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Existen al menos tres (3) formas en las que el sector salud tiene conocimiento de eventos de
violencia sexual: }
Cuando la víctima asiste al servicio de salud teniendo como motivo de consulta la situación de
violencia sexual.
Cuando la persona ha sido remitida por otra institución (que ya ha hecho la detección del caso de
violencia sexual), con el fin que la institución de salud dé inicio al protocolo de atención en salud
para víctimas de violencia sexual.
Cuando la sospecha de la violencia sexual (Abuso, asalto o cualquier otra modalidad) surge de la
sensibilidad y la mirada entrenada del profesional de salud quien detecta signos y síntomas
relacionados con la violencia sexual que originan la sospecha y su diagnóstico.
Niños o niñas:
a) Conductas sexuales que no son habituales para la edad y nivel de desarrollo del NNA.
b) Evidencias de otras formas de violencia contra las niñas y los niños.
c) Temor a estar con familiares o conocidos con quien se tenía una relación cercana.
d) Signos y síntomas poco claros clínicamente referidos a la zona genital o anal.
e) Quienes han estado expuestas al contacto con agresores reconocidos y no judicializados.
f) Hermano/a de otro menor de edad violentado sexualmente.
g) Quienes conviven con personas que tienen dependencia o abuso de sustancias
psicoactivas o alcohol.
h) Quienes por condiciones de hacinamiento deben compartir la cama con adultos o
adolecentes.
i) Conducta suicida.
j) Síntomas depresivos, de comportamiento, de ansiedad, o de alteración del sueño.
k) Dificultades en el aprendizaje o en el proceso de adaptación y rendimiento escolar.
l) Habitantes en zonas expuestas al conflicto armado interno nacional colombiano, o
adolescentes expuestos a contacto con cualquier tipo de actor armado.
m) Lesiones en aparato genitourinario, hematomas en vulva, vagina, muslos etc., desgarres
en órganos genitales, ruptura de vejiga, cuerpos extraños en el intestino o en la vagina.
Adolescentes:
Mujeres
CUALIDADES A DESARROLLAR EN
EL TALENTO HUMANO ENCARGADO
DE LA ATENCIÓN DE LAS VÍCTIMAS
DE VIOLENCIAS SEXUALES
a. Trato empático. Este se da cuando quien presta la atención intenta
conectarse con lo narrado por la víctima, fomentando la sensación de
comprensión y de un genuino deseo de brindar ayuda.
b. Confidencialidad. Significa generar un manejo responsable de la
información que brinda la víctima, asegurando la reserva de la misma. Esta
confidencialidad implica informarle a la víctima que lo registrado en la
historia clínica no se divulgará, excepto cuando lo solicite la autoridad que
tenga a su cargo la investigación del caso.
c. Escucha activa y tranquila. Se evidencia en el lenguaje verbal y no verbal.
Significa manifestar sensibilidad por el tema, a través de una preocupación
real del profesional por el bienestar de la persona, más allá de los procesos
y los procedimientos.
d. Generar seguridad en la víctima. En la medida de lo posible debe darse
a elegir a la víctima el sexo del profesional de la salud que le atenderá.
Cuando se atienden víctimas mujeres, niñas, niños o LGBTI con identidad
femenina, puede ser conveniente la presencia de una mujer del equipo,
como una enfermera, para que acompañe a la médica o médico general
durante el desarrollo de su labor.
RECEPCIÓN INMEDIATA
A LA VÍCTIMA DE VIOLENCIA
SEXUAL EN EL SERVICIO DE
URGENCIAS MÉDICAS
Atender de manera integral a una víctima de violencias sexuales implica seguir
los lineamientos planteados a lo largo del Modelo y del Protocolo de
Atención a Víctimas de Violencias Sexuales, con el fin de evitar la
revictimización.
Cualquier falla o barrera a lo largo del proceso de atención, sectorial,
institucional,
administrativa, asistencial, e incluso personal, puede hacer sentir a la víctima
nuevamente vulnerada.
El proceso de recepción incluye:
• Saludar a la víctima con respeto, presentarse con nombre y cargo. Evitar
tocarla en este momento, recordar por la experiencia que ha pasado.
• Algunas mujeres solicitan que sea otra mujer quien la atienda, en el
ejercicio de un derecho consagrado en la Ley 1257 de 2008. Se debe
tener en cuenta que muchas veces el agresor fue un hombre y la víctima
puede sentirse amenazada con la presencia de un hombre, así este sea
profesional de la salud.
• Ubicar un espacio privado, ojalá tranquilo, para la entrevista y valoración,
dado que es una historia de vida que exige intimidad y confidencialidad.
Preguntar si quiere que ingrese a la consulta la persona acompañante.
• Evitar interrupciones externas, teléfonos, ingreso de otras personas,
revisión de programas de internet y demás factores que le hagan perder
atención y respeto por el relato de vida que está escuchando.
• Informarle y pedir autorización para hacer preguntas indispensables que
puedan resultar incómodas, bien porque hacen parte de la vida íntima
o porque recuerdan el episodio violento. Lo mismo debe hacerse para
realizar las valoraciones físicas médicas necesarias. Recuerde que hay
intervenciones médico-terapéuticas que, si bien son necesarias, pueden
causar molestias, como la posición en camilla ginecológica.
• Los hechos narrados por las víctimas son incuestionables. Recuerde que
no es competencia del sector salud verificar la veracidad de los hechos:
el culpable es el agresor, nunca la víctima.
• Leer e interpretar el miedo de las víctimas: Si la víctima presenta temblor
sin control, poca verbalización o responde con alguna evasiva puede que
esté expresando temor a hablar. Generalmente si el agresor se entera
que la víctima informó se aumentan en intensidad las violencias.
• Es importante saber que las víctimas nunca son culpables, que nada
justifica las violencias, que nadie busca una violación y que en ocasiones
no se expresa lo vivido por temor al señalamiento y a la culpabilización,
pues es conocido que se piensa, que la víctima provoca la violación.
Se debe efectuar una completa valoración física y mental acorde con los
requerimientos de la valoración inicial de un servicio de urgencias. Dentro de
esta valoración se deberá prestar especial atención a la identificación de los
riesgos de autoagresión y hetero-agresión (Ministerio de la Protección Social,
2011):
a. Ideación de autolesión o presencia de lesiones autoinducidas
b. Ideación heteroagresiva estructurada
c. Presencia de psicosis
d. Capacidad de autocuidado deteriorada
e. Insuficientes redes de apoyo social
f. Síntomas depresivos
g. Impulsividad manifiesta
5.3 EXPLICACIÓN DE DERECHOS
Todas las víctimas de violencias sexuales son sujetos de derechos y de
especial
protección Constitucional. Sobre la base de esta premisa el legislador les
consagra
unos derechos específicos, los cuales son pilares para el proceso de atención
integral en salud y se encuentran mencionados en la Ley 360 de 1997, que se
listan a continuación.
CONSENTIMIENTO INFORMADO
El consentimiento informado es el registro de la información que se le provee
a la víctima o a su representante legal para autorizar la práctica del examen
genital y la obtención de muestras con propósitos forenses, como apoyo a la
investigación judicial que debe adelantarse.
ANAMNESIS
La anamnesis debe ser acogida como el punto de partida para establecer un
diagnóstico y el manejo subsecuente. La anamnesis debe ser registrada en la
historia clínica entre comillas, como usualmente se hace en el proceso inicial
de
atención de cualquier paciente.
En la enfermedad actual y antecedentes se deben evitar registros relacionados
con la intimidad de la persona y que no conduzcan a obtener las muestras con
9
Durante el examen
físico pueden no
encontrarse huellas de
la violencia, lo cual no
descarta que la misma
no haya ocurrido.
fines forenses; por ejemplo, el número de compañeros sexuales. En cambio,
ubicar temporalmente la última relación sexual consentida puede ser útil para
diferenciar el material genético de esa persona del material ADN del agresor
cuando se realizan los análisis de cotejo de muestras de ADN –comparación
del
ADN en dos muestras diferentes para lograr identificar de quien proviene el
material genético encontrado en la víctima o en las prendas–
EXAMEN FÍSICO
Se debe realizar un examen físico completo. Es necesario ser diligente en
revisar los
sitios donde la víctima aqueja alguna sintomatología para identificar signos
como
edemas, eritemas, petequias, excoriaciones, equimosis, hematomas,
laceraciones,
desgarros, ruptura de vísceras, esguinces, luxaciones, fracturas y cuerpos
extraños,
entre otros. La descripción de cada hallazgo debe registrarse en la historia
clínica.
El examen de niños y niñas se puede hacer en el regazo de la persona que les
acompaña, en posición sedente o en decúbito sobre la camilla de examen. Sin
embargo, siempre que sea posible será mejor tener dos visuales: una en
posición
decúbito posterior y otra en decúbito ventral o genupectoral, especialmente en
niñas pequeñas en las cuales la exposición del himen se visualiza mejor
cuando
están en posición genupectoral. La posición o las posiciones en las cuales se
realice el examen también deberán describirse en la historia clínica.
En el registro de la información se procede a enumerar y describir cada una de
las
estructuras examinadas: para el caso de las mujeres, pubis, clítoris, labios
mayores,
labios menores, horquilla vulvar, paredes laterales del vestíbulo, meato
uretral,
himen y ano; para el caso de los hombres se deberá describir el aspecto
clínico
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del pene, del escroto, los testículos, el periné y el ano. En ambos casos se
seguirá
un orden y una
visión de lo general a lo particular, de lo externo a lo interno y de arriba hacia
abajo.
En la descripción se procederá a identificar el hallazgo sin hacer un
diagnóstico, en
cambio, se realizará una descripción de lo evidenciado. El registro de las
lesiones
deberá atender a su localización utilizando como parámetro de referencia, la
ubicación en posición de las horas del reloj.
Miedo: Las víctimas pueden sentir temor de volver a ser víctima de más
violencias por el agresor o por otras personas; por lo tanto, el personal
de salud debe hacerla sentir que se encuentra en un lugar seguro.
Igualmente teme que no se le crea el relato de lo ocurrido, por lo que la
actitud se centrará en valorar el relato, sin juzgarlo, manifestando verbal
y no verbalmente la credibilidad en el mismo.
• Culpa: Las víctimas pueden sentir que provocaron o permitieron la
agresión. El personal de salud hará énfasis en desculpabilizarla, explicando
que los agresores sexuales son los únicos culpables y que nada justifica
una violencia.
• Vergüenza: Las violencias generan en sus víctimas sentimientos de
humillación y ultraje reforzados por el reproche social. El manejo asertivo
de estos sentimientos por parte del personal de salud debe enfocarse en
evitar cualquier reproche, generando confianza para contar el relato y así
orientar a las víctimas en el proceso de recuperación.
• Fragilidad emocional: Las víctimas pueden tener diferentes
manifestaciones como llanto, hipersensibilidad, irritabilidad, agresividad,
entre otras. Es vital comprender esta situación y generar empatía (ver
capítulo 3 de este documento).
• Depresión y aislamiento: Algunas víctimas manifiestan signos y síntomas
de depresión tales como apatía, aislamiento, anhedonia, pérdida del
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interés por la vida y cualquier actividad en la cual encontraba disfrute, e
incapacidad para realizar las actividades básicas de autocuidado. Se deberá
estar atento a identificar este diagnóstico para hacer una referencia a los
especialistas en salud mental.
TOMA DE PRUEBAS
DIAGNÓSTICAS NECESARIAS
PARA EXPLORAR EL ESTADO
DE SALUD DE LA VÍCTIMA EN
LA EVALUACIÓN INICIAL
Los análisis que se deben solicitar y las muestras que se deben obtener son:
• Prueba rápida para el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH). Muestra
de sangre.
• Prueba rápida para Hepatitis B (HB). Muestra de sangre.
• Prueba rápida de embarazo. Muestra de orina.
• Serología VDRL para sífilis. Muestra de sangre.
• Gram y cultivo en Agar chocolate o Thayer Martín para detectar
gonococo. Muestra vaginal o anal (según el caso).
• Prueba rápida de Chlamydia. Muestra vaginal.
• Búsqueda de Trichomonas vaginalis. Muestra vaginal.