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Cap 4.

Encauzamiento: Concepción y Proyecto


HIDROLOGÍA FLUVIAL

4 Encauzamientos: concepción y proyecto


4.1 Introducción
En este capítulo principalmente se estudiarán los conceptos necesarios para entender y proyectar un
encauzamiento, una aplicación muy importante de la ingeniería fluvial siendo así que es conocida por
esta fundamental actividad. El contenido del capítulo es muy amplio y variado, sin embargo se realiza
acentuación en el tema de racionalización, es decir las condicionantes hidrológicas, descripción funcional
de un encauzamiento compuesto de varios cauces, etc.

La estabilización, la defensa ante inundaciones y la restauración son los objetivos tratados con más
extensión; sin embargo también es de suma importancia tratar temas de impacto ambiental y físico
causados por la obras; como temas legales y económicos.

4.2 Objetivos de un encauzamiento

Cuando se habla de encauzamiento, existen un sin número de utilidades de la palabra, sin embargo se
dirá que un encauzamiento es cualquier arreglo o intervención que toma un tramo de río con el fin de
actuar en él, con esta definición se excluyen las obras de aprovechamiento y obras de infraestructura de
servicios.

Por tanto para ser precisos es necesario describir cuáles son los objetivos posibles de la actuación en el
encauzamiento de un río:

1. La protección frente a las inundaciones: lograr a través de una obra impedir o dificultar que el
territorio se inunde. Este tipo de obra necesaria debido a la pérdida económica que se produce
debido a la afectación de zonas agrícolas y asentamientos de poblados. A conseguir este objetivo
pueden contribuir otras medidas.
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2. La protección de las márgenes del río: el objetivo es impedir la destrucción del terreno,
especialmente los límites del cauce. A través de esta protección se puede valorizar un terreno
económicamente; además de actuar como una defensa similar a la protección de inundaciones.
3. La fijación de un cauce estable para el río: asegurar que el río en el futuro y de modo
permanente fluirá por su cauce es decir su discurrimiento será continuo y permanente. A través
de este objetivo se logra eliminar una amenaza constante a través del tiempo. Estos cambios
pueden abarcar otro tipo de obras considerándose un objetivo extenso.
4. La mejora de las condiciones de desagüe: asegurar que el mayor caudal de agua pase en
las condiciones deseadas. Este objetivo tiene una estrecha relación con la protección de
inundaciones debido a que tiene una relación inversa, mayor capacidad de desagüe, menor
inundación.
5. La formación o fijación de un canal navegable: garantizar una profundidad de agua suficiente
para la navegación fluvial. Debido a su utilidad como vías de transporte. Este objetivo hace
referencia básicamente al calado de agua, que ayuda a este tipo de aprovechamiento.
6. La recuperación de los valores naturales de un río: Obtener ríos con valor natural, y lograr
obtener un valor recreacional. Este no es un objetivo directo de la rama de la ingeniería fluvial,
sin embargo puede ayudar en la economía; sin embargo hay que reconocer que un
encauzamiento casi siempre supone una alteración.

4.3 Efectos de un encauzamiento

Es fundamental conocer que existen varios efectos causados por la intervención de un río que pueden
llegar a ser un problema y debemos reducirlos. Para la comprensión el libro propone dos ejemplos:

 Realizar una protección de inundaciones en regiones llanas próximas a la desembocadura del río
puede causar lo siguiente. El río tiende a formar un delta y con ello aumentar su longitud, además
se produce la disminución de la pendiente lo que induce a la sedimentación en el cauce lo que
causa subida del fondo del cauce principal obteniendo desbordamiento y la sedimentación en
toda la llanura de inundación.
 Estabilizar y hacer navegable un cauce trenzado conlleva varios efectos no favorables. Para
estabilizar el río y aumentar su calado se fuerza al agrupamiento o concentración de los brazos

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lo que provoca la erosión del cauce y el descenso del fondo puede ser muy importante. Y trae
efectos secundarios:
 Pérdida de la inundación de las llanuras, que se hace más infrecuente;
 Descenso del nivel freático;
 Pérdida del ecosistema ribereño, como consecuencia de lo anterior;
 Fragilización de las orillas del cauce.
4.4 Condicionantes de un cauce estable: aguas bajas, aguas altas y avenidas

Se analiza el estudio de los encauzamientos suponiendo una intervención general para estabilizar un río,
sin restricciones. Los factores físicos fundamentales en un son dos: el régimen hidrológico y la
sinuosidad.

Régimen hidrológico, el caudal de un río es siempre variable. La mayor parte del año se da un
caudal pequeño o mediano con poca variación a lo que vamos a llamar aguas bajas ; mientras que
un reducido número de días se observan caudales elevados también llamado aguas altas. Lo cual se
muestra en la forma de la curva de caudales clasificados o curva de frecuencia. Además de la existencia
de caudales extraordinario de avenidas.

Las aguas altas y bajas tiene una presentación; además estos determinan la forma del cauce del río.

Este cauce puede desempeñar un papel importante durante la circulación de las avenidas, las
cuales desbordan el cauce principal, cabe recalcar que juega un papel importante la probabilidad.

 La dirección del agua en una avenida, que desborda el cauce de aguas altas, es más recta que
este cauce. En efecto, las aguas extraordinarias o avenidas que tienden a circular en dirección
más recta entran en un choque con el cauce preexistente y pueden transformarlo
 La crecida tiene una capacidad de transporte sólido de fondo, con la posible consecuencia
de unos movimientos del fondo que representen una erosión, en la fase de descenso, en un
relleno del cauce de aguas altas.
 En la crecida, se llega a anular la diferencia entre el cauce principal preexistente y el resto (antes
llanura de inundación), la bajada de las aguas puede traer la incisión de otro u otros pequeños
cauces preferentes en lugares distintos, aparentemente a su capricho. Uno de ellos puede pasar
a ser el cauce de aguas altas y en el futuro el brazo vivo o cauce principal del río.

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 Si no se llega a anular la diferencia entre cauce y llanuras, no obstante el flujo desbordado


y también el descenso de la crecida, cuando vuelve a quedar contenida en el cauce, pueden
causar, por erosión lateral, la evolución de las morfologías fluviales, particularmente la
progresión de los meandros

4.5 Condicionantes de un cauce estable: sinuosidad

La sinuosidad es el segundo factor importante para la concepción de un encauzamiento, debido


a la estabilidad deseada además de conservar el medio.

Las aguas altas y las aguas bajas, se diferencian en primer lugar por su permanencia y en segundo
lugar por sus condiciones de equilibrio y sinuosidad. Todas ellas se diferencian de las avenidas por la
ocurrencia y también de nuevo por sus condiciones de equilibrio y sinuosidad.

4.6 Modificación de la sinuosidad: cortas

Algunos de los problemas que mueven a la necesidad de encauzar provienen precisamente de las curvas
de los ríos. Los ríos de gran sinuosidad tienen mayor longitud y una menor pendiente como consecuencia
al cubrir la distancia entre dos puntos de un valle AB. Las curvas significan también una resistencia al
flujo de tipo local. Como consecuencia de ambas cosas, la capacidad hidráulica o de desagüe es menor y
la propensión al desbordamiento e inundación es mayor. La avenida fluye más recta entre A y B.
Finalmente si las orillas no son resistentes, el ataque en las curvas puede causar erosión en las márgenes.

El encauzamiento deberá estar preparado y ser estable ante este descenso del fondo. Pero también es
grave la erosión regresiva a largo plazo que se propagará hacia aguas arriba debido al descenso de
A, produciendo la incisión del cauce. Realmente la erosión de AB puede tener fases transitorias en que
domine la erosión en A y la sedimentación en B, etc.

4.7 Consideraciones de trazado de un encauzamiento

Los dos condicionantes anteriores el régimen de aguas y la sinuosidad se combinan para deducir algunos
principios de trazado del encauzamiento. Las plantas en curva se pueden inspirar en las características
geométricas de las curvas de los río. En primer lugar al cauce principal o de aguas altas y luego al cauce
de avenidas. Se mantiene el contexto de un encauzamiento sin limitaciones de espacio, en el que se
pueden desarrollar libremente los criterios de trazado.

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Trazado de la planta de un cauce principal

Podemos encontrar una aplicación de las leyes de Fargue al proyecto de un encauzamiento, y en primer
lugar al proyecto de un cauce de aguas altas. Reconociendo su tendencia a la sinuosidad proyectaríamos
un cauce no recto. El interés de esta medida es muy claro cuando un objetivo del encauzamiento es
tener un cauce navegable en el periodo de aguas bajas, pues en ese caso los calados y(s) son una
variable decisiva.

Otra curva semejante utilizada en encauzamientos es la lemniscata, en la cual el radio de curvatura


es inversamente proporcional a la coordenada polar (radio vector). También se emplean la parábola y
la función seno, así como la función en que el ángulo del eje con el valle e es el seno de la variable arco
s. Estas curvas son mejores que el circulo porque ofrecen una variación más gradual de la curvatura.

Otro aspecto de las curvas es su desarrollo (longitud). Con un desarrollo escaso la corriente
secundaria apenas se forma y la estabilidad morfológica no está asegurada. Se considera que el ángulo
mínimo necesario es 50°, entre las tangentes de entrada y salida de la curva por los puntos de inflexión

En el trazado de un cauce principal no hay que exagerar la importancia de determinadas curvas


concretas, pues el criterio principal es el de una variación progresiva de la curvatura y en ocasiones hay
puntos de paso obligados o puntos de paso vedados, en el trazado de un cauce. Restricciones como
éstas convierten en la práctica al trazado en planta más en una cuestión de criterio ingenieril que de
geometría diferencial.

Otras características del cauce principal

Hay un concepto implícito en los apartados anteriores: el cauce de aguas altas es de fondo móvil, pero
al mismo tiempo es un cauce permanente. Si el problema que motiva el encauzamiento es la
inestabilidad, es importante hacer resistentes las orillas del cauce principal para garantizar que el brazo
vivo no cambia de posición, incluso para mantener el concepto mismo de cauce de aguas altas.

Sin embargo, la vitalidad de estos procesos físicos en un fondo móvil está en parte relacionada con la
posibilidad de erosión de orillas y de sedimentación en barras. Por eso sería interesante que las orillas
no fueran fijas. A veces se trata de hacer compatible la resistencia de Ias orillas con la posibilidad de
mantener activos Los procesos de erosión y sedimentación lateral: una idea es simplemente que los

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elementos que den resistencia al cauce principal se encuentren algo alejados de la orilla propiamente
dicha, enterrados en la llanura de inundación. La distancia que los separa es el espacio que se permite al
desarrollo de los procesos laterales.

Trazado de los cauces de aguas altas y avenidas

Las aguas altas son los caudales de baja frecuencia en el año y las avenidas los caudales
extraordinarios (es decir, con una cierta recurrencia interanual medida por el periodo de retorno en
años). El concepto de caudal dominante sirve para diferenciar el cauce principal o de aguas altas de otro
mayor o cauce de avenidas. Para ambos tienen sentido trazas que no sean rectas sino sinuosas. Pero
este sentido se debilita cuanto más infrecuente (o, mejor, cuanto meaos persistente) es el caudal y
también porque caudales mayores tienden a una menor sinuosidad. Así mismo las leyes de Fargue están
vinculadas a la persistencia de la acción modeladora de la corriente.

Por otra parte, ocurre que la longitud de onda y la amplitud de las curvas deberían crecer ambas
correlativamente con el caudal (con JQ). si han de guardar un parecido con los meandros naturales. Así
por ejemplo es imposible inscribir en general una curva sinusoidal en otra mayor. Los cauces de esta
figura tienen la misma sinuosidad s=lA, aunque distinta curvatura e= l/r.

Cuando el cauce de avenidas es concebido por sí mismo geométricamente, es conveniente un trazado


ligeramente sinuoso. Sin embargo, al ser el cauce "exterior" del encauzamiento y el que ocupa más
espacio, es el que con frecuencia está sujeto a las restricciones o condicionamientos del uso del
territorio.

4.8 Caudal de proyecto: consideraciones económicas

El sentido económico de un encauzamiento es que el valor añadido o el daño evitado con la


intervención compense por su coste. En principio, cuanto mayor es la magnitud de la intervención es
mayor el beneficio y mayor también el coste, pero uno y otro pueden crecer de manera muy distinta. La
determinación de la magnitud óptima sería un problema característico de dimensionamiento
económico.

La dificultad del análisis económico de un encauzamiento está en cuantificar el beneficio: es posible


valorar económicamente la navegabilidad, pero mucho más difícil hacer lo propio con la restauración de

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un río, como objetivos que aportan un valor añadido; es muy difícil evaluar los daños que un río puede
hacer si es inestable, pues es incierto, incluso imprevisible, su comportamiento futuro; sí es más factible
precisar el daño evitado al defender las márgenes de la erosión y también el daño evitado al impedir
la inundación. Este último daño se presta más a la cuantificación porque los niveles de inundación
pueden ser calculados para distintas probabilidades de ocurrencia. Pero aun así, el daño real es función
no sólo del calado de inundación sino también de la velocidad del agua, y aparecen daños indirectos de
la inundación (a la economía local, por ej.) y daños intangibles (por ej., la desmoralización). En todos los
casos deberían también considerarse los efectos dañinos que a medio o largo plazo pueden sobrevenir
como consecuencia de la intervención.

El estudio económico se debe tomar más bien como indicativo, aunque puede servir para precisar
umbrales que cambien el coste o el daño marcadamente e inclinen la opinión. La decisión es, sin
embargo, política y refleja un consenso social sobre el riesgo que se acepta y los recursos que se está
dispuesto a gastar.

4.9 Caudal de proyecto e inundación: consideraciones Legales

La ley de aguas de 1985 y sus reglamentos definen el cauce como el espacio ocupado por la máxima
crecida ordinaria y la zona inundable como el área ocupada por las aguas en la avenida de periodo de
retorno 500 años. Además, define dos franjas de 5 y 100 m de servidumbre y policía del cauce a ambos
lados del cauce.

La definición legal de cauce puede asociarse a la definición técnica de cauce principal, determinado por
el caudal dominante o formativo (o caudal de desbordamiento del mismo), es decir, aquél con periodo
de retomo entre 1,5 y 7 años cauce que contiene las aguas bajas y las aguas altas. Con un criterio como
este puede realizarse la delimitación del cauce como dominio público. La definición legal de zona
inundable no implica prescripción alguna sobre un encauzamiento.

4.10 Otros efectos de los diques de avenida o inundación

Los diques o motas son las obras lineales que defienden el territorio de la inundación y definen un cauce
de avenidas. Estas dos nociones son, corno se ha indicado, diferentes pero complementarias. Para
hablar de un cauce de avenidas propiamente dicho hay que pensar en una mota por cada margen del
río y con una alineación conforme a la idea de que el agua circula, es decir, no necesariamente rectas

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pero sí por ejemplo sin salientes ni rincones. Un encauzamiento tal se proyecta para un cierto caudal de
avenida.

Además de la posible tendencia a la erosión, un cauce de avenidas que limita la anchura inundada tiene
otro efecto hidráulico muy destacado. La laminación de una avenida es el fenómeno de disminución
del caudal máximo de la misma conforme discurre por un río. Esta disminución tiene su explicación en
la capacidad de almacenamiento transitorio en las llanuras de inundación. Mientras el río sube de nivel
por encima de la cota de desbordamiento de su cauce principal y va ocupando y sumergiendo la llanura,
se produce un almacenamiento de agua que no sigue en ese instante circulando hacia aguas abajo.

Los diques de inundación, como recrecimientos del terreno, implican el problema de desagüe de las
zonas defendidas=. Las zonas defendidas son espacios "cerrados": están a cota interior al dique y con
salida al río impedida, o al menos restringida, para evitar que entre la inundación. Los afluentes
importantes del río justifican que los diques remonten sus orillas hasta llegar a la cota necesaria para
proteger de la inundación, pero los afluentes más pequeños y las aguas de escorrentía deben ser
desaguados de otro modo. Hay dos alternativas principales:

 Interceptar y reunir los afluentes a la cota de la mota (cota O) con Jo que se recogen las aguas
de las cuencas excepto la de la zona bajo la cota O, y recoger estas últimas mediante otro
colector junto al dique;
 Recoger todas las aguas en este último colector.

Otros efectos de los diques de avenida son:

 El caudal de avenida circula con cierta sobreelevación del nivel con respecto a la situación sin
diques ya que la reducción del área de flujo y el aumento de la velocidad implica un aumento de
la pendiente motriz. Este efecto estaba presente por ejemplo en el concepto de vía de intenso
desagüe
 Si la avenida deja de depositar sedimentos en la llanura de inundación porque aumenta la
velocidad, la corriente puede estar sobrealimentada en sedimentos aguas abajo.

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4.11 Análisis del riesgo en llanura de inundación

La inundación es uno de los desastres naturales más grandes, de mayor impacto económico y
humano, que afecta tanto a países desarrollados como no desarrollados. Es una paradoja que en los
países desarrollados se hayan invertido sumas crecientes en la lucha contra las inundaciones, pero los
daños por inundación no han hecho sino crecer al mismo tiempo. Esto se explica por los cambios en los
usos del suelo en las zonas defendidas después de ejecutar las obras de ingeniería, las cuales inducen
psicológicamente a la confianza de que ha desparecido el riesgo.

Por ello, el concepto de riesgo se ha definido de manera muy específica como la conjunción de un factor
natural aleatorio y un factor socioeconómico llamado vulnerabilidad. El primero sería como la
solicitación hidráulica, en principio invariable salvo por los cambios físicos de la cuenca (la
impermeabilización, sobre todo) y últimamente por el cambio climático. La visión tradicional de la
ingeniería fluvial ha sido dimensionar de acuerdo a la solicitación, y dar por tanto soluciones llamadas
estructurales (la capacidad de un encauzamiento o el volumen de un embalse de laminación, por ej.).
Pero para que esto sea efectivo en la reducción real del riesgo hay que aplicar también medidas para
reducir la vulnerabilidad, llamadas no estructurales.

Una medida no estructural es la planificación territorial en la llanura de inundación: su zonificación. Los


usos del suelo pueden ser establecidos legalmente según criterios hidráulicos, como al definir la zona de
policía. A partir de ahí, es necesario el esfuerzo de unas administraciones coordinadas entre sí para la
aplicación de estos criterios sobre el terreno, en primer lugar del cauce como dominio público.

4.12 Otras medidas de lucha contra la inundación

Aparte de los embalses hay otras medidas de ingeniería fluvial diferentes a las motas para reducir el
riesgo de inundación. Se han citado ya las cortas de meandros: el acortamiento de longitud y
consiguiente aumento de pendiente implica una mayor capacidad de desagüe, es decir niveles de
avenida más bajos (con repercusión aguas arriba, pues el régimen se supone lento). La medida puede
verse contrarrestada por la tendencia del río a recuperar su sinuosidad "natural", especialmente en
grandes ríos. En una corta, además del efecto de erosión general, son destacables dos efectos sobre la
propagación de avenidas. Primero, si el río no desborda donde antes desbordaba se pierde una
laminación natural y aumenta el caudal aguas abajo (análogamente al efecto de las motas). Segundo, el

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acortamiento de longitud trae como consecuencia que la onda de avenida se presente antes y se sume
de manera diferente a las ondas de los afluentes y otros ríos.

Los desvíos, nuevos cauces y cauces de alivio se ejecutan para alejar el río de una población impidiendo
su inundación, aumentar la capacidad, hacer un cauce estable, etc. Con frecuencia se mantiene el cauce
viejo al tiempo que se construye uno nuevo para tener la máxima capacidad posible. Según la topografía
y la distancia al mar, los cauces viejo y nuevo pueden volver a reunirse o bien desembocar
independientemente. En llanuras bajas y deltas resulta fácil abrir nuevos cauces excavándolos en la
planicie o incluso habilitando cauces emisarios que estaban olvidados o que llevaban agua sólo en
crecidas. En estas llanuras y tierras bajas puede aceptarse que los cauces nuevos eran ya cauces
potenciales y por tanto el impacto de la medida es menor. No obstante, como el río está relacionado con
las aguas freáticas, un cambio de cauce, incluso en una planicie, transforma los flujos subterráneos en la
llanura aluvial, y con ello los niveles freáticos y el transporte de contaminantes, con efecto sobre tornas,
pozos, cimentaciones y obras subterráneas.

4.13 Encauzamiento de un río trenzado: reunión de brazos

Los ríos trenzados plantean al ingeniero problemas particulares. Por un lado sus cauces de aguas altas
son muy anchos, con una multiplicidad de cursos o brazos menores que se reparten el caudal durante
las aguas bajas. Toda esta configuración es inestable o cambiante. Para la preservación de bienes y para
el aprovechamiento seguro y permanente de las aguas se hace a veces necesario reunir o concentrar las
aguas en un cauce estable y único.

Las ideas que siguen podrían llamarse "principio de gradualidad" en la ingeniería fluvial. Estas ideas no
son exclusivas del encauzamiento de ríos trenzados, aunque en ellos es más fácil entenderlas. El principio
podría enunciarse así:

 Con pequeñas medidas que modifican el flujo pueden alcanzarse cambios o correcciones de
considerable magnitud;
 Estas medidas pueden aplicarse gradualmente a medida que se comprueban sus efectos;
 Las medidas producen efectos en virtud de principios de la hidráulica fluvial y toda la gracia
consiste en hacer trabajar al río en el mismo sentido de nuestros objetivos.

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4.14 Uso de espigones en el encauzamiento de ríos

En el siglo XIX se hicieron obras de encauzamiento en grandes ríos europeos de morfología


trenzada. El objetivo era, en primer lugar, sanear las zonas pantanosas que eran el origen de
enfermedades infecciosas, así como rebajar los niveles de las avenidas y estabilizar el cauce. El
procedimiento era que el río formase un cauce único más hondo. La continuación de este tipo de
medidas de encauzamiento desde finales del siglo XIX hasta hoy ha tenido como objetivo crear y
mantener un cauce estable con suficiente calado para la navegación.

En estas obras, además de tapones para el cierre de brazos, se utilizan con frecuencia los espigones o
espolones. Ambos pueden ser medidas graduales (por aproximaciones sucesivas). Los espigones son
diques no longitudinales sino transversales a la corriente, implantados en la orilla y con una ligera
pendiente de su coronación hacia el eje o centro del cauce. Su efecto es desplazar las aguas y el cauce
más hondo hacia el centro.

Mediante espigones puede conseguirse también formar un cauce de aguas bajas inscrito en uno de aguas
altas más ancho y uno de aguas altas inscrito en uno de avenidas más ancho. En este caso la orilla del
cauce menor no está fijada por medio de una obra longitudinal resistente sino sólo por puntos, pero a
cambio la tendencia a la sedimentación fuera del cauce menor aumenta.

Los espigones a modo de deflectores se usan también en general para dirigir el flujo. Esta acción tiene
consecuencias aguas abajo, que son las deseadas con la construcción del deflector. Es necesario un buen
conocimiento de la corriente y de la dinámica sedimentaria del río para acertar con las consecuencias.

4.15 Defensa de márgenes

Mediante la intervención gradual puede conseguirse el encauzamiento estable de un gran río.


Siguiendo las ideas de Fargue una morfología estable de un encauzamiento sería un cauce único de
suaves curvas alternadas, el cual deberá ser convenientemente fijado. Para conseguir este resultado las
tareas principales son concentrar el flujo y cerrar brazos en el caso de cauces trenzados y dirigir el flujo,
defender las márgenes o suavizar curvas en et caso de ríos meandriformes. Hay otros beneficios de la
estabilización como la mejora de las posibilidades de navegación y la reducción de los niveles de
avenida, como consecuencia de afianzar un cauce central o suavizar una curva.

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La casuística de obras de defensa es muy variada. En ríos meandriformes la defensa de márgenes se


aplica principalmente para impedir la erosión en la orilla exterior (cóncava), la más expuesta a la erosión
por la naturaleza de la corriente y del flujo en curva. Esta orilla puede necesitar defensa por el valor del
terreno afectado, por el interés de la estabilidad general del río o como parte del trazado de un cauce
principal en un encauzamiento. Es necesario defender la región de máxima curvatura, pero extendiendo
la protección con preferencia aguas abajo de ella, ya que los mayores calados y erosiones se dan
ligeramente aguas abajo del punto de máxima curvatura.

4.16 Comportamiento de los cauces estrechos o estrechados

Hemos visto técnicas para conseguir el estrechamiento del cauce de aguas altas de un río trenzado.
También hemos visto el estrechamiento del cauce de avenidas mediante diques que libran parte de la
llanura de la inundación. El estrechamiento del cauce es una consecuencia frecuente en muchas obras
de encauzamiento.

La erosión en el tramo estrecho se puede propagar como erosión regresiva. Pero lo más interesante es
que el perfil hidráulico se modifica, desapareciendo en la superficie libre el efecto de depresión de la
lámina, propio del flujo sobre fondo fijo). El flujo en fondo móvil es semejante a una doble transición (en
anchura y fondo). En sentido dinámico puede decirse que una causa (estrechar) intensifica la acción
hidráulica sobre el fondo (q, caudal unitario) lo que produce un efecto (descenso de fondo) que relaja la
intensidad de la acción. No hay efecto, pues, sobre la superficie libre, sino sobre el fondo.

La geometría de los ríos es una sucesión de curvas. Por otra parte, los ríos relativamente más rectos son
una sucesión de estrechamientos y ensanchamientos. La erosión general transitoria que tanta
importancia tiene para las obras fluviales, no se presentaría en la práctica como un descenso general
del fondo, sino como una combinación de los efectos de las curvas y los cambios de anchura. La
excepción serían los encauzamientos rectos y prismáticos (de anchura constante y curvatura cero),
nada deseables por otro lado.

4.17 Encauzamiento de ramblas y ríos de montaña

Como casos particulares de encauzamientos conviene destacar el caso de las ramblas, especialmente
importantes en la vertiente mediterránea y el de los ríos de montaña en sus cabeceras.

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La razón más frecuente para encauzar una rambla sobre un abanico aluvial es su radical
inestabilidad. Es preciso crearle un cauce seguro para la circulación esporádica del agua (si existen
caudales de cierta persistencia se puede disponer también un cauce principal). Por tanto, la medida más
necesaria para la estabilización de una rambla es la formación de orillas resistentes. El fondo, en cambio,
debería dejarse tal cual, respetando así los fenómenos de filtración y transporte sólido.

En los encauzamientos de ramblas y ríos torrenciales es de temer la acreción, por depósito de gran
volumen de sedimentos, aún más en el caso de avenidas torrenciales. Probablemente los problemas de
acreción masiva o continua de los lechos de los ríos son más difíciles de resolver que los problemas
de erosión

4.18 Ingeniería torrencial: diques transversales

La necesidad de obras de encauzamiento en ríos torrenciales y torrentes proviene también de su


capacidad de erosión del fondo y las orillas, así como de problemas relacionados: inestabilidad de
laderas, acarcavamiento y pérdida de suelo en pequeños cursos de agua, etc.; todos son intereses
ligados a la protección de un encauzamiento. En los cursos más pequeños, es decir, de más pendiente o
más torrenciales, donde la erosión es más activa se proyectan diques transversales (pequeñas presas).
El ingeniero de montes y el ingeniero forestal son especialistas en esta clase de trabajos, llamados de
corrección de torrentes. Las funciones de los diques transversales son varias:

 Retener los sólidos transportados para impedir que abandonen la cuenca, por tanto conservar el
terreno.
 Reducir la pendiente al crear un escalón en el perfil longitudinal; la reducción de pendiente
ocurre precisamente gracias a la retención de sólidos en el dique y con ella se consigue rebajar
la velocidad del agua y disminuir así mucho la capacidad de transporte sólido.
 Laminar las avenidas moderando así el carácter torrencial y erosivo aguas abajo; esta función se
consigue en gran medida también si el dique se encuentra ya relleno de sedimento, porque la
corriente se extiende hasta una anchura de flujo B' mayor que la original. Los diques pueden
tener agujeros o ser permeables para esta función. La permeabilidad asegura también la ausencia
de empujes por presión intersticial en condiciones normales.

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 Consolidar las laderas inestables y evitar así deslizamientos, gracias al peso propio estabilizador
del relleno de sólidos en el dique.
 Retener los sólidos gruesos en grandes avenidas, pero permitiendo que avenidas ordinarias los
vayan transportando; el dique actuaría como "dosificador" o "laminador" de los sólidos. El tipo
de dique desarrollado tiene una ranura vertical de anchura adecuada para que las crecidas
anuales se vayan llevando los sólidos almacenados.
 Detener, frenar o romper los frentes de onda de las avenidas torrenciales, mediante estructuras,
a modo de peines, resistentes al impacto dinámico. Esta función es muy importante cuando un
río torrencial genera avenidas torrenciales con frecuencia.

4.19 El papel de las traviesas en los encauzamientos

Hemos indicado que la erosión del fondo o incisión de un cauce, como resultado de distintas
intervenciones, puede remediarse mediante traviesas. En este apartado estudiamos con detalle las
distintas funciones y limitaciones de estas obras.

Protección frente a la erosión general

La traviesa es una pequeña obra transversal en el lecho, de orilla a orilla, de muy pequeña altura o incluso
sin sobre salir del fondo. se usan las palabras umbral de fondo, riostra, rastrillo, correa, costilla o
cadena para designar este tipo de obra. Pueden encontrarse traviesas monolíticas de hormigón y
traviesas de escollera.

Podemos aceptar que una traviesa, siempre que resista, es un lugar no erosionable en el río. Cuando
decimos que una traviesa protege, implícitamente admitimos que el lecho contiguo a la traviesa se
mantiene a cota fija, a la misma de la traviesa. Así deducimos que la traviesa impide la erosión.

Corrección de la pendiente y otras funciones

Como se ha visto, las traviesas tienen un efecto involuntario sobre la pendiente. Sin embargo en otros
casos, el objetivo deliberado de una intervención es modificar (reducir) la pendiente. Esto ocurre en
ríos de gran pendiente (ríos torrenciales). En estos ríos el agua circula a gran velocidad, probablemente
en régimen rápido (o supercrítico) y tiene una gran capacidad de transporte sólido de fondo. Estos son

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verdaderos inconvenientes para una obra de encauzamiento, ya que se incrementan fuertemente las
acciones mecánicas de la corriente.

En ocasiones, se usan las traviesas para evitar la meandrificación de un río. En efecto, cuando un cauce
recto o moderadamente sinuoso sufre un desequilibrio erosivo que llevaría a un nuevo equilibrio
con menos pendiente, la reacción puede ser el aumento de la sinuosidad (que reduce la pendiente) en
lugar de la incisión del cauce.

4.20 El problema de las desembocaduras

La desembocadura de un afluente en el río mayor causa algunos típicos problemas de ingeniería fluvial.
Lo que sucede es que el afluente no desemboca necesariamente con dirección paralela a la del río, sino
que, por el contrario, con frecuencia desemboca casi en perpendicular, e incluso a contracorriente
Para el afluente el problema es el brusco cambio de dirección y el repentino frenado de las aguas
para incorporarse a la corriente principal. Para el río el problema es la dificultad al flujo creada por la
dirección de la corriente afluente.

Las consecuencias son por un lado hidráulicas, ya que pierden capacidad de desagüe tanto el afluente
como el río y es por ello más probable la inundación causada por uno u otro. En segundo lugar la
corriente del afluente puede atacar y erosionar la orilla del río enfrentada a su desembocadura,
especialmente cuando una avenida por aquél no coincide en el tiempo con la del río. En tercer lugar el
frenado del afluente creará las condiciones para el depósito de su material sólido de fondo a modo de
barra, la cual puede ir "empujando" y desplazando el cauce del río (además de ser un obstáculo al
desagüe del río).

Las erosiones que remontan los ríos (erosiones regresivas) se propagan a través de los afluentes en las
confluencias y pueden alcanzar a toda la red hidrográfica. Esto se puede remediar mediante una traviesa
en la sección de desembocadura del afluente al río.

Otros problemas suceden en las desembocaduras al mar en regiones de delta. Los cauces emisarios en
que un río suele dividirse pueden cambiar rápidamente su importancia relativa y traer el afianzamiento
de uno a costa del "encogimiento" de otro. El proceso natural se parece al explicado a propósito del
cierre de brazos,

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4.21 Ingeniería fluvial en estuarios y en la salida al mar

Los estuarios son normalmente, gracias a su morfología, lugares con mejores condiciones de navegación
que otras formas de desembocadura en el mar. La frecuencia con que los puertos se sitúan en estuarios
y rías (que son buenos abrigos) o en los tramos bajos de los ríos (puertos fluviales) hace que las
obras fluviales más frecuentes tengan como objetivo asegurar o mejorar las condiciones de navegación
(asegurar los calados). El enemigo de este objetivo es siempre la sedimentación del material sólido
transportado por el río y en segundo lugar el desarrollo de barras modeladas por la corriente y el
transporte sólido litoral.

Los tipos de obras con este objetivo son dragados, por un lado, y obras permanentes de
encauzamiento, por otro. En los estuarios con influencia de la marea se desea que la corriente de llenado
y vaciado discurra por el mismo camino, para que la capacidad erosiva de una y otra colaboren a
mantener un solo cauce.

4.22 Conceptos de restauración

La recuperación ambiental del cauce y del río se ha convertido hoy en un objetivo de las
intervenciones en los países más desarrollados, además de ser un poderoso condicionante para
muchas obras de encauzamiento con otros objetivos. Es útil distinguir el alcance de estas
intervenciones respondiendo a preguntas como las siguientes: 1) ¿se busca una mejora ecológica o
estética"; 2) con restauración, ¿se quiere decir re naturalización o simplemente naturalización? (lo
primero significa la vuelta al estado inicial anterior a la perturbación que ha degradado el río, lo segundo
significa restablecer procesos naturales aunque no sean los originales); 3) la mejora, ¿exige una
intervención completa o puede esperarse una recuperación natural a partir de una intervención menor,
aunque el objetivo se alcance a más largo plazo?

Teniendo en cuenta la dificultad de conocer la ecología de un río y por otro lado la fuerza de la demanda
social, que percibe más fácilmente la mejora estética que la ecológica, no es extraño que la mejora
estética sea predominante, sobretodo en entornos urbanos. La re naturalización, por su parte, es un
concepto problemático porque el estado inicial, "natural", puede no conocerse sino sólo
conjeturarse. Además, pueden haber ocurrido cambios irreversibles que impidan la re naturalización,
entre los que dos son destacados: 1) cambio en los usos del suelo de la cuenca (por ejemplo el desarrollo

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HIDRÁULICA FLUVIAL

agropecuario o la urbanización) y 2) regulación artificial de los caudales por medio de embalses.


Restaurar el cauce según cómo fue quizá en el pasado, sin tener en cuenta estos cambios, no es sensato.
Es preferible naturalizar los ríos de manera compatible con las nuevas circunstancias. Un hecho que en
la práctica dificulta la restauración es la ocupación de las llanuras de inundación por vías de
comunicación. Otros usos del espacio o del agua restringen las posibilidades; otros objetivos y
expectativas (por ej. recreativas, estéticas, etc.) matizan el objetivo de la restauración y los riesgos
fluviales (inestabilidad, erosión e inundación) ponen límites lógicos, dictados por la seguridad de las
personas, a la iniciativa de restauración. Con todo, en los países más avanzados se empiezan a demoler
presas y a cambiar vías de comunicación para la re naturalización de ríos.

La restauración se encuentra limitada todavía a ríos pequeños, "manejables". El medio físico


buscado con las obras ha sido hasta ahora invariablemente el de un río meandriforme, cuya variedad de
velocidades, profundidades y materiales de fondo promueve la diversidad física. En ríos de montaña
se busca la misma morfología por medio de rápidos y remansos. No hay experiencia de restauración
de morfologías trenzadas.

En ríos con abundante transporte sólido de fondo, una condición importante de la restauración es
respetar la circulación de los sólidos. Ellos alimentan y renuevan las formas fluviales como las barras
alternadas, muy apreciadas como asiento de invertebrados y para la cría de peces (freza). Impedir la
erosión de orillas es indirectamente recortar el dinamismo de las barras, pues las orillas son una fuente
importante de sedimento. Sin un cauce móvil en fondo y orillas no es posible la restauración.

4.23 Impacto ambiental de los encauzamientos

En apartados anteriores han aparecido los efectos de los encauzamientos (acreción, incisión, pérdida de
laminación. Etc., que ahora podemos llamar, siguiendo otra terminología, impactos. Además de estos
impactos de carácter físico, algunas obras han producido un deterioro ambiental (calidad del agua, flora,
fauna) que debemos conocer. Dos ejemplos destacados de gran impacto ambiental, que tienen en
común ser ríos en región pantanosa, han llevado a importantes obras de restauración: el rio Skjern en
Jutlandia (Dinamarca) y el rio Kissimmcc en la Florida (EE.UU.).

Las regiones pantanosas en ríos de llanura son sistemas ecológicos complejos, caracterizados por una
interrelación fuerte del cauce principal con las llanuras de inundación, ocupadas frecuentemente por

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aguas someras o permanentemente por lagunas. Una política de desecación y colonización agrícola llevó
en los años 60 a rectificar, resituar y regularizar el primer río*, construirle unas motas frente a crecidas,
desecar 4000 Ha y crear un sistema de drenaje agrícola con desagüe al río. En los mismos años, con el
mismo objetivo, se encauzaron 90 km del segundo río* con nuevo trazado, a través de un humedal muy
rico, y se creó un cauce más ancho y profundo, con muy baja velocidad media, limitado por motas e
incomunicado en este caso con la llanura.

La llanura del Skjern ha sufrido descensos por consolidación del suelo de hasta l m, la carga de nutrientes
en el agua que llega al río es muy elevada (falta la función de filtro de nutrientes del humedal), ha
desaparecido la fauna fluvial y la laguna litoral en la que desemboca el río se esta eutrofizando. Las aguas
estancadas en los pantanos del río Kissimmee han experimentado un crecimiento anormal de vegetación
acuática y depósito de materia orgánica. El flujo en el propio cauce se llega a estratificar y se dan
condiciones anaerobias en el fondo, ya que el cauce es muy hondo y el flujo muy lento.

4.24 Sobre encauzamientos urbanos

En los tramos urbanos de los ríos la necesidad de encauzar proviene frecuentemente del peligro de
inundación para la población. Por otra parte el crecimiento de la ciudad suele restar espacio al río y
confinarlo. Los encauzamientos urbanos pueden estar ya muy consolidados dentro de la ciudaJ24> de
modo que no sea fácil mejorar la protección frente a las avenidas.

El aumento de la capacidad de desagüe de un encauzamiento urbano consolidado puede conseguirse


con una atención a la limpieza del cauce para no restarle área o no crearle resistencia al flujo.

También existe la tentación de excavar el fondo dejándolo a una cota inferior para tener mayor área de
flujo. Esta medida debe analizarse cuidadosamente pues puede ocurrir que el fondo recupere su cota
anterior a corto plazo, y que desaparezca el efecto deseado, o bien que el cambio de fondo signifique un
cambio de pendiente con otros efectos sobre el equilibrio del río. Ha de prestarse atención también a la
transición de entrada al tramo excavado pues existirá un cierto desnivel. La forma de salvarlo es con una
obra transversal (traviesa o azud). El recrecimiento de los límites del cauce, motas, diques, malecones o
muros es otra medida para aumentar la capacidad, aunque acostumbra a ser la menos deseable
urbanísticamente. En los casos más dramáticos de riesgo de inundación de ciudades por falta de

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capacidad de los ríos se han creado nuevos cauces (de avenidas sólo, a modo de aliviaderos, o bien como
nuevos cauces integralmente).

En ocasiones se cubren el río urbano pequeño o mediano, con el aliciente del nuevo espacio urbano
conseguido y por culpa del escaso aprecio por el río, posiblemente seco o deteriorado (mala calidad del
agua o del medio físico). Estas intervenciones plantean algunas delicadas preguntas. En primer lugar el
río deja de verse y seguramente deja de ser atendido, de manera que una obstrucción o una pérdida de
capacidad serán menos detectable. En segundo lugar, a pesar de que la sección de flujo puede hacerse
de igual capacidad con cauce cerrado y con cauce abierto (conservando un cierto resguardo), no es igual
la capacidad si se supera el caudal de proyecto.

Es frecuente realzar el valor estético del río remansando su cauce principal por medio de pequeños
azudes o compuertas, de manera que las aguas bajas llenen también el cauce. Si se evita que el agua
parezca estancada, el río, en efecto, parece magnificado. Pero el criterio del párrafo anterior lleva a
preferir que los azudes sean lo más bajos posible (si no se puede prescindir de ellos) con la ventaja
también de estancar lo mínimo el agua. Además, deberían analizarse cuestiones como:

 El efecto de los azudes o compuertas sobre la capacidad de desagüe del cauce en avenidas,
 La posibilidad de entarquinamiento progresivo o súbito (en una avenida) de estos remansos
antrópicos,
 El riesgo de que la baja velocidad favorezca procesos químicos en el agua o en los
sedimentos, con consecuencias desfavorables (falta de oxígeno, malos olores, mosquitos). Esta
es una amenaza grave en ríos contaminados y con fuertes estiajes.

Con estas condiciones, incluso puede manejarse un estacionamiento de vehículos, En los segundos hay
que estudiar los medios de información y el modo de evacuación, así como las dimensiones de los
accesos (salidas). En cuanto a las actividades, deben estar en consonancia con la frecuencia y la magnitud
en que el cauce principal desborda y se inundan las llanuras. En cuanto a los objetos, ha de responderse
a la pregunta de si lo que se coloque se da por perdido en avenida (es un "fungible" que se repondrá) o
no. Los embarcaderos y puertos fluviales son usos particularmente importantes en ríos navegables.

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