 Aspectos éticos

Uno de los aspectos éticos que más debemos de tomar en consideración es el relativo a la
confidencialidad, es decir, el derecho que tiene la persona a que su información quede en el
ámbito profesional y sea usada fuera de ese ámbito sólo con su permiso. Sin embargo, cuando
valoramos y consideramos la posibilidad de que un paciente se suicide, nuestra primera
responsabilidad es proteger a ese paciente, lo que en ocasiones puede implicar romper esa
confidencialidad, sobre todo cuando necesitamos que personas cercanas o familiares de ese
paciente se conviertan en agentes de control y contención para evitar el suceso. Por tanto,
debemos informar al enfermo sobre su derecho a la confidencialidad, pero, igualmente, de cuáles
son los límites de ese derecho.

Otro de los principios éticos controvertidos en la atención al enfermo suicida es el principio de


autonomía, sobre todo si el dilema se produce cuando la decisión de quitarse la vida se toma bajo
una situación psíquica alterada que el personal sanitario puede valorar. El problema surge entre
preservar esa autonomía y confidencialidad y la obligación de preservar la vida del paciente. La
Asociación Americana de Psiquiatría (APA, Work Group on Suisidial Behavios, 2003), recomienda
romper la confidencialidad y la autonomía en beneficio de la seguridad.

6.3 Factores asociados al riesgo de suicidio


En la prevención y abordaje de la conducta suicida es de vital importancia identificar qué factores
aumentan o disminuyen este riesgo. El nivel de riesgo se eleva proporcionalmente a la cantidad de
factores presentes, aunque también es cierto que algunos de estos factores tienen un peso
específico mayor que otros.

 Factores de riesgo modificables; se relacionan con factores psicológicos, sociales y


psicopatológicos susceptibles de ser modificados clínicamente. Son:

 Trastornos afectivos.

 Esquizofrenia.

 Trastorno de ansiedad.

 Abuso de sustancias.

 Trastorno de personalidad.

 Otros trastornos mentales.

 Salud física.

 Dimensiones psicológicas.

 Factores de riesgo inmodificables: asociados al individuo o al grupo social de pertenencia;


se mantienen en el tiempo y el cambio de los mismos no dependen de la acción del clínico.
Son

 Heredabilidad.

 Sexo.

 Edad: adolescencia, vejes.

 Estado civil.

 Situación laboral y económica.

 Apoyo social.

 Conducta social previa.

6.4 Factores de riesgo individuales

La existencia de una alteración psiquiátrica/psicológica es uno de los predictores más sensibles de


suicidio, los más frecuentes son:

 Depresión mayor.

 Trastorno bipolar.

 Trastornos psicóticos.

 Trastornos de ansiedad.
 Trastornos de la conducta alimentaria.

 Abuso de sustancias.

 Trastorno de la personalidad.

 Factores psicológicos

 Desesperanza

 Rigidez cognitiva

6.5 Cuidados de Enfermería para el paciente con riesgo de suicidio

Valoración de enfermería por patrones funcionales

 1. Patrón percepción/mantenimiento de la salud

 a. Aspecto general: cuando el riesgo de suicidio aparece asociado a un cuadro depresivo,


el paciente suele abandonar su cuidado personal, fundamentalmente por pérdida de
interés, presentando un aspecto general desaliñado

 b. Actitud frente a la enfermedad: cuando el riesgo de suicidio se asocia a una enfermedad


mental, el paciente no suele aceptarla; cuando el

 c. trastorno es un cuadro depresivo el paciente considera que su tristeza la acompañara


siempre, que no tiene tratamiento y por tanto no tiene sentido seguir las
recomendaciones terapéuticas

 d. Hábitos tóxicos: es frecuente la ingesta de diferentes sustancias tóxicas, como alcohol y


otras drogas, siendo mayoritaria la ingesta abusiva de alcohol.

 2. Patrón nutrición/metabólico. Patrón eliminación

La alteración de estos dos patrones suele estar relacionado con la presencia de un trastorno
mental.

 a. Patrón actividad/ ejercicio:

 Expresión facial: la expresión es el reflejo del estado de ánimo del paciente, siendo esta de
tristeza y tensión

 Conducta motriz: es frecuente que la conducta motriz aparezca alterada bien por exceso
(agitación) o, en el otro polo, por una inhibición matrizmarcada.

 Deseos de participación en actividades que implican gasto de energía ausentes debido a la


tristeza y la apatía

 Cambios considerables en las habilidades rutinarias debido a un bajo interés para llevarlas
a cabo

 b. Patrón sueño/descanso
Este patrón suele estar alterado debido a la persistencia de las ideas sobre la muerte y el suicidio,
lo que hace que disminuyan las horas de sueño (2-3 horas de sueño) y la sensación de no haber
descansado (sueño por reparador)

C. Patrón cognitivo perceptivo:

- Atención-orientación la capacidad para mantener la atención y la concentración suele alterarse


debido a la persistencia e intrusismo de las ideas suicidas.

- Memoria/inteligencia: fallos en la memoria reciente debido a la falta de atención

-Organización del pensamiento y lenguaje: las ideas repetitivas de autolisis o de suicidio son el
contenido predominante en el pensamiento del paciente suicida. El lenguaje con el que se expresa
es escaso, con un tono de voz bajo, aunque también en ocasiones puede tornarse claramente
hostil.

d, Patrón autopercepción/autoconcepto: se trata del patrón que más se altera en el paciente con
riesgo suicida puesto que hace referencia al

estado de ánimo y a las actitudes sobre uno mismo. Se caracteriza por:

 Reactividad emocional escasa o disminuida.

 Percepción de la imagen corporal negativa acompañada de sentimientos de rechazo e


inadecuación.

 Descripción personal negativa y exagerando los errores

 Autoevaluación general y de las competencias negativas. El paciente tiende a considerarse


torpe e inferior a los demás se siente incapaz de lograr cualquier objetivo

 e. Patrón rol/relaciones: este patrón, que valora la comunicación con la familia, con los
amigos y en el trabajo y cómo el desempeña su rol en cada uno de estos ámbitos, suele
estar alterado en el paciente con riesgo de suicidio porque la percepción de ese rol está
impregnada por las ideas negativas sobre uno mismo.

Las relaciones familiares suelen caracterizarse por reacciones hostiles y de incomprensión de los
familiares, que consideran exagerada la visión negativista del paciente.

En lo referente a las relaciones sociales, suelen ser o bien escasas o inexistentes, y en las
laborales/escolares es frecuente la aparición de problemas debido a la dificultad para realizar
tareas a causa del desinterés

 f. Patrón sexualidad/reproducción: este patrón está estrechamente relacionado con el de


rol/relaciones. Por lo general, las personas con un estado de ánimo negativo difícilmente
obtendrán respuesta sexual positiva y/o saludable debido a la anhedonia que la
caracteriza, así como por la dificultad para establecer relaciones
interpersonales satisfactorias: La consecuencia de todo ello es el desinterés sexual y la
apatía, agravado por la dificultad en las relaciones interpersonales
 g. Patrón afrontamiento/tolerancia al estrés: este patrón, que valora estrategias de
afrontamiento utiliza el paciente frente a las situaciones estresantes de la vida, aparece
frecuentemente alterado y se caracteriza por.

 Estado de tensión y ansiedad continua.

 Baja o nula percepción de control.

Sentimientos negativos.

 Grado de incapacitación alto

 Uso de estrategias de adaptación inadecuadas.

 h. Patrón valores creencias: este patrón valora lo que el paciente considera


correcto/incorrecto, así como las metas personales. Sobre la base de esto se organizan las
actitudes y las creencias.

Los pacientes con riesgo suicida pueden darse dos situaciones diferentes en lo que a creencias se
refiere: que el que decide suicidarse y que tiene creencias religiosas acabe desestimándolas, o que
el paciente que tiene unas creencias religiosas bien aferradas desestime el suicidio

Diagnósticos enfermeros relacionados

Según la taxonomía de la North American Nursing Association (NANDA)6, el diagnostico principal


es:

Riesgo se violencia autodirigida relacionada con:

 Historia de conducta suicida

 Conductas autodestructivas, actos de agresión suicida activa

 Niveles crecientes de ansiedad.

 Temor de sí mismo o de los otros.

 Dificultad para verbalizar los sentimientos.

 Repetición de verbalización.

 Autoestima vulnerable

 Autoestima vulnerable.

Diagnósticos asociados:

Intolerancia a la actividad r/c fatiga/inhibición psicomotriz.

 Déficit de actividades recreativas r/c apatía anhedonia o falta de motivación

 Aislamiento social r/c autoconcepto negativo y/o percepción pesimista del entorno

 Afrontamiento individual inefectivo r/c vulnerabilidad.


 Ansiedad r/c pensamientos de daño, enfermedad, tec.

 Déficit de autocuidado vestido/acicalamiento r/c pasividad/falta de motivación

 Impotencia relacionada con sentimientos de inutilidad.

 Desesperanza r/c impotencia

 Trastorno de la autoestima r/c sentimientos de minusvalía/inferioridad

 Alteración del patrón de sueño r/c con inquietud, pensamientos inquietantes

 Plan de cuidados de enfermería

El plan de cuidados de enfermería para el paciente con riesgo de suicidio tendrá


como objetivos fundamentales:

 1. Evitar el intento autolítico, ya sea frustrado o no.

 2. Cambiar las creencias irracionales del paciente por otra más adaptativas

Las actividades de enfermería para los pacientes con riesgo de suicidio dividirse en cinco grupos.

 1. Actividades generales comunes a todos los pacientes con riesgo

Actividades encaminadas a controlar la conducta autolitica

 2. Actividades que faciliten establecer una relación terapéutica con el paciente

 3. Actividades encaminadas a mejorar en el paciente el afrontamiento de situaciones


conflictivas.

 4. Planificar el alta de los pacientes

Actividades generales comunes a todos los pacientes con riesgo

Se trata de un conjunto de actividades básicas, previas al comienzo del plan de del paciente y de
cuidados, y que podemos resumir en:

 Aportar información al paciente sobre cuáles son las medidas que el personal sanitario va
a tomar y que van encaminadas a evitar posibles riesgosde lesión

 Utilizar un comportamiento empático con el enfermo mostrando una actitud de


tranquilidad y exenta de crítica, controlando la propia ansiedad y con un tratamiento
comprensivo y cortés

 Obtener el máximo de información sobre posibles antecedentes de autolisis utilizando


como fuentes a la familia y la historia clínica

 Comunicarse con el equipo de la unidad manteniendo informado en todo momento al


mismo sobre todos los datos y actos realizados por el paciente durante su egreso
 Se debe considerar la posibilidad de suicidio en todo paciente que manifieste
desesperanza o en personas que han sufrido acontecimientos traumáticos o situaciones
vitales estresantes.

Actividades encaminadas a controlar la conducta autolitica

El objetivo que se pretende con este grupo de actividades de enfermería es evitar el riesgo de
autolisis y mejorar la confianza del paciente

Actividades

 Establecer un ambiente seguro para el paciente, evitando la posibilidad de que este se


lesiones. La enfermera deberá retirar cualquier objeto (cordones, tijeras, cristal, objetos
cortantes, etc.) que puedan ser usados por el paciente para cuidarse o autolesionarse.
Normalmente, estos aspectos son cuidados en la unidad de psiquiatría, pero no lo son
tanto en las unidades de hospitalización

 Restringir el acceso a espacios de riesgos, mediante sistemas de seguridad y restricción en


el uso de determinadas salas o dependencias. Para ello puede resultar útil tener una lista
de comprobación y pactar con el paciente la utilización de espacios seguros alternativos
para que su estancia sea más confortable

 Establecer un dispositivo de vigilancia Través de actividades como son:

 Mantener actualizados en todo momento los datos del paciente y su entorno

 Supervisar todos los cambios del enfermo, tanto en las funciones físicas como en las
cognitivas que pudieran incitarlo a una conducta peligrosa, para lo cual deberíamos
intentar que el paciente nos explique qué piensa y siente y cómo esos
pensamientos/sentimientos van cambiando a lo largo del ingreso.

 Vigilar de cerca aquellos elementos potencialmente peligrosos del ambiente que no


podamos eliminar a pesar de resultar peligrosos. Ya que harían el ambiente muy hostil
para el paciente, por ejemplo, las sábanas determinado mobiliario, cables eléctricos etc.

 Mantener un grado adecuado de vigilancia que permita el control de la persona y la acción


terapéutica, sin que resulta demasiado evidente para este. Se trata de que a sus ojos sea
percibido como una ayuda/acompañamiento y no como un control respectivo

 En lo posible, buscar el entorno restrictivo pero que permita el grado


de observación necesario.

 Mantener una rutina de controles horarios durante el turno de noche (intervalos una
hora).
Al menos en tres momentos del día valorar el estadodel ánimo del paciente (mañana,
medio día, tarde).

 Estructurar las actividades del paciente con el objeto de disminuir su ansiedad y ayudar a
estructurar la experiencia durante la hospitalización
 Aplicar, en caso de necesidad, media de contención más restrictivas parta garantizar la
necesidad del paciente

 Toma controlada de medicación, asegurándonos de su ingesta, con el fin de minimizar los


riesgos de uso inadecuado de fármacos, incumplimiento o acumulación con fines
autolítico.

Establecer una relación terapéutica adaptada a las necesidades del paciente

A través de actividades como:

 Practicar una escucha activa que no critique ni polemice con el paciente, demostrando
interés y confianza.

 Mostrar disponibilidad para ayudarlo respondiendo a todas aquellas dudas y preguntas


que tenga sin mostrar prisa

 Facilitarle que identifique las emociones y sentimientos relacionados con su problema raíz

 Llevar a cabo una autoobservación con el fin de que el 4 profesional sea capaz de
reconocer reacciones personales de ansiedad, enfado, ira, o de culpabilidad que pueden
interferir n su relación con el paciente.}

Actividades encaminadas a mejorar en el paciente el afrontamiento de Situaciones conflictivas.

 Facilitar el desarrollo de una perspectiva positiva, infundiendo esperanza

 Junto con el paciente, hacer una revisión de sus logros en experiencias pasadas y de cómo
resolvió esas situaciones

 Identificar a personas significativas que hayan podido ayudar en el pasado al paciente y


animarlo a que establezca relaciones terapéuticas con ellas

 Ayudar al paciente a identificar razones de esperanza para afrontar la situación que lo que
merece la pena luchar y hacer algo para superar la situación de crisis

 Ayudar al paciente a elaborar cogniciones erróneas como la generalización excesiva y el


uso de ideas erróneas y sobrevaloradas sobre todo en aquellos que tiene que ver con su
autoestima. Estos pacientes suelen realizar, como ya hemos mencionado, evaluaciones
muy negativas sobre sí mismos, sobre el mundo y su futuro. Perciben su entorno como
amenazante y se valoran a sí mismos como incapaces de afrontar las exigencias o
adaptarse a las necesidades, haciendo que aparezcan sentimientos de inutilidad,
minusvalía y miedo a ser desaprobados o a las repercusiones sociales y/o familiares

 Utilizando una técnica de resolución de problemas, enseñar al paciente identificar


objetivamente la realidad, examinando la situación que le genera estrés y elaborando
planes contingentes para solventarla

 Reducir la ansiedad mediante el uso de técnicas como el control de la respiración o


técnicas de relajación muscular profunda (José Antonio de la Torre Brasas) (8)
Definiciones

Amenaza suicida. Es dar a entender con palabras sobre una acción suicida que se realizará.

Suicidio Anómico. La anomia es un estado de desajuste a la normalidad (las normas), esto genera
angustia, pues se pierden los límites a los que el sujeto la sociedad (pérdida de trabajo, ruptura
amorosa, descalabro económico, etc.)

Conductas suicidas. Son todas aquellas conductas que se realizan con objeto de llevar a cabo de
una manera consciente o inconsciente una acción suicida.

Riesgo de suicidio: Es la posibilidad de que una persona atente deliberadamente contra su vida.

Suicidio Altruista. Es aquel que pide o exige un determinado tipo de cultura, por ejemplo, el Hara
Kiri en Japón, viudas hindúes inmoladas en la tumba de su esposo, suicidios colectivos como
una muestra de lealtad de los súbditos al emperador, esquimales que se internan en los hielos
para morir, ya se congelados, o devorados por los osos, cuando ya no tienen dientes para masticar
el cuero, o suicidios islámicos en la actualidad

Suicidio Egoístas. produce en personas que han desarrollado pocos lazos con la comunidad, han
adoptado una existencia solitaria, perciben las exigencias sociales como una carga demasiado
pesada, lo que supera su capacidad de adaptación

Suicidio consumado.

Es el acto suicida que se ha llevado a cabo con éxito y la persona acaba con su vida.

Suicidio frustrado. Acto suicida que no ha conseguido el objetivo por alguna circunstancia
imprevista.

Simulación suicida. Es el acto suicida que no cumple su objetivo, porque ha y fingimiento o


presentación de algo como real, cuando no existía una auténtica intención de consumar el acto.

Ideación suicida. son aquellos pensamientos intrusivos y repetitivos sobre la muerte


autoinfringida, sobre las formas deseadas de morir y sobre los objetos, circunstancias y
condiciones en que se propone morir, es decir, son los pensamientos y planes para llevar a cabo
un acto suicida.

Gesto suicida. Es dar a entender con actos, que suelen tener algún simbolismo sobre una acción
suicida que se realizará.

Suicidio colectivo. La conducta suicida que llevan a cabo varias personas a la vez. En este tipo de
suicidios lo normal es que una persona del grupo sea la inductora y el resto los dependientes. Los
suicidios en grupo, tanto si implican un gran número de personas como si sólo son dos (como un
par de enamorados o cónyuges), representan una forma extrema de identificación con la otra
persona. Los suicidios de grandes grupos de gente tienden a ocurrir en sectas y en situaciones con
una gran carga emocional.

Suicidio contagioso. A veces cuando se conoce el suicidio de un personaje conocido de produce un


aumento de la conducta suicida, lo que se conoce como contagio o efecto imitación o "efecto
Werther" nombre del protagonista de la novela "Las desventuras del joven Werther" de Johann
Wolfgang von Goethe, entendido como la exposición al suicidio o a conductas suicidas entre los
miembros de la familia y el grupo de amigos; también puede darse el contagio mediático, a través
de las noticias o reportajes de suicidios en los medios de comunicación cuando dan una cobertura
repetitiva y continua del suicidio, lo que tiende a inducir a Suicidio y prevención

Intento de suicidio. Se engloban aquellos actos autolesivos deliberados con diferente grado de
intención de morir y de lesiones que no tienen un final letal. Se ha afirmado que el intento de
suicidio es el predictor del suicidio, ya que entre un 10% y un 14 % de las personas que realizan un
intento de suicidio, cometerán suicidio posteriormente. De ahí se deduce que cualquier persona
que haya realizado un intento de suicidio tiene un riesgo de suicidio unas 100 veces mayor que la
población general, durante el año siguiente al intento (Diekstra, 1993). Parasuicidio, término
introducido por Kreitman (1977) para referirse a toda conducta autolesiva no mortal, sin
considerar esencial en la definición la intencionalidad hacia la muerte. Es decir, el parasuicidio o
lesión deliberada sería el conjunto de conductas donde el sujeto de forma voluntaria e intencional
se produce daño físico, cuya consecuencia es el dolor, desfiguración o daño de alguna función y/o
parte de su cuerpo, sin la intención aparente de matarse. (Fernando Mansilla-Izquierdo) (15)

Discusión

A lo largo de la historia, el suicidio ha sido un tópico tan dramático que ha llevado a múltiples
interpretaciones, estas interpretaciones se han dado dependiendo del momento histórico que
esté viviendo el hombre, algo queda claro, nadie ha sido indiferente ante este fenómeno.

El suicidio ha estado presente desde los inicios de la humanidad, en épocas pasadas, este
fenómeno afectaba más a la población adulta, en la actualidad esta relación edad-suicidio ha
cambiado radicalmente, en estos momentos el suicidio afecta de forma alarmante al grupo etario
que se encuentra entre los 15 y 24 años de edad, según algunos investigadores, otros sitúan a este
fenómeno entre los 15 y 29 años de edad, queda claro que el suicidio afecta en definitiva a la
población en edad productiva.

En México, el 40.8% de los suicidios ocurren en jóvenes de 15 a 29 años. Entre ellos, la tasa alcanza
7.5 suicidios por cada 100 mil jóvenes. Del total de suicidios ocurridos en 2013 81.7% fueron
consumados por hombres y 18.2% por mujeres (INEGE 2015). Cabe señalar que de acuerdo a los
estudios realizados se sabe que después de los 70 años de edad, la prevalencia de suicidio es igual
para ambos sexos.

El suicidio en adolescentes a nivel mundial ha ido creciendo en forma paulatina, incluso es


considerado un problema de salud pública, la Organización Mundial de la Salud (OMS), lo refiere
como la segunda causa de mortalidad en la adolescencia (de los 12 a los 19 años de edad),
(revista médica Hospital general de México 2013)

Si los responsables de gobernar las diferentes regiones del mundo no toman las medidas
necesarias para disminuir las tasas de suicidio en un 10% domo lo proyecta la Organización
Mundial de la Salud (OMS), para el 2030, esta situación causara perdidas económicas por un trillón
de dólares, más allá de enlutar a cientos de miles de hogares, para el 2030 se prevé que un millo
quinientas mil personas se suiciden en el mundo, lo que significa que cada 20 segundos habrá una
muerte por suicidio, y que por cada suicidio una persona lo intentara cada 1-2 segundo.
Conclusiones

Después de analizar la documentación seleccionada podemos decir que el suicidio es un fenómeno


que ha acompañado a la raza humana desde sus inicios, que lejos de disminuir a través de los
tiempos, es un fenómeno que está en franco aumento, que se presenta a nivel mundial sin
respetar, posición económica, política y social.

Una de las principales características del suicidio es que afecta a los grupos etarios
de adolescentes y adultos jóvenes, estos grupos comparten los mismos factores como son,
económicos, psicológicos, genéticos y sociales. Sin embargo, sabiendo cuales son los problemas no
se han elaborados verdaderos programas para disminuir en la medida de lo posible esta situación.

El suicidio ha sido, es y será un problema de salud pública de no tomar en serio las


recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud quien se propone reducir el suicidio en
10% para el 2030.

Actualmente el mundo sufre una serie de fenómenos naturales y otros causados por
el hombre que conducen a la raza humana a sufrir de estrés extremo que consideramos puede
aumentar la tasa de suicidio más que disminuirlo

Referencias

1. Concepto y clasificación de la donducta suicida. Gorricho, Alfonso Echavarri. Navarra : s.n.,


2010.

2. Suicidio y prevenciom. Izquierdo, Fernando Mansilla. 2010.

3. Suicidio: Linemientos generales para la comprencion, detección y prevencióm. Lic. Maria Cecilia
Bodon, Lic. Maria Alejandro Rios. UBA. email.mcbodon@gmail.com : s.n., 2016.

4. Conducta Suicida en la infancia: una revision critica. Mosquera, Laura. No. 1 9-18, España : s.n.,
2016, Vol. Vol.3 No. .

5. Concepto y clasificación de la conducta suicida. b, Alfonso Echavarri Gorricho. Navarra : s.n.,


2010.

6. Prevencion del suicidio un imperativo global. Organization, World Health. Washington, DC:
OPS. : s.n., 2014.

7. Suicidio: un problema de salud publica. Sarabia, Silvana. Lima, Peru : Editorial, 2014.

8. Villanueva, Lira Lopez. Suicidio adolescentes en Uruguay. Monografia. Montevideo : s.n., 2014.

9. Consideraciones sobre el suicidio: una perspectiva historica. E, Vicente Muelas N. Ochoa


Mangado. Torrejon de Ardoz : s.n., 2007.

10. Amat., El Ilmo.Señor Don Félix torres. Sagrada Biblia. Santafé de Bogotá. D.C. : s.n., 1995.

11. suicidio en la época moderna. https://sites.google.com/site/conductasuicidacc/.../el-suicidio-


en-la-epoca-moderna. goole Sites : s.n., 2017.
12. b, Organización Mundial de la Salud. Prevencion del suicidio un imperativo global. 2014
Epidemioloogia Mundial del suicidio y de los intentos de suicidio.

13. Salud, Organizacion mundial de la. tasas de suicido en la America latina. 2013.

14. Panora ctual del suicidio: análisis psicológico y psicoanálitico. De Bedoud Hoyos,
Amdres. Medellin Colombia : s.n., 2008.

15. Geografia, Instituo Nacional Estadistica y. Panorama de los suicidios en México 3. México :
s.n., 2016.

16. Castaño, Silvana Giachero. 60% de casos de suicidio de menroes de edad en Mexico. México :
s.n., 2016.

17. Shives, Luise Rebraca. Enfermeria Psiquiqtrica y de Salud Mental Conceptos Básicos. España :
McGraw-Hill.Interamericana, 2005. ISBN:978-84-481-4661-0.

18. Estrategia de intervención para la prevención del suicidio en adolescentes: la escuela como
contexto. Laura Elvira Piedrahita, Karla Mayerling Paz. Ana Maritza Romero. Hacia
la Promoción de la Salud, Volumen 17, No.2, julio - diciembre 2012, 136 - 148, 2012 .

19. Roch, Jose Luis Galeano. Enfermeria Psiquiqtrica. Barcelona : Elsevier, 2016. ISBN version
impresa :978-84-9022-681-0 235-244.

20. Suicidio y prevención. b, Fernando Mansilla Izquierdo. 2010 intersalud.es.

21. hernandez, sampieri. metodologia de la investigacion. madrid : s.n., 2012.

22. INEGI, Instituto Nacional de Estadistica y Geografia. Panora del suicidio en México. 2016.

23. Concepto y clasificación de la sd. b, Alfonso Echavarri Gorricho.

UNIVERSIDAD DE LOS PUEBLOS DE EUROPA

MALAGA ESPAÑA

EVOLUCION DEL SUICIDO DESDE UNA PERSPECTIVA HISTORICA

TESIS PRESENTADA POR

ALFREDO HERNANDEZ JIMENEZ

PARA OBTENER EL GRADO DE

MASTER EN ENFERMERIA PSIQUIATRICA Y DE SALUD METAL


El dolor psíquico

El dolor psíquico - Monografias.com

Muchas veces cuando se oye hablar de Psicoanálisis, más por desconocimiento de lo que en
verdad es, por temor a enfrentar el dolor, y debido a ello, por las resistencias inconscientes que
salen al paso, un sujeto se impide pensar en aquello que le duele para permitirse sanar esa
heridas, pero con herramientas y recursos más creativos de los que hasta ahora se ha permitido
hacer uso y que, paradójicamente, lo dejan en el mismo lugar, es decir, padeciendo una y otra
vez de recorrer el mismo tramo que le depara sufrir.
Este tipo de ideas que frenan la posibilidad de realizar un trabajo serio con las emociones, en
particular las dolorosas, se ve reforzado por toda esa serie contrapuesta de ideas que, en
el tiempo que nos toca vivir, sólo promueven la proliferación de "productos milagro" que
"resuelven" las cosas y la vida al "instante"; así, más impedimentos para emprender
un proceso psicoanalítico, el cual no es lineal ascendente, esto debido al largo rodeo que es
necesario dar para lograr acercar ese conocimiento de sí mismo al analizante que desconoce
que le pertenece y, más aún, que si hay algo que no sabe… es que en el fondo siempre ha sabido
lo que le provoca hoy en día su dolor.
Y justamente, al hablar de dolor es pertinente detener un poco el paso para pensar
específicamente a qué tipo de dolor le hace frente un proceso psicoanalítico y por qué es
pertinente lanzarse a ese viaje de auto descubrimiento por vía de la palabra al que el
Psicoanálisis invita.
De entrada, es complejo reconocer lo que experimentamos y, en cuestión de la parte física la
mejor medicina es la preventiva, es decir el revisarnos a tiempo.
Por otro lado, en cuestión de las emociones es más difícil re-conocerse, con partes en uno
mismo que no del todo nos gustan y que nos hacen sentir mal.
El dolor físico, por ejemplo, tiene manifestaciones tangibles (tensión abdominal, por ejemplo),
sabemos claramente de dónde proviene (indigestión, contusión, etc) y otro puede atestiguar
vía la observación el síntoma lo que el paciente atraviesa. Así la medicina, es la clínica de la
mirada, donde el síntoma que el médico ve, observa, buscará erradicarlo y el paciente, en una
posición pasiva, recibe la prescripción del galeno, la cual es directiva, es decir que se le dice qué
hacer con el dolor.
Sin embargo, si hablamos de dolor psíquico (emocional), este no es tangible y observable para
los otros, el sujeto que lo padece lo lleva en su interno y, muchas veces desconoce que lo
experimenta, cerrándose en cada paso las oportunidades de crecer, amar, trabajar o tener una
vida plena.
Es desde el Psicoanálisis, donde parte de su lucha personal, será el ponerle las palabras
necesarias que permitan simbolizarlo para poder elaborarlo y crear, como se mencionó antes,
una alternativa más sana para enfrentarlo.
Pero ¿El sujeto que experimenta, lo sepa o no, un dolor psíquico se le considera "enfermo"?
Definitivamente, no. El dolor psíquico es parte de la vida de todos y cada uno de nosotros, del
mundo que nos bombardea desde que nacemos con una infinidad de estímulos que provocan
un efecto, tanto en la mente como en el cuerpo.
A luz de este planteamiento ¿Cómo podemos entonces entender el dolor psíquico (emocional)?
Es necesario reiterar que todos los experimentamos y que es parte de la vida misma.
Lo importante es poderlo reconocer a tiempo para poder hacer algo para frenar la repetición
que nos atrapa y que, sin darnos cuenta, nos lleva a repetir, detalles más o menos, la misma
situación traumática.
Así, nos referimos a eventos que, por su cualidad excesiva y repetitiva o por la tolerancia que un
sujeto pueda tener a ellos, le llevan a desarrollar síntomas, que son las formas equívocas de
enfrentar esas situaciones cuando no podemos digerirlas a tiempo y que le deparan por
consiguiente, dolor psíquico.
Posiblemente, las que con más frecuencia, pero no las únicas que en la clínica encontramos son
las que se encuentran en la esfera depresiva y en la esfera angustiosa; sin embargo, la forma en
que cada analizante experimente y haga frente a su contexto, dependerá enteramente de su
subjetividad, lo que para el Psicoanálisis es considerar el caso por caso.
Por mencionar con el objetivo de ilustrar más de cerca lo que es el dolor psíquico, citaremos
algunos ejemplos:
 La frustración (de no lograr hacer lo que se quiere, de no alcanzar una meta, de tener que
hacer algo que nos desagrada, etc.).
 El fracaso.
 Las rupturas y los duelos.
 Al exceso de algún tipo de vivencia.
 La angustia no específica sobre que algo malo puede suceder.
 Las pocas ganas de hacer las actividades cotidianas.
 La falta de placer en la vida diaria.
 Las alteraciones del sueño (insomnio, por ejemplo).
 La pérdida de sentido de la vida.
 El alejarse de los vínculos cercanos (padres, pareja, hijos)
 La baja autoestima.
 El permitir las conductas abusivas de otro(s).
 El ser demasiado exigente, perfeccionista.
 Las pérdidas que van desde la muerte de un ser querido, hasta las de las ilusiones o ideales
de vida; estas pueden ser concretas o subjetivas.
 Los padecimientos psicosomáticos.
 El estrés.
 El vacío en la vida.
 Las rupturas en vínculos importantes (sean por abandono, separación, divorcio, desinterés)
 El pensar que "todo" lo podemos y al mínimo tropiezo se experimenta como abrumador.
 La incapacidad para pedir ayuda.
 El dolor de buscar ser y sabotearse todos los intentos por complacer a otros.
 El miedo a renunciar a las demandas infantiles.
 El prolongar la adolescencia hasta la vida adulta.
 El sentirnos frágiles para enfrentar la vida.
Así, cuando enfrentamos cualquiera de estos eventos, el primer paso es reconocer que
necesitamos ayuda. Para el Psicoanálisis, el espacio terapéutico no está restringido sólo para el
que está "mal", sino que el proceso se abre a todo aquel que quiere saber y hacer algo más que
sufrir con lo que le pasa.
Necesitamos de una sensibilidad para alejarnos de lo que nos pasa y, cuando no lo logramos,
todas la sensaciones que tiene que ver con el interno de cada uno, es lo que creará síntomas
que, de no ser atendidos, nos depara un sólo camino: tropezar con la misma piedra, detalles
más o menos, en la búsqueda de respuestas, búsqueda que es llevada a las acciones y en donde
lo hecho, hecho está.
Así, tocamos la puerta del psicoanalista por el dolor que nos hacer padecer esto, al percibir que
hay algo que va mal en la vida puesto que no como la quisiéramos vivir, el percatarnos de que
hay algo que se repite una y otra vez.
Pero ¿Es así de fácil pedir ayuda? ¿Es fácil reconocer que necesitamos ayuda para salir de un
escollo en la vida?
Desafortunadamente, no. El tener una consciencia de nosotros mismos, saber cómo somos y
saber cómo son los otros no es una facultad innata; por el contrario, es algo que se adquiere, es
una potencialidad que todos tenemos y sí nos atrevemos a tomar en serio un proceso
psicoanalítico, podemos acceder a ese logro evolutivo.
El proceso psicoanalítico invita a poder hacer un alto en el camino para aprender a estar en dos
puntos, en el de la experiencia y, a la vez, permitirnos mirar lo que nos pasa,
los procesos internos que detonan y los efectos que nos provocan.
No obstante, este proceso que nos ayuda a acercarnos a eso que nos duele, hace que se levanten
al paso una serie de resistencias que paradójicamente a la intensión consciente de cambiar,
dificultan ese cambio a otro lugar que no sea tan costoso a nivel emocional.
Un análisis es un proceso que tiene un inicio y tendrá su fin, pero cuando sea posible llegar en
este viaje de auto descubrimiento a un mejor puerto donde desembarcar.
Otro elemento que desconocemos y que nos dificulta pedir ayuda a un psicoanalista, es que lo
vemos como la última alternativa porque nos empeñamos en creer que "solos podemos, que no
necesitamos la ayuda de nadie".
Pero así, olvidamos que esto no es verdad, que todos en algún momento de la vida necesitamos
de la ayuda de otro, más aún cuando de los afectos inconscientes se trata, puesto que de tratar
de hacerlo solos, no lograríamos ser objetivos.
Así mismo, recordemos que desde el nacimiento, el ser humano al nacer necesita de otro que le
ayude, es "puro cuerpo" puesto que aún no tiene el recurso de la palabra ni se basta por sí
mismo, es decir que el bebé tiene una infinidad de estímulos, internos y externos, que lo
bombardean y que son nuevos para él.
Cuando siente algo, desde las necesidades básicas (hambre, sueños, frío, etc), no sabe lo que
experimenta, necesita de otro para poder comenzar a nombrar ese su universo. El otro, es
quien llenará su mente con palabras que le ayuden a conocer y a representar lo que le está
pasando. Así, las palabras desde el comienzo nos ayudarán a entender las sensaciones y los
sentimientos; de no tenerlas, nuestro mundo afectivo no podría ser simbolizado y, por lo tanto,
no podríamos pensarlo.
En un psicoanálisis, aprendemos a ser, como Bion lo propuso, "continentes de nuestros propios
contenidos". El poder re-conocernos, volvernos a conocer integrando también las partes que no
nos gustan de nosotros mismos, para incorporar nuevas herramientas; este proceso implica el
permitirnos "digerir", "metabolizar" para poder incorporar nuestro mundo afectivo, donde se
van ligando las imágenes que nos han marcado en la vida, para ligarlas a pensamientos, ideas,
palabras que las puedan representar, incluyendo las sensaciones y haciéndonos responsables
de los efectos, es decir de nuestros propios síntomas para poder hacer algo más creativo con
ellos que sólo padecer.
Así, podemos mejor nuestros vínculos al "descontaminarlos" de esos residuos que
la infancia dejó. Por ello, nuestro patrón con el que nos relacionamos y que aprendimos desde
los primeros años de vida, nuestros síntomas y el dolor psíquico, al ir siendo nombrado en
análisis y vinculado con las palabras, dará sentido a lo que nos pasa para poderlo entender y
así, elaborar los afectos dolorosos.
Al final del corrido se espera que podamos conquistar dos terrenos, el que sabíamos que nos
pertenecía y que es el más añejo, pues data desde el comienzo de nuestra historia de vida y, a la
vez, el permitirnos re-conocernos dueños de uno nuevo , uno que será el logro que permitirá
acceder a experiencias inéditas, diferentes y, es particular, más nutricias y sanas.

Metapsicología de la vejez
Enviado por Dr Jose Cukier

Partes: 1, 2
1. La madurescencia en el mito del héroe
2. ¿La madurescencia de Edipo?
3. El cuerpo y la revuelta psíquica madurescente
4. La sexualidad y la muerte
5. De los climaterios a la madurescencia partiendo de Freud
6. ?Resistencias? para una verdadera comprensión de la madurescencia
7. Elementos para una metapsicología de la madurescencia
8. Las vicisitudes de transformación de la moratoria madurescente
9. Diferenciación entre la transición madurescente y la crisis madurescente
10. Psicopatología de la transición madurescente y de la crisis madurescente
11. Los universales (invariantes) en la madurescencia
12. Elementos para una clínica de la incertidumbre
13. Bibliografía

Freud (1914c) (1915c) (1916-1917 [1915-1917]) (1920g) (1933a [1932]) sostiene que
el individuo tiene una existencia doble: constituye un fin para sí mismo a la vez que es un
eslabón en la cadena de transmisión del plasma germinal. La primera parte de esta afirmación
implica un propósito que abarca diacrónicamente todo el ciclo vital, mientras que la segunda
afecta sincrónicamente un período preciso, y es la que motiva este paper.
Propongo denominar madurescencia al resultado del trabajo psíquico específico que se activa
una vez que el individuo ha dejado de ser necesario para el plan de la especie e inicia su
envejecimiento.
Elijo la voz madurescencia para referirme a la mediana edad porque el concepto transmite una
idea del proceso de transformación hacia la madurez, análogamente a como la
palabra adolescencia promueve, en su caso, el significado de transformación hacia la adultez.1
1 La palabra madurescencia constuituiría un neologismo y un barbarismo filogógico
en castellano, a pesar de que en latín existe maturescentia y maturescens con el significado
de madurar (de maturitas-atis: madurez de la edad). La palabra adolescencia, por su parte,
deriva del latín adolescens-ntis (de tercera conjugación) significando el que está creciendo. La
palabra está compuesta por el prefijo ad (hacia) y el verbo alescere (crecer o desarrollarse).
Adopto madurescencia, por las razones a las que aludí en el párrafo y porque ya
Postulo la madurescencia centrándome en la inextricable trabazón entre
los procesos biológicos y psicológicos que se expresan a través de la vida pulsional —un proceso
que tiene un origen y diferentes decursos posibles que dan cuenta de esta transformación—
para proponer una exégesis metapsicológica psicoanalítica.

La madurescencia en el mito del héroe


Resulta una paradoja extraña el hecho de que la palabra mito suela ser
tiene una cierta difusión en la medicina. Nótese que existe el equivalente inglés de la expresión
en middlescence y middlescent, de utilización reciente.
comprendida y utilizada vulgarmente como mentira o engaño, puesto que el estudio de
los mitos ha demostrado que éstos transmiten una verdad profunda, ancestral, trascendente: lo
más auténtico y verdadero de una cultura. ¿Por qué razón sucede este deslizamiento semántico
si los mitos fueron lo que permitió la transmisión de gran parte de la sabiduría que atesora la
humanidad?
Las verdades míticas se expresan a través de un proceso equivalente al del trabajo del sueño.
De la misma manera que el contenido manifiesto de los sueños se vale de algún resto diurno
(aparentemente) indiferente para disfrazar y expresar el verdadero contenido latente —que
siempre es inasible, incomprensible, tan desgarrador como para hundirse en su propio
ombligo—, los mitos funcionan desde idéntica lógica, aunque en este caso a la manera de los
«sueños de la humanidad». Un esfuerzo de enmascaramiento tan extremo evidencia que los
mitos transmiten verdades que desafían la capacidad representacional.
La producción de mitos de la humanidad permite algunas clasificaciones. Entre éstos pueden
considerarse los mitos de la creación del mundo —que intentan responder la pregunta acerca
de los orígenes de la creación del mundo y su destino— y los mitos del héroe—que aluden al
misterio de la vida y de la muerte.
La especificidad del mito del héroe ofrece un modelo paradigmático para una representación
del ciclo vital humano. El articulador que los vertebra alude a las vicisitudes de las diferentes
etapas de la vida humana, entre éstas, el nacimiento, la adolescencia, la madurescencia,
la vejez y la muerte(Montero 2005) (Montero 2009). Dado que el psicoanálisis reconoce que
los fenómenos psíquicos universales tienen un equiivalente mítico, por ejemplo Edipo y
Narciso, resulta tentador inquirir cómo estarían expresadas las características de la
madurescencia en el mito del héroe, aportando así otra perspectiva para su definición.
Así como la salida exogámica que plantea la adolescencia suele ser figurada en los ciclos míticos
del héroe en la serie de pruebas de iniciación que el héroe debe sortear para ser considerado
miembro adulto de la sociedad (viaje de ida), las vicisitudes específicas de la madurescencia
(viaje de vuelta) quedan figuradas en la etapa que se denomina retorno, catábasis, o más
específicamente «descenso a los infiernos», momento en el que realiza una serie de pruebas
que lo «humanizan». Hallo una noción similar en Zarathustra de Nietzche: el concepto
de Untergung significa voluntad de ocaso, decadencia, descenso para profundizar, a manera de
reencuentro con el principio o con los fundamentos. Durante el «descenso a los infiernos», el
héroe suele confrontar con sus antepasados muertos, atravesar algún bosque insondable y
oscuro, realizar un viaje nocturno, rescatar algún objeto simbólico que le posibilite la
adquisición de un conocimiento nuevo, etc. El resultado de todo esto puede ser el retorno a la
ciudad con una nueva sabiduría de la vida, algo valioso para compartir con las demás personas.
En el mito mesopotámico anónimo contenido en la epopeya Cantar de Gilgamesh, el héroe
emprende su catábasis intentando hallar una fórmula para «su» inmortalidad.2 Por el lado de
la tradición griega, alrededor del Siglo VIII a.C., Odiseo (Ulises) en Odisea también vive su
«descenso a los infiernos» (Hades) (Canto XI), mientras realiza el viaje de vuelta desde Troya
hasta Ítaca. Sigue las instrucciones de Circe para consultar a Tiresias acerca de su futuro.
Atraviesa los peligros del estrecho de Escila y Caribdis, sobrevive con ingenio al canto de las
sirenas: todo antes de llegar a Troya, su hogar, para reencontrarse con su esposa Penélope y
con su hijo Telémaco, tal como lo había predicho Tiresias. ¿Por qué razón impacta su viaje
heroico como lo hace? ¿Por qué quedó su aventura como paradigma del regreso y continúa
conmoviendo después de tantos siglos?
2 Cuando entrecomillo la palabra «su» en la expresión «su» inmortalidad quiero enfatizar
el carácter estrictamente narcisista de la búsqueda. No acuerdo con quienes aluden a la «hierba
de la inmortalidad» porque el héroe que la busca trata de conquistarla para sí mismo, más que
para toda la comunidad.

¿La madurescencia de Edipo?


¿Pero cuál es el «descenso a los infiernos» de Edipo? Considero que Edipo desciende a los
infiernos cuando comienza a resolver su propio enigma de origen (Montero 2005) (Montero
2009). Edipo fue rey luego de asesinar a su padre, inmediatamente cohabitó y engendró hijos
con su madre, pudo reinar en paz y armonía, obteniendo el reconocimiento de su pueblo hasta
que estalla la peste en Tebas, y la ciudad se ve condenada a la hambruna, la enfermedad y la
muerte, momento en que la última consulta al oráculo de Tiresias —el adivino oficial otra vez—
facilitó que Edipo comenzara el descubrimiento de sus orígenes.
Pienso que la tragedia de Sófocles detecta algunos aspectos de la (re)elaboración
imprescindible del trabajo psíquico que se activa en la madurescencia. ¿Por qué no pudo Edipo
«des-cubrir» su origen con anterioridad? ¿Por qué sólo la consulta oracular por «la peste» es la
que finalmente le aporta el conocimiento que necesitaba, cuando la tragedia describe algunas
consultas anteriores al oráculo que fueron inmediatamente desestimadas por el héroe? La
anagnórisis de Edipo implicaría su propio «descenso a los infiernos», el tipo de «peste»
(¿retorno de lo reprimido?) que caracteriza a la madurescencia.
Tampoco puedo dejar de pensar aquí que el destino del propio Freud fue similar al de Edipo en
mi interpretación del mito, puesto que «des-cubrió» el complejo de Edipo al inicio de su
autoanálisis, configurando así su propio «descenso a los infiernos». Pienso que en el mito de
los héroes Gilgamesh, Odiseo, Edipo, y en nuestro «héroe» Freud podemos hallar un
«descenso a los infiernos» que evidencia aspectos del trabajo psíquico característico de la
madurescencia, que «nos fuerza a ser otra vez héroes que no pueden creer en la muerte propia»
(p. 300), al decir de Freud (1915b), y que a la vez obliga al esfuerzo de reconocerla. Por
supuesto, esta conceptualización también integra el postulado que sostiene que el héroe es
quien asesinó al padre (Freud 1921c), como la verdadera autorización subjetiva para una vida
adulta y la consecuente madurescencia.

El cuerpo y la revuelta psíquica madurescente


¿Por qué razón la adolescencia y la madurescencia son los dos momentos más importantes del
ciclo mítico del héroe? ¿Por qué están tan enfatizados como el nacimiento y la muerte? ¿Por
qué la humanidad necesitó plasmar estas etapas en el mito?
Considero que la importancia de estos dos momentos se debe a que la exogamia coindice con
la pubertad y el descenso a los infiernos con el climateriomasculino y la menopausia
femenina,3 y que estos procesos del cuerpo y en el cuerpo (fisiológicos, metabólicos,
hormonales) demandan una medida de trabajo psíquico extremo. A partir de este momento
cada vez que aluda conjuntamente al climaterio masculino y a la menopausia femenina voy a
hacerlo sólo con la palabra climaterios en plural. magnitud de estos procesos es lo que llevó a
las civilizaciones a plasmar la revolución de la pubertad y la revolución de los climaterios en el
ciclo mítico del héroe, alegoría del doble inmortal individual expresado como fantasía colectiva.
Coincido parcialmente con Blos (1979) cuando sostiene que «la pubertad es un acto de
la naturaleza y la adolescencia es un acto humano» (p. 328). Creo que se comprende el sentido
de lo que quiere transmitir, a pesar de que disiento con el concepto de «acto humano», porque
lo humano es también parte de la naturaleza. Creo que resulta conveniente aclarar que —en el
contexto en el que Blos sostiene su afirmación— habría sido más claro postular que la pubertad
es un acto preponderantemente biológico y la adolescencia su consecuencia
preponderantemente psicológica, formulando en ambos casos una especie
de biología extendida, tal como pueden comprenderse los planteos de Freud acerca
del continuum entre biología y psicología humana, razón por la que siempre consideró el
psicoanálisis como una de las ciencias naturales. O quizás proponer, como prefiero, que la
pubertad es un acto pautado por la filogenia y la adolescencia por la ontogenia.
Similarmente, extiendo esta afirmación para sostener que los climaterios son
preponderantemente biológicos y que la madurescencia es su consecuencia
preponderantemente psicológica, o que los climaterios tienen que ver con la filogenia y la
madurescencia con la ontogenia.
Así como Blos plantea que «la iniciación de la adolescencia coincide con hitos somáticos
mensurables» (p. 327), propongo considerar que la madurescencia también coincide con hitos
somáticos mensurables, que originarán procesos psíquicos específicos.
Es tan significativa la revolución que se produce en el cuerpo —a nivel metabólico, fisiológico y
hormonal— en estas dos etapas de la vida, que promueven un desequilibrio subjetivo que
puede derivar en una respuesta extrema, como consecuencia de la medida de trabajo psíquico
que originan. Esto es lo que el mito del héroe pareciera graficar tan bien con el «descenso a los
infiernos», un intento de representar los procesos que provienen del cuerpo al inicio de la
madurescencia. Así como puede figurarse al adolescente escrutando la «explosión» del cuerpo
frente al espejo, puede también figurarse al individuo madurescente ante la «implosión» del
mismo, en idéntica pose de incertidumbre y temor a una irrupción siniestra de la vejez y la
muerte.

La sexualidad y la muerte
Pero, ¿por qué razón la pubertad y los climaterios generan esta vivencia de una emergencia
importante de trabajo psíquico, si son momentos o procesos propios del ciclo vital humano, si
es algo que viene sucediendo en todos los seres humanos desde tiempos inmemoriales? ¿No
podría suponerse que aquello que nos constituye esencialmente como seres humanos debiera
ser vivenciado como algo «natural» en lugar de promover tamaña revuelta psíquica?
El aspecto psíquico de la biología extendida demanda un reacomodamiento porque el ser
humano está condicionado por dos grandes moratorias. La primera, que Erikson (1951)
denominó moratoria adolescente, y la segunda que propongo denominar moratoria
madurescente. Estas moratorias humanas (¿antinaturales?) son las que generan la vida
psíquica específica tanto de la adolescencia como de la madurescencia.
Considero que para la sociedad occidental contemporánea, la moratoria adolescente obliga a la
postergación de la procreación, algo que el mandato biológico reclamaría perentoriamente. La
frustración de esta demanda post-puberal es lo que genera el trabajo psíquico aludido, dando
inicio al aspecto psíquico del fenómeno de la adolescencia.
Algo equivalente sucede con los climaterios, porque también inician una moratoria que
posterga lo que la biología reclamaría: la muerte. El madurescente ya no resulta útil para el
plan de la naturaleza porque ya no puede seguir procreando, a pesar de que se resiste a morir.
La moratoria post-climatérica de postergación de la muerte es lo que generará la medida de
trabajo psíquico que caracteriza a la madurescencia y su consecuencia natural: el
envejecimiento.
Aquí podría aclarar otro aspecto que hace a la naturaleza humana, que tiene que ver con estas
moratorias, porque ambas no son sólo una dilación de un mandato de la especie —no sólo se
trata de procrear y morir para el ser humano. Durante la moratoria adolescente el individuo
decide disfrutar de la sexualidad sin procrear; mientras que en la moratoria madurescente, en
lugar de entregarse a la muerte, el individuo decide prolongar su vida lo máximo posible,
obligándose a confrontar así con el asedio crónico de la vivencia de incertidumbre. La
mantención de la sexualidad por placer en la madurescencia podría llevar también a otra
pregunta: ¿Existiría un tercer tiempo para la sexualidad en la madurescencia?
Precisamente, la enorme demanda de trabajo psíquico que generan la sexualidad (primera
moratoria) y la muerte (segunda moratoria) es lo que llevó al descubrimiento del psicoanálisis.
La trascendencia de esta temática —algo que confirma los postulados psicoanalíticos
nucleares— no sólo puede hallarse figurada en el ciclo mítico del héroe, sino que también se la
encuentra en los eufemismos. En efecto, los eufemismos son palabras alternativas o
deformaciones de contenidos inconscientes que en todos los casos tienen que ver con la
sexualidad y la muerte: algo que no debiera sorprender al psicoanalista, pero que no deja de
llamar la atención cuando se revisa algún diccionario específico o se busca la confirmación
correspondiente directamente en el habla coloquial (Rawson 1995).
Como una de las paradojas más importantes que plantea la vida humana, estos dos períodos de
moratoria que postulo, son los momentos del ciclo vital humano en los que es posible promover
un verdadero crecimiento y a un cambio subjetivo trascendente, tanto como el encuentro con la
autenticidad (subjetiva y vincular). Por supuesto, esto es lo que sucede en los mejores casos,
porque siempre la psicopatología se encarga de mostrar magnificados los procesos que en
el desarrollo normal están disimulados.
Por esta razón, sostuve que la madurescencia es una oportunidad que ofrece el ciclo vital para
promover, continuar y profundizar el desarrollo individual en el ámbito de la propia
subjetividad, del vínculo con los objetos y del intercambio entre las generaciones (Montero
2005) (Montero 2009) (Montero 2013).
Quisiera aclarar algo que recurrentemente surge como cuestionamiento para esta manera de
pensar el tema: el climaterio masculino es muy diferente del violento final que plantea la
menopausia para las mujeres. Si bien es cierto que el inicio del climaterio masculino no impide
la actividad procreativa hasta muy avanzada la edad madura, la biología natural,
específicamente los estudios etológicos dentro de ésta, demuestran que en las especies
superiores las crías generadas a partir de machos mayores pueden nacer con malformaciones o
dificultades para la supervivencia, algo que pareciera que el ser humano también pretende
desmentir porque los climaterios poseen una manifestación esencialmente diferente, aunque
son funcionalmente equivalentes.

De los climaterios a la madurescencia partiendo de Freud


Cuando hablo de la filogenia y su transformación en ontogenia durante los climaterios, quiero
postular una serie de estratos que influyen para el trabajo de la madurescencia. El mandato
filogenético (instinto) impacta en el cuerpo generando un trabajo de decodificación que alerta
tanto del programa de la especie como del inicio del envejecimiento. La especificidad de la
transformación continua del instinto en pulsión durante los climaterios es lo que denomino
«ombligo de la madurescencia».
Quiero citar cronológicamente cuatro frases en las que Freud alude al tema: «En la cúspide de
su vida, durante los primeros años después de cumplidos los cincuenta, en una época en que
los caracteres sexuales ya han involucionado en la mujer, no es raro que en el hombre la libido
aventure todavía un enérgico empuje»4 (1910c) (p. 124). Puede hallarse aquí al Freud más
empírico, porque, como anticipé, por esa época no se conocía lo que se denomina climaterio
masculino ni su impronta pulsional, pero Freud encontró estos efectos en su clínica, razón por
la que puede adjudicar este «enérgico empuje» también a los hombres.
4 Aquí y en las citas siguientes el resaltado es mío.
El segundo ejemplo: «Vemos enfermarse a individuos hasta entonces sanos, a quienes no se les
presentó ninguna vivencia nueva y cuya relación con el mundo exterior no ha experimentado
alteración, de suerte que su caer enfermo impresiona por fuerza como algo espontáneo. Sin
embargo, un abordaje más ceñido muestra que también en estos casos se ha consumado una
alteración que debemos estimar en extremo sustantiva para la causación patológica en
general. Por haberse alcanzado cierto tramo de la vida, y a raíz de procesos biológicos que
obedecen a una ley, la cantidad de libido ha experimentado un acrecentamiento en
su economía anímica, y este basta por sí sólo para romper el equilibrio de la salud y
establecer las condiciones de la neurosis. Según se sabe, tales acrecentamientos libidinales,
más bien repentinos, se conectan de una manera regular con la pubertad y la menopausia, con
ciertas edades en la mujer; además, en muchos seres humanos pueden exteriorizarse unas
periodicidades todavía desconocidas.» (1912c) (p. 243)
Este párrafo resulta esclarecedor porque sienta las bases para la metapsicología que pretendo
explicitar. Alude a la aparente espontaneidad de la enfermedad, correlaciona «procesos
biológicos» sincrónicos con «cierto tramo de la vida», indica cómo el acrecentamiento libidinal
rompe el equilibrio de la salud promoviendo la neurosis, y habla explícitamente de la pubertad
y de la menopausia.
En el tercer ejemplo, Freud sostiene: «Lejos estoy de haberles comunicado todas las
observaciones que abonan nuestra tesis del vínculo genético entre libido y angustia. Entre ellas
se cuenta, todavía, la influencia que sobre la contracción de angustia ejercen ciertas fases de
la vida, como la pubertad y la menopausia, a las que es lícito atribuir un considerable
incremento en la producción de libido.» (1916-17 [1915-1917]) (p. 367)
En la cita, Freud está hablando del incremento libidinal que se origina en la pubertad y la
menopausia, deteniéndose en la angustia como la evidencia clínica del trabajo psíquico que
demanda dicho incremento cuando no puede ser tramitado.
Muchos años después, ya en el marco de la segunda teoría pulsional, vuelve a considerar lo
mismo. «Por dos veces en el curso del desarrollo inidividual emergen refuerzos considerables
de ciertas pulsiones: durante la pubertad y, en la mujer, cerca de la menopausia. En nada nos
sorprende que personas que antes no eran neuróticas devengan tales hacia esas épocas. El
domeñamiento de las pulsiones, que habían logrado cuando éstas eran de menor
intensidad, fracasa ahora con su refuerzo.» (1937c) (p. 229) Propongo que esto sucede cuando
el apremio de la naturaleza —otra característica del apremio de la vida o Ananké— deriva en los
incrementos pulsionales característicos de la segunda moratoria, algo que puede decantar en
resultados tan diferentes como una transición madurescente o una crisis madurescente.

«Resistencias» para una verdadera comprensión de la


madurescencia
Es común aludir al trabajo de duelo que genera el envejecimiento, la enfermedad o la muerte
de los propios padres; o el que genera lo que se denomina «síndrome del nido vacío», cuando
los hijos adolescentes inician la exogamia; tanto como lo que puede generar alguna enfermedad
crónica o incurable en un individuo madurescente; cuando muere algún coetáneo, etc. Suele
considerarse que estos son procesos propios de la madurescencia, pero considero que no es así.
Creo que son situaciones que pueden ocurrir durante la madurescencia y que sirven como
pantalla para aludir indirectamente a lo que verdaderamente importa y es esencialmente
inconsciente: «el ombligo de la madurescencia», el proceso biológico ocasionado por la
segunda moratoria y la demanda de trabajo psíquico que genera.
Todas las situaciones que detallo activan procesos de duelo, pero no promueven el crecimiento
y el desarrollo a través de su tramitación. Creo que pueden ser consideradas de la misma
manera que se considera el resto diurno indiferente para el sueño, a través del que podemos
llegar al verdadero deseo inconsciente, tanto como puede accederse al verdadero trabajo
demandado por la madurescencia a partir de lo que se genera en cada personacuando atraviesa
cualquiera de las situaciones aludidas.
Reafirmo mi hipótesis también por el hecho de que una persona madurescente puede haber
perdido a sus padres en su infancia, puede no haber tenido hijos o tenerlos y que permanezcan
en su casa, puede mantenerse sana e idealmente podría no haber perdido a ningún coetáneo
importante, pero vivirá igual su madurescencia a consecuencia de la segunda moratoria porque
es una ley que proviene del mandato de la especie, aunque utilizará en este caso otros «restos
diurnos» para expresarla. Algo equivalente sucedería con la percepción consciente del propio
envejecimiento (canas, arrugas, pérdida de tonicidad muscular, etc.). En este caso éste sería el
problema consciente, mientras que lo que asedia inconscientemente es lo que proviene del
mandato filogenético, el verdadero «ombligo de la madurescencia».
Considero, asimismo, que no puede teorizarse con fenómenos particulares, porque
el valor heurístico lo aportan precisamente los fenómenos universales que legitiman la
comprensión de los procesos, en este caso aquello que proviene de la naturaleza biológica e
instintiva, por un lado; y el cuerpo también como universal, por el otro, cuando comienza a
expresar señales del envejecimiento, a pesar de que el tipo de envejecimiento ligado a la
segunda moratoria no puede llegar a hacerse consciente.
Podría pensarse que siendo tan importante la pérdida de la capacidad fértil en la activación de
todo este proceso, quien haya tenido hijos se hallaría en una posición ventajosa respecto de
quien no los haya tenido, algo con lo que tampoco coincido. Al respecto quiero detenerme en la
tragedia Macbeth, tal como Freud mismo lo señala, porque el matrimonio Macbeth llega a una
desmezcla pulsional extrema a consecuencia de la infertilidad. En este contexto suele
sorprender la frase de Freud (1916d) cuando considera que lo que le sucede al matrimonio es
«un testimonio de la maldición de la esterilidad y de la bendición de una generación
continuada». Al no haber podido cumplir con el plan de la naturaleza, los Macbeth llegan a la
orgía de sangre y asesinatos en serie que cometieran para intentar tramitar la moratoria
madurescente que les esperaba desde el momento en que el rey Macbeth se entera de que no
tendrá descendencia y que su trono no será heredado por un hijo suyo porque no lo tendrá
jamás. Considero que los Macbeth asesinaron porque estaban condenados a muerte, pero no
porque la transmisión del plasma germinal quedaría interrumpida sin «la bendición de una
generación continuada», sino porque carecían de recursos psíquicos para procesar lo que
promueve la moratoria madurescente. Sostengo que si el matrimonio hubiera tenido hijos
habría vivido la misma desesperación y violencia, quizás desplazada a alguna otra situación que
mostrara ser lo suficientemente indiferente como para disfrazar el verdadero .dolor. A mayor
disponibilidad de recursos psíquicos, mejor posibilidad de tramitar esta moratoria en ausencia
de hijos biológicos o simbólicos, pero la carencia de estos recursos promueve un tipo de
desmezcla pulsional equivalente a la que expresan los Macbeth.
Finalmente, quiero señalar que estoy en desacuerdo con quienes suponen que la
madurescencia se habría retrasado cronológicamente en el último siglo, porque la expectativa
de vida humana aumentó. Esta puede ser una verdad estadística, pero no es una verdad
psicoanalítica, porque el verdadero «ombligo de la madurescencia» proviene de la fuerza del
instinto, algo que no podría cambiar en el transcurso de tan pocos años.
Segunda Parte:

Elementos para una metapsicología de la madurescencia


Metapsicología de la madurescencia
La moratoria madurescente tiene que ver con «el punto más espinoso del sistema narcisista,
esa inmortalidad del yo que la fuerza de la realidad asedia duramente» (1914c) y que se
presenta como un dolor ante la inevitabilidad del propio envejecimiento y la muerte eventual
(Montero 2005) (Montero 2009) (Montero 2013).
La percepción del propio envejecimiento —desde la lógica del «ombligo de la madurescencia»—
es algo que quiero presentar desde una perspectiva similar a lo que sucede en la caverna
de Platón (República, VII). El individuo puede ver las sombras que se proyectan, pero
desconociendo que están siendo proyectadas, de manera casi equivalente a como se gesta el
trabajo del sueño. Es la percepción de un reflejo que evidencia lo que sucede, aunque sólo a
través de esta manifestación indirecta. Con esto significo que el envejecimiento que preocupa al
individuo madurescente es el que tiene que ver con la segunda moratoria, algo muy difícil de
reconocer.
Aquí se abren dos posibilidades de comprensión. La primera podría denominarse
la experiencia con la muerte futura, e implica la categorización de disruptiva (potencialmente
traumática) para una experiencia como la muerte futura que (aun) no ha acaecido
efectivamente, considerando que una de las definiciones de trauma comprende aquellos
sucesos que amenazan o desbordan la capacidad representacional del aparato psíquico. Aquí
enfatizo el adverbio «aun», que significa aquello que «todavía» y «hasta un momento
determinado» no ha sucedido, pero implicando algo que inexorablemente se cumplirá. Aquello
que «aun» no ha sucedido constituye una presencia psíquica que tiene valor de realidad,
siempre presentida, generalmente amenazante, porque pertenece al plano de la segunda
moratoria. En este caso el individuo madurescente podría trasladar al futuro la vivencia
subjetiva que está sucediéndole en el presente.
Pienso así porque la moratoria madurescente tiene que ver especialmente con lo que le sucede
al individuo en el presente, razón por la que propongo llamar este vértice la experiencia con la
muerte presente, y no sólo con aquello que pueda proyectarse hacia el futuro. Lo que sucede
durante la madurescencia es inasible, inadmisible, incomprensible e inefable, porque implica la
presencia de una huella biológica imposible de ser representada en el presente madurescente,
por eso su naturaleza disruptiva (potencialmente traumática).
La tensión entre la experiencia con la muerte futura y la experiencia con la muerte
presente promueve una vivencia de incertidumbre que puede registrarse dolorosamente.
También considero que si se toman en cuenta las reacciones (transformaciones) extremas tan
frecuentes que el aparato psíquico se ve precisado a emplear en el intento de tramitar la
madurescencia, podrá acordarse que una defensa tan extrema sólo puede corresponderse con
un dolor también extremo e inabarcable, posibilitando así inferir el efecto disruptivo
(potencialmente traumático) a partir del tipo y de la magnitud de la defensa implementada.
También podría objetarse por qué preocuparía la muerte a una persona si Freud (1915b)
(1919h) mismo se encargó de explicar la imposibilidad intrínseca del psiquismo humano para
representar la propia muerte, «pues "muerte" es un concepto abstracto de contenido negativo
para el cual no se descubre ningún correlato inconciente» (p. 58) (1923b) y «en lo inconsciente
no hay nada que pueda dar contenido a nuestro concepto de la aniquilación de la vida» (p. 123)
(1926d [1925]). Propongo que esta condición de imposibilidad representacional estaría
agregando una nueva evidencia a la dimensión disruptiva (potencialmente traumática) que
quiero resaltar para la segunda moratoria.

Las vicisitudes de transformación de la moratoria


madurescente
Freud plantea en La transitoriedad (Vergänglichkeit) (1916a [1915]) que se activan tres
disposiciones posibles como reacción ante lo transitorio (perecedero), ante aquello que está
destinado a desaparecer. Estas disposiciones están en estrecha relación con la posibilidad, la
dificultad o la imposibilidad de (re)significación de la moratoria .madurescente,
constituyéndose en tres transformaciones que describen decursos diferentes (Montero 2005)
(Montero 2009) (Montero 2013).
Una primera modalidad implicaría una serie de micro-procesos continuos de elaboración
([re]significación) que derivarían en un nuevo equilibrio («el valor de la transitoriedad es el de
la escasez en el tiempo») (p. 309). Esta primera actitud ante lo transitorio de la existencia
implica la activación de un trabajo de duelo que promueve el cambio psíquico y la
(re)significación (relativa) de la moratoria madurescente.
Una segunda modalidad es el enlentecimiento (estancamiento) («el dolorido hastío del
mundo») (p. 309), lo que implica una paulatina detención y la consecuente cronificación en
ciertos estereotipos personales que derivan en alteraciones de la autoestima y en la
imposibilidad de investir nuevos planes o proyectos, casi como si el tiempo se hubiera
detenido. Esta segunda modalidad implica una tramitación psicopatológicamente melancólica
de la transitoriedad que impide el cambio psíquico y la (re)significación, lo que lleva
consecuentemente a la tramitación (relativa) precaria de la moratoria madurescente.
Una tercera modalidad es la aceleración (cambio aparente) («una revuelta contra esa facticidad
aseverada») (p. 309) implicando generalmente intentos de huida hacia el pasado con el
propósito de «recuperar» vertiginosamente el tiempo perdido, y donde también puede
observarse una deficiente regulación de la autoestima, aunque en este caso se invisten
diferentes planes o proyectos en los que el único propósito pareciera ser una recuperación
utópica de la juventud. Esta tercera modalidad implica una tramitación psicopatológicamente
maníaca de la transitoriedad donde también está impedido el cambio psíquico y la
(re)significación, y, así como en el caso anterior, también llevaría a una tramitación (relativa)
precaria de la moratoria madurescente.

Diferenciación entre la transición madurescente y la crisis


madurescente
La transición madurescente se correspondería con la primera modalidad de procesamiento
(relativo) de la segunda moratoria. En este caso se jerarquiza la progresión y continuidad del
decurso evolutivo propiamente dicho. La crisis madurescente, por su parte, se correspondería
con la segunda y tercera modalidades de procesamiento de la moratoria madurescente.
Tomando en cuenta las consideraciones previas postulo un continuum entre transición y crisis
patognomónico de la madurescencia, constituido por el polo de la transición y el polo de la
crisis, en cada uno de sus extremos opuestos (Montero 2005) (Colarusso & Montero 2007).
Desde la perspectiva de este continuum considero que toda persona atraviesa tanto por una
transición como por una crisis madurescente en simultáneo, aunque en diferentes
proporciones de mezcla. El continuum que propongo implica considerar entonces que la
transición y la crisis madurescente mantienen entre sí una relación inversamente proporcional,
considerando también que, si bien la libido y la agresión se manifiestan en simultáneo, la
transición madurescente parecería aludir a una tendencia a la mezcla pulsional y la crisis
madurescente a una mayor desmezcla.
Psicopatología de la transición madurescente y de la crisis
madurescente
El tipo de trabajo psíquico que plantea la tramitación de la moratoria madurescente es un
trabajo que apunta directamente a la recuperación del Selbstgefühl (Freud 1914c), el
sentimiento de si, la autoestima. Tanto como los residuos omnipotentes del narcisismo infantil
como la omnipotencia corroborada por la experiencia se ven alterados al inicio de la
madurescencia puesto que se activa una crisis narcisista que puede tener diferentes
alternativas. En todos los casos, inclusive cuando puede hacerse el procesamiento a través de
micro-procesos continuos de elaboración [(re)significación], lo que se pone
preponderantemente en primer plano es el funcionamiento del self, entendido éste como
regulador de la autoestima, puesto que el reconocimiento de la finitud del propio self implica
una herida narcisista que activa vivencias de profundo dolor, abandono y
desvalorización personal.
En el caso de los micro-procesos continuos de elaboración [(re)significación] el yo evidencia la
preponderancia de un tipo de funcionamiento de yo-realidad, mientras que el contenido de la
fantasía suele tener connotaciones de tolerancia a lo que se torna transitorio, imperfecto o
perecedero, expresando generalmente una integración entre aquello que se ha logrado con
aquello que no ha podido serlo, especialmente en el terreno del ideal del yo. Si hiciera una
presunción psicopatológica, este tipo de tramitación psíquica podría corresponderse con las
psiconeurosis. Desde la perspectiva del self hallaríamos en este caso un tipo de funcionamiento
cohesivo del self y una adecuada regulación de la autoestima.
En los casos de tramitación melancólica (enlentecimiento [estancamiento]) y de tramitación
maníaca (aceleración [cambio aparente]) sucederían dos tipos de elaboración narcisista
diferentes, en los que la modalidad de funcionamiento del yo preponderante coincidiría con los
tipos de funcionamiento arcaicos del yo (yo-realidad inicial y yo-placer). La fantasía
preponderante en el tipo de enlentecimiento (estancamiento) expresa que todo está perdido y
que ya nada puede esperarse de la vida; mientras que en el tipo de aceleración (cambio
aparente) la fantasía expresa un intento proustiano de «recuperación del tiempo perdido».
Psicopatológicamente ambos decursos tendrían que ver con las patologías del narcisismo,
especialmente por las limitaciones que impone el tipo de funcionamiento del yo-placer, y en lo
fundamental con los trastornos borderline. Desde la perspectiva del self la tramitación
melancólica tendría relación con los trastornos narcisistas vueltos hacia la personalidad y la
tramitación maníaca se vincularía con los trastornos narcisistas vueltos hacia la conducta.
Estos intentos de recuperación de la autoestima también pueden comprenderse desde una
perspectiva autoplástica y aloplástica. En el caso de la tramitación melancólica suceden
modificaciones sintomáticas autoplásticas (Freud 1924e), expresión de las vivencias de
desvalorización y sinsentido características (modificación del ambiente interno), dando forma a
una especie de delirio de insignificancia (Freud 1917e [1915]); y en el caso de la tramitación
maníaca suceden modificaciones sintomáticas aloplásticas (Freud 1924e) mediante intentos de
recuperación de la autoestima a través de modificaciones evidentes en la conducta manifiesta
(modificación del ambiente externo). Estas vicisitudes implican la presencia de los mecanismos
narcisistas de desmentida e idealización.
Quiero señalar también que la modalidad de tramitación maníaca (aceleración [cambio
aparente]) se corresponde con las más clásicas y típicas crisis de la «mitad» de la vida o de
mediana edad, también denominadas síndrome Gauguin, o popularmente «demonio del
mediodía». Destaco también que aquello específicamente evolutivo que se activa durante la
tramitación de la moratoria madurescente —en este caso el incremento pulsional— posee
también una relativa independencia respecto de la psicopatología. Quiero decir que la
psicopatología narcisista grave no es necesariamente determinante y condicionante de la
dificultad o imposibilidad de tramitación de la moratoria, aunque es un factor a tener en
cuenta. De cualquier manera el incremento pulsional agrega un vértice a la psicopatología que
posibilita una lectura ampliada a la vez que profunda de la madurescencia.
Señalo también que el incremento pulsional aludido puede ser hallado generalmente en el
material clínico sin que este planteo signifique una consideración especial del mismo durante la
sesión, momento en que únicamente es preciso el trabajo en «presente absoluto», tal como se
manifiesta el plan de la naturaleza que no tiene propósitos «humanos».

Los universales (invariantes) en la madurescencia


Si bien considero que el cuerpo es el invariante empírico por excelencia y la fuente principal de
estímulos para el inicio de la madurescencia, quiero proponer también cuatro aspectos
metapsicológicos a tener en cuenta para comprender el tipo de trabajo psíquico que demandan
los procesos de (re)significación requeridos por la tramitación de la segunda moratoria. Estos
aspectos están todos interconectados, y los describo separadamente sólo a efectos didácticos.
Propongo estos cuatro aspectos como invariantes, algo que ofrece la ventaja de salvar las
diferentes vicisitudes individuales que cada persona pudiera haber atravesado, para centralizar
el análisis en procesos intrapsíquicos universales y en el estudio de sus transformaciones, los
que necesariamente incluyen las innumerables variables de cada vida individual (Montero
2005) (Montero 2013).
Señalo en primer lugar que el individuo que tenga facilitados los procesos de duelo estará en
mejores condiciones de tramitar el trabajo psíquico que demanda la madurescencia. Una
evidencia del fracaso del trabajo de duelo es la adolentización de la función parental durante la
madurescencia a través de la que se intentaría disolver la asimetría natural de la relación
padre-hijo.
En línea directa con el tópico anterior, la madurescencia implica también una actualización de
los ideales del yo. El ideal del yo como representante de los ideales simbólicos planifica
«un estado de devenir» (p. 191) (Hanly 1983), siempre y cuando este devenir pueda ser
aceptado por el sujeto. En caso contrario reemergerán aspectos del yo-ideal el que como
representante de los ideales narcisistas demandará «un estado de ser» (p. 191) (Hanly 1983) en
el que el paso del tiempo queda abolido. Entre el ideal del yo y el yo-ideal existe una relación
equivalente a la que existe entre un hombre y un héroe: a la mansedumbre humana del ideal
del yo que intenta una elaboración se le opondría la tiranía heroica del yo-ideal que demanda
confirmar los crónicos anhelos de inmortalidad.
La madurescencia también implica una reactivación de la conflictiva pre-edípica y edípica. Las
pérdidas reales y las amenazas de pérdidas son fuente de reactivación del conflicto esquizoide
(ansiedades de abandono). Respecto del conflicto de Edipo (angustia de castración), la
madurescencia facilita la (re)emergencia de fantasías parricidas e incestuosas. Ya anticipé en el
acápite acerca de las «resistencias» que la (re)emergencia del conflicto edípico también sucede
en aquellas personas que pudieron haber perdido a sus padres con antelación o que no hayan
tenido hijos, puesto que aunque fuera posible imaginar que no estuvieran relacionados con
equivalentes simbólicos de padres e hijos, igual acaecería el tipo de reacción que promueve la
segunda moratoria. Finalmente, considero de importancia fundamental la revisión y
elaboración de las identificaciones primarias y secundarias como parte de la tramitación de la
moratoria madurescente. Las identificaciones están en directa relación con el yo-ideal y con el
ideal del yo, y sufren las mismas vicisitudes de desidentificación y nuevas identificaciones que
éstos puesto que quedan también sujetas a revisión. La desidentificación como proceso
característico durante la madurescencia implica una toma de distancia
y discriminación del discurso parental y social originario, y una reconsideración y conexión con
el propio discurso, tanto como una tramitación eventual del telescopaje de las generaciones
(Faimberg 1985).
Estos cuatro elementos detallados son los que permiten inferir metapsicológicamente el tipo de
trabajo psíquico que demanda la madurescencia. «Esa inmortalidad del yo que la fuerza de la
realidad asedia duramente» puede considerarse como una demanda de transformación del
narcisismo.

Elementos para una clínica de la incertidumbre


Clínica de la incertidumbre
¿Cómo es posible determinar que el proceso de tramitación de la madurescencia promueve el
crecimiento y el desarrollo?
Quiero presentar cinco indicadores que serían consecuencia directa de la tramitación (relativa)
de la segunda moratoria, uno central y cuatro subsidiarios (Montero 2008) (Montero 2013).
El reconocimiento de la incertidumbre (mors certa, hora incerta) es un indicador de la
elaboración de la madurescencia y se vincula con la transitoriedad de la existencia. Esta
vivencia proviene directamente de la percepción inconsciente de que lo que queda por vivir está
vinculado con la segunda moratoria y sus efectos psíquicos.
Quiero señalar que Freud (1919h) aludió a la incertidumbre vinculándola con lo ominoso, algo
que en su grado máximo puede promover un tipo de defensas extremas que son evidentes en
las crisis madurescentes, porque la intolerancia a la incertidumbre presenta lo ominoso de
manera directa en la vida psíquica rompiendo la integración psíquica (Colarusso & Montero
2011).
Detallo dos viñetas clínicas que pondrán en evidencia la trascendencia que posee el concepto.
El primero de los ejemplos trata acerca de un profesional exitoso de cuarenta y cinco años,
casado y padre de tres hijos, quien llega a la sesión muy angustiado por «la situación del país»,
la que considera que está tornándose «muy poco segura», algo que lo lleva a iniciar un
paulatino proceso de rescate de su patrimonio en el exterior, como para «preservar su futuro» y
el de sus hijos. Quiero ofrecer una interpretación a manera de ejemplo de cómo puede
reconocerse e intentar tramitar la incertidumbre durante el inicio de la madurescencia:
—Yo no tengo dudas de que podrá encontrar la manera de preservar su patrimonio, pero
creo que lo que me está contando es algo mucho más profundo: su preocupación por
encontrar algún lugar a salvo de la incertidumbre que le plantea la vida adulta. Porque
cuando habla de «la situación del país», está hablando de su situación como adulto, urgido de
administrar la enorme cuota de incertidumbre a la que se enfrenta todos los días. Asimismo,
quizás también aluda a «la situación del análisis», el que en lugar de ofrecerle un consuelo
que lo tranquilice, le plantea confrontar permanentemente con una serie de preguntas que
formular una y otra vez que generalmente no tienen respuesta.
El segundo ejemplo clínico trata de un profesional exitoso de cincuenta años, divorciado y
padre de cuatro hijos. Tiene mucho «miedo de volar» (en avión), en su decir, algo que entra
en conflicto con la profesión que ejerce porque lo obliga a reiterados viajes. Comenta la
cantidad de tranquilizantes que toma cuando viaja. A punto de otro viaje llega a la sesión
demudado y angustiado, rogándole al analista que le asegure que el avión no se va a caer: —Yo
no le voy a decir a usted que es un miedoso porque usted mismo se encarga de decirlo a cada
rato, pero me parece que lo que me pide cuando alude al temor a volar es que le asegure que
no se va a morir. Y yo no puedo mentirle: algún día usted también se va a morir, igual que yo
o que cualquier otra persona. Creo que me lo pide de la misma manera que alguno de sus
hijos podría estar pidiéndole que lo tranquilice ante algún temor; pero sus hijos todavía están
urgidos de creer que el padre tiene la solución para todos los problemas y temores, porque
todavía son chicos. Como usted ya es grande, yo no lo ayudo si lo infantilizo mintiéndole que
el avión no podría caerse, porque de hecho, algunas veces los aviones se caen en pleno vuelo.
Creo que lo ayudo, sin embargo, si consigo que no se caiga «el avión del análisis», algo que
podremos mantener en pleno vuelo si reconoce la incertidumbre natural a la que tiene que
acostumbrarse por el simple hecho de ser adulto.
Considero que esta vivencia de incertidumbre es el núcleo clínico a partir del que puede
elaborarse la irrupción de la madurescencia. El primer caso implica una relativa integración de
la incertidumbre, mientras que el segundo, al ser tan notoria la preocupación por la muerte,
estaría indicando precisamente el fracaso de esa integración.
En este punto comienza a ser importante la consideración acerca de lo que efectivamente
sucede en el proceso psicoanalítico, porque la disposición del analista hacia su propia vivencia
de incertidumbre será un factor imprescindible para poder acompañar un proceso análogo en
el paciente. Sueloreferirme a esta temática como la cesura de la incertidumbre en la
madurescencia, proponiendo la existencia de una cesura (Bion 1977) entre paciente y analista
que será patognomónica de ese único proceso de análisis. A través de esta cesura podrá
investirse y desinvestirse —muchas veces en simultáneo— la incertidumbre que entre ambos
están generando, facilitando o impidiendo la elaboración. A la vez, pareciera que la cesura de la
incertidumbre «está viva» y muta permanentemente su rostro y su ropaje, de acuerdo a que el
paciente y el analista se aproximen a ella o se distancien.
Quiero señalar también que coincido con los planteos de Edward Said (2006) acerca del «estilo
tardío» en la creación literaria y musical de varios artistas. Estos son ejemplos de quienes han
podido integrar la vivencia de incertidumbre a su creatividad, algo
que potencia su producto hacia una apertura que evidencia una alternativa de compromiso
individual no regulada por el espíritu de la época. Queda abierta la pregunta acerca de la
traslación de este «estilo tardío» a la vida cotidiana de cualquier persona, no necesariamente
un artista, propósito que también sería imprescindible investigar.
Por estas razones es que propongo la integración de la incertidumbre —el indicador clínico por
excelencia de la tramitación psíquica de la madurescencia— en tensión permanente con la
desintegración implícita cuando aparece la preocupación por la muerte, por supuesto que
siempre en casos de ausencia de enfermedad física (Ciancio de Montero & Montero 2008).
Suelo sostener que quien teme envejecer y morir es porque ha detenido su crecimiento y
desarrollo. Cuando la incertidumbre está integrada el individuose dedica a vivir, reconociendo
el envejecimiento como algo natural, a pesar de que siempre se manifieste a través de «el punto
más espinoso del sistemanarcisista».
Subsidiario de la vivencia de incertidumbre propongo el reconocimiento del odio y la
destructividad hetero y autodirigidos como inherentes a la naturaleza humana. Jaques (1965)
fue el primero en indicar que la crisis de la «mitad» de la vida implicaba también este
reconocimiento, una consecuencia directa de la (relativa) tramitación de la madurescencia, algo
que decanta de la (re)actualización y (re)elaboración del conflicto de Edipo. Este
reconocimiento devendría también de la ambivalencia afectiva constitucional inherente a
la naturaleza humana.
Durante la madurescencia puede suceder también un cambio en la percepción subjetiva
del tiempo, algo que implica una valoración diferente del presente, a la vez que se (re)significan
el pasado y el futuro en crónico conflicto bifronte, experiencia insondable que queda
subsumida en la incertidumbre del presente en un proceso circular y permanente.
Un tercer elemento que decanta de la vivencia de incertidumbre tiene que ver con una nueva
integración de la historia personal, posibilitando una resolución diferente de la novela familiar
(Freud 1909c [1908]) y del mito personal. De manera similar se expresa Bollas (1989) cuando
diferencia entre hado (fate) y destino (destiny), y distingue sus orígenes, propósitos y la
eventual transformación del hado en destino, algo que puede considerarse específico de la
madurescencia por la fuerza de la filogenia y de la biología extendida puesta en juego durante
la misma.
Finalmente, y como cuarto elemento subsidiario, puede suceder un anclaje de la historia
individual en la historia generacional como consecuencia de la nueva integración de la historia
personal. Este proceso se operaría simultáneamente en dos direcciones. Un vector apunta hacia
el pasado y el otro hacia el futuro. El vector que apunta hacia el pasado implica un proceso que
promueve una (nueva) adquisición de la historia familiar (generacional), diferente a la que se
opera con la identificación primaria; mientras que el vector que apunta hacia el futuro implica
la delegación de los «atributos» (símbolos) de la juventud en la nueva generación en un
proceso que implica la resolución del conflicto de confrontación generacional en todas sus
variantes. Esta transmisión generacional (hacia las generaciones precedentes y hacia las
generaciones subsiguientes) es evidencia de la tramitación de la moratoria madurescente.
Estos serían los cinco indicadores clínicos —uno central y cuatro subsidiarios—de una (relativa)
transformación del trabajo psíquico que demanda la madurescencia. El logro de la
madurescencia como crecimiento y desarrollo tiene un denominador común: el reconocimiento
de la incertidumbre.

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