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8 Historias de Vida Del Profesorado PDF
8 Historias de Vida Del Profesorado PDF
Historias de vida
del profesorado
OCTAEDRO-EUB
Tí culo original: Studying Teachers' Lives
. Aucor: Ivor E Goodson
Pnmcra edición en inglés: Rouded e 1I N,
g ' ew Few:r Lane, London, 1992
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In
Edición a cargo de Fernando Hernández y Juana M. Sancho
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COivfPRA X CANJE O
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, Prefacio a esta edición fvor F Goodson .. ............................................. 27
Impreso en España
Printed in Spain
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Tí culo original: Studying Teachers' Lives
. Auror: Ivor F. Goodson
Pruncra edición en inglés: Rouded e 11 N.
g ' ew Few:r Lane, London, 1992
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In
Edición a cargo de Fernando Hernández y Juana M. Sancho
Primera edición: diciembre de 2004 Prefacio a la primera edición !vor F Goodson ........................................ 43
© 1992, Roudedcre
1. Profesorado e historias de vida: un campo de investigación emergente
6t86o
© Del prólogo, Fernando Hernández lvor F Good)·on ......... : ......................................................... 45
© Derechos exclusivos de edición: Ediciones OCTAEDRO, S.L.
2. El desarrollo de una pedagogía radical: autobiografía de una socióloga
© De la presenre edición: neozelandesa sobre la educación de las mujeres
Ediciones OCTAEDRO, S.L. Sue j',fiddfeton ...................................................................... 63
Bailén, 5 - 0801 O Barcelona
Td. 93 246 40 02 Fax 93 23 1 18 68
3. La autobiografía colaborativa y la voz del profesorado
e-mail: occaedro@occaedro.com
Richard Butt, Danielfe Raymond, G. lv!cCue y L. Yamagishi ........................... 99
EUB. Ediciones Universirarias de Barcelona S L
Bailén, 5 - 0801 O Barcelona ' · · 4. Modelos para la comprensión de las biografías del profesorado en fo~ación
Tel. 93 246 90 56 Fax 93 247 01 18 y en sus primeros años de docencia; ilustraciones a partir de .estudios de caso
e-mail: eub@ocraedro.com }. Gary Knou,fes .................................................. : .............. 149
Queda rigurosamenre prohibida sin l· . ..
Copyright, bajo las sanciones esr:~bl • .. J. .t aulrorllZaCJon escrira de los rirulares del
d e esra o b ra por cualquier nt~d· • ec1u.Is en as eyes la r d ., 5. Mejora escolar y personalidad docente: ¿estadios, tipos, rasgos o procesos?
d' . • epro uccJon coral o parcial
'" lO o proce lffiJenro d'd
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Y t: raramJenco lnrormárico.
• compren 1 as la reproarafía Louis M. Smith, Pauf Kfeine, }ohn}. Prunty y David C. Dwyer ...................... 207
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ISBN: 84-8063-63 I-9 6. La historia oral corno forma de rec~onstrucción de las expe·riencias de
Depósiro legal: B. 48.385-2004
las maestras en Verrnont, 1900-1950
Impresión: Hurope, s.l. JY!argaret Nelson ............... : . ................................................ 223
Impreso en España
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Tí culo original: Studying Teacl;ers' Lives
. Aucor: Ivor F. Goodson
Pnmcra edición en inglés: Rourledge 11 N,
' ew Fem:r Lane, London, 1992
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Edición a cargo de Fernando Hernández y Juana M. Sancho
UNIVERSIDAD pr-
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PROVEEO·~O:R~B~I~eJ~a~n-d~.r-t~cl~.~iJ-¡~~r-os--.--~=
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COiviPRA .X CANJE O
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,Prefacio a esta edición !vor F Goodson ............................................... 27
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Primera edición: diciembre de 2004 Prefacio a la primera edición !vor F Goodson ........................................ 43
© 1992, RoudedO'e
. 6186o l. Profesorado e historias de vida: un campo de investigaciónemergente
© Del prologo, Fernando Hernández !vor F Good)·an ......... : ......................................................... 4 5
© Derechos exclusivos de edición· Edt'ct' OCT
. ones AEDRO, S.L.
2. El desarrollo de una pedagogía radical: autobiografía de una soci6Ioga
© De la presenre edición: neozelandesa sobre la educación de las mujeres
Ediciones OCTAEDRO, S.L. Sue J'vfiddfeton ..................................................................... 63
Bailén, 5 - 0801 O Barcelona
Td. 93 246 40 02 Fax 93 231 18 68
3. La autobiografía colaborativa y la voz del profesorado
e-mail: occaedro@occaedro.com
Richard Butt, Daniel/e Raymond, G. }1/cCue y L. Yamagishi ........................... 99
EUB. Ediciones Universitarias de Barcelona S L
Bailén, 5 - 0801 O Barcelona ' . . 4. Modelos para la comprensión de las biografías del profesorado en fo~ación
Tel. 93 246 90 56 Fax 93 247 01 18 y en sus primeros años de docencia; ilustraciones a partir de .estudios de caso
e-mail: eub@octaedro.com }. Gary Knowles .................................................. : .............. 149
Queda rigurosamence prohibida 5 • l· . ..
C · .t b · j • In ,¡ auronzac10n es ' d j ·
opyrrgm, aJo as sanciones esr.,bl 'd· 1 1 . enea e os mulares del
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de esra obra por cualquier medio d .• 5. Mejora escolar y personalidad docente: ¿estadios, tipos, rasgos o procesos?
o r d' . ' repro uccJOn coral o parcial
y el rraram~e~~~ i~~~;~~o;i~:mprendidas la reprografla Louis !vi. Smich, Pauf Kfeine, john}. Prunty y David C. Du.ryer ...................... 207
Impreso en España
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8. Una visita a las historias de Vida: ética y metodología de 1~- historia de vida
Lynda lvfeasor y Patricia Sikes .............................................. : .. 269
Fernando Hernández
Universidad de Barcelona
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HISTOIUAS DE VID:\ DEL l'ROFES0!0\DO
PR()LQGO
Todo ello cof1-Ia finaJiC:EiC:l--;1--·----::.J _____ ---
pue d e aportar este tipo
. ' u tima ue respond --
de invesri·cr . ,
- -- _
e~ a una pregunta: ·q- ú¿
ei , d , . acw n a la - d ~ en las concepciones y en el comportamiento de los actores; lo cual,
peno o niscórico de profund b b' lilejora e 1a educación en
os cam ws en PI co1no es fácil imaginar, resulta bastante- complicado de lograr. Sobre
'"'' que nos encontramos? :
todo si se tiene en cuenta que los cambios en las creencias y la compren-
Señalando un camino sión de cualquier propuesta son la condición previa para lograr que ésta
trascienda sus enunciados e intenciones. Algo que no sucede si se consi-
En un seminario en el .. dera al profesor de manera aislada (como planteaba la investigación so-
a ., b que participo, vinculado bre el pensamiento del profesor) y no se promueven de manera conti-
g cw,n s_o re las trayectorias de los doc a un proyecto de investi-
economtcos y profesionales (Sancho et al en~~sO~n) te los cambios sociales nuada comunidades de práctica en las que las convicciones puedan dis-
acerca del sentido que podía te 1 . t,. _J , nos hemos preguntado, cutirse con otros, una vez que los docentes han tenido algún tipo de
U 'd ner a 1nvest1gac , b h- experiencia en la introducción de nuevas prácticas. Algo que una y otra
n sen ti o que vaya más all, d I?n so re tstorias de vid
a e una emerge d, a. vez han olvidado las propuestas de reforma que han tenido lugar entre
que se ad entra en uno de lo . ncla aca. emica o una mod
H s espacws poc 1 d a
a~~rnos esta pregunta nos ha llevado o exp ora os de la educación. nosotros en los últimos años. Por eso, adoptar un nuevo lenguaje no
gacwn en torno al profesorado ha t 'da or~ena; ~1 papel que la investí- significa asumir las consecuencias de su apropiación en la práctica; sus-
En esta revisión hemos endt o en os ulrtmos veinte años tituir unas prácticas que se han considerado eficaces por otras que tras-
80 1 . . constata o que h 1 • . D1Íten inquietud no parece el mejor camino para adentrarse en procesos
. ' a tnvesngación sobre el profesorad , .asta a mttad de los años
s:b
~:~· De manera especial se pretendía term~aba en la formación ini- de cambio.
Aunque éste no es el camino por el que ha de transcurrir esta intro-
lcwn~s .~e formación porgue se ensa er cu es eran las mejores con-
esa posicton a lo largo de todas p b~ que el .docente mantendría ducción sí parece relevante rescatarlo porque, en buena medida, la aten-
Luego, cuando com , u trayectona profeswnal. - ción que despierta el profesor ha estado vinculada a su papel en proce-
- enzo a verse q 1 e
anos sesenta (y que aquí se co fi ue as rerormas iniciadas en los sos de cambio y reforf!Ia. Si al docente se lo ha considerado como «ob-
Educación) no cumplían con s: l~u~~on en torno· a la Ley General de jeto» de investigación ha sido para conocer y tratar de comprender por
sar de los recursos invertidos n s In ~d~des y que el profesorado a pe- qué no ha seguido el camino que le proponen los expertos universita-
atenía al pie de la letra a lo; moa:e~~ta as pautas de los experto; ni se rios o los responsables de la administración educativa. Mucho se ha es-·
con e 'd oce_nte, ~o solo desde su presentesino en la perspectiva de su gadores, la administración, las familias y la opinión pública) aparece
rec~rn o profesronal. ~go especialmente necesario en tiem ós .d -. de esta manera desvelada, sin poder plantear cómo se podrá proteger
reaJUStes y reesrrucrurac10nes ·profesionales. - ·· --·- .. p e frente a este desvela.miento. La mostración se plantea sin contrapar-
b. E.n la medida en. que el profesorado dedica cada vez más tiempo de su tida, más allá de la promesa de que le puede ayudar para reconstruir y
~~d~ a la docencia (no hay que olvidar que la media de edad del ro- situar mejor su trayectoria y sus proce$OS. Si bien es cierto que nq
esorado llen España está en torno a los 45 años , lo que sto-nt. 'firca que p 1a tiene por qué suceder de esta manera, no hay que dejar de lado: lapo-
mayona evan por lo menos 20 años de profesión y les ~uedan otros
1
educa-tivas por las ·que ha pasado en los últimos años; afrontar la nece-
sidad de visibilidad de itinerarios de docentes como forma de hacer · cen ala-unos proa-ramas de televtston que tnVltan a «desnu-
que ah ora eJer o o xh'b' ·
pública una identidad profesional que genera saber pedagógico, más darse» en público: pero escá claro, que no estoy reclamando :ste e , 1: 1-
allá de los determinismos sobre el «debe sen> del profesorado que se . · e alo-ún puente se podría establecer para explicar su extto
cwntsmo, aunqu o 6) ·
encuentran en tantas publicaciones universitarias o en documentos , ularidad). Hay trabajos como el de]aume Cela (199 que nene un
~!á~ter pionero en este sentido, en la medida en qu~ u~ profesor, con vo-
0
oficiales; reconstruir cómo los docentes han ido y están afrontando las
presiones derivadas de las fuerzas sociales y productivas, de los cam- cación de narrador -(una característica que parece tn~tspensable en este
bios económicos y tecnológicos sobre el ejercicio de su profesión; ras- tipo de producciones) decide hacer públicas sus_refle:Gones en torno a su
trear cómo la formación que los docentes han recibido contribuye (o ex eriencia desde la dirección de una escuela pnmana.
no) al desarrollo de su actividad en la escuela y el aula; explorar la vin- PSin embaro-o, hay qtros dos crabajos dentro de ~ste aparc~do que han
culación entre los procesos de construcción identitaria (heterosexual u tenido un cie~to eco en la opi'nión pública. El pnmero n1as que el se-
homosexual) y sus posicionamientos como docentes, todo ello en me- gundo, por contribuir a confirmar la imagen que so_bre la escuela se~u~
~io de un largo etcétera. daria se estaba manufacturando en el período _prevw_ a_ l~ reforma e a
LOCE. M~ refiero al libro de Toni Sala publtcado tntetalmente- ~ con
aran éxito editorial y n1ediático en catalán. El segu~do ~e los ltbros,
Historias de y sobre profesores ~ arecido más recientement~, el de Juan Sánc~ez E_nctso, stgue una tra-
P · y propone una propuesta narrativa bten dtferente. Ambos tex-.
yeccona . 1 ·· b e el
y
Llegados a este punto, como he señalado más arriba, con la intención .
tos reqllleren un e
·ncuadre que nos permita sttuar as postcwnes so r
fl ·
de ser más ejemplar que exhaustivo, quisiera prestar atención a algunas profesorado y la escuela que cada uno de ellos re ep.
de las publicaciones que, en cierta manera, presentan textos que se po-
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16
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESOR:\[)() I'R()l.OGO
- · E~:resrudio--~ntes ~encionado, en que se presenta un estado de 1a Quienes hayan leído el libro de Juan Sánchez Enciso (2003) Mis me-
cuesnon sobre la rnvesngación en torno a las trayectorias de los docen- jores años seguro que han encontrado una experiencia de un profesor
:es (~ube.rman, Thompson y Weiland, 2000) se hace referencia a dbs que se ajusta, en buena medida, a la representación y actitud que pone .
1nvesnga~10nes que,en buena medida, enmarcan las dos represenraciÓ- de manifiesto el perfil de docente señalado en la investigación de
nes dominantes sobre. el profesor que reflejan estos dos libros. Por u~ i'vfcLaughlin y Yee. Pero, ·sobre todo, el relato de la memoria de Sánchez
I~do tenemos el estudw de Dan Lortie (1975) Schoolteacher: A Sociolo- Enciso en torno a su experiencia en un centro de secundaria con pobla-
gzcal Study, Y por otro el trabajo de Milbrey McLaughlin y Sylvia Yee ción «difícil», pone de manifiesto las posibilidades narrativas y de em-
(1988) School as a ~lace to Have a Career. La imagen de los docentes patía que pueden derivar de la narración de un profesor, cuando ésta se
q~e ~parece en el pnmer caso se presenta caracterizada en los sigui~ntes · manifiesta y estructura desde el saber pedagógico y experiencia! de los
termtnos: · ·· .- · .•• · .. , · :· · · · ._, · ·· ·· · docentes y no desde la cultura de la queja o el exhibicionismo victi-
mtsta.
[..'.] indi~idualistas _Y orientados en el presente, abandonados en gran medida a En la misma dirección el relato construido por An.tonio López
s~s propios mecamsmos, sin una cultura técnica compartida que les propor- Ocaña y Manuel Zafra (2003) en torno a la experiencia de atención a la
aonara solu~iones fiables con las que enfrentarse a sus problemas. Defendían diversidad que están llevando a cabo en el IES Fernando de los Ríos de
su autonomta dentro de una estructura muy similar a una cáscara de huevo· se Fuente Vaqu~ros (Granada) adquiere un carácter ejemplar por situar su
p.rotegían de las intrusiones de sus colegas y de los supervisores (por no m~n- ·narración como la reconstrucción de una experiencia vivida por los pro-
-- ___ CI~~ar ~lo~ p_~-~~~~~~.-~-~s,t~ándo~e. indiferentes a cualqui~rinfluencia que fuera pios autores, y en la que ejercen de portavoces de sí mismos y de otros.
mas alla de la orga~tzacton y extgtendo únicame~te más tiempo con sus alum- Con ello contribuyen a mostrar -que otra escuela secundaria es posible si
-----------nos-en las.aulas.-·FI~al.mente, se conformapan con escasas e inciertas recom- ·se basa en otra forma de entender las relaciones entre profesores y alum-
-- -~~sas denvadas de éxitos mucho más modestos de los tolerables por sus am- nos bien diferente a la: que tiene lugar en buena parte de estos centros
biCiosas metas y deseos. (pp. 20-21). escolares.
Un último ejemplo a considerar sería el- trabajo de Paloma Gil
Quien h~ya leído el libro de Toni Salas (2002) Crónica de un profesor Saenz-Hermúa (2001) en el' que se nos presenta 1:1n relato en primera
~ !~cundarza en torno a su experiencia docente, puede encontrar en sus persona en el que se recogen impresiones y reflexiones en torno a su ex-
pagmas un fiel reflejo de esta imagen del profesor. periencia como profesora novel. Este relato hecho a base de fragmentos
Frente a esta posición, la investigación de McLauo-hlin y Yee nos ha- y con un estilo coloquial, y por lo tanto vivo, muestra cómo una profe-
bla~ o
sora ilustra, destaca y sitúa sus experiencias de vida en el inicio de su
trayectoria profesional.
[... ~ ~n~s profesores m~s cola~oradores, impacientes por construir una organi- Más allá de la nostalgia o de la autoindulgencia, más allá de las
zacwn Integrada a partir de dtrectrices claramente marcadas, con el objeto de memorias de maestras como las de Josefina Aldecoa, las ·narraciones
llegar a ~na prop~esta de unificación con- metas bien definidas. Intentaban que recogen experienci·as escritas por los propios docentes constituyen
compa~nr un senndo de la responsabilidad para la realización de la escuela. un primer estadio para que el profesorado adquiera visibil}dad y, por
Expoman lo: recursos y herramientas adecuados que necesitaban e intentaban supuesto, reconocimiento. Además de servir como espejo para que
resolver, conJun~amente_los problemas y disfrutar mientras lo hacían. Se com- otros docentes (además de otros miembros de la comunidad educa-
prom.et1an a m~Jorar continuamente a través de un aprendizaje individual que tiva y de la sociedad) comiencen- a elaborar una imagen del profeso-
esruv:era coordmado con .el desarrollo de la organización. Por último, busca- rado más positiva y calidoscópica. A veces pienso que un buen ten1a
ban aire fresco a través de las innovaciones y_los cambt'os pen· 'd' d · para una serie documental de televisión sería la de elaborar historias
., ( ) . o 1cos e asigna-
cton. p. 21 .
de vida de docentes, recogiendo en sus propias vo-.:es sus vivencias y
vicisitudes.
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PROLOGO
20
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l'IH)LOCO
_mi~~a. ~lgo que tiene una importancia fundarnencJl en la perspectiva ción entre el investigador y los educadores o informantes, o por descri-
de n1sconas de vida.
bir de forma adecuada relaciones causales que expliquen la actuación
docente. Algo, por otra parte, normal en la fase inicial de constitución
de un campo de estudios, en el que la relación entre el sujeto-investiga-
3. Histo~ias de vid_a de profesores, con la finalidad de comprender tra- dor y el sujeto-informante adquiere una especial relevancia.
yectonas profeswnales vinculadas a determinadas áreas del currícu- De entre los diferer1tes ejemplos que podría citar sobre este tipo de
lum o períodos históricos
trabajos en nuestro contexto, quisiera considerar la investigación de Ma-
ria Teresa Farreny (2002) en wrnoa la educadora Carme Aymerich. El
Es probable que sea el campo de la historia de la educación el que, a~n papel de la voz de la biografiada, es doble: por un lado se encuentra en
q~e t~davía ~e manera incipiente, ha sido testigo de la irrupción de las los textos producidos, y por otro en las conversaciones que la investiga-
~!:tonas de VIda como forma de reconstruir lo que sucedía en la educa- , dora tuvo con b profesora Aymerich. Este cruce de fuentes permite res-
cw.n en un período determinado. Este campo se mueve a caballo entre catar lo que es b uayectoria del pensamiento educativo, en el campo de
el Intento. de. co~stru~r biografías de ciertos docentes que han tenido la expresión artÍstica, de una educadora que tanta influencia ha tenido
u~a especial s1gnif!cacrón por sus aportaciones y el rescate de voces anó- en diversas generaciones de docentes. La historia- de vida, en este caso,
nimas que son testimonios del acontecer cotidiano de la escuela en -unas no es la finalidad primera de la investigación -que se encuenua acaba-
determi~adas circunstancias. En ambos casos el nexo que une estas dos ·llo entre la bioo-rafía y el relatÓ de vida-, pero se utilizan estrategias vin-
tendencias es ~~ma~ el' ~~lato del suje:o com.o una fuente primaria para o b
culadas a esta perspectiva de invesr:igación como ase para reconstruir
.
la reconstruccwn h1stonca. Esto lo diferencia de otro tipo de estudios una trayectoria intelectual Y: como formadora, en la que la voz de la
también históricos, 'en los que las fuentes documentales son la referen~ -protagonista tiene un papel fundamental no sólo como informante,
cia básica para construir el relato histórico.
sino corno punto de contraste de los diferentes momentos y formas de
. Si bien es cierto que estos trabajos que tornan como fuente la histo- su decir. Todo ello con el trasfondo de una época de cambios sociales y
~Ia qu~ CL~enta el sujeto no suelen ser considerados en la perspectiva de ed_ucativos que, en buena medida, explican las relaciones que la investi-
rnvesng~CIÓn sobre ~isto.rias de vida de docentes, los rescato porque, gadora establece en el relato que tern1ina por presentarnos. ..
desde mi punto de VIsta, Ilustran de manera clara la definición de histo- He de decir que el segundo ejemplo me incumbe de manera es_pe~
ria de vida que señala Goodson en este libro:
ci~ll. Desde hace algunos años, concr·etarnente desde 1998, a partir del
n1arco que ofrece _la_ asignatura de Historia de la Educación Artística,
El objetivo fundamental de la investigación basada en historias de vida con- dentro del itinerario de educación de la licenciatura de Bellas Artes en
siste en localizar el propio relato del profesor o profesora en el marco de un
la Universidad de Barcelona, la investigación en torno a la his~oria oral
análisis contextua! más amplio o, dicho en palabras de Srenhouse, construir primero y las historias de vida después ha sido una guía fundamental de
«Una nar~ativa de la acción dentro de una teoría del conteXto». El establecí- la formación de los estudiantes y de constitución de un corpus de cono-
' miento de la distinción entre un relato de vida y una historia de vida es, por
cimientos que permitiera representar el papel de la educación arcística
lo tanto, absolutamente clave. El relato de vida es la «narración que construi-
dentro de la historia del currículum escolar. Una parte de estas produc-
mos sobre nuestra propia vida»; la historia de vida es una empresa llevada a
ciones, del resultado del trabajo de los estudiantes y de las conuibucio-
cabo en colaboración y que requiere la revisión de una gran variedad de evi-
dencias. nes de otro~ colegas, puede encontrarse en las aportaciones a las Jorna-
das de Historia de la Educación ArtÍstica (Hernández y Ricart, 1998;
Hernández, Juanola y .iV(orejón, 2001; Hernández y Morejón, 2004). El
Algo que no siempre ocurre en los ejemplos que el lector o lectora sentido de esta propuesta se reflejaba en un artículo que tiene mucho de
encontrará en el presente libro. Ejemplos que, en algunos casos, se programático y que apareció en la primera de estas publicaciones (Her-
muestran más preocupados por las cuestiones éticas vinculadas a la rela- n:índez, 1998: 262):
22
23
Hf.'iTOfU.-\.) DE VID.-\ DEL l'IZOFESOR..-\UO PROLOGO
Al rcvis:J.r b experiencia Je esms años y constatar b dificultad de acceder, en sólo lo que deben hacer, sino cómo deben ser. Esto_ ha hecho que, en
tan br-.::ve espacio de: ciem?o, a bs fuentes documencal-::s dis?onibles para re- .d ha}'an constituido su ser docente med1ado por los deseos,
b uena me d 1 a, . l · d
la historia reciente de la Educación Arrísr~c:J., y por la apuesta por · · propuestas de otros. Las historias de v1da, en cua qu1era e
1ntenctones y . · d
una concepción de la historia que sirviera para comprender a los futuros do- sus diferentes formas (escritas por profesores, mvesttg~dores o e :nan~~a
centes su propia biografía, me llevó a plantear en el pasado curso lo que roda- dialógica) pueden resituar la figura del docente otorg~ndole _no solo VlSl-
vÍa considero un proceso que ha de consolidarse. Abordar una aproximación a bilidad, sino un nuevo sentido: el de prácticos reflextvos o l~telectuales
la historia oral que permitiera, no sólo conservar la memoria de quienes han críticos que coman sus propias trayectorias c~rr:o fuertteno solo de expe-
tenido, desde papeles diferentes, un protagonismo en la historia de esta mate- riencia, sino de conocimiento y saber pedagogtco.
ria curricular, sino también las voces de quienes han vívido, como alumnos o ·
docentes, experiencias mediadas por un contexto y por unas determinadas for-
. mas de racionalidad. Esta perspectiva parece relevante para reconstruir y cono-,
Notas
cer el papel de la Educación Artística en la consúucción de la subjetividad y
como mediadora de la transmisión de valores en el currículum. . como prueba de la relevancia que el rema riene en la actua-
l . Cuan d o re d acw este cexro, y . .,
. · · · d . d Estados Unidos me lleaa la mformaeton sobre la convocato-
lidad academtC:l e mvesnga ora e • o . . . . )
· d 1 · d ¡ AERA (American EducaciOnal Research Asoctatton en
Ha sido en este marco en el que se han ido desarrollando diferentes ria,que hace d Grupo e meres e a . .,
proyectos que han tratado de dibujar un mapa de la educación artística romo a cdas vid~lS de los docentes» para el próximo congreso ~e ~sta asoctaciO~. ~n esca.con~o~
cacoria se invica a presentar investigaciones acerca de a los stgutences remas: a narranvas e
basado en las experiencias de profesores cuyas:trayectorias nos permiten
profesorado (autobiografías); (b) biogr~fías sobre docences; (e) investigación. sobre_ el ~~sarro~lo
afrontar de manera diferente no sólo un proceso de aprendizaje, e · ld l e, do ('tncluyendó las crayeccorias de sus carreras); (e) tnvesngaciOn so re
prores10na e prorc:sora . _
, · · 'cudes del profesorado; investigactón sobre la ensenanza como
- [... ] la rec~peració~ colectiva de una memoria que se diluye con el paso del
las caraccertsocas, creenetas y a<:n , ( )
. , (f) h' . b e l·tS· vidas de los docentes en diferentes períodos y patses y g recra-
pro f,es 10 n· tsconas so r , · .
1
tiempo y que, sin duda, puede brindarnos elemenms para reconstruir, de una ros d~ pr~fesores en la literatura, el cine o la televisión. Como se puede a~rectar _e ca~~ se
manera más amplia, el papel de. este ámbito disciplinar en la constitución de muestra amplio y diverso, pero la pregunta que nos sugiere es a qué respon e este mceres. go
los saberes escolares y su papel mediador en la construcción de valores y de re~ que voy a tratar de responder en estas páginas.
ferencias de subjetividad. (Hernández, 1998: 265)
Proceso que ha seguido su curso, y que ha sido el tema central de las Referencias
Jornadas celebradas en el año 2003, y en las ·que escribía (Hernández,
· ·· · • E'' 1 t d'11 na etnoO'Taifia educativa. Barce-
2004: 1) para su presentación lo siguiente: ARl'íAUS, Remei (1996) Complicttat t mterpretaczo. t ma o· .
lona: Edicions Universicac de Barcelona. .
' d ' - · La cotidianidad en las aulas rnulncultura-
CABALLERO, Zulma {200 1) AUtas e cowres y suenm.
[... ] la historia como devenir y como presente de esperanza o incertidumbre,
les. Barcelona: Occ~edro-EUB.
como pasado que nos enseña sobre lo que somos, como proyecto de futuro (de
aume (1996) Amb !Jetra petita. Barcelona: Edicions 62-Rosa Sensac.
CELA ' J'
. la ·¿
equidad, mayor justicia, de emancipación, en suma) sigue estando ahí para ser · d 1' ·' d rz de vz a
FARRENY Maria Teresa (2002) Carme Aymerich. Pedagogta e expremo, pe agogt .
construida. Se mueve entre el relato y la experiencia, entre la investigación y la
Ed. Portie. Barcelona. ., 0
narración. Como líneas rectas, o desde los fragmentos y los residuos. Explo- · ifi 1
FULLAN • Michad (200 l) Los nuevos szgm a~ws
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b · n !.t educacwn Barcelon::l:
tO e ' .
ccae-
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(BS02003-02232). plo en Japón, una larga tradición de b~ografías ~e d~centes ~a propo~
.cionado datos valiosos a quienes trabapn con htsronas de v1da. Lor_ne
resume el abandono qu.e ha sufrido la figura ~el docente en los estudws
sobre la enseñanza: Aunque económica y soe1alme~te nos encontramos
en un momento muy distinto, su valoración sigue stendo perfe~tamente
válida hoy:
26
27
f'KEFACIO A F.STA EDICIÚN
El profesorado era unafigura oscura en el paisaje educarivo, conocido (ocles- La búsqueda de datos personales y biográficos cambia rápidamente la idea ~e
conocido) sobre todo a través de estudios a gran escala o de an-áli~is históri~os que los profesores son intercambiables. Del mismo modo, al hacer un segUl-
·acerca de su posición social, y el concepto clave en la enseñanza er~--~1 de rol. ' mienro de la evolución de bs vidas de los profesores y profesoras (a lo largo de la
(!bid.: 6) vida profesional del docente y a través de varias generaciones) rambién pod~e
mos paliar las concepciones ahistóricas. Si t~~ztamos de comprender algo tan m-
Así pues, en esta década en la mayoría de los estudios los docentes apa- tensamente persontd como. es la enseñanza, es fundamental que conozcamos al do-
recían como agregado a través de estadísticas poco precisas o se les consi- 1 · cen,te como persona. El desconocimiento ~ue ~ene~os d~ e~t~ facera _es u.na
deraba como individuos sólo por cuanto desempeñaban un rol cuyas po- acusación que indica el alcance de nuestra 1magt~ac10n soc!.ologtca. El htsror.la-
derosas expectativas cumplían de forma mecánica y.aproblemática. dor de vida lleva a cabo su rrabajo desde su propta perspecnva, una perspecnva
A medida qu~ pasábamos de lo~ 60 a los 70, aparecieron nuevas que subraya el valor de la propia ~lÍstoria de la persona. (Goodson, 1981: G9)
perspectivas que empezaron a- abo-rdar algún as de las limitaciones de ___ ---
aquellos paradigmas. Los investigadores e irívéstigadorasque trahájahan Pero mientras en el seno de la comunidad de investigadores educati-
a partir de estudios de caso comenzaron a analizar la educación como vos empezaron a realizarse cada vez con mayor frecuencia estu.dios sobre
un proceso social, centrando su labor en la forma en que se «procesaba» las vidas personales y profesionales del profesorado, de:gra~t~damente
al alumnado en la escuela: los cambios políticos y económicos se m.oví~n. en una dtreccwn marca-
damente distinta, lo cual produjo que se tnvtrnera, al me~os ~urant~ un
Las simpatías del investigador se decantaban por el alumnado, especialmente tiempo, el movimiento hacia los estudios. b~sado.s en la h1srona de v1da.
por el procedente de la clase trabajadora y por las niñas, que eran los débiles El desarrollo de modelos políticos y administrativos de control sobr~ el
de la clase; los profesores eran los «malos de la película». (!bid.: 7) profesorado ha sido ~norme entre la década de los 80 Y el nuevo n:Ile-
nio. En términos de poder y visibilidad, represe~ta en muchos ~ent.tdos
Hacia los años 80 se produjo todavía otro cambio que motivó que la un «retorno a las sombras>> del profesorado a la v1sta de las nuevas dtrec-
atención se dirigiera hacia «las limitaciones con las que trabajaban los trices curriculares (en algunos países como Nueva Zelanda Y Gran Bre-
docentes. [... ] Los profesores dejaron de ser los villanos para ser las «vícti- taña, un currículum nacional a todos los niveles), las nuevas formas de
mas» y, en algunos casos, los "estafados" por el sistema en el que se veían evaluación de la práctica docente, el aluvión de nuevos decrems Y los
obligados a desarrollar sus actividades». (!bid.: 7). nuevos modelos de administración y dirección de escuel~s. Cochr~~
. Esta última caracterización del profesorado abría la cuestión acerca Smith y Lytfe exponen el clima educativo marcado .por.l_a Introdu:cwn
de cómo veían los docentes su vida y su trabajo. Para entonces yo es- de los nuevos criterios de cuantitic;ación y normaltzacwn, Y sostienen
taba desarrollando una defensa explicita del uso de la metodología de que este movimiento hacia la unifo,rn1izac_ión «resta imporran~ia a un
la historia de vida en el estudio del profesorado. En un escrito de 1981 saber local construido en y por las comunidades escolares y re~ra ta~
sostenía que los investigadores no se habían enfrentado a la compleji- bién importancia al papel del profesorado como sujeco _que to:·.;a deCI-
siones y agente de cambio» (Cochran-Smith y Lyde, 1999: 22).
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29
HfSTOHf:\S DE Vfl)A DEf. l'll.OfF.SOil.ADO f'RErACIO A ESTA EDICI(>N
__ Estos cambios en .los mo~e_Jos de .gestión educativa vienen acompa- plenamente generador y eficaz, social y políticamente. Como sostiene
na~o~ por un:1 especl:ll atenc10n haCia b «pdccica" y el ((con.cciilliento Hargreaves, el desafío de la investigación educativa postmoderna con-
practrc?~>,, que constituye evidentemente ~nmenoscabo de la capacid::..d"-
siste en:
. de dectston del ~ocente y que a la vez dtsuade a los investigador~s de'
ocuparse de las vtdas del profesorado. __ " · Conectar las narrativas localizadas de estudiantes, profesorado y padres y ma-
dn:s dentro de sus propias escuelas con los cuadros generales o grandes narrati-
vas dd cambio educativo y social que tiene lugar (<ahí fuera>~, más allá de los mu-
Nuevas tendencias en el estudio de la vida y la labor docentes ros del aula, pero que afecta directamente sus vidas. (Hargreaves, 1999: 341)
.A pe~~r del ~t~que a )a aut~nomía del pr()fesorado, recientem.ente h{/ El trabajo diario del profesorado esd política y socialmente cons-
_· ~pare~tdo · u_n n uev~. ~~~rpo de.. t~abajos ·real
izado~ por
investig~dores e··: truido. Los parámetros dé lo que constituye la práctica, ya sean bio-
tnvesngadoras_ c~ahtanvos que· abre interesantes e innovadorasvías·para' gráficos o politicos, abarcan un terreno :1mplio. Estrechar el foco hasta
alc~nzar el obJetivo de comprender el saber personal del docente (véase ·: llegar a la práctica tal y comó se suele especificar es convertir el cenero
Kndel, 1998; Denzin y Lincoln, 2000; Goodson y Sikes, 2001; Ro.:. de la investigación en presa de las circunstancias históricas, en parti-
be~ts, 2002). ~~ hecho de añadir la dimensión personal constit'uye un cular de las fuerzas políticas._ En muchos sentidos, «los poderes del
desarroll~ po;tttvo al ~puntar la importancia de la$ perspectivás persa-· : •
1
mercado», como proponen algunos políticos, a menudo producen el
nales y b1ograficas. · · · · ··
efecto de convertir la práctica docente en una transmisión trivial y ru-
~ " O tras tra~icion~s
se han centrado en el. práCtico . el reflexiv~, ~~" (!~"~·~ ~
" cinaria de una información prediseñada. Aceptar estas definiciones y
cen~~- ~o~~ I_nve~pga,do.r de !;ap~?l?]~_pr~~-ti~at_en_lo~ enfoques feno- · centrarse en la «prácticc:t» así definida equivale a aceptar esta ideología.
menologtcos -~~1~ pracn~a,. g~neros dentro de los cuales las--experiencias Al centrarnos en la práctica en sentido estrecho, la iniciativa a la hora
~ersonáles es tan ligadas I:revoc.ablemente a la practica:· Péro la perspec- de establecer la agenda de investigación rec:l'c sobre los políricos y bu-
tiva del docente como Investlgador plantea una serie de problemas rócratas. Se generaría una invescigación mucho n1ás crítica y autó-
P.uesto q~e al a.centuar el hecho de que el profesor o profesora se con- noma si la comunidad de investigación se esforzara por abrir un foco
VIerte en ,ln:esngador de la prop~a. práctica parece· despojar al investiga.:.· - más amplio y contextua!. Sobre todo necesitamos escapar del alcance
d?; aca~emtc~ de u.na respon~abthdad clara en este proceso. En mi opi- de los que he llamado «fundamentalistas prácticos» (Goodson, 1995a:
n.wn dichos Investigadores tienen la responsabilidad básica, pero en 145), pero como ye_rt:•.lOS, ~:1mbi¿n existen peligros en los discursos
Cier:o modo menoscabada, de favorecer y apoyar al docente como in- aparentemente más ((amistosos» que han intentado fomentar la inves-
vestigador. Por ello se están desarrollando nuevas tradiciones contrarias tigación centra.da en el docente.
al arg,un:ento de que el docente como investigador debería centrarse en Las nuevas tradiciones que persiguen ampliar el foco del trabajo con
la pr~cn~a. Para los formadores del profesorado es comprensible esta · el profesorado van desde los estudios históricos y biográficos (Goodson,
es~ectfiCidad del enfoque, pero mediante perspectivas más amplias po- 1981, 1992, 1995b; Goodson y Walker, 1991; Tierney, 1998, 2000;
dnan alcanzarse mayores logros, no sólo en cuanto a la comprensión Roberrs, 2002); pasando por las biografías colaborativas (Butt et a!.,
de los. fenómenos sino, en última instancia, en la retroalimentación de 1992; Fine,. 1994); el saber profesional y micropolícico del docente
cambws. :n el cono,cin:ient? práctico, en las políticas públicas y en la (Russell y Iv1unby, 1992; Goodson y Cale, 1993.; Goodson y Hargrea-
elaborac1?n de teonas Infinitamente más amplias. ·- ves, 1996); hasta toda una variedad de interesantes e innovadores eraba-
El peligro d; centrarse en el conocimiento práctico- y personal es el jos feministas (Acker, 1989, 1994; Smith, 1990; Dehii, 1994; Ivlunro,
de romper el vinculo coh el conocimiento teórico y contextua!. Sólo si 1998). Estos trabajos intentan ampliar b perspectiva sobre la formación
e~lazamos estos nuevos modos de investigación con narrativas más am- y desarrollo docente para incluir lo social y lo político, lo contextua! y
plias sobre el cambio social y la globalización el saber docente devendrá
lo colectivo.
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i'I~EFACIO A FSI"A F.DICIÓN
El valor (y los valores) de los estudios sobre el trabajo y la vida La configuración específica de lo qlie se selecciona y lo que se pasa por alro
del profesorado
construida en este modelo de investigación da a sus resultados un sesgo parti-
cular. A fuerza de: omitir las voces de los profesores y profesoras corrientes, lo
Uno de los valores más importantes que fundamentan los estudios sobre que hace en realidad la bibliografía sobre las carreras profesionales de los do-
1~ I_abor y la vida del profesorado es que aumentan la visibilidad y la posi- centes es silenciarlas . .Nierodológicamenre esto signitlca que, aunque estemos
bdtdad de dar uso a las perspectivas de los docentes. En muchos de los
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f'f{EFACIO A ESTA ED!C!()N
al papel del «escriba» que recoge con fidelidad y exactitud la voz y limita
podem~s. interrogar la experiencia y la reforma de la enseñanza de sus comentarios al mínimo. Aunque se sea consciente de los peligros de
forma ~~~!· El profesor o profesora constituye un agente central en la una posición autorial más fuerte, es importante la búsqueda de alguna
transmtston de toda forma de enseñanza y la desacreditación del do- corn prensión temática y con textual de los datos personales que emergen
cente es un rasgo preocupante de buena parte de los recientes cambios y de los estudios sobre las historias de la vida y el trabajo del profesorado.
reformas. Por ello al estudiar la vida y el trabajo docentes se espera po- En la siguientes secciones se delinean varios de dichos remas y con-
der reparar este desequilibrio. ceptos, los cuales parecerán demasiado lógicos y seguramente dema-
~ontra el estudio de las vidas del profesorado está el mencionado po- siado lineales para una óptica postmoderna. Por ejemplo, es posible que
tencial mal uso .~ue puede~ darles aquellos que administran y persiguen hagan intuir algo parecido a un deseo de «cierre y coherencia» dema-
1~ ,reestr~c:urac~on educativa. La comprensión, pero ciertamente tam- siado riguroso a la vista de los aspectos dispares, diversos y Huidos de las
bten la vtg:l~ncta, de la vida y el trabajo de los docentes pueden ser de vidas dedicadas a la docencia.
enorme u~d~~ad para la definición y promoción de reformas potencial- Aunque existan aspectos de «cierre>> en la manera en que los relatos y
me~te antiten~as a las, perspectivas de muchos docentes. Por ejemplo, es representaciones están construidos a partir de la vida y la labor docentes,
postble ve: ,baJO esta op,tica algunas. de las nuevas baterías y dispositivos este no es el punto principal donde se produce dicho «cierre». Por mucho
de evaluacwn. Saber .mas sobre la v1da y el trabajo del profesorado, e in- que nosotros los académicos queramos creer en la importancia de nues-
tegrar estas perspecnvas en las reformas, puede presentarse como una tro trabajo, no hay docente cuya vida no esté sujeta a ningún grado de
forma de ~onvertir al docente en el «dueño» de las mismas 0 , de forma «cierre», sobre todo porque transcurre en uno de los espacios políticos y
menos sunl, como un <:desarrollo profesional o de estrategias de recursos sociates más circunscritos históricamente. Como hemos visto, las escue-
humanos». El nuevo di~curso acerca de la sensibilidad por las identida- las están cada vez más sujetas a una batería de regulaciones gubernamen- ·
des del ~rofesor, pero siempre concebido como alguien que cumple las cales, edictos, pruebas, currícula, evaluaciones y cuantificaciones. Es en
expectan~as de otros, es parte de la mercadotecnia y mercantilización de este contexto donde se vigila y controla el perímetro de la autonomía del
las profeswnes. docente. Por ello es en este dominio donde el «cierre» es más evidente y
Esta cabe~a de Jano ~ue muestra el estudio de las vidas del profeso- debe recibir una atención y seguimiento más cuidadosos.
~a~o nos obliga a reflexwnar detenidamente sobre los procedimientos· Dada esta circunscripción histórica, nos vemos incapaces de seguir la
encos Y los .modos de revelar al sujeto (y también de mantener su anoni- tendencia postmoderna de considerar que el profesorado posee identi-
mato! asoci~~os con este tipo de trabajo. Mi punto de vista es que estas dades múltiples, dispares y flotantes, sujetas a constantes flujos y cam-
cuesnones eneas acerca de la propiedad de los datos son siempre un bios. Una visión tal de las posibilidades de la autonomía docente no
P.unto ce~tral de las perspectivas personales basadas en las historias de tiene en consideración los espacios circunscritos de socialización así
vida. Es cierto qu.e el actual es un período de extrema sensibilidad hacia como las trayectorias de la vida y el trabajo del profesorado. Al cencrar
este tema, pero SI~mpre puede suceder que se haga un mal uso de los nuestro estudios en las historias de la vida y la labor docentes dentro de
datos en favor de :?ter~ses administrativos y políticos y, por lo tanto, se escos contextos tan controlados inscitucionalmenre, nuestra incenc;ón,
trata de una cuestion stn fecha y siempre oportuna. lejos de buscar un «cierre» académico, es, por el contrario, la de crear es-
Buena. parte. ~e la literatura postmoderna y feminista ha mostrado pacios vitales para la reflexión y el comentario. Este tipo de trabajo
gran ,constderacwn por las dimensiones y ha empezado a abrir numero- tiene como objetivo desarrollar nuestras estrategias para que los docen-
sas vtas para avanzar en ellas. No obstante, es importante ser conscien- tes análicen y reflexionen sobre su- vida y su labor profesional de tal
t~s del hecho de que este- as~ec:o «colonizador>> de todo trabajo sobre la modo que puedan dar respuestas más profundas y poderosas frente al
vtda del P.r~fesorado-no se limita a lo administrativo o lo político sino mundo socialmente construido de la educación.
que tambten afec.ta a nue~t:a labor como investigadores e investigado- Los estudios sobre la vida del profesorado en España pueden ofrecer-
r~s ..Esta perspectiva ha ongmado algunas investigaciones sobre el cono- nos la posibilidad de ver al sujeto en relación con la historia de su
Cimiento personal y práctico de los docentes que confina al investigador
39
PREFACIO A F-'iTA F.OICION
también corr~mos riesgos al emprender esta tarea en tiempos de rápidas Cambridge}ouma!ofEducation, 21(1): pp. 35-45.
· Goodson, l. (ed.)(1992) Stttdying Teachers' Lives. Londres: Rourb.!ge.
reestructuraciOnes, pero abandonarla sería más peligroso todavía. La
Goodson, I. ( l995a) ce Educarion as a practica! maccer: So me issues and concerns», Cambridge
perspectiva docente sobre el cambio es de una importancia crucial, y el
Journal oJEducation, 25(2): 137-48. .
desar~ollo de una visión longitudinal sobre las transformaciones que los Goodson, 1. (1995b) «Teachers' life hisrories and srudies of currículum and schoolmg», en I.
cambtos contemporáneos están produciendo en la práctica docente es Goodson (ed.) The /Vfaking ojdurrículum: Collected Essttys, 2a ed., Londres: Falmer Press,
fundamental a la hora de comprender la permanente transformación de pp. 71-92. :
la enseñanza. Como demuestran los trabajos de las siguientes secciones, Goodson, I. y Cole, A. ( 1993) «Exploring che ceacher's proft:ssional knowledge», en D.
es igualmente importante darse cuenta de la relación existente entre las McLaughlin y B. Tierney (eds.) Naming Silenced Lives, Londres: Roucledge, PP· 71-94.
creencias y objetivos personales del profesorado y los nuevos esfuerzos Goodson, I. y Hargreaves, A. (eds.) ( 1996) Teachers' Professional Lives. Londres: _Falmer Pr~ss.
Goodson, I. y Sit.es, P. (2001) Life History Research in Educational Settings: Leammgfrom Lzves.
reformistas. Porque, como veremos, una reforma en el contexto español
Buckingham: Open Universiry Press. . :
que pase por alto estos temas puede estar condenada a convertirse no en Goodson, 1. y Walker, R. ( 1991) Biograf?hy, !dentity and Schooling: Episodes in Educatzonal Rese-
un valioso logro sino en un costoso fracaso.
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Thomas,
Universicy of Chicago Press.
Thompson, P. (1988) The Wlices ofthe Past: Oral History, za ed., O:dord: Ox.ford Univasicy Press. contexto». Concretamente los capítulos que emplean como rrtetodo la
Thompson, P.; Iczin, C. y Abendscern, M. {1991) 1 Don't Feel Otd: The E-.:perience ofLater Lije, historia de vida parecen ser los más apeos para integrar escos dos aspec-
2a ed., Oxford: Oxford Universiry Press. tos del análisis.
Tierney, W (1998) <cLife hisc;ry's hiscory: Subjecrs fon::rold,, Qua!itative lnquiry, 4(1): 49-70.
Tierney, W (2000) ((Undaunced courage: Life hisrory and che posrmodern challcngc», en N.
Denzin y Y. Lincoln.{eds.) Handbook ofQualitatit'e Rewrrch, 2a ed., pp. 537-54. Thou-
sand Oaks, CA: Sage.
47 43
1 Profesorado e historias de vida
lvor F Goodson
Introducción
45
l. PR<WESORADO E HISTORIAS DE VIDA
49
48
l. PROFESORADO E HISTORIAS DE VIDA
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFF-'iORADO
51
50
l. I'ROFF.SO!v\DO E HISTORIAS DE V!Dt\
HISTORIAS DF. VI[)A DEL PROFESORADO
li~res de emprender la búsqueda de la felicidad y la virtud en su vida ción de texcos realistas y melodramáticos sobre problemas sociales que creen
pn~ada de la forma que mejor les pareciera. El puesto de trabajo que- una identificación con los oprimidos de la sociedad escadounidense. Estas
daba pues separado del hogar y la familia se convirtió en el "refugio en obras realistas reproducen y reflejan las estructuras sociales que deben cam-
un mundo despiadado"»? Tan pronto como se estableció esta ecuación biarse y realzan la subjetividad del individuo indefenso. Hacen un héroe del
afirma Lasch, el liberalismo faltó a su promesa. ' interaccionista-etnógrafo-voyeur que vuelve de realizar su trabajo de campo
La vi~a pri:ada q~~dó abierta a la intervención de los profesionales cargado de narraciones conmovedoras sobre la experiencia de los desposeídos.
d.e, la. «astst~ncta»: :nedt~os, profesores, psicólogos, expertos en orienta-. Además, parten de un sesgo ideológico que destaca el enfoque siruacional,
cwn mfannl, funcwnanos de tribunales de menores y similares El ' _ adaptativo y normativo a los problemas sociales y sus soluciones, ya sea en el
b' . d . am aula, en la calle o en el hogar. 10
Ito pr~va o cayó .inmediatamente presa de estas fuerzas semioficiales
de la «VIrtud or~antzada», y «la esperanza de que los intercambios priva-
dos c~~p ensanan el derrumbe de las tradiciones comunitarias y el or-
8
de? ctvtl» .qued~ahogada bajo la intervención de las mencionadas pro-
El problema queda muy bien descrito en la siguiente sección, en la
que Denzin sostiene que se perpetúa un doble mito:
festones asistenciales.
Resulta interesante la reciente observación de Denzin en el sentido El proyecto del relato de vida, que tiene sus raíces en la Escuela de Chicago,
de qu~ ,los etnógra~os y b~ógrafos representan la última ola de esta «pe- presenta, pue~, los siguientes problemas. Presupone un corpus textual que
netracwn» en ~a~ ,vtdas pnvadas, y que se avecina un tiempo en que ve- mantiene vigente la separación público/privado y además perpetúa dos mitos:
remos «la apancwn de nuevas políticas conservadoras en el ámbito de la primero, que el hombre, la mujer y el niño o niña urbanos modernos poseen
salud Yla mora.l, centradas en la sexualidad, la familia y los individuos». reductos de intimidad que la compleja sociedad urbana no puede alcanzar; se-
En consecuencia, afirma que: gundo, que el biógrafo-etnógrafo cualificado puede dotar de sentido a dichos
mundos y, por consiguiente, dar vida al sacrosanto mundo interior de la expe-
La biog.rafía y la aurob~ografía forman parte del legado que Reagan ha dejado riencia del sujero oprimido. Este tipo de investigación, pues, muestra que la
a la sociedad estadoumdense. Mediante estas formas de escritura, la comuni- vida interior/privada dota al sujero de los preciados valores de la democracia,
dad ~cad~mi~~ liberal y de izquierdas reafirma su compromiso con el valor de es decir honor, orgullo 1 individualismo, heroísmo y dignidad frente a los obs-
las vida~ Individuales en el documento que constituye el relato de vida. Éste táculos más insalvables.
s~ convierte, en consecue~cia, en la repuesta de la izquierda frente a la polí- Pero al hacer visible lo sagrado, en una pornografía del exceso que no deja
tica con.servadora y represiva de las dos últimas décadas de la historia de Esta- secreto por descubrir,. el texto biográfico borra de un solo plumazo la línea que
dos Umdos. Con este método será posible narrar la dolorosa historia de las separa lo público y lo privado, a la Vez que ceremonializa lo que acaba de poner
~lases. más. ~ajas es~ad~unidenses, y en dichas narraciones se producirá una al descubierto. De este modo perpetúa el mito de que la vid:;¡, privada y sus sig-
Idennfi~a.cwn romannca y política con los oprimidos desde la cual surgirá nificados internos existen realmem:e. Pero en la práctica esto ya no es así: nues-
una polmca de protesta, una política basada en la crudeza de las condiciones tros m~todos han hecho desaparecer los límites entre lo público y lo privado.
ec~nómicas., raciales y ~exua~es de la vida contemporánea. Este método pon- Inconscientemente, hemos convertido lo personal en polícico, pero hemos fra-
d~~ de mamfiesro la. e~tstencta de grandes grupos sociales que no tienen posi- casado en el intento de articular una política que sea consecuente con esta posi-
btltdad alguna de vtvtr su propia versión del sueño americano ni de experi- ción, puesto que una teoría moral y social de la democracia ya no puede dar
mentar una felicidad personal. 9 por supuesta la existencia de una esfera sagrada dentro de la vida sociaL
Al hacer público lo personal, el biógrafo sigue una política textual que va-
Y añade: lora a los sujetos en cuestión. Esre gesto heroico distrae la atención de las es-
tructuras sociales que: causan la opresión. Es decir, que aleja el centro de inte-
Al rei~scribir !a vida real, con todos sus matices, insinuaciones y terrores, en la rés de la estructura para situarlo sobre el individuo. Al mismo tiempo, narra su
narranva de vtda, los investigadores perpetúan un compromiso con la produc- historia dentro de un marco que se ajusta a una concepción públicamente
. 52 53
HISTORIAS DE VIDA DF.L PROFESORADO
existe una coherencia a veces involuntaria entre esta forma de estudiar
aceptable de las personas, de sus vidas y del significado de éstas. Estas concep- las vidas de los docentes y las tendencias políticas actuales. Por lo tanto,
ciones están incorporadas en las tradiciones literarias occidentales y han estado si este ámbico de la investiga-ción va a continuar a nosotros nos corres-
presentes desde la invención de la forma biogrifica. 11 ande construir formas más sistemáticas de tener en cuenta el contexto
p unos procedimien ros y metodologías más éticos. En segundo lugar,
Denzin plantea varias cuestiones de importancia por lo que respecta ~ontinúan existiendo motivos de peso para seguir estudiando las vidas
al uso del relato de vida y la biografía como metodología de estudio de del profesorado si somos capaces de analizar y desarrollar nuestros valo-
las vidas del profesorado. Hay dos temas, no obstante, que merecen es-· res, ética y mecodologías. . .
pecial atención. En primer lugar, se equivoca al decir que el relato de En cierro sentido, el proyectO del estudw de las v1das del profeso-
vida es la «respuesta de la izquierda» a una política represiva y conserva- rado debería representar un intento de generar una con~raculrura que
dora. Esto es una afirmación demasiado generalizadora. Es verdad que aa resistencia a la tendencia de «devolver al proresorado a las
op On b d d . . .,
algunos académicos de izquierdas han empleado esta metodología, pero sombras»; una contracultura basada en un mo _o e 1nvesngacwn que
también lo ha hecho gran número de estudiosos de posición política por encima de codo tenga en cuenta a los proresores y profesoras y se
menos clara, además de algunos de tendencias conservadoras. Cierta- lancee como obJ.etivo escuchar «la voz del docente>). «Lo que e~toy
p ¡· . , d 1 .
mente es posible afirmar que uno de los efectos colaterales del trabajo ,proponiendo es esencialmente la reconceprua tzaciOn . e a Invesnga-
sobre los relatos de vida (y creo que Denzin estaría de acuerdo) es la ción educaciva de tal modo que se asegure que la voz del docente se
despolitización de la investigación. Al situar nuestro estudio en el indi- . 1adamente.» p-
escucha, fuerte y arncu .,
viduo, y por consiguiente desconectarnos de las fuerzas sociales más Varios capítulos hablan elocuenreme~te de esta cuesnon, ~ue nos
amplias y entornos más colectivos, verdaderamente estamos «realzando propoí.ciona el principio básico de este libro. Butt et al., por eJefD.plo,
la subjetividad del individuo indefenso». sostienen que:
En segundo lugar, Denzin acusa concretamente al relato de vida y a
la biografía. Buena parte de sus críticas no se sostendrían si nos centrá- La noción de la voz del docente es impor.rante por cu::mw lleva consigo ~1
ramos en una historia de vida más ampliamente contextualizada, o en tono, el lenguaje, la calidad y los sentimientos que encie:ra la f~r~a de escn-
un enfoque intercontextual colaborativo. Al señalar las deficiencias de bir y de hablar de cada profesor y profesora. En un senndo pol1 nco, al·u!~ ~
las metodologías que celebran el relato y la narrativa, la crítica de Den- derecho a hablar y ser representado. Puede dar cuenta tanto de 1a.v~z m lVI-
dual como de la c l~ctiva, que es característica del profesorado y dtsnnta de la
zin es en sí misma una exhortación para emprender la búsqueda de un 9
marco de investigación más amplio. de otros grupos. (p. 57)
El CCP es la base de la mística según la cual los gobiernos centrales, la buro- El resultado de los paradigmas académicos de investigación tiene un
cracia educativa y la comu.nidad ~niversiraria son los expertos y quienes po- profundo efecto sobre nuestra idea de la gestión de sistemas educativos.
seen el control. Como nadie cuestiona esta mística, los dos mundos de la «re-
tórica pre~cripriva» y la «enseñanza como práctica>> pueden coexistir, y ambos La configuración específica de lo que se selecciona y lo que se omite cons-
se benefiCia~ de esta coexistencia pacífica. Se considera que los responsables truida en est:e modelo de investigación da a sus resultados un sesgo particular.
del CCP estan «al mando>> y que las escuelas «imparten» (y pueden lograr un A fuerza de omitir las voces de los profesores y profesoras corrienres, lo que
buen grado de autonomía si aceptan las reglas). hace en realidad la bibliografía sobre las carreras profesionales de los docenres
es silenciarlas. iv1etodológicamence esto significa que, aunque estemos estu-
Pero este «compromiso histórico>> supone un problema importante: diando un rema en el que la roma de decisiones tiene una importancia capital,
los investigadores especulan acerca de las motivaciones del profesorado, o en el
La acep.tación del mi.to d~ la prescripción riene como precio la complicidad: mejor de los casos, las estudian a partir de una serie de opciones predetermina-
por enctma de todo, tmphca la aceptación de las relaciones de poder estableci- das. Teóricamente lo que se desarrolla es una visión instrumental del profeso-
das. Ta~ vez lo m~ imp~rtanre sea que las personas que más íntimamente liga- rado, reduciéndolo a la categoría de objeto que puede ser manipui::J.do para al-
~as estan con el dia a dia de la construcción social del currículum y de la ense-
canzar determinados fines. Políticamente el resultado es una política educativa
nanza (el p:ofes~r~do) quedan excluidas del «discurso educativo>>. Para que edificada sobre el oportuno sistema de recompensas y penalizaciones insriru-
p.ueda segu1r existiendo, el poder cotidiano de los docentes debe ser silen- cional, más que sobre la búsqueda de una coherencia con el deseo de los do-
ctado. Este es el precio de la complicidad: el poder y la autonomía en la vida
centes de dar sentido a sus vidas. (p. 188)
cotidiana de las escuelas y el profesorado depende de la continua aceptación
de una mentira fundamenral. 1·í
Este libro ofrece continuos testimonios que evidencian la superficia-
lidad de la concepción adminiscr;itiva y prescriptiva de la enseñanza. En
. A la ~or~ de analizar la crisis de la prescripción y de la reforma se hace verdad, no es difícil percibir a quién interesa que se silencie la voz del
tmpresCindtble encontrar nuevas formas de reforzar las voces de profeso- profesorado y que la investigación adopte métodos me.nos «curiosos».
res-~ ~rofesoras .. El estudio de Kathleen Casey (pp. 187-208) propone el Louis Smith, psicólogo de formación, concluye lo siguiente (p. 158):
an~tsts de las vtdas del profesorado para comprender el muy discutido
fenomeno del abandono docente. La autora señala que existe un con-
57
l. PROFESORADO E HISTORIAS DE VIDA
Profesorado e historias de vida arroja luz sobre los aspectos más ínti- Insrirure for Srudies in Educarion, Vol. 11, No 4, p. 69.
6. Aronowirz, S. y Giroux, H. A. ( l99l) Pomnodern Education: Politics, Culture and Social
mos y personales de la identidad, datos que, evidentemente (demasiado
Criticism, Minneapolis: Universiry of Minnesora Press, p. 5.
evidentemente, tal vez) pueden ser utilizados de forma perversa por 7. Menaud, L. ( 1991) «Man of che People», reseña de The Trtte and the Only Hettven, por
parte de quienes emplean, dirigen y controlan al profesorado. Varios de C. Lasch, New York Review ofBooks, Vol. XJ(¡'(VIII, No 7, 11de abril.
los capítulos tratan esta cuestión y en la conclusión _volveré sobre el 8. Lasch, C. (1977) Haven in a Heartless Wórld, Nueva York: Basic Books, p. 168. (Trad.
tema de la colaboración y los procedimientos éticos. Investigar las vidas castellana: Refugio en wt mundo de)-púuÍctdo: reflexión Job re la fizmilia en el mundo c~ntenzporáneo,
del profesorado es una empresa plagada de peligros pero la alternativa Barcelona, Gedisa, 1996).
es, creo, más peligrosa todavía: continuar en la ignorancia de esas perso- 9. Oenzin, N. K. ( l99 1) «Deconsrrucring che Biographical Mt:rhod», comunicación pre-
senrada en la Conferencia de la AERA celebrada en Chicago, abril de 1991. p. 2.
nas que, a través de todos los cambios y ciclos históricos, siguen siendo
las piezas básicas de todo logro educativo. 1O. !bid., pp. 2-3.
11. !bid., pp. 3-4.
Que el estudio de las vidas del profesorado sea viable y deseable de- 12. Goodson, I. E (1991) <<Sponsoring che Teacher's Voice", Cambridge ]oumal of
pende los profesores y profesoras mismos. Ellos son quienes controlan · : p. :!.6· y Fullan lv{ y A Haran:aves (eds.) Understantling "[;:tlcha
E'ducatwn, prunavera, J , , • o• . . .,
inicialmente todos los datos importantes, y quienes participen en este Develop!nmt, Londres: Casdls y Nueva York: Teacher's College Prcss (de .pró~tma apartcl.Ol.l).
tipo de estudios deben garantizar que mantienen este control a lo largo 7 I-I·
1-· y O . ( l989) The Condition
.trvc, . o¡:
'1
Pomnndaniry: An lm¡lllry mto tht: Orrgm of
del proceso y que parti~ipan activan1ente en la negociación y en la reali- Cultural Change, Oxford y Cambridge (MA): Blackwell, P· 48.
zación de los informes. Si se dan estas condiciones, puede que estemos 14. Goodson, I. E ( 1990) uSwdying Currículum: Towards a Social Con.srrucrionisr
desarrollando un terreno importante para la investigación colaborativa. Approach", joumal of Currimlum Studies, Vol. 22, Nn 4, P· 300.
Porque lo que esd claro es que en las narraciones que ofrecen de la vida
61
GO
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFF-)QRADO
Sue lv!idd!eton
62 63
2. El. DESARHOLLO DE UNA PEDAGOGfA RADICAL
trol dentro de~ discurso, sino que también son estrat~gas creativos capa- ciología de la educación de las mujeres». Como socióloga feminista so-
~es de c~nstrutr en parte sus realidades cotidianas de forma consciente e cialista que escribe esto para un texto académico, mi «sentido de b per-
rnconsCiente. tinencia>> estará estructurado por las mismas teorías que mi relato perso-
Este capítulo ofrece un análisis sociológico de mi historia de vida por nal intenta explicar. Por lo tanto, lo hago explícito e inicio mi an~ílisis
1~ que respecta a mi experiencia educativa. Las investigaciones socioló- «dentro del discurso sociológico» esbozando lo que las autoras socialis-
gtc.ls suelen comenzar, como Dorothy Smith y otros han argumentado, tas feministas han señalado como las influencias históricas y estructura-
«CO~ u~a organiz~ción .de l~s peri:1nencias del discurso sociológico», es les fundamentales del resurgimiento del feminismo entre las mujeres
dectr, Situando la tnvesngactón en relación con los debates teóricos y los «educadas>> de la segunda posguerra mundial. De este modo construiré
paradigmas. que constituyen la sociología como disciplina académica. un concexto histórico y un conjunto de herramientas teóricas que me
Smith y otras feministas sostienen que la sociología, al igual que otras serán de ayuda a lo largo de mi relato autobiográfico.
disciplinas, está constituida por los términos y los discursos de los hom-
bres (blancos, de clase media y pertenecientes a la academia). Las teo-
rías, conceptos,. y discursos de la sociología han invisibilizado o margi- Algunas orientaciones procedentes de la bibliografía sobre los
nado a las muJe.res, y colocado al hombre como sujero y a la mujer orígenes sociales de la enseñanza feminista en la posguerra
como «Ütro», alienando así a las mujeres de la teoría social. Para reco-
brarnos a nosotras mismas como sujetos sociológicos, debemos teorizar Los motivos de la aparición de la primera y segunda ola del feminismo
desde nuestra pro~ia experiencia y de este modo «visibilizar las prácticas como movimientos sociales de masas han sido discutidos ampliamente
reales para poder situar nuestra investigación en el mundo cotidiano».12 por las acadéinicas feministas. Estas autoras afirman que el feminismo
~ólo entonces esraremos en condiciones de crear una sociología autén- occidental moderno se desarrolló cuando las mujeres fueron conscientes
tica que tenga sentido para las vidas de las mujeres: la «experiencia di- de que su sensación in'efable de que «algo iba mal» en sus vidas como
recta de la mujer» se convierte en «la base de su saber». u mujeres era algo más que un problema personal y de que se trataba de
Analizaré mi «experie~cia directa» en la medida en que entiendo que algo común con otras mujeres, de un producro de desigualdades socia-
da o ha dado forma a mt pedagogía feminista. La experiencia direcra, les más amplias. 14 Según las feminiscas socialistas, las vidas de las muje-
no obsrante, debido a su propia naturaleza, no puede ser comunicada res en el mundo occidental durante la segunda posguerra mundial han
a~nque s~em~re es interpretada. Lo que decida incorporar estará condi- estado estructuradas por un conjunto de expectativas contradictorias
cwnado tnevttablemente por las convenciones de los discursos dentro (vividas en términos de «conHicto» y «tensión»), los origenes de las cua-
de los cuales pr~duzco_ m~ ~scritura. Por ejemplo, así como a los partici- les tienen su base material en las dinámicas de las relaciones de clase,
pante: en estudws socwlogtcos se les suele garantizar el anonimato, una raza y género en las sociedades patriarcales y capitalisras. Estos análisis
autGbwgrafía no permite esta posibilidad. Puede que haya materiales de las sociedades occidentales de posguerra han señalado la contradic-
«~e i.nterés sociológico» que resulten demasiado íntimos para hacerlos ción existente entre las expectativas sobre el trabajo y lá sexualidad de
publ~co~ en .un manual académico como éste. Así pues, mi producción las mujeres, y han apuntado a la educación como lugar privilegiado
academlCa tl~ne luga.r, en un contexto que la condiciona, la regula y le para la reproducción de dichas contradicciones. 15
da forma. Mr narracton, por otro lado, está estrucrurada a partir de lo La ideología liberal dominante de los años de posguerra prometía la
qz:e a mí me parece que ha sido formativo en cuanto a mi feminismo y igualdad de oportunidades educativas y laborales, que se vería limitada
m1 pedagogía. Desde principios de los años 70, las feministas han desa- sólo por el «mérito» personal. Sin embargo, las políticas sociales se basa-
rrollado teorías centradas en las mujeres y en la actualidad existe. todo ban en la convicción de que la familia nuclear patriarcal (compuesta
un corpus de conocirÍliento sociológico feminista, un conjunto de dis- por una mujer confinada al entorno doméstico y un varón proveedor)
cursos sociológicos feministas. Este capítulo presenra una lectura femi- debía ser el fundamento mismo de la sociedad de posguerra. La mujeres
nista socialista de mi vida, es decir, la sitúa dentro del discurso de la «so- casadas debían a la vez ser iguales y estar subordinadas al hombre. Estas
66 67
HISTORIAS DE V!OA DEL PROFESORADO 2. El. OESARROLtO DE UNA PEOAGOGfA RADIC"'..AL
contradicciones eran particularmente evidentes e~ los documentos so- algo angustioso en las vidas de las mujeres y como algo que era resul-
?re po.lítica ~ducativa, que expresaban los objetivos de educar a las mu- tado en gran parte de las fantasías sexuales masculinas tal y como apare-
Jeres ;I~ultaneamente para la vida laboral o profesional y para la vida cen retratadas en los medios de masas capitalistas y patriarcales: la play-
d?~esnca. I?u.rante los años de posguerra se produjeron fluctuaciones mate, la «nena», la «chica del póster central». Estas autoras sostienen
raptdas y drasncas de la demanda de lo que Marx llamó «el ejército de que dichas imágenes sirvieron para alienar a muchas mujeres de sus
reserva» de mano de obra procedente de las mujeres casadas. Cuando se propios cuerpos y crearon las condiciones para el cuestionamiento fe-
instó a las mujeres casadas a que abandonaran los puestos de trabajo minista de las bases de su construcción. 20
que habían ocu~a.do durante la guerra para que los recuperaran los. Así pues, la mujeres «educadas» de posguerra, también aquellas que
hombr~s desmov~ltzados, se les avisaba de que el trabajo fuera de casa se preparaban para ser profesoras, experimentaron numerosas contra-
producta «carencias maternales», que podían acabar por convertir a sus dicciones entre su feminidad y su dimensión intelectual/profesional, así
hijos en delincuentes. No obstante, la falta de mano de obra durante los como entre diferentes construcciones de su sexualidad.
años 50 Y 60 ~izo que los empresarios volvieran a recurrir a las mujeres Sin embrago, la educación formal hace más que simplemente repro-
casadas, especialmente en el sector de la enseñanza. Las chicas que se ducir las desigualdades y contradicciones sociales: las feministas han es-
encontraban en la escuela durante los años de posguerra; especialmente tudiado tarnbi~n la importancia de la educación en su radicalización
las que cursa?an l.íneas «académicas», experimentaban imágenes confu- política. 21 Una razón que han dado para ello es que la mayor facilidad
sas y contrad1ctonas de la «mujer trabajadora».IG de acceso a la educación secundaria y universitaria en los años de pos-
De manera parecida, la sexualidad femenina también estaba llena de guerra ofrecía a muchas más mujeres la posibilidad de dedicarse a profe-
contradicciones. El doble rasero sexual construía tradicionalmente dos siones mediante las cuales conseguir la independencia económica y un
tipos femeninos .i.deales: las mujeres «buenas» (vírgenes o esposas monó- estímulo intelectual. La generosa ayuda financiera que el estado propor-
gamas) Y las muJeres «malas» (putas o zorras). Los sociólogos han anali- cionaba a quienes terminaban la escuela para formarse como docentes
zado cómo la escuela contribuye a reproducir este doble rasero.I7 En durante la «escasez de profesorado» que se produjo en la época.de ex-
Nueva Zelanda se reproducía mediante las prácticas seo-ún las cuales se plosión demográfica, hizo posible que muchas chicas y chicos de clase
establecían las distintas líneas de estudios en la escuel~ secundaria. Se trabajadora, de clases medias poco acomodadas y procedentes de entor-
esperaba de las chicas de las líneas académicas que retrasasen la activi- nos rurales llegaran a la universidad. Ahora bien, muchas de las perso-
dad sexual hasta haber completado la educación universitaria. En cam- nas que fueron reclutadas de este modo han escrito posteriormente so-
bio, las chicas de los grupos más bajos o «no académicos» solían ser eti- bre el intenso sentimiento de alienación o marginación que experimen-
queta~as como más activas sexualmente que las chicas académicas. lB La taron en los ambientes académicos burgueses. Estas experiencias han
sexualtdad y la intelectualidad/profesionalidad eran construidos social- sido narradas en obras de ficción, 22 en estudios sociológicos13 y en rela-
mente como términos contradictorios. tos autobiográficos. 14 Estas experiencias de falta de lo que se considera
Durante las décadas de 1960 y 1970, las contradicciones se hicieron capital culturaF 5 son a menudo dolorosas. La educación fa,cilitó a mu-
evidentes en distintas construcciones de la sexualidad femenina. Según chos estudiantes el acc.eso a las teorías sociales radicales, que les ayuda-
M ary O'B. nen,/ 1os ava~ce~ producidos
19 · en las tecnologías contracepti- ron a articular esta inquietud persona] como producto de una opresión
vas como «la ptldora»~ ehmtnaron la base material y conceptual del do- social más an1plia: racismo y/o capitalismo. Estas perspectivas de iz-
ble rasero sexual. Las Ideas de la «revolución sexual» invitaban a las mu- quierdas eran accesibles a través de las asignaturas académicas y de las
jeres, Y también a los hombres, a explorar libremente su sexualidad. A actividades realizadas con compafieros y compañeras, como las movili-
las. muchachas, e~ucad~s para satisfacer la idea sexual de virginidad se- zaciones estudiantiles de protesta por b.s relaciones raciales o la Guerra
gUid~ de un matnrr:onw m~nógamo, se las animaba ahora a responder del Vietnam.
a la Imagen de «chica de vtda alegre». Autoras feministas como Pires- Muchas mujeres que más tarde fueron feministas se implicaron pre-
tone, Mitchell y Rowbotham han estudiado esta contradicción como viamente en estos movimientos. 16 Puesto que ya habían hecho conexio-
68 69
2. El. DESARROLLO DE UNA PEDAGO<;(A RADICAL
Hacia una historia de mi presente Nosotros no cantábamos canciones asf cuando íbamos a la escuela ...
Mientras paseábamos por el parque uno de los niños que venían con
Partiré, siguiendo las recomendaciones de Smith, por «dónde estoy si- nosouos señaló u11 mojón de piedra y dijo: «Es un monumentO a la Se-
tuada ahora». Empecé a escribir este capítulo el 25 de abril de 1988 gunda Guerra Mundial». Se alza junto a la mole oxidada del SS Rarigi-
(ANZAC Day, el día de las Fuerzas Armadas de Australia y Nueva Ze- riri, que supu·estamente fue un navío de guerra en el siglo XIX, durante
landa, nuestra fiesta nacional que conmemora las acciones y la muerte lo que ahora se conoce como Land Wtzrs (Guerras de la Tierra). Cuando
de quienes lucharon en las guerras). Era una tarde tibia y soleada de yo iba a la escuela se las conocía como Guerras Maoríes. El SS Rangiriri
otoño, las hojas de arce y roble crujían bajo nuestros pies y los árboles· riene ahora una nueva cubierta de madera con asientos para los domin-
brillaban con resplandores púrpura, rojo, naranja y amarillo. gueros y paseantes. El monolito no tenía nada que ver con la Segunda
A estas alturas, quienes estén leyendo esto en el hemisferio norte ya Guerra Mundial, le dije al niño, sino que conmemoraba a los primeros
estarán experimentando cieno arado de «distanciamiento» o «aliena- colonos p~keha. 30 Alcanzamos el monumento, una columna de ce-
o . .,
ción» respecto a mi tex_to, parecido a la sensación que m1 generac10n meneo que se elevaba hacia lq aleo, y caminé lentamente alrededor de
tuvo cuando éramos niños en Nueva Zelanda. Los poemas que leíamos los escalones inferiores. Nunca habfa estado tan cerca de un monu ..
hablaban de las lluvias primaverales de abril, en Navidad comíamos mento como aquél: de niña me habían enseñado que caminar por los
pavo caliente y pudín de ciruelas mientras nos abrasábamos en el calor escalones de un monumentO era algo prohibido, como jugar en el san-
veraniego de diciembre. Las bache?- 8 de la playa en las que pasábamos tuario de la iglesia (anglicana). Una de las coronas estaba hecha de apre-
esos días estaban decoradas para el verano con estampas navideñas en la
71
2. EL DESARROLLO DE UNA PEDAGOG(A. RADIC,AL
. HI~TORIAS DE VIDA OEL PROFESORADO
radas ramos de crisantemos de bronce, agresivos y diminutos, parecidos En la escuela secundaria el ANZAC Oay también era muy impar-
a los que yo recordaba de mis días en la escuela primaria. cante. Me alojaba en la residencia aneja a la escuela pública femenina de
Asistí a dos escuelas primarias. La primera se encontraba en una ciu- la ciudad provincial más cercana a la nuestra. A menudo acompañaba al
dad en el campo de unos 2.000 habitantes y a cerca de 1O millas de dis- piano los coros de la escuela y los cánticos colectivos durante las asam-
tancia de la. ciudad provincial (con una población de entre 20.000 y bleas. También cantaba en el coro. Nuestros servicios religiosos eran
30.000 habttantes). Cuando tenía unos siete años, nos mudamos a muy sofisticados, con cuatro o más himnos a lo largo de la celebración.
causa del trabajo de mi padre a una ciudad más pequeña (aproximada- Las profesoras más viejas luchaban por contener las lágrimas y nosotros
mente 800 personas) a 30 millas de la ciudad pequeña más cercana. Allí pensábamos que lloraban por todos los muchachos que habían cono-
acudí a las clases de la sección de primaria del instituto del distrito. Ha- cido y que habían sido heridos o muertos: hermanos, padres, maridos,
bía muchos niños que venían en autobús, varios cientos en toda la es- prometidos, amantes. Construían1os mitos muy elaborados sobre las vi-
cuela. Una vez al año, la víspera del ANZAC Day, se celebraba una das de las profesoras «atractivas pero solteras», cuyo celibato de debería
misa, durante la cual formábamos solemnemente en filas alrededor del al hecho de haber perdido a su novio en la guerra. Convertirse en una
pétreo obelisco que se elevaba en los terrenos de la escuela, cantábamos «sálterona para vestir santOS>> por cualquier otro motivo era, para nues-
el Abide With Me y alguien tocaba a la corneta las notas tristes y prolon- tras menees adolescentes, un fracaso imperdonable. La gente hablaba de
gadas de The Last Post. Los hombres del lugar, a los que conocíamos «antes de la guerra», de «cuando la guerra» o de «después de la guerra».
bien .porque eran amigos de nuestros padres, comerciantes del pueblo o Niis padres se prometieron antes de la guerra, se separaron durante la
granJeros, se vestían ese día con desconocidos trajes oscuros. Entonces n1isma y se casaron cuando terminó. Durante la guerra, mi madre vivía
representaban los mundos ignotos e invisibles del poder masculino y la en Auckland, donde pasó casi, roda su infancia. Su trabajo durante la gue-
autoridad, como 5<miembros del consejo escolar», como «representantes rra consistía en teclear telegramas en la oficina de correos: noticias de
de la Asociación de Excombatientes» o «del pleno municipal». Llenos de muerte. Ivfi padre conducía un tanque y pasó temporadas en Egipto,
temor reverencial a causa de la pompa de la ceremonia e incomodados Italia, Palestina y la India. Tiene fotos suyas y de sus «colegas» junto a
por la desacostumbrada exhibición de sentimientos de nuestra comuni- las pirámides. Yo quería viajar. En la escuela secundaria las dos guerras
dad pakeha, habitualmente reprimida, nosotros los niños adoptábamos mundiales ocupaban buena parte de las clases de historia: sus «Causas y
libremente la solemnidad de la ocasión. A veces también participábamos efectos», los poemas de los jóvenes malogrados qu~ eran los «poetas de
en los desfiles del mismo ANZAC Day. Recuerdo vagamente haber asis- guerra». Había otras guerras: las batallas sangrientas de Shakespeare, o
tido una vez con mi uniforme de la Girl's Life Brigade. Había pocas las traducciones del .latín que hablaban de Cicerón y sus legiones o de
mujeres en el desfile: miembros de las WAAF, las WRNZN, las WAAC* Aníbal cruzando las montañas con sus tropas (y elefantes). Se nos reco-
o enfermeras. La enfermera del distrito, una mujer soltera que era mendaba la' lectura de libros sobre los héroes de la Segund.a Guerra
amiga de la familia, formaba parte del desfile y, como los hombres, tam- Mundial, como The Wooden Horse. En su tiempo libre, muchas chicas
bién llevaba medallas. Los hombres se tomaban una cerveza mientras leían libros de espías: Odecte, Violet Szabo, miembros de la resistencia
las viudas de la Asociación de Excombatientes cocinaban y servían las francesa. Había mujeres fuertes, brillantes y valientes, pero en su mayo-
mesas. Siempre se recordaba y se cuidaba de las viudas de guerra y a ve- ría permanecían invisibles o marginadas del currícvlum o de nuestras
ces algún hombre pakeha asistía a un hangi en una marae cerca.Qa,3 1 lecturas de .tiempo libre. En la catequesfs me enteré de la existencia de
pues también los ~soldados maoríes, como los del Batallón Maorí' ·ha- «valerosas misioneras sanitarias» (había mujeres médicos, pero era mu-
.
bían sido héroes. Este es -el único ejemplo de socialización intercultural cho más frecuente que fuesen enfermeras). Las enfermeras, no obstante,
que recuerdo. podían tr a la guerra o trabajar en «la selva». En mis lecturas de la infan-
cia sólo encontré una heroína neozelandesa: fue al leer la novela de
Sylvia Ashton-Warner, Spinster, que n1oscraba la rigidez de los currícula
'" Cuerpos milirares femeninos de aire, mar y cierra respeccivamenre: Women's Auxiliary Air
Force, Women's Royal New Zeabnd Navy y Women's Auxiliary Army Corps. (N de la t.) ajenos. La aurora había hecho el esfuerzo de descubrir el «lenguaje natu-
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:!. El. DES,\RRULLO DE UNA PEDAGOGIA RADICAL
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HISTORIAS OE VIDA OEL PROFF-'iORADO
unas endebles escaleras plegables de metal que componían la escalera de . mi capacidad para la enseñanza, pero deseaba desesperadamente ir a la
incendios. Cada cierro tiempo hacíamos simulacros de incendios universidad, como las mujeres que habían sido mis profesoras. También
puesto que el fuego era una seria amenaza en nuestro edificio. Pero las era esencial no depende~ económicamente de mis padres. Me sentía
salidas de incendios planteaban un problema de seguridad: las escapa- culpable por todos los esf-uerzos que habían hecho en aras mi educación
das de las chicas y las «entradas» de los merodeadores. Las chicas que y la de mi hermano. Así que eso fue lo que hice.
era~ descubiertas cuando se escapaban para ver a alguna amiga que no Al final del segundo curso de secundaria dejé ciencias v matemáticas.
era mterna eran expulsadas. A las que, como yo, éramos estudiosas ni se Había «sido buena» en ambas, aunque no le veía el sentido a b mayoría
nos pasaba por la cabeza correr ese riesgo. . de las clases. Los profesores de ciencias y matemáticas eran escasos, es-
En cierro modo me convertí en una «niña buena» en mi intento pecialmente en los institutos femeninos, y solían provenir del extranjero
desesperado por superar la carrera de obstáculos académicos y musicales o eran profesores jubilados que se habían reincorporado a la docencia.
que me permitiría huir hacia la libertad de la ciudad. Mi profesora de Mi imaginación, en cambio, estaba seducida por otras asignatura·s.
francés me introdujo a los intelectuales franceses: los existencialistas Adoraba la hiscoria. Las profesoras, jóvenes solteras que habían viajado,
(algunos de ellos mujeres, como Simone de Beauvoir). Viviría en una nos describían sus viseas a castillos y catedrales; así aprendí que existía
buhardilla en París, me dedicaría a pintar, tocar o escribir, y nunca me una relación encre estilo arquiceccónico, sociedad y cultura. La litera-
casaría, nunca renunciaría a mi independencia. Tal vez viviera una «re- tura inglesa hablaba de las grandes pasiones humanas (sobre todo mas-
lación apasionada» con alguien. Pero tales pensamientos eran tan es- culinas). Pero t~unbién estaba las cbustrofobia reprimida de las heroínas
candalosos para mi infancia puritana que tenía que irme a un lugar tan de Jane Auscen, que se parecía a mi vida en el internado. lvie identifi-
lejano como París para poder hacerlo. Para poder llevar una vida tan bo- caba con la Grace de The Wood!anders de Thomas Hardy, que también
hemia, no obstante, una mujer debía tener un talento extraordinario. había sido educada en un internado y que se sentía ajena tanto a sus orí-
Practicaba mucho al piano: me presenté a los exámenes de la Royal genes rurales como a b. burguesía urbana <l la que sus padres aspiraban.
School y superé el octavo curso, acompañaba a cantantes en los exáme- Pero por encin1a de codo me inspiraba un señor mayor austríaco que
nes y tocaba pop de oído. Pero el pop nunca llegué a tomármelo en serio. nos daba clases de geografía, del que se decía que había luchado con el
Algunos estudiantes de música «poco serios» aprendían música mo- Káiser en la Primera Guerra lviundial y que había ido en moto de El
de~na; yo les escuchaba mientras ensayaban y luego copiaba sus improvi- Cairo a Ciudad del Cabo. Había hecho películas y fotografías de sus
saciOnes, pero sólo tocaba pop o jazz como entretenimiento. También aventuras, La geografía traía el mundo exterior al enclausrran1 iento de
era buena en arte, pero nunca pude examinarme porque me coincidía nuestras vidas. Conocí culturas exóticas y aprendí los misterios · ~,~ la tie-
en horario con algunas de las asignaturas consideradas «académicas». rra: volcanes, terremotos, climas y suelos. La asignatura se reL·:.:ionaba
Me encantaba escribir y llevaba un diario. Seguramente todo lo que es- con mi infancia en el campo: los modelos de exploración agraria y las
cri~ía lo hubieran podido leer las entrometidas de las gobernantas, que bases económicas de las localidades rurales. Más tarde nice vcreocrrafía
v en
reg1straban nuestros cajones y miraban bajo las tablas sueltas del suelo la universidad, donde resultó ser una de las fuentes principales de mis
de los dormitorios. Sin embargo, no podía expresar libremente mis sen- <<ideas radicales» con las que empezaría a articular mi sentido de margi-
timientos más profundos. Quemé mis diarios poco antes de abandonar nalidad en términos de clase sociaL
el instituto, aterrorizada ante la posibilidad de que los descubrieran. Había1TlOS sido educados para creer que vivíamos en una sociedad
Para entonces se daba por sentado que sería profesora de secundaria y «sin clases>>, pero ya desde la época en que mi familia se mudó, cuando
·no de primaria porque era «demasiado inteligente» para la facultad de yo tení~ 7 años, de una ciudad rUral a otra más pequeña, conocía las re-
magisterio. Como las _becas para los profesores de secundaria pagaban laciones de clase locales. Ya en mi primer día de escuela se metieron
un sueldo a los estudiantes que iban a «entregarse» a la docencia, iba a conmigo porque «hablaba pi jo» y hacía ballet. Mi familia escuchaba a
·ser capaz de mantenerme sola (ser independiente) mientras realizaba menudo las emisiones no comerciales de la radio de Wellingcon (el
mis estudios universitarios a tiempo completo. No tenía mucha fe en equivalente neozelandés de la BBC), mientras que n1is amigos oían la
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HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO
contré pasándolos en el laboratorio de química con el grupo 4G y sin li- buena parte de mis sentimientos; definitivamente, era una.partidaria de
bros. La señora que inspeccionaba mi práctica docente me dio el «Cer- la liberación de las mujeres. Hacia finales de. ese año cumplí los tres
tificado de Profesor Capacitado» poco antes de acabar en el hospital a años de docencia necesarios para pagar mi fianza. Ahora ya podía viajar.
ca.usa de un cuadro de «crisis nerviosa>) leve compuesto de ansiedad, de- Con dos amigas, navegué a lo largo de la costa del sudeste asiático,
presión y el agotamiento más absoluto. La mujer me preguntó qué po- estuve en un albergue juvenil en Japón, luego tomé el Transiberiano.
día hacer para ayudarme, pues consideraba que yo tenía potencial como Hicimos aucostop y nos alojamo~ en albergues durante nuestra escancia
docente. Le pedí que me rescindiera la «cláusula de los dos años». 40 en los países escandinavos y en la Europa continental. Comí caracoles
Desde el mismo hospital solicité una plaza en otra escuela mixta, esta. en la Rive Gauche. En Londres trabajé de camarera, dependienta y au
vez en una ciudad dormitorio cerca de Wellington. Había ofdo que te- pair. Participé en una excavación arqueológica en Edimburgo. Toqué la
nían un programa de inglés centrado en el alumnado en el que éste es- guitarra en el meuo londinense. Acudí a los espectáculos del West End.
cogía los temas a estudiar. Recordando a Sylvia Ashton-Warner y el También visité muchas escuelas en varios países y ayudé en una escuela
aborrecimiento que me producía la «racionalidad tecnocrática>) de los graruica del sur de Londres. ivfis inclinaciones izquierdisras, mi anrirra-
días de la Facultad, aquello me parecía perfecto. El director voló a Du- cismo y mi filosofía educativa afín a la escuela libre y a las pedagogías
nedin para entrevistarme. Se consideraba que una mujer que había te- centradas en el alumnado se vieron reafirmadas, ahondadas y desarrolla-
nido una crisis (aunque sólo hubiese durado unas pocas semanas) era das durante mis años de viaje.
alguien con problemas. Me dio el trabajo y así me ayudó a sobrevivir Volví a Nueva Zelanda completa.mence arruinada. Necesitaba un tra-
como profesora. Acabé mi último año de docencia en el sur y empecé a bajo rápido. Había decidido no volver a le enseñanza secundaria: odiaba
trabajar en mi nu~va escuela. las presiones que los exámenes públicos ejercían sobre la docencia en los
Allí pasé dos estimulantes años. Aquel curso me hice muy amiga de Óltimos cursos y preferí?- dar clases a los alumnos de tercer o cuarto curso,
las mujeres mayores, que habían tenido vida muy emocionante: habían así que decidí probar en la escuela intermedia. Carecía de formación
viajado, habían tenido «amantes» y una «vida profesional» y eran solte- como profesora de primaria, de manera que pasé a ser profesora «super-
ras porque querían. Una de ellas en particular me orientó en mis «lectu- numeraria»41 en una escuela intermedia de una ciudad satélite obrera y
ras profesionales» y así me proporcionó la teoría crítica que necesitaba mulciculrural de los alrededores de \Vellingron. Cuando comenté mis
para cuestionar la «racionalidad tecnocrática», así como los fundamen- ideas sobre la docencia centra<h en el alumno, el director me informó de
tos para una pedagogía centrada en el niño como la que se ponía en que aquellos chicos y chicas «no tenían ningún tipo de formación>> y de
práctica en el centro en las asignaturas de inglés y sociales. En esa época que «eran in·capaces de hacer uso de su libertad». «Estos chicos», me dije-
había libros muy «progresistas» sobre lenguas y sobre «educación» po- ron, «necesitan disciplina». Había pocas profesoras. Unos hombres altos
pular. Leí libros de John Holt y Herbert Kohl, así como Teaching as a y anchos de espaldas como jugadores de rugby ejercían sobre «estos chi-
Subversive Activity [La enseñanza como actividad subversiva] de Postman cos» su autoridad natural. Se respetaba culturalmente a las profesoras
y Weingartner. Me aproximé a una perspectiva más individualizada en maoríes y polinesias. Como mujer blanca, debía «probar mi dureza»
la que no todos los niños y niñas debían estudiar necesariamente el frente al personal docente además de l·os chicos y chicas.
mis·mo tema. Por primera vez, la sensación de incomodidad personal Como supernumeraria me encargaba de la papelería e iba a respon-
que sentía acerca de algunos aspectos de la educación se veía validada, sabilizarme. del grupo de refuerzo de lectura, pera el cual empecé a pre-
nombrada y articulada teóricamente. Daba clases a la hora del almuerzo parar un programa centrado en el alumnado. Sin embargo, a causa de
y en ocasiones tocaba en un club de folk y actuaba en un bar. Joan Baez, las enfermedades del personal, se rhe empleó como «sustir:uta». Durante
Donovan, Dylan ... C;;¡.nción «protesta» que también utilizaba como po- la primera semana, un chico -de la «clase esp.ecial» me arrojó un cuchillo.
emas en mis clases de inglés y sociales. Cuando Germaine Greer hizo En orras clases, los niños eran inquietos y ruidosos. El director n1e dijo
una gira por Nueva Zelanda en 1972, no la oí hablar pero leí su libro que era «demasiado blanda» y que debía dedicarme a la asistencia social
The Fema!e Eunuch. Su mensaje anarquista de «haz lo tuyo» expresaba más que a la enseñanza. Entonces me enfadé, solicité una plaza fija en la
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2. EL DESARROLLO DE UNA PEDAGOG(A RADICAL
cuela. El director y otros asociados decían que no daba clases como era
escuela y la gané. Poco a poco, los chicos y chicas se acostumbraron a debido; «aquell-os chicos» necesitaban «estructura». Lo que tenía que
mí y yo a ellos, y pude empezar a introducir los «temas» y las «opciones hacer era seguir los libros de texto oficiales (con los cuales habían ~<fra
individuales o grupales» como parte fundamental de la rutina coti- casado» anteriormente). Y llamaron a los «asesores».
diana. Hacíamos películas y secuencias de diapositivas, escribíamos li- Para entonces había vuelto ala universidad para estudiar educación a
bros que ilustrábamos con fotografías que tomaban los propios chicos y ciempo parcial. Un tirulo superior, pensé, me proporcionaría munición
chicas. La música, el arte, la poesía y el teatro formaban parte de las ac- ceórica. Después de las cbses en Ja escuela, me desplazaba en coche
tividades «académicas» de los alumnos. Los padres estaban encantados hasta la universidad para asistir a las clases para la obtención de la diplo-
al ver que a sus hijos les gustaba ir a la escuela. Contaba con el apoyo matura en Educación, enfrentándome incluso a la remida estadística.
entusiasta del inspector que me evaluaba. Al principio tuve también d Acabé con una noca de rnacdcula de honor. George me ayudó a prepa-
de un grupo de profesores y profesoras maoríes, de los archipiélagos del rar la estadística. Decidimos casarnos y tener un niño. Hacia el final del
Pacífico, británicos y unos pocos pakeha, todos entre la veintena y la embarazo, decidí dejar de dar clases y retomé los estudios a tiempo
treintena. Nos reuníamos los viernes en el pub, donde el profesorado de compleco, siempre con la intención de volver a la enseñanza primaria.
13 escuelas, armado con guitarras, competía para ver quién cantaba más ¿Cómo me convertí en una socióloga de la educación de las mujeres?
alto. Sabíamos cantar de verdad a cuatro y a veces más voces, y también Obtuve mi diplomatura en Educación y luego mi título de licenciatura.
había armonía entre nuestras vidas profesionales, a pesar del puritanismo En 1979 trabajaba la tesis de maestría en el Deparra.mento de Educación
opresivo del equipo directivo. Entonces conocí a George, un galés que de la Universidad Victoria. Al mismo tiempo, daba clases de sociología
también era profesor en la escuela, y nos fuimos a vivir juntos. La escuela de la educación en los cursos de licenciatura y turorizaba un curso de fi-
tenía un Club Polinesio, ahora famoso, compuesto por profesores mao- losofía de la educación. Ahoramis «ideas raras» sobre la enseñanza tenían
ríes y de las islas c!el Pacífico (sobre todo de Raroronga), que celebraba un nombre. Para la obtención de mi título (que tuve que terminar como ex-
concierto anual. En el último año que pasé en la escuela, algunos profeso- cerna a través de la Universidad .i\tiassey porque estaba dando el pecho a
res pakeha expresaron su preocupación por la poca atención que se pres- mi bebé) estudié educación maorí y teoría curricula~. Había escrito un
taba a la «cultura pakeha». El director, que dirigía el coro, decidió montar artÍculo sobre una «invesógación>> en la cual reconstruía mi práclica edu-
una «Ópera rock». Hasta el ensayo general no nos dimos cuenta de lo que cativa y reflexionaba sobre ella a partir de las teorías liberales de la Escuela
había hecho. Se trataba de la historia bíblica de Elías: los niños del coro de Londres (Hirst y Pecers). Por fin tenía unas teorías que me permitían
(casi todos pakeha) representaban a los seguidores de Yavé, el Dios Único criticar y rechazar la «racionalidad tecnocrática» que tan importante era
y Verdadero, mientras que los niños del Club Polinesio (vestidos con tra- en la Facultad del Profesorado. Escribí una crítica de lvfás allá de la liber-
jes maoríes que habían sido adquiridos para la escuela con gran esfuerzo tad y la dignidad de Skinner. Leí a Freire, R. D. Laing y a los teóricos de
por parte de los padres) eran los adoradores de Baal,. el dios pagano. la antipsiquiarría (que también n1e ayudaron .a entender mi «crisis ner-
Ocupé mi primer puesto como profesora con experiencia en una es- viosa» como resultado más de las contradicciones sociales que de .una de-
cuela primaria cercana, en la cual me ocupaba de ·¡a gestión y docencia bilidad personal). Me sentía muy atraída por la fenomenología, que tenía
de la «clase especial». Quería demostrar que mi propuesta funcionaba en cuenca la importancia de las dimensiones «personales» de la ense-
tanto con los alumnos «lentos» como con los «brillantes» o los <<norma- ñanza, y me dediqué a explorar las posibilidades de una perspectiva feno-
les». Inspirándome en la idea de glosario de Sylvia Ashton-Warner, menológica ~omo parte de la formación del profesorado. La tesis deberia
ayudé a los alumnos y alumnas a hacer sus propias compilaciones de llamarse Una perspectiva fenomenológica para el profesorado. Sin embargo,
textos. A partir de los modelos y trajes que ellos mismos diseñaban, pla- hacia finales de ese año el título se alargó con las siguientes palabras: ... y
neamos secuencias fotográficas acompañadas de textos. Rodamos pelí- su aplicación a la educación de las mujeres.
culas de ciencia ficción y realizamos series de diapositivas. Los chicos y Aunque sentía simpatías por el movimiento de liberación de las
chicas llevaban a cabo «con éxito» todo lo que emprendían. Por primera mujeres, tenía poco o ningún contacto con grupos o acciones feminis-
vez, la «clase especial» tenía algo que enseñar en los encuentros de la es-
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2. EL DE.SARROI.W DE UNA PEDACOC(A RADICAl.
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFF.SORAOO
ras. Me impliqué más activamente a través de los contactos que hice d¿s, y dediqué buena parte de mis energías intelectuales a elaborar «ma-
en la guardería de la universidad, donde me hice muy amiga de otras pas del conocimiento educativo feminista»: ¿cómo se relacionaban las di-
estudiantes «adultas» que tenían hijos de la misma edad que Kate. Pa- ferentes escuelas del pensamiento feminista con las corrientes educativas?
sábamos muchas tardes en las casas de unas y otras, tomando té o café, Leí y critiqué desde mi perspectiva feminista las diversas teorías neomar-
merendando y atendiendo a las exigencias intermitentes de nuestros xistas que empezaban a dominar la sociología de la educación. Presenté
hijos: «tengo hambre», «me ha pegado», «cuéntame un cuento» ... Ha- mi tipolo~ía e~ ,congresos y publiqué en revistas 44 y entonces, gradual-
blamos largo y tendido de nuestras experiencias del parto, de las en-: mene~, ftu pon1endome en contacto con mujeres que pensaban de forma
fermedades infantiles y de la dificultad de compaginar todo el trabajo parectda a la mía y que trabajaban en otras universidades de Nueva Ze-
que teníamos que hacer. Aquel año de 1979, fui con una de mis ami- landa y del extranjero. En mis clases intentaba encontrar la manera de
gas de la guardería, que era profesora de estudios de las mujeres, a la ayudar a los alumnos y alumnas a articular sus propias vidas y estrateaias
que tenía que ser la última Convención de Mujeres en Hamilton (y educativas. Elaboré teorías y escribí sobre mi práctica educativa.45 °
que fue mi primera visita al campus). Había más de 3.000 mujeres. Al mismo tiempo, n1e sentía continuamente marginada como acadé-
Allí me encontré con «separatistas lesbianas>> con brazaletes violetas mica. La novedad del campo de estudio que había elegido significaba
que cuestionaban enérgicamente el «heterosexismo burgués» con con- que tenía de crear mi propio currículum. El programa de estudios de
tundentes manifestaciones. 42 Oí mi primer concien:o feminista y vi mi mujer:s en su· conjunto era marginal y vulnerable. Sin personal propio
primera exposición de arre feminista. Había sesiones de discusión en garantizado, se m::mtenía gracias al esfuerzo de unas cuantas mujeres, la
las que las mujeres debatían acerca de. cosas «innombrables»: su expe- mayoría sin un puesco fijo. Mi base intelectual se veía amenazada conti-
riencia de la sexualidad o como pacientes psiquiátricos. Una ponente nuamente. Además, me encontraba en plena lucha por mi propia citula-·
extranjera, Charlotee Bunch, habló de la importancia de la teoría fe- ridad en la universidad. En aquella época, nuestra universidad tenía una
minista; término que nuca había oído hasta entonces. Decidí que normativa contractual diferente a las demás, lo cual afectaba en mayor
aquello era lo que yo quería hacer: desarrollar una teoría feminista de medida a los recién llegados. Como creíamos que nuestra plaza depen-
la educación. Retomé mi tesis con nuevas energías. Leí estudios psico- día del mantenimiento del número de alumnos de nuestro departa-
lógicos sobre los «roles sexuales» y sobre las diferencias sexuales en la mento, .a muchos de nosotros nos alarmaron los rumores de que quizás
interacción profesor-alumno en el aula. Todavía no había descubierto no nos tban a renovar los contratos con el argumento de la rentabilidad.
las «grandes teorías» del feminismo. Entonces, 33 de los docentes más jóvenes de diversos departamentos
En 1980 me mudé a Hamilton, donde ocupé una plaza como profe- iniciamos una serie 9,e acciones colectivas. El hecho de unirnos desa-
sora en el Departamento de Educación de la Universidad de Waikato. fiaba la comparriment:alización jerárquica del conocimiento que hace
Era la primera profesora del departamento, me sentía muy aislada y du- que los profesores más jóvenes se vean aislados entre sí seo-ún
b
el. modelo
46
que Bernstein denominó «principio de clasificación>>. Colectivamente
daba de mi capacidad. Entonces empecé a recoger datos estadísticos so-
bre la situación las mujeres que formaban parte del personal docente de iniciamos una investigación sobre el probable impactó que nuestra
las facultades de formación del profesorado. 43 Conocí a varias mujeres desaparición tendría sobre la universidad y empleamos nuestros datos
feministas del Departamento de Sociología y, a través de ellas, devoré estadísticos para. la redacción de un documento que utilizamos en las
ávidamente volúmenes y volúmenes de teoría feminista. Entré a formar negociaciones en las que defendimos nuestra posición. Otra compañera
parte del Comité de Estudios de Mujeres y empecé a participar con con- Yyo elaboramos una comunicación que presentamos en diversas confe-
ferencias en el programá interdepartamental de Estudios de mujeres. En rencias.47 En estos trabajos demostrábamos que nuestro despido altera-
1981 organicé el primer curso universitario de esté país sobre Mujeres y ría drásticamente el equilibrio entre departamentos ya que el 44o/o de
educación. Mis colegas varones eran inicialmente escépticos acerca del las mujeres (y el 14o/o de los hombres), muchos de los teóricos y radica-
curso y tuve que convencerles de que realmente existía un «cuerpo de co- les, se encontraban en el grupo amenazado. En parte a raíz de estas ne-
nocimiento feminista» .que transmitir. Encontré poco material neozelan- gociaciones, la mayor parte de nosotros obtuvimos la titularidad:
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2. El. DE.'iARROI.I.O DE UNA PEDt\(;OCIA RADICAL
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2. El. DESAIU\OU.O DE UNA PEDAGOC(A RADICt\L
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO
29. l,'utiwiHL: cri:Hura mirológica. Esra waiata reconoce a las tribus locales como tllngattl
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whenua {la gence de la cierra).
9. Walkerdine, V. (1984) ,Qcvelopmencal Psychology and che Child-Cenrered Pcdagogy:
30. Pt~keha: neoz~landés blanco.
The Inscrrion ofPiager inco Early Childhood Educarion», en J. Henriques; \Y/. Holloway; C. Ur-·
31. !f.mgi: b:wquere que se cocina en horno de cierra. ¡vfarae: lugar de encuentro rribJl.
win; C. Venn y V. Walkerdine, Changing the Subject, Londres: Merhuen.
32. Frich, G. ( 1lJ87) uThe Time of Your Life: The Meaning of c::e School Srory», en G.
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Weiner y;~.[. Arnor (c:ds.) Cent!er UnderScrutiny, Londres: Hucchinson. p. 119.
formation, Cambridge: Polity, p. 114.
33. TiJ:i: mecbll<in con forma hununa muy estilizada.
11. Smirh, D. ( 1983) «\'V'omen, Class and Family», The Socialist Regisrer, Londres: Merlín,
34. Okdy. ]. ( ¡ 987) «Privikged, Schooled and Finished: Boarding Educarion for Girls .. , cn
p. 135.
M. Arnor y C. \Y/einer (eds.) Genda and the Po!iticJ· ofSchuoling, Londn.:s: Hurchinson.
12.Ibid., p. 5.
35. Las tendencias «u¡banas» y las aspiraciones educari\·Js de la pt:t]Ueña burguesía rural
13. Smirh, D. (1974) «Women's Perspecrive as a Radical Critique of Sociology», Sociologicczf.
neozeland~.:sa han sido discuridas en Nash, R. ( llJ82) «The NZ Disrricr High Schools: A Srudy
lnquiry, Vol. 44, No 1, pp. 7-13.
in che Seb:rive Funcrion of Rural EducJrÍ.Jn», Ni!w Zealandjoumal ofEductttion.t! Swdies, Vol.
14. Micchdl,J. (1973) \'V'omen's Scace, Harmondsworth: Penguin, p. 28.
16, No 2. pp. 150-IGO.
15. !bid.; vélse tlmbién Eisenscein, Z. (1982) «The Sexual Polirics of che New Righc: Un-
36. Foucaulr, M. (1980) A Hiscory ofSexwt!ity. volumen 1, Nueva York: Vinrage, p. 28.
dersranding che «Crisis of Liberalism» for che 1980», en N. Keohane, et al. (eds.) Feminist The-
37. Las escuebs incerm~;·dias (imer:nedi.ue schooLi) Jbarcan los primeros cursos dc:: insciruro
ory: A Critique of!deology, Chicago: Harvescer.
(junior high schooúj y se encuentran ~:n las grandt:s ciudades. Las escudas rurales pequeiias in-
16. Esre análisis ha sido desarrollado de forma más completa en Middleron, S. (1986)
corporan los .:ursas primero y segundo en sus es. •:das primariJ.s. .
«Workers and Homemakers: Concradicrions in che Educacion of che Ne~ Zealand «Posr-War
38. Auror de v:uios rexcos sobn: China y el sudesre asiicico, también ha escriro y ha dado
Woman>m, N Z. journal of Educational Studies, Vol. 8, No 2, pp. 13-28. (También reimpreso
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97
96
3 La autobiografía colaborativa
y la voz del profesorado.!
IntrodL:...:cióri
99
3. I.A AlJfOHIOGRAF(,\ COI.ARORATIVA Y 1.A VOZ DF.L !'ROFF_'\ORt\00
HISTORIAS llF. VIDA DF.l. PROFF-'iORADO
su unicidad, también hemos iniciado la identificación de temas colecti- Te~iendo en cuent~ .este trasfondo, no es de extrañar que hayamos
vos que atraviesan las vidas de muchos profesores y profesoras y que re- expen~entado una cnsts en las reformas. En primer lugar, la mayoría
flejan la estructura social en la que se insertan las vidas individuales. de los tntentos de reforma educativa de las últimas décadas se han ba.:.
sado en la ciencia y la tecnología prescriptiva. En segundo lugar, la rela-
ción oculta entre teoría y práctica en la ciencia prescriptiva (la teoría es
Una conceptualización del contenido y el método superior a la práctica y debe aplicarse directamente para mejorar la se-
gunda) se materializó en las interacciones humanas entre reformadores
Perspectivas teóricas y docentes. La relación entre los de fuera (los reformadores) los de den-
tro (los docentes) se hizo vertical y desigual. 4 .Al profesorado no se le
En otro lugar hemos identificado tres crisis fundamentales interrelacio- permitía participar en la definición de los cambios que se les venían en-
nadas que han afectado muy negativamente al ámbito educativo: una cima, y por su parte los reformadores no trabajaban con los docentes a
crisis de la investigación académica, una crisis del conocimiento profe- la hora de comprender la realidad. del aula y, en general, ignoraban
sional y una crisis de la reforma. 2 Consideramos que la crisis en la inves- completamente la cultura escolar y del aula. 5 .
tigación académica, causada principalmente por la confianza excesiva Dentro de este contexto gener::d de crisis en la investigación acadé-
en el positivismo lógico, está siendo superada actualmente mediante el mica, .cono~imienro ~rofesional y reforma educativa, situamos tres preo-
retorno a la olvidada base de la realidad educativa, con el uso comple- c~paclOnes 1nterrelac10nadas que motivaron nuestro interés por el estu-
mentario de metodologías cuantitativas y cualitativas aplicadas al estu- dlO del saber docente. En primer lugar, y la más importante de todas, la
dio de los fenómenos educativos de forma directa y globalizadora. De valoración crítica del limitado impacto que han tenido las innovaciones
este modo se respeta la compleja y dinámica interrelación de las activi- curriculares en la prácti~a en el aula ha puesto de relieve que los reforma-
dades e interacciones humanas que tienen l~gar en el aula, así como la dores no han renido en cuenta el papel fundamental que las intenciones
naturaleza específica y situada de la intervención educativa. Del mismo y experiencia pedagógica del profesorado desempeñan a la hora de ha-
modo, creemos que estos enfoques permiten reflejar tanto la unicidad c_er cambios significativos en el aula. 6 Así pues, el desarrollo de perspec-
de cada caso como los puntos comunes entre diversas aulas. nvas más adecuadas sobre el diseño y la intervención del curricular hace
La crisis del conocimiento profesional, relacionada con los ya men- necesario ~n cambio de énfasis y de perspectiva: en lugar de adoptar un
cionados problemas de la investigación académica, tiene su raíz en la pre- ~unto de VIsta externo, según el cual los criterios generados por el inves-
ocupación por el descubrimiento o invención de modelos que garanticen ngador, reformador o innovador son los que deben utilizarse para esta-
soluciones generalizables. Esta preocupación por lo prescriptivo ha He- blecer juicios acerca del ca1nbio, lo que necesitamos es preauntar a los
vado a la formación de cuerpos de conocimiento profesional a los que propios _profesores y profesoras qué significa para ellos el ca~bio, según
durante mucho tiempo los profesionales en la práctica han prestado es- su propia perspectiva y criterios. Para poder hacerlo necesitamos des-
casa atención, ya que han encontrado que poca de esta tecnología pres- arrollar perspectivas de investigación que permitan la emergencia del sa-
criptiva se adapta a las situaciones concretas, cuya naturaleza es personal, ber del profesorado sobre la realidad en el aula.
instintiva, intuitiva, reflexiva y práctica. La solución a los problemas Los estudios sobre la intervención curricular que tratan de dar una
prácticos proviene más bien de la reflexión sobre la práctica, la reflexión mayor imporcancia al punto del visea de los profesores y profesoras se-
en la práctica, la intuición profesional, el arte y el oficio y el saber especial ñalan que dicha intervención debe planrearse como una forma de de-
que posee el profesor o p-rofesora. 3 La naturaleza, pues, de la acción pro- sarrollo profesionaF cuyos modeiós rradicionales deben experimentar
fesional, especialme11:te de la educativa, requiere que nos centremos ini- una profunda revisión. Este segundo ámbito de preocupaciones ha sido
cial y principaltnente en los aspectos cualitativos más que cuantitativos durante cierro tiempo objeto de críricas tanro por parte de los que se
de la práctica, si queremos construir un conocimiento profesional útil encuentran en la práctica como de los investigadores e invesrigadoras.
tanto para los académicos como para el profesoradó en activo. Los esfuerzos realizados en el campo del desarrollo profesional docente,
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J. lA AUTOBJOCRAF(A COLABORATIVA Y I.A VOl DEL PROFF.IiORADO
HISTORIAS DF. VIDA DEL PROFESORADO
cuerpo docente
. ilustran cambios importantes en sus preoc upacwnes, · 11
la clave de la mejora en las escuelas, han sido «tan frustrantes e inútiles sus re 1acwnes con el alumnado 12
y con los colegas u qu
.e . . , e muestran estas
como los cientos de seminarios y conferencias [... ] No han supuesto dtrerenctas .en los Intereses
. y procesos de aprendizaJ·e a 1o 1argo d e sus
ningún cambio en la práctica docente de los profesores y profesoras una carreras. Las encrevtstas .que Huber:nan (1984, 1988) realizó a 150
vez de vuelta a sus clases». 8 La formación permanente ha descuidado al profesores y, profesoras . . ctertamente tndican que la mayor'ta const·¿era
docente como aprendiz activo y ha basado sus intervenciones en con- que a1canzo el domtnio de o'
. distintas
. capacidades pedaoo' b btcas en ¿·e
ue-
cepciones cuando menos inadecuadas, si es que las había, acerca de rentes m~mentos de su v1da, mientras continuaban teniendo carencias
cómo se produce el aprendizaje a lo largo de su carrera: en otras areas (enseñanza de chicos y chicas con problem s d ¿·_
· · ¿· ·¿ al' · , a e apren 1
zaJe, 1~ tvt u tzacton de la enseñanza, trabajo con grupos heterogé-
Los profesores y profesoras expresaron su sensación de que no había continui~ neos), tnduso ya avanzada su carrera profesional. Huberman ramb''
dad alguna en el desarrollo profesional y solían añadir que éste consistía mera- - 1 . ten
sena a q~e ~n vanos momentos, los docenres buscan diferentes fuentes
mente en un batiburrillo de seminarios. A su vez, ésros solían describirse como de conoctmtento, con preferencia por las discusiones informales con co-
«los 1O1 trucos para el lunes por la mañana» y, aunque aprender trucos puede legas escogidos y disponibles. 14
tener algún interés al principio de la vida profesional, ésta es una fase que se . Aunque esws datos tienen limitaciones importantes, como por
supera pronto. 9 eJemplo el uso de car:e~o~ías. generadas por el invesr:igador para crear
~~cielos generales y m tnlmtzar las configuraciones individuales, son
Así pues, otras perspectivas más recientes sobre el cambio en el aula unles a la h?ra de ampli~r el alcance de las preguntas que los especialis-
consideran que la intervención docente constituye un proceso de apren- r:as del curnculum obsesiOnados con la innovación se hacen acerca del
dizaje en el cual el profesor o profesora son aprendices adultos. Por profesor~do. u~ comp,leto reconocimienro del profesor o profesora
ejemplo, Fullan y Guskey plantean que el enseñante no aprende como SUJeto en rormación y del cambio de las prácticas en el aula como
cuando el desarrollo profesional docente empieza por intentar cambiar proceso educativo hace necesaria, pues, una comprensión de la fenome-
sus creencias, actitudes y percepciones. 10 Los cambios cognitivos y acti- nología del desarrollo profesional docente y de la génesis de su saber
tudinales sólo tendrán lugar cuando la modificación de la práctica edu- personal.
cativa haya dado lugar a una transformación positiva de lo que ocurre Nuestra terc.era preocupación es politica en cuanto a su naturaleza y
en el aula (resultados obtenidos por el alumnado, interés y participa- sus consecuenctas. Du:ante toda su vida, los profesores y profesoras tie-
ción en las actividades, actitud hacia la escuela). Pero, por muy intere- nen que enfrentarse c.on los es cereo tipos negativos (el profesor como ro-
santes que sean, estas reflexiones todavía están marcadas por una preo- bot, ángel, de~onio, miedoso)* que la culr:ura estadounidense les ha
cupación por la «eficacia» de la intervención educativa: los cambios en e.ndosado. Las caract~rizaciones de la educación como «simple empleo,
l_as creencias, la actitudes, las prácticas y los comportamientos del profe- st.~ estructura ,P.rofeswnal, sueldos bajos y aumentos sin ninguna rela-
sorado siguen siendo lo que persiguen los diseñadores de programas. c.wn con el mento» son paralelas a las de enseñanza como. «gran escena-
Considerar al docente como un adulto que aprende supone reconocer no» donde «parece que el ciclo del curso escolar sume a los profesores
que él o ella posee un conocimiento articulado y elaborado sobre la en una rutina repeririva propia». 15
práctica en el aula que, si se analiza según sus propios criterios, puede Dentro de la comunidad educaciva, l!J, imagen de los docentes como
no estar organizado en «creencias>>, «actitudes» y «prácticas educativas». sin conr:rol ni autonomía para realizar su propio tra-
Considerar al docente como un adulto que aprende supone ser cons- y como personas que no conrribuyen a la creación de conocí-
cientes de que él o ella -buscará un conocimiento que de algún modo ha invadido y paralizado codo el proyecto educativo en generaL
pueda incorporarse dentro de la estructura del que ya posee. También
significa que aprenderá de formas diferentes, a partir de fuentes diversas
y de modo distinto en cada momento de su trayectoria profesional. Las • Como ctvícrima>•, habría que añadir en el caso español. (Nora de la rr!vis;ón rémica.)
evidencias que se derivan de los estudios sobre el ciclo profesional del
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J. l.1\ AUTO!IIOCRAF(A COI.AfiORATIVA Y LA VOZ 11EI. PROFF~IiOIV\DO
HISTORIAS m: VIDA DEL PROFESOHADO
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}. !J\ :\UTOIIIOGRM(A COLAIIORATTVA Y lA VOZ DEL PROFF.SORADO
. Hl~TORIAS DE VIDA DEL PROFF-)ORADO
resultantes son incorporados del mismo modo. Pero ¿desde qué pers-
tivo e individual- con la noción de emancipación, es una forma de auto-
pectiva debemos juzgar la calidad de la interacción, s.u integración y su
biografía colaborativa que practican los investigadores, ya sean docentes
continuidad? Evidentemente en este punto los Intereses del que
o académicos. En el desarrollo de nuestro enfoque de la biografía, que
refleja nuestro interés por en la investigación personal y emancipatoria, aprende son de la mayor import~nc~a. ~ pesar d~l interés de Dewey en
la socialización para la democracta, el mismo sosnen.e:
hemos recibido la influencia y nos hemos basado en las aportaciones de la
bibliografía que ha reconceptualizado este campo, especialmente de las
obras de Pinar, Grumet y Berk. 22 A mi parecer, no hay argumenro más sólido en la filosofía de la educaci~n pro-
gresista que la imporrancia que ororga a la partici~a~ión del aprend1z en la
construcción de las propuestas que dirigirán sus acnv1dades en el proceso de
El carácter biográfico del saber docente aprendizaje. 28
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1.06
3. LA AUT01110GRAFfA COLAHORAÍWA Y LA VOZ DEL PROFF-')ORAOO
HISTORIAS DE VIDA DEL l'ROFF_)OHA!)()
El estudio del saber docente: la praxis autobiográfica La reconceptualización del ~aber docente
Berk35 ~en-al a que~~.· queremos estudiar la naturaleza de la educación de un Nuestro trabajo tiene como ca.racterísticas principales la noción profun-
aprendiz en particular debemos utilizar métodos de investigación biográ- damente personal de la arquitectura de la persona, que se crea a través de
fic_os. Nosotros hemos trasladado las propuestas de Berk al descubri- la interacción entre ésta y el contexto, y que la persona privada aporta al
mi~nto de lo que ha sido educativo en la vida de los estudiantes y lo hemos acto público de la enseñanza; la integración de este saber personal con el
aplicado a n.uestro interés por el aprendizaje que realizó el profesorado conocimiento profesional que se desarrolla a partir de nuesua interac-
para convertirse en docente y para serlo día a día. ¿Cómo han sido educa- . ción personal con contextos profesionales; y la forma en el que el docente
d~s, Y ~ómo se educan a sí mismos, a través de la experiencia tanto en su percibe y posee este saber. Además de su contenido, nos interesa el pro-
vida pnvada c~mo en. el co~tex~~ pr~fesional? Podemos responder a esta ceso por el cual se ha formado y evolucionado. Particularmente, nos inte-
~regunta med~ant~ 1~ In:e~ngacwn bwgráfica, que nos permitirá dar sen- resa la forma-ción biográfica del saber docefite, tanto en el sentido de pro-
t~do ~ la expenenCia Individual, hallar la relevancia educativa de las expe- ceso como de contenido y estructura. Un tercer aspecto de importancia
nen~I~ del docent.e, y ~escubrir la cualidad de la experiencia a través de su está relacionado con el continuo proceso biográfico de formación del
refacwn con expenenc1as anteriores y posteriores. 36 · saber del doconte, pero también con su manifestación o expresión prác-
La i~teracción de una persona en una situación dada en un contexto tica, es decir la relación entre el conocimienco poseído, el cor:ocimiento
determ1nado da lugar a la experiencia y a la evolución del saber perso- expresado y el contexto. Finalmente nos preocupa la creación de una
?al; p~ra comprender los pensamientos, los actos, los sentimientos y las unidad en'rre los tres puntos anteriores y la metodología a través de la
IntenCI~nes de una persona, y cómo ha llegado a saber lo que sabe, es práctica de una. investigación autobiográfica dentro y fuera del aula.
necesano comprender la- relación y las tensiones existentes entre el con- Hay una forma de dar: nombre e integn.r estos· cuatro intereses
t~xto y las. ;idas individuales, 37 no sólo por lo que respecta al presente (contenido biográfico, proceso, relación entre conocimiento poseído y
stno tamb.ten al pasado. Para entender nuestra situación en el presente expresado y metodología), y que contiene las interacciones potencial-
es ~ecesar~~ conectarla con las experiencias precedentes con que está re- mente sinérgicas, dialécticas y problem~ícicas entre persona y contexto,
laciOnada. Para comprender el conocimiento de un profesor 0 profe-
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.i. l.t\ AUTOIIf(J(;RAF(A C:OIABORATIVA Y LA VOZ DEL PROFESORADO
HISTORIAS OE VIDA DF.L PROFESORADO
l. ¿Cuáles consideramos que son los aspectos centrales del saber do- A través de un curso de tercer ciclo que ya hemos descrito Con detalle
c.ente en el momento en que se encuentra actualmente su vida profe- en otro luaar, 41 invitamos a profesores y profesoras a que construyan au-
SlOnal Y personal, en el contexto presente? ¿Qué formas adoptan? tobiografí~s pers~nales y profesionales. El trabajo se desarrolla en ~~atro
2. ¿Cuáles son los elementos fundamentales del actual contexto profe- fases de actividad y escritura: un retrato del contexto de su act1v1dad
sional y personal del docente? profesional presente, una descripción de su pedagogía e intervenc~ón
3. ¿~uáles son los elementos fundamentales de su anterior vida profe- curricular· en la actualidad, un relato de sus reflexiones sobre su vtda
SlOnal Y personal que est;ín relacionados con el saber que posee? personal y profesional previa en la medida en que pueden relacionarse
con sus pensamientos y ac_ciones profesionales .presentes y,. finalmente,
Cuestiones relacionadas éon la formación una proyección hacia su futuro personallprofeswnal a parnr de la v~lo
ración crítica de los tres puntos anteriores. El enfoque del curso consiste
4. ¿Cómo interactúan y conforman los elementos del contexto actual el
saber del docente y su expresión? en el aprendizaje social colaborativo.
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J. LA AUTOBIOGRMIA .COI.ABOR.ATIVA Y LA VOZ DEL PROFF_'\ORAOO
· HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO
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3. LA AlJTOHIOGRAFfA COLAf30RATIVA Y LA VOZ DEL PROFESORADO
HISTOHIAS or: VIOA DEL PROFESORADO
prensivo. «¿Conmigo?», pregunté. «Yo diría que estaba molesta con vosotros,
dad, cada vez que proponía una forma nueva o interesante (en mi opinión) de
los estudiantes», añadí.
enfrentarnos a algún problema o situación, se cruzaba de brazos y decía, con el
Supuse que otra vez tocaba sermón. Los hábitos de trabajo, la actitud y la
tono enfático y condescendiente típico de sus réplicas, «eso ya lo he intentado
conducta en general de mis estudiantes no había estado a la altura desde des-
antes y no funciona [... ]. Se necesita demasiado tiempo y energía [... ]. ¡De
pués de Navidad, y el amable recordatorio de la primera semana del trimestre
ninguna manera!» [... ]. Y al final, la puntilla: «todavía eres un novato. Ya
no debía de haber hecho efecto [... ].
aprenderás a fuerza de errores». Supongo que la otra profesora se las había te-
Cuando doy mi sermón sobre la responsabilidad trato temas clave como el
nido con ella algunos años atrás porque se estaba muy callada durante las esca-
respeto por uno mismo, la autodiscíplina, la madurez, el orgullo, el trabajo en
ramuzas y asentÍa independientemente de quién estuviera recibiendo en ese.
equipo, el compromiso y la responsabilidad.
momento. En poquísimo tiempo; estas sesiones, supuestamente constructivas~
se transformaron en algo cada vez menos productivo, y los largos silencios se
Lloyd se enorgullece de tener una de las clases más responsables, disci-
convirtieron en la norma más que en la excepción. Sin duda se trataba del clá-
plinadas y dignas de confianza d¿ la escuela. También cree que una de las
sico caso de lo «nuevo» contra lo «viejo>> y ningún bando pudo decir jamás que
causas de que esto sea así, además de su capacidad para infundir disci-
había ganado». ·
plina, es la buena relación que mantiene con sus estudiantes debido a su
personalidad: lvfuestra su cordialidad hablando con ellos, y no hablándo-
Lloyd se sentía decepcionado por el hecho de que estas reuniones de
les a ellos, haciendo bromas y con el contacto físico, y siente que su corta
curso no sirvieran para el crecimiento profesional. Cada vez se sentía
estatura contribuye a reducir la distancia que les separa. Pero tener una
más frustrado y sus intentos de doblegar a Mrs. S. eran más agresivos,
clase disciplinada también s~pone una presión. A veces tiene miedo de
pero era como atacar un objeto inamovible. Esta experiencia dejó una
que su clase se haya converddo en un vertedero para estudiantes con todo
cicatriz que duraría mucho tiempo. Cuando Lloyd cambió de escuela,
tipo de problemas: académicos, sociales, disciplinarios y emocionales. El
aunque no fue por su voluntad, se transformó.
director y los padres le piden continuamente plazas para nuevos alum-
nos. A veces se pregunta si es un asistente social o un profesor; si debería
Me convertí en un «profesor de incógnito» en el sentido de que escuchaba to-
dedicarse a ser consejero a tiempo completo y no tener que dedicarse más
das las opiniones sin ofrecer ninguna, y luego «hacía la mía». Esta forma de
a planificar clases y a .impartir n1ateria. Le preocupa quemarse, especial-
funcionar me deparó muchos éxitos y, hasta hace pocos años, no solía compar-
mente cuando algún grupo no entiende las cosas a la primera y necesita
tir ninguna de las estrategias, ejercicios o clases que diseñaba por mi cuenta. Al
ocupar un cargo administrativo me vi obligado a compartir, puesto que quería
recordatorios cada d?s por tres, como en la clase de hoy.
facilitar el acceso del profesorado a tantos recursos como fuera posible: cuanto
Para comprender cómo ha llegado a pensar y a actuar de este modo
mejores fueran los programas que se desarrollaran, mejor para la escuel.a. Tam-
en términos, de lo que él llama el desarrollo social en el aula, Lloyd se-
ñala varias influencias. ·
bién empecé a sentirme valioso y orgulloso cuando los profesores y profesoras
probaban alguna de mis ideas y también les funcionaba a ellos.
Familia
El desarrollo social del alumnado
Lloyd considera que sus padres y su familia han tenido una influencia
importante en su docencia. A lo largo de su vida sus padres siempre han
~a.des~ripción se abre con.una escena en la que una colega de Lloyd so-
liCita airadamente hablar con él sobre el comportamiento de su clase. hecho hincapié en valores como el respeto, la responsabilidad, el com-
promiso, la autodisciplina, el trabajo en equipo, la confianza, lo que
En cuanto se marchó en tromba, mis alumnos me miraron con aire inocente y
está bien y lo que está mal. Y tenían la capacidad de inculcarlos sin abu-
desconfiado. «Chico, cómo se ha enfadado contigo», dijo Sara con tono com- sos físicos ni verbales. Eran ejemplos a seguir, y utilizaban los mismos
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J. LA AUTOBIO(;¡{AF(A COLABORATIVA Y LA VOZ DEL PROFESORADO
HISTORIAS DE VIDA DEL I'ROFESORADO
Desarrollo académico
Problemas culturales
Soy muy riguroso en el cumplimiento del currículum oficial por las siguientes
razones:
Mis padres, como todos los que tienen ascendencia japonesa, fueron desplaza-
dos y confinados en campos durante la segunda Guerra mundial. Sólo se les
l. Desde mis primeros años en_ la enseñanza he convertido en un hábito refe-
permitía llevar lo que pudiesen acarrear ellos mismos, de modo que perdieron
rirme al currículum y seguirlo como si fuera la Biblia.
todo aquello por lo que habían trabajado en esta «Tierra de las Oportunida-
2. Quiero evicar toda crícica por paree de los profesores que mis alumnos pue-
des», salvo su dignidad. De vivir en una casa limpia y agradable, pasaron a
dan rener en d futuro.
verse hacinados en campos que eran como cárceles Y luego enviados al sur de
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J. LA AUTOIIIOCRAF(;\ COLABORATIVA Y lA VOZ OEL I'ROFF~~ORAOO
HISTORIAS DE VIOA OF.I. PROFESORADO
Lloyd uciliza pruebas diseñadas por él mismo o ajenas con cierta fre-
3. Quiero que mi alumnado pase sin problemas de curso a curso.
cuencia, entre ellas pruebas inici~les y finales por varios motivos que
4. Quiero tener datos por escrito que justifiquen mis programas ante la Admi-
enumera: el progreso puede medirse desde el principio hasta el final·
pueden diagnosticarse las áreas problemáticas; todo concepro digno d~
nistración, los padres, los estudiantes y otros grupos externos (como me-
dida de seguridad).
enseñarse es digno también de evaluarse; los chicos y chicas necesitan
5. He adquirido el compromiso, aunque sea tácito, con mis superiores de que
hacer exámenes para superar con éxito las evaluaciones externas; y ade-
impartiré lo que prescribe el currículum, y como tengo un gran sentido de
más Lloyd no quiere que los malos resultados de los exámenes pongan
lo que está bien y lo que está mal, no quiero eliminar ningún área.
en entredicho su docencia.
La descripción que hace Lloyd .de su forma de enfrentarse a varias
Anteriormente Lloyd había escrito que no quería que las autoridades
cuestiones arroj:1 luz sobre su estilo pedagógico, que se caracteriza por
pudieran acu~arle de no cubrir el currículum, que no debía dejarse nada
un sentido de la estructura, la organización, la flexibilidad, el orden y la
fuera en un sistema basado en la progresión, y que encontraba estimu-
progresión secuencial. Lloyd prefiere concebir la enseñanza como un
lante estudiar e impartir todas la áreas del currículum porque le daba la
bloque más que como una ·espiral, con un orden y una progresión se-
sensación de poseer conocimientos.
cuencial qüe empieza desde lo más básico v avanza en niveles de dificul-
cad creciente hasta los conceptos más corr:,plejos.
Sin embargo, tengo que admitir que me desvío del currículum en el sentido
de que mi conocimiento práctico influye sobre cuánto tiempo y con cuánto
detalle trato ciertas áreas. Por ejemplo, paso mücho más tiempo del aconse-
Influencias .del pasado
jado con la numerac¡ón, las operaciones numéricas y la resolución de proble-
mas que con los temas sobre medidas y geometría. En esencia, yo tomo una
Lloyd sitúa el origen de. su actitud general hacia el currículum oficial en
decisión por los estudiantes al decir que lo primero es más importante y útil
la importancia que daban sus padres a la distinción entre lo que estaba
que lo segundo.
bien y lo que estaba mal (la ley dice que se debe enseñar el currículum),
al compromiso (hay completar el currículum obligatorio);y a la super-
Lloyd tiene gran cantidad de materiales que ha ido utilizando du-
vivencia (si impartes lo que tienes que impartir no tendrás problemas),
ra~te los úl:imos cinco años. Poco a poco ha ido abandonando el segui-
así como su lucha por lograr ser respetables. El tema del ascenso social
miento estncto de la guía del profesor y ahora escoge lo que más le con-
puede ve~se aquí .de nuevo. La lucha necesaria para lograr el éxito
viene siguiendo los criterios de pertinencia y adecuación.
siendo miembros de una minoría, en combinación con la marcada ética
del trabajo propia de la cultura japonesa, contribuyeron a produ~ir lo que
El libro de matemáticas recomendado tiene pocos ejemplos prácticos y tam-
Lloyd llama su gran obsesión. Esto no sólo se manifiesca en su actitud ha-
bién parece hacer demasiadas suposiciones sobre la experiencia previa de los
cia el currículum sino en su trabajo educativo en general, que incluye una
estudiantes, de manera que no crea una secuencia o un sentido de progresión
preparación intensa y la realización de planes muy detallados.
[ ... ].
Lloyd llegó a su primer trabajo a tiempo completo con «una fuerza in-
No obstante, cada vez que doy una asignatura por primera vez sigo el libro
terior y con un gusto por ser el mejor profesor del mundo». Escaba obse-
correspondiente porque me proporciona una vía para aprender la materia.
sionado por ser el mejor, y a ello dedicaba todo su tiempo y energías, in-
Luego puedo o no abandonar el texto según el valor que tenga, o según pueda
cluso en detrin1ento de su familia y an1igos. Todo giraba alrededor de la
o no encontrar y crear mis propios materiales [... ].
enseñanza. ·Se convirtió en algo más que una simple preocupación.
En la mayoría de mis asignaturas uso el texro sólo como guía, y añado un
montón de actividades suplementarias por mi cuenta. En general doy más im-
Durante los primeros siete años de mi carrera docente, cada día era como un ri-
portancia a mis propios materiales que al libro obligatorio.
Llegaba a 1a escuela una hora ances de que sonara la primera' campana y me
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.1. IJ\ t\UTOiliOGRAFfA CO!.AHORATIVA Y LA VOZ DF.L I'ROFF~'iORt\DO
H!~TOR!AS DE V(()A OE!. PROFr~'iOI{ADO
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3. !A AUTOfliOGRAF(A COLAI10RATIVA Y lA VOZ DEL PI~OPE50RADO
HISTORIA) /;r. '/HJA I>EI. I'RCWF50RADO
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3. lA t\tJfOBIOGRAFfA COlABORATIV~ Y !A VOZ DEL l'ROFF~'iOR..·\DO
HISTORIAS DE VIDA DEI. PROFF~'iORADO
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3. !.A AUTOHIOGiv\F{A COLt\BORATIVA Y lA VOZ DEL I'ROFE.SOfV\DO
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO
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lírica educativa y las dotaciones económicas, y la propia falta de tiempo, La mayor limitación es la del tiempo. Si miro .la agenda de la semana pasa~~ veo,
Glenda tiene la sensación de que la causa de que el multiculruralism además de mis responsabilidades docentes a tiempo co~flero, la pre?aracton de
0
no se aprecie como un valor es que el grupo social dominante no tiene una pro Puesta, para una beca multicultural, una reunton con el . dtrecror. para
una vida mulricultural. La actitud de la mayoría es de superioridad consegu l· r r~condos para asistir a un curso de una semana sobre. mulncultural!smo,
. · .
puesto que considera que los inmigrantes deberían acabar «siendo una ase Soría con un profesor sobre la atención a los estudtantes nanvos
. amenca-
como yo». Las diferencias se consideran como algo extraño comparadas 005 de la escuela[ ... ], una reunión con el responsable: de las r~~a~t~ne~ ,con lasco-
con la cultura dominante y, en caso de persistir, las prácticas extrañas se munidades nativas americanas para discutir un r~ier, de senstbdt~~cton cultural
viven como una amenaza. Glenda considera que estas tendencias pue- para los profesores que tienen alumnos de esta mmona, una. reumon con e.! con-
den desembocar en el miedo y el prejuicio. Así, los miembros del grupo . d ...'- dirección y la Inmigrant Serdement Agency [Agencta
se;o . parJ. la J.cogtdadde
dominante desarrollan estereotipos para enfrentarse a sus miedos: «los inmigrantes], un curso de posrgrado, un seminario de escnrura con procesa or
nativos americanos son perezosos», «los chinos son buenos en mares». ele te Xtos , Una· llamada del superincendente
. invitándome a hablar en .un club de
servicios local sobre cómo atender a los hijos de inmigrantes y refugta~os de: su
Al etiquetar a los grupos se pierde la individualidad de las personas. Los comum'd ad . Ademas' , , colaboro con un. comité de Al. berta para. la .ensenanza
. del
ISL soy miembro del equipo de escritura de la untdad de Cten.ctas Soctalc:s de
o~aswnes
estereotipos también cierran la mente frente a la posibilidad de comprender:
eso es todo lo que hay que saber sobre tal minoría. Por lo tanto no hay nin- terc:r curso. También debo cuidar sola de mis tres hijos y en tengo que
guna necesidad de dedicar un tiempo, ya escaso en un currículum tan car- hac~r un aucéntico esfuerzo para dedicarles un tiempo «de caltdad>~.
gado, a actividades mulriculturales.
Al reflexionar sobre su reali~ad laboral, Glenda destaca la exi:tencia
Un segundo bloque de limitaciones tiene que ver con los colegas de de un abismo entre lo ideal y lo real que le plantea una paradoJa. Ella
Glenda que, ap.arte de los prejuicios que puedan tener ellos mismos, es- asimila su ideal de educación intercultural a una sopa d.e verduras cam-
tán poco preparados para una educación multiculrural. Los que son pesina: cada incrrediente es distinto y cada uno contnbuye a crear ;1
sensibles a estas cuestiones y desearían poder satisfacer este tipo de ne- caldo y a unirl~s unos con otros. La educación intercultural_ debena
cesidades no tienen tiempo para dedicarse a ello. Varios profesores que permitir a los a:lumnos saborear la riqueza de la sopa co~o SI fuesen
simpatizaban con la educación multicultural pidieron el traslado a aourmets, no como niños hambrientos que la engullen ~nstosos por s~
causa de las malas relaciones con la administración de la escuela, lo cual Ur a la calle. Glenda considera que la versión tipo «fesnval» del mult.~
redujo considerablemente el grupo de apoyo de Glenda. Un proyecto culturalismo es encrullir la sopa y que sólo contribuye a producir
innovador, que este grupo de docentes habría impulsado en circunstan- estereotipos a parrirbdé la gastronomía, los trajes y l~s bail_e~. Pero como
cias normales, tropezó con el freno de la administración. Finalmente, este es el punto en que se encuentra la escuela, su 1nrencwn es aprove-
Glenda acabó teniendo la sensación de que otros docentes envidiaban el char el festival para intentar fomentar los valores y los puntos de con-
tamaño de su clase, el tiempo de que disfrutaba para preparar e impartir caceo y el año que viene hacer algo mejor.
los temas, la falta de presión curricular y su entusiasmo. Y tampoco
querían embarcarse en ningún proyecto que significase trabajo extra.
Glenda cree también que las políticas locales y provinciales no apo- Pedagogía
yan suficientemente la educación multiculrural e intercultural (un re-
flejo, tal vez, de la actitud de la comunidad descrita anteriormente). La Glenda en1 pezó a dar clases de ISL en prim~ria cuatro a~~s atrás. Su ex-
falta de un apoyo p4blico, de una voz que se haga oír, se traduce en la periencia anterior había sido_ en secundana ~ educacwn de adultos.
ausencia de financiación. Cuando empezó con el ISL de forma convenciOnal daba clases y tam-
La última limitación que señala Glenda es la falta de tiempo para hacer bién orientaba a otros profesores encargados de las clases regulares. No
todo lo que hace falta. Sus palabras nos ofrecen un retrato muy gráfico. obstante, pronto se dio cuenta de que:
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3. I.A AlJfOIHOGRArfA COL.ABORATlVA Y LA VOZ DEI. PROFESORADO
HISTORIAS DE VIDA DEL PROrF_)ORADO
Mi formación de tipo lingüístico en el ISL, aunque era útil para describir el dades y dentro de las reglas marcadas, que ellos mismos han contribuido
a establecer. Desde la perspectiva del desarrollo dellenguaJ·e Gl · ·d
idioma para mí misma, no tenía una aplicación práctica directa en el aula[ ... ]. · · d ' en a era-
Me di cuenta de que tenía un gran problema con esta concepción lingüística
b aJa a parC1r e te1nas que cautiven el interés de su alumnado
· d' 1 d d
Ya re e or
d e e11 os organiza ¡versas actividades que inviten a la comun· ·,
[... ].Era capaz de ocultar mi falta de adecuación pedagógica en los cuchitriles . 1·· Icacwn me-
en los que me tocó dar clases en las diversas escuelas a las que viajaba. Pero no
dlance . e VIsta nado, la escucha, la lectura' la convers·'1c1'0' n y 1a escntura.
· Se
era posible disfrazar mi falta de conocimientos cuando los profesores me pre- consrdera . que los
. errores son pane del desar-rollo y que , una ve al
z canza o d
d etermmado ruvel, los estudiantes mismos los correo-iran' El 1 · se
guntaban qué podían hacer para ayudar a sus estudiantes[ ... ]. Me senda inade- , . . . b • enguaJe
cuada, una incompetente y un completo fracaso porque no podía ayudarles. . va desarrollando
. . segun sus posrbrbdades y a medida qLte est'
an preparad os
·
para dar el s1gwente paso de forma natural.
Glenda sentía una enorme responsabilidad ante los estudiantes y sus . Glend~ tr~baja c?n .canciones, recir..J.dos, simulaciones, objetos rea-
profesores que, combinada con una gran voluntad de superación, la im- les, expenenetas audwvrsua.les.e historias repetitivas y predecibles.
pulsó a planear cómo resolver el problema y a la vez mantener cierro or-
gullo y salvar las apariencias. Su plan consistía en: El grupo inicial ha estado estudiando la granja. Les introduje La gallinita ro ·a
c~n ~na película y luego utilicé la misma historia en forma de jeroglífico, c~n
l. Observar las clases que parecían funcionar bien para averiguar lo que drbuJOS en ~ug~r,de palabras, r~producida en grandes hojas de papel que yo iba
los estudiantes de primaria eran capaces de hacer. le~endo, e tnvrre a que los chiCos y chicas me interrumpieran y leyeran ellos
2. Hacer montones de preguntas sobre los programas de lectura que le mrs:nos cuando s,e .sintieran preparados~ Como la historia es muy predecible,
permitieran desarrollar un programa basado en el lenguaje, a diferen- hacra la tercera pagrna todos e~taban leyendo trozos [... ].
cia de la formación basada en el desarrollo de habilidades que ella ha- . ~~a visita a la Expos~ción ~e ~gricultura generó una historia colectiva, que
bía recibido ..: uttlrce para ev-.Uuar el aprendiZaJe de conceptos y de vocabulario, y aunque
3. Hacer un curso de verano sobre teoría de la lectura en la universidad, hubo algunos errores de sintaxis, estoy encantada con el resultado. y los estu-
que le daría el marco sociolingüístico desde el que poder responder a diantes también, porque les encanta leer sus propias historias.
las preguntas del profesorado.
4. Usar la experiencia, la observación, y determinados cursos y semina- Gl~n.da no utiliza paut~s fonética_s, ejercicios de gramática ni· hojas
rios para desarrollar modelos de aplicación práctica a través de estra- d~ act1v1dades porque no nenen senndo para los estudiantes y son abu-
tegias y recursos adecuados para el aula. rndos para ella; aciemás no son coherentes con su filosofía del desarrollo
de la lengu~. No se pla~t~a objetivos conductiscas, puesto que los consi-
«Cuatro años después creo que he hecho progresos y me siento có- d.e,ra demasiado pr~scnpt1vos y restrictivos, sino que planea una direc-
moda con mi pedagogía personal porque funciona, y eso es algo que ~Ion general a parnr de un tema. La respuesta e intereses del alumnado
disfrutamos tanto mis estudiantes como yo misma.» ~nfluyen sobre los objetivos específicos, que la experiencia le ha ense-
El aula de Glenda, de sólo 14 pies cuadrados,* está llena de estanterías nado que están «más allá de los objetivos escritos». Su planes a largo
plazo «no van más allá del viernes».
y de tablones de anuncios que indican los temas del momento. La mayo-
ría de las actividades tienen lugar en una mesa hexagonal en el centro de Glenda consi~era que ella tiene ventaja respecto de otros profesores
la clase. A un lado, cubierta de dossieres, de correspondencia, de cosas puesco que no tiene que. cumplir un currículum obligatorio. Aunque
para hacer y para descartar, está la mesa de Glenda. Nunca trabaja en ella. d~tr~nte lo~ ~os o tres p_nmeros años el desafío cotidiano de tener que
El ambiente que se re~pira invita a la conversación y a la actividad, en las dtsenar acnvrdades que tnte.resasen y motivasen al alumnado era ao-ota-
que todos los estudiantes deben participar en la medida de sus posibili- d_or, la e~~eriencia docente que posee en la actualidad le permite s~lec
ctonar raptdamente los recursos apropiados. Sin embargo, todavía sigue
• Un pie cuadrado es equivalcnrc a un cuadrado de unos 20 cm de lado. (N de la t.} desarrollando actividades continuamente para responder a la disposi-
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J. lA AUTOHIOGRAF(A COLAflORATIVA Y lA VOZ DEl. PROFF_)()R1\DO
HISTORIAS OE VIDA DEL PROfESORADO
ción e interés de sus alumnos y alumnas en cada tema. Otra ventaja que recuerdos utilizando la metáfora de «una pe1ícula de alta velocidad de
Glenda considera que tiene es que no se siente presionada por las ins. una ~emi_lla que se desarrolla y crece hasta dar flor>), ya que para ella «la
pecciones provinciales o locales: sólo es responsable ante sus estudian. conCiencia y el respeto por los valores y las tradiciones de los diferentes
tes, sus administradores y ante ella misma. g~upo~ culturales ha sido un proceso gradual». Seftala varios sucesos sig-
Glenda considera que su pedagogía se ve influida por dos factores mficativos que han representado encrucijadas en su vida e identi.fica al-
principales. El primero es la herencia cultural y las necesidades de su guna~ personas claves que le han influenciado según diversas fases que
alumnado. Ella considera que ya son expertos comunicadores en un ella ntula: «plantar la semilla», «el alimento», «la flor empieza a abrirse>),
idioma y ella simplemenre les brinda la oportunidad de utilizar esta capa- «la flor en todo su esplendoP> y «plantar de nuevo>~.
cidad en otra lengua ofreciéndoles un entorno favorable, significativo para
sus inrereses, que les resulte cómodo y que les ofrezca confianza y medios Plantar la semífla
para ampliar su competencia. Según Glenda, son los propios estudiantes Los padres de Glenda, especialmente su padre, mediante sus enseñanzas
quienes le han permitido crear este entorno de aprendizaje único. El se- y su propio ejemplo, plantaron la semilla del respeto por los que eran
gundo elemento que influye en su pedagogía es ella misma como persona. «diferentes)> por el n1orivo que fuera.
Características como la voluntad de superación, el miedo al fracaso y un
gran sentido de la responsabilidad ante sí misma y ante los demás son . Recuerdo la noche antes de empezar a ir al primer curso en la escuela. Mi pa-
fuentes de motivación en su propia forma de desarrollar su competencia y dre me sentó en sus rodillas y me habló de la importancia de la educación v de
filosofía particular sobre el ISL. Este es un proceso que no se ha detenido. esforzarme cuanco pudiera. También me dijo que me encontraría con niños
Este año ha detectado que los planes de escritura para estudiantes avanza- . con otro color de piel, con ot~ra forma de ojos o con ocro cipo de p~lo, pero
dos era un punto débil de su programa y ya ha asistido a varios seminarios que a pt:<lr de estas diferencias codos los niños y niñas eran como yo porque
y tiene intención de continuar. Glenda también se da cuenta de que el he- codos teníamos sentimientos y codos deseábamos ser felices [... ]. Aquella con-
cho de no tener un temario y unos exámenes obligatorios le ha proporcio- versación me produjo un gran impacto.
nado la libertad y al mismo tiempo el desafío de hacer lo que ha hecho en
términos curriculares y pedagógicos. Si hubiese tenido que funcionar de El alimento
acuerdo con las orientaciones curriculares y las pruebas provinciales, segu-
ramente no hubiese desarrollado su pedagogía de la forma en que lo ha he- La .influencia de las palabras de su padre fue lo bastante grande como
cho. Pero también asegura que si tuviese que incorporarlos ahora, no para hacer que Glenda respetase a los niños y niñas de otras razas, aun-
cambiaría en lo más mínimo su pedagogía ni su currículum. que tampoco hizo explícitamente ningún gesto amistoso hacia ellos du-
rant~ los añ.os ·d~ escuela. Este período, no obstante, sirvió para que la
A pesar del tiempo, la energía y el compromiso, así como de las limitaciones semilla del1nteres por otras culturas desarrollase «unas raíces fuertes y
mencionadas anteriormente, disfruto haciendo mi trabajo. Es muy satisfacrorio un tallo vigoroso» lo cual se manifestó de dos formas distintas. En pri-
trabajar con estudiantes con tanta motivación por aprender, que responden y mer lugar, durante la escuela primaria buscó tanta información sobre
que aprecian lo que se hace, y que tienen a la profesora en tan alea estima. otras culturas como le fue posible. Incluso puede recordar los tÍtulos de
algunos de_ los libros que sacaba de la biblioteca pública y que versaban
sobre los niños de otros países. Esta búsqueda de información persistió
Relatos del pasado - Y se transformó en un interés muy marcado por las ciencias sociales.
. En segundo lugar, durante los años de instituto un profesor de cien-
¿Cómo influyó la historia de Glenda en su forma de ser docente? Cias sociales tuvo una enorme influencia sobre la actitud de Glenda ha-
¿Cómo ha Jlegado a pensar y a actuar así en el aula? A la hora de refle~ cia la gente de otras culcuras. Ted Aoki, un canadiense de ascendencia
xionar sobre su pasado y sobre estas cuestiones, Glenda reconstruye sus japonesa, profesor universitario y destacado teórico curricular, fue el
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HISTORIAS DE VIDA DEL PROFr~)OfV\DO 4. MODELOS I'ARJ\ I.A COMI'HEN.SI<)N DE LAS BIOGRAFfAS DE!. PROFF..SORAOO
e~ _rroceso educ~tivo y sus prácticas en el aula del profesorado en forma- riencia de prácticas, junto con los últimos años de formación docente y
cwn o en los pnmeros meses de docencia. los primeros meses como docente como la principal influencia sociali-
En el c.ontexto de la bibliografía sobre la socialización del docente, y zadora.8 Algunos aspectos contextuales que se consideran importantes
e~ la m,edtda en que ésta se interrelaciona con el conocimiento sobre las desde esta perspectiva son, por ejemplo, la estructura de las escuelas, 9
bw~rafias del profesorado, el objeto de este capítulo es presentar las con- los tutores de prácticas en los centros 10 y la gran fuerza ecológica del
c~~swnes extraí~as de varios estudios de caso sobre profesores en forma- aul::t 11 , de todos los cuales se pueden derivar consecuencias negativas
cwn o en los pnmeros meses de docencia, extraer aloün sentido de los para la formación del futuro profesor o profesora. 12
o.rígenes de sus modelos docentes y presentar unos m~delos teóricos ini-· · El otro gran punto de vista sobre el proceso de socialización del profeso-
ct~les. que nos permitan explicar cómo se relaciona la biografía con la rado afirma que la formación inicial formal y las prácticas tienen poca in-
pracnc~ ~~cente. ~l ~apículo se divide en dos secciones principales: 1) fluencia sobre las creencias y prácticas del profesorado en formación y en
una revtstoh de la btblwgrafía existente sobre la socialización del profeso- los primeros meses de docencia. Como reconocen Zeichner y Grant, «esta
rado y un resumen de los estudios de caso llevados a cabo recientemente· posición destaca la primacía de la biografía sobre la socialización del profe-
Y :) ~gunas repexiones teóricas sobre el impacto de la biografía en 1~ sorado en formación y localiza las fuentes principales de influ.encia sociali-
pr~~nca educativa. Las implicaciones por lo que respecta a la formación zadora en un momento anterior a la formación inicial>>. 13 La génesis de esta
tmCial del profesorado se insertan a lo largo de toda la discusión. perspectiva es el reconocimiento de que, al contrario de lo que ocurre con
los futuros médicos o abogados, que· llegan a su proceso de formación
con un relativo desconocimiento de lo que serán sus obligaciones profesio-
Bibliografía fundamental y estudios de caso nales y su puesto de trabajo, los futuros docentes no llegan a la formación
del profesorado y a la docencia desconociendo la mecánica, los procesos y
No es el objetivo' de este capítulo proporcionar al lector o lectora un.a re- las reglas de su puesto de trabajo: ellos ya conocen bien lo que es una aula.
visión exhaustiva de las investigaciones relacionadas con nuesuo tema de Esto es precisamente lo que afirma Lortie: que las innumerables ho-
in:erés. ,Cro~, por ejemplo, nos ofrece un repaso muy amplio de la bi- ras pasadas en la clase como alumnos y la predisposición personal de los
bltografia extstente sobre las biografías en el contexto de los docentes en futuros docentes constituyen la base de-los pensamientos y acciones del
formació~, y otros autores se han ocupado de las cuestiones más genera- profesorado. Las primeras percepciones del trabajo del profesor son de
les ~e 1~ bwgrafí~ y la ed ucación, y de las vidas del profesorado y sus ex- gran importancia formativa:
pen~nctas profesionales. 6 Esta sección tiene tres componentes: 1) labio-
grafía en los text~s sob~e la socialización del profesorado tal y como la La socialización docente es en gran medida un proceso de auro-socialización
han. abor~ado los In~es:tgadores.e investigadoras que estudian el lugar de en el que las propias predisposiciones personales no sólo son imporr~ntes sino
la b.wgrafia en las practicas de los docentes; 2) las diversas investigaciones que, en realidad, son el núcleo de lo que significa ser profesor.
que se han planteado como objetivo explícito la comprensión de varios Años y años de experir::ncias como alumno preceden a la socialización for-
aspectos ac~rca del impacto de la biografía sobre la enseñanza; y 3) un r~ mal; los mismos docentes destacan la importancia de b.s experiencias persona-
sumen de ctnco casos de estudio individuales que yo mismo llevé a cabo. les que tienen como profesores noveles.
La lecciones que se aprendieron de modelos tempranos pero persistentes
dependen de la casualidad y de la preferencia personal, y la formación pedagó-
La biografía en la literatura existente y en la investÍ!!ación sobre la gica no parece alterar de forma fundamental las ideas que ya se han formado
0
socialización del profesorado
previamente sobre la enseñanza. 14
~xis~~n dos puntos de vista fundamentales en la explicación de la socia- Zeichner y Grant coinciden con b posición de Lortie de que el im-
hzacwn de los profesores noveles. 7 El primero sitúa el papel de la expe- · pacto de las prácticas es mínimo y plantean lo siguiente:
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4. MODELOS PARA lA COMI'RF.NSIÚN DE LAS BIOGRAF!AS DEI. l'ROFr-'iORADO
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1 ')?
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•1
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· ,\fe lf lEI.OS f't\H,\ I.A C:O~\If'RF.NSI(>N DE I.AS HIOCRAFft\S DEL PROFr-'iORADO
tades con que tropiezan los docentes para superar su propia socializa- del profesorado ' · Uno d e !os temas
Y b escructura social de la escuela» 29
.
ción como alumnos, especialmente teniendo en cuenta las limitaciones tratados tt~~e qL~~ ver con las experiencias biográficas que los docentes
específicas que encontramos en la transferencia de las habilidades socia- en formac1on
. Ll((IJzan en su p· ráctica educativa
• para, constr u¡r
· stgnr
· 'fitea-
lizadoras y del saber entre ser alumno y ser profesor. Los docentes que dos y acc1ones en ~1, aula. Britzman concluye que las concepciones del
se vieron destinados a escuelas muy diferentes de su experiencia como docente
e
en
. .
formac10n acerca del papel del profesorado y d e1a1umna d o
alumnos encontraron dificultades a la hora de adaptarse a ellas. 25 son 1
. «ram¡
, Iares Y están profundamente enraizadas en su b"10graua>>. e· 30 Las
Aunque no se ocupe directamente del profesorado en período de b10graftas de los docentes en formación están llenas de observaciones de
formación, Woods analiza la concepción de un profesor acerca de sí n:?delos educativos anteriores que afectan profundamente su interven-
mismo e inicia una investigación acerca de la totalidad de la «vida per- '!
CIOn ~~,el au_la, adem~ís dichos docentes tienen impresiones negativas
sonal y profesional del docente. [Intenta] ... hallar algunas de las tramas y ~osittvas e I_magenes de profesores en los que no querrían convenirse.
más importantes del desarrollo de su yo» y las influencias profesionales Bn~z~an. ~ugre re que se exploren mejor las conexiones entre biografía y
y biográficas que afectan dicho proceso. El yo se define como la expre- soCtalrzaciO n:
sión del docente individual en la escuela y el aula, que revela las varia-
bles y complejas influencias personales, procedentes de la experiencia y Los fuwros profesores Y profesoras participan de largas relaciones radical-
del entorno, así como las disposiciones personales, actitudes y creencias mente terapéuticas en bs que las experiencias virales se arciculan y analizan en
del profesor o profesora. A partir de ello, Woods concluye: «Los ele- r~lación con cómo los individuos afeccan y son afectados por el, concexro so-
mentos de ese yo se han formulado en las primeras etapas de la vida».~ 6 CiaL por o;:ras personas y por su experiencia personal.3 1
Entonces Woods intenta enlazar los elementos de la vida actual del do-
cente con los d~l pasado y concluye que existen dos grandes orígenes . Bric~man cambién inst~t a prestar mayor atención al impacto que las
del yo: el «macró yo» y el «micro yo». El micro yo está relacionado con b.IOgraftas del profesorado en formación tienen sobre la formación ini-
toda una serie de experiencias formativas tempranas anteriores a la prác- cral, ya q.ue l?s estudiantes llevan consigo sus «biografías institucionales
tica profesional: hogar, padres, arte y literatura, profesores e instructores (la expenencta escolar acumubda a lo largo de su vida) que, a su vez,
y vida familiar adulta desde el matrimonio. El macro yo se deriva de conforman su saber acerca del mundo de los estudiances, de la estruc-
ciertos factores contextuales generales: orígenes sociales, experiencias re- rura escolar Y del currículun1». 32 Uno de los argumentos de Britzman en
ligiosas y el clima social, político y económico. Woods concluye: contra d~l modelo.de apren~iz para_la formación del profesorado es que
no solucrona la .«depend~~ncta excestva de la propia biografía institucio-
Nuestros datos indican cómo puede estar relacionada la formulación del yo en nal» a la hora de co~,vertirse en docente. 33 Según su punto de vista, los
los primeros años con la docencia posterior [... ],y el papel que desempeñan en docente~ en formac10n o en los primeros meses de docencia necesitan
la formulación de ese yo factores como el entorno familiar, los padres, los pro- descubnr aquellos elem~nros de su biografía que constituyen ~bstáculos
fesores, el matrimonio y los aspectos socio~conómicos y políticos. Necesita- o apoyos en su proceso para convenirse en profesores y profesoras autó-
mos prestar más atención a esta perspectiva global de la biografía [... ]. 27 nomos y capaces de tomar sus propias decisiones ..'14
El o~jetivo Jel estudio etnográfico realizado por Mardnez sobre cua-
Woods ·recalca la importancia de considerar al profesorado no sólo tro proresores r~cién incorporados al mundo laboral es el de compren-
en el contex-to de sus ca~reras profesionales actuales sino también en re- ~er las perspecnvas rersonales, así como los orígenes de dichas perspec-
lación con la influencia que las experiencias de las primeras etapas de la tivas.' que los n~evos docentes llevan consigo al aula. Para ello, bs pers-
vida ejercen sobre el yo docente. 28 pecnvas se_ analrzan dentro de los contextos insticucionales y siscémicos
El estudio de caso etnogr:áfico realizado por Britzman sobre dos do- de la ensenan.za. Para algunos d~ los docences noveles, el largo período
centes en formación pretende específicamente describir y analizar «la pasado en las aulas como escud1ance es una de las influencias más im-
interacción entre la biografía de cada estudiante de forfTlación inicial portantes en su perspectiva educativa. lvfartínez formula la hipócesis de
. 154 155
·\. .\1<11 li·:LOS !';\ItA !1\ C:O,\IPRENSJ(JN DE LAS BIOCRArfAS IWL PROFF.SORAOO
HISTORIAS DE VIDA DEL PROrr~'iORADO
que los efectos de la experiencia en el aula como estudiante pueden se profesores, es d.eci r su id en ti dad docente, se encuentran en: 1) los mo-
mayore~ cuando la decisión de dedicarse a la docencia se toma a un·r delos, especialmente modelos positivos, procedentes de sus «recuerd
e . os
edad mas temprana. Los resultados de la investigación también apunta a de proresorcs y profesoras que tuvieron»; 2) las experiencias educativas
a. que la~ teorías educativas aprendidas en el proceso de formación in~ anteriores; 3) las clases especialmente buenas o malas durante el período
c1al no tle~en tanta influencia sobre los docentes noveles como los esti- pasado e~ la universidad o en la formación inicial; y 4) los recuerdos de
los educa:I;os del profesorado universitario. Los fundamentos para la la infancia acerca de aprendizajes, actividades y modelos familiares.Js
c~:nprenswn de la regulación general de escuelas e instituciones tar.n- La identidad docente del profesorado en formación parece utilizarse
bien se encuentran en las experiencias de los docentes cuando era como «las lentes interpretativas a través [de las cuales] perciben el pro-
alumnos. 35 . n grama (universitario], su pdctica educativa y la profesión docente» . .~~~
En un estudio de caso sobre cuatro alumnos de formación inicial del El conHicto entre la identidad docente de un individuo y los ideales
profesorado, Munro observa los efectos de la biografía personal: programáticos y el currículum puede producir discontinuidades extre-
mas. El comporran1iento en el aula de los cucares de prácticas y la pro-
Lo que los docenres en formación llevan consigo a la formación inicial pu d pia práctica educativa de los docentes en formación se ven a través de la
b' e e lente de su identidad docente. Estas imágenes sobre lo que significa ser
muy 1en tener efectos más significarivos en su práctica docenre que la p' ropia _
· · d e ex profesor persisten y permanecen intactas hasta el final de la formación
penenc1a e rormación como profesores. En concrero, las disposiciones de los
~~cenres en formación hacia la enseñanza, la relación con el alumnado y la ges- del profesorado. Las dificultades que los profesores noveles experimen-
non del aula parecen deber mucho a factores derivados de la biografía personal,36 tan con frecuencia son fruw de la incongruencia entre su percepción de
la labor docente y las direct~ices específicas del tutor de práctic.ls o la es-
~unro señ~a que la biografía personal es una rica fuente de infor- °
tructura política y organizativa de la escuela. 4 Crow concluye que el
maciÓn que nó sólo contribuye a clarificar las tendencias y conductas profesorado en formación influye de forma consciente y significativa en
del pro~esor~~o en proceso de formación,. sino que también da cuenta las condiciones de su socialización en las escuelas y que, aunque su
~e su dtsposiCIÓn para aceptar la socialización institucional. La bioarafía identidad docente puede moditlcarse en el curso de sus experiencias an-
Influye en la práctica en el aula en diversos aspectos: la confianza ;ue se teriores a la incorporación profesional, continúa siendo un marco de re-
muestra, la :relación establecida con el alumnado y los hábitos persona- ferencia imporcante desde el cual evaluar las acciones en el aula propias
les de trabaJO y la capacidad de planificación y organización.37 y ajenas. 41
Un~ ~e los ~studios de caso sobre la socialización del profesorado en
f~rmacton. real1z~do por .Crow ap~rta evidencias de la influencia que Resolución de problemas y estrategias para enfrentarse al aula
eJerce la bwgrafta sobre las ·creencias de los individuos sobre la ense-
ñanza, la educación y la práctica en el aula. La formación de la «identi- La resolución de problemas y .las estrategias para enfrentarse il aula son
dad docent~» .parece es~ar estrech~men.te relacionada con la biografía. una de las formas para acceder y conectar la práctica en el aula con la
Las carac~ensncas ~efin1bles de la tdenndad docente incluyen una serie biografía. Existe, no obstante, una dificultad a la hora de fusionar la bi-
de creencias soste.nidas por los docentes en formación acerca de aspec- bliografía sobre las estrategias para enfrentarse al aula debido al escaso
tos ~omo: 1) 1~ vtda y el carácter de los grupos-clase, en particular los consenso reinante acerca de qué significa enfrentarse al aula. En los tex-
me~10s Y medtocre~. Los ~ocentes en formación estudiados creían que tos disponibles resulta difícil distinguir enrre estrategias para la resolu-
no Iban a repr~d~Cir este tipo de clases sino que crearían mejores entor- ción de problemJ.s y estrategias para enfrentarse al aula, y en la mayor
nos de .apren~tzaJe;. en otras palabras, tratarían 2) de resistir el statu parte de ellos aparecen matizaciones de las definiciones establecidas en
quo; 3) de verse a sí mismos como el docente ideal; y 4) de confiar en !a las que las estrategias para enfrentarse al aula aparecen como derivados
propia ca~acidad para crear clases y entornos de aprendizaje diferentes en el aula de las estrategias para la resolución de problemas de los indi-
de la medta. Los orfgenes de estas concepciones sobre sí mismos como viduos.
!56 !57
4. ,'-.H )[)El .OS. I'ARA 1.t\ ('()M
• I'RF.·N·SION
· DF. !.AS BIOCKAfft\S DEI. l'KOFESORADO
t?s probl~mas mediante una o más estrategias, empezando por com ar-
La valoración que realiza Woods a~erca de la necesidad de más inves- or las dificultades
•• 1 ) p con sus compañeros y co mpaneras - («co ¡·ectlviza-
. ~
tigación sobre las biografías del profesorado se deriva en gran medida de ciOn» . ero puede darse otro tipo de acción denomt.nad·¡
• 1 • e '
. .
«prtvanza-
las observaciones de la forma que tienen los docentes de desarrollar c!On» y que consiste en negarse a hablar de estas cuestiones Otra ~
estrategias de supervivencia en el aula. Asegura que el concepto de es- de enfrentarse a los conf1ictos es la de «desplazar !:J. culp., h. . ?brm:.l
f · b · 49 d ' ~ acta arn a o
trategias docentes puede ayudarnos a comprender la influencia de la ucta~ a aJO» ' 1e manera . que la responsabilidad de los probl·emas d e los
biografía sobre la práctica: «Esta [investigaéión sobre las estrategias pro es~res nov~ ,es re~atg3. sob.re la es~~ el a, el sisten1a o los alumnos.
docentes] [ ... ] nos permite tener en cuenta la influencia de las deter- Lac ... y cambie~ senala tres ttpos teoncos de estrategias sociales ara ha-
minaciones procedentes tanto de la estructura general como de labio- cerd frente adlas fl dificultades:
· · «conformidad estra~ ~a¡'c.,
. . p
'Li:::o ~>>, «aJUSte tntenon-
. .
za O>> y «r~ e tntcwn est~até~i~ca>>. El interés de estas estrategias estriba en
1
42
grafía individual».
La comprensión de los problemas que experimenta el profesorado en que ~~os o recen una expltcacwn adicional de la forma en que los neófitos
formación y en los primeros años de docencia proporciona un telón de se e~ lrencanl a los problemas. La conformidad escratéaica 0 se refiere a la Sl.-
fondo adecuado para situar las perspectivas que utilizan los neófitos a la lcuacwn
. en
. a que un In.· ¿·1:'1·¿ uo Simplemente
· se adapta a las exiaencias de
a SltUaCIOn para ~obrevtVIr. s.e puede recurrir a ella en momen~OS en ue
1
hora de resolver problemas en el aula así como los orígenes de las mis-
mas. Como indica Zeichner: ~~produce~ tensiOnes, por eJemplo encre la universidad y la escuela ~ú-
. tea,~ en .as ~uales no se puede llevar a cabo un ajuste inceriorizado. El
Las respuestas de los docentes noveles depende de una serie de factores in- aJUSte Inte.nonzado, pues, aparece cuando un individuo Clmbia de al ún
dividuales corno pór ejemplo su historia biográfica particular, la fuerza de sus modo s us 'deas acerca de una si ruació n o dificul rad específica para enf!n _
perspectivas sobre la enseñanza, el nivel de sus estrategias para enfrentarse al tars~ a 1as ~Xl~enCias extern.~: qu.e, impone dicha situación. En particular,
aula, la madurez de su desarrollo cognitivo y el grado de sensibilidad hacia las ~ue e ~ro ucirse una modntcacwn de la orientación o las creencias sobre
dinámicas o r-ganizativas de la escuela.
43 etermmados a~pe~t?s de la enseñanza. La redefinición estratégica es el
caso en que u.n ~ndtvtduo redefine o interpreta las dinámicas y condicio-
nes con el obJetiVO de poder concebir el problema como algo a lo que se
Estrategias para la resolución de problemas P.~eda enfrentar de forma adecuada. Al conectar la biografía con la ac-
cto? doce·n~e, L3.cey une su preocupación por la implicación de las estra-
Lacey señala unos períodos en las acciones de los docentes en formación :s
tegias s~ct~ de los neófitos con la utilidad de su esquema en etapas ara
a la hora de cambiar sus estrategias para la resolución de problemas.
44
1~ d~scnpcwn «alg~nas
de de las experiencias comunes de los esrudia~tes
Este autor detecta cambios en la forma en que estos profesores y profe- a a optar la perspectiva del docente»:
soras noveles alcanzan soluciones para sus problemas, e identifica perío-
dos que pueden considerarse análogos en cierra manera a las fases del ~a irnpli~ación [de las estrategias sociales es] que el acror individual 1
45 46
desárrollo docente planteadas por Veenman y Ryan. En primer lugar
lntersecct 1
~n entre a « wgraba>~
1 b. ~. .
y la «Situación social)), tiene cierta libertad
'que es a
nos encontramos con la «luna de miel», un período de «euforia y de Para .rnan~pular Y cambiar la situación a la vez que está obliaado a adaptarse a
percepciones intensas» 47 que se da al principio de la formación inicial. 1a rntsrna.) 0 ;:,
cenres ante situaciones causadas por los contextos del aula y de la es-
regias), otros puntos de vista nos aporran perspectivas diferentes aunque cuela, pero que se basan en las influencias del entorno social y cultural
no. por ello contradictorias. El análisis de Woods de las «estrategias de más amplio:
supervivencia» es paralelo al trabajo de Woods y se completó de forma
independiente para cuando Hargreaves y Pollard estaban investigando Los docenres no acrúan solos, si no denrro de un conrexco culrural, y a me-
las «estrategias para enfrentarse al aula» desde dos perspectivas diferen- nudo urilizan esrraregias culrurales como base de sus decisiones y adapracio-
tes.51 Hargreaves se centra en la dimensión «macro» de las estrategias re- nes. Esros recursos se añaden al enrendimiemo negociado con los niños y ni-
lacionada con las circunstancias y las cuestiones más generales con las ñas de la clase. 56
que debe enfrentarse el individuo. Por el contrario, Po!ley analiza el sig-
nificado subjetivo de las estrategias para enfrentarse al aula del docente, El modelo revisado de Pollard es producto ele la crítica de la obra de
concretamente estudia la importancia de la biografía en el proceso de Hargreaves y de la extensión de su propio trabajo anterior. Concreta-
desentrañar dichas estrategias. El modelo teórico de Pollard para com- menee, el modelo plantea la existencia de múltiples «niveles analíticos»
prenderlas es complejo. Woods y Pollard han mantenido una discusión en la comprensión del proceso interaccivo de las estrategias docentes para
sobre las ideas de Hargreaves y las suyas propias acerca de los conceptos enfrentarse al aula. Dos de los tres niveles analíticos, el de «estructura so-
interrelacionados de «supervivencia» y «hacer frente al aula», 52 como re- cial» y liderazgo organizativo («hegemonÍa») y el de «sesgo institucional»,
sultado de la cual ha emergido buena parte de la bibliografía sobre el se, refieren a los niveles macro, n1iencras que el tercero, el de estructura
tema. social del aula, es un nivel micro. Ader:tás de los niveles de anilisis, existe
El punto de vista de Woods es que las «estrategias de supervivencia» roda una serie de factores importantes a la hora de con1prender el.con-
representan las -concesiones o acomodaciones que el profesorado hace rexro de las estrat::gias para enfrentarse al aula: «la estructura física y ma-
con el fin de neutralizar las situaciones incómodas que se dan en el aula. terial del contexto del aula, la biografía y la identidad de docentes y
Para ello, los docentes emprenden acciones como la dominación, la so- alumnos, y el papel que desempeñan los problemas relacionados con la
cialización, la confraternización, la rutinización, el estímulo moral, etc. roma de decisiones con que se encuentran». 57 Pollard considera que los
en un esfuerzo por relajar el ambiente del aula. 53 factores biográficos tienen que ver con un conjunto de influencias sobre
Hargreaves sostiene que las estrategias para enfrentarse al aula son el profesorado (y el alumnado). La posición social y las perspectivas cul-
definiciones generalizadas de la enseñanza; el resultado de los esfuerzos turales constituyen el «COntexto de socialización temprana» y por lo
creativos, constructivos y de adaptación del profesorado para superar las tanto «influyen sobre la constitución del yo y sobre perspettivas más ge-
limitaciones que padecen ellos y la situación en la que se encuentran en nerales, el conocimiento y las actitudes>>. Otras influencias son «las posi-
un momento dado. Aunque gran parte de los esfuerzos de Hargreaves se ciones de clase, los posibles intereses sociales y .los recursos culturales». 58
dedica a la identificación de los tipos de limitaciones que el profesorado Pollard también reconoce la Ílnportancia de realizar un análisis de las
experimenta en escuelas y aulas, también detecta que el nivel de institu- influencias biográficas específicas para. comprender las estrategias para
cionalización o rutinización de las estrategias para enfrentarse al aula enfrentarse al aula.
depende hasta cierto punto de la respuesta del alumnado en el aula. A El concepto de «adaptación» es importante para entender el modelo
su vez, la experiencia de los docentes por lo que respecta a las situacio- de Pollard puesco que sugiere que el aula constituye el contexto de ne-
nes en las que se usan dichas estrategias validan o refutan su utiliza- gociación dentro del cual profesores y alumnos deben establecer un
ci-ón.54 ((conjunto de entendimientos que pern1ita la supervivencia m urua»:
La visión de Pollard de cómo los docentes se enfrentan al aula está
conectada con sus biografías y con las ideas de «yo» y de «intereses del Los niños y el profesor se enfre~rarán a cualquier sicuación imeracriva a la luz
momento», a las que él presta especial atención con el fin de descubrir de sus perspeccivas particulares y los inrereses dd momenro. Cuando accúen,
el significado subjetivo de «enfrentarse al aub>>. 55 Según el modelo de cada uno adaprará sus escraregias para hacer frence a la siwación específica en
Pollard, las estrategias para enfrentarse al aub son respuestas de los do-
161
160
4. MODELOS PAR:\ LA COMPRENSI<)N DE LAS BIOGRAF(AS DEL PROFESORADO
163
162
'Í. ,\IODEI.OS P:\lt;\ LA COivlf'RENSI<)N DE I.A.'i BlOCRAHt\.S DF.L PROFESORADO
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO
de los problemas», que se manifiesta en «la risa y la liberación emo- Al contrario que la base relativamente amplia de investiaac 1'ones
· · b ¡ o cuan-
cional».68 otanvas so re J socialización del profesorado el en~oque al' ·
. . . ' cu ttattvo nos
Como hemos mencionado, la realización de una síntesis de la biblio- permite elaborJr dtferentes mterpretaciones acerca de co' · 1
~ ' mo ptensan os
grafía sobre la resolución de problemas y las estrategias pa~a ~nfrentarse docentes noveles y en formación, puesto que centra la atención en el ele-
al aula plantea dificultades considerables debido a las vanaciones en la mento humano del profesorado. 73 Además, quienes critican los re 1 d
J.., 1 · · ·, b . . ., su ta os
definición y a la diversidad de contextos en que se discuten ambas cues- a ... a mvesttgacwn so re la socialtzacron docente sostienen '¡
que so o sere-
tiones. Sin embargo, aunque muchos de los investigadores citados en r~os capaces ?e desvelar los procesos que ésta conlleva cuando las observa-
esta sección (es decir, los que se ocupan de los aspectos teóricos de-las ciOnes se realrcen en contextos adecuados, como por ejemplo el aula.74
estrategias como Hargreaves, Lacey, Pollard y Woods; y los que se cen-
tran en estudios descriptivos como Bullough y McDonald) 69 sugieren o Objetivos de los estudios de caso
164 165
·í. ¡\{OOE!.OS PAiv\ lA COMI'RENS!<)N DE LAS BIOCRAFfAS OEL PROFESORADO
fueron
. . mis . tarde
l 1 profesores noveles)
. que escribieran a partir. d e su expe-
facultad en que se impartía el programa de formación inicial en el que nencta en e au a, que reflexiOnasen sobre suc.., obs ervac10nes
. yq ·
participaban los individuos.
rentasen
"b' conectar la teoria y la práctica. Como 1 d l .
ector e os citanos .ue m-
escn ta respuestas a sus entradas y todas estas actividad . . ' yo
ron buena parte de los datos. es proporciOna-
Resultados
HISTORIAS DE VIDA DEl. PROrF,SORADO
· parecta
.
' n que e a creta que·
11 ,
, tener
presenta en la tabla 1 (pp. 168-169). La tabla 2 (pp. 170-171) relata los d los ejemplos de buena práctica ed ucattva . que h J b'ra
conoci o a partir e la familia y de otros modelos eJ·em 1
orígenes de la identidad docente, las estrategias para enfrentarse al aula· · p t' ¡ . P ares d e d ocen-
cta. ero, rna ,mente, fueron
l las Impresiones de la -
ensenanza era ¿·1c 10
· nal
y las prácticas en la clase de los casos estudiados. Ambas proporcionan
1as que e m p leo en su e ase.
el contenido de las siguientes discusiones. Otro 'b'factor que hacía muy difícil a Elizabech man epr · e l d e.sor
. d en
que perCI ta en su alumnado era la idea de fracaso La ., · · d
El' b h d · , . · , experrencra e
tza et. , el prdm. de mfancia hasta el uSnal de su e d ucacron
esde ·' se-
La influencia de la biografía en la práctica educativa
cun
b' ·dd ana no solo
¡ había stdo estable
. sino también e, srempre h
brillant·. · . a-
ta sr o una- a umna de sobresaliente · Hacia el nC'1 nal de su p r.·1m e r m es
Los datos de los estudios de caso presentados en la tabla 2 nos dan una
como proresora, ernpez~ a considerar que había fracasado, como suelen
muestra de las conexiones explícitas entre la biografía y la práctica en el 1
h~cer muchos do~entes. y, por primera vez en su vida, este fracaso no
aula. No disponemos de espacio suficiente para presentar las evidencias
solo era una realtdad stno .que . era de dominio pu' bl 1'co . Ad emas, ' «era
de forma más extensa, pero algunos ejemplos breves seleccionados a
muy vulner::tb!e ~~te las optnwnes [de los estudiantes]» y buscaba siem-
partir de los daros de tres de los estudios pueden iluminar algunas de las
pre la confirn;acwn de su clase para decidir si había estado ::tcertada 0
formas en que la biografía influye sobre la práctica educativa en el aula.
no,
d' como haCia cuando daba clases en su io-lesia o ' · Cua n d o 1os estu-
local
Más delante se harán referencias a los cinco individuos.
· d a alabarla, Elizabeth se deprimía mucho en re 1·acwn
rantes no' corrían ·'
con su pracnca ocente.
Su, n1adre .recu,erda ~n ~omentario que le había hecho uno de los
La influencia de la biografla de Elizabeth en su práctica en el aula
profe.sores de mgles de~ msn~uro de Elizabeth en una reunión de padres
La formación inicial y las primeras experiencias formativas de Elizabeth Y q~e confirma su ~aracter Influyente: «No sé por qué me molesto en
constituyen la base de sus actitudes y valores en relación con la docen- ven1r a clase. Los ntñ~s no me hacen ningún caso; miran a Elizabeth y
cia. La realización del curso de certificación, afirma, sólo ha añadido hacen lo que ella les diCe>'. Cuando sus estudiantes de instituto no acep-
una fina capa de «experiencia útil». taba~ ~ue. ella fuera el centro de la clase, tropezaba con serios problemas
Elizabeth había superado la formación inicial casi «con los ojos cerra- de dtsctphna.
dos», pero hacia su tercera semana como profesora empezó a tener serios . Las dificul~ades del pri~er m~s también tuvieron un efecto impre-
problemas. Había una conexión directa entre una experiencia anterior vt~to sobre mr _r:~yecto de tnvesngación. Al final de la cuarta semana,
como misionera en Alemania y su práctica como docente novel. .Por va- Eltzabeth admttiO que «sufría sobrecaro-a» o ' y dt·J·O con e' nrasts:
e · e 'l o
«00
rios motivos, su clase se volvió desordenada y le perdió el respeto. En un pue~o ocuparme de unas pocas cosas cada vez y Hñadir otra n1 ás es de-
intento de reducir la complejidad de la tarea docente, Elizabeth fue tOr- mastado para mÍ». Se retiró del estudio ya que seo-uía buscando
fl ., d l o una
nándose cada vez más estructurada y adoptaba con menor frecuencia las con Irm~cron e su va ía y alguna forma de erradicar la presión de las
actitudes que había desarrollado en su brillante formación inicial. Las es- o?serv~cro~es en la clase. y las encreviscas regulares. Esta estrategia de
trategias para enfrentarse al aula que ponía en práctica tenían como obje- drsta~Ciamienro era parectda a la que había empleado en el aula con sus
tivo simplemente llegar al final del día. El período de ocho meses pasado estudiantes.
en Alemania enseñando en su iglesia suponía una inHuencia subli·minal . La conclusión más destacada que podemos extraer de los daros rela-
en su manera de dar clases en la escuela secundaria. Siguiendo lo que le ~JOnados con el caso de Elizabech es la enorme coherencia entre las
habían enseñado en Alemania cuando predicaba, Elizabeth no quería tdeas y valores que tenía acerca de la educación y las perspectivas de sus
continuar dando clases a personas que decían explícitamente no estar in-
169
. 168
Tabla l. Resumen de los resultados de los estudios de caso
Contexto de Fue na
Nombre Componentes de su Experiencia Otras
ConteJUo de sus primtras Experiencia Experiencia de la Actitud
y Lipo Edad Formación
formación intervenciones
identidad
familiar c:.scolar
docente cll:pcrien-
identidad en el aula
de: curso docente: anterior cias
docentes docente
Eliz.aberh 26 Licenciada Secundaria Instituto de se:- Madre profesora Expcric:n- Esrablc: y agra- Moddos positi- C:Hc:quc:,is y Mínimas: Fuc:rte Contianz.a c:n los
Post grado en una c:s- cundaria urba- cia familiar. Modelos do- dable:. Fuc:mc.. vos. Liderazgo. misiones. universidad, mérodos emplea-
cuela urbana. no. Mulricultu- cc:nrc:s positivos. Era consi- de: apoyo. Pa- Popularidad. Le amigos, via- dos en la catcquc:-
Multicultural. ral. dcracb la lider de la clase:. dres como mo- gustaba la escue- jes, lc:cruras. sis. La madre: co-
Buenos rc:sul- Certificado delo. ln- la. Buc:na c:sru- mo filtro p.ua
radas. provisional. tdcctual. diame. comprender a los
:r
alumnos. Respeto.
~
Profesional.
Rc:spc:tuosa. Innovadora.
;:o
Mona 28 Liccnci:~da Secundari:~ lnstinno de se- Influencia de la iglesia. Ex- Estable y agra- Modelos positi- Algún grupo Mínimas: Fuc:rrc: Org:~niz.ación. >
Vl
Post grado en una es- cundaria rural. peric:ncia educativa. dable. Fuc:mc: vos. Popularidad. pequeño. universidad, Esfuerzo. Disci- orn
cuda rural. 'Monocultural. lnlluc:ncia temprana de los de apoyo. Fa- Le gustaba la es- viajes, expe- plina firme. Estra-
Monoculw- Cútificado ptofesores en diversos con- mili a e)(tensa. cuela. Buena es- riencia de: tegias innovadoras
<
ral. provisional. rc:xros culturales. Valores lmdectual. tudianre. Diver- olfas cultu- y variadas. Res-
5;>
Buenos re- de la infancia. Sentido de Profesional. sos modelos. ras. peto por d alum- o
·rn
sultados. •misión ... Experiencias do- Apoyo de sus Disciplina !irme. nado. Coherencia. r
o
'"":)
cemes previas in1portan- hermanos y Diversos concc:x- Fucne capacidad
res. Fuerrc:s relaciones in- hermanas. Li- tos educativos. de comunicación 'Tl
tc:rpcrsonales. c•.nll<~n1.a bertad. imc:rpers01ul y de: ¡;;
en si misma. preparación de: o
asignaturas. S:o
o
Cymhia 37 Licenciada Secundaria No llegó a dar lmporranre inlluenci:~ nc:- l'arcialmc:nrc: Moddus ncgati- Al¡;unos Míninus: Débil Cc:l\lr:~tla en lus
l'os1¡;rado en una es- clas.c:s. gativa procc:dc:mc de: la fa- estable:. Crí- vos. Esmdiamc: grupos pe- universid:1d c:studi:~nrc:s indi-
cuela urbana. milia en cuamo a su com- rica. media. lv!uch:~s t¡ucños. y experien- viduales. Débil.
Monoculru- ponamiento· y relaciones Aprendió a ser escuc:bs diferen- cias bbora- Gestión inade-
ral. personales. Modelos do- dócil. Escasas tes. Problemas ks }'vitales, cuada. Innovado-
Malos resul- cencc:s ne¡privos. No · le: habilidades so- sociales. lvlínimo in1erés pur ra y .:reatÍ\"a. Bue-
tados. gusraba la escuda. Educa- ciales. c:smdio. la tcuria. na. planitl..:a.:ión y
ción en grupos pequeños. Aprendizaje por acrivitbdc:s pd.:-
Teoría. descubrimic:mo. ticas.
Kimcn r
2:! Lit·.:nciadl Sc<:undaria lnstiruto de: se- muni<:ación o
J-:
Esru- Modelos posirivt1S Jlfo.·c-
al concluir c:n unJ es- cundaria ur- Estable:. En gcncr:d mu- OrieiH.It:ión
diancc de dentcs dcl c:nwrno !ami- 1\lu,f.:rado~: ~
su forrna- cuela urbana. bano. Homogé- Fucnte de ddos negativo,. de COlllpañc:- De 1110Jc- GranJc:s expccta-
carrera
ción Mulricultu- neo.
liar y del barrio. Modelos
apoyo. Dis- Tradicional. ros.
lecturas uni- raJa a tiva.s subre su S:
docentes tradicionales y versitarias.
ral. Escuela Cc:rrific:~do negativos. lufluenci:.t de
ramc. 1\lodc:- Ex.:d~1l!c csn¡- fuc:nc:. alumnado. Crea- 5:
cerrada. Buc- provisional. los famili.IJcS diamc. Solitaria. tiva e: intclcclllal. n
nos resulta-
ocr:l.s pc:rson:~s y de: b uni-
habirualmc:ntc: Organizada. Organiud..t. o
versidad. Le: disgustan al- 3::
dos. posilivos. Apasionada por Prco,:upada por el -;,
gunos :1spc:..:tos >ocialc> de ;::::¡
aprender. bic:nc>t:lr de sus CTl
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la escuda. csrudi..tmn. Inse- z
Vl
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Tabla 2
Modelos identitarios y actitudes docentes, estrategias educativas y estrategias para enfrentarse al aula
Ejemplos de actitudes, estnaegias par.a
Ejemplos de los componentes .
se evidencian en
--------JD- enfrentarse(comportamiento
al aula y/o estrategias educativas
docente)
más importantes de la identidad docente
(experiencias tempranas)
Familia: (fuc:r~c:)
Ideas de los padres sobre: la en>eñanza Act.i[Ude~ y perspecrivas comparibles con las de sus padres :e
V.
Mécodos de: su madre profesora )o- Esrrategias compatibles con las de su madre -:
.Clima inrdc:ctual .. de su casa Énfasis en la discusión y d cuestionamiento
o;;:::
Costumbre de hablar de los problemas Resolución de problemas con su madre y amistades >
V.
oro
Escuda y profesorado:
Bucnm resultados(fuerte)
como estudiamc: Incapacidad para c:nfrc:marsc: a un posible fracaso <
Enfoques personales de los profesores Adopta los mismos enfoques de los modelos positivos
a
>
Esrudiamc: popular y líder )o- Espera ser d cemro de atención de la clase a
'-J
Jvt¿todos educativos de: los moJdos de idenridad docente Usa los mismos métodos educativos que: los modc:los positivos ~
Retorna a los modelos tradi<:ionalc:s en el aula
N Experiencia de: clases formales uadicionales
"
~
~
Expcriem:ia educativa previa: (fuerte)
Cmwmbrc: de: tratar con gen re que: no esraba interesada en la misión Usa el mismo método. Deja de enseñar o
L•s diferencias individuales son imporrantc:s
La discusión imdcctual es importamc:
)o- Respeto por los estudi:uues
:Jro- Uso de la discusión para avanl.lr ~e
{Cpuhin] ="'
:S:
e
Escuda y profesorado: (fu.:ne) a
Modelos rradícionales )o- Nu c.¡uierc utilizar kH métodos tr:tJi..:ionales, que desprc..:i:1 ~
6
Escuda y profesorado: (fuerte) :::J
lvloddos •rradicionab• Adopción de: métodus cJuca1ivos ~
..,
Severos métodos disciplinarios )lo- :\dopción de: métudc>S di,ciplinarios contr:uios a sus idcalc:s
.>
(/¡
Repetición de métodos Amcuci.1 de: diver~id.1J e innov.lc.:ióu ~~~>u planificación
Ausencia de relación con el prolcsora..lo
a
Poco a..:c.:c,il>k para Hl> alumnos :r.
r
~
-r.
~
e
~
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO 4. MODELOS l'ARt\ !.t\ COMf>REN<;f(JN DE LAS BIOGRAF(AS [)<=L .. -
1: PROrE.'iORADO
padres. Era como si la formación universitaria hubiese tenido muy poca tarse dócilmente y con discreción, no eran los más eficaces a la h d d
influencia sobre sus creencias educativas. Aunque parecía ser una estu- ciase ~ 30 o 40 estudiantes en un aula. Aunque intelect al .,ora e ar
diante abierta que aceptaba los puntos de vista de los demás, este hecho consCiente de la existencia de form:J.s de acción más ad ~ m._~te fuera
no parecía traducirse en acciones diferentes de los consejos y las pers- paz de hablar acerca de su uso por parte de otros profes:~~sa a.s, yf< uera ca-
pectivas de su madre. formación, ella era incapaz de adoptarlas. y pro esoras en
Ocra.s de bs influencias negativas con las que Cynrh ·. d- b ·. e
tarse d' d 1 ta e,, t,l enrren-
proce 1an e a escuela. Del J·ardín de · c. · . l ·
. .. lnr~ncia a. q utn co o-rado
La influencia de la biografía de Cynthia en su práctica en el aula: asiStlO a una escuela privada en la que se vahraba m, l· .. , 0 . ,
q u e 1o que uno pu ¿·lese adquirir por formación ' as a poslcton soc1a1
ven la qLte e , .
P orcan.te quien ·, ' « ra mas Im-
Cynthia no superó la formación inicial. Más tarde se dio cuenta de que eras que lo que eras>>. Del o-rado sexto al d, .
«la personalidad es fundamental en el desarrollo de una práctica educa- Cynthla fue a una escuela discinca cada año y ~une;:¡_ acabó d ecu~o,
cómoda · L 'l . · e sennrse
tiva eficaz» y de que el modelo de identidad docente que emergía de su . en ninguna. os u ttmos eres años de escolarización Ios pasó en
biografía la había afectado negativamente. Al principio creía que apren- u~a mtsma escuel.a, donde se aburría y se desanimaba con las activida-
der a enseñar consistía en dominar una serie de técnicas, y que a ella le des escol~res. Era l~CJ._Paz de ver ei plan general y «no tenía cbro el valor
faltaban estas técnicas, especialmente las relacionadas con la gestión ae! aprendiZaJe>~ ni de la fragmentación del conocimiento. Y lo
del aula y la disciplina. Luego, durante varios meses, fue dándose 9ue era mas In.lportante, Cynthia tenía pocas habilidades sociales en su
cuenta de la relación existente entre la personalidad y la capacidad de epoca de escudtante, se sentía «torpe e incómoda» debido . ., l., . dd
· f: T . . acntu e <l •l
gestión del aula. Su trayectoria no la había preparado para la capaci- su ainlia! su capaCidad Int:~lectual y creativa. Esta capacidad puede ex-
dad de liderazgo y para las estrategias de resolución de problemas que su dificultad para relacwnarse con grupos o-rancies como es 1
se requieren en ella. un aula. La enseñanz:J. secundaria en particu.laor no hab, 'd e caso
ta s1 o una ex-
El fracaso fue algo que a Cynthia le costó aceptar pero, como admi- agrad·a,ble. ~a~a ella, según señalaba en el diario a ue llevó du-
,...................lJL'-.ld.
tió nueve meses más tarde: «En cierto modo, me era más fácil enfren- la formacwn Inicial. "
tarme a eso que al éxito o a la posibilidad del éxito» ya que en ocasiones El mensaje in:quívoco que recibió como estudiante era que «a los
anteriores había sido incluso «culpada por tener éxito». Su punto de no les Inter~saban los es~udianres individuales, especialmente
vista era un reflejo de su educación temprana. que no encapnn. Cynthl~ tenía más sentimientos negativos
En un intento de explicar el fracaso, Cynthia describió varios aspec- ,._,...,............_., d~l. profes9rado: «no eran JUStOS», «no hacían más que buscar
tos negativos de la educación que recibió en su familia: unos «padres in- Y cnncar», eran «impacientes», y «favorecían el conformismo
seguros, incapaces de relacionarse con los niños», y que tenían «pautas .... ,. ... ,.... a.LJa.u [a la gente] por callar y no tener iniciativa». y
de crianza incoherentes». Cynthia también era insegura y además debía Los datos señalan que la idenridad docente de e h. -
1 ynt ta nunca es-
enfrentarse a situaciones familiares traumáticas. Su inseguridad se hizo e ara para ella, factor que puede explicar su fracaso en el aula. Sus
evidente ya el primer día que entró ert la escuela. Cynthia nunca encon- sobre _la escuel~ ~,sobre el profesorado tampoco flvorecían el
tró la confianza necesaria para tratar a los estúdiantes de secundaria y haCia la proreswn docente: «No me gustaba.n los profesores
tenía dudas sobre casi todas sus acciones. También aprendió «a devaluar me gusrab~ aprender). La escuela era aburrid:J., carente de sen-
[sus] habilidades, ideas, capacidades y [... ] éxitos». y de cualquter conexión con [el] resultado final. Todo era dema-
Una serie de comportamientos aprendidos, que habían sido importan- . fr~gmentado Y_ suponía demasiado trabajo». Una vez en el aula
tes para sobrevivir en su casa, también desempeñaban un papel impor- II1Stl(uto, Cynthta tropezó con el obstáculo de sus modelos de
tante en su fracaso en el aula. Había aprendido a mantener una posición . tempranos pero, al mismo tiempo, se resistía a re-
discreta mostrando una actitud poco enérgica, pero los comportamientos las acc:ones :J.e los docentes que recordaba y que un negati-
que se consideraban socialmente correctos, como hablar bajo, compor- la habtan afectado. Sus estrategias para ·enfrentarse al aula
. 174
HISfORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO 4. MODELOS PARJ\ I.A COMPRENSI()N DE LAS lliOCRAFfAS DEL PROrESORA[)()
eran reflejo directo de modelos de conducta y de interacción con los cuando lo hacía era en est~s. términos: «La frialdad y la formalidad del
demás mucho más antiguos. lugar, la ruptura con la famd1a [... ] y mi retraso académico tod 11
b ' 'd ·
a oco a una ca1 a en picado emocional». Dwayne se ve¡'a
' o e o me
, ·
Por el contrario, Cynthia recordaba con cariño su experiencia en una
b ·¡1 e a Si mismo
clase de arte para adultos a la que acudía con uno de sus progenitores. como «un n ante rracaso» aunque como él mi'sm h b
.. ' o rememora, u 0
El «profesor de arte, que era muy estructurado>>, facilitaba una «educa- un aspecto positivo en sus años de internado· «Un an- 0 ese d
l . . . · uve a punto e
ción a partir de la experiencia proporcionando una formación simple y ganar e premro de hrstona, pero suspendí todas las de ' ·
i\tf h - , · mas astgnaturas>'.
nada obstructiva», así como «tiempo suficiente». También recordaba 1 uc os anos despues, Dwayne completó un curso d ,
H' · d ;, e· e maestna en
entrañablemente a otra profesora porque «valoraba la discrepancia, la Istona e runca, momento en el que fue consciente de sus 1
· L f1 · , ogros por
innovación y la creatividad». Este aspecto del proceso de formación de· vez pnn:era. a re exwn sobre sus experiencias educativas más aforru-
Cynthia se ponía de manifiesto en su forma innovadora de plantear las nadas hiZo que Dwa~ne considerase seriamente la posibilidad de ser
clases y los experimentos de ciencias. profesor: , «Durante
, m1s estudios de postorado
o la educac·ton
' co b ro' vt·d· a
para m1._ Habt,a runa relación ~ersonalizada con mis profesores que real-
mente dtsfrute L... ] Nada monva tanto como el éxito».
La biografía de Dwayne: el significado de algunas experiencias tempranas Le preguntamos a Dwayne por qué decidió dedicarse a la docencia·
y tardías su respuesta n1ostraba diversas facetas, pero esencialmente todas oir~~
b~n al~cdedor de la asignatura (historia) y de su capacidad: «N{e0 ha-
Hijo de expatriados estadounidenses, Dwayne creció en Angola y Sudá- btan dicho que valdría como profesor». Pero, como nos confesó más
frica. Su educación se desarrolló de una forma variada: en «una escuela ad~lante, tuvo que superar el estigma de sus propias experiencias edu-
de la misión canadiense en las montañas que sólo tenía un aula>>; con las cativas:
, «Durante
, años
. . había. rechazado la idea de dar e lases», y 1e
clases que le dabasu propia madre con los «Cursos Calven por Corres- c~st? <~una dec~~a de vtda libre e informal superar una educación tan
pondencia»; y, finalmente, en un «internado de Ciudad del Cabo». Se- ~lSCl~linada>>. S1~, embargo, a pesar de su participación en un pro-
gún recuerda: «no asistí a una escuela de verdad hasta la edad de 12 brama .~e. fo~macwn del profesorado relativamente progresista, le fue
años». Las experiencias escolares de Dwayne fueron académicamente muy diftc1l liberarse de la estructura de sus experiencias tempranas.
difíciles y tuvieron lugar en contextos muy distinto de las aulas estadou-
nidenses. Años más tarde recordaría: «Hice un [curso de] maestría para
superar el estigma de mis anteriores fracasos [escolares]>>. Sus motivos Una teoría sobre la biografía
para hacerse profesor giraban alrededor de su amor por la historia y sus
capacidades: «Soy articulado y disfruto de las ideas». Pero en la clase En esta se_cción extraeremos las conclusiones de los estudios de caso,
Dwayne debía superar la huella de sus propias experiencias educativas. que organizaremos alrededor de las discusiones sobre: 1) la identidad
En una clase estadounidense, Dwayne se encontró inmediatamente d.ocente; ?) el «modelo _de transformación biográfica>>; y3) el modelo de
en una posición de desventaja. A los 39 años, nunca habí-a dado clase «lnter~cc10n en~re la bwgrafí~ y el entorno escolar» que explica la in-
antes pero tenía una capacidad de resolver problemas fruto, según él, fluencia de la bwgrafía sobre la práctica educativa dentro del contexto
del hecho de haberse tenido que defender de niño con sus propios re- de la escuela.
cursos. La estrategia de Dwayne consistía en analizar detenidamente las Los datos extraídos de los cinco estudios de caso evidencian los mo-
dificultades con que se enfrentaba, considerar diversas alternativas y se- delos, .que se desarrollan en el pensamiento de los individuos a lo laroo
leccionar aquellas que parecían más apropiadas. Luego evaluaba los re- de todo el proceso viral, acerca de la enseñanza, la educación v b :S-
sultados obtenidos para redefinir sus actuaciones posteriores. cuela. Las expe_riencias pasadas demostraban tener gran influencia :~Jhre
La experiencia de Dwayne en el internado de Sudáfrica no fue preci- su comportamientO en el aula durante los primeros meses de docencia
samente memorable y prefería no evocar esa etapa de su vida, pero que los cambios posteriores inducidos por los cursos de forma~
17h 177
4. MODELOS PAHA LA COMPRENSJ()N DE LAS BIOGRAFfAS DEL PROfESORADO
HI.)IORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO
179
. 178
•í. ,\!( H>Ef.< lS 1':\RJ\ LA C:OMI'RENSI()N DE LAS BIOCRAFfAS DEL PROrE.SOfV\DO
. HI~TORIAS DF. VIDA DEL PROFF.SORADO
Las experiencias de La infancia de casa y Dwayne sólo conserva un recuerdo muy pálido de ·u ·
f: · e ¡- S , na m-
aneta tt tz. egun sus palabras, sus «padres no representaron u
La familia y las primeras etapas infantiles afectan de forrr:a signific~tiva .
de1o tmportant~» n mo-
para él, como resultado de lo cual, tuvo que depen-
la actuación en la clase. Concretamente, los comportamientos sociales
der de sus proptos recu.rsos. No obstante, uno de los aspectos positivos
aprendidos constituyen elementos importantes para lograr una expe- como docente era precisamente la confianza en sí m 1"smo y 1
. . a perseve-
riencia formativa o una experiencia docente inicial fructíferas. Las nor-
ranc~a a !a hora ~e resolver sus proptos problemas, aspecto que queda
mas de conducta familiar aprendidas en la primera infancia estaban in- reflepdo con clandad en su diario.
teriorizadas hasta tal punto que, en el caso de Cynthia, era incapaz de
La e~periencia de Kristen es excepcional. Creció en un barrio en el
sustituirlas por las estrategias de gestión del aula aprendidas en las _c~ases.
qu~ ~a~1a~mucha ~ente mayor de la que con frecuencia recibió una edu-
de la universidad. Los patrones de interacción y los valores familiares
cacwn t~ro_rmal. .Se sentía muy cómoda en esas situaciones en las que
«aprendta ~~n darse cue~ta»; a_rrender era una experiencia apasionante y
son componentes importantes de la experiencia temprana. . .,
Las orientaciones y creencias de los padres acerca de La educae1on
«nat~rah, Idea que s~ ~vtdenctaba en su acciones como profesora en for-
eran significativos en los casos de Elizabeth y Mona. Desde que Eliza-
macwn. Al ser la m~s ~oven de la .familia, creaba a menudo sus propios
beth era una niña, conocía el funcionamiento interno de una clase a
entornos de aprendiZaJe, oportuntdad que considera que debería facili-
través de las discusiones familiares durante las comidas. La filosofía
tar:e a todos [~s estudiantes.. Sus prácticas en el aula reflejaban la misma
educativa y el modelo de sus acciones en el aula eran casi idénticos a los
actitud, y atnbuía a su alumnado la misma responsabilidad sobre su
de su madre, una profesora brillante y experimentada. Mucho tiempo proceso de aprendizaje.
después de haberse ido de casa, las ideas de sus padres, especi~mente las
Las experiencias durante Ja infancia contribliían en erran medida a
configurar la forma en _que los individuos concebían la e~señanza yac-
de la madre, seguían siendo un filtro a través del cual consideraba los
problemas de su clase.
tuaban en el aula. La personalidad, las habilidades sociales, la confianza
Los padres de Mona tenían ideas muy c_oncretas so~re el val_or de_ la
en uno Inismo, la forma habitual de enfrentarse a las situaciones los há-
educación: insistían en que sus hijos obtuviesen las meJores calificaciO-
bitos de trabajo y la inclinación al trabajo y la responsabiLidad' son as-
nes, pero al mismo tiempo no aprobaban q~e entrasen en l_a profesión
pectos de l.a experiencia que emergen en la práctica, especialmente en
docente. Según afirmaba Mona, fueron estas 1deas las quela Impulsara~
las estrategias para enfrentarse al aula, y muchos de ellos tienen su ori-
a adoptar las rígidas prácticas educativas de su país y a ~entrarse exc_lusi-
gen en los parrones de interacción familiar. Estas conclusiones coinci-
den con las d~ Munro: que_ señala la importancia de los hábitos perso-
vamente en los aspectos académicos, rasgos caracterísncos de su pnme-
ras experiencias escolares. .
nales de trabaJo en la IdenCldad de los docentes en formación inicial.S7
Dwayne tenía varias experiencias tempranas Importantes con las
Las experiencias familiares también han sido señaladas como un com-
que enfrentarse al empezar sus prácticas. Los primeros recuerdos de su ponente importante d~l «micro yo)), tal como sugiere \V'oods.ss
vida familiar y escolar llevaban consigo el «trauma» de tener que estu-
diar en casa con su madre porque no había escuelas inglesas. Esta an-
gustiosa introducción inicial al mundo educativ~ determinó la «a~~r Los modelos doantes tempranos
sión a la educación» que mantuvo durante largo tiempo. La separac10n
de su familia tuvo lugar más adelante al ser enviado a un internado.
Todos los individuos habían sido profundamente influenciados por sus
Como sus hermanos y hermanas no sufrieron esta separación, Dwayne
profesores y profesoras. En el caso· de Elizabeth esta influencia tendía a
albergaba un gran res~ntimiento contra ellos. Consecuencia de todos
s~r positiva y tenía una concepción clara de su papel como docente. Va-
nos ~anores acentuaban esta percepción de sí misma como profesora.
estos hechos fue que las ideas de Dwayne acerca de la escuela y la fa-
No sol? t~n~a modelos docentes en casa sino que sus maestros y maes-
milia estuvieran ll-enas de imágenes negativas. Además, durante los
años que pasó con su familia, su padre pasaba largas temporadas lejos
tras comc1dtan en reconocer sus habilidades docentes y, hasta cieno
180 181
4. MOOELOS PARA LA COMI'RENSION DE LAS BIOGIV\F(AS DEL PROFF~'iORADO
HISTORIAS DE VIDA DF.L PROFESORADO
183
182
1. i\IODEI.OS I'Allt\ I.A COMl'RENSI<'>N DE LAS BlOCiv\rfAS DEL PROFESOilt\DO
general eran incompetentes. Pero por otro lado es interesante remarcar meses de docencia. En un estudio longitudinal realizado con ·
e sus anti-
que, tanto en un diario personal encontrado recientemente y escrito a guos casos d e proresorado en formación Crow sen-ala ·
1 d · ' que extste un
los 16 años, como en un relato corto redactado en los primeros años de apso e ttempo (o «efecto latente») antes de que los cambt'os ··
· · d 1 e ., cogntnvos
instituto, hablaba del deseo de ser profesora de francés. ongtna os po: a 10rmacwn universitaria se ponaan en práct' 93 L
En el caso de Dwayne, la larga y trabajosa experiencia de superación que resulta evtdente a partir de los estudios de c;so espe . 1 Ica. do
d 11 · . , cta mente e
en la universidad fue un factor importante en la nueva percepción de sí uno e e .os,. es. la . InfluenCia .de alaunos
o
miembros concret os d e1pro re-
e
d
sora o untversttano. Hasta Cierto punto el estilo de -
mismo, de sus actitudes y de su capacidad de aprender. Aunque esta · ·, l . ensenanza, en con-
nueva conciencia no trajo consigo una imagen clara de identidad do-· trapostcwn a contentdo de la materia de los docentes · · ·
1 , . ' unnrersttanos re-
cente, sí le hizo más receptivo a la idea de ser profesor y de que se podía pres~nta a capa mas re~tente de verificación de la identidad docente del
disfrutar aprendiendo. Concretamente, el deseo presente en su idea más protesor~d~ en forrnactón, en la medida en que confirma 0 desmiente
bien confusa de lo que era la labor docente era que otros chicos y chicas sus convtcctones acerca de las acciones educativas adecuadas E
¡ d b· , . . . s ros re-
con probLemas tuviesen la oportunidad de triunfar en los estudios. Sin su ca os tam ten cotnc1den con los de .LVfartinez 94 La d. e ·
1 · · . • Herencta entre
embargo, aunque intelectualmente era receptivo ante las teorías y estra- e aprendtZU:Je Intelectual y el aprendizaje por experiencia puede expli-
tegias presentadas en la universidad, sólo era capaz de poner en práctica c~r el.hecho de que ~as .clases en la universidad no tengan un~ influen-
unos pocos aspectos de su formación inicial y recurría sobre todo a los ,c~a ~vtdente en 1~ pr~cnca en el aula. Las prácticas docentes son apren-
métodos que había experimentado como estudiante. dtz~Je por expenenCia Y el profesorado en formación las considera de
Las otras mujeres, Elizabeth, Cynthia y Mona sólo se habían visto «ma~ valor» porque son algo «auténtico y aplicable». Es tradicional que
afectadas superficialmente por los aspectos teóricos y estratégicos de la los forma~~res del profesorado, los tutores de prácticas y el profesorado
docencia universitaria, o por lo menos as.í lo .r:nostraban las observacio- en formacwn. co~stderen las prácticas como la «prueba de fuego>», en la
nes y lo admitían ellas mismas. Pero, al igual que Kristen, recibieron la que las ,expenenc1as pasadas y.presences tienen mayor importancia que
. influencia de docentes concretos que en estilo y métodos educativos di- las teonas .a la hora de ~etermmar.los resulrados. 95 Esta creencia parece
ferían grandemente de sus propias imágenes docentes o, por el contra- quedar valtdada por las rdeas y accwnes de los cinco casos estudiados.
rio, eran compatibles con ellas.
Otras influencias que afectaban sus identidades docentes provenían La fuerza de la identidad docente
de las experiencias de viajes, la conciencia de que personas diferentes
aprenden de formas diferentes, la comprensión de que los diversos siste- Nfás que cu~lquier otro de los docentes en formación, Elizabeth tenía
mas de enseñanza utilizan varias estrategias educativas, las experiencias ~~ ~ran senttdo de su ide~tidad docente antes de empezar la formación
culturales y el reconocimiento de las necesidades de los Qtros, las expe- lntct~ Y ya durant~ las pnmeras semanas dejó claro que tenía una per-
riencias personales y laborales, las relaciones con niños y la lectura. Al- cepcw.n m~y defintda de la labor del profesorado. El origen de la fuerza
gunas de las experiencias más globales son parecidas a los componentes de su l?~nndad d~cenr.e hay que buscarlo en la influencia ejercida por
del «macro yo)) que plantea Woods, 91 mientras que los componentes del ~u famtlta Y de su rgles1a por lo que respecta a su dedicación a la ense-
«micro yo)) están más cerca de las experiencias familiares y escolares ~anza. Mona tambié~ tenía ideas concretas sobre la práctica educativa y
tempranas. . abla.ba con frecuencta de lo que eran acciones docentes apropiadas. Su
En ningún caso apar~cía la preparación universitaria como un factor tdenndad docente e.ra f~ec~: también y estaba relacionada principal-
importante en las identidades docentes o en las prácticas en el aula mente con sus experienCias familiares y escolares.
desarrolladas por los _individuos. Aunque la formación inicial contribuía Por el. contrario, Cynthia.poseía una identidad docente débil. A pesar
a que se produjesen cambios cognitivos en el pensamiento de los futu- de tener t.deas rnuy clarasacerca de las acciones educativas que no quería
ros docentes, 92 no parecen encontrarse evidencias significativas de la in- repr~d~1c1r en ~l aula, no existía evidencia alguna, aparre de las cuestiones
fluencia de la universidad en la práctica, al menos durante los primeros de dtseno curncular, de que hubiese decidido cuáles debían ser las formas
. 186 187
'Í. MODELOS PARA LA CW•ll'ltENSI()N DE LAS HIOGRAFfAS DEl. PROFESORADO
HISTORIAS DE VIDA DF.I. PROFESORADO
189
. 188
•l. ,\IOIIE!.OS !'t\!v\ !.1\ COMI'RENS!ON OE LAS fHOGRAFfAS DEL PROFESORADO
t
Prácricas del profesorado novel y en formación
el aula del profesorado en formación y, en consecuencia, los individuos
con una identidad docence débil no tienen una idea clara de sus acciones
futuras en el aula. Así, la enseñanza se convierte en un lugar en el que los
estudiantes, que perciben algún defecto o debilidad en la fachada y en la
estructura del profesor o profesora, le ponen a prueba y le engatusan. Si
xivo o asignado, resultante del p_roceso_ de retroce.~er y a~alizar aqu~:la la identidad docente es fuerte, cualesquiera que sean las experiencias pre-
experiencia pasada. En esto consiste la Interpretacwn. La Interpretacwn vias don1inantes (es decir, ya sean negativas o positivas), los efectos e imá-
particular asignada a una experiencia se transforma e~ «es~uema» · genes de dichas experiencias tenderán a dominar a aquellas experiencias
El esquema, una forma de comprender o resolver SituaciOnes en con- anteriores más débiles en las acciones en el aula del docente primerizo.
textos presentes o futuros, es un filtro cognitivo que sienta la b~se para las Incluidos en el marco de acción se encuentran la formulación de los
futuras prkticas desarrolladas por el docente en e_l a~~- La Interpreta- objetivos personales y la planificación del comportamiento en el aula.
ción, y el subsiguiente esquema que desarrolla el Individuo respecto al El docente en .formación puede o no reflexionar acerca de las formas
aula y a otras experiencias relacionadas, es p~r sup~esto -~xtr~madam~n~e adecuadas o inadecuadas de actuar en la clase y de hacer frente a los
idiosincrásica; diversas personas ante una misma Situacwn ne~en rr:ult:- problemas. A medida que las filosofías de la educación crecen en el pen-
ples perspectivas sobre la misma porque existen también múln?les Incli- sam~ento de los individuos, el marco de acción representa las acciones
naciones interpretativas. Mediante la interpretación, las relacwnes_ con ideales (aunque ligeramente inclinadas hacia la práctica) del profeso-
los modelos y las prácticas pueden verse reforzado~ o rec~az~d~s debtdo a rado en el ·aula. Estas acciones se encuentran representadas en las for-
la intervención de ciertas funciones de la perspectiva deltndivtduo, de las mas en que dicen que actuarán o, más exaccan1ente, en las formas en
relaciones con determinados modelos docentes, o de los significados que romantizan las acciones en el aula que cuentan a sus colegas en la
asignados de varias situaciones. El esquema_ tiene t~,bién una dimen- sala de profesores. -
sión organizativa que permite categoriza.r la InformaclOn de ~a~e.ra que La realidad del aula y el contexto modifican el marco de acción pero,
tenga sentido y pueda ser utilizada. Por ejemplo, el reco~oc1m1ento de invariablemente, la biografía del individuo aparece en bs prácticas do-
modelos docentes positivos avanza el significado de las acciOnes decentes
!91
190
-1. MOI>FI.OS l't\ft'\ lA \.OMPRENSION DE LAS HIOGIV\F(AS DE!. PROFF-'>ORADO
193
192
Hl~TORIAS DE VIOA DEL PROrF.SORADO.
---
t¡ l'viOI >PI OS 1'·\RA lA COMI' (
. . . . ' RF.NSJ )N DF. LAS BJOGRAP(AS DEL I'RürESORAoo
En este momento, el modelo de transformación biográfica parece
una forma razonable de explicar cómo se traducen las experiencias for-
Figura 2 .
mativas de Elizabeth y Cynthia en sus prácticas docentes. Mediante su La identidad docente en desarrollo un mod 1
puesta a prueba en mayor número de investigaciones será posible refi- las fases del desarrollo de la id t.d d d ' e o que conecta
en l a ocente con las fases d 1
narlo y tal vez perfeccionarlo. de transfonnación biográfica e modelo
e
explicación de la identidad docente
Expc::r_ic:nc~as f:uniliarc:s de la infancia
Expc::nenctas con el pror't:sorado
En un artículo reciente sobre cinco estudios de caso, Crow y Kauchak Experiencias con la escuda
Experiencias formativas
plantean algunos interrogantes sobre la noción de identidad docente:
Aunque los, constructos pueden no estar claros, esta noción nos . ldeah ~cerca de b rebción
E:mategtas educanvas tdeales
ad~lco-niño 1
f
ofrece t.Ln marco dentro del cual examinar las biografías del profeso- Enromo educativo ideal 1
\-farco de acción
rado novel y en formación. En respuesta a las preguntas de Crow y (
Kauchak, la figura 2 plantea un modelo para entender el desarrollo \ Personas y experiencias recienres significativas J
progresivo de algunos de los antecedentes de la idencidad docente. El
~ Idencidad docence --:-:-------..
modelo especulativo, la «identidad docente en desarrollo», propone - - - - - - - - - - - - - ( I d e n c i d a d docence)
varios estadios en la construcción de la identidad docem:e, basándose
en la fases del modelo de transformación biográfica. A medida que las
experiencias se transforman en acciones docentes, también los antece- J
Prácticas del profesorado novel
dentes de la identidad docente se convierten en conscructos cada vez Y en formación
más complejos.
En primer lugar se interpreta y asigna significados a las experiencias
familiares, escolares y con el profesorado. Los significados colectivo'S de
La influencia de la biografía en la práctica
estas experiencias se transforman, aumentan y generalizan para conver-
tirse en modelos familiares, modelos docentes positivos y negativos o en
En la tabla 2 (pp. 170-171) rese .
una filosofía educativa personal. A su vez, los constructos de los mode- educar· I . , p ntamos una ltsta de las escraceaias
los y las filosofías se uansforman en ideas para trabajar en el aula. A par- indiv'dtvas y asd:sdtracegtas pa:: enfrentarse al aula que empleaban olos
I uos estu ra os en relacwn con sus bioarafías . 1
tir de unas esuacegías, relaciones y entornos idealizados, el individuo los oríaenes des u 1'd enn.d ad -d ocente o ' especia n1ente con
o
extrae prácticas educativas para el aula. Finalmente, estas conductas El · .
modelo especulativo sobre la «interacción en ere la b. fi' l
pueden verse modificadas según el contexto de cada situación.
entorno escolar: la influencia de la biografía sobre la priccic~og~a la e
se presenta en la fia 3 E d 1 . e ucanva»
r
oura . ste mo e o nene en cuenca la naturaleza
194
~- MODEI.OS PARA LA COMI'RENSI<)N DE LAS fl!OGRAF(AS DEL PROFF~'>ORADO
>
Experiencias
<
Experiencias
docente ya formada. Algunas personas tienen ideas muy refinadas de lo
cempranas que significa ser profesor, otras no, pero las prácticas son el terreno en el
Idenridad docenre ______.
cempranas
~ posirivas
que la i~entidad docente, sea cual sea el estadio en que se encuentre, se
negacivas pone a prueba. Un profesor o profesora en formación con una identi-
dad docente negativa, y cuando el contexto escolar también lo es,
tiende a desarrollar prácticas negativas e inapropiadas. Estos individuos
suelen estar poco preparados para enfrentarse a las dificultades del aula
de forma positiva. Un entorno escolar negativo es aquél en que el am-
>
Enromo
biente y el funcionamiento del aula, la relación con el tutor o tutora, el
~
Enromo
~col" pOSlCIVO
tamaño de los grupos, la mezcla de personalidades, la actitud del alum-
nado hacia la materia, los requisitos curriculares, los recursos educativos
negarivo y otros factores no proporcionan un apoyo sólido o son incompatibles
con la identidad docente o el «marco de acción» del profesor o profe-
Comporcamienros inadecuados
Comporcamienros adecuados sora en formación. Por el contrario, un entorno escolar positivo re-
fuerza los aspectos positivos de la identidad docente y en él las acciones
Comporramienro del docence del docente en formación .se consideran adecuadas porque coinciden
con el ambiente y el funcionamiento del aula. El entorno escolar re-
fuerza Q anula la fuerza de la identidad docence de ca.l manera que de-
termina que se valoren o desprecien bs prácticas del docente en el aula.
J()7
·1. ,\1( lllf·l ( l\ I'AK,\ I.A COMI'REN.'ii(JN DE I.AS IIIOCRArfAS DEl. I'ROFESOfv\DO
recurso a la copia de esrrategias educativas en el aula es, hasta cierto ·<~ J:5~ 1 ·¡ e d falmer, pp. 61-7')-' Sik•·s... ' P.· (1985) «Thc: Life. e yc1e o f eh e: T h
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23. Ver, por ejemplo, Brirzman, «Realiry and Rüualn; Crow, «Socialization»; Knowles, «The (ed.) Tetu-her Strate~'{Íc:s, Londres: Croo m Hdrn; Pollard, ·A Model ... (1982).
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205
204
5 Mejora escolar y personalidad docente
Introducción
207
1. ,\1f'.)OR,\ F.'iCOLAR Y I'ER.SONALIOAD DOCENTE
HISTORIAS DE VIOA OF.L I'ROFESORJ\DO
cabo todo esto, necesitamos describir la escuela Kensington del dis- rado original de la escuela Kensington, salvo una persona. Con todos
trito escolar de Milford, en la que hemos pasado un tlempo consi- ellos mantuvimos larg.as entrevistas, fundamentalmente de final abierto,
derable en los últimos 20 años. que ocu~ab.an hasta siete horas de cinta magnetofónica. A partir de es-
ros labennttcos recuerdos hemos construido nuestro punto de vista so-
?re ello~,, sus carre.ras profesionales, sus vidas y su perspectiva sobre la
Métodos y procedimientos mnovac10n educativa:•
'")(\Q 20l)
5. MEJORA r~'iCOLAR Y l'EH.SONALIDAD DOCENTF.
participar en un ejercicio de definición de objetivos. Recuerdo que uno de por naturaleza un proyecto inacabado se debe al enorme aba · d
51'bTd
11 d 1 • nrco e po
los participantes al final planteó el objetivo de que al acabar el curso rodas a es· atentes en la teoría de Ia personalidad Inc1Ltso b· -
!'b · un reve re-
los estudiantes de cada curso hubieran aprendido exactamente lo mismo. ~aslo a I ros ~o m o los de Mischel, o el Theories of Personczlity [Teorías
6
OBS: ¿Y eso no encajaba precisamente con tus propios objetivos? .e a personalidad] de Hall y .Lindzey/ nos muestra las arenas movedi-
ES: ¿Es que acaso queremos reducir las diferencias individuales? Aquello me zas e~ ~ue queremos const.rurr n~estro punto de vista. La comunidad
deprimió de verdad. de pstcol~gos no ha produetdo el npo de pensamiento 0 de resoluciones
que neces1tamos los educadores. La lista de temas permanece abierta
.lvfás delante en la entrevista, Eugene concluyó la historia de su expe- El repaso de los comentarios de Shelby plantea una serie de cuest.io-
riencia después de Kensington con un relato de su vuelta a la dirección. nes de las que debe ocuparse la teoría de la personalidad. En prime ¡ _
de centros: gar, S~e~by tenía predilecc~ón P?r embarcarse en proyectos de me)o~~
~ducao~a grandes,. compleJOS e tdeaiistas, cuyo desarrollo requería lar-
De todos modos ya te dije que continué planteándome la cuestión de qué es 00S p~nodos de nempo que, acumulados, lleaaban a sumar décad
lo que quería hacer realmente. Y durante mucho tiempo la respuesta fue que ~tenor~1e~re ha?ía formulado esta tendenci; con la terminología ~s~
nada, pero finalmente fue: quiero volver a la escuela y ser director. Ene Hotfer al calt.f'icarla de «Creencia verdadera». En seaund 1 1
a d d , al o. o ugar, e
ora o e e0ergia. person y de esfuerzo que aportó como individuo fi
e~orme. Era cas1 corno si aquel «hombre orquesta», por sí solo y m~~
La personalidad del profesorado y el cuerpo administrativo: una visión dra~te su gran poder de persuasión («eché un montón de sermones»)
abstrac-ta pudtese hacer que ocurriese aquello que deseaba Ad ' · , '
. · emas, ex1sna un
compromiso con s~s, propias ideas y creencias acerca de la «buena es-
Las breves notas de entrevista extraídas de nuestros informes más exten- cuela» que no pe.rmiCia otOrgar o garantizar la legitimidad de otras ideas
sos nos dap a grandes rasgos la imagen de un innovador clav.e en Ken- (<~todos los estudiantes[... ] hubieran aprendido exactamente lo mismo»)
sington. Parece evidente que la «persona» es un factor importante en Finalmente se producen cambios de humor («durante mucho tiempo 1~
cualquier descripción y análisis de una innovación educativa, aunque respuesta fue. que nada»). Nosotros creemos que las implicaciones de es-
algunos estudios analíticos lo hayan minimizado. Nosotros creemos que tos comen.tanos para la construcción de la personalidad de los innovado-
los extractos plantean un subtema•fundamental sobre la naturaleza de la res educanvos son profundas.
conceptualización de la persona en el estudio de la in.novación, que
tiene que ver con el tipo de teoría de la personalidad a la que recurren
los estudiosos de la innovación. A veces tenemos la sensación de estar Dos alternativas
machacando en hierro frío al señalar que la teoría que hemos estado
desarrollando no tiene nada que ver con la perspectiva conductista do- En este pune~ quisié~am?s. pasar a dos fuentes muy alejadas. de la teoría
minante en buena parte de la bibliografía sobre innovación, sobre psi- a
de 1~ personalidad psicologica pero que fueron muy útiles la hora de re-
cología educativa y sobre investigación en comunidades escolares. Ob- flexiOnar sobre los Eugene Shelbys del mundo de la innovación escolar.
jetivos comportamentales, tiempo dedicado a una tarea, dominio de la o x.cx y tal vez d. e tnrame
Archur .Bestor es un f:1111oso historiador del sialo · r
materia, eficacia escolar son conceptos que provienen de teóricos y teo- memona en~~e los educ~dores por ser uno de los críticos más acérrimos
rías muy alejados del lenguaje y las perspectivas de los innovadores que J~ la ed~tCleton progrestst~ mo~erna. 9 Así que resulta algo irónico recu-
hemos estudiado nosC?tros y clellenguaje y las teorías en que hemos deci- r)nr precisamente a sus pnmeras obras para hablar de la mejora escolar.
dido basar nuestras interpretaciones y especulaciones. Creemos que este f or otr.a parte, Ernest House ·es un evaluador educativo muy conocido
tipo de reconstrucción no conductista de la innovación es uno de los re- que se Interesa sobre todo por los diversos aspectos de 1, meJora
..· escotar. '
sultados más importantes de nuestra investigación. El hecho de que sea e on ellos empez:1mos la tarea de síntesis.
212 2U
S. MEJORA ESCOLAR Y PERSONALIDAD DOCENTE
La perspectiva de House
r::tcterística fundamental consiste en centrarse en los conflictos de valo-
Una de las perspectivas más provocativas ::.r):·:-~ ]a innovación educativa res y objetivos existentes dentro de todo proceso de innovación. Entre
aparecidas en la bibliografía sobre educacir>:-. -::s el ensayo de Ernest l~s educadores profesionales, los especialistas en disciplinas de diversos
House «Technology versus Crafr: A Ten ;~r Perspecrive on Inno- npos y los grupos de padres y ciudadanb en general se dal'.Jn ideas cla-
vation» [La tecnología frente al oficio: un~ ?-==rspecriva de diez años ras y conflictivas ~cerca de cuáles eran los cambios deseables. Conceptos
sobre la innovación]. 10 En la inuoduccí6n a dicho an:ículo, House c?,mo grupos d.e Interés, conflicto, negociaci,ón, compromiso y adapta-
distingue entre innovación educativa, refc:...:-:na educaciva y cambio c~on mutua. se 10corporaron a la discusión. Este era, pues, un punto de
educativo: v1sta muy dtfererite del tecnológico.
En tercer lugar, House identifica un enfoque más cercano al estudio
El rema de este artículo, no obstante, no es d C4:nbio educativo más amplio de c~o antropológico para comprender la innovación desde una pers-
como tal, sino la cuestión más limitada de la ~nnovación educativa: el in- pect-Iva cultural. Las comunidades en la escuelas y los discritos escolares
tento deliberado y sistemático de cambiar la t:<..:uela introduciendo nuevas y las comunidades de padres y de patronos, cada una con sus formas cul~
ideas y técnicas. La innovación se define comc. las alteraciones técnicas o rurales, modos y significados, viven sus vidas a su manera recurriendo al
programáticas relativamente aisladas o como un :.m1bio menor, mientras que sen~ido común y a las rradiciones, renovando asf el significado de la vida
la reforma implica un cambio estructural norrr.2t:ivo amplio de ámbiro na- para sí n;ismos. E~ c.ontexto de la innovación es, desde esta perspectiva,
cional. Por supuesto, el cambio y la innovación no pueden distinguirse de extremaaamente Importante. En general, House percibe un desliza-
forma nítida. 11 miento desde la innovación per se, pasando por la innovación en con-
t~xto, hasta el contexto per se. Esta prerrogativa de la comunidad parece
En breve volveremos a estas distinciones, como hemos hecho en más amplia que la posición «comunitaria» planteada por Bescor.
otras ocasiones. 12 Inicialmente nos interesan sus diversas perspectivas f?esde nuestro punto de vista, escamos añadiendo una cuarca pers-
sobre la innovación educativa. pectiva, la de la persona, en la innovación. Nuestro libro sobre esca
Estas perspectivas son, en efecto, sistemas de creencias que han parte de nuestra investigación, en su propio título, Educational Innova-
«dominado el pensamiento sobre la innovación durante los últimos t~rs: Then an~ f!ow, _rlantea el argumento de que las personas que se de-
diez años», es decir la-s ideas sobre cómo funciona la innovación o, en dtcan a la act1v1dad Innovadora son diferentes del profesorado corriente
algunos casos, cómo debería funcionar. House sostiene que buena y moliente de las escuelas públicas y de las facul~ades de educación en la
parte de las innovaciones de la década de 1960, alimentadas por los universidad. Es muy formativo echar un vistazo a n1edio y laroo plazo a
esfuerzos federales, se basaron en un modelo de investigación, desarro- sus carreras profesionales y a sus sistemas de creencias. Los te~nóloaos,
llo y difusión. Ésta era la perspectiva tecnológica, con sus elementos los teóricos del conflicto y los culturalistas han ofrecido una visión li~i
de personalidad, división del trabajo, modo de control jerárquico y su tada sobre b innovación educativa en la medida en que han omitido a
aceptación de los valores compartidos de fnrma general. En su forma la (<persona>> en sus perspectivas. _ ._
más extrema, se defendía la producción de materiales «a prueba de
profesores», y a los ojos del .profesorado y de sus defensores reducía el
·papel del docente al de una simple pieza mecáni~a incapaz de pensar Bestor y los utópicos
dentro del sistema educativo y escolar.
A medida que aparecían dificultades, el desarrollo y aplicación de las Las id·:as que B~stor presenta .en Backwoods Utopias [Ucopías de las re-
innovaciones empezaron a revelarse serios defectos en la perspectiva tec~ giones desconocidas] 13 fueron otro estímulo que impulsó nuescro pen-
nológica sobre la innovación. Entonces emergió un modelo en compe- sami~nto de forma sustancial. En este libro, Bestor plantea que el -final
tencia con aquél, que House denomina perspectiva política y cuya ca- del siglo X'VIIl y el principio del XIX fue una época de gran esperanza y
de experimentación para la sociedad est::tdounidense, y que las reformas
214
5. MEJOI{A ESCOLAR Y I'F.RSONALIDAO DOCENTE
HISTORIAS DE VIDA OEL PROFESORADO despliegue>>, o como lugar donde generar ideas y prácticas que posterior-
mente se diseminarían por el distrito de Mi1ford. Ahora vemos que éstas
y los reformistas podían agruparse según cuatro tendencias: 1) indivi.. son ideas que tienen una larga tradición en la sociedad y en la educación
dualismo, 2) revolución, 3) gradualismo y 4) comunitarismo. Por lo estadounidenses.
que respecta al individualismo, Bestor cita a Emerson: «Si el hombr
. 1
smgu ar se asienta indómito sobre sus instintos y allí permanece, el.
e
mundo entero girará a su alrededor». Los individuos de voluntad indó.. El principio de una síntesis
mita llevan siglos plantando sus banderas e influyendo el curso de los
acontecimientos. El carisma, y seguramente también la tozudez, h~ce Ahora vemos a Eugene Shelby como un comunirarista utópico. Hemos
mucho tiempo que nos acompañan. La Revolución Francesa, luego la creado dos representaciones gráficas (figuras 4 y 5) para rr1:1nejar los tres
estadounidense y más tarde las que se produjeron en todo el mundo du.. conceptos superpuestos de inno·.·ación, reforma y uropismo, que parecen
ranre los siglos XIX y XX, han sido una segunda fuente de cambio social. ser puntos a lo largo de un continuo. La primera dimensión va de un inre-
En tiempos más recientes, los neomarxistas han actuado a veces como si rés por ciertos elementos específicos del cambio a una preocupación por
hubiesen descubierto el fenómeno o como si fuese de su propiedad. El las totalidades sistén1icas o unidades tocales de cambio. La segunda di-
gradualismo es un reflejo de los intentos de «mejorar condiciones parti- mensión refleja el interés por los medios y el instrumencalisrrw en oposi-
culares», y no .de alcanzar una reconstrucción social total. Algunos teó- ción a la atención a los fines . los objetivos o las visiones. En b rlgura 4 pre-
ricos poli ricos, como por ejemplo Lindblom, 14 han sostenido que ésta sentamos el análisis mediante la metáfora del cono o el megáfono, para
es la vía «democrática» y la han cooptado como parte de su punto de mostrar la hipótesis de que las dos dimensiones, medios-fines y específico-
vista. Pero es a los movimientos comunirarisras a los que Bestor dedi.ca sistémico, no sean ortogonales. A medida que nos movemos desde la uto-
su libro y, pa.ra nuestra sorpresa, recupera muchos de los remas que pre- pía hacia la reforma y la innovación, las dimensiones tienden a unirse. En
ocupaban al profesorado de Kensington/Milford. la figura 5 planteamos la hipótesis de que las dimensiones sean ortogonales
y de que, además, presenten puntos de contacto en los que se mezclan los
El comunitarismo no se corresponde exactamente con ninguno de los anterio- intereses. En suma, los conceptos dave y los individuos que encajan en
res. Es de tipo colectivo y no individual, es resueltamente opuesto a la revolu- cada tipo se encuentran en la di::tgonal.
ción y es impaciente con el gradualismo. Esta posición puede parecer poco
más que un autoengaño paradójico y elaborado, pero para el comunitario no Figura 4
lo era. La comunidad pequeña, voluntaria y experimental era capaz de conci- Metáfora en for~a de megáfono de la innovación, la reforma y la utopía
liar sus objetivos aparentemente divergentes: una reforma inmediata y de raíz
por un lado y, por otro, un desarrollo de la misma apacible y no revoluciona- Fines
rio. Un microcosmos de la sociedad podría experimentar un cambio drástico
en total orden y armonía, y se podría confiar en que el resto del mundo exte-
rior imitaría el exitoso experimenro sin coerción ni conf1icro. 1'i
·Reforma Uro pía
Aunque los educadores y educadoras. de Kensington/1viilford no lo
llamaban asi, ahora, después de tantos años, podemos afirmar que su
modelo de cambio era implícitamente, en objetivo y alcance, comunira-
rista y utópico en el sentido que se deriva de la cita de Bestor. Esto Sisrémico
otorga un sentido afiadido a ~os ideas procedentes de nuestra descricip-
Uwpía
ción y análisis anteriores. 16 Estas son la noción de «subcultura prote-
gida>>, es decir un intento de aislar Kensingron de las presiones del dis-
trito escolar en general, y la representación de la escuela como «centro de 217
Hl~-roRIAS DE VIDA DEL PROrESOIV\00
5. MEJORA ESCOLAR Y PERSONALIDAD DOCENTE
Figura 5 que piensan s?~re lo ~ue hacen. Nuestros datos en relación con Shelby
Intereses clave en la innovación, la reforma y la utopía
parecen permitir esta Interpretación.
""¿:
~ Fines Uro pía
""
_g
o""
- Conclusión
218
219
5. ,\.IE)ORr\ F.'iC:OI.AR 'r' I'F.RSONAI.!O,\D OGCENTE
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO
14. LinJblom, C. E. ( 1%H) The Policy ¡'vfaking Process, Englcwood ClitTs, NJ: Pn:nrice Hall
del liderazgo en las escuelas, el dilema se convierte en tri-lema. Pued (2" ed. 1980); Lindblom, C. E. ( 1969) ((Th<: Science of MuJdling Through", en F. Carver y T.
. e
que nuestro interés por lo tipos de personas que conocrmos en Kensing~ Sergiovanni (<:Js.) Organizations anc/ Human Behavior: Focw on SdJfJo!s, Nuc.:va York: McGraw~
ton y en el distrito escolar de Milford no sea mucho más que una suge~ Hill.
15. Besror, Backwoocls Utopim. (2" ed.), p. 4.
renc~a para los administradores escolares, pero creemos que es una suge~
1 G. Smich y Keirh. Antttomy ofEclucationrtl!nnol'ation.
rencta tmportante. ·
17. Becker, H. S.; B. G<:er; E. C. Hughcs y A. L. Srrauss ( !l)G l) Boys in White, Chicago:.
Finalmente, este tipo de reflexión afiade la dimensión de la ·«persa~ The Universiry of Chicago Pr<:ss. ·
nalidad>, a la conceptu~•lización de House de la innovación, si no de ·la 18. Smirh y Keich, Anatomy ofEducational fnnou,aion.
mejora, como proceso técnico, político y cultural; es decir, que también
intervienen .procesos relacionados con la personalidad. Ahora cuando
consideramos los proyectos de mejora escolar, disponemos de una con.
cepción que podemos utilizar para considerar cualquier propl:lesra de
cambio, lo cual puede ser de gran utilidad para los asesores que deben
aconsejar, para los administradores que tienen una serie de objetivos
que cumplir y para el profesorado que a veces es un actor involuntario,
cuando no se le considera como un mero instrumento, en los procesos
de mejora escolar y cambio educativo. En pocas palabras, las conexiones
o «mediaciones», para utilizar el término sartriano, son tipos de persa-.·
nas que poseen perspectivas diferentes acerca de la naturaleza de las es-
cuelas y de la mejora escolar.
Notas
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221
'j')(\
6 La historia oral como forma de reconstrucción de las
experiencias de las maestras en Vermont, 1900-1950
ivfargaret K NeLson
Introducción
223
HI~TORIAS
(,. f.¡\ HISTORIA OHt\1. y I.AS FXI'F.RIFN<.'IAS DF (J\S 'IA"S'('I' A ... "N
DE VIDA DEL PROH.'iOiv\DO · · · · · · · · 'v c. v,., •·• \'ER,v!O.'rr
cuatro años de estudios universitarios así como cursos específicos de descubrir basándonos en los textos publicados sobre det · d h
. , · 1 ermma 0 e-
formación del profesorado. En el cambio de siglo, la mayoría de las cla- h h
e o tstonco y o que. podemos averiguar preguntando ·1 los · ·
. . ' ' parrtctpan-
ses en Vermont se impartían en escuelas de una sola aula; cincuenta tes d el mismo. Esta distancia aumenta cuando consideran105 ¡ h' ·
d 1 · . ' a Istona
años más tarde tienen lugar en escuelas organizadas por niveles y situa- ~ as mu;eres. deb1do al carácter privado de buena parte de las vidas del
das en pueblos y ciudades. Este último cambio trajo consigo una espe- genero femenmo.
cialización creciente: la maestra rural enseñaba rodas las asignaturas a
todos los niv.eles; también hacía de cocinera, celadora y buscaba fondos
para financiar la escuela. La profesora moderna sólo era responsable de Los documentos escritos
un curso con la ayuda de un conjur1to de personal subordinado. El
único superintendente ante el que rendía cuentas la maestra rural di~ Los docurnent.os e~cricos en los que me he basado para este proyecto
paso a toda una serie de capas de administradores y a unos procedi- son fuentes pnmanas y análisis secundarios sobre el sistema educativo
mientos y reglas más complejos. Debido a que los procesos de consoli- de Vermon~. Dentro de la primera categoría los documentos más útiles
dación, especialización y burocratización tuvieron lugar mucho más fueron los ~~formes del .C:~~arramento de Educación del estado,3 que
tarde en \lermont que en otras áreas urbanas, es posible acceder a la in- me proporciOnaron una VISion general de las características cambiantes
formación sobre las primeras formas de enseñanza y sobre el proceso de del personal docente y las regulaciones sobre su cualificación. Otras
transformación a través de entrevistas con las participantes. 1 fuen·tes fu~ron ac~as .de las reuniones de consejos escolares, publicacio-
En el resto del capítulo, describo brevemente la metodología en nes de vanas asoc1acwnes profesionales y equipos de evaluación, archi-
que se basa el estudio, incluyendo tanto el tipo de materiales escritos vos de instituciones de formación del profesorado e historias contem-
a los que tuve acceso como la forma en que se llevaron a cabo las en- poráneas sobre la enseñanza en Vermonr. 4
trevistas. Seguidamente describo los dos aspectos más importantes de Muchos análisis recientes sobre la mujer en la educación se centran
la información recogida mediante las entrevistas que aportan una en el p~oces? de feminización más que en las experiencias personales de
nueva visión sobre las vidas de las mujeres como maestras y que no se las m u; eres.) Durante los últimos diez años han aoarecido numerosos
habrían podido obtener únicamente a partir de fuentes escritas. En estudios sobre grupos específicos del profesorad~. Sin embrago, las
primer lugar, las entrevistas demuestran la existencia de dos tipos va- m~estra~ ru~~les d~ Vermont continúan estando poco representadas en
cíos en los documentos escritos: alguna información había sido total- la 1nvesngac10n existente así como en las colecciones de docume~tos so-
mente omitida y otra se mostraba sólo desde un punto de vista. En se- bre testi.monios personales. 6
gundo lugar, las entrevistas sugieren una interpretación de la
información que difiere significativamente de la que se desprende de
una lectura de los materiales escritos. Las entrevistas de historia oral
224
. HISTORIAS DE VIDA DEL PROrF-'iORADO 6. LA HISTORIA ORAL Y LAS EXPERJENCI:\S DE LAS MAESTRAS EN VERMONT
nas que podían ser entrevistadas se derivan tanto de los intereses de in- cuencr~ particularmente desas~roso, una entrevistadora se ofendió y se
vestigación como de mis esfuerzos por conseguir que el estudio fuera molesto bastante c~ando. la muJer con la que hablaba le dijo que «los pro-
factible limitándolo a un solo condado. fesores de hoy en dra lo tienen demasiado fácil».
Al principio utilicé un modelo de entrevista diseñado para obtener
una historia de vida total en la que se pudiera situar una información
más detallada sobre la dedicación profesional. Como punro de partida Las contribuciones de los materiales de las entrevistas
me basé casi totalmente en la guía sobre la entrevista de hisroría oral de
Sherna Gluck7 y en las preguntas desarrolladas en el proyecta de la Uni- Los vacíos de los documentos escritos
versidad de Michigan para la entrevista de mujeres sindicalistas. A mé-
dida que me fui sintiendo más segura de mis propios intereses expandí Omisiones
los ámbitos de interrogantes que podían ofrecerme una mayor riqueza.
Las entrevistas se di~eñaron para que fluyeran libremente y tuvieran un Las entrevistas con maestras .jubiladas revelan una serie de cuestiones
final abierto con el objetivo de que las entrevistadas contaran su hi~toria que los informes publicados sobre la profesión omiten completamente.
con sus propias palabras y la entrevistadora sólo dirigiese la conversación Algunos rasgos característicos de las maestras se pierden si sólo nos ba-
para asegurarse de que se cubrían todas la áreas. Después de la entrevista , samas en estas fuentes, que raramente eraran temas relacionados con el
inicial, .que normalmente duraba de una hora a una hora y media, escu- sexo, las i~fracciones ~ecretas de reglas o las experiencias personales que
chaba la cinta y planteaba más preguntas o más temas que tratar en si- no se consrderan pernnentes por lo que respecta a los intereses oficiales.
guientes encuentros. La mayoría de los sujetos fueron entrevistados al Uno de l~s descubrimientos más significativos que realizamos a partir
menos dos veces. Las entrevistas fueron realizadas por las estudiantes de de las entre~Istas fue la evidencia del acoso sex_ual. 9 Aunque la conciencia
un curso sobre historia oral en el Middlebury College y el Center for co.nte~poranea lo ha convertido ahora en motivo de preocupación pú-
Field Research [Centro para la investigación de campo] y yo misma pro- blica, Sl nos. basamos en lo que se ha escrito durante los primeros tres
porciooamos asistentes de investigación. Las entrevistadoras tenían entre cuartos del s1glo XX parecería que tales problemas no existían. Los docu-
17 y 67 años, su nivel educativo iba de bachillerato a estudios de tercer mentos escritos hacen a veces una misteriosa referencia a algún «pro-
ciclo y sus ocupaciones oscilaban entre la indecisión de la estudiante y el blema» en una escuela que terminó en la marcha precipirada de alO'una
profesora, per~ la. naturaleza precisa de dichos incidente~ queda en-
0
compromiso de la profesora.
La variedad del equipo entrevistador tuvo un efecto diverso sobre la vuelta en el misten o. Además casi nin 0auno de los análisis secundarios
investigación. En el aspecto positivo, la diversidad de intereses y percep- ni siquiera los más recientes, sobre la profesión docente menciona el
ciones aporró un abanico de respuestas mayor que el que hubiese obte- acoso s~xual, ·incluso cuando se traca el tema de la violencia y del uso
nido yo sola. Por ejemplo, cuando empecé la investigación estaba intere- del castigo corporal. . · ·
sada principalmente por estudiar cómo encajaba la dedicación P~ro honestamente debo admitir que al principio no buscaba evi-
profesional en la estructura general de la vida de las maestras. Pero las denCias de ~cos~ sexual explícitamente: nos cuesta mucho adaptar
profeso-ras del equipo estaban interesadas personalmente en obtener in- nuestra conCiencia contemporánea a la comprensión del pasado. Hizo
formación sobre cómo las informantes habían organizado la jornada es- falt~ ~~e una discusi~n franca. con una de las mujeres me alertara de la
colar, sus técnicas pedagógicas o el contenido de sus clases. Su persisten- pos1bdtdad de estud1ar la cuestión. No obstante, incluso cuando el
cia a la hora de hacer preguntas en esta línea generó un material que acoso sexual es el centro de incerés, resulta difícil descubrir los materia-
acabó resultando cruc_ial en la comprensión de las cuestiones planteadas les. Existen multitud de razones para negar, omicir o direccamente
inicialmente. Por otra paree, algunas entrevistadoras no tenían ningún ocultar dichas agresiones. En primer lugar, escas mujeres eran todas
interés por los temas que eran importantes en mi investigación y fueron bast~nte mayores ~uando t~vieron .lugar las encteviscas y puede que
incapaces de seguir algunas líneas de pensamiento intrigantes. En un en- senCillamente constderaran maproptado relatarle dichos aconcecimien-
226 227
r, f.;\ HI.\TOI<IA < lH;\1. Y !.AS EXPF.IUE:--JCIA.S DE LAS .VJAESTRAS EN VER,\fONT
HISTORIAS DE VIDA OF.L PROFESORADO
Habían tenido muchos problemas [el año anterior]. Intenté averiguar qué había
tos a una mujer más joven. En segundo lugar, no habrían u-:----:--r=o la pasado pero nadie.: me lo contaba. El año anterior tenían ocho profesores y hubo
etiqueta de acoso sexual para clasificar y dar sentido a su ex~:=:cia_ juicios. Evidenrcmenre habían sido problemas sexuales pero nadie iba a hablar
Puede que sufrieran la sensación de aislamiento qu~ a~ompañ,~ ::-~ :ifl de eso. Casi todo eran chicos en esa escuela y se ve que habían atacado a las chi-
de aO'resiones, especialmente antes de su reconocimiento pu:>.::o. r:.n cas. [... ] Se escaparon a escondidas y la profesora no lo pudo controlar.
o .. , .. 1
tercer lugar, algunas de las mujeres tenían una VISIOn romant:zc...c:.2 .:::..:: su
experiencia docente y reconocer un acoso de tal clase hub1e:-2. ::::gra- Con esta nueva perspectiva, la siguiente historia procedente de un
dado la imagen que intentaban crear. Finalmente, las entreví~ eran· diario de trabajo sobre un viajante de comercio parece c;:ontener un sig-
registradas por desconocidas en las que no tenían ningún moL:..,-o para nificado oculto:
confiar. Que esto fue así en muchas ocasiones lo demuestra el CG:-.llpor-
tamiento de una mujer que hablaba de su superintendente con g:-a;¡ re- Una escuela blanca se alzaba junco al camino a la sombra de las Creen Hills.
mor y pedía que se parara la grabadora cada vez que se mencio;:aba su (... ] Había vein~e niños ocupados en sus tareas, mientras la profesora de cabe-
nombre. Con ello daba a entender que tuvo algún tipo de problema llos rizados y ojos azules ayudaba a un chico difícil a resolver complicado un
con él pero no quiso decir nada más sobre el asunto. , problema de accionts·y· b~nos. UD coche frenó con un chirrido en el camino y
No obstante, una valerosa mujer me contó una historia inquieranre un hombr:,e de mandíbula severa cargado con un gran malerín avanzó a zanca-
sobre un día en que estaba sola en una escuela nueva y un miembro del das h~cia la puerca. [... ] La abrió de un empujón invádiéndo la sala apacible.
consejo escolar se quedó a mirar cómo preparaba el edificio para los es- Con un golpe seco dejó caer un montón de libros y de fajos de papeles de as- -..,.._
tudiantes: pecco impresionance sobre el pupitre de la maestra y señaló un rímlo con el
dedo: Lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo. El hombre hizo añicos el si-
El primer día que estuve allí fue realmente amable. Había estado bajando libros lencio de la sala con su diaria hipnótica. (... ] Obligó a la maestra a coger una
de una estantería ·muy alea y estaba subida en una escalera plegable. Lo primero pluma. [ ... ] Ella balbuceó un «no» asustado, pero ¿acaso iba a aceptar este
que hizo (yo ni siquiera sabía que estaba allí) fue pasarme las manos por las pier- hombre un no por respuesta? Jamás. (... ] La cabecita de rizos asustados tomó
nas. ¡Chico! ¡Uf! l'vfe giré y" sin pensarlo le di con una regla que había en el es- la pluma y ftrmó. 10
tante. Entonces vi de qué se trataba y dije que no me importaba. Ni siquiera sa-
bía quién era, no me lo habían presentado ni nada. El tipo tenía mucha cara. Un segundo tipo de materiales omitidos en los textos impresos tiene
que ver con lo que se ocultaba a los funcionarios. Parte de esta imagen
Aunque en posteriores entrevistas no revelase ejemplos tan explícitos de las maestras como víctimas está relacionada con la disposición según
como éste, este hecho hizo que me diera cuenta de que cuando las muje- · la cual no pod{an seguir dando clases una vez casadas. 11 En general se da
res hablaban de lo bajas que eran y lo poco que pesaban en comparación por supuesto que esta disposición siempre fue respetada. Como sostie-
·con los chicos más grandes de su clase me estaban diciendo que se habían nen Tyack y Hansoc:
sentido intimidadas y físicamente vulnerables. Dd mismo modo, escu-
ché sus discusiones sobre cómo las seleccionaban mediante una entre- A las mujeres se les presentaba, pues, un dilema al que los hombres nunca de-
vista con el superintendente («y si le gustaba nuestro aspecto nos contra- bían enfrentarse: la elección forzada, en la mayoría de los casos, entre una ca-
taba») no sólo como una curiosa evocación de su belleza juvenil, sino rrera pública y la intimidad del matrimonio. Y las mujeres que decidían conti-
como un indicador del tono sexual que adquirían las evaluaciones. En nuar en la enseñanza debía enfrencarse a los estereotipos negativos sobre las
realidad, la enseñanza en las escuelas rurales en general aparece ahora a solceronas. 12
mis ojos tal vez hipersensibilizados como un terreno plagado de ejemplos
de sexualidad explícita. Los chicos, me recordaban, asustaban a las chicas Sin embargo, como mis entrevistas revelaron, muchas de las mujeres
y a las mae~tras con serpientes. A veces estas bromas adquirían un carác- jóvenes que enseñaban en escuelas rurales hicieron caso omiso de esta
ter más seno:
229
. 228
6. Lr\ HISTOJU,\ OHJ\L Y lAS EXPERIENCIAS DE LAS MAESTRAS EN VERMONT
HISTOR!;\S DE VIDA DEL PROrESORADO 1
maestras recuerdan comunidades que, si no dieron un apoyo pleno, al
regulación y se instalaron con sus maridos. Si tenían alguna preocupa- menos no dijeron nada:
ción por si esta situación desembocaría o no en un despido, se limita-
ban a «olvidarse» de informar al superintendente y al consejo e:scolar: Cuando estaba embarazada estaba en East Middlebury y me quedé hasta ju-
nio. (... ] No hubo comentarios, que yo sepa. (... ] Había otra maescra que tam-
Me casé. Estaba obligada a dejar mi trabajo pero no se lo dije a nadie. Me casé bién llevaba batas anchas como yo y al parecer la cosa funcionó. Nunca me: en-
y no abandoné mi trabajo. Muchas maesrras hacían lo mismo en mis tiempos. teré de que tuviera repercusiones.
No estaba bien pero nos veíamos obligadas a hacerlo porque queríamos d tra-
bajo. Además, las evidencias demuestran que debido a que las maestras
buscaban a sus propias suplentes, en general tenían asegurada la recu-
Por supuesto, a veces vivían en pequeñas ciudades donde era imposi- peración de la plaza. Algunas mujeres nos conraron que recurrieron a
ble mantener la vida privada en secreto. Y a los superintendentes les en- amigas y familiares (una madre, una hermana) para que las sustituye-
cantaba compartir la ficción de la mae-otra soltera cuando había poca - sen, personas que cederían de buena gana el puesw cuando la maestra
gente capacitada para ocupar el puesto de maestra en una escuela rural estuviera a punco vara volver. Si no había ninguna disponible entre el
(o que quisiese hacerlo). c9lecrivo docente, podían buscar un sustituto inadecuado para asegu-
Oficialmente los embarazos entre las maestras se desaprobaban toda: rarse de que las volverían a llamar al año siguiente. Cincuenta años
vía más que el marrimonio: «Forma parte del credo estadounidense que t después de abandonar la escuela por baja maternal, lvfrs. \X'híte toda-
las maestras se reproducen por polinización, como las flores». 13 Pero mis ·l vía se ríe entre dientes al rec~rdar la ineptitud del hombre que escogiÓ
sujetos me contaron que no se sentían obligadas a dar esta impresión. . ~ para que la reemplazase:
En realidad me hablaron con libertad de embarazos que recibieron re- l
conocimiento y apoyo: Cuando estuve fuera esas seis semanas eso fue lo más divertido de codo. [... ]
Esos chicos le hicieron pasar un mal rato de verdad [al suscituto]. [... ] A los
Di clases hasta febrero y nadie sabía que estaba embarazada. Emonces llegaron chicos no les gusraba y no se atrevía a salir al patio. Eso era lo mejor. [... ] Y una
las vacaciones de febrero y le envié [a mi superintendente] una nota diciéndole hora del almuerzo en que le estaban haciendo la vida realmente imposible,
que debía buscar a alguien y rápido. Él y la enfermera de la escuela vinieron a abrió la puerca y los dejó salir. Y los chicos se plantaron fuera y rompieron co-
verme durante las vacaciones, me preguntaron cómo estaba y qué había dicho dos los cristales a pedradas y él no se atrevió a salir fuera y decenerles. Hacia fi-
el doctor y esto y aquello. Y yo les dije: «[El doctor] ha dicho que estoy bien». nales de curso tuvo que llevarles a un picnic y, ¡chica!, cuando volvió escaba
Y [el superintendente] me dijo: «Mi}:ntras te sientas bien, sigue adelante>>. '! hecho un trapo.
así lo hice.
Una vez nacían los niños, las maestras tenían que encontrar el modo
Estos embarazos podían enfrentarse a una reacción más ambigua en . de apañárselas con la doble carga. Ningún material publicado nos explica
la propia comunidad. Algunas maestras recuerdan que algunos padres cómo manejaban sus vidas privadas· porque estos temas no eran perti-
se oponían a que apareciesen en clase con un embarazo tan evidente. nenres. Pero las entrevistas nos ofrecen mucha información interesante.
Mrs. Staples recuerda que una vez intentó convencer a un niño de que En primer lugar, nos proporcionan evidencias del tipo de intercambio
se quitase el jersey en un día muy caluroso, y vino a la escuela el respon- abierto de papeles que las feministas «de segunda ola» creen haber descu-
sable del niño y le dijo que «ella no le iba a decir a su hijo lo que tenía bierto. Varias mujeres nos co_nt:aron que sus maridos cuidaban de los ni-
que hacer, y que además ya era hora de que dejara de dar clases con lo ños porque sus ocupaciones eran más flexibles que la docencia. Y algunas
grande que estaba». Otra maestra recuerda·que la única vez que no le nos dijeron que, a causa de sus largas jornadas laborales que hacían im-
pidieron que volviera «fue el año que tuve los gemelos. Había una mu- posible atender a las exigencias del manrenimiento del hogar, sus ·mari-
jer que pensaba que me había quedado más de la cuenta». Pero otras
231
-230
HISTORIAS DE VIDA DF.I. I'ROf'ESORADO (,. !.1\ H ISTORI 1\ 01(1\l y ·. .
. IA'i EXI'I~RIENC!A.'i DE I.A.'i lvlt\E.'iTHA.'i EN VEJt,\10NT
dos se encargaban de cocinar y limpiar. Mrs. Harringcon, de manera muy trabajaba y me sentía muy sola Ca . ,
d ·¡ · st renta gan·1s de ¡
normal, nos dijo que su marido hada b cena «porque llegaba a casa antes ec¡r es que les paaaba si d . b d ' ' P anrarme en la escuela y
.. [ . 0 me ep an ar clases [ J y d , d .
que yo». Otra maestr8. recordaba que la división del trabajo en su casa no d IJe a mt maridoJ· <<No . ... espues e un nempo le
.. . me gusra esto. ;Por qué no l d
estaba determinada por las nociones tradicionales de la responsabilidad me d 1)0: «Bueno, si de ve d d . h. vue vo a ar clases?,,. y él
r a quteres J.cerlo».
sobre determinadas tareas: «l'vli marido casi siempre llegaba antes a casa y
empezaba la cena, pero si yo llegaba antes que él hacía cosas como encen-
Un único punto de vista en ws
' zn;ormes
. ,¡;
der el fuego)). En las entrevistas también encontré evidencias de que algu-
nas de aquellas mujeres habían descubierto el cuidado de los niños en el Ad~más de b información omitida hallé l .
lugar de trabajo. Varias de ellas mencionaron que llevaban a los niños a la saltan ofrecer interpretacio ..' , q.ue os Inforn1es publicados
nes o VISiones unrcas d b" .
escuela y los incorporaban en sus clases: a1 parecer, corno la profesional· ., 1 . ~ cam ros rnevicables,
· 1 E
nrve es. n el informe anual d 1 D
Izacwn Y a transrcró 1
n a as escuelas por
Llevé a mi hijo a la escuela cuando tenía cinco años. Tal vez fuera un error cación la mayor formación d le ~partadrnento de Estado para la Edu-
. . e proresora o se p _,. b
pero rodo salió bien. Los niños del barrio eran amables. Puede que los padres pamrento Imprescindible P. a d fi r"senta a como el equi-
e d ra po er o recer una b d
no me lo hayan perdonado, pero lo toleraron y funcionó. proresora o con pocJ. forn . , d . uena e ucación y el
, . 1acion era escalrficado:
Además, las maestras dan a entender que los superintendentes no es- Sólo aquellos informados ele las condic·
li , ' wnes conocen el pés· b .
taban más limitados que ellas mismas por las nociones de los papeles eva a caoo en las escuelas r 1 b . l Imo tra 3.JO que se
ura es aJo e nombre d -
apropiados para las mujeres casadas y con hijos. Estaban encantados de nos de tales escuelas fueran . . e ensenanza. y si los parro-
conscientes de la fla · . . .
volver a contratar a una maestra incluso si había permanecido en su mente contra sus hij.os al l . granre IDJUSrtcra que se co-
r emp ear a personas rnex ·,
puesto demasiado tiempo estando embarazada y no iban a permitir que ro d a rormación, exiairían en, a· ' . perras, JOvenes y carentes de
o er~Icamence un mavor e l'd d 1 .
la presencia de un niño les impidiera buscar a una maestra. La misma tras lad arían a sus hij. os a m . . . l 1. ,' a I a en a Instrucción o
eJores escue as. '*
mujer que nos dijo que no la habían vuelto a llamar de la escuela nos
contó que más tarde ese mismo año: No es de extrañar que las asociaciones f( . .
a unos cambios pensados pro esronales dresen su apoyo
e ., para acrecentar el re · ·
Estaba en casa con mi hijo (había nacido en junio) y duram:e las vacaciones de reswn mediante la elevación de los . . con~crmrenco de la pro-
Navidad de ese mismo año, el superintendente vino y me dijo: «¿Quieres dejar Pero las voces de las n1aest re~uis~ros de Ingreso a la misma.
. . ras parecen 1ndrcar q h b al
al niño en casa? En Starksboro te necesitan en una escuela grande que tienen>>. guna oposrctón significativa al d ue u o menos al-
. nuevo mo e10 do N
I'v!e io pensé un tiempo y me entraban ataques de llanto. Enronces acepté por- a b ren el tener que ampliar sus d,. 1 b cente. o se tomaron
que me sentía muy sola sin la escuela. Así que sólo pasé seis mqes fuera de la
·cursos
· · nocturnos en una e . . ras a . orables para d esp 1azarse a los
. . ' arrera
1es d e exigencra siernpr.e ca b'
Intermrnable 1 .
escuela. L para a canzar unos nive-
m rantes. as que 11 b .
en 1a enseñanza tenían la sensa . , d eva an m u eh o tiempo
cron e que la · .
A veces las maestras volvían al trabajo porque necesitaban el dinero. se otorgaba a las titulaciones me b b .crecrence Importancia que
nosca a a su laraa , . .
Pero otras, como esta muj;:r que acabamos de citar, revelaron una sensa- poco esta b an convencidas de 1 e ., " expenenCia, y tarn-
.fi que a rormacton p f¡ · al fu
ción de pérdida cuando no podían dedicarse a la profesión que habían cual I Jcación que necesicabJ. b ro e?ton era la única
b un uen maestro· <<N d.
elegido. Este compromiso con la enseñanza puede constituir incluso la uenos n1aestros; seguramente so· . .. o rgo que no sean
·, n me;ores por · ,
base de una renegociación de un contrato matrimonial: cwn ... sobre los libros. Pero h 1 d que tienen mas educa-
ay a go e toque hu c1
La transición a la escuela . 1 . mano que r~uta».
,
d ocumentos oficiales. Aunque 1 por nrve es tan1bré 'b al b
No me lo tomé a mal [que mi marido me pidiese q.ue abandonase la ense- n recr e a anzas en los
. . a gunos autores ex .
ñanza) aunque me senda muy sola cuando no daba clases. Hacía años que no d e 1os vrejos tiempos el obJ.et· 1 presan crena noscalaia
' Ivo es e J.ramente el d e tras la d ar 1a ense- "
. 232 233
6. !.1\ HISTORIA OR;\L Y !.AS EXPERIENCIAS OE LAS MAESTRAS EN VERMONT
HISTORit\S DE VIDA DEl. PROrESORADO
También señalaron una pérdida del sentido de objetivo. En las es- Mi propia interpretación de las vidas de las maestras y de las normas
cuelas rurales sabían que estaban enseñando por vocación más que por que regulaban su conducta pasó por una transformación similar. Du-
dinero, «porque no ganábamos lo suficiente como para que nos intere- rante varios meses tuve colgada en el tablero de la pared una copia de las
sase ser maestras por el dinero, como ahora». Sabían que desempeñaban regulaciones típicas que atañían a las maestras rurales:
.un papel muy importante, especialmente si tenemos en cuenta que de
ellas dependía toda la experiencia educativa de sus alumnos: «Y un niño Las maestras no deben vestirse con ropa de colores vivos. Los vestidos no pue-
que conocía, yo fui la única maestra que tuvo en su vida». También eran den llegar hasta a menos de dos pulgadas de los tobillos. Deben llevar al me-
conscientes de su importancia en la comunidad: · nos dos enaguas. Las enaguas tienen que tenderse a secar dentro de fundas de
almohada.
Las maesrras más viejas ~nseñaban por sí mismas, por los niños, por la comu- [Las maestras] no pueden subir a un carruaje o automóvil con un hombre,
nidad y por los padres. Conozco a una maestr.a que dio clases allí en Cornwall excepto cuando se trate de su padre o hermano. Las maestras no deben entre-
durante años, su padre tenía una granja (criaba patatas y otras cosas) y ella pre- tenerse en las heladerías.
fería dárselo todo a los padres de los niños que enseñaba porque eran pobres. Las maestras deben estar en casa entre las ocho de la tarde y las seis de la
mañana a no ser que deban asistir a alguna función escolar. No fumarán .ril ju-
Algunas maestras creen que perdieron prestigio al ir a las escuelas garán a carcas. Tampoco se teñ_id.n el pelo bajo ninguna circunstancia.
por niveles porque ya no eran la única encarnación del conocimiento en
una comunidad determinada. Los datos procedentes de las entrevistas confirman que tales restric-
Estas actitudes a contracorriente de la opinión pública nunca fueron ciones eran comunes. Una de las maestras, por ejemplo, recordaba que
registradas o publicadas y sin las entrevistas estas voces que nos revelan
235
(,. lA HIS'fORI,\ ORAl. Y IA.'i F.Xl'F.RIENCIAS OE !.AS MAESTRAS EN VEIU..10NT
HISTORIAS DE VIOA DEL PROrESOiv\00
lado las reglas como si no, encontraban puestos en las escuelas rurales
durante una entrevista de trabajo le preguntaron sobre la cuestión de la sin mucho problema. En realidad, se produjo una fuerce falta de profe-
' bebida y el tabaco y que no le dieron la plaza porque reconoció que «de sorado durante buena parte del período investigado. En 1918, por
vez en cuando le gustaba fumarse un cigarrillo». Otra maestra nos relató ejemplo, el su-perintendente de educación del estado decía:
las críticas que recibió por hacer bailes de figuras con los niños: no era
un comportamiento digno de una dama. Otros aspectos de la vida de La carestía de maestros plantea un grave problema. Un cuidadoso censo reali-
las maestras también estaban sujetos a limitaciones parecidas. Miss zado en Vermonr [... ] muestra que faltan [... ] más de 150 maestros rurales. (... ]
Allen, por ejemplo, nos contó que «todas las maestras tenían que viví~ Durante la guerra muchos antiguos maestros consideraron de buen grado que
en el mismo distrito donde daban clases, aunque su familia viviese a su deber patriótico era prestar sus casas para que fueran utilizadas como escue-
una distanc·ia razonable como parJ. desplazarse cada di a al trabajo», ·Io las. Esta situación no se da en tiempos de paz. En consecuencia debemos prepa-
cual garantizaba que su conducta fuese siempre observable. Por otro rarnos para hacer frente a la mayor escasez de profesores en los próximos años. 19
lado nos confesaron que tales restricciones tenían un coste. Una maestra
decía que <<cara afuera» respetaba la obligación de comportarse (<como La situación no mejoró durante los años 20 a pesar de la puesta en
una dama» y añade: «pero por dentro me rebelaba». Otra sumaba todas práctica de progran1as de formación pensados para facilitar el acceso a la
estas prohibiciones de forma particularmente vívida: «Las maestras éra- profesión. Durante la Depresión, cuando las mujeres (especialmente l~s ·
mos una cosa aparte ....:suspiró-. No podías hacer nada de lo que hacían 'casadas) perdían puescos de empleo en la mayoría de los lugares, el su-
los demás>>. perintendente estatal señalaba que la situación era bastan te diferente en
La conclusión de que las profesoras eran «las víctimas o prisioneras Vermont:
de una ideología [... ] que se les había impuesto» es muy fácil de deducir.
Tyack y Srrober, por ejemplo, asumen esta afirmación al sostener que En un momento como el presente en que la mayoría de los estados tiene un
estas restricciones no habrían existido si los hombres hubiesen sido ma- exceso de profesorado es sorprendente enterarse de que en Vermont sólo existe
yoría en la profesión: un exceso por lo que respecta a la enseñanza secundaria y que, de hecho, hay
una falta de maesrros bien preparados para la enseñanza primaria. A medida
Los efectos de la feminización de la enseñanza [... ] también son evidentes en la que remita la depresión, muchas mujeres que habían vuelw a la en~eñanza
subordinación de las maestras a las estrictos límites del decoro impuestos por para completar los ingresos familiares regresarán de nuevo a sus hogares y reto-
las comunidades locales, especialmente en los pu~blos. Si la mayoría de miem- marán sus deberes como amas de casa. 20
bros de la profesión docente hubiesen sido hombres maduros, es difícil imagi-
nar que los patronos de las escuelas hubiesen insistido en [;¡ supervisión de la Justo antes de la Segunda Guerra .ivlundial, el superintendente se-
moral y las costumbres del profesorado como hacían en el caso de las mujeres guía insistiendo en que había escasez de profesores; la guerra misma
jóvenes. 18 acentuaba el problema.
Si, como mano de obra escasa, las profesoras eran una fuerza poten-
Al mismo tiempo, la información no coincide a la hora de sostener cialmente poderosa qu~ tal vez podría liberarse de los pactos restrictivos
este tipo de interpretaciones simples. En primer lugar, como ya hemos (no sólo de vez en cuando y c:n·Ia práctica, sino también como ideología
mencionado, era frecuente que se produjeran infracciones de las reglas dominante), ¿por qué seguían sosteniendo que en general respetaban
que no podfan hacerse públicas. Las maestras continuaban en. sus clas~s estas nociones de conducta «de~orosa»? Si escuchamos atentamente lo
una vez casadas a pesar- de las normas que decían lo contrano y habt~ que dicen las maestras sob_re estas limitaciones, emerge una interpreta-
tualmente hacían sa~er que no se reproducían precisamente por «poli~ ción más completa. Puede que ·las maestras se hayan quejado de las res-
nización». En segundo lugar, las fuentes publicadas (así como las entre- tricciones; pero también hablan de ellas con cierto orgullo y las rel.acio-
vistas que nos hablan de la búsqueda desesperada de maestras por parte nan con ideas de protección y de posición. ·
de los superintendentes) indican que las maestras, tanto si habían vio-
237 ~
236
HISTORIAS DE VIOA DEL PROFESORADO G. LA H.ISTORIA < lRAL Y LAS EXPERIENCIA) DE !.AS MAESTRAS EN VF.R.\IONT
En primer lugar, dadas las posibilidades de acoso sexual discutidas Mrs. Ulland dijo: «Las maesuas y los sacerdotes solían estar parejos en
anteriormente, las maestras insinuaban que las restricciones les asegura- cuanto al respeco y al prestigio que tenían».
ban que su comportamiento sería impecable: También nos comentaron que los miembros de la comunidad acu-
dían a ellas cuando se trataba de resolver problemas de la índole más di-
Se criticaba mucho a las maestras incluso respecto a su vida privada. Tenías versa, lo cual demuestra que se las consideraba personas sensatas y con
que vigilar con quién te relacionabas. Creo que eso era una de las cosas que :e- conocimiencos. Nfrs. O'Hara recuerda que una vez un granjero le·pidió
nía: sólo escogías a las personas que tenían buena reputación. No querías que que calculase el volumen de un silo, y Mrs. Winters recuerda haber des-
te vieran con un grupo de gente que tuviera mala fama entre la comunida.ci.. pertado expectativas aún más al'cas:
Especialmente los chicos. No querías que te vieran con chicos de .mala reputa-
ción. Esperaban que la maestra lo hiciera todo y lo supiera todo. Si había un niño
enfermo te avisaban a ti para que les dijeras qué hacer. Hasta te mandaban el
Se sentían seguras ante la posibilidad de que las consideraran respon- frasco de aceite de castor si no podían conseguir que· el niño se lo tomase y es-
sables de los requerimientos indeseados a causa de un comportamiento peraban que cú se lo hicieras uagar.
«provocativo». También plantean que las restricciones podrían haberlas
protégido realmente frente a la conducta abusiva de los alumnos varo- Es posible que las restricciones, al identificar a las n1aesuas como
nes de un modo desconocido para las profesoras de hoy en día: personas con atribucos distintivos, les ayudaran a consolidar una posi-
ción que probablemente no hubiesen conseguido alcanzar de otro
Cuando era secretaria [en una escuela por niveles] vinieron dos profesoras jó- modo debido a su poca práctica y formación. Su diferenciación les ase-
venes (las dos guapísimas) y me dijeron: «Tienes que ayudarnos, tenemos pro- guraba que representasen la moralidad y el conocimiento. 22 En realidad,
blemas». «¿Qué o:S pasa?», pregunté. Y ellas me dijeron el nombre de dos chi- las propias maestras lo sugieren cuando en sus recuerdos conectan el
cos mayores, de secundaria, que habían utilizado un lenguaje obsceno con respeto con las restricciones:
ellas. Me dijeron: «¿Qué hay que hacer cuando nos hablen así?». Y yo les dije:
«A mí no me habrían hablado de ese modo». «¿Por qué?». «Porque yo no les [Había] un gran respero por la maestra en la escuela rural. Así que a la hora de
hubiera hablado a ellos de ese modo». Así es la cosa. comer ponían un sirio para. mí en la cabecera •.le la mesa y allí comía sola.
Echaba canto de menos mi casa que casi me moría.
En segundo lugar, y esto tal vez sea todavía más importante para este Sé que las maestras eran [respetadas]. Es algo intangible. Las profesoras
nuevo análisis que proponemos, en la medida en que las restricciones hoy en día (y no digo que esté mal) son libres de vivir como ·quieran. Y yo he
defin.ían a las maestras como «una cosa aparte», también les otorgaban conocido maestras (seguro que usted también) cuyas vidas personales no son
una posición única que podían aprovechar para cumplir la doble tarea objeto de ninguna vigilancia. Los padres lo saben y los niños también. Así que
de la enseñanza y el servicio a la comunidad. . a lo mejor en cierto modo era bueno que se esperara de las maestras el cumpli-
En 1925 la media de edad de las maestras de las escuelas rurales era miento de ciertas normas.
de 23,2 años; es de¿ir, que se podía entrar en la enseñanza con sólo un
año de preparación. 21 No obstante, a pesar de su juventud y de su poca Las maesuas no eran responsables sólo del contenido del proceso
formación, la maestra tenía que lograr que la respetasen en la clase y en educativo, sino también de crear la posibilidad de que ese proceso tu-
la comunidad en general. Todas las maestras sin excepción recuerd"an viera lugar así como de que existiera su propio empleo. El distrito en el
haber gozado de este r.espeto. Mrs. Crowell, por ejemplo, cuando le pre- que se encontraba la escuela era un área geográfica definida por la dis-
guntamos acerca de la posición de la maestra en la comunidad, respon- tancia respecto de un punm central y planeada para que los niños de un
dió: «La maestra era alguien. [... ] Se la respetaba mucho. [... ] A mí mismo vecindario pudiesen ir andando a la escuela. El distrito no tenía
siempre me invitaban a las comidas o a las fiestas de todo el mundo». Y ninguna existencia independiente como entidad: no tenía ningún signi-
238 239
G. lA HISTORI,\ Olt·\1. Y lA~ EXI'EHIENCI1\S DE LAS ,\IAE.'iTRAS EN VERMONT
sión. Eso era lo que la gente esperaba de todo profesor [... ) Si no hacías ese
ficado político, religioso, mercantil o social. Lo que unía al distrito, o ~o tipo de cosas no eras una buena maestra; y era rodo un problema que los
que lo definía como una unidad con intereses com,unes, era la ?,res~nc:a profesores de ahora no tienen [... ] N un ca intenté librarme de ello. Supongo
de la escuela. Pero la escuela del distrito mantema una relac10n Inco- que si lo hubiese hecho no me hubiesen considerado una buena maestra.
moda o paradójica con su entorno: aunque.la pre~encia d~, una ~scuela Cornwall era una comunidad muy buena y solíamos organizar muchas ac-
era lo que definía un área como una comumdad, ~In la aceran untfica~a tividades en la escuela y recogí fondos para cambiar los asientos (... ] y, bueno,
de los habitantes del distrito para mantenerla, dtcha escuela no pod1a se empezó a hacer para unir a la comunidad. Hacíamos partidas de cartas. Y
existir. Si la maestra quería conservar su empleo tenía que generar el yo siempre organizaba algün espectáculo para Halloween y Navidad.
apoyo de la comunidad no sólo por su actuación, si~o p~r la escu~la ~n.
general. Si quería calefacción y agua corriente en elin.tenor del edtf'i:10, La «diferencia>> de las profesoras puede haber sido de importancia en
tenía que crear el suficiente entusiasmo en la co~untda~ para que esta este proceso: les permitía mantenerse aparte y que se las consic;lerara li-
quisiera sufragar los gastos que supondrían estas InstalaciOnes. '!,
como bres de implicaciones con facciones particulares. Una maestra, aunque
su sueldo estaba en relación con la calidad de la escuela (medtante los de forma inconsciente, nos lo sugirió cuando enlazó el servicio a la co-
descuentos estatales al distrito), tenía una motivación material añadida munidad con las restricciones. Después de describir su panicipación en
para buscar la implicación de la comunidad en proyectos como pint:r ~os «entretenimiencos», le preguntamos si tenía otras respünsabilidades
el edificio o plantar un jardín alrededor. Así pues, la maestra que habta hacia la comunidad y nos contestó: «No era consciente de que tuviese
sido contratada por el distrito, debía crear dicho distrito y hacer que se alguna, salvo la de caminar por un sendero recto y estrecho por lo que
desarrollaran actividades colectivas. Mrs. O'Connor nos ofrece una respecta al carácter. Sabías que eso era lo que se esperaba de ti».
buena descripción de este funcionamiento: Por supuesto, las impresiones que extraemos de los documentos es-
critos no están completamente equivocadas. Las maestras de la Nueva
Así que hacia esa é~oca del año me puse las botas para la nieve y fui a visitar Inglaterra rural en la primera mitad del siglo XX cobraban menos que
varias casas. Me interesaba p0rque desde el estado se animaba mutho para que los maestros varones (en cualquier situación) y menos que sus colegas
los edificios escolares cumplies-:n unos mínimos. [ ... ] La maestra cobraba más, femeninas en las escuelas por niveles, daban clases en entornos inade-
pero no era sólo eso; realmente mirábamos por el estado, y la cant~dad que se cuados, tenían carreras profesionales breves y estaban sometidas a una
ororgaba a la escuela también era mayor. Así que era realme~te Importante «supervisión estricta». 23 Sin embrago, como hemos visto, ésta no es la
para las familias y para la gente del distrito que la escuela e~ruvtese e~ buen es- imagen completa. También se enorgullecían de su profesión, luchaban
tado. Habíamos recogido dinero de mucha maneras, orgamzando bailes, cenas por conservar sus empleos y creaban oportunidades para mejorar sus
y rodos eso, y muchas veces los padres o gente interesada de la comunidad ve- condiciones de trabajo. Y utilizaban las normas que restringían sus ac-
nían y ha~ían los trabajos de carpintería. Así que, entre los qos tipos de ayuda, ciones para su propio beneficio . .Nfás que una simple marca de su opre-
teníamos unas escuelas bastante buenas. Fue en esa escuela donde fundé la ~ión, es_tas. restriccio.nes se convirtieron _el). ~n -rec"t.iisó; hi' base de ITna
asociación de padres. Y así es como mantuvimos la escuela en condiciones acumulación.de _influencia dentro de la comuriidacL Ia" escuela -y sus vi-
mientras yo estuve allí. das personales. El hecho de-que-incluso pudieran abandonarlas en de-
terminadas ocasiones plantea la conveniencia de considerar a las maes-
Otras mujeres recuerdan haber organizado entretenimientos .~urante tras como un grupo relativamente poderoso e ifwentivo. La conclusión
las vacaciones para demostrar que eran buenas maestras Y.tambt~n para de Nancy Cott según la cual la tenacidad de la ideología de la domesti-
levantar los ánimos de la comunidad de manera que eStUVIeran dispues- cidad «se debía tanto a los motivos de las propias mujeres como a la im-
tOS a mantener la escuela: posición de los deseos de los hombres o de la "sociedad''», también es
aplicable a la persistencia de los criterios sobre el comportamiento co-
En vacaciones -Navidad, Día de Acción de Gracias.-..- programábamos acti- rrecto de las maestras de principios del siglo xx. 24
vidades en la escuela y venía roda la gente del distrito. Era como una diver-
241
240
6. LA HISTORIA ORAL Y LAS EXPERIENCJ,\S DE LAS MAESTRAS EN VF.RMONT
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO
3. Vcrmonc Board of Educ:uion ( 1900-16) Vermorzt Schoof Reports, Rur 1an d , \1vermonc: T ur-
Al mismo tiempo existe una verdad contraria. Las maestras podían 1
ce eompany.
violar las reglas, pero no las podían ·cambiar. En la medida en que 4. Bauley, F. L. ( 19 39) A l'!amzed Sup•nfv
. .
o~'Teachersfor Vermont , N ueva v10r k: Bun:au o f pu-
r ._, '1
aceptaban las restricciones como una forma de poder personal, elirni~ b!JcaCJons, Teachers College, Columbia Universiry· Carnegie Foundac·
. . •
e h 1d
ton 10r e e ,, vancemenc
naban la posibilidad de conseguir una base colectiva para una resis~ ofTeachmg (1914) A Study ofEducation in Vermont Nueva York· Sean H'
• •
·~'E'J
e. zstory o1 auccltlon.
·
5. Bernard, R. M. y M. A. Vinovskis (1977) uThe Female Schoolce-1ch · A B 11
tencia eficaz. La conformidad exterior a las normas del comporta~ · er ll1 nce- e um
Massachusem», journa! ofSocia! History, Vol. 1O, N° 3; Clifford G. J (1983) 0 h ·
miento propio de una dama (aunque corriera pareja con la rebelión . ' · " aug cers meo
Teachers»: Oemogr:1phtc Influcnces on che Transform:uion ofTeaching t'nco "'vi • 1v1 k"
interior) limitaba los términos en que se podía librar la batalla por la. . . . " women s wor
tn Amencan, Hzstory ofEducation Review, Vol. 12, No 1; Scrober, M. H. y D. B. Tyack ( )
1980
mejora en su empleo. «\Vhy Do Women Teach and Men Manage? A Reporc on Research on Schools,., Signs, Vol. 5,
No 3; Tyack, D. B. y M. H. Scrober (1981) uJobs and Gender: A Hiscorv. of che Scru e eunng ·
o
f
Educacional Employmenr by Sex», en P. .A .. Schumuck; W \V,. Charcers Jr. y R. O. Carlson
Conclusión (eds.) Educationa! Poficy ancl iV!anagemerzt: Sex Diffirerztials, Nueva York: Aodemic Press.
6. Jones, J. ( 1980) So!diers of Light and Love: Northern Teachers and Ccorgia Blacks, 1865-
1873, Chape! Hill, Norch Carolina: Universiry of Norch Carolina Press; Hoffman, N. (1981)
En esce capítulo me he ocupado de la forma en que los materiales publi-
~t:''Ómen~· Tme Profission: Voices from the Hisrory ofTeaching, Old Wescbury, 0fY: Feminisr Press;
cados limitan nuestro acceso al material que revela lo que significaba
!<aufTman. P. W (1984) Women Teachers on the Frontier, New Haven, Conneccicuc: Ya.le Uni-
. para las mujeres ser maestras rurales en la primera mitad del siglo XX. La versiry Press; Rineharc, A. D. (1983) lvforcals in the lmmorra! Profission: An Oral History ofTea-
historia pública suele omitir la perspectiva de las minorías, pero además ching, Nuev3. York: Irvingron.
las vidas de las mujeres son ocultadas porque se pasa por alto informa- 7. Gluck, S. (1977) «Topical Guide for Oral Hisrory Incerviews w.irh \'Vomen», Frontiers,
ción importante, se evita conscientemente o se distorsiona. Por otro VoL II, No 2.
lado, la historia oral también puede despistarnos puesto que se trata de 8. Projecr ac che Universicy of Michigan (1977) «Incerview Guide for che Twenrierh Cen-
cury Trade Union \X'omen: Vehicle for Social Change,, Frontiers, Vol. II, No 2.
un método poco adecuado para obtener un perspectiva general o una
9. Ndson, M. K. (1988) «The Threac of Sexual Harssmenr: Rural Vermonc School Tea-
secuencia detallada de los hechos. Además pueden existir problemas du-
chers, 1915-1950», Educationaf Foundations, Vol. 2, No 2.
rante el prupio proceso de entrevista, especialmente cuando se pide a 1O. Vermonc Teachers Associarion (1982) Vermont Schoo! journa!, p. 4.
los entrevistados que recuerden hechos ocurridos mucho tiempo atrás. 11. Tyack, D. B. y E. Hansor (1982) !vfanagers ofVirtue: Pubfic Schoo! Leadership in Ame-
Incluso cuando el recuerdo es exacto, hay muchos motivos para distor- rica, 1920-1980, Nueva York: Basic, p. 192.
sionar la representación del pasado. P.ero cuando se combinan ambas 12. !bid., p. 8.
metodologías, podemos obtener nuevas perspectivas sobre los hechos 13. Tyack y Hansoc (1982) lvfanagers ofVirtue, p. 175.
que nos ayuden a responder a los interrogantes que deberían encon- 14. Vermonc Board ofEducacion, VermontSchoo! Reports, 1938, pp. 7-8.
15. !bid., p. 8.
trarse en el corazón de toda investigación sobre el significado del hecho
16. Nelson, M. K. (1983) «From che One-Room Schoolhouse ro che Graded School: Tea-
de ser maestras en las vidas de las participantes.
ching in Vermonr, 1910-1950», Fro,;tiers, Vol. VI[, N~··Jf..::: .. ::- . _
17. Cocr, N. (1977) The Bonds o/~Ylómá,fhtiod, Nr::w Haven-, ~cCEKUE:.Yale Universiry
Press, p. 197.
Notas 18. Tyack y Srrober, «Jobs and Gender,, p:1 ~5.
19. Vermonc Board or'Educacio~, Vermont Schoof Reports, 1918, p. 13.
l. Srone, M. S. (1935) History of Education: State ofVemzont, Moncpelier, Vermonc: Capiul 20. Vermonc Board ofEducacion, VennontSchool Repom, 1934, pp. 11-12.
Ciry Press; Tyack, D. (1974) The One Best System: A History of Amerimn Urban Education, - 21. Bailey, A P&.nrzed Supp!y. .
Cambridge, ~lA: Harvard .Vniversiry Press. 22. Tyack y Hansoc, lvfanagers ofVirtue.
2. Clifford, G.]. (1978) «Hiscory as Experience: The Uses of Personal-Hisrory Oocumencs 23. Tyack y Srrober, uJobs and Gcnder>•, p. 145.
in che Hiscory of Educacion», History ofEducation, Vol. 7, No 3; Clifford, G. J. ( 1978) «Home 24. Caer, The Bonds ofWomanhood, p. 197.
and School in che 19'h Cencury America: Sorne Personal-Hiscory Repares from che Unircd Sra-
res», History ofEducation Quarterly. Vol. 18, No l.
243
. 242
7 ¿Por qué abandonan la docencia
las mujeres .activistas progresistas?
Kath!eerz Casey
In traducción
245
HISTORIAS DF. VIDA DEL PROFESORADO 7. ¿POR QUP. AI\,\NDONAN lA OOCENCI.-\ lAS MUJERES ACTIVISTAS PROCRF.SISTAS?
de Ornstein 4 y Arnold 5 sobre el mercado de trabajo docente se estructu- orientado según la teoría, la metodología y la política esbozada por el
ran en términos de «oferta y demanda» demográfica. Dentro de la Popular Memory Group [Grupo Memoria Popular], 11 por la produc-
misma tendencia, las recientes recomendaciones del Holmes Group nos c~~n teórica de la revisión del feminismo. y, en el campo de la educa-
previenen de una «escasez inminente de profesorado cualificado». 6 cton, p~r la ~bra.~e Hoffman,.12 ~elson, 13 Kaufmann, 14 y Spencer.l5
Asimismo, se ha empleado un número limitado de estrategias de in- Mt mvest1gacmn, por consigUiente, se basa en diversas nociones in-
vestigación a la hora de tratar este tema. El perfil de las personas que ya terrelacionadas. Coloco las propias interpretaciones del profesorado so-
no forman parte del cuerpo docente suele trazarse estadísticamente más bre ~u. experiencia en el centro de mi proyecto, puesto que creo que los
que en términos personales, y es habitual que la información se obtenga par.nctpantes pueden suministrar un conocimiento diferente, y tal vez
de fuentes como los archivos de distrito/ los departamentos de instrúc- meJOr, sobre las condiciones dominantes que el que genera un observa-
ción pública, 8 o mediante investigaciones que resppnden únicamente a d~r distanci~do. Esto. :ignifica que las historias de vida no se incluyen
los intereses de los investigadores. Las correlaciones que Schlechry y s?lo por la «Inf~rmacton>) que de ellas puede extraerse, sino que se con-
Vance 9 deciden investigar se basan en sus propias interpretaciones de las stdera que las «mterpretaciones)> que forman parte de las narrativas son
tendencias sociales más que en las de los sujetos investigados. componentes tan valiosos o más que la información en sí.
La configuración específica de lo que se selecciona y lo que se pasa La diferencia entre la investigación existente sobre la permanencia
por alto construida en este modelo de investigación da a sus resultados ·del profesorado y el área emergente de los estudios sobre las historias de
un sesgo particular. A fuerza de omitir las voces de los profesores y pro- vida no es simplemente una cuestión de si los investigadores recogen los
fesoras corrientes, lo que hace en realidad la bibliografía sobre las carre- ~aros sobre los sujetos o a partir de ellos, ni de hasta qué punto se ob-
ras profesionales de los docentes es silenciarlas. Metodológicamente tiene la .información directamente de los participantes, aunque todo
esto significa que, aunque estemos estudiando un rema en el que la. ~sto s~a tmporra~te. Lo que está en juego es la relación de poder entre
toma de decisiones tiene una importancia capital, los investigadores es- l~~esngador.y SUJ~to. Es esencial en mi enfoque el respeto por la auten-
peculan acerca de las motivaciones del profesorado o, en el mejor de los tiCidad y la tn~egndad del discurso del narrador o narradora, al que se
casos, las estudian a partir de una serie de opciones predeterminadas. ve como el SUJeto que construye su propia historia más que como un
Teóricamente lo que se desarrolla es una visión instrumental del profe- · objeto de investigación.
serado, reduciéndolo a la categoría de objeto que puede ser manipulado El formato de final abierto que he empleado en mi propia investiaa-
0
para alcanzar determinados fines. Políticamente el resultado es una po- ción permite que dominen los intereses de la narradora porencima de
lítica educativa edificada sobre el oportuno sistema de recompensas y los de la investigadora. Las relaciones políticas de la investiaación están
penalizaciones institucional, más que sobre la búsqueda de una cohe- organizadas d_e tal modo que la voz de la profesora reciba el mismo tra-
rencia con el deseo de los docentes de dar sentido a sus vidas. tamiento y goce de la misma posición que la de la investigadora. Así, el
proceso de interpretación se deja en buena medida en manos de los su-
jetos mismo~, ~ientras que la _investigadora se dedica a descubrir los pa-
La comprensión de las vidas del profesorado trC)nes de prwndades en las narraciones. ·
El contraste entre las propias formulaciones del profesorado y las
La recopilación y análisis de las narrativas de historia de vida, como de- que se producen en la academia puede así ponerse de relieve, y también
mostraré más adelante, ofrece un enfoque radicalmente diferente para puede estudiarse la disparidad existente entre. los textos producidos por
la comprensión de las vidas del profesorado. El poder de este modo al- docentes y los documentos sobre política pública. Esta noción de «diá-
ternativo de invéstig~ción para desafiar la configuración dominante de logo» entre «textos sociales>} se. explica más detalladamente en «Teacher
la investigación. apenas está comenzando a desplegarse a medida que as Author)) [El profesor como autor] . 16
más investigadores e investigadoras exploran sus posibilidades. Como El análisis que sigue crea un diálogo entre la bibliografía sobre el
discuto más extensamente en otro lugar, 10 mi propia práctica se ha abandono docente y un conjunco de hiscorias de vida narradas por
246 247
7. ;1'01{ <¿U(:. t\Bt\NDONAN l.A fJOCENClt\ I.AS ,\lUJERES ACTIVISTAS 1'1\()GIU:.SISTA.S?
HISTORIAS OE VIDA DEl. I'ROFESORt\DO
hijo y contrajo una grave diabetes. Poco después del traslado, su marido el de sus colegas. Una profesora de una escuela. urbana may · ·
ontana-
también cayó enfermo y a pesar de sus propios problemas físicos ella mente negra valora sus esfuerzos de la siguiente manera· --r b ·
· « ua aJo
obtuvo un puesto de profesora de música en una organización religiosa. como una burra. Hago el trabajo de dos personas. Durante el al
.' N · muerzo
Aquí, de nuevo, más que abandonarse se redefinió la dedicación a la en- tam b Len. o tengo ne.?2P.~.Jibre». Una mujer que había dado clases en
señanza. esc~:las urbanas púb-licas y alc~~~rv~ elogJ.aa aquellos qHe continúan
El interés por el estado civil en la discusión sobre las vidas de las pro- hactendolo:
.
«Los profesores que ahora mismo sio-uen
b
hac 1"endo ese tra-
fesoras es, y siempre ha sido, un enfoque demasiado limitado. Ello es tal baJo me parecen gente asombrosa y maravillosa, teniendo en cu
'
como son 1as con d"tcwnes
· de la enseñanza». enea
vez muy evidente en las narrativas de las siete monjas católicas incluidas
en el estudio, para la cuales ni el matri-monio ni el cuidado de los hijos
tenían ninguna importancia. Los motivos por los cuales sólo una de es-
tas mujeres continúa enseñando en un aula convencional debemos bus- La culpa es del sistema
carlos en otro lugar.
De acuerdo con estas narrativas, el problema de la educación estadouni-
dense no es ~u profesorado sino el sistema opresivo en el que se ve obli-
El valor del trabajo de las mujeres , gado a trabapr. En conjunción con la estructura social en general, la or-
ganización educativa genera unos problemas que luecro se achacan a las
Aunque se ha dicho que la compatibilidad con el matrimonio y los hi- vícti_mas. La misma profesora negra que hablaba des~ exceso de trabajo
jos constituye .uno de los motivos del atractivo de la enseñanza para las analiZa las razones por las. que lamenta haberse dedicado a la docencia
mujeres, este aspecto también ha sido la base de las acusaciones de la de la siguiente manera:
«falta de compromiso de las mujeres». 21 Las mujeres de este estudio eran
muy sensibles a la devaluación de las profesiones «femeninas»; los este- No se lo recomendaría a mis hijos. Yo misma no volvería a hacerlo. Cuanto
reotipos de género de la profesión se consideraban como un freno espe- más trabajas menos te aprecian ciertas personas. No hay ningún motivo de or-
cialmente entre las profesoras jóvenes de escuelas públicas, que explica- gullo. No le digo a la gente que soy profesora. Puede que la sociedad tenga
ban su reticencia inicial a incorporarse a la profesión por su pésima re- mucho que ver con ello. Y demasiada política. No me disgustan los niños; lo
putación pública. que me disgusta es el sistema.
Y siempre me supo mal por los profesores. Pensaba que eran profesores, ya sa- «El sist~ma» llega incluso .a «destruir a algunas personas», recuerda, y
bes, porque no podían hacer otra cosa[ ... ] Como si en realidad no les hübiese nos da el eJemplo de una amtga suya que se vio obligada a abandonar su
ido bien en otro trabajo y como último recurso hubiesen optado por la docen- empleo. Ella misma tiene intención de coger pronto la jubilación, como
cia. Especialmente los hombres. Y las mujeres ... Supongo que pensaba que da- han hecho muchos de sus colegas: «La gente se marcha en cuanto tiene
ban clases porque no podían hacer otra cosa. Estoy convencida de que esa idea la edad suficiente para ~e.rirar~e. Algunos lo dejan antes incluso de llevar
la saqué de mis padres, que tenían una gran ... voluntad de ascenso social ... y l~s-25. años·. No. lo .Pl:ledén._aguantar. Yo aguanto y no me quejo. Hasta
que eran muy agresivos en ese sentido. dtsfru to». .. ·. ·. · . ·· ·
. Hay que señalar que Ótra~·dos mujeres del estudio no considerab~n
Finalmente, no obstante, ni la atracción de profesiones más presti-. su jubil~ción como una forma «ha.tural» de baja laboral; ~mbas profeso-
giosas y mejor pagad~s, ni la mala reputación de la enseñanza impidie- ras retiradas describían el final de s.us carreras profesionales como ·resúl:..
ron que las mujeres del estudio se incorporaran a la docencia o que tado de una pérdida de significado en su trabajo que se vio acelerada
permanecieran en ella. Aunque siguen siendo conscientes de las críticas por las regulaciones inflexibles, y no como una· mera consecuencia de la
públicas, la experiencia les ha enseñado el valor de su propio trabajo y edad.
250 2'51
7. ;I'OR QU(. AIIAND<>Nt\N I.A DOCENCIA l.t\S MUJERF.) ACTIVISTAS I'ROCRF.SISTA.'í?
«Me encantaba la gente a la que enseñaba» es un comentario típico Eso no quiere decir que durante los primeros años que di clase allí el racismo
de las monjas católicas de este escu~io. Hablando de los chicos del cen- no existiese, o que la gente no fuese racista. Pero tenían la boca cerrada. Se cui-
tro de la ciudad con quienes trabaja, una maestra de una escuela de pri- daban mucho de que no se les escapase nada, porque era a principios de los 70
maria predominantemente negra nos dijo: «Su cariño ce llaga al alma». y no parecía que los blancos antirracistas y Ja gente de color .fuesen a tolerar
El deseo de ayudar a grupos concretos de chicos y chicas fue la causa ninguna muestra de racismo.
de que varias mujeres desearan ampliar su esfera de actividad más allá Pero a finales· de l?s 70 y principios de los ?O, la ge:_nte empezó :1 sacarlo y
de la escuela. Una de ellas se lamenta de las limitaciones del papel del durante el último par de años en X, una vez me pasaro~ una noca por debajo
profesorado dentro del s.istema educativo:
• Bwing en el original. Se refiere al servicio de cranspone escob.r inscauradn en EEUU.
Teniendo en cuenta las condiciones de la enseñanza y lo poco que puedes ha- f'·.:1edianrc los aurobuses los niños y·niñas, independiencemc:nce de su origen écnico o lugar de
cer por estos chicos y chicas ... Quiero decir que se encuentran en unas condi- residencia, podían asiscir a la escuela de su elección. (N. de !.1 t.}
ciones emocionales, económicas, psicológicas ... físicas terribles. Y es tan poco
253
. )'))
7. ;POR QUf!: ABANOONAN lA DOCENCIA LAS MUJERES ACTIVISTAS PROGRESISTAS?
HISTORiAS DE V1DA DEL PROFESORADO
.. . ·'....,.-.o:::"''"'
gente se reúne y forma unJ. especie de co~unidad; no es una prisión, y si se
de la puerta que decía, ya sabes, «negra no sé qué>'. Y en ot~a ~casión un chico
puede comparar con algo, ese algo es una familia más que una d.rcel. y m·i ex-
se dedicó a pasar esta nota en una de mis clases de culmra etmca, Y a hablar de
periencia en esa escuela se parecía mucho más a la de una prisión. y en aque-
esos «ojos oblicuos>' y a decir palabrotas y a hablar de bombas H. Me puse fu_
llos momentos no estaba destinada al servicio de penitenciarías, así que decidí
riosa de verdad. Y tenía que aguantarlo. marcharme.
Pero debido a que se trataba de una profesora con experiencia esta- Otra monja nos explica lo siguiente:
blecida en un contexto generalmente positivo, éstos Y otros acantee~- .
mientas políticos no perturbaron su vida: «Hubo un par de ve~es en
Dejé la enseñanza porque me cansé de intentar cambiar el sistema. No podía.
que me llamaron comunista salvaje, ya sabe~··· ¡Co~a q~e a ~o meJor era
Y ya no podía luchar más. No podía quedarme quiera viendo las injusticias
verdad! Pero esos incidentes no marcaron mi expenenCia alli».
~ue. se come:~an contra los chicos y chicas. Percibía una enorme represión.
--:onrra los ntnos. Y a causa de ello quería quedarme, para que al menos hu-
::Hese algunas .voces, porque los ... algunos de los profesores con los que traba-
La relación con los administradores
aba eran genrales, eran gente genial, ya sabes, para los niños. Para mí no tiene
;e~rido estar en la enseñanza por otro motivo que no sean los niños.
Los administradores son la fuente de los problemas escolares más pro-
fundos y persistentes según la n:~.l~ción de las mujere~ del-estudio, .a~~-·
que reconocen excepciones positivas («Nfe encontre e~ una posicion
~ El sistema de control es tan rígido que incluso la solidaridad de.Í pro-
~esorado con los alumnos y alumnas podía tener consecuencias neaaci-
privilegiada y pude trabajar con di~ectores que me ap~eciaban y respeta~ las para ellos: o
ban relativamente))), pero las queps contra determinados agentes ast \- :
como contra el sistema mismo recorren todos los relatos. Incluso aque-
.:ra como si lt_jerarquía, los administradores del sistema educativo, fueran cie-
llas mujeres que han trabajado en los servicios administrativos se niegan
~~s Y fueran in'capaces de ver quiénes eran los alumnos. Eran como el Papa,
a aceptar determinados aspectos del s~stema :xistent~. l!na de ellas des~
lictando todas esas leyes y codo lo que dicen que tienes que hacer como prore-
cribe sus esfuerzos por acabar con la Jerarquia autontana de su escuela, ;ora [... ].
otra relata sus dificultades a la hora de conseguir una plaza en un gran
Y luego estaba el problema para mí en una escuela católica de que tenía
estado del noreste en el que sólo había cuano mujeres dire~t~ras.de ins-
1ue hacer las cosas de una forma determinada y, si no lo hacía, enronces mi
tituto. Tras todas estas críticas se encuentra el rechazo al pnvileglO mas-
:!ase también sufría las consecuencias. No era sólo yo.
culino sobre el que consideran que se basa la estruc~u.ra orgmizativa de
las escuelas. Según estas interpretaciones, los adm1n1str~dores varones
están situados para ejercer la autoridad sobre sus subordinados, y aun-
E~ otra versión del q>nflicto con los administradores,
una mujer que
tntenormente había dado clases en una base militar recuerda que sus
que se encuentren en las mejores condiciones las prof~soras y el ·al.um- dumnos de secundaria podían y querían ayudarla:
nado se hallan en una posición más vulnerable. En realidad, las muJer~s
ansiaban relatar las experiencias que habían tenido en las peores condi-
- ~~ h.~mbre entró y le dio una patada a la bolsa de barro, le hizo un agujero y se
ciones. :;.
·~rtto todo ~n el su~lo. Y dijo: «A ver si limpia esro,-está hecho una. porque-
Las profesoras de este estudio dejaron determinadas escuel~s y la e~
ta>,. Los chtcos lo VIeron ... y fue como un instante de reconocimiento. Me
señanza en general debido a la supresión sistemática _d~ los -cht~~s y cht-
niraron y dijero~ «No se preocupe, Mi~s X, ya lo limpiamos nosotros>'. A
cas. Como nos cuenta la integrante de una orden rel1g10s4 CJ.toltca:
l~rtir de entonces los chicos ~e apoyaron más que .nünca, porque habían
·tst:o que me encontraba en una situación muy incómoda y que era objero de
y el motivo por el que dejé la escuela fue que estaba en desacuerdo con buena tn acoso constante.
parte de: su fibsofía. Creo sinceramente que la escuela es un lugar donde la
255
7. ;POR QUI?. ABANDONAN LA DOCENCIA lAS MUJF.RE.S ACTIVISTAS PROGRF-'iiSTA.S?
una ira estrictamente personal, por la forma en que me rra:aban. La pr!mera· ¡ uda en culpar a la administración de la sobrecarga que precedió a su
vez que fui a por el certificado médico, las enfermeras me gnraban Y habta que t
:cidente. Su descripción de la reacción del director ante el accidente
uaer la muestra de orina ... Todo en generaL la forma degradante e impersonal l ::>mpleta por sí misma la acusación:
en que te trataban. Me enfurecía. [
ueno, yo corría arriba y abajo durante, bueno, mientras hacían ese acto en el
l
El mismo tipo de cólera aparece en el relaw de una monja que experi- .1dirorio con todos los niños, y pensaba: «Oh, rengo 30 minutos, voy a fotoco-
mentó la misma desconsideración administrativa. Su trabajo «no se valo- iar estos papeles para el viaje, voy a hacer esw, voy a hacer aquello». Iba lanzada
raba»; ella «sÓlo era una ruedecilla más en el engranaje» a los ojos de seis di- me caí por las escaleras. Tropecé con la alfombra y me caí... por las escaleras.
rectores varones diferentes que «no tenían ni idea de lo que había pasado Bueno, yo estaba ahí rendida y no podía levantarme. lvfe miré los pies y
antes de su llegada y que aún les importaba menos». Cuando la ~rasladaron ~ 1pe en seguida que me había hecho algo grave. Nunca había sufrido un acci-
después de 17 años: en la misma escuela, se fue «sin siquie~a ~ha placa de \ ente en mi vida. Era tan extraño. Era como estar viendo una película.
:u.
plástico con su nombre», lo cual indica desde punto de vJ.Sta lo poco que Estaba tan acostumbrada a ir corriendo a todas partes. Quiero decir que
se la apreciaba. La reacción de uno de los adm1n1suadores ant~ la ~~erte de .:¡uellos días todo iba muy rápido, a un ritmo neurótico ... Miré hacia abajo y
i. que llegaba la clase de segundo grado a la que se suponía que tenía que dar
un colega le confirmó que no se trataba sólo de un problema Individual:
iase. Los niños bajaban por el vesdbulo correteando y me vieron. Yo no me
:Nfe acuerdo de cuando murió ese hermano encantador y el director se levantó odía levantar. Todo el mundo estaba en el auditorio. Y entonces liega el ripo.
y dijo que teníamos un problema. Había estado en Europa ese verano y al vol- ) sea, yo estoy todavía en el suelo y no me puedo mover. La pierna se me hin-
ver se encuentra con que se ha muerw. El hermano había muerto y no tenía- J.a en seguida. Estoy allí tendida y veo como se va haciendo enorme.
mos nadie para ocupar su puesto, pero por suerte por fin podíamos llenar el Entonces me mira y me dice: «¿Podrás dar el curso de formación perma-
hueco. Me quedé de piedra. Como dije al final... eso es lo único que quiere la ente?». O sea que no habían llamado ninguna ambulancia, no habían hecho
ada. Sólo le importaba si podría hacer todo el trabajo que tenía.
administración, sabes, alguien para llenar el hueco.
Bueno, dije: «Mandaré a alguien a por mis papeles para poder trabajar mien- ·
La manipulación administrativa del tiempo del profesorado en las · ·as esté en el hospital>). Y lo hice; mandé a un alumno a buscar mis maletas con
escuelas también suele considerarse un motivo de irritación crónica, >das mis no ras y mis cosas, y llegó la ambulancia y me llevaron al hospital.
pero puede causar una importante crisis en la_ ;ida de ~os docentes. El
relato de una de las mujeres establece una relac10n plaustble entre las ac- Más tarde el mismo administrador, al parecer para vengarse por la fir-
ciones de un administrador y el grave accidente que finalmente fue la leza de su comportamiento anterior intentó sabotear su indemnización:
causa de su abandono de la docencia:
ín mes después del accidente, vino su secretaria y me dijo: ((Asegúrate de que
Tenía ocho clases al dfa, una detd.s de otra y rodas con grupos diferentes, como as rellenado los impresos correctos, porque ... No digas que re he dicho esto
en una cadena de montaje. A veces no tenía tiempo ni de ir al lavabo. Tenía a orque perdería mi empleo, pero me dijo que no había enviado los impresos y
más de 400 niños de primaria y más de 100 de secundaria cada semana. A los
257
256
HISTORit\S DE VIDA DEL PROFESORADO
7. ;I'OR QUr. AnANDONAN I.A IJOCENCIA I.AS MUJF.RF~'> A(TIVISTt\S l'KOCRESISTA.'i?
que dentro de poco, con un poco de tiempo, no tendrías ni una pierna sobre
clase.' Ellos no querían pero él, Mr. X, les había firmado el pase así que tenían
la que ponerte en pie, como haciendo broma, ja, ja». Me dijo: «De verdad: te
~1 u e lf. Vale.
la quiere jugar con esro». Bueno, pues lo que hizo fue que una vez que los ruvo a todos en su clase
les dijo: «Vale, ahora podéis ir a la clase de J\tfiss X>>. Así que volvieron codos e~
El abuso de poder de este hombre en concreto fue tan notorio que a1 masa Y empezaron a aporrear la puerta: «Queremos entrar, queremos entrar».
final el consejo escolar le expulsó, pero no antes de que muchos profe-
sores y profesoras dejaran sus trabajos. Esta mujer se negó a dejarse inti-
.· Al final fue el est~opicio ,d.e 150 chicos y chicas apiñados por los pa-
midar; no obstante, al final se vio obligada a abandonar totalmente la )dlos, Y. no el COntenido polltiCO de la película, lo que hizo «gritar y chi-
docencia a causa de sus problemas físicos. llar» al Jefe de departamento y lo que provocó que el director llamase a
la profeso~a a su despacho y la amenazase con el despido: «Y me dijo
La pierna se me dormía, se me hinchaba ... de codo. Así que el docror me dijo:
~u~ a parnr de entonces tendría que informar cada vez que pasara una
<<¿Sabes que tienes una invalidez permanente? Has sido ronca por no haber so-
?ehc~la ~ q~e además quién me había· dado permiso para hacer el pase,
licitado ya una i'nvalidez aunque sea a cravés de la seguridad social». A mí esto
val dta sigUiente envió un informe».
me pareció como ... Todavía me sienw mal. La mujer que perdió su empleo fue por su solidaridad con los alum-
í1o_s· Y ~lumnas feministas y radicales. Organizó un grupo de mujeres en
En estas historias, la represión administrativa sobre el profesorado
:1 msntuto donde daba clases que, según su relato:
actúa como una fuerza psicológica, crónica y encubierta que es la causa ·
de que muchos docentes abandonen por sí solos la escuela sin una si- -
~cabó acarreándome un buen montón de problemas, porque decidieron oraa-
tuación aparente' de crisis. Los enfrentamientos entre miembros del Hzar un día de la mujer e invitaron a gente del movimiento de liberación g:y.
profesorado y administradores nunca acaba con un despido directo; .
{un p_ar de los hombres que vinieron dejaron a algunos chicos conzpLetamente
pese a que se intimidó a varias mujeres con la amenaza del despido, la
,1orronzados, hasta el punto de que presentaron una queja formal contra mí.
única que realmente perdió el trabajo fue obligada a renunciar. Sólo hay
:~a acusación se incluyó en mi expediente porque dijeron que habían llevado a
dos crisis laborales de dos mujeres arribuibles a sus actividades políticas,
:abo actos sexuales obscenos en la escuela, lo cual era absolutamente f-also. Fue
y estos incidentes fueron interpretados por los administradores como.
:odo una invención de algún jugador de fútbol, pero ... de todos modos me
fracasos personales y profesionales. netí en un buen problema y el director me dijo básicamente que querían des-
Una de las mujeres consideraba que uno de sus colegas le había boi~
lacerse de mí.
coreado un pase para sus alumnos de inglés como segunda lengua de
una película sobre El Salvador: Al. mismo tiempo, esta profesora estaba relacionada con un grupo de
~srud1anres «que convocó una huelga de estudiantes por lo de Kent
Teníamos a un cubano en el departamento que llegó en los años 50 y que era ·
)cate,* así que ya te puedes imaginar: 15 estudiantes en un balcón en
muy, muy anticomunista. Así ·que les dijo a mis ~lumnos que mi viaje [a .
nedio del patio de la escuela y yo era la profesora que estaba con ellos>).
Cuba] lo había pagado el Partido Comunista, que yo era· comunista y que es-
. Más que las cuestiones políticas concretas de que se uatara, el con-
taba intentando manipularles y que tenían que tener cuidado conmigo, ere.,
licto se centró en el hecho de que ella no asumiese un papel aucoritario
ere. A ellos les costaba creerlo, porque me portaba bien con ellos. En realidad
no les gustaba ese profesqr, pero tenía mucho poder sobre ellos porque era ma-
' A_ pri~cipios d: mayo de 1970 ruvieron lugar varias concenrracioncs y manifestaciones en la
yor y -representaba algo así como la figura de un abuelo.
.J~11verstdad de Kenc S cace conrra la núen inrervt:nción que planeaba el gobierno dd Presidenre
En r!n, el día de li película sobre El Salvador no quiso dejar venir a los chi- \l'¡x~~ en la guerra de .Viccnarn y que se remía podría conducir a la invasión de: Camboya. La
cos. Les dije a cudos los que le tenían en la séptima hora que también tenían ~nst.O~l. enrre_l~1s man~fcsranres y los cuerpos de se~uri&.1d ~ulminó el 4 de mayo cuando la
epre~JOn poltctal causo cuarro muerros y nueve hcrados, vanos de ellos ck gravedad. enrrc los
que ir con él duranre la sextcz, porque no quería que molestaran en mirad de la
:srudlaJw::s, (N de !tt t.} ~
258 259
7. ¿POR QUJ: ABANDONAN 1.A DOCFN('I'
. ' ·" l..A.S. MUJI·.RES
. ACTIVISTAS PRl)CRESI'iTAS?
HISTORIAS DE VIDA DEL PROrESORi\00
----------------~~~~~~~-----------------------------
ravillosa de conocer a las familias de los chicos en un conrexro informal fuera
en relación con sus alumnos y alumnas. La búsqueda de un estilo alter~ de la escuela. ·
nativo había sido tan difícil para ella en los primeros años de docencia
que literalmente desarrolló una úlcera. De modo que la llamada al des~
pacho del director representó a la vez la negación de sus logros y la libe~ Cambios
ración de una tensión insoportable.
Aunque he dedicado la m~yor parte del capítulo a presentar las quejas
Como todo era muy civilizado y allí no quemaban a la gente, el director se li- de las profes~ra~, las narraciones de historia de vida no están dominadas
mitó a llamarme y me comunicó que tenía aquella carta de queja en mi expe- por las descnpcwnes .n.egativas. Estas mujeres son capaces de encontrar
diente y que ... él estaría dispuesto a pasarla por alto si me marchaba; de todos muchos .aspectos p.ostttvos en la docencia y, casi sin excepción, presen-
modos yo no parecía estar muy contenta allí. En esto último sí que estaba de: ta~ su vtda ..,Postenor a su empleo en las escuelas con entusiasmo La
acuerdo con él, así que me marché. Esto fue en el 71. mi sma con f rguracwn . , d e valores progresistas que caracterizó su vida .
c~mo profeso~as aparece en sus ele . :. .~;iones subsiguientes, tanto si conti-
Aunque los administradores pueden minimizar los efectos de las in- nuan su pro?ta f~rmación, como si encran en caraos administrativos o
fracciones individuales del profesorado, las huelgas suponen una rup- en 1~ docencia _u~tversitaria, se van a escuelas alter;ativas, 0 se desplazan
tura del sistema a gran escala. Las profesoras entrevistadas asocian una hacta otras acnvrdades.
interesante combinación de emociones a este tipo de acontecimientos. . Una de las d~recciones hacia las que se orie~tan las vidas de estas mu-
Durante una huelga, una profesora activista negra recibió amenazas Jeres es la propt~ formación: El nivel de calificación académica de este
de bomba y tuvo que ser escoltada a la escuela por un policía. Ahora f.rupo_ es ex~epcwnalmente alto. Cuatro de ellas obtuvieron el tÍtulo de
tiene intención de acogerse a la jubilación anticipada, pero no a causa d.tcenCiada
h stendo ya de . mediana edad ' y 20 de las 33 muJeres
· d e1 estu-
de esta experiencia. «En cierto modo también disfruté», comenta con .10 an alcanzado niveles más altos: cinco tienen doctorados, otras
una sonrisa irónica; el fracaso de un sistema que ella de ordinario consi- ctnco ~e encuentran al final del proceso para su obtención y nueve o-
deraba desastroso le producía un sentimiento de euforia. En muchos as- se~n mulo ~e m.aestría. Los ámbitos de titulación abarcan el an/ la
pectos su vida fue más difícil al volver a la «normalidad» después de la ;usiCa, las crenCl~~ políticas y la teología, así como aspectos relaciona-
huelga. La administración tomó represalias contra ella, y «lo pasó mal» os.con la educacwn como el currículum y la administración. Para estas
porque el director puso una <mota negativa>> en su expediente y empezó muJeres una mayor_formación no es sólo un recurso necesario para el
a causarle «problemas de forma encubierta». Pero, en sus propias pala- progreso o el cambw profesional, sino que también se considera una
bras, <<nada me iba a detener por muchos problemas que tuviese». forma de des~rrollar, ~1 sentido de sí mismas, su comprensión intelectual
Durante esa misma huelga, una sindicalista puso en peligro su fu- y su perspectiva poltnca.
turo profesional al unirse a los piquetes ·a pesar de las amenazas de re- Cinc~ ~e las. profesoras utilizaron el movimiento vertical hacia car-
presalias por parte de algunos padres. Sin embargo, ella recuerda ese gos adm_tnlstrattvos p~ra adquirir mayor poder personal y político den-
año como uno de los más felices de su carrera docente por lo libre que tro del_si~tema_ educativo. Una de ellas describe su decisión de entrar en
se sentía respecto a las limitaciones habituales del sistema educativo: 1~ admtntstracrón como un movimiento pragmático en tiempos de cri-
SIS fi:5cal:
Tuve la oportunidad de entrar en contacto con los chicos y chicas y con sus
padres, y lo que les dije fue que yo estaría en los piquetes y que nos reuniría- Bueno, en principi~... ~e ~espidieron por falta de trabajo y luego me volvie-
mos a las nueve en la esquina con X y pasaríamos el día juntos. Los padres Y ron ~contratar, al ano s¡gutoote volví a quedarme fuera porque habían echado
madres también serían bienvenidos si querían unirse a nosotros. Nos fuimos al a mas gente, y otra vez me volvieron a contratar y me trasladaron a otra es-
parque X y de allí fuimos a varios sirios, museos públicos, y nos lo pasamos en cuela. Fueron un par de meses difíciles par;:1, mí
· , en los que m e eosr:o, ad ap-
grande. Lamenté mucho [que terminase la huelga] porque era una form-a ma;
261
7. ¡I'OR <~UÉ 1\IIAND< lNAN !.1\ DOCENCIA I.A.S MUJEltES ACTIVISTAS PRO<;RE.SISTt\.'i?
. "Jt:"J
·HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO
7. ;I'OR QUÉ ABANDON.-\:--1 lA DOCENCIA I.AS MUJERES ACTIVISTAS PRO<;RESISTAS?
Cuanto más años pasaban, cuanto más se establecía la escuela, más se la consi.
deraba como una institución que simplemente está ahí. Venían y la veían corno
Conclusión
una institución establecida y no como algo que tenían que construir. Y em.peza.
ban a actuar en su contra y, francamente, no sabíamos cómo enfrentarnos a eso A juzgar por las narraciones citadas, la inclusión de las valoraciones de
porque en los primeros seis años nadie había actuado contra la escuela. ' 1~ propias profesoras sobre sus experiencias amplía de forma significa-
tiva nuestra comprensión del complejo fenómeno que es el abandono
La decisión de esta mujer de dej:J.r de trabajar en el sistema público d~cente. Por supues~o, alguie~ podría aducir que los profesores varones,
se había visto reforzada por sus años -pasados en una escuela alternativa; ast co~o otras n:uJeres prof-esoras, proporcionarían una explicación
cuando ésta cerró, abandonó la docencia por completo. muy dtferente. Ctertamente, estos relatos plantean cuestiones tan im-
Casi todas las mujeres del estudio que han pasado de la enseñanza a port~ntes que yo recomendaría que en un futuro se incluyesen más ti-
otras actividades son religiosas católicas. Aunque en este capítulo no po- pos de profesorado en los estudios.
demos tratar los profundos cambios que se han producido en las vidas Pero las consecuencias potenciales del uso de la historia de vida van
de estas mujeres en los últ:imos años, podemos al menos esbozar una ex- más allá de la ampliación de las explicaciones. Como Nelson2 2 ha obser-
plicación para estos cambios profesionales. Hablando de la época en v~~o en relación c~n su p~opio trabajo, prestar atención a la interpreta-
que prácticamente todas las monjas trabajaban en escuelas u hospitales, c~on que las proptas muJeres realizan de su experiencia puede tener
una de las mujeres critica a los administradores varones dentro de la . como resultado una re:=onst~ucción radical de la comprensión del pro-
Iglesia: ~lema ~or par~e de la t~vestlgadora. Estas narrativas pueden en última
InstanCia cuesnonar.bs Interpretaciones dominantes del abandono do-
Apenas teníamos elección. Las vías profesionales de que disponías dependían cente debido a que presentan una definición alternativa de los mismos
de lo que te permitiesen hacer los obispos. Y lo único que querían que hicie· fundan1entos del sistema educativo.
ran las hermanas era trabajar en hospitales y escuelas. Estaban institucionali- La enseñanza adquiere un significado distinto en estos relat 6 s; es
zando un concepto. Pensaban en grandes cantidades de mano de obra. mucho más que un empleo retribuido en una clase en una escuela de-
terminada. Muchas mujeres definen su trabajo como profesoras como
Cuando la presión por la conformidad profesional se redujo, explica, la base de una identidad existencial. Cuando no fue capaz de encontrar
las decisiones sobre la carrera de una mujer se tomaban en «Corresponsa- un emp~eo como profesora, ~os explica una mujer, «lloré y lloré .porque
bilidad» con su comunidad, y las monjas católicas empezaron a pensar me s~nt.Ia realment.e desgraciada. Quería algo que tuviese algún sentido
«en la sociedad en general y en que cada persona tenía un don especial en mi vtda y que d1ese sentido a todo lo que había aprendido». Otra la-
para hacer algo». menta el a~andon~ de su profe~ión del siguiente modo: «Soy profesora
Ocho de estas antiguas profesoras han decidido dedicarse respectiva- hasta la medula. Siempre lo sere. Y echo de menos la docencia. La echo
mente al campo de la psicología, al trabajo con jóvenes, a la labor conw n:~cho de ~enos». Otra mujer inicia su relato con la siguiente afirma-
religiosa en un campus universitario, como consejera religiosa para ho- c:on: «H~ stdo profesora, de un modo u otro, durance 40 años», aunque
mosexuales católicos, como directora musical y como religiosa en países solo ha~t~ pasado 20 en las aulas. Para estas mujeres, la enseñanza es
en vías de desarrollo; una trabaja en una misión para gente que está en una activtdad que puede adoprar diversas form3.s y que puede desarro-
la calle; otra, con presas. La única que sigue trabajando en la enseñanza llarse en diferentes contextos.
ha iniciado la transición hacia las bellas artes. Pero el nuevo tipo cle tra- Estas mujeres trabajan para losniños y las niñas, no para quienes les
bajo que han .elegido las religiosas católicas sigue estando dentro de la pagan el sueldo. Sus relaros están llenos de ejemplos de una «écica de
categoría de las ocup-aciones «fen1eninas», es decir las profesiones asis- cuidado y de crecimienco~, 23 aunque este aspecto de la enseñanza ha
tenciales. No debe sorprendernos, por consiguiente, que vean en ellos desaparecido práctica·mence del debate académico actual. Aunque
una continuidad en tiU vocación más que un cambio profesional. Schlechty y Vanee, como citábamos ante:riorment~. reconocen su exis-
cencia, no lo interpretan como una fuerza positiva en sí misma a la hora
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265
l. ;I'OR QU(-: AMNIJONAN 1.,\ DOCENCIA lAS MUJFI":S A(...,..l -
· ' · 'r- · 1 VIS fAS PROCRE..'il.'iTAS?
HISTORIAS DE VIDA DEI. I'IHWESORAIJO
4. Ornscein, A. C. ( 1979) «Teacher Surplus¡ Trends in Ed . . ' S 1
Ed · ¡u · · uc.wons upp Y and Dem d
ucattona norizons, Vol. 57, No 3, pp. 11 2 _118 . an ''•
de retener al profesorado, sino únicamente como una «tendencia·» que 5. Arnold, A.]. (1983) «Tl:achers on che Move: In and Our che Job M· k L .
la estructura de gestión disuade. I, No 8, pp. 24-27. ar er», earnmg, Vol.
Tal vez la omisión más grave en la bibliografía sobre la permanencia 6. Sedlak, M. ( l 987) "Tnmorrow's Teachers: The E.~senrial Ar f h
G R gumencs o e e Hol
del profesorado sea la nula atención prestada al antagonismo entre do- roup t:porc••, Teachers Coll~ge Record, Vol. 88, No 3, p. 317 . mes
centes y administración, una de las temáticas principales presentes en 7. Allfred, W Y R. Smich ( 1984) «Profile of Ucah Teachers Leavina che-¡-; h" p ·
sion", Rural Educator, Vol. 5. No 3, pp. 2 _ _ 0
eac mg rofes-
las narraciones. Esta exclusión es debida en parte a la adopción genera- 5
lizada y acrítica de una perspectiva administrativa por parte de los in- 8. Schle~hry, P. y V. Vanee ( 1981) «Do Academically Able Teachers Leave Educarion' T
Norch C~rolma Case", Phi De!ta Kappan, Vol. 63, No 2, pp. l 06 _
112 . · · he
vestigadores sobre este rema; pero también tiene como causa relacio-
9. lbrd.; Schlechry, P. YV. Vanee ( 1983) «Recruirmenc, Selecrion and Rerencion· Th Sh
nada con lo anterior la aplicación de un filtro masculino, y en ocasiones of che Teaching Force>>, Efememary School 'ourna! Vol 83 No 4 469 'L'- . e. ape
.1' ' • • ' pp. -4o /.
masculinista, a las experiencias de las mujeres. 10. Casey, K. ( 1988) ••Teacher as Aurhor: Life Hisrory Narracives of Concem Wi
Aunque algunos trabajos recientes han intenqdo corregir los anti- Ti h W. k" f¡ S . porary omen
eac ers or (mg or octal Ch.ange>•, cesis doccoral. Universidad de Wisconsin; Casey, K. M
guos estereotipos sobre las profesoras, en ocasiones estos intentos sólo W Apple (1989) «Gender and che Condicions ofTeachers' Work· The O ¡
d" . . .
fU y .
eve opmenr o nders-
han tenido como resultado la mera inversión de dichas construcciones. ran mg m Amenca", en S. Acker (ed.) Teachers, Gemía and Careen, Nueva 'ú5rk: Falmer.
En lugar de argumentar que «por lo general las mujeres son más pro- 11. _Popular Memory Group ( 1982) «Popular ivkmory: Theory, Polirics, Mechad,, en R.
Johnson, G. McLennan; B. Schwa·rrz y O. Sucron (eds ) ¡'v[. k· H." · L d ·
pensas que los hombres a someterse al control administrativo», 24 ahora l.., H ,. ,. ' . a mg tstont?s, on res: Hurchmson.
'-· orrman, N. ( 1981) t~mens •( Tnte>> Profimion: vóices from the History ofTeachin(J" Old
se afirma que las mujeres ansían desarrollar una carrera que se base en el Wescbury, Nueva York: Feminisc Press. o'
progreso ascendente dentro de las estructuras jerárquicas de las escue-
. 13. Nelson, M. (1983) «From che One-Room Schoolhouse ro che Graded School: Teachin
las. 25 Como hemos podido comprobar, esta opción no tenía un especial In Vermonc, 1910-1950>•, Frontiers, VoL 7, No Lpp. 14-20. g
atractivo para las· mujeres del estudio. 14. Kaufman, P. W (1984) Women Teachers on che Fromia New Haven· Yale U · ·
Press. ' ·. mverstry
Los profundos cambios que se han producido recientemente en las
vidas de las mujeres estadounidenses se extienden más allá del aumento l 15. Spencer, D · A. (1986) Contemporary Women Teachers: Balancing School and Home,
de las oportunidades laborales. La perspectiva feminista que comparten l Nueva York: Longman.
16. Casc:y, <~Teacher as Auchon>.
rodas estas narraciones exige un reconocimiento por parte de los estu-
dios académicos sobre las motivaciones de las profesoras. Desde esta 1"?'. las 33. enrre~iscas grabadas en cinca magnecofónica en que se basa esce escudio fueron
recogtdas en cmco ctudades estadounidenses en el período 1984 198·)~ · f: d
perspectiva, el abandono docente (en el sentido limitado de abandono . . ., - como pnmera ase e
una mvesngacton a largo plazo sobre las hiscorias de vida de las c. •
d l . , . proresoras conremporaneas. To-
del puesto ·remunerado en una escuela) puede no ser un fenómeno tan as as muJeres habtan crabaJado en la enseñanza en alaún d . ·d ·
. . .. , . ::. momenro e sus vt as, 20 en pnma-
negativo, dadas las condiciones en que estas mujeres han trabajado y las na Y 20 en secundana. Solo dtez concinu.1ban crabaJ'ando como procesaras en· ¡ ·
al S · · · n • au as convenc!O-
alternativas positivas que han elegido. n es. e1s muJeres abandonaron la enseñanza duranre los p · · -. d ·¿ . ·
nmeros cmco anos e ocencta eres
se encue~cran codavía en los p_rimeros años de su vida pr.ofesional, pero b gran mayoría (;4 de
las 33) dteron cbses duranre dtez años o más. Para conoc ' d 11 b ¡·
l er mas era es so re e proyecco 0aene-
ra del que se ha excraído esce macerial véase Casev «-reach
,, .u
A h
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269
268
HISTORIAS OE VIDA Df~l. I'ROFF~'iORADO H. UNA VISITA A IJ\.S HISTORIAS ()f: VIDA
tra la astronómica suma que ha percibido Holroyd por su biografía de en s(mismos. Sin embargo, pueden no ser suficientes puesto que hay
George Bernard Shaw. Empezaremos por cuestionarnos por qué la his- otros valores en juego.
toria de vida ha experimentado esta segunda fase de popularidad. Quizá Los interrogantes éticos son invariablemente difíciles de tratar y no
parte de la respuesta se encuentre en el hecho de que la biografía nos digamos de responder. Lo que queremos plantear es que la cuestión de
permite acceder a las acciones de los demás, aunque sea de forma es- los valores en que se basa la investigación sociológica ha recibido una
crita. La biografía, con «lectura» sociológica o sin ella, tiene algo de pa- atención mis bien escasa y que poco se ha explicado acerca de su ética.l
rasitario, puesto que depende de que alguien esté dispuesto a ofrecer un En relación co.n la ense!Íanza el profesorado tampoco se ha hecho frente
relato de sí mismo y establece una relación entre autor y lector de «vo~ al problema, los valores han sido implícitos y en Gran Bretaña no se han
yeurismo autorizado» que se aprovecha de nuestro deseo de saber qué cuestionado hasta la década de 1980. Debemos ocuparnos de este cerna o
pasa tras las cortinas. La reticencia de nuestros amigos por lo que res- continuaremos en la misma confusión. Woods ha señalado la necesidad
pecta a este tema deja un espacio que la biografía. puede llenar. La histo- de plantear un proyecto honesto y la importancia de la confidencialidad.
ria de vida, como la biografía, nos proporciona una forma respetable de Pero ¿por qué o cargamos prioridad a estos valores? ¿De dónde provienen?
ceder a nuestro deseo de obtener, a partir de las existencias ajenas, la Al tratar de responder a estas preguntas parece que nos enfrenta-
evidencia de que no estamos solos con nuestras dificultades, nuestros mos de nuevo a las formulaciones éticas del conuaco social de los si-
sufrimientos, nuestros placeres y nuestras necesidades. glos XVIII y XIX. Es Kant quien, con su noción de «respeto por la per-
En la biografía recreamos una vida. Los biógrafos trabajan en un sona>,, fundamenta buena parte de nuestro pensamiento. Su argu-
\<tono de intimidad>>; su oficio consiste en alcanzar una «identificación mento sostiene que el respeto por la persona e& el valor principal y
imaginativa» con el sujeto. 5 La historia de vida comparte este mismo que el re.Sto de los principios éticos se derivan de éste. La sociedad li-
objetivo pero con diferencias. Si volvemos a la definición de Bertaux de beral y democrática los ha identificado con la confidencialidad y la
la historia de vida como «lectura ·sociológica de la biografía», veremos aceptación. Tenemos entonces tres valores principales a partir de los
que algunos aspectos se agudizan y que emergen algunas de las cuestio- cuales trabajar: .el respeto por la persona, la autodeterminación y la
nes éticas que implica. Precisamente queremos plantear que es esa confidencialidad. Dado que estos valores se encuentran en la base de
misma intimidad lo que origina algunos de los problemas éticos más la sociedad democrática, representan un terreno firme para nosotros
importantes de este tipo de investigación. Si el material es íntimo, el puesto que constituyen la visión mayoritaria. !v[ás adelante, cuando
riesgo de hacer daño es gra.nde. La persona que «recoge» la historia de hayamos considerado algunas de estas cuestiones detalladamente, nos
vida está destinada a «observar y registrar cosas capaces de hacer daño al plantearemos si estos valores son suficientes.
individuo», 6 y la pregunta es ¿qué hacen con ello?
Sobre esta cuestión es útil de nuevo una comparación con la biogra-
fía. Cuando el biógrafo literario observa y documenta el proceso de «na- Los principios de la investigación cualitativa
rraci6n del yo», es libre de usar la compasión o la intuición en su trata-
miento. La historia de vida opera según un conjunto de coordenadas · Hemos afirmado que los principios de la invesi:igación cualitativa llevan
diferente en su búsqueda de una «lectura sociológica de la biografía». consigo una serie de salvaguardias éticas. Nuestro proyecto se basaba en
En este capítulo esperamos ser capaces de esbozar las limitaciones que la premisa según la cual «los objetos estudiados son en realidad sujetos
este factor impone a la persona que recoge la historia d-e vida. que producen interpretaciones del mundo». 8 Lo cual significa que es
Pero antes de tratar detalladamente estos aspectos, todavía debemos fundamental mantener en menee que «el conocimiento no tiene al
considerar otra cuestión. Se trata de los valores que fundamentan lapo- «Otro» como objeto, sino que debería surgir de la interacción inextrica-
sición ética que adoptamos, y de dónde proceden aquéllos. Nosotras ble y absolutamente recíproca entre observador y observado». 9 Esta po-
sostenemos que los principios y teorías que subyacen a la práctica de la sición determina lo que consideramos una práctica ética. Para la investi-
investigación cualitativa constituyen en realidad una salvaguardia ética gación significa que los sujetos que participan en el.la deben ser tratados
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R. UNA VISITA A lA~ HISTORIAS DE VIDA
HISTORIAS DE VIDA DEI. f'ROFF.SORADO
273
. ?7?
H. UNA V!Srfi\ A 1J\S HISTORIAS DE VIDA
ll
tad, lo cual se dejó claro a los partic-ipantes .. , . ., . pios punto de vista y actitudes. Parecen derivarse algunas ventajas de
También debemos destacar que esta relac10n se restnng10 a las ses~o- esta táctica. La primera es la eficiencia: «la reciprocidad es una excelente
nes de entrevista. Las entrevistas son «construcci~ne: s~Ciales» extra~as j técnica de re;cogida de datos». 26 El entrevistador obtiene acceso a algu-
que implican una interacción enormemente astmetnc~. ~o~o d1ce nos aspectos per.:;onales a medida que pasa de ser un extraño a conver-
27
Ball «las reglas de la conversación son flagrantemente mfnngtdas e~ tirse en un amigo. Bertaux plantea una serie de cuest:iones mecodoló-
'bre de la ciencia social». 25 Las entrevistas se basan en el entendt- gicas en la medida en que los datos así obtenidos se convierten eq un
nom b', . on
miento mutuo y la intersubjetividad, pero tam ten nenen que ver e «conocimiento compartido que ef!lerge de la intersuhjerividacl de la
28
la investigación; requi~ren escucha, pero también e_ntrañan un pr~ces~ interacción». La autorrevelación señala, pues, el hecho de que !.a inves-
que hemos denominado «escuc~ar más allá», es dectr, escuchar mas alla tigación social es una accióri conjunta, como ya hemos discutido.
que lo que se dice en la superficte. . _ Orros investigadores afirman que la autorrevelación también lleva
La investiaación en ciencias soCiales puede ser explotador~ Y ya he consigo una salvaguardia ética. Oakley sostiene que en investigación no
mos discutid~ que los relatos de historia de vida pueden eJercer una ~~r·sidad Pedagógica N
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Bofiotó :/
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8. UNA VISITA A LAS HISTORIAS DE VIDA
HISTORIAS DE VIDA [)F.l. PROFF.SOiv\()0
pregun ca: «¿Es justificable arrancar todas las hojas de parra en busca de
debería existir «intimidad sin reciprocidad». 29 Y Cacani continúa: «El
la «vida interior» de los demás?». 36 .
precio que debe pagar el observador es el de lle~ar a ser cono_ci~o de
Tal vez lo único que podemos decir es que actuamos de forma profe-
forma recíproca y tan completamente como el obJeto. El con~ctmt~nto
siona.l y que establecimos algunas relaciones laborales sacisfacrori 3 s para
deviene, pues, lo que el método sociológico siempre ha quendo evttar:
ambas partes. Pero debemos plantearnos qué obtuvieron los entrevista-
un riesgo». 30 Una forma de contemplar esta táctica es como un proceso
dos de dicha relación. Lo que los investigadores querían era su historia,
a lo largo del cual se produce un mutuo descubrimientO d_el alma y la
los acontecimientos y las reflexiones sobre sus vidas como docentes. Es
mente y que reduce la distancia entre quien «recoge>> y qlllen «ofrece».
mucho más difícil saber lo que ellos y ellas esperaban de nosotros. Wo-
la historia de vida.
ods sugiere que la simpatía, el apoyo y el consejo pueden constituir ele-
Sin embargo, hay otro punto de vista que discute Hammersley:
mentos fundamentales. El hecho de que le escuchen a uno es m-uy im-
portante, pero lo cierto es que cuando hicimos la inv:.srigación no lo
Lo que implica el proceso de aurorrevelación es ~a presentaci~n de aque~l~s
preguntamos.
aspectos de nuestra propia persona y vida que permitan con_strulr una relac_10n
Teníamos alguna pista acerca de cuáles podrían haber sido las res-
con los participantes, y la supresión de aquellos que consnruyan una postble
puestas. Lynda cree que es significativo que todos los profesores y p·mfe-
barrera. 31
soras jubilados que entrevistamos le ofrecieran té, siempre servido en el
mejor juego de porcelana que poseyera la familia. Tales acciones nos <.!i-
Es importante plantearnos cuál de los dos ,enfoques seguirr:os de
cen algo de la importancia de las entrevistas y de la distancia que se
forma más ajustada. Ya hemos dado cuenta de como rev~lamo~ dtfe_r~n
debe mantener. La fragilidad intrínseca de las relaciones se puso de ma-
tes ámbitos del yo~3 2 Con. una de las informantes, Pat Stkes dtscutto la
nifiesto en el caso de un profesor, Mr. King: dos días despu~s de que
experiencia compartida de ser hijas únicas. Pat tenía la sen~ación de que
Lynda le entrevistara~ unos ladrones entraron a robar en su casa.
aquello amplió ·su margen de confianza: «N~s comprendtmos mutua-
Cuando Lynda le telefoneó tres días más .tarde, la actitud <.:.e 1Vfr. King
mente».33 Pero si las consideramos retrospectivamente, las notas de Pat
era a todas luces glacial y le preguntó directamente si había sido ella la
sobre el tema plantean ciertas cuestiones éticas. Por ejemplo, en deter-
que «había elegido el local». Lynda recuerda: «Me horrorizó que me di-
minado momento encontramos la siguiente anotación: «Dar detalles
jera eso, pero pensándolo bien me di cuenta de que al fin y al cabo lv1t.
personales para obtener detalles personales» .. La conclusió? es bastante
King no me conocía de nada, no tenía ninguna prueba de mi identidad
crítica: aunque hablábamos de la importancia de las r~lacw~es, parece
y se había fiado sólo de mi palabra. Creo que esto demuestra en qué si-
que las considerábamos como algo a explotar, que podta sacnficarse en
tuaciones más extrafías nos encontramos cuando· pisamós este terreno
aras de la obtención de datos.
en este tipo de trabajo». ·
Lynda Measor ha discutido en otro lugar la importancia de «~erma
Durante el proceso de escritura de este capítulo, Lynda tuvo la opor-
necer neutro», 34 de no mostrar demasiados aspectos de la propia per-
tunidad de discutir sobre el tema de manera informal con Mr. Ray, uno
sona. Por ejemplo, ha detallado las dificultades que le planteó el hecho
de los profesores de la muestra original, que comentó.·bastanre acalora-
de que su opinión sobre la «foto de la página tres»* de The_ Sun seco-
damente lo poco que se ofreció a los sujetos investigados. Pl.mreó, por
nociera en la escuela donde estaba investigando. Parece Importante
ejemplo, que los entrevistados deberían cobrar y que· lo mínimo sería
plantearse la ética de estas situaciones. Ball plantea la cuestión ~on u~a
que les enviase.n copias del libro una vez publicado_. También hubiese
incómoda claridad: «El entrevistador alcanza a conocer a sus SUJetos sm
querido ver copias de los borrado.res de los capítulos. No tenemos nin-
tener necesariamente que corresponder con un proceso equivalente de
guna forma de saber lo extendida que está esta opinión, puesto que ·el
"striptease social"». 35 -?-xtendiendo todavía más la metáfora, Campbell se
encuentro mencionado no se fijó con el mismo rigor merodol6gic;(·) que
las entrevistas iniciales. También es importante destacar la reacción de
.. Referencia a la p~ígina en que este periódico sensacionalista londinense publica diaria-
otro profesor que oyó los comentarios de l\'fr. Ray y que considcc1.ba
mente la fotografía de una mujer desnuda o con poca ropa. (N dl' !tz t.}
277
276
HISTORIAS DE VIDA DEI. I'ROrESORADO il. UNA VISITA A !J\S HISTORIAS DE VIDA
que la cuestión no era si había que pagar o no a los entrevistados, sino la nos a incluir en el proyecto al profesorado de ciencias y de artes; de este
oportunidad de mejorar como profesionales que se brinda al profeso- nodo podíamos explicarles que habían sido seleccionados y se les había
rado mediante este tipo de trabajo, cuestión de la que debemos ocupar- -nvirado a participar porque entraban dentro de dichas categorías, más
nos seguidamente. 1ue por cualquier otro motivo. También les explicamos que si acepta-
)an tomar parte en la propuesta, habría que mantener unas cuantas en-
.revistas para que nos hablasen de sus percepciones y experiencias do-
Modelos de investigación encubiertos y colaborativos ~entes.
278 279
8. UNA VISITA A LAS HISTORIAS DE VIDA
serían los problemas éticos y prácticos que supone· trabajar con prof~so Hace poco Lynda usó este material en un curso de metodologías de
res que pueden ser sexistas o racistas de manera que no se refuerce Im- investigación que impartía a un grupo de profesores y profesoras. La
plícitamente su sexismo o su racismo. . . . :-eacción que obtuvo ante este relaw fue de gran desaprobación y
Pero también existe una serie de venc~1ps. En pnmer lugar, dep de :uando preguntó el motivo los participantes le respondieron que se tra-
tratar al profesorado como si fueran víctimas es~úpid~s del sistema. caba de un cerna muy sensible para cualquier docente y que ella había
(Cole, 1984, ha elaborado una discusión sobre los mvesngadores que sí presionado en exceso. Consideraban que era demasiado fácil presionar a
lo han hecho). Y también plantea que las áreas de dificultad se pueden. !a gente para que contara cosas de las que luego podían arrepentirse.
negociar y discutir abiertamente. Lynda cree que este comentario, viniendo como viene de la propia cul-
:ura docente, tiene un peso que deberíamos reconocer.
Retrospectivamente parece que comunicamos un doble mensaje a
El papel del «adulador» los profesores y profesoras entrevistados. Como entrevistadores, deja-
mos claro que no debían sentirse obligados a decirnos nada que no qui-
En el trabajo a partir de historias de vida se plantea~ ~mportantes cues- úeran. Creíamos haher tenido presente que a veces es posible verse lle-
tiones éticas relacionadas con el poder real y percibido de la persona lfado por los acontecimientos y revelar más de lo que se habría dicho en
que entrevista. En sus trabajos recientes, Plumme~ pla.ntea la. cuestión otras circunstancias. Pero parece ser que al mismo tiempo presionamos
«del papel del adulador>•, que es quie~ recoge la ~lstona de v1da, y co- 1 los sujétos precisamente para que hicieran esto último.
menta qu~ su función es la de «seducir y persuadir a la gente para que Un tema relacionado con éste es el de cómo manejar la implicación
les proporcione sus historias». Sosti~ne además que como sociólog~s ie terceras personas en el relato, es decir cuando la persona que narr~ la
«todos estamos profundamente implicados en este proceso. La mayona historia de vida se refiere a otros de una manera que podría considerarse
pasamos buena parte de nuestra vida profesional halagando a la gente Jfensiva. En ese momento puede resultar una buena forma de ilustrar
. . 46 .
para que nos cuenten sus h lStonas». . 1lgún tema que se esté planteando, pero la persona puede lamentarlo
Ouos autores nos previenen contra este punto de VIsta, como ~s el ::iespués, especialmente una vez impreso. Peter Woods cita un ejemplo
caso de Woods que discute la forma en que el investigador proporCiona ~n el que varios profesores mencionaron que se encontraban más a
a los sujetos la posibilidad de tratar .t,emas sig~ifica.t~vos para ellos; me~ susro en las reuniones cuando no estaba presente el asesor local, porque
diante la construcción de una relac1on, una Situacwn y una atmosfera ¿ste último fijaba el orden del día y a su vez recibía instrucciones de su
apropiadas. 47 La perspectiva del interaccionismo simbólico n?s .recuerda jefe. Así pues, estas reuniones no siempre trataban de sus problemas
que la persona entrevistada también tiene el poder de decidir lo que :omo ellos querían. Para el sociólogo este caso constituía un ejemplo es-
cuenta y lo que no. 48 . • pléndido para defender un modelo de gestión escolar «de abajo a
En este contexto la relación adquiere de nuevo importanCia. Es evi- uriba». 51 Todos razonaban de forma bastante objetiva durante las entre-
dente, como señala Hammersley, que «los participantes no están intere- vistas y las implicaciones personales sólo emergieron más ·tarde. Dos son
sados únicamente en la identidad del etnógrafo como investigador, sino las directrices apropiadas en esta situación. En primer lugar un informe
también en sus atributos personales». 49 Este material animó a Ly~da a ie investigación debería establecer con claridad que persigue una refle- ·
revisar algunos datos que había recogido sobre Mr. Tucks al de~cnbir un '<ión general y teórica (en este caso, sobre los modelos de gesrión y sobre
«incidente crítico» que tuvo lugar al inicio de su carrera profesional: la relación entre cargos, y no entre personas); y en segundo lugar la
cuestión no debería plantearse en absoluto si, en opinión de cualquiera
lvlr. Tucks deda cosas como: «No sé si repetirlo, no puedo ... No sé ... Ya sa- :ie los implicados en la discusión, en un momento posterior de refle-
bes ... se hace difícil de repetir... No me gusta ... ». En ese momento Lynda pre- xión (es decir, cuando el material está preparado para su publicación)
sionó, «¿Quiere hablar de ello o no?», usó un poco d e stmpana· ' ... y cons1guw
· ·'la·
puede afectar negativamente su situación. laboral o el de::.empeño de su
hiscoria.'io .::argo.
282 283
8. UNA VISITA A LAS HISTORIAS OE VlDA
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO
285
. 284
ll. UNA VISITA A LAS HISTORIAS DE VIDA
• ""lO/
8. UNA VISITA A LAS HISTOH.IAS DE VIDA
HISTORit\S DE VI!)A DEL PROFF~'iORADO
sobre las posibles consecuencias e implicaciones de lo que hacíamos. Par Isabelle ~ertaux- Wiame sugiere algunas vías para avanzar en el con-
por ejemplo, no había considerado la posibilidad de que un profesor de~ ·ex~o de la Investigación de la historia de vida y señala que hombres y
cidiese abandonar la docencia corno resultado, según dijo, de haber ha- ~~Jeres cuentan sus relatos de forma diferente y retratan la experiencia
blado de sus percepciones y experiencias. Tal vez fuera inevitable que la nvtda de sus relaciones sociales según patrones distintos. La aucora su-
gente respondiese de este modo, tal vez los sociólogos deberían ser más )raya que las mujeres sitúan los hechos dencro de una estructura de re-
realistas y aceptar que no pueden mantener siempre la distancia y la au- ~ciones personales, lo cual a primera vista puede parecen una aflrma-
sencia de implicación que querrían. Lo que sí parece existir es una res- ~tón de sentido común e incluso algo sexista. El trabajo feminista sobre
ponsabilidad que deberíamos reconocer, una responsabilidad hum;na as .teorías del desarrollo humano y los procesos de construcción identi-
básica respecto a los demás. No deberíamos provocar situaciones cuyas :ana, no obstante, nos cuentan una historia diferente.
consecuencias no somos capaces de prever. GilJigan ha reflexionado sobre las teorías del desarrollo desde un
)Unto de vista fem~nisca y critica el hecho de que la teoría psicoanalítica
uya aceptado de torma implícita la vida del hombre como la norma.
La imagen total: la perspectiva de las prof~soras Jesde su punto de vista, para comprender los procesos que subyacen a
a construcción de la identidad deberíamos tener en cuenta ambos se-
El ámbito del género es otro de los lugares en que los temas metodoló- ws ...A partir del hecho de que las mujeres no «encajan» dentro de las
gicos y éticos se entremezclan para crear tanto problemas corno nuevas eorías del desarrollo humano cal como están planteadas, se dedica a ex-
percepciones. Se puede criticar nuestro trabajo sobre las historias de Jlorar lo que ello significa para las teorías y para las personas.
vida por no tener en cuenta esta dimensión. Por ejemplo, aunque pro- Levinson utiliza el modelo psicoanalítico para abordar el ·desarrollo
curarnos aplicadainente seleccionar una rnuesua equilibrada en la que le un yo individualizado en relación con el trabajo. Las relaciones per-
la mitad de los casos fueran mujeres, sólo nos centrarnos en aquellos do-. :onales de los hombres de su estudio eran distantes: «Estos estudios dan
centes que tenían un empleo a tiempo completo. Nuestro método para .lila visión de la edad adulta en la que las rdaciones se subordinan al
construir la muestra, por lo tanto, dejó fuera de ella a muchas profeso- ~ontinuo proceso de individuación y de consecución del éxito». 58 Gilli-
ras cuyas trayectorias han seguido un camino diferente, por ejemplo por ;an Y otros han elaborado teorías alternativas sobre el desarrollo de las
haber abandonado la docencia para tener hijos o por trabajar a tiempo . ~ujeres a partir del esrudio de sus vidas. Baker lvfiller, por ejemplo, su-
parcial. Las consecuencias de este hecho son varias. Fuimos incapaces , ;tere ~ue. el d~sarrollo de las mujeres sigue una ruta diferente y cansí-
de ofrecer una imagen de los patrones objetivos de las carreras profesio-. : lera ~Ig~tficanvo que este desarrollo sea disrinto del masculinn puesto
nales de las mujeres, que fácilmente podían seguir una trayectoria dife- ' tL~e s1gmfica el reconocimiento de la importancia que tienen los senti-
rente de las de los varones. El libro de Acker sobre las profesoras com- niento~ de escimac.ión ~n el ciclo vital humano. Gilligan lo plantea
pensa este desequilibrio. 57 :~mo s1gue: «Las chtcas l1gan su experiencia del yo a las actividades rela-
Sin emb-argo hay otras implicaciones en relación con la construcción - :wnadas con el cuidado y a los sentimientos de conexión». 59
de la teoría que aquí nos interesa. Nuestro trabajo se apoyaba en Levin- _ La implicac~or;es. teór~c~s son significat~vas. Gilligan sugiere que se
son, que realizó sus investigaciones sobre los profesores varones con el ),rod~ce una ?man:Ica distinta en el trabaJO en hombres y mujeres en
objerivo de construir un modelo del ciclo viral y profesional referido ermmos de ctclo VItal y desarrollo identitario. El problema no es única-
únicamente a los hombres, y nosotros no intentamos abrir y extender - nente que no se haya tenido en cuenta una de las voces; las consecuen-
este modelo para abarc:¡,r tambi¿n a las mujeres. La teoría feminista ha :ias son más fundamentales: «las voces de hombres y mujeres hablan de
evidenciado las dificultades que entraña una teoría basada exclusiva- a i~portancia de verdades d~ferentes)}. 60 Por lo que respecta a la investi-
mente en una investigación y una reflexión que incluya únicamente ;actón de la historia de vida, esta labor feminista afecta a nuestra idea
uno de los géneros; lo cual es tal vez particularmente cierto en el campo .le la formación identicaria, puesco que nuestra idea sobre la naturaleza
del desarrollo humano y la construcción identitaria. le ésta última y sobre lo que constituye la madurez cambian cuando se
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B. UNA VISITA A !AS HISTORIAS DE VIDA
291
290
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO 3. UNA VISITA A LAS HISTORIAS DE VIDA
prestigiO representaba una protección para sus miembros frente a las ~~alizada por :1mbas partes de lo que el otro debe dar y de lo que se está
9
consideraciones éticas que deberían perseguir a los aficionados a los nú- Ispuesro a ofrece:, a cambio>>.r' Hammersley realiza una crítica acer-
meros, a las encuestas y a las batas blancas del otro lado. No obstante, tada de es.ra cuesnon: los sujetos no son víctimas indefensas que nos
una lectura de Foucault nos hará perder cualquier resto de ingenuidad abren su vtda Y su alma porgue nosotros se lo pedimos o les obliaamos a
por lo que respecta a la investigación. También Roy Potters nos llama la ello; la~ pers~nas. ~rean límites y estrategias para protegerse en situacio-
atención sobre el hecho de que las escuelas sean uno de los espacios que nes de Invesngacion.
tienen el control como una de sus funciones. En consecuencia, los in-
vestigadores deben ser conscientes del lugar que ocupan y del papel que
desempeñan en ellas. 66 Agradecimientos
Algunas áreas del pensamiento sociológico exigen que el investiga-
dor vaya más allá para adoptar una línea estoica. 67 Los estoicos creían Qu!~iéramos agradecer la ayuda de Peter Woods, que inició la investi-
que to~a actividad debía ser «moral>> o de lo contrario carecía de valor. gaciOn en. que se ba.sa ~ste capítulo y realizó importantes aportaciones a
Strong sugiere que la sociología debería adoptar una línea que no sólo las redacciOnes pre!tmmares del mismo.
sea ética sino también comprometida, en la tradición de C. Wright
Milis,· y abordar algunas de las implicaciones éticas de la disciplina. Es
Notas
ahora cuando debemos retomar una de las cuestiones que hemos plan-
teado al principio de este capítulo. Comenzamos reconociendo la nece-
sidad de construir una base de valores y delineando aquellos que se ~,l. Campbell, _J· ~1988) «Ins~de Lives: The Qua1iry of Biography,, en R. Sherman y R.
eob (eds.) Qu,dztatzve Research m Education: Focus and Jv/e~hods B b .F 1 Sh
aceptan más prontamente. Puede que esto constituya una nueva exigen- R . , . . , arcom e. a mer; erman,
· Y R. Webb (ed:s.) ( 1988) Quafttatwe Rt!search in Education: Focus and lvfethods B b .
cia: afirmar que 'la educación y la investigación deben definir su base de F1 S ·h , arcom e.
a mer; m¡c • L. et al. (198G) Educational lnnovators: Then and Now Barco· mb · Fal
valores. También hay otra cuestión: empezamos hablando de Kant y los 2 p¡ • e. mer.
· um~er, K. ( 1988) <<Herberc Blumer and che Life Hiscory Tradi(ion: Cricique Emc:r-
valores fundamentales de la sociedad democrática; la cuestión es si con- aence• Pracnce », comun¡caclon
o
· · ' prc::senca da en Inceraccionisc Research 1988 U · ''d d d
tinúan siendo adecuados. ¿Hace falta ir más allá y plantear una serie de Windsor, Oncario. ' , mvem a e
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\Vtndus. or ove, acco y
inmediatas; es una cuestión de conciencia más que de ciencia>>. 68 Hay 9. ~erraroci, S. (1981) ccOn che Auronomy of &he Biographica1 ·Mechod .. , en D. Bertaux
(ed.) Bwg1~tphy and Sociery, Londres: SAGE.
decisiones que no deberían tomar los investigadores, y en este capítulo
10. Hero~, ]. (19.~ l) uExperimencal Rt:~earch Mechods ... en Reason. P. y]. Rowan (eds.)
hemos intentado reflexionar acerca de los fundamentos sobre los cuales
Human Enqwry. Nueva York: Wiley, pp. 34-35.
podrían tomarse. La ~egunda cuestión procede de la teoría de la. interac- 11. Plummer, ccHerberc Blumennd che Life Hisrory Tradirionn, p. 7.
ción simbólica. En las relaciones de investigación no existe ningún con- 12. !bid.. p.1l.
tra:to «naturab que todos reconozcan y consideren justo. El contrato de 13. !bid.
investigación es «una construcción social, resultado de una evaluación 14. !bid.. p.2.
292 293
.
· ......., .......... .
...... ... . .
15. Hamrnersley y Ackinson, Etnography, p. 140. . . . 4H. Ball, S. ( 19~5) «lnrc.:rviewing Pupils,, en R.Burgcss (ed.) Ethics ¡-Ed · ¡o... h
0
16. Wo<.>lgar, S. (ed.) (1988) Knowledge and Rejlexivity: New Frontzers tn the Soczology of B,ucomhe: Falmer, p. 13. '1 ·
ucatta/14 T'.CHilrr '
294 295
9 El estudio de las vidas del profesorado
Problemas y posibilidades
lvor F. Goodson
El actual sistema de enseñanza públi-ca está consuuido para controlar las es-
cuelas desde arriba. Los políticos y burócratas esrán investidos con la autori-
dad para decir a las escudas lo que deben hacer, y se encuenrran bajo una pre-
sión constante por paree del electorado y diversos grupos de presión para que
utilicen tal autoridad.
297
HISTORIAS OE VIDA DEL PROfESORADO 'J. El. rSrUO!O DE LAS V!DAS DEL PROFESORADO
Las implicaciones para el profesorado y las escuelas son claras: nos ofrecen información muy deralbda (por ejemplo Butt, et aL, Casey,
Nelson): En las páginas 62-64 (Butt, et aL.) o 168-170 (Nelson) se nos
El resultado es que las escuelas están enterradas en políticas, normas y regula- prop~rc10n~ u~~ descripción bastante clara del proceso y merodología
ciones que especifican qué es lo que deben hacer y cómo deben hacerlo. Esto de la mves~1ga~IOn, cosa que considero de gran importancia para el in-
destruye la autonomía escolar y, con ella, los fundamentos de un aprendizaje forme subs1gU1ence y ~ara tratar ~e desarrollar nuevas percepciones so-
eficaz. Por lo que respecta a la reforma de la gestión, se mantiene el sistema ac- bre la naturaleza de la tnterpretactón.
tual otorgando a los directores y al profesorado nuevos «poderes» que en reali- La, n~turaleza de la interpretación, el papel del comentario y las ca-
dad son muy limitados. 1 ractensuc~ del texto son todos a,suntos de gran interés S!n los estudios
sobre las vtdas del profesorado. ·
Otras naciones, especialmente Gran Bretaña, están intentando emu-
lar muchas de estas características del sistema estadounidense. En estos ~ivir una vida es aquello que realmente sucede. Experimentar una vida con-
tiempos, aquellos estudios sobre la educación que reafirmen la impor- St~te en las imágenes, emociones, sentimientos, deseos, pensamienros y el sig-
tancia de la voz del profesorado son especialmente valiosos a la hora de mficado que conoce la persona de cuya vida se trata. [... ] Una vida relatada
construir una contracultura informada que pueda oponerse a algunas como historia de vida, es una narrativa influenciada por las convenciones de 1~
de las simplicidades más burdas de estas visiones políticas y empresaria- narración, por la audiencia y por el com:exro socia1.3
les de la enseñanza.
En este libro hemos tomado como punto de partida trabajos que se La «vida relatada», en r:·lÍ opinión, debe dividirse todavía en dos as-
ocupan del estudio de las vidas del profesorado con la intención de reunir pecto~ dist.intos: la «vida relatada» por la persona que vivió y experi-
una amplia varie~ad de este tipo de estudios de modo que se evidencie la mento la vtda (el rela:p de ~ida) y la «vida relatad:J.>) cuando quien la na-
diversidad de enfoques y metodologías existentes en la actualidad. El vo- rra c.olabora con. un 1nvesngador o investigadora para producir un re-
lumen, por lo tanto, constituye un complemento a la obra de los estudio- lato tnte~textual/~~terc~n.textual (la historia de vida). Así pues, tenemos
sos y estudiosas que ya trabajan en este campo. 2 Algunos de los autores y c~atr~ niveles: la v1da v1v1da, la vida experimentada, la vida relatada y la
autoras de este libro son recién llegados al terreno, pero creo que su tra- h1stona de vida.
bajo es innovador y a la vez genera nuevas líneas de exploración en el es- . La vida del.profesor o profesora se despliega, pues, en varias intersec-
tudio de las vidas del profesorado. CIOnes. E~ pnmer ~ugar s~ encuentra la intersección personal pues,
En realidad una de las características más notables de los estudios que como sostiene .DenzJ.n, la v1da se vive a dos niveles que él califica de su-
componen este volumen es la variedad de enfoques que emplean sus au- perficial y profondo.
tores a la hora de estudiar las vidas del profesorado, lo cual ofrece una se-
rie de posibilidades puesto que elle.ctor o lectora puede así valorar los En un nivel superficial la persona es lo que hace en su vida, rutinas~ tareas co-
puntos fuertes y débiles de dichos enfoques, así como conocer diversos tidianas. En un nivel profundo la person,, es un sujeto interior mo~al, saarado
. . o
temas de interés que emergen de esta compilación. Para ello, en este ca- Y que posee senttmienros. Este ser interior rara vez se muestra a los demás. 4
pítulo de conclusión desearía plantear algunos problemas metodológicos
y éticos a los que creo que se enfrentan los estudios presentados. En segundo lugar, la vida se desarrolla en la intersección con el con-
Algunas cuestiones metodológicas se entienden mejor si señalamos texto, como es el caso de aquellas dimensiones relacionadas con la raza
las diferencias entre los estudios. Para empezar está el tema: del proceso o el género. Por ejemplo, como Gilligan y Freccero han señalado, mien-
empleado en el desar-rollo de los trabajos recogidos y especialmente el tras que los relatos de vida. de los hombres se narran de forma ordenada
punto hasta el cual se hace explicito el proceso de generación e interpre- Y lineal en relación con el conflicto y la autoridad, los de las mujeres
tación de los datos. Algunos autores o autoras nos cuentan bien poco suelen ~en~tar una menor preocupación por logra.r unJ. lint:alidad y por
del proceso (por ejemplo Knowles), la mayoría nos dicen algo y otros el confltcto. 5
299
HISTORIAS DE VIDA DEl. PROFESORADO 1
l
9. EL f..5TUDIO DE LAS VIDAS DEL I'IH.Wr~'iORADO
301
300.
9. El. F.STUDIO DE LAS VIDAS DEL PROFESORt\00
Hr;;r;?!J..) DE VIDA DEL PROFESORADO
mo.s estudios sobre las vidas del profesorado, puesto que es fácil que
estará distorsionada. Por Ir; tanto, desde el punto de vista de un participante tanto los grupos de interés como b academia hagan un mal uso o abu-
b.ien socializado en el sistema, cualquier historia que cuenten los que ocupan sen de los daros generados y los informes producidos. Middleton señala
los puestos más altos merece de por sí ser considerada como la descripción que «en las escudas las personas son constantemente clasificadas y regu-
más creíble que es posible r;bcener sobre el funcionamiento de la organiza- ladas» pero esta vigilancia alcanza al propio profesorado. Los estudios
ciónY sobre las vidas dd profesorado pueden verse directamente implicados
en este proceso a no ser que vigilemos atentamente quién «posee» los
Becker nos proporciona una razón en concreto por la que las expli- datos y quién controla los informes. Si Becker tiene razón y «los cargos
caciones «desde abajo)) pueden no ser bien recibidas: mientenn también es evidente que pueden apropiarse y hacer mal uso
de los datos sobre las vidas del profesoradtJ. Del mismo modo, quienes
Los cargos a veces tienen gue mencir. Esta es una forma algo grosera de de- trabajan para la academia pueden rotnar esta información y utilizarla
cirlo, pero no por ello ine--..<acta. Los cargos deben mentir porque rara vez las para sus fines exclusivos.
cosas son como deberían ser. Por muchas razones, que los sociólogos conocen Sin embargo, Becker nos recuerda que la investigación implica no
bien, las instituciones son refractarias y no desempeñan las funciones que la sólo voces difaenciadas sino también estratificadas. Es importante re-
sociedad desearía que ejercieran. Los hospitales no curan a la gente, las prisio- cordar que los políticos y burócratas que controbn las escuelas forman
nes no rehabilitan a los presos, las escuelas no educan a sus alumnos. Pero parte de un sistema estratificado en el que «los que se encuentran en lo
como eso es lo que deberían hacer, los cargos desarrollan estrategias para negar alto tienen acceso a una imagen más completa de lo que sucede que
el fracaso de la institución en el desempeño de sus funciones, así como para cualquier otra persona». Seria una desgracia que a la hora de estudiar las
explicar los fallos que no pueden ocultarse. Por lo tanto, una descripción de vidas del profesorado descuidáramos estos parámetros contextuales que
una institución desde el punto de vista de los subordinados pone en duda la afectan y condicionan constantemente la vida del docente. Por lo tanto,
historia oficial y tal vez puede sacar a la luz su fálsedad. 10 creo que una parte fundamental de nuestra posición ética estriba en no
«dar valor a la subjetividad de quienes carecen de poder» con la excusa
Por estas razones, normalmente la academia acepta la «jerarquía de de «contar su historia» puesto que, de hacerlo as.C sólo estaríamos dando
credibilidad»: «Nos unimos a los cargos y al hombre de la calle en la cuenta de una conciencia limitada y adoptando una postura profunda-
aceptación irreflexiva de la jerarquía de credibilidad. No somos cons- mente conservadora que, como señala Denzin, explica sin duda lapo-
cientes de que haya diversas partes interesadas ni de que estemos po- pularidad de este tipo de trabajo durante el renacimiento políti.co con-
niéndonos del lado de una de ellas». Por ello Becker sostiene que para el servador de estos últimos años. Desde mi punto de vista el estudio de
investigador académico: las vidas dd profesorado debería ofrecer no sólo una narración de la ac-
ción sino también una historia o genealogía del contexto, y ló digo con
La jerarquía de credibilidad es una característica de la sociedad cuya existencia pleno conocimiento de que ello implica el riesgo de cambiar la relación
no podemos negar, aunque estemos en desacuerdo con su mandato de que he- entre qui~n proporciona el relato de vida y el investigador que lo re-
mos de creer al que está arriba. Cuando nos familiarizamos suficientemente coge, así como de extender este reequilibr.io hasta la academia.
con los subordinados como para ver las cosas con su perspectiva, sabemos que Creo, no obstante, que debemos aceptar este riesgo si queremos con-
nos estamos oponiendo a «lo que todo el mundo sabe». El conocimiento nos seguir una auténtica colaboración entre la persona que narra el relato de
hace detenernos y compartir, por brevemente que sea, la duda sobre nuestros vida y la academia, pl-testo qu.::! «no todo puede ser recibir sin dar nada a
colegas. 11 cambio». ¿En qué medich se encuentra quien recoge el relaro de vida en
una posición que le permite construir. la base de una colaboración r.azo-
El trabajo de investigación, pues, pocas veces es desinteresado y los nablemenre equitativa? En otro lugar sostengo que lo que buscamos
principales intereses están del lado del «que está arriba» de Becker y de mediante d desarrollo de una colaboración genuina en el estudio de las
la misma academia. Es crucial reconocer estos intereses cuando realiza-
303
'J. El. ESTUDIO lJE LAS VIDAS DEl. l'IH>rESORt\DO
HfSTORIAS OE VIDA OEL l'ROrF.SORADO
305
3Ó4
9. EL ESTUDIO DE LAS VIDAS DEL PROrE.IiORAOO
Hl.STÜRIAS DE VIDA DEL I'ROFr-')()RADO
crucial: la historia de una práctica en nuestro tiempo suele insertarse y hacerse obtenida. Por consiguiente, es necesario obcener relacos de otras perso-
inteligible en general y de forma característica según la historia más amplia de nas, pruebas documentales y datos históricos con la finalidad de desa-
la tradición a través de la cual se nos transmitió dicha práctica en su forma ac- rrolla~ u~, modelo de análisis intertextual e inrercontexcu~i amplio. La
rual. La historia de cada una de nuestras vidas se inserta y se hace inteligible en recop1lac10n de un mayor abanico de daros nos permite construir un
general y de forma característica según los términos de las historias más am- tr.asfondo conrextual. Estos daros para la historia de vida pueden prove-
plias de varias tradiciones. 15 nir de diversos ámbiros:
Cada uno a su manera, los diversos artículos de este volumen buscan l. A partir de los propios relacos del docente, pero también de invesriaa-
«despertar a la historia» el estudio de las vidas del profesorado, proceso· ciones ~is disca~ciadas, podemos afl.~mar que la experiencia vitczl; la
que evidentemente puede verse facilitado por un crabajo más conven- trayectona anterzor dd profesor o proresora concribuyen a conformar
cional sobre las historias de vida (como en Smich et al.; Casey; y Measor su visi~n de 1~ enseñanza y los principales elemencos de su práctica.
y Sikes), pero también mediante la exploración histórica de los testimo- 2. Su estzlo de v.zfa den ero _Y fuera de la escue!.a y sus identidades y culcu-
nios (Nelson), el estudio de la interacción entre la biografía y el con- ras l~tent~s areccan sus 1deas acerca de la enseñanza y su práctica.
texto docente (Knowles) o mediante la autobiografía colaborativa (Butt 3. S.u czclo ~vztaf es un aspecto importante de la vida y el desarrollo profe-
, et al.). Middleton resume las aspiraciones que comparten los ensayos de ,swnal. Este. es un rasgo específico de la enseñanza, puesto que el pro-
este libro cuando afirma que: . fesor o profesora se enfrenta a cohortes «sin edad», lo cual acentúa la
impo:ta~cia del ciclo vital por lo que respecta a sus percepciones y a
El profesorado, y también los y las estudiantes, deberían analizar la relación su praen ca.
entre sus b_iografías !ndividuales, los acontecimientos históricos y las limitacio- 4. Los estadios en fa trayectoria profesional del profesor o profesora son
nes que las relaciones de poder, como las de clase, raza y género, imponen so- un.foco de interés ya que «el investigador o investigadora -codifica
bre sus opciones personales. las palabras de los sujetos según cierta~ fases o períodos de su vida,
lo que muchos investigadores cualitativos denominan carrera pre-
Las diferentes metodologías que se han destacado en este volumen via». En su estudio sobre los maestros y maestras de escuela en Chi-
constituyen una vía para realizar un análisis intercontextual como el cago, B.e~ker sostiene que la noción de carrera profesional es «de
que aquf se sugiere. Todas ellas combinan la preocupación por dar g~an ut1hdad a la hora de comprender la dinámica de las organiza-
cuenta de las narraciones del profesorado con un interés igual por ofre- ciones laborales y l.a tr.ayectoria y destino de los individuos que for-
cer un marco contextual en el que localizar, interprecar y fundamentar man parte de ellas». 17 .
dichos·relatos. 5. Más allá dé las grandes fases en la trayectoria profesional, existen in-
Al despertar a la historia mediante nuestros estudios sobre las vidas del cidentescríticos en la vida, y especialmente en el desempefio profe-
profesorado, durante un tiempo tuve la sensación de que la historia de vida sional de los profesores y profesoras, que pueden afectar de forma
era la fuente más valiosa del trabajo colaborativo e intercontextual. 16 En crucial sus percepciones y prácticas.
este sentido es importante volver a enfatizar la diferencia entre relato de 6. ~os. e~tudios sobre .las vidas del profesorado nos permiten «ver a los
vida e historia de vida. El relato de vida es un reconstrucción personal de la tndtviduos. en relac~~n con la historia de su tiempo [... ]. Nos permi-
experiencia, en este caso del profesor o profesora. La persona que ofrece el t~n v~r la Interse.cciOn entre la historia de vida de los hombres y la
relato de vida suele hacerlo mediante entrevistas poco estructuradas en las htst.o~I~ de la soCie~ad, facilitando así una mejor comprensión de las
cuales el investigador o. investigadora procura obtener sus percepciones y postbtltdades, contingencias y opciones que se abren frente al indivi-
relatos pero en la que suele desempeñar un papel más bien pasivo. duo».1·8, Las «hisrorias de vida» de las escuelas, de los sujetos y de la
La historia de vida también empieza por el relato de vida que narra profes10n docente pued~n proporcionarnos un trasfondo concextual
el docente pero tiene como objetivo seguir elaborando la información clave. Por consiguiente, el foco inicial sobre las vidas del profesorado
306 . 307
9. EL F~'iTUDIO DE LAS VIDAS DEI. I'ROFF-'iORADO
309
9. El. ESTUDIO DE LAS VIDAS DEL PROFES010\00
HISTORIAS DE VIDA DEL PROFESORADO
ción. Por ejemplo, hay casos en los que cal vez no se debería (o sí) conti-
nuestros objetivos son en parte abrir la empresa sociológica y la imagi- nuar una línea de interrogación cuando emergen juicios de cipo más
nación sociológica a los profesores y profesoras que reflexionan sobre psicoanalítico acerca de la autoestima o los miedos reprimidos, etc. de
sus propias vidas. una persona. En pocas palabras, el -cipo de relación que se establece con
El modelo estrechamente colaborativo que fomentan especialmente un consejero/ terapeuta nos empuja en una dirección y la investigación
Butt et al., Casey y Measor y Sikes tiene como consecuencia una mayor en otra. Esta distinción debe establecerse desde un buen principio al ne-
exposición de la persona y de la identidad existencial. Como comenta gociar el pacto de colaboración, y es de particular importancia en el
Casey, «muchas mujeres definen su trabajo como profesoras como la campo del desarrollo docente ya que el desarrollo profesional puede cir-
base de una identidad existencial». Pero al desplazarnos hacia cuestiones cular igualmente en una dirección distinra a la del objetivo original de
existenciales, estamos acercando la investigación a la psicología y al ps-i- la investigación.
coanálisis, intersección que constituye un importante subtexto en varios En general, b mejor manera de -enfrentarnos a los dilemas éticos y
de los capítulos. Como concluyen Lou Smich et al., más allá de los pro- mecodológicos que he señalado es mediante unas directrices profesiona-
cesos técnicos, políticos y culturales, «también intervienen procesos re- les claras. Por ejemplo, la distinción entre la relación con un conse-
lacionados con la personalidad» o, como afirman Measor y Sikes, «si lo jero/terapeuta y la investigación, así como el establecimiento de algunas
que estamos discutiendo es el papel que la experiencia pasada desem- orientaciones procedimenc:dc:s, debería plantearse en la5 primeras fases
peña en la construcción de «una vida», entonces es difícil trabajar sin de la colaboración entre el investigador o investigadora y el docente.
hacer referencia a la labor realizada en el campo del psicoanálisis». Del mismo modo, la cuestión de la propiedad de los daros también de-
Esta intersección con los enfoques psicológicos o psicioanalíricos bería discutirs.: y resolverse .. Por ejemplo, en el RUCCUS (Research
abre un terreno nuevo; y desde mi punto de vista potencialmente peli- Unir on Classroom Learning and Computer Use in Sc:.hools [Unidad de
groso, para la colaboración. De nuevo !vfeasor y Sikes se enfrentan ho- investigación sobre el iprendizaje en el aula y el uso de los ordenadores
nestamente a su ingenuidad sobre este respecto: en las escuelas]) en la Universidad de Western Ontario, estamos des-
arrollando varios proyectos sobre el estudio de las vidas del profesorado.
La cuestión es que cuando empezamos el proyecto sinceramente no sabíamos En mdos los casos seguimos el mismo procedimiento de consenti-
si el hecho de tomar parte en él iba a afectar de algún modo las vidas de las mientO informado, seguido de la devolución y la negociación de todos
personas, o si éstas considerarían que tenía algún efecto. Uno de los temas que los datos einformes; los profesores y profesoras tienen derecho de veto
apareció fue la manera en que algunos de los sujetos se aprovechaban del pare- final de todos aqudlos elementos en los que ellos y ellas aparecen. 19
cido que podían tener las sesiones de entrevista con una.sesión con un conse- El requisito de clarificación procedimental forma parte integral del
jero. Había ciertos puntos de contacto con el modelo de consejero rogeriano desarrollo de unas directrices éticas y metodológicas más refinadas para
puesto que escuchábamos, compartíamos nuestras reflexiones, formulábamos el estudio de las vidas del profesorado. El trabajo dentro de un modelo
preguntas para que la gente reflexionase sobre sus acciones y no emitíamos jui- n:.¡s colaborativo nos proporciona un terreno para la investigación refle-
cios. También abordábamos aspectos íntimos. Dejamós claro que nosotros no xiva y educativa y, en última instancia, una vía importante aunque rela-
éramos más que investigadores[ ... ]. tivamente inexplorada para el desarrollo docente.
El debate ético, procedimental y metodológico es ahora viral en este
Butt et al. plantean la misma discusión de las voces que les acusan de campo de estudio emergente, y cierramenr.~ buena parte del trabajo que
ser «terapeutas sin título». «Nuestra posición al respecto es, en pocas pa- se escá llevando a cabo tiene como objetivo la exploración y clarifica-
labras, que no consideramos- que estemos actuando como terapeutas». ción de estos aspectos. Si nuestra labor en el RUCCUS nos indica algo,
No estoy seguro de que esta autodefinición y crítica sea suficiente esto es la necesidad de un procesó concienzudo y prol~.?ngado basado en
para resolver el dilema. El hecho de que los copartícipes en la relación la continua .exploración y negociación de los valores, la ética y los pro-
de colaboración consideren las entrevistas como si fueran sesiones con cedimientos. Como empresa colectiva de docentes investigadores y de
un terapeuta o consejero, puede tener consecuencias para la investiga-
311
310.
9. EL ESTUDIO DE. !Ni VIDAS DEl. PROFESORADO
HISTORIAS DE VIDA OEI. PROfF~'iORAOO
15. Madncyrc, A. ( 1981) Afier Virtue: A Sttuly in fvfoml Theory, Londres: D~lckworrh, pp.
investigadores académicos, nuestro trabajo sigue siendo una tentativa, 206-7.
un diálogo permanente. En el mejor de los casos se identifica la investi- 16. Ver Goodson, l. F. ( 1988) uTcach<::rs, Life Hiscoric~ anJ Srudics of Currículum anJ
gación con una conversación fundamentada entre interlocutores igua- Schooling», en The Nfúking ofCurrículum: Co!!t•tr('d Es.wys, Londres, Nueva York y Fibdclfia:
Falmer.
les. Pero todavía con frecuencia no nos encontramos en el mejor de los
17. Beckcr, H. S. ( 1952) «Thc Career of che Chic:J.go Public School Teacht:r••., American
casos.
journal ofSociology. Vol. 57. p. 470.
Finalmente deberíamos ser conscientes de que por muy importante 18. Bogdan, R. ( 1tJ74) Being Diffirent: The Autobíogmphy ofjane Fry. Nueva York Y Chi-
que sea la clarificación procedimental y metodológica, ésta debe ir chescer: John \'Q"iley, p. 4.
acompañada de otros cambios. Sigue siendo cierto que «los cambios 19. Goodson, {. F. y J. M. Mangan (eds.) (1991) Qualic,uíve Educútional R~search Stutlíts:
más importantes emergerán de las transformaciones en las preocupacio~ Nfetho.dologíes ín Transitíon, RUCCUS Occasional papl.!rS, Vol. 1, RUCCUS-U\'V'O, Londres,
nes políticas y teóricas que producirán los acontecimientos sociales con- Oncario.
20. Popular tvkmory Gro.up ( 1982) «Popular Memory: Theory, Poli ríes, Mechod», en
temporáneos más que del descubrimiento de nuevas fuentes y méto-
R.Johnson; G. McLennan; B. Schwarz y D. Sucron (eds.) Making Histories, Centre for Con-
dos».20 Como en tantas otras cosas, el relato de nuestra investigación
cemporary Culcural Scudi~s. Londres: Hurchinson. p.. 205-52. Mi agradecimienro para Kach-
debe situarse en una genealogía del contexto. leen Casey por los numerosos debaces en rorno a b inrerrexrua!idad y por despertar mi inreré~
sobre el rrabajo del Popular Memory Group.
Notas
313
312
Figuras y tablas
Figuras
Tablas