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La Ciudad de Dios

Libro XXII

Capítulo V

Agustín de Hipona nos habla en este capítulo sobre la <<resurrección de la carne>> y la


<<ascensión a los cielos>> como elementos que no carecen de credibilidad. Nos dice así que el
mundo entero cree en la muerte y la respectiva resurrección de Jesucristo a la vida eterna,
hechos increíbles que ya fueron mencionados antes en las escrituras; Agustín critica entonces
a un grupo minúsculo de filósofos con el cual está en permanente discordia y los llama a creer
en la resurrección de la carne y la vida eterna así como se creyó en la redondez de la Tierra.
Ejemplifica como hecho increíble que Cristo haya elegido un número reducido de discípulos
para difundir su palabra y su legado, discípulos que no poseían suficiente preparación y aun así
hayan podido adoctrinar al mundo entero: “…aparece más increíble el modo en que creó el
mundo. Cristo envió al mar de este mundo con las redes de la fe a unos pocos pescadores,
faltos de toda erudición liberal, incultos en esas artes, imperitos en las letras, sin armas
dialécticas, sin recursos retóricos; y así pescó cantidad inmensa de peces de todas clases,
algunos de categoría tan notable como fueron los mismos filósofos” (Agustín,

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