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DETECCIÓN DE LAS VIOLENCIAS SEXUALES

La detección de la violencia sexual realizada por el personal de salud puede


ser la primera y única oportunidad de recibir ayuda que tengan las víctimas de
violencia sexual. Es de vital importancia que este personal se encuentre
sensibilizado y capacitado sobre el proceso integral de atención que incluye
un adecuado y oportuno proceso de detección

la mayoría de las violencias no son reveladas por culpa, miedo, vergüenza,


entre otras razones. En consecuencia, el papel del sector salud es
preponderante para detectarlas, toda vez que afectan el desarrollo humano
individual y por ende de las sociedades.

Existen al menos tres (3) formas en las que el sector salud tiene conocimiento de eventos de
violencia sexual: }

Cuando la víctima asiste al servicio de salud teniendo como motivo de consulta la situación de
violencia sexual.

Cuando la persona ha sido remitida por otra institución (que ya ha hecho la detección del caso de
violencia sexual), con el fin que la institución de salud dé inicio al protocolo de atención en salud
para víctimas de violencia sexual.

Cuando la sospecha de la violencia sexual (Abuso, asalto o cualquier otra modalidad) surge de la
sensibilidad y la mirada entrenada del profesional de salud quien detecta signos y síntomas
relacionados con la violencia sexual que originan la sospecha y su diagnóstico.

Niños o niñas:

a) Conductas sexuales que no son habituales para la edad y nivel de desarrollo del NNA.
b) Evidencias de otras formas de violencia contra las niñas y los niños.
c) Temor a estar con familiares o conocidos con quien se tenía una relación cercana.
d) Signos y síntomas poco claros clínicamente referidos a la zona genital o anal.
e) Quienes han estado expuestas al contacto con agresores reconocidos y no judicializados.
f) Hermano/a de otro menor de edad violentado sexualmente.
g) Quienes conviven con personas que tienen dependencia o abuso de sustancias
psicoactivas o alcohol.
h) Quienes por condiciones de hacinamiento deben compartir la cama con adultos o
adolecentes.
i) Conducta suicida.
j) Síntomas depresivos, de comportamiento, de ansiedad, o de alteración del sueño.
k) Dificultades en el aprendizaje o en el proceso de adaptación y rendimiento escolar.
l) Habitantes en zonas expuestas al conflicto armado interno nacional colombiano, o
adolescentes expuestos a contacto con cualquier tipo de actor armado.
m) Lesiones en aparato genitourinario, hematomas en vulva, vagina, muslos etc., desgarres
en órganos genitales, ruptura de vejiga, cuerpos extraños en el intestino o en la vagina.

Adolescentes:

a) Embarazos tempranos (menor de 14 años).


b) Conducta suicida.
c) Comportamientos de riesgo relacionados con su vida sexual.
d) Comportamiento bulímico.
e) Abuso o dependencia de sustancias psicoactivas.
f) Síntomas depresivos, de comportamiento, de ansiedad, o de alteración del sueño.
g) Aislados y con escasa red de soporte social.
h) Bajo rendimiento escolar.
i) Habitantes en zonas expuestas al conflicto armado interno nacional colombiano, o
adolescentes expuestos a contacto con cualquier tipo de actor armado.
j) Síntomas de disfunciones sexuales sin causa orgánica (dispareunia).
k) Expuestos a violencia en el contexto familiar en especial violencia de pareja.
l) Desconocimiento de los DSR.
m) Con poca red de apoyo social y familiar.
n) Lesiones en aparato genitourinario, hematomas en vulva, vagina, muslos etc., desgarres
en órganos genitales, ruptura de vejiga, cuerpos extraños en el intestino o en la vagina.

Mujeres

a) Síntomas depresivos, ansiedad, alteración del sueño, o disfunciones sexuales.


b) Evidencia de otras formas de VBG contra las mujeres o sufridas durante la infancia.
c) Dolor pélvico crónico sin causa aparente.
d) Con dependencia económica de su pareja.
e) Aisladas y con escasa red de soporte social.
f) Quienes ejercen la prostitución.
g) Quienes tienen problemas de abuso o dependencia de sustancias psicoactivas y alcohol.
h) Usuarias de servicios de control prenatal, en especial si se detectan dificultades de
adaptación al embarazo y de adherencia a los cuidados prenatales.
i) Quienes refieren antecedentes de abortos, o consultan por atención del aborto
incompleto.
j) Síntomas de disfunciones sexuales sin causa orgánica (dispareunia, escaso o nulo deseo
sexual, anorgasmia, etc.)
k) Lesiones en aparato genitourinario, hematomas en vulva, vagina, muslos etc., desgarros
en órganos genitales, ruptura de vejiga, cuerpos extraños en el intestino o en la vagina.
Personas en condición de discapacidad:

a) Embarazo en menor de 14 años con algún tipo de discapacidad.


b) Embarazo en adolescente o adulta con limitación cognoscitiva o con enfermedad
psiquiátrica.
c) Signos y síntomas poco claros clínicamente referidos a la zona genital o anal, c)
menores de edad con cualquier tipo de limitación sensitiva, motora, física o
cognitiva que manifiesten temor a la socialización con adultos.
d) Adultos que muestren situación de sobreprotección con menores con cualquier
tipo de limitación y que teman dejar el menor a cargo de algún miembro
específico de la familia o cercano al núcleo familiar.
e) Niño, niña o adolescente que manifieste rechazo a la evaluación por parte de
profesionales de la salud.
f) Niño, niña, adolescente o adulto en condición de discapacidad con expresiones de
hipersexualidad o por el contario rechazo al contacto corporal afectivo.
g) Con intentos de suicidio y depresión de aparición súbita no relacionados con la
cotidianidad alrededor de la situación de discapacidad.
h) Aquellas confinadas en hospitales mentales.

Persona en condición de desplazamiento forzado o habitantes civiles de zonas sometidas a efectos


del conflicto armado interno nacional-CAIN:

a) Mujer, niña o adolescente sometida a falta de garantía de satisfacción de las necesidades


básicas en zona receptora de desplazados, en zona sometida a confrontación armada o
con presencia activa de cualquier actor armado.
b) Mujer de cualquier edad con cualquier motivo de consulta, en especial aquellos
relacionados con violencia de cualquier índole.
c) Niña, adolescente o mujer embarazada.
d) Vivienda en condición de hacinamiento.
e) Ejercicio de prostitución en zona receptora de desplazados o dentro de zona con presencia
de actores armados de cualquier tipo.
f) Personas LGBTI, niños, niñas y adolescentes con cualquier motivo de consulta.
g) Antecedentes de abortos, o solicitud de atención médica del aborto incompleto.
h) Embarazos no deseados.
i) ITS/VIH
j) Trabajo doméstico o precario.
k) Testigo de masacres o incursiones militares por parte de cualquier actor armado.
l) Testigo de combates.
m) Mujer, niña o adolescente que fue obligada a preparar alimentos o a realizar labores
domésticas para cualquier actor armado dentro de una zona de combate.
n) Persona de género femenino y de cualquier edad que ha habitado dentro de comunidades
sometidas a confinamiento forzado.
o) Síntomas depresivos, ansiedad, o alteración del sueño.
p) Signos de tortura o mutilaciones en cualquier parte del cuerpo.

Persona que se identifica como perteneciente LGBTI:

a) Personas quienes son muy pobres y viven en condiciones de exclusión social.


b) Quienes ejercen la prostitución.
c) Quienes tienen problemas de abuso a sustancias psicoactivas o han tenido procesos de
intoxicación aguda por SPA en condiciones no seguras.
d) Personas viviendo en hoteles o piezas de pago diario.

Actores armados activos o excombatientes de cualquier fuerza.

a) Niño, niña, adolescente, o mujer combatiente o excombatiente.


b) Síntomas depresivos, ansiedad, o alteración del sueño.
c) Mujeres embarazadas o con abortos.
d) Conducta suicida.
e) Anticoncepción con DIU o implantes de Levonorgestrel no deseados.

Persona privada de la libertad:

a) Personas reconocidas e ingresadas como agresores sexuales.


b) Que se identifica como perteneciente a la población LGBTI.
c) Ingreso reciente a la prisión o privaciones prolongadas de la libertad

Persona perteneciente a un grupo étnico indígena o afrodescendiente:

a) Usos y costumbres que validan la violencia sexual.


b) Participación de fiestas colectivas con altos niveles de alcoholización.
c) Habitantes en zonas sometidas a efectos del CAIN, con presencia de cualquier tipo de
actor armado.
d) Embarazos tempranos (menor de 14 años).
e) Quienes realizan trabajo doméstico particularmente niños, niñas y adolescentes.
f) En situación de desplazamiento forzado o migración interna.
g) Con signos de tortura o mutilaciones en cualquier parte del cuerpo

CUALIDADES A DESARROLLAR EN
EL TALENTO HUMANO ENCARGADO
DE LA ATENCIÓN DE LAS VÍCTIMAS
DE VIOLENCIAS SEXUALES
a. Trato empático. Este se da cuando quien presta la atención intenta
conectarse con lo narrado por la víctima, fomentando la sensación de
comprensión y de un genuino deseo de brindar ayuda.
b. Confidencialidad. Significa generar un manejo responsable de la
información que brinda la víctima, asegurando la reserva de la misma. Esta
confidencialidad implica informarle a la víctima que lo registrado en la
historia clínica no se divulgará, excepto cuando lo solicite la autoridad que
tenga a su cargo la investigación del caso.
c. Escucha activa y tranquila. Se evidencia en el lenguaje verbal y no verbal.
Significa manifestar sensibilidad por el tema, a través de una preocupación
real del profesional por el bienestar de la persona, más allá de los procesos
y los procedimientos.
d. Generar seguridad en la víctima. En la medida de lo posible debe darse
a elegir a la víctima el sexo del profesional de la salud que le atenderá.
Cuando se atienden víctimas mujeres, niñas, niños o LGBTI con identidad
femenina, puede ser conveniente la presencia de una mujer del equipo,
como una enfermera, para que acompañe a la médica o médico general
durante el desarrollo de su labor.

RECEPCIÓN INMEDIATA
A LA VÍCTIMA DE VIOLENCIA
SEXUAL EN EL SERVICIO DE
URGENCIAS MÉDICAS
Atender de manera integral a una víctima de violencias sexuales implica seguir
los lineamientos planteados a lo largo del Modelo y del Protocolo de
Atención a Víctimas de Violencias Sexuales, con el fin de evitar la
revictimización.
Cualquier falla o barrera a lo largo del proceso de atención, sectorial,
institucional,
administrativa, asistencial, e incluso personal, puede hacer sentir a la víctima
nuevamente vulnerada.
El proceso de recepción incluye:
• Saludar a la víctima con respeto, presentarse con nombre y cargo. Evitar
tocarla en este momento, recordar por la experiencia que ha pasado.
• Algunas mujeres solicitan que sea otra mujer quien la atienda, en el
ejercicio de un derecho consagrado en la Ley 1257 de 2008. Se debe
tener en cuenta que muchas veces el agresor fue un hombre y la víctima
puede sentirse amenazada con la presencia de un hombre, así este sea
profesional de la salud.
• Ubicar un espacio privado, ojalá tranquilo, para la entrevista y valoración,
dado que es una historia de vida que exige intimidad y confidencialidad.
Preguntar si quiere que ingrese a la consulta la persona acompañante.
• Evitar interrupciones externas, teléfonos, ingreso de otras personas,
revisión de programas de internet y demás factores que le hagan perder
atención y respeto por el relato de vida que está escuchando.
• Informarle y pedir autorización para hacer preguntas indispensables que
puedan resultar incómodas, bien porque hacen parte de la vida íntima
o porque recuerdan el episodio violento. Lo mismo debe hacerse para
realizar las valoraciones físicas médicas necesarias. Recuerde que hay
intervenciones médico-terapéuticas que, si bien son necesarias, pueden
causar molestias, como la posición en camilla ginecológica.
• Los hechos narrados por las víctimas son incuestionables. Recuerde que
no es competencia del sector salud verificar la veracidad de los hechos:
el culpable es el agresor, nunca la víctima.
• Leer e interpretar el miedo de las víctimas: Si la víctima presenta temblor
sin control, poca verbalización o responde con alguna evasiva puede que
esté expresando temor a hablar. Generalmente si el agresor se entera
que la víctima informó se aumentan en intensidad las violencias.
• Es importante saber que las víctimas nunca son culpables, que nada
justifica las violencias, que nadie busca una violación y que en ocasiones
no se expresa lo vivido por temor al señalamiento y a la culpabilización,
pues es conocido que se piensa, que la víctima provoca la violación.

Evitar desestimar el dolor de la víctima: Leer simbólicamente el dolor, el


llanto y demás expresiones de sufrimiento de las víctimas.
• Valorar esa oportunidad como única: Las víctimas tienen buenos niveles
de confianza con los y las profesionales en medicina, es importante
saber que puede ser la única vez que tuvo valor para hablar.
• Las víctimas requieren un apoyo inmediato y solidario, sin juzgar, sin
revictimizar y tratando de desculpabilizar. Nadie busca las violencias,
estas generan dolor y sufrimiento. Las prácticas culturales vuelven a las
víctimas de violencias sexuales en culpables, acusándolas por su forma
de vestir, por las horas en que frecuenta la calle, por la forma de caminar,
entre otras.
• Motivar un dialogo con la víctima sin presionar respuestas, ni ahondar en
temas más allá de los concernientes. Se debe escuchar lo que la víctima
exprese y consignarlo en la historia clínica textualmente, encerrando
entre comillas el texto correspondiente a su relato.
• Cuando la víctima de violencias sexuales es una niña o un niño, además
de la obtención del consentimiento informado por el representante legal,
que es la mayoría de las veces el padre o la madre, puede ser necesaria
su presencia para darle seguridad. Se debe tener especial cuidado de
que no sea el agresor sexual; en este caso el defensor de familia será el
garante del proceso. Esta consideración se debe tener también con una
víctima con discapacidad mental.
• Con las víctimas de violencias sexuales que hayan sufrido la violencia en
medio del conflicto armado se debe extremar la guarda y confidencialidad
de la información. La fuga de la información puede poner a las víctimas
en mayor riesgo, al igual que al personal de salud.
• Ubicar en todo el proceso de atención integral los momentos para
hacerle sentir a la víctima que se le cree el relato y que no es su culpa
todo lo que pasó. Generar todo el tiempo confianza y empatía. También
es muy importante orientar a la familia con las consideraciones ya
expuestas para la víctima.
• Agradecerle a la víctima la confianza y hacerle ver que hizo lo correcto
al haber contado y acudido al sector salud

EVALUAR INMEDIATAMENTE LA INMINENCIA


DE PELIGRO PARA LA VIDA DE LAS VÍCTIMAS
Y PROCEDER EN CONSECUENCIA
Las circunstancias simultáneas de lesiones en el cuerpo de las víctimas
deberán
ser atendidas de acuerdo a los protocolos de manejo de urgencias vitales y
otras
urgencias. El adecuado soporte básico vital es prioritario frente a los demás
hallazgos clínicos en las víctimas.
5.2 EVALUACIÓN DE ESTADO MENTAL / EMOCIONAL
El personal del servicio de urgencias deberá comprender que –tal como lo
establece el Manual de Primeros Auxilios Mentales desarrollado por el
Ministerio
de la Protección Social en 2009, y y citando a Ahearn y Cohen (1980).
Una agresión sexual implica una crisis profunda en la vida de una persona. Por
lo
“una crisis es un período crucial o decisivo en la vida de una persona, un punto de viraje
que tiene consecuencias físicas y emocionales. De manera específica, es un período
limitado de desequilibrio psicológico, precipitado por un cambio repentino y significativo
en la situación vital de la persona”
tanto, las reacciones psíquicas y emocionales inmediatas que manifieste la
víctima
serán producto de la agresión y probablemente no la causa de las mismas.
Este
enfoque implica una actitud protectora, terapéutica y compasiva con la difícil
situación que está viviendo esa persona.

Se debe efectuar una completa valoración física y mental acorde con los
requerimientos de la valoración inicial de un servicio de urgencias. Dentro de
esta valoración se deberá prestar especial atención a la identificación de los
riesgos de autoagresión y hetero-agresión (Ministerio de la Protección Social,
2011):
a. Ideación de autolesión o presencia de lesiones autoinducidas
b. Ideación heteroagresiva estructurada
c. Presencia de psicosis
d. Capacidad de autocuidado deteriorada
e. Insuficientes redes de apoyo social
f. Síntomas depresivos
g. Impulsividad manifiesta
5.3 EXPLICACIÓN DE DERECHOS
Todas las víctimas de violencias sexuales son sujetos de derechos y de
especial
protección Constitucional. Sobre la base de esta premisa el legislador les
consagra
unos derechos específicos, los cuales son pilares para el proceso de atención
integral en salud y se encuentran mencionados en la Ley 360 de 1997, que se
listan a continuación.

DERECHOS DE LAS VÍCTIMAS DE VIOLENCIAS SEXUALES


(LEY360 DE 1997)
• Ser tratada con dignidad, privacidad y respeto durante cualquier entrevista
o actuación con fines médicos, legales o de asistencia social.
• Ser informada acerca de los procedimientos legales que se derivan del hecho
punible.
• Ser informada de los servicios disponibles para atender las necesidades que
le haya generado el delito.
• Tener acceso a un servicio de orientación y consejería gratuito para ella y su
familia atendido por personal calificado.
• Tener acceso gratuito a los siguientes servicios:
o Examen y tratamiento para la prevención de
enfermedades venérea1 incluido el VIH/SIDA.
o Examen y tratamiento para trauma físico y emocional.
o Recopilación de evidencia médica legal.
o Ser informada sobre la posibilidad de acceder a la
indemnización de los perjuicios ocasionados con el
delito.
1

CONSENTIMIENTO INFORMADO
El consentimiento informado es el registro de la información que se le provee
a la víctima o a su representante legal para autorizar la práctica del examen
genital y la obtención de muestras con propósitos forenses, como apoyo a la
investigación judicial que debe adelantarse.

ANAMNESIS
La anamnesis debe ser acogida como el punto de partida para establecer un
diagnóstico y el manejo subsecuente. La anamnesis debe ser registrada en la
historia clínica entre comillas, como usualmente se hace en el proceso inicial
de
atención de cualquier paciente.
En la enfermedad actual y antecedentes se deben evitar registros relacionados
con la intimidad de la persona y que no conduzcan a obtener las muestras con
9
Durante el examen
físico pueden no
encontrarse huellas de
la violencia, lo cual no
descarta que la misma
no haya ocurrido.
fines forenses; por ejemplo, el número de compañeros sexuales. En cambio,
ubicar temporalmente la última relación sexual consentida puede ser útil para
diferenciar el material genético de esa persona del material ADN del agresor
cuando se realizan los análisis de cotejo de muestras de ADN –comparación
del
ADN en dos muestras diferentes para lograr identificar de quien proviene el
material genético encontrado en la víctima o en las prendas–

La obtención del relato en cualquier víctima, y especialmente en aquellas que


sienten
autoridad en la figura del personal de salud (niños, niñas, algunos
adolescentes,
personas en condiciones de vulnerabilidad), no debe sugerir la respuesta. Por
ejemplo – “¿Cierto que él eyaculó dentro de usted?”, – “¿Cierto que él le metió
el dedo en la vagina?”. En otras palabras, se debe minimizar el riesgo de
sugerir
situaciones que posiblemente no ocurrieron o de utilizar lenguaje que la
víctima
no conoce, bien sea terminología propia de adultos o del lenguaje técnico. No
se deben completar frases. Se debe esperar a que la víctima haga el relato de
la
manera más espontánea posible, sin inducir respuestas.
Adicionalmente, e igualmente importante, se debe anotar que las personas
que
llegan en estado de inconciencia y si hay un relato o una condición que
permita
inferir la posibilidad de violencia sexual –por ejemplo, la encontraron desnuda
en
la vía pública, un allegado la encontró en su vivienda con las cerraduras
violentadas
y en el piso, con su vestido rasgado, o prendas interiores al revés, entre otras–
.
En estos casos, la víctima deberá ser estabilizada inicialmente y
posteriormente,
aunque no se pueda obtener información de la misma, ni realizar el registro
de
consentimiento informado, por su estado de conciencia, se procederá a
realizar
el examen físico general, sin olvidar la zona genital y anal, y a tomar las
muestras
con fines forenses.

EXAMEN FÍSICO
Se debe realizar un examen físico completo. Es necesario ser diligente en
revisar los
sitios donde la víctima aqueja alguna sintomatología para identificar signos
como
edemas, eritemas, petequias, excoriaciones, equimosis, hematomas,
laceraciones,
desgarros, ruptura de vísceras, esguinces, luxaciones, fracturas y cuerpos
extraños,
entre otros. La descripción de cada hallazgo debe registrarse en la historia
clínica.
El examen de niños y niñas se puede hacer en el regazo de la persona que les
acompaña, en posición sedente o en decúbito sobre la camilla de examen. Sin
embargo, siempre que sea posible será mejor tener dos visuales: una en
posición
decúbito posterior y otra en decúbito ventral o genupectoral, especialmente en
niñas pequeñas en las cuales la exposición del himen se visualiza mejor
cuando
están en posición genupectoral. La posición o las posiciones en las cuales se
realice el examen también deberán describirse en la historia clínica.
En el registro de la información se procede a enumerar y describir cada una de
las
estructuras examinadas: para el caso de las mujeres, pubis, clítoris, labios
mayores,
labios menores, horquilla vulvar, paredes laterales del vestíbulo, meato
uretral,
himen y ano; para el caso de los hombres se deberá describir el aspecto
clínico
10
del pene, del escroto, los testículos, el periné y el ano. En ambos casos se
seguirá
un orden y una
visión de lo general a lo particular, de lo externo a lo interno y de arriba hacia
abajo.
En la descripción se procederá a identificar el hallazgo sin hacer un
diagnóstico, en
cambio, se realizará una descripción de lo evidenciado. El registro de las
lesiones
deberá atender a su localización utilizando como parámetro de referencia, la
ubicación en posición de las horas del reloj.

La apariencia del himen normal antes y después del estímulo estrogénico de


la pubertad es variable y no siempre es posible determinar que ha ocurrido
una penetración, tal como anotan Finkel (2001) y Berkoff (2008). Es frecuente
que los hímenes prepuberales tengan forma anular o semilunar. El efecto de
los
estrógenos recae sobre el himen y sobre el tejido periuretral tanto en las
recién
nacidas o lactantes como en las adolescentes y mujeres adultas, dándole un
aspecto más pálido, engrosado, y festoneado; a diferencia del tejido
involucionado,
más vascular y enrojecido de las otras etapas. La visualización del himen
requiere
la separación y leve tracción lateral externa e inferior de los labios menores.
Las lesiones identificadas en el himen entre las 4 y las 8 del reloj han sido las
más frecuentemente relacionadas con trauma de carácter sexual. Entre ellas se
describen principalmente los desgarros, los cuales pueden ser recientes –
menores
de 10 días–, y pueden presentar equimosis, sangrado y edema de los bordes y
antiguos en los cuales los bordes se encuentran completamente cicatrizados.
El uso de espéculo en casos de violencias sexuales no está indicado, dado el
trauma recientemente sufrido. Una excepción tendría lugar frente a la
sospecha de
lesiones intravaginales con sangrado profuso, ante las cuales puede ser
necesario
su uso, preferiblemente bajo sedación o anestesia.
La alusión usual con respecto a la elasticidad del himen, tal como “himen
complaciente”, está en desuso; en su lugar debe utilizarse el término elástico
o
no elástico. Recuerde que el himen presenta la característica de elasticidad por
el
influjo hormonal estrogénico.
Para el examen anal en los niños y las niñas se indican la posición supina con
las
piernas en “posición de rana” o con las rodillas en el pecho; para las personas
adultas, en posición de litotomía, o en decúbito lateral. Se realiza usando una
leve
separación de los glúteos para evaluar el ano y la región perianal. Se examina
la
tonicidad del esfínter, estimulando con un aplicador el reflejo para identificar
la
laxitud del esfínter, lo cual puede ocurrir en casos de abuso sexual crónico, si
bien
no es un hallazgo específico.

Se deberá presentar especial atención a la inflamación evidenciada por


eritema,
edema o endurecimiento de los tejidos perineales, cicatrices, sangrado o
fisuras,
que pueden interpretarse como producto de trauma a ese nivel pero no son
hallazgos exclusivos de violencia sexual. Por esta razón, es necesario hacer un
análisis cuidadoso de los hallazgos en el contexto de lo relatado en la
anamnesis.
Se debe conocer que los pliegues anales se distribuyen uniformemente en la
región perianal –con una disposición radiada y convergen en el borde libre del
orificio anal– y que su desaparición parcial o total pueden darse por edema o
en
las maniobras sexuales repetitivas. Cuando se sospechan lesiones intra-anales
un
examinador experto deberá realizar una anoscopia.
11
Los procesos inflamatorios o infecciosos de los genitales, particularmente en
niños
y niñas, sin relato de violencia sexual pueden conducir erradamente a
sospechar
un caso de violencia sexual. Entre las claves a tener en cuenta para hacer el
diagnóstico diferencial está el patrón de las lesiones inflamatorias o
infecciosas
que generalmente es simétrico o en espejo.
Las infecciones de transmisión sexual diagnosticadas en niños, niñas y
adolescentes,
donde se descarta una transmisión vertical son altamente sospechosas de
violencia sexual

VALORACIÓN DE LA SALUD MENTAL DE


LAS VÍCTIMAS DE VIOLENCIAS SEXUALES
Se debe reconocer que la víctima es un sujeto de derechos que presenta un
sufrimiento psicológico acompañado de un sufrimiento físico y sexual.
Mediante
un examen neurológico detallado se debe identificar todo factor orgánico
adicional que pueda estar influyendo en la salud mental de la víctima:
intoxicación
exógena –alcohol etílico, benzodiacepinas, fenotiazinas, entre otras–, trauma
craneoencefálico, descompensación metabólica, hipoxia, psicosis activa. Así
mismo,
se deben identificar conductas que permitan establecer un riesgo suicida o de
heteroagresión.
A continuación se listan algunas de las manifestaciones emocionales que
pueden
presentar las víctimas de violencias sexuales:

Miedo: Las víctimas pueden sentir temor de volver a ser víctima de más
violencias por el agresor o por otras personas; por lo tanto, el personal
de salud debe hacerla sentir que se encuentra en un lugar seguro.
Igualmente teme que no se le crea el relato de lo ocurrido, por lo que la
actitud se centrará en valorar el relato, sin juzgarlo, manifestando verbal
y no verbalmente la credibilidad en el mismo.
• Culpa: Las víctimas pueden sentir que provocaron o permitieron la
agresión. El personal de salud hará énfasis en desculpabilizarla, explicando
que los agresores sexuales son los únicos culpables y que nada justifica
una violencia.
• Vergüenza: Las violencias generan en sus víctimas sentimientos de
humillación y ultraje reforzados por el reproche social. El manejo asertivo
de estos sentimientos por parte del personal de salud debe enfocarse en
evitar cualquier reproche, generando confianza para contar el relato y así
orientar a las víctimas en el proceso de recuperación.
• Fragilidad emocional: Las víctimas pueden tener diferentes
manifestaciones como llanto, hipersensibilidad, irritabilidad, agresividad,
entre otras. Es vital comprender esta situación y generar empatía (ver
capítulo 3 de este documento).
• Depresión y aislamiento: Algunas víctimas manifiestan signos y síntomas
de depresión tales como apatía, aislamiento, anhedonia, pérdida del
12
interés por la vida y cualquier actividad en la cual encontraba disfrute, e
incapacidad para realizar las actividades básicas de autocuidado. Se deberá
estar atento a identificar este diagnóstico para hacer una referencia a los
especialistas en salud mental.

Justificación: Las víctimas de violencias sexuales pueden justificar y


proteger al agresor, especialmente cuando hay un vínculo afectivo (padre,
esposo, tío, padrastro, entre otros). El personal de salud debe comprender
la legitimidad de estos sentimientos y desculpabilizar a la víctima.
• Incertidumbre: En general las víctimas no tienen información sobre lo
que deben hacer frente a la violencia vivida. Los profesionales de la salud
deben indicarle la ruta de restablecimiento de sus derechos, de ayuda y
de seguimiento.

TOMA DE PRUEBAS
DIAGNÓSTICAS NECESARIAS
PARA EXPLORAR EL ESTADO
DE SALUD DE LA VÍCTIMA EN
LA EVALUACIÓN INICIAL
Los análisis que se deben solicitar y las muestras que se deben obtener son:
• Prueba rápida para el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Muestra
de sangre.
• Prueba rápida para Hepatitis B (HB). Muestra de sangre.
• Prueba rápida de embarazo. Muestra de orina.
• Serología VDRL para sífilis. Muestra de sangre.
• Gram y cultivo en Agar chocolate o Thayer Martín para detectar
gonococo. Muestra vaginal o anal (según el caso).
• Prueba rápida de Chlamydia. Muestra vaginal.
• Búsqueda de Trichomonas vaginalis. Muestra vaginal.

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