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Familia

Derecho Privado
VI (Derecho de
Familia)
La familia
Evolución histórica

Siguiendo a Bossert y Zannoni (2007), se puede decir que es importante


saber la evolución por la que atravesó la organización de la familia, ya que
permite comprender el papel que la persona desarrolló en las distintas
etapas históricas. Asimismo, conocer la evolución nos sirve para revisar
ideologías culturales. Por último, dicho conocimiento permite evaluar con
sentido crítico la estructura y desarrollo que hoy presenta la familia.

En una primera etapa, la familia se consideraba matriarcal. Este concepto


obedecía a que el grupo familiar no se asentaba sobre relaciones
monogámicas, sino que la relación sexual existía entre todos los varones y
mujeres que componían una tribu, sin distinción. Esto determinaba que se
supiera con certeza quién era la madre de un niño pero no su padre.

Luego, como evolución propia de la institución familiar, aparece lo que se


ha dado en llamar la familia sindiásmica, que se caracteriza por la
exclusividad de la relación de la mujer con un solo hombre, pero en la cual
él continúa con libertad indiscriminada de relaciones sexuales con otras
mujeres.

Por último, en la evolución familiar, nos encontramos con la actual familia


monogámica, que se caracteriza por solo dos personas que mantienen
relaciones sexuales y de ellos deriva la prole que completará el núcleo
familiar. La unión monogámica estuvo destinada a cumplir diversas
funciones, muchas de las cuales aún cumple.

La monogamia trajo consigo un orden social y sexual en la sociedad, en


beneficio del grupo familiar y del grupo social.

Definición sociológica y definición jurídica. El problema de la


personalidad jurídica

“Desde una perspectiva sociológica, la familia es una institución


permanente que está integrada por personas cuyos vínculos derivan de la
unión intersexual, de la procreación y del parentesco” (Bossert y Zannoni,
2007, p. 5). Esta definición admite a su vez dos acepciones de distinta
extensión.
Siguiendo a los mismos autores, Bossert y Zannoni (2007), se puede decir
que el concepto sociológico de familia permite aludir a la familia integrada
por todos los individuos vinculados por el matrimonio y el parentesco. Sin
embargo, hay que tener en cuenta que la sociología se interesa
principalmente por el estudio de la familia nuclear (conformada por los
padres y los hijos).

En un sentido amplio, se puede decir que la familia está conformada por


“todos los individuos unidos por vínculos jurídicos familiares que hallan
origen en el matrimonio, en la filiación y en el parentesco” (Bossert y
Zannoni, 2007, p. 6).

En un sentido restringido, podemos reducir el concepto de familia a los


padres y sus hijos menores.

Familia

No es posible dar un concepto preciso de familia, ya que se trata de una


palabra a la cual pueden asignarse diversas significaciones.

Siguiendo a Belluscio (2002), podemos decir que se puede conceptualizar la


familia según un sentido amplio, restringido o intermedio:

 Sentido amplio: es el conjunto de personas con las cuales existe


algún vínculo jurídico de orden familiar. Responde a este concepto
la definición de Bossert y Zannoni (1988), que la considera:
o Desde el punto de vista jurídico: conjunto de personas entre las
cuales existen vínculos jurídicos emergentes del matrimonio o del
parentesco. En este sentido, la familia comprende tres órdenes de
relaciones: las conyugales, las paterno-filiales y las parentales.
o Desde el punto de vista sociológico: restringe el concepto de
familia al núcleo paterno-filial, llamado pequeña familia o familia
nuclear. Se define en este sentido como la agrupación natural
formada por los progenitores y los hijos que viven con ellos o que
están bajo su responsabilidad.
 Sentido restringido: pequeña familia, familia conyugal, parentesco
inmediato o núcleo paterno- filial, es decir, la agrupación formada
por los progenitores y los hijos que viven con ellos o que están bajo
su responsabilidad.
 Sentido intermedio: como un orden jurídico autónomo, familia es el
grupo social integrado por las personas que viven en una casa, bajo
la autoridad del señor de ella. Era este el sentido de la familia
romana, en la primera etapa de su derecho histórico.
Fanzolato sostiene que “la familia es una comunidad natural de personas
que se agrupan sobre la base de las relaciones intersexuales que genera la
convivencia (Matrimonial o de hecho) y los vínculos de sangre o nexos
biológicos” (2007, p. 27). En esta noción, que responde a la realidad actual
de nuestro país, se destaca que la familia constituye una entidad de base
natural, queriendo significar que es una entidad prejurídica y que, por
ende, no es una institución jurídica creada o regulada por el derecho. Sin
perjuicio de que la familia englobe muchas instituciones jurídicas como el
parentesco, el matrimonio, el régimen de bienes, la filiación, la adopción, la
responsabilidad parental, la tutela, etcétera, esas instituciones jurídico-
familiares no agotan todo el ámbito de lo familiar, quedando afuera de lo
jurídico importantes aspectos antropológicos, psicológicos, afectivos,
emocionales, éticos, religiosos, culturales, sociológicos, es decir, otras
perspectivas o enfoques que pertenecen al campo del no derecho.

El problema de la personalidad

Según Fanzolato (2007), hay quienes sostienen que la familia tiene una
personalidad jurídica propia basándose en ciertos elementos, un tanto
ambiguos, que parecieran otorgarle esa caracterización legal. Así,
mencionan el apellido o nombre patronímico, el domicilio familiar, el honor
familiar, los títulos nobiliarios, los recuerdos de familia, el particular
dominio sobre los sepulcros y, en especial, la supuesta existencia de un
patrimonio afectado a la satisfacción de las necesidades familiares, la
legítima hereditaria que se trasmite a ciertos miembros de la familia, el
bien de familia y las cargas familiares que se fundamentan en el deber de
obrar en interés de la familia.

En nuestro derecho, la familia no es una persona jurídica, no es sujeto del


derecho, porque carece de los atributos propios de la persona jurídica. No
es una entidad distinta de los miembros y, por ende, no tiene derechos ni
atributos independientes de los personales atributos y derechos
patrimoniales o extrapatrimoniales de cada una de las personas físicas que
la componen; así, no tiene la aptitud necesaria o capacidad de derecho
para adquirir derechos y contraer obligaciones (Belluscio, 2002).

El nombre de la familia es un atributo de cada uno de los miembros y,


dentro de una misma familia próxima (nuclear), los distintos integrantes
podrían no tener un apellido común. Según nuestra reglamentación, los
cónyuges no llevan un apellido común. Los esposos están solo facultados
para utilizar el apellido de su consorte. Incluso, los hermanos podrían
ostentar diversos apellidos cuando no tuvieran ambos progenitores en
común (el caso de los hermanos o hermanas unilaterales).
Tampoco tiene patrimonio propio. La familia puede carecer de bienes en
absoluto y no por ello dejar de ser familia. Y aun cuando existan bienes
gananciales o se haya afectado una vivienda al régimen protector del título
III, capítulo III del Código Civil y Comercial de la Nación (CCCN), la
propiedad de ellos no es de la familia, sino que pertenece, individual o
conjuntamente, a los titulares registrales y su disponibilidad será más o
menos libre según las circunstancias y carácter de esos bienes. Ciertos
bienes de los cónyuges podrán estar afectados a cubrir las necesidades del
hogar y la familia, pero pertenecen a su dueño o al que los produjo y que
tiene sobre ellos la administración exclusiva y una libre disponibilidad solo
sujeta a específicas restricciones (art. 469 y 518, CCCN), emergentes del
deber de actuar en interés de la familia.

El dominio de la vivienda afectada por el régimen de protección del título


III, capítulo III del CCCN (art 244 y siguientes) no se transfiere al grupo
beneficiario, sino que sigue bajo la titularidad del constituyente; y aun
cuando se establece su relativa indisponibilidad e inejecutabilidad, estas
son limitaciones impuestas por la ley al derecho de sus dueños (y a las
pretensiones de los acreedores) en interés de la familia. Los pretendidos
acreedores de la familia solo podrán perseguir a todos los familiares
individualmente y, a su vez, los acreedores personales de un familiar no
podrían exigir el pago a los otros familiares. Ello ocurre, sencillamente,
porque no existe una familia como entidad jurídica con personalidad
propia.

Funciones

La familia tiene fines naturales o religiosos, asimilados por la sociedad, que


no siempre están consagrados por el derecho. “Con esta óptica, la familia
cumple desde el origen del hombre funciones geneonómicas, formativas y
de socialización de la descendencia, de solidaridad y ayuda material y
moral, y de perpetuación o transmisión de patrimonios” (Fanzolato, 2007,
p. 27).

La procreación y el destino de reproducción de la especie se cumplen en la


familia de manera natural obedeciendo a un instinto o impulso humano de
conservación.

 Las funciones formativas y socializadoras de la familia: el


aprendizaje básico se cumple en el seno de la familia de origen, que
constituye un núcleo formativo y transmisor de cultura, de energías
morales y de principios de solidaridad humana.

La familia envuelve la vida entera de la persona, como una sociedad total e


integradora que abarca los más diversos aspectos de la vida del ser
humano y dentro de la cual se cumplen los fines fundamentales de la vida
de este, cumpliéndose también los fines fundamentales de la vida. En la
familia, el hombre puede realizarse plenamente como persona; dentro de
ella, día a día, puede formarse y mejorar, haciéndose cada vez más un ser
humano, es decir que la familia le permite su humanización y la búsqueda
de su propia identidad. Fundamentalmente en el ámbito familiar, se
forman seres humanos en su integralidad; se culturaliza, se enseña y se
aprende el idioma; se instruye y se educa; se trasmiten valores morales y
religiosos; se rinde culto a la justicia; se generan sanas obediencias y
necesarios afectos; se inculcan y se desarrollan importantísimos hábitos de
vida, de orden, de disciplina, de ahorro y de trabajo. La creación de hábitos
tiene gran trascendencia en la formación integral porque, adquiridos por la
persona, la acompañan durante el resto de su existencia (Fanzolato, 2007).

Estas funciones son cumplidas también por otros organismos (escuela,


universidades, talleres, ámbitos laborales, empresas, etc.), pero cuando el
individuo llega a participar en esas instituciones, ya ha recibido un
importante “baño familiar” de humanidad, cultura y sociabilización, ha
aprendido a hablar, a comunicarse con los demás y a respetar a sus
semejantes, se le han impartido las mínimas reglas sobre la interrelación
personal y ha adquirido importantes hábitos de conducta, tareas todas en
las que la familia es casi imposible de ser sustituida.

Las funciones de solidaridad material y moral pueden manifestarse en las


diversas etapas del existir, de acuerdo con las particulares circunstancias
de los miembros.

La familia en las sociedades actuales, capitalistas o socialistas, cumple una


indiscutible función de perpetuación del poder económico (y político), del
patrimonio y de la riqueza, a menudo en forma extrajurídica, aunque
empleando instrumentos jurídicos (ventas simuladas, acciones de sociedad
anónima, donaciones); conservación de puestos de control, en la dirección
de empresas, en los registros notariales, cesión fáctica de privilegios, de
aprovechamiento del prestigio profesional de los padres, designaciones
políticas de asesores o coordinadores de grupos de poder. También se
cumple la función a través de la sucesión hereditaria legítima que suele
tender a perpetuar los privilegios y a perfeccionarlos.

El concepto jurídico de familia en el mudo occidental

El tema circunscribe el estudio al concepto de familia en el ámbito del


derecho. Así, la noción jurídica de familia, y su integración amplia o
restringida, dependerá de la realidad legal de cada Estado.
Nos limitamos al análisis normativo de una o varias estructuras jurídicas de
raíz romana, a fin de determinar los fundamentos de la familia moderna,
que serán distintos según el país del que se trate, puesto que, en la
actualidad, en múltiples territorios se constata una creciente desconexión
entre el matrimonio y la familia.

A la fecha, desde el punto de vista legal, en la mayoría de los países latinos


occidentales no existe un modelo único de familia. El imperativo sistema
tradicional de un único "paradigma familiar", representado por la familia
fundada en el matrimonio, ha sufrido grandes transformaciones.

De este modo, primero se produce la equiparación jurídica de la familia


natural respecto de la legítima, estableciéndose la igualación legal de los
hijos y descendientes extramatrimoniales respecto de los matrimoniales, lo
que ha gozado de un beneplácito mayoritario. Simultánea o sucesivamente
se llega a la juridización de uniones convivenciales fácticas, estables, que se
presentan como el producto de convenios privados relativamente formales
o informales o de arbitrios u opciones que la ley reconoce u homologa. Y,
en la actualidad, al tiempo que eclosionan unas interesantes y respetables
convivencias no carnales de ayuda mutua, se halla en proceso de franco
desarrollo el reconocimiento, como entidad familiar, de las uniones entre
personas del mismo sexo, y de las familias monoparentales integradas con
descendientes logrados a través de mecanismos de fecundación asistida.

La familia posmoderna. Distintas formas de


organización familiar
La familia posmoderna en el mundo latino se presenta bajo diversos
moldes:

1) La casi extinguida familia patriarcal: integrada por una pareja de


esposos que convive con toda su descendencia (hijos, nietos,
etcétera, y sus respectivos cónyuges). También entran en el
concepto aquellos núcleos familiares a los que se agregan, entre los
que viven en el mismo hogar, otras personas con las que están
vinculadas por lazos parentales o biológicos (tíos, abuelos, nietos,
primos) o afectivos (ahijados, criados, amigos). Todavía tiene
vigencia limitada, especialmente en zonas rurales. En las ciudades,
aunque cada vez con menos frecuencia, se observa también un
modelo de familia amplia.
2) Familia nuclear matrimonial: constituida por la pareja casada que
vive con sus hijos comunes, denotando marcada aminoración de
contactos y vínculos respecto del linaje (de las generaciones
precedentes) y de los parientes colaterales y por afinidad. Este
fenómeno aparece junto a la urbanización y se acentúa con los
alejamientos que generan las migraciones o traslados por razones
laborales o de otra índole.
3) Familia nuclear ensamblada o recompuesta: conformada por un
matrimonio que convive con sus hijos comunes y los hijos
extraconyugales o de anteriores nupcias de cada consorte (o
adoptivos de uno u otro). En esta hipótesis, las cargas
matrimoniales incluyen a los hijos afines que conviven en esa
familia nuclear ensamblada.
4) Familia matrimonial sin descendencia: es decir, una pareja de
casados sin hijos en donde el afecto, el amor, la solidaridad, la
ayuda mutua y el compañerismo entre sus miembros, cualesquiera
sean sus edades, es suficiente fundamento de perduración. La falta
de descendencia puede originarse en una imposibilidad o en una
deliberada exclusión de la prole por los esposos, pero ello no es
óbice para que exista familia.
5) Familia nuclear extramatrimonial: formada por una unión de dos
personas de igual o distinto sexo, no casadas, con hijos comunes.
También estas uniones pueden constituir una familia
extramatrimonial ensamblada si los convivientes tuvieran hijos de
convivencias o matrimonios anteriores.
6) Convivencias estables sin hijos: teniendo en cuenta la fragilidad del
matrimonio, que puede disolverse por el desistimiento unilateral de
uno de sus miembros, muchos estiman que la formalización de la
unión es intrascendente y constituye uno de los resabios de
hipocresía heredada de concepciones sociales perimidas. En este
orden de principios, defienden y practican una convivencia sin
celebrar el matrimonio, a la que consideran como la genuina y
auténtica unión, que solo está cimentada en la constante y
renovada voluntad de convivir. Tales realidades fácticas son
reconocidas como entidades jurídicas familiares en muchas
legislaciones, como es el caso de nuestro país, mientras que en
otras se le desconocen efectos específicos. En este sentido, muchas
legislaciones reconocen este tipo de organización familiar basado
en la convivencia, incluso no habiendo hijos.
7) Familia monoparental: se configura cuando un progenitor convive
solo con sus hijos. Puede ser una familia monoparental de origen
matrimonial, extramatrimonial o por fecundación con material de
donante anónimo. Son formas de familia desconyugalizadas, y a
tales situaciones se puede arribar por divorcio, viudez, mera
progenitoriedad biológica y no matrimonial, a través de prácticas de
fecundación asistida, o en virtud de la adopción unilateral, en
donde se satisface el interés de un niño, niña o adolescente que
carece de familia o que ha sido abandonado por ella, y también, el
legítimo anhelo de paternidad o de maternidad del o de la
adoptante que, por los motivos que fuera, no ha tenido
descendencia biológica deseada.
8) Familia binuclear: en donde ambos progenitores están separados o
divorciados; no conviven entre ellos, pero tienen hijos comunes en
guarda compartida y, por ende, dichos hijos conviven
indistintamente con cualquiera de sus progenitores.
9) Familia protectriz: es el grupo cuasifamiliar que, constituido sobre la
base del vínculo jurídico derivado de la tutela, de la curatela o de la
guarda, enlaza al tutor (y su descendencia), al curador o al
guardador con el pupilo, menor o persona con capacidad
restringida a su cargo o bajo su custodia.
10) Matrimonio homosexual (Argentina, Uruguay, Francia, Holanda,
Bélgica, Canadá, etcétera): pareja de igual sexo con hijos biológicos
no comunes o con hijos comunes adoptados o nacidos merced a
métodos de fecundación asistida con material heterólogo u
homólogo, según las particulares normas de algunos
ordenamientos muy recientes, como el nuestro, que admiten la
adopción por tales parejas o que consienten semejantes
procedimientos de fecundación asistida.
11) Unión de hecho homosexual juridizada con hijos: son uniones entre
dos personas del mismo sexo, con hijos de cada uno de los
convivientes o comunes logrados por los procedimientos antes
señalados. Estas uniones pueden perseguir múltiples propósitos,
tales como educar a los hijos que tuviesen o que adoptasen;
satisfacer sus requerimientos sexuales; conformar un núcleo de
consumo, de afecto, de compañerismo; y brindarse apoyo material
y moral frente a las adversidades de la vida.
12) Unión de hecho homosexual juridizada sin hijos: constituida por una
pareja de compañeros del mismo sexo que conviven en relación de
afectividad análoga a la de un matrimonio sin hijos, con
independencia de su orientación sexual. Es un modo de existencia
familiar adecuado a las aspiraciones y a los caracteres específicos
de la pareja. Los derechos familiares de los miembros varían según
la pareja esté o no registrada, o de los pactos de convivencia que
consientan, teniendo en cuenta la legislación de cada país.
13) Convivencias de ayuda mutua: otro novedoso modelo de familia
introducido hace poco tiempo en el mundo latino por la legislación
catalana son las llamadas convivencias de ayuda mutua destinadas
especialmente a las personas de edad que intentan poner remedio
a sus dificultades. Se trata de situaciones de convivencias no
carnales de personas que, sin constituir una familia nuclear,
comparten una misma residencia, unidos por vínculos de
parentesco sin límite de grado en la línea colateral, o de simple
amistad o compañerismo, y que contribuyen solidariamente a los
requerimientos patrimoniales y tareas domésticas del grupo, con
voluntad de ayuda mutua y de permanencia.
El derecho constitucional de familia

Normas y principios contenidos en la Constitución Nacional.


Tratados internacionales de derechos humanos. Fallos de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos

En nuestro país, algunas normas del derecho de familia tienen jerarquía


supranancional y otras pertenecen al derecho interno. Dentro de ellas,
existen preceptos de nivel constitucional y otros integran el derecho
infraconstitucional.

Dentro de las normas constitucionales, tenemos el artículo 14 de nuestra


Constitución Nacional (CN), que consagra “la protección integral de la
familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar
y el acceso a una vivienda digna”1.

En el derecho de familia, tiene relevante trascendencia el artículo 75, inciso


22 de la CN de 1994, según el cual “corresponde al Congreso aprobar o
desechar tratados concluidos con las demás naciones y con las
organizaciones internacionales y los concordatos con la Santa Sede. Los
tratados y concordatos tienen jerarquía superior a las leyes”2.

La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, la


Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales, el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos y su Protocolo Facultativo, la Convención
Internacional sobre Eliminación de todas las formas de Discriminación
Racial, la Convención sobre Eliminación de todas las formas de
Discriminación contra la Mujer, la Convención sobre los Derechos del Niño,
en las condiciones de su vigencia, tienen jerarquía constitucional, no
derogan artículo alguno de la primera parte de esta Constitución y deben
entenderse complementarios de los derechos y garantías por ella
reconocidos.

El Código Civil y Comercial es el ordenamiento jurídico interno, de derecho


privado, que reglamenta el parentesco, el matrimonio, la filiación
consanguínea y adoptiva, la tutela y la curatela.

1 Artículo 14, Ley N.° 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Senado y Cámara de
Diputados de la Nación Argentina. Recuperado de https://goo.gl/kVaRZ4
2 Artículo 75, Ley N.° 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Senado y Cámara de

Diputados de la Nación Argentina. Recuperado de https://goo.gl/kVaRZ4


Corte Interamericana de Derechos Humanos

En noviembre de 1969 se celebró en San José de Costa Rica


la Conferencia Especializada Interamericana sobre Derechos
Humanos. En ella, los delegados de los Estados Miembros de
la OEA redactaron la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, que entró en vigor en julio de 1978.

Con el cometido de salvaguardar y tutelar los derechos


esenciales del hombre en el continente americano, la
Convención instrumentó dos órganos para conocer de las
violaciones a los derechos humanos: La Comisión
Interamericana de Derechos Humanos y la Corte
Interamericana de Derechos Humanos. (Corte
Interamericana de Derechos Humanos, 2018,
https://goo.gl/h8esfZ).

Dicha Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ha dictado


trascendentales fallos en materia de derecho de familia, entre ellos, el caso
“Fornerón e hija vs. Argentina”, de fecha 27 de abril de 2012. En dicha
controversia, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sometió a
la jurisdicción de la Corte Interamericana el caso Fornerón e hija en contra
de la República Argentina, originado en una petición presentada por el Sr.
Leonardo Aníbal Javier Fornerón. Los hechos que motivaron la
presentación se originan en el mes de junio del año 2000, cuando nace una
niña fruto de la relación del Sr. Fornerón con la Sra. Enríquez. Al día
siguiente del nacimiento, la señora Enríquez, quien negaba que Fornerón
fuera el padre de la niña, entregó a su hija en guarda provisoria con fines
de adopción a un matrimonio. Tras el nacimiento de la niña, y ante las
dudas sobre el paradero de ella y sobre su posible paternidad, Leonardo
Fornerón acudió ante la Defensoría de Pobres y Menores y manifestó que
deseaba conocer la verdad biológica de la pequeña para saber si era su hija
y, en ese caso, hacerse cargo de ella.

En el procedimiento judicial sobre la guarda, Leonardo Aníbal Javier


Fornerón fue llamado a comparecer ante el juez, a quien le manifestó su
oposición a la guarda y requirió que la niña le fuera entregada. Asimismo,
se practicó una prueba de ADN que confirmó su paternidad. A pesar de
todo ello, el 23 de diciembre de 2005 se otorgó la adopción simple de la
pequeña al matrimonio a quien su madre biológica había dado en guarda.

En este sentido, la corte dispuso, entre otras consideraciones, la reparación


dineraria del Estado por daño material e inmaterial al Sr. Fornerón y su
hija; establecer de manera inmediata un procedimiento orientado a la
efectiva vinculación entre el señor Fornerón y su hija; la obligación de que
el Estado verifique la conducta de los funcionarios que intervinieron en los
distintos procesos internos relacionados con el presente caso y establecer
las responsabilidades que correspondan; implementar un programa o
curso obligatorio dirigido a operadores judiciales vinculados a la
administración de justicia respecto de niños y niñas, que contemple los
estándares internacionales en derechos humanos, particularmente, en
materia de los derechos de los niños y niñas y su interés superior y el
principio de no discriminación.

Otro fallo trascendental de la CIDH es “Artavia Murillo y otros (Fertilización


in vitro) vs. Costa Rica”, de fecha 28 de noviembre de 2012. Los hechos que
motivaron la presentación fueron los siguientes: en febrero de 1995, se
aprueba en Costa Rica un decreto ejecutivo por el cual se autoriza la
fecundación in vitro para parejas conyugales. En el mes de abril de ese
mismo año, se presenta una acción de inconstitucionalidad contra dicho
decreto, alegando, entre otros, la violación al derecho a la vida. En el año
2000, la corte declara la inconstitucionalidad del decreto que autorizaba la
fecundación in vitro (FIV). A raíz de esta situación, nueve parejas se
presentaron ante la CIDH a los fines de la resolución de la controversia
planteada.

La Corte Interamericana entendió que no se ha vulnerado el derecho a la


vida, consagrado en el artículo 4 de la convención, atento a que “entiende
el término ‘concepción’ desde el momento en que ocurre la implantación,
razón por la cual considera que antes de este evento no procede aplicar el
artículo 4 de la Convención Americana”3. Asimismo, respecto al artículo 4.1
de dicha convención, que establece que “toda persona tiene derecho a que
se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a
partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida
arbitrariamente”4, la CIDH interpretó que:

es posible concluir de las palabras “en general” que la


protección del derecho a la vida con arreglo a dicha
disposición no es absoluta, sino es gradual e incremental
según su desarrollo, debido a que no constituye un deber
absoluto e incondicional, sino que implica entender la
procedencia de excepciones a la regla general.5

3 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Artavia Murillo y otros (fecundación in vitro) vs.
Costa Rica, del 28 de noviembre de 2012.
4 Artículo 4, Ley N.° 23054. (1984). Convención Americana sobre Derechos Humanos. Senado y

Cámara de Diputados de la Nación Argentina. Recuperado de https://goo.gl/gBvMvN


5 Corte Interamericana de Derechos Humanos, Caso Artavia Murillo y otros (fecundación in vitro) vs.

Costa Rica, del 28 de noviembre de 2012.


En virtud de ello, la corte resolvió que se han violado los siguientes
artículos de la Convención Americana sobre Derechos Humanos:

Art 5.1: Derecho a la Integridad Personal: Toda persona


tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica
y moral.
Art. 7: Derecho a la libertad personal.
Artículo 11.2: Protección de la Honra y de la Dignidad:
Nadie puede ser objeto de injerencias arbitrarias o abusivas
en su vida privada, en la de su familia, en su domicilio o en
su correspondencia, ni de ataques ilegales a su honra o
reputación.
Art. 17.2: Protección a la Familia: 2. Se reconoce el
derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio y a
fundar una familia si tienen la edad y las condiciones
requeridas para ello por las leyes internas, en la medida en
que éstas no afecten al principio de no discriminación
establecido en esta Convención.6

Asimismo, la CIDH dispuso, entre otras cosas, que el Estado debe adoptar
las medidas necesarias para que quede sin efecto la prohibición de utilizar
la FIV y regular los aspectos que considere necesarios para su
implementación.

6Artículos 5.1, 7, 11.2 y 17.2, Ley N.° 23054. (1984). Convención Americana sobre Derechos
Humanos. Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina. Recuperado de
https://goo.gl/gBvMvN
Referencias
Belluscio, A. C. (2002). Manual de derecho de familia. Buenos Aires, AR:
Astrea.

Bossert, G. y Zannoni, E. (1988). Manual de derecho de familia. Buenos


Aires, AR: Astrea.

Bossert, G. y Zannoni, E. (2007). Manual de derecho de familia. Buenos


Aires, AR: Astrea.

Corte Interamericana de Derechos Humanos. (2018). Historia de la Corte


IDH. Recuperado de http://www.corteidh.or.cr/index.php/es/acerca-
de/historia-de-la-corteidh

Fanzolato, E. I. (2007). Derecho de familia (Tomo I). Córdoba, AR:


Advocatus.

Ley N.° 23054. (1984). Convención Americana sobre Derechos Humanos.


Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/25000-
29999/28152/norma.htm

Ley N.° 24430. (1994). Constitución de la Nación Argentina. Senado y


Cámara de Diputados de la Nación Argentina. Recuperado de
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/0-
4999/804/norma.htm

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