Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Parcial África - Odt
Parcial África - Odt
1. En base a la bibliografía dada por la cátedra y a la que cada cual quiera agregar
i
(gráfica, electrónica, etc) trazar un cuadro cognitivo de la prehistoria africana
buscando relacionar géneros de homínidos con industrias. Los límites
cronológicos son desde el comienzo del proceso de hominización hasta las
vísperas del proceso de la producción de alimentos.
g Homínidos
Procónsul (Kenya)
Industrias
Escasamente
utensilios.
especializado. No posee
r
Afarensis (Olduvai) Útiles de piedra (guijarros quebrados) →
<<pebble culture>>.
H. Habilis (África del sur y central) Poseía unas manos con capacidad prensil
entre el pulgar y los demás dedos, facultad
e
necesaria para la fabricación de los
primeros utensilios de piedra.
H. Ergaster (África subsahariana) Fabricación de los utensilios de piedra más
elaborados llamados hachas de mano.
H. Sapiens Las hachas de mano dieron paso a
utensilios de piedra más pequeños y
variados, diseñados para ser fijados en
varas de madera a modo de astil. A
d
diferencia de las hachas de mano, esos
pequeños utensilios evidencias variantes
regionales, debidas probablemente a una
mayor destreza en la explotación de los
entornos específicos.
o
Industria del primer estadio (estereotipo técnico australantropido). La cadena operatoria
está limitada a un solo gesto (a) que lleva al chopeer (b) al hacha elemental (e) por
adición de los puntos de choque y desprendimiento de la punta del útil (c-d).
Industria del segundo estadio (estereotipo técnico arcantropoide). La cadena primaria (a)
se enriquece con un segundo tipo de golpe (b). Los útiles, además de los fragmentos
directamente utilizables, son el destral (c) y el hacha de mano bifacial (d).
Industria del tercer estadio (estereotipo técnico LevalloisMusteriense). Las dos primeras
series de gestos (a y b) llevan a la extracción de un fragmento preparado (c). La adición
de la primera serie (d) y de la segunda determina un bifacial muy disimétrico, el nucleus
(f), de él se puede extraer el fragmento levalloisiense (g) o series de fragmentos laminares
(h). La preparación laminar da el fragmento necesario para la extracción de la punta
levalloisiense (i y j).
Extraído de ESPINAL PÉREZ, Cruz Elena EL CUERPO TECNO-CULTURAL Y/O
TECNONATURAL. Relaciones entre cuerpo, técnica y cultura en el marco de la definición
del «hombre» y sus conexiones con la « técnica», a partir de la «Paleoetnología» de
André Leroi-Gourhan y la «Antropobilogía» de Arnold Gehlen.
Las inscripciones encontradas en la costa del mar Rojo, al norte de Quseir, próxima a la
desembocadura del Wadi Gasus, posibilitan conocer las huellas de la actividad de los
egipcios en relación con Punt. Se puede llegar a la deducción de que los navíos egipcios
iban a buscar a Punt el valioso incienso y otros muchos productos hasta hacia poco
prestados por la Arabia meridional.
El vínculo entre Egipto y Punt conoció etapas sucesivas, la primera precede al reinado
de Hatshepsut, los egipcios no poseían entonces suficiente información sobre Punt;
obtenían el incienso por los intermediarios que incrementaban las leyendas sobre este
país a fin de elevar el precio del incienso. Punt cautivaba a los egipcios por sus riquezas,
en una inscripción de la XI dinastía se detalla como el tesorero Henu equipó una
expedición comercial a Nubia y Punt. Expediciones como estas eran acompañadas por
destacamentos de soldados, lo que les daba un carácter semimilitar. En la inscripción del
”tesorero del rey del Bajo Egipto y del jefe del palacio Hent-het-ur”, se dice, que él
“regresó felizmente de Punt”, además sus soldados estaban con él sanos y salvos y sus
barcos atracaron en Sau. Es probable que este puerto se encontrara situado en el litoral
del mar Rojo, más al norte de Kosier. En la inscripción hallada en el norte de Kosier, se
cuenta que en el primer año del reinado de Senusert II fue “construido su monumento en
el País de Dios” - como antiguamente denominaban a Punt-. El comercio con Punt existía
ya en los tiempos de la XIII Dinastía, en la inscripción de Neferhotep se habla de “las
substancias aromáticas de Punt” y de las “piedras preciosas del país de los dioses”. Pero
fue, sin duda, la expedición dirigida por la reina Hatshepsut, ya en la dinastía XVIII, de la
que más y mejores registros poseemos. Las paredes de su templo en Deir el Bahari son
testigos de su campaña. Hatsepsut abrió el segundo período, entonces, una flota de cinco
navíos fue enviada para volver con árboles del incienso. Después de Hatsepsut parece no
acontecer ninguna novedad, posteriormente los textos hablan de la llegada de habitantes
de Punt a Egipto. Punt figura en los sucesivo en las listas de los pueblos vencidos, lo cual
dada la distancia de ese país, parece bastante poco realista. Finalmente, aparecen
indicios de tráfico en los puertos del mar Rojo entre puntianos y egipcios y de tránsito de
mercancías llegadas de Punt por vía terrestre entre el mar Rojo y el Nilo. Cerca de el final
del reinado de Ramsés IV, las relaciones con Punt se detienen.
Bibliografía complementaria:
Historia económica y social del Antiguo Oriente I. V. I. Avdiev, Ediciones Akal
Cast of Hatshepsut's Punt Reliefs: Reception in Punt. The Metropolitan Museum of Art.
3. Trazar un cuadro general de la presencia púnica-cartaginesa en el norte de África
y su papel en la exploración de la costa Atlántica africana.
Cartago se interesó en ampliar sus territorios sobre suelo africano, esa política fue
tomada teniendo en cuenta que los cartagineses se veían cada vez más aislados por los
éxitos de los griegos en el Mediterráneo, primero durante las guerras Médicas contra los
persas en las que los fenicios sufrieron considerables pérdidas, y posteriormente contra
los etruscos en Italia. Esa nueva política territorial está asociada a la dinastía de los
magónidas, liderada en esa época por Hanón, hijo de Amílcar. El periplo de Hanón,
cuenta su expedición, en la que abundan paisajes pintorescos, hombres salvajes,
cocodrilos e hipopótamos, señala, sin embargo, dos puntos de referencia destacados: la
isla Cerne conocida, por otra parte, como un depósito de marfil y de pieles de fieras, y un
gran volcán denominado “carro de los dioses”, ultima etapa del itinerario de Hanon en las
costas africanas. La existencia de esos dos lugares será confirmada, en el siglo II antes
de la era cristiana, por el viaje del historiador griego Polibio.
4. Enumerar los rasgos salientes de la sociedad romana en África del norte, sus
relaciones comerciales en el espacio subsahariano y su impacto en los
movimientos de los pueblos nómadas hacia el sur.
1) La organización municipal:
El primer siglo de ocupación romana fue para África una época de un pronunciado
retroceso, especialmente por una explotación desconsiderada de sus riquezas
territoriales. Al continuar la obra concebida por Cesar, Octavio Augusto dio origen a un
nuevo periodo en la historia de África, a una nueva disposición política y a un amplio
programa administrativo, militar y religioso. Los emperadores que relevaron a Augusto
continuaron su política, así contaron, bajo Marco Aurelio, más de treinta y cinco colonias
distribuidas sobre el conjunto de las provincias africanas. Los inmigrantes eran por regla
general veteranos y llegados de legiones disueltas con ocasión de la reorganización del
ejército.
Al sur las provincias africanas, y sobre todo en las provincias mauritanas, las regiones
carentes de ciudades y dominadas por un régimen tribal eran supervisadas por
destacamentos poco importantes mandados por praefecti.
2) La vida económica:
a) Agricultura: Se conoce el predominio de la agricultura en la economía antigua, en
África, en la época romana, la tierra era la fuente principal y más apreciada de la riqueza y
del prestigio social. África era el granero de roma porque, una vez dominada, fue forzada
a entregar su trigo, a titulo de tributo. La conquista romana ocasionó en primer lugar un
empeoramiento de la agricultura como también del conjunto de la economía africana, la
destrucción y el abandono de la arboricultura de la Chora cartaginesa fue llevado a cabo
porque Italia dominaba entonces el mercado del vino y del aceite e intentaba desechar
toda competencia relativa a los cultivos remuneradores. Solo el trigo perduró y aumentó
desde el reinado de Augusto.
En relación con los países transaharianos, podemos decir que eran de gran
importancia ya que suministraban oro en primer lugar. El comercio de las caravanas
aportaba también esclavos negros, plumas de avestruz, fieras, esmeraldas y rubíes del
Sahara. A cambio, las provincias romanas proporcionaban vino, objetos de metal, vasijas
de alfarería, textiles y objetos de vidrio.
Sin embargo, también fue una zona de enfrentamientos, el uso cada vez mas extendido
del dromedario, a partir de los siglos II y III, en la zona de los confines saharianos por
donde pasan la pistas del sur y del este, reavivó el nomadismo permitiendo los
desplazamientos, la ganadería nómada y el saqueo de las caravanas y de los centros
sedentarios más o menos adeptos a la civilización romana.
La estrategia romana, para evitar ese peligro, fue separar primero a los nómadas de
sus bases de retaguardia destruyendo rápidamente los estados saharianos más fuertes.
Nasamones y Garamantes fueron así aplacados a partir del alto imperio. En adelante solo
hacia falta ordenar escrupulosamente, en los siglos II y III, la protección del territorio de
colonización mediante una potente red de fortalezas, explanadas y vías de comunicación,
establecidas geográficamente en función de la ventajas locales del terreno. A eso se debe
la estructura desigual del limes romano, El control del nomadismo sahariano septentrional
garantizaba así estar asegurado, pero no lo estuvo siempre. A partir del siglo IV, la
gravedad del peligro de los camellos se duplicó, desgastando diariamente las tropas del
limes.
En cuanto a su organización política se cree que en sus inicios Axum fue un principado,
que con el tiempo se transformaría en la primera provincia de un reino feudal, que
conseguiría asegurar su supremacía sobre los estados segmentarios de la Etiopia
septentrional y conseguir unir estos en un solo reino. Desde final del siglo II hasta el
comienzo del IV, Axum formó parte de conflictos diplomáticos y militares que confrontaban
a los estados de la Arabia meridional. Posteriormente estos axumitas dominaron a las
regiones situadas entre la meseta del Tigre y el Valle del Nilo. En el siglo IV, llevó a cabo
la conquista del reino de Meroe. Así se fabricó un imperio que se extendía sobre tierras de
Etiopía septentrional, Sudan y Arabia meridional; abarcaba a todos los pueblos que
habitaban los países situados al sur de los límites del Imperio romano, entre el Sahara al
oeste y el desierto de Ruby el Hali, en el centro, al este. El Estado se dividía entre Axum y
su reino vasallos, cuyos monarcas eran súbditos del “Rey de reyes” de Axum, al que
pagaban tributo. Estos reinos vasallos se ubicaban en la meseta de Tigres y la región de
la bahía de Zula y luego de la victoria de Ezana se esparcieron hasta la Alta Nubia, entre
la 6° Catarata y Sennar. En el siglo IV, Ezana buscaba dominar o aprehender a los
vasallos rebeldes, soberanos hereditarios de los principados de Axum.
Inútilmente, al final del siglo VI, y a comienzo del VII, los emperadores Mauricio Tiberio
y luego Heraclio trataron de cortar los frentes, restringiendo la ocupación del territorio,
pero nada consiguieron. La expansión bizantina nunca pudo sobrepasar, hacia el oeste, la
región de Setif. Solo algunas ciudades costeras más alejadas, recibieron guarniciones,
pero, estrechamente bloqueadas por los “moros”. Por su parte, el dominio vándalo se
caracterizó por un debilitamiento militar continuo y una ineptitud de parte de sus
gobernantes de encontrar una forma de convivir con los grupos romanos.
En este contexto, la autoridad bizantina tuvo gran valor al actuar en los terrenos
administrativo y económico. Las ciudades romanas de antaño continuaron su decadencia
y su desplazamiento, al amparo de poderosas fortalezas que constituían sus reductos.
Las antiguas provincias, restauradas a veces artificialmente, recibieron gobernadores,
sometidos a un prefecto del pretorio instalado en Cartago, mientras que el poder militar
estaba disociado de él. Al final del siglo VI, un jefe supremo, el exarca, concentró
prácticamente en sus manos todos los poderes.