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Los resfriados y las alergias son las causas de rinitis más frecuentes.
Las diversas formas de rinitis se tratan de varias maneras, como por ejemplo con
antibióticos, antihistamínicos, cirugía, inyecciones de desensibilización (a veces
denominadas inyecciones contra la alergia) y mediante la evitación de agentes
irritantes.
La rinitis se clasifica como alérgica o no alérgica. La causa de la rinitis no alérgica suele ser
una infección viral, aunque los agentes irritantes la pueden provocar. La nariz es el
segmento de las vías respiratorias altas que se infecta con mayor frecuencia.
La rinitis puede ser aguda (de corta duración) o crónica (de larga duración). Es frecuente
que la rinitis aguda sea consecuencia de infecciones víricas, pero puede producirse también
por alergias, bacterias u otras causas. La rinitis crónica suele ocurrir junto con la sinusitis
crónica (rinosinusitis crónica).
Rinitis alérgica
La rinitis alérgica se produce por una reacción del sistema inmunitario del organismo ante un
factor ambiental desencadenante. Los desencadenantes ambientales más frecuentes son el
polvo, los mohos, el polen, las hierbas, los árboles y los animales. Tanto las alergias
estacionales como las alergias durante todo el año pueden provocar rinitis alérgica.
Los síntomas de la rinitis alérgica consisten en prurito, estornudos, secreción nasal,
congestión nasal y ojos llorosos y pruriginosos. La persona afectada puede sufrir dolores de
cabeza (cefaleas) y tener los párpados hinchados, además de tos y sibilancias.
El médico puede diagnosticar una rinitis alérgica basándose en los antecedentes de los
síntomas de la persona. A menudo hay antecedentes familiares de alergia. Los análisis de
sangre o las pruebas cutáneas permiten obtener información más detallada.
Rinitis alérgica
Los tratamientos siguientes pueden contribuir a evitar o a tratar los síntomas de la rinitis
alérgica:
Rinitis no alérgica
Rinitis crónica
La rinitis crónica suele ser una prolongación de la rinitis causada por una inflamación o una
infección. Sin embargo, también puede aparecer, en contadas ocasiones, con
enfermedades. Tales enfermedades incluyen la sífilis, la tuberculosis, el rinoscleroma (una
enfermedad de la piel caracterizada por la presencia de tejidos muy duros y achatados que
aparecen primero en la nariz), la rinosporidiosis (infección en la nariz caracterizada por
pólipos hemorrágicos), la leishmaniasis (leishmaniosis), la blastomicosis, la histoplasmosis y
la lepra, todas ellas caracterizadas por la formación de lesiones inflamadas (granulomas) y
la destrucción de tejidos blandos, cartílagos y huesos. Tanto la baja humedad como las
sustancias irritantes arrastradas por el aire pueden también provocar rinitis crónica.
La rinitis crónica causa obstrucción nasal y, en casos graves, costras, hemorragia frecuente
y secreción nasal espesa, maloliente y llena de pus.
Rinitis atrófica
La rinitis atrófica es una forma de rinitis crónica en la cual la membrana mucosa se adelgaza
(atrofia) y endurece, haciendo que los conductos nasales se ensanchen (dilaten) y
resequen. Esta atrofia suele ocurrir en personas mayores. Las personas con granulomatosis
con poliangitis (anteriormente conocida como granulomatosis de Wegener) también tienen
riesgo de padecerla. Las células que normalmente se encuentran en la membrana mucosa
de la nariz, que segregan mucosidad y tienen filamentos ciliados que les permiten expulsar
las partículas de suciedad, son reemplazadas por células similares a las que se encuentran
habitualmente en la piel. El trastorno puede desarrollarse en personas a las que les fueran
extirpadas una cantidad considerable de estructuras intranasales y de membranas mucosas
en una intervención quirúrgica de los senos paranasales. Otro factor desencadenante es
una infección bacteriana prolongada del revestimiento de la nariz.
En el interior de la nariz se forman costras, de las que emana un olor desagradable. Pueden
ocurrir hemorragias nasales graves y recurrentes, y perder el sentido del olfato (anosmia).
El tratamiento tiene por objeto disminuir la formación de costras, eliminar el olor y reducir las
infecciones. Los antibióticos, como un ungüento de bacitracina o mupirocina aplicado en el
interior de la nariz, eliminan las bacterias. Los estrógenos vaporizados en el interior de la
nariz o tomados por vía oral, así como las vitaminas A y D tomadas por vía oral pueden
reducir la formación de costras al estimular la secreción mucosa.
Rinitis vasomotora
La rinitis vasomotora es un tipo de rinitis crónica. La congestión nasal, los estornudos y la
secreción nasal, síntomas habituales de la alergia, se producen sin que exista una alergia
aparente. En algunas personas, la nariz reacciona fuertemente a los agentes irritantes
(como el polvo y el polen), a los perfumes, a la polución o a los alimentos picantes. Este
trastorno aparece y desaparece, y se agrava con la sequedad del aire. El color de la
membrana mucosa inflamada varía de rojo intenso a morado. En ocasiones también se sufre
una ligera inflamación de los senos paranasales. No aparecen secreciones purulentas ni se
forman costras.