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Cuando Occidente
“descubre” el arte africano
Traducción del alemán y documentación: Eugenio Murillo Fuentes*
Ulrich Klever1
Hay documentos que determinan el acelera, sin cambiar con ello su propia
momento a partir del cual el arte negro naturaleza. En esto tenemos que tener
influyó en el modernismo. Era un tiem- claro que el arte de África ha sido
po de rebelión y de crisis. Los artistas creado con intenciones muy distintas
se voltearon contra el “arte beefsteak”, a la de generar, por ejemplo, el cubis-
como llama Brancusi al periodo desde mo, y tiene contenidos muy diferentes
la muerte de Miguel Ángel hasta Rodin. a los que han interpretado artistas y
Ellos tenían algo en contra de las imita- escritores pero, sin lugar a dudas, puso
ciones naturalistas de bellos cuerpos en en marcha el proceso de reacciones
piedra y mármol, las que sentían, antes artísticas, sin resultar por ello afec-
que arte, como un tipo de perversión tado. Incluso, cuando los artistas no
metafísica. Los pintores ya no querían sabían nada, o no querían saber nada
pintar más las cosas, sino las relaciones acerca del significado de las esculturas
entre las cosas. Luchaban, además, con- –Vlaminck se negaba a saber más acer-
tra la disolución de la forma que ellas ca de sus máscaras y esculturas y se
guardan y que querían después insertar indignaba contra los que se entregaban
en forma constructiva. Había corrientes a su estudio–, las esculturas les dieron
que, sin embargo, no tenían un objetivo suficiente motivo de interpretación y
uniforme. ofrecieron a los artistas la abstracción
El “descubrimiento” del arte negro de sus formas, la armonía de sus líneas,
tuvo el efecto de un catalizador, como la riqueza de su expresión, sus esferas,
sustancia que genera una reacción o la sus conos y sus cubos.
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Los documentos que describen quitó el aliento y me ofrecía veinte francos a cam-
ese momento de catálisis proceden de bio de que se la diera, cosa que rechacé. Ocho
días después, me ofreció cincuenta. Aquel día no
Maurice Vlaminck: tenía dinero y acepté. Se llevó la pieza y la colgó
“en una tarde del año 1905 me encontraba en en la pared de su estudio en la Rue Tourlaque.
Argenteuil. Recién había pintado el Sena, los vele- Cuando Picasso y Matisse la vieron en casa de
ros, la pendiente. El sol ardía. Recogí pinturas y Derain, quedaron convencidos. A partir de ese día
pinceles, tomé mi cuadro y entré en un bar. Había comenzó la cacería de arte negro.”
barqueros y descargadores de carbón parados en
la barra. Mientras me refrescaba con un vino blan-
co con soda, noté en el estante, entre botellas de Picasso abre una puerta
Pernod, Anís y Curaçao, tres esculturas africanas.
Dos estatuas de Dahomey, embadurnadas con “Un día, cuando salía del «Musée de sculptures
ocre rojo, ocre amarillo y color blanco. Otra de comparées», que en aquel entonces se encontraba
Costa de Marfil, totalmente negra. ¿Sería acaso en el ala izquierda de El Trocadero, me impulsó la
porque había trabajado entre dos y tres horas al curiosidad por abrir las puertas que daban al salón
puro sol? ¿Sería el humor peculiar en que me del antiguo museo etnográfico”.
encontraba aquel día? ¿Correspondía de casuali-
dad con las ideas con las que me ocupaba usual- Esto se lo contó Pablo Picasso, en
mente? Sea cual fuera el caso, las tres esculturas 1942, al crítico de arte Christian Zervos,
me impresionaron. Me dí cuenta del poder que
y describió emocionado la consternación
contenían. Ellas me revelaron el arte negro. Por
cierto, Derain y yo habíamos explorado el Museo que le había invadido treinta años antes
Trocadero en todas direcciones y en repetidas al mirar las esculturas africanas. Zervos
ocasiones. Lo conocíamos en detalle y habíamos le había preguntado si Picasso, con sus
observado todo con curiosidad. Pero ni Derain ni “Señoritas de Avignon”, se había sometido
yo habíamos visto en los objetos expuestos nada
al arte negro. Picasso lo negó –la visita al
que no fuera lo que por regla general se denomi-
na fetiches bárbaros. No se nos había ocurrido museo había sido posterior–, he hizo res-
que aquí se expresaba un arte instintivo. ¡Las tres ponsable de su pintura al arte ibérico. La
esculturas africanas en el bar de Argenteuil me discusión de si su “periodo negro” comen-
decían otra cosa muy diferente! Estaba profunda- zó con esa pintura de 1907 o no, persiste
mente conmocionado. Le pedí al tabernero que
hasta nuestro días. En todo caso, antes de
me las vendiera. Primero, se negó. No renuncié
a mi deseo y después de negociar, de negativas y “las señoritas” ya había visto la máscara
de argumentaciones, me las dio, con la condición donde Derain. Amigos del artista, quienes
de que pagara una ronda de buen vino tinto. Me presenciaron la realización de la pintu-
quedé con las tres estatuas. Un tiempo después, un ra durante varios meses, confirmaron la
amigo de mi padre a quien le había mostrado mi
influencia africana: “una mañana las caras
adquisición, se ofreció a darme otras piezas de su
pertenencia. Su esposa siempre había querido tirar de las figuras se habían vuelto parecidas a
aquellas monstruosidades a la basura. Lo visité y los ídolos sonrientes del Congo”, observó
recogí una gran máscara blanca y dos estupendas Marcel Adéma. Sea cual fuera el caso, el
estatuas de Costa de Marfil. Colgué la máscara cuadro rompió con las formas que traía y
sobre mi cama. Estaba encantado y a la vez con-
marca un cambio en la pintura moderna.
fundido: el arte negro se me presentaba en su gran
primitivismo y en su total grandeza. Cuando llegó Siguieron los trabajos del “periodo negro”
Derain y miró la máscara, se quedó sin habla. Le con la “Bailarina” que recuerda a los
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La euforia por lo negro en los todo, los pintores alemanes del grupo
“Die Brücke”. Ellos no lo analizaron y
veinte lo tradujeron en formas nuevas como
Picasso; se embriagaron con él; encon-
En abril de 1920, cuando la revista traron esencias emparentadas y un
Action preguntó opiniones acerca del poder espiritual, una fuerza enigmática.
arte negro, Juan Gris respondió: Le atribuyeron una especie de horror
sagrado, del miedo ante la hostilidad
“Las esculturas negras nos dan la prueba manifiesta del mundo. Así se expresa el escritor de
de que un arte anti-idealista es posible. Animados temas en arte y novelista Carl Einstein
por el espíritu religioso, estos traba- en su obra La plástica negra,
jos son expresiones distintas y del año 1915:
exactas de principios elevados
y de ideas comunes. ¿Cómo no “Quisiera llamar a la máscara el éxta-
poder reconocer un arte que, sis detenido, incluso tal vez el medio
por ese medio, consigue que siempre dispuesto a estimular mons-
lo comunitario se vuelva per- truosamente al éxtasis, en tanto allí
sonal y que lo logre, en cada está fijado el rostro del poder o del
ocasión, de un modo distinto? animal adorado.”
Por eso está en contraposición
con el arte griego que, en su Muchos años más tarde,
búsqueda por el tipo ideal, se André Malraux se acercó a la
apoya consecuentemente en el
esencia de la máscara:
individuo.”
“La máscara africana no es la fijación
Se observa que surge, de una expresión humana, es un
poco a poco, más com- fenómeno, una visión. El escultor no
prensión de la esencia le da forma a un fantasma des-
del arte negro, inclu- conocido sino que lo despierta
mediante su geometría. Su
so cuando la época máscara no surte tanto un
se ocupaba toda- efecto en la medida en que
vía de este arte se asemeja a una persona.
con sentimenta- Las máscaras zoomorfas
lismo y gusto no son animales. La
máscara de un antí-
por el exotis- lope no es un antí-
mo. Uno de lope sino el espíritu
los más gran- del antílope, todos
des malenten- los antílopes. Y es su
didos fue inter- estilo, el que la con-
vierte en espíritu.”
pretar el arte
negro como expresio-
nismo; malentendido en Fig. 6: Máscara de los Grebo, un
pueblo Kru de Liberia y de Costa de
el que contribuyeron, sobre Marfil.
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que, a su modo, también que un año más tarde se Rattray. Un poco más tar-
contribuyó con el enten- incorpora al Museo de de se publican los clá-
dimiento del arte negro: Arte de Brooklyn. En ese sicos Escultura africana
Josephine Baker. mismo año se presenta, en la figura de madre y
La primera exposi- en París, el ballet sueco niño, de Oskar Nuoffer,
ción de arte negro fue- “La création du Monde”, y Escultura religiosa de
ra de un museo, tuvo basado en un tema negro- los pueblos rudimenta-
lugar en la galería pari- africano de Cendrars, rios, de Ernst Vatter. El
sina Devambez. El libro el autor de Anthologie artículo El arte africano
que escribieron para ella nègre, una compilación de Paul Germann, en el
Henri Clouzot y André de literatura africana de sexto tomo del manual
Level, se titula simple- tradición oral. Fernand de historia del arte de
mente L´art nègre et l´art Léger realiza las esceno- Springer fue, hasta ese
océanien, y es el primer grafías y el vestuario, en momento, la enseñanza
libro en francés sobre este los que copia con exac- más sólida en ese campo.
tema. También en Francia titud máscaras de Costa Un año después de su
se publica mucho, tanto de Marfil. Este ballet es aparición en 1929, en la
que en la encuesta de la un evento importante en casa de subastas y de arte
revista Action (del que ya la popularización del arte internacional de Berlín se
citamos la respuesta de negro. Con su estreno, el subastó, por primera vez,
Juan Gris) Cocteau res- 25 de octubre de 1923, arte negro.
ponde, en forma corta y en el Teatro Campos En 1927, se realizó
convincente: “la crisis de Elíseos, una importante una importante subasta
lo negro es tan aburrida representación teatral en en París, cuyos provee-
como el fanatismo japo- París está marcada por la dores no se conocen. Los
nés de Mallarmé.” Sin mitología africana. Eso precios del 20 de mayo de
embargo, con esto no se fue tan importante como 1927 parecen hoy fabulo-
vuelve él en contra del el estreno de “Le sacre du sos. Se podían obtener
arte africano sino contra printemps” de Stravinski, pequeñas esculturas en
el fenómeno al que él el 29 de mayo de 1923, marfil del Congo, algunas
llama “crisis”: la adora- donde el ballet ruso había de Ba-Congo y otras de
ción por el arte africano interpretado ritos y mitos Ba-Lega, de entre 6 y 15
convertida en moda. de la Europa pagana. centímetros de altura, por
En 1921, se muestran Algunos libros etnológi- 65 y hasta 150 francos.
esculturas africanas en la cos esenciales aparecie- Una pulsera de marfil
XIII Exposición de Arte ron en 1923, como El costaba, por el contrario,
Internacional de Venecia. África desconocida de alrededor de 300 francos,
En 1922, hay una expo- Leo Frobenius, y Religión lo que, comparado con el
sición en la Galería y arte de los Ashanti poder adquisitivo, resulta
Brummer, de Nueva York, de Robert Sutherland hoy incluso más barato.
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Warncke, Carsten-Peter
Bibliografía 1998 Pablo Picasso. Editorial Taschen:
Bazin, Germain Colonia.
1976 Historia del arte. De la prehis-
toria a nuestro días. Ediciones
Omega S. A.: Barcelona.
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