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LA SIEMBRA, INCUBACION Y COSECHA

DE LAS SETAS

Por Conrado Soto Velazco

La siembra consiste en esparcir en forma homogénea la semilla o


inóculo sobre el substrato. El inóculo se puede conseguir en frascos
de vidrio o en bolsas de plástico y consiste en granos de trigo, mijo,
sorgo, maíz, etc. infectados o colonizados por el micelio de Pleurotus
y que van a servir como un vehículo para transportar el micelio del
hongo al substrato.

Uno de los métodos de siembra en Pleurotus es el llamado en capas,


ya que primero se deposita una capa de substrato y después se
agrega el inóculo, así sucesivamente hasta llenar la bolsa de plástico,
que se amarra con un nudo, se marca con la especie sembrada, la
fecha de inoculación, el peso y el número de la bolsa (ver la figura
inferior).

El inóculo se fragmenta y se agrega en forma homogénea al substrato,


el cual se va colocando en capas dentro de una bolsa de plástico

Estos datos servirán para determinar el rendimiento o producción


total de fructificaciones de la especie empleada. Otra de las formas
de inoculación es mezclando el inóculo con el substrato y
posteriormente depositarlo en bolsas de plástico; sin embargo, se
corre el riesgo de dañar el micelio, lo cual provocaría el retardo en la
respuesta de sus crecimiento.

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Para el cultivo de Pleurotus además de las bolsas, se puede emplear
el método en columnas o estacas, con lo cual se ahorra espacio, se
inocula una mayor cantidad de substrato y se obtiene una mayor
producción por unidad de área. Sin embargo, tiene sus
inconvenientes, ya que si ocurre algún tipo de contaminación o
infestación del substrato, las pérdidas son mayores, en relación al
método de bolsas.

Una vez que se ha concluido con la inoculación del substrato en las


bolsas, es necesario dejar que el micelio invada el substrato, lo cual
ocurre bajo determinadas condiciones. Se recomienda destinar un
área exclusiva para la incubación, con la finalidad de controlar luz,
temperatura, ventilación y humedad del ambiente (ver figura
inferior).

La luz no es un factor decisivo para el crecimiento vegetativo del


micelio, así que no es indispensable que el área de incubación
presente luz; una área en penumbra resulta adecuada. Sin embargo,
la luz sí es necesaria para estimular la aparición de los primordios
(estado inicial o botones de las fructificaciones).

En cuanto a la temperatura óptima para el crecimiento del micelio,


ésta debe mantenerse en un intervalo de 20 a 25 °C. Por lo general
estas temperaturas pueden llegar a casi la mitad del valor y aún así
tener éxito; sin embargo, es conveniente vigilar que la temperatura
no baje más allá de los 10 °C, ya que el micelio entraría en un
estado de latencia, con lo que se detendría el crecimiento. Con
temperaturas superiores a 32 °C el micelio puede degenerar y morir.

La ventilación en esta etapa es poco frecuente, salvo en los casos en


donde el área es demasiado pequeña o haya una gran cantidad de
bolsas o substrato inoculado. Es conveniente ventilar o abrir una
ventana cuando nosotros mismos captemos un olor sumamente
fuerte y el ambiente sea sofocante.

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Cuidados que se deben tener en la siembra:

Las bolsas deben ser de plástico transparente y nuevas, esto con la


finalidad de observar si existe un crecimiento anormal, o si se
presenta contaminación con otros microorganismos.

Asegurarse de que la temperatura del substrato se encuentre entre


20 y 25°C, adecuada para el desarrollo del micelio.

Al momento de la inoculación no debe exagerarse el manejo de la


semilla, ya que ésta puede sufrir lesiones y tardar más en la
colonización del substrato.

El espacio que se dedique a la siembra debe de estar lo más limpi o


posible, además la persona que realice la inoculación debe tener las
manos limpias y ropa apropiada y limpia. De preferencia debe
desinfectarse las manos con alcohol.

La semilla o inóculo debe de ser distribuida homogéneamente en todo


el substrato, tratando de que no queden zonas sin inocular o que los
granos queden muy juntos.

Por lo general durante la incubación del micelio, la humedad en el


ambiente se pasa por alto, ya que el substrato, al estar contenido en
bolsas, se protege de la desecación gene rada por un ambiente seco.
Sin embargo, se debe de cuidar que no llegue a más de un 60 % de
humedad relativa, debido a que una humedad más alta provocaría la
aparición de algún tipo de plaga o infestación en las bolsas...

Una vez que el micelio ha cubiert o totalmente al substrato es


necesario trasladar las bolsas del área de fructificación a una zona
destinada al desarrollo y producción de los carpóforos (llamadas en el
lenguaje común "setas") con la finalidad de estimular la aparición de
los primordios. Esta área deberá de tener condiciones semejantes a
las que se presentan cuando el hongo se desarrolla en su medio
ambiente natural, por lo cual es importante controlar los factores de
ventilación, iluminación, temperatura y humedad ambiental.

El control de la ventilación es indispensable en esta área por lo que se


recomienda renovar el volumen de aire de 4 a 6 veces por hora; es
conveniente auxiliarse de extractores de aire. La ventilación se realiza
con el fin de bajar la concentración de CO2, ya que una alta
concentración produce deformación en los carpóforos, que se
manifiesta principalmente en el alargamiento del pie. Por otro lado, a
través de la ventilación se eliminan las esporas que producen los
cuerpos fructíferos en grandes cantidades y que al encontrarse en el

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ambiente pueden producir efectos alérgicos en las personas que
trabajan en esa área.

Debido a que las setas se deshidratan fácilmente es necesario regar


para crear y mantener un entorno húmedo; la frecuencia de tales
riegos dependerá de la temperatura ambiental.

La humedad ambiental también es un factor a controlar muy


importante. Sabemos, que los hongos silvestres comestibles aparecen
en los bosques en la época de lluvias, por lo que para el cultivo de
hongos debemos reproducir esta condición. Se necesita mantener un
promedio de 85 a 90 % de humedad como óptimo para el buen
desarrollo de los cuerpos fructíferos en el área de producción.

Como ya se mencionó la iluminación es un factor que estimula el


desarrollo de los primordios o brotes de los cuerpos fructíferos
(=carpóforos, =setas). La iluminación debe ser indirecta y el
equivalente a la exposición natural de 12 horas al día. Una manera de
acondicionar el lugar es con láminas opacas y láminas translúcidas
alternadas en el techo del área. La falta de luz o la deficiencia en la
iluminación induce a la deformación de las fructificaciones, así como a
cambios en la coloración de las mismas. En caso contrario, si la
iluminación es excesiva o directa los cuerpos fructíferos se
deshidratan y se detiene su desarrollo.

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Como se observa en la fotografía es posible obtener hongos de gran
tamaño (como el de la parte superior de la fotografía) con los cuidados
debidos durante la fructificación.

Una vez que los cuerpos fructíferos han madurado y antes de que los
bordes empiecen a enrollarse hacia arriba, se procede a la cosecha, la
cual debe de realizarse desde la base donde se forma el cuerpo
fructífero en el substrato (figura superior).

La temperatura óptima que debe prevalecer en el área de producción


es alrededor de los 28 ºC. Sin embargo, la temperatura puede variar
de acuerdo al hongo que se pretende cultivar, ya que existen
diferentes requerimientos de temperatura entre las especies de
Pleurotas (Para las variedades oscuras la temperatura óptima de
fructificación es entre los 16 y 20 grados centígrados). En el caso de
que la temperatura descienda de la óptima, el desarrollo de los
cuerpos fructíferos será mas lento de lo normal o en caso extremo se
inhibe su desarrollo. En caso contrario si la temperatura se eleva, los
cuerpos fructíferos y el mismos substrato se deshidratarán.

Se recomienda no dejar ningún fragmento de la fructificación


adherido al substrato, ya que el residuo facilita la implantación de
mohos, que evitarían o inhibirían el desarrollo de posteriores
fructificaciones (ver figura inferior).

La cosecha de los carpóforos o fructificaciones se realiza desde la base


donde crecen, poniendo especial cuidado de no dejar residuos del
carpóforo, ya que ocasionaría la contaminación por mohos, bacteria o
virus.

Recogido de la web:

http://setascultivadas.com

Rebollas 08 de noviembre de 2003

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