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Celebración

Penitencial
1. Monición ambiental

2. Canto de entrada

3. El sacerdote y los fieles, de pie, se santiguan mientras el sacerdote, de cara al pueblo, dice:
En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.
4. El pueblo responde:
Amén.

Saludo
5. El sacerdote, extendiendo las manos, saluda al pueblo con una de las fórmulas siguientes:
La gracia, la misericordia y la paz de Dios Padre y de Jesucristo,
nuestro salvador, esté con todos vosotros.

El pueblo responde:
Y con tu espíritu.

6. Invocación del Espíritu Santo

Invoquemos hermanos al Espíritu Santo, al Paráclito, para que esté


en medio de esta celebración, y haga presente la misericordia de
Dios en medio de nosotros.

7. Concluida la invocación del Espíritu Santo el presidente hace esta oración

Oración

P adre de toda misericordia y Dios de


todo consuelo, que no te complaces
en la muerte del pecador sino que
se convierta y viva:
Auxilia a tu pueblo para que vuelva a ti y
retorne a la vida, ayúdanos a escuchar tu
palabra, confesar nuestros pecados y
darte gracias por el perdón que nos
otorgas. Haz que, realizando la verdad en
el amor, hagamos crecer todas las cosas
en Cristo, tu Hijo, que vive y reina por
los siglos de los siglos.

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8. Se monitan y proclaman las lecturas y el evangelio.

9. Ecos de la palabra

10. Homilía

Oración de los fieles


Acudamos Cristo, nuestro Salvador, que nos redimió con su
muerte y resurrección y presentémosle nuestras oraciones.

11. Cuando concluyen las peticiones el presidente las recoge con esta oración u otra semejante:

A
coge, Padre de bondad, nuestra plegaria. Ante ti nos
presentamos llenos de necesidades y con ansias de
salvación. Que tu Espíritu descienda sobre nosotros, para
que su fuerza se manifieste en nuestra debilidad.
Por Jesucristo nuestro Señor.

Exhortación

Hermanos,
El que está en Cristo es una nueva creación, pasó lo viejo, todo es
nuevo y todo proviene de Dios, que nos reconcilio consigo por
Cristo y nos confió el ministerio de la reconciliación.
Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo; no
tomando en cuenta las trasgresiones de los hombres, sino poniendo
en nosotros la palabra de la reconciliación. Somos, pues,
embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de
nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: ¡Reconciliaos con
Dios!
A quien no conoció pecado, le hizo pecado por nosotros, para que
viésemos a ser justicia de Dios en Él. Y como cooperadores suyos
que somos, os exhortamos, a que no recibáis en vano la gracia de
Dios. Pues dice:
“En el tiempo favorable te escuché,
En el día de salvación te ayudé
¡Mirad, ahora es el tiempo favorable!
¡Mirad, ahora el día de salvación!”

12. Nos ponemos de rodillas para el “Yo confieso”

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13. El presidente se pone en píe, mientras el resto permanece de rodillas, y dice la siguiente oración:
Dios todopoderoso tenga misericordia de nosotros, perdone
nuestros pecados y nos lleve a la vida eterna.

14. Todos en pie. El presidente hace esta oración:

B endito seas Tú, Señor Padre Nuestro, Dios Santo, Rey


Eterno, que por tu gran bondad e infinita misericordia has
mostrado tu gran Amo hacia nosotros en el Cuerpo de tu
Hijo Jesús roto y crucificado por nuestros pecados.
Yo indigno siervo tuyo, llamado a presidir hoy esta asamblea, te
pido perdón y me apoyo en tu longanimidad conociendo que tú
mismo ser, que has mostrado en tu Hijo, es tener compasión de tu
creatura; de modo particular cuando recurre a ti y en vez de
esconder su culpa la confiesa con sincero arrepentimiento; porque
así está escrito:
“Quien esconde sus propios pecados
no prosperará mas quien los confiesa
y los abandona alcanzará misericordia”

Bendito seas Señor, Padre Santo, Dios nuestro, que has


manifestado tu amor cancelando nuestros pecados en la Cruz de tu
Hijo. Bendito eres Tú que lo has resucitado para nuestra
justificación. Por eso, nosotros hoy nos confesamos pecadores
delante de Ti y de tu Iglesia.

Es verdad que hemos sido insolentes, aduladores, violentos, que


hemos sido impuros por las bajas pasiones; hemos engañado,
mentido, hemos sido murmuradores, rebeldes, hemos violado tus
ordenes despreciando tus mandatos. Te hemos ofendido, hemos
sido inicuos, opresores, estamos obstinados por el mal, somos
culpables.

Responde la asamblea
Ten misericordia de nosotros

Es verdad que muchas veces aquello que para Ti es importante


nosotros lo hemos juzgado “no grave”.

Responde la asamblea
Ten misericordia de nosotros

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Señor, Tú que eres rico en clemencia, tardo a la cólera, que
perdonas la culpa, en el Nombre de tu Hijo Jesucristo acoge
nuestra oración y nuestro canto y concede a nuestro corazón la
conversión, la penitencia y la vuelta a Ti.

Responde la asamblea
Ten misericordia de nosotros

Te lo pedimos con la oración que el mismo Jesús nos ha enseñado:

Padre nuestro, que estás en el cielo,


santificado sea tu nombre;
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal.

15. Se da paso a las confesiones particulares. Si el presidente lo considera oportuno se cantará mientras
duren las confesiones.

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Bendición penitencial
16. Si se hace rezado se utiliza esta versión, si se hace cantado en la página siguiente

El presidente, con las manos extendidas, dice:

El Señor esté con vosotros.


El pueblo responde:

Y con tu espíritu.
Elevando las manos, prosigue:

Levantemos el corazón.

El pueblo responde:

Lo tenemos levantado hacia el Señor.

El presidente, con las manos extendidas, añade:

Demos gracias al Señor, nuestro Dios.

El pueblo responde:

Es justo y necesario.
Prosigue el presidente con las manos juntas:

R ealmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación,


darte gracias siempre y en todo lugar, a ti Dios, Padre
Omnipotente y Misericordioso; que admirablemente has
creado al hombre y más admirablemente has hecho en él una
nueva creación

Tú, no abandonas al pecador, sino que lo llamas con la fuerza de


tu amor.

Tú has enviado a tu Hijo al mundo, para destruir el pecado y la


muerte; y en su Resurrección nos has devuelto la vida y la alegría.
Tú, has derramado el Espíritu Santo en nuestros corazones para
hacernos herederos e hijos tuyos.

Tú, nos renuevas por la fuerza del Evangelio y de los sacramentos.


Tú, nos libras de la esclavitud del pecado y nos transformas, día a
día, en la imagen de tu Hijo
Por eso te alabamos y bendecimos tu nombre y te damos gracias
por las maravillas de tu misericordia. Y con los ángeles y los
santos, cantamos el himno de tu Gloria.

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17. Se entona el himno “Santo”

Bendición penitencial cantada

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Paz

eñor Jesucristo que dijiste a tus Apóstoles, “la paz os dejo,

S mi paz os doy”, no tengas en cuenta nuestros pecados sino la


fe du tu Iglesia. Y conforme a tu Palabra concédenos la fe y
la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos.

El sacerdote con las manos extendidas dice:


La paz del Señor esté siempre con vosotros

El pueblo responde:
Y con tu espíritu

El sacerdote prosigue:
Daos fraternalmente la paz

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Rito de Conclusión
18. Después tiene lugar la despedida. El sacerdote extiende las manos hacia el pueblo y dice:
El Señor esté con vosotros.
El pueblo responde:
Y con tu espíritu.
El sacerdote bendice al pueblo, diciendo:
V/. Que os bendiga Dios Padre
Omnipotente y os acompañe siempre su
misericordia.
R/. Amén.

V/. Que os bendiga nuestro Señor


Jesucristo y os acompañe siempre su
amor y su alegría.
R/. Amén.

V/. Que os bendiga el Espíritu Santo y os


consuele siempre en todos vuestros
sufrimientos.
R/. Amén.

La bendición de Dios todopoderoso,


Padre, Hijo  y Espíritu Santo,
Descienda sobre vosotros.
El pueblo responde:
Amén.

19. Luego el mismo sacerdote, con las manos juntas, despide al pueblo con una de las fórmulas
siguientes:
El Señor ha perdonado vuestros pecados. Podéis ir en paz.
El pueblo responde:
Demos gracias a Dios

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