El 18 de octubre de 2019, es sin duda alguna un día que pasó a la historia de
Chile, este día y como causa – o la gota que rebalsó el vaso- el alza de $30 pesos en el precio del metro de Santiago. Se generó un estallido social que comenzó con un llamado a evadir el pago del pasaje del Metro por parte de estudiantes secundarios, que muy rápidamente se transformó en la manifestación de años de una frustración escondida, como se dijo en muchos gritos: “no son $30, son 30 años de aguantar” Sobre este estallido social y en el marco del presente curso es que se nos hace la invitación a reflexionar sobre dignidad y comunidad, para ello se utilizará los textos y las clases empleadas durante el curso. En una primera instancia se nos hace la pregunta ¿Cómo se ha violado la dignidad de las personas? Si profundizamos en el concepto de dignidad y la entendemos como esa aproximación a la perfección, “en nuestra época, esa perfección tiene un nombre específico: dignidad.” (Burgos, 2010). Esto lleva a que la dignidad sea un valor en si misma, se ha violado, justamente la violación de este valor es la causa del descontento, la perfección del ser humano es lo que se ha vulnerado al no contar con las condiciones, herramientas o servicios básicos para vivir acorde a la perfección que significa la dignidad. Cuando no se puede acceder a educación, sueldos, salud o pensiones de calidad y que nos permita desarrollarnos a todos, sin importar la clase social o el dinero que uno tiene, cuando esto no ocurre -que es la realidad de lo que ha pasado en nuestro país- es que se ataca y afecta esa dignidad intrínseca propia de nosotros, los seres humanos. También, se afecta la dignidad no escuchando a las personas, cuando se ha dado paso a un diálogo de sordos, en donde unos gritan y otros hacen como que escuchan y dan respuestas en forma y fondo que no va a lo que las personas han solicitado. ¿Es todo negativo? ¡No! Porque con lo que ha ocurrido, se ha buscado recuperar la dignidad perdida, de ahí, nace la nueva pregunta ¿Cómo se ha promovido la dignidad de las personas? Cuando gran parte de la solicitud de la sociedad es dignidad, es alcanzar aquello que nos permite desarrollarnos en nuestro máximo potencial y esplendor, que la dignidad sea una costumbre y no algo que se pueda comprar, no se puede olvidar que el valor de las personas es absoluto y el fondo de las demandas sociales, es a eso mismo lo que han buscado, que el jubilar no sea sinónimo de miseria, que los sueldos alcancen para cubrir las necesidades al menos básicas de las personas, asociado a cada demanda ciudadana (en general) hay un llamado a recuperar la dignidad que se ha perdido. Dentro del estallido social cabe mencionar lo relativo con la comunidad, lo que se liga directamente con el sentido de bien común, acá el Papa Juan Pablo II es claro y preciso tiene una dimensión objetiva y otra subjetiva. Así, en la manifestación del estallido social, se ha vulnerado el sentido del ser humano y del funcionamiento propia de la comunidad ¿cómo? A través de los destrozos, la afección de los bienes públicos, ¿podemos promover la comunidad a través de quemar el transporte público? Claramente no, no podemos desarrollarnos de forma adecuada en una dimensión objetiva como subjetiva en la medida que se destroza aquello que nos da las facilidades para poder movernos y nos ayuda a desarrollarnos. Asimismo, no podemos crear comunidad si la gente vive con temor, ya sea de una masa -que se puede dar en la manifestación- que excede en forma lo que busca alcanzar en el fondo, como de quienes, a través de intentar resguardar el orden, pueden excederse en su actuar, todo eso corrompe y afecta la creación de la comunidad. Por último y al igual que las primeras preguntas, no todo puede verse desde el aspecto de lo negativo y es que, el fondo de las demandas y por tanto, del estallido social, no sería otra cosa que un deseo de mejorar o alcanzar ese anhelado bien común, por lo mismo y en palabras del sumo pontífice, la búsqueda de bien común no es otra cosa que la creación de comunidad, así en la medida que se ha organizado la sociedad, que ha sido capaz de reconocer sus necesidades, y ha trabajado por mejorar las situaciones que ocurren, las manifestaciones se han transformado en un potente creador de comunidad. Asimismo, es posible observar como lo ocurrido ha dado pie a mayores conversaciones y espacios familiares, mayor sentido de comunidad, respeto y cuidado mutuo. Entre tanto caos, aun tenemos espacio para lo que puede ser positivo.