Está en la página 1de 2

Solemne 2: Antropología

Nombre: Marcelo Rivera Olave


Profesor: Emilio Morales de la Barra
NRC: 10412

El 18 de octubre de 2019, es sin duda alguna un día que pasó a la historia de


Chile, este día y como causa – o la gota que rebalsó el vaso- el alza de $30 pesos
en el precio del metro de Santiago. Se generó un estallido social que comenzó con
un llamado a evadir el pago del pasaje del Metro por parte de estudiantes
secundarios, que muy rápidamente se transformó en la manifestación de años de
una frustración escondida, como se dijo en muchos gritos: “no son $30, son 30 años
de aguantar”
Sobre este estallido social y en el marco del presente curso es que se nos
hace la invitación a reflexionar sobre dignidad y comunidad, para ello se utilizará los
textos y las clases empleadas durante el curso.
En una primera instancia se nos hace la pregunta ¿Cómo se ha violado la
dignidad de las personas? Si profundizamos en el concepto de dignidad y la
entendemos como esa aproximación a la perfección, “en nuestra época, esa
perfección tiene un nombre específico: dignidad.” (Burgos, 2010). Esto lleva a que la
dignidad sea un valor en si misma, se ha violado, justamente la violación de este
valor es la causa del descontento, la perfección del ser humano es lo que se ha
vulnerado al no contar con las condiciones, herramientas o servicios básicos para
vivir acorde a la perfección que significa la dignidad. Cuando no se puede acceder a
educación, sueldos, salud o pensiones de calidad y que nos permita desarrollarnos
a todos, sin importar la clase social o el dinero que uno tiene, cuando esto no ocurre
-que es la realidad de lo que ha pasado en nuestro país- es que se ataca y afecta
esa dignidad intrínseca propia de nosotros, los seres humanos. También, se afecta
la dignidad no escuchando a las personas, cuando se ha dado paso a un diálogo de
sordos, en donde unos gritan y otros hacen como que escuchan y dan respuestas
en forma y fondo que no va a lo que las personas han solicitado.
¿Es todo negativo? ¡No! Porque con lo que ha ocurrido, se ha buscado
recuperar la dignidad perdida, de ahí, nace la nueva pregunta ¿Cómo se ha
promovido la dignidad de las personas? Cuando gran parte de la solicitud de la
sociedad es dignidad, es alcanzar aquello que nos permite desarrollarnos en nuestro
máximo potencial y esplendor, que la dignidad sea una costumbre y no algo que se
pueda comprar, no se puede olvidar que el valor de las personas es absoluto y el
fondo de las demandas sociales, es a eso mismo lo que han buscado, que el jubilar
no sea sinónimo de miseria, que los sueldos alcancen para cubrir las necesidades al
menos básicas de las personas, asociado a cada demanda ciudadana (en general)
hay un llamado a recuperar la dignidad que se ha perdido.
Dentro del estallido social cabe mencionar lo relativo con la comunidad, lo que
se liga directamente con el sentido de bien común, acá el Papa Juan Pablo II es claro
y preciso tiene una dimensión objetiva y otra subjetiva. Así, en la manifestación del
estallido social, se ha vulnerado el sentido del ser humano y del funcionamiento
propia de la comunidad ¿cómo? A través de los destrozos, la afección de los bienes
públicos, ¿podemos promover la comunidad a través de quemar el transporte
público? Claramente no, no podemos desarrollarnos de forma adecuada en una
dimensión objetiva como subjetiva en la medida que se destroza aquello que nos da
las facilidades para poder movernos y nos ayuda a desarrollarnos. Asimismo, no
podemos crear comunidad si la gente vive con temor, ya sea de una masa -que se
puede dar en la manifestación- que excede en forma lo que busca alcanzar en el
fondo, como de quienes, a través de intentar resguardar el orden, pueden excederse
en su actuar, todo eso corrompe y afecta la creación de la comunidad.
Por último y al igual que las primeras preguntas, no todo puede verse desde
el aspecto de lo negativo y es que, el fondo de las demandas y por tanto, del estallido
social, no sería otra cosa que un deseo de mejorar o alcanzar ese anhelado bien
común, por lo mismo y en palabras del sumo pontífice, la búsqueda de bien común
no es otra cosa que la creación de comunidad, así en la medida que se ha organizado
la sociedad, que ha sido capaz de reconocer sus necesidades, y ha trabajado por
mejorar las situaciones que ocurren, las manifestaciones se han transformado en un
potente creador de comunidad. Asimismo, es posible observar como lo ocurrido ha
dado pie a mayores conversaciones y espacios familiares, mayor sentido de
comunidad, respeto y cuidado mutuo. Entre tanto caos, aun tenemos espacio para
lo que puede ser positivo.

También podría gustarte